los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

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Paseo genealógico novoaurisecular de piojos o de actores, con loa sorjuanina, famosa tragicomedia calderoniana, pasos entremesados cervantinos y canon final escandaloso de instrumentos informales; dedicado a Isidoro Enríquez Calleja.

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SINOPSIS ARGUMENTAL

Como es su costumbre, Sor Juana Inés de la Cruz se ha dispuesto a preparar la

representación de una nueva comedia entre las paredes de sus tres celdas, las que

citando a Valle-Inclán describiera Isidoro Enríquez Calleja.1 Para ello, ha invocado a un

par de cómicos de la legua, Nicolás de los Ríos y Agustín Solano,2 quienes al tiempo que

reflexionarán sobre su oficio llevarán al futuro, presente nuestro, la «Loa» que ella ha

escrito para el auto sacramental de El Divino Narciso, como punto de arranque al resto

de la comedia.

Así, siguiendo la estructura de los espectáculos teatrales que tenían lugar en los

corrales del siglo XVII, Sor Juana, Ríos y Solano se colarán por las que quizás sean las

obras más emblemáticas de la dramaturgia y la narrativa de los Siglos de Oro en

español: La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca, y El ingenioso hidalgo Don

Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. Lo harán para, a través del

juego de espejos que sugiere el barroco, entretejer la urdimbre que servirá de reposo a

la gran paráfrasis sobre el Poder que emprenderán por la vía de una forzada analogía

entre las turbulencias del imaginario calderoniano y las asonadas del llamado México

Independiente, por un lado, y entre la fabulosa ilusión del universo cervantino y la

hipótesis idealista de la supuesta Revolución Mexicana, por el otro.

Por último, como no hay corral que se precie de serlo sin su mojiganga, la

Décima Musa y sus dos cómicos que la acompañan terminarán aqueste paseo

novoaurisecular con una burla, si se quiere inútil, pero burla al fin y al cabo, para con

el poder instituido. Y ésta, canon escandaloso,3 quizás el único patrimonio nacional por

excelencia, se significará además como el bastión último de la tragicomedia que para

decirlo con José Agustín es la historia de México.4 A lo mejor desde allí podamos

finalmente preguntarnos, ora ingenuos, ora utópicos, si los sueños sólo sueños son.

1 Enríquez Calleja, Isidoro, Las tres celdas de Sor Juana, México, Instituto Mexiquense de Cultura, 2000.

2 Sanchis Sinisterra, José, Ñaque, o de piojos y actores, México, El Milagro, 2009.

3 Les Luthiers, Canción regia (canon escandaloso), en Cardoso en Gulevandia, Buenos Aires, Estudios Ion,

1991. 4 Agustín, José, Tragicomedia mexicana, Tomos I, II y III, México, Planeta, 2007.

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DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO

Los sueños, ¿sueños son? es un espectáculo teatral a través del cual, mediante un

ejercicio genealógico de reflexión sobre el quehacer del actor, pretendemos acercar al

espectador para con un fenómeno escénico cuya performatividad pueda servir de marco

a la tarea dialógica de repensar el que quizás sea el Gesto que por antonomasia marcó

los procesos históricos que conocemos como Guerra de Independencia y Revolución

Mexicana: la pugna y el ejercicio por y del Poder.

Para ello, la Generación 2007-2011 de la Licenciatura en Teatro de la Escuela

Superior de Artes Escénicas y su actual guía, responsable de conducirles por la segunda

práctica escénica que contempla la currícula de su proceso académico, han puesto la

mirada en una de sus tradiciones teatrales fundamentales: los Siglos de Oro de la

lengua española; como una asignatura imprescindible para la tríadica reflexión poiética

de su oficio en tanto actores y actrices de habla hispana y mexicanos: entre el teatro del

cuerpo y el teatro de la palabra, entre su herencia euro-occidental y su herencia indo-

oriental, y entre su carácter por un lado aristocrático y por el otro popular.

Entre los personajes que consideramos fundacionales de lo que algunos

estudiosos han dado en llamar el discurso identitario del ser nacional, suerte de

metanarración abigarrada y paradójicamente compleja que reviste la reduccionista

concepción de “lo mexicano” que privó en las políticas públicas del Estado-nación

hegemónico a lo largo de todo el siglo pasado, se encuentra uno cuyas características,

sabidas y por descubrir, puede ser punta de lanza para abocarnos a una renovada

mirada desde la cual creemos que podemos replantearnos qué es eso de ser mexicana o

mexicano en los umbrales del siglo 21: sor Juana Inés de la Cruz.

Como mujer, como criolla (y por lo tanto nacida en estas tierras), como hija

natural, como dama de la Corte, como religiosa, como mujer de teatro y, por supuesto,

como nuestra más grande escritora en la época dorada de las letras hispánicas, sor

Juana es el personaje ideal para reflexionar en torno a la “trenza cómica” que

proponemos de cuerpo-palabra, occidente-oriente, aristocracia-pueblo. Porque con ella,

o desde ella, podemos ampliar nuestro horizonte teatral y aproximarnos a los actuales

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caminos por los que circulan la dramaturgia de texto, de escena y de actriz desde la

única patria, ¿o matria?, posible: la del propio cuerpo, a través del doble significado de

la noción de “verbo”: acción y palabra; porque podemos acercarnos al mundo indígena

como lo hizo ella, reconociéndolo y reconociéndose, sin por ello renunciar a su herencia

occidental, siempre con respeto y compasión de y por el Otro, y porque podemos,

finalmente, tejer el puente desde el cual el actor y el espectador se miren y se

reconozcan, parafraseando a Calderón, como actores y actrices de un teatro más

grande: su propia sociedad, su mundo; con una mirada que, porque sabe de dónde

viene, podrá visualizar e imaginar, acaso soñar, hacia dónde irá.

Eso es, justamente, lo que explica la frase y su neologismo de “paseo

novoaurisecular”: Los sueños, ¿sueños son? es, además de un espectáculo, la invitación a

caminar por éstas y otras reflexiones; pero, lejos de lo que pudiera pensarse, de lo que

se trata es de que éste caminar, más que respuestas, lo que genere sea un cúmulo de

preguntas. Dicho “caminar”, pues, acontece, es decir: resulta de pasar por una

determinada experiencia, y, para que ocurra, la misma sor Juana, conforme a su

costumbre de organizar representaciones en su propia celda, se convertirá en autora de

la comedia por la cual el espectador del siglo 21 transitará como transportado a un

juego de espejos, que también lo es del tiempo, a una función en un corral de comedias

del siglo XVII.

Lo primero que hará será invocar a un par de cómicos de la legua, atrapados de

por sí en mitad del viaje cósmico de ser y dejar de ser, entre beckettiano y pirandéllico,

recogido por José Sanchis Sinisterra en Ñaque, o de piojos y actores, para que lleven de

un tiempo a otro la «Loa» que ha escrito para un auto sacramental en el que aborda el

encuentro inicialmente violento entre la cultura europea colonizadora y la cultura nativa

colonizada, dando pie a la primera reflexión sobre el ejercicio del poder en estas tierras:

La «Loa» al auto sacramental de El Divino Narciso; misma que, gracias a la intervención

para estudiantes que de ella ha hecho el también poeta y dramaturgo José Ramón

Enríquez, puede servir de piedra de toque para asomarse a ese momento fundacional

que es el de la Colonia o, más bien dicho, el del Reinado de la Nueva España, preludio

histórico de nuestra Guerra de Independencia.

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De allí, toca su turno a las tres jornadas de la comedia, como lo dicta el canon

de los corrales, y sor Juana ha decido que para emprender la segunda reflexión del

poder pasará revista a la obra quizás más emblemática de uno de los autores que más

influencia tuvo en su pluma: La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca, donde la

misma sor Juana hará las partes de Clarín, el único gracioso que muere en toda la

literatura dramática de los Siglos de Oro en español; todo ello a modo de una gran

paráfrasis sobre los episodios históricos que caracterizaron al turbulento México

Independiente de los imperios de Iturbide y Maximiliano, las intervenciones

estadunidense y francesa, la Guerra de Reforma y la instauración de la pax porfiriana.

Fiel al formato del corral, sor Juana echará mano de una suerte de pasos a

intercalar en la comedia, tomándolos de la mejor pluma que los pudo haber creado:

Miguel de Cervantes Saavedra; pero, en lugar de recurrir a los entremeses del “Manco

de Lepanto”, extraerá algunos fragmentos de aquellos capítulos en los que Sancho

Panza funge como Gobernador de la ilusoria ínsula de Barataria, haciendo ella misma

del Quijote; de esta suerte, se hace una especie de aproximación al imaginario

ideológico que supone a la Revolución Mexicana como el momento histórico en el que

el depositario del poder sería finalmente el pueblo, haciendo del mítico gobierno en

Barataria una metáfora, cual forzada analogía, de la zapatista Comuna de Morelos y la

administración villista de la Hacienda de Canutillo.

Tras éstas reflexiones, la tragicomedia que para decirlo con José Agustín es la

historia de México, como todo buen corral no puede sino concluir en su mojiganga. Así,

sor Juana y sus dos cómicos terminarán el viaje que emprendieron con el que quizás

sea el gesto más democráticamente nuestro, culto al escándalo, patrimonio nacional por

excelencia: la burla para con el poder instituido. Burla que, inútil si se quiere, pero

burla al fin y al cabo, se significa como el bastión último desde el que solemos

preguntarnos, utópicos renacuajos, si los sueños, ¿sueños son?

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CRÉDITOS

DRAMATURGIA (basada en los siguientes textos): Ñaque o de piojo y actores, de José Sanchis Sinisterra. «Loa» para el auto sacramental de El

Divino Narciso, de Sor Juan Inés de la Cruz; intervención para estudiantes, de José Ramón Enríquez. La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca y edición de Evangelina Rodríguez Cuadros;

reducción a 1375 versos de Sebastián Liera. Capítulos XLIII, XLIV, XLV, XLVII, XLIX, LI y LIII de la Segunda Parte de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes

Saavedra; con un poquito de El cuento de los mágicos conejitos de chocolate y El neoliberalismo, las pantuflas, los peines, los cepillos de dientes y las bolsas (las nuestras y las de ellos), de Don

Durito de La Lacandona. Una canción regia (canon escandaloso), del conjunto musical Les Luthiers.

REPARTO (por orden de aparición):

Nicolás de los Ríos Marilú Bolívar Agustín Solano Desireé Solís

Sor Juana Inés de la Cruz Sussi Estrada El Occidente/Sancho Panza/Basilio Addy Teyer

La América/Ganadero/Doctor Pedro Recio/Criado 1 Verónica Mora El Celo/Labrador/Criado 3 Lupita Sagredo

La Religión/Mujer Honrada/Criado 2 María José Pool Rosaura Yenny Ávila

Segismundo Paris Gasca Clotaldo/Anciano 1 Eduardo Hernández

Estrella/Sastre Alee Sánchez Astolfo Abdiel Mena

Soldado Teo Flores

EQUIPO DE COORDINACIÓN DE LA PRODUCCIÓN:

Escenografía Marilú Bolívar Addy Teyer Yanny Ávila Sussi Estrada Desireé Solís

Vestuario Lupita Sagredo Verónica Mora

Utilería Alee Sánchez Zac-Mucuy Rojas Abdiel Mena

Instrumentos Eduardo Hernández Alee Sánchez Addy Teyer

Gestión María José Pool Desireé Solís Teo Flores Verónica Mora

Montaje-desmontaje Teo Flores Paris Gasca

Logística Yory Jacob G. Betancourt

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EQUIPO AUXILIAR DE LA ESAY-ESCÉNICAS:

Biblioteca Maritza Avilez Ac Mantenimiento y limpieza Javier Hernández Lugo

Claudia Delgado Durán Vigilancia Mario René Góngora González

Francisco Sosa Niño Secretaría de la Licenciatura en Teatro Susana Canché Herrera

EQUIPO DE COORDINACIÓN ACADÉMICA Y ADMINISTRATIVA DE LA ESAY:

Coordinación Administrativa de Artes Escénicas Pablo Isaac Herrero Quezadas Coordinación Académica de la Licenciatura en Teatro Patricia Ostos Mondragón

Dirección de Artes Escénicas Mtra. Xhaíl Espadas Ancona Coordinación de Extensión y Vinculación Lic. Tere Góngora Basterra

Dirección Administrativa C.P. Mercedes Gómez Brito Secretaría Académica Mtra. Gladys Cervantes Alpizar

Dirección General Mtra. Beatriz Rodríguez Guillermo

EQUIPO CREATIVO ASESOR:

Coreografías Addy Teyer Pedagogía Nelly Torres

Combate escénico y movimiento Carlos Castro Canto Lázaro González

Interpretación textual en verso Analie Gómez Análisis de texto dramático Karla Marrufo

Diseño de programa de mano Tere Góngora Basterra Camteru

Realización de vestuarios Socorro Loeza Belem Argüelles Aguilar María Nelly Chi Alcocer El Pájaro de la Luna

Asesoría musical y composiciones Rogelio Vargas Producción musical Juan Luis de Pablo Enríquez Rohen Producción teatral Óscar Urrutia

Intervención para estudiantes de la «Loa» al Divino Narciso José Ramón Enríquez Dramaturgia de la puesta en escena Sebastián Liera

Agradecimientos: Adis Eduardo López Rodríguez, Jessica Cortés Aguilar, Hortencia Sánchez, Issaí García Seba,

Luis Rius Caso, Leticia Fernández, Carolina Canul, Dirección de Teatro del Instituto de Cultura de Yucatán, Conchi León, Juan de Dios Rath, Ariadna Medina, Salvador Lemis, Raúl Lugo,

Bruce Swansey, Miguel Ángel Canto, Christian Rivero

Imagen de la portada de la carpeta: Collage a partir de la obra de Miguel de Cabrera, Jorge Sánchez, Antonio Saura y

Athanasius Kircher, S.J.

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LOS SUEÑOS, ¿SUEÑOS SON?

Paseo genealógico aurisecular de piojos o de actores, con loa sorjuanina, famosa tragicomedia calderoniana, pasos entremesados cervantinos y canon final

escandaloso de instrumentos informales; dedicado a Isidoro Enríquez Calleja.

[Des]composición: Sebastián Liera.

† Libreto de trabajo †

PERSONAS QUE HABLAN EN ÉL

NICOLÁS DE LOS RÍOS, juglar cómico de la legua AGUSTÍN SOLANO, juglar cómico de la legua

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ, monja y poeta EL OCCIDENTE, indio galán LA AMÉRICA, india bizarra

EL CELO, capitán general LA RELIGIÓN, dama española

ROSAURA, dama CLARÍN, gracioso

SEGISMUNDO, príncipe CLOTALDO, viejo

SANCHO PANZA, escudero gracioso MAYORDOMO, criado

MUJER HONRADA, dueña GANADERO, hombre rico

SASTRE, viejo LABRADOR, viejo

ANCIANO 1 ANCIANO 2

ESTRELLA, infanta ASTOLFO, infante

PEDRO RECIO AGÜERO, médico BASILIO, rey de Polonia

Soldados Criados Músicos

Basado en: Ñaque o de piojo y actores, de José Sanchis Sinisterra. «Loa» para el auto

sacramental de El Divino Narciso, de Sor Juan Inés de la Cruz; intervención para estudiantes, de José Ramón Enríquez. La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca y edición de Evangelina Rodríguez Cuadros; reducción a 1375 versos, de Sebastián Liera. Capítulos XLIII, XLIV, XLV, XLVII, XLIX, LI y LIII de la Segunda Parte de El ingenioso hidalgo

Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra; con un poquito (casi nada) de El cuento de los mágicos conejitos de chocolate y El neoliberalismo, las pantuflas, los peines, los

cepillos de dientes y las bolsas (las nuestras y las de ellos), de Don Durito de La Lacandona. Una canción regia (canon escandaloso), del conjunto musical Les Luthiers.

Licenciatura en Teatro † Escuela Superior de Artes de Yucatán † Área de Artes Escénicas

Mérida, Yucatán, México.

Generación 2007-2011

17 de abril de 2010. 315 Aniversario luctuoso de Sor Juana Inés de la Cruz.

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ESCENA 1. INTROITO.

Cuadro primero.

Suenan voces por todas partes y de distintos puntos, llamándose: “¡Solano..!” “¡Ríos..!”.

Desde luego, igual de distintos puntos, van entrando los actores y las actrices de la

farándula, vistiendo hábitos que hagan suponer las vestimentas monjiles de religiosas

jerónimas, particularmente una de ellas: Sor Juana Inés de la Cruz. Caminan por todos

lados disponiendo el nuevo espacio para la comedia, sacando del interior de un arcón o

cajón de madera lo suficientemente grande cajas de cartón de diversos tamaños, colocadas

de modo que asemejen una suerte de telón de fondo, periactos, mamparas, bastidores,

fermas y demás elementos de una escenografía tridimensional, todos de distintos tamaños,

en los que estén siendo representados, a veces, un librero y, en todo momento, dibujos del

padre Athanasius Kircher, S.J.

Cuadro segundo.

A medida que el espacio ha quedado dispuesto para la primera escena van quedando sólo

las voces de dos de los cómicos llamándose, que, al descubrirse, se desprenden del hábito

que cada uno porta para aparecer desharrapados. Han quedado, junto al arcón y uno de

ellos lleva al hombro, además, dos largos palos unidos, con un bulto arrollado al extremo,

a modo de hato. Al verse en escena se interpelan con evidente satisfacción, se unen en

estrecho y alborozado abrazo y, finalmente, miran con sorpresa a su alrededor.

1. RÍOS ¿Dónde estamos?

2. SOLANO En un teatro…

3. RÍOS ¿Seguro?

4. SOLANO … o algo parecido.

5. RÍOS ¿Otra vez?

6. SOLANO Otra vez.

7. RÍOS ¿Esto es el escenario?

8. SOLANO Sí.

9. RÍOS ¿Y eso es el público?

10. SOLANO Sí.

11. RÍOS ¿Eso?

12. SOLANO ¿Te parece extraño?

13. RÍOS Diferente…

14. SOLANO ¿Diferente?

15. RÍOS … otra vez.

16. SOLANO Yo lo encuentro igual.

17. RÍOS ¿Sí?

18. SOLANO Sí.

19. RÍOS ¿Tú crees?

20. SOLANO Mira a aquel hombre.

21. RÍOS ¿Cuál?

22. SOLANO Aquél. El de la barba.

23. RÍOS Todos tienen barba.

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9

24. SOLANO El de los lentes.

25. RÍOS Todos tienen lentes.

26. SOLANO El de la nariz.

27. RÍOS ¡Ah, sí!

28. SOLANO ¿No lo recuerdas?

29. RÍOS No sé…

30. SOLANO Ya estaba la otra vez.

31. RÍOS Sí…

32. SOLANO Y todas las otras veces.

33. RÍOS Qué fatigoso, ¿no?

34. SOLANO Mucho.

35. RÍOS ¿Y los demás?

36. SOLANO También.

37. RÍOS ¿Todos igual?

38. SOLANO Más o menos.

39. RÍOS ¿Y nosotros? (Silencio.) ¿Y nosotros?

40. SOLANO De modo que… (Gesto de poner manos a la obra.)

41. RÍOS ¿Tú crees?

42. SOLANO Seguro. Están esperando.

43. RÍOS Otra vez.

44. SOLANO Y habrá más veces.

45. RÍOS ¿Y diremos lo mismo?

46. SOLANO Lo mismo.

47. RÍOS ¿Y haremos lo mismo?

48. SOLANO Sí.

49. RÍOS ¿Hasta cuándo? (Silencio.) ¿Hasta cuándo?

50. SOLANO Hay que empezar. (Ríos toma los palos que Solano dejó en el suelo y

éste se precipita para quitar el bulto que está atado en ellos.) ¡Eh, deja

eso..!

51. RÍOS (Pensativo, mientras Solano deja cuidadosamente el bulto en un lado.)

Solano…

52. SOLANO ¿Qué?

53. RÍOS ¿Les importa?

54. SOLANO (Se sienta en el suelo y trata de quitarse un zapato.) ¿Qué?

55. RÍOS Lo que decimos, lo que hacemos.

56. SOLANO ¿A quién?

57. RÍOS (Por el público.) A ellos.

58. SOLANO Han venido, ¿no?

59. RÍOS Bueno: venir…

60. SOLANO ¿Han venido, sí o no?

61. RÍOS Sí, pero…

62. SOLANO Entonces…

63. RÍOS Pero no vienen al teatro. Están en él. Somos nosotros quienes venimos.

Ellos ya están aquí.

64. SOLANO ¿Siempre?

65. RÍOS Claro: en el teatro.

66. SOLANO ¿Por qué?

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10

67. RÍOS Por eso. Porque es el teatro. Y ellos el público.

68. SOLANO Entonces, ¿no les importa?

69. RÍOS ¿Qué?

70. SOLANO Lo que decimos, lo que hacemos.

71. RÍOS No sé: escuchan, miran…

72. SOLANO ¿Eso es todo?

73. RÍOS Ya es bastante, ¿no?

74. SOLANO (Logra quitarse un zapato; saca de él un ajo y lo tira al suelo.)

Escuchan…

75. RÍOS Sí.

76. SOLANO … y miran.

Inquietos, miran en silencio al público.

77. RÍOS (Yendo hacia el lateral por donde entró.) Anduvimos demasiado.

78. SOLANO ¿Cuándo?

79. RÍOS Demasiados caminos.

80. SOLANO No te entiendo.

81. RÍOS Debimos detenernos

82. SOLANO ¿Cuándo?

83. RÍOS Alguna vez.

84. SOLANO ¿Quieres decir… entonces?

85. RÍOS Sí. Quedarnos. Nadie nos perseguía.

86. SOLANO ¿No?

87. RÍOS No…

88. SOLANO ¿Estás seguro? (Silencio.) ¿Estás seguro?

89. RÍOS El hambre.

90. SOLANO ¿Cómo dices?

91. RÍOS El hambre, digo. Ham-bre.

92. SOLANO ¿Tienes hambre?

93. RÍOS Sí.

94. SOLANO ¿Ahora?

95. RÍOS Sí, ahora también. (Busca en su zurrón, que había dejado sobre el

arcón.)

96. SOLANO (Va a arrebatarle el zurrón.) Siempre tienes hambre.

97. RÍOS (Saca una zanahoria antes de que Solano le quite el zurrón.) Lo mismo

que tú.

98. SOLANO Pero hay que empezar… Están esperando.

99. RÍOS (Comiendo.) ¿Tú no tienes hambre?

100. SOLANO Sí, claro…

101. RÍOS Entonces…

102. SOLANO ¡Tenemos que actuar!

103. RÍOS ¿Actuar?

104. SOLANO Sí, actuar…

105. RÍOS ¿Llamas actuar a esto que hacemos?

106. SOLANO ¿Cómo, si no?

107. RÍOS (Deja de comer y piensa.) ¿Representar?

Page 12: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

11

108. SOLANO No.

109. RÍOS Recitar.

110. SOLANO No.

111. RÍOS Relatar.

112. SOLANO No… ¿Remedar?

113. RÍOS No… ¿Rememorar?

114. SOLANO ¿Recordar?

115. RÍOS ¿Resucitar?

116. SOLANO ¡No! ¿Quién está muerto?

117. RÍOS (Comiendo.) Todos. Todo aquello.

118. SOLANO ¿Nosotros también? (Silencio.) ¿Nosotros también?

Salen, por distintos puntos, los actores y las actrices de la farándula, vistiendo igual los

hábitos sorjuaninos y disponiendo el nuevo espacio; mientras, RÍOS y SOLANO se ocultan

dentro del arcón.

ESCENA 2. LOA.

Cuadro primero.

Estamos en la celda de Sor Juana, llena de libros y de dibujos del padre Athanasius

Kircher S. J. Las sor juanas de la farándula hacen mutis quedando una de ellas. Sor Juana

abre el arcón y habla hacia dentro.

SOR JUANA Pasad por este arcón muy suavemente

de vuestro tiempo al mío

para poder llevar una memoria

envuelta en los ropajes de una loa,

sacramental también, 5

que anteceda a mi auto

el famoso entre todos por más pío.

RÍOS ¿Escuchas cuanto dice?

SOLANO Habla de algo que es mío

pero también es pío. 10

RÍOS Pues mientras ella pía,

¡tú quítame la pata de la oreja!

SOLANO Y habla también de un auto y del ropaje.

RÍOS ¡Y, mientras, yo me asfixio! ¡Socorro! ¡Auxilio!

SOR JUANA ¡No despertéis más monjas! 15

Sor Auxilio, con ella Sor Socorro,

me escucha por las noches y chismean.

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12

RÍOS ¡Ya, de verdad, me ahogo!

SOLANO habla a SOR JUANA.

SOLANO Que lo pide sin gritos: ¡que se ahoga!

SOR JUANA Salid los dos, por Dios. 20

RÍOS, blasfemando mientras sale.

RÍOS Dos por Dios, ¡y un demonio!

SOR JUANA Sin blasfemias, señores, en mi celda.

Que he buscado en mi arcón

dos juglares piadosos

que puedan trasladarse hasta mi tiempo 25

para llevar al suyo las coplillas

que muestren la armonía del universo.

SOLANO Ay, madre reverenda, usted perdone,

pero mi compañero…

RÍOS Me asfixiaba.

Muy oscuro ese tubo y sin ventanas 30

en que viajar de un tiempo hacia el pasado.

SOR JUANA Ya. Respirad, hermanos.

Hay agua en esa mesa y hay dos vasos.

SOR JUANA dice, tras la pausa durante la cual se refrescan y mira hacia todos los

rincones.

SOR JUANA Se trata de una loa.

SOLANO De una loa.

RÍOS dice mirando al público.

RÍOS Sí. Ha dicho que se trata de una loa. 35

SOR JUANA Imaginad dos grupos,

“con mantas y cupiles,

al modo que se canta el Tocotín”,

“con plumas y sonajas en las manos”.

Page 14: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

13

SOLANO ¿Tocotín..?

SOR JUANA Tocotín, 40

la danza antigua a la cual da su nombre el teponaztle.

Repiten, imitando el sonido de un teponaztle.

RÍOS To-co-tín.

SOR JUANA To-co-tín.

SOLANO ¿Y el teponaztle?

SOR JUANA El que llaman tuncul en otros pueblos.

Pero, seguid la imagen que construyo:

Enfrente de este grupo

se encuentra el Occidente “con corona”, 45

“la América a su lado”,

“India bizarra” una,

“Indio galán” el otro.

Y “siéntanse en dos sillas”.

“Bailan Indios e Indias, 50

por una parte y otra”,

como suele cumplirse en esta Danza

y mientras bailan ellos,

viene a cantar la Música estas rimas:

Cuadro segundo.

MÚSICA Nobles Mejicanos,

cuya estirpe antigua, 55

de las claras luces

del Sol se origina:

pues hoy es del año

el dichoso día

en que se consagra 60

la mayor Reliquia,

¡venid adornados

de vuestras divisas,

y a la devoción

se una la alegría, 65

y en pompa festiva,

celebrad al gran Dios de las Semillas!

MÚSICA Y pues la abundancia

de nuestras provincias

se Le debe al que es 70

Quien las fertiliza,

Page 15: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

14

ofreced devotos,

pues Le son debidas,

de los nuevos frutos

todas las primicias. 75

¡Dad de vuestras venas

la sangre más fina,

para que, mezclada,

a su culto sirva;

y en pompa festiva, 80

celebrad al gran Dios de las Semillas!

Los danzantes quedan congelados y Sor Juana habla a los Juglares.

SOR JUANA Llegados a este punto

siéntase el Occidente con su América,

mientras cesa la música.

SOLANO ¿Si llamas Occidente 85

al Indio coronado

cómo llamas a España?

SOR JUANA La Metrópoli.

RÍOS Pues allá, en otro tiempo,

llamamos Occidente a las Europas

y Oriente son los chinos o los turcos. 90

SOR JUANA Forma sólo de hablar.

Quedan al occidente las Europas

de la América hermosa.

SOLANO Pues si extrañas las formas del lenguaje

hablan en realidad de cosas simples. 95

RÍOS Pero quiero volver a los danzantes

y a los morenos reyes que los miran.

SOR JUANA Pues va a hablar Occidente con América

de su dios venerado.

OCCIDENTE Pues entre todos los Dioses 100

que mi culto solemniza,

aunque son tantos, que sólo

en aquesta esclarecida

Ciudad Regia, de dos mil

pasan, a quien sacrifica 105

en sacrificios crüentos

Page 16: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

15

de humana sangre vertida,

ya las entrañas que pulsan,

ya el corazón que palpita;

aunque son (vuelvo a decir) 110

tantos, entre todos mira

mi atención, como a mayor,

al gran Dios de las Semillas.

AMÉRICA Y con razón, pues es solo

el que nuestra Monarquía 115

sustenta, pues la abundancia

de los frutos se Le aplica;

y como éste es el mayor

beneficio, en quien se cifran

todos los otros, pues lo es 120

el de conservar la vida,

como el mayor Lo estimamos:

pues ¿qué importara que rica

el América abundara

en el oro de sus minas, 125

si esterilizando el campo

sus fumosidades mismas,

no dejaran a los frutos

que en sementeras opimas

brotasen? Demás de que 130

su protección no limita

sólo a corporal sustento

de la material comida,

sino que después, haciendo

manjar de sus carnes mismas 135

(estando purificadas

antes, de sus inmundicias

corporales), de las manchas

el Alma nos purifica.

Y así, atentos a su culto, 140

todos conmigo repitan:

ELLOS, Y MÚSICA ¡En pompa festiva,

celebrad al gran Dios de las Semillas!

Se congelan para que hablen los Juglares y Sor Juana.

SOLANO ¿Y quién es este Dios de las Semillas?

SOR JUANA Huichilobos le llaman. Sanguinario. 145

RÍOS Huitzilopochtli, hoy se le conoce.

Page 17: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

16

SOR JUANA Como sea que le llamen

he preferido yo ocultar su nombre

para evitar la sangre en la memoria

de esta América dulce. 150

Y por eso tan sólo aquí lo nombro

por su gran atributo, al que aquí cantan

SOLANO Huitzilopochtli, ¿Dios de las Semillas?

SOR JUANA Era el teocualo un rito en honor suyo

en el que era comido entonces Huichilobos 155

en maíz amasado

con sangre de sus víctimas

que a él se le ofrendaban.

RÍOS ¿Cómo en la hostia, el dios era comido?

¿Pensarlo no es blasfemia? 160

SOR JUANA Pensarlo es demostrar

que todo corresponde

en la armonía celeste y providente

de un Dios que deja huellas

para luego, por fin, 165

eucarísticamente revelarse.

De eso trata mi Loa

y eso debéis llevar a vuestro tiempo.

SOLANO ¿No es tan sólo una forma

de engañar al indígena? 170

SOR JUANA Es demostrar la esfera en su armonía.

RÍOS Pues tan sólo juglares: tal diremos.

SOR JUANA Mas atended ahora que hacen mutis

la América, Occidente y los danzantes,

al tiempo que aparecen “la Religión Cristiana” 175

sobria “Dama Española” con “El Celo

Capitán General” muy bien “armado”

y con él los “Soldados Españoles”.

SOLANO ¿Y con llamarle “Celo”, ya disfrazas

que vino a conquistar a los indígenas? 180

SOR JUANA Pero también deseaba bautizarles

y aquí, como veréis,

Page 18: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

17

la Religión detiene sus excesos.

RÍOS Serán o no serán

tan sólo tus deseos 185

pero, al final de cuentas, es tu Loa.

SOR JUANA Y deberéis vosotros entenderme

para nunca cantarla de otra forma.

Convocados a ello habéis llegado.

Escuchemos entonces 190

y salgamos de escena.

Vanse SOR JUANA, RÍOS y SOLANO.

Con su mutis cambia la escenografía para dejar el ámbito alegórico que pide la Loa.

Cuadro tercero.

RELIGIÓN ¿Cómo, siendo el Celo tú,

sufren tus cristianas iras

ver que, vanamente ciega,

celebre la Idolatría 195

con supersticiosos cultos

un Ídolo, en ignominia

de la Religión Cristiana?

CELO Religión: no tan aprisa

de mi omisión te querelles, 200

te quejes de mis caricias;

pues ya levantado el brazo,

ya blandida la cuchilla

traigo, para tus venganzas.

Tú a ese lado te retira 205

mientras vengo tus agravios.

Salen, bailando, el OCCIDENTE y AMÉRICA, y Música, por otro lado.

MÚSICA ¡Y en pompa festiva,

celebrad al gran Dios de las Semillas!

CELO Pues ya ellos salen, yo llego.

RELIGIÓN Yo iré también, que me inclina 210

la piedad a llegar (antes

que tu furor los embista)

a convidarlos, de paz,

a que mi culto reciban.

Page 19: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

18

CELO Pues lleguemos, que en sus torpes 215

ritos está entretenida.

MÚSICA ¡Y en pompa festiva,

celebrad al gran Dios de las Semillas!

Llegan el CELO y la RELIGIÓN.

RELIGIÓN Occidente poderoso,

América bella y rica, 220

que vivís tan miserables

entre las riquezas mismas:

dejad el culto profano

a que el Demonio os incita.

¡Abrid los ojos! Seguid 225

la verdadera Doctrina

que mi amor os persüade.

OCCIDENTE ¿Qué gentes no conocidas

son éstas que miro, ¡Cielos!,

que así de mis alegrías 230

quieren impedir el curso?

AMÉRICA ¿Qué Naciones nunca vistas

quieren oponerse al fuero

de mi potestad antigua?

OCCIDENTE ¡Oh tú, extranjera Belleza; 235

¡oh tú, Mujer peregrina!

Díme quién eres, que vienes

a perturbar mis delicias.

RELIGIÓN Soy la Religión Cristiana,

que intento que tus Provincias 240

se reduzcan a mi culto.

OCCIDENTE ¡Buen empeño solicitas!

AMÉRICA ¡Buena locura pretendes!

OCCIDENTE ¡Buen imposible maquinas!

AMÉRICA Sin duda es loca; ¡dejadla, 245

y nuestros cultos prosigan!

MÚSICA y ELLOS ¡Y en pompa festiva,

Page 20: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

19

celebrad al gran Dios de las Semillas!

CELO ¿Cómo, bárbaro Occidente;

cómo, ciega Idolatría, 250

a la Religión desprecias,

mi dulce Esposa querida?

Pues mira que a tus maldades

ya has llenado la medida,

y que no permite Dios 255

que en tus delitos prosigas,

y me envía a castigarte.

OCCIDENTE ¿Quién eres, que atemorizas

con sólo ver tu semblante?

CELO El Celo soy. ¿Qué te admira? 260

Que, cuando a la Religión

desprecian tus demasías,

entrará el Celo a vengarla

castigando tu osadía.

Ministro de Dios soy, que 265

viendo que tus tiranías

han llegado ya a lo sumo,

cansado de ver que vivas

tantos años entre errores,

a castigarte me envía. 270

Y así, estas armadas Huestes,

que rayos de acero vibran,

ministros son de Su enojo

e instrumentos de Sus iras.

OCCIDENTE ¿Qué Dios, qué error, qué torpeza, 275

o qué castigos me intimas?

Que no entiendo tus razones

ni aun por remotas noticias,

ni quién eres tú, que osado

a tanto empeño te animas 280

como impedir que mi gente

en debidos cultos diga:

MÚSICA ¡Y en pompa festiva,

celebrad al gran Dios de las Semillas!

AMÉRICA Bárbaro, loco, que ciego, 285

con razones no entendidas,

quieres turbar el sosiego

que en serena paz tranquila

Page 21: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

20

gozamos: ¡cesa en tu intento,

si no quieres que, en cenizas 290

reducido, ni aun los vientos

tengan de tu ser noticias!

Y tú, Esposo, y tus vasallos,

negad el oído y vista A OCCIDENTE.

a sus razones, no haciendo 295

caso de sus fantasías;

y proseguid vuestros cultos,

sin dejar que advenedizas

Naciones, osadas quieran

intentar interrumpirlas. 300

MÚSICA ¡Y en pompa festiva,

celebrad al gran Dios de las Semillas!

CELO Pues la primera propuesta

de paz desprecias altiva,

la segunda, de la guerra, 305

será preciso que admitas.

¡Toca al arma! ¡Guerra, guerra!

Suenan cajas y clarines.

Dentro.

¡Arma, arma! ¡Guerra, guerra!

Tocan.

¡Viva España! ¡Su Rey viva!

Trabada la batalla, van entrándose por una puerta, y salen por otra huyendo los INDIOS, y

los ESPAÑOLES en su alcance; y detrás, el OCCIDENTE retirándose de la RELIGIÓN, y

AMÉRICA del CELO.

Cuadro cuarto.

RELIGIÓN ¡Ríndete, altivo Occidente! 310

OCCIDENTE Ya es preciso que me rinda

tu valor, no tu razón.

CELO ¡Muere, América atrevida!

RELIGIÓN ¡Espera, no le des muerte,

que la necesito viva! 315

Page 22: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

21

CELO Pues ¿cómo tú la defiendes,

cuando eres tú la ofendida?

RELIGIÓN Sí, porque haberla vencido

le tocó a tu valentía,

pero a mi piedad le toca 320

el conservarle la vida:

porque vencerla por fuerza

te tocó; mas el rendirla

con razón, me toca a mí,

con suavidad persuasiva. 325

CELO Si has visto ya la protervia

con que tu culto abominan

ciegos, ¿no es mejor que todos

mueran?

RELIGIÓN Cese tu justicia,

Celo; no les des la muerte: 330

que no quiere mi benigna

condición, que mueran, sino

que se conviertan y vivan.

AMÉRICA Si el pedir que yo no muera,

y el mostrarte compasiva, 335

es porque esperas de mí

que me vencerás, altiva,

como antes con corporales,

después con intelectivas

armas, estás engañada; 340

pues aunque lloro cautiva

mi libertad, ¡mi albedrío

con libertad más crecida

adorará mis Deidades!

OCCIDENTE Yo ya dije que me obliga 345

a rendirme a ti la fuerza;

y en esto, claro se explica

que no hay fuerza ni violencia

que a la voluntad impida

sus libres operaciones; 350

y así, aunque cautivo gima,

¡no me podrás impedir

que acá, en mi corazón, diga

que venero al gran Dios de las Semillas!

Page 23: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

22

Cuadro quinto.

RELIGIÓN Espera, que aquésta no 355

es fuerza, sino caricia.

¿Qué Dios es ése que adoras?

OCCIDENTE Es un Dios que fertiliza

los campos que dan los frutos;

a Quien los cielos se inclinan, 360

a Quien la lluvia obedece

y, en fin, es El que nos limpia

los pecados, y después

se hace Manjar, que nos brinda.

¡Mira tú si puede haber, 365

en la Deidad más benigna,

más beneficios que haga

ni más que yo te repita!

RELIGIÓN ¡Válgame Dios! ¿Qué dibujos, Aparte.

qué remedos o qué cifras 370

de nuestras sacras Verdades

quieren ser estas mentiras?

¡Oh cautelosa Serpiente!

¡Oh Áspid venenoso! ¡Oh Hidra,

que viertes por siete bocas, 375

de tu ponzoña nociva

toda la mortal cicuta!

¿Hasta dónde tu malicia

quiere remedar de Dios

las sagradas Maravillas? 380

Pero con tu mismo engaño,

si Dios mi lengua habilita,

te tengo de convencer.

AMÉRICA ¿En qué, suspensa, imaginas?

¿Ves cómo no hay otro Dios 385

como Aquéste, que confirma

en beneficios Sus obras?

RELIGIÓN De Pablo con la doctrina

tengo de argüir; pues cuando

a los de Atenas predica, 390

viendo que entre ellos es ley

que muera el que solicita

introducir nuevos Dioses,

como él tiene la noticia

de que a un Dios no conocido 395

Page 24: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

23

ellos un altar dedican,

les dice: «No es Deidad nueva,

sino la no conocida

que adoráis en este altar,

la que mi voz os publica.» 400

Así yo... ¡Occidente, escucha;

oye, ciega Idolatría,

pues en escuchar mis voces

consisten todas tus dichas!

Esos milagros que cuentas, 405

esos prodigios que intimas,

esos visos, esos rasgos,

que debajo de cortinas

supersticiosas asoman;

esos portentos que vicias, 410

atribuyendo su efecto

a tus Deidades mentidas,

obras del Dios Verdadero,

y de Su sabiduría

son efectos. Pues si el prado 415

florido se fertiliza

si los campos se fecundan,

si el fruto se multiplica,

si las sementeras crecen,

si las lluvias se destilan, 420

todo es obra de Su diestra;

pues ni el brazo que cultiva,

ni la lluvia que fecunda,

ni el calor que vivifica,

diera incremento a las plantas, 425

a faltar Su productiva

Providencia, que concurre

a darles vegetativa

alma.

AMÉRICA Cuando eso así sea,

dime: ¿será tan propicia 430

esa Deidad, que se deje

tocar de mis manos mismas,

como el Ídolo que aquí

mis propias manos fabrican

de semillas y de sangre 435

inocente, que vertida

es sólo para este efecto?

RELIGIÓN Aunque su Esencia Divina

es invisible e inmensa,

Page 25: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

24

como Aquésta está ya unida 440

a nuestra Naturaleza,

tan Humana se avecina

a nosotros, que permite

que Lo toquen las indignas

manos de los Sacerdotes. 445

AMÉRICA Cuanto a aqueso, convenidas

estamos, porque a mi Dios

no hay nadie a quien se permita

tocarlo, sino a los que

de Sacerdotes Le sirvan; 450

y no sólo no tocarlo,

mas ni entrar en Su Capilla

se permite a los seglares.

CELO ¡Oh reverencia, más digna

de hacerse al Dios verdadero! 455

OCCIDENTE Y dime, aunque más me digas:

¿será ese Dios, de materias

tan raras, tan exquisitas

como de sangre, que fue

en sacrificio ofrecida, 460

y semilla, que es sustento?

RELIGIÓN Ya he dicho que es Su infinita

Majestad, inmaterial;

mas Su Humanidad bendita,

puesta incrüenta en el Santo 465

Sacrificio de la Misa,

en cándidos accidentes,

se vale de las semillas

del trigo, el cual se convierte

en Su Carne y Sangre misma; 470

y Su Sangre, que en el Cáliz

está, es Sangre que ofrecida

en el Ara de la Cruz,

inocente, pura y limpia,

fue la Redención del Mundo. 475

AMÉRICA Ya que esas tan inauditas

cosas quiera yo creer,

¿será esa Deidad que pintas,

tan amorosa, que quiera

ofrecérseme en comida, 480

como Aquésta que yo adoro?

Page 26: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

25

RELIGIÓN Sí, pues Su Sabiduría,

para ese fin solamente,

entre los hombres habita.

AMÉRICA ¿Y no veré yo a ese Dios, 485

para quedar convencida,

OCCIDENTE y para que de una vez

de mi tema me desista?

RELIGIÓN Sí verás, como te laves

en la fuente cristalina 490

del Bautismo.

OCCIDENTE Ya yo sé

que antes que llegue a la rica

mesa, tengo de lavarme,

que así es mi costumbre antigua.

CELO No es aquése el lavatorio 495

que tus manchas necesitan.

OCCIDENTE ¿Pues cuál?

RELIGIÓN El de un Sacramento

que con virtud de aguas vivas

te limpie de tus pecados.

AMÉRICA Como me das las noticias 500

tan por mayor, no te acabo

de entender; y así, querría

recibirlas por extenso,

pues ya inspiración divina

me mueve a querer saberlas. 505

OCCIDENTE Y yo; y más, saber la vida

y muerte de ese gran Dios

que estar en el Pan afirmas.

RELIGIÓN Pues vamos. Que en una idea

metafórica, vestida 510

de retóricos colores,

representable a tu vista,

te la mostraré; que ya

conozco que tú te inclinas

a objetos visibles, más 515

Page 27: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

26

que a lo que la Fe te avisa

por el oído; y así,

es preciso que te sirvas

de los ojos, para que

por ellos la Fe recibas. 520

OCCIDENTE Así es; que más quiero verlo,

que no que tú me lo digas.

Cuadro sexto.

RELIGIÓN Vamos.

AMÉRICA ¡Que ya mi agonía

quiere ver cómo es el Dios

que me han de dar en comida, 525

Cantan la AMÉRICA y el OCCIDENTE y el CELO:

diciendo que ya

conocen las Indias

al que es Verdadero

Dios de las Semillas!

Y en lágrimas tiernas 530

que el gozo destila,

repitan alegres

con voces festivas:

TODOS ¡Dichoso el día

que conocí al gran Dios de las Semillas! 535

Éntranse bailando y cantando.

Cuadro séptimo.

119. RÍOS Solano.

120. SOLANO ¿Qué?

121. RÍOS ¿Cuántos años vive un piojo?

122. SOLANO Depende.

123. RÍOS ¿De qué?

124. SOLANO De muchas cosas.

125. RÍOS ¿Por ejemplo?

126. SOLANO Por ejemplo, de… ¿Por qué lo preguntas?

127. RÍOS (Mostrándole algo entre los dedos.) Mira éste.

128. SOLANO Sí.

129. RÍOS ¿Lo ves?

130. SOLANO Sí, lo veo.

Page 28: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

27

131. RÍOS ¿Y no te resulta… familiar?

132. SOLANO A ver…

133. RÍOS Ya lo tenía la otra vez.

134. SOLANO ¿Sí?

135. RÍOS Y todas las otras veces.

136. SOLANO Qué fatigoso, ¿no?

137. RÍOS Mucho.

138. SOLANO ¿Y los demás?

139. RÍOS También.

140. SOLANO Pero, entonces, ¿qué haces tú cuando te despiojas?

141. RÍOS ¿Qué hago?

142. SOLANO Sí; ¿qué haces con los piojos?

143. RÍOS Pues… me los busco…

144. SOLANO Sí.

145. RÍOS … los atrapo…

146. SOLANO Sí.

147. RÍOS … los sujeto así con los dedos…

148. SOLANO Muy bien.

149. RÍOS … y…

150. SOLANO ¿Y qué?

151. RÍOS Bueno, depende…

152. SOLANO ¿No los…? (Gesto y sonido de aplastar.)

153. RÍOS (Con un escalofrío.) ¡Calla, por Dios!

154. SOLANO ¿Entonces…?

155. RÍOS Pobrecillos… ¿Qué mal hacen?

156. SOLANO Chupar la sangre.

157. RÍOS Sí, pero tan poca…

158. SOLANO Y dan picores.

159. RÍOS Ya.

160. SOLANO Y hay que rascarse.

161. RÍOS Eso entretiene, ¿no?

162. SOLANO ¿Te gusta que te piquen?

163. RÍOS Bueno… al menos sientes algo…

164. SOLANO ¿Sentir algo?

165. RÍOS Sí, sentir… ¿No te pasa que, a veces, no sientes nada?

166. SOLANO ¿Dónde?

167. RÍOS En… ninguna parte.

168. SOLANO Sí, muchas veces.

169. RÍOS Y entonces, ¿qué?

170. SOLANO ¿Qué? Para eso somos actores.

171. RÍOS ¿Para qué?

172. SOLANO Para sentir algo.

173. RÍOS No te entiendo.

174. SOLANO Pon el culo.

175. RÍOS ¿Qué?

176. SOLANO Que pongas el culo.

177. RÍOS ¿Dónde?

Page 29: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

28

178. SOLANO Aquí… (Le hace doblar el espinazo y le da una patada en el trasero.)

179. RÍOS ¡Ay! ¿Por qué…?

180. SOLANO ¿Sientes algo?

181. RÍOS ¡Tú sí que vas a sentir…!

Va a pegarle, Solano huye. Persecución.

182. SOLANO ¡Espera, hombre…! ¡Deja que te explique…!

183. RÍOS ¿Qué tienes que explicar?

184. SOLANO Lo del piojo…

185. RÍOS (Se detiene.) ¿El piojo? (Lo busca en su cuerpo y por el suelo.)

186. SOLANO Sí… Eso que decías de no sentir nada…

187. RÍOS (Buscando.) ¿Dónde diablos…?

188. SOLANO Déjalo estar. ¿Qué falta nos hacen los piojos?

189. RÍOS Era un buen piojo.

190. SOLANO No lo necesitas. Tú eres un piojo… Quiero decir: un actor.

191. RÍOS ¿Un piojo?

192. SOLANO Un actor… somos actores…

193. RÍOS Actores…

194. SOLANO … o algo parecido.

195. RÍOS Mitad mendigos, mitad rameras.

196. SOLANO Pero sentimos, ¿no?

197. RÍOS ¿Qué sentimos? ¿Patadas en el culo?

198. SOLANO Sí, y golpes y estocadas y pasiones…

199. RÍOS ¿Qué pasiones?

200. SOLANO Todas… (Mimándolas exageradamente.) El amor… los celos… la

cólera… el dolor… el ansia…

201. RÍOS Oye… ¿cuándo sientes tú todo eso?

202. SOLANO Al actuar. ¿Tú no sientes nada?

203. RÍOS Las patadas, sí, pero lo otro…

204. SOLANO ¿Sólo las patadas?

205. RÍOS Bueno, y también el hambre… y la sed… el calor, el frío… la fatiga, el

sueño… y los piojos.

206. SOLANO ¿Eso es todo?

207. RÍOS ¿Te parece poco? (Silencio.) ¿Te parece poco?

208. SOLANO Ríos…

209. RÍOS ¿Qué?

210. SOLANO Devuélvemela.

211. RÍOS ¿Qué te he de devolver?

212. SOLANO La patada. (Se dobla, ofreciéndole el trasero.)

213. RÍOS ¿La patada?

214. SOLANO Sí, anda; devuélvemela.

215. RÍOS Está bien, si te empeñas… (Le da la patada.) Pero no comprendo qué

tiene que ver esto con…

216. SOLANO (Que se ha estado buscando un piojo, se lo da.) Toma. Un buen piojo

Estamos en paz. Y ahora, sigamos. Hay que empezar.

217. RÍOS (Sigue comiendo.) ¿No sería mejor acabar?

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29

218. SOLANO ¿Acabar? Es demasiado tarde.

219. RÍOS Demasiado tarde…

220. SOLANO Debimos haberlo pensado hace una eternidad.

221. RÍOS Hacia 1600.

222. SOLANO Hace una eternidad.

223. RÍOS Entonces, por lo menos, éramos algo…

224. SOLANO Poco.

225. RÍOS … hacíamos algo.

226. SOLANO Poco.

227. RÍOS Debimos detenernos. Quedarnos.

228. SOLANO En un teatro.

229. RÍOS El teatro, sí… (Mirando al público.) Solano.

230. SOLANO ¿Qué?

231. RÍOS ¿Y si cambiáramos los papeles?

232. SOLANO ¿Quiénes? ¿Tú y yo?

233. RÍOS No… Nosotros y ellos.

234. SOLANO ¿Te refieres al público?

235. RÍOS Sí…

236. SOLANO ¿Cambiar..? ¿Cómo?

237. RÍOS Ellos actúan y nosotros… miramos y escuchamos.

238. SOLANO ¡Vaya idea!

239. RÍOS ¿No te gustaría?

240. SOLANO No sé… No creo…

241. RÍOS Sería divertido.

242. SOLANO Sería aburrido.

243. RÍOS ¿Aburrido? ¿Por qué? Imagínate: nosotros aquí, mirando, y ellos…

244. SOLANO Ellos ¿qué?

245. RÍOS Actuando.

246. SOLANO ¿Y si no actúan?

247. RÍOS Algo harán.

248. SOLANO ¿Y si no hacen nada? (Silencio.) ¿Y si no hacen nada?

249. RÍOS Vamos a probar.

250. SOLANO Será aburrido.

251. RÍOS Será divertido.

252. SOLANO Si tú lo dices…

253. RÍOS Ven, siéntate aquí…

Se sientan en el borde del proscenio y observan al público, juzgando en silencio sus

previsibles reacciones. Por fin, Solano da muestras de aburrimiento e impaciencia.

254. SOLANO (Despectivo, por el público.) ¿Te das cuenta?

255. RÍOS (Decepcionado.) Me doy cuenta.

256. SOLANO Entonces, ¿empezamos nosotros?

257. RÍOS Sí, empecemos.

Aclarándose burdamente la voz, van al arcón y toman unos cuernos de cabra –RÍOS- y una

flauta –SOLANO. Luego se sitúan en el proscenio, a ambos lados del escenario, y desde

Page 31: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

30

allí, con una tosca coreografía, avanzan rítmicamente hacia el arcón y se suben a él,

haciendo sonar sus respectivos “instrumentos”. Al acabar, declaman:

258. RÍOS Habéis de saber, señores, que hay ocho maneras de compañías y

representantes, y todas diferentes.

259. SOLANO Y llámanse: bululú, ñaque, gangarilla, cambaleo, garnacha, bojiganga,

farándula y compañía.

260. RÍOS ¿Cómo has dicho?

261. SOLANO He dicho: bululú, ñaque, gangarilla, cambaleo, garnacha, bojiganga,

farándula y compañía.

262. RÍOS Bululú, ñaque, gangarilla…

263. SOLANO Cambaleo, garnacha, bojiganga…

264. RÍOS Farándula y compañía.

265. SOLANO Ocho maneras y todas diferentes.

266. RÍOS Bululú, ñaque, gangarilla, cambaleo, garnacha, bojiganga, farándula y…

y…

267. SOLANO Y compañía.

268. RÍOS Y compañía.

269. SOLANO Lo diré al revés: compañía, farándula, bojiganga, garnacha, cambaleo,

gangarilla, ñaque y bululú.

270. RÍOS Compañía, farándula, bojiganga…

271. SOLANO Garnacha, cambaleo, gangarilla…

272. RÍOS Ñaque y… y…

273. SOLANO Y bululú.

274. RÍOS Y bululú.

Han efectuado una tosca coreografía que concluye con ambos ocultos tras el arcón.

275. SOLANO (En tono normal, asomándose.) No está mal.

276. RÍOS ¿Qué?

277. SOLANO Que no está mal.

278. RÍOS No está mal, ¿qué?

279. SOLANO El principio.

280. RÍOS ¿Ah, sí?

281. SOLANO Sí. Que hemos empezado bien. Mejor que otras veces.

282. RÍOS Ya. Y por eso lo cortas.

283. SOLANO ¿Lo corto?

284. RÍOS Sí, lo interrumpes: “No está mal…” Y lo cortas.

285. SOLANO ¿Es que no es verdad?

286. RÍOS ¿Qué?

287. SOLANO Que no está mal.

288. RÍOS ¿Y eso a quién le importa?

289. SOLANO ¿A quién? No sé… Al público, por ejemplo.

290. RÍOS Ya. Al público… ¡Al público no le importa tu opinión!

291. SOLANO ¿No?

292. RÍOS No.

293. SOLANO ¿Y qué le importa, entonces?

Page 32: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

31

294. RÍOS (Va a contestar, mira al público con inquietud.) Dejémoslo.

295. SOLANO Sí, será lo mejor.

296. RÍOS Sigue tú.

297. SOLANO ¿Yo?

298. RÍOS Sí. Te toca a ti… Compañía…

299. SOLANO Ah, sí… ¡Compañía..! En las compañías hay gente muy discreta,

personas bien nacidas, hombres muy estimados y aun mujeres muy

honradas… que, donde hay mucho, es fuerza que haya de todo. Traen

cincuenta comedias, trescientas arrobas de hato, dieciséis personas que

representan, treinta que comen, uno que cobra… ¡y Dios sabe lo que

hurtan..! ¡Farándula!

Mientras Ríos continúa…

300. RÍOS La farándula es algo menor que la compañía. Hay tres mujeres y diez

hombres, llevan ocho o diez comedias, dos arcas de hato, caminan en

mulos y a veces en carros. Entran en buenos pueblos, tienen buenos

vestidos, con plumas en el sombrero, y viven contentos… Digo, los que

no son enamoradizos…

Mientras habla RÍOS, ambos cómicos van disponiendo el nuevo espacio; cuando hayan

terminado, cerca de las últimas palabras, hacen mutis para que sus palabras den paso a

los primeros versos de ROSAURA, quien sale en hábito de hombre, de camino, y en

representando sus primeros versos va bajando.

ESCENA 3. JORNADA PRIMERA.

Cuadro primero.

ROSAURA Hipogrifo violento,

que corriste parejas con el viento,

¿dónde rayo sin llama,

pájaro sin matiz, pez sin escama

y bruto sin instinto 5

natural, al confuso laberinto

de esas desnudas peñas te desbocas,

te arrastras y despeñas?

Quédate en este monte,

donde tengan los brutos su Faetonte; 10

que yo, sin más camino

que el que me dan las leyes del destino,

ciega y desesperada,

bajaré la cabeza enmarañada

deste monte eminente 15

que arruga el sol el ceño de la frente.

Mal, Polonia, recibes

a un extranjero, pues con sangre escribes

Page 33: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

32

su entrada en tus arenas;

y apenas llega, cuando llega a penas. 20

Bien mi suerte lo dice;

mas ¿dónde halló piedad un infelice?

Sale CLARÍN, quien no es sino SOR JUANA que se ha vestido con sus ropas.

CLARÍN Di dos, y no me dejes

en la posada a mí cuando te quejes;

que si dos hemos sido 25

los que de nuestra patria hemos salido

a probar aventuras,

dos los que entre desdichas y locuras

aquí habemos llegado,

y dos los que del monte hemos rodado, 30

¿no es razón que yo sienta

meterme en el pesar y no en la cuenta?

ROSAURA No quise darte parte

en mis quejas, Clarín, por no quitarte,

llorando tu desvelo, 35

el derecho que tienes al consuelo;

que tanto gusto había

en quejarse, un filósofo decía,

que, a trueco de quejarse,

habían las desdichas de buscarse. 40

CLARÍN El filósofo era

un borracho barbón. ¡Oh, quién le diera

más de mil bofetadas!

Quejárase después de muy bien dadas.

Mas ¿qué haremos, señora, 45

a pie, solos, perdidos y a esta hora

en un desierto monte,

cuando se parte el sol a otro horizonte?

ROSAURA ¡Quién ha visto sucesos tan extraños!

Mas si la vista no padece engaños 50

que hace la fantasía,

a la medrosa luz que aún tiene el día

me parece que veo

un edificio.

CLARÍN O miente mi deseo,

o termino las señas. 55

ROSAURA Rústico nace entre desnudas peñas

Page 34: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

33

un palacio tan breve

que el sol apenas a mirar se atreve;

con tan rudo artificio

la arquitectura está de su edificio 60

que parece, a las plantas

de tantas rocas y de peñas tantas

que al sol tocan la lumbre,

peñasco que ha rodado de la cumbre.

CLARÍN Vámonos acercando; 65

que éste es mucho mirar, señora, cuando

es mejor que la gente

que habita en ella generosamente

nos admita.

ROSAURA La puerta

(mejor diré funesta boca) abierta 70

está, y desde su centro

nace la noche, pues la engendra dentro.

Suena ruido de cadenas.

CLARÍN ¡Qué es lo que escucho, cielo!

ROSAURA Inmóvil bulto soy de fuego y hielo.

CLARÍN Cadenita hay que suena. 75

Mátenme, si no es galeote en pena;

bien mi temor lo dice.

Dentro SEGISMUNDO.

SEGISMUNDO ¡Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice!

ROSAURA ¡Qué triste voz escucho!

Con nuevas penas y tormentos lucho. 80

CLARÍN Yo con nuevos temores.

ROSAURA Clarín...

CLARÍN Señora...

ROSAURA Huigamos los rigores

desta encantada torre.

CLARÍN Yo aún no tengo

Page 35: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

34

ánimo de huir, cuando a eso vengo.

ROSAURA ¿No es breve luz aquella 85

caduca exhalación, pálida estrella,

que en trémulos desmayos,

pulsando ardores y latiendo rayos,

hace más tenebrosa

la obscura habitación con luz dudosa? 90

Sí, pues a sus reflejos

puedo determinar (aunque de lejos)

una prisión obscura

que es de un vivo cadáver sepultura;

y porque más me asombre, 95

en el traje de fiera yace un hombre

de prisiones cargado,

y sólo de la luz acompañado.

Pues hüir no podemos,

desde aquí sus desdichas escuchemos; 100

sepamos lo que dice.

Cuadro segundo.

Descúbrese SEGISMUNDO con una cadena y a la luz, vestido de pieles.

SEGISMUNDO ¡Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice!

Apurar, cielos, pretendo

ya que me tratáis así,

qué delito cometí 105

contra vosotros naciendo;

aunque si nací, ya entiendo

qué delito he cometido.

Bastante causa ha tenido

vuestra justicia y rigor; 110

pues el delito mayor

del hombre es haber nacido.

Sólo quisiera saber,

para apurar mis desvelos

(dejando a una parte, cielos, 115

el delito de nacer),

qué más os pude ofender,

para castigarme más.

¿No nacieron los demás?

Pues si los demás nacieron, 120

¿qué privilegios tuvieron

que yo no gocé jamás?

Nace el ave, y con las galas

que le dan belleza suma,

Page 36: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

35

apenas es flor de pluma, 125

o ramillete con alas

cuando las etéreas salas

corta con velocidad,

negándose a la piedad

del nido que deja en calma: 130

¿y teniendo yo más alma,

tengo menos libertad?

Nace el bruto, y con la piel

que dibujan manchas bellas,

apenas signo es de estrellas, 135

gracias al docto pincel,

cuando, atrevido y crüel,

la humana necesidad

le enseña a tener crueldad,

monstruo de su laberinto: 140

¿y yo con mejor instinto

tengo menos libertad?

Nace el pez, que no respira,

aborto de ovas y lamas,

y apenas bajel de escamas 145

sobre las ondas se mira,

cuando a todas partes gira,

midiendo la inmensidad

de tanta capacidad

como le da el centro frío: 150

¿y yo con más albedrío

tengo menos libertad?

Nace el arroyo, culebra

que entre flores se desata,

y apenas, sierpe de plata, 155

entre las flores se quiebra,

cuando músico celebra

de las flores la piedad

que le dan la majestad,

el campo abierto a su ida: 160

¿y teniendo yo más vida

tengo menos libertad?

En llegando a esta pasión

un volcán, un Etna hecho,

quisiera sacar del pecho 165

pedazos del corazón.

¿Qué ley, justicia o razón

negar a los hombres sabe

privilegio tan süave,

excepción tan principal, 170

que Dios le ha dado a un cristal,

Page 37: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

36

a un pez, a un bruto y a un ave?

ROSAURA Temor y piedad en mí

sus razones han causado.

SEGISMUNDO ¿Quié[n] mis voces ha escuchado? 175

¿Es Clotaldo?

CLARÍN Di que sí. Aparte, a ROSAURA.

ROSAURA No es sino un triste, ¡ay de mí!

que en estas bóvedas frías

oyó tus melancolías.

SEGISMUNDO Pues la muerte te daré, Ásela. 180

porque no sepas que sé,

que sabes flaquezas mías.

Sólo porque me has oído,

entre mis membrudos brazos

te tengo de hacer pedazos. 185

CLARÍN Yo soy sordo, y no he podido

escucharte.

ROSAURA Si has nacido

humano, baste el postrarme

a tus pies para librarme.

SEGISMUNDO Tu voz pudo enternecerme, 190

tu presencia suspenderme,

y tu respeto turbarme.

¿Quién eres? Que aunque yo aquí

tan poco del mundo sé,

que cuna y sepulcro fue 195

esta torre para mí;

y aunque desde que nací

(si esto es nacer) sólo advierto

este rústico desierto,

donde miserable vivo, 200

siendo un esqueleto vivo,

siendo un animado muerto;

y aunque nunca vi ni hablé

sino a un hombre solamente

que aquí mis desdichas siente, 205

por quien las noticias sé

de cielo y tierra; y aunque aquí,

porque más te asombres

Page 38: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

37

y monstruo humano me nombres,

entre asombros y quimeras, 210

soy un hombre de las fieras,

y una fiera de los hombres;

y aunque en desdichas ta[n] graves

la política he estudiado,

de los brutos enseñado, 215

advertido de las aves,

y de los astros süaves

los círculos he medido,

tú sólo, tú, has suspendido

la pasión a mis enojos, 220

la suspensión a mis ojos,

la admiración al oído.

Con cada vez que te veo

nueva admiración me das,

y cuando te miro más 225

aun más mirarte deseo.

Ojos hidrópicos creo

que mis ojos deben ser;

pues cuando es muerte el beber,

beben más, y desta suerte, 230

viendo que el ver me da muerte,

estoy muriendo por ver.

Pero véate yo y muera;

que no sé, rendido ya,

si el verte muerte me da, 235

el no verte qué me diera.

Fuera, más que muerte fiera,

ira, rabia y dolor fuerte;

fuera muerte; desta suerte

su rigor he ponderado, 240

pues dar vida a un desdichado

es dar a un dichoso muerte.

ROSAURA Con asombro de mirarte,

con admiración de oírte,

ni sé qué pueda decirte, 245

ni qué pueda preguntarte.

Sólo diré que a esta parte

hoy el cielo me ha guiado

para haberme consolado,

si consuelo puede ser, 250

del que es desdichado, ver

a otro que es más desdichado.

Cuentan de un sabio, que un día

tan pobre y mísero estaba,

Page 39: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

38

que sólo se sustentaba 255

de unas yerbas que comía.

¿Habrá otro -entre sí decía-

más pobre y triste que yo?

Y cuando el rostro volvió

halló la respuesta, viendo 260

que iba otro sabio cogiendo

las hojas que él arrojó.

Quejoso de la fortuna

yo en este mundo vivía,

y cuando entre mí decía: 265

¿Habrá otra persona alguna

de suerte más importuna?,

piadoso me has respondido;

pues volviendo en mi sentido,

hallo que las penas mías, 270

para hacerlas tú alegrías,

las hubieras recogido.

Y por si acaso mis penas

pueden aliviarte en parte,

óyelas atento, y toma 275

las que dellas me sobraren.

Yo soy...

CLOTALDO Guardas desta torre, Dentro, CLOTALDO.

que, dormidas o cobardes,

disteis paso a dos personas

que han quebrantado la cárcel… 280

ROSAURA Nueva confusión padezco.

SEGISMUNDO Este es Clotaldo, mi alcaide.

Aún no acaban mis desdichas.

CLOTALDO ... acudid, y vigilantes, Dentro.

sin que puedan defenderse, 285

o prendeldes o mataldes.

TODOS ¡Traición! Dentro.

CLARÍN Guardas desta torre,

que entrar aquí nos dejasteis,

pues que nos dais a escoger,

el prendernos es más fácil. 290

Page 40: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

39

Cuadro tercero.

Sale CLOTALDO con escopeta, y SOLDADOS, todos con los rostros cubiertos.

SEGISMUNDO Primero, tirano dueño,

que los ofendas y agravies,

será mi vida despojo

destos lazos miserables;

pues en ellos, vive Dios, 295

tengo de despedazarme

con las manos, con los dientes,

entre aquestas peñas, antes

que su desdicha consienta

y que llore sus ultrajes. 300

CLOTALDO Si sabes que tus desdichas,

Segismundo, son tan grandes,

que antes de nacer moriste

por ley del cielo; si sabes

que aquestas prisiones son 305

de tus furias arrogantes

un freno que las detenga

y una rienda que las pare,

¿por qué blasonas? La puerta

cerrad desa estrecha cárcel; 310

escondelde en ella.

Ciérranle la puerta, y dice dentro.

SEGISMUNDO ¡Ah cielos,

qué bien hacéis en quitarme

la libertad! Porque fuera

contra vosotros gigante,

que, para quebrar al sol 315

esos vidrios y cristales,

sobre cimientos de piedra

pusiera montes de jaspe.

CLOTALDO Quizá porque no los pongas,

hoy padeces tantos males. 320

¡Hola!

SOLDADOS Señor...

CLOTALDO A los dos

quitad las armas, y ataldes

los ojos, porque no vean

Page 41: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

40

cómo ni de dónde salen.

ROSAURA Mi espada es ésta, que a ti 325

solamente ha de entregarse,

porque, al fin, de todos eres

el principal, y no sabe

rendirse a menos valor.

CLARÍN La mía es tal, que puede darse 330

al más ruin; tomadla vos.

ROSAURA Y si he de morir, dejarte

quiero, en la fe desta piedad,

prenda que pudo estimarse

por el dueño que algún día 335

se la ciñó. Que la guardes

te encargo, porque aunque yo 340

no sé qué secreto alcance,

sé que esta dorada espada

encierra misterios grandes; 340

pues sólo fiado en ella

vengo a Polonia a vengarme

de un agravio.

CLOTALDO (¡Santos cielos! Aparte.

¿Qué es esto? Ya son más graves

mis penas y confusiones, 345

mis ansias y mis pesares.)

¿Quién te la dio?

ROSAURA Una mujer.

CLOTALDO ¿Cómo se llama?

ROSAURA Que calle

su nombre es fuerza.

CLOTALDO ¿De qué

infieres agora, o sabes, 350

que hay secreto en esta espada?

ROSAURA Quien me la dio, dijo: «Parte

a Polonia, y solicita

con ingenio, estudio o arte,

que te vean esa espada 355

los nobles y principales;

que yo sé que alguno dellos

Page 42: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

41

te favorezca y ampare»;

que por si acaso era muerto

no quiso entonces nombrarle. 360

CLOTALDO (¡Válgame el cielo! ¿Qué escucho? Aparte.

Aun no sé determinarme

si tales sucesos son

ilusiones o verdades.

Esta espada es la que yo 375

dejé a la hermosa Violante,

por señas que el que ceñida

la trujera, había de hallarme

amoroso como hijo,

y piadoso como padre. 370

Pues ¿qué he de hacer, ¡ay de mí!,

en confusión semejante,

si quien la trae por favor

para su muerte la trae,

pues que sentenciado a muerte 375

llega a mis pies? ¡Qué notable

confusión! ¡Qué triste hado!

¡Qué suerte tan inconstante!)

Venid conmigo, extranjeros.

No temáis, no, de que os falte 380

compañía en las desdichas;

pues en duda semejante

de vivir o de morir,

no sé cuáles son más grandes.

Toma el acero bruñido 385

que trujiste; que yo sé

que él baste, en sangre teñido

de tu enemigo, a vengarte;

porque acero que fue mío,

digo este instante, este rato 390

que en mi poder le he tenido,

sabrá vengarte.

ROSAURA En tu nombre

segunda vez me le ciño,

y en él juro mi venganza,

aunque fuese mi enemigo 395

más poderoso.

CLOTALDO ¿Eslo mucho?

ROSAURA Tanto que no te lo digo;

no porque de tu prudencia

Page 43: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

42

mayores cosas no fío,

sino porque no se vuelva 400

contra mí el favor que admiro

en tu piedad.

CLOTALDO Antes fuera

ganarme a mí con decirlo;

pues fuera cerrarme el paso

de ayudar a tu enemigo. 405

ROSAURA (¡Oh, si supiera quién es!) Aparte.

Porque no pienses que estimo

tan poco esa confianza,

sabe que el contrario ha sido

no menos que Astolfo, duque 410

de Moscovia.

CLOTALDO (Mal resisto Aparte.

el dolor, porque es más grave

que fue imaginado, visto.)

Apuremos más el caso.

Si moscovita has nacido, 415

el que es natural señor

mal agraviarte ha podido.

Vuélvete a tu patria, pues,

y deja el ardiente brío

que te despeña.

ROSAURA Yo sé 420

que, aunque mi príncipe ha sido,

pudo agraviarme.

CLOTALDO No pudo,

aunque pusiera, atrevido,

la mano en tu rostro.

ROSAURA (¡Ay cielos!) Aparte.

Mayor fue el agravio mío. 425

CLOTALDO Dilo ya, pues que no puedes

decir más que yo imagino.

ROSAURA Sí dijera; mas no sé

con qué respeto te miro,

con qué afecto te venero, 430

con que estimación te asisto,

que no me atrevo a decirte

Page 44: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

43

que es este exterior vestido

enigma, pues no es de quien

parece. Juzga advertido, 435

si no soy lo que parezco,

y Astolfo a casarse vino

con Estrella, si podrá

agraviarme. Harto te he dicho.

Vanse ROSAURA y CLARÍN.

CLOTALDO ¡Escucha, aguarda, detente! 440

¿Qué confuso laberinto

es éste, donde no puede

hallar la razón el hilo?

Mi honor es el agraviado,

poderoso el enemigo, 445

yo vasallo, ella mujer.

Descubra el cielo camino;

aunque no sé si podrá,

cuando en tan confuso abismo

es todo el cielo un presagio, 450

y es todo el mundo un prodigio.

Vase CLOTALDO.

ESCENA 4. PRIMER ENTREMÉS.

Cuadro primero.

301. SOLANO (Entrando.) ¡Garnacha!

302. RÍOS (Ídem.) Garnacha son cinco o seis hombres, una mujer que hace la dama

primera y un muchacho la segunda. Llevan un arca con… (Se

interrumpe.) Solano…

303. SOLANO ¿Qué?

304. RÍOS A veces también siento miedo.

305. SOLANO ¿Miedo?

306. RÍOS Sí, miedo.

307. SOLANO ¿De qué? ¿De quién? (Ríos señala al público.) ¿Del público? ¿Por qué?

308. RÍOS Míralos…

309. SOLANO (Lo hace.) ¿Qué?

310. RÍOS Tan quietos, tan callados… ¿Quiénes son? ¿Qué piensan?

311. SOLANO No piensan nada.

312. RÍOS ¿Sólo miran?

313. SOLANO Y escuchan.

314. RÍOS Pero de pronto pueden… (Gesto vago.)

315. SOLANO ¿Qué?

316. RÍOS No sería la primera vez.

Page 45: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

44

317. SOLANO ¿Atacarnos? ¿Pegarnos?

318. RÍOS Sí… O insultarnos. No sería la primera vez. Cuando algo no les gusta…

319. SOLANO Éstos parecen buena gente.

320. RÍOS Nunca se sabe. Mira a ese hombre.

321. SOLANO ¿Cuál? ¿El de la barba?

322. RÍOS Y fíjate qué mirada…

323. SOLANO ¿Qué le pasa?

324. RÍOS No lo sé, pero… parece que no le gusta. Frunce las cejas, bizquea…

325. SOLANO Calla. No le provoques… Lo que pasa es que nos desviamos demasiado.

Hay que seguir: con alegría, con brío…

326. RÍOS ¿Con brío?

327. SOLANO Sí… (Recita con exagerada jovialidad.) Garnacha son cinco o seis

hombres, una mujer que hace la dama primera… ¿Te das cuenta?

328. RÍOS Ya… ¿Así les gustará más?

329. SOLANO Claro. Prueba y verás… (Ríos va a comenzar, pero Solano le

interrumpe.) Sonríe.

330. RÍOS ¿Qué?

331. SOLANO Que sonrías. (Lo hace.) Así.

332. RÍOS (Le imita muy mal.) ¿Así?

333. SOLANO (Tolerante.) Más o menos.

334. RÍOS (Con forzada jovialidad.) Garnacha son cinco o seis hombres, una

mujer que hace la dama primera y un muchacho la segunda. Llevan un

arca con dos sayos, tres pellicos, barbas y cabelleras y algún vestido de

mujer. El arca en un pollino, la mujer a las ancas, gruñendo, y todos los

compañeros detrás, arreando. Traen tres o cuatro comedias, tres autos y

otros tantos entremeses. Tienen el vino por adarmes, la carne por onzas,

el pan por libras y el hambre por arrobas…

335. SOLANO Ríos.

336. RÍOS ¿Qué

337. SOLANO ¿No tenías hambre?

338. RÍOS Sí.

339. SOLANO ¿Y ya no tienes?

340. RÍOS Siempre tengo hambre.

341. SOLANO Yo también.

342. RÍOS ¿Por qué lo dices?

343. SOLANO Tanto hablar de comida…

344. RÍOS ¿Qué?

345. SOLANO … se me han despertado las tripas.

346. RÍOS ¿Y quieres comer?

347. SOLANO Sí.

348. RÍOS ¿Ahora?

349. SOLANO Sí, ahora.

350. RÍOS ¡Estamos actuando!

351. SOLANO ¿Actuando?

352. RÍOS Sí: actuando.

353. SOLANO ¿A esto le llamas actuar?

354. RÍOS Actuar, representar, recitar, relatar, remedar…

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45

355. SOLANO Bueno está. Pero tengo hambre.

356. RÍOS También yo.

357. SOLANO ¿Entonces…?

358. RÍOS ¿… Comemos?

359. SOLANO ¿Sobre la marcha?

360. RÍOS ¿Mientras actuamos?

Sacan apresuradamente alimentos de sus zurrones.

361. SOLANO (Al público.) Sólo dos bocados, para engañar el hambre…

362. RÍOS (Ídem.) Eso es, porque… “De casada y ensalada, dos bocados y dejala.”

363. SOLANO Y “Duelos con pan, son menos.”

364. RÍOS Y “Al que es de la vida, el comer le es medicina.”

365. SOLANO (Saca un cuenco.) “A chico manjarete, chico pucherete.”

366. RÍOS (Saca una bota de vino.) “A buen o mal comer, tres veces beber.” (Le

da tres tiempo y se la pasa a Solano.)

367. SOLANO (Saca tocino.) “El vino y el tocino añejo, son como el amigo viejo.”

368. RÍOS (Saca queso.) “Pues el melón y el queso, tómalo a peso.”

369. SOLANO (Saca melón.) “Y la mujer y el melón, se huelen por el pezón.”

370. RÍOS (Saca pan.) “Dios sea loado: el pan comido y el corral cagado.”

371. SOLANO (Está ya comiendo.) “Pero… lo que caga, alguno se lo traga.”

372. RÍOS (Molesto.) “Muchos ajos en un mortero, mal los maja un majadero.”

373. SOLANO (Agresivo.) “Las grandes narices, no huelen bien las perdices.”

La hostilidad va creciendo.

374. RÍOS “Lo que en la leche se mama, en la mortaja se derrama.”

375. SOLANO “No hay generación sin puta ni ladrón.”

376. RÍOS “A la puta y al juglar, en la vejez les va mal.”

377. SOLANO “¡Puta me veas y tú que lo seas!”

Van a llegar a las manos, pero a Ríos le estalla un tomate que lleva en una de ellas y su

pulpa les salpica a ambos. Ríen y vuelven a la cordialidad inicial.

378. RÍOS “No hay mejor espejo que el amigo viejo.”

379. SOLANO “En largo camino y chico mesón, conoce el hombre su compañón.”

380. RÍOS “Palabras y plumas, el viento las tumba.”

381. SOLANO “Necio es quien piensa que el otro no piensa.”

382. RÍOS “Común conviene que sea, quien comunidad desea.”

383. SOLANO “Por eso es aquél cornudo, porque pueden más dos que uno.”

Entran SOR JUANA-QUIJOTE y SANCHO.

Cuadro segundo.

384. SOR JUANA ¡Oh, maldito seas de Dios, Sancho! ¡Sesenta mil satanases te

lleven a ti y a tus refranes! Una hora ha que los estás ensartando y

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46

dándome con cada uno tragos de tormento. Yo te aseguro que estos

refranes te han de llevar un día a la horca; por ellos te han de quitar el

gobierno tus vasallos, o ha de haber entre ellos comunidades. Dime,

¿dónde los hallas, ignorante, o cómo los aplicas, mentecato, que para

decir yo uno y aplicarle bien, sudo y trabajo como si cavase?

385. SANCHO Por Dios, que vuesa merced se queja de bien pocas cosas. ¿A qué

diablos se pudre de que yo me sirva de mi hacienda, que ninguna otra

tengo, ni otro caudal alguno, sino refranes y más refranes? Y ahora se

me ofrecen cuatro que venían aquí pintiparados, o como peras en

tabaque, pero no los diré, porque al buen callar llaman Sancho.

386. SOR JUANA Ese Sancho no eres tú, porque no sólo no eres buen callar, sino

mal hablar y mal porfiar; y, con todo eso, querría saber qué cuatro

refranes te ocurrían ahora a la memoria que venían aquí a propósito, que

yo ando recorriendo la mía, que la tengo buena, y ninguno se me ofrece.

387. SANCHO ¿Qué mejores que "entre dos muelas cordales nunca pongas tus

pulgares", y "a idos de mi casa y qué queréis con mi mujer, no hay

responder", y "si da el cántaro en la piedra o la piedra en el cántaro, mal

para el cántaro", todos los cuales vienen a pelo? Que nadie se tome con

su gobernador ni con el que le manda, porque saldrá lastimado, como el

que pone el dedo entre dos muelas cordales, y aunque no sean cordales,

como sean muelas, no importa; y a lo que dijere el gobernador no hay

que replicar, como al "salíos de mi casa y qué queréis con mi mujer".

Pues lo de la piedra en el cántaro un ciego lo verá. Así que, es menester

que el que ve la mota en el ojo ajeno, vea la viga en el suyo, porque no

se diga por él: "espantóse la muerta de la degollada", y vuestra merced

sabe bien que más sabe el necio en su casa que el cuerdo en la ajena.

388. SOR JUANA Eso no, Sancho, que el necio en su casa ni en la ajena sabe

nada, a causa que sobre el aumento de la necedad no asienta ningún

discreto edificio. Y dejemos esto aquí, Sancho, que si mal gobernares,

tuya será la culpa, y mía la vergüenza; mas consuélome que he hecho lo

que debía en aconsejarte con las veras y con la discreción a mí posible:

con esto salgo de mi obligación y de mi promesa. Dios te guíe, Sancho,

y te gobierne en tu gobierno, y a mí me saque del escrúpulo que me

queda que has de dar con toda la ínsula patas arriba, cosa que pudiera yo

escusar con descubrir al Duque quién eres, diciéndole que toda esa

gordura y esa personilla que tienes no es otra cosa que un costal lleno de

refranes y de malicias.

389. SANCHO Si a vuestra merced le parece que no soy de pro para este gobierno,

desde aquí le suelto, que más quiero un solo negro de la uña de mi alma

que a todo mi cuerpo; y así me sustentaré Sancho a secas con pan y

cebolla, como gobernador con perdices y capones; y más que, mientras

se duerme, todos son iguales, los grandes y los menores, los pobres y los

Page 48: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

47

ricos; y si vuestra merced mira en ello, verá que sólo vuestra merced me

ha puesto en esto de gobernar: que yo no sé más de gobiernos de ínsulas

que un buitre; y si se imagina que por ser gobernador me ha de llevar el

diablo, más me quiero ir Sancho al cielo que gobernador al infierno.

390. SOR JUANA Por Dios, Sancho, que, por solas estas últimas razones que has

dicho, juzgo que mereces ser gobernador de mil ínsulas: buen natural

tienes, sin el cual no hay ciencia que valga; encomiéndate a Dios, y

procura no errar en la primera intención; quiero decir que siempre

tengas intento y firme propósito de acertar en cuantos negocios te

ocurrieren, porque siempre favorece el cielo los buenos deseos. Y

vámonos a comer, que creo que ya estos señores nos aguardan.

Al decir sus últimas palabras señala a RÍOS y SOLANO, quienes, entre sorprendidos y no,

han presenciado la discusión entre SOR JUANA-QUIJOTE y SANCHO.

391. SANCHO (Desconfiado, la mirada puesta en RÍOS.) Señora, o a mí me ha de

llevar el diablo de aquí de donde estoy, en justo y en creyente, o vuestra

merced me ha de confesar que el rostro deste mayordomo del Duque,

que aquí está, es el mesmo de la Dolorida.

392. SOR JUANA (Mirando atentamente a RÍOS.) No hay para qué te lleve el

diablo, Sancho, ni en justo ni en creyente, que no sé lo que quieres decir;

que el rostro de la Dolorida es el del mayordomo, pero no por eso el

mayordomo es la Dolorida; que, a serlo, implicaría contradición muy

grande, y no es tiempo ahora de hacer estas averiguaciones, que sería

entrarnos en intricados laberintos. Créeme, amigo, que es menester

rogar a Nuestro Señor muy de veras que nos libre a los dos de malos

hechiceros y de malos encantadores; y darásme aviso de todo lo que en

este caso descubrieres y de todo aquello que en el gobierno te sucediere.

Salen SANCHO, RÍOS y SOLANO. SOR JUANA los despide con un guiño a estos últimos

que los juglares corresponden de la misma manera.

Cuadro tercero.

393. SOR JUANA (Luego de verles salir.) ¡Oh perpetuo descubridor de los

antípodas, hacha del mundo, ojo del cielo, meneo dulce de las

cantimploras, Timbrio aquí, Febo allí, tirador acá, médico acullá, padre

de la Poesía, inventor de la Música: tú que siempre sales, y, aunque lo

parece, nunca te pones! A ti digo, ¡oh sol, con cuya ayuda el hombre

engendra al hombre!; a ti digo que me favorezcas, y alumbres la

escuridad de mi ingenio, para que pueda discurrir por sus puntos en la

narración del gobierno del gran Sancho Panza; que sin ti, yo me siento

tibia, desmazalada y confusa.

(Al público.) Salió, en fin, Sancho, acompañado de mucha gente, vestido

a lo letrado, y encima un gabán muy ancho de chamelote de aguas

Page 49: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

48

leonado, con una montera de lo mesmo, sobre un macho a la jineta, y

detrás dél, por orden del Duque, iba el rucio con jaeces y ornamentos

jumentiles de seda y flamantes. Volvía Sancho la cabeza de cuando en

cuando a mirar a su asno, con cuya compañía iba tan contento que no se

trocara con el emperador de Alemaña. Con todo su acompañamiento

llegó Sancho a un lugar de hasta mil vecinos, que era de los mejores que

el Duque tenía. Diéronle a entender que se llamaba la ínsula Barataria,

o ya porque el lugar se llamaba Baratario, o ya por el barato con que se

le había dado el gobierno. Al llegar a las puertas de la villa, que era

cercada, salió el regimiento del pueblo a recebirle; tocaron las

campanas, y todos los vecinos dieron muestras de general alegría, y con

mucha pompa le llevaron a la iglesia mayor a dar gracias a Dios, y

luego, con algunas ridículas ceremonias, le entregaron las llaves del

pueblo, y le admitieron por perpetuo gobernador de la ínsula Barataria.

El traje, las barbas, la gordura y pequeñez del nuevo gobernador tenía

admirada a toda la gente que el busilis del cuento no sabía, y aun a todos

los que lo sabían, que eran muchos. Finalmente, en sacándole de la

iglesia, le llevaron a la silla del juzgado y le sentaron en ella; y el

mayordomo del Duque le dijo:

394. MAYORDOMO Es costumbre antigua en esta ínsula, señor Gobernador, que el

que viene a tomar posesión desta famosa ínsula está obligado a

responder a una pregunta que se le hiciere, que sea algo intricada y

dificultosa, de cuya respuesta el pueblo toma y toca el pulso del ingenio

de su nuevo gobernador; y así, o se alegra o se entristece con su venida.

En tanto RÍOS-MAYORDOMO dice esto a SANCHO, está él mirando unas grandes y

muchas letras que en la pared frontera de su silla están escritas.

395. SANCHO ¿Qué son aquesas pinturas que en aquella pared están?

396. MAYORDOMO Señor, allí está escrito y notado el día en que Vuestra Señoría

tomó posesión desta ínsula, y dice el epitafio: “Hoy día, a tantos de tal

mes y de tal año, tomó la posesión desta ínsula el señor don Sancho

Panza, que muchos años la goce”.

397. SANCHO Y ¿a quién llaman don Sancho Panza?

398. MAYORDOMO A vuestra señoría, que en esta ínsula no ha entrado otro Panza

sino el que está sentado en esa silla.

399. SANCHO Pues advertid, hermano, que yo no tengo don, ni en todo mi linaje le ha

habido: Sancho Panza me llaman a secas, y Sancho se llamó mi padre, y

Sancho mi agüelo, y todos fueron Panzas, sin añadiduras de dones ni

donas; y yo imagino que en esta ínsula debe de haber más dones que

piedras; pero basta: Dios me entiende, y podrá ser que, si el gobierno me

dura cuatro días, yo escardaré estos dones, que, por la muchedumbre,

Page 50: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

49

deben de enfadar como los mosquitos. Pase adelante con su pregunta el

señor mayordomo, que yo responderé lo mejor que supiere, ora se

entristezca o no se entristezca el pueblo.

A este instante entra en el juzgado dando grandes voces una MUJER HONRADA asida

fuertemente de un hombre vestido de GANADERO rico.

400. HONRADA ¡Justicia, señor Gobernador, justicia, y si no la hallo en la tierra, la iré a

buscar al cielo! Señor Gobernador de mi ánima, este mal hombre me ha

cogido en la mitad dese campo, y se ha aprovechado de mi cuerpo como

si fuera trapo mal lavado, y, ¡desdichada de mí!, me ha llevado lo que yo

tenía guardado más de veinte y tres años ha, defendiéndolo de moros y

cristianos, de naturales y estranjeros; y yo, siempre dura como un

alcornoque, conservándome entera como la salamanquesa en el fuego, o

como la lana entre las zarzas, para que este buen hombre llegase ahora

con sus manos limpias a manosearme.

401. SANCHO Aun eso está por averiguar: si tiene limpias o no las manos este galán.

402. GANADERO (Turbado.) Señores, yo soy un pobre ganadero de ganado de

cerda, y esta mañana salía deste lugar de vender, con perdón sea dicho,

cuatro puercos, que me llevaron de alcabalas y socaliñas poco menos de

lo que ellos valían; volvíame a mi aldea, topé en el camino a esta buena

dueña, y el diablo, que todo lo añasca y todo lo cuece, hizo que

yogásemos juntos; paguéle lo soficiente, y ella, mal contenta, asió de mí,

y no me ha dejado hasta traerme a este puesto. Dice que la forcé, y

miente, para el juramento que hago o pienso hacer; y ésta es toda la

verdad, sin faltar meaja.

403. SANCHO ¿Traes contigo algo de blanca en plata?

404. GANADERO Hasta veinte ducados, vu señoría, en una bolsa de cuero.

405. SANCHO Pues, bien, así como está sácala y entrégala a esta mujer sin demora.

Temblando, el GANADERO entrega la bolsa de cuero con dinero.

406. HONRADA Muchas gracias, señor Gobernador, Dios lo tenga siempre en su santa

gloria, cuide de su vida y de su salud por mirar con tanta gracia y

justicia a por las huérfanas menesterosas y doncellas que en el mundo

habemos.

Y con esto, sale del juzgado llevando la bolsa asida con entrambas manos, no sin primero

mirar si era de plata la moneda que lleva dentro. Mientras, al GANADERO se le saltaban

las lágrimas, y los ojos y el corazón se iban tras su bolsa.

Page 51: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

50

407. SANCHO Buen hombre, id tras aquella mujer y quitadle la bolsa, aunque no

quiera, y volved aquí con ella.

Y no lo dice a tonto ni a sordo, porque el GANADERO parte como un rayo a lo que se le

manda. De allí a poco, todos los presentes suspensos, vuelven el hombre y la mujer más

asidos y aferrados que la vez primera: ella la saya levantada y en el regazo puesta la

bolsa, y el hombre pugnando por quitársela; mas no era posible, según la mujer la

defiende.

408. HONRADA ¡Justicia de Dios y del mundo! Mire vuestra merced, señor Gobernador,

la poca vergüenza y el poco temor deste desalmado, que, en mitad de

poblado y en mitad de la calle, me ha querido quitar la bolsa que vuestra

merced mandó darme.

409. SANCHO Y ¿háosla quitado?

410. HONRADA ¿Cómo quitar? Antes me dejara yo quitar la vida que me quiten la bolsa.

¡Bonita es la niña! ¡Otros gatos me han de echar a las barbas, que no

este desventurado y asqueroso! ¡Tenazas y martillos, mazos y escoplos

no serán bastantes a sacármela de las uñas, ni aun garras de leones: antes

el ánima de en mitad en mitad de las carnes!

411. GANADERO Ella tiene razón, y yo me doy por rendido y sin fuerzas, y

confieso que las mías no son bastantes para quitársela, y déjola.

412. SANCHO Mostrad, honrada y valiente, esa bolsa.

Ella le entrega la bolsa y SANCHO se la vuelve al hombre.

413. SANCHO Hermana mía, si el mismo aliento y valor que habéis mostrado para

defender esta bolsa le mostrárades, y aun la mitad menos, para defender

vuestro cuerpo, las fuerzas de Hércules no os hicieran fuerza. Andad con

Dios, churrillera y embaidora.

Espántase la mujer y vase cabizbaja y mal contenta.

414. SANCHO Buen hombre, andad con Dios a vuestro lugar con vuestro dinero, y de

aquí adelante, si no le queréis perder, calenturiento este, procurad que

no os venga en voluntad de yogar con nadie.

El hombre, tras darle las gracias lo peor que sabe, vase. A este otro instante, enmedio de la

admiración de los presentes por el anterior juicio, éntranse dos hombres, el uno vestido de

LABRADOR y el otro de SASTRE.

Page 52: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

51

Cuadro cuarto.

415 SASTRE Señor Gobernador, yo y este hombre labrador venimos ante vuestra

merced en razón que este buen hombre llegó a mi tienda ayer (que yo,

con perdón de los presentes, soy sastre examinado, que Dios sea

bendito), y, poniéndome un pedazo de paño en las manos, me preguntó:

''Señor, ¿habría en esto paño harto para hacerme una caperuza?'' Yo,

tanteando el paño, le respondí que sí; él debióse de imaginar, a lo que yo

imagino, e imaginé bien, que sin duda yo le quería hurtar alguna parte

del paño, fundándose en su malicia y en la mala opinión de los sastres, y

replicóme que mirase si habría para dos; adivinéle el pensamiento y

díjele que sí; y él, caballero en su dañada y primera intención, fue

añadiendo caperuzas, y yo añadiendo síes, hasta que llegamos a cinco

caperuzas, y ahora en este punto acaba de venir por ellas: yo se las doy,

y no me quiere pagar la hechura, antes me pide que le pague o vuelva su

paño.

416. SANCHO ¿Es todo esto así, hermano?

417. LABRADOR Sí, señor, pero hágale vuestra merced que muestre las cinco

caperuzas que me ha hecho.

418. SASTRE De buena gana.

Y, sacando encontinente la mano debajo del herreruelo, muestra en ella cinco caperuzas

puestas en las cinco cabezas de los dedos de la mano.

419. SASTRE He aquí las cinco caperuzas que este buen hombre me pide, y en Dios y

en mi conciencia que no me ha quedado nada del paño, y yo daré la obra

a vista de veedores del oficio.

Ríanse los presentes de la multitud de las caperuzas y del nuevo pleito.

420. SANCHO (Interrumpiendo las risas.) Paréceme que en este pleito no ha de haber

largas dilaciones, sino juzgar luego a juicio de buen varón; y así, yo doy

por sentencia que el sastre, por burlón, pierda las hechuras, y el

labrador, por ambicioso, el paño, y las caperuzas se lleven a las hijas de

los presos de la cárcel, para sus muñecas, y no haya más.

Vuelven las risas de los presentes, al tiempo que se presentan dos hombres ancianos; el

uno trae una cañaheja por báculo, y el otro viene sin báculo.

Cuadro quinto.

421. ANCIANO 1 Señor, a este buen hombre le presté días ha diez escudos de oro

en oro, por hacerle placer y buena obra, con condición que me los

volviese cuando se los pidiese; pasáronse muchos días sin pedírselos,

Page 53: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

52

por no ponerle en mayor necesidad de volvérmelos que la que él tenía

cuando yo se los presté; pero, por parecerme que se descuidaba en la

paga, se los he pedido una y muchas veces, y no solamente no me los

vuelve, sino que los niega y dice que ya me los ha vuelto. Yo no tengo

testigos ni del prestado ni de la vuelta, porque no me los ha vuelto;

querría que vuestra merced le tomase juramento, y si jurare que me los

ha vuelto, yo se los perdono para aquí y para delante de Dios.

422. SANCHO ¿Qué decís vos a esto, buen viejo del báculo?

423. ANCIANO 2 Yo, señor, confieso que me los prestó; y, pues él lo deja en mi

juramento, baje vuestra merced esa vara, que yo juraré como que se los

he vuelto y pagado real y verdaderamente.

Baja entonces SANCHO la vara que tiene por cetro, en tanto, el ANCIANO 2 da el báculo

al ANCIANO 1 que se le tenga en tanto que juraba, como si le embarazara mucho; luego

pone la mano en la vara de SANCHO.

424. ANCIANO 2 Digo ante vuestra señoría que es verdad que aqueste hombre

me ha prestado aquellos diez escudos que se me piden; pero, así

también, que yo ya los he devuelto de mi mano a la suya, y que por no

caer en ello se los vuelvo a pedir por momentos.

425. SANCHO (Al ANCIANO 1.) ¿Qué respondes aquesto, buen hombre?

426. ANCIANO 1 Pues… si dice que me los ha devuelto… así será, señor

Gobernador, porque le tengo por hombre de bien y buen cristiano;

seguramente a mí se me debe de haber olvidado el cómo y cuándo me

los ha vuelto. Pero, desde aquí en adelante jamás le pidiré nada.

Acto seguido, el ANCIANO 1 devuelve su báculo el deudor, quien, bajando la cabeza, sale

del juzgado.

427. SANCHO Dadme, buen hombre, ese báculo, que le he menester.

428. ANCIANO 2 De muy buena gana: hele aquí, señor.

429. SANCHO (Poniéndoselo en la mano al ANCIANO 1.) Andad con Dios, que ya vais

pagado.

430. ANCIANO 1 ¿Yo, señor? Pues, ¿vale esta cañaheja diez escudos de oro?

431. SANCHO Sí; o si no, yo soy el mayor porro del mundo. Y ahora se verá si tengo

yo caletre para gobernar todo un reino. Aquí, delante de todos, rómpase

y ábrase la caña.

Hácese así, y en el corazón della han los diez escudos en oro quedando todos admirados.

Page 54: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

53

432. ANCIANO 1 Pero, ¿cómo ha podido saber vuestra señoría que en aquesta

cañaheja estaban los diez escudos?

433. SANCHO De haberle visto dar a este viejo aquél báculo, en tanto que hacía su

juramento, jurar que se los había dado real y verdaderamente y que, en

acabando de jurar, tornar a pedirlo el báculo de nuevo, rapidito, rapidito.

434. SOR JUANA Los circunstantes quedaron admirados de los juicios y

sentencias de su nuevo gobernador, y el que escribía las palabras,

hechos y movimientos de Sancho no acababa de determinarse si le

tendría y pondría por tonto o por discreto. Pero quédese aquí el buen

Sancho, que es mucha la priesa que nos da seguir con la famosa

comedia.

ESCENA 5. JORNADA SEGUNDA.

Cuadro primero.

Salen músicos cantando, y criados, dando de vestir a SEGISMUNDO, que sale como

asombrado.

SEGISMUNDO ¡Válgame el cielo, qué veo!

¡Válgame el cielo, qué miro!

Con poco espanto lo admiro,

con mucha duda lo creo.

¿Yo en palacios suntuosos? 5

¿Yo entre telas y brocados?

¿Yo cercado de criados

tan lucidos y briosos?

¿Yo despertar de dormir

en lecho tan excelente? 10

¿Yo en medio de tanta gente

que me sirva de vestir?

Decir que sueño es engaño;

bien sé que despierto estoy.

¿Yo Segismundo no soy? 15

Dadme, cielos, desengaño.

Decidme: ¿qué pudo ser

esto que a mi fantasía

sucedió mientras dormía,

que aquí me he llegado a ver? 20

Pero sea lo que fuere,

¿quién me mete en discurrir?

Dejarme quiero servir,

y venga lo que viniere.

Page 55: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

54

SOLANO ¡Qué melancólico está! 25

RÍOS Pues ¿a quién le sucediera

esto, que no lo estuviera?

CLARÍN A mí.

SOLANO Llega a hablarle ya.

RÍOS ¿Volverán a cantar?

SEGISMUNDO No,

no quiero que canten más. 30

SOLANO Como tan suspenso estás,

quise divertirte.

SEGISMUNDO Yo

no tengo de divertir

con sus voces mis pesares;

las músicas militares 35

sólo he gustado de oír.

ASTOLFO ¡Feliz mil veces el día,

Oh, Príncipe, que os mostráis,

sol de Polonia, y llenáis

de resplandor y alegría 40

todos estos horizontes

con tan divino arrebol,

pues que salís como el sol

de debajo de los montes!

Salid, pues, y aunque tan tarde 45

se corona vuestra frente

del laurel resplandeciente,

tarde muera.

SEGISMUNDO Dios os guarde.

ASTOLFO El no haberme conocido

sólo por disculpa os doy 50

de no honrarme más. Yo soy

Astolfo, duque he nacido

de Moscovia, y primo vuestro;

haya igualdad en los dos.

SEGISMUNDO Si digo que os guarde Dios, 55

¿bastante agrado no os muestro?

Page 56: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

55

Pero ya que, haciendo alarde

de quien sois, desto os quejáis,

otra vez que me veáis

le diré a Dios que no os guarde. 60

SOLANO Vuestra Alteza considere A ASTOLFO.

que como en montes nacido

con todos ha procedido.

Astolfo, señor, prefiere... A SEGISMUNDO.

SEGISMUNDO Cansóme cómo llegó 65

grave a hablarme; y lo primero

que hizo, se puso el sombrero.

SOLANO Es grande.

SEGISMUNDO Mayor soy yo.

SOLANO Con todo eso, entre los dos

que haya más respeto es bien 70

que entre los demás.

SEGISMUNDO ¿Y quién

os mete conmigo a vos?

Sale ESTRELLA.

ESTRELLA Vuestra Alteza, señor, sea

muchas veces bien venido

al dosel, que agradecido 75

le recibe y le desea,

adonde, a pesar de engaños,

viva augusto y eminente,

donde su vida se cuente

por siglos, y no por años. 80

SEGISMUNDO Dime tú agora, ¿quién es

esta beldad soberana?

¿Quién es esta diosa humana,

a cuyos divinos pies

postra el cielo su arrebol? 85

¿Quién es esta mujer bella?

CLARÍN Es, señor, tu prima Estrella.

SEGISMUNDO Mejor dijeras el sol.

Aunque el parabién es bien

Page 57: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

56

darme del bien que conquisto, 90

de sólo haberos hoy visto

os admito el parabién;

y así, del llegarme a ver

con el bien que no merezco,

el parabién agradezco, 95

Estrella; que amanecer

podéis, y dar alegría

al más luciente farol.

¿Qué dejáis que hacer al sol

si os levantáis con el día? 100

Dadme a besar vuestra mano,

en cuya copa de nieve

el aura candores bebe.

ESTRELLA Sed más galán cortesano.

ASTOLFO Si él toma la mano, yo Aparte. 105

soy perdido.

SOLANO El pesar sé Aparte.

de Astolfo, y le estorbaré.

Advierte, señor, que no

es justo atreverte así,

y estando Astolfo...

SEGISMUNDO ¿No digo 110

que vos no os metáis conmigo?

SOLANO Digo lo que es justo.

SEGISMUNDO A mí

todo eso me causa enfado.

Nada me parece justo

en siendo contra mi gusto. 115

SOLANO Pues yo, señor, he escuchado

de ti que en lo justo es bien

obedecer y servir.

SEGISMUNDO ¿También oíste decir

que por un balcón, a quien 120

me canse, sabré arrojar?

SOLANO Con los hombres como yo

no puede hacerse eso.

Page 58: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

57

SEGISMUNDO ¿No?

¡Por Dios, que lo he de probar!

Cógele en los brazos y, tras acercarse al proscenio, le arroja al público.

ASTOLFO ¿Qué es esto que llego a ver? 125

ESTRELLA Llegad todos a ayudar.

SEGISMUNDO Cayó del balcón al mar.

¡Vive Dios que pudo ser!

ASTOLFO Pues medid con más espacio

vuestras acciones severas; 130

que lo q[ue] hay de hombres a fieras

hay desde un monte a palacio.

SEGISMUNDO Pues en dando tan severo

en hablar con entereza,

quizá no hallaréis cabeza 135

en que se os tenga el sombrero.

Sacan las espadas. Mientras se desarrolla el combate, RÍOS llama a SOLANO, quien se

encuentra sentado cómodamente en el patio de butacas.

Cuadro segundo. Un Paso.

435. RÍOS ¡Solano! (Continúa la pelea. Silencio de SOLANO.) ¡Solano!

436. SOLANO (Desde la sala.) ¿Qué?

437. RÍOS ¿Qué haces?

438. SOLANO ¿Yo? Nada…

439. RÍOS ¿Nada?

440. SOLANO Nada.

441. RÍOS ¡Estabas galanteando a la moza!

442. SOLANO ¿Yo? ¿A qué moza?

443. RÍOS A ésa.

444. SOLANO ¿A ésta?

445. RÍOS No, a ésa.

446. SOLANO ¿Galanteándola, dices?

447. RÍOS ¿Pues qué, si no?

448. SOLANO Una cortesía.

449. RÍOS ¿Cortesía, tan de cerca?

450. SOLANO Es que… está muy oscuro, por aquí…

451. RÍOS Razón de más. (Va al proscenio.)

452. SOLANO Razón de más, ¿para qué?

453. RÍOS Para que no te acerques.

454. SOLANO Exageras…

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58

455. RÍOS ¿Exagero? ¿Qué no recuerdas lo que pasó en Sevilla con aquella dama?

456. SOLANO Era casada.

457. RÍOS ¿Y con aquella monja de Toledo?

458. SOLANO Fue culpa de los celos de la priora.

459. RÍOS ¿Y aquél comediante, Íñigo de Velasco?

460. SOLANO ¿Qué le pasó?

461. RÍOS ¿No te acuerdas? Lo degollaron en Valencia por andar galanteando

como cualquier caballero, olvidando su condición.

462. SOLANO Su condición…

463. RÍOS Sí. La nuestra. No somos nadie.

464. SOLANO ¿Nadie? Somos actores.

465. RÍOS Menos que nadie.

466. SOLANO Exageras…

467. RÍOS Mírate: Agustín Solano, farandulero de notable ingenio… ¿Quién sabe

nada de ti? Anda, pregunta… (Solano vacila.) No eres nadie, ¿te das

cuenta?

468. SOLANO (Regresa al escenario.) Pues anda que tú: Nicolás de los Ríos, famoso

representante… ¿Quién te conoce? Aparte de la justicia, claro, por

ciertos excesos que…

469. RÍOS ¡Nadie! No soy nadie y nadie me conoce. Igual que tú. Por eso.

470. SOLANO Por eso, ¿qué?

471. RÍOS Por eso podemos hacer lo que hacemos y decir lo que decimos… Porque

no somos nadie… (indica el escenario) fuera de aquí.

472. SOLANO ¿Y por eso no puedo decir dos requiebros a una moza?

473. RÍOS Desde aquí arriba, sí. Y aún mejor si es en verso.

474. SOLANO ¿Tú crees?

475. RÍOS Estoy seguro…

476. SOLANO (Después de pensarlo, a la espectadora cortejada.) Más tiran dos buena

tetas…

477. ASTOLFO (Interrumpiendo.) Oigan. Si no les importa, ¿podemos seguir?

478. SOLANO ¡Eh! ¡Ah! Sí, sí. Perdón.

Vanse RÍOS y SOLANO. Quedan ESTRELLA y ASTOLFO.

Cuadro tercero.

ASTOLFO ¡Qué pocas veces el hado

que dice desdichas miente,

pues es tan cierto en los males

cuanto dudoso en los bienes! 140

¡Qué buen astrólogo fuera,

si siempre casos crüeles

anunciara, pues no hay duda

que ellos fueran verdad siempre!

Conocerse esta experiencia 145

en mí y Segismundo puede,

Estrella, pues en los dos

Page 60: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

59

hizo muestras diferentes.

En él previno rigores,

soberbias, desdichas, muertes 150

y en todo dijo verdad,

porque todo, al fin, sucede.

Pero en mí (que al ver, señora

esos rayos excelentes,

de quien el sol fue una sombra 155

y el cielo un amago breve)

que me previno venturas,

trofeos, aplausos, bienes

dijo mal y dijo bien;

pues sólo es justo que acierte 160

cuando amaga con favores

y ejecuta con desdenes.

ESTRELLA No dudo que esas finezas

son verdades evidentes;

mas serán por otra dama, 165

cuyo retrato pendiente

trujistes al cuello cuando

llegasteis, Astolfo, a verme;

y siendo así, esos requiebros

ella sola los merece. 170

Acudid a que ella os pague;

que no son buenos papeles

en el consejo de amor

las finezas ni las fees

que se hicieron en servicio 175

de otras damas y otros reyes.

Sale ROSAURA al paño.

ROSAURA ¡Gracias a Dios q[ue] han llegado Aparte.

ya mis desdichas crüeles

al término suyo, pues

quien esto ve nada teme! 180

ASTOLFO Yo haré que el retrato salga

del pecho, para que entre

la imagen de tu hermosura.

Donde entra Estrella no tiene

lugar la sombra, ni estrella 185

donde el sol; voy a traerle.

Perdona, Rosaura hermosa, Aparte.

este agravio, porque ausentes,

no se guardan más fe que ésta

Page 61: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

60

los hombres y las mujeres. 190

Vase ASTOLFO. ESTRELLA, descubriendo a ROSAURA-ASTREA.

ESTRELLA Astrea.

ROSAURA Señora mía.

ESTRELLA Heme holgado que tú fueses

la que llegaste hasta aquí;

porque de ti solamente

fiara un secreto.

ROSAURA Honras, 195

señora, a quien te obedece.

ESTRELLA En el poco tiempo, Astrea,

que ha que te conozco, tienes

de mi voluntad las llaves;

por esto, y por ser quien eres, 200

me atrevo a fiar de ti

lo que aun de mí muchas veces

recaté.

ROSAURA Tu esclava soy.

ESTRELLA Pues, para decirlo en breve,

mi primo Astolfo (bastara 205

que mi primo te dijese,

porque hay cosas que se dicen

con pensarlas solamente)

ha de casarse conmigo,

si es que la fortuna quiere 210

que con una dicha sola

tantas desdichas descuente.

Pesóme que el primer día

echado al cuello trujese

el retrato de una dama. 215

Habléle en él cortésmente;

es galán y quiere bien;

fue por él, y ha de traerle

aquí. Embarázame mucho

que él a mí a dármele llegue. 220

Quédate aquí y cuando venga

le dirás que te le entregue

a ti. No te digo más.

Discreta y hermosa eres;

Page 62: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

61

bien sabrás lo que es amor. 225

Vase.

ROSAURA ¡Ojalá no lo supiese!

¡Válgame el cielo! ¿Quién fuera

tan atenta y tan prudente

que supiera aconsejarse

hoy en ocasión tan fuerte? 230

¿Habrá persona en el mundo

a quien el cielo inclemente

con más desdichas combata

y con más pesares cerque?

¡Ay de mí! ¿Qué debo hacer 235

hoy en la ocasión presente?

Si digo quién soy, Clotaldo,

a quien mi vida le debe

este amparo y este honor,

conmigo ofenderse puede; 240

pues me dice que callando

honor y remedio espere.

Si no he de decir quién soy

a Astolfo, y él llega a verme,

¿cómo he de disimular? 245

Pues aunque fingirlo intenten

la voz, la lengua y los ojos,

les dirá el alma que mienten.

¿Qué haré? ¿Mas para qué estudio

lo que haré, si es evidente 250

que por más que lo prevenga,

que lo estudie y que lo piense,

en llegando la ocasión

ha de hacer lo que quisiere

el dolor? Porque ninguno 255

imperio en sus penas tiene.

Y pues a determinar

lo que ha de hacer no se atreve

el alma, llegue el dolor

hoy a su término, llegue 260

la pena a su extremo y salga

de dudas y pareceres

de una vez; pero hasta entonces

¡valedme, cielos, valedme!

Sale ASTOLFO con el retrato.

ASTOLFO Éste es, señora, el retrato; 265

Page 63: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

62

mas ¡ay Dios!

ROSAURA ¿Qué se suspende

Vuestra Alteza? ¿Qué se admira?

ASTOLFO De oírte, Rosaura, y verte.

ROSAURA ¿Yo Rosaura? Hase engañado

Vuestra Alteza, si me tiene 270

por otra dama; que yo

soy Astrea, y no merece

mi humildad tan grande dicha

que esa turbación le cueste.

ASTOLFO Basta, Rosaura, el engaño, 275

porque el alma nunca miente;

y aunque como a Astrea te mire,

como a Rosaura te quiere.

ROSAURA No he entendido a V[uest]ra Alteza,

y así no sé responderle. 280

Sólo lo que yo diré

es que Estrella (que lo puede

ser de Venus) me mandó

que en esta parte le espere,

y de la suya le diga 285

que aquel retrato me entregue,

que está muy puesto en razón,

y yo misma se lo lleve.

Estrella lo quiere así,

porque aun las cosas más leves, 290

como sean en mi daño,

es Estrella quien las quiere.

ASTOLFO Aunque más esfuerzos hagas,

¡oh qué mal, Rosaura, puedes

disimular! Di a los ojos 295

que su música concierten

con la voz; porque es forzoso

que desdiga y que disuene

tan destemplado instrumento,

que ajustar y medir quiere 300

la falsedad de quien dice

con la verdad de quien siente.

ROSAURA Ya digo que sólo espero

el retrato.

Page 64: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

63

ASTOLFO Pues que quieres

llevar al fin el engaño, 305

con él quiero responderte.

Dirásle, Astrea, a la Infanta

que yo la estimo de suerte

que, pidiéndome un retrato,

poca fineza parece 310

enviársele; y así,

porque le estime y le precie,

le envío el original:

y tú llevársele puedes,

pues ya le llevas contigo, 315

como a ti misma te lleves.

ROSAURA Cuando un hombre se dispone,

restado, altivo y valiente

a salir con una empresa

aunque por trato le entreguen 320

lo que valga más, sin ella

necio y desairado vuelve.

Yo vengo por un retrato,

y aunque un original lleve

que vale más, volveré 325

desairada; y así, déme

Vuestra Alteza ese retrato,

que sin él no he de volverme.

ASTOLFO Pues ¿cómo, si no he de darle,

le has de llevar?

ROSAURA Desta suerte. 330

Suéltale, ingrato.

ASTOLFO Es en vano.

ROSAURA ¡Vive Dios! que no ha de verse

en manos de otra mujer.

ASTOLFO Terrible estás.

ROSAURA Y tú aleve.

ASTOLFO Ya basta, Rosaura mía. 335

ROSAURA ¿Yo tuya, villano? Mientes.

Page 65: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

64

Sale ESTRELLA.

ESTRELLA Astrea, Astolfo, ¿qué es esto?

ASTOLFO Aquésta es Estrella.

ROSAURA (Déme, Aparte.

para cobrar mi retrato,

ingenio el amor.) Si quieres 340

saber lo que es, yo, señora,

te lo diré.

ASTOLFO ¿Qué pretendes?

ROSAURA Mandásteme que esperase

aquí a Astolfo, y le pidiese

un retrato de tu parte. 345

Quedé sola, y como vienen

de unos discursos a otros

las noticias fácilmente,

viéndote hablar de retratos,

con su memoria acordéme 350

de que tenía uno mío

en la manga. Quise verle,

porque una persona sola

con locuras se divierte.

Cayóseme de la mano 355

al suelo. Astolfo, que viene

a entregarte el de otra dama,

le levantó, y tan rebelde

está en dar el que le pides

que, en vez de dar uno, quiere 360

llevar otro. Pues el mío

aun no es posible volverme

con ruegos y persuasiones,

colérica y impaciente

yo se le quise quitar. 365

Aquel que en la mano tiene

es mío; tú lo verás

con ver si se me parece.

ESTRELLA Soltad, Astolfo, el retrato.

Quítasele.

ASTOLFO Señora...

ESTRELLA No son crüeles 370

Page 66: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

65

a la verdad los matices.

ROSAURA ¿No es mío?

ESTRELLA ¿Qué duda tiene?

ROSAURA Di q[ue] ahora te entregue el otro.

ESTRELLA Toma tu retrato, y vete.

ROSAURA Yo he cobrado mi retrato Aparte. 375

venga ahora lo que viniere.

Vase.

ESTRELLA Dadme ahora el retrato vos

que os pedí: que au[n]que no piense

veros ni hablaros jamás,

no quiero, no, que se quede 380

en vuestro poder, siquiera

porque yo tan neciamente

lo he pedido.

ASTOLFO (¿Cómo puedo Aparte.

salir de lance tan fuerte?)

Aunque quiera, hermosa Estrella 385

servirte y obedecerte,

no podré darte el retrato

que me pides, porque...

ESTRELLA Eres

villano y grosero amante.

No quiero que me le entregues; 390

porque yo tampoco quiero,

de que yo te le he pedido,

con tomarle, que me acuerdes.

Vase.

ASTOLFO ¡Oye, escucha, mira, advierte!

¡Válgate Dios por Rosaura! 395

¿Dónde, cómo o de qué suerte

hoy a Polonia has venido

a perderme y a perderte?

Vase.

Page 67: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

66

Cuadro cuarto.

Descúbrese SEGISMUNDO como al principio, con pieles y cadena, durmiendo en el suelo.

Salen CLOTALDO, CLARÍN y los dos criados.

CLOTALDO Aquí le habéis de dejar,

pues hoy su soberbia acaba 400

donde empezó.

RÍOS Como estaba,

la cadena vuelvo a atar.

CLARÍN No acabes de despertar,

Segismundo, para verte

perder, trocada la suerte, 405

siendo tu gloria fingida

una sombra de la vida

y una llama de la muerte.

CLOTALDO A quien sabe discurrir

así, es bien que se prevenga 410

una estancia donde tenga

harto lugar de argüir.

Éste es el que habéis de asir

y en ese cuarto encerrar.

CLARÍN ¿Por qué a mí?

CLOTALDO Porque ha de estar 415

guardado en prisión tan grave

Clarín que secretos sabe,

donde no pueda sonar.

CLARÍN ¿Yo, por dicha, solicito

dar muerte a mi padre? No. 420

¿Arrojé del balcón yo

al Ícaro de poquito?

¿Yo muero ni resucito?

¿Yo sueño o duermo? ¿A qué fin

me encierran?

CLOTALDO Eres Clarín. 425

CLARÍN Pues ya digo que seré

corneta, y que callaré,

que es instrumento rüin.

Page 68: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

67

Llévanle.

SEGISMUNDO Salga a la anchurosa plaza En sueños.

del gran teatro del mundo 430

este valor sin segundo:

porque mi venganza cuadre,

vean triunfar de su padre

al príncipe Segismundo.

Mas ¡ay de mí!, ¿dónde estoy? Despierta. 435

CLOTALDO (A mí me toca llegar Aparte.

a hacer la deshecha ahora.)

¿Es ya de despertar hora?

SEGISMUNDO Sí, hora es ya de despertar.

CLOTALDO ¿Todo el día te has de estar 440

durmiendo? ¿Desde que yo

al águila que voló

con tarda vista seguí,

y te quedaste tú aquí,

nunca has despertado?

SEGISMUNDO No, 445

ni aun agora he despertado;

que según, Clotaldo, entiendo,

todavía estoy durmiendo,

y no estoy muy engañado.

Porque si ha sido soñado 450

lo que vi palpable y cierto,

lo que veo será incierto;

y no es mucho que rendido,

pues veo estando dormido

que sueñe estando despierto. 455

CLOTALDO Lo que soñaste me di.

SEGISMUNDO Supuesto que sueño fue,

no diré lo que soñé;

lo que vi, Clotaldo, sí.

Yo desperté, y yo me vi 460

(¡qué crueldad tan lisonjera!)

en un lecho que pudiera,

con matices y colores,

ser el catre de las flores

que tejió la primavera. 465

Aquí mil nobles rendidos

Page 69: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

68

a mis pies nombre me dieron

de su príncipe, y sirvieron

galas, joyas y vestidos.

La calma de mis sentidos 470

tú trocaste en alegría,

diciendo la dicha mía;

que, aunque estoy desta manera,

príncipe en Polonia era.

CLOTALDO Como habíamos hablado 475

de aquella águila, dormido,

tu sueño imperios han sido;

mas en sueños fuera bien

entonces honrar a quien

te crió en tantos empeños 480

Segismundo; que aun en sueños

no se pierde el hacer bien.

Vase.

SEGISMUNDO Es verdad; pues reprimamos

esta fiera condición,

esta furia, esta ambición 485

por si alguna vez soñamos.

Y sí haremos, pues estamos

en mundo tan singular,

que el vivir sólo es soñar;

y la experiencia me enseña 490

que el hombre que vive sueña

lo que es hasta despertar.

Sueña el rey que es rey, y vive

con este engaño mandando,

disponiendo y gobernando; 495

y este aplauso que recibe

prestado, en el viento escribe,

y en cenizas le convierte

la muerte (¡desdicha suerte!);

¡que hay quien intente reinar, 500

viendo que ha de despertar

en el sueño de la muerte!

Sueña el rico en su riqueza

que más cuidados le ofrece;

sueña el pobre que padece 505

su miseria y su pobreza;

sueña el que a medrar empieza,

sueña el que afana y pretende,

sueña el que agravia y ofende;

Page 70: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

69

y en el mundo, en conclusión, 510

todos sueñan lo que son,

aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí

destas prisiones cargado,

y soñé que en otro estado 515

más lisonjero me vi.

¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño; 520

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.

ESCENA 6. SEGUNDO ENTREMÉS.

Cuadro primero.

479. SOR JUANA Cuenta la historia que desde el juzgado llevaron a Sancho

Panza a un suntuoso palacio, adonde en una gran sala estaba puesta una

real y limpísima mesa; y, así como Sancho entró en la sala, sonaron

chirimías, y salieron cuatro pajes a darle aguamanos, que Sancho recibió

con mucha gravedad. Cesó la música, sentóse Sancho a la cabecera de la

mesa, porque no había más de aquel asiento, y no otro servicio en toda

ella. Púsose a su lado en pie un personaje, que después mostró ser

médico, con una varilla de ballena en la mano. Levantaron una riquísima

y blanca toalla con que estaban cubiertas las frutas y mucha diversidad

de platos de diversos manjares; uno que parecía estudiante echó la

bendición, y un paje puso un babador randado a Sancho; otro que hacía

el oficio de maestresala, llegó un plato de fruta delante; pero, apenas

hubo comido un bocado, cuando el de la varilla tocando con ella en el

plato, se le quitaron de delante con grandísima celeridad; pero el

maestresala le llegó otro de otro manjar. Iba a probarle Sancho; pero,

antes que llegase a él ni le gustase, ya la varilla había tocado en él, y un

paje alzádole con tanta presteza como el de la fruta.

480. SANCHO ¡Bueno! ¿Qué he de comer aquesta comida como juego de maesecoral?

481. MÉDICO Yo, señor, soy su médico, y estoy asalariado en esta ínsula para serlo de

los gobernadores della, y miro por su salud mucho más que por la mía,

estudiando de noche y de día, y tanteando la complexión del

gobernador, para acertar a curarle cuando cayere enfermo; y lo principal

que hago es asistir a sus comidas y cenas, y a dejarle comer de lo que

me parece que le conviene, y a quitarle lo que imagino que le ha de

hacer daño y ser nocivo al estómago. Mandé quitar el plato de la fruta,

por ser demasiadamente húmeda.

Page 71: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

70

482. SANCHO Y el plato del otro manjar; ¿por qué?

483. MÉDICO Por ser demasiadamente caliente y tener muchas especies, que

acrecientan la sed; y el que mucho bebe mata y consume el húmedo

radical, donde consiste la vida.

484. SANCHO Desa manera, aquel plato de perdices que están allí asadas, y, a mi

parecer, bien sazonadas, no me harán algún daño.

485. MÉDICO Ésas no comerá el señor Gobernador en tanto que yo tuviere vida.

486. SANCHO Pues, ¿por qué?

487. MÉDICO Porque nuestro maestro Hipócrates, norte y luz de la medicina, en un

aforismo suyo, dice: Omnis saturatio mala, perdices autem pessima.

Que quiere decir: "Toda hartazga es mala; pero la de las perdices,

malísima".

488. SANCHO Si eso es así, vea el señor doctor de cuantos manjares hay en esta mesa

cuál me hará más provecho y cuál menos daño, y déjeme comer dél sin

que me le apalee; porque, por vida del Gobernador, y así Dios me le

deje gozar, que me muero de hambre, y el negarme la comida, aunque le

pese al señor doctor y él más me diga, antes será quitarme la vida que

aumentármela.

489. MÉDICO Vuestra merced tiene razón, señor Gobernador; y así, es mi parecer que

vuestra merced no coma de aquellos conejos guisados que allí están,

porque es manjar peliagudo. De aquella ternera, si no fuera asada y en

adobo, aún se pudiera probar, pero no hay para qué.

490. SANCHO Aquel platonazo que está más adelante vahando me parece que es olla

podrida, que por la diversidad de cosas que en las tales ollas podridas

hay, no podré dejar de topar con alguna que me sea de gusto y de

provecho.

491. MÉDICO Absit! ¡Vaya lejos de nosotros tan mal pensamiento: no hay cosa en el

mundo de peor mantenimiento que una olla podrida! Allá las ollas

podridas para los canónigos, o para los retores de colegios, o para las

bodas labradorescas, y déjennos libres las mesas de los gobernadores,

donde ha de asistir todo primor y toda atildadura.

492. SANCHO Entonces, dígame usted, ¿qué diablos puedo comer?

493. MÉDICO Lo que yo sé que ha de comer el señor Gobernador ahora, para

conservar su salud y corroborarla, es un ciento de cañutillos de

suplicaciones y unas tajadicas subtiles de carne de membrillo, que le

asienten el estómago y le ayuden a la digestión.

Page 72: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

71

494. SANCHO ¿Su nombre, buen doctor?

495. MÉDICO Yo, señor Gobernador, me llamo Pedro Recio de Agüero, y soy natural

de Tirteafuera, que está entre Caracuel y Almodóvar del Campo, a la

mano derecha, y tengo el grado de Doctor por la Universidad de Osuna.

496. SANCHO Pues, señor doctor Pedro Necio de Mal Agüero, quíteseme luego

delante, si no, voto al sol que tome un garrote y que a garrotazos,

comenzando por él, no me ha de quedar médico en toda la ínsula, a lo

menos de aquellos que yo entienda que son ignorantes; que a los

médicos sabios, prudentes y discretos los pondré sobre mi cabeza y los

honraré como a personas divinas. Y vuelvo a decir que se me vaya,

Pedro Necio, para afuera; si no, tomaré esta silla donde estoy sentado y

se la estrellaré en la cabeza; y pídanmelo en residencia, que yo me

descargaré con decir que hice servicio a Dios en matar a un mal médico,

verdugo de la república. Y denme de comer, o si no, tómense su

gobierno, que oficio que no da de comer a su dueño no vale dos habas.

Suena una corneta de posta en la calle. A lo que el MAYORDOMO va y se asoma a la

ventana.

Cuadro segundo.

497. MAYORDOMO Correo viene del Duque mi señor; algún despacho debe de

traer de importancia.

Entra el correo sudando y asustado, y, sacando un pliego del seno, le pone en las manos de

SANCHO, quien le pone en las del MAYORDOMO para que le lea.

498. MAYORDOMO A don Sancho Panza, Gobernador de la ínsula Barataria, en su

propia mano o en las de su secretario.

499. SANCHO ¿Quién es aquí mi secretario?

500. MAYORDOMO Yo, señor.

501. SANCHO Ah, ¿también?

502. MAYORDOMO Porque sé leer y escribir, y soy vizcaíno.

503. SANCHO Con esa añadidura, bien podéis ser secretario del mismo emperador.

Abrid ese pliego, y mirad lo que dice.

El MAYORDOMO comienza la lectura y algo susurra al oído de SANCHO, diciéndole que

aquello era negocio para tratarle a solas. Manda SANCHO despejar la sala, y que no

quedasen en ella sino el mayordomo y él.

Page 73: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

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504. MAYORDOMO “A mi noticia ha llegado, señor don Sancho Panza, que unos

enemigos míos y desa ínsula la han de dar un asalto furioso, no sé qué

noche; conviene velar y estar alerta, porque no le tomen desapercebido.

Sé también, por espías verdaderas, que han entrado en ese lugar cuatro

personas disfrazadas para quitaros la vida, porque se temen de vuestro

ingenio; abrid el ojo, y mirad quién llega a hablaros, y no comáis de

cosa que os presentaren. Yo tendré cuidado de socorreros si os viéredes

en trabajo, y en todo haréis como se espera de vuestro entendimiento.

Deste lugar, a 28 de diciembre, a las cuatro de la mañana.

“Vuestro amigo,

El Duque”.

505. SANCHO Lo que agora se ha de hacer, y ha de ser luego, es meter en un calabozo

al doctor Recio; porque si alguno me ha de matar, ha de ser él, y de

muerte adminícula y pésima, como es la de la hambre.

En esto, entran personas con antorchas encendidas en las manos y con las espadas

desenvainadas, gritando todos a grandes voces.

506. TODOS ¡Arma, arma, señor Gobernador! ¡Arma, que han entrado

infinitos enemigos en la ínsula, y somos perdidos si vuestra industria y

valor no nos socorre!

507. CRIADO 1 ¡Ármese luego vuestra señoría, si no quiere perderse y que toda esta

ínsula se pierda!

508. SANCHO ¿Qué me tengo de armar, ni qué sé yo de armas ni de socorros? Estas

cosas mejor será dejarlas para mi amo don Quijote, que en dos paletas

las despachará y pondrá en cobro; que yo, pecador fui a Dios, no se me

entiende nada destas priesas.

509. CRIADO 2 ¡Ah, señor gobernador! ¿Qué relente es ése? Ármese vuesa merced, que

aquí le traemos armas ofensivas y defensivas, y salga a esa plaza, y sea

nuestra guía y nuestro capitán, pues de derecho le toca el serlo, siendo

nuestro Gobernador.

510. SANCHO Ármenme norabuena.

Al momento, le ponen encima de la camisa, sin dejarle tomar otro vestido, un pavés delante

y otro detrás, y, por unas concavidades que traían hechas, le sacan los brazos, y le lian

muy bien con unos cordeles, de modo que queda emparedado y entablado, derecho como

un huso, sin poder doblar las rodillas ni menearse un solo paso. Pónenle en las manos una

lanza, a la cual se arrimó para poder tenerse en pie. Y cuando así le tienen, le dicen que

camine, y los guie y anime a todos; siendo él su norte, su lanterna y su lucero.

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511. SANCHO ¿Cómo tengo de caminar, desventurado yo, que no puedo jugar las

choquezuelas de las rodillas, porque me lo impiden estas tablas que tan

cosidas tengo con mis carnes? Lo que han de hacer es llevarme en

brazos y ponerme, atravesado o en pie, en algún postigo, que yo le

guardaré, o con esta lanza o con mi cuerpo.

512. MAYORDOMO (Señalando el arcón.) Aguarde aquí dentro, señor Gobernador.

Bastará con que desde su sitio nos vaya nombrando todas las baratijas e

instrumentos y pertrechos de guerra con que defenderemos el asalto de

la ínsula.

Le cargan y ponen dentro del arcón, quedando como galápago encerrado y cubierto con

sus conchas. Unos tropiezan en él, otros caen, y tal hay que se pone encima un buen

espacio, y desde allí, como desde atalaya, gobernaba los ejércitos.

513. CRIADO 3 ¡Aquí de los nuestros, que por esta parte cargan más los enemigos!

¡Aquel portillo se guarde, aquella puerta se cierre, aquellas escalas se

tranquen! ¡Vengan alcancías, pez y resina en calderas de aceite

ardiendo! ¡Trinchéense las calles con colchones!

Al cabo de un tiempo, viendo que la burla se haya agotado, algunos comienzan a gritar el

fin de la contienda.

514. TODOS ¡Vitoria, vitoria! ¡Los enemigos van de vencida!

515. MAYORDOMO (Abriendo el arcón.) ¡Ea, señor Gobernador, levántese y salga

de allí vuesa merced, y venga a gozar del vencimiento y a repartir los

despojos que se han tomado a los enemigos, por el valor dese invencible

brazo!

516. SANCHO (Doliente.) Levántenme.

Luego de que le han ayudado a salir del arcón y levantarse, y, puesto en pie.

517. SANCHO El enemigo que yo hubiere vencido quiero que me le claven en la frente.

Yo no quiero repartir despojos de enemigos, sino pedir y suplicar a

algún amigo, si es que le tengo, que me dé un trago de vino, que me

seco, y me enjugue este sudor, que me hago agua.

Cuadro tercero.

Le limpian, le traen vino, le deslían los paveses. Se sienta, entre el temor y el sobresalto y

el trabajo. Pregunta por la hora que es, le responden que ya casi amanecía. Calla, y, sin

decir otra cosa, comienza a vestirse, todo sepultado en silencio, y todos le miran y esperan

en qué ha de parar la priesa con que se viste. Vase dentro, siguiéndole todos los que allí se

hallan con la mirada. Cuando sale de nuevo, viene abrazando al rucio, entre besos y

lágrimas.

Page 75: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

74

518. SANCHO Abrid camino, señores míos, y dejadme volver a mi antigua libertad;

dejadme que vaya a buscar la vida pasada, para que me resucite de esta

muerte presente. Yo no nací para ser gobernador, ni para defender

ínsulas ni ciudades de los enemigos que quisieren acometerlas. Mejor se

me entiende a mí de arar y cavar, podar y ensarmentar las viñas, que de

dar leyes ni de defender provincias ni reinos. Bien se está San Pedro en

Roma: quiero decir, que bien se está cada uno usando el oficio para que

fue nacido. Mejor me está a mí una hoz en la mano que un cetro de

gobernador; más quiero hartarme de gazpachos que estar sujeto a la

miseria de un médico impertinente que me mate de hambre; y más

quiero recostarme a la sombra de una encina en el verano y arroparme

con un zamarro de dos pelos en el invierno, en mi libertad, que

acostarme con la sujeción del gobierno entre sábanas de holanda y

vestirme de martas cebollinas. Vuestras mercedes se queden con Dios, y

digan al Duque mi señor que, desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo

ni gano; quiero decir, que sin dineros entré en este gobierno y sin ellos

salgo, bien al revés de como suelen salir los gobernadores y las

gobernadoras de aquestas y otras ínsulas que mejor no menciono porque

nomás no acabo. Yo soy del linaje de los Panzas. Quédense en esta

caballeriza las alas de la hormiga, que me levantaron en el aire para que

me comiesen vencejos y otros pájaros, y volvámonos a andar por el

suelo con pie llano, que, si no le adornaren zapatos picados de cordobán,

no le faltarán alpargatas toscas de cuerda. Cada oveja con su pareja, y

nadie tienda más la pierna de cuanto fuere larga la sábana; y déjenme

pasar, que se me hace tarde; cuanto más que saliendo yo desnudo, como

salgo, no es menester otra señal para dar a entender que he gobernado

como un ángel.

519. MAYORDOMO Tiene vuesa merced mucha razón en cuanto ha dicho, y yo

ofrezco en nombre de todos los insulanos desta ínsula que habemos de

servir a vuestras leyes con toda puntualidad, amor y benevolencia,

porque el suave modo de gobernar que en estos principios vuesa merced

ha dado no nos da lugar de hacer ni de pensar cosa que en deservicio de

vuesa merced redunde, y que estamos admirados de ver que un hombre

tan sin letras como vuesa merced, que, a lo que creo, no tiene ninguna,

diga tales y tantas cosas llenas de sentencias y de avisos, tan fuera de

todo aquello que del ingenio de vuesa merced esperaban los que nos

enviaron y los que aquí venimos. Cada día se ven cosas nuevas en el

mundo: las burlas se vuelven en veras y los burladores se hallan

burlados.

520. SOR JUANA Abrazáronle todos, y él, llorando, abrazó a todos, y los dejó

admirados, así de sus razones como de su determinación tan resoluta y

tan discreta. Y amaneció el día que se siguió a la noche; la primavera

siguió al verano; el verano, al estío; el estío, al otoño, y el otoño, al

invierno, y el invierno a la primavera, y así tornó a andarse el tiempo

Page 76: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

75

con esta rueda continua en aquél lugar donde aun mucho tiempo después

se siguen las ordenanzas tocantes al buen gobierno de la que Sancho

imaginaba ser ínsula: ordenó que no hubiese regatones de los

bastimentos en la república, y que pudiesen meter en ella vino de las

partes que quisiesen, con aditamento que declarasen el lugar de donde

era, para ponerle el precio según su estimación, bondad y fama, y el que

lo aguase o le mudase el nombre, perdiese la vida por ello; moderó el

precio de todo calzado, principalmente el de los zapatos, por parecerle

que corría con exorbitancia; puso tasa en los salarios de los criados, que

caminaban a rienda suelta por el camino del interese; puso gravísimas

penas a los que cantasen cantares lascivos y descompuestos, ni de noche

ni de día; ordenó que ningún ciego cantase milagro en coplas si no

trujese testimonio auténtico de ser verdadero ciego, por parecerle que

los más que los ciegos cantan son fingidos, en perjuicio de los

verdaderos; hizo y creó un alguacil de pobres, no para que los

persiguiese, sino para que los examinase si lo eran, porque a la sombra

de la manquedad fingida y de la llaga falsa andan los brazos ladrones y

la salud borracha; consagró aquello de que los frascos de plástico

blanco, de esos que se usan para llevar nieve o helado, siempre tuvieran

helado de nuez, por sus potencialidades de todos conocidas, y que

aquello otro de que una bolsa que no pueda guardar un cepillo de

dientes, un peine y unas pantuflas, es una bolsa que no vale la pena. En

resolución, él ordenó cosas tan buenas, que hasta hoy se guardan en

aquél lugar, y se nombran: “Las Constituciones del Gran Gobernador

Sancho Panza”.

Mientras va diciendo sus últimas líneas vemos a SOR JUANA vestirse de CLARÍN y

disponerse para la siguiente escena. Es importante que en ésta y todas las demás

participaciones de CLARÍN se denote que es la misma SOR JUANA, en una suerte de juego

metateatral que la llaman, teatro dentro del teatro, quien le encarna.

ESCENA 7. JORNADA TERCERA.

Cuadro primero.

CLARÍN En una encantada torre,

por lo que sé, vivo preso.

¿Qué me harán por lo que ignoro,

si por lo que sé me han muerto?

¡Que un hombre con tanta ha[m]bre 5

viniese a morir viviendo!

Lástima tengo de mí.

Todos dirán: «Bien lo creo»,

y bien se puede creer;

pues para mí este silencio 10

no conforma con el nombre

Clarín, y callar no puedo.

Page 77: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

76

Quien me hace compañía

aquí, si a decirlo acierto,

son arañas y ratones. 15

¡Miren qué dulces jilgueros!

De los sueños desta noche

la triste cabeza tengo

llena de mil chirimías,

de trompetas y embelecos, 20

de procesiones, de cruces,

de disciplinantes; y éstos,

unos suben, otros bajan,

unos se desmayan viendo

la sangre que llevan otros. 25

Mas yo, la verdad diciendo,

de no comer me desmayo;

que en esta prisión me veo,

donde ya todos los días

en el filósofo leo 30

Nicomedes, y las noches

en el concilio Niceno.

Si llaman santo al callar,

como en calendario nuevo,

San Secreto es para mí, 35

pues le ayuno y no le huelgo;

aunque está bien merecido

el castigo que padezco,

pues callé, siendo crïado,

que es el mayor sacrilegio. 40

Cuadro segundo.

Ruido de cajas y gente, y dicen dentro.

SOLDADO 1 Ésta es la torre en que está.

Echad la puerta en el suelo;

entrad todos.

CLARÍN ¡Vive Dios!

que a mí me buscan es cierto

pues me dicen que aquí estoy. 45

¿Qué me querrán?

Salen los SOLDADOS que pudieren.

SOLDADO 1 Entrad dentro.

SOLDADO 2 Aquí está.

Page 78: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

77

CLARÍN No está.

TODOS Señor...

CLARÍN ¿Si vienen borrachos éstos?

SOLDADO 2 Tú nuestro príncipe eres;

ni admitimos ni queremos 50

sino al señor natural,

y no príncipe extranjero.

A todos nos da los pies.

TODOS ¡Viva el gran príncipe n[uest]ro!

CLARÍN ¡Vive Dios, que va de veras! Aparte. 55

¿Si es costumbre en este reino

prender uno cada día

y hacerle príncipe, y luego

volverle a la torre? Sí,

pues cada día lo veo; 60

fuerza es hacer mi papel.

SOLDADOS Danos tus plantas.

CLARÍN No puedo,

porque las he menester

para mí, y fuera defeto

ser príncipe desplantado. 65

SOLDADO 2 Todos a tu padre mesmo

le dijimos que a ti solo

por príncipe conocemos,

no al de Moscovia.

CLARÍN ¿A mi padre

le perdisteis el respeto? 70

Sois unos tales por cuales.

SOLDADO 1 Fue lealtad de nuestros pechos.

CLARÍN Si fue lealtad, yo os perdono.

SOLDADO 2 Sal a restaurar tu imperio.

¡Viva Segismundo!

TODOS ¡Viva! 75

Page 79: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

78

CLARÍN ¿Segismundo dicen? Bueno. Aparte.

Segismundos llaman todos

los príncipes contrahechos.

Sale SEGISMUNDO.

SEGISMUNDO ¿Quién no[m]bra aquí a Segismu[n]do?

CLARÍN ¡Mas que soy príncipe huero! Aparte. 80

SOLDADO 2 ¿Quién es Segismundo?

SEGISMUNDO Yo.

SOLDADO 2 Pues ¿cómo, atrevido y necio,

tú te hacías Segismundo?

CLARÍN ¿Yo Segismundo? Eso niego.

Que vosotros fuisteis quien 85

me segismundasteis; luego

vuestra ha sido solamente

necedad y atrevimiento.

SOLDADO 1 Gran príncipe Segismundo

(que las señas que traemos 90

tuyas son, aunque por fe

te aclamamos señor nuestro),

tu padre, el gran rey Basilio,

temeroso que los cielos

cumplan un hado, que dice 95

que ha de verse a tus pies puesto,

vencido de ti, pretende

quitarte acción y derecho

y dársela a Astolfo, duque

de Moscovia. Para esto 100

juntó su corte, y el vulgo,

penetrando ya y sabiendo

que tiene rey natural,

no quiere que un extranjero

venga a mandarle. Y así, 105

haciendo noble desprecio

de la inclemencia del hado,

te ha buscado donde preso

vives, para que, valido

de tus armas y saliendo 110

desta torre a restaurar

Page 80: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

79

tu imperial corona y cetro,

se la quites a un tirano.

Sal, pues; que en ese desierto

ejército numeroso 115

de bandidos y plebeyos

te aclama. La libertad

te espera; oye sus acentos.

VOCES ¡Viva Segismundo, viva!

SEGISMUNDO ¿Otra vez (¿qué es esto, cielos?) Dentro. 120

queréis que sueñe grandezas

que ha de deshacer el tiempo?

¿Otra vez queréis que vea

entre sombras y bosquejos

la majestad y la pompa 125

desvanecida del viento?

¿Otra vez queréis que toque

el desengaño, o el riesgo

a que el humano poder

nace humilde y vive atento? 130

Pues no ha de ser, no ha de ser.

Miradme otra vez sujeto

a mi fortuna. Y pues sé

que toda esta vida es sueño,

idos, sombras, que fingís 135

hoy a mis sentidos muertos

cuerpo y voz, siendo verdad

que ni tenéis voz ni cuerpo;

que no quiero majestades

fingidas, pompas no quiero. 140

Fantásticas ilusiones

que al soplo menos ligero

del aura han de deshacerse

bien como el florido almendro,

que por madrugar sus flores, 145

sin aviso y sin consejo,

al primer soplo se apagan,

marchitando y desluciendo

de sus rosados capillos

belleza, luz y ornamento, 150

ya os conozco, ya os conozco,

y sé que os pasa lo mesmo

con cualquiera que se duerme.

Para mí no hay fingimientos;

que, desengañado ya, 155

sé bien que la vida es sueño.

Page 81: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

80

SOLDADO 2 Si piensas que te engañamos,

vuelve a ese monte soberbio

los ojos, para que veas

la gente que aguarda en ellos 160

para obedecerte.

SEGISMUNDO Ya

otra vez vi aquesto mesmo

tan clara y distintamente

como agora lo estoy viendo,

y fue sueño.

SOLDADO 1 Cosas grandes 165

siempre, gran señor, trujeron

anuncios; y esto sería,

si lo soñaste primero.

SEGISMUNDO Dices bien, anuncio fue;

y caso que fuese cierto, 170

pues que la vida es tan corta,

soñemos, alma, soñemos

otra vez; pero ha de ser

con atención y consejo

de que hemos de despertar 175

deste gusto al mejor tiempo;

que llevándolo sabido,

será el desengaño menos;

que es hacer burla del daño

adelantarle el consejo. 180

Y con esta prevención

de que, cuando fuese cierto,

es todo el poder prestado

y ha de volverse a su dueño,

atrevámonos a todo. 185

Vasallos, yo os agradezco

la lealtad; en mí lleváis

quien os libre, osado y diestro,

de extranjera esclavitud.

Tocad al arma, que presto 190

veréis mi inmenso valor.

Contra mi padre pretendo

tomar armas y sacar

verdaderos a los cielos;

presto he de verle a mis plantas. 195

Mas si antes desto despierto Aparte.

¿no será bien no decirlo

Page 82: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

81

supuesto que no he de hacerlo?

TODOS ¡Viva Segismundo, viva!

Vanse, y tocan el arma. Queda CLARÍN. Sale ROSAURA.

Cuadro tercero.

CLARÍN Señora, ¿es hora de verte? 200

ROSAURA ¡Ay, Clarín! ¿Dónde has estado?

CLARÍN En esta torre, encerrado

brujuleando mi muerte,

y si me da, o no me da;

y a figura que me diera 205

pasante quínola fuera

mi vida; que estuve ya

para dar un estallido.

ROSAURA ¿Por qué?

CLARÍN Porque sé el secreto

de quién eres, y en efeto, 210

Dentro, cajas.

Clotaldo... Pero ¿qué ruido

es éste?

ROSAURA ¿Qué puede ser?

CLARÍN Que del palacio sitiado

sale un escuadrón armado

a resistir y vencer 215

el del fiero Segismundo.

ROSAURA Pues ¿cómo cobarde estoy

y ya a su lado no soy

un escándalo del mundo,

cuando ya tanta crueldad 220

cierra sin orden ni ley?

Vase.

UNOS ¡Viva n[uest]ro invicto Rey! Dentro.

Page 83: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

82

OTROS ¡Viva nuestra libertad! Dentro.

CLARÍN ¡La libertad y el Rey vivan!

Vivan muy enhorabuena, 225

que a mí nada me da pena,

como en cuenta me reciban;

que yo, apartado este día

en tan grande confusión,

haga el papel de Nerón 230

que de nada se dolía.

Si bien me quiero doler

de algo, y ha de ser de mí;

escondido, desde aquí

toda la fiesta he de ver. 235

El sitio es oculto y fuerte

entre estas peñas. Pues ya

la muerte no me hallará,

dos higas para la muerte.

Va a esconderse. Suena ruido de armas. Disparan y cae CLARÍN, dentro.

Cuadro cuarto. Otro Paso.

Mientras cae CLARÍN entra, simultáneamente, SOLANO. Parecía que iba a decir algo;

pero súbitamente se ha interrumpido aun antes de empezar. Queda inmóvil, totalmente

inexpresivo. Luego ríe nerviosamente.

521. SOLANO (Susurrando.) Ríos… Ríos…

522. RÍOS ¿Qué? (Silencio.) ¿Qué te pasa? (Silencio.) Solano…

523. SOLANO (Igual.) Un blanco… un hueco…

524. RÍOS ¿Un hueco? ¿Dónde?

525. SOLANO (Se toca la frente.) Aquí… Nada aquí… No recuerdo nada…

526. RÍOS ¿Cómo que no recuerdas nada?

527. SOLANO Que no recuerdo nada… De pronto… (Gesto de vacío.)

La luz, si la hubiera, comienza a oscilar y a disminuir.

528. RÍOS (Va junto a él y, con risa nerviosa, le palmea la cara.) Vamos, vamos…

No tiene importancia… Un pequeño olvido… ¿Qué estabas diciendo?...

529. SOLANO (También con risa nerviosa.) Es como sí… (Gestos vagos.) Vacío…

dentro y fuera… Vacío...

530. RÍOS ¡Te digo que no tiene importancia! Cualquiera puede olvidar…

531. SOLANO Nosotros no…

532. RÍOS ¿Por qué no?

533. SOLANO ¡Nosotros no…! Es horrible…

534. RÍOS (Cada vez más inquieto.) ¡No te asustes! ¡Haz un esfuerzo! Tienes que

recordar… (Le zarandea con violencia.) ¡Solano!

Page 84: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

83

535. SOLANO (Cayendo al suelo, como sin fuerzas.) ¿Qué?

536. RÍOS (Débilmente, junto a él.) ¿Dónde… dónde estás?

537. SOLANO No sé…

538. RÍOS ¿Qué te está pasando? (Nota que la luz disminuye e intenta enderezar a

Solano.) ¡No te dejes ir! ¡Recuerda! ¡Tienes que recordar!

539. SOLANO ¿Recordar?

540. RÍOS Sí; recordar, rememorar, recitar, relatar…

541. SOLANO ¿Resucitar?

542. RÍOS (Aterrado, lo deja caer.) ¡No! ¿Quién está muerto?

543. SOLANO Todos… Todo aquello…

544. RÍOS ¿Nosotros también? (Silencio.) ¿Nosotros también?

Cuadro quinto.

Tocan al arma, y salen CLOTALDO, BASILIO y ASTOLFO huyendo. Después,

SEGISMUNDO y toda la farándula.

CLOTALDO ¡Huye, señor!

BASILIO ¿Para qué? 240

ASTOLFO ¿Qué intentas?

BASILIO Astolfo, aparta. 245

CLOTALDO ¿Qué intentas?

BASILIO Hacer, Clotaldo, 250

un remedio que me falta.

SEGISMUNDO Corte ilustre de Polonia,

que de admiraciones tantas

sois testigos, atended,

que vuestro príncipe os habla. 255

Lo que está determinado

del cielo, y en azul tabla

Dios con el dedo escribió,

de quien son cifras y estampas

tantos papeles azules 260

que adornan letras doradas,

nunca miente, nunca engaña,

porque quien miente y engaña

es quien, para usar mal dellas,

las penetra y las alcanza. 265

Mi padre, que está presente,

por excusarse a la saña

de mi condición, me hizo

Page 85: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

84

un bruto, una fiera humana;

de suerte que, cuando yo 270

por mi nobleza gallarda,

por mi sangre generosa,

por mi condición bizarra,

hubiera nacido dócil

y humilde, sólo bastara 275

tal género de vivir,

tal linaje de crianza,

a hacer fieras mis costumbres.

¡Qué buen modo de estorbarlas!

Si a cualquier hombre dijesen: 280

«Alguna fiera inhumana

te dará muerte», ¿escogiera

buen remedio en despertalla

cuando estuviese durmiendo?

Si dijeran: «Esta espada 285

que traes ceñida ha de ser

quien te dé la muerte», vana

diligencia de evitarlo

fuera entonces desnudarla

y ponérsela a los pechos. 290

Si dijesen: «Golfos de agua

han de ser tu sepultura

en monumentos de plata»,

mal hiciera en darse al mar,

cuando soberbio levanta 295

rizados montes de nieve,

de cristal crespas montañas.

Lo mismo le ha sucedido

que a quien, porque le amenaza

una fiera, la despierta; 300

que a quien, temiendo una espada

la desnuda; y que a quien mueve

las ondas de una borrasca;

y cuando fuera (escuchadme)

dormida fiera mi saña, 305

templada espada mi furia,

mi rigor quieta bonanza,

la fortuna no se vence

con injusticia y venganza,

porque antes se incita más. 310

Sirva de ejemplo este raro

espectáculo, esta extraña

admiración, este horror,

este prodigio; pues nada

es más que llegar a ver, 315

Page 86: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

85

con prevenciones tan varias,

rendido a mis pies a un padre,

y atropellado a un monarca.

Sentencia del cielo fue;

por más que quiso estorbarla 320

él no pudo, ¿y podré yo

que soy menor en las canas,

en el valor y en la ciencia

vencerla? Señor, levanta,

dame tu mano; que ya 325

que el cielo te desengaña

de que has errado en el modo

de vencerle, humilde aguarda

mi cuello a que tú te vengues;

rendido estoy a tus plantas. 330

BASILIO Hijo, que tan noble acción

otra vez en mis entrañas

te engendra, príncipe eres.

A ti el laurel y la palma

se te deben. Tú venciste; 335

corónente tus hazañas.

TODOS ¡Viva Segismundo, viva!

SEGISMUNDO Pues que ya vencer aguarda

mi valor grandes vitorias,

hoy ha de ser la más alta 340

vencerme a mí. Astolfo dé

la mano luego a Rosaura,

pues sabe que de su honor

es deuda y yo he de cobrarla.

ASTOLFO Aunque es verdad que la debo 345

obligaciones, repara

que ella no sabe quién es;

y es bajeza y es infamia

casarme yo con mujer...

CLOTALDO No prosigas, tente, aguarda; 350

porque Rosaura es tan noble

como tú, Astolfo, y mi espada

lo defenderá en el campo;

que es mi hija, y esto basta.

ASTOLFO ¿Qué dices?

Page 87: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

86

CLOTALDO Que yo hasta verla 355

casada, noble y honrada,

no la quise descubrir.

La historia desto es muy larga;

pero, en fin, es hija mía.

ASTOLFO Pues siendo así, mi palabra 360

cumpliré.

SEGISMUNDO Pues, porq[ue] Estrella

no quede desconsolada,

viendo que príncipe pierde

de tanto valor y fama,

de mi propia mano yo 365

con esposo he de casarla

que en méritos y fortuna

si no le excede, le iguala.

Dame la mano.

ESTRELLA Yo gano

en merecer dicha tanta. 370

SEGISMUNDO A Clotaldo, que leal

sirvió a mi padre, le aguardan

mis brazos, con las mercedes

que él pidiere que le haga.

SOLDADO 1 Si así a quien no te ha servido 375

honras, ¿a mí, que fui causa

del alboroto del reino,

y de la torre en que estabas

te saqué, qué me darás?

SEGISMUNDO La torre; y porque no salgas 380

della nunca hasta morir,

has de estar allí con guardas;

que el traidor no es menester

siendo la traición pasada.

BASILIO Tu ingenio a todos admira. 385

ASTOLFO ¡Qué condición tan mudada!

ROSAURA ¡Qué discreto y qué prudente!

SEGISMUNDO ¿Qué os admira? ¿Qué os espanta,

si fue mi maestro un sueño,

Page 88: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

87

y estoy temiendo en mis ansias 390

que he de despertar y hallarme

otra vez en mi cerrada

prisión? Y cuando no sea,

el soñarlo sólo basta;

pues así llegué a saber 395

que toda la dicha humana,

en fin, pasa como sueño.

Y quiero hoy aprovecharla

el tiempo que me durare,

pidiendo de nuestras faltas 400

perdón, pues de pechos nobles

es tan propio el perdonarlas.

ESCENA 8. MOJIGANGA.

Cuadro único.

Entran SOR JUANA, RÍOS y SOLANO con hábitos monjiles, como al inicio de la comedia,

y portando algunos instrumentos informales; parecen una especie de trío de boleros, sólo

que jerónimos.

545. SOR JUANA ¡Majestad! Hemos compuesto una pequeña canción en

homenaje a vuestra prima y próxima esposa.

546. SEGISMUNDO Oh, qué bien. Pues, adelante; escuchémosla.

La farándula entera se acomoda dónde y cómo puede.

SOR JUANA Dulce reina mía,

una nueva fantasía en cada nuevo verso,

deseo mostrarte,

no quiero decir más,

lo que tú ya sabes. 5

El día en que te conocí me pareció

muy grande

tu inteligencia,

vi tu nariz

diminuta, 10

vi tu cabellera

cayendo sobre tu cintura

y tus pechos

maternales.

Y ahora ves la sombra 15

de uno que sin esperanzas te ama,

ves el llanto

del infeliz,

porque tú perteneces a otro,

Page 89: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

88

sólo eres 20

de tu marido.

547. SEGISMUNDO ¡Bravo, bravo! Quisiera escucharla una vez más; pero me

gustaría que fuera a dos voces.

548. SOR JUANA Pero, tengo una sola, majestad.

549. SEGISMUNDO Que canten aquellos otros músicos, haciendo la segunda.

550. RÍOS Es que… nosotros no nos sabemos la letra, majestad.

551. SEGISMUNDO Oh, bien; entonces, cantadla en canon.

552. SOLANO ¿En dónde?

553. SEGISMUNDO En canon, esa manera en que primero canta uno y luego otro

hace la imitación: comienza tú, y ustedes, que no saben la letra, van

repitiendo lo que ella canta. ¿Qué ocurre? ¿No sabéis lo que es un

canon? Oh, sí, sí que sabéis; vamos.

SOR JUANA Dulce reina mía,

una nueva fantasía en cada nuevo verso,

RÍOS/SOLANO Dulce reina mía,

SOR JUANA deseo mostrarte, 25

RÍOS/SOLANO una nueva fantasía en cada nuevo verso,

SOR JUANA no quiero decir más,

RÍOS/SOLANO deseo mostrarte,

SOR JUANA lo que tú ya sabes…

Voces de sorpresa, aún condescendientes y de buen humor.

SOR JUANA El día en que te conocí me pareció 30

RÍOS/SOLANO El día en que te conocí...

SOR JUANA muy grande

RÍOS/SOLANO me pareció

SOR JUANA tu inteligencia,

RÍOS/SOLANO muy grande 35

SOR JUANA vi tu nariz…

Voces de desconcierto que comienzan a ser de desaprobación.

Page 90: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

89

RÍOS/SOLANO tu inteligencia,

SOR JUANA diminuta…

Voces de desaprobación manifiesta.

RÍOS/SOLANO vi tu nariz

SOR JUANA vi tu cabellera 40

RÍOS/SOLANO diminuta,

SOR JUANA cayendo sobre tu cintura

RÍOS/SOLANO vi tu cabellera

SOR JUANA y tus pechos

RÍOS/SOLANO cayendo sobre tu cintura… 45

Voces de molestia, enfado e indignación; casi escandalizadas.

SOR JUANA Y ahora ves la sombra

de uno que sin esperanzas te ama,

RÍOS/SOLANO Y ahora ves la sombra

SOR JUANA ves el llanto

RÍOS/SOLANO de uno que sin esperanzas te ama, 50

SOR JUANA del infeliz,

RÍOS/SOLANO ves el llanto

SOR JUANA porque tú perteneces a otro,

sólo eres

RÍOS/SOLANO del infeliz, 55

SOR JUANA de tu marido…

Voces escandalizadas en pleno, ad libitum, hasta que SOR JUANA detiene la escena con

una palmada, quedando todos quietos, estáticos.

Page 91: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

90

SOR JUANA Hasta aquí llega, señores,

esta historia, este paseo;

dejo a ustedes sopesarla

en su pienso y su deseo, 60

esperando nos disculpen

nuestras faltas, nuestros yerros,

desta parábola áurea

del poder, ése veneno.

¿FIN DE LA COMEDIA?

Page 92: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

91

TEXTO PARA EL PROGRAMA DE MANO

Con Los sueños, ¿sueños son? se pretende descubrir en los Siglos de Oro, no un

capítulo de historia literaria o de estilística escénica, más o menos aburrido, sino el

reflejo de una sociedad injusta que ha llegado intacta hasta nuestros días en muchos

más aspectos de los que sospechábamos. Los hispanohablantes conocemos muy

mal cuanto se dijo en los escenarios, desde el Renacimiento hasta la culminación

del Barroco en Sor Juana, a pesar de la censura y de la autocensura tan celosa y

despiadadamente vigiladas por la Santa Inquisición. Es nuestra responsabilidad

transmitir su palabra.

Son voces de los más débiles que se han dejado oír en un teatro sin paralelo

en otras partes del mundo, y que, por ello, resulta hoy tan importante conocer en la

forma tradicional de la fiesta escénica: loa, comedia, con sus respectivos entremeses,

y mojiganga o fin de fiesta.

Y somos responsables de conocerlo y rescatarlo, en primer término, los

cómicos de hoy, herederos no sólo de la misma lengua de los de ayer, sino de luchas

muy parecidas y de manifestaciones sociales paralelas.

Debemos colocarnos frente al “poder, ese veneno”, que se ha ejercido sin

cortapisas desde hace siglos, para entender las formas para burlarlo tanto en la

picaresca cervantina, como en la gran pregunta calderoniana o en el sincretismo

sorjuanista.

Como viejo compañero del Sancho cervantino, doy la bienvenida a estos

cómicos áureos del Siglo 21 y, con ellos, saludo con profunda reverencia a nuestro

público.

José Ramón Enríquez.

Page 93: Los sueños, ¿sueños son? (carpeta y libreto)

92

REQUERIMIENTOS TÉCNICOS

ESCENARIO:

Foro a la italiana, cuyas dimensiones aproximadas sean: 8 metros de bocaescena,

por 6 metros de fondo. Preferentemente, espacios abiertos o, por razones

climatológicas, cubiertos o cerrados.

ILUMINACIÓN:

General, con base en pares y/o fresneles (los que cada espacio disponga); sin

especiales (puede ser iluminación natural si se hace al aire libre con luz solar

suficiente). Y cuerpo de técnicos que maneje y se haga responsable de la consola de

luces en dado caso de que se use iluminación artificial.

Camioneta de tres toneladas para transportar escenografía antes y después de la

función.

Transporte para 16 personas, antes y después de la función.

SONIDO:

No se precisa equipo de ningún tipo, en los casos de espacios cerrados o

cubiertos; en espacios abiertos y con mucho público: cuatro micrófonos ambientales,

consola con canales para cuatro micrófonos y salida de audio, reproductora de discos

compactos y dos bocinas.

TIEMPO DE MONTAJE Y DESMONTAJE:

Tres horas antes de la tercera llamada para montar. Una hora después de haber

terminado la función para desmontar.

CONTACTO:

Sebastián Liera (autor de la comedia): [email protected] Yory Jacob G. Betancourt (logística): [email protected]

Susana Canché Herrera (secretaria de la licenciatura): [email protected] Tere Góngora Basterra: (extensión y vinculación): [email protected]