mi primer libro gratuito

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Page 1: Mi primer libro gratuito
Page 2: Mi primer libro gratuito

EDICIONES DEL MONSTRUO

Mi primer

libro

gratuito

http://www.delmonstruo.com.ar

[email protected]

/edicionesdelmonstruo

Matías Pablo Echevarría

Page 3: Mi primer libro gratuito

Ilustración de portada: Alvaro Gil

Toda la información, logos, imágenes y textos que se encuentran en este archivo son

propiedad exclusiva de EDICIONES DEL MONSTRUO

Antes de realizar cualquier tipo de enajenación de la propiedad intelectual aquí incluida,

usted debe dirigirse pidiendo autorización por escrito a: [email protected]

Page 4: Mi primer libro gratuito

Agradecimientos

Quiero agradecer especialmente a todas las personas que me

brindaron dinero a cambio de mi trabajo. A mi madre. A Guillermo de

Cadetería de la Bahía. A Julián Simone. Al “Pato” Lliteras. A José

Barrutia y María Simonetti. A Ramiro Ferreri, especialmente. A Luis

Morandi y Patricia. A Eduardo “el Chuter” Iturra, me enseñaste a

buscarme la vida. A Diego Genchi, con gran afecto. A la confitería Oasis.

A Diego Olivera. A Andrés Siliquini y su ex-socio Maxi. A Fernando

Bravo. A Johnatan Cabrera. A Darío Genchi. A Rodrigo de Mute. A Ariel

de 7Spirits, muchas gracias por invitarme a compartir tus vinos. A

Gastón Soubelet. A Cristian “Palito”. A las personas que me dieron

dinero a cambio de mis poesías impresas en las calles de Buenos Aires.

A todos los que compraron mis ejemplares de mi primer libro. Y a

todas las personas que me dieron propinas alguna vez por mi trabajo y

buena predisposición.

Si alguna vez hubo un fallo o una discusión por dinero, fue culpa mía.

Todo se supera.

También quiero agradecer a todos mis compañeros de trabajo de todos

estos años. A Raúl Ojeda. A Javier de Viedma. A Rodrigo Cisnero. A

Damián. A “la Pitu”. A Roxana, con afecto. A Luciana. A Javier de North

Western. A Oscar Carrizo, que siempre está. A Fiorella Gerardi. A

Gastón de Punta Alta. A Jorge Tillería. A “Teche”. A Cristian “Marrón”

Torres, soy tu pollo. A Laura. A Todo el personal de Cuk3, Luca, Walter,

Pablo, Quique, Julia, Juan… A Gaby y Jose. A Paola. A “Pepe”. A Oscar del

correo, gracias por conseguirme esos aumentos.

Y a todos los que me dieron trabajo y los que trabajaron a mi lado que

me esté olvidando en este momento; no por eso son menos

importantes en mi historia personal.

Para todos los trabajadores que se esfuerzan a diario y dejan de lado

sus aspiraciones para ganar dinero de la manera que les sea posible. Es

aún mejor ganar dinero haciendo aquello que a uno le gusta.

Page 5: Mi primer libro gratuito

I

Introducción

a idea de esta obra surgió como una instantánea. Luego el título no

tuve que meditarlo largamente.

Entre esas pequeñas cosas que a mí me asombran, está haber

logrado un título tan conveniente entre el autor y sus lectores. Quiero

decir, luego de “Mi primer monstruo”, sería genial explotar esa

enumeración matemática que es a la vez sincera y un anticipo de lo que

encontrará el lector dentro de la obra.

Se me ocurrió que ya que tenía mi primer libro vendido en algunos

ejemplares y considerando que actualmente tengo ya dos libros más

terminados que no han sido impresos, podía darme el lujo de hacer un

libro en formato digital de distribución gratuita.

Es que, ha sido un proceso hermosísimo el de poner manos a la

obra y encargarme de la impresión, el armado, la distribución, la venta

y la promoción de mi primer libro; sin embargo tengo una gran

necesidad de dedicarme exclusivamente a escribir a manera de trabajo,

para gozar de mayor tiempo para conocer personas y poder realizar

deportes, para gastar dinero, manejar vehículos, tener mi mente

despejada, encontrar amor, tener relaciones, llevar a mi hermano de

paseo y… En definitiva, ocuparme solamente en la escritura.

Llamarle “Mi primer libro gratuito” a un libro que distribuiré

gratuitamente a través de internet en formato digital, es una doble

satisfacción. Por un lado, me halaga enormemente poder realizar un

trabajo que brinde a las personas por el simple y supremo placer de

sentirme servible al mundo. Y por otro lado, para muchas personas

estoy seguro de que será el primer libro que reciben gratuitamente, a

ese fin; a excepción de los no pocos que hayan conocido el “Copia este

libro” de David Bravo, que debo admitir que ha sido una ínfima y

aborrecible inspiración. ¡Bromeo! Me ha resultado de gran ayuda todo el

esfuerzo que ha realizado este maravilloso abogado. Hasta le pedí su

permiso para utilizar sus frases en otra de mis obras. No hace falta que

L

Page 6: Mi primer libro gratuito

II

diga mucho más al respecto de este libro que trata todo lo referente a

los derechos de autor. Cuando ustedes, ávidos lectores, busquen su

nombre en internet, les aparecerán todo tipo de informaciones acerca

del abogado sevillano.

Tal vez, si nunca hubiese comenzado a escuchar Rap Español y si

Bill Gates y el difunto CEO de Apple –del que no recuerdo su nombre en

este momento [Steve Jobs, recuerdo luego]- no hubiesen creado la

computadora personal. O si no se hubiesen inventado los telares… O

quién sabe, tal vez fue el culpable Herman Hesse cuando explicó el

sistema de educación especializada en el “Juego de los abalorios”. Tal

vez si nada de eso hubiese sucedido, yo jamás hubiese empezado a

escribir este libro.

Hay algunas corrientes de pensamiento que sugieren que la

escritura desciende directamente de Dios. O sea, que es una expresión

de Dios. Como si ahora mismo, esto no lo estuviese haciendo por mí

mismo, sino porque una fuerza superior o un ordenador del Universo

que me controla, el Gran Arquitecto pongamos por ejemplo, me

estuviese mandando hacerlo. Eso es muy posible e improbable. Y si

considero mi desazón y la profundidad absurda de mi razonamiento,

como le llamaría Camus si no hubiese muerto en ese fatídico accidente

luego de ganar el premio Nobel, sería lo más lógico que no hiciese nada

en absoluto y me sentase en un sillón a esperar el momento de mi

muerte.

Algunos me han sugerido que considere la escritura como un don

en mí persona y como un regalo divino. Lo cierto es que por momentos

lo considero una verdadera bendición, mientras que otras veces me

resulta la más aciaga de las condenas. De una u otra manera, para ser

justo, debo mencionarla como lo que es; es una de las ocupaciones más

antiguas de los hombres y además es uno de los pilares de todo nuestro

imperio; es la materialización de la expresión y prácticamente se podría

decir que el más grande de todos los avances tecnológicos sin perjuicio

de la rueda y con el permiso de Prometeo. Nada de nuestro mundo

contemporáneo existiría si no fuese por la escritura.

Esta producción está enmarcada en mi floreciente deseo de

solidarizarme con el lector. Yo mismo soy lector. Cuando leo, puedo ser

estudiante o también puedo ser, las menos de las veces, un hombre

ocioso; casi nunca, puedo ser crítico. Me cuesta gran trabajo juzgar,

porque me da un temor muy grande que me juzguen a mí.

Tiene que ser necesariamente una fuente de enriquecimiento la

lectura si es una actividad tan difundida universalmente. Sin reparos

Page 7: Mi primer libro gratuito

III

de ninguna opinión en contra, tiene que serlo. Se me ocurre que la

lectura produce una gran paz interior en el lector; la paz interior es

admirable, incluso para los guerreros de corazón. Hay un solo camino

que nos enseña que los opuestos se unen en el medio. Y no hay

ninguna guerra sin la paz, ni la paz sin la guerra; porque

necesariamente el contraste es el responsable de la existencia. Quien

existe es porque vive y quien existió es porque ha muerto; quien vive va

a morir. Y quien ni vive ni va a morir, jamás ha existido ni existe. Sólo

en el ímprobo terreno de nuestras mentes se representa de manera

informe quien existirá y su existencia se sujeta a la tempestad y el

capricho del azar.

Hay quienes han existido pero ya no existen, porque no ha

quedado registro escrito alguno de su existencia. No es menos, porque a

todos los hombres recordamos con un nombre que los ha designado; y

los nombres se componen de palabras, que si no son escritas, deben ser

al menos transmitidos a través de las generaciones oralmente; de otra

manera, si sus nombres y sus hechos no quedan por escrito o

transmitidos oralmente a través de las generaciones, se convierten en

esas estatuas de ceniza que encontramos en las ruinas de Pompeya –o

ni siquiera eso, sino que ni su rastro de cenizas queda-.

El testimonio escrito de la existencia es necesario para que cada

uno sepa que el mundo no ha nacido consigo, sino que ha estado allí

desde antes que él mismo existiese.

La existencia de un hombre depende enteramente de su vida. Lo

que él haga en ella le deparará tantos más años de existencia luego de

su muerte, en tanto la suerte se lo permita. Su tiempo de acción se ciñe

al de su vida. Sólo sus acciones podrán retratarlo para la posteridad.

Cuando un hombre deja un libro para la posteridad, deja un

vestigio de sí y su plática para que sea disfrutado por las generaciones

venideras. En mi caso, lo hago para alcanzar a llevar mi plática a través

de las distancias. El libro rompe con las limitaciones espaciales y

temporales a las que está suscrito el cuerpo del autor. Las mismas

palabras, el mismo libro en contenido, puede estar siendo leído en

varios lugares del mundo muy distantes entre sí, al mismo tiempo.

Mi decisión de realizar este libro de distribución gratuita fue, desde

el momento de su concepción, secundada por la necesidad de generar

una fuerte campaña publicitaria para mis obras escritas. Yo quiero

creer que tengo algo para brindar a las personas a través de ellas, pero

sólo el tiempo y los lectores me dirán si he acertado.

Page 8: Mi primer libro gratuito

Mi

primer

libro

gratuito

Page 9: Mi primer libro gratuito

1

I s cierto que no estoy rodeado de una gran multitud lectora y

que debo enfrentar las constantes críticas de la gran multitud

escasamente lectora que me rodea. Esas críticas pueden

boicotear la dirección que toma mi escritura, pero no pueden

impedirme que escriba; por eso considero que estas palabras

serán de provecho. Quiero decir que aquí vuelco yo los

argumentos que me permiten contrarrestar la frustración de

la crítica, sea mentalmente o de palabra y de hecho.

Yo amo verdaderamente la literatura y la escritura. La lectura y la

escritura me ayudan a elevarme a un plano existencial que le figura un

sentido a mi vida.

Considero que me he conducido por un camino de evolución en la

lectura y la escritura, no sin contratiempos, pero en el que he sido ante

todo constante y consecuente. Ello me ha brindado capacidad. Una

capacidad verdadera y productiva que me acompaña como la única y

más profunda posesión que tengo; mi capacidad para escribir es de

seguro la mayor fortuna que puedo poseer. Mi capacidad me acompaña

donde voy y puedo guardarla en mi interior. Todavía recuerdo una

oportunidad en que vivía en la casa de una mujer con la que tenía una

cierta relación; su hija no se sentía muy bien, así que me permití –y ella

confió en mí para que lo haga, también- hablarle con total franqueza y

despacio para explicarle su situación. Ella se quedó sumamente

contenta; tanto que luego le dijo a una amiga suya:

-Él puede hablar muy bien, tenés que escuchar las palabras que

sabe.

Y a mí también me hizo sentir excelente que ella valorase tanto mis

palabras.

Tengo mi propia particularidad de estilo. Y es su rasgo más notable

que de los dos discursos que puedan desarrollarse, prefiero el discurso

personal al discurso universal. Me ha dominado ese aforismo que

proclama: “conócete a ti mismo…”. Desde que me he aferrado a él, ya no

puedo saber que yo sea total y perfectamente igual a todos los seres

E

Page 10: Mi primer libro gratuito

2

humanos que existen. Por lo mismo que he dicho antes, sé muy bien

que a la vez que todos los seres humanos podemos ser iguales, también

debemos ser únicos; a ello debo sumarle una historia personal que me

acompaña en mi memoria y que me recuerda momentos de soledad

donde efectivamente yo he sido el único ser humano que ha estado al

menos dentro de mi rango de visión; y no creo que ningún otro ser

además de mí haya estado alguna vez dentro de mí, de mi cuerpo. En

cuanto a esto, me rememora a Thomas de Quincey; las “Confesiones de

un opiómano inglés” me han resultado una lectura muy fructífera para

mi desarrollo intelectual, a pesar de estar su redacción adscripta

fuertemente a la vida del hombre que fue Thomas. Mi redacción

también está fuertemente circunscripta a mi vida y ello no puede

modificarse, sobre todo porque yo no lo deseo; es mi estilo propio, y

tengo derecho de decidir sobre él.

He pasado tanto tiempo en soledad y he permitido que tantas

personas me hablen mientras escuchaba sus palabras con claridad, que

hoy en día escucho voces en mi cabeza. Cuando me estoy en silencio, o

incluso cuando estoy en un lugar muy concurrido, escucho mi propia

voz hablándome en mi interior; y también escucho algunas veces voces

de otras personas, como las de mi abuelo dándome consejos, o las de

mi padre torturándome con sus críticas y quejas, o las de algunos

empleadores que tuve, diciéndome que soy un inútil; algunas noches,

escucho las voces de las mujeres que ya no están a mi lado… y no

puedo dormir. Si yo le contase a un psicólogo o un psiquiatra que

escucho voces –si me obsesionase con ello-, entonces me

diagnosticarían un trastorno esquizofrénico y probablemente me

encerrarían en una institución mental –que dicho así, suena mucho

menos terrible de lo que en realidad es-. Esto ocurre todo el tiempo; a

cada momento hay hombres y mujeres inteligentes de todas las edades

que son encerrados o puestos bajo un régimen de medicación

insoportable por no tener dinero ni poder, ponerse en evidencia y decir

que escuchan voces. El detonante del diagnóstico es la falta de

expresión del paciente, que probablemente ha llegado a las instancias

profesionales de la salud mental porque ya no tiene manera de explicar

el gran conjunto de eventos desafortunados que le han quitado incluso

la coherencia a sus palabras. Por otro lado, el psicólogo se sentirá

incapaz de tratar a una persona de mente profundamente trastornada,

mientras que lo derivará con un psiquiatra que seguirá un simple

manual diagnóstico; cuando el paciente mencione que escucha voces,

ya no habrá mayor explicación que valga, será síntoma inequívoco de la

morbilidad antes citada –Con todo esto, no quiero ser extremista ni

negativo, simplemente considero ser sincero, honesto, y mostrar la

Page 11: Mi primer libro gratuito

3

realidad como es, para que quienes no conozcan en profundidad mucho

sobre las relaciones profesionales entre las personas, puedan sacar un

provecho-. Conocimientos, capacidades y situaciones como esta, no me

son de mayor provecho para escribir, pero sí considero que pueden ser

de muchísimo provecho para un lector ocasional que se ahorre una

experiencia de sufrimiento a través de su lectura.

Comprendo que la vida de un hombre o una mujer está

condicionada en gran manera por quienes le rodean; y no sólo eso,

también está en gran manera dirigida. Muchas de las personas que

están a su alrededor, eligen por él o ella cómo debe comportarse, a los

lugares que debe ir, con las personas que debe relacionarse, las

actividades que debe realizar, los conocimientos que debe adquirir, el

trabajo que consideran necesario que desarrolle. Hay un infinito de

posibilidades de que las personas mayores que otra se comuniquen y se

pongan de acuerdo en dirigir la vida de esa persona menor, con vistas a

que desarrolle funciones que les sean de provecho a esa cofradía de

personas mayores que hacen un esfuerzo por dirigir el entorno que les

rodea con tal de organizarlo según sus necesidades y sus ideales.

Porque esa es la función del ser humano: Dirigir la naturaleza a su

alrededor. Ello implica que los humanos más longevos, dotados del

mayor cúmulo de conocimiento adquirido a través del tiempo de vida y

las interrelaciones que puedan hacer entre las informaciones que

posean, se ocupen incluso de dirigir las vidas de los humanos más

jóvenes con vistas a cierta misión universal y divina –que yo al menos

desconozco en su totalidad-.Esto puede sonar descabellado para quien

no esté preparado para saberlo. Para mí suena descabellado leer que

hay una mujer, llamada Eleanor Longden, que es magistrada en

psicología y trabaja para una asociación que busca personas que

escuchan voces a lo largo y ancho del planeta para quién sabe qué; pero

que ella conoce los padecimientos de un mal diagnóstico mental y que

los combate.

Reconozco muy bien los vicios de mi escritura, a pesar de que los

valore y los considere un importante vestigio de mi producción y su

evolución, por eso no abuso de la corrección. En el mejor de los casos,

prefiero la ampliación al revisar y encontrar que ciertos pensamientos

han quedado incompletos; porque cuando escribo, pienso en tantos

tópicos a la vez, que lo que queda escrito no es realmente todo lo que

pensé en el momento, sino que sólo una breve expresión de lo que

pensé al respecto.

Cuando uno tiene determinadas habilidades, a veces es bueno

mantenerlas ocultas; al menos hasta desarrollar una personalidad

Page 12: Mi primer libro gratuito

4

fuerte y mecanismos de defensa ante la explotación. Porque sin duda,

una persona habilidosa en cierto campo, será buscada para que

resuelva problemas de otras personas y explotada en muchos casos; es

decir, habrá personas dispuestas a brindarle todo lo que ellos

consideren necesario para que el habilidoso realice la tarea que ellos

desean, sin embargo, todo lo que ellos consideren necesario, no será

todo lo que la persona habilidosa desee.

Por otra parte, quisiera no incluir en esta pieza las cuestiones que

hacen a otras obras en las que trabajo actualmente. Mis intereses son

variados y dirigidos en direcciones determinadas, por ello quisiera

dirigir esta sobre todo hacia el rol del dinero en la vida de las personas.

En primer lugar, yo no escribo por el dinero que me genere mi

escritura. Porque en este momento no gano dinero por mi escritura.

Porque este libro lo estoy escribiendo con interés en su contenido. Tal

vez me incentive la ilusión de dinero. La ilusión de que este libro me

ayude a publicitar mi escritura, y que luego pueda desarrollar un

negocio a partir de ella y tener muchas ventas que redundarán en una

buena ganancia de dinero. Pero en este mismo momento, es una

ilusión. Una ilusión de futuro. Y el futuro está signado por el azar. El

futuro es siempre lejano y se distancia de la ilusión y los planes; en mi

pasado ha sido así, al menos. Mi deseo no garantiza que mi situación

cambie, por eso me ocupo en realizar todo lo que puedo, lo mejor que

puedo. Eso me encierra en una paradoja sin solución: Yo quiero dinero,

quiero viajar, quiero conocer otras culturas, quiero hacer surf en playas

hermosas, pero escribiendo no voy a obtener todo eso; yo escribo para

las personas, las personas me brindarán todo eso que yo quiero. Y

finalmente, no sé qué debo escribir para determinadas personas,

porque todas las personas que conozco esperan que escriba algo

diferente de lo que escribo, u otros no saben siquiera qué esperar. Yo

estoy escribiendo para el común indeterminado de las personas, es

decir, no estoy escribiendo para nadie en especial y a la vez estoy

escribiendo para todas las personas en particular.

Todos tienen algo, nadie es infinitamente pobre. Tal cosa no existe.

Todos tienen una familia con quien volver o un asilo al que ir a

refugiarse. Todos tienen dos manos para sentarse a pedir monedas en

la calle. El sufrimiento es momentáneo –en mi primer libro, si mal no

recuerdo, he escrito que el sufrimiento es momentáneo, pero la pena

dura toda la vida-. No se trata de cuánto pueda uno sufrir y cuánto le

acerque la muerte ese sufrimiento, cuan cercana le sienta en tanto la

desee como contraposición a la vida –y ese sufrimiento-; se trata de no

sufrir, con dinero o sin dinero, vivir la vida por fuera del dinero.

Page 13: Mi primer libro gratuito

5

El dinero que yo he ganado –la mayor parte del dinero que he

ganado- lo he hecho trabajando como bestia; tal como Sarmiento lo ha

enunciado. Y he debido de descender en mi dignidad y demostrarme

servil y obediente. Ello me ha conllevado esfuerzo. Y me ha causado

sufrimiento. Y sin embargo, habrá quien me diga que ha trabajado una

vida entera sufriendo, con las manos lastimadas, hiriéndose y

enfermándose, sin recibir casi nada de dinero a cambio; lo ha hecho

porque la vida es así y porque hay que servir sin esperar nada a

cambio: Pues es cierto y tiene razón. Habrá quien refute que yo he

trabajado como bestia y que he sufrido, que me he esforzado levantando

cajones de cerveza y que me he cortado con cuchillos y con vidrios, que

he respirado polvo y humo: Pues es cierto y tiene razón. Habrá quien

diga que soy joven y que aun puedo forzarme, que aún me queda

mucho por sufrir y que en definitiva lo que he hecho es casi nada: Pues

–muy a mi pesar- es cierto y tiene razón.

La felicidad y el sufrimiento son emociones de la vida. No tienen

por qué interferir el trabajo y la creación, aun sí lo hacen. Como he

expresado antes –y continuando con una línea- necesariamente el

sufrimiento debe coexistir con la felicidad. Muchas veces, la

intermitencia de sus presencias, puede lastimarnos. Sí, es cierto. Son

opuestos que se atraen. Pero un imán posee dos polos opuestos en la

misma pieza, y sin embargo, no se colapsa.

Yo no conozco otra manera de vivir y de afrontar la vida que no sea

la de un sobreviviente. Y esto está muy lejos de mi deseo y mi

concepción. Pero no puede cambiarse, ya es así. Debo aceptarme de

esta manera. Y quien no acepte esta manera de vivir y de afrontar la

vida, no me acepta a mí. Tuve que aceptar en algún momento que sufrir

también formaba parte de una vida, que era necesario para el equilibrio

que la balanza tenga tanto de un lado como de otro. A mi parecer, el

significado de la vida está en ella misma; hay que vivir la vida y hacer

todo lo que sea posible para crear, generar riqueza y dejar objetos y

edificaciones morales, psicológicas, ideológicas, literarias, materiales,

sociales, conceptuales… Todo para los seres que habitarán el planeta

luego de nosotros. Esa es nuestra única misión.

Por otra parte, he considerado en ocasiones que no debo aceptar

las riquezas cuando se me ofrecen, en un casi orgullo sórdido que

intenta empujar la balanza de mi destino hacia el sufrimiento en

manera egoísta. Porque es cierto que el dinero facilita la felicidad en la

vida, como lo reconoce Céfalo. Por ello he recapacitado al respecto y

decidido que si mi función es en la vida escribir, no hay motivos para

que rechace las riquezas, cuando de hecho ellas me servirán para

Page 14: Mi primer libro gratuito

6

potenciar mi escritura cuanto que me llevarán a donde yo necesite para

escribir y me harán ver todo lo que necesite ver para variar mi escritura.

Porque no sólo es menester buscar en uno mismo para escribir, sino

que puede uno buscar en los demás; no sólo en los hombres y mujeres

de tiempos pasados, sino también en los contemporáneos que pueden

contarnos sus historias oralmente.

También tengo que considerar que he sofocado mi necesidad, de

manera que en lugar de presentarme como los indios pedigüeños que

relata Lucio V. Mansilla, más bien me he asimilado a la imagen de los

líderes ascéticos que rechazan cuanto se les ofrece en tanto la continua

negación de los ofrecimientos no degenere en una ofensa de desprecio.

Tengo deseos, porque quiero lograr algo; pero a la vez siento una

profunda desazón y la mayor compasión por quienes pasan dolor y no

deseo absolutamente nada –Cuando digo estas cosas, me pesan mis

palabras, porque sé que habrá quienes se aferren a ellas para

perjudicarme-. Para explicarlo, no es que no quiera tener posesiones,

sino que al contrario, deseo fuertemente tener posesiones; sin embargo,

es parte de ese deseo el de no quitar las posesiones a otros para

hacerlas mías, sino crear yo mismo mis propias posesiones con los

recursos que pueda contar.

Muchas veces las posiciones del orgullo y la indiferencia se

constituyen en expresiones de desprecio. Quien sea que desprecia,

desprecia para alejar. No se permite el hombre que desprecia acercarse

a esa persona despreciada. Porque sus círculos le han hablado con

horror de su historia, o de sus costumbres. Porque su desprecio le

granjea beneficios y le evita compartir el producto de su trabajo. Porque

no comparte una realidad, ni círculos sociales, ni un cúmulo de

conocimientos comunes con esa persona. Por desconocimiento o por

temor a lo desconocido.

En cierto modo, he terminado por gozar de la falta de satisfacción y

del inconformismo silencioso. Ello me hace recordar a las

consideraciones de Camus sobre el absurdo. Es decir, yace fuera de

toda lógica encontrar el gozo en la insatisfacción. ¡Si estos dos

sentimientos son opuestos! Cómo es que la antítesis de un sentimiento

pueda generar su contrario. Pues no lo sé, pero me llena de gozo sufrir

en silencio; me hace pensar que soy fuerte y que puedo soportarlo todo;

cuando considero esto, me ilusiono de ser una especie de Atlas que

soporta el mundo sobre sus espaldas. Atlas no es feliz, pero es

admirable. Nadie controla a Atlas y le da latigazos para que soporte el

mundo sobre sus espaldas; él se hace cargo de su condena y cumple

fielmente su castigo como un esclavo de la responsabilidad. Yo creo que

Page 15: Mi primer libro gratuito

7

cuando los griegos originaron el mito de Atlas, no pensaron en el castigo

como una ley que deba ser controlada, sino que lo hicieron desde una

visión de la obediencia divina y con la convicción de que un hombre

puede aceptar la realización de una tarea dificultosa en perjuicio de su

satisfacción personal para contribuir a la satisfacción de todos los

hombres y que de esta manera se reduzca su indiferencia en función de

la potenciación de la satisfacción; inclusive considero que los griegos

hayan reflexionado todo esto, o incluso más de lo que yo he

reflexionado, o tal vez muy poco o casi ni lo hayan reflexionado.

Page 16: Mi primer libro gratuito

8

II

El silencio coarta la esclavitud, cuando el artista entretiene al

esclavo para que se olvide de su condición. Eso puede ser visto como

cruel desde cierta óptica. Ahora bien, ¿Puede considerarse que el artista

es libre? ¿O se lo debe considerar el más servil de los esclavos, el

esclavo que sirve a sus semejantes? Porque, en esta última afirmación,

podemos ver al artista como el guardia servidor del esclavista –desde la

afirmación de que entretiene a los esclavos para que ellos se mantengan

en su posición servil-; sin embargo, si los esclavos se rebelasen, las

posibilidades de que su rebelión sea reprimida con fuerza es grande, y

por tanto, si ellos se entretienen con el arte, pues sus tareas se vuelven

mucho más amenas. De todos modos, se ha considerado a través de

múltiples estudios, que el arte es un mero divertimento de ricos y

poderosos; eso no explica las manías creativas de los más oprimidos,

ciertamente.

Estas consideraciones son reflexiones del francés ganador del

Premio Nobel –de Camus- antes que mías, pero que no dejan de

conmoverme y de estimular mi intelecto. Como dije, el mundo ya estaba

allí antes de que yo naciera. Eso no puede ser absurdo. Como tampoco

lo es que continúe las cavilaciones que otros han pretendido concluir o

han dejado inconclusas. Con seguridad, tiene mucho más sentido

considerar que yo continúe la obra de alguien que la haya dejado

inconclusa, o que la reversione simplemente (en caso de que fuese

ampliamente concluyente), y no afirmar que puedo crear algo nuevo que

jamás ha existido.

El mundo ha sido injusto desde su comienzo. Y yo mismo soy

injusto, cuanto que emito un juicio de valor sobre él, cuando no he sido

testigo de su existencia. Lo que he visto y he leído, aquellas personas

con las que he platicado, tienen que ser necesariamente muy poco en

comparación con la totalidad del planeta. Mi pensamiento y mi paso por

la vida es tanto como un grano de arena en una playa; más bien, en

todas las playas del mundo, porque así hago injusta mi afirmación –

cuanto que no conozco todas las playas-.

En mis reflexiones se mezclan las matemáticas y el lenguaje

coloquial. Porque las matemáticas también son un lenguaje; uno rígido

y estructurado. En esta expresión también soy injusto, porque es el

vocabulario y el abecedario también rígido, como también son

estructuradas las normas semánticas y ortográficas. No soy injusto

Page 17: Mi primer libro gratuito

9

porque lo que yo diga sea falso, sino porque lo que estoy diciendo ni es

concluyente ni es definitivo; y porque no es justo que descalifique a las

matemáticas en pos del lenguaje.

Previamente en la redacción, he querido expresar que el artista, el

escritor (yo mismo, en este caso), es como un absurdo entertainer del

que vale la pena reírse a carcajadas como el más desdichado bufón de

la corte. La lectura brinda entretenimiento; el conocimiento no vale

nada. No nos enriquece el conocimiento. Por otra parte, el hombre rico,

preocupado y receloso, no nos soltará un billete a cambio de ninguna

explicación, si bien podremos quitárselo más fácilmente de la mano

cuando logremos hacerlo reír y sus músculos se relajen. Todo esto

intenta expresar brevemente una idea muy compleja, que de seguro se

irá comprendiendo a medida que avance el libro y se conecten los

conceptos de escritura, educación, mercado literario y entretenimiento.

Porque el artista tiene la capacidad de distraer a las personas de sus

actividades productivas y sus preocupaciones con su arte, y de sumirlas

durante al menos algunos instantes en la más profunda estupefacción y

admiración. No voy a decir admiración poética, pero simplemente

admiración.

Toda la seriedad de mi discurso se revuelca en el barro

escandalosamente ante el primer sorbo de alcohol. Lo sé y soy

consciente de ello, incluso luego del primer sorbo de alcohol. Incluso,

revolcándome en el barro demasiado ebrio de alcohol, soy consciente de

lo escandaloso de mi comportamiento. A veces las personas quieren ver

más allá de lo que tienen a simple vista, y lo hacen. Yo no digo que esté

de más conocer, pero deberían abstenerse si luego van a escandalizarse

por lo que vean. Los escándalos y yo, no solemos llevarnos bien.

No puedo permitirme retratar el mundo como un escenario de

dueños y esclavos, si no es cierto. No comprendo la rebelión de los

esclavos, ni la prepotencia de los dueños. Aparentemente yo he nacido

en algún punto intermedio entre esos dos extremos, que me brinda

cierta libertad. El absurdo del asunto es la libertad. En nombre de ella

se mata y se protesta, se sufre y se festeja. En nombre de la libertad, se

arrebata la libertad de vivir y se encierra a algunos, privándolos de la

libertad; la libertad es absurda. Los esclavos se rebelan porque anhelan

la libertad; los dueños la rechazan porque es el objeto de la rebelión de

sus esclavos –sin embargo, aparentemente la poseen-. Al parecer, los

esclavos quieren la vida de sus dueños y los dueños no quieren la vida

de sus esclavos. La contradicción, la paradoja, es el absurdo. El

absurdo sostiene el statu quo, es decir, el estado actual de las cosas; el

absurdo se perpetúa en tanto no haya ningún cambio. Podemos

Page 18: Mi primer libro gratuito

10

considerar que la naturaleza es dinámica, por ello, lo absurdo es

contrario a la naturaleza y lo estático es absurdo. No necesito de

rebelión ni de desprecio si puedo escribir. Aún sin que se produzca un

cambio a través de la escritura, me atrevo a afirmar que la escritura es

una fuerza de cambio. A través de la escritura, el artista del cambio

puede conmover a las personas para convertirlas en agentes del cambio

que espera, y así perpetuar un cambio social profundo y duradero que

se constituya en un paradigma.

La esperanza y la ilusión son motores de la evolución. Son el

combustible del avance tecnológico que creó el estado actual de las

ciudades, levantadas por mano de obra humana que es el primer

autómata. Luego de la acuñación de herramientas ha venido la

máquina, el reloj, la electricidad, la electrónica, el condensador

electrolítico, el bombillo eléctrico, el automóvil, el telar, las válvulas

eléctricas, el microchip, la calculadora, el supercomputador, hasta la

computadora portátil y esta netbook en la que estoy escribiendo. Es un

ejemplo de lo más explotado aquel que busca la premonición de futuro

en Julio Verne: El viaje en globo, la vuelta al mundo, el barco, el avión.

Lo mismo sucede con muchos de los inventos y las proyecciones de

Leonardo Da Vinci, o en menor medida, por ser posteriores en la

historia, ocurre lo mismo con las visiones de Isaac Asimov y de Ray

Bradbury. Muchas veces, es el escritor que trae el futuro, o más bien,

que lo crea desde su inventiva en su mente y lo trae a la realidad

expresado a manera de relato para que todas las personas lo hagan

suyo y lo practiquen, continuándolo.

Algunas mujeres me han llamado iluso y me han hecho sentir

terrible, más porque eso ha sido una excusa para apartarse de mi lado

que por el simple hecho de ser un iluso. Se me ocurre que ser iluso

tiene algo que ver con la ilusión, con las visiones de hechos

inexistentes; es decir que como un iluso anhelo que hechos y

situaciones inexistentes sucedan sin más. En cierto modo, ser un iluso

ha sido la causa de que me hayan dejado solo. No eran mujeres a las

que comprendiera especialmente en el sentido que daban a sus

palabras, pero ¿A quién sí comprendo en el sentido que da a sus

palabras?... Yo creo que se referían con iluso a que viviese más bien

despreocupado y creyendo que todo se solucionaría por sí solo en el

futuro, y que no ganaba mucho dinero. O tal vez se referían a que

repitiese siempre las mismas cosas. No… seguramente se referían a que

no gano mucho dinero.

Me resulta común oír que las personas justifican su necesidad en

su sufrimiento. Como si la necesidad mereciese ser satisfecha. O como

Page 19: Mi primer libro gratuito

11

si debiese ser justificada la necesidad. Como si la necesidad no fuese el

deseo, como si el deseo no se alimentase de las pasiones y las pasiones

engrandeciesen al hombre o le condenasen, o lo condonasen. Como si

fuesen a darle dinero a una persona por quejarse y lamentarse, como le

dan alimento balanceado a los animales del zoológico de Buenos Aires

por estar allí encerrados para que los vean. Y sin embargo –a pesar de

mi cinismo- sucede todo el tiempo.

Tengo que pedir perdón por estas palabras tan ambiguas que he

escrito acerca de la necesidad y el sufrimiento. En verdad, las personas

sí aluden a su sufrimiento para justificar todos sus pedidos. Es esto lo

que he querido referir con el párrafo anterior.

Los juegos de palabras son absurdos hasta el cansancio y el

aburrimiento, cuando se parecen fonéticamente las oraciones y se

confunden sus significados o cuando se ordenan métricamente por

sílabas; incluso cuando las aparejamos en rima. Muchas veces nos

hacen reír. Es muy común reír ante el absurdo de los juegos de

palabras.

Si las grandes corporaciones organizan eventos deportivos de gran

envergadura, como la copa del mundo de fútbol o como los juegos

olímpicos; si las gentes se organizan tácita o explícitamente para asistir

a observar a unos cuantos privilegiados que pueden desarrollar su

competencia deportiva delante de todos ellos… ¿En dónde se encuentra

el entretenimiento de todo ello? Porque se trata de entretenimiento,

¿Verdad?

Tal vez es el fin del entretenimiento el de mantener el orden del

mundo tal como está. Tal vez es brindar oportunidades. Tal vez es

absurdo el entretenimiento. Podemos considerar que el entretenimiento

son todas las actividades que realizamos sin fines productivos; de todas

maneras, siempre ayuda el entretenimiento a desarrollarnos como

personas.

Puede que el arte, el deporte y la ciencia sean disciplinas dirigidas

a la supresión de errores. Y que la perfección no sea comprendida como

yo la comprendo en la naturaleza asimétrica. Puede que la competencia

sea en sí misma una equivocación y que sea perfecta. Tal vez, lo bello y

lo perfecto está en el error, o incluso en el error logrado adrede; porque

algunas veces el artista, el científico o el deportista juegan a cometer un

error a consciencia para poner en evidencia al observador con la

intención de imponer su voluntad sobre él. Muchas veces, el mejor en el

desarrollo de una disciplina, comete un error cuando es observado que

no suele cometer cuando practica su disciplina en soledad; porque

Page 20: Mi primer libro gratuito

12

inconscientemente no quiere demostrar sus habilidades para que no

sean adquiridas por el observador y este las emule o las repita.

El escenario apocalíptico de una guerra puede muy bien parecerse

al que sufrí bajo cierta experiencia extática en la que pude sentir cómo

se rajaba el mundo en mi rostro. Un momento en que yo manejaba a

alta velocidad y muy concentrado un vehículo, puede haber sido un

escenario apocalíptico a los ojos de un acompañante; o pueden haber

sido varios escenarios apocalípticos en el mismo viaje para el mismo

acompañante. O mi acompañante puede haber sido uno distinto a cada

momento posterior a experimentar una visión mental de un escenario

apocalíptico que cambiase radicalmente su manera de percibir el

mundo.

Algunas veces, mientras leo, se interrumpe mi concentración y

caigo absorto en fabulaciones acerca de mi vida, lo que desearía hacer o

cosas que quiero lograr en escenarios imaginarios. Cuando ello sucede,

suelen ser momentos en que yo me encuentro fuera del tiempo; es

decir, en que no siento sobre mí la influencia del tiempo, o más bien en

que mi mente se despeja de todas las preocupaciones que mayormente

me sobrecogen.

En un instante me atormenta la idea del dinero que no tengo. Se

me figura que luego de haber vivido lo suficiente y haber visto algunas

cosas necesarias, uno puede trabajar y ganar algún dinero, casarse y

tener hijos y tener una vida ordenada. O puede viajar

desordenadamente de un lugar a otro, tener relaciones casuales y

participar en rituales sociales insospechados; es una visión menos que

tranquilizante. Una filosofía de vida no cambia nada, ni una proyección,

ni una idea determinada. Lo que llamamos coherencia no es más que

una excusa. Una brillante excusa. No hay manera de planificar lo que

ocurrirá, porque toda expresión de futuro, en tanto sea inteligible,

cambiará el futuro dentro del abanico de posibilidades que permanece

oculto a lo inteligible.

Page 21: Mi primer libro gratuito

13

III Cuando Camus escribe que el dinero se presenta en nuestras vidas

como un medio de llegar a la felicidad, y que la felicidad es el fin, pero

luego se convierte el dinero en el fin, alejándonos de la felicidad, no es

del todo así. Sin embargo, yo seguramente lo he pensado miles de veces

así; pero él lo escribió, lo escribió y murió incluso antes de que yo

naciera –¡Eso es impresionante!-. De todos modos no es justo que diga

que no es del todo así; me refiero a que yo no lo expresaría así. Yo diría

que algunos se quedan en el medio. Jamás llegan al fin. Abandonan la

carrera, se acobardan; renuncian a sus sueños y dejan de intentar tocar

el éxito con sus manos.

Yo soñaba con ser un escritor. Y ahora lo soy, pero me tropiezo con

el dinero. Me ha hecho feliz y me ha devuelto un sentimiento de

realización muy profundo la consolidación de mi escritura. Ahora puedo

escribir a diario, todo lo que yo desee. Lo hago por simple gusto y

autodisciplina. Sin embargo, me quedo atascado en estos hechos que

relato. ¿Qué más voy a relatar sin dinero?

Ya no creo en la libertad ni tengo temor de sufrir. Hay maneras de

vivir. Muchas. Ninguna que garantice lograr los propios planes.

Ninguna garantiza una misión en la vida; ni coherencia, ni lógica.

Muchos escritores reniegan de su pobreza. Intentan mostrarse bien

pobres y condenados; tratan de apelar a la lástima de quienes pueden

ayudarles. Nadie es imprescindible. Ningún ser humano puede hacer

una diferencia. Así me dicen.

El pobre Camus se quejaba, no tenía dinero. Había nacido en una

casa muy pobre. Viajaba siendo muy pobre. Debía buscar el hotel más

barato y el restaurant más simple. Le dieron el Premio Nobel y tuvo

dinero. Le duró unos tres años su efímera felicidad y se estrelló en su

auto contra un árbol. No tengo que emitir una sola reflexión al respecto;

los hechos se presentan y significan la historia que los relata. Eso es

justo.

Un año después de mi primer libro para ganar dinero, gané algún

dinero, pero poco. Escribo un libro gratuito, para ganar más dinero.

Hace un año me planteaba dos páginas diarias. Ahora estoy empezando

con cinco páginas diarias. Se me agotan los argumentos, eso de seguro.

Intento no dar vueltas alrededor de los mismos conceptos. Pero sé que

se trata de escribir palabras. No van a tener un sentido especial. Ya he

Page 22: Mi primer libro gratuito

14

leído lo suficiente como para saber que nadie tiene la historia infalible.

Las historias ficticias no me interesan casi nada. El realismo mágico

tiene poco que me atraiga ya, son demasiados agregados a la obra

realista para alejar la mente de las preocupaciones; yo busco soluciones

reales a través de las palabras, no me interesan visiones que disfracen

los problemas de la realidad.

Hay temas que pueden darme un incentivo. Nombremos:

Economía, producción, felicidad, dinero, contabilidad, música,

matemáticas, literatura, finanzas, intereses, población, geografía,

sociedad, deporte, higiene, alimentos, organización… Si abro un libro en

cualquiera de sus páginas y encuentro alguna de esas palabras, es

probable que siga leyendo un poco más para saber la manera en que las

encadena con el resto.

Si busco dónde encontrar algo para escribir, en este momento

tengo algunos libros. Puedo abrirlos en cualquier página y escribir

sobre lo que sea que escriban allí. Podría continuar su lectura. Podría

desistir de mi absurdo compromiso personal de escribir cinco páginas

diarias. Eso sería muy bueno. Podría dormir mejor. O tener horarios

más normales.

Es degradante y frustrante permanecer con tu familia, comiendo

su comida, utilizando su vivienda, escribiendo durante la noche hasta

que casi sale el sol y dormir hasta pasado el mediodía.

En la historia, los hombres han guerreado por comida, por

vivienda, por riquezas, por dinero, por mujeres, por territorios y por casi

todo lo que pueda existir. Cualquier motivo es bueno para guerrear

cuando todo se vuelve demasiado calmo y la frustración es grande.

Luego de las guerras llegan las lamentaciones. Luego los ajustes de

cuentas. La esencia de la guerra también está en la discusión. Es un

conflicto de opiniones. Las visiones de los hombres contrastan y se

chocan. Para muchas personas es necesario que nadie se interponga

entre ellos y lo que desean, ni aunque sea intelectualmente; ello les

supone una molestia, un inconveniente, y consideran necesario

eliminarlo.

Para qué ignorarlo, hay tres o cuatro cosas que son básicas en la

vida. Ahora el mundo es mucho más complejo que antes de que

comience la historia escrita. O no. Comer, dormir, reproducirse… Para

personas de mentalidades simples no existe mucho más que eso en la

vida, con esos tres actos es suficiente para perpetuarla.

Page 23: Mi primer libro gratuito

15

Veo la televisión y no me dice nada que un libro no pueda decirme

mejor. En la caja boba, una historia de una hora, poco más o menos,

que lo mantenga a uno ocioso e improductivo. Una vida completa o una

temporada de vacaciones, un trabajo realizado, un viaje de fin de

semana, una empresa transmitida a través de generaciones; cualquier

lapso de tiempo puede ser adaptado a una hora, poco más o menos, de

imágenes sucedidas superpuestas de sonidos para una empresa de

Hollywood. Una historia de un año de labor puede tomar qué se yo

cuanto tiempo en ser leída dentro de una novela.

Siempre es difícil levantarse por las mañanas cuando uno se ha

quedado despierto hasta tarde. Escribir en el teclado con un dedo

vendado, también lo es. Todo escollo es superable, la fuerza de voluntad

siempre puede más y el dolor sólo se vuelve inhabilitante cuando todos

lo aceptan.

Cuando las preocupaciones y ambiciones dejan de ser

inhabilitantes para la comunicación, es necesario comunicarlas antes

de contestar a las preguntas que nos hacen nuestros semejantes.

Mantener la mente cargada de palabras es un trabajo. Y uno bien

demandante. Hay que demandar para servir, así se mantiene el respeto;

y viceversa. Quien no demanda termina por aparecer falto de

perspectivas y se lo reduce al nivel de un simple sirviente.

De a momentos me surgen palabras que tienen que ver con ciertos

tópicos de libros que estoy escribiendo en paralelo a este. No puedo

permitirme escribirlas, aunque podrían ser un incentivo al lector para

interesarse en esas obras. No es la idea: Esta obra es la propaganda de

mí como escritor y no publicidad para atraer clientes del resto de mi

obra; soy yo –la persona- el que necesita hacerse de respeto y

admiración como trabajador intelectual y no mi obra intelectual que

necesite ser justificada, porque esta se justifica a sí misma.

Correr al aire libre y levantar pesas son muy buenos ejercicios para

moldear el cuerpo. Requieren de la misma disciplina que requiere el

escribir para moldear la mente. Se necesita ser constante, hay que

trabajar diariamente y practicar a diario para que cada vez sea más

simple realizar la misma actividad, lo que es decir, que requiera menos

tiempo desarrollar determinados actos; sin embargo, el desarrollo de la

capacidad también puede ser considerado como parte de la realización

del acto, y así, la práctica motivo de impracticidad por el tiempo que

requiere su realización. Toda actividad es plausible de ridiculización en

estos tiempos contemporáneos de velocidad y lucha encarnizada contra

el tiempo.

Page 24: Mi primer libro gratuito

16

Hay un supuesto que me ataca de corriente… Si hubiese un sector

determinado de población, compuesto de personas muy parecidas,

todas habitantes de la misma zona geográfica, y todos ellos se

pareciesen… Mmm… No. No quiero plantear esas suposiciones. Estoy

seguro de que al común de los lectores les resultan absurdas. ¿Qué sé

yo de los lectores como un grupo?

En el párrafo anterior me rebelo contra el acto de clonación, es

decir la repetición de la personalidad, la maquinización de las personas

como no-individuos. Me refiero a las personas como objetos, como

conceptos, como idealizaciones agrupables. Yo no acepto que las

personas sean tratadas como números.

Yo soy lector; a veces compro libros. No demasiados, porque tengo

muchos que heredé y que no he leído. Generalmente me llaman mucho

la atención los clásicos. Aquellos que han sido reconocidos

mundialmente y que han ganado premios. Los escritores sobre los que

otros escritores escriben. Pero últimamente, luego de buena reflexión

adulta y espiritual, he desarrollado un fuerte sentimiento nacionalista

que me impulsa a buscar en la literatura nacional. La literatura

nacional argentina es muy belicosa y está cargada de guerras y

rencores, de asaltos y batallas, robos, ofensas, amenazas y las nociones

de amigos, enemigos, de villanos y de héroes. Últimamente, tengo

interés por los escritores contemporáneos que son más difíciles de

encontrar.

Decía que yo soy lector; sin embargo no pertenezco a ningún club

de lectura, ni conozco asociaciones de lectores –lo cual no quiere decir

que no existan, ni que en algún momento me vea movido por interés

desconocido o por obligación indeterminada a pertenecer a una-. Lo

cierto es que vivo alejado del mundo organizado. En cierta manera, casi

que mi pensamiento y mi manera de vida podrían resultar

esquizofrénicos. Pero lo cierto es que comprendo también mucho sobre

las cuestiones psiquiátricas y psicológicas; es un negocio. Un negocio

cruel, que juega con las almas de los hombres; muy parecido a las

asociaciones religiosas.

Estoy en cierto sitio de mi personalidad, inclinado a pensar que las

asociaciones siempre son injustas. Últimamente me pesa bastante el

concepto de justicia. Hay dos maneras de verlo: En una, leer La

República me está influyendo; en otra, empecé a leer ese libro porque

quería conocer argumentos referentes a la justicia. De todas maneras,

llegué a ese libro. Y creo que la primera influencia que me llevó a esa

Page 25: Mi primer libro gratuito

17

lectura es Antonio Escohotado. Y explicar cómo llegué ahí es una

historia muy absurda de contar y de leer.

Page 26: Mi primer libro gratuito

18

IV La inestabilidad emocional de las personas me lastima. Yo quiero

creer que mis emociones son estables, y que cuando se desequilibran es

por acción de los demás. Casi al final del segundo libro de La República,

Platón diserta acerca del error y la mentira; finalizando su reflexión en

que nadie erra por placer ni por propia decisión, sino que es empujado

por el entorno a hacerlo. Platón me confunde un poco, porque tiene esa

lógica típica de los filósofos, que va desde lo singular hacia lo general y

viceversa; digamos que es un extremista, en un instante une el

principio y el fin. A mí suelen decirme así al menos; y cuando me dicen

así, por lo general es porque quieren negarme un pedido. Otras veces

me dicen que no sé lo que quiero.

En el último trabajo que fui empleado, el encargado del local me

habló despectivamente y lo invité a salir afuera a darnos de puños.

Luego me disculpé y alegué que no me habían hecho contrato y que la

cantidad de horas excedía las de la ley. Entonces ellos me habían

“negreado”; y si me trataban “como un negro”, sería normal que

terminase por sentirme como tal y me comportase como tal. En la

charla que tuve luego del incidente con el encargado, él pasó por todas

las emociones posibles como una calesita rusa en cuestión de una hora.

A muchas personas suele ocurrirle eso con el dinero.

El dinero es algo muy común, está en manos de muchas personas.

Cuando uno piensa en dinero, no puede dejar de pensar en todas esas

personas. El trabajo y el dinero lo ponen a uno en contacto con todos

los intereses imaginables, tanto los más altruistas como los más

inmundos. Las personas pierden los estribos y los escrúpulos por él.

¿Quién querría tener algo tan poderoso y tan terrible? Pues, ¡Todo el

mundo!

El trabajo y el dinero son dos elementos que van de la mano

inconscientemente; quiero decir, que no media entre ellos la palabra

(eso me ha demostrado hasta aquí mi experiencia). Quienquiera puede

refutar esto de palabra, pero a menos que me pagase por ello,

seguiríamos en la misma disyuntiva.

Aparentemente, la palabra distrae y desconcentra en el trabajo; es

que se trata de producir silenciosamente y con mucha atención.

Page 27: Mi primer libro gratuito

19

No sé si estoy siendo cínico o serio al decir esto último. No sé si me

estoy burlando de alguien o de mí mismo. En este momento lo siento

así.

La calificación de seguro responde a los estudios, que siempre

dependen de los recursos que se posean. Hay una parte humana, es

cierto; pero el dinero la desprecia. Porque el dinero está en manos de

todas las personas.

Los libros son objetos maravillosos. Porque su verdadero valor está

en su interior, en la totalidad de su forma y todas las palabras que

encierra. Cuando comunicamos un libro de palabra, somos injustos; yo

no conozco a nadie que recite los libros de memoria, palabra por

palabra. Este puede ser un razonamiento extremo, pero es un

razonamiento justo.

Seguramente la escritura es un trabajo divino. Es un trabajo donde

el trabajador se dirige a sí mismo en búsqueda de la verdad. Y la

comparte con el público. No es menester del trabajador de la escritura

el dirigir a nadie, pero su propia dirección guía a muchos. Mientras que

el trabajador… ¡Este párrafo es un engorro! –¿A quién van a interesarle

los pormenores del trabajo de un escritor?-.

Las novelas televisivas argentinas siempre me desagradaron. Son

exageradas. Los personajes son sobreactuados. Me imagino el guión.

¿Quién la habrá escrito? Los protagonistas parecen sacados de una

novela de Flaubert. O de Roger Vailland.

A mí no me gusta demasiado nombrar a los autores, ni tomar citas

de ellos. Es porque en mi inocencia de escritor joven, me imagino que

hay catedráticos muy atentos y que me considerarán un hablador –no

es que no los haya, pero con decir esto último, no voy a evitar que

suceda-. No puedo constituirme en crítico de los clásicos. Si ya están

muertos. Si no pueden venir en persona a explicarme que soy un

irrespetuoso por juzgar su obra o sus palabras. Si ya ha habido tiempo

de sobra para que muchos se dediquen a conocer toda su obra escrita,

habrá quienes hayan pasado la vida entera repitiendo sus palabras. En

el momento que yo critico a una persona desconocida para mí, tengo

que aceptar ser juzgado por otros que yo no conozca. ¿Y cómo

reaccionaré? Temo a mi propia ira. Porque sé que mi ira es tan

impredecible como la ira de Dios. Como ese Cristo que, siendo

despertado en la barca, increpa a todos sus tripulantes: ¡Hombres de

poca fe!. ¿Cuál será la ira intelectual? ¿Cómo se enfurece uno cuando

se evidencia ignorante, contra quién?

Page 28: Mi primer libro gratuito

20

Decía que las novelas argentinas de televisión no me agradan. Y

me altera en medida interiormente, cada vez que prenden el televisor

cerca de mí mientras estoy trabajando en la escritura. No voy a

desmentir que soy perceptiblemente intolerante.

De todas maneras, me aborrezco cuando me encuentro intolerante

con mi propia familia. No debería ser así.

Caminar algunas cuadras hasta la biblioteca y comprar un clásico

en una edición nueva que invita a desconfiar de sus palabras, es

gratificante. Más aun, si es barato.

Anteriormente en la redacción, quise expresar que me producen

cierta desconfianza las nuevas ediciones de los clásicos. En realidad,

toda traducción de un autor me produce una desconfianza fundada. Se

trata de la fidelidad de la traducción. Yo leo en inglés y en castellano. A

veces necesito un diccionario que no suelo tener cerca. Otras veces lo

ignoro por pereza. En inglés no suele mortificarme demasiado el

vocabulario a pesar de mi pequeño repertorio de palabras, porque

resulto un buen entendedor. Cuando no, uso el internet para buscar

significados, sinónimos, traducciones y demás. Todavía tengo pendiente

aprender el alemán. También sería muy gratificante el francés. Aunque

en realidad preferiría viajar a las tierras madres de esas lenguas y

aprenderlos en forma práctica. El uso práctico del lenguaje es el que

nos da la facultad de escribir en manera poética; hace falta comprender

su organización íntima en la mente, pensar en dicha lengua. Dice en

alguna parte de un libro que me prestó un amigo, del autor Michel

Houellebecq, que la poesía expresa un momento en especial; la poesía

es como la flecha que da en el blanco. La poesía es rápida, es sintética.

La poesía lo expresa todo de un momento, es aún más potente que una

foto. La misma poesía puede ser leída un millón de veces y aún el

momento que expresa será el mismo y a cada momento será diferente,

habría un detalle más que observar; mientras que la descripción

prosaica pretende ser exhaustiva sin serlo a cada momento. La

descripción poética es y debe ser sintética, está preparada para ser así;

es leal al momento, al paso del tiempo; la poesía está hecha para

romper el tiempo. Una poesía convierte en eterno un momento; lo

resguarda del paso del tiempo en su esencia más profunda y más

accesible al total de las personas.

Estuve evitando todo este tiempo discurrir en manera alguna en

estas páginas acerca de las sustancias alteradoras de la conciencia o de

las relaciones íntimas. Son dos materias fundamentales en el mundo

actual. Pero también soy consciente de que este será un libro público y

Page 29: Mi primer libro gratuito

21

está toda esa cuestión de los padres y la inocencia de los niños. Cada

padre es inocente de educar a sus niños como lo desee, y si hay quienes

no están dispuestos a aceptar estas materias del mundo real para

compartirlas con otras personas ni con su familia, están en todo su

derecho; no es mi deseo que las personas peleen ni discutan por nada

que pueda estar en mis palabras. Quiero que el hecho de que no haya

mención directa sobre ninguna de estas materias en toda la extensión

de este libro sea una expresión de mi disciplina y que a través de ella se

vea reflejado mi compromiso con el bienestar de las personas.

Imaginen que a Sócrates lo condenaron a morir por la cicuta por

corromper a los jóvenes; justamente por despreciar los mitos de sus

antepasados, por ejemplo. El decía que era cruel que se representara a

los dioses –que debían ser perfectos y superiores, ejemplos de

ciudadanía- con instintos malvados, como diseminadores de mentiras e

incitadores de peleas entre los hombres; no podían los dioses como

seres superiores entre los que poseen la anatomía humana, ser simples

humanos caprichosos, viciosos y corruptos. Era un razonamiento muy

adecuado y un buen punto de partida para desautorizar la injusticia y

no admitir la justificación de los crímenes. Sin embargo, el padre de la

filosofía debió inmolarse.

Algo que siempre me pareció una verdadera ganga acerca de los

filósofos griegos (sobre todo Platón, Sócrates y Aristóteles por ser

ampliamente famosos), es que sus obras están completamente en el

dominio público; es decir, no hay manera de que uno no encuentre a

estos tres filósofos para leer gratis en internet. Sin embargo, este hecho

es una situación que puede crear cierto misticismo y desconfianza, ya

que no tendría nada de extraño que alguna persona escribiese una

historia adecuable a las que en las obras originales de estos hombres

existen y se la atribuyese. Por razones obvias, las obras primigenias de

estos hombres son casi inexistentes y no muy fáciles de encontrar.

Busqué un Rimbaud que me refresque las ideas y me ayude a

continuar con la redacción de este libro: La mano con pluma vale lo que

la mano con arado.

No quiere ello decir menos, y es el vivo retrato de una época. Es la

misma época en que Alberdi se indignaba: Galopar, sudar, asolearse,

mojarse, estropearse: hacer la guardia a las vacas, gobernar peones

imbéciles, golpearse con todo bicho, mentir a todo trapo para ganar un

real en ventas de trapos, de cuernos, de cueros, de cerdas, esto sí es de

la gran gente, altamente honrosa y brillante […].

Page 30: Mi primer libro gratuito

22

Estos hombres del Siglo XIX vivían terribles penas como creadores

intelectuales, porque de hecho en esos tiempos no había plena

consciencia de los avances tecnológicos. Ellos mismos daban estas

explicaciones y se ensalzaban en sendas expresiones porque era

necesario despertar a la población respecto de la importancia

intelectual en el trabajo para el desarrollo tecnológico y a través de su

aplicación el incremento consecuente en la producción. Expresándose

conocedores de estas verdades, pretendían obtener el reconocimiento

necesario para ser empleados en puestos superiores de la cadena

productiva, siendo que sus manos serían mal empleadas en la tierra

cuando podían emplearlas en el papel. De todas maneras, esto no

significaba pereza de su parte ni mucho menos, sino expresamente lo

contrario, como luego probó el joven francés que no volvió a tocar el

papel y dedicó su vida completa a un trabajo que no podemos calificar

de fácil ni leve.

Alberdi escribió las Bases que luego sentaran nuestra Constitución

Nacional. Sarmiento que fuese Presidente más luego, también expresó

en momentos su disconformidad contra el mismo respecto. Así lo hace

Lucio V. Mansilla y también Bartolomé Mitre. Y yo tengo que escuchar

incontables veces injurias contra estos hombres que se estrellaron los

cuernos contra la pared para engrandecer este país. Para que yo pueda

escribir en la casa de la playa de mis abuelos, soportando las

mascullaciones que me dirige cuando le contesto a sus quejas:

¡Parásito! Que te soporten tus padres, que lo único que sabés es vivir de

los demás y ser un cerdo y un desagradable. ¡Ya vas a ver, irrespetuoso!

Que yo nunca te he levantado la mano, pero… No quiero que estés más

en esta casa, ¿A qué vienes más que a incomodarme y faltarme el

respeto?

Yo a mi abuelo lo amo verdaderamente, aunque muchas de sus

creencias no tengan ni los más nimios fundamentos, aunque muchas

veces sus argumentos estén desviados de todo método racional e

incluso sea artífice de un especial sentido común que le ha conferido su

experiencia de vida que de común tiene muy poco. No necesito discutir

de cuestiones intelectuales con mi abuelo; él es una persona práctica, lo

admiro en gran manera; se ha empleado en más producciones de las

que muchas personas podrían imaginar, ha inventado dispositivos de

todo tipo, ha navegado las costas de toda la Argentina, ha buceado en

gran parte de ellas, ha pescado, cazado, enseñado… Por fuera de toda

admiración que le tenga, siendo íntegro, tiene un gran corazón y ha

sufrido pérdidas en la vida que no son para mí imaginables. Y sus

explosiones de ira, si me afectan, simulo que no y hago mi mayor

Page 31: Mi primer libro gratuito

23

esfuerzo para que no tengan mayor protagonismo como situaciones

negativas que no deseo.

Algunos hombres se vuelven tercos, duros, hirientes con la edad.

Pero yo a mi abuelo lo valoro mucho, porque ha tenido grandes hechos

y me ha dado todas sus atenciones en mi niñez. Y porque no soy dado a

enfadarme con facilidad. Mis propias carencias son las suyas, pero en

cuanto me muestro belicoso y anunció resueltamente que voy a herir a

un funcionario o que voy a tomar represalias contra quienes me

oprimen y me hieren, se apura a devolverme la razón y sosegarme. A mi

abuelo le conmueven y lo movilizan ampliamente las causas justas y

está en contra de todos los tipos de opresión, sin embargo –aunque sea

muy bien instruido en las armas de fuego-, no considera que ninguna

de estas causas valga el enfrentamiento armado porque sabe que así

murió su padre dejando huérfana a su familia durante la guerra civil

española. Yo, por mi parte, aunque no posea una instrucción al

respecto, considero luego de todas mis lecturas que el duelo con

espadas debería volver a aceptarse en la sociedad para solucionar

argucias de honor y establecer una forma de respeto que se ha perdido

entre los hombres con el advenimiento de la civilización tecnocrática y

los acuerdos de paz.

Discursos como estos son los que estaba buscando para realizar

un ensayo en el que no interfieran la redacción mis hechos diarios en

gran parte. Tal vez es de mi afán el inferir un eje central alrededor del

que pueda orbitar, pero de hecho, sé que sea cuál sea este eje central, el

mundo completo orbitará en su derredor. De modo que no habrá

ningún tema que censurar a su respecto, al menos en la apertura de

relaciones e interrelaciones que en mi mente considero. Así es la mente

del escritor que puede ser organizada por tópicos y cuyas relaciones

dentre conceptos son flexibles y potentes.

Nuevamente, tengo que considerar que la obra escrita es un simple

entretenimiento. No hay más que una fuerza arrojada en un objeto

material o virtual para que los lectores saquen energía de él y con ella

construyan las realizaciones de sus propias vidas. Un libro puede

encerrar toda la energía en sus palabras y esta energía puede ser

utilizada por un número infinito de hombres al mismo tiempo o en

diferentes tiempos; incluso el mismo hombre puede encontrar la misma

energía varias veces a través del tiempo en las mismas palabras del

mismo libro. El libro rompe con el tiempo, con el sujeto, con el

espacio… prácticamente todas las consideraciones físicas y

matemáticas que conocemos desde cualquier momento. Imaginen,

lectores, que sin las palabras del joven Rimbaud no hubiese llegado a

Page 32: Mi primer libro gratuito

24

terminar mis páginas de hoy. Tal vez sí. Podría haber usado otras, como

las que pirateé de Escohotado, pero así se presenta el destino, la

providencia. Es el deseo del Gran Arquitecto y yo lo obedezco a mi

manera y por mi propio gusto. Además, ya tengo con qué continuar, si

ya había pensado argumentos que erogar con respecto a la piratería

digital y esos asuntos.

Page 33: Mi primer libro gratuito

25

V

Caminar por la noche, mirando las estrellas y la luna, disfrutando

la inmensa calma que reina junto al mar apacigua el espíritu y atrae a

las ideas. Hay que oler la brisa marina y sentir la sal entrando por las

fosas nasales, cómo cura nuestros pulmones. La serenidad de la playa y

la de la persona se hacen uno.

Mientras camino, paso al lado de un hombre que me dice como al

pasar:

-Que ciudad careta, esta…

-… -

Yo lo miro, le sonrío y sigo caminando.

-Y mirá que yo soy careta –continúa, como intentando caerme en

gracia.

Entonces me doy cuenta que es un hombre que siente algo de

soledad y quiere charlar. Me detengo un poco e inicio una conversación

con él. Nos saludamos con un apretón de manos y nos preguntamos

respectivamente nuestros nombres.

Le pregunto si es de Bahía Blanca y me dice que no, que es de la

ciudad de al lado. Le pregunto si es de Punta Alta y me dice que

tampoco, que es de Villa Mitre.

Este hombre me cuenta que tuvo la suerte de compartir algunas

comidas y eventos íntimos con el Capitán Martínez. Trabaja en el polo

petroquímico.

Tiene una hija de mi edad que estudia Organización Industrial.

Ella está en la mitad del cuarto año y ya casi termina la carrera. Y él

desea que mejor hubiese estudiado Letras o Filosofía.

-¿Organización Industrial, de qué? –me dice con aplomo, excitado.

Cuando yo le cuento que escribo, él me dice que le gustaría

escribir. Es cierto, tiene mucho que decir, es evidente. No logra

organizar sus ideas, y lo comprende.

-Yo hice la colimba, cuando era el gobierno de ese borracho

ignorante, inhumano; y el otro también –me dice con amargura,

Page 34: Mi primer libro gratuito

26

refiriéndose al golpe militar de Galtieri y Videla-. Yo me llegué a estar

un mes sin bañarme en esa porquería de instrucción. ¿Vos sabés, pasar

hambre? Vos habrás pasado hambre porque te fuiste de joda una noche

y te escabiaste y no comiste nada y seguiste de gira…

-No, yo en realidad en algún momento de mi vida los negué a mis

padres y me fui a vivir a la Capital Federal. Y pasé hambre porque me

quedé en la calle o no quise ir a donde estaba viviendo, o no quise pedir

comida, o no tenía plata…

-No, eso no está bien, los padres… A los padres hay que

enfrentarlos. ¿Vos sabés? Mi hijo me enfrenta a mí; nunca se fue.

-Lo aprendí a la fuerza. Por eso volví y ahora trato de tener la mejor

relación con ellos.

-A los padres hay que quererlos. ¿Vos sabés? Porque cuando se

van, cuando ya no están…

-Sí, lo sé.

-Cuando era Malvinas yo estaba prestando servicio. Los cargos

mayores, ¿Vos sabés?, a los mayores, tipos grandes, se les caían las

lágrimas cuando decían que había que ir. Nosotros éramos unos

chicos… éramos… Queríamos ir ahí y… Como si fuese un juego. Y

cantábamos, entonábamos cancioncitas, como en los conciertos.

Escribilo esto. Yo volví del servicio con los pies podridos a mi casa.

Ahora voy descalzo, llevo las ojotas en la mano, porque es lindo. Se

siente bien caminar descalzo; hay que aprovechar a caminar con los

pies desnudos todo lo que se pueda, porque así están sanos los pies.

No es la primera vez que escucho una historia así, ni la primera

vez que me detengo en la calle a hablar con un desconocido.

Bueno, ahora un poco de lo que me dijo ese hombre, está escrito.

Tal vez no son las palabras orales, pero mi esfuerzo por traducir al texto

la mayor parte de lo dicho y de la manera más fiel está hecho de todo el

esmero que soy capaz de tener. Y confío en que ahora esas palabras

valen de algo. Y que la calma esté con ustedes, hombres buenos…

Una vez, el abogado que fui a ver para iniciar una demanda contra

el Estado por haberme encarcelado y golpeado en una comisaría de

Villa Mitre por acción de las fuerzas de policía, me dijo que si yo

escribía las cosas que pasaban al margen de las versiones oficiales y

todas esas cosas de la calle, yo era como el Roberto Arlt de la literatura

actual. La verdad es que tengo una flamante edición de Juguete

Page 35: Mi primer libro gratuito

27

Rabioso, de Editorial CEAL, en la repisa de mi habitación en casa de

mis padres; pero sólo lo he mirado unas cuantas veces y lo he hojeado

sin leerlo.

Tengo tantos libros que no me alcanzaría la vida para leerlos a

todos, y sin embargo no pocos libros he bajado de internet. Bajo

programas pirateados y armo mis libros con programas por los que

debería pagar para tener y usarlos. La mayor parte de los programas

que uso en la computadora son piratas. El Word en el que estoy

escribiendo, es pirata. No me jacto de ello, no es que esté orgulloso de

aprovecharme del trabajo de todos esos trabajadores informáticos que

se dejan la vida para crear una tecla virtual más accesible al

razonamiento del común de las personas, ni de los escritores cuyas

obras adquiero en formato digital, ni de las corporaciones o de los

titulares de los derechos de autor; es sólo que no tengo otra manera de

realizar mis producciones y mi ansiedad por obtener conocimientos es

muy grande. Por otra parte, si yo tuviera ganancias como para pagarles

a estas personas, no les mezquinaría mi dinero, porque sé cuánto

trabajan y sé que su trabajo es necesario y necesitan dinero para

solventar todos sus gastos y dedicarse en sus producciones.

David Bravo se alarmaría si me escuchase autoproclamarme un

pirata. Soltaría su discurso sobre que los piratas eran hombres que

iban en barcos, muy bravos y malos, cuchillo entre los dientes, y

robaban, saqueaban, mataban y violaban. Tiene un buen punto. Y

además es abogado.

Yo no sé si es porque sea pirateado, pero la revisión gramatical del

procesador de textos de Windows en español, es muy defectuosa. Me

irrita un poco.

La música es un buen aliciente para la escritura. Las letras de las

canciones tratan asuntos poéticos: Vida, muerte, amor, traición,

política, amistad…

Las personas buscan siempre compañía, como ese hombre que me

habló en la calle y con el que me quedé charlando un buen rato. O

como ese joven con el que me quedé una vez charlando en la calle

Niceto Vega, afuera de la pizzería Viejo Palermo y que escuchaba rap

español y llevaba algunos temas de SFDK en el celular, como El diablo

de alma buena y Tres hombres y un destino.

Me pregunto qué es lo que quiere leer el público. Yo no llego a

comprender la idea de las masas consumidoras. Me hago una idea vaga,

pero en realidad esa idea está enmarcada en mi propio conocimiento y

Page 36: Mi primer libro gratuito

28

en mis intereses. A menudo me recriminan que mis gustos e intereses

no son los de otras personas, y por ello siempre tengo la duda acerca de

qué será lo que les interesa y les gusta a las demás personas y si es que

hay algo así como un universal de gustos e intereses o sólo existen los

gustos e intereses individuales y luego estos se propagan a través de las

influencias, atracciones e idolatrías que generan las modas.

La televisión hace viajar a través del mundo marcas y nombres,

imágenes de productos. A mí me conmueve la afirmación de Mario

Celimendi cuando dice: “La TV me ha culturizado, porque cada vez que

la encienden en casa, me voy a leer a mi cuarto”. Es incisivo, es una

frase ingeniosa. Muchos artistas de la música Rap, en especial los

españoles –porque son los que más escucho-, son creadores de frases

verdaderamente ingeniosas en su contexto y la aplicación de las

palabras a las situaciones reales. Algunos hombres mayores de

pensamientos flexibles han considerado que los Maestros de

Ceremonias [MC’s] –más bien, para el común de las personas, raperos-

vienen a ser los nuevos cantautores de esta época, algo así como nuevos

trovadores, payadores, juglares o bardos. No es por desprestigiar a otros

estilos musicales, pero es evidente que el Rap tiene una especial fuerza

en sus letras y una gran carga de realidad también, que le hacen único.

Me pregunto cuánto puedo relatar antes de empezar a repetirme y

volverme redundante y aburrido. Mi abuelo, por ejemplo, repite las

mismas historias una y otra vez. Y va a cumplir ochenta años. Sacarle

una anécdota desconocida es casi tan difícil como quitarle una espina a

un león.

A fuerza de uso, las metáforas han ido resultándome absurdas y

siempre me parecen exageradas. Son muy comunes las que se

relacionan con animales. Creo yo que es algo clásico. Los griegos

recurrían seguido a recursos de la naturaleza en sus historias. En la

poesía, y aún más marcadamente cuando se trata de forzar los versos a

rimar desplazando el sentido común y la coherencia, pueden surgir

metáforas en extremo absurdas de significado tan evidentemente

ridículo que da vergüenza pronunciarlas.

Marshall Mathers hace rap en inglés. Gana mucho dinero y es

reconocido por lo que hace. Muchas de sus frases sonarían absurdas en

mi boca. Él habla sobre sí mismo, pero incontables personas se

identifican con sus palabras y sus vivencias. Los consumidores de su

música se sienten cercanos a Marshall, encuentran lugares comunes

entre las experiencias de vida del chico rubio –me refiero a Eminem- y

ellos mismos. Definitivamente todas las personas buscamos la

Page 37: Mi primer libro gratuito

29

identificación en otras personas para sentirnos parte de un conjunto,

para ahogar nuestra soledad.

Escribir es una actividad muy solitaria. Requiere de orden y

planeamiento. Por ejemplo, yo tengo que, por fuerza, viajar hasta la

Capital Federal a inscribir los derechos de autor de este libro en el

Registro Nacional de Derechos de Autor antes de subirlo a la internet.

Estoy esperando a tener las versiones definitivas de unos tres o cuatro

libros para inscribirlos todos juntos. Porque me sale caro viajar a la

Capital Federal ahora. Tengo que pagar el transporte, el alojamiento, la

comida. Para mí todo es caro, porque no gano casi nada de dinero.

La mayoría de las disciplinas artísticas requieren de pasar mucho

tiempo en soledad y practicar con suma concentración la ejecución –

Para los lectores que estén sumamente interesados en descripciones de

técnicas artísticas, lamento tener que defraudarlos en esta manera,

pero en este libro no encontrarán grandes descripciones al respecto,

porque estas las haré en otro libro en el que estoy trabajando-.

Las computadoras son herramientas muy versátiles hoy en día

para los artistas. Aunque obras de calidad, requieren de

procesamientos complicados. Dicen que para la edición de imágenes de

videos o de sonidos se requieren mucha memoria RAM y avanzados

procesadores –esto tiene que ver con especificaciones electrónicas de las

computadoras que no puedo describir de la manera más precisa por el

simple hecho de que yo mismo no conozco a fondo el funcionamiento de

estos aparatos que requieren profundos conocimientos químicos y

físicos-; yo he descubierto que para la edición de palabras sucede lo

mismo. Sino intenten cambiar la fuente o el tamaño de ciento cincuenta

hojas escritas, todo de una vez. Las computadoras me han enseñado en

buena medida a ser paciente. No hay manera de apurar los procesos

electrónicos; a menos que usted sea un genio de la informática y

construya un nuevo artefacto más poderoso a esos efectos.

Las personas se muestran impacientes hoy en día. Quieren todo

ya, quieren todo perfecto. Quieren. Demandan.

Yo considero que las computadoras han cambiado las mentes de

las personas. Las han llenado de errores. Por ejemplo, cuando el

procesador de la computadora comienza a fallar mientras reproducimos

música. No hay manera de que una ejecución de música en vivo se

bloquee del modo que lo hace el reproductor de música de la

computadora. Cuando escuchamos esa música entrecortada, debe de

tener profundos efectos en el trasfondo de nuestra mente que no

alcanzamos a comprender. La computadora crea y demuestra a la vez

Page 38: Mi primer libro gratuito

30

una cadena de defectos humanos del cálculo y el pensamiento que

jamás hubiese podido ser comprendida antes de su aparición.

No hay que olvidar que el principio de la computación se basa en el

tiempo; es decir, toda computadora tiene un reloj interno y se vale de

ciertos cambios en la electricidad que tienen que ver con nuestras

nociones de tiempo, día y noche, influencias másicas, atracción de los

cuerpos, fuerzas de gravedad y básicamente todo el cúmulo de

conocimientos científicos que está en constante cambio de ratificación y

rectificación.

No tengo idea a qué futuro puede conducir la historia de la

evolución de la máquina y la mecánica. Las visiones de Isaac Asimov y

de Ray Bradbury son eminentes. Son estos dos autores que debería leer

más y con mayor detenimiento para comprender sus predicciones y sus

puntos de vista con respecto al potencial humano. Imagino que estos

dos hombres deben de haber hecho verdaderos descubrimientos en sus

mentes que aún siguen ocultos a la humanidad en el trasfondo de sus

palabras escritas.

Estuve pensando ayer en escribir que habitamos la época del

terror. Esta debería ser la edad terrorista para los historiadores. Suelo

hacer una comparación de generaciones con respecto a las expresiones

de violencia que podemos identificar y la manera de tratarla. El terror y

el miedo son efectos mentales profundos de la violencia y que merecen

un análisis característico para reconocer la utilidad que le dan algunos

hombres y las limitaciones que les produce a otros.

Yo siempre me pregunto cómo es que los historiadores le dan

nombre a las épocas. Razonablemente, la asignación de nombres a las

diferentes épocas de la historia deberíamos atribuírsela a un hombre.

De seguro ha sido un solo hombre el que las ha designado. Me refiero al

oscurantismo, la edad media (baja, media alta), sociedad feudal, el

renacimiento, toda esa clasificación tan generalista. Pero no quiero

decirlo peyorativamente, sino que me resulta muy difícil de comprender

que no haya habido en cada época y durante todos los tiempos,

personas e intereses de todos los tipos. Tal vez ocurre de la misma

manera en que todos tomamos Coca-Cola y no nos preguntamos cómo

es que llegó esta empresa a dominar el mundo siendo líder en ventas y

un producto ícono de nuestra generación.

Lo grande del planeta y su extensión geográfica, la suma

descabellada de las personas que lo habitan y sus realidades, caen tan

pequeña y simplemente como una moneda en una mano cuando se

trata de las redes internacionales de policía, la internet, los servicios de

Page 39: Mi primer libro gratuito

31

inteligencia… Todo el mundo puede ser una gran alcancía y cada uno

de nosotros –personas-, las monedas y billetes que se aglutinan en su

interior. Hay versiones desautorizadas que sugieren que hay un cierto

número de líderes mundiales iluminados menor a la decena que

controlan toda la información que genera el mundo y dirigen a las

personas a través de sus acciones; esto es posible, yo no le veo lo

descabellado; de hecho, yo he realizado una alegoría en mi primer libro

que da cuenta descriptiva de cómo puede suceder un hecho de este

control indirecto; sin embargo, ello implica un conocimiento psicológico

de cada persona individualmente que se relaciona directamente con la

falibilidad de las acciones dirigidas a controlar los actos de dicha

persona.

Nuestros sentidos dependen enteramente de las condiciones

atmosféricas. La presión, la humedad, la temperatura, modifican la

percepción que realizamos del mundo exterior y de nuestro cuerpo. La

percepción es un fenómeno completamente efímero. Comprendiendo

eso, es fácil suponer qué es lo que acomete a todas esas personas que

se nos muestran tan emocionalmente desequilibradas, que aparentan

vivir cada día como una vida diferente, un episodio aislado; en lugar de

vivir la vida como la continuidad de los días hacia la incertidumbre de

su muerte. Un amplio abanico de posibilidades se abre en estos casos y

puede ser tanto el temor mismo a la muerte o el desconocimiento del

legado que quedará tras de su muerte, o la obsesión por controlar dicho

legado, o la sensación de proximidad de la muerte…

Esta época terrorista está marcada por los odios y las envidias

avalados por los argumentos más diversos. Hay unas luchas entre los

jóvenes y los ancianos, otras entre los hombres y las mujeres, otras

entre los farmacéuticos y los naturistas; hay luchas entre los empleados

y los empleadores. Todos quieren marcar una diferencia y salir

beneficiados.

-Claramente –diría una chica muy bonita y simpática que conocí

una vez. La fui a visitar cuando la internaron en una clínica

psiquiátrica; incluso le escribí unas cuantas páginas que le leí en la

clínica y a través de las vivencias que tuve en parte con ella intenté

comenzar la escritura de mi primer libro, que por supuesto no

trascendió. Y me la encontré afuera de una heladería de Villa Mitre

cuando salió de esa institución. En mi primer libro elaboro un juicio

poético con respecto a las instituciones de recuperación psiquiátricas;

en realidad debería hacer una obra formal para tratar el tema, no es

algo para tomar a la ligera.

Page 40: Mi primer libro gratuito

32

Pasar la noche solo es una fuente inagotable de melancolía. Las

historias inconclusas, las amistades olvidadas, los momentos

compartidos que ya no volverán…

Nadie sabe con seguridad lo que es la amistad. Me imagino que los

amigos son aquellos que comparten los buenos momentos con nosotros.

Porque los malos momentos son malos cuando estamos solos. Un mal

momento se pasa cuando uno tiene un problema y no hay nadie que

pueda ayudarlo; y cualquiera que lo ayuda a uno a superar un

problema o lo acompaña en un mal momento, es un amigo.

Me gusta mucho escuchar Rap porque los artistas que lo hacen

son siempre muy críticos, reaccionan ante lo que consideran injusticias.

En este libro no quiero encerrar ninguna palabra de

disconformidad. Ya tengo un libro de artículos de protesta en proyecto.

No voy a ventilar su nombre.

Decía que me gustan las personas críticas y que protestan. Ello me

llena de orgullo, me da energía para continuar en mi tarea de escritor.

Está bien que las personas alcen sus voces contra la opresión. Es muy

triste esconder el sufrimiento. Una persona que no piensa por sí misma

–o una persona que deja de lado sus propios pensamientos para

obedecer órdenes que no comprende- casi no es una persona. Una vida

de obediencia a las órdenes y dedicada al cumplimiento de todas las

normas, es una vida de pena; una vida así no vale la pena.

Las personas siempre protestan por lo mismo: La dignidad.

Dignidad es vivir una vida sana, tener acceso al conocimiento,

tener una dieta equilibrada, conseguir lo que uno desea con trabajo.

Cumplir los planes. Eso es importantísimo. Cuando uno genera un

plan, tiene que poder cumplirlo. Me parece que si un hombre genera un

plan y no lo cumple es porque deliberadamente otros hombres se han

opuesto. No hay nada que el humano pueda soñar o pensar que no

pueda luego realizar o llevar a la acción; no creo que las condiciones

ambientales jamás hayan impedido a un ser humano lograr aquello que

se haya propuesto. Los grandes monumentos de nuestros antepasados

son la prueba de esto: La Torre de Pisa, las pirámides de todas las

longitudes terrestres, el arco del triunfo.

¿Por qué los hombres pelean? ¿Por qué se oponen unos a otros?

Estas preguntas no se las hace quien pelea, ni quien se opone u oprime.

El odio y la opresión deben ser heredades de los hombres antiquísimas.

Desde el momento en que existen, no pueden ser erradicadas; su simple

existencia implica su conocimiento, es decir su experimentación.

Page 41: Mi primer libro gratuito

33

VI Hay un legado de poder que necesariamente supera el esfuerzo. La

necesidad se opone al poder. El poder nace en la fortaleza.

El legado genético es una de las mayores fortalezas.

Los personajes sin nombre ni ascendencia heráldica siempre son

más débiles que aquellos bien definidos; los que cargan con una

historia por detrás y una descripción detallada de sus pasiones. Esos

son hombres hechos. Hay hombres por hacerse; si todos son factibles

de heredar el odio, la envidia, la intolerancia; pues es lógico que estos

hombres por hacerse sean objeto de desconfianza.

Hay que probarse a fuego para ser respetado. Es necesario

mostrarse valiente, tener nervios de acero; hay que ser osado, enfrentar

los temores, perseguir los sueños con la más viva esperanza. Mantener

la posición. Es vital mantener la posición para mostrarse valiente y ser

respetado. Para ser respetado no es necesario ser temido, pero sí

probarse libre de temor. Se puede ser temerario por tomar grandes

riesgos o emprender empresas peligrosas y salir airoso de ellas. Hay que

mantener la calma, no ceder ante la proximidad de la amenaza; hace

falta desconocer el peligro, no caer en la consideración del fallo jamás.

Un buen púgil debe saber, antes que golpear fuertemente, soportar los

golpes de pie y tener la entereza de una pared de roca. No habrá púgil

que sea grande jamás si no podrá resistir un golpe y a la primer baja de

su defensa caerá como caen los fuertes. La primer regla del pugilato es

jamás perder el equilibrio; hay que mantenerse siempre en pie. La

segunda enseñanza suprema del pugilato es levantarse cuando se haya

perdido pie. La tercera es no aceptar ayuda.

En algún momento comencé a considerar que en la vida hay que

hacerse fuerte, hay que soportarlo todo; sea lo que sea que se nos

presente, hay que enfrentarlo, no ya por una cuestión de orgullo, sino

para continuar con la vida.

Los aspectos sociales y políticos intento no analizarlos demasiado

en escritos como este. Cuando los afrento desde una posición humana y

singular, siempre resultan absurdos a poco de comenzar su análisis. No

hay análisis social o político si no hay un interés que pretenda justificar

un comportamiento determinado a través de dicho análisis.

Cuando Trasímaco le asegura a Platón que la justicia es lo que le

conviene al más fuerte, no se equivoca. Es verdad. Cada afirmación que

pueda hacerse es verdad en las circunstancias singulares que llevan a

Page 42: Mi primer libro gratuito

34

pronunciarla. Es necesario también que Platón no acepte esa

afirmación y que intente demostrar su falsedad. Hombres con

inclinaciones nobles no tolerarán el maltrato a seres humanos que

consideran de su misma condición, ni la esclavitud, ni otras vejaciones

que puedan llevarse adelante contra ningún ser humano.

En los relatos del Marqués de Sade, se ponen de manifiesto las

relaciones que permiten la confirmación de la afirmación que realiza

Trasímaco. Es muy triste, pero cierto. Cuando una pareja, afectada por

sus pasiones desviadas y sus mutuos engaños, decide solucionarlos

atacando a los terceros involucrados, no hace más que mancillar aún

más la ignorada dignidad humana.

El dinero y las posesiones materiales marcan diferencias profundas

entre las costumbres y la manera de relacionarse de las personas. No sé

si las personas naturalmente tienen personalidades destinadas que

conjugan sus actos con los de los demás. Yo intento aparejar las almas

de todos los seres humanos por igual, tanto de hombres y mujeres

como de niños y ancianos, de pudientes y no pudientes, ricos y pobres,

combatientes y pacifistas.

Tengo entendido que Immanuel Kant en la Crítica de la razón pura,

hace un listado de términos opuestos, que aparentemente forman parte

de un dogma epistemológico. Ello persigue cierta corriente de

pensamiento que yo conozco en un plano muy superior a las palabras y

que incumbe a la asociación de conceptos; porque hay que considerar

que las palabras sólo ocupan una parte de la mente, mientras que

también la habitan las imágenes, las imágenes en movimiento, los

conceptos, algunas luces y otras sombras que suelen ser impredecibles.

Hay ciertas idealizaciones que no obedecen a ninguna forma y que no

podemos nombrar, porque no son asimilables a las palabras.

Hay fenómenos físicos que podemos controlar, pero que sin

embargo no podemos ver mientras suceden, como el vacío o la

combustión en un motor de combustión interna. La percepción tiene

límites conocidos, aunque nuestro intelecto pueda abordar los

fenómenos que se desarrollan por fuera de ellos.

He dicho antes que las matemáticas son virtuales y que no

alcanzan a abordar los sucesos de “tiempo real” -no encuentro una

denominación adecuada para lo que comúnmente llamamos realidad o

el tiempo presente, digamos corriente, digamos la sucesión de la vida,

cada momento preciso que se desarrolla en el ahora-. Esto puede ser

explicado como que las matemáticas son un proceso estático. De hecho,

todas las maneras de estudio que conocemos se desarrollan de una

Page 43: Mi primer libro gratuito

35

manera estática que en ningún modo puede corresponderse con la

dinámica de la vida. Pongamos por ejemplo, un piloto de Fórmula Uno.

Un piloto de Fórmula Uno es ciertamente más hábil en matemáticas

que el matemático que desarrolla el sistema de escape de los gases del

motor del auto que conduce. Esto lo digo así, porque si un ingeniero

puede calcular por sistemas computarizados o en su mente o en un

papel o cualquier otro sistema inferior a la “sucesión de la vida”, el

desarrollo de la aceleración en el vehículo en ciertas condiciones

paramétricas –un clima determinado por cierta humedad ambiental y

presión atmosférica conocidas-, la temperatura de las cubiertas o el

empuje vectorial de las fuerzas centrípetas al tomar a ciento ochenta y

cinco kilómetros por hora una curva a treinta y ocho grados con seis

grados de inclinación positiva… Y todo esto puede hacerlo con exitosa

precisión de resultados; el piloto se encuentra aferrado al volante en la

prueba de pista, sentado dentro del vehículo, tomando la curva a no-sé-

cuántos cientos de kilómetros por hora –a toda la velocidad que se

fiereza le permita-. Si el piloto falla en su cálculo mental dinámico; si

falla en la coordinación de sus pies, sus dedos, sus brazos, sus manos –

todo a la vez- se arriesga a morir en un accidente. El afortunado piloto

de Fórmula Uno no teme morir, de otro modo no se subiría al vehículo

que pilota; sin embargo, queda claro que no desea morir en un

accidente por una falla de cálculo. El piloto, dentro del vehículo de

Fórmula Uno a gran velocidad, corre ciertamente riesgos mucho

mayores a los que pueda correr el ingeniero tras su computadora en

una oficina.

Las fallas son humanas. Siempre son humanas. La culpa… La

culpa sí que debe ser ya una cuestión divina. Le dije una noche en el

auto a mi padre y a mi hermana: La culpa para quien baje la cabeza y

siga órdenes. Ellos discutieron y mi hermana buscó la definición en el

diccionario de su Blackberry. La definición decía algo así como que la

culpa era el motivo por el cual actuaba una persona en obediencia de

un mandamiento, sin mediar su análisis intelectual de las

consecuencias de sus actos. Podría decir con respecto a esto que la

culpa es una actitud negligente. Según la Real Academia de la lengua,

la culpa es la imputación a alguien de una determinada acción como

consecuencia de su conducta –en su primera acepción-; según un

diccionario Larousse que pertenecía a mi hermana, la culpa es la causa

de un daño o perjuicio –en su segunda acepción-; aparentemente, según

varias fuentes, la culpa es también un hecho jurídico relacionable a la

mala intención o a la negligencia. Cuando yo digo quien baje la cabeza y

siga órdenes, evidentemente hago a la vez referencia a la sumisión y al

arrepentimiento; bajar la cabeza implica un abandono del orgullo

Page 44: Mi primer libro gratuito

36

personal, la negación del yo, a la vez que la obediencia de las órdenes

bajo esta condición consiente la falta de criterio.

¿Qué presión suprema o divina puede empujar a una persona a

actuar con culpa? ¿Por qué los subordinados del régimen militar

mataron personas, siguiendo órdenes? ¿Por qué algunos soldados en

batallas mataron a sus congéneres sucumbiendo a la presión de sus

superiores? ¿Quién dio órdenes explícitas de matar personas? Algunas

veces, las personas sienten deseos de asesinar a otras personas que los

han perjudicado directa o indirectamente. Esas son pasiones. Pasiones

profundas, naturales y humanas como las que Sade describe con

maestría. El hombre reflexivo y paciente conoce que estas pasiones

deben ser ignoradas y desechadas; son impulsos que no deben ser

tomados a la ligera y que, consideradas sus consecuencias

oportunamente, deben comprenderse como caprichos egoístas de la

naturaleza más brutal.

Y luego de comprender que es esta la naturaleza humana y que las

injusticias de la culpa pululan alrededor nuestro, ¿Qué nos queda a

aquellos que queremos guardar alguna esperanza? Si encontramos que

la historia está plagada de muertes injustas, que nuestra vida vale tan

poco como las pasiones egoístas de otras personas…

“Todo lo que quieres ya lo tienes y eso cansa. Hasta cierto punto

una fiera se amansa. Pierdes el cariño. Nunca vuelve al principio, pero

siempre hay sitio para la esperanza” recita uno de los integrantes del

conjunto de Barna, Falsalarma. Tal como el título de esa oda a la

esperanza, “Qué bonito al principio”… Yo no tengo más que una pobre

esperanza –que se desvanece a medida que la vida avanza- en que

frases ingeniosas como estas puedan cambiar mi porvenir. Lo que hay

de cierto en las palabras sabias, lo hay de incierto en la valoración que

recibirán por parte de los lectores y oyentes.

La vida no incluye un lugar determinado al que asistir. Así me

asombraba al leer en las palabras del libertino Marqués sus

consideraciones sobre el diablo; porque el demonio cornudo a pesar de

reclamar daños y perjuicios, también los castiga a sus hacedores.

Entonces es la libertad la que permite decidir, y permite decidir hacer el

mal y cometer injusticias con conocimiento o ignorancia de sus

consecuencias. Son los hombres libres los más temerarios y los más

viles entre sí. Es la libertad el poder que brinda la fortaleza para la

conveniencia de establecer la justicia. La intervención de la justicia en

los asuntos privados siempre generará deudos y reclamará favores. En

los tiempos que atravesamos, el más eminente dispensador de justicia

Page 45: Mi primer libro gratuito

37

es el Estado; sin embargo, la capacidad de juzgar es intrínseca a la

mente humana, siempre sometida a la forma que le haya dado su

historia personal a la mente de cada persona. No existe el Estado sin

sus artífices humanos y no existe el aparato judicial ni la justicia sin las

personas que la dispensan.

En el joven libro del bello libertino Rimbaud aparece el infierno,

pero no aparece el demonio como en Sade. Para Sade el demonio sube

desde el averno a seducirnos y corrompernos, tentándonos con

placeres; para Sade todo son refinamientos y apariencias. En cambio,

para nuestro joven conocedor de “todos los jóvenes franceses de buenas

familias”, ya está dado el placer como una existencia banal; nuestro

Arthur –joven, loco, hermoso, aniñado, sensible- es un hedonista

profeso. En Una temporada en el infierno, el maldito poeta reconoce que

el infierno está entre nosotros; pues si el sufrimiento y la desolación son

terrenales, entonces el diablo no tendrá por qué vivir en las

profundidades para advenir temporalmente a asolar nuestro paraíso,

sino que estará presente en cada uno de nosotros; es el tedio que nos

espicha a herirnos para conmovernos de alguna manera morbosa

cuando ya la belleza no nos conmueve en manera alguna.

La cautiva, Lincomilla, que nos ilustra Sir Cunninghame Graham,

tiene dos formas en su mente. Una es la que muestra su vida de

cautiva, como esposa de un Cacique Mapuche de la zona que

correspondiese al Cacicazgo de Salinas Chicas; la otra es la que

muestra su vida pasada como Mercedes, la hija de un terrateniente

asesinado en tierras ranquelinas, en las cercanías de la actual Provincia

de Mendoza. Lincomilla, luego de haber vivido durante años entre los

“pobladores originarios” de las tierras cercanas a Bahía Blanca, bajo

sus normas y leyes, con sus costumbres y leyendas y usos diferentes de

los de la civilización europea de la que ella provenía, se une en

convivencia con un gaucho; mientras vive con este hombre civilizado a

la europea, en el relato de Sir Robert, Lincomilla va recuperando su

cultura europea perdida. Conviven en la cautiva tanto la cruel y

despiadada Lincomilla, eminente ejemplo de vida originaria, cruda y

fuerte, como la refinada Mercedes de delicados modales y espíritu

sosegado, producto de la civilización de miles de años transmitida de

generación en generación orientada a una silenciosa y sensible

productividad. No es una ni otra la cautiva y no ha nacido Lincomilla

con la cautividad de Mercedes, sino que siempre han coexistido ambas

en la misma mujer; las circunstancias han mostrado sus dos caras

como su genética diferente ha resultado atractiva para el cacique que la

ha cautivado.

Page 46: Mi primer libro gratuito

38

VII Visitar a un amigo luego de unos días sin comunicarse, es un gran

alivio. Regalarle un libro es un gesto que dice mucho. Dice todas las

palabras que hay en el libro. Tal vez algunas más. Yo pude leer en

escasos dos o tres días todas las palabras del infierno de Rimbaud y sé

que a mi amigo le tomará mucho tiempo ese libro en su posesión para

reconocer todo el conocimiento que encierra e integrar su contenido; sin

embargo, se lo he regalado porque ha sido suficiente para mí con leerlo

una vez y he comprendido toda su fortuna, mientras que también

comprendo que le será de gran provecho a mi amigo.

Si una sola persona puede tomar una frase de un libro y llevarla a

su vida para compartirla de su propia voz con otra persona, ese libro ya

es un tremendo éxito.

Es parte intrínseca de la escritura la contradicción. O es parte

intrínseca de la mente del escritor. En todas las obras escritas

encontramos la contradicción. Tarde o temprano. Tal vez es condición

indispensable para la vida, la contradicción, una realidad inseparable

de la existencia humana. O es una absurda obstinación que caracteriza

la dualidad occidental.

Dije antes que iba a tratar aquí especialmente la cuestión del

dinero, porque este es un libro gratuito, entonces el dinero debe de

interesar a quienes les interese este libro. También dije, si no me

equivoco, que hay una gran diversidad de personas y de maneras de

pensar; en la actualidad conviven las más variadas modalidades de

vida, incluso opuestas o encontradas.

Hablando a un amigo, le dije que en la Argentina hay cuarenta

millones de personas. Si de esos cuarenta millones, seleccionamos un

millón, eso sería el dos y medio por ciento. Si el dos y medio por ciento

de la población de la Argentina colabora con un peso para que yo funde

una editorial, puedo juntar un millón de pesos. Cada una de esas

personas con un peso puede comprar cinco caramelos masticables en el

kiosco de la esquina de Costanera y Favaloro en Monte Hermoso. No se

me ocurren muchas cosas más que puedan comprarse con un peso.

Considerando los porcentajes requeridos para aprobar un examen en

una institución educativa, un dos y medio por ciento es prácticamente

nada. Nada puede aprobarse con el dos y medio por ciento. De hecho,

entre los estudiantes, un uno como calificación de un examen es

equiparable a un cero, lo que es lo mismo que nada; y sin embargo,

veinticinco milésimas de unidad están más cerca del cero que del uno,

Page 47: Mi primer libro gratuito

39

matemáticamente hablando; y para mí sería aún más de lo que nunca

hubiese considerado.

-Acabo de hacer una interrelación de conceptos muy perspicaz. Me

asombro de mí mismo, aunque mi afirmación no termine por conmover

a nadie.

Todo influye en el pensamiento. Especialmente la alimentación.

También el sueño. En el sueño influyen las hormonas. Y a las

hormonas las influye el sexo. O el sexo a las hormonas. Todos los seres

humanos tienen las mismas tres hormonas, Estrógeno, Progesterona y

Testosterona. No quiero meterme en el tema porque no quiero vérmelas

con ningún médico. Hay estudios que hacen relaciones muy ingeniosas

entre la Oxitocina, Vasopresina y las relaciones sexuales. En este caso

no estoy hablando de coito, para decirlo claramente.

Algunas veces tengo interés por los conceptos médicos y la

literatura médico-científica especializada; sin embargo, rápidamente me

convenzo de que no hay detrás de dichas descripciones detalladas de

las dolencias y las acuñaciones de términos que permitan nombrar los

variados conjuntos de síntomas, más que palabras vacías que poco

ayudan a las personas. Y sin embargo, no soy verdaderamente

consecuente en este pensamiento recurrente.

Los últimos dos días grabé un video y estuve ocupado en tareas de

publicidad de mi libro que sí me deja ganancias (aunque muy pocas en

relación con el tiempo que invierto y que ya he invertido). De hecho,

gasté el dinero que gané trabajando en Monte Hermoso como “barra” en

los materiales de publicidad. “Me la estoy jugando”, como se diría.

No voy a hacer aquí una explicación extendida sobre las relaciones

laborales que he sufrido personalmente, ni sobre ningún aspecto que

involucre mi profesión de Bartender o el conocimiento o

desconocimiento de los empleadores o el respeto que tengan por mi

trabajo o mi dignidad laboral o mi trayectoria laboral personal.

Sin embargo, una vez más tengo que considerar que este es un

libro que trata sobre dinero. Los lectores se interesarán en el, supongo,

porque es gratuito, y ello incumbe al dinero; entonces haré un detalle

de algunos de los trabajos que he realizado, los dineros que he ganado y

algunos de los precios de mercado.

En el año Dos Mil Seis repartía algunas veces cartas de intimación

que le entregaban en la agencia de recaudación de impuestos a mi

madre; las repartía en uno o dos días en bicicleta y me tomaba entre

dos a cuatro horas; cobraba entre cien y doscientos cincuenta pesos por

Page 48: Mi primer libro gratuito

40

ese trabajo, única vez, una o dos veces al año que lo realizaba. Con el

cobro de uno de esos trabajos, compré un micrófono Shure para grabar

algunos temas de Rap que yo hacía; lo pagué doscientos cuarenta pesos

y hoy, ese mismo micrófono, por internet puede comprarse alrededor de

los mil pesos.

En el año Dos Mil Ocho trabajé algunos meses para una

mensajería. Yo llevaba documentos, fotos, facturas, repuestos y otros

objetos en bicicleta entre diferentes puntos de la ciudad. Algunas veces

pedaleaba hasta diez kilómetros diarios o incluso más. En algunas

ocasiones tuve discusiones con los clientes que querían aventajarme

trabajos realizados, es decir, pretendían no pagarme por mi trabajo o

pretendían que yo había realizado menos viajes que los que había hecho

en realidad; el trato con mi empleador era honesto. Cada viaje se

cobraba dos pesos con cincuenta y luego aumentaba la tarifa en

cincuenta centavos cada diez cuadras; el dinero se dividía mitad para el

trabajador, mitad para el empleador, es decir, un peso con veinticinco

centavos de ganancia obtenía yo por cada viaje de base. Trabajaba

cuatro horas diarias de Lunes a Sábado. Al final de la semana

acumulaba entre veinticinco a cincuenta pesos. En ese entonces yo

fumaba cigarrillos Marlboro y cada atado de veinte cigarrillos costaba

tres presos con cincuenta centavos.

A fines del año Dos Mil Nueve trabajaba en una confitería céntrica

de Lunes a Sábado, de ocho de la tarde hasta el cierre

(aproximadamente las seis de la mañana, la mayoría de las veces).

Atendía la barra, dispensaba botellas, servía mezclas muy simples,

exprimía jugos de naranjas, limpiaba vajilla, limpiaba los pisos algunas

veces, ordenaba las heladeras. Cobraba treinta pesos diarios y me

proveían la cena. Un casco rebatible que me compré para mi moto me

costó cuatrocientos pesos. Mi moto que había comprado ese año

mayormente con dinero que me regalaron mis padres y mi madrina, me

había costado siete mil novecientos pesos; una Yamaha XTZ de ciento

veinticinco centímetros cúbicos de cilindrada; era usada, nueva costaba

nueve mil cuatrocientos pesos; a la semana de que yo la compré, en

Febrero de Dos Mil nueve, costaba diez mil ochocientos pesos cero

kilómetro. A la vez que trabajaba en la confitería durante la noche,

durante la tarde trabajaba en el taller mecánico del hermano de un

amigo; teníamos un trato excelente y aún le tengo mucho aprecio. En el

taller mecánico trabajaba de Lunes a Viernes de tres de la tarde a siete

de la tarde y cobraba cincuenta pesos en un principio y luego de

algunos días comencé a cobrar sesenta pesos. En la confitería costaría

unos diez o doce pesos una cerveza y unos quince a veinte pesos un

tostado.

Page 49: Mi primer libro gratuito

41

En el Dos Mil Diez trabajaba en un catering de la Capital Federal

donde cobraba unos doscientos a trescientos pesos por evento. Yo

asistía a las cuatro o cinco de la tarde para preparar el evento que

comenzaba a las nueve o diez de la noche y se extendía hasta las tres o

cuatro o cinco o seis de la mañana. Algunas semanas hacía eventos los

Viernes y los Sábados, otras veces sólo los Sábados o sólo los Viernes o

sólo los Jueves. Recibía algo de propina; entre treinta y cien pesos.

Pagaba trescientos pesos mensuales por el alquiler de una habitación

de cuatro metros cuadrados y alimento todos los días. Comer afuera

costaba unos cincuenta pesos. Una botella de Vodka Wyborowa costaba

unos ochenta pesos; compré un libro sobre whiskies de Udo Pini por

unos quince pesos y uno de coctelería muy hermoso, de lomo muy

grueso –que olvidé en casa de un compañero de trabajo y no he vuelto a

ver- por menos de cincuenta pesos. Compraba tres empanadas en un

almacén de la vuelta de la estación Irigoyen de Barracas por doce o

quince pesos; si no me equivoco en un restaurante humilde de enfrente

del almacén costaba unos dieciocho pesos un plato de ravioles con

estofado que jamás compré. Algunos días vendía choripanes en un

carrito en la avenida Brown de La Boca por seis pesos cada uno, luego

ocho pesos, luego diez pesos. El pasaje de colectivo o de subte o de tren

eléctrico costaría unos cincuenta centavos. Tomaba algunos trabajos

estables en confiterías que pagarían unos mil ochocientos a dos mil

pesos, que dejaba en seguida. Un alquiler de un departamento debía de

costar unos mil quinientos pesos mensuales; además había que

acreditar una garantía y pagar unos tres meses de depósito, aranceles y

acreditar un recibo de sueldo.

Cada vez que recuerdo esta vida que viví en Buenos Aires, la

libertad que sentía, la flexibilidad con que me movía, la verdad que

experimentaba, las personas desinteresadas que conocía, mi corazón da

un vuelco y siento una profunda melancolía; todas las penas no eran

nada comparadas con mi felicidad; sarna con gusto no pica dicen

algunos que gustan de los refranes. Sinceramente, yo debo ser un perro

de la calle, un perro rabioso, pulguiento y sarnoso, pero un perro feliz.

Buenos Aires era hermoso, nunca se acababa; siempre había algo

nuevo por conocer. Siempre tendré en mi memoria esos tiempos como

los más bellos de toda mi vida.

En el año Dos Mil Once trabajaba en una fábrica de pastas de

nuevo aquí en Bahía Blanca y cobraba unos treinta pesos por turno.

Los turnos eran de once de la mañana a una y media de la tarde y de

ocho de la tarde a once de la noche. Repartía los pedidos en mi moto.

Los feriados cobraba doble gracias a un compañero de trabajo que

trabajaba en el correo y se ocupaba de recordarme estos asuntos. El

Page 50: Mi primer libro gratuito

42

litro de nafta costaría unos cinco a seis pesos. Una cubierta trasera de

la moto marca Metzeler unos trescientos a cuatrocientos pesos; un

juego de transmisión (corona-piñón-cadena) entre doscientos quince y

trescientos pesos; una cámara unos treinta o treinta y cinco pesos.

Alquilar una cabaña en Sierra de la Ventana para semana santa me

costó ciento cuarenta pesos por día. Ese año alquilé un departamento

en el barrio universitario aquí en Bahía Blanca por mil pesos

mensuales; contrato por dos años desde Septiembre; a partir de

Septiembre de Dos Mil Doce, mil trescientos pesos, un aumento del

treinta por ciento después de un año; la boleta del gas era de treinta y

cinco pesos. En Diciembre de ese mismo año, en Buenos Aires cobraba

ciento ochenta pesos diarios por trabajar de Bartender de Miércoles a

Sábado en un local de Las Cañitas, de ocho de la tarde al cierre (las

cuatro o cinco o seis de la mañana); tuve que discutir para cobrar y

hasta me bajaron el sueldo hasta llegar a ciento cuarenta pesos diarios.

En el año Dos Mil Doce pagaba unos mil pesos de alquiler mensual

por una habitación compartida en un hostel de Palermo, en la Capital

Federal. La cuota del instituto donde estudiaba Sommellerie costaba

setecientos pesos mensuales. Un paquete de fideos costaba unos siete

pesos, un sobre de cuarenta gramos de queso rallado entre cinco y diez

pesos; las naranjas llegaron a costar unos ocho pesos el kilo. El mismo

pasaje de tren que salía unos treinta y cinco pesos –clase turista- en el

año Dos Mil Diez, por ese entonces costaba unos cien pesos ya. El

boleto de colectivo costaría un peso con diez centavos. La entrada a la

Feria de Vinos de Buenos Aires, unos doscientos pesos. Me contrataron

para hacer un evento por unos doscientos trescientos cincuenta pesos

como Sommelier y también trabajé en una exposición de vinos cobrando

cuatrocientos pesos por ocho horas, es decir, cincuenta pesos la hora.

En Enero y Febrero de ese año cobraba ciento cuarenta pesos la noche

por trabajar los Viernes en un boliche de Palermo. Podía salir a comer a

Palermo Hollywood y gastar ciento veinte pesos en una cena con vino y

entrada en Campobravo. Los precios del supermercado fluctuaban

mucho. Podía comprar tres alcauciles en la calle por diez pesos, o tres

paltas por quince pesos algunas veces. Una soga de saltar de cuero con

rulemanes me habrá costado unos ochenta pesos y un par de pesas me

habrán costado unos veintiséis pesos el kilo en una casa de deportes de

frente al Regimiento de Patricios.

En el año Dos Mil Trece trabajé una semana en un taller mecánico

de motos de Palermo por unos cien a ciento cincuenta pesos diarios.

Compré una máquina de escribir por ochenta pesos y otra por ciento

veinticinco pesos. Vivía con jóvenes de Chile y Venezuela y el dinero que

cobraba diariamente se iba en un abrir y cerrar de ojos: Unos fideos,

Page 51: Mi primer libro gratuito

43

una salsa, jabón, detergente, una gaseosa, una cerveza, queso rallado,

carga de subte (que en ese entonces aumentó a dos pesos con cincuenta

centavos), algunas monedas para los niños que piden, un alfajor en un

kiosco… Mis compañeros de vivienda proveían casi todo. Los sueldos

que se ofertaban por trabajos estables no llegaban a los tres mil pesos.

En este Dos Mil Catorce me ofrecieron siete mil pesos por trabajar

todo Febrero en un restaurant de Monte Hermoso. Los ánimos estaban

agitados, surgieron gastos imprevistos, se rompieron maquinarias del

restaurant, se crisparon los nervios, discutí y me fui luego de cuatro

días por los que cobré mil pesos. Trabajé en un taller mecánico una

semana aquí en Bahía Blanca y un solo día cobré cien pesos; el resto

trabajé ad-honorem.

El párrafo de las hormonas me hizo reflexionar profundamente

respecto del sexo como la diferenciación sexual, la diferencia genética,

de género. También en las relaciones sexuales como todas las relaciones

sociales que se mantienen en la vida diaria, pero especialmente las

relaciones entre géneros. Aunque a veces lo considero, una parte de mi

interior se niega a reconocer que todo nuestro comportamiento y

nuestra vida esté destinado a la reproducción genética.

Menté esta última cuestión desde la visión psicológica y concluí

que toda la información de carácter psicológico supone la inexistencia

de las emociones. Las emociones no pueden ser analizadas, porque son

arrebatos. Las emociones son las fuentes puras de las pasiones, no

pueden ser explicadas a la manera de las palabras. Las emociones no

pueden ser explicadas. A menudo, ignoramos nuestras propias

emociones o desapercibimos las ajenas.

La producción escrita pierde la continuidad cuando hay que

atender asuntos variados y alojar preocupaciones en nuestra mente. La

memoria es una entidad maravillosa. No sabría cómo describirla para

no quitarle toda su virtud. Ocurre que las computadoras y la era

tecnológica, el microchip, los bits, los bytes y… La Matemática como

siempre digo, le ha quitado toda la verdad al potencial espiritual

humano. No podemos medir una memoria humana; no la podemos

medir; no es matemática.

Me preocupa la forma que ha tomado o que tome este libro.

Después de las páginas escritas, es cierto que quien haya llegado hasta

aquí, lo leerá hasta el final, pero es justamente eso lo que me aqueja.

¿Qué puedo decir que le sea de provecho al lector? Desde que llegué a

algún punto de mi vida, vivo en el absurdo más profundo y el descrédito

Page 52: Mi primer libro gratuito

44

más crudo. No creo que yo pueda hacer nada que marque un cambio en

la realidad de nadie; no puedo cambiar la mía en primer lugar.

Mientras leo a Roberto Arlt, encuentro una manera totalmente

nueva de escribir y de relatar los sucesos. Pero no es nueva. Roberto

Arlt murió en Mil Novecientos Cuarenta y Dos.

Este estilo con el que escribo, es algo muy personal y particular.

Constantemente, desde que tengo uso de razón, encuentro argumentos

en contra de mi escritura. La materia que más veces desaprobé en la

escuela fue lengua. Ahora está de moda decir que Albert Einstein

reprobó matemática en la escuela. Eso es un consuelo mediocre. A

nadie le engrandecen las idolatrías, sino sus propios actos.

Una idolatría modelo puede ser la de un escultor que hace una

escultura en honor de alguien. O la de un pintor que hace un cuadro

para inmortalizar a un gran ser.

Siempre es mejor anticiparse al futuro. Por lo menos para el éxito.

Mientras no escribo, tengo ideas. Esas ideas las anoto en mi

mente. La cuestión es que mi mente está tan revuelta, que pierdo los

registros de mi memoria, entonces esas anotaciones toman la forma de

archivos en una inmensa biblioteca; pero al buscar los archivos, no

recuerdo en dónde los puse, y no hay un registro claro. Al menos

mientras estoy presionando las teclas, no aparece el texto organizado

con anticipación.

Yo tengo esa particularidad, quiero compartirla con ustedes: A

veces, a modo de un actor de la vida real, imagino las situaciones que

voy a enfrentar, entonces mentalmente actúo esas situaciones para

reaccionar de la manera más efectiva. Y a veces las actúo varias veces

en mi mente. Pero al momento de enfrentarlas en la vida, actúo

espontáneamente de la manera menos esperada; y todo el plan se va al

garete.

Comencé hasta aquí muchos párrafos diciendo “Dije antes…” y

otras formulaciones del estilo, que básicamente representan mi deseo

de ampliar conceptos abordados con anterioridad en el texto. Yo no sé

si eso aburre a los lectores, si resulto un “pesado” por ello.

El último tiempo me resuena un consejo que me han hecho

espontáneamente en varias oportunidades: “No se puede hacer feliz a

todos”. Yo creo que sí. ¿Por qué no? Por supuesto que habrá personas

prejuiciosas; cambiarán. Se puede caer bien a todo el mundo, se puede

ser justo en la balanza de Horus. Si no lo creyera fervientemente, no

Page 53: Mi primer libro gratuito

45

podría realizar mi trabajo. Una balanza siempre es justa. Es cuestión de

equilibrio. Incluso si la balanza está mismamente desbalanceada, es

justa cuando se aplica a todos el mismo desbalance. Y si ese desbalance

es fluctuante, pues entonces... ¿Entonces qué? Entonces se parece al

mundo. ¿Quién puede comprender y dominar el mundo? ¿Quién puede

cargar con el globo entero, como Atlas, a su espalda?

Los torneos y las competencias son injustos… ¡No!

El orden y el caos me remiten a Antonio Escohotado. Yo sé que él

no tiene la palabra definitiva a su respecto. Pero él escribió el libro que

lleva ese nombre: Caos y Orden. Es un título magnífico. Tendría que

leerlo por completo para poder juzgarlo. Pero me gustaría comprar un

ejemplar. No leerlo de la copia pirata que bajé por internet. Si no se

hubiese inventado el internet yo hubiese sido potencialmente una

persona más perversa. Me asombran los ladronzuelos de El juguete

rabioso que especulan con robar un diccionario enciclopédico.

Yo tengo un diccionario enciclopédico frente a mí, en la repisa de

mi habitación de casa de mis padres. Los libros son grandes y tiene más

de diez tomos. Dentro el papel es de muy buena calidad y está impreso

a color, con imágenes. Me parecería absurdo, de lo más absurdo

intentar asimilar sus conocimientos en una vida. No alcanza una vida

para memorizarse un diccionario enciclopédico. Porque toda la raza

humana está condenada al error. No hay conocimiento que repare ese

detalle. La memoria no es perfecta. No es lo mismo perfecto que

perfectible. Cada una de las capacidades humanas tiene la facultad de

ser perfectible, pero no de alcanzar la perfección propiamente dicha. La

perfección es una idealización estética –es una preocupación netamente

artística- que tiene por fin enaltecer a los seres humanos y está

particularmente relacionada con la técnica, aunque también se aplica a

las geometrías naturales y genéticas.

Las aspiraciones intelectuales tienen un grado importante de

absurdidad.

El deporte. El deporte es agradable, muy agradable. Hoy tuve una

reflexión al respecto y sobre las palabras de Platón respecto de la

gimnástica. El deporte y la gimnástica no son agradables en su proceso;

su proceso produce dolor. Son sus resultados los que nos resultan

agradables. Y son agradables si son agradables a la opinión pública,

pero no a nuestra propia opinión. Y en cierta manera, la clase de dolor

que produce el deporte también es placentera.

Page 54: Mi primer libro gratuito

46

El modo imperativo del lenguaje, por otro lado, es una forma

acuñada para el control y el convencimiento. Como escritor, debo

analizarlo con desconfianza.

Mi propia historia personal me lleva a desconfiar de mí mismo.

Cuando los demás dejaron de confiar en mí, me llevaron a desconfiar de

mí mismo. Así es como desarrollé mi estilo de escritura. Ahora

aborrezco la manera convencional de escribir, demostrando todo de

manera universal y dotando al escritor del altavoz de toda la

humanidad. Como yo no soy un mayor ejemplo ni superior, debo

atenerme a demostrar mi punto de vista personal y relatarlo en este

modo, para ganarme el derecho de ser llamado sincero.

Este libro no pretende de ninguna manera rebajarse al nivel de los

sucesos diarios de mi vida, como ya he hecho con mi primer monstruo.

Mis aspiraciones son ahora las de ofrecer sólo pensamientos elevados;

aquí al menos. Nada de sucesos diarios y aislados. Aunque lo

aborrezca, es el cometido que debo perseguir el de abordar la manera

universal de dotar de pensamiento a la humanidad. Así lo ha hecho la

historia escrita y esa es una constante respetable. Debe ser que el

público valora la calidad de los argumentos erogados en nombre de la

humanidad.

Cuando hablamos de política, hablamos de control de las

personas. Para integrar el Estado, necesariamente hay que aceptar ser

controlado. Al menos para vivir en la manera socialmente reconocida;

no quisiese decir “convencional”, porque algunas veces uno no conviene

en atenerse a ciertas normas, ni le conviene en manera alguna.

Los convenios suelen resultar engañosos por todo lo que se calla.

Por todo lo que no se escribe.

Si una persona se siente oprimida, pero calla su protesta, ¿Cómo

es que está oprimida? Es una paradoja muy singular. Porque evidencias

sobran, de que las riquezas están desigualmente distribuidas. Y

muchos renuncian a gran parte de lo que les tocaría, para que otros lo

acumulen. Quienes renuncian son verdaderos héroes, ¿Usted lo diría? Y

cuando protestan y no toman en un arrebato aquello que desean,

renuncian dos veces. Renuncian tres veces cuando pronuncian

argumentos en favor de quienes acumulan sus riquezas, justificando su

propia renuncia. Pero su renuncia no es justa y no es justificable.

La fuerza y el intelecto humano son la mayor fuente de riqueza que

haya sido concebida. La fuerza y el intelecto humano son la riqueza. Sin

embargo, la vida humana carece de ningún valor que le haga rica. Es la

Page 55: Mi primer libro gratuito

47

muerte, en cambio, la única pertenencia humana que porta algún valor

por sí misma. Porque la muerte es segura. Toda acumulación de

riquezas, toda labor realizada, toda acción humana está dirigida a la

búsqueda de seguridad. No hay realización más estable que la muerte.

Una vez que la muerte sobreviene a un ser, ese ser permanecerá en la

muerte hasta más allá del tiempo. La muerte vence las dos más grandes

limitaciones humanas: El tiempo y el espacio. Un muerto puede estar

en mil bocas, en un millón de mentes a la vez y ser sólo allí, en cada

una de esas mentes y a la vez ser como un espectro que se cierne

alrededor del mundo; el tiempo no le afecta, como ha muerto es

inmutable, permanece siempre igual en estatuas, esculturas y pinturas.

La competencia entre las personas es el objeto del

desaprovechamiento del tiempo. La mayor productividad está asociada

al enfoque y la concentración. Para ello, el factor social ocioso debe ser

suprimido. La competencia se basa en la contraposición de las

facultades entre las personas; así, la misma tarea ocupa a más de una

persona en el mismo tiempo. La organización debiese ser espontánea

para el desarrollo de la sociedad. Y no hay afirmación coherente sobre

la espontaneidad del caos o el orden. El hombre, claramente es factible

de realizar ambos a su propio antojo. Requiere el mismo empeño la

creación y la destrucción; en el plano más íntimo, ambas realizaciones

son tan parecidas que para el estereotipo resultaría absurdo negarlo o

aceptarlo, aunque le escandalice. Una frase tan absurda como esa, de

seguro provocaría escándalo; o así me parece.

No puedo dar por sentadas mis opiniones en un libro que alguien

leerá. Me asusta, quisiera no permitírmelo. Porque no puedo estimar

cuántas personas leerán este libro. No sé quién será ese alguien. Y sin

embargo, una vez que estas opiniones queden aquí escritas y el libro se

divulgue, ya no podré cambiarlas fehacientemente. Mis opiniones se

convertirán en mi gloria o mi condena según los hombres y mujeres

pidan dioses o demonios, héroes o villanos; según las personas tengan

sed de caos o de orden, de maldición o de alabanza.

-Disculpa lector. Yo sé que no eres alguien. Sé que eres único y que

tienes un nombre, que tienes una historia, tu propia mente y tu

memoria. Sé que te ocupas en tu propio juicio. Y sin embargo, no sé

quién eres.

La concepción de la influencia de seguro debe ser un asunto que

preocupa a gran número de personas. ¿Y si un gran número de

personas nos ha influido para que así lo consideremos? ¿Y si en

realidad ha sido un número reducido de personas? ¿Y si ha sido una

Page 56: Mi primer libro gratuito

48

sola persona? ¿Y si lo ha gestado tu propia mente en independencia

suprema?

Dice Antonio Porchia: “Si no levantas la vista del piso, creerás que

eres el punto más alto”.

Con respecto a los derechos que confiere la autoría, qué ocurre con

el provecho intelectual que devenga del fruto de las palabras. Quiero

decir, las palabras no son un fruto. No son un objeto. Las palabras no

pueden comerse ni alimentan en forma alguna –Me permito bromear.

Se supone que el tiempo es una herramienta de medición. De

medición del devenir de nuestras vidas. Del devenir de la historia. Un

pasar… Realizar una profecía de futuro es un asunto serio, requiere de

la misma responsabilidad que implica realizar una revelación de

principio del tiempo. No sé si he discurrido acerca de esto ya, pero

cuando uno se mete con el futuro, de cierta manera lo crea; uno dice

que va a ocurrir cierto suceso y en el mismo modo está forzando el

ambiente para que aquello que ha afirmado, suceda. Me estoy refiriendo

a una etimología de Dios. La etimología es un análisis de evolución de

un vocablo. Digamos que se refiere al cambio. El cambio necesita de un

punto de apoyo, que es la comparación. Por ello, este párrafo lo

concluyo diciendo que el principio y el fin son comparables, por ende,

en la trilogía que conforman el principio, el fin y el medio, si son

extremos los opuestos y comparables, es el medio el singular.

El lenguaje, aún en su forma científica más compleja, es factible de

la representación. En la mente todo puede tomar formas y cada palabra

puede ser representada, cada sonido, cada color puede ser mentado

individualmente como una forma geométrica o cualquier otra

desconocida fuera de la individualidad de cada mente. Es ello una

recreación, un juego.

Si el juicio es indiferente a la ganancia o la pérdida, el juego carece

de interés y se vuelve absurdo. El absurdo ataca el enfoque y la

concentración. Nadie puede enfocarse y concentrarse si no considera

que lo que está haciendo es de gran importancia o fundamental para la

creación; cuando algo es absurdo, tendemos a abandonarlo y

despreciarlo, a desterrarlo al olvido, por su falta de utilidad y su

pobreza de aplicación. Nadie que no anhele ganar ni tema perder tiene

gran interés en ningún juego, porque sus sensaciones competitivas se

encuentran adormecidas.

No hay manera de calificar la producción. Porque yo sé que para

los lectores hablar de absurdo equivale a una calificación en cuanto

Page 57: Mi primer libro gratuito

49

puede ser usada la palabra como un adjetivo calificativo. La calificación

remite a los números y la más grande paradoja en este libro se enfoca a

los números. No podrán ser medidos los lectores de este libro. Eso me

reconforta.

En mi caso personal, no me es de gran consorte ni la escritura ni el

sueño, ni la lectura. No comparto demasiado mi manera de escribir ni

mi manera de leer, ni incluso mis horarios para trabajar en estas dos

materias ni para dormir. Pero eso es cuestión de ser descubierto por

cada uno en su propia personalidad, no digo que porque yo sea así,

todo lector de este libro tenga por qué ser así.

Yo me pregunto si los jóvenes… Me refiero a los más jóvenes… Si

esos jóvenes muy jóvenes leerán estas palabras. Me refiero a los niños.

Yo considero seres muy especiales a los niños. Los niños gozan de esa

facultad que es la inocencia. Esa facultad que domina. Esa facultad que

domina hasta cierto límite. El límite del llanto. El límite del cuerpo tan

poco desarrollado. El límite del entorno circundante. El límite de los

mayores que damos y quitamos a capricho, que educamos y

prohibimos; que coartamos la libertad de nuestros jóvenes niños. La

inteligencia de los niños no debe ser menospreciada, porque muchas

veces, en su libertad nos sobrepasa. Sin embargo, todos nos movemos

alrededor de los niños, hacemos todo por ellos, nos ocupamos de que

crezcan sanos y fuertes y que lleguen a ser hombres y mujeres de

provecho.

El final de la novela de Arlt tiene el desliz de una incomodidad

psicológica. El muchacho, Silvio, había crecido rápido. Demasiado

rápido para lo que es aceptable. Se había hecho un trabajador honrado.

Cuando Silvio entrega al Rengo y en conferencia privada con el

ingeniero, le niega el dinero, desprecia su “dirty money”, muestra una

posición rebelde muy joven. Las revoltosas situaciones que lo envuelven

le producen un escalofrío mental que lo enerva y lo paraliza a la vez.

El ingeniero lo despide y Silvio inconscientemente piensa que ha

ganado un aliado por su compromiso y sinceridad, sin embargo, el

ingeniero lo olvidara una vez traspuesta la puerta y si vuelve a

presentarse a su casa, lo hará echar como le sucedió con el señor

Souza. Esos hombres poderosos de seguro son tan inocentes como el

mismo niño Astier, por eso mismo desconfían de los inocentes, porque

conocen su volubilidad. Ante su presencia, sucumbirán bajo su

honradez y sinceridad, pero en cuanto puedan evitarlos impunemente,

lo harán.

Page 58: Mi primer libro gratuito

50

El mismo Silvio reacciona asustado. Es joven y tiene miedo, tiene

miedo de los hombres. Las riquezas son la mayor atracción de peligros

para quien está rodeado de codicia.

Todos comprendemos que el comportamiento humano está lejos de

toda lógica y que constantemente vemos y nos enteramos de acciones

humanas que nos resultan de lo más incomprensibles; sin embargo, me

sorprende que un joven que ha tenido oportunidad de cometer grandes

fechorías en su infancia y su adolescencia no llegue a cometer un golpe

provechoso cuando se le presenta la oportunidad fácil y sin demasiado

esfuerzo en su juventud temprana.

Voy a hacer un último comentario acerca de la psicología del

personaje de Arlt y continuaré libremente con esa reflexión: Silvio no se

atreve a abandonar a su familia, a dejar a su madre y a su hermana.

Para cualquier persona que precie su humanidad y admire la

capacidad de construir valores, debe ser todo un elogio constituirse en

defensa de su familia.

La naturaleza animal nos muestra que cierto instinto nos impulsa

a defender a nuestra familia ante el peligro inminente. Sin embargo, el

mundo actual no propicia el instinto. La ansiedad de dinero es

propulsora de un potenciado mentalismo; esta manifestación suprema

del poder de la mente, nos confunde y nos sume en la ilusión de éxito

por fuera de la familia. El mundo actual nos sume en el desprecio de

nuestras emociones y nuestras pasiones.

Lograr controlar a través de nuestra mente las emociones que nos

dominan, tiene dos caras, como una moneda. Una demuestra su valor,

la otra una imagen deseada, un hombre, un objeto idolatrado. Si por un

lado enorgullece y brinda reconocimiento, por el otro nos desahucia en

nuestro maquinal comportamiento. El autocontrol explota en nuestro

interior una sensación de energía tan profunda que potencia el espíritu

y trastoca la mente; el cuerpo adquiere cierto perfeccionamiento en sus

movimientos. Todo fluye con más calma. Rodea a la persona una cierta

aura, como un aire de respeto, una profunda emanación de resguardo

sobre el espacio personal.

Los conocimientos y el temple de espíritu no son, sin embargo,

valorados por cada persona que podamos encontrarnos. De hecho,

habrá ciertas personas que ante alguien que tiene profundo control de

su espacio personal, querrán corromperlo; lo verán como una

competencia personal, lo sentirán como una incitación a la batalla o un

desafío.

Page 59: Mi primer libro gratuito

51

VIII

Cuando uno sabe lo que quiere, se conduce en su búsqueda con la

entereza de un magnate. Lo abraza todo, comprende que debe dominar

sobre sus pasiones y las de aquellos que estén entre lo que desea y sí

mismo. Quienes se interponen a su paso, lo hacen cayendo en el

prejuicio y el temor les paraliza en cuanto son pronunciados los

argumentos sobre ellos. Son varios los niveles de poder del hombre de

conocimiento; el primero está en su fama, luego en su aspecto, luego en

su actitud, le sigue la palabra y finalmente le amparan la agilidad y la

fuerza; cuando no, le amparan los subterfugios de la trampa y el

engaño.

Algunos hombres han sido educados de manera que comprendan

que el mundo debe ser necesariamente complicado, que se debe sufrir y

que la vida no tiene otra manera de ser que dolorosa. Eso puede

cambiar. Jóvenes como yo pueden cambiarlo.

La pena de hacerse cargo uno mismo de lo que hay que hacer,

jamás se va mientras uno se vale por sí mismo; pero no tiene por qué

volverse frustración. No hay razón para volcar baldes con perfume de

frustración sobre los hermosos jóvenes. A ellos hay que agraciarlos con

la belleza del éxito.

El mayor incentivo para la escritura de un libro es que sea

interesante, que guste al público; que a uno lo reconozcan como su

autor y una persona intelectualmente interesante e inteligente. Es una

cuestión de ego en cierta manera, la escritura de un libro. Y por ello me

parece todavía más arriesgado y egoísta, apuntar de antemano a un

determinado número de palabras, sean cien mil o doscientas mil o

quinientas mil (como saqué la cuenta que tiene aproximadamente El

país de la nube blanca que estaba leyendo mi abuela).

Cuando yo creo que se puede escribir un libro completo en una

semana y que no hace falta de nada para escribir, es cuando más me

equivoco y lo que yo proyectaba para cierto tiempo, se amplia a mucho

más del doble; cinco o seis u ocho veces más de lo que yo planeaba.

Para que el libro que yo planeo llegue verdaderamente a una franja

gruesa de personas, es importante que busque la opinión de todas esas

personas. Durante largos días he meditado cuestiones que hacen a la

integración social y me han surgido ideas descabelladas, otras

socialmente aptas y también otras que resultarían evidentemente

personales.

Page 60: Mi primer libro gratuito

52

Hay historias que son extraordinariamente universales y algunas

creaciones que son compartidas por el común de la humanidad, de ello

no hay duda alguna. Luego también está la educación organizada, que

demuestra de alguna manera que los saberes pueden estar integrados

en cierto conocimiento común o conjuntos de conocimientos comunes.

Todo esto podría ser organizado y desarrollado en una obra científica o

un ensayo. Aparentemente, con el poco conocimiento científico que

tengo, un ensayo es mucho más breve y menos exhaustivo que una

obra de divulgación científica. Por lo demás, yo no me considero un

científico más que lo científico que soy; ello quiere decir que de verdad

conozco pocos científicos o, que en cierto modo, soy muy crítico de los

llamados “científicos”. Porque no conozco a nadie que se autoproclame

científico ni tampoco a un científico consagrado por un grupo de

personas que yo conozca. Luego, también soy bastante escéptico con

respecto a la televisión y los medios gráficos de comunicación. Lo más

cerca que he estado de un científico es un billete violeta con la cara de

Julio Argentino Roca, el billete de cien, un científico en la jerga urbana.

A mí los juegos de palabras me gustan bastante. Les llame uno

calambur o simplemente juego de palabras, o como le plazca al lector.

Encuentro cantidad de variables diferentes de juegos de palabras, ya

sea por su sonido o por su significado; o por la interrelación de

conceptos entre las sucesivas evocaciones.

Hoy es fácil opinar de todo y tener algunas palabras interesantes

que decir a través de la Wikipedia. Estamos hablando de una

enciclopedia en fin, una especie de fuente de conocimiento concentrado,

que comenzó con ciertos esfuerzos sobre todo franceses del siglo XVIII.

Los enciclopedistas, dicen las fuentes bibliográficas que algunas veces

leo, fueron los franceses del mil setecientos y pico. Hasta entonces,

parece, a nadie se le había ocurrido o no había sido algo efectivamente

logrado el concentrar un cúmulo de conocimientos que se abra

concéntricamente alrededor del ser humano, como la fuente de saciedad

de todos sus anhelos… espirituales –¿Podría decir?-.

Como yo estuviese desde mi adolescencia muy interesado en la

comunidad educativa, me he esforzado desde entonces por prestarle

especial atención. Y lo cierto es que he comenzado a tener cierta

aproximación aunque incomprensiblemente desventurada y en parecer

muy viciosa y errónea… Digamos negativa, en fin.

Por ello, en este Dos Mil Catorce he comenzado estudios de

Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional del Sur. Es cierto,

también, que el año pasado había viajado a Buenos Aires luego de

Page 61: Mi primer libro gratuito

53

realizar mi primer libro y me interesé en la misma carrera en la

Universidad de Buenos Aires. Claro que me dirigí a la Facultad de

Filosofía y Letras a preguntar si yo podía trabajar allí para pagar mis

costos de vida y realizar la carrera, a lo que yo diría que casi se rieron

en mi cara. Algunas veces me pregunto si el que está errado soy yo.

Necesariamente tengo que considerarlo así si no quiero tener

discusiones de ningún tipo con funcionarios investidos de ciertas

cuotas de poder.

Hoy mismo, que es veintinueve de marzo, he buscado la opinión de

los alumnos de la carrera de Ciencias de la Educación a través de

Facebook y me han respondido que es importante encontrar técnicas

didácticas nuevas y formas de pedagogía alternativas a la manera

tradicional. Cuando se abrió la carrera para la inscripción, surgió un

comunicado en la página oficial de la Universidad Nacional del Sur,

expresando que la sociedad se estaba expresando pujante en la

necesidad de cambios en el sistema educativo, para adecuarlo a los

tiempos presentes y la manera en que desarrollan su propia didáctica

los jóvenes. Pues bien, yo participé a principios del año en un taller de

“Wikicanibalismo” desarrollado por el poeta Marcelo Díaz donde se

explicaba cómo armar una wiki propia para el desarrollo de una clase

interactiva en el aula. Me resultó tremendamente interesante, aunque

como no he practicado el método, he olvidado casi todo al respecto; sin

embargo, desarrollo mis propias técnicas, como la que estoy usando en

este momento, grabando la pantalla de mi computadora mientras

escribo este primer libro gratuito de mi autoría.

Tal vez en cierta manera esto, visto desde una óptica lejana, resulte

pedante y algo pretencioso, pero lo cierto es que -para mí al menos- es

necesario. Luego, siempre deberé esperar a la aceptación, a eso no

puedo forzarlo.

La competencia intelectual entre los humanos, no tiene límites. Las

posibilidades exceden la competencia intelectual. Por ejemplo, he dicho

anteriormente que he leído en alguna fuente de internet que La Crítica

de la razón pura de Immanuel Kant, tiene cierta cantidad considerable

de palabras opuestas –listados o no sé cómo-. Y también, en una

edición moderna de las Categorías de Aristóteles, he leído cuestiones

similares sobre los usos diferentes y las funciones del lenguaje. Cuando

hice el ingreso a abogacía en una universidad privada, tuve que

estudiar la lógica aristotélica.

Mientras hablaba con un amigo, le refería cuestiones sobre la

medición de la inteligencia y entonces decíamos que no podía ser

Page 62: Mi primer libro gratuito

54

medida la inteligencia por un test de coeficiente intelectual –o decía él-.

Yo decía que las inteligencias no pueden ser contrapuestas; entonces

divergíamos en que la inteligencia no era el conocimiento. Y también

discurríamos sobre el tiempo. Yo escribo desde hace al menos seis años

acerca del tiempo, intentando desarrollar un análisis exhaustivo.

Pensado con claridad, es ridículo hacer un análisis exhaustivo del

tiempo, por el simple hecho de que nuestras vidas humanas son

reducidas en tiempo. También hacía mi amigo cierta especulación sobre

el fin del vegetarianismo, acerca del posible anhelo de vida eterna de los

practicantes de dicha disciplina… No sé cómo llamarle –una ciencia

evidentemente no es, pero tampoco una religión- ¿Será esoterismo?

¿Será una simple opción nutricional? ¿Cómo se le podrá llamar de

manera que no sea su nombramiento susceptible de ofensa? Yo al

menos no me metería con los vegetarianos como para ofenderlos,

porque su número es cada vez más grande; me encuentro con

vegetarianos todo el tiempo. No quisiera ofender a una mayoría que se

vuelva contra mí de ninguna manera.

En clase de Psicología se habló hace algunos días de llamarle a las

personas por un nombre que no es, que es lo mismo que llamarle a un

objeto por un nombre erróneo. El profesor de Problemas de la filosofía

habla de cierta manera universalizadora muy amplia; a veces no le

comprendo, parece que intentase dotar de carácter a toda la

humanidad, como he dicho anteriormente de los científicos, como he

explicado que estoy practicando –inocentemente- a través de este libro.

Ese profesor, también habló de paranoia. Es una palabra que

asusta. Tan sólo llamar a su nombre, abre un abanico muy oscuro de

posibilidades. Hablar de paranoia trae a la mente cuestiones como la

realidad. Analizar la realidad es una tarea que puede llevar una vida. Y

la investigación de una vida completa, sin embargo, puede ser

infructuosa.

Me agrada en gran manera que el hombre recurre muy seguido a

observaciones características del pensamiento paralelo y eso me divierte

mucho, hasta me resulta simpático.

Yo no sé si socialmente, hablando del mundo –si se me permite-,

quiero decir, del conjunto total de la sociedad del planeta… Digo, si toda

la sociedad puede estar enfocada a la producción. Y lo digo así, como si

me avergonzase decirlo, porque en realidad yo debo ser bastante

ignorante con respecto a la producción y debe de haber profesionales

que se dedican al asunto y que son verdaderos eruditos. Y porque

Page 63: Mi primer libro gratuito

55

considerar que existen estos eruditos me hace temer que puedan

maldecirme por mi ignorancia si llegasen a toparse con este libro mío.

No estoy seguro de haberlo mencionado en las páginas de este

libro, pero yo encuentro una particular relación entre los opuestos,

dígase el todo y la nada –sin que este pensamiento sea una especial

alusión a las palabras exactas que los expresan en dicha frase-. Hay

cuestiones determinantes, como, digo yo, la fraseología. Yo no sé nada

sobre fraseología, pero si buscase información acerca de ella, seguro

encontrase bibliografía específica. Quiero decir, específico es lo que

aborda cierto concepto desde una variedad bien amplia de ángulos que

siempre se enfocan en el mismo punto.

En alguna clase también se habló del falsacionismo de Popper. En

algún momento había yo empezado un escrito al respecto. Un escrito

que ahora me da cierto resquemor porque lo había llamado “La

crueldad de las ciencias”. Usar una palabra como crueldad, es bastante

romántico. Va por la línea de cierto oscurantismo tal vez, que encierran

las pasiones. Hay maneras y maneras de jugar con la conceptualización

del lenguaje; por ejemplo, oscurantismo también puede llamársele a

cierta época histórica bien definida según mis humildes conocimientos

acerca de la historia. Por mis lecturas y por clases de una materia

llamada historia que tuve en el secundario. En la universidad

seguramente también hay una materia llamada historia; de hecho, es

más probable que haya varias, por ejemplo, historia 1, historia 2,

historia 3; o de otra manera, numeradas con los denominados números

romanos, llamadas historia I, historia II. Digamos que, para saberes

matemáticos, es algo bastante básico contar –decir una sucesión de

números-.

La numeración es algo que puede ser muy soberbio. Por ejemplo,

para ejercitar las matemáticas, puedo decir que para este momento este

libro lleva unas catorce mil palabras –sólo es un número, ello no lo hace

interesante-. [O en realidad llevaba catorce mil palabras hasta antes de

la revisión].

Si yo esas catorce mil palabras les doy formato de número doce en

fuente Bookman Old Style, ocupan treinta y cinco hojas tamaño A

cuatro –por ejemplo, si yo escribo los números con palabras en lugar de

con signos, no se les da la misma interpretación al ser leídos-; si yo

mantengo el número pero uso fuente Times New Roman, en el

procesador de texto de Microsoft, ocupa veintinueve páginas de la

misma medida mundialmente estandarizada, con los márgenes en

blanco igualmente configurados. De la misma manera que sucede en la

Page 64: Mi primer libro gratuito

56

computadora, puedo jugar con las medidas al transcribir un fragmento

de un libro impreso en mi máquina de escribir; porque la máquina de

escribir permite establecer los márgenes con cierto mecanismo que

regula el corrimiento del carro de manera manual mediante el uso de

dos piezas destinadas a esa función.

Imaginen que si alguien quisiese descalificar una obra escrita

determinada, podría buscar su disminución a través de variadas tretas.

Alcanza con tomar un pequeño párrafo o una pequeña oración

desatinada y divulgarla de manera que las demás personas repitan que

el autor ha sido culpable de dicha fechoría; con eso es suficiente para

evitar que montones de potenciales lectores se mantengan al margen de

la obra por el prejuicio que su detractor ha creado con muchísima más

perspicacia y considerablemente muchísimo menos esfuerzo que quien

ha abordado la creación de la mencionada obra.

La paranoia debe de abarcar sobre todo, posibilidades dolorosas y

que causen temor, considerada la normal interpretación de trastorno

que hace la psiquiatría al respecto –mi historia personal y empírica con

la psiquiatría no voy a relatarla aquí, justamente porque es personal-.

El límite de la privacidad personal hoy está marcado con tiza sobre

un suelo de piedra caliza –utilizando una metáfora-. Las redes sociales

filtran información que da calambre; para ir a anotarnos en la

universidad, tenemos que llenar una planilla y entregar todos nuestros

datos, hacernos análisis… Hasta contestar si usamos métodos de

protección para tener relaciones íntimas. Lo mismo para participar de

instituciones deportivas o cualquier otra institución medianamente

formal. Al parecer, hoy está de moda implementar planes de

investigación social, departamentos de inteligencia, como quien diría, al

estilo de la CIA o el FBI.

Si yo tomase el número veintinueve y el número treinta y cinco de

la alusión tipográfica de hace algunos párrafos y conjugase estos

números de manera que encontrase un factor de conversión, y hiciese

una estimación de ciento cincuenta páginas para escribir este libro; si

luego yo aplicase el factor de conversión sobre ese número ciento

cincuenta, resultaría que si yo escribiese ciento cincuenta páginas en

tipografía Bookman Old Style tamaño doce y luego las traspolase a

tipografía Times New Roman tamaño doce, con el mismo estándar de

página y los mismos márgenes establecidos, ocuparía ciento veinticinco

páginas el número de palabras escritas que deberían ser: de alrededor

de catorce mil, divido por treinta y cinco, y multiplicado por ciento

cincuenta. Sin embargo, podría ocurrir que luego de que yo escribiese

Page 65: Mi primer libro gratuito

57

ese número de palabras, o el número de páginas en la tipografía

establecida –lo que debería ser más exacto en cuanto a la cuenta

realizada, considerando que el número de palabras es aproximado-,

descubriese que el factor de conversión me ha fallado o que he realizado

una equivocación en una cuenta, o –lo que obedecería sin ninguna

duda a la naturaleza humana- que no encuentro solución intelectual al

error. –Yo no sé si esto obedece u obedecería a lo que una vez oí

mencionar a un profesor mío de física del secundario, como teoría de

errores; simplemente porque yo jamás leí un libro autorizado sobre

teoría de errores; ni me han referido ninguna bibliografía al respecto-.

[Todo el supuesto tipográfico ha sido realizado bajo una alineación

justificada de los párrafos. La alineación justificada hace que el

espaciado entre palabras se adapte al espacio entre márgenes, por lo

que una estimación matemática con respecto a la cantidad de páginas

que ocuparía un texto al cambiar su tipografía, no resultaría acertado si

el texto está aún por ser escrito; porque las combinaciones de palabras

son muy complejas].

El análisis exhaustivo de una determinada temática, puede exceder

con creces una vida. Por ejemplo, la psicología no puede separarse en

ninguna manera de la literatura; sin embargo, se puede establecer

didácticamente cierta jerarquía en la que puede hacerse el enunciado:

la psicología se encuadra dentro de la literatura; lo que quiere decir que

la literatura como disciplina abarca en su todo a la psicología y permite

expresarlo mediante un Diagrama de Venn; sin embargo, en este caso

no me estoy refiriendo a la psicología como una disciplina práctica, sino

a la literatura psicológica; de aquí deriva por inducción que toda la

literatura psicológica es literatura, pero no toda la literatura es literatura

psicológica; aunque, tal como la literatura es una creación humana y la

psicología una disciplina humana, toda la literatura puede ser

analizada desde el punto de vista psicológico, no ya como una creación

concreta, sino como la creación concreta de una persona determinada.

Cuando yo hago alusión al diagrama de Venn, me estoy refiriendo a una

técnica de comunicación mnemotécnica específica desarrollada por un

matemático. El estudio de la matemática requiere de ciertas

capacidades y un valioso tiempo dedicado a leer bibliografía

especializada y a realizar operaciones repetitivas. Se me ocurre que la

organización de los conocimientos está destinada a un

perfeccionamiento del tiempo de aprendizaje, es decir a su eficiencia; es

decir al reconocimiento más pronto las técnicas necesarias para el

desarrollo de una determinada tarea. Finalmente, he llegado con

anterioridad a la conclusión de que la educación es especialmente una

Page 66: Mi primer libro gratuito

58

instrucción dialéctica orientada a la sinergia productiva a través de la

comunicación.

En algún momento pasado había decidido mantener fuera de este

libro ciertas cuestiones técnicas acerca de las cuales quería desarrollar

contenidos en libros específicos que estoy escribiendo a tales efectos.

Sin embargo, me resulta evidente en este momento que ante la

desesperación de la baja de mi producción literaria en este libro, he

dado mayor flexibilidad a los límites que yo trazaba mentalmente entre

las cuestiones monetarias que me proponía desarrollar como ligadas al

título de este libro y las disertaciones que pretendía aislar a otros

escritos. Igualmente, tengo que reconocer que he relegado todos mis

otros proyectos de escritura en pos de una rápida finalización de este

libro.

Uno no puede simplemente hablar de dinero sin hablar del resto de

los asuntos de la sociedad; simplemente porque el dinero se interpone

en medio de todos los asuntos de la sociedad. Hoy en día cualquier

actividad que se realice involucra al dinero de una u otra manera.

La repetición de palabras es una estrategia psicológica de ciertos

resultados para la ambición intelectual. Por ejemplo, yo he visto una

grabación de una entrevista hecha a Michel Foucault, en la que, sin

saber yo francés, me resultó muy peculiar la repetición por parte del

mismo de la palabra psychologie. Evidentemente, el hombre quería

hacer una argumentación alrededor de esta palabra. Es muy

interesante proponerse el análisis de los discursos ajenos –y ¿por qué

no? propios- desde el punto de vista del individuo activo y su

comportamiento y no a través del significado textual de las palabras; es

decir, analizar el discurso como un objeto, o más bien una herramienta

destinada a la satisfacción personal. La comunicación puede ser una

estrategia de supervivencia también, en muchos casos.

Es de considerar, por ejemplo, el apoyo psicológico que hacen

ciertos individuos sobre las que llamamos “muletillas”. Casualmente, yo

he usado en exceso durante algún último tiempo, la muletilla

“¿Entendés?” al final de algunas de mis argumentaciones.

Casualmente, mi abuela me ha llamado la atención al respecto. Luego,

también casualmente, recuerdo haber desarrollado cierta etapa de mi

niñez en que solía repetir muletillas con asiduidad y que, casualmente,

mi abuela se ocupaba de resaltarme para que yo tomase conciencia de

mi comportamiento léxico. Luego también casualmente, reconozco que

el argot y la jerga también están ampliamente cargados de muletillas y

que los chilenos hablan cierto dialecto en el que las mismas palabras

Page 67: Mi primer libro gratuito

59

son repetidas con diferentes significaciones muchas veces en períodos

muy cortos de tiempo y extensiones oratorias reducidas; de hecho, casi

le han dado un revés inútil al vocabulario, reduciéndolo a un absurdo

esquema del fenómeno comunicativo.

Durante mis lecturas de los últimos días, he encontrado que una

cierta escritora, Erin Pizzey, de procedencia inglesa es autora de alguna

bibliografía acerca de la igualdad entre sexos y antagonista activa de

una cierta corriente feminista extrema. Ella tiene una página de

Facebook donde se hace propaganda gráfica para sus fines. La

propaganda gráfica que comparte tiende a ser extremista para

evidenciar de cierta manera cínica la exageración de la propaganda

feminista que combate. Es probable que la única manera de

contrarrestar el extremismo político sea a través del empleo del mismo

extremismo en su contra; es una idea matemática y también es justa.

No es justo el sentido peyorativo que le damos generalmente al

cinismo. El cinismo implica un punto de vista muy crítico, una visión

activa de la realidad y una búsqueda de justicia arraigada en lo más

profundo del pensamiento, además de que revela la verdad.

Resulta que todas las personas tienen juicios diferentes, por ello,

no hay un camino supuesto que seguir si por ejemplo uno quiere

obtener una beca de una universidad para viajar al exterior a hacer una

investigación determinada. Por ejemplo, se podría viajar a Noruega para

hacer una investigación sobre hermetismo; no porque Noruega se

caracterice por pensadores herméticos o hermenéuticos. De hecho, no

sé nada sobre hermetismo. Por eso podría viajar a cualquier lugar del

mundo para realizar una investigación al respecto. Porque también

podría hacer la investigación en mi casa o en el interior de una

biblioteca… Pero a mí me gustaría viajar por el mundo y encontrar

cosas antiguas. Me producen un especial encanto las cosas antiguas;

les encuentro atractivas en todo aspecto, sobre todo porque encierran

tiempo; más tiempo que el tiempo mismo de la vida.

Las posibilidades no tienen por qué limitarse aunque así nos lo

comuniquen. Es una posibilidad. Una posibilidad que amplía las

posibilidades; aún más allá de los límites.

Las frases ingeniosas pueden agotarse luego de experimentar con

sus formas de manera extendida. Un libro sin frases ingeniosas, se

vuelve un libro aburrido y difícil de leer. Mientras más se empecina el

autor en incurrir en explicaciones científicas y complejas, más reduce

su público y las posibilidades de ser leído en poco tiempo.

Page 68: Mi primer libro gratuito

60

IX Para un escritor, todos los días no son iguales de productivos ni la

productividad es la misma en cada momento; se puede decir que

cambia momento a momento. A más palabras erogadas, mayor absurdo

recae sobre ellas. De repente, algunos días parecen haber sido

mentados para ser una completa pérdida de tiempo; el conjunto de la

ciudad se mueve de manera extraña, las personas en la calle tienen

gestos imbéciles; mengua el ánimo, los sentidos parecen adormecidos;

todas las actividades que se realizan tienen resultados mediocres o

patéticos; el sol ciega la vista, la presión atmosférica parece afectar a los

sonidos de una manera singular; casi no se escuchan los vehículos

circulando por las calles...

Posiblemente, cada persona busca el cambio tanto como lo

rechaza. Las clases de la universidad me traen hace algunos días

incontables sensaciones de dèja vú –es esta una expresión francesa que

alude a un fenómeno que es comúnmente experimentado, pero que sin

embargo no sé quién podría decir en carácter de autoridad calificada al

respecto, cómo se escribe correctamente con respecto a su ortografía-.

Entre tanto leer y repetir, escribir lo que ya fue escrito y transcribir

textos, la actual corriente del copy & paste, y tanto canibalismo literario,

parecería que nos estuvieran diciendo que es completamente absurdo y

una pérdida de tiempo realizar cualquier tarea intelectual orientada a la

escritura. Para esta época la información fluye de tal manera que

pareciera que está todo dicho, todo hecho; no hay manera de que

podamos crear, es todo repetir, consciente o inconscientemente. Para

mí es una lástima que el entorno empuje a esta actitud, porque yo soy

amigo de la creación; a mí siempre me atrae grandemente lo nuevo y la

repetición me produce un indiferente sinsabor.

Las personas buscan cualquier excusa para interactuar con las

personas que les interesan. Hay maneras de acercarse adecuadamente

a una persona y también hay maneras de atraer a las personas. Un

acercamiento brusco y un comentario atolondrado como si no tuviese

importancia, siempre tienen efectos de espanto para quien es objetivo

de estas atenciones. Si uno quiere obtener ciertos favores o

determinados bienes o lo que sea que le interese de otra persona,

siempre se obtendrán mejores resultados atrayendo a esa persona

mediante seducciones subrepticias que acercándose a ella aunque sea

de la manera más suave y educada –todo esto son observaciones que

pueden ser tanto propias sobre mi persona, como pueden serlo

observaciones de otras personas hechas a la distancia-. Cuando uno

Page 69: Mi primer libro gratuito

61

observa las personas desde una distancia prudencial que suprime el

sonido de sus palabras, la comunicación puede ser analizada con cierta

sencillez proxémica y actitudinaria que evidencia las pasiones y las

pulsiones.

Los argumentos prosélitos son siempre universalizadores. El

proselitismo en el gobierno, la religión, la educación y el trabajo es lo

que le brinda su mayor riqueza. Tiene que haber necesariamente un

grupo muy grande de personas que giren en torno a un objeto para que

se cumpla el objetivo de riqueza que persigue el hombre –o los hombres-

que poseen –o han creado- dicho objeto (un objeto puede ser también

abstracto, es decir imaginario, o que se limita al universo de las ideas).

Con esta frase terriblemente complicada –soy consciente de mis

limitaciones momentáneas para explicar un concepto de manera

sintética-, quiero decir que es necesario muchas veces juntar a un

montón de personas que desean algo para arrebatarlo de un sitio o

defenderlo de ataques enemigos, mientras que son en realidad pocos los

que pueden disfrutar de ese “algo”. Así sucede –o más bien, sucedió-,

por ejemplo, con la realeza; es decir, así sucedía con los reyes y los

castillos y todas las posesiones preciosas del rey. Se necesitaba de todo

un feudo, que podía incluir varios poblados y cientos a miles de

personas, para sostener un solo castillo.

No espero que con un párrafo tan débil como el anterior se llegue a

comprender en buena forma todo el mecanismo prosélito. Podemos

hacer una analogía con el fútbol para que sea comprendido más

fácilmente; el objeto puede ser la pelota de fútbol, mientras que los dos

equipos en la cancha representan los dos bandos que pretenden

hacerse con el control del objeto prosélito; la pelota puede estar bajo

cierta guarda entre las piernas de alguno de los jugadores, pero su

guarda –o posesión- durante el partido, no puede ser compartida; cada

uno de los jugadores del equipo persigue el objeto prosélito –la pelota- y

pretende utilizarlo para conseguir el objetivo prosélito: Colocarlo dentro

del arco –la portería- del adversario. La consecución del objetivo

prosélito tiene como aliciente la gloria personal que otorga convertir un

gol. Si me meto con las palabras y su significado nuevamente, voy a

referir que gol es una apropiación idiomática del inglés goal, lo que

significa meta u objetivo.

La dinámica prosélita cubre todas las posibilidades de interrelación

social. De hecho, me resulta probable que la naturaleza humana, desde

que surge la necesidad de asociación, es en principio prosélita. Es decir,

el esclavo, el siervo, siervo de la gleba, servidor, empleado, dependiente

–o como se le quiera denominar al ejecutor de menor escala jerárquica-,

Page 70: Mi primer libro gratuito

62

es tal y cumple las funciones que le corresponden como tal, porque

acepta su condición. De otra manera sería un revolucionario o un

hombre libre.

Cuando hablamos de dinero, siempre terminamos en el mismo

círculo vicioso. Hay un interés común de todos los hombres, siempre. Y

es la felicidad, o es el hedonismo. ¿Quién va a negar el hedonismo si se

le ofrece de buena fe? Pero esa sí que es una pregunta complicada,

porque si la fe ya es una concepción difícil de explicar, ¿Cómo explicaré

que la fe pueda ser dividida y calificada de buena y de mala?

En el ámbito educativo, se encuentran personas de muy variadas

circunstancias sociales. Los profesores comprenden todo lo que

respecta a variados aspectos sobre los alumnos. Cuando los alumnos

están sentados y el profesor parado, hay una determinada diferencia

que le brinda un punto de vista privilegiado al profesor que se

encuentra de pie. Desde este punto de vista privilegiado, las

observaciones que pueda realizar el profesor, son ciertamente

abarcadoras.

Yo intento no ser fatalista en mis visiones, pero mientras me siento

a escuchar las disertaciones de los profesores, no puedo menos que

pensar que la fracción que podrá progresar a través de la educación,

serán ínfima; unos pocos privilegiados. Esto tiene todas las

características de una opinión personal, y de hecho lo es; sin embargo,

también es una observación y es verdadera, cuanto que esta

observación surge del esfuerzo supremo de mi intelecto por integrar

todos mis conocimientos, que aparentemente logra. Y a la misma vez

que hago esta observación –seguramente personal, seguramente

parcial-, comprendo que ninguno de los profesores aprobará esta

observación; porque aprobarla significa avalarla, es decir, compartirla,

lo que es lo mismo que cambiar la manera en que actúan porque una

sola persona denuncia que no es la manera correcta; para ellos esto es

simplemente absurdo y con ello ya no merece mayor interés, para ellos

el absurdo equivale al azar, es decir esa pequeña o gran porción de las

probabilidades, la franja aleatoria del mundo desconocida que es

incatalogable e ininteligible. La diferencia entre nuestras concepciones

intelectuales que nos enfrenta en esta dicotomía sobre lo adecuado e

inadecuado, lo aceptable e inaceptable, lo absurdo y lo racional, es que

yo mismo no considero que sean el bien y el mal dos objetos incórpores,

sino, en todo caso, dos extremos de un mismo objeto, o dicho simple y

llanamente, que en mi propia concepción, el bien y el mal son el mismo

objeto. Tengo que notar también, que los extremos son características

de objetos bidimensionales; en caso de tener al menos tres dimensiones

Page 71: Mi primer libro gratuito

63

el objeto, tendrá por ejemplo dos aristas si se trata de un cilindro o un

arista y un vértice si se trata de una pirámide cilíndrica, ninguna arista

si se trata de una esfera y nueve aristas si se trata de un prisma

triangular. En mi concepción, los objetos incórpores son esféricos y no

tienen aristas; sin embargo siempre se necesita más de un punto de

referencia para observar la circunferencia completa de un cuerpo

esférico en caso de que esté inmóvil en el espacio, de otra manera, es

necesario imprimirle movimiento a la esfera –claro que esto es una

alegoría gráfica; los objetos incórpores ni son materiales, ni ocupan

espacio, ni tienen forma-.

Yo mismo considero que el mundo tiene la facultad de abarcar

todas las matemáticas en el plano mental; es decir, puede ser uno,

universal; puede ser dos (una dualidad), el primero sumado a una

autorreplicación del primero [para este caso, habría que entrar en

detalles con respecto a la naturaleza del tiempo y la memoria, para

explicar lo que corresponde a original y copia o réplica; la copia o

réplica nunca es original y siempre tiene un agregado de tiempo, a la

vez que no tiene la parte originaria que sólo permanece en el original];

puede ser tres, lo que es una combinación de dualidad de réplicas –una

primera y una segunda o dos instantáneas- del original, sumado al

original; también puede ser cuatro, donde un lugar lo ocupa el original,

y luego hay tres réplicas instantáneas (o dos réplicas y un producto de

sendas réplicas), o la partícula original más una réplica instantánea y

dos combinaciones (de original y réplica) instantáneas o sucesivas –

nunca contemporáneas de la primer réplica, que marca un primer

momento al generar el tiempo-, o el original más una réplica [primer

momento] más una combinación de original y réplica [segundo

momento] más una combinación de réplica y combinado de original y

réplica [tercer momento]. El tiempo aflora con la replicación. En todo

este proceso, surge la evidencia de que el original es autorreplicante y

ajeno al tiempo; es la única manera de que surja una dualidad desde

un universal. El tiempo es la primer replicación del universal y el

momento es el producto de su combinación. Luego surge la jerarquía,

es decir de la incidencia del tiempo en esta replicación; el tiempo es la

característica fundamental de la replicación; la autorreplicación existe

sólo fuera del tiempo… Continuando, este asunto no tiene fin; las

posibilidades en un principio, seguramente serán matemáticamente

más reducidas, pero ello no las hace más reducidas con respecto a la

verdad; sin embargo, es la verdad que ha constituido las matemáticas y

la progresión numérica en orden ascendente. Las matemáticas pueden

explicar las combinaciones, pero no pueden explicarse a sí mismas, es

decir, la progresión numérica y la replicación; esto es así porque las

Page 72: Mi primer libro gratuito

64

matemáticas, como todas las expresiones humanas, son indiferentes a

la progresión de la vida, están truncas, no tienen facultades dinámicas.

En esta última explicación encuentro los argumentos para darle cierre a

este asunto de la autorreplicación del universal; el cuerpo humano, por

ejemplo, se mueve en un espectro diferente del tiempo: El espacio. El

espacio tiene la característica de ser el escenario de lo material y no

tiene afectación sobre el tiempo, sino que es afectado por el tiempo. El

universal no es matemático ni cuantificable, no se pueden

individualizar los pensamientos o las ideas de modo que uno diga:

Pasan por mi mente este determinado número de ideas o pensamientos

en cierto período de tiempo; lo mismo pueden contarse los latidos del

corazón, pero no puede cuantificarse la cantidad de pensamientos o

ideas que se generan espontáneamente y se concatenan a la vez que

suceden los latidos del corazón. Los objetos materiales carecen de

dinamismo propio; ello les da individualidad. Dicho así, los objetos

incórpores poseen el dinamismo que imprimen en los objetos materiales;

estos objetos incórpores incluyen en cierta manera los pensamientos y

las ideas [el bien y el mal] en el universal. La autorreplicación implica

que estos objetos incórpores que poseen el dinamismo, puedan producir

espontáneamente también porciones de materia. Al parecer, para crear

esta porción de materia, el universal se autorreplicó y así dio inicio al

tiempo que a su vez dio inicio al espacio en el que se alojó la materia;

sin embargo, no parece que el universal haya perdido su capacidad

autorreplicativa; de otra manera, no podrían ser los objetos materiales

que constantemente aumentan en progresión. Es decir, la materia se

reproduce constantemente desde el primer momento. Está en el

universal la facultad de detener la autorreplicación.

Es evidente que no todas las ideas pueden ser comunicadas y las

expresiones son materiales en su comunicación, desde la escritura, la

gesticulación o la oración. Los seres vivos pueden emitir estas

expresiones a través de su mente y su cuerpo; pero las expresiones no

se autorreplican, se replican por acción de los seres vivos. Los seres

vivos están compuestos de objetos incórpores y materia. Un ser humano

puede replicar muchas veces una expresión, pero no puede

autorreplicarse; puede replicarse con el auxilio de un individuo de su

misma especie que tenga el sexo opuesto al suyo. Un ser humano

tampoco puede producir espontáneamente una porción de materia; sólo

puede transformarla. Todo conocimiento que avance en el plano de los

objetos incórpores no tiene manera de ser expresada mediante el

lenguaje formal; es, precisamente, este conocimiento, un objeto

incórpore; por tanto parte del universal. La expresión es una

materialización y por tanto es una representación, no es una réplica fiel;

Page 73: Mi primer libro gratuito

65

porque también he expresado que no existe la réplica fiel. Por tanto,

argumentar acerca de estos objetos incórpores, o definir si se trata de

varios o de uno solo universal, es lo mismo que indagar acerca de los

números que existan entre el número uno y el cero. El mundo material

no puede ser cero porque eso equivale a no ser o que sea inexistente, es

decir que esté vacío; ello no es cierto porque estas palabras

corresponden al mundo material y son parte de su contenido –prueba

contundente-. Por tanto, cada individual que esté entre el cero y el uno,

requiere de objetos incórpores que se encuentren fuera del conjunto que

encierran el cero y el uno para ser expresado. El vacío y el conjunto

entero individual no pueden ser expresados cada uno por separado; ello

equivale a que sean explicados en conjunto, lo que es lo mismo que

tomar una cuerda, llamar cero a un extremo y uno al otro extremo,

unirlos y explicar la circunferencia.

Nuevamente, vuelvo a pensar en mi discusión con mi amigo. No

puedo de ninguna manera aceptar que los conocimientos puedan ser

medidos –Es algo personal, no hay modo de que lo vuelva un discurso

universal-.

Llega un punto en que la mente se exacerba bajo el yugo del

pensamiento y la expresión pierde todo su peso de interés –sin

embargo, yo lucho por conseguir un determinado número de palabras

escritas; aunque ello me signifique el agotamiento, padecer síndrome de

burnout y ser discriminado por pares y superiores-.

Cuando se trata de cuestiones de gobierno y de educación, de

sistemas prosélitos digamos, las personas son tratadas como partes de

un conjunto y no ya como individuos únicos y libres. La pertenencia de

una persona a un cierto conjunto o asociación, le obliga; le obliga a

tener determinados saberes, le obliga a comportarse en determinado

modo, le obliga a sostener ciertos argumentos, a vestirse en un modo

que debe ser aprobado. El proselitismo va intrínsecamente ligado a la

aprobación, el juzgamiento, el establecimiento de leyes, de estructuras y

normas de conducta.

Si los profesores son los que tienen el conocimiento y en las aulas

son proporcionalmente muy pocos con relación a los alumnos, y los

alumnos son quienes deben ser educados, es decir los receptores del

conocimiento de esos profesores; entonces la mayor parte del país no

está educada, y son estas personas que no poseen conocimiento la

parte humana que dirige el país. Las palabras de los profesores, sus

argumentos y todas sus disertaciones terminan en cierta manera

cerrándose sobre sí mismos, sobre su propia calificación y por qué no,

Page 74: Mi primer libro gratuito

66

justificando su propia superioridad. Sus justificaciones tienen como

factor de mayor peso el tiempo.

A pesar de la digitalización de la educación en las instituciones

educativas, aun sigue habiendo cierta renuencia a la utilización de los

buscadores de internet: Si lo hicieran, demostrarían que el

conocimiento es totalmente libre y de muy fácil acceso –y sin embargo,

mientras estoy en clase, un segundo luego de que lo escriba, lo hacen-.

Mientras estoy en la universidad, sentado en el salón auditorio,

escuchando la cátedra de pedagogía I, leo un fragmento de uno de los

autores que deberían evaluar mi libro que he presentado a los Premios

Nacionales de Arte. Colgó un artículo en internet. En él leo una cita que

hace, donde el autor citado califica de snob a cualquiera que lea dentro

de una facultad; el snobismo es una condición que no comprendo en lo

absoluto, pero a la que frecuentemente se alude para descalificar a

algunos intelectuales. Voy a buscarla en el diccionario online de la Real

Academia Española: Dice que el esnob es una persona que imita a las

personalidades distinguidas. ¡Qué trágico! –No comprendo cómo debería

sentirme al respecto, porque evidentemente yo sería un imitador en la

opinión de estas personas efectivamente acreditadas-.

Los sentimientos no parecen tener mayor relación con el intelecto,

a simple vista. Sin embargo, un humano sensible tendrá mayores

facultades de desarrollar su intelecto; podrá permitírselo.

No es mi deseo que este libro sea un correr de palabras

desesperadas tras del objetivo de conseguir un gran cúmulo de

oraciones que presenten el simple deseo de ser leídas. Cuando me

detengo en un sitio a participar de la sociedad, soy velozmente

arrastrado a participar de su vertiginosa competencia por lograr algo y

ser admirado; no está mal, pero tampoco me emociona.

Me han repetido demasiadas veces que pareciera que yo quisiese

“quedar bien con todos”. Me han llamado hippie unas cuantas veces –mi

Barplanner lo hacía cuando yo trabajaba en cierto catering muy

glamoroso de la Capital Federal-…

A mí no me parece que un libro deba tener cierta especial

coherencia del texto más allá de los párrafos. Es decir, que deba

continuar con una línea de argumentación rígida e inflexible.

Hoy mismo leí un artículo que me envió un amigo por Facebook.

En él se mencionan dieciocho aspectos que caracterizan a las personas

creativas.

Page 75: Mi primer libro gratuito

67

X

Cuando hablaba antes del proselitismo, también podría haber

regresado sobre la cuestión del dinero. Porque este es un libro gratuito

y su temática gira en torno al dinero –creo haberlo expresado

anteriormente en estas páginas-. Cuando paso tiempo en la universidad

escuchando las clases, se me figura que puede ser más sobrellevable la

repetición que lo que yo me imaginaba; aunque sufro bastante mientras

me estoy allí sentado escuchando repetición tras repetición… Aunque

esté escribiendo, aunque esté leyendo un libro; aún así escucho y

retengo en mi memoria aquello que se dice. Y cuando la profesora

menciona a Durkheim, en seguida pienso en el libro de mi biblioteca

“Educación y sociedad”; una selección con algo de Natorp y Dewey;

casualmente está sobre el tablero de mi habitación como una de las

lecturas que tengo que realizar. En este momento debo estar leyendo a

la vez unos siete u ocho libros y además debo tener unos treinta

pendientes de comenzar.

Me acuerdo patente cuando la mejor de mis profesoras de

literatura –por lejos la mejor, la más amante de los libros, de sus frases,

de sus suspiros y susurros- me explicaba que había más libros para

leer que los que ella pudiese leer durante su vida y que por ello no tenía

por qué leer lo que le mandasen leer, sino lo que ella quisiera. Mi libro

es uno de esa inmensa mayoría que no leyó; no porque no quisiese o no

hubiese querido, sino porque mi libro llegó tarde, más tarde que cuando

ella se fuese a volar con los pájaros. Eso me entristece, porque soy

humano. Soy humano, no soy una máquina de escribir palabras

organizadas… Soy humano. Quiero ser feliz, pero mi destino es sufrir y

soportarlo todo a pesar de todo, con una sonrisa bien grande en el

rostro, porque soy humano.

Hay algunas personas que tienen la capacidad de leer, y leer como

si ello fuese algo muy importante, pero, por sobre todas las cosas, algo

muy bello. No importa qué sea lo que está escrito; es la capacidad de

leer de la persona, la que hace hermoso eso que está siendo leído. Hay

que tener paciencia, ser muy pero muy paciente para leer en esa

manera tan hermosa. Hay que tener una calma muy bien lograda, tan

bien lograda que nadie consiga romperla ni ose desafiarla siquiera.

Ya está escrito con anterioridad en un libro, que un libro no se

escribe en una sola noche. Es una metáfora, pero también es un deseo

de equilibrio, una expresión de contento y de bienestar.

Page 76: Mi primer libro gratuito

68

XI Se me figura que si escribiese una novela de personajes, sería

mucho más fácil lograr un determinado número de palabras, porque

entonces podría dejar que en mi mente los personajes hiciesen y dijesen

lo que les plazca, podría dar rienda suelta a mi mente (lo que es lo

mismo); y sin embargo, nada de todo eso estaría relacionado conmigo

mismo, es decir que yo no debería responder por nada de lo que mis

personajes dijesen, porque serían ellos y no yo quienes dijesen tales

cosas e hiciesen los actos más ridículos aunque todo ello fuese

imaginario. La ficción tiene esa particularidad de eximir al escritor de

toda responsabilidad sobre lo que ha escrito; como si su expresión le

fuese ajena. Como ya escribí un libro y lo vendí, sí sé que un escritor

debe responder por mucho de lo que escribe; no es tarea fácil y se hace

gratis.

Si todo es posible en el discurso, hablado o escrito, entonces

pueden decirse o escribirse mil sandeces y luego refutarlas; también es

posible hacer una obra y luego destruirla; pero no puede destruirse una

obra que no ha sido creada. No pueden destruirse las ideas, no puede

eliminarse el conocimiento de la mente de una persona a disposición de

otra. Puede, sin embargo, destruirse una obra que no ha sido creada

por uno mismo, incluso anterior a la vida propia –en su expresión

material, claro está-; pero ello implicará siempre cierta culpabilidad y

ocasionará descontentos.

Si yo no fuese muy original ni pragmático… Si escribiese este libro

completo sin incurrir en cuestiones personales… Si las posibilidades

fuesen mayores... O fuesen menores…

La vida es, será, sería, fue, hubiese sido, lo que es.

Cada frase que simula una coda, cada frase que da tensión al

texto; el momento en que parece que va a terminar, pero no... El

escritor puede sentir cuándo va a terminar un libro. Y el lector

necesariamente sentirá lo que el escritor le comunique.

Para brindarle mayor complejidad a un texto, un relato, un ensayo

o un libro, luego de la simple redacción se comienzan a usar estrategias

determinadas que le brindan cierta dificultad a la lectura pero que no la

hacen imposible (surgen los paréntesis). Surgen los diálogos, que

comienzan con guiones –como también, las aclaraciones en tono

diferenciado, entre guiones-. Más luego aparecen las expresiones entre

corchetes (como una stravaganza [sic]) o las palabras resaltadas entre

Page 77: Mi primer libro gratuito

69

<<corchángulos>>; también las palabras escritas en itálicas o cursivas o

bastardillas. Algunas citas o nombres o expresiones controvertidas o

alejadas de la común voz del escritor, se discriminan entre “comillas”;

también las hay simples, “como para usarlas cuando se pretende

señalar una porción ‘especial’ dentro de las comillas”, a modo de

inserción jerárquica de elementos dentro del texto. Al final, se recurren

a las notas al pie y notas al final, que brindan un aspecto y un cierto

aire científico a la publicación. A medida que el texto crece en todos

estos recursos e interrelaciones, se abren posibilidades y voces

diferentes en el discurso del escritor.

Como el hombre original y pragmático que soy –o pretendo ser, a

través de mi yo ideal- frecuentemente imagino los peores escenarios

posibles. Nunca puedo dejar de considerar que es mejor tomarse todos

los malos tragos juntos y de una vez, al principio; porque el sabor

amargo desaparece, tarde o temprano.

El profesor, mientras da su clase en la universidad, quiere ser en

todo momento el centro de atención. Es muy simple: Quiere que la

mayor parte de personas le admire y desee escuchar lo que él tiene para

decir. Es él el que habla, es el profesor quien debe atraerse la atención.

Si lo consigue, consigue que su trabajo se perpetúe; para él es un

trabajo antes que una actividad de cualquier otra índole, dictar clases.

Dictando clases se gana su sueldo para vivir la vida que desea, que se

proyecta más allá de las clases que da. Todo cuanto habla en sus

clases, es pura teoría y es irreal; en cambio, lo que vive a diario fuera

del ámbito educativo, tiene todas las características de lo real. Los

profesores son personas antes que ninguna otra cosa, por ello, son

también influenciables y ceden a los comentarios y opiniones que

encuentran y enfrentan. El educador es potencialmente educable

también, tanto que cree en la educación.

A veces, para escribir algo interesante, no hace falta torturar al

lenguaje. Todo puede ser explicado con palabras simples; el mundo

fuera de las palabras es simple y se lo merece.

Para abordar una actividad seria hace falta focalizar sobre ella. Es

muy difícil focalizar sobre temáticas elevadas, cuando uno se mantiene

integrado a lo circundante; para mantenerse al margen, es necesario

hacer un esfuerzo en contra de la sociedad circundante que intenta

atraer a la parte que se aísla.

Los autores universalizadores intentan demostrar que hay

abundante literatura al respecto de esas cuestiones que intentan

universalizar. De esta manera se intenta fundamentar la idea de que

Page 78: Mi primer libro gratuito

70

sus propias palabras son en realidad sostenidas por un grupo

abundante de personas. Quien no alude a la literatura, alude a la

observación de sus pares para autorizar sus propias palabras. No hay

duda, sin embargo, de que el autor universalizador intenta hablar en

nombre del conjunto de las personas. Algunas veces, el conjunto de

personas que representa el autor, sí está identificado (bajo diversos

rasgos que también tienden a ser universalizadores) –pueden ser

conjuntos étnicos [americanos], conjuntos religiosos [protestantes],

sectores económico-sociales [clase media]-. El autor de un libro, en

última instancia, siempre tiende a la agrupación de las personas; de

otra manera, no escribiría.

Mantenerse al margen de una clase universitaria requiere de un

esfuerzo mental y (por qué no) físico al menos desgastante –en mi caso

personal, me refiero-. Yo suelo decir que el consumo de nutrientes que

realiza el cerebro es muy grande para realizar actividad mental e

intelectual.

Durante la case de pedagogía I se proyecta un video de autoría

relacionada a un tal Ken Robinson. Este hombre hace un trabajo

impresionante generando un video de internet que le brinda no sé qué

tipo de reconocimiento…

En el video se trata sobre la educación, el cambio de paradigma –

una palabra muy “de moda” en educación, que viene a ser como la

ortodoxia (ortodoxa) [la palabra ortodoxia en la educación ortodoxa]-.

Ahora es paradigma la palabra que representa la forma estable y

reconocida por la mayoría; en el futuro, será otra que se oponga a la

dinámica.

Se me ocurre pensar en el enfoque que se le está dando a la

educación; un enfoque que intenta integrar mayor número de personas.

Este enfoque está siendo impulsado por el grupo mayor de las personas

que conforman la sociedad; es decir, todos aquellos individuos que no

son educadores. De todos modos, el mayor apoyo de toda la sociedad a

la institución educativa, redunda siempre en el mayor provecho del

grupo reducido de los educadores.

Volvamos al tal Ken Robinson… Yo no había escuchado jamás de

él. Entonces tengo que admitir que aprendí algo nuevo. Un nombre; y la

opinión muy extendida en el plano social, del hombre que lleva ese

nombre en particular. Todo lo expresado en el video es la opinión

personal del tal Ken Robinson. Al final del video aparece una especie de

factoría que por un lado arroja personas a un cesto de basura y por otro

genera dinero; entonces hay un doble propósito en la función de esta

Page 79: Mi primer libro gratuito

71

factoría educativa que ilustra Ken Robinson. Las dos funciones se

complementan desde el punto de vista del deseo de todas esas personas

que ingresan al sistema educativo; todas las personas que ingresan al

sistema educativo apuntan al dinero. Por ello, la factoría educativa de

Ken Robinson concentra dinero, es decir concentra capital; esta es la

vanidad más antigua de las civilizaciones: Concentrar (acumular)

capital. La factoría educativa de Ken Robinson genera dinero de todos

los individuos que ingresan en ella; sin embargo, al descartar una parte

de esos individuos, se adueña de la parte de dinero que les

correspondería –porque hay dinero para todos, en realidad- y la

reasigna a aquellos que permanecen en la factoría, por lo que aquellos

individuos que permanecen en la factoría, aumentan su riqueza. Yo no

necesitaba conocer la versión de Ken Robinson para comprender esta

realidad, porque ya la he observado y he hecho mi propia relación de los

hechos por mí mismo; por eso comprendo la expresión de Ken

Robinson.

Me siento afuera de la universidad y me fumo un cigarrillo.

Mientras lo hago, pienso: -Déjenme sufrir… Un poco más-.

Me estoy agotando. Estoy sufriendo síndrome de burnout. No me

importa. Estoy sufriendo, no me importa. La vida está hecha para

sufrirla.

Ayer estuve en una pequeña feria. Vendí un libro. En realidad,

vendí dos. Dos por el precio de uno. Era una buena amiga a quien se lo

vendí, por eso le di dos por el precio de uno; y además una calcomanía

y dos señaladores. Ya llevo demasiado tiempo sin vender libros. Es

psicológicamente agotador.

Quisiera terminar un poco más rápido este libro. Llevo mucho

tiempo escribiéndolo. Quisiera terminarlo mañana.

Ayer llovió todo el día. Somos seres sensibles, nos afecta el clima,

la presión, la humedad.

Un joven que estaba en la feria dijo: “La vida es un intento”.

Exactamente, un solo intento, breve e imperfecto. Podría dejar este

párrafo sólo en eso, en un intento; y ello tendría muchísima fuerza,

porque es una afirmación que se explica por sí sola, no hace falta

andarle dando segundos significados. Cuando uno tiene un solo

intento, y lo sabe, lo da todo porque ese intento sea efectivo; sin

embargo, el éxito o el fracaso no cambian de ninguna manera las

posibilidades del intento. Ni éxito ni fracaso, será un intento.

Incompleto. Siempre incompleto.

Page 80: Mi primer libro gratuito

72

XII Todo el día pienso en este libro, pienso en escribir, anoto en mi

mente frases para escribir y temas para desarrollar. Por ejemplo, las

redes sociales. Me refiero a las redes sociales de internet. Vayamos

primeramente al internet. El internet fue desarrollado en una

universidad; con fines educativos y comunicativos para la enseñanza y

el aprendizaje. El internet es un medio de telecomunicación; una

comunicación a distancia. Su función es la de exacerbar la producción,

es decir, efectivizar la producción en el tiempo. Pensémoslo así: las

universidades se componen de edificios muy grandes; entonces se crea

este sistema en un principio para que las personas que trabajan en

diferentes sectores de la universidad puedan comunicarse sin tener que

caminar a través de toda ella. Analicemos: Si el Decano del

Departamento de Filosofía necesita saber los horarios del Profesor

Adjunto de la cátedra de filosofía aplicada, y este último se encuentra

en una oficina que está en el ala opuesta del edificio, puede

preguntárselo a través de una computadora sin necesidad de cruzar

todo el edificio. Indaguemos más profundo en el asunto: si el Decano del

Departamento de Filosofía recorriese los pasillos hasta el otro ala, se

vería obligado a ver una cantidad grande de alumnos o a algún profesor

que intentase comunicarse con él (o tal vez no); tal vez su importancia y

su grandeza que lo convirtieron en Decano del Departamento de

Filosofía, surge de su especial reserva que lo convierte en una persona

misteriosa –lo que es una concepción bastante oscurantista, bastante

universitaria, no puedo dejar de decirlo-.

El ideal educativo organizado –en mi propia concepción-, se

compone de un pilar central que es ideal también: Los hombres pueden

hacerse de un conjunto de conocimientos compartidos (comunes). Está

supuesto que compartir un conjunto de conocimientos es una

característica que propicia el sentimiento de identificación entre las

personas que lo comparten.

En mi opinión, la interrelación que se hace entre los juegos de

palabras, que implica repetirlas con cierta métrica entre sus sílabas, la

consideración del ordenamiento de las vocales, las conjugaciones de los

verbos, la transmutación de los sustantivos… Ello, como un todo, lleva

hacia la poesía –la poesía en su concepción más matemática, llevada a

la práctica desde su concepción teórica aplicada en un modo natural y

privilegiado-. Quiero decir, es mi opinión, pero no puede negarse la

supremacía de la poesía porque combina todos los factores estéticos

que son la fuente de la admiración humana.

Page 81: Mi primer libro gratuito

73

Las personas con las que nos relacionamos, los lugares a los que

asistimos, el tiempo que permanecemos en esos lugares o con esas

personas, incluso el tiempo que pasamos en soledad y las actividades

que desarrollamos en esos momentos de soledad, influyen en nuestra

conducta. Por ejemplo, desde que paso tiempo en la universidad,

escribo de una manera mucho más científica –esto no tiene nada que

ver con mis lecturas, sino con los monólogos de los profesores-; esta

expresión científica es elitista en tanto que llega a una cantidad menor

de personas, porque resulta que las palabras que encierra, los

argumentos que desarrolla y las “cosas” que dice son pesadas,

“densas”.

Por otro lado, sé que hay literatura acerca de la cosificación del

lenguaje. Cuando el lenguaje es tomado como un objeto, se permite

manipularlo –aunque sea idealmente-, transformarlo, apretarlo,

recortarlo. Sin embargo –en mi concepción personal- yo considero que

la cosificación del lenguaje más extrema consiste en reducirlo a la

repetición de una palabra central: En el argot más universal, esa

palabra es, justamente “cosa”.

En el caso de la última palabra del párrafo anterior, por ejemplo,

he recurrido a las “comillas” como un elemento de mayor fuerza para

evidenciar el primer plano de esa palabra; me han parecido más

efectivos esos símbolos (o caracteres) que las bastardillas, porque estas

últimas son una deformación de los caracteres estándar que conforman

la palabra, mientras que las primeras, agregan caracteres a la palabra,

haciéndola sobresalir con respecto al resto del texto.

Quiero continuar firme en las mismas cuestiones que planteé

anteriormente: Me opongo a tratar en este libro las cuestiones del sexo

y las sustancias alteradoras de la consciencia.

Para el cierre de la clase de psicología I queda muy poca gente

sentada en el aula. En ese momento se desarrolla un debate

interesante. Los alumnos comienzan a hablar con sus propias voces; e

incluso se debaten entre ellos y no con el profesor. De cierta manera, el

profesor abandona su posición central de elaborador de la palabra y

pasa a un plano secundario, de moderador de las palabras y los

ánimos. De todas maneras, en esta clase de psicología I, la profesora no

se desarrolla tan equilibradamente como moderadora: Los ánimos se

turban.

La turbación de una persona contagia a las demás. Yo aprendí a

mantener la calma y autopersuadirme de no realizar acción hasta el

momento de proximidad más lastimera del peligro. No sé si llamarle

Page 82: Mi primer libro gratuito

74

seguridad a esta capacidad adquirida. Es una capacidad adquirida a

través del sufrimiento, sin duda.

Estuve pensando que tal vez Bahía Blanca es una ciudad que está

poco retratada en la literatura. Estuve leyendo a Ezequiel Martínez

Estrada para saber si había él hecho alguna literatura que muestre a la

ciudad. Es seguro que las ciudades cambian con el tiempo. ¿Qué puedo

decir de Bahía Blanca? La gente de la zona suele decir que el bahiense

es cerrado… Debería salir a la calle y escribir lo que veo. Lo cierto es

que esta iniciativa me parece bastante pobre. Además, ya lo hice; gran

parte de mi primer libro está escrita en la calle, en diferentes escenarios

de Bahía Blanca. De todas maneras, cada día me propongo conocer un

poco más mi ciudad. Camino por sus calles con calma, mirando hacia

arriba, reconociendo los edificios, encontrando nuevos negocios,

fachadas que no había notado…

De a momentos me siento encerrado en la universidad…

Universidad, absurdidad, irritabilidad… Juego con las palabras en mi

mente. Me imagino que la profesora da clases y hace todo lo que hace

porque le pagan por ello; pero a mí no. A mí no me pagan por estar acá.

Y además tengo que demostrar mi potencial, tengo que enseñar; tengo

que educar gratis; hace años que lo hago y no me hace feliz. Conocer,

saber, leer, aprender, transmitir, comunicar, exponer, es un trabajo de

tiempo completo.

Todo es competencia, todos quieren lo mismo. La torta es pequeña

para compartirla con todos, pero lo suficientemente grande para unos

cuantos.

Los reyes siempre han existido. Las personas se han conglomerado

alrededor de los reyes. En sus diferentes facciones se han enfrentado y

se han matado en nombre de los distintos reyes; entonces todo

pareciera apuntar a la divinidad de los reyes. Sin embargo, no son

menos los reyes que han muerto a manos de otros hombres –incluso de

sus familiares y de sus súbditos-, y eso demuestra su absurdidad. En

realidad, los reyes no han sido más que una coartada de la ambición y

una máscara para los intereses de los hombres que se han beneficiado

del comercio. Es cierto, la mayor riqueza y la mejor máquina está en los

seres humanos; realizan grandes producciones con inversiones

mínimas en sus personas. Un hombre puede trabajar forzadamente

incluso en las peores condiciones de hambre y frío; puede ser forzado a

abandonar todo lo que lo hace humano y a trabajar mezquinándole la

comida.

Page 83: Mi primer libro gratuito

75

Realizando varias tareas a la vez, se acumula trabajo que no se

hace –pero se piensa- mientras se realiza otra tarea. Como escritor, por

ejemplo, mientras escribo este libro gratuito, escribo también artículos

para el blog de Ediciones del monstruo. Todos los escritos están

enmarcados en la misma área, que puede llamarse de Antropología

social -hasta que algún antropólogo social calificado, erudito y orgulloso

se preocupe por desautorizarme enfáticamente-.

Volvamos a este libro, volvamos a la gratuidad y volvamos al

dinero. Yo escribo gratuitamente, en primer lugar porque puedo

escribir, y en segundo lugar porque no puedo hacerlo de manera

onerosa. Mientras escribo, también asisto a las clases de la universidad

y analizo desde mi punto de vista a los profesores. El alumnado es más

bien soso para prestarle demasiada atención; todos sus componentes se

mantienen en silencio y algunos (más bien muchos) agentes escriben en

cuadernillos de espiral con lapiceras diferentes. La mayor parte del

tiempo, el profesor lo pasa justificando su posición y dándole sentido a

la diferencia entre su posición y la del alumnado. Los profesores de esta

carrera en particular, buscan información que sostenga puntos de vista

contrapuestos con respecto a la posición que debiera ocupar el público

en la educación. Recurren a la cultura popular contemporánea como

modo de entretenimiento para retener la atención del alumnado. Es una

estrategia de entretenimiento. Si pueden dirigir el interés de las

personas fuera de sí y sus privilegios, mantienen el orden oscurantista

y ocultista que les brinda sus beneficios y privilegios. Son pequeñas

cosas: Ser independientes, tener vehículo, pagar con su trabajo sus

propios gastos, sostener su vivienda propia. Recurren a la cultura

popular y utilizan el trabajo de otros; si fuese un insensible, los llamaría

perezosos.

Tengo que admitir que en gran parte logran distraerme de mis

actividades y eso me afecta tanto como nada.

Actualmente, además de este proyecto y otros proyectos literarios

de los cuales ninguno me reditúa un solo peso –a diferencia del trabajo

de los profesores que me distraen-, estoy trabajando en una plataforma

de internet en inglés para generar un negocio en los Estados Unidos. A

mí me asombra mucho la mentalidad argentina con respecto a los

Estados Unidos de América. Me resulta retrógrada la opinión popular y

su fundamentación inconsistente; rechazan su cultura y sin embargo,

la consumen. En definitiva, reproducen lo que les causa rechazo; es

decir, actúan bajo cierta naturaleza corrupta que los mueve hacia el

daño y la destrucción. Son meros imitadores. Yo también lo soy… ¡Qué

gran pena!

Page 84: Mi primer libro gratuito

76

Me resulta curioso que hay también profesores que se desarrollan

como alumnos. Son profesores infiltrados. Los profesores se posicionan

de ambos lados porque de esa manera pueden mantener el monopolio

de la palabra.

El tiempo de decisión quita tiempo a la producción. Esto debe ser

definitivo (definitorio).

Y ya que estoy girando alrededor de esta cuestión productiva, tengo

que decir también que he prestado atención a las palabras escritas a

medida que avanzan las páginas de este libro y es de considerar que los

párrafos son fenómenos improductivos para el eficiente uso del papel;

es decir que mientras más párrafos haya, mayor será el espacio en

blanco del papel, debido al fenómeno que ocurre cuando la última

oración del párrafo termina antes del final del renglón.

Estoy bloqueado, muy bloqueado. Cuando comienzo a sentir que

toda mi actividad es en vano, me bloqueo. A veces las opiniones de los

demás influyen en este estado; pero siempre es mi pensamiento y una

recurrencia obsesiva del absurdo lo que lo hace efectivo.

En clase siempre escribo; la tarea de los profesores me resulta

inspiradora.

Yo no sé si es el dinero lo que puede solucionar la vida de una

persona. En mi opinión es más fuerte el pensamiento; siempre es más

fuerte el pensamiento.

Cada vez siento con mayor fuerza que me estoy repitiendo; se me

figura que estoy dando vueltas en círculo alrededor del absurdo, de la

nada, y me estoy volviendo improductivo. En cierta manera es un ciclo

en mí; y si en este libro se repite esta cuestión, entonces será un claro

indicio social para comprender la ciclicidad de la vida.

Hoy pensé que estoy considerando el tiempo en cuestión de años.

Es un anhelo absurdo, es como si estuviese deseando mi muerte; pero

no en el sentido suicida del deseo de la muerte, sino en un sentido

absurdo de la superioridad del tiempo sobre nuestra existencia.

No quiero ser improductivo. No quiero repetirme. No quiero ser

personal, quiero ser universal. Quiero brindar algo a las personas,

quiero que sea de utilidad; quiero combatir el sufrimiento. No quiero

sufrir y no quiero que otras personas sufran. Es necesario que descubra

algo que sea de bien al común de las personas; de nada sirve lo que a

mí solo me sirve, si no sirve a nadie más.

Page 85: Mi primer libro gratuito

77

XIII

Voy a desviarme de mis preocupaciones personales para brindar

alguna riqueza a las palabras de este libro.

Estuve reflexionando sobre el sistema penitenciario. Lo voy a

explicar desde el fondo; desde atrás, al revés –A un mecánico le dije que

un libro se escribe al revés: Primero el libro y finalmente la

introducción, porque así la introducción será más clara, al tener bien

definido el contenido del libro, de modo que atraiga a un mayor número

de personas-. Voy a empezar desde el hombre condenado a cadena

perpetua que muere en la cárcel. Entonces vayamos al fenómeno de la

cárcel; una institución similar a un convento, donde hay reglas

estrictas. Las personas encarceladas están aisladas de la sociedad y

privadas de su libertad personal. Esas personas allí encerradas han

sido rechazadas e incluso discriminadas por el resto de la sociedad. Se

las considera de probada peligrosidad para otras personas y para sí

mismas –su peligrosidad ha sido probada en juicio, para ello se ha

constituido el sistema judicial-. Si consideramos el pensamiento

absurdo de Camus, nos convenceremos de que el asunto más profundo

que debe analizar la justicia, es decir la fuente del nacimiento de la

justicia, es el conflicto que surge de la muerte innatural –es decir, el

suicidio; y el asesinato (con posición preponderante) como evento

desencadenante de una serie de sucesos y sentimientos negativos-. Yo

afirmaría que el sistema penitenciario es sumamente improductivo por

su concepción. Es decir: El sistema penitenciario considera que la

violencia ejercida por el delincuente carcelario es contagiable al resto de

la sociedad y por eso el delincuente merece ser encarcelado a fin de

proteger a la sociedad de la pandemia de violencia. Sin embargo, el

sistema penitenciario no considera que la violencia ya sea pandémica y

que afecte al sistema penitenciario. De hecho, la violencia está

estrechamente relacionada al dolor. Las cárceles generan dolor a los

encarcelados, al parecer. Desde el momento que conocemos que existe

ese dolor, estamos dispersando dolor al resto de la sociedad, creando

una pandemia de violencia. Efectivamente, es la sociedad que ejerce

violencia sobre el delincuente carcelario, y se lo aísla en la unidad

penitenciaria para protegerlo de sus reacciones hacia esa violencia que

la sociedad le ejerce.

Me parece haber comenzado a abrir puertas a patadas

directamente. He comenzado a irrumpir espacios abruptamente y me

voy ganando la confianza en ellos con cautela y prudencia. Así estoy

escribiendo; indagando en todos los asuntos sin permiso, sin vergüenza

Page 86: Mi primer libro gratuito

78

ni clemencia; comentando todo, opinando sobre todo; zambulléndome

en el dolor del mundo y mojándome de pena y angustia para emerger

un poco más destruido, un poco más envilecido, más perdido, menos

justo, más estúpido, tan impúdico…

Un sueño puede ser premonitorio. Me han referido un sueño. Un

sueño sobre mí; una persona que se interesa en mí y me trata con

cariño ha soñado que yo desaparecía algunos días y volvía algo más

viejo y arrugado. Decía: -Me llevaron a un granero…

Ella es mi pareja. Se preocupa por mí. Así como apareció en mi

vida, parece que siempre hubiese estado, y no quiero que ya nunca se

vaya ni que se aleje de mi lado.

Quiero dejar una cierta anécdota que ha ocurrido el pasado Cuatro

de Abril asentada también en este libro. Hace tiempo que deseaba

incluir en mis escritos algunas de las respuestas que doy a

conversaciones con amigos; porque algunas veces les doy respuestas

por escrito que incluso a mí me sorprenden –Y es evidente que algunas

veces a ellos les interesa recibir estas respuestas y saben que pueden

obtenerlas de mí-. Resulta que mi amigo de Chile que reside en Buenos

Aires me contactó cuando tenemos en realidad poco diálogo mediante

Facebook, para que yo le responda a un interrogante que a él se le

presentó. Añadiré el diálogo a continuación:

-Mati, ¿tú qué piensas porque el ser humano está loco? Necesito tu

respuesta- me preguntó él espontáneamente, ese día Cuatro de Abril.

-Alrededor mío veo que las personas actúan diferente a lo que

expresan, que los deseos no se condicen con las acciones. El hombre

lleva una lucha interna, el enfrentamiento entre el bien y el mal si

querés llamarle de esa manera. Pero lo cierto es que nada está bien ni

está mal. Y entre las personas nos dañamos. Queremos estar bien y

queremos tener paz, pero nos hacemos la guerra. Queremos acercarnos

a una persona y cuando nos acercamos le decimos qué mal que se ve.-

Escribí rápidamente sin reflexionar demasiado.

-Hay muchas personas que ven aproximarse una lucha entre los

hombres y creen que hay que empezar a formar lazos de hermandad

para estar protegidos.- Añadí.

-Pero es incluso el padre que traiciona a sus hijos, el hermano que

desplaza a sus iguales, el amigo que entrega a quien más cerca tuvo a

las masas enloquecidas para que lo descuarticen.- Continué, indagando

en mi experiencia y considerando mis conocimientos literarios e incluso

pensando en la acción bíblica de Judas Iscariote.

Page 87: Mi primer libro gratuito

79

-Es el instinto de supervivencia que diferencia al hombre de la

mujer, la diferencia de los sexos que nos atrae y nos separa.- Concluí,

dándole un cierre a la cuestión y esperando que mi amigo respondiese

lo que a él le pareciera al respecto.

Han pasado seis días y mi amigo no respondió a esto. Ello no me

preocupa demasiado por el hecho de la cuestión filosófica que me

planteó en sí, sino por todo lo que yo sé que esta pregunta oculta

detrás. Sé que mi amigo es fuerte, e incluso yo lo he socorrido en dos

oportunidades; antes de la segunda, él ha discurrido ante otras

personas en mi presencia sobre el esfuerzo que yo hice por salvarlo en

la primer ocasión de un accidente que podría resultar fatal. La segunda

oportunidad, lo he reñido lo suficiente; aunque pude preverla. Y

ciertamente me alegro de haber estado allí y haber sido yo quien le

acompañe en dichas situaciones. Si volviese a ocurrir otra vez algo

similar, me gustaría estar allí. Porque hay algo de lo que siento un

orgullo oscuro y secreto; y es de jamás haber presenciado una muerte,

de jamás haber abandonado a una persona en sus peores instantes; no

me permito perder la calma y el optimismo, no quiero abandonar una

sola alma. Y tengo el deseo más profundo de que si es menester por

orden universal que presencie una muerte algún día, que sea la mía;

con eso será suficiente para redimir mi último acto de piedad.

Este asunto del diálogo con mi amigo me resulta en especial

interesante, porque se enmarca en un contexto de sucesos nacionales

que no son despreciables y que están anunciando ciertos cambios y

eventos de características no menos despreciables que están a punto de

suceder; y que tal vez, nada de diferente tienen con lo que ha venido

sucediendo hasta ahora. Sin embargo, yo estoy especialmente

comprometido con las personas que conozco y a quienes les tengo

verdadero afecto; porque no quiero que a ninguna de esas personas les

ocurra nada que yo deba lamentar luego.

Sí me es de mucha lamentación la entrega que realizo a mi tarea;

en este momento son las cinco y media de la mañana del Diez de Abril

de Dos Mil Catorce –Y no está de más que explique que es muy

importante el añadir las fechas y utilizar mayúsculas para resaltarlas

cuando se escribe, porque ello ayuda en gran manera a un lector

científico que busque determinados indicios en los escritos a volver

sobre los sucesos relatados y poder crear relaciones históricas entre los

relatos de diferentes personas; todo ello para reconocer un entramado

universal-. Es que ciertamente estoy obligado a tener horarios muy

inconvenientes para ser productivo en cuanto a este arte de escribir se

trata.

Page 88: Mi primer libro gratuito

80

El diálogo que tuve con mi amigo me hizo recordar que algo similar

ocurrió unos días antes con una amiga de él, también de Chile, de la

ciudad de Iquique. El Veinticinco de Marzo, ella me preguntó:

-¿Qué es para ti la perspectiva?- Y esta pregunta me la hizo de

improviso, sin mediar ninguna introducción previa.

-El abanico limitado de observación que se abre desde el punto de

vista en el que se posiciona el observador. Quiero decir, el mundo visto

desde cierto lugar determinado.- Respondí intentando ser breve y claro.

Hoy mismo es día de paro nacional. Aparentemente no hay

transporte público y no trabajan los empleados bancarios. Según

comentaron en el grupo de Facebook de la licenciatura que estudio, el

paro es convocado por la CGT (la Confederación General del Trabajo) –

se me ocurre que lo mismo daría llamarle Congreso General de los

Trabajadores, o Congregación General de Trabajo, o Consejo Gremial

del Trabajo-. Y me expongo a ser proclamado gran ignorante ante mi

desconocimiento de los hechos. Incluso a ser juzgado por emitir opinión

sin fundamentos suficientes. ¿Qué puedo hacer? Al fin y al cabo soy un

gran ignorante…

No me resulta agradable recaer en la actitud de circunspección que

implica emitir un gran número de palabras sin arribar a ninguna

reflexión integradora ni conclusión del asunto; sin embargo, los

enfoques que debo considerar son tan variados, que superan mi

capacidad de mantenerme despierto al menos –Debe comprenderse que

no es posible mantener un enfoque exhaustivo cuando la vigilia debe

ser finita y una obra escrita exhaustiva debe de contener un gran

número de palabras para lograr su cometido-.

Tengo que decir que justo cuando comenzaba a pensar que no

tenía nada para escribir, dejé de escribir durante algún tiempo; y

durante ese tiempo me surgieron miles de ideas que escribir. Pero lo

cierto es que las apunto en mi mente y para cuando me siento a escribir

ya no están al alcance del primer tiro de lazo. Siempre aparece algo

nuevo. El universo de mi mente se expande más allá de lo oscuro del

horizonte y lo inalcanzable; y todo el espacio está cubierto, todo él está

lleno de palabras y conocimientos, de conceptos e imágenes en

movimiento constante. Lo que yo pretendía escribir sigue estando allí,

puedo verlo; pero no puedo escribirlo, porque en el espacio intermedio

surge algo y mis dedos siempre están más cerca de esto que de aquello;

no es que aquello carezca de importancia, sino que todo se relaciona, y

la jerarquía parece abarcarlo todo.

Page 89: Mi primer libro gratuito

81

XIV

Durante estos días me rondaron la cabeza las palabras que están

escritas en una edición de las Bases de J. B. Alberdi que poseo. Según

lo escrito, Alberdi escribió las Bases en dos meses. ¡Y de verdad que son

muchas palabras y deben de tener mucho contenido! Al lado de

semejante logro, no puedo menos que sentirme un ser inferior y un

escritor desdichado. Afirmaciones como esa me quitan las ganas de

escribir.

Me debato constantemente en mi interior… ¿Debo escribir en

función de universalidades o en función de mi visión particular y

personal? ¿Como escritor, en primera persona, o de manera impersonal,

o interpelando al lector? Bueno, en cuanto a la interpelación al lector,

sé por parte de una compañera de cursada y por parte de mi odontóloga

que a algunas mujeres particulares, les resulta algo difícil de leer, les

resulta molesto en cierta manera que el autor les interpele.

Llega un punto en que me muestro de lo más insoportablemente

obsesionado por el lenguaje. Es algo de lo más absurdo. A nadie le

interesa el lenguaje -seamos serios-. Hay muchas cosas más

importantes para el común de los mortales; como comer y jugar y tener

relaciones. Hay un poeta Bahiense llamado Mario Ortiz, que escribió

una serie de libros titulados Cuadernos de Lengua y Literatura; yo tuve

la oportunidad de hojear uno de ellos que obtuvo una tía de mi padre.

Leí en él una cuestión acerca de las tipografías (fuentes o letras), que

mencionaba algo sobre la placa que está en la luna –con mi

imprecisión, no quiero decir que me tomo a la ligera el trabajo de Mario

Ortiz, sino que simplemente no he tenido la oportunidad de dedicarme a

leer su trabajo-. A Mario Ortiz lo veo ocasionalmente conduciendo su

bicicleta, algunas veces por la mañana hacia la Escuela de Agricultura y

Ganadería, pedaleando con fuerza detrás de sus gruesos anteojos.

Cuando leí tal cuestión de las tipografías en su libro, me di cuenta de la

pura obsesión del lenguaje en él y comprendí que para mí eso era muy

interesante, pero ¿Para cuántos más puede resultar tan interesante?

A medida que uno pasa cierto tiempo con alguna persona, es

importante diversificar los intereses para tener temas de conversación;

es de no menospreciar, que los datos que mayor capten la atención del

interlocutor, deberán ser necesariamente muy específicos, delimitados

dentro de cierta área, no importa cuál, para que sean nuevos y

atractivos. El conocimiento es atractivo. Cuando uno conoce personas

con las que no ha tenido ninguna clase de relación con anterioridad, es,

al contrario del caso anterior, lo más normal mantenerse neutral;

Page 90: Mi primer libro gratuito

82

hablar de cosas banales y no incurrir en datos demasiado precisos ni en

opiniones demasiado fundadas da la posibilidad de lograr un lazo

saludable con esa persona.

Para conseguir algo que uno desea, lo mejor es pedirlo con firmeza.

Hasta cierto punto, ser prudente y agradable, cordial y condescendiente

es una buena costumbre; pero nada más que eso. Las buenas

costumbres, los buenos modales, la humildad, tienen valor para

algunas personas; sin embargo hay otras personas que pasarán por alto

todas estas cualidades y formalidades.

Algunas veces pueden discutirse las opiniones, o contraponerlas;

expresar puntos de vista diferenciados y diferentes interpretaciones. Sin

embargo, llega un momento en la vida de una persona, en la que se

hace necesario sostener las opiniones, los puntos de vista y las

versiones propias, incluso demostrando una actitud altanera y

sofisticada que no permita que sean discutidas; ser humilde y ser

soberbio, en muchos casos pueden ser prácticamente lo mismo; como

dice Paul Gauguin en algún lugar dice un santo a uno de sus devotos:

cuídate de la soberbia de la humildad. De todos modos, ninguna de

estas versiones ni opiniones ni puntos de vista serán completamente

propios, considerando las relaciones entre las personas y el carácter

público del conocimiento. Al fin y al cabo, todos participamos de un

juego de circo y calesita en el que no hay mayor gracia que permanecer

girando en círculos y sorprender a los demás realizando los mismos

actos de siempre con una levísima modificación en su ejecución que

precipita la risa del público.

Yo soy feliz en algunos momentos; sin embargo, una gran porción

del tiempo me la paso luchando contra la libertad de mi mente –porque

la mente es libre y uno la controla en determinados aspectos-. Resulta

que tengo fuertes secuelas de estrés post-traumático. Son de los peores

cuadros mentales que pueden imaginarse –si es que pueden imaginarse

cuando no se tienen estas secuelas…-: Imágenes de terror, visiones

instantáneas de accidentes, sangre, muertes, ataques de todo tipo,

visiones morbosas, percepciones de actitudes perversas, robos, cuerpos

despedazados, incendios, personas llorando, cabezas que estallan,

manos que lo golpean a uno, vehículos que se reducen a chatarra,

cristales que explotan en pedazos. Algunas veces hablo dormido o grito

por las noches; o me retuerzo en la cama, o doy golpes a mi alrededor

de improviso. Las imágenes de terror aparecen despierto en cualquier

situación, en cualquier momento; al manejar un vehículo; mientras

paseo en un parque; por la noche en el patio de casa de mis padres; con

mi hermano; con mis amigos; solo. Uno se termina por acostumbrar a

Page 91: Mi primer libro gratuito

83

estos padecimientos mentales; los ignora, los evita. No quiero decir que

sean o no sean graves; no escucharía la opinión de un profesional de la

salud mental, ellos son negociantes. De hecho, no creo que haya

manera alguna de hacer desaparecer estos malestares ni que puedan

ser tratados en otra manera que no sea personalmente para reducir su

impacto; y aún así, su reducción no será efectiva.

Me impacta ciertamente escribir durante las clases universitarias.

Es absurdo tener que asistir a clases para escribir. He dejado aquí

escritos muchos párrafos acerca de la educación formal institucional.

Me imagino que de alguna manera, cualquier profesor universitario que

lea algunas páginas de este libro, se sentirá en cierta manera criticado o

puesto en evidencia. Esta no es la meta que yo persigo con este libro;

pero tal vez sí un objetivo intermedio. Quiero decir, yo pertenezco a un

plano en el que tengo algún cúmulo de conocimientos que comparto con

el resto de las personas; sin embargo yo lo hago de modo gratuito,

mientras que los profesores comparten sus conocimientos de manera

onerosa (ganan dinero por ello y lo hacen para ganar dinero a la vez). Yo

no puedo abstraerme de mi posición y es necesario que muestre este

espacio social desde mi punto de vista joven. Repito: No quiero

denunciar, desautorizar, despreciar a los profesores, sino demostrar mi

posición que también es merecedora de un sueldo acorde a las

circunstancias nacionales, en tanto mi labor es muy similar a la de

estos profesores que obtienen una ganancia por su labor.

Si existe verdaderamente un conjunto mayoritario “normal” de las

personas que conforman la sociedad y observan el orden establecido de

cierta manera, yo debo de representar un singular o un conjunto

reducido, “anormal”, que se inserta en la sociedad y la observa de

manera incierta. No diría que esta manera es, en definitiva, negadora o

negativa; diría que esta es una manera negada de observar la sociedad

y su orden establecido.

Es común escuchar de los profesores de Historia que la sociedad

de la Edad Media, era una sociedad feudal. La característica

determinante de la sociedad feudal es la de clases o castas sociales

inflexibles, que se interrelacionan verticalmente y con fines de

explotación; no hay lugar para las emociones ni relaciones

concretamente humanas entre las diferentes clases sociales. Eso existe

hoy en día, al igual que existió en la Edad Media. De hecho no hay

escepticismo en esta posición filosófica que planteo, sino que hay una

observación objetiva y absoluta; porque el escepticismo implica el

desprecio de la observación y la construcción de un plano ideal que se

superponga y reemplace a los hechos que suceden. Efectivamente, la

Page 92: Mi primer libro gratuito

84

afirmación de esta sociedad feudal contrapuesta a la sociedad actual es,

según esta definición, escéptica, ya que hacer semejante afirmación

implica un desconocimiento explícito de la sociedad actual o la anterior;

de hecho, dicha afirmación sólo evidencia dicho conocimiento: La

diferencia de conocimiento entre la sociedad de la Edad Media y la

sociedad contemporánea, fruto de la finitud de la existencia humana.

Todo esto, también evidencia lo que vengo afirmando hace tiempo: La

literatura académica pretende ser universalizadora frente a la limitación

que plantea la finitud y la caducidad de la gran mayoría de las vidas

humanas –que debe ser considerado así y no de otra manera, porque

son muy pocos entre la multitud los autores que pueden realizar obras

imperecederas y aún los planos sociales representados por los

escritores son singulares en sí mismos y no dan cuenta de gran

cantidad de vidas individuales y singulares-. De hecho, sonará

extremadamente excéntrico, pero algunas veces considero que puedan

existir personas que han sobrevivido por varios cientos de años,

cambiando asiduamente de identidad y ocultándose entre las

multitudes de la sociedad; sin embargo, esta es una creencia

supersticiosa y no tiene ninguna fundamentación, ni he conocido a

ninguna persona que afirme vivir bajo esta condición.

Page 93: Mi primer libro gratuito

85

XV

No voy a dejar de decirlo: Al final del día, todo se reduce a

números; es la cantidad de días vividos, la cantidad de horas que

componen el día, el número de horas que dormiremos, el dinero con

números impresos, los años que cuenta el anciano y el respeto que se

merece por ello. ¿Cuántas veces hemos repetido la misma actividad?

¿Cuántas veces hemos inhalado y exhalado en la respiración desde

nuestro nacimiento? Todo es cuantificable y estimable por medios

matemáticos y probabilísticos; hemos llegado hasta la computadora

matemáticamente, mediante un sistema numerario muy simple de

combinaciones binarias –el mayor exponente del mundo occidental, la

dualidad [vivo/muerto, prendido/apagado, vacío/entero]-. La

combinación puede ser una expresión teológica que abrace la eternidad,

como la agregación que engrandece a las especies a través de la

reproducción, por ejemplo. Nuestro conocimiento binario y

computacional ha incluso estimado la memoria de manera virtual y ésta

ahora puede ser cuantificada como un conjunto de caracteres, o de

representaciones combinadas de dualidades (unos y ceros

[eléctricamente cargado/descargado]), nombrados como bits,

organizados en bytes y sus expresiones exponenciales (Kilo-, Mega-,

Giga-, Tera-); sin embargo, no existe manera alguna de cuantificar la

memoria como la verdadera capacidad mental que podemos identificar a

modo de una herramienta intelectual específica que se ocupa de

almacenar conocimientos. Lo cierto es que desde la supremacía de la

Escuela Pitagórica (según nos han educado), ya no podemos separar

nuestra existencia de las matemáticas. La computación ha generado

concepciones ridículas de las capacidades mentales y sus velocidades

inherentes, como el proceso de datos, el almacenamiento o la

aceleración gráfica.

Puede que el desarrollo de un intelecto agudizado sea una

herramienta muy valorable para la supervivencia, la obtención de

resultados y la satisfacción de los deseos en la sociedad. Sin embargo,

el desarrollo físico no es de menos valor y tal vez esté aparejado al

intelecto o no. Es evidente que al cuerpo lo manipula la mente y no al

contrario.

A pesar de padecer algunos malestares digestivos, asisto de todas

maneras a la universidad; y aún escribo. Hace mucho tiempo que

padezco malestares estomacales y en cierta manera creo que son

síntomas somáticos de estados de ansiedad profunda. Me preocupan los

exámenes universitarios; me preocupa el dinero; me preocupa no tener

Page 94: Mi primer libro gratuito

86

trabajo remunerado momentáneamente. Más allá de todas las

preocupaciones, está este dolor de vientre profundo, punzante e hiriente

que me distrae de mis intereses. Aun esto me lastima el doble; porque

siento mi libertad de trabajar disminuida por este dolor y esto mismo

retroalimenta el dolor. Quiero dormir.

Page 95: Mi primer libro gratuito

87

XVI

Una vez más, estoy escribiendo en clase. Me imagino que un lector

ávido, a través de la lectura de este libro, asistirá a la crisis de escritura

de un autor. Porque puedo –u otro puede- decir de mí que estoy

atravesando una crisis de escritura. Esto puede ser definido

brevemente: Lo escrito comienza un ciclo de repetición de

preocupaciones alrededor de la imposibilidad de escritura, los focos de

interés disminuyen drásticamente…

Viajé durante el fin de semana al cerro Tres Picos y lo escalé hasta

su cima. Me acompañaron tres amigos, pero ninguno de ellos llegó

hasta la cima. Volviendo del viaje, le dije a mi amigo que manejaba su

vehículo, que había juntado en mi mente mucho material para escribir

durante el breve período que pasamos en las montañas; él me preguntó

si era algo en especial para este libro, pero le dije que no, que este libro

lo escribo sobre la marcha, no tengo que pensarlo.

En algún momento del viaje, uno de mis amigos mencionó lo difícil

que le parecía viajar a otra ciudad y trabajar en ella, encontrarse el

sustento y aplicarse a la vida disciplinada de caminar por la calle en

soledad y enfrentar los peligros que se presentan. Me hizo recordar a

mis andanzas por la ciudad de Buenos Aires; sentí melancolía por los

días pasados y me sentí halagado por su afirmación. De todas maneras,

a muchos de los que me hayan conocido en la Capital Federal por

aquellos tiempos, no les parecerá mucho lo que viví allí ni sorprendente

nada de lo que yo hice. Y a mis amigos tampoco les parece tanto la

mayoría del tiempo. Tal vez el comentario de mi amigo sólo fue un

aliciente momentáneo acertado para hacerme sentir bien a pesar del

cansancio.

De repente, detengo mi mente mientras comienza a llenarse el

salón de actos de la universidad durante el cambio de materia y me doy

cuenta cómo me posiciono fuera del tumulto y observo al grueso de las

personas como si se tratase de una masa informe, furibunda y falta de

perspectiva. Mis palabras no valen gran cosa… Pedagogía es una clase

concurridísima. Pienso: -Esta mujer [la profesora] debe de ganar una

fortuna-. Seguro no me equivoco, o tal vez sí en mi juicio. Los

estudiantes hacen una valoración superficial y pretenciosa de la

educación y la evaluación de conocimientos adquiridos; está esa

cuestión del estudio de memoria, la comprensión y la autoría o la

autoridad de las ideas. En realidad, más bien, yo comprendería la

autoría quam modo expresiones de determinadas ideas y no como la

Page 96: Mi primer libro gratuito

88

creación de esas ideas que no son susceptibles de autoridad en su

plano elevado e inmaterial.

Qué me importa lo que diga de todos esos estudiantes que ahora

comparten los cursos conmigo, si en el futuro de todos modos me

mirarán por encima del hombro, se sonreirán y me considerarán un

fracasado; se sentirán superiores a mí y medrarán considerablemente

más que yo en esta sociedad mercantil-capitalista a causa de su

aplicación a los métodos normales y tradicionales y su permanencia en

el plano ideal de la enseñanza universitaria. Me apena, me asusta, pero

¿Qué puedo hacer yo?

Mientras observo a la profesora teniendo dificultades con el

micrófono, pienso que los profesores tienen bastante pocos

conocimientos sobre electricidad y electrónica; es una valoración muy

superficial y arriesgada –lo reconozco-, y de ninguna manera debería

interpretarse a modo de una ofensa; durante el verano, mientras estaba

en Monte Hermoso con mis abuelos, escuché en un documental que

uno de los primeros y mayores exponentes de la radio se dedicaba a

combinar dispositivos electrónicos por las funciones que ejecutaban y

no comprendía (en apariencia) la manera por cual estos dispositivos

funcionaban individualmente, o al menos no podía explicar su

funcionamiento. Algunas de estas son expresiones prejuiciosas; tengo la

falencia de recaer en opiniones prejuiciosas –más seguido de lo que

desearía-, lo reconozco; hasta me persigno por hacerlo.

Fuera del plano normal del conocimiento, se pueden desarrollar

todo tipo de intereses y de constructos desde absurdos hasta

mesiánicos. El mesianismo es interesante. Cuando era joven hice un

test de personalidad por internet; el test me clasificó de artista y esta

era la tercer personalidad en orden descendente de influencia desde el

primer puesto (la influencia va en proporción directa con la cantidad de

personas que desarrollan dicha personalidad en el conjunto de la

sociedad); la primer personalidad del test –la más influyente y escasa-

era la del orador o mesías o director de gentes. Esto obedece a cierto

orden prosélito que yo encuentro universal a través del tiempo y que

hace a la acumulación de riquezas y a las grandes empresas.

Para una visión privilegiada, el universo puede resultar finito; todo

puede resultar plenamente encadenado y el fin del mundo puede residir

en la soledad personal. Allí termina el proselitismo y la asociación. Ya

no hay nada detrás de la soledad, más que observación y plenitud.

La información que sabemos que existe y que ignoramos

deliberadamente, es el vacío que le da sentido al hambre de

Page 97: Mi primer libro gratuito

89

conocimiento. Esto surge de una idea de opuestos suprema y religiosa

que encontramos en las dualidades que traté con anterioridad

[ying/yang, vacío/lleno, bien/mal]. El oportunismo del ser que tiene

necesidad siempre irá dirigido hacia la explotación de este recurso de

dualidad y su encadenamiento con fines prosélitos y de asociación.

Es una muy buena concepción la de medir la peligrosidad de una

cierta persona por el conocimiento que esa persona ignora y no por el

que posee; la ignorancia requiere de una fuerza de voluntad

evidentemente más potente que el conocimiento, la ignorancia requiere

del abandono a la muerte inminente y el aparente desprecio a la vida en

detrimento de las vidas ajenas, siempre. Demostrar la propia

ignorancia, sea consciente o inconscientemente, siempre es ofensivo; no

sé si comprendo esto con precisión.

Para obtener resultados exitosos en lo personal, por lo general es

suficiente con dar un vistazo alrededor. Los recursos que uno necesita,

siempre suelen estar al alcance de la vista; luego tomarlos puede ser

peligroso si uno se evidencia delante de un grupo de otras personas que

puedan ver la ventaja competitiva en el propio interés. ¿Quién no se

tomará la libertad de aprovecharse de nosotros si ve la oportunidad y

nos encuentra indefensos?

La confusión es una técnica de fuerte potencia para la

manipulación psicológica de las personas. Cierta verborragia y

confrontación de conocimientos resultan métodos efectivos para la

aplicación de esta técnica. La persona confundida sufre de la dispersión

instantánea de sus intereses; una dispersión muy amplia de intereses

redunda en la parálisis de la acción. Algunas veces la mente se mueve

rápido, pero no el cuerpo.

Tuve un sueño por la noche: Soñé que visitaba a una profesora mía

de literatura de la infancia y ella me decía que mi nombre estaba sucio,

que le habían ido a contar historias infames sobre mí. Yo no quiero que

mi nombre sea producto de injurias e infamia, porque ello no beneficia

a mi precaria situación económica personal.

Algunas veces soñamos eventos que van a suceder o soñamos con

eventos que están sucediendo actualmente. ¿Podría ser premonitorio mi

sueño? Sólo el tiempo dirá. Pero algo es cierto, mi profesora ha muerto

para mi gran pena; por ello, espero que se dilate lo suficiente esta

fortuita visita.

Estoy leyendo las memorias de Emilio Salgari y sus aventuras me

estimulan; me hacen recordar que amo la vida movida y que me gusta

Page 98: Mi primer libro gratuito

90

viajar, que me llena de adrenalina afrontar peligros. Me doy cuenta

cuánto me satisface soñar, porque para vivir aventuras hay que tener

algún dinero, a menos que quiera uno vérselas bien penosas. La policía

es casi omnipresente hoy en día. Recuerdo un día en que acampé cerca

de un arroyo en las afueras de Sierra de la Ventana; la policía no tardó

en venir a despertarme a mi carpa para decirme que yo no podía estar

allí; me trataron como a un bandido. Hoy quien no tiene dinero es

evidentemente un bandido, un marginal, un clandestino. No tener

dinero equivale a ser un potencial delincuente; no importan las

capacidades, ni la fuerza de trabajo ni el intelecto; todo eso es cosa

antigua, de otras épocas, y ya no tiene validez.

En algunos momentos de la vida, cuando no es posible alcanzar los

deseos propios, es mejor soñar. Soñar lo aleja a uno del peligro, le da

esperanzas y templa el ánimo. Eso sí, soñar, ciertamente, no le brinda a

uno ningún dinero.

Las memorias de Emilio Salgari terminaron pronto. Cien páginas

de aventuras jóvenes y poco de vida adulta y cotidiana para terminar

con una desgarradora carta de suicidio. No estimo que haya paseado el

librito mucho más de una semana. Una lectura rápida, práctica y

realista. El realismo en primera persona siempre es muy fácil de leer.

Luego, si también es muy enriquecedor personalmente, no lo es tanto

impersonalmente, cuanto que el escepticismo a la hora de comunicar lo

leído hace rápidamente desistir de las ansias de compartir lo aprendido.

Page 99: Mi primer libro gratuito

91

XVII

Llevo algo más de dos meses escribiendo este libro y apenas he

sobrepasado la mitad de la cantidad de palabras que yo estimo

necesarias para su conclusión. Lo cierto es que cada vez que tengo algo

de tiempo libre, prefiero utilizarlo para hacer deporte, levantar pesas y

salir a correr o saltar la soga y pegarle a la bolsa de boxeo que colgué en

el patio de la casa de mis padres. Entre ejercicios, es necesario cierto

tiempo de recuperación que resulta ocioso, porque el momentáneo

agotamiento lo único que permite es sentarse con la vista fija en el

vacío, oyendo escasos pensamientos en la mente y meditando

profundamente.

En el plazo que yo estimaba escribir el libro entero, he escrito

solamente la mitad; esto es producto en gran parte de la universidad.

En ningún momento me divierte ni me asombra en nada la universidad;

me resulta absurda y la rechazo. Antes de entrar a ella, realicé mi

hipótesis; ahora estoy desarrollando mi tesis. Estoy utilizando la

universidad como objeto de estudio: Lo que aún me tiene en la duda es

cuál será la reacción de la universidad ante este estudio. Por ahora, su

reacción espontánea es interesante; se presenta curiosa de cierta

manera. El alumnado me desconcierta y me asombra; los comentarios

son escasamente inteligentes, pero sin embargo se demuestran

intereses muy ávidos; la mayoría de las personas que lo conforman son

inocentes e infantiles. La supremacía de las mujeres me resulta sin

precedentes.

Estuve discutiendo con mi pareja las últimas noches acerca de mi

desinterés por las palabras. Estoy perdiendo la fe en el lenguaje. Ayer

hice abdominales hasta llorar y llené mis manos de moretones

golpeando la bolsa de boxeo sin vendas ni guantes; cuando desistí, una

de mis manos estaba muy hinchada y tuve temor de haberme quebrado

un nudillo. De todos modos, sumergí mis manos en agua caliente con

sal gruesa y presioné la zona hinchada con los cristales de sal; este es

un remedio maravilloso y de muy rápida acción; un día después, sólo el

enrojecimiento y una leve hinchazón en la mano más lastimada delatan

lo sufrido. Mientras golpeaba la bolsa de boxeo y sentía el dolor,

pensaba que así me preparo para golpear hombres –los rostros tienen

huesos, que son más duros que la viruta de goma que llena mi bolsa de

boxeo-; pensaba en historias de personas sufridas y en mi propia

historia de sufrimiento personal para alimentar mi furia a la vez que

golpeaba ese saco inanimado con la intención de fortalecerme para el

futuro lastimándome ahora.

Page 100: Mi primer libro gratuito

92

Tengo que repetirlo, la universidad me confunde… Los intereses

variados; la realidad intelectual es en verdad escasa… Todas las

personas actúan como perdidas en la universidad; no saben qué

esperar ni qué buscar. No saben dónde van, no saben qué hacen allí; no

tienen gran idea de qué pueden aportar al mundo ni tienen una idea

muy definida de qué trabajo les gustaría realizar.

Yo todo el tiempo espero trabajar, ganar dinero y tener

independencia y libertad. Últimamente no sé cuándo disfruto lo que

hago, porque todo lo que hago está destinado a estos fines –que jamás

consigo plenamente-; sin embargo, algunas veces pierdo de vista el

consabido objetivo final y disfruto de estas actividades insulsas como

escribir o participar de clases universitarias o hacer deporte –porque, a

pesar de mi disciplina para realizar estas actividades todos los días,

muchas veces me aburren- por el simple hecho de estar vivo y poder

realizarlas.

Page 101: Mi primer libro gratuito

93

XVIII

Me siento en el comedor de casa de mis padres a escribir mientras

tomo un vino: Pecado, un vino del Norte del país; con algo de cuerpo,

concentrado; un Cabernet Sauvignon del Dos Mil Diez, sin aroma a

piracina pero con cierta nota picante en boca que le delata, de aroma y

sabor cocidos, medianamente concentrado. Escribo en la netbook “Acer”

que me entregaron mis padres mientras residía en la Capital Federal el

año pasado; la máquina está encima de un inmenso atlas. Algunos

libros que me interesaron en el momento a mi costado: “La revolución

industrial”, “Los orígenes de la antropología”, “La gente de Seldwyla”, el

segundo tomo de las obras completas de Camus y “Ciudad y utopía”;

todas ediciones del C.E.A.L., menos el de Camus que es una edición

mucho menos económica de Editorial Aguilar.

Vuelvo a practicar la descripción objetiva; esto siempre es

renovador para la escritura y trae nuevas temáticas sobre las que

escribir.

Tomé un gran póster cartográfico del mundo y lo pegué en la pared

de mi pieza. La Geografía es mi materia pendiente, siempre. Hace algún

rato pasé ante el póster y vislumbré “La ciudad de Ho-Chi-Mihn

(Saigon)”; queda en Vietnam. El libro de la vida real de Salgari ha sido

muy revelador; él estuvo en Malasia, muy cerca de allí. Resulta que

hace poco, el poeta Marcelo Díaz, de mi ciudad, hizo un reconocimiento

a un cierto editor, Mangieri, que pude escuchar en un documental

hablar acerca de la impresión de poemas del tal Ho-Chi-Mihn con su

Editorial “La Rosa Blindada”… Al parecer era un grandioso poeta

además de revolucionario… Son algunas de esas coincidencias que

hacen tan especial la vida desde mi propia perspectiva.

Puede que todo conduzca a un mismo sitio, no lo sé. Si estoy ebrio,

no lo sé. Mi claridad mental es tanta o más como la que siempre tengo

antes de que aparezcan otras personas a interponerse entre mis planes

y su realización. ¿Por qué tiene el vino que afectar especialmente mi

mente de manera que todo lo que yo percibo cuando lo he bebido sean

representaciones ideales y espejismos? Yo creo que estas son malas

asociaciones realizadas con poca seriedad. No puedo decir tampoco que

sea algo contemporáneo porque ya en los filósofos griegos se encuentra

esta relación entre ebriedad y bebidas alcohólicas.

Mi abuela tiene un terreno que pertenecía a su padre, bastante

alejado de la ciudad. Yo necesito una casa propia; también necesito un

vehículo, pero eso puedo solucionarlo, puedo pedirle a un amigo que me

Page 102: Mi primer libro gratuito

94

lleve o a alguien de la familia y si se niega, puedo mandarlo al demonio

–de todos modos voy a sufrir por no tener plena independencia ¿Qué

más da? También tengo que ser egoísta-; puedo pedirle a mi padre que

me preste su auto y mentirle si hace falta; el terreno está lejos, pero no

importa. Entonces puedo hacerme una casa de barro, básicamente.

Tengo que llevar una pala y hacer una batea; hay un galpón viejo;

puedo derribarlo a mazazos y usarlo para hacer los cimientos; no sé un

demonio de construcción, pero no importa. Me sugirieron las

construcciones de super-adobe, son geniales, pero requieren de

demasiados materiales; yo no tengo nada, voy a usar pasto y barro,

bosta de caballo a lo sumo si se me hace fácil conseguirla. Y que todo

salga como deba salir. Nadie tiene muchas ganas de que yo lleve a cabo

este plan, claro está.

Ya tengo demasiado de leer, demasiado de soñar, de dialogar y

consultar; tengo que actuar. Lo que ya he demostrado no vale nada. No

necesito demostrar nada; debo conseguir lo que quiero e ignorar todo lo

demás. La ciudad es injusta, la sociedad es caprichosa; los hombres

son violentos y peligrosos. Yo también puedo ser violento y peligroso,

¡Que nadie me enfrente! Apártense de mi camino. En mi primer libro

seguramente he escrito frases como estas, también; son frases de

impotencia, expresiones de cólera y rencor; son voces de desesperación,

gritos de lujuria y guerra.

Ya tengo suficiente de esperar y de mendigar trabajos. Puedo

hacerme una casa yo mismo, para eso estoy trabajando en ponerme

fuerte; para eso ejercito mi mente constantemente. Para eso ejercito mi

cuerpo. ¡Basta! No quiero escuchar objeciones, es mi momento. No tiene

importancia… Son las cuatro de la mañana: A las cuatro de la mañana

levanto pesas; a nadie tiene por qué importarle; no hago ruido, hago el

mismo ruido que dando vueltas en la cama; levanto pesas, no tengo por

qué molestar a nadie. Todo tiene poco sentido, la desesperación me

gana lentamente y yo ya no sé qué hacer ni cómo interpretar esto que

siento; debería deprimirme, mucha gente está a la expectativa de que

me deprima; pero me niego.

Voy a ser un monstruo. Me estoy haciendo un monstruo, tengo que

ser un monstruo, quiero ser un monstruo; me siento feliz así. Me

regocijo en el dolor, el dolor me hace fuerte; voy a ser más fuerte, voy a

sobrevivir.

Estos párrafos son los monólogos desesperados de mi primer libro.

Iguales; exactamente iguales en otras palabras. Me asombra.

Page 103: Mi primer libro gratuito

95

XIX

Un día detrás de otro, se repite la misma rutina. Deporte, deporte,

deporte. Cada algún tiempo, desarrollo algún ejercicio nuevo para

tonificar músculos que aún no he trabajado; me exaspera tener que

dividir todo por partes. Quisiera hacer todo junto, todo en uno. Escribo

y leo. Escribo mayormente este libro y leo mayormente los libros que no

he terminado de leer. Le dedico tiempo a Camus y su propio absurdo se

vuelve contra mí. Pienso y discuto conmigo mismo qué aplicación podré

darle a toda esa filosofía: Las afirmaciones filosóficas son ciertas, pero

no hacen más que dar vueltas alrededor del mismo concepto y siempre

están impregnadas de mesianismo y de divinidad, de una búsqueda de

Dios insípida y una exaltación de deidad interior egocéntrica. La

filosofía causa una gran atracción, sin embargo su contenido es tan

nulo como universal. Algo muy parecido ocurre con la ciencia; lo

universal carece de valor individual. Como las personas somos

individuos, indefectiblemente, la filosofía carece totalmente de valor

para las personas.

Leer no me trae grandes satisfacciones; tampoco escribir; tampoco

el deporte. Todo lo hago tras de una aparente búsqueda de aceptación,

bajo un fin de consagración. En más de una ocasión me he encontrado

haciendo en contra de mis filosofías; es decir, he traicionado mis

palabras con mis actos. Y todo a cambio de una aparente retribución...

¿De satisfacción? De qué más, sino.

Yo siempre he sido potencialmente un excelente jugador de fútbol –

¡Vaya humor!-. Porque a las palabras las uso a manera de pelota y las

pateo en todas las direcciones; las aplasto bajo mis pies, las paseo por

la cancha de la hoja y las emboco en los arcos del idealismo.

Algunas veces me asusta perderme demasiado en el plano de lo

filosófico, a merced del apercibimiento de que mis lectores encuentren

la vergüenza entre mis palabras y la usen en mi contra. Es muy

probable que la mayor influencia en mí del pensamiento negativo sea

fruto de mi labor nocturna y de la reticencia a renunciar a la compañía

de mi familia y amigos durante el día para dedicarme de lleno a la

escritura, en especial por las mañanas, que se convierten en mi tiempo

de sueño.

Se me ocurre que entre mi actividad intelectual y mi actividad

física, tengo ciertas deficiencias dietarias que me propongo cubrir con el

consumo de algunos suplementos alimenticios sin hacer ninguna

consulta al médico –que me resulta, sin piedad, indiferente-. La única

Page 104: Mi primer libro gratuito

96

dificultad para este consumo de suplementos dietarios, es el dinero

para comprarlos que tengo que pedir a mi madre –con la consecuente

indignación que me produce y el enfrentamiento entre nuestros

pareceres por el simple rechazo y la sensación de control que el dinero a

ella le confiere-. Seguramente resulta muy cruel el trato que doy a mis

padres para muchas personas. Pero es necesario que mi postura sea la

que es para obtener cierto éxito relativo que es el que tengo. Soy un

humano y soy susceptible de ser juzgado; y soy susceptible a ese

juzgamiento y, seguramente, de las consecuencias sociales que mi

juzgamiento desenlace.

Estoy seguro de que uno de los más grandes enemigos de mi

escritura es mi interés por el conocimiento social. A cada momento

estoy corriendo a las redes sociales para encontrar las informaciones

que otras personas comparten. De seguro las redes sociales son

grandes enemigas de mi escritura –aunque de hecho, sean sede de su

existencia en mucho-, por consiguiente. Incluso diría que los usuarios

de redes sociales son de los más grandes enemigos de mi escritura,

siguiendo la misma corriente de pensamiento.

Ahora, quiero considerar lo siguiente: Si un hombre declara en

cierto momento que una expresión resulta absurda y luego la utiliza en

cierto significado; entonces, su significado puede ser considerado

absurdo por contener un elemento absurdo dentro de sí. Quiero decir,

una parte del todo, aunque individual sobre sí misma –si bien no

individual en el entorno, por formar parte inseparable del todo-, puede

bien ser el objeto de la caracterización de ese todo indeterminado, si esa

parte es la más evidentemente sensible. Por consiguiente, sólo la forma

del todo puede ser el objeto de su carácter; aunque en esencia no lo sea.

De esta manera –ya que quiero concluir el párrafo aquí- todo no puede

ser jamás en predicho en su totalidad; sólo pequeños fragmentos

pueden ser anticipados al futuro. Esto equivale a: Todo es impredecible.

Por tanto, todo lo dicho es absurdo. En tanto lo absurdo es y no es

absurdo cuanto que existe y no es lo absurdo aquello que no existe en

función de la inexistencia de lo no-existente desde el momento de su

ideación y doblemente confirmado tras su pronunciamiento.

Esta es la manera en que pateo las palabras, juego con ellas, las

despojo de sentido, les imbuyo de supremacía y me ridiculizo

demostrando el deshonor que me caracteriza por la falta a mis palabras.

Y además lo hago en un libro informe. Y al mismo tiempo considero el

ridículo que infrinjo a los derechos de autor y a la vida en general, a la

obra intelectual y a la existencia; siendo incluso irreverente ante el

esfuerzo de los más grandes filósofos de todos los tiempos y del orden

Page 105: Mi primer libro gratuito

97

institucional. Me represento como individual e independiente, sin

embargo me constituyo así en enemigo del sistema a primera

observación; pero consecuentemente no lo soy, cuanto que yo soy –o al

menos mi intelecto lo es- una construcción neta del sistema, y por ello

en el más extremo de los casos sólo puedo ser enemigo de los creadores

del sistema; y sin embargo, yo también soy creador del sistema. En

tanto, sólo soy un avatar del destino, una pieza de un rompecabezas,

una pieza en un juego de ajedrez que mueven otras manos.

Vislumbro en el sitio más alejado de los confines de mi mente cómo

la luz y la oscuridad se funden y entonces pienso en escribir que el

método más constante que utilizo en mi escritura para conseguir un fin

no consumado –cuanto que mi escritura continúa en desarrollo- es el de

tomar cada una de las palabras y sus significados e irlas “de-

significando”; es decir, realizar complejas combinaciones que contengan

palabras e irlas enfrentando. Más específicamente, tomo el objeto “A” en

una ecuación donde su resultado sea negativo y luego lo inserto en una

ecuación diferente donde su resultado sea evidentemente positivo; luego

igualo ambas ecuaciones, resultando su estimada neutralización. Si

esto es considerado desde una óptica matemática, se llegará a la

conclusión de que la neutralidad es inexistente; y en tanto inexistente,

es incomprensible, ininteligible. Y sin embargo, puede ser manipulada.

Es decir, lo inexistente, incomprensible e ininteligible es incluso

susceptible de sensibilidad, de creación, intervención, consecución,

concreción humana. En conclusión, la inteligencia humana tiene la

capacidad positiva de alcanzar su opuesto y así esta conclusión

establece la facultad de subsanar, sobreponer, sobrepasar el tiempo. Si

tuviese la necesidad de graficar todo lo dicho en este párrafo, sin duda

dibujaría una línea de tiempo –partiendo desde el cero (neutral)-

demostrando que es en realidad una curva y finalmente un círculo en el

que su extensión positiva desde el cero alcanza a la extensión negativa

en una dinámica inversa de su proyección y en disminución del valor

real de los números negativos siguiendo la forma circular que le sugiero

hasta volver a alcanzar el cero; detenido allí, el cero se constituiría en el

determinante de toda la figura, que sin embargo carecería de

concordancia con la forma de expresión matemática elipsoide del

número cero. Sin embargo, el valor de esta conclusión en carácter de

conclusión matemática es nulo a causa de su falta de validez que será

pendiente de validación en una dimensión ajena al espacio y el tiempo.

Page 106: Mi primer libro gratuito

98

XX

Me aferro a cualquier excusa para no escribir; trato de desviar mi

atención. Siento la escritura como una responsabilidad y eso no me

beneficia en lo absoluto.

Hoy me atacó la belicosidad; estuve buscando trabajo en los

concursos de personal no docente de la Universidad Nacional del Sur.

Luego me puse a pensar que es todo por dinero. No hay reglas, no hay

palabras que valgan, es todo por arreglos políticos entre las personas.

Yo soy poco político porque soy bastante belicoso; porque cuando

conozco personas nuevas soy propenso a sentirme ridiculizado en mis

palabras que son la única herramienta política que poseo; luego los

puños. Aunque no recuerdo con facilidad cuándo fue la última vez que

los utilicé contra una persona y seguro que fue en mi infancia o en la

adolescencia, a lo sumo.

Le digo a mi pareja que tengo un plan, que estoy haciendo ejercicio

y comiendo todo lo que puedo para ponerme grandote y musculoso y así

tomar a un intendente o el gerente de un banco o alguien que tenga

plata y decirle que me ayude a tener un trabajo y tener plata y sino

tomarlo por el cuello y levantarlo en el aire; tengo que estar lo

suficientemente grande y fuerte como para que no puedan apresarme

entre cinco policías juntos. Es un plan osado y muy cruel, muy cínico;

es un plan reprochable, violento, vergonzoso; pero yo no considero

ninguno de esos vicios. Por dentro, pienso que para el momento que

tenga suficiente fortaleza, que esté bien grande y temerario, debería de

armar una revuelta, una revolución, un golpe armado –decir esto,

equivale a firmar mi certificado de defunción (me hace temer)-. Aunque

esto es en contra de mi pensamiento; yo me considero un hombre de

honor, a mí me gustaría combatir con los puños, con la espada si es

necesario –pero no, no quiero que sea necesario-. Yo no era así, no nací

así; yo fui siempre un ser sensible, generoso, un hombre delicado,

observador, pensante; pero todo eso, la injusticia y la corrupción de la

sociedad y los hechos que he debido enfrentar con mi adultez lo han

convertido en fuente de brutalidad y rencor; toda la admiración estética,

la sensibilidad y la delicadeza que yo tenía la han ido apagando como

un fuego a baldazos, para dejar negros carbones con los que pintarse la

cara para salir a la guerra.

Todo el ejercicio que estoy haciendo está sostenido por la dieta

insuflada de suplementos dietarios que mantengo. Ahora mismo tengo

unos cuantos suplementos y voy asistiendo al espectáculo de ver cómo

se endurece mi físico mientras deseo tener algunos suplementos más y

Page 107: Mi primer libro gratuito

99

cada semana voy comprando algunos con el dinero que no uso en

cigarrillos ni en bebida ni en salidas a boliches; sin embargo, no puedo

dejar de preocuparme por el momento en que se terminen estos

suplementos y tenga que comprar más; tienen un precio poco accesible.

Para mí todo tiene un precio poco accesible, porque no tengo dinero.

Muchas veces, cuando pienso en el dinero que no tengo, vuelvo a

los argumentos de mi primer libro: Hay un párrafo genial en él que

justamente explica que siempre existen maneras de despreciarme para

referir que no soy digno de algo. Este momento es propicio para

abordarlos directamente a ustedes lectores:

-Hablo en singular algunas veces, es cierto; hablo desde mí mismo.

Y todo lo que digo es personal. Sin embargo, todo esto que es personal

para mí, también puede serlo para ustedes; las experiencias se repiten y

situaciones similares sobrecogen a diferentes personas.

Suele suceder que no hay gran trecho entre el universal y el

singular, entre el singular y el universal.

A cada momento, me parece que dejé alguna idea inconclusa, que

mi libro pierde la coherencia, que hay algo por completar o que hace

falta mantener una línea; esto no es incierto, sin embargo es una

obsesión. Ceder a una obsesión significa obedecer a los fines de la

parálisis, dejar de producir. Cada vez que dejo de escribir mi libro es

porque tengo un bloqueo; cada vez que vuelvo a escribirlo sufro la

tentación de revisarlo y ampliarlo. Si a cada momento me detuviera a

corregir, revisar y ampliar, tal vez no avanzaría tanto. He decidido que

el proceso del libro sea mental, no mecánico; por eso la técnica de

escritura que desarrollo tiene esta dinámica inconclusa. Es una

enseñanza que me dio mi experiencia de vida la de continuar haciendo

a pesar de que algunos detalles sugieran que pueden ser revisados; yo

soy un hombre y me adapté a la moralidad machista del mundo, tengo

que ser proveedor, rústico, áspero; no hay necesidad de que sea

delicado y perfeccionista, el mundo está listo para aceptarme poseedor

de la naturaleza más simple; la pompa, la rimbombancia y la elegancia

están de más cuando de necesidad se trata, esas son cualidades que

deben ser desarrolladas una vez superadas ciertas necesidades básicas.

Podría decir que en eso consta la obsesión; en el desorden de las

necesidades que empuja a una persona a malograr sus prioridades de

manera poco productiva. Una manera simple y rústica, una manera

básica y áspera de realización brinda resultados cien por ciento más

efectivos.

Page 108: Mi primer libro gratuito

100

XXI

Es normal que los humores varíen en las personas y que algunos

días sientan que se encuentran más animosos, mientras que otros días

sienten que su existencia no tiene sentido o que la fatiga los agobia.

A medida que avanza y veo la consumación del objetivo de este

libro cada vez más cerca, comprendo que cada vez se parece más a mi

primer libro. Algunas temáticas se repiten; los momentos se repiten; los

asuntos con respecto a las fechas del año prácticamente se repiten, a la

vez que se repite también el clima en mi ciudad natal y algunas

situaciones psicológicas de las personas que conozco.

Ayer retiré la impresión de mi plan para dictar un taller literario y

armé cuatro folletos. Era una impresión a color tamaño plano en

formato internacional “A0”. Me costó ciento noventa pesos y, por

supuesto, lo pagó mi madre porque yo no tengo dinero. Corté la

impresión en cuatro tiras y cada una la doblé tres veces para obtener

un folleto extensible de tamaño “A4” en su presentación.

Hoy me siento vencido y descompuesto, tengo dolores. Ayer hice

tantas repeticiones de ejercicios de levantamiento de pesas que por la

noche dormí muy mal; me retorcí entre las sábanas muchas veces, los

músculos me latían y sentía punzadas por todo el cuerpo;

probablemente tenga algún problema digestivo, también.

No puedo escribir; estoy mal, me siento mal; me cuesta escribir.

Tengo prejuicios adquiridos. Los agentes, los editores, los publicistas o

lo que sea que lleven por título aquellos que se dedican al mercado

editorial dicen que no es publicable un escritor que vuelca en el papel

sus conflictos. Esto es cierto; pero no. Los conflictos que yo vuelco en el

papel son los conflictos de la realidad. Esto es filosofía pura, es realismo

puro. Esto que hago yo es una prosa de una fuerza incalculable;

mientras escribo, veo la realidad alrededor mío transformarse; a cada

tecla que presiono en la computadora, algo que iba a ser, ya no es.

Tengo una discusión con mi abuelo. Él dice que los radicales

fundieron el país mientras ve un programa de televisión donde están

hablando algunas personalidades políticas. Yo le pregunto cuántos

gobiernos radicales tuvimos. Mi abuelo es peronista. Él me responde

que al fundador del partido radical le hacían un diario exclusivo. Yo le

pregunto si se refiere a Irigoyen; me dice que sí. Entonces le digo que

tuvimos dos gobiernos radicales después de Irigoyen, el de Alfonsín y el

de De la Rua; ninguno de los dos tuvo mayoría partidaria en el

Page 109: Mi primer libro gratuito

101

Congreso Nacional, entonces todos los proyectos que presentaron

fueron rebotados por la mayoría peronista. Entonces mi abuelo se

sulfura y me dice que yo no tengo nada que contarle ni explicarle,

porque él vivió toda esa época; él vivió la época de Hitler. Y yo le

pregunto por qué medios se informó… ¿Por los medios exclusivos, o por

los medios del populacho? Le explico que hay intereses detrás de esos

medios de comunicación; sin ir más lejos, todo el programa que está

viendo está preparado para la publicidad que pasan durante la pausa,

lo que dicen durante el programa no tiene la menor importancia para

las personas que participan en él. Finalizo explicándole que yo soy

escritor y lo que yo escribo no es publicable para ninguna empresa

editorial porque es “políticamente incorrecto”; porque la visión que

presento es sincera.

Llega un momento en que las expresiones se acumulan generando

tanta presión en el interior que ya no queda nada por decir. Todo es en

vano; ninguna palabra cambia el porvenir.

En un programa de televisión pude ver a Mauricio Macri relatando

el secuestro que sufrió en el noventa y uno. Según dice, su familia pagó

seis millones de dólares por su rescate; pasó catorce días en una caja

de madera. Yo pasé catorce días atado a una cama; unos cinco de ellos

con camisa de fuerza. También me dieron unas cuantas trompadas

esposado en una comisaría. En recompensación, el abogado que fui a

ver pidió cincuenta mil pesos… Qué poco persona soy con relación a la

persona que era Macri a los treinta y dos años antes de ser presidente

del club Boca Juniors. ¡Qué maravilloso es el mundo! Y pensar que

Emilio Salgari se suicidó porque no tenía dinero para sostener a su

familia… ¡Qué fuerte es la vida! ¡Qué fuerte que es tener conocimiento!

Page 110: Mi primer libro gratuito

102

XXII

Luego de ver en el muro de Facebook de mi amigo Felipe de México

una noticia que anuncia alguna represión policial, según puedo

observar a simple vista, entablo una conversación con él que quiero

transcribir aquí a continuación:

-Está interesante para hacer un análisis de la economía y el plano

social mundial y general con respecto a los últimos 50 años. Esto que

está pasando en América Latina se parece al hippismo de los '60 más el

proceso militar de los '70 y la caída económica de los '90. Sin embargo

está habiendo un proceso de re-nacionalización de las empresas

concesionadas. ¿Podrá ser que los latinoamericanos estamos en un

proceso de industrialización como fue el de Inglaterra a principios del

siglo pasado? ¿Qué nos hace falta como ciudadanos para construir una

economía firme y una industria nacional organizada? ¿Tenemos la

capacidad de producir nuestras propias materias primas e

industrializarlas tal como hacen los Estados Unidos? ¿Puede ser esa

nuestra capacidad competitiva frente a los países europeos? A ver,

dame un poco de palabra, Pipe.

-Creo que habría que moderar al sistema capitalista con una

reestructuración de los medios de comunicación, la educación, la

planeación familiar y nuestra visión hacia el futuro. Estamos en un

gran momento en donde la humanidad se esta dando cuenta de los

sucios movimientos de nuestros gobiernos, los cuales ocurrían por

debajo del agua y muchos también frente a nuestros ojos; esto desató

problemas entre los cuales se encuentran: la corrupción, las guerras, la

pobreza, el hambre, contaminación, producción masiva y alteración

genética de alimentos, nuestra dependencia a fármacos y sistemas de

salud inútiles, suicidios, trafico, sobrepoblación y sobre todo la pésima

distribución de los bienes nacionales. No sé si la competitividad sea la

línea que tengamos que seguir porque a fin de cuentas competiríamos

contra la mierda. Creo que tenemos que replantear de qué manera

moderar el consumo de bienes a nivel mundial, una necesidad creada

por el sistema capitalista contemporáneo, una necesidad innecesaria

para nuestro desarrollo como humanidad, pero necesaria para

enriquecer a un 7% de la población mundial. En resumen, todo el

planteamiento sistemático del humano es erróneo y estuvo bien durante

100 años de la era industrial, fue un buen experimento; qué padre que

se la pasaron bien los narcos más buscados con sus prostitutas

secuestradas, qué chingón que despilfarraron dinero en edificios del

tamaño de montañas, qué lindo que apostaron todo y ganaron 10

Page 111: Mi primer libro gratuito

103

dólares en Las Vegas; pero necesitamos retroceder, porque toda la

sociedad esta involucrada en este movimiento; necesitamos empezar a

ser más austeros, hacer una dieta y moderar nuestro consumo, sólo así

la humanidad va a prosperar; de otra forma prefiero que llegue una

lluvia de meteoritos o una epidemia masiva acabe con nosotros. La

solución es la educación, como siempre. –Así me contestó mi amigo

Felipe.

-Modelos económicos a base del reciclaje, consumo de bienes

moderado, educación de respeto y pertenencia sin fines de creación de

obreros consumidores… Nuestra riqueza tiene que basarse en el

conocimiento y las relaciones humanas, erradicar esa necesidad de

poder que ha hecho tanto daño a la humanidad desde siempre, no sé si

se pueda lograr, pero nada perdemos en creerlo. –Agregó con

convicción.

La fuerza de las palabras de mi amigo es increíble; me hace

llenarme nuevamente de energías para continuar con mi labor

documental en este libro. Seguramente no todo está perdido; mientras

haya familia y amigos, habrá alguien por quien continuar.

Page 112: Mi primer libro gratuito

104

XXIII Durante los últimos días estuve ocupado en pasar tiempo con mis

amigos y mi pareja. Viajé con ella hasta el dique Paso de las piedras y

se la presenté a algunos de mis amigos. El dique se veía con bastante

agua. Nos fuimos cuando cayó la noche y me paré a mitad del paredón;

apagué el motor del auto; podía escucharse el agua golpeando contra el

hormigón en medio de la calma… Simplemente hermoso.

Ahora estoy en casa de mi abuela. Cuando escribo aquí, tengo déja

vû’s del tiempo en que escribía mi primer monstruo. Yo lo sé bien; los

estados de ánimo, las situaciones, los comentarios, las reacciones, se

repiten. Vengo repitiéndolo todo a lo largo de este libro.

Mi abuela es Doctora en Química y le está dando clases para el

curso de ingreso a la Universidad Nacional del Sur a mi pareja. Yo tengo

un examen parcial de Pedagogía en menos de una hora y es mi plan

rendirlo sin seguir el enunciado. Estoy leyendo El juego de los abalorios

de Hermann Hesse; hace tiempo que estoy leyendo este libro; es un

libro de buena extensión. No tengo la menor idea, la verdad, de qué es

lo que voy a escribir en mi examen para que las mujeres que deban

evaluarla lo hagan adecuadamente y me aprueben. En realidad,

seguramente cuando esté allí, mi mente se organizará y escribiré todo lo

que haga falta; a medida que las palabras vayan surgiendo, todo se

organizará. Llevo todo el día pensando en los argumentos que expondré

en el examen; desde la semana pasada que estoy gestando la idea del

examen. La manera en que escribo está gravemente condicionada por

las personas a las que está dirigida mi escritura en cada pieza

particular. Me asusta el destino que pueda tener todo el cuerpo de mis

escritos; mis escritos son documentos, pero no sé qué fin van a cumplir

en la historia futura, no sé quién va a requerirlos o utilizarlos. No tengo

la menor idea de qué trascendencia podrán tener.

El día después del examen siento una liberación estupenda.

Escribí cerca de tres páginas completas tamaño “A4” rayadas en letra

de imprenta. Durante la noche tuve una suerte de sueño premonitorio;

en mi sueño, yo rendía un examen o participaba de una suerte de

seminario en un edificio de una institución educativa que tenía toda la

investidura de conocimiento y gravedad que es de esperar; luego de ello,

me encontraba rodeado de gente y bajaba a la calle, donde un

muchacho me preguntaba si yo era Matías y si había escrito un ensayo

(me preguntaba el nombre del ensayo); luego el muchacho se marchaba

y yo tenía la sensación de que él tenía cierto contacto con las

autoridades de esa institución; más tarde, volvía el muchacho con

Page 113: Mi primer libro gratuito

105

aparente excitación y me comunicaba que mi ensayo había sido todo un

éxito y que había logrado conmover la gravedad de toda la institución,

generando un cambio de inmensas proporciones que estaba siendo

esperado hacía tiempo; aparentemente, en mi sueño, yo era el

detonante de una explosión educativa muy anhelada. Yo me pregunto

en cuánto mi sueño podrá ser cierto o si se concretará en la realidad.

Es cierto, sin embargo, que en mi examen real planteé una situación

muy real y de fuerza mayor como elemento probativo: Relaté una

información acerca de cierta marca de cerveza que yo mismo inventé y

que se repitió en una clase que yo tuve de bebidas espirituosas; con

ello, pretendí demostrar que todo el conocimiento institucional es

absurdo. Mi observación y mi tesis son rebeldes. No me conformo con la

simple observación estupefacta, me esfuerzo por ser crítico en mi

observación. El error es humano, la perspectiva es humana. Me aprendí

de memoria una frase que escribí en la ventana de mi habitación con

barniz vitral; es de Albert Camus: “En arte, la rebelión se completa y se

perpetúa en la verdadera creación, no en la crítica o en el comentario”.

Ahora estoy en clase de Problemas de la filosofía. Cada vez que

pienso en esta clase, pienso en su nombre. No estoy de acuerdo con la

titulación de “problemas”; yo no quiero problemas en mi vida, no quiero

problemas en el mundo. No es necesario que hayan problemas; pueden

ser cuestiones, pueden ser asuntos, incumbencias.

Trato de buscar una información que brindar a través de este libro.

Me frustra no poder recurrir al universal para hacer representaciones

que resulten inteligentes. Escribir sobre uno mismo, en primera

persona, demostrar lo que uno personalmente piensa, es como

desnudarse; es como un striptease penoso y degradante.

Page 114: Mi primer libro gratuito

106

XXIV

Cuando yo vivía en Buenos Aires, el primer tiempo, vivía con un

medio pariente, el Chuter; el Chuter también era el Chute. Chuter viene

de Shooter [Yuter] o Shoteador [Yoteador], que es una de esas

deformaciones del lenguaje por adaptación que ocurren cuando se

naturalizan expresiones extranjeras, provenientes de otros idiomas,

como sucede en el fútbol [football] con el laiman [lineman (juez de línea)]

o con el orsai [offside (posición adelantada)]. El Chuter (o cualquiera de

sus otras acepciones y deformaciones) es evidentemente el delantero de

un equipo de fútbol, el pichero –como le diríamos-, o el que patea al arco

para hacer un gol [goal (meta)]. Al parecer, el Chuter era un buen

jugador de fútbol antes de que yo viviese con él, antes de que tuviese

setenta años y antes de que su sobrepeso le astillara las cabezas de los

fémures y le tuviesen que operar para insertarle prótesis plásticas en su

reemplazo. Yo me siento en grave deuda con él por todo el apoyo que me

dio y todo lo que me enseñó durante el tiempo que viví con él, por todo

lo que me brindó y por todo lo que compartió conmigo. Tengo la fe de

poder escribir su historia completa un día. Él me trató con rudeza, no

tuvo remilgos; me insultó y me denigró un millón de veces, y sin

embargo, aún así le tengo un aprecio muy grande; porque fue sincero

conmigo, jamás se mostró como algo que no fuera, desde el comienzo

me enseñó su verdadera personalidad.

Para muchas personas, los días son repetitivos y la rutina marca

sus vidas… Día tras día trabajan en las mismas producciones, de la

misma manera, sin buscar una manera diferente, sin analizar, sin

buscar un sistema, una técnica. Mis desarrollos sobre la técnica

corresponden a otro cuerpo de escritos y por eso no los incluyo aquí. Yo

confío en que la técnica es una gran herramienta de trabajo que se

integra a la persona y no ocupa ningún espacio, por lo que resulta

sumamente práctica.

El ayudante de la cátedra de Problemas de la filosofía está

explicando las Categorías de Aristóteles; no parece que el tema tenga

una importancia vital para él mismo ni para ninguno de los alumnos de

la clase. El ayudante de cátedra parece un tipo bastante inteligente y de

un humor filoso; me asombran sus comentarios y aclaraciones.

Los bancos de la universidad me resultan asombrosos; me detengo

un momento a observarlos con detenimiento. Hay muchos diferentes,

pero algunos se parecen entre sí; algunos tienen apariencia de haber

permanecido en este edificio por muchos años; ninguno está intacto,

pero sí todos ostentan un estado de conservación más que aceptable.

Page 115: Mi primer libro gratuito

107

Unos, cuyo asiento y respaldo están constituidos de tablas, me parecen

particularmente antiguos; mi deducción se deriva de los materiales con

que están fabricados, la madera en especial. Tal vez, lo que me sugiere

la observación anterior, es lo que René Descartes llama “el sentido

común”; probablemente lo que percibo en la madera que me hace

pensar esto es la humedad relativa que posee; además, la mayoría de

los otros bancos –por no decir todos los que no son de ese tipo

específico-, tienen placas de melamina adheridas a la madera. El diseño

del armazón metálico tiene formas más rectas y soldaduras más

prolijas; las tablas de madera están adheridas por tornillos y no por

remaches; y los tornillos son de acero sin níquel. En estos bancos más

antiguos todo parece original, aunque cerca puedo ver uno que no tiene

bandeja inferior; sin embargo, ninguno parece haber sido reparado,

incluso la pintura tiene aspecto de ser la original.

La educación es un negocio, ante todo. Muchas personas abogan

por la educación, por la igualdad de acceso a ella, por lo que sea que

aboguen que no termino de comprender… Sin embargo, nadie cuestiona

el sistema de aprobación o desaprobación.

Mientras la profesora de Pedagogía da una clase que me resulta

algo interesante, pienso en la literatura de Winston Churchill. El que

fuese Ministro de Economía inglés, ganó un Premio Nobel de Literatura

en el siglo pasado. En realidad, no recuerdo demasiado acerca de lo

escrito por el hombre, ya que fui muy selectivo con respecto a los temas

que le leí en la recopilación de sus obras completas de Aguilar. Sí

recuerdo que el economista representaba en letras el sistema de

gobierno inglés y explicaba que los representantes de la nación se

dividían en Tories y Whigs; los primeros conservadores y los segundos

revolucionarios o libertinos o libertarios o liberales. En mi propia

interpretación, Tories se asemeja maravillosamente a Theories (lo que

serían teorías, o sea, los hombres teóricos), mientras que Whigs se

parece sorprendentemente a Wings (lo que sería alas, es decir, los que

vuelan, los que viven en el aire, los que se elevan); mientras reviso la

ortografía de estas palabras en internet, encuentro que los Whigs serían

bien definidos como Jacobinos, aunque quise evitar este término porque

sólo lo conocía de su utilización con respecto a la Generación del ’37 y

en concreto a Esteban Echeverría; sin embargo, lo relacioné con los

conceptos de libertarios, libertinos, liberales. Según leo, Wikipedia da

una etimología completamente apartada de esta que sugiero

inocentemente en mi supremo desconocimiento… por eso no soy

etimólogo; porque soy tan ignorante y no me apena demostrarlo.

Page 116: Mi primer libro gratuito

108

La vida, entera, completa, de principio a fin, debe de ser una

aventura, una aventura sorprendente que se vive una sola vez. De

seguro hay algo que todos desconocen; de seguro toda la vida está

destinada al conocimiento, siempre habrá algo por conocer, hasta que

nos llegue el momento de nuestra muerte.

Las carreras universitarias están preparadas para tener un cierto

tiempo de duración. Durante ese tiempo, se mantendrá ociosos a los

alumnos. Se trata de tomar a unos cuantos hijos de familias con un

buen pasar económico y desahuciarlos hasta el límite, quitarles toda

esperanza, hacerlos sufrir hasta que comprendan que su función en el

mundo no es pensar, sino seguir órdenes; que sus familias entreguen

todo el dinero que acumularon con su trabajo absurdo y vuelvan junto

con sus mezquinos hijos estudiantes a pelear la vida sin nada como

cuando vinieron al mundo.

Page 117: Mi primer libro gratuito

109

XXV

Cada día siento que lo que hago no es suficiente. Escribo un libro.

Le digo cosas bellas a mi pareja, voy a visitarla cada momento que

puedo, la lleno de besos y abrazos. Pinto un cuadro. Escribo un libro

diferente. Hago una traducción de un libro. Asisto a una clase de la

universidad. Levanto pesas. ¡No es suficiente! No es suficiente, nunca es

suficiente… Ojalá fuera suficiente. Yo quiero que sea suficiente, pero no

es suficiente.

Lo de las bibliografías selectas en la universidad me irrita de una

manera que no puedo comprender. No es que yo quiera irritarme; de

hecho, no lo quiero; yo quiero ser útil, no sirve irritarse para ser útil; no

es útil irritarse. No sé qué pasa conmigo, no me encuentro, no

comprendo quién soy ni cómo debo comportarme; estoy abrumado por

la cuestión del bien y del mal, tanto que andarme midiendo cada acción

que realizo me paraliza cada vez más. De verdad quiero escribir algo

que a las personas les sea de provecho, pero no encuentro qué; porque

no encuentro nada escrito que a mí me sea de provecho. Siempre tengo

tema de conversación, siempre encuentro algo interesante que escuchar

y me surgen no sé de dónde cosas interesantes que decir. Hablo con

tantas personas diferentes que no recuerdo bien qué es lo que le digo a

cada cual. Me cuesta horrores controlar mi memoria, porque el banco

de proceso de mi mente es muy activo.

Este libro es gratuito y por ello, trata sobre el dinero. En las

últimas páginas no he sido consecuente con este hecho, he sucumbido

ante otros asuntos que me alejaron de escribir sobre el dinero. En gran

parte, mi alejamiento de las cuestiones monetarias se ha debido a

prejuicios mentales; ciertamente el dinero tiene fama de morboso, de

corruptor; aparentemente el dinero tiene la facultad de sacar a la

superficie las pulsiones más oscuras y la naturaleza más amarga y

codiciosa de las personas.

Ahora que es época de exámenes, todos los profesores toman

actitud de seriedad, defendiendo los conceptos que exponen como si

ahora sí fuesen verdaderamente importantes. Esto tiene una explicación

lógica; tienen cierto temor, están asustados por las evaluaciones.

Evaluar implica que haya personas desaprobadas; es decir, tienen que

quitar personas del sistema, porque así cargado no puede continuar su

curso, porque todas estas personas que están aquí presentes son

demasiadas para alcanzar el punto más alto: el del profesor. Si dentro

de cinco años las doscientas personas que están aquí se recibieran de

Page 118: Mi primer libro gratuito

110

Licenciados en Ciencias de la Educación, no sabrían dónde colocarlas

para que trabajen y no sabrían de dónde sacar el dinero para pagarles.

Los fenómenos físicos suelen atraerme bastante, y algunas veces

me detengo unos cuantos minutos en internet observando videos acerca

de experimentos que menos veces reproduzco para mi regocijo personal.

Últimamente, mi padre –que también es un curioso del tema-, ocupa

unas cuantas horas diarias a este fin.

Realizar varias actividades a la vez es inconveniente para cada una

de esas actividades individuales. Muchas veces, las actividades se

superponen o se contraponen en sus horarios; incluso se mezclan sus

contenidos o la mente se confunde y lo hace a uno actuar de manera

incompatible en una actividad por acción de otra.

La actividad universitaria toma un cariz cada vez más incierto a

medida que avanzan las clases.

Mi abuelo mira programas de televisión de actualidad y

supuestamente informativos. Pude ver que ayer estaba observando uno

donde dirigía Gelblung y hablaban tres empresarios del rubro

automotor. Algunas de las sumas de dinero que se mencionaron me

resultaron alarmantes. El precio de un vehículo determinado ascendía a

más de un millón de pesos.

Todo el tiempo me azota mentalmente, como una obsesión, el

pensamiento de que Juan Bautista Alberdi haya escrito sus Bases en

dos meses; algo similar es con el Facundo de Sarmiento, que fue escrito

en tiempo récord. Estos hombres debían de ser unos verdaderos capos;

no se me ocurre qué decir al respecto, todo queda disminuido ante

semejantes obras escritas en tan poco tiempo; son obras de verdaderos

eruditos, de tipos conocedores, bien informados, culturalmente muy

duchos y con un control de la lengua visiblemente elevado. Yo no sé

cómo llegar a poseer semejantes habilidades lingüísticas, no se me

ocurre la menor idea.

Es muy fácil pasar toda la vida siendo un ignorante; aún sabiendo

un poco de algo, o un poco de cada cosa, o mucho de algo muy

específico. Toda la vida se pueden ignorar las cosas más pequeñas, esas

que no pueden más que ser llamadas “cosas” en su conjunto, porque no

existe nombre estipulado bajo el cual aglutinarlas; otros saberes más

complejos también pueden ser ignorados y sin embargo puede que

nuestra vida dependa de ellos sin que lo sepamos profundamente.

Algunas veces, sentarse en soledad, en silencio, puede ser una

experiencia renovadora y relajante; cada vez; y cada vez ser única y

Page 119: Mi primer libro gratuito

111

reveladora. Puede la soledad acercarnos a nosotros mismos y al mundo.

A mí me gustaría pasar un momento de soledad en alguna fiesta

escocesa o irlandesa, con sonidos de arpa y de flauta, con violín, en

medio del bosque y disfrutar de esa experiencia como la última de mi

vida antes de morir, como si a cada instante estuviese a punto de morir;

me gusta pensar que puedo decidir vivir mi vida de manera que todo me

alegre y cada pequeño gesto se convierta en una pequeña alegría, que la

felicidad roce mis labios y juegue a hacer fintas con mi mente; que la

libertad y mi yo completo dancemos en soledad, felices de aceptar esta

vida prodigiosa y todos sus aspectos; felices de poder relatar que la vida

está hecha para sufrir o para el sufrimiento, saber que todo tiene un

orden y ese orden es superior, que somos un simple momento en la vida

del planeta, que somos un movimiento en los dedos de Dios, que no hay

nada más allá de nosotros y que la verdad se puede alcanzar, que está

justo allí, delante de nuestros dedos: Se llama presente y se la conoce

como ahora.

Page 120: Mi primer libro gratuito

112

XXVI

Hoy estuve hablando en la estación sud con el responsable cultural

y ya acordamos un horario para que yo pueda dictar mi taller literario.

Por el momento tengo que hacerlo sin retribución monetaria, no me

preocupa. Voy a afrontarlo todo, que mi familia me diga que soy un

zángano, que me tomen el pelo por no tener dinero, que me miren con

desprecio en la calle, que mis palabras sean tomadas por las de un

necio ignorante, que se me desprecie como al más indeseable de los

vástagos infernales; ese soy yo, el rechazado, el calumniado, el

condenado, el indeseable, el detestable, el impertinente, el inoportuno

¡ese soy yo! Voy a gritarlo alto y tal vez me destierren una vez más, tal

vez me lastimen una vez más, tal vez me rechacen una vez más; de

seguro me critiquen, seguramente encuentren un error en mí, tengo la

certeza de que me van a reprobar. Y sin embargo, no lo voy a dejar de

intentar. Voy a dejar mi nombre escrito en cada rincón, voy a conseguir

que cada quien lo repita, que todos sepan que yo fui el hijo indeseado

de un dios indeseado y vano. Que me loen póstumamente y se generen

un negocio con mis obras, que se roben arte en mi nombre y no

perdonen a ninguno ni escatimen en un castigo porque yo lo he dicho,

porque el hombre lo ha querido. Así continúa la historia y es tan

natural y tiene la formalidad más esperable. Que los hombres sigan

siendo perversos, que todo continúe su curso degenerado y febril,

porque yo no soy quién para cambiarles ni criticarles, yo no soy ni el

elegido ni el oportuno; ni el esperado, ni el laureado ni el reconocido.

Escribir siempre deforma las palabras. El acto de escritura siempre

nace con un rapto egoísta de conciencia; es la fuerza del absurdo hecha

acto; es la realidad, el entorno, hecho con las manos y la perspectiva

fundada propia. Toda la información que pueda ser interpretada

personalmente siempre va a ser la obra en contra de la humanidad, de

su conjunto más homogéneo.

Leer. Esa es la solución para la ignorancia. Leer y leer. Y leer toda

la vida, toda la literatura, toda; en todas sus variantes, en todos sus

aspectos, con todas sus corrientes filosóficas y teóricas y científicas y

románticas y reconocidas e ignoradas y aberrantes. Hay que leer lo

hiriente y lo sarcástico, lo onírico, lo epistolar, lo epistemológico, lo

delirante y lo morboso; hay que leer lo cínico y lo incierto, hay que leer

preguntas y afirmaciones innegables; hay que leer los mitos, las

poesías, las teogonías, hay que leer la biblia, los diccionarios, las

enciclopedias, hay que leer las pintadas en las calles, los carteles, los

diarios, los folletines, las revistas… Siempre hay que leer y nunca

Page 121: Mi primer libro gratuito

113

abandonar esa actividad tan maravillosa que es la lectura y que nos

llena de terror y de espanto, de orgullo, de seguridad en nosotros

mismos, de odio contra la ignorancia, de anhelos, de saberes, de

interrogantes y de diáfanas penurias. Hay que ver las palabras usadas

en las maneras más ridículas, los significados explotados de las

maneras más insoportables; palabras sin sentido repetidas una tras

otra y con el afán de entretener y demostrar casi… Casi lo que es nada.

Hay que leer a Antonio Porchia y aprender que el hombre, cuando es

solamente lo que es el hombre, casi no es nada. Hay que encontrar la

nada retratada una vez y otra vez y otra. Escrita bajo tantos nombres

diferentes y con iniciales de película. Hay que encontrar tantos nombres

de hombres absurdos que quisieron inmortalizar sólo eso: Su nombre.

Para que otros hombres llamen así a sus hijos y ellos a los que les

sucediesen y así, en un espiral interminable de dolor y engaños

absurdos, de espanto y de orgullo y de palabras sin nada de sentido.

El éxito debe ir acompañado de una trayectoria muy elaborada y

luego esa trayectoria será, de seguro, motivo de reflexión y análisis.

Habrá quienes miren con despecho hacia su pasado y quienes busquen

en ella su consuelo.

Hay muchas personas que se adosan a las instituciones y se

convierten en una clase monstruosa de eruditos llenos de información

exacta y confirmada, aunque será un porcentaje menor de ellos el que

aún conserve intacta una buena carga de genialidad en su persona.

Para escribir un libro genial en esta época de información libre y de

erudición extrema, es necesario volver a crear todo desde el principio;

hay que desarrollar una voz propia y desbordante de inconformismo, de

insensatez; básicamente, debe ser una voz vacía de todo contenido,

porque para contenido ya está la información del mundo, que no es

poca. De hecho, hay información en el mundo actual para cubrirlo casi

todo; no voy a volver a explicar las instrucciones de Cortázar para

atarse los cordones ni su visión profunda de los hechos presentados de

manera explicativa como un absurdo sin cuartel. He abordado la tarea

de crear una obra literaria innovadora a despecho de resultar

interminablemente repetitivo en un discurso que gira en torno del

absurdo y del dinero.

Para dinero, siempre están la familia y los padres, los amigos y los

transeúntes, cada momento dispuestos a repartir su limosna con la

mejor de las disposiciones. También están las monedas de los

semáforos que dejan algunos conductores violentos a los que les gusta

tocar bocina y gritar obscenidades matrimoniales a otros conductores –

Page 122: Mi primer libro gratuito

114

por supuesto que los artistas callejeros que las reciben, siempre ganan

sumas considerables en poco tiempo, si se les pregunta-. Para dinero,

está el banco y están las fuentes en las que se arrojan monedas –

aunque en la fuente de la Plaza Rivadavia de mi ciudad, nadie arroja

monedas muy seguido-. Para dinero, está el trabajo en negro y están las

agencias de recaudación del Estado; están los organismos no

gubernamentales; para dinero están las tasas municipales y están los

impuestos. Para dinero, existen la riqueza y la pobreza, se divide a la

sociedad en diferentes clases y se les asocia con diferentes

comportamientos y actividades según su capacidad económica. Para

dinero, están los economistas, que hablan de números muy grandes

con los que es difícil hacer operaciones matemáticas complejas y

elaboran planillas de presupuestos que son plausibles de ser

rectificadas, revisadas y rehechas cientos de veces, y en las que errores

mínimos representan sumas exorbitantes, porque los faltantes generan

problemas, pero los excedentes engordan los bolsillos. Para dinero,

están las gentes malhumoradas y las personas que pelean; los

empleados que gritan y blasfeman y los jefes que miran con rencor y

recelo. Para dinero, hace falta tener el corazón endurecido, enrudecido;

los valores flaquitos y las manos grandes, grandes, bien grandes,

dispuestas a golpear y arrebatar. Para dinero, muchos pasan frío en

invierno, y otros tienen hambre, las instalaciones eléctricas antiguas de

la Capital Federal se funden con caloventores de dos mil watts y

algunos habitantes de villas se hacen “altos guisos” con quince pe’s.

Para dinero, existen los automóviles de alta gama, las velocidades de

doscientos “y pico” de kilómetros, las tecnologías de última generación,

las pantallas planas de televisión de cincuentiquince pulgadas, las

consolas de videojuegos realistas, la telefonía celular inteligente, las

tintorerías de lavado en seco, las ropas de seda y las pieles exóticas, los

jets privados, los helicópteros, los contratos a comisión, las acciones y

los bonos del Estado, las licitaciones públicas, las herramientas de

precisión, los talleres especializados, los implementos de seguridad, las

modificaciones, los catálogos, los cromados, las pinturas especiales, las

paletas de colores, los frenos a disco y los vidrios blindados.

Escribir en papel, en este tiempo está muy caro. El precio dde las

hojas es considerable. Recuerdo que en el “Apogeo y decadencia de

César Birotteau”, el gran Honoré de Balzac proclama el papel como una

inversión de bolsa –y por cierto, debe de ser bastante rentable con el

aumento que ha tenido en los últimos 10 años-.

En la universidad se consume mucho papel, que seguramente

mueve un negocio de plano muy lucrativo; al menos dinamiza el

consumo de este commoditie tan versátil.

Page 123: Mi primer libro gratuito

115

XXVII

Ayer tuve una reflexión de considerable envergadura mientras mi

pareja encendía el televisor y aparecía en la pantalla “Náufrago”, la

película protagonizada por Tom Hanks: El consumo del hombre es

insostenible. Con esto, quiero decir que el ser humano está condenado

a agotar los recursos naturales para el desarrollo de su vida; en la

película, según me parece, el personaje agota las cortezas de los árboles

para elaborar cuerdas. Así sucede de común, y se me figura el “Ensayo

sobre el principio de la población” de Malthus, que no he leído, pero

según pude haber oído, expresa que la población, en su crecimiento

exponencial, supera el crecimiento aritmético de la producción de

alimentos. Esto lo oí así en el secundario y es probable que el profesor

que lo dijo, tampoco haya leído la obra en cuestión, sino que solo la

conozca de relato, tal como estoy haciendo yo. Es una costumbre muy

común entre los profesionales universitarios, esa de nombrar obras que

sólo conocen de relato y que jamás han leído. Es una costumbre que no

crea gran riqueza en realidad.

Durante los últimos días tuve una idea recurrente acerca del

planeta como célula; cuando miro el mapamundi que pegué en la pared

de mi cuarto –y me asombra la posición de China por debajo de Rusia, a

la vez que la proximidad de esta última con los Estados Unidos de

América- y pienso en la teoría pangéica, a la vez que en esa otra que

estipula que hasta cierta época estaban la Norteamérica y la

Sudamérica separadas –hasta el Mesozoico, aventuraría sin estar

seguro, debido a mi desconocimiento-, hasta que surgió el istmo central

de debajo del mar. Mi idea consiste en el mismo enunciado que siempre

desarrollo, sobre el latido, es decir ese movimiento de compresión e

hinchazón sobre el centro concéntrico del planeta; pero aumentando a

cada vez su diámetro por la deposición de polvo estelar sobre su

superficie. Así también, los últimos días no dejaron de abordarme

imágenes mentales sobre los movimientos que el planeta pueda realizar

alrededor del sol; me gustaría construir una maqueta motora para

demostrar estas visiones de mi imaginación.

Llega un momento en que se hace indispensable volver sobre lo

escrito, sobre todo porque el fin del libro se acerca y es necesario

redondear, dar una forma más definida y concreta a la obra. Hay que

soportar los embistes de las expresiones de futuro incorrectas, que el

tiempo nos ha demostrado que no se materializaron textualmente. Hay

que flexibilizarse un poco por un lado, y ser rígido y crítico por otro;

ciertas cuestiones deben dejarse fuera, en función del público al que

Page 124: Mi primer libro gratuito

116

está dirigida la obra; sirve reemplazar determinadas expresiones por

otras que tengan menor sentido estrictamente denotativo –es una suerte

de código de adultos- así aquellos que comprendan sobre las cuestiones

que se estén tratando en el texto, podrán reconocer lo que

verdaderamente se está expresando, mientras que otros que decidan

revisar entre las palabras sin mayor detenimiento, no podrán descifrar

el mensaje. Así funciona la escritura, es necesario ser consecuente. Uno

no puede escribir para una futura generación culturalmente superior y

mejor formada si no la hace actualmente, bajo apercibimiento de que la

expresión propia pierda todo sentido y sea obligada a caer en el olvido.

Los pares deben ser buscados entre los contemporáneos y si no se

encuentran, hacer el esfuerzo por formarlos.

El trabajador más comprometido hace el esfuerzo de velar por el

desarrollo de la producción además de hacer su propio trabajo.

Pretende que se elaboren más y mejores productos, que se efectivice al

menor costo la logística; desarrolla una administración de lo más

impecable. Sin embargo, una mejor productividad no garantiza un

aumento en el consumo y allí está su umbral; para activar el consumo

debe trabajar en la publicidad de su producto. Actualmente hay

muchos enemigos de la publicidad; ciertos sectores incluso se oponen al

consumo de manera que la producción quede relegada a un segundo

plano. No hay ganancias si no hay ventas.

Algunas veces hace falta quedarse una noche en vela. Ver fotos de

un viejo amor o rememorar anécdotas en silencio. Parece que nuestra

vida pasase por delante de nuestros ojos como una película ajena; una

realidad que no podemos alcanzar, personas que no conocemos.

Estuvimos allí, vivimos esos momentos, pero ya no están. Deseamos

que volviesen, que pudiésemos abrazar a esas personas; deseamos vivir

una nueva aventura, volver a sentir el viento en la piel, la libertad del

juego y del deseo, sentir el mundo con la percepción electrizada. Pero

solo hay adormecimiento en nuestro cuerpo; una sucesión banal de

días, uno tras otro, con los mismos hechos, las mismas tareas

continuadas, las mismas personas, los mismos diálogos

insoportablemente monótonos y pequeñas cosas que nos hacen felices.

Un orden de prioridades adecuado, puede serlo casi todo en la vida

de un hombre adulto. Los intereses y las actividades merecen ser

planeados y organizados con delicadeza para lograr la máxima

expresión de las capacidades de una persona en cada una de las

acciones que desarrolla. –Voy a recurrir a mi realidad personal- Yo, por

ejemplo. Podría haber alcanzado la finalización de este libro hace una

semana; y habría sido un logro contundente de toda mi capacidad. Sin

Page 125: Mi primer libro gratuito

117

embargo, no… Desde que sé que me faltan poco más o menos seis mil

palabras para terminar este libro por completo, lo he dejado de lado

para dedicarme exclusivamente al estudio de mis materias

universitarias; en conclusión que mis esfuerzos han sido en vano y al

final he desaprobado todas las materias y me he quedado libre en todas

(a excepción de un taller integrador que es de carácter anual –en el que,

dicho sea de paso, la única evaluación que tuve de la profesora fue

negativa en todos los aspectos-). Esto puede llamarse un fracaso; tiene

todas las características de un fracaso, es de hecho un fracaso.

Continúo con el análisis… Ha sido un fracaso porque la intención

era aprobar esas materias, o sea el fin que yo proyectase. De hecho, al

menos para una de las materias –Problemas de la filosofía-, leí un libro

completo que no tenía casi nada de interés para mí: Historia de los

filósofos griegos de W.K.C. Guthrie. El libro tendría unas ciento

cincuenta páginas, de letra pequeña en formato de dieciocho por doce,

aproximadamente. Lo que quiero resaltar es el esfuerzo intelectual. Por

supuesto que leí todas esas páginas y comprendo la manera en que está

organizada la información en ellas. Ahora bien, de seguro hubo una

falla en la manera en que expresé toda esta información nueva –que si

bien me iluminó en varios aspectos, no me interesó en lo más mínimo,

porque su única finalidad era reexpresarla-. Mientras leía el libro, se me

ocurrían mil ideas que desarrollar para comprender las expresiones

sintéticas que se expresaban en él sobre los pensamientos de los

filósofos. Para mí son de extremo interés esos temas que los filósofos

indagaban y puedo desarrollarlos con facilidad. Quiero decir, qué

sentido tiene adquirir información sin procesarla, es decir sin poder

luego reexpresarla de manera personal o utilizarla en maquinaciones

propias como elemento de apoyo o punto de partida para ciertas

idealizaciones o representaciones mentales que ayudan a comprender la

naturaleza del mundo.

En un plano diferente, quiero analizar las emociones que produce

haber fallado; este “fracaso”. El fracaso se siente vergonzante,

vergonzoso. Se siente despreciable. Haber fracasado produce la

negación del yo; uno mismo se rechaza a sí mismo, o a su intelecto, o el

propio espíritu.

Quiero decir que no es para mí ninguna molestia el autoanálisis.

Hacer autocrítica y mirarse a sí mismo; reconocerse en el espejo… ¿Qué tiene de degradante? Suele decirse que es una expresión de soberbia

hablar sobre uno mismo en tercera persona. ¿Y de qué otra manera puede uno analizarse a sí mismo sino observándose desde una posición tácita? Desde uno mismo jamás puede uno ver las acciones propias y

distinguirlas con claridad; y de todos modos, todas las observaciones

Page 126: Mi primer libro gratuito

118

que se hagan respecto de uno mismo, siempre responderán al propio

intelecto y no podrán responder al intelecto ajeno.

El fracaso acarrea cierto estigma. Me tiene intrigado sin embargo.

Resulta que de varias personas con las que he hablado, ninguna se

muestra especialmente asombrada de que haya desaprobado todas y

cada una de las materias que rendí hasta ahora; sin embargo, todas si

no la mayoría, se muestran escépticas. Es como si no hubiese lógica o

claridad, como si no hubiese verdad, como si fuese imposible una

realidad en la que yo hubiese desaprobado todas las materias del

primer cuatrimestre de la universidad. Para ellos yo desaprobé porque

quise desaprobar y no porque no tuviese la capacidad de hacerlo. A mí

ni me asombra ni me conmueve ni me paraliza en lo intelectualmente

personal. Es decir, para mí no tiene ningún aspecto intelectual especial;

no soy ni menos inteligente ni más estúpido, ni demuestra que yo tenga

una capacidad inferior a la de todos los que sí aprueban esas materias,

que las haya desaprobado de hecho. Pero sí me demuestra ciertos

aspectos sociales que no dejan de fascinarme.

Fallar en la aprobación de una materia universitaria equivale a

fallar socialmente. El fracaso es personal, también sucede, es cierto. Sin

embargo, este fracaso en particular, es un fracaso social.

Page 127: Mi primer libro gratuito

119

XXVIII

Pasaron los días y la revisión se extendió muchísimo. Viajé en

medio a la ciudad de Bariloche, para visitar a mi pareja y conocer a su

familia. Ella desaprobó la materia que podía cursar como no-correlativa

al ingreso que debía dar con posterioridad en la carrera de Geología en

la Universidad Nacional del Sur. El fracaso la aplastó. Su madre

comenzó a increparla con respecto al dinero y así decidió quedarse en

Bariloche con su familia y no volver a Bahía Blanca. No la culpo. Me

culpo a mí mismo por no tener dinero. Me culpo por no poder

desarrollar un negocio independiente, por no ser profesional y no tener

una trayectoria inigualable que me abra cofres de dinero donde quiera

que yo vaya. Me culpo porque no tengo lo necesario para retenerla, para

mantenerme junto a ella sin importar sus caprichos, sus quejas o sus

malos humores.

Con dinero todo es más fácil, no hay que dar tantas explicaciones.

El dinero permite obtener todo lo que uno desea con poco o casi nada

de esfuerzo, pero sobre todo, el dinero es una herramienta de gobierno.

¡Qué pena de no tener mucho dinero!

Por eso es que decidí hacer este libro gratuito y ahora que ya está

terminado, antes de escribir sus últimas palabras, decido distribuirlo

por internet. Se trata de publicidad, se trata de negocios, se trata de

dinero. Por ser gratuito, resulta invaluable.

El dinero, seguramente es una fuente de libertad y de orden;

brinda la posibilidad de llevar una vida planeada. Cuando no se tiene

dinero y uno proyecta en papel una estructura, allí se queda; porque los

materiales para la construcción real de ese diseño se consiguen con

dinero. Pero hay un sistema paralelo…

Hay un sistema que nadie sabe si es real o una pompa de la

imaginación. Seguramente es incierto, eso no se puede negar. Hay un

sistema en el que personas con mentes lo suficientemente capaces

crean proyectos para sí mismos o para el común de las personas;

incluso para determinadas personas específicas. Esas personas

suficientemente capaces crean pequeñas maquetaciones de sus

proyectos, para hacerlos comunicables. Cuando los hechos que

proyectan salen de sus mentes y se transforman en pequeñas maquetas

a escala, tienen la fuerza del diseño que les han dado. Entonces buscan

inversores; personas que tengan dinero y que estén esperando que

llegue alguien con suficiente seguridad como para decirles qué hacer

con su dinero. Pero esas personas no entregarán su dinero (el dinero

Page 128: Mi primer libro gratuito

120

que les han legado, el dinero de su grandeza y de su esfuerzo) a

cualquier persona ni para cualquier proyecto sin más, como si

quisieran deshacerse de su dinero. Esas personas no quieren

deshacerse de su dinero; quieren retenerlo. Quieren retener su riqueza,

más bien. Lo que en realidad quieren, es convertir su dinero (meros

papeles impresos con algunos números, algunas imágenes y algunas

palabras; mera información en la computadora de un banco) en objetos

y en hechos que les sean de provecho. He ahí, lo que deben comprender

estas personas de mentes brillantes: Deben comprender a las personas

que poseen el dinero.

Para comprender a las personas no hace falta mucho; simplemente

hay que considerar que algunas tienen más y otras menos dinero.

Aquellas que tienen más dinero están concentradas en los hechos, en

los objetos y en las acciones; las que menos, están concentradas en las

personas.

Todas las personas desean las mismas cosas que ya he

mencionado a lo largo de todo este libro.

Lo cierto es que además de todo esto, todas las personas buscan el

contacto, buscan tener compañía; el entretenimiento en soledad se

termina rápido y se cae en el aburrimiento.

Hay muchas personas que miran a los demás hacer, hay millones

de personas que copian lo que los demás hacen, hay cientos de millones

de personas que modifican lo que los demás hacen, hay unos cuantos

cientos de miles de personas que califican lo que otros hacen... Y

habemos algunos pocos miles que hacemos lo que los demás miran, lo

que los demás copian, lo que los demás modifican y lo que otros

califican, sin importarnos lo que hagan con lo que hacemos.

Por lo general, mientras más dinero se tenga a disposición,

mayores son las facilidades. Para la realización de trabajos, el dinero es

fundamental en el acceso a la tecnología; y los instrumentos y

herramientas tecnológicas redundan en una mayor productividad con

relación al tiempo –seguramente también he escrito esto en otras

páginas anteriores de este libro-.

Para la escritura, el dinero es una solución incomparable en lo que

respecta al tiempo. Para escribir una obra rápido, es necesario estar

todo el día en un mismo sitio, tener los elementos de escritura a mano,

sentirse cómodo, contar con alimentos, no tener preocupaciones para

estar enfocado en el tópico de escritura…

Page 129: Mi primer libro gratuito

121

Para ganar algo, algunas veces se pierde otra cosa. En mi caso,

más bien es siempre un intercambio de ganancias y pérdidas; una

acumulación de memoria, la creación de una historia de vida de

triunfos y fracasos.

Para coronar mi libro, terminé la relación que comencé mientras lo

escribía. Porque ambos somos jóvenes y no tenemos mucho dinero,

entonces no podemos compartir gran cantidad de objetos ni de

actividades, ni podemos residir en la misma ciudad sin depender de

nuestras familias. No necesito discurrir mucho más al respecto; no

quiero hacerlo. Para mí esto es un fracaso personal más. Uno de

muchos que me pasaron; uno de muchos que pasaré. La vida debería

ser vivida al límite, todo el tiempo enfocado en la felicidad, cediendo a

todos los caprichos, dejándose llevar por los sentimientos y las

determinaciones. Y el dinero, simplemente que no importe.

El dinero se tiene o no se tiene. El dinero no se compra. Con

talento se obtiene el dinero; con obcecación; con constancia, con

trabajo, con dignidad, con orgullo, con decisión. El dinero no tiene que

ser un fin en sí mismo, tiene que ser el objeto de intercambio. No es por

dinero que hacemos lo que hacemos, sino por aquello que podemos

comprar con el dinero.

Yo no escribí un libro, o dos libros, o cuatro libros, por tener

dinero; ni por tenerlo primero, ni por tenerlo después. Yo no escribí una

poesía en una servilleta de rollo de cocina con una lapicera que me dio

un mozo en un café porque tuviese o no tuviese dinero. En cierto punto,

hay que aceptar las particularidades que nos presenta la vida. Hay que

ser consecuente.

Cuando pienso en ciertas personas especialistas en lo que hacen;

cuando veo a un artesano que logra un objeto de la más bella y estética

precisión; cuando me fijo en ese hombre y lo encuentro repitiendo una y

otra vez sus movimientos, el ir y venir de una lija, de una lima, de una

gubia, de un formón. Una motosierra que sube y baja expidiendo viruta

de madera. Un mechero que calienta el vidrio; una vez; dos veces; tres

veces… Y la pipeta que penetra el vidrio; el hombre que sopla y gira, y

vuelve a soplar, mira, mide a ojo, rectifica y observa su obra con

orgullo. Esas personas hacen lo que hacen porque aman lo que hacen;

su anhelo es crear un objeto que todos admiren; no lo hacen por dinero,

y su arte es invaluable en lo que a dinero respecta.

He comprendido que es el sistema republicano en gran manera el

que se ha apoderado de nuestros estados convirtiéndolo en el actual,

donde prima el evolucionismo. Para cuando Darwin expuso su teoría de

Page 130: Mi primer libro gratuito

122

la selección natural según sus observaciones en la naturaleza, él ya

estaba inmerso en un sistema mucho más complejo y social de

selección humana, que fuese descrito casi dos milenios atrás por Platón

en La República. Lo único que me queda por indagar en esta cuestión es

si nuestro consagrado filósofo fundador de las actuales repúblicas ha

sido consecuente con sus palabras: ¿Quién soy yo para juzgarlo?

Evidentemente hay un cierto planteo que hacer a esta cuestión y

corresponde en primer lugar considerar que la asociación entre los

humanos que es el hecho que ha dado lugar a las ciudades, tiene que

haber sido absolutamente el pilar de la técnica y la tecnología. Luego

cabe preguntarse si la avaricia que genera la mala distribución de la

riqueza puede ser compatible con la asociación que ha fundado las

ciudades. Yo considero que no. Las disparidades enfrentan a los

hombres, no los unen en causas comunes; de esta manera es imposible

que un régimen diferencial pueda impulsar la civilización; al contrario,

la obstaculiza y la retrotrae.

Finalmente, considero que es la asociación igualitaria que impulsa

la civilización y debe ser promulgada.

En nuestro interior, en lo más recóndito de nuestra mente, se

guardan los recuerdos; y los recuerdos que más pesan son aquellos en

los que hemos compartido con amigos, con familia, con parejas y todos

nuestros seres amados. Esos recuerdos nos reconfortan y son nuestra

posesión más propia y más preciada que nadie puede quitarnos; esa es

la mayor fuente de nuestra energía para vivir y el objeto de nuestro

miedo a la muerte; tememos perder, al morir, todos esos hermosos

recuerdos de compañía que guardamos en el sitio más profundo de

nuestra mente.

Es ese amor de realizar una obra que sea hermosa y admirable

para todas las personas, que perdure en el tiempo y que venza nuestra

propia muerte –que comunique nuestras memorias para que las

generaciones venideras sepan lo mucho que hemos disfrutado de la

compañía- lo que impulsa en cada uno el deseo de civilización. Porque

la compañía es el deseo más profundo del ser humano como realización

universal y planetaria.

Este libro, considerando y desconsiderando todas las disertaciones

que en estas páginas he hecho sobre el dinero, conociendo, recordando

y olvidando todos mis triunfos y fracasos que hayan sido directa o

indirectamente provocados por el dinero, es mi propia obra de amor

propio para realizar mi deseo de civilización.

Page 131: Mi primer libro gratuito

Matías Pablo Echevarría, Julio de 2.014.

Page 132: Mi primer libro gratuito

Epílogo

Voy a utilizar este epílogo para agradecerte con todo mi corazón,

especialmente a vos Sasha. Porque siento necesario que te sientas una

parte esencial de una obra que me llevó tanto esfuerzo; porque

compartiste muchos momentos conmigo mientras yo me avocaba a la

escritura de este libro e hiciste que me sintiese bien conmigo y me

diste fuerzas para poder terminarlo; y porque me preguntaste si iba a

incluirte en los agradecimientos. Te doy este lugar especial en este

libro que para mí es tan importante. Espero que encuentres en sus

páginas aquellas cosas que para mí son verdaderamente importantes y

que te sea grato compartirlas.

-Sasha: Guardo hermosos recuerdos en mi mente de los momentos que

pasé con vos; sobre todo de pequeñas situaciones, comentarios

desinteresados y momentos de compañía en que me iluminaste el

mundo con tu gracia. Te estoy completamente agradecido por haberme

presentado a tu familia y porque hayas compartido con mi familia.

Agradezco haber podido sentarme a la mesa con cada uno de tus

familiares y sobre todo con vos. Todas esas son cosas por las que no

puedo y jamás podré pagar.

Gracias, Sasha.

Page 133: Mi primer libro gratuito

A

Índice

Capítulo I……………….………..…Pág. 1

Capítulo II……………….………….Pág. 8

Capítulo III……………….…………Pág. 13

Capítulo IV…………………...…….Pág. 18

Capítulo V……………………...…..Pág. 25

Capítulo VI……………………...….Pág. 33

Capítulo VII……………………...…Pág. 38

Capítulo VIII…………....……….....Pág. 51

Capítulo IX……………………….…Pág. 60

Capítulo X……………………….....Pág. 67

Capítulo XI………………………….Pág. 68

Capítulo XII………………………...Pág. 72

Capítulo XIII………………………..Pág. 77

Page 134: Mi primer libro gratuito

B

Capítulo XIV……………….……….Pág. 81

Capítulo XV………………………...Pág. 85

Capítulo XVI…………………….….Pág. 87

Capítulo XVII…………………….…Pág. 91

Capítulo XVIII………………….…..Pág. 93

Capítulo XIX………………………..Pág. 95

Capítulo XX…………………………Pág. 98

Capítulo XXI………………………..Pág. 100

Capítulo XXII……………………… Pág. 102

Capítulo XXIII………………………Pág. 104

Capítulo XXIV………………………Pág. 106

Capítulo XXV……………………....Pág. 109

Capítulo XXVI………………………Pág. 112

Capítulo XXVII……………………..Pág. 115

Capítulo XXVIII…………………… Pág. 119

Page 135: Mi primer libro gratuito

Índice temático

Amor: Capítulos V, IX, XXVII, XXVIII.

Asimov: Capítulos II, V.

Bradbury: Capítulos II, V. Buenos Aires: Capítulos II, VII, VIII, XIII,

XVI, XXIV.

C.E.A.L.: Capítulo V.

Camus: Capítulos I, II, III, XIII, XVIII, XIX,

XXIII.

Capital Federal: Capítulos V, VII, XIX, XVI,

XVIII, XXVI.

Ciencia: Capítulos II, IV, VIII, XIX, XXV.

Consciencia: Capítulos II, IV, VIII, XII,

XXVI.

Culpa: Capítulos VI, VIII, XI.

Descartes: Capítulo XXIV.

Dinero: Capítulos I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII,

IX, X, XI, XII, XIV, XV, XVI, XVII, XIX, XX,

XXI, XXII, XXIV, XXV, XXVI, XXVII.

Docente: Capítulo XX.

Energía: Capítulos IV, V, VII, XXII, XXVIII.

Entretenimiento: Capítulos II, IV, XII,

XXVIII.

Escritura: Capítulos I, II, III, IV, V, VII, VIII,

IX, XVI, XVIII, XIX, XX, XXIII, XXVI, XXVII,

XXVIII.

Felicidad: Capítulos I, III, VII, IX, XXV,

XXVIII.

Gratis: Capítulos III, VII, VIII, X, XI, XII,

XIV, XXV, XXVIII.

Hesse: Capítulo XXIII.

Kant: Capítulos VI, VIII.

Libro: Capítulos I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII,

IX, X, XI, XII, XIII, XIV, XVI, XVII, XVIII,

XIX, XX, XXI, XXII, XXIII, XXV, XXVI,

XXVII, XXVIII.

Matemáticas: Capítulos II, III, IV, VI, VII,

VIII, IX, XII, XV, XIX, XXVI.

Memoria: Capítulos I, IV, V, VII, IX, X, XV,

XVI, XXIII, XXV, XXVIII.

México: Capítulo XXII.

Muerte: Capítulos I, V, VI, VII, XII, XIII, XIV,

XVI, XXIV, XXVIII.

Paciencia: Capítulos V, VI, X.

Perdón: Capítulos II, XXVI.

Planeta: Capítulos I, II, V, VIII, XXV, XXVII

XVIII.

Platón: Capítulos IV, VI, VII, XXVIII.

Profesor: Capítulos VIII, IX, X, XI, XII, XIV,

XVI, XXIV, XXV, XXVII.

Proselitismo: Capítulos IX, X, XVI.

Quincey: Capítulo I.

Reflexión: Capítulos I, II, III, IV, VII, XIII,

XXVI, XXVII.

Rimbaud: Capítulos IV, VI, VII.

Vida: Capítulos I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII,

XIX, X, XI, XII, XIII, XIV, XV, XVI, XVIII,

XIX, XX, XXI, XXIII, XXIV, XXV, XXVI,

XXVII, XXVIII.