NUEVO NACIMIENTO

JUAN 3:3

El hijo del hombre vino a buscar y salvar lo que se había perdido. Lucas 19:10

Pero el diablo vino a robar, matar y destruir. Él no se fija en que si eres joven, adulto o niño. El vicio embrutece y no le hace que hayas sido inteligente, atento o educado con profesión. Él viene y te quita todo, inclusive si te descuidas y eres un cristiano de renombre, puedes fracasar. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina que has aprendido.

Se han visto muchos casos similares. Después de ser creyente, Jorge se hace apostata, uniéndose con un grupo de ateos que no hacen otra cosa que apostatar de la fe. Dime con quien andas y te diré quien eres. Juntándose con sus amigos sin temer a Dios, empezaron a hacerse alcohólicos, a tanto llegó su vicio que tenía que usar cualquier recurso para obtener el vino, porque ya no podía vivir sin él. Encontró un trabajo en un rancho, allí solitario, y con otros amigos no hacia más que tomar y tomar.

El vino daña el cuerpo, la mente, y el alma, y no teniendo otras diversiones, sus deleites eran tomar, tanto, que se enfermó un compañero gravemente. Deseaba con el alma un doctor, porque senti a la muerte. Jorge, recordando entre la embriaguez, que tenía unas medicinas viejas envueltas en una bolsita, con desesperación sacude aquella bolsa saliendo de allí una Biblia también. Estaba a punto de tirarla en el fuego cuando el moribundo no lo dejo. Dios tenía su plan, aunque Jorge era apostata, el otro amigo la leía para pasar el tiempo. Cuando menos pensaron acabaron creyendo en la palabra nuevamente. Ya no se acordaban del vino, entre más leían más deseos de leer les daban.

Cuando encontraron el verso de Mateo 11:28, “Venid a mí todos los cargados, y cansados que yo os daré descanso.”

Allí hicieron su decisión de aceptar al que da descanso al alma y cuerpo. Jorge y sus amigos nacieron de nuevo, porque la palabra de Dios trajo efecto a sus vidas, regresando a con los suyos, buenos y sanos, emprendieron una nueva vida llena de amor, felicidad, y paz en sus hogares. Con deseos de hablar a otros de la salvación que solo se encuentra en Jesús. Ya no se escondían de la gente para hablar de Jesús como Nicodemo, ahora lo hablaban con libertad sin temor a equivocarse de lo que hacían. Porque ellos estaban seguros de su salvación, que Jesús a eso vino; a los perdidos para darles nueva vida y un amor grande que no se compara con nada de este mundo.

Usted también le encontrará, si le busca, hallará lo que Él le ofrece con amor.

Elena Mérida

POR MI MURIERON DOS Amaneció un día hermoso son un cielo

límpido y claro, después de una horrible noche en la que el viento y la lluvia hicieron estragos profundos, pero por encima gritos llenos de desesperación que indudablemente provenían de alguna o algunas embarcaciones que habían estado luchando con las olas. Quizá hombres, mujeres y niños se hallaban frente a frente con las temidas realidades de la eternidad. Ciertamente todo mostraba a las claras que allí había huellas de ruina y desolación. Mientras contemplaba este triste espectáculo y pensaba a cuantos ascendería el número de los que habían sido librados de esa muerte, y cuantos serían los que habían sido salvos de la muerte eterna, un marino se acercó a mí. Al darme cuenta

*Volume 82 *No. 3 *Published by Christian Triumph Co. * July Aug Sept 2005

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El Mensajero de Esperanza Is published quarterly by

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ofrecemos tratados para ayudar en la evangelización y estudios Bíblicos, y el Instituto Bíblico de Corpus Christi, para el crecimiento espiritual y como preparación para obreros en la Viña del Señor.

de su presencia le pedí noticias sobre lo sucedido la noche anterior. Entonces me contó minuciosamente de los muchos esfuerzos que se hicieron para rescatar a los tripulantes y del éxito parcial que tuvieron. Luego, al hallarme con tristeza de los perdidos en el mar, me dijo: “Señora, permítame usted que le haga una pregunta sencilla. ¿Es usted salva o está perdida?.... Bueno, quiero preguntarle que si conoce usted al Señor Jesús.” Con el corazón invadido de gozo le contesté que su Salvador lo era también mío. Entones nos estrechamos a platicar de Cristo, a quien tanto amamos y luego le pregunté cuanto tiempo hacía que había conocido a su bendito Salvador y como había venido a su conocimiento. En seguida dijo: “Hace casi cinco años que Cristo salvó mi cuerpo de una tumba en el océano y mi alma del lago de fuego. Nunca podré olvidar que son dos los que dieron su vida por mí.” “¿Dos?” pregunté llena de asombro. “Si, Señora. Mi salvador murió por mí en la cruz del calvario hace más de mil novecientos años y mi amigo murió por mí hace justamente cinco años y el fue quien me trajo al Salvador.” Al ver el interés retratado en mi semblante, continuó diciendo: “Fue una noche como la pasada. Nuestro barco fue arrojado contra las rocas. Dimos señales pidiendo auxilio y al fin unos valientes pusieron el salvavidas, que pensamos no podría resistir la tempestad, pero Dios los ayudó y tuvieron éxito. Muchos tuvieron el privilegio de entrar en el salvavidas pero a mí me tocó quedarme en el barco que se hundía. Tinieblas de horror me sobre-cogieron. Estaba condenado a morir y a morir, ¡Condenado! Todos los pecados de mi vida estaban frente a mí en ese momento, pero no era cobarde. En apariencia permanecía tranquilo pero entre mi alma y Dios era algo horrible. “Tenía en la tripulación un amigo que amaba al Señor. Muchas veces me había hablado de la salvación de mi alma, pero yo solamente me había reído de él y le había dicho que mi deseo era gozar de la vida. Ahora que esta situación estaba frente a mí no podía ni siquiera pedirle que orara por mí; ¡Cuánto me extrañaba que no me hablara de su Salvador! Más tarde comprendí por que. Me Puse a observarlo y noté que su rostro brillaba con una luz extraña y en él no se veía más que paz. Yo me dije: “Tiene razón de sonreír puesto que le tocó

la suerte de entrar al salvavidas.” ¡Pobre amigo Jaime! ¡Como pude juzgarte tan a la ligera! Pues si Señora, como decía a usted, el salvavidas se acercó y uno por uno todos los que habían tenido la dicha de subir a él lo hicieron. Llegó su turno a Jaime pero en vez de entrar me empegó y me dijo: “Anda, Tomas, entra en mi lugar y encuéntrame en el cielo. No debes morir y ser condenado. Yo si puedo morir ahora.” Yo no quería que el hiciera eso pero me empujaron y entré. Apenas si habíamos salido del barco naufrago cuando este se hundió y con él, mi querido Jaime. Se muy bien que fue con Jesús; pero Señora, ¡el murió por mí! ¿No ve usted como pudo ser que dos murieron por mí? Durante un momento el marino permaneció callado y con los ojos llenos de lagrimas. Luego dijo: Cuando vi que el barco se hundía dije a Dios en mi corazón, “Se llegó a tierra salvo, Jaime no habrá muerto en vano. Le buscaré en el cielo. Vale la pena conocer al Dios de Jaime siendo, como es, que Jaime dio su vida por mí para que yo tenga la oportunidad de conocerle.” “¿Pasó mucho tiempo antes de que conociera usted al Salvador?” Preguntó la Señora.

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No, no pasó mucho tiempo. No sabía donde ni como comenzar. Lo que siempre estaba ante mis ojos era el barco que se hundía y a Jaime con su rostro sonriendo cubierto de una dulce paz. Despierto o dormido siempre veía esto. Al principio pensé más en Jaime que en el Señor y cuando los otros compañeros querían que fuera a mi vieja vida de pecado y embriaguez, les decía: “No puedo hacerlo, compañeros. Jaime murió por mí para que yo tenga otra oportunidad de ir al cielo. Por el camino que ustedes quieren que vaya, eso será imposible y yo le juré al pobre de Jaime que su muerte no seria en vano.” Al ver que era inflexible me dejaron en paz. Me conseguí una Biblia porque había visto a Jaime leyendo la suya muchísimas veces. Cuando comencé a leerla, hacía una pequeñísima oración. Era muy ignorante y así se lo dije al Señor. Le pedí que me ayudara a conocer el camino del cielo para ir a encontrar a Jaime allí. ¿Y lo hizo? Si, señora, lo hizo. No sabia por donde comenzar a leer la Biblia y lo hice empezando por el Nuevo Testamento hasta que hallé la manera de ser salvo, pero al principio tuve mucha dificultad. Cuando llegué a los capítulos cinco, seis y siete, cada renglón parecía condenarme y me decía: “No te hagas las ilusiones. Tomas, estás perdido, ya no hay oportunidad para ti. Has sido demasiado malo,” y entonces lleno de rabia cerraba el libro. Pero las palabras de Jaime resonaban con más insistencia en mis oídos. “Nos veremos en el cielo.” Entonces pensando que Jaime sabía más acerca de mí y de su Dios, volvía a abrir la Biblia y siempre lo hacía aunque fuera por solo unos cuantos minutos. Al fin, llegué a la parte donde relata acerca de los dos ladrones y leí que Dios salvó a uno de ellos. Entonces pensé: “Aquí está un hombre tan perdido y malo como yo, que halló salvación.” Me arrodillé y le dije: “Señor, soy tan malo como ese ladrón, ¿quieres salvarme como lo salvaste a él?” Mi Biblia quedó abierta y al abrir mis ojos leí: “De cierto, de cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.” Tome ese versículo como respuesta divina. No pensé que iba a morir y en ese momento lo hubiera deseado, pero Jesús envió esas palabras para decirme que me había perdonado. Me arrodillé de nuevo y le di las gracias. Ya le he dicho a usted que era muy ignorante, pero poco a poco conocí el

camino de la salvación. Al principio vine al Salvador y nunca dudé que me había salvado aunque no conocía el camino. Si, aprendí, Cristo había muerto en mi lugar y llevado todos mis pecados con su sangre preciosa y me había comprado y limpiado de todo pecado. Que el pecado es lo que nos separa de Dios. En un principio lo que se interponía entre mí y mis pecados. Ahora siento que ya no me pertenezco. Mi vida ha sido comprada con sangre y después de esperar ver al Señor un día, espero ver a Jaime brillando en el cielo.

Querido lector, te pregunto lo que el marino

preguntó a esa Señora. “¿Ya eres salvo?” ¿Estas aún perdido en tus pecados? En caso de no ser salvo, te ruego que aceptes hoy a tu Salvador, arrepintiéndote primero de todos tus pecados. En caso de haberle aceptado, entonces déjame que te recuerde lo que dice 1ª. Cor. 6:19-20. “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque, comprados sois con precio; glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” ---Escogido

SOLTERA O CASADA ¿Estar soltera es una circunstancia de la vida

cristiana, o ser casada una circunstancia de la vida cristiana? Si Cristo está en el centro de la vida cristiana, cualquiera circunstancia es buena y deseable ¿no cree? (1 Corintios 7) En este capítulo hay buenos y agradables puntos para ambos casos. Solteras, casados, viudas, tanto hombres como mujeres, la que escoge estar soltera es una bendición porque así le sirve mejor al Señor. La casada se ocupa de servir y agradar al esposo. Su tiempo que puede dedicar a Dios es más limitado. Su misión es amar, cuidar, y crear un hogar estable para su esposo y familia.

Es posible que entre las mujeres o varones que deciden quedarse solteros o solteras, hayan recibido una decepción muy grande en sus corazones y están quebrantados por la infidelidad o decepción.

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Las que son viudas no les ha gustado la hiel de la soledad por que su cónyuge murió ante del matrimonio o en ese instante, o poco después, o posible se arrepintió de casarse, o de amarle. O tal vez se quedó soltero o soltera porque no tuvo la suerte de que nadie se le declaró. Otras se quedan solteras por cuidar de sus padres enfermos o inválidos y quizás esto cause una extrema hostilidad. La solución es Cristo en su vida, todo es agradable para usted y los suyos. Me he dado cuenta de que en el transcurso de mis años de ser cristiana, aproximadamente 40 años, he conocido muchos misioneros y misioneras cristianas solteras o solteros dedicando su vida al Señor y lo hacen mejor. Quiero aclararle que Dios no anda con ideales sino con realidades porque estando Él en el centro de nuestras vidas sacará provecho de cualquier circunstancia. Elena Mérida

Un Mensaje Para UD.,

El Lector De la pluma del director y cada uno de los

integrantes colaboradores de Triunfo Cristiano, nos unimos a UD. como lector y colaborador con sus donaciones para esta institución. Ya que de esta manera se ha hecho posible el cumplimiento de nuestra misión, difundiendo así nuestra revista El Mensajero de Esperanza. La evangelización al mundo necesitado, por medio de nuestra literatura, y a nuestros estudiantes que se esfuerzan preparándose para el ministerio que Dios les ha dado, y ha provisto por correspondencia. Les enviamos nuestros fratérnales saludos con motivo de celebrar nuestro segundo año de estar colaborando como nuevos integrantes a esta institución. Hemos visto que con la ayuda de Dios y la suya, hemos seguido adelante. Y usted como nosotros, si nos unimos en un mismo pensamiento y un mismo espíritu, ganaremos muchas almas para Cristo.

Ya que el diablo anda como león rugiente buscando a quien devorar. (1 Pedro 5:8) En el mundo de hoy, muy fácilmente están cayendo la niñez, la juventud, e adultos también no se escapan.

Caen cada día, cada momento, sin mucho esfuerzo a los lazos del enemigo. Pero en la unión está la fuerza para vencer este feroz animal.

Gracias a Dios por este tiempo que Dios nos ha conseguido para su gloria y así poder confrontar valerosamente nuestras responsabilidades como hijos y siervos de Dios. Estamos en las filas y al pie del cañón como soldados que luchan por defender al que es atacado por el enemigo. Unidos tendremos victoria y no se canse de hacer el bien, que a su tiempo segará, si no desmaya, Gálatas 6:9.

Por lo tanto tenemos la responsabilidad de ayudar a otros a conocer a Cristo. Cuanta necesidad hay de obreros valientes, decididos, que aprovechen el tiempo dedicándoselo a Dios, porque la mies es grande y obreros pocos. Lucas 10:2, Isaías 6:8, y Efesios 5:16.

Nos gustaría estar en contacto siempre con UD. Uniéndonos en nuestras oraciones por un año más de servicio para ganar muchas almas para Cristo. ¡Gloria a Dios!

Elena Mérida Maestra del Instituto Bíblico

¿QUE HACE PARA

COMER EL COCODRILO? ¿Sabes como hace para comer el cocodrilo? El cocodrilo es tan perezoso que ni se

preocupa por buscar su comida, bostezando siempre de sueño piensa. Mi comida siempre llegará para que me preocupe. Sierra sus ojos no se mueve, parece estar muerto, así engaña a sus presas que solitas caen a su boca. Las traga con una sonrisa ventajosa.

Pensamos que es un animal malo y así lo es, pero no en comparación al diablo. Como león rugiente anda, no solo destruye tu cuerpo si no también tu alma. Está bien que conserves tu vida no mintiendo, ni robando, pero obedeciendo a los demás, y no faltar a tus responsabilidades como buen ciudadano. Si cumples todos estos consejos de una amiga que te ama mucho a ti – joven, niño, o adulto, hay esperanzas y una buena noticia, que Jesús murió por ti y te librará de todos tus temores. Te pondrá en un buen lugar fuera del alcance del cocodrilo. No temas, cree solamente y Él. Elena Mérida

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Regálenos un amigo Mándenos el nombre y la dirección de un amigo quein usted quiere reciba gratis este periódico, El Mensajero de Esperanza, que es de gran ayuda espiritual. Si el Señor le ha llamado ser un ministro y quiere prepararse con un estudio de correspondencia, le invitamos aprovechar del Instituto Bíblico de Corpus Christi. El curso es gratis.

LAS EMOCIONES DE

UN CRISTIANO

Cuando la tristeza y el coraje invaden a nuestro ser, tenemos un serio problema. La palabra tristeza significa afligido, abatido, y despreocupado. Mientras lo opuesto a tristeza significa alegre y despreocupado. Estando tristes nos sentimos insignificantes, miserables, insuficientes, y inse-guros, lo opuesto a sentirnos suficientes y bastantes.

En el libro de Daniel 5:27 dice, “Pesado has sido en balanza y fuiste hallado falto.” Y en el mismo capítulo versículo 20 dice, “Más cuando su corazón se ensoberbeció y su espíritu se endureció en altivez, fue depuesto del trono de su reino, y traspasaron de él la gloria.” Nos cuenta que el padre de Belsasar se ensoberbeció y si lees tu Biblia puedes saber lo que le pasó a Nabucodonosor por haberse dejado inundar de estas dos cosas tristeza y coraje. Daniel 5: 23-28, nos dice el significado de la escritura que hizo la mano en la pared y menciona el mismo pecado de su padre. Dios le dio grandeza a Nabucodonosor y también a su hijo Belsasar. Cundo lo tuvieron todo, se ensoberbecieron y ya no daban el peso en la balanza de Dios.

Yo no se si tienes este problema que te consideres una persona triste y corajudo. Quizás así te consideres, quizás no. Debo decirte que hay una buena noticia para ti. En el libro de Job versículos 31:6 nos dice “Péseme Dios en balanzas de justicia y conocerá mi integridad.” Esto nos enseña que si podemos dar el peso exacto con la ayuda de Dios.

Ahora veamos el significado de la palabra coraje. Coraje significa tener valor, ser valiente, ser audaz, tener bravura, y tener agallos. Lo opuesto es simplemente ser cobarde. Quizás usted se pregunte, “¿Entonces es bueno tener coraje?” La respuesta es sí. El deportista o el atleta para ganar la competencia tienen que tener y competir con coraje para ganar. Lo que es malo, y es lo que la Biblia nos enseña, es a no ser corajudos. Una persona corajuda es colérica, irritable, y eso no va con el cristiano, ni con el hijo de Dios. Lo opuesto de corajudo es tranquilo, sereno, esforzado, valeroso, audaz, y decidido. Si tu has leído la historia de Moisés, te habrás dado cuenta que siendo el líder, siendo la persona que recibió la promesa de que llevaría al

pueblo hasta la tierra prometida, se dejó llevar por la tristeza y el ser corajudo al quebrar las tablas de la ley, y no tocar la piedra cuando el pueblo tenia sed, sino que la golpeó con mucha soberbia, y el final usted lo sabe.

¿Te has puesto a pensar si Dios te pesará en la balanza, darías el peso exacto como dice Job? O estarías falto como Nabucodonosor, Belsasar, y Moisés. Yo creo que en ocasiones nos ponemos tristes y corajudos y hasta llegamos a pensar que no servimos para nada, pero hay una buena noticia para ti, para que no te quedes en esa triste condición.

El apóstol Pablo en su carta a Filemon le dice que el responde por Onesimo que estuvo triste sin esperaza de que su dueño le perdonara lo que había echo en otro tiempo. Sin duda, era una deuda muy grande que necesitaba que le perdonara. En su carta el apóstol Pablo le dice a Filemon, “Si algo te debe, ponlo a mi cuenta, yo Pablo te lo pagaré.”

Amigo hermano, de igual manera el hijo de Dios, Jesucristo, vino a este mundo para pagar la cuenta, por grande que sea la deuda. Lo que tú y yo no podemos pagar ni con la vida, ni todo el dinero del mundo, y con ningún sacrificio ha sido pagado con un gran sacrificio en la Cruz del Calvario. Anímate, levántate, y cree, que lo que hizo Cristo ha sido suficiente para pagar tu cuenta. Lo que estás haciendo es suficiente y bastante, porque mucho o poco, Dios está haciendo en ti, su obra. Deja atrás la tristeza y el ser corajudo que esto no te ayudara ni a ti, ni a tu familia. Que Dios te ayude y te bendiga.

Israel Hernández Pastor y Director De Triunfo Cristiano

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Parábola de los Tres Árboles I Pedro 2:24

Había una vez tres árboles que vivían en el bosque. Uno le preguntó a otro, “¿Qué quieres hacer cuando te corten?”

El otro árbol le contestó, “¡O! Yo quiero ser un cofre donde se guardan los tesoros, ¿y tú?”

“Bueno, yo quisiera ser un barco grande donde se suban los reyes y personas importantes.

Y mirando al tercer árbol, le preguntaron, “¡Eh! ¿Tú qué quisieras ser cuando te corten?”

Y el árbol muy triste contestó, “No, yo no quisiera que me cortaran porque yo quisiera crecer y crecer hasta llegar al cielo.”

En eso estaban cuando llegaron los talladores y cortaron el primer árbol y uno de los hombres dijo, “Toma ese árbol y lléveselo al carpintero a ver que hacen con él.” El árbol fue muy triste llorando y renegando diciendo, “No, yo pedí que querría ser un cofre para guardar tesoros y ahora yo no sé que van hacer de mí.”

Siguieron con el segundo árbol. Lo cortaron y el mismo hombre volvió a decir, “Tomen ese árbol y llévenlo a la orilla del mar a ver para que sirve.

Y este árbol también comenzó a llorar diciendo, “¿Y ahora para qué voy yo a servir en la orilla del mar si yo pedí que querría ser un barco grande?”

Entonces el tercer árbol comenzó a llorar al ver a aquellos hombres dispuestos a cortarlo. Y gritaba de un modo que daba tristeza oírlo y se decía: “¡No, por favor! ¡No me corten! Yo quiero crecer y crecer hasta llegar al cielo. ¡Déjenme por favor!”

Pero uno de los hombres lo cortó y dijo, “Llévense a ese árbol a ver para que sirve.”

Después con el paso del tiempo el primer árbol lo hicieron un pesebre y él se decía a si mismo renegando de ser pesebre, “Yo que pedía ser un baúl para que guardaran tesoros y mira donde vine a parar en una vasija de alimento para animales.”

Entonces escuchó que hablaban y puso oído a un hombre diciendo, “Esto es todo lo que tengo, pasen si lo desean.” Y oyó otro hombre diciendo, “Si gracias, aquí posaremos.”

Entonces pasaron algunas horas y se escuchó el llanto de un niño y el hombre le dijo a la

mujer, “Mira, María, como no hay donde ponerlo, lo voy a colocar en este humilde pesebre.” Y allí fue puesto el niño llamado Jesús.

Por allá en otro lugar unos años más tarde, había un barco pequeño con trece personas a bordo de las cuales doce gritaban desesperados: “¡Nos vamos a hundir! ¡El agua nos golpea muy duro, vamos a perecer, vamos a morir!”

Aquel barco pequeño se asustó tanto que se decía, “¡Yo querría ser grande y fuerte y mira soy muy pequeño que cualquier tormenta me puede voltear!”

En eso se escucharon varios gritos desesperados y así un hombre se levantó de entre la parte baja del pequeño barco y gritó al mar que pare y al viento que se detenga y entonces el pequeño barco se dio cuenta de que arriba de él llevaba al Rey de Reyes y Señor de Señores.

Y el tercer árbol que estaba allá arrumbado se decía, “Bueno, a los otros dos se les concedió ser lo que ellos quisieron menos a mí. Yo creo que yo no sirvo para nada.”

En eso, escuchó que venía mucha gente y todos gritaban a una sola voz, ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! ¡Qué pague por haberse burlado de nosotros! Y entonces alguien por ahí miró aquel tronco y dijo, “Levanten a ese tronco y póngaselo a este hombre para que lo cargue.”

Y así fue llevado este árbol hasta llegar al monte Calvario. Fue convertido en una cruz y ahí escuchó a unos llorar y a otros gritar y a dos hombres uno a la derecha y otro a la izquierda uno reclamaba diciendo, “¡Vamos!, Si dices que tú eres el hijo de Dios, sálvanos y sálvate a ti mismo.” Y el otro suplicaba diciendo, “Te ruego que te acuerdes de mi cuando estés en tu reino.”

Y así aquel árbol se sintió tan contento porque la cruz de Jesús era la más alta y era la que llegaba hasta el cielo porque ahí Jesús expiró diciendo, “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu.”

¿Cuántas veces nosotros mismos nos hemos sentido tristes como estos tres árboles por querer ser algo más que lo que Dios quiere que seamos? Hay veces que queremos ser grandes cuando Dios nos quiere pequeños y humildes. Practiquen la humildad, hermanos. Antonia Frausto Triunfo Cristiano

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Cómo Hacer Frente a las Dificultades en la Vida Todos tenemos luchas, dificultades y problemas en la vida. Por no tener buenos principios o fundamentos, muchos han sido vencidos y derrotados por las dificultades y problemas. Aquí le damos algunos principios que bien pueden ayudarle a manejar cualquiera situación o dificultad crítica en la vida.

1. Tenga fe. Nunca pierda la fe y la esperanza. Centre su fe personal en Dios. Haga de Dios su amigo y aliado. Hable con Él cada día. Él le mostrará la solución que necesita.

2. Ore cada día. Sea una persona de oración. Pida ayuda divina. Ponga todos sus asuntos en las manos de Dios. Ore con fe. Dios escucha y contesta la oración personal hecha con fe.

3. Lea la Biblia. La Biblia contiene principios morales y espirituales para la vida. Lea el libro de proverbios. La Biblia le dará consuelo. Y fortaleza para los momentos críticos de la vida.

4. Asista a una iglesia. Allí encontrará buenos amigos y también escuchará el mensaje de Dios. Él tiene un mensaje especial para su vida personal. Él quiere guiarle en la vida.

5. Procure ayunar. Puede ayunar los domingos y en cualquier otro día. No tome nada; no coma alimentos. Ayune con fe y también ore. Mientras ayuna, lea los salmos 23, 32, 46, 51, 90 y 91.

6. Busque ayuda profesional. Si usted tiene ahora crisis personales, consultar con un psicólogo o siquiatra cristiano podría ayudar mucho. No se abandone. Busque ayuda profesional.

7. Mantenga una actitud positiva. Cuide mucho su mente. Evite los pensamientos negativos, los cuales le llevarán a la derrota y al fracaso. Cultive pensamientos positivos.

8. Lea libros cristianos de auto-ayuda. Aquí le recomendamos los siguientes: Puedes Si Crees Que Puedes por Norman Vincent Peale El Límite Es el Cielo por Dr. Wayne Dyer

El Poder del Pensamiento Tenaz por Norman Vincent Peale La Magia de Pensar en Grande por David Joseph Schwartz El Éxito a Través de una Actitud Mental Positiva por Napoleón Hill y W. Clemente Stone Macks Gomez Consejero Familiar Mission, Texas

Dar Para Recibir Habían dos amigos que dejaron de verse por

un tiempo. Cuando se volvieron a ver, uno le preguntó al otro, "Oye, cómo te va?”

“Muy bien,” contestó el otro. “¡Oye! ¿Pero mira nada más como andas todo golpeado pues que hiciste para que te dieran tan duro, de seguro no hiciste nada para defenderte?”

Y el amigo le contestó, “No te creas, tuve que dar para recibir.”

Y ahora te hago esta pregunta: ¿Tú qué has dado para recibir? ¿Has dado tu corazón a Jesús? Si no lo has hecho, ya es tiempo de que lo hagas y recibirás bendición. Recuerda que Jesucristo dio su vida por ti. ¿Y tú, qué le has dado? Haz una decisión ahora que mañana puede ser muy tarde. Antonia Frausto Triunfo Cristiano

Cartas de Lejos Estimados Hermanos en la fe:

Les saludamos en el nombre del Señor Jesucristo. Hermanos, les manifestamos que seguimos trabajando predicando la palabra de Dios en los hospitales, cárceles, calles y a donde el Espíritu nos envía. Hermanos, muchas gracias por los folletos cristianos que nos enviaron. Son de mucha bendición para las almas que no tienen a Cristo nuestro salvador personal.

Dios los bendiga. Atentamente un servidor del Señor Jesucristo,

Victor Jordan Thomas, Guayaquil, Ecuador

Nuestro ministerio es enviar la literatura cristiana a todos países de Latina América. Si UD. tenga necesidad de folletos, estaremos muy felices mandárselos.

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Dedique tiempo para PENSAR... es el fuente de poder. Dedique tiempo para JUGAR... es el secreto de la juventud eterna. Dedique tiempo para LEER... es el fuente de la sabiduría. Dedique tiempo para ORAR... es la fuerza más grande en la tierra. Dedique tiempo para AMAR Y SER AMADO... es un privilegio, don de Dios.

Dedique tiempo para SER AMABLE... es el camino hacia la felicidad. Dedique tiempo para REIRSE... es la música del alma. Dedique tiempo para DAR... un día es demasiado corto para ser egoísta. Dedique tiempo para TRABAJAR... es el precio del éxito. Dedique tiempo para LA CARIDAD... es la llave al cielo. -Escogido

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Dedique Tiempo Para Lo Importante