los padres apostÓlicos

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LOS SANTOS PADRES DE LA IGLESIAVIDA, TEXTOS Y ESTUDIO.

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QUINES SON LOS PADRES DE LA IGLESIA?

En el uso de la Biblia y de la antigedad cristiana, la palabra Padre se aplicaba en un sentido espiritual a los maestros. San Pablo dice a los Corintios: Aunque tengis diez mil preceptores en Cristo, no teneis muchos padres, porque slo yo os he engendrado en Jesucristo por medio del Evangelio1. Y San Ireneo de Lyon: Cuando alguien recibe la enseanza de labios de otro, es llamado hijo de aqul que le instruye, y ste, a su vez, es llamado padre suyo2. Como el oficio de ensear incumba a los obispos, el ttulo de Padre fue aplicado originariamente a ellos. Coincidiendo con las controversias doctrinales del siglo IV, el concepto de Padre se ampla bastante. Sobre todo, el nombre se usa en plurallos Padres, los Padres antiguos, los Santos Padres, y se reserva para designar a un grupo ms o menos circunscrito de personajes eclesisticos pertenecientes al pasado, cuya autoridad es decisiva en materia de doctrina. Lo verdaderamente importante no es la afirmacin hecha por uno u otro aisladamente, sino la concordancia de varios en algn punto de la doctrina catlica. En este sentido, el pensamiento de los obispos reunidos en el Concilio de Nicea, primero de los Concilios ecumnicos (ao 325), adquiere enseguida un valor y una autoridad muy especiales: es preciso concordar con ellos para mantenerse en la comunin de la Iglesia Catlica. Refirindose a los Padres de Nicea, San Basilio escribe: Lo que nosotros enseamos no es el resultado de nuestras reflexiones personales, sino lo que hemos aprendido de los Santos Padres3. A partir del siglo V, el recurso a los Padres se convierte en argumento que zanja las controversias. Por qu conocer a los Padres Por qu es tan importante, en el momento actual, el conocimiento de los escritos de los Padres? Hace pocos aos, un documento de la Santa Sede intentaba responder a esta cuestin. Se dan en esas pginas tres razones fundamentales: 1) Los Padres son testigos privilegiados de la Tradicin de la Iglesia. 2) Los Padres nos han transmitido un mtodo teolgico que es a la vez luminoso y seguro. 3) Los escritos de los Padres ofrecen una riqueza cultural y apostlica, que hace de ellos los grandes maestros de la Iglesia de ayer, de hoy y de siempre 4. El anlisis de estas afimnaciones puede servirnos para ilustrar cmo los escritos de estos autores constituyen un verdadero tesoro de la Iglesia; un tesoro cuyo conocimiento y disfrute no debera quedar reservado a unos pocos, ya que es patrimonio de todos los cristianos. La doctrina predicada por Jesucristo, Palabra de Dios dirigida a los hombres, fue consignada por escrito bajo la inspiracin del Espritu Santo y entregada a la Iglesia. La Sagrada Escritura es, por eso, un Libro de la Iglesia: slo en la Iglesia, a la luz de una Tradicin que se remonta al mismo Cristo, puede ser adecuadamente entendida y transmitida a las generaciones posteriores. Las ciencias positivas de que hace uso la moderna exgesis constituyen, sin duda, un instrumento valiossimo para profundizar en el contenido de la revelacin, pero a condicin de que no se utilicen fuera del sentir de la Iglesia, y menos an, contra el sentir de la Iglesia. Cuando se cercena esta relacin esencial existente entre la Biblia y la Iglesia, la Palabra de Dios queda desposeda de su virtud salvfica, transformadora de los hombres y de la sociedad, y se ve reducida a mera palabra de hombres.

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Los Padres son testigos privilegiados de la Tradicin Los Santos Padres nos transmiten, con sus comentarios y escritos, la doctrina viva que predic Jesucristo, transmitida sin interrupcin por los Apstoles a sus sucesores, los obispos. Por su cercana a aquel tiempo, el testimonio de los Padres goza de especial valor. Habitualmente se considera que su poca abarca los siete primeros siglos de la Era Cristiana. Naturalmente, cuanto ms antiguo sea un Padre, ms autorizado ser su testimonio, siempre que su doctrina resulte concorde con lo que Jesucristo revel a la Iglesia, y su conducta haya estado en sintona con esas enseanzas. Ortodoxia de doctrina y santidad de vida constituyen, pues, notas distintivas de los Padres. Algunosno muchos en relacin al totalhan sido formalmente declarados tales por la Iglesia, al ser citados con honor por algn Concilio o en otros documentos oficiales del Magisterio eclesistico. La mayora, sin embargo, no han recibido esa aprobacin explcita; el solo hecho de su antigedad, unida a la santidad de su vida y a la rectitud de sus escritos, basta para hacerles merecedores del ttulo de Padres de la Iglesia. Como se ve, esas dos notas resultan esenciales. Por esta razn, si falta alguna, a esos escritores no se les cuenta propiamente en el nmero de los Padres, aunque sean muy antiguos. Muchos de ellos, sin embargo, son tenidas en gran consideracin por la Iglesia, que les reconoce incluso una especial autoridad en algn campo. Resulta obvio aclarar que nunca se trata de autores que voluntariamente se apartaron de la unidad de la fe, como es el caso de los que fueron declarados herejes por algn Concilio. Se trata ms bien de personajes que, de buena fe, erraron en algn punto de doctrina no suficientemente aclarado en esos momentos; muchas veces ese error es achacable ms bien a sus seguidores. En estos casos, aun sin darles el ttulo de Padres, la Iglesia los honra como escritores eclesisticos cuyas enseanzas gozan de especial valor en algunos aspectos. Los Padres nos transmiten un mtodo teolgico luminoso y seguro Aunque a veces, desde el punto de vista tcnico, los instrumentos de que disponan los Padres para el estudio cientfico de la Palabra de Dios eran menos precisos que los que ofrece la moderna exgesis bblica, no hay que olvidar lo que ponamos de relieve al principio: que los Libros Sagrados no son unos libros cualquiera, sino Palabra de Dios entregada a la Iglesia, y slo en la Iglesia y desde la Iglesia puede desentraarse su ms hondo contenido. En este nivel profundo, los Padres se constituyen en intrpretes privilegiados de la Sagrada Escritura: a la luz de la Tradicin, de la que son exponentes de primer plano, y apoyados en una vida santa, captan con especial facilidad el sentido espiritual de la Escritura, es decir, lo que el Espritu Santoms all de los hechos histricos relatados y de lo que se deduzca cientficamente de unos concretos gneros literariosha querido comunicar a los hombres por medio de la Iglesia. Por otra parte, a los Santos Padres debemos en gran parte la profundizacin cientfica en la doctrina revelada, que es la tarea propia de la teologa. No slo porque ellos mismos constituyen una fuente de la ciencia teolgica, sino tambin porque muchos Padres fueron grandes telogos, personas que utilizaron egregiamente las fuerzas de la razn para la comprensin cientfica de la fe, con plena docilidad al Espritu Santo. En algunos campos, sus aportaciones a la ciencia teolgica han sido definitivas. Y todo esto, sin perder nunca de vista

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el sentido del misterio, del que tan hambriento se muestra el hombre de hoy, gracias precisamente a su sintona con el espritu de la Sagrada Escritura y a su experiencia personal de lo divino. Los Padres son portadores de una gran riqueza cultural, espiritual y apostlica En los escritos de los Padres se encuentra una gran riqueza cultural, espiritual y apostlica. Predicaban o escriban con la mirada puesta en las necesidades de los fieles, que en gran medida son las mismas ayer que hoy; por eso se nos muestran como maestros de vida espiritual y apostlica. Constituyen adems, especialmente en estos momentos, un ejemplo luminoso de la fuerza del mensaje cristiano, que ha de inculturarse en todo tiempo y lugar, sin perder por ello su mordiente y su originalidad. Resulta impresionante comprobar, en efecto, cmo los Santos Padres supieron fecundar con el mensaje evanglico la cultura clsica (griega y latina), cmo en algunos casos fueron creadores de culturas (en Armenia, en Etiopa, en Siria, por ejemplo), cmo sentaron las bases para la gran floracin de la poca medieval, pues prepararon la plena insercin de los pueblos germnicos, pertenecientes a una tradicin cultural completamente diversa, en la raz del Evangelio. Si quisiramos resumir las razones que inducen a estudiar las obras de los Padres, podramos decir que ellos fueron, despus de los Apstoles, como dijo justamente San Agustn, los sembradores, los regadores, los constructores, los pastores y los alimentadores de la Iglesia, que pudo crecer gracias a su accin vigilante e incansable. Para que la Iglesia contine creciendo es indispensable conocer a fondo su doctrina y su obra, que se distingue por ser al mismo tiempo pastoral y teolgica, catequtica y cultural, espiritual y social en un modo excelente y, se puede decir, nica con respecto a cuanto ha sucedido en otras pocas de la historia. Es justamente esta unidad orgnica de los varios aspectos de la vida y misin de la Iglesia lo que hace a los Padres tan actuales y fecundos incluso para nosotros5. JOS ANTONIO LOARTE El tesoro de los Padres Rialp, Madrid, 1998, pgs. 13-18

1. 1 Co 4, 15. 2. Contra los herejes 4, 41, 2. 3. Epstola 140, 2. 4. Cfr. CONGREGACIN PARA LA ENSEANZA CATLICA, Instruccin sobre los Padres de la Igle- sia en la formacin sacerdotal, 30-XI-1989. 5. CONGREGACIN PARA LA ENSEANZA CATLICA, Instruccin sobre los Padres de la Iglesia en la formacin sacerdotal, 30-XI-1989, n. 47. Pgina

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POR QU ESTUDIAR A LOS PADRES? 1. TESTIGOS PRIVILEGIADOS DE LA TRADICIN 2. MTODO TEOLGICO a) Recurso a la Sagrada Escritura, sentido de la Tradicin b) Originalidad cristiana e inculturacin c) Defensa de la fe, progreso dogmtico d) Sentido del misterio, experiencia de lo divino 3. RIQUEZA CULTURAL, ESPIRITUAL Y APOSTLICA

II 17 Es obvio que los estudios patrsticos podrn alcanzar el debido nivel cientfico y dar los frutos esperados, solamente con la condicin de que sean realizados con seriedad y con amor. La experiencia, en efecto, ensea que los Padres manifiestan sus riquezas doctrinales y espirituales tan solo a quienes se esfuerzan por penetrar en su profundidad a travs de un continuo y asiduo trato familiar con ellos. Se requiere, por tanto, de parte de los profesores y de los alumnos un verdadero inters, para el que se pueden aducir las siguientes razones: 1) Los Padres son testigos privilegiados de la Tradicin. 2) Ellos nos han transmitido un mtodo teolgico que es a la vez luminoso y seguro. 3) Sus escritos ofrecen una riqueza cultural y apostlica, que los hace grandes maestros de la Iglesia de ayer y de hoy. 1. TESTIGOS PRIVILEGIADOS DE LA TRADICIN 18 Entre los diversos ttulos y funciones que los documentos del Magisterio atribuyen a los Padres, figura en primer trmino, el de testigos privilegiados de la Tradicin. En la corriente de la Tradicin viva, que desde los comienzos del cristianismo y contina a travs de los siglos hasta nuestros das, ellos ocupan un lugar del todo especial, que los hace diferentes respecto de los protagonistas de la historia de la Iglesia. Son ellos, en efecto, los que delinearon las primeras estructuras de la Iglesia junto con los contenidos doctrinales y pastorales que permanecen vlidos para todos los tiempos. 19 a) En nuestra conciencia cristiana, los Padres aparecen siempre vinculados a la tradicin, habiendo sido ellos al mismo tiempo protagonistas y testigos. Ellos estn ms prximos a la pureza de los orgenes; algunos de ellos fueron testigos de la Tradicin apostlica, fuente de la que la Tradicin trae su origen; especialmente a los de los primeros siglos se les puede considerar como autores y exponentes de una tradicin "constitutiva", la cual se tratar de conservar y explicar continuamente en pocas posteriores. En todo caso los Padres han transmitido lo que recibieron, "han enseado a la Iglesia lo que aprendieron en la Iglesia", "lo que encontraron en la Iglesia eso han posedo; lo que aprendieron han enseado; lo que han recibido de los Padres han transmitido a los hijos". 20 b) Histricamente, la poca de los Padres es el perodo en el que se dan los primeros pasos en el ordenamiento eclesial. Fueron ellos los que fijaron el "Canon completo de los Libros Sagrados", los que compusieron las profesiones bsicas de la fe ("regulae fidei"), precisaron el depsito de la fe en confrontaciones con las herejas y la cultura de la poca, dando as origen a la teologa. Adems son tambin ellos, los que pusieron las bases de la disciplina cannica ("statuta patrum", "traditiones

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patrum"), y crearon las primeras formas de la liturgia, que permanecen como punto de referencia obligatorio para todas las reformas posteriores. Los Padres dieron de ese modo la primera respuesta consciente y refleja a la palabra divina, formulndola no tanto como una teora abstracta, sino como diaria praxis pastoral de experiencia y de enseanza en el corazn de las asambleas litrgicas reunidas para profesar la fe y para celebrar el culto del Seor resucitado. Han sido as los autores de la primera catequesis cristiana. 21 c) La Tradicin de la que los Padres son testigos, es una Tradicin viva, que demuestra la unidad en la diversidad y la continuidad en el progreso. Esto se ve en la pluralidad de familias litrgicas, de tradiciones espirituales, disciplinarias y exegtico-teolgicas existentes en los primeros siglos (por ejemplo, las escuelas de Alejandra y de Antioqua); tradiciones diversas, mas unidas y radicadas todas en el firme e inmutable fundamento de la fe. 22 d) La Tradicin, pues, como fue conocida y vivida por los Padres no es un bloque monoltico fijo, esclerotizado, sino un organismo pluriforme y lleno de vida. Es una praxis de vida y de doctrina que conoce, por una parte, tambin dudas, tensiones, incertidumbres y, por otra, decisiones oportunas y valientes, revelndose de gran originalidad y de importancia decisiva. Seguir la Tradicin iva de los Padres no significa agarrarse al pasado en cuanto tal, sino adherirse con sentido de seguridad y libertad de impulso en la lnea de la fe, manteniendo una orientacin constante hacia lo fundamental; lo que es esencial, lo que permanece y no cambia. Se trata de una fidelidad absoluta, en tantos casos llevada y probada "usque ad sanguinis effusionem" al dogma y a aquellos principios morales y disciplinares que demuestran su funcin insustituible y su fecundidad precisamente en los momentos en que se estn abriendo camino cosas nuevas. 23 e) Los Padres son, pues, testigos y garantes de una autntica Tradicin catlica, y por tanto, su autoridad en las cuestiones teolgicas fue y permanece siempre grande. Cuando ha sido necesario denunciar la desviacin de determinadas corrientes de pensamiento, la Iglesia siempre se ha remitido a los Padres como garanta de verdad. varios Concilios, como por ejemplo los de Calcedonia y Trento, comienzan sus declaraciones solemnes con alusin a la tradicin patrstica, usando la frmula:"Siguiendo a los santos Padres ... etc.". A ellos se hace referencia incluso en los casos en los que la cuestin ya ha sido resulta por s misma con el recurso a la Sagrada Escritura. En el Concilio Tridentino y en el Vaticano se estableci explcitamente el principio de que el unnime consenso de los Padres constituye una regla cierta de interpretacin de la Escritura, principio ste que ha sido siempre vivido y practicado en la historia de la Iglesia y que se identifica con el de la normatividad de la Tradicin formulada por Vicente de Lern e, incluso antes, por San Agustn. 24 f) Los ejemplos y las enseanzas de los Padres, testigos de la Tradicin, fueron particularmente estudiados y valorados en el Concilio Vaticano II, y precisamente gracias a ellos, la Iglesia adquiri una conciencia ms viva de s misma, y especific el camino seguro, en especial, para la renovacin litrgica, para un eficaz dilogo ecumnico y para el encuentro con las religiones no cristianas, haciendo fructificar en las actuales circunstancias el antiguo principio de la unidad en la diversidad y del progreso en la continuidad de la Tradicin. 2. MTODO TEOLGICO 25 El delicado proceso de insercin del cristianismo en el mundo de la cultura antigua, y la necesidad de definir los contenidos del misterio cristiano frente a la cultura pagana y a las herejas, Pgina

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estimularon a los Padres a profundizar y a explicar racionalmente la fe con la ayuda de las categoras de pensamiento mejor elaboradas por las filosofas de su tiempo, especialmente por la refinada filosofa helenstica. Una de sus tareas histricas ms importantes fue dar vida a la ciencia teolgica, y crear para su servicio algunas coordenadas y normas de procedimiento, que se han revelado valederas y eficaces incluso para los siglos posteriores, como demostrara en su obra Santo Toms de Aquino, fidelsimo a la doctrina de los Padres. En esta actividad de telogos se perfilan en los Padres algunas actitudes y momentos particulares que tienen gran inters y que es preciso tener presentes incluso hoy en los estudios sagrados: a) el recurso continuo a la Sagrada Escritura y al criterio de la Tradicin; b) la conciencia de la originalidad cristiana, aun reconociendo las verdades contenidas en la cultura pagana; c) la defensa de la fe como bien supremo, y la profundizacin constante del contenido de la Revelacin; d) el sentido del misterio y la experiencia de lo divino. a) Recurso a la Sagrada Escritura, sentido de la Tradicin 26 1. Los Padres son primero y esencialmente comentadores de la Sagrada Escritura: "divinorum librorum tractatores". En este trabajo es verdad que desde nuestro actual punto de vista, su mtodo presenta ciertos lmites que no se pueden negar. Ellos no conocan ni podan conocer los recursos de orden filolgico, histrico, antropolgico-culturales ni temticas de investigacin, de documentacin, de elaboracin cientfica que estn a disposicin de la exgesis moderna, y por lo tanto, una parte de su trabajo exegtico puede considerarse caduco. Pero a pesar de ello, sus mritos para una mejor comprensin de los Libros Sagrados son incalculables. Ellos permanecen para nosotros verdaderos maestros y se puede decir superiores, bajo tantos aspectos, a los exegetas del medioevo y de la edad moderna por "una especie de suave intuicin de las cosas celestiales, por una admirable penetracin del espritu, gracias a las cuales van ms adelante en la profundidad de la palabra divina". El ejemplo de los Padres puede, en efecto, ensear a los exegetas modernos un acercamiento verdaderamente religioso a la Sagrada Escritura, como tambin una interpretacin que se atiene constantemente al criterio de comunin con la experiencia de la Iglesia, la cual camina a travs de la historia guiada por el Espritu Santo. Cuando estos dos principios interpretativos, religioso y especficamente catlico, vienen desatendidos u olvidados, los estudios exegticos modernos resultan a menudo empobrecidos y deformados. La Sagrada Escritura era para ellos objeto de veneracin incondicional, fundamente de la fe, tema constante de la predicacin, alimento de la piedad, alma de la teologa. Defendieron siempre el origen divino de ella, la inerrancia, la normatividad, la inagotable riqueza de vigor para la espiritualidad y la doctrina. Baste recordar aqu lo que escriba San Ireneo sobre las Escrituras: ellas "son perfectas, porque son dictadas por el Verbo de Dios y por su Espritu", y los cuatro Evangelios son "el fundamento y la columna de nuestra fe". Pgina 27 2. La teologa naci de la actividad exegtica de los Padres, "in medio Ecclesiae", y especialmente en las asambleas litrgicas, en contacto con las necesidades espirituales del Pueblo de Dios. Una exgesis en la que la vida espiritual se funde con la reflexin racional teolgica, mira siempre a lo

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esencial, aunque en la fidelidad a todo el sagrado depsito de la fe. Se centra enteramente en el misterio de Cristo, en el cual convergen todas las verdades particulares en una sntesis admirable. Antes que perderse en numerosas problemticas marginales, los Padres buscan abarcar la totalidad del misterio cristiano, siguiendo el movimiento fundamental de la Revelacin y de la economa de la salvacin, que va de Dios, a travs de Cristo, a la Iglesia, sacramento de la unin con dios y dispensadora de la gracia divina, para volver a Dios. Gracias a esta perspectiva, debida a su vivo sentido de la comunin eclesial, a su proximidad a los orgenes cristianos y a la familiaridad con la Escritura, los Padres ven todo en su centro, hacindolo presente en cada una de sus partes, y enlazando con l toda cuestin perifrica. Por lo tanto, seguir a los Padres en su itinerario teolgico significa captar ms fcilmente el ncleo esencial de nuestra fe y lo "specificum " de nuestra identidad cristiana. 28 3. La veneracin y la fidelidad de los Padres en relacin con los Libros Sagrados va pareja con su veneracin y fidelidad a la Tradicin. Ellos no se consideran dueos sino servidores de la Sagrada Escritura, recibindola de la Iglesia, leyndola y comentndola en la Iglesia y para la Iglesia, segn la regla propuesta y explicada por la Tradicin eclesistica y apostlica. El anteriormente citado S. Ireneo, gran amador y estudioso de los Libros Sagrados, sostiene que el que quiera conocer la verdad debe mirar a la Tradicin de los Apstoles, y aade que, aunque stos no nos hubiesen dejado la Escritura, sera suficiente para nuestra instruccin y salvacin, la Tradicin. El mismo Orgenes, que estudi con tanto amor y pasin las Escrituras y tanto trabaj para su comprensin, declara abiertamente que deben ser credas como verdades de fe solamente aquellas que en ningn modo se alejan de la "Tradicin eclesistica y apostlica", haciendo con esto, de la Tradicin, la norma de interpretacin de la Escritura. San Agustn ms tarde, que pona sus "delicias" en la meditacin de la Escritura, enuncia este principio sencillo maravilloso, que se refiere tambin a la Tradicin; "No creera en el Evangelio si a ello no me indujese la autoridad de la Iglesia Catlica". 29 4. Por tanto el Concilio Vaticano II, cuando declar que "la Tradicin y la Sagrada Escritura constituyen un nico sagrado depsito de la palabra de Dios confiado a la Iglesia", no hizo otra cosa sino confirmar un antiguo principio teolgico, practicado y profesado por los Padres. Este principio, que ilumin y dirigi su entera actividad exegtica y pastoral, permanece ciertamente vlido tambin para los telogos y pastores de hoy. De ello se deduce concretamente que el retorno a la Sagrada Escritura, que e suna de las caractersticas mayores de la actual vida de la Iglesia, debe ir acompaado de la vuelta a la Tradicin atestiguada por los escritores patrsticos, si se quiere que produzca los frutos apetecidos. b) Originalidad cristiana e inculturacin 30 1. Otra caracterstica importante y actualsima del mtodo teolgico de los Padres es que ofrece luz para comprender mejor segn qu criterios la fe, teniendo en cuanta la filosofa y el saber de los pueblos, puede encontrarse con la razn. Ellos, en efecto, de la Escritura y de la tradicin adquirieron una clara conciencia de la originalidad cristiana, esto es, la firme conviccin de que la enseanza cristiana contiene un ncleo esencial de verdades reveladas que constituyen la norma para juzgar la sabidura humana y para distinguirla del error. Si una tal conviccin llev a algunos de ellos a rechazar las aportaciones de esta sabidura y a considerar a los filsofos casi como "patriarcas de los herejes", no impidi a la mayor parte de los mismos acoger esta ayuda con inters y reconocimiento, como procedente de la nica fuente de la sabidura, que es el Verbo. Baste recordar a San Justino, mrtir, Clemente de Alejandra, Orgenes, San Gregorio Niceno y, en particular, San Agustn, quien en su obra " De doctrina cristiana" traz para tal actividad un programa: "Si aquellos que son llamados filsofos han dicho cosas que son verdaderas y conformes

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con nuestra fe ... no slo no deben inspirar motivo de temor, sino ... deben ser reclamados para nuestro uso ... No es esto, por cierto, lo que han hecho muchos de nuestros buenos fieles... Cipriano ... Lactancio ... Victorino ... Optato, Hilario, por no nombrar ms que los ya fallecidos, y en nmero incontable de los Griegos?". 31 2. A este estudio de asimilacin se aade otro no menos importante e inseparable de l, que podremos llamar de "desasimilacin". Anclados en la norma de la fe, los Padres acogieron muchas de las aportaciones d e la filosofa grecorromana, pero rechazaron sus graves errores, evitando especialmente el peligro del sincretismo tan difundido en la cultura helenstica entonces dominante, como tambin el racionalismo que amenazaba reducir la fe a los solos aspectos aceptables para la racionalidad helnica. "Es preciso defender la doctrina cristiana contra sus grandes errores" escribe San Agustn. 32 3. Gracias al prudente discernimiento de los valores y de los lmites escondidos en la diversas formas de la cultura antigua, se abrieron nuevos caminos hacia la verdad y nuevas posibilidades para el anuncio del Evangelio. Instruida por los Padres griegos, latinos, sirios ... la Iglesia, en efecto, "desde el comienzo de su historia, aprendi a expresar el mensaje cristiano con los conceptos y en las lenguas de cada pueblo; y procur ilustrarlo adems con el saber popular y las exigencias de los sabios. En otras palabras, los Padres, conscientes del valor universal de la revelacin, iniciaron la gran obra de la inculturacin cristiana, como se dice hoy da. Han llegado a ser el ejemplo de un encuentro fecundo entre fe y cultura, entre fe y razn, permaneciendo como guas para la Iglesia de todos los tiempos, empeada en anunciar el Evangelio a los hombres de culturas tan diversas y en trabajar en medio de ellos. Como se ve, gracias a tales actitudes de los Padres, la Iglesia se da a conocer desde sus comienzos "por naturaleza misionera" tambin al nivel del pensamiento y de la cultura, y por esto el concilio Vaticano II prescribe que "tal adaptacin de la predicacin de la palabra revelada se mantenga como norma de toda evangelizacin". c) Defensa de la fe, progreso dogmtico 33 1. Dentro la Iglesia, el encuentro de la razn con la fe ha dado origen a muchas y largas controversias que han interesado los grandes temas de los dogmas trinitario, cristolgico, antropolgico, escatolgico. En tales ocasiones los Padres, al defender las verdades que ataen a la esencia misma de la fe, fueron los protagonistas de un gran avance en el conocimiento de los contenidos dogmticos, prestando un valioso servicio al progreso de la teologa. Su papel apologtico, ejercitado con una consciente solicitud pastoral por el bien espiritual de los fieles, fue un medio providencial para hacer madurar a todo el cuerpo de la Iglesia. Como deca San Agustn ante el multiplicarse de los herejes: "Dios ha permitido su difusin, para que no nos nutriramos de slo lechey no permaneciramos en el estado de la simple infancia", pues cuando, "muchas cuestiones que tocan a la fe son puestas con astuta inquietud por los herejes, para poder defenderlas contra ellos, son estudiadas ms diligentemente, de modo que la cuestin propuesta por el adversario llega a ser ocasin de aprender". 34 2. As los Padres llegaron a ser los iniciadores del mtodo racional aplicado a los datos de la Revelacin, y promotores esclarecidos del "intellectus fidei" que forma parte esencial de toda autntica teologa. Su cometido providencial fue no slo defender el cristianismo, sino tambin repensarlo en el ambiente cultural greco-romano; encontrar frmulas nuevas para expresar una

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doctrina antigua, frmulas no bblicas para una doctrina bblica; presentar, en una palabra, la fe en forma de razonamiento humano, enteramente catlico y capaz de expresar el contenido divino de la revelacin, salvaguardando siempre su identidad y su trascendencia. Numerosos trminos por ellos introducidos en la teologa trinitaria y cristolgica (por ejemplo, uosio, hypostasis, physis, agenesia, genesis, ekporeusis, etc.) han desempeado un papel determinante en la historia de los Concilios y han entrado en las formulaciones dogmticas, siendo componentes de nuestro corriente acervo teolgico. 35 3. El desarrollo dogmtico, que fue llevado a cabo por los Padres no como proyecto abstracto puramente intelectual, sino las ms de las veces en las homilas, en medio de las actividades litrgicas y pastorales, constituye un excelente ejemplo de renovacin en la continuidad de la Tradicin. para ellos "la fe catlica proveniente de la doctrina de los Apstoles ... y recibida a travs de una serie de sucesiones" haba que "transmitirla ntegra a la posteridad". Por ello fue tratada por ellos con el mximo respeto, con entera fidelidad a su fundamento bblico, y al mismo tiempo, con una justa apertura de espritu hacia nuevas necesidades y nuevas circunstancias culturales; las dos caractersticas propias de la tradicin viva de la Iglesia. 36 4. Estos primeros esbozos de teologa transmitidos por los Padres ponen en evidencia algunas de sus tpicas actitudes fundamentales frente a los datos revelados, que pueden ser consideradas como valores permanentes y, por consiguiente, vlidos tambin para la Iglesia de hoy. Se trata de una base construida una vez por todas, a la que la teologa posterior debe referirse y, si fuera menester, volver a ella. Se trata de un patrimonio que no es exclusivo de ninguna Iglesia particular, sino que es muy caro a todos los cristianos. Ello, en efecto, se remonta a los tiempos anteriores a la ruptura entre el Oriente y el Occidente cristiano, transmitiendo tesoros comunes de espiritualidad y de doctrina; una mesa rica en la que los telogos de diversas confesiones se pueden siempre encontrar. Los Padres son, en efecto, Padres sea de la ortodoxia oriental sea de la teologa latina catlica, o de la teologa de los protestantes y de los anglicanos, objeto comn de estudio y veneracin. d) Sentido del misterio, experiencia de lo divino 37 1. Si los Padres han dado en tantas ocasiones prueba de su responsabilidad de pensadores e investigadores en relacin con la fe, siguiendo, se puede decir, el programa del "credo ut intelligam" y del "intelligo ut credam", lo han hecho siempre como autnticos hombres de la Iglesia verdaderamente creyentes, sin comprometer mnimamente la pureza o, como dice San Agustn, la "virginidad" de la fe. En efecto, como "telogos" no se apoyaban exclusivamente en los recursos de la razn, sino tambin en los especficamente religiosos, ofrecidos por el conocimiento de carcter afectivo y existencial, centrado en la unin ntima con Cristo, alimentado por la oracin y sostenido por la gracia y dones del Espritu Santo. En sus actitudes de telogos y de pastores se manifestaba en grado altsimo el sentido profundo del misterio y la experiencia de lo divino, que los protega de las tentaciones que podan venir sea de un racionalismo demasiado exagerado, sea de un fidesmo simplista y resignado. 38 2. La primera cosa que impresiona en su teologa es el sentido vivo de la trascendencia de la Verdad divina contenida en la Revelacin. A diferencia de no pocos pensadores antiguos y modernos, ellos, dan ejemplo de gran humildad frente al misterio de Dios, contenido en las Sagradas Escrituras, de las que en su modestia, prefieren ser slo comentadores sencillos, atentos a no aadirles nada que pueda alterar su autenticidad. Se puede decir que esta actitud de respeto y de humildad no es otra cosa que el vivo conocimiento de los lmites irremontables que la

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inteligencia humana encuentra frente a la trascendencia divina. Basta recordar, adems de las homilas de San Juan Crisstomo Sobre la incomprensibilidad de Dios, textualmente lo que escribi San Cirilo, obispo de Jerusaln, dirigindose a los catecmenos: "Cuando se trata de Dios, es una gran sabidura confesar la ignorancia"; como despus de l, el obispo de Hipona, San Agustn, dir lapidariamente a su pueblo: "Es preferible una ignorancia fiel, a una ciencia temeraria". Antes que ellos San Ireneo haba afirmado que la generacin del Verbo es inenarrable y que aquellos que pretenden explicarla "han perdido el uso de la razn". 39 3. Dado este vivo sentido espiritual, la imagen que los Padres nos ofrecen de s mismos es la de hombres que no slo aprenden, sino tambin, y sobre todo, experimentan las cosas divinas, como deca Dionisio Areopagita de su maestro "Ieroteo": "nos solum discens sed et patiens divina". Son muchas veces especialistas de la vida espiritual, que comunican lo que han visto y gustado en su contemplacin de las cosas divinas; lo que han conocido por la va del amor, "per quedam connaturalitatem", como dira Santo Toms de Aquino. En su modo de expresarse es a menudo perceptible el sabroso acento de los msticos, que deja traslucir una gran familiaridad con Dios, una experiencia vivida del misterio de Cristo y de la Iglesia, y un contacto constante con todas las genuinas fuentes de la vida teologal considerado por ellos como situacin fundamental de la vida cristiana. Se puede decir que, en la lnea del agustiniano "intellectum valde ama", los Padres aprecian, ciertamente, la utilidad de la especulacin, pero saben que ella no basta. En el mismo esfuerzo intelectual para aprender la propia fe, ellos practican el amor, que haciendo amigo al que conoce con el conocido, llega a ser, por su misma naturaleza fuente de nuevo conocimiento. En efecto, "ningn bien es perfectamente conocido ni so es perfectamente amado". 40 4. Estos principios metodolgicos, primero seguidos y vividos prcticamente antes que enunciados expresamente, fueron tambin objeto de las reflexiones explcitas de los Padres. Basta referirse, al respecto, a San Gregorio Nacianceno, que en la primera de las cinco de sus famosas oraciones teolgicas decidas al modo de hacer teologa, trata de la necesidad de la moderacin, de la humildad, de la purificacin interior, de la oracin. Otro tanto hace San Agustn, que recuerda el puesto que ocupa la fe en la vida de la Iglesia, y, hablando de la funcin que desempean los telogos, escribe que ellos sean "piadosamente sabios y verdaderamente espirituales". De ello da l mismo ejemplo cuando escribe el De Trinitate dirigido a responder "a los charlatanes", que "despreciando los humildes principios de la fe, se dejan extraviar por un inmaduro y perverso amor a la razn". Por las razones aducidas, se puede decir que la actividad teolgica de los Padres es, para nosotros, todava actual. Ellos permanecen maestros para los telogos, como representantes de un momento importante, decisivo e irreemplazable de la teologa de la Iglesia, como ejemplos por el modo de desarrollar su actividad teolgica, como fuentes autorizadas y testimonios insustituibles por los contenido que han sabido sacar de su reflexin y meditacin sobre el dato revelado. 3. RIQUEZA CULTURAL, ESPIRITUAL Y APOSTLICA 41 Los escritos patrsticos se distinguen no slo por la profundidad teolgica, sino tambin por los grandes valores culturales, espirituales y pastorales que contienen. Bajo este aspecto, ellos son, despus de la Sagrada Escritura, como se reconoce en el decreto "Presbyterorum Ordinis" (n.19) una de las principales fuentes de la formacin sacerdotal y "un provechoso alimento" que acompaa a los presbteros durante toda la vida.

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42 a) Los Padres latinos, griegos, sirios, armenios ... adems de contribuir al patrimonio literario de sus respectivas naciones, son -aunque cada uno en manera y medida diversas- como clsicos de la cultura cristiana que, fundada y construida por ellos, lleva por siempre la seal indeleble de su paternidad. A diferencia de las literaturas nacionales que expresan y plasman el geniode cada pueblo, el patrimonio cultural de los Padres es verdaderamente "catlico", universal, porque ensea cmo llegar a ser y comportarse como hombres rectos y autnticos cristianos. Por su vivo sentido de los sobrenatural y por su discernimiento de los valores humanos en relacin con lo especficamente cristiano, sus obras han sido en los siglos pasados un instrumento excelente de formacin para generaciones de presbteros y permanecen indispensables para la Iglesia de hoy. 43 b) Desde el punto de vista cultural es muy relevante el hecho de que numerosos Padres recibieron una ptima formacin en las disciplinas de la antigua cultura griega y romana, de la que aprovecharon las grandes conquistas humanas y espirituales, enriqueciendo con ellas sus tratados, sus catequesis y predicaciones. Ellos, imprimiendo a la antigua "humanitas" clsica el sello cristiano, fueron los primeros en establecer el puente entre el Evangelio y la cultura profana, trazando para la Iglesia un rico y exigente programa cultura, que ha influido profundamente en los siglos posteriores y, en modo particular, la entera vida espiritual, intelectual y social del medioevo. Gracias a su magisterio, muchos cristianos de los primeros siglos tuvieron acceso a las diversas esferas de la vida pblica (escuelas, administracin, poltica) y el cristianismo pudo valorizar cuanto de vlido se encontraba en el mundo antiguo, purificar lo que all haba de menos perfecto y contribuir, por su parte, a la creacin de una nueva cultura y civilizacin inspiradas en el Evangelio. Remontarse a las obras de los Padres significa, por tanto, para los futuros sacerdotes alimentarse en las mismas races de la cultura cristiana, y comprender mejor las propias tareas culturales en el mundo de hoy. 44 c) En cuanto a la espiritualidad de los Padres se ha sealado ya en el prrafo anterior, cmo toda su teologa es eminentemente religiosa, una verdadera "ciencia sagrada", que, al tiempo que ilumina la mente, edifica y enfervoriza el corazn. de Ah que ms all de los elementos y aspectos propiamente teolgicos, es bueno hacer resaltar algunos comportamientos y actitudes de orden moral resultantes de sus obras como elemento fundamental de la progresiva expansin, a menudo silenciosa, del fermento evanglico en la sociedad pagana, y que ha permanecido despus, para siempre, impreso en la conciencia y en el rostro de la misma Iglesia. Muchos Padres eran "convertidos"; el sentido de la novedad de la vida cristiana se una en ellos a la certeza de la fe. Por eso brotaba en las comunidades cristianas de su tiempo una "vitalidad explosiva", un fervor misionero, un clima de amor que impela a las almas al herosmo de la vida diaria personal y social, especialmente con la prctica de las obras de misericordia, limosnas, cuidado de los enfermos, de las viudas, de los hurfanos, estima de la mujer y de toda persona humana, respeto y generosidad en el trato a los esclavos, libertad y responsabilidad frente a los poderes pblicos, defensa y sostn de los pobres y oprimidos, y con todas las formas del testimonio evanglico requeridas por las circunstancias de lugar y tiempo, llevado, tal vez, hasta el sacrificio supremo del martirio. Con un comportamiento inspirado en las enseanzas de los Padres, los cristianos se distinguan del mundo pagano circundante, manifestando su novedad de vida nacida de Cristo en el abrazar los ideales ascticos de la virginidad "propter regnum coelorum", en el desprendimiento de los bienes terrenos, en la penitencia, en la vida monstica, eremtica o comunitaria, en la lnea de los "consejos evanglicos" y en la vigilante espera de Cristo que viene. Incluso muchas formas de piedad privada

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(como la oracin en familia, la oracin diaria, la practica de ayunos) y comunitaria (por ej., la celebracin de los domingos y de las principales fiestas litrgicas como participacin en los acontecimientos salvficos, la veneracin de la Stma. Virgen Mara, las vigilias, los gapes, etc) se remontan a la poca patrstica y reciben su concreto significado teolgico-espiritual de las enseanzas de los Padres. Por esto es evidente que la asidua familiaridad de los seminaristas con las obras de los Padres vigorizar su vida espiritual y litrgica, arrojando una luz especial sobre su vocacin, enraizndola en la milenaria tradicin de la Iglesia y ponindola en comunicacin directa con la riqueza y pureza de los orgenes. Al mismo tiempo les ayudar a descubrir al hombre en su unidad y en su totalidad: a reconocer y perseguir aquel ideal superior de humanidad unificada e integrada en el armnico desarrollo de los valores naturales y sobrenaturales, que es el modelo de antropologa cristiana. 45 d) Otra rozn del atractivo y del inters de las obras de los Padres es, que son netamente pastorales; esto es, compuestas con fines apostlicos. Sus escritos son catequesis y homilas, refutacin de herejas, respuestas a consultas, exhortaciones espirituales o manuales destinados a la INSTRUCCION de los fieles. De esto se deduce que los Padres se sentan comprometidos con los problemas pastorales de su tiempo. Ellos ejercan su cargo de maestros y pastores buscando, en primer lugar, mantener unido al Pueblo de Dios en la fe, en el culto, en la moral y en la disciplina. Muchas veces procedan colegiadamente, intercambindose cartas de carcter doctrinal y pastoral, a fin de conseguir una lnea comn de accin. Se preocupaban del bien espiritual no slo de sus Iglesias particulares, sino de toda la Iglesia. Algunos llegaron a ser defensores de la ortodoxia y puntos de referencia para los dems obispos del mundo catlico (como por ejemplo, Atanasio en sus controversias antiarrianas. Agustn en las antipelagianas), encarnando de algn modo la conciencia viva de la Iglesia. 46 e) No se puede dejar de sealar que los Padres en su accin pastoral aunque describan un rico panorama de las ms diversas problemticas culturales y sociales de su realidad contempornea, sin embargo, siempre la encuadraban en coordenadas netamente sobrenaturales. A ellos les interesa la integridad de la fe, fundamento de la justificacin, para que florezca en la caridad, vnculo de la perfeccin, y para que la caridad cree al hombre nuevo y la nueva historia. Todo en su accin pastoral y en su enseanza es reconducido a la caridad y la caridad a Cristo, camino universal de salvacin. ellos todo lo refieren a Cristo, recapitulacin de todas las cosas (Ireneo), deificador de los hombres (Atanasio), fundador y rey de la cuidad de Dios, que es la Iglesia (Agustn). En su perspectiva histrica, teolgica y escatolgica, la Iglesia es el Christus totus que "va peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, desde los tiempos de Abel, el primer justo muerto por su cruel hermano, hasta la consumacin de los siglos". 47 Si quisiramos resumir ahora las razones que inducen a estudiar las obras de los Padres, podramos decir que ellos fueron, despus de los Apstoles, como dijo justamente San Agustn, los sembradores, los regadores, los constructores, los pastores y los alimentadores de la Iglesia, la cual pudo crecer por su accin vigilante e incansable. Para que la Iglesia contine creciendo es indispensable conocer a fondo su doctrina y su obra que se distingue por ser al mismo tiempo pastoral y teolgica, catequtica y cultural, espiritual y social en un modo excelente y, se puede decir, nico con respecto a cuanto ha sucedido en otras pocas de la historia. Es propiamente esta unidad orgnica de los varios aspectos de la vida y misin de la Iglesia que hace a los Padres tan actuales y fecundos incluso para nosotros.

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III CMO ESTUDIAR A LOS PADRES? 48 De las reflexiones precedentes sobre la situacin actual y sobre las razones ms profundas de los estudios patrsticos surge espontneamente la pregunta sobre su naturaleza, sus objetivos y el mtodo a seguir para promover la calidad de estos estudios. Tanto para los profesores como para los alumnos se ofrecen al respecto numerosas tareas que necesitan mayormente ser esclarecidas y explicadas, para que se puede realizar una obra formativa slida y que responda a las instancias de la deseada renovacin promovida segn las normas del Concilio Vaticano II. 1. NATURALEZA DE LOS ESTUDIOS PATRSTICOS Y SUS OBJETIVOS 49 a) Es muy importante que esta parte de los estudios eclesisticos sea claramente delimitada en conformidad con su naturaleza y su finalidad, e integrada orgnicamente en el contexto de las disciplinas teolgicas. Esto se articular en dos esferas intercomunicadas: por una parte, la Patrstica, que se ocupa del pensamiento teolgico de los Padres, y por otra, la Patrologa, cuyo objeto es su vida y sus escritos. Mientras que el carcter de la primera es eminentemente doctrinal y tiene muchas relaciones con la dogmtica (e incluso con la teologa moral, la teologa espiritual, la Sagrada Escritura), la segunda se mueve ms bien a nivel de la investigacin histrica y de la informacin biogrfica y literaria, y tiene una natural conexin con la historia de la Iglesia antigua. Por su carcter teolgico, la Patrstica y la Patrologa se distinguen de la Literatura cristiana antigua, disciplina no teolgica y se puede decir, literaria, que estudia los aspectos estilsticos y filolgicos de los escritores cristianos antiguos. 50 b) Al afrontar los estudios patrsticos es preciso darse cuenta ante todo de la autonoma de la Patrstica-Patrologa como disciplina en s misma, con su mtodo, en el mbito del corpus de disciplinas, que es objeto de la enseanza teolgica. Su autonoma, como parte de la teologa, en la que se aplican rigurosamente los principios del mtodo histrico-crtico, en un elemento adquirido y , como tal, debe ser entendido por el estudiante. 51 c) En especial, de la Patrologa se espera que presente una buena panormica de los Padres y de sus obras, con sus caractersticas individuales, situando en el contexto histrico su actividad literaria y pastoral. Dado su carcter informativo-histrico, nada impide la colaboracin del profesor de Historia eclesistica, cuando venga exigido por una mejor economa del tiempo disponible o por la escasez de personal docente. Si fuera menester, se puede reservar tambin un mayor espacio al estudio privado de los alumnos, reenvindoles a la consulta de buenos manuales, de diccionarios y de otras ayudas bibliogrficas. 52 d) La Patrstica a su vez, para cumplir satisfactoriamente sus tareas, debe figurar como disciplina en s misma, manteniendo estrecha colaboracin con la dogmtica. En efecto, ambas disciplinas, segn el Decreto "Optatam totius" (n.16), deben ayudarse y enriquecerse mutuamente, a condicin de que permanezcan autnomas y fieles a sus mtodos particulares. El dogma cumple sobre todo un servicio de unidad. Como a todas las disciplinas teolgicas, tambin a la Patrstica le ofrece la perspectiva unificadora de la fe, ayudndole a sistematizar los resultados parciales e indicando el camino a la investigacin y a la actividad didctica del profesor.

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El servicio de la patrstica a la dogmtica consiste en delimitar y precisar la obra de mediacin de la revelacin de Dios desarrollada por los Padres en la Iglesia y en el mundo de su tiempo. Se trata de describir, con absoluto respeto a lo especfico del mtodo histrico-crtico, el mbito de la teologa y de la vida cristiana de la poca patrstica en su realidad histrica. Por esta razn la enseanza de la Patrstica, como se expresa el documento sobre " La formacin teolgica de los futuros sacerdotes ", debe tender, entre otras cosas, " a dar sentido ya de la continuidad del razonamiento teolgico que responde a los datos fundamentales, ya de su relatividad, que corresponde a los aspectos y a las aplicaciones particulares " (n.87). 2. EL MTODO 53 a) El estudio de la Patrologa y de la Patrstica, en su primera fase informativa, supone el recurso a los manuales y a otras ayudar bibliogrficas, pero cuando pasa a tratar de los delicados y complejos problemas de la teologa patrstica, ninguna de tales ayudas puede sustituir el recurso directo a los textos de los Padres. Es, en efecto, a travs del contacto directo del profesor y del alumno con las fuentes, cmo la Patrstica debe ser enseada y aprendida, sobre todo a nivel acadmico y en cursos especiales. Sin embargo, dadas las dificultades en que a menudo se encuentran los estudiantes, ser bueno poner a su disposicin textos bilinges de ediciones recomendadas por su seriedad cientfica. 54 b) El estudio cientfico de los textos debe afrontarse con el mtodo histrico-crtico, de modo anlogo a como se aplica en las ciencias bblicas. Es, no obstante, necesario que en el uso de dicho mtodo se indiquen tambin sus lmites y que sea integrado, con una adecuada " manuductio " del estudiante para comprenderlo, valorarlo y servirse de l. Tratndose de una disciplina teolgica, que en todas sus etapas procede " ad lumen fidei ", la libertad de investigacin no debe reducir su objetivo de investigacin a la esfera de la pura filologa o de la crtica histrica. En efecto, la teologa positiva debe reconocer como primer presupuesto, el carcter sobrenatural de su objeto y la necesidad de referirse al Magisterio. Los estudiantes deben, por tanto, llegar a ser conscientes de que el rigor del mtodo, indispensable para la validez objetiva de toda investigacin patrstica, no excluye una orientacin previamente programada ni impide una participacin activa del investigador creyente que, conforme a su " sensus fidei ", se sita y procede en un clima de fe. 55 c) La pureza del mtodo anterior requiere adems que tanto el profesor como el estudiante estn libres de prejuicios y prevenciones, que en el campo de la patrstica se manifiestan de ordinario en dos tendencias: la de encerrarse anacrnicamente en los escritos de los Padres, despreciando la tradicin viva de la Iglesia y considerando a la Iglesia postpatrstica hasta hoy, en continua decadencia; y la de instrumentalizar el dato histrico en una actualizacin arbitraria, que no tiene en cuanta el legtimo progreso y objetividad de la situacin. 56 d) Motivos cientficos y tambin prcticos, como, por ejemplo, un empleo ms racional del tiempo, sugieren la conveniencia de la colaboracin entre las disciplinas ms directamente interesadas en los Padres. El tratamiento interdisciplinar debe tener su primera aplicacin en la dogmtica, donde se realiza la sntesis, pero pueden beneficiarse de l otras muchas disciplinas (teologa mora, teologa espiritual, liturgia y, especialmente, la Sagrada Escritura) que necesitan enriquecerse y renovarse recurriendo a las fuentes patrsticas. Las formas concretas de tal colaboracin variarn segn las circunstancias; otras posibilidades y exigencias se imponen a nivel de cursos institucionales y, otras, en los cursos de especializacin.

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3. EXPOSICIN DE LA MATERIA 57 a) La materia, objeto del curso de Patrstica-Patrologa, es la codificada por la praxis escolstica y tratada en los libros de textos clsicos: la vida, los escritos y la doctrina de los Padres y de los escritores eclesisticos de la antigedad cristiana; o, en otras palabras, el perfil biogrfico de los Padres y la exposicin literaria, histrica y doctrinal de sus escritos. La amplitud de la materia impone, sin embargo, a tal respecto, la necesidad de limitar su extensin, mediante una cierta seleccin. 58 b) El profesor, deber ante todo transmitir a los alumnos el amor a los Padres y no slo su conocimiento. Para conseguir esto no ser preciso insistir tanto en los datos bio-bibliogrficos, cuanto en el contacto con las fuentes. A este fin se deber hacer una opcin entre las diversas maneras de presentar la materia, que sustancialmente son las siguientes: 1. La forma analtica, que supone el estudio de cada Padre; mtodo ste, casi imposible, dado el nmero de ellos y el tiempo necesariamente limitado reservado a esta enseanza; 2. la panormica, que se propone dar una visin general sobre la poca patrstica y sus representantes; mtodo til para una introduccin inicial pero no para el contacto con las fuentes y una profundizacin de las mismas; 3. la monogrfica, que insiste sobre alguno de los Padres ms representativos; esta forma es particularmente apta para ensear en concreto cmo aproximarse y profundizar en su pensamiento; 4. finalmente, la temtica, que examina algn tema fundamental y sigue su desarrollo a travs de las obras patrsticas. 59 c) Hecha esta primera opcin, ser necesario realizar otra: la de los textos que se han de leer, examinar y desarrollar. Es preferible que la seleccin recaiga, en un primer momento, sobre textos que trates prevalentemente de cuestiones espirituales, pastorales, catequsticas o sociales, que son, en general, las ms atrayentes y las ms fciles, dejando las doctrinales, que son ms difciles, para un segundo tiempo. Dichos textos sern estudiados diligentemente en una relacin constante entre profesores y estudiantes en las lecciones, coloquios, seminarios e informaciones. As nacer aquella familiaridad con los Padres que es el mejor fruto de la enseanza. El verdadero coronamiento de la labor formativa se alcanza, sin embargo, solamente cuando el estudiante llega aamar verdaderamente a alguno de los Padres y a asimilar su espritu. 60 d) Los estudios patrsticos no pueden no dejar adquirir tambin un slido conocimiento de la historia de la Iglesia que hace posible una visin unitaria de los problemas, acontecimientos, experiencias, adquisiciones doctrinales, espirituales, pastorales y sociales en las diversas pocas. De esta manera nos damos cuanta del hecho de que el pensamiento cristiano, aunque comienza con los Padres no termina con ellos. De ah que el estudio de la patrstica y de la patrologa no puede prescindir de la tradicin posterior, comprendida la escolstica, en particular en lo que respecta a la presencia de los Padres en esta tradicin. Slo as se puede ser la unidad y el desarrollo que hay en ella y comprender tambin el sentido del recurso al pasado. Ello, en efecto, aparecer no como un intil

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arqueologismo, sino como un estudio creativo que ayuda a conocer mejor nuestros tiempos y a preparar el futuro. IV DISPOSICIONES PRCTICAS Como resulta de cuanto se ha expuesto anteriormente, los estudios patrsticos constituyen una componente esencial y una temtica estimulante de la enseanza teolgica y de la entera formacin sacerdotal. Se hace necesario, por tanto, tomar las oportunas medidas para promoverlos, a fin de que ocupen en los Seminarios y en las Facultades teolgicas el puesto que por su importancia les corresponde: 61 1. Orientndose estos estudios directamente al objetivo de la enseanza teolgica, se les debe considerar como disciplina principal y ensearse aparte con su mtodo y materia que les es propia. Salvaguardando lo dicho anteriormente a propsito de la " Patrologa " (n.51), esta materia no se puede confundir ni con la Historia de la Iglesia ni con el dogma y, menos an, con la literatura cristiana antigua. 62 2. Prstese al estudio de la Patrologa-Patrstica la debida atencin en la " Ratio institutionis sacerdotalis ", y en los correspondientes programas de estudio, delimitando cuidadosamente los contenidos y los mtodos, y asignndole un nmero suficiente de horas a la semana. No parece sea demasiado que se extienda, como mnimo, al menos tres semestres con dos horas semanales. 63 3. En las Facultades teolgicas, adems de los cursos establecidos del 1er. Ciclo, organcense seminarios con oportunos ejercicios, y promuvanse trabajos escritos sobre temas patrsticos. En el 2 Ciclo de especializacin, pngase cuidado en estimular el inters cientfico de los estudiantes mediante cursos especiales y ejercitaciones, con los que puedan adquirir un profundo conocimiento de los diversos temas metodolgicos y doctrinales y prepararse para el futuro ministerio de la enseanza. Tales especializaciones podrn ser posteriormente perfeccionadas en el Ciclo 3 con la preparacin de tesis sobre temas patrsticos. 64 4. Para la enseanza de la Patrologa-Patrstica en los Institutos de formacin sacerdotal deber ser contratado quien haya conseguido la especializacin en esta materia en Institutos erigidos a tal fin, como por ejemplo: el Instituto "Agustinianum" de Roma. Conviene, en efecto, que el profesor tenga la capacidad de acceder directamente a las fuentes con un mtodo adecuado, a una exposicin completa y equilibrada del pensamiento de los Padres, que sea capaz de juzgar con criterio maduro las obras de los colegas sobre la materia y posea las cualidades humanas y religiosas, fruto de su familiaridad con los Padres, y las pueda comunicar a los dems. 66 5. Es de sealar que esta especializacin no slo es vlida para la enseanza de la PatrologaPatrstica, sino tambin muy til para la enseanza de la teologa dogmtica, pues ayuda a desempear con eficacia la labor catequstica, espiritual y litrgica con la sabidura y el equilibrio tico-espiritual de los Padres. 66 6. Evidente que el estudio de los Padres requiere tambin medios y ayudas adecuadas como por ejemplo, una biblioteca bien provista desde el punto de vista patrstico. (Colecciones, monografas,

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revistas, diccionarios), as como tambin el conocimiento de las lenguas clsicas y modernas. Dada la notable deficiencia de los estudios humansticos en las escuelas de hoy, ser preciso hacer lo posible por reforzar en nuestros Institutos de formacin el estudio del griego y del latn. CONCLUSIN 67 Esta Congregacin hacindose portavoz del Concilio y de los Sumos Pontfices, ha querido llamar la atencin de los Excmos. Obispos y de los Superiores Religiosos sobre un tema de gran importancia para una slida formacin de los sacerdotes, la seriedad de los estudios teolgicos y la eficacia de la accin pastoral en el mundo contemporneo. A su sentido de responsabilidad y a su gran amor a la Iglesia confa las consideraciones anteriores y las disposiciones tomadas, para que se tienda, en cuanto sea posible, a la realizacin del ideal de una buena formacin de los sacerdotes de nuestro tiempo, tambin en este aspecto. En fin, expresa el deseo de que un estudio mas atento de los Padres lleve a todos a una mayor asimilacin de la Palabra de Dios y a auna renovada juventud de la Iglesia, que tuvo y tiene en ellos sus maestros y sus modelos. Roma, Palacio de la Congregacin a 30 de noviembre de 1989 VILLIAN Card. BAUM Prefecto JOSE SARAIVA MARTINS Arz. tit. de Tuburnica Secretario

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LOS PADRES DE LA IGLESIA EN EL ESTUDIO ACTUAL DE LA SAGRADA ESCRITURA Pbro. IGNACE DE LA POTTERIE, S.J. Profesor emrito del Pontificio Instituto Bblico INTRODUCCIN La publicacin de la reciente Instruccin para el estudio de los Padres de la Iglesia en la formacin sacerdotal es un evento significativo: el estudio de la Teologa debe nutrirse no slo de una presentacin escolstica del dogma, sino tambin de su progresiva formacin histrica en el tiempo de los Padres. Se comprende que el documento insista particularmente sobre el aspecto teolgico. A nosotros, sin embargo, se nos ha pedido ilustrar otro aspecto: "Los Padres de la Iglesia y la Biblia". Para ello no basta proponer el ejemplo de los Padres, recordando que han hecho un uso constante de la Biblia; la cuestin es si el modo de interpretar de los Padres puede ser el de nosotros en la actualidad. Por tanto el ttulo del siguiente modo: "Los Padres de la Iglesia en el estudio actual de la Sagrada Escritura". Presentaremos sistemticamente lo que la Instruccin dice al respecto, pero intentaremos tambin desarrollar estas pocas indicaciones a la luz de la Constitucin Dei Verbum y de las urgentes demandas de la hermenutica contempornea. Seguiremos las tres etapas de la Instruccin. I. LA SITUACIN ACTUAL 1. En los nn. 8-9 se describe cuidadosamente la orientacin dominante de la exegesis contempornea. Ante todo, se hace notar el hecho general que se manifiesta en la nueva Teologa que, sensible los desafos de la "modernidad", esta mucho ms interesada en una confrontacin directa de los datos bblicos con la realidad social de nuestro tiempo que con los testimonios de los Padres o con la tradicin eclesistica: el documento observa, pues, "un rechazo general del pasado" (n.8). De esta manera se cae, por una parte, en un "biblicismo", que es una forma de "historicismo"; y por otra, en una suerte de "actualizacin sociolgica" de la Biblia, tambin ella de impronta historicista. En todo este proceso esta ausente la lectura de la Iglesia, esto es, el rol de la Tradicin para la interpretacin de la Escritura. Un obstculo ms especifico en el estudio de los Padres es el mtodo mismo de la exegesis contempornea. Aqu el texto de la Instruccin es duro: "La exegesis moderna que se vale de los auxilios de la critica histrica y literaria, echa una sombra sobre los aportes exegticos de los Padres, los cuales son considerados simplistas y, en sustancia, intiles para un conocimiento profundo de la Sagrada Escritura" (n.9). Este juicio severo es compartido en la actualidad por diversos telogos y filsofos, como R. Guardini, H. Gadamer, H. Urs von Balthasar, J. Ratzinger; pero ellos, adems de constatar aquella situacin, indican la razn filosfica y la laguna epistemolgica y teolgica de la misma. J. Ratzinger, por ejemplo, ya en artculo de 1967, observaba que una de las tres razones por las cuales el Concilio quera elaborar una Constitucin sobre la Revelacin, era que apareca siempre ms claramente el "problema teolgico" que representaba "el uso del mtodo histrico-critico" en la interpretacin de la Sagrada Escritura". En otras palabras, el Concilio deseaba que la exegesis se convirtiese realmente en una ciencia teolgica. As se comprende la insistencia de la Constitucin Dei Verbum: "El estudio de la sagrada Escritura debe ser cuasi el alma de la sagrada Teologa" (n. 24). Ntese en esta frase el doble uso de la palabra "sagrada" (sacra), sea para la Escritura, sea para la Teologa, lo que muestra que la exegesis, como la teologa, debe ser esencialmente religiosa y creyente, y no solamente filolgica e histrica. La presente Instruccin subraya otra "laguna" de los actuales estudios bblicos: "Tales orientaciones,

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mientras empobrecen y desnaturalizan la misma exegesis, rompiendo su natural unin con la Tradicin, disminuyen indudablemente la estima y el inters por las obras patrsticas" (n. 9). Y a continuacin aade el documento: "La exegesis de los Padres, en cambio, podra abrirnos los ojos a otras dimensiones, como son la exegesis espiritual y la hermenutica, que completaran la (dimensin) histrica-critica enriquecindola de intuiciones profundamente teolgicas" (ibid.) Detengmonos un momento en esta frase. Han sido introducidos aqu dos trminos importantes: la exegesis espiritual y la hermenutica. La primera expresin, paradjicamente, se encuentra slo aqu en toda la Instruccin, aun cuando sea un documento sobre los Padres (para estos -lo sabemosla bsqueda del sentido espiritual era fundamental); volveremos ms adelante sobre esta paradoja. La segunda expresin en cambio, la hermenutica, se encuentra nuevamente en el n. 54, cuando es indicado el mtodo que debe seguirse en el estudio de los Padres; y all se hace una confrontacin interesante con la ciencia bblica: en los dos casos, es decir, tanto para la Exegesis como para la Patrstica, se recomienda, por cierto, el mtodo histrico critico, pero se insiste tambin en sus limites; debe ser integrado con "los mtodos del anlisis literario moderno y de la hermenutica" (que van, por tanto, ms all del mtodo puramente histrico). Qu es la Hermenutica?. Es la ciencia que busca precisar las condiciones en el estudio o investigacin del "sentido"; es la ciencia de la interpretacin. Aqu se toca el punto decisivo. Pues no basta con recomendar el estudio de los Padres diciendo que as se podra enriquecer la exegesis histrico-critica con profundas intuiciones teolgicas. El especialista podr tener alguna consideracin ante esta piadosa invitacin de tipo parentico, pero para el permanece como algo inoperante hasta que no se le muestre crticamente que este recurso a la exegesis de la Tradicin forma parte de su mtodo exegtico. De lo contrario el podra replicar de inmediato que un tal enriquecimiento de su exegesis con la Tradicin patrstica no le interesa en absoluto, ya que se trata de algo extrnseco a su disciplina; es algo que debe dejarse al patrlogo o al telogo. Esta cuestin, pues, debe ser criticada desde el punto de vista rigurosamente metodolgico, porque en este tiempo de "trabajo interdisciplinario", no puede aceptarse la cerrazn, el aislamiento de la ciencia exegtico. Lo que hoy se cuestiona es el estatuto epistemolgico de la exegesis misma: ella es una ciencia, si, pero no slo una ciencia histrica, sino una ciencia hermenutica y teolgica, o sea, una "ciencia de la fe", como deca R. Guardini, vale decir bsqueda de la gnosis tees pisteoos. Qu quiere decir "interpretar la Sagrada Escritura", sino buscar su significado, y no solamente la historia de los textos?. Sin exagerar se puede decir que la ciencia exegtico de hoy se limita a reconstituir la gnesis de los textos, el contexto histrico de los mismos, sin abrirse verdaderamente a la pregunta sobre su sentido, sobre la profundidad y la apertura teolgica y dinmica de los textos. Seria necesario introducir aqu toda una reflexin teolgica sobre dos cuestiones: a) qu es un texto escrito, en cuanto se distingue del kerigma oral inicial? b) en aquel texto escrito -que por tanto es distinto del anuncio anterior, que interpelaba a los oyentes- dnde esta el sentido de aquel texto? Solamente en su formulacin explicita? No interpelaba tambin a los futuros lectores?. Son preguntas que estn en el centro de la Hermenutica contempornea y que la exegesis bblica no puede ignorar por mucho tiempo. 2. Pero veamos ahora en que modo la Instruccin recuerda las directivas de la Iglesia respecto al estudio de los Padres en la exegesis bblica. Vuelven a proponerse aqu textos del Concilio Vaticano II, de la Congregacin para la Educacin Catlica y de los ltimos Papas. Limitmonos al documento ms ampliamente citado, la Dei Verbum. Entre los cinco pasajes de la Constitucin que son recordados, cuatro tocan el problema de la relacin entre Escritura y Tradicin patrstica: - en DV 8-10, se habla de la estrecha relacin y unidad entre Escritura y Tradicin, teniendo presente que

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son los Padres quienes atestiguan y transmiten la presencia vivificadora de la Tradicin en la Iglesia; - en DV 24, se recuerda que la Sagrada Escritura debe ser "como el alma de la Teologa". Desgraciadamente no es explicado ni por el Concilio, ni por la Congregacin, cual tipo de exegesis puede ser hoy verdaderamente "el alma de la Teologa". Es obvio que para esta tarea no puede bastar la exegesis exclusivamente histrico-critica. La situacin actual lo demuestra casi dramticamente; - Citemos, finalmente, la conclusin del n. 14 de la Instruccin, donde se hace nuevamente una confrontacin entre exegesis contempornea y exegesis patrstica, con una amplia cita de DV 23. Dice la Instruccin: "Tambin hoy, no obstante los innegables progresos logrados por la exegesis moderna, la Iglesia, `que se preocupa de alcanzar una inteligencia cada da ms profunda de la Sagrada Escritura, para poder nutrir continuamente a sus hijos con las divinas palabras..., con razn favorece, pues, el estudio de los Padres de Oriente y de Occidente y de las Sagradas Liturgias' (n.23)". Entre los textos conciliares citados en la Instruccin, este es el ms importante, porque se sita desde el punto de vista hermenutico, utilizando la formula "una inteligencia cada da (in dies, DV 23) ms profunda". Adquirir la inteligencia o comprensin de la Escritura es -o debera serpropiamente el objetivo de la exegesis bblica; debe buscar penetrar siempre mejor en el sentido de los textos. Ms aun, si se habla de comprensin "cada da ms profunda", quiere decir que el sentido de las "Sagradas Escrituras" era y permanece presente en los textos, pero parcialmente oculto, implcito; era y permanece dentro del texto bblico, pero se lo debe buscar tambin ms all de las formulaciones explcitas. Por tanto, no basta estudiar, como suele decirse, "el texto como texto". Interpretar quiere decir trascender los limites de las expresiones, explicitar lo implcito, revelar la vida profunda de los textos. El P. Scheuer, filsofo y maestro del P. Marechal en Lovaina, deca: "Es necesario encontrar la llama en la formula". Esto es, precisamente, lo que busca realizar la Tradicin de la Iglesia. Habra sido oportuno aqu recordar tambin el n. 8 de la Dei Verbum sobre el progreso de la Tradicin, o sea sobre el "crecimiento de la comprensin" (crescit...perceptio) de las cosas y de las palabras, debido tanto al estudio como a la "intima inteligencia" que proviene de la experiencia de las cosas espirituales. Detrs de este texto del Concilio esta el gran principio de San Gregorio Magno: "Sacra Scriptura... aliquo modo cum legentibus crescit". II. PORQU RECURRIR A LOS PADRES EN LA EXEGESIS BBLICA? La segunda parte de la Instruccin es titulada: "Porqu estudiar a los Padres?". De manera comprensible, tambin aqu se insiste mucho ms sobre la importancia de los Padres para la Teologa que para la Exegesis bblica. Sin embargo, es nuestra intencin subrayar aquello que la Instruccin propone como estmulo para el trabajo exegtico de hoy. 1. En el n. 26 se recuerda que los Padres recurren continuamente a la Sagrada Escritura, pero agrega, al mismo tiempo, que tienen el sentido de la Tradicin. Reconoce que "su mtodo (el de los Padres) presenta ciertos e innegables lmites" respecto a las diversas ciencias utilizadas por la exegesis moderna. Pero, aade la Instruccin con una cita de la Encclica Divino afflante Spiritu (EB 554), la superioridad de los Padres respecto a los exegetas del medioevo y de la edad moderna es debida a su "intuicin de las cosas celestes, por una admirable penetracin de espritu, gracias a la cuales estn ms adelantados en la profundidad de la palabra divina". Por eso, "el ejemplo de los Padres puede ensear a los exegetas modernos un acercamiento verdaderamente religioso a la Sagrada Escritura, como tambin una interpretacin que se atiene constantemente al criterio de comunin con la Iglesia, la cual camina a travs de la historia bajo la gua del Espritu Santo". Se vera, en la tercera parte, como un tal programa puede realizarse en concreto. En el n. 27 la

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Instruccin presenta algunas reflexiones muy oportunas sobre el carcter sinttico de la exegesis de los Padres: de la "actividad exegtico de los Padres in medio Ecclesiae" naci la Teologa cristiana. En efecto, "Aquella exegesis, en la cual la vida espiritual se funde con la reflexin racional teolgica (...) Ella esta centrada enteramente en el misterio de Cristo, a quien refiere todas las verdades particulares en una admirable sntesis. (...) Los Padres buscan abrazar la totalidad del misterio cristiano (...), miran todo en su centro, haciendo presente este todo en cada una de sus partes y relacionando con el cada cuestin perifrica". 2. Quizs hubiera sido oportuno -aqu, en el n.27, o bien en el n.14, donde eran citados cinco pasajes de la Dei Verbum- hacer una referencia explicita al cap. III de la Constitucin conciliar, donde se trata formalmente de la inspiracin de la Sagrada Escritura y de su interpretacin. El hecho que la Sagrada Escritura ha sido inspirada por el Espritu de Dios era esencial para los Padres: para ellos, es precisamente el Espritu que constituye la profundidad de la letra. De esto se sigue que el sentido profundo de la Sagrada Escritura es aquel que el P. H. De Lubac ha llamado: "Le sens donne par l'Esprit" (el sentido dado por el Espritu). La Dei Verbum (12,3) retomaba esta norma patrstica; en efecto, despus de un pargrafo (12,2) sobre la necesidad de un anlisis filolgico e histrico de los textos, deca: "Pero la Sagrada Escritura se ha de leer con el mismo Espritu con que fue escrita". Este principio, desgraciadamente no citado en la Instruccin, es sin embargo el compendio de la gran Tradicin patrstica sobre la exegesis bblica. El Concilio, en DV 12,3, hacia derivar de dicho principio tres consecuencias para la interpretacin de toda la Escritura: se debe tener muy en cuenta el contenido y la unidad de toda la Escritura, la Tradicin viva de toda la Iglesia y la analoga de la fe. Agreguemos otra consecuencia de ese principio "tradicional" que hemos citado; de el se sigue innegablemente la necesidad de reencontrar tambin hoy el "sentido espiritual" de la Sagrada Escritura, vale decir: el Espritu en la letra. La expresin "exegesis espiritual", lo hemos notado, se encuentra desgraciadamente una sola vez en toda la presente Instruccin (en el n.9). Por eso, nos permitimos insistir un poco: recomendar el estudio de los Padres en la exegesis bblica no significa, ciertamente, que seria necesario retomar sus mtodos, sino ms bien que debemos aprender a leer la Sagrada Escritura en el espritu de los Padres, es decir, como deca el P. de Lubac, reencontrar hoy "la inteligencia espiritual de la Escritura tal cual los siglos cristianos la han entendido"; es aquella inteligencia espiritual que San Gregorio Magno llamaba "la inteligencia interna"; el "sentido interior" del texto bblico. III CMO ESTUDIAR A LOS PADRES? 1. Para esta tercera parte de la Instruccin nos detenemos solamente en la segunda seccin, donde se habla del mtodo (nn. 53-56), pues all se hace una confrontacin sugestiva entre el estudio de la Patrstica y el de la Biblia. Para ambas disciplinas se insiste sobre el rigor cientfico del mtodo, el histrico-critico. Pero vale tambin para la exegesis aquello que se dice inmediatamente despus para el estudio de los Padres: "Tratndose de una disciplina teolgica, que en todas sus fases procede ad lumen fidei, la libertad de investigacin no debe reducir su objeto de estudio dentro de la esfera de la pura filologa o de la critica-histrica. En efecto, la Teologa positiva debe reconocer, como primer presupuesto, el carcter sobrenatural de su objeto y la necesidad de hacer referencia al Magisterio" (n.54).Como la Patrstica, tambin la exegesis "se sita y procede en un ambiente de fe" (ibid.). 2. Pero debemos especificar ms la pregunta sobre el mtodo. No basta preguntar: Cmo estudiar a los Padres? Para el biblista la pregunta es ms bien la siguiente: Cmo se puede, hoy, hacer uso de la interpretacin patrstica de la Escritura al interno de la exegesis critica moderna?. Para responder a este interrogante es necesario partir del inters, creciente en nuestro tiempo, por

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la as llamada Wirkungsgeschichte: de un siglo a esta parte, luego de tantos estudios sobre la filologa bblica, sobre la historia antigua, sobre la historia de las religiones, sobre la historia del texto, de las tradiciones, de las formas, etc., los biblistas comienzan a interesarse tambin en la "historia de los efectos", o sea, en la historia de la relectura del texto bblico en la Tradicin; en otras palabras, en la Historia de la exegesis. Precisemos que no se trata solamente de la Historia de la exegesis juda, para iluminar el contexto histrico del Nuevo Testamento (lo que sera an un inters prevalentemente histrico); se trata de la Historia de la exegesis propiamente cristiana, en el tiempo patrstico y medieval. Aqu el inters no es ms solamente histrico, sino formalmente hermenutico: la dimensin "teleolgica" del texto forma parte de la estructura misma del acto interpretativo, como han mostrado bien M. Heidegger, P. Ricoeur y H.G. Gadamer. Por eso advertimos tambin con inters que la Instruccin, en el n.56, insiste sobre la importancia del "contacto interdisciplinar": de esta colaboracin pueden beneficiarse numerosas disciplinas, en modo particular el estudio de la Sagrada Escritura. Lo que se requiere hoy es, por tanto, un "repensar hermenutico" de la relacin entre Escritura y Tradicin, entre exegesis crtica y exegesis cristiana. Por eso se hace nuevamente muy actual el problema patrstico de la relacin entre letra y espritu, o el medieval de los cuatro sentidos de la Escritura. Slo que hoy, aquella investigacin, se debe repensar sobre una base ms critica, es decir, segn los criterios de la epistemologa contempornea. Querramos dar aqu dos ejemplos de esta fecunda reciprocidad entre exegesis crtica e interpretacin patrstica. En el pasaje de Mt 1, 18-25, para responder a la pregunta porqu Jos quera abandonar a Mara, San Bernardo responde que quiere dar, no su respuesta, sino la de los Padres. Y cita luego una interpretacin muy difundida en la poca patrstica y en el Medioevo. En la actualidad. La exegesis contemporneo esta redescubriendo precisamente aquella interpretacin de la Tradicin, con un estudio ms atento del vocabulario de Mateo y de la estructura del pasaje. Otro ejemplo: la sangre y el agua que brotan del costado atravesado de Jess segn Jn 19, 34. En este caso, escriba H. Rahner, la interpretacin agustiniana se sita en el punto de partida de una tradicin mstica que, cuando habra llegado el momento (en el Medioevo), hara florecer la devocin al Corazn de Cristo. Aqu nuevamente el anlisis estructural de los simbolismos del texto esta proporcionado un apoyo precioso, pero tambin complementos nuevos a aquella lectura de la Tradicin. CONCLUSIN Despus de haber hecho, con la encclica Divino afflante Spiritu, un paso decisivo hacia la recuperacin de la exegesis histrica, la Iglesia contemporneo, bajo el impulso del Concilio Vaticano II (cf. Las Constituciones Sacrosantum Concilium y Dei Verbum, esta cumpliendo otro progreso fundamental en su camino redescubriendo la importancia inevitable y la fuerza siempre renovadora del modo en que nuestros Padres en la fe lean la Biblia, para alcanzar as "una inteligencia cada da ms profunda" de la Sagrada Escritura, como nos lo augura la Instruccin en el n.14. Por eso, este nuevo documento sobre el estudio de los Padres de la Iglesia es un signo de los tiempos. En efecto, se multiplican hoy las obras que buscan hacer esta integracin, esta sntesis. Baste recordar, en el caso de Italia, la gran coleccin iniciada con el volumen titulado: Genesi: La Biblia interpretata dalla grande Tradizione, de Umberto Neri; y El Salterio de la Tradicin, de Luciana Mortari. En el caso de Francia se pueden mencionar dos grandes colecciones del mismo tipo: Bible chretienne y Lire la Bible avec les Peres. Son indicaciones prometedoras, que tendrn importancia tanto para la vida pastoral de la Iglesia como para el dilogo ecumnico. Se dira que estamos asistiendo de nuevo a una realizacin de la promesa proftica: "He aqu que vienen das, orculo del Seor, en que enviar hambre sobre la tierra; no hambre de pan, ni sed de agua, sino de or la Palabra de Dios" (Am. 8,11 LXX). Pero, toca a nosotros obrar de tal modo que no se cumpla tambin el anuncio del versculo siguiente: "Andarn errantes de mar a mar, del Norte al Oriente, en busca de la Palabra de Dios, mas no la hallarn" (8,12). La Iglesia de hoy, en cambio, quiere que

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todos nosotros encontremos la Palabra del Seor; por eso debemos esforzarnos por volver a darle su puesto central en la vida del Pueblo de Dios. La luz de la Palabra de Dios debe ser "puesta sobre un candelero, para que todos los que entren vean la luz" (Lc 8,16). Pero tambin debemos hacer nuestra la siguiente amonestacin del Evangelio: "Cuidaos de escuchar bien!" (Lc 8,18).

LOS PADRES Y LOS DOCTORES DE LA IGLESIA Se habla de la importancia del magisterio ordinario y universal de la Iglesia como rgano de la tradicin viviente en continuidad con la predicacin apostlica. De este magisterio los Padres son testigos privilegiados. Obispos y doctores de los primeros siglos predicaron la fe, la defendieron frecuentemente al precio de su sangre contra el paganismo o la hereja y se esforzaron por darle su expresin racional. Individualmente considerados cada uno de ellos no tiene ms valor que el de un testigo aislado, al cual la Iglesia, por lo dems, podr reconocer una autoridad excepcional como en el caso de un San Atanasio, San Basilio, San Cirilo o San Agustn. Pero su testimonio unnime (se entiende unanimidad moral) representa lo que en cada poca constituy la fe comn de la Iglesia lo que fue credo en todas partes, siempre, por todos, dir en el siglo v San Vicente de Lerins (Conmonit. lI, 6); testimonio tanto mas significativo y autorizado cuanto es ms antiguo y representa, como en su fuente, la fe y tradicin cristiana. Trataremos de dar aqu una visin de conjunto de la literatura patrstica, desde sus orgenes hasta el siglo VIII, al mismo tiempo que del desarrollo del dogma cristiano en sus lneas esenciales, para que el lector de la Iniciacin Teolgica est en condiciones de situar histricamente a los Padres cuyos nombres aparecen a lo largo de la obra y reconocer, al mismo tiempo, la aportacin de cada uno de ellos al tesoro comn de la fe. I LOS PADRES-APOSTOLICOS (siglos I y lI) Desde el siglo XVII se conoce con este nombre un grupo bastante determinado de autores, de los cuales, al menos los ms antiguos, son contemporneos del fin de la edad apostlica. Sus obras, escritos de circunstancias, sin preocupacin teolgica o literaria, son el testimonio ms precioso de la fe y de la vida de las primeras generaciones cristianas. SAN CLEMENTE ROMANO, tercer sucesor de San Pedro, escribi hacia el ao 96 una carta a la Iglesia de Corinto, agitada por el cisma. Es una exhortacin serena y vigorosa a la paz y a la concordia, a la sumisin a la jerarqua y, al mismo tiempo, un documento de la caridad que une a las Iglesias, de la constitucin jerrquica de la Iglesia (obispos, presbteros, diconos), y un ndice de la autoridad de la Iglesia de Roma. Una larga oracin de accin de gracias (cap. 59-61) constituye un ejemplo de la oracin litrgica del siglo I, todava muy afn a la oracin de la sinagoga. El escrito llamado segunda epstola de Clemente a los corintios es una homila (romana) que data del ao 150, poco ms o menos. SAN IGNACIO DE-ANTIOQUA, martirizado en Roma hacia el ao 110, haba escrito siete cartas a distintas Iglesias de Asia y a la Iglesia de Roma. Estas cartas, eco de un alma apasionada por Cristo y sedienta del martirio, son quiz el documento ms precioso de la antigua literatura cristiana. Contienendice San Policarpola fe y la paciencia y toda edificacin que se apoye en Nuestro Seor. Nos suministran una referencia completa acerca de la creencia y de la vida de la Iglesia en los primeros aos del siglo II, ya sobre la fe en Cristo, en su doble naturaleza, en su nacimiento virginal, ya sobre la Iglesia y su jerarqua (episcopado monrquico), sobre el bautismo y la

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Eucarista, sobre la tradicin y la autoridad de la Escritura, sobre la reaccin ante las herejas nacientes, finalmente, sobre la Iglesia romana. Se vincula tambin a los Padres Apostlicos el Pastor, obra de Hermas, fiel romano de la mitad del siglo II. Las visiones (de la Iglesia, del ngel de la penitencia) y las parbolas contenidas en esta obra obligan a encuadrarla en el gnero literario de los Apocalipsis. Posee una cristologa todava muy rudimentaria, pero es un eco interesante de las preocupaciones morales de la comunidad cristiana y un documento de los ms importantes acerca del problema de la penitencia, que se ofrece al pecador como posibilidad de perdn, segn el, una sola vez despues del bautismo. La Doctrina de los doce Apstoles, DIDAJE, fue considerada durante mucho tiempo como el texto cristiano ms antiguo, despus de las Escrituras cannicas. La tendencia actual es de colocarla cuanto ms hacia el ao 150 (dependera de la Epstola apcrifa de BERNAB, que se remonta a la poca de Adriano, 115-130), e, incluso, algunos la retrasan hasta principios del siglo III. Su autor, desconocido (sirio, egipcio?) pudo, por lo dems, hacer uso de documentos anteriores; las oraciones en ella conservadas (cuyo carcter propiamente eucarstico no ha sido plenamente demostrado) son conmovedoras y han sido adoptadas en las liturgias posteriores (anfora de Serapin, Egipto, s. IV). II SIGLO SEGUNDO Los apologistas. La literatura antignstica

1. Frente a la oposicin creciente a la nueva religin (persecuciones de los emperadores, odiosas calumnias del vulgo, reaccin intelectual de los medios cultos) los cristianos se esfuerzan por refutar las objeciones y calumnias, al mismo tiempo que por justificar racionalmente su fe. Se trata de una abundante literatura apologtica que procede en gran parte de escritores laicos, con frecuencia filsofos convertidos, que hacen profesin de pertenecer a la escuela del cristianismo, como Justino, filsofo y mrtir. En sus obras se puede ver, ms que una simple rplica a la contraofensiva pagana, bellas exposiciones de la transformacin moral operada por la religin de Cristo, de la pureza de las nuevas costumbres, de la caridad de los cristianos. As, por ejemplo, ARSTIDES filsofo de Atenas en la poca de Adriano, y la Epistola-a-Diogneto, que quiz tenga por autor a QUADRATUS. Otros, por el contrario, como ATENGORAS (Splica por los cristianos, I77) se entregan a la empresa de demostrar la falsedad e inmoralidad del paganismo, aunque permaneciendo siempre muy acogedores con respecto a la cultura y filosofa griegas. La oposicin sistemtica al helenismo es relativamente excepcional (TACIANO, HERMAS). Indudablemente, el ms importante de los apologistas del siglo II es SAN JUSTINO, griego originario de Palestina, martirizado en Roma hacia el 165. En sus dos apologas (hacia el 155-161) se encuentran no solamente los temas ya clsicos de la apologtica, sino tambin una exposicin de conjunto de la fe cristiana y una demostracin de la divinidad de Cristo, segn las profecas. En esta obra, documento litrgico de mxima importancia (descripcin detallada de los ritos del bautismo y de la Eucarista, I, 6I y 65-67, se siente la preocupacin de tender un puente entre el cristianismo y la filosofa, merced a la teologa del Logos, que en toda su plenitud se ha manifestado en Cristo, pero del cual participa tambin toda inteligencia humana, poseyendo como un germen de l. Es ste el

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primer ejemplo de explotacin racional de un dato bblico merced a un elemento filosfico (en este caso el estoicismo). El Dilogo con el judo Trifn hay que situarlo (despus de la Epstola de Bernab) entre los escritos que intentan demostrar la caducidad del judasmo, al cual debe ya sustituir la Iglesia de Cristo que llama a s a todas las naciones. Los tres libros dirigidos a Autlico por SAN TEFILO, obispo de Antioqua, exponen una teologa del Verbo, que se desarrolla en dos tiempos: el Logos era al principio inmanente a Dios y se ha manitestado al exterior por medio de la creacin del mundo. Tefilo es el primero en emplear el trmino Trinidad. Refutacin del paganismo y demostracin ardiente de la divinidad de la nueva religin, preocupacin de hacer asimilable a los filsofos el cristianismo, primer diseo de una teologa trinitaria: he aqu el balance del esfuerzo de los apologistas. Los siglos siguientes conocern an apologas doctas, brillantes y slidas. 2. La gnosis constituy para la Iglesia del siglo II un notable peligro. Tratndose de un intento de conocimiento religioso superior a la fe, desaloja todo el contenido de la revelacin para sustituirlo, bajo un vocabulario cristiano, por un conjunto de mitos sacados del misticismo greco-oriental. Fundado en un dualismo radical, una oposicin entre Dios y el mundo, entre el Dios bueno y el demiurgo malo creador del mundo, establece un sistema de emanaciones y de intermediarios (los eones, cuyo conjunto forma el pleroma), y un mito de cada y reparacin en que se desvanece el cristianismo autntico. La difusin de esta doctrina fue considerable y abundante la literatura sobre ella; pero estas obras han perecido casi enteramente, y apenas nos son conocidas ms que por las refutaciones que de ellas se hicieron en el ambiente catlico, especialmente por San Ireneo y San Hiplito, en los cuales, se inspiraron, en general, los heresiologos posteriores. SAN IRENEO es el representante ms destacado de la reaccin ortodoxa contra los gnsticos y uno de los Padres ms importantes de los tres primeros siglos. Originario de Asia Menor y discpulo de San Policarpo de Esmirna, por el cual enlaza con la tradicin de San Juan, pasa luego a Roma donde conoce a San Justino y de all a las Galias donde, despus de la persecucin del ao 177, es consagrado obispo de Lyon. De sus numerosos escritos slo queda, aparte de la Demostracin de la predicacin apostlica, breve catequesis, la gran obra Demostracin y refutacin de la falsa gnosis (Adversus Haereses) distribuida en cinco libros, publicados en varias veces, alrededor del ao 180. El texto griego original se ha perdido en gran parte, pero poseemos una traduccin latina muy antigua y muy literal. Con la exposicin y refutacin de las diversas teologas gnsticas, se hallar en Ireneo la afirmacin muy slida de algunos principios fundamentales del pensamiento cristiano. Por ejemplo, que la tradicin viviente de la Iglesia, proveniente de los Apstoles, es la regla de fe, que la continuidad ininterrumpida de la sucesin episcopal a partir de los Apstoles, garantiza la fe de las iglesias, segn la expresin del credo bautismal; que entre las iglesias locales la Iglesia romana, en razn de su origen, posee la mxima autoridad. La salvacin no consiste en una gnosis superior, sino en la revelacin de Cristo que, consumando la larga pedagoga divina, nos da a conocer al Padre. No hay ms que un solo Dios, creador y redentor. La naturaleza humana entera, carne y espritu, debe ser salvada por el Verbo, que, tomando verdaderamente nuestra carne, recapitula en s toda la humanidad, restaurndola y dndole su plenitud, para divinizarla y presentarla al Padre. Al lado del nuevo Adn, Mara es la nueva Eva (idea ya expuesta por San Justino). No cabe exagerar la importancia de Ireneo, el cual, sin ser un telogo muy personal, es un testigo fiel de la tradicin, que bebe en sus fuentes autnticas, y que la expresa en frmulas vigorosas y originales; a las especulaciones demoledoras de los gnsticos opone la firmeza de su sentido

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cristiano, de su sentido de Cristo y de la obra de nuestra salvacin. La teologa cristiana le debe alguna de sus tesis ms fundamentales que, a travs de Tertuliano, pasarn a Occidente y por Atanasio al Oriente. III EL SIGLO TERCERO