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El sueño de Eichmann Michel Onfray  Entre el 30 y el 31 de mayo de 1962, en la celda de Eichmann , la noche anterio r a  su ejecuc ión.  Eichm ann d uerme.  En el fondo del escenario, una panta lla (que constituye un segun do escenario  sobre el primero ) por dond e desfilan a cámara lenta imágenes de Hitler en su automóvil. El Führer parece deslizarse por encima de la multitud. Música de  Pascal Dusap in. Sobre una mesa hay dos o tres libros, un cuaderno, un lápiz, una botella de agua y un vaso. Más atrás, una cama y una mesita de noche con un libro y unas  gafas y, junto a ella, una silla. Sobre el escenario pero fuera de la escena de la celda, se observa una tumbona. En ella está echado Nietzsche, cubierto por un tejido de color crudo hasta el mentón. Se lo reconoce por su grueso bigote. Sus interven ciones tienen un tono irónico, lapidario, cómico, sentencioso.  Al levantarse el telón, hay una comp leta oscuridad. El espectador descubre la disposic ión escenográfic a de esta situación poco a poco, a medid a que aumen ta la intensidad de la iluminación. Se trata de sugerir la ensoñación y luego el sueño, con un hábil juego de luces y claroscuros. El conjunto se muestra en una relativa oscuridad. Los personajes evolucionan en una zona de luz cenital que acompaña  sus mov imiento s. Un guardia realiza sus rondas por una pasarela metálica desde donde s domina la celda. El hombre va y viene a intervalos regulares observando lo que  sucede d ebajo.  Kant viste su ropa de época; chaleco amarillo , levita parda , media s claras,  panta lón gris, zapato s de la zo, peluc a blanca con una coleta atad a con cinta.  Eichm ann vis te el uni forme caqui de los prisio neros. Kant (casi en voz baja): Eichmann… (  Elevand o apen as la vo z.) Eichmann…  Eichmann se vu elve en l a cama sin despertarse. Kant: Eichmann…  Eichma nn se d espierta, asomb rado p ero no dice nada. Kant: Despierte, tengo que hablar con usted. Eichmann: (  se despierta, se sienta en la cama, se coloca las gafas que ha tomado de la mesita de noche y se pregunta qué está sucediendo ): ¿Qué pasa? ¿Es usted Kant? ¿Emmanuel Kant? 1

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  • El sueo de EichmannMichel Onfray

    Entre el 30 y el 31 de mayo de 1962, en la celda de Eichmann, la noche anterior a su ejecucin.

    Eichmann duerme.

    En el fondo del escenario, una pantalla (que constituye un segundo escenario sobre el primero) por donde desfilan a cmara lenta imgenes de Hitler en su automvil. El Fhrer parece deslizarse por encima de la multitud. Msica de Pascal Dusapin.

    Sobre una mesa hay dos o tres libros, un cuaderno, un lpiz, una botella de agua y un vaso. Ms atrs, una cama y una mesita de noche con un libro y unas gafas y, junto a ella, una silla.

    Sobre el escenario pero fuera de la escena de la celda, se observa una tumbona. En ella est echado Nietzsche, cubierto por un tejido de color crudo hasta el mentn. Se lo reconoce por su grueso bigote. Sus intervenciones tienen un tono irnico, lapidario, cmico, sentencioso.

    Al levantarse el teln, hay una completa oscuridad. El espectador descubre la disposicin escenogrfica de esta situacin poco a poco, a medida que aumenta la intensidad de la iluminacin. Se trata de sugerir la ensoacin y luego el sueo, con un hbil juego de luces y claroscuros. El conjunto se muestra en una relativa oscuridad. Los personajes evolucionan en una zona de luz cenital que acompaa sus movimientos.

    Un guardia realiza sus rondas por una pasarela metlica desde donde s domina la celda. El hombre va y viene a intervalos regulares observando lo que sucede debajo.

    Kant viste su ropa de poca; chaleco amarillo, levita parda, medias claras, pantaln gris, zapatos de lazo, peluca blanca con una coleta atada con cinta.

    Eichmann viste el uniforme caqui de los prisioneros.

    Kant (casi en voz baja): Eichmann (Elevando apenas la voz.) Eichmann

    Eichmann se vuelve en la cama sin despertarse.

    Kant: Eichmann

    Eichmann se despierta, asombrado pero no dice nada.

    Kant: Despierte, tengo que hablar con usted.

    Eichmann: (se despierta, se sienta en la cama, se coloca las gafas que ha tomado de la mesita de noche y se pregunta qu est sucediendo): Qu pasa? Es usted Kant? Emmanuel Kant?

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  • Kant: S, soy yo

    Nietzsche (sin dar crdito a sus ojos, dirigindose nicamente al pblico como lo har de ahora en adelante): Pues vaya! El mismo chino de Knigsberg No lo puedo creer!

    Kant: Quera decirle (Una pausa. Kant busca las palabras.) Digamos que desde que supe que usted se declara seguidor de mi filosofa para explicar su pasado criminal, no tengo la conciencia en paz (Silencio.) Quisiera hacerle algunas preguntas, realmente me gustara comprender (Silencio.) Usted le dijo al tribunal que durante toda su vida haba intentado vivir siguiendo los principios de mi filosofa (Silencio.) Eso es lo que dijo, no es verdad? (Silencio. Eichmann no responde.) Si es as, debo decirle que, ni siquiera despus de mi muerte haba previsto decirle que, ni siquiera despus de mi muerte, haba previsto yo semejante contrariedad, nunca algo as (Da unos pasos por la celda. Preocupado, trata de encontrar las palabras. Despus de un silencio, vuelve a hablar.)

    Mientras tanto, Eichmann se incorpora en la cama y adopta una actitud atenta esperando la continuacin.

    Kant: Empecemos por el principio Algn da tiene usted que haber tomado conocimiento de mi filosofa no? Cundo ocurri? (Silencio.) Cundo y cmo? Con quin? (Silencio.) Y, en primero lugar, me ley usted verdaderamente?

    Eichmann: S, s, lo he ledo

    Kant: Pero, entonces, qu? Qu ley usted? Quiero decir, cul de mis libros ley?

    Eichmann: Crtica de la razn prctica

    Kant (incrdulo): No!

    Eichmann: S, lo le con mi padre.

    Kant: Su padre?

    Eichmann: S, mi padre

    Kant: Era profesor de filosofa?

    Eichmann: No, de ningn modo Era contable en una compaa de electricidad. Pero eso no es un obstculo para leer sus libros, no?

    Kant (dubitativo): No, por supuesto que no, pero (Deja la frase en suspenso.)

    Eichmann: Mi padre era creyente, muy practicante. Iba a la iglesia todos los domingos. Mi madre, mis hermanos, mi hermana y yo bamos con l. Por la tarde tambin asistamos con l a la Asociacin de Jvenes Cristianos. Mi padre perteneca adems al consejo presbiteriano de la parroquia protestante de Linz, la cuidad donde vivamos.

    Kant: Y su madre?

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  • Eichmann: Mi madre muri cuando yo tena diez aos. Tambin era muy piadosa y cristiana practicante. Despus mi padre volvi a casarse con una mujer que tambin era creyente e iba a la iglesia asiduamente.

    Kant: Y la filosofa?

    Eichmann: A mi padre le gustaba mucho leer. Y lamentaba que en aquella poca yo leyera tan poco. Tena una esplndida biblioteca llena de clsicos. l fue quien me dio su Critica y tambin me hizo leer a Schopenhauer. Con l comprend que la va de la religin es mucho ms fcil que la de libre albedro

    Kant: Y le result fcil leerme? Digamos me comprendi? Est seguro de haberme comprendido bien?

    Eichmann: No, no fue fcil, por supuesto, pero mi padre lea conmigo y me ayudaba a comprender lo que usted deca. Hablbamos de los temas que l consideraba importantes y me daba ejemplos

    Kant: Ejemplos?

    Eichmann: S, para hacerme comprender la teora, me pintaba una situacin que haca ms claro el pensamiento.

    Kant: Por ejemplo

    Eichmann: Por ejemplo, sobre el imperativo categrico

    Kant: Ah, s? (Dudando.) Y usted podra decirme algo ms del imperativo categrico?

    Eichmann: S, por supuesto.

    Kant: Por ejemplo, qu es el imperativo categrico?

    Eichmann: Por supuesto Yo dira (Se detiene un momento y, como si recitara una leccin, contina.) El principio que rija mi voluntad debe ser siempre de tal condicin que pueda constituir el principio de las leyes generales

    Kant (sorprendido): S, s A grandes rasgos es eso

    Eichmann: Cmo a grandes rasgos?

    Kant: No, bueno s, es eso En el espritu, indudablemente

    Nietzsche: Tartufo!

    Kant (retomando su mpetu y luego tono erudito): Digamos (Momento de vacilacin.) Yo escrib precisamente: Obra de tal manera que la mxima de tu voluntad puedo al mismo tiempo valer siempre como principio de una legislacin universal. Por lo tanto, s, podemos decir que lo que usted dijo

    Eichmann: Bien, s

    Kant: Entonces?

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  • Eichmann: Entonces yo intente poner en prctica esta idea y vivir mi vida segn ese principio.

    Kant: Y con esa idea contribuy a dar muerte a millones de personas organizando formaciones de trenes que los conducan a los campos de exterminio? Cree usted que puede uno poner en prctica mi filosofa exigente, austera, rigurosa y difcil, y desembocar sin ms en una aberracin semejante? (Se calla un momento, reflexiona y retoma su discurso.) Sabe usted que en mis tiempos hubo estudiantes que se debatieron a duelo porque uno sostena que para comprender, y digo bien comprender (hace hincapi en la palabra) mi filosofa, haca falta pasar al menos treinta aos estudindola en el universidad? Hasta mis amigos me han reprochado la dificultad de mi escrituro. Uno de ellos lleg a decirme un da que no tena dedos suficientes para sealar los parntesis, las comillas o las palabras que constituan un problema en cada pgina. Consigo a duras penas completar una pgina, me deca, y ya no tengo dedos suficientes para continuar! La filosofa no es un asunto fcil Y la ma, an menos. Uno no se acerca a ella sin pincharse. Adems, yo no escribo para la mayora. Me gustara mucho hacerlo, pero mis temas no lo permiten Imagina usted bien que cuando uno ha comprendido, si est completamente seguro de haber comprendido, slo ha recorrido la mitad del camino. Pues, luego, hay que pasar al acto, ajustar la prctica a la teora. Usted conoce mi imperativo categrico, sea. Ya es algo y est bien. Pero qu puede usted haber comprendido adecuadamente de l para haber hecho lo que hizo? Millones de muertos! Realmente! (Agotado, irritado) En el caso muy preciso de la ejecucin de la solucin final, querra alguien universalizar esa mxima?

    Eichmann: Mi problema no era el contenido de la mxima, si no la mxima misma. Me daban rdenes; yo deba obedecerlas. No tena que examinarlas, discutirlas ni comentarlas. No tena que examinar su legitimidad. Yo perteneca al ejrcito y usted es quien lo dice, como me lo repiti tantas veces mi padre, el soldado no tiene que discutir las rdenes que recibe. Si no, A dnde iramos a parar? Por otra parte, si en aquella poca me hubieran dicho: Tu padre es un traidor, debes matarlo, yo lo habra hecho Pues hallaba en la obediencia una forma de realizacin personal. Usted deca, creo, que al desobedecer una persona descalifica la fuente del derecho y que, a partir de entonces, ya nada es posible. Ni el pensamiento ni la accin. Hasta se era su argumento para prohibir la mentira en todos los casos, no es verdad?

    Kant (refunfuando enfadado): En efecto (Silencio.) Pero, aun as, usted podra haber ejercido su juicio sobre el contenido de la mxima, no? No se le pide que sea una maquina, que obedezca sin reflexionar. Por lo menos yo no pido eso De todos modos! (Hace una pausa.) Nunca aplic usted su inteligencia a analizar el contenido (hace un movimiento con un dedo como para subrayar la importancia de la palabra) de esta mxima? Nunca? Verdaderamente? Si yo hubiese tenido que contentarme con hacer el elogio de una obediencia ciega y estpida, qu necesidad habra tenido de escribir tantos libros? Y de complicar tanto el razonamiento y precisar d tal modo los detalles?

    Eichmann: Por supuesto que pens en el contenido, que reflexion Adems lo hice con mucha frecuencia Pero, aun cuando desaprobara el contenido de la mxima derecho que usted mismo me reconoce, el deber me obligaba a obedecerla Mi padre citaba a menudo esta frase suya que yo recuerdo exactamente: Sera muy peligroso que un oficial que ha recibido una orden de un

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  • superior quisiera razonar en su servicio sobre la oportunidad o la utilidad de dicha orden; debe obedecer.

    Nietzsche (en un aparte, dirigindose al pblico al que toma de testigo. Enftico, acompaa sus palabras grandes ademanes): El funcionario como cosa en s mismo!

    Eichmann: (haciendo un parntesis e interrogando a Kant con la mirada): Es lo que hice, no?

    Kant (molesto): En cierto modo, s, en cierto sentido, s (Reflexiona)

    Eichmann: Usted dice claramente que un soldado, un oficial, un sacerdote, un ciudadano pueden muy bien pensar lo que quieran, comunicarles sus ideas a sus colegas, incluso sus desacuerdos, pero que en todos los casos deben obedecer a sus superiores, someterse a su jerarqua y nunca desobedecer

    Kant: (decidido, convencido): Eso es lo que dije, s, en efecto

    Eichmann: Entonces?

    Kant:

    Eichmann: Qu cree usted? Cuando mis superiores me enviaron al lugar a ver cmo se arreglaba la cuestin juda, qu cree que sent yo? He asistido a la matanza de personas que esperaban de pie en fosas comunes a las que en un minuto ms tarde se las sepultaba. Haba nios en los brazos de sus madres. He visto asfixiar a judos desnudos con gas carbnico dentro de las cajas de los camiones donde los transportaban. He visto descargar los cadveres. He visto a civiles arrancndoles los dientes de oro. He visto con mis propios ojos surgir sangre de debajo de mis pies, como si fuera un manantial, porque me haba parado sobre una fosa comn donde la presin de los gases de la putrefaccin proyectaba la sangre como un giser. He visto, en Auschwitz, las cmaras de gas. Me negu a acercar el ojo a una mirilla como me pidieron que hiciera, para asistir al detalle a todo aquello, pues estaba horriblemente asqueado (Silencio. Eichmann se sienta en el borde de la cama. Se pasa la mano por la cabeza y se coge la cabeza con ambas manos. Durante ese tiempo, el guardia contina haciendo sus rondas por la pasarela de acero. Y lo hace como si nada ocurriera debajo.) Cmo podra no haberme sentido conmocionado Ante semejante espectculo (Nuevamente se produce un largo silencio.)

    Kant: Y entonces?

    Eichmann: Y entonces, qu?

    Kant: Entonces?

    Eichmann (sin levantar la mirada del suelo): Entonces reflexion, por supuesto, pens en todo eso, no poda quitrmelo de la cabeza. Beb. Beb mucho Coac Demasiado. (Silencio.) Luego hable con Mller (Mirando a Kant.) Mller era mi superior jerrquico (Volviendo a fijar la mirada en el suelo.) Le dije que hasta qu punto estaba conmovido, que haba cado en un estado de postracin y que ni siquiera estaba en condiciones de hacer el informe oral que me haban pedido

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  • Kant: Cmo reaccion l?

    Eichmann: No reaccion En fin, s, sonri, se content con sonrer, como de costumbre, y no dijo ni hizo nada ms Por otra parte, creo que l se hallaba en la misma situacin que yo. Tambin l obedeca.

    Kant: Y despus?

    Eichmann: Despus me envi a hacer otras inspecciones.

    Kant: Que usted realiz, no?

    Eichmann: S, por supuesto. Qu otra cosa poda hacer?

    Kant: Evidentemente (Pensativo, el filsofo recorre la celda, de un extremo a otro, con las manos cruzadas a la espalda, mientras Eichmann permanece inmvil en la misma posicin. Largo silencio.)

    Eichmann: Pero yo cambi mucho despus de todo aquello Uno no sale indemne de lo que se vio all. No, sencillamente es imposible Es evidente que muchas cosas cambiaron en m

    Kant: Ah, s? Qu cosas?

    Eichmann: Antes, yo obedeca y, al mismo tiempo, consenta en hacer lo que haca. Al menos mi conciencia consenta

    Kant: Antes de qu? En qu consenta antes?

    Eichmann: Antes de Auschwitz Antes de haber visto lo que vi en Auschwitz. Antes de las cmaras de gas Antes de verlas (Mirando a Kant.) Al principio, se me haba encomendado resolver pacficamente la cuestin juda. (Cobra vivacidad, cierto entusiasmo.)

    Kant: Pacficamente?

    Eichmann: S, pacficamente.

    Kant: Y cmo era eso?

    Eichmann: Yo siempre fui sionista. En todo caso, nunca fui antisemita

    Nietzsche: (sacudiendo la cabeza en seal de denegacin y con expresin consternada): Y ahora esto!

    Eichmann: Al menos, menos antisemita que usted, porque usted escribi ciertas frases

    Kant (incmodo): S, lo s, no son de las frases de las que est ms orgulloso, teniendo en cuenta como evolucionaron las cosas luego No puede uno sentirse orgulloso de haber escrito contra los judos, sobre todo cuando ve cmo esa pasin malsana prolifer despus como un tumor maligno.

    Eichmann: Por mi parte, no era antisemita. No tena nada en contra de los judos. Tampoco tena nada a favor. No tena ninguna opcin formada sobre el asunto

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  • Nietzsche sacude nuevamente la cabeza para mostrar su desagrado.

    Eichmann (despus de un silencio, contina): Al principio, yo trabajaba en un plan de deportacin masiva de judos a Madagascar o a Palestina, un lugar donde pudieran vivir entre ellos

    Kant: Deportacin dice usted?

    Eichmann: S, pero le recuerdo que la palabra es suya.

    Kant: Cmo ma?

    Eichmann: Es la palabra que utiliza usted para justificar que se aleje de un pas a los que han sido culpables de un crimen

    Kant: Pero de qu crmenes eran culpables los judos? Los criminales de los que yo hablaba haban asesinado, haban cometido fechoras, eran culpables de cometer infracciones castigadas por la ley. Yo pensaba en los rufianes y bandidos. Pensaba en los asesinos. En fin, lo escrib pensando en toda una categora de gente que, por sus actos, se hubieran colocado fuera de la ley. A ellos las autoridades podan perfectamente ponerlos en un barco y conducirlos a una isla alejada del pas donde haban hecho sus maldades para alojarlos en un presidio o algo por el estilo Pero, a los judos, qu poda reprochrseles tan reprensible como un crimen o un asesinato?

    Eichmann: Ah, no era a m a quien corresponda juzgar semejantes asuntos! El Fhrer fue elegido democrticamente por el pueblo alemn que vot en las urnas. l expresaba la soberana popular l era legal y legtimo! Legal, por lo tanto (enfatizando), legtimo. Las leyes que l dictaba eran por esa misma razn legales y legtimas. (Se detiene y seala a Kant con el ndice.) Adems, no veo cmo puede usted reprocharme que me haya sometido a un poder legtimo cuando, en sus libros, ensea que todos deben someterse al poder en vigor, aun cuando ste ocupe el lugar que ocupa por un acto ilegal como un regicidio, un tiranicidio, un golpe de fuerza, una usurpacin sangrienta del poder Usted es quien dijo que uno debe obedecer al que est en el poder porque esa persona es el poder. Usted es quien prohbe investigar de dnde procede su legitimidad siempre que la tenga (Triunfante.) De modo que, con mayor razn, cuando un poder obtiene su legitimidad de la legalidad, uno debe obedecer sus rdenes. Yo no tena por qu ocuparme de las razones ni de las motivaciones de esas decisiones y deba actuar en consecuencia. Se me orden que trabajara en la fuerza deportacin de esas poblaciones, que las enviara fuera del territorio alemn y lo hice concienzudamente, hasta podra decir escrupulosamente

    Kant (dubitativo): S, es verdad

    Eichmann: Yo era un soldado del Reich, un funcionario que haba prestado juramento, por lo tanto deba obedecer la ley. Nunca actu personalmente, segn decisiones individuales. Siempre apliqu las disposiciones oficiales, de conformidad con los decretos, las normas de aplicacin, los reglamentos de la polica, las rdenes y las instrucciones de mis superiores (Se pone de pie, da algunos pasos por la celda. Kant lo mira. Los dos permanecen en silencio un largo rato.) Mientras no se tratara ms que de eso, antes de Auschwitz, todo marchaba bien Yo obedeca, pero no tena problemas de conciencia. Estaba de acuerdo.

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  • Haba aprendido el idioma hebreo, lea libros sobre la civilizacin y la cultura judas, trabajaba en ese proyecto con los consejos judos, con quienes me entenda muy bien y con quienes adems trabajaba muy bien. Mientras todo se mantuvo en ese plano, las cosas marchaban

    Kant: Y qu tuvo que pasar para que las cosas ya no marcharan tan bien?

    Eichmann:

    Kant: Y qu? Qu tuvo que pasar para que las cosas ya no marcharan tan bien?

    Eichmann: Bueno, ciertos viajes Cosas que he visto

    Kant: Qu cosas han cambiado?

    Eichmann: Bueno Lo que cambi fue que no es lo mismo deportar a una poblacin a una isla que destruirla fsicamente (acenta la palabra)

    Nietzsche asiente.

    Eichmann (sentndose nuevamente en el borde de la cama. Comienza un frase): En Wannsee

    Kant (interrumpindolo): Ah! Estuvo usted en Wannsee?

    Eichmann: S, estuve all (Retomando la frase.) En Wannsee, pues, se dijeron las cosas claramente, en 1942, el 20 de enero de 1942. Lo recuerdo muy bien: por orden del Fhrer se abandona la solucin de la deportacin de los judos a un pas extranjero, se detiene ese proyecto y se pone en marcha la solucin final, dicho de otro modo (remarcando cada palabra), el exterminio fsico de los judos (Silencio.) Entonces

    Kant: Entonces, qu?

    Eichmann: Entonces, todo cambi

    Kant: Qu es todo?

    Eichmann: Pues bien, todo En fin, nada Digo que todo cambi porque para la conciencia, ya nada era lo mismo Pero en los hechos no cambi nada pues yo continu haciendo mi trabajo, continu obedeciendo Qu otra cosa poda hacer?

    Kant: Cmo reaccion usted aquel da, ante el anuncio de semejante proyecto? Porque, de todas maneras, no se puede decir que no es nada encontrarse con algunos hombres encerrados en una misma habitacin y decidir suprimir del planeta a varios millones de sus semejantes de un plumazo, as sin ms, antes de volver a casa a cenar con la familia, con la esposa y los hijos! No me dir usted que el imperativo categrico desempe algn papel en este asunto. O yo ya no entiendo nada.

    Eichmann: Le confieso que aquel da no deb da haber pensado mucho en usted. Ni en ninguna otra cosa, supongo. Con seguridad no pens en el imperativo categrico Tom conciencia, s, me di cuenta de que a partir de ese momento me exiga hacer ese trabajo. Qu otra cosa poda hacer? (Con la mirada perdida,

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  • Eichmann permanece con la cabeza gacha.) Beb varias copas de coac S, beb

    Kant: Dgame, pues, Eichmann, puesto que usted se reivindica incesantemente como defensor de mi pensamiento para justificarse, podra haber hecho funcionar un poco su inteligencia y su memoria, dejando un poco de lado su coac y, por una vez, haberse preguntado acerca de la legalidad y la moralidad de todo este asunto. Ciertamente, la solucin final era escrupulosamente legal, pero no era verdaderamente moral No es verdad?

    Nietzsche (siempre en un aparte): Pamplinas! Pamplinas!

    Eichmann: Puede ser

    Kant: Sabe usted cul es la diferencia? A ver, dgame cul es la diferencia entre legalidad y moralidad.

    Nietzsche: El viejo profesor! El incorregible profesor! Vaya viejo sermoneador! (Con un gesto de disgusto.) Puaj!

    Eichmann (reflexionando, reuniendo nimos y con tono escolar): La legalidad es lo que ajusta a la ley. La moralidad es lo que se hace por puro respeto a la ley, porque la ley es la ley. No? (Sin esperar la repuesta de Kant.) Sobre la legalidad no haba ninguna duda, pero sobre la moralidad tampoco: yo obedeca la ley legal (remarca estas dos palabras) y no tengo por qu examinar el contenido de la ley legal si sta es legal. Puedo, dir usted, pensar lo que quiera de ella, ciertamente, oponerme a ella en mi fuero interno, por supuesto, pero siempre que obedezca Si hubiera estado yo con toda mi conciencia en contra de esa decisin, qu parte de su pensamiento me permita desobedecer, rebelarme, no ejecutar las rdenes? Eh? (Espera un momento y, ante el silencio de Kant, concluye.) Nada!

    Kant permanece abatido.

    Eichmann: Qu me dice?

    Kant (recuperndose despus de un momento de silencio): No es tan sencillo La moral consiste tambin en considerar a los otros como un fin y no como un medio. Cree usted que, mientras usted enviaba a todos esos inocentes a la muerte, los trataba como un fin y no como un medio? Vamos, pues! (Pausa.) La moralidad manifiesta que no somos ms que lo que somos. Cuando usted obraba, cuando usted ocupaba esa funcin funesta de organizador de exterminio, usted estaba por debajo del hombre, pero seguramente no estaba en la moralidad. Bien poda estar dentro de la legalidad, que por cierto lo estaba, pero no estaba dentro de la moral. Esto no me lo podr usted quitar del espritu

    Eichmann: Entonces, puede uno estar en la legalidad sin que ello implique actuar de conformidad con la moral? Pues qu es lo que nos permite decir no a lo que es legal? La moral? Pero qu moral? Puesto que la moral consiste tambin en someterse a la ley. En la realidad, no distinguimos tan fcilmente como lo hace usted en sus libros lo que corresponde a la moral, a lo legal, a la tica y a la poltica. Todo esto parece sencillo, pero en el terreno, es otro asunto Todas sas son distinciones de papel (Pausa.) Adems, en ninguna parte de su obra existe un

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  • derecho de resistencia. En ninguna parte autoriza usted la rebelin. Mejor an, o peor, en todas partes, todo el tiempo, usted la prohbe.

    Kant (incmodo): S, en efecto

    Ambos permanecen en silencio largo rato.

    Eichmann: Entonces?

    Kant (mirando al suelo): Entonces, nada

    Nietzsche: Qu sujeto ms torpe!

    Eichmann (haciendo un ademn para dar a entender que quiere volver sobre una idea no desarrollada suficientemente en unos minutos antes): Volviendo a ese asunto de los judos fuera de la ley que, a partir de un momento determinado quedan fuera de la proteccin de la ley

    Kant (ponindose en guardia): S, y qu?

    Eichmann (bastante complacido): Pues bien, me recuerda una historia que me contaba mi padre Nos hablaba de dos casos: el del nio nacido fuera del matrimonio y el del duelista, creo

    Kant: S, exactamente. Estn en mi Doctrina del derecho.

    Nietzsche: Necedades! Necedades! Increbles necedades!

    Eichmann: S, ese mismo. Es un libro que mi padre apreciaba muchsimo y que adems me invit a leer y a meditar frecuentemente. Deca que all estaba toda su filosofa poltica

    Kant (inquieto): Vayamos al asunto!

    Eichmann: All voy. Como usted recordar, all habla usted de un nio nacido fuera del vnculo matrimonial.

    Kant (impaciente): S.

    Eichmann: al que sus padres habran matado

    Kant: S. Y qu?

    Eichmann: Pues que usted deca que ese nio, puesto que haba nacido fuera de la ley, no poda beneficiarse de la proteccin de la ley. Por lo tanto, qu hacer con los padres homicidas? Pues, desde el punto de vista de la ley, no han hecho nada punible: en efecto, no es ilegal suprimir a alguien que est fuera de la ley El nio, deca usted, se desliz dentro de la Repblica como lo habra hecho una mercanca prohibida Puesto que ese nio no existe jurdicamente, el estado no tiene por qu perseguir a los padres infanticidas. Porque, desde el punto de vista de la ley, no han cometido ningn delito y, en consecuencia, no tienen nada que reprocharse.

    Kant (impaciente): Y qu conclusiones saca usted de eso?

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  • Eichmann: Antes de sacar alguna conclusin, quisiera decirle que usted desarroll los mismo argumentos en el caso del sobreviviente de un duelo al que el estado no podra perseguir por el homicidio de su contendiente porque el duelo est prohibido por la ley. Tambin en ese caso, la falta de existencia jurdica implica directamente la falta de existencia.

    Kant:

    Eichmann (encantado): No tiene usted nada que decir?

    Kant:

    Eichmann: Y bien?

    Kant (incmodo): En efecto, s, eso es lo que dije

    Nietzsche: Teologa! Teologa! Qu araa tejedora es este sujeto!

    Eichmann: Ahora le dir mis conclusiones: cuando la ley organiza legalmente la extraterritorialidad jurdica de ciertos individuos o de una categora de individuos, esos individuos o esa categora no puede pretender beneficiarse del auxilio o del recurso de la ley No es as?

    Kant: Imposible. Eso es imposible

    Abatido, se deja caer en la silla.

    Nietzsche: Ah, el cristiano prfido!

    Eichmann: De ah que, en el caso de nuestro judos, se imponga esta conclusin: cuando un gobierno legalmente elegido, que representa la soberana popular encarnada en su canciller, el Fhrer, vota leyes que los excluyen de la comunidad, esas leyes son legales, ciertamente, pero adems uno obra moralmente acatndolas porque lo que est en juego es la construccin de una poltica segn el orden de las razones Legalidad, moralidad!

    Nietzsche (sarcstico): Aj!

    Se oye el sonido de pasos en el pasillo y luego el ruido de unas llaves. Se abre la puerta y entra un mdico. El guardia contina haciendo su ronda por la pasarela superior. Evidentemente, el sueo de Eichmann no es visible para l como no lo es para el mdico que acaba de entrar en la celda. Por otra parte, el juego de luces puede hacer desaparecer a Kant de la escena. En ese momento Eichmann est sentado en la acama. El mdico se le acerca.

    El mdico: Buenas noches.

    Eichmann: Buenas noches, doctor.

    El mdico (con el estetoscopio colgado del cuello, el tensimetro en la mano y la historia clnica en la otra. Pone la carpeta sobre la mesa y le pide a Eichmann que se arremangue la camisa, cosa que el preso hace de inmediato. Le toma la presin arterial): 14-6. Bien. (Dirigindose a Eichmann.) Levntese la camisa, por favor. (Eichmann la levanta.) Gracias. (Le coloca el estetoscopio.) Bien. (Le toma el

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  • pulso.) Bien (abre la carpeta, anota las cifras. Mira los libros que estn sobre la mesa y pregunta.): Qu est leyendo?

    Eichmann: A Platn.

    El mdico: Platn?

    Eichmann: S, Platn. La apologa de Scrates. Se lo ped a mi hermano. Tambin le ped el Nuevo Testamento que est all, al lado. (Sealndolo.) No pudo hacerme llegar todo, pero al menos stos me los han dado.

    El mdico (sacude la cabeza y vuelve a poner los libros sobre la mesa): Bien, bien. (Sin mirar a Eichmann.) Ningn problema en particular? Algo que quiera consultarme?

    Eichmann: No, nada, gracias, doctor. Muchas gracias

    El mdico: Bueno, entonces, buenas noches.

    Eichmann (bajndose la manga de la camisa): Gracias, doctor, que tenga usted tambin muy buenas noches.

    El mdico abandona la celda. Se oye el cerrojo de la puerta. Silencio. El retorno progresivo, lento, de la luz hace reaparecer a Kant en la escena.

    Kant: Eichmann?

    Eichmann: S.

    Kant: Hay algo que me molesta

    Eichmann: Qu?

    Kant: Cuando usted buscaba soluciones para aliviar su conciencia, en qu pensaba? Nunca consider la posibilidad de encontrar una manera de sustraerse a esa situacin?

    Eichmann: S, por supuesto, uno piensa. Primero pens en cambiar de destino Partir al frente sovitico

    Kant: Y bien?

    Eichmann: Lo solicit

    Kant: Y qu pas entonces?

    Eichmann: Pues nada, me lo denegaron

    Kant: Hablaba usted de todas estas cosas con alguien? Con sus padres? Su padre viva todava entonces, no?

    Eichmann: S, todava viva Muri recientemente. (Silencio.) No, yo no hablaba con nadie de estas cosas y mucho menos con mi familia Ni con mi padre, ni con mi mujer, ni con mis hijos

    Kant: Y abandonar el ejrcito?

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  • Eichmann: Para hacer qu? No haba tenido gran fortuna en los oficios que emprend antes de entrar en el ejrcito; trabaj de empleado en varias oficinas y luego fui despedido Adems, habra sido sospechoso abandonar el ejrcito; mis jefes lo habran considerado una desercin No, era imposible. (Hace una pausa y luego contina.) Lo que pens muchas veces fue pegarme un tiro en la cabeza; lo pens a menudo

    Kant: Y?

    Eichmann (dubitativo): Y nada, no Falta de valor, probablemente. Tal vez deb hacerlo Seguramente era lo que deba hacer. Pero no pude. No lo hice. (Silencio.) En aquella poca beba mucho (Silencio.) Adems tena esposa e hijos y deba ocuparme de ellos

    Kant: Una justificacin un poco dbil, convengamos

    Eichmann (sbitamente ms locuaz): Me hablaba usted hace un momento de mis padres. Recuerdo una frase de mi padre. El recuerdo de nuestras conversaciones sobre la moral, la religin, su filosofa

    Kant: S.

    Eichmann: No escribi usted en alguna parte que el hombre es un animal que necesita un amo? O algo semejante

    Kant: S, es verdad, yo escrib eso.

    Nietzsche: Seguramente!

    Eichmann: Qu quiso decir con eso?

    Kant: En la perspectiva de una filosofa poltica, es necesario que haya un hombre al cual los otros hombres deben obedecer para evitar que cada uno tire para su lado y entre todos provoquen un increble desorden. Hay que evitar que triunfe lo particular; lo que importa es lo universal. El hombre es imperfecto, tiene necesidad de ese amo que tambin es un hombre y, por lo tanto, tambin l, imperfecto. Pero hay que buscar al hombre que est en mejores condiciones de construir la sociabilidad a pesar de la eterna insociable sociabilidad de los hombres. Slo ese hombre puede edificar una comunidad coherente, una sociedad civil digna de ese nombre.

    Nietzsche: Excelente! Admirable!

    Eichmann: Y por qu razn ese hombre no habra podido ser Adolf Hitler? No es acaso la definicin del conductor, del Fhrer, la que acaba de dar usted?

    Kant no responde.

    Eichmann: Vamos, responda! Nada se opone a que ese amo que usted propone con tanto entusiasmo para confederar la multiplicidad anrquica y convertirla en comunidad ordenada, para producir una sociedad civil digna de ese nombre, sea el Fhrer? Respndame!

    Kant: No veo cmo podra decirle que no Ni en nombre de qu

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  • Eichmann: Cmo, pues, seria yo culpable de obedecer a ese hombre cuya palabra constitua en esa poca la ley, toda la ley? Dgame, cmo? El hablaba y sa era la ley. Qu poda hacer yo ante eso, solo en mi rincn, con mis pocas fuerzas y mis escasos medios?

    Nietzsche (dando un respingo en su tumbona): El imperativo categrico! El imperativo categrico! La belleza sublime del imperativo categrico!

    Kant (obligando a reconocer): No mucho, en efecto (Da una vuelta en redondo por la celda.) Pero, veamos, dgame, por qu razones se hizo usted nazi? Porque de todos modos usted era nazi.

    Eichmann: S, me afili al partido nazi. Obtuve mi ficha de afiliacin el 1. de abril de 1932 Imagnese! Entonces estbamos muy lejos de las cmaras de gas Fue diez aos antes.

    Kant: Haba ledo usted el libro de Hitler?

    Eichmann: No, nunca lo le completo. Lo hoje, lo mir, pero nunca lo le entero.

    Kant: Se afili usted a un partido sin conocer siquiera su programa?

    Eichmann: Me afili porque estaba desocupado y ya no consegua trabajo. No me quedaba otra opcin. Despedido de la compaa donde trabajaba, tena que encontrar un empleo y en aquella poca no era sencillo. No senta un odio particular contra los judos. Lo que Hitler quera era volver a poner de pie a Alemania. Y yo estaba de acuerdo con eso. Y luego, cuando lleg al poder, legalmente, cmo habra podido yo no ser solidario? Y, adems, con qu motivos? Durante los primeros aos, dio trabajo a siete millones de desempleados. Hizo construir carreteras, escuelas, estadios, lugares de esparcimiento, vivienda para los menos favorecidos. Despus nos devolvi la dignidad que habamos perdido con el tratado de Versalles. Yo me afili al partido y permanec en l durante aos, primero por todas esas razones y no para participar en la destruccin de los judos en los campos de exterminio. (Irnico.) Hasta entonces, no haba nada que contrariara el imperativo categrico, no es verdad?

    Kant (exaltndose): Pero, as y todo, me irrita y hasta me indigna, aun cuando no sea se mi estilo, que usted pueda sacar semejantes conclusiones prcticas de mis teoras. Hasta me siento ofendido, porque ninguna de mis teoras contradice los actos que se le reprochan a usted. Peor an, ahora veo cmo mi pensamiento riguroso, exigente, estricto, austero (separa claramente cada palabra para darle mayor nfasis) puede producir ese tipo de interpretacin que, sin ser errnea, no deja de parecerme menos excesiva Usted radicaliza! Eso es lo que hace! Radicaliza!

    Eichmann: De ningn modo. Slo pongo en prctica. Imagin usted que alguna vez alguien pondra en prctica sus ideas y que, en este perspectiva, haca falta contar con lo real y con los hombres tales como son, antes que con lo real y los hombres tales como deberan ser? (Silencio.) La prueba de la encarnacin de sus ideas muestra su radicalidad invivible Usted es el radical, cuando se preocupa ms por las ideas puras que por los hombres impuros Usted ha vivido con la cabeza en su famoso cielo estrellado y yo en el lodo del mundo, pero ste es el nico mundo que existe Usted es puro, por supuesto, limpio, evidentemente, pero

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  • nunca baj del cielo de las ideas. Yo, por supuesto, por haber vivido en lo real, en la historia, en la materialidad de las cosas, soy impuro, sucio. Porque he vivido Usted, Kant, vivi alguna vez?

    Kant (asombrado, estupefacto): S, he vivido, tenga usted la seguridad de que he vivido

    Nietzsche: No es tan seguro

    Eichmann: Con sus estudiantes? Impartiendo sus clases? Escribiendo sus libros? Leyendo?

    Kant: Eso tambin es vivir, no?

    Eichmann: Si se quiere

    Kant se pone de pie y vuelve a sentarse. Va y viene por la celda sin decir nada.

    Eichmann (excitado y decidido): En resumidas cuentas, yo no so ni le mal ni interpret equivocadamente sus ideas Y aun as! (Hace una pausa y retoma el estilo de enumeracin.) Usted hace el elogio de la obediencia a la ley por la ley misma. Prohbe la rebelin, la insurreccin, porque todas esas actitudes descalifican la fuente del derecho. Usted condena el asesinato del soberano, aun cuando ste cometa abusos. Usted quiere que uno obedezca la ley y el derecho sin interrogarse sobre los medios por los cuales la ley lleg a ser ley. Pretende que hasta un poder que lleg a imponerse en virtud de la ilegalidad sea obedecido como un poder legtimo. Le prohbe al pueblo todo derecho de rebelin. Elogia la sumisin a un amo. Justifica la deportacin de aquellos a quienes la ley considera fuera de la ley. Teoriza la existencia real de todo ser que no disponga de existencia jurdica. Apremia al funcionario a que obedezca las rdenes que recibe, sin examinarlas. Restringe el uso del espritu crtico al anlisis interior o limitado al crculo ntimo de la comunidad ilustrada. Hace el juramento del aguijn de la conciencia y sostiene que hay que honrarlo absolutamente. Dice que hasta en el caso en que el gobierno cometa abusos insoportables y por qu no pensar en el exterminio de los judos? siempre hay que obedecer lo que dicta la ley y

    Kant (interrumpindolo): Verdaderamente dije yo todo eso?

    Eichmann: S, lo dijo.

    Nietzsche (pataleando encantado): S! S!

    Eichmann: Y tambin dijo que, aun en ese caso, uno deba obedecer esperando que se produjera una reforma que slo poda realizar el soberano mismo. Obedecer, esperar, pero sobre todo no sublevarse (Silencio.) Se imagina usted al Fhrer tomando medidas para ir en contra de sus propias decisiones? Vamos! Usted suea, Kant! Suea!

    Nietzsche asiente con la cabeza.

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  • Eichmann (decepcionado): Y an en el caso en que el Fhrer, por defecto del toque de vaya a saber uno qu varita mgica, un da hubiese puesto fin a su poltica de extermino, qu deba hacer uno mientras esperaba? (Destacando las ltimas palabras.) Eh? Qu hacer mientras uno espera ese da improbable?

    Kant permanece silencioso, abatido.

    Eichmann: Me da la impresin de que para usted los principios son ms importantes que los hombres.

    Kant sacude la cabeza asintiendo.

    Nietzsche: Muy cierto!

    Eichmann: Sabe usted por qu todo lo que hice durante esos aos de nazismo puede reivindicarse hoy como kantiano sin torcer mucho su pensamiento? Eh? Lo sabe? (Hace una breve pausa) Se lo dir: porque, si bien usted no invita positivamente a hacer lo peor, tampoco lo prohbe y nunca (remarca claramente la palabra) previ, pero nunca, me oye usted bien?, consider el derecho a decir que no. Nunca da usted la posibilidad de oponerse y de romper con el derecho, para que no se corra el riesgo de descalificar el derecho para siempre. (Silencio. Eichmann mira a Kant que ya no puede ms, sin embargo, prosigue.) Usted destruye a los hombres con su obstinacin por construir su famosa razn prctica. De tanto venerar las ideas, termina por despreciar a las personas. Realmente, me siento vctima de sus ideas

    Kant: Bueno, no exageremos!

    Eichmann: No estoy exagerando

    Nietzsche muestra su desacuerdo.

    Kant: S, un poco, s Usted parece creer que yo me equivoco en todo con mis ideas y que usted no se equivoc en nada con sus actos y sus gestos. Por un lado, una filosofa exigente y, por el otro, una prctica monstruosa. Y mi exigencia sera ms culpable que su monstruosidad? Mi Crtica de la razn prctica detestable contra sus millones de muertos excusables? Vamos, por favor!

    Eichmann: Respndame s o no (acentuando cada slaba): se considera en toda su obra el derecho a decir no?

    Kant: No.

    Eichmann: Lo ve usted?

    Kant: sa no es una razn.

    Eichmann: Por supuesto que lo es.

    Kant esboza un ademn que parece traducir su embarazo, su impotencia, su negativa a seguir argumentando. Hay un largo silencio.

    Eichmann (cambia de posicin, se estira en la cama y mira al cielo raso): Y adems, era la guerra Una guerra lo cambia todo.

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  • Kant (victorioso, recobrando su energa): Sobre este punto, no podr usted enredar las cosas. Yo siempre estuve en contra de la guerra. Nunca la defend. Dije que debamos hacer todo lo posible por mantener la paz, que haba que querer la paz. Y que, adems, haba que buscar los medios de construir con el derecho una paz perpetua. (Triunfante) Qu tiene que decir sobre este tema?

    Eichmann: S, lo s y todo eso est muy bien. Pero es vlido en tiempos de paz. Su deseo es un deseo que se puede cumplir mientras haya paz. La paz es un lujo para la moral y los moralistas que practican el derecho. Pero qu hacer en tiempos de guerra? Cundo la guerra ya est all? Uno se opone. Eso es muy sencillo en el papel. Uno escribe libros para decir que est en contra y que nunca la quiso. Muy bien. Da cursos, hasta, tal vez, para expresar su desaprobacin. Perfecto. Felicitaciones, profesor! Pero cuando la guerra ya se ha declarado cuando uno no la ha querido, no la ha decidido, no la ha elegido, qu hacer? Cmo se las arregla uno? Me gustara haberlo visto y odo all donde yo estuve

    Kant:

    Eichmann: Le dir algo: en tiempos de guerra, si usted se opone a la guerra, inmediatamente est muerto, sin necesidad siquiera de participar en ella. El consejo de guerra y el pelotn de fusilamiento, en menos de una hora, resuelven la cuestin Entonces, uno va y participa, como todos los dems. Y, como dira usted, resiste en su fuero interno, se recrimina ntimamente, siempre que su conciencia se revela, de acuerdo, pero, de todos modos, parte al combate

    Kant:

    Eichmann: Qu dice a esto? Qu tiene para decirnos el filsofo que detesta la guerra y ama la paz? El filsofo que ostenta su derecho cuando las bombas caen sobre la cuidad y matan. Eso es filosofa, esto es algo concreto y merece respuestas Al menos una

    Kant:

    Eichmann: Como ver, desgraciadamente tengo razn. (Hace un gesto de despecho y despus de una pausa, prosigue.) Es muy loable el mundo de las ideas, pero las ideas y la vida son dos cosas distintas. Podra decirse que lo real no le interesa, que usted le da la espalda, como para castigarlo por dejarse devastar por lo que usted llama (vacila) el el mal radical, segn creo.

    Nietzsche asiente.

    Kant (con determinacin, acentuando cada palabra mientras Nietzsche asiente con la cabeza.): Acepto cargar con todos los pecados del mundo. De acuerdo. Soy el culpable de haber creado una filosofa impracticable, puede ser, lo acepto. Comet el error de alentar a los hombres a apuntar alto, demasiado alto. Por qu no? Cre demasiado en la razn y no cre lo suficiente en la realidad del mundo. Me declaro culpable. Constru un sistema demasiado estrecho y demasiado restrictivo para contener la vitalidad del mundo. Ciertamente. Propuse una moral de hroe y de santo. Ahora bien, en lo concreto, obtengo un discpulo que no honra mi nombre, que nada tiene de santo y que, a falta de herosmo, se convirti en un criminal de escritorio, en vez de dejar caer su propia mano sobre un hombre, se hizo cmplice de los verdugos. Eichmann kantiano, cre haberlo visto todo, pero nunca habra

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  • imaginado Vamos, me declaro culpable. Pero usted? No da la impresin de ser el hombre que hizo posible el exterminio de millones de judos. De todas maneras, el tribunal lo ha condenado a muerte (hace una breve pausa) en un pas donde ni siquiera existe la pena de muerte!

    Nietzsche (irnico): Pas kantiano!

    Kant: Pero, en su conciencia, cmo se considera usted?

    Eichmann: Responsable, si se quiere, aunque Pero culpable, indudablemente no. (Se detiene a reflexionar por un momento y contina.) Responsable, pero no culpable.

    Kant (esbozando una leve sonrisa): Ah, s, usted tambin!

    Eichmann (con expresin de no comprender): Por qu dice usted eso?

    Kant: No, no, por nada. Contine.

    Eichmann: O dira que me siento culpable sin culpas Digmoslo as. S, culpable sin culpas. (Hace una pausa.) Responsable? Culpable? De haber sido fiel a mi juramento, entonces? De haber obedecido a mis superiores? Es uno culpable de estas cosas? Puede serlo? Culpable y responsable como millones de otras personas Por lo tanto, por qu yo? No hice nada que estuviera en contra de la ley ni la religin de mi pas. Al contrario!

    Kant: La religin? Hablemos de la religin. Pues parece que, como mis ideas, tampoco fueron un obstculo para que usted cometiera sus crmenes. Tena usted fe? La tiene hoy? (Pausa.) Cree usted en dios?

    Eichmann: S, he conservado la fe durante toda mi vida. Creo en Dios y he permanecido fiel a la iglesia de mi infancia. Me case por la iglesia. Mi mujer lee la Biblia todos los das. Hemos criado a nuestros hijos en la fe cristiana. El partido nazi no tena mayores enemigos que los ateos y los judeobolcheviques sin Dios. Pero no los cristianos

    Kant: Y no poda ser nazi y cristiano? No le parecen dos posiciones inconciliables: una religin de paz y de amor al prjimo con una ideologa de destruccin de una parte de la humanidad? No le resulta difcil proclamarse defensor del Jess del Evangelio y del Hitler de la solucin final? No le resulta problemtico armonizar una sabidura del amor y una poltica del odio? Las Bienaventuranzas en una mano y los documentos oficialas de Wannsee en la otra No le provoca todo esto cierto, digamos, malestar por decir lo menos una nusea, un profundo asco?

    Eichmann: No, Hitler mismo se proclamaba devoto de Jess de san Lucas que echa a los mercaderes del templo con un ltigo. Y adems, Jess dice que ha venido para traer la guerra y no la paz, la discordia y no la armona Qu dice usted a eso?

    Kant: Ese no es el Jess de los Evangelios!

    Eichmann: Vaya, pues! Sin embargo todo eso est claramente dicho en san Lucas y en san Mateo. No seran acaso los Evangelios?

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  • Kant: Bueno, puede ser la letra, pero no el espritu

    Nietzsche: Ya!

    Kant (cambiando de tema): Cuando usted se afili al partido nazi, se le pidi que abjurara de su religin?

    Eichmann: De ningn modo. Jams, no Eso poda ocurrir, pero en algn caso, en conciencia El partido no nos peda que renunciramos a la religin cristiana. Adems, en su programa haba un articulo, el vigsimo cuarto creo, que estipulaba que todas las religiones podan existir bajo el rgimen siempre que no atentaran contra la raza o la integridad de la nacin alemana. El partido defenda lo que llamaba un cristianismo positivo que no obligaba a ligarse, desde el punto de vista confesional, a ninguna religin determinada Combatamos el espritu judeomaterialista ateo.

    Kant: Sin dejar de ser cristiano?

    Eichmann: Claro. El nacionalismo nunca persigui a los cristianos, con quienes mantena relaciones bastante buenas. El papa mismo no hall nada que criticar a la doctrina nazi. Prueba de ellos es que no excomulg a los nazis y, en cambio, excomulg en su conjunto a todos los judeobolcheviques. Por otra parte, no puso en el ndex el libro de Adolf Hitler. De lo contrario, lo habramos sabido! (Una pausa.) Yo abandon el protestantismo para convertirme al catolicismo cuando estaba en la Argentina

    Kant: Ah s? Y por qu?

    Eichmann: Porque me pareci una buena manera de agradecerles a los sacerdotes catlicos que me hubieran permitido salir de Europa en 1945.

    Kant: Y cmo fue eso?

    Eichmann: No, no se trataba de huir de la justicia sino de escapar de la venganza, del ajuste de cuentas. Lo que me estaba reservado era una parodia de justicia. La justicia de los vencedores nunca es la justicia.

    Kant: La justicia es siempre la justicia.

    Eichmann: No, hay justicias injustas e injusticias justas Cuestin de puntos de vista

    Kant: Como usted comprender, no puedo coincidir en esta visin de las cosas. No existen los puntos de vista, sino las verdades en la materia. (Comenzando por hacer una demostracin.) La justicia

    Eichmann (interrumpindolo): S, ya s, es lo que se ajusta al derecho, a la ley (Pausa.) Yo lo saba que iban a ejecutarme, de acuerdo con todas las formalidades, hasta las formalidades jurdicas, por supuesto, pero, de todas maneras, iban a ejecutarme. Y no tena ganas de morir as, como culpable, sin proceso o, despus de una parodia de proceso, como vctima. Por lo tanto (Pausa) prefer partir a Sudamrica y quienes me ayudaron en esta huida fueron los catlicos.

    Kant (sorprendido): Ah, s?

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  • Nietzsche (con tono burln): S!

    Eichmann: S. Los catlicos haban organizado un sistema de expatriacin de los nazis para permitir que abandonaran Europa. Pasaban de un monasterio a otro para huir de Alemania. Llegados a Italia, a travs de Suiza o de Austria, contaban con la documentacin en regla que les proporcionaba el Estado del Vaticano. Los pasaportes y los visados les ofrecan la posibilidad de embarcarse hacia Sudamrica en la ms absoluta legalidad.

    Nietzsche: Legalidad! Legalidad!

    Eichmann (despus de una pausa): Estando en Buenos Aires, me pareci que estaba en deuda con los catlicos, que tena que agradecerles de algn modo A ello se debi mi conversin.

    Kant (sacudiendo la cabeza): Regalo envenenado!

    Nietzsche (radiante): No tanto, no tanto

    Eichmann: Es usted quien lo dice!

    Kant (paseando en crculos por la celda): Cree usted en Dios?

    Eichmann: S, por supuesto.

    Kant: Y cmo es su Dios? A qu se parece? Sorprndame un poco! (Parndose ante l.) Me temo que se entregue usted a un puro momento sofstico!

    Eichmann: Yo dira (Vacilando.) Dira que se parece a algo que sera como el gran ordenador del mundo Una especia de principio que hace que lo que es sea como es De todas maneras, no sera un Dios que aplicara la moral, que castigara o recompensara, eso seguramente no.

    Kant: Pero un Dios inmoral, sera un error?

    Eichmann: Para m, no. Un Dios moral sera un error. Dios no puede castigar a los hombres que obedecen el curso del mundo puesto que l fue quien determin el curso del mundo! Si no, l mismo tendra que castigarse o recompensarse. Dios es todopoderoso y lo ha previsto todo siempre.

    Kant: No estoy de acuerdo! No coincido con usted en absoluto! Dios no ha querido el mal que han querido los hombres. El primero hombre, desde el pecado original, transmite esta enfermedad mortal de generacin en generacin a cada miembro de su funesta descendencia. Los hombres fueron tallados sobre una madera curva en la que no se puede modelar nada verdaderamente recto Usted mismo (Se interrumpe.) Dios cre a los hombres libres y ellos, a su vez, crearon el mal y continan crendolo sin descanso. Sin cesar, fabrican el mal, como embriagados por l, como hechizados por su potencia Sus deportaciones Sus persecuciones Sus exterminios Sus cmaras de gas, por ejemplo Todo eso es el mal radical, el pecado original, la madera torcida, consecuencia de la falta del primer hombre Slo podremos salir de esto oponindole vigorosamente la santidad de la ley moral. sta es la nica religin verdadera que puede salvarnos de esa condenacin eterna de los primeros tiempos (Pausa.) Dios no es lo que usted dice. Es la idea personificada del derecho y de la bondad. Y ese Dios no puede

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  • desear el exterminio de todo un pueblo! Si yo tuviera que creer en lo que usted sostiene, debera creer que Dios quiso el exterminio de millones de judos?

    Eichmann: Puesto que no lo ha impedido, s. Puesto que no hizo lo que haca falta para que tal cosa no ocurriera, s. Hay que rendirse ante la evidencia! Pues Dios existe y tena el poder de hacer que lo que sucedi no hubiese sucedido El Dios de usted muri en Auschwitz mientras que all mismo triunfaba el mo. Tenga usted el coraje de sacar las conclusiones adecuadas!

    Kant (obstinndose): No lo puedo creer No puedo, no quiero (poniendo nfasis en la ltima palabra) creerlo.

    Nietzsche: Y sin embargo

    Eichmann: No tiene que quererlo Es un hecho. Su Dios muri en las cmaras de gas. Nos queda mi Dios, un Dios que est ms all del bien y del mal.

    Nietzsche (disgustado de que se use su frmula): Vaya, vaya!

    Eichmann: La moral es menos un asunto de Dios que de religin. Y la religin es un asunto de hombres (Seala los libros que tiene sobre la mesa.) Estoy leyendo el Nuevo Testamento

    Kant: Una buena lectura, una lectura sana Por otra parte, usted debi inspirarse un poco ms en ella. Eso le habra evitado cometer lo irreparable y alimentar el mal durante tantos aos! Y qu encuentra hoy en ese bello libro para salvar un poco su alma?

    Eichmann: Oh! No procuro salvar mi alma Lo que busco (Vacila un instante, busca las palabras.) Digamos que busco un poco de paz para m mismo

    Kant: Y la ha encontrado usted?

    Eichmann: Un poco, s (Se pone de pie, toma la Biblia y la abre donde est el marcador. Lee.) Escuche. Esta frase me encanta, me ayuda mucho en estos tiempos entre las cuatro paredes de esta celda: Quien est libre de toda culpa que arroje la primera piedra. (Interrogando a Kant con un movimiento de cabeza.) Qu piensa usted de esta mxima? (Silencio de Kant.) Quin, en este bajo mundo, est libre de toda culpa? Slo alguien as, es decir, un santo, podra juzgarme a m

    Kant: La rareza de la santidad no es razn para no juzgar, para no decir lo que es justo, para no expresar el derecho, para no hacer saber lo que

    Eichmann (interrumpindolo, cansado): S, ya s, legalidad, moralidad

    Nietzsche (repitiendo como una cotorra, como si recitara una cancin infantil): Legalidad! Moralidad! Legalidad, moralidad

    Kant: Por lo menos, siente usted remordimientos? Se arrepiente de lo hecho?

    Eichmann: Con qu objeto? Los arrepentimientos, los remordimientos son para los nios No podran cambiar nada, no impediran que lo que ocurri ocurriera (Hace una pausa y, desengaado, contina.) Tuvo arrepentimiento o remordimiento el que lanz una bomba sobre Hiroshima y luego, unos das despus,

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  • otra sobre Nagasaki? Eh? Hubo arrepentimiento en ese caso? No. Sin embargo, esa persona mat a miles de seres humanos lanzando sus dos bombas. Y qu hizo? Lo mismo que yo. Exactamente lo mismo: era un soldado, recibi una orden y la ejecut. Obedeci y ocasion la muerte de trescientas diez mil vctimas Por qu no est preso? Por qu no lo juzgan? Por qu hasta los condecoraron a l y a toda su tripulacin? Por qu los sacerdotes bendijeron sus bombas antes de que partieran a lanzarlas? Por qu a l no lo condenaron a muerte? Por qu l, probablemente, muera de viejo en su cama? l y los que lo acompaaban, l y quienes decidieron, los que dieron la orden Y usted me habla de justicia!

    Nietzsche: Nada de eso es falso

    Eichmann: Voy a morir, lo s, he sido condenado y se me ha negado el recurso de la gracia. No tengo remordimientos, ni me arrepiento. No hice nada ms que obedecer las rdenes y fui fiel a mi juramento. Slo la muerte del Fhrer poda librarme de l. Por lo tanto hoy estoy liberado de mi juramento. Querra solamente que hubiera paz, encontrar la paz, conmigo y con los dems, con todos los dems Querra encontrar la serenidad que me falta desde hace tanto tiempo

    Kant: Y a m, tambin!

    Eichmann: Si mi muerte pudiera asegurarme que nunca ms volveran a darse situaciones semejantes, yo mismo me colgara en pblico! Voy yo a expiar la culpabilidad de todo un pueblo? Tanto mejor, no me molesta, si an puedo servir para eso, por qu no? Pero bastara con esto? Puede usted asegurarme que con mi cadver ya nada ser como antes? (Silencio.) Voy a morir. Todo esto va a detenerse En cierto modo, mejor, estoy demasiado cansado La justicia? Piensa usted que habr sido justa? No lo creo. Justicia injusta, injusta justicia. Quin puede permitirse juzgar a otro hombre? Y en nombre de qu? Quin puede juzgar a quien se conform con obedecer?

    Kant: Siempre es necesario que se haga justicia y, en su caso, ms an, porque

    Un ruido en los corredores amortigua la frase de Kant, quien desaparece sbitamente. En el mismo instante, tambin Nietzsche desaparece.

    El reloj seala la medianoche. Es el 31 de mayo de 1962.

    El carcelero entra acompaado de cierto nmero de personas. Eichmann se pone vigorosamente de pie, casi en posicin de firmes. Comprende que vienen a buscarlo. La luz se extingue por completo sobre el escenario, que queda sumergido en una oscuridad total.

    Se escucha una voz en off de una mujer mayor que lee el siguiente texto extrado del libro de Hannah Arendt, Eichmann en Jerusaln:

    Adolf Eichmann se dirigi al patbulo con gran dignidad. Antes, haba solicitado una botella de vino tinto, de la que se bebi la mitad. Rechazo los auxilios que le ofreci un ministro protestante, el reverendo William Hull, quien le propuso leer la Biblia, los dos juntos. A Eichmann le quedaban nicamente dos horas de vida, por lo que no poda perder el tiempo. Calmo y erguido, con las manos atadas a la espalda, anduvo los cincuenta metros que mediaban entre su celda y la

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  • cmara de ejecucin. Cuando los celadores le ataron las piernas a la altura de los tobillos y las rodillas, Eichmann les pidi que aflojaran la presin de las ataduras, a fin de poder mantener el cuerpo erguido. Cuando le ofrecieron la negra caperuza, la rechaz diciendo: Yo no necesito eso. En aquellos instantes, Eichmann era totalmente dueo de s mismo, ms que eso, estaba perfectamente centrado en su verdadera personalidad. Nada puede demostrar de modo ms convincente esta ltima afirmacin cual la grotesca estupidez de sus ltimas palabras. Comenz sentado con nfasis que l era un Gottglubiger, trmino usual entre los nazis indicativo de que no era cristiano y de que no crea en la vida sobrenatural despus de la muerte. Luego, prosigui: Dentro de muy poco, caballeros, volveremos a encontrarnos. Tal es el destino de todos los hombres. Viva Alemania! Viva Argentina! Viva Austria! Nunca las olvidar. Incluso ante la muerte, Eichmann encontr el clich propio de la oratoria fnebre. En el patbulo, su memoria le jug una mala pasada; Eichmann se sinti estimulado, y olvido que se trataba de su propio entierro.

    Fue como si en aquellos minutos resumiera la leccin que su larga carrera de maldad nos ha enseado, la leccin de la terrible banalidad del mal, ante la que las palabras y el pensamiento se sienten impotentes.1

    Silencio. Las ltimas palabras se repiten con insistencia: La terrible banalidad del mal.

    FIN

    Michel Onfray, El sueo de Eichmann, 2008, pp. 47-92.

    1 Hannah Arendt, op cit., p. 367.

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  • Nota de Ricardo: las palabras que estn en cursiva en el documento son las acotaciones y las partes dnde el narrador interviene, como estn en un tipo de fuente distinta en el libro, yo lo pongo en cursiva (s que esto te lo puedo decir en el correo, pero posiblemente no me acuerde de decrtelo por eso te lo escribo en cuanto comienzo este documento). Tambin, la cuando hablan los personajes (Eichmann, Kant y Nietzsche), en el libro, la primera letra esta en un tamao, las siguientes en otro, en el documento, voy a ponerlo subrayado y slo con la primera letra en mayscula.

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