miradas de seduccion

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    Una historia de Mateo de

    Lucca

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    Esta obra esta protegida por Derechos de Autor.

    Portada y texto por Mateo De Lucca

    Ao de edicin: 2008

    Queda prohibida la reproduccin total o parcial de este

    libro, por cualquier medio o procedimiento, sin para ellocontar con la autorizacin previa, expresa y por escrito

    del editor. Toda forma de utilizacin no autorizada ser

    perseguida con lo establecido en la ley federal del

    derecho de autor

    ISBN: 978-1-4357-2982-7

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    Dedicado a mi amiga y su constante

    ayuda sin ella, este libro no podra

    haberse escrito nunca

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    Su nombre era Rafael, viva una vida tranquila,no tena novia, sala muy poco con chicas, y por

    diversin, nada de noviazgo, no no no, l no eraas . . .

    -El noviazgo no es para m, hoy salgo con una,maana con otra , y as estoy perfecto, compro-meterme? andar como un loco atrs de una chi-ca? ja ja ja , jams!- deca l .

    Un da ocurri algo que iba a cambiar el

    rumbo de su vida para s iempre. Como cualquiermaana de Jueves, mientras se preparaba para ira uno de los lt imos das de colegio, una voz, unpoco ronca, pero femenina, lo sorprendi con unapregunta,

    -Rafael , quieres venir conmigo a Lavalle?- erala voz de Marcela, su madre.Ella era una madre como cualquiera , se interesa-ba mucho por su hi jo, aunque no lo asf ixiaba conreglas y reglas , que la mayora de las veces, se-gn ella eran poco efectivas. Se encontraba muyemocionada por el via je , Lavalle , era un pequeopueblo del centro de su pas , Argentina, quedaba

    a unos 1200 Km. de la ciudad y segn le habancontado, contaba con unas termas medicinalesmuy l indas, a lgo de turismo y bastante historia .

    Marcela se haba ganado dos pasajes con to-do pago en un programa de radio muy importantey no quera ir sola .Su esposo Ramn, un hombre netamente de nego-

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    cios, por temas laborales no poda acompaarla yes por eso, que le haba dicho a su hi jo lo del vi-

    a je .-Mmmm no s, que hay de bueno en ese pueblo,

    todo bien con las termas. . . pero no hay algo paradivertirse?- pregunt Rafael, con muchas dudassobre el via je

    -No s Rafael, es un pueblo. . . no pidas mucho,quizs sea interesante, con algo se t ienen que di-

    vert ir los jvenes del lugar. . . igualmente son po-cos das, 20 das se pasan muy rpido.. . pero creoque va a ser bueno para conocer un p oco otros lu-gares y sal ir de la rut ina, e l colegio ya casi ter-mina, estas yendo por obligacin porque son losltimos das y no estas haciendo nada, entonces,vamos! acompaa a tu querida mam, o mequieres dejar sola?- respondi Marcela , con unatipica t ierna e irresist ible mirada de madre. . .F inalmente y debido a la insistencia de su que-rida madre, acept.

    -Quizs conozca a alguna paisana- di jo bro-meando.

    El micro sal a a las 3 :00 de la tarde, eran do-ce horas de viaje, esto irritaba mucho a Rafael,que iba casi por obligacin, a las 2 y media de latarde, fueron a la terminal del mnibus, tanto Ra-fael como Marcela, no saban en que condicionesiban a via jar , aunque segn el la , e l autobs ten-dra que ser bueno, de primera c lase. . .

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    -Es un programa de mucho xito, no creo que lepaguen a una empresa de ba jo nivel , vas a ver-

    dijo muy confiada.Sin embargo, Rafael tena sus dudas. . . es que a lno le interesaba el via je , no quera ir , iba por o-bligacin, no poda decirle no a su madre.

    Eran las tres en punto, ambos vieron el au-tobs de le jos mientras se acercaba lenta perof irmemente a la terminal de autobuses.

    -Bueno, por lo menos son puntuales , hasta aho-ra no tengo quejas- di jo l con algo de entusias-mo

    El autobs l leg y estacion sobre uno delos espacios vacios, era muy vie jo, estaba muydescuidado, mal pintado, pareca un autobs des-tinado a transportar cargas, ms que un autobsde pasa jeros. . . e l poco entusiasmo que le quedabaa Rafael, se desvaneci completamente

    -En esta cosa voy a via jar doce horas? , no im-porta, voy a ser optimista, quizs sea una fachaday adentro el autobs este en perfectas condi-c iones- pens con algo de optimismo.

    En cambio a Marcela, no le importaban esascosas, e l la pensaba en el dest ino, e l exterior delautobs no le interesaba en lo ms mnimo, aun-que obviamente, saba que su hijo no pensaba lomismo.

    Ambos subieron al autobs, e l interior, eraincluso peor que el exterior, los asientos rotos,

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    poco espacio, estaba bastante sucio, pero a esa al-tura, Rafael ya estaba resignado y se dedicaba a

    crit icar a su madre mentalmente.-Nunca ms le hago caso a esta vieja, es la lt i-

    ma vez que le doy boli l la , doce horas en este au-tobs horrible , voy a l legar hecho una pasa deuva a ese pueblo, que seguro debe ser peor queesto- pensaba muy irri tado.

    Pero ya estaba ah , ahora deba soportar el

    via je , y rogar que los das pasaran rpidamente,para volver pronto a su casa. . . qu otra cosa po-da hacer?

    Despus de doce interminables horas devia je , por f in, l legaron a Lavalle , tanto Rafael co-mo su madre, estaban muy cansados, por lo quelo primero que hic ieron fue ir a l hotel que el pr o-grama de radio les haba pagado.

    Llegaron al hotel , no era malo, como el loscrean que iba a ser . . . por lo menos a comparacindel autobs, que haba sido de lo peor. Era bas-tante grande, tena c inco pisos, era uno de los po-cos edificios que se vea por el lugar, adems y

    pese a ser bastante antiguo, estaba bien pintado,decorado y muy bien cuidado.Los conser jes del hotel , eran amables, con-

    dujeron a madre e hi jo, hacia su habitacin, don-de iban a pasar la noche, a l otro da , les espe-raban las famosas termas medicinales .

    La habitacin era bastante agradable, era

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    muy espaciosa, tena televisin por cable y aire a-condicionado, y un balcn muy l indo con una im-

    pactante perspect iva area del pueblo. Ambosluego de darse un bao, se prepararon para dor-mir, tardaron muy poco t iempo en quedarse pro-fundamente dormidos, pues el via je en ese vie jo ydestruido autobs, los haba dejado completa-mente exhaustos.

    Marcela, pese a haberse acostado muy tarde,

    se levant temprano, a las 9 de la maana, es queestaba muy entusiasmada, no vea la hora de l le-gar a las pi letas termales, la fel ic idad en su ros-tro era increble . . . en cambio su hi jo, no querasaber nada, no haba pasado ni un da de haberl legado, y ya se quera volver, pero otra vez, de-bido a la insistencia de su madre, se levant paraarrancar el da , aunque bastante irr i tado y s in ga-nas de nada.

    -Bueno, qu vamos a hacer ahora?- pregunt l-Cmo que vamos a hacer?, a qu vinimos?,

    vamos a las piletas! , ahora pido un taxi, est a 15minutos de ac- respondi su madre.

    Rafael, a esa altura y ya completamente re-signado, se puso a pensar, que quizs habra a lgolindo e interesante ah .

    -Mmm piletas?, seguro est l lena de chicas enbikini , por lo menos eso va a ser un poco ms pa-sable las horas- pensaba con optimismo, guiadopor sus descontroladas hormonas. . .

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    El taxi l leg, ambos subieron y fueron hacialas pi letas .

    A los 15 minutos, l legaron al dest ino, Rafael ba jorpidamente, y otra vez se decepcion tremenda-mente, no haba ni una sola chica! , haba muchaspiletas , sombril las y todas las cosas que siemprese relacionan con una pileta , pero muy poca gen-te, y todas eran de edad avanzada.Haca un esfuerzo terrible , para no insultar a su

    madre, que se vea muy contenta, pues era lgico,el la esperaba algo as . Debido al enojo, Rafael lepregunt a su madre con c ierta irona

    -Mami, hasta qu hora nos quedamos ac?--No s Rafael , mucho t iempo, no te parece in-

    creble este lugar?- respondi el la , aunque inter-namente saba que su Rafael iba a estar muy de-cepcionado del lugar.En ese momento, su hi jo enfureci, toda la broncaacumulada del da anterior, sali por su boca,

    - Qu! me estas cargando? yo ac no me quedoni loco. . . me voy ya mismo, no s a dnde, a ca-minar, que s yo, pero no pienses que me voy a

    quedar ac todo el da- di jo muy enojado, casigritando, mientras se mova nerviosamente de unlado a otro.Su madre intent calmarlo, pues, saba que tenarazn, unas piletas l lena de ancianos, no era algoagradable para un joven de 18 aos

    -Bueno, yo te di je que iba a ser algo as , pero

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    est bien, ent iendo que no te guste , s i quieres ,podes ir al centro, esta a 10 cuadras de ac ms o

    menos, seguro que ah algo vas a encontrar, comoo donde pasar a l t iempo-

    Rafael un poco ms tranquilo, acept laidea, aunque de mala gana, adems, muchas op-ciones no tena, igualmente como venan las co-sas, no esperaba nada del centro del pueblo, peroquedarse en las pi letas l lenas de ancianos, no era

    una opcin aceptable y mucho menos, en el esta-do de enojo en el que se encontraba en ese mo-mento.

    Empez su trayecto hacia el centro, caminlas diez cuadras con mucha tranquilidad, pues laverdad no tena nada que hacer. . . las cal les erancortas , y a lgunas incluso de t ierra , mientras cami-naba iba notando las diferencias del pueblo conla c iudad, le pareca bastante extrao no ver mu-chos autos, la gente andaba mucho en moto o enbicic leta , y prct icamente no haba visto personasde su edad, eso le l lamaba mucho la atencin, ylo preocupaba bastante. . . luego de veinte minutos

    de caminar ba jo el terrible sol del medioda , l legal centro del pueblo.El centro comercial , era bastante chico, aun-

    que no era feo, haba una plaza muy linda y bas-tante grande, con una estatua enorme, bien cuida-da, la plaza pareca ser el ncleo del centro, a sualrededor, en las cal les a ledaas, estaba l leno de

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    negocios, a lgunos importantes , otros no tanto,pero Rafael s int i a l ivio de ver tecnologa de

    nuevo, tambin, haba mucha juventud, parecaser ese el lugar de encuentro de los jvenes delpueblo, todos se concentraban ah, en la plaza yen los negocios que estaban cerca de ella .

    - Por f in! chicas, negocios algo est imulante-se deca Rafael ahora con mucho ms optimismo.Pero estaba solo, era la primera vez que iba al lu-

    gar, y s i bien, e l centro era bastante chico, no sa-ba que hacer, ni a donde ir .

    -Bueno, ahora que hago, voy a los videojue-gos? voy a tomar un helado?- se pregunt.Esos dos lugares parecan ser lo ms concurridosy en donde se concentraba la mayor parte de losjvenes que estaban por ah .

    Caminar 10 cuadras ba jo el fuerte sol , lo ha-ba dejado muy cansado y sediento, los video-juegos, eran una opcin vlida, haba mucha gen-te, y pareca que el lugar estaba bastante fresco,sin embargo, la sed y el calor eran muy fuertes,as que decidi ir por un helado.

    La heladera , era bastante agradable estt i -camente, bien pintada de blanco, en su interiorno era muy grande, y tampoco tena climatiza-cin, en su exterior, posea un gran cartel , bas-tante l lamativo, que deca Helados Llewellyn,haba muchas mesas redondas, de color blancocon el logotipo de una marca muy importante de

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    helados, las mesas estaban separadas entre s pordos o tres metros, haba mucha gente, sin embar-

    go, no todos tomaban helado, pareca ser una es-pecie de lugar de encuentro, de reunin, de losjvenes, y no tan jvenes del pueblo.

    Rafael busc alguna mesa vaca y se sent,en busca de un poco de descanso, tratando de cal-mar su sed y el intenso calor que senta .

    Mientras tomaba su rico y fr o helado, se

    dio cuenta, que detrs de l , haban l legado tresamigas, le causaba gracia la particular forma dehablar de ellas, muy diferente a la de gente deciudad, les entenda bastante bien, aunque usa-ban palabras que eran nuevas y que no se oan enla c iudad, l no quera girar bruscamente para cu-riosear, pues sera obvio que girara para verlas ael las , as que apenas termin su helado, sut i l -mente se levant, fue hacia la heladera con la su-puesta excusa de pedir otro helado, pero esta vez,cuando regres, muy disimuladamente se sentenfrente de ellas, ahora poda verlas con clari-dad, se extra un poco cuando solo vio dos chi-

    cas , l crea haber escuchado tres voces diferen-tes , pero en ese momento razon, que quizs, a l-guna de el las , se haba ido en el momento en elque l fue por el nuevo helado. . .

    Las dos chicas, eran bastante atractivas, pa-recan de la edad de Rafael, quizs un poco me-nores, una de el las era rubia , de cara relat iva-

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    mente bonita , y estaba muy bien dotada en suparte delantera . . . a lgo que era bastante l lamativo,

    tanto que Rafael pens que eran artif iciales, laotra chica era ms equil ibrada y de cuerpo estababastante bien, tena muy l indos ojos , pero s i bienambas eran atract ivas, no eran del gusto de Ra-fael . . . y l no les s igui prestando demasiada a-tencin.

    A los pocos minutos, qued completamente

    anonadado cuando vio acercarse a la tercer chica ,que haba ido, a l igual que l , por otro helado, yes por eso que no la haba visto, esta chica era di-ferente a las otras dos, era de tez t igrea, tenaunos oj i tos hermosos, pelo rubio, unos labios per-fectos, un cuerpo perfecto, pechos normales, bienformados, bien parados, todo en el la era perfecto.Rafael crey que haba visto la perfeccin expre-sada en un cuerpo femenino.. . nunca haba visto auna chica que le pareciera tan hermosa, tan bel la ,tan angelical . . . tan todo.

    Qued paralizado, con la mirada perdida ensemejante f igura, e l t iempo pareca haberse dete-

    nido, no poda moverse, sus ojos haban hecho fo-co en la chica, y se negaban a moverse, el cerebrodaba rdenes de que sigan enfocando la mismafigura, una y otra vez, su cerebro le ordenaba alos ojos que mandaran esas imgenes que pro-ducan la l iberacin de endorf inas, produciendoun estado de xtasis a todo su cuerpo muy agra-

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    dable, se senta en el c ielo. . . en un estado de tran-ce, en el que nunca haba estado, a l punto de que

    se le haba cado el helado, s in que se hubieradado cuenta. . .Una de las chicas, se dio cuenta de lo que le pasa Rafael, y empez a rerse, casi como burlndo-se, a lgo que hizo que empezaran a intercambiaralgunas palabras,

    - Se te ha cado el helado chico!- di jo la chica

    con prominente delantera . . . que pareca ser muysimpticaRafael al escuchar estas palabras y risas, y luegode unos segundos rompi su estado de trance.

    - Je je je s , es que me distra je un poco, no soyde ac y todo me llama la atencin- respondi l ,algo confundido, pero con mucha simpata. . . ycon ganas de continuar el dialogo.

    -Ahhh y de dnde sos?- pregunt la agradablemuchacha.

    -De la c iudad, vine con mi mam, por unosdas, a las termas, pero la verdad es que, sin ni-mo de ofender, no me pareci un buen lugar para

    alguien de mi edad- respondi l ,-Claro, no nos ofende, t ienes toda la razn, estl leno de vie jos ah nosotras s iempre nos reuni-mos aqu y generalmente la mayora de los chi-cos, se renen aqu- s igui el la .

    La charla continu por un rato, conversaronde temas relacionados al pueblo y su cultura,

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    aunque la chica que a l le gustaba, era la msfra y distante de las tres, es ms, no haba abier-

    to la boca en todo el dialogo.Una de las chicas, se l lamaba Mara Gracia, la o-tra , la ms s imptica y amigable y que era dueade una gran delantera, se l lamaba Lourdes, perola chica que lo haba dejado anonadado, no habahablado, as que no saba cul era su nombre.

    Lourdes medio en broma medio en serio se

    haba ofrecido a serle de gua turst ica, actoque a Mara Gracia no le haba parecido muy bieny se encargo de demostrarlo con una miradaagresiva hacia Lourdes, Rafael not eso inmedia-tamente, debido a eso, l , decidi volver a hacer-le compaa a su madre, adems ya haba inter-cambiado palabras con las chicas, e l lugar erachico, por lo que era muy probable que volvierana cruzarse, adems segn Lourdes, ellas siempreiban ah, aunque, igualmente lo que le interesabaa Rafael era volver a ver su chica . . .

    -Bueno chicas, un gusto realmente, dejamos lode la gua de turismo para otro da, quizs para

    maana, adis Lourdes, hasta luego Mara Gracia,adis. . . este tu nombre es?- pregunt Rafaeldirigindose a la chica que lo haba cautivado consu belleza. . .

    -Carolina- respondi el la con voz t mida.Trat de mirarla a los ojos , pero el la no parecamostrar inters , as que luego de despedirse, se

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    march con su madre.Ya eran casi las 4 de la tarde, y para ser su

    primer da , haba estado bastante bien crey l ,haba conocido a Carolina, a sus amigas y un po-co el pueblo.

    Lleg con su mam, que le pregunt que talhaba pasado el da.

    -No pas nada interesante, conoc un par depersonas, nada ms- respondi l , aunque con

    una evidente alegra que su madre reconoci alinstante. . .Ella se la haba pasado en las piletas termales,tambin estaba bastante alegre, aunque obvia-mente algo cansada despus de tanto t iempo enuna pileta y ba jo el fuerte sol veraniego.

    Igualmente el da no haba terminado, asque despus de baarse y conversar un poco consu madre sobre qu le haba parecido el pueblo,decidi ir a l centro, a l mismo lugar, donde habaconocido a aquellas chicas, y en especial , a la chi-ca de sus sueos

    Para su suerte estaban Lourdes y Carolina,

    as que esta vez, fue l , e l que se acerc a el las . . .con mucha seguridad y bastante tranquilo.-Hola chicas, que bueno volver a encontrarlas

    por ac, qu tal es la noche en este lugar?- pre-gunt Rafael ahora tambin con algo ms de con-f ianza, adems Lourdes era muy simptica con ly eso ayudaba mucho a que se animar a social i -

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    zar ms.-Muy buena, hay algunos lugares para ir , no

    muchos, aunque despus de un tiempo cansan,pero seguramente a vos te van a encantar por sertu primera vez aqu- respondi Lourdes

    Carolina no deca nada. . . solo miraba hablara su amiga, hasta que un momento rompi el s i -lencio y con voz suave y t mida di jo,

    -Lourdes, vamos a buscar a Mara Gracia, as

    vemos la pel cula que di j imos anoche-Rafael se s int i medio rechazado, s in embargo,cuando l ya se estaba por despedir, Lourdes a-mort igu un poco las cortantes palabras de Ca-rolina,

    -No, hoy al f inal me di jo que no poda , que suhermano iba a hacer una f iesta , que mejor lo dej-remos para otro da-l se s int i a lgo al iviado, igualmente esperaba al-guna proposic in, no de Carolina que no le pres-taba mucha atencin, pero s de Lourdes, que eramuy amistosa con l .

    -Quieres conocer un bar de aqu? y de paso te

    present a unos amigos, que estn de paso por a-qu, estudian en la ciudad- pregunt Lourdes,-Claro, por qu no?- respondi Rafael , ya com-

    pletamente aliviado, pues la noche pintaba muybien. . .

    As que los tres fueron hacia el bar, en elcamino Lourdes le iba explicando a Rafael todo lo

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    turst ico del pueblo, hablaba muy rpido, peroconoca muy bien su pueblo, Rafael, trataba de

    prestarle atencin para no ser descorts , perotambin trataba de cruzar alguna mirada con Ca-rolina, que se dedicaba a escuchar atentamentelas palabras de su amiga.

    Llegaron al bar, era chico pero muy aco-gedor, estaba muy bien, la msica era suave y ellocal tena muy buena iluminacin, adems esta-

    ba bien cuidado y adornado, atrs haba quedadoel recuerdo del vie jo autobs, y eso que eso habasido tan slo un da atrs . . .

    Lourdes present a Rafael con dos amigos,que estaban sentados en una mesa tomando unasgaseosas, haba c inco personas en la mesa, Rafael ,los dos amigos, Lourdes y Carolina.

    Todo iba normalmente, era una charla entreamigos, y Rafael . . . que de alguna manera tratabade sumarse al grupo, aunque lo que quera real-mente l era intercambiar palabras con Carolina,todava no se daba la oportunidad.

    En un momento, Lourdes se levant para ir

    al bao, a los pocos segundos, uno de los chicosque estaban en la mesa, record que tena que l la-mar a su novia , y le pidi insistentemente a suamigo que lo acompaara. . . Rafael qued duro,en tan solo veinte segundos, la vida le haba pre-sentado la posibi l idad que l estaba buscando,saba que este era el momento, que deba actuar,

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    ya que esta posibi l idad, quizs no volvera a dar-se.

    Apenas vio que solo quedaban Carolina y l en lamesa, dio su primer paso. Sin pensarlo y casi demanera impulsiva, le di jo:

    -Alguna vez te di jeron que sos hermosa?-el la qued muy sorprendida, hubo una pequeasonrisa en su t mido rostro, por un momento nodi jo nada. . . luego de unos segundos de sorpresa,

    respondi.-Gracias- aunque con gran asombro y tratando

    de evitar cualquier contacto visual con Rafael.Cuando l se dispona a volver a atacar vio queLourdes, ya vena, as que crey que no deba de-cir nada, a los pocos segundos l legaron los ami-gos de Lourdes y todo volvi a estar como antes,aunque Rafael notaba a Carolina media rara , co-mo pensante, seguramente debido a lo que l lehaba dicho, unos minutos atrs , igualmente el lasegua evitando cualquier t ipo de contacto visualcon l . . .

    Se hizo muy tarde, Rafael ya deba irse , ade-

    ms no le haba avisado a su madre que volveratan tarde, por lo que se despidi con un beso acada uno, en el momento de saludar a Carolina,intento mirarla a los ojos , pero el la , puso su meji-l la lo ms rpido posible , como de compromiso ybajo la mirada al instante, un gesto bastante ra-ro. . . segn Rafael .

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    Lleg a su casa, su mam estaba dormida, ledio un beso en la frente y se ret ir a dormir, fue

    una noche rara , le cost mucho dormirse, se lahaba pasado pensando en lo que le haba ocurri-do en el da, en especial , en la chica que habavisto, tan solo un da atrs, su vida careca de al-guna motivacin, todo era muy rutinario, muynormal, pero esta chica haba calado profunda-mente en Rafael.

    Al otro da , se levant con muchas energas ,convers con su mam un rato en el balcn, mien-tras ambos contemplaban la hermosa vista , lecont que haba conocido a unas personas, perosin entrar en detal les , luego de almorzar una de-l ic iosa comida, volvi a ir a Llewellyn con espe-ranza de ver a Carolina, para su desi lusin el lano estaba, aunque si se encontraban sus amigas,Mara Gracia y Lourdes, estaban solas , charlando.

    l se acerc y las saludo amablemente, in-tent suti lmente preguntar dnde estaba Carolinay por qu no estaba con el las

    -Hola chicas, fal l una integrante del grupo

    hoy eh?- pregunt Rafael bromeando, pero conclaras intenciones de saber qu le haba pasado asu chica . . .

    -Es que Carolina fue al gimnasio de aqu , parapagar la cuota que debe- respondi Lourdes, antela mirada con enojo de Mara Gracia.l otra vez not la mirada bastante descorts de

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    Mara Gracia, as que esta vez, s decidi irse,adems, a l solo le importaba Carolina y quizs

    un poco Lourdes, es que la s impata que le brin-daba. . . se despidi respetuosamente y se mar-ch.. . en busca del gimnasio con la esperanza deencontrar y ver a la chica que le gustaba.

    Apenas se march, Mara Gracia, le pregun-t a Lourdes con un evidente enfado.

    -Por qu le di j is te eso?-

    -Qu cosa?- respondi el la-Donde fue Carolina. . . qu le importa donde

    fue! , por qu se lo contaste?- continu MaraGracia bastante enfadada y algo alterada.

    -Por qu te molesta tanto? no le di je nada ra-ro. . . - respondi algo sorprendida Lourdes

    -No s, no me gusta mucho este t ipo, ayer Caro-l ina me cont que se le in sinu, que la haba deja-do muy sorprendida-

    -En serio? Mira vos. . . y bueno, qu t iene quele guste? , generalmente los chicos se interesanpor las chicas y les dicen cosas l indas para cap-tar su atencin- di jo Lourdes bromeando, con

    cierta irona y tratando de restarle dramatismo ala reaccin de Mara Gracia.-No te burles Lourdes, hablo en serio, vive muylejos . . . y supuestamente esta por unos pocos das ,algo raro busca, no s, no me gusta para nada es-te t ipo- di jo Mara Gracia con cara de preocu-pacin. . .

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    -A m no me cae mal. . . a l contrario, me parece unchico normal, s imptico, no veo nada extrao en

    l- concluy Lourdes mientras miraba algo des-concertada los gestos de su amiga.

    A Rafael no le importaba la opinin, ni losgestos de Mara Gracia , l haba ido en busca deCarolina, no saba donde quedaba el gimnasio, yno haba querido preguntrselo a Lourdes, anteslos gestos de su amiga. Tuvo que preguntar a va-

    rias personas, luego de un rato lo encontr y tam-bin lo que realmente estaba buscando. . . estabade espaldas, se le acerc y le toc el hombro, e l lase dio vuelta , cuando lo vio, qued muy sorpren-dida

    -Hola- di jo, con un evidente asombro, peronada disgustada

    -Hola hermosa- di jo Rafael, siempre intentandohacer contacto visual, pero ella agachaba la cabe-za y evitaba las miradas. . .

    -Te molesta que te diga as?- pregunt l-No- respondi el la-Sos hermosa sabas. . . nunca vi una chica tan

    preciosa como vos- le di jo l , cuando la miraba,las palabras le venan a la mente con mucha c lari-dad, ella no responda, pero Rafael notaba quesus palabras estaban siendo muy efectivas. . . noobstante el la trataba de disimularlo. . .Cuando Rafael estaba a punto de invitarla a salira tomar algo, e l la rompi el s i lencio y di jo,

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    -Me tengo que ir , nos vemos- y se march rpi-damente, prct icamente corriendo. . .

    l tena esperanzas de verla en algn otrolado nuevamente, pero ahora tena que ir a l hotelcon su mam, que seguramente estara muy pero-cupada,

    -Menos mal que este lugar iba a ser horrible . . . -di jo Marcela con ironal respondi con una sonrisa a las palabras de su

    madre, pero no quiso contarle , e l porqu de sualegra . Pero era obvio para Marcela , que su hi joandaba en algo, pero como no le gustaba pre-sionarlo, no le pregunt ms sobre el asunto.

    Ya era de noche, otra vez, Rafael fue haciala heladera de nuevo con la esperanza de ver aCarolina. . . y la vio, esta vez, estaba con Lourdes,se acerc a el las , las salud, tena pensado invi-tarlas a tomar algo, y luego de hablar un pococon Lourdes pregunt,

    -Chicas quieren ir a tomar algo?-Cuando Lourdes estaba por decir que s . . . Caroli-na la interrumpi

    -No, gracias, ya arreglamos con una amiga paraver una pelcula, en su casa-Rafael se dio cuenta inmediatamente de que erauna excusa, pero no di jo nada, ya tendra otra o-portunidad de hablar a solas con Carolina. . . asque se despidi y se fue, apenas se march, Lour-des sorprendida le pregunt a su amiga por qu

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    haba dicho eso,-No s porque lo hice, ayer se me insinu, pero

    de buena manera, hoy de nuevo, pero estuve pen-sando mucho tiempo en l , no s qu me pasa,Mara Gracia dice que no le cae bien, que t iene al-go raro, no s qu pensar Lourdes- respondi Ca-rolina con preocupacin.. .

    -S , me haba contado, a ella no le cae bien, perocmo es eso de que piensas mucho en l lt ima-

    mente? , s i hace dos das que lo conoces y slocruzaste dos o tres palabras- pregunt Lourdescon asombro. . .

    -Es que no s, como si me pasara algo, piensoen l , lo que me di jo, como me lo di jo, me senttan bien me lo di jo de una forma que me derre-t a por dentro, ayer, sal corriendo casi , pero te-na ganas de que me abrase y de que pase algo,no s , no me entiendo Lourdes, pero no quierohablar ms del tema, necesito despejarme un po-co. . . vamos a casa a hacer algo, l lmala a MaraGracia , pero no le digas lo que te cont, no quierohablar ms del tema-

    La charla entre amigas, era muy obvia, Ca-rolina senta a lgo, o por lo menos estaba confun-dida. . . Rafael lo sospechaba, aunque no estabaseguro.

    Esa noche, tambin se la paso pensando enCarolina, se daba cuenta que sus palabras eranmuy efectivas, necesitaba continuar, crea que

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    tarde o temprano el la iba a terminar af lojando, i -gualmente no entenda por qu ella actuaba as ,

    de no importarle lo que le deca, no tendra esasact i tudes tan extraas, o eso crea l .

    Ya era el tercer da, Rafael fue nuevamentehacia Llewellyn, pero esta vez, no haba nadie,ninguna de las tres chicas estaba. . . como el pue-blo era muy chico, antes de volver al hotel , busca Carolina por todos lados, pero no la encontra-

    ba, ni a el la , ni a sus amigas, ya no era slo ungusto f sico, pensaba mucho en ella, y hasta sen-ta amor. . . la buscaba como loco por todos lados,Rafael, el chico que no crea en el amor! , tan slodos das , y un par de cruces de palabras y mira-das haban bastado para que cambiara de opi-nin. . . y se la pasara yendo de un lado a otro co-mo un luntico sl o para ver a su chica.

    A todo esto, Carolina estaba en la casa deLourdes, haba decidido no ir ese da a Llewellyn,para evitar a Rafael . . .

    -No creo que ganes nada evitndolo- le decaLourdes

    -Yo creo que s , en unos das se va, adems nilo conozco, ms al l de lo que te cont ayer, s ien-to que debo ale jarme un poco, por lo menos hoy,maana ya ver-

    El tercer da , no paso nada, no se encontra-ron, Rafael despus de buscar por un rato a laschicas, a l no encontrarlas , volvi al hotel y se la

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    paso acompaando a Marcela y planeando comoseducir a la chica que le gustaba, Carolina por su

    parte intentaba distraerse en la casa de Lourdes.Al otro da, Carolina, y con ayuda de Lour-

    des, haba decidido que deba sal ir y no escon-derse ms, as que se dispuso a ir a la heladera,esta vez sola y ms temprano que de costumbre. . .en su interior quera hablar a solas con Rafael, que a los pocos minutos apareci, provocando en

    ella un estado de nerviosismo bastante intenso.-Hola- di jo l-Hola- respondi el la-Ayer no te vi , te extra mucho, me la pas

    pensando en vos hermosa. . . sabas?- di jo l conmucha dulzura.Ella no responda y se haca la disimulada, comosi no le i mportara lo que l deca , pero por dentrole importaba, y mucho.. . algo que Rafael intua,pero no estaba seguro, as que de forma suti l in-tent preguntrselo. . .

    -Te noto media distante, no s, pensativa. . . an-das con algn problema preciosa?-

    -No- respondi el laRafael saba que ese era el momento de atacar contodo lo que tena , estaban solos, era la oportu-nidad perfecta , deba ut i l izar la art i l lera pesadasi quera ganar su corazn

    -Escrib un poema para vos. . . no s, desde quete vi , s iento que hay cosas de m que no saba que

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    exist an. . . cuando pienso en vos, la inspiracinfluye por mis venas y puedo escribir cosas muy

    hermosas. . . tan hermosas como vos. . . - di jo l , conun tono de voz suave, sabiendo que sus palabrasbombardeaban el corazn de el la . . .Carolina se derret a completamente por dentro,aunque lo intentaba disimular, haca un esfuerzograndsimo para no abrazarlo, estaba extasiada,pero como saba que l en unos das se ira , y a

    eso sumado de las cosas que deca Mara Gracia. . .todo eso la frenaba, a lgo interior le deca que sefuera, que no le diga nada. . . pero su mirada eraobvia , la delataba, Rafael ya estaba prct icamenteseguro de que ella se estaba enamorando de l , sies que ya no lo estaba. . . y cuando estaba a puntode empezar a leerle el poema, el la se par y sefue muy rpidamente sin decir nada, como asus-tada. . . l qued atnito, pens en correrla paraalcanzarla y preguntarle por qu hizo eso, sabaque si la corra , lo ms probable era que terminenbesndose, despus de unos segundos de meditary cuando estaba a punto de pararse. . . aparecieron

    Lourdes y Mara Gracia , por ese motivo, l sequed donde estaba y trat de calmarse, aunquese lo notaba bastante exaltado.

    Ellas preguntaron por su amiga, l contestque hasta hace unos instantes, estaba ah, peroque se haba ido corriendo y s in decir nada, a l es-cuchar esto y al ver el estado de exaltacin de

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    Rafael, Mara Gracia sali rpidamente hacia lacasa de Carolina, para ver que le haba pasado

    lleg a la casa, entr a la pieza de su amiga, y laencontr acostada en la cama, l lorando. . .

    -Qu te pas?- pregunt Mara Gracia con carade preocupacin

    -Lo amooooooo- respondi Carolina entre l lan-tos. . .

    -Cmo que lo amas?- pregunt nuevamente

    Mara Gracia ahora no slo con cara de preocu-pacin, s ino que tambin ahora estaba muy sor-prendida.

    - S ! lo recontra amo, no s que me paso, hoyme empez a hablar, me di jo cosas muy dulces,muy l indas, me mora de amor te juro, senta ga-nas de que me abrase, de que me bese, de entre-garme en cuerpo y alma, slo a l , jams me pasoalgo as con nadie, me muero de amor Mara! ! ! !,pero no s qu hacer, l se va en unos das, noquiero decrselo- continuo Carolina, casi ahogn-dose con sus lagrimas. . .Mara Gracia estaba sorprendida, Rafael no le

    caa nada bien, y eso inf luy en el consejo que f i -nalmente le dio a su amiga.. .-Tienes que cortarlo, ya mismo--Cmo cortarlo?- respondi Carolina-S , es obvio que las cosas que te dice, sabe que

    te l legan, y seguramente slo quiere una noche desexo, porque como ambas sabemos, en unos das

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    se va a la c iudad y no lo vas a ver ms, por eso,t ienes que cortarlo, decirle que no te interesa,

    que no te pas, ni te pasa nada con l , y que noquieres saber ms nada, que te deje de molestar,s ino lo haces ahora, va a seguir insist iendo- di joMara Gracia

    -Pero cmo hago eso, s i yo me muero por l--No importa , pens en lo que te digo, trata de

    concentrarte en eso. . . en que no te quiere, vive

    muy le jos , y solo quiere sexo, te quiere tratar co-mo un pedazo de carne, te dice esas palabras paraseducirte, date cuenta que no siente realmenteesas cosas y ah , cuando sientas bronca, deciselo,no importa que seas hiriente, es mejor eso, a quesigas as - continu Mara Gracia

    As que Carolina, se mental iz toda la nocheen lo que le deca su amiga, se durmi pensandoen todas esas horrible cosas que segn Mara Gra-cia , Rafael quera hacerle , se levant l lena de o-dio, era el momento de aprovechar, saba que unavez que se le pasara el enojo auto producido,no iba a poder decirle nada, decidi ir a Llewe-

    l lyn, con la esperanza de encontrarse con Rafael ,y aprovechar ese momento de furia , para decirleque la deje en paz.

    Mientras iba caminando hacia la heladera ,vio a Rafael , para su suerte la cal le estaba vaca ,no haba un alma, y antes de que Rafael abriera laboca, e l la di jo

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    -Quiero que me dejes de molestar--Cmo?- pregunt l , bastante sorprendido

    -S , quiero que me dejes de joder, no ves queno te puedo ni ver? , no me interesa nada con vos-continu el la

    -Pero si me di j iste que no te molestaba lo quete deca , por qu me decs esto ahora? adems,me da la sensacin de que te pasa algo conmigoy yo, no s pienso mucho en vos, todo el da

    pienso en vos siento que te quiero si en tanpocos das , s iento algo as , imagnate con el t iem-po me encantas Carolina-

    -No me importa lo que pienses, ni lo que decs ,porque no quiero nada con vos, te juro que medas asco, no me busques ms!- deca ella , ya casidescontrolada.Mientras l miraba anonadado la furia interna deCarolina, e l la se fue rpidamente.

    Rafael no saba qu hacer, por unos momen-tos se qued completamente paral izado, estaba enla calle, parado, con la mirada perdida, sin sabermuy bien, qu es lo que estaba ocurriendo, pero

    estaba muy dolido, quera saber por qu el la lehaba dicho eso, de esa manera cuando hastapareca gustarle .

    Despus de salir del estado de shock, fuehacia la heladera, quera ver si estaba Lourdes oMara Gracia y preguntarles, qu haba pasadocon su amiga, por qu haba reaccionado as .

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    Cuando l leg a Llewellyn, estaba MaraGracia , sola , como esperando a alguien. Se le

    acerc y le pregunt qu le haba pasado a Caro-lina y por qu de un da a otro, haba tenido esareaccin.

    -La cansaste- respondi el la-Pero. . . cmo que la canse? si no le hice nada,

    adems, era para qu reaccione as? sabes lascosas que me dijo?- pregunt l bastante dolido y

    enojado.-Y no s , vos lo provocaste--Explcame, como pude haber provocado esa

    reaccin en el la , como para que me di jera las co-sas que me di jo y de un da para otro encima. . .incluso hasta me daba la sensacin de que lascosas que le deca, le encantaban.. . -

    -No s, yo lo nico que s , es que te gusta lapersona equivocada- s igui el la

    -Pero segus en la misma de lt ima, me lohubiera dicho bien, de otra manera, s in ser tanofensiva e hiriente. . . - di jo RafaelLa conversacin iba subiendo de tono

    -Bueno mira , djala en paz y l isto, vos en unosdas te vas, no seas tan pesado deja de moles-tarla y todo se arregla- di jo Mara Gracia en unintento de terminar la discusin.

    -No me parece que sea as la cosa- sentenciRafael bastante enojado, dolido y sobre todo sor-prendido.

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    -Qu la haba cansado? cmo poda haberlacansado con eso que le haba dicho si le en-

    cantaba, por qu actu as? por qu me dijotodo eso?- pensaba Rafael

    Despus de un rato, de deambular por elcentro decidi irse a l hotel , estaba muy dolido ybastante confundido.

    Carolina por su parte haba vuelto a sucasa, con la compaa de Lourdes, que estaba a

    punto de irse de Lavalle por varios meses. Sehaba anotado en la universidad de la ciudad ydeba irse con t iempo de antic ipacin para quecuando comenzaran las c lases , ya estuviera aco-modada, pero lamentablemente deba mudarse enforma temporal, mientras duraban las pocas deestudio.

    -Te voy a extraar Carolina, me hubiese gusta-do acompaarte en este momento, pero bueno,sabes que tengo que irme s o s , aqu no hay me-dicina, sino no dudes que estudiara aqu, y quete ayudara, pero la t ienes a Mara Gracia- di joLourdes con mucha tristeza.

    -S , yo tambin te voy a extraar, me sientomuy mal por lo que pas, espero que esto pasepronto- respondi Carolina, despidindose de suamiga.

    Pasaron varios das, en los que Rafael sequed en el hotel , intentaba entender que le po-dra haber pasado a Carolina para que haya ac-

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    tuado as , pasaba los das en el bal cn, o mirandola televisin, haba ido muy pocas veces a la

    heladera, y no haba visto a ninguna de las chi-cas.Mientras Rafael se la pasaba en el hotel pensan-do, bastante dolido y algo deprimido, Carolina,discuta con Mara Gracia,

    -Vos me hic iste decirle eso--Yo vi tu estado y las intenciones del t ipo, y ah

    fue que te di je eso, y tampoco es 100% mi culpa,yo te di un consejo noms, que consider y s igoconsiderando que es lo mejor para vos- respon-di Mara Gracia

    -No s, ahora estoy con mucha culpa, y lo peores que lo s igo queriendo-

    -Adems, por qu no le aclaraste los puntosapenas se te insinu? vos con esa act i tud tan pa-siva, para m el t ipo es un mentiroso, desde elmomento en que lo vi , que me di cuenta que algoraro tena- continu Mara Gracia .Las discusiones eran de ese estilo, cada una tenasu postura, pero eran discusiones y la amistad

    pareca disolverse lentamente, adems ahora yano estaba Lourdes, que era la que siempre me-diaba en los confl ictos que surgan entre el las .

    Los das fueron pasando, las cosas se fueroncalmando, ya era casi t iempo de volverse, s inembargo, Rafael , debido a los problemas que ha-ba tenido, quera quedarse unos das ms, algo

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    que su madre al principio no entenda-Primero no queras venir , e l primer da , esta-

    bas muy enojado, y ahora no quieres volver?-pregunt el la con asombro

    -Es que conoc a alguien- respondi l-Ahhhh ahora s , con razn estos jvenes de

    ahora pero Rafael, dnde te vas a hospedarmientras tanto?- pregunt con dudas su madre.

    -Voy a conseguir algn trabajo no s, es por

    un tiempo, todava estamos en vacaciones, y mequiero quedar unos das ms, e l otro da en laheladera que voy siempre, me entregaron un fo-lleto que t iene una oferta de trabajo muy peromuy interesante, voy a ver ah , por unos das mequedo ac, despus ver que hago, no hay ningnapuro-

    -Pero con la universidad qu vas a hacer?-volvi a indagar su madre.

    -No s, mientras tanto pienso que puedo estu-diar todava tengo tiempo, ya habamos habla-do que iba a seguir ingeniera , pero todava noestoy seguro- respondi l .

    -Bueno, sabes que yo te apoyo en lo que sea,pero pens bien lo que haces, eso solo te pido-aconsej su madre.

    Rafael no pensaba en la universidad toda-va , era un tema irrelevante en su vida en ese mo-mento, l quera hablar con Carolina y por esohaba esperado unos das para que se calmen las

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    aguas, pero Carolina no apareca por la heladera ,y no se la vea por el centro del pueblo tampoco.

    A veces vea a Mara Gracia , pero con el la las co-sas no estaban bien y ni s iquiera se arrimaba asaludarla, adems, tampoco le importaba dema-siado.

    Fue hacia el ofrecimiento de trabajo que es-taba en el fol leto, deba trabajar para poder pagaralgn lugar donde estar, el trabajo era en un bar

    que estaba situado en Tolosa, un pueblo muypequeo que dependa pol t icamente de Lavalle ,haba una hora de via je por la ruta , e l puesto erapara atender el local , le pagaban muy bien, y enese momento la opcin era irresist ible , aunque,evitaba tener que pasar por el centro de Lavalle ,donde poda ver a Carolina.

    Igualmente decidi aceptar el trabajo, sehizo amigo muy rpidamente del dueo, Oscar,un joven de 24 aos, que era bastante adineradopero muy amistoso y sociable , e l local renda muybien, era el nico bar que haba en Tolosa, y a l i -gual que a Rafael, a Oscar tambin le encantaban

    los autos, en especial los deport ivos y todo loreferente a la mecnica , y probablemente ese ha-ba s ido el motivo por el cual se haban hecho a-migos tan rpidamente, Oscar adems, era muyconocido, no slo en Tolosa, s ino tambin en La-valle por ser uno de los pocos que tena un autoCoupe muy lujoso de una marca muy importante

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    de automviles , tambin era el dueo de otrosautos ms comunes y menos lujosos.

    Obviamente conoca a Carolina y a sus amigas,incluso era muy amigo de Javier destornilladorel primo de Mara Gracia , que haba s ido apodadoas , por su manera de tomar alcohol . . . pero pese asus problemas con el a lcohol , saba muchsimo deautos, y le haba hecho muchos favores a Oscarcon temas mecnicos.

    Debido a que Oscar era conocido de Caro-l ina, Rafael le pregunt el te lfono, quera hablarcon el la , quera estar con el la o por lo menos a-rreglar las cosas. . .Despus de meditar , s i deba l lamarla o no, sedecidi y la l lam.

    -Hola, est Carolina?--S , habla el la , quin habla?- contest el la , sos-

    pechando de la voz pero como nunca habanhablado por telfono, no estaba segura.

    -Soy yo, Rafael-En ese momento, Carolina colg, Rafael quedosorprendido y enojado

    -Por qu acta as conmigo? qu le pas a? qufue lo que hice? si se enojo por las cosas que ledije era para tanto?- pensabaDecidi que era momento de dejarla , y no pres-tarle ms atencin. Aunque sintiera cosas porel la , deba ale jarse, con qu sentido iba a vivirexprimiendo su cerebro en busca de respuestas ,

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    probablemente no entendera nunca las reaccio-nes de ella , a menos que fuera ella misma la que

    se las explicara , a lgo muy poco probable, por uninstante pens en volver a su c iudad, pero comotodava estaba en vacaciones de verano, iba a sermuy aburrido, y en el pueblo, tena a su amigo,un muy buen trabajo, con un muy sueldo, quehasta le permita ahorrar y la verdad es que no lapasaba mal en la vida de campo.

    Los das fueron pasando, no fue ms haciaLlewellyn, a l principio haba alquilado un peque-o cuarto en Tolosa, bastante cutre , pero tan solouna semana despus, Oscar, le haba ofrecido irsea vivir con l , la casa de Oscar, era muchsimoms l inda, y espaciosa, e l viva solo, sus padresunas pocas semanas atrs se haban marchado ala c iudad por temas laborales , y a Oscar no legustaba la soledad, por eso le haba ofrecido a suamigo que viviera con l , que era algo que bene-f ic iaba a ambos.

    Rafael f inalmente se inscribi en la univer-sidad de Lavalle para estudiar ingeniera , era la

    nica de esa zona, todos los jvenes de Lavalle ypequeos pueblos aledaos (como Tolosa) estu-diaban en esa universidad, a menos que se muda-ran a la ciudad para seguir alguna carrera que noestuviera en Lavalle , que haba s ido el caso deLourdes.

    Mientras tanto Rafael trabajaba en el bar, le

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    gustaba mucho trabajar con Oscar, se l levabanmuy bien y ese fue uno de los motivos que impul-

    saron a que Rafael se af incara en Tolosa.Por otro lado Carolina no saba que l se-

    gua cerca de Lavalle , como no haba ido ms a laheladera , ni a l centro, crey que ya se habamarchado a la ciudad. Pero tena mucha culpapor la forma en que lo haba tratado, pensabamucho tiempo en el tema, tambin estaba eno-

    jada con Mara Gracia y sus consejos, ya que se-gn el la , fue su amiga la culpable de todo.

    Un f in de semana, Oscar le ofreci ir a unadiscoteca, con la idea de que se olvide comple-tamente de Carolina y conozca otras chicas, e lproblema es que slo haba dos discotecas, ambasen Lavalle , y generalmente ah iban todos los quevivan en el puebloDespus de pensarlo bien, decidi ir , ya no sentalo mismo que antes por Carolina y lt imamenteno sala mucho, adems, aunque Carolina estu-viera ah , eso no aseguraba l legar a verlaSe prepararon, y fueron hacia el lugar, estaba l le-

    no de gente, la discoteca era grande, haba dosescaleras en el fondo, una que iba hacia los ba-os, tanto de hombres, como de mujeres , y laotra , a la sala donde estaban los controles de m-sica, de luces y esas cosas.

    Apenas entraron Rafael se tranquil iz,pareca muy dif cil encontrarse con Carolina en

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    ese lugar, despus de pasar un t iempo ah y bai-lar un rato, subi al bao, para mojarse la cabeza,

    ya que senta bastante calor. Y mientras suba porla escalera , vio que vena ba jando, una chica ru-bia delgada s , era el la , ambos se cruzaron enla escalera , los dos quedaron duros como esta-tuas, mirndose f i jamente, hasta que Rafael , rom-pi el s i lencio.

    -Carolina?. . . Carolina mira donde te vengo a

    encontrar--Hola , s , que casualidad- di jo el la-Con quin estas?- pregunt Rafael-Estoy con Mara Gracia y otras amigas- res-

    pondi-Ahh no crees que nosotros deberamos ha-

    blar?- volvi a preguntar l , aprovechando laoportunidad.

    -Creo que no hay nada que decir- contest ellacasi por impulso, aunque con muchas dudas.Sin embargo, Rafael ya estaba cansado de las act i -tudes tan inmaduras de Carolina, as que siguisu camino. . .

    -Ok, como quieras, nos vemos- respondi l ca-si con indiferencia , y luego de refrescarse un po-co, se fue a buscar a Oscar que lo estaba esperan-do afuera de la discoteca.

    Rafael y Oscar salieron de la discoteca, yaera hora de volver a casa, los dos haban traba-jado mucho y estaban bastante cansados.

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    Carolina, fue hacia donde estaban sus ami-gas, y les cont lo ocurrido.

    -Recin lo vi , s igue en Lavalle- di jo muy exal-tada

    -S , ya s, yo lo vi a Oscar hace unos das, y mecont que son amigos- di jo Mara Gracia

    -Qu?- respondi Carolina sorprendida.-S , son amigos trabajan juntos, Rafael al f inal

    se qued en Lavalle , en real idad, no en Lavalle ,

    s ino bastante cerca , se af inc en Tolosa, dondetrabaja con Oscar, que me cont, que hasta seinscribi en la universidad para estudiar ingenie-ra . - respondi Mara Gracia

    -Y por qu no me habas dicho?- preguntCarolina bastante irr i tada

    -Para qu?, eso no te hubiera ayudado a que loolvides- volvi a responder Mara Gracia , mien-tras pona su mano en el hombro de su amiga

    En ese momento Carolina se s int i muytonta, podra haber estado con el chico que legustaba, y quera , pero por un error o por inde-cis in, no estaban juntos, s in embargo, no poda

    ir a decirle directamente que quera estar con l ,era muy orgullosa y eso iba contra sus principiosms bsicos, adems, que esa conducta, de queuna chica se le insinu a un hombre, no estababien visto en el pueblo. El enojo hacia MaraGracia tambin se increment bastante.

    Despus de das y das de pensar en el te-

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    ma, se le ocurri la idea, de l lamarlo para hablarcon l y pedirle perdn por las cosas que le haba

    dicho, y proponerle una amistad, probablemente,segn el la , eso hic iera que Rafael , terminara insi-nundose de nuevo, obviamente que todo era unplan de el la .Entonces, lo l lam por telfono a Oscar, y le pi-di que le avisara que quera hablar con Rafael ,que se vieran en la heladera de s iempre.

    Rafael qued sorprendido, le haba tomadomucho rencor, por la forma en que haba actuadocon l , pero como crea que dejarla plantada erade mal educado, fue, adems, por ah le explica-ba por qu haba actuado as con l .

    Apenas l legaron, not a Carolina muy tran-quila , muy dulce, bastante diferente a lo que ha-ba s ido con l anteriormente sin embargo, e l yano senta lo mismo de antes

    -Hola, quera hablar con vos, porque te querapedir perdn, por todo lo que te di je , pero noquiero que pienses que tengo otras intencionescon vos, la nica intencin es la de una posible

    amistad- di jo el la , confiando en su plan-Te llam y me cortaste en la cara me dij istede todo sin merecerlo, quise muchas veces hablarcon vos, porque me haba quedado mal con lo quehaba pasado, y ahora despus de tantos das mellamas para ofrecerme una amistad? me estascargando?, te perdono lo que me di j iste , pero no

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    me interesa nada con vos, nos vemos- y despusde decir esas palabras, se levant y se fue, bas-

    tante enojado.Ella hizo lo mismo, se senta muy mal, su

    idea no haba funcionado, es ms, haba sal ido to-do completamente al revs de lo que esperabase l len de bronca, no slo contra Rafael , s inotambin contra Mara Gracia y por eso, cuandolleg a su casa, la l lam por telfono y muy eno-

    jada le di jo,-Todo por tu culpa--Qu? respondi Mara Gracia asombrada-S , hoy hable con l y me mand a la mierda,

    me sent humillada, vos y tus consejos--Yo no te di je que hablaras con l--Vos me diste ese consejo malsimo que arruino

    todo--Est bien, yo te di ese consejo, pero vos tuviste

    la posibi l idad de hablar con l varias veces, in-c luso cuando te l lam le cortaste en la cara nofuiste a Llewellyn para evitarlo por un montn det iempo entonces, yo habr empezado y te habr

    dado un consejo equivocado, aunque con la mejorde las intenciones, pero todo lo dems, es culpatuya, nadie te oblig a nada, t ienes 18 aos, yasos una persona bastante grande para asumir lasconsecuencias de tus actos, bastante inmadurospor c ierto- respondi Mara Gracia , defendin-dose de las acusaciones de su ya no tan amiga.

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    La discusin sigui por un t iempo, pero lo quehaba pasado, haba pasado y no poda volverse

    atrs .Pasaron varios das , tanto Carolina, como

    Rafael, haban empezado la universidad, aunqueno se vean porque iban en diferentes turnos, lestudiaba ingeniera por la tarde, y Carolina es-tudiaba psicologa por la maana.

    No obstante, Rafael, vea muchas veces a

    Mara Gracia, aunque no saba que estaba estu-diando, sus horarios coincidan, no se saludaban,y tampoco haba algn tipo de dialogo pero habacruces de miradas, bastante extraos entre el losdos sobre todo de Mara Gracia hacia Rafael, noeran de odio, l no saba muy bien, y en el fondo,esas constantes miradas entre ellos, haban empe-zado a producir cierta atraccin f sica que hastapareca mutua a l le empez a parecer de a po-co cada vez ms atractiva y que le cayera mal yfuera amiga de Carolina, incluso le pro duca c ier-to encanto una especie de fet iche

    Los das iban pasando, segua trabajando en

    el bar y estudiando, se aproximaba el cumpleaosde Oscar, l quera hacer una reunin, pero slode gente int ima, ms al l de algn colado quesiempre aparece. Rafael se comprometi a organi-zar todo lo relativo a comidas y temas menores,Oscar por su lado a elegir cuales personas debanconcurrir a la reunin.

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    Fue as , que fue avisndole a cada uno, que elviernes en la noche, haba una pequea reunin

    en su casa, para festejar su cumpleaos.Ya era el da de la reunin, empezaron a l le-

    gar los invitados, la mayora eran conocidos deRafael , porque los vea seguido en el bar, hastaque l leg el primo de Mara Gracia , y atrs de l ,estaba el la , haban l legado en el auto de Javier ,el la estaba muy bien vest ida y maquil lada, con un

    vest ido negro, a lgo a justado, la verdad es que es-taba muy bonita , vena a la reunin. . . Rafael que-d sorprendido, nunca se imagin que el la pudie-ra ir a esa reunin, sabiendo que no estaba invita-da, que haba poca gente y que pr incipalmente nose l levaba muy bien, con uno de los que viva enla casa.

    La reunin transcurri sin nada extrao, demanera normal y la cantidad de invitados se di-vidi en dos grupitos de personas que hablabande temas comunes, de la actualidad, de algn de-porte etc . , Rafael , estaba en uno y Oscar, MaraGracia y Javier, que ya estaba bastante alcoholi-

    zado, en el otro.Poco a poco los invitados se empezaron a ir ,en la casa slo quedaban Javier, que ya no podaestar de pie debido a su estado alcohlico, MaraGracia, Rafael y Oscar.

    Era muy tarde, pero Javier estaba muy alco-holizado como para manejar , era una locura de-

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    jarlo conducir en esas condiciones y haba unahora de via je hacia Lavalle .

    Oscar decidi que lo mejor era l levarlos el mismohasta su casa, no poda dejar manejar en ese esta-do a su amigo Javier .

    Sin embargo, cuando Oscar le di jo a MaraGracia que vaya subiendo al auto, e l la dio unasorpresa

    -No, yo no voy con ustedes, yo tengo que ir a o-

    tra parte ahora--A dnde?- pregunt Oscar-A lo de una amiga que vive en Soler , yo es-

    peraba que me l levara Javier pero la verdad esque con el estado que t iene ahora voy a tenerque ir en taxi s o s - di jo el la

    -Ahh qu lstima!, Soler queda para el otrolado, s ino te hubiera l levado, pero no impor-tavos Rafael , l lama al taxi as la l leva a lo de laamiga- di jo Oscar.Oscar y Javier muy alcoholizado partieron haciaLavalle, haba una hora de viaje de ida, y una devuelta .

    En la casa solo quedaban Mara Gracia y Rafael,l rpidamente fue en busca del nmero de tel-fono para l lamar al taxi , cuando regres el la es-taba al lado del te lfono, acaric iando suavementeun pequeo ramo de rosas que se encontraba muycerca del te lfono, e l la estaba como esperndolo,l no prest mucha atencin y dirigi su mano

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    hacia el tubo del te lfono, en ese momento, le-vant la cabeza y vio la mirada de Mara Gracia,

    era muy provocativa, penetrante, incluso era unamirada lasciva los ojos de el la parecan emit irondas sexuales , que provocaban la excitacin enRafael , s in embargo, l no poda hacer nada, erauna situacin muy extraa, y casi por impulsopregunt

    -Por qu me miras as?-

    -As cmo?- di jo el la , con un tono de voz muysensual mientras se morda lentamente los la-bios

    -Sabes que si fueras otra persona, ya hubierahecho algo- di jo l , ya muy excitado.

    -Qu cosa?, hacelo me encantara que lohagas- susurr ella sabiendo exactamente a quse refera Rafael .Y en ese instante Rafael , fue arrimando su bocalentamente, hacia la boca de Mara Gracia, mien-tras el la esperaba con la misma mirada de de-seo los labios de ambos hic ieron contacto, co-menzaron a besarse apasionadamente, l empez

    a besar el cuello de Mara Gracia y a acaric iarlesus partes int imas, eso le encantaba, mientras lbesaba su cuello, e l la puso su suave boca sobre laore ja de Rafael , y con una voz sensual , le susurrlentamente al odo

    -Me encantas, haceme tuya ya mismo-Esto provoc en Rafael un inf ierno interno, todos

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    los pensamientos y sentimientos que tena sobrelo que haba pasado, se haban fusionado para

    crear una energa sexual muy poderosa, irresist i -ble , un volcn interno a punto de estal lar , fueronhacia una de las habitaciones y empezaron a ha-cer el amor, apasionadamente, descontroladamen-te , sus cuerpos ardientes de deseos se fusionaroncompletamente, formando una f igura homogneallena de xtasis sexual, que comenz a desinte-

    grarse luego de un impactante orgasmo mutuo,que pareci baar en euforia a esa f igura homo-gnea, que lentamente iba desintegrndose concada orgasmo producido

    -Me encanto- di jo el la , muy sat isfecha perobastante cansada

    -A m tambin me encanto- respondi l , tam-bin, ms que complacido pero un poco confun-dido.Cuando l estaba por preguntarle sobre lo ocurri-do, ella se levant sobre exaltada de la cama,

    -Tengo que l lamar al taxi , antes de que vengaOscar-

    Y fue corriendo rpidamente hacia el te lfo-no, l lam al taxi , con la esperanza de que l legarrpido, antes de que volviera Oscar, haba pasadocasi una hora y media desde que l se haba idopero todava quedaba media hora o un poco mspara que regresara.

    Rafael tambin fue hacia el lugar donde es-

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    taba el telfono, y otra vez cuando le estaba porpreguntar sobre lo que haba pasado, ella fue ha-

    cia el bao, a los 5 minutos, l leg el taxi , sal i delbao, se despidi muy rpidamente de Rafael,aunque con un beso apasionado y se fue hacia lacasa de la amiga en Soler .

    Rafael qued muy sorprendido con lo quehaba pasado pero al mismo t iempo estaba muyfel iz y bastante sat isfecho. . . qu l inda noche que

    haba pasado!Al otro da , fue hacia Llewellyn, pero ahora

    a ver a Mara Gracia y estaba ah, sola, sedirigi hacia el la , le ofreci de ir a una plaza cer-cana, e l la se neg, estaba muy apurada, tena queir a su casa a cambiarse, para luego ir a la univer-sidad, s in embargo, antes de irse , mir para todoslados y cuando crey que nadie miraba, se despi-di con un apasionado beso en la boca.

    Lleg a su casa, y mientras se estaba cam-biando, son el te lfono atendi

    -Hola quin habla?- pregunt el la- Sos una hi ja de puta! ! ! - era Carolina, com-

    pletamente enfurecida.-Por qu me decs eso?- pregunt nuevamenteMara Gracia, aunque ya saba la respuesta a supregunta

    -Te vi con l , hoy en la heladera , sos una hi jade puta! ! , admitilo maldita, admit que estabascon l-

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    -Es verdad, estaba con l , estamos juntos-respondi Mara Gracia ,

    -Por qu me hic iste esto?- pregunt Carolinallorando

    -Quieres saberlo?, quieres que te cuente?-pregunt el laY sin esperar la respuesta de Carolina di jo,

    -Apenas lo vi, me impact, me mat me sentcompletamente atrada por l , nunca haba visto a

    alguien que al verlo por primera vez, me dejaraas cuando me enter que se te insinu a vos,me mor de celos, deba hacer que se f i je en m,de cualquier manera, y de manera suti l , as queespere cualquier oportunidad para decirte queera un mentiroso, por eso el consejo, saba queandaba atrs tuyo y por ese motivo era probableque si se daban las c ircunstancias se iba a quererquedar en Lavalle , le di je a mi primo, que ledijera a Oscar, que le deba un favor muy grandecon el auto, que lo t iente con un excelente trabajopara que se tuviera que quedar ac, por eso reci-bi ese fol leto de forma mgica, e l plan sal i

    muchsimo mejor de lo que esperaba, porque sehicieron muy amigos rpidamente y terminaronviviendo juntos. En la universidad lo mirabaconstantemente para producirle deseo, saba quetarde o temprano iba a tener una oportunidad conl , y as fue que se me ocurri, se aproximaba elcumpleaos de Oscar, yo no estaba invitada, pero

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    use como excusa ir a la casa de una amiga quequeda cerca de la casa de Oscar, pero en direc-

    c in contraria a Lavalle , tambin saba que miprimo se iba a quedar hasta el f inal de la reuniny que para ese entonces iba a estar completa-mente alcoholizado y por ese motivo, Oscar lo ibaa tener que llevar hacia su casa para que no tengaque manejar en ese estado, as que ese era el mo-mento de estar a solas con l , y ah util ic lo que

    toda mujer t iene, la mirada y nuestro cuerpo,cualquier hombre, en esa situacin se hubiese en-tregado completamente tal como lo terminhaciendo l , y en cuanto a lo qu pas despus,usa tu imaginacin-Al instante, un fuerte golpe se escuch a travsdel telfono de Mara Gracia , era Carolina, quehaba dejado caer el tubo del te lfono sin podercreer lo que estaba escuchando

    FIN.

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