manifestaciones de agresión y violencia en el deporte

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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA ESCUELA DE HISTORIA MANIFESTACIONES DE VIOLENCIA Y AGRESIÓN EN LA PRÁCTICA DEL FUTBOL ENSAYO VICTOR MANUEL BLANCO CASTELLANOS

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Actividades como el fútbol proporcionan una estimulación que niega las constantes restricciones emocionales a las que estamos sometidos en la realización monótona de nuestros trabajos, En este punto es posible encontrar la brecha que separa el trabajo de la actividad recreativa, brecha labrada por la actividad civilizadora, pues a ésta no le es conveniente encontrar muestras de pasión y emoción en los lugares de trabajo.

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Page 1: Manifestaciones de Agresión y Violencia en el Deporte

UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

ESCUELA DE HISTORIA

MANIFESTACIONES DE VIOLENCIA Y AGRESIÓN

EN LA PRÁCTICA DEL FUTBOL ENSAYO

VICTOR MANUEL BLANCO CASTELLANOS

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Consciente de mis limitaciones para la realización de un ensayo filosófico y más aun, un ensayo que pretende presentar una perspectiva materialista dialéctica del mismo; me he propuesto en estas líneas mejorar mi capacidad explicativa y de redacción, es decir, este texto no va dirigido al lector profesional o al experimentado investigador, mas bien, a mi catedrático de curso para efecto de evaluación.Aclarado lo anterior, me gustaría justificar el motivo por el cual seleccione el tema de este ensayo. En una discusión de grupo propuesta por nuestro catedrático de curso, el Dr. de León, nos planteaba la pregunta ¿Por qué para algunos seres humanos es tan importante el fútbol? y como respuesta nos afirmaba “…es importante, pues no sólo de la razón vive el hombre…” en ese momento habré quedado conforme con el argumento, sin embargo, considero que se puede encontrar o al menos plantear otras hipótesis que no reduzcan esta manifestación deportiva a un acto puramente irracional o instintivo.Si bien es cierto el fútbol (incluso cuando no se practica, sólo se observa) es un deporte y puede ser incluido entre una serie de actividades recreativas que realiza el ser humano para alejarse del trabajo o simplemente realizar una actividad física, hay quienes lo rebajan a una práctica ociosa no productiva, pues consideran que va acompañado de una fuerte carga emocional y pasional que para la sociedad actual sobrepasa los niveles marcados como normales.En nuestras sociedades capitalistas y neoliberales para ser considerados “gente normal” debemos controlar nuestras manifestaciones de pasión, debemos reprimir nuestras emociones de tipo espontáneo. Solo a los niños les es permitido saltar en el aire, bailar y cantar de emoción, solo a los niños se les justifica gritar y llorar en público; estas manifestaciones desaparecerán al cabo de los años y con una buena educación, dicen los teóricos civilizadores, éstas serán reemplazadas por conductas éticamente tolerables para la sociedad. Este tipo de ideas rigen el pensamiento de los hombres (Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes de cada época...la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante)1 y se consideran socialmente “normales”.Sin embargo en contradicción con lo que promueve la sociedad, en el fútbol, es común observar como miles incluso millones (en un campeonato mundial) saltan, bailan, cantan, gritan y lloran cuando alientan a su equipo, cuando celebran una anotación o cuando se lamentan por haberla recibido. Por lo mismo en este ensayo no se tomará como importante cuánto dinero genera o puede generar la industrialización del fútbol a nivel muñida, más bien, nos centraremos en su importancia como actividad recreativa y canalizadora de emociones y pasiones, solamente lo anterior implica su real importancia para la sociedad.Actividades como el fútbol proporcionan una estimulación que niega las constantes restricciones emocionales a las que estamos sometidos en la realización monótona de nuestros trabajos, trabajo determinado por la clase social dominante. En este punto es posible encontrar la brecha que separa el trabajo de la actividad recreativa, brecha labrada por la actividad civilizadora, pues a ésta no le es conveniente encontrar muestras de pasión y emoción en los lugares de trabajo. Con esta polarización es posible restringir al sector de la población (la clase social dominada) que es más propensa a desarrollar una gran excitación, es decir, dejarse llevar por la emoción y la pasión que podría desembocar en un cambio cualitativo del estilo de vida o modo de producción imperante; lo que algunos llaman revolución.

1. Marx, Engels – La Ideología Alemana – Editorial Andreus 1979, Pág. 48

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El deporte y en especifico el fútbol es importante para las sociedades en la forma que se convierte en una manera de liberación de la tensión y el sobreesfuerzo impuesto por el ritmo de producción capitalista, es decir, la forma en que producimos y nos relacionamos en esta producción. Aunque el fútbol no es la única forma en que se puede liberar esta tensión, nuevamente debo mencionar, cómo si lo es para millones de personas alrededor del mundo, personas que lo practican de forma profesional o amateur, y personas que únicamente lo observan como fanáticos.Es probable que la “profesionalización” del fútbol la separe de ser una actividad puramente recreativa y esto la convierta en una práctica más de la acción civilizadora capitalista, pero lo anterior no hace que pierda la importancia de ser una forma de liberación de nuestras ocupaciones impuestas.Más pruebas sobre la importancia del deporte y en específico del fútbol para las sociedades podría ser tema de otros ensayos, en éste nos vamos a concentrar en la metamorfosis de las muestras de pasión y emoción a muestras de agresión y violencia en un estadio de fútbol de Guatemala.Ya he comentado cómo el ser humano, ya sea de forma individual o en grupos, tiene la necesidad biológica de mostrar su emoción y pasión, pero en la sociedad actual esto es considerado un acto de “inmadurez” o falta de desarrollo social civilizado. Sin embargo a mi parecer el problema no radica en las muestras de pasión y emoción, muestras que son normales, el problema radica cuando estas manifestaciones ser convierten en términos generales, en actos reiterados de agresión y violencia contra otros seres humanos que, en un momento determinado, comparten una afición o únicamente en espacio y tiempo.¿Pero qué hace que una actividad recreativa y de liberación como el fútbol se convierta en una manifestación de agresión y violencia? Para procurar resolver esta incógnita podríamos iniciar por definir los términos agresión y violencia, para ser comparados con las definiciones de pasión y emoción.Por pasión podríamos decir que es una vehemente afición o inclinación excesiva de una persona a otra.2 Por emoción encontramos que es un estado de ánimo que se caracteriza por una conmoción orgánica que produce fenómenos viscerales y frecuentemente se traduce en gesticulaciones, actitudes u otras formas de expresión.3

En ninguna de estas definiciones encontramos características que induzcan a una clara intención de realizar daño físico o mental a otra persona.Por el contrario podemos denominar agresión a todos aquellos actos que causan, y tienen la intención de causar, daño a otras personas, otro animal u objeto inanimado. Y por violencia o destructividad la propensión específicamente humana a destruir y al ansia de poder absoluto.4 En esta definición sí encontramos características que inducen a una clara intención de daño físico o mental hacia otra persona o grupos de personas. El propósito de los conceptos anteriores es aclarar las marcadas diferencias que existen en las manifestaciones de emoción y pasión en contra de las manifestaciones de agresión, violencia y destructividad; éstas desde un punto de vista biológico social, es decir, sin entrar a campos como el instintivismo, el conductivismo o ambientalismo. Partiendo de lo anterior, podríamos retomar el centro conceptual del este ensayo, pero aplicando los conceptos expuestos mas arriba. Para esto debemos enmarcarnos en ciertos contextos donde se practica la actividad recreativa de la que estamos ensayando y como estas situaciones pasan bruscamente de una práctica normal de

2. Diccionario Enciclopédico Sopena – Tomo 4, Pág. 31893. Diccionario Enciclopédico Sopena – Tomo 2, Pág. 15314. Erich Fromm – Anatomía de la Destructividad Humana, Siglo Veintiuno Editores 14ª edición, Pág. 193

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Expresión de sentimientos por medio de la pasión y la emoción a un aumento incontrolado de violencia y destructividad.Iniciemos con estos contextos de menos a mas, es decir, de la practica menos profesional o industrializada que sería un encuentro en cualquier calle de barrio o colonia, hasta el contexto donde el fútbol es practicado en un equipo profesional o un equipo representativo de una nación en un campeonato mundial; en éste en especifico se convierte en otra forma capitalista de generar ingresos donde los jugadores se convierten en instrumentos, semejantes a máquinas, para ésta tarea.

Primer contexto, práctica en la calleLe llamaremos de esta forma a la práctica recreativa del fútbol que se realiza en cualquier lugar de la calle, en una cancha municipal, o en algún campo que no esta destinado específicamente para la realización de este deporte, es decir, lo que en el argot popular se denomina: partidito, chamusca, cascarita, etc.A este nivel los participantes, que de ahora en adelante serán llamados jugadores, no devengan ningún ingreso por esta práctica, más bien, podríamos decir que es la forma más pura de practicar el fútbol pues este únicamente requiere una pelota y al menos 4 jugadores. En este tipo no están claramente definidas las reglas del encuentro, es decir, no se cuenta con una cantidad de tiempo de juego estipulada (se dice que se juega hasta que el sol caiga o el cuerpo aguante), no existe un mínimo o un máximo de jugadores permitidos; únicamente se establece que debe ser igual el numero de participantes por equipo. Lo anterior permite explicar que a pesar que no existen reglas o normas preestablecidas como tal en el juego, sí existen códigos (incluso les podríamos llamar de “honor”) que son tan importantes como las mismas reglas.Los niveles de emoción y pasión implícitos en este contexto esta determinado por algunos factores que van desde la cantidad de jugadores, la edad de los mismos, y un patrón más o menos variable que es el deseo de ganar.Este deseo de ganar es determinante en este contexto, es decir, en la transformación de las manifestaciones de pasión y emoción hacia prácticas de agresión y violencia; por este deseo de ganar se puede perder lo que comúnmente conocemos como buenos modales o la forma correcta de conducirnos en determinada situación. Pero aun con todos esto en este contexto es que observamos menos expresiones de agresión y muy pocas veces de violencia como tal.Estas agresiones van desde las gestuales hasta las verbales, rara vez, sobrepasan este nivel hasta convertirse en una manifestación de violencia o de destructividad, porque esto pondría en peligro la misma practica del encuentro “chamusca”. En lo anterior encontramos porque se le puede llamar a este contexto, la forma más pura de practicar el fútbol, pues ya antes había mencionado que a pesar que existe el factor del deseo de ganar éste no es determinante, mas bien, es la practica en sí del fútbol lo que motiva éste contexto; por lo mismo es inadmisible acabar con el encuentro por un pleito o diferencia, de esta forma estos tipos de agresión se convierten en parte de juego, es decir, incluso son de uso común por parte de los jugadores para procurar tener una ventaja sobre otros jugadores que no tienen o no están acostumbrados a estas agresiones gestuales o verbales; aunque esto no es una regla.La dinámica de estas agresiones, aunque se observan en todas partes, varían de grupo a grupo pues el mismo hecho de no contar con reglas preestablecidas hace que existan configuraciones cambiantes en cada grupo de jugadores.

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Segundo contexto, práctica en una liga amateurLlamaremos práctica en una liga amateur a los partidos o encuentros de fútbol que se realizan en instalaciones diseñadas para esta practica y donde los jugadores no reciben remuneración económica por participar en estos encuentros; por el contrario, para poder participar los jugadores tendrán que pagar por concepto de alquiler de cancha o por inscripción de un equipo en un campeonato organizado por el propietario de las canchas o instalaciones deportivas.El hecho de participar en un campeonato de una liga amateur implica que en este contexto si existan reglas preestablecidas para el juego, que son muy similares, sino idénticas a las reglas del fútbol profesional. En estos encuentros se cuenta ya con un árbitro o referee que deberá ser el encargado de impartir justicia en el campo de juego, de acuerdo a los estatutos o reglas antes conocidas por los equipos o jugadores. Esto hace que las manifestaciones de violencia y agresividad estén tipificadas y por ende penadas en el reglamento del campeonato, por lo que estas se ven minimizadas por su calidad de actividad organizada, mas sin embargo, no desaparecen del todo.Es muy poco lo que se requiere para que estas manifestaciones de agresión y violencia aparezcan, pues se podría decir que aunque existen reglas que definen los limites de la fuerza física empleada, la existencia de una imagen de autoridad (el arbitro) provoca en algunos jugadores una lucha de contrarios, creando una inestabilidad, a mi criterio, una deficiencia en la practica del juego.Es importante aclarar lo anterior, cuando me refiero a lucha de contrarios no me refiero al antagonismo o deseo de ganar de cada equipo, si no mas bien, a la lucha de contrarios que puede existir hacia el encargado de impartir justicia (dominante) y quien puede o no recibir esta justicia (dominado), es decir, los mismos jugadores.Por lucha de contrarios se entiende “la contradicción que constituye precisamente la fuente esencial del desarrollo de la materia y la conciencia. El desarrollo es la “lucha” entre tendencias contrapuestas, esta lucha es absoluta, como absolutos son el desarrollo y el movimiento”.5Dicho en otras palabras, para que el fútbol sea como es en este contexto es necesario que exista la figura antagónica del encargado de controlar las reglas del juego, el árbitro. En este se puede canalizar el exceso de pasión o emoción, pero regularmente transformado en manifestaciones de agresión gestual y física.En este contexto se dan las primeras muestras de agresión y violencia por parte de espectadores en los partidos de fútbol, aunque en este contexto los espectadores se reducen a familiares y amigos cercanos de los integrantes del equipo; estos muchas veces no logran mantener niveles adecuados de pasión y emoción.De tal forma que a la contradicción entre jugadores y árbitro se debe sumar la contradicción entre afición o grupo de apoyo contra el mismo árbitro o el equipo contrario. Entre las manifestaciones de agresión y violencia que encontramos en este contexto podemos señalar, como habíamos mencionado antes; las de tipo gestual, que consisten básicamente en una forma de provocar al contrario para hacerlo perder la concentración en juego; las de tipo verbal, que consisten, además de constituir una provocación como la anterior, en una forma de atemorizar al contrario para que este no tenga la misma reacción física y mental; las de tipo físico, que consisten en herir o hacer daño al jugador o jugadores del equipo rival, y en el peor de los casos, hacer

5. Leyes y Categorías de la Dialéctica – USAC – Facultad de Ciencias Económicas 1994, Pág. 20

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daño físico al mismo árbitro al no estar de acuerdo con una decisión tomada por el mismo.Tercer contexto, práctica profesionalSe considera practica profesional del fútbol cuando ésta se realiza en instalaciones que llenan los requisitos mínimos impuestos por la entidad que rige la actividad futbolística a nivel mundial, además que, los jugadores son remunerados económicamente por su participación en un equipo que representa una localidad o incluso a una nación, es decir, los jugadores se dedican a tiempo completo a la practica del fútbol; dividiendo su tiempo entre entrenar para mejorar la condición física y jugar regularmente una o dos veces por semana.En este contexto las reglas de juego son totalmente preestablecidas y conocidas por los jugadores y dueños de equipos, estas reglas son mucho mas detalladas pues buscan ser cumplidas a cabalidad, es decir, buscan que los equipos realicen la competencia en igualdad de condiciones.No es necesario mencionar que en este contexto los jugadores, a pesar de ser profesionales, no escapan de realizar la práctica con una buena carga de pasión y emoción pues a pesar de que esta es la forma en que se ganan la vida, el fútbol no deja de ser personal y como tal jugado por humanos que están propensos a estas expresiones de falta de control.Con respecto a la agresión y la violencia, en este contexto profesional, se observan todas la manifestaciones mencionadas en los primeros dos contextos, es decir, las agresiones gestuales, las verbales y las físicas; de jugador a jugador, de equipo a equipo, de jugador hacia el arbitro, y una nueva modalidad, de entrenador hacia el arbitro. Curioso es que en este contexto se justifican este tipo de manifestaciones pues se considera que si el jugador, el entrenador, el equipo o todos juntos reprimen demasiado estas manifestaciones, se arriesgan a perder la posibilidad de ganar por falta de inventiva; pero si son demasiado reiterativos con éstas, se arriesgan a perder por haber quebrantado las reglas. Recordemos, que en este contexto el éxito esta determinado por el hecho único de ganar el encuentro deportivo (ganar por sobre de todo) y por ende, el ganarse el sueldo estipulado en un contrato, es decir, una relación de producción capitalista en su máxima expresión.Pero es en este contexto de la práctica profesional en donde aparecen los personajes que más son propensos a manifestarse de una forma violenta y destructiva dentro del fútbol, me refiero por supuesto, a los espectadores o aficionados violentos que de ahora en adelante llamaremos hinchas (pueden ser conocidos también como: holligans, tiffosis, ultras, torcedores, entre otros nombre).Estos hinchas por lo regular están constituidos en grupos de apoyo o porras como generalmente se les conoce (se les puede conocer también como: barras bravas). Estas se caracterizan por seguir al equipo que apoyan por todos los lugares en donde este tenga un encuentro deportivo, esto implica viajar por distintos lugares del país, incluso viajar al exterior cuando el equipo disputa una contienda de carácter internacional.Las manifestaciones de agresión y violencia de estos hinchas del fútbol son de naturaleza más variada y pueden ocurrir no únicamente en el lugar del encuentro deportivo, si no también en los alrededores, incluso cuando no se esta realizando ningún tipo de encuentro. Los arranques violentos y destructivos de estos hinchas son de naturaleza variada, es decir, pueden iniciar con agresiones de tipo gestual para

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pasar a agresiones de tipo verbal cuando se entonan cantos que insultan a los jugadores y espectadores del equipo contrario. Cuando los resultados que esperan los hinchas de sus equipo, no se están dando es común que las agresiones adopten la forma del lanzamiento de objetos dentro y fuera de cancha (estos objetos pueden ser, entre otros: monedas, envases de gaseosas, asientos rotos, cohetillos o silbadores) y que tienen el objetivo único de provocar daño físico en jugadores, entrenadores, al mismo árbitro, o a los hinchas del equipo contrario.Si la manifestación anterior no es suficiente para canalizar los ataques de rabia e ira de los hinchas, es muy común que estos inicien una forma de agresión física que se caracteriza por el combate cuerpo a cuerpo entre solamente dos hinchas o dos grupos de hinchas rivales y esto degenere en las batallas cámpales en donde todos los hinchas se enfrentan a golpes, incluso con armas letales, contra los hinchas del equipo rival. A este nivel es inevitable que la policía procure retomar el control de la situación, pero con la única alternativa que conoce, es decir, con más violencia.De lo anterior surge un nuevo participante en todo este “cóctel” de violencia y agresión: la policía o los encargados de velar por el orden dentro y fuera de la instalación deportiva; estos son vistos por los hinchas como los enemigos a los que hay que burlar y vencer si es posible, es por eso que considero que mientras mas presencia policial dentro del establecimiento en donde se practica el encuentro futbolístico, mas tendencia a reacciones violentas y destructivas habrá por parte de los hinchas (una nueva lucha de contrarios). Reacciones que pueden llegar al punto de provocar lesiones y heridas graves, incluso hasta la muerte de alguno o algunos de los presentes del encuentro deportivo (sean hinchas o no).

En este punto y luego de haber analizado a grandes rasgos los contextos anteriores, me surgen cuestionantes que solamente un estudio más profundo podrían responder, es decir, preguntas como ¿A qué se debe que adolescentes y adultos de determinados sectores socioeconómicamente diferentes encuentren tanto interés y placer en las agresiones violentas y destructivas? ¿Por qué esta conducta de agresividad constituye una parte tan importante de su forma de vida? ¿Por qué el fútbol se convirtió en un lugar de expresión combativa?Una perspectiva materialista dialéctica podría explicar estas cuestionantes enfocándose en que la mayoría de los integrantes de las barras bravas son adolescentes, jóvenes y adultos de la clase obrera, y que en los equipos de fútbol encuentran la forma de canalizar la agresividad y violencia que reprimen en sus lugares de trabajo; sin embargo esto reduciría el fenómeno de los hinchas a una clase social, mas que a un comportamiento biológico social del mismo ser humano.Lo que sí considero, es que para estudiar con más profundidad, incluso con carácter científico, las manifestaciones de agresión y violencia en los encuentros de fútbol, es necesario no sólo un análisis social de los participantes, si también económico y en la forma que estos se relacionan (o se autoexcluyen) con la sociedad.Lo que no puedo pasar por alto, es mi apreciación personal del porqué considero que el ser humano practica deportes como el fútbol y porque este es tan importante. Esta práctica es una actividad que permite librar una contienda directa y en la que es posible expresar libremente sentimientos de emoción o pasión sin ser considerado “anormal”, es decir, en cualquier otro contexto esta libre expresión de emociones sería tomado por un acto de inmadurez.

5. Leyes y Categorías de la Dialéctica – USAC – Facultad de Ciencias Económicas 1994, Pág. 20

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La agresión, la violencia y la destructividad no son manifestaciones propias de la práctica del deporte, son manifestaciones propias del ser humano, es decir, son inseparables de su naturaleza. Hasta que el hombre no elimine la agresión, la violencia y la destructividad de su vida cotidiana, habremos de seguir observando y padeciendo de estas conductas en la práctica del fútbol.Por ultimo considero que el deporte, incluido el fútbol, es uno de los grandes inventos sociales que los seres humanos han hecho sin haberlo planeado. Permite por medio de una lucha controlada en la que debe existir un equilibrio entre habilidad y esfuerzo físico, disfrutar de una actividad liberadora de tensiones impuestas por las relaciones sociales de producción, reduciendo al mínimo la posibilidad de que alguien resulte seriamente herido o dañado.No fue un atrevimiento desacertado cuando alguien sugirió en algún momento que para resolver cualquier disputa entre una o más personas, en vez de resolverlo de forma violenta o agresiva se les proporcionara una pelota. Pero es cierto, ésta es simplemente una analogía propuesta en un mundo en que todo problema o diferencia es resuelto con más violencia.