los metodistas unidos para la acción nuevo

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  • 8/18/2019 Los Metodistas Unidos Para La Acción Nuevo

    1/12

    JOHN R.

    MOTT

     

    N OS

     

    e

      T

     

    CASA UNIDA DE

    PUBLICACIONES

      EXI CO. D. F.

    LIBRERIA

     LA A U R o R A

    BUENOS

    AIRES

    hn R

    DI S t v O

  • 8/18/2019 Los Metodistas Unidos Para La Acción Nuevo

    2/12

    L O S M f T O I S T S

    U N I O S

    P R L I O N

    . POR

    JOHN R. MOTT

    VERSION CASTELLANA DE

    FRANCISCO E. ESTRELLO

    C A S A U N I D A O f P U B U C A C I O N , f S ,

    I

    . D l R . L .

    A P A R T A D O P O S T A L 9 7 B I S

    M f X I C O , • • f

    94

    U B R f R I A L A A U R O R A

    C O R R l f N T f S N U M . 2 7 8

    B U f N O S A I R f S .

  • 8/18/2019 Los Metodistas Unidos Para La Acción Nuevo

    3/12

    CAPITULO

    vm

    LA IGLESIA METODISTA

    Y

    EL

    :MOVIMIENTO

    EOtT.MENIOO

    Progresos Recientes en el .Movimiento Ecuménico

    Durante las últimas tres décadas ha habido un inte-

    rés marcado y creciente en el movimiento ecuménico.

    Este ha sido descrito por los teólogos y otras personas en

    distinta fraseología, por ejemplo, la

    Un-a Sancta,

    pero lo

    esencial es que hay un consentimiento cada vez mayor,

    entre aquellos que con distinto nombre reconocen a Je-

    sucristo como el Sefior, para constituir una comunidad

    mundial cristiana. Habiendo tenido sus principios en la

    Conferencia Mundial Misionera de 1910 en Edimburgo,

    el movimiento ha cobrado constante impulso desde en-

    tonces. Las principales piedras miliarias, desde aquella

    fecha, han sido la Conferencia Universal Cristiana de

    Vida y Obra, de Estocolmo, en 1925; la Conferencia

    Ecuménica de Fe y Orden, de Lausana, en 1927; la 'Con-

    ferencia Mundial de Jerusalén en 1928; la. Conferencia

    Mundial de Vida y Obra, de Oxford, en Julio de 1937;

    la Conferencia Mundial de Fe y Orden, de Edimburgo, en

    Agosto de 1937; la Conferencia Mundial Misionera, de

    Madrás, en 1938, y la Conferencia Mundial de la Juven-

    tud, de Amsterdam, en 1939. El progreso más significa-

    tivo de esta serie de deliberaciones cristianas mundiales,

    fué la acción unánime de las reuniones de Oxford y

    Edimburgo, en 1937, haciendo un llamado a constituir

    141

  • 8/18/2019 Los Metodistas Unidos Para La Acción Nuevo

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    METODISTAS UNIDOS PARA. LA. ACCION

    el Concilio Mundial de Iglesias , se nombró un comité

    unido para tal propósito y esperamos que para dentro

    de dos años se establezca dicho Concilio Mundial. De-

    bemos hacer notar que tanto la reunión de Oxford como

    la de Edimburzo fueron muy representativas, por haber

    asistido delegados de cerca de cien comuniones protes-

    tantes

    y

    ordoxas griegas.

    La Conferencia de Madrás, aun cuando estuvo dife-

    rentemente eonstítuída y se consagro de manera prinei-

    pal a promover el programa misionero de las Iglesias

    Protestantes,

    fu é

    la primera Conferencia en toda la his-

    toria, en que las Iglesias j6venes, fundada por los mi-

    sioneros en Asia, Africa, América Latina y las Islas del

    Pacifico, estuvieron representadas en igualdad de nú-

    mero y responsabilidad con los representantes de las

    viejas Iglesias de Europa, América y Australia. Fu'

    en esta Asamblea donde se tomaron las medidas neoesa-

    rias para fijar la posición de estas Iglesias jóvenes en

    el Concilio Mundial de Iglesias ya aprobado, puesto que

    en las Conferencias de Oxford y Edimburgo los delega.

    dos presentes pertenecían casi en su totalidad a las Igl .

    sias Madres del Occidente.

    De estas grandes conferencias, las últimas cuatro s

    proyectaron sin tener relación entre sí,

    y

    es significati-

    vo, y muy significativo, que todas manifiestan interés y

    preocupación mundiales en los importantes y grav

    fi

    eventos que confrontan la Iglesia y sus agencias auxi-

    liares; un reconocimiento mundial de que los problemas

    que son carga e impedimento para cada nación e IgI

    sia, pueden solucionarse mejor dentro de un cont nido

    mundial; pero sobre todas las cosas, campeó en dichua

    Conferencias, el deseo y propósito mundiales de junta -

      4 2

    EL MOVIMIENTO EOUMENICO

     

    nos en cooperación y unidad, a fin de realizar y expresar

    mejor los objetivos de una comunidad mundial cris-

    tiana. Aunque los progresos realizados no revelan que

    las Iglesias del mundo están preparadas para la unión

    orgánica, sí ponen de manifiesto su presteza para coope-

    rar, y ya esto es una gran ganancia. Es un hecho sor-

    prendente el que nadie que haya estado en una o más de

    estas reuniones mundiales recientes, puede negar la' rea-

    lidad de que la Iglesia Universal se encuentra en proce-

    so actual de evolución.

    Las Iglesias más grandes de los Estados Unidos, de

    las Islas Británicas, del Canadá, de Australia, de Nueva

    Zelandia y de otras partes del mundo, estuvieron muy

    bien representadas en casi cada una de esta serie de

    asambleas ecuménicas, y en las reuniones más recientes

    tuvieron una representaoión mayor que la de cualquiera

    otra comunión, excepción hecha de la Iglesia Anglicana.

    Sin duda alguna pudieron estimar los objetivos

    y

    valo-

    res de las conferencias mencionadas, gracias a las diver-

    sas Conferencias Metodistas Ecuménicas que comenza-

    ron a celebrarse mucho antes de que tuviera lugar la

    serie de reuniones más representativas y mucho más ecu-

    ménicas. Además, líderes prominentes de los cuerpos que

    constituyen la nueva Iglesia Metodista Unida, han te-

    nido parte principal en la organizaoión y dirección del

    Concilio Federal de Iglesias de Cristo en América; y han

    estado entre los talentos impulsores de los muchos (jon-

    cilios Nacionales Oriatiauoa y del Concilio Internacional

    Misionero, que tanto ha hecho por reunir a todas las

    fuerzas misioneras de todas las Iglesias.

    43

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    METODISTAS UNIDOS PARA LA AcerON

    Gana.ncias del Movimiento Ecuménico

    Surge una pregunta importante: •Cuál es la ganan-

    cia que el movimiento ecuménico aportará a las misiones

    de la nueva y grande Iglesia Metodista l' Y la. respuesta

    es: Mucha. El nos ayudará, si se le contempla a la luz

    de algo más que una empresa de unificación, a librarnos

    de algunos de nuestros más grandes peligros. Como ya

    lo hemos visto, un peligro demasiado real es el de con-

    ceptuar nuestra unión como un fin en sí misma, conside-

    rando que la hemos alcanzado

    y

    convirtiéndonos en

    egoístas. Por medio de nuestra completa identificación

    con este compañerismo maravilloso, es lógico que tan ín-

    tima exposición a la vida, obra y direcci6n de otras co-

    munidades, dé por resultado la ampliaci6n de nuestro~

    propios horizontes, el ensanchamiento de nuestro

    conoei-

    miento,

    y,

    por el ejemplo, la emulaci6n de nuestra volun-

    tad para logros más grandes y mejores, al hacer frente

    a nuestros problemas y elaborar nuestros programas. y.

    precisamente en este período de organización y señala.

    miento de nuevas rutas, esto es de inestimable valor.

    Además tanto dentro de los campos de las misiones

    domésticas como en los de las extranjeras, hemos entrado

    en ese período prometedor del planear

    y

    el obrar juntos.

    Esto constituye en parte una de las causas y en parte

    uno de los resultados del creciente espíritu ecuménico.

    Sería difícil mencionar cualquier motivo de preocupa-

    ción tanto en casa como en el extranjero (por ejemplo,

     

    un área urbana o rural, algún grupo o clase, alguna acti-

    vidad funcional) en el cual no s,ería más ventajoso, para

    el interés de todas las denominaciones, unirse en persp -

    tivas y en formulación de planes y programas. Las ga-

    • EL MOVIMIENTO EOUMENlOO

    naneias obtenidas como consecuencia de evitar las dupli-

    caciones mnecesarias, de llenar vacíos y áreas descuida-

    das, del enriquecimiento mutuo

    y

    de la vigorizaeión de los

    cuerpo directivos (poniendo los especialistas de ciertas

    denominaciones a disposición de todos), serían incalcula-

    bles. Hay también un sentido profundo de satisfacción

    y fuerza al saber que uno no está solo, sino que es parte,

    posiblemente muy humilde, de toda la hermandad mun-

    dial cristiana, y que contribuye para la

    consecución

    de

    sus más grandes manifestaciones.

    Contribución al Movimiento Ecuménico

    La otra pregunta que surge y que no es menos signi-

    ficativa que la anterior es:   Cómo pueden la Iglesia Me-

    todista y sus misiones, contribuir al movimiento ecu-

    ménico Y Sin duda alguna, la contribución más sencilla

    consistirá en hacer de nuestra unión un triunfo 'destaca-

    do. Hay necesidad de más lecciones objetivas sobre em-

    presas de unificación efectivas

    y

    'bien trabajadas. La

    nuestra está siendo observada por otros con mucha aten-

    ción; no ha escapado a la noticia editorial de la Iglesia

    Católica Romana; pero esa unión debe significar más que

    un nuevo arreglo eclesiástico de nuestras agencias; más

    bien debe marcar un progreso grande, vital y creador.

    Algunos de los nuestros podrán decir: si nuestras

    manos están ocupadas en perfeccionar nuestro propio

    proyecto de unión,

    &

    por qué dar atención a los propósitos

    de una unificación mayor

    y

    a algo tan vago

    y

    de tan le-

    jana consumación; como la realización de la visión del

    movimiento ecuménico T Y mi respuesta es: Porque si en

    algún tiempo hemos necesitado la ayuda que viene de la

    luz y experiencia de otros cuerpos de cristianos y de sus

    H5

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    6/12

    METODISTAS UNIDOS PARA LA ACCION

    conductores, que están preocupados

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    7/12

    METODIST AS UNIDOS PARA LA ACCION

    can las Iglesias. Debe reconocerse el hecho de que algu-

    nas de estas proposiciones son de interés especial para

    algunos grandes o pequeños grupos de denominaciones

    de ciertos países o de áreas más amplias, y que otras

    deben considerarse como de verdadera extensión mun-

    diaL Directa o indirectamente todas ellas demandan la

    atención de los ,conductores del Metodismo.

    Hay necesidad imperiosa de una campaña educativa

    intensa, completa y en grande escala, para familiarizar

    a cada miembro de las Iglesias con la idea de lo deseable

    y necesario de la unidad cristiana; sólo de esta manera

    pueden ser vencidas tanta ignorancia, apatía e inercia

    que hayal respecto. La consideración del asunto se ha

    limitado demasiado a los líderes; el no haber educado a

    los miembros de la Iglesia, explica por qué más de un

    plan de unión ha fracasado. Las agencias educativas de

    la Iglesia debieran proporcionar bosquejos de estudio de

    los aspectos interesantes y sobresalientes del movimien-

    to de la unificación cristiana en general,

    y

    de igual ma-

    nera de aquello que de manera especial nos interesa

    como denominación en particular. Afortunadamente se

    ha preparado una buena cantidad de material impreso

    durante los últimos dos o tres años, en su mayor parte

    con los auspicios de los cuerpos relacionados con las con-

    ferencias ecuménicas recientes, ,De hecho se ha desarro-

    llado una biblioteca inapreciable de libros que tratan de

    diferentes aspectos del asunto y que rendirán un gran

    servicio a los predicadores y a otros directores de grupos

    de estudio

    y

    de foros abiertos. En conexión con esto

    deseamos llamar la atención a la Bibliografía Prelimi-

    nar de la Unidad Cristiana desde el Punto de Vista Nor-

    teamericano . Como ha habido el clamor de que mueh

      48

    EL MOVIMIENTO EOUMENICQ

    de la literatura que trata de la unidad es demasiado

    técnica para el uso popular, el Prof, Angus Dun ha pre-

    parado un folleto intitulado Estudios sobre la Unidad

    de la Iglesia , folleto de ,gran valor en que de una ma-

    nera admirable desarrolla el asunto a guisa de introduc-

    ción semipopular. La literatura a que nos referimos en

    este capítulo puede obtenerse del Concilio Federal de

    Iglesias de Cristo en América.

    El proceso educativo debe hacer conocer a los miem-

    bros de la Iiglesia las condiciones que imperan por todas

    partes

    y

    que crean la demanda de una. mayor unidad de

    la que ahora existe, tales como el exceso de iglesias tanto

    en los pueblos pequeños como en las grandes ciudades;

    el uso actual deficiente y ruinoso de nuestros cursos' lo

     

    ínsensato de nuestras divisiones denominacionales al ser

    trasplantadas a los campos misioneros, y la debilidad del

    valor apologético del 'mensaje cristiano debido a la falta

    de un frente unido.

    Deben tomarse las medidas necesarias para incluir

    en el plan de estudios de los seminarios teológicos todo

    aquello que sirva para instruir al ministerio del mañana

    en lo que se refiere al entrelazamiento de las comuniones

    cristianas .. Debe haber una materia que trate no sólo de

    las doctrinas y constitución de la Iglesia a la cual el

    seminario pertenezca, sino también de las otras Iglesias.

    Las materias de historia de la Iglesia, de liturgia, de

    simbolismos y de misiones deben abarcar todas las ramas

    de la cristiandad. La obra del plan de estudios puede

    ser suplementada ventajosamente por un intercambio de

    visitas entre los estudiantes pertenecientes a seminarios

    de las diferentes denominaciones, Las conferencias es-

    peciales de estudiantes de teología celebradas con los

    1 4 9

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    METODISTAS UNIDOS PARA LA AccraN

    auspicios del Movimiento Estudiantil Cristiano, son de

    lID. valor inestimable para promover el

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    METODIs'rAS u IDOS PARA LA xcorox

    penetrantes o de despertamientos espirituales. Los ejem-

    plos más conspicuos de los años reciente los tenemos en

    la India, China, Japón y Corea. Las memorables campa-

    ñas de evangelismo dirigidas en las grandes ciudades de

    América por Dwight L. Moody, facilitaron en mucho el

    acercamiento de las Iglesias y echaron los cimientos de

    una unión permanente.

    La Misión de Predieacién C) nos ha proporcionado

    no sólo otras demostraciones de testimonio efectivo fren-

    te a las multitudes que fueron separadas del cristianis-

    mo, sino también ha puesto de manifiesto lo práctico y

    fecundo de la genuina unidad.

    Se reconoce ampliamente el hecho de que programas

    de cooperación bien elaborados y bien intencionados,

    puestos en práctica en todas las esferas de acción cris-

    tiana, han hecho mucho para facilitar el acercamiento de

    las Iglesias Cristianas. Tal cooperación entre los cuerpos

    cristianos, si ha de ser realmente efectiva, debe sujetarse

    a ciertos principios guiadores y a ciertas consideraciones

    directrices. Entre estos principios sacados de mis estu-

    dios y experiencias personales en diferentes partes del

    mundo, llamo la atención a los siguientes:

    l.-Al determinar la esfera de cooperación debe dar-

    se consideración debida a los objetivos por alcanzar a

    sa?cr: (a) Sat~sfllcer una necesidad admitida y real; (b)

    evitar el conflicto

    y

    el desgaste innecesario;

      e)

    llevar

    a cabo resultados importantes que no podrían asegurar-

    se por los 'grupos que cooperan, si obran separadamente.

    2.-Desde el principio de la empresa, los varios

    . (*) preaching

    Miss1on, cuerpo

    de

    predicadores evangálicoa

    eminentes que recorren anualmente los Estados Unidos auspiciados

    por el Cousejo Federal de Igleaias. '

    152

    EL

    MOVI UENTO ECUM:ENICO

    cuerpos que Elereúnan para cooperar, deben tener una

    comprensión clara de los objetivos, propósitos, dirección,

    asignación de responsabilidades, sostenimiento, y todo

    lo que es vital para el buen éxito de la empresa; tal

    comprensión debe ser expuesta con claridad, en docn-

    mentos..

    S.-La agencia de cooperación debe poseer solamen-

    te atribuciones que le confieran los cuerpos que están

    cooperando.

    4.-El plan de organización tiene que ser tan amplio

    como sea compatible con el logro de los resultados de-

    seados.

    5.-Todo debe hacerse abiertamente Y con consulta

    previa.

    6.-Debe existir una determinación sincera de enten-

    der los puntos de vista y las características distintivas

    de las diferentes unidades constitutivas y estar prestos

    a aceptar la aportación de los otros.

    7.-Donde quiera que sea aceptada la cooperación

    debe desarrollarse de tal manera, que cree la confianza

    necesaria para dar los pasos siguientes.

    B No se puede esperar un gran éxito en ninguna

    aventura de cooperación si no se cuenta con los recursos

    pecuniarios 'adecuados pero creemos que éstos vendrán

    por añadidura, si se llenan las demás condiciones aquí

    recalcadas.

    9.-Los líderes deben estar en guardia, no sea que

    en sus propias vidas se manifiesten o toleren aquellas

    osas que tienden a destruir la cooperación o hacen im-

    posible la verdadera unidad cristiana; por ejemplo, la

    ignorancia y el prejuicio, el pensamiento confuso y las

    declaraciones vagas, la ambición egoísta y la envidia, la

    1 5 3

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    METODISTAS UNIDOS PARA LA AOCION

    suspicacia y falta de franqueza, la intriga y la deslealtad.

    lO.-La consideracíón primera que debe .ir siempre

    en la mente

    de

    aquellos que se comprometan

    en

    la obra

    de cooperación, es que su .

    ervicío debe

    ser

    a la

    manera

    de Cristo. La primera

    y

    final importancia corresponde

    al reconocimiento de la divinidad de Jesucristo y la con-

    vicción de que

    El

    mismo desea la cooperación y la unidad.

    Una de las más alentadoras señales de que vamos

    progresando en este sentido, es el mayor intercambio de

    púlpitos, y de miembros de las iglesias, y la intercomu-

    nión, por parte de la Iglesias tanto en nuestra patria

    como en el extranjero. Parece que con un entendimiento

    conveniente, éstas prácticas debieran estimularse, ya que

    ellas ayudan a la eeumenieídad.

    En diferentes partes del mundo están naciendo gru-

    pos unidos que están ejerciendo una influencia fuera de

    toda proporción si se tienen en cuenta sus dimensiones y

    su número. Una buena ilustración es la de los Amigos

    de la Unión en la Gran Bretaña; otra es la Asociación de

    las Iglesias Anglicana y Griega. En algunos aspectos, el

    ejemplo más impresionante es el del Compañerismo de

    nidad en Egipto, iniciado hace algunos años por el

    Obispo Gwynne. Este compañerismo tiene cada año re-

    uniones notables a las que asisten miembros de diversas

    comuniones, tanto del Oriente como del Occidente. Se

    dan conferencias sobre varios aspectos de la vida reli-

    giosa y práctieas de las diferentes Iglesias ; se publican

    artículos sobre la ecumenicidad, y se arreglan visitas de

    grupos a las diferentes Iglesias -en ocasiones especiales,

    con objeto

    de

    estudiar

    las diversas

    formas

    de

    adoración.

    Las Iglesias de América han comenzado apenas a explo-

    rar

    las posíbilídades

    de

    un ntás Intimo

    y

    vital entendí-

    154

    EL MOVIMIENTO EOUME 100

    miento de las formas y experiencias de culto de cada

    una. Pudo haberse logrado mucho más introduciendo

    1 B

    mejores himnos conocidos de una Iglesia o grupo confe-

    sional, en los 'servicios de los demás. La Federación Cris-

    tiana Estudiantil Mundial, al preparar su himnario ecu-

    ménico, ha prestado un gran servicio en tal sentido.

    Más

    y

    más las iglesias de las diferentes denomina-

    ciones podrian tomar parte en la cooperación estable-

    ciendo ramas locales en nuevas comunidades o en comu-

    nidades que han tenido un rápido crecimieuto en su po-

    blación. Podrían muy bien establecer comisiones perma-

    nentes de cortesía para analizar y guiar en la ubicación

    de iglesias, y aconsejar en la reorganización de las fuer-

    zas cristianas en aquellos lugares donde el descenso de

    población ha dejado el problema de un número mayor

    de iglesias que las que pueden sostenerse conveniente-

    mente.

    Podemos encontrar dirección inapreciable sobre los

    problemas que con seguridad afrontará la Iglesia Meto-

    dista en su obra misionera del extranjero, en lo que se

    aprobó en la Conferencia de Fe

    y

    Orden de Edimburgo,

    en el año de

    1937,

    redactado en la forma siguiente-

     Un problema que demanda un programa de acción

    de perspectiva extensa, es el que se presenta en áreas

    donde, cuando la unión es motivo de discusión, llega a

    ser necesario para una iglesia escoger entre unirse con

    otras denominaciones dentro de las mismas fronteras na-

    cionales o mantener sus relaciones con otras iglesias de

    su misma denominación en todo el mundo. La experien-

    cia demuestra que el daño hecho a la causa cristiana por

    la multiplicidad de iglesias separadas dentro de un área

    determinada es tan grande, que debiera considerarse nor-

      1 5 5

  • 8/18/2019 Los Metodistas Unidos Para La Acción Nuevo

    11/12

    METODISTAS UNIDOS PARA LA ACCIOr

    malmente como deseable la unidad territorial de igle-

    sias, allí donde pueda realizarse sin violar los principios

    de la iglesia inter sadas, Debe, sin embargo, recono-

    cerse que el ideal de una Iglesia nacional o territorial-

    mente unida, va acompañado de cierto peligro ; de allí

    que urjamos que, al desarrollar la unión de la Iglesia

    sobr bases territoriales, se tome todo el cuidado para

    preservar en las Igl sias nacionalmente eonstituída , un

    sentido de r lación ecuménica, y de mantener tal rela-

    ción en todas las formas po. ibles. Por ejemplo, la Iglesia

    Unida del Canadá no sólo ha unido tres comuniones para

    con titnir una sola ¡( TIea, ino que mantiene nexos con

    los nerpos e nménícos a los cuales pertenecieron las tres

    comuniones unida. '

     Las igl ias y Junta mi ionera del Occidente tie-

    nen una gran respon abilidad en lo que a movimientos

    de uníflcaeié n e refiere, entre las igle ias jóv nes. Aun

    cuando dicha. igle ia on autónomas buscarán natural-

    mente consejo y estimulo d las iglesias madre a las que

    por la providencia d Dio d ben su origen. Aunque s

    bueno y pro ío que las izle ias madres pongan a la dis-

    posición de las iele ia jóvenes lo que tienen de más va-

    lor en doctrina, culto y orden, debe reconocerse como una

    n cesidad fundamental que e todos los asuntos tanto

    las 1 lesias madre como las jóvene queden n libertad

    para seguir la direc i6n del Espíritu de Dios según ellas

    la sienten.

     La onferencia ha escuchado con profundo apr -

    cío todo   que se relaciona on los movimientos hacia la

    uni6n de la 1 lesia, en mu has. partes del mundo. on-

    sid ra el proyecto de uni6n de la Igle ia en la India del

    Sur, donde tres denominaciones están en arr glos, como

    156

    EL MOVIMIENTO ECUMENlCO

    acreedor a atención y estudio particulares, ya que en él

    se intenta incluir en una sola Iglesia unida, a los epis.•

    copules, a los presbiterianos y a lo congregacionales.

    La importancia de estudiar con oración este proyecto, se

    muestra más ampliamente por el hecho de que en otras

    partes del mundo se hacen arreglos de uni6n, basados

    en SUB principios. Al considerar este y otros casos simio.

    lare

    I

    pueden esperarse de las Iglesias tanto del Oriente

    como del Occidente, grandes actos de confianza' '.

    Si los conductores de la nueva Iglesia nida procu-

    ran, dentro de la esfera de su oportunidad e influencia,

    ensayar tale principios, métodos y medio, sea en el

    proceso de hacer efectiva nue tra propia

    unión

    denomi-

    nacional, s a al promover la cooperación y la unidad en-

    tre nuestra denominación y las demás, la IgI la Meto-

    di. ta se convertirá en un fa tor cada vez má provecho-

    so, en el desarrollo del movimiento ecuménico.

    Debemos recordar que estamos en una Igle. ia que

    une, y no implemente en una Iglesia unida; y que, en

    consecuencia, hemos de star listos para considerar cual-

    quier arreglo para unirnos con otras comunion s. El que

    el metodismo haya logrado unirse; no puede ser un. lla-

    mamiento a encabezar la unidad ecuménica' Por lo tan-

    to, nosotros debiéramos no dejar ninguna piedra sin

    remover hasta conseguir la unión orgánica de todos los

    cuerpos metodistas de los Estados Unidos, no afiliados

    todavía. Se ha llamado la atención a las Iglesias Meto-

    distas Unidas del Japón y de China; un programa simi-

    lar debiera seguirse en otros campos donde nuestra Igle-

    sia tiene trabajo y donde todavía no se ha alcanzado ,tal

    unión. Además, ,por qué nuestra nueva Igle ia aquí en

    los Estados Unidos, no podría tomar la iniciativa en 108

      57

  • 8/18/2019 Los Metodistas Unidos Para La Acción Nuevo

    12/12

    METODISTAS UNIDOS PARA LA.. ACCION

    años venideros, para conseguir la unión orgánica con

    otras comunionest

    La actual contienda y conmoción titánica que pa-

    dece el mundo es la primera gran guerra desde que el

    movimiento ecuménico encontró expresión; esto sujeta-

    rá el movimiento a la prueba suprema. La Iglesia debe

    permanecer manifiestamente como la Iglesia unida, como

    el único Cuerpo de Cristo. aunque las naciones en que

    está arraigada se encuentren en guerra. las unas con las

    obras. Su compañerismo en la oración no debe ser roto ,

    en la Iglesia de Cristo tenemos una fe diferente a. cual-

    quiera otra, puesto que se encuentra en todas las nacio-

    nes, y, a pesar de ello, es una fraternidad que no conoce

    siglo, ni nacron, ni raza. Esto nos hace recordar las

    palabras de la Epístola de Diognetus, que en el siglo

    segundo, al referirse a los cristianos esparcidos en di-

    ferentes paises , dijo que mantienen unido al mun-

    do . Si pudo decirse esto en aquellos días de los co-

    mienzos del cristianismo, ,qué no podemos decir de la

    Iglesia Cristiana de nuestros días' Es la incorporación

    de la presencia prolongada

    y

    viviente de Cristo en el

    mundo, por cuanto El dijo: Donde dos o tres se con-

    gregaren en mi nombre, allí estaré yo . La gran pala-

    bra pronunciada en las recientes conferencias de Oxford,

    Edimburgo, Madrás y Amsterdam, expresada con senci-

    llez elemental y en términos adecuados y sujetos a la

    realidad, fué que la Iglesia. debe ser 1 Iglesia, esto es,

    que tenga una

    vívida

    e imperativa eencieneia de sí mÚJ-

    ma como el Cuerpo de Cristo} y que así manifieste la

    mente

    y

    voluntad .de Cristo.