libro_ complejidad y materialid - compiladora_ dra. maria idalia

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  • LLaa pprreesseennttee oobbrraa eesstt bbaajjoo uunnaa lliicceenncciiaa ddee::

    http://creativecommons.org/licenses/by-nc-http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/deed.es_MXsa/3.0/deed.es_MX

    Esto es un resumen fcilmente legible del: texto legal (de la licencia completa)

    En los casos que sea usada la presente obra, deben respetarse los trminos

    especificados en esta licencia.

  • Complejidad y materialidad: reflexiones delSeminario del Libro Antiguo

  • COLECCINCuadernos de Investigacin 10

    Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecolgicas

  • Complejidad y materialidad: reflexionesdel Seminario del Libro Antiguo

    Compiladora

    Idalia Garca Aguilar

    Universidad Nacional Autnoma de Mxico2009

  • Diseo de portada: Mario Ocampo Chvez

    Primera Edicin, 2009

    DR UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICOCiudad Universitaria, 04510, Mxico, D.F.

    Impreso y hecho en Mxico

    ISBN:

    Complejidad y materialidad : reflexiones del Seminario del

    Libro Antiguo / comp. Idalia Garca Aguilar ; Silvia Salgado

    Ruelas, Miguel Luque Talavn, Pedro Rueda Ramrez. M-

    xico : UNAM, Centro Universitario de Investigaciones Biblio-

    tecolgicas, 2009.

    xi, 193 p. (Cuadernos de Investigacin; 10)

    ISBN

    Este documento surge a raz del Seminario del Libro Anti-

    guo, que se inici en 2002.

    1.Libros Antiguos 2. Libros Antiguos Legislacin 3.

    Industria y Comercio Editorial 4. Cdice Mxico I. Gar-

    ca Aguilar, Idalia, comp. II. Salgado Ruelas, Silvia III. Lu-

    que Talavn, Miguel. IV. Rueda Ramrez, Pedro. V. ser.

    Z4C64

  • Contenido

    PRESENTACIN viiIdalia Garca

    Cdices corales sevillanos en Mxico 1Silvia Salgado Ruelas

    De los libros surgen las leyes. Aproximacina los fondos jurdicos de las bibliotecasparticulares y pblicas novohispanas 65Miguel Luque Talavn

    El comercio de libros en Latinoamricacolonial: aproximacin al estado dela cuestin (siglos XVI-XVIII) 193Pedro Rueda Ramrez

  • Presentacin

    La investigacin de las regularidades,sustituy la cartografa de las

    particularidadesRoger Chartier (1995)

    En el ao 2002 surgi el Seminario del LibroAntiguo, en el marco del evento titulado Lasbibliotecas Histricas Mexicanas que se realiz enCholula bajo el patrocinio de la Benemrita Uni-versidad Autnoma de Puebla y de la Universidadde las Amricas-Puebla. Este seminario se fundcon el objetivo de fomentar y desarrollar trabajosde investigacin sobre el libro antiguo como objetomaterial, que permitan destacar su valor cultural ydistinguir su lugar patrimonial dentro del legadocultural mexicano.

    Han pasado ya siete aos de ese momento espe-cial y en el transcurso de ese tiempo han ocurrido

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  • numerosos eventos importantes para fortalecer elespacio acadmico en los que debo destacar, por unlado, la animosa participacin de los miembros delseminario y, por el otro, la valiosa colaboracin delos invitados en conferencias y mesas redondas. Astos ltimos en particular, debo agradecer su gene-rosa entrega de los trabajos que se integran en estacompilacin.

    Sin duda, el libro antiguo es un objeto lleno decomplejidades. De ah, el necesario dilogo inter-disciplinario para poder conocer e interpretar losvalores textuales e histricos que lo caracterizan.Sin embargo, a pesar del reconocimiento testimo-nial de nuestro pasado libresco e intelectual, en M-xico es un testimonio relegado como objeto cultu-ral y patrimonial. Este aislamiento del conjunto debienes que integran el patrimonio cultural de losmexicanos, ha dado por resultado un enorme des-conocimiento del valor y representacin que el li-bro antiguo adquiere con el paso del tiempo.

    El conjunto de colecciones de libros antiguos,custodiadas en bibliotecas pblicas y privadas delpas, sigue siendo un territorio sin demarcacincuantitativa ni cualitativa que nos conduzca a largoplazo a consolidar una efectiva poltica cultural desalvaguarda. Sin sta, disear un futuro deseablepara el libro antiguo, similar a las iniciativas inter-nacionales en la materia, sigue siendo una cuota

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    Complejidad y materialidad: reflexiones del Seminario del ...

  • pendiente de la accin cultural en nuestro pas. Estadeuda se convierte en un deber moral que ahora te-nemos con las generaciones venideras.

    En efecto, a pesar de una realidad poco alentado-ra, nosotros an gozamos del privilegio de conocery disfrutar de numerosos libros antiguos. Pero sa-bemos que algunas colecciones no tienen garantacierta de permanencia, sin importar su valor. Poresa misma certeza, desconocemos el futuro que ten-drn algunas ediciones antiguas. No sabemos si s-tas tendrn acogida en otra coleccin y si podremosrastrear su trnsito, o si se guardarn en una caja decartn esperando un momento ms prometedor.

    El seminario ha permitido analizar mltiplesrealidades desde diferentes puntos de vista. Tam-bin ha permitido que un conjunto de personas in-teresadas por la salvaguarda del libro antiguo en-cuentren temas de investigacin que reflejenproblemticas concretas de custodia o, en el msafortunado de los casos, evidencien espacios de co-nocimiento que no han sido considerados en supuntual importancia. Entre stos, quiz la partems olvidada sea la relacionada con la materialidaddel objeto que conocemos como libro antiguo.Analizar y comprender esa geografa de las hojas,las manchas de oxido, la evidencia de saqueo y des-truccin, las encuadernaciones y toda evidencia de

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    Presentacin

  • posesin y transmisin, entre otros factores, esesencial para delinear la historicidad del objeto.

    Todos estos aos de actividad han posibilitado unacercamiento, de forma colectiva, al problema patri-monial de la custodia de libros antiguos. En esteenorme problema, que an busca acotar sus fronte-ras, el conocimiento puntual que aporta la investiga-cin especializada nos ha evidenciado aciertos y ca-rencias en este camino, pero tambin elmantenimiento de apreciaciones equvocas sobreuna parte de la cultura libresca del pasado mexicano.

    Este legado, a pesar de todo, sigue presente en di-versas preocupaciones de investigacin. Los textosque aqu se presentan son muestras de acertados ca-minos de conocimiento que buscan enriquecernuestra valoracin sobre el libro antiguo, impresoy manuscrito. Estas reflexiones fueron elaboradaspara la lectura de los miembros del seminario. Porel inters que generaron y por el compromiso quetodo espacio acadmico tiene con los dems, ahoraforman una unidad que se ha ordenado segn eltiempo de su presentacin. La fortuna ha queridoque este criterio, meramente cronolgico, coinci-diera diseando un eje temtico que nos conducedel libro manuscrito al libro impreso y de ah a unestado de la cuestin sobre el conocimiento de lahistoria del libro.

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    Complejidad y materialidad: reflexiones del Seminario del ...

  • No me queda ms que agradecer a Manuel deSantiago Hernndez, director de la Biblioteca JosMara Lafragua y miembro del Seminario del LibroAntiguo desde su fundacin, por haber creado unespacio en la red para todos; a Ivn Prez, quiengestiona y disea la informacin de ese mismo es-pacio; a todos y cada uno de los miembros del semi-nario por su confianza y paciencia que hacen de lacoordinacin del seminario una tarea gratificante;y a los tres colaboradores de esta edicin por sus va-liosas lneas que nos invitan a adentrarnos en el fas-cinante mundo de la complejidad y la materialidadque ofrece el libro antiguo.

    Idalia Garca Aguilar

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    Presentacin

  • Cdices corales sevillanosen Mxico

    SILVIA SALGADO RUELAS

    La Biblioteca Nacional de Mxico, el Museo Na-cional del Virreinato y la Iglesia Catedral Me-tropolitana de la ciudad de Mxico resguardanveinte grandes cdices corales que se copiaron e ilu-minaron por artesanos y artistas del libro en Sevi-lla. Se trata de 14 cantorales catedralicios y 6 librosconventuales elaborados en el final del siglo XVI yel inicio del XVII.

    La liturgia catlica practicada en la ciudad de M-xico se nutri especialmente de las formas y usan-zas desarrolladas por la Iglesia Catedral de Sevilla,as como de aquellas que provenan de los francisca-nos de la andaluza provincia btica. Si bien el ritualcatlico romano era el oficial y reconocido desde elConcilio de Trento (1545-1563), la fuerza y anti-gedad de la tradicin religiosa hispana cobr pre-sencia innegable en la liturgia celebrada por la Nue-

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  • va Espaa. Este argumento se sustenta en laabundante presencia de fiestas dedicadas tanto a lossantos hispanos, como son la misa de la aparicindel apstol Santiago, los oficios del aragons sanPascual Bailn y de la nia santa Eulalia, adems delas devociones practicadas en tierras ibricas, talescomo la fiesta de la Virgen de los dolores, la Inma-culada Concepcin o la de san Jos confesor.

    Hallazgos recientes vienen a fortalecer la idea an-terior, que consiste en la identificacin de Juan dela Mota fraile del Convento Grande de San Fran-cisco en Sevilla, y contemporneo de la familia delos iluminadores Lagarto, como el copista de seiscantorales que se conservan en la Biblioteca Nacio-nal de Mxico y en el Museo del Virreinato, en Te-potzotln. Pese a que no se conoce el nombre de losartistas que iluminaron los libros en cuestin, esnotable que el estilo manierista con que fueron ela-borados, tiene la impronta hispalense.

    Por otro lado, la catalogacin de los libros de corode la Catedral de Mxico permiti identificar tradi-ciones artsticas, as como artesanos y artistas del li-bro que participaron en su confeccin. Uno de loshallazgos ms importantes para la historia del libroy del arte hispanoamericano ha sido la identificacinde 14 libros de coro de la ltima dcada del siglo XVI(1593, 1594), con las caractersticas estipuladas en elcontrato hecho entre dos vecinos de Sevilla, el ilumi-

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    Complejidad y materialidad: reflexiones del Seminario del ...

  • nador Diego de Zamora y Melchor Riquelme, escri-tor e iluminador de la librera coral de la catedral his-palense, entre 1583 y 1599. Adems, se encontrrecientemente el testimonio del pago y recepcin dedichos cantorales en actas del cabildo catedraliciomexicano, del ao 1595.

    Con estas noticias nos encontramos frente al tra-siego de gente, libros e imgenes por la Mar Oca-no, que vinieron a dar forma y a enriquecer lacreacin de libros manuscritos de tradicin euro-pea en el Nuevo Mundo.

    La liturgiaLos libros de coro son parte fundamental de la li-turgia catlica que consiste en el culto que la insti-tucin religiosa ha sistematizado con la intencinde venerar y alabar a Dios. Sus textos se basan en lasSagradas Escrituras y el breviario romano aproba-do por el Concilio de Trento (1542-1563) y la msi-ca se inscribe en la tradicin del canto llano. Lamisa y el oficio divino son dos de sus principales in-gredientes que se basan en las Sagradas Escrituras.Con la misa se recrea el sacrificio y la promesa desalvacin cristiana a lo largo del ao, que inicia enel Adviento; en tanto que con el oficio se celebran yconsagran las obras divinas, mediante la oracin, lalectura, la msica y el canto, a lo largo del da, en

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    Cdices corales sevillanos en Mxico

  • ocho horas cannicas que son completas, maitines,laudes, prima, tertia, sexta, nona y vesperas.1

    Desde los inicios de la Edad Media se desarrolla-ron distintas formas de liturgia cristiana, por lo quees posible distinguir tradiciones como la romana, laglica, la hispana y la ambrosiana.

    Durante la Alta Edad Media, la liturgia romana yglica gan fuerza debido, entre otros factores, aque la institucin papal y la imperial haban con-centrado y proyectado su poder en forma ms efi-caz sobre las otras tradiciones; sin embargo, la his-pana o mozrabe se continu practicando, al puntoque en el siglo XVI, el cardenal Ximnez de Cisne-ros fund la capilla mozrabe en la Catedral deToledo,2 donde an se conserva.

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    Complejidad y materialidad: reflexiones del Seminario del ...

    1 Mario Righetti. Historia de la liturgia. Madrid: BAC, 1955-1956,Ismael Fernndez de la Cuesta. Historia de la msica espaola.Madrid: Alianza, 1988, Ismael Fernndez de la Cuesta, El librolitrgico hasta el Concilio de Trento, pp. 401-431, en VV. AA.Historia del libro ilustrado... Madrid: Fundacin Germn Sn-chez Ruiprez, Pirmide, 1993, VV. AA. (1972), Diccionario dehistoria eclesistica de Espaa. Madrid: Instituto Enrique Flrez,CSIC, 1972. Vase la entrada de Liturgia. Las horas cannicasson las siguientes: completas es a las 21 horas, maitines a las docede la noche, laudes a las tres de la maana, prima es a las 6 de lamaana, tercia es a las 9 horas, sexta es a las 12 del medioda,nona es a las tres de la tarde, vesperas es antes de ocultarse el sol.

    2 Rafael Camacho.Disertacin sobre la importancia del canto grego-riano. Guadalajara: Antigua Imprenta de Rodrguez, 1878, p. 52.

  • En la Baja Edad Media, los franciscanos tuvieronun papel fundamental para la propagacin de la li-turgia romana, pues desde el ao 1209 asumieron eloficio divino de la curia papal, lo difundieron porEuropa y despus por Amrica, a travs de sus li-bros.3 La Orden de los Hermanos Menores fue fun-dada por Francisco de Ass (1182-1226) y su primeraintencin fue la de ser mendicante y no monstica,o sea que se propusieron salir al mundo y predicarla palabra de Dios.

    Sus primeros receptores fueron los nuevos bur-gueses, surgidos en el Otoo de la Edad Media,4

    quienes se distinguan por ser artesanos, mercade-res y hombres libres. La imagen de San Francisco sevincul a los que desarrollaban trabajos manuales,actividades infravaloradas durante el Medioevo,pero estimadas en la Edad Moderna.

    Sin embargo, en la declaracin hecha por el PapaNicols III a ese documento, se matiz que aquellosdedicados al oficio divino o al estudio no tenanque trabajar corporalmente, puesto que la labor

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    Cdices corales sevillanos en Mxico

    3 Francisco de Ass. Regla de los frayles... Mxico: en casa de PedroBalli, 1595, h. 6.

    4 Johann Huizinga. El otoo de la Edad Media. Madrid: Alianza,1990, captulo XII, pp. 239-242.

  • espiritual y las cosas que son del alma exceden a lasdel cuerpo.5

    Por otra parte, la Regla de los frailes menores,aprobada por el Papa Inocencio XI en 1209, estable-ce en el captulo III que: Los clrigos hagan el Ofi-cio Divino, segn la orden de la santa Iglesia deRoma, sacado del Psalterio: del cual podrn haberBreviarios.6

    La celebracin diaria de los oficios divinos y losvotos de pobreza son dos de los pilares de la Orden;sin embargo, la declaracin del Papa Nicols III so-bre la pobreza franciscana y la posibilidad de po-seer algo, aclara que ciertos libros, como los brevia-rios, podan ser usados, ms no posedos, por losregulares, ya que servan al cumplimiento del rito:porque dice en la regla, que los clrigos hagan eloficio divino, del cual podrn haber Breviarios. Deaqu se demuestra manifiestamente, que sus frayleshaban de haber uso de Breviario, o de los librosque fuesen convenientes al divino oficio.7

    Tambin qued escrito que ningn fraile podracobrar o recibir dinero interesadamente, a cambio

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    Complejidad y materialidad: reflexiones del Seminario del ...

    5 En Francisco de Ass. Libro de la Regla... Sevilla: Clemente Hi-dalgo, 1607, h. 15.

    6 Ibd., h. 6.7 Ibd., h. 11.

  • de sus obras, materia que constituye el captulo IVde su Regla.8 Ese asunto hizo que el Papa declararaque los bienes muebles e inmuebles, usados por losfranciscanos, pertenecieran a la Santa Sede y por lomismo su compra, venta o enajenacin no podraser hecha directamente por fraile alguno, sino quetendra que ser aprobada por los ministros genera-les o provinciales de la Orden.9

    Adems de la Regla y el Testamento atribuidos aFrancisco de Ass, la Orden de los Hermanos Me-nores ha producido y aceptado otros documentosque definen sus principios y acciones. Algunos deesos instrumentos han sido escritos por los papas, obien, se han elaborado en los distintos captulos ge-nerales y provinciales, que constituyen las reunio-nes oficiales de la Orden.

    En la segunda mitad del siglo XVI, tiempo delConcilio de Trento y de la Contrarreforma, losfranciscanos se congregaron en distintas ocasionesy ciudades, donde acordaron una serie de normas,como son sus estatutos y constituciones, que per-miten conocer los usos que hicieron de los libros li-trgicos, en esos tiempos.

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    Cdices corales sevillanos en Mxico

    8 Ibd., h. 6.9 Ibd., h. 14v.

  • Para las constituciones generales del Captulo ce-lebrado en la ciudad de Salamanca, el ao de 1553,se observa que la prctica del oficio divino no erahomognea, puesto que no todos los conventos se-guan el rito romano; sin embargo, en el Captulogeneral realizado en Valladolid, el ao de 1565, seorden seguir lo establecido en el Concilio deTrento y unificar el oficio divino, conforme al bre-viario romano.10

    En el ao 1571, el Captulo general, celebrado enel Convento de Aracli en Roma, estableci quelos frailes rezasen el oficio divino conforme al bre-viario y al nuevo calendario romano.11 Ocho aosdespus, en 1579, en el Convento de San Franciscode Pars se realiz el Captulo, donde se eligi a frayFrancisco de Gonzaga, como el ministro general dela Orden.12

    Durante su gestin se elaboraron dos documen-tos vinculados directamente con los franciscanosnovohispanos:1. En el Captulo general intermedio de Toledo del

    ao 1583 se reformaron los Estatutos generales deBarcelona, que regulaban la vida conventual de lafamilia franciscana cismontana, a la que estaban

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    Complejidad y materialidad: reflexiones del Seminario del ...

    10 Ibd., h. 103.11 Ibd., h. 107.12 Ibd., h. 110.

  • adscritos los frailes hispanos y los de las Indiasoccidentales.13

    2. La compilacin de la historia de la orden francis-cana, con el nombre De Origine Seraphicae Reli-gionis Franciscanae (Roma, 1587), y la parte quecorrespondi a la historia de la Provincia del San-to Evangelio de Mxico fue escrita por fray Jer-nimo de Mendieta, cronista de la Nueva Espaa.En esos documentos se estableci que en la edu-

    cacin de los novicios, el maestro deba ensearlosen la doctrina cristiana, en la Regla, as como en lasdeclaraciones de Nicols III y Clemente V. Ade-ms, las primeras materias aprendidas eran el rezodel oficio divino, la oracin y la contemplacin.14

    Despus, los novicios podan ser coristas o canto-res, pero seguan bajo la tutela del maestro de novi-cios hasta que se ordenaban.

    Todos los frailes tenan la obligacin de acudir alcoro y participar del oficio divino. La conducta que

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    Cdices corales sevillanos en Mxico

    13 En la Coleccin mexicana de la Biblioteca Nacional de Mxicose conservan seis ejemplares de esos Estatutos, impresos en 1585por Pedro Ocharte, en la ciudad de Mxico, lo que significa quees el impreso novohispano del siglo XVI con mayor nmero decopias que ah se resguarda. Vase Jess Yhmoff. Los impresos me-xicanos del siglo XVI en la Biblioteca Nacional de Mxico. Mxico:UNAM, 1990, pp. 216-218.

    14 Vanse los Estatutos de Barcelona, en Francisco de Ass, opcit., h. 55.

  • deban tener ah estaba regulada y se amonestaba aaquellos que al alabar a Dios, tuvieran gestos livia-nos y cantos disolutos, y quebrados. La forma co-rrecta de cantar era a tracto, segn la divina cos-tumbre, comenzando, prosiguiendo, y pausandojuntamente, y los que en esto fueren defectuosossean gravemente penitenciados.15

    En cuanto a los votos de pobreza, los Estatutos deBarcelona confirmaban que era lcito el uso de los li-bros necesarios para el ministerio de los oficios divi-nos, pero no lo era tener ms de los precisos.16

    Finalmente, los frailes que vivan en las Indiasoccidentales, estaban obligados a observar esosEstatutos, en lo que no fuera contrario a las consti-tuciones provinciales del Nuevo Mundo.

    Un punto de inters que se introdujo en ellos,para la Iglesia catlica indiana es el siguiente:

    Iten se ordena, que los que hubieren nacido enla Indias (que vulgarmente se llaman criollos)no puedan ser recIbdos en nuestra orden sinofuesen en caso que hubiese grande testimoniode la virtud y bondad del que ha de ser recIbdo,y de su recepcin habr grande edificacin en elpueblo: y para que ninguno de los dichos crio-llos pueda recibir el hbito de nuestra orden,

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    Complejidad y materialidad: reflexiones del Seminario del ...

    15 Ibd., h. 57v, 58.16 Ibd., h. 61.

  • sino hubiere cumplido primero veinte y dosaos de edad, la cual parece ser competente parapoder juzgar si convenga recibir a los dichoscriollos en nuestra orden.17

    En esos aos, era casi imposible que los indios olos mestizos profesaran la carrera sacerdotal en laNueva Espaa, as que el camino eclesistico quedabierto slo a los hispanos y a los criollos; sin em-bargo, se consider a los ltimos menos capaces deejercer la labor religiosa.

    El ao 1596, la ciudad de Vitoria fue escenariodel Captulo donde se expidieron las constitucio-nes de la Congregacin, que contenan las normasque regulaban el paso de los frailes hispanos a lasIndias. La Real Hacienda, instancia que pagaba elviaje y la manutencin de los frailes peninsulares enAmrica, no estaba en condiciones para ello, ni dis-puesta a financiar toda la empresa, lo que hizo dis-minuir el paso de hispanos a la Indias.

    En el Captulo general celebrado en el Conventode Sancta Maria de Aracli, de Roma, el ao 1600,se estatuy lo siguiente:

    Todos los frayles que pasan a las Indias, seanobligados a dar cuenta al Vice Comisario de lasIndias, que reside en San Francisco de Sevilla, de

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    Cdices corales sevillanos en Mxico

    17 Vanse los Estatutos generales de los frayles de las Indias, enFrancisco de Ass. Regla de los frayles, h. 86.

  • todas las cosas que llevan para el servicio y cultodivino (como son ornamentos, imgenes, librosescolsticos, y libros para el Coro).18

    En ese artculo se observa que los propios frailesllevaban a Amrica, los instrumentos bibliogrfi-cos y objetos de arte que requera el oficio divino, yel Convento de San Francisco, en Sevilla, era el si-tio donde los franciscanos tenan que hospedarseantes de ir, y all deban informar de los bienes quepasaran al Nuevo Mundo.19

    En el Captulo general de Toledo, del ao 1606,el Estatuto para las Indias orden el cese de conflic-tos entre los frailes hispanos y criollos. La crisis dela Iglesia catlica indiana era visible a todas luces,pues las disputas entre los mendicantes, as comolas que enfrentaban con el clero secular, haban de-jado a los regulares hispanos en desventaja numri-ca frente a los frailes criollos, quienes haban creci-do cuantitativamente y peleaban por laproporcionalidad para ocupar cargos principales.En Toledo se intent paliar intilmente esa desi-gualdad, que perdur a lo largo de los siglos XVII yXVIII.

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    Complejidad y materialidad: reflexiones del Seminario del ...

    18 Ibd., h. 126.19 Mara Jos del Castillo. El convento de San Francisco, Casa

    Grande de Sevilla. Sevilla: Diputacin provincial, 1988.

  • La liturgia en la Nueva EspaaEn cuanto al uso de libros litrgicos para el clero se-cular novohispano, hay que mencionar lo estatui-do en los cuatro concilios provinciales y diocesa-nos realizados durante la poca virreinal, elprimero, en la Capilla de San Jos del ConventoGrande de San Francisco y los otros tres en la Cate-dral de Mxico. El primero (1555) y el segundo(1565) se hicieron bajo el patrocinio del arzobispofray Alonso de Montfar, OP, con el objeto deaclarar y ordenar muchos de los problemas y cues-tionamientos que implicaban la consolidacin de laiglesia catlica indiana.

    En el Concilio I se establecieron noventa y trescaptulos sobre disciplina eclesistica, correccionesde abusos e instruccin de los indios.20 En el Cap-tulo LXXIV se sanciona con la excomunin a aquelque imprima libros, ni obra de nuevo sin licencia,ni las as impresas venda, y que ningn mercader nilibrero venda libros, sin que primero muestre lasmemorias de ellos, y sean examinados por el dioce-sano, o por quien l lo cometiere.21 Tal mandato

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    Cdices corales sevillanos en Mxico

    20 Basilio Arrillaga. Introduccin, p. iii, en Concilio III Provin-cial... Mxico: Eugenio Maillerfert Eds., 1859.

    21 Concilios provinciales primero y segundo... Mxico: en la Impren-ta del Superior Gobierno de el Br. D. Joseph Antonio de Hogal,1769, pp. 140-150.

  • incluy a los libros litrgicos escritos por frailes eindgenas, en lenguas vernculas, que no hubieranrecibido la aprobacin necesaria, as como aquellasobras que la Inquisicin hubiera sealado como pe-ligrosas.

    Para el mbito de las artes, el captulo XXXIV es-tableci Que no se pinten imgenes, sin que seaprimero examinado el pintor, y las pinturas, quepintare.22 Tal reglamentacin determinaba que laautoridad eclesistica defina y evaluaba las activi-dades del gremio de pintores, situacin que los obli-g a organizarse y proponer sus propias Ordenan-zas en 1557, ante el cabildo respectivo.23

    En el Concilio Segundo Provincial Mexicano, de1565, se dictaron veintiocho captulos, entre losque destaca el primero que a la letra dice: Que losprelados guarden, y manden guardar lo ordenado,y mandado por el Santo Concilio Tridentino.24

    Sin embargo, an no haban llegado el misal y elbreviario que mandaba observar el Concilio, por loque en el Captulo XIV se orden Que se hagan losoficios divinos conforme a lo sevillano... hasta tan-to, que venga el breviario y misal, de que se hacen

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    Complejidad y materialidad: reflexiones del Seminario del ...

    22 Ibd., pp. 91-92.23 Manuel Toussaint. Pintura colonial en Mxico. Mxico: UNAM,

    1990, pp. 33-38, 220-226.24 Concilios..., Op. cit., captulo I, p. 188.

  • mencin en el libro de el Santo Concilio Tridenti-no.25 Este mandato se debi a que la dicesis mexi-cana fue sufragnea de la hispalense, hasta 1547, porlo que sus oficios divinos y misas se hacan confor-me a la iglesia hispalense.26

    En el Concilio Tercero Provincial Mexicano de1585, realizado bajo la presidencia del arzobispoPedro Moya de Contreras, se estatuy uno de loscdigos ms completos de derecho cannico para laiglesia mexicana. En el Ttulo XV, De la celebracinde las misas y de los divinos oficios, se manda que seconformen enteramente en la celebracin de lasmisas y rezo del oficio divino al Misal y Breviariopublicados por decreto del Concilio Tridentino, ya lo establecido en sus iglesias con tal que en nada seoponga al Misal y Breviario Romano.27 Cabe ad-vertir que en ese tiempo ya se tenan ejemplares im-presos de los libros litrgicos oficiales por lo queera motivo de excomunin no seguirlos.

    En el Concilio Cuarto Provincial Mexicano(1771), presidido por el arzobispo Lorenzana, ade-ms de reiterar el uso de la liturgia romana tridenti-

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    Cdices corales sevillanos en Mxico

    25 Ibd., captulo XIV, p. 196.26 Mara del Carmen lvarez. El mundo del libro en la catedral de

    Sevilla. Sevilla: Universidad de Sevilla, 1992.27 Concilio III Provincial...,Op. cit., De las cosas piadosas y religio-

    sas, ttulo XV, p. 299.

  • na, se introdujo el uso del manual toledano para laadministracin de los sacramentos.28 Finalmente,la liturgia catlica que se practic en Mxico, du-rante los siglos XVI al XVIII, estuvo determinadapor el Concilio de Trento y la Contrarreforma,aunque se observan atisbos de la liturgia practicadaen las catedrales de Sevilla y de Toledo.

    La msica sacraLos libros litrgicos de canto llano para la misa y eloficio divino son distintos. Los textos de la misa seencuentran en el libro llamado el misal que recogelas frmulas completas de la misa. Mientras queaquellos del oficio divino tienen su base en el salte-rio o libro bblico de los salmos, para los cantos, ylos restantes libros de la Biblia, para las lecturas. Ellibro de los salmos fue completado con oraciones yantfonas. Eso significa que, a travs del tiempo, elsalterio se transform en el Antiphonarium offici,libro que contiene los cantos del oficio divino, ex-cepto los himnos.

    Posterior al antifonario se form el breviario quecontiene todas las frmulas y todos los ritos del ofi-

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    Complejidad y materialidad: reflexiones del Seminario del ...

    28 Concilio provincial mexicano IV... Quertaro: Imprenta de laEscuela de Artes, 1898, p. 156.

  • cio. M. Huglo seala que el concepto de antfona esun nombre de origen griego que significa canto re-percutido o vox reciproca, ya que se canta alternada-mente por los cantores, quienes se dividen en dosgrupos y se colocan enfrentados, del lado de la Eps-tola y del Evangelio respectivamente.

    La antfona es una pieza breve con uno o dos ver-sculos de la Biblia, que enmarcan un salmo. A suvez, Ismael Fernndez ha definido al antifonariocomo el libro que contiene no slo las antfonas,sino todas las piezas cantadas en la liturgia. Es el li-bro propio del cantor.29 En cuanto al concepto deresponsorio, su origen es italiano y se trata de uncanto breve o redundante realizado por un cantor,a quien responde otro cantor, despus de una lectu-ra bblica, y al responsorio le sigue una antfona oun versculo.

    Por otra parte, el himno litrgico es un cantocompuesto en verso mtrico o rtmico, organizadoen estrofas cantadas con un timbre meldico e in-troduce un elemento potico. Cabe decir que la di-visin litrgica que observa el Archivo Musical dela Catedral de Sevilla es de antifonarios para los li-

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    29 Michel Huglo. Les livres de chant liturgique. Brpols : Turnhout,1988, pp. 19, 21, 23, 27. Ismael Fernndez de la Cuesta, Op. cit.,1988, pp. 110, 233 y 241.

  • bros del oficio divino y de graduales para los librosde la misa.30

    En Mxico, la ubicacin fsica de los coros con-ventuales sigui la frmula hispana de la tradicintardomedieval de las iglesias conventuales, con pro-fundo presbiterio y amplio coro en alto a los piesdel templo.31 Esa situacin modific la colocacinde los cantores, pues no se hallaban en el altar ma-yor sino en lo alto y al fondo del templo.

    Uno de los aspectos sealado por los cronistasdel primer siglo virreinal novohispano es el de lamsica y el canto europeos que los indgenas mexi-canos aprendieron de los misioneros, desde la po-ca de los frailes Pedro de Gante y Juan Caro, en losconventos de Texcoco y de Mxico. Esas fuerondos de las artes que mayor aceptacin recibieron enel Nuevo Mundo, al punto que su demanda tuvoque ser reglamentada, pues un gran nmero de in-dios se integraron a esas actividades.

    En el Concilio Primero Provincial Mexicano delao 1555, el captulo LXVI estableci: Que se mo-dere la msica, e instrumentos, y que no haya es-

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    30 Mario Vzquez. Presentacin, en J. Ayarra et al. Archivomu-sical de la S. I. Catedral de Sevilla. Sevilla: [s.n.], 1995.

    31 Pedro Navascus. Monasterios de Espaa. Madrid: Espasa Cal-pe, 1988, v. 1, p. 8. Jorge Alberto Manrique. El arte novohispa-no..., en Una Visin del arte y de la historia. Mxico: UNAM,2001, v. 3, p. 54.

  • cuelas donde no hubiere religiosos o clrigos, quetengan cuidado de ellas.32 En esta sentencia se ob-serva claramente que la Iglesia asuma el control dela enseanza y el desarrollo musical novohispanos,as como el nmero de sus ejecutantes, por lo queciertamente logr imprimir su sello a lo largo de lapoca virreinal.

    En ese Concilio se advirti que el exceso grande,que hay en nuestro arzobispado, y provincia, cuan-to a los instrumentos musicales de chirimas, flautas,vigelas de arco, y trompetas, y el grande nmero decantores, e indios, que se ocupan en los taer, y encantar, nos obliga a poner remedio..., por lo que seencarg a todos los religiosos, y clrigos de nuestroarzobispado, y provincia, que sealen, y limiten elnmero de los cantores, que en cada pueblo, donderesiden, puede haber, de manera, que no queden, nihayan sino los muy necesarios, y estos canten bien elcanto llano, y este se use, y se modere, y ordene elcanto de rgano al parecer de el diocesano....33

    Cabe recordar que en esos aos la Iglesia mexica-na, segua muy de cerca lo que la Catedral sevillanapracticaba, pues todava en el Concilio SegundoProvincial Mexicano (1565) se estableci que la Ca-

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    32 Concilios provinciales primero y segundo..., Op. cit., captuloLXVI, pp. 140-141.

    33 Ibd., p. 141.

  • tedral de Mxico y sus iglesias sufragneas cantenen el coro, y hagan el oficio mayor y menor confor-me a los misales nuevos, y breviarios de la dichaiglesia de Sevilla,34 en tanto que no se tuviera la pu-blicacin aprobada por la Santa Sede, de dichos li-bros litrgicos en Amrica.

    En 1570, fray Alonso de Montfar (O.P.), arzo-bispo de Mxico, prescribi las Ordenanzas para elcoro de la catedral de Mxico, que sirvieron comobase normativa al resto de las iglesias novohispanasy en ellas se describen las ceremonias de la ms im-portante iglesia del Nuevo Mundo.35 Ese mismoao, el oidor de la Real Audiencia, Alonso Zorita,parafraseando a Hernn Corts, inform al rey Fe-lipe II, que entre los indios haba muchos cantoresy msicos... saben leer y escribir y hacer bien sus li-bros de canto llano y de canto de rgano con muyhermosas letras en los principios. Ellos los encua-dernan, y hay muchos latinos.36

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    34 Ibd., captulo XIV, p. 196.35 E. J. Burrus, Introduccin, p. 15, en Alonso de Montfar.

    Ordenanzas para el coro de la catedral de Mxico. Madrid: Eds.Jos Porra Turanzas, 1964.

    36 Alonso Zorita. Breve relacin de los seores de la Nueva Espaa,Mexico, p. 129. Citado por Jess Estrada. Msica y msicos de lapoca virreinal. Mxico: SEP, Diana, 1973, p. 24. Vase tambinRobert Ricard. La conquista espiritual de Mxico. Mxico: FCE,1995.

  • En ese testimonio se observa la estrecha relacinque exista entre los que cantaban, copiaban e ilu-minaban los libros corales; y aunque hay pocas no-ticias sobre indios que compusieran la msica,como es el caso de Juan Matas (hacia 1618-1666 o1667), zapoteco nacido en San Bartolo Coyotepec,quien fue maestro de capilla de la Catedral de Oaxa-ca,37 parece ser que antes del ao 1700, la msica sa-cra que se tocaba en la Nueva Espaa provenaprincipalmente de la Pennsula Ibrica, que llegabaa travs de libros y msicos europeos; sin embargo,del siglo XVIII se tienen documentos que sealan eldesarrollo de la msica sacra compuesta por no-vohispanos, que se cantaba y tocaba en las iglesias yconventos.38

    En el ao 1667, la Constitucin de la Provinciafranciscana del Santo Evangelio en Mxico, no sehaba alejado de la letra de los Estatutos de Barcelo-na, ya que estableca que los novicios deban serformados en las materias regulares y en canto llano.Despus, por riguroso examen, deban demostrarcapacidad de ser choristas, y posteriormente,para obtener el orden sacro deberan tener suficien-cia en la latinidad, y Theologia Moral necesaria; o

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    37 Robert Stevenson. Music in Mxico: an historical survey. NewYork: Crowell, [1952], pp. 135, 159.

    38 Jess Estrada, Op. cit., pp. 52-53.

  • as mismo conste de suficiencia de canto llano, y dealguna lengua natural deste reyno.39

    Por otro lado, conforme la Catedral de Mxico yel clero secular se fortalecieron, su papel en el mbi-to musical novohispano gan presencia. En 1538,las actas del cabildo catedralicio registran el nom-bramiento del cannigo Juan Jurez para encar-garse del maestrazgo de la capilla musical. Su ocu-pante tena la obligacin de cantar los domingos ydas festivos, junto a los cantores del coro, de com-poner o interpretar la msica y el canto llano y fi-gurado o con rgano para la iglesia, adems de im-partir educacin musical a los cantores, como alpblico; su eleccin se bas en las normas que esta-bleca la Catedral de Sevilla, hasta que el TercerConcilio Provincial estatuy lo procedente.40

    El maestro de capilla era, sin duda, la autoridaden materia de msica en Nueva Espaa; a l acu-dan maestros de capilla de otras catedrales paraconsultar sobre materias del arte culto. Las obras

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    39 Franciscanos. Constituciones y leyes municipales de esta Prouin-cia... Mxico: por la viuda de Bernardo Caldern, 1667, h. 5.

    40 Estatutos ordenados por el Santo Concilio III... Mxico: Imprentade G. Torres, 1859, captulo XVIII. Del oficio del maestro de ca-pilla y de los cantores, pp. lxxv-lxxvii.

  • de los maestros de la catedral de Mxico eran solici-tadas por otras catedrales y templos del pas.41

    En cuanto al chantre y sochantre, ellos deban es-tar instruidos y ser peritos en msica y canto llano,su oficio sera el de cantar en el facistol, y enseara cantar a los servidores de la iglesia, y ordenar, co-rregir, y enmendar por s y no por otro, las cosasque pertenecen, y miran al canto en el coro.42 Bajoesa premisa y con base en los estudios de algunosmusiclogos, es claro que desde el siglo XVI hasta elXVIII, ah trabajaron algunos de los msicos y com-positores ms destacados en la Nueva Espaa

    El Concilio Cuarto Provincial Mexicano (1771)acerc a la iglesia mexicana a la prctica toledana,ya que en sus estatutos seal que por:

    los concilios toledanos est mandado que nin-gn seglar entre dentro de los canceles del coropara separar las jerarquas, y no perturbar el or-den del culto divino; y este mismo decreto re-nueva este concilio con arreglo a la ley del rei-no; y exhorta a los obispos y cabildos que losministros del coro aunque sean msicos, se pro-cure que no estando ordenados, salgan luego del en acabando las misas, o funciones a que asis-ten; y desea con ansia que el culto divino, y can-

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    41 Jess Estrada Op. cit., p. 53.42 Estatutos ordenados... Op. cit., captulo III. La Chantra, p. xxi.

  • to eclesistico se reduzca a su primer estado, de-sechando del coro instrumentos del siglo, ariasy cnticos que tienen sonido a lo del mundo,sino que todo respire seriedad, y gravedad.43

    En este Concilio se asumi con ms claridad la de-fensa del canto llano, por sobre el polifnico, y esposible que en ese ltimo cuarto del siglo XVIII, laiglesia mexicana se estuviera replegando ante lasnuevas influencias y aires que provenan de Europa.

    Los cdices coralesLa presencia franciscana en el Continente america-no se remonta a la poca del descubrimiento delNuevo Mundo por Cristbal Coln, en 1492.Cuando el proyecto colombino pareca no tenerapoyo de la corona espaola, la participacin de losfranciscanos del Monasterio de Santa Mara de laRbida, en la Villa y Puerto de Palos, de la Provin-cia Btica, tuvo un papel crucial en la decisin lti-ma de los Reyes Catlicos, ya que los frailes JuanPrez y Antonio Marchena intercedieron ante lareina Isabel la Catlica, para que escuchara al geno-vs. As, uno de los primeros misioneros francisca-nos, embarcado en el segundo viaje de Coln, fue

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    43 Concilio Provincial Mexicano IV... Op. cit., Libro III, Ttulo 18.De la celebracin de misas y divinos oficios, pp. 156-157.

  • precisamente Juan Prez quien desarroll la laborde predicacin y evangelizacin de la Orden de losHermanos Menores, en tierras americanas.44

    Posterior a ese hecho, desde el ao 1523, destacala presencia de tres frailes flamencos: Johann Dek-kens o Juan de Tecto, Johann van der Auwera oJuan de Aora, adems de Pieter van der Moere, co-nocido como Pedro de Gante (c.1486-1572), quienvivi casi cincuenta aos en Mxico.45 La labor deeste ltimo tendr una profunda e importante re-percusin en las obras que aqu se estudian, ya quel fue el primero en impartir clases a los indios, enel Convento de Texcoco, y fund la escuela de SanJos de los Naturales, del Convento Grande de SanFrancisco, en la ciudad de Mxico, instituto princi-pal de la Provincia del Santo Evangelio, en la Nue-va Espaa, donde se confeccionaron algunos de loscdices corales novohispanos que conserva la Bi-blioteca Nacional de Mxico.

    Si la primera mitad del siglo XVI fue de oro paralos franciscanos en la capital de la Nueva Espaa,

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    44 Antoln Abad. Los franciscanos en Amrica. Madrid: Mapfre,1992, pp. [20]-31.

    45 Ernesto de la Torre. El libro belga en Mxico, en Boletn delInstituto de Investigaciones Bibliogrficas UNAM, n. 10, julio-di-ciembre de 1973, p. [9], Edmundo OGorman, Estudio crtico,en Toribio de Benavente, Historia de los indios de la Nueva Espa-a. Mxico: Porra, 1979, p. 86.

  • no se puede decir lo mismo de las dos centurias si-guientes, puesto que la Provincia del Santo Evange-lio en particular, y el conjunto de mendicantes ysus fundaciones en general, sufrieron los avataresde la secularizacin, as como el cambio de reinadode los Habsburgo a los Borbones, en Espaa.

    No obstante, el Convento Grande de San Fran-cisco en Mxico resisti esas transformaciones, yaque durante los siglos XVI al XVIII hizo uso de c-dices litrgicos para el oficio divino, nombrados enlos contratos sevillanos de aquella poca como li-bros de coro u oficieros.46

    Cabe advertir que esos cdices carecen de la pu-reza o de la fuerza de un estilo artstico original, esdecir, sus formas son hbridas y conjugan elemen-tos plsticos, con manierismos, barroquismos, yrococ, copiados de grabados y de libros impresoseuropeos y novohispanos, con notable proyeccinflamenca, italiana, hispana, alemana y francesa. Enespecial, la imprenta y tipografa hispalenses, ascomo los modelos alfabticos empleados en los li-bros corales de la Catedral de Sevilla, ejercieron uninflujo directo y decisivo en el quehacer bibliogr-fico y artstico de la Nueva Espaa, durante los si-glos XVI al XVIII, pues la importancia poltica y la

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    46 Mara del Carmen lvarez. El libromanuscrito en Sevilla... Sevi-lla: Ayuntamiento, 2000, p. 250.

  • prosperidad econmica que alcanz Sevilla en esetiempo tuvo su natural consecuencia en el terrenode las artes, de manera que la ciudad hispalense setransform durante esos siglos, en uno de los prin-cipales centros artsticos de la Pennsula Ibrica queinfluyeron en Amrica.

    En 1524, un ao despus del arribo de los tresfrailes flamencos a la Nueva Espaa, llegaron losdoce apstoles o misioneros franciscanos que en-vi el Papa Alejandro VI, a tierras mexicanas, quie-nes llevaron a cabo algunas de las obras ms nota-bles del primer siglo colonial, esto es, trastocar auna civilizacin y trasplantar otra.

    Desde entonces, los ideales franciscanos encon-traron tierra frtil en el Valle de Mxico y la reginde la Puebla de los ngeles. Ese ao fundaron laProvincia del Santo Evangelio, en la ciudad de M-xico y al siguiente, los mendicantes iniciaron laconstruccin del Convento Grande de San Francis-co, en el corazn del antiguo imperio mexicano.47

    A pesar de la ruptura social y cultural que signifi-c la conquista del Nuevo Mundo para los indge-nas americanos, con el paso del tiempo se fusiona-ron y tejieron redes culturales que en la actualidadsera imposible separar. En la Nueva Espaa se in-

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    47 Jernimo de Mendieta. Historia eclesistica indiana. Mxico:CNCA, 1997, v. 2, p. 232.

  • trodujeron concepciones y modelos medievales yrenacentistas, que eran ciertamente inditos paraesas tierras, es decir que los conceptos de guerra, re-ligin, arte y escritura no eran semejantes; sin em-bargo, los cronistas hispanos destacaron la capaci-dad de aprendizaje y apropiacin de los modosculturales europeos, por la parte de los mexicanos.

    Uno de los doce apstoles, fray Toribio de Be-navente (hacia 1482-1569), llamado Motolina queen lengua nhuatl o mexicana significa Pobre,elogi la destreza de un muchacho de Texcoco,quien reprodujo una bula pontificia con tal maes-tra, que la letra que hizo pareca el mismo molde[...] y por cosa notable y primera la llev un espa-ol a Castilla. Muchos indios haban aprendido ailuminar, a sacar de planchas imgenes perfectas.48

    Una versin posterior, la expuso fray Jernimode Mendieta (O.F.M.) (1525-1604), quien conoci yley la escrita por Motolina: No menos habilidadmostraron para las letras los indios [...] Porque lue-go con mucha brevedad aprendieron a leer, asnuestro romance castellano como el latn, y tiradoo letra de mano.49 Ambos pasajes hacen referenciaa resultados obtenidos poco despus de la conquis-

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    48 Toribio de Benavente. Historia de los indios de la Nueva Espaa.Mxico: Porra, 1979, t. 3, c. 12, p. 169.

    49 Jernimo de Mendieta, Op. cit., v. 2, p. 75.

  • ta militar de Hernn Corts (1521) y de la llegadade los frailes a Mxico.

    Entre las tareas franciscanas esenciales destaca laevangelizacin, sustentada en la predicacin y laconversin. En la Nueva Espaa, la catequesis fran-ciscana a los indgenas iba enlazada con la ensean-za del canto llano y la msica.

    Un punto que interesa subrayar aqu es conside-rar que tanto en la Iglesia Catedral Metropolitanacomo en el Convento Grande de San Francisco enMxico se practicaron operaciones individuales decopia e iluminacin de libros, al igual que sucedie-ra en la ciudad de Sevilla, con las que se atendieranlas necesidades propias de la institucin secular yregular.

    Desde que llegaron los franciscanos a la NuevaEspaa, y hasta que se termin de copiar el ltimode los libros corales en cuestin, pas menos de unsiglo. Es necesario aadir que la informacin presen-ta muchas variables, entre las que se pueden apuntaraquellas que ataen al trnsito y comercio de libros,as como el paso a las Indias de artesanos europeosdel libro manuscrito e impreso, quienes desarrolla-ron sus actividades principalmente en Mxico, la ca-pital del Virreinato de la Nueva Espaa.

    Es significativo considerar lo realizado por frayPedro de Gante, desde 1523, ya que l sent las ba-ses para crear una schola cantorum de indgenas, as

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    Cdices corales sevillanos en Mxico

  • como un conjunto de acciones formadoras de arte-sanos novohispanos del libro manuscrito.

    Y aunque por su suficiencia pudiera ser delcoro, no quiso sino ser lego, por su gran humil-dad [...] Fr. Pedro de Gante [...] Fue el primeroque en esta Nueva Espaa ense a leer y escri-bir, cantar y taer instrumentos musicales, y ladoctrina cristiana, primeramente en Texcoco aalgunos hijos de principales, antes que viniesenlos doce, y despus en Mxico, donde residicasi toda su vida, salvo un poco de tiempo quefue morador en Tlaxcala. En Mxico hizo edifi-car la suntuosa y solemne capilla de San Jos alas espaldas de la humilde y pequea iglesia pri-mera de San Francisco, donde se juntan los in-dios para or la palabra de Dios y los oficios di-vinos.50

    Gante se dedic a orientar la enseanza cristianade los indgenas con la idea de alabar la obra divinay procur la formacin de los cantores, as como lacopia de libros litrgicos para realizar su objetivo,y es posible que eso se hiciera en el propio conven-to, bajo la direccin y mirada del fraile.51 En 1532,diez aos despus de haber llegado a la Nueva Espa-

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    50 Ibd., p. 40. Vase Estatutos de Barcelona, en Francisco deAss. Regla... De los legos. h. 55v.

    51 Jernimo de Mendieta.. Op. cit., v. 2, pp. 311-313.

  • a, fray Pedro de Gante inform al emperadorCarlos V de sus actividades educativas:

    [...] he tenido y tengo cargo de ensear los niosy muchachos a leer y escribir y puntar y cantar.En todo esto como yo no soy sacerdote, he teni-do ms tiempo e oportunidad a esta causa y porhaber razonable habilidad en la gente, para ello,ha se aprovechado razonablemente y sin mentirpuedo decir harto bien que hay buenos escriba-nos y puntadores [...] y cantores que podrancantar en la capilla de su majestad.52

    Ese testimonio apunta a la existencia de una es-cuela de primeras letras para indgenas, quienes noeran ajenos a ese concepto, ya que antes de la con-quista espaola algunos hijos de los hombres princi-pales se educaban en el sacerdocio indgena, y apren-dan a escribir pintando los libros sagrados delMxico antiguo. Me refiero a la escritura pictogrfi-ca y jeroglfica de los cdices mesoamericanos.53

    Fray Pedro de Gante recre esa prctica, aunquecon otro sentido, forma y contenido, pues en la es-cuela que fund para nios indgenas, en la Capillade San Jos, aprendan dos cosas primordiales: a ser

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    52 Archivo Histrico Nacional, Madrid. Por sus siglas AHN, Sec.Diversos, doc. 22. Doctrina e instruccin de los indios dada enMxico por fray Pedro de Gante el 13 de octubre de 1531.

    53 Silvia Salgado. Anlisis semitico de la forma arbrea... Mxico:UNAM, 2001, pp. 35-40, [45]-51.

  • cristianos y a tener un oficio. Por un lado, la ense-anza de la doctrina, las letras, el canto y la msica;y por otro, el aprendizaje de un quehacer til,como el de zapatero, cantero, herrero, carpintero,tallador, escribano, dibujante, pintor, o grabador,que los indgenas mexicanos aprendieron de copiarestampas sueltas o de impresos europeos.

    Con Gante se gest una de las actividades ms es-plndidas de la primera misin franciscana en laNueva Espaa: la de formar gente en la cultura y elarte del libro, de la pintura y de la msica de Euro-pa.54 Sin embargo, en los primeros tiempos de laconquista y de la colonizacin hispana, la mayorade los libros manuscritos e impresos que se conser-van fueron llevados a Mxico por soldados, civilesy religiosos europeos.55

    Por real cdula se extendi un permiso para in-troducir libros litrgicos a las Indias, emitida porCarlos V, el 25 de octubre de 1538, donde estable-ci lo siguiente: Real cdula a los oficiales reales dela Nueva Espaa para que no lleven derechos de al-mojarifazgo a Antn Gmez, clrigo, de los orna-

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    54 Toribio de Benavente. Op. cit., p. 169. Jernimo de Mendieta.Op. cit., v. 2, pp. 70, 75-77.

    55 Para los libros de caballera, vase I. Leonard. Los libros del con-quistador. Mxico: FCE, 1979. En el caso de los inventarios ybienes de difuntos de los pasajeros a Indias, vase C. Gonzlez.Los mundos del libro... Sevilla: Universidad de Sevilla, 2001.

  • mentos, libros de canto y otras cosas que lleva parala iglesia catedral por encargo del obispo de Mxi-co. Emitida en Toledo.56 En dicha cdula se ad-vierte que fray Juan de Zumrraga (O.F.M.), pri-mer obispo de Mxico, solicit libros de coro paraatender las necesidades litrgicas de su catedral;pero la carta no informa de la naturaleza impresa omanuscrita de las obras que pasaran a la NuevaEspaa.

    Uno de los documentos ms interesante, relativoa la travesa de un clrigo y artesano europeo del li-bro, a Mxico, fue emitido el ao 1538, y se refierea la licencia otorgada por Carlos V a Juan de Aveci-lla, presbtero, vecino de Sevilla y buen escriuanode letra formada para libros de iglesia y canto, apeticin del obispo y del cabildo catedralicio deMxico, con la intencin de que trabajara para laCatedral de Mxico.57

    En ese ao, la imprenta no haba llegado a Mxi-co y por lo mismo se necesitaban libros y artesanoseuropeos; adems, hay que considerar que en esetiempo, la Iglesia mexicana era sufragnea de la Ca-

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    56 Archivo General de Indias, Sevilla. Por sus siglas AGI. Mxico,1088, Libro 3, f. 210 /25-10-1538/ Real cdula.

    57 AGI. Indiferente, 1962, Libro 6, ff. 38v y 144v /22-11-1538/ Realcdula. Citado por Mara del Carmen lvarez. Op. cit., pp. 23,51, 102, 129.

  • tedral de Sevilla, y por lo mismo, los libros litrgi-cos tenan el sello hispalense.

    No abundan las noticias sobre frailes escritoresde libros litrgicos e iluminadores en la NuevaEspaa; sin embargo, de la formacin de los artesa-nos americanos del libro, desarrollada por los fran-ciscanos de la Provincia del Santo Evangelio, espe-cialmente en el Convento Grande de Mxico y enel Colegio de Santiago de Tlatelolco, fray Jernimode Mendieta dej el siguiente testimonio:

    Despus se fueron haciendo muy grandes escri-banos de todas letras, chicas y grandes, quebra-das y gticas. Y los religiosos les ayudaron har-to a salir escribanos, porque los ocupaban a lacontinua en escribir libros y tratados que com-ponan o trasuntaban de latn o romance en suslenguas de ellos. Yo llev el ao de setenta (quefui a Espaa) un libro del Contemptus mundi,vuelto en lengua mexicana, escrito de letra deindio, tan bien formada, igual y graciosa, que deningn molde pudiera dar ms contento a la vis-ta. Y mostrndola al licenciado D. Juan deOvando, que a la sazn era presidente en elConsejo de Indias, agradle tanto, que se quedcon l, diciendo que lo quera dar al rey D. Feli-pe nuestro seor.58

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    58 Jernimo de Mendieta. Op. cit., v. 2, p. 75.

  • A fray Pedro de Gante lo siguieron otros religio-sos en la tarea de hacer una escuela de escritores ycopistas que alimentara las intensas labores deevangelizacin. La accin de escribir las doctrinas,los vocabularios, manuales o confesionarios en la-tn, en castellano y en mexicano requiri de la pre-paracin de equipos de trabajo plurilinge. Pero noslo escriban obras para la evangelizacin, tam-bin hacan libros propios de la liturgia:

    Dems del escribir, comenzaron luego los in-dios a pautar y a puntar, as canto llano comocanto de rgano, y de ambos cantos hicierongentiles libros y salterios de letra gruesa para loscoros de los frailes, y para sus coros de ellos consus letras grandes muy iluminadas. Y no iban abuscar quin se los encuadernase, porque ellosjuntamente lo aprendieron todo.59

    En este testimonio qued dicho que los indioshacan libros de coro, por lo que seguramente co-piaban los modelos manuscritos o impresos quetraan o encargaban los misioneros europeos. Dehecho, la Biblioteca Nacional de Mxico conservabreviarios impresos, con la marca de fuego delConvento Grande de San Francisco de Mxico, ascomo con el ex libris Ex Bibliotheca Magni Mexicani

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    59 Ibd.

  • Conbentus S.P.N.S. Francisci. Eso significa, que te-nan los modelos grficos, principalmente flamen-cos, italianos, franceses, alemanes e hispanos, pararecrearlos en la superficie pintada de los cdicesrealizados en el Convento Grande de San Francis-co de Mxico.

    Los estudios de Toussaint, Romero de Terrerosy Tovar, que se refieren a la familia Lagarto, comolos iluminadores de algunos de los ms bellos libroscorales de las catedrales de las ciudades de Mxico yde Puebla, hacia el final del siglo XVI y principiodel XVII, son tres de los trabajos ms importantesque han tratado el tema, desde la ptica de la Histo-ria del Arte.60

    Sin tener evidencia a la vista, G. Tovar ha pro-puesto dos fechas posibles para la llegada de LuisLagarto a la Nueva Espaa: 1579 o 1585. Primeroseala que Podra pensarse que el iluminador llega la Nueva Espaa en el squito del obispo Romanoen 1579; sin embargo no aparece en el Catlogo dePasajeros de Indias y carecemos de testimonios queas lo demuestren. Ms adelante dice que si las no-

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    60 Manuel Toussaint. Pintura colonial en Mxico. Mxico: UNAM,1990. Manuel Romero de Terreros. Grabados y grabadores enla Nueva Espaa. Mxico: Ediciones Arte Mexicano, 1948, pp.65-69, Guillermo Tovar. Un rescate de la fantasaMxico: ElEquilibrista, Madrid: Turner, 1988.

  • ticias firmes sobre Luis Lagarto en Mxico, son delao 1586, entonces la fecha de su llegada es muyprobable que fuese en 1585.61

    La hiptesis de Tovar es que Luis Lagarto nacien Sevilla el ao 1556 y que siendo nio pas a Gra-nada, donde se form con Lzaro de Velasco, hijode Jacobo Florentino, quien fuera amigo de Miguelngel y condiscpulo del Pinturicchio, en el tallerde Ghirlandaio. Adems, el posible maestro deLuis Lagarto, fue iluminador de los libros coralesde la Catedral de Granada, de 1550 a 1583, lo cualdice Tovar con respecto a Luis Lagarto explicasu formacin italianizante.

    La primera obra que se conserva de Luis Lagarto,en la Nueva Espaa, es un libro de coro iluminadopara la Catedral de Mxico, realizado entre 1586 y1595. Debieron haber ms libros iluminados suyos,puesto que fue contratado para ello, pero no se lo-calizan en aquel templo. Para el ao 1600 sali a laciudad de Puebla de los ngeles, requerido por elobispo Romano cannigo de la Catedral de Gra-nada en el tiempo de Lzaro de Velasco, y trabajen la factura de las letras magnficamente ilumina-das de un centenar de cantorales para la Catedral dePuebla, de 1600 a 1611. Regres a Mxico el ao de

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    61 Guillermo Tovar. Op. cit, pp. 21, 26.

  • 1612 y, segn Tovar, las obras que firm y fechvan de 1609 a 1619.62

    El estilo mostrado en los corales de 1603, 1606 y1616, no presenta la maestra y originalidad queLuis Lagarto ostent en sus iluminaciones. Parecems probable hablar de la influencia del estilo deLagarto que gener seguidores, como Lucas Gar-ca, quien desde 1601 hasta 1603 fue contratado porel cannigo Francisco de Paz, para iluminar los li-bros de coro de la Catedral de Mxico.63

    Otro de los artesanos europeos que ilumin li-bros para la Catedral de Mxico fue Diego de Za-mora, vecino de Sevilla y pintor de imaginera,64

    que en el ao 1595 entreg veintisis libros de can-to con destino a aquella Iglesia, al escritor de librose iluminador Melchor Riquelme, quien se los habaencargado.65

    No existen noticias de los trabajos de Lagarto de1595 a 1600, pero s del pedido para la confeccinde libros corales a Melchor Riquelme, maestro dela librera de la Iglesia Catedral de Sevilla, quien a

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    62 Ibd., pp. 14, 25-26, 27.63 Ibd., pp. 69, 225-227.64 Jos Gestoso. Op.cit. v. 3, p. 420.65 Mara del Carmen lvarez. Op. cit., pp. 68, 243. El documento

    que testifica el pago y entrega del trabajo al clrigo Alonso Ruizse conserva en el Archivo Histrico de Protocolos de Sevilla,Legajo 108, f. 383.

  • su vez contrat a un pintor como iluminador, parapoder abastecer la demanda de la iglesia mexicana.sta es la segunda noticia de libros de coro encarga-dos y realizados por un escritor e iluminador de lacatedral hispalense; pues recordemos que la prime-ra es del ao 1538 relativa a Juan de Avecilla. Si loslibros llegaron a Mxico, seguramente el estilo de laescritura de Riquelme y de las iluminaciones de Za-mora fueron conocidos y posiblemente recreadospor los artfices novohispanos. As, cinco aos an-tes de que concluyera el siglo XVI, las nicas noti-cias que se tienen de artesanos europeos del libro,contratados como copistas e iluminadores, son deaquellos sevillanos que trabajaron para la Catedralde Mxico.

    En cuanto a la orden franciscana, la primera no-ticia que se tiene es del ao 1602, y se trata de unfraile menor de la Provincia de Andaluca, llamadoJuan de la Mota.

    Manuscritos e impresosDe Sevilla sali la primera imprenta a la NuevaEspaa, solicitada al emperador Carlos V, por elobispo Juan de Zumrraga y por Antonio de Men-doza, virrey de Mxico. Juan Cromberger, hijo deJacobo, el alemn que estableci su empresa tipo-grfica en Sevilla el ao 1502, fue quien envi la pri-mera imprenta a la Nueva Espaa, a cargo de su so-

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  • cio y operario Juan Pablos, impresor italiano, elao de 1539. En la primera etapa de la empresa no-vohispana, Juan Pablos imprima y adems vendalos libros salidos de las prensas sevillanas de losCromberger.66

    Durante el primer siglo del Virreinato de la Nue-va Espaa se imprimieron cerca de doscientos cin-cuenta ttulos, en su mayora dedicados a la evange-lizacin, y entre ellos destacan los autores francis-canos, a quienes se les atribuyen cuarenta y siete li-bros.67 En cuanto a los siete u ocho impresores quese afincaron en la ciudad de Mxico durante aquelsiglo, su procedencia era italiana, espaola, france-sa, flamenca y finalmente criolla.

    El trabajo ms fino y al parecer uno de los msdestacados fue el de Antonio de Espinosa, vecinode la ciudad de Sevilla y segundo impresor en laNueva Espaa. Lleg a Mxico hacia 1550, contra-tado como fundidor de tipos, por Juan Pablos,quien ya haba comprado la empresa novohispanaa los Cromberger.68

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    66 Clive Griffin. Los Cromberger... Madrid: Instituto de Coopera-cin Hispana..., 1991. Jess Yhmoff. Los impresos novohispa-nos... Mxico: UNAM, 1990, p. [9]

    67 Ramn Zulaica. Los franciscanos y la imprenta en Mxico en el si-glo XVI. Mxico: Pedro Robredo, 1939.

    68 Alexandre Stols. Antonio de Espinosa... Mxico: UNAM, 1990.

  • Esa imprenta trabaj principalmente para el vi-rrey, el cabildo catedralicio y las rdenes mendican-tes y mantuvo el monopolio durante veinte aos,hasta que en 1559, el andaluz Antonio de Espinosa,mediante la intervencin del emperador, rompi talcontrol. En los primeros aos de la imprenta no-vohispana, las letras gticas empleadas por Juan Pa-blos, haban sido llevadas por l o enviadas por losCromberger. Pero cuando lleg Antonio de Espino-sa, como fundidor y cortador de tipos, este introdu-jo un estilo moderno y exquisito en los mdulos al-fabticos, as como en los grabados, lo que significuna superacin del estilo tipogrfico de los librosimpresos en el taller de Pablos.69

    Paralela a la imprenta, fray Pedro de Gante con-tinu con su labor educativa. Uno de sus discpu-los, en el arte del dibujo y del grabado fue fray Die-go Valads,70 (O.F.M.) (Tlaxcala 1533-?). No sesabe si era criollo o mestizo, pues fue hijo del con-quistador espaol Diego Valads; pero de su madreslo se elucubra que era una india tlaxcalteca, asun-to muy delicado puesto que ese origen poda difi-cultar e incluso impedir su ingreso a la orden fran-ciscana.

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    69 Ibd., p. 7.70 Esteban Palomera.Introduccin, en Diego de Valads. Retri-

    ca cristiana. Mxico: UNAM, FCE, 1989, p. viii-ix

  • Autor de la Rhetorica Christiana, primera obraescrita en latn, ilustrada de su mano y publicada enEuropa por un novohispano (Perugia, 1579), Vala-ds se integr a la escuela de San Jos siendo nio yah aprendi el arte de la pintura y del dibujo, enlo que lleg l mismo a ser maestro de ese plan-tel.71 Gante y Valads convivieron de 1543 a 1553en el Convento de San Francisco, primero comomaestro y alumno, despus Valads fue su secreta-rio, y finalmente como colegas.

    Fray Jernimo de Mendieta no lo mencion ensu Historia eclesistica indiana, pero s recre cua-tro lminas que realiz y public Valads en su Re-trica. Lo mismo hizo fray Juan de Torquemada,en la portada de su Monarqua Indiana (Madrid,1615).72 Por otra parte, Valads fue colegial de JeanFocher (O.F.M.), seguidor de Duns Scoto y doctorde la Universidad de Pars, quin deca que los po-bres estaban ms cerca de la perfeccin cristiana.

    Valads fue su discpulo en el Colegio de Santiagode Tlatelolco, en Mxico, y tiempo despus llev aSevilla el manuscrito de Focher titulado el Itinera-riumCatholicum, donde lo imprimiAlfonsum Scri-banum, en 1574. En el prlogo, Valads dej cons-tancia de su colaboracin en esa obra.

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    71 Ibd.,p. ix72 Ibd.,p. xviii

  • El Itinerarium Catholicum es el primer tratadomisional sobre Amrica conocido hasta el pre-sente. Es tambin el manual de que, a partir desu aparicin, se valieron los misioneros, sobretodo los de Nueva Espaa, para solucionar losmltiples e intricados problemas que planteabael nacimiento de la nueva Iglesia de Indias.73

    En 1575, fray Diego Valads fue nombrado pro-curador general de la Orden, durante el Captulode Roma, pero dos aos despus tuvo que dejar elcargo por intervencin expresa de Felipe II, quienlo acus de abuso de autoridad. Al dejar el puesto,se dedic a escribir e ilustrar su obra con veintisietegrabados en cobre, entre los que incluy dos alfabe-tos, uno de ellos era obra de Ludovico Dolce, ami-go de Ticiano. Adems dibuj las iniciales en lasque qued reflejada su formacin humanista.74 Estees el caso ms documentado de un novohispanoeducado en el sistema franciscano, iniciado por frayPedro de Gante, que aprendi y ense la liturgiaromana, as como el arte de escribir pintando.

    Durante los veintin aos que vivi el impresorJuan Pablos en Mxico, no cubri la demanda no-

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    73 Antonio Eguiluz. Prlogo, p. [viii], en Jean Focher. Itinerariodel misionero en Amrica. Madrid: Librera General VitorianoSurez, 1960.

    74 Esteban Palomera, Introduccin, p. xv, Op. cit.

  • vohispana de obras litrgicas y el comercio de li-bros aument incesantemente. Antonio de Espino-sa fue el segundo impresor en la Nueva Espaa, queaport un repertorio refinado de letras y grabadosa sus libros. Imprimi varias obras de evangeliza-cin de autores franciscanos, entre los que sobresa-le fray Alonso de Molina con sus Confesionarios yVocabulario (en mexicano y castellano); pero tam-bin imprimi libros de canto litrgico y en esepunto destacan dos Graduales dominicales, impre-sos hacia 1568 y en 1576 respectivamente, ya que enellos se encuentran la mayora de los modelos alfa-bticos empleados posteriormente en las obras queaqu se estudian. sos son los primeros libros decanto impresos en la Nueva Espaa, y significa queEspinosa conoca la tcnica de impresin del pauta-do y las notas, desarrollada desde el siglo XV.75

    Por otra parte, tambin en el ao de 1559 se otor-g a Alonso Prez, de la Dicesis de Medina delCampo, un permiso por diez aos para imprimir li-bros de canto en la Indias: Real cdula concedida aAlonso Prez, clrigo presbtero, beneficiado enRodilana, el derecho exclusivo por trmino de diezaos, para imprimir en pergamino y vender enIndias libros de canto, previa tasacin de su precio

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    75 Mara del Carmen lvarez. Op.cit., p. 101.

  • en el Consejo de Indias. Emitida en Valladolid.76

    El asunto de la impresin y venta parece ser que noprosper, pero habra que destacar el hecho de quela real cdula estableca como soporte de la impre-sin el uso de pergamino, material poco empleadopara esos menesteres, despus de la invencin de laimprenta. Desde Johannes Gutenberg, quien im-primi en pergamino algunos de los ejemplares dela Biblia de cuarenta y dos lneas, la proporcin fuemayor para el papel. Es posible que al tratarse de li-bros de canto para el oficio divino se mandaran ahacer en pergamino, adems que Alonso Prez,scriptor de libros, fue quien propuso el pergami-no para la impresin.77 Es difcil imaginar el xitode la empresa por las cantidades requeridas y las di-ficultades para obtener el preciado material; noobstante, a la mitad del siglo XVI, el monarca orde-n que se usara pergamino como soporte para loslibros litrgicos impresos que se enviaran a lasIndias, cuando lo comn era el papel.

    El ao 1573, Felipe II otorg en exclusiva a la im-prenta escurialense la facultad de dotar a las Indiasde las obras litrgicas: Real provisin concedida almonasterio de San Lorenzo del Escorial licencia de

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    76 AGI. Indiferente, 425. L. 23, ff. 403v-404r /17-06-1559 / Real c-dula.

    77 AGI. Justicia, 1165, N. 4, R. 1, imgenes 5-6. Ibd.

  • privilegio de imprimir y vender en Indias misales,breviarios, libros de horas y del oficio divino, conexclusividad. Lugar de emisin: El Pardo.78 Peroesa provisin no fue respetada en la Nueva Espaa,pues Antonio de Espinosa y Pedro Ocharte, dos delos impresores avecindados en Mxico, publicaronun Graduale dominicale en 1576 y una Psalmodiachristiana en 1583, respectivamente.79

    Hacia 1597, la imprenta novohispana se hallabaen su cuarta generacin, con los herederos de PedroOcharte, tercer impresor en la Nueva Espaa, quie-nes instalaron su imprenta en el convento francis-cano de Santiago Tlatelolco, conocido como Impe-rial y Real Colegio de Indios de Santa Cruz. Ah seencontraba tambin, como reo del Santo Oficiode la Inquisicin, el impresor holands CornelioAdriano Csar, cuyo taller haba sido confisca-do.80 Natural de Haarlem, fue oficial del impresorflamenco Christophe Plantin, en la ciudad de Ley-den y pas a Mxico a fines del siglo XVI, donde

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    78 AGI. Indiferente, 426. L. 25, F. 270r-271v. / 01-12-1573 / Realprovisin.

    79 Alexandre Stols. Op. cit.80 Ibd., p. 26.

  • prest sus servicios en varias imprentas. Muri ha-cia 1633.81

    De la imprenta de los Ocharte sali un folio conel calendario para el uso de los frailes menores, delao 1598, en el que consta que trabaj CornelioAdriano Csar. Tambin imprimieron un librocon la iconografa franciscana de los estigmas, quese observa en la inicial C del segundo oficio en cues-tin. En el mbito tipogrfico del siglo XVI, no haynoticias de indios ni de mestizos (hijos de indias yespaoles) en las imprentas novohispanas, peroMotolina y Mendieta que entonces redactaba suHistoria, informaron que los indios grababanimgenes de planchas de bien perfectas figuras,tanto que se maravillan cuantos las ven, porque dela primera vez la hacen perfecta.82

    Hay que recordar que ambos habitaron en elConvento de San Francisco de Mxico, adems queMendieta fue contemporneo del libro de coro msantiguo que aqu se estudia y su testimonio es fun-damental, ya que consagr buena parte de su vida aescribir la crnica de la Orden en la Provincia del

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    81 Juan B. Iguniz Poliantea bibliogrfica II, p. 21, en Boletn de laBiblioteca Nacional de Mxico, 2 poca, t. 6, n. 2, abril-junio de1955.

    82 Toribio de Benavente. Op.cit., p. 169. Jernimo de Mendieta.Op.cit., v. 2, p. 75.

  • Santo Evangelio. El libro V de su obra que empe-z a formar desde 1574 constituy el apartado quecorrespondi a esa Provincia, en DeOrigine, la his-toria franciscana compilada por fray Francisco deGonzaga.

    En 1596 Mendieta comenz a redactar la Histo-ria eclesistica indiana, y a su muerte, fray Juan deTorquemada (O.F.M.), fue solicitado para publicar-la; sin embargo, en ese tiempo, fue tambin invita-do a escribir la historia franciscana en la NuevaEspaa, sin embargo antes que imprimir el manus-crito de Mendieta, prefiri adoptar y adaptar partesde laHistoria Eclesistica Indiana para suMonarquaIndiana (Madrid, 1615).83 Sin embargo, como his-toriador de la Orden, Torquemada fue el primerbigrafo de Mendieta, a quien perfil de la siguien-te forma: pintaba en algunas partes todos los Mis-terios de nuestra Redempcin para que los indiosmejor lo entendieren y otras muchas cosas de lasSagradas Escrituras del Testamento Viejo, porqueera religioso mui ocupado. Y cuando no tena quehacer (despus de los ratos de oracin y devocin)

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    83 En 1860 el manuscrito de Mendieta se encontraba en Madrid yel bibligrafo mexicano Joaqun Garca Icazbalceta lo mandcomprar y a sus expensas se public por primera vez en 1870.Actualmente el original se encuentra en la Biblioteca de la Uni-versidad de Texas, en Austin.

  • se ocupaba en rotular los libros de la librera y con-vento [...] jams dejaba de seguir el coro a todas lashoras hasta que ya fue muy viejo y cay en la lti-ma enfermedad de la cual muri.84

    Si atendemos a la cita de Torquemada, inferimosque Mendieta era uno de los bibliotecarios de la li-brera del Convento de San Francisco y que al te-ner acceso directo a los libros y a los documentosdel Archivo franciscano que en parte se conservaen la Biblioteca Nacional de Mxico, pudo escri-bir la historia de la Orden, en esa Provincia.

    Por sus labores bibliogrficas, es posible queMendienta supiera del origen y factura de los librosmanuscritos e impresos de esa biblioteca. La fechade su deceso, sucedi un ao despus de que se con-cluyera el ms antiguo de los libros de coro (1603)que conserva la Biblioteca Nacional de Mxico, elcual contiene los oficios de San Francisco, ocurridoen el Convento Grande de la ciudad de Mxico, porlo que su testimonio es de primera fuente y en l serese la formacin de los indgenas como artesa-nos americanos del libro, es decir, como copistas eiluminadores, dibujantes y grabadores, as comoencuadernadores. Tambin registr el empleo y

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    84 Juan de Torquemada. Monarqua indiana. Introd. Miguel LenPortilla. Mxico: FCE, 1963, v. 3, libro xx, captulo lxxiii, pp.562-563.

  • provecho de esas habilidades por los frailes, paraque pautaran, puntaran, escribieran, pintaran e ilu-minaran libros de coro, y el sitio apropiado paraesas tareas fue el Convento de San Francisco, posi-blemente en la propia librera. Mendieta no se refi-ri a los frailes, de manera directa, como copistas oiluminadores de libros, pero s seal que ensea-ban a los indios en esas artes, por lo que ellos mis-mos pudieron ser maestros y artfices de la confec-cin y copia de los libros litrgicos.

    Al final del siglo XVII, fray Agustn de Vetan-curt (O.F.M.), (1620-1700), cronista y nahuatlatonovohispano escribi un Teatro mexicano,85 endonde rese la historia de la orden franciscana du-rante los siglos XVI y XVII. Ah se encuentra infor-macin sobre el sitio que ocup la valiosa libreradel Convento Grande de Mxico. En su detalladadescripcin no hizo mencin de un escritorio don-de se realizara la confeccin de libros manuscritos,pero s apunt que continuaba la enseanza a losindgenas de la lectura y la escritura por un maestrode cantores, adems que ah tambin estaba una delas tres casas de estudio de teologa, artes y gramti-ca, que los franciscanos tenan en la Nueva Espaa,

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    85 Agustn de Vetancurt. Teatro mexicano... Mxico: por doaMara de Benavides, 1698.

  • factor que obligaba al uso de libros impresos y ma-nuscritos.86

    Cdices corales sevillanos en MxicoLa catalogacin de los libros de coro de la Bibliote-ca Nacional de Mxico, de la Iglesia Catedral Me-tropolitana, as como el primer acercamiento a lacoleccin del Museo Nacional del Virreinato hapermitido identificar artesanos y artistas del libroque participaron en su elaboracin. Destaca la pre-sencia de copistas e iluminadores andaluces talescomo Luis Lagarto, Melchor Riquelme, Diego deZamora y Juan de la Mota.

    De los copistas que trabajaron para la Catedralde Mxico, el antecedente ms remoto correspondeal clrigo presbtero Juan de Avecilla, vecino de Se-villa, quien fue requerido en 1538 por el obispoJuan de Zumrraga, al emperador Carlos V, paraque pasara a la Nueva Espaa.87 En el Libro 1 de lasactas del Cabildo catedralicio se tienen los registrosde su presencia en Mxico, de 1540 a 1544. El pri-mer testimonio es el siguiente: Primeramente se

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    86 Ibd., pp. 20, 37, 84-85.87 Archivo General de Indias, en adelante: AGI. Indiferente 1962,

    Lib. 6, f. 1440, fotograma 298. Toledo 1538/nov/22. Citado porMara del Carmen lvarez. Op. cit., p. 129.

  • concert su seora y los seores de cabildo al pa-dre Avecilla sobre escribir el salterio para esta dichaiglesia en esta manera: que el dicho padre Avecillaha de escribir el dicho salterio de una letra grandede que dio por muestra en el dicho cabildo que diceAve Mara.88

    Medio siglo despus se tienen datos de que el ilu-minador Luis Lagarto era pintor y vecino de la ciu-dad de Mxico, y que trabaj para la Catedral me-tropolitana. A l se atribuye un himnario que seconserva en la coleccin mexicana y que podraconsiderarse como el ms antiguo de su vasta pro-duccin.89

    Poco antes de que Luis Lagarto emigrara a la Ca-tedral de la Puebla de los ngeles, en el Libro 4 delas actas del Cabildo de la Catedral, con fecha 5 deseptiembre de 1595, se registr el pago que se otor-g por el encargo de 26 cantorales confeccionadosen Espaa y que a la letra dice: Este da se manddar libranza por cuenta de los cuatro novenos, en elcannigo Francisco de Paz, de tres mil y doce pe-sos, dos tomines y diez granos, que pareci haber

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    88 Archivo del Cabildo Catedralicio Metropolitano de Mxico,Actas de Cabildo, en adelante: ACCM, AC 1. f. 31v: 1540/jul/16. Vase tambin ACCM. AC 1, f. 60: 1544/ene/15.

    89 G. Tovar: Un rescate de la fantasa..., Mxico: El Equilibrista,Madrid: Turner, 1988, pp. 66-68.

  • costado y pagado el dicho cannigo, por veintisiscuerpos de libros grandes para servicio del coro,que por orden de esta congregacin se trajeron deEspaa.90

    Por el otro lado de la Mar Ocano, esta noticiatiene su correspondencia directa con el testimoniodocumental fechado el 28 de septiembre de 1595,que se conserva en el Archivo Histrico Provincialde Sevilla, en el que se estipula que Melchor Riquel-me, maestro de la librera de la Catedral de Sevilla,pag 3000 reales a Diego de Zamora, pintor de ima-ginera por: cuanto por su orden y traza ilumintodas las letras grandes con historias con ms de400 letras pequeas prolongadas de 26 cuerpos delibros de canto que tuvo a su cargo de hacer e hizo ypor orden y traza se hicieron para la Santa Iglesia deMxico de la Nueva Espaa.91

    Ambos testimonios el sevillano y el mexicanocoinciden en las fechas, en el origen hispano de loslibros, en el nmero y destino de los volmenes,adems de estar iluminados con letras grandes his-toriadas. Gracias a la catalogacin de la coleccin

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    90 ACCMM, AC 4, f. 133: 1595/sep/05.91 Archivo Histrico Provincial de Sevilla, en adelante: AHPS, Leg.

    198, f. 383: 1595/sep/28. Comentado y citado por Mara del Car-men lvarez. Op. cit., p. 243. Citado tambin por Jos Gestoso.Op. cit., v. 3, p. 420.

  • de cantorales de la Catedral de Mxico se han iden-tificado 14 libros de misas vinculados a las anterio-res noticias, ya que ostentan letras capitales ilumi-nadas con historias del Nuevo Testamento bajo elmismo estilo artstico. Asimismo, como suponeCarmen lvarez, Melchor Riquelme pudo ser elencargado de la escritura de los 26 libros de canto.92

    En dos de los libros de misas se inscribieron losaos de 1593 y 1594, fechas anteriores a la de la cartade finiquito de Diego de Zamora y a la libranza queotorg el Cabildo catedralicio por la confeccin delos 26 cuerpos de libros, lo que permite suponer quelas 14 misas son parte de los libros de coro sevillanosque se encargaron, copiaron, iluminaron, atravesa-ron el Atlntico, llegaron a la Nueva Espaa y seconservan en la coleccin coral de la Catedral deMxico.

    Por otra parte, fray Juan de la Mota copi al me-nos seis cantorales, en el Convento Grande de SanFrancisco en Sevilla. Dos de ellos se localizan en laBiblioteca Nacional de Mxico y cuatro ms estnen el Museo Nacional del Virreinato, en Tepotzot-ln. Sus fechas de creacin se enmarcan entre 1602y 1615. Todos son semejantes en la forma caligrfi-ca, pero no as en la representacin artstica, por lo

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    92 Mara del Carmen lvarez. Op. cit., p. 95.

  • que es de suponer que hubo un copista, pero ms deun iluminador. Cabe destacar que los libros de laBiblioteca Nacional han sido catalogados y estudia-dos de manera ms amplia y profunda que aquellosconservados en el Museo Nacional del Virreinato.

    Los primeros dos libros que se describen en esteapartado, se localizan en la Biblioteca Nacional deMxico, con la signatura topogrfica RMS 782.3FIGL.2 y ostentan el siguiente colofn: Este libroescribio F. Juan de la Mota. Ao de 1606. A lo lar-go de la obra se aprecia una caligrafa gtica rotun-da muy cuidada y limpia, basada en los modelos deJuan de Icar.93 El gran volumen contiene tres se-manas de celebraciones que se realizan en los mesesde marzo y abril, con veinte misas consecutivas,desde el tercer domingo de Cuaresma, la semanadel Domingo de Ramos (In die Palmarum), hasta elsbado posterior a la Pasin. Los textos son fieles alMisal romano tridentino por lo que todas las fiestastienen una estructura regular. El trabajo de los ilu-minadores es annimo y eso significa que sus auto-res no buscaron ser reconocidos como artistas, enel sentido renacentista o barroco del trmino, sino

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    93 Juan de Icar. Arte sutilsima, por la cual se ensea a escribir perfec-tamente: hecho y experimentado y ahora de nuevo aadido ao1553. [Valladolid]: Junta de Castilla y Len, Consejera de Edu-cacin y Cultura, 2002.

  • que hicieron sus obras conforme al concepto del ar-tesano medieval que se consideraba un instrumen-to de Dios, ms que un creador.

    El segundo cantoral porta la clasificacin RMS782.3F IGL.9, y contiene diecisis misas del tiempocomn de los santos. El libro no est fechado y sedesconoce su procedencia, pero en la inicial B que-brada del folio 73v tiene inscrito el nombre de frayJuan de la Mota, en letra cursiva, por lo que se pue-de suponer que se realiz tambin en Sevilla, du-rante el primer cuarto del siglo XVII. La misa inau-gural est dedicada a los apstoles san Pedro y sanPablo, luego, las siguientes nueve corresponden adistintos mrtires.

    El Museo Nacional del Virreinato conservaobras fundamentales del arte colonial mexicano,resguarda ochenta y seis libros de coro de la Iglesiacatedral metropolitana, as como de algunos con-ventos novohispanos. Anteriormente, esa colec-cin se encontraba en la Biblioteca Nacional deAntropologa e Historia, pero en la dcada de 1980pas en comodato al Museo Nacional del Virreina-to. En 1967, Thomas Stanford los catalog en el re-positorio bibliogrfico y apunt una signatura queya no conservan, pues ahora se les localiza con unnmero de inventario. Sin embargo, en ese univer-so libresco se identificaron cuatro cantorales con elnombre del fraile amanuense Juan de la Mota, el

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  • mismo que copi los de la Biblioteca Nacional deMxico. La importancia de este hallazgo reside enque ahora se sabe que esos libros se escribieron porel mismo fraile, en el Convento Grande de SanFrancisco de Sevilla, ya que esto ltimo se registren uno de los cantorales del Museo.

    A continuacin se hace referencia a lo inscrito alfinal de los cuatro volmenes de Tepotzotln:

    En el colofn del cantoral BNAH Antif XXVIII(10-136878) se apunt la clave que aclara el origensevillano de los libros: Este Psalterio que contieneferia quarta y quinta lo escribio en el Conv[en]toCasa Grande de la Provincia de Andalucia, elR[everend]o P. F. Juan de la Mota: y lo acabo aode 1602. Cabe aclarar que la sede de dicha provin-cia est en la ciudad de Sevilla (Castillo 1988), y queeste es el libro ms antiguo de los seis que se han en-contrado.

    El segundo libro porta la signatura BNAH AntXXI, (10-136840) y en su anotacin final tiene lo si-guiente: Este libro escribio, El Padre Fr[ay] Jhoande la Mota Ao de 1615.

    En el remate del tercer cantoral, con la clasifica-cin BNAH Antif XXII, se lee Escribiolo, Fra Juande la Mota, frayle menor.

    Por ltimo, en el colofn del libro BNAH AntifXXXI (10-136834) se anot Este libro escribio ElPadre, Fray Johan de la Mota. Ao de 1615.

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  • Hay entonces un copista que firm seis cantora-les entre los aos 1602 y 1615, pero no as los seis osiete iluminadores que ornamentaron dichos li-bros. Est por hacerse el estudio de la forma y lafuncin de las iluminaciones de los volmenes delMuseo Nacional del Virreinato, pero despus dehaber hecho la primera lectura visual de dichasobras, se puede advertir ms habilidad y maestraen los iluminadores de los dos libros de la Bibliote-ca Nacional de Mxico.

    Reflexin finalCon el hallazgo de los 20 cantorales sevillanos lle-gados a la Nueva Espaa se constata la persistenciadel arte de la iluminacin de manuscritos en la Vie-ja Espaa, durante una poca ms propicia para losimpresos y grabados. No obstante, dichas manifes-taciones encontraron tierra frtil en Mxico y se si-guieron practicando an hasta el ocaso del sigloXIX. Finalmente, tres recintos mexicanos conser-van dicho patrimonio tangible en el que estn pre-sentes las huellas del trasiego atlntico de la culturaescrita.

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