libro blanco de la traducción editorial 2010

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    Ministeriode Cultura

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    ELATRADUCCINEDITORIALENESPAA

    Libro Blancode la traduccin editorialen Espaa

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    Libro Blanco de la traduccineditorial en Espaa

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    Edita: SECRETARA GENERAL TCNICA

    Subdireccin Generalde Publicaciones, Informacin y Documentacin

    tt ace traductores De los textos: sus autores

    NIPO: 551-10-070-X

    NIPO: 551-10-124-O (Publicacin electrnica)ISBN: 978-84-8181-453-8Depsito legal: BI-2.309/2010

    Imprime: Grafo, S.A.Papel reciclado

    www.mcu.eswww.060.es

    Maquetacin:Nuria Hernndez Pibernat

    MINISTERIO DE CULTURA

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    ngeles Gonzlez-SindeMinistra de Cultura

    Mercedes E. del Palacio TascnSubsecretaria de Cultura

    Rogelio Blanco MartnezDirector General del Libro, Archivos y Bibliotecas

    MINISTERIODE CULTURA

    Junta Rectora de ACE Traductores

    Mario Merl ino, Mara Teresa Gallego Urrutia, Andrs Ehrenhaus, Juan deSola, Carmen Franc, Ismael Attrache, Patricia Antn de Vez, Gem ma Rovira,Marta Alcaraz y Arturo Peral

    Con la colaboracin a partir de junio de 2010 de Carlos Fortea, Olivia deMiguel, Jordi Doce, Adan Kovacsics, Ana Alcaina, Beln Santana, CarmenMontes, Julia Osuna, Isabel Garca Adnez y Zoraida de Torres

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    A nales de 2008, desde la Subdireccin Ge-

    neral de Promocin del Libro, la Lectura y lasLetras Espaolas, de la Direccin General delLibro, Archivos y Bibliotecas, se puso en mar-cha una investigacin dirigida a la recopilacinde datos e informacin que arrojara luz sobrela situacin del traductor y de la traduccin edi-torial en Espaa. Dicho informe, publicado endiciembre de 2008, revisaba las estadsticas einvestigaciones disponibles hasta ese momento

    y subrayaba con cifras la relevancia de la labordel traductor en nuestro panorama editorial,basndose en los datos de la publicacin anual

    Panormica de la Edicin Espaola de Libros elaborada desde la Direccin General del Libro, Archivos y Bibliotecas. Pero el informe nacitambin con la ambicin de conocer cul era lasituacin del traductor en Espaa. Haban pa-sado ms de veinte aos de la entrada en vigorde la Ley de Propiedad Intelectual, y trece des-de el texto refundido de la Ley de PropiedadIntelectual.

    Con el texto refundido se haba dado unpaso adelante en la regulacin de los dere-chos patrimoniales y morales del colectivo

    de traductores y, desde entonces, se ha man-tenido como el principal documento legal de

    referencia1. sta fue una de las razones que im-

    puls la iniciativa de realizar el informe que seofrece: conocer qu avances se haban produci-do desde su entrada en vigor y qu problem-ticas quedaban por solventar. Lo cierto es quenos encontramos con importantes lagunas a lahora de investigar este segundo aspecto, ya quela principal aproximacin rigurosa de referenciaera el Libro Blanco de la Traduccin en Espaapublicado por ACE Traductores en el ao 1997 y algunos otros informes parciales posteriores.

    A propuesta del colectivo se puso sobre lamesa la ineludible necesidad de nuevas inves-

    tigaciones para conocer la realidad. Las conclu-siones del informe son patentes: escasa consi-deracin de esta actividad, pues raramente se

    1 Se han aprobado algunas leyes con posterioridad que regulan cier-tos aspectos relacionados: la Ley 19/2006, de 5 de junio, por la quese amplan los medios de tutela de los derechos de propiedad inte-lectual e industrial y se establecen normas procesales para facilitarla aplicacin de diversos reglamentos comunitarios; la Ley 23/2006,de 7 de julio, por la que se modica el texto refundido de la Ley dePropiedad Intelectual, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1996,

    de 12 de abril; y la Ley 10/2007 de la Lectura, del Libro y de las Biblio-tecas.

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    cita y se trata de un colectivo que genera ni msni menos que casi la cuarta parte de los ttulosanuales publicados en nuestro pas 2.

    Desde la Direccin General del Libro, Archi- vos y Bibliotecas somos conscientes de la res-ponsabilidad que asumimos ante la relevanciacultural y econmica de la industria editorial es-paola: Espaa es la cuarta potencia editorial delmundo y maneja una cifra de mercado impor-tante; es, adems, un potencial de riqueza y unano desdeable fuente de empleo. Pero, adems,su producto, el libro, cumple una gran misincomo medio de apertura e intercambio cultu-ral, como canal que fomenta el desarrollo de lospueblos y el aprendizaje de las sociedades. Y a esta misin contribuye de forma especial elcolectivo de traductores. Espaa, adems de unaexcelente creacin literaria propia, cuenta conuna larga tradicin traductora que viene a enri-quecer la anterior y que constituye un importan-te foco de difusin e intercambio cultural entrelas naciones y, en el caso de Espaa, dentro deellas. Porque conviene recordar que la variedadlingstica de nuestro pas ha motivado el man-tenimiento de una extraordinaria actividad tra-ductora entre sus diversas lenguas coociales, y esta accin nos enriquece culturalmente 3.

    Estas y otras muchas razones son las que im-

    pulsan nuestro compromiso con la gura y lalabor del traductor. Conscientes de la problem-tica en el desarrollo de su profesin y de su in-discutible contribucin al patrimonio cultural, laDireccin General del Libro, Archivos y Bibliote-cas viene convocando, desde hace aos, ayudasdirigidas a fomentar la traduccin, tanto desdelenguas espaolas a extranjeras como entre lasdiversas lenguas ociales espaolas 4. Pero, ade-ms, en reconocimiento a la labor del traduc-tor, desde el ao 1956 se vienen otorgando losPremios Nacionales de Traduccin, cuya impli-

    cacin y relevancia justica que se mantengan(con modicaciones) hasta nuestros das. Ahora,

    2 Un 22,9% en 2009 segn Panormica de la Edicin Espaola deLibros 2009 .

    3 Los datos de Panormica de la Edicin Espaola de Libros ree- jan que la actividad traductora entre lenguas coociales espaolasalcanz, en 2009, el 8,9% del total de las traducciones. Su peso enel total de la edicin espaola de dicho ao supera el 2%.

    4 En los ltimos cinco aos, el Ministerio de Cultura ha destinado casicinco millones de euros a fomentar la traduccin principalmente delenguas espaolas a extranjeras (4.572.610 ) y, en menor cuanta,

    para proyectos de traduccin entre lenguas ociales espaolas(327.654 ).

    se une a estas iniciativas el compromiso adquiri-do en su momento de apoyar la edicin de estenuevo Libro Blanco de la Traduccin Editorial en Espaa.

    Estamos ante un valioso documento de refe-rencia que, con rigurosidad y sin caer en el aso-ciacionismo, viene a cubrir la laguna existente,al tiempo que arroja algunos datos optimistassobre la evolucin en estos ltimos trece aos;pero tambin nuevos retos, tales como la adapta-cin de los contratos de edicin ante la crecienteimplantacin del libro electrnico y otros no tannuevosLa encuesta pone de maniesto el anelevado grado de vulneracin de la Ley de Pro-piedad Intelectual por parte de algunas (y node todas) de las editoriales espaolas. Se hacenecesario seguir aunando esfuerzos para favo-recer una relacin ms horizontal entre el editor

    y el traductor, para universalizar los contratoslegales de edicin, el cumplimiento de las con-diciones en ellos estipuladas, para aportar mayortransparencia en los datos de tirada, apoyar elestablecimiento de tarifas ms equitativas y msjustas que permitan a los traductores vivir de suprofesin y para favorecer la proporcionalidada la hora de percibir los benecios. Es, cuandomenos, paradjico que este colectivo que asu-me la ingente tarea de transmitir la cultura en

    benecio de las civilizaciones no pueda vivircon dignidad de su profesin, un ocio del quetambin las editoriales son grandes beneciadas.Retos, en denitiva, que todava hoy requierenacciones de mejora, pues junto a los ilustradores

    y a los autores constituyen la tripleta ms signi-cativa de nuestra fortaleza creadora.

    Rogelio Blanco Martnez Director General del Libro, Archivos y Bibliotecas.

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    Un misterio recorre Europa: el misterio de la tra-

    duccin editorial. Y decimos Europa por conser- var el paralelismo con la frase de referencia. Peroes muy posible que pudiera decirse: el mundo.Por qu un traductor de libros lleve los aosque lleve en la profesin, haya traducido los li-bros que haya traducido, tenga a su espalda elcurrculum que tenga tiene que pasarse todasu vida profesional, en su relacin con parte delas empresas editoriales para las que traduce de-fendiendo, libro tras libro, exactamente lo mis-mo: un reconocimiento no vergonzante de suexistencia, un contrato laboral que se ajuste a

    las leyes vigentes, una remuneracin acorde consu labor de profesional altamente especializado,fruto de una formacin compleja y las ms de las

    veces universitaria, una actualizacin de esa re-muneracin acorde cuando menos con la subidaanual del coste de vida, una consideracin enconsonancia con su condicin de eslabn ine-

    vitable en la transmisin del saber y la cultura,con el papel social de primera lnea que eso leotorga, con la riqueza intelectual que aporta alos ciudadanos a cuya lengua traduce y con elbenecio econmico que aporta a las empresas

    para las que trabaja? No ha mucho, omos de la-bios de un editor de los que s valoran de forma

    adecuada el papel del traductor el siguiente co-

    mentario que no podemos por menos de repro-ducir aqu: Si no publicsemos traducciones,lo ms probable es que tuviramos que cerrarantes de un ao. Y aadi: En realidad, los tra-ductores no deberan gurar en la contabilidadeditorial en el captulo de gastos, sino en el ca-ptulo de inversiones.

    En el mes de abril del ao en curso, ManuelRodrguez Rivero public un artculo en el diario

    El Pas que deca con palabras no muy diferentescosas muy semejantes. Escribe Rodrguez Rivero:Se dira que el editor se avergenza del traductor,

    que no desea concederle excesivo protagonismo,por si acaso. Por supuesto, una actitud semejantetiene que ver con la consideracin editorial deltraductor, con el regateo a la hora de negociartarifas (hace tiempo congeladas), con la reticenciaa pactar regalas que le permitan participar enel pastel de los benecios, especialmente en elcaso de que el libro que tradujo se convierta enun best seller. Tenemos empeo en citar estaslneas porque vienen de la pluma de alguien queconsidera la cuestin no desde fuera del mundodel libro, pero s desde fuera de la profesin, con

    lo cual no se les puede aplicar el cmodo tpicode los traductores siempre se estn quejando.

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    Y aadamos, de paso, que los traductores no sequejan ms que el resto de los trabajadores conmotivos para quejarse; es ms, una de las conclu-siones ms evidentes del presente Libro Blancoes que tienden a quejarse poqusimo, mucho me-nos de lo que debieran. Aunque no sea quejarsela palabra adecuada. La palabra adecuada serareclamar, reclamar lo que la ley les concede y aquello a que los hace acreedores su categorade indispensables agentes sociales de la polticacultural de un pas y de generadores, en la parteque les corresponde, del bienestar intelectual desus conciudadanos; y, no menos, su condicin node parsitos de la literatura o de reivindicadoresde un jactancioso quiero y no puedo, como pa-rece que hay quien los considera de forma mso menos implcita, sino de generadores de bene-cios dignos de consideracin para la industriaeditorial. Es decir, de creadores de riqueza en susms amplios y varios sentidos.

    Reside ah por otra parte, en esa vergenza odesprecio que se palpa en la actitud de algunoseditores respecto a la traduccin y los traducto-res, el meollo del misterio al que antes aluda-mos. Nos preguntamos con frecuencia cul es elhuevo y cul es la gallina. Se hace caso omisode la ley y se escatiman el reconocimiento y laremuneracin porque se desprecia el ocio de

    traducir? Lo cual dara pie a preguntarse por otromisterio cuya consideracin pormenorizada re-basara el espacio reservado a estas lneas, peroque no descartamos abordar algn da en otro

    lugar: por qu se desprecia? O es ese desprecioun hbil pretexto para saltarse, con desprecio nomenor, la Ley de Propiedad Intelectual e inten-tar que la remuneracin de la labor de traduc-cin incremente lo menos posible ese captulode gastos de la empresa, siendo as que deberacomputarse, si se enfocase la cuestin correcta-mente, como parte no despreciable del captulode inversin?

    Sea como fuere, ACE Traductores con esteII Libro Blanco de la Traduccin Editorial queactualiza el primero que public hace treceaos, no quiere ofrecer a cuantas personasestn implicadas en la traduccin editorial queson todas: escritores, traductores, editores, lec-tores, crticos literarios, libreros, legisladores y gobernantes ni un paneto ni un memorialde agravios. Slo y nada menos que un re-trato el y documentado del estado de la cues-tin aqu y ahora y una herramienta para unareexin serena y crtica lo corts no quita lo

    valiente acerca de una profesin sin la cualno puede existir ni sobrevivir sociedad civilizadaalguna.

    Este Libro Blanco est dedicado a Mario Mer-lino, quien lo empez con todos nosotros. Pero,muy en contra de su voluntad y con indecibledolor nuestro, nos dej concluirlo sin l. Vulne-rant omnes, ultima necat.

    Junta Rectora de ACE Traductores

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    Agradecimientos

    Este Libro Blanco no habra sido posible sinla colaboracin de todos los traductores quecontestaron a la encuesta, as como de las aso-

    ciaciones de traductores que nos han prestadosu ayuda para difundir la existencia de este estu-dio y animar a sus socios a participar: ASETRAD,

    APTIC, EIZIE, AGPTI, ACEC y UNICO. Agradecemos tambin su participacin a los

    rmantes de los artculos que acompaan esteLibro Blanco, as como a las entidades a las querepresentan, que nos han brindado apoyo entodo momento: Rogelio Blanco, Director Gene-ral del Libro, Archivos y Bibliotecas; Magdalena

    Vinent, directora general de CEDRO, Antonio M Avila, director ejecutivo de la Federacin de Gre-

    mios de Editores de Espaa, as como al profe-sor Fernando Carbajo y al escritor Luis Magriny.

    La encuesta es obra del Instituto DYM y elanlisis de los resultados ha correspondido alDr. Jos Miguel Marinas, catedrtico de la Uni-

    versidad Complutense. Asimismo, agradecemos a CEDRO su respaldo y la paciente ayuda de Susana Checa e Ins Muoz.

    Debemos dar tambin las gracias por su ase-sora a Cristina Vivero, abogada de ACE Traduc-tores, y a Mar lvarez, de la Direccin Generaldel Libro, as como a Carlos Milla y Marta Pino,socios de ACE Traductores, autores del estudiodel Anexo 3.

    El segundo Libro Blanco de la traduccin edi-torial en Espaa se ha realizado con la ayuda deCEDRO (Centro Espaol de Derechos Reprogr-

    cos), la Direccin General del Libro, Archivos y Bibliotecas y los socios de ACE Traductores.

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    Artculos

    CEDRO y la gestin colectiva de los derechos de autor en el mbito digital .................................................. 17Magdalena Vinent

    El Libro Blanco de la traduccin editorial en Espaa. Su importancia ........................................................... 19Antonio M vila

    La traduccin y el derecho de autor ................................................................................................................ 21

    Fernando Carbajo

    El valor de lo invisible ..................................................................................................................................... 29Luis Magriny

    Estudio

    Para qu un Libro Blanco de la traduccin editorial .............................................................................................................37Situacin de la actividad de la traduccin ..............................................................................................................................39El contexto de la traduccin en el ao 2010 ..........................................................................................................................41La encuesta a traductores ........................................................................................................................................................45

    1. Perl bsico: quines traducen ......................................................................................................................................47

    2. Actividad profesional: cmo trabajan........................................................................................................... 51

    A. Tipos de traducciones ............................................................................................................................ 51B. Nmero de libros y tipos de traductores .................................................................................................. 54

    C. Idiomas de partida y de llegada .............................................................................................................. 55

    D. Remuneracin. Ingresos anuales............................................................................................................. 563. Asociaciones profesionales ............................................................................................................................................594. Condiciones de trabajo ..................................................................................................................................................62

    A. Relacin contractual .............................................................................................................................. 62

    a) Prcticas irregulares........................................................................................................................... 63

    b) Derechos de autor y liquidaciones anuales .......................................................................................... 68

    c) Correcciones, derechos morales .......................................................................................................... 70

    d) Datos de tirada .................................................................................................................................. 70

    e) Cesiones a terceros ............................................................................................................................ 70

    B. Tarifas, sistemas de cmputo y formas de pago ....................................................................................... 70

    a) Tarifas medias ................................................................................................................................... 71

    b) Tarifas por lenguas de partida y de llegada .......................................................................................... 74

    c) Inuencia del sistema de cmputo en la tarifa ...................................................................................... 74

    d) Formas y plazos de pago .................................................................................................................... 75

    e) Ayudas y subvenciones ...................................................................................................................... 76

    C. Problemas y actitudes ............................................................................................................................ 76

    ndice

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    Conclusiones

    El presente y el futuro ..................................................................................................................................... 81

    1. Debilidades ..................................................................................................................................................................... 81

    2. Amenazas ........................................................................................................................................................................ 82

    3. Fortalezas ........................................................................................................................................................................ 82

    4. Oportunidades ................................................................................................................................................................ 82

    Anexos

    Anexo 1: Cuestionario empleado en la encuesta ............................................................................................. 87

    Anexo 2: Sistemas de cmputo .......................................................................................................................................... 101

    Anexo 3: De te fabula narratur ...................................................................................................................... 107

    Colofn .................................................................................................................................................................... 135

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    Artculos

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    Estudio

    El traductor tiene reconocidos legalmente los de-rechos de autor morales y patrimoniales sobre laobra traducida. Como autor, puede formar partede CEDRO y as ocurre. Actualmente, ms de3.500 de nuestros socios son traductores de, almenos, una obra. Se trata pues de un colectivoimportante, que tambin est representado ennuestra Junta Directiva, y con cuyas asociacio-nes profesionales colaboramos y desarrollamosacciones especcas para ellos, como es el casode este Libro Blanco.

    Adems, los traductores reciben de CEDROderechos econmicos por la reproduccin delas obras sobre las que tienen derechos (en losrepartos de nuestra Entidad, el valor autoral decada obra traducida se distribuye a partes igualesentre autor y traductor), y tambin se pueden be-neciar de las ayudas sociales y asistenciales, as como del resto de actividades que CEDRO pro-mueve en benecio del sector.

    La incorporacin de la tecnologa a la socie-dad del conocimiento est suponiendo una granrevolucin en la cadena de valor de los proce-

    sos de creacin y difusin de los contenidos. Sinembargo, a la vez que las herramientas y canales

    tec no lgicos permiten una mayor y fcil difusinde las obras, existe el riesgo aadido de que lareproduccin y otros usos no autorizados porlos titulares se multipliquen de una forma senci-lla, rpida y prcticamente sin coste.

    En este escenario hay que precisar que la titu-laridad de los derechos de autor y su ejercicio nodieren en el mbito digital respecto del anal-gico. La proteccin de las obras y los derechoses la misma en ambos mbitos; sin embargo, porlas peculiaridades que se derivan de la edicin

    electrnica, la ley debera tener en cuenta expl-citamente las especicidades que requieren elejercicio y defensa de los derechos de propiedadintelectual en el entorno digital.

    La gestin de CEDRO que ofrecemos a nues-tros socios en el mbito digital est bsicamentecentrada en los usos secundarios de sus obras,entendiendo este tipo de utilizaciones como lasexplotaciones que parten de los ejemplares ori-ginales, como puede ser la digitalizacin de unaobra a partir de un libro en soporte papel. Nuestraactuacin bsicamente se asienta en dos pilares: la

    gestin de la copia privada y la concesin de licen-cias o autorizaciones de estos usos secundarios.

    CEDRO y la gestincolectiva de los

    derechos de autoren el mbito digitalMagdalena VinentDirectora General de CEDRO

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    El Libro Blanco de la traduccin

    En lo que se reere a la copia privada, aque-lla que se lleva a cabo para uso de la personafsica que la hace y no es objeto de utilizacincolectiva ni lucrativa, sirve para compensar a losautores y editores por los perjuicios que estetipo de copias les ocasiona. Por ley, correspondeel pago de esta compensacin a los fabricantes,distribuidores e importadores de los dispositivosque permiten hacer este tipo de copias, a travsde una cantidad que grava a los aparatos, equi-pos y soportes que permiten hacerlas.

    Los dispositivos por los que CEDRO abonaesta compensacin por la copia privada son:mquinas fotocopiadoras, multifuncionales, es-cneres, CD, DVD, equipos de grabacin de esossoportes y USB y otras tarjetas de memoria nointegradas en estos dispositivos ( solo el 1,1 % del total de esta recaudacin pertenece a los titulares de libros y publicaciones asimiladas al libro ) .

    Van apareciendo nuevos equipos y soportesque permiten la reproduccin y almacenamientode obras protegidas y que debern ser incluidosen esta relacin en el futuro.

    El otro pilar de la gestin que lleva a caboCEDRO en el mbito digital es el de las licenciaso autorizaciones que permiten a los usuariosya sean empresas, centros educativos de to-dos los niveles y tipos de enseanza, organismos

    pblicos o cualquier otro tipo de organizacio-nes reproducir y utilizar legalmente copias defragmentos de las obras de autores y editores.Generalmente, estas copias se hacen con nesde documentacin o formacin.

    Para que nuestra Entidad pueda llevar a caboesta tarea, el titular de derechos nos ha tenidoque mandatar expresamente para actuar en elmbito digital, bien a travs del contrato de ad-hesin, si es socio desde el ao 2004, o bien atravs de un anexo a su contrato, si pertenece aCEDRO antes de esa fecha.

    Es preciso destacar la importancia de estasautorizaciones en el mbito digital, puesto que lafotocopia convive con la digitalizacin de conte-nidos para, o bien publicarlos en las intranets y ponerlos a disposicin de trabajadores o alum-nos y profesores, o enviarlos por correo electr-nico, entre otros usos. Por ello, CEDRO concedeautorizaciones que permiten al usuario hacerestas reproducciones respetando los derechosde autor, a la vez que los titulares de derechosreciben una compensacin por esas copias. Re-cientemente, nuestra Entidad cre un portal enInternet, www.conlicencia.com, para facilitar lalicencia necesaria para la reproduccin de lasobras de nuestro repertorio.

    El papel de las entidades de gestin, y enconcreto el de CEDRO, va a ser de gran utilidaden todo lo que tiene que ver con las bibliotecasdigitales, tanto en los grandes proyectos, comopuede ser el que est llevando a cabo la UninEuropea, como en otros de menor envergadura,en la medida de que podemos facilitar mediantenuestra licencia la autorizacin necesaria para ladigitalizacin de obras. CEDRO est trabajandode forma muy activa en propuestas de licenciasque autoricen la reproduccin digital de obrashurfanas y descatalogadas, cuyo peso paraconseguir un patrimonio cultural accesible digi-talmente es muy importante.

    En este punto, el de las digitalizaciones, es muy importante destacar la necesidad de tener muy encuenta si los derechos de autor de obras tradu-cidas estn vigentes o si estas obras derivadastambin han cado en dominio pblico como lasoriginales.

    Todos estos aspectos han de ser tratados conla mxima de las garantas, y CEDRO trabajapara ello, tanto en el sector analgico como enel digital.

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    Anexo 2

    En muchas de mis intervenciones pblicas, megusta recordar uno de los pensamientos ms tpi-cos del gran Herclito: Polemos panton men pa-ter esti , la guerra, la contradiccin, es la madre detodas las cosas. El debate y la discusin, al menosen la tradicin occidental, si es riguroso, permitellegar a acuerdos. Y, para ser riguroso, debe uti-lizar tanto ideas como datos; en este sentido nopuede ser ms que bienvenido un Libro Blancosobre la traduccin, realizado con todo el rigordel aparato estadstico.

    Una deciencia tradicional de Espaa hansido sus estadsticas o, mejor dicho, sus ausen-cias o insuciencias. Gran parte de ese proble-ma se ha corregido en los ltimos 40 aos, peroseguimos teniendo algunos agujeros negros, es-pecialmente en las estadsticas relacionadas conlas actividades culturales.

    Tambin se estn haciendo esfuerzos pararellenar esos agujeros, pero la accin es insu-ciente y no hemos conseguido bajar a detallesimprescindibles en el mundo de la cultura. Ellorevela, a mi juicio, la tradicional desconanza y

    menoscabo del sector cultural. Por eso, no pue-de ser ms que bienvenido el esfuerzo que hace

    ACE Traductores para dar a conocer la realidadsocial y econmica de la traduccin en Espa-a, y los datos de este Libro Blanco vienen aunirse a los estudios de Comercio Interior del

    Libro en la FGEE, el Comercio Exterior del Librode FEDECALI, la Distribucin de libros y revistas en Espaa de FANDE o el Observatorio de las

    Libreras de Cegal, y nos permite armar que larealidad del mundo del libro es cada vez mstransparente.

    Tambin es bueno recordar lo que supone el

    mun do del libro para la vida social y econmicade Espaa: el 1,3 % del PIB nacional, prctica-mente la mitad (un 43%) de la aportacin delPIB de los sectores culturales al PIB nacional,el 1% del total de la exportacin de mercancasespaolas, con aportaciones siempre positivas ala decitaria Balanza Comercial espaola y casi100.000 personas empleadas directamente en elconjunto del sector del libro.

    El esfuerzo que supone este Libro Blanco de la traduccin editorial en Espaa , que debercontinuarse peridicamente para construir series,

    que es lo que da valor a las estadsticas, debe-r contribuir a mejorar el conocimiento de un

    El Libro Blanco de latraduccin editorialen Espaa.Su importanciaAntonio M vilaDirector Ejecutivo de la Federacinde Gremios de Editores de Espaa

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    El Libro Blanco de la traduccin

    subsector vital para el libro espaol, ya que unade las caractersticas ms tpicas y culturalmente

    valiosas de la edicin espaola es su aperturacultural, como revela el alto nmero de traduc-ciones. Casi un 28% de los nuevos ttulos son tra-ducciones, pero adems no debemos olvidar queEspaa es un pas plurilinge y tambin se desa-rrolla una actividad de traduccin entre las len-guas coociales. Por tanto, el papel del traductorparece indispensable y altamente positivo.

    En los ltimos aos, se ha ido avanzando enel reconocimiento de los derechos de propiedadintelectual de los traductores. Es un camino queno se haba cubierto anteriormente y que tienean recorrido. Pienso que en ese reconocimien-to ha sido importante la rma de contratos tipo,que, an no teniendo fuerza obligatoria, sirvencomo faro o gua para avanzar correctamente.

    Es un esfuerzo que debemos mantener y, sinduda de ningn tipo, la aportacin que se haceen los datos de este Libro Blanco contribuir afortalecer los necesarios entendimientos paraprestar un mejor servicio a los lectores.

    Y para terminar, quiero sealar algunos datosque me resultan curiosos o me dejan perplejo,por ejemplo, que an haya un 27,2% de traduc-ciones sin contratos anualmente. Ms dudoso, y por tanto necesitado de aclaraciones, es lo queel estudio entiende por prcticas abusivas enlos contr atos.

    Los datos siempre son buenos y nos permi-ten avanzar, con las tensiones normales, por loscaminos adecuados, y afrontar juntos el cambiode modelo de negocio al que la permanente re-

    volucin tecnolgica obliga.

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    Anexo 2

    1. La traduccin y el traductor en lalegislacin sobre derechos de autor

    La traduccin ha estado presente desde un prin-cipio en la normativa nacional e internacionalsobre derechos de autor.

    En el art. 8 del Convenio de Berna, de 9 deseptiembre 1886, para la proteccin de las obrasliterarias y artsticas (revisado por el Acta de Pa-rs de 24 de julio de 1971, convenio gestionadopor la Organizacin Mundial de la Propiedad In-

    telectual), se establece que los autores de obrasliterarias y artsticas protegidas por el derechode autor gozarn del derecho exclusivo de haceruso o autorizar la traduccin de sus obras mien-tras duren sus derechos sobre la obra original. (ElConvenio reconoce un plazo de 50 aos tras lamuerte del autor, pero en la actualidad el plazohabitual, en la mayora de los pases, es la vidadel autor y 70 aos tras su muerte o declaracinde fallecimiento.) En la misma lnea, el artculo

    V.1 de la Convencin Universal de Ginebra, de 6de septiembre de 1952, sobre los Derechos de

    Autor (Acta de revisin de Pars de 24 de juliode 1971; convenio impulsado por la UNESCO)

    dice que el autor tiene el derecho exclusivo dehacer, de publicar o de autorizar que se haga

    y se publique una traduccin. Asimismo, el art.2.3 del Convenio de Berna dispone que estarnprotegidas como obras originales, sin perjuiciode los derechos del autor de la obra original, lastraducciones (...) y dems transformaciones deuna obra literaria y artstica.

    Ambos convenios internacionales otorganuna proteccin cuasi-universal a los autores, yaque, por aplicacin del principio de trato na-

    cional, las obras (incluyendo las traducciones)publicadas en uno de los Estados rmantes go-zarn en el resto de los Estados contratantes dela proteccin que se otorgue a sus autores na-cionales a travs de derechos de autor (actual-mente 184 pases forman parte de la OMPI). Estaproteccin se hace extensiva tambin a los 148pases que integran la Organizacin Mundial delComercio, ya que el art. 2.2 del Acuerdo sobrelos Aspectos de los Derechos de Propiedad Inte-lectual relacionados con el Comercio (TRIPs-AD-PIC), integrado como Anexo 1 C en el Tratado

    de Marrakech de 1994, por el que se constituyela OMC, considera aplicable lo dispuesto en el

    La traduccin y elderecho de autorFernando CarbajoProfesor titular de Derecho Mercantilen la Universidad de Salamanca

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    duccin y las formas concretas de explotacinde la misma, participando de los resultados eco-nmicos en la proporcin acordada. En el casode que se traduzca y divulgue cualquier obra sincontar con la autorizacin del titular o titularesde los derechos de autor de la obra traducida, seincurre en una infraccin del derecho de autorsobre la obra originaria, habilitando al autor oa sus derechohabientes (sucesores o cesionarios mortis causa ) para el ejercicio de acciones decesacin de la comercializacin de la obra tradu-cida y de reclamacin de daos y perjuicios (cfr.,arts. 138-141 LPI).

    La autorizacin del autor o de sus suceso-res al traductor puede ser directa (el autor o sussucesores autorizan directamente a un traductorpara que traduzca y explote la obra) o indirecta(el autor o sus sucesores autorizan la traduccin

    y explotacin de la obra a travs de intermedia-rios, que pueden ser agentes literarios o edito-res). No obstante, en algunos contratos de edi-cin (como el contrato tipo concertado entre la

    Asociacin Colegial de Escritores y la Federacinde Gremios de Editores de Espaa) se facultaindistintamente al autor y al editor para que ne-gocien por su cuenta con terceros (traductoreso editores) la traduccin de la obra a otros idio-mas, repartindose los benecios obtenidos en

    el porcentaje que libremente se acuerde en elcontrato.En la prctica habitual del sector, los editores

    suelen imponer a los autores en los contratosuna cesin del derecho a decidir libremente latraduccin, aunque es cierto que suelen reser-

    var al autor la facultad de revisar y aprobar latraduccin, y en ocasiones de elegir o raticarla contratacin de un traductor. Pueden surgirproblemas en este sentido, si el autor no estconforme con la traduccin realizada por el tra-ductor contratado por el editor, llegando a invo-

    carse incluso posibles vulneraciones del derechomoral (irrenunciable) al respeto a la integridadde la obra, si el autor entiende que la traduccinno respeta la esencia del original.

    3. La traduccin como obra

    La traduccin es una obra nueva resultante dela transformacin de una obra preexistente (cfr.,art. 21 LPI); una obra nueva, distinta de la obraanterior u obra transformada, que merece pro-

    teccin propia, para lo cual debe ser original.Tradicionalmente se ha venido entendiendo que

    una obra es original cuando plasma la persona-lidad creativa de su autor. Pero ante la dicultadpara concretar este criterio, en los ltimos aosse opta por un criterio ms prctico, consideran-do original la creacin intelectual propia de suautor, esto es, la obra nueva y que por tanto noconstituye una copia o plagio de una obra ante-rior (en nuestro caso una traduccin anterior dela misma obra traducida).

    Desde la perspectiva de la obra como tal, latraduccin constituye siempre una obra derivada(art. 11,1 LPI), independientemente de si el tra-ductor es el propio autor de la obra preexistenteo de si es un tercero. Desde la perspectiva au-toral o del proceso creativo, se considera que latraduccin constituye una obra compuesta (art.9 LPI) si el traductor es una persona distinta delautor de la obra originaria, ya que, en tal caso,estamos ante una obra nueva (la traduccin) queincorpora una obra preexistente sin la colabo-racin del autor de la misma, sin perjuicio dela necesaria autorizacin y de los derechos quea ste correspondan sobre la explotacin de laobra compuesta.

    4. El traductor como autor

    El traductor es la persona fsica autor de la obraderivada que constituye la traduccin (art. 5.1LPI) y adquiere, en consecuencia, todos los de-rechos que la Ley reconoce al autor por el sim-ple hecho de la creacin de la obra y su plas-macin en un soporte que la haga perceptible(art. 1 LPI). Se presume autor, salvo prueba encontrario, a quien aparezca como tal en la obra,mediante su nombre, rma o signo que lo identi-que (art. 6.1 LPI). Con todo, el traductor, comoautor que es, tiene el derecho a divulgar la obraen forma annima o bajo seudnimo, sin perder

    por ello los derechos de autor que le correspon-dan sobre la traduccin (cfr. art. 6.2 LPI).No es necesario registrar la obra para que

    surja el derecho de autor. La inscripcin de unaobra en el Registro de la Propiedad Intelectuales facultativa, no obligatoria. La inscripcin es,adems, meramente declarativa: se est decla-rando que existe una obra, quin es su autor y aquin corresponden los derechos de explotacinde dicha obra, que puede ser el mismo autor,sus derechohabientes o sucesores o un tercerocesionario de concretos derechos de explota-

    cin. Se presume, salvo prueba en contrario, quelos derechos inscritos en el Registro existen y

    La traduccin y el derecho de autor

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    El Libro Blanco de la traduccin

    pertenecen a quien se declara titular de los mis-mos en la forma determinada en la inscripcincorrespondiente (cfr., art. 145.3 LPI). Entonces,el registro sirve como medio de prueba im-portante pero no denitivo de la autora y dela titularidad de los derechos de autor. Del mis-mo modo, el smbolo indicador del copyright supone una simple indicacin o advertencia detitularidad y reserva de derechos de autor sobrela obra a la que se antepone (art. 146.1 LPI).

    Una vez creada la traduccin y plasmada enun soporte, la Ley atribuye al traductor todos losderechos que reconoce a los autores. De estemodo, el traductor ser titular originario (desdeel momento mismo de la creacin) de los dere-chos morales, inalienables e irrenunciables (cfr.,art. 14 LPI). Y tambin de los derechos patrimo-niales que comprenden, de una parte, los dere-chos exclusivos de explotacin (reproduccin,distribucin, comunicacin pblica, transforma-cin y coleccin, arts. 17-22 LPI), y de otra par-te, los llamados derechos de mera remuneracin(compensacin equitativa por copia privada, art.25 LPI, remuneracin equitativa por prstamopblico en bibliotecas y archivos, art. 37.3 LPI,entre otros).

    Como antes se expuso, la traduccin es unaobra derivada fruto de una transformacin y el

    traductor necesitar el consentimiento del autoro de los titulares de derechos de autor sobre laobra preexistente transformada para poder di-

    vulgar la traduccin mientras continen vigenteslos derechos de autor (actualmente, la vida delautor y setenta aos tras su muerte o declaracinde fallecimiento; cfr. art. 26 LPI). Pasado el pe-rodo de proteccin por el derecho de autor, laobra cae en el dominio pblico y podr utilizarselibremente por cualquiera, lo que incluye la libretraduccin de la misma, aunque deber respetar-se en todo caso la paternidad e integridad de la

    obra (cfr. art. 41 LPI). La traduccin, como obraindependiente que es, gozar del mismo perio-do de proteccin. Entonces, no se puede asociarel periodo de proteccin de una obra con el desu traduccin, que constituye una obra deriva-da diferente de la anterior y con un periodo deproteccin de derechos de autor propio. Dichode otro modo, el hecho de que una obra esten dominio pblico no arrastra o incluye a latraduccin de esa obra, por lo que ser precisorespetar los derechos del traductor mientras est

    vigente la proteccin aunque hayan caducado

    los derechos de autor sobre la obra traducida.Este aspecto resulta capital para los traductores

    actualmente, ya que muchos editores se lanzan arealizar ediciones digitales de obras en dominiopblico ignorando frecuentemente la existenciade derechos de autor de los traductores de esasobras.

    En el supuesto de que la traduccin sea re-sultado unitario de la colaboracin de variostraductores, los derechos de autor sobre la tra-duccin correspondern en comn a todos ellos(art. 7 LPI). En tal caso, el periodo de proteccinde los derechos de autor abarcar la vida de to-dos los coautores y setenta aos tras la muerte odeclaracin de fallecimiento del ltimo coautorsuperviviente (art. 28.1 LPI).

    En determinados casos la traduccin puedeser el resultado de aportaciones singulares o in-dividuales de diferentes traductores cuya contri-bucin personal se funde en una creacin nica

    y autnoma, creada por la iniciativa y bajo lacoordinacin de una persona natural o jurdi-ca (una sociedad mercantil, una asociacin, unafundacin o ente pblico) que la edita y divulgabajo su nombre, para la cual hayan sido con-cebidas las traducciones singulares. Es el casode la llamada obra colectiva (art. 8 LPI), en elque no es posible atribuir separadamente a losdistintos traductores los derechos de autor sobreel conjunto de la obra realizada (la obra colec-tiva), correspondiendo los derechos morales y patrimoniales sobre la misma a la persona fsicao jurdica que la edita y divulga bajo su nombre(el coordinador-editor), salvo que expresamentese pacte otra cosa. Pinsese, por ejemplo, en latraduccin de una enciclopedia o de una obracientca voluminosa o de documentacin tc-nica en cualquier disciplina en la que es nece-sario contar con las aportaciones de diferentestraductores. Puede ser el caso, tambin, de lastraducciones realizadas por empresas o agenciasde traduccin. En estos casos, los derechos de

    autor tendrn una duracin de setenta aos des-de la divulgacin lcita de la obra colectiva (art.28.2 LPI).

    Finalmente, es posible tambin que el traduc-tor sea un autor asalariado, esto es, que ha sidocontratado para traducir, siendo la traduccin elobjeto principal o prioritario de su trabajo den-tro de la empresa. En estos casos, los derechosde autor sobre las traducciones corresponden altraductor, pero los derechos de explotacin sepresumen cedidos al empresario con el alcancenecesario para la explotacin de la obra dentro

    de la actividad habitual de la empresa, salvo queen el contrato se pacte otra cosa (art. 51 LPI).

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    5. La cesin de derechos de autorsobre la traduccin

    Si la traduccin fue realizada motu proprio porel traductor a partir de una obra sin derechos deautor vigentes (en dominio pblico), el traductorpodr pactar libremente con terceros (editores) elalcance de la cesin de los derechos sobre su tra-duccin. Pero lo habitual es que la traduccin sehaga sobre obras con derechos vigentes, en cuyocaso el autor o derechohabientes tienen que au-torizar al traductor, directa o indirectamente.

    Si la autorizacin es directa, el autor o titularesde derecho sobre la obra originaria y el traductorregirn sus relaciones por las normas generalessobre transmisin de derechos (arts. 43 y ss. LPI).En estos casos, una vez traducida la obra, pre-

    via autorizacin del autor, el traductor (salvo queopte por la autoedicin) ceder los derechos deexplotacin de la traduccin a un tercero (edi-tor), lo cual tiene lugar normalmente a travs deun contrato de edicin (arts. 58 y ss. LPI).

    Si se da la circunstancia de que el autor o lostitulares de derechos de autor (herederos), pors mismos o a travs de un agente, autorizan aun editor para que ste seleccione y contrate altraductor y, una vez traducida la obra, explotela traduccin, la relacin entre el traductor y el

    editor que le encarga la traduccin se instrumen-ta a travs del llamado contrato de traduccin.ste es un contrato atpico, en el sentido de queno est contemplado expresamente en la Ley,aunque es un contrato reconocido y aceptadoen el sector. Normalmente el contrato de traduc-cin es un contrato mixto, conformado en partepor un contrato de encargo o arrendamiento deobra y en parte por un contrato de edicin de latraduccin, cuyas disposiciones slo se aplicansi el traductor entrega al editor la obra y ste dael visto bueno a la traduccin.

    En relacin con el encargo de obra (contratode arrendamiento de obra, que se rige por losarts. 1544 y 1588-1600 del Cdigo Civil), es im-portante respetar los plazos de entrega, ya quede lo contrario puede considerarse como un in-cumplimiento de contrato y eso puede acarrearla resolucin del contrato por el editor as comouna posible reclamacin de indemnizacin porel lucro cesante. La Ley distingue entre el contra-to de encargo de obra y el contrato de edicin,sealando expresamente que el encargo de unaobra no es objeto del contrato de edicin, aun-

    que indica al mismo tiempo que la remuneracinque pudiera convenirse en el contrato de encargo

    ser considerada como anticipo de los derechosque al autor le correspondiesen por la edicin, sista llega a realizarse (art. 59 LPI); en este caso,por los derechos que al traductor le correspon-diesen por la edicin de su traduccin. De he-cho, en la prctica, el encargo de una traduccinse acompaa normalmente de anticipos a cuentade los futuros derechos de autor que procedanen virtud del subsiguiente contrato de edicincontemplado en el mismo documento, los cuales,por lo dems, suelen fraccionarse en dos entre-gas: una con la rma del contrato y otra con laentrega de la traduccin al editor, o bien cuandoel editor d el visto bueno a la traduccin.

    Si se entrega la traduccin y el editor (o elautor, si as se hubiera pactado entre el editor y el autor de la obra objeto de la traduccin) noda el visto bueno, normalmente se devuelve altraductor y se le da un plazo para que la revise.Si no lo hace, se resuelve el contrato y el tra-ductor podr retener las cantidades entregadascomo anticipo en una primera entrega, pero per-der el derecho a reclamar la segunda entrega.No obstante, en el contrato se suele pactar quesi la traduccin resulta totalmente inapropiada,el editor podr reclamar al traductor la devolu-cin del primer anticipo e incluso reclamar unaindemnizacin si consigue demostrar los daos

    y perjuicios producidos por el traductor. Si no sealcanza un acuerdo, cualquiera de ellos podracudir a los Tribunales de Justicia para que re-suelvan el problema.

    Terminado el encargo y aceptada la traduc-cin para el editor, tendr lugar la cesin de losderechos de explotacin correspondientes pormedio de las disposiciones legales y clusulascontractuales relativas al contrato de edicin. Deacuerdo con lo previsto en el art. 43.1 LPI, en elcontrato deben especicarse los derechos y lasmodalidades de explotacin previstas, el tiempo

    de duracin del contrato y el territorio o territo-rios de explotacin. Todo lo cual, por lo dems,deber ajustarse a la cesin de derechos queel autor de la obra traducida hubiera realizadoanteriormente directamente al traductor o bienal editor que encarg la traduccin. Asimismo,deber indicarse el carcter exclusivo o no ex-clusivo de la cesin de derechos (si no se indicanada se entender que es no exclusiva), aunquenormalmente las traducciones se ceden en rgi-men de exclusiva.

    Si en el contrato no se especica el alcance

    material, temporal y territorial de la cesin dederechos de explotacin, habr que estar para

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    de ejemplares. Asimismo, debera especicarseen el contrato si las autorizaciones o licenciasde derechos a terceros editores (por ejemplopara realizar ediciones especiales, de bolsillo oclub, que deben estar incluidas en el contrato detraduccin y slo son posibles si pacta una ce-sin en exclusiva ex art. 48 LPI) constituye unaedicin diferente o queda incluida dentro de laedicin o ediciones pactadas, sealando asimis-mo, en su caso, una remuneracin diferente paraestos casos. En cualquier caso, la Ley reconoceun derecho de revisin de las remuneracionesa tanto alzado si se produce una maniesta des-proporcin entre la remuneracin del autor y losbenecios obtenidos por el editor, la cual podrejercitarse dentro de los diez aos siguientes alde la cesin (art. 47 LPI). Si se pacta una remu-neracin proporcional, el editor debe satisfacer laretribucin pactada al menos una vez cada ao,previa liquidacin de cuyo contenido debe ren-dir cuentas al traductor. Asimismo debe poner adisposicin de ste anualmente un certicado enel que se determinen los datos relativos a la fabri-cacin, distribucin y existencias de ejemplares

    y, a peticin del traductor, los correspondientesjusticantes (cfr. art. 64,5 LPI). La Ley no prevla po sibilidad de supeditar la remuneracin a la

    venta de un nmero mnimo de ejemplares; y no

    parece que sea una prctica susceptible de pac-to, por resultar contraria al principio bsico deproteccin del autor (principio pro auctoris ). Losejemplares reservados a la crtica y promocinquedan excluidos de la liquidacin de derechos

    y debern indicarse en el contrato (art. 60,4 LPI),sin que puedan exceder del nmero que resulterazonable de acuerdo con los usos del sector.

    Los aspectos relacionados con la remunera-cin y la certicacin de usos de la traduccinpor el editor deben adaptarse a las nuevas moda-lidades de explotacin digital, donde ya no exis-tirn ejemplares (ediciones en lnea) y son po-sibles usos muy diferentes (descarga de la obracompleta o por captulos, acceso para lectura enpantalla previo pago o gratuita pero nanciadapor publicidad...), algunos de los cuales perono todos pueden justicar remuneraciones atanto alzado por la dicultad en la determina-cin de los ingresos.

    La duracin del contrato no podr exceder dequin ce aos si la remuneracin es proporcional y de diez aos si es exclusivamente a tanto alzado(cfr. art. 69,3 LPI); en ambos casos a contar desdeque el traductor puso al editor en condicionesde realizar la reproduccin de la obra. No cabenclusulas de renovacin automtica transcurridosestos plazos. El contrato queda automticamenteextinguido y, si las partes lo desean, debern ce-lebrar un nuevo contrato.

    En denitiva, aunque la Ley establece meca-nismos concretos de tutela del autor y, por tanto,del traductor, y parte siempre del principio proauctoris (in dubio pro auctore) en las relacionescontractuales con el editor, el traductor debe es-tar siempre alerta a la hora de pactar con los edi-tores. El desarrollo de la sociedad de la informa-cin y, en particular, la inminente consolidacindel libro electrnico, exige una nueva congura-cin contractual de las relaciones entre autores y editores sobre nuevas bases, contemplando ade-ms de forma especca a los traductores.

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    Estudio

    Yo me cri, en los aos 60 y 70, entre traduccio-nes. Mi abuelo paterno, representante de bisute-ra en Barcelona, valoraba, muy en la tradicincatalana, la cultura y los libros y su bibliotecaera la de un noucentista. Mi padre hered esatradicin en general y su biblioteca en parti-cular, que recuerdo que en mi casa de Palmaocupaba una habitacin algo destartalada, en laque slo haba libros y una mquina de escribirsobre una mesita con ruedas. Estaban ah losclsicos grecolatinos de la Fundaci Bernat Met-

    ge, los Shakespeares de la Biblioteca Popular deGrans Mestres, los libritos (Ibsen, Goethe, Sa-cher-Masoch!) de la Biblioteca Popular LAven

    y de la Biblioteca LUnivers. De la familia demi madre haban sobrevivido tambin edicio-nes populares algo posteriores y tal vez menosesforzadas: ejemplares de las colecciones Oasis,Esmeralda y Universal, y volmenes algo mslujosos de editoriales como Montaner y Simn

    y Joaqun Gil.Todos estos libros en su gran mayora tra-

    ducciones haban sido ledos alguna vez y con-

    servados tanto por razones sentimentales comopor cierto sentido del deber. Yo debo admitir

    que no les tena mucho respeto: eran viejos, es-taban polvorientos, no tenan las cubiertas su-rrealistas de El Libro de Bolsilllo que tanto mefascinaban ni ninguno de los alicientes de lasediciones nuevas; no aprend a apreciarlos sinocon el tiempo. Un da descubr que no habaediciones nuevas de algunos de esos ttulos, y dej de verlos como pesados recuerdos de fami-lia. Descubr su utilidad y me sent agradecido.

    Ahora algunos de ellos viven conmigo.Cuento todo esto no por su peculiaridad bio-

    grca sino porque creo que da una idea, queno se limita a mi generacin, del peso de lastraducciones en nuestra cultura. En Espaa, y no slo en lengua espaola, ha existido una tra-dicin de conocer lo que se cuece ms all denuestras fronteras mucho ms vocacional de loque algunas oscuridades de la historia tienden asealar. Mi caso particular puede dar fe de estapresencia del Occidente amplio y tentador almenos desde principios del siglo XX, una pre-sencia que parece que no consiguieron espan-tar siquiera los aos ms duros del franquismo

    y que, en cualquier caso, cabe tener en cuentaesos das en que nos da la impresin de que

    El valor de lo invisible

    Luis MagrinyEscritor, editor y traductor

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    aqu vivimos obsesionados con el patrimonio y slo con l. Estadsticas 1 del nmero anual detraducciones en Espaa desde 1943 hasta 2009revelan porcentajes que alcanzan sus cifras msmodestas en 1951 (11,3%) pero que en ningnao a partir de 1958 bajan del 21,8; el ndicems alto corresponde a los aos 1945, 1967 y 1968 (31,1%), y en los ltimos diez la franja semueve entre el 22,9 y el 27,2. Una encuesta delCEATL que abarca los aos 2007-2008 2 ofrecedatos comparativos muy interesantes entre losdistintos pases de la Unin Europea: aquellosque podemos imaginar con una acusada con-ciencia de que su lengua no es muy habladason los que traducen ms (Dinamarca: 60% delos libros publicados; Suecia: 45; Noruega: 40;Grecia: 40; Pases Bajos: 36); otros cuya lenguano es demasiado hablada, pero que parecenconar lo suciente en su larga y voluntario-sa poblacin para que eso no amilane su con-ciencia, tienen ndices bastante bajos (Alemania:7,2%; Francia: 14,4); Espaa, una de cuyas len-guas es desde luego ms hablada que el francso el alemn, est en los puestos medios juntocon Italia (22%) y, misteriosamente, Eslovenia(25); el Reino Unido no nos sorprende con unavaro 3%.

    El caso del ingls merece un par de comenta-

    rios aparte, que luego sern tiles para aventurarideas. Su posicin hegemnica no slo parecealimentar en los pases que lo hablan la cmo-da nocin de que nicamente es interesante loque est escrito en su lengua, sino que de al-gn modo tambin dicta lo que es interesante(traducible) de las dems. El ingls, que dominael mercado editorial, dene lo que es interna-cional y lo que no, y a menudo lo hace a costade fomentar su propia construccin de los es-tereotipos nacionales: un autor balcnico queescriba una novela, por ejemplo, no situada en

    los albores, el curso o las postrimeras de lasguerras de los Balcanes tiene muchsimas menos

    1 Los datos han sido amablemente recopilados y cedidos porMar lvarez, de la Direccin General del Libro. Para los aos1943-1958, las fuentes son informes del Instituto Nacional delLibro Espaol recogidos por el Instituto Nacional de Estads-tica (I.N.E.); para 1959-1981, la revista mensual del I.N.L.E.El Libro Espaol ; y para 1982-2009, el informe anual del Minis-terio de Cultura Panormica de la edicin de libros en Espaa .

    2 CEATL (Conseil Europen des Associations de Traducteurs Litt-raires):Revenus compars des traducteurs littraires en Europe ,Bruselas, 2007-2008, vase en www.acett.org.

    (prximas a cero) probabilidades de ser traduci-do al ingls que uno que le d al ingls lo queel ingls espera de l. A un escritor balcnico sele pide que haga balcanismo, y ste es un pea-je, en cualquiera de sus cotizaciones folklricas,que parece que tienen que pagar la mayora delos escritores que aspiren a formar parte del cu-rioso mundo global. Es decir, del mundo que sehabla y escribe en ingls.

    Otra consecuencia de la hegemona idiomti-ca de una lengua que no traduce es un perversosentido de la exigencia. Llevo aos leyendo su-plementos y revistas literarias en ingls y, cada

    vez que me encuentro con la crtica o reseade un libro traducido, me sorprende que el cr-tico dedique a veces todo un prrafo a hablarno siempre bien de la traduccin. Recuer-do entonces que slo un 3% de la produccineditorial anual en el Reino Unido corresponde alibros traducidos, y me maravilla que haya gentecapaz de juzgar algo tan exquisito y anmalo.Luego me jo bien y veo que el crtico siemprees un experto, un erudito que sabe ruso, alemno francs, incluso espaol, y que no necesaria-mente maniesta su erudicin con buen humor;cuando est de buen humor, casi es peor: la tra-duccin parece entonces obra de un espritu tanextravagante y sutil que slo puede encarnarse

    en una exigua cantidad de iluminados (un 3%,para ser exactos). Los traductores al ingls es-tn sometidos a un escrutinio estresante y, desdenuestro punto de vista, casi diramos que antina-tural. Se les exige que sean expertos, pero sloporque sern juzgados por expertos, y es deimaginar que ledos tambin por expertos. Latraduccin y, de hecho, lo traducido acabaparecindose demasiado a una especie de alien sometido a las ms severas leyes de inmigracin

    y al que, si alguna vez se le da cabida, ser ni-camente para ponerlo en cuarentena y observar-

    lo con extremo rigor. A m me parece que unaactitud as est pensada, ante todo, para disuadira los traductores.

    S que en Espaa muchos traductores se que-jan precisamente de lo contrario: ellos sin dudason expertos, pero no est claro que se espereo admita que lo sean; a ellos les gusta, como atodos, que se valore su saber y su ocio, que nose den por sobreentendidos. Les molesta que enlas crticas no se mencione su trabajo, a vecesni siquiera su nombre, y que a menudo, si semenciona, sea para juzgarlo desde la presuncin

    o directamente desde la ignorancia. Compren-do y comparto su postura. Sin embargo, cuando

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    forjando y regulando un criterio, he conocidosecretos y no me ha preocupado desvelarlos. Notengo espacio aqu para extenderme, pero hay un aspecto de la traduccin del que no s hastaqu punto son conscientes los dems editores,los lectores y las instituciones pero que a m meparece muy importante. Me reero al papel de latraduccin en la creacin de lengua.

    Tal vez porque estudi lologa y porquetrabaj una buena temporada como lexicgrafomi inters por este asunto sea ms pronuncia-do. El caso es que, a medida que iba sumer-gindome en el mundo de las traducciones, fuidndome cuenta de cunta inuencia tienen enla lengua comn, de cmo contribuyen a per-lar la norma y a instaurar el uso, qu profundahuella dejan en lo que se habla y se escribe,dentro y fuera de los lmites de la traduccin.No es necesario que un texto sea una traduccinpara que encontremos en l, por ejemplo, unaexpresin como No hay problema, adaptacindel ingls no problem . Es una expresin que noslo leemos en traducciones escritas y omos endoblajes: de ah ha pasado rpidamente a la len-gua coloquial, donde ha triunfado como tantasotras frmulas prestadas de uno u otro idiomaextranjero. Dejando aparte si es afortunada, ne-cesaria o til, la responsabilidad de semejantes

    incorporaciones es en primera instancia de lostraductores. Y, lo que es ms importante, tam-bin es su responsabilidad el caso contrario, esdecir, el hecho menos obvio pero de igualrepercusin de que no se introduzcan. Estoes algo que olvidamos con frecuencia: los puris-tas del idioma suelen rasgarse las vestiduras porla cantidad de prstamos que las traduccionesinoculan en nuestra lengua, y reclaman conindignacin medidas estrictas de vigilancia. Loque olvidan los puristas, sin embargo, es queson tambin las traducciones las responsables

    de que muchas frmulas facilonas, calcos auto-mticos e irreexivos de otras lenguas, no lle-guen hasta nosotros y, por lo tanto, no se difun-dan. Ellas son las que en primer trmino ejercenla labor de freno: si no fuera por la mediacincorrectiva de las traducciones, abuse se habraresuelto en abuso y no recurriendo, como seha hecho, a malos tratos, una expresin usual,neutra y til que ya exista en espaol. Alguiense da cuenta, cuando lee en una traduccin delingls una frase como No me atosigues, queel traductor est evitando consciente y creati-

    vamente una frmula tpica y ramplona comoDame un respiro y contribuyendo activamente

    a atajar su propagacin? Quiz no. Ya he dichoque el traductor no trabaja con lo obvio. Peroestas cosas invisibles son precisamente las quedan valor a su ocio.

    La nura, la sensibilidad, el conocimiento -lolgico, las dotes de discriminacin, la actitudcientca y el talento estilstico que requiere unabuena traduccin son para m cualidades tan en-comiables que siempre me sorprende ver cmoalgunos parecen ver a los traductores como ene-migos de nuestra lengua. La Real Academia Es-paola, en el corpus diacrnico (CORDE) de subanco de datos, apenas incluye un par de tra-ducciones clsicas, obras emblemticas como El cortesano en versin de Juan Boscn o el Orlan-do furioso en versin de Jernimo de Urrea. Enel corpus del espaol actual (CREA), quiz hayabuscado mal pero no he encontrado ninguna. Nome queda otro remedio que concluir, a la vistade estos datos, que para la Real Academia el es-paol de las traducciones no es espaol. Uno sepregunta qu ser entonces, y la incgnita no esinsignicante, sobre todo si tenemos en cuentaque las obras normativas de la corporacin (des-de el respetadsimo DRAE hasta las gramticas

    y diccionarios de dudas) se basan en principioen los documentos de estos corpus para denir,ilustrar y jar qu y cmo es el espaol. Si del es-paol excluimos las traducciones, se me ocurre,en primer lugar, que la Academia tendr difcilestablecer histricamente cundo fue la primeradocumentacin de un prstamo, pues la lgicasugiere que la primera vez que en espaol seescribi tal o cual anglicismo o galicismo fueraseguramente en una traduccin, y asimismo laprimera vez que se le dio una solucin inspiradae irreprochable. Por otro lado, las traduccionesno son menos reejo del dinamismo de la len-gua seguramente lo son ms que los textosoriginariamente escritos en espaol. Excluir las

    traducciones de la descripcin del estado de unalengua en un momento dado sugiere una faltano muy comprensible de objetividad.

    No hay en estos momentos otros acadmicosespecialmente distinguidos por su labor comotraductores que Valentn Garca Yebra, nacido en1917, y Francisco Rodrguez Adrados, nacido en1922, ambos helenistas. Creo que si la Real Aca-demia incorporara algunos traductores a sus in-signes las e incluyera las traducciones entre susfuentes documentales no slo emitira sus dict-menes con mayores garantas sino que, siendo

    una institucin tan emblemtica y acatada, daraun espaldarazo a lo que no es slo una profesin

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    sino tambin una forma prctica de ciencia lings-tica. Creo que a estas alturas privilegiar el conoci-miento natural de la lengua que se les supone alos escritores en detrimento del conocimiento tc-nico siempre mucho ms profundo que for-ma parte de las cualidades de un buen traductores una actitud romntica, anticuada, anticientca.

    Tal vez avanzar un poco en esa direccin sera unpaso que todos agradeceramos, especialmentelos traductores, a quienes nunca les viene mal unpoco de respaldo institucional.

    Yo, por mi parte, seguir leyendo y editandotraducciones. Relacionndome con traductores. Ins -pirndome en ellos.

    El valor de lo invisible

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    EstudioDr. Jos Miguel MarinasCatedrtico de la Universidad Complutenseen Filosofa Poltica y Sociologa

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    37Este Libro Blanco de la traduccin editorial en Espaa se presenta con dos objetivos principa-les: uno, dar a conocer y otro reivindicar.

    Un Libro Blanco no es la presentacin de unestudio exhaustivo de todas las dimensiones,sino el establecimiento de unas bases, cognitivas

    y prcticas, orientadas a actuar, a mejorar la si-tuacin actual de quienes traducen en Espaa.

    Dar a la conocer las condiciones, prcti-cas, problemas y recursos de los traducto-

    res espaoles que trabajan con editorialeses un propsito importante porque permitepercibir su situacin, sus motivaciones, susfrenos en este momento. De entre todas las

    variantes del ejercicio de la profesin detraducir, este Libro Blanco acota un sectorprincipal y especialmente amenazado: lostraductores editoriales, los traductores delos libros del mercado editorial espaol.

    Reivindicar supone un objetivo no slomoral sino tambin poltico, por cuanto el

    conjunto de quienes traducen ofrece unperl profesional que precisa no slo aten-

    cin sino accin. Sus condiciones econmi-cas van a la par de un reconocimiento comoocio que, en el decir ms sistemticamentecaptado, o en el ms informal, adolece deuna falta de reconocimiento generalizada.Este que es plano laboral tiene tambin sucorrelato en la estima cvica de la traduc-cin como ocio que la gente puede apre-ciar, devaluar o desconocer.

    Recoger cmo se combinan los objetivos

    de conocimiento y las acciones de mejo-ra de la situacin es cosa que pretendeeste Libro Blanco, porque la intervencininstitucional, gremial y de los consumi-dores que incide en este colectivo ha deguiarse, para tratar de atinar, por los rasgosque aporta el conocimiento y su principalinstrumento, esta Encuesta a traductores.

    Para qu unLibro Blanco de latraduccin editorial

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    es sucientemente vasto como para no propo-ner usos rgidos a la hora de referirnos a quienescontestan al cuestionario o dan sus opiniones demanera no tan estructurada.

    Interesa especialmente saber, a estas alturasdel ao 2010, cmo se perciben los propios su-jetos de la traduccin, cmo presentan sus con-diciones objetivas en el sentido dicho y cmoelaboran sus percepciones subjetivas comunes.

    Es del mayor inters sondear las razones deuna contradiccin a la que ya aludan el LBTE97

    y numerosas publicaciones del gremio: la pro-funda escisin entre la imagen ideal del traduc-tor de libros y su imagen real.

    Las formulaciones son numerosas y variadas.Elegimos una que, por su repeticin y consisten-cia, pone muy bien de maniesto esta contradic-cin principal. Dice as:

    Se nos considera (de boquilla) como guar-dianes de Balzac y a la vez (en la remuneracin)como personal de servicio apenas cualicado.

    Situada en el proceso de redenicin, a labaja, de la imagen de las profesiones universi-tarias, la de traductor carga con uno de los msbajos baremos de apreciacin 2:

    [El prestigio social es] la valoracin o con-sideracin global de una profesin. Que la valoracin es social signica que es una pro-piedad emergente, que resulta de la valoracinde muchos sujetos, que pueden diferir ms omenos unos de otros. Que la valoracin es

    2 Carabaa, J. y Gmez Bueno, C., Escalas de prestigio social Reis:Revista Espaola de Investigaciones Sociolgicas, No. 77/78,Monogrco sobre la Formacin y las Organizaciones (Jan.-Jun.,1997), pp. 357-363. Estas escalas suelen ser el ISEI (International

    Socioeconomic Index), derivada del SEI de Duncan, que es prima-riamente un ndice de status que secundariamente puede usarsecomo una medida indirecta del prestigio, y la Escala Internacio-nal de Treiman, que puede considerarse una medida directa delprestigio profesional. Las tres medidas del prestigio se presentanpara su uso con las viejas clasicaciones de ocupaciones (ISCO88,CNO79) y con las nuevas (ISCO88, CNO94).

    global signica que no se valora una carac-terstica, sino el objeto social en su conjunto,como un agregado de propiedades El presti-gio, por tanto es una agregacin de valoracio-nes con dos fuentes principales de diversidad:los sujetos que las realizan y las cualidadesque las componen 3.En las categoras comunes, las que maneja el

    Instituto Nacional de Estadstica, aparecen quie-nes se dedican a la traduccin en los tres ltimosbaremos (CNO 79, CNUO 88, CNO 94) bajo unrubro nico FILLOGOS, INTRPRETES Y TRA-DUCTORES. En el mismo registro de profesionesde 2010, aparecen ya desagregados FILLOGO(440) y TRADUCTOR-INTRPRETE (445)4. Perono hay claridad en cuanto a la permanencia dedos categoras heterogneas (traductor/intrpre-te), a no ser la simultaneidad en los planes deestudios de las nuevas facultades as llamadas(de Traduccin e Interpretacin).

    Como ms adelante se detalla, la percepcindel ocio de traductor resulta atravesada porcontradicciones como la principal ya seala-da y por delimitaciones borrosas del contornode la profesin. Pero el ocio de traducir, pesea lo incierto de sus condiciones, sigue teniendoformas de desempeo precisas y descriptibles:

    Traducir es una cosa vil y la traduccin,en quienes la profesan, presupone una men-gua del valor y un apao de la mente. Losgenerosos desdean su ejercicio. Y raramentese ha visto espritu nacido para grandes cosas,dedicarse a ella sino como pasatiempo, aligual que una obra traducida, no tiene larga ofamosa vida5.

    3 Carabaa y Gmez, 1996: 24.4 INE , ine.es/daco /daco42. Datos de 2010.5 Cita de Bremond, en el p rlogo de la traduccin al francs del Guz-

    man de Alfarache , 1696, en Yllera, Alicia, Cuando los traductoresdesean ser traidores (UNED ) en Maria Luis Donaire y FraciscoLafarga, Traduccin y adaptacin cultural Espaa-Francia , Servi-cio de Publicaciones de la Universidad de Oviedo, 1991.

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    Estudio

    Cuando de producir y analizar datos sociolgi-cos se trata, la primera operacin es la de cons-truir un contexto para dicho texto. Los datos y su anlisis tienen sentido en la medida en queresponden a objetivos y motivaciones ms omenos explcitos del momento. El contexto locomponen las condiciones sociales, culturales y profesionales del ejercicio del ocio de traducir.Contexto no es lo que rodea, sino lo que esttejido con el texto o el discurso de los datos.

    Tratando de compilar las nuevas condiciones

    actuales de la traduccin, se sealan sucintamentelas siguientes: la apreciacin global de la traduc-cin, las innovaciones tecnolgicas, los cambiosen el colectivo de traductores, los cambios en laoferta y la demanda, la dicultad del diagnstico.

    1. El cambio en la apreciacin globalde la traduccin

    Como nos ensea Ferruccio Rossi-Landi, el len-guaje mismo es un trabajo y un mercado. La ver-

    sin entre lenguas de trabajo y de mercado tieneun determinante econmico incuestionable.

    La traduccin es trabajo y mercado, no yadesde los tiempos en que Pessoa se dedicaba ala traduccin de cartas comerciales en Lisboa,sino desde que las primeras formas de intercam-bio (de personas, de bienes) superaron la imper-meabilidad de las comunidades originarias.

    El valor econmico en la traduccin guardauna relacin estrecha con la nueva situacin delas comunicaciones en la globalizacin tecnol-gica de la informacin.

    La capacidad de comunicarse con rapidez y

    eciencia es el mximo criterio ante el que eltempo de la versin acostumbrarse a colocara quien lee en la mente de quien ha escrito 6acaba por ceder.

    Se ofrece un ocio artesanal, cuidadoso, auna demanda voraz y acelerada. sa es la pri-mera tendencia que hay que sealar y que

    6 Segn Ortega y Gasset en su clebre ensayo Miseria y esplendor dela Tra duccin , 1937: Slo cuando arrancamos al lector de sus hbitos

    lingsticos y le obligamos a moverse dentro de los del autor, hay pro-piamente traduccin.

    El contexto de latraduccin editorialen el ao 2010:condiciones, tareasy expectativas

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    constatamos de forma ms acusada en el con-texto del 2010 que en el del LBTE97.

    En efecto, los tiempos parecen haber cambia-do a una decidida atomizacin, aceleracin y ope-rativizacin (si estos trminos se dan por vlidos)que rompe el ritmo del ocio de traducir. No queste fuera sose gado y parsimonioso, que no pare-ce haberlo sido nun ca, pero s que parece requerirun tiempo y tono especcos.

    2. Los cambios de la tecnologade la traduccin

    Destaquemos un determinante tecnolgico quecambia la totalidad de la percepcin social delhecho del traducir: La mquina puede hacersecargo de lo que antes era tarea humana. Y aun-que este enunciado es ms falso que un euro demadera, la ideologa dominante, que nos obligaa mirar en una direccin y no en varias, va di-fundiendo la idea de que las traduccines au-tomticas son baratas, universales y sucientespara moverse entre los idiomas en juego.

    No es que el ocio del traductor quede deva-luado en su presentacin pblica, es que las ta-reas se ven socavadas por ese mecanicismo quees rpido, til y aproblemtico para la concep-

    cin atomstica del lenguaje. Y aqu cabe decir que no es tanto el despla-zamiento material de los traductores en bene-cio de formas automticas de traduccin cuantoel cambio en las mentalidades.

    Y no se hace referencia slo a las innovacio-nes tec nolgicas que facilitan la gestin de lamemoria de traduccin, sino a la maquinizacinde la imagen espontnea del hecho de traducir.Con el riesgo de la consiguiente devaluacin dela tarea propiamente cientca, esto es, humana,de quien traduce.

    3. Los cambios en el colectivo quetraduce

    Contina la feminizacin de la poblacin quetraduce libros, como veremos, en una mayorproporcin que en el LBTE97 7; hay un relativo

    7 El perl tipo predominante de la profesin de traductor en 1997 viene denido por los siguientes rasgos: reside en Catalua oMadrid, es hombre; tiene entre 36 y 65 aos; es licenciado, doctor

    envejecimiento de la poblacin que traduce; hay una mayor especializacin, por cuanto comien-zan a entrar en el ocio los licenciados en lasFacultades de Traduccin e Interpretacin.

    Pero quiz el cambio ms relevante en el per-l profesional sea la separacin cada vez msntida entre distintos modos de ejercer la pro-fesin. Lo que en el LBTE97 haba recibido dis-tintas etiquetas (libros / prensa / tcnica) estadquiriendo ahora niveles cada vez mayores deespecializacin: desde los clsicos de la literatu-ra tradicin hasta el doblaje de nuevos re-latos maqunicos (vulgo videojuegos), pasandopor la amplia gama de las variantes: traduccininstitucional, jurada, comercial...

    4. La redefinicin de la ofertay la demanda

    Esto lleva, como es lgico, a una redenicinsevera de las condiciones de la oferta de traduc-cin: sometida al imperio de la especializacinextrema, como mandato imaginario, y como de-fensa (a veces un tanto numantina) de la ex-celencia de las traducciones editoriales comoforma de resistencia en tiempos de crisis de unocio que se sabe dotado de una tradicin apa-

    rentemente frgil, pero realmente slida, a pesarde las uctuaciones del mercado.En este contexto, quien lleva la voz cantante

    es el elenco de editoriales que se plantean, concriterios restrictivos, el encargo de traducciones.

    Y as otorgan tres tipos de prioridades fundamen-tales que determinan el trabajo del traductor:

    a. Prioridad a los libros ms vendidos sobrelos clsicos.

    b. Prioridad de los consagrados modernossobre los nuevos valores.

    c. Prioridad de los nuevos gneros (autoayu-da, fa cilitadores de los conocimientos, ma-nuales).

    o diplomado y, adems de la traduccin, se dedica a otras activi-dades, entre las que destacan la enseanza media o universitariao la creacin literaria, Libro Blanco de la Traduccin en Espaa,1997, p. 89.

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    5. La devaluacin de la traduccineditorial

    Esto lleva consigo la devaluacin de la traduc-cin en el sentido ms moderno, ms inmedia-tamente presente. El giro que se est producien-do arranca de una necesaria acomodacin quesupere los determinantes aludidos, que no losignore, pero que no se subordine a ellos.

    Se presenta aqu una tensin que es trasun-to de la anteriormente mencionada: la que hay entre el valor atribuido a la traduccin, segnsu intercambio en el mercado (valor de merca-do), frente al valor que le conere el cuidadosotrabajo realizado por quien traduce (valor en s,

    valor de uso, valor por el trabajo empleado).Cmo hacer para aproximar estos extremos?

    De esta Encuesta y de otros datos secundariosparece desprenderse la idea de que la traduc-cin en el ms amplio sentido de la palabra haentrado en una variedad de formas (la de libroses slo una) y de modalidades de pactos y pres-taciones (las traduccines on line , por emblema-tizar) que hacen difcil encontrar un punto deequilibrio que ya no es el que divide traduccinliteraria / traduccin tcnica o comercial, sinoque debe tener en cuenta ms ejes, ms polos y ms facetas.

    En este punto de equilibrio radica la aporta-cin de los anlisis de la Encuesta y de las opi-niones de los profesionales encuestados: aque-llos que, en su vida profesional, han traducidopor lo menos un libro. stos son conscientesde que su tarea se podra incluir en el elenco delas artesanas : tiene un valor incalculable, notraducible inmediatamente a un precio. Pero elocio de traducir est sometido y no es tri-

    vial destacarlo a unas determinadas reglas demercado. La disociacin que quien traduce sien-te entre su remuneracin y su autoestima forma

    parte de lo que hay que dilucidar con la mayorprecisin y urgencia.El inters del estudio que nos ocupa radica

    en que, basndonos en datos construidos a par-tir de este cuestionario a los traductores, propor-ciona un diagnstico de la situacin.

    6. La desproteccin jurdica

    Un elemento importantsimo como aparece enla cuarta parte de esta encuesta y se muestra ana-

    lticamente en este informe es no slo la con-tradictoria valoracin de la profesin, en realidad,

    devaluacin del ocio y de las condiciones la-borales y materiales de quienes lo ejercen, sinoel irregular cumplimiento del marco jurdico queotorga la Ley de Propiedad Inte lectual.

    En efecto, los complicados procedimientosde defensa y resolucin de conictos agravan ladesproteccin del traductor.

    Los boletines y revistas de las asociaciones detraductores abundan en casustica ante la quecabe notar la sensibilizacin cada vez ms rme

    y decidida de este gnero.Como el profesor Carbajo de la Universidad de

    Salamanca precisa, en este mismo Libro Blanco:

    En denitiva, aunque la Ley establecemecanismos concretos de tutela del autor y,por tanto, del traductor, y parte siempre delprincipio pro auctoris (in dubio pro auctore )en las relaciones contractuales con el editor,el traductor debe estar siempre alerta a la horade pactar con los editores. El desarrollo de lasociedad de la informacin y, en particular,la inminente consolidacin del libro electr-nico, exige una nueva conguracin contrac-tual de las relaciones entre autores y editoressobre nuevas bases, contemplando adems deforma especca a los traductores.

    7. Diagnstico, pronstico, tratamiento

    El establecimiento del contorno de la realidadobjetiva no se queda en la presentacin de losdatos. Se necesita tambin, a travs de las cues-tiones explcitamente dirigidas a ello y de laconvergencia de otras preguntas ms indirectas,precisar el estado de la profesin en trminossubjetivos.

    Pues qu nos sucede , qu podemos hacer ,cmo lo ponemos en marcha , son cuestiones que

    el propio gremio de los traductores tiene entremanos y ha mostrado a travs de sus respuestasa este cuestionario.

    La importante cuestin que subyace en esteestudio es que, conociendo las bases objetivas,los procesos concretos de la prctica de la tra-duccin, podemos establecer cules son los l-mites reales (sistmicos, si se quiere) de las ex-pectativas, motivaciones o frenos del colectivoque traduce.

    Esa es la base del verdadero plano de la in-tervencin que de este estudio se desprende.

    Esa es la pretensin de este Libro Blanco de latraduccin editorial en Espaa .

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    Estudio

    Los materiales de este informe tienen una doblefuen te: los datos de la Encuesta y las informacio-nes com plementarias.

    1. Los datos de la encuesta 8 responden a losobjetivos del colectivo de traductores y asu problemtica especca en el curso pre-sente 2009-2010.

    2. Los datos complementarios o secundarios(en la medida en que no se producen eneste proceso sino que se encuentran ya

    establecidos por trabajos anteriores) pro-ceden de diversas fuentes: encuestas o es-tudios anteriores 9.

    8 Esta encuesta a traductores, con vistas al segundo Libro Blanco dela traduccin editorial en Espaa, ha sido realizada por el InstitutoDYM, Market Research, en junio-julio de 2009.

    9 Miguel Martnez Lage, Una apuesta obligada. Esbozo de un LibroBlanco de la traduccin. Vasos Comunicantes , n 4, 1994-1995,pp. 29-33. Arturo Rodrguez Morat, La problemtica profesional de los escritores y traductores. Una visin sociolgica , ACEC, 1997.

    Julia Escobar, Aproximacin a la situacin actual de la traduccin y la interpretacin , Instituto Cervantes, Madrid, 1993.

    De gran importancia, a este respecto, son laspublicaciones propias 10 de las asociaciones detraductores. En ellas se crea un estado de opi-nin muy contrastado y se elaboran y formulancada vez con ms claridad las reivindicaciones y carencias, as como los recursos que se presen-tan al colectivo.

    Asimismo, gracias al trabajo en colaboracincon sus homlogas europeas, las asociacionesinforman de la situacin internacional de la tra-duccin de libros y sitan dentro de ese mar-

    co el desempeo del ocio en Espaa; ah sepercibe la abundancia de rasgos comunes, porencima de las bardas de la parroquia, de cadaestado o nacin 11.

    10 Especialmente las Memorias Anuales de ACE Traductores y surevista Vasos Comunicantes ; en ambas se detallan los problemasconcretos de la realidad espaola y las relaciones, encuentros y pro-blemticas internacionales del gremio de la traduccin en Espaa.

    11 Vase el informe del CEATL (Consejo Europeo de Asociaciones deTraductores Literarios), Estudio comparativo de los ingresos de los

    traductores literarios en Europa, Holger Fock, Martin de Haan, AlenaLhotov, Bruselas, 2007-2008 en www.acett.org y www.ceatl.org.

    La encuestaa traductores

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    Destacamos esta doble fuente porque en elanlisis de los datos de la Encuesta como tal y suproyeccin sern de suma utilidad los contrastescon los elementos ya producidos o de