los hijos de caissa
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Texto leído en la presentación del libro "Los Hijos de Caissa" de Conrado Roche Reyes.TRANSCRIPT
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Presentacin de Los Hijos de Caissa
Jorge A. Esquivel Len
Agradezco la oportunidad de dirigir unas palabras con ocasin de la presentacin de este
ameno libro de Conrado Roche: Los Hijos de Caissa. Un libro que como he expresado en el
prlogo, recomiendo leer a todo mundo sea o no aficionado al ajedrez. Y es que este
juego antiguo y seorial no ha perdido frescura ni aceptacin y se ha ido adaptando a los
tiempos.
El ajedrez como expone ante nuestra mirada el autor- es una disciplina con mltiples
conexiones con la ciencia, el arte y la cultura en general. Y para disfrutar de sus
apasionadas relaciones con la creatividad y la belleza, la literatura, la pintura, la pedagoga
o la informtica, no es necesario saber nada de ajedrez , ni siquiera las reglas del juego.
Nuestra experiencia cotidiana con la impronta surgida de su asidua prctica a travs de los
siglos es suficiente preparacin.
As, por ejemplo, aunque histricamente el ajedrez es un juego de guerra y su enseanza
toma prestado trminos del lenguaje blico hoy le conocemos ms bien como una especie
de gimnasia intelectual y sus trminos y tecnicismos han pasado al lenguaje de todos los
das. No es raro escuchar que alguien ha cado en una celada o que ha sido jaqueado. En
el mbito de la poltica o de la administracin son frecuentes los enroques, las
promociones y los sacrificios.
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Los jugadores de ajedrez utilizan, como un fenmeno inverso, palabras comunes con
significados especiales. Un pionero, un chapo y un empujamaderas comparten un pobre
nivel de juego aunque el ltimo trmino conlleva cierta dignidad que los otros no
tienen
Empujamaderas, jugadores de caf, coyotas, redes de mate, ahogados, clavadas, palabras
con nuevos significados; los ajedrecistas son capaces de inventar hasta nuevos pecados:
Me acuso Padre ... de que di un mate al rey con la dama sola sin apoyo, es un caso de
conciencia... le dice al padre confesor el buen Jos en la novela La Feria de Juan Jos
Arreola, el mismo autor que en alguna ocasin apunt: nacemos con un jaque
anunciado, toda vida acaba en mate . Y no hace falta ser ajedrecista para comprender la
veracidad de esta sentencia.
El cronopio mayor, Julio Cortazar, juega a encontrarse con la Maga en un mundo donde
te movas como un caballo de ajedrez que se moviera como una torre que se moviera
como un alfil . Los ejemplos son innumerables.
Sin embargo, la verdadera literatura del juego la constituye una especie de esperanto: el
uso de figurines y de la notacin algebraica para representar las peripecias de las miles de
batallas que se cruzan diariamente sobre tableros reales o virtuales (que el Internet ha
hecho posibles). Estos figurines eliminan las barreras del idioma y permiten que jugadores
de todas las lenguas y nacionalidades tengan acceso a las partidas de ms alto nivel,
plenas de novedades tericas y planes tcticos y estratgicos que son planteados,
analizados y aceptados o refutados en cuestin de das. Esta vasta literatura tcnica
mayor que la de todos los otros juegos juntos ha permitido que los principios y
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posibilidades del ajedrez hayan sido estudiados exhaustivamente en los ltimos
cuatrocientos aos y que quien decide hoy dedicarse seriamente a su estudio cuente con
la ventaja de un amplio registro de sabidura y experiencias. El juego de los grandes
maestros alcanza as un alto nivel de complejidad y se ha ganado con justicia la reputacin
de una gran dificultad. Esta reputacin se ha extendido de manera inapropiada al juego
mismo y ha sido culpable de alejar a muchos de su prctica. En la realidad, las reglas del
juego son bastante sencillas y es posible jugar casi de inmediato disfrutando de las
emociones de los jaques y los mates en poco tiempo. La maestra, eso ya es otra cosa, y si
bien exige tiempo para alcanzarla ofrece a cambio la recompensa de permitir vislumbrar
las ms complejas profundidades del intelecto.
A lo largo de 1,400 aos de existencia, el juego ha sumado seguidores y detractores de
excelencia. Acusado de vicio contumaz, trivialidad y an de esterilidad, el ajedrez
comparte con las matemticas y la msica el hecho de ser sistemas cerrados, que no
necesitan del auxilio de ninguna otra ciencia para desarrollar un universo de
complejidades crecientes. Estas tres disciplinas presumen sus nios prodigio como
muestra de su autosuficiencia estructural: todo es alcanzable sin contradiccin en funcin
de sus postulados bsicos. Al igual que la msica y las matemticas, el ajedrez es capaz de
proveer emociones estticas, arte en forma de combinaciones, movimientos y sacrificios
espectaculares, cambiando material por tiempo, espacio por iniciativa. Como expresara
Andrew Waterman en The Poetry of Chess : Ms que ningn otro juego o deporte, el
ajedrez se parece a la msica, la pintura y la literatura en que todas ellas son actividades
mentales obsesivamente preocupadas por explorar la tensin y las complicaciones, a fin
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de resolverlas en una triunfante armona, extrayendo patrones unificados de la diversidad
y uniendo catrticamente belleza y verdad.
Hoy da el ajedrez ha demostrado ser una eficaz herramienta para desarrollar la
concentracin, el pensamiento analtico y la toma de decisiones en condiciones de
incertidumbre y bajo presin, entre otras muchas capacidades. Son tantas las posibles
jugadas en el ajedrez, son tan diversas las combinaciones que se producen en una posicin
entre sus componentes, que su conocimiento y prctica nos revela, desde su
extraamente profunda simplicidad, complejas interrelaciones que tambin encontramos
en el mundo en que vivimos, donde tanto en lo social, lo psicolgico, lo filosfico y an en
lo poltico existe una interdependencia perenne.
Introducirnos en las historias que Conrado Roche nos cuenta equivale a entrar en una
galera fascinante y nos permite asomarnos a un universo plagado de personalidades
fabulosas, de hroes callados y perseverantes que impulsan el desarrollo en nuestro
estado de esta actividad alguna vez calificada como demasiada ciencia para ser un juego.
Gracias por su atencin y les invito nuevamente a acercarse a esta obra de Conrado Roche
y al ajedrez. Ninguna de estas acciones dejar de colmar sus vidas de satisfaccin y placer.