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Por bancarrota de la Internacional se entiende a veces tan sólo el aspecto formal de la cuestión, la interrupción de las relacio- nes internacionales entre los partidos socialistas de los países beligerantes, la imposibilidad de celebrar una conferencia inter- nacional, de reunir el Buró Socialista Internacional 1 , etc. Este es el punto de vista de algunos socialistas de los pequeños países neutrales e incluso, probablemente, de la mayoría de los parti- dos oficiales de esos países, y también de los oportunistas y de sus defensores. En la prensa rusa esta posición fue mantenida, con una franqueza digna de profundo reconocimiento, por el señor V. Kosovski, quien asume su defensa en el núm. 8 de la Hoja de Información del Bund 2 , con la particularidad de que la redacción de la Hoja no dice ni una palabra que muestre su dis- entimiento del autor. Es de esperar que la defensa del naciona- lismo por el Sr. Kosovski, el cual llega al extremo de justificar a los socialdemócratas alemanes, que votaron los créditos de gue- rra, ayude a muchos obreros a convencerse definitivamente del carácter nacionalista burgués del Bund. Para los obreros conscientes, el socialismo es una convicción profunda y no una tapadera cómoda para ocultar tendencias con- ciliadoras pequeñoburguesas y de oposición nacionalista. Por ban- carrota de la Internacional, estos obreros entienden la flagrante trai-ción de la mayoría de los partidos socialdemócratas oficiales a sus convicciones y a las solemnes declaraciones hechas du- rante los discursos pronunciados en los congresos internaciona- les de Stuttgart y Basilea 3 , en las resoluciones de estos congre- sos, etc. Los únicos que pueden no ver esta traición son los que no quieren verla, aquéllos a quienes no conviene verla. Para for- mular de manera científica esta cuestión, es decir, desde el punto de vista de las relaciones entre las clases de la sociedad moder- na, debemos decir que la mayoría de los partidos socialdemó- cratas, llevando a la cabeza en primer término al partido alemán, el más numeroso e influyente de la II Internacional, se han puesto al lado de su Estado Mayor Central, de su gobierno y de su bur- guesía, contra el proletariado. Es éste un acontecimiento de importancia histórica universal, y no podemos menos de detener- nos a analizarlo con el mayor detenimiento posible. Es un hecho reconocido desde hace tiempo que, a pesar de todos los horrores y calamidades que provocan las guerras, éstas reportan un ben- eficio más o menos grande, pues descubren, denuncian y destru- yen implacablemente muchos elementos podridos, caducos y muertos de las instituciones humanas. La guerra europea de 1914-1915 también ha empezado a reportar beneficios induda- bles a la humanidad, al mostrar a la clase avanzada de los países civilizados que en sus partidos ha madurado un repugnante abs- ceso purulento y que hay algo que despide un insoportable olor a muerto. I ¿Es o no un hecho que los principales partidos socialistas de Eu- ropa han traicionado todas sus convicciones y todos sus objeti- vos? Este es un tema que no les gusta tocar, como es natural, ni a los mismos traidores ni a los que saben a ciencia cierta -o adi- vinan confusamente- que se verán en la necesidad de vivir en paz y amistad con aquéllos. Pero por muy desagradable que esto sea para los distintos "hombres de prestigio" de la II Internacional o para sus amigos de fracción entre los socialdemócratas de Rusia, debemos mirar las cosas de cara, llamarlas por su nombre y decir a los obreros la verdad. ¿Existen datos concretos que nos muestren cuál era el punto de vista que, en vísperas de la guerra actual y en previsión de la mis- ma, sustentaban los partidos socialistas en cuanto a sus tareas y a su táctica? Existen, indudablemente. Se trata de la resolución aprobada por el Congreso Socialista Internacional, celebrado en 1912 en Basilea, y que reproducimos junto a la resolución del con- greso socialdemócrata alemán celebrado el mismo año en Chem- nitz 4 , como un recordatorio de las "palabras olvidadas" del socia- lismo. Esta resolución, resumen de numerosísimos escritos de agitación y propaganda contra la guerra publicados en todos los países, es la exposición más exacta y completa, más solemne y formal de los puntos de vista socialistas sobre la guerra y de la táctica socialista frente a la guerra. No se puede dar otro nombre que el de traición al simple hecho de que ni uno de los hombres UNTREF VIRTUAL | 1 LA BANCARROTA DE LA II INTERNACIONAL Lenin LA BANCARROTA DE LA II INTERNACIONAL

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Postura de Lenin sobre el imperialismo y la guerra

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Por bancarrota de la Internacional se entiende a veces tan sóloel aspecto formal de la cuestión, la interrupción de las relacio-nes internacionales entre los partidos socialistas de los paísesbeligerantes, la imposibilidad de celebrar una conferencia inter-nacional, de reunir el Buró Socialista Internacional1, etc. Este esel punto de vista de algunos socialistas de los pequeños paísesneutrales e incluso, probablemente, de la mayoría de los parti-dos oficiales de esos países, y también de los oportunistas y desus defensores. En la prensa rusa esta posición fue mantenida,con una franqueza digna de profundo reconocimiento, por elseñor V. Kosovski, quien asume su defensa en el núm. 8 de laHoja de Información del Bund2, con la particularidad de que laredacción de la Hoja no dice ni una palabra que muestre su dis-entimiento del autor. Es de esperar que la defensa del naciona-lismo por el Sr. Kosovski, el cual llega al extremo de justificar alos socialdemócratas alemanes, que votaron los créditos de gue-rra, ayude a muchos obreros a convencerse definitivamente delcarácter nacionalista burgués del Bund.

Para los obreros conscientes, el socialismo es una convicciónprofunda y no una tapadera cómoda para ocultar tendencias con-ciliadoras pequeñoburguesas y de oposición nacionalista. Por ban-carrota de la Internacional, estos obreros entienden la flagrantetrai-ción de la mayoría de los partidos socialdemócratas oficialesa sus convicciones y a las solemnes declaraciones hechas du-rante los discursos pronunciados en los congresos internaciona-les de Stuttgart y Basilea3, en las resoluciones de estos congre-sos, etc. Los únicos que pueden no ver esta traición son los queno quieren verla, aquéllos a quienes no conviene verla. Para for-mular de manera científica esta cuestión, es decir, desde el puntode vista de las relaciones entre las clases de la sociedad moder-na, debemos decir que la mayoría de los partidos socialdemó-cratas, llevando a la cabeza en primer término al partido alemán,el más numeroso e influyente de la II Internacional, se han puestoal lado de su Estado Mayor Central, de su gobierno y de su bur-guesía, contra el proletariado. Es éste un acontecimiento de

importancia histórica universal, y no podemos menos de detener-nos a analizarlo con el mayor detenimiento posible. Es un hechoreconocido desde hace tiempo que, a pesar de todos los horroresy calamidades que provocan las guerras, éstas reportan un ben-eficio más o menos grande, pues descubren, denuncian y destru-yen implacablemente muchos elementos podridos, caducos ymuertos de las instituciones humanas. La guerra europea de1914-1915 también ha empezado a reportar beneficios induda-bles a la humanidad, al mostrar a la clase avanzada de los paísescivilizados que en sus partidos ha madurado un repugnante abs-ceso purulento y que hay algo que despide un insoportable olor amuerto.

I

¿Es o no un hecho que los principales partidos socialistas de Eu-ropa han traicionado todas sus convicciones y todos sus objeti-vos? Este es un tema que no les gusta tocar, como es natural, nia los mismos traidores ni a los que saben a ciencia cierta -o adi-vinan confusamente- que se verán en la necesidad de vivir en pazy amistad con aquéllos. Pero por muy desagradable que esto seapara los distintos "hombres de prestigio" de la II Internacional opara sus amigos de fracción entre los socialdemócratas de Rusia,debemos mirar las cosas de cara, llamarlas por su nombre y decira los obreros la verdad.

¿Existen datos concretos que nos muestren cuál era el punto devista que, en vísperas de la guerra actual y en previsión de la mis-ma, sustentaban los partidos socialistas en cuanto a sus tareas ya su táctica? Existen, indudablemente. Se trata de la resoluciónaprobada por el Congreso Socialista Internacional, celebrado en1912 en Basilea, y que reproducimos junto a la resolución del con-greso socialdemócrata alemán celebrado el mismo año en Chem-nitz4, como un recordatorio de las "palabras olvidadas" del socia-lismo. Esta resolución, resumen de numerosísimos escritos deagitación y propaganda contra la guerra publicados en todos lospaíses, es la exposición más exacta y completa, más solemne yformal de los puntos de vista socialistas sobre la guerra y de latáctica socialista frente a la guerra. No se puede dar otro nombreque el de traición al simple hecho de que ni uno de los hombres UNTREF VIRTUAL | 1

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LA BANCARROTA DE LA II INTERNACIONAL

prestigiosos de la Internacional de ayer y del socialchovinismode hoy -ni Hyndman, ni Guesde, ni Kautsky, ni Plejánov- se deci-dan a recordar a sus lectores esta resolución, y, o bien la silencianpor completo, o bien citan (como Kautsky) los pasajes secun-darios de la misma, pasando por alto todo lo sustancial. Por unlado, las resoluciones más "izquierdistas" y archirrevoluciona-rias; y, por otro, la abjuración o el olvido más desvergonzado deestas resoluciones: he aquí una de las manifestaciones más pa-tentes de la bancarrota de la Internacional y, a la vez, una de laspruebas más palpables de que únicamente ahora pueden creeren la "enmienda" del socialismo y en la "rectificación de su tra-yectoria" con meras resoluciones las personas en quienes unaingenuidad sin precedentes corre pareja con un ladino deseo deperpetuar la vieja hipocresía.

Apenas fue ayer, podríamos decir, cuando Hyndman, en víspe-ras de la guerra, optó por la defensa del imperialismo, y todoslos socialistas "decentes" lo tenían por un tipo raro que habíaperdido el juicio, y nadie hablaba de él más que en tono despec-tivo. Hoy, en cambio, los líderes más destacados de la socialde-mocracia de todos los países se han deslizado hasta el fin a lasposiciones de Hyndman, diferenciándose entre sí únicamentepor el matiz y por el temperamento. Y nos encontramos en laabsoluta imposibilidad de valorar y caracterizar en términos máso menos parlamentarios el valor cívico de unos hombres como,por ejemplo, los redactores de Nashe Slovo5, cuando escribencon desdén, al referirse al "señor" Hyndman, y hablan o callancon todo respeto (¿o sumisión servil?), al referirse al "camara-da" Kautsky. ¿Cómo es posible compaginar semejante actitudcon el respeto al socialismo y, en general, con el respeto a lasconvicciones de uno mismo? Si no está convencido de la fala-cia y de la nocividad del chovinismo de Hyndman, ¿no habrá dedirigir las críticas y los ataques contra el defensor más influyentey más peligroso de tales opiniones, contra Kautsky?

Quien ha expuesto tal vez con más detalle en estos últimostiempos los puntos de vista de Guesde ha sido el guesdista Car-los Dumas en su opúsculo titulado La paz que deseamos. Este"jefe del gabinete de Julio Guesde" -así firma en la portada delfolleto- "cita", naturalmente, las viejas declaraciones de los so-

cialistas hechas en tonos patrióticos (como las cita asimismo ensu último folleto sobre la defensa de la patria el socialchovinistaalemán David), ¡pero no cita el Manifiesto de Basilea! Plejánov,que nos ofrece con un aire de extraordinaria suficiencia triviali-dades chovinistas, también silencia este manifiesto. Kautsky separece a Plejánov: al citar el Manifiesto de Basilea, omite todossus pasajes revolucionarios (es decir, ¡todo su contenido esen-cial!), probablemente con el pretexto de la censura... ¡La policíay las autoridades militares, con su censura, que prohíbe hablarde la lucha de las clases y de la revolución, han acudido "opor-tunamente" en ayuda de los traidores al socialismo!

Pero, ¿no será el Manifiesto de Basilea un llamamiento insus-tancial, sin ningún contenido preciso, ni histórico, ni táctico, di-rectamente relacionado con la guerra concreta de hoy?

Todo lo contrario. En la resolución de Basilea encontramos me-nos fraseología huera y más contenido concreto que en otras re-soluciones. La resolución de Basilea habla precisamente de estamisma guerra que ha estallado ahora, se refiere precisamente alos mismos conflictos imperialistas que se han desencadenado en1914-1915. Los conflictos entre Austria y Servia a causa de losBalcanes, entre Austria e Italia a causa de Albania, etc., entre In-glaterra y Alemania a causa de los mercados y de las colonias engeneral, entre Rusia y Turquía etc., a causa de Armenia y Cons-tantinopla; de esto habla la resolución de Basilea, al prever ni másni menos que la guerra actual. ¡Es precisamente a la guerra dehoy entre las "grandes potencias de Europa" a lo que se refiere laresolución de Basilea cuando dice que esa guerra "en modo algunopuede justificarse con ningún pretexto de interés popular"!

Y si ahora Plejánov y Kautsky -tomamos a los dos socialistas deprestigio más típicos y que tenemos más a mano, pues uno es-cribe en ruso y el otro es traducido al ruso por los liquidadores6-andan a la busca (auxiliados por Axelrod) de diversos "justifican-tes populares" (o, mejor dicho, populacheros, tomados de la pren-sa sensacionalista burguesa) para la guerra; si se remiten, conaire docto y con un buen acopio de citas falsas atribuidas a Marx,a los "ejemplos" de las guerras de 1813 y 1870 (Plejánov) o alas de 1854-1871, 1876-1877 y 1897 (Kautsky), sólo personas, UNTREF VIRTUAL | 2

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que, en verdad, no tienen ni sombra de convicciones socialistasni asomo de conciencia socialista pueden tomar "en serio" se-mejantes argumentos y darles otros nombres que no sean losde jesuitismo inaudito, hipocresía y prostitución del socialismo.Dejemos que la dirección alemana del partido (el Vorstand)lance anatemas contra la nueva revista de Metering y RosaLuxemburgo (La Internacional)7 por haber dado a Kautsky lacalificación que merece; dejemos que Vandervelde, Plejánov,Hyndman y compañía, ayudados por la policía de la "Triple En-tente"8, traten de la misma manera a sus adversarios. Para con-testarles nos limitaremos a transcribir el Manifiesto de Basilea,que denuncia este viraje de los líderes, al que no se puede darotro nombre que el de traición.

La resolución de Basilea no habla de la guerra nacional ni de laguerra popular, de las que ha habido ejemplos en Europa y queincluso han sido típicas para el período de 1789-1871, ni de laguerra revolucionaria -a la que nunca han renunciado los social-demócratas-, sino de la guerra actual desplegada en el terrenodel "imperialismo capitalista" y de los "intereses dinásticos", enel terreno de la "política de conquistar" de ambos grupos depotencias beligerantes, tanto del austro-alemán como del anglo-franco-ruso. Plejánov, Kautsky, y compañía engañan lisa y llana-mente a los obreros cuando repiten las mentiras interesadas dela burguesía de todos los países, la cual hace denodados es-fuerzos por presentar esta guerra imperialista, colonial y expo-liadora como una guerra popular y defensiva (para quienquieraque sea), y cuando buscan para justificarla ejemplos históricosde guerras no imperialistas.

El carácter imperialista, expoliador y antiproletario de esta gue-rra ha dejado de ser desde hace tiempo una cuestión puramen-te teórica. El imperialismo ha sido valorado ya teóricamente entodos sus rasgos principales como la lucha de la burguesía ago-nizante, decrépita y podrida, por el reparto del mundo y el so-juzgamiento de las naciones "pequeñas"; miles de veces hansido repetidos estos argumentos en las innumerables publica-ciones periódicas de los socialistas de todos los países; el fran-cés Delaisi, por ejemplo, representante de una nación "aliada"

con respecto a nosotros, explicó de una manera popular, en sufolleto La guerra que se avecina (¡en 1911!) el carácter expolia-dor de la guerra actual en lo que respecta también a la burgue-sía francesa. Pero esto no es todo. Los representantes de lospartidos proletarios de todos los países expresaron en Basilea,de un modo unánime y formal, su convicción inquebrantable deque la guerra que iba a estallar tendría precisamente un carác-ter imperialista, e hicieron de esto deducciones tácticas. Por es-ta razón, entre otras, deben ser rechazadas en el acto, como so-fismas, todas las alusiones a que las diferencias entre la tácticanacional e internacional han sido insuficientemente estudiadas(véase la última interviú de Axelrod en los núms. 87 y 90 de Na-she Slovo), etc. etc. Esto es un sofisma, pues una cosa es elestudio científico de todos los aspectos del imperialismo -estu-dio que sólo está comenzando y que, por su naturaleza, no tienefin, como no lo tiene la ciencia en general-, y otra cosa son losfundamentos de la táctica socialista contra el imperialismo capi-talista, fundamentos que han sido expuestos en los millones deejemplares de periódicos socialdemócratas y en la resolución dela Internacional. Los partidos socialistas no son clubs de debates,sino organizaciones del proletariado en lucha, y cuando variosbatallones se pasan al enemigo, se les debe llamar traidores, sin"dejarse llevar" por discursos hipócritas acerca de que "no to-dos" comprenden "de igual manera" el imperialismo, de que, porejemplo, el chovinista Kautsky y el chovinista Cunow son ca-paces de escribir tomos enteros sobre esto, de que el problema"no ha sido suficientemente debatido", etc., etc. El capitalismonunca será estudiado hasta el fin en todas las manifestacionesde su naturaleza expoliadora y en todas las minúsculas ramifi-caciones de su desarrollo histórico y de sus peculiaridades nacio-nales; los investigadores (y sobre todo los pedantes) nunca de-jarán de discutir sobre cuestiones de detalle. Seria ridículo renun-ciar, "con este motivo", a la lucha socialista contra el capitalismo yno oponerse a quienes han traicionado esta lucha; mas ¿qué otracosa nos proponen Kautsky, Cunow, Axelrod y consortes?

Ahora, cuando la guerra ya ha empezado, ¡nadie ha intentadosiquiera analizar la resolución de Basilea y demostrar que eserrónea!

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II

Pero ¿tal vez los socialistas sinceros abogaban por la resolu-ción de Basilea, suponiendo que la guerra iba a crear una situa-ción revolucionaria, mientras que los acontecimientos frustraronestas esperanzas y la revolución resultó ser imposible?

Con este sofisma, precisamente, trata de justificar Cunow (en elfolleto ¿Bancarrota del partido? y en varios artículos) su paso alcampo de la burguesía. Esos mismos "argumentos", en formade alusiones, nos los ofrecen casi todos los socialchovinistas,con Kautsky a la cabeza. Las esperanzas puestas en la revolu-ción han resultado ilusorias, y los marxistas no se dedican adefender ilusiones. Así razona Cunow, con la particularidad deque este struvista9 no dice ni una palabra de las "ilusiones" detodos cuantos firmaron el Manifiesto de Basilea, pero, comohombre de acrisolada nobleza, ¡trata de echar el muerto a los dela extrema izquierda, del tipo de Pannekoek y Rádek!

Examinemos la esencia del argumento, según el cual los auto-res del Manifiesto de Basilea esperaban sinceramente la revolu-ción, pero se vieron desmentidos por los acontecimientos. ElManifiesto de Basilea dice: 1) que la guerra provocará una cri-sis económica y política; 2) que los obreros considerarán uncrimen participar en la guerra; que será un crimen "ponerse adisparar unos contra otros en aras de las ganancias de los ca-pitalistas, de ambiciones dinásticas o del cumplimiento de lostratados diplomáticos secretos"; que la guerra despertará en losobreros "cólera e indignación"; 3) que esa crisis y ese estado deánimo de los obreros deben ser aprovechados por los socialis-tas para "agitar al pueblo y acelerar el hundimiento del capitalis-mo"; 4) que los "gobiernos" -todos sin excepción- no puedendesencadenar la guerra "sin correr un grave peligro"; 5) que losgobiernos "temen la revolución proletaria"; 6) que los gobiernos"deben tener presente" la Comuna de París (es decir, la guerracivil), la revolución de 1905 en Rusia, etc. Todas estas son ideasperfectamente claras, en las que no figura la garantía de que larevolución ha de venir; en lo que hacen hincapié estas ideas esen la característica exacta de los hechos y de las tendencias.Quien diga, a propósito de estas ideas y razonamientos, que la

revolución que se esperaba ha resultado ser una ilusión, demues-tra adoptar ante la revolución una actitud que no es marxista,sino struvista, policíaca, abjuracionista.

A un marxista no le cabe duda de que la revolución es imposiblesin una situación revolucionaria; además, no toda situación re-volucionaria desemboca en una revolución. ¿Cuáles son, en tér-minos generales, los síntomas distintivos de una situación re-volucionaria? Seguramente no incurrimos en error si señalamosestos tres síntomas principales: 1) La imposibilidad para lasclases dominantes de mantener inmutable su dominación; tal ocual crisis de las "alturas", una crisis en la política de la clase do-minante que abre una grieta por la que irrumpen el descontentoy la indignación de las clases oprimidas. Para que estalle la re-volución no suele bastar con que "los de abajo no quieran", sinoque hace falta, además, que "los de arriba no puedan" seguir vi-viendo como hasta entonces. 4) Una agravación, fuera de lo co-mún, de la miseria y de los sufrimientos de las clases oprimidas.3) Una intensificación considerable, por estas causas, de la ac-tividad de las masas, que en tiempos de "paz" se dejan expoliartranquilamente, pero que en épocas turbulentas son empujadas,tanto por toda la situación de crisis, como por los mismos "dearriba", a una acción histórica independiente.

Sin estos cambios objetivos, no sólo independientes de la volun-tad de los distintos grupos y partidos, sino también de la voluntadde las diferentes clases, la revolución es, por regla general, im-posible. El conjunto de estos cambios objetivos es precisamentelo que se denomina situación revolucionaria. Esta situación se dioen 1905 en Rusia y en todas las épocas revolucionarias en Oc-cidente; pero también existió en la década del 60 del siglo pasa-do en Alemania, en 1859-1861 y en 1879-1880 en Rusia, a pesarde lo cual no hubo revolución en esos casos. ¿Por qué? Porqueno toda situación revolucionaria origina una revolución, sino tansólo la situación en que a los cambios objetivos arriba enume-rados se agrega un cambio subjetivo, a saber: la capacidad dela clase revolucionaria de llevar a cabo acciones revolucionariasde masas lo suficiente fuertes para romper (o quebrantar) el vie-jo gobierno, que nunca, ni siquiera en las épocas de crisis, "cae-rá" si no se le "hace caer". UNTREF VIRTUAL | 4

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Tales son los puntos de vista marxistas sobre la revolución,infinidad de veces desarrollados y reconocidos como indiscuti-bles por todos los marxistas, y que para nosotros, los rusos,obtuvieron clarísima confirmación en la experiencia de 1905.¿Qué presuponía en este sentido el Manifiesto de Basilea de1912 y qué ocurrió en 1914-1915?

Presuponía una situación revolucionaria, concisamente descritacon la expresión de "crisis económica y política". ¿Se produjoesta situación? Sin duda. El socialchovinista Lensch (que de-fiende el chovinismo de una manera más abierta, franca y hon-rada que los hipócritas Cunow, Kautsky, Plejánov y compañía)llegó a decir que "lo que estamos viviendo es una revoluciónpeculiar" (pág. 6 de su folleto La socialdemocracia alemana y laguerra, Berlín, 1915). Nos hallamos en presencia de una crisispolítica: ni un solo gobierno tiene seguridad en el día de maña-na, ni uno solo está libre del peligro de una bancarrota finan-ciera, de perder territorio, de ser expulsado de su país (comofue expulsado el gobierno de Bélgica). Todos los gobiernos es-tán viviendo sobre un volcán; ellos mismos apelan a la iniciativay al heroísmo de las masas. Todo el régimen político de Europase estremece, y seguramente nadie negará que hemos entrado(y que entramos más a fondo cada vez -escribo estas líneas eldía en que Italia declaró la guerra) en un período de gigantescasconmociones políticas. Cuando Kautsky, a los dos meses deestallar la guerra, escribe en Neue Zeit10 (el 2 de octubre de1914) que "jamás un gobierno es tan fuerte, ni los partidos tandébiles, como al comienzo de una guerra", estas palabras con-stituyen un ejemplo más de cómo Kautsky falsifica la cienciahistórica para agradar a los Südekum y demás oportunistas.Jamás un gobierno necesita tanto el acuerdo entre todos lospartidos de las clases dominantes y la sumisión "pacífica" de lasclases oprimidas a esta dominación como en tiempo de guerra.Esto en primer lugar; y en segundo, si al "comenzar la guerra"especialmente en el país que espera lograr una rápida victoria,el gobierno parece omnipotente, nadie, nunca ni en ningunaparte del mundo ha vinculado sus esperanzas de una situaciónrevolucionaria exclusivamente al "comienzo" de la guerra, nimucho menos ha identificado "lo aparente" con lo real.

Todo el mundo sabía, veía y reconocía que la guerra europeaiba a ser más dura que todas las precedentes. La experiencia dela guerra lo confirma más y más. La guerra se extiende. Loscimientos políticos de Europa se estremecen más cada vez. Lasmasas sufren terriblemente, y los esfuerzos de los gobiernos, dela burguesía y de los oportunistas por silenciar estos sufrimien-tos van de fracaso en fracaso. La guerra proporciona a ciertosgrupos de capitalistas beneficios inauditos, escandalosos. Laagudización de las contradicciones es enorme. La sorda indi-gnación de las masas, la aspiración confusa de las capas opri-midas y atrasadas a una buena paz ("democrática"), la protestaque comienza entre "los de abajo": todos estos son hechos in-discutibles. Y cuanto más dura es y más se agrava la guerra,más fomentan y más tienen que fomentar los gobiernos la activi-dad de las masas, exhortándolas al espíritu de sacrificio y a po-ner en tensión extraordinaria sus fuerzas. La experiencia de laguerra, lo mismo que la experiencia de toda crisis de la historia,de toda gran calamidad y de todo viraje en la vida del hombre,embrutece a unos y quebranta su voluntad, pero, en cambio,ilustra y templa a otros, y en resumidas cuentas, en la historiade todo el mundo, el número y la fuerza de éstos, a excepciónde algunos casos aislados de decadencia y ruina de tal o cualEstado, son superiores al número y a la fuerza de aquéllos.

La conclusión de la paz no puede suprimir "de golpe" todos es-tos sufrimientos ni toda esta agudización de las contradicciones.Por el contrario, en muchos aspectos hará que estos sufrimien-tos sean más sensibles y resulten sobre todo evidentes para lasmasas atrasadas de la población.

En pocas palabras, en la mayoría de los países avanzados y delas grandes potencias de Europa la situación revolucionaria es unhecho. En este sentido, las previsiones del Manifiesto de Basilease han visto plenamente confirmadas. Negar directa o indirecta-mente esta verdad o silenciarla, como hacen Cunow, Plejánov,Kautsky y companía es atentar gravemente contra la verdad, en-gañar a la clase obrera y servir a la burguesía. En el Sotsial-De-mokrat11 (núms. 34, 40 y 41) citamos datos demostrativos de quelas personas que temen la revolución, los curas pequeñoburgue-

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ses cristianos, los Estados Mayores y los periódicos de los mil-lonarios se ven obligados a reconocer la existencia de síntomasde una situación revolucionaria en Europa*.

¿Durará, mucho esta situación? Hasta qué extremo ha de agra-varse aún? ¿Desembocará en una revolución? No lo sabemos,ni nadie puede saberlo. La respuesta sólo nos la dará la experi-encia del desarrollo del estado de ánimo revolucionario de laclase avanzada, del proletariado, y de su paso a acciones revolu-cionarias. Aquí no cabe hablar de "ilusiones": en general ni de surefutación, pues ningún socialista, nunca ni en parte alguna, hagarantizado que hayan de ser precisamente la guerra actual (yno la siguiente) y la situación revolucionaria actual (y no la demañana) las que originen la revolución. De lo que se trata aquíes del deber más indiscutible y más esencial de todos los socia-listas: el de revelar a las masas la existencia de una situaciónrevolucionaria, de explicar su amplitud y su profundidad, de des-pertar la conciencia revolucionaria y la decisión revolucionariadel proletariado, de ayudarle a pasar a las acciones revolucio-narias y a crear organizaciones que correspondan a la situaciónrevolucionaria y sirvan para trabajar en ese sentido.

Ni un solo socialista influyente y responsable se ha atrevido ja-más a poner en duda que ése es precisamente el deber de lospartidos socialistas. Por eso el Manifiesto de Basilea, que no hadifundido ni alimentado la menor 'ilusión", al referirse precisa-mente a este deber de los socialistas, dice: agitar, "sacudir" alpueblo (y no adormecerlo con el chovinismo, como hacen Ple-jánov, Axelrod, Kautsky), "aprovechar" la crisis para "acelerar" labancarrota del capitalismo, inspirarse en los ejemplos de laComuna y de octubre-diciembre de 1905.12 El incumplimientode este deber suyo por los partidos actuales es lo que consti-tuye precisamente su traición, su muerte política, el abandonodel papel que les incumbe, su paso al lado de la burguesía.

III

Pero ¿cómo ha podido ocurrir que los representantes y los lí-deres más destacados de la II Internacional hayan traicionado al

socialismo? Más adelante analizaremos con detenimiento estacuestión, después de haber examinado primero los intentos he-chos por justificar "teóricamente" esta traición. Procuremos ca-racterizar las teorías principales del socialchovinismo, represen-tantes de las cuales podemos considerar a Plejánov (éste repite,sobre todo, los argumentos de los chovinistas anglo-franceses,de Hyndman y de sus nuevos partidarios) y a Kautsky (éste adu-ce argumentos mucho más "sutiles" que aparentan una solidezteórica incomparablemente mayor).

Tal vez la más primitiva de todas sea la teoría de "quiénempezó". Hemos sido atacados y nos defendemos; los intere-ses del proletariado exigen que se rechace a los perturbadoresde la paz europea. Es una repetición de las declaraciones detodos los gobiernos y de las declaraciones de la prensa burgue-sa y amarilla de todo el mundo... Plejánov adorna incluso estavulgaridad tan manoseada con las jesuíticas apelaciones a la"dialéctica" que nunca le falta a este autor: para tener en cuen-ta la situación concreta dice, es preciso, ante todo, hallar al queempezó y sentarle la mano, aplazando para otra situación lasdemás cuestiones (véase el folleto de Plejánov Sobre la guerra,París, 1914, y la repetición de sus razonamientos por Axelrod enGolos13, núms. 86 y 87). Plejánov ha batido el récord en el no-ble arte de sustituir la dialéctica por la sofistería. El sofista tomauno de los "argumentos" por separado; pero ya Hegel decía contoda razón que se pueden encontrar "argumentos" absolutamentepara todo. La dialéctica exige un análisis completo del f-nómenosocial concreto en su desarrollo y que lo exterior y aparente seareducido a las fuerzas motrices esenciales, al desarrollo de lasfuerzas productivas y a la lucha de las clases. Plejánov saca unacita de la prensa socialdemócrata alemana: los propios alemanes,dice, reconocían antes de la guerra que Austria y Alemania eranlas promotoras y con eso basta. Plejánov calla el hecho de quelos socialistas rusos habían denunciado en muchas ocasioneslos planes de conquistas del zarismo con respecto a Galitzia,

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* Véase Y. L Lenin, Una voz alemana sobre la guerra; Una ilustración de laconsigna de la guerra civil; Los filántropos burgueses y la socialdemocraciarevolucionaria. Obras Completas, 5ª ed. en ruso, t. 26. (N. de la Edit.)

Armenia, etc. Plejánov no hace el menor intento de referirse a lahistoria económica y diplomática, aunque no sea más que la deestos tres últimos decenios; pero esta historia demuestra de unmodo irrefutable que la anexión de colonias, la expoliación detierras ajenas, el desalojamiento y la ruina del competidor másafortunado han constituido precisamente el eje principal de lapolítica seguida por los dos grupos de potencias que hoy estánen guerra*.

Aplicada a las guerras, la tesis fundamental de la dialéctica, ter-giversada con tanto descaro por Plejánov para complacer a laburguesía, dice que "la guerra es una simple continuación de lapolítica por otros medios" (violentos precisamente). Esa es lafórmula de Clausewitz*, uno de los grandes autores de historiamilitar cuyas ideas fueron fecundadas por Hegel. Y ese ha sidosiempre el punto de vista de Marx y Engels, que considerabantoda guerra una continuación de la política de las mismas poten-cias interesadas -y de las distintas clases dentro de ellas- en unmomento dado.

El burdo chovinismo de Plejánov adopta exactamente la mismaposición teórica que el chovinismo más sutil, conciliador y em-palagoso de Kautsky, cuando éste santifica el paso de los socia-listas de todos los países al lado de "sus" capitalistas con elsiguiente razonamiento:

Todos tienen el derecho y la obligación de defender, su patria; elverdadero internacionalismo consiste en reconocer este dere-cho a los socialistas de todas las naciones, incluidas las que seencuentran en guerra con la mía... (véase Neue Zeit del 2 deoctubre de 1914 y otros escritos del mismo autor).

Este razonamiento sin par es una burla tan infinitamente vil con-tra el socialismo, que la mejor respuesta sería encargar una me-dalla con las efigies de Guillermo II y Nicolás II en el anverso y lasde Plejánov y Kautsky en el reverso. El verdadero internaciona-lismo, vean ustedes, consiste en justificar el que los obreros fran-ceses disparen contra los obreros alemanes, y los obreros ale-manes contra los franceses ¡en aras de la "defensa de la patria"!

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* Es muy instructivo el libro La guerra del acero y del oro (Londres, 1914; ¡ellibro lleva la fecha de marzo de 1914!) del pacifista inglés Brailaford, quien notiene inconveniente en hacerse el socialista. El autor comprende perfecta-mente que, en términos generales, los problemas nacionales han quedadoatrás, han sido resueltos ya (pág. 35), que ahora no se trata de eso, que la"cuestión típica de la diplomacia moderna" (pág. 36) es el ferrocarril de Bag-dad, el suministro de rieles para el mismo, las minas de Marruecos, etc. Elautor considera justamente que uno de los "incidentes más instructivos de lahistoria reciente de la diplomacia europea" es la lucha de los patriotas france-ses y de los imperialistas ingleses contra los intentos de Caillaux (en 1911 yen 1913) por reconciliarse con Alemania mediante un acuerdo sobre el repar-to de las esferas de influencia colonial y la cotización de los valores alemanesen la Bolsa de Parla. La burguesía inglesa y francesa frustró ese acuerdo(págs. 38-40). El objetivo del imperialismo es la exportación de capitales a lospaíses más débiles (pág. 74). Los beneficios proporcionados por esos capita-les en Inglaterra fueron de 90 a 100 millones de libras esterlinas en 1899(Giffen) y de 140 millones en 1909 (Paish); añadamos por nuestra cuenta que,en un discurso recién pronunciado, Lloyd George estimó esos beneficios en200 millones de libras esterlinas, o sea, casi 2.000 millones de rublos. Mane-jos sucios y soborno de la aristocracia turca, puestos lucrativos para los niñosbien en la India y en Egipto: he aquí el quid (págs. 85-87). Una minoría insig-nificante sale gananciosa con los armamentos y las guerras, pero está respal-dada por la sociedad y por los financieros, mientras que los partidarios de lapaz sólo tienen detrás a la población dividida (pág. 93). El pacifista que hablahoy de paz y de desarme se convierte mañana en miembro de un partido quedepende por entero de los proveedores de armas (pág. 161). Si la Triple En-tente resulta ser más fuerte, se apoderará de Marruecos y se repartirá a Per-sia; si resulta más fuerte la Triple Alianza14, se adueñará de Trípoli, fortale-cerá sus posiciones en Bosnia y sojuzgará a Turquía (pág. 167). Londres yParís proporcionaron miles de millones a Rusia, en marzo de 1906, para ayu-dar al zarismo a aplastar el movimiento de liberación (págs. 225-228); Ingla-terra ayuda ahora a Rusia a estrangular a Persia (pág. 229). Rusia ha encen-dido la guerra de los Balcanes (pág. 230). -Nada de esto es nuevo, ¿verdad?Todo esto es archisabido, y los periódicos socialdemócratas del mundo enterolo han repetido mil veces. En vísperas de la guerra, un burgués inglés lo vemás claro que el agua. Pero ante estos hechos simples y universalmenteconocidos, ¡cuánto absurdo indecoroso, cuánta hipocresía insoportable, cuán-ta mentira empalagosa encierra las teorías de Plejánov y Potrésov acerca dela culpabilidad de Alemania, o la teoría de Kautsky sobre las "perspectivas" deldesarme y de una paz duradera bajo el capitalismo!

* Karl von Clausewitz: Vom Eriege, Werks, tomo I, pág. 28. (De la guerra,Obras. N. de la' Edit.) Cfr. t. III, págs. 139-140: "Todos saben que las guer-ras son provocadas únicamente por las relaciones políticas entre los gobier-

Pero si examinamos de cerca las premisas teóricas del razo-namiento de Kautsky, obtendremos precisamente el punto devista que fue ridiculizado por Clausewitz hace cerca de ochentaaños: al estallar la guerra, cesan entre los pueblos y las claseslas relaciones políticas que la historia ha ido forjando, y se creauna situación completamente distinta. ¡Sólo hay, "simplemente",agresores y agredidos, "simplemente" se rechaza a los "enemi-gos de la patria"! La opresión de toda una serie de naciones, querepresentan más de la mitad de la población del globo, por lospueblos de las grandes potencias imperialistas; la competenciaentre la burguesía de estos países por el reparto del botín; el afándel capital por escindir y aplastar el movimiento obrero, todo estodesapareció repentinamente del campo visual de Plejánov y deKautsky, a pesar de que ellos mismos, antes de la guerra, descri-bieron esa misma "política" durante decenios enteros.

Las falsas apelaciones a Marx y Engels constituyen aquí el argu-mento "clave" de los dos cabecillas del socialchovinismo: Plejá-nov recuerda la guerra nacional de Prusia en 1813 y la de Alema-nia en 1870; Kautsky trata de demostrar, con aire archidoctoral,que Marx planteaba la cuestión de qué bando, es decir, qué bur-guesía, era preferible que triunfase en las guerras de 1854-1855,1859 y 1870-1871, y que los marxistas hacían lo mismo en lasguerras de 1876-1877 y 1897. Es el procedimiento utilizado portodos los sofistas de todos los tiempos: tomar ejemplos que co-rresponden a ciencia cierta a situaciones completamente distin-tas. Las guerras anteriores, que se nos ponen como ejemplo, re-presentaban la "continuación de la política" de unos movimientosnacionales de la burguesía que habían durado muchos años eiban dirigidos contra el yugo extranjero y contra el absolutismo(turco y ruso). En aquel entonces no se podía plantear otra cues-tión que no fuese la del triunfo de qué burguesía preferir. Los mar-xistas podían exhortar de antemano a los pueblos para que lleva-sen a cabo guerras de este tipo, atizando el odio nacional, comoexhortó Marx en 1848 y más tarde, cuando exhortó a la guerracontra Rusia, y como hizo Engels en 1859, al atizar el odio nacio-nal de los alemanes contra sus opresores, Napoleón III y el zaris-mo ruso*.

Comparar la "continuación de la política" de lucha contra el feu-dalismo y el absolutismo, de la política de la burguesía que se

está emancipando, con la "continuación de la política" de unaburguesía decrépita, es decir, imperialista, es decir, de una bur-guesía reaccionaria y que ha desvalijado a todo el mundo, deuna burguesía que, aliada al feudalismo, oprime al proletariado,equivale a comparar leguas con arrobas. Es como si compará-semos a unos "representantes de la burguesía" como Robes-pierre, Garibaldi o Zheliábov con unos "representantes de la bur-guesía" como Millerand, Salandra o Guchkov. No se puede sermarxista sin sentir el más profundo respeto por los grandes re-volucionarios burgueses a quienes la historia confirió el derechode hablar en nombre de las "patrias" burguesas, que en la luchacontra el feudalismo elevaron a una vida civilizada a decenas demillones de personas de las nuevas naciones. Tampoco se pue-de ser marxista sin sentir desprecio por la sofistería de Plejánovy Kautsky, que hablan de "defensa de la patria" cuando los impe-rialistas alemanes estrangulan a Bélgica o cuando los imperia-listas de Inglaterra, Francia, Rusia e Italia se confabulan paradesvalijar a Austria y Turquía.

Otra teoría "marxista" del socialchovinismo: el socialismo sebasa en el rápido desarrollo del capitalismo; el triunfo de mi país

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nos y los pueblos; pero, por lo común, se considera que, al estallar la guer-ra, estas relaciones cesan, dando paso a una situación completamente dis-tinta, sometida exclusivamente a sus propias leyes. Nosotros afirmamos locontrario: la guerra no es más que la continuación de las relaciones políti-cas por otros medios".

* A propósito, el señor Gardenia califica en Zhizn15 de "chovinismo revolu-cionario" pero, a pesar de todo, chovinismo la actitud que Marx tuvo en 1848a favor de una guerra revolucionaria contra los pueblos de Europa que, dehecho, se habían mostrado contrarrevolucionarios, a saber: "los eslavos y,sobre todo, los rusos". Este reproche dirigido contra Marx tan sólo demues-tra una vez más el oportunismo (o mejor dicho, y la falta absoluta de serie-dad) de este socialrevolucionario "de izquierda". Nosotros, los marxistas,siempre hemos estado y estamos por la guerra revolucionaria contra lospueblos contrarrevolucionarios. Por ejemplo: si el socialismo triunfase enAmérica o en Europa en 1920, y el Japón y China, supongamos, lanzaranentonces contra nosotros -aunque sólo fuese al principio en el terreno diplo-mático- a sus Bismarcks, nosotros nos pronunciaríamos por la guerra ofen-siva revolucionaria contra ellos. ¿Le extraña, señor Gardenin? -¡Es queusted es un revolucionario del tipo de Ropshin!

acelerará el desarrollo del capitalismo en él y, por consiguiente,el advenimiento del socialismo; la derrota de mi país frenará sudesarrollo económico y, por consiguiente, el advenimiento delsocialismo. Esta teoría struvista es sustentada en nuestro paíspor Plejánov, y entre los alemanes, por Lensch y los demásKautsky polemiza con esta teoría vulgar, con Lensch, que ladefiende abiertamente, y con Cunow, que la defiende de man-era solapada; pero la polémica de Kautsky sólo tiene por objetolograr la reconciliación de los socialchovinistas de todos lospaíses mediante una teoría chovinista más sutil y más jesuítica.

No tenemos por qué dedicar mucho tiempo al análisis de estateoría vulgar. Las Notas criticas de Struve fueron publicadas en1894, y en estos 20 años los socialdemócratas rusos han llega-do a conocer a fondo esta "modalidad", de los burgueses rusosinstruidos, de pasar de contrabando sus ideas y aspiracionescon la etiqueta de "marxismo", de un marxismo depurado decontenido revolucionario. Como lo demuestran con particularevidencia los últimos acontecimientos, el struvismo no es sólouna tendencia rusa; es también una tendencia internacional delos teóricos de la burguesía que tratan de matar el marxismo"con dulzura", de ahogarlo a fuerza de abrazos, con un seudo-rreconocimiento de "todos" los aspectos y elementos "verdade-ramente científicos" del marxismo, a excepción de sus elemen-tos "de agitación", "demagogia" y "utopía blanquista"16. En otrostérminos: tomar del marxismo todo lo que es aceptable para laburguesía liberal, incluso la lucha por reformas, incluso la luchade las clases (menos la dictadura del proletariado), incluso elreconocimiento "general" de los "ideales socialistas" y la sustitu-ción del capitalismo por un "régimen nuevo", y rechazar "única-mente" el alma viva del marxismo, "únicamente" su contenidorevolucionario.

El marxismo es la teoría del movimiento emancipador del prole-tariado. Se comprende, por tanto, que los obreros conscientesdeban prestar gran atención al proceso de sustitución del mar-xismo con el struvismo. Las fuerzas motrices de este procesoson múltiples y variadas. Sólo indicaremos las tres principales.1) El desarrollo de la ciencia proporciona cada vez más datosdemostrativos de que Marx tiene razón. Fuerza es combatirlo

con doblez, sin manifestarse abiertamente contra los fundamen-tos del marxismo, sino simulando su reconocimiento, vaciando sucontenido mediante sofismas, convirtiéndolo en un santo "icono",inofensivo para la burguesía. 2) El desarrollo del oportunismoentre los partidos socialdemócratas fomenta esa "revisión" delmarxismo que lo adapta de manera que sirva de justificante a todaclase de concesiones al oportunismo. 3) El período del imperialis-mo es el período del reparto del mundo entre las "grandes" na-ciones, entre las naciones privilegiadas que oprimen a todas lasdemás. Las migajas del botín proporcionado por estos privilegiosy por esta opresión van a parar, indudablemente, a manos de cier-tas capas de la pequeña burguesía y de la aristocracia y buro-cracia obreras. Como minoría insignificante del proletariado y delas masas trabajadoras, estas capas tienden al "struvismo", puesles ofrece una justificación de su alianza con "su" burguesía nacio-nal, contra las masas oprimidas de todas las naciones. Más ade-lante aún tendremos ocasión de insistir sobre este tema, en rela-ción con las causas de la bancarrota de la Internacional.

IV

La teoría más sutil del socialchovinismo, la que con más habili-dad ha adoptado una apariencia científica e internacionalista esla del "ultraimperialismo", ofrecida por Kautsky. He aquí laexposición más clara, exacta y nueva de la misma, hecha por supropio autor:

"El repliegue del movimiento proteccionista en Inglaterra, la re-ducción de los aranceles en Norteamérica, la tendencia al desar-me, el rápido descenso experimentado por la exportación de capi-tales de Francia y Alemania en los años que han precedido a laguerra y, por último, el creciente entrelazamiento internacional delas distintas camarillas del capital financiero me han impulsado asopesar la posibilidad de que la actual política imperialista puedaser remplazada por una política nueva, ultraimperialista, que sus-tituya la lucha entre los capitales financieros nacionales con unaexplotación conjunta del mundo por el capital financiero unido aescala internacional. Esta nueva fase del capitalismo es, en todocaso, concebible. No sabemos si será realizable, pues para ello UNTREF VIRTUAL | 9

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nos faltan aún las premisas necesarias" (Neus Zeit, núm. 5, del30 de abril de 1915, pág. 144).

"...En este sentido, el curso y el desenlace de la guerra presentepueden desempeñar un papel decisivo. La guerra puede aplas-tar por completo los débiles gérmenes del ultraimperialismo, avi-vando también al extremo el odio nacional entre los capitalistasfinancieros, intensificando la carrera de los armamentos y el afánde adelantarse unos a otros en este terreno y haciendo así ine-vitable una segunda guerra mundial. En tal caso, los pronósticoshechos en mi folleto El camino al poder se cumplirán en propor-ciones espantosas, se agravarán más aún las contradiccionesde las clases, así como la consunción moral (literalmente Abu-rirtschaftrung; bancarrota) del capitalismo"... (Debemos advertirque, por esa palabreja rebuscada, Kautsky entiende pura y sim-plemente la "hostilidad"; al capitalismo de las "capas que se en-cuentran entre el proletariado y el capital financiero", a saber: "losintelectuales, los pequeños burgueses e incluso los peque-ñoscapitalistas")... "Pero la guerra puede terminar de otra manera.Puede reforzar los débiles gérmenes del ultraimperialismo. Susenseñanzas (¡fíjense bien en esto!) pueden acelerar un tipo dedesarrollo que en tiempos de paz se habría hecho esperar mu-cho. Si las cosas llegan a este punto, es decir, al acuerdo entrelas naciones, al desarme, a una paz duradera, entonces las cau-sas que más contribuían antes de la guerra a la creciente consun-ción moral del capitalismo pueden desaparecer". Esta nueva fase,como es natural, traerá para el proletariado "nuevas calamida-des", "tal vez aún peores", pero, "por el momento", "el ultraimpe-rialismo" "podría crear una era de nuevas esperanzas e ilusionesdentro del capitalismo" (pág. 145).

¿Cómo se deduce de esta "teoría" la justificación del social-chovinismo?

De una manera bastante extraña para un "teórico". Véanlo aquí:Los socialdemócratas alemanes de izquierda dicen que el impe-rialismo y las guerras por él provocadas no son un fenómenocasual sino un producto necesario del capitalismo que ha traídola dominación del capital financiero. Por eso es preciso pasar a

la lucha revolucionaria de las masas, pues la época del desa-rrollo relativamente pacífico quedó en el pasado. Los social-de-mócratas "de derecha" proclaman brutalmente: puesto que elimperialismo es "necesario", también nosotros debemos ser im-perialistas. Kautsky, en su papel de "centro", trata de conciliar:

"Los de la extrema izquierda -dice en su folleto El Estado racio-nal, el Estado imperialista y la Liga de Estados (Nuremberg, 1915)- quieren "oponer" al imperialismo inevitable el socialismo, esdecir, "no sólo la propaganda del mismo, opuesta por nosotrosdurante medio siglo a todas las formas de dominación capitalis-ta, sino la realización inmediata del socialismo. Esto parece muyradical, pero lo único que puede hacer es apartar a todos los queno creen en la realización práctica inmediata del socialismo yempujarle al campo del imperialismo" (pág. 17, subrayado pornosotros).

Al hablar de realización inmediata del socialismo, Kautsky "real-iza" un subterfugio, aprovechándose de que en Alemania, sobretodo con la censura militar, no se puede hablar de acciones revo-lucionarias. Kautsky sabe perfectamente que la izquierda exigedel partido la propaganda y preparación inmediatas de accionesrevolucionarias, pero de ninguna manera la "realización prácticainmediata del socialismo".

La necesidad del imperialismo implica para la izquierda la ne-cesidad de acciones revolucionarias. La "teoría del ultraimperia-lismo" sirve a Kautsky. Para justificar a los oportunistas, parapresentar las cosas como si éstos no se hubiesen pasado enabsoluto al lado de la burguesía, sino simplemente como si "nocreyesen" en el socialismo inmediato, esperando que "pueda abrir-se" ante nosotros una nueva "era" de desarme y de paz duradera.La "teoría" de Kautsky se reduce única y exclusivamente a justi-ficar con la esperanza de una nueva era pacífica del capitalismola adhesión de los oportunistas y de los partidos socialdemó-cratas oficiales a la burguesía y su renuncia a la táctica revolu-cionaria (es decir, proletaria) durante la época turbulenta actual¡a pesar de las solemnes declaraciones hechas en la resoluciónde Basilea!

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Observen que, lejos de decir que la nueva fase deriva y debe re-sultar de tales y tales circunstancias y condiciones, Kautskydice, lisa y llanamente que aún no puede predecir si esta nuevafase será o no "realizable". En efecto, echemos una ojeada a las"tendencias" a la nueva era que nos ha señalado Kautsky. Esasombroso que el autor incluya entre los factores económicos¡la "tendencia al desarme"! Esto equivale a evadirse de los he-chos indudables, que no concuerdan en absoluto con la teoríade la atenuación de las contradicciones, para ocultarse bajo elmanto de inocentes palabras e ilusiones pequeñoburguesas. El"ultraimperialismo" de Kautsky este término, por cierto, no expre-sa ni mucho menos lo que su autor quiere decir significa una in-mensa atenuación de las contradicciones del capitalismo. Se nosdice: "Repliegue del proteccionismo en Inglaterra y en Norteamé-rica". ¿Dónde podemos ver aquí la menor tendencia a la nuevaera? El proteccionismo de Norteamérica, que había sido llevadoal extremo, ha sido debilitado, pero el proteccionismo sigue exis-tiendo, como siguen existiendo los privilegios, los aranceles pre-ferenciales de las colonias inglesas en beneficio de Inglaterra.Recordemos cuál es la base de la sustitución de la precedenteépoca "pacífica" del capitalismo por la época actual, por la épocaimperialista: la libre competencia da paso a las sociedades mono-polistas de los capitalistas; todo el globo está repartido. Es evi-dente que estos dos hechos (y factores) tienen una importanciaverdaderamente mundial: el comercio libre y la competencia pací-fica eran posibles y necesarios cuando el capital no encontrabaobstáculos para aumentar sus colonias y apoderarse en Áfricay otros lugares de las tierras libres; además, la concentracióndel capital era todavía débil, no había aún empresas monopolis-tas, es decir, empresas tan gigantescas que llegasen a dominaren ramas enteras de la industria. La aparición y el desarrollo deestas empresas monopolistas (es de suponer que este procesono se ha detenido ni en Inglaterra ni en Norteamérica, y hasta elpropio Kautsky difícilmente se atreverá a negar que la guerra loha acelerado y acentuado) hacen imposible la anterior compe-tencia libre, a la que priva de toda base, mientras que la divisióndel globo obliga a pasar de la expansión pacífica a la lucha ar-mada por un nuevo reparto de las colonias y esferas de influen-cia. Es ridículo pensar que el debilitamiento del proteccionismoen dos países pueda cambiar algo tal estado de cosas.

Prosigamos. La disminución de la exportación de capitales endos países en unos cuantos años. Según las estadísticas, porejemplo, de Harms de 1912, estos dos países, Francia y Alema-nia, tenían cerca de 35.000 millones de marcos (unos 17.000millones de rublos) cada uno invertidos en el extranjero, eInglaterra sola, el doble*. El aumento de la exportación de capi-tales bajo el régimen capitalista nunca ha sido ni podía ser uni-forme. Kautsky no puede insinuar siquiera que la acumulacióndel capital haya disminuido o que la capacidad del mercado inte-rior haya sufrido cambios sensibles, como, por ejemplo, a con-secuencia de un considerable mejoramiento de la situación delas masas. En estas condiciones, es completamente imposiblededucir el advenimiento de una nueva era del descenso experi-mentado en unos cuantos años por la exportación de capitalesde dos países.

"El creciente entrelazamiento internacional de las camarillas delcapital financiero". Esta es la única tendencia verdaderamentegeneral e indudable, y no de unos cuantos años ni de dos país-es, sino de todo el mundo y de todo el capitalismo. Mas ¿porqué se ha de inferir de esto la tendencia al desarme y no la ten-dencia al rearme, como ha ocurrido hasta ahora? Tomemoscualquiera de las compañías mundiales dedicadas a la fabrica-ción de cañones (y de armamentos en general), como, por ejem-plo, la Armstrong. Recientemente, la revista inglesa The Econo-mist17 (del 1 de mayo de 1915) informaba que los beneficios deesta compañía se habían elevado de 606.000 libras esterlinas(unos 6.000.000 de rublos) en 1905/6 a 856.000 en 1913 y a940.000 (9.000.000 de rublos) en 1914. El entrelazamiento delcapital financiero es aquí muy grande y aumenta sin cesar. Loscapitalistas alemanes "participan" en los negocios de la compa-

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* Véase: Bernhard Harms. Probleme der Weltmirtschaft, Jena, 1912 (Pro-blemas de la economía mundial. N. de la Edit.); George Paish. Great Bri-tain's Capital Investments in Colonies, etc., en Journal of the Royal Statist.Soc., tomo LXXIV, 1910/11, pág. 167. Inversiones de capitales británicos enlas colonias en la Revista de la Real Sociedad de Estadística-N. de la Edit.)Lloyd George, en un discurso pronunciado a principios de 1915, estimó quelos capitales ingleses invertidos en el extranjero ascendían a 4.000 millonesde libras esterlinas, es decir, a unos 80.000 millones de marcos.

ñía inglesa, las compañías inglesas construyen submarinos pa-ra Austria, etc. El capital entrelazado a escala internacional hacemagníficos negocios con los armamentos y las guerras. Perodeducir de la fusión y el entrelazamiento de los distintos capita-les nacionales en un todo único internacional una tendenciaeconómica al desarme equivale a sustituir la agudización real delas contradicciones de clase con piadosas ilusiones pequeño-burguesas en un debilitamiento de esas contradicciones.

V

Kautsky habla de las "enseñanzas" de la guerra en un perfectoespíritu pequeñoburgués, presentando estas enseñanzas comouna especie de horror moral ante las calamidades de la guerra.He aquí, por ejemplo, sus razonamientos expuestos en el folletoEl Estado nacional, etc.:

"No ofrece duda ni requiere demostración la existencia de capasvivamente interesadas en la paz universal y en el desarme. Lospequeños burgueses y los pequeños campesinos, e incluso mu-chos capitalistas e intelectuales no están atados al imperialismopor intereses más fuertes que el daño experimentado por estas ca-pas a consecuencia de la guerra y de los armamentos" (pág. 21).

¡Esto ha sido escrito en febrero de 1915! Los hechos nos indicanque todas las clases poseedoras, incluso los pequeños burgue-ses y los "intelectuales", se han unido en masa al imperialismo;pero Kautsky, igual que el hombre enfundado18, se desentiendede los hechos con palabras melosas y con un aire de absoluta su-ficiencia. Káutsky no valora los intereses de la pequeña burgue-sía por la conducta de ésta, sino por las palabras de algunos pe-queños burgueses, a pesar de que sus actos desmienten a cadapaso estas palabras. Es exactamente igual que si valorásemoslos "intereses" de la burguesía en general, no por sus actos, sinopor los discursos rebosantes de amor de los curas burgueses,que juran y perjuran que el régimen actual se halla penetrado delas ideas del cristianismo. Kautsky aplica el marxismo en unaforma que lo despoja de todo contenido, dejando únicamente lapalabreja "interés" en un sentido sobrenatural y espiritualista,

pues no se trata de la economía real, sino de los píos deseosdel bien común.

El marxismo juzga de los "intereses" por las contradicciones declase y la lucha de las clases, que se exteriorizan en miles dehechos de la vida cotidiana. La pequeña burguesía suena con eldebilitamiento de las contradicciones y habla de él, recurriendoal "argumento" de que la exacerbación de éstas trae "malas con-secuencias". El imperialismo representa la subordinación detodas las capas de las clases poseedoras al capital financiero yel reparto del mundo entre 5 ó 6 "grandes" potencias, la mayoríade las cuales participa hoy día en la guerra. El reparto del mun-do entre las grandes potencias significa que todos sus sectoresopulentos están interesados en la posesión de colonias y esfe-ras de influencia en el sojuzgamiento de otras naciones, en laobtención de puestos más o menos lucrativos y de privilegiosligados al hecho de pertenecer a una "gran" potencia y a unanación opresora*.

No es posible seguir viviendo a la antigua, en el ambiente rela-tivamente tranquilo, civilizado y pacífico del capitalismo queevoluciona suavemente y se extiende poco a poco a nuevospaíses, pues ha llegado una nueva época. El capital financiero

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* E. Schultze señala que en 1915 se calculaba que la suma total de valoresexistentes en el mundo era de 732.000 millones de francos, incluidos losempréstitos estatales y municipales, las hipotecas, las acciones de las com-pañías comerciales e industriales, etc. De esta cantidad correspondían aInglaterra 130.000 millones de francos, a los Estados Unidos de Norteamé-rica 115.000 millones, a Francia 100.000 millones y a Alemania 75.000 mil-lones, es decir, a estas cuatro grandes potencias les correspondían 420.000millones de francos, o sea, más de la mitad del total. Esto nos permite vercuán enormes son las ventajas y los privilegios logrados por las nacionesavanzadas, por las naciones imperialistas, que han adelantado a otros pue-blos y los oprimen y expolian. (Dr. Ernst Schultze. Das französische Kapitalin Russland, en Finanz-Archiv, Berlín, 1915, año 32, pág. 127.) (El capitalfrancés en Rusia, en Archivos financieros. N. de la Edit.) La "defensa de lapatria" de las naciones imperialistas es la defensa del derecho al botín pro-porcionado por la expoliación de otras naciones. En Rusia, como se sabe,el imperialismo capitalista es más débil, pero, en cambio, es más fuerte elimperialismo militar-feudal.

va desalojando y terminará por desalojar de entre las grandespotencias al país de que se trate, le arrebatará sus colonias y susesferas de influencia (como amenaza hacerlo Alemania, que seha lanzado a la guerra contra Inglaterra) y despojará a la peque-ña burguesía de los privilegios e ingresos suplementarios que leproporciona el pertenecer a una gran potencia. Esto es un hechodemostrado por la guerra. Y lo que en realidad ha conducido a talestado de cosas es la agravación de las contradicciones, agrava-ción reconocida desde hace tiempo por todos y que el propioKautsky reconoce también en su folleto El camino al poder.

Pues bien, cuando la lucha armada por los privilegios de granpotencia es ya un hecho, Kautsky se pone a convencer a los ca-pitalistas y a la pequeña burguesía de que la guerra es algo te-rrible, mientras que el desarme es cosa buena; exactamenteigual y con los mismos resultados que cuando un cura cristianose dedica a convencer desde el púlpito a los capitalistas de queel amor al prójimo es un mandamiento de Dios, una inclinacióndel alma y una ley moral de la civilización. Lo que Kautsky llamatendencias económicas del "ultraimperialismo" no son, en reali-dad, más que intentos pequeñoburgueses de convencer a losfinancieros de que no hagan mal.

¿La exportación de capitales? Pero si se exportan más capitalesa los países independientes, por ejemplo, a los Estados Unidosde Norteamérica, que a las colonias. ¿Anexión de colonias? Pe-ro si ya están todas anexionadas, y casi todas ellas aspiran a laliberación: "la India puede dejar de ser una posesión inglesa,pero nunca caerá, como imperio entero, bajo otra dominaciónextranjera" (pág. 49 del folleto citado). "Todo intento de cualquierEstado capitalista industrial de adquirir un imperio colonial quelo independice del extranjero en cuanto a la obtención de mate-rias primas agrupará contra él a todos los demás Estados capi-talistas, arrastrándole a interminables guerras agotadoras, sinque por ello se vea más cerca de su objetivo. Esta política seríael camino más seguro de llevar toda la vida económica del Esta-do a la bancarrota" (págs. 72-73).

¿No es esto acaso un intento pequeñoburgués de convencer alos financieros de que renuncien al imperialismo? Asustar a los

capitalistas con la bancarrota es lo mismo que aconsejar a losbolsistas que no jueguen en la bolsa, pues "muchos pierden deeste modo toda su fortuna". El capital sale ganando con la ban-carrota del capitalista rival o de la nación rival, concentrándosemás aún; por eso, cuanto más aguda y "apretada" es la compe-tencia económica, es decir, el empuje económico a la bancarro-ta, mayor es la tendencia de los capitalistas a añadir a esto elempuje militar que precipite al rival a la bancarrota. Cuantos me-nos son los países a los que se puede exportar el capital de unamanera tan ventajosa como a las colonias y a los países depen-dientes, como, por ejemplo, a Turquía -pues en estos casos elfinanciero obtiene un beneficio triple al conseguido con la ex-portación de capital a un país libre, independiente y civilizadocomo los Estados Unidos de Norteamérica-, tanto más encona-da es la lucha por el sojuzgamiento y el reparto de Turquía, Chi-na, etc. Eso es lo que nos dice la teoría económica sobre la épo-ca del capital financiero y del imperialismo. Eso es lo que nosdicen los hechos. Pero Kautsky lo convierte todo en una banal"moraleja" pequeñoburguesa: no vale la pena tomar las cosasdemasiado a pecho y menos aún hacer la guerra por el repartode Turquía o la conquista de la India, pues "de todos modos estono ha de durar, mucho"; mejor será desarrollar el capitalismo víapacífica... Claro está que sería mucho mejor desarrollar el capi-talismo y ampliar el mercado, elevando los salarios: esto es per-fectamente "concebible", y exhortar en este sentido a los finan-cieros es un tema muy apropiado para las prédicas de un cura...El buen Kautsky casi ha logrado convencer a los financieros ale-manes de que no vale la pena pelear con Inglaterra por las colo-nias, pues, de todos modos, éstas se emanciparán muy pronto...

El aumento de la exportación a Egipto y de la importación deEgipto fue en Inglaterra menor entre 1872 y 1912 que el aumen-to experimentado por la exportación y la importación general deeste país. Moraleja del "marxista" Kautsky: "No tenemos funda-mento alguno para suponer que, sin la ocupación militar de Egipto,el comercio con dicho país hubiese crecido menos bajo la influen-cia del simple peso de los factores económicos" (pág. 72). "Comomejor puede realizar" "el capital su tendencia a la expansión""no es por los medios violentos del imperialismo, sino por la de-mocracia pacífica (pág. 70). UNTREF VIRTUAL | 13

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¡Qué análisis tan maravilloso, qué serio, científico y “marxista" es!Kautsky "corrigió" de manera excelente esta absurda historia y"demostró" que los ingleses no necesitaban en absoluto haberarrebatado Egipto a los franceses, mientras que los financierosalemanes decididamente no tenían por qué haber iniciado la gue-rra ni organizado la campana turca, así como otras medidas, paraexpulsar a los ingleses de Egipto. Todo esto no es más que unmalentendido; los ingleses todavía no se han dado cuenta de que"lo mejor de todo" sería renunciar a la violencia contra Egipto ypasar (¡en aras del aumento de la exportación de capitales a loKautsky!) a la "democracia pacífica"...

"Se trataba, claro está, de una ilusión, cuando los librecambis-tas burgueses suponían que el librecambio iba a suprimir porcompleto las contradicciones económicas engendradas por elcapitalismo: ni el librecambio ni la democracia son capaces deacabar con ellas. Pero nosotros estamos interesados en todoslos órdenes en que estas contradicciones sean suprimidas porunas formas de lucha que impliquen para las masas trabajado-ras un mínimo de sacrificios y sufrimientos" (pág. 73)

¡Misericordia, Señor! ¡Apiádate de nosotros! ¿Qué es un filis-teo?, preguntaba Lassalle, y contestaba con las célebres pa-labras del poeta: "El filisteo es una tripa vacía, llena de miedo yde esperanza de que Dios se apiade de ella"19.

Kautsky ha prostituido el marxismo hasta extremos inconcebi-bles y se ha convertido en un auténtico cura. Y el cura trata deconvencer a los capitalistas de que deben pasar a la democraciapacífica, y a esto lo llama dialéctica: si en un principio existió el li-brecambio, y después el monopolio y el imperialismo, ¿por quéno ha de existir el "ultraimperialismo" y otra vez el librecambio? Elcura consuela a las masas oprimidas, describiéndoles los benefi-cios proporcionados por ese "ultraimperialismo", aunque este cu-ra ni siquiera se compromete a decir si tal "ultraimperialismo" es"realizable". Feuerbach señala justamente, a los que defienden lareligión con el argumento de que ésta consuela al hombre, elcarácter reaccionario de los consuelos: quien consuela al esclavoen vez de empujarlo a la sublevación contra la esclavitud ayudaa los esclavistas.

Todas las clases opresoras sin excepción necesitan, para salva-guardar su dominación, dos funciones sociales: la función delverdugo y la función del cura. El verdugo ha de ahogar la protes-ta y la indignación de los oprimidos. El cura ha de consolar a losoprimidos, ofreciéndoles unas perspectivas (esto es sobre todomuy cómodo cuando no se responde de que estas perspectivassean "realizables"...) de que, manteniéndose la dominación declase, han de dulcificarse sus sufrimientos y sacrificios, con lo cualha de conciliarlos con esa dominación, apartarlos de las accionesrevolucionarias, socavar su espíritu revolucionario y destrozar sufirmeza revolucionaria. Kautsky ha convertido el marxismo en lateoría contrarrevolucionaria más repulsiva y estúpida, en el mássucio clericalismo.

En 1909, en su folleto El camino al poder, Kautsky reconoce laagudización -que nadie ha refutado y que es irrefutable- de lascontradicciones del capitalismo, la proximidad de una época deguerras y de revoluciones, la proximidad de un nuevo "períodorevolucionario". No puede haber una revolución "prematura", di-ce, y califica de "traición flagrante a nuestra causa" la renunciaa contar con la posibilidad del triunfo de la insurrección, aunqueantes de la lucha tampoco se puede negar la posibilidad de laderrota.

Llegó la guerra. Las contradicciones se han agudizado aún más.Los sufrimientos de las masas han adquirido proporciones gi-gantescas. La guerra se prolonga, y su campo de acción se ex-tiende más y más. Kautsky escribe folleto tras folleto, obedecesumisamente las órdenes del censor, no cita datos que revelenel saqueo de territorios, los horrores de la guerra, las gananciasescandalosas de los proveedores de armas, la carestía de lavida y la "esclavitud militar" de los obreros movilizados; pero, encambio, prodiga consuelos y más consuelos al proletariado ci-tando ejemplos de las guerras de la época en que la burguesíaera revolucionaria o progresista, de cuando el "propio Marx" de-seaba el triunfo de tal o cual burguesía. Kautsky consuela al pro-letariado con hileras y columnas de números que demuestran la"posibilidad" del capitalismo sin colonias y sin despojos, sin gue-rras y sin armamentos, que demuestran las ventajas de la "de-mocracia pacífica". Sin atreverse a negar la agravación de los UNTREF VIRTUAL | 14

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sufrimientos padecidos por las masas ni el advenimiento real ypalpable de una situación revolucionaria (¡no se puede hablarde esto!, la censura lo prohíbe...), Kautsky en actitud lacayunaante la burguesía y ante los oportunistas, traza la "perspectiva"(aunque no responde de que sea "realizable") de unas formasde lucha en la nueva fase, en la que habrá "menos sacrificios ymenos sufrimientos"... Tienen toda la razón Franz Mehring yRosa Luxemburgo cuando, con este motivo, califican a Kautskyde prostituta (Mädchen für alle).

***

En agosto de 1905 existía en Rusia una situación revoluciona-ria manifiesta. El zar había prometido la Duma de Bulyguin para"consolar" a las masas que se agitaban20. Si la renuncia de losfinancieros a los armamentos y el acuerdo de una "paz durade-ra" entre ellos puede llamarse "ultraimperialismo", entonces alrégimen consultivo de Bulyguin se le puede dar el nombre de"ultraautocracia". Admitamos por un momento que el día de ma-ñana un centenar de financieros, entre los más importantes delmundo, "entrelazados" en cientos de empresas gigantescas,prometen a los pueblos que, después de la guerra, abogaránpor el desarme (admitamos esto por un momento con el fin depoder seguir las deducciones políticas que se desprenden de laestúpida teoría de Kautsky). Incluso en este caso sería una fla-grante traición al proletariado desaconsejarle de las accionesrevolucionarias, sin las cuales todas las promesas y todas lashermosas perspectivas serían sólo un espejismo.

La guerra no sólo ha proporcionado a la clase capitalista ganan-cias fabulosas y excelentes perspectivas de nuevos despojos(Turquía, China etc.), de nuevos pedidos por valor de miles demillones, de nuevos empréstitos a interés elevado. La guerra haproporcionado además, a la clase capitalista, mayores ventajaspolíticas al escindir y corromper al proletariado. Kautsky con-tribuye a esta corrupción; Kautsky canoniza esta escisión inter-nacional de los proletarios en lucha, ¡en aras de la unidad conlos oportunistas de la nación "propia", con los Südekum! Y hayquien no comprende que la consigna de unidad de los viejos

partidos significa la "unidad" del proletariado nacional con suburguesía nacional y la escisión del proletariado internacional...

VI

Habían sido escritas ya las líneas precedentes cuando salió a laluz Neue Zeit del 28 de mayo (núm. 9), con el razonamiento finalde Kautsky acerca de la "bancarrota de la socialdemocracia" (§7 de sus objeciones a Cunow). Kautsky mismo ha reunido y re-sumido de la siguiente manera todos los viejos sofismas en de-fensa del socialchovnismo, añadiéndoles otro nuevo:

"Es faltar simplemente a la verdad afirmar que la guerra es pura-mente imperialista, que, al desencadenarse, no había más alter-nativa que imperialismo o socialismo; afirmar que los partidossocialistas y las masas proletarias de Alemania, Francia y, enmuchos aspectos, también de Inglaterra se lanzaron irreflexiva-mente, obedeciendo tan sólo a la exhortación de un puñado deparlamentarios, a los brazos del imperialismo, traicionaron alsocialismo y provocaron así una bancarrota sin precedentes enla historia".

Nuevo sofisma y nuevo engaño de los obreros: la guerra, veanustedes, ¡no es "puramente" imperialista!

Kautsky vacila de un modo asombroso en cuanto al carácter y ala significación de la guerra actual, con la particularidad de queeste jefe de partido elude constantemente las declaraciones pre-cisas y formales de los Congresos de Basilea y Chemnitz con elmismo cuidado con que un ladrón elude el lugar de su últimorobo. En el folleto sobre El Estado nacional, etc., escrito en febre-ro de 1915, Kautsky afirmaba que la guerra "es, en fin de cuentas,imperialista" (pág. 64). Ahora hace una nueva salvedad: la guerrano es puramente imperialista. ¿Qué más puede ser?

Resulta que, además, ¡es nacional! Kautsky llega a tamaña mons-truosidad con esta seudodialéctica "plejanovista":

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"La guerra presente no sólo es un engendro del imperialismo,sino también de la revolución rusa". Ya en 1904 el propio Kauts-ky había previsto que la revolución rusa habría de resucitar elpaneslavismo21 en una nueva forma, que "una Rusia democráti-ca debe, forzosamente, reavivar en alto grado el afán de los es-lavos austriacos y turcos de lograr su independencia nacional...Entonces también se planteará con agudeza la cuestión pola-ca... Austria se desmembrará, pues con el hundimiento del za-rismo se romperá el aro de hierro que mantiene unidos hoy díalos elementos que tienden a separarse unos de otros" (este últi-mo párrafo lo toma Kautsky de un artículo suyo de 1904)... "Larevolución rusa.... ha dado un nuevo y poderoso impulso a lasaspiraciones nacionales del Oriente y ha añadido a los proble-mas europeos problemas asiáticos. En la guerra presente, to-dos estos problemas se dejan sentir en forma turbulenta y ad-quieren una importancia decisiva para el estado de ánimo de lasmasas populares, incluidas las masas proletarias, mientras en-tre las clases dominantes prevalecen las tendencias imperialis-tas (pág. 273, subrayando por nosotros).

¡He aquí otra muestra e prostitución de marxismo!. Puesto queuna "Rusia democrática" reavivaría el afán de libertad de lasnaciones del Este europeo (esto es indudable), la guerra actual,que no libera a ninguna nación y que, cualquiera que sea su fin,esclaviza a muchas, no es, por tanto, una guerra "puramente"imperialista. Puesto que el "hundimiento del zarismo" significaríael desmembramiento de Austria en virtud del carácter antidemo-crático de su estructura nacional, el zarismo contrarrevoluciona-rio, temporalmente fortalecido al despojar a Austria y al llevar unaopresión aún mayor a las naciones de Austria, ha imprimido, portanto, a la "guerra actual" un carácter que no es puramente impe-rialista, sino, en cierta medida, nacional. Puesto que las "clasesdominantes" engañan a los estúpidos pequeños burgueses y alos campesinos atrasados con cuentos acerca de los objetivosnacionales de la guerra imperialista, un hombre de ciencia, unhombre prestigioso del "marxismo", un representante de la II In-ternacional tiene, por tanto, el derecho de recurrir a la siguiente"fórmula" para que las masas se resignen y acepten este enga-ño: las clases dominantes tienen tendencias imperialistas, mien-tras que el "pueblo" y las masas proletarias tienen aspiraciones"nacionales".

¡La dialéctica convertida en la sofistería más vil y miserable!

El único elemento nacional de la guerra presente es la lucha deServia contra Austria (lo cual, dicho sea de paso, ha sido seña-lado en la resolución de la Conferencia de Berna de nuestro par-tido22). Sólo en Servia y entre los servios es donde tenemos unmovimiento de liberación nacional que cuenta con muchos añosde existencia, que abarca a millones de seres a las "masas po-pulares" y cuya "continuación" es la guerra de Servia contraAustria. Si esta guerra fuese una guerra aislada, es decir, si noestuviese ligada a la guerra europea, a los objetivos egoístas yrapaces de Inglaterra, Rusia, etc., todos los socialistas estaríanobligados a desear el triunfo de la burguesía servia: ésta es laúnica conclusión acertada y absolutamente necesaria que sededuce del elemento nacional de la guerra presente. ¡Y ésta esprecisamente la que no hace el sofista Kautsky, que hoy día seencuentra al servicio de los burgueses, de los clericales y de losgenerales austríacos!

Prosigamos. La dialéctica de Marx, última palabra del métodoevolucionista científico, proscribe precisamente ese análisis ais-lado, es decir, unilateral y monstruosamente deformado de losproblemas. El elemento nacional de la guerra servio-austríacano tiene ni puede tener ninguna importancia seria en la guerraeuropea. Si vence Alemania, ésta ahogará a Bélgica, una partemás de Polonia, tal vez una parte de Francia, etc. Si vence Ru-sia, ésta ahogará a Galitzia, una parte más de Polonia, Armenia,etc. Si hay "empate", se mantendrá la vieja opresión nacional.Para Servia, es decir, para una centésima parte de los que par-ticipan en la guerra actual, ésta es una "continuación de la políti-ca" del movimiento burgués de liberación. Para las otras noven-ta y nueve centésimas partes, la guerra es una continuación dela política imperialista, es decir, de la política de una burguesíadecrépita, capaz de corromper, pero no de emancipar a las na-ciones. Al "liberar" a Servia, la Triple Entente vende los interesesde la libertad servia al imperialismo italiano a cambio de la ayu-da de éste en el despojo de Austria.

Todos estos son hechos universalmente conocidos y que hansido desfigurados sin ningún escrúpulo por Kautsky con el fin dejustificar a los oportunistas. En la naturaleza y en la sociedad no

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existen ni pueden existir fenómenos "puros". Así nos lo enseñaprecisamente la dialéctica de Marx, la cual señala que el concep-to mismo de pureza implica cierta estrechez, cierta unilateralidaddel conocimiento humano, que no abarca, completamente el ob-jeto en toda su complejidad. En el mundo no hay ni puede habercapitalismo "puro", sino que siempre hay mezclas de capitalismoy feudalismo, de capitalismo y elemento pequeñoburgués u otracosa cualquiera. Por eso, recordar que la guerra no es "puramen-te" imperialista en unos momentos en que se trata del patenteengaño de las "masas populares" por los imperialistas, que en-cubren a sabiendas sus propósitos de franca rapiña con una fra-seología "nacional" es ser un pedante de lo más obtuso o un ma-rrullero y un falsario. Todo consiste en que Kautsky contribuye alengaño del pueblo por los imperialistas cuando dice que "para lasmasas populares, incluidas las masas proletarias, tenían unaimportancia decisiva" los problemas nacionales, mientras que pa-ra las clases dominantes la tienen las "tendencias imperialistas"(pág. 273), y cuando "corrobora" esto con una alusión seudodia-léctica a la "realidad infinitamente variada" (pág. 274). ¡Santa ver-dad! La realidad es, sin ningún género de duda, infinitamente varia-da. Pero no menos indudable es que en esta infinita variedadexisten dos corrientes básicas y fundamentales: el contenido ob-jetivo de la guerra es la "continuación de la política" del imperia-lismo, es decir, del pillaje de otras naciones por la burguesía de-crépita de las "grandes potencias" (y por los gobiernos de éstas),mientras que la ideología dominante "subjetiva" son frases "na-cionales" difundidas para engañar a las masas.

Ya hemos analizado el viejo sofisma de Kautsky, repetido por élsin cesar, de que la "izquierda" presentaba las cosas como si,"al iniciarse la guerra", la única alternativa fuese imperialismo osocialismo. Esto es una tergiversación indecorosa, pues Kauts-ky sabe muy bien que la izquierda planteó otra alternativa: laadhesión del partido a la rapiña y al engaño imperialistas o la pro-paganda y la preparación de acciones revolucionarias. Kautskysabe también que sólo la censura impide que, los "izquierdistas"destruyan en Alemania la absurda fábula difundida por él en sudeseo de servir lacayunamente a los Südekum.

En cuanto a las relaciones entre las "masas proletarias" y el"puñado de parlamentarios", Kautsky lanza aquí una de las obje-ciones más manoseadas:

"Dejemos a un lado a los alemanes para no abogar pro domosua, pero; quién se pondrá a afirmar en serio que unos hombrescomo Vaillant y Guesde, Hyndman y Plejánov se han convertidode la noche a la mañana en unos imperialistas y en unos traido-res al socialismo? Dejemos a un lado a los parlamentarios y alas "instancias"..." (Kautsky alude evidentemente a la revista LaInternacional de Rosa Luxemburgo y Franz Mehring, donde seprodiga un desprecio merecido a la política de las instancias, osea, de los medios dirigentes oficiales del Partido Socialdemó-crata Alemán, de su Comité Central -el Vorstand-, de su minoríaparlamentaria etc.) "...pero ¿quién se atreverá a afirmar que, pa-ra cuatro millones de proletarios alemanes conscientes, basta laorden de un puñado de parlamentarios para dar media vuelta ala derecha en 24 horas y colocarse frente a sus objetivos deayer? Si tal cosa fuese cierta, ello sería, naturalmente la pruebade una horrible bancarrota, y no sólo de nuestro partido, sinotambién de las masas (subrayado por Kautsky). Si las masasfuesen un rebano de ovejas tan falto de carácter, podríamos de-jar que nos enterrasen" (pág. 274).

Como político y como hombre de ciencia, el prestigiosísimo Car-los Kautsky se ha hecho enterrar ya por su conducta y por suapelación a lamentables subterfugios. Quien no lo haya com-prendido así, o por lo menos no se haya dado cuenta de ello, escaso perdido para el socialismo; por eso Mehring, Rosa Luxem-burgo y sus partidarios han adoptado en La Internacional el úni-co tono que corresponde a este caso al tratar a Kautsky y con-sortes como a los sujetos más despreciables.

Fíjense en esto: los únicos que podían expresar su actitud antela guerra con cierta libertad (es decir, sin ser inmediatamentedetenidos y llevados a un cuartel y sin correr el riesgo inminentede ser fusilados), eran "un puñado de parlamentarios" (que vota-ron con toda libertad, haciendo uso de su derecho, y que podían

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haber votado perfectamente en contra, por lo que ni siquiera enRusia se maltrató, se apaleó, ni incluso se detuvo a ningún di-putado), un puñado de funcionarios, de periodistas. etc. AhoraKautsky, con toda nobleza, achaca a las masas la traición y lafalta de carácter de esa capa social, de cuyos vínculos con latáctica y la ideología del oportunismo ¡ha escrito decenas deveces el propio Kautsky durante años y años! La primera y lamás esencial de las reglas de la investigación científica en gen-eral, y de la dialéctica marxista en particular, exige que el es-critor examine las relaciones existentes entre la actual lucha detendencias en el seno del socialismo -de la tendencia que hablay grita acerca de la traición y que toca a rebato con este motivo,y de la que no ve la traición- y la lucha llevada a cabo anterior-mente, durante decenios enteros. Kautsky no dice una palabraacerca de esto y ni siquiera desea plantear la cuestión de lastendencias y corrientes. Hasta ahora había corrientes, ¡peroahora ya no existen! Ahora no hay más que los nombres sono-ros de los hombres de "prestigio", que las almas serviles sacansiempre a relucir. Y resulta muy cómodo en este caso remitirselos unos a los otros y tapar amigablemente los "pecadillos", se-gún la regla de que una mano lava a la otra. ¡Cómo puede ha-blarse de oportunismo, cuando... se trata de Guesde, Plejánovy Kautsky!, exclama L. Mártov en una conferencia pronunciadaen Berna (véase el núm. 36 de Sotsial-Demokrat). Hay que te-ner más cuidado cuando se acusa de oportunismo a hombrescomo Guesde, escribe Axelrod (Golos, núms. 86 y 87). No voya defenderme ¡pero... Vaillant y Guesde, Hyndman y Plejánov!,corea Kautsky en Berlín. ¿Por qué alaba el cuclillo al gallo? Por-que el gallo alaba al cuclillo.

En su ardor lacayuno, Kautsky llega al extremo de besarle lamano hasta a Hyndman, a quien presenta como si apenas ayerse hubiese pasado al imperialismo. Pero el propio Neue Zeit ydecenas de periódicos socialdemócratas de todo el mundohabían hablado ya, durante muchos años, del imperialismo deHyndman. Si a Kautsky le interesase de verdad la biografía po-lítica de las personas nombradas por él, debería ver si esa bio-grafía contiene rasgos y he chos que han estado preparando elpaso al imperialismo en una decena de años, y no "en un día";si Vaillant no fue prisionero de los jauresistas23, y Plejánov de

los mencheviques24 y liquidadores; si la tendencia de Guesde25

no agonizó a la vista de todos en la revista guesdista Le Socia-lisrne26, de una inercia y una ineptitud ejemplares e incapaz deadoptar una posición independiente en ningún problema deimportancia; debería ver si Kautsky (añadiremos para quienes lositúan también -y con plena razón- al lado de Hyndman y dePlejánov) no dio pruebas de falta de carácter en la cuestión delmillerandismo27, al comienzo de la lucha contra la bernstei-niada28, etc.

Pero no vemos ni el menor asomo de interés por el estudio cien-tífico de la biografía de estos líderes. Ni siquiera un intento dever si estos líderes se defienden ahora con sus propios argu-mentos o se limitan a repetir los argumentos de los oportunistasy de los burgueses; de ver si las acciones de estos líderes hanadquirido una seria importancia política como resultado de laparticular influencia ejercida por ellos o a consecuencia de suincorporación a una corriente extraña, verdaderamente "influ-yente" y apoyada por la organización militar, es decir, a la ten-dencia burguesa. Kautsky no hace siquiera una tentativa deestudiar esta cuestión; sólo se ocupa de despistar a las masas,de ensordecerlas con un estrépito de nombres prestigiosos, deimpedirles que planteen con claridad la cuestión que se debatey hagan un análisis completo de ella*.

"...A una orden de un puñado de parlamentarios, una masa decuatro millones de personas dio media vuelta a la derecha..."

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* La alusión de Kautsky a Vaillant y a Guesde, a Hyndman y a Plejánov escaracterística, además, por otro motivo. Los imperialistas francos como Len-sch y Haenisch (sin hablar ya de los oportunistas) se remiten precisamentea Hyndman y a Plejánov para justificar su propia política. Y tienen plenoderecho de remitirse a ellos y dicen la verdad, pues se trata, efectivamente,siempre de la misma política. Kautsky, en cambio, habla despectivamentede Lensch y de Haenisch, de esos radicales que se han vuelto hacia el im-perialismo. Kautsky da las gracias a Dios por no parecerse a esos publica-nos, por no estar de acuerdo con ellos, por seguir siendo -¡no se rían! - re-volucionario. Pero, de hecho, la posición de Kautsky es la misma. El choyi-nista hipócrita Kautsky es mucho más repulsivo con sus frases melosas quelos chovinistas simplones David y Heine, Lensch y Haenisch.

Aquí cada palabra es una mentira. La organización del partidoalemán no contaba con cuatro millones, sino con un millón de afi-liados; y la voluntad única de esta organización de masas (comola de cualquier organización) la expresaba exclusivamente sucentro político único, un "puñado" que traicionó al socialismo. Es-te puñado de hombres fue consultado, se le invitó a votar, pudovotar, pudo escribir artículos, etc. Las masas, en cambio, no fue-ron consultadas. No sólo no se les permitió votar, sino que fuerondivididas y arrastradas "por orden" de las autoridades militares yno de un puñado de parlamentarios. La organización militar esta-ba presente; sus jefes no habían traicionado; y esa organizaciónmovilizaba a la "masa" individualmente, presentándole este ulti-mátum: la incorporación a filas (siguiendo el consejo de sus líde-res) o el paredón. La masa no podía actuar organizada, pues suorganización, creada de antemano y personificada en el "puñado"de los Legien, de los Kautsky y de los Scheidemann, había trai-cionado a la masa, y para crear una nueva organización se re-quiere tiempo, se requiere la decisión de arrojar por la borda lavieja organización caduca y podrida.

Kautsky trata de rebatir a sus adversarios, los de la izquierda,atribuyéndoles el absurdo de que éstos habían planteado lacuestión de modo que las "masas", en "respuesta" a la guerra,deberían haber hecho la revolución "en 24 horas" e implantadoel "socialismo" contra el imperialismo; en caso contrario, las"masas" habrían dado pruebas de "falta de carácter" y cometidouna "traición". Pero esto no es más que un dislate, utilizado has-ta ahora por los autores de zafios libelos burgueses y policíacospara "rebatir" a los revolucionarios, al que hoy recurre Kautskymuy ufano. Los adversarios izquierdistas de Kautsky saben per-fectamente que la revolución no se "hace", que las revolucionessurgen de las crisis y de los virages históricos que han madura-do en virtud de leyes objetivas (independientes de la voluntadde los partidos y de las clases), que las masas privadas de orga-nización carecen de una voluntad única, que la lucha contra lapotente organización terrorista militar de los Estados centraliza-dos es una empresa larga y difícil. Las masas traicionadas porsus líderes en el momento crítico no podían hacer nada; peroeste puñado de líderes tenía toda la posibilidad y el deber devotar contra los créditos de guerra, de oponerse a la "paz social"

y a la justificación de la guerra, de manifestarse a favor de laderrota de sus gobiernos, de crear un aparato internacional parala propaganda de la confraternización en las trincheras, de orga-nizar publicaciones clandestinas* que preconizasen la necesi-dad de pasar a acciones revolucionarias, etc.

Kautsky sabe muy bien que las "izquierdas" de Alemania se re-fieren precisamente a estas acciones, o mejor dicho a accionesde este tipo, y sabe asimismo que dada la censura militar nopueden hablar de esto directa y abiertamente. El afán de defen-der a toda costa a los oportunistas lleva a Kautsky al extremo decometer la insólita vileza de ocultarse tras los censores militarespara atribuir a las izquierdas absurdos evidentes, seguro de quelos censores impedirán su desenmascaramiento.

VII

Una importante cuestión científica y política, eludida consciente-mente por Kautsky mediante toda clase de subterfugios, con loque ha proporcionado un enorme placer a los oportunistas, con-siste en saber cómo han podido traicionar al socialismo los re-presentantes más destacados de la II Internacional.

Esta cuestión, como es natural, no debemos plantearla en el sen-tido de la biografía personal de tales o cuales hombres de pres-

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* A propósito. Para esto no era preciso, ni mucho menos, que en respuestaa la prohibición de escribir sobre el odio y la lucha de las clases se cerrasentodos los periódicos socialdemócratas. Aceptar esta prohibición, como lohizo Vorwärts29, era una vileza y una cobardía. Al hacerlo, Vorwärts se con-virtió en un cadáver politico. L. Mártov tenía razón cuando señalaba estehecho. Pero se podían haber conservado los periódicos legales, declarandoque éstos no eran periódicos de partido ni periódicos socialdemócratas, sinosimplemente prensa al servicio de las necesidades técnicas de una parte delos obreros, es decir, periódicos no políticos. ¿Por qué no sería posible laexistencia de unas publicaciones socialdemócratas clandestinas, con unaapreciación de la guerra, y unas publicaciones obreras legales que nodiesen tal apreciación, pero que no faltasen a la verdad, sino que simple-mente la silenciasen?

tigio. Sus futuros biógrafos tendrán que enfocar también esteaspecto de la cuestión, pero lo que ahora interesa al movimien-to socialista no es esto, sino el estudio del origen histórico, delas condiciones, de la importancia y de las fuerzas de la corrientesocialchovinista. 1) ¿De dónde procede el socialchovinismo? 2)¿Qué le ha dado fuerza? 3) ¿Cómo hay que luchar contra él? Es-te planteamiento de la cuestión es el único serio; reducirlo a unacuestión de "personas" es, en realidad, una simple escapatoria,un subterfugio de sofista.

Para contestar a la primera pregunta debemos ver, primero, si noexiste una relación entre el contenido ideológico y político delsocialchovinisino y algunas de las corrientes que han habido an-tes en el seno del socialismo, y, segundo, cuál es la relación queexiste, desde el punto de vista de las divisiones políticas reales,entre la actual división de los socialistas en adversarios y defenso-res del social chovinismo y otras divisiones históricas anteriores.

Por socialchovinismo entendemos la aceptación de la idea de ladefensa de la patria en la presente guerra imperialista, la justifi-cación de la alianza de los socialistas con la burguesía y con losgobiernos de "sus" países en esta guerra, la renuncia a propug-nar y apoyar las acciones revolucionarias del proletariado con-tra "su" burguesía, etc. Es evidente que el principal contenidoideológico y político del social chovinismo coincide en un todocon las bases del oportunismo. Es siempre la misma corriente.En las condiciones de la guerra de 1914-1915, el oportunismoengendra precisamente el socialchovinismo. Lo principal en eloportunismo es la idea de la colaboración entre las clases. Laguerra lleva esta idea a su fin lógico, añadiendo a los factores yestímulos ordinarios de la misma otros muchos extraordinariosy obligando a la masa amorfa y dividida, con violencias y amena-zas particulares, a colaborar con la burguesía. Esta circunstan-cia, como es natural, amplía el círculo de los partidarios deloportunismo y explica cumplidamente el paso de muchos radi-cales de ayer al campo oportunista.

El oportunismo es el sacrificio de los intereses vitales de las ma-sas en aras de los intereses momentáneos de una minoría insig-nificante de obreros o, dicho en otros términos, la alianza entre

una parte de los obreros y la burguesía contra la masa prole-taria. La guerra hace que esta alianza sea tanto más patente yforzosa. El oportunismo se ha ido incubando durante deceniospor la especificidad de una época de desarrollo del capitalismoen que las condiciones de existencia relativamente civilizadas ypacíficas de una capa de obreros privilegiados los "aburguesa-ba", les proporcionaba unas migajas de los beneficios conse-guidos por sus capitales nacionales y los mantenía alejados delas privaciones, de los sufrimientos y del estado de ánimo revo-lucionario de las masas que eran lanzadas a la ruina y que vi-vían en la miseria. La guerra imperialista es la continuación di-recta y la culminación de tal estado de cosas, pues es una gue-rra por los privilegios de las naciones imperialistas, por un nuevoreparto de las colonias entre ellas, por su dominación sobreotras naciones. Defender y consolidar su privilegiada situaciónde "capa superior" de la pequeña burguesía o de la aristocracia(y de la burocracia) de la clase obrera: he aquí la continuaciónnatural, durante la guerra, de las esperanzas oportunistas pe-queñoburguesas y de la táctica que de aquí se desprende; heaquí la base económica del socialimperialismo de nuestros días*.La fuerza de la costumbre, la rutina de una evolución relativa-mente "pacífica", los prejuicios nacionales, el temor a virajes

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* Unos cuantos ejemplos de la gran importancia concedida por los imperia-listas y los burgueses a los privilegios nacionales y "de gran potencia" comoarma para dividir a los obreros y apartarlos del socialismo. En su obra Lagran Roma y la Gran Bretaña (Oxford, 1912), el imprialista inglés Lucasreconoce que el Imperio británico de hoy día los hombres de color no gozande igualdad de condiciónes, sino que el obrero blanco es más bien el cap-atáz del hombre de color" (pág. 98). Erwin Belger, ex secretario de la AlianzaImprial contra los socialdemócratas, en su folleto La socialdemocracia des-pués de la guerra (1915) ensalza la conducta de los socialdemócratas,diciendo que éstos deben convertirse en un "partido puramente obrero"(pág. 43), "nacional", en un "partido obrero alemán" (pág. 45), sin ideas"internacionales utópicas", "revolucionarias" (pág 44). En una obra dedica-da a la inversión de cappitales en el extranjero (1907)30, el imperialista ale-man Sartorius von Waltershausen condena a los socialdemócratas alema-nes por no prestar atención al "bien de la nación" (pág. 438 -que consiste enla conquista de colonias- y ensalza a los obreros ingleses por su "realismo",manifestado", por ejemplo, en su lucha contra la inmigración. El diplomáticoalemán Rüdorffer, en su obra sobre los principios de la política mundial

31,

destaca el hecho universalmente conocido de que la internacionalización delcapital no elimina en absoluto la enconada lucha de los capitales nacionales

rápidos y la falta de fe en estos virajes, han sido, como se puedesuponer, circunstancias complementarias que han vigorizado eloportunismo y contribuido a la contemporización hipócrita y co-barde con él, so pretexto de que esto es sólo temporal y obede-ce únicamente a causas y motivos especiales. La guerra transfi-guró al oportunismo, cultivado durante decenas de años, lo elevóa una fase superior, aumentó y diversifico sus matices, multiplicóel número de sus partidarios, enriqueció sus argumentos con unmontón de sofismas nuevos y fundió la corriente principal deloportunismo con multitud de nuevos riachuelos y arroyos; pero lacorriente principal no desapareció. Todo lo contrario.

El socialchovinismo es el oportunismo maduro hasta el punto deque ya no es posible que este absceso burgués siga existiendocomo hasta ahora en el seno de los partidos socialistas.

Los que no quieren ver la estrechísima e indisoluble conexiónexistente entre el socialchovinismo y el oportunismo se aferrana hechos y "casos" aislados: que tal oportunista se ha converti-do en internacionalista o que tal elemento de ideas radicales seha transformado en chovinista. Pero este argumento no es enverdad nada serio cuando se trata del desarrollo de las corrien-tes. En primer lugar, la base económica del chovinismo y deloportunismo en el movimiento obrero es siempre la misma: laalianza de unas reducidas capas superiores del proletariado yde la pequeña burguesía -que aprovechan las migajas de losprivilegios de "su" capital nacional- contra las masas proletarias,contra las masas trabajadoras y oprimidas en general. En se-gundo lugar, el contenido ideológico y político de ambas corrien-tes es también el mismo. En tercer lugar, la vieja división de lossocialistas en corriente oportunista y corriente revolucionaria,división propia de la época de la II Internacional (1889-1914),corresponde, en resumidas cuentas, a la nueva división en cho-vinistas e internacionalistas.

Para convencernos de la exactitud de esta última afirmación,recordemos la regla de que la ciencia social (como toda cienciaen general) trata de fenómenos generales y no de hechos aisla-dos. Tomemos diez países europeos: Alemania, Inglaterra, Ru-sia, Italia, Holanda, Suecia, Bulgaria, Suiza, Francia y Bélgica.

En los ocho primeros, la nueva división de los socialistas (segúnel internacionalismo) corresponde a la vieja (según el oportunis-mo): en Alemania, los Cuadernos Socialistas Mensuales (Sozia-listische Monalshefle)32, fortaleza del oportunismo, se han con-vertido en baluarte del chovinismo. Las ideas internacionalistasson defendidas por la extrema izquierda. En Inglaterra, cerca delas tres séptimas partes del Partido Socialista Británico33 soninternacionalistas (66 votos a favor de la resolución internacionaly 84 en contra, según el último recuento), mientras que en elbloque de los oportunistas (el Partido Laborista34 + los fabia-nos35 + el Partido Laborista Independiente36) menos de la sép-tima parte son internacionalistas*. El núcleo fundamental de losoportunistas en Rusia, la revista liquidacionista Nasha Zariá39,se convirtió en el núcleo fundamental de los chovinistas. Plejá-nov y Aléxinski son los que más alborotan, pero, nosotros sabe-mos, aunque no sea más que por la experiencia del quinqueniode 1910-1914, que son incapaces de llevar a cabo una propa-ganda sistemática entre las masas de Rusia. El núcleo funda-mental de los internacionalistas en Rusia lo constituyen el "prav-dismo"40 y la minoría obrera socialdemócrata de Rusia comorepresentante de los obreros avanzados que reconstituyeron elpartido en enero de 1912. 41

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por el poder, por la influencia, por la "mayoría de las acciones" (pág. 161), yseñala que esta enconada lucha arrastra a los obreros (pág. 175). El librolleva la fecha de octubre de 1912, el autor habla con una claridad meridianade los "intereses del capital" (pág. 157) como causa de las guerras moder-nas; dice que la cuestión de la "tendencia nacional" se convierte en el "eje"del socialismo (pág. 176), que los gobiernos no tienen por qué temer las ma-nifestaciones internacionalistas de los socialdemócratas (pág. 177), de hechocada vez más nacionales (págs. 103, 110, 176). El socialismo internacionaltriunfará si logra arrancar a los obreros de la influencia del nacionalismo,pues sólo con la violencia no se consigue nada; pero el socialismo será der-rotado si prevalece el sentimiento nacional (págs. 173-174).

* Por lo general se compara sólo el Partido Laborista Independiente con elPartido Socialista Británico. Es un error. Lo que se debe tomar no son las for-mas de organización, sino la esencia del problema. Observen ustedes los dia-rios; había dos, uno de ellos (el Daily Herald37) del Partido Socialista Britá-nico, y el otro (el Daily Citizen

38) del bloque de los oportunistas. Los diarios

expresan el trabajo efectivo de propaganda, de agitación y de organización.

En Italia, el partido de Bissolati y compañía, netamente oportu-nista, se ha convertido en un partido chovinista. El internaciona-lismo está representado por el partido obrero. Las masas obre-ras se pronuncian en pro de este partido; los oportunistas, losparlamentarios y los pequeños burgueses optan por el chovinis-mo. En Italia, durante varios meses, se podía elegir libremente,y la elección no fue hecha al azar, sino en consonancia con ladiferente situación de clase de la masa proletaria y de las capaspequeñoburguesas.

En Holanda, el partido oportunista de Troelstra acepta el chovi-nismo en general (no hay que dejarse engañar por el hecho deque en Holanda los pequeños burgueses, lo mismo que los gran-des, odien particularmente a Alemania, capaz más que nadie de"tragárselos"). El partido marxista encabezado por Gorter y Pan-nekoek es el que ha dado a internacionalistas consecuentes, sin-ceros, ardientes y convencidos. En Suecia, el líder oportunistaBranting se indigna cuando acusan de traición a los socialistasalemanes, mientras que el líder de la izquierda Hoglund afirmaque éste es precisamente el punto de vista de algunos de sus par-tidarios (véase el núm. 36 de Sotsial-Demokrat). En Bulgaria, losadversarios del oportunismo, los "tesniakí"42 acusan en su órga-no de prensa (Nova Vreme'a43) a los socialdemócratas alemanesde "haber cometido una villanía". En Suiza, los partidarios deloportunista Greulich se muestran inclinados a justificar a los so-cialdemócratas alemanes (véase su órgano de prensa, el Volks-recht44 de Zurich), mientras que los partidarios de R. Grimm,hombre de ideas mucho más radicales, han convertido su periódi-co de Berna (el Berner Tagwacht45) en órgano de la izquierda ale-mana. De los diez países, sólo dos, Francia y Bélgica, constituyenuna excepción, aunque también aquí, la verdad sea dicha, no ob-servamos falta de internacionalistas, sino su extraordinaria debi-lidad y abatimiento (en parte por causas bien comprensibles); noolvidemos que el mismo Vaillant confesaba en L'Humanité46 quehabía recibido de sus lectores cartas de tendencia internaciona-lista, ¡aunque ninguna de ellas fue publicada íntegramente!

En general, si se consideran las corrientes y las tendencias, nose puede menos de reconocer que ha sido precisamente el alaoportunista del socialismo europeo la que ha traicionado al so-

cialismo y se ha pasado al chovinismo. ¿Cuál es el origen de sufuerza, de su aparente omnipotencia en los partidos oficiales?Kautsky, que tan bien sabe plantear problemas históricos, sobretodo cuando se trata de la antigua Roma o de otros temas aná-logos que no están muy relacionados con la realidad viva, aho-ra, cuando el asunto le atañe a él mismo, finge hipócritamenteno entender de qué va. Pero la cuestión es de una claridad meri-diana. La fuerza gigantesca de los oportunistas y de los chovin-istas proviene de su alianza con la burguesía, con los gobiernosy con los Estados Mayores. En Rusia se suele olvidar esto conmucha frecuencia, y se considera que los oportunistas son unaparte de los partidos socialistas, que en estos partidos siemprehan existido y seguirán existiendo dos alas extremas, que todoconsiste en evitar los "extremismos" y demás lindezas de estegénero impresas en letras de molde en todos los catones pe-queñoburgueses.

En realidad, la militancia formal de los oportunistas en los par-tidos obreros no excluye en absoluto el que sean -objetivamen-te- un destacamento político de la burguesía, vehículos de su in-fluencia y agentes de ella en el seno del movimiento obrero.Cuando Südckum, oportunista de fama erostrática, demostrócon toda evidencia esta verdad social, esta verdad de clase, mu-chos hombres de bien quedaron estupefactos. Los socialistasfranceses y Plejánov empezaron a señalar con el dedo a Süde-kum, aunque bastaba con que Vandervelde, Sembat y Plejánovse mirasen en un espejo para ver reflejado en él precisamentea Südekum, con una fisonomía nacional ligeramente modifica-da. Los miembros del Comité Central (Vorstand) alemán quealaban a Kautsky y que son alabados por él se apresuraron adeclarar con prudencia, comedimiento y delicadeza (sin nom-brar a Südekum) que "no estaban de acuerdo" con la trayecto-ria de Südekum.

Esto es ridículo, pues, de hecho, en la política práctica del Par-tido Socialdemócrata Alemán, Südekum solo resultó ser en elmomento decisivo más fuerte que un centenar de Haase y deKautsky (como Nasha Zariá sola resultó ser más fuerte que to-das las corrientes del Bloque de Bruselas47, temerosas de rom-per con ella). UNTREF VIRTUAL | 22

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¿Por qué? Pues precisamente porque detrás de Südekum estánla burguesía, el gobierno y el Estado Mayor de una gran poten-cia, que apoyan por miles de medios la política de Südekum,mientras que reprimen por todos los procedimientos la políticade sus adversarios, llegando incluso a la prisión y al fusilamien-to. Las palabras de Südckum son difundidas en millones deejemplares de la prensa burguesa (lo mismo que las palabrasde Vandervelde, de Sembat y de Plejánov), mientras que laspalabras de sus adversarios no pueden aparecer en la prensalegal, ¡pues en el mundo existe una censura militar!

Todos están de acuerdo en que el oportunismo no es fruto delazar, no es un pecado, un desliz, una traición de unos cuantosindividuos aislados, sino el producto social de toda una épocahistórica. Pero no todos se detienen a pensar en el significadode esta verdad. El oportunismo ha sido cultivado por el legalis-mo. Los partidos obreros de la época de 1889-1914 debían apro-vechar la legalidad burguesa. Cuando llegó la crisis, fue precisopasar al trabajo ilegal (y este paso sólo se puede dar con unaenergía y una decisión extraordinarias, combinadas con todauna serie de ardides de guerra). Para impedir este paso bastasólo con Südekum, pues todo el "viejo mundo" para expre-sarnos en un sentido histórico-filosófico lo apoya; pues él, Süde-kum -para expresarnos en un sentido político-práctico-, siempreha revelado y siempre revelará a la burguesía todos los planesmilitares de su enemigo de clase.

Es un hecho que todo el Partido Socialdemócrata Alemán (y lomismo vale decir de los franceses y demás) hace únicamente loque puede agradar a Südekum o lo que puede ser tolerado porSüdekum. Nada más puede hacerse legalmente. Todas las accio-nes honradas y verdaderamente socialistas se realizan en elPartido Socialdemócrata Alemán contra sus organismos centra-les, al margen de su Comité Central y de su órgano central deprensa, se realizan infringiendo la disciplina orgánica y de unamanera fraccional, en nombre de unos nuevos centros anóni-mos de un nuevo partido, como es anónimo, por ejemplo, el lla-mamiento de la "izquierda" alemana publicado en el BernerTagwacht del 31 de mayo de este año48. De hecho, está crecien-do, fortaleciéndose y vigorizándose un nuevo partido, verdade-

ramente obrero, verdaderamente socialdemócrata y revolucio-nario, distinto del viejo y podrido partido nacional-liberal de Le-gien-Südekum-Kautsky-Haase-Scheidemann y companía*.

Por eso el oportunista Monitor dejó escapar por imprudencia unaprofunda verdad histórica, al afirmar en la revista conservadoraAnuario Prusiano49 que a los oportunistas (léase: a la burguesía)les perjudicaría el que la actual socialdemocracia evolucionasehacia la derecha, pues entonces los obreros se apartarían de ella.Los oportunistas (y la burguesía) necesitan precisamente el partidoactual, que agrupa el ala derecha y el ala izquierda y está represen-tado oficialmente por Kautsky, un hombre capaz de conciliarlo todocon frases fluidas y "perfectamente, marxistas". De palabra, parael pueblo, para las masas, para los obreros: socialismo y espíriturevolucionario; de hecho, südekumismo, es decir, alianza con laburguesía en todo momento de crisis seria. Decimos en todo mo-mento de crisis, pues no sólo con motivo de la guerra, sino tam-bién en ocasión de cualquier huelga política seria, tanto la Alema-nia "feudal" como la Inglaterra o la Francia "libres y parlamentarias"declararán inmediatamente, con uno u otro nombre, el estado deguerra. Quien esté en su sano juicio no podrá dudar de ello.

De ahí se desprende la respuesta a la pregunta que hemosplanteado más arriba: ¿cómo hay que luchar contra el social-chovinismo? El socialchovinismo es el oportunismo tan maduro,tan fortalecido y envalentonado durante una larga época de ca-

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* Es sumamente característico lo ocurrido antes de la histórica votación del4 de agosto. El partido oficial ha tapado este hecho con el manto de la hipo-cresía burocrática: ante la decisión de la mayoría, todos votaron a favorcomo un solo hombre. Pero en la revista Die Internationale, Ströbel denun-ció esta hipocresía y descubrió la verdad. En la minoría parlamentaria so-cialdemócrata había dos grupos, que se presentaron con un ultimátum yapreparado, es decir, con una decisión fraccional, es decir, escisionista. Unode los grupos, el de los oportunistas, integrado por unas 30 personas, de-cidió, en cualquier caso, votar a favor; el otro grupo, el de la izquierda, inte-grado por unas 15 personas, decidió -con menos firmeza- votar en contra.Cuando el "centro" o la "charca", que no tenía ninguna posición firme, votócon los oportunistas, la izquierda se vio totalmente derrotada y... ¡se some-tió! La "unidad" de la socialdemocracia alemana es de cabo a rabo una hipo-cresía que encubre de hecho la inevitable sumisión a los ultimátums de losoportunistas.

pitalismo relativamente "pacífico", tan cuajado ideológica y polí-ticamente, tan ligado a la burguesía y a los gobiernos que no esposible tolerar la existencia de tal corriente en el seno de lospartidos obreros socialdemócratas. Si aún se pueden tolerarunas suelas delgadas y endebles cuando se tiene que caminarpor las calles urbanizadas de una pequeña ciudad de provin-cias, cuando hay que subir a una montaña son imprescindiblesunas suelas gruesas y bien herradas. En Europa el socialismoya ha rebasado la etapa relativamente pacífica y encuadrada enestrechos límites nacionales. La guerra de 1914-1915 le ha he-cho entrar en la etapa de las acciones revolucionarias, por loque la ruptura completa con el oportunismo y su expulsión delos partidos obreros están indudablemente a la orden del día.

Es evidente que de esta definición de las tareas planteadas anteel socialismo por la nueva etapa de su desarrollo mundial no sedesprende aún de un modo inmediato cuál ha de ser precisa-mente la rapidez y cuáles han de ser en los distintos países lasformas del proceso por el que los partidos revolucionarios so-cialdemócratas obreros se han de separar de los partidos opor-tunistas pequeñoburgueses. Pero de ahí si se desprende la ne-cesidad de comprender claramente que esta división es inevi-table y de orientar precisamente desde este punto de vista todala política de los partidos obreros. La guerra de 1914-1915 es unvirage tan grande de la historia que la actitud ante el oportunis-mo ya no puede seguir siendo la de antes. No es posible negarlo que de hecho ha existido; no es posible borrar de la concien-cia de los obreros, ni de la experiencia de la burguesía, ni de lasadquisiciones políticas de nuestra época en general, el hechode que en el momento de la crisis los oportunistas han constitu-ido el núcleo de aquellos elementos que desertaron de los par-tidos obreros y se pasaron a la burguesía. Antes de la guerra, eloportunismo -si nos referimos a toda Europa-se encontraba, pordecirlo así, en la adolescencia. Con la guerra ha llegado a laplena madurez y ya no es posible devolverle su "inocencia" nisu juventud. Ha madurado toda una capa social de parlamenta-rios, de periodistas, de funcionarios del movimiento obrero, deempleados privilegiados y de ciertos estratos del proletariado,sector social que se ha fundido con su burguesía nacional y a laque ésta ha sabido apreciar en su justo valor y "adaptar". No es

posible hacer girar hacia atrás o detener la rueda de la historia;pero lo que sí se puede y debe hacer es avanzar sin miedo y pa-sar de las organizaciones preparatorias y legales de la claseobrera, cautivas del oportunismo, a unas organizaciones revolu-cionarias del proletariado que sepan no limitarse a la legalidad,que sepan ponerse a cubierto de la traición oportunista, a lasorganizaciones revolucionarias del proletariado que emprendela "lucha por el poder", por el derrocamiento de la burguesía.

Esto demuestra, entre otras cosas, cuán erróneo es el punto devista de quienes ciegan su conciencia y la conciencia de los obre-ros al plantear el problema de la actitud que se ha de tener antetales o cuales figuras prestigiosas de la II Internacional, anteGuesde, Plejánov, Kautsky, etc. En realidad, aquí no existe nin-gún problema. Si estas personas no comprenden las nuevas ta-reas, tendrán que quedarse al margen o seguir, como hasta aho-ra, cautivos de los oportunistas. Si se liberan de su "cautiverio", espoco probable que se encuentren obstáculos políticos que im-pidan su retorno al campo de los revolucionarios. En todo caso,es absurdo sustituir el problema de la lucha entre las corrientesy del cambio de épocas en el movimiento obrero por el del papelque desempeñan ciertos individuos.

VIII

Las organizaciones legales de masas de la clase obrera son talvez el signo distintivo más importante de los partidos socialistascorrespondientes a la época de la II Internacional. Las másfuertes eran las del partido alemán, y fue aquí donde la guerra de1914-1915 marcó el viraje más profundo y planteó la cuestión demanera más rotunda. Era evidente que el paso a las accionesrevolucionarias significaba la disolución de las organizacioneslegales por la policía, y el viejo partido, desde Legien hastaKautsky inclusive, sacrificó los objetivos revolucionarios del pro-letariado al mantenimiento de las actuales organizaciones le-gales. Por mucho que se quiera negarlo, el hecho está ahí. Elderecho del proletariado a la revolución ha sido vendido por elplato de lentejas de unas organizaciones autorizadas por la leypolicíaca vigente. UNTREF VIRTUAL | 24

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Veamos el folleto de Carlos Legien, líder de los sindicatos social-demócratas de Alemania: ¿Por qué los funcionarios sindicalesdeben tener mayor participación en la vida interior del partido?(Berlín, 1915). Es una conferencia pronunciada por el autor el 27de enero de 1915 en una reunión de funcionarios del movimientosindical. En su conferencia, Legien dio lectura a un interesantedocumento, reproducido en el folleto, y que de otra manera lacensura militar no hubiera dejado pasar en ningún caso. Este doc-umento -llamado "material para los conferenciantes del distrito deNiederbarnim" (arrabal de Berlín) - es una exposición de los pun-tos de vista sustentados por los socialdemócratas de izquierdaalemanes, de su protesta contra el partido. Los socialdemócratasrevolucionarios -dice el documento- no previeron ni podían prev-er un factor, a saber:

"Que toda la fuerza organizada del Partido Socialdemócrata Ale-mán y de los sindicatos se colocó al lado del gobierno belige-rante, toda esta fuerza fue utilizada para aplastar la energía re-volucionaria de las masas" (pág. 94 del folleto de Legien).

Esta es una verdad indudable. También es cierta la siguienteafirmación del mismo documento:

"La votación del 4 de agosto de la minoría socialdemócrata sig-nificó que otro punto de vista por mucho arraigo que tuviera enlas masas no hubiera podido abrirse paso bajo la dirección delpartido probado, sino únicamente contra la voluntad de las ins-tancias del partido, únicamente a condición de vencer la resis-tencia del partido y de los sindicatos" (lugar citado).

Esta es una verdad indiscutible.

"Si la minoría socialdemócrata hubiese cumplido con su deberel 4 de agosto, probablemente la forma exterior de la organiza-ción habría sido destruida, pero habría quedado el espíritu, esemismo espíritu que animaba al partido durante la Ley de excep-ción contra los socialistas50 y le ayudó a vencer todas las difi-cultades" (lugar citado).

El folleto de Legien señala que la pandilla de "lideres" reunidospor él para que escuchasen su informe, y a los que se titula diri-

gentes y funcionarios sindicales, reía a carcajadas al oír esto. Lespareció risible la idea de que se pudieran y debieran crear organi-zaciones revolucionarias clandestinas (igual que durante la ley deexcepción) en, un momento de crisis. Y Legien, fidelísimo perrode presa de la burguesía, se golpeaba el pecho y exclamaba:

"Es una idea a todas luces anarquista: destrozar las organiza-ciones para provocar la resolución del problema por las masas.No me cabe la menor duda de que es una idea anarquista".

"¡Bien dicho!", gritaban a coro (folleto citado, pág. 37) los laca-yos de la burguesía que se titulan líderes de las organizacionessocialdemócratas de la clase obrera.

Edificante cuadró. Esta gente ha sido tan corrompida y tan em-brutecida por la legalidad burguesa que ni siquiera le cabe en lacabeza la necesidad de otras organizaciones, la necesidad deunas organizaciones ilegales que dirijan la lucha revolucionaria.Esta gente ha llegado a imaginarse que los sindicatos legales,existentes por gracia de la autorización policíaca, representanun límite, más allá del cual no se puede pasar; que se puedeconcebir, en general, el mantenimiento de esos sindicatos enépoca de crisis como sindicatos dirigentes. Ahí tienen la dialéc-tica viva del oportunismo: el simple crecimiento de los sindicatoslegales, la simple costumbre de unos filisteos algo abtusos, aun-que concienzudos, de no hacer más que llevar libros de contabi-lidad, ha tenido por consecuencia que en el momento de la crisisestos concienzudos filisteos se han convertido en unos traidores,en unos tránsfugas, en unos estranguladores de la energía re-volucionaria de las masas. Y esto no ha ocurrido por azar. El trán-sito a la organización revolucionaria es una necesidad, lo exigeel cambio de la situación histórica, lo reclama la época de lasacciones revolucionarias del proletariado; pero este tránsito sóloes posible si se salta por encima de los antiguos líderes, estran-guladores de la energía revolucionaria, si se salta por encimadel viejo partido, destruyéndolo.

Pero los filisteos contrarrevolucionarios, como es natural, cla-man: "¡anarquismo!": igual que clamaba "anarquismo" el oportu-nista E. David cuando arremetía contra Carlos Liebknecht: Porlo visto, los únicos socialistas honrados que quedan en Alema-

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nia son los dirigentes a quienes los oportunistas acusan deanarquismo...

Tomemos el ejército moderno. Es buen ejemplo de organización.Y esta organización es buena únicamente porque es flexible, a lavez que sabe dotar a millones de hombres de una voluntad única.Hoy estos millones de hombres están en sus casas, en distintoslugares del país. Mañana, a la orden de movilización, se reuniránen los puntos señalados. Hoy están en las trincheras, en las quea veces pasan meses enteros. Mañana, agrupados de distintamanera, irán al ataque. Hoy hacen milagros, ocultándose de lasbalas y de la metralla. Mañana harán milagros, combatiendo apecho descubierto. Hoy sus destacamentos de vanguardia colo-can minas bajo tierra; mañana avanzarán decenas de kilómetros,siguiendo las señales que les hacen los aviadores desde el aire.Esto es lo que se llama una organización, cuando en nombre deun objetivo, animados por una voluntad, millones de hombrescambian las formas de sus relaciones y de sus acciones, cambianel lugar y los métodos de su actividad, cambian los instrumentosy las armas de acuerdo con el cambio de las circunstancias y delas exigencias de la lucha.

Lo mismo podemos decir de la lucha de la clase obrera contrala burguesía. Hoy no existe una situación revolucionaria, no haycondiciones para la efervescencia de las masas, para el incre-mento de su actividad; hoy le ponen a uno en la mano la papele-ta electoral: tómala, aprende a organizarte para golpear con ellaa tus enemigos y no para enviar al Parlamentó a unos preben-dados que se aferran al escaño por temor a la cárcel. Mañanate quitan la papeleta electoral y te ponen en la mano un fusil yun excelente cañón de tiro rápido, última palabra de la técnica:toma estos instrumentos de muerte y destrucción, no prestesoídos a los jeremías sentimentales que temen la guerra; en elmundo aún quedan demasiadas cosas que deben ser destrui-das por el hierro y el fuego para emancipar a la clase obrera, ysi en las masas crecen la ira y la desesperación, si hay una si-tuación revolucionaria, prepárate para crear nuevas organiza-ciones y para poner en juicio esos instrumentos tan útiles demuerte y destrucción contra tu gobierno y tu burguesía.

No es fácil hacerlo, no cabe duda. Para ello harán falta arduasacciones preparatorias. Se requerirán muchos sacrificios. Esuna nueva forma de organización y de lucha, que también debeser aprendida, pero las enseñanzas no se adquieren sin equi-vocaciones ni derrotas. Esta forma de lucha de clase es a la par-ticipación en las elecciones lo que el ataque es a las maniobras,a las marchas o a la permanencia en las trincheras. En la histo-ria esta forma de lucha está muy pocas veces a la orden del día,pero, en cambio, su significación y sus consecuencias se extien-den a decenios enteros. Los días en que se puede y se debeponer a la orden del día estas formas de lucha equivalen a vein-tenas de años de otras épocas históricas.

...Confrontad a C. Kautsky con C. Legien:

"Mientras el partido era poco numeroso -dice Kautsky-, toda pro-testa contra la guerra tenia la eficacia propagandística de un ac-to de valor... La conducta de los camaradas rusos y servios enestos últimos tiempos ha merecido el reconocimiento general.Cuanto más fuerte es un partido, tanto más se mezclan en losmotivos de sus decisiones las consideraciones propagandísti-cas y la valoración de las consecuencias prácticas, tanto másdifícil resulta tener igualmente en cuenta los motivos de uno yotro género, a la vez que no se puede hacer caso omiso de unosni de otros. Por eso, cuanto más fuertes somos, más fáciles sonlas divergencias entre nosotros ante cada situación nueva ycomplicada (El internacionalismo y la guerra. pág. 30).

Estos razonamientos de Kautsky sólo difieren de los de Legienpor su hipocresía y pusilanimidad. En realidad, Kautsky apoya yjustifica la vil renuncia de los Legien a la actividad revoluciona-ria, pero lo hace con sordina, sin pronunciarse claramente, es-capando con simples alusiones, limitándose a hacer reveren-cias, lo mismo ante Legien que ante la conducta revolucionariade los rusos. Nosotros, los rusos, estamos acostumbrados a versemejante actitud ante los revolucionarios sólo por parte de losliberales: los liberales siempre están dispuestos a reconocer el"valor" de los revolucionarios, pero, al mismo tiempo, por nadadel mundo renunciarán a su táctica archioportunista. Los revolu-

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cionarios que se precien de tales no aceptarán las "expresionesde reconocimiento" de Kautsky, sino que rechazarán indignadossemejante planteamiento de la cuestión. Si no hubiese una ma-nifiesta situación revolucionaria, si no fuese obligatorio propug-nar las acciones revolucionarias, entonces la conducta de losrusos y de los servios sería errónea, entonces su táctica seríaequivocada. Tengan por lo menos esos caballeros como Legieny Kautsky el valor de sustentar sus propias opiniones y declarar-lo abiertamente.

Pero si la táctica de los socialistas rusos y servios es acreedorade "reconocimiento", entonces no es tolerable, es criminal justi-ficar la táctica opuesta de los partidos "fuertes", de los partidosalemán, francés, etc. Con la expresión intencionadamente oscu-ra de "consecuencias prácticas", Kautsky veló la simple verdadde que los partidos grandes y fuertes se asustaron ante la ideade que el gobierno podía disolver sus organizaciones, incautar-se de sus cajas y detener a sus líderes. Esto significa queKautsky justifica la traición al socialismo con la consideración delas desagradables "consecuencias prácticas" de la táctica revo-lucionaria. ¿No es esto acaso una prostitución del marxismo?

"¡Nos hubieran detenido!", dijo -según aseguran- en una reuniónde obreros de Berlín uno de los diputados socialdemócratas quevotaron el 4 de agosto a favor de los créditos de guerra. Y los obre-ros le gritaron en respuesta: "¿Qué mal habría en ello?"

Si no hubiese otra señal para transmitir a las masas obreras deAlemania y de Francia el espíritu revolucionario y la idea de la ne-cesidad de preparar las acciones revolucionarias, la detención deun diputado por un discurso valiente habría desempeñado unpapel útil como llamamiento a la unificación de los proletarios dediferentes países en la labor revolucionaria. Esa unificación no esfácil de lograr: razón de más para que fuesen precisamente losdiputados, que se encuentran arriba y dominan todo el panoramapolítico, quienes asumiesen la iniciativa.

No sólo durante la guerra, sino absolutamente en toda agudi-zación de la situación política, sin hablar ya de cualquier acciónrevolucionaria de las masas, el gobierno del país burgués más

libre amenazará siempre con la disolución de las organizacioneslegales, con la incautación de las cajas, con la detención de losdirigentes y con otras "consecuencias prácticas" de la misma ín-dole. ¿Qué hay que hacer, pues? ¿Justificar por ello a los opor-tunistas como lo hace Kautsky? Pero eso significa canonizar latransformación de los partidos socialdemócratas en partidosobreros nacional-liberales.

Para un socialista no puede haber más que una conclusión: ellegalismo puro, el legalismo exclusivo de los partidos "europeos"ha caducado y se ha convertido, en virtud del desarrollo capita-lista de la fase preimperialista, en la base de la política obreraburguesa. Este legalismo debe ser complementado con la crea-ción de una base ilegal, de una organización clandestina, de unalabor socialdemócrata ilegal, sin rendir al mismo tiempo ni unasola posición legal. La experiencia demostrará cómo debe ha-cerse esto: lo que hace falta es que haya deseos de emprendereste camino y conciencia de su necesidad. Los socialdemó-cratas revolucionarios de Rusia demostraron en 1912-1914 queeste problema puede ser resuelto. El diputado obrero Muránov -el que mejor se portó ante el tribunal y fue deportado por elzarismo a Siberia- mostró con toda claridad que, además delparlamentarismo ministerial (desde Henderson, Sembat y Van-dervelde hasta Südekum y Scheidemann, también perfectamente"ministeriales", ¡sólo que no se les deja pasar de la antesala!),existe también el parlamentarismo ilegal y revolucionario. LosKosovski y los Potrésov pueden entusiasmarse con el parlamen-tarismo "europeo" de los lacayos o conformarse con él; nosotrosno nos cansaremos de repetir a los obreros que este legalismo,que esta socialdemocracia de los Legien, de los Kautsky y delos Scheidemann no merece más que desprecio.

IX

Resumamos.

La bancarrota de la II Internacional se ha manifestado con lamáxima evidencia en la flagrante traición cometida por la mayo-ría de los partidos socialdemócratas oficiales de Europa contra UNTREF VIRTUAL | 27

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sus convicciones y contra sus solemnes resoluciones de Stutt-gart y de Basilea. Pero esta bancarrota, que representa el plenotriunfo del oportunismo, la transformación de los partidos social-demócratas en partidos obreros nacionalliberales, no es másque el resultado de toda la' época histórica de la II Internacional,la época de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Las condi-ciones objetivas de esta época de transición, que marca el pasode la culminación de las revoluciones burguesas y nacionalesen Europa Occidental al comienzo de las revoluciones socialis-tas, fueron las que engendraron y alimentaron el oportunismo.En algunos países de Europa observamos durante este tiempola escisión del movimiento obrero y socialista, escisión que si-gue, en general, precisamente la línea del oportunismo (Inglate-rra, Italia, Holanda, Bulgaria, Rusia), y en otros países una luchaprolongada y tenaz de corrientes siguiendo la misma línea(Alemania, Francia, Bélgica, Suecia, Suiza). La crisis engendra-da por la gran guerra arrancó el velo, barrió los convencionalis-mos, abrió el absceso, desde hacía tiempo maduro, y mostró eloportunismo en su verdadero papel de aliado de la burguesía.Ahora ha llegado el momento en que es indispensable apartarcompleta y orgánicamente de los partidos obreros a este ele-mento. La época imperialista no tolera la coexistencia en unmismo partido de los elementos de vanguardia del proletariadorevolucionario y la aristocracia semipequeñoburguesa de laclase obrera, que se beneficia con las migajas de los privilegiosproporcionados por la condición "dominante" de "su" nación. Lavieja teoría de que el oportunismo es un "matiz legítimo" dentrode un partido único y ajeno a los "extremismos" se ha converti-do hoy en día en el engaño más grande de la clase obrera, enel mayor obstáculo para el movimiento obrero. El oportunismofranco, que provoca la repulsa inmediata de la masa obrera, noes tan peligroso ni perjudicial como esta teoría del justo medio,que exculpa con palabras marxistas la práctica del oportunismo,que trata de demostrar con una serie de sofismas lo inoportunode las acciones revolucionarias, etc. Kautsky, el representantemás destacado de esta teoría y, a la vez, la figura de mayorprestigio de la II Internacional, se ha revelado como un hipócri-ta de primer orden y como un virtuoso en el arte de prostituir elmarxismo. Entre el millón de militantes del partido alemán no haquedado ni un solo socialdemócrata más o menos honrado,

consciente y revolucionario que no se aparte indignado de estafigura de "prestigio", defendida con tanto calor por los Südekumy los Scheidemann.

Las masas proletarias, abandonadas por cerca de las nuevedécimas partes de sus antiguos dirigentes, que se pasaron a laburguesía, se vieron divididas e impotentes ante la orgía chovi-nista, ante la opresión de la ley marcial y de la censura militar.Pero la situación revolucionaria objetiva, creada por la guerra ycada vez más amplia y más honda, engendra inevitablementeun estado de ánimo revolucionario, templa a los proletariosmejores y más conscientes y los instruye. No sólo es posible,sino que cada vez es más probable, un cambio rápido en el es-tado de ánimo de las masas semejante al ocurrido en la Rusiade comienzos de 1905, en relación con la "gaponada"52, cuan-do en unos cuantos meses, y a veces en unas cuantas seman-as, de las capas proletarias atrasadas surgió un ejército de mi-llones de hombres que siguió a la vanguardia revolucionaria delproletariado. No es posible saber si el desarrollo de un potentemovimiento revolucionario se producirá a raíz de esta guerra, enel curso de la misma, etc., pero, en todo caso, sólo el trabajo enesta dirección merece el nombre de trabajo socialista. La con-signa que generaliza y orienta este trabajo, la consigna que con-tribuye a unir y cohesionar a quienes desean prestar su ayuda ala lucha revolucionaria del proletariado contra su gobierno y con-tra su burguesía es la consigna de guerra civil.

En Rusia, la separación completa de los elementos proletariossocialdemócratas revolucionarios de los elementos oportunistaspequeñoburgueses ha sido preparada por toda la historia delmovimiento obrero. El peor servicio que se le presta corre a car-go de quienes vuelven la espalda a esta historia y declamancontra el "espíritu de fracción", con lo que se ven imposibilitadospara comprender el verdadero proceso de formación del partidoproletario en Rusia, partido que se va forjando en una lucha demuchos años contra los distintos tipos de oportunismo. De todaslas "grandes" potencias que participan en esta guerra, sólo Ru-sia ha pasado en estos últimos años por una revolución. El con-tenido burgués de esta revolución, en la que el proletariado de-sempeñó un papel decisivo, no podía menos de provocar una UNTREF VIRTUAL | 28

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escisión entre las tendencias burguesas y proletarias del movi-miento obrero. Durante todo un período de unos veinte años (de1894 a 1914), en el que la socialdemocracia rusa ha existidocomo una organización vinculada al movimiento obrero de ma-sas (y no sólo como corriente ideológica, que era en el períodode 1883 a 1894), no ha cesado la lucha entre la corriente revo-lucionaria proletaria y la oportunista pequeñoburguesa. El "econo-mismo" de la época de 1894 a 1902 fue, sin duda, una corrientede este último tipo. Muchos argumentos y muchos rasgos de suideología -la desfiguración "struvista" del marxismo, las referen-cias a la "masa" para justificar el oportunismo, etc. - recuerdan demanera asombrosa el actual marxismo envilecido de Kautsky,Cunow, Plejánov y demás. Para trazar un paralelo con el Kautskyde hoy día sería muy conveniente recordar a la actual generaciónde socialdemócratas la vieja Rabóchaya Mysl54 y RabócheieDielo55.

El "menchevismo" del período siguiente (de 1903 a 1908) fue elcontinuador directo del "economismo", no sólo en el campo ideo-lógico, sino también en el terreno de la organización. Durante larevolución rusa siguió una táctica que significaba objetivamentela supeditación del proletariado a la burguesía liberal y era laexpresión de las tendencias oportunistas pequeñoburguesas.Cuando en el período siguiente (de 1908 a 1914) el caudal prin-cipal de la corriente menchevique dio lugar al liquidacionismo,este carácter de clase de dicha corriente se patentizó de tal mo-do que los mejores representantes del menchevismo protesta-ron constantemente contra la política del grupo representadopor Nasha Zariá. Este grupo -el único que en los últimos 5 o 6años llevó a cabo entre las masas una labor sistemática contrael partido marxista revolucionario de la clase obrera- ¡se mostrócomo un grupo socialchovinista en la guerra de 1914-1915! Yesto en un país donde la autocracia está viva, donde la revolu-ción burguesa está lejos de haber terminado, donde el 43% dela población oprime a la mayoría de las naciones "alógenas". Eltipo "europeo" de desarrollo, donde ciertas capas de la pequeñaburguesía, sobre todo los intelectuales, y una parte insignifi-cante de la aristocracia obrera pueden "gozar" de los privilegiosproporcionados por la condición "dominante" de "su" nación, nopodía menos de repercutir en Rusia.

Toda la historia de la clase obrera y del Partido Obrero So-cialdemócrata de Rusia los ha preparado para la táctica "inter-nacionalista", es decir para una táctica verdadera y consecuen-temente revolucionaria.

---P.S. Este artículo estaba ya en caja cuando apareció en la pren-sa el "manifiesto" escrito por Kautsky y Haase en comandita conBernstein. Estos señores han visto que las masas se radicalizany están dispuestos a "reconciliarse" con la izquierda, a condición,claro está, de mantener la "paz" con los Südekum. ¡VerdaderasMädchen für alle!

Págs. 209-265.

Escrito en la segunda quincena de mayo y la primera mitad dejunio de 1915.

Publicado en septiembre del mismo año en el núm. 12 de la re-vista "Kommunist", en Ginebra.

NOTAS

1. Buró Socialista Internacional (BSI): órgano ejecutivo e infor-mativo permanente de la II Internacional, instituido por acuerdodel Congreso de Parfs (1900). Lenin formó parte de él desde1905 como representante del POSDR Al empezar la guerra im-perialista mundial, el BSI se convirtió en dócil instrumento de lossocialchovinistas. -5.

2. El Bund (Unión General Obrera Hebrea de Lituania, Polonia yRusia) fue organizado en 1897 y agrupaba principalmente a ele-mentos semiproletarios, a artesanos hebreos de las regionesoccidentales de Rusia. Mantuvo posiciones socialchovinistasdurante la primera guerra mundial.La Hoja de Información de la Organización del Bund en elExtranjero se publicó en Ginebra, desde junio de 1911 hasta ju-nio de 1916, apareciendo únicamente once números. -5. UNTREF VIRTUAL | 29

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3. El Congreso Socialista Internacional de Stuttgart (VII Con-greso de la II Internacional) se celebró del 18 al 24 de agosto de1907. Su labor fundamental se concentró en las comisiones,que prepararon los proyectos de resoluciones para las sesionesplenarias. Lenin participó en las tareas de la comisión que estu-dió el problema principal: El militarismo y los conflictos interna-cionales. Al discutirse el proyecto de resolución presentado porAugusto Bebe, Lenin propuso algunas enmiendas, apoyadaspor los representantes de la socialdemocracia polaca, que lomodificaron radicalmente en el espíritu del marxismo revolucio-nario. En la resolución se introdujo la siguiente tesis, que tienegran importancia de principio: "En caso de que, pese a todo, sedesencadene la guerra, deben (la clase obrera de los distintospaíses y sus representantes en los parlamentos. -N. de la Edit.)... tratar por todos los medios de aprovechar la crisis económicay política originada por ella para hacer agitación entre las masaspopulares y acelerar la caída de la dominación clasista capita-lista" (Proletari, núm. 17, 20 de octubre de 1907, pág. 6).La aprobación de la resolución El militarismo y los conflictosinternacionales fue una gran victoria del ala revolucionaria sobrela oportunista en el movimiento obrero internacional.Congreso de Basilea: Congreso Socialista Internacional Extrao-rdinario, celebrado en Basilea los días 24 y 25 de noviembre de1912 para tratar de la lucha contra el inminente peligro de gue-rra imperialista mundial, acrecentado al empezar la primera gue-rra balcánica,El 25 de noviembre, el congreso aprobó por unanimidad un ma-nifiesto sobre la guerra, que ponía en guardia a los pueblos con-tra la creciente amenaza bélica, denunciaba los fines expolia-dores de la guerra mundial que se avecinaba y exhortaba a lossocialistas de todos los países a luchar activamente contra ella.El manifiesto recomendaba a los socialistas que, en caso deestallar la guerra imperialista, aprovechasen la crisis económicay política suscitada por ella para luchar en pro de la revoluciónsocialista. -6.

4. Se alude a la resolución del Congreso de Chemnitz de lasocialdemocracia alemana acerca del imperialismo y de la acti-tud de los socialistas frente a la guerra, aprobada el 20 de sep-

tiembre de 1912. La resolución condenaba la política imperia-lista y destacaba la importancia de la lucha por la paz. -7.

5. "Nastie Slovo". ("Nuestra Palabra"): periódico menchevique;se editó en París desde enero de 1915 hasta septiembre de1916. Trotski fue uno de sus directores. -8.

6. Liquidadores: adeptos de una corriente que predominó en laparte menchevique del POSDR durante el período de reacciónque siguió a la derrota de la revolución de 1905-1907. Exigíanque fuese liquidado el partido revolucionario clandestino del pro-letariado, creándose en su lugar un partido oportunista que ac-tuase legalmente bajo el régimen zarista. La Conferencia de Pragadel POSDR (enero de 1912) expulsó del partido a los liquidado-res. -9.

7. "La Internacional" ("Die Internationale"): revista fundada porRosa Luxemburgo y Franz Mehring. El primer número aparecióen abril de 1915, reanudándose su publicación en 1918, des-pués de la revolución de noviembre en Alemania. -9.

8. Triple Entente (o Entente): bloque imperialista de Inglaterra,Francia y la Rusia zarista, formado en 1907 en oposición a la Tri-ple Alianza imperialista de Alemania, Austria-Hungría e Italia.Durante la primera guerra mundial se sumaron a esta alianzapolítica y militar los EL UU., el Japón. Italia y otros Estados. -9.

9. Struvismo: adulteración liberal burguesa del marxismo; tomósu nombre de P. Struve, representante principal del "marxismolegal" en Rusia. (Acerca del struvismo véase la pág. 22 del pre-sente folleto.) -12.

10. "Die Nene Zeit" ("Tiempos Nuevos"): revista teórica del Par-tido Socialdemócrata Alemán, que se editó en Stuttgart desde1885 hasta 1923. -14.

11. "Sotsial-Demokrat" ("El Socialdemócrata"): periódico clandes-tino, Órgano Central del POSDR; se editó primero en París yluego en Ginebra; aparecieron 58 números desde febrero de

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1908 hasta enero de 1917. Desde diciembre de 1911, Sotsial-Demokral fue dirigido por Lenin. -16.

12. Lenin alude a la huelga de octubre en toda Rusia y a la in-surrección armada de diciembre de 1905 en Moscú, durante laprimera revolución rusa. -17.

13. "Golos" ("La Voz"): diario menchevique; se editó en Parísdesde septiembre de 1914 hasta enero de 1915. -17.

14. Triple Alianza: bloque imperialista de Alemania, Austria-Hun-gría e Italia, formado en 1879-1882. Al estallar la primera gue-rra mundial, Italia proclamó su neutralidad, pero en mayo de1915 se puso al lado de las potencias de la Entente y declaró laguerra a sus antiguos aliados. De esta manera, la Triple Alianzadejó de existir. -19.

15. "Zhizn" ("La Vida"): periódico del partido eserista; se publicódesde marzo de 1915 hasta enero de 1916, primero en París yfuego en Ginebra. -21.

16. Blanquismo: corriente en el movimiento socialista francés,encabezada por Luis Augusto Blanqui (1805-1881), insigne re-volucionario y destacado representante del comunismo utópicofrancés. Los blanquistas negaban la lucha de clases, sustituíanla actividad del partido revolucionario con las acciones de unpequeño grupo secreto de conspiradores; no tenían en cuentala situación concreta necesaria para el triunfo de la insurreccióny menospreciaban los vínculos con las masas. -23.

17. "The Economist" ("El Economista"): revista semanal inglesadedicada a cuestiona de economía y política; aparece en Lon-dres desde 1843 y es órgano de la gran burguesía industrial. -28.

18. El hombre enfundado: personaje principal del relato así titu-lado del escritor ruso A. Chéjov. Tipo del pequeño burgués decortos alcances, que teme toda novedad e iniciativa. -29.

19. Estas palabras pertenecen al gran poeta alemán Goethe. -33.

20. Se alude al Manifiesto-ley del zar instituyendo la Duma deEstado y al Reglamento de las elecciones a ella, publicados el 6(19) de agosto de 1905. Se la denominaba Duma de Bulyguinporque el zar encargó de redactar el proyecto de ley sobre lamisma a A. Bulyguin, a la sazón ministro del Interior.El proyecto de ley de Bulyguin privaba de derechos electoralesa la mayoría de la población y daba a la Duma un carácter sola-mente consultivo. La Duma de Bulyguin no llegó a ser convoca-da: la barrió el creciente ascenso revolucionario.3-5.

21. Paneslavismo: corriente política reaccionaria, que aspirabaa unificar los países clavos bajo la égida de la Rusia zarista e in-tentaba utilizar a este fin la lucha de los eslavos por liberarse delyugo turco y austrohúngaro. -36.

22. Conferencia de Berna: conferencia de las secciones del POSDRen el extranjero, celebrada del 27 de febrero al 4 de marzo de1915 en Berna. Fue convocada por iniciativa de Lenin y tuvo lasignificación de una conferencia bolchevique de todo el partido,puesto que durante la guerra era imposible una Conferencia detoda Rusia. Lenin representó al Comité. Central y al ÓrganoCentral (el periódico Sotsial-Demokrat), dirigió las labore de laconferencia y presentó un informe sobre el punto principal delorden del día: La guerra y las tareas del partido. La conferenciaaprobó las resoluciones sobre la guerra escritas por Lenin. En laresolución Acerca de la consigna de "defensa de la patria" sedecía: "El elemento nacional en la guerra austro-servia tiene unaimportancia secundaria y no modifica el carácter imperialistageneral de la contienda". -38.

23. Jauresistas: adeptos del socialista francés Juan Jaurés, queencabezó el ala derecha, reformista, del movimiento socialistafrancés. Con el pretexto de reclamar "la libertad de crítica", losjauresistas propugnaban la revisión de los postulados funda-mentales del marxismo y la colaboración de clases del proleta-riado y la burguesía. En 1902 fundaron el Partido SocialistaFrancés, que sustentó posiciones reformistas. En 1905 se fusio-nó con el Partido Socialista de Francia, que dirigía Guesde, for-mando el único Partido Socialista Francés.

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De 1914 a 1918, los jauresistas, que predominaban en la direc-ción del Partido Socialista Francés, apoyaron abiertamente laguerra imperialista y adoptaron posiciones socialchovinistas. -42.

24. Mencheviques: partidarios de una corriente oportunista, pe-queñoburguesa, en la socialdemocracia rusa, vehículos de lainfluencia burguesa entre la clase obrera. Recibieron esta deno-minación a raíz del II Congreso del POSDR (agosto de 1903), alfinal del cual quedaron en minoría ("menshinstvó", en ruso) alelegirse los organismos centrales del partido, en tanto que lossocialdemócratas revolucionarios, encabezados por Lenin, con-quistaronn la mayoría ("bolshinstvó", en ruso). Tal es el origende las denominaciones de "mencheviques" (minoritarios) y "bol-cheviques" (mayoritarios).Durante la primera guerra mundial, los mencheviques, comotodos los partidos oportunistas de la II Internacional, sustentaronposiciones sodalchovinistas. Después de la revolución demo-crática burguesa de febrero de 1917 en Rusia, los menchevi-ques formaron parte del Gobierno Provisional burgués y apoya-ron su política imperialista. Al triunfar la Revolución Socialista deOctubre de 1917, los mencheviques participaron en la luchaarmada contra el pueblo soviético. -42.

25. La tendencia de Gussde, guesdistas: corriente marxista revo-lucionaria, encabezada por J. Guesde, que existió en el movi-miento socialista francés a fines del siglo XIX y comienzos del XX.En 1901, los defensores de la lucha de clases revolucionaria, conGuesde al frente, fundaron el Partido Socialista de Francia. En1905, los guesdistas se fusionaron con el Partido Socialista Fran-cés, de orientación reformista, adoptando en su seno una posi-ción centrista. Durante la guerra imperialista mundial se pusieronal lado de los socialchovinistas. J. Guesde formó parte del gobier-no imperialista de Francia. -42.

26. "Le Socialisme" ("El Socialismo"): revista editada y dirigidapor el socialista francés J. Guesde; apareció en París desde 1907hasta junio de 1914. -42.

27. Millerandismo: corriente oportunista, que debe su nombre alsocialista francés Esteban Alejandro Millerand, el cual formó

parte en 1899 del gobierno burgués reaccionario de Francia yayudó a la burguesía a aplicar su política.El problema del millerandismo fue discutido en 1900 en el Con-greso de París de la II Internacional. El congreso aprobó unaresolución conciliadora, propuesta por Kautsky, que condenabala participación de los socialistas en gobiernos burgueses, peroadmitía su posibilidad en casos "extraordinaria".Los socialistas franceses aprovecharon esta salvedad para jus-tificar su colaboración en el gobierno de la burguesía imperia-lista durante la primera guerra mundial. -44.

28. Benuteiniada (bernsteinianismo): corriente oportunista, hos-til al marxismo, en el seno de la socialdemocracia internacional,surgida en Alemania a fines del siglo XIX. Debe su nombre aEduardo Bernstein, el cual propugnaba la revisión de la doctrinarevolucionaria de Carlos Marx en el espíritu del liberalismo bur-gués. -42.

29. "Vormirts" ("Adelante"): diario, Órgano Central del PartidoSocialdemócrata Alemán; se publicó en Berlín desde 1891 hasta1933. -44.

30. Se alude al libio de A. Sartorius von Walterst Das Volkswir-tschaftlische System der Kapitalanlage im Auslande (El sistemaeconómico popular de inversiones de capital en el extranjero),Berlín, 1907. -47.

31. Se trata del libro de Rüdorffer (Riezler, K.) Grundzüge derWeltpolitib in der Gegenwart (Rasgos principales de la políticamundial contemporánea), aparecido en Berlín en 1913. -47.

32. "Cuadernos Socialistas Mensuales" ("Sozialistische Monat-shefte"): revista, órgano principal de los oportunistas alemanes yuno de los órganos del revisionismo internacional. Se publicó enBerlín desde 1897 hasta 1933, adoptando una posición socialcho-vinista durante la guerra imperialista mundial de 1914-1918. -48.

33. El Partido Socialista Británico (British Socialist Party) fue fun-dado en 1911, en Manchester, mediante la unificación del PartidoSocialdemócrata con otros grupos socialistas. El PSB hizo agita- UNTREF VIRTUAL | 32

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ción y propaganda en el espíritu de las ideas marxistas. Era,como decía Lenin, un partido "no oportunista, verdaderamenteindependiente de los liberales". Sin embargo, el escaso númerode militantes y sus débiles vínculos con las masas le daban uncarácter algo sectario.Durante la guerra imperialista mundial de 1914-1918 se entablóen el partido una dura lucha entre la corriente internacionalista(W. Gallacher, A. Inkpin, D. MacLean, F. Rotshtein y otros) y lacorriente socalchovinista, encabezada por Hyndman. En la co-rriente internacionalista había elementos inconsecuentes, quemantenían una posición centrista ante diversos problemas. Enfebrero de 1916, un grupo de dirigentes del PSB fundó el perió-dico The Call ("El Llamamiento"), que desempeñó un importantepapel en la cohesión de los internacionalistas. La Conferenciaanual del PSB, celebrada en abril de 1916 en Salford, condenóla posición socialchovinista de Hyndman y sus correligionarios,los cuales abandonaron el partido. El Partido Socialista Britá-nico desempeñó el papel principal, junto con el Grupo de UnidadComunista, en la constitución del Partido Comunista de GranBretaña en 1940. -49.

34. El Partido Laborista (Labour Party) se fundó en 1900, comouna agrupación de sindicatos (Tradeuniones) y de organizacio-nes y grupos socialistas, con el fin de llevar representantes obrerosal Parlamento ("Comité de representación obrera").En 1906, el comité adoptó la denominación de Partido Labo-rista. Los afiliados a las Tradeuniones son automáticamente miem-bros del Partido Laborista, a condición de que abonen las cuo-tas del partido.El Partido Laborista, que por su composición fue originariamen-te un partido obrero (más tarde se adhirieron a él gran númerode elementos pequeñoburgueses), es por su ideología y su tác-tica una organización oportunista. Desde que surgió, sus líderesaplican una política de colaboración de clases con la burguesía.Durante la primera guerra mundial (1914-1918), los lídereslaboristas adoptaron una posición socialchovinista. -49.

35. Fabianos: miembros de la Sociedad Fabiana, organizaciónreformista inglesa fundada en 1884. La sociedad tomó su nom-bre del caudillo romano Fabio Máximo (s. III a.n.e.), llamado

Cunctator (el Temporizador) por su táctica expectante, en virtudde la cual rehuía los combates decisivos en la guerra contraAníbal. Los fabianos negaban la necesidad de la lucha de clasedel proletariado y de la revolución socialista, afirmando que latransición del capitalismo al socialismo es posible únicamentepor medio de pequeñas reformas y transformaciones paulatinasde la sociedad. Lenin definió el fabianismo como "una tendenciade oportunismo extremo". En 1900, la Sociedad Fabiana ingresóen el Partido Laborista. El "socialismo fabiano" es una fuente dela ideología laborista.Durante la guerra imperialista mundial de 1914-1918, los fa-bianos mantuvieron una posición socialchovinista. -49.

36. El Partido Laborista Independiente de Inglaterra (Indepen-dent Labour Party): organización reformista fundada en 1893 altomar incremento la lucha huelguística e intensificarse el mo-vimiento en pro de la independencia de la clase obrera de Ingla-terra respecto de los partidos burgueses. Al frente de este par-tido figuraba Keir Hardie.Desde que surgió, el PLI sustentó posiciones reformistas burgue-sas, dedicando atención principal a la forma parlamentaria de luchay a las confabulaciones parlamentarias con el Partido Liberal.Al empezar la primera guerra mundial, el PLI publicó un mani-fiesto contra ella, pero poco después adoptó una posición socialchovinista. -49.

37. "The Daily Herald": órgano del Partido Socialista Británico;empezó a publicarse en Londres en abril de 1912, convirtiéndo-se en 1922 en órgano del Partido Laborista. -49.

38. "The Daily Citizen": órgano diario del bloque oportunista for-mado por el Partido Laborista, los fabianos y el Partido LaboristaIndependiente de Inglaterra; se publicó en Londres y Manches-ter desde 1912 hasta 1913. -49.

39. "Nasha Zariá" ("Nuestra Aurora"): revista mensual legal delos mencheviques liquidadores; se editó en Petersburgo desde1910 hasta 1914. En torno a Nasha Zariá se formó el centro deliquidadores en Rusia. -49.

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40. Pravdismo: bolchevismo, del nombre del periódico Pravda.Pravda ("La Verdad"): diario bolchevique legal, cuyo primer nú-mero vio la luz en San Petersburgo el 22 de abril (5 de mayo)de 1912.Lenin dirigió ideológicamente Pravda, colaboró en casi todossus números y dio indicaciones a la Redacción, tratando de queel periódico tuviese un espíritu combativo y revolucionario.En la Redacción de Pravda estuvo concentrada una parte con-siderable de la labor de organización del partido.Pravda sufrió constantes persecuciones policíacas. El gobiernozarista lo suspendió ocho veces, pero reapareció con otros títu-los. El 8 (21) de julio de 1914, en vísperas de la primera guerramundial, fue suspendido definitivamente, reapareciendo sólodespués de la revolución democrática burguesa de febrero de1917.Desde el 5 (18) de marzo de 1917, Pravda se publicó comoÓrgano Central del POSDR. De julio a octubre del mismo año,perseguido por el Gobierno Provisional contrarrevolucionarioburgués, el diario cambió de título repetidas veces y apareciócomo Listok "Pravdi" ("La Hoja de "La Verdad"), Proletari ("ElProletario"), Rabochi ("El Obrero") y Rabochi Put ("La SendaObrera"). El 27 de octubre (9 de noviembre) de 1917, despuésde triunfar la Gran Revolución Socialista de Octubre, reanudó supublicación con el viejo título de Pravda. -49.

41. Se alude a la VI Conferencia de toda Rusia (Conferencia dePraga del POSDR, celebrada en Praga del 5 al 17 (18-30) deenero de 1912. La Conferencia de Praga desempeñó, de hecho,el papel de un congreso del partido.Lenin dirigió la conferencia, a la que asistió como representantede la Redacción del Órgano Central del partido.La Conferencia de Praga desempeñó un destacado papel en laorganización del Partido Bolchevique, del partido de nuevo tipo,y en el fortalecimiento de su unidad. Hizo el balance de todo unperíodo de lucha de los bolcheviques contra los mencheviquesy, al expulsar del partido a los mencheviques liquidadores, afi-anzó la victoria de los bolcheviques. La conferencia trazó lalínea política y la táctica del partido en las condiciones creadaspor el nuevo ascenso revolucionario.La Conferencia de Praga tuvo gran importancia internacional.

Dio a los elementos revolucionarios de los partidos de la II Inter-nacional un ejemplo de lucha resuelta contra el oportunismo, lle-vando esta lucha hasta la ruptura completa con los oportunistasen el terreno de organización. -49.

42. "Tesniaks" ("Los estrechos"): corriente revolucionaria en elseno del Partido Socialdemócrata Búlgaro, que en 1903 se cons-tituyó en Partido Socialdemócrata Obrero Búlgaro. En 1914-1918, los "tesniakf" combatieron la guerra imperialista; en 1919ingresaron en la Internacional Comunista y formaron el PartidoComunista de Bulgaria. -50.

43. "Novo Vremi" ("Tiempos Nuevos"): revista fundada en 1897como órgano científico y teórico del ala revolucionaria de la so-cialdemocracia búlgara ("tesniakí"). -50.

44. "Volksrecht" ("El Derecho del Pueblo"): órgano diario delPartido Socialdemócrata de Suiza; aparece en Zurich desde 1898.Durante la guerra imperialista mundial de 1914-1918 insertóartículos de socialdemócratas de izquierda. -50.

45. "Berner Tagmacht" ("El Centinela de Berna") órgano del Parti-do Socialdemócrata de Suiza; aparece en Berna desde 1893. -50.

46. "L'Humanité": diario fundado por Juan Jaurés en 1904 comoórgano del Partido Socialista Francés. Durante la guerra impe-rialista mundial de 1914-1918, el periódico estuvo en manos dela extrema derecha del PSF y mantuvo una posición socia-lchovinista.En diciembre de 1920, inmediatamente después de la escisión delPartido Socialista y de la fundación del Partido Comunista Fran-cés, pasó a ser órgano del Comité Central de este último. -50.

47. El Bloque de Bruselas (o Bloque del 3 de julio) se formó con-tra los bolcheviques en una reunión privada de liquidadores,trotskistas, adeptos de Vperiod ("Adelante"), plejanovistas, bun-distas y otros, celebrada después de la Conferencia "de Unifi-cación" de Bruselas.Esta conferencia, convocada por el Comité Ejecutivo del BuróSocialista Internacional, tuvo lugar del 16 al 18 de julio de 1914. UNTREF VIRTUAL | 34

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En ella estuvieron representados: el CC del POSDR (bolchevi-ques), el Comité de Organización (mencheviques), el grupo dePlejánov Unidad, el grupo Adelante, el Bund, la socialdemocra-cia del Territorio Letón, los socialdemócratas polacos y otrosrepresentantes del Comité Ejecutivo del BSI.La conferencia examinó el problema de la reunificación delPOSDR. Los mencheviques y los líderes de la II Internacionalrechazaron las condiciones de unidad propuestas por los bol-cheviques. Kautsky presentó, en nombre del BSI, una resolu-ción sobre este problema, en, la cual se afirmaba que en la so-cialdemocracia de Rusia no existían discrepancias sustancialesque impedirían la unidad. Como la aprobación de semejante res-olución rebasaba las facultades de la conferencia -que, según elacuerdo previo, debía limitarse a un intercambio de opiniones-,los bolcheviques y los socialdemócratas letones no participaron enla votación. Sin embargo, la resolución fue aprobada por mayoría.Los bolcheviques, dirigidos por Lenin, se negaron a sometersea los acuerdos de la Conferencia de Bruselas. Fracasó, pues, latentativa de los líderes oportunistas de la II Internacional de li-quidar el Partido Bolchevique. -51.

48. Lenin se refiere al llamamiento Der Hauptfeind Steht imeigenem Land! ("¡El enemigo principal está en el propio país!"),escrito por Carlos Liebknecht, que se publicó el 31 de mayo de1915 en el núm. 123 del periódico Berner Tagwacht. -52.

49. "Anuario Prusiano" ("Preussische Jahrbüchei"): revista polí-tica, histórica y literaria alemana de orientación conservadora;se publicó en Berlín desde 1858 hasta 1935. -53.

50. La Ley de excepción contra los socialistas fue promulgada enAlemania en 1878 por el gobierno de Bismarck para luchar con-tra el movimiento obrero y socialista. En virtud de esta ley queda-ron prohibidas todas las organizaciones del Partido Socialde-mócrata, las organizaciones obreras de masas y la prensa obreray confiscadas las publicaciones socialistas. Los social-demó-cratas fueron perseguidos y desterrados. En 1890, bajo la presióndel movimiento obrero de masas, cada día más fuerte, la Ley deexcepción contra los socialistas fue derogada. -57.

51. Se alude a la vista de la causa por un tribunal zarista contrala minoría bolchevique de la IV Duma de Estado, celebrada el10 (23) de febrero de 1915. Los diputados bolcheviques a la IVDuma (A. Badáev, M. Muránov, G. Petroviki, F. Samóilov y N.Shágov) fueron detenidos en noviembre de 1914, acusados de"alta traición"'. Sirvieron de base a la acusación las tesis deLenin Las tareas de la socialdemocracia revolucionaria en laguerra europea y el manifiesto del CC del POSDR La guerra yla socialdemocracia de Rusia, que fueron quitados a los diputa-dos bolcheviques al ser detenidos. El tribunal condenó a todoslos acusados a privación de derechos y confinamiento en Sibe-ria Oriental. -61.

52. "Gapanada": denominación derivada del nombre del curaGapón, que el 9 (22) de enero de 1905 organizó una procesiónde obreros al Palacio de Invierno (residencia de la familia impe-rial) para entregar una petición al zar. La manifestación fue ame-trallada por orden de este último, resultando más de mil muertosy cerca de cinco mil heridos. Los sucesos del 9 de enero dieroncomienzo a la revolución de 1905. -63

53. "Economismo": corriente oportunista que existió en la social-democracia de Rusia a fines del siglo XIX y comienzos del XX,variedad del oportunismo internacional. Los "economistas" limi-taban las tareas de la clase obrera a la lucha económica poraumento de salarios, mejoramiento de las condiciones de traba-jo, etc.; afirmaban que la lucha política incumbía a la burguesíaliberal y negaban el papel dirigente del partido de la clase obre-ra. Admiradores de la espontaneidad del movimiento obrero, los"economistas" menospreciaban la importancia de la teoría rev-olucionaria y negaban la necesidad de que el partido marxistaintrodujera la conciencia socialista en el movimiento obrero, conlo que desbrozaban el camino a la ideología burguesa. Los "eco-nomistas" defendían la dispersión y los métodos primitivos de tra-bajo en el movimiento socialdemócrata y combatían la necesidadde crear un partido centralizado de la clase obrera. -64.

54. "Rabóchaya Mysl" ("El Pensamiento Obrero"): periódico edi-tado por el grupo de los "economistas" en Rusia desde octubre de1897 hasta diciembre de 1902. -65. UNTREF VIRTUAL | 35

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55. "Rabócheie Dielo" ("La Causa Obrera"): revista, órgano dela Unión de Socialdemócratas. Rusos en el Extranjero. Se pu-blicó en Ginebra desde abril de 1899 hasta febrero de 1902. LaRedacción de Rabócheie Dislo era el centro de los "economis-tas" en el extranjero. La revista apoyaba la consigna de Berns-tein de "libertad de crítica" del marxismo y sustentaba posicio-nes oportunistas en los problemas relacionados con la táctica ylas tareas de organización de la socialdemocracia de Rusia. -65.

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