le guin ursula k - escritoras y escritura

52

Upload: diamondsword

Post on 20-Oct-2015

114 views

Category:

Documents


6 download

TRANSCRIPT

  • Escritoras y escritura

  • Ursula K. Le Guiny

    Anglica Gorodischer

    Escritorasy

    escritura

  • 6 1992Mercedes 9361407 Buenos Aires, ArgentinaI.S.B.N. 987-99025-1-3Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723Impreso en la Argentina - Printed in Argentina

    La hija de la pescadora fue traducido con el permiso de la autora.Se encuentra en su libro Dancing at the Edge of the World. Thoughtson Words, Women, Places (New York, Harper & Row, Publishers,1989), pp. 212-237.

    Diagramacin de tapa:

  • 7I

  • 8

  • 9La hija de la pescadora

    Ursula K. Le Guin

    Entonces por supuesto, escribi Betty Flanders, hundiendosus talones bastante ms profundo en la arena, no haba nada quehacer ms que partir.

    Esta es la primera oracin de La habitacin de Jacob1 deVirginia Woolf. Es una mujer escribiendo. Sentada sobre la arenaa orillas del mar. Es solamente Betty Flanders, y ella est solamenteescribiendo una carta. Pero las primeras oraciones son puertashacia mundos. Este mundo de la habitacin de Jacob, tan extraa-mente vaco al final del libro cuando la madre se para en lsosteniendo un par de viejos zapatos de su hijo y diciendo, Ques lo que se supone debo hacer con esto?, ste es un mundo endonde lo primero que una ve es a una mujer, una madre,escribiendo.

    En la costa, a orillas del mar, al aire libre, es all dondeescriben las mujeres? No en una mesa, en un escritorio? Dndeescribe una mujer? Cmo es ella escribiendo, cul es mi imagen,la imagen de ustedes, de una mujer escribiendo? Pregunt a mis

  • 10

    amigos y amigas: Una mujer escribiendo: qu es lo que ven?.Habra una pausa, luego los ojos se iluminaran, viendo. Algunosme remitieron a cuadros Fragonard, Cassatt pero la mayora deellos resultaron ser cuadros de una mujer leyendo o con una carta,no realmente escribiendo o leyendo la carta sino mirando porencima de ella con ojos perdidos: Volver l alguna vez? Recordapagar la olla con la comida? Otro amigo respondi vigorosamen-te: Una mujer escribiendo est tomando un dictado. Otro dijo,Est sentada en la mesa de la cocina, y los nios gritan.

    Esa ltima es la imagen que perseguir. Pero primero permtan-me contarles la respuesta inicial que yo misma le di a mi pregunta:Jo March. Desde lo inmediato, la autoridad con que las ilustracionesfamiliares de Mujercitas2 hechas por Frank Merril vinieron a mimente en cuanto me pregunt cmo se ve a una mujer escribiendo.S que Jo March debe haber tenido una real influencia sobre mcuando yo era una escritora principiante. Estoy segura de que ellaha influenciado a muchas nias, ya que no est, como la mayorparte de los/las autores/-as reales, ni muerta ni inaccesiblementefamosa, ni como tantos/-as artistas en los libros, apartada porsensibilidad o sufrimiento o superlatividad general; tampoco esella, como la mayora de los autores en las novelas, varn. Ella esprxima como una hermana y tan comn como el pasto. Comomodelo qu es lo que dijo a las muchachas que empezaban aescribir? Pienso que vale la pena ahondar en la biografa de JoMarch la Escritora hasta que nos encontremos con esa persona dequien, de nia y hasta muy recientemente, yo no saba casi nada:Louisa May Alcott.

    Nos encontramos por primera vez con Jo como escritora cuandosu hermana Amy vengativamente quem su manuscrito, el trabajoamado de muchos aos. Pareca una pequea prdida para losdems, pero para Jo era una espantosa calamidad. Cmo podaun libro, el trabajo de muchos aos, ser una pequea prdidapara alguien? Eso me horrorizaba. Cmo podan pedirle a Jo queperdonara a Amy? En el final ella casi se ahoga en un lago heladoantes de perdonarla. De cualquier manera, algunos captulosdespus Jo est

  • 11

    muy ocupada en el desvn ... sentada en el viejosof, muy ocupada escribiendo, con sus papeles despa-rramados sobre un bal delante de ella ... El escritorio deJo all arriba era una vieja cocina de estao ....

    El Oxford English Dictionary lo define en la siguiente manera:en Nueva Inglaterra (EE.UU.) esto es una cacerola de guisar. Deesta forma el cuarto propio de Jo en esta escena es un desvnamueblado con un sof, una cacerola de guisar y una rata. Paracualquier doceaera, el cielo.

    Jo continu escribiendo hasta que la ltima pginaestuvo completa, cuando firm su nombre con un ador-no.... Acostada en el sof ley todo el manuscritocuidadosamente, haciendo rayas aqu y all, poniendomuchos signos de exclamacin que parecan pequeosglobos; luego lo at con una elegante cinta roja y sesent un minuto mirndolo con expresin sobria yanhelante que mostraba claramente cun sincero habasido su trabajo.

    Estoy interesada aqu por el contrapunto entre una ironamenospreciante: los garabateos, las rayas, los globos, la cinta yaquella anhelante sinceridad. Jo enva su historia a un diario, se lapublican, y ella lo lee en voz alta a sus hermanas, quienes lloran enlos sitios correctos. Beth pregunta, Quin lo escribi?

    La lectora de pronto se detuvo, tir el papel mostran-do un rostro sonrojado y con una extraa mezcla desolemnidad y excitacin, contest en voz alta: Tuhermana.

    La familia March hace un escndalo, porque esta gente tonta,afectiva, hace un alboroto de cada pequea alegra familiar yluego aparece nuevamente el menosprecio: la primera publicacinde una autora reducida a una pequea alegra familiar. Nodeshonra el arte? Y no lo hace tambin, rechazando el tono

  • 12

    heroico, rehusando elevar el arte hacia algo ms all que losalcances de cualquier simple nia?

    Sin embargo, Jo contina escribiendo; aqu est ella algunosaos ms tarde, y cito largamente, pues sta es la imagen central.

    Cada varias semanas ella se encerrara en sucuarto, se pondra su traje de garabatear y caera enuna vorgine, como ella lo expresaba, escribiendo sunovela con todo su corazn y alma, ya que hasta que noestuviera terminada ella no encontrara paz. Su traje degarabatear consista en un delantal negro de lana sobreel cual ella poda secar su pluma como deseaba, y ungorro del mismo material, adornado con un alegre moorojo.... Este gorro era una seal para los ojos inquisidoresde su familia que durante estos perodos mantena sudistancia, tan slo asomando sus cabezas semi-ocasio-nalmente para preguntar, con inters, Arde el genio,Jo?. No siempre se aventuraban a formular siquiera estapregunta, sino que observaban el gorro y juzgaban deacuerdo a ello. Si este elemento expresivo del vestuarioestaba hundido hondo sobre la frente, era signo de que unduro trabajo estaba siendo realizado; en un momentoexcitante era empujado airosamente en oblicuo; y cuandola desesperacin capturaba a la autora era arrancadototalmente de un tirn y lanzado al piso. En aquellosmomentos el individuo intruso se retiraba silenciosamente;y no hasta que el gorro rojo no era visto alegremente erectosobre el semblante talentoso, nadie osaba hablar a Jo.

    De ninguna manera ella se pensaba como una genia,pero cuando el ataque de escritura llegaba, se entregabaa l con total abandono, y encabezaba una vidadichosa, inconsciente del deseo, cuidado o mal tiempo,mientras ella se sentaba a salvo y feliz en un mundoimaginario, repleto de gente amiga casi real y amadapor ella como cualquier ser humano. El sueo abandonabasus ojos. Las comidas permanecan sin ser probadas,das y noches eran todos muy cortos para disfrutar la

  • 13

    alegra que la glorificaba en semejantes momentos y quehacan estas horas dignas de ser vividas, aunque ellas nodieran ningn otro fruto. La divina inspiracin durabageneralmente una semana o dos, y luego ella emerga desu vorgine, hambrienta, con sueo, atravesada odesesperanzada.

    Esta es una buena descripcin de la condicin en que la obrade arte es realizada. Esta es la cosa real domesticada. El gorroy el semblante, los graciosos cambios y los abandonos, reducen sindegradar y permiten a Alcott hacer una declaracin bastanteextraordinaria: Jo est haciendo algo muy importante y lo esthaciendo muy seriamente y no hay nada inusual en que una mujerlo est haciendo.

    Esta pasin por el trabajo y esta felicidad que la glorificaban alhacerlo estn acomodados sin alboroto dentro de la vida comn deuna muchacha en su hogar. Puede no parecer mucho; pero no sdnde ms, yo o cualquiera de las otras muchachas como yo, enmi generacin o en la de mi madre o en la de mi hija, puedenencontrar este modelo, esta validacin.

    Jo escribe thrillers romnticos y se venden; su padre mueve lacabeza y dice: apunta a lo ms alto y no te preocupes por eldinero, pero Amy advierte que el dinero es la mejor parte deesto. Trabajando en Boston como gobernanta-costurera, Jo obser-va que el dinero otorgaba poder: resolvi por lo tanto, tener dineroy poder; pero no para ser usado slo por ella, nuestra autora dela autora agregaba apresuradamente, sino para aquellas perso-nas a quienes amaba ms que a s misma.... Ella se dedic a escribirhistorias sensacionalistas. Su primera visita a la oficina de la salade redaccin del Weekly Volcano es presentada como algo sindemasiada importancia, pero los tres varones la tratan como unamujer que ha venido a venderse verdaderos seguidores de Levi-Strauss, para quienes lo que haga una mujer no la rescata de sucategora de objeto. Rechazando la vergenza, Jo continuescribiendo, y obtiene dinero de su escritura; admitiendo lavergenza, ella no lo cont en su hogar.

  • 14

    Jo pronto descubri que su inocente experiencia lehaba brindado slo pocos reflejos del trgico mundoque sustenta la sociedad; entonces, mirndolo bajo laluz de los negocios, resolvi suplir sus deficiencias conenerga caracterstica.... Busc en los diarios acciden-tes, incidentes y crmenes; excit las sospechas de losbibliotecarios pblicos preguntando por trabajos sobrevenenos; estudi caras en la calle y caracteres buenos,malos e indiferentes a su alrededor.... La descripcin delas pasiones y sentimientos de otras personas la impulsa-ron a estudiar y especular acerca de los suyos propios un entretenimiento morboso, al que sanas mentes jvenesno se entregaran voluntariamente

    pero que se puede creer apropiado, incluso necesario para unajoven novelista. De todas formas, hacer las cosas mal siempre traesu propio castigo, y cuando Jo ms necesitaba el suyo, lo obtuvo.

    Su castigo es administrado por el Angel de la Casa, en laforma del Profesor Bhaer. Sabiendo que ella est manchando sualma pura, l ataca los papeles que ella escribe porque: No megusta pensar que las buenas muchachas deban ver semejantescosas. Jo los defiende dbilmente, pero cuando l se va ella releesus historias tres meses de trabajo y las quema. Amy no lo tieneque hacer por ella nunca ms; ella puede destrozarlos por smisma. Luego se sienta y reflexiona: Casi deseara no tenerconciencia, es tan inconveniente!. Un grito desde el corazn dela hija de Bronson Alcott. Intenta con un cuento devoto y unahistoria para nios que no se venden, y abandona: ella tap sutintero.

    Beth fallece y, tratando de reemplazarla, Jo prueba vivir paralas otras personas, finalmente llevando a su madre a decir, Porqu no escribes? Eso sola hacerte feliz. As lo hace, y escribe tanbien como exitosamente ... hasta que el Profesor Bhaer regresa y secasa con ella, evidentemente la nica manera de hacerla parar deescribir. Tiene dos hijos de l para criar y sus propios dos hijos, yluego todos aquellos hombrecitos en el prximo libro; hacia el finalde Mujercitas, en el captulo titulado Tiempo de cosecha, ella

  • 15

    dice: An no he perdido la esperanza de escribir un buen libro,pero puedo esperar.

    La cosecha parece indefinidamente postergada. Pero en la frasede Rachel Blau Du Plessis ,3 Jo escribe ms all del final. En el tercerlibro, Los muchachos de Jo, ella ha vuelto en mediana edad a laescritura, y es rica y famosa. Hay realismo, tenacidad y comediaen la descripcin de su forma de manejar la casa, la maternidad delos adolescentes, escribiendo sus captulos y tratando de evitar loscazadores de celebridades. De hecho, sta, como toda la historiade Jo la Escritora, es muy cercana a la propia historia de Louisa MayAlcott, con una gran diferencia. Jo se casa y tiene hijos. Lu no lohizo.

    Sin embargo tom bajo su responsabilidad a una familia,algunos de cuyos miembros eran tan descuidados y egocntricoscomo cualquier beb. Hay una desgarradora nota en su diario4hacia abril de 1869, cuando estaban sufriendo una mala tempo-rada por envenenamiento con mercurio (la calamina dada paracurarle la fiebre en la Guerra Civil cuando era enfermera, laenferm por el resto de su vida):

    Muy desgraciada. Me siento bastante agotada. Nome cuido mucho porque el descanso es celestial, an condolor; pero la familia parece tan atacada por el pnicoy desvalida cuando yo me derrumbo, que trato demantener el molino funcionando. Dos cuentos cortospara L., $50, dos para Ford, $20; hice mi trabajoeditorial, si bien dos meses permanecen impagos. Robertsquiere un libro nuevo, pero temo caer en una vorginey no quiero enfermarme.

    Alcott utiliz la misma palabra que Jo para su pasin de escribir;aqu hay un par de pasajes del diario comparables a los pasajesde vorgine de Mujercitas.

    Agosto de 1860 Moods (una novela). El genioardi tan ferozmente que por cuatro semanas escribdurante todo el da y planifiqu prcticamente la noche

  • 16

    entera, estando completamente poseda por mi trabajo.Era perfectamente feliz y pareca no tener deseos.

    Febrero de 1861 Otra vuelta con Moods, queremodel. Desde el da dos hasta el da veinticinco estuvetan llena de ella que no poda parar para levantarme.Mam me hizo una gorra de seda verde con un moo,para hacer juego con el viejo abrigo de fiesta verde y rojoque yo usaba como un manto de gloria. Adornada deeste modo, me sentaba en una pila de manuscritos,viviendo para la inmortalidad como deca May. Mamentraba y sala con cordiales tazas de t, preocupadaporque yo no coma. Pap lo pens bien, y trajo susmanzanas ms rojas y su sidra ms fermentada paraalimentar a mi Pegaso.... Era muy agradable y extraomientras dur....

    Y es agradable observar cmo la familia cuyas deudas ella seesclaviz para cancelar, y que ella se esforz tanto por proteger ymantener confortable, trat de protegerla y ayudarla en agradeci-miento.

    Como tantas mujeres de su siglo, Lu Alcott tena una familia, apesar de no haberse casado. La libertad es un marido mejor queel amor para muchas de nosotras, escribi, pero en realidad ellatena muy poca libertad, en el sentido de estar liberada deresponsabilidades inmediatas, personales. Incluso tuvo un beb el de su hermana May. Murindose por complicaciones en el parto,May solicit a su amada hermana mayor, en ese momento de 48aos, que criase a la pequea Lu, cosa que ella hizo hasta su muerteocho aos ms tarde.

    Todo esto es complejo, ms complejo, creo, de lo que una tiendea imaginar, ya que el libreto victoriano llama a una eleccin clara:libros o bebs para una mujer, no ambos. Y Jo parece haberrealizado esa eleccin. Me sent molesta conmigo misma cuandome di cuenta de que haba olvidado la supervivencia de Jo comoescritora, que mi memoria, excepto por un fragmento enojoso queme condujo finalmente a buscar en Los muchachos de Jo, haba

  • 17

    seguido el libreto. Ese, por supuesto, el poder del libreto: terminasactuando segn tu papel sin saberlo.

    Aqu hay una descripcin clsica bblica de una mujer queescribe, madre de hijos, una de los cuales est en este precisomomento rodando escaleras abajo.

    La Sra. Jellyby era una mujer bonita, muy pequea,regordeta, entre 40 y 50 aos, con bellos ojos, si bientena la curiosa costumbre de parecer mirando siemprea lo lejos.... Tena un muy lindo cabello, pero estaba muyocupada con sus quehaceres africanos para peinarlo....No podamos evitar darnos cuenta de que su vestido casino cerraba en la espalda y que el espacio abierto estabacruzado con un entretejido de cordones de refuerzo,como una casa de verano.

    La habitacin, que estaba regada de papeles y casillena con una gran mesa de escribir cubierta con basurasimilar, se encontraba, debo decir, no slo muy desprolija,sino muy sucia tambin. Debamos percibir esto connuestro sentido de la vista mientras, con nuestro sentidoauditivo, ponamos atencin en la pobre criatura que sehaba cado de las escaleras: pienso en la cocinatrasera, donde alguien pareci ocultarla. Pero lo que nosimpresion fue una nia rendida y de aspecto pocosaludable, aunque de ninguna manera vulgar, en lamesa de escribir, quien estaba mordisqueando la plumacon que escriba, y nos miraba fijamente. Supuse quenunca nadie estuvo en tal estado de tinta.5

    Con dificultad, me restringir de leerles el resto de Bleak House.Amo a Dickens y defender a su Sra. Jellyby y su correspondenciacon Borrioboola-Gha como un eterno intercambio de aquellaspersonas que se entremeten con morales extranjeras mientraspermanecen abstrados de la miseria que hay bajo su nariz. Peroobservo tambin que l utiliza a una mujer para sealar esto,probablemente porque era, y an es, seguro: pocos lectorescuestionaran la suposicin de que una mujer deba poner a la

  • 18

    familia antes que a las responsabilidades pblicas, o que si ellarealiza trabajos fuera de la esfera privada descuidar la casa,ser indiferente a los cuidados de sus hijos e incompetente paraprender los botones. La hija de la Sra. Jellyby es salvada de suforzoso estado de tinta por el matrimonio, pero la Sra. Jellyby noobtendr ayuda de su esposo, un varn tan inactivo que sumatrimonio es descrito como la unin entre mente y materia. La Sra.Jellyby es una alegra para m: ella est pintada con tanto humor ybuen carcter; y tambin me perturba, ya que detrs de ella seesconde la doble norma. En ningn lugar entre las mujeresinteligentes y responsables de Dickens hay alguna que haga un realtrabajo artstico o intelectual para equilibrar a la Sra. Jellyby yreasegurarnos que no es aquello que ella realiza, sino cmo lohace, lo deplorable. Y adems, se supone que el pasaje recincitado fue escrito por una mujer: el personaje Esther Summerson.Esther misma es un problema. Cmo pudo escribir la mitad de lanovela de Dickens para l mientras manejaba la casa desierta ytena viruela y todo lo dems? Nunca la pescamos en eso. Comomujer escritora, Esther es invisible. Ella no est en el libreto.

    Podra haber un retrato benvolo de una mujer escritora conhijos en una novela escrita por un varn. Le versiones de esteensayo en Rhode Island, Ohio, Georgia, Luisianna, Oregon yCalifornia, y ped a cada audiencia el favor de decirme si conocanalguna semejante. Esper con esperanza. Realmente, el nicoretrato benvolo de una mujer novelista en la novela de un hombreque yo conozco es la protagonista de Diana of the Crossways.Meredith la muestra escribiendo novelas para su manutencin,hacindolo brillantemente y hallando libertad en su profesionalis-mo. Pero alienada por una desastrosa pasin, ella comienza aforzar su talento y no puede trabajar el libreto aparentemente sebasa en que el amor es accidental para el varn, pero lo es todopara la mujer. En el final, acomodada y felizmente casada, estesperando un hijo, pero no, evidentemente, un libro. De todasformas, Diana an se mantiene, casi un siglo ms tarde, bastantesola en su encrucijada.

    La invisibilidad como escritora es una condicin que afecta noslo a los personajes sino tambin a las autoras, incluso a los hijos

  • 19

    de las autoras. Tomemos a Elizabeth Barret Browning, a quienhemos puesto firmemente en la cama con una perro de aguas,ignorando el hecho de que cuando escribi Aurora Leigh era lasaludable madre de una saludable criatura de cuatro aos ignorando de hecho, el hecho de que escribi Aurora Leigh: un libroen torno a ser una escritora, y qu difcil el propio, verdadero amor,puede volverlo.

    Hay aqu una mujer Harriet Beecher Stowe, que tuvo muchosnios y fue una exitosa novelista escribindole una carta a su maridohace aproximadamente ciento cincuenta aos atrs, o puede sertambin la otra noche:

    Si voy a escribir, debo tener un cuarto para m, queser mi cuarto. Durante todo el invierno pasado sent lanecesidad de algn lugar donde pudiera ir y estartranquila. No poda escribir en el comedor porque all sepona la mesa, se levantaba la mesa, se vesta y lavabaa los nios, y todo lo dems funcionando, y ... Nunca mesent cmoda all, a pesar de haber hecho esfuerzos.Adems, si entraba a la recepcin donde t estabas,senta como si te estuviera interrumpiendo, y sabes quealgunas veces t lo has pensado tambin.6

    Qu quieres decir? No, para nada! Qu idea tonta! Tal cualuna mujer!

    Catorce aos y unos cuantos hijos despus, esa mujer escribiLa cabaa del to Tom gran parte en la mesa de la cocina.

    Un cuarto propio s. Una se puede preguntar porqu el Sr.Harriet Beecher Stowe tena un cuarto propio para escribir mientrasque la mujer que escribi la novela moral ms efectiva de losEstados Unidos del siglo XIX recibi la mesa de la cocina. Tambinuna se puede preguntar porqu acept ella la mesa de la cocina.Cualquier varn orgulloso de s se habra sentado all cinco minutosy luego habra salido gritando, Nadie puede trabajar en estemanicomio! Avsenme cuando la cena est lista! Pero Harriet, unamujer orgullosa de s misma, sigui cenando con sus nios, todosoprimidos y escribiendo sus novelas. La primera pregunta para ser

  • 20

    formulada con pavor es, con seguridad, Cmo? y luego Por qu?Por qu son tan tontas las mujeres?

    La rpida y segura respuesta feminista es que ellas son vctimasy/o cmplices del patriarcado, que es verdad pero que realmenteno nos conduce a nada nuevo. Busquemos ayuda en otra novelista.Sustraje la cita de Stowe (y otras) del libro Silences [Silencios] deTillie Olsen, un libro con el cual este ensayo mantiene una relacinde hija amante pero desobediente: Oye, M, sa es una bonita cita,la puedo usar?

    Encontr la siguiente cita por m misma en la Autobiografa deMargaret Oliphant, un libro fascinante, de la generacin posteriora la de Stowe. Oliphant fue una escritora exitosa muy joven, secas, tuvo tres hijos, sigui escribiendo, qued viuda con deudastremendas y tres nios ms los tres hijos del hermano para criar, lohizo, sigui escribiendo.... Cuando sali su segundo libro a laventa, an era, como Jo March, una muchacha de su hogar.

    Tuve gran placer al escribir, pero el xito y las tresediciones no tuvieron ningn efecto particular sobre mimente.... No tuve a nadie que me elogiara excepto mimam y (mi hermano) Frank, y su aplauso, bueno, fuedelicioso, significaba todo en el mundo para m era lavida pero no cont. Formaban parte de m y yo de ellos,y nosotros ramos todo.7

    Eso me parece extraordinario. No puedo imaginar a ningnescritor diciendo algo as. Hay una clave aqu algo real que se haolvidado, se ha ocultado, negado.

    La escritura atravesaba todo. Sin embargo tambinestaba subordinada a todo, para ser dejada de ladoante cualquier pequea necesidad. No tena mesasiquiera para m, menos an un cuarto donde trabajar,pero me sentaba en un rincn de la mesa familiar con micuaderno de notas, mientras todo continuaba como si yohubiera estado haciendo una camisa en lugar de un librode escritura.... Mi madre se sentaba con su costura y

  • 21

    conversaba con quien estuviese presente, y yo tomabala parte que me corresponda en la conversacin sininterrumpir mi historia, los pequeos grupos de personasimaginarias, conversando, desarrollndose completa-mente imperturbables.

    Qu tal esto para una imagen? El grupo de personas imaginariashablando en una habitacin imaginaria en la habitacin real enmedio de la gente real hablando, y todo esto sucediendo enperfecta tranquilidad y sin confusiones.... Pero es chocante. Ella nopuede ser una verdadera escritora. Los escritores y las escritorasverdaderas escriben en sillones solitarios, en cuartos recubiertospor corcho, agonizando por le mot juste no es cierto?.

    Mi estudio, todo el estudio que pude obtener es elpequeo cuarto de dibujo por donde pasaba la vida dela casa...

    Recuerdan que ella estaba criando a seis nios?

    ... y no pienso que alguna vez haya tenido dos horassin interrupciones (excepto por las noches cuando todoel mundo est en la cama) durante toda mi vida literaria.La Srta. Austen, creo, escribi de la misma manera y porla misma razn, pero en su poca el fluir natural de lavida tomaba una forma distinta. La familia estaba unpoco avergonzada de que se supiera que ella no eraexactamente una joven dama como las otras, ocupadaen su bordado. La ma estaba absolutamente encantadade magnificarme y de enorgullecerse de mi trabajo, perosiempre con el sentido oculto de que era una bromaadmirable...

    Ser que los/las artistas se aislan de sus familias y viajan a lasIslas de los Mares del Sur porque desean ser percibidos comohroes y sus familias piensan que son graciosos?

  • 22

    ... el sentido oculto de que era una broma admirable,y ninguna idea de que fueran necesarias facilidadesespeciales o retiro. Mi madre hubiese sentido su orgullomuy afectado, casi humillado si hubiese credo que yotena necesidad de alguna ayuda artificial de aquellaclase. Esto hubiese desnaturalizado el trabajo ante susojos y ante los mos.

    Oliphant era una orgullosa mujer escocesa, orgullosa de sutrabajo y de su fortaleza; sin embargo escribi folletines antes quepelear con sus editores por una paga mejor para sus novelas. As,como dijo ella amargamente, El peor libro de Trollope estuvo mejorpago que mi mejor libro. Se dice que su mejor libro es La Srta.Majoribanks, pero an no he podido conseguir un ejemplar;desapareci junto con todos sus dems libros. Gracias a editorascomo Virago podemos conseguir ahora Hester de Oliphant, unanovela magnfica, y Kirsteen y algunas pocas otras, pero todava seensean, hasta donde yo s, solamente en los cursos de Estudios sobrela Mujer; no forman parte del canon de la literatura inglesa, a pesarde que los folletines de Trollope s. Ningn libro escrito por unamujer que tuviera hijos ha sido nunca incluido en la majestuosa lista.

    Pienso que Oliphant nos da una idea de porqu una novelistapodra no slo soportar escribir en la cocina o en la sala de estarrodeada por los nios y el trabajo domstico, sino incluso soportarlogustosamente. Ella parece sentir que saca provecho, que suescritura saca provecho de la difcil, oscura incierta conexin entreel trabajo artstico y la emocional/manual/administrativacomplejidad de habilidades y tareas llamada trabajo domstico,y que cortar esa conexin podra poner en riesgo a la escrituramisma, podra, en sus palabras, desnaturalizarla.

    El saber recibido es exactamente el opuesto: cualquier intento decombinar trabajo artstico con trabajo domstico y responsabilidadfamiliar es imposible, desnaturalizado. Y el castigo para los actosdesnaturalizados, entre los crticos y los acadmicos, es la muerte.

    Cul es la base tica de este juicio y sentencia sobre el ama decasa-artista? Es una muy noble y austera, que tiene a la religin ensus fundamentos: el/la artista debe sacrificarse a s mismo/-a por

  • 23

    su arte. Su responsabilidad es solamente su trabajo. Es una ideamotivante de los romnticos, gua la carrera de poetas desdeRimbaud a Dylan Thomas a Ricardo H. Hugo, nos ha brindadocientos de figuras heroicas, de las cuales son tpicas las del mismoJames Joyce y su Stephen Dedalus. Stephen sacrifica todas lasobligaciones menores y afectos por una causa ms digna,abrazando la irresponsabilidad moral del soldado o del santo. Estapostura heroica, la pose de Gaughin, ha sido considerada como lanorma como natural para los artistas y los artistas, varones ymujeres, que no la asumen han tendido a sentirse un poco desegunda clase.

    Sin embargo, no V. Woolf. Ella observ concretamente que el/la artista necesita un pequeo ingreso y un cuarto donde trabajar,pero no habl de herosmo. Ella dijo: Dudo que un escritor puedaser un hroe. Dudo que un hroe pueda ser escritor. Cuando veoa un escritor asumir la postura heroica, me inclino a estar deacuerdo. Aqu, por ejemplo, est Joseph Conrad:

    Por veinte aos luch con Dios por mi creacin ...mente y deseo y conciencia dedicados por completo,hora tras hora, da tras da ... una contienda solitaria enun gran aislamiento del mundo. Supongo que dorm ycom el alimento que me fue colocado delante y hablcorrectamente en ocasiones apropiadas, pero nuncaestaba enterado del simple fluir de la vida diaria, hechofcil y sin ruido para m por un afecto silencioso,vigilante, infatigable.8

    Una mujer que se hubiera vanagloriado de que su concienciahaba sido comprometida por completo en semejante lucha hubierasido llamada a dar una explicacin por mujeres y varones, y lasmujeres estn ahora llamando a los varones para que expliquen.Qu puso alimento delante de l? Qu haca la vida cotidianatan silenciosa? Qu era en realidad este infatigable afecto, queme suena como un viejo Ford en un desarmadero pero queaparentemente intenta ser un gesto delicado hacia la mujer cuyaconciencia estaba dedicada por completo, hora tras hora, da tras

  • 24

    da, por veinte meses, viendo cmo Joseph Conrad poda lucharcon Dios en un muy relativo gran aislamiento, en un buen hogar,vestido, baado y alimentado?

    La contienda de Conrad y la vorgine de Jo March/Lu Alcottson descripciones del mismo tipo de catarsis en el trabajo artstico,y en ambos casos el/la artista es cuidado/-a por la familia. Sinembargo, siento una diferencia importante en sus percepciones.Mientras Alcott recibe un obsequio, Conrad hace valer un derecho;donde ella es arrastrada en la vorgine, el torbellino creativo,formando parte de todo esto; l lucha, batalla, procurando poder.Ella es una participante, l es un hroe. Y la familia de ellapermanece individualizada, con tazas de t y tmidos interrogantes,mientras que la de l es despersonalizada a un afecto.

    Buscando a una escritora que podra haber imitado esteinfantilismo heroico, pens en Gertrude Stein, bajo la impresin deque ella haba usado a Alice Toklas como una esposa en estesentido utilitario; aunque aquello, como yo deb haber supuesto, esuna mentira anti-lesbiana. Stein tom ciertamente la postura delhroe-artista y gratific un ego enorme, aunque jug honradamente;y la diferencia entre su compaa domstica y aqulla de Joyce ode Conrad es iluminante. Y por cierto, el lesbianismo ha brindadoa muchas artistas la red de contencin que necesitan ya que hayun aspecto heroico en la prctica del arte; es un trabajo solitario,riesgoso, despiadado, y cualquier artista necesita alguna clase desostn moral o sentido de la solidaridad y validacin.

    La artista con el menor acceso a la solidaridad social o estticao aprobacin ha sido la artista ama de casa. Una persona que seresponsabiliza de su arte y de sus nios dependientes, sin ningnafecto infatigable o siquiera fatigado con quien contar se hacomprometido con un trabajo de doble jornada que puede sersimplemente, prcticamente, destructivamente imposible. Pero stano es la forma en que el problema es presentado comoreconocimiento de la inmensa dificultad prctica-. Si lo hubiera sido,se propondran soluciones prcticas, comenzando por el cuidadode los nios. En su lugar el tema es formulado, inclusive ahora, comoun tema moral, un problema de deber o no deber. La poeta AliciaOstriker lo dice claramente: El hecho de que las mujeres deberan

  • 25

    tener hijos en lugar de libros es la opinin considerada de lacivilizacin occidental. Que las mujeres deberan tener libros enlugar de hijos es una variacin del mismo tema.9

    La contribucin de Freud a esta doctrina fue investirla con talpeso de teora y mitologa como para que apareciera como unhecho primordial, incuestionable. Fue sin duda Freud quien, luegode decirle a su prometida qu es aquello que desea la mujer, dijoque nunca sabramos que es aquello que una mujer desea. Lacanes perfectamente coherente al seguirlo, si es que yo como personasin discurso me puedo aventurar a decirlo. Una cultura o unapsicologa fundamentadas en que el varn es humano y la mujer esotra no puede aceptar a una mujer como artista. Un artista es un serautnomo, que realiza su propia eleccin: para ser ese ser, una mujerdebe no ser mujer. Estril, ella debe imitar al varn imperfectamente,se sobreentiende.10

    En consecuencia la aprobacin dada a Austen, las Brnte,Dickinson y Plath, quien a pesar de cometer el error de tener doshijos, lo compens suicidndose. El canon misgino de la literaturapuede incluir a estas mujeres porque ellas pueden ser percibidascomo incompletas, como varones femeninos.

    Sin embargo, tiemblo al criticar la doctrina de libros o bebs,porque ha dado consuelo real y verdadero a las mujeres que nopodan o que eligieron no casarse y tener hijos, y se vieron teniendolibros en su lugar. Aunque el consuelo pueda ser real, pienso que ladoctrina es falsa. Escucho esa falsedad cuando una Dorothy Richardsonnos dice que otras mujeres pueden tener hijos pero ninguna puedeescribir sus libros. Como si otras mujeres pudieran haber tenido sushijos, como si los libros provinieran del tero! Ese es justamente el filodescarado de la teora que sostiene que los libros provienen delescroto. Esta ltima reduccin de la nocin de sublimacin esrespaldada por nuestro ms conocido escritor (Norman Mailer), quienha enunciado que la nica cosa que un escritor necesita tener esbolas. Pero l no lleva la teora de la autora peneana al lmite dedecir que si tienes un nio no puedes tener un libro y por lo tantolos padres no pueden escribir. La analoga que se desplom en laidentidad, el mito t-no-puedes-crear-si-procreas, es aplicada solamentea las mujeres.

  • 26

    Creo que debo detenerme ahora y decir claramente aquello queno estoy diciendo. No estoy diciendo que un/una escritor/-a debatener hijos, ni que un/una progenitor/-a deba ser escritor/-a, ni quecualquier mujer deba o escribir libros o tener hijos. Ser madre es unade las cosas que una mujer puede ser como lo es tambin ser unaescritora. Es un privilegio. No es una obligacin o un destino. Estoyhablando de madres que escriben porque es casi un tema tab, yaque se les ha dicho a las mujeres que ellas no deben tratar de seral mismo tiempo madres y escritoras porque ambos, nios y libroslo pagan porque no se puede hacer porque es desnaturalizado.

    Esta negacin a permitir ambas, creacin y procreacin a lamujer, es cruelmente un desperdicio: no slo ha emprobecidonuestra literatura mediante la proscripcin de las amas de casa,sino que ha causado sufrimiento personal intolerable yautomutilacin: Woolf, obedeciendo a los sabios doctores quienesdecan que ella no deba engendrar un hijo; Plath, que coloc vasosde leche al lado de la cama de sus hijos y despus puso su cabezadentro del horno. Un sacrificio, no de alguien ms sino de unamisma, es exigido a las mujeres artistas (mientras la exigencia a losvarones artistas de la pose Gaughin es slo que sacrifiquen a otraspersonas). Estoy proponiendo que esta prohibicin sobre lasexualidad completa de las mujeres artistas es perjudicial nosolamente para las mujeres sino tambin para el arte. Hay menoscensura ahora y ms apoyo para una mujer que desea tantodesarrollar una familia como trabajar en calidad de artista. Sinembargo, el grado de avance es pequeo. La dificultad del intentode ser responsables, hora tras hora, da tras da por tal vez veinteaos, por el bienestar de los nios y la excelencia de los libros esinmensa: involucra un gasto ilimitado de energa y un imposibleequilibrio de prioridades. Y no sabemos mucho acerca del proceso,ya que las escritoras que son madres no han hablado mucho sobresu maternidad por miedo de alardear? por miedo a verseatrapadas en la trampa de la Madre, despreciadas? tampoco hanhablado mucho sobre su escritura como conectada en maneraalguna con su ser madres, desde que el mito heroico ordena queambos trabajos sean considerados como absolutamente opuestosy mutuamente destructivos.

  • 27

    Sin embargo, escuchamos un indicio de algo ms acerca deOliphant; y aqu (gracias, Tillie) est la pintora Kthe Kollwitz:

    Gradualmente voy llegando al perodo de mi vidaen que el trabajo es lo primero. Cuando los dos muchachosestaban fuera para las Pascuas apenas hice algo que nofuera trabajar. Trabajaba, coma, dorma y realizabacortas caminatas. Pero sobre todo trabajaba.

    Pero me pregunto si no falta la bendicin ensemejante trabajo. Ya no ms distrada por otrasemociones, trabaj como pasta una vaca.

    Eso es maravilloso trabaj como pasta una vaca. Es la mejordescripcin del/ de la profesional que conozco.

    Quiz en realidad logr algo ms. Las manostrabajan y trabajan y la cabeza imagina que estproduciendo Dios sabe qu, y an, antes, cuando mitiempo de trabajo era tan vilmente limitado, yo era msproductiva porque era ms sensual; viva como un serhumano debe vivir, apasionadamente interesado entodo.... Potencia, la potencia est disminuyendo.11

    Esta potencia sentida por una mujer es una potencia de la queen Artista Hroe se ha (y elijo mis palabras cuidadosamente)desconectado, en un egosmo que es esencialmente estril. Pero esuna potencia que ha sido negada tanto por mujeres como porvarones, y no justamente mujeres ansiosas por confabularse con lamisoginia.

    All en los setenta Nina Auerbach escribi que Jane Austenpoda escribir debido a que haba creado a su alrededor unespacio libre de nios. Conozco el trmino libre de grmenes, librede olores, pero libre de nios? Y Austen? Qu escribi en la salade estar y era una figura central para muchas sobrinas y sobrinos?Sin embargo, trat de aceptar aquello que Auerbach dijo, porquea pesar de concordar con mi experiencia yo estaba, como muchasmujeres, acostumbrada a sentir que mi experiencia era incorrecta,

  • 28

    que estaba equivocada. De esta manera probablemente yo estabaequivocada en continuar escribiendo en lo que era entonces unespacio repleto de nios. De todas formas, el pensamiento feministaevolucion rpidamente hacia una posicin mucho ms complejay realista, y yo, tropezndome detrs, fui capacitada por l parapensar un poco por m misma.

    La gran capacitadora para m fue siempre, es siempre, VirginiaWoolf. Cito ahora del primer borrador de su escrito Professions forWomen [Profesiones para mujeres]12 donde ella brinda sugenial imagen de una mujer escribiendo.

    La imagino en una actitud de contemplacin, comouna pescadora, sentada a orillas de un lago con su caade pescar sostenida sobre el agua. S, sa es la forma enque la veo. No est pensando; no est razonando; noest construyendo un argumento, sino permitiendo a suimaginacin penetrar en las profundidades de suconsciencia mientras se sienta ms arriba, sostenida porun fino pero necesario hilo de razn.

    Interrumpo ahora para pedirles que agreguen un elementopequeo a esta escena. Imaginemos que un poco lejos de la orilladel lago hay una nia sentada, la hija de la pescadora. Tienealrededor de cinco aos y est haciendo personas con palitos ybarro y contando historias con ellas. Se le ha pedido el favor depermanecer muy silenciosa mientras mam pesca y ella estsumamente silenciosa salvo cuando se olvida y canta o hacepreguntas y observa en un silencio fascinado cuando ocurren lossiguientes sucesos dramticos. All est sentada nuestra mujerescribiendo, nuestra pescadora, cuando

    ... de pronto hay un tirn violento; ella siente que lalnea corre de prisa a travs de sus dedos.

    La imaginacin se ha precipitado; ha tocado lasprofundidades; se ha hundido, el cielo sabe dnde, enla oscura laguna de la experiencia extraordinaria. Larazn debe gritar detente!, la novelista debe tirar de

  • 29

    la lnea y arrastrar a la imaginacin hacia la superficie.La imaginacin arriba en estado de furia.

    Por Dios, exclama ella, cmo te atreves a interferirconmigo? cmo te atreves a sacarme con tu pequea ymiserable caa? Y yo es decir, la razn deboresponder, Mi querida, estabas yendo muy lejos. Losvarones podran shockearse. Clmate, dije, mientrasella se sentaba jadeante en la orilla, jadeando con rabiay desilusin. Slo tenemos que esperar 50 aos ms omenos. En 50 aos podr utilizar todo este extraoconocimiento que ests lista para otorgarme. Pero noahora. Vers que contino tratando de calmarla, nopuedo utilizar lo que me dijiste sobre los cuerpos de lasmujeres, por ejemplo sus pasiones y todo lo dems,porque las convenciones son an muy fuertes. Si fuera asuperar las convenciones necesitara el coraje de unhroe y no soy un hroe.

    Dudo que un escritor pueda ser un hroe. Dudo queun hroe pueda ser escritor.

    ... Muy bien, dice la imaginacin, vistindosenuevamente con sus enaguas y faldas, esperaremos.Esperaremos otros 50 aos. Pero me parece una lstima.

    Me parece una lstima. Me parece una lstima que ms de50 aos hayan pasado y las convenciones, aunque totalmentediferentes, todava existan para proteger a los varones de sershockeados, todava admitan slo la experiencia masculinasobre los cuerpos de las mujeres, sus pasiones y existencia. Meparece una lstima que tantas mujeres, incluyndome a m,hayan aceptado esta negacin de su propia experiencia yestrechado su percepcin para que concuerde, escribiendocomo si su sexualidad estuviese limitada a la copulacin, comosi ellas no supieran nada acerca del embarazo, nacimiento,pubertad, menstruacin, menopausia, excepto aquello que losvarones desean escuchar, nada excepto aquellos que los varonesdesean escuchar sobre el trabajo domstico, el trabajo con losnios, el trabajo de la vida, la guerra, la paz, vivir, y morir como

  • 30

    son experimentados en el cuerpo, mente e imaginacin femeninas.Escribir el cuerpo, como peda Woolf y como pide Hlne Cixous,es slo el comienzo. Tenemos que reescribir el mundo.

    Escritura blanca, la llama Cixous, escritura de leche, de lechematerna. Me gusta la imagen, porque an entre feministas, la mujerescritora ha sido considerada en su sexualidad mucho ms comoamante que como embarazada-gestante-amamantante-niera. Lamadre todava tiende a ser invisibilizada. Y en la prdida de lamadre-artista perdemos donde hay mucho por ganar. Alice Ostrikerpiensa as. La ventaja de la maternidad para una mujer artista,dice ella alguna vez escucharon a alguien decir esto? la ventajade la maternidad para una artista?

    La ventaja de la maternidad para una artista es quela pone en contacto inmediato y sin escapatoria con lasraces de la vida, la muerte, la belleza, el crecimiento, lacorrupcin.... Si la mujer artista ha sido educada paracreer que las actividades de la maternidad son triviales,tangenciales a los principales aspectos de la vida,irrelevantes para los grandes temas de la literatura,debera desentrenarse a s misma. La educacin esmisgina; protege y perpeta los sistemas de pensamientoy sentimiento que prefieren violencia y muerte a amor ynacimiento, y es una mentira.

    Nos repensamos a travs de nuestras madres sisomos mujeres, declara Woolf, pero a travs dequines se piensan aqullas que son ellas mismasmadres? ... necesitamos datos, necesitamos informacin... del tipo provista por poetas, novelistas, artistas, desdeel interior. Como nuestro conocimiento comienza aacumularse, podemos imaginar qu significa para todaslas mujeres, y varones, vivir en una cultura en que elnacimiento y la maternidad ocupan la posicin que elsexo y el amor romntico han ocupado en la literatura yel arte por los ltimos 500 aos, o ... que el combate haocupado desde que la literatura empez.13

  • 31

    Mi libro Always Coming Home [Siempre volviendo a casa] fueun arrebatado intento de imaginar un mundo donde el Hroe y elGuerrero son estados adolescentes en camino de volverse sereshumanos responsables, donde la relacin padre/madre-hijo/hijano es vista eternamente a travs de los ojos del nio/nia sino queincluye la realidad de la experiencia de la madre. El acto deimaginar fue difcil y recompensante. Aqu hay un pasaje de unanovela donde aquello que piden Woolf, Cixous y Ostriker estsucediendo en forma casual y sin pretensiones. En The Millstone 14[El Molino] de Margaret Drabble, Rosamund, una jovenuniversitaria y escritora freelance, tiene una beb de alrededor de8 meses de edad, Octavia. Comparten un departamento con unaamiga, Lydia, quien est escribiendo una novela. Rosamund esttrabajando en la crtica de un libro:

    Acababa de escribir y contar mis primeras cienpalabras cuando me acord de Octavia; poda orlahaciendo pequeos y alegres sonidos ...

    Me desanim cuando me di cuenta de que ella seencontraba en la habitacin de Lydia y que yo debhaber dejado la puerta abierta, ya que la habitacin deLydia siempre estaba llena de objetos peligrosos comoaspirinas, hojas de afeitar y frascos de tinta; corr pararescatarla y la visin que encontraron mis ojos cuandoabr la puerta era suficiente como para hacer temblar acualquiera. Estaba de espaldas a la puerta y sentada enel centro del piso rodeada de un mar de papelesrasgados, esparcidos, masticados. Qued all parada,atravesada, observando su pequea cabeza y delgadanuca y sus floridos rulos: de pronto ella emiti un granchillido de placer y rasg otra hoja de papel. Octavia,dije en estado de horror, y ella se sobresalt culposamentey me mir con una sonrisa encantadora: su boca, pudever, estaba repleta de trozos de papel de la nueva novelade Lydia.

    La alc y extraje los trocitos y los estir cuidadosamen-te sobre la mesa de luz junto a aquello que quedaba del

  • 32

    escritorio; las pginas de la 70 a la 123 parecan habersobrevivido. El resto se encontraba en variados estadosde disolucin: algunas pginas estaban enteras peroterriblemente arrugadas, algunas eran largos pedazos,otros eran pequeos y algunos, como haba dicho,estaban masticados. El dao no era, de hecho, tanenorme como pareca a primera vista, ya que los bebs,si bien son persistentes, no son cuidadosos: pero aprimera vista era aterrador.... De alguna manera eraclaramente la cosa ms terrible por la que jams fuiresponsable, pero mientras miraba a Octavia gatearalrededor del cuarto de estar, buscando ms trabajopara hacer, casi quera rerme. Pareca tan absurdotener esta pequea extensin viviente de m misma tanpeligrosa, tan vulnerable, por cuyos daos y crmenes yosola deba sufrir.... Realmente era algo terrible.... Y sinembargo, en comparacin con que Octavia fuera tandulce y tan vital, no pareca tan terrible.

    Confrontada con el desastre, Lydia qued espantada, pero noprofundamente angustiada:

    ... y eso fue todo, excepto por el hecho de que Lydiatuvo que reescribir dos captulos completos y hacer unmontn de aburrido mecanografiado, y de todas formas,cuando se public obtuvo malas crticas. Esto s tuvoxito en hacer enojar a Lydia.

    He visto el trabajo de Drabble descartado con la lista usualde adjetivos condescendientes reservados para mujeres queescriben como mujeres, no varones de imitacin. No dejemosque ella desaparezca. Su trabajo es ms profundo que subrillante superficie. De qu est hablando en este graciosopasaje? Por qu la nia no comi el manuscrito de su mam,sino el de otra mujer? No poda al menos haberse comido elmanuscrito de un varn? No, no, ese no es el punto. El punto,o parte de l, es que los bebs comen manuscritos. Realmente

  • 33

    lo hacen. El poema no escrito porque el beb llora, la novelaabandonada por el embarazo, y as sucesivamente. Los bebscomen libros. Pero escupen trozos que permiten su reconstruc-cin; y son bebs slo por un par de aos, mientras que losescritores y las escritoras viven dcadas; y es terrible, pero nomuy terrible.Lo del manuscrito comido fue terrible; si conocena Lydia saben que los crticos tenan razn. Y esto es parte delpunto tambin que el valor supremo del arte depende de otrosvalores igualmente supremos. Pero esto subvierte la jerarquade valores; los varones se podan sentir shockeados.... En lascomedias de costumbres de Drabble, la ausencia de Hroe-Artista es un fuerte argumento tico. Nadie vive en un granaislamiento, nadie sacrifica reclamos humanos, nadie regaaal beb. Nadie pondr su cabeza o la cabeza de otra personadentro del horno, ni la madre, ni la escritora, ni la hija estastres y quienes siendo mujeres, no separan creacin y destruccinen Yo creo / T eres destruido/-a o viceversa. Quienes sonresponsables asumen la responsabilidad por ambos, el beby el libro.15

    Pero quisiera en este momento ir de la ficcin a la biografa y delo general a lo personal; quisiera hablar un poco de mi madre, laescritora.

    Su nombre de soltera era Theodora Kracaw; su primer apellidode casada fue Brown; su segundo apellido de casada, Kroeber, quefue el que us en sus libros; su tercer apellido de casada fue Quinn.Esto de apellidarse de tantas maneras no es algo que suceda a losvarones; es molesto, y ms an el hecho de ser tan fastidioso revela,quiz, el ser de una mujer escritora como algo no simple la autorasino como un mltiple, complejo proceso de ser, con variasresponsabilidades, una de las cuales es para su escritura.

    Theodora puso en primer lugar sus responsabilidades personalescronolgicamente. Cri y cas a sus cuatro hijos antes decomenzar a escribir. Alz su lapicera, como solan decir ella tenala letra ms admirable hecha con la mano izquierda promediandosus cincuenta aos. Una vez le pregunt, aos despus, Querasescribir y lo pospusiste intencionalmente, hasta que te deshiciste denosotros? Y se ri y dijo, Oh, no, simplemente no estaba lista.

  • 34

    No era una evasiva o una respuesta deshonesta, pero tampoco,creo, la respuesta completa.

    Naci en 1897 en un salvaje pueblo minero de Colorado y sumadre se vanagloriaba de haber nacido con el voto en Wyoming,que ratificaba el sufragio de la mujer junto a su reconocimiento yde haber montado a un potrillo que los varones no podan cabalgar;pero an, el Angel de la Casa era activo en aquellos das, aqulcuyo mensaje es que las necesidades de una mujer vienen despusde todas las de las dems personas. Y mi madre se acerc muchoa la encarnacin de ese Angel, a quien Woolf llamaba La mujerque los varones desean que las mujeres sean. Los varones seenamoraban de ella todos ellos. Mdicos, mecnicos de autos,profesores, exterminadores de cucarachas. Los carniceros guarda-ban las mollejas para ella. Tambin era, para su hija, una madreexigente, confirmadora, nutriente, afable, amante, vivaz ... unamadre de primera categora. Y luego, llegando a los 60, seconvirti en una escritora de primera categora.

    Comenz, como suelen hacer las mujeres, escribiendo algunoslibros para nios no compitiendo con los varones, ya saben,permaneciendo en la esfera domstica. Uno de ellos, A GreenChristmas, es un libro encantador que debera estar entre losregalos de todos los nios de 6 aos. Luego escribi una fascinantey romntica novela autobiogrfica an en el seguro terrenomujeril. Despus se aventur en el territorio de los nativo-americanos con The Inland Whale; y luego se le pidi queescribiera la historia de un indgena llamado Ishi, el nicosobreviviente de un pueblo masacrado por los pionerosnorteamericanos, una temtica riesgosa y seria que requiri muchainvestigacin, sensibilidad moral y destreza organizativa y narrativa.

    As es que lo escribi. El primer best seller, creo, que public laEditorial de la Universidad de California.

    Ishi an se publica en muchos idiomas, an es usado, pienso, enlas escuelas de California, an merecidamente amado. Es un libroenteramente valioso por su temtica, un libro de mucha honestidady poder.

    Entonces, si ella pudo escribirlo a los 60, qu podra haberescrito a los 30? Tal vez ella realmente no estaba preparada. Pero

  • 35

    quiz escuch al ngel equivocado y podramos haber tenidomuchos ms libros suyos.

    Habramos sufrido mis hermanos y yo, habramos estadodefraudados por algo si ella los hubiera escrito? Pienso que mi taBetsy y la ayuda domstica que tuvimos entonces hubieran guardadoel buen funcionamiento de todo. En lo que concierne a mi padre,no veo cmo su escritura lo hubiese lastimado o cmo su xito lohubiese amenazado. Aunque no s. Todo lo que s s es que unavez que empez a escribir (y fue mientras mi padre estaba vivo, yellos colaboraban mutuamente en un par de cosas), ella nunca sedetuvo; encontr el trabajo que amaba.

    Una vez, no mucho despus de la muerte de mi padre, cuandoIshi le brindaba la validacin del orgullo y el xito que ella tantonecesitaba, y mientras yo estaba an recibiendo cada historiaenviada, rechazada con montona regularidad, ella rompi enllanto por mi ltimo rechazo y trat de consolarme, diciendo quedeseaba premios y xito para m, no para ella. Y eso fue hermoso,y guardo como un tesoro esta imagen de ella dicindome estoentonces, como yo lo digo ahora. El hecho de que realmente nopretendiese decir eso y que yo realmente no le creyese no hacadiferencia. Por supuesto, ella no quera sacrificar su logro, sutrabajo por m por qu hubiera debido hacerlo?. Comparti loque pudo conmigo hacindome partcipe de los placeres y lasangustias de la escritura, la excitacin intelectual, el lenguajeprofesional ... y eso es todo. Ningn altruismo angelical. Cuandoyo empec a publicar, compartimos eso. Y continu escribiendo; alos 80 me dijo, sin amargura, Deseara haber empezado antes.Ahora no hay tiempo. Estaba trabajando en su tercera novelacuando muri.

    En lo que a m respecta: yo he desobedecido flagrantemente laregla de libros o bebs, habiendo tenido tres nios y escrito cercade veinte libros, gracias a Dios no fue al revs. Por fortuna de raza,clase, dinero y salud, pude manejar la treta de la doble cuerda flojay especialmente por el sostn de mi compaero. El no es mi esposa,pero otorg al matrimonio un sentimiento de ayuda mutua como subase diaria, y sobre esa base se puede realizar mucho trabajo.Nuestra divisin del trabajo era convencional; yo era encargada de

  • 36

    la casa, la cocina, los nios y las novelas, porque yo lo quera, yl era el encargado de ser un profesor, del auto, las cuentas y eljardn, porque l quera. Cuando los nios eran bebs yo escribade noche; cuando empezaron la escuela escriba mientras estabanall; en estos das escribo como pasta una vaca. Si preciso ayudal me la brinda sin hacer de eso un enorme favor, y ste es el hechocentral nunca me envidi el tiempo que pas escribiendo, o losbeneficios de mi trabajo.

    Ese es el asesino: la codicia mortal, la envidia, los celos, lasospecha que tan a menudo un varn es capaz de sentir, esentrenado para sentir, en contra de cualquier cosa que haga unamujer que no sea hecha en su servicio, para l, para alimentar sucuerpo, su comodidad, sus hijos. Una mujer que intenta trabajar encontra de la envidia encuentra las bendiciones transformadas enmaldiciones; debe rebelarse y continuar sola, o caer silenciosa enla deseperanza. Cualquier artista debe esperar trabajar en mediode la total, racional indiferencia de todas las dems personas haciasu trabajo, por aos, tal vez de por vida: pero ningn ni ningunaartista puede trabajar bien en contra de la resistencia vengativa,diaria, personal. Y eso es exactamente aquello que muchas mujeresartistas obtienen de las personas que las aman y con las queconviven.

    Escap de todo aquello. Era libre: naca libre, viv libre. Y poraos esa libertad personal me permiti ignorar el grado en que miescritura era controlada y limitado por juicios y suposiciones quepens eran mos, pero que eran la internalizacin de la ideologade una sociedad con supremaca masculina. Incluso, cuandosubverta las reglas, disfrac mis subversiones de m misma. Mellev aos darme cuenta que eleg trabajar en gneros tan marginalesy despreciados como la ciencia ficcin, fantasa, y literatura parajvenes, precisamente por estar excluida de la supervisin crtica,acadmica, cannica, dejando a la artista libre; me tom diez aosms llegar a tener el juicio y el valor para ver y decir que la exclusinde los gneros de la literatura es injustificada, injustificable, y noun problema de calidad sino de poltica. Sucedi lo mismo en mieleccin de temas: hasta mediados de los 70 escrib mi ficcin sobreaventuras heroicas y futuros de alta tecnologa, varones en la

  • 37

    antesala del poder, varones los varones eran los personajescentrales, las mujeres eran perifricas, secundarias. Por qu noescribes sobre mujeres? pregunt mi madre. No s cmo, dije.Una respuesta tonta pero honesta. No saba cmo escribir sobremujeres muy pocas de nosotras saben porque pensaba queaquello que los varones haba escrito sobre las mujeres era laverdad, era la verdadera forma de escribir sobre las mujeres. Y yono poda.

    Mi madre no pudo darme aquello que precisaba. Cuando elfeminismo resurgi ella lo odi, lo llamaba aquellas mujereslibertinas, aunque fue ella quien me haba conducido aos anteshacia lo que necesitara y necesit, hacia Virginia Woolf. Nosrepensamos a travs de nuestras madres, y tenemos muchasmadres, aqullas del cuerpo y aqullas del alma. Precisaba lo queel feminismo, la teora feminista y la crtica y la prctica podanofrecerme. Y puedo sostenerlo en mis manos no slo Tres guineas,mi tesoro en los das de la pobreza, sino ahora todo el valor de TheNorton Anthology of Literature by Women y las casas dereimpresiones y las editoriales de mujeres. Nuestras madres noshan sido devueltas. Esta vez, apoymonos en ellas.

    Es el feminismo que me ha dado el poder de criticar no slo ami sociedad y a m misma, sino por un momento el feminismomismo. El mito de libros o bebs no es solamente una consignamisgina, puede serlo tambin feminista.

    Algunas de las mujeres que ms respeto, escribiendo parapublicaciones de las que dependo para mantener mi sentido de lasolidaridad y esperanza femeninas continan declarando que esvirtualmente imposible para una heterosexual ser feminista, comosi la heterosexualidad fuese heterosexismo; y que la marginalidadsocial, como la de las lesbianas, las sin hijos, las negras o lasmujeres indgenas americanas, parece ser necesario para integraral feminismo. Aplicando estos juicios a m misma y creyendo quecomo mujer que escribo debo ser feminista para ser una semillavaliosa, me encuentro, una vez ms, excluida-desaparecida. Laexposicin racional de las exclusionistas, segn entiendo, es que elprivilegio material y la aprobacin social que nuestra sociedadgarantiza a la esposa heterosexual, y particularmente a la madre,

  • 38

    evita su solidaridad para con mujeres menos privilegiadas y la asladel tipo de enojo y del tipo de ideas que llevan a la accin feminista.Hay verdad en esto; tal vez es cierto para muchas mujeres, puedooponerme slo con mi experiencia: que el feminismo ha sido unanecesidad de salvacin vital para las mujeres entrampadas en elrol de esposa y madre. En qu consisten el privilegio y laaprobacin acordadas a la madre-ama de casa por nuestrasociedad? En ser objeto de mltiples publicidades? En serresponsabilizadas absolutamente por los psiclogos de la saludmental de los nios, y por el gobierno de su bienestar, mientrassomos equiparadas con pasteles de manzanas por sentimentalesatizadores de guerra? Como un rol social, la maternidad, paracualquier mujer significa simplemente que ella hace todo lo quehacen las dems personas, adems de criar a los nios.

    Empujar nuevamente a las madres a la vida privada, unespacio mtico inventado por el patriarcado, en la hiptesis de quesu aceptacin del rol de madre las invalida para responsabilidadespblicas, polticas, artsticas, es como jugar al juego del viejo denadie (de la poesa de William Blake) bajo las reglas de l y de sulado.

    En Writing beyond the Ending, Du Plessis muestra cmo lasmujeres novelistas escriben sobre las mujeres artistas: la hacen unafuerza tica, una activista tratando de cambiar la vida en la cualtambin ella est inmersa.16

    Tener y criar hijos es estar casi tan inmersa en la vida como unapuede estar, pero no siempre implica que una se ahogue; muchasde nosotras podemos nadar.

    Cada vez que leo una versin de este ensayo alguien toma estepunto y me dice que estoy sosteniendo el sndrome de la super-mujer, diciendo que una mujer debera tener hijos, escribir libros,ser activista poltica y hacer un sushi perfecto. No estoy diciendoesto. A todas se nos pidi que furamos super-mujeres; no lo estoypidiendo, lo hace nuestra sociedad. Todo lo que puedo decirles esque creo que es mucho ms fcil escribir libros mientras criamos alos hijos que criar a los hijos mientras trabajamos de 9 a 17 horas,y adems cuidamos la casa. Aunque esto es lo que nuestrasociedad, al sentimentalizar a la Madre y a la Familia, exige a

  • 39

    muchas mujeres a no ser que les niegue cualquier trabajo y lasdeposite en el Bienestar Pblico y diga Eduque a sus hijos conbonos para alimento, Madre, podramos necesitarlos para elEjrcito. Hablando acerca de super-mujeres, sas son super-mujeres. Esas son las madres atrapadas contra la pared. Esas sonlas mujeres marginales, sin privacidad ni publicidad y es por ellasms que por cualquier otra que la mujer artista tiene laresponsabilidad de tratar de cambiar la vida en la cual tambinella est inmersa.

    Retorno ahora a la orilla del lago, donde se encuentra sentadala pescadora, nuestra escritora que tendr que hacer regresarpronto a su imaginacin porque estaba profundamente hundida ...la imaginacin se seca, se abotona la blusa y viene a sentarse allado de la pequea, la hija de la pescadora. Te gustan los libros?dice y la nia contesta, Oh, s. Cuando era beb acostumbrabacomerlos, pero ahora puedo leer. Puedo leer todos los de BeatrixPotter yo solita, y cuando crezca voy a escribir libros, como mam.

    Esperars a que tus hijos crezcan, como Jo March y Theodora?No creo, dice la chiquilla. Ir directamente y lo har.Entonces hars como Harriet y Margaret y tantas Harriets y

    Margarets han hecho y continan haciendo; luchars durante la florde tu vida tratando de realizar los dos trabajos de jornada completaque son incompatibles en la prctica, aunque pueden ser mutuamenteenriquecedores para la vida y el arte?

    No lo s, dice la nia. Tengo que hacerlo?S, dice la imaginacin, si no eres rica y deseas hijos.Puedo desear uno o dos, dice la hija de la razn. Pero por

    qu las mujeres tienen dos trabajos y los varones slo tienen uno?No es razonable, No es cierto?

    No me preguntes! estalla la imaginacin. Puedo pensar enuna docena de mejores acuerdos antes del desayuno, pero quinme escucha?

    La nia suspira y observa a su madre pescando. La pescadora,que se haba olvidado de que su lnea ya no tiene a la imaginacincomo anzuelo, no est pescando nada, pero disfruta la pacficahora; y cuando la nia vuelve a hablar, lo hace suavemente.

    Dime ta, qu es lo que una escritora debe tener?

  • 40

    Te lo dir, dice la imaginacin. Aquello que una escritoradebe tener no son bolas. Tampoco es un espacio sin hijos. Tampocoes, hablando estrictamente de lo evidente, un cuarto propio,aunque es una ayuda admirable, como lo es el buen deseo y lacooperacin del sexo opuesto, o al menos de su representante localen la casa. Pero no necesita tener eso. Lo nico que una escritoradebe tener es lpiz y papel. Eso es suficiente, mientras ella sepa queella y slo ella es la responsable de ese lpiz y responsable, ella yslo ella, por lo que escribe en el papel. En otras palabras, que eslibre. No enteramente. Nunca enteramente libre. Quiz muyparcialmente. Tal vez slo en este nico acto, este sentarse por unmomento robado siendo una mujer que escribe, pescando el lagode la mente. Pero en esto, responsable; en esto, autnoma; en esto,libre.

    Ta, dice la nia, puedo ir a pescar contigo ahora?

    Traduccin: Silvina Domnguez HalpernPaula Brudny

    Notas1Virgina Woolf, Jacobs Room (New York: Harcourt Brace

    Jovanovich, s.f.), p. 7.2La edicin de Mujercitas que us era de mi madre y ahora de

    mi hija. Fue publicada en Boston por Little, Brown, sin fecha peroalrededor del fin del siglo. Los excelentes dibujos de Merril se hanreproducido en otras ediciones.

    3Rachael Blau Du Plessis, Writing beyond the Ending: NarrativeStrategies of Twentieth-Century Women Writers (Bloomington:Indiana University Press, 1985).

    4Louisa May Alcott, Life, Letters, and Journals (Boston: RobertsBrothers, 1890). Los pasajes citados estn en las pginas 203, 122y 125.

    5Charles Dickens, Bleak House (New York: Thomas Y. Crowell,s.f.), p. 41.

    6Harriet Beecher Stowe, 1841, citado en Tillie Olsen, Silences(New York: Dell, Laurel Editions, 1983), p. 227.

  • 41

    7Este y los pasajes siguientes son de la Autobiography andLetters of Mrs. Margaret Oliphant, editada por Mrs. Harry Coghill(Leicester: Leicester University Press, The Victorian Library, 1974),pp. 23, 24.

    8Joseph Conrad, citado en Olsen, p. 30.9Alicia Ostriker, Writing Like a Woman, Michigan Poets on

    Poetry Series (Ann Arbor: University of Michigan Press, 1983), p.126.

    10Una discusin particularmente regocijante sobre este punto esel ensayo Writing and Motherhood [Escritura y maternidad] deSusan Rubin Suleiman en The (M)other Tongue: Essays in FeministPsychoanalytic Interpretation (compilado por Garner, Kahane &Springnethen, Ithaca: Cornell University Press, 1985). Guleinmanhace una corta historia de la teora de libros o bebs del siglo XIXy su refinamiento en el siglo XX por psiclogas como Helen Deutsch,advirtiendo que le toc al psicoanlisis transformar la obligacinmoral en ley psicolgica, igualando el impulso creativo con elprocreativo y decretando que aqulla que tiene un nio no sientela necesidad de escribir libros. Suleinman presenta una crtica alcambio de lnea feminista sobre esta teora (aqulla que tiene unlibro no siente la necesidad de tener hijos) y analiza el pensamientofeminista francs sobre la relacin entre escritura y femeneidad/maternidad.

    11Kthe Kollwitz, Diaries and Letters, citado en Olsen, pp. 235,236.

    12Esta conferencia, conocida en su versin revisada comoProfessions for Women y as titulada en los Essays, fue pronunciadael 21 de enero de 1931 a la London National Society for WomensService, y se puede encontrar entera con todas las omisiones ylecturas alternativas en la edicin de Mitchell Leaska de ThePargiters, de Virginia Woolf (New York: Harcourt Brace Jovanovich,1978).

    13 Ostriker, p. 131.14Margaret Drabble, The Millstone (New York: NAL, Plume

    Books, 1984), pp. 122-123. Tambin publicado con el ttulo ThankYou All very Much.

    15 Carol Gilligan me ha ayudado en la comprensin de este

  • 42

    tema en In a Different Voice (Cambridge: Harvard University Press,1982), y tambin Jean Baker Miller en su libro modestamenterevolucionario Toward a New Psychology of Women (Boston:Beacon Press, 1976). La tesis de Gilligan, expresada muybrevemente, es que nuestra sociedad desarrolla varones parapensar y hablar en trminos de derechos, y mujeres en trminos desus responsabilidades, y que las psicologas convencionales hanevaluado implcitamente la imagen masculina de una jerarquade valores como superior (jerrquicamente por supuesto) a laimagen femenina desde una red de responsabilidades mutuas. Enconsecuencia para un varn es (relativamente) fcil defender suderecho de verse libre de relaciones y dependencias, a laGaughin, mientras las mujeres no tienen garantizada, y no segarantizan unas a otras, ninguno de estos derechos, eligiendo vivircomo una parte de un complejo sistema en el que la libertad selogra, si se logra, mutuamente. Volviendo al asunto desde estengulo, una puede observar porqu no hay o hay muy pocosGrandes Artistas entre las mujeres, cuando el Gran Artista esdefinido como inherentemente superior a y no responsable haciaotras personas.

    16Du Plessis, p. 101.

  • 43

    II

  • 44

  • 45

    Seoras

    Anglica Gorodischer

    Oigo una y otra vez voces de censura contra los talleresliterarios y contra los crculos de seoras que escriben. De lostalleres podemos hablar en cualquier otro momento: lo que quierohoy es ocuparme de lo otro, de las seoras que escriben. Dijeseoras, no dije escritoras. Veamos.

    Dale Spender se pregunt una vez en dnde estaban y quineseran las madres de la novela. Porque hablan eruditos seores,agudos ensayistas, sesudos historiadores, slo de los padres de lanovela. Entonces, no tuvo madres la novela? Naci como Ateneade la cabeza de Zeus, armada y a los gritos? O Metis en este casosobrevivi? Y si lo hizo, en dnde estn esas madres de la novela?La respuesta a esas preguntas fue un libro titulado Mothers of theNovel que public Routledge & Kegan Paul (Pandora Press) enLondres en 1986, y que tendramos que leer todas muy atentamentepara no equivocarnos o errar lo menos posible cuando hablamosdel tema mujer y literatura.

    En ese libro no slo se estudia a cada una de las madres de la

  • 46

    novela (novela en lengua inglesa, claro est, pero podra la seoraSpender estar hablando de la novelstica en cualquier otra lengua),sino que se muestra la manera sutil a veces, grosera otras veces, enla que una sociedad patriarcal, una universidad patriarcal, edito-riales patriarcales han conseguido hacer olvidar a una multitud demujeres. No a una mujer. No a dos o a tres. No a una docena. Auna enorme cantidad de mujeres que escribieron, que publicaronentre tres y veintisiete novelas, que horror! se ganaron la vidaescribiendo, que merecieron excelentes crticas de su contempor-neos, honores y el reconocimiento explcito de sus colegas mascu-linos, desde el siglo XVII hasta el XIX.

    Mucho ms modestamente y buscando datos para una amigaque en Suiza haca su tesis de doctorado, me tom el trabajo decontar a las escritoras que figuran en el Diccionario biogrfico demujeres argentinas (Plus Ultra, 1986, 3 edicin) de Lily Sosa deNewton y encontr doscientas cincuenta y una, sin contar a las yaconocidas. Quiz la obra de muchas de ellas fue intranscendente,quiz no vala la pena que figuraran en una historia de la literaturaargentina, en una antologa, en los libros de lectura, pero confese-mos: cuntos seores intrascendentes, plomizos, regulares ofrancamente malos figuran en historias, antologas, libros delectura? Cuntos? Doscientas cincuenta y una escritoras argenti-nas de las que nada se sabe y de las que, como en el caso de lasde lengua inglesa, es intil tratar de encontrar un solo libro y eso quelibros publicaron, y muchos algunas de ellas.

    Si doscientas cincuenta y una mujeres escribieron, publicaron yse hicieron conocer como escritoras, debe haber habido muchasms dedicadas a escribir, de las que no sabemos nada, pero nadade nada porque nunca publicaron, porque destruyeron lo quehaban escrito (sensatamente en algunos casos; en otros no),porque no se les permiti creer en lo que estaban haciendo. En otraspalabras, quisimos y pudimos. Todo un sistema de silenciamientode la mitad del mundo hizo lo otro. Resultado: para la sociedadpatriarcal queda demostrado que las mujeres que escriben/escribieron pasablemente bien, bien, muy bien, son una excepcin,una anormalidad; en fin, casi no son mujeres.

  • 47

    Y entonces hablemos de literatura femenina porque que la hay,la hay. Pero hagamos antes las distinciones necesarias.

    Hay una literatura escrita por mujeres: teatro, poesa narrativay lo que venga. Esa literatura puede o no ser literatura femenina.Dicho de otro modo: no todas las mujeres escriben literaturafemenina. De otro modo aun: no siempre son lo mismo los textosescritos por mujeres que los textos femeninos. Todo depende, no delsexo, no del gnero, sino de la mirada de quien escribe.

    Hay una literatura femenina, escrita por mujeres o por varones.Es literatura femenina (sin que esto signifique estereotipos ni

    afirmaciones inamovibles) todo aquel texto que se niega explcitao implcitamente a dejar pasar el discurso social que dictaminaQU es una mujer (todas las mujeres), QUIN es una mujer (todaslas mujeres), CMO es una mujer (todas las mujeres); que no slose niega a dejarlo pasar sino que lo rechaza; que no slo lo rechazasino que busca, en donde puede y como puede, otro discurso nopara reemplazarlo sin ms y definitivamente, sino para probarlo aver qu pasa. Es literatura femenina toda aqulla que paraescribirse necesit un paso hacia el continente negro (o mejor,hacia la playa blanca segn Christiane Olivier) para averiguarcmo se ve el mundo desde all y no desde ac, siendo el desdeall, entendmonos, la mudez histrica, el miedo a lo velado, lasoledad sin nombre, el oficio de Ariadna, el sndrome del segundoincompleto. Es literatura femenina toda aqulla que niega, rechazay abomina del culto del hroe, o del antihroe.

    Para decirlo suavemente, no es fcil. Pero tampoco es imposible.Ni somos las nicas privilegiadas: un varn tambin puede hacerlo;un varn que quiera y que se anime, que es todava menos fcil. Dehecho, algunos lo hicieron. El ejemplo clsico es Flaubert aunquea m Madame Bovary me parezca un libro execrable. Y un ejemplomenos clsico y ms digno de amor es Gnther Grass en ElRodaballo.

    Lo que s es fcil es aceptar, obedecer, decir s pap y escribircomo se nos ense que escriben las chicas buenas y los chicosbuenos. As es como un montonazo de escritoras (cada vez menos)sigue escribiendo del lado de ac, en algunos casos muy bien perosin aportar nada a la ms fascinante labor de reelaboracin,

  • 48

    reestructuracin, descubrimiento, invencin y enriquecimiento quese va haciendo poco a poco en todas partes.

    No, por supuesto que no, en cierto sentido la literatura no tienesexo, claro que no. No hacen falta los acertijos para saberlo. A verquin adivina, a esta pgina la escribi una mujer o un varn? Ya m qu me importa? A quin le importa? No es por ese caminopor el que vamos a llegar, si es que alguna vez llegamos, a unterreno y a un tiempo en el que no tengamos que defender palabrasobre palabra lo que escribe la mitad del mundo.

    Pero en cierto otro sentido s, la literatura tiene sexo. Yo dira quelo que tiene es gnero. Tratar de negar el gnero de un texto, tratarde despojarlo de su gnero, es como tratar de despojarlo de suideologa. No se entra a la literatura por la puerta del gnero ni porla puerta de la ideologa, tan cercanas una de la otra: se entra ala literatura por la puerta de la literatura, porque de otro modo loque sale es un panfleto y no un poema, un drama, un cuento o unanovela. Pero es que hay una inscripcin, un sello, un tejidoconjuntivo, un andamiaje que sostiene todo escrito, una ideologasubyacente, un gnero ubicuo. La mirada de un varn dueo delmundo, aun el ms miserable y el ms oprimido, dueo del mundo,es muy distinta, es otra, es opuesta, a la mirada de una mujer, sujeta,sueo, sombra por reina que sea. La ideologa y el autor/la autoracasi siempre coinciden (a veces no: Balzac); el gnero y la autora/el autor pueden no coincidir, por aquello que se deca antes, esode que una mujer puede no cuestionar, obedecer, portarse bien, nomoverse del lugar asignado (por otras personas) cuando escribe, yun varn en una de sas lo hace.

    De la mudez tradicional, de la mirada furtiva, del silenciohistrico se sale como se puede, cuando hay fervor por salir. Enocasiones no se puede, pero se hace el intento, quin no lo hahecho? Las heronas de los cuentos infantiles y par de contar. Haymujeres que han soltado la mordaza va la locura, la religin, elarte, la santidad, la enfermedad, la caridad, la rendicin e inclusola muerte. Por qu no habran de salir algunas del silencio por lava ms directo, la de la palabra?

    Y llegando a aquello de los grupos de seoras: ojal todas lasmujeres escribiramos. Las que estn tocadas por la chispa del

  • 49

    genio, las mediocres, las talentosas, las estpidas, las que nuncajams van a escribir algo bueno, las regularonas, las que escribencada vez mejor, las romanticonas, las superficiales, las buenastipas, las malas tipas, mis tas, la seora de la esquina, lasenfermeras, las seoronas paquetas, las gordas, las flacas, laspetisas, las altas, las maestras, las vendedoras de tienda, lasvilleras, las monjas, las prostitutas, las modelos, las fsicas atmicas,las polticas, las mendigas, las deportistas, las tacheras, las princesas,las cajeras de supermercado, todas. Sera una buena forma dellegar a compartir el poder.

    Porque las mujeres, que no somos una clase ni una raza, lasmujeres que somos todas hermanas y no lo sabemos muy bientodava, tenemos en comn:

    que somos marginales pero unas marginales de un tipomuy especial puesto que los marginales tienden a dejarde serlo y nosotras lo hemos sido siempre, nacemossindolo, lo somos, y quiz nos muramos sindolo;

    que somos mayora en el mundo y se nos trata, vivimosy actuamos como una minora;

    que somos seres para otros seres, seamos reinas o vaga-bundas, vrgenes o rameras;

    que somos habladas desde los otros seres; y que carecemos de poder.

    Que un grupo de esos seres marginales, mujeres desconocidaspara s mismas, abnegadaas y falsamente minoritarias, se renapara leerse malos poemas sentimentaloides, felicitarse y seguirescribiendo pavadas, no es un peligro para nadie ni mucho menos.Las personas que no tienen poder no son peligrosos (a menos quese unan y lo adquieran por los medios que sea, cosa que las mujeresestamos lejos de proponernos hacer) porque los que s tienen poderlas destruyen por todos o algunos de los medios a su alcance. Esosgrupos no significan nada, no cambian nada, no degeneran nada,no confunden nada. Son nada ms que eso: mujeres que estn solasaunque tengan miles de amigos y grandes familias; mujeres;desocupadas porque fueron educadas para serlo y no supieron, no

  • 50

    pudieron, no se animaron a mandar todo al diablo para construirseotra vida.

    Lo que escriben, no lo s pero es previsible, no vale nada. Y qu.Siempre ha habido una alta dosis de mediocridad en todo lo quela humanidad hace en este mundo. O como dijo el seor Ballard queno es uno de los amores de mi vida pero que tiene sus chispazos,cuando le reprocharon que el 90% de la ciencia-ficcin fuera unabasura: El 90% de TODO es una basura.

    No son esos grupos los que hicieron que el mundo dictaminara(si es que lo ha hecho) que la poesa es cosa de mujeres. Es, denuevo, el discurso social. Todo aquello que pasa a ocupar un lugarsecundario o desprestigiado es automticamente cosa de mujeres.La religin, la docencia, la poesa fueron centrales en su momento:los seores se movan como dueos en esos crculos y se quemabaen la hoguera a la mujer que pretendiera un lugar en esasactividades. En cuanto el centro se desplaza hacia otro tipo dedisciplina, el lugar queda vacante para ser ocupado por las mujeresque ya se sabe somos tontas, superficiales, intuitivas, lloronas, queno tenemos nada que hacer, que nos dedicamos a la beneficencia,a los ts canasta, a pedir plata a nuestros maridos, a mirarteleteatros y a los desfiles de modelos (vayamos a preguntar a lasmujeres de las villas). Se dictamina, all, lejos de nosotras, que sonesas actividades las que nos corresponden, para despusreprochrnoslas como si fueran delitos o faltas con las que nacemos.Son cosas que van cambiando, claro que s, era peor en tiemposde mi mam y no digo nada en los de mis abuelas, pero que siguenvigentes en ciertas clases y en el interior, en donde son msrgidas las delimitaciones entre lo que las mujeres debemos y nodebemos hacer.

    Es necesario entonces adquirir una conciencia crtica; es nece-sario saber dudar, cuestionar, decir que no. Es necesario aprenderque siempre se puede ir un paso ms all, averiguar lo que haydebajo o a un costado o atrs. Las buenas mujeres que se renena tomar t y a leer poemas que hablan de la soledad de sus almasatribuladas, no son nuestras enemigas, no son tan distintas denosotras: son aqullas de nuestras hermanas que se quedaron enla mitad del camino. Quisieron, efectivamente; y no pudieron,

  • 51

    desdichadamente. Las venci una sociedad que les marc lmites yconductas y ellas no supieron desobedecer, dudar, decir que no: sela creyeron y arremetieron a ciegas y hoy no les queda nada. Quizen su casa son unas arpas, quiz atormentan al marido, tiranizana los hijos, odian a las nueras, maltratan a la muchacha por horas,hablan pestes de las amigas con otras amigas. Qu las tortura?Qu quisieron ser? Empresarias, abogadas, bataclanas, para-caidistas, corredoras de frmula uno, diputadas, guas de turismo,escengrafas? Llegaron siquiera a sospechar que queran ser otracosa y no sa que les dijeron que deban ser? Si hubieran podidointentar algo distinto, algunas hubieran fracasado, qu dudacabe?; algunas hubieran tenido xito a medias, alguna hubierallegado a ser la primera en lo suyo. Hoy van una vez por semanaa tomar el t y a leer tonteras. No, no les interesa la literatura, elrigor, el trabajo duro, la bsqueda, por qu habra de interesarles?Les interesa saber que hay otras a las que les pas lo mismo que aellas: se renen a leer versos que es una manera de llorarse la vida.

    Ni ellas ni la poesa de circunstancias ni el verso sentimentaloidetienen poder para cambiar nada, para imponer nada, ni parahacerle creer a nadie que lo que hacen es literatura de la buena,ni para ocupar el espacio que le corresponde a un texto con estaturaesttica. Si en alguna oportunidad un funcionario chiquito as lehizo un lugarcito chiquito as a una de esas poesas, eso tampococambia nada; si en otra oportunidad un jurado compuesto poramigos premi algn engendro lleno de efusiones sentimentales opatriticas, tampoco sucede nada importante. Quedmonos tran-quilas.

    O mejor no, no nos quedemos tranquilas. Sigamos escribiendo,pero sobre todo sigamos haciendo los esfuerzos necesarios para noequivocarnos, para tratar de ver qu es lo que hay en verdad detrsde lo que nos parece cursi o estpido, para dar un paso ms all,para echar sobre el mundo esa mirada distinta que nos encaminahacia lo que somos y no hacia lo que nos han dicho que somos.

  • Indice

    La hija de la pescadora,Ursula Le Guin / 9

    Seoras, Anglica Gorodischer / 45