livov - el federalismo como problema-actas final

32
1 EL FEDERALISMO COMO PROBLEMA EN LA POLÍTICA DE ARISTÓTELES 1 Gabriel Livov Universidad de Buenos Aires - CONICET Preguntar por la experiencia federal en la Política de Aristóteles implica interrogar al texto desde una doble ausencia; en primer lugar, la de una terminología técnica sistemáticamente aplicada para circunscribir tal forma política dentro del plexo de las posibles relaciones de asociación interestatal en la Grecia antigua; en segundo lugar, la de un tratamiento doctrinariamente relevante del fenómeno federal por parte del pensamiento político griego. 2 Este doble déficit, terminológico y conceptual, se explica por el hecho de que la reflexión política en Grecia estuvo tradicionalmente centrada en un modelo de estatalidad a escala urbana que resultaba por cierto mayoritario en el mundo helénico, pero que no era en absoluto el único patrón de organización política. 3 Pero esta razón 1 Este trabajo se inscribe dentro de mi proyecto de investigación doctoral, referente a la presencia, operatividad y límites del léxico conceptual metafísico en la filosofía política aristotélica. La investigación aquí presentada se encuentra en proceso de desarrollo y se ha visto considerablemente enriquecida por las preguntas y las observaciones de las que fue objeto en las Jornadas. Las traducciones de los textos griegos son mías (las ediciones se detallan en la bibiliografía final). Las referencias a la Política se consignan en el siguiente orden: número de libro y número de capítulo (en números romanos y árabigos, respectivamente), seguido de la referencia canónica de Bekker. Los textos traducidos de la Política corresponden a mi traducción: Aristóteles, Política (introducción, traducción y notas de G. Livov), Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes-Prometeo, 2010. 2 “No contamos con un tratado filosófico que analice la relación entre diferentes póleis del mismo modo en que Platón y especialmente Aristóteles tratan la estructura de la pólis” (Hansen (1998): 77 [cursiva de Hansen]). “No tenemos registro de ningún filósofo político griego que discutiera cuestiones tales como ‘¿cómo puede mantenerse unido un grupo de Estados en ayuda y protección mutua sin sacrificar sus autonomías separadas?’” (Sinclair (1951): 119). “No hay dudas de que el mundo griego antiguo fue testigo de la emergencia de auténticos Estados federales. No obstante, no sobrevivió ningún alegato antiguo del federalismo en tanto principio político, y no hay ninguna buena razón para pensar que una obra de tal clase haya sido escrita alguna vez. Ni Jenofonte ni ningún otro autor de los períodos clásico o helenístico ha producido panfleto alguno en torno al principio federal. El federalismo griego adolece desesperadamente de la falta de un análisis contemporáneo” (Beck (2001): 356-357). 3 Dentro de la literatura especializada de la última década, es gracias al impulso de los trabajos del Copenhagen Polis Centre que se ha ido diversificando y enriqueciendo nuestra perspectiva de la realidad político-institucional de la Grecia clásica; los numerosos trabajos del grupo de M. H. Hansen nos permiten explorar la variedad y amplitud constitucional de los patrones griegos de organización sociopolítica, dentro de los cuales los Estados federales ocupan un lugar más que preminente (portal del CPC: http://www.igl.ku.dk/POLIS. Ver: http://www.teachtext.net/bn/cpc).

Upload: paorobledo

Post on 16-Dec-2015

11 views

Category:

Documents


3 download

DESCRIPTION

federalismo aristoteles politica

TRANSCRIPT

  • 1

    EL FEDERALISMO COMO PROBLEMA EN LA POLTICA DE ARISTTELES 1

    Gabriel Livov Universidad de Buenos Aires - CONICET

    Preguntar por la experiencia federal en la Poltica de Aristteles implica interrogar al

    texto desde una doble ausencia; en primer lugar, la de una terminologa tcnica

    sistemticamente aplicada para circunscribir tal forma poltica dentro del plexo de las

    posibles relaciones de asociacin interestatal en la Grecia antigua; en segundo lugar, la

    de un tratamiento doctrinariamente relevante del fenmeno federal por parte del

    pensamiento poltico griego.2

    Este doble dficit, terminolgico y conceptual, se explica por el hecho de que la

    reflexin poltica en Grecia estuvo tradicionalmente centrada en un modelo de

    estatalidad a escala urbana que resultaba por cierto mayoritario en el mundo helnico,

    pero que no era en absoluto el nico patrn de organizacin poltica.3 Pero esta razn

    1 Este trabajo se inscribe dentro de mi proyecto de investigacin doctoral, referente a la presencia, operatividad y lmites del lxico conceptual metafsico en la filosofa poltica aristotlica. La investigacin aqu presentada se encuentra en proceso de desarrollo y se ha visto considerablemente enriquecida por las preguntas y las observaciones de las que fue objeto en las Jornadas. Las traducciones de los textos griegos son mas (las ediciones se detallan en la bibiliografa final). Las referencias a la Poltica se consignan en el siguiente orden: nmero de libro y nmero de captulo (en nmeros romanos y rabigos, respectivamente), seguido de la referencia cannica de Bekker. Los textos traducidos de la Poltica corresponden a mi traduccin: Aristteles, Poltica (introduccin, traduccin y notas de G. Livov), Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes-Prometeo, 2010. 2 No contamos con un tratado filosfico que analice la relacin entre diferentes pleis del mismo modo en que Platn y especialmente Aristteles tratan la estructura de la plis (Hansen (1998): 77 [cursiva de Hansen]). No tenemos registro de ningn filsofo poltico griego que discutiera cuestiones tales como cmo puede mantenerse unido un grupo de Estados en ayuda y proteccin mutua sin sacrificar sus autonomas separadas? (Sinclair (1951): 119). No hay dudas de que el mundo griego antiguo fue testigo de la emergencia de autnticos Estados federales. No obstante, no sobrevivi ningn alegato antiguo del federalismo en tanto principio poltico, y no hay ninguna buena razn para pensar que una obra de tal clase haya sido escrita alguna vez. Ni Jenofonte ni ningn otro autor de los perodos clsico o helenstico ha producido panfleto alguno en torno al principio federal. El federalismo griego adolece desesperadamente de la falta de un anlisis contemporneo (Beck (2001): 356-357). 3 Dentro de la literatura especializada de la ltima dcada, es gracias al impulso de los trabajos del Copenhagen Polis Centre que se ha ido diversificando y enriqueciendo nuestra perspectiva de la realidad poltico-institucional de la Grecia clsica; los numerosos trabajos del grupo de M. H. Hansen nos permiten explorar la variedad y amplitud constitucional de los patrones griegos de organizacin sociopoltica, dentro de los cuales los Estados federales ocupan un lugar ms que preminente (portal del CPC: http://www.igl.ku.dk/POLIS. Ver: http://www.teachtext.net/bn/cpc).

  • 2

    general se singulariza especialmente en la filosofa poltica de Aristteles, que ancla

    intencionalmente la arquitectura del concepto de comunidad poltica a las fronteras de

    una estatalidad a escala urbana: el mismo filsofo que critica a Faleas de Calcedonia la

    falta de una exposicin adecuada de los vnculos con los regmenes polticos vecinos y

    extranjeros (Pol II 7) termina l mismo volcndose casi exclusivamente a asuntos de

    poltica interna.4

    El presente trabajo se propone indagar en torno a la ausencia sealada tomando en

    cuenta ciertos textos historiogrficos en los que suele reconocerse la problemtica

    poltica federal y confrontndolos con la Poltica de Aristteles, con el objetivo de

    explorar el borde superior de la plis all representada e interrogar los presupuestos del

    proceso de totalizacin en virtud del cual el punto de sutura de la unidad poltica se

    ubica en la tercera comunidad, correspondiente al nivel de la ciudad, y en ninguna otra

    asociacin ulterior. En primera instancia, empleamos la categora de federalismo en

    sentido estricto, como constitucin conjunta (sumpolitea) que compone una unidad

    institucional integrada por varias ciudades-Estado autnomas respecto de sus asuntos

    internos; pero hemos debido considerar tambin los textos aristotlicos que tematizan el

    horizonte federativo, es decir, el plano de las posibles relaciones interestatales que

    puede entablar una plis, especialmente las reflexiones en torno a las llamadas Ligas

    hegemnicas, como la de Delos (controlada por Atenas) y la del Peloponeso

    (subordinada a Esparta).

    Presentamos a continuacin algunas razones filosfico-polticas por las cuales el

    modelo federativo de organizacin poltica puede considerarse impugnado en el texto

    aristotlico: en primera instancia ( 1), definimos el fenmeno del federalismo antiguo

    4 Se trata de la tesis de A. Kamp: Aristteles estableci en el mismo gesto los confines de la plis y los de su filosofa poltica, haciendo de la primera el espacio conceptual de la segunda: su filosofa poltica se vincula a un especial ordenamiento de la vida en comn de los hombres: es decir, precisamente la plis (Kamp (1993): 68).

  • 3

    en tres aspectos fundamentales, recortando en funcin de ellos tres conjuntos de textos

    que aportan argumentos decisivos para cuestionar la legitimidad y la eficacia de tal

    clase de mediaciones polticas. Luego ( 2) problematizamos las razones expuestas y, a

    la luz de las cuestiones planteadas, desplegamos las prcticas de composicin y de

    recomposicin de la unidad poltica (2.a) y proyectamos las conclusiones sobre el

    problema del compromiso ideolgico del Estagirita con la Liga de Corinto impulsada

    por la potencia macednica (2.b).

    1.- LOS TRES NCLEOS DE LA PROBLEMTICA FEDERAL Y LOS CORRESPONDIENTES MOMENTOS DE LA IMPUGNACIN ARISTOTLICA 1.a) Principio tnico-territorial de individuacin y gobierno representativo Ya desde el siglo VI a. C., en el mbito griego, se suele hablar de Estados federales a

    propsito de aquellas organizaciones en las cuales las ciudades-Estado de una

    determinada regin geogrfica y tnica se combinaban para formar una entidad

    individual principalmente a los fines de la poltica exterior, mientras que para los

    asuntos locales conservaban una identidad y ciudadana separadas.5 Como se ha

    aludido, el pensamiento poltico griego del siglo IV nos ofrece una amplia gama de

    abordajes y perspectivas acerca de las ciudades individuales, aunque no puede decirse lo

    mismo a propsito de las instancias federales de gobierno. Las dos fuentes principales

    sobre las cuales se basan los estudios de los Estados federales griegos del siglo IV a. C.

    provienen de la historiografa: las Helnicas de Jenofonte y las Helnicas de Oxirrinco.

    Los dos trminos usuales para referirse en Grecia a las formaciones estatales federativas

    son koinn y thnos. En dos ocasiones Jenofonte utiliza en sus Helnicas el trmino

    koinn para referirse a Estados federales como la Confederacin Acarnania (Hel IV 6,

    5 Larsen y Rhodes (1996): Federal States.

  • 4

    4) y la Liga Arcadia (Hel VII 5, 1), pero en general acostumbra referirse a la federacin

    a partir de su adjetivo tnico correspondiente: los Aqueos, los Beocios, los

    Calcidios. En las Helnicas de Oxirrinco, el historiador annimo habla de koinn de

    los Beocios tanto como de thnos.6 En las incripciones, las federaciones se

    nombraban a partir del tnico (p. ej., los Beocios) o por el trmino koinn seguido

    del tnico (p. ej., el koinn de los Aqueos). Tal como precisa J. A. O. Larsen, thnos

    se transform en el trmino tcnico con el que en los documentos se refera a cualquier

    otro Estado que no fuera una plis; pero cuando thne y pleis se usan conjuntamente,

    los Estados federales normalmente se incluyen bajo thne. La evidencia reside en la

    frecuencia con la que un Estado federal es llamado thnos antes que koinn.7 En la

    Poltica, el trmino-concepto clave para demarcar la problemtica federal es thnos.

    Hemos de buscar, entonces, el margen de impugnacin de los Estados federales en la

    caracterizacin del thnos, que traduciremos como comunidad tnica.

    El factor tnico funciona como principio poltico vertebrador de unidades institucionales

    comunes en al menos tres sentidos que Tucdides escenifica dentro de una antiloga

    entre tebanos y plateos.8 El primer componente coincide inicialmente con una

    delimitacin regional-territorial. En segunda instancia, se cuenta la homogeneidad

    poblacional, que se hace derivar de una antigua migracin y ocupacin regional en la

    zona de la Grecia central (III 61, 2). Finalmente, se menciona el sustrato religioso del

    principio tnico de individuacin: los santuarios tnicos, sus dioses y sus sacrificios (III

    6 P. Oxy. 842, columna XI. 7 Larsen (1962): 248-252. M. H. Hansen puntualiza que el trmino-concepto thnos se usaba comnmente para designar cualquier forma de comunidad poltica que no fuera una plis en su sentido ms propio, y que sola incluir bajo su circunscripcin semntica regiones enteras que no estaban divididas en pleis (e.g. Etolia), Estados federales comnmente compuestos por pleis (e.g. Beocia) o grandes reinos (e.g. Macedonia) (Hansen (1998): 29-30). 8 Cf. Thuc III 53-67. En la versin del historiador ateniense, los tebanos manipulan discursivamente la estrecha alianza de los plateos con Atenas como pretexto expansionista, y por ello les dirigen la acusacin de haber quebrado una arcaica unidad tnica, yendo contra las tradiciones patrias comunes a todos los Beocios (Thuc III 65, 2: t koin tn pantn Boiotn ptria. Cf. III 66, 1-2).

  • 5

    58, 5).9 En tanto thne, los agrupamientos polticos federales retrotraen sus orgenes

    hacia una unidad sustentada en una comunidad regional, cultual y consangunea.10

    Aristteles se sirve del contraconcepto de comunidad tnica (thnos) para delimitar

    diferencialmente ciertas notas definitorias de lo que debe ser una ciudad-Estado. En Pol

    III 3, se brindan ciertos criterios de distincin a los fines de precisar las condiciones de

    la unidad poltica de una ciudad-Estado. El primero de tales criterios consiste en un

    principio tnico-territorial de individuacin:11

    Del mismo modo, si los pobladores habitan en un mismo lugar, cundo hay que considerar que la ciudad-Estado es una? Pues sin duda no lo ser por las murallas: en efecto, sera posible levantar una nica muralla alrededor del Peloponeso. Algo por el estilo sera Babilonia y todo aquel [territorio] que tenga un permetro ms propio de una comunidad tnica [thnos] que de una ciudad-Estado [plis] (y de Babilonia dicen que incluso al tercer da de haber sido tomada, cierta parte del territorio no se haba dado cuenta).12

    Se postula aqu la grandeza territorial del Estado babilonio como permetro diferencial

    de la categora poltica de thnos, frente a los comparativamente pequeos territorios que convienen a la forma-plis. Dentro del contexto problemtico de Pol III 3 se

    incluye tambin la tematizacin de la composicin tnica de la ciudad-Estado:

    El poltico no debe pasar por alto el tema del tamao de la ciudad-Estado, ni el de la cantidad de habitantes, ni si conviene que est conformada por un mismo grupo tnico o

    9 Las anfictionas, Ligas entre pleis relativas a la proteccin de santuarios tnicos, se suelen indicar como antecedentes institucionales de la forma federal de organizacin poltica, en tanto prefiguran cierto espacio de juridicidad en la relacin entre ciudades a partir de la regulacin interestatal de lo sagrado. 10 Su unidad segn Ehrenberg se garantizaba por la cohesin tribal o territorial (Ehrenberg (1960): 125). Sin embargo, debe superarse la identificacin de la categora de thnos con un Estado tribal basado meramente en lazos de consaguinidad. En esta lnea, conviene relativizar la efectividad real del sustrato tnico-racial originario de los Estados federales, dado que la evidencia presenta casos dismiles al respecto, desde la casi ausencia de etnicidad comn propia de la Liga Calcdica hasta los fuertes vnculos de parentesco que estrechaban a las partes del Koinn Tesalio. Paradjicamente, aunque la confederacin tenga como ncleo a un thnos, las fronteras federales casi nunca coinciden completamente con las fronteras de una determinada etnia. En ocasiones no incluyen parte de la etnia, en otras trascienden las fronteras tnicas (Pascual (2001)). 11 La va ms usual para resolver la dificultad procede sobre la base del lugar y de los seres humanos: pues es posible tambin que el territorio y la poblacin estn divididos, y que unos habiten en un lugar y otros en otro (III 3, 1276a 19-21). 12 III 3, 1276a 24-32. Para la fuente del comentario, Herdoto, Historia I 178, 191. La misma problemtica para la ciudad-ideal, en VII 4, 1326b 3 ss.

  • 6

    por ms.13 Pero si los mismos habitan el mismo lugar, acaso debe decirse que la ciudad-Estado es la misma siempre que la raza de sus habitantes sea la misma []? o bien debe decirse que por tal causa la poblacin es la misma, pero la ciudad-Estado es otra?14

    La solucin del problema no se hace esperar. Lo decisivo a la hora de determinar lo

    propio de una comunidad poltica es su rgimen poltico (politea), caracterizado a partir

    del concepto analtico-categorial de forma: lo mismo sucede tambin para toda otra

    comunidad y todo otro compuesto, si llega a ser diferente la forma [edos] de su

    composicin [snthesis].15

    En consecuencia, si esto es as, resulta manifiesto que debe resolverse si la ciudad-

    Estado es la misma (o no) teniendo la vista puesta en la constitucin: y es posible

    llamarla con el mismo nombre o con otro tanto cuando los que la habitan son los

    mismos como cuando son completamente distintos.16 La denominacin segn la

    procedencia tnica, prctica identitaria comn en los Estados federales, resulta as

    completamente aleatoria desde un punto de vista filosfico-poltico estricto.

    En consonancia con los principios de la filosofa primera aristotlica, el edos de la

    plis, su politea, es anterior conceptualmente respecto del territorio y de la poblacin,

    que tal como se explicita en el captulo 4 del libro VII caen bajo los dominios de la

    nocin de materia (hle). Esta conceptualizacin traslada la jerarquizacin metafsica de

    la forma por sobre la materia al campo propiamente poltico, cargando las tintas sobre la

    centralidad de la politea y devaluando los agrupamientos que sustentan su comunidad

    principalmente en la participacin en un mismo territorio o en una misma filiacin

    tnica. Desde el punto de vista del ncleo esencial de toda ciudad-Estado, desde la

    13 Ver VII 7, 1327b 38. El problema se encuentra tratado en Platn, Leyes IV 708b ss. Sobre la debilidad interna de un Estado compuesto por una poblacin mixta, ver V 3, 1303a 25 ss., Tucdides, Historia de la Guerra del Peloponeso VI 17, 2. 14 III 3, 1276a 32-1276b 1. 15 III 3, 1276b 5-8. 16 III 3, 1276b 9-13.

  • 7

    perspectiva de aquello que hace que una plis sea como es y no de otra manera, el

    principio tnico-territorial resulta insuficiente como criterio de individuacin.

    Aun as, la materia impone ciertos lmites a la forma, y Aristteles se mueve a lo largo

    de esos lmites volviendo a apelar al contraconcepto de thnos.

    Del mismo modo, la ciudad compuesta por una poblacin demasiado exigua no ser autosuficiente (y la ciudad-Estado debe ser autosuficiente),17 pero la ciudad compuesta por una cantidad demasiado numerosa podr ser autosuficiente en las cosas necesarias, como una comunidad tnica, pero no ser una ciudad-Estado: pues difcilmente podr haber aqu un rgimen poltico. En efecto, quin ser el general de una poblacin con demasiados habitantes, o quin ser su heraldo, a menos que sea un Estntor?18 Por estas razones, existe necesariamente una ciudad-Estado por primera vez recin cuando la cantidad [de los individuos que la integran] sea tal que dicha multitud logre por primera vez la autosuficiencia con relacin a la vida buena para la comunidad poltica: y es posible que la ciudad-Estado que sobrepase en cantidad dicho nmero sea ms grande, pero esto, como decimos, no puede ampliarse ilimitadamente.19

    La formulacin segn la cual la comunidad tnica consta de una materia tal que

    resulta excesiva como para que pueda imponerse y reproducirse la forma de la politea

    se aclara en sentido poltico precisamente cuando Aristteles pasa a explicar la cuestin

    del lmite a partir de los hechos [ek tn ergn]: dado que los mandatarios deben

    ejercer el gobierno y administrar la justicia de acuerdo con el mrito [kataxan], no

    podr sostenerse una politea ms que de manera improvisada, a ciegas

    [autoschedizein], all donde los ciudadanos no se conozcan mutuamente [m gnorzein

    alllous], desconocimiento que precisamente tiene lugar cuando la poblacin resulta

    excesivamente numerosa [en t poluanthropa lan].20 Es entonces cuando el lmite

    17 Ver I 2, 1252b 29. 18 La comunidad-tnica no presenta la diferenciacin funcional de la totalidad poltica aristotlica, sino que se limita a ser una agregacin cuantitativa de unidades homogneas (II 2, 1261a 24-28). Presenta su utilidad en la autosuficiencia material relativa a la vida, pero no alcanza la dimensin superior de la autrkeia, vinculada al horizonte de la vida buena (IV 4, 1291a 14 ss.). Ver VII 4, 1326b 8. Para Estntor, cuya voz equivala al grito de cincuenta hombres, ver Homero, Ilada V 785 ss. 19 VII 4, 1326b 2-11. 20 Cf. VII 4, 1326b 11-21. En esta situacin de exceso de poblacin [huperbol to plthous], los ciudadanos no se distinguen ya de los extranjeros y de los metecos, que inadvertidamente pueden pasar a participar activamente de la politea, contrariando el carcter sustancialmente restrictivo de la ciudadana poltica.

  • 8

    mximo (de poblacin, pero tambin de territorio)21 aparece nombrado como

    eusnoptos, pasible de ser abarcado adecuadamente en una mirada panormica. El

    carcter de eusnoptos no se satisface desde perspectivas federales, debido a que se trata

    de organizaciones polticas ciegas. As como Soln cuando coloc ejes piramidales

    (krbeis) que hicieron de las leyes objetos visibles para todos, Aristteles piensa en los

    lmites de lo poltico desde un rgimen de visibilidad que excluye desde un primer

    momento la amplitud de espacios y distancias propia del modelo etnofederativo.

    Si bien en razn de su extenso territorio y su numerosa poblacin el thnos logra

    conformar un adecuado sistema de administracin de los bienes necesarios para la vida,

    es imposible que pueda organizarse bajo los principios rectores de legitimidad propios

    del buen gobierno poltico (eunoma). Por las mismas razones por las cuales se asegura

    con creces la subsistencia, es decir, su elevada poblacin y su extenso territorio, el

    Estado-thnos no logra convertir al rgimen poltico en el modo de vida efectivo de sus

    habitantes.

    La vasta y populosa constitucin de los thne, que excede en mucho los parmetros

    reducidos de una politea a escala urbana, trae consigo la necesidad de implementar

    algn concepto de representacin que pudiera volver operativa una forma poltica que

    de lo contrario naufragara en la ineficacia. Las Ligas hegemnicas y los Estados

    federales afrontan instintiva, antes que explcitamente el problema de cmo gobernar

    una unidad demasiado grande para satisfacer los requisitos de Aristteles para la plis,

    y hallan la solucin en el establecimiento de instituciones representativas: un consejo

    de aliados en una Liga hegemnica, oficiales federales y un consejo federal en un

    Estado federal.22

    21 VII 4, 1326b 24; 1327a 1. 22 Rhodes (1993): 169-170. La cuestin del gobierno representativo fue abordada paradigmticamente por Larsen (1955). Frente a las competencias locales de las pleis, el Estado federal se encargaba de la poltica exterior y la defensa (funciones principales), adems del mantenimiento del orden interno y del

  • 9

    Ahora bien, el principio federativo de representacin no resulta directamente aplicable

    a la plis aristotlica, porque en rigor no puede sostenerse una politea all donde la

    deliberacin y la toma de decisiones se delegue en organismos representativos como los

    de un Estado federal (o en los de una Liga Hegemnica). Para conformar una totalidad

    poltica real, y no meramente nominal, Aristteles exige que los mandatarios y los

    ciudadanos que obedecen a las leyes que tienen en comn compartan un horizonte de

    experiencia comn; deben poder ver y ser vistos, conocerse y reconocerse, deben poder

    escuchar la voz de sus heraldos y de sus generales, deben poder estar presentes

    directamente para ser capaces de participar en primera persona de la vida poltica. La

    organizacin a gran escala propia del Estado-thnos se ve impugnada desde una

    gnoseologa de la proximidad y desde una poltica de la presencia que no soportan ni las

    amplias distancias ni las mediaciones representativas propias de los agrupamientos

    polticos confederativos.

    1.b) Criterio proporcional-oligrquico de participacin y minimalismo jurdico Como ya pudimos vislumbrar, entre los fines fundamentales de las agrupaciones

    polticas federales se contaba el de conformar efectivos sistemas de cooperacin que

    hicieran posible, para ciudades pequeas en posiciones relativamente perifricas, la

    superacin de los dficits econmicos y militares del rgimen limitado de las

    autonomas ciudadanas.

    En un punto de las Helnicas de Oxirrinco, el historiador annimo suspende

    momentneamente la narracin de los acontecimientos para presentar la arquitectura

    institucional del koinn beocio en trminos de una composicin de distritos (mre,

    rgimen poltico, de la eleccin de todos o parte de los magistrados federales y del control de los mismos, de determinadas competencias legislativas y jurisdiccionales, de la administracin de los santuarios federales y, en ocasiones, se arrogaba el derecho exclusivo de acuar moneda. Para ello el Estado federal posea una serie de instituciones propias, independientes de las de las pleis, como magistraturas, consejo y/o asamblea, tribunales, tesoro y un sistema de contribuciones econmicas (Pascual (2001)).

  • 10

    literalmente: partes) de acuerdo con un principio de representacin proporcional: el

    poder que cada parte tiene a la hora de las decisiones en el nivel federal es funcional a la

    cantidad de recursos militares y econmicos que aporta para sostener la confederacin.

    Cada una de las partes enva al koinn un beotarco (magistrado encargado de ejercer el

    mando supremo en el mbito federal), 60 consejeros para el Consejo federal, cierto

    nmero de jueces, mil hoplitas, cien jinetes y, finalmente, la undcima parte de sus

    ingresos econmicos.23 As, la ley fundamental de la sumpolitea beocia, segn el

    historiador de Oxirrinco, no es ms que una diagramacin tcnica de los modos y

    requisitos de una combinacin proporcional de los recursos y las fuerzas.

    Asimismo, en un pasaje del libro V de las Helnicas de Jenofonte a propsito de la

    Liga Calcdica, aparecen claramente expuestas las ventajas cuantitativas que los Estados

    federales ofrecen a las ciudades que toman la decisin de formar parte de ellos: respecto

    de la ciudad-Estado, la confederacin cuenta con una base territorial ms amplia, una

    mayor fuerza demogrfica24 y militar,25 una mayor disponibilidad de recursos.26 Por

    todo ello, participar de la forma poltica federal se califica como kerdalon (lucrativo,

    provechoso, beneficioso).27

    En el decisivo captulo 9 del libro III de la Poltica, Aristteles hace referencia a la

    degeneracin instrumental-pragmtica de la ley en un contrato y de la ciudad-Estado en

    una mera alianza:

    [Si no hay preocupacin por la virtud] la ciudad-Estado se convierte en una alianza militar [summacha], que se diferencia de otras establecidas entre aliados lejanos solamente por el lugar, e incluso la ley, como dijo el sofista Licofrn, se transforma en un pacto

    23 P. Oxy. 842, columna XI. 24 Hel V 2, 16: poluanthropa. 25 Hel V 2, 14-15: ochocientos hoplitas, ms de ochocientos peltastas y ms de mil jinetes. En Hel VI 1 se describen las ventajas de unificar el podero militar de todo el Koinn Tesalio bajo la jefatura de Jasn. 26 Hel V 2, 16: ingresos econmicos de muchos puertos y mercados; V, 2, 17: abundancia de trigo. 27 Hel V 2, 19.

  • 11

    [sunthke], garante de los derechos de unos para con otros, pero incapaz de hacer buenos y justos a los ciudadanos.28

    Esta concepcin minimalista de lo poltico aparece enmarcada por el Estagirita a partir

    del escenario de las relaciones interestatales, a travs de dos ejemplos que se proponen

    como absurdos. Sostener una posicin meramente convencionalista acerca del derecho y

    del Estado termina siendo para Aristteles tan desatinado como establecer la posibilidad

    de que tirrenos y cartagineses, por un lado, y megarenses y corintios, por el otro, puedan

    ser considerados como miembros de una misma plis por el solo hecho de haber

    entablado entre s contratos comerciales o acuerdos militares.29

    El rechazo de las relaciones internacionales como parmetro de politicidad gira en

    torno a las nociones de proximidad y distancia. La aplicacin de los criterios propios de

    las alianzas para la comprensin del lazo poltico en el interior de la ciudad-Estado

    reproduce la paradoja de vivir juntos pero estar separados.30 La verdadera koinona

    politik no puede tomar como modelo de inteligibilidad a los koin, puesto que entre los

    componentes de la totalidad poltica rigen pactos sobre importaciones, acuerdos de no

    agresin mutua y documentos escritos referentes a la alianza, pero sucede que

    ninguno se ocupa de cmo deben ser los otros, ni de que ninguno de los que suscriben

    a los pactos sea injusto o cometa alguna accin malvada, sino solamente de que no se

    cometan injusticias recprocas.31

    28 III 9, 1280b 5-12. La hiptesis del contrato (sunthke) de Licofrn (sofista de quien se conserva slo aquello que cita Aristteles) se vincula con ciertas aproximaciones contractualistas de la llamada segunda sofstica, como Antifonte (DK 87 B 44) e Hipias (en Jenofonte, Recuerdos de Scrates IV 4, 13); ver tambin la opinin reproducida por Glaucn en Platn, Repblica II 359a ss. 29 Tirrenos y cartagineses, cf. III 9, 1280a 31-38 (el trmino que Aristteles utiliza en este pasaje para denotar los matrimonios contrados es epigama, el mismo que presenta Hel V, 2, 19 para referirse a los derechos de unin entre personas de diferentes pleis dentro del mismo koinn); megarenses y corintios, cf. III 9, 1280b 13-23. 30 Cf. III 9, 1280b 23-29: Por qu causa? No por ausencia de proximidad de la comunidad. Pues incluso si se reunieran as los miembros de una comunidad (y realmente cada uno dispusiera de su propia casa como de una ciudad), prestndose ayuda a s mismos como si hubiera una alianza defensiva slo contra los que cometen injusticia, tampoco as les parecera que existe una ciudad-Estado a quienes investigan con exactitud, si precisamente convivieran del mismo modo estando reunidos que hallndose separados. 31 III 9, 1280a 38-b 5.

  • 12

    En el libro II de la Poltica, en el curso de la crtica a la Repblica platnica, un pasaje

    en especial resulta ms que interesante para los fines que nos ocupan, dado que la

    referencia a la Federacin Arcadia (formada en 370 a.C., luego de la batalla de Leuctra)

    se presenta como la nica mencin explcita de Aristteles a un Estado federal en toda

    la Poltica:

    Por otra parte, la ciudad no slo est constituida por muchos seres humanos, sino tambin por seres humanos que difieren cualitativamente. Pues una ciudad no surge entre semejantes; en efecto, la ciudad-Estado y la alianza militar son diferentes. Una es til por la cantidad, aunque todos sean de la misma cualidad (en efecto, la alianza militar se da por naturaleza en vista de la colaboracin mutua, al igual que un mayor peso hace inclinar la balanza). Y una ciudad-Estado se distinguir en tal sentido de una comunidad-tnica, cuando la poblacin no se halle separada en aldeas, sino como los arcadios. La unidad, sin embargo, debe surgir a partir de los que difieren cualitativamente.32

    Mientras que la totalidad funcional de la plis aristotlica reclama un criterio de

    unificacin progresiva a partir de elementos formalmente heterogneos, la lgica de la

    alianza procede por agregacin cuantitativa de unidades indiferenciadas: las ciudades

    pueden ir sumndose indefinidamente a una alianza ya establecida o componer

    ilimitadas alianzas mutuas. Lo importante parece ser constituir masas de acumulacin

    de recursos econmicos y militares para conformar entidades cooperativas, cuyo peso

    en principio no tiene un trmino prefijado, no sabe de lmites y cuyas partes llegan a

    32 II 2, 1261a 22-30. La asercin de que los individuos que componen la ciudad no son semejantes (homooi) debe remitirse a la acepcin amplia del concepto de plis, como conjunto de todos los habitantes del territorio (ciudadanos, esclavos, mujeres, nios, metecos y los diversos grupos de trabajadores). Cualitativamente traduce ex edei, por la forma/especie (Ver I 1, 1252a9; III 1, 1274b 38; IV 3, 1289b 27; 1290a 5). Para la ciudad-Estado como unidad comn (hn koinn) de componentes cualitativamente diferentes: I 5, 1254a 29 ss.; VII 8, 1328a 25 ss. (para los distintos tipos de unidad, ver Metafsica , 1016b 31 ss). Para la comparacin entre ciudad-Estado y alianza (summacha), ver III 6, 1278b 15; ver especialmente la argumentacin de III 9, 1280a 34 ss. y la crtica a Platn de IV 4, 1291a 10 ss. Frente al thnos arcadio (una confederacin compuesta por diversas ciudades-Estado), la otra forma de comunidad-tnica se halla separada en aldeas (kmai) dispersas, en tanto no sometidas a una unidad comn (ver Tucdides Historia I 5; I 10, 2; y especialmente III 94, 4, donde describe el thnos etolio, grande y poderoso pero habitando aldeas dispersas sin fortificar: muy alejadas unas de otras, hablan una lengua muy difcil de entender y comen carne cruda ) (Newman (1887) II: 230-232; Schtrumpf (1991) II: 162-166).

  • 13

    converger desde una homogeneidad de principio en una unidad que se modula

    cuantitativamente, segn el ms y el menos.33

    1.c) Devenir hegemnico de la parte y carcter frgil de la mediacin entre lo general y lo particular: Dentro del listado de recursos que la fuente de Oxirrinco determinaba dentro del

    circuito distributivo de la constitucin conjunta beocia, hemos mencionado que cada

    parte deba aportar una serie de funcionarios y de recursos militares y econmicos. Si

    bien originariamente una parte pudo haber equivalido a una plis, a lo largo de una

    historia de luchas internas por la hegemona se fue operando un desequilibrio que

    armoniz la estructura institucional de acuerdo con la escala de acumulacin del poder.

    En el momento en que el historiador annimo escribe, la plis de Tebas posea cuatro

    partes, algunas pleis como Tespias u Orcmeno tenan ms de una, mientras que otras

    ciudades participaban en comn de una sola parte, como por ejemplo Haliarto, Lebadea

    y Coronea, con un tercio cada una.34 De este modo, al poseer ms distritos algunas

    ciudades ponan en comn una mayor cantidad de recursos econmicos, milicias y

    funcionarios federales y, en consecuencia, tenan una mayor ingerencia en las

    decisiones colectivas: para decirlo simplemente, se beneficiaban de los recursos

    federales [tn koinn], pagaban los tributos, enviaban jueces y participaban [metechon]

    tambin de todos los bienes y de todos los males segn la proporcin de beotarcos

    33 Esta visin hace sistema con el principio de indiferenciacin de las formas de dominio, donde unos sujetos abstractos se disponen en un plano espacial descualificado (como el tablero de un juego de damas) y en el que lo mismo da aliarse con una plis vecina, gobernar polticamente sobre hombres libres, mantener un vnculo desptico o ejercer la patria potestad sobre los hijos (I 1, 1252a 7-13). 34 P. Oxy. 842, columna XI, seccin 3.

  • 14

    aportados.35 No es menor en este caso la indicacin de que la sede de las instituciones

    federales se ubicaba en la Cadmea de Tebas.36

    As como en la sumpolitea beocia se sanciona constitucionalmente un desequilibrio

    de fuerzas por dems favorable al predominio de una parte dentro de la confederacin,

    en un pasaje ya aludido de las Helnicas de Jenofonte concerniente a la Liga Calcdica

    se refleja ms directamente el devenir desptico de una parte que pasa a imponer su

    propia lgica sobre la totalidad.37 El nivel de la Confederacin sola as hallarse bajo la

    hegemona de una plis ms poderosa que las dems, que en virtud de ese poder

    declinaba los modos de la unidad federal segn sus propios intereses expansionistas,

    con lo cual apelando a una distincin cara a Aristteles el circuito de gestin del poder dejaba de ser poltico y pasaba a ser desptico.

    La casustica histrica que expone al respecto el Estagirita encuentra en Atenas el

    paradigma por excelencia de cmo las alianzas polticas degeneran en dominios

    despticos. Dentro de un ejercicio retrico de encomio y censura, propone Aristteles el

    siguiente tpico de impugnacin de la poltica exterior tica: por ejemplo, que

    redujeron a la esclavitud a los griegos, y que luego de haber vencido [a los Persas]

    subyugaron a quienes haban sido aliados de ellos contra el brbaro, los de Egina y

    Potidea, y otros asuntos de tal clase.38 Segn la Constitucin de los Atenienses, con el

    35 Ibidem, seccin 4. Recordemos que un beotarco equivale a un distrito electoral o parte, con lo cual la frmula final equivaldra a segn la proporcin de partes que se tengan. 36 Idem. Tal como queda claro a partir de la fuente, el principio representativo se modula segn la escala del poder, y las partes pasan a participar de la totalidad poltica en una medida proporcional a lo que aportan de poder (militar, financiero, poltico) a esa unidad: as se gobernaba la comunidad tnica como un todo (T mn on thnos hlon hotos epoliteeto). 37 Un embajador de Acanto llamado Clgenes pronuncia un discurso directo para anunciar a los lacedemonios, rbitros de la autonoma segn los trminos de la Paz del Rey, que algo grande est pasando en Grecia sin que ellos se den cuenta: los de Olinto, la plis ms grande de Tracia, atraan hacia s [prosgein] a las ciudades-Estado con la condicin de que se sirvieran de las mismas leyes y establecieran un rgimen comn [nmois tos autos chrsthai ka sumpoliteein], pero luego sometieron [proslambnein] a algunas de las ms grandes. (Hel V 2, 12, 5-8). 38 Rhet 1396a 17-20. El concepto de aliado (smmachos) se convierte a partir del siglo V a. C. en un claro ejemplo de ideologema, un lexema particularmente cargado ideolgicamente por el contexto con una significacin poltica precisa: a los odos de un griego de los siglos V o IV, alianza tena la clara resonancia de vnculo de subordinacin a una plis poderosa que lidera una Liga hegemnica

  • 15

    objetivo de apoderarse de la conduccin [hegemonan katchein], los atenienses se

    relacionaban con los aliados de manera ms desptica [despotikotros], por haber

    tomado el mando [de la Liga de Delos].39 Pero en trminos ms generales, Pol IV 11

    exhibe la dinmica que segn Aristteles ha permeado histricamente los intentos

    helnicos de construccin poltica, tanto a nivel estatal como interestatal, a saber, la

    supremaca del espritu de parte por sobre el inters de la totalidad en su conjunto:

    Debido a que surgen conflictos facciosos y enfrentamientos mutuos entre el pueblo y los ricos, cualquiera de ambos que prevalezca sobre sus adversarios, no establece un rgimen comn ni igual, sino que considera como un premio por la victoria su predominio sobre el rgimen, y unos establecen una democracia y otros, una oligarqua. Adems, quienes llegaron a detentar la hegemona sobre la Hlade, mirando cada uno hacia el rgimen vigente entre ellos mismos, en las ciudades [sometidas] unos establecan democracias y los otros oligarquas, no considerando la conveniencia de esas ciudades-Estado sino la suya propia.40

    El modelo de dominio sobre el cual se cimentan las Ligas hegemnicas atenta contra

    la posibilidad de una autntica constitucin comn (koin politea), en razn de que las

    ciudades que tienen el imperio reproducen sus propios caracteres en las partes que les

    estn sometidas como aliadas.

    En Pol VII 2 desarrolla una crtica de los rdenes orientados desde un principio hacia

    la dominacin de los vecinos (ante todo: Esparta), en tanto se preocupan por la justicia

    hacia adentro, pero no se comprometen del mismo modo en las relaciones de sujecin

    que mantienen con otras organizaciones polticas. Aristteles encuentra absurdo que la

    funcin del poltico deba consistir en ser capaz de considerar cmo conquistar y

    someter a las poblaciones vecinas, ya sea que stas as lo quieran, ya sea que se resistan

    (concretamente, Atenas o Esparta). Nora Andrade ejemplifica la permeabilidad del discurso trgico al vocabulario poltico en el uso del ideologema de la alianza durante un agn entre dos personajes del yax de Sfocles: la Liga de Delos ha hecho que muchos aliados (smmachoi), los que pagan tributo, sean en realidad sbditos (hupkooi). Tal es la denominacin que habitualmente les da Tucdides. Hasta tal punto la palabra smmachoi est cargada de la idea de subordinacin que, cuando nuestro historiador habla de los aliados que contribuyen con tropas y barcos, debe desactivar esa carga negativa mediante el aadido de un adjetivo, smmachoi autnomoi (Andrade (2003): 17). 39 Ath 24, 2. 40 IV 11, 1296a 29-36. Ver V 7, 1307b 22.

  • 16

    a ello.41 La confusin que da lugar al absurdo concierne a la distincin entre poder

    desptico y poder poltico: parece que la mayora cree que el poder desptico es

    poltico, y no se avergenzan de practicar en relacin con otros precisamente lo que

    cada uno de ellos no considerara justo ni til para ellos mismos.42

    Las asociaciones entre ciudades se demarcan entonces como lbiles y fluidas, y

    componen totalidades frgiles viciadas de particularidad, especialmente expuestas al

    naufragio ante las aventuras expansionistas de alguna de sus partes: pero lo mismo

    hacen con las ciudades-Estado y con las comunidades tnicas [aliadas] los que detentan

    el mando supremo, como los atenienses, por ejemplo, en relacin con Samos, Quos y

    Lesbos (pues tan pronto como llegaron a ser poderosos por el imperio, los sometieron

    yendo en contra de los pactos [par ts sunthkas]).43

    La despolitizacin del fenmeno federativo procede en este punto a partir de la

    condena del despotismo, una forma de dominio prepoltica, que slo debiera tener

    validez dentro del mbito acotado de la casa (okos) o en el dominio sobre los thne

    brbaros, nacidos para ser esclavos, pero de ningn modo entre entidades polticas

    helnicas. La dinmica virtualmente desptica de las alianzas entre Estados traslada a

    los intentos de componer unidades institucionales comunes el peligro de construir

    totalidades viciadas de particularidad, en la medida en que el equilibrio del conjunto se

    ve alterado por la hipertrofia de una parte que inclina la balanza de la decisin federal a

    su favor. As, las totalidades federativas se revelan frgiles, vulnerables frente a la

    desviacin desptica.

    41 VII 2, 1324b 24-26. 42 VII 2, 1324b 32-34. Cf. 1324b 35-36: buscan el gobierno justo para s mismos, pero no se preocupan por lo justo en relacin con los otros. La justificacin del proyecto imperial de Atenas segn Pericles muestra la tensin, descripta por Aristteles, entre una democracia hacia adentro y una tirana hacia fuera (Tucdides, Historia de la Guerra del Peloponeso II 63, 2). De todos modos, conquista y sometimiento se vuelven justificables para Aristteles en el caso de que aquellos sobre los cuales se ejerce el dominio interestatal desptico sean esclavizables por naturaleza [despostn phsei], es decir, que se trate de poblaciones brbaras. 43 III 13, 1284a 38-41.

  • 17

    2.- PROBLEMAS Y ESPECIFICIDADES DEL UNITARISMO ARISTOTLICO44

    Una vez expuestos los tres aspectos de la tesis central del presente trabajo (que

    Aristteles impugna las mediaciones polticas federales en su legitimidad tanto como en

    su eficacia), podran plantearse tres objeciones posibles.

    En primer lugar, el nfasis en la unidad parece dejar de lado la insistencia en la base

    mltiple y funcionalmente diversificada de la plis, en clara oposicin al unitarismo

    platnico.45 En segundo lugar, se presenta la cuestin de cmo armonizar la

    deslegitimacin aristotlica de las agrupaciones interestatales (tal como fue ya expuesta)

    con la sugerencia de ciertos textos donde l mismo admite expresamente la posibilidad

    de componer vnculos polticos entre ciudades-Estado:

    No obstante, una nica ciudad-Estado que atendiera sus propios asuntos tambin podra ser feliz, y claramente si dispusiera de un buen gobierno, siempre y cuando sea posible en algn sitio que una ciudad-Estado que se sirva de leyes buenas viva aislada; en cuyo caso, el ordenamiento de su rgimen poltico no estar orientado hacia la guerra ni hacia el sometimiento de los enemigos (pues [ha de suponerse que] no habra [guerra] en absoluto). En consecuencia, resulta claro que deben considerarse buenas todas las ocupaciones concernientes a la guerra, pero no como el fin ms elevado de todos, sino como medios para dicho fin. Es propio del buen legislador considerar la manera en que una ciudad-Estado, un grupo de seres humanos, o cualquier otra comunidad participarn de la buena vida y felicidad que es posible para ellos.46 Sin embargo, habr algunas diferencias entre las regulaciones que se prescriban: y en caso de que existan [poblaciones] vecinas, es propio del arte legislativo considerar cmo deben comportarse

    44 Trabajo aqu a partir de algunas observaciones y sugerencias recibidas en las Jornadas. 45 El fin que, segn dice [Scrates en Repblica], debe tener la ciudad-Estado resulta imposible tal como aparece aqu planteado, y no precisa en absoluto cmo debe determinarse. Me refiero a la concepcin de que lo mejor para toda ciudad-Estado consiste en ser lo ms unitaria posible: pues ste es el principio que Scrates adopta como fundamento. Sin embargo, resulta manifiesto que si la ciudad-Estado procede de este modo y llega a ser ms unitaria, no ser una ciudad-Estado; pues la ciudad es por naturaleza una cierta multiplicidad, y al volverse ms unitaria ser una casa ms que una ciudad, y un ser humano ms que una casa: pues podra decirse que es ms unitaria la casa que la ciudad y el ser humano ms que la casa. De modo que aun cuando fuera posible realizar esto, no debera llevarse a cabo, pues destruir la ciudad-Estado (II 2, 1261a 13-22). 46 Grupo de seres humanos: Aristteles usa aqu gnos anthrpon, que no debe traducirse en absoluto como gnero humano sino que debe entenderse como grupo de seres humanos, donde grupo (gnos) se aplica a una congregacin de hombres en el interior de una ciudad-Estado: as en III 17, 1288a 9 ss. Confrontar especialmente con Repblica VII 519e, que es el pasaje que Aristteles parece tener en mente aqu, y que se conecta claramente con Poltica III 9, 1280b 33.

  • 18

    segn de qu [vecinos] se trate y cmo deben ponerse en prctica las medidas adecuadas para cada caso.47

    Respecto de las prcticas relativas a la guerra, no deben llevarse a cabo en funcin de lo siguiente, a saber, para reducir a esclavitud a quienes no son dignos de ella, sino antes en primer lugar para que los mismos [ciudadanos] no sean esclavizados a manos de otros; luego, para que busquen la hegemona con la vista puesta en el beneficio de los gobernados, y no en el dominio desptico sobre todos; en tercer lugar, para esclavizar a quienes son dignos de ser esclavos.48

    En tercer lugar, debera tomarse en cuenta dentro del desarrollo anterior la posibilidad

    terica que Aristteles formula en el libro VII, referente a una nica politea que

    abarcara a la totalidad de los griegos.49

    Las objeciones mencionadas deberan servir para repensar y precisar el panorama

    presentado, especialmente a la luz de dos cuestiones clave: por un lado, 2.a) la unidad

    poltica en la filosofa de Aristteles; por el otro, 2.b) la vinculacin entre el texto

    aristotlico y la coyuntura poltica.

    2.a) La unidad poltica como prctica de composicin y recomposicin Relancemos la problemtica abordada en la primera seccin. Si tomamos como

    escenario conceptual arquetpico la nocin de plis presentada sinpticamente en la

    47 En este texto, a tono con la objecin presentada, Aristteles admite la posibilidad de que unidades polticas ms amplias que la ciudad-Estado puedan alcanzar la buena vida. Ver VII 1327b 2-5 (para determinar la cantidad y la magnitud de esta fuerza debe prestarse atencin al modo de vida de la ciudad-Estado. En efecto, si busca una vida de poder hegemnico y poltico, deber contar necesariamente tambin con tal fuerza en proporcin acorde con sus respectivas acciones), donde se utiliza el adjetivo poltico para hablar de las relaciones de poder entre las diversas ciudades-Estado (tal como en II 6, 1265a 21 ss. y en VII 2, 1324a 40). 48 VII 14, 1333b 38-1334a 2. Para la posibilidad de ejercer un poder justo sobre otras poblaciones, VII 2, 1324b 27, 1324b 41-1325a 5. 49 En cuanto al pueblo de los griegos, precisamente en tanto ocupa un lugar intermedio participa as tambin de ambas etnias: en efecto, es animoso y razonador. Precisamente por ello, vive de modo libre, goza de la mejor organizacin poltica y es capaz de ejercer el poder sobre todos, si slo alcanzara un rgimen poltico nico [mis tugkhnon politeas] (VII 7, 1327b 28-33). Aristteles formula aqu la posibilidad de que las diferentes ciudades-Estado de Grecia (que son las que mejores ordenamientos polticos han alcanzado, en comparacin con las otras etnias) confluyan en una unidad constitucional interestatal. El concepto de politea se ve ampliado; de la relacin entre ciudadanos (ver especialmente VI 8, 1321b 17 ss.) pasa a aplicarse a los vnculos entre diferentes ciudades-Estado (como en otros pasajes del libro VII). Ser capaz de ejercer el poder sobre todos se opone al defecto de las etnias fras, que no son capaces de mandar sobre sus vecinos. Segn Schtrumpf, puede analogarse el comentario aristotlico con el consejo que segn Herdoto formul Tales: el grupo tnico de los jonios deba unirse convirtiendo a cada una de sus ciudades en demos de una nica ciudad-Estado confederada (Historia I 170, 3) (Schtrumpf (2005) IV: 339-343).

  • 19

    apertura de la Poltica (I 2) casi a la manera de un ideal-tipo introductorio al estudio de los regmenes polticos, constatamos que all la ciudad-Estado aparece considerada como la comunidad final (tleios: perfecta, acabada, completa), una totalidad que abarca

    las partes que la componen a travs de un vnculo teleolgico, cuyo punto conclusivo

    alcanza coronacin en las fronteras de la ciudad, pero no ms all; no parece haber

    espacio para ulteriores mediaciones, pues la koinona politik es fin. El concepto

    aristotlico de totalidad bien podra haber encontrado su fin en mediaciones

    institucionales ms totalizantes y abarcativas que las ciudades-Estado. Alianzas, Ligas

    hegemnicas o Estados federales bien podran haber ocupado los contornos de la

    categora de totalidad, quizs con mayor adecuacin desde el punto de vista histrico,

    tomando en cuenta el progresivo desplazamiento del centro de gravedad poltica desde

    el horizonte de autonoma de las ciudades-Estado hacia formaciones de poder de mayor

    escala. Pero ante los proyectos federativos, como hemos tenido oportunidad de

    comprobar, Aristteles parece tender hacia una solucin unitaria.

    Ahora bien, a la hora de pensar el unitarismo aristotlico en sus especificidades, la

    crtica de Pol II 2 a la excesiva unidad poltica de la Repblica de Platn no deja de

    imponer un lmite que debe ser tomado en cuenta. Del requisito, puesto en boca de

    Scrates, de que la ciudad-Estado debe llegar a ser lo ms unitaria posible se derivara

    como consecuencia una drstica reduccin a lo uno que atentara contra eso mismo que

    se quiere preservar (pues la ciudad es por naturaleza una cierta multiplicidad). Pero

    entonces: qu clase de unidad quiere Aristteles para su totalidad poltica, si sobre toda

    unidad pesa el riesgo de degenerar en homogeneidad que anula la pluralidad (Platn) y

    si adems toda unificacin poltica funcional a la autonoma de las partes se califica de

    formal, normativamente vacua y virtualmente desptica?

  • 20

    Aristteles integra conceptualmente los extremos del dilema (incluso en algunos

    textos ya expuestos) apelando a la nocin de unidad comn.50 Dirigiendo la mirada

    hacia la genealoga del proceso de integracin de comunidades que cristaliza finalmente

    en la plis, quizs podra encontrarse cierta tematizacin de lo federativo dentro de las

    categoras polticas aristotlicas, a saber, en torno al horizonte prepoltico de la aldea, en

    el momento del sinecismo, la unificacin de las casas y de las aldeas en la tercera y

    ltima comunidad. Si uno entiende plis como agrupacin poltica de ciertas partes

    que se nuclean para conformar una unidad de conjunto sin perder su carcter

    heterogneo, de alguna manera, en Aristteles toda politea sera originariamente una

    sumpolitea, y entonces plis podra ser tambin el nombre de la unidad de

    agrupacin entre diversas ciudades-Estado.51

    En este punto, ante la posibilidad de emplazar la problemtica federal en el nivel de la

    convergencia de las mltiples aldeas (kmai) en la unidad estatal, debemos decir que la

    insuficiencia sumpolitik es correlativa tambin de una insuficiencia komik. La figura

    de la aldea parecera no encontrar otra funcionalidad que la de ser una mediacin

    circunstancial entre lo domstico y lo poltico. Dentro del esquema gentico-evolutivo,

    la kme cubrira el campo de las relaciones entre los administradores domsticos, el

    conjunto de prcticas de sociabilidad extradomsticas que operan como soporte y

    anclaje intersubjetivo del lazo propiamente poltico; pero a la hora de hablar sobre esta

    50 En efecto, en aquellas cosas que se constituyen a partir de varios componentes ya sea que se encuentren ntimamente ligados entre s, ya sea que subsistan separadamente y llegan a conformar cierta unidad comn, en todas ellas aparecen un elemento dominante y otro dominado (I 5, 1254a 28-30). Consultar tambin VII 8, 1328a 25 ss. Para el concepto de unidad comn (hn koinn), ver Metafisica 1043a 31; Fsica V 3, 227a 10-b 2. 51 De hecho, en los fragmentos historiogrficos aristotlicos, se subsume al koinn Tesalio bajo la categora de plis y se le asigna una politea propia, y tambin se adscribe una koin politea a los Arcadios (Frg VIII, 44, 498; Frg. VIII, 44, 483). No hay que dejar de marcar la fluidez del vocabulario poltico interestatal de la antigua Grecia, dentro del cual exista una zona de indiferenciacin entre los conceptos de sumpolitea y de sunoikisms, en la medida en que el verbo sumpoliteein se usa desde el siglo V a. C. en adelante para denotar la convergencia de comunidades separadas en un mismo Estado; y en inscripciones a veces se utilizan tambin otros trminos como sunoika u homopolitea para hablar de la absorcin de un Estado pequeo dentro de otro sin que se oblitere la parte anexada (Larsen y Rhodes (1996): Sympoliteia).

  • 21

    instancia, Aristteles simplemente esboza escuetas comparaciones con el proceso

    colonial y con protomonarquas gerontocrticas.52

    Si bien es cierto en general, como afirma M. Riedel, que este captulo de la Poltica

    alcanza una conceptualizacin de la comundad poltica que abarca tanto la gnesis

    paulatina como as tambin la estructura institucional,53 sin embargo la aldea apunta a

    una instancia genticamente intermedia que no encuentra una sedimentacin

    institucional que permanezca luego de acabada la gnesis, como si slo se agotara en la

    funcin de una mera prtesis de crecimiento, provisoria, destinada a ser superada sin ser

    conservada. A fin de cuentas, las unidades fundamentales del anlisis aristotlico son la

    casa y la ciudad.

    La referencia ms plausible para iluminar este problema coincide con la obra poltica

    ltima de Platn. As, mientras que en el libro I de las Leyes se enuncian los tres

    componentes del anlisis de Pol I 2 (oika, kme, plis),54 en el comienzo del libro III se

    lleva a cabo un anlisis gentico que merece nuestra atencin. En el punto en que las

    aldeas y las casas gobernadas monrquicamente por los ms ancianos, se integran en comn (eis t koinn, Leg 680e) en la formacin de una plis, cada una llega a esa

    comunidad mayor con sus propias leyes,55 por lo cual se hace necesario que los que se

    reunieron (tos sunelthntas) elijan en comn (hairesthai koinos) a ciertos varones

    que consideren todas esas costumbres particulares y legislen para toda la comunidad las

    que ms les satisfagan.56

    52 1252b 15-27. En palabras de A. C. Bradley, ms all de esta breve nota, no tenemos casi ninguna referencia ms de la aldea en la obra de Aristteles (Bradley (1991): 24). Segn T. J. Saunders, las aldeas de Aristteles son cosas misteriosas. Su descripcin es corta, alusiva y ambigua (Saunders (1995): 66). 53 M. Riedel, Metafsica y metapoltica. Estudios sobre Aristteles y el lenguaje poltico de la filosofa moderna, trad. E. Garzn Valds, Buenos Aires, Alfa, t. I, 1976, p. 41. 54 Leg I 626c. 55 hkein chontas idous nmous eis tn mezona sunoikan (Leg III 681b). 56 Leg III 681c-d.

  • 22

    Tambin podra echar luz sobre esta cuestin la versin del sinecismo estatal que un

    ilustre historiador ateniense relata a propsito de la antigua tica y del legendario rey

    Teseo: segn Tucdides, esta regin se hall siempre habitada por ciudades-Estado que

    tenan sus pritaneos y sus magistrados,57 pero Teseo con inteligencia organiz el

    territorio [diakosmen tn chran] disolviendo los consejos y las magistraturas de las

    otras ciudades, y las unific [sunoikzein, integr, compuso] a todas en una ciudad-

    Estado que es la que existe ahora, estableciendo un solo consejo y un solo pritaneo.58

    Lo destacable aqu es el hecho de que los poderes y las leyes regionales de las aldeas no

    subsisten independientemente una vez llevada a trmino su unificacin poltica.

    En este punto debe subrayarse que, tal como lo testimonian con claridad los libros

    empricos de la Poltica, la constitucin de una unidad estatal depende decisivamente

    de la conformacin de hbitos y prcticas que apuntalen su convergencia unitaria en la

    totalidad poltica. Desde esta perspectiva, resultan en cierta medida hasta aleatorios los

    orgenes de dicha unidad, a condicin de que logre establecer con sus partes una

    relacin orgnica, y no meramente instrumental.

    An cuando Aristteles acepte la posibilidad de composiciones polticas que

    excedieran la pequea escala de la ciudad-Estado, resulta de fundamental importancia 57 Thuc II 15, 1. 58 Thuc II 15, 2. As pues, si las unidades aldeanas se integran en el modelo estatal unitario mediante la derogacin de sus leyes y costumbres privadas y la supresin de sus rganos internos de deliberacin y decisin, entonces puede establecerse una diferencia importante. Por un lado, tenemos el sinecismo, que da lugar a un Estado unitario en la medida en que se ocupa de suprimir los rganos consultivos y las magistraturas locales de las comunidades-parte, y por el otro, la sumpolitea, que institucionaliza un plano comn para la decisin poltica en el nivel federal a partir del respeto por las autonomas locales. El estatuto de las partes en ambos casos es bien distinto. Una plis-parte de un Estado federal (modelo Beocia) se distingue claramente de una subdivisin cvica interna (dmos, phratra, phle) dentro de un Estado unitario (modelo Atenas). En su diferenciacin de los modelos ateniense y beocio, P. J. Rhodes plantea como principal criterio de divergencia la doble ciudadana de Beocia frente a la ciudadana nica de Atenas: Beocia cuenta con un gobierno federal y un gobierno de la plis, y un beocio era ciudadano de Beocia y de su plis, mientras que [] un ateniense es ciudadano de Atenas y miembro de su dmos. Tambin menciona otras importantes diferencias: las ciudades beocias eran ms poderosas e independientes que los dme atenienses; el sentido de pertenencia a su propia plis significaba ms para un beocio en el nivel federal que el sentimiento de pertenencia al dmos para un ateniense en el plano de decisin de la plis; se justifica hablar de ciudades que se resistan a las leyes del koinn pero nunca escuchamos de un movimiento secesionista por parte de un dmos ateniense; los dme no tenan relaciones separadas con otras pleis y no tenan fuerzas militares que pudieran reivindicar como propias (Rhodes (1993): 169).

  • 23

    considerar las condiciones que el filsofo impone a la unidad de esa totalidad, que

    segn la acertada indicacin de E. Schtrumpf, debe pensarse en analoga con la

    discusin que en la Potica se expone a propsito de la unidad argumental de la

    tragedia: all, en efecto, Aristteles exige que las partes (t mre) de las acciones estn

    ensambladas entre s de modo tal que si se cambian de orden o se suprime una de ellas,

    necesariamente se altera y se conmueve tambin el todo (t hlon).59 No otra cosa

    recomienda Aristteles en poltica, cuando considera el caso de los conflictos de

    facciones en Cirene y aconseja imitar en lo posible las medidas que puso en acto

    Clstenes para amalgamar adecuadamente la constitucin de los atenienses:

    Deben crearse nuevas y mayores tribus y fratras y deben reducirse los cultos particulares a unos pocos y volverlos pblicos, y emplear todos los artificios como para mezclar en el ms alto grado a todos unos con otros, y que se disuelvan los vnculos anteriores.60

    El principio de interconexin estrecha entre todo y partes en una unidad comn se

    pone en acto en el mbito poltico mediante la formacin de estratos cvicos de

    habitualidades comunitarias que conjuren el espritu de parte y sirvan para encauzar las

    energas sociales hacia lo uno comn.61

    En esta clave, una frecuente causa de emergencia de conflictos de facciones en las

    comunidades polticas coincide con la falta de una homogeneidad de procedencia,

    cuando los componentes poblacionales de la ciudad-Estado no alcanzan un ensamblaje

    unitario:

    Es tambin propicio a la conformacin de facciones el hecho de que [los ciudadanos] no sean de procedencia homognea, al menos en tanto no logren respirar al unsono: pues as

    59 Potica 8, 1451a 6 ss. 60 VI 4, 1319b 23-27. 61 Se debe considerar que la causa del paso en falso de Scrates reside en que su principio no es correcto. Pues la casa y la ciudad-Estado ciertamente deben ser unitarias de algn modo, pero no completamente. Pues en cierto sentido, sucede que la que avance en esta tendencia no ser una ciudad-Estado, pero en otro sentido lo ser, aunque est ms prxima a no ser una ciudad que a ser una ciudad mala, precisamente como si se transformara la sinfona en homofona o el ritmo en un solo pie. Pero en la medida en que es una multiplicidad, como se ha dicho antes, debe hacerse comn y unitaria por medio de la educacin (II 5, 1263b 29-37).

  • 24

    como no nace una ciudad-Estado a partir de cualquier multitud, tampoco lo hace en cualquier perodo de tiempo. Por ello es que surgen facciones en la mayor parte de las ciudades que han recibido pobladores de origen diverso, ya sea como co-fundadores o como colonos.62

    Dentro de las uniones abortadas menciona Aristteles, entre otros, a aqueos y

    trecenios en Sbaris: los dos diferentes grupos nunca llegaron a alcanzar una unidad, y

    ni bien los aqueos lograron cierta superioridad, expulsaron a los otros precipitaron la

    ruina de la ciudad-Estado.63 Es necesario as que las agrupaciones polticas se vuelvan

    estables mediante la formacin de hbitos de unidad a lo largo del tiempo.

    Volvamos por ltima vez a Pol I 2. Las aldeas no siempre se unen en un rgimen

    ciudadano, y el ejemplo ofrecido son las comunidades tnicas compuestas por tribus

    aisladas que no comparten una constitucin comn; las casas no necesariamente

    constituyen aldea, tal como sucede en la descripcin homrica de los cclopes, que

    Aristteles convoca como relato de primitivos tiempos prepolticos; sera posible

    incluso que un hombre entablara relaciones conyugales o despticas por fuera del marco

    de una casa: vale decir, podra someter a otro hombre hacindolo su esclavo o tener

    relaciones e hijos con alguna mujer sin necesariamente adoptar el rol fuerte de

    oiknomos, administrador de una pequea unidad econmica, legtimo amo de esclavos,

    marido de una esposa y padre de sus hijos. No obstante, desde el momento en que las

    relaciones conyugales, las sujeciones despticas, las uniones domsticas y las

    agrupaciones aldeanas pasan a componer una ciudad-Estado, ni bien estas diversas

    62 V 3, 1303a 25-27. Aristteles tiene enfrente el texto de Platn, Leg IV 708d, donde el Extranjero de Atenas reflexiona sobre la fundacin de la colonia de Turios y asevera la necesidad de las costumbres y el paso del tiempo hasta que ciudadanos procedentes de diversos lugares logren alcanzar una comunidad de aspiraciones. El verbo sumpneein (literalmente, respirar a la vez) es usado por Platn metafricamente (aplicado originariamente a una yunta de caballos, con lo cual respirar al unsono podra quizs traducirse ms adecuadamente como tirar para el mismo lado). Se encuentra el mismo pensamiento en el tratamiento aristotlico de la amistad (EN VIII 4, 1156b 25 ss.), que debe extenderse a los ciudadanos (Pol II 4, 1262b 7; III 9, 1280b 29 ss.). La falta de homogeneidad de procedencia traduce t m homphulon, tambin llamada anomoites: ver V 2 1302b 5: puede ser tnica, por coexistir poblaciones de diversa procedencia (1303a 25-b 3), o de territorio (1303b 7-17). El necesario paso del tiempo como para que el rgimen se convierta en costumbre para los habitantes se presupone en el argumento de IV 15, 1292b 11 ss. (Newman (1902) IV: 309-310; Schtrumpf (1996) III: 456). 63 V 3, 1303a 28-31.

  • 25

    modalidades de comunidad pasan a ser englobadas en un todo poltico, las mismas ven

    reconfigurado su estatuto, pasando a ser afecciones de una sustancia que las totaliza, se

    vuelven partes de una naturaleza que, a pesar de haber sobrevenido en ltimo lugar

    segn el orden de la gnesis, se convierte en el momento fundamental, soporte primero

    y anterior desde el punto de vista conceptual:

    La ciudad-Estado es por naturaleza anterior a la casa y a cada uno de nosotros. Pues el todo es necesariamente anterior a la parte: en efecto, si se destruye el todo no habr pie ni mano, excepto por homonimia, como si se llamara as a una mano de piedra de hecho, una mano muerta es como de piedra. Todas las cosas se definen por su funcin y su capacidad, de modo que cuando dejan de ser tales no hay que decir que son las mismas sino homnimas. Por lo tanto, resulta claro que la ciudad-Estado existe por naturaleza y es anterior a cada uno: pues si cada uno al estar separado no es autosuficiente, lo mismo suceder para las otras partes en relacin con el todo.64

    De acuerdo al unitarismo holstico aristotlico, la totalidad reconfigura una vez

    acabado el proceso de composicin de lo mltiple en lo uno la relacin con sus elementos constitutivos no menos que la naturaleza de esas partes, que pasan a conocer

    una dependencia fuerte respecto del todo orgnico. Es cierto que la unidad poltica

    comn del Estagirita garantiza cierta diferenciacin interna llamada a evitar las

    tentaciones de unidad absoluta de la Repblica de Platn. Pero dejar subsistir a las

    partes en su particularidad autnoma, sin interferir en las condiciones de su existencia

    singular ni en las relaciones instrumentales y despticas que mantienen entre s,

    equivale a exponerse a los riesgos de conformar totalidades quebradas. En el modelo de

    64 I 2, 1253a 18-27. Para la anterioridad por naturaleza (phsei) en relacin con la anterioridad segn la gnesis (gnesei), ver Fsica VIII 7, 261a 13 ss.; Sobre las partes de los animales II 1, 646a 24 ss.; Metafsica I 8, 989a 15. La anterioridad de la ciudad-Estado no debe entenderse a la manera de una prioridad temporal, sino en sentido conceptual, segn la esencia (phsis como ousa). Para el Estado como un todo (hlon), III 1, 1274b 38 ss.; VII 8, 1328a 21 ss.; otras representaciones organicistas en II 2, II 8 y IV 4, el todo siempre coincide con la ciudad, pero va cambiando segn los contextos la categora de parte (mros, mrion). A. C. Bradley manifiesta la centralidad argumentativa de la analoga corporal dentro de la conformacin de la totalidad aristotlica: si el Estado fuera una mera coleccin sumatoria de individuos sera absurdo decir de l que es anterior a sus partes; sera absurdo comparar una de estas partes con una mano o un pie, que no tienen existencia ni funcin separados del cuerpo al que pertenecen. Un cuerpo compuesto del cual pueden decirse estas cosas no se forma por la adicin de unidades, y ni siquiera la categora de todo y partes se aplica a l estrictamente. Sus partes son miembros; es una unidad que se expresa a s misma en diversos miembros, funciones y rganos, y la conexin entre estos miembros no es mecnica sino orgnica (Bradley (1991): 29-30; 32).

  • 26

    la estatalidad federativa, las partes mantienen un ser por s irreductible que, a los ojos de

    Aristteles, siembra de peligros la unidad estatal. La exigencia de amalgamar las partes

    en el todo requiere que la plis logre estar a sus koinonai menores en la misma relacin

    que lo universal est a lo particular, lo cual implica que la ciudad-Estado debe ser la

    comunidad suprema (kuriotte) que englobe expresivamente (perichousa) la realidad

    de la aldea y los vnculos de la casa en una totalidad internamente diferenciada, en la

    que no se produzca un mero agregado cuantitativo de componentes homogneos en

    adicin acumulativa, sino que se subsuma orgnicamente a las partes en la unidad

    comn.

    2.b) Aristteles ante la Liga de Corinto Finalmente, resulta apropiado dirigir la reflexin sobre la forma federativa hacia su

    punto de desembocadura ideolgico. En este sentido, cabe preguntarse si realmente

    como han sostenido muchos intrpretes la Poltica de Aristteles es un texto orgnico funcional al proyecto macednico de unificar a todas las ciudades helnicas bajo una

    Liga Hegemnica bajo el mando de Filipo o Alejandro de Macedonia.

    Esta vertiente interpretativa encontr su abogado ms ferviente en el jurista Hans

    Kelsen: segn su posicin, Aristteles fue un sbdito de pleno derecho de Macedonia,

    seguramente en los mejores trminos con el gobierno y la sociedad de la monarqua que

    se afanaba por conquistar Grecia no slo por medios militares, sino tambin con armas

    intelectuales;65 el Estagirita apoya ideolgicamente la poltica del imperialismo

    macednico;66 en suma, todo lo que el tratado de Paz de Corinto estipula []

    encuentra su justificacin terica en la Poltica aristotlica.67

    65 Kelsen (1937): 55. 66 Kelsen (1937): 137. 67 Kelsen (1937): 58. Tambin segn C. Lord, parecera que Aristteles miraba con cierta simpata la Liga semi-federal de Corinto, y entenda la hegemona macednica en Grecia no como un mal necesario,

  • 27

    A nuestro juicio, esta lectura falla en su ensayo de restitucin del compromiso

    ideolgico de Aristteles, en principio porque deja sin tematizar el espacio que la forma

    federal asume en el texto, una cuestin central a la hora de decidir el problema de la

    adhesin o el rechazo del pensador de Estagira ante el proyecto de Macedonia.

    En funcin del anlisis llevado a cabo, debemos desestimar la determinacin del perfil

    poltico de Aristteles como un intelectual orgnico del modelo macednico de

    hegemona sobre una Liga de ciudades-Estado griegas. Ms all del problema de la

    forma de gobierno que haya preferido Aristteles monarqua, democracia moderada u

    oligarqua acompaada de virtud, hemos podido constatar en ciertos textos clave de la

    Poltica la estima de fondo del Estagirita por la formacin estatal de ciudad-Estado,

    frente a otras alternativas de configuracin poltica.

    Algunos comentadores se relacionan con esta evidencia textual en el modo de la

    sorpresa. Segn W. L. Newman, nada nos sorprende ms en la Poltica que el hecho de

    que, a pesar de que fue aparentemente escrita luego de Queronea, se ocupa casi

    enteramente de los pequeos Estados de Grecia y de sus principales constituciones.

    Macedonia, es cierto, podra sacar provecho de las pginas dedicadas a la monarqua,

    pero a lo largo de la mayor parte de la obra el escritor evidentemente tiene a la vista la

    ciudad-Estado griega y sus dificultades. Parece totalmente inconsciente de que el cetro

    ha pasado irrevocablemente de Grecia a Macedonia; no ha descifrado completamente el

    significado de Queronea.68 En palabras de L. Robin, no puede uno dejar de estar

    sino como un instrumento potencial para remediar los defectos histricos de la poltica domstica de las ciudades. (Lord (1984): 7). Ya G. W. F. Hegel haba enlazado a Aristteles con el Estado macednico, en el modo de la celebracin de Alejandro como antiguo pastor de la Idea (Hegel (1997): 318). La lectura de A. Heller sigue los pasos de Hegel: Aristteles se pronuncia, pues, por la evolucin poltica inaugurada por Alejandro Magno, ya que ve en ella la nica posibilidad de superar los conflictos y crisis que atraviesan la plis [] Lo que permite a Aristteles elevarse por encima de la ptica restringida que se detena en los lmites de la plis es precisamente su condicin de ciudadano de patrias distintas y su capacidad de reconocer las posibilidades reales de Macedonia. [] A pesar de sus reservas, sin embargo, Aristteles fue hasta el final partidario de Macedonia y de las ambiciones de este pueblo. Es una faceta importante de su actitud objetiva (Heller (1983): 180-182). 68 Newman (1887) II: XXXIII.

  • 28

    sorprendido de que, habindose acercado a la Corte de Macedonia, testigo como fue de

    las empresas por las cuales Filipo haba de abatir para siempre la existencia de la vieja

    ciudad griega, Aristteles haya visto en ella la forma normal de la comunidad

    humana.69 De acuerdo con I. Dring, es extrao que un hombre que vivi en el

    umbral de una nueva poca y que personalmente conoci a las eminencias polticas ms

    importantes, portadoras de la nueva poltica, dirigiera su mirada tan unilateralmente a la

    pequea plis griega. [] Nos parece paradjico que justo un pensador que deba

    ejercer un influjo tan grande en el futuro nunca dirigi siquiera su mirada al futuro.70

    E. Voegelin explica el apego de Aristteles a esa forma institucional anacrnica y ya

    desaparecida a partir del hecho de que se haba dado por vencido. Puede aceptar as a

    la plis como la forma adecuada para una existencia helnica civilizada; puede

    desapasionadamente repasar sus variedades en su vasta coleccin de 158 estudios de

    constituciones; puede formular reglas generales y dar consejos teraputicos para tratar

    casos enfermos; no tiene el sueo de un imperio helnico espiritualmente reformado

    []. Su vida ya no se halla centrada en la poltica, sino en su religin estelar y en su

    vida teortica.71

    Otros estudiosos enlazan estas caractersticas de su filosofa poltica con su status

    social de meteco en Atenas. W. Jaeger afirma que Aristteles fue un hombre sin

    Estado y vivi como observador objetivo en un gran Estado en los estertores de

    disolucin.72 Segn D. Keyt y F. Miller, el tono fro y desapasionado del outsider,

    caracterstico de la Poltica, se explica quizs por el hecho de que Aristteles fue un

    residente extranjero, un meteco, toda su vida adulta y no goz de derechos polticos en

    69 Robin (1944): 283. 70 Dring (1990): 780-781. 71 Voegelin (2000): 343. 72 Jaeger (1995): 456.

  • 29

    ninguna de las ciudades en las que residi.73 En esta direccin parece moverse tambin

    J. Ober, cuando asigna al filsofo de Estagira la posicin de un excluido de la

    ciudadana, outsider-observer de la poltica ateniense, sin contacto con el mundo real

    de la poltica de la plis.74

    Ahora bien, como destaca A. Kamp oponindose a la hermenutica de la sorpresa,

    Aristteles elige la forma-plis, y su compromiso no se explica bajo la hiptesis de la

    ceguera ante otras posibilidades.75 Como sentencia E. Schtrumpf, el Aristteles que

    eligi vivir como meteco en Atenas no escribe desde el punto de vista de un meteco,

    sino que lo hace como un ciudadano y para ciudadanos.76 Si esto fuera as, habra que

    pensar no slo que el referente polmico del unitarismo holstico aristotlico no es la

    Liga de Corinto, sino tambin (y, quizs, antes) la Segunda Liga tico-Dlica, que antes

    de ser subsumida en la Liga de Corinto en 338 a. C. haba logrado la adhesin de

    decenas de Estados, a los que representaba en una asamblea permanente con sede en

    Atenas, y que comenzaba a ver a la potencia tica repetir su compulsin imperialista,

    sobre todo despus de la batalla de Leuctra (371).77

    73 Keyt y Miller (1991): 3. 74 Ober (1998): 290-291. 75 Kamp (1985): 64-68. 76 Schtrumpf (1980): 284. 77 Aristteles procurara conjurar as lo que E. Badian denomin el fantasma del imperio, una obsesin espectral que articulaba el imaginario de la plis ateniense a l contempornea y que todava segua rigiendo su poltica exterior en tiempos del Estagirita (Badian (1995): 79-106).

  • 30

    BIBLIOGRAFA I) FUENTES ARISTTELES Pol W. D. Ross, Aristotelis Politica, Oxford University Press, 1957. Ath H. Oppermann, Aristotelis , Stuttgart,

    Teubner, 1968. Rhet W. D. Ross, Aristotelis Ars Rhetorica, Oxford, Clarendon Press, 1964. EN I. Bywater, Aristotelis Ethica Nicomachea, Oxford University Press,

    1988. Frg V. Rose (ed.), Aristotelis qui ferebantur librorum fragmenta, Stuttgart,

    Teubner, 1967 (1886). Met W. D. Ross, Aristotle's metaphysics, 2 vols., Clarendon Press, Oxford,

    1970. JENOFONTE Hel E. C. Marchant, Xenophontis opera omnia, Clarendon Press, Oxford,

    1971, vol. 1. Mem Ibid., vol. 2. HELNICAS DE OXIRRINCO P. Oxy Fragmenta Londinensia, en V. Bartoletti (ed.), Hellenica Oxyrhynchia,

    Leipzig, Teubner, 1959, pp. 6-37. PLATN Gorg J. Burnet, Platonis opera, Oxford University Press, 1967, vol. 2. Rep Ibid., vol. 4. Leg Ibid., vol. 5. TUCDIDES Thuc H. S. Jones y J. E. Powell, Thucydidis Historiae, Clarendon Press,

    Oxford, 1970. ANTIFN DK H. Diels y W. Kranz, Die Fragmente der Vorsokratiker, Berlin,

    Weidmannsche Verlagsbuchhandlung, 1956 HERDOTO Hist Ph.-E. Legrand, Hrodote. Histoires, 9 vols., Les Belles Lettres, Paris,

    1948. II) BIBLIOGRAFA SECUNDARIA CITADA

  • 31

    Andrade, Nora. Discurso poltico en el yax de Sfocles. Ed. Nora Andrade. Discurso y poder en la tragedia y la historiografa griegas. Buenos Aires: Eudeba, 2003. Badian, Ernst. The ghost of empire. Reflections of Athenian foreign policy in the fourth century BC. Ed. Walter Eder. Die athenische Demokratie im 4. Jahrhundert v. Chr. Vollendung oder Verfall einer Verfassungsform? Stuttgart: Bellagio, 1995. Beck, Hans. The laws of the fathers versus the laws of the league: Xenophon on federalism. Classical philology 96.4 (2001): 355-375. Bradley, Andrew Cecil. Aristotles conception of the state, en Ed. David Keyt y Fred Miller Jr. A Companion to Aristotles Politics. Oxford: Blackwell, 1991 [1880]: 13-56. Dring, Ingemar. Aristteles. Mexico: UNAM, 1990 [1966]. Ehrenberg, Victor. The Greek State. Oxford: Basil Blackwell, 1960. Hansen, Mogens Herman. Polis and City-State. An ancient concept and its modern equivalent. Copenhagen: Royal Danish Academy of Sciences and Letters, 1998. Acts of the Copenhagen Polis Centre vol. 5. Hegel, Georg. Lecciones sobre la historia de la filosofa. Mexico: FCE, 1997 [1833]. 3 vols. Heller, Agnes. Aristteles y el mundo antiguo. Barcelona: Pennsula, 1983. Jaeger, Werner. Aristteles. Mexico: FCE, 1995 [1923]. Kamp, Andreas. Die politische Philosophie des Aristoteles und ihre metaphysischen Grundlagen. Wesenstheorie und Polisordnung. Mnchen: Verlag Karl Alber Freiburg, 1985. Kamp, Andreas. La teoria politica di Aristotele. Presupposti e temi principali. Napoli: Valentino Editore, 1993. Kelsen, Hans. The philosophy of Aristotle and the hellenic-macedonian policy. The International Journal of Ethics 48.1 (1937 [1933]): 1-64. Keyt, David y Fred Miller. Introduction. A Companion to Aristotles Politics. Oxford: Blackwell, 1991. Larsen, Jakob Aall Ottesen, y Rhodes, Peter John. Federal States. The Oxford Classical Dictionary, Oxford University Press: 1996. Larsen, Jakob Aall Ottesen. Review of E. Weil, Aristote et lhistoire. Classical Philology 57.4 (1962): 248-252. Larsen, Jakob Aall Ottesen. Representative government in greek and roman history. University of California Press: 1955.

  • 32

    Lord, Carnes. Introduction. Aristotle: The Politics. University of Chicago Press, 1984. Newman, William Lambert. The Politics of Aristotle. Oxford: Clarendon Press; vol. I y II: 1887; vol. III y IV: 1902. Ober, Josiah. Political dissent in democratic Athens: intellectual critics of popular rule. New Jersey: Princeton University Press, 1998. Pascual, Jos. Identidades y fronteras en Grecia central. , 2001. Rhodes, Peter John. The greek pleis: demes, cities and leagues. The ancient greek city-state, Ed. M. H. Hansen. Copenhagen: The Royal Danish Academy of Sciences and Letters, 1993. Robin, Leon. Aristote. Paris: PUF, 1944. Saunders, Trevor. Aristotle. Politics. Books I and II. Oxford: Clarendon Press, 1995. Schtrumpf, Eckart, Aristoteles Politik. Berlin: Akademie Verlag; voll. I y II: 1991; vol. III: 1996; vol. IV: 2005. Schtrumpf, Eckart. Die Analyse der Polis durch Aristoteles, Amsterdam: Gruner, 1980. Sinclair, Thomas. A History of Greek Political Thought. London: Routledge, 1951. Voegelin, Eric. Order and History, Volume 3: Plato & Aristotle. Columbia: University of Missouri Press, 2000 [1957]. (Collected Works of Eric Voegelin. Vol. 16).