los alemanes en chile

Download Los alemanes en Chile

If you can't read please download the document

Upload: rodolfo-manzo

Post on 31-Mar-2016

707 views

Category:

Documents


183 download

DESCRIPTION

Los alemanes en Chile (1). 1910.

TRANSCRIPT

  • DE I SOCIEDRD CIEriTFKR PLEMRMR DE SRNTIRQO I nRCIOfi CHILEMn

    EM EL CEnTEMRRIO DE S lliDEPEMDEMCI/

    LOS flLEMRMESEM CHILE

    TOMO

    I

    Santiago de Chile

    IMPREMIR UMIVERSITRRIRBRMDERB 130

    1910

  • F6 Los artculos se pueden reimprimirj I '~~f (j i ^ 50 con permiso de los autores.

    '-T.J/ V ' O Se ha hecho el depsito prescrito por la lei.

    fi '

    ?

    \m 91966

    i O 5 G 3 /

  • ii la Nacin Cbilena

    = 1910

  • Lln este dia en que todas las naciones civilizadas del orbe

    participan alegres en la celebracin del primer Centenario de la

    independencia nacional del Pueblo Chileno, tambin la SociedadCientfica Alemana de Santiago, arraigada desde veinticincoaos en este hospitalario suelo, desea presentar sus felicita-

    ciones i depositar su ofrenda en el altar de Chile.

    No es un forastero desconocido el que se acerca a tus aras,pueblo de Chile, para manifestar su gratitud por la hospitalidad

    que le brindaste i que le ha permitido pasar una vida tranquila

    i feliz en tierra ajena. Son lazos de tierna intimidad los que nos

    ligan a tu suelo. Los millares de hombres de raza jermnica queen el trascurso del siglo pasado han llegado a tus costas, no han

    quedado forasteros estraos entre tus hijos: han tomado parte

    en vuestras luchas i vuestros sufrimientos, han tomado parte en

    vuestras alegras i vuest'^os xitos, han contribuido con lo mejorque tenian a colaborar en el prspero desarrollo de Chile, del

    cual hoi podis gozar ufanos i con bien merecida satisfaccin.

    Nos sentimos unidos a vuestra suerte, i confiando en la reci-

    procidad de tales sentimientos, os ofrecemos en celebracin de

    vuestra fiesta una obra que trata de nosotros mismos:

    Los Alemanes en Chile

    No solo nos sentimos con derecho de hablar de nosotros, lo

    creemos de nuestro deber! Vosotros nos habis llamado i en el

    dia de hoi debemos rendiros cuenta i ver si hemos cumplido con

    las esperanzas que cifrasteis en nosotros, si hemos contribuido

    con nuestro bolo a la labor realizada por vuestros padres i por

    vosotros en provecho del progreso de Chile.

    Fu una muestra previsora poltica la que dio en uno de sus

    primeros actos vuestro primer Gobierno nacional, nacido hace

  • VIII

    hoi un siglo, al declarar los puertos chilenos abiertos a la nave-

    gacin i al comercio de todas las naciones del mundo. Lanzado

    el grito de la independencia, Chile manifestaba as su voluntad

    de asociarse como hermana menor a la familia de las lejanas

    naciones de cultura mas antigua, i el deseo de contar con el

    apoyo de esas hermanas mayores i abrir ancha puerta a todos

    los que buscaban nuevos i mas vastos campos para la actividad

    de sus robustos brazos o de sus intelijencias preparadas para la

    lucha por la cultura.

    Xo se perdi sin eco el llamado de vuestros padres de la pa-

    tria i rimeros estadistas! Todas las naciones han mandado a

    sus hijos para trabajar i luchar juntos con vosotros en esta her-

    mosa tierra.

    Asi acudimos tambin nosotros, los alemanes.

    Junto con vosotros hemos rozado las selvas vrjenes del sur i

    desecado sus pantanos. Hemos colaborado con vosotros en el

    perfeccionamiento de vuestro ejrcito. Os hemos traido los m-

    todos de nuestras ciencias i los resultados de nuestros estudios.

    Hemos contribuido a la educacin de vuestros hijos; junto convosotros hemos esplorado el pais i hemos fundado nuevas in-

    dustrias. Nuestros comerciantes participan activamente en el

    intercambio de las mercaderas; nuestros buques unen las costas

    del Pacfico con los lejanos centros de la antigua Europa.

    Si en nuestro libro enumeramos i describimos todo lo que los

    alemanes han hecho en Chile, no es para halagar nuestra propia

    vanidad.

    Nuestra [jequea contribucin para la historia de vuestra cul-tura ser gloriix para Chile! Vuestro sabio Gobierno, vuestro

    hospitalario pueblo, son los que nos han dado campo abierto

    para nuestra labor!

    Nosotros no hemos hecho mas que cumi)lir con nuestro

    deber!

  • IX

    Si la labor alemana en Chile ha podido dar sus frutos, a vo-

    sotros os debemos dar las gracias; nuestros colonos pudieronabrir vastos terrenos a la agricultura slo porque vuestro Go-

    bierno los ha llamado, los ha socorrido con toda liberalidad i les

    ha permitido desarrollarse libremente.

    Nuestros oficiales pudieron hacer obra provechosa en el ejer-

    cito chileno, slo porque contaban con la eficaz aj'uda de vues-tros propios oficiales, porque vuestros x'aentes i robustos hijos

    estaban acostumbrados ya a montar la guardia en bien de la

    honra i de la independencia patrias. Nuestra ciencia pudo seros

    til, slo porque estabais preparados para recibirla i propagar-

    la; nuestra enseanza pudo fertilizar la educacin pblica, slo

    porque vuestros hijos llegaban a ser los maestros que trasmitan

    la cultura a vuestro pueblo.

    Si vuestros trabajadores no hubieran sido aptos para asimi-

    larse los nuevos mtodos de trabajo, las industrias nuevas nun-

    ca habran podido aumentar la prosperidad del pais.

    Es, pues, nuestro deseo que nuestro libro, aunque se ocupa

    esclusivamente de la actuacin de los alemanes en Chile, d tes-

    timonio aqui i en el esttanjero del alto grado de desarrollo que

    la cultura ha alcanzado en Chile.

    La actividad alemana precisamente en Chile ha sido tan ml-

    tiple en todas las esferas de la vida intelectual i material que

    nuestro libro, quizas, tambin es de cierto inters para la histo-

    ria de la cultura alemana.

    Es de sentir tan slo que esta multiplicidad haya resultado

    tan grande que ha ido aumentando de dia en dia nuestros ma-

    teriales i, de consiguiente, nos ha sido imposible concluir la impre-

    sin de toda la obra para el dia del glorioso aniversario. Este pri-

    mer tomo slo trata de la colonizacin, la enseanza i la inves-

    tigacin cientfica.

    El segando, que deber aparecer en algunos meses mas, com-

  • prender los temas siguientes: ejrcito, comercio, bancos, nave-

    gacin, progresos tcnicos, industrias, misiones catlicas i las so-

    ciedades i comunidades relijiosas alemanas.

    Nuestro libro aparece en dos ediciones, en alemn i en cas-

    tellano; estando los trabajos orijinales escritos en alemn, pedi-

    mos perdn e induljencia si la traduccin no siempre hace ho-

    nor a la elegancia del idioma castellano. .

    A nombre de nuestra Sociedad entrego este libro a su desti-no: que sea para la nacin chilena una prueba de nuestra fiel

    adhesin i una promesa de seguir trabajando en provecho de

    la futura prosperidad de Chile.

    Santiago, i8 de setiembre de 191 o.

    Dr. Ernesto Maier

    Presidente de la Sociedad CientficaAlemana de Santiago.

  • ndico del priinei' tomo

    Pj.

    La colonizacin alemana en Chile, por ALBERTO HERLL. iLos colonos brandeburgueses en la Frontera, por Paui, M.

    G. Ende 63Historia de la colonia de Contulmo. por el Dr. AlberioMever 71

    La influencia alemana en la educacin chilena en jeneral,por el Dr. WiLHEl.M Manx 102

    La enseanza del latn i del castellano en Chile, por el Dr.Federico Hanssen 155

    La enseanza de las lenguas vivas estranjeras en Chile, porel Dr. Rodolfo Lenz 160

    Contribucin de los alemanes al progreso del estudio delas matemticas, por Jerman, Stringe 173

    Astrnomos alemanes en Chile, por el Dr. F. W. Ris-TENPART 177

    Contribucin de los alemanes al estudio de la jeografa ijeoloja de Chile, por el Dr. Hans Steffen 1 94

    La labor de los profesores alemanes en la enseanza de lasciencias naturales, por el Dr. FEDERICOJOHOW 261

    Influencia alemana en la enseanza de fsica, por el Dr. W.ZlEGLER 282

    La cooperacin de los alemanes en la enseanza de la qu-mica i su participacin en el florecimiento de las indus-trias qumicas en Chile, por Karl Malscii 288

    Influencia alemana en el desarrollo de la medicina en Chile,

    por el Dr. VCTOR KOERNER 303Las boticas alemanas en Chile, por Mauricio 2. VoGEi. K. 324Los hospitales alemanes, por el Dr. R. BURMEISTER 338Las escuelas alemanas, por JUAN Frev 353ndice provisorio del segundo tomo 363F de erratas 3^5

  • La Colonizacin Alemana en Chile

    ALBERTO HOERLL, Talca.

    No te detengas en tu tierra; avanzaConstante y atrevido ms all:Tu genio emprendedor y tu pujanzaLa dicha en dondequiera alcanzarn.Donde aliente la luz del sol fecundoExentos viviremos de dolor.Franco muestra sus mbitos el mundoOfreciendo los hombres expansicSn

    !

    Goethe Cancin del caminante).

    Caelum , non animum mutant, qui trans mare currunt.

    Horacio, Ep. I, 1 1, 27.

    Do ut des! (Frmula del Derecho romano).

    I

    Chile, el pas mas hermoso del Continente Sud-Americano, mediados del siglo pasado, cuando la aspiracin por la libertadhaca latir con ms violencia todo noble corazn humano, no

  • COLONIZACIN ALEMANA EN CHILE

    En el ao 1840 lle^ Valparaso, en la barca hamburouesaAlfrect

    ,

    otro alemn, (niillermo Frick. Despus tle haberseocupado durante dos aos en las Provincias del \orte, en elanlisis de metales, pues era naturalista y haba hecho susestudios en las Universidades de Bonn y de Berln, se encaminen el ao ICS42 \'aUlivia. ^VUi se ratlic para dedicarse la la-branza de las tierras, el que antes haba sitio compaero de co-le^i del oran Bismarck, y lleg por consiguiente ser el primeragricultor alemn establecido en el Sur de Chile '.

    espus de la llegada de su hermano Ernesto, el ao 1 846,instal en Corral el primer aserradero "*, en la parte denominadaLa Aguada, donde ahora estn situados los Altos Hornosfranceses. Guillermo Frick }-a se haba [)reocupado en aquella|)oca, y en vista de la gran riqueza de maderas que all exista,de la instalacin de una fundicitin de cobre. Tambin tuxo elpensamiento de establecer una colonia, pues antes de su )artidade Alemania aprendi varios oficios manuales.

    ^ Con Pedro \'aldivia lleg Chile el ciudadano de NrnbergBartholomus Blum Bliimlein, que por su habilidad lleg ser concejalen el Cabildo de la recin fundada ciudad de Santiag^o; tambin estableciel primer molino que hubo en la capital. A pesar de que su apellido Blum Bliimlein, lo transform en el de Flores, que es la traduccin de esenombre al castellano, continu, sin embargo, siendo conocido como elalemn. En Via del Mar, que en aquel entonces se llamaba La Cuestadel Alemn, plant la via que dio orig^en al nombre actual de aquelpueblo. Su nieta, la esposa y viuda del Capitn General alemn Lisber-ger, fundadora de una de las ms antiguas y notables familias de Chile, lade los Irarrzabal, lleg en aquella poca gozar de cierta celebridad.Segn el Dr. J. Unold Das Dciitsc]itiim in Chile, Miinchen 1899, pg. 5) ysegn el Dr. Fr. Fonck (Dj-. Aquinas Ried, Dessau 1895, pg. 5 y 6) elpaso de Marigea, situado en las cercanas de Lota, y que ahora es cono-cido con el nombre de Villagrn, llevaba en tiempos de la Colonia, la deno-minacin de Cuesta del Alemn en honor la valenta de un soldado denacionalidad alemana.

    ' En el ao 1838 se comenzaron construir en Chilo varios aserra-deros que no fueron terminados. Desde el mismo tiempo ms menos tra-bajaba en aquellos parajes con un banco aserrador primitivo (tena solo unasierra y careca del mecanismo de retroceso; el subdito norte-americanoRoberto Burr, el cual exportaba tablas de alerce, principalmente con des-

    tino al Per.

  • ALBERTO IIOERLL

    A comienzos de 1846 arrib igualmente Valdivia el inge-niero Federico Guillermo Dll ', natural de Hessen.

    En Valparaso viva desde el ao 1836 un comerciante ale-

    mn llamado Francisco C. Kindermann ', nacido en Kunersdorfen Silesia, que era cajero de la gran casa comercial alemana deHuth, Grning & C. (La fundacin de la primera casa comercialalemana en Valparaso, data del ao 1822). Tambin exista allla casa de Canciani & C/', la cual perteneca como socio y comojefe, el Cnsul Prusiano en Valparaso, Fernando Flindt, cuadode Canciani. Flintlt haba adquirido, por cuenta de su firma, los

    terrenos situados al sur de Valdiva, sobre las mrgenes del RioBueno, pertenencia llamada Santo Toms, y que meda ms menos 1,000 cuadras de extensin: b^lindt mismo administra-ba desde Valparaso esta propiedad. Segn parece, B. Philippiy Kindermann le aconsejaron hacer venir de Alemania algunasfamilias que fueran entendidas en industrias y agricultura. Flindt

    sigui el consejo, hizo contrataren Hessen, por intermedio de B.E. Philipi)i y de su hermano el Dr. R. A. Philii)pi, que resida en-tonces en Ka.ssel, nueve familias de artesanos **. En el ao 1846(el 19 de Abril) estas familias se hicieron la mar, con rumbo Valdivia, bordo del bergantn Catalina de propiedad delmismo Cnsul F"lindt antes citado. El viaje dur 4 meses y fusumamente penoso, especialmente al doblar el Cabo de Hornos.El 25 tle Agosto de 1846 ^ entr el buque en el puerto de Co-rral. As arribaron al pas de su futuro y prspero porvenir

    las primeras familias alemanas. Entre los llegalos venan 2

    herreros, i tornero, i car)intero, i constructor de molinos, i

    jardinero \' un pastor de ovejas. Los herreros eran G. Aubel y

  • COLONIZACIN ALEMANA EN CHILE 5

    Riich, el carpintero Hachniann, el tornero L. Ilollstein, el cons-tructor de molinos Ide. el zapatero Henkel, el jardinero Jger yel pastor Krmer. ^"

    En una carta, " dirigida desde Ouilacaliuin su suegro resi-dente en Rotenburg con fecha de 19 de Marzo de 1847, uno delos primeros inmigrantes, el herrero Aubel, relata de la manerasiguiente los primeros dias de su permanencia en Valdivia:

    Despus de nuestro arribo ( Corral) se diriji el capitn la ciudad para dar aviso de nuestra llegada. El 26 de Agostovinieron vernos bordo varios caballeros alemanes ^- que nossaludaron muy cordialmente; estos eran dos hermanos Erick deBerlin, que estaban radicados en una isla '' cerca del puerto, yel seor Dll, natural de Hersfeld. l''l 27 regres el capittn

    bordo en compaa del seor B. E. Philippi, el cual nos acojimuy amablemente, y se preocup inmediatamente de la conti-nuacin de nuestro viaje y en proporcionarnos pan, papas ycarne fresca, etc., etc. El seor Erick nos mand un barrilito dechicha de manzana. A consecuencia de este amable recibimien-to olvidamos pronto las [)enurias {)asadas. ^^

    El 28 descendimos de bordo en un pequeo buquecito y par-timos con nuestro equipaje, pero la marea nos oblig pasar lanoche en el puerto de Corral. Qu impresin recibimos al verlas casas! stas estn formadas por postes clavados en la tierra,

    uno junto al otro, y sobre ellos modo de vigas y tijerales,largos rboles cubiertos de paja; fuera de esto no .se hace ms

    10 Dr. R. A. Philippi en Petermaiuis Mittcihingen, Gotha, Perthes 1860,

    pg. 125 y siguientes.11 Al Nstor de los alemanes residentes en Chile, mi altamente esti-

    mado amigo el seor Dr. PVancisco Fonck de Quilpu, debo agradeceraqu las copias que amablemente puso mi disposicin, como igualmentesu bondadoso permiso de publicar extractos de ellas.

    1^ El Dr. Fonck supone, y aparentemente con razn, que estos seores

    eran el Dr. Ried y Maass de Valparaso. Dr. A. Ried, pg. 33, Nota 2.13 Esta isla se encuentra hasta la fecha en posesin de sus descen-

    dientes.14 \'ase lo que se dice sobre viajes por el Cabo de Hornos en Eine

    Segelf(xhrt nach Chile vor 44 Jahrcn del Dr. Tyszka en SUd tmd MittelAmerika. 1909, Cuaderno 2, pg. -^l y siguientes, y Sa/zwitsser iind Brise

    de A. ven Tiedemann, Berln 1909.

  • ALBERTO HOERLL

    trabajo en ellas. 1^1 fue^o con el cual se cocina est colocado enmedio de la casa, sobre el suelo raso. La gente de este pas nolleva zapatos, ni en invierno ni en verano.

    Al otro da llegamos una casa que estaba situada, comple-

    tamente aislada, cuatrcj horas de camino de \'aldi\ ia; en elladebamos esperar hasta que viniera nuestro patrn a buscarnos.Estaba unos 8 das all, cuando lleg el seor Frick '' .pregun-tarme si no quera hacer la ferretera para un nuevo aserradero,

    pues estaba instalando uno.

    Ese mismo da partimos con el seor Frick, es decir, yo, mimujer i el herrero con su seora, para servirle de testigos, pueseste herrero se iba casar ^''. El seor Phili])]:)i y la ministra

    (probablemente la seora del Intendente. Xota del autor) fueronlos padrinos. Bailamos en la casa del Ministro, donde todo nosgust mucho. Despus que todo haba concluido regresamos enun bote la casa donde estaban los dems. El mismo da fuicon el seor Philippi donde estaba el seor Frick, para impulsar eltrabajo del aserradero. Los dems continuaron despus su viaje,entre ellos tambin mi seora, pues llegaron las muas con eljoven barn, que tiene que atender todo en ausencia de nues-tro amo. Permanec cuatro semanas con el seor Frick y le hicetambin algunas otras herramientas que no podan adquirirse eneste pas. Yo me encontraba muy bien, recib 30 pesos y ademsvarios regalos para m y mi mujer; en resumen me gusta mucho.Desj)us de haber terminado me llev uno de los seores Frickhacia donde se encontraban mis compaeros; tuvimos que andaren coche ocho horas y viajar caballo tres das, pues el caminoes aqu muy malo, y no existen hasta ahora carreteras. Cuandollegu la hacienda (as se llama aqu una pr()])iedad rural), la

    alegra fu muy grande. Nuestro trabajo, en el primer ao, con-sisti slo en edificar casas, pues slo exista all una para todos

    nosotros.

    Satisfecho con la cariosa acogida \' con el feliz comienzo del

    1'' En todas las cartas se escribe Fricke en vez de Frick.16 En el original se emplea la palabra copuliercn

    ,termino que en

    Hessen, especialmente en el Sur, se ha conservado hasta ahora como sin-nimo de casar matrimoniar.

  • COLOXIZACIOX ALEMANA EX CHILE

    trabajo, en la nueva patria, se olvid el buen herrero de Roten-burg, el cual en los aos subsiguientes la Colonizacin se dis-tingui siempre como hombre de bien y lleg gozar en Osor-no, como patriarca de la Colonia, de gran prestigio, se olvid,decamos, completamente de comunicar un asunto que pudohaber trocado la ansiada felicidad en amargo desengao.

    E\ tornero Lorenzo Hollstein, compaero de Aubel, relataeste asunto en una carta fechada en Mayo de i S47 en (Juila-cahun y dirigida sus j)arientes en Alemania:

    ...Sin embargo, hubo una cosa que nos disgust. l\ seorPhilippi nos dijo, que el seor Flindt estaba en quiebra '', y quela propiedad en que debamos radicamos, estaba vendida; peroeste descontento pas tan jjronto como supimos que un conna-cional nuestro de apellido Kindermann, haba comprado lapropiedad, y nos tomaba en las mismas condiciones que expre-saba nuestro contrato.

    Respecto al futuro desarrollo de los asuntos se expresa Holl-

    stein del modo siguiente:...Llegamos Futa ^^. All nuestros equipajes fueron carga-

    dos sobre muas, en tanto que nosotros, los adultos, empren-dimos el viaje pie y los nios en brazos de los arrieros. Asmarchamos por sobre altas (?) montaas. Despus de un viajede cuatro das llegamos al lugar de nuestro destino. All nos

    dedicamos cada uno su trabajo, en el cual no se nos exige msde lo que jxdemos hacer.

    DesjHis de haber trabajado as ocho meses, lleg el seorKindermann de Valparaso, nos salud amablemente, perma-neci(') a([u algunas semanas mientras dispona varios asuntos,

    tambin nos pag lo que nos adeudaba hasta esa fecha y j)artidespus por tener varios negocios que resolver en Val[)araso.

    '^l Se trata de la quiebra de la casa Canciani & Co. de \'al paraso,Kiinz 1. c.

    l El nico camino de Valdivia La Unin pasaba en ese tiempo porAn.

  • ALBERTO HOERLL

    Para la prxima primavera, en el mes de Septiembre, qued enregresar para fijar definitivamente su residencia aqu.

    El clima es muy sano, el aire muy puro, el suelo fecun-dsimo.

    Tenemos fundadas esperanzas de hacer muy buenos nego-cios en lo futuro, pues hay muy pocos comerciantes y el trabajose paga muy bien. Adems la agricultura es una industria muyremuneratixa. La propiedad es muy barata, en un pequeopueblo no lejos de aqu, se consigue un sitio para edificar con

    gran espacio para jardn por diez gruesos de plata (una antiguamoneda alemana); los terrenos fiscales son tambin de bajoprecio. Solamente es de lamentar, cjue este hermoso y frtil

    pas est tan poco poblado.

    Queridos parientes, no nos arrepentimos de haber dejadonuestra patria, porque aqu hemos encontrado un pas donde esposible mantenerse fcilmente, donde no existen contribucionesabrumadoras, donde cada cual puede trabajar en lo que quiere,donde uno puede radicarse en donde le da la gana y en todas

    partes el trabajo es bien remunerado; en resumen, aqu unopuede mantenerse fcilmente y ahorrar un hermoso capital.

    Estas favorables noticias respecto bienestar, contento y hala-

    geas expectativas para el porvenir enviadas la patria ale-

    mana, donde se crea que los que emigraban Chile venan laesclavitud, un pas lleno de peligros, con animales feroces yculebras venenosas, vivir talvez en los bosques, sin techo dondeguarecerse y luchando con el hambre, deban despertar en los

    pueblos natales de los que residan felices en Chile, y an enotros, entre gentes cansadas de la opresin y de la penosa exis-

    tencia que llevaban en los estados alemanes, el deseo de venir

    tambin este pas donde sus hermanos se hallaban tan felices.Anhelantes deban de soar los artesanos en sus estrechos talleres

    y los campesinos en sus pequeas propiedades con este hermosopas llamado Chile, despus de leer las cartas de sus deudos,sencillas y la vez llenas de entusiasmo, de escuchar las vivasrelaciones que algn viajero haca en las lejanas aldeas, algunaviejecita contaba su nieto aun adolescente.He aqu como se expresa Aubel en una de esas cartas que

    he hecho referencia:

  • COLONIZACIN ALEMANA EN CHILE

    La despedida de nuestra patria fu muy penosa, sin embargono nos arrepentimos ahora, pues hemos llegado un pas delibertad, donde no pesan sobre nosotros ni contribuciones niotras cargas, donde podemos desarrollar sin trabas nuestrosnegocios; nadie nos impone onerosas obligaciones cuando que-remos ejercer nuestro oficio como maestros y el trabajodel artesano se paga mu\' bien; por ejemplo, por un par deespuelas se reciben 4 pesos ^^; por una hacha. 3 pesos; porherrar un caballo 2 pesos y medio. Aqu tengo que hacer lasveces de cerrajero, herrero, armero y herrador; en general,puedo realizar en este pas muy buenos negocios.

    ...El que es econmico y tiene amor por el trabajo puedeahorrarse en algunos aos una regular fortuna, pues los artesa-

    nos obtienen muchsimas ganancias....Viva Ud. (se refiere su suegro) sin cuidado por nosotros,

    pues estamos muy bien: no hemos llegado un pas de escla-vos, como se deca en Rotenburg.

    Kindermann llamaba su propiedad, por su hermosa situacin enlas mrgenes del Ro Bueno, "Bellavista y tena como administra-dor, en vez del barn prusiano antes mencionado, al Dr. Juan Re-nous, que ms tarde lleg ser su suegro. Conocedor ste de losplanes de Kindermann para establecer una gran colonia en aque-llas desoladas regiones, satisfecho de los resultados obtenidos con

    las familias alemanas establecidas en Bellavista, y halagado con

    la esperanza de que un mayor nmero de colonos aumentaralas utilidades, aprovech sus buenas relaciones con los indjenaspara adquirir de ellos, menudo por ventas precios irrisorios por procedimientos extraos, la propiedad de inmensas exten-siones de terreno que llegaron comprender casi la mitad delas actuales provincias de Valdivia y Llanquihue. Probablemen-

    te en la primavera de 1847 ~^ se traslad Kindermann < Bella-vista y trat de dar los primeros pasos para la realizacin de

    su proyecto de colonizacin, aconsejado y apoyado jior Philii)pi,

    19 El peso equivala entonces cuatro marcos.'^ Kunz 1. c. indica 1846, lo que en todo caso no es exacto, pues Kin-

    dermann lleg fines del Otoo de 1847 Bellavista y prometi su trans-lacin definitiva para la Primavera del mismo ao.

  • Io

    ' ALBERTO HERLL

    Gmo. Dol y Gmo. Frick. El segundo de stos abrig algunostemores respecto del buen xito que pudiera tener el estableci-miento de inmigrantes en aquella extensin de terrenos tan

    grande (ue bien podra equivaler las dos terceras partes de la

    su[)erficiedel reino de Ba\iera; ms tartle los hechos demostraronque tena razn.

    B. V.. l'hilippi haba ya ]:)resentado al Gobierno, en 1843, un

    proyecto provisorio de colonizacin de la provincia de Llanqui-

    hue. Don R. Luis Irarrzabal, que entonces era Ministro de lo

    Interior, era un entusiasta partidario de la idea de colonizacin

    y era activamente apo\'ado por la Sociedatl de Agricultura >, la cual pertenecan los grandes propietarios rurales del centro de

    Chile -', quienes esperaban obtener j)or los ex|)ertos inmigrantesmejores benehcios de sus terrenos y tambin, un abaramiento delos salarios de los trabajadores rurales. Como Philippi era unanaturaleza esencialmente prctica, ya haba terminado, por aquel

    tiempo, un detallado estudio del Sur del pas, y envi Alema-nia el material reunido, en una larga informaci^Mi.

    Vm el ao 1 846 dio la publicidad el gegrafo Profesor Dr. J.E. W'appus de la Universidad de (jttingen, un excelente tra-bajo sobre Chile --. Las expectativas para los distintos ramosde comercio c industrias estaban presentados all con tal acierto,

    que hasta hoy da j^uede servir ese trabajo, con buen xito, cualc{uier estadista. Claudio Gay conlribu)'(') la obra con unartculo en (ue daba conocer la situacicni poltica del ])as.

    Poco despus, en el ao 1847, apareci-'", entusiasmado tam-bin por Philippi, otro apstol de la inmigracin alemana, el

    b\aro l)r. Atjuino Ried, cuado del Cnsul Mintlt ) )'a esta-blecido en X'alparaiso desde el ao 1844.

    -1 Hirros Arana, l'iiDcccnio de la Historid de Chile, 1841-1851, Santiajo1906, Tomo 11, \yiy^. 526.

    -- Deutsche Aiisioandencu^ uiid Kolonisafion. Dado luz con un pr-lojo y acompaado de algunos agregados por el Dr. I. E. W'appus, Leip-zig 1846. Como autor de esta obra se nombra H. K. I'hili])pi s mismo enXnclirichten i

  • COLONIZACIN ALE^rANA EX CHILE I I

    Llevando l mismo en el corazn la pesadumbre, que era unmal comn de su poca, sufriendo del anhelo de ensancharseque siente la Alemania en su seno (como l mismo dice)lleno de nostals^ia de ljcrlail, haba abandonado Haviera y sehaba transladado Inglaterra jiara completar sus estudios de

    medicina. Despus residi(') casi siete aos como Cirujano Mili-tar en la isla de deportacin tic Xorfolk en Australia. Hombrelleno de nobleza y de bondad, ciue soaba con una grantle ylibre nacin alemana -^, escribi su obra de propaganda, redac-

    tada en un sentido eminentemente alemn y en una formamedio entusiasta, y medio elegiaca.

    ^

  • 12 ^ ALBERTO HOERLL

    que, familiarizados ya con el idioma, las costumbres y usos delpueblo, y sin vinculaciones comerciales con la inmigracin, ayu-daran gustosos sus connacionales en todas las circunstancias.

    '', tan alabadopor los que llegaron en i 846. Dos de ellos, Frange y Schulz, elltimo de los cuales posey el primer rastrillo de hierro en aque-lla regin, y el molinero Klix, oriundo de Brandenburg, se esta-blecieron en Ro Bueno. La seora de Klix, con fecha 14 deNoviembre de 1 849, escribi Alemania desde la propiedad deKindermann:

    Bellavista es muy hermosa; jams he visto una regin tanencantadora. Es lstima que no se aj)roveche mejor. Un admi-nistrador hbil, con los favorables elementos que le ofrece la

    naturaleza, pudiera hacer prodigios, pues, en Europa no haynada que pueda comparrsele.

    Parece que el seor Klix tena en su seora una esposa muycabal. Hablando de ella en una carta y refirindose su viaje alinterior, dice: "Mi seora y todas las mujeres montaron caba-llo como si hubiesen sido sargentos de caballera.A principios de 1849 se dirigi Francisco Kindermann Eu-

    ^^ Vn pequeo K^rupo formado por 15 personas vinieron por inter-medio de Kindermann y fueron enviados por la "Sociedad de Emigraciny Colonizacin Nacional de Stuttgart. Los gastos de la translacin hastaValdivia ascendieron 200 florines sean 350 marcos por persona. Igual-mente llegaron en 1848, dieciocho emigrantes alemanes de Valparaso, enel velero Cndor ; de estos se volvieron 5 al Norte, otros se quedaron enX'aldivia, los dems se dirigieron al sur de la actual ciudad de La Unin un lugar denominado Pampa de Negrn. En Valdivia la familia Seidler,natural de Morschen, adquiri en 200 pesos 200 Acres de terreno de loscuales 30 eran aptos para el cultivo. ^Segn carta del Dr. Msta de 1850);tambin tena Csar Maass por aquel tiempo una propiedad en Valdivia.(Segn una carta de F. C. Kindermann, cuya copia ha sido amablementepuesta mi disposicin).

  • COLONIZACIN ALEMANA EN CHILE 1

    3

    ropa; de paso visit la Argentina, el Brasil y la Amrica delNorte, en donde recogi informes acerca de colonizacin. Lle-gando Alemania, dio principio la realizaci(')n de sus pla-nes. Con su llegada fueron dos los agentes que en Alemania seocuparon en la contratacin de inmigrantes; pero, pesar deguiarlos, ambos, el mismo objeto, haj' que distinguir la laborde Philippi de la de Kindermann. En tanto que aqul, como re-presentante del Gobierno chileno, deba cumplir su cometidocindose un exacto plan prescrito por el Estado, ste ltimopoda con entera libertad, puesto que no era responsable msque ante s mismo, buscar interesados para los terrenos que [)o-sea en unin de Juan Renous.Kindermann se dirigi ]:)rimero Berln donde hizo dar luz,

    una publicacin sobre Chile -". Entr en relaciones con las So-ciedades de Emigracin establecidas en esa ciudad y por stemedio encontr muy pronto un buen nmero de interesados.Como l mismo tena un carcter leal y sincero )' llevaba in-

    formes favorables de los alemanes establecidos en Chile (delGobierno chileno no obtuvo recomendacin alguna por haberseopue^o tenazmente el clero con motivo de tratarse de una in-migracin protestante), consigui un xito lisonjero, pues, entreotros interesados para comprar terrenos cont J. Fehlandt, H. Schlcke, C. A. von Simn y su hijo, T. Bromme, al-gunos fabricantes de lienzo de Silesia y de Sajonia y, finalmen-te, al Conde von Reichenbach de Grunzig, ce^ca de Viena. Mien-tras stos hacan los preparativos para su partida Chile,

    excepcin del Conde von Reichenbach, que pens mandar desdeluego slo su hijo, Kindermann se dirigi Stuttgart. Bajo suinflujo la Sociedad de Emigracin y Colonizacin Nacional-^ organizada fines de 1 848, dirigi su atencin Chile, de-

    jando de mano Norte Amrica, que haba sido su primer pun-to de mira y le compr 40,000 cuadras de terreno, reservndose

    37 Chile, mit Bercksichtigmig der Provins Valdivia, (Chile y en par-

    ticular la provincia de Valdivia, como pas adecuado la inmigracin ale-

    mana) por F. C. Kindermann, Berlin 1849.^** Esta sociedad era formada por 35 de los ms prestigiosos habitantes

    de Stuttgart y otros pueblos vecinos; la mesa directiva la formaban 1. F.

    Cast, Osear Wchter v H. Ebner.

  • 14 ALBERTO IIOERLL

    adems el derecho de preferencia -"' para otra cantidad i^ual.Sin enibarjjo, la sociedad, antes de proceder al envo de los

    primeros inmigrantes, quiso hacer visitar los terrenos por una

    comisin que verificase su mensura y demarcacin, hiciese los

    trabajjs prej)arativos para el recibimiento de dichos inmigran-tes, y determinase los derechos jurdicos de los propietariosante el Gobierno de Chile. La comisin se compuso de los co-merciantes Cristiano Kayser, H. Ebner y del farmacutico W.Lechler; ellos se agregaron, adems de los operarios consi-guientes, algunos agricultores, artesanos y comerciantes, que

    hicieron el viaje por su propia cuenta. La sociedad acord(') ha-

    cer propaganda en las distintas comarcas de Alemania en favorde la emigraci(')n Chile, mientras no recibiera el informe de la

    comisin.

    Debido la iniciativa del librero T. Bromme, apareci enaquel ao un pequeo libro sobre Chile en Breslau, ^", donde lasociedad de Stuttgart estableci como en otras ciudades, ofici-

    nas j)ara que diesen al pblico informaciones y datos acerca de

    la colonizacin en el Sur de Chile. Para obtener el capital nece-

    sario de 175 ooo florines rhinianos (306 250 marcos), la socie-dad emiti 5 000 ttulos de posesin de un valor de 35 florines

    (61,25 niarcos) cada uno. Un ttulo daba derecho cuatro cua-dras de terreno en la futura Colonia y deba ser pagado en doscuotas dentro del plazo de seis meses. La sociedad obtuvopersonera jurdica del Ministerio Real de Wttember y eligi aldiario Schubischer Mercur de Stuttgart como (kgano de{)ul)licidad.

    Despus que Bernardo E. Philippi hubo partido para Alema-nia, el Gobierno de Chile encarg en el mismo ao de 1849, ypor intermedio de don Antonio Garca Reyes, entonces Ministrode Hacienda, Gmo. Frick } al ingeniero Agustn Olavarrieta,la determinacin y mensura de Kjs terrenos fiscales de la provin-cia de \'aldivia. Este encargo era ms fcil de dar que de cum-plir; pues la jjrovincia no tena otros caminos que el que pasaba

    -' Valdivia und Chilofr deutsche Aus7vnndetcr. (V'aldi\ia y Chilopara emi},'^rantcs alemanes: J. Y. Cast, Stuttjart 1849, p}^. 48.

    "' Pie dciilsilic Xdtional Koloisation in Siid-Chile. lreslaii 1849.

  • COLONIZACIN ALEMANA EN CHILE I 5

    por Futa al interior y las sentas tle los intiios, llenas de obs-tculos casi intraficables. Acienis, el Fisco no tenia terrenos enlas inmediaciones de \'aldi\ia y los campos cultivables queposea una distancia moilerada, como la Pennsula dePlaza de Armas, estaban totalmente ocupadas por chilenos indgenas -'^ Al sur del no de X'aldivia tenia el Fisco algunosterrenos en la Misin de Cudict); ms all de la actual ciudad deLa Unin le perteneca hasta la Pampa de Nejaron y, fuera deesto, las tierras que se extienden entre el nombrado |)ueblo \' elRo Bueno. Al este de \'aldi\ia y siemjjre en la ribera sur tlelro Calle-Calle, comenzaban los terrenos fiscales en el lugar lla-mado Arique; en el oeste, en direcci(3n hacia Corral, le pertene-ca parte de la Isla del Rey; de Corral al Xorte, los terrenoscomprendidos entre San Carlos y el Morro Gonzalo, y al sur deCorral, ms all de La Aguada y de San Juan, los terrenosmontaosos denoininad(js Los Alerzales. 1mi la margen nortedel ro de X'aldivia, la pertenencia del F'isco comprenda desdeNiebla hasta Cutipai, los terrenos llamados El Toro y El Bayo,

    toda la regin del ro Cruces \-,' finalmente, desde Cuyinhuehasta San Jos de Mariquina. Tambin pertenecan al Fiscomuchos terrenos comprendidos entre Ouitacalzn y Pidei.

    Guillermo Frick se entusiasmaba con la idea de poblar estosterrenos con los inmigrantes que deba contratar Bernardo E.Philippi, y, en efecto, en sus informes al Gobierno, le propuso

    la idea de adquirir algunos terrenos particulares, para dar uni-

    dad las tierras fiscales y establecer en ellas la Colonia, en \ezde fundarla las orillas del lago Llanquihue, como estaba pr

  • 16

    ALBERTO HOERLL

    Philippi que entonces perteneca al Instituto Politcnico de la

    misma ciudad. En el Sur de Alemania, en Regensburg (Baviera),prestaba su apoyo el Dr. A. Schuch, amigo del Dr. AquinoRied establecido en Valparaso.

    Don Bernardo E. Philippi, con fecha i8 de Julio de 1848,haba recibido por parte del Gobierno de Chile las siguientes

    instrucciones para contratar colonos '^^.

    1.3 Se contratarn para Chile 150 200 familias, de religin

    catlica romana, y que deben ser entendidas en agricultura,oficios del campo y aquellas industrias que pueden ser inme-diatamente implantadas;

    2.^ El asiento de esta Colonia es la margen sur del lago Llan-

    quihue. En esta regin puede prometer Bernardo E. Philippi, ennombre del Gobierno de Chile cada padre de familia, de diez quince cuadras de terreno como propiedad segura indispu-

    table y seis cuadras ms para cada hijo mayor de diez aos;3.a Puede, adems, prometer cada inmigrante que, estando

    radicado como colono, ser considerado ciudadano chileno y,durante el espacio de doce aos ^^, estar libre de las contribu-

    ciones del diezmo, del catastro, de la alebala '^^ y de las patentes;

    4.^ El Gobierno de Chile se compromete, durante ocho aos,

    pagar anualmente trescientos veintinueve pesos cada uno

    de los dos curas catlicos que los colonos pueden traer para susservicios religiosos; doscientos cuarenta pesos cada uno de los

    preceptores alemanes que trajesen para sus escuelas; setecientospesos un medico alemn de la Colonia. Los tres dignatariosreciben 20 cuadras de terreno cada uno como parte inherente al

    empleo;

    5.^ Las obligaciones de los colonos son:

    83 Ntichrichten her die Prcrinz Valdivia, (Noticias de la provincia deValdivia), especialmente para aquellos que desean emigrar ella. De H. E.Philippi, Cassel, Abril 1851, pg. 76 y siguientes.

    '* En el primer decreto sobre colonizacin, expedido el 18 de Noviem-bre de 1845, y debido las gestiones de B. E. Philippi, haba quedadoestablecida la liberacin de contribuciones durante 20 aos (Art. 4). Comoalgunos municipios reclamaron por este largo tiempo, se redujo 12 aos.

    ^'^ Alebala es el pago de 4% de contribucin sobre el precio de compraen la adquisici(')n de terrenos.

  • COLONIZACIN ALEMANA EN CHILE IJ

    ci) Por cada cuadra de terreno deben pagar quince pesos.Este dinero se emplea para cubrir los gastos de viaje, parapagar la manutencin durante el primer ao de residencia en laColonia, y para la compra de semillas, de ganado y de utensi-lios. Las herramientas deben traerse de Alemania. La admi-nistracin de los fondos reunidos se har por un comisionado,los clrigos y una persona de confianza de los mismos colonos.

    h) Los colonos tendrn que limpiar por cuenta propia losterrenos concedidos.

    e) Los colonos deben declararse chilenos y renunciar todoslos derechos de ciudadana de su antigua patria.

    6.^ Los haberes de los colonos se internarn al pas, libres dederechos de aduana.

    J.^ D. B. E. Philippi tendr su cargo la administracin de

    la colonia durante los primeros aos.8.^ El buque que traer los inmigrantes har escala en An-

    cud y de ah ser remolcado al interior del Seno de Reloncav.9." y 10. D. B. E. Philippi informar oportunamente al Go-

    bierno sobre su misin. Puede, al mismo tiempo, prometer enAlemania, que los colonos industriales y artesanos que emigren

    Chile por cuenta propia, pueden rematar tierras en la reginaustral en las subastas pblicas. Estos terrenos quedarn libresde toda contribucin en los primeros cinco aos, pero el colono

    tiene la obligacin de limpiarlos y prepararlos para el cultivo.

    Partiendo de estas instrucciones, Philippi empez su labor enAlemania. El otro jente Mac amara, ejerci su cometido enIrlanda pero sin resultado prctico alguno. Como la corriente deemigracin de Alemania y de las dems naciones del continenteeuropeo se diriga exclusivamente los Estados del Oeste de la

    Unin Americana, tambin los emigrantes irlandeses empren-dan viaje hacia sus hermanos del pabelln estrellado, tan estre-

    chamente ligados a ellos por el idioma y por las costumbres. Xo

    hubo ningn irlands que quisiera emigrar Chile.No tuvieron mejor resultado las diligencias de Philippi. La

    idea de contratar emigrantes catlicos, tuvo que abandonarse

    desde un principio, pues los obispos de Mnster y de Paderborn,

    quienes .se haba dirigido para el cumplimiento de su misin,

  • ALBERTO HUERLL

    prohibieron en absoluto la emigracin Chile sus feligreses.

    Una vez que se hubo impuesto de los motivos de su poco xito,Philippi pidi al Gobierno de Chile la modificacin de las ins-

    trucciones de colonizacin enviando al mismo tiempo sus res-pectivas proposiciones.

    El 12 de Febrero de 1850, lleg Valdivia un personaje detal importancia para los primeros aos de la colonizacin, que

    con razn j^oda estar orgulloso del ttulo honorario de PapPrez Rosales V, debido la sincera afeccin que le profesaban

    los inmigrantes. Pocos das antes ^'' haba sido nombrado repre-sentante del Gobierno en cuestiones de inmigracin y vena, comodice Knrique Heine:

  • COLOXIZACIOX ALEMANA EX CHILE 19

    lugar de destierro, los mal aprovechados seoritos, para queall expiaran alon hecho de obscuros antecedentes. El estadoen que Prez Rosales encontr \'aldivia. lo demuestran susmemorables palabras: '''

    ...Santo Dios! Si el fundador de aquel pueblo, -''^ por arte diablico encanto, me hubiese acompaado en este viaje, de seguro que habra vuelto para atrs lanzando excomunio- nes contra la incuria de sus descuidadsimos bis-choznos.

    Conservo en mi poder un retrato al leo que exhibe lo que era la triste catadura de aquel aduar los tres das de mi lie- gada; retrato que habla, que se debe al diestro pincel del ma-:> logrado Simn, ''* y que es ahora el objetivo de algunos viejos y honrados valdivianos, con el fin de empuarle, arrojarle al fuego y reducir cenizas ese testigo irrecusable del atraso del pueblo en que nacieron.

    El trazado de esta capital, muy correcto para la poca de su fundacin, se encontraba tan deteriorado por el uso, que ni las calles conservaban el paralelismo de sus aceras, ni el an- cho igual con que haban venido al mundo. Las casas, todas muy bajas, y en general, provistas de un corredor la calle, tenan paredes de troncos de pelln, techos de tablas de aler- ce, cubiertos de musgo y de plantas advenedizas, y ventanas. aunque algunas con vidrieras, dotadas todas con sus corres- pendientes balaustres.

    Como no se estilaba ali genero alguno de carretas, la pro" visin de lea se haca arrastrando con bueyes por las calles enormes troncos de rboles que se dejaban en el frente de las casas que los pedan; y de ellos el hacha de cocina sacaba to- dos los das la lea que exiga su consumo. En el costado del poniente de la plaza de armas, nica en el lugar, se vea in-

    '' Recuerdos, etc. pg. 317 y siguientes.'. Pedro de Valdivia, guerrero espaol y primer gobernador del Reino

    de Chile, fund \'aldivia en el ao 1852, con jo habitantes, rnmn quintaciudad de Chile.

    =59 Cari Ale.x Simn, que se encontraba entre los primeros inmigrantestrados por Kindermann en 1850 y que ms tarde, al acompaar B. E.Philippi, tuvo que correr la misma horrible suerte que aqul.

  • 20 ALBERTO HOERLL

    conclusa una iglesia de madera, que, aunque de todo careca,

    le sobraban dos empinadas torres, que se alzaban orguUosas, aunque desproporcionadas, sobre el portn de la entrada. La plaza de armas, no solo serva para paseo para ejercicios de tropa, como en algunos otros pueblos de la Repblica; los

    valdivianos saban sacar mejor partido de ese comn y cua- drado sitio urbano. En l, cuando no en las calles, se estaca- ban los cueros de las vacas que los vecinos mataban para su consumo; se arrojaban basuras en l, y falta de explayado lugar en la crcel, salan cada rato los presos hacer en la paciente plaza, lo que la decencia no permite nombrar. De la plaza se extraan tambin tierras para terraplenes de las casas de los vecinos. Recuerdo que eran tantas las inmundicias que se arrojaban bajo la desvencijada jaula de tablas que,> suspendida sobre postes, haca de oficina de juzgado de letras, que llegaron a motivar un acalorado reclamo del seor juez de letras, que lo era entonces don Ramn Guerrero, para que no se perpetuase tan inmundo desacato.

    X...E1 espritu de adelantos locales, el de instruirse, el natural

    y comn deseo de mejorar de condicin por medio de la ac- tividad y del trabajo, todo dorma, todo vegetaba. Sobre los edificios as como sobre las imaginaciones, creca con sosiego

    > el musgo que S(')lo nace y progresa sobre la corteza de los rboles descuidados, sobre la de aquellos que sufren la l-

    tima descomposicin que los transforma en tierra. Xo hubo viajero entonces, as nacional como extranjero, que al llegar Valdivia no exclamara: todo lo que es obra de la naturaleza

    aqu, es tan grande, tan imponente y tan hermoso, cuantoy mezquina, desgreada y antiptica es la obra del hombre.

    ln Hella\ista mientras tanto habase ido preparando una trans-

    formacin profunda. Las compras de terrenos efectuadas por

    J. Renous no eran, segn parece, del todo intachables. Suceday)or ejemplo que se presentaba algn andrajoso indio, ofreciendoen venta terrenos que, segn afirmaba, haba heredado de sus an-tepasados, quienes los haban posedo desde fechas inmemora-bles. Y efectivamente, cuando Renous, siempre dispuesto efec-tuar mas ctjinpras de terrenos, visitaba el sitio que le haba sido

  • COLONZACIOX ALEMANA EX CHILE 21

    ofrecido, se encontraba con que viva en l el indio con toda suparentela. La venta no tardaba pues en efectuarse, los testij^osque tales negocios exigan nunca faltaban, y Renous se retirabacontento con su nueva adquisici(')n. Pero detras de l tambinlos indios se retiraban para voKer sus verdaderas moradas;se hablan establecido en aquel terreno, slo para presentarsecomo dueos de l.

    Este modo de adquirir terrenos era, en aquel tiempo, muycomn. Pero Renous, con sus negocios, se form adversariosque luego se convirtieron en acerbos enemigos; finalmente elGobierno tuvo que interxenir en aciuellos asuntos. Como conse-cuencia de esta intervencin, todas las compras de terrenos efec-tuadas por Juan Renous, fueron declaradas invlidas. ICran estoslos mismos terrenos que Francisco Kindermann en Stuttgart yen Berlin haba vendido las Sociedades y los emigrantesparticulares.

    Como poco a poco se haba exparcido la noticia de la prximallegada de muchos inmigrantes alemanes, muchas de las perso-nas ya radicadas en la provincia, concibironla idea de aprovecharesta circunstancia para incrementar su fortuna. El ya mencio-nado carpintero Hollstein haba escrito lo siguiente, respecto delos habitantes de la provincia de \"aldivia:

    < Los moradores de este territorio son en parte espaoles, ^"

    > en parte indgenas. Todas estas gentes son de buenos instintos'> y muy amables con nosotros; los visitamos, y ellos nos visi- tan nosotros. nicamente los franceses les son adversos ''.Sin embargo, estas virtudes que nunca haban sido puestas prueba de un modo fehaciente, no impedan que subieran con"siderablemente los precios de los terrenos, cuando se presenta-ba una ocasin favorable.

    Tal era el estado de cosas en el ao 1850. cuanJo llegaron,llenos de bellas esperanzas los inmigrantes indepe.idientes, en-cabezados por el empresario de colonizacin, Francisco Kinder-mann. Es difcil formarse una idea cabal de la decepcin queexperiment este grupo, y sus efectos sobre hombres, mujeres

    "^ En aquel tiempo se llamaba " espaoles los chilenos.

  • 22 ALBERTO IIOERLL

    y nios, al recibir la noticia de que no les aguardaba el terreno

    sobre el cual su imaginacin ya haba establecido el hogar; que

    ninguna de las promesas hechas por su gua al lejano pas iban

    cumplirse; que el porvenir pintado por su ardiente fantasa en

    los mas bellos colores, no era mas que un sueo, un hermoso

    sueo, soado en la dura cubierta del buque, que, despus de

    un viaje por los agitados mares, los haba conducido hasta la

    regin de la apacible y pacfica constelacin de la Cruz del Sur.

    Pero en estos momentos angustiosos para los inmigrantes,

    vino mostrarse en todo su esplendor el rasgo ms bello delcarcter chileno: la hospitalidad sin lmites, que alivi su dura

    suerte, mitigando las penas y aflicciones de las mujeres y endul-zando la situacin de los nios. Casi sin excepcin, las familias

    valdivianas hicieron en este sentido todo lo que pudieron.

    Kindermann envi algunos de los recin venidos Bella-vista, para que compraran terrenos, sea en las inmediaciones,

    sea en Osorno, localidad un tanto ms distante donde se podanobtener tierras bajos precios. Otros se dirigieron resuelta-mente hacia las ciudades del Norte. Los terrenos fiscales reivin-

    dicados por Gmo. F"rick, fueron destinados la colonizacin.Kindermann, acaso por su carcter blando, no obtuvo xito

    alguno en sus gestiones ante las autoridades para que se le reco-

    nociesen sus derechos de propiedad sobre los terrenos compra-

    dos Juan Renous; y entre tanto, vena buque tras buque: ynhaban llegado tres veleros con 185 personas, cuando el 13 deNoviembre arrib Corral la barca Hermann

    ,con 95 perso-

    nas, y luego despus, el 7 de Diciembre, la Susanne con 102,

    entre ellas las primeras 14 personas enganchadas por elCiobierno ^'.

    Entre los inmigrantes llegados con la Ilcnuann se encon-

    traba uno que, por sus cualidades personales y especialmente

    por su rpida adaptacin las situaciones desconocidas y difci-les, intervino inmediatamente de un modo eficaz. Era este elfarmacutico Carlos Anwandter, el fundador, en Chile, de laestensa familia de este nombre.

    4' El movimiento de inmigracin en 1850 fu el siguiente:

  • COLONIZACIN ALEMANA EN CHILE 23

    Haba sido burgomaestre (primera autoridad en las ciudadesalemanas) de la ciudad de Kalau, donde posea una botica; en1847 fu elegido miembro de la primera Dieta prusiana y, en1848, de la Asamblea Nacional prusiana. Fu uno de aquelloshombres alemanes de amplio corazn, que por su conviccinpoltica y por su amor la libertad de pensamiento, prefirieronun por\-enir inseguro en tierras extraas la vida ms acomo-dada pero con opresin de la conciencia, en su patria.Tambin Anwandter juzg la situacin muy difcil; pero no

    desesperada. Lo primordial era, sin duda, que los inmigrantesobtuvieran los terrenos necesarios. Con esto se salvara la pri-mera dificultad y dependera de cada cual el adaptarse del mejormodo posible las nuevas condiciones, por medio de un asiduoy perseverante trabajo, y formarse un porvenir sobre esta base.Una comisin compuesta de los tres miembros de la Sociedad

    de Emigracin de Stuttgart y de dos inmigrantes, encabezadapor Anwandter, que haca las veces de orador, se dirigi al

    --

    IMirK"n - ^ISll Puerto.'* (If (le la -^

    F.r|lii BnqiM'.s ,.,|i,|, iiavi-ga-rioii

    Homlires Mnjerrs \iii

  • 24 ALBERTO HOERLL

    representante del Gobiern

  • COLONIZACIN ALEMANA EN CHILE 25

    15. --Cuntas cuadras de tierra puede comprar al fisco cadacolono.'

    16. ;Si se les exi

  • 26 * ALBERTO IIERLL

    ja. El precio era de 250 pesos anuales durante los primeros 5aos; esta suma se aumentara en 50 pesos anualmente, hasta

    alcanzar el mximo de 500 pesos anuales, de duracin vitalicia.Los inmigrantes estaban felices por la cesin de esta isla si-

    tuada en frente de la ciudad y rodeada de ros por todos lados.

    Hacia el Sur, el terreno era pantanoso y hacia el Norte, ondulado

    y cubierto casi en su totalidad de selvas vrgenes excepcinde algunos puntos en donde se elaboraban tejas y ladrillos. Pa-reca envuelta en los hechizos del romanticismo.

    Como adems se les haba prometido los terrenos fiscales dis-ponibles, los inmigrantes se encontraron con que repentinamen-

    te la situacin haba cambiado en su favor i estaban amplia-mente satisfechos.

    Como muestra de sincero agradecimiento, Carlos Anwandteren representacin de los inmigrantes, pronunci aquellas memo-rables palabras: "Seremos chilenos honrados y laboriosos como

    el que ms lo fuere. Unidos a la fila de nuestros nuevos com-patriotas, defenderemos nuestro pas adoptivo contra toda agre-sin extranjera con la decisin y la firmeza del hombre que de-fiende su patria, su familia y sus intereses^. ^-^

    Inmediatamente comenz la labor; cada cual principie') contrabajo asiduo la construccin de una casa rstica y despej al-gn trecho de su terreno para entregar la tierra las semillasque haba trado; pues cada cual deseaba ver crecer cunto an-tes la primera siembra en aquel pedacito de tierra, ^'^ donde slo.se vean manzanos silvestres. Uno ayudaba al otro: era una co-lonia de hermanos. La cabeza de aquel pequeo imperio de ac-tividad alemana en la Isla de la Teja, era Anwandter. A pesarde los subidos precios exigidos por los terrenos urbanos, se es-tablecieron en el pueblo ocho personas que empezaron luegocon la construccin de buenas habitaciones. En las cercanas in-mediatas del pueblo haban comprado terreno, entre otras, las

    4-' El monumento eregido en memoria de C. Anwandter en el jardndelante de la Escuela Alemana de \'aldi\ ia, lleva esta inscripcin. Vo lacito por lo que ha escrito Prez R., 1. c.

    " En la Isla de la Teja se establecieron 48 familias; la de CarlosAnwandter le correspondieron 4 lotes de 10 cuadras cada uno ms menos.

  • COLMZACKJX ALEMANA EX CHILE 2/

    familias Busch, Ebner, Hoffmann, Kayser, Lechler y Ribbeck.Algunas familias chilenas generosas, como la de los Adriasolas,facilitaban estas radicaciones cediendo los inmigrantes partede sus terrenos al precio que ellos mismos haban pagado. Algu-nas horas de camino ro arriba, se form una colonia en Aligue.Ah C. Anwandter, con su yerno Korner y algunos alemanes deWrttemberg compraron de 8 io,O0O cuadras de terreno en2000 pesos. '^

    La Sociedad Hbler-Hornickel. de 70 personas, se estableci orillas del ro Cruces entre Santa ]\Iara y Cuyinhue y lo lar-go de sus afluentes. Quera dedicarse en primer trmino al cul-tivo del lino. De Valdivia, hacia el mar, hasta Cutipay y Xicblase radicaron 17 personas, en primer lugar Adolfo Loback. AlSur de Corral se form la colonia de Alerce que por su malasituacin tuvo que disoh erse pronto.

    Otra parte de los inmigrantes se dirigi hacia el interior don-de se les concedi la Pampa de Xegrn, situada al Sur del ac-tual pueblo de La Unin. Esta panipa poco tiempo antes habasido cambiada por terrenos urbanos de La Unin, por Juan Al-varez. En 443 cuadras de este llano se radicaron en un princi-pio 17 personas que esperaban la llegada de sus familias quean permanecan en Alemania.

    Varios inmigrantes se dirigieron Osorno. El municipio de

    este pueblo posea grandes terrenos y adems, toda la e.xtensinentre el ro Rahue y el Damas, y los terrenos hacia la Cordillera,eran de propiedad fiscal. ^"^ Los caciques Iil y Caniu se lo ha-ban obsequiado don Ambrosio O'Higgins, marques de Osorno.En este pueblo, la cuadra de buen terreno de cultivo, costaba

    10 pesos. La mayora de los colonos de Bellavista se estable-cieron independientemente en Osorno con la pequea fortuna

    que haban ahorrado hasta entonces.

    Entre los pasajeros del velero Susanne se encontraban tam-bin los primeros colonos contratados por el Gobierno. Cuandose exparci en xA.lemania la noticia de las ventajas de la emi-

    ^^ De una carta de C. .\n\vandter, del 6, IL 1851.**> Frick, Anales, 1. c.

  • 28 * ALBERTO HOERLL

    gracin Chile, un seor von Muschgai, de Wrttemberg, se

    dirigi La Excelencia de Chile , pidiendo la aceptacin de

    una colonia catlica con sacerdotes y preceptores propios.

    El Gobierno acept esta oferta, pero en vez de las 200 fami

    lias anunciadas, no llegaron ms que 14 personas. Estas goza-ron desde un principio de la proteccin del Estado y fueron

    radicadas en el pequeo pero frtil valle de Cudico.

    Bien pronto se hizo notar la actividad de los inmigrantes ale-

    manes. Apenas dos meses despus de su establecimiento, sepodan obtener en \'aldivia legumbres desconocidas hasta enton-ces, pan de mejor calidad, leche y mantequilla en abundancia.Todos los artesanos haban establecido talleres y fabricaban yvendan ahora mucho mejor y precios ms bajos, todos losproductos que antes se traan de Valparaso del extranjero.Hasta el ltimo pen manejaba ahora dinero sonante, que antestuvo solo una circulacin muy reducida. Causaban la admira-cin de los chilenos las nuevas casas que se construan, deaspecto hasta entonces desconocido y dotadas de instalacionesfabricadas todas en el mismo lugar. Las rastras de bueyes secambiaron por carruajes, y aparatos nuevos y ms prcticosreemplazaron los antiguos.

    El trabajo comenzaba al despuntar el alba y se terminaba lafaena al entrar la noche, durante toda la semana. El patrn erael primero en llegar al sitio del trabajo y el ltimo en retirarse.Resumiendo: la desidia en el comercio \- en las industrias fureemplazada j)or un asiduo trabajo; el emprendedor espritu ale-mn todo lo animaba, despertndolo de la profunda letargua enque yaca.

    Prez Rosales no se cansaba de alabar encarecidamente loscolonos alemanes en sus informes al Gobierno. Las carac-tersticas sobresalientes de los primeros alemanes radicados enla Isla de la Teja, le i)ro])orcionaban l desde luego dos gran-des ventajas: el efecto moral ) material que deba de producir

    en esta aptica y melanclica poblacin, el ejemplo de la acti-vidad, del trabajo y de la industria alemana }, como segunda,

    ' el que los emigrantes encontrasen tan inmediato al punto/' donde deban desembarcar un centro seguro de apoyo, y

  • COLONIZACIN ALEMANA EN CHILE 29

    aquella cordial acogida que siempre se dispensan entre s los nacionales en un pas extranjero, en donde todo para el recin llegado es nuevo, idioma, leyes y costumbres .En Santiago, el Gobierno hizo pblica su satisfaccin por el

    xito alcanzado, con las siguientes palabras: ^'

    El espritu de empresa principiad desarrollarse entre ellos, y Valdivia contiene en su seno y deja ya sentir esa vitalidad.'> que slo nace de la industria y de las expectativas de prospe- ridad.

    < Nada mejor que la nota de Prez explica el movimiento progresivo introducido en aquella localidad por la industria alemana. Si ella se radica, como es natural, Valdivia ser en poco tiempo una ciudad rica y popular, y su influencia ser de gran utilidad para las provincias cercanas.

    Creemos que la colonizacin es ya una realidad entre nos- otros; los primeros pasos han sido favorables; es necesario ahora tino para encaminarla ser fructfera en buenos resul- tados, y el Gobierno espera que sus trabajos han de alcanzar ese fin .

    Para poder disponer de terrenos para los inmigrantes porllegar, Prez Rosales determin hacer una expedicin al lago deLlanquihue. Acompaado por don Gmo. Frick, otros dos ale-manes y de algunos indgenas, avanz desde Osorno hacia elSur. Los frtiles terrenos de La Unin, Ro Bueno y Osornoeran muy propsito para la colonizacin, pero la carencia devas de comunicacin decidi al agente del Gobierno conti-nuar la expedicin. Abrigaba la esperanza de poder llegar fcil-mente orillas del mar partiendo desde el estremo sur del lago.

    En su opinin una colonia tena que desarrollarse desde afuerahacia adentro y poseer fcil acceso y buenas vas de comunica-cin. En aquellas regiones haba terrenos en abundancia, perotodos cubiertos de seculares selvas vrgenes, y por lo tanto slo

    transitables con grandes dificultades.

    Despus de atravesar el lago, donde por su temeridad sufri

    '1'^"El Araucano , entonces rgano oficial de publicidad; del 25, III.

    1851.

  • 30 ALBERTO HOERLL

    un naufragio en una canoa improvisada y casi se ahog, su plan

    de colonizacin se hizo incontrastable. Dio orden uno de losindios que lo acompaaban, Pichijuan, de poner fuego albosque de Chanchan, para obtener as terreno despejado. Ungrupo de indios se ocup durante 3 meses en la quema delbosque, despejando, entre Chanchan y la Cordillera, una esten-sin de 55 leguas cuadradas espaolas ms menos. El jefe delos indios, Pichijuan, estuvo punto de sucumbir en aquel for-midable roce, cuyos efectos sobre el estado atmosfrico llega-ron sentirse hasta en Valdivia. Escap duras penas, cavan-do al pi de un rbol gigantesco una cueva en la tierra hmedaen la cual se refugi.

    Va haba abundantes terrenos de magnfico suelo. En partesmuy hmedas, el fuego haba dejado algunos trechos cubiertosde bosque, de modo que los inmigrantes les quedaba la maderay la lea suficiente para el consumo. Prez Rosales volvi Valdivia enfermo por las fatigas experimentadas en el viaje y consecuencias del naufragio. Fu entonces su primera laborencontrar un camino del mar hacia el lago de Llanquihue.

    Encarg al comandante de la antigua goleta Janaqueo donBuenaventura Martnez, estacionada en San Carlos de Ancud,explorar las vas fluviales que pudieran conducir al lago. El re-sultado fu el descubrimiento del precioso seno de Reloncav yde un casero de madereros conocido con el nombre de Astillerode Melipulli, situado en su extremidad norte. Adems se pudocomprobar que la distancia de all hasta el lago era apenas de20 kilmetros. El seno de Reloncav fu pues para Prez Rosa-les la llave de la provincia de Llanquihue y el punto de partidapara su colonizacin. Saliendo de ah y penetrando hacia elNorte, se tena que llegar los bosques ya rozados al Sur deOsorno. Construir buenas \ias de comunicacin, era asegurar las futuras colonias la exportacin de sus j^roductos y, por lotanto, garantizar su desarrollo.

    Pero al agente de colonizacin le aguardaban lamentables no-ticias: en Valdivia, un joven alemn haba sido asesinado poruno de sus peones, y en Osorno haba sido profanado un sepul-cro. El ])rimero de estos crmenes fu motivado en parto por la

  • COLONIZACIN ALEMANA EN CHILE 3

    1

    imprudencia del confiado alemn que haba ostentado sus rique-zas pblicamente, provocando de este modo la codicia de su vilcriado. En Osorno los indios haban exhumado el cadver deun alemn, para apoderarse de un anillo de oro que tena en eldedo.

    A Wildivia haban llegado nuevos inmigrantes y como paraellos no hubo terrenos disponibles se les aloj en los cuarteles delos antiguos fuertes espaoles de Niebla y Corral. Como la fun-dacin de algunas de las colonias, especialmente de la de Aler-ce, haba resultado completamente errada, y como, por otraparte, los terrenos de la regin del ro Cruces eran poco frtiles,fu de lo peor el estado de nimo de los colonos que permane-can inactivos en sus hospederas lo mismo que el de los que ha-ban abandonado sus terrenos.A los motivos sealados vena agregarse, que los propie-

    tarios de los buenos terrenos en la cercana del pueblo pedanpor ellos precios excesivos. Los nimos se haban irritado y losjuicios sobre el pas y la colonizacin haban llegado ser enextremo desfavorables. En efecto,, el Gobierno no haba hecholos preparati\'os necesarios para recibir los inmigrantes, sino

    que haba dejado todo cargo de las autoridades provinciales.Que estas autoridades carecan por completo de los medios msesenciales para recibir una cantidad tan grande gente, se deducede la situacin en que se encontraba Valdiva en aquel entonces.

    Para que la recin empezada obra de colonizacin no fraca-zara por las noticias desfavorables que los colonos dirigieran

    su patria, Prez Rosales, tan conocedor del corazn humano, sevali de una astucia. Anunci una combinacin postal extraordi-naria para Europa. Le llevaron gruesas cantidades de cartas

    para Alemania, llenas de expresiones de desaliento. Pero no

    fueron echadas las -valijas del correo, sino una cmoda delagente. Como ste poco despus recibiera la noticia del descu-brimiento del fcil acceso al lago de Llanquihue, y pudiendo

    por consiguiente participar los colonos que pronto se empren-

    dera viaje al Sur, la irritacin de stos se troc en una franca ale-

    gra. Esta satisfaccin fu expresada en las cartas que deban

    despacharse por la combinacin, esta vez verdadera, de modo

  • 32 ALBERTO HOERLL

    que las noticias ventajosas, de fecha mas nueva, atravesaranel ocano al mismo tiempo que las desfavorables de fecha masantigua. Las cartas de aleluya y las lacrimosas , (Prez R.) lle-

    garon su destino un mismo tiempo.Entretanto, B. E. Philippi haba recibido nuevas instrucciones.

    Segn ellas, el precio de los terrenos sera de i 3 pesos la cua-dra; en cuanto religin poda prometer completa tolerancia;

    los emigrantes que quisieran costear su viaje por cuenta propia,

    no se les exigira depsito en dinero; el Gobierno prometa anti-cipos en dinero para el primer ao, adems el suministro de se-millas, ganado, etc., bajo la condicin de que, partir del tercerao, estos desembolsos le fueran de\"ueltos en 5 cuotas anuales;

    este dinero se invertira en m-joras de las colonias. Con stascondiciones, se encontraron desde 4aego inmigrantes, y cuandoB: E. Philippi se prepar para su regreso, fines de 185 i, noslo haba despachado ya para Chile una buena cantidad deemigrantes, sino que haba podido despedirse de muchos otroscon la promesa de que se volveran ver muy pronto en Chile.Como su hermano el Dr. R. A. Philippi, tambin haba pasado Chile principios de 1852, junto con el Dr. Carlos Ochsenius,qued en Cassel L. Schwarzenberg para dar informaciones so-bre la colonizacin chilena. ^*^

    A nes de 1852 sali Prez Rosales de Valdivia, con 212personas^", naturales, en su mayor parte, de Wrttemberg, Bran-denburgo y de la provincia de Sajonia, en direccin al Seno deReloncav por Ancud, la va martima. En Melipulli todos pisa-ron la tierra de promisin. Una angosta taja orillas del marofreca poco ms del terreno necesario para desembarcar tantaspersonas. Ms all .se alzaba la impenetrable selva virgen comouna inmensa muralla, que ordenaba un imperativo alto! lososados caminantes. Y como la espesura del bosque tuviera unprfido y pernicioso aliado en el suelo pantanoso cubierto con

    48 Neueste Nachrichten iiber die Provinz Valdivia, etc. >> (Ultimas in-formaciones sobre la provincia de Valdivia, etc.) por 15. E. Philippi, editadoen Cassel, el i, 1. 1852.

    *'* 44 hombres y 43 mujeres casadas, 14 hombres y 8 mujeres solteras,59 nios de iio aos y 44 nios entre 10 y 15 aos de edad.

  • COLONIZACIN ALEMANA EN CHILE 33

    la podredumbre de los gigantescos rboles derribados, dondejams alcanzaban penetrar los rayos del sol por entre el follajeespesamente entrelazado, pareca realmente imposible abrirsecamino en el bosque. An el intrpido guia Prez Rosales vioseriamente comprometido, en los primeros momentos, su plande llegar al lago desde este punto.En un informe de la expedicin inglesa dirigida por F"itz Ro)-,

    la cual, como es sabido, tambin perteneca Charles Darwin,se haba dicho que cada pi de ese territorio pareca unaesponja saturada de agua y que apenas habra 10 das al ao sinlluvias y tempestades. Contra este clima, aun la fuerza del fuego

    era impotente, la humedad lo extingua. Pero los obstculosinvencibles, al parecer, no pudieron impedir que aquellos hom-bres osados hicieran lo menos una tentativa de atravesar esosbosques, los cuales penetraban solo algunos chilotes que derri-

    baban los alerces, los indios, cuyas moradas estaban en lasselvas vrgenes. Con machete y hacha en mano, se despej unsendero al travs de los enredados y entretejidos quilantares;paso paso tena que irse conquistando el terreno; uno detrs

    de otro tenan que marchar dndose voces continuamente parano estraviarse.

    Pero antes del anochecer de aquel penoso da, de 33 \alien-

    tes, faltaban dos. Los padres de familia Andreas W'ehle }' X.Linke, se haban perdido en el bosque. Todos los medios dis-ponibles para encontrarlos para indicarles el camino de salva-

    cin por medio de los ruidos ms fuertes, resultaron sin xito,todo el trabajo, todas las fatigas fueron en vano. Ellos queda-

    ron en el bosque que los sujetaba como con brazos de hierro ylos sepult bajo sus eternas penumbras, en su pantanoso suelo.Los primeros colonos del Llanquihue tuvieron que comprar la

    llegada sus orillas con dos vctimas, con el llanto de dos viu-

    das y con la afliccin de varios nios inocentes dejados hurfa-nos. Se haban convertido en la ms cruel verdad las profticaspalabras de Ried: Emigrar es aprender sufrir, padecer y sacrificarse; qudese en su tierra el que no sea ca)az de esto!

    sta no es la tierra de promisin! >

  • 34 ALBERTO HOERLL

    Durante varios meses se trabaj en la apertura de un caminohacia el lago de Llanquihue.

    Tambin desde Osorno se haca el mismo trabajo. Con fecha12 de Febrero de 1853, tuvo lugar la solemne apertura de la

    colonia, dndose en esta ocasin el nombre de Puerto Montt Melipulli. Como la construccin del camino avanzaba solo len-tamente, se le encarg al ingeniero alemn Geisse la ejecucinde los trabajos. Se emplearon en ellos todos los madereros ypeones que se encontraban en el Sur, un total de 680 hombres.As los trabajos avanzaron rpidamente y los colonos que llega-ban en cantidades siempre crecientes, pudieron ser llevados poco poco los terrenos que se les haban destinado. Las familiasBinder, Berner, Einhardt, INIhlbaier, Wilhelm, Schmauk yotras '"' fundaron la Schwabenkolonie (Colonia de Suabos) ycomo estaba situada en el camino que ellos mismos habanabierto por el bosque, la llamaron Am ^^ eg > (A orillas delcamino). Las familias Bttner, von Bischofshausen, Gebauer,Nettig y Schmincke se establecieron en el punto conocido conel nombre de La Fbrica. En Desage se instalaron las familiasde los emigrantes perecidos en el bosque, W'ehle y Linke, yadems, Held, Junge y W'erner, mientras que las familias Die-trich, Liewald, Michael y MUer edificaron sus habitaciones enTotoral^ sitio pantanoso }' cubierto en gran e.xtensin de totoras.Desde Osorno, varias familias se dirigieron hacia el Sur. Lasfamilias Briede, Decker, Hess, Klagges, W'ulf, Martin, Schmidt.Schbitz y otras, en parte se establecieron en el actual PuertoOctai, en parte eligieron como campo para su futura labor lacercana Playa de Maitenes. Hess y Decker fundaron PuertoVaras, clebre por su hermosa situacin.

    Estos primeros colonos de la provincia de Llanquihue. tuvie-ron que atravesar por tiempos mu}' difciles. Su suerte fu nosolo la ms dura de todas las colonias fundadas en Chile, sinoque una de las ms fatales que colono alguno hubiera tenido entierras americanas.

    "" Al profesor seor J. Junginger de Frutillar debo estos nombres. Elautor.

  • COLONIZACIOX ALEMANA KX CHILE 35

    En el otoo de 1853, Prez Rosales abandon el Sur de Chiley se diriji Santiago, justamente cuando los colonos apenashaban empezado destroncar los bosques que se les habanentregado y cuando an no haban podido sembrar nada. Comoel invierno principiaba, se les tena que proveer de los alimen-tos necesarios para su manutencin. Por encargo del Gobierno,Prez Rosales haba contratado con un seor Ruiz de Arce, dePuerto Montt, la suministracin mensual de las provisiones ne-cesarias. '1 Pero este proveedor no cumpli su compromiso ylos colonos quedaron abandonados su suerte.En un principio se mantuvieron comindose el ganado y los

    cereales que el Gobierno les haba dado para semilla y llegaronhasta sacar las papas que tenan ya sembradas. Pero estas pe-queas provisiones pronto se agotaron, y sobrevino en seguidala miseria. El invierno especialmente lluvioso, transform loscharcos en pequeas lagunas y los arroyos en caudalosos in-vadeables ros. Si ya en verano era difcil que un colono pudierallegar la vivienda de otro colono atravesando el espeso bosquevirgen, ahora se encontraban verdaderamente separados porpantanos y caudalosas corrientes de agua. Y en todas las casasescaseaban los alimentos; cuanto mas numerosa era la familia,

    tanto mayor era la miseria, porque ms pronto se agotaban lasprovisiones y los animales de trabajo.Empez una lucha heroica por el sostenimiento de la vida

    propia y por la de las mujeres y los nios. Con peligro de suvida, cada colono intentaba llegar hasta la vivienda del otro,

    para consultarse con l sobre cmo salvarse de la muerte por

    jl Las provisiones que el contratista deba entregar mes mes cada

    colono eran las siguientes: 6 almudes de harina, 30 libras de carne, 3 almu-

    des de papas, 1 1 libras de lentejas frjoles, 4 libras de grasa, 4 libras de

    arroz, 2 libras de caf, 3 libras de azcar prieta, 2 libras de sal y i onza de

    pimienta. El Estado abonaba mensualmente 9 pesos al contratista por cada

    adulto quien suministrase esta racin, 7 pesos 25 centavos por las muje-res y 3 pesos 12 y medio centavos por los nios. Los precios de los dife-

    rentes productos eran: i quintal de harina 2 pesos y medio; i quintal de

    charqui 5 pesos, i arroba de chicha de manzana i peso, la fanega de papas

    1 peso 30 centavos, i quintal de queso 5 pesos, trigo cebada, la fanega

    2 pesos, I quintal de lana 6 pesos, etc., etc.

  • 36 ALBERTO HOERLL

    hambre que los amenazaba. Pero el bosque no ofreca nada ynada se poda obtener en los alrededores ms inmediatos. Astuvieron que emprender el viaje pie Osorno en pequeosgrupos. Sin mas alimento que algunas semillas y frutas silves-

    tres recogidas en el bosque, expuestos constantemente una llu-

    via torrencial y afiebrados por las noches pasadas en el suelo mo-

    jado, tuvieron que atra\'esar el bosque, con el constante peligrode extraviarse de encontrar la muerte en el fango traidor delas pantanosas quemas. As llegaban hasta sus hermanos los ale-manes de Osorno. Va no eran sombra de aquellos inmigrantesllenos de esperanzas, que entusiasmados llamaban sus compa-triotas: Venid, ste es el pas de vuestro porvenir!

    Pero no quedaba tiempo para pensar en s mismo; las mujeresy nios permanecan mientras tanto en la rstica choza rogando Dios protegiera al padre, al hermano, para que volviese sano

    y fuera as el salvador de los suyos. Y volvieron, llevando en unsaco sobre los hombros las provisiones. V as valientemente ca-minaron durante todo el invierno por los senderos del sufrimien-to y de la abnegacin, inseguros cada vez de volver ver losseres que ms amaban. No todos volvieron verlos; un colonode nombre Jumflock pereci ahogado al querer atravesar nadoel ro Maullin, yendo en busca de auxilio para s y su familia.

    Cuando al fin volvi la primavera, y con ella los rayos del sol,volvi tambin la fe en tiempos mejores. Orgullosos de la obraque haban empezado, continuaron en su puesto de abnegacincon la perseverancia y con aquel amor que slo el alemn sientepor tierras en que mucho ha sufrido.A fines de Panero de 1852 haba llegado Valdivia el Dr.

    Rodulfo A. Philippi, hermano de don Bernardo, junto con el Dr.Carlos Ochsenius. mas tarde igualmente muy conocido comoexplorador cientfico del pas. Como no pudo adquirir luego lahacienda San Juan que quera administrar en compaa con suhermano, efectu un viaje de exploracin al lago de Llanquihue,que ya anteriormente haba sido visitado y dado conocer entrabajos cientficos publicados por B. E. Philippi y por Guiller-mo Dol. Lo acompaaron en este viaje el Dr. Och.senius y suex-alumno Guillermo Dol. Una vez de vuelta el Dr. R. A. Plii

    i

  • COLONIZACIN ALEMANA EN CHILE 37

    lippi empez su labor pedaggica como director de la escuelafiscal de entonces, que hoy da es el Liceo de \'aldivia. PLn 1854lo sustitu)- en su puesto don Eujenio von Hoeck; tambin ("lui-llermo Dol tom parte en la enseanza.En ese tiempo comenz reinar en Santiago una poderosa

    corriente en contra de los inmigrantes evanglicos. El ya men-cionado Barn von Muschgai, que se haba establecido en Cu-dico con sus 13 inmigrantes catlicos, abandon la colonia paradirigirse Santiago y trabajar all de un modo indecoroso con-tra los colonos protestantes } contra su jefe Prez Rosales. Paraconseguir ventajas personales, pues el duro trabajo de coloniza-cin no era de su agrado, calumni sus compatriotas los ale-manes del Sur, invent escandalosos cuentos sobre su moralidad,

    y, con el fantasma de la conversin de los habitantes del Surde Chile al protestantismo se atrajo los crculos ortodojos dela capital, y hombres eminentes como al sabio polaco don Ig-nacio Dome\'ko que era mu}' poco tolerante en materia de reli-gin. De las investigaciones hechas por el Gobierno raiz deestas acusaciones, todo result ser invenciones mal intencio-nadas.

    En Jvuiio de 1852 volvi tambin don B. K. Philippi de sucomisin en Alemania. Durante su ausencia haba sido ascendi-do por el Presidente don Miguel, Blnes Teniente Coronel. Lanueva tarea que le aguardaba, tan honrosa para un extranjero,desgraciadamente deba tener un triste fin. Eu enviado PuntaArenas para restablecer el orden entre los indgenas, } tanto l

    como el pintor Simn que lo acompaaba, fueron vctimas com-pletamente inocentes de la venganza de una tribu de patagones.

    Jams se ha podido averiguar qu muerte tuvieron. En el l-timo rincn del Continente Americano termin la vida laboriosadel verdadero padre de la colonizacin alemana en Chile. La

    noticia envuelta en la obscuridad del misterio caus profundo

    duelo en todo el pas civilizado y fu verdaderamente aterradora

    para el Dr. Rodulfo Amando } para los colonos de la provinciade Valdivia, que de un modo tan horrible haban perdido alms fiel dlos amigos en su don Bernardo, como cariosa-mente lo nombraban.

  • 38 ALBERTO HOERLL

    Con la divisa de: Si no podis arrebatar los tiranos lospueblos, arrebatad los pueblos los tiranos , "'- se mantuvo en

    auge la emigracin de Alemania Chile. A los buques ya men-cionados del ao 1850 siguieron en el ao prximo los velerosAlfred>, ' St. Pauli, Elise, Victoria, etc. A principios de185 I no solo en Valdivia se haban establecido ya numerosos

    inmigrantes sino tambin en el Departamento de Osorno se ha-ban radicado 1 05 personas. Representaban los siguientes ofi-

    cios: 13 agricultores, 3 carpinteros, i tonelero, i molinero, 2

    sastres y i profesor, por todo 90 personas, de las cuales eran

    15 solteros adultos y 51 nios. Entre los solteros haba 2 des-

    tiladores de aguardiente, 2 pastores de ganado, 9 artesanos, i

    pintor de retratos y i comerciante.

    Cuando pocos aos ms tarde (1854) se fund la Escuela Ale-mana de Osorno, este pueblo ya contaba con algunos centenares

    de habitantes alemanes ''\ entre ellos dos antiguos alumnos deldoctor R. A. Philippi: doctor A. E. Schwarzenberg y EduardoGeisse, y los conocidos nombres de G. Aubel, J. H. Geisse,S. H. Lorentz, E. Schmidt, C. Herbeck, A. Klickmann, J.Herrguth, S. Schwarzenberg, \V. Schiele, J. Stolzenbach, J.Schler, H. Angelbeck, A. Bielefeldt, A. Kutscher, E. Piwonka,F. Schenke, R. Fuchslocher, Matthei, Siebert, Wolf, Sangmeis-ter y otros. En aquel mismo tiempo haba en Valdivia, comobase de futuras industrias, 17 carpinteros, 2 toneleros, 5 herre-

    ros y armeros, i sastre, i talabartero, 2 zapateros, 2 albailes, 4panaderos y 9 curtidores.Como haban venido muchos emigrantes para cuyos oficios

    aun no exista campo de actividad, stos se dirigieron las ciu-dades del norte. Fueron por todo 55 personas las que en los

    ''- Epgrafe del libro escrito en 1850 por A. Simn y F. Hromme delayreuth Aus^candcrung und dcutschiiationale Kolonisation vo)i Siid-Amerika mit bcsofidcrer Bcriiclcsichti^utig des Freistaates Chile vEmigra-cin y colonizacin nacional alemana de Amrica del Sur, con especialreferencia la Repblica de Chile .

    ^'^ Sacado de "Bltter der flrinnerung" (Hojas de recuerdo"" por Con-rado Pflanz, con motivo del 50.'^ aniversario de la Escuela Alemana deOsorno. Valdivia, Imprenta Central, 1904.

  • CLXIZAClUX ALEMANA EX CHILE 39

    aos 1850-51 dejaron Valdivia y c Osorno (29); entre elloshaba comerciantes, agrimensores, i mdico, i militar, 1 ma-rino, etc.

    En 185 1 llegaron Valdivia 245 personas; en 1852 fueron581, gracias la actividad de Philippi; en 1853 arribaron 243;en 1854 el nmero de inmigrados baj 139, nmero que quedcasi igual en 1855 (164). Cuando en este ao Prez Rosales sedirigi Alemania en comisin del Gobierno para hacer propa-ganda por la colonizacin chilena, el nmero de inmigrantesen el ao 1856, subi 763. En el ao siguiente (1857) el movi-vimiento de inmigracin fue de 404 personas.

    Fuera de las 55 familias con 212 personas llegadas la pro-vincia de Llanquihue en 1852, en 1853 desembarcaron otras 12familias con 51 personas, en 1854 ocho familias con 35 perso-nas, y en 1855 doce familias con 52 personas. La suerte deestos inmigrantes no fu, sin embargo, mejor que la de los quehaban llegado en el infortunado ao de 1853. ^^ motivo fueronlas malas cosechas. De 19.8 hectolitros de trigo que se sembra-ban, se cosecharon .solo 137.50 hl., es decir, no se alcanz

    obtener el siete por uno; 6.05 hl. de centeno dieron una cose-cha de 44 hl.; 1.65 hl. fie avena, una de 6.60 hl. )' 181. 50 hl. depapas, una de 1 194.05 hl. Estas malas cosechas duraron los aos

    1854 y 1855.En 1855 comenz la colonizacin de la Punta Larga (Llan-

    quihue), por las familias Kuschel, Xeumann, por el bohemio ale-mn Xiklitschek y otros. En el ao siguiente llegaron dos buquesdirectamente Puerto Montt. Traan una cantidad de familias

    procedentes de Sajonia, Silesia y Hessen; otro buque, con inmi-grantes de la Prusia Oriental, fondeo en Puerto Montt en el ao

    1857. Estos inmigrantes empezaron la colonizacin de la ribera

    oeste del lago Llanquihue hasta Quilanto y de la parte de la

    ribera noreste, conocida con el nombre de Am l'olcn (al pidel volcn).

    En las pampas cubiertas con frutillas. El rnitillar, se esta-blecieron las familias Richter, Winkler, Xaunig, laase, Klo.ss,

    Galle y W'ittwer. PLn la Punta de los Bajos, construyeron suhogar las familias Hechenleitner, Dausel. Brugger y Niepel.

  • 40 ALBERTO liOERLL

    Fueron aumentar el nmero de los colonos en La Fbrica,las familias Sunkel, Minte y otros. La familia Gdicke, cono-

    cida entre los lectores de los diarios alemanes de Chile por el

    periodista de carcter firme y tenaz, Federico Gdicke, eligi

    como morada Qidlanto (en mapuche, lugar cubierto de qui-las). La colonia Am TWm;/ fu fundada por las familias Fschel,Konrads, Gerlach, Mardorf, Appel, W'iller, Trautmann, Raddatz

    y Proschle.

    Hasta esa poca haban llegado casi exclusivamente protes-tantes. La concordia y el socorro mutuo reinaban como buenosespritus en aquellos tiempos calamitosos. En 1 86o llegaron aunalgunas familias ms de Silesia y de la Prusia Oriental, y juntocon ellos desembarcaron tambin los inmigrantes catlicos pro-cedentes de W'estfalia, que significaron el comienzo de la per-turbacin de la armona que hasta entonces siempre haba reinadoentre los colonos, que en lucha pacfica trataban de conseguir

    su bienestar. Va\ los aos de 1858 1860, llegaron 23 familiascon 1 13 miembros como colonos para Llanquihue.

    I^n el ao 1860. la colonizacin de las provincias de X'aldivia} Llanquihue haba alcanzado su mayor auge. El nmero deinmigrantes llegaba 3 167 personas, de las cuales, 1,571 per-sonas eran colonos de Llanquihue. De stos, en el ao 1861 ya126 familias con 638 miembros, haban adquirido la ciudadanachilena '^. Como despus de esta fecha solo llegara un reducidonmero de inmigrantes, es decir, uno que otro, la colonizacinde las dos provincias australes puede considerarse terminada enel ao 1 860, y con ella el primer perodo de la colonizacinde Chile.

    Bordeando el lago Llanquihue y comunicadas con Osorno yPuerto Montt, se haban dispuesto todas las colonias. Desde1854 resida en el ltimo de los pueblos nombrados, el mdico,filntropo y explorador don Francisco Fonck, tan meritorio porsu benfica actixidad en pro del desarrollo de las colonias.

    ^^ Bases del nfo)-mcpresentado al Supremo Gobierno sobre la inmigracinextranjera por li comisin especial i redactada por Benjamn X'icuaMackenna, Santiago 1865, py. 112, nota i.

  • COLONIZACIN AF.KMANA F.N CHILE 41

    Los bosques vrgenes haban sido rozados en grandes exten-siones )' reemplazados por verdes campias. Los pueblos esta-ban comunicados entre s por medio tic caminos ms (') menostraficables ->' y en las llanuras pastaban ganados que ofrecanesplndidas expectativas.

    Los nuevos cultivos de rboles frutales prometan las ])rime-ras abundantes cosechas. Desde los graneros, construidos allado de las casas ahora ms adornadas y ms cmodas, el rt-mico sonido del afilar de las guadaas y los acompasados golpesde los trillos siempre en movimiento, interrumpan el silencio delos das de otoo. Oanse las primeras francas carcajadas de lasmujeres que comenzaban otra vez gozar de su vida, las ruido-sas alegras de los chicos de blondas cabelleras y ojitos azules ylas tiernas canciones de la patria y de lejanos pases, losanhelos y goces del amor. V el hermoso espectculo del paisajecu}'o fondo lo formaba la montaa baada por los ltimos rayosdel sol poniente, con sus agrestes picos envueltos en tul dencar, sus nevados volcanes que encierran fuerzas ignotas, laobscura sombra de las quebradas y simas y la selva que auncubra grandes trechos de las faldas de los cerros.En este campo de colonizacin solo quedaba uno que otro

    espacio que ocupar, ya sea porque no hubiera sido entregado

    los colonos porque habindolo sido, estos lo abandonaron pararadicarse en lugares ms ventajosos. La ocupacin de estosterrenos les toc los inmigrantes llegados en 1860.

    Durante la colonizacin de Valdivia y Llanquihue, se cre

    tambin una colonia alemana al sureste de Conce])Cn. Muycerca de la ciudad de Los Angeles, ms menos 20 familiasfundaron la colonia de Human. En ntimo contacto con loshabitantes netamente chilenos de aquel lugar, y sin una escuela

    alemana que con el idioma mantuviese vivo el espritu patrio, la

    colonia fu casi absorbida en pocos decenios por el pueblo

    chileno. De unos veinte aos esta parte un preceptor alemn,

    " El larj^o del camino, terminado en el ao 1863 de Puerto Montt al

    lago Llanquihue es de 1 9,635 kilmetros. El Cobierno ha gastado en este

    camino la suma considerable de S 40000, ( 48 peniques).

  • 42 ALBERTO HOERLL

    honorable hijo de Suabia, dirige ah una escuela y gracias esto

    se ha vuelto hablar nuevamente el alemn al lado del castellano.

    La corriente de inmigracin alemana Chile se cort casi por

    completo en el sptimo decenio del siglo pasado; pero no fu,

    ciertamente, porque el Gobierno de Chile as lo deseara. El mo-

    tivo fu ms bien una poderosa propaganda en contra que hacanpersonas que desde un principio se manifestaron poco aptas

    para la colonizacin, ya por su carcter, ya por ser demasiado

    dbiles para los duros trabajos en una colonia que en un princi-pio se encontr en condiciones desfavorables. En aquel tiempo

    se publicaron en Alemania noticias sobre la colonizacin del Sur

    de Chile, tan en estremo desfavorables y tan poco de acuerdo

    con la verdad de las cosas, que los inmigrantes residentes en

    Chile se creyeron obligados rectificarlas, dando conocer lasituacin exacta en que ellos se encontraban '"'. !Muy bien cono-

    can las grandes dificultades de aquellos tiempos estos hombresque haban visto partir muchos de sus compaeros despus deuna lucha estril; pero fueron ellos tambin los que mejor pu-dieron juzgar las condiciones naturales del Sur de Chile comocampo de colonizacin, ya que ellos haban obtenido buen xitoapesar de haber tropezado con obstculos en extremo desven-

    tajosos y difciles de vencer.Influy tambin considerablemente en la interrupcin de la

    corriente de emigracin alemana en aquel tiempo, el decreto delMinistro prusiano von der Heydt, de fecha 3 de Noviembre de

    56 Comprese Valdivia iitid die Lage der deutsche?t Kolonisten,'S'^'^^^'^'^y la situacin de los colonos alemanes) por E. v. Bock, en el ane.xo del^. ijj e\z. A/igemeine Zeitung del 26 de junio 1857. .\simism() Dicdetttschc Klonic Llanquihue in siidlichcn Chile, Xa colonia alemana deLlanquihue en Chile austral en los Nos. 45 y 46 de la Allgemcinc Atis-loaudcriingszeitung, Rudolstadt, noviembre 1860, firmado: "Der \'orstand des Ueutschen Vereins zu Puerto Montt: Ed. Prochelle de Berln, (1. (rebe de Cassel, H. Osterhold de Waldeck, A. Schott de Wrttember^-, doctor Fonck de Prusia Rhiniana, doctor F. Geisse de Kurhessen, C. Epple de Titzingen, A. Nattig de Schlesien, Fr. Hahn de Wiirttemberg, Jos. Jotter de Silesia Alta, M. Gnther de Kurhessen, Aug. Mechsnerde Reinerz. iEl Directorio del Club Alemn de Puerto Montt: firmas...)

  • COLONIZACIN ALEMANA EN CHILE 43

    1859, que prohibi la emigracin al Brasil, cuyos efectos so ex-tendieron tambin la emigracin Chile.

    Entre los dos grandes centros de colonizacin, Valdivia yOsorno, se desarroll poco poco otro menor: La l'jiion y, algunas horas de camino hacia el este. Rio Bueno, el actualWrishofen de Chile '"*'''. Entre los primeros habitantes de estesimptico pueblecito se cuentan los hermanos Otto y Adolfoi\Iuhm, que anteriormente se haban establecido en la pampa deNegrn, y las familias Grob, J. Bottcher, J. Herzb