me llamo lucy barton - foruq.com

468

Upload: others

Post on 05-Jul-2022

4 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Me llamo Lucy Barton - foruq.com
Page 2: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Me llamo LucyBarton

Page 3: Me llamo Lucy Barton - foruq.com
Page 4: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

ELIZABETH STROUT

Me llamo LucyBarton

Traducción de Flora Casas

Page 5: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Barcelona, 2016

Page 6: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Título original: My Name is LucyBarton

© 2016, Elizabeth StroutEsta traducción se ha publicadogracias al acuerdo con Random House,una división de Penguin RandomHouse LLC© 2016, de la traducción: Flora Casas© 2016, de esta edición: AntonioVallardi Editore S.u.r.l., Milán

Todos los derechos reservados

Primera edición: agosto de 2016

Page 7: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Primera edición en formato digital:agosto de 2016

Duomo ediciones es un sello de AntonioVallardi EditoreAv. del Príncep d’Astúries, 20. 3º B.Barcelona, 08012www.duomoediciones.com

Gruppo Editoriale Mauri SpagnolS.p.A.www.maurispagnol.it

ISBN: 978-84-16634-43-9CÓDIGO IBIC: FADL: B 11026-2016

Page 8: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Diseño de interiores:Agustí Estruga

Composición:Grafime. Mallorca, 1, Barcelona 08014(España)www.grafime.com

Queda rigurosamente prohibida, sin laautorización por escrito de los titulares delcopyright, la reproducción total o parcial deesta obra por cualquier medio oprocedimiento mecánico, telepático oelectrónico –incluyendo las fotocopias y ladifusión a través de internet– y ladistribución de ejemplares de este libromediante alquiler o préstamos públicos.

Page 9: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Índice

Me llamo Lucy Barton

Page 10: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Para mi amiga Kathy Chamberlain

Page 11: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Hubo una época, hace ya muchos

años, en la que tuve que estar en elhospital durante casi nuevesemanas. Era en Nueva York, y porla noche tenía desde mi cama unavista clara, justo enfrente, deledificio Chrysler, con su esplendorgeométrico de luces. Durante el díala belleza del edificio se atenuaba,poco a poco se convertíasimplemente en una gran

Page 12: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

estructura más recortada contra uncielo azul, y todos los edificios de laciudad parecían distantes,silenciosos, remotos. Era mayo,pasó junio, y recuerdo que mirabala acera desde la ventana yobservaba a las mujeres jóvenes –de mi edad– que habían salido acomer, con su ropa primaveral: veíasus cabezas moverse mientrashablaban, sus blusas ondeantes conla brisa. Pensé que cuando salieradel hospital no volvería a andar porla calle sin dar las gracias por ser

Page 13: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

una de aquellas personas, y lo hicedurante muchos años, recordar lavista desde la ventana del hospital yalegrarme por la acera por la queandaba.

Al principio fue una cosa sencilla:ingresé en el hospital para que meextirparan el apéndice. Después dedos días empezaron a darme decomer, pero no podía retener nada.Y de repente se presentó la fiebre.No fueron capaces de aislar ningunabacteria ni de explicarse qué habíasalido mal. Ni entonces ni nunca.

Page 14: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Tomaba líquidos por una víaintravenosa y antibióticos por otra.Iban sujetas a un palo metálico conlas ruedas flojas que podía arrastrarde un lado a otro, pero me cansabaen seguida. Fuera cual fuese elproblema que se había adueñado demí, desapareció a principios dejulio, pero hasta entonces meencontraba en un estado muy raro–literalmente una espera febril–, yangustiada de verdad. Tenía maridoy dos hijas pequeñas en casa,echaba terriblemente de menos a

Page 15: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

las niñas y llegué a temer que lapreocupación por ellas me pusieramás enferma. Cuando mi médico,por el que sentía un profundoafecto –era un judío de mofletescaídos que llevaba una delicadatristeza a sus espaldas, cuyosabuelos y tres de sus tías habíanmuerto en los campos deconcentración, según le oí contarlea una enfermera, tenía una esposa ycuatro hijos mayores aquí, enNueva York–, ese hombre tanencantador creo que sintió lástima

Page 16: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

por mí y se encargó de que misniñas –tenían cinco y seis años–pudieran ir a verme si no teníanninguna enfermedad. Las llevó a mihabitación una amiga de la familia,y vi que tenían la carita sucia, ytambién el pelo. Entré con ellas enla ducha, empujando el aparato delas vías, pero gritaron: «¡Qué flacaestás, mami!». Estaban realmenteasustadas. Se sentaron conmigo enla cama mientras les secaba el pelocon una toalla y después sepusieron a dibujar, pero con miedo,

Page 17: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

quiero decir, que no seinterrumpían cada dos por tres paradecir: «Mami, mami, ¿te gustaesto? ¡Mami, mira el vestido de miprincesa!». Hablaron muy poco.Sobre todo la pequeña parecíaincapaz de decir palabra, y cuandola rodeé con mis brazos vi quesacaba el labio inferior y letemblaba la barbilla: era unacriaturita que intentaba con todassus fuerzas ser valiente. Cuando semarcharon no me asomé a laventana para verlas andar por la

Page 18: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

calle con la amiga que las habíatraído y que no tenía hijos.

Mi marido, desde luego, estabamuy liado entre llevar la casa yhacer su trabajo y no solía tener laoportunidad de venir a verme.Cuando nos conocimos me dijo quedetestaba los hospitales –su padrehabía muerto en el hospital cuandoél tenía catorce años–, y empecé acomprender que lo decía en serio.En la primera habitación que measignaron había una ancianamoribunda a mi lado que no paraba

Page 19: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

de gritar pidiendo ayuda. Meimpresionó la indiferencia de lasenfermeras mientras la mujergritaba que se estaba muriendo. Mimarido no podía soportarlo –quierodecir que no soportaba ir a vermeallí– y consiguió que metrasladaran a una habitaciónindividual. Nuestro seguro médicono cubría semejante lujo, y cada díade hospitalización era una sangríapara nuestros ahorros. Agradecí novolver a oír los gritos de aquellapobre mujer, pero me habría dado

Page 20: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

vergüenza que alguien hubierasabido hasta qué punto llegaba misoledad. Siempre que venía unaenfermera a tomarme latemperatura, yo intentaba que sequedara unos minutos, pero lasenfermeras tenían mucho que hacery no podían perder el tiempohablando.

Una tarde, unas tres semanasdespués de que me ingresaran, alapartar la mirada de la ventana vi ami madre sentada en una silla al piede la cama.

Page 21: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Mamá –dije.–Hola, Lucy –dijo ella, en un

tono de voz tímido pero imperioso.Se inclinó hacia delante y me apretóun pie por encima de la sábana–.Hola, Pispajo –dijo.

Llevaba años sin ver a mi madre yno podía dejar de mirarla. No sabíapor qué parecía tan distinta.

–¿Cómo has llegado hasta aquí,mamá? –le pregunté.

–Pues en avión. –Movió losdedos, y comprendí que erandemasiadas emociones para

Page 22: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

nosotras, así que yo también lasaludé con la mano, sinincorporarme–. Creo que tepondrás bien –añadió, con elmismo tono tímido e imperioso a lavez–. No he tenido sueños.

Que estuviera allí y me hubierallamado por mi mote, que no oíadesde hacía siglos, me dio unasensación cálida, como de estarllena de líquido, como si toda mitensión hubiera sido algo sólido yya no. Solía despertarme a medianoche y después dormitaba a ratos,

Page 23: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

o miraba con los ojos como platoslas luces de la ciudad. Pero aquellanoche dormí sin despertarme, y porla mañana mi madre seguía sentadaen el mismo sitio que el díaanterior.

–No importa –dijo cuando lepregunté–. Ya sabes que no soy demucho dormir.

Las enfermeras se ofrecieron allevarle una cama plegable, pero ellanegó con la cabeza. Cada vez queuna enfermera le ofrecía una cama,ella negaba con la cabeza. Dejaron

Page 24: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

de preguntarle pasado un tiempo.Mi madre se quedó conmigo cinconoches, y no durmió sino en la silla.

El primer día entero que pasamosjuntas mi madre y yo hablamos aratos; creo que ninguna de las dossabía qué hacer. Me hizo variaspreguntas sobre mis niñas, y yo lecontesté notando calor en la cara.

–Son increíbles –dije–.Increíbles, de verdad.

No me preguntó por mi marido,aunque, como me contó él porteléfono, había sido él quien la

Page 25: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

había llamado para pedirle queviniera a quedarse conmigo, quienle había pagado el billete de avión,quien se había ofrecido a recogerlaen el aeropuerto, a mi madre, quehasta entonces nunca había subidoa un avión. A pesar de que mimadre dijo que tomaría un taxi, apesar de que se negó a verlo cara acara, mi marido le dio indicacionesy dinero para que viniera a verme.En aquellos momentos, sentada enuna silla al pie de mi cama, mimadre tampoco dijo nada de mi

Page 26: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

padre, y yo tampoco dije nada sobreél. Deseaba que dijera «tu padreespera que te mejores», pero no lohizo.

–Mamá, ¿te dio miedo subirte aun taxi?

Vaciló, y me dio la impresión dever el terror que debió de invadirlaal bajar del avión, pero contestó:

–Tengo boca, y para algo teníaque servirme.

Pasados unos momentos dije:–Me alegro mucho de que estés

aquí.

Page 27: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Sonrió brevemente y miró haciala ventana.

Era a mediados de los ochenta,antes de los teléfonos móviles, ycuando sonaba el teléfono beis de allado de mi cama y era mi marido –estoy segura de que mi madre sedaba cuenta, por mi tono lastimeroal decir «hola», como si fuera aecharme a llorar–, se levantabasilenciosamente de la silla y salía dela habitación. Supongo que en esosintervalos iba a la cafetería a comer,o llamaba a mi padre desde un

Page 28: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

teléfono público del vestíbulo,porque nunca la vi comer y porqueme imaginaba que mi padre sepreocupaba por su seguridad –queyo supiera, no había ningúnproblema entre ellos–, y después dehablar con las niñas por separado yde besar una docena de veces elmicrófono del teléfono, recostarmesobre la almohada y cerrar los ojos,ella debía de volver a la habitaciónsin hacer ruido, porque cuandoabría los ojos ya estaba allí.

Page 29: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Aquel primer día hablamos de mihermano, el mayor de los tres, queseguía soltero y vivía en casa de mispadres, a pesar de tener treinta yseis años, y de mi hermana,también mayor que yo, que teníatreinta y cuatro y vivía a quincekilómetros de mis padres, con sumarido y sus cinco hijos. Preguntési mi hermano tenía trabajo.

–No tiene trabajo –contestó mimadre–. Pasa la noche concualquier animal que vayan a mataral día siguiente.

Page 30: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Le pregunté qué había dicho, yrepitió lo que había dicho:

–Pasa la noche con cualquieranimal que vayan a matar al díasiguiente. –Y añadió–: Va al establode los Pederson y duerme al lado delos cerdos que van a llevar almatadero.

Me sorprendió escuchar esto y selo dije. Mi madre se encogió dehombros.

Después hablamos de lasenfermeras, y mi madre les pusomotes inmediatamente: Galletita a

Page 31: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

la delgadita que era seca desentimientos, Dolor de Muelas a laangustiada, mayor que Galletita, yNiña Seria a la mujer india que noscaía bien a las dos.

Pero como yo estaba cansada, mimadre se puso a contarme historiasde personas que había conocidotiempo atrás. Hablaba de unamanera que yo no recordaba, comosi hace muchos años le hubieranembutido un montón desentimientos, observaciones ypalabras, y con una voz susurrante y

Page 32: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

sin afectación. Yo me quedabaadormilada a ratos, y cuando medespertaba le pedía que volviera ahablar, pero ella decía:

–Vamos, Pispajo, tienes quedescansar.

–¡Si estoy descansando! Porfavor, mamá, cuéntame algo.Cuéntame cualquier cosa. Háblamede Kathie Nicely. Siempre meencantó ese nombre.

–Ah, sí. Kathie Nicely. Madremía, qué mal acabó.

Page 33: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Éramos raros, los de nuestra

familia, incluso en aquel pueblecitominúsculo de Illinois, Amgash,donde había otras casasdestartaladas y que necesitaban unamano de pintura o unos postigos oun jardín, sin ninguna belleza en laque reposar la mirada. Las casasestaban agrupadas en lo que era elpueblo, pero la nuestra no estabajunto a ellas. Aunque se diga que

Page 34: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

los niños aceptan sus circunstanciascomo algo normal, Vicky y yocomprendíamos que nosotroséramos diferentes. Los demás niñosnos decían en el patio de recreo:«Vuestra familia da asco», yechaban a correr apretándose lanariz con los dedos. A mi hermanale dijo su maestra de segundo –delante de toda la clase– que serpobre no era excusa para llevarporquería detrás de las orejas, quenadie era demasiado pobre paracomprarse una pastilla de jabón. Mi

Page 35: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

padre trabajaba con maquinariaagrícola, pero lo despedían confrecuencia por desavenencias con eljefe, y después lo contrataban otravez, supongo que porque era buenoen su trabajo y volvían anecesitarlo. Mi madre cosía en casa;un letrero pintado a mano donde ellargo camino de entrada de nuestracasa se cruzaba con la carreteraanunciaba: COSTURA YARREGLOS. Y aunque cuando mipadre rezaba con nosotros por lanoche nos hacía dar gracias a Dios

Page 36: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

por tener suficiente para comer, laverdad es que muchas veces yoestaba muerta de hambre, y lo quecenábamos muchas noches era pancon melaza. Decir una mentira ydesperdiciar comida siempre erancosas que se castigaban. Por otraparte, en ocasiones y sin venir acuento, mis padres –por lo generalmi madre y por lo general enpresencia de mi padre– nospegaban impulsiva yvigorosamente, como creo quedebían de sospechar algunas

Page 37: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

personas por las manchas denuestra piel y nuestro carácterhuraño.

Y el aislamiento.Vivíamos en la zona de Sauk

Valley, por donde puedes andarlargo rato sin ver más que un par deviviendas rodeadas de sembrados, ycomo ya he dicho, no teníamoscasas cerca. Vivíamos con maizalesy sembrados de soja que seextendían hasta el horizonte, y másallá del horizonte estaba la granjaporcina de los Pederson. En medio

Page 38: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

de los maizales había un solo árbol,de una desnudez impresionante.Pensé durante muchos años queaquel árbol era mi amigo; y era miamigo. Nuestra casa estaba al bordede un camino de tierra muy largo,no lejos del río Rock, cerca de unosárboles que servían para protegerlos maizales del viento, así que noteníamos vecinos. Y en casatampoco teníamos televisión, niperiódicos, ni revistas ni libros. Elprimer año de casada mi madretrabajó en la biblioteca del pueblo, y

Page 39: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

por lo visto –según me contó mihermano más adelante– leencantaban los libros. Pero derepente en la biblioteca le dijeron ami madre que habían cambiado lasnormas y que sólo podían contratara una persona con la formaciónadecuada. Mi madre nunca lescreyó. Dejó de leer, y pasaronmuchos años hasta que fue a otrabiblioteca de otro pueblo y volvió asacar libros para llevarlos a casa.Cuento esto por la cuestión decómo toman conciencia los niños de

Page 40: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

lo que es el mundo y de cómoactuar en él.

Por ejemplo, ¿cómo aprendes quees de mala educación preguntarle auna pareja por qué no tiene hijos?¿Cómo se pone la mesa? ¿Cómosabes que estás masticando con laboca abierta si nunca te lo ha dichonadie? Aún más: ¿cómo sabes quéaspecto tienes cuando el únicoespejo de la casa es uno minúsculomuy por encima del fregadero o sinadie te ha dicho nunca que eresguapa, pero tu madre sí te dice,

Page 41: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

cuando tus pechos empiezan adesarrollarse, que cada día tepareces más a una vaca de las delestablo de los Pederson?

Hoy sigo sin saber cómo se lasarregló Vicky. No estábamos tanunidas como podría pensarse. A lasdos nos faltaban amigos y nossobraban burlas, y nos mirábamosmutuamente con el mismo receloque mirábamos al resto del mundo.A pesar de que mi vida ha cambiadopor completo, al recordar ahoraaquellos primeros años, a veces me

Page 42: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

da por pensar que no estaba tanmal. Quizá no. Pero otras veces,inesperadamente, cuando voyandando por una calle al sol ocontemplo la copa de un árboldoblándose con el viento, o veo uncielo de noviembre encapotarsesobre el East River, me invade derepente un conocimiento de laoscuridad tan profundo que puedeescapárseme algún sonido de laboca, y entro en la tienda de ropamás próxima para hablar concualquier desconocida sobre la

Page 43: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

hechura de los jerséis reciénllegados. Así debe de ser como nosmanejamos la mayoría de nosotrosen el mundo, medio a sabiendas,medio sin saber, asaltados porrecuerdos que no pueden serciertos. Pero cuando veo a losdemás andando con seguridad porla calle, como si estuvierancompletamente libres del terror, medoy cuenta de que no sé cómo sonlos demás. Hay mucho en la vidaque parece pura especulación.

Page 44: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Lo que le pasaba a Kathie –dijo

mi madre–, lo que le pasaba aKathie era que…

Se inclinó hacia delante en la sillay ladeó la cabeza con la barbillaapoyada en una mano. Fui dándomecuenta de que, durante los años enque apenas la había tratado, habíaengordado lo suficiente para que sele hubieran suavizado los rasgos. Yano llevaba gafas de montura negra,

Page 45: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

sino beis, y el pelo pegado a la carase había vuelto un poco másapagado, pero no gris, de modo queparecía una versión ligeramentemás borrosa de cuando era másjoven.

–Lo que le pasaba a Kathie es queera simpática –dije.

–No sé –dijo mi madre–. No sé losimpática que era.

Nos interrumpió Galletita, laenfermera, que entró en lahabitación con su carpeta, mesujetó la muñeca para tomarme el

Page 46: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

pulso, mirando al infinito, con losojos azules perdidos. Me tomó latemperatura, echó un vistazo altermómetro, apuntó algo en mihistoria y salió de la habitación. Mimadre, que había estadoobservando a Galletita, se puso amirar por la ventana.

–Kathie Nicely siempre queríamás. Yo pensé muchas veces que larazón por la que era amiga mía…bueno, no sé si se podría decir queéramos amigas de verdad, porqueyo cosía para ella, y ella me pagaba,

Page 47: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

pero muchas veces he pensado quela razón por la que se quedaba encasa a hablar…, o sea, cuando lellegaron los problemas me hacía ir asu casa, pero lo que quiero decir esque siempre pensé que le gustabaque yo estuviera en unascircunstancias mucho peores queella. A mí no tenía nada queenvidiarme. Kathie siempre queríaalgo que no tenía. Tenía unas hijaspreciosas, pero no era suficiente:quería un hijo. Tenía esa casa tanbonita en Hanston, pero no era lo

Page 48: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

bastante bonita: quería algo máscerca de una ciudad. ¿Qué ciudad?Ella era así. –Y después,arrancándose algo de la falda yentornando los ojos, añadió en vozmás baja–: Era hija única, y yo creoque eso tiene algo que ver, con loegocéntricos que pueden ser.

Noté esa sensación entre fría ycaliente de cuando te dan un tortazode improviso: mi marido era hijoúnico, y mi madre me había dichohacía mucho tiempo que esa

Page 49: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

«condición», como lo llamaba ella,al final sólo podía llevar al egoísmo.

Mi madre siguió hablando.–Vamos, que tenía celos. No de

mí, naturalmente, pero por ejemplo,quería viajar. Y su marido no eraasí. Quería que Kathie seconformase con quedarse en casa,viviendo del sueldo de él. Le ibabien, era el encargado de una granjade maíz para ganado. Llevaban unavida de lo más agradable,francamente. Cualquiera habríaquerido una vida así. ¡Pero si hasta

Page 50: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

iban a bailar a un club! Yo no heestado en un baile desde el colegio.Kathie venía a verme y yo le hacíaun vestido nuevo solamente para ira un baile. A veces llevaba a lasniñas, tan monas y tan bieneducadas. Nunca se me olvidará laprimera vez que las trajo a casa.Kathie me dijo: «Te presento a lasguapas chicas Nicely». Y cuando yoempecé a decir: «Ah, desde luego,son preciosas», Kathie dijo: «No, esque las llaman así en el colegio deHanston, las Guapas Chicas

Page 51: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Nicely». Yo siempre he pensado encómo se sentirá una, cuando teconocen como una Guapa ChicaNicely. Aunque una vez –añadió mimadre, con su tono imperioso– pilléa una de ellas diciéndoles al oído asus hermanas algo sobre nuestracasa, que olía raro…

–Son cosas de niños, mamá –dije–. Los niños siempre piensanque las casas huelen raro.

Mi madre se quitó las gafas, echóel aliento enérgicamente en laslentes y las limpió con la falda.

Page 52: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Pensé que su cara parecía muydesnuda. No podía dejar de mirar sucara, que parecía tan desnuda.

–Y un día los tiempos cambiaron.La gente se cree que todo el mundose volvió loco en los años sesenta,pero en realidad no fue hasta lossetenta. –Reaparecieron las gafas(reapareció su cara), y añadió–: O alo mejor los cambios tardaron másen llegar a ese poblacho nuestro.Pero un día Kathie vino de visita, yestaba muy rara, no paraba de reírsecomo una tonta… vamos, como una

Page 53: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

quinceañera. Tú ya te habías ido.A… –Mi madre levantó un brazo ymovió los dedos. No dijo «alcolegio» ni «a la universidad», y yotampoco pronuncié esas palabras.Dijo–: «A Kathie le gustaba alguienque había conocido, yo lo tenía muyclaro, pero ella no me lo soltó así.Tuve una visión… una aparición,para ser más exactos. Me vino allímismo, mientras la miraba. Y alverlo, me dije: Uy, uy, Kathie se hametido en un lío».

Page 54: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Y se había metido en un lío –dije.

–Y tanto.Kathie Nicely se había

enamorado de uno de los profesoresde una de sus hijas –por entoncesiban las tres al instituto–, y empezóa ver a aquel hombre en secreto. Ledijo a su marido que tenía querealizarse más plenamente y que nopodía hacerlo sujetada a las cadenasdomésticas. De modo que semarchó, dejó a su marido, a sushijas, su casa. Mi madre no se

Page 55: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

enteró de los detalles hasta que undía Kathie la llamó llorando. Mimadre fue a verla en coche. Kathiehabía alquilado un piso pequeño, yestaba en un asiento relleno debolitas de poliestireno, mucho másdelgada de lo normal, y le confesó ami madre que se había enamorado,pero que en cuanto se marchó de sucasa aquel tipo la dejó, le dijo queno podía continuar con lo queestaban haciendo. Al llegar a estepunto de la historia mi madreenarcó las cejas, como si el asunto

Page 56: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

le causara gran perplejidad pero nole disgustara.

–El caso es que su marido sepuso furioso y se sintió humillado yno dejó que volviera con él.

Su marido no la dejó volver. Sepasó más de diez años sin siquierahablarle. Cuando se casó la chicamayor, Linda, recién acabado elinstituto, Kathie invitó a mis padresa la boda, porque –según suponíami madre– en la boda no tenía anadie más que se hablara con ella.

Page 57: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Esa chica se casó tan rápido –continuó mi madre, hablandoapresuradamente– que la gentepensó que estaba embarazada, peroyo no me enteré de que llegaraningún niño, y se divorció un añodespués y se fue a Beloit, segúncreo, a buscar un marido rico. Mehan contado que lo encontró, creo.–Dijo que en la boda no paró de darvueltas, toda nerviosa–. Dabatristeza verla. Evidentemente,nosotros no conocíamos a nadie, ysaltaba a la vista que ella casi nos

Page 58: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

había contratado para queestuviéramos allí. Nos sentamos enlas sillas… Recuerdo que en unapared de ese sitio, sí, el Club, unsitio de Hanston absurdo, muy fino,había un montón de puntas deflecha indias detrás de un cristal, yyo pensaba que por qué estaríanallí, que a quién podían interesarleesas puntas de flecha…, y Kathieintentaba hablar con alguien peroen seguida volvía con nosotros. Esque ni siquiera Linda, todaperipuesta de blanco (y Kathie no

Page 59: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

me había pedido que le hiciera elvestido: la chica se lo compró ella),ni la novia le daba la hora a sumadre. Kathie lleva viviendo en unacasita a pocos kilómetros de la de sumarido, su exmarido, casi quinceaños. Las chicas fueron leales a supadre. Cuando lo pienso, mesorprende que al menos lepermitieron a Kathie ir a la boda.De todos modos él nunca ha estadocon nadie más.

–Debería haber dejado queKathie volviera con él –dije, con

Page 60: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

lágrimas en los ojos.–Supongo que se sentiría herido

en su orgullo.Mi madre se encogió de hombros.–Al fin y al cabo, él está solo, ella

está sola, y algún día se morirán.–Es verdad –dijo mi madre.Aquel día acabé angustiándome,

por el destino de Kathie Nicely,mientras mi madre seguía sentadaal pie de mi cama. Al menos así lorecuerdo. Sé que le dije a mi madre,con un nudo en la garganta yescozor en los ojos, que el marido

Page 61: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

de Kathie debería haber aceptadoque volviera con él. Estoy segura deque dije: «Lo lamentará. Te aseguroque lo lamentará».

Y mi madre dijo:–Me parece que es ella la que lo

lamenta.Pero quizá no fuera eso lo que

dijo mi madre.

Page 62: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Hasta que tuve once años vivimos

en un garaje. Era de mi tío abuelo,que vivía en la casa de al lado, y enel garaje sólo había un hilo de aguafría que salía de un fregaderoimprovisado. El aislante clavado a lapared tenía un relleno que parecíacaramelo de algodón rosa, pero erafibra de vidrio, y podíamoscortarnos con él: eso nos decían. Amí me intrigaba, y me quedaba

Page 63: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

mirándolo muchas veces, una cosatan bonita y que no pudiera tocarla,y me intrigaba que lo llamaranvidrio. Ahora me parece raro cuántotiempo le dediqué al misterio de lafibra de vidrio rosa, tan bonita ypeligrosa, con la que vivíamoscontinuamente al lado. Mi hermanay yo dormíamos en una litera hechacon dos camas plegables de lonasujetadas por unos postesmetálicos. Mis padres dormíandebajo de la única ventana, quedaba a los extensos maizales, y mi

Page 64: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

hermano tenía una cama plegableen el otro rincón. Por la noche seoía el zumbido del pequeñofrigorífico, que se encendía y seapagaba. Algunas noches entraba laluz de la luna por la ventana; otrasestaba muy oscuro. En inviernohacía tanto frío que algunas vecesno podía dormir, y otras, mi madrecalentaba agua en el hornillo, laechaba en la bolsa de goma roja yme la daba para que durmiera conella.

Page 65: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Cuando murió mi tío abuelo nostrasladamos a la casa, donde habíaagua caliente y retrete con cisterna,pero en invierno hacía mucho frío.Siempre he aborrecido el frío. Hayciertos elementos que determinanel camino que tomamos, yraramente podemos encontrarlos oseñalarlos con precisión, pero aveces pienso que me quedaba hastatarde en el colegio, donde hacíacalorcito, solamente paracalentarme. Con una silenciosaseñal de la cabeza y una expresión

Page 66: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

amable, el conserje siempre meabría la puerta de un aula en la quelos radiadores aún susurraban, y allíhacía los deberes. Muchas veces oíael débil eco del gimnasio cuando lasanimadoras ensayaban, o el rebotede un balón de baloncesto, o a lomejor en la sala de música tambiénestaba ensayando la banda, pero yome quedaba sola en la clase,calentándome, y así aprendí que eltrabajo se hace sencillamentehaciéndolo. Comprendía la lógica delos deberes de una manera que no

Page 67: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

comprendía si los hacía en casa. Ycuando acababa, me ponía a leerhasta que tenía que marcharme.

La escuela primaria no era losuficientemente grande para tenerbiblioteca, pero en las aulas habíalibros que podíamos llevarnos acasa. En tercer grado leí un libroque hizo que quisiera escribir yotambién. Era sobre dos chicas quetenían una madre muy simpática yque se fueron a otra ciudad a pasar

Page 68: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

el verano. Eran unas chicas felices.En la ciudad nueva había una chicaque se llamaba Tilly –¡Tilly!–, queera rara y no gustaba porque erasucia y pobre, y las chicas no eranamables con Tilly, pero la madresimpática las obligó a ser buenascon ella. Eso es lo que recuerdo dellibro: Tilly.

Mi profesor se dio cuenta de queme encantaba leer y me daba libros,incluso libros de mayores, y yo losleía. Más adelante, en el instituto,seguí leyendo libros, cuando

Page 69: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

acababa los deberes, en un aula concalefacción. Pero los libros meaportaban cosas. Eso es loimportante. Hacían que me sintieramenos sola. Eso es lo importantepara mí. Y pensaba: ¡Escribiré y lagente no se sentirá tan sola! (Peroera mi secreto. Ni siquiera se loconté a mi marido inmediatamente,cuando lo conocí. Yo no podíatomarme en serio, pero lo hacía.¡Me tomaba –en secreto, muy ensecreto– muy en serio! Sabía queera escritora. No sabía lo duro que

Page 70: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

sería, pero eso no lo sabe nadie y,además, no tiene importancia.)

Por las horas que pasaba en elaula al calor, por lo que leía yporque veía que si no me saltabaninguna tarea los deberes tenían unporqué, por todas esas cosas misnotas llegaron a ser inmejorables.En mi último curso la tutora mellamó a su despacho y me dijo queuna universidad a las afueras deChicago me ofrecía una plaza contodos los gastos pagados. Mispadres no dijeron gran cosa al

Page 71: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

respecto, seguramente paraproteger a mi hermano y a mihermana, que no habían sacadonotas inmejorables, ni siquieraespecialmente buenas: ninguno delos dos siguió estudiando.

Fue la tutora quien me llevó ensu coche a la universidad un día deun calor abrasador. ¡Y aquel sitiome dejó sin habla, me enamoróinmediata, silenciosamente! Mepareció enorme, con edificios portodos lados –a mis ojos, el lago erasencillamente gigantesco–, gente

Page 72: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

paseando, entrando y saliendo delas aulas. Estaba aterrada, pero notanto como entusiasmada. Enseguida aprendí a imitar a la gente,a procurar que pasaran inadvertidasmis lagunas en la cultura popular,aunque esa parte no resultó fácil.

Pero recuerdo lo siguiente:cuando fui a casa el día de Acción deGracias, no pude dormir esa noche,y era porque tenía miedo de que mivida en la universidad fuera unsueño. Tenía miedo de despertarmey verme una vez más en aquella

Page 73: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

casa y vivir en aquella casa parasiempre, algo que me parecíainsoportable. Pensé: No. Lo pensémucho rato, hasta que me quedédormida.

Encontré trabajo, cerca de launiversidad, y compraba ropa enuna tienda de segunda mano. Era amediados de los setenta, y esa clasede ropa se aceptaba incluso si noeras pobre. Que yo sepa, nadiehablaba de cómo me vestía perouna vez, antes de conocer a mimarido, me enamoré como una loca

Page 74: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

de un profesor y tuvimos una breveaventura. Era pintor, y me gustabasu obra, y aunque comprendí queno la entendía, lo que me gustabaera él, su severidad, su inteligencia,que entendiera que había querenunciar a ciertas cosas si queríallevar la vida que podía llevar: porejemplo, los hijos, a los querenunciaba. Pero cuento esto conun solo propósito: fue la únicapersona que yo recuerde de mijuventud que habló de mi ropa, y lohizo comparándome con una

Page 75: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

profesora de su departamento quese vestía con cosas caras y tenía unfísico grande, y yo no. Dijo:

–Tú tienes más sustancia, peroIrene tiene más estilo.

Yo dije:–Pero el estilo es la sustancia.Todavía no sabía que eso fuera

verdad: simplemente lo habíaanotado un día en la clase deShakespeare porque lo dijo elprofesor de Shakespeare, y mepareció que era verdad. El pintorreplicó:

Page 76: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–En ese caso, Irene tiene mássustancia.

Sentí un poco de vergüenza porél, porque pensara que yo no teníaestilo porque la ropa que llevaba erayo, y si había salido de tiendas desegunda mano y no eran prendascorrientes, ni se me pasó por lacabeza que eso significara nada,salvo para alguien bastantesuperficial. Y un día dejó caer:

–¿Te gusta esta camisa? Estacamisa la compré enBloomingdale’s, una vez que estuve

Page 77: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

en Nueva York. Es algo querecuerdo cada vez que me la pongo.

Y volví a sentir vergüenza, porqueél parecía pensar que era algoimportante, y yo lo consideraba másprofundo, más listo que todo eso:¡era pintor! (Yo lo quería mucho.)Que yo recuerde, debió de ser laprimera persona que se planteó aqué clase social pertenecía yo –aunque entonces yo ni siquierahabría conocido las palabras paraexpresarlo–, porque me llevaba ensu coche por diversos barrios y me

Page 78: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

preguntaba: «¿Tu casa es comoésa?». Y ninguna de las casas queseñalaba me resultaba familiar. Noeran grandes; simplemente, no separecían en nada al garaje en el queviví, del que le había hablado, ni a lacasa de mi tío abuelo. No me dabapena lo del garaje –no como creoque él suponía–, pero él parecíapensar que sí me daba pena. Y sinembargo, lo quería. Un día mepreguntó qué comíamos cuando erapequeña. No le dije: «Sobre todopan con melaza». Le dije:

Page 79: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

«Comíamos muchas alubias contomate». Y él replicó: «Y después,¿qué hacíais? ¿Tiraros pedos?». Enaquel momento comprendí que nome casaría con él. Es curioso queuna sola cosa baste para que te descuenta de algo así. Puedes estardispuesta a renunciar a los hijosque siempre has deseado, puedesestar dispuesta a soportarcomentarios sobre tu pasado, osobre tu ropa, pero de repente…, uncomentario mínimo, y el alma sedesinfla y dice: ah.

Page 80: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Desde entonces me he hechoamiga de muchos hombres ymujeres, y todos dicen lo mismo:siempre ese detalle revelador. Loque quiero decir es que no se tratasolamente de la historia de unamujer. Es lo que nos pasa amuchos, si tenemos la suerte de oírese detalle y prestarle atención.

Al recordar, supongo que yo eramuy rara, que hablaba demasiadoalto, o que no decía nada cuandosalían en la conversación temas dela cultura popular: creo que

Page 81: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

respondía de una manera extraña atipos corrientes de humor que yodesconocía. Creo que nocomprendía en absoluto el conceptode ironía y que desconcertaba a lagente. Cuando conocí a William, mimarido, me dio la impresión de querealmente comprendía algo de mí, yme llevé una sorpresa. Era elayudante de laboratorio de miprofesor de biología cuando yoestaba en segundo, y tenía unavisión propia y solitaria del mundo.Mi marido era de Massachusetts,

Page 82: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

hijo de un prisionero de guerraalemán al que habían enviado atrabajar a los patatales de Maine.Medio muerto de hambre, comotantos otros, aquel hombreconquistó el corazón de la esposa deun agricultor y cuando volvió aAlemania después de la guerra,pensaba en ella, le escribía cartas yle decía que le daban asco Alemaniay todo lo que habían hecho. Regresóa Maine y se escapó con la mujerdel agricultor, a Massachusetts,donde estudió ingeniería civil.

Page 83: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Naturalmente, el matrimonio lecostó muy caro a la esposa. Mimarido tenía la misma pinta dealemán rubio que su padre en lasfotos que yo vi. Su padre hablabamucho en alemán cuando Williamera pequeño, pero murió cuando mimarido tenía catorce años. No hanquedado cartas entre el padre y lamadre de William, y no sé si elpadre sentía de verdad asco porAlemania. William creía que sí, ydurante muchos años yo también locreí.

Page 84: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Huyendo de las penurias de sumadre viuda, William se fue aestudiar al Medio Oeste, perocuando yo lo conocí ya estabadeseando volver al Este, lo antesposible. Sin embargo, queríaconocer a mis padres. Fue idea suyaque fuéramos juntos a Amgash paraque les explicara que íbamos acasarnos y a trasladarnos a NuevaYork, donde lo esperaba un puestode posdoctorado en unauniversidad. La verdad es que ni seme había pasado por la cabeza

Page 85: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

preocuparme: no concebía volverlela espalda a nada. Estabaenamorada, la vida seguía su cursoy eso parecía lo natural.Atravesamos hectáreas deplantaciones de soja y maíz. Era aprincipios de junio, y a un ladoestaba la soja de un verde intenso,iluminando con su belleza lasdesdeñosas pendientes de lossembrados, y al otro lado estaba elmaíz, que aún no me llegaba a lasrodillas, de un verde claro que seoscurecería en las siguientes

Page 86: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

semanas, con las hojas flexibles quedespués se endurecerían. (¡Ah, maízde mi juventud, tú fuiste mi amigo!,corriendo a todo correr entre lashileras, corriendo como únicamentepuede correr un niño, a solas, enverano, corriendo hasta el árboldesnudo que se erguía en medio delmaizal.) En mi recuerdo, el cielo eragris mientras íbamos en el coche, yparecía elevarse –no clarear, sinoelevarse–, y era muy bonito, lasensación de que se elevaba y sealigeraba, con un levísimo toque de

Page 87: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

azul en el gris, los árboles llenos dehojas verdes.

Recuerdo que mi marido dijo queno se esperaba que mi casa fueratan pequeña.

No nos quedamos con mis padresun día entero. Mi padre llevaba elmono de mecánico. Miró a William,y cuando se estrecharon la mano, vila cara de mi padre tremendamentecontraída, como la expresión quecon frecuencia precedía a lo que de

Page 88: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

pequeña yo llamaba –para misadentros– la Cosa, es decir, unasituación en la que mi padre seponía muy nervioso y no secontrolaba. Después, creo que novolvió a mirar a William, pero noestoy segura. William se ofreció allevar a mis padres, mi hermano ymi hermana a cenar al pueblo, en elsitio que ellos eligieran. Noté queme ardía la cara cuando lo dijo;nunca habíamos comido en familiaen un restaurante. Mi padre le dijo:«Tu dinero aquí no sirve»; William

Page 89: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

me miró confuso, y yo hice unminúsculo movimiento con lacabeza, murmurando que teníamosque marcharnos. Mi madre seacercó hasta donde estaba yo, solaal lado del coche, y dijo:

–Tu padre tiene muchosproblemas con los alemanes.Deberías habérnoslo dicho.

–¿Deciros qué?–Ya sabes que tu padre estuvo en

la guerra, y unos alemanesintentaron matarlo. Lo ha pasado

Page 90: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

fatal desde el momento en que vio aWilliam.

–Sé que papá estuvo en la guerra–dije–. Pero nunca habló de nadade eso.

–Cuando se trata de lasexperiencias de la guerra, hay dosclases de hombres –dijo mimadre–. Unos hablan de ellas, yotros, no. Tu padre es de los que no.

–¿Y eso por qué?–Porque no sería decente –

contestó mi madre. Y añadió–: PorDios bendito, ¿a ti quién te crio?

Page 91: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

No fue sino hasta muchos añosdespués, mucho después, que meenteré, por mi hermano, de que mipadre, mientras estaba en unaciudad alemana, se topó un día condos jóvenes que lo asustaron, y mipadre les disparó por la espalda. Nopensaba que fueran soldados, noiban vestidos de militar, pero lesdisparó, y cuando le dio la vuelta auno de una patada, vio lo joven queera. Mi hermano me contó que a mipadre William le había parecido unaversión con más años de esa

Page 92: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

persona, un joven que había vueltopara burlarse de él, para llevarse asu hija. Mi padre había matado ados chicos alemanes, y cuandoestaba en el lecho de muerte le dijoa mi hermano que no había pasadoun solo día en que no pensara enellos y en que debía haberse quitadola vida para compensar. No sé quémás le pasaría a mi padre en laguerra, pero estuvo en la batalla delas Ardenas y en el bosque deHürtgen, dos de los peores sitiospara estar en la guerra.

Page 93: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Mi familia no asistió a mi boda nise dio por enterada de ella, perocuando nació mi primera hija llaméa mis padres desde Nueva York, ymi madre me dijo que lo habíasoñado, así que ya sabía que teníauna niña, pero que no sabía elnombre, Christina. Desde entonceslos llamaba en sus cumpleaños y envacaciones, y los llamé cuandonació Becka, mi segunda hija.Hablábamos con cortesía, pero nossentíamos incómodos, o eso meparecía, y no vi a nadie de mi

Page 94: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

familia hasta el día en que mimadre apareció al pie de mi camaen el hospital desde cuya ventana seveía resplandecer el edificioChrysler.

Page 95: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

En la oscuridad, le pregunté en

voz baja a mi madre si estabadespierta.

Sí, sí, me contestó. En voz baja. Apesar de que sólo estábamos las dosen aquella habitación de hospitalcon el edificio Chrysler brillando enla ventana, hablábamos ensusurros, como si pudiéramosmolestar a alguien.

Page 96: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–¿Por qué crees que el hombredel que se enamoró Kathie le dijoque no podía seguir adelantecuando ella dejó a su marido? ¿Leentraría el miedo?

Pasados unos momentos, mimadre dijo:

–No sé, pero Kathie me contó quele confesó que era homosexual.

–¿Gay? –Me incorporé y la vi alpie de la cama–. ¿Le dijo que eragay?

–Supongo que así los llamanahora. En mis tiempos decíamos

Page 97: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

«homosexual». Él dijo homosexual.O lo dijo Kathie. No sé quién diríahomosexual, pero lo era.

–Vamos, mamá, que me estáshaciendo reír –y la oí reír a ellatambién, aunque dijo:

–No sé qué te hace tanta gracia,Pispajo.

–Tú, mamá. –Se me escaparonlas lágrimas de la risa–. La historiaes graciosa. ¡Es tremenda!

Todavía riendo –de la mismamanera contenida pero imperiosa

Page 98: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

con la que había hablado durante eldía– dijo:

–No sé yo qué gracia tiene dejar atu marido por una persona gay yluego descubrirlo, cuando crees quevas a tener un hombre completo.

–Eres tremenda, mamá.Volví a tumbarme.Mi madre dijo pensativamente:–A veces pienso que a lo mejor

no era gay, que Kathie lo asustócuando dejó su vida por él. Que a lomejor él se lo inventó.

Reflexioné unos momentos.

Page 99: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–En aquella época no sé si unhombre se inventaría una cosa asísobre sí mismo.

–Bueno, sí, supongo que esverdad –dijo mi madre–. No sénada del amigo de Kathie,francamente. No sé si todavía andapor ahí ni nada.

–Pero ¿llegaron a hacerlo?–No lo sé –contestó mi madre–.

¿Cómo voy yo a saberlo? ¿Hacerqué? ¿Tener relaciones? ¿Cómodemonios voy a saberlo yo?

Page 100: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Seguro que tuvieron relaciones–dije yo, porque me parecíagracioso decirlo así y tambiénporque lo creía–. No dejas tirados atres niñas y un marido por quedartecolgada de alguien.

–A lo mejor sí.–Vale. A lo mejor sí. Y el marido

de Kathie, el señor Nicely, ¿en serioque no ha estado con nadie desdeentonces? –pregunté.

–El exmarido. Se divorció de ellaa toda prisa. Pero no, creo que no.

Page 101: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

No hay indicios de semejante cosa.Pero nunca se sabe.

Quizá fuera la oscuridad con sólola pálida grieta de luz que entrabapor una rendija de la puerta, con laconstelación del magnífico edificioChrysler al otro lado lo que nospermitía hablar como nuncahabíamos hablado antes.

–La gente –dije.–La gente –dijo mi madre.¡Ah, qué feliz me sentía! Estaba

feliz hablando así con mi madre.

Page 102: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

En aquella época –y era a

mediados de los ochenta, como yahe dicho–, William y yo vivíamosen el West Village, en unapartamento pequeño cerca del río.Sin ascensor, y era tremendo, condos niñas pequeñas y sin lavanderíaen el edificio y, además, con perro.Llevaba a mi hija menor en unamochila a la espalda –hasta quecreció demasiado–, sacaba a pasear

Page 103: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

el perro y tenía que inclinarmeprecariamente para recoger suporquería en una bolsa de plástico,como te indicaban los letreros:LIMPIE LOS EXCREMENTOS DESU PERRO. Y siempre gritándole ami hija mayor que me esperase, queno bajase de la acera. ¡Espera,espera!

Tenía dos amigos, y estaba medioenamorada de uno de ellos, Jeremy.Él vivía en la última planta denuestro edificio, y era casi de laedad de mi padre. Había nacido en

Page 104: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Francia, de familia de aristócratas,pero lo dejó todo para vivir enEstados Unidos, desde joven. «Porentonces todo el que era diferentequería estar en Nueva York», mecontó. «Era el sitio al que había quevenir. Supongo que sigue siéndolo.»Jeremy había decidido a la mitad desu vida ser psicoanalista, y cuandolo conocí aún tenía unos cuantospacientes, pero no me contabacómo era eso. Tenía una consultaenfrente de la New School, e ibatres veces a la semana. Me lo

Page 105: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

encontraba por la calle, y verlo –alto, delgado, de pelo oscuro,vestido con un traje oscuro y unaexpresión conmovedora– siempreme levantaba el ánimo. «¡Jeremy!»,le decía, y él sonreía y se quitaba elsombrero de una manera refinada,anticuada y europea: así lo veía yo.

Su apartamento yo sólo lo habíavisto una vez, un día que me quedéen la calle, sin llave, y tuve queesperar a que apareciera el conserje.Jeremy me vio en la escalera con elperro y las dos niñas, frenética, y

Page 106: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

me dejó entrar. Las niñas secallaron y se portaron bien encuanto entramos en casa de Jeremy,como si supieran que allí nuncahabía niños, y la verdad es que yonunca había visto niños ir a su casa.Sólo dos o tres hombres y de vez encuando una mujer. La casa estabalimpia y despejada; un lirio moradoen un jarrón de cristal se recortabacontra una pared blanca, y habíaobras de arte en las paredes que mehicieron comprender lo lejos queestábamos él y yo. Lo digo porque

Page 107: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

no entendí las obras, objetososcuros y alargados, casi abstractospero no exactamente, y sólocomprendí que eran indicios de unmundo sofisticado que yo jamásllegaría a entender. Jeremy sesentía incómodo con mi familia ensu casa, lo noté, pero era uncaballero muy educado, y por eso loquería yo tanto.

Tres cosas sobre Jeremy:

Page 108: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Estaba yo un día en la escalera deentrada, y cuando salió él deledificio, le dije: «Jeremy, a veces,cuando estoy aquí no me puedocreer que de verdad esté en NuevaYork. Me pongo a pensar: ¿Quién lohubiera dicho? ¡Yo, viviendo enNueva York!».

Y la expresión que puso –involuntariamente, y se le borró enseguida– fue una expresión deauténtico fastidio. Todavía no mehabía enterado de que a la gente de

Page 109: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

ciudad le dan un profundo asco losrealmente catetos.

* * *

Lo segundo que quiero contar sobreJeremy: publicaron mi primerrelato justo después de trasladarmea Nueva York, pasó el tiempo ypublicaron el segundo. Chrissie selo dijo un día a Jeremy, en lasescaleras de entrada.

–¡A mami le han sacado uncuento en una revista!

Page 110: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Jeremy me miró fijamente; yotuve que apartar la mirada.

–No, qué va –dije–. Una bobada,una revista literaria muy pequeña.

Jeremy dijo:–Así que eres escritora. Artista.

Lo sé, porque yo trabajo conartistas. Supongo que siempre hesabido que tú lo eras.

Negué con la cabeza. Pensé en elpintor de la universidad, en lo bienque se conocía a sí mismo, en sucapacidad de renunciar a los hijos.

Page 111: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Jeremy se sentó en un escalón, ami lado.

–Los artistas son distintos de lasdemás personas.

–No, no lo son.Me puse colorada. Yo siempre

había sido diferente, y no queríaseguir siendo diferente.

–Pero lo son. –Me dio ungolpecito en una rodilla–. Lucy,tienes que ser implacable.

Chrissie se puso a dar saltos.–Es una historia triste –dijo–. Yo

todavía no sé leer, bueno, sé leer

Page 112: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

algunas palabras, pero es unahistoria triste.

–¿Puedo leerla?Eso me preguntó Jeremy.Le dije que no.Le dije que me sentaría muy mal

si no le gustaba. Asintió y dijo:–Vale, no volveré a pedírtelo,

pero, Lucy, hablas mucho conmigoy no puedo imaginarme leer algotuyo que no me guste.

Recuerdo claramente que dijo«implacable». Él no parecíaimplacable, y yo no creía que yo lo

Page 113: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

fuera o pudiera serlo. Quería aJeremy; era amable.

Me dijo que fuera implacable.

Una cosa más sobre Jeremy: laepidemia del sida era algo nuevo.Por las calles pasaban hombreshuesudos y demacrados, y sabíasque estaban enfermos de aquellaplaga repentina, de tintes casibíblicos. Y un día, sentada en laescalera de entrada con Jeremy, dijealgo que me sorprendió. Después de

Page 114: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

que pasaran lentamente dos deaquellos hombres, dije:

–Sé que es una barbaridad, perocasi me dan envidia. Porque setienen el uno al otro, están unidosen una auténtica comunidad.

Jeremy me miró, con unaexpresión de verdadera bondad, yahora comprendo que él reconocíaalgo de lo que yo no era capaz: que apesar de estar en la plenitud de lavida, me sentía sola. La soledad fueel primer sabor que había probadoen mi vida, y seguía allí, oculto

Page 115: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

dentro de la cavidad de mi boca,recordándomelo. Creo que él lo vioaquel día. Y fue amable. Lo únicoque dijo fue «sí». Podría haberdicho: «Pero ¿estás loca? ¡Si seestán muriendo!». Pero no lo dijo,porque comprendió mi soledad. Esoes lo que quiero pensar. Eso es loque pienso.

Page 116: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

En una de esas tiendas de ropa por

las que Nueva York tiene tantafama, uno de esos sitios depropiedad privada, un poco comolas galerías de arte de Chelsea,conocí a una mujer que tendríamucha influencia sobre mí, quepodría ser –de una manera que noacabo de comprender del todo– larazón por la que he escrito estaspáginas. Fue hace muchos años:

Page 117: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

mis hijas tendrían, una, once años,y la otra, doce. El caso es que vi aaquella mujer en la tienda de ropa yme di cuenta de que ella no mehabía visto. Tenía ese aire distraídoque raramente se ve ya en lasmujeres, y la hacía atractiva, lollevaba muy bien, y yo le habríaechado casi cincuenta años. Eraatractiva en muchos sentidos, teníaestilo, y el pelo, de un color queantes llamábamos ceniza, estababien teñido, con lo que quiero decirque no era de frasco, sino que había

Page 118: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

pasado por las manos de unapersona que trabajaba en unapeluquería. Y sin embargo, fue sucara lo que más me llamó laatención. Su cara, que estuveobservando en el espejo mientrasme probaba una chaqueta negra,hasta que le pregunté:

–¿Cree que esto queda bien?Puso expresión de sorpresa, como

si no se le hubiera ocurrido quepudieran pedirle su opinión sobreropa.

Page 119: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–No, lo siento, no trabajo aquí –dijo.

Le dije que ya lo suponía, quesólo quería su opinión, que megustaba su forma de vestir.

–Ah, ¿sí? Vale. Gracias. Vaya. Sí,sí… –Debió de verme ajustándomelas solapas de la chaqueta por la quele había preguntado–. Es bonita,muy bonita. ¿Va a ponérsela con esafalda?

Hablamos de la falda, y de si teníauna más larga, por si acaso, como loexpresó ella, me «apetecía llevar un

Page 120: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

día tacones, vamos, ir un poco máspuesta».

Pensé que era tan hermosa comosu cara, y me encantó Nueva Yorkpor el regalo de los infinitosencuentros. Quizá también viera latristeza en ella. Eso es lo que pensécuando llegué a casa y su cara se mevino a la cabeza. Era algo que nosabías que hubieras visto en sumomento, porque sonreía mucho ytenía la cara resplandeciente. Teníala expresión de una mujer de la que

Page 121: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

todavía se enamoraban loshombres.

Le pregunté:–¿Qué haces?–¿Que en qué trabajo?–Sí –dije–. Da la impresión de

dedicarse a algo interesante. ¿Esactriz?

Volví a colgar la chaqueta en lapercha; no tenía dinero paracomprar semejante cosa.

No, no, dijo, y añadió (juro que lavi ponerse colorada): «Soy sólo unaescritora. Nada más». Como si fuera

Page 122: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

mejor confesarlo, porque me dio laimpresión de que ya la habíanpillado en otras ocasiones. O quizáno pensara nada más: era «sólo unaescritora». Le pregunté quéescribía, y volvió a ponersevisiblemente colorada. Con unmovimiento de la mano, contestó:«Pues libros, ficción y esas cosas.Nada importante, la verdad».

Tenía que preguntarle cómo sellamaba, y otra vez me dio lasensación de que la avergonzabaprofundamente. Dijo de un tirón:

Page 123: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

«Sarah Payne», y como no queríaavergonzarla más, le di las graciaspor el consejo. Entonces pareciótranquilizarse y nos pusimos ahablar de dónde encontrar losmejores zapatos –ella llevaba unosde charol, de tacón–, y pensé queeso sí le gustó, y después nosdespedimos. Las dos dijimos queera estupendo haberse conocido.

Ya en casa –nos habíamos mudadoa un piso de Brooklyn Heights–,

Page 124: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

con las niñas sin parar de correteary de gritar que dónde estaba elsecador o la blusa que había llevadoa la lavandería, busqué entrenuestros libros y vi que Sarah Paynese parecía sólo un poco a lafotografía de la solapa: yo habíaleído sus libros. Y de pronto recordéhaber estado en una fiesta con unhombre que la conocía. Habló de suobra y dijo que era buena escritora,pero que no podía evitar cierta«compasión blanduzca» que a él lerepugnaba y que, a su juicio,

Page 125: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

rebajaba su obra. De todos modos,le gustaban sus libros. A mí megustan los escritores que intentancontarte algo verdadero. Tambiénme gustaba su obra porque depequeña ella había vivido en unpomar de un pueblo de malamuerte en Nuevo Hampshire, yescribía sobre las zonas rurales deese estado, escribía sobre personasque trabajaban mucho y sufrían y alas que también les pasaban cosasbuenas. Entonces me di cuenta deque ni siquiera en sus libros

Page 126: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

contaba exactamente la verdad, quesiempre evitaba algo. ¡Pero siapenas era capaz de decir cómo sellamaba! Y eso también creíentenderlo.

Page 127: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

En el hospital, a la mañana

siguiente –hace ya tantos años…–,le dije a mi madre que me teníapreocupada que no durmiera, y elladijo que no debía preocuparme porque no durmiera, que llevaba todala vida aprendiendo a dar unascabezadas. Y una vez más empezó elleve torrente de palabras, lossentimientos que parecían salir apresión de su interior cuando

Page 128: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

aquella mañana se puso de repentea hablar de su infancia, de quetambién durante toda su infancia sehabía echado sueñecitos.«Aprendes, cuando no te sientessegura», dijo. «Hasta sentadapuedes dar unas cabezadas.»

Sé muy poco de la infancia de mimadre. En cierto modo, creo que noes tan raro saber poco de la infanciade los padres. O sea, de una maneraespecífica. Ahora hay mucho interéspor los antepasados, me refiero anombres, sitios, fotografías y

Page 129: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

registros civiles, pero ¿cómodescubrimos lo que fue el tejidocotidiano de una vida? Me refiero acuándo llega el momento en quenos importa. Por el puritanismo demis antepasados, no disfrutamoscon la conversación, no como lo hevisto en otras culturas, pero aquellamañana en el hospital mi madreparecía encantada de hablar de losveranos que había vivido en unagranja: ya había hablado de esoantes. Por no sé qué razones, mimadre pasó la mayoría de los

Page 130: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

veranos de su infancia en la granjade su tía Celia, una mujer de la queúnicamente recuerdo su palidez ysu delgadez y a la que mi hermano,mi hermana y yo llamábamos «latía Foca», o al menos yo siemprepensé que ésa era ella, la tía Foca, yera algo muy confuso, porque losniños piensan literalmente, y yo notenía ni idea de por qué le habíanpuesto el nombre de un animalmarino que yo nunca había visto.Estaba casada con el tío Roy, queera, que yo recuerde, un hombre

Page 131: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

muy simpático. Harriet, la prima demi madre, era su única hija, y en mijuventud era su nombre el que salíaa relucir de vez en cuando.

–Estaba pensando en unamañana… Debíamos de serpequeñas, a lo mejor yo tenía cincoaños, y Harriet, tres –dijo mi madrecon su tono de voz bajo yatropellado–. Estaba pensando enque decidimos ayudar a la tía Celiaa quitar las flores muertas de loslirios de día que crecían al lado delgranero. Pero claro, Harriet era muy

Page 132: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

chiquitina, y pensó que los capullosgrandes eran las partes muertas quehabía que quitar, y cuando la tíaCelia salió, así se la encontró,arrancándolos.

–¿Se enfadó la tía Foca? –pregunté.

–No, que yo recuerde, pero yo sí–dijo mi madre–. Había intentadoexplicarle a Harriet qué era uncapullo y qué no. Qué criatura mástonta.

–No sabía yo que Harriet fueratonta. Nunca dijiste que fuera tonta.

Page 133: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Bueno, a lo mejor no lo era.Probablemente no lo era, pero todole daba miedo, le daban muchomiedo los relámpagos. Se escondíadebajo de la cama y se ponía a llorar–dijo mi madre–. Yo no lo entendía.Y el miedo que tenía a lasserpientes… Era estúpida,francamente.

–Por favor, mamá. No vuelvas adecir esa palabra. Por favor.

–¿Que no vuelva a decir quépalabra? ¿Serpientes?

–Mamá…

Page 134: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Por Dios, si yo no… Vale, vale. –Hizo un gesto con la mano y seencogió ligeramente de hombros alvolverse para mirar por la ventana–.Muchas veces me recordabas aHarriet –añadió–. Ese absurdomiedo que tenías, y esa capacidadtuya para sentir lástima del primeroque se te ponía delante.

Sigo sin saber quién fue elprimero que se me puso delante ypor el que sentí lástima, ni cuándose me puso delante.

–Pero sigue. Quiero oírte –dije.

Page 135: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Quería volver a oír su voz, su vozdistinta, atropellada.

Entró Dolor de Muelas, laenfermera: me tomó latemperatura, pero sin mirar alinfinito, como Galletita. Dolor deMuelas me miró detenidamente,después miró el termómetro ydespués me dijo que tenía la mismafiebre que el día anterior. Lepreguntó a mi madre si quería algo,y mi madre negó con la cabeza muyde prisa. La enfermera se quedóunos momentos con su expresión

Page 136: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

acongojada y como sin saber quéhacer. Después, me tomó la tensión,que siempre estaba bien y tambiénestaba bien aquella mañana.

–Bueno, pues ya está –dijo Dolorde Muelas, y mi madre y yo ledimos las gracias. Anotó unas cosasen mi historial y en la puerta sevolvió para decir que el médicollegaría pronto.

–El médico parecía simpático –dijo mi madre, hablándole a laventana–. Cuando vino anoche.

Page 137: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Dolor de Muelas me dirigió unarápida mirada al salir.

Pasados unos momentos, dije:–Mamá, cuéntame algo más de

Harriet.–Bueno, ya sabes lo que le pasó a

Harriet.Mi madre volvió a la habitación, a

mí.–Pero siempre te cayó bien, ¿no?

–dije.–Sí, claro… ¿Qué tenía Harriet

para no caerte bien? Tuvo muymala suerte en su matrimonio. Se

Page 138: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

casó con un hombre de un par depueblos más allá que conoció en unbaile, un baile de esos de cuatroparejas en un granero, creo, y lagente se alegró por ella, porque nisiquiera en la flor de la juventud eragran cosa, ya me entiendes.

–¿Qué le pasaba? –pregunté.–No le pasaba nada. Es que

siempre estaba enfadada, incluso demuy joven, y con esos dientes deconejo… Y como fumaba, tenía malaliento. Pero era un cielo, eso sí,nunca quería hacerle daño a nadie,

Page 139: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

y tuvo esos dos críos, Abel yDottie…

–Ah, yo quería mucho a Abelcuando era pequeña –dije.

–Sí, Abel siempre fue unapersona maravillosa. Es curiosocómo pasan esas cosas, que unárbol salga de la nada y crezcafuerte, y así era él. Pero el caso esque un día el marido de Harriet fuea comprarle cigarrillos y…

–No volvió –concluí.–Pues yo diría que no volvió. Yo

diría que sí, que no volvió. Cayó

Page 140: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

muerto en la calle, y Harriet tuvoque pelear mucho para que elestado no se llevara a los chicos.Pobre mujer. El marido no le dejónada: seguro que no esperaba morirasí. Por entonces vivían enRockford, que está a más de unahora, y allí se quedó Harriet, no sépor qué. Pero nos mandaba a losniños unas semanas todos losveranos, cuando nos mudamos a lacasa. Ah, qué tristes parecían esosniños… Yo siempre procuraba

Page 141: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

hacerle a Dottie un vestido nuevopara cuando volviera a casa.

Abel Blaine. Recuerdo que lospantalones le quedaban demasiadocortos, por encima de los tobillos, ylos niños se reían de él cuandoíbamos al pueblo, pero él sonreíacomo si no le importara nada. Teníalos dientes mal, torcidos, pero porlo demás era guapo; quizá él supieraque era guapo. Creo de verdad quetenía buen corazón. Fue él quienme enseñó a buscar comida en loscontenedores detrás de la pastelería

Page 142: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

de Chatwin. Lo impresionante eracómo se plantaba en el contenedory apartaba las cajas bruscamente,sin ningún disimulo, hastaencontrar lo que buscaba: lospasteles, panecillos y hojaldrespasados de varios días. Ni Dottie nimis hermanos venían nunca connosotros; no sé dónde estarían.Después de unas cuantas visitas aAmgash, Abel no volvió: trabajabade acomodador en un teatro delsitio donde vivía. Me envió unacarta, con un folleto en el que se

Page 143: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

veía el vestíbulo del teatro.Recuerdo que era una maravilla,con muchas baldosas de distintoscolores, con mucha decoración,precioso.

–Abel cayó de pie –me dijo mimadre.

–Cuéntamelo otra vez –dije.–No le costó mucho casarse con

la hija de la persona para la quetrabajaba. Supongo que es la típicahistoria de la hija del jefe. Vive enChicago, desde hace años –dijo mimadre–. Su mujer es muy creída y

Page 144: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

no quiere saber nada de la pobreDottie, cuyo marido se largó conotra hace ya unos años. Era delEste, el marido de Dottie. Ya sabes.

–No.–Bueno. –Mi madre suspiró–.

Pues sí. Era de un sitio de por aquíde la costa Este. –Mi madre movióligeramente la cabeza hacia laventana como para indicar que deahí era el marido de Dottie–.Aunque seguramente él era sólo unpoquito mejor que ella. ¿Cómopuedes vivir sin cielo, Pispajo?

Page 145: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Hay cielo. –Pero añadí–: Pero séa qué te refieres.

–Pero ¿cómo puedes vivir sincielo?

–En cambio, sí que hay gente –repliqué–. Venga, dime por qué.

–¿Que por qué qué?–¿Por qué se marchó el marido

de Dottie?–¿Y cómo voy a saberlo yo?

Bueno, supongo que sí lo sé.Conoció a una mujer en el hospitalmunicipal cuando le quitaron lavesícula. ¡Oye, casi como tú!

Page 146: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–¿Como yo? ¿Tú crees que mevoy a marchar con Galletita o conNiña Seria?

–Nunca se sabe qué te puedeatraer de las personas –replicó mimadre–. Pero no creo que semarchara con una Dolor de Muelas.–Movió la cabeza hacia la puerta–.Aunque podría haberse ido con unaniña; pero estoy segura de que no esuna niña seria, ya me entiendes, osea… –Mi madre se inclinó haciadelante para decir en un susurro–:Morena o como quieras llamar a la

Page 147: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

nuestra, india, vaya. –Volvió arecostarse–. Pero estoy segura deque es más joven que Dottie, y másguapa. Él le dejó la casa en la quevivían, y Dottie la ha transformadoen una casa de huéspedes. Le vabien, según creo. Abel está enChicago, y le va mejor que bien. Mealegro por la pobre Harriet, perobueno, supongo que se preocuparíapor Dottie. Válgame Dios, si Harrietse preocupaba por todo el mundo…Bueno, no creo que tenga de quépreocuparse ya. Se murió hace

Page 148: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

varios años. Así, sin más, una nochemientras dormía. No es una malamanera de morirse.

Estuve dormitando mientrasescuchaba la voz de mi madre.

Pensé: Esto es todo lo que quiero.

Pero la verdad es que quería algomás. Quería que mi madre mepreguntase por mi vida. Queríahablarle de la vida que llevabaentonces. Como una estúpida,porque fue una estupidez, le solté:

Page 149: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Mamá, tengo dos relatospublicados. –Me dirigió una rápidamirada de desconcierto, como si yohubiera dicho que me habían salidomás dedos en los pies; despuésmiró por la ventana, sin decirnada–. Son un par de tonterías enunas revistas muy pequeñas. –Siguió sin decir nada. Añadí–:Becka no duerme toda la noche. Alo mejor lo ha sacado de ti, ytambién empezará a dar cabezadas.

Mi madre siguió mirando por laventana.

Page 150: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Pero no quiero que no se sientasegura –continué–. ¿Tú por qué note sentías segura, mamá?

Mi madre cerró los ojos, como sila simple pregunta la adormeciera,pero en ningún momento pensé quese hubiera quedado dormida.

Después de muchos momentosabrió los ojos, y le dije:

–Tengo un amigo, Jeremy. Vivíaen Francia, y su familia era de laaristocracia.

Mi madre me miró, después mirópor la ventana y tardó mucho

Page 151: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

tiempo en decir: «Eso dice él», y yorepliqué: «Sí, eso dice él», comodisculpándome, como para hacerlecomprender que no teníamos porqué hablar más de él, ni de mi vida.

Justo entonces apareció elmédico en la puerta.

–Chicas… –dijo, con unainclinación de cabeza. Se acercó ami madre y le estrechó la mano,como el día anterior–. ¿Cómo estáhoy todo el mundo?

Corrió la cortina con unchasquido alrededor de mi cama y

Page 152: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

así me separó de mi madre. Le teníacariño por muchas razones, y unade ellas era ésa, que hacía de susvisitas algo privado entre los dos. Oímoverse la silla de mi madre ycomprendí que había salido de lahabitación. El médico me sujetóuna muñeca para tomarme el pulsoy cuando me levantó delicadamentela bata del hospital, para examinarla cicatriz, como todos los días,observé sus manos, de dedosgruesos, encantadoras, la sencillaalianza de oro reluciente, al apretar

Page 153: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

con suavidad la zona alrededor de lacicatriz, y me miró a la cara para versi me dolía. Me lo preguntabaalzando las cejas, y yo negaba con lacabeza. La herida estabacicatrizando bien.

«Está cicatrizando bien», decía, yyo respondía: «Sí, ya lo sé». Ysonreíamos porque parecía quesignificaba algo, que la cicatriz nointentaba que yo siguiera enferma.La sonrisa era nuestra manera dereconocer algo, quiero decir.Siempre he recordado a aquel

Page 154: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

hombre, y durante muchos añosdoné dinero a aquel hospital por él.Y entonces pensaba, y sigopensando, en la frase «laimposición de manos».

Page 155: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

La furgoneta. A veces me viene a

la cabeza con una claridad que meresulta asombrosa. Las ventanillascon chorretones de suciedad, elparabrisas ladeado, la mugre delsalpicadero, el olor a diésel ymanzanas podridas, y a perro. No séel número de veces que me quedéencerrada en la furgoneta. No sécuándo fue la primera vez, nicuándo la última. Pero era muy

Page 156: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

pequeña, quizá no tuviera más decinco años la última vez, porque sino, habría pasado todo el día en elcolegio. Me metían allí porque mihermano y mi hermana estaban enel colegio –eso es lo que piensoahora–, y mis padres, trabajando.Otras veces me metían allí paracastigarme. Recuerdo las galletas desoda con mantequilla de cacahuete,que no podía comerme del miedoque tenía. Recuerdo que aporreabael cristal de las ventanillas,gritando. No pensaba que fuera a

Page 157: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

morirme, no creo que pensara nada:era simplemente el terror, el darmecuenta de que no iba a venir nadie yver que el cielo se iba poniendo másoscuro y empezar a notar el frío.Siempre chillaba, sin parar. Llorabahasta que casi no podía respirar. Enesta ciudad de Nueva York veoniños que lloran de cansancio, quees auténtico, y a veces sólo pormalhumor, que también esauténtico. Pero de vez en cuandoveo a un niño llorando con la másprofunda de las desesperaciones, y

Page 158: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

pienso que es uno de los sonidosmás verdaderos que puede hacer unniño. En ese momento casi llego aoír dentro de mí el sonido de micorazón al romperse, de la mismamanera que al aire libre –cuando sedaban las condiciones precisas– seoía crecer el maíz en los sembradosde mi juventud. He conocido amuchas personas, incluso delMedio Oeste, que aseguran que nose puede oír crecer el maíz, y seequivocan. No puedes oír micorazón al romperse, y sé que eso es

Page 159: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

verdad, pero para mí soninseparables, el sonido del maíz alcrecer y el sonido de mi corazón alromperse. He llegado a salir delvagón del metro en el que iba parano tener que oír a un niño llorandoasí.

Mi cabeza se iba a sitios muyextraños durante aquellosincidentes en la furgoneta. Creía vera un hombre que venía hacia mí,creía ver un monstruo, en unaocasión creí ver a mi hermana.Después me tranquilizaba y decía

Page 160: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

en voz alta: «Vamos, cielo, no pasanada. Va a venir una señora muysimpática. Y tú eres una buenachica, eres muy buena, y la señoraes familia de mamá y querrá que tevayas a vivir con ella porque estásola y quiere vivir con una niñabuena y simpática». Tenía esafantasía, que para mí era muy real,me tranquilizaba. Soñaba con notener frío, con tener sábanaslimpias, toallas limpias, un váterque funcionara y una cocinasoleada. Así me dejaba llevar hasta

Page 161: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

el cielo. Y entonces me entraba frío,y se ponía el sol, y empezaba otravez el llanto, primero como ungimoteo, y después más fuerte. Yentonces aparecía mi padre, abría lapuerta, y a veces me llevaba enbrazos. «No tienes por qué llorar»,decía a veces, y recuerdo lasensación de su mano cálidaextendida contra mi nuca.

Page 162: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

El médico, que llevaba su tristeza

con tanta gracia, había venido areconocerme la noche anterior.

–Tenía un paciente en otra planta–dijo–. Vamos a ver qué tal va.

Corrió la cortina de un tirón a mialrededor, como siempre. En lugarde tomarme la temperatura con untermómetro, me puso una mano enla frente y después me tomó elpulso con los dedos en la muñeca.

Page 163: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Pues ya está –dijo–. Queduerma bien.

Cerró mi mano, le dio un beso, lasostuvo en el aire mientrasdescorría la cortina y salió de lahabitación. Quise a aquel hombremuchos años. Pero eso ya lo hedicho.

Page 164: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Aparte de Jeremy, el único amigo

que tuve en el Village durante esaépoca de mi vida fue una sueca altaque se llamaba Molla. Me sacaba almenos diez años, pero tambiéntenía hijos pequeños. Un día pasópor delante de nuestra puerta consus hijos, camino del parque, y enseguida se puso a hablar conmigode cosas realmente personales. Mecontó que su madre no la había

Page 165: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

tratado bien, y que por eso cuandotuvo su primer hijo se puso muytriste, y su psiquiatra le dijo quesentía dolor por todo lo que nohabía recibido de su madre,etcétera. No es que no le creyera,pero no era su historia lo que meinteresaba. Era su estilo, su manerade soltar con franqueza cosas de lasque yo no sabía que hablara lagente. Y a ella no le interesaba yo deverdad, algo que a mí me resultabaliberador. Le caía bien, era amableconmigo, era mandona y me decía

Page 166: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

cómo tratar a mis hijas y cómollevarlas al parque, y a mí me caíabien por eso. La mayoría de lasveces Molla era como ver unapelícula o algo extranjero, y ella loera, desde luego. Siempre estabahaciendo referencias a películas, yyo no sabía de qué me hablaba.Debió de notarlo, y era muyeducada, o a lo mejor no se creíaque se me pusiera esa cara depóquer cuando hablaba de películasde Bergman o de programas detelevisión de los sesenta, y también

Page 167: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

de música. Como ya he dicho, yo nosabía nada de la cultura popular. Enaquella época apenas era conscientede que me pasara eso. Mi marido sílo sabía e intentaba ayudarme siestaba al lado; a lo mejor decía:«Ah, bueno, es que mi mujer no viomuchas películas cuando erapequeña», o «Los padres de mimujer eran muy estrictos y no ladejaban ver la televisión». Para nodesvelar mi infancia de pobreza,porque incluso los pobres tenían

Page 168: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

televisión. ¿Quién lo hubieracreído?

Page 169: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Mami –dije en voz baja la noche

siguiente.–Dime.–¿Por qué has venido?Hubo una pausa, como si mi

madre estuviera cambiando depostura en la silla, pero yo tenía lacabeza vuelta hacia la ventana.

–Porque llamó tu marido y mepidió que viniera. Creo que

Page 170: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

necesitaba que alguien te hiciera deniñera.

El silencio duró largo rato, quizádiez minutos, quizá casi una hora,no lo sé, francamente, pero al findije:

–De todos modos, gracias.Y ella no replicó.Me desperté en mitad de la noche

de una pesadilla que no puderecordar. Oí la voz de mi madre,muy baja:

–Duerme, Pispajo. Si no puedesdormir, descansa. Por favor, cariño,

Page 171: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

descansa.–Tú no duermes nunca –

repliqué, intentandoincorporarme–. ¿Cómo eres capazde pasar una noche tras otra sindormir? ¡Son ya dos noches, mamá!

–No te preocupes por mí –dijo. Yañadió–: Me gusta tu médico. Estámuy pendiente de ti. Los residentesno saben nada: ¿qué van a saber?Pero él es bueno, y procurará que tepongas mejor.

–A mí también me gusta –dije–.Le quiero.

Page 172: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Momentos más tarde, mi madredijo:

–Cuánto siento que tuviéramostan poco dinero cuando eraispequeños. Sé que era humillante.

Noté que se me ponía la cara muycaliente en medio de la oscuridad.

–No creo que importara –dije.–Claro que importaba.–Pero ahora estamos todos bien.–No estoy yo muy segura. –Lo

dijo pensativamente–. Tu hermanoes un hombre casi de mediana edadque duerme con los cerdos y lee

Page 173: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

libros para niños. Y Vicky… Todavíale dura el enfado. Los niños seburlaban de vosotros en el colegio.Tu padre y yo no lo sabíamos, ysupongo que tendríamos quehabernos enterado. Vicky estáenfadada de verdad.

–¿Contigo?–Yo creo que sí.–Qué tontería –dije.–No. Se supone que las madres

protegen a sus hijos.Dije, al cabo de un rato:

Page 174: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Mamá, hay niños a los que susmadres los venden por drogas. Haymadres que se largan durante días ydejan a sus hijos sin más. Hay…

Me callé. Estaba cansada de algoque sonaba falso.

Mi madre dijo:–Tú eras una clase de niña

diferente de Vicky. Y también de tuhermano. A ti no te importaba tantolo que pensara la gente.

–¿Por qué dices eso? –pregunté.–Pues… mira la vida que llevas

ahora. Tú seguiste adelante y… lo

Page 175: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

hiciste.–Ya entiendo. –Pero no lo

entendía. ¿Cómo podemos entenderalgo de nosotros mismos?–. Depequeña, cuando iba al colegio –continué, tumbada de espaldas en lacama del hospital, con las luces delos edificios reflejadas en laventana– te echaba de menos todoel día. No era capaz de hablarcuando me preguntaba algo unprofesor, porque tenía un nudo enla garganta. No sé cuánto duróaquello, pero te echaba tanto de

Page 176: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

menos que a veces me iba alservicio a llorar.

–Tu hermano devolvía.Esperé un momento. Pasaron

muchos momentos.Por último, mi madre añadió:–En quinto grado, tu hermano

devolvía todas las mañanas antes deir al colegio. Nunca llegué a saberpor qué.

–¿Qué libros para niños lee,mamá? –pregunté.

–Esos de la niña de la pradera,que son una colección. Le encantan.

Page 177: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Y torpe no es.Volví los ojos hacia la ventana. La

luz del edifico Chrysler brillabacomo el faro que era, el faro de lasmayores y mejores esperanzas de lahumanidad y sus aspiraciones ydeseos de belleza. Eso era lo quequería decirle a mi madre deledificio que veíamos. Dije:

–A veces me acuerdo de lafurgoneta.

–¿De la furgoneta? –Mi madreparecía sorprendida–. No sé de qué

Page 178: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

hablas. ¿Te refieres a la camionetavieja de tu padre?

Yo quería decir… me moría deganas de decir: ¿ni siquiera aquellavez que había una serpiente larga,larguísima y marrón, conmigodentro? Quería preguntárselo, perono soportaba pronunciar la palabra,incluso ahora apenas soportopronunciar la palabra, ni contarle anadie el miedo que pasé cuando vique había estado encerrada en unafurgoneta con una… marrón y

Page 179: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

larga… y que se movía tan rápida…Tan rápida.

Page 180: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Cuando estaba en sexto llegó un

profesor del Este. Se llamaba señorHaley y era joven. Nos daba clase deciencias sociales. Hay dos cosas querecuerdo de él: la primera, que undía tuve que ir al servicio, algo quedetestaba porque todo el mundo sefijaba en mí. Me dio el pase,inclinando la cabeza una vez,sonriente. Cuando volví a la clase yme acerqué a él para devolverle el

Page 181: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

pase –era un trozo grande demadera que teníamos que llevar enel corredor para demostrar queteníamos permiso para salir delaula–, cuando le di el pase, vi aCarol Darr, una chica que caía biena todos, hacer una cosa, un gestocon la mano o algo que, como sabíapor experiencia, era para burlarsede mí, y lo hizo dirigiéndose a susamigos para que ellos tambiénpudieran burlarse de mí. Y recuerdoque al señor Haley se le puso la caracolorada, y dijo: Que nadie piense

Page 182: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

jamás que es mejor que nadie, novoy a consentir eso en mi clase,aquí no hay nadie mejor que nadie,acabo de observar una expresión enla cara de algunos de vosotros queindica que pensáis que sois mejoresque otros, y no voy a consentir esoen mi clase, de ninguna manera.

Lancé una rápida mirada a CarolDarr. La recuerdo humillada,sintiéndose mal.

Me enamoré de aquel hombresilenciosa, inmediata,completamente. No tengo ni idea de

Page 183: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

dónde estará, no sé si seguirá vivo,pero todavía quiero a aquel hombre.

También recuerdo del señorHaley que nos enseñó cosas sobrelos indios. Yo no sabía que lesquitamos sus tierras con un engañoque provocó la rebelión de HalcónNegro. No sabía que los blancos lesdieron whisky, que los blancosmataron a sus mujeres en suspropios maizales. Me parecía quequería a Halcón Negro igual que alseñor Haley, que eran unoshombres maravillosos y valientes, y

Page 184: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

no podía creerme que se hubieranllevado a Halcón Negro a hacer unrecorrido por varias ciudadesdespués de capturarlo. Leí suautobiografía en cuanto pude. Yrecordaba una de sus líneas: «Quécómodo debe de ser el lenguaje delos blancos, cuando puede hacerque lo bueno parezca malo y lomalo, bueno». También mepreocupaba que su autobiografía,que había sido transcrita por unintérprete, no fuera exacta, y meplanteaba: ¿quién es realmente

Page 185: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Halcón Negro? Y la impresión queme llevé de él fue la de un hombrefuerte y desconcertado, y cuandohablaba de «nuestro Gran Padre, elPresidente», usaba términosbonitos, y eso me ponía triste.

Lo que digo es que todo eso dejóuna huella tremenda en mí, lasindignidades a las que sometimos aesa gente. Y cuando volví un día acasa después de que nos hubieranenseñado que las mujeres indiasplantaron de maíz un terreno y losblancos lo destruyeron, mi madre

Page 186: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

estaba delante de nuestra casa-garaje, de la que hacía poco que noshabíamos mudado, a lo mejorintentando arreglar algo, no lorecuerdo bien, pero estaba encuclillas al lado de la puerta, y ledije:

–Mami, ¿sabes qué les hicimos alos indios?

Lo dije lentamente y con respeto.Mi madre se atusó el pelo con el

dorso de una mano.–Me da igual lo que les hicimos a

los indios –replicó.

Page 187: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

* * *

El señor Haley se marchó a finalesde año. Que yo recuerde, se iba alservicio militar, y eso sólo podríahaber significado Vietnam, porquefue en esa época. He buscado sunombre en el MonumentoConmemorativo de los Veteranos deWashington, y no está allí. No hevuelto a saber nada de él, pero, queyo recuerde, Carol Darr se portóbien conmigo –en su clase– a partirde entonces. Quiero decir que nos

Page 188: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

caía bien a todos. Todos lorespetábamos. No es pequeñaproeza para un hombre con unaclase de niños de doce años, y él lologró.

Page 189: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

En el transcurso de los años he

pensado en los libros que, según mimadre, leía mi hermano. Yotambién los había leído; a mí no mehabían llegado tan hondo. Como yahe dicho, mis simpatías estaban conHalcón Negro y no con los blancosque vivían en las praderas. Y alpensar en aquellos libros, meplanteaba lo siguiente: ¿qué teníanpara que le gustaran tanto a mi

Page 190: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

hermano? La familia de la colecciónera una familia buena. Atravesabanla pradera con penalidades, a vecestenían problemas, pero la madresiempre era amable y el padre losquería mucho.

Resulta que a mi hija Chrissietambién le encantan esos libros.

* * *

Cuando Chrissie cumplió ochoaños, le compré el libro de Tilly quetanto había significado para mí. A

Page 191: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Chrissie le encantaba leer, y mepuse muy contenta al verladesenvolver su regalo. Lodesenvolvió en una fiesta decumpleaños que yo le preparé, en laque estaba su amiga, la del padremúsico. Cuando el padre fue arecoger a su hija después de lafiesta, se quedó un rato hablandoconmigo, y salió a relucir el nombredel pintor al que yo había conocidoen la universidad. El pintor se habíatrasladado a Nueva York pocodespués que yo. Le dije que lo

Page 192: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

conocía. El músico replicó: «Tú eresmás guapa que su mujer». No,contestó cuando se lo pregunté. Elpintor no tenía hijos.

Unos días más tarde Chrissie medijo, hablando del libro de Tilly:«Mamá, es un libro un poco tonto».

Pero los libros que le gustaban ami hermano, los de la chica de lapradera, a Chrissie siguengustándole.

Page 193: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

El tercer día que pasó mi madre

sentada al pie de mi cama le noté elcansancio en la cara. No quería quese marchara, pero ella parecíaincapaz de aceptar el ofrecimientode las enfermeras de llevarle unacama plegable, y me dio lasensación de que se iría pronto.Como me ha ocurrido en variasocasiones, empecé a temer esemomento con antelación. Recuerdo

Page 194: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

que mi primer temor con antelacióntuvo que ver con el dentista de miinfancia. Como no recibimosmuchos cuidados dentales ennuestra juventud y como se nosconsideraba genéticamente de«dientes flojos», era natural quetoda visita al dentista estuvierarodeada de miedo. El dentistaatendía gratuitamente de unamanera muy poco generosa, por eltiempo y la actitud, como si nosodiara por ser quienes éramos, y encuanto me enteraba de que tenía

Page 195: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

que ir a verlo no dejaba depreocuparme. No lo veía confrecuencia, pero no tardé mucho endarme cuenta de una cosa: quesufrir dos veces es una pérdida detiempo. Lo digo solamente parademostrar cuántas cosas no puedehacer la mente, por mucho empeñoque ponga.

Fue Niña Seria quien vino a por míal día siguiente en plena noche, ydijo que habían llegado los análisis

Page 196: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

de sangre del laboratorio y quetenían que hacerme un TACinmediatamente.

–Pero si estamos en plena noche–dijo mi madre.

Niña Seria replicó que tenía queirme. Y yo dije:

–Pues vamos. –Y en seguidaaparecieron unos celadores que mepusieron en una camilla con ruedas,y yo me despedí de mi madre con lamano y me llevaron de un granascensor a otro. Estaba oscuro enlos pasillos, y en los ascensores:

Page 197: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

todo parecía sombrío. Hastaentonces no había salido de mihabitación por la noche, no habíavisto que la noche es diferente aldía incluso en un hospital. Tras unlarguísimo recorrido y muchasvueltas, me empujaron hasta unahabitación y me metieron un tubopequeño en un brazo y otro tubopequeño en la garganta. «Quédesequieta», me dijeron. No podía nimover la cabeza.

Pasado un largo rato –pero no séen tiempo ni en términos reales qué

Page 198: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

quiero decir con eso– me colocaronen el círculo del escáner, se oyeronvarios chasquidos y después separó. «Joder», dijo alguien detrásde mí. Seguí allí tumbada otro largorato. «Se ha estropeado lamáquina», dijo la misma voz, «perocomo no hagamos el escáner, elmédico nos mata». Seguí allítendida mucho tiempo, y teníamucho frío. Sabía que en loshospitales a veces hace frío. Estabatiritando, pero nadie se dabacuenta: seguro que me habrían

Page 199: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

llevado una manta. Lo único quequerían era que funcionara lamáquina, y yo lo entendía.

Al fin me colocaron bien y seoyeron los chasquidos debidos yparpadearon las lucecitas rojas; mesacaron el tubo de la garganta y mellevaron al pasillo. Hay un recuerdoque no creo que se me borre jamás:mi madre estaba sentada en la salade espera, a oscuras, en el profundosótano de aquel hospital, con loshombros ligeramente caídos por el

Page 200: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

cansancio, pero al parecer con todala paciencia del mundo.

–Mami –susurré, y ella movió losdedos–. ¿Cómo has podidoencontrarme?

–Fácil no ha sido –contestó–.Pero tengo boca, y de algo me teníaque servir.

Page 201: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

A la mañana siguiente Dolor de

Muelas vino con la noticia de quelas pruebas habían salido bien, quea pesar de lo que había aparecido enmi sangre, el TAC estaba bien, queya me lo explicaría el médico mástarde. Dolor de Muelas tambiénvino con una revista de cotilleos y lepreguntó a mi madre si queríaleerla. Mi madre negó con la cabezabruscamente, como si le hubieran

Page 202: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

preguntado si podía sujetar laspartes íntimas de alguien. «A mí síme apetece», le dije a Dolor deMuelas, extendiendo el brazo. Me ladio, y yo le di las gracias. La revistase quedó toda la mañana encima demi cama. Después la guardé en elcajón de la mesilla en la que estabael teléfono, y lo hice –esconderla–por si entraba el médico. Así que yoera como mi madre: no quería quenos juzgaran por lo que leíamos, ymientras que ella ni siquierahubiera leído una cosa así, yo

Page 203: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

simplemente no quería que mevieran con la revista. Es algo queme parece raro, al cabo de tantosaños. Estaba en el hospital, y ella,prácticamente, también: ¿qué mejormomento para leer algo que tedistrajera? Tenía unos cuantoslibros de casa al lado de la cama,pero no los había leído con mimadre allí, y ella ni los habíamirado. Y la revista, estoy segura deque no hubiera hecho mella en elcorazón de mi médico. Pero así desensibles éramos las dos, mi madre

Page 204: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

y yo. En este mundo es algo que teplanteas constantemente: ¿cómopodemos tener la certeza de que nonos sentimos inferiores a otraspersonas?

No era más que una revista sobreestrellas de cine que veía con mishijas cuando se hicieron un pocomayores para divertirnos cuandoqueríamos pasar el rato, y aquellarevista en concreto publicabamuchas veces un artículo sobre unapersona normal y corriente a la quele había ocurrido algo

Page 205: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

extraordinariamente espantoso.Cuando saqué la revista del cajón,por la tarde, vi un artículo sobreuna mujer de Wisconsin a quienuna noche, al entrar al establobuscando a su marido le cortaronun brazo. Un hombre que se habíafugado de un manicomio estatal lecortó un brazo, literalmente se locortó de un hachazo. Su marido,que estaba atado a un poste al ladode la cuadra lo presenció todo. Elmarido gritó, y eso hizo gritar a loscaballos, y supongo que la mujer

Page 206: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

debió de gritar como una loca –nodecía que se hubiera desmayado–, yal ruido de los gritos el hombreescapado del manicomio huyó. Lamujer, que fácilmente podríahaberse desangrado porque le salíasangre de las arterias a borbotones,logró pedir ayuda, y acudió unvecino que le hizo un torniquete enel brazo, y ahora el marido, la mujery el vecino se empeñan en empezarel día rezando juntos. Había unafoto de los tres al sol de primerashoras de la mañana junto a la

Page 207: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

puerta del establo de Wisconsin, yestaban rezando. La mujer rezabacon el brazo y la mano que lequedaban: esperaban que lepusieran pronto una prótesis, peroestaba el asunto del dinero. Le dijea mi madre que me parecía de malgusto fotografiar a la gente rezando,y ella replicó que toda la historia erade mal gusto.

–Pero es un marido con suerte –añadió momentos después–. Yo veoesos programas en los que un

Page 208: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

hombre a lo mejor ha tenido quever cómo violaban a su mujer.

Dejé la revista. Miré a mi madre,sentada al pie de la cama, esa mujera la que no había visto en años.

–¿En serio? –pregunté.–¿En serio qué?–Que un hombre vea cómo violan

a su mujer. ¿Qué estabas viendo,mamá?

No añadí lo que estaba deseandopreguntar: ¿cuándo comprasteis untelevisor?

Page 209: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Lo vi en la televisión. Acabo dedecírtelo.

–Pero ¿en las noticias o en unode esos programas de policías?

Observé –o me dio esasensación– que mi madrereflexionaba, y dijo:

–En las noticias, una noche encasa de Vicky. Era en uno de esospaíses espantosos.

Cerró los ojos bruscamente.Recogí la revista y pasé las hojas

susurrantes. Dije:

Page 210: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Mira… Esta mujer lleva un trajemuy bonito. Mira qué traje tanbonito, mamá.

Pero ni respondió ni abrió losojos.

Así nos encontró el médico aqueldía. «Chicas…», dijo, y se detuvo alver a mi madre con los ojoscerrados. Se quedó junto a lapuerta, sin llegar a entrar; él y yoobservamos unos momentos paraver si mi madre estaba realmentedormida o si abría los ojos. Aquellosmomentos, con los dos vigilantes

Page 211: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

para ver qué pasaba, me hicieronrecordar que en mi juventud,cuando íbamos a la ciudad, a vecesdeseaba con todas mis fuerzascorrer hacia un desconocido ydecirle: «Por favor, tiene queayudarme, por favor se lo pido,sáqueme de aquí, están pasandocosas muy malas…». Y sin embargo,nunca lo hice, por supuesto. Sabíainstintivamente que ningún extrañome ayudaría, que ningún extraño seatrevería, y que al final semejantetraición empeoraría aún más las

Page 212: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

cosas. Así que pasé de observar a mimadre a observar a mi médico,porque en realidad él era eldesconocido al que yo esperaba, y aldarse la vuelta debió de verme algoen la cara, y yo –fugazmente– creíver algo en la suya. Levantó unamano para indicar que volvería ycuando salió, me dio la impresiónde estar cayendo en algo oscuro yconocido de mucho tiempo atrás.Mi madre continuó con los ojoscerrados muchos minutos. Hoy endía sigo sin saber si estaba dormida

Page 213: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

o si sólo quería estar lejos de mí.Sentí unos terribles deseos dehablar con mis hijas, pero si mimadre estaba dormida no podíadespertarla hablando por el teléfonode al lado de la cama y, además, misniñas estarían en el colegio.

Pasé todo el día queriendo hablarcon mis hijas. Cuando no pudeaguantar más, salí al pasillo con elaparato del gotero y les pregunté alas enfermeras si podía llamardesde su mesa y éstas me acercaronun teléfono. Llamé a mi marido.

Page 214: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Intenté con todas mis fuerzas queno se me cayeran las lágrimas. Mimarido estaba trabajando y se sintiómal por mí cuando le dije cuántolos echaba de menos, a él y a lasniñas. «Voy a hablar con la canguropara que te llame en cuanto vuelvana casa. Chrissie ha quedado parajugar.»

La vida sigue, pensé.(Y ahora pienso: sigue hasta que

deja de hacerlo.)

Page 215: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Tuve que sentarme en una silladetrás del mostrador de enfermeríamientras intentaba contener laslágrimas. Dolor de Muelas merodeó con un brazo, y todavía laquiero por eso. A veces me ponetriste la frase que escribióTennessee Williams para BlancheDubois: «Siempre he confiado en labondad de los desconocidos». Amuchos nos ha salvado muchasveces la bondad de losdesconocidos, pero es algo que conel tiempo parece manido, como los

Page 216: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

eslóganes de las pegatinas de loscoches. Y eso es lo que meentristece, que una frase bonita yauténtica se use con tantafrecuencia que acabe por parecertan superficial como el eslogan deuna pegatina.

Me estaba secando la cara con unbrazo desnudo cuando mi madrevino a buscarme, y todas –Dolor deMuelas, las demás enfermeras yyo– la saludamos con la mano.

Page 217: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Creía que estabas echándoteuna siesta –dije mientras ella y yovolvíamos a mi habitación. Dijo quese había echado una siesta–. A lomejor llama la canguro dentro depoco –dije, y le conté que Chrissiehabía quedado para jugar.

–¿Qué es eso de quedar parajugar? –preguntó mi madre.

Me alegré de que estuviéramossolas.

–Pues que va a ir a casa dealguien después del colegio.

Page 218: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–¿Con quién ha quedado parajugar? –preguntó mi madre, y medio la impresión de que preguntarloera su manera de ser amabledespués de lo que debía de habervisto en mi cara, la tristeza.

Mientras paseábamos por elpasillo del hospital le hablé de laamiga de Chrissie, le conté que lamadre daba clase en quinto grado yque el padre era músico, perotambién un capullo, o algo parecido,y que no eran felices en sumatrimonio, pero que parecía que

Page 219: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

las niñas se llevaban muy bien. Mimadre no dejó de asentir con lacabeza. Cuando llegamos a mihabitación, estaba el médico. Teníauna expresión seria al correr lacortina de golpe y apretarme lacicatriz. Dijo bruscamente:

–Menudo susto anoche. En lasangre aparecía una inflamación, ynecesitábamos el TAC. En cuanto lebaje la fiebre y retenga alimentosólido, la mandamos a casa.

Su voz era tan diferente quepodría haberme dado una bofetada

Page 220: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

con cada palabra.–Sí, señor –le dije sin mirarlo.Y es que he aprendido lo

siguiente: que la gente se cansa. Lamente, o el alma o la palabra quetengamos para lo que sea que no essólo el cuerpo se cansa, y he llegadoa la conclusión de que –casisiempre, la mayoría de las veces– esla naturaleza que nos ayuda. Yo meestaba cansando. Creo, pero no losé, que el médico también se estabacansando.

Page 221: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Llamó la canguro. Era una chicamuy joven, y me aseguró que lasniñas estaban estupendamente. Lepuso el teléfono junto a la oreja aBecka, y dije: «Mamá volverá a casamuy pronto», una y otra vez, ycomo Becka no lloró, me alegrémucho. «¿Cuándo?», preguntó, y yorepetí que muy pronto y que laquería.

–¿Qué? –preguntó.–Que te quiero y te echo mucho

de menos, y que estoy aquí, lejos deti, para ponerme bien, y voy a

Page 222: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

ponerme bien y te veré muy pronto,¿vale, cielo?

–Vale, mami –dijo.

Page 223: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

En el Museo Metropolitano de

Arte, que se yergue enorme y conmuchos escalones en la QuintaAvenida de Nueva York, hay unasección en la primera planta quellaman el jardín de las esculturas, yyo debo de haber pasado muchasveces al lado de esa esculturaconcreta con mi marido, y con lasniñas cuando se hicieron mayores,pensando sólo en comprar comida

Page 224: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

para mis hijas y sin saber realmentequé hacía una persona en un museode esas características en el que haytantas cosas que ver. En medio deesas preocupaciones y necesidadeshay una estatua. Y hace poco –enlos últimos años–, cuando laalcanzaba la luz cubriéndola de untinte magnífico, me detuve amirarla y dije: ¡Ah!

Es una estatua de mármol de unhombre con sus hijos al lado, y elhombre tiene una terrible expresiónde desesperación, y los niños

Page 225: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

parecen aferrarse a sus pies,implorantes, mientras que él mirael mundo con ojos atormentados,tirándose de la boca con las manos,pero sus hijos sólo lo miran a él, ycuando al fin me di cuenta, dije paramis adentros: Ah.

Leí el letrero, que explicaba quelos niños se ofrecen como comida asu padre, al que están matando dehambre en la cárcel, y que los niñossolamente quieren una cosa: quedesaparezca el sufrimiento de su

Page 226: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

padre. Dejarán que se los coma,contentos, muy contentos.

Y pensé: Ese hombre sí que sabía.Me refiero a la escultura. Sí quesabía.

Y también el poeta que escribió loque muestra la escultura. Éltambién sabía.

Me acerqué al museo unas cuantasveces expresamente para ver a mihombre-padre hambriento con sushijos, uno de ellos aferrado a sus

Page 227: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

piernas, y cuando llegaba allí nosabía qué hacer. Era tal y como lorecordaba, y me sentía confundida.Más adelante caí en la cuenta deque conseguía lo que quería cuandolo veía como a escondidas, cuandotenía prisa por ir a ver a alguien enotro sitio, o si estaba en el museocon alguien y decía que tenía que iral servicio, para escaparme y verlo asolas. Pero no a solas de la mismamanera que cuando ibacompletamente sola a ver alhombre-padre asustado y muerto de

Page 228: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

hambre. Y siempre está allí, salvouna vez que no estaba. El guardame dijo que estaba arriba, en unaexposición especial, ¡y me sentíinsultada por que otros tuvierantantos deseos de verlo!

Ten piedad de nosotros.Se me ocurrieron estas palabras

más tarde, al pensar en mi reaccióncuando el guarda me dijo que laestatua estaba arriba. Pensé: Tenpiedad de nosotros. No quisiéramosser tan insignificantes. Ten piedadde nosotros: se me pasa por la

Page 229: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

cabeza muchas veces. Ten piedad detodos nosotros.

Page 230: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–¿Quién es esta gente? –preguntó

mi madre.Yo estaba tumbada de espaldas

mirando la ventana; era tarde, y lasluces de la ciudad empezaban aencenderse. Le pregunté a mimadre que a quién ser refería. Mecontestó:

–A estos imbéciles de la revista,que no podía ser más estúpida. Nome sé el nombre de ninguno. Parece

Page 231: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

que a todos les gusta que les haganuna foto tomando café o yendo decompras o…

Dejé de prestarle atención. Era elsonido de la voz de mi madre lo quemás deseaba; lo que dijera noimportaba. Así que escuché elsonido de su voz; hasta los últimostres días hacía mucho tiempo queno la escuchaba, y era distinta.Quizá lo distinto fuera mi recuerdo,porque el sonido de su voz antes mesacaba de quicio. Este sonido era lo

Page 232: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

contrario del anterior: daba unasensación de presión, de urgencia.

–Mira esto –dijo mi madre–.Mira esto, Pispajo. Madre mía.

Me incorporé.Me acercó la revista de cotilleos.–¿Tú has visto esto?Me dio la revista.–No –dije–. O sea, lo he visto,

pero me da igual.–Pero por Dios, a mí no me da

igual. Su padre es amigo de tu padredesde hace muchísimo tiempo.Elgin Appleby. Mira, aquí lo dice.

Page 233: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

«Sus padres, Nora y Elgin Appleby.»Hay que ver lo gracioso que era esehombre. Era capaz de hacer reír almismísimo diablo.

–Pues el diablo es de risa fácil –repliqué, y mi madre me miró–.¿Cómo lo conoció papá?

Mientras mi madre estuvoconmigo en el hospital fue la únicaocasión en que recuerdo habermeenfadado con ella, y fue porquehabló de mi padre como de pasada,después de no haber hablado para

Page 234: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

nada de él, salvo para mencionar sufurgoneta. Dijo:

–Cuando eran jóvenes. A saberpor qué, pero Elgin se trasladó aMaine y se puso a trabajar en unagranja de allí, yo no sé por qué semudó. Pero mírala, la niña, AnnieAppleby. Mírala, Pispajo. –Mimadre señaló la revista que mehabía dado–. Creo que parece… nosé. –Mi madre se reclinó en lasilla–. ¿Qué parece?

–¿Simpática?

Page 235: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

No creía que pareciera simpática;algo parecía, pero yo no habríadicho que «simpática».

–No, simpática, no –dijo mimadre–. Algo. Parece algo.

Volví a mirar la fotografía. Estabaal lado de su nuevo novio, un actorde una serie de televisión que mimarido veía algunas noches.

–Parece como si hubiera vistocosas –dije al fin.

–Eso es –replicó mi madre,asintiendo con la cabeza–. Tienes

Page 236: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

razón, Pispajo. Eso mismo pensabayo.

El artículo era largo, y hablabamás de Annie Appleby que del tíocon el que estaba. Decía que sehabía criado en una granja dedicadaal cultivo de patatas en St. JohnValley, en el condado de Aroostook,Maine, que no había acabado lasecundaria, que había dejado deestudiar al meterse en unacompañía de teatro y que echaba demenos su tierra. «Por supuesto quesí», declaraba Annie Appleby.

Page 237: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

«Todos los días echo de menos labelleza.» Al preguntarle si queríacambiar el escenario por el cine,contestó: «Para nada. Me encantaque el público esté allí mismo,aunque no pienso en él cuandoestoy en el escenario: sencillamentesé lo que necesita, que es que yohaga bien mi trabajo, actuar paraellos».

Dejé la revista.–Es guapa –dije.–Yo no creo que sea guapa –

replicó mi madre. Me dio la

Page 238: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

impresión de que pasaba un ratohasta que añadió–: Creo que es másque guapa. Es preciosa. Mepregunto qué sentirá al ser famosa.

Mi madre pareció reflexionarsobre el tema.

Quizá fuera porque desde queestaba allí era la primera vez quemencionaba a mi padre y no sólo sufurgoneta, o quizá porque habíacalificado a la hija de otra personade preciosa, pero repliqué con ciertosarcasmo:

Page 239: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–No sabía yo que te importara loque se siente al ser famoso.

Inmediatamente experimentéuna sensación terrible: era mimadre, que había conseguido llegarsola al sótano la noche anterior,recorrer sola todo el camino hastael sótano de un hospital enorme yespantoso para comprobar que suhija estaba bien, así que dije:

–Pero yo sí que lo he pensado aveces, porque un día vi en CentralPark a (nombré a una actriz

Page 240: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

famosa). Iba andando, y pensé:¿Cómo será eso?

Lo dije para intentar ser amablecon mi madre otra vez.

Mi madre asintió ligeramente conla cabeza, mirando hacia la ventana.

–No sé –dijo.Minutos más tarde tenía los ojos

cerrados.Hasta mucho después no se me

ocurrió que a lo mejor no conocía ala actriz que yo había mencionado.Mi hermano me dijo, muchos añosmás tarde, que mi madre nunca iba

Page 241: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

al cine, que él supiera. Mi hermanotampoco ha ido nunca al cine.Vicky, no sé.

Page 242: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Vi al pintor que había conocido en

la universidad unos años despuésde haber salido del hospital, en lainauguración de la exposición deotro pintor. Mi matrimonio pasabapor un mal momento. Habíanocurrido cosas que me habíanhumillado: mi marido manteníauna relación muy estrecha con lamujer que había llevado a mis hijasal hospital y que no tenía hijos. Pedí

Page 243: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

que no volviera a nuestra casa, y mimarido accedió, pero estoy segurade que discutimos la noche quefuimos a la inauguración. Yrecuerdo que no me cambié dejersey. Era morado, y llevaba falda,y en el último momento me puse elabrigo largo azul de mi marido. Mimarido debió de ponerse lachaqueta de cuero. Recuerdo queme sorprendió ver allí al pintor.Pareció ponerse nervioso al verme;clavó la mirada en mi jersey moradoy en el abrigo azul marino (no me

Page 244: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

quedaban muy bien, y los coloresno pegaban: no me di cuenta hastaque volví a casa, me miré en elespejo y vi lo que él había visto). Noimportaba. Mi matrimonio síimportaba. Pero ver al pintor esanoche importó lo suficiente paraque al cabo de tantos años aúnpueda visualizar el abrigo largo yazul y mi jersey morado chillón. Élseguía siendo la única persona queme hacía avergonzarme de mi ropa,y para mí era algo curioso.

Page 245: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Ya lo he dicho: me interesa cómoencontramos maneras de sentirnossuperiores a otra persona, a otrogrupo de personas. Pasa en todaspartes, y todo el tiempo. Lepongamos el nombre que lepongamos, creo que es lo másrastrero que hay en nosotros, esanecesidad de encontrar a alguien aquien rebajar.

Page 246: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

La escritora Sarah Payne, a la que

había conocido por casualidad en latienda de ropa, iba a hablar en unamesa redonda en la BibliotecaPública de Nueva York. Lo leí en elperiódico unos meses después dehaberla visto. Me sorprendió:raramente aparecía en público, y yosuponía que debía de ser muyreservada. Cuando lo comenté conalguien que por lo visto la conocía

Page 247: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

un tanto superficialmente, esapersona dijo: «No es que sea muyreservada, es que a Nueva York nole cae bien». Y me recordó alhombre que la consideraba buenaescritora pero criticaba su tendenciaa la compasión. Asistí a la mesaredonda para verla; William no vinoconmigo, me dijo que preferíaquedarse en casa con las niñas. Eraverano, y no había tanta gente comopensaba que habría. El hombre quehabía dicho eso de ella –lo de lacompasión– estaba sentado él solo

Page 248: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

en la última fila. El tema de debateera la idea de la ficción, qué es yesas cosas. Un personaje de uno delos libros de Sarah Payne se referíaa un antiguo presidente de EstadosUnidos como «un viejo senil cuyaesposa gobernaba el país con suscartas astrológicas». Al parecerSarah Payne había recibido cartasamenazantes de personas quedecían que les había gustado sulibro hasta llegar a la parte en la queese personaje hablaba de uno denuestros presidentes en tales

Page 249: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

términos. El moderador parecíasorprendido.

–¿En serio?Era bibliotecario de la biblioteca.–En serio –contestó ella.–¿Y contesta esas cartas?El bibliotecario lo preguntó

tocando la parte inferior delmicrófono con los dedos, con ciertaprecisión. Sarah Payne dijo que nolas contestaba. Dijo, con la cara notan resplandeciente como el día queme la encontré en la tienda de ropa:

Page 250: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Mi trabajo no consiste enenseñar a distinguir a los lectoresuna voz narrativa de la opiniónparticular del escritor.

Ya sólo por eso me alegré dehaber ido. El bibliotecario parecíaincapaz de comprenderlo.

«¿Qué quiere decir?», preguntabauna y otra vez, y la escritora selimitaba a repetir lo que ya habíadicho. «¿En qué consiste su trabajocomo escritora de ficción?»,preguntó el bibliotecario, y ella dijoque su trabajo como escritora de

Page 251: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

ficción consistía en dar a conocer lacondición humana, en contarnosquiénes somos, qué pensamos yqué hacemos.

Una mujer del público levantó lamano y preguntó:

–Pero ¿es eso lo que piensa usteddel antiguo presidente?

Sarah Payne esperó unosmomentos y dijo:

–Vamos a ver. Si esa mujer quees un personaje ficticio llama viejoy senil a ese hombre y dice que sumujer gobierna con sus cartas

Page 252: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

astrológicas, entonces yo diría… –asintió firmemente con la cabeza yesperó unos segundos–, yo, esdecir, Sarah Payne, ciudadana deeste país, diría que la mujer que yoinventé es demasiado blanda con él.

El público neoyorquino puede serdifícil, pero comprendió lo quequería decir, y hubo asentimientosde cabeza y la gente se dijo cosas aloído. Miré hacia atrás, al hombre dela última fila, que no mostrabaninguna emoción. Al final le oí decira una mujer que se había acercado a

Page 253: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

hablar con él: «Se le da bien ser elcentro de atención». No lo dijo conamabilidad, o esa sensación me dio.Fui a casa en el metro, yo sola; noera una noche en la que me gustarala ciudad en la que llevo tantotiempo viviendo. Pero no habríasabido decir exactamente por qué.Casi habría sabido decir por qué,pero no exactamente.

Y esa noche empecé a escribiresta historia. Partes de la historia.

Empecé a intentarlo.

Page 254: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

La noche del hospital en que

pensé que había sido grosera con mimadre al decirle que no sabía quejamás le hubiera preocupado qué sesentía al ser famoso, no pudedormirme. Estaba inquieta; teníaganas de llorar. Cuando mis niñaslloraban yo me derrumbaba, lesdaba besos y procuraba enterarmede qué pasaba. A lo mejorexageraba. Y cuando discutía con

Page 255: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

William, a veces lloraba, ycomprendí desde el principio queno era de los que detestan ver llorara una mujer, algo que les pasa amuchos hombres, sino que serompía la frialdad que pudierasentir y casi siempre me abrazaba silloraba mucho y decía: «Vamos,Botoncito, ya lo solucionaremos».Pero con mi madre no me atrevía allorar. Mis padres detestaban el actode llorar, y a una niña que estállorando le resulta difícil tener queparar, sabiendo que si no para las

Page 256: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

cosas irán a peor. No es unasituación fácil para un niño. Y mimadre –aquella noche en lahabitación del hospital– era lamadre que había tenido toda mivida, por distinta que pareciera conaquel tono de voz bajo e imperiosoy la cara más dulce. Lo que quierodecir es que procuré no llorar. Enmedio de la oscuridad noté que mimadre estaba despierta.

Y después noté que me apretabaun pie por encima de la sábana.

Page 257: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Mamá –dije, incorporándomebruscamente–. ¡Mamá, no te vayas,por favor!

–No voy a ninguna parte, Pispajo–dijo–. Estoy aquí. Te pondrás bien.Tendrás que enfrentarte a muchascosas en la vida, pero es lo que lepasa a la gente. He visto algunas entu caso, o sea, he tenido algunasvisiones, pero contigo…

Me froté los ojos con fuerza –nollores, gilipollas– y me di talpellizco en una pierna que casi no

Page 258: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

podía creerme lo que me dolió. Perose pasó. Me puse de costado.

–¿Conmigo qué? –pregunté.Logré decirlo con tranquilidad.–Contigo nunca estoy segura de

lo exactas que son estas cosas.Antes sí que solían ser exactascontigo.

–Como cuando supiste que habíatenido a Chrissie –dije.

–Sí, pero no…–No sabías su nombre. –

Hablamos de eso las dos, y en laoscuridad tuve la sensación de que

Page 259: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

también sonreímos juntas. Mimadre dijo:

–Duerme, Pispajo. Necesitasdormir. Y si no puedes dormirte,por lo menos descansa.

Por la mañana vino el médico ycerró la cortina de golpe a mialrededor, y al verme el moratón enel muslo, en lugar de tocarlo sequedó mirándolo y después memiró a mí. Enarcó las cejas, y me dicuenta con horror de que se meestaban saltando las lágrimas.Asintió bondadosamente, pero eso

Page 260: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

fue sólo un momento. Me puso lamano en la frente, como paracomprobar si tenía fiebre, y la dejóallí mientras a mí se me seguíancayendo las lágrimas. Movió elpulgar una vez, como para apartaruna lágrima. Dios mío, qué amablefue. Era un hombre amable deverdad. Le dediqué unapequeñísima sonrisa para darle lasgracias, una sonrisa-muecapequeñísima para decirle que losentía.

Asintió y dijo:

Page 261: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Va a ver a esas niñas muypronto. La llevaremos a casa con sumarido. No va a morirse mientrasesté a mi cuidado, se lo prometo.

Y después cerró la mano, la besóy la extendió hacia mí.

Page 262: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Sarah Payne iba a dar un curso de

una semana en Arizona, y mesorprendió que William se ofrecieraa pagarme las clases. Fue unosmeses después de haberla visto enla Biblioteca Pública de Nueva York.No tenía muy claro que quisierasepararme de las niñas tantotiempo, pero William me animó. Elcurso se llamaba «taller», y no sépor qué, pero es una palabra que

Page 263: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

nunca me ha gustado, «taller». Fuiporque lo daba Sarah Payne. Alverla en la clase le dirigí una sonrisaradiante, pensando que merecordaría de cuando nosencontramos en la tienda de ropa,pero ella me saludó con unainclinación de cabeza, y tardé unosmomentos en darme cuenta de queno me había reconocido. Quizá seacierto que siempre deseamos unmínimo reconocimiento de alguienfamoso, que nos vea.

Page 264: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Nuestra clase estaba en unedificio antiguo al final de unacuesta, hacía buen tiempo y lasventanas estaban abiertas, yobservé que Sarah Payne se agotabacasi inmediatamente. Se lo noté enla cara. Después de una hora daba laimpresión de que su cara se habíacaído, como la arcilla blanca cuandono está lo bastante fría y pierde laforma: ésa es la imagen, que su carase había desmoronado, adquiriendouna forma extraña por el cansancio,y al cabo de tres horas aún más,

Page 265: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

como si su cara de arcilla blancacasi temblara. Lo que quiero decires que darnos clase la dejabaexhausta. Tenía la cara estragadapor el cansancio. Cada díaempezaba con cierta chispa deentusiasmo, pero en cuestión deminutos la invadía la fatiga. No creohaber visto, ni antes ni después,una cara que reflejara tanclaramente el agotamiento.

En la clase había un hombre quehabía perdido recientemente a suesposa por el cáncer, y Sarah era

Page 266: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

amable con él. Yo me di cuenta, ycreo que todos nos dimos cuenta.Nos dimos cuenta de que aquelhombre se enamoraba de unaalumna de la clase que era amiga deSarah. Estuvo bien. La amiga deSarah no se enamoró de él, pero lotrató decentemente, aquella mujer ySarah trataron de una formadecente al hombre que sufría por lamuerte de su esposa. Había otramujer que daba clases de inglés.Había un canadiense de mejillassonrosadas y carácter muy

Page 267: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

agradable: los alumnos le gastabanbromas por ser tan canadiense y élse lo tomaba bien. Había otramujer, de California, que erapsicoanalista.

Y quiero contar lo que ocurrió undía, que es que de repente entró ungato por la ventana, que estabaabierta, y saltó a la gran mesa. Eraun gato enorme, y alargado; lorecuerdo casi como un tigrepequeño. Yo di un salto,terriblemente asustada, y tambiénSarah Payne: pegó un salto

Page 268: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

tremendo de lo asustada que estaba.Y entonces el gato salió corriendopor la puerta de la clase. Lapsicoanalista de California, quenormalmente hablaba muy poco,aquel día le dijo a Sarah Payne, enun tono casi despectivo, a mientender: «¿Desde cuándo padeceestrés postraumático?».

Y lo que recuerdo es la expresiónque puso Sarah. Empezó a odiar aesa mujer por lo que había dicho. Laodiaba. El silencio se prolongó losuficiente para que la gente lo viera

Page 269: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

en la cara de Sarah, o eso es lo quepienso yo. Después, el hombre quehabía perdido a su esposa dijo:«Pues sí que era grande el gato».

A partir de entonces Sarah hablómucho en la clase de juzgar a lagente, y de enfrentarse al papel sinjuzgar.

En el taller nos habían prometidouna reunión individual, y estoysegura de que Sarah estaba muycansada de estas reuniones. Muchagente va a esos talleres porquequieren que los descubran y los

Page 270: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

publiquen. Yo me había llevadovarios capítulos de la novela queestaba escribiendo, pero en lareunión con Sarah saqué unosapuntes de escenas de la visita demi madre al hospital, cosas quehabía empezado a escribir despuésde haber visto a Sarah en labiblioteca: le había dejado una copiaen su buzón el día anterior. Lo quemejor recuerdo es que me hablócomo si la conociera desde hacíatiempo, a pesar de que no mencionó

Page 271: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

que nos hubiéramos visto en latienda de ropa.

–Siento estar tan cansada –dijo–.Si estoy casi mareada… –Se inclinóhacia delante y me rozó ligeramentela rodilla; después se echó haciaatrás–. Con la última persona penséque iba a vomitar, francamente –dijo en voz baja–. Era para vomitar.Es que yo no sirvo para esto. –Añadió–: Mira, escúchame, yescúchame con atención. Lo queestás escribiendo, lo que quieresescribir –volvió a inclinarse hacia

Page 272: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

delante y dio unos golpecitos conun dedo en las hojas que le habíadado– es muy bueno y te lopublicarán. Pero escúchame bien.La gente se te echará encima porunir pobreza y maltrato. Unapalabra tan absurda, una palabratan convencional y absurda comomaltrato, pero la gente dirá quepuede haber pobreza sin maltrato, ytú no dirás nada. Nunca defiendastu trabajo, nunca. Ésta es unahistoria de amor, tú lo sabes. Es lahistoria de un hombre atormentado

Page 273: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

todos los días de su vida por cosasque hizo en la guerra. Es la historiade una esposa que se quedó a sulado, porque eso es lo que hacían lamayoría de las esposas de esageneración, y cuando va a lahabitación del hospital a ver a suhija habla compulsivamente de queel matrimonio de todo el mundo vamal, y ella ni siquiera lo sabe, nisiquiera sabe lo que está haciendo.Es la historia de una madre quequiere a su hija. De una maneraimperfecta, porque todos amamos

Page 274: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

de una manera imperfecta. Pero simientras escribes esta novela te dascuenta de que estás protegiendo aalguien, recuerda una cosa: que nolo estás haciendo bien.

Entonces se echó hacia atrás yapuntó títulos de libros que yodebía leer, sobre todo clásicos, ycuando se levantó y yo me levantépara marcharme, dijo de repente:

–Un momento. –Y me dio unabrazo; se llevó los dedos a loslabios, hizo el ruido de un beso y yopensé en el médico amable.

Page 275: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Dije:–Siento que esa mujer

preguntara en la clase lo del estréspostraumático. Yo también peguéun salto.

Sarah dijo:–Ya lo sé, te vi. Y quien aproveche

su profesión para ningunear aalguien de esa manera… bueno, esapersona es un asco.

Me guiñó un ojo, con su cara deagotamiento, y dio media vuelta.

No he vuelto a verla.

Page 276: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Oye –dijo mi madre. Era el

cuarto día que pasaba sentada al piede mi cama–. ¿Te acuerdas de lachica esa, Marilyn…? ¿Cómo sellamaba? Marilyn Mathews… No sécómo se llamaba. Marilyn no sécuántos. ¿Te acuerdas de ella?

–Claro que me acuerdo –contesté.

–¿Cómo se llamaba? –preguntómi madre.

Page 277: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Marilyn no sé cuántos –contesté.

–Pues se casó con CharlieMacauley. ¿Te acuerdas de él?Seguro que sí. ¿No? Era de Carlisley…, bueno, supongo que era más dela edad de tu hermano. No salían enel instituto, Marilyn y él, pero secasaron, fueron los dos a launiversidad… en Wisconsin, creo, aMadison, y…

Dije:–Charlie Macauley. Un momento,

espera. Era alto. Ellos iban al

Page 278: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

instituto cuando yo todavía estabaen primero de secundaria. Marilyniba a nuestra iglesia y ayudaba a sumadre a servir la cena el día deAcción de Gracias.

–Ah, sí, es verdad. –Mi madreasintió con la cabeza–. Tienesrazón. Marilyn era una personamuy simpática. Y ya te digo que eramás de la edad de tu hermano.

De repente me vino un clarorecuerdo de Marilyn sonriéndome,un día al pasar a mi lado en elvestíbulo vacío después del colegio,

Page 279: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

y fue una sonrisa agradable, como sisintiera pena de mí, pero me dio laimpresión de que no quería que susonrisa pareciera condescendiente.Por eso la he recordado siempre.

–¿Y por qué ibas a acordarte tú deella? –me dijo mi madre–. Si eramucho mayor. ¿Por lo de las cenasde Acción de Gracias?

–¿Y por qué ibas a acordarte tú deella? –le dije a mi madre–. ¿Qué lepasó? ¿Y por qué ibas tú a saberlo?

–Ah. –Mi madre soltó un gransuspiro y movió la cabeza–. El otro

Page 280: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

día entró una mujer en la biblioteca(ahora voy a la biblioteca deHanston algunos días), y resultaque se parecía a ella, a Marilyn. Ledije: «Se parece usted a alguien queyo conocía, que era más o menos dela edad de mis hijos». La mujer nocontestó, y eso es una cosa que…que me enfada mucho, ¿entiendes?

Sí lo entendía. Llevaba toda lavida con esa sensación, que la genteno quería aceptarnos, ser amigosnuestros–. Mira, mamá –dije convoz cansada–. Que se jodan.

Page 281: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–¿Que se jodan?–Ya sabes qué quiero decir.–Por lo visto has aprendido un

montón viviendo en la gran ciudad.Sonreí al techo. No conozco a

ninguna persona en el mundoentero que hubiera podido creerseque esta conversación tenía lugar,pero es tan real como la que más.

–Pero mamá, si no he tenido quemudarme a la gran ciudad paraaprender a decir «joder».

Se hizo el silencio, como si mimadre estuviera reflexionando. De

Page 282: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

repente dijo:–No, seguramente sólo tenías

que ir al establo de los Pederson yoír a los jornaleros que tenían.

–Los jornaleros decían muchomás que la palabra «joder» –le dije.

–Ya me lo figuro –replicó mimadre.

Y ahora es cuando –al contaresto– vuelvo a pensar: ¿Por qué nose lo pregunté entonces? ¿Por quéno le dije sencillamente: mamá,aprendí todas las palabras que mehacían falta en ese puto garaje que

Page 283: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

llamábamos casa? Supongo que nodije nada porque estaba haciendo loque he hecho la mayor parte de mivida, disimular los errores de losdemás cuando no saben que se hanpuesto en evidencia. Creo que lohago porque muchas veces podríaser yo. Todavía sé reconocer,vagamente, cuándo me he puestoen evidencia, y es algo que siempreme devuelve la sensación de lainfancia, que faltaban enormesfragmentos de conocimiento delmundo que nunca podrán

Page 284: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

reemplazarse. Sin embargo, lo hagopor los demás, como noto que losdemás lo hacen por mí. Y por esopienso que lo hice por mi madreaquel día. ¿Quién no se habríaincorporado y habría dicho: es queno te acuerdas, mamá?

Se lo he preguntado a expertos.Personas amables, como el médicoque era amable; personas nodesagradables, como la mujer que lehabló con tan mala intención aSarah Payne cuando pegó un saltopor el gato. Me han dado respuestas

Page 285: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

serias, y casi siempre las mismas:no sé qué recordaba tu madre. Megustan esos expertos porqueparecen decentes, y porque creo queya sé distinguir una frase sincera.No saben qué recordaba mi madre.

Yo tampoco sé qué recordaba mimadre.

–Pero me hizo pensar en Marilyn–continuó mi madre con su vozsusurrante–, así que esa mismasemana pregunté al ver que tal y talpersona de la…, bueno, Pispajo, elsitio ése…

Page 286: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–La pastelería de Chatwin.–Ese sitio –dijo mi madre–. Sí, la

mujer que sigue trabajando allí… Losabe todo.

–Evelyn.–Evelyn. Así que me senté a

tomar un trozo de bizcocho y uncafé y le dije: «Pues creo que vi aMarilyn no sé cuántos el otro día»,y Evelyn a mí siempre me ha caídobien…

–Yo la quería mucho. –No dijeque la quería porque era buena conmi primo Abel, buena conmigo, y no

Page 287: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

decía nada cuando nos veíarevolviendo en el contenedor. Y mimadre no me preguntó por qué laquería.

Mi madre continuó:–Bueno, pues dejó de limpiar el

mostrador y me dijo: «La pobreMarilyn se casó con CharlieMacauley, ése de Carlisle. Creo quetodavía viven por aquí cerca, pero secasó con él cuando estaban en launiversidad, y él era un chico listo.Y es que se llevan a todos loslistos».

Page 288: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–¿Quién se los lleva? –pregunté.–Pues este gobierno asqueroso

que tenemos, claro –contestó mimadre.

No dije nada; me puse a mirar eltecho. Mi experiencia de toda lavida es que las personas que máshan recibido del gobierno –educación, comida, ayudas para elalquiler– son las más dadas aponerle peros a la idea misma degobierno. En cierto modo locomprendo.

Page 289: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–¿Para qué se llevaron al maridolisto de Marilyn? –pregunté.

–Pues lo hicieron oficial delejército, claro. Durante los añosesos de Vietnam. Y me figuro quetuvo que hacer cosas terribles, y porlo que me contó Evelyn, ya no havuelto a ser el mismo. Así que esmuy triste que les pasara una cosaasí al principio de su matrimonio.Muy triste, muy triste –dijo mimadre.

Esperé un buen rato, un buenrato esperé, tumbada con el corazón

Page 290: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

latiéndome muy fuerte, todavíarecuerdo el aporrear, el traquetearde mi corazón, y pensé en lo que,para mis adentros, siempre habíallamado la Cosa, la parte másterrorífica de mi infancia. Estabamuy asustada en aquella cama,tenía miedo de que mi madre lomencionara al cabo de tantos años,después de no haberlo mencionadojamás, y al fin dije:

–Pero ¿qué hace… comoconsecuencia de esa experiencia?¿Trata mal a Marilyn?

Page 291: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–No lo sé –contestó mi madre.De repente su voz parecía cansada–.No sé qué hace. A lo mejor en estostiempos hay ayuda para eso. Almenos tiene nombre. No es comolas primeras personas trauma…,como se diga, por una guerra.

En el recuerdo que guardo, fui yoquien apartó a todos nosotros lomás rápidamente posible, lo másrápido posible, del camino que iba atomar mi madre sin saberlo osabiéndolo.

Page 292: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Me horroriza la idea de quealguien trate mal a Marilyn –dije, yañadí que el médico todavía nohabía venido a verme.

–Es sábado –replicó mi madre.–Pero vendrá de todos modos.

Siempre viene.–No trabajará los sábados –dijo

mi madre–. Ayer te dijo que pasarasun buen fin de semana. A mí eso nome da la impresión de que trabajelos sábados.

Entonces empecé a asustarme.Me daba miedo que tuviera razón.

Page 293: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Mamá, estoy tan cansada… –dije–. Muy cansada. Quieroponerme mejor.

–Y te pondrás mejor –dijo–. Lohe visto claramente. Te pondrásmejor y tendrás algunos problemasen tu vida, pero lo importante esque te pondrás mejor.

–¿Estás segura?–Estoy segura.–¿Qué problemas?–Problemas. –Mi madre guardó

silencio un rato–. Como la mayoríade las personas, o como algunas.

Page 294: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Problemas en el matrimonio. A tushijas no les pasará nada.

–¿Cómo lo sabes?–¿Que cómo lo sé? No sé cómo lo

sé. Nunca he sabido cómo lo sé.–Ya lo sé –dije.–Descansa, Lucy.Era todavía principios de junio, y

los días eran muy largos. Alatardecer empezaron a aparecer lasluces en la ventana que nos ofrecíala magnífica vista de la ciudad, yentonces oí la voz en mi puerta.«Chicas…», dijo el médico.

Page 295: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Ya llevábamos unos años viviendo

en el West Village la primera vezque asistí al desfile del Orgullo Gay,y al vivir en el Village, el desfile eraun gran acontecimiento. Es natural.Estaba lo de Stonewall, y después elterrible asunto del sida, y habíamuchas filas de gente en las callesque habían ido a apoyar y también afestejar y a llorar a los que habíanmuerto. Yo llevaba a Chrissie de la

Page 296: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

mano, y William a Becka en lacadera. Miramos a los hombres quepasaban con zapatos rojos de tacónalto y peluca, algunos con vestidos,y a continuación desfilaban lasmadres, y todas las cosas que se venen Nueva York en tal ocasión.

William se volvió hacia mí y dijo:«Venga, Lucy, por Dios» al ver miexpresión; yo moví la cabeza yempecé a andar hacia casa. Él sevino conmigo. «No me acordaba,Botoncito.»

Page 297: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Era la única persona a la que se lohabía contado.

Mi hermano debía de estar enprimero de secundaria. Puede queél tuviera un año más, puede quetuviera un año menos, pero aúnvivíamos en el garaje, o sea que yodebía de tener unos diez. Como mimadre cosía en casa, tenía variospares de zapatos de tacón en uncesto, en un rincón del garaje. Elcesto podría haber sido como un

Page 298: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

armario para otra mujer. Tambiénhabía sujetadores, fajas y unliguero. Creo que eran para lasmujeres que querían algún arreglo yno iban con la ropa interioradecuada. Incluso cuando eranormal que todas las mujeresllevaran esas cosas, mi madre no semolestaba en ponérselas, a menosque esperase a una clienta.

Vicky vino a buscarme ese día alpatio del colegio gritando; no sésiquiera si era día de colegio ni porqué no estaba conmigo. Lo único

Page 299: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

que recuerdo son sus gritos y elmontón de gente y las risas. Mipadre iba al volante de la furgonetapor la calle principal del pueblochillándole a mi hermano, que ibaandando por la calle con unosgrandes zapatos de tacón de los delcesto, un sujetador por encima de lacamiseta y una sarta de perlasfalsas, y le caían las lágrimas araudales. Mi padre iba conduciendoy gritándole que era un putomaricón y que todo el mundo debíasaberlo. Yo no daba crédito a mis

Page 300: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

ojos; tomé de la mano a Vicky,aunque yo era más pequeña, y lallevé hasta casa. Mi madre estabaallí y dijo que habían encontrado ami hermano con ropa suya, que eraasqueroso y que mi padre le estabadando una lección, y que Vickydejara de hacer ruido, así que mellevé a Vicky a los sembrados hastaque oscureció. Nos daba más miedola oscuridad que nuestra casa. Noestoy segura de que sea un recuerdoverdadero, a no ser porque lo sé, oeso creo. O sea: es verdad. Se le

Page 301: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

puede preguntar a cualquiera quenos conociera.

Aquel día del desfile en el Village,creo –pero no estoy segura– queWilliam y yo nos peleamos. Porquerecuerdo que dijo: «Es que no loentiendes, Botoncito, ¿no?». Serefería a que yo no entendía quepudiera ser amada, que fueraamable. Decía eso muchas vecescuando nos peleábamos. Era elúnico hombre que me llamabaBotoncito, pero no fue el último endecir: es que no lo entiendes, ¿no?

Page 302: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

* * *

El día que nos dijo que nosenfrentáramos con el papel sinjuzgar, Sarah Payne nos recordó quenunca sabíamos y nunca sabríamoscómo sería comprender plenamentea otra persona. Parece una ideasencilla, pero con los años veo conmás claridad que tenía quedecírnoslo. Pensamos, siemprepensamos: ¿qué hay en una personaque nos hace detestar a esa persona,que nos hace sentir superiores? He

Page 303: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

de decir que aquella noche –recuerdo más de lo que acabo decontar– mi padre se tumbó al ladode mi hermano en la oscuridad y loabrazó como a un niño pequeño, loacunó en su regazo, y yo no fuicapaz de distinguir las lágrimas ylos murmullos de uno de los delotro.

Page 304: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Elvis –dijo mi madre.

Era de noche; la habitaciónestaba a oscuras, menos por lasluces de la ciudad que se veían porla ventana.

–¿Elvis Presley?–¿Conoces tú a otro Elvis? –

replicó mi madre.–No. Has dicho «Elvis». –

Esperé–. Mamá, ¿por qué has dichoElvis?

Page 305: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Era famoso.–Lo era. Era demasiado famoso y

murió por eso.–Murió por las drogas, Lucy.–Pero sería por lo de la soledad,

mamá. Por ser tan famoso. Túpiénsalo: no poder ir a ningunaparte.

Mi madre no dijo nada durantelargo rato. Me dio la impresión deque estaba pensándolo de verdad.Dijo:

–A mí me gustaba lo que hacía alprincipio. Tu padre pensaba que era

Page 306: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

el demonio en persona, con la ropaabsurda que llevaba al final, pero,Lucy, es que yo oía su voz y…

–Mamá, que yo he oído su voz.No sabía que supieras nada de Elvis.¿Cuándo lo escuchabas, mamá?

Otra vez hubo un largo silencio, yde repente mi madre dijo:

–Pues… no era más que un chicode Tupelo. Un pobre chico deTupelo, Mississippi, que quería a sumadre. Atrae a la gentuza. Es a ésosa los que les gusta, a la gentuza. –Esperó unos momentos y dijo, por

Page 307: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

primera vez con la auténtica voz demi infancia–: Tu padre tenía razón.No era más que gentuza.

Gentuza.–Gentuza muerta –repliqué.–Bueno, claro. Las drogas.Al fin dije:–Nosotros éramos gentuza. Ni

más ni menos.Con la voz de mi infancia, mi

madre dijo:–Eres una imbécil, Lucy Barton.

No he atravesado todo el país enavión para que me digas que somos

Page 308: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

gentuza. Mis antepasados y losantepasados de tu padre fuimos delos primeros en este país, LucyBarton. No he atravesado todo elpaís para que me vengas con quesomos gentuza. Eran personasbuenas y decentes. Desembarcaronen Provincetown, Massachusetts, yeran pescadores y colonos. Nosotroscolonizamos este país, y los másvalientes se mudaron al MedioOeste, y eso es lo que somos, eso eslo que eres tú. Que no se te olvidenunca.

Page 309: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Tardé unos momentos en decir:–No lo olvidaré. –Y añadí–: No,

lo siento, mamá. De verdad.Guardó silencio. Me dio la

sensación de que sentía su rabia, ytambién tuve la sensación de que,por haber dicho eso a mi madre, yome quedaría más tiempo en elhospital: o sea, lo sentía en micuerpo. Me dieron ganas de decir:vete a casa. ¡Vete a casa y explícalea la gente que no éramos gentuza,explícales que tus antepasadosvinieron aquí y asesinaron a todos

Page 310: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

los indios, mamá! Vete a casa ycuéntaselo a todo el mundo.

A lo mejor no quería decirle eso.A lo mejor es lo que pienso ahora alescribir.

Un pobre chico de Tupelo quequería a su madre. Una pobre chicade Amgash que también quería a sumadre.

Page 311: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

He empleado la palabra

«gentuza» igual que mi madreaquel día en el hospital al hablar deElvis Presley. La pronuncié con unapersona de la que me hice buenaamiga poco después de salir delhospital –es la mejor amiga que hetenido en la vida–, y después deconocerla, después de que mi madreviniera a verme al hospital, me dijo

Page 312: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

que su madre y ella se peleaban y sepegaban, y yo le dije:

–Eso es de gentuza.Y ella, mi amiga, replicó:–Es que éramos gentuza.En mi recuerdo, su voz tenía un

tono defensivo e irritado; ¿por quéno? No le he contado cómo mesentía, no le he dicho que estuvomal decirle aquello. Mi amiga esmayor que yo, sabe más que yo yquizá sepa –también la educaron enla iglesia congregacional– quenosotros no hablamos de eso. A lo

Page 313: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

mejor lo ha olvidado. Yo creo queno.

Y una cosa más:Justo después de enterarme de

que me habían admitido en launiversidad, le enseñé a mi profesorde inglés del instituto una historiaque había escrito. No me acuerdo demucho, pero sí de que el profesorhabía trazado un círculo en lapalabra «ordinario». La frase eraalgo así como «La mujer llevaba un

Page 314: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

vestido ordinario». No emplees esapalabra, dijo, no es bonita y,además, no es precisa. No sé si dijoexactamente eso, pero habíarodeado la palabra con un círculo, yme dijo con amabilidad que no erabonita ni buena, y siempre lo herecordado.

Page 315: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Oye, Pispajo –dijo mi madre.

Era por la mañana temprano.Había estado Galletita, que mehabía tomado la temperatura y mehabía preguntado si quería unzumo. Dije que probaría el zumo, yse marchó. A pesar del enfado,había dormido, pero mi madre teníaaspecto de estar muy cansada. Ya noparecía enfadada, sólo cansada, y

Page 316: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

más como la persona que era desdeque llegó a verme al hospital.

–¿Recuerdas que te he habladode Mary Mississippi?

–No. Sí. Espera. ¿Mary Mumford,con un montón de niñas?

–¡Ah, sí, tienes razón! Se casó conel Mumford ése. Sí, y tuvo unmontón de niñas. Evelyn, la de lapastelería de Chatwin, hablabamucho de ellas, eran familia. Elmarido de Evelyn era primo…, nome acuerdo. Pero Evelyn la llamabaMary Mississippi. Era más pobre

Page 317: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

que las ratas. Me dio por pensar enella después de que habláramos deElvis. También era de Tupelo. Perosu padre se llevó la familia aIllinois, a Carlisle, y ella se crio allí.No sé por qué se mudarían aIllinois, pero su padre trabajaba enla gasolinera de allí. No tenía nipizca de acento del sur, Mary. Lapobre… Era una auténtica monada,la capitana de las animadoras, y secasó con el capitán del equipo defútbol, el chico de los Mumford, quetenía dinero.

Page 318: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Mi madre tenía otra vez un tonode voz precipitado, agobiado.

–Mamá…Me hizo un gesto con la mano.–Pispajo, escucha si quieres una

buena historia. Escúchame. Escribeésta. Bueno, pues Evelyn me contócuando estábamos hablando de…

–Marilyn no sé cuántos.Lo dijimos las dos al mismo

tiempo, y mi madre se calló ysonrió: ¡ah, cómo la quería, a mimadre!

Page 319: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Bueno, escucha. El caso es queMary Mississippi se casó con ese tíorico y tuvo…, qué sé yo, cinco o seishijas, creo que eran todas niñas. Erabuena persona, y vivían en una casagrande, donde su marido llevaba elnegocio, no sé qué negocio sería…El marido viajaba mucho pornegocios, y resulta que tuvo un líocon su secretaria durante treceaños. La secretaria era una gordamuy gorda, y cuando Mary seenteró, le dio un ataque al corazón.

–¿Murió?

Page 320: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–No. Bueno, creo que no.Mi madre se echó hacia atrás.

Parecía agotada.–Es muy triste, mamá.–¡Pues claro que es triste!Guardamos silencio un rato. De

repente mi madre dijo:–Me he acordado de ella

solamente porque…, bueno, esosegún su prima Evelyn, la de lapastelería de Chatwin, le encantabaElvis, y había nacido en el mismopueblo de mierda.

–Mamá…

Page 321: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–¿Qué, Lucy?Se volvió y me miró bruscamente.–Me alegro de que estés aquí –

dije.Mi madre asintió con la cabeza y

miró por la ventana.–He pensado en lo raro que debe

de ser. Los dos, Elvis y MaryMississippi, pasaron de ser muypobres a ser muy ricos y, por lovisto, a ninguno de los dos le sirvióde nada.

–No, claro que no –repliqué.

Page 322: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

He ido a sitios de esta ciudad a los

que van los muy ricos. Uno es laconsulta de una doctora. Vanmujeres, y unos cuantos hombres,que se sientan en la sala y esperan ala doctora que hará que no parezcanni viejos ni preocupados ni comosus madres. Hace unos años yo fuiallí para no parecerme a mi madre.La doctora dijo que casi todos losque iban por primera vez decían que

Page 323: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

se parecían a su madre y que no lesgustaba. Yo también había visto ami padre en mi cara, y la doctoradijo que sí, que también podíaayudarme con eso. Normalmenteera a la madre –o al padre– a quienla gente no quería parecerse, a vecesa ninguno de los dos, dijo ladoctora, pero en la mayoría de loscasos, era a la madre. Me puso unasagujitas minúsculas en las arrugasde alrededor de la boca. Ahora estáguapísima, dijo. Se parece a usted

Page 324: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

misma. Vuelva dentro de tres días, yveremos.

Tres días después había en la salade espera una mujertremendamente vieja y llevaba unaparato en la espalda, que estabadoblada casi por la mitad. Sonriócon una cara que le habíanrejuvenecido muchos años. Penséque era muy valiente. A mi ladohabía un chico joven, seguramentede secundaria, y su hermana mayor.Quizá estuvieran esperando a sumadre; no sé a quién estarían

Page 325: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

esperando, pero tenían dinero.Llegas a tener olfato para eso,incluso si no hubieras ido nunca ala consulta de esa doctora. Observéal chico y a su hermana. Hablabande llamar a un tal Pips, y la chicadijo: Sólo puedo llamar a númerosnacionales, con este teléfono nopuedo llamar a internacionales. Elchico fue de lo más amable ypropuso enviar un email a Pips paraque Pips los llamara por teléfono.Entonces observé que el chicoestaba observando a la señora

Page 326: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

viejísima: la observaba con interés,pero como estaba tan encorvada,para él, naturalmente, ellapertenecía a otra especie. Así devieja debía de parecerle, yo me dicuenta, pensé que me daba cuenta.Sentí cariño por el chico y suhermana. Parecían sanos, guapos ybuenos chicos. Y la señora muyvieja empezó a salir, lentamente.Llevaba una cinta de un rosa vivoatada al bastón.

El chico se levantó bruscamente yle abrió la puerta.

Page 327: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Esto sí que es una ciudad. Pero yalo había dicho.

Page 328: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Aquella noche en el hospital, la

última noche que pasaría mi madreconmigo –ya llevaba allí cincodías–, pensé en mi hermano.Recordé un día que me encontrécon un grupo de chicos en el campode al lado del colegio; yo debía detener unos seis años, y vi que habíapelea, que un grupo de chicosestaban pegando a un niño. El niñoal que estaban pegando era mi

Page 329: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

hermano. Tenía una expresióncomo de estar paralizado de miedo,y la verdad es que no parecíamoverse; estaba agachado mientraslos chicos le pegaban. Sólo lo vifugazmente, porque di media vueltay eché a correr. También pensé –esamisma noche en el hospital– en quemi hermano no había tenido que ira la guerra de Vietnam porque letocó un buen número en el sorteo.Antes de saberlo, recuerdo a mispadres hablando por la noche, y oídecir a mi padre: El ejército lo

Page 330: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

matará, no podemos consentirlo, elejército será terrible para él. Y fuepoco después cuando nosenteramos de que mi hermanotenía un buen número. ¡Pero mipadre lo amaba! Lo comprendíaquella noche.

Y después me acordé de otra cosa:un Día del Trabajo mi padre mellevó con él, sola; no sé por qué fuiyo sola con él, quiero decir que nosé dónde estaban mi hermano y mihermana. Fuimos a Moline, a unossesenta y cinco kilómetros. Quizá

Page 331: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

mi padre tuviera que solucionaralgo de negocios allí, aunque cuestatrabajo imaginarse qué clase denegocios podía tener en ningunaparte, y mucho menos en Moline,pero recuerdo estar allí con él en laFiesta de Halcón Negro y que vimosla danza de los indios. Las mujeresestaban de pie en un círculoalrededor de los hombres y sólodaban unos pasitos, mientras quelos hombres bailaban con muchoajetreo. Mi padre parecíaprofundamente interesado en el

Page 332: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

baile y las ceremonias. Vendíanmanzanas caramelizadas, y yoquería una a toda costa. Nuncahabía comido manzanacaramelizada. Mi padre me lacompró. Fue verdaderamenteincreíble que hiciera una cosa así. Yrecuerdo que no pude comerme lamanzana, que no podía hincar misdientecitos en la corteza roja, y mesentí desolada. Entonces mi padreme la quitó y se la comió, pero se learrugó la frente, y tuve la sensaciónde que se había preocupado por mi

Page 333: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

culpa. No recuerdo ver a losbailarines después; recuerdo versólo la cara de mi padre, tan porencima de mí, y que se le pusieronlos labios rojizos con la manzanacaramelizada que se comió porqueno le quedó más remedio. En mirecuerdo lo quiero por eso, porqueno me gritó ni me hizo sentir malpor no ser capaz de comerme lamanzana, sino que me la quitó y sela comió él, aunque sin disfrutarla.

Y recordé otra cosa: que leinteresaba lo que veía. Tenía interés

Page 334: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

por ello. ¿Qué pensaría de aquellosindios que bailaban?

Cuando las luces empezaron aencenderse en la ciudad, dije derepente:

–¿Mami, tú me quieres?Mi madre movió la cabeza y miró

las luces.–Ya vale, Pispajo.–Vamos, mamá, dímelo.Me eché a reír, y ella también se

echó a reír.

Page 335: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Por lo que más quieras, Pispajo.Me incorporé y me puse a batir

palmas, como una niña.–¡Mamá! ¿Me quieres, me

quieres, me quieres?Mi madre me hizo un gesto con la

mano, todavía mirando por laventana.

–Mira que eres tonta –dijo ymovió la cabeza–. Pero mira queeres tonta.

Volví a tumbarme y cerré los ojos.Dije:

–Mamá, tengo los ojos cerrados.

Page 336: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Ya está bien, Lucy.Noté el regocijo en su voz.–Venga, mamá. Que tengo los

ojos cerrados.Se hizo el silencio un rato. Yo

estaba contenta.–¿Mamá? –dije.–Cuando cierres los ojos –dijo.–¿Me quieres cuando tengo los

ojos cerrados?–Cuando tengas los ojos cerrados

–dijo.Y dejamos el juego, pero yo

estaba tan contenta…

Page 337: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Sarah Payne dijo: Si hay algúnpunto débil en tu historia, plántalecara, agárralo fuerte y plántale caraantes de que el lector se dérealmente cuenta. Así es comotendrás autoridad, dijo, en una deesas clases en las que su cara seinundaba del cansancio de enseñar.Me da la impresión de que la gentequizá no entienda que mi madre nofuera capaz de pronunciar laspalabras te quiero. Me da la

Page 338: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

impresión de que la gente quizá nolo entienda: no importaba.

Page 339: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Fue al día siguiente –lunes–

cuando Galletita dijo que teníanque hacerme otra prueba de rayosX; iba a ser algo sencillo, dijo, yvendrían a buscarme en seguida. Alcabo de una hora yo ya estaba otravez en la habitación. Mi madre mesaludó moviendo los dedos, y yotambién moví los dedos en cuantome acosté.

Page 340: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Ha sido pan comido– le dije. Yella dijo:

–Eres una chica muy valiente,Pispajo.

Miró por la ventana, y yo tambiénmiré por la ventana.

Debimos de hablar más, estoysegura, pero el médico entróapresuradamente y dijo:

–A lo mejor tenemos que llevarlaal quirófano. Podría tener unaobstrucción, y lo que he visto no megusta nada.

Page 341: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–No puedo –dije,incorporándome–. Si me operan memoriré. ¡Mire lo flaca que me hequedado!

Mi médico replicó:–Aparte de los vómitos, está sana

y es joven.Mi madre se puso de pie.–Ya va siendo hora de que me

vaya a casa.–¡Mami, no, no puedes hacerlo! –

chillé.–Sí, he estado aquí lo suficiente,

ya es hora de que vaya a casa.

Page 342: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Mi médico no supo quéresponder al comentario de mimadre. Solamente recuerdo sufirme decisión de hacerme otraprueba para ver si necesitaba unaoperación. Y aunque seguí en elhospital casi cinco semanas más,nunca me preguntó por mi madre,ni si la echaba de menos, no dijoque debía de haber sido bonitotenerla allí, no dijo nada de ella. Asíque nunca le conté a aquel médicotan amable que la echaba de menosterriblemente, que hubiera venido

Page 343: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

era…, bueno, no podría haber dichoqué era. Y no dije nada en absoluto.

Así que mi madre se marchóaquel día. Tenía miedo de no saberencontrar un taxi. Le pedí a una delas enfermeras que la ayudara, perosabía que en cuanto llegara a laPrimera Avenida, ningunaenfermera podría ayudarla. Dosceladores ya habían llevado lacamilla con ruedas a mi habitacióny bajaron la barra de la cama. Leexpliqué a mi madre que tenía quelevantar un brazo y decir «La

Page 344: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Guardia» como si lo dijera a diario,pero me di cuenta de que estabaaterrorizada, y yo también estabaaterrorizada. No sé si me dio unbeso de despedida, pero me cuestacreer que lo hiciera. No tengoningún recuerdo de mi madredándome un beso. Sin embargo, esposible que me diera un beso;podría equivocarme.

Page 345: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Ya he dicho que en la época sobre

la que estoy escribiendo el sida eraalgo terrible. Sigue siendo terrible,pero la gente ya se haacostumbrado. Acostumbrarse nosirve para nada. Pero cuando yoestaba en el hospital, la enfermedadera nueva y todavía no se sabíacómo mantenerla inactiva, así queen la puerta de una habitación dehospital en la que hubiera una

Page 346: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

persona con esa enfermedad habíauna pegatina amarilla; todavía lasrecuerdo: pegatinas amarillas conrayas negras. Cuando más adelantefui a Alemania con William, penséen las pegatinas amarillas delhospital. No decían ACHTUNG!,pero eran así. Y pensé en lasestrellas amarillas que los nazisobligaban a llevar a los judíos.

Mi madre se marchó con talrapidez, y a mí me llevaron en lacamilla con ruedas con tal rapidez,que cuando de repente me sacaron

Page 347: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

del gran ascensor y me aparcaronjunto a una pared en el pasillo deotra planta, me sorprendió que medejaran allí tanto tiempo. Pero loque pasó fue lo siguiente: medejaron en un sitio del pasillo desdeel que veía la habitación deenfrente, con una de las terriblespegatinas amarillas en la puertaentreabierta, y en la cama vi a unhombre de ojos oscuros y pelotambién oscuro, y me dio laimpresión de que me miraba todo elrato. Me sentí fatal por que

Page 348: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

estuviera muriéndose, y sabía quemorirse así era una muerte terrible.A mí me daba miedo morirme, perono tenía esa enfermedad, y él teníaque saberlo (no habrían dejado auna paciente en mitad del pasillocomo me habían dejado a mí sihubiera tenido esa enfermedad).Noté en la mirada de aquel hombreque me estaba pidiendo algo.Intenté mirar a otro lado, dejarleintimidad, pero cada vez que echabauna ojeada él seguía mirándome.Todavía pienso a veces en aquellos

Page 349: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

ojos oscuros en la cara del hombreacostado en la cama, mirándomefijamente con algo que en mirecuerdo creo que eradesesperación, suplicando. Desdeentonces he estado con personasmoribundas –es natural cuando tehaces mayor–, y he llegado areconocer los ojos que arden, laúltima luz del cuerpo que se apaga.En cierto modo aquel hombre meayudó ese día. Sus ojos decían: novoy a apartar la mirada. Y yo teníamiedo, de él, de la muerte, de que

Page 350: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

me hubiera abandonado mi madre.Pero los ojos de aquel hombre no seapartaron de mí.

Page 351: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

No me hicieron más operaciones.

Mi médico dijo otra vez que sentíahaberme asustado, pero yo melimité a negar con la cabeza parahacerle comprender que sabía queme quería a su manera de médico yque solamente intentabamantenerme con vida. Todos losviernes decía lo que mi madre lehabía oído decir: «Que pase buenfin de semana, si puede». Y se

Page 352: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

presentaba todos los sábados ytodos los domingos, diciendo quetenía que reconocer a otro pacientey que de paso se había acercado areconocerme a mí también.Únicamente dejó de venir el Día delPadre. ¡Qué celos sentí de sus hijos!¡El Día del Padre! No conozco a sushijos, por supuesto. Me enteré deque su hijo también era médico, ymás adelante –unos años después,cuando lo vi en su consulta y salió arelucir en la conversación queestaba preocupada por una de mis

Page 353: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

hijas, que no tenía muchos amigos–me dio un buen consejo: me dijo,refiriéndose a una de sus hijas, quehabía llegado a tener más amigosque sus demás hijos, y resulta quelo mismo le ha ocurrido a mi hija,por la que estaba preocupada.Cuando tuve problemas en mimatrimonio –se lo contébrevemente–, el amable médico seasustó por mí. Recuerdo haberlonotado, y también que no teníaningún consejo que darme. Perodurante aquellas nueve semanas de

Page 354: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

primavera y verano, hace ya tantotiempo –nueve semanas menos undía, el Día del Padre– aquelhombre, aquel encantador hombre-padre, fue a verme todos los días,algunos, dos veces. Cuando memarché, y llegaron las facturas, mecobró cinco visitas hospitalarias.También quiero contar eso.

Page 355: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Estaba preocupada por mi madre.

No había llamado para decirme quehabía llegado bien a casa, y desde elteléfono de al lado de mi cama sólopodía hacer llamadas locales. Opodía llamar a cobro revertido, loque supondría que a quiencontestara en la casa de mi infanciale preguntarían si aceptaba pagarlos gastos: así funcionaba. Unaoperadora decía: «¿Acepta pagar los

Page 356: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

gastos de Lucy Barton?». Sólo unavez los había llamado así, cuandoestaba embarazada de mi segundahija y había tenido una especie dealtercado con William, no recuerdopor qué. Pero echaba en falta a mimadre, echaba en falta a mi padre,de repente echaba en falta el árbolsombrío en el maizal de mijuventud, echaba en falta todo esotan profunda, tan terriblemente,que fui hasta una cabina deteléfonos al lado de WashingtonSquare empujando el cochecito de

Page 357: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Chrissie para llamar a casa de mispadres. Contestó mi madre, y laoperadora dijo que Lucy Bartonllamaba desde Nueva York y que simi madre aceptaba los gastos. Y mimadre dijo: «No. Dígale a esa chicaque, ahora que tiene dinero, que lopague ella». Colgué antes de que laoperadora tuviera que repetírmelo.Así que aquella noche en el hospitalno llamé a mis padres para ver si mimadre había llegado a casa, pero losllamó William desde nuestra casadel Village, porque yo se lo pedí. Y

Page 358: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

me dijo que sí, que mi madre habíavuelto sana y salva a su casa.

–¿Dijo algo más? –pregunté.Me sentía terriblemente triste.

Estaba triste de verdad, como unaniña triste, y los niños puedenponerse muy tristes.

–Vamos, Botoncito –dijo mimarido–. No, nada.

Page 359: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

A la semana siguiente vino a

verme mi amiga Molla. Se sentó a laderecha del cabecero de la cama, mepareció que muy cerca. Qué bienque haya estado tu madre, y yo dijeque sí. Entonces me contó queodiaba terriblemente a su madre, yvolvió a contarme toda la historiacomo si no me la hubiera contadoya, lo mucho que odiaba a su madrey que cuando nacieron sus hijos

Page 360: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

tuvo que ir a un psiquiatra porqueestaba triste por todo lo que no lehabía dado su madre. Molla mecontó todo esto aquel día, y alescribirlo ahora he pensado en algoque dijo Sarah Payne en la clase deescritura de Arizona: «Sólo tendréisuna historia», dijo. «Escribiréis esaúnica historia de muchas maneras.No os preocupéis por la historia.Sólo tenéis una.»

Mientras Molla hablaba yo lesonreía: me alegraba mucho deverla. Por último, le pregunté por

Page 361: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

mis hijas: ¿parecían muydesconsoladas porque yo noestuviera allí? Dijo que pensaba queChrissie parecía más capaz decomprenderlo; como era la mayor,era natural: la niña había tenidouna larga conversación con Mollaen el portal, y Molla la habíaescuchado cuando le contó que sumamá estaba mala pero que estabamejorando.

–Le dijiste que estaba mejor,¿no? –le pregunté, intentandoincorporarme.

Page 362: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Y Molla dijo que sí. Quise a Mollapor eso, por preocuparse de miquerida Chrissie. Le pregunté porJeremy, que cómo estaba.

Y me dijo que no lo había visto,que debía de estar fuera. Le dije quemi marido me había dicho lomismo.

Después Molla se puso a hablarde otras madres que conocía delparque: una iba a mudarse a lasafueras; otra también se iba delcentro.

Page 363: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Cuando se marchó, yo estabaagotada, pero me alegré de haberlavisto. Le di las gracias por habervenido. Dijo: no es nada; se inclinóy me dio un beso en la cabeza.

Page 364: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Vino a verme mi marido. Debió de

ser un fin de semana, no creo quefuera otro día. Parecía muy cansadoy no dijo gran cosa. Era corpulento,pero se acostó a mi lado en laestrecha cama y se pasó la manopor el pelo rubio. Encendió eltelevisor que había en la paredenfrente de la cama. Él estabapagando para que pudiera ver latelevisión, pero como yo no tenía

Page 365: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

tele cuando era pequeña, creo quenunca he llegado a entenderla. Y enel hospital raramente la encendía,porque la asociaba con estarenfermo durante el día. Cuando medecían que fuera a pasear por lospasillos para hacer ejercicio,empujando el aparato con las bolsasde los medicamentos intravenosos,veía a la mayoría de los pacientespegados al televisor y me ponía muytriste. Pero mi marido lo encendió yse tumbó en la cama, a mi lado. Yoquería hablar, pero él estaba

Page 366: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

cansado. Nos quedamos tumbadosen silencio.

Mi médico pareció sorprenderseal verlo. A lo mejor no le sorprendiólo más mínimo, pero a mí me lopareció. Y dijo que estaba muy bienque pudiéramos estar así juntos, yrecuerdo haber sentido un latido oun pinchazo en la cabeza, no sé porqué. Nadie sabe por qué hastadespués.

Sé que mi marido vino a vermemás de un día, pero es aquel día elque recuerdo, y por eso lo escribo.

Page 367: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

No estoy contando la historia de mimatrimonio. No puedo contar esahistoria: no puedo aferrar niexplicar los muchos picos y valles,las bolsas de aire fresco y de aireviciado por los que hemos pasado.Pero sí puedo decir una cosa: quemi madre tenía razón; huboproblemas en mi matrimonio. Ycuando mis hijas tenían diecinuevey veinte años, dejé a su padre, y losdos hemos vuelto a casarnos.Algunos días tengo la sensación dequererlo más que cuando estaba

Page 368: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

casada con él, pero eso es algo fácilde pensar: estamos libres el uno delotro, pero no lo estamos, nunca loestaremos. Y otros días me vieneuna imagen tan clara de él sentadoa la mesa de su estudio mientras lasniñas jugaban en su habitación, quesiento ganas de gritar: ¡Éramos unafamilia! Pienso en los teléfonosmóviles de ahora, en lorápidamente que nos ponemos encontacto. Recuerdo que cuando lasniñas eran pequeñas le decía aWilliam: Ojalá hubiera algo que los

Page 369: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

dos pudiéramos llevar en lamuñeca, un teléfono, por ejemplo, yhablarnos para saber dónde está elotro todo el tiempo.

Pero aquel día que vino a verme alhospital, en que apenas hablamos,pudo haber sido cuando se enteróde que su padre le había dejado unacantidad de dinero nadadespreciable en una cuenta enSuiza. Su abuelo había sacadoprovecho de la guerra y había

Page 370: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

puesto una cantidad de dinero nadadespreciable en un banco suizo, y alcumplir William treinta y cincoaños, el dinero fue a parar derepente a él. Yo me enteré másadelante, cuando volví a casa, peroWilliam debió de tener unasensación rara al pensar en lo queera ese dinero y en lo quesignificaba, y no era persona capazde hablar fácilmente de sussentimientos, así que se tumbó enla cama conmigo, una persona que–como dijimos en broma durante

Page 371: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

años, o quizá sólo yo bromeara–«había salido de la nada».

Cuando conocí a mi suegra mellevé una gran sorpresa. Su casaparecía enorme y bien amueblada,pero con los años me di cuenta deque no era así, que no era más queuna casa bonita, una bonita casa declase media. Como mi suegra habíaestado casada con un granjero deMaine y a mí las granjas de Maineme parecían más pequeñas que lasdel Medio Oeste que yo conocía, mela había imaginado como una típica

Page 372: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

esposa de jornalero, pero no era asíen absoluto; era una mujer deaspecto agradable que no parecíamayor de lo que era (teníacincuenta y cinco años) y que semovía por su preciosa casa consoltura, una mujer que se habíacasado con un ingeniero civil. El díaque la conocí me dijo: «Lucy, vamosde compras, a ver si te compramosalgo de ropa». Yo no me lo tomé amal, no me lo tomé de ningunamanera; sólo me sorprendió unpoco (en mi vida me habían dicho

Page 373: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

una cosa así). Me fui de comprascon ella, y me compró ropa.

En nuestra pequeña recepción deboda le dijo a una amiga suya:«Ésta es Lucy». Y añadió, casialegremente: «Lucy ha salido de lanada». No me lo tomé a mal, y laverdad, tampoco ahora, pero pienso:Nadie en este mundo sale de lanada.

* * *

Page 374: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Pero pasó una cosa: después de salirdel hospital tuve un sueñorecurrente, que los nazis iban amatarnos a mis niñas y a mí. Aúnrecuerdo el sueño, después detantos años. Estaba con mis doshijas en un sitio que parecía unvestuario; las niñas eran muypequeñas. En el sueño yo sabía –losabíamos todos, pues había másgente en el vestuario– que los nazisvendrían a por nosotros y nosmatarían. Al principio pensábamosque esa habitación era una cámara

Page 375: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

de gas, pero después comprendimosque los nazis irían a buscarnos ynos llevarían a otra habitación, quesería la cámara de gas. Yo lescantaba a mis niñas, y las abrazaba,y ellas no tenían miedo. Las habíallevado a un rincón, lejos de losdemás. Y la situación era lasiguiente: yo aceptaba mi muerte,pero no quería que mis hijastuvieran miedo. Me asustabaterriblemente que me las quitaran,que las adoptaran los alemanes,porque parecían y en realidad eran

Page 376: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

niñas arias. No soportaba la idea deque las maltrataran, y en el sueñoflotaba la sensación –la certeza– deque las maltratarían. Era un sueñoterrorífico. Nunca pasó de ahí. Nosé durante cuánto tiempo tuve esesueño, pero siguió mientras viví enNueva York, con cierta holgura ycon mis hijas creciendo sanas.Nunca le conté a mi marido quetenía este sueño.

Page 377: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Le escribí una carta a mi madre.

Le decía que la quería y le daba lasgracias por haber ido a verme alhospital. Le decía que jamásolvidaría lo que había hecho. Ellame contestó con una postal deledifico Chrysler de noche. No tengoni idea de dónde encontraría esapostal en Amgash, Illinois, pero mela envió. Decía: Yo tampoco loolvidaré nunca. Y firmaba: M. Dejé

Page 378: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

la postal en la mesilla de al lado dela cama, junto al teléfono, y lamiraba muchas veces. La sujetabaun buen rato y miraba la letra de mimadre, que ya no me resultabaconocida. Todavía tengo la postaldel edificio Chrysler de noche queme envió mi madre.

Cuando pude salir del hospital,los zapatos no me quedaban bien.No pensaba que perder pesosignificara perderlo por todaspartes, pero así fue –naturalmente–, y los zapatos me

Page 379: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

quedaban grandes. Metí la postal enla bolsa de plástico que me dieronpara guardar mis cosas. Mi marido yyo tomamos un taxi para volver acasa, y recuerdo que fuera delhospital el mundo parecía muybrillante –espantosamentebrillante–, y que me asusté. Mishijas querían dormir conmigo laprimera noche que pasaba en casa,y William dijo que no, pero seacostaron en la cama conmigo, misdos niñas. Dios mío, qué felicidad alver a mis hijas, cuánto habían

Page 380: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

crecido. Becka tenía un corte depelo horrible; se le había pegadochicle, y se lo cortó la amiga de lafamilia que no tenía hijos, la quehabía llevado a las mías al hospital.

Jeremy.Yo no sabía que fuera gay. No

sabía que estuviera enfermo. No,dijo mi marido, no parecía enfermocomo muchos otros. Y se había ido–había muerto– mientras yo estabafuera. Yo lloraba sin cesar, en

Page 381: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

silencio. Me sentaba en la escalerade la entrada, y Becka me dabapalmaditas en la cabeza. Chrissie aveces se sentaba a mi lado y merodeaba con sus bracitos, y despuéslas dos volvían a subir y bajaralegremente las escaleras. Un día seacercó Molla y dijo: Dios mío, te hasenterado de lo de Jeremy. Dijo queera algo terrible que les pasara a loshombres. Y a las mujeres, añadió.Se sentó a mi lado mientras yolloraba.

Page 382: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

He pensado tantas veces –tantasveces– en el hombre del hospitalcon la pegatina amarilla en lapuerta el día que se marchó mimadre y a mí me dejaron aparcadaen el pasillo al lado de suhabitación… En cómo me mirabacon la oscuridad de sus ojosardientes, suplicando, y condesesperación. Sin dejarme desviarla mirada. Podría haber sidoJeremy. Lo he pensado muchasveces: voy a buscarlo, tiene queestar en el registro civil, el día que

Page 383: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

murió y dónde murió. Pero no lo hebuscado.

Era verano cuando volví a casa. Meponía vestidos sin mangas y no medaba cuenta de lo flaca que estaba,pero veía que la gente me mirabacon miedo cuando iba por la calle apor comida para las niñas. Me poníafuriosa que me mirasen con miedo.No era muy distinto de cómo memiraban los niños en el autobús del

Page 384: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

colegio si creían que iba a sentarmea su lado.

Seguían pasando por la calle loshombres huesudos y demacrados.

Page 385: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Cuando era pequeña, mi familia

iba a la iglesia congregacional. Allíestábamos tan marginados como entodos los demás sitios; ni siquiera elprofesor de la escuela dominicalnos hacía caso. Una vez llegué tardea clase, y todas las sillas estabanocupadas. El profesor dijo: «Puessiéntate en el suelo, Lucy». El díade Acción de Gracias íbamos alsalón de actos de la iglesia y nos

Page 386: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

daban la cena de Acción de Gracias.Ese día la gente era más amable connosotros. Allí estaba Marilyn, de laque había hablado mi madre en elhospital, a veces con su madre, ynos servía las judías verdes y lasalsa de carne, y colocaba lospanecillos en la mesa con laspastillitas de mantequilla envueltasen plástico. Creo que la genteincluso se sentaba a una mesa connosotros; no recuerdo que seburlaran de nosotros en las cenasde Acción de Gracias. William y yo

Page 387: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

fuimos durante muchos años aalbergues de Nueva York el día deAcción de Gracias a servir la comidaque llevábamos de casa. Nunca tuvela sensación de estar devolviendonada. Pero sí me daba la impresiónde que el pavo o el jamón quellevábamos eran de repente muypequeños en los albergues a los queíbamos, incluso si los comedores noeran enormes. En Nueva York nodábamos de comer acongregacionales. Eran,frecuentemente, gente de color, y a

Page 388: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

veces personas con enfermedadesmentales, y un año William dijo:«No puedo seguir con esto». Yo ledije que de acuerdo y también lodejé.

Pero ¡la gente que pasa frío! ¡Esosí que no lo soporto! Leí un artículoen el periódico sobre una pareja deancianos del Bronx que no podíanpagar los recibos de la calefacción yse sentaban en la cocina con elhorno encendido. Yo he dado dinerotodos los años para que la gente nopase frío. También William da

Page 389: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

dinero. Pero contar que doy dineropara que la gente se caliente es algoque me hace sentir incómoda. Mimadre diría: Lucy Barton, no te destanta importancia, imbécil…

Page 390: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

El médico amable dijo que podría

tardar bastante en recuperar mipeso normal, y recuerdo que teníarazón, aunque no recuerdo cuántotardé. Iba a su consulta a revisión,al principio cada dos semanas,después, una vez al mes. Procurabaarreglarme; recuerdo que meprobaba varios modelos y memiraba al espejo para ver lo quevería el médico. En su consulta

Page 391: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

había gente en la sala de espera,gente en la sala donde pasabaconsulta, después en su despacho,una especie de cinta transportadorade material humano de muchasclases. Pensé en cuántos traseroshabría visto, en lo diferentes quedebían de ser todos. Siempre mesentía segura con él, notaba que sefijaba en mi peso y en todos losdetalles de mi salud. Un día tuveque esperar para entrar en laconsulta. Llevaba un vestido azul ymallas negras, y me apoyé contra la

Page 392: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

pared al lado de la puerta. El médicoestaba hablando con una señoramuy mayor, que iba vestida conpulcritud (eso teníamos en común:ir al médico con ropa cuidada ylimpia). La señora dijo:

–Tengo flatulencias. Me damucha vergüenza. ¿Qué puedohacer?

El médico movió la cabezacomprensivo.

–Es un marrón –contestó.Durante años mis hijas decían

«es un marrón» cuando algo les

Page 393: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

parecía un lío: yo había contado lahistoria muchas veces.

No sé cuándo fue la última vezque vi a aquel médico. Fui a verlovarias veces después de mi ingresoen el hospital, durante años, y unavez, cuando llamé para pedir cita,me dijeron que se había jubilado,pero que podía verme su socio.Podría haberle escrito una cartapara explicarle lo que él significabapara mí, pero en mi vida habíaproblemas y no podía concentrarmebien. No volví a verlo. Se había ido,

Page 394: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

aquel hombre tan querido, aquelamigo del alma del hospital, hace yatanto tiempo, había desaparecido.Ésta también es una historia deNueva York.

Page 395: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Un día en que estaba en la clase

de Sarah Payne, entró a verla unaalumna de otro grupo. Fue al finalde la clase, y la gente a veces sequedaba más tiempo para hablarcon Sarah. Aquella alumna del otrogrupo entró y dijo: «Me gusta suobra, de verdad», y Sarah le dio lasgracias, se sentó a la mesa y se pusoa recoger sus cosas. «Me gusta lo deNuevo Hampshire», dijo la alumna,

Page 396: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

y Sarah le dedicó una breve sonrisay asintió con la cabeza. La alumnaañadió, dirigiéndose a la puerta,como si fuera a seguir a Sarah alsalir de la habitación:

–Yo conocí a alguien de NuevoHampshire.

A mi modo de ver, Sarah parecíadesconcertada.

–Ah, ¿sí? –dijo.–Sí, Janie Templeton. ¿No conoce

a Janie Templeton?–No.

Page 397: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Su padre era piloto, de las líneasaéreas, Pan Am o algo que había porentonces –dijo la alumna, que noera joven–. Y tuvo una depresiónnerviosa, el padre de Janie. Le diopor masturbarse por toda la casa.Me lo contaron después, que Janielo vio… a lo mejor cuando ellaestaba en el instituto, no sé, pero asu padre le dio por andar por la casamasturbándose compulsivamente.

Me quedé helada en el calor deArizona. Se me puso la carne degallina por todo el cuerpo.

Page 398: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Sarah Payne se levantó.–Espero que no pilotara muchos

aviones. Bueno, pues… –Me vio yme saludó con la cabeza–. Hastamañana –dijo.

Hasta entonces no me habíaenterado, ni me he enteradodespués, de que ocurriese estaCosa, como la llamaba yo, comoocurría en nuestra casa.

Creo que fue al día siguientecuando Sarah Payne nos habló deenfrentarnos al papel con un

Page 399: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

corazón tan abierto como el corazónde Dios.

Más adelante, después de que sepublicara mi primer libro, fui a unadoctora que es la mujer máseducada que he conocido en mivida. Escribí en un papel lo quehabía dicho la alumna sobre lapersona de Nuevo Hampshirellamada Janie Templeton. Escribícosas que habían pasado en la casade mi infancia. Escribí cosas que

Page 400: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

había descubierto en mimatrimonio. Escribí cosas que nopodía decir. La doctora lo leyó ydijo: Gracias, Lucy. Todo irá bien.

Page 401: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Vi a mi madre sólo una vez

después de que fuera a verme alhospital. Fue casi nueve añosdespués. ¿Por qué no fui yo a verla,a ver a mi padre y mi hermano y mihermana? ¿A ver a los sobrinos ysobrinas que no había visto nunca?Por decirlo de una manera sencilla,creo que era más fácil no ir. Mimarido no habría venido conmigo, yno se lo reprocho. Y además –

Page 402: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

reconozco que esta frase va a ladefensiva–, mis padres, mihermano y mi hermana nunca meescribían, ni me llamaban, y cuandolos llamaba yo siempre era muydesagradable: me parecía oír enfadoen sus voces, el resentimiento desiempre, como si dijeran en silenciotú no eres como nosotros, como silos hubiera traicionado al dejarlos.Supongo que era así. Mis hijasestaban creciendo, continuamentenecesitaban algo. Las dos o treshoras al día que dedicaba a escribir

Page 403: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

eran tremendamente importantespara mí. Y además, estabapreparando la publicación de miprimer libro.

Pero mi madre se puso enferma, yentonces me tocó a mí ir al hospitalde Chicago a sentarme al pie de sucama. Quería darle lo que ella mehabía dado, el desvelo y la atenciónconstantes de los días que habíapasado conmigo.

Page 404: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Cuando salí del ascensor merecibió mi padre, y no lo habríareconocido de no haber sido por lagratitud que vi en los ojos de aqueldesconocido por haber ido aayudarlo. Parecía mucho más viejode lo que yo pensaba que pudierallegar a ser, y si aún habíaresentimiento en mí –o en él–, yaparecía algo ajeno a los dos. Noquedaba ni rastro de la aversión quehabía sentido por él casi toda mivida. Era un viejo en un hospitalcon una esposa a punto de morir.

Page 405: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

«Papi», dije, sin dejar de mirarlo.Llevaba una camisa con el cuelloarrugado y vaqueros. Creo que alprincipio le daba demasiadavergüenza abrazarme, así que loabracé yo, e imaginé el calor de sumano en mi nuca. Pero aquel día enel hospital no me puso la mano enla nuca, y algo dentro de mí –muy,muy dentro– oyó en un susurro hamuerto.

Mi madre tenía dolores; iba amorir. Era algo que me costabacreer. Mis hijas eran por entonces

Page 406: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

adolescentes y yo estabaespecialmente preocupada porChrissie, por si estaba fumandodemasiada maría. Así que hablabacon ellas por teléfonofrecuentemente, y la segunda nocheque pasé a su lado, mi madre medijo en voz baja:

–Lucy, quiero que hagas unacosa.

Me levanté y me acerqué a ella.–Sí. Dime.–Quiero que te marches.

Page 407: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Lo dijo sosegadamente, y no notéenfado en su voz. Noté decisión.Pero sentí verdadero pánico.

Quise decir: si me marcho, novolveré a verte. Las cosas no hanido bien entre nosotras, pero no meobligues a marcharme. ¡No soportola idea de no volver a verte!

Dije:–Vale, mamá, vale. ¿Mañana?Me miró y se le llenaron los ojos

de lágrimas. Se le torcieron loslabios. Susurró:

Page 408: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

–Ahora, por favor. Por favor,cariño.

–Mami…Susurró:–Por favor, Pispajo.–Te echaré de menos –dije, pero

estaba empezando a llorar y sabíaque ella no lo soportaba. Y la oídecir:

–Claro que sí.Me incliné y le di un beso en el

pelo, que tenía apelmazado de estarenferma y en la cama. Me di lavuelta y recogí mis cosas, sin mirar

Page 409: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

atrás, pero cuando crucé la puertano pude seguir andando. Retrocedísin volverme. «¡Te quiero, mami!»,grité. Estaba frente al pasillo, perola cama de mi madre quedaba cercade mí, y estoy segura de que meoyó. Esperé. No hubo respuesta, niningún ruido. Me digo una y otravez que me oyó. Me digo, me hedicho lo mismo muchas veces.

Fui inmediatamente al mostradorde las enfermeras. Les dije,suplicante: Por favor, no dejen quesufra, y ellas me dijeron que no la

Page 410: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

dejarían sufrir. No me lo creí. Habíauna mujer moribunda en lahabitación cuando a mí meoperaron de apéndice, y aquellamujer sufría. Por favor, les rogué aaquellas enfermeras, y vi en susojos el profundo cansancio dequienes no pueden hacer nada máspor nada.

Mi padre estaba en la sala deespera, y cuando vio mis lágrimasmovió la cabeza enérgicamente. Mesenté a su lado y le conté ensusurros lo que había dicho mi

Page 411: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

madre, que quería que memarchara. «¿Cuándo será elfuneral?», pregunté. «Vamos, papá,dímelo, por favor. Volveré enseguida.»

Dijo que no habría funeral.Lo entendí. Creí entenderlo.«Pero vendría gente», dije.

«Tenía esas clientas para las quecosía, y vendría gente.»

Mi padre negó con la cabeza. Nohabrá funeral, dijo.

Y no hubo funeral para ella.

Page 412: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Ni para él, al año siguiente,cuando murió de neumonía: nodejó que mi hermano lo llevara almédico. Yo fui a verlo pocos díasantes de que muriera, y me quedéen la casa que no veía desde hacíatantos años. Me asustó la casa, susolores y su pequeñez, y el hecho deque mi padre estuviera tan enfermoy mi madre muerta. ¡Muerta!

–Papi, lo siento mucho, papi –dije. Y repetí una y otra vez–: Papi,lo siento mucho, lo siento mucho,papi.

Page 413: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Y él me apretó la mano; tenía losojos tan acuosos, la piel tan fina…, ydijo:

–Siempre has sido buena chica,Lucy. Qué buena chica has sidosiempre.

Estoy segura de que eso fue loque me dijo. Creo, pero no podríaasegurarlo, que mi hermana salióentonces de la habitación. Mi padremurió aquella noche, o más bien lamadrugada siguiente, a las tres de lamañana. Estaba yo sola con él, y

Page 414: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

cuando oí el silencio repentino melevanté, lo miré y dije:

–¡Basta ya, papi! ¡Papi, basta!

Page 415: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Cuando volví a Nueva York

después de ver a mi padre –y a mimadre, el año anterior–, después deverlos por última vez, el mundoempezó a presentárseme de unamanera distinta. Mi marido parecíaun extraño, mis hijas, en plenaadolescencia, parecían ajenas a unagran parte de mi mundo. Me sentíarealmente perdida. No podía evitarsentir pánico, como si nosotros

Page 416: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

cinco, la familia Barton –aunquecaótica– hubiera formado unaestructura encima de mí que yo nisiquiera conocía hasta que sederrumbó. No dejaba de pensar enmi hermano y mi hermana y en suexpresión de desconcierto cuandomi padre murió. No dejaba depensar en que nosotros cincohabíamos tenido una familiaverdaderamente malsana, perotambién comprendía que nuestrasraíces se habían entrelazado yretorcido con firmeza en nuestros

Page 417: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

corazones. Mi marido dijo: «Pero sini siquiera te caían bien». Ydespués me sentí especialmenteasustada.

Mi libro recibió buenas críticas, y derepente tuve que viajar. La gentedecía: ¡Qué locura, tanto éxito de lanoche a la mañana! Estuve en unprograma matinal de noticias dedifusión nacional. Mi publicista medijo: Actúa como si fueras feliz.Eres lo que quieren ser esas

Page 418: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

mujeres que se están vistiendo parairse a trabajar, así que ve alprograma y haz como si fueras feliz.Siempre me ha gustado esapublicista. Tenía autoridad. Elprograma era en Nueva York, y yono tenía tanto miedo como la gentesuponía que tendría. Esa historiadel miedo es algo muy curioso.Estaba sentada en mi silla, con elmicrófono enganchado a la solapa, yal mirar por la ventana vi un taxiamarillo y pensé: Estoy en NuevaYork, me encanta Nueva York, estoy

Page 419: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

en casa. Pero cuando iba a otrasciudades, porque no me quedabamás remedio, me sentíaaterrorizada casi constantemente.Una habitación de hotel es un sitiosolitario. Dios mío, qué solitario es.

* * *

Esto era antes de que la gente seescribiera normalmente por correoelectrónico. Y cuando salió mi libro,recibí muchas cartas de personasque me contaban lo que había

Page 420: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

significado el libro para ellas. Recibíuna carta del pintor de mi juventuden la que me decía que le habíagustado mucho el libro. Yocontestaba a todas las cartas querecibía, pero no contesté a la suya.

Page 421: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Cuando Chrissie fue a la

universidad, y Becka al añosiguiente, creí –y no es sólo unaexpresión: digo la verdad–, creí queme moría. Nada me habíapreparado para semejante cosa. Yhe descubierto lo siguiente: queciertas mujeres se sienten así, queles han arrancado el corazón delpecho, y otras mujeres se sientenliberadas cuando se marchan sus

Page 422: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

hijos. La doctora que hace que nome parezca a mi madre mepreguntó qué había hecho cuandomis hijas se fueron a la universidad,y yo le contesté:

–Se acabó mi matrimonio. –Y enseguida añadí–: Pero no pasará lomismo con el suyo.

–Puede que sí. Puede que sí –dijola doctora.

Page 423: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Cuando dejé a William, no acepté

el dinero que me ofreció, ni eldinero que era mío según las leyes.La verdad, no pensaba que me lomereciera. Solamente quería quemis hijas tuvieran lo suficiente, einmediatamente llegamos a unacuerdo sobre eso, que tendrían losuficiente. También me sentía malpor la procedencia del dinero. Nopodía dejar de pensar en la palabra

Page 424: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

nazi. Y a mí el dinero no mepreocupaba. También yo habíaganado dinero. ¿Qué escritor ganadinero? Pero había ganado dinero yestaba ganando más, así quepensaba que no debía aceptar el deWilliam. Pero cuando digo «a mí eldinero no me preocupaba» lo quequiero decir es que, al habermecriado como me crie, con tan poco –que pudiera considerar mío sólo loque había en mi cabeza–, nonecesitaba mucho. Otra personaque se hubiera criado en mis

Page 425: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

circunstancias habría querido más,y a mí no me importaba (digo queno me importaba); sin embargo,daba la casualidad de que habíaganado dinero por la suerte quetuve escribiendo. Pienso en mimadre cuando dijo en el hospitalque el dinero no había ayudado ni aElvis ni a Mary Mississippi, pero séque el dinero es importante, en unmatrimonio, en una vida. El dineroes poder, y lo sé muy bien. Da iguallo que yo diga, o lo que digan losdemás: el dinero es poder.

Page 426: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Ésta no es la historia de mimatrimonio; ya he dicho que nopuedo escribir la historia de mimatrimonio, pero a veces pienso enlo que saben los primeros maridos.Me casé con William cuando yotenía veinte años. Quería cocinarpara él. Compré una revista conrecetas sofisticadas y reuní losingredientes. William pasó unanoche por la cocina y miró lo quehabía cocinándose en la sartén ydespués volvió a pasar por la cocina.

Page 427: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

«Oye, Botoncito, ¿esto qué es?»,preguntó. Le dije que era ajo. Leconté que la receta decía que habíaque saltear un diente de ajo enaceite de oliva. Él me explicó condulzura que aquello era una cabezade ajos, que había que pelarla ysacar los dientes. Me imagino contoda claridad la enorme cabeza deajos sin pelar en mitad de la sarténcon el aceite de oliva.

Dejé de intentar cocinar cuandollegaron las niñas. Podía cocinar unpollo, hacerles verdura de vez en

Page 428: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

cuando, pero la verdad es que lacomida nunca me ha atraído tantocomo a tanta gente de esta ciudad. Ala mujer de mi marido le encantacocinar. Quiero decir, mi exmarido.A su mujer le encanta cocinar.

Page 429: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

El marido que tengo ahora se crio

a las afueras de Chicago. Vivía conmucha pobreza; a veces hacía tantofrío en su casa que se ponían losabrigos. Su madre salía y entrabacontinuamente de centros paraenfermos mentales. «Estaba loca»,dice mi marido. «No creo que nosquisiera a ninguno. No creo quepudiera.» Cuando estaba en cuartocurso tocaba el violonchelo de un

Page 430: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

amigo, y ha seguido tocando conbrillantez. Mi marido lleva toda suvida de adulto tocando el cheloprofesionalmente, y toca en laFilarmónica de aquí, de la ciudad.Tiene una risa estruendosa,tremenda.

Se conforma con cualquier cosaque yo prepare para comer.

Page 431: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Pero me gustaría decir una cosa

más sobre William. Durante losprimeros años de mi matrimoniome llevaba a ver partidos de losYankees, en el viejo estadio, porsupuesto. Me llevaba –y en un parde ocasiones también llevó a lasniñas– a ver jugar a los Yankees, y amí me sorprendía la soltura con quegastaba dinero en las entradas, mesorprendía que dijera que fuéramos

Page 432: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

a por perritos calientes y cerveza, yno debería haberme sorprendido:William era generoso con su dinero.Comprendo que mi sorpresa sedebía a lo que pasó cuando mi padreme compró una manzanacaramelizada. Pero yo veía lospartidos de los Yankees con unrespeto que todavía recuerdo. Nosabía nada de béisbol. Los WhiteSox no significaban gran cosa paramí, aunque sentía una especie delealtad hacia ellos, pero después deaquellos partidos de los Yankees,

Page 433: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

sólo me gustaban de verdad losYankees.

¡El campo de béisbol! Recuerdoque me dejó asombrada, y tambiénrecuerdo ver a los jugadores en elhit & run, ver a los hombres quesalían a limpiar el campo, y lo quemás recuerdo es ver el sol ponientecayendo sobre los edificioscercanos, los edificios del Bronx: elsol caía sobre ellos, y después ibanapareciendo diferentes luces, y eraalgo muy bello. Tenía la sensación

Page 434: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

de que me habían traído al mundo,eso es lo que quiero decir.

Muchos años más tarde, despuésde haber dejado a mi marido,paseaba hasta el East River por lacalle Setenta y Dos, por donde sepuede llegar justo hasta el río, ymirando el río pensaba en lospartidos de béisbol a los quehabíamos ido hacía tiempo y teníauna sensación de felicidad, unasensación que no tenía con otrosrecuerdos de mi matrimonio: lo quequiero decir es que los recuerdos

Page 435: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

felices me dolían. Pero losrecuerdos de los partidos de losYankees no eran así: hacían que seme llenase el corazón de amor pormi marido y por Nueva York, y sigosiendo hincha de los Yankees,aunque ya no volveré a ir a unpartido, lo sé. Aquella era una vidadistinta.

Page 436: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Pienso en Jeremy cuando me dijo

que tenía que ser implacable paraser escritora. Y pienso en que no fuia ver a mi hermano, a mi hermana ya mis padres porque siempre estabatrabajando en un relato y nuncatenía tiempo. (Pero tampoco queríair.) Nunca tenía tiempo, y despuéscomprendí que si seguía con mimatrimonio no volvería a escribirotro libro, no del tipo que yo quería,

Page 437: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

y eso también contaba. Pero enrealidad, creo que el ser implacableconsiste en aferrarme a mí misma,en decir: ¡Ésta soy yo, y no pienso ira donde no soporto ir –a Amgash,Illinois–, y no seguiré en unmatrimonio con el que no quieroseguir, y voy a agarrarme y alanzarme de cabeza a la vida, aciegas, pero allá voy! Eso es serimplacable, pienso yo.

Mi madre me dijo aquel día en elhospital que yo no era como mihermano y mi hermana. «Mira la

Page 438: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

vida que llevas ahora. Tú seguisteadelante y… lo hiciste.» Quizá quisodecir que ya era implacable. Quizáquiso decir eso, pero no sé quéquiso decir mi madre.

Page 439: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Mi hermano y yo hablamos por

teléfono todas las semanas. Sigueviviendo en la casa en que noshicimos mayores. Igual que mipadre, trabaja con maquinariaagrícola, pero no parece que lodespidan ni que tenga el mal geniode mi padre. Nunca he sacado arelucir que duerma con los cerdosantes de que los lleven al matadero.Nunca le he preguntado si sigue

Page 440: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

leyendo libros para niños, los de lagente de la pradera. No sé si tienenovia o novio. No sé casi nada de él,pero me habla con cortesía, aunqueno me ha preguntado ni una solavez por mis hijas. Yo le hepreguntado qué sabía de la infanciade mi madre, si se había sentido enpeligro. Dice que no sabe nada. Leconté lo de las siestas de mi madreen el hospital. Y volvió a decirmeque no sabía nada.

Page 441: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Cuando hablo por teléfono con mihermana, siempre está enfadada yse queja de su marido. No ayudacon la limpieza ni con la cocina nicon los niños. Deja levantada latapa del váter. Es de lo que hablatodas las veces. Su marido es unegoísta, dice. Ella no tienesuficiente dinero. Yo le he dadodinero, y cada pocos meses meenvía una lista de lo que necesitapara los chicos, aunque tres de ellosya se han ido de casa. La última vezhabía anotado «clases de yoga». Me

Page 442: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

sorprendió que ofrecieran clases deyoga en el pueblecito en que vive, yme sorprendió que ella –o quizá seasu hija– quiera asistir, pero le doyel dinero cada vez que me envía lalista. Me sentó mal lo de las clasesde yoga, aunque no digo nada, perocreo que mi hermana piensa que yole debo ese dinero, y tambiénpienso que a lo mejor tiene razón.De vez en cuando pienso sin quereren el hombre con el que se casó:¿por qué nunca baja la tapa delváter? Enfado, dice mi educada

Page 443: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

doctora. Y se encoge de hombros.

Page 444: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Mi compañera de habitación de la

universidad tenía una madre que nose había portado bien con ella; micompañera de habitación no le teníaespecial cariño. Pero un otoño lamadre le envió un paquete dequeso, y a ninguna de las dos nosgustaba el queso, pero micompañera de habitación no podíatirarlo ni soportaba la idea dedárselo a alguien. «¿Te importa que

Page 445: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

lo guardemos en algún sitio?», mepreguntó. «Es que me lo haregalado mi madre.» Y yo le dijeque lo comprendía. Puso el quesoen el alféizar de la ventana, porfuera, y allí se quedó; acabócayéndole la nieve encima, y las dosnos olvidamos de él, pero llegó laprimavera, y allí seguía. Al finaldecidimos que yo me deshiciera delpaquete mientras ella estaba enclase, y eso hice.

Page 446: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Quiero decir una cosa sobre

Bloomingdale’s: a veces pienso enel pintor, porque estaba orgullosode la camisa que había comprado enesos almacenes, y en que recuerdoque a mí me pareció superficial.Pero mis hijas y yo hemos ido allídurante años: nuestro sitio favoritoes el mostrador de la séptimaplanta. Mis hijas y yo vamosprimero al mostrador a tomar yogur

Page 447: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

helado, y luego nos reímos de loque nos duele el estómago, ydespués pasamos por la zapatería –así de poco metódicas somos– y lasección juvenil. Casi siempre lescompro lo que quieren, y ellas sonbuenas chicas, muy cuidadosas, yno se aprovechan; son unas chicasfantásticas. Hubo unos años en losque no querían venir conmigo:estaban enfadadas. Nunca fui aBloomingdale’s sin ellas. Ha pasadoel tiempo, y ahora volvemos cuandoestán aquí. Cuando pienso en el

Page 448: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

pintor, pienso en él con cariño yespero que le haya ido bien en lavida.

Pero en muchos sentidos,Bloomingdale’s es como nuestracasa para mis hijas y para mí.

Bloomingdale’s es como nuestracasa por lo siguiente: en todos lospisos en los que he vivido desde queme marché de la casa en la quecrecieron mis hijas, siempre heprocurado tener un dormitorio de

Page 449: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

sobra para que pudieran quedarsecuando vinieran, y ninguna de lasdos se queda ni se ha quedadonunca. Kathie Nicely podría haberhecho lo mismo; nunca lo sabré.Pero he conocido a otras mujerescuyos hijos no iban de visita a sucasa, y nunca se lo he reprochado aesos chicos ni se lo reprocho a lasmías, pero me da mucha pena. Amis hijas les he oído decir «mimadrastra». Bastaría con quedijeran «la mujer de mi padre».Pero dicen «mi madrastra», y a mí

Page 450: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

me dan ganas de decirles: ¡Sí, peroella no os lavó la carita mientras yoestuve en el hospital, ni siquiera ospasó un peine por el pelo,pobrecitas mías, si parecíais unaspordioseras cuando vinisteis averme, y me dio mucha pena quenadie se ocupara de vosotras! Perono lo digo ni debería decirlo. Porquesoy yo quien dejó a su padre,aunque entonces yo creía de verdadque sólo lo estaba dejando a él. Perofue una tontería pensar eso, porquetambién dejé a mis hijas, y dejé su

Page 451: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

hogar. Mis pensamientos pasaron aser míos, o los compartí con otraspersonas que no eran mi marido. Yoestaba distraída; me distraíafácilmente.

Page 452: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

¡Qué furia la de mis hijas en

aquellos años! Hay momentos queintento olvidar, pero que noolvidaré nunca. Me preocupa quéserá lo que ellas no olviden nunca.

Page 453: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Becka, la más sensible de mis

hijas, me dijo en aquella época:–Mamá, cuando escribes una

novela, puedes reescribirla, perocuando vives con alguien veinteaños, ésa es la novela, y no puedesvolver a escribir esa novela connadie.

¿Cómo lo sabía, mi niña querida?A tan tierna edad ya lo sabía.

Page 454: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Cuando me lo dijo, la miré.Repliqué:

–Tienes razón.

Page 455: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Un día a finales de verano yo

estaba en casa del padre de lasniñas. Se había ido a trabajar y yome quedé con Becka, que vivía conél, como siempre. Aún no se habíacasado con la mujer que habíallevado las niñas al hospital y queno tenía hijos. Fui a la tienda de laesquina –era por la mañanatemprano–, y en el pequeñotelevisor que había encima del

Page 456: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

mostrador vi que un avión habíachocado contra el World TradeCenter. Volví rápidamente a la casay encendí el televisor. Becka se pusoa ver la televisión, yo fui a la cocinaa dejar lo que había comprado y oígritar a Becka: «¡Mami!». Elsegundo avión se había estrelladocontra la segunda torre, y cuandocorrí a ver qué quería mi hija, teníauna expresión de terrible angustia.Siempre pienso en aquel momento.Pienso: Fue el final de su infancia.Las muertes, el humo, el miedo por

Page 457: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

toda la ciudad y todo el país, lascosas espantosas que han ocurridoen el mundo desde entonces:personalmente, yo sólo pienso enmi hija aquel día. Nunca he oído, niantes ni después, ese gemidoespecial en su voz: Mami.

Y pienso a veces en Sarah Payne, enque apenas fue capaz de pronunciarsu nombre el día en que la conocíen la tienda de ropa. No tengo niidea de si sigue viviendo en Nueva

Page 458: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

York; no ha escrito más libros.Tampoco sé nada de su vida, peropienso en lo agotada que la dejabadar clases. Y pienso en lo que decía,que todos tenemos una únicahistoria, y creo que no sé cuál era oes su historia. Me gustan los librosque escribió, pero no puedo evitar lasensación de que rehúye algo.

Page 459: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Cuando estoy sola en casa

últimamente, no siempre, pero sí aveces, digo en voz alta, pero bajito:«¡Mami!». Y no sé qué es, si estoyllamando a mi madre o si oigo elgrito de Becka aquel día cuando vioel segundo avión estrellarse contrala segunda torre. Creo que las doscosas.

Pero ésta es mi historia.

Page 460: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Y sin embargo, es la historia demuchos. Es la historia de Molla, lade mi compañera de habitación dela universidad; podría ser la de lasGuapas Chicas Nicely. ¡Mami!Mamá.

Pero ésta es mi historia. Ésta. Yme llamo Lucy Barton.

Page 461: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Chrissie me dijo, no hace mucho,

hablando del marido que tengoahora: «Lo quiero, mamá, peroespero que un día se mueramientras duerme y así se podrámorir mi madrastra también y papáy tú volveréis a estar juntos». Le diun beso en la cabeza. Pensé: Esto eslo que le he hecho a mi hija.

¿Comprendo la pena que sientenmis hijas? Creo que sí, pero ellas

Page 462: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

podrían sostener lo contrario. Perocreo conocer muy bien el dolor quede niños apretamos contra el pecho,que dura toda la vida, con unanostalgia tan profunda que nisiquiera eres capaz de llorar. Loagarramos con fuerza, sí, con cadalatido del corazón convulso: esto esmío, esto es mío, esto es mío.

Page 463: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Últimamente pienso a veces en

cómo se ponía el sol del otoño enlas tierras que rodeaban nuestracasa. Un panorama del horizonte,del círculo completo si te dabas lavuelta, el sol poniéndose a tusespaldas, el cielo enfrente,volviéndose rosa y suave, de prontootra vez ligeramente azul, como sino pudiera abandonar su belleza;entonces, la tierra más próxima al

Page 464: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

sol poniente se ponía oscura, casinegra, recortada contra la líneanaranja del horizonte, pero si te dasla vuelta, el ojo todavía puedepercibir la tierra tan suave, losescasos árboles, los tranquiloscultivos de cobertura ya removidos,y el cielo resistiendo, resistiendohasta acabar oscuro. Como si elalma pudiera quedarse tranquila enesos momentos.

Toda la vida me asombra.

Page 465: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Agradecimientos

La autora desea expresar suagradecimiento por la ayudaprestada con este libro a JimTierney, Zarina Shea, Minna Fyer,Susan Kamil, Molly Friedrich, Lucy

Page 466: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Carson, la Bogliasco Foundation yBenjamin Dreyer.

Page 467: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Elizabeth Strout nació en Maine,pero desde hace años reside enNueva York. Es la autora de OliveKitteridge, novela por la que obtuvoel Premio Pulitzer y el PremiLlibreter, Los hermanos Burgess,Abide with Me y de Amy e Isabelle,que fue galardonada con el ArtSeidenbaum Award de Los AngelesTimes a la primera obra de ficción yel Heartland Prize del Chicago

Page 468: Me llamo Lucy Barton - foruq.com

Tribune. También ha sido finalistadel Premio PEN/ Faulkner y elPremio Orange de Inglaterra. Susrelatos se han publicado en variasrevistas, como The New Yorker y O,The Oprah Magazine.