lunada del rosario antiguo tercer simposio de lideres culturales

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Lunada del Rosario Antiguo o todas esas cosas que el arte puede ser. Susana Quintero Borowiak. Museo Norte de Santander y ciudad de Cúcuta. Resumen. Este texto es un medio para compartir la experiencia del proyecto Lunada del Rosario Antiguo, desarrollado por el Museo Norte de Santander y ciudad de Cúcuta desde el 2013. En la introducción presentamos las ideas generales que dan vida al evento y a lo largo de cuatro apartados explicamos detalladamente el desarrollo del mismo. El primer apartado da noticias sobre el contexto en el que se desarrolla la Lunada del Rosario Antiguo, para explicar el valor histórico de Villa del Rosario, su situación de pueblo fronterizo, a sólo cuatro kilómetros del límite con Venezuela y las condiciones generales del espacio utilizado. En el segundo se explica el origen y desarrollo de la Lunada a lo largo de sus tres ediciones, en una suerte de pequeña memoria del proceso. En el tercer comentamos algunas de obras que han logrado con más fuerza activar el vínculo participativo con el público y la relación con el territorio. Finalmente en la última parte dejaremos constancia de nuestras reflexiones y preocupaciones respecto a los próximos “modos de hacer” que debe asumir la Lunada del Rosario Antiguo para continuar siendo un proyecto exitoso de cara a la comunidad. Introducción. He contado muchísimas veces desde el 2013 una anécdota de la primera Lunada, pero quiero repetirla porque es muy elocuente para ilustrar lo que buscábamos cuando iniciamos el proyecto. Caminando entre el público escuche a una señora de unos sesenta años decirle a una joven que podía ser su hija: “Que bueno esto, deberían hacerlo todos los fines de semana. Yo no sabía que el arte podía ser tantas cosas.” Cuando la escuché, y cada vez que lo cuento, tengo la misma sensación de vértigo ante la imposibilidad de replicar un proyecto tan grande cada fin de semana y la misma alegría de sentir que se generaron esas otras conexiones con el arte, más allá de la contemplación, que aspirábamos activar. ¿Pero qué es la Lunada para la comunidad de Villa del Rosario y el Museo Norte de Santander? Citando el texto de primer volante que circuló como invitación, podemos hacernos una idea: La Lunada del Rosario Antiguo es un evento enfocado en la construcción de vínculos entre las prácticas artísticas contemporáneas y la comunidad en general. Desde el Museo Centenario (Actual Museo Norte) y la Casa Museo La Bagatela, apostamos al uso de espacios no convencionales para la puesta en circulación de propuestas artísticas, de diversas índoles, siempre conscientes del contexto en que se despliegan: el Centro Histórico de Villa del Rosario. Extendemos la invitación a los vecinos para que participen activamente y así propiciar un encuentro enriquecedor, un tiempo de festividad donde todos vivamos la experiencia única de reconocimiento mutuo e intercambio de saberes. La idea es que instituciones, vecinos y

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Page 1: Lunada del rosario antiguo tercer simposio de lideres culturales

Lunada del Rosario Antiguo o todas esas cosas que el arte puede ser.

Susana Quintero Borowiak.

Museo Norte de Santander y ciudad de Cúcuta.

Resumen.

Este texto es un medio para compartir la experiencia del proyecto Lunada del Rosario

Antiguo, desarrollado por el Museo Norte de Santander y ciudad de Cúcuta desde el 2013.

En la introducción presentamos las ideas generales que dan vida al evento y a lo largo de

cuatro apartados explicamos detalladamente el desarrollo del mismo. El primer apartado da

noticias sobre el contexto en el que se desarrolla la Lunada del Rosario Antiguo, para

explicar el valor histórico de Villa del Rosario, su situación de pueblo fronterizo, a sólo

cuatro kilómetros del límite con Venezuela y las condiciones generales del espacio

utilizado. En el segundo se explica el origen y desarrollo de la Lunada a lo largo de sus tres

ediciones, en una suerte de pequeña memoria del proceso. En el tercer comentamos

algunas de obras que han logrado con más fuerza activar el vínculo participativo con el

público y la relación con el territorio. Finalmente en la última parte dejaremos constancia

de nuestras reflexiones y preocupaciones respecto a los próximos “modos de hacer” que

debe asumir la Lunada del Rosario Antiguo para continuar siendo un proyecto exitoso de

cara a la comunidad.

Introducción.

He contado muchísimas veces desde el 2013 una anécdota de la primera Lunada, pero

quiero repetirla porque es muy elocuente para ilustrar lo que buscábamos cuando iniciamos

el proyecto. Caminando entre el público escuche a una señora de unos sesenta años decirle

a una joven que podía ser su hija: “Que bueno esto, deberían hacerlo todos los fines de

semana. Yo no sabía que el arte podía ser tantas cosas.” Cuando la escuché, y cada vez que

lo cuento, tengo la misma sensación de vértigo ante la imposibilidad de replicar un

proyecto tan grande cada fin de semana y la misma alegría de sentir que se generaron esas

otras conexiones con el arte, más allá de la contemplación, que aspirábamos activar.

¿Pero qué es la Lunada para la comunidad de Villa del Rosario y el Museo Norte de

Santander? Citando el texto de primer volante que circuló como invitación, podemos

hacernos una idea:

“La Lunada del Rosario Antiguo es un evento enfocado en la construcción de vínculos

entre las prácticas artísticas contemporáneas y la comunidad en general. Desde el Museo

Centenario (Actual Museo Norte) y la Casa Museo La Bagatela, apostamos al uso de

espacios no convencionales para la puesta en circulación de propuestas artísticas, de

diversas índoles, siempre conscientes del contexto en que se despliegan: el Centro Histórico

de Villa del Rosario.

Extendemos la invitación a los vecinos para que participen activamente y así propiciar un

encuentro enriquecedor, un tiempo de festividad donde todos vivamos la experiencia única

de reconocimiento mutuo e intercambio de saberes. La idea es que instituciones, vecinos y

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artistas compartamos nuestras visiones del mundo actuando con naturalidad en los roles de

invitados o anfitriones, de creadores e interlocutores. Los artistas y colectivos invitados no

creen en el arte como un medio exclusivo de autoexpresión sino como una ruta para el

encuentro y la reflexión, por eso les importa no sólo llegar a mostrar/contar sino también

escuchar/aprender.”

Así que, básicamente, la Lunada es un proyecto de arte contemporáneo, en un espacio

público con un fuerte valor histórico, que busca propiciar la participación activa del público

y mostrar que el arte puede de ser muchas cosas… ¿entienden ahora mi emoción

escuchando a la señora y por qué repito incansablemente el cuento?... Avancemos

respondiendo preguntas.

El contexto. ¿Dónde se hace la Lunada?

Villa del Rosario podría considerarse como la primera capital de la República de Colombia

(aquella que los textos escolares llaman la Gran Colombia), porque allí en 1821 se

reunieron los congresistas que redactaron la primera constitución del país. La Villa, situada

estratégicamente entre Bogotá, Caracas y Quito, fue escogida como sede temporal del

Congreso por estar casi en el centro geográfico de la naciente república. Además allí nació,

en 1792, el general Francisco de Paula Santander. Pero en 1875 un terremoto muy fuerte

asoló toda la región y destruyó casi por completo los edificios de Cucuta y Villa del

Rosario, así que todas las edificaciones existentes en la actualidad son construcciones de

finales del siglo XIX que están emplazadas en los lugares que ocuparon los sitios históricos

originales.

Todos estos hechos marcan con fuerza el imaginario de la comunidad, frente a la

importancia histórica del lugar está la paradoja de la reconstrucción, que lleva a los

historiadores locales a embarcarse en largos debates sobre la veracidad de los

emplazamientos o el respeto a las formas arquitectónicas originales. La complejidad

permite abrir espacio a la interpretación y a la imaginación de artistas, curadores y curiosos.

En términos puramente espaciales, el eje principal del casco histórico es el Parque Gran

Colombiano que conecta al Templo Histórico con la Casa Natal de Santander. El parque

tiene una extensión de 2 hectáreas, está plantado con distintos arboles y cerca de 600

palmera, cuenta con un camino peatonal y está cruzado por una acequia canalizada que

lleva agua del fronterizo Río Táchira hasta un lago artificial dentro del jardín.

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Vista aérea del Parque Gran Colombiano. Tomada de:

http://www.laopinion.com.co/demo/images/2011/JUL/03/3villa.jpg

En este entorno se concentran un gran número de edificaciones “históricas”: la Casa Natal

del General Santander, declarada Monumento Nacional 1959; la Casa Museo de La

Bagatela, donde funcionó la sede del poder ejecutivo en 1821, remodelada en 1971; las

ruinas del Estación Km 14 del Ferrocarril de Cúcuta, que operó desde finales del siglo XIX

hasta mediados del XX, declarada como Monumento nacional con el Decreto 746 de 1996;

el Templo Histórico, Monumento nacional desde 1935 por la ley 28 y el Tamarindo

Histórico, bajo el que se refugiaban los congresistas a hacer tertulia en 1821 y frente al cual

fue instalada, en 1985, una escultura del General Santander, de nueve metros de altura.

Casa Museo La Bagatela. Foto: Eliseo Solís Mora

Ruinas de la Estación de Ferrocarril. Foto:

Santiago Pinyol

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Puente Simón Bolívar durante el concierto por la

paz. 2008. Foto: Obando, Diario La opinión.

El parque y sus monumentos están ubicado en el barrio Villa Antigua (un poco por ahí va el

nombre de la Lunada) y son bordeados por la autopista internacional entre Colombia y

Venezuela y sólo dista cuatro kilómetros del puente Simón Bolívar que conecta a ambos

países en la que fue (hasta el cierre decretado por el gobierno venezolano en agosto del

2015) la frontera con mayor movilidad de toda Suramérica. Otra capa de complejidad para

la sede de la Lunada: la condición fronteriza de Villa del Rosario.

En las tres ediciones de la Lunada del Rosario Antiguo ha sido indispensable cerrar el paso

de vehículos para desarrollar el proyecto. Las dos primeras ediciones usaron áreas del

Parque Gran Colombiano, pero en la tercera edición los vecinos de Villa Antigua

solicitaron que la Lunada ocupara las calles recién adoquinadas del barrio en lugar de

utilizar un parque que sienten abandonado y ajeno.

Cierre de la autopista. Foto: Ricardo Otero.

El evento. ¿Por qué y cómo?

El referente inmediato de la Lunada del Rosario Antiguo es la Velada de Santa Lucía,

evento desarrollado en un barrio histórico de Maracaibo por la artista Clemencia Labin

durante 13 años y que alcanzó su última edición en abril del 2013. Un colectivo de artistas

cucuteños (conformado por Diana Villamizar, Gabriel Castillo, Belén Hernández y Néllyda

Amparo Cárdenas) asistió en varias oportunidades al evento, y cuando la organizadora

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anunció que culminaba su trabajo en Maracaibo y pedía continuidad y resonancia para el

proyecto entre los artistas y la comunidad Nellyda Amparo Cárdenas tomó muy en serio ese

compromiso e invitó a Julio García Herreros, Gerente Administrativo del Museo Norte,

para que asistiera a la última edición de la Velada. Amparito esperaba encontrar apoyo de la

institución para replicar la experiencia en Cúcuta. La asistencia masiva del público y la

participación voluntaria de cientos de artistas fueron un argumento bastante contundente

que convenció a la Junta Directiva del Museo Norte para gestionar los recursos necesarios

para producir un nuevo encuentro de arte actual que respondiera a la particularidad del

contexto norsantandereano y que tiene un espíritu diferente, mucho más participativo y

dinámico.

En la primera edición el proyecto contó con dos curadores, cada uno responsable de una

parte de la selección. Luis Miguel Brahim se encargó de seleccionar a los artistas locales y

trabajó bajo el modelo de convocatoria abierta y acompañamiento curatorial. Así, los

trabajos finales de los artistas norsantendereanos resultaron de encuentros abiertos para

discusión de ideas, entre el curador y el grupo de participantes. En mi caso, encargada de

los artistas nacionales e internacionales, la selección, fue resultado de la investigación

sostenida alrededor de artistas que extienden la noción de arte hacia los procesos de

autogestión, producción de eventos, trabajo directo con el público y desarrollo de obras no

necesariamente objetuales.

Para la segunda y tercera edición he sido la responsable de toda la curaduría. En ambos

casos se realizaron invitaciones directas a artistas y colectivos, pero también se abrió una

convocatoria pública para presentación de propuestas a partir de la cual se seleccionaron

aproximadamente la mitad de los participantes. Los principales criterios de selección han

sido estables en las tres ediciones, porque obedecen al espíritu mismo de la Lunada: obras

donde primara lo procesual, lo participativo, lo contextual, que están pensadas para el

espacio público y el encuentro con la comunidad.

En el 2014 contamos con la participación de los directores de las residencias artísticas

Campos de Gutiérrez, quienes montaron en la Casa Museo La Bagatela, una exposición con

nueve obras realizadas por artistas residentes y son parte de la colección institucional que

da cuenta de los procesos que se desarrollan allí. La invitación a Campos respondió a la

intención de promover la creación de espacios de residencias artísticas en el Norte de

Santander. También en el 2014 Natalia Giraldo trabajó durante diez días con la comunidad

de madres cabeza de familia del corregimiento de Juan Frío, gracias a la gestión adelantada

por Amparo Cárdenas, para producir un proyecto que vinculó su trabajo como escultora con

las tradiciones culinarias locales.

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Sal al gusto. Natalia Giraldo. Juan Frío, octubre 2014. Fotos: Natalia Giraldo.

En el 2015, el residente invitado, fue el curador costeño Jaider Orsini que realizó un

pequeño laboratorio con artistas residentes en Villa del Rosario.

También, durante la Lunada, se presentan músicos, bailarines y espectáculos teatrales, y se

desarrollan talleres para niños y encuentros literarios. En las dos primeras ediciones las

actividades se hicieron dentro del Parque y en la tercera todo ocurrió directamente sobre la

vía pública.

Público en las ruinas del Templo histórico

mientras se presentaba un grupo de danzas. 2013. Foto: Ricardo Otero.

La ubicación de las obras y acciones artísticas obedece a una suerte de diseño museográfico

a gran escala. Al proyectar los emplazamientos se toma en cuenta tanto las necesidades de

cada proyecto específico como las interrelaciones entre las piezas. Es un plano de

distribución que abarca un par de kilómetros e intenta activar espacios poco usados,

visibilizar los lugares históricos y producir un recorrido pleno de experiencias

significativas en el que el visitante tenga una relación directa y participativa con obras y

artistas.

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Croquis de ubicación de proyectos 2013.

Lunada 2015.

En cifras la Lunada del Rosario Antiguo ha funcionado así:

Edición/ Fecha Número de proyectos

presentados.

Primer encuentro, octubre 2013. 25

Segundo encuentro, octubre 2014. 37

Tercer encuentro, octubre 2015. 39

Total 101

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Algunas obras. ¿Qué encontraremos allí?

Para dar una idea aproximada de lo que sucede en la Lunada voy a comentar una selección

de proyectos presentados durante las tres ediciones.

El colectivo Descarrillados, de la ciudad de Cali, liderado por la profesora Florencia Mora

es un invitado constante de la Lunada. Su centro de interés es el arte relacional y las tres

ediciones han diseñado proyectos que tienden puentes reflexivos con la realidad.

En el 2013 presentaron con el proyecto “Prensa Móvil. El filósofo sensible y la dama”. Que

se desarrolló en la primera sala de la Casa Museo La Bagatela, y mezclaba la investigación

histórica con el sondeo actual. Usando como referente la sección irónica del periódico La

Bagatela, publicado entre 1811 y 1812 por Antonio Nariño en Bogotá, quien bajo el título

de “Carta del filósofo sensible a una dama o Contestación de la dama al filósofo sensible”,

reunía las contradicciones políticas de la época y las opiniones callejeras sobre esos

asuntos, los Descarrilados recogieron la voz de los paseantes a través de cartas que poco a

poco llenaron las paredes de la Casa Museo La Bagatela, mientras involucraban al público

en el proceso de elaboración de un periódico sobre la Lunada y con retratos en los que

podían asumir los personajes del filósofo sensible y la dama.

Colectivo Descarrilados. PRENSA MÓVIL. El filósofo

sensible y la dama. Foto: Alexandra McCormick.

En el 2014, instalaron un horno de panadería en la calle para fabricar Pan de Bono con

harina PAN venezolana de contrabando comprada en comercios locales. El pan sólo se

entregaba a quienes elaboraran un bono, bordando, dibujando y conversando. Así se

enlazaban las historias que explican la tradición del pan de bono en el Valle del Cauca con

la condición fronteriza de Villa del Rosario.

Colectivo Descarrilados. P.A.N. de Bono. Foto: Museo

Norte de Santander.

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Para el 2015, en vista de la crisis humanitaria que se vivió en la frontera los Descarrilados

trajeron una Registraduría Móvil y entregaron documentos de ciudadanía a todos los que lo

requirieran.

Colectivo Descarrilados. Registraduría Móvil.

Foto: Ricardo Otero.

Si nos pagan boys, un colectivo de catorce artistas bogotanos, participó en el 2013 y el

2014, enviando a un representante.

Para el 2013 Brayan Méndez cocinó e intercambió dibujos por arroz con pollo, sólo que la

cantidad de comida que entregaba dependía de la calidad de los dibujos.

Si nos pagan boys. Encuentro. 2013.

Foto: Ricardo Otero. Foto: Mileydi Tapias.

En el 2014, el representante de Si nos pagan boys fue Sebastián Ramírez, él trazó una franja

amarilla como las que usan en la industria petrolera para identificar las tuberías por las que

corre petróleo sobre el rayado de la autopista internacional desde Villa del Rosario hasta el

Puente Simón Bolívar.

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Si nos pagan boys. Crude Oil. 2014. Foto: Museo

Norte de Santander.

Jeider Sánchez, del colectivo de hip hop cucuteño 5ta con 5ta, también ha participado en las

tres ediciones de la Lunada. Las dos primeras veces haciendo grafiti sobre durante el evento

e invitando a colaborar a los espectadores y la última vez con una acción de body painting

en la que logro convencer a personas del público para que actuaran como modelos.

Jeider Sánchez. Cúcuta. 2013. Foto: Ricardo

Otero.

Jeider Sánchez. Barí. 2014. Foto: Museo

Norte de Santander.

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Jeider Sánchez. Colaboracción. 2015. Foto:

Ricardo Otero.

Rosa Delia Duarte es una artista de Cúcuta, que nos ha puesto a rezar y a jugar. En su

acción del 2014, Nuestra señora del Rosario, invitaba a compartir un rosario en nombre de

la virgen María frente al Templo histórico. Mientras que en el 2015 con la obra la Caja

Caliente la idea fue recuperar juegos infantiles tradicionales y reflexionar un poco sobre

ellos.

Rosa Delia Duarte. Nuestra señora del Rosario.

2014. Foto: Museo Norte de Santander.

Rosa Delia Duarte. La caja caliente. 2015.

Foto: Ricardo Otero.

El artista venezolano, radicado en Aruba, Nelson González autogestionó su participación en

la tercera edición de la Lunada y produjo una obra grandilocuente, a medio camino entre la

acción y la instalación. Para ello logró la colaboración del Museo de Ciencias Naturales de

la Universidad de Pamplona y la división de Caballería Mecanizada del Ejército

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colombiano. Con las alas más largas propone una mirada tensa sobre los símbolos patrios y

las imágenes o lugares que tienen la potencia de activar esa ficción llamada Nación.

Nelson González. Con las alas más largas. 2015.

Foto del artista.

Para el 2014, Camilo Barboza y Miguel Braceli propusieron una intervención en las ruinas

del Ferrocarril. Un fantasmal riel de brasas candentes parece entrar a la antigua estación

poniendo en evidencia los estragos del tiempo y la ausencia de dolientes frente a un edificio

que es parte del patrimonio histórico del país, cuenta con declaratoria como Monumento

Nacional, pero está en manos privadas. La imagen también aquí sólo sirve para señalar.

Camilo Barboza y Miguel Bracelli.

Socavados/arqueología de la estación. 2014. Foto: Jeanne Jiménez.

Y en el 2013, las Peluqueras asesinas, nos demostraron con hechos que un corte de cabello

también es una intervención en el espacio público.

Peluqueras asesinas. El robo de las melenas

sagradas. 2013. Foto: Miguel Angel Bueno.

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Con estos ejemplos sólo he querido ilustrar la diversidad, calidad y potencia de los

proyectos presentados a lo largo de tres ediciones. Lo hecho nos impulsa a pensar en lo

porvenir.

Algunas reflexiones. ¿Hacia dónde vamos?

En una carta de 1979 al artista Juvenal Ravelo, reflexionando sobre su trabajo de Arte de

participación en la calle, Julio Cortazar escribió: “… un arte que reivindica a los vecinos

olvidados en los rincones alejados de los grandes centros de cultura del mundo. Les devuelve la

felicidad, es otro arte.” ¿Y ese otro arte se parece a la Lunada? Las definiciones siempre son

elusivas, acotan una idea para hacerla comprensible y dejan por fuera enormes espacios de

realidad completamente ininteligles.

Como proyecto colaborativo la Lunada sólo ha sido posible gracias a la suma de voluntades

institucionales y personales. El Museo Norte de Santander, la Casa Museo la Bagatela, las

Secretarías de Cultura, los artistas locales que han revisado su “Wikipedia personal” para

reformular sus proyectos de cara a un horizonte más amplio, los artistas nacionales e

internacionales que se acercan desprevenidos a este rincón alejado para aprender y compartir,

pero sobre todo la comunidad que demostró que las prácticas artísticas contemporáneas

encontraron un lugar cómodo donde desplegarse al amparo de la curiosidad y el aprecio de los

vecinos.

La respuesta de la gente ha desbordado lo esperado. En las tres ediciones la asistencia ha

sido masiva y el comportamiento ejemplar. Asisten familias completas que corren la voz

entre sus amigos, van y cuentan que es importante ir. Caminan por la autopista cerrada con

la necesidad de usar el espacio público con libertad en armoniosa convivencia. Pero es una

comunidad retadora que no va a consumir pasivamente un producto cultural envasado.

Preguntan, dudan, inquieren, esperan una explicación o al menos un motivo interesante

para involucrarse. En sólo tres ediciones la emoción ha migrado de aquel “no sabía que el

arte podía ser tantas cosas” a un tácito “esto es arte, ¿entonces que tienes para mí?, ¿puedes

implicarme?” Y esta nueva reflexión es un nuevo reto, porque obliga a indagar más sobre

las necesidades y expectativas de la comunidad para responder a ellas sin producir una idea

distorsionada de las prácticas artísticas en la que el “muchas cosas” no termine convertido

en “cualquier cosa.” Lo indispensable de una ética intersubjetiva en las prácticas

curatoriales, artísticas e institucionales es más que evidente.

Mientras el Museo organizaba la tercera edición, la comunidad hizo una solicitud. Nos pidieron

que cambiáramos el lugar de la Lunada. Sólo hizo falta salir del parque y moverse un par de

cuadras. El motivo de esa petición fue que después de mucho tiempo la Alcaldía por fin había

adoquinado las calles del Barrio Villa Antigua en un intento por restituir su valor como espacio

histórico. Así que la Lunada se movió, pero esto abrió otras preguntas sobre el vínculo que la

comunidad tiene con los espacios emblemáticos del centro histórico. No los sienten propios, el

parque y las ruinas son un problema sin resolver, la autopista un peligro que establece una

frontera imaginaria. Quizás parte de los próximos retos esté en atravesar esa frontera y expandir

el vínculo intelectual (reconocible tanto en el discurso oficial como en el de la comunidad) que

establece el valor histórico de los monumentos, a un vínculo afectivo donde se reconozca que

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aquello que esta frente a mí también es mío, y que el afecto pueda ser optimista, feliz, ajeno a la

tristeza que producen la falta de mantenimiento y la indolencia.

La Lunada del Rosario Antiguo es un evento en proceso. Abre preguntas muchos asuntos

fundamentales para la institución museo: la función del campo del arte dentro de la

sociedad en general; los alcances éticos de las obras de arte; la diferencia entre público,

espectador o participante; la construcción de relaciones intersubjetivas en torno a un lugar

o una experiencia. Estamos pensando en replantear su estructura, en trabajar desde

residencias y laboratorios para que la posibilidad de encuentro sea mayor. Necesitamos

salir de nuevo a la calle a preguntar.

Agradecimientos publicados por los

vecinos de Villa Antigua en las redes sociales luego de la Tercera edición de la Lunada.