ludwig wittgenstein - el ser humano en la campana de cristal roja

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  El ser humano en la campana de cristal roja Carta de Ludwig Wittgesntein a su hermana, 1925. Si se compara con luz blanca el ideal puro espiritual (religioso), los ideales de las diversas culturas pueden compararse con las luces de colores que surgen cuando la luz pura aparece a través de cristales de colores. Imagínate un ser humano que desde su nacimiento vive siempre en una estancia en la que la luz entra sólo a través de cristales rojos. Éste quizá no se pueda imaginar que haya otra luz que la suya (la roja), considerará la cualidad roja como esencial a la luz, en cierto sentido no notará en absoluto la rojez de la luz que le rodea. En otras palabras: considerará su luz como la luz y no como un tipo especial de turbiedad de la única luz (pues eso es en realidad). Ese ser humano se mueve de acá para allá por su estancia, examina los objetos, los juzga, etcétera. Pero dado que su espacio no es el espacio, sino sólo una  parte –delimitada por el cristal rojo– del espacio, sólo con que se mueva lo suficiente chocará inevitablemente con el límite de ese espacio. Entonces pueden suceder varias cosas: uno se dará cuenta de la limitación, pero no puede romper el cristal y acabará resignándose. Dirá: “¡Así que mi luz no era realmente la luz! La luz sólo la podemos vislumbrar, y hemos de contentarnos con la nuestra, enturbiada". Entonces, este ser humano se llenará de humor o de melancolía, o de ambas cosas alternativamente. Pues el humor + la melancolía son estados del ser humano resignado. Por eso el ser humano no los conoce antes de que haya llegado al límite de su espacio, a pesar de que pueda seguir estando alegre + triste (pero alegría y tristeza no son humor + melancolía). Otro ser humano chocará con la limitación del espacio,  pero no comprende del todo que se trata de la limitación y acepta el asunto como si hubiera chocado con un cuerpo dentro del espacio. Para éste propiamente no cambia nada, sigue viviendo como antes. Finalmente, un tercero dice: tengo que atravesarlo e introducirme en el espacio y la luz. Rompe el cristal y sale de su limitación a la libertad de lo abierto. La aplicación: el ser humano en la campana de cristal roja es la humanidad dentro de una cultura determinada, por ejemplo, dentro de la occidental, que comenzó aproximadamente con la migración de los pueblos y alcanzó una de sus cumbres –creo que la última– en el siglo XVIII.

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  • El ser humano en la campana de cristal roja Carta de Ludwig Wittgesntein a su hermana, 1925. !!

    Si se compara con luz blanca el ideal puro espiritual (religioso), los ideales de las diversas culturas pueden compararse con las luces de colores que surgen cuando la luz pura aparece a travs de cristales de colores. Imagnate un ser humano que desde su nacimiento vive siempre en una estancia en la que la luz entra slo a travs de cristales rojos. ste quiz no se pueda imaginar que haya otra luz que la suya (la roja), considerar la cualidad roja como esencial a la luz, en cierto sentido no notar en absoluto la rojez de la luz que le rodea. En otraspalabras: considerar su luz como la luz y no como un tipo especial de turbiedad de la nica luz (pues eso es en realidad). Ese ser humano se mueve de ac para all por su estancia, examina los objetos, los juzga, etctera. Pero dado que su espacio no es el espacio, sino slo una parte delimitada por el cristal rojo del espacio, slo con que se mueva lo suficiente chocar inevitablemente con el lmite de ese espacio. Entonces pueden suceder varias cosas: uno se dar cuenta de la limitacin, pero no puede romper el cristal y acabar resignndose. Dir: As que mi luz no era realmente la luz! La luz slo la podemos vislumbrar, y hemos de contentarnos con la nuestra, enturbiada". Entonces, este ser humano se llenar de humor o de melancola, o de ambas cosas alternativamente. Pues el humor + la melancola son estados del ser humano resignado. Por eso el ser humano no los conoce antes de que haya llegado al lmite de su espacio, a pesar de que pueda seguir estando alegre + triste (pero alegra y tristeza no son humor + melancola). Otro ser humano chocar con la limitacin del espacio,pero no comprende del todo que se trata de la limitacin y acepta el asunto como si hubiera chocado con un cuerpo dentro del espacio. Para ste propiamente no cambia nada, sigue viviendo como antes. Finalmente, un tercero dice: tengo que atravesarlo e introducirme en el espacio y la luz. Rompe el cristal y sale de su limitacin a la libertad de lo abierto. La aplicacin: el ser humano en la campana de cristal roja es la humanidad dentro de una cultura determinada, por ejemplo, dentro de la occidental, que comenz aproximadamente con la migracin de los pueblos y alcanz una de sus cumbres creo que la ltima en el siglo XVIII.

  • La luz es el ideal y la luz turbia el ideal de la cultura. ste se considerar el ideal mientras la humanidad no haya llegado todava al lmite de esa cultura. Pero tarde o temprano llegar a ese lmite, pues toda cultura es slo una parte limitada del espacio. Con el comienzo del siglo XIX (del espiritual) la humanidad top con el lmite de la cultura occidental. Y entonces se presenta la acritud: la melancola + el humor (pues ambos son acres). Y entonces, claro est, puede decirse: todo ser humano importante de ese tiempo (del siglo XIX) es o un humorista o un melanclico (o ambas cosas), y con mayor intensidad cuanto ms importante sea; o rompe la limitacin y se hace religioso [y entonces tambin puede suceder, ciertamente, que uno introduzca la cabeza en lo abierto, pero, deslumhrado por la luz, retroceda y, con mala conciencia, siga viviendo en la campana de cristal]. Se puede decir, pues: el ser humano importante siempre tiene que habrselas de algn modo con la luz (esto le hace importante), si vive en medio de la cultura tiene que habrselas con la luz coloreada, si llega al lmite de la cultura ha de enfrentarse a ella y, entonces, es ese enfrentamiento, su tipo + intensidad, lo que nos interesa de l, lo que nos conmueve de su obra. Ms, cuanto ms intensamente, menos, cuanto menos intensamente. El talento, por muy extraordinario que sea, que ha tocado el lmite, pero que slo se conforma con l insulsa + nebulosamente, ya no nos puede conmover con sus juegos, incluso con los ms bellos (que ahora ya han perdido propiamente lo esencial de la belleza y slo nos gustan porque nos recuerdan lo que era bello en un tiempo pasado); excepto all donde se llega a una confronta-cin ms profunda. ste creo es el caso de Mendelssohn. La peculiaridad es decir, la originalidad, incluso la ms sealada, no es lo que conmueve [si no, Wagner tendra que conmovernos ms que nadie], se trata slo, por as decirlo, de algo animal. La confrontacin con el espritu, con la luz, conmueve. Por esta vez, basta. ! Este viernes (el 2/10) quiero ir a Viena y te ruego que me hagas saber, dejando un aviso en la Kriehubergasse, si estis todava en Neuwaldegg o en la Alleegasse. Una cosa ms: ten la amabilidad de anunciarme para el sbado por la maana o por la tarde + domingo. !!!

    Fragmento epistolar a su hermana Hermine datado de 1925. Dentro de: WITTGENSTEIN, Ludwig. Luz y sombra: una vivencia(-sueo) nocturna y un fragmento epistolar.

    Valencia: Pre-textos, 2006. pp. 55-58