mexico viejo parte1

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Enciclopédico resumen de la historia de México en la época colonial.

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EP --AA e NIAL

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• NOTICIAS HISTORIe \S, THAOJCIONES, LEYENDAS Y cosrUlmRES

POR

, , LUIS GONZALEZ OBREGON

. , NUEVA EDICION AUJ\fEl\"TADA y CORREG I Dr\

Con p.'ofusiÓn de i1ust.'aciones : dibujos originales , .'ctratos ,

vistas , planos, sacados dc antiguos c uadros

al óleo, láminas y Iitogl'afias ; y fotografías , tOluadas

directanlclltc de monumcntos, moncdas

y .ncdallas .

LIBRERíA DE LA V da. DE C . B O URET

PARís MÉXlCO 23, Hue Viscooti, 23 14, Cinco de Mayo, 14

1900

Page 10: Mexico Viejo Parte1

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FRJJLM FRE/972.53 G65 Ej.1

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J L M •

Es pro pi edad del a uto r .

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La propiedad literar:a d e esta obra queda asegurada .conforme á ItI. ley •

Page 11: Mexico Viejo Parte1

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A MIS PADRES •

EL SEÑOR

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• ... y LA SENORA

-, , DONA JESUS OBREGON

EL AUTOR .

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CÓ DICE MENDOCINO. F UN DACIÓN DE MÉXICO .

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Page 13: Mexico Viejo Parte1

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1 N l' R O D U e CIÓ N

Curiosa, y más que curiosa interesante, es la hisLoria de la ciudad de México, y de los cambios que se han verificado en sus calles y plazas, en sus templos y palar,ios, en sus acueductos y mercados; desde los tiempos r emotos de la antigua Tenochti­tlan, hasta los días que alcanzamos, en los que ya no ql1eda ni huella de muchas cosas que exislieron, y en los qu~ vemos á la capital del todo lransformada en una población culta, con muchos refinamienlos del lujo y esplendor europeos.

Ya no queda ahora mús que el recuerdo de aquella humilde

isleta, en donde Tenoch vió el tunal y el águila, anunciados por el ,dios como seüales del sitio en que se había de e,stablecer la

tribu mexicana, tantos años errante; ni queda tampoco de la Tenochtitlan de los Motecuhzomas, que contemplaron todavía en pie los conquistadores, más que los relatos más ó menos entu­

siastas, y más ó menos verídicos que nos dejaron Cortés y Bernal Díaz, el Anónimo y Gomara.

La que rué señora del Anáhuac y capital del poderoso imperio

mexicano, quedó para siempre sepultada bajo sus ruinas que •

defendieron con tanto heroísmo Cuauhtemoc y sus compañeros, y que arrasaron tan brutalmente ciento cincuenta mil aliados de

Cortés, hasta dejar el paso franco y libre á la caballería enemiga ,

y "la isla como campo arabJe.' ,

,

Page 14: Mexico Viejo Parte1

VIll ,

. GONZALEZ OBHEGON.

Para imaginar siquiera aquella antigua ciudad, con sus cal­

zadas, la del Tepeyac al Norte, la de Itztapalapan al Sur , y la

de Tlacopan al Oeste; con su triple serie de calles de agua, de

tierra, ó de tierra yagua, anchas y rectas, y sun.: adas por mil

canoas, en las que los habitantes iban hablando de unas á otras,

ó cambiando mercancías ; hay que abrir las páginas de los viejos

cronistas é historiadores.

En esas páginas elocuentes por la sencillez del estilo , y á

veces hiperbólicas por el entu"iasmo ó el candor que animaba á

sus autores, es· donde surge la México azteca, con su gran teocalli

de pirámide truncada en el centro , rematada por dos capillas

dedicadas á HuiLzilopochtli y á Tlaloc, rodeada de 78 construc­

ciones m enores que servían de oratorios, aposentos para sacer­

dotes, estanques para abluciones y de ~asas de retiro para mozos ·

y mozas, y circundada, por último, del coatepantli ó muro , for­

mado de grandes culebras asidas las unas el las otras.

Encontramos también en esas páginas, minuciosas descrip­

ciones del palacio de Motecuhzoma; palacio de veinte puertas,

c:on salida para calles y plazas; de tres grandes patios, con her­

mosos jardines; con gran fuente y cien baños, y del cual dijo el

Conquistador Anónimo, que más de cuatro veces había entrado

en él para verlo todo, y las cuatro había salido desconsolado por

no haber logrado su intento; del palacio de Axayacatl, situado

en la calle de Santa Teresa,donde á la vez que hospitalidad

encontraron los españoles tesoros preciosos; del teocalli de Tez­

caItipoca, hoy ex arzobispado; de la casa de las aves, en la que se

podían ver desde el diminuto /ntitzitzilin, cuyos colores parecen

robados al iris, hasta el cuaulztli majestuoso; de la casa de las •

fieras, tan extensa que estaba limitada por el circuito compren-

dido hoy dentro de las aceras de San Francisco, Letrán, Zuleta •

Page 15: Mexico Viejo Parte1

I

MÉXLCO VIEJO. LX

y Gante; del famoso mercado de Tlatelolco con su teatro y su templo, y ,lel doble acueducto para conducir el agua que venía

de Chapultepec. De esta ciudad de los lagos y de las chinampas, con vertida en

escombros por el conquistador, se levantó la nueva México, la. capital de Nueva España, y entonces se la vió cambiar por com­pleto de fisonomía: á la gran pirámide sustituyó la primera y

humilde Catedral cristiana; á la casa de animales, el asilo de

mansos franciscanos, yasí sucesivamente, hasta queda.r borrado para siempre el tipo azteca, por el carácter esencialmente español.

Muchos canales y ca]]es de agua. quedaron cegados; algunos

puentes de ,madera de las cortaduras t fueron reemplazados por puentes de piedra.; se hizo la t7'aza, que dividía la. ciudad española

propiamente dicha del resto de la población; se constru yeron la:3

atarazanas para los bergantines; se repartieron á los vecinos

solares con obligación de construir casas; se levantaron palacios

que más parecían fortalezas, por estar coronados de almenas y torres, así como por lo sólido de la construcción; y poco á poco la ciudad fué reconstruyéndose hasta ver siglos más tarde levan­tarse la soberbia Catedral, los inmensos conventos, las suntuosas iglesias; la célebre Universidad, los grandes colegios, los largos

acueductos y muchos edificios notables que dieron motivo á que un viajero ilustre la llamara la ciudad de los palacios .

Empero, la ca.pital española no dejaba de presentar lugares

repugnantes y asquerosos, como puede verse por la descripción que de sus calles nos dejó Don Francisco Sedano.

Dice que antes de 1790 todas ellas eran más bien muladares,

por los montones de basura que se encontraban en las esquina~.

1. Corladw'as se llamaban á los canales de agua que. de Sur á Norte, Ó de Oriente á Poniente atravesaban la ciudad .

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-

x GONZÁLEZ OBREGÓN.

Que los vecinos tÍ toda hora del día arrojaban por las ven tanas

"basura, animales muertos y toda clase de inmundicias ." Que

en tiempo de lluvias estos residuos, juntos con el lodo que había

en las calles, por no estar empedradas, las hacía intransitables.

Que era imposible tene rlas limpias, pues apenl\s se barrían,

volvían á ensuciarse por los vecinos. Que' 'á la puerta de cada

casa de vecindad, era iudispensable un montón de hasura," y

" por los barrios eran tales y tan grandes que á uno de ellos que

es taba hacia NecatitIán le llamaban Cerro Gordo."

No menos indecente era el aspecto de la plaza principal con-•

vertida en mercado , y es tan inmunda y tan repugnante la des-•

cripción que hace de ella Sedano, que causa asco copiarla aquí.

Además, por las vías públicas transitaban libremente las

vacas, los ce rdos y otros animales. No había alumbrado; una que.

otra ronda recorría las calles por la noche , y los rateros S ladro­

nes nsaltaban á la gente á cada paso.

El aspecto que presentaban los habitanles de la clase ínfima

del pueblo, los léperos, era también triste y lamentable. Andaban

casi desnudos, cubiertas las cabezas con sombreros de petaLe )'

envueltos sólo con una sábana que les servía de traje, de cama y de todo. Fueron necesarias penas severísimas para que abando­

nasen estas malas costumbres, y hasta hubo necesidad de prohi­

birles la enLrada en los paseos, en las funciones públicas , y en

la Catedral en los días solemnes.

Si calles, plaza y pueblo se hallaban en tan lamentable aLraso,

el palacio real, la residencia de los virreyes, no se distinguía

tampoco por su limpieza y orden.

« En el gobierno del Exmo. señor Virrey Conde de Revilla-

gigedo dice el mismo Sedano ' se compuso y renovó el • •

• •

palacio real de esta ciudad por dentro y fuera, hasta lo que es

, •

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-

...

MÉXICO VlEJO. Xl

oficinas y tribunales y oficio: se quitó una fuente que había en

el patio principal con un caballo de bronce que echaba el agua, ,

y se hizo en el mismo lugar que ahora está. Este palacio ante~ riormente era una honrada casa de vecindad; había dentro de él

cuartos de hahitación de puesteros de la plaza, bodegas de •

guardar frutas y otros comestibles, fonda y vinatería que

llamaban la Botillería; truco, panadería con amasijos, almuer­

cerías donde se vendía pulque públicamente y de secreto;

clú/lguÍJ'ito, juego de naipes público en el cuerpo de guardia, y

otro donde llamaban el Parque: juego de boliche, montones de

basura y muladares. En los corredores de arriba, donde están los bancos de los procuradores y oficios de cámara, se ensuciaban de

noche y escribían con carbón apodos, y pintaban objetos de cosas

torpes; se quedaban impunemente gentes de noche á pasar allí

en los escondrijos que había, por lo que algunos capitanes de la

guardia~ celosos hacían andar registrando los rincones. Las puertas

de la plaza del Volador y la que salía al Parque ; eran francas todo el día y la luayor parte de la noche. La puerta principal

unas veces se cerraba de noche, y las más no, quedándose abierta.

Los ociosos y o ciosas que andaban · de noche en fandangos y

diversiones, iban á rematar en la Botillería de palacio á comer, •

beber, y embriagarse. Los desórdenes que allí se veían de día y

de noche no son fáciles de decir; yo ví muchos cuando entraba .

de guardia, siendo soldado del comercio. ·»

Tal era la situación que guardaba la ciudad de México, en la

última mitad del siglo XVII[, Y quién sabe hasta cuándo hubiera •

permanecido en tan pésimas condiciones, si un gobernante verda-derament.e ilustrado y progresista, no hubiese empuñado las riendas ­

del Gobierno de Nueva España: el Exmo. Sr. D. Juan Vicente

de Güemes Pacheco de Padilla, segundo conde de Revil~agigedo.

-

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,

xu GONZÁLEZ OBREGÓN.

Tan probo y digno Virrey, con~agróse con celo y con afán á

remediar tantos abusos', y embellecer la capital del virreinato. Bajo su ilustrada administración se continuó el empedrado de

las calles, que apenas se hab ía comenzado en las de la Palma , Coliseo y San Francisco; se es lableció en ellas el alumbrado y las rondas y pat rullas, pues má s antes los vec inos tenían que

llevar ellos luismos farol es para alu'mbrarse é ir armados para no se r robados aun en las calles más céntricas de la población; se co nstruyeron las calzadas de San eosme, la Verónica y la Pie-

dad, y las otras que existían, así como los paseos , se mejo raron notablemente; en fin , se introdujeron mil reform as, y desde ento nces la reconstrucción y la limpieza de la ciudad fué mejo­rando cada día más y más. Muchos años , es cierto, pasaron

para desterrar del todo el feo aspecto que presentaba la capital , y

aún quedan todavía algunos barrios dignos de aquellos tiempos'; pero el origen de las mejoras introducidas , da ta de aquel insigne Virrey, á quien sus gobernados pagaron tantos beneficios con la

más negra ingratitud, y á quien México debe una estatua. _ Pero sin pensarlo nos hemos extendido demasiado. N o es

nuestro objeto escribir la historia minuciosa y detallada de la

ciudad de México, teatro de tantos acontecimientos; testigo de tantas revoluciones; gobernada por reyes aztecas, audiencias y virreyes españoles; regencias y emperadores mexicanos y exlranjeros, dictadores, invasores y presidentes de la República.

,

Más limitada es nuestra labor. Nos proponemos sólo escribir

la historia de los edificios más notables de la ciudad, que ya han

desaparecido por completo ó que ya han cambiado del todo , pero que tienen su origen en época remota; escribir también ' las tradi­

ciones, leyendas y costumbres de México colonial, característica.

de aquellos tiempos pasados, objeto principal del presente libros

,

Page 19: Mexico Viejo Parte1

MÉXiCO ViEJO. XIlI

Las breves disertaciones en que hemos escrito estos estudios

las hemos designado con el título de capítulos para facilitar las

citas; mas sin pensar siquiera que puedan constituir un todo

perfectamente homogéneo, pues no tienen más conexión entre sí

que referirse al México virreinal. Siguen en su colocac ión un

orden cronológico, aunque no riguroso. •

Q\.lIe otros perfeccionen lo que hemos bosquejado. Nuestro

deseo ahora es despertar el amor por el estudio de los detalles,

que muchas veces hacen más luz sobre una época, dan más idea

sobre hechos y personas, que serias síntesis siempre superficiales

de períodos que comprenden muchos siglos.

l:Iemos procurado ser imparciales, ajenos á toda pasión polí­

tica y religiosa. En la forma amenos hasta donde es posible , sin -

. traspasar los límites de la historia, porque ésta sin atavíos no

pasa de ser una crónica insípida, '! no merece el dictado de

historiador quien no se traslada á los tiempos en que acontecieron

_los sucesos ni familiariza á los lectores con los episodios que

narra, con los personajes que menciona, quien no redivive el pa­

sado. En resumen, aspiramos á buscar la verdad, á decirla sin

temer las censuras de los sedarios,ni las de tal ó cual partido, y á ,

hacer que la historia se sienta y se viva, á despecho de indigestos

eruditos y de áridos compiladores.

La empresa no carece, sin embargo, de dificultades, y si la

arrostramos, es porque estamos seguros que en nuestras investi­

gaciones, y en el recuerdo de olvidadas leyendas, nos acompa­

ñarán siempre, la benevolencia del lector y el consejo de los que

más saben . •

LUls GONZ,<\LEZ OBREGÓN.

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BAJO RELIEVE DEL ATRIO DE LA IGLESIA

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• DE S . HIPOLlTO.

Page 21: Mexico Viejo Parte1

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CAPÍTULO 1

LA LEYENDA DEL LABRADOR

México , la ciudad que fundó Tenoch en m edio de los tulares, allá en el siglo XIV, es tá llena de tradiciones y leyendas, h ij as unas (le sus gloriosos recuerdos hisLóricos, y otras que han surgido a l calor de la poesía y de la imaginación.

El nombre de muchas de sus calles despierta la curiosidad del viajero, lo mismo que sus vetustos edificios consageados ya al culto, como los templos; ya al recogimiento, como los monasterios; ya, en fin, á la beneficencia, COlllO los hospitales y los asilos para los pobres.

i Cuántos sucesos acuden á la nlente del cronista, cuando recorr(' nuestras aven~das ó se detiene delante de las casas de aspecto ruinoso, ó de las iglesias que han visto entrar y salir por s us puertas

- . muchas generaciones de fieles devotos!

Recorre las calles y á cada paso la historia y la ley enda , lo detiene y le dice : Aquí en la calle de Medinas existió la casa de la Malinche ; allá en la Escuela de Medicina estuvo la Inq uisición; nlÚS allá, en el Ex-Volador, se verificaron algunos autos de fe; aquÍ, en San Diego, estaba el quemadero; allú, por Sall Pablo, vivió D. TOlllÚS Treviüo y Sobremonte, á quien confiscó sus bienes y quemó vivo el Santo Oficio.

Las casas históricas se encuentran á cada paso, y es de sentirse que no haya en ellas una seilal, una humilde inscripción que reeuerde quiénes han vivido en ellas ó qué sucesos notables se han verificado

1

-

Page 22: Mexico Viejo Parte1

-GONZALEZ OGHEGÓN.

en sus recintos. Sólo la casa que habitó el insigne Barón de Hum­boldt, en la calle de San Agustín número 3, tiene una lápida conmemorativa; pero no la tienen, por ejemplo, la de la eSlluina de la Moneda y Santa Teresa, donde estuvo la primera imprenta, ni la de Santa Teresa y 2" llel Indio Trisle, donde se dijo la primera misa , ni la del número 2 de esLa última calle, '\londe vivió la ilusLre Corrc\­gidora de QueréLal'o , ni la del 27 del Puente Quebrado, donde murió

Pensador, ni la de la esquina de Tacuba y Santo Domingo, donde habitó el bibliógrafo Beristáin, ni tantas otras que podríamos citar si no temiéramos s er cansados y prolijos.

Lo repetimos, las calles, las plazas, los palacios, lus templos, lu :-:> mismos edificios particulares, abundan en recuerdos históricos, unos gloriosos y otros desgraciados; en acontecimientos legendarios, ya ciertos, ya verosímiles, ora puramente fantásticos; pero que el pueblo inculto cree á pies juntillas, y que se conservan por medio ele la tra dición oral desde épocas bien remotas, á pesar del sentiLlo cornún y de la crítica histórica, porque son tradiciones 'del pasado que entre -­tienen y admiran.

Entre los sitios históricos de la ciudad, hay uno que se encuentra íntimamente ligado con un recuerdo glorioso y una antiquísima leyenda, y este célebre lugar es el atrio de la iglesia de San Hipólito.

Delante del templo existió, en 1520, como dice el Sr. Orozco y nerra, "la segunda cortadura ó foso con fortificación que defendía la calzada (ue Tacuba) que comunicaha la ciudad azteca con la tierra firme. En ese punto sufrieron los castellanos, durante la conquista, el mayor desbarat<? en la infausta jornada apellidada por ellos la Noche Triste. Cuantos sobrevivieron conservaron fresca la m emoria de la sangrienta rota, y á fin de perpetuarla levantaron allí una pequefla ermita conocida por de Juan de Garrido, porque este soldado la construyó casi luego que fué reedificada la destruída Tenochtitlan. Poco después la ermita se llamaba de los Mártires, tal vez con la esperanza de hacer aparecer á los aventureros como defensores de la

Page 23: Mexico Viejo Parte1

-MEXICO VIEJO. 3

fe." Más tarde, "la erm.ita en conmemoración del 13 de Agoslo de 1521 , 0n que fué tomada la ciudad~ quedó dedicada á San Hipólito, nombre

t d ' " que o aVla conserva. Esto, por lo que respecta al suceso histórico, que, en cuanto á la

leyenda, veanlOS cónlO ha llegado hasta nosotros . Refiere el Padre Fray Diego de Durán, en su "Hisloria d e las

Indias, " que buscando i\Iotecuhzoma un lugar donue ir á esconderse, temeroso de los sucesos de la conquista, que pronto se iban á veri­ficar, aconteció un caso prouigioso con un indio de Telzcoco, natural del pueblo de Coatepec; y fu é el caso, que hallándose dicho indio, que era labrador , cllltiyando su rnilpa con el nlayor sosiego y sin

• que lo inquietase pena alguna, vió venir de lo allo una águila pode-rosísinla y nwjesluosa, la cual echándole garra u e los cabellos, lo ::;ubió á una altura t al , " que los que lo vieron ir casi lo perdieron de vista . "

Después lo condujo á un eleyado monte, donll e había una oscura cueva, á la qu e penetró e l águila con e l il1<lio, quien una yez allí, escu chó estas palabras pronunciadas por el ave:

"Poderoso señor: yo e cumplido tu nlan Llato y aqui está el 1abrador qne me nlandaste traer."

Una voz oculta r espondió: - "Séais bien venidos; metedlo aeá."

,

Entonces lo tonlaron de la mano y lo introuujeron á un aposC'nto iLuminado , en el qu e vió {¡ Molecuhzoma dormido. S e le hizo sentar, le die~on unas rosas y "un huma.;o de los que ellos u san chupar, enct'ndido," y el que selo ofreció le dijo:

"Toma y descansa y mira ese nüserabJe de Monte G-unla quál está sin sentido, embriagado con su soberb ia é hinchazón, qne á todo e l nlundo no ti ene en nada; y si quieres ver quán fuera de si l e ti ene esta su sob,erbia, dale con ese huma.;o ardiendo en el muslo y verás cómo no siente."

El indio tenleroso, no se atrevió á eJ ecutar lo qu e se l e nlandaba; pero instigado de nuevo, aplicó el fu ego ti Mote cuhzoma, el cual

, permaneció inmóvil y sin sentido. _

Page 24: Mexico Viejo Parte1

,

4 GONZÁLEZ OBREGÚN.

y la voz volvió á decir . •

- " ¿ Ves cómo no siente y quán insensible está y quán embriagado? pues sábete que para este efelo fuiste aquí traido por mi mandado; anua, ve, vuelve al lugar de donde fuiste traiuo y dile ú ~Ionte<iuma lo que as visto y lo que te mandé hacer; y para que entienda ser

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MOTEZUMA.

('romado de la Historia de Cal'los V, por Sandoya!. )

I

verdad lo que le dices , dile que te mueslre el muslo y enséñale el Ju g'ar dondo le pegas te el h llma<;o, y hallará allí la seüal del fuego; y dile que tiene enojado al Dios de lo criado y que él mesmo se a hu scado el mal que sobre él a de venir y que ya se le ncaba su mando y soberbia : qu e goce bien de esto poquito que le queda y que tEmga paciencia, pues él mesmo se ha buscado el mal. "

La YOZ ordenó que el águila de nueyo llevara al labrador al siti) de donde lo había ,traído, y cuando hu­bieron llegarlo allí, el águila le dijo al indio:

- "Mira, hombre baxo y labrador que no temas, sino que con áni­mo y corazón ,bagas lo que el Seiíor te ha mandado, y lio se te olvide algo de las palabras que as de decir."

y el águila tornó ti subir por los aires y desapareció para siempre. El humilde labrador, como quien despierta de un sueño, quedose

espantado y admirado ele aquello que había vislo , pero sin darse cuenta, con el fuego aun encendido que llevaba en la mano, fué al palacio de Motecuhzoma, entró y de rodillas ante el Monarca, le dijo ~

,

,

Page 25: Mexico Viejo Parte1

-

MÉXICO VIEJO.

- "Poderoso Señor: yo soy natural de Coatepec y estando en mi sementera labrándola, llegó un águila y me llevó á un lugar donde vide tÍ un gran Señor poderoso, e l qual me dijo descansase, y mirando á un lugar claro y alegre te vide sentado junto á mí y d,ándome unas rosas y una caña arcliendo (para) que chupase el humo de ella : des­pues que estaua muy encendida me mandó te hiriese en e l muslo, y te herí con aquel fuego y no hiciste ningún movimiento ni senti­miento del fu ego, y diciendo quán insens ibl e estabas y quán soberbio, y como ya se te acababa tu r eynado y se te acercaban los trabajos que as de ver y experimentar muy en breve, buscados y tomados po-

tu propia mano y m er ecidos por tus malas obras, me mandó volver a mi lugar y que luego te lo viniese tÍ decir todo lo que auía visto; yel águila tomándome por los cabellos me volvió al lugar de donde m e <luía llevado, y vengo á te decir lo que m e fué mandado. " 1

Al instante ;\Iotecu hzoma recordó que la víspera en la noche había soflado que un indio le quemaba el muslo, se levantó el vestido, se vió la señal de la quemadura , y comenzó á sentir un gran dolor que lo tuvo varios días en cama; pero antes ordenó á sus alcaides y car­-celeros que en cerrasen al indio en una prisión, y no le dieran ele -comer para que se muriese de hambre, como en efec to su ced ió.

------

Tan interesante tradi ción, de un origen eminentemente azteca, ha sido esculpida en la piedra que existe en el ángulo que forman las

tapias del cementerio de San Hipólito. Ahí se pued e contemplar una hermosa y grande águila , que con

sus garras lleva al indio, el cual en su rostro demu estra estar poseído de mucha aflicción y espanto; sólo encubre su desnudez una ena­güilla de plumas que le baj a hasta cerca de la rodilJ a, y en la eabeza .ostenta un penacho también de plumas. Más abajo se puede ver un trofeo, formado de arcos, flechas, macanas , carcax, hondas y otros

1. llislo¡'ia de las lndiq.s de Nueva España, por Fr. Diego Durán; tomo 1, cap. LXVII, págs. 5IG y 517.

Page 26: Mexico Viejo Parte1

6 -GONZALEZ OBREGÓN.

objetos, entre los cuales sobresale en la parte superior, cerca de una de las piernas del indio, un leño encendido.

La piedra se halla rematada pOI' el escuel o qu e contiene una ins­cripción, en la que se m enciona el descalabro que ahí sufri eron los españoles, su triunfo el 13 de Agosto, la fundación de la ermita con­sag·rada á San Hip61ito, y la ed ifi cac ión de la iglesia posterior quC' qued0 ti cargo e1el Ayuntamiento, "y que fué com en zada en 1;)99."

Tal es el significado de ese relieve que mu chos viaj eros y vec inos de la ciudad contemplan sin entenderlo : cada uno lo inLerpreta ti su modo, nadie atina con la verdad, y depende esto de que la leyenda con sta en antiguos cronistas que no todos han leído.

En resumen , el monumento que hem os hi storiado puede ser un símbolo que conmemore la t.erribl e derrota sufrida en la Noche Tri ste' por los castellanos, la piedad ele los qu e sobrevivieron , y la tiranía y crueldad de l\Iotecu hzoma ll, el pu silámine ~Ionarca de los azlecas .

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Page 27: Mexico Viejo Parte1

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CAPÍTULO Il

LOS MÁRTIRES DEL TESORO

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A. ChaYe ro.)

Siglo XVIII

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, CAPITULO II

• LOS MARTIRES DEL TESORO

1 • •

¡Cuántas p{¡ginas de nuestra historia estiÍn por rehacerse! El erisol de una crítica serena é imparcial df be depurar ciertos sucesos que corren como moneda de buena ley, cuando en sí mismos descu­bren, al más ligero examen, su adulteración ó falsedad.

Creen algunos que rec1ificar fechas ó comprobar hechos es cosa muy baladí, materia de curiosiJau y eruu.ición, sin reflexionar que mientras los acontecimiep.tos no encierren la verdad y el tiempo exacto en que acaecieron, nuestras conclusiones serán absurdas, la justicia no se impartirá equitativamente y quedarán engañados los que de buena fe se consagran á la lectura de la historia.

Lo que decimos lo confirmamos con un ejemplo) al ocuparnos hoy de un episodio de la hist<?ria de la conquista, que como otros muchos está adulterado en sus detalles, y en e l cual se ha usurpado una gloria legítima al noble varón que sucumbi6 con Cuauhtemoc en el tormento, y se ha callado por la mayoría de los cronistas primi­tivos, tal vez por no empañar más la figura de Cortés, el verdadero número de víctimas que participaron con su Seflor los dolores, ya que no los lauros de la heroicidad .

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El último sol que alumbr6 la libertad de les mexica el 13 de Agosto de 1521, bes6 las frentes altivas de los que sucumbieron bajo

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10 GONZÁLEZ OIHlEGÚN.

los cs<.:,ombros de Tenochlitlan, y se ocultó tras de nubes t empes­tuosas para que los vencedores no gozarún de sus ray03 resplande­cientes. . Al día siguiente, 1 í de Agosto, Cortés y los suyos volvieron al

barrio de A.maxac , donde Cuauhtemoc se había presentad o pri sionero la víspera, asegurando al conquistador que, cumplido su deber, tan sólo le pedía la muerte, ya que nada le restaba qu e ha cc L' en defensa de su pueblo, después de se tenta y cinco días de combatir contra todos los elementos conjurados, la guerra y la traición, el hambre y la peste.

Cortés no venia solo, le acompalíaban conquistados y conquista­dores, que con lienzos se cubrían para no aspirar aquella atmósfera pesada, llena de las pútridas emanaciones que exhalaban los mil cauáver es que , hacinados unos sobre otros, ó flotando en las aguas corrompidas de las acequias, eran repugnantes despojos; pero pruebas elocuentes del h eroí smo con que lwLía sucumbido la antes domina­dora ciudad de los lagos.

Los españoles llegaban élrmados, mas no « á punla de guerra , »

como dice Sahagún. « Todos venían á pie continúa este venerable historiador y traían consigo al señor de l\Iéxico, Quauhtimolzln y al señor de Texcuco que se llamaba Coanacot:::;in , y al seüor de los tecpanecas que se llamaba Tettepanquetzatzin. Venían todos tres juntos, enmedio de los dos venía Quauhtimot:::;in, señor de México. Venían tra3 ellos, acompaflándolos, los principales siguientes: Cihua ­coatl (ministro del emperador) Tlacotzi, Tlilancalqui, Petlauhtzi, Vilznacoatl, lIlotelchiutzi, lIfexicatl, Achauclttü7 Teclítlalnacazqui,

Coatzitlatlazin, Tlatzoliatitl7 los cuales tenían en su poder todo el oro que se había jUlitaclo en el tiempo de la guerra. Todos fueron dere­chos al barrio que se llama Atatzinco, donde ahora estú edificada la iglesia de Santa Lucía, aquí en el Tlaltiluloo. Gran copia de espaüoles iban detrás tiestos principales guarcl{mdolos, ordenados de dos en dos,

y llegando ú la casa del principal, que se llamaba Coyovevetáu,

subieron á la azotea desta casa, la cual estaba toda entoldada con mantas ricas por sombra del sol. •

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MÉXICO VIEJO. 11

« Tenían allí aparejada la silla y dosel para el capitán Don Her­nando Cortés, el cual llevaba consigo á su intérprete l\Iarina, y sen­tado el capitán, asentóse ú su mano derecha el seüor de .México Quauhtúnotzin, y cave él se asentó el seüor de Texcuco Coanacolzin 1 ».

Cualquiera a,l l eer la gráfica descripción que antecede, pen sará qne en esa junta se ocuparía Cortés de nobles y elevados asuhtos. Triste es decirlo; pero hechas algllnas m ercedes de seflOr ÍOS á indios tal vez aliados, é informándose del modo de recoger los tributos, pronto asonló.la codicia del botín, y fu é este el asunto principal tra­tado en aquella junta celebrada al día siguiente del triunfo, cuando la victoria podía haber ofuscado á la sed de oro.

En efecto, Cortés ordenó que Marina les preguntase á los señores dónde estaba el tesoro perdido en la terrible derrota de la Noche Triste, « y luego los lnexicanos refiere el citado y venerable historiador­sacaron todas los joyas que tenían escondidas en una canoa llena, y todo lo pusieron delante del capitán y de los españoles que eon él estaban, y como lo vió dijo: ¿ no hay más oro que este en México? Sacadlo todo, que es menester todo, y luego un principal que llaman Tlacutzin habló á Marina, r espondiendo: Dí á nuestro señor capitán, que cuando llegó á las casas reales la primera vez, yió todo lo que habí~, y todas las salas cerramos con adoves, no sabemos qué se hizo el oro, tememos que todo lo llevaron ellos, y no tenemos nlús de ésto ahora; y el capitán respondió dici(~ndO que es verdad que todo lo tomamos; pero todo nos le tomaron en aquel paso de acequia que se llama To Itecaacal() leo , es m en ester que luego parezca: y luego res­pondió un principal mexicano que se llamaba Cioacoatltlacutzin, y

_ dijo á Marina: dile al sefIor Capitán que nosotros los mexicanos no peleamos por el agua con canoas, ni sabemos esta manera de pelea, que sólo los de Tlatilulco que peleaban por el agua, atajaron á nues­tros señores los Espai'íoles, y creemos qUE' solos ellos lo tomaron : y luego respondió Quautemoctzin, y dijo al principal Cioaeoatl, ¿ qué es lo que dices? aunque es asi que los del Tlatilulco lo tomaron, fu eron

1. Sahagúo, Lib. XH, Cap. XLI, edición de 18\0 .

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GONZALEZ OBREGÓN.

presos y lodo lo tornaron : en el lugar de Texopan se juntó todo, y esto que estú aquí y no hay más. Dijo luego Marina: el nues tro Capitán .lice que no está aquí todo, y respondió el principal Cioacoalt " ¿ por ventura algún JIIa ceoal ha tomado alguno? buscarse ba, y traerse ha ú la presencia del capitún. Otra vez dijo l\Iar ina : el seilor capitán dice que 'busquéis 200 tejuelos de oro, tan grandes como así: y señaloles con las manos el grandor de una patena de dl iz. Otra vez habló el prin cipal Cioacoatl, y dijo: por ventura algunas de las muj eres lo lleva ron esconllido debajo de las enaguas, buscarse ha, y traerse ha á la presencia del se ñor capitán ...... » 1

De propósito hemos trasladado esta narración, cansada como es y r epugnante por la insistencia con que se solicitaba todo el oro ade­m ás del entregado; mas nos- h emos visto obligados á ello, para que se juzgue con qué avaricia, con qué afán, se inquiría el paradero del t esoro; qu e perdido ú ocultado para siempre, llevaría aún has ta el tormento úyarios de los nobles inclios que á esa junta asistieron.

Fué este el prólogo. Veamos ahora el fin trúgico de aquella escena ú la luz de la s hogueras; sólo ennoblecida por el valor y serenidad de Cuauhtemoc, que con su grandeza de alma se sobrepuso á tanta miseria y á tanta cobardía.

Il

Cuatro días después de la toma de la ciudad y tres de la junta de Tlatelolco, Cortés se trasladó con los suyos á Coyoacán, llevando consigo presos á los principales señores indios, con grillos y cadenas en los pies 2.

Para celebré'.r el triunfo, hízose un banquete con el vino llegado de V cracruz y los cerdos traídos de la Isla de Cuba. El ntÍmero de invitados superó al de los asientos, y la planta de Noé, como afirma Bernal Díaz, dió al traste con el juicio. de los comensales. Conquista-

1. Suhng ún, Lib. XIJ, Cap. XLI, edición de 182!). 2. Anules de Domingo Francisco San Antón l\tuñon Chimalpaill Quautlehu anitzin. -

París. ~laisonneuve et Ch. LecJers, éditeurs. 1889. . • . -

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MEXICO V lEJ O. 13 •

dores hubo que treparon sobre las mesas y otros qUf' rodaron J ebajo por los suelos. Fué aquello Una orgía en que el desorden no conoció límites y en que tomaron parte las poeas mujeres castellanas que había entonces, tocando el papel de víctimas ú las pobres indias á

I quienes brutalmente burlaban los conquistadores. La ebriedad fué origen de muchas bravatas' á cual más andaluzas . Re fi er e Bern al Díaz que algunos aseguraban que habían de comprar caballos con sillas de oro, y que hubo ball estero que ya soüaba del mismo m etal las saetas de su aljaba . Terminó el convite con un baile, y aquí fué tanto el libertinaj e, que Fr. Bartolomé de Olmedo tuvo que interv enir y r eprender ú aquellos locos.

En desagravio de la orgía, Cortés ordenó una procesión, en que fueron los conquistadores con sus' banderas levantadas, ( y algunas Cruces á trechos, y cantando las Letanías, y á la postr e una Ima gen de nuestra Se ñora: y otro día predicó Fr. Bartolomé, é comulgaron muchos en la Misa después de Cortés y Alvarado », y dieron « gracias á Dios por la victoria. » l.

Pero pronto surgió de nuevo la codicia. Ni los es tragos de la orgía ni el aparente arrepentimiento que siguió á la ceremonia relig iosa sirvieron para echar en olvido lo escaso del botín. Todo lo que se había juntado era m ezquino en comparaci6n de los sueños de inmensa riqueza con (pIe creyeron ver coronados sus esfu erzos los conquisLa­dores . El oro fué buscado con ahinco, y no se podían consolar de la pérdida que tuvieron en la Noche Triste . Unos á otros se acusaban. Los indios fu eron de nuevo interrogados, y ante sus negativas y ante las esperanzas frustradas, la murmuración sorda comenzó á r evolotear en todos los oídos. Quiénes decían que los indios aliados habían robado á los conquistadores : quiénes que los soldados J e los bergan­tines tenían ocultas las riquezas, y quiénes que Cortés, el e acuerdo con los venc idos, poseía el tesoro d e lVIotecuhzoma. Los oficiales reales por su parte inquirían para satisfacer el quinto, y según parece fueron los primeros en solicitar que se atormentase á Cuauhtem oc.

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1. IlislO1'ia Ve1'Cladera, Cap. CLVl.

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14 GONZÁLEZ onflEGÚN.

Entonces desempeñaban estos cargos, Alonso de Grado como contador, Bernardino V ázqllez de Tapia como factor y J ulián de Alderete como Lesorero. Cortés y los testigos que presentó en sus descargos, aseguran que á las repe lidas instancias del último se dió tormento á Cuauh­temoc. Sea de eslo ]0 que fu ere, unos como autores y otros como cómplices, todos son culpables . .

« En mala hora dice un historiador erudito y laborioso se • • •

procedió á la ejecu ción. Cuauhtemoc y Tetlepanquetzaltzin, sellor de Tlacopan, fu eron puestos al tormento , que consistió en quemarles pies y manos. I

« El r ey, con inquebrantable constancia, sufrió los dolores sin cambiar la sereniLlad de su ros tro; Tellepanquetzallzin , próximo á sucumb ir , yolvió tristemente .los ojos al monarca, como para pedirle lic<tllcia de r evelar el secreto ó suplicarle que él lo hiciese : fijóle airadamente la vista Cuauhtemoc, dirigiéndole secamente estas pala­bras : « Estoy yo en algún deleite ó baño? 2 » Avergonzado el se ñor de Tlacopan , reco bró esa indiferencia estoica con que los yalientes saben burlar las Grueldacles de sus enemigos y :\IURIÓ E:\ EL TOR:\IE:\TO.

. Tarde para la gloria de Don Hernando fué quitado del brasero el Emperador azteca, porque aquella acción imprimió una fea mancha en la memoria del conquistador, á quien no se puede defender con que era débil para contener á la soldacl escct; en momentos más difí ciles

había sabido tenerla á raya é imponerle su poderosa voluntad» :1.

1. (/ E as;)' mismo vido despues quel dicho Don Fernando Cortés dió tormentos e quemava los pi es e las manos al dicho Guatimuza porque le dixese de los thesoros e riquezas de la cibdad e que lo sabe por qee este testigo como dotor e medico que s curú muchas vezes al di cho GuatiLlluza por mandado del dicho Don Fernand o, e sabe este testigo quel dich o Don Fernando traya mucha diligencia por saber del di cho thesoro )l .

l~esidencia , Cl'istúba.1 de Ojeda, tomo 1 pago 12G. .

~. G'1marl1 , Crón . cap. CXLV. Esta fras e parece ser realmente la pronunciada por e l Hey, siendo más ve rdadera y auténtica, aunque menos poé tica que la adoptada después por los au tores: « ¿ Estoy yo acaso en un lecho de rosas? "

3. « Y ciertamente le pesó mucho á Cortés, porque á un señor como GUJ. temuz, rey d e tal ti erra, que es tres veces lllás que CHlilla, le atormentasen por codicia del oro . )) Bernal Diaz, cap . CLVIL « Acusaron esta muerte á Co rtés en su residencia, como cosa fea é indigna d a ta n gran rey, y que lo hizo de avaro y cruel: mas él se defendía con que se hizo á pedimento de Juli ií. n de Alderde, tesoren) del rey, y porque paresciese la \'e rdad; ca decían todos que tenía él toda la riqueza de MuteCZl1Llla, y no quería atormen-

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MÉxrco VIEJO. •

El juicio eSJllsto, la reflexión oportuna, las notas comprobantes bien elegidas: lústima que el Sr. Orozco y Berra, autor de las líneas copiadas, haya incurrido en un error: en una contradicción y en un

• anacronlsn10. En un error, porque no fué Tellepanquetzaltzin , señor de Tlocopan,

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BAJO RELIEVE DEL TOR~ENTO DE CUAUHTBIOC.

(Orig inal d el arli :s ta 1l1 ex icano v a hri e l li uel'J'a }.

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el que murió en el martirio; fué otro indi'o nobilísimo cuyo nombre no ha transmitido la historia.

talle porque no se supiese. » Gomara, Crún. cap. CXL V. « Hernando Cort.és mandó quitar á Quatimoc del tormento con imperio y despecho, teniendo por cosa inhumana y avara tratar,de tal manera á un rey: y de lo hecho se excusaba diciendo que babía sidu importunado, requerido y aun amenazado de Julián de Alderete, tesorero del rey, que le impulaba que había escondido aquellas riquezas, y abieitamente le pedía que le hiciese dar el tonnento y con insolencia lo solicitaba , etc. » Herrera, déc. 111, lib. 11, cap. VIlI. Torquemada lib. IV, cap. eIl!. « 20U ltem: si saben quel tormento que se dió á Guatimuza para que dixese adonde estaba el thesoro de Montezuma, fué ú pedi­mento de Xulián de Alderete, thesorero que á la sazon hera de S. 1\1., deduciendo quel dicho Guatimuza sabia de dicho thesoro, i lo babia, porque se de 3cobriese á donde estaba, porque viniese á poder de S. 1\1. » lnterrogatorio, Doc. inéd ., tomo XX VlI, pág. 382.

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16 GONZÁLEZ OBREGÓN .

" Los oficiales del Rey dice Gomara querían descubrir el oro, •

plata, perlas, piedras y joyas para juntar mucho quinto; empero nunca pudieron con mexicano ninguno que dijese nada , aunque todos decían c6mo era grande el tesoro de los dioses y dr. los reyes; así es que acordaron dar tormento á Cuauhtimoc y á otra caballero y su privado.

El caballero luvo tanto sufrimiento, que, aunque murió en el

tOl'm.ento de fuego , no confesó cosa de cuantas le pl'eguntal'on subJ'e lal

caso, ó porque no lo sabía, ó porque guardan el secreto que su señor les confía conslanLÍsimamenle . Cuando lo quemaban miraba mucho al Rey, para que, habiendo compasión dél, le di esen licencia, como dicen, de manifeslar lo que sabí~, ó lo dijese él. Cuauhtimoc le miró con ira y lo trató vilísimamenle, como muelle y de poco, diciendo si

es taba él en algún deleite 6 ballo. 1 »

Esta versión, que es la verdadera, la s iguen en sus obras respec­tivas Herrera, Torquemada, Clavijero, Cayo y otros, y ninguno men-ciona al tecuhtli de Tlacopan. .

El error del Sr. Orozco consistió en haber deducido que el caballero y privado del Bey era el mismo señor de Tlacopan, de quien dice Bernal Díaz , que fué atormentado. Pero léase el texto de éste y se verá que el cronista-conquistaLlor ni asegura que muriese en el tor­mento el de Tlacopan, ni alude siquiera á las valientes palabras que pronunció Cuauhtemoc.

Decíamos que el Sr. Orozco había incurrido también en una con­tradicción. En efecto, en la página 652, repite que " Tetlepanque­tzaltin, rey de Tlacopan, SUCCMI3IÓ EX EL TORMENTO ", y en la misma página, pocas líneas mas abajo, asegura lo siguiente : " El seüor de Tlacopan dijo, que en unas casas suyas, cuatro leguas distantes de su capital, tenía cierta cantidad de oro, que allá le llevasen y diría en dónde eslaba enterrado; en efecto, le condujeron Pedro de Alvarado y seis soldados, entre los cuales se contaba Bernal Díaz, mas al estar en el lugar designado, el señor afirmó,. que por morirs e en el camino

. 1. CrlÍnica, apud. Biblioteca de aulo/'es espaiioles de RivadeneFra, tOll. 22, pág. 393 . •

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MÉXICO YIEJU.

había dicho aquello, no tenía oro ni •

Joyas que le matasen porque ninguna, y así se tornaron como fueron ...... 1

Por el texto de Gomara que hemos copiado antes, consta que el privado no conj'csó y si m'll7'iú en el tormento: en las líneas preinsertas del Sr. Orozco, que descansan en el t estimonio de Bernal Díaz , se r e fi ere que el de Tlacopan confesó y fué cond ucido por varios soldados al lugar que designara. Luego no fué éste, el mismo p"ivado de Cuauhtemoc, al que sacrificaron. Luego clara y manifiestam,ente se contradice nuestro historiador.

Por último, el Sr. Orozco incurrió en un anacronismo, porque es una verdad histórica qUf' nadie ha pues to en duda que Tetlepanque­tzaHzin murió ahorca(lo durante la expedición de Cortés á las Hibueras, cuatro años después del tormento, en el Carnaval del año de 1525. Así consta por Hernán Cortés \ Bernal Díaz del Castillo 3, Francisco López de Gomara", F e rnando (le Alva Ixtlilxochitl ", Antonio de Herrera 6, Fray J llan de Torquemada -¡, Francisco Javier Clavijero 8 y Andrés Cavo 9 . Lo mismo que por los modernos historiadores que han consllltado ú los antiguos.

Admitir, pues , que murió Tetlepanquetzaltzin en 1~2 '1 , es un ana-

1. Historia Antigua y de la Conquista de México. Méxi co . - Tipog rafía de Gonzalo A. Esteva. 1880. Tomo IV, Libro III de la « Cuarta Parte », Cap. IX.

2. Cartas del famoso conquistador I-Iernán Cortés , al em peraflor Carlos Y. México. - Imprenta de 1. Escalant e y Comp., 1870. Página 58C-.

3. Historia Verdadera de la Conquista de ~ueva Espaila, esc rita por el capitán Bernal Díaz del Castillo, uno ele sus conquistadores. Méxi co. Tipografía de R. Rafael. -1854. Tomo IV. Capítulo CLXXVII.

4. Apud Biblioteca de aulo/'es espaiioles de Rivadeneyra, tomo 2:2, pág, 413. 5. Obras Históricas. ~I) é xico. Ofi cina Tip. de la Secretaría de t'olllento. 1891.

- Tomo 1, pág. 416. 6. Historia general de los hechos de los Caste llanos en las islas y tierra firme del

mar Océano. En Madrid, en la Oficina l1eal de Nicolás Hod l'Íg tez Fcanco . Anno 1726 Década terzera, lib. lT, capítulo VIII y lib. VIr, cap. IX.

7. Primera (Segunda y Tercera) parte de los veinte i vn libros rituales i Monarchia Indiana, con el origen i guerras de los Indios Ocidentales, de sus Pobla«ones, Descubri­miento, Conquista, Conuersión y otras cosas marauillosas de la mesma tierra, etc. -" Con privilegio. En Madrid en la Oficina y i.Í. cos ta de Nicolás Rodríguez Franc o , Año de 1i2!3. Lib¡'o Quarto, cap . CIV.

8. Historia Antigua de México. - Lo ndres. - 1826. - Libro décimo, nota final. 9. Los Tres Siglos de Méxic o . - Méxi co . lS36. - Tomo I, página 46,

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18

eron ismo, supues to (pIe cronistas antiguos y cont emporáneos están de acuerdo en que fué ahorcado en 152:). 1

Nos resta, sin embargo , contestar á una objeción que se nos pudiera hacer. La obj eción es la siguiente: " Si Bernal Díaz refi ere que el señor de Tlacopan fu é atormentatlo con Cuauhten10c, tene­mos que admitir varias víctimas además del rey y su privado . "

Así es la verdad, y no haber ten ido en cuenta esto , fu é el principal motivo que induj o al Sr. Orozco á cometer el error, la contradicción

y el anacronismo qu e le hemos refutado. Por una omisión de buena fe, ó por no echar en rostro al conquis­

tador mayor número de víctimas, casi todos los antiguos histor1c"\'­dores habían m encionado solamente á Cuauhtemoc y á su privado; pero tres autoridades irrecusables hablan de otros que, como ellos, sufeieron el tormento,.

Fray Bernardino de Sahagún , narranno la s inútiles pesquisas ,

para encontrar el tesoro, tlice : " tlespués de hechas muchas dili-gencias y habiendo dado tm'mento ú muchos indios, n o se sabe en qué paró el negocio, " 2

En el proceso secreto contra Hernán Cortés, entre otras inculpa­ciones se lec la que sigu e :

" Otros í : se le faze cargo al dicho Don Hernando Cortés, que después que se ganó esta Cibdad, tomó en su poder á Guatemuca , Señor della, é á otros lnuchos Selwres, é los tobo en su casa con poco temor de Dios; e con cobd Lcia desordenada , lnandó dar é diá tormento de juego á los susodichos, para aber el oro de Ñlontesuma ; y el dicho Guatemuca, qnedó lisiado (le los pies, de los tormentos que rres­ce bió, é ansí m esmo asó un indio muy prencipal, estando vi vo , por lo susodicho , fasta. que murió . .,

García de Llerena, apoderado y en nombre de Cortés , no negó en ,

el descargo los tormentos aplicados á los inüios , y se contentó con disculpar al conquistador de este modo:

1. Prescott, para no incurrir en este anacronismo, no dice que muriera el señor de Tlacopan en el tormento, y Ri va Palacio supone que sólo se desmaY {l .

~L Lib. XlI, edición de 1840. •

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-i\IEXICO VIEJO. 19

" 32. A los treinta é Jos cargos que se le ponen que a lormenló á Gllatel1ulca é á otros indios por haber el oro é xoyas quellos ternían, se responde: que si el dicho Don Hernando Cortés atormentó á Gua­temu ca é á los demás señores que disce sería é fué á pedimento é 1Te­querimiento de los oficiales de Vuestra Jl!faqestad é del Tne,s01'ero Aldl'ete, porquel dicho Thesorero (s ic) se obiese para Vuestra ~hges­tad, creyendo que los dichos yndios lo ternían en non para lo quel (licho cargo disce ; é los dichos tormentos no fueron tales como en el dicho cargo se conthiene, é se dieron contra la voluntad del dicho Don Hprnando Cortés . " 1

Más explícito el indígena Chimalpaill, en una intercalación al texto de la Crúllica de Gomara, nos ha legado los nombres de las víctimas: " así es que acornaron dar tormento dice á Quauh-timoc, que bautizado después se llamó D. Hernando, y á Tlacotzin . XihuacoatL, presidente supremo, gobernador y capitán general, que bautizado después se llamó D. Juan Yelázquez, y á Covanacotzin, que bautizado después se llamó D. Pedro de A!val'ado, señor que fué de Tezcoco, y á TETEPANQUEZCATL, que bautizado después se llamó D. Pedro señor de Tlacopan, y á Aquici, que bautizado después se llamó D. Carlos, señor de Atzcapotzalco lVlexicopan, y el JVlutelchinhin Huiznaltuatl , capitán mexicano, que bautizado después se llamó D. Andrés, y á otro caballero y privado del 1'ey. " 2 •

Ante estas citas la verdad resplannece en la historia. Los errores en que han incurrido algunos se rectifican, y se llenan las omisiones de los cronistas primitivos

Hagamos justicia á quienes la merecen. No atribuyamos una acción heroica al señor de Tlacopan en el tormento; le basta con

1. Colección de documentos inéditos de Indias. :\'ladrid. l87i. Tomo XXVII, págs. 238, 239 Y 240.~

2. Historia de las conquistas de Uernando Co rtés, escrita en español por Francisco López de Gomara, traducida al mexicano y aprobada por verdadera por D. Juan Bautist a de San Antón Muñón Ghimalpaio, Quauhtlehuanitzin, indio mexicano. México. Imprent.a de la testamentaria de Ontiveros. Año de H!26. Tomo n, pag. 76. La responsabilidad del título de esta obra la ' carga el editor, D. Carlos ~laría de Busta­mant.e.

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- -20 C()~í', AL E Z ()P,RE(;() l\ .

h a ber ueclarado para su fa ma (Lar " por Lien e mpl eada su muerte por m orir junto con su se ñor Guate muz , ., cuando en C0 111 pañí a de és te fu é ahorcado en lzan canac; n o olv idem os á e:;e j gnol~a d o y valiente caballer o, qn e prefiriú su cumbir ante la mirada de su r ey , en H 'Z d e. revelar su secr eto; n i con sobrada nHll icia ú punible descuido o mitamos los nombres de los que compart ie l'on las pnlmas del m artirio con el gran Clla uhtem oC' .

En cu a nto á los o rLCiales r eales . su mism o de lito los condena: el fuego d e. los tormentos ciñe con una aureo la á las sombras se quedan sus ver,Lugos .

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v ícti mas, y en las •

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CAPITULO IU •

EL ORIGEN DE LA CIUDAD

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CAPÍTULO III

EL ORIG EN DE LA CIU DAD

Baj o su s ruinas se pultada Tellochtitlan ; <lreClsados uno á uno sus teoca Uis y edifi cios; abandonad a después (le glorioso s itio á cau sa del insoportable hedor q'ue des pedían los mil cad ~l ve res; encendid as g rand es luminarias para puriJicar la pes tilente atmósfe ra : hubo qu e dejar transcurrir cerca de cinco meses para r econstruirla y levantal' de en m edio de tanla desolac ión á la capital que ha bía el e ser d t~

~ueva España . JIucho se vaciló para elegir e l mismo sitio. Varios conqui stadores

opinaban que se fundase la nueva ciudad en Coyoacan ; o tros , que ell Tacuba ; quién es que en Tetzcoco . Se alegaron diversas razones; pero prevaleció la opinión de Cortés, quien dij o : ;, Que pues esta cibdad en tienpo de los indios aYÍa sido señora de la s otras prov incias á ella comarcan as que tanbién hera raz<>n que lo fu ese en tienpo de los cripstianos é que ansí mism o dec ía que pues Di os Nu estro Señor t~n esta cibdad avía sid o ofend ido con sacrificios ~ otras ydolatrías que aq llí fu ese servido con qu e su santo nombre fu ese (,Jlrado é ensalzado mús que en otra parte de la tierra. "

Comenzose la reconstrucción escombrando el terreno de todos los obstáculos q lle yacían en él , como r estos de su pasada grandeza , y

. como girones de gloria que habían dejado su s invictos defensores. Diose principio á esta trabajosa empresa ú fines de Diciembre de

'1521, ó principios de Enero de 1522 , pues así se desprend e (le una carta de D. Hernando al Emperador Carlos Y. La faena fu é grande y

laboriosa: hubo que quitar escombros, qu e derrumbar los últim os muros que quedaban en piE', que deslruí l' ídolos, que cegar fosos

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24 GOl\ ZALEZ ODREG(L\.

y canales, y que levantar fh· nuevo lo qne se había dem olid o : el conquis tad or , para abreviar la guerra luvo qll e dcs lruir ; pero los que lo ayudaron en tan ingrata tar ea sufri eron el castigo; ellos mism os luvieron qu e edifi car.

Ona dI" las primera::; m edidas llevadas á cabo por el Ayunta­miento, fu é form al' la tl'aza ,.( e::; decir , el plano de la ciuclad en ]a fo rma que deberí a cons truirse, sel1a]ando las calles y plazas, el terre­no para que ]os vecin os 0diJicasen sus habitaciones, \ (·1 ]uga r de las casas de Cabildo, la fundición , la carnicería, la horca y la pico ta , que eran las primeras cosas que se procuraban establecer, c0nforme ú la s pocas exigen cias de aquella naciente sociedad .. ,

El perím etro llamado la ttaza, es tuvo limitado hacia el Nort e por las call es llamadas hoy del Carm en , Apartado, Pulquería de Celaya, Puerta Falsa de Santo DomIngo, Espalda de la Misericordia y Cerca (le San Lor enzo hasta el Puente del Zacate : hac ia el Poniente por esta última calle y las de Rejas de la Concepción , Puente de la Mariscala , Santa, Isabel, San:Juan de Letrán , Hospilal Real , '1" , 2a

, y 3a de ~an Juan: hacia el Sur por las Yizcainas, Tornito de H0gina , San J erónim o, Cuadrante de San l\liguel , Buena l\lue rl e y San Pa bl o, y hacia el Oriente, por las ([e Mui'l oz, Curtid ore~, la Danza, Talavera , Santa Efigenia , Alhóndiga , call es de la San tí sima, hasta el callejón del Armad o.

Para fijar los límites de la traza q ll e formaba un cuadrad o y estaba cercada por una especie de fo so compuesto de acequias , restos de los a.ntiguos canal es, hemos tenido presentes las importantes investi­gaciones que acerca del asnnto emprendieron D. Lucas Alamán y D. Manu el Orozco y Berra, así como el plano de Alonso de ~anla Cruz. ,

Hecha la ttaza, se repartieron solares á los que quisieron ayec i Ll-

darse, tocando uno á cada vecino, con la obligación (Ir edifi car , y dos á cada conquistador. Hernán Corlés se apropió de muchos, y distri­buyó terreno para que edificasen su s amigos, criad os yad.ep los .

Siguió la construcción de las primeras casas . « Los indios ami gos ' di ce un historiador y los Y0)lcid.os

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'1 É ~ 1 e O \' 1 E.J O .

mexicanos, fu eron llamados al intento, haciendo cOllcurrir UlI número c llanti os ísimo, que tÍ. s u costa acarreó los materia les, hizo la obra y se mantuvo si,n recibir ]a menor r etribución. Jluch os indios murie­ron en semejante labor; pero la ciud ad se alzó pronto com o por encanto, r enaciendo de sus cenizas como el avp fabulosa . »

Aquellas primeras casas, las de los principales , tuvieron lodo el aspecto y solidez de un a fortal eza. Gruesos y pesados muros, tron e­

ras y torres, escasas y baj as puertas ha cia las calles : es to en el exterior . Por dentro, « grandes patios, amplias piezas, cuadras para caballos, )) sala de armas y cuartos para Jos siryi en les. Ad emás, « ch ozas para los esclavos y para los inelios de serv icio que por tan­das tra ían de los pueblos encom endados . )) El ma terial de con strucción fué el cal y canto, y más generalmente el tezontli. Las azoteas, que fneron planas, ó de terrado, las soportaban gruesas vigas, muchas de mngnífico. cedro .

« Lo edificado dice el Sr. Orozco tÍ veces no llenaba tOllo el . solar , encontrándose pedazos del terreno entre uno y otro vecino,

qu e, ó bien quedaban interrumpiendo la línea de las con strucciones, ó rodeadas por una simple cerca , servían Ile corrales ó de sembrad o. »

~Iuchos vecinos, en los primeros años, no sólo n o construyeron •

habitacion es , s ino que ni siquiera cercaron los solares . En cambio , Cortés había levantad o cuatro torres, una en cada

esquina de su casa, « con sus almenas, propias para sustentar arti­llería , y por el cuerpo del edifi cio troneras y sae teras . » Olt'os conquis­tad ores levantaron no má s dos torres, y al gunos una, com o para

confesar su inferior ca tegoría. El que sí qui so competir con D. Hel'-nando, fué el orgulloso Pedro de Alvarado , pues puso cuatro torres á su casa , cosa que le tuvieron á mal , y los mismos ofi ciales r eah' s mandaron suspender la construcción ; pero al fin la llevó á cabo, cuando siendo Gobernador Alonso de Estrada , casó una hija de éste con Jorge de' Alvarado , h ermano del primer o.

Se permitió también á los vec inos que hicieran portal es, según se verá por el conlexlo del acta de cabild.o del lti Abril de l ti 2í·, que dice :

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- -26 GO!\ZALEZ ODHEG()!\.

«( Este día 01 di cho se ñor Goyernador e jus ticia e regidores de esta Cibdad lodos h ord enaron e mandaron qu e por que es ta Cibdad está más n obl ecida E' a cabza qu e el trato de ella á de ser en la plaza de esla Cibdad y a ca bza de las agua s no puede estar limpi a la di cha plaza por el trato de las mercadería s qu e todos los vecinos que obieren solares ('n la r edonda de la di cha plaza puedan tomar cada uno veynle y un piés de más de sus solares de la di cha plaza para que en ell os pueda n h azer soportales e11 e llos e noparaotra cosa alguna y a lza r sobre E' ll os s i qui sye r en y que lo hedifiquen luego s in perjllye lo . (Tres rúbri­cas )"

El edifici o que prim er o se con struyó , fué el de las A tara zanas. que s irvió para g uardar los bergantines, y el eua 1 no se sabe ú punto fij o en qué parte estuvo situado . El señor Orozco cr ee que se enCOIl- · traba por el rumbo que s igu én las calles de Santa Ter esa, Hospicio de San Nicolás y Plazuela de ]a Santísima : t nl vez ce rca rIel lago, cuyas aguas pen etraban enton ces por el Oriente en la ciudad .

Á falta el e ese dato, h é aquí los curiosos pormen ores que nos dejó Cortés en su carta á Carlos Y, con fech a 1 ~ de Oct ubre de 1;)21. :

" Puse hl f'gO por obra , di ce eO l1l O estH ciud ad se ganó, dp hacer en eUa una fu erza en el agua, á una parte de es ta ciudad en qu e pudiesE' t en erl os bergantines seguros, y rlesde ella ofenlle r toJa la ciudad si en algo se pudiese, y es tu viese en mi mano la salida y entrada cada vez que yo qui siese, )- hízose . Está h echa tal , que . aunque yo he visto algunas casas el E' atarazanas y fuerzas, no la ]w

Yi sto que la iguale; y muchos que han vislo más afirman lo que yo ; •

y la manera que t ien e esta casa , es que á la parte rl e la laguna tien e dos t orres muy fu ertes con sus tron era s en la s partes necesarias , y la una de stas torres sal e fu era del lienzo hacia la una parte .con tron e­ra s, que barre toJo el un lienzo, y la otra á la otra parte de la mism a manera; y desde estas dos torres va un cuerpo de casa de tres naves, donde están los bergantines, y tienen la pu erta para salir y entrar E'ntre estas dos torres hacia el agua; y todo este cuerpo tiene a si­mismo sus troneras, y al cabo deste dicho cu erpo , hacia la ciudad , es lá otra muy gran torre, y .de mu chos aposC'ntos bajos y altos, con

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i\l E X 1 e ü v 1 E JO.

sus defensa s y ofen sas para la c iuaad ; )- porqu e la emb iaré figurad a a vuestra sacra majestad, como m ejor so entienda, no diré más par­ticularidades della , sino que es ta] , que con ten erla, es en nuestra mano la paz y la guerra cuando la quisiérem os, len iend o en ella los navíos , y artillería, que ahora hay."

Raro debe haber sido el aspecto de aquella cjwlcul primitiva, con edificios llen os de torres y de tronera s : ciudad que como di ce muy bien un escrito r , (lebió parecer " m ejor un campam enl o que una po­blación . .,

Esto por lo que se r eliere al circuito intcri orde la Il'a :,a , que fuera presentaba mu y diferente ri sonomía. Más aUú de ]a !1'a:,a yivía la población puramente indígena. en humild es casas de' adobe, en jacales de lajamanil: ó en chozas formadas única m ente de zacate. S in embargo , por ahí se en contraban alguna s c rmita:-i , com o la (It~

Juan Garrido; se hallaban algunos tianguis ó nwrcados, y alegrabaJl el conjunto, ora los desiertos pero yerd es ejidos, ora las huertas, las chinampa.s y los azules lagos . r e tl ejand o lodo com o en un inmenso y . bruñido espejo.

Hasta entonces no había un solo templu : la mi sa se deeía en casa del conquistador , "e'n una sala baja y grande. ,. que' despu és mandó éste ocupar con sus armas, r elegando el altar á un corredor baj o,

>

delante del que se pu so un cobertizo : pero tan m ezq uino que ni " aun allí dice el proceso de Cortés cabía la gente (' se e>s !aba al so l e al agua ...

Fué, pues,. aquella ciudad , eminentem ente militar. Cortés era su señor absoluto, pues ni " Carlos Y di ce el tanta s H'ces citado his­toriador Orozco tu vo un ,palacio, un lu gar que record ara quo era el dueflO de la conquista: el Cabihlo alcanzó su perten encia: al pu('­blo menudo se le clió la horca; para la s n ecesidades pübl icas se pro­veyó de cárcel , de carn icería y de> mercado: y como no había quien representara>los intereses religi osos , no se des tinó solar para iglesi a. ni para monasterio."

Las ca lles de la ciudad se comenzaron á formar enlonces ; per u pocas tenían nombro propio . Se decí o fulano yive fl'ente á las casas (fe

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28 - -GON ZALEZ ()nHEG()~-

Alvarad o, dd Ba~h ill er Al onso P érez , ó j unto á los solares de Casa­n ova, de Grij alva , d e ~lelchor de San Jli guel.

Empero, hab ía a lgunas que ya lo t enían como la de "Tacuba," "Atacuba" ó " TIacopan ," y la de " Don~eles " que exislen todavía con S IlS pI'imeros nombres; la de las Ata7'a~anas~ la de los " Bergan­l in e ~ , -' tlue se ll aman hoy de Santa Teresa, Hospicio (l e San r\icolás y San tí sima; la gran ca lle de " ltztapalapan," que comenzaba en Fla­mencos y S(' extendía hasta las del Heloj ; la de la " Ce lada. " desde Zul eta has la ]a ~Ierced ; la del " Hospital," ahora de J esús, y las de la " Guardia," " Real ," "Zalapa," "Juan Cecil iano" y " Benito Bej el ," qu e se ign ora á cuál es ~olTespolld en.

Tuvo también aquella ciud afL tres m er cados : en la plaza mayor , en la de Tlatelolco y entre Santa Isabel y la .\lameda , llamad o este último' ' Tianguis (le Juan V c:lázqnez," y un doble caño (le agua qUE'

surtía á la poblac ión , y que yenÍa d esde Ch apultepec . Así nac iü e l Méxi co colonial: ('s ta es S11 historia en l o~ pr imeros

a ños de sn existen c ia. Ciudad , mitad cuartel, mitad campo , que obedecía sólu a l capricho

de su afortunado conqui stador . .\fo tuvo poli cía ni a lumbra(lo. Cortés, gu s taba r ecorrerla a L lado

de Cuauhtemoc, á quien todos gu ar( laban r espeto . El trajín de los obr er os que levantaban las primeras casas : las

sesion es de Cabildo en la s que Llovían sobcitudes y disputas de sola­res y huertas; los juegos y festines (le los conquistadores; las expe­d icion es que se enviaban fuera de lo conquistado; los pueblos que venían á ofr ecerse com o fi eles vasallos: las noticias de la llegada del primer Gobernador Cri stóbal de Ta pia , que pronto luvo que reembarcarse; y los (lescubl'imientos del mar del Sur, e ran lo:" úni-

cos acontecimicr .. tos qu e conmovían á la ciudad. y mú s allú de la traza, el indio, el v en cido, el yerdad er o du eño

de todo, c llltiyaba silenc ioso un g irón d e tierra; con los ojos bajos , melancólicos, y con el corazón oprimido por el r ecu erdo de' :"n pasada g loriu.

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CAPITULO IV

• LO& MESONES

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CAPITULO IV

LOS MESONES

En aquellos primeros aiios en que la ciudull r0nacÍa ; en que Jos conquistadores, sacudiendo el polvo del combate, envainaban la E'spada del guerrero para empl1üar los instrumentos de labranza , y en que abandonando su carácter aventurero, sr tornaban C11 funda­dores de la cap ital de la colonia, México tenía r educido núm ero de habitantes; pero las casas eran amplias, cómodas .Y pstaban provistas de geandes piezas y anchos patios.

-.\sí, pues , cualquiera de los primitivo . .; pobladores, podía alojar.

con toda holgura, á su familia, á su servldumbre y á sus esclavos, lo mismo que á los forasteros que de larde en tarde ll egaban á

la ciuIlad, en pos de nuevas conquistas, en busca de parientes que há mucho no v~ían ó simplemente con el objeto de avccindarse en la nueva puebla.

No hubo necesidad de edifica]~ en esos primeros ai'í.os, ni casas ele vecindad, ni casas de huéspedes .

Pero pronto aquel estado de cosas cambió con rapid ez. La capital comenzaba á poblarse mús y más cada día; las peti­

ciones de los solares llovían en las juntas de Cabildo; las casas se levantaban por todas partes; el comercio empezaba ú esta blecerse; los templos cristianos á edificarse , y como consecn encia inmediata, crecía la inmigración .

A pesar de que pocas embarcaciones llegaban á Yeracruz , y de que HO había un camino propiamente dicho , los viaj eros no escaseaban, se inscribían como vecinos en la ciudafl, y ésta aumentaba el número de sus habitantes .

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- -3:2 l; I , l\ Z A L E Z O 8 H ti. G U ;\ .

e n hec ho, insig nifi cante ú primera "is la , per o que m ar ca u n pro­gr eso, n os de muestra lo qu e acabamos de asentar ; hech o que consta en las primera s actas de Cabild o .

En el ce le brado eldía 1° de Dic iembre de 1 :)2 ;>, y alqu e asis ti eron Diego (le Orll ás, Alca lde ~ Ia.y or ; Leon E' l de CE' l'yantes, Alcalde Ol'fli­nari o; Antonio d e CarY<ljal , (~ o nza l o Mejía y Juan tl p la Torre, r egi­dor es; y anle el escribano públi co P edro del Cas till o, se presentó Pedro Hernán,lez Paniagua solieila1ll10 Jicenc ia par a es tablece r U ll

m esón , y " los (lichos se ñores ,lixer on qu C' l e hazían e hizieron mer­ced de le dar licen cia que pueda hazer un Inesón e n su s casas [ulonde pueda acoger a los qne a é l yinier en e l es vender pan e yino e carne e todas las otras cosas n ecesaria s con que gu arde e cumpl a el aranze l que les ser á dado acer ca ,le los prec ios que ha ,le ll eyar de las dich as cosas qu c yen rlier e . '·

Fué éste, pues, el primer m esón qu e hubo en l a ó ud a,l dc' México; su est a blec imiento prueba, lo r epetimos, que lo::; , -iaj eros a u­

. m en taban y que la funda ción obedecía á. una n ecesidad. ¿En qué lugar , en qué sitio fu é es tablecido ? Lo ignoramos, porque

n o h em os podid o sa )J C'r en dónde estuvier on las casas ,lel cita,lo P edro Hernán,lez P aniagua; pe ro s í es muy posibl e que se hallasen d entro del circuito de la traza , y en es te caso deben h aber es tallo

en la calle de Balvan er a ó en la de :Mesones, pues los qu e en es tas vías subsis ten aún, sabem os que son muy antigu os . No aHrmam os, es una conj e tura que som e tem os ú la inyestigación de los curiosos y (le los intel igentes .

Que el m encionado me~ón se estableciú en el interior de la ciudad, está dem ostrado por la n oticia que con sta en la mism a acta ti (' Cabildo, de que á petición de Hernúnclez se l e con cedió licencia "de

. hazer el m esón en sus ca sas, " y "su s casas," como espaüol que era, no podían estar fu era de la tJ'a~a. Ademús, en la n o la correspondien t<.> á este s uceso, se l ee : " P edro Hernúnd ez Paniagua fu é el primerll que hizo m esón en M éxico," y es tas última s palabra s sólo pueden circunscribirse ú la ciudad , porque en el país ya había otros, com o el de S an Juan en la Villa 7'rica , que se cita en el mism o documento,

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MÉXICO VIEJO. -33

con motivo de la solicitud que hizo Francisco de Aguilar para que se le concediese establecer una Venta.

En Cabildo de 9 de Enero de 1526, se expidi6 el arancel prome­tido en el acta de 10 de Diciembre, que por curioso, y no haberlo citado D. Lucas Alamán ni D. Manuel Orozco y Berra, copiamos aquí.

"Este dicho día dice los dichos Señores dixeron que por quanto los días pasados se di6 licencia á Pedro Hern tmdez Paniagua para que pudiese ten er m es6n para que coxiese á los forasteros e les diese de comer a ellos e a las otras personas que alll se llegasen a posar e no le fué dada la horden e manera que había de tener con los dichos guéspedes que -mandavan e mandaron que el dicho Pedro Hernández o otro cualquier mesonero de esta Cibdad lleve por cada tabla a cada persona que diere de comer o cenar dándole asado e cocido e pan e agua un tomín de oro. t

"Yten que si diere vino que gane la tercia parte de como valiese por arrobas en la Cibdad.

"Yten que lleve por cada persona que durmiere en su casa dán­dole can;la de su xergón e ropa limpia de la tierra un real.

"Yten que lleve por cada almud de mays medio r eal. . " Yten que si vendiere azeite e vinagre o quezo por menudo que

gane la tercia parte de como valiere en la Cibdad al dicho tiempo por -

arroba. " Todo lo qual mandaron que guarde e cumpla el dicho mesonero

o otros cualquiera que tuvieren mes6n en esta dicha Cibdad so pena que por la primera ves lo paguem con el quatro tanto lo que asy llevar en demasiado e por la segunda las setenas e por la tercera le sean dados cient azotes públicamente. E mandaron que tengan este aranzel en parte donde se pueda ver e ler para que cada uno sepa lo que ha de dar so pena de veinte pesos de oro la mitad para las obras públicas e la otra mitad para el Juez e denunciante. (Una rúbrica)."

Los mesones 6 ventas en los caminos parece que ¡ya se habían

1. El tomín de 0/'0 equivalía,próximamente á 36 centavos de nuestra moneda. 3

- '.

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I

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34 -GONZALEZ OBREGON.

establecido desde antes) pues en Cabildo de 26 de Julio de 1 r:>2r:>, se di6 el arancel respectivo que prevenía lo siguiente: "que no puedan llevar ni lleven por cada celemín de mahíz mús de un real e medio de oro. I

"Yten que lleven por una fanega de mahíz un peso de oro 2 e medio de media fanega e que sean obligados de lo dar medido por medida de media fanega a las personas que se lo pidieran e colmadas las m edidas.

"Yten q ne ll evén por una gallina de la tierra 3 buena que no sea polla cuatro real es de oro.

"Yten por un gallo grande de papada de la tierra 4 sejs reales de oro. "Yten que lleven por un conejo bueno dos reales de oro. "Yten que lleven por un arrelde 5 de carne de Puerco e venado

fresco e salado quatro reales de oro. "Yten que lleven por una libra de pan de la~tierra medio real. "Yten que den á los caminantes para sus personas leña e fuego

e agua e sal syn le llevar para ello cosa alguna e que tenga sus pesas e medidas e no den cosas syn m edilla o syn pe salla so pena de cient pesos de oro al que lo contrario hizier e el tercio para el que lo acusare ,

e el tercio para el juez que 10 sentenciare e el tercio para la cámara e fisco de sus magestades so la qual dicha pena dixeron que les man-

,

davan:e mandaron qu~ en tono el mes de Agosto primero que viene saquen los alanzeles e los tengan puestos en lugar donde todos los vean e lo puedan leer e mandaron que se pregon e. E luego este dicho día se pregc¡>nó públicamente por boz de Juan Ervas testigos Francisco de Alva e Blasco Hernández alguazil e Juan del Castillo escribano e otros muchos. " 6

1. Real y mediC', de:ol'o eran 18 centavos. . -

2. El peso de 01'0, si era común equivalía á un peso setenta y cinco centa\'os; si de minas ó ensayado á $ 1, 5 reales, 1 ~ granos; si de tepuzque á $ J , 'Í reales, D granos , y había otro peso de oro que equi valía á $ 2, 7 reales, 6 granos.

3. Gallina de In tierra se llamaba á lo que boy se conoce por pípila. 4. Gallos de la tierra se les decía en los primeros años de la conquista á los guajo­

lotes. ! 5. Arrelde, dice el Diccionario, es pesa de cuatro libras. 6. El primero que legisló sobre esta materia fué Don Hernando Cortés , quien expidió

en Veracruz sus Ol'denanzas de vente¡'os. -

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-MEXICO ViEJO. 35

Hé aquí ahora los permisos que se concedieron durante tres años , para establecer ventas en diversos lugares de Nueva España:

En la misma fecha (26 de Julio de 1525) á Juan de la Torre para hacer una venta en despoblado en el camino de Michoacán entr e Tajimaroa é Ixtlahuaca, concediéndosele además una caballer ía de tierra para maizales y cria de puercos, con tal de que obedeciese el arancel.

En '10 de Octubre del citado año, ú Francisco Aguilar, para que ed ificase en despoblado una casa para los caminantes q ne van y vienen de Medellín y Villarrica, con la obligación de "adobar cierto camino e pasos malos, e puentes que ay desde el dicho sytio hasta X 1 " . a apa.

Cerca de esta ciud ad, un sold ado ll amado Lencero, fundó la venta de su nombre que aun s ubsiste . La noticia es de Alamán. Acerca el e esto dice Bernal Di az del Castill o : "E pasó otro soldado, que se decía por sobre nombre Lencero, cuya fué la venta que agora se (lice ele Lencero , que está entre la Vera-Cruz e la Puebla, que fué buen soldado , y se metió frayle Mercenar io. "

En 10 de Diciembre de 1525, á Juan Cáceres se le (lieron dos caballerías de tierra , cerca de su venta, pero se ignora dónde estuvo .

El viernes 14 de Septiembre de 1526 , Juan de Pareeles, á nombre ele Rodrigo Rengel , solicitó permiso para abrir un mesón en el pueblo de Cholula, alegando que era lugar muy1:cansitado para ir á Medellín y á Oaxaca, y que como era punto en que hacían j ornada los españo­l es, los indios r ecibían mucho trabajo para darles de comer, y con este motivo eran muy maltratados.

En viernes 12 de Octubre de 1526, Juan de la Torre volvió á soli­citar permiso para fundar una venta en Tajimaroa y un mes6n en Cuernavaca.

Tales fueron las primeras ventas es tablecidas en nuestros caminos. Entre ellas debemos m encionar, por último, una muy antigua, la de Perote, fundada por un tal P edro ó Pero Ansures, á quien por su gran estatura llamaban Pero te los arrieros. Ignoramos la fecha de su establecimiento , y s610 sabemos, por el acta de Cabildo de 15 de Julio

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36 GONZÁLEZ OBREGÚN .

de 1527, que un Martín López, carpintero, la arrendó por ciento vein­ticinco pesos anuales, y habiendo hecho á su costa la casa, que según decía era" muy suntuosa, "se le prorrogó el plazo del arrendamiento. Ventas ó mesones quedan todavía algunos en los caminos, en los pueblos de los Estados y en la misma ciudad de México; pero comen­zaron á ser olvidados desde que los ferrocarriles por una parte, y las casas de huéspedes y hoteles por otra, se establecieron en nuestra República. '

Los yiejos mesones fueron el lugar de descanso de nuestros abuelos en sus penosos viajes; ahí encontraron siempre techo pro­tector, aunque muchas veces dura cama y mala cena; en esos mesones hacían posta los hoy legendarios arrieros con sus recuas, los dueños de carros, de bombés y de guayines, los que conducían las tradicio­nales conductas de Manila y del interior del país, y los que llevaban las platas de S. M. el Rey.

Ahora están olvidados; nadie que se tiene en algo los habita; los pobres y las bestias son los únicos que buscan su abrigo. Parecen antiguas easas solariegas abandonadas por sus nobles señores; pronto tal vez desaparecerán ante los grandes hoteles; pero ya quedan inmor­talizados por Cervantes en el Quijote y por" El Pensador ., en el Pe1'iquillo .

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• CAPITULO V

LA CALLE DEL PUENTE DE ALVARADO

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CAPITULO V

LA CALLE DEL PUENTE DE ALVARADO

El origen del nombre de la calle que ocupa hoy nuestra atención, data d e los primeros años de la Conquista.

La tradición se referí a por los mismos conquistadores, y después fu é arraigándose de tal modo, que unánimemente poetas y cronistas, la repitieron por más de tres .centurias, t eniendo por una verdad incontrovertible lo que no fué sino falsa leyenda.

El caso no es único ni excepcional. La historia abunda en muchos sucesos fabulosos; pero principalmente la historia de la Conquista de México está llena de cuentos y consej as. Falso es, entre otras cosas, que Cortés quemara sus naves, falso también que llorara bajo el famoso ahuehuete de Popotla, y falsÍsimo que Motecuhzoma sucum­biera víctima de una pedrada. Cortés barrenó las naves, no tuvo tiempo de derramar lágrimas en su fuga de la ciudad, y antes de abandonarla ordenó la muerte de Motecuhzoma .

Dice la leyenda, que en la célebre retirada de los espaflOles, Pedro d e Alvarado, al llegar á la tercera cortadura de la calzada de Tlaco­pan, " clavó su lanza en los objetos que asomaban sobre las aguas, se echó hacia adelante con todo el impulso posible, y de un salto salvó el foso " .

Hecho tan inexacto como admirable, impuso el nombre á una de nuestras principales avenidas, que todavía se llama del Puente de Alvarado, y eri la que se conservó por muchos años un puente yuny zanja que corría de Sur á Norte. El Sr Orozco y Berra, qu~ la vió en 1834, dice que estaba descubierta" á uno' y otro lado de la calle, " a que por el lado Sur presentaba hacia 1847 un Jardín y casa de Baños,

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40 -GONZALEZ OBREGÚN.

que después fué Tívo/i del Eliseo donde se descubre parte de la acequia y que hacia el Norte existía un portillo qne se tap6 en seguida por una pared y reja que corresponden ahora á la casa mar­cada con el número 5.

Agrega, que el antiguo acueducto pasaba por la calle y que el puente estaba cerca del que fu é Tivoli.

Ahora no hay rastros de puente ni acueducto ; pero subsiste el título que se di6 á la calle, y con él , la tradición que venimos desmintiendo.

y para que pueda aprecian:e la verdad del suceso, yamos á

recordflr el interesante episodio conocido en la hi storia por la Noche Triste.

Hernán Cortés, de común acuerdo con sus capitanes, resohi6 dejar la ciudad en la cual no podría sostenerse por más tiempo, por los continuos y repetidos ataques de los mexicanos. Asegurado el quinto del Rey, lo que á él tocaba, y abandonados cerca de setecientos mil pesos que no era posible llevar lodo provenía de los tesoros indí­genas ' di6 la ord en de marcha.

Fué en la media noche del 30 de Junio de 1520. La obscuridad era profunda y fuerte el aguacero que caía. La columna de retirada comenz6 á salir del cuarlel de los españoles, que habia sido palacio del Rey Axayacatl, y que estuvo situado en la esquina de las calles de Santa Teresa y 2a del Indio Triste . Marchaban á la vanguardia Gonzalo de Sandoval, con los capitanes Antonio de Quiñones, Fran~ cisco de Acevedo, Francisco de Lugo, Diego de Ordaz, Andrés de Tapia y otros que habían llegado con Narváez, acompañados de doscientos infantes y veinte- caballos. En esta vanguardia, cuatrocientos tlaxca l­tecas c'onducían un puente portátil de madera, que emplearían para atravesar las cortaduras, y cincuenta soldados hajo las 6rdenes del capitán Ma*garino, le servían de custodia. En medio, rigiendo la batalla,

• iban Cortés, Alonso de Avila, Cristóbal de Olid y Bernardino V ázquez de Tapia; los cañones arrastrados por doscientos cincuenta tlaxcal-

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MÉXICO VIEJO. 4t

tecas y cincuenta rodeleros que los escoltaban; el fard aj e en hombros ue los indios; los caballos conduci.endo el quinto del oro que perte­necía al Rey , y la yegua que llevaba la parte correspondiente á

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A RBOL LLAMADO DE LA « NOCHE TRISTE » .

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D. Hernando;' los macehuales que cargaban en sus espétldas el oro de los capitanes y soldados, las mujeres del ejército, las sirvientas y mancebas, Doña Marina y dos hijas de Motecuhzoma, todas defendidas por treinta españoles y trescientos aliados; los prisioneros que no

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42 GONZÁLEZ OBREGÚN.

habían su cu mbido, de los que eran principales Chim alpopoca y Tlal....: t ecatzin , hij os del ci la do 1\fo t- ecuhzoma, el S r. de Acolhuacán y otros m u chos . Alrás y ~l la retagu ard ia, qu e venía á las órden es de P edro de Alvarad o y de Juan Yclúzqu 0z de León caminaba un compe tente número de peon es : - un pelolón de caballería. Siet e mil aliados, por último , se hahÍiln reparlido en las tres secc ion es ' .

Tan cxlraüa c(,mitiya, semej an te á una negr a serpi en te, a travesó en silencio payoroso las calles de Tacuba, Santa Cl ar a y San Andrés.

Lloy ía á torrentes, y el piso es laba lleno de lodo y enc har cado . . A las difi culta des del t err eno se unía el p0S0 de las armas y d e los t esoros con que la cod icia había car gado á los conquis ta dor es. Se llegó ú la primera cor tadura , s ituada en la esquina de Sanla Isabel , y colo­carlo el puente, se hundi ó baj o el peso formidable de aquella m ultitud.

De repenle, u na m uj er q üe iba á sacar agu a, á l a luz de un tizón encendido conle mpla á los fu giliyos : arroj a la t ea con que se alumbra sobre las aguas del canal , y anuncia á grilos la fu ga de los castella n os . Ya no era necesario : los centinelas m exican os habían corrido la voz .le aleda .

En u n instan le los que huían se en contraron acom etidos por todas partes . La luch a comenzó en m edio de n egrísimas tinieblas , y á l a luz d e los r elámpagos se podían v er millares de canoas: h en chidas de guerrer os, á la vez que se escuch a ba el lú gubre sonido del caracol sagrado, que a llá en el teocalti mayor convocaba para la guerra.

P arte d el ej ército fugitivo d e castellanos y tlaxcaltecas aceleró e l paso y lugró atr av esar el puente; pero la otra quedó incomunicada.

Enton ces cundió el pánico, r einó el desorden; todos gritaban, t odos com batí an, y cada cu al trataba d e pon erse en salvo .

Frente á San Hipólito , en la segunda cortadura , muchos pasaron . por en cima d e in finid a d de cadáveres, que habían obstruído el foso .

Mas allí fu é la m ayor confusión y lo más r ecio de la pelea. Los guerreros aztecas atacaban á los castellanos con furia, sin tregua y

, cuerpo a cuerpo.

1. Historia antigua y ,le la Conquista de lIJéx ico, por D. Manuel Orozco y Berra. México. 1888. -- Tomo IV, págs. 445 y HG . .

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MÉXICO VIE.JO. 43

Silbaban las fl echas disparadas por los arcos, caían piedras de las azoteas y resbalaban los caballos en el lodo ó bajo eJ golpe m ortal de las m acanas. Las espadas ch ocaban contra los escudos, las lanzas abrían hondas h eridas, la artillería no funcionaba y la pólvora de los mosquetes n o daba fu ego, humedecida por la lluvia torrencial.

Espantables eran las yoces de las v íctim as . Aquí pedía alguien •

socorro, allá se ah oga ba un castellano, y acullá un tercero imploraba á gritos piedad y perdón por sus pecados. Los ayes de los HlOribundos se m ezclaban al ronco son producido por los Imell1letls y cara coles aztecas.

En la tercera cortadura, junto al Tívoli del Eliseo, la derr ola de los castellanos fu é completa . El r elámpago con su luz fosfor escente, a lumbró á la much edumbre que huía, á los montones de cadáveres -entre ]os qu e podían distinguirse cabezas en sangrentada s, brazos que a un empuñ aban la lanza ó el escudo y á las aguas tintas en sangre, por las qu e surcaban victoriosas las can oas (le los valientes d efensor es de la patria, quien es á grandes voces vitoreaban á Cuitla­huac y Cuauhtemoc, h éroes gloriosos de aquella tremenda lucha.

En aquel momento, P edro de Alvarado aparece en la t ercera corta-. dura. Sú yegua alazana ha caído muerta. Vien e á pie, solo, cubierto

de barro, chorreando sangre y defendiéndose hasta la desesperación d e sus perseguidores . Encuentra una viga atrav esada en la acequia, la pasa , y una vez en el otro lado , monta en las ancas del caballo de un tal Ga mboa, que lo pone fuera de peligro.

Como se ve, el famoso capitán , no saltó ningún foso, ni se apoyó en lanza alguna, sino que pasó por una viga.

y así fu é en efecto , pues según dice un testigo ocular, el salto hubiera sido imposible por ]0 ancho y profundo de la zanja.

Por otra parte, en e l proceso de Al varado, contestó éste al capí­tulo en que se le acusaba de haber abandonado á sus campafleros, con estas frases : .

" Solo e mal herido, e el caballo muerto é viéndome desta manera, pasé el dicho paso: e no me lo havían de t en er á mal ni dármelo por cargo, pues fué milagro poderme escapar, e no lo pudiera hacer sy

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44 GONZÁLEZ OBREGÓN.

no fuera porque uno de cavallo estaba de la otra parte, que era Cris­

tóbal Martín de Gamboa, que m e tomó á las ancas de su cavallo e me

1 ' " 1 sa vu. ¿ Pero, cuál fué el verdadero origen de la leyenda qu e el ió nombre

á la ~alle ? El fidelí simo Bernal Díaz del Castillo, testigo ocular de

aquellos sucesos, lo refiere en las siguientes palabras: " y porque los ledores sepan que en l\Iéxico hubo un soldado que

se decía Fulano de Ocampo, que fu é de los que vinieron con Garay t

hombre muy plático y que se preciaba de hacer libelos infamatorios y

otras cosas ú manera de rnasepasquines, y puso en ciertos libelos ú muchos de nuestros cap itanes cosas feas, que no son de (lecir, no siendo ver(la(l ; y entre ellos, demás de otras cosas qne dijo de Pedro

(le Alvarado, dij o que ' había dejado morir ti su compañero Juan •

Velúzquez (le León con más de 200 soldados y los de á caballo que les

dejamos en la reteguarda, y se escapó él, ?J por escaparse dió aquel gran salto , como suele dec ir el refrún : SALTÓ y ESCAPÓ LA VIDA 2. "

No fué, pues, mús que un " sangriento epigram a, " como ha dicho un entendido escr itor 3 lo que dió motivo á que se le atri­

buyera ú Pedro de Alvarado un salto ¡Jl'odigioso, que por lo demús, ,1 ser cierto, hubiera dej ado" mús encarecida su ligereza, qll e acreditado su valor. "!,

1. PI'oceso de l'esidencia COI! ti'a Pedro de A lvarado. ~léxi('o. I S í7 . púg. 68. 2. Historia verdadera de la Conquista de Nueva Esrl1ia. México. 1854. Tom o

]J , cap. CXXVIIT, pág. 21:2-3. D. José Fernando Ramirez, notas al Proceso de Pedro de ALvw'ClrlO, p.290. 4. Historia de la Conquista de México, por D. Antonio de Solís. Edición por Cano.

_. Madrid. AÜo de 17UD. Tomo IV. cap. XVIII , pág. 117.

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CAPÍTULO VI

EL PASEO DEL PENDÓN •

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CAPITULO VI

EL PASEO DEL PENDON

Los últimos combates entre españoles y mexica fueron continuos

y porfiados, sin tregua ni euartel. Repetidas veces el Conquistador propuso la paz, y repetiJas veces sus emisarios no fueron recibidos.

Aquel pueblo heroico luchó sin descanso, resuelto á morir ó á triunfar. No le importó el hambre, ni la pesle, ni la desolación que

reinaba por todas partes. Una calle, una casa, un palmo sólo del terreno , eran disputados

con brío y con valor, con admirable tenacidad. Hoy cegábase un foso, se derrumbaba un muro, y á otro día el foso estaba abierto y el muro

levantada . La ciudad era un montón de escombros, defendida por un puñado

de héroes. El Rey, el invicto é ilustre Cuauhtemoc, daba órdenes, levantaba

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á los débiles, elogiaba á los valientes. Aquel Martes, 13 de Agosto del año de 1521, Cortés animó por

último á sus soldados; mandó que los de á pie 'obligaran al enemigo

á replegarse en una isleta donde estaban las canoas, y á Sandoval que

atacase con los bergantines; pero recomendándole mucho que no

dejara escapar al Rey. La señal ele todo sería un disparo de esco­

peta. Subió Cortés á una azotea para presenciar las operaciones, y desde

allí preguntó á algunos mexica por qué no se presentaba su señor,

pues tenía que hablarle.

Pronto fueron dos emisarios con la pregunta y volvieron con la

respuesta, acompañados de Cihuacoatl, que dijo á Cortés: " En nin-

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48 GONZÁLEZ OBREGÓN.

guna manera vendrá mi señor ante ti; m e pesa mucho de esto, más " haz lo que tú quieras. " .

Fué la últ ima embajada, que, como siempre, reühazó Cuauh­temoc ; y entonces D. lIernando, lleno de cólera y enojo, le dijo á Cihuacoatl :

" Vuélvete á los tuyos, y tú Y los tuyos aparéj ense á morir, " porque os Yoy á combatir y á acabar de malar. " I .

Trahóse la última acción que se prolongó hasta en la tarde. Cuauh­temoc fué h echo prisionero; pero en el instante mismo en que los ballesleros y arcabuceros de Holguín iban á disparar, el h éroe se puso en pie, y sereno, altivo, con el brazo levantado:

- " No tiren, dijo , que yo soy el Rey de México y desta tierra, " y lo que te ruego es, que no m e ll egues á mi mujer ni á mis hijos, " ni á ninguna muj er, ni ú n inguna cosa de lo que aquí traigo, sino " que me tomes á mí y me lleves á Malinche. "

Una yez el Bayardo en poder del vencedor, la ciudad se rindió, y el mismo cielo quiso tomar parte, pues según Bernal Díaz : " Llovió, tronó y rclampague() aquella noche, y hasta media noche mucho más que otras veces . . , 2

En conmemoración de la victoria y de la toma de la ciudad, todos los años el día '13 de Agosto, los habitantes de ~ueva España, cele­braban una fiesta que á la vez tenía el carácter de cívica y religiosa; fiesta trac;ljc ional que se conoce con el nombre del Paseo del Pendón.

" En la v íspera y día de San Hipólito, dice un antiguo cronista, se adornaban las plazas y calles, desde el palacio h asta San Hipólito, por la calle de Tacuba para la ida y por las calles de San Francisco para la vuelta, de arcos triunfales de ramas y flores, unos

sencillos y otro::; con tablados y capiteles, con altares y imágenes, capillas de cantores y ministriles. Sacábanse á las ventanas las más vistosas, ricas y magestuosas colgaduras, asomándose á ellas las

1. Cartéls de Cortés, página 1m p. de Ignacio Escalan te .

406, de lit edición de La lberia. - 1870. - México.

2. Bernal Díaz del Castillo. - IlislOl'ia veJ'dadem de la Nueva España , Capítulo CLVI • •

- México. - Tipografía de R. Rafael , calle de Cadena número 13. 1854.

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MÉXICO VlEJO. 49

nobles matronas, rica y exquisitamente aderezadas. Para el paseo, la nobleza y caballería sacaba hermosísimos caballos, bien impuestos y costos"ísimamente enjaezados; entre los nl<Ís lozanos (que entonces no por centenares, sí por millares de pesos se apreciaban) salían otros no nlenos vistosos, aunque por lo acecinado pudieran ser osamenta y desecho de las aves, aunque se sustentaban á fuerza de jndustria contra naturaleza, que comían ele la r eal caja sueldos reales por conquistadores, cuyos dueños por salir aquel día aventajados (por ' retener el uso d el Pendón antiguo ) sacaban también s us armas, tanto más reverendas por viejas y abolladas, que pudieran ser por nuevas, bien forjadas y resplande cientes . Ostentaban multitud de la­cayos, galas y libreas . Clarines, chirimías y trompetas endulzaban el aire. El repique d e todas las campanas de las iglesias, que seguían las de la Catedral, hacían regocijo y concertada armonía. " 1

Con quince ó veinte días de anticipación SP. invitaba al Yirrey y á los Oidores para la fiesta, y era costumbre enviarle al primero una fuente de dulces, un sombrero y un par de guantes, y <Í cada uno de los segundos una gorra; en seguida se convidaban ú los tribunales y á toda la nobleza :2.

La víspera, el día 12, se colocaba en el balcón del centro de las Casas de Cabildo, el Pendón ó estandarte Real, que era custodiado por dos granaderos, colocados ú un lado y otro; y en el momento de exhibirlo, sobre cojines de terciopelo rojo con borlas de oro y entre cortinajes de seda, á las dos de la tarde, se hacía una salva de veintiún cañonazos. La nobleza se dirigía entonces á casa del Alférez Heal, en coches y acompañada de dos de los Oidores más modernos. Al llegar

1. Libro p ~imero, segundo, tercero y cuarto, del Próximo Evangélico exemplificado en la vida del V. Be/'/w1',Lino A luw'ez . .. , Compuestú por D. Juan Díaz de Arce; en 4°, lib. 1, cap. 40. México. 1651. Cita esta obra D. Joaquín García Icazbalceta, en sus eruditas notas á los Diálogos, de Cervantes Salaz al' .

2. Hé aquí el texto' de una de esas invitaciones: "Los Regidores Cap. D. Carlos de Urrutia, ALrérez Real en turno, y su Padl'ino D, Agustín del Rivero, á nombre de la N. e, y por sí, supLican á V. tengala bondad de acompañar la función del Real Pendón que des.de la casa de) primero, caLle del Puente del Carmen, ha de formarse para conducirlo en coche al Convento de San Hipólito, la tarde del día 12 del corriente ú. las cuatro, y la mañana del 13 á las ocho; por cuyo favor le quedarán reconocidos."

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50 GONZÁLEZ OBREGÓN.

á dicha casa se apeaban de los corruajes, y en la puerta, sin subir nunca las escaleras, esperaban al Regidor. Bajaba éste inmediata-

mente y todos montados á caballo se dirigían de nuevo á las Casas de Cabildo, yendo el Regidor en medio y á los lados los Oidores. Luego que llegaban al Ayuntamiento, el Corregidor entregaba el estandarte al Alférez Real, quien hacía solemne y cumplido jura­mento de devolverlo.

Continuaba uespués la comitiva hacia el Palacio Real, donde la esperaban en los balcones, el Virrey y todos los tribunales: mien­tras bajaban éstos, el Regidor y los Oidores aguardaban en el patio.

Organizado el acompañamiento se dirigia á la iglesia de San Hipólito por los portales, Empedradillo, Tacuba, Santa Clara, San Andrés, la Mariscala y San Juan de Dios.

Por delante iban, el Virrey, el Oidor más antiguo y el Alférez Real que conducía el estandarte, "armado de punta en blanco, y su caballo á guisa de guerra, con armas resplandecientes." En seguida, y por su orden, caminaban los Oidores,los Regidores, los Alguaciles y toda la nobleza, vestida con ricos y lujosos trajes.

"Todo este acompañamiento de caballería, dice el P. Valadés, ostentando lo primoroso de sus riquezas y galas costosísimas, llega á San Hipólito, donde el Arzobispo y su Cabildo, con preciosos orna­mentos, empieza las vísperas, y las prosiguen los cantores con canto de órgano, con trompetas, chirimías, sacabuches y todo género de instrumentos de música. Acabadas, se vuelve en la forma que vino el acompañamiento, á la ciudad, y dejado el Virrey en su palacio, se deja el Pendón en la Casa de Cabildo. Van á dejar al Alférez á su casa, en la cual los del acompañamiento son abundante y exquisita­mente servidos de conservas, colaciones y de los exquisitos regalos de la tierra, abundantísima de comidas y bebidas, cada uno á su voluntad. El día siguiente (13 de Agosto), con el orden de la víspera~ vuelve el acompañamiento y caballería á la dicha iglesia, donde el Arzobispo mexicano celebra de pontifical la misa. Allí se predica el sermón y oración laudatoria, con que se exhorta al pueblo cristiano á dar gracias á Dios, pues en aquel lugar donde murieron mil espa-

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ñoles, ubi mi/lia vi7'oJ'um de cubue1'e, dond e fu é tan tu sangre derra­mada , allí quiso dar la victoria. Vuel ye el P endón y ]a caballería como la YÍspera antC'r,pdente. Y C'n casa del Alférez se quedan á comer

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los caballeros que quieren. Y todo el día se festeja con banquete::.: toros y otros entretenimientos."1

1. Fr. Diego de Valadés, en la parte IV, capítulo 23 de su Retórica Crist iana. -Roma, 1578. La ci ta el mismo autor.

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52 GONZÁLEZ OfiREG ÓN.

Á lo que dice el P. Yaladés, debemos agr egar qu e tanto al Virrey com o á los Oidor es l es estaba prohibido as istir al r efresco que ofr ecía el Regidor , por órden es terminantes del Re")' , y este era el m otivo por el cual se les obsequiaba con una fu ente de dulces . Esta dispo­s ic ión tenía sin duda por obj eto, n o m en oscabar el decoro de las autor idades . Adenús, er a n Ola lJle, per o muy di gna. la conducta que obscryaban los m exicanos durante el drsfi le de la comitiya, pues n o se veía uno solo eH toda la carrera . Finalmente, una nueva salva de 21 caüon azos anunciaba á las seis de la tard e del día -13, que el Pendón er a re Lirado de los balcon es del Ayu n la miento, donde ta m bién en es te dí a h abía s ido expues lo l.

P er o la fi es ta que h em os descrito n o tuvo un ori gen tan fastuoso, n i se celebró todos los años con la mism a solemnidad. Esto n o quita, e mpero, que r efir am os su hist oria que n o car ece de inter és .

Com en zar em os citando algunas disposicion es que con stan en los libros de actas del Ayuntamient o. En el primer libro, y en Cabildo celebrado en 9 el e Marzo de 1 :J 2~ , se lee : " Libramiento : En est e

di a los di chos Señor es m andaron librar e pagar a Alon so Monles ~ a Diego Gon zález, diez y seys pesos de oro de quatro varas de dam asco , que dier on para la band er a de esta Cibdad , e un peso de oro a P or­tillo, sastre, que la hizo , el cual dicho libramiento se d ió ." En Cabildo de 31 de Julio, se l ee : "Horden anzas : En este día los dichos Señor es h ordenaron e mandar on que las fi estas de San Juan, e Santiago, e San Ypólito, e Nu estra Señora de Agosto, se solenize much o e que corran toros , e que jueguen cañas, e que todos caval­guen, los que tovier en bestias so pena de diez pesos de oro, la mitad para las obras públicas e la otra mitad para quien lo denunciare. E mandironlo pregonar e progonose por Francisco González, prego­n ero. " En el de 14 de Agosto del citado año hay un : " Libramiento: Los dichos Señores mandaron librar e pagar quarenta pesos e cinco lomines de oro que se gastaron en el pendón y en la colación del día

de San Ypólito, en esta manera: Cinco pesos e cuatro tomines a

1. Diccionario Un ive¡'sal de Historia y Geog¡'a{ía. - México. página 1 '28 .•

- 18:>4. - Tomo IV, •

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MÉXICO VIEJO.

Juan Franco, de .cierto tafetán colorado; a Juan de la Torre, seys pesos, de cierto tafetán blanco; a Pedro ~imenez de la hechura e cordones e syrgo siete pesos e cinco tomines; de dos arrobas de vino, a · Diego ue Aguilar seys pesos; a Alonzo Sánchez de una arroba de confite, doze pesos y medio;- a Martín Sánchez, tres pesos de melones." Por último en el de 21 de Agosto, se dice: "Los dichos señores mandaron librar y pagar a los trompetas qué taileron en la fiesta del nacinüento del príncipe nuestro Señor, e en la fiesta de Santo Ypólito, doze pesos de oro porque no tyenen salario ninguno de la Cibdad."

Por estos datos se ve que el primer paseo del Pendón se ver ifi có el 13 de Agosto de 1528, y que el estandarte Real que se sacó, no fué como generalmente h<;ln afirmado nuestros historiadores, el que trajo Hernán Cortés, ni el que conserva el :l\luseo Nacional l

, sino un estan­darte 0.special que para dicha fiesta se mandó construir por el Ayun­tamiento. Tocole sacarlo en el afio á que nos hemos referido, á Juan Xaramillo, uno de los conquistadores, que casó primero con la célebre Dofla Marina, y después con Doña Beatriz Andrade.

En el año siguiente ya se fijó el orden que debía guardar la comi­ti va, y const'a en el acta del 11 de Agosto de 1529, que dice : "Los dichos señores hordenaron y mandaron, que de aquí adelante todos os años, por onra de la fiesta del señor santo ypólito, en cuyo día

se ganú esta cihdad, se corran siete toros, e que de ellos se maten dos, y se den por amur de Dios á los monasterios e ospitales, y que la bíspera de la dicha fiesta, se saque el pendón de esta cibdad, de la casa del cabildo, y que se lleve con toda la gente que pudiere ir á caballo acompañándole hasta la iglesia de sant yp6lito, e allí Sp­

digan sus bísperas solemnes, y se torne á traer dicho pend6n á la casa del cabildo, e otro día se torne á llevar dicho pendón en proce­sión á pie hasta la iglesia de sant yp6lito, e llegada allí toda la gente

1. El verdadero estandal'te que enarboló Cortés se conservaba en su sepulcro, primero en la iglesia de San }<'rancisco y después en Jesús Nazareno. El del Museo Nacional, aunque auténtico, no fué sino uno de tantos pendones de los que us ó Cortés durante la Conquista; pero no el principal.

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54 GONZÁLEZ OBREGÚN.

y dicha su misa. mayor, se torne ú traer dicho pendón á la casa del ca­bildo, á caballo, en la cual dicha casa de cabildo, esté guardado el dicho pendón e no salga de él, e en cada un afio elija e nombre dicho cabildo una persona cual le parescierc, para (1 Lle saque el dicho pendón, asi para el dicho día ele sant ypólito, como para otra cosa que se ofreciere . "

También el Rey de Espaüa r eglamentó el orden de la función, expresando quién había de portar e l estandarte y las autoridades que habían de sal ir en ella. Consta esto en una Real Cédula de 28 de :Mayo de 1530, fechada en ~Iadrid, y de la cual nos ofrece un extracto la ley LVI, tí tulo XV, libro III , de la Recopilación de Indias, que (Jice ú la let]'a :

" En las Ciudades ele las Indias es costumbre vsada, y guardada, sacar nuestro Pendón Real las v ísperas, y día~ señalados de cada vn ailo, y el de Pascua. de Reyes en Lima: ("1 de San Hipólito en ~'[ éxico , le lleva vn Regidor por su turno, y acompañándole, para mayor honra y veneración, el Virrey, Oid ores, y Regimiento, van á

Vísperas, y Missa: en Lima á la Iglesia mayor, y en México ú la de . S. Hipólito. y porque nneslra volunlad es, que esta costumbre se continúe, mandamos, que los Virreyes , Presidentes, y Audiencias de nuestras Indias en las Ciudades principales, donde las huviere, a ss islan á esta ceremon ia , como se haze en Lima, y ~Iéxico, } lleve el Pendón el Regidor á quien tocare por turno, desde el mús antiguo,

donde no huviere Alférez Real por Nos proveido, cuyo lugar ha ele ser el izquierdo de el Virrey, ó Presidente, porque al derecho ha Je ir el Oidor más antiguo: y en las Ciudades donde no residiere Audiencia, le acompaiíen el Gobernador, Corregidor, ó J u~t.icia mayor, y Regimiento, desde la Casa del Regidor, ó Alférez mayor, que le lleva, hasta qlle huelva á ella; y en quanto al lugar, que ha

de tener en la iglesia, y acompaflamienlo, se guarde la costumbre, y assimismo la guarden los Virreyes, Presidentes, y l\Iinistros en acompañar á nuestro Pendón Real, y sin gravissima causa no se escusen . " 1

1. Recopilación de Leyes de los Reynos de la, hulws. - En ~In.drid: Por Ivliún de Paredes, Ailo de 1681. Tomo 2°, folio GD, vuelta.

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Como los gastos de la fiesta eran crecidos, el Ayuntamiento con- ' tribuía con cierta cantidad. ASÍ, el 9 de Agosto de '1532 se mand6

por el cabildo que se dieran al Alférez 25 pesos de ley perfecta para gastos, y en 28 de Julio de '1533, igual suma á Bernardino Vázquez de Tapia, que fué entonces Regidor y le to.có sacar el estandarte. Posteriormente le daban tres mil pesos del fondo del Ayuntamiento.

Parece que en 1540, la primera band era qu e se sacaba en el paseo no gust6 ya á los Regidores, quienes r esolvieron hacer otra, pues así consta en las siguientes líneas d el acta de '18 de J unío de aquel año: " Este día acordaron que se haga un pendón para esta cibdad, que sea de damasco berde e colorado, con sus armas de la cibdad, porque el pend6n que tiene al presente de leona.do e pardo ,

se hizo porque no se allaron otros colores, e mandaron que se bendiera dicho pend6n biejo e se aproueche lo m ejor que se pueda, y lo que más baliere el TIuebo que se obiere t.l e ha.zer , se pague de los propios de esta cibdad, e mandaron que la le tra de la orladura del pendón nuebo sea: Non in rnultitudine e:r:fJ'citus consistit victoria, sed in voluntate Dei. "

Entre los detalles curiosos que existen sobre el paseo, debemos mencional' el siguiente: sucedió varias veces , que como en el m es de Agosto en que se celebraba solían caer fuertes aguaceros, la co­mitiva I~ntraba en los portales ó en a]gún za guán. Sabido esto por el Rey, "vino una orden estrechísima, mandando que ni el ~egid or con -el Pendón, ni los Ministros de los tribun ales pudiesen g uarecerse del agua en casa alguna, sino seguir á su destino, y así se ej ecutó. "

A pesar de tan severas disposiciones, encaminadas sin duda á darle mayor brillo y esplendor á la fi esta, en más de una vez estuvo á punto de acabar, como sucedió el año de '1 GJ'1, Y en el de 1745, en

el que se vi6 obligado el Virrey á imponer una muIta de 500 pesos "á todo caballero que siendo convidado dej ase de concurrir sin causa

justa. " Sin embargo, había sus alternativas~ pues por ej emplo, el 13 de Agosto de 172'1, "la nobilísima .México, cabeza de Nueva España y coraz6n de la América, celebr6 los dos siglos cumplidos de su conquista, el día de San Hipólito, su patr6n, con festivas demos-

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56 GONZÁLEZ OBREGÓN. •

traciones, de luminarias, máscaras y colgaduras, y con paseos la víspera y día, montados á caballo el Excelentísimo Señor Virrey, Real audiencia, tribunales, ciudad y caballería; sacó el estandarte Real el Conde del Valle de Orizaba, su Regidor ... " 1 Vino, si, á ser ridícula, "cuando el paseo se hacia ya en coches, y no á caballo, y el Pendón iba asomando por una de las portezuelas del coche del Virrey ." Finalmente , se le dió el golpe de gracia el 7 de Enero de 1812, por decreto de lascortcs españolas que la aboli eron; "y la fiesta de San Hipólito, dice el Sr. Icazbalceta, se redujo á que el \~ irrey, audiencia y autoridades, asistieran á la iglesia, como en cualquiera otra fun ción ord inaria. Inútil es decir que hasta esto cesó con la Independencia. " 2

Lo último no se yerificó sino hasta 1822, aúo en que el PensadO]' •

Mexicano publicó un precioso é interesante foUpto, demostrando lo impropio que era ya celebrar aquella flesta. Este escrito llcya por título "Yida y entierro de D. Pendón. " 3

En efecto, proseguir conmemorando la torna de la capital, hubiera sido un anacronismo, cuando México figuraba entre las naciones libres.

En buena hora que los descendienles de Cortés, celebraran el 13 de Agosto de 1521; pero no los hijos de Hidalgo que habían inscrito en las páginas de nuestra historia, el 16 de Septiembre de 1810, fecha má s grandiosa y memorable, pues la primera sólo significaba un hecho consumado (Jn nombre de un abuso, la Con­quista; mientras que la segunda es la revindicación de todo un

pueblo, con seguida en nombre de un derecho, la Independencia . •

1. Gacetas de México. 1 j 22. Publicadas por D. Ignacio Castorena y Urzua, número t.

2. Mé,'Cico en 1554. Tres diálogos latinos que F,'oncisco Cel'vantses Sal(lza¡' escribió é impl'imió en lIJé.rico en dicho año. Los r eimprime con ,traducción castellana y notas Joaquín García Icazba! ceta. México. Libl'ería de Andrade. 1875. Imprenta de F. Díaz de León y S. While. Nota 6, á la página 265, del diálogo tercero.

3. Vida y Entierro de D. Pendón, por su amigo el Pensador. México, 12 de Agosto de 1822. Segundo de nuestra libertad. Oficina de D. José María Ramos Palomero. - 7 páginas en 4°.

También hemos tenido presente para escribir este capítulo, los Documentos anexos á la memo/'ía de Hacienda de 1874, en la parte relativa á una interesante Relación de las i,glesias, conventos, etc., que formó el Sr. D. Juan E. Hernández y Dávalos. .

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CAPITULO VIl •

LOS ACUEDUCTOS

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• , CAPITULO VII

LOS ACUEDUCTOS

Destruídos casi por completo los dos .acueductos, el de San Cosmc y el de Belén, que surtían de agua potable á la c iudad de México, antes que desaparezcan para siempre, bueno será hacer aquí su historia, pues esas dos famosas arquerías bien 10 m er ecen , por ser dos monumentos muy antiguos, monum entos levantados durante la é poca colonial, y por consiguiente propios de incluirse en esta obra.

El d e San Cosme remonta su origen á tiempos muy lejanos , anteriores á la conquista, pues ya Cortés en sus "Cartas ~t Carlos V," nos hace una descripción en estas líneas .

"Por la una calzada, dice , que á esta gran ciudad entran , vienen dos cai'ios de argamasa, tan anchos como dos pasos cada uno, y tan altos casi como un estado, y por el uno de ellos viene un golpe de agua dulce muy buena, del gordor de un cuerpo de hombre , que va á dar al cuerpo de la ciudad, de que se sirven y beben todos. El otro que va vacío es para cuando quieren limpiar el otro ca ño , porque echan por allí el agua en tanto que se limpia; y porque el agua ha de pasar por los puentes, á causa de las quebraduras por do atraviesa el agua salada; echan la dulce por unas canales tan gruesas como un buey, que son de longura de los dichos puentes, y .así se sirve toda la ciudad."! •

Ignórase la fecha en que fu é construído este cai'io de argamasa, y sólo sabemos ' por Betancourt que se r eeJificó en tiempo de Motecuh­zoma II ó Xocoyotzin.

1. Historia de Nueva España, eSCI'ita por su esc/aI'ecido conquistadO/' Hel'ná n Cor-tés; etc.; por D. FraDci~co Antonio de Lorenzana. México . 1770. Pág. 108.

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60 GONZÁLEZ OBREGÓN.

Sitiada la ciudad de Tenoch por las fuerzas españolas, uno de los cuidados que tuvo Hernán Cortés, fué el de privar á los valientes mexica del agua qu e venía por el citado caf1o, lo que logró no sin haber sostenido una r eñida acción, y desde esta vez no volvió á entrar el líquido sino hasta después del triunfo completo de los conquista-dores. "La primera cosa que mandó Cortés á Guatemus di'2e Bernal Díaz del Castillo, después de referir la toma de México fué, que adobase n los caños del agu a de Chapultepeque, según y de la manera que solían estar antes de la g uerra, é que lnego fuese el agua por sus caüos ú entrar en aquella ciudad de México ... " 1

Por esta inlli cación del veraz cronista, y por las señas que nos dejó l\Iotolinía, se puede asegurar que el precitado caño de arga­masa, lraía el mismo camino que el de San Cosme .

"Sea que los caü os de los indios, agrega el Sr. García Icazbalceta, hubiesen quedado muy maltratados con la d es lrucción casi general que se hizo de la c iudad para tomarla, ó que los es paüol es n o lo s considerasen suficientes para su objeto, el caso es que desde los princip ios de la nueva población se trataba ya en el cabildo de las obras para tl'ael' el agua á la ciudad. Así se ve en pI acta del 13 de Ener o de 1525, en que se dió con1.i sión para e llo al Licenciado Zuazo y al factor Salazar. En 16 de Junio se mandó pagar á Rodrigo de Paz el importe de las mantas y maíz que había dado á ciertos indios de :México "que han guardado la did1.a acequia hasta "el día que se comenzó á labrar la dicha acequia, é dejó de venú' el "agua tÍ esta cibdad." De aquí se infiere que el nuevo caño era una reposición ó r econstrucción del antiguo, pues de ser distinto, no habría sido necesaria esa interrupción del agua. Un mes de spués, el 21 de Julio, pidió Jorge de Xexas que se le pagara el resto de la. cantidad en que había cQntratado la conducción del agua, y además las albri­cias que se le habían prometido" haciendo venir el agua como había venido." El resto del importe de la obra se mandó pagar, y que las albricias quedaran "para adelante. " Diremos de paso que el famoso

1. Hislol'ia verdadera de la conquista de la Nueva España. - Edición de R. Rafael. -Tomo IlI, cáp. CLVII, pág 192. •

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MÉAJCO VIEJO. 61

acuerdo para cortar lo::; árboles de la fuente de Chapultepec" por que quitaban el sol" y las hoj as que caían en el agua "la tiñen é dai'ían, " á cuya cabsa es doliente é no tan sana como si- los dichos árboles se " cortasen," lleva la fecha de 28 de Enero de 1527.

" Consta por varias noticias que este primer acueducto de los españoles, que sólo era una atarjea baja, venía por las calzadas de la Verónica y San Cosme, lo mismo que la arquería actual 1

• Has ta la esquina de ] a Tlaxpana estaba descubierto, y desde allí á la ciudad tenia una bóyeda con sus lumbreras: así lo dice Cervantes (Diálogos). Parece que á los principios no pasaba de la esquina de Santa Isabel dond e comenzaba la traza, pues el ti ele Setiembre ele 1527 se sacaba á remate" la hechura elel rollo , é fuenle, é pilar que se ha de hacer en la plaza de esta dicha cibdad, é la traedura del agua de ll:l fuente de Chapultepec á la dicha plaza. " La obra aun no estaba terminada, el 5 de Febrero de 1529.

"En el cabildo de 14, de :Marzo de 1530 se habla de un caüo nuevo " que agora se hace, " y en 12 de Agosto se dió licencia al monas­terio de San Francisco para que tomase agua del cafío viejo" hasta tanto que llega el cai'í.o nuevo, " y en 2 de Enero del año siguiente se repitió la merced, casi en iguales términos. Confieso ignorar cuál era ese caño nuevo, así como lo que significa la división de la agua en tres partes, que se verificaba en la esquina de Santa Isabel, según dice Cervantes. " 2 Hasta aquí el erudito autor de la " Bibliografía Mexicana del siglo XVI. "

Pero el agua de Chapultepec no era ya suficiente en 1527 para abastecer á la población y se pensó en traerla de Churubusco; y aunque ignoramos si se trajo, debe haber sido por corto tiempo. También se proyectó traer la del manantial de Coyoacán, cuando gobernaba D. Gastón de Peralta (1566-1568 ), mas por difi~ultosa se

abandonó la e.mpresa. El 'sucesor de Peralta, D. Martín Enríquez, se fijó entonces (1568-1580) en los manantiales de Santa Fe, con si-

1. Téngase presente que esto lo escribía el SI'. Icazbalceta en 1875 ; ahora no exi ste ese acueducto.

2. Notas éÍ. los Diálogos latinos de Cervantes Salazar.

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62 GONZALEZ OBREGON. •

guiendo un buen resultado, pues en 1576 México disfrutaba de estas aguas. Así lo asegura el padre Sahagún cuando dice:

" A la fuente que solía venir á México, con que se proveía la ciudad de agua ab antiquo, la llaman Chapoltepec, que quiere decir: monte como cigarra ó langosta, porque ella nace al pie de un monte­cillo que parece langosta. El agua de esta fuente es mala, y no sufi­ciente para el abastecimiento de toda la ciudad; por eso hizo bien el Virrey D. Martín EndquCz, en procurar de traer la otra que arriba se i · . "1 ( IJ o.

Los arcos del acueducto, que constó de más de 900 \ se comenza­ron en tiempo del Marq ués de Montes Claros (1603-1607 ), quien los dejó terminados hasta los Descalzos Viejos, esto es, hasta San Cosme, y se concluyeron en 1620 por el entonces Virrey de Nueva España, Marqu és de Guadalcázar. El costo total de la arquería fué de 150 000 pesos, de los que quedó debiendo el Ayuntamiento 125000, por los cuales satisfacía un rédito anual de 6,500 pesos á los descen­dientes de Baltasar Rodríguez.

Según el padre Medina, citado por Orozco y Berra, cada arco t enía" ocho varas de ancho, seis de alto, una vara y tres cuarta" de grueso, de hueco de targea tres cuartas, de pretil m edia vara cada lado, "y toda la serie una extensión de cuatro millas. Comenzaban los arcos, dice el Sr. Orozco, arriba de Chapultepec, seguían por la calzada de la Verónica en el extremo Oeste de la ciudad , quebraban por la de Tlacopan, y tomando de O. á E." venían á rematar en una caja de agua repartidora en la esqu ina del Puente de la Maris­cala, línea recta á la calle de Santa Isabel. " En 1776 gastó el Ayun­tamiento en reposiciones 14,401 pesos, una respetable suma en 1787,

Y en ·1797 se compusieron gran parte de los arcos de la c·alzada de la Verónica .,

Además de las reposiciones mencionadas, hubo otras muchas, de

L Hislo1'ia geneml de l(1s cosas de Nueva E spaña, edición de Bustamant.e, tomo 1[1, pág. 313.

2. Así lo dice el P. Fr. Balthasar Medina en su Ch1'ónica de la Provincia de San Diego de México, 1682, y el Sr. Jcazbalceta en las notas á los citados Diálogos de Cel'vantes asegura que fueron mil arcos. .

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MÉXICO VlEJO. 63-

las que nos conservaban las fechas diversas inscripciones que se encontraban en el acueducto. Quien quiera conocerlas, consulte el interesante estudio que con el título de " Epigratía Mexicana, ., está publicando en los Anales del JJfuseo Nacional el laborioso joven D. Jesús Galindo y Villa. Por nuestra parte, sólo copiaremos dos de

. " esas InscrlpcIOnes. La de la caja repartidora del Puente de la Mariscala decía así:

REINAi\'DO E LAS ESPA~AS 1 I:\DIAS ORIE:\TALES 1 O CCWE:\'TA- 1I LES LA

MAGD. CATÓLICA. DEL REY Do FELIPE III Nnw. Son° Sn. 11 POR 3IADADO

DEL ExO SH. Do DIEGO FERNADES DE COHDOVA l\LÜQVES 11 DE G\' AOAL­

CAZAR SY HIHHEY 1 LYGAIl TENIETE GOVERNADOH 1 CA- 11 PITA GENERAL

DESTA NYEBA ESPAÑA I PnESIDETE DE LA REAL A- 11 VDIENCIA DELLA SE

HIZO ESTA onHA SIE:\DO CORHEGo r EL Lwo. Do G :'I1:o 1I DE MONTE ALEGHE 1

ADl\Hi\'ISTRADOR I CmnSARo DELLA Du FERNADO 11 DE A(~YLO REli\'OSO

REGIDOH DESTA CIYDAD DE ME. co ACABOSE AÑO DE 1620 . •

Tiene la lápida 1m .55 de largo; om.64 de ancho,y om.09 de espesor. Las letras iniciales son rojas. Actualmente existe en el Museo Nacional.

Corno se ve, la anteriOl' inscripción se refiere á la conclusión de la arquería. El Ayuntamiento de 1883, creyendo equivocadamente que se refería al término de los jardines de la Alameda, levantó con esa lápida, en una de las fuentes, un tosco y feo monumento, que por fortuna se mandó derribar después.

Laotra inscripción, que se hallaba en la fuente de la Tlaxpana, decía:

REYNANDO EN LAS ESPA~AS LA CATÓLICA y Rl MAGESTAO DEL SE~OH

D. PHELIPE V QCE DIOS GCARDE y GOllEHNANDO ESTE REYNO EL ILL!.\fO.

Y EXCEl\IO. SE~OR Dr D. JlJAN ANTONIO VIZARRON y EG(jIAHHETA ARZO­

BISPO DE LA SANTA IGLESIA DE MEXICO VIHREY GOBERNADOR y CAPITAN

GENERAL DE LA NUEVA ESPAÑA y PRESIDENTE DE LA REAL AlJDIENCIA SE

REDIFICÓ ESTE TRAMO DE 27 ARCOS Y SE HIZO DE NUEVO ESTA FUENTE EN LA

Q CO EL AG" A D MAlO DE 1737.

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64 GONZÁLEZ OBREGÓN.

El primei' tramo de dicha arquería, de la :Mariscala á San F er­nando, se destruyó por los años de 1851 á 1852, Y el segundo de San Fernando á la garita de San Cosme en 1871. La demolición del r es lo se ha hecho en nuestros días.

Diremo~j para concluir con el acueducto de San Cosme, que su arquería era doble, corriendo por la parte superior el agua de Santa F e, conocida con el nombre de agua de l,qada, que en la estación de lluvias llega muy turbia, y por la atarj ea inferior pasaba el agua gorda que provenía de una de las fuentes de ChapuItepec y dejó de corrrer h ace mucho tiempo.

Respecto del acu educto de Belén, que serv ía para conducir el agua gorda que brota al S . del cerro de Chapultepec, de la llamada a lbe7'ca chica, y que surte á .los vecinos de la parte S. de la ciudad de México, nada h emos alcanzado más que las siguientes noticias que nos proporcion a Or ozco y Berra :

" EL acueducto, dicf\ ,comienza en Chapultepec, r ecorre la calzada de Belén, de O. á E. Y va á terminar en la fuente del Salto del Agua. Nada sabem os del tiempo en que por aquí se dió entrada al agua de Chapultepec; las crónicas, que frecuentemente nos sacan de apuros, con sultadas acerca de nuestras antiguallas, nada dicen respecto á est e asunto) y sólo Betancourt dej a caer es tas palabras:

" En el cerro, á m edia legua de la ciudad, está un manantial dentro de los jardines de el palacio de los virreyes, donde se hospe­dan antes del r ecibimiento público á sus venidas, cuyas aguas van por targea de cal y canto , y beben de ellas la mitad ele la ci uelad. " 1.

Esto escribió hace años el S r. Orozco . Las tarjeas de que nos habla Betancourt , fu eron sustituídas por el acueelucto, del cual hoy no existe más que la h ermosa fuente del Salto del Agua, que apesar de su estilo churrigueresco, y de hallarse mutiladas algunas de las figuras y adornos labrados en el frontón que mira hacia el E. , se ha querido conservar como un viejo monumento de aquella época, y como un r ecuerdo elel acueducto ele Belén que terminaba allí.

1. Mcm01'ia pam la Cw'la ll iayogl'dfica del Valle de México, cap. Il. - Tomo IX de BoleLín de la S. de G. ?J E., pág. 428. -

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I

MÉXICO VIEJO. 65

En uno y otro lado del cubo que form6 esta caja repartidora, se ·encuentran las siguientes inscripciones, curiosas por las noticias que contienen y por la forma que afectan en la dish~ibuciún d e sus renglones :

Hacia el Norte:

REYN AriDO LA

CATHÓLICA M AGESTAD

DEL SR. D. CARLOS TERCERO

(QuE DIOS GUARDE ) , SIENDO VUl­

REY, GOBERNADOR y CAPITAN GE­

NERAL DESTA N. E. y PRESIDENTE

DE SL; RE .\.L AUDIENCIA EL EX:\IO. SR.

BAYLIO FRE1· D. ANTO~IO MARIA B UCA RELI

y UHSCA, CAI3ALLEHO GRAN CRUZ

y CO::\IE~DADOR DE LA TO CINA EN EL ORDEN

DE SAN J U A:\" , GENTIL HO:.\fBH.E DE LA CAi\IA­

RA DE S. 1\-1. CON E:\"TH ADA, TENIENTE GEN (:;­

HAL DE LOS REALES EXÉRCITOS. SIENDO J UEZ

CONSERVADOIl DE LOS PROPIOS Y RENTAS

DE ESTA N. C. EL SIl. D. MIGUEL DE ACEDO DEL

CONSEJO DE S. 1\1. l· OrDon EN ELLA, Y SIENDO

J UE Z COl\IISION ADO EL SR. D. ANTONIO DE

MIER y TERAN, RES IDOR PERPETUO DE

ESTA N. C. SE ACABARON ESTA ARQUE-

RIA y CUA EN 20 DEMAIlZO.DE

MIL SETECIENTOS SETENTA Y NUEVE •

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, •

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66 GONzA LEZ OBREGON

Hacia el Sur se lee es ta otra, que se refiere también á la historia elel acueducto:

SE ADVIERTE DE DISTA:'I -

ClA DESDE LA Tü:\IA EN L A ALVER­

CA HASTA ESTA CAJA 4.663 VARAS

Y DESDE EL P UENTE DE CHAPULTE­

PEC 904 ARCOS. Y H ABIÉNDOSE

HECHO VAIUOS ESPELUl\IEi\'TOS ,

PARA DAR LA l\lAYOIl ELEVACION

y :u As FeERTE Drp"CLSO A LA AGUA,

SE eONSIGla6 EL DE VARA Y T1I.ES QU ­

ARTAS ?IrAs DE LAS QCE AL TlDIPO DE ES­

TA l\LEVA ARQCEHIA TDIlA SIEi'iDO ASSI

Ql:E SE IIALL6 QuE LOS SE~ORES GOYEn -

l\ADOHES Al\TEI\IOIlES LE ELEVAItOl\ A LA

L \.H GEA po c o MAs DE YARA. DE DO:\ -

DE S E YEE QI:E EN E STA ÚLTDI A CONS­

TRe CClúN SE IU CO:\SEGUIDO LLEGASE A LA

DE DO S YA1I. AS , y THES QC AHTAS DE AL­

TllTD :'1 .\S DE LA Q"CE EN SU OHIG "C Ei'\ ( S LC)

1TBO PltESEDlL.\DO ( c mIO Y.\. DI-

e ll o ) ' "A1\ lO S PllOL1XOS y E SQU-

SITOS EXPELUMENTO S .

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CAPITULO VIII

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LAS CASAS DEL ESTADO

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• CAPITULO VIII

LAS CASAS DEL ESTADO •

Cuando Hcrnú n Cortés, á raíz de consumad a la conquista, hizo la distrihución de los solares ú sus capitanes y soldados, no se conformó con haber se apropiado mu chos y de los m ejores para s í y para sus adictos, s ino que también Se adj udi có los dos célebres palacios co ­nocidos por' 'Casas nue\'a y vieja de Motecuhzoma," la s que poseyó de hecho cerca de ocho aftos, hasta que el Rey se las donó por cédula de 6 de Julio de 1529 ,

La primera de dichas casas h abía sido habitación de Motecuhzoma - 11 ó Xocóyoctzin, y ocupaba lo que es hoy Palacio Na~jonal, Ex­

l\Iercado del Volador y Conservatorio de l\Iúsica, y la segunda fu é en un tiempo morada de Motecuhzoma 1, y se hallaba limitada por las actuales calles del Empedradillo, 1 a y 2" de Plateros, San José el Real y Tacuba.

Esta última casa, resid en cia primero del Conquistador, en seguida de las Jos primeras audiencias y virreyes, posteriormente de los hijos de Cortés, y por último de la nobilísima institución del .Mont0 de Piedad, fu é conocida sucesivamente con los nombres el e Casa Real, casas del Marqués del Valle, Real Palacio y casas del Estado.

Durante más de tres centurias j cuántos cambios y transforma­ciones han sufrido! ¡ Cuántos personajes históricos las han hahitado, y cuántos sucesos notables han tenido lugar dentro de sus recintos!

Allá, en los tiempos precortesianos, fueron palacio de uno de los mús valientes y preclaros señores aztecas, del famos o Motecuhzoma Ilhuicamina, llamado el viejo, y que elevó á la gran Tenocb titlan á

un grado altísimo de esplendor. Aüos después, fueron aposento del

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70 GONZÁLEZ OBREGÓN.

afortunado español, que con un puñado de aventureros conquistara á México, y más tarde prestaron abrigo á la primera Audiencia, for­mada por los odiosos Nuño de Guzmán, Juan Ortiz Matienzo y Diego Delgaelillo; á la segunda Audiencia en la que figuraron varones tan insignes com o D. Sebastián Ramírez ele Fuenleal y D. Vasco de Qui­roga; y por último, it los ilus tres virreyes D. Antonio de l\'Iendoza y D. Luis ele Ve]asco.

Bajo esos tech os seculares y dentro de esos muros, los hij os ele Cortés concibieron el alreyielo proyecto ele alzarse con la tierra, y más de uno de aquellos audaces con spiradores pagaron su delilo con penas seyerisimas . D. Martín Corlés, el hijo legítimo del Conquista­dor, fu é desterrado á España, el olI'O D. Martín á quien había dado vida Doüa Marina, fué atorm~ntado del m odo más infame, y los h er­manos A Yila subi eron al patibulo en m edio de la con s ternación y del espanto (le sus cómplices .

Pero es t iempo de hacer la hi storia de] célebre edificio.

Una vez clueüo de la casa vieja de Molecuhzoma, Hernán Corlés la r eedificó para convertirla en palacio.

Durante el Siglo XVI, presentaba mucha sem ejanza con una for­taleza . La parte construída estaba limitada por las call es de Tacuba, Empedradillo, Cinco de Mayo y San José el Real. Constaba de dos pisos: el primero, ocupado por accesorias qu e se arrendaban á dife­rentes comerciantes, y el segund o destinado á habitaciones .

En cada lUtO de los ángulos de las esquinas había un bastión almenado, y el segundo piso del frente, que daba hacia lo que se llamó entonces "Plazu ela del Marqués," estaba form ado por un largo corredor de elegante balaustrada, sostenido por altas y r edondas columnas, en las que el grueso de ellas conservaba perfecta armonía con la altura. Los arquitrabes estaban labrados con primor, lo mismo que las basas; pero lo que haCÍa solidisi mo el corredor, según dice un testigo presencial, y le daba una apariencia verdaderamente regia,

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MÉXICO VlEJO. 7i

eran los arcos, que colocados sobre las columnas, sostenían el techo. "La casa misma dice Alamán sobresalía como alcázar ó to-

rreón de una fortaleza gótica, sobre todo lo edificado á su rededor, y la azotea estaba guarnecida de almenas, para parapetarse la gente ar­mada en caso n ecesario. En el bastión de la esquina de la calle d8 Tacuba, al Nordeste, desembocando á la plaza, es donde se había de haber formado, para la ejecución de la conspiración de que fué acu­sado D. Martín Cortés, el arco para entretener en él, echando una loa, á la audiencia y demás antoridades en el paseo del penclón, mien­tras salía por la puerta excusada que daba á la calle de Tacuba, la tropa armada que debía estar prevenida para prender á todos los concurrentes, cuyo paso embarazaría la gente que al mismo tiempo había de aparecer en lo alto del bastión."

En este ángulo, esquina de Ta cuba y Empedradillo, yen la torre, existió un reloj, cuyas pesas pendían de largas cuerdas, reloj que se había colocado allí con el objeto de que todos los vecinos pudieran escuchar bien las horas, y acaso también, como dice un escritor, "para guardar m ejor y más ordenadamente lo prevenido respecto á

la asistencia de los oidores," pues en las Ordenanzas de Audiencias, dadas en México á 23 de Abril de 1!)28 se previno, que estuviera "continuamente un reloj en lugar conveniente para que lo puedan oir." "Después continúa el Sr. Icazbalceta cuando la Audiencia se trasladó al actual Palacio, pasó con ella el reloj y dió su nombre á se is calles de las que corren hacia el Norte en la misma línea del frente d e Palacio."

Establecida en México la primera Audiencia, el Rey solicitó de Cortés l e franquease las casas á que venimos r efiriéndonos, para alojar á los oidores, las salas del tribunal, y sus r espectivas oficinas, pues hasta entonces no tenía el Gobierno palacio propio. En 1!)30 trató el mismo. Rey de comprar la casa del Empedradillo y aún dió desde luego cierta cantidad. Desde entonces, y hasta el año de 1!)62, en que se compraron las casas que ocupa hoy el Palacio Nacional, las autoridades españolas continuaron r esidiendo en el edificio per­teneciente al Marqués del Valle.

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72 GONZALEZ OBREGÓN.

Estando consagrado á este objeto, veamos el aspedo que presen­taba en 1554, siendo Virrey D. Luis de Velasco, para lo cual nos ser­viremos de la aninlada descripción que nos dejó Cervantes Salazar en sus "Diálogos Latinos," publicados por García Icazbalceta.

En los corredores se ve ían una infinidad de litigantes, agentes de negocios, procuradores, etc . , etc., qu e unas veces andaban aprisa, otras despacio; ya se paraban para gritar , ó guardaban silencio, en m edio de su s acaloradas disputas.

Entrando por el zaguán, que nliraba hacia la plazuela del Mar­qués, seguíase el patio~ y allí se hallaba una esca lera que conducía al tribunal de la Audiencia. Prim ero estaba un aposento lleno de nlesas, bancos y escribientes ~ que ocupaba el Correo Mayor; después­h abía un pasadizo sin pu ertas, que ca ía al patio , y que daba entrada

-á la habitación del Yirrey. Al pen etrar allí , dice Cen-antes, era pre-ciso descubrirse la cabeza, entrar callado y con r espeto, y en ('aso dp

h ablar t enía uno que hacerlo en voz baja. El salón era grande, bien adornado é infundía respeto. En lugar­

prominente se sentaba el Yirrey rodeado de los cuatro oülores_ Únicam ente hablaba el l\Iinistro semanero, "yeso rara vez y poco, porque el si lencio realza la autoridad. " Los tres r estantes sólo h acían u so d e la palabra, en negocios grayes ó cuando -tenían que pedir explicación para formarse juicio r ecto y cabal. Cubrían el estrado ricas alfombras, y baj o un dose l de damasco galoneado se hallaban los asientos.

SenUt ba se el Virrey en un almohadón de terciopelo y ponía los pies en otro . l\lás abajo, se hallaban sentados "á uno y otro lado, el fis cal , alguacil mayor , abogado de pobres, protector y defensor de indios, y los demás letrados" que tenían pleitos. También la nobleza y los consejales, cada uno en el lugar que l e correspondía , según su em pleo y dignidad.

Todavía en la parte inferior, bajando algunos escalones, se en­contraban escribanos y procuradores . Frente á los oidores,sentados cerca de una mesa, se podía ver al escribano de Cámara r edactando los acuerdos yal relator dando cuenta con los autos. Detrás había l,ln

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MÉXICO VIEJO.

enverjado d e madera, que dividía la sala, con el fin de que la "genteo baja y vulgar" no ocupase los asientos de los demás; "tras es te enver-­j ado dice Cervantes están en pie, tanto los que tien en derecho de' t omar asiento, pero no quier en tomarl e, como los que aunque quisieran n o podrían, porque no gozan de esa preeminencia. "

Tal era el aspecto interior de las casas del Estado en los prime­ros atlOS de la segunda mitad del s iglo XYI .

El palacio tuvo en l a es­p ald a un gran j ardín ó huerta, que con el tiempo llegó á guardar un estado tal de abandono, que convir­tióse en una serie de corra-les desiertos, que por en con­trarse en el centro de la

ciudad, presentaban de no-ch e gran peligro para l os qu e por all í transitaban.

"EJ Ayuntamiento con este motivo dice D. Lucas Alam{m obtuvo una r eal orden, para que los dueños

ele aqnel terreno fa bricasen €n él ó lo ycndiesen á cen so enfi téutico," para cuyo fin se

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TRUCCION DE LA A L CA ICER IA FOR ,'<I A DO 'EN 16 1 l.

l evantó un plano por D. Andrés de Concha, " que fu é r evisado y fir­mado en 23 de Agosto de 1611 por D. Gerónimo Leardo, que era en­tonces gobernador de l es tado y marquesado del VaIJ e . Tratábase d e' abricar, según se v e por dicho plano , un m ercado cerrado, á imita­

ción del de la seda en Granada conocillo con el nombre árabe de " AI--

caicería," de dond e procede llamarse así esta parte de la c iud ad de México, con cuatro puertas que se cerraban de noch e, una de las cuales. era el arco que en el Empedradillo formaba la entrada de la calle que

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GONZÁLEZ OBREGÓN.

corre de Oriente á Poniente y del cual tomó el nombre' 'de calle del Arquillo", la que se terminaba en otro igual en su salida ú la calle de la Profesa ó San José el Real : sobre uno y otro seguía la línea de lo edificado, y ambos permanecieron hasta que se construyeron las casas nuevas del Eslado y <lel hospital de J esús en estas calles : de la puerta que debía estar alIado Sur viene el qu e la extremidad de La calle de la Alcaicería, que sa le á las de Plateros, sea un poco más estrecha que el resto de la call e misma, por estar fabricado a llí el macizo de la puerta. En todas las calles qu e formab an lo que se llamó la "tela de la Alcaicería" se habían de haber constru íclo tiendas, con una trastienda ó almacén á la pspalda, y patios que l es daban luz, poniendo fuentes en las intersecciones d e las calles. "

Este proyecto no se realizq sino en parte, en lo que r especta á la distribución elel terreno, y hoyes difí cil formars e idea del proyecto, porque las calles abiertas en nuestros días con el nombre de "Cinco de Mayo," han venido á transformar del todo aquellos lugares .

El palaci o de los marqu eses del Yalle sufrió un terrible incendio el día d e la Santa Cruz , del afio de 1636, después se reedificó de nuevo, sirvió otra vez de residencia á algunos virreyes desde 1692, año en qu e fué destruída gran parte del Palacio Nacional, y, por último, r ematados m.u chos de sus lotes, uno de los principales fué adquirido por el Monte de Piedad.

Hoy, aquella gran manzana, dividida en (los por la avenida del Cinco de Mayo, se encuentra ll ena ele el evados edificios, de casas de comercio , de h oteles y de otra diversidad de establecimientos; pero en ella nada hay que traiga ú la memoria que, hace siglos, fué mo­rada d e Hernán Cortés, casa de sus descendientes y palacio donde residieron varias audiencias y virreyes. .

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EL HOSPITAL REAL

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CAPITULO IX

EL HOSPITAL REAL

Célebre por haber sido uno de los más antiguos establecimientos de beneficencia pública que hubo en México, por haber contenido en su recinto el primer teatro, y por haber dado nombre á una de las calles de la ciudad, fué el edificio que hoy va á ocupar nuestra atención.

El objeto, motivos de fundación y n10nto de las cantidades que se dieron por el Rey para establecerlo, está explicado suficientemente en la cédula que sigue:

" El Príncipe. Presidente é oydores de la audiencia real de la nueua España: á nos se ha hecho relación que conuiene y es muy necessario que en· essa ciudad de México se haga un hospital donde sean curados los yndios pobres que allí ocúrren, que dizque acaecen venir de fuera muchos dellos, y del trabajo J el camino adolecen, y que también ay muchos de los naturales en essa ciudad que quando enferman no ay donde sean curados; é que para que tuuiessen donde se aluergar conuenía mucho hazerse el dicho hospital y proueer de lo que fuesse menester para la sustentación de los pobres dél, é n:te ha sido suplicado lo mandasse proueer, ó como la mi merced fuess e ; é yo, acatando lo susodicho y el seruicio que á nuestro Señor se hará en .ello, é auido por bien de mandar hazer el dicho hospital: por ende, yo vos mando que luego que esta veays, proueays cómo en essa ciudad, -en la parte que os pareciere más: conueniente, se haga vn hospital para los yndios pobres dessa tierra, en la obra y edificio del qual se gasten de penas de cámara dessa Nueva España dos milI pesos de oro,

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78 GONZÁLEZ OBREGÓN. ,

é no hauiendo penas de cúmara de que se poder hazer, se gasten de la hazienda real de su mages tad ; y hecho el dicho hospital se dé en cada vn año, entre tanto que por nos otra cosa se prouea, quatrocientos pesos de oro, de la hazienda de su mages tad, para la sustentaci6n de los yndios pobres que en dicho hospital vuiere ; ca nos por la presente mandamos á los onciales de su magestad dessa nueua España, que con libramien tos vuestros y con el treslado de esta mi cédula sinado de escriuano público, paguen los dichos dos mil pesos para la dicha obra y los dichos qualrocientos pesos en cada vn año para la dicha susten­tación: y que por nuestra voluntad es que el dicho hospital sea de patronazgo real, yos mando que hagays para ellas ordenan({as conui­nientes, proueays como se guarde y cumpla, y embiareys vn treslado deBas al con sejo r eal de las yndias para que vistas se confirmen 6 se prouea ]0 que más conuiniere ; y siendo el dicho hospital tan conui­nienle , es justo que se dé orden como se acabe de edificar y se pueda bien dolar, embiarnos heys r elación particular de lo que faltare para acabar el lal ediricio y ele dónlle se proueerá y de dónde y como se pOllrá dotar el dicho hospital para adelante; y de lo demús que cerca deslo os paresciere que deuemos ser auisados, para que visto todo se prouea lo que paresciere conuenir.

Fecha en la "iIla de Madrid ú diez y ocho diaz del mes de Mayo de mill é quinientos é cinquenta y tres años. Yo el Príncipe. Por mandado ele su alteza, Francisco de Ledesma. » !

Procedióse, sin duda, desd e luego á la obra de fabricar el hospital, puesto que por otra Cédula fechada en Valladolid á los 6 días del mes ele Noviembre del afto de 1556, se ordenaba al Virrey D. Luis de 'Velasco, se dieran otros dos mil ducados, pues los primeros apenas habían servido para levantar la mitad del edificio.

1. Philippus Hispanial'um, el India/'um Rex . Prouisiones, Cédulas, Instrucciones de su 1\1agest3d, Ordenanc:as de difuntos y audiencia, para la buena expedición de los negocios y administración de justicia y gouernación de esta Nueua España, y para el buen tratamiento y conseruación de los indios dende el aiío de 11>25 hasta este presente de G3. En México, En Casa de Pedro Ocbarte, MDLXIIL - Edición del Sistema Postal, tomo JI, pág. 220. -

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-MEXiCO ViEJO. 79 •

Este se estableció en la calle que hoy lleva su nombre, en un terreno en el que incluyendo el camposanto quP. tu vo á un lado, medía 246 varas de longitud y 89 Y media de ancho por el Oriente, que era hacia donde miraba la fachada. Por el Occidente contaba 61, Y 126 varas toda la parte fabricada, y por este mismo punto y el Norte lo limitab::tn dos acequias, restos de las antiguas corladuras, donde después se formaron las calles del Puente del Santísimo y parte de la de los Rebeldes.

Contenía también este terreno la iglesia, hoy propiedad del culto protestante, y una capilla consagrada á San Nicolás, situada en el camposanto , que perten eció á los indios y donde exis tió una congre­gación conocida <.;on el título de Santa Eulalia de Maria Santísima. 1

Para la asistencia y curación de los enfermos contaba el hospital con una botica, ocho salas de enfermería bastante extensas, de las que una por separado se dedicó á los hidrófobos; piezas para convale­cientes; cocina, despensa, dos roperías, un ba11o, un temazcalli ; y con un personal compuesto de cinco capellanes, dos médicos, dos ciru­janos y varios practicantes y enfermeros que t enían viviendas en el mismo edificio. En 1730 lo asistían 20 r eli giosos hipólitos, bajo cuyo cuidado estuvo hasta que por Real Cédula de 31 de Dici embre de 1741 fueron sustituídos por un Administrador.

Las Ordenanzas y Constituciones que rigieron en el Hospital Real ue Indios, se promulgaron en 8 de Agosto de 1770 y fueron aprobadas por otra Real Cédula de 27 de Octubre de 177G. Un Ministro de 'la Real Audiencia era Juez protector del Hospital, que en 1787 lo fué D. Eusebio Ventura Beleüa, quien deb ia de conocer de las causas y pleitos de los dependientes, conforme á lo prevenido por las citadas ordenanzas y por disposición Real de 4 de Mayo de 1786, " previ­niendo ésta también que en cuantas corresponda á los Virreyes debían admitir sus apelaciones para la Real Audiencia. "

El número de enfermos diarios que había en el edificio era de

1. El camppsttll to existió en lo que hoyes patio de la pensión de caballos del Sr. D. Enrique Tresarrieu, y la capilla de San Nicolás es tá en el ángulo S. O. convertida. en caballeriza.

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:80 GONZÁLEZ OBREGÓN.

doscientos veinte, y á veces pasaron de trescientos; pero el local podía contener más de tres mil, como sucedió en 1776, en qu e se elevó la -cifra á 3,287. Cuando había epid emia, como en 173G, se cubrían los corredores altos y bajos para formar dormitorios, y el año de 1762 se construyó en eL camposanto una galería de madera, con ayuda de la cual se llegaron á asist ir 8,361 enfermos.

Hubo también en el Hospital una cátedra de Anatomía práctica, que se creó por Real decreto de 1G de Marzo de 1768, y que desem­peiió D. Andrés l\Ianlani y Virgili. Otro Real decreto de 20 de Mayo del mismo afto, orden6 el establecirnienLo de un curso de ciru gía, que -comenzó el 3 de Febrero del alío de 1770.

Como podrá h aberse visto en la Céuula que estableció el Hospital, e l patronazgo quedó vinculado en el Rey, y en cuanto á las rentas que contaba para subsistir , oigamos lo que n os refiere un sn bio histo­riador :

" Para fondo l1cl establecimiento, dice el Sr. Orozco y Berra, el •

Virrey D. Alvaro Manrique de Zúñiga, Marqués de Villa Manrique, .es tableció en 1587 una contribución que consistía en una medida de maíz de las qu e cogieran las comunidades de indios en tolla la com­prensión de Nueva Espaüa: la misma medida se repitió por D. Luis tle Velasco en 1591 y 1594, en Hi9 J por el Conde de ~Iunterrey, yen 1099 por la Heal Audiencia. Disminuído con el tiempo el producto de es La pensión, el Virrey :Marqués de Casafu erte la quitó, sustituyendo en

su lu gar medio r eal que cada indio tributario debería pagar al año, como equivalente de la porción de maíz con qu e antes contribuía la comunidad para manLener á los enfermos. Para primera vez se arrendé) este arbitrio en 172G por la cantidall de 8,925 pesos y 100 fanegas de maíz en especie , lo cual fué aprobado por Real Cédula dalla en San Lorenzo á G (le Diciembre de 1733, y aunque después se arrendó en mayor cantidad, el Hospital tomó al cabo por su cuenta la r ecaudación, rigiéndose por los libros de la contaduría de tributos. Contaba también de fondos con 5,500 pesos que le producían sus casas, con 620 de varios censos, lo que rendía el privilegio de imprimir cartillas, y los 4,500 pesos arrendamiento del teatro cuando por su cuenta se cons-

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MÉXiCU VIEJO. 81

truyó el Principal de esta ciudad y antes con los alquileres del de nladera que existió en su claustro y que manejaban los religiosos hipólitos. " I

El teatro á que hace referencia el Sr. Orozco en estas últimas líneas, existió en efecto en el Hospital, y según se cree fué el primero que hubo en l\léxico, datando su origen desde fin('s del siglo XVII.

Pequeño y consiruíJo de madera, presentaba siempre graves peli­gros á los espectadores. En efecto, la tarde del día 19 d e Enero (le '1722, representábase la comedia intilulada " Ruina s é incendio de J erusalén ó desagrayios de Cristo," y por descuido de los mozos se incendió en la noche, no tlescubriéndose es to sino hasta la nuulrugada de otro día. El 20 i curiosa coinciden cja ! se iba á representar la comedia, " Aquí fué Troya. " l\Ioti \~os suficientes fueron los m encionados para que el

vulgo de aquella época a lribuyese suceso tan natural á castigo del cielo, por haberse profanado con un coliseo lugares tan respetables . El incendio no sólo consumió todo el t eatro sino gran parte del Hos-pital. .....

Parece que los buenos hipólitos no escarmentaron con el desastre, pues en el mismo si tio, construyeron otro teatro para ayudar ú sos­tener con sus productos la institución que se les había encomenclado.

Edificóse todavía nuevo coliseo en '1725, "en el lugar pertene ­ciente al hospital, situado entre el callejón que llaman del Espíritu Santo y call e de la Acequia, parn donll e' tenía la puerla peincipal. " También t'ué de mad era, y quedaba precisamente atrús del que hoy conocemos con el nombre de Teatro Principal , pues la citada calle ele la Acequia no e ra otra que la que hoy llamamos del Coliseo Viejo, y hacia esta quedaba ]a entrada del antiguo teatro; entrada" que la marcaba aün el arco de enmedio de diferente hechura" de los que formaban e l lJortal conocido con el mismo nombre, portal que hace poco se derri bó .

En cuanto al alquiler de palcos, venta de boletos, arreglo de los cómicos, y todo 16 concerniente al primitivo coliseo , estuvo á cargo

1. Noticias de la ciudad de México y de sus al1'edeclol'es, pág. 119.

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82 GONZÁLEZ OBREGÓN.

de los hipólitos , quienes alguna vez se quejaron de esto ante el Rey, como cosa ajena é impropia de su estado, suplicando qu e se dejasen sem ejantes obligaciones al J\layordonlo del Hospital.

En cu an lo á éste, ya por falta de r entas, ya por poca vigilancia de sus dÜ'edores, ó por ambas cosas juntas , fué decayendo paulatina­mente, ú tal grado, que se suprimió al fin por decr eto de 21 de Febrero de 1822, y por otro de t1 lle Octubre de 1824 Sf~ aplicaron sus rentas a l Colegio de San Gregorio, y después á la Escuela de Agricullura.

El ed ifi cio fué posteriormente fábrica de hila(los, y se le adjudicó en seguida ú D. Tgnacio Cumplido en 60,000 pesos , á reconocer en favor de la Beneficencia; pero al cabo se le vendió en 33,2 iO pesos, junto con las casas números 2 y 3, á cubrirlos con el 2~ por ciento en dinero, yel 7?5 por ciento en bonos .

Entonces, aquellas salas que habían abrigado tantos enfermos, y todas la s oficinas del Hospital , sufrieron una transformación. Muchas se convirtieron en habitaciones particulares, y en otras, su ilustre propietario estableció uno de los mejores talleres tipográficos que ha tenido México, y fundó el periódico que hasta hace pocos ailos fué el decano de la prensa nacional, El Siglo XIY.

i Misterios del des tino! Aquellos muros que habían prestado asilo á desamparados y pobres enfermos , que habían presenciado sus dolores, y sofocado sus quejidos, fueron después salones de imprenta y gabinetes de r edacción, de uno de los rliarios más distinguidos de México.

Bajo esos techos escribieron D. Mariano Otero, D. Luis de la Rosa, D. Juan Bautista Morales, D. Francisco Zarco, y tantos otros ilustres · periodistas que con sagraron su pluma , su talento y aun su vida entera f'n bien del progreso é ilustración de nuestro país.

Hasta nuestros días existieron la imprenta y redacción del Siglo _ en el mismo lugar. El edificio en su parte exterior ha cambiado

mucho. Las antiguas ventanas se han convertido en balcones, se han abierto puertas en la parte baja, y sólo el ángulo S. E. mantiene algo d e su aspecto antiguo. La parte interior, que es hoy una gran casa de vecindad, es la única que conserva su fisonomía primitiva, con su

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-MEXICO VIEJO. 83 ~,

extenso patio, con una vieja fuente en m edio, y Jimitado en sus c uatro lados por una serie de veinte arcos que á su vez sostien e n otros tantos de los corredores de arriba. l\Iuchos de est os se han cubierto para que puedan servir de viviendas . Entrando al edificio, á mano izquierda, se halla una puerta baja que condu cía al d epósito de cadáveres 1

Como único r ecuerdo del célebre Hospital, h emos encontrado en la parte interior del arco del centro que mira hacia el Poniente, la siguiente inscripción , que cons la de tres r englones:

REYi\'ANDO EL SR. D:.\". FER;\" .\NDO YI. y SIENDO VIRREY EL Ex. SR. COl\DE

DE REBILLAGIGEDO SE ENCARGO 11 DESTA OBRA EL SIL CONTADOH DN.

J OSEPII DE CA HDENAS ADMINI STRADO/:\. DESTE OSPITAL REAL. 11 y SE EMPE ZO

EN EL AXO DE 1753 y SE A CABo E:.\" EL DE 1754·.

y afuera, en la fachada del templo protestante denominado " Iglesia del Divino Salvador," en un óvalo que se halla arriba , podía leerse en 1891, esta otra inscripción apenas in teligible :

FERNANDO VI D!. Ga. HISPAN .. HIND .. REX .. 1754

REEDIFJ COSE 1876

Según un antigu o cronista, la primera piedra de la cita:da iglesia , se puso el día 23 de Abril de 1741.

1. Esto se escribía en 1891, hoy elioterior del edificio ha sufrido una completa tran s­formaci ón.

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• CAPITULO X • -

LOS FUNERALES DE CARLO S V

La Sacra, Cesárea, y Católica Majestad de Carlos V, que dos años antes había abdicado el trono de Espaüa é Indias, expiró á las dos de la madrugada del día 21 de Septiembre de 1558 en el Monasterio ue Yuste.

Tan infaust.a noticia no llegó á conocimiento de los vasallos del Ex-Emperador, en México, sino hasta el siguiente aüo de 1359 1.

Su Excelencia el Yirrey, D. Luis de Ve]asco, de común acuerdo con el Arzobispo, Rea l Audien ciá y AyuntamientQ, ordenó celebrar las exequias del difunto Monarca, de un modo suntuoso y solemne .

P ensose que tan augusta ceremonia se v erificase en la iglesia Mayor; pero al punto fué desechada la idea, porque se consideró que aquel templo con ser el principal, era bajo y reducido, pues entonces n o existía aún la gran basílica y se aprobó que tuviese lugar en el atrio

1. El primero que tUYO n oticia en Nueva Espaüa de l fa llecimient o de Carlos V, fu é Fr. Jacobo Daciano; pero de un modo m ilagroso, segú n refiere con admirable sencillez el cronis ta La Rea. Después de enu merar a lgu nos de los m éritos de Daciano, dice en el capítulo XXX: "Ech ó e l sello en las virtudes con la contemplación en que fué consuma­dísimo, arrobéindose much as veces , de maner a que más pw'ecía ave d el ail'e que hombre d e l a tíen'a. Y sucediú que siendo g uardiéin del conv ento de Tar ecu ato , una n oche, en un grande rapto que tUYO, le reyeló Nuestro Seiíor la muerte del Emperador Carlos V, p ara que le pagare en e l trance de la muerte e l que le hizo de Espafla éi las Indias. Luego por la mañana puso un túmulo ta l, cu al lo p ermitía la g randeza de l difunto en la corta es fera de aquella ig lesia , y le ce lebró misa como de cuerpo presente, con la so lemnidad m ayor que se yió en aquellos principios. Los religiosos admirados le preguntaron la causa y dijo que en ·aq ue lla h ora er a muerto el Emperador. Lo cua l se confirm ó después de a lgun os meses que llegó la flota y h a llaron q ue h abía muerto éi la hora que dijo el Santo Jacob o ." C1'ón ica de la orden de N. Seráfico P. San FI'ancisco . Pl'ovincia de

. San Pedl'o y San Paólo de Michoa:c(Ín en la Nueva España; compuesta por el P. Lector de Teología Fr. Alonso de La Rea, de la misma Proyinc ia ; página 13.0'>, de la edición de

. la Vo:; ele Méx ico. 1882 .

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-86 GONZÁLEZ OBREGON.

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de San Francisco y t' n b ca pilla de San José de l os Natura les del nlisnlo convento,

El tLIl1111l o fué trazado y ordena do por D . Claud io Arciniegn, " excelen Le arqu i teeto " y " ma es Lro ma yor d e la s obra s d e México; " bajo el inme(lialo cu idado de Bernardino de Albornoz, Regid or de la c iudad y Alcn id e d e la s Atarazanas. Tardó en ley anlarse el sob erbio

túmulo Ires meses, durantr 10-- cuales fué grand e el númer o de cu ­riosos, que día con día , com o su cede s iempre en est os casos, asistió á contemplar l os progresos (le la obra ha sta qu e fué t erminada.

Como ya dijim os, el lúmulo se con s truyó en el patio J e San Fran­c isco que era" cuadrangular, m<1 s la rgo que ancho, cercado por todas parles de parpdes altas de piedra; én tra se á él p or dos puerta s, la una

que mira al Septentrión y la o tra al Occidente, á ca da una d e las cuales r esponde o Lra de la igles ia principal <lel ~lonasterio . Al derre­dor d e la s paredes ya rodeado de altos y copiosos árboles. En el m edio está lenlUtada una cruz de mad era tan alta que de fu era de la ciudad se ye (le tres ú cuatro lrg ua s . 1\ hl mano izquierda, por la puerta del Septentrión , tien e una cap illa que se llama de San Joseph, á la cu al

se sube por dos grada s; es muy gTllnele y está fundada sobre muchas columnas que h acen s ie te nuyes, la s cuales, para h ermosear la arqu i­tcctura del túmulo , se jaspearon. Cabrán en es lR capilla y patio cua ­r enta mil hombres, porque mús que e:;; tos se h allaron (le espaü oles

y natural es euando las honra s se cplebraron. Hízose el túmulo fuera

de la ca pilla , pero cer ca de ella, porque el ofi cio funerario se había d e hacer en la capilla y hahía de estar en ella toda la ciudad, y el túmulo fu era <le eUa se pudiese leyantar tan alto com o convino, y los que

estuviesen en ]a capilla y en el patio pudiesen á placer gozar del trI ,. -unlU o .... "'

Mientras se elev a ba este lIfonumento , se pregonó públicamente por orden del Yirrcy , v einte días antes de la s exequias, " que t odos

l os hombres y llluj er es ele cualqu ier estado y condición que fu esen , trajesen luto , en mues tra del fall ecimiento de tan gran mOIiarca ", y al punto se cumplió con ello , á tal grado que en lllenos d e tres días

todos vistieron luto, " qu e parecía imposible haber tantos sastres .en

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MÉXiCO VIEJO. 87

la ciudad, que en tan breve tiempo pudiesen hacer tantos y tan sump­tuosos lutos : porque hubo caballero que en ellos gastó más de mil

-, pesos. El Yirrey despachó en seguida cartas á los Cabildos, Alcaldes

Mayores, Corregidores y l\Ionaslerios ; á los Gobernadores y Caciques de Nueva Espaiía, avisándoles que para el día de San Andrés de aquel año de 1559, se celebrarían las honras. Muchos de los invitados Yinieron desde 20 y hasta 80 leguas.

Por su parte el Arzobispo hizo semejantes inyilaci ones al Obispo de Michoacán y á todas las igl esias qu e dependían de la Metropolitana, y también con veinte llías de antlcipal',iún m c.ul (lú qne " en la igles ia catedra 1 y nlonasterios desta ciudaü (México ) se clamase tres veces al (lía , l a una por la maflana, la otra á medio día y la otra á la ora­ción; lo cual se ej ecntó " COll tanta solemnida(l, que verdaderamente tanta multitud de campanas tocadas todas á un tiempo movían á tris­teza y memoria de la nlucrte del que como era raZÓll paraba en ello. -,

Por fin llegó el día 30 de Noyiembre del año del Seiior de 1559, (lía del apóstol San Andrés, seí1alado para dar comienzo ti Jos fune ­rales del que fué en vida invictísimo César y Emperador Carlos V.

En la tarde salió la procesión de la entonces Real Casa, pues el . hoy Palacio aun no era del gobierno, y de la iglesia Mayor por la puerta del Perdón.

De lante iban los naturales, precedidos de dos ciriales y una cruz con su manga negra, y a.trás la s tres gobernaciones de México, Tacuba y Te lzcoco, y la provincia de Tlaxcala, representados respectivamente por D. Cristóbal ele Guzmán, D. Antonio Cortés, D. Hernando Pimentel y D. Domingo de Angulo, vestidos" con lobas y capirotes de luto con largas faldas tendidas" , y llevando cada uno los estandartes de sus cabeceras con sus armas y las de su Majestad, " doradas y plateadas en campo n egro". Luego, de cuatro en cuatro, los señores de Jos pue-

blos que depend ían ele las ci tadas cabeceras ~ y á continuación más de ,

dos mil indios principales y nobl es, ele cuyo orden cuidaban, con sendas varas, los intérpretes de la Audiencia y varios alguaciles.

En seguida caminaban Jos clérigos y los frailes de Santo Domingo,

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88 GONZÁLEZ OBREGÓN.

San Francisco y San Agustín, " en esta manera: iba adelante una cruz rica con manga n egra, ~on funeral es, y tras ella á los lados dos clé­rigos ancianos, que para m ayor autoridad llevaban las puntas de la procesión, y por su orden toda la demás clerecía y religiosos, mezcla­dos los unos con los otros hasta cuatroci entos sacerdotes, y al fin de

ellos iba el Arzobispo vestido de pontifica l con dos canónigos por n1inistros, y otros dos por asistentes; iban por caperos dos canónigos y dos frailes de cada orden, que todos eran ocho; llevaban ocho mu­chachos con sus cetros; iban con estos cuatro clérigos de Evangelio para incensar. "Seguían el Obispo de Michoacán, D. Vasco de Quiroga y el de N lleva Galicia, D. Diego de Ayala, " y luego el presidente ele

la Ig lesia, provinciales, priores y guardianes, insertos , con las digni-dades. " El Arzobispo llevaba su cruz y báculo , y delante de él iba la

. -cruz mayor de iglesia" con cuatro acólitos vestidos de n egro. "

Aquí con1enzaba la parte civil ele la procesión : iba á la cabeza, solo , " muy enlutado y arrastrando la falela , " Bernardino de Albornoz, que conducía el P endón de la ciudad ; dos maceros ó reyes de armas " con cotas de damasco negro, y en ellas las armas r eales de oro y plata; " los ofiGiales de la Real Hacienda y D. Luis de Castilla, que conducían las reales insignias de este modo: D. Hernando de Por­tugal , tesorero, la corona en una ahnohada de brocado; D. Hortuño de lbarra, contador, el estoque desnudo en la mano derecha; D. García de Albornoz, factor y veedor, " la celada con una corona imperial por cimera , " y D. Luis de Castilla, " la cota sobre una almohada de brocado ".

Venían después , D. Francisco de Velasco solo, con el Estandarte Real y la falda tendida; su h ermano D. Luis de Velasco, Virrey de Nueva España, también solo, con la cabeza cubierta, la falda tendida, " cuya punta llevaba su can1arero; " lo seguían fuera de los lados de la procesión, "sus continuos y caballeros," y los oidores Zurita , Villalobos, Puga y Orozco ; luego el Fiscal del Rey, el Alguacil ~Iayor de la Corte, los alca ld es y regimi ento, de cuatro en cuatro; el Alcalde Mayor y regidores de Puebla ; dos alcaldes de la ~Hermandad ; los ofi ­ciales de la Real Audiencia y de la ciudad: el rector de la Universidad

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MÉX i CO VIEJO. S9

y los doctores, todos de cuatro en cuatro; los conquistadores, los alcaldes y corregidores, los ciudadanos y los m ercaderes, " en los cuales con ser muchos había pocos que no fuesen con lobas y capi­rotes, arrastrando las faldas. "

" Aquí se remataba la tercera parte de la procesión dice el cronista y com enzaba luego la caballería, que formados de cllatro en cuatro por hilera, tardó buen rato en pasar, con tanto orden, con­cierto y autoridad, que hacía la pompa fun eral parecer muy bien : cerraba la caballería, porque la gente que venía detrás que era mucha, no se entremetiese y rompiese el orden, una guardia de alabarderos. Irían por todos, de lobas y capuces, más de dos mil hombres , y {ué tan larga la procesi6n , así de los espaüoles, como de los naturales, que rodeando por la puerta de Sant Francisco, que mira al Occidente, y ser el trech o desde la casa Beal á Sant Francisco , bien largo, estaba la mitad de la procesión ya en el monasterio, cuando la otra parte comenzó á salir de la casa Beal. "

La procesión tardó en entrar dos horas y media. Dentro del templo la ceremonia de ese día y la del siguiente, fueron

solemnes y majestuosas, y en la imposibilidad de escribirlas, remi­timos alleelor al libro de Cervantes Salazar, de donde hemos exlrac­tado y cop iado las noticias del presente capítulo 1.

Así honró México á su difunto Emperador Carlos V, Y esas honras fúnebres que hoy r ecordamos con curiosidad á través de los tiempos, nos proporcionan una prueba inequívoca del progreso que la capital de Nueva España había alcanzado en menos de cuarenta años.

El soberbio túmulo, nos demuestra que las bellas artes se habían desarrollado; el luj o de los cabal1eros, las riquezas acumuladas; ]a asistencia de los obispos de Michoacán y Nueva Galicia, que hasta ahí habían implantado sus cruces los misioneros , y el concurso ele gober­nadores y caciques indígenas que según el cronista iban lanzando

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1. Túmulo Imperia l de la gl',m Ciudad de México . Por Antonio Espinosa. - 1560. ­Libro escrito por el Doctor D. l,'rancisco Cervantes Salazar, sumamente r aro y reimpreso en 1886 por D. Joaquín García Icazbulceta, en su Bibliografía i\Jexicana del Siglo xvr, páginas 97 á 121.

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90 GONZÁLEZ ODREGÚN.

hondos suspiros y derramando abundantes lúgrimas que los con­quistados, los dueños de todo, reyerentes y sumisos habían (loblegado la ceryjz, por la yoluntad ó la fuerza, ante el poder de España.

Puede haher en la élescripción de estos funerales, como atinada­mente dice el Sr. Tcazbalceta, algunas exageraciones por parte del cronista; pero aun rebajando el boato de la solemnidad, sie~lpre nos marca esta un adelanto , un progreso, en la ciudad conquistada por Cortés y defendida por CuaubLemoc .

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CAPITULO XI

• A VIRGEN DEL PERDON

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CAPITULO Xl

LA VIRGEN DEL PERDÓNl

1

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Las tradiciones son el alimenlo de la imaginación popular, y es al trayés ele los tiempos como echan hondas raíces y se transmiten de

. , . ,. . generaclOn en generaclOn.

Nada mús hermoso que estos cuentos nacidos al calor del hogar, narrados con elocuente senc illez por nuestros antecesores á nuestros padres, y por nuestros padres ú nosotros .

En aquella lej ana época, la tradición se tomaba por la misma r ealidad , y como hada maravillosa todo lo podía. Nadie se preocupaba por comprobar los hechos, por averiguar el secreto de las yarita s de virtud. La mayoría se embriagaba con sus prodigios , y pocos inqui­rían la causa de los llrtmados milagros.

De aqu í tantas asombrosas tradiciones, tanlos cuentos populares, que es preciso purificar en el fuego de la verdad, para que ésta brille como en el crisol el oro puro.

DeslIe muchachos oíamos á nuestra santa abuela la leyenda de la Vú'gen del Perdón , qne existe en la Catedral de México.

"La imagen que contemplamos en el altar que está tras del coro­nos decía que tiene á sus lados al Señor San José y ú Señora Santa Ana, cubierta de rrtagnífico cristal y con marco de plata, fué pintada en una puerta muy antigua, y esta puerta perteneció á un calabozo de la Inquisición.

1. Este capítulo lo consagro á la memoria de mi muy amado maestro D. Guillermo Prieto como un homenaje de admiración y ca riilo.

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94 -

GO~ZALEZ OBREGÓN.

"¿ Quién la pintó y cómo? Hace m uchos años, j pero muchos! tantos, que ya nadie se acuerda de ello; allá, cuando no había presi~ dentes, sino virreyes ca pitanes generales, cuando la gente era más devota, y mbs rica y más feliz, hubo un perro judío , que por sus malas. maflas fué preso por la Inquisición.

"Ma lo com o era, sabía pintar , porque Dios es misericordioso ha sta con sus enemigos y á to(las las criaturas dispensa sus favores.

" El j u d ÍO, preso en su calabozo, sin hablar con nadie , pues úni­cam ente se comunicaba con sus semejantes á la hora en que se presen-. taba á lo s jueces, y cuando el carcelero le llevaba (le comer, no t enía ocupación ninguna, ni sabía rezar más que las oraciones judaicas.

""\. sí vivió mucho tiempo. Cierto día pidió pinceles y t5010res para distraerse del fastidio. No le negaron tan inocente diversión, y é l, que cuando estaba libre visitaba 1)01' curiosidad los templos de Europa, conoció en las iglesias muchos cuadros de vírgenes y santos, y se le ocurrió pintar en la puerta de su calabozo la imagen de una virgen que había atraído su atenóón.

" Preparó los colores, tomó el pincel y recordando aquella santí­sima virgen, de r ostro tan llulce y tan (levoto, que sólo el verla un instanLe invitaba á La oración; impresionado por aquella fisonomía tan cariflosa que conquistaba corazones, comenzó á pintar y á pintar hasta concluir el cuadro.

"Una vez que el carceler o, para llevarle agua y alimentos, entró al calabozo, el judío le mostró su ob ra con la complacencia natural del que se siente satisfecho de haber ej ecutado una cosa buena.

" Aunque hombre rudo é ignorante, el carcelero quedó admirado ante la lindísima pintura. Conmovido, comunicó á los inquisidores lo que había visto, y éstos fueron al calabozo, y seducidos ante la belleza de la imagen, manifestaron al judío que aquel era Hn patente milagro, que se arrepintiera de sus culpas y le otorgarían el perdón.

"Lloró el judío, confesó sus pecados) abjuró de su l ey, y puesto en libertad, fué un buen cristiano .

"La pintura se colocó desde entonces en la Catedral, y el pueblo. la llamó la Vi1'gen del Perdón."

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-MEXICO VIEJO. 95

Con otras palabras, con nlás Ó m en os detalles, así nos contaba esta consej a la abuelita que, al par que el vulgo l a creía conio artí­cul o de fe; conseja popular como otras con que se concilia el sueño ele los niños y que cantan los poetas en b ellísimos y sonoros versos.

Mas la citada imagen, que ex iste en nuestra Catedral, ni se llamó así por el milagro sino por haber se colocado en el Alta)' del Perdón que, es costumbre consagrar á las Animas elel purgatorio en la s cate­drales; ni fué obra de judío , sino, seg ún se dice, de Baltasar d e Echave, el viejo 1 , tan fiel cristiano como hábil artista, y que no tu vo, que sepamos, buenos ni malos negocios con el SanLo Oficio.

l Cuál pudo ser e l origen d e la conseja? ¿qué preso por las cosas de la fe, pintó en la antigu a Catedral de México, no una virgen, sino todo un retablo? Lo vamos á ver en seguida.

Es triste despoj al' á la tradición de sus encantos, como es doloroso deshojar las fr escas flores de un jardín; p ero la historia es, si se quiere, inhumana, la crítica implacable, y la verdad se impone porque siempre es más hermosa, aun d esnuda de poéticos adornos.

11

Los curiosos datos qoe ahora por primera vez aparecen en tipos de nl01de, los hemos encontrado en un viejo manuscrito , de carac­teres casi ininteligibles del siglo XVI.

Es una causa original, que posee nuestro erudito amigo D. José /

Maria de Ágreda y Sánchez, y que se formó en la época del Sr. D. Alonso de J\1ontúfar, segundo Arzobispo de :México, quien fungía como inquisidor en Nueva España,2 aunque se ignora si tuvo tal título, pues sólo se sabe que fué Calificador del Santo Tribunal en Granada. L o cierto es que celebró autos de fe, y que existen procesos de su tiempo, tocantes á este asunto, como el que se siguió á Simón P ereyns, por blasfemo.

1. Es opinión de un distin guido profesor de la Escuela Nacional de Bellas Artes. 2. El Tribunal d e la Inquisición no se es t ab le ció en México sino has ta e l año de 1571.

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96 GONzALEZ OI3REG()N.

Simón Pereyns, en su Jeclara ción rendiJa á 14 de Septiembr~ de 1568, confesó que era hijo de Fero Percyns y Constanza Je Lira, de nacionalidad flam enca, nalnral de la ciudad de Amberes, donde sin duda pasó su niüez y j uven ludo Que de alli se trasladó á Lisbona (sic ), después á Toledo, lugar en que se h allaba á la sazón la Corte; y tal vez con esperanza Je hacer fortnna con su arte, pues era pintor, vino á Nueva Espaüa en compañía del Yirrey D. Gastón de Peralta, lVlarquÉ's de Fa Ices.

Eslando un día en Tcpeaca, conversando amigablemente con Francisco ~·Porales, también pinlor, y con la mujer Je éste llamada Francisca Ortiz , se movió plática acerca J e los amancebados, y Pereyns, á lo que parece, atirmó que no comet ían pecado los que así vivían. Contes lóle Morales que no dijese tal cosa; que por menos en España, había visto casl igaJos á olros por el Santo Oficio, y

que era conveniente se acusara á su diredor espiritual. Replicóle Pereyns :

- Serú pecado venial, y burDO seré yo en contárselo á mi confesor. l\Iorales, que refirió lo anler ior como testigo, dice que el bendito

de Simón le aseguró también, que sólo pintaba relratos de personas, •

porque mejor gustaba de esto q lle de hacer imágenes de· san tos. Pero sea que la conc iencia le remordiera, sea que las contesta­

ciones de su colega Morales lo convencieran, lo c ierlo del caso fué, que el cándido de Simón Pereyns, estando en l\Iéxico, se denunció á

sí mismo, el 10 de Septiembre de 1:568, ante Fr. Bartolomé de Ledes-~

ma, Gobernador de la ~Iitra. En la declaración que rindió el (lía 14 ya cilada fuéle

preguntado " si entre sus ascendientes había tenido judíos ó peni­tenciados por el Santo Oficio, " y contestó que no sabía haberlos tenido. Preguntado si sab ía el motivo de estar preso en las cár­celes del Arzobispado, contestó qu e por haberse denunciado él mismo y por haber dicho, según lo interpretaba ~Iorales, que no pecaban los amancebados; pero que como no entendía bien la len­gua castellana y se expresaba en ella con dificultúd, sin duda se habían entendido mal sus palabras. Que respecto á que asegurase

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1\1 E X 1 e o v n:.J o . 97

que " m ej or pintaba r e tratos que imáqenes, " decla r ó que <:: n efecLo así lo había escrito á su padre ; p er o ~in malicia, pues s i d aba prefer en cia á aqué llos so bre las últimas , e ra porque se los pa gaban

m ejor. Confes ión tan s incer a com o candor osa , fu é suficiente para qu e

el Pro,'isor D, Es teban d e Portillo continuara la causa , en la cIue d e­pusier on much os t es tigos, entre ellos a lgunos pintor es ; y como su s r ela tos se juzgaron (lesfav orables á S imón P er eyns, el 10 de Di ciembre de l mism o a llO fu é sometid o á la prueba d el tormento .

Se le n o lifi có es to, y dij o que se afirma ba en su " dic ho ." :Mos trá­r onle el po tro y el agita in strumentos d e t ortura, y conlinuó en su "dich o ." Desnudado y es la ndo en camisa ?J sarsagueües , r epitió su " dich o," )' en su " dich o" se aferró colocado ya en el po tro . En fin, a tor menLauo, so portó {res v ueltas y tragóse tres jalTos de agua , sin h a ber q ucriuo r etrac tar se de su " dicho." S i m ón P er eyn s, como se decía en ] a j er ga inquisitorial, venció al t07'ln ento, pues nada agr egó d e nuevo ú lo que había confesado en sus prirneras d eclaracion es .

Tres dí as d espu és, pronuncióse senten cia definitiva ; y como documento curioso é inédito , orig inal p or su contenido , y bár-baro ........ por su ortog eafía , es dignod c que lo es lampemos á con -tinuació n :

" En el ple ito c f'iminal , que ante mi p enue y se ha h ech o ue offi ­cío por l o t ocant e al S to . Offic io, contra sim on pereins , flam en co, preso en la ci\rcel d e este Ar(fo bispa(lo, so bre la s palabras que el u i.cho s imon per eins dixo sobre qu e le está h ec ho cargo:

" ffa llo, a tento los autos y m éritos des te proceso á que m e r e fi ero, qu e por la culpa que uél r esulta , contra el dicho simón per eins, usando con él de equidad y mis ericordia, qu e le d evo conden ar y conue no, tÍ. que dándole t odo r ecaudo al dicho s imon pereins , pinte á

su costa el r e tablo (le nra. se llora de la mrd. ues ta s ta. igles ia , muy •

doboto y á mi contento , y que en el ynterin que el dicho r etablo pinta, no salga d esta c iudad en sus pies ny en agenos , so pen a que serú ca s tigado con todo rigor, como onbre que no obed ece los mandos del

. sto. officio; y amonesto y mando a l dicho simon per e ins, que de aquí •

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98 (;0 ZALEZ ODHEGÜN.

adelanle no sea o::lado decir n y (liga semejantes palaLras questas so bre que a s ido preso, lly se m e ta en di sputas de cosas locantes á nru. santa fe católica, so pena que será castigado rigurosamente ; y mús l e cond eno en las costas deste proceso, y por esta my sentencia deiinylibu, juzgando asi, lo pronuncio y mando en es tos escritos y por e llus. EL 1)"" Esleuan r!r PortilLo. , "E Ullléx ico en quatro de diziemLre de myll y quinientosy sesenta y ocho ctÜOS, se dió y pronunció es ta senle1leia (lefinitiLa , de s uso con tenida, por el dicho sor. doc to r barbosa (::l ic), prov isor y vicario general en es te Ar<;o bispado de México, por presencia de mi j oan de ayendaüo , nolario público appostólico y de la audiencia deste Ar<;o­lJispado de méxico. testi gos el bachilLer viLlagomez y luan de

verga)'({ j o/tan de acendailo."

En el m ism o día , mes y aüo, se le n o Lifi có al reo la anterior sen ­tencia "y (lixo que con sentía y consentió ," aunque no sabemos si de buena ó de m ala gana, pues el poLre flamen co, á más n o poder y por librarse de mayores su s tos, á todo con les taba amén, con la confor-

v

nlÍ(lad lle l ahorcado . Yis lo el breye extraclo que b emos h echo de la cau sa de Simón

P ereyns, l a h is toria (li sipa con su luz las sombras de la poética tra­diciól1 .

Como se ve, el artista de la conseja n o fué autor lle la Virgen del Altar de! Perdúll , obra, como h en'1os dich o, de BalLasar de Echave, eL viejo , sino del r e tablo de Nuestra Señora de la Merced de la primili\'a Catedral de ~\Iéxico, y n o obtuvo su libertad por milagro de la, imagen, sin o ú costa de dolores en el tormento , y previo trabajo de s u arte.

Por lo demás, la sent en cia demues tra la "equidad y misericordia" de aquellos viejos jueces . Que Simón n o quería hacer imá gen es, pues <lue pinte el r etablo de un altar: que g usta más de hacer retratos porque se los pagan m ejor, pues que pinte ,91'atis et amore en nu estra Santa Catedral.

¿ Y la s cost as? Apurado debe haberse visto para satisfacerlas. j Qu é tiempos! j Qué costllmbres !

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, CAPITU LO XII

• LA INQUISICION

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CAPITULO XII •

LA INQU ISICIÓ N

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Fray Pedro de Córdoba, religioso dominico residente en la Isla Espanola , fu é el primer Inquisidor del Nuevo Continente, por nom­bramiento que de él hizo el Cardenal Adriano de Utrech, Inquisidor generaltl e Espafla .

Parece que en un principio , el cargo de Comisario del Santo Oficio en las Indias , estuvo anexo al del prelado de la Orden Domi-

nica; pero como hasta el año de 1524 aun no existía ésta en México, al pasar Fray Martín de Valencia con los doce primeros franciscanos

de la Isla Española á la entonces Nueva EspafIa, recibió el nombra-miento de Comisario de la Inquisición .

Consta , por un curioso manuscrito, referente á la historia de Tlaxcala, que Fray Martln de Valencia hizo uso del título con que se le hahía agraciado por Fray Pedro de Córdoba, aunque por la ma la puntuación de dicho documento no se sabe con certeza si fu e­ron tres Ó uno los reos que relaj ó.

Sucedió á Valencia en la comisaría del Santo Oficio, Fray Tomás Ortiz, que vino á México con la primera misión dI" dominicos el año (le 1526; mas habiendo regresado en breve á Espafla, se encargó en su lugar de Comisario Fray Domingo de Betanzos, hasta el afIo de 1n28, en que aiTibó á Veracruz Fray Vicente de Santa María, VicarIO general de la Orden de Santo Domingo, el cual fué elef'lo superior del convento de ~Iéxico, y co mo con secu en cia inmediata recibió el título de Comisario del citado Tribunal.

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10Z GONZÁLEZ OBRE(~(jN. •

" De todos estos delegados de la Inqu isición d ice el Sr. Riva Palacio no sr sabe qne hu hieran procesado , penitenciado ni exco-mulgado, á ningún espaüol ó indio por h er ej e ó idólatra. " .

E l primero que en r ea lidad obtuyo el título de Inquisidor de México, fu é D. Fray Juan de Zum<1rraga , por haberlo as í nombrado en 27 de Junio de 1~3 ;:i, el Inqui s idor general de España, D. Alfonso Manriqne . No n egó ánsar Zum(llTaga el tílulo de lnquisid07' apostó­lico, ni á establecer el Tribnnal en forma , aunque sí puso cárcel , nombró Alguacil y "formó proceso á un indio señor principal de Tctzcoco, probablerllente n ictodel H0y Netzahualcóyotl, á qnien hizo quemar "iyo, valién<lole es te acto bárbaro una repren~ ión del Tnquisid or 1\Iayor de Espaüa , pues estaba muy encargado por las di sposiciones reales y por la s .constituciones fI el Sanlo Oficio, que n o se ej er ciera rigor con crisLianos nuevos por n o causarles espanto y por sus pocos con ocimientos aún en la fe de J esu cris to y en las doc­trinas ti e la Inglesia." I

" Dícese comenb el Sr. Icazbalt.:;cLa que con es tc' m otivo se prohibió al Santo Oncio que conoc iese de ca u sas de indios, sino que eH materia de fe fuese juez de ellos el ordinario . Hay, al efec to, una. cédula de Carlos Y, fecha J:5 de Octubre de J:5 38, y la prohibición quedó consignada en la Ley 3G, líL 1, lib. VI de la Recopilación de Indias . "2

Fué ; pu es, aquel pobre indígena el r edenlor que salvó á su raza delterrible poder de la Inquis ición .

Causó tanto el isgu slo el aclo del Sr. Zumárra ga que se le r e tiró el tí Lul o de Inqui::iid or , de un rnodo ü1<.lirec lo, nombrando en su lugar el 18 (l e Julio de 1:H3 á D. Franci sco TeUo de Sandoval, qu e llegó ú México de Yisilador en 1 ;5};5 . DUl'nnle el corto tiempo que residió aquí , no se sabe que haya ejerc ido su cargo de Inquisidor.

Despué::i, D.Fray Alonso de Montúfar , Arzobispo de México, y Calificador que había sido en la Inquisición de Granada, a.unque sin el títu l correspondiente, celebró dos auLos Je fe, uno el aüo de 1555 ...

1. M éxico rí [¡'((vés de los Si.Q¿os, tomo JI, li b . JO, cap . XXXVlIJ , pág. 410. 2. Bibliogl'a(ía ]IJex ican a del siglo XVI, pág. 377 .

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MÉXlCO VLEJO. 103

en que fu é r econciliado Gerónimo Venzón, plater o y nalural de Mi­lán, y otro en 1558, y erificadn en la Catedral, en que fueron conde­nados un inglés llamad o Roberlo Tomson " ú \~es lir sambeni lo por tres alios, " y un genoy('s, Agustín Boac io, "i llevar sambenito y tÍ

cárcel perpetua." Por fin , en 1 ;)71 llegó ú México D. Pedro .!\loya de Contreras,

nombrado Inquisidor Mayor , y desde entollces se puede dec ir qne se es tablec ió definitiyamenle el S anto Oficio en Xneya Espaüa. Junto con ~Jo.ra (le Contrera s yenía también o lro Inquisidor, d Li cen ciado Juan d e Ceryantes, qnien durante la h'uyes ÍG del mGr murió el 27 de Julio de 1;571, poco después de haber sali(lo de la Tsla de Cuba.

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La cer eIl10nia con que fué fUl1.(lado en Jléxico el payoroso Tribu­na 1, nlerecp ser descrita.

La tarde d el yiernes 2 d e Noyiembre de U)7 1 Lodos los yecinos de México v eían , asombrados unos y con cnriosidad otros, una extraña comitiva que r ecorría las calles y las plazas.

En esa comitiya podían reconocerse al Alguacil 1\Iayor del SanLo O fi cio, Francisco Y erdugo d e Bazún ; el 1 Secrdario Pedro de los RÍOS, al Receptor Pe(h'o de Aniarún y á los les ligus Caspar Sa h~ugo, Si1-y es tre Espínclola y Juan de SaaYl'dra, acompa üados d e infinidad de gentes de todas cla ::ies y condici on es, q llC eran atraídas por el ruido qne producían los atabales, las tromp0tas, los sacabuches y las chi­rimías, de muchos músicos que sólo por dar lucimiento a l acto se h abían reunido á la multitud.

En las esquinas de las plazas y de las calles más notables, la comitiva hacía alto, todos guardaban el más profundo silencio, y sólo se escuchaba la voz del pregonero que decía :

- "Sepan todos los vecinos y moradores desta ciudad de l\Iéxico y sus comarcas como el Señor Doctor Moya de Contreras, Inquisidor Apostólico d e todos los reynos de la Nueva Espaiia, manda que todas, y cualesquier persona, assí hombres como mugeres de cualquier

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t04 GONZALEZ OBREGON.

calidad, y condición que sean de doce años arriba vayan el domin­go prim ero qu e viene, que se con larán cuatro de este presente mes de Noyiembre, ú la Iglesia mayor desta ciudad ú oyr la misa, Sermón y Juramento de la fee qne en ella se ha de hacer y publicar, so pena de excomunión mayor. Múndase pregonar públicamente para queYenga Ú noLicia de todos."

Este pregón se repitió siete veces en aquella misma tard e. Llegó el día seüalado para el jl.lramento. Del edificio destinado

al Tribunal salió una nueya comitiva. Iban allí Moya de Contreras, con el Virrey Enriq uez á su derecha, y á su izq uierda el Oidor decano VillaJ obos . Más adelante, los oidores Puga y Villanueva, á

un lado y 011'0 del prol11010r fiscal, Alonso Hernández de Bonilla, que portaba el estandar! e . de la Inquisición. El secretario Pedro de los Híos, el ~\lguacil Mayor Verdugo de Bazán , el Receptor Arriarán, con los regidores del Ayuntamiento precedidos de sus maceros, y abriendo la marcha la Uni n~rsidad con sus doctores y bedeles.

Llegaron ú ] a Catedral, donde salieron á recibirlos, el Ca bild o edesiáslico y las comunidades de San Francisco, Sanlo Domingo y San Aguslín.

"Entraron todos reunidos en la iglesia , cl)locóse el Inquisidor en el lado derecho, y j unlo tÍ. las gradas del aIlar en un sillón el licen­ciado Bonilla con el estandarte de la fe, qu e era de damasco carmesí, con una cruz de plala dorada, y se com enzó ú decir la misa mayor, duran le la cual , después del serm ón que predicó fray Bartolomé de Ledesma , y antes de alzarse la hostia, subió al púlpito el secretario P edro de los Ríos y dió principio á la lectura por la proyisión de Felipe II para que se dieran al Santo 0 11 cio "el auxilio y fasor del brazo real, " después las notificaciones de esas cédulas al Virrey, audiencias, cabildos eclesiflsLico y secular y al gobernador de la mitra. Leyóse en seguida el título de Inquisidor de Don Pedro Moya de Contreras, el juramento que éste había prestado ante el promotor fiscal Liceneiado Bonilla, en México, la tarde del 26 de Octubre, prometiendo usar fiel y rectamente de su oficio y guardar el secreto

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-MEX.ICO VIEJO. 105

r equerido en aqud - tribunal, y luego las notificaciones de ese título. "

Siguió la ceremonia del juramento. E l secr etario ley() el edicto en que ~Ioya de Contreras ordenaba q ne todos jurasen no encubrir ni tener r elaciones con los h erej es, sino qu e por el contrario, los denunciasen inmediatamente ante el Santo Tribunal. Le ída por el nlismo la fórmula del juramento , todos los que ahí estaban baj o las

bóvedas del templo , lo mismo hombres que muj er es, ancianos que ni11os, ricos que pobres, gritaron en coro :

"Sí lo juro ."' "Si ansí lo hiciéredes agr egó Ped ro de los Ríos Dios

nuestro Se fl or, cuya es esta cau sa, os ayud e en este nlundo en el cu erpo y en el oLro en el alma (loud e más habéis de durar , y si lo contrario hiciér edes, lo que Dios no qui era, él os ]o de mand e mal y caramente, com o Ú r eveld es qu e á sabiendas juran su santo nombre en yano , y digan todos, ~\mén . "

uEntonces dice el Sr . Riya Palacio bajó del púlpito Pedro de los Ríos , y llegó se ti una m esa cubierta de t er ciopelo carrnesí , que es taba entre los asientos dd Virrey y el Inquisidor, y encima de la cu a l h a bía un misal abierto en los Eyangelios y una cruz de plata . Acer cóse también all í el Li cen ciado Bonilla, con el es landart e de la

F e . El Virrey, poniéndose en pie y colocando su mano de rec ha sobre los Eyangelios, escuc hó la fórmula qu e leía el Secre lario, diciendo : " Jura {l Dios Todo Poderoso, y ú Santa María su madre , y ú la se'l1al (le la Cruz y Santos Evangelios, como bueno y fiel cristiano, de se r ahora y siempre en su favor, ayuda y defensión de nues tra santa fe cató lica, y d e la Santa Inquis ición, oficiales y ministros de ella y de la favorecer y ayudar, y de guardar y hacer guardar su s ese mpcion es é inmunidades, é ele n o encubrir á los h erej es, en emigos el e ell a, é de los perseguir é denuncia r ó. Jos seüores Inquisid ores que son ó

fu er en de aquí adelante , y de tener y cumplir , y hacer que se cum­pla todo lo con tenido en el dic ho edicto d e juramento, según en él se contiene.

"Sí juro" _. contestó e l Yirl'ey - y el Secretario tomó en •

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-

106 •

GOi\ZALEZ OUREG()i\'.

segu id a clmisl1lo jUrél m ento Ü l()s o id ores, y á los reg idores que lo pres taron lambi én eH nombre (le la ci ll(lad . ,. 1

Así quedó in~talado el .4 tle Noviembre (le 1::>71 el Tribunal (le In,

Inqui sic ión , en la nm\, noble y lllny l ea l c illdacl de l\Iéxico. ~ ~.

Desd e ese dÜt comenzó el paYo l' ent re sus buenos habitantes . i Ay de los l,cr('jf'~ , de los blasfemos, d0 los s0cLar ios de la ley de l\loisés!

i Ay de los embaucadores, (le los bruj os y de los h echiceros ! El miedo se apoderó de todos, y á acrecenl¡ulo contribuyó mucho

aquel seyero sigi lo de qne supo rodearse el Tribunal; aquel misterio

con que procedía, aquel ()slentoso aparato que ¡lesplegaba en sus aulos p{lblicos, que con el tiempo fueron la diyer sión fayor ita del

pueblo y aun de la cla se media y acomodada. Nadie YlYía tranquilo : la cl011Ullr.-ia ignorada y oculta amenazrtba

(¡ todos: y pobre de aquel qne infundiese la más le ye sospecha, é inf01iz del qU0 sólo dejara de ll ey ar r osar io.

Es preciso trasladarse ú aqucl]os ti empos, es necesario leer lo que dice la historia flcerca clellremendo Tribunal, para poder fig'urarnos siquiera el espanto que debe haberse apoderado de los que juraron el Santo Oficio, en la yieja Catedrfll de l\Iéxico.

Sin embargo, con el transcnrso rIel tiempo el respeto disminuyó

y lo que has ta aUí había ca llsado miedo infundió ri sa. Algunos de sus aul os fueron ridícll]OS y caricaturescos. Sin-a de

mues tra el que celebró en San to Domingo el 7 de Dic iembre de

1G6.4, y al qu e asistieron baj o de celosías el Virrey l\lancera y su esposa. .

"Fueron diez los penitenciados, dice Guijo, y entre ellos uno que leída. sn sentencia fué sacado al patio del conyento, ?J despojada la 7'opa de la cinturrt para arriba, subido en un tablado, dos indios lo untaron de miel y lo emplunw7'on, ?/ estuvo al sol y al aú'e cuat7'0 1 n lzo ras . . .

lndignación primero y despu¿' s desprecio han de haber causad o

scnlcjan tes escenas.

1. l1Jé:lico tí tl'G vés d e los sig1os, p~gs. 40l y s iguien tes.

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i\fEXI Ci) \ · IEJ (). J07

No m enos arrell[o~a-; qlli' ('Si l h c<l:..; [i go-; (' ran ]u-; il1:-;igni,ls ¡wnitl'l1-e ra l es de los reo:..; juzgados pilr (,1 S:II1 [U Olil'io. In:..; cu,t!(' :..; ¡lUi·den

yers e en 10::; c urin::ios grH kld l¡:-; <¡ni' l'<'pn)¡] IIC i 11105. [()nl<ldo :-; di ' nnll

obra im pn'sa e H .\m:..; [erdnrn I' n lt¡D:2. !l<lj() \,1 l ;lltl O dI' l/i"turta llUjui­

sition¡s ye ,..;c rita p or Felil)\' .\. LimboJ'<:It.

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TC;\T I S Q\ ' ( \ ' O C,\TI ' n ~T EGO nE"OLTO .

E n estos ~Takldos sc en(,l1('III1'nn be; tre s cl ascs d e ~;nrnbcni[us. , . espec ie de escapular ios dc li enzo ó pnüo, anwrillt) {) cllcnrn¡ldo, <Jll<'

se conocían sllces iYClL1H'nl e con lo s Hombres de SamarJ'({, Fuer¡o 7'(!'I.'O!to

y s implelllente S mnbenila , Jlonlbre esLe últim o qne dl.\s['1ll-; S fU!,

común á todos .

La SamniTa

a l brazo seglar,

l a J]cY;:tlwn l o~ )'e /ajado s, pn1'a quc fueran agarrotado:..; Ú (llH'ntud() :..; ,i'tl"';. La

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,

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\\t:-{

::;W1/ftl'I'(l lenÍll ('l1loIH'(':-; pinlados dl'¡1~Ol\(,'S, dialJlo~ y ]lamas rnlre las

qllr Sl' \('ía <l"dil'lldo c\ J'('lnlll. del 1'('0. El IlúlJito \'IHlO l'idt) plH' FUf'fjO ¡'NUllo, N¡l el de 11.:-; (lllehnhiull

d('nwstl'ado <l1'J'\'IH' l dillli('I!lo,~' pOI' ('SO S(' pinlalJ<111 las llamas r11 sl'lltid!t i l\\( ' I ' ~U , ('ItI110P,ll'(\ :-;i~' llil¡('(lI' qll(' ~\' Il<Il)Íatl l'scapadü (le

mOl'il' al)l'asad lls pUl' el l'ul'go. ,

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~ ,\ \1 l ' r " 1 I o ,

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En lill, (,1 SamÚel/lto, qut'. yes­

lían el común .1(, los lH'nileu­

ciadus, (,I'a 111\ saco ('IlC,ü'luulo con

una Cl'llZ <lspada (í d(' ~all .\ndl'('s.

L (\ c ~ P 1..' l' i (' d (' milI' a q n (' 11 (' \ a -1),1ll ('1\ la l'a !wzn los ]'cos se 1 "1 m a])[\.

COl'o ::,({, ('I'HUll gOrl'udc 11<1/>(,1 engru­

dado. terminado Ú \CCl\"; ('H pnnLn

l'umo l'Ul'lll'lICllO, dl' t11á~ de Ilna

,'ara d(' nltl), COllllamas . culebras

() d(']1Jnllios pitllados, S('gúll la ca­

lq~'ol'Ía d('1 ]'I'(}. ,

l'osarlOS, V •

\eI,lS i1mal'illas Ú \L'l'lks ; ('ll('('ll­

didaslu:-; reconciliados .r apagadas los i m 1)(' 11 i le 1\ le s, y C I l n]l( lo l\ r a n blnsl'l'!lluS SL' les puníall mordazas.

COllL'lliempo aquL'llas insignias

afl'('nlus[1s se Yll'l'on ton indife­

n'neia, como cual(luier yeslillo, y l'n Jk~il'u dieron lllal'gcll á una

,

anécdola cUt'io..;a. ~llCl,di() (1U<' un ]'t'COlH.: iliadu C1.ndalm por las calles

de In CilldUll, "y comu lraia samlJl'nilu, yieudo los rndius qlH' Na

l1ueyU ll'aje de ropa, lH'llSÚ lUlU (lUl' los Espaüules usalJan aquella ropa pUl' d(','oc il ín ('n la l'lLnresmt1, y lucgu I'lll'se Ú Sll casa é hizo Sl..lS

sCltn]wnilu:; Illuy biell hl'GILUS y muy pintndos; y sale por .Jléxico ú y('n<!pl' Sil ropn L'nll'\' los ESpclllO!CS, \ decía ('lJ lcngna de lndius :

',Tic cohuaznequi sambenito."' (lHe ljl1i('I'c decir: ¿, (llliNCS cumprar

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-i\lEXICO VlEJU. 109

sambenito? Pué la cosa lan ¡,e ¡lla por toda la lierr,l, q \l e creo que llegó ¿l Espaüa, y en ~ [ éx i co quedó como refrán: " Ti que quis benito. " 1 Hasta aquí el anliguo y yeraz cr onis la.

El pueblo concluyó por perder el miedo á lal es espantaj os, y definió á la Inquisición de este nlOdo :

n Sa nto Cl'i s ll' , dos ca nde le ros y tres m ajaderos .

Mer ecida burla para el que no supo r es pe tar á los h éroes dignos y valerosos, como Hidalgo y I\lor elos .

ITI

El TrilHlnal del San to Ofi cio oc upó clesde su esta lJlec inüen lo en México, la misma casa qu e tenía al ser co mple lamen le ex.L ill guid o en 1820.

Esta casa la donó la familia de Guerrero á los domini cos, quienes la habitaron en un principi.o y (lespués la cedieron al San to Tribunal , c uand o aquéllos tomar on posesión de su nu evo conyen lo .

Se ign ora qué forma tendrí a en aquellos ti empos, pues fué r ee dificada diyer sas oc,asiones, y respeclo ú es los cambios lampoco tenemos notic ias : sólo 110 S quedan a lgunos datos de su úlLiIna constru cción, eH la s inseri pClones que copiart' l11 0s adelan le .

El e<lifici o, tal com o 10 hem os alcanzado, no presenta en su exterior cosa notable , si no es su eSC¡ lll~na ch ata, y su construcc ión (l e tezontle, que aunque sólido, le da un aspeclo lris le y sombrío.

Despu és de la fach ada , el zaguán n o se dislingue nlás que por la pu erta de hierro que lo separa del palio, el cual, además de espacioso, es tá circundado por una h ermosa arqu er ía ú la que sostien en esbeltas columnas toscanas, y en la que llaman mucho la a lenc ión los arcos volados de los ángulos del primer piso, que en

1. Motolinia, Ilisloria de los Inúios d e Nueva Espwla. pág. 213, Llpud DOCllInelLtos de García Icazba lcet a .

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-

11 0 GONzALEZ ODREGÓN.

número de cu atro co inciden en un solo punto, sin nalla que lo soporte, lo que haGe q ll e parezcan sos Len er al a ire, y por un prodi g'io de

equilibrio, tOlla la parl e superior de los correJ ores, con sus pilas tras ,

arcos y v igas. El dedo es admirable en su conjunto como sencillo en • • r

su eJecucw ll. Pero figurémonos por un inslan tl; qu e aun está el edifi c io

dest inad o al lrem endo Tribunal y subamos la escalera, cuyos arcos se h::l11an llenos de adornos esculpidos .

Ya en el desca n so, s i le \" antatllOS la visLa y la volvemos hacia la

parte superior del arco princ ipal , nos encon trarem os con la primera . .. ,. mscl'l pe IOn :

Siendo sumo pontijice Clemente XlI ,: rey de Espai'1a y de la~ indias Felípe V: inquisidores g enerales

sucesivamente los eJ'Jnos . seFlOres D. Juan de Camal'fjo, obispo de Pam7Jlona , y D. Andrés Orúe y Larreategui, arzobispo

de Va lenc ia: inquisidores actuales de esta Nueva Esp aña los sellares lics . D. Pech o Navarro de Isla, D. Pedro An~elmo

SáJlchez de Tagle, y D. Diego 11fallqadv .'/ ClaVIja , se cmnenzó esta obra á ·cinco de diCiembre de 1732 .ti se acabó en jin del m e.'lnO

m es de 1736 mios ú honra.tl gloria de Dios, y tesorero D. Agustin A n/onio Castl'illo .ti Co llantes l.

Sin hacer r eparo en el disparate de si la obra se concluyó á honra de Dios ó del teso J'CJ'o, subamos por el segundo tramo, y una vez en

el corredor que mira h::l cia el Oeste, pen e tremos por la puerta que n os conducirá ú las sa las (le amliencla y ¿'t otros departamentos de los

oficiales y ministros d el Santo Tribunal. En la pieza de entrada, lo verdad er am ente notable son los cuarenta

r etratos que lapizan los muros, y que r epresentan á los señores

inquisidores qu e ha habido en este Santo Oficio; y si acaso quisié­

ramos obten er n o ticias biográfi cas de ellos, porlríamos detenernos

1. Actualm ent e no existe esta ins crip ción .

,

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-MEXLCO VIE.J O. 111

ú leer los rótulos que los acompanan, y en los que es tán con s igna<-los con la pos ibl e brp,\'('da(l, las c iu<lades en que nacier on, las fec has en que murieron, las enfe rmedad es que los llevaron a l sepulcro, los em pleos que dese mp eüaron en ,-ida , y el día y aüo en qu e se colocaron sus efig ies e n es ta sala.

P ero s jgan10s adelante. Enlrem os al famoso salón de audiencias. No se puede negar que es amplio y herm oso . puc: s mide una s 30 "aras

---.,-. -

• • . I :-<TER I OR DE LA I NQ U IS I C I O:-¡ DE MEXI C O .

(Hoy E"cue la X ac ional d e _\Icclic-i nn) .

de largo por 8 de aneho, L as columnas y el r es to compuesto y lienzos lle lumnios .

y se encuen tra magníficamente decorado. d e la parte arquitec tónica son del orden damasco encarnado cubren los interco-

Ved! En la parte Sur está un altar con San Ild efonso que r ecibe la casulla de manos d e l a Virgen, y en el lado opuesto, sobre una gradería que tendrá llna vara de altura, está la m esa y tres

. sillones forrados d e terciopelo carmes í con franjas y r eca m os de oro

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f12 GONZÁLEZ ODHEGÚi\.

y lres cojines ó ahnohadones de la misma lela. Pende de la pared un magníli co dosel , también de terciopelo, de igual color , y con franjas y borlas ele oro . En eld o:::ie l se hallan las armas reales, y descansando en el g':obo de la cor ona un Crucilij o, con el lem a de la Inquisición:

A UIlO y olro lad o hay dos ún geles; el primero sos tiene en una mano una OliYR y en la otra una cinla en que se lee : No lu 1TI.oJ'tem

impii , sed ut CiJ7I'G'eJ"t a tuJ' et viuo t. Ezeq. cap. 33, y el segundo empuñ a una espada con la Iliest ra, y COlr la jzquierda otra cinla que dice: Ad jaciendmn 1.:indictam in n ationibus : incJ'epationr:s i n populis .

Ps. 148. 1

El (loscl es tú lOtlo recamado Lle oro y seda, y lo bordó en México, el uüo (le 1712, un tal Hoque Zellón.

Cerca del dosel, hay una puertecilla " ll ena de escop·liaduras cjrculares y obli cua s, para que el delator y t es ti gos pudiesen yer desde dentro al reo, s in ser ,'is tos por él. "

Otra puerlecill a qne mira al Sur, conduce al palio de las prisiones, á donde il'emos pronto: pero antes detengámonos frenle á una tercera puerta , la del Ponienle, en cuya parte superior leemos con espanto :

" Mandan los Señores Inquisidores que ninguna persona entre de " es la puerta para adentro, aunque sean oficiales de esta Inqui sición, " si no lo fll erell del secre to , pena de excomunión mayor. "

¿ Qué ha y ah í que se n os prohibe la entrada? ¿ ~\caso la pieza quC' se destina á los tormentos , y ('n dond e por m edio elel martirio se exige la confesión ú los inculpados? i Qu ién sa be! Yoh 'amos á la puerLa. Sur , baj emos la esca lera, y 1105 encon trarem os con un cuarto. Aquí hay un torno que sirye para dar la com illa á los earccleros, con el fin de que la dislribuyan entre los presos, y dos puertas, una. que conduce á una prisión compues la de tres ó cualro piezas y á la

1. 1\0 es s ino d el Salm o 14!), Yers . j.

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MÉXl CO VIEJO. tl3

que (lan el nombre de rop erza, y otra al patio llamado de las prisiones que tiene en el centro una fuente y algunos naranjos.

El patio es m{\s largo que ancho , tiene veinte arcos, y diez y nueve calabozo::;, tras de los cuales se encu entran otro::; tantos jardincillos que se conocen por el nombre de asoltaderos, " Ú donde llevan algunas veces á los presos para que tomen el sol; pero construídos de manera que es imposible que se vean los unos á los otros.

, .

Ca da calabozo m edirá 16 pasos (le largo por JO ue ancho, poco m á::; ó menos, pues hay algunos nuí s grandes qu e olros . Tienen Lanlbién dos puertas gru(\sÍsimtls, una yenlana (; I) n dobles r ejas por la que apenu::-; penetra la luz, "y una tarima de azulejos para pon er la canu1."

Tal es el famaso patio (le los Naranjos, el cual se comunica con el. enarto de la escaler'a por medio ue un call ej ón, en cu ya entrada, yen la parte alta, hay la s iguiente inscripción blina esculpida en una lápida ue piedl'a, y encerrada eH u n marco:

C .\.HOLO IV El' ALOYSIA REGIHt: S :

generalem. Hispaniée 11Iquisitionem. Exmo. D. D. Raym.undo ab A 1'':; e

et ¡¡arte mexú:onrtm D. D. Prado, A lfaro et Flores Jíl'OC urantib llS.

Custodia isla, pane eollapsa, (u it AmplióJ'i

potilioJ'ique ¡'oJ'ma Teleeta : et ¡JUblieée inspectioni exposita. Anno Dni lIf.D. CCCfl¡

et Ponlifieatus Pii VII. IV QuiJ/to Jdus Decernbl'is.1

La cual traducida al castellano, quier e decir: "Reinando Carlos IV y Luisa; siendo inquisidor gen eral d e

España el Exmo. Sr . D. Ramón d e Arce, y de i\léxico los Doctores Prado, ALfaro y Flores, esta cárcel, que se hallaba casi arruinada, se

l. Esta inscripc ión y el célebre Pal io de los nw'alljos, existen todavía en el número l)

d e la calle d e la Perpetua, casa oc upa.da hoy p or un os ballos.

8 •

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114 GüNZÁLEZ OBREGÓN.

reparó y mejoró , habiendo quedado abierta por algún tiempo para que el público la reconot::1ese : día 9 de Diciembre del año del SeÍlor de l\1.D.C.C. C. ITI , IV del PontiJicado de Nuestro Santísimo Padre Pío VII." 1

IV

Despu~'::; de haber visitado el ed ificio , tomamos de nuevo la pluma de 1 cronista, ya q uc por breves instantes la habíamos dej ado des­cansar.

No sólo comprendía el Santo Tribunal la parte descrita. Elevá­base del lado Sur una "casa capacísima" que se compró para servir de "cárcel perpetua" y que dió su nombre ú una calle. En esta casa extinguían su pena los sentenciados , á la vista de los inquisidores y bajo el cu idado de un Alcaide que los llevaba á misa "todos los domingos y tlesLas," y los hacía confesar y comulgar en " las Pascuas, y días sel'íalados de Nuestro Seflor y su l\1adre Santísima." Esta cárcel

se construyó á fines del siglo XVI, siendo Inquisidor D. Alonso de Peralta, al que debió también el Santo Oficio una capilla en la que se encontraban varias pinturas: de San Ildefonso, en el Altar Mayor, y de San Pedro y San Pablo, Santo Domingo y San Pedro Mártir , en los colaterales y la introducción del agua potable para r efrigerio de los presos, según reza una inscrirción que se halla al pie de la escalera de la casa número ~ de la PerpJtua , y que por su anti güedad copiamos aquí:

1. Semanm'io PoWico y Lilerol'io. México . 182('. - Tomo 1, págs. 105 y siguientes. Del artículo publicado en este peri ódico, nos hemos sen ido mucho para escribir et nuestro.

Page 135: Mexico Viejo Parte1

MÉXiCO VIEJO.

GOVERNANDO EL

J LL~IO. SEÑOR CONDE DE

MONTEREY, SYEi'\DO, J NQVI -

SYDOH EL SE~OH LYCDo. Do:\ ALO. DE PERAL­

TA QVE _\.L PRESTE. ASYSTE SOLO EN EL

TRYBVN AL DE LA J NOON . POR ~IDO. DE LA -GYYDAD DE ~IEXYCO, ~YENDO SV

OBHEH.O ~IAYOH BALTASAH M8XIA

SAL:\IERON AnGYACYL ~LI\.YOH DELLA

~E )fETYÓ LA A GVA EN ESTE SO. OFFJo.

A VIII DE NOVYE:.\IBRE DE 1 :)98

115

En la cárcel secreta del Tribunal, en el patio llamado de los naran­jos y debajo de la serie de calabozos que se encontraban haciala parte Sur, hay una bó·veda subterránea que han visto algunas personas, y que según dicen se prolongaba hasta el extinguido Colegio de San Pe(lro y San Pablo.

Cierta (1 no la tradición, lo que s i nos consta por testimonio fidedigno, es que en el patio que fu é huerta del Ex-Colegio de San Gregorio, hoy Escuela Correccional, ex iste la entrada de unas bóvedas, á las que penetraron hace años, siendo jóvenes, el Gral. D. Miguel Miranlón, el Dr. D. J,osé Guaclalu pe Lobato y el padre del que esto escribe. La entrada parece que es tuvo junto al sitio en que existieron los hornos de fundición para la estatua de Carlos IV, en una especje de sótano que aun se ve hoy día. ¿ Qué objeto tuvieron estos subter­ráneos? Lo ignoramos. Algunos llenos de pavor los hacen teatros de escenas n1ÍsteI'iosas, y otros con desenfado afirman que son restos ele ros primitivos edificios que se hundieron.

Otra inscripción que debe haber existido en las cárceles secretas, . y que ahora es tá Em poder de un partí cu lar, es la que sigue :

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116 (;()i\;ZÁL E Z ODREG()~.

D. O. ~l.

S IEl\DO l.'\f¿\'J S lDnUEs APnST(¡LlCOS

DI" eSTE TnlIIC:'UI , lJl'; r, STO. OrFlClO DE S-

T .\ .K\'I·;\'\ Esp .\~ .\. LOS :\1\'1'- ILL'V STHES

"UHES ])OCTOHI'; S DWIIl\f;O y .... . " 55 .\ S 1 AHGOS , D. FHA:\, co . DE Es·fII .\ . ... . y ES COYElJO, D. ]yo. S .\ E:\Z D I:: M .\~nzu

L100 . D. DEIIl\ .\HE DE L .\ HIGY E HA l..-\ :H .\I1I­

LL .\ y FlS CAL I':L Son. Don D. "\:\,roo. DI':: GA\'!Ü­

L .\ SE .\ C.\lltJ EST.\ F.~HH[ C.\. DE C..\.II CELES

S ECHET,\.5, PAH .\ TEHUOl\ DE L.\. Tl·EHEGi.\

SEr;\' IU D.\D DE ESTOS REY:\O S 1 H O:\'H. .\

DE DJO S .. í.. LO S 27 DE SEPTIE:'IJHnE DE HaG •

Es tá al fr ente lle una piellra qu e tien e de espesor 6 cenLímetros ; 1 m. 16 en s u mayor largo y 1 m. O~ de ancho. En la cara posterior contiene ]0 qu e nos describ e el Sr. Calindo y Yillu , en la s siguientes

líneas : "Al'l'iIJi:I se el1Gll en Lra 'Ia inwgcn d e la Yirgen de Guadalupe con

gran corona , todo de altn reheye. La fi gura est ~t r odeada de 17 rayos á la izqui erda y Je J 8 á la derecha; descansa la imagen sobre una luna con punta s vueltas hacia arriba , y sobre los hombros J e un ángel. ])rbajo estú un escudo sensiblem en te circular, de alto r elieve, cuya periferia estú formada (le esferi las r ealzadas. Dentro del campo

circular se v e arriba un ángel tendido horizontalmente ha cla abajo ,

con una mano libre, empuüando con la otra una espad a : sobre el dorso se nota una cruz coronando un h emi sferi o. El pecho del ángel d escansa sobre la c imera d el escudo, ]a cual ti en e á Jos lados dos

r elieves en forma d e Hor, de l os cuales suben do s hojas de palma rodeando hacia arriba al ángel y á la cimeru. Oebajo de ésta se Y 8 un

escudo doble, como tangente ellle la derecha al de la izquierda; y en

cada escu(lete dos secciones, ulla con dos ramas cru ciformes y otra

con r elieves, que en el de la izquierda (arriba), semejan tres grana­das; lleyando el otro (abajo ), olr os tanLos botones de Hor. De s uerte

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qu e la s ramas crucifo rmes están, las de la izquierda abajo: la s d e la .terce ha arriba ... "'

_\.d cmús d e la cárcel perpetua, j unto al Santo Oficio estaban las casas !le varios (le los inq ui sidores, los e ua les tenían sus "Cocheras", 0n la calle que por es te nloti vo se llama así. Una ele es tas casas es­taba en la ca ll e de los Sepulcros d e Santo Domingo , y como dato curioso inser tamos ~ l siguient e apunte que nos encontramos en un libro antigLlo : apunte que servía de se iial en una de su s pág inas. Dice d e e~ te' modo :

"En 23 ele ~larzo de 17J 3, el escribano Juan Francisco N ori , ehanceló la escritura en que el Slayorazgo Don Francisco Flores d e Yaldés, con permiso tlel BeaL Acuerdo, yiendió en ¡'j 6, 200 la casa de la 3° calle (le Santo Domingo, y solares que pose ía en la calle ele Cuc heras, al Tribunal de la Inquisición en que ésta edificó las casas; y tLll<' por la extin c ión d e és te ocupó la hacienda pública."

Las anteriores, son las pocas noticia s que ' h emos podido r eunir acerca del e(lifi c jo de la Inquisición, quc' por decreto de las Cortes EspallOlas d e 22 de Febrero d e 1813, promulgado en :México en 8 de Junio , pasó á ser propiedad del gobierno, pues en ese decreto se man-

ci aba suprimir el Tribunal. Sin enlbargo , restablecido en 21 d e Enero d e 181 í, volvió á to­

mar poses ión de sus bienes y del edificio has tu el año de 1820 , en que por honra d e la humani(lad d ejó de existir para siempre. ' 'La casa -agrega el Sr. Orozco y Berra se convirtió en prisión de Estado, y e l inol vidable Patio de los naranjos, que mereóó el renombre de la Bastilla lIfexicana, dejó un recu erdo en muchos que no lo olvidarán fácilmente : a llí fué encerrado el Doctor Don Servando Teresa de Mier, por desafecto al imperio, en 1823, y allí se suicidó el desgra­ciado coronelYáüez, e l 13 de Julio de l839. Ha servido en diversas épocas para la lotería , para cuarlel, para las cámaras del Congreso; fué Palacio del Estado de :México cuando tuvo la ciudad por capital ; sirvió para que se estab leciera la primera escuela lancasteriana, inti-

1. Ana/es del Mu seo Nacionn.l, tomo IV, págs. 242 y 2~3 .

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:118 -

GONZAL~Z OBREGÚN.

tulada el "Sol. " Vendida por el gobierno al Arzobispo Posadas, sir­vió de nlOl'ada á los alumnos del Colegio Seminario, llesde 1850 h a sta 1853 ... ' '

" Por último, se estableció en el edificio nuestra Escuela de Medi-cina, y s iendo su Director el sabio Dr. D. Francisco Ortega" se levantó un tercer piso, procurando imitar el estilo arquitectónico de los pri­nleros . .

Hoy) por fortuna, la sombría mansión que dió al lyergue al Santo Oficio, se halla iluminada por los resplandores de la ciencia, como para borrar con su glorioso presente su infame pasado.

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, CAPITUL O x ln

EL HOSPITAL DE SAN LAZARO

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CAPITuLO S[ II

EL HOSPITAL DE SAN LAZARO

Hoy ya n o existen ni el h ospital , ni la igles ia, ni el cem enlerio con ocidos con el nornbre d e San Lúzaro; todo ha cambia\lo, t odo se encu entra tr iste y en ruina s .

E l ce m enterio que abrigó los re stos del ilustre F ernández d0 Lizardi , no conserva n i un rnonumenlo, ni una lú pilta, ni una hu­milde cruz que recu erd en que a llí fueron sepultados) os pobres laza-

• nnos, La ig les ia es tá consagrad a ú obj e to bien dis t into , y no hay a hora

una iInagen, un altar que indiquen que Llurante nluch o tie mpo se cel ebró el culto católico en ese sitio.

Del h ospital , con su amplia huerta, con sus di versas oficinas y con sus salones som bríos, sólo queda el r ec u erd o en las crónicas yen aque­llos que lo conocieron. Únicam ente con la imaginación puede uno y er d e nueyo aquellos seres infeli ces, con el cuti s ab igarrado y salpicado de manchas y tub érculos l eonados; con el rostro desfigurado por el humor que m anaban; roídos el cartílago d e la nariz y el pabe1l6n d e los labios ; desprovistos d e cabellos, barbas, p estañas y cejas; n adand o su s oj os en una masa purulenta y fdgile s sus uüas: conlo el vidrio; sostenidos apenas por el espíritu y p odrid os por todas partes. Sólo con la imaginación pued e uno contemplar también aquellas víctimas de la elefanciasis : " que, como h a dic ho la Pardo Bazún, muda la

forma de hombre en monstruosa caricatura d e paquidermo." j .

y sin embargo , aquel edifi cio existió nluchos aüos. Lo fundó un

1. Doña Emilia Pa rdo BazAn, San FrCln c isco de Asís, capí tul o 11, pcígina 31. - Parí s . - Librería de Garnier h ermanos, 6 calle d e Saints-Peres. ?\lD CCC LXXX VI.

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GONZÁLEZ ODnE(~()N.

gran mflntropo , fué r efu gio de pobres enfermos, cu ya v is la r epugnaba y cu yo contag io cau sa lHl espanlo; tuvo la i g l f~s i a 1ma im agen célebre, y en fin , su his toria se con sernl aún y vamos á r eeordarla .

El prim er o que concibió la id ea de fund ar en :México un lazareto, fu é el <:l fortunado conqui s tad or , Hernán Corlés, quien lo estableció en el l erreno lla rnado ent on ces cl 0 ] Ma r qu és , y que se h allaba situado por el barri o qu e hoy con ocem os con e] n ombte de la Tlaxpana .

lV as p oco duró tan ben éfi ca ills tilución , porque otro conquist ador también célebre, con ocido por sus crueld a des m ás que por su s obras

hu enas , D. 11\ufi o de Guzmán, elevó uu informe á la Corte, denlOs­Ü'and o los g raves perjuicios qu e podía traer á la Giuda d. de .México e l h ospital , s i n o se cambia ba á otr a parte, pu es por el lugar en que Sf' h abía establec ido venía el ag'u a de Chapu ltepec , y de e lla se aprov e- . ch aban prim er o los l eprosos .

La causa e r a just a , y parece que fu é at endida la quej a qu e pro­puso Guzmán ; per o se ign ora s i ést e su stiluyó con otro el hospital cl a u s lirad o .

Lo que sí se sabe es, que a llá por el a fi o de 1572 , un h ombre Yer­d aderamente carita tiyo, el Dr . D. P edr o López, compa decido sin dud a d el esta do en que se hallaban los l eprosos , quien es car f'c ía n de una ca sa en que se les at endier a y curase, r esol vió fundar el h ospital de San Lázaro , para el cual escogió un punlo m ás conveniente que el elegido por Cortés , situad o al Ori ente de la capital.

El Dr. López, con ese Gclo y esa abnega ción, con ese desinter és y esa con s tancia que animaba cas i s iempre á los filántropos de s u época, logró fundar el h ospital , cedi endo para la obra una gran suma d e su propia h ac ienda , y colectando el r esto de limosnas .

S e con struyó el eel ificio . Los enfermos tuvieron un asilo donde r efugiarse, y tan n oble institución se mantuvo hasta el aüo de 1596 , on que el Dr. López t ostó , dejando por h er ederos y patronos d el h os­pital á sus hijos D. J osé, Cura del Sagrario ; al Dr. D Agustín, D. Nicolás, Doña Catarinu, Doña María , y Doña Juana de López , habidos en leg itimo rnatrimoni o con Doña Juana d e León, su esposa . El te s­tamento en que con s la el patronazgo está fechado en la ciudad d e

• •

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• • MEXICO VIEJO. 123

México , en e l m es d e F ebrero de H>06 y otorgado ante el escribano púb I ico D. Rodrigo de León.

Sucedieron á los hij os d el fundador, por línea recta, en la adrni­nistración y patronato del hospita l , los ni et os ; pero en 1721 los des­cendientes d e aqu ~ l ilustre ciudadano, ya porqu e no habían h eredado sus virtud es y celo , ó ya por escasez de r ecursos para sostener el establecimiento, l o fu eron abandonando de tal modo, qne el edificio amenazaba ruina, y fu é n ecesa rio que el Juez de h ospitales y colegios, D. Juan Oliván Rebolledo, los r equiriese par~ que procedieran á su reposici611. .

Los interesados acordaron enton ces que para facililar la obra, se en cargara de ella el biznieto del fund ador, Bachiller D. Buenaventura d e Medina y Picazo, quien, por cau sas que no refiere l a historia, r esolvi6 ceder el patronazgo á los r eligiosos d e San Juan de Dios, r eservándose s610 para él , para D. Diego d e An guiano Picazo, último mayoral , y para el ca pitán D. José Diego de :Medina , el patron at o honorario d el hospital.

"Se estipularon pues," dice un escritor , "en la escritura , estas calidad~s; bajo las que ofreció e l r eediJic io el Bachiller D. Buenaven­tura Medina :

"Que la r enuncia de d er echos h echa en su favor por sus so brinos, había de ser perpetua :

" Que en virtud de ella queda ra e l patronato on er oso y nlayoralía del hospita l de San Lázaro, en solos los r pli giosos de l a .hospitalidad y su s prelados, á quien es fiaba toda su econ omía :

" Que hubiesen estos de manten er en dicho hospital y acaso en el presbiterio y lugar destinado á los patronos , el r etrato del Dr. D. P edro L6pez, su bisabuelo , para que no falta se la m em oria del pri­m er fundador, var6n tan ilustre que por su ej emplar vida, h eroicas virtudes, crecid~s limosnas , santas costumbres y espíritu al pa r ecer profético, la tien e aún muy viva en su fama, así como también la imagen d el gran Patriarca San Juan de Dios, la que antes muchos años, y como en profecía de su futura posesión , había la devoei6n colocado en este hospital. ,.

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1<) ' - -~

Los pa(ll'es jnan in os aceplaron desdC' Ju egu la escr ilura , con tanto ma~'o l' guslo, c uanlo que se l es presenlaba la opor lunidad de lJeyar á calJO SllS E s lalul os y el e huce r ns',\ d e la gra c ia que le s concedi era el He., ' , el 27 de :\lul'zO del a fi o de Hi Oti , para que pudi esen fundar un

h ospilal en c llalql1i l' J'a parle de :\ue \'a Espafla . Los reli g iosos de San Ju an de Dios tOl11cHOn, pues, posesión de

San Lúzaro; pe L' o n o s in qu e se opusieran ú ell o, aunque verbal­mellle , los cura' de Sanla CalarinLl :\rárliJ' , a legand o los der echos parroqui al es que l es pe l'l ~n eL íall.

El Bacltillcr n. Buena\' enlura d e :\IedinH y Picazo únicameute •

habí a ofr ec ido 8.000 pesos ; 7 ,000 para r ee tlificar la casa y J ,000 para • •

Ja lúmpara del Sanlí s i.lllO; "pero con s ta por escritura y declara ción •

lill e hizo el co misari o Fr. Francisco Barrallas, ante e l escribano José •

,\naya Bonillo, que gas tt'¡ en l?- do lación y reediflcio del es tableci-nll('I1to la 5Ullla d e J J O,2ií pesos ·í· r eales , en esta form a :

" P Ol' levo nl o. r las enfe rm erí as y co nv ento baju .. . ..... 1 " /'01' lo. ig les ia, ca marín de f"u es tro. Se ü o ra d e lo. il a lil,

CO l1v e n :ú a lto, c:J üerí :1 para condu cir la aguo. y retira r d e l ediO ci n la rtc equifl r eo l .. "" . . . .... . . . ... .. .. . .

.. [n e l ado rn o, velltdnaje. vidrieras, ¡'e la bl\ls, pillturas, p r eseas de platil, (j rgan o . fr o nta les , e l c . . .. . . .... . . .

"En los gas to s d e h dedicaci ('n, vestir ;i los enfe rm os, fln ca rl es pan y ca rn e, ce ra y lá mpa r a al Santísim o Sac ra m f' nto , fi es t a titu lar d e llli sa y s erm ón á l uestra Se uol'a d e lo. Bala, y misa SL) [emu e el d ía 8 de coda rues.

~ . / ClU lua .. . .. .. ..... ,~

15,300

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I ,Sü j '2 r s.

2 1,!JO! '2 . , ------

La ig lesia estaba situada d e Norte ú Sur, y se dedicó el 8 d e Mayo de 1728. SoJ)1'e es te suceso, h é aquí la noticia que nos proporc iona La Gaceta de Jlle.úco , número 5, cO l're5pond iente al mes y año ya c itados .

"E l suntuoso templo y hospital de San Lázaro, dice, (que el Sr. D. Juan ele Oliyún R<:'bolledo, del Consejo (le S. 1\1., Oidor el e esta Real Audiencia, como Juez de hospitales por hallarlo ruinoso y d efectuoso ('11 el cuidado de los enfermos, y por r enuncia que hicieron de su ilustre fundador el Dr. Pedro López, en el Lic. D. Ventura de Me-

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l\lÉ\ICO YlEJO. 1 ') .. ...... J

dina y obligaci011 que hizo de dar 7 ,000 pesos para el re ed ificio, en­~argó á la religión de San Juan de Dios , por despacho del [lía 2 dC' Mayo del año pasado de 1721 y que ú 20 del mismo L01111) posesión: )' que desde los cimientos se ha fabricado el e:xpensas del dicho noble y piadoso sacerdote D. Yentura de Medirla y Picazo) se fina lizó este mes con todos los cabales del arte y prilnor tle la arqui Le ctura : la larde del Sábado 8 fué la de Sil cé le bre (ledicaciún ; para c uyo efecto sa li ó de la 111e tropolitana el Augu s tísimo Sacramento en solemne proce­sión, con t odas la cil'cuns Lancias qne la gene'ral del día de Corpus; que habiéndose colocad o en el pulido trono de s II cos loso r elc.\ b lo , se' terminaron las celebridades Ile es te día , y se con lilluaron los tres días si guientes concurriendo el pri mero la Real Audiencia, Tribuna les y nobilísima ciudad , y s iendo el orador el Doc tor y MaC'stro D. Barlo-

• •

lonlé Il a y Parra, canónigo magisLral de dicha Santa Iglesia, y los clos siguientes el ~I. R. P . ~I. Peclro León de ~Iedina~ cated nHi co de Prima de teología en el colegio nü:ximo, y R. P. prclli cadol' F1'. Gre­gorio Vázquez de Uscurrés, elel orden de San Juan de Dios."

Los colaterales, las pinturas y escorzos Ilel camarín, fueron obra del disting;uido artisLa mexicano D. Xicolás Rodríguez Juárez . Las yiyiendas y oficinas del convento eran graneles y amplias, y la huerta extensa, la cual se construyó en un terreno cedido por el gobierno, de doscientas cincuenla yaras en cuadro.

~ueva ded icación Luyo el ten1plo á principios de es te siglo, pues así lo asegura D. Franc isco Sedano, en las siguientes líneas:

"Por hnherse arru inado ('sta igles ia, dice , se desamparó y se tras­ladó el culto di dno á una sala interior, donde se continuó celebrando misas y turnando la indulgencia deiO hora s . La iglesia arruinada se reparó desechando el crucero: cimborrio y ca rnarín donde se yenera ba N llestra Señora de la Bala , y reducida á m enor tamaflo, se dedicó y estrenó, 28 de Marzo de 1800, quedando Nuestra Senora de la Bala en el altar n1ayor."

En cuanto á esta célebre imagen, de la cua l se cuentan nHlrayi­lIosos hechos y portentosos nülagros, oigamos cómo refiere su origen

. el P. D. Francisco de Florencia, con es lilo tan sencillo como candoroso:

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126 eONZÁLEZ UllREGÚN.

" En el Pueblu de Ixtapalapall, distante dos leguas de la Ciudad, vivían dos casad os con grande paz , y mutuo amor como pide la ley del Santo Matrimonio: has ta que el Demonio, en emigo de tOlla unión chris liana pre lcwlió, y con sig uió sembrar en eUos la zizaila de la di scordia , en cen(li endo para ell o en el corazón del marido el infernal fll ego de los zelos, haciéndole creer q ne su muger no le guardaba la fe!', qne debiera. Y apretúndole un día más esta pass ión , corrió tras ella con una pis tola con el ánimo furioso de malarla. La pobre muger, (1ne se hallaba del todu inocente, se valió para defensa , y esc udo de una imagen pequeüa de la S. S . Virgen : y disparando e l incauto marid o la pis tola , fu é la bala á dar en la peana de la imagen , y en ella qll edó encajada , co mo se vce ])asta el día de h oy : y tan bien encaj ada , que aunq Ll C se mueve nunca sc ha pOllic1o sacar. Con esta marabilla la mu ge!' quedó libre, y el rÍlar iílo desengaila(lo. No se sabe como

es ta image n vino á )Iéxico (le Ixtapalapan. Lo que se pres ume es, que el fundad or (lel hospital de San Lózaro, n oticioso del prodig io ya dichu, la solici ló, Y puso en la capilla de di ch o hospital.. .. " J

YolYiendo á éste, diremos, que un s iglo estuvo bajo el cuidad o y direcc ión d0 los ju aninos, y qne ya después lo abandonaron casi por comple lo . El aüo de 1821, con motiyo (l e la ley de t emporalidades, se en cargó de él el J\lunicipiu , que lo rcciIJi() en un es tado lamen table (le (lesaseo, miseria y abandono. Des(le entonces comenzó á reformarse,. para lo cual se inlroduj eron diversas m ej oras, com o la ele vestir á los cnfermos, alimentarlos conycnientemente y som eterlos á un sistema curativo moderno. Se cuidó á la vez de separar á los hombres de lE, s, muj e res, y se clió asilo, n o sólo á los atacados elel mallle San Lázaro, s ino lambién ú los antoninos que recogían antiguamente los r eljgiosos de San Antonio Abad. En ailOS posteriores, el Ayuntamiento gasta ba. mil pesos m ensuales para alender al buen serv icio del es tableci­m ieulo }.

1. Franc is co de Florencia , Zodiaco Jl[{/ l'iano, capítulo lH, pÜgill :::t 83 de léL segunda parte . Con li cen cia. En l\I éxi co en la nu eva imprenta del Real y m ás antiguo Co legio de S,m lld e f'on so, aüo de Ji .').'). _

2. l\ lanu el Orozco y Berra, Noticias ele la ciucla(l de México y sus alrcdedol'es, pü gina 15 '~. Méxi co. Ti p ogr a fia ele F. Es ca la n te y Co mp. Cadena, n úm. 13. 1855.

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NI É x 1 e o . V 1 E .1 o . 127 •

P ero nluchas de estas m ejoras se debieron al insigne DI'. D. Rafael Lucio , quien fu é n ombrado tlil'ec lor del hospital en 184.-"3, y s irvió est e cargo durante diez y sie te aúos; con tal celo, actividad y hon­radez, que su nombre de be ser colocado junto al del ilustre Dr. D. Pedro López .

" Desde entonces, dice un elegante esc ritor , com enzó á emplearse contra esa terrible enferm edad que se llama el mal de San Lázaro , un tratamiento científico, en sustitución (lel empiri snlo que allí, en el h ospital , había imperado . Descon ocida la naturaleza del mal, ig'no­rada su etiolog ía , y aLribuÍtla su propagac ión al contag io, los desgra­ciados lazarinos eran tratados como los leprosos de la Palestina; porque aun se creía que el origen de la elefanciasis estaba en el u so culinario del tocino , y se aplicaba á los que la sufrían "muchos de los precepLos (lellibru de Moisés. Yo, que pasé algunos años de mi clínica médica en aquel tristísinlo h ospital , practicando con el Sr. Lucio , no puedo r ecordar sin una honda m elancolía, el aspecto horrible que presentaba el edifI cio, sOInbrÍ o, viejo y con sus paredes n egra s, leprosas y de smoronándose, r asgadas por hondas grÍ e las dond e h or­nligulaLan millares de lagartijas . Todo era allí t étrico y r epugnante . P or h orizonte los potrer os mal cubiertos de un césped m ezquino y a marillo, que luchaba con la sal de nitro que se ex tiende cual en las or illas del Mar Muer to, com o una inmen sa capa de espuma solidifi­calla, que se hubier a desbordado del lago. Y allú , á lo lej os, la cadena (le n1(mlaüas, precedida por el m onLículu de lava que se llama el PeflOn , y que se levanta como una excrecencia gri s plomo , que tra­s uda veneros hirvienLes de agua sulfurosa . So Lre "aquel su elo con­vertido en el recipiente de todos l os inmundos desech os de la ciudad , se 19vanta el pesado paralelogramo del h ospital, con su vieja iglesia, precedida del cementerio donde se sepultaban los cadáver es de los lazarinos, y con sus salones de un solo piso, á donde estaban las enfermerías. Sobr"e aquella cárcel de l eprosos, sobre aquel conjunto de charcos de agua sucia y espesa que lenta y penosamente despiden las atarj ea s, r everbera un sol de fu ego qu e vivifica millon es <.l e in­m undos insecto~ que hierven en el suelo ó nublan el v iento. Sólo los

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123 ,

que pasamo. allú la s lwiml'f'(\s huras de la maflana, curando cente­nares de úlceras Hila á nna , y Il ac iendo la s guurdi as nocturnas ence­rra(los en aquella masnlOrra más tenible y repugnante que los pre­si dios el e la cos tu , pllel i Illn s (\S t i lllU l' la i LB porla ncia (le los trabaj os ele 1 SI'. Lu cio, <pi e a,rudad o por nlla admini s lración filantrópica, pudo ir mejorandu la :-;i IlIación de l o~ a:-;i lad(ls, .. I

Así con li nllú e l es la lJIl'cimien to baj o manos tan sabias .. \ntes de 1Rtil pusl'Ía para su sostén UIla linca cuy o "alur era 11 ,IjOO pesos . Pero un aClo después, con el ubje tu de introducir economías cl.\yun­lamienlo, y habil'ndnse perdido el temor por los lazarinus, fueron

,

tra sla dados Ú ~un Pablo, el d ía l2 de Agos to de J 862, Y desde esta fec ha qlH\dó clal.lsurado para ~ i empl'e ('1 hosp it al de San Lázaro.

1. Dr . H ilu l'iún i"l' ía5 ." " oto, I~io (/I'u l;a del DI ' , Ha(ael L lIclO inscrla en el Anllw'io UnivCI'sal, de F. \ la ln.,

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Page 149: Mexico Viejo Parte1

, CAPITULO XIV

EL PRIMER AUTO DE FE

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CAPITULO XIV

EL PRI ER AUTO DE FE

liTandes prepaeati vos se hacían á principios d.e 1574 para el prinler

anto de fe que iba á celebrar el Santo Tribunal de la Inquisici6n de Nueva España.

Los vecinos de la ciudad de México esperaban impacientes y

curi osos aquel espectáculo, nuevo en la capital de la Colonia, porque

autos de fe particulares los habían presenciado en tiempo de D. Fr .

.luan de Zumárraga y de Fr. Alonso de Montúfar; pero ni habían

~ id o públicos y generales, ni revestid.o la pompa y solemnidad del

ql lC se anunciaba para aquel año.

Por todas partes comen tábase el suceso; se invi.taba á las personas

lll clS distinguidas, y las autoridades se proponían asistir en cuerpo

para darle mayor realce y como era costumbre establecida en

España.

El 12 de Febrero del citado año de 1574, " se juntaron á Cabildo

los Sres. Juan Velásquez, Nuño de Chávez , alcaldes ; Juan Velásquez •

(te Salazar, D. García de Albornos , Ger6nimo López, regidores " y

" Antonio Delgadil10 alguacil nlayor , " y resolvieron en el acta de la

fecha lo que á continuaci6n se expresa:

¡ ; Este día los dichos señores méxico dixeron que, porque para en

Jin uesle presente mes de Hebrero, se haze auto publico de fee en es la

cibdad, é porque es cosa nueba en esta tierra, mandaron quel señor •

obrero mayor mande hazer un tablado para esta cibdad, á costa de los

propios della, y para las mugeres de los señores alcaldes y caballeros

regidores deste ayuntamiento; é por esta vez se conbide á las mugeres

de los señores oidores de la Real Audiencia y de alcaldes de corte,

Page 152: Mexico Viejo Parte1

,

i 32 GONZÁLEZ ODfiEGÓN.

para q. Lengan el dicho dia al dicho tablado; y se haga otro labIado p . la Universidad. "

Se es peraba gente de fuera que había de venir con sólo el objeto de prese ll('iar aquella liesla l'mjáno-religiosa, y previendo esto en el Cabildo, el 22 del m ismo mes y afio, " los dichos seiíores méxico dixel'on , qlw por para el anto de la sta. fee que se haze el domingo prjmero (es decir, próximo), se eJlLiende quc vendran de las algunas cibdad es desta nueva espoña á lo ver, algunas per sonas como sean alcaldes y Hegidores de las dichas cibdades, obiéndolo conferido acor­daron, qu c por esta vez se conbiden y dé asiento á la s Lal es pcrsonns CH el Labiado de la cibdad despucs de los Heg idores del ayuntamiento."

Ocioso es dec ir que el Santo Trihunal se preparabn convenienLe­mente. Bien provistas len ía su!" cárceles de judíos, luteranos, brujas, hechiceros, bígamos y oLrosherejes. Babía ordenado, como el Cabildo, construir un labIado, y con caLorce ó quince días de anticj pación pregonado el auto al son de ataba les y trompetas; a\l to que celebraría d .lomingo 28 de Febret'o de H)7/~ 1, en la plaza del Marqués del Vallp y junto ála Igles ia I\layor de la Ciud.ad.

Un Lest igo ocular de los sucesos refiere que la víspera de aquel día , reunidos en un exlenso paLio del c' (lificio del Sanlo Tl'iLllnallo~ inquisidores, instruyeron á los r eos del modo con que hab ían de il' al Labla,do, y los visLieron con sambellllos amarillos, pintados" atrús y adelante" de cruces encarnadas, no (lejando dormir en toda 1(1 noche á los pobres herejes con estos preparativos.

Amnneció el 28 de Febrero. Los reos se desayunaron tazas de vino y rebanadas de pan frito en miel, y en seguida comenzaron á

salir de las cúrceles del Santo Oficio. Caminaban cada uno separadamente con su r espectivo sambenito,

" soga al cuell.o y en la mano una gran vela verde apagada, " con dos españoles, uno de cada lado, que los iban custodiando. , El trayecto desde la casa de la Inquisición, que estaLa situada en la esquina ele la Perpetua y Sepulcros de Santo Domingo, hasta la

-1. Fij o es ta fecha en vis ta del Códice A l/bin. En la BibliogTa(ia Mexicana del Si,q{o X Ji I

se lee por un error de impl'ellta 18 por 28.

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MÉXICO VIEJO. 133

plaza del Marqués, se veía invadido por una multitud inmensa, por entre la cual los familiares del Santo Oficio, montados á caballo, á (1 uras penas se abríau paso para dejarlo libre á los reos y á su acom-

• • pañamlento. Los r eos llegaron al tablado, subieron por dos escaleras qne con­

Jacían á los asientos, y ocuparon éstos en el orden en que habían •

de ser sentenciados. Por otras dos escaleras subieron el Virrey D. Martín Enríquez Je

Alnlanza, la Audiencia y los inquisidores D. Pedro Moya de Con­Lreras y D. Alonso F ernández de Bonilla, quien es tomaron asiento bajo dosel y en el orden correspondiente á su j er arquía. A continuación se sentaron en el nllsmo tablado los frailes franciscanos, domini cos y agustinos, cas i en número de trescientos .

La multitud aguardaba impaciente la lectura de las sentencias. Hestablec id o el s il en cio, el Secr etario P edro de los Ríos comenzó aquella cansada tarea . El sermón fu é escuchado con recogimiento : 10 predicó D. Antonio :Morales de :Molina, Caballero de la Orden de Santiago y Obispo de Tlaxcala.

.. ..

No es tán de acuerdo los cronistas acerca del número de peniten­c iados en este primer auto de fe . El Dr. Dionisio de Ribera Flores, cuenta sesenta y tres penitentes : " Los 21, dice , r econciliados en persona por la secta de Martín Lutero, y cinco personas por la mesma

secta r elaxados y entregados al brayo seglar . Los demás fueron-p eni-tenciados por diuersos delictos. " 1

Luis de Páramo, que escrib ía á fines del siglo XVI, dice que hubo ochenta penitentes; que fueron 'relajados un inglés y un francés, y reconciliados .algunos judaizantes, " llluchos polígamos 6 casados dos veces y otros hechiceros nigrománticos, etc." " En este auto, agrega,

1. Relación HislO1'iada de las Exequias Funerales de la fIIa.gestad del Rey D Philippa Il, Nuestro Sejlar, etc. En México. En casa de Pedro BallL Año de 1600. Pág. 133 vuelta.

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f34 -GONZALEZ OBREGON. •

salió cierta mujer hechicera que por medio de ciertas artes mágicas, hizo venir á su marido df>sd e Guatemala hasta México donde el la residía, en el espacio de dos días, tiempo insuficiente para recorrer un camino de dos mil leguas. Interrogada por qué había hecho esto -continúa el mismo autor contestó que para gozar del h ermosísimo rostro de su marido y de su boca , siendo así que era muy feo y repug-

. , nante. '

Páramo prosigue m encionando á un tal García Gonzúlez Berme­jero 1, "muy digno de admiración por haberse consagrado ú la~

supersticiones judáicas en México durante cincuenta años," y á otro llamado Castellanos, que " había ejercido durante cincuenta y (los años el judaismo," y concluye diciendo: " ad mira mucho que tanto crimen en los ritos y ceremonias judáicas , que por sí mismas no se pueden ocultar del todo, hayan pasado inadvertidos en tan largu espacio de tiempo, en una tan poblada y opulentís ima ciudad como es México, tanto mús cuanto que los judíos comían el cordero y untaball los umbrales de sus casas con sangre; pero así sucedió, y no s(' supo nada hasta que cierto indivilluo preso en las cárcel es de ln Inquisic ión , y cómpbce del ,licho García Gonzú lez, denunciü el

éste." ~

MI'. Miles Phibps, testigo ocular del auto y uno de los cast igados en él, enumera á los reos siguientes: tres quemados, sesenta ó sesenla y uno azotados y condenados á galeras y siete á servir á conventos ; entre estos últimos se cu enta él, y añade: " acercándose ya la noclw llamaron á Jorge Rively, Pedro Momfri é y Cornelio el Irlandés, y l o ~

condenaron á ser reducidos á cenizas. En el acto los enviaron al lugar de la ejecución en la misma plaza del m ercado, cerca del tablado, dond e fueron prontamente quemados y consumidos. A los demás seu­tenciados que él'amos sesenta y ocho, nos volvieron á llevar aquella noche á la cárce l. "

1. Saldría es te reo en el presente auto; pero no fué relajado sino hasta 1579. Véase Apéndice núm. I. .

2. De o¡'igine el p¡'ogTessu o(ficii sanctce inquisitiones..... lib¡'i t/'es. Mafriti. Ex-Tipographia Regia 1598. Lib. 2°, tít. 2° , cap. 21.

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MÉXICO VIEJO.

Así terminó aquel primer auto de fe, que duró, según Páramo, desde las seis de la mañana hasta las cinco de la tarde, y que f'ué tan solemne y concurrido que el que hubiera visto el famosísimo de Valladolid celebrado el 21 de Mayo de 1559, podría haber asegurado que el de ~Iéxico de 28 de F ebrero de 1574-, " no fué inferior á aquél en pompa, sino en la falta de los reyes."

Los indios tuvieron cuidado de consignar en sus anales jeroglíficos tan famoso a\rto, Y en la página 115 del Códice Aubin, el curioso encontrará el suceso representado por varia::; figuras. Pued e verse allí el tablado de los reos, sentados con sus corozas y ,"elas verdes; un penitenciado que de pie, con coroza y vela en mano, escucha la sen­tencia, á que da lectura en un libro el Secretario de] Santo Oficio , y aLrás de éste los inquisidores y familiares.

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,

Al día siguiente, el pueblo presenció una escena, digno r emate deJ auto de fe celebrado la víspera. Muy de maüana sesenta reos conde­nados á azotes y galeras, esperaban en uno de los patios Idel Santo Tribunal la ejecución de las sentencias. Los caballos que los habían de conducir estaban en el mismo patio.

" Habiéndolos obligado á montar dice MI'. :Mil es Philips -desnudos de medio cuerpo arriba, Jos sacaron para servir de espec­táculo al pueblo por todas las principales calles ele la ciudad; y unos hombres destinados al efecto les aplicaron con unos largos látigos, sobre los cu erpos desnudos y con la mayor crueldad, el número de azotes seüalado. Delante de los sentenciados iban dos pregoneros gritando: "Mirad estos perros ingleses , luteranos, en emigos de Dios; " y por todo el camino, algunos de los mismos inquisidores y de los familiar~s de aquella malvada cofradía gritaban á los verdugos: " Duro, duro á esos ingleses herejes, luteranos, enemigos de Dios." Dado este horrible espectáculo en torno de la ciudad, los volvieron á

la casa de la Inquisición, con las espaldas chorreando sangre y llenas de verdugones, los apearon de los caballos y los m etieron de nuevo en

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136 GONZÁLEZ OBREGÓN.

la cárcel , donde permanecieron hasta que fueron en viados á España á las galeras para cumplir el r esto de su cond ena."

" A mí agrega Philips com o testigo ocular y reo y {¡ los otros seis que en t re los demás fuimos sentenciados á servir en con­ventos , nos llevaron desde luego á las casas religiosas seüaladas al efecto." 1

Tal es el epílogo del primer auto de la Santa Inquisición celebrado en la muy noble y l eal Ciudad de México-Tenochtitlan.

1. La curiosísim a descripción de Miles PhiJips, que m e ha servido mucho para es­cribir e l presente capi tulo, la publicó traducida del in g lés D. Joaquín Garcia Icnzba lceta en e l tomo 11 , segunda época, del Bolet ín de la Sociedad Mexicana de Geogr af ía y E sta ­distica. Miles Philip8 , exact o en los p orm enores n o lo ru é emp ero en las fechas que consign a. No debe exlraüar esto : con frecuen cia r ecuerda uno detall es minuciosos d e a lg ún suceso que presenció; pero con el trans curso de los añoó' las fech as se olvidan .

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CAPITULO XV

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, CAPITULO XV

SAN AGUSTÍN

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Los agustinos llegaron á Nueva España d espués que otros reli­giosos, pu es primp,ro habían yenido los franciscanos en 1521., Y después los (lominieos en 152G.

Los fundadores de la Orden Je San .\.gustín en :México , entraron á esta ciuJad el 7 de Junio de 1533 Y fueron siete religiosos: Fray Francisco de la Cruz, prelado con título ele Vicarjo general; Fray J erónimo de San Esteban, por otro nombre Jiménez ; Fray Juan de San Román, Fray Agustín de la Corui'ía, (á) de Go1'ma, y después

Obispo de Popallitn, Fray Juan de Osaguera, Fray Jorge de :\ vila y Fray Alonso de Borja.

A su llegada se hospedaron en el convento de Sanlo Dom ingo, y 0n seguida pasaron á una casa de la calle de Tacuba.

Informado el Ayuntamiento de qu e se encontraban en México l os agustinos, en Cabildo ele 16 de Junio de 1533, nombró una comisión compuesta de Francisco de Santa Cruz y Lope de Samaniego, " para

• •

hablar con llichos frailes, y ber su intención y donde quieren hazer SU bibienela y lo que traen de su magestad para que bisto se prouea como combenga al servicio de su magestad y al bien de la tierra." J

En Cabildo de 30 de Junio del mismo ai'ío, se presentaron dos •

frailes agustinos y solicitaron se les concediera sitio en donde fundar • •

su casa, y para que se les señalase nombró aquél á Antonio de Car-

1. Actas de Cabildo de México, publicadas por Ignacio Bejarano, libro 111, pág. 'ÍO . • •

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140 -

GONZALEZ Ol3REGÚN.

vajal y Gonzalo Ruiz. Dada parte á la Audiencia, ésta contestó que en iodo proveyese la Ciudad, y aunque no consta la resolución de la última, sí se sabe que se les dió un t erreno al Sur, llamado Zoquiapan, " que quiere decir lodoso ó cenagoso, porque el sitio lo era á causa de un manantial de agua que en él había. " Otros dicen que los agustinos compraron el terreno con limosnas que habían colectado .

Sea de 8StO lo que fuere, la obra comenzó el 28 de Agosto de 1541. Puso la primera piedra, tanto de la iglesia como del convento, D. Antonio de Mendoza, la segunda D. Fray Juan de Zumárraga, la tercera el prior de Santo Domingo, la cuarta el guardián de San Fran­cisco, y la quinta el Vicario provincial de San Agustín: todos hombres ilustres por su posición y sus virtudes, tanto privadas como públicas.

Para ayudar á los gastos de la edificación del tem plo y monasterio, los agustinos obtuvieron una Cédula Real, en la que se les concedía la renta de uno de tantos pueblos tributarios. Tetzcoco fué el desig­nado por el Virrey Mendoza, " para que acudiese con sus tributos, " y con peones que fueron pagados ú. razón de dos reales por cada seis

• días de trabajo. A pesar de tan m ezquinos jornales y de la colabora-ción del citad o pueblo, el Rey tuvo que tomar á su cargo la obra que se estrenó en 1587, yen la que se gastaron ¡¡, 162,000.

Como el t erreno era fangoso, varias veces se hundió parte de lo construído, sin embargo de que se tomaron las precauciones de sacar el agua de los cimientos con bombas, y de colocar ahí grandes trozos de piedra sólidamente pegados con argamasa; pero lo que s í consti­tuyó una positiva pérdida para los agustinos, fué el incendio de 11 de Diciembre de 1676, que acabó con el primitivo templo.

Un diario de sucesos notables dice que el incendio comenzó por la plomada del reloj colocado en la torre, que fué un viernes á las 7 de la noche, que en dos horas se quemó toda la iglesia y altares: " fué noche fúnebre agrega. Asistió su Divina Magcstad Sacramen­tado con el cabildo , ciudad y audiencia, y él señor arzobispo virrey, que procuró remediar no se quemase todo el convento y cuadras circunvecinas; asistió J es ús Nazareno, y todos los santos de las reli-

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-MEXICO VIEJO. 141

giones : coneluyose aquella noche: aunque duró tres días el fuego, no sucedió muerte ninguna: se fué S. E. á las once de dicha noche."

No se amilanaron por esto los buenos agustinos. El lunes 14 salie­ron á recoger limosnas entre los vecinos para la reedificación, la cual comenzó el 22 de Mayo de 1677, con asistencia de Fray Payo Enríquez de Rivera, entonces Virrey y Arzobispo, y con gran concurso de clero y comunidades. La primera piedra se colocó á las cuatro de la tarde yal lado izquierdo de l.a antigua fachada.

Diose la más prisa que se pudo á la reconstrucción :"el18 de Agosto de 1691, se cerró el cimborrio de la iglesia, y ésta se dedicó solemne­mente el14 de Diciembre de 1692. 1

La iglesia quedó tan suntuosa y magnífica, y se gastó tanto en ella, que cuentan que informado Carlos 11 de la cantidad que se habín

-invertido, preguntó:

- ¿ Decidme, acaso los muros son de plata? "

II

Convento é iglesia ocupaban una manzana entera, y no conformes los agustinos, compraron una finca á la espalda, " y para atravesar cómodamente la calle sin bajar á ella, construyeron sobre un arco un pasadizo cubierto, al nivel del primer piso, " y con ventanas hacia Oriente y Poniente. 2

La historia del arco, que existió hasta principios del presente siglo, es curiosa y antigua.

En 4 de Julio de 1D7D presentó al Cabildo de la ciudad de Méxi­co una solicitud el Procurador del Convento de San Agustín, manifes­tando que como cada día era mayor el número de novicios que ingre­saban al Convento, pedía se diera permiso á los religiosos para

"

construir un pasadizo, con objeto de comunicar su monasterio con el solar que tenían ú la espalda, calle en medio; todo á costa suya y sin que á nadie se siguiera perjuicio. Los regidores, en atención á la

1. Diccionario de Hislo1'ia y Geografía, tomo V, pág. 685. 2. García Icazbalceta. Nota 76 al Diálogo Se,q.undo de Cervantes Salazar.

"

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t42 GONZÁLEZ OBREGÓN.

neces idad que t enían de aumentar el monasterio los r eligiosos, opi­naron que se les concediese lo qu e solicitaban; pero el Corregidor se opuso en vista de los perjuicios que se causaban á la ciudad con tales pasadizos, y manifes tó que no s610 rlebía n egarse á los agustinos el permiso para con struir uno nuevo, sino que era de parecer se derri­baran otros que exis tían; pero que sin embargo, se consultase el asunto con S. E. el Virrey. Este, que á la sazón era D. :Martín Enrí­(luez, opinó fav orablem ente á los r eligiosos, y en 7 de Julio del mismo año pronunció un auto en que se les concedía á los agustinos el per­miso para hacer el pasadizo, qu e había de ser de arquería, de tal modo dispuesto, que el arco" no impidiese ningún pasage á la calle en todo lo que por ella pasare," y á visLa y satisfacción del Obrero mayor y Alarife de la ciudad . El Ayuntamiento se conformó con este auto, yel H de Julio de 1575 concedió la licencia ¡'l los frailes para la con struc­Gión del arco, que,dió nombre á las calles que corrían hacia el Oriente y Poniente de aquella en qu e se edificó .

Veintidós a fi os despu és los ag us tinos tuvieron una nueva preten­sión , que según parece ya habían acariciado desde 1575, pretensión que dió lugar ú. un célebre liti gio.

En Cabildo de 28 de Abri l de ,!;j!J7, se presentó una solicitud dirigida al \'irrey por los agustinos, y que és te había mandado al Ayunta­miento para que le diera su parecer. Venía firm ada por el Prior, Fr. Diego de Contreras, y los frailes P edro de Agurto, Juan Guzmán, Juan de Salazar y Diego lle Delgadillo, y pedían en ella les conce­dieran la calle del Arco de San Agustín para cerrarla é incorporarla á su monasterio, alegando ten er que ampliar la enfermería, hospedería, noviciado y profesorado, pues el espacio de estas oficinas ya n o era suficiente para contener (l los enfermos , forasteros ~ novicios y edu­candos. Que n ecesitaban además un patio para el horno donde se cocía el pan, pues en el que estaba h abía mucha basura, y edificar ante­sacristía . Que n o juzgaban que se seguiría perjuicio á nadie con cerrar la calle, pues esta era poco transitada, se anegaba mucho en tiempo de aguas, y terminaba por un lado con casas viles de indios y por otro torcía hacia una acequia.

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-l\lEXICO VlEJO. 143

lnmediatamente los ha bitallles ti e las calles circun vecinas presen­taron escritos al Cabildo oponiéndose á las preten sion es de los a g us­t inos , y manifestaron lo contrario d(! lo que éstos al egaban.

Entre lus pe tic.iones tlirigilLus al Ayuntamienlo, hubo una l'1l llu 0 recusaban los vecino~ á l os s jguienles regidores, para <:.onoce l' en el n egocio: á Jerónimo López, po r lener un hij o r eli g ioso en 01 mona s­te ri o, á Francisco Trexo por len e!' dus h er manos, á Alonso (le Ccr-

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yunles por teIl0r un sobrino, hijo d e su It crnwIlo Lcuucl, y olros deudos; á Alonso Yald ez por S0]' cuLí ado del P. Fr . Pedro Cu ronel : a l c i tado ValJez, á su h ermano Gaspar y ú Alonso Gómez de CCl'"anlcs, por tener su s entierros y cap ellanías en di cho convento, y ser her­mano el Gónlez de Cervantes d e Leonel , que tenía un hijo (' n el c ita lo monasterio: al Hegidor Guillén Borond an te por ser <.ll11i­

go íntimo del P. Fr. Pedro Rubión y es'tctr casado <:.o n Doña J II ann de Peralta, deuJa del P. Maestro Zárate : á P ed ro de Casti.lla, por ser

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- -i44 GONZALEZ OBREGON.

amigo Íntimo dd P. Maestro l\liguel de Sosa y de su hermano Fr. Juan de Beteta, nacidos y criados en casa de su madre Doña Juana: á Gaspar P érez l\'lonterrey porque tenía un sobrino fraile en el ya dicho convento : al Factor Pedro de los Híos por tener en 'San Agustín un hermano de su mujer, y al Conta(lor Gordián Casasano por ser amigo íntimo d el P. Farfán.

La actividall de los vecinos~ encabezados por Alonso Ortlz, que tenía sus casas en la esquina de las ca ll e::: de los Bajos de San Agustín y J esú s, era grande. Nuevo escrito presentaron amena­zando al Cabildo con exigirle y cobrarle, de sus propios y rentas, " daüos y menoscabos " si accedía á cerrar la call e .

Por su parte l os agustinos no permanecían inac tivos . Dirigieron otro oeurso al Ayuntamiento, en el que alegaban las mismas, y otros razones de la s ya 'expresadas en su ocurso al Virrey, y por separado presentaron peticiones que apoyaban su solicitud, firmadas por los religiosos de los conventos d e Santo Domingo , San Fran­cisco y el Carmen; por los h ermanos de la Cofradía del Dulce Nombre d e J esús, y por los princi pales vecjnos y caba ll eros de la ciudad de l\Iéxico.

El Ayuntamiento, desp ués de practicar una vista de ojos en el Convento y call e d el Arco de San ,\gustín , con pretexto de cerciorarse si los frailes tenían n ecesidad de cerrar l a calle, y atentas las razones que alegaban vecinos y r elig iosos, con fecha 2 de Mayo d e 1597 , opinó que podía darse licen cia á los agustinos para lo que solicitaban,

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tanto más cuanto qu e eran dueños de la mayoría d e las casas que llahia en l a can e " el e esquina á esquina," y que el in con veniente de la "pila el e agua que allí había, de donde se surtían los vecinos, se "podía subsanar sacándose dicha pila fu era d e la calle. Este

• •

parecer fué dirigido al Virrey, para que proveyera " lo que fu er e debido." •

En 6 de Mayo del mismo año, vista la opinión del Cabildo y las alegaciones de las parles, D. Gaspar de Zúñiga y Acevedo, Virrey de Nueva España, ordenó que por esta vez el Ayuntarniento determinase lo que"juzgase conveniente en este negocio, y que para el efecto se

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MÉXICO VlEJO. 145

le yolvieran las diligencias hasta entonces practicada s . Es d ecir , el Virrey, se lavó las manos.

-El Cabildo, antes de votar el negocio, con sultó á sus letrados

sobre si deberían excusarse los regidores r ecusados por los vecinos, como deudos ó amigos de los frailes, y habiendo opinado los señores licenciados que no, el Cabildo, en 10 d e Mayo d e 1597, YOt0 en favor de los dichos r e ligiosos, para que pudieran cerrar é incorporar la calle á su convento.

Los vecinos a p elaron inmc,'diatamente ante la Real Audiencia d e Nueva E spañ a . El jui~io fu é largo, como todos los de aquella época. No extractarem os todos los incid entes en él habidos; pero sí haremos -breve r eseña de lo ex presad o por una y otra parte.

Los religiosos para apoyar s us pre tension es alegaron en sus escritos yen las probanzas, que apenas cabían en e l convento, donde había nlás de 130 frailes d e ordinario, de e llos 40 sacerdotes que decían nlisa, confesaban y administraban toda clase d e sacramentos. Que e l convento de México era común hosped ería y enferme ría lle toda la Provincia, que allí se educaban muchos frailes que se r epartían d espués por toda ella. Que en el mona st e rio se ensenaba gramática, artes y teología, saliendo a lgunos tan consumados t eólogos , que llegaron á ser catedráticos de la Universida(l. Que tan estrechos se hallaban, que en el noviciado estaban d e dos en dos los novicios en cada celda, (le tres en tres los forast eros en la hospedería y d e dos en

Jos los enfermos en la enfermería. Que tanto e l noviciado como la enfermería tenían ventanas para las ~alles que iban al matadero, hoy calles de los Bajos d e San Agustín y la Joya, con gran dallo de unos y otros, pues los novicios escuchaban cosas que no eran edifi­cantes, y los enfermos no podían sanar por las mol estias que l es causaban los gritos de los oficia les de la carnicería 1 , los ladridos de los perros y las nlúsicas de los vecinos que atravesaban por las

calles, así como por las malas condiciones de la enfermería, estrecha y poco v entilada, lo que había obligado á varios nlédicos á retirarse

1. EL matadero es taba en tonces en La esq uina de la Joya y l a . de Mesones. fU

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146 GON ZÁLEZ O UHE GÓN.

del convento mientras n o se rem ediaran es tos in con ven ientes. 1 Que estrecho también era el refectorio, tanto que se n ecesitaban servir tres m esas al dí a . Que carec ían de antesacristí a y portería . Que la calle n o era princip al y se inundaba con gran perjuic io de la iglesia y convento, y que con excepción de una casa situada en l a esquina, ya todas las ha bían comprado en más de {j 60.000. Que mientras á

otros conventos se les habían concedido h asta 25 solares, á ellos sólo se les h abían cedido 11 , com o lo declaró el Cosm ógrafo del Rey, Francisco Domíngu ez, quien aseguró qu e "en el t iempo qu e el Arzo bispo de México D. P edro ~Ioya de Contreras , se quiso ir de esta ciwlad á los Reinos de Castilla, com o en efecto se fu é, procuró hacer descripción el e esta dich a ciudad para llevarla á S. M., y para este efec to, este testigo mi~lió y r eguló parte del distrito de esta dich a ciudad, y muchas call es, cuadras y casas de ella , y h alló que

el conyen to de Santo Domingo tenía com o 25 solares de 50 varas en cuadro cada solar , y el de San Fran cisco tení a 22 solares y m edio poco má s ó m enos, y el de San Agu stín que litigan tenía como 11 solares poco m ás ó m en os, que es la m itad del d e San Fran cisco y m en os de la m itad del de San to Domingo .. . " Que en vista de estas razon es debí a de con cedérseles el cerrar é incorpor ar Irt calle, pues ni los vecinos de las inmediatas, ni el Hospital de la Concepción, hoy de Jesús, ni el con vento de San J erónim o se perjudicaban en ello , porque había otras calles por donde podía hacer se la comu­nicación. Que si n o bastaban estas con sideracion es, se tuvieran en cu enta los manifiestos servicios que la ord en de San Agustín había prestado con la evan gelización (le ]a tierra, con la educación de los hij os de los principales vecinos y con las limomas que cada año r epartí an á los pobres y que pasaban de 1. 400 pesos en r eales.

Antes de trasladar en compendio lo que expusier on los vecinos en s Ll S alegatos é informacion es t estimoniales, buen o será advertir , que hacia !J>97 , la calle deL Arco de San Agustín n o estaba formada sólo por la que h oy conocem os con es te nombre , sino que as í se lla-

1. El Dr. Pedro López, fundüdor de S . Lázaro, declar ó ellO de Juni o de 1597 y dij o tener 77 años .

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MÉXICO VIEJO. 147

maba toda la avenida que corría del Oriente hasta el Poniente de la ciudad, y que antes de 1575 en que se construyó el Al'co, se (lesig­naba con el nombre de calle del Hospital de Nuestra Seiíol'a, pOl' estar en una de sus aceras el que es hoy conocido por Hospital de Jesús.

Los testigos presentados por los contrarios de los rellgiosos decla­raron:

Que la calle que se disputaba corría desde la acequia real qu e viene de Xochimilco hasta la acequia que pasaba cerca del convento de monjas de San Juan de la Penitencia. Que era calle muy principal, céntrica, de 16 varas de ancho, muy transitada y distante sólo dos cuadras de la Plaza, el.onde se hallaban el Palacio Real, las Casas de Cahildo y otros edifi cios. Que cerca d e ella tam.bién había nleson es , estaba el Matadero, y servía de comunicación para ir al tianguis de San Juan. Que era muy habitada de m ercaderes, los cuales por allí traían los efectos que les mandaban de Acapulco, procedentes d e Castilla ó del Perú. Que había en el medio de ella una fuente, y que los que tenían negocios en La Plaza al retirarse á las doce para ir á

comer la transitaban_ mucho, para pod er ir á los barrios de San Juan, Monserrate y Portal de Tejada, donde tenían sus casas. Que estaban como cien varas distantes de las aceras que se pretendían cerrar, los

• terrenos destinados á e(!ificar el monasterio de la Concepción, innle-diatos al Hospital, hoy de Jesús. Que si entonces la calle se inundaba con perj uicio de la iglesia y monasterio, más se anegaría estan(lo cerrada, pues las aguas quedarían represadas. Que los agustinos tenían en su nlonas-terio dos amplios patios y huerta, que divididos podían servirles para edificar el noviciado, enfermería y h ospedería, cuya estrechez lamentaban. Que poseían además el Colegio de San Pablo en el barrio del nlÍsmo nombre á donde podían mandar á los que aquí no cupie~en. Que no era cierto que pasaran grandes trabajos en la administración de los santos sacramentos, pues en la ciudad de México era rara la calle que no tenía un ITlOnasterio de frailes ó de

, " monjas, un templo parroquial, una iglesia perteneciente á alguno de los hospitales ó por lo nlenos una ermita, en cuyos sitios se a(lnlÍnis-

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-

148 GONZÁLEZ OBREGÓN.

traban los sacramentos y se celebraba el culto divjno, de que tanLo alardeaban los agustinos. Que si á los conventos de Santo Domingo, San Francisco, el Carmen y otros les habían conced i(lo más solares, era porque al tiempo de su fundación quedaban en los suburbios de la ciwlad, y no se seguía con esto perjuicio á los vecjnos, mientras que s i se hubiera h echo lo propio con el de San Agustín, los dalios hubi eran sillo grandes por estar en el centro de la ciudad. Que no eran las n eces idades alegadas la s que impelían á los agustinos á ce­rrar é incorporar la calle á su convento , sino el acrecentar su s rentas, que ya ascendían á 60.000 pesos anuales, con 30.000 pesos que podían producirles las tiendas que arrendarían al Oriente, Sur y Po­nienle de su monastprjo, una vez cerrada la calle en cuadro. Que ya en otras ocasiones habían alegado semejantes pretextos para adqui-

rir terreno. Que á un tal Dionisio ele Citola, qu e habitaba frente al templo de San Aguslíll, le habían quitado su casa alegando que desde ella se veían el interior llel t emplo y el altar luayor, con grave des­acato del culto, y qu e una vez dueños de dicha fin ca la habían derri­bado y edificado tres pares de casas 1 que les producían 16.000 pesos de r enta en cada un aüo.

El pleito , como h emos dicho , sigu ió todos s us lrámiles, hasta e13 de Abril de 1598 en que el Presidente y Oidores de la Real Audiencia, "atento los autos y m éritos de esta causa, dixeron qu e daban y dieron por ninguno el auto en el dicho pleito dado por el Cabildo y Regi­miento de esta dicha Ciudad, por el cual hicieron merced á dicho con­vento de la dicha calle para que la pudieran cerrar é incorporar en él , Y haciendo lo que en justicia dehe ser hecho, declaraban y decla­raron no hayer lugar de se hacer 10 pedido por parte del dicho con­vento en razon de lo susodicho, y así lo pronunciaron y declararon".

Los agustinos suplicaron de este fallo de la Audiencia. El pleito pareció dormir el su eño de los justos; pero entre tan to los frailes escribieron al Rey l ~s concediese la merced de darles la calle en dis­puta. El Rey escribió al Virrey y Audiencia de Nueva España,

1. Sin duda de dos pisos, pues n o ha ll o o tro sentido á paNs.

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MEXICO VIEJO. 149

pidiendo copia de los autos, y una planta ó dibujo (lel convento de San Agustín, sitio y calles circunvecinas. Llegó este capitulo de Cal'ta por el m es de Abril de 1600, cuando ya el pleito estaba en revista para ser fallado por la Real Audiencia, causa que alegaron los vecinos para oponerse tÍ. la disposición de S. 1\1.

Mas no hubo remedio. Tiempo y papel se gastó para oponerse á lo

dispuesto por el Rey; pero al fin el23 de Noviembre de 1600 se prac­ticó una vista de · ojos por la Audiencia , en presencia de los vrcinos y

frailes de San Agustín, para hacer la planta ó pintura que pedía S. M.; planta que trazó Bw,tolomé C/wve:;. Posteriormente se pidió

copia de los autos y junto lodo fué mandado á España, á pesar de que los vecinos se oponían pidiendo que antes se pronunciara la sentencia de r evista .

Hasta aq uí llegan las diligencias contenidas en el interesante ex-pediente que se conservaba en e l Oficio de Gobierno de la Audiencia, y del cual posee copia mi amigo D. José María de Agreda y SlÍnchez; pero una feliz casualidad hizo que encontrara yo en el Archivo Na­cional, la cédula que dió término á tan original litigio. Dice así:

El REY.

" Presidente y oidores J e mi \ud". real J e la ciudad de l\Iexico de la nueua Spana, en mi consejo de las yndias se ha visto que me escri­vistes en carla de doze de Deziembre J el año pasado de seisQientos y dos, y la planta y traslado del proceso que me embiastes acerca del

pleyto que se ha seguido entre el combento de San Augustin de esa

ciudad, y algunos particulares de ella sobre cerrar vna calle, y dezis

que haviendose visto el dho. pleyto por toda la audiencia y ocuJar­mente la calle y sitio qe. pretenden tomar y cerrar los frayles y con­feridose attentamente salio sentencia contra los frayles, declarando

no auer lugar el cerrarse la calle y que estaua pendiente y concluso para derterminarle en vista. y ha parecido bien lo que en esto

aueis echo y determinado y que .no conuiene dar lugar á otra cosa y asi lo hareis y me auisareis de que esta remediado y proveydo asi.

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150 GONZÁL EZ OBHEGÚN.

De Lerma a nuene de Junio de 1603as Yo el Hey Húbrica. Por mando. del Hey nro. señor Joan (le ybarra. Húbrica". 1

Este fallo justo é imparcial de F elipe 111, puso punto en boca á los agus­tinos , que tuvieron que contentarse con su pasadizo ó arco construído desde 1 f575, Y que existió hasta el año de 182f5 en que se mandó derribar.

P ertinente hemos juzgado hacer el anterior resumen de la con­tienda en tre los frail es agustinos y los vecinos <le la calle del Arco, porque además de las importantes noticias que suministra respecto al convento, prueba el graJo de poder á que habían llegado en mate­ria de riquezas las órdenes monásticas en México, y al mismo tiempo que no obs Lante el r es peto que merecían á los fieles, éstos sabían defender sus intereses con independencia y valor .

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Muchos años pasaron s in que los agustinos intentaran vol ver á aumentar su convento, y lo último que edificaron fué la capilla del Tercer Orden, de tres naves, que se d edicá á 12 (le Diciembre de 1714, Y que tenía hacia el Sur su altar mayor y hacia el Norte la puerta.

Hasta aquí terminaron las pretensiones de los agustinos, y en verdad que no n ecesitaban más.

El convento era grande y sólido. Tenía la entrada principal por el Norte, otra por el Poniente que quedaba dentro del atrio de la iglesia, y una t er cera por la parte de atrás, á ]a que fu é costumbre llamar en todos los conventos pueTta falsa. Cerca del ángulo N. E. contenía una h ermosa huerta, yen l a calle de los Bajos de San Agustín estaba la enfermería. Los claustros del convento eran espaciosos : en el inferior 0-xistía la vida de San Agustín pintada por el famoso artista mexicano Miguel Cabrera, en una larga serie de cuadros; y en el superior la vida y pasión de Cristo, obra también fIel mismo 2.

-1. « Libro Primero de Céd ulas orig inales desde el año de 1590 hasta el de 16'24 »,

fol. 33, que existe en el Archivo Nacional de México. 2. Estos datos me los proporcionó mi ilustrado amigo D. Jos é María de Agreda y

Sánchez, á quien debo también otros muchos acerca de las pinturas que exis tían en San Agustín.

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-l\TEXI CO V IE.JO .

En la sacr is Lí a del t emplo, :-; e hallaban o tros tres g randes lienzos de Cabrera, r epr ese ntallllo s u ces ivamente u n a " Plá tica ent r e San La Múni cay San Agu s tín ," á "San P os illio, conl empbnllo el cadú\'e l' d e

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S an Agustín, " en los instantes en que un án gel se eleva con el cor a­zón de éste para ofrecerlo á la Divinidad, y á "San Agu s tín sub ien<lo á los cielos," arroj ando plumas á los diver sos doc tor es de [¡¡ úrden 0s,

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- -(;ONZALE'/, ODREG(,N.

para qlL(' difllndi (\sen su doclrina. La sacr istía era propiedad d el Mar­

qués de SnlvaLi0rJ'ü, y allí se sepulla ban sus deudos.

Hcspcdo de l lemplo, todavía se pue(le juzgar de su belleza ,

allunl y ampliLud, pnes forma el gran salón d e nuesLra Bibl ioteca

Naeiona L I ·erlen('c(\ su a l'quitccLura a l ord en (lúrico r omallO con

del a I k s d (\ 1 r 0 11 a e i mi r n I o . L" iglesia, dr ll'es naycs, le nía la fo rma d e una crllZ : en la parle

. ' SILL ERIA DEL CO RO DE S. AG lJSTI'<.

superior rslalJ(1 el alla!' mayor mirandu ha c ia el ~O l te, yen los brazoc

qn e for 111 a b,m d crucero, los cob le ntle . . Seguían ú ('slos dos en pill as :

ull a d e cada lad(): despu{\s los cubos de d os puertas, una que daba

salida hac ia el Ponienle para el a lri o, y o Lra , la. de l Esb\ que seryía

para e nlrar a l COllYCnto; ú conLinua c iún h a bí a cnatro capillas , dos

d e cada lado, y pUl' último, o lras cuatro con la m ism a di s posición,

d ebaj o del co ro y cerca de la puerLa princ ipa l. El coro , que era am­

plí s im o, conLen ín una prec iosH s illería , h echa d e mad era s finas y .

Page 173: Mexico Viejo Parte1

MÉXLCO "IE.J O . f 53

compuesla de dos seri es de sillas, una s baj as y otras altas . En ellas se hallaban tallados primor osam ente 354- pasaj es del Antigu o Testa­m ento, desd e el Génesis ha sta el Apoc,alipsis de San Juan. Parte de esta sillería , valuada según se dice en 24-0 ,000 pesos, existe ahora en el salón de actos d el Colegio ue San Ildefon so .

Por la parte exteri or presentaba el t emplo un a sólida fachada , con uos t orres desiguales, y el fam oso baj o relieye r epresentand o á San Agu s tín , que n o es rnon olito com o pret endían alg unos, y q lle en h onor de la verdad nada tien e de artístico . E L cem en terio es taba cerrado por una barda Ile ar cos invert iuos, con u na cruz de piedra en la esquina, y dos puertas que correspo ndían re:-; pC'cLivam ente ú las del Norte y P oniente ue la igles ia.

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Á m eflida q ne fu é m en os n umerosa la comun idad de los agu s tinos, vendier on éstos parte del ex ten so edifi cio que pose ían .

El conven to se ocupó en dive rsas oeasion es por las fu erzas .cle nuestros gobiernos, y durante la invasión Xorte am ericana , con ver t iuo también en cu art01 , la soldadesca yankee destruyó much os pa peles

de su archivo, entre otros una crónica manuscrita del P. Diego de Aguiar. Sólo se escapó la escrita por el P. l\Ianu el González üe Paz , que por desgracia se vendió post eriormente en el extranj er o .

Exclau str ados los r elig iosos en v ir tud de las leyes de Heform a, el r esto del ediflcio se r eaLizó por lo tes, donde a hora se han con struído casas par ticulares , y en cu anto al t emplo y capilla del Ter cer Ord en , se des tinaron para Biblioteca Nacion al. Hoy , cu ando senta(los en el sa lón de lectura é inclinados sobre un viej o pergamino, n os h emos transportado con la inlaginación á olras épocas, hemos creído ver el entierro de los hermanos Á vila, degollados porla conjuración del Mar­qués del Valle en la plaza princi pial, y sepultados haj o estos m uros; nos ha parecido asistir á la profesión de Fr. Alonso de la V eracruz , va­rón insigne por sus letras y virtuues, y alucinados h emos escu chado el canto solemne de los frailes agustinos en las vísperas del 4- de 1\layo ,

. que eran suntuosísimas, ó en los m emorables Oficios del Viernes Santo.

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CAPITULO XVI

EL CONVENTO DE JESÚS MARÍA

Allá el siglo XVI, hubo un vecino en México, llamado D. Pe­dro Tom:.'t s de Denta, el cua 1, viendo el es tado miserable que guarda­ban algunas hij·as y nietas de los conquistadores, y considerando los peligros á que se hallaban expuestas, resolvió fundar un convento en que fuesen admitidas sin exigírseles dote alguna.

Denia comunicó su proyecto á D. Gregorio de Pesquera, quien lo aprobó, y con un capital que dió el primero y varias limosnas colec­tadas, se compró para la fundación del convento, el 11 de Abri] de 1578, una casa perteneciente á D. Pedro Farfán, que según se cree existió en la esquina de !a Mariscala y el callejón de la Santa Vera­cruz.

La construcción de la vivienda é iglesia tuvo un costo de IJ 5,000; e121 de Enero de 1578, se expidió el breve que permitía el estable­cimiento y el 10 de Febrero de 1580, varias r eligiosas de la Concep­ción pasaron el aquel sitio en calidad de fundadoras y maestras. 1

Se convino en que el convento se llamara de Jesús Mada, que estuviera bajo las reglas y constituciones del de la Concepción, vis­tiendo el mismo hábito que el de éste las nuevas monjas. Debían

regir, además, unas ordenanzas que formó Denia, y a prohó y corrigió el Arzobispo D. Pedro Moya de Contreras.

De 39 donc~llas que pretendieron tomar el hábito en Jesús María, sólo fueron admitidas, por escasez de fondos, las trece que siguen:

1. Las monjas al trasladarse al lugar de fundación, dice el cronista que iban en Zite/-as, lo que hace creer que aún no se usaban muchos coches. Téngase presente esto, al leer el respectivo capítulo.

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156 GONZÁLEZ OBREGÚN.

tres capellanas que nombró Gregorio de Pesquera, á saber, Felipa de San Jerónimo, hija de Rodrjgo Ruiz y de Doüa Juliana de Quiñones; Francisca de la l\Iagda lena, hija (le Francisco ~Iontaño y de Doña Leonor Pérez, é Isabel de San Sebastián, hija de Juan de Arriaga y (le Guiomar de Hinojosa; cuatro capellanas bienhechoras, Inés de la Hesurrección. hij a de Gonzalo Bazán y de Doña :María de Haro; Isa­bela de San Pedro, hija de Alonso de .Azevo y de Elvira de Monlc­rl' ey; Calalinade San Miguel, hjja de Pedro Hodrígllez y ele Úrsula de la Vega, y Ana de San Buenaventura, hija de Antonio Dáyila y de Doila Francisca Maldonaelo ; finalmente seis que acompañaron ú las anteriores , que doló Pedro García~ ya difunto en esa época, y que nombró su albacea Luis Bohorques, y fu eron: Francisca de los Angeles y Beatriz (le San Je rónimo , hermanas, é hijas de Gonzalo

Hernúndez ele i\Iosqlle ira y ele DOlla Leonor Pacheco ele Figueroa ; Ana Maria (le San Jerónimo, hij a de J erórúmo Cataüo Bohorques y (le Doña Isabel de Hinojosa; l\laria de la Concepc ión, hija de Antonio Brcn-o y de Doúa Agustjna ele Hinojosa; I\Iariana de la Encarnación, hija de Alonso de Herrera y de Dofla Inés de P edrosa, y Doña Isabel de Mendozn, que según parece no entró al convento, pues tomó el velo, en su lugar, .Ana de la Concepción, hija de Pedro de Solórzano y de Doña Ana de Torres.

Establecidas de este modo las religiosas, D. Pedro Tomás Denia, partió á Espai'ía con el objeto de obtener la protección real para el convento que había fundado, y mientras esto sucellí a, las n10njas resolvj eron cambiar de sitio, pues se hallaban muy incómodas en sus habitaciones de la calle de la ~Iariscala. Al efecto, compraron las casas de la esquina de la Acequia y de la calle que va del Colegio de San Pablo á la plazuela de San Gregario ?J ban"io de Tomatlán; casas que había edificado el Dr. D. Vasco de Puga, y que por entonces pertenecían á D. l ... orenzo Porcallo de la Cerda, ú quien pagaron las madres de Jesús María, la cantidad de 1,18,000. La compra se efectuó

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el 26 de Junio de 1582, y una vez arreglada la fúbrica de viviendas y un pequeño templo, las religiosas se trasladaron allí el 12 de Sep­tiembre ele 1582.

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l\lEXICO VIEJO. 1 ;} 7

Entretanto, D. P edro Tomá s Denia , llegó ú España , y ú pesar de las nluchas diligen cias que hizo, nin guna le produjo buen r esultado. Empero, r ecordó que el Arzobispo de .México le había entregado una carta para el Rey Felipe Il , con el fin de que se la diese en propia mano; pero ya que estuvi era conven cido de la inutilidad de las o tras recom endacion es que lleyaba con sigo.

Seis m eses habían transcurrido s in fruto a lguno, cuanclo D. Pedro Tomás Denia , entregó la carta del Arzobispo ú F elipe I1 , que á la sazón se en contraba en Lisboa. Leíd a que le fu é dicha carta al Rey, éste manifestó ú Denia, "qu e en el despacho que se ]e daría , cono­cería el aprecio que hacía del celo del arzob ispo. "

.Así fu é en efecto. F elipe II expidió una Real Cédula fechada á 4· de F ebrero de 1n83, y dirigida al Virrey Conde de la Coruila. En ella r ecibía bajo su Real Patronato y protecc ión al convento de J esús María; mandaba que de las encomiendas que sacasen se le aplicaran tres mil ducat los anuales durante un período de veinte años; "el producto de los diez primeros se convirtiesen en el ed ificio y fábrica nobl e y dUTable, cual pal'a obl'a ?/ edificio l'eal se l'e quie1'e y lo r estante de los o tros diez años se finca se, pa ra que de su producto se dotase el núm ero de relig iosas que le pareciese conven iente ú la audi encia , á quien so me lió la <lirección y ej ecución, m andand o qu e t odo fu ese con dictamen del arzobi spo. Que los n ombramientos en las plazas d otadas con es Le fond o r ecayesen siempre en descendienias pobres de los más ant iguos conquistadores, y que esto haya de ser por su erte , y n o por fa VOl' Ó n egociación."

¿ Cuál fu é el secr eto que hizo que Felipe II concediera tantas gracias al convento de J esú s María? ¿ Qué maravilloso r esorte tocaba su Ilustrísima en la carta que le dirigió? ¿Cuál era su contenido?

" Faltara á las leyes de la historia di ce D. Carlos de S igüenza y y Góngora t si omitiera la en odación (sic ) del misterioso enigm a que contenía la 'carla del Arzobispo de México, cu ya efi cacia r ecabó con solo 6 días, lo que no pudieron tantas informaciones en muchos

1. Parayso Occidental . México. - 1684. Cap. Y, lib . l °, fol. 17 vuelta.

Page 178: Mexico Viejo Parte1

- -158 GONZALEZ OBREGUN.

meses , y más r esultando de ello a l convento real <.l e J esús María su m ayor lu stre, que es al que únicam ente debo atender en lo que voy escribiendo. Había pasado á esta Nueva:España, por los años de 1572 , el Illmo. Arzobispo D. P edro Moya de Contrer as, con título de Inqui­sidor apostólico, trayendo con sigo una niña de poco más de dos años, á quien le daba el título de sobrina, com o de h echú lo era, y á quien se trató en el modo de su crianza, aun con más altos respetos de los que ú la nobleza y m erecimientos del tí o se le deb ían . Atribuíanse á efe ctos del cariño los que no er an sino debidos aprecios á su real san­r¡re , de que daban información bastante aun su s pu eriles acciones. Y aunque los motivos de su traslación á estos reinos serian muy supe­r iores, n o fu eron tan ocultos que se ign orasen después. Con que, finalmente, se llegó. casi al verdadero conocimiento de lo que era , y más v iendo]a maj estuosa ahundancia con que se criaba Doña Micae la

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de los Angeles , que este fu é su nombre, en el m on asterio de la Limpia Concepción, de esta ciudad , de donde pasó á la nueva fundación de J esú s María, en compañ ía de la m adr e abadesa, Isabel Bautista, que le serv ía de aya, y de cu ya asistencia en él , para que en lo de ade­lante lo honrase eon su persona , se dió cu enta al se110r Rey Don Felipe TI , en l a carta del Arzobispo su tío, la cu al n oticia, mús que el pretexlo que se refi ere en la cédula , fu é el único motivo del voluntario empeüo y liberalidad magnífica con que h aciéndose especial patrón de este convento , n o sólo le endonó la maj estad católica tanta riqueza, sino que haciéndolo objeto de su cariño, quiso que en él se emplease el desvelo y atención de su virrey y ministros, y el todo del amor de los que l e sucediesen en la corona , en las edades futuras. "

Las l íneas preinsertas explican la liberalidad de F elipe 11 , y r es­pecto á Micaela de los Ángeles, cr eem os inútil decir que era hija na­tural del a 'Justo y famoso Monarca.

Vuelto á ~léxico D. Pedro Tomás Denia, provisto de protección tan espléndida, se en contró con que las monj as se habían trasladado á otro lugar del que él com prara para la fundación.

Di sgu stado con es to, disimuló por algún tiempo; pero vol vió á la corte para conseguir que las r eligiosas se trasladaran al sitio primi-

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-l\IEXI C O VIEJO.

tivo . Siguióse con es t e motivo una se rie d e inc id enl es qu e <lieron por r esultado que el con vento conl inuas(' en la calle de ] a ~ Aceqni a.

La t on1 a de poses ión d el P a l r ona lo TI ea 1, fu é so l en1ne y se y erift eó

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I N TERI"OR DE LA I G LESIA DEL CO :-/\-ENTO DE J ESCS ,\1 A R I.-\..

e12 de Oc tubre de 1588. El Virrey , :Marqués d e YiLJa Manriquc , pre­sentóse en la portería de dicho convenlo, donde fu é r ecibido ~ por la A bad esa y las n10nj as, que lo cond uj er on baj o palio h asta el cor o. Aquí

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Page 180: Mexico Viejo Parte1

160 CON ZÁLEZ OI3HECÚN.

ocupó el s itial qu e a.l efecto se había prevenido y S. E. tomó en n ombre del Rey poses ión del patronato, r e<.:o mendando la magnifi­cenc ia y liberalid ad de Felipe U, en una elegante y breve alocución . En seguida , puesta de rodillas la Abadesa, Sor Ana de Santa María, besó la mano del Yirrey y lo mism o hicier on todas las demás r elig iosas.

La auténtica de la poses ión que existió en el archivo del con-yento fn é firmada el mismo 2 de Octubre de 1588, por el Virrey Marqués de Yilla ~Ianriqu e, ante Juan Cuevas y con Jos tes tigos Dr. Riego y D. Francisco Tell o, alcaldes de corte .

En cuanto al h erm oso templo de J esús María , qu e aún exisle , se puso la primera piedra el !) de Marzo de 1597 y se dedicó el 7 de Febrero de 1621 , siendo Arzobi spo D. Juan Pérez de la Serna, quien t ra sladó á ese lu gar el Divinísimo , el sábado 6 del misnlo arIO, con una lucida proces ión qu e salió de la Catedral y tí la que asis­tieron el Yirrey , ]a Audiencia, los tribunales y ambos cabildos.

As í transcurrieron los ailos, has ta que el1 3 de Febrero de 1861 , fu eron trasladadas la s monj as de J es ús ~Iaría al convento de Regina, de donde salieron exclaustradas el 3 de Marzo de 1863.

El con vento se fraccionó en lotes que se realizaron en pública subasta y parle del edifi cio se con sagró á servir de cuartel.

Quedan aún en pie los muros cenicientos, ]a e.ntrada de la portería, que contien e en la parte superior una inscripción il egible, y la igle­sia, alegre y llena de luz , como las con ciencias de las bu enas monj as que allí habitaron.

¿ y la hij a del Rey? Su fin fué trágico , pues según dice S igüenza y Góngora, " poco después de cumplir los 13 ailos," sevolvió loca, sin que los mayores esfuerzos y exquisitas diligencias de la m edicina, fu esen bastantes ú que restaurase el juicio y así vivió el res to de sus días en un cnarto decentísimo que se le fabri có en (li cho Real Con­" ento, scn "iJ a con la mayor abundancia y m agnificencia, y acom ­pañada siempre de ,dos r eligiosas graves , habiéndole asignado el sei'íor

-arzobispo cuantiosas rentas para su subsisten cia. I

l. Parayso Occidental, fol. 18 vuelta .