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LO QUE LE SIGUE

30/03/2010

Nadia Hernández Fuentes

LO QUE LE SIGUE

Esas risas son muy fuertes, ¿escuchas?, tanto que hacen que nuestras fantasías sean truncadas... sí, lo sé, me di cuenta que te sacias de placer y angustia a la vez, al saber todo, mas sabes nada al atisbar mis ojos, y en consecuencia mis labios, y lo

que le sigue. De esa manera, te dejo suspendido entre lo absurdo y lo sensato.

Aún no logro explicar cómo es que a estas alturas no saben interpretar mi silencio, y mucho menos la manera en la que me comportas delante de aquel tumulto tan

pasivo. Así es, pasivo, que si bien tú lo sabes, no podría ser más insólito que el olor que emanan nuestras miradas cada que se cruzan en aquel espacio, que solo tú y

los demás saben que es nuestro, lamentablemente para ti, lo saben.

Si bien es cierto que yo no quiero terminar con lo que nunca empezó, la manera en la que te paras frente a los demás, demostrándoles ser todo, pone un ultimátum a

ese vago, pero preciso anhelo, que con ansias esperamos, para que esa fase termine, y así comenzar con lo nuestro…

¿Sabes?, claro que sí, tú sabes todo; esas risas de las que te escribo, hacen que el ecualizador de cada individuo suba su frecuencia, al grado de desorbitarlo y

ensordecer al vacio, sin embargo tú cubres tus ojos y haces como si no oyeras nada.

Sé que cuando el día cierra los ojos, nos vinculamos para hacernos creer que existe algo mutuo. Durante ese lapso, formamos en la obscuridad una sombra, que con

ansiedad y lujuria le buscamos significado alguno, sabiendo que no lo hay. Y entonces, no pasa nada. Solo formamos sinuosas siluetas de seres quiméricos, que

embargan nuestro proyecto utópico…

¿Qué aun no te das cuenta?, es erróneo proclamar individualidad y aun mas creer serlo. ¡¡Nadie es completamente individuo!! Aun así, me gusta lo que interpreta tu

mirada cuando sabes nada y crees que solo tú lo sabes, me sucumbo de risa…

Sabes perfectamente que ella lo sabe, que ellas lo saben, y me irrita, lo sabes. ¡¿Qué acaso no se dan cuenta?! Es tan estúpido, que lo que les pasa por delante y por detrás ni lo disfrutan, sólo ríen, y corrompen nuestra viciosa idea de permutar

lo establecido, lo que ambos y no individualmente pensamos, soñamos. Tristemente observo como tu lascivia la desbordas sin pudor alguno, es ahí, donde cierro mis ojos para creer que no oí nada. Y me miras, ¿qué no mencione que no existe la

individualidad?, y esa estúpida risa continua…

Tu solo ríes, ¿paradójico no crees?, no, no lo creo. La verdad ya no se que mas decir, sigo sucumbiéndome de risa… pero aquí sigo fielmente, no como un “lassie”,

sino como un lazarillo, tú lo sabes.

Ya basta de aludir con vehemencia, mejor calla a tus bufones. Exasperan a la masa. Y lo sabes. Pareces estar exánime, ¿te lastimé?, ¿te hice sentir mal?

Hermoso es cuando te veo, cuando me ves, cuando me tranquilizas susurrándome en la frente sobre esos mamíferos artiodáctilos (¡¡qué cursi…!!), aquellos que un día a ti, me contaron, te tranquilizaron. Aún no sé interpretar la turbación que emanan tus extremidades, tus mejillas. Cuando chocas, o incito a que choques tus piernas

con las mías. ¿Es extraño verdad?, ¿creías que solo tú lo sabías?, no, ahora todos lo

saben. Guarda con firmeza nuestro secreto, para que no lo sepan ellas, que lo sepan los demás no me interesa, pero ellas no.

Es curioso que a partir de eso, todos hablen de ello, sin saber que nosotros somos los protagonistas de esa historia que todos creen tan obsoleta… actual, pero al fin y

al cabo obsoleta.

Es hora de partir, dejo en tu regazo mi silencio. Cuídalo como si existiera. Tal vez un día lo haga, por ahora, solo inténtalo, ¡no! mejor no, no lo intentes, hazlo. Haz que el silencio tome forma amorfa, y plásmalo en mi espinazo, tú sabes cómo. Cada

vertebra guiara tus dedos ya sea de arriba para abajo o bien, de arriba para abajo, y cada que ellos lo toquen, harán un sonido que al individuo le agrada, meloso y

melodioso. Al grado de que tus mimos se queden callados, y por fin escuchen. Sabes que eres y soy lo primero, hasta ahora, y claro, ¡soy de chocolate! y lo que le

sigue…

Nadia Hernández Fuentes 00:36