mis memorias de juego de la pelota

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1 MIS MEMORIAS DEL JUEGO DE LA PELOTA ________________________ Narciso Guaramato Parra

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Page 1: Mis memorias de  juego de la pelota

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MIS MEMORIAS DEL JUEGO

DE LA PELOTA

________________________

Narciso Guaramato Parra

Page 2: Mis memorias de  juego de la pelota

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MIS MEMORIAS DEL JUEGO

DE LA PELOTA

________________________

Narciso Guaramato Parra

Page 3: Mis memorias de  juego de la pelota

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La familia Guaramato Parra en el estacionamiento del estadio universitario

Page 4: Mis memorias de  juego de la pelota

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Fue una semana terrible, los malestares

producidos por la enfermedad que padezco

desde hace algunos años me obligaron a guardar

cama. En el no tener nada quehacer, no hallaba

de que escribir esta semana. Quería descansar un

poco de los temas económicos, pero nada se me

ocurría, quería tratar un tema optimista, pero

entre los discursos del presidente y los noticieros

nacionales, el optimismo huyó por la izquierda.

Pero quiso el destino que al pasar por mi

biblioteca para ver si encontraba algo con que

matar mi fastidio, mi mano tomara un pequeño

libro escrito por Mari Montes. En el mismo la

autora recopila una serie de sus más apreciados

recuerdos sobre su vida y el béisbol. Recuerdos

que llamó barajitas. Imagino que en honor a esas

pequeñas estampas que muchos coleccionamos

en nuestra infancia.

Page 5: Mis memorias de  juego de la pelota

5

Leer sus barajitas resultó revisar el recuerdo de

las mías. El béisbol fue parte importante de mi

infancia. El relato del inicio de su relación con la

gran maquinaria roja (los Rojos de Cincinnati) es

el relato de lo que me paso a mí, con la única

diferencia que yo sigo con ellos. Aunque su

relato sobre los Orioles me hizo recordar la

emoción que sentí cuando entré al parque de los

Orioles o cuando me senté por la tercera base y

pude ver de muy cerca a Cal Ripken Jr.

Las barajitas de Mari fueron muy motivas para

mí porque soy hijo de un hombre que ha amado

a este juego y que le ha dedicado gran parte de

su vida. Que fue parte importante de esa pelota

aficionada, categoría AA, de muy alta calidad

que se jugó hace muchos años.

Los primeros años de mi vida, bueno hasta bien

entrada la adolescencia, estuvieron ligados al

equipo Vigilantes, el mismo que fue formado

por el Patón Carrasquel y que fue dirigido

posteriormente por su sobrino el Chico, padrino

Page 6: Mis memorias de  juego de la pelota

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de mi hermano. Yo, al igual que Mari Montes,

me deleité de los cuentos de Alfonso Carrasquel

y cada 23 de enero, siendo también vecino de

San José, era costumbre ir a su casa a celebrar su

cumpleaños.

Leer sobre el universitario fue recordar sus

rincones, los cuales recorrí con curiosidad

infantil, mientras que n el terreno se enfrentaba

el Vigilantes con el INOS o la UCV o cualquiera

de esos equipos que Conformaban la liga. Fue

volver a saborear los pinchos o las naranjas

peladas, fue revivir los cientos de juegos de

pelota de goma que realizamos los hijos de los

peloteros, emulando las hazañas que realizaban

nuestros padres en el terreno. Fue volver a sentir

la alegría de que me permitieran marcar las bolas

y strike en la vieja pizarra desde el control que

estaba ubicada en la caseta de sonido.

Tanto el parque de los chaguaramos como el

Chato Candela, en la popular parroquia del 23

de enero, fueron los escenarios de mis fines de

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semana. Quisiera aprovechar la oportunidad de

invitar a los periodistas deportivos a rescatar la

memoria de este béisbol que produjo jugadores

tan buenos como cualquier profesional de la

época. El negro Flores, Víctor Obelmejías,

Bikini González, Francisco Gorrín, etc. Por

mencionar algunos de los que recuerdo.

Debo agradecer a Mari Montes haberme

proporcionado un hermoso domingo de

recuerdos, un relajante paréntesis en la diaria

conflictividad que estamos viviendo. Gracias

Mari.

Page 8: Mis memorias de  juego de la pelota

8

El artículo anterior fue el comienzo de una idea, de esas

que últimamente me aceleran y no me dejan descansar

hasta verlas realizadas.

Cuando uno es pequeño por lo general, los que tenemos la

suerte de tener a un padre a nuestro lado, lo vemos como

el ser más grande que existe y siempre nos sentimos

seguros bajo su protección. Y si adicionalmente actúa

como se ha portado el mío, nunca tendremos palabras

para agradecerle todo lo que nos ha dado.

He querido realizarle este pequeño homenaje, relatando

algunos recuerdos de mi infancia en las cuales este

involucrado lo único que el ama tanto como a su familia,

el béisbol

Papá, para ti con todo mi amor y admiración.

Guatire, octubre 2012

Page 9: Mis memorias de  juego de la pelota

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En el Luis Aparicio “El grande”, de la ciudad de Maracaibo,

representando a Distrito Federal en unos juegos nacionales.

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MIS RECUERDOS DEL JUEGO DE

LA PELOTA

El béisbol que yo viví fue el de la categoría AA,

organizado por la Liga de Beisbol del Municipio

Libertador (LIBADELI) en las décadas de los

60’s y los 70’s y que realizaba sus juegos en el

Estadio Universitario y el Chato Candela en la

parroquia 23 de Enero.

Según muchos entendidos en la materia era una

pelota de gran calidad, son numerosos los

jugadores que se desempeñaron en esta

categoría que pudieron haber jugado fácilmente

en el béisbol profesional pero prefirieron utilizar

una fórmula que les generaba un mayor nivel de

ingreso con una mayor estabilidad y seguir

practicando el deporte que amaban, algunos lo

llamaban marronismo (por el color del billete de

Bs. 100).

Los jugadores eran contratados como

entrenadores deportivos y eran invitados a

Page 11: Mis memorias de  juego de la pelota

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formar parte del equipo de béisbol aficionado de

la empresa. Por ejemplo los jugadores del

equipo Vigilantes eran entrenadores deportivos

del cuerpo de tránsito terrestre adscrito al

Ministerio de Transporte y Comunicaciones. De

esta manera, como los juegos eran en horario

nocturno y fines de semana, podían tener otro

trabajo, logrando tener sin muchas dificultades

dos sueldos, con lo cual accedían a un mejor

nivel de vida. La mayoría de los jugadores

proveían de familias muy humildes.

Mi béisbol no fue el profesional por una

cuestión de comunicación y mercadeo. Para la

época no eran comunes las transmisiones

televisivas del béisbol y yo nunca fui un

aficionado de la radio, nací, crecí y me desarrollé

con la televisión. Aunque sea incomprensible

para mis hijos, veía a Gásper, el fantasma

amigable y el conejo de la suerte en blanco y

negro y en idioma ingles. Básicamente había que

ir al estadio para ver los juegos. Igualmente no

existía eso de tener franelas, gorras, camisas y

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demás productos alegóricos al equipo. Mi gorra

era la que mi papa dejaba cuando el vigilantes

adquiría un nuevo juego de uniformes. Sin

embargo cuando fui creciendo conjuntamente

con la tecnología me convertí en Magallanero.

A pesar de lo comentado anteriormente, no me

fueron extraños varios de las estrellas del béisbol

venezolano. El patón y el chico (padrino de mi

hermano) eran prácticamente de la familia al

igual que Elías Lugo. Era muy común que nos

encontráramos a Vitico y a Cesar Tovar en los

expendios de bebidas que se encuentran por los

lados de preferencia en El Universitario.

Todavía recuerdo el especial cariño que nos

tenía el loco Torres, y la grata sorpresa cuando

en una reunión social escuché aquel sonido que

es muy propio de la historia de mi familia:

¡GUARAMATO! Dicho a toda voz proveniente

de la garganta de Baudilio Díaz, quien expresó a

todos los presentes que gracias a mi padre

aprendió a batear hacia la banda contraría, con

lo cual se convirtió en un temible bateador y

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finalmente, cada 23 de enero era obligatorio la

asistencia a la casa museo del Chico (en la

avenida panteón a dos cuadras de donde viven

mis padres) para celebrar su cumpleaños, comer

mondongo o pabellón y escuchar sus cuentos.

Ese día era visitado por la gran mayoría de los

jugadores del Caracas y sus más apreciados

amigos. Era normal ser recibido con el grito de

alfonzo: ¡ISABEL ECHALE MAS AGUA A

LA SOPA!.

Mi béisbol no fue el de grandes ligas (aunque

llegué, como lo relatare en otra oportunidad) por

razones casi idénticas a las del béisbol

profesional. Aparte de la casa del chico, mi

único contacto con el gran béisbol fue una serie

jugada entre el equipo del cual me haría seguidor

posteriormente, lo Rojos de Cincinnati y los

Piratas de Pittsburg. Asistí a uno de los juegos

gracias a unos boletos que me obsequiaron en el

Colegio La Salle de Tienda Honda, donde

cursaba la primaria. Lo principal que recuerdo

de ese encuentro es que confundí a Clemente

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con Cesar Tovar, grave error que era prueba de

mi ignorancia sobre el béisbol del norte. Años

más tarde fui ganado por la gran maquinaria roja

y me convertí en uno de los seguidores del

mejor equipo que ha existido.

En fin, mi béisbol, el cual formó parte

importante de la primera parte de mi vida, la

etapa crucial, fue el béisbol aficionado categoría

doble A, de la Liga de Beisbol Aficionado del

Departamento Libertador (LIBADELI), en

donde jugó el equipo de mi papá:

VIGILANTES.

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Representando a Distrito en Maracaibo

Page 16: Mis memorias de  juego de la pelota

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EL GRAN “NARCIGUARA”

Es imposible referirme a mis recuerdos sin hacer

especial mención a mi papá, Narciso

Guaramato, Narciguara, como es conocido en

el ambiente peloteril.

Proveniente de una humilde familia original de

Barlovento. Mi papá se enamoró del beisbol

desde muy temprano.

Se inició en el Sport Carratú,

donde tengo entendido fe

compañero de Gustavo Gil,

uno de los camareros más

importante de Venezuela.

En su trayectoria peloteril, pasó jugó con varios

equipos: El Deportivo América, El Gran

Ferrocarril, La OCP de la Guaira entre otros.

Mostró grandes dotes con el madero,

convirtiéndose en un temido bateador. A la

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defensiva, era receptor y jardinero. Mi mamá,

Carmen de Guaramato, su compañera por más

de 50 años, me comentó que el Pampero y el

Magallanes estuvieron interesados por sus

servicios, pero el bajo sueldo que le ofrecieron

como novato, no le resultó atractivo, por lo que

no firmó.

Se le presentó la oportunidad de jugar la máxima

categoría aficionada, con el equipo Vigilantes, lo

cual le permitió tener dos sueldos, el de

entrenador y el de oficinista en la Gobernación

del Distrito Federal.

La relación con la organización ha durado hasta

el momento. Una vez desaparecido el equipo de

beisbol “AA”, se ha mantenido relacionado con

el equipo de “Soft-ball”.

El beisbol y en particular el equipo vigilantes ha

sido la “Otra“, la amante legal con pleno

conocimiento y aprobación de la esposa, pero

que podía hacer mi mama.

Page 18: Mis memorias de  juego de la pelota

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MI papá, siempre se ha caracterizado por ser

una persona alegre de muy buen humor.

Aficionado al baile, tengo gratos y hermosos

recuerdos de ver a mis padres bailar juntos un

Danzón. Es un hombre muy familiar y sobre

todo, un leal amigo.

Cuando la situación económica era más holgada,

eran famosas la espaguetadas lo domingos en la

tarde, después del juego o el mondongo los 29

de octubre, día de San Narciso, que hacía mi

mamá, para celebrar el cumpleaños de mi papá

Mi papá, a partir de mi nacimiento, lució el No

20 en su camiseta, en honor a su primogénito.

Narciguara se retiró muy pronto como pelotero

activo. Prefirió la enseñanza, entrenar y

organizar el equipo. De tal manera que fungió

como delegado y coach, encargado de la

logística, compra del equipo de juego (bates,

pelotas, cascos y uniformes (lo cual muchas

veces incluía su diseño). Actividad, que ponía en

evidencia su amor a este deporte.

Page 19: Mis memorias de  juego de la pelota

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Estoy seguro que de él heredé ese gusto a

organizar un equipo, una conferencia, en general

cualquier actividad.

Alfonso como manager del Vigilantes, Mi papa a su derecha

Page 20: Mis memorias de  juego de la pelota

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LOS GUARAMATO Y EL BEISBOL

Dedicado a mi Hno. Juan Carlos

Los Guaramato

siempre, de alguna u

otra forma, han estado

vinculados a este

deporte, Por supuesto,

mi papá, es el que más

alto nivel alcanzó

dentro de los

hermanos, aunque

tengo un primo que fue firmado por los

Dodgers, y creo que en Venezuela por la Guaira.

También tengo un tío, José “pescado”

Cuaramatos (es el único que tiene una s al final

de su nombre por equivocación del registro

civil) que jugó por muchos años con el club

Almendares (igual que el legendario club

cubano), inclusive durante la breve pasantía que

tuvo este equipo por el beisbol AA. Otro primo,

Miguel Angel Guaramato, pintaba muy bien,,

Page 21: Mis memorias de  juego de la pelota

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tenía unas excelentes condiciones hasta que se

lesiono jugando baloncesto. Mi tío Cipriano

“Chato” Guaramato, ha jugado mucho softball

al igual que mi hermano Juan Carlos, quien

merece un comentario adicional que representa

admiración y orgullo. Un accidente cuando tenía

8 años de edad, le provocó poli fracturas en

ambas piernas, pero esto no ha sido motivo para

se le quitara las ganas de jugar. Ha practicado el

softball, baloncesto y es un fanático

coleccionista de artículos relacionados a los

venezolanos en la MLB.

Igualmente, mi tío Marcos Figueroa, casado con

una hermana de mi mamá, profesor de

educación física, resultó un bateado muy temible

en la llamada “pelota suave” sus vuela cercas

eran kilométricos. No exagero, fueron los

batazos más largos que he visto dar.

En fin somos una familia beisbolera. Sin

embargo quiero resaltar un acontecimiento que

tuvo lugar hace unos cuantos años, un día del

Page 22: Mis memorias de  juego de la pelota

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padre, donde nos

reunimos toda la

familia y amigos

para realizar un

encuentro de

softball padres contra hijos.

El juego se llevo a cabo en el campo del MOP

en Catia. Fue todo un acontecimiento que dio de

que hablar por mucho tiempo. La gente de la

calle 10 de Propatria asistió en pleno, Había

personas por todas partes, cada equipo tenía

jugadores de sobra y las gradas estaban llenas,

Desde los tiempos de cumpleaños de mi abuela

María Guaramato, no se reunían tantas personas

ligadas a la familia. La familia Pinto, los García,

Los Figueroa, los Leira, etc., en fin estaban

todos. Fue un día muy especial ya que no hubo

convocatoria general (excepto a la familia), el

rumor llenó las tribunas, fue un día de alegría y

camaradería.

Page 23: Mis memorias de  juego de la pelota

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Al año siguiente se quiso repetir el juego, pero la

magia no fue la misma.

Page 24: Mis memorias de  juego de la pelota

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Mi papá con Carrasquelito.

En México, en un mundial de beisbol juvenil, donde El

Chico era el manager y mi papá formaba parte del cuerpo

técnico.

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LOS CARRASQUEL

Las familias Guaramato y Carrasquel, han

mantenido una larga historia de amistad. El más

lejano recuerdo que tengo es el de un Señor muy

alto, enorme para mi, que dormía la siesta en un

enorme sofá gris totalmente forrada de plástico

transparente, que se encontraba en nuestra sala y

que me enseñaba palabras

obscenas, para que se las

repitiera a mi mamá. Era

Alejandro “Patón” Carrasquel,

el primer venezolano en llegar a

las grandes ligas y creador del

equipo de beisbol AA “Vigilantes de Tránsito”

del que mi papá formó parte y al que le dedicó

innumerables años de su vida.

Page 26: Mis memorias de  juego de la pelota

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Los Carrasquel vivían en una casa ubicada muy

cerca de la Av. Panteón y a escasas dos cuadras

del apartamento en donde nosotros residíamos.

De Alfonzo “Chico” Carrasquel guardo más

recuerdos, dado que cuando “el Patón” murió,

yo todavía era muy pequeño.

La amistad de Alfonzo y mi papá duró hasta que

el “Chico” falleció, tan grande fue esa amistad

que terminaron siendo compadres, mi hermano

Juan Carlos es su ahijado. A medida que su

carrera de Grandes Ligas crecía, aumentaban los

recuerdos que el almacenaba en su casa: bates,

uniformes, muñecos y una variedad de objetos

alusivos a los equipos en que el jugó, presidido

de un enorme retrato al óleo vistiendo el

uniforme de la Medias Blancas de Chicago. El

catalogaba a su hogar como una especie de casa

museo en honor al beisbol.

Page 27: Mis memorias de  juego de la pelota

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Se volvió costumbre asistir todos los años a la

casa de los Carrasquel, el día del cumpleaños del

“Chico”, el 23 de enero, y celebrarlos con todos

sus amigos, una gran cantidad, eran peloteros, y

su familia: Su hermana Isabel, encargada de la

comida, Emilia, Antonia y Maritza.

Baudilio Díaaz, Alfonso Carrasquel y Antonio Armas

Pero el punto central era el humor y los cuentos

del “Chico”. Solamente he conocido a dos

personas con esa capacidad cuentística oral, el

Dr. Heriberto Leyra “Beto” y Alfonzo “Chico”

Page 28: Mis memorias de  juego de la pelota

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Carrasquel. Como ejemplo, a continuación

sacaré de mis recuerdos, algunas historias

contadas en esos amenos días:

Primeramente me referiré a una que me toca

personalmente. Infinidades de veces, el Chico

echaba el cuento de cómo estuvo a punto de

retirase motivado a un puntapié en plena

espinilla que le di con mi bota ortopédica.

Otro cuento (versión libre, pero muy libre) que

me encantaba escuchar era como su padre de

nombre Cristóbal Colón, manejaba un camión

por esas rutas del país cuando un policía lo

detuvo, le pidió que se identificara, y al decirle

su nombre, por supuesto el agente se puso

furioso.

– ¡Ah, mamadorcito de gallo! nos resultó el

hombre, exclamó. – Es verdad, sino pregúntele a

mi acompañante. Pero el copiloto permaneció

Page 29: Mis memorias de  juego de la pelota

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mudo. Así duraron un rato hasta que el policía

le dio la multa. Al arrancar el camión. no se

tardó el reclamo por parte del chofer: ¿pero qué

pasó? ¿por qué no hablaste¿ el copiloto, lo miró

a la cara y le dijo. – ¿Cómo crees que ese policía

hubiera reaccionado? si le digo que en verdad te

llamas Cristóbal Colón, para luego darle mi

nombre, ¿Acaso se te olvidó que me llamo

Simón Bolívar? ¡Presos vamos a parar!.

Otro relato que a él le encantaba relatar se

refería a una noche de parranda con sus amigos:

Susana Dwing, Alfredo Sadel y Cesar Girón.

Estaban en el carro de este último, cuando

arribaron a un conocido club nocturno de la

época ubicado en el pueblo del Hatillo. Se

estacionaron en un lugar prohibido, por

supuesto, en breves instantes se le acerco un

policía, para advertirles de la situación. Girón

conocido por su fuerte carácter, le increpó al

agente. - ¿Usted no sabe quién es la mujer que

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nos acompaña? es la mujer más bella del mundo,

¿y este señor? - señalando a Sadel, - es el mejor

tenor del mundo, ¿y este otro? es el mejor

shortstop del mundo y, yo soy el mejor torero

del mundo. Dicho esto los 4 amigos se dieron la

vuelta y entraron al local. Al salir, se encontraron

pegado al parabrisas del auto una boleta de

citación para el día siguiente y estaba firmada

por ¡el mejor policía del mundo! Según le

contaron al “Chico”posteriormente, el jefe civil

no le creyó al policía que había citado a los

venezolanos más destacados de su tiempo a su

humilde despacho. Al día siguiente,

efectivamente aparecieron los 4 y se armó la

fiesta en honor a ellos.

En cuanto al beisbol, el “Chico” siempre

contaba lo que le sucedió su primer día en

grandes ligas. Después del entrenamiento

matinal. Corrió para bañarse y cambiarse para

almorzar. Cuando llegó al comedor se levó la

Page 31: Mis memorias de  juego de la pelota

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ingrata sorpresa de que todo el mundo estaba

uniformado. Para la cena, como no quería

cometer el mismo error de nuevo, no se cambió,

por supuesto, todos estaban de traje y corbata y

el uniformado. Le gustaba relatar como en su

primer juego oficial, tuvieron que empujarlo

para que saliera a batear, cuando lo anunciaron,

porque era la primera vez que escuchaba su

nombre en inglés, no se dio cuenta que se

referían a el.

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Víctor Obelmejías “Monotes” Foto, cortesía de Víctor Obelmejías hijo

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VIGILANTES DE

TRANSITO BBC

Carlos Figueroa, Carlos

Alarico Gómez y Javier

González en su libro “El

Patón Carrasquel” relatan

como en el año 1960

Alejandro Carrasquel pidió

audiencia al presidente

Rómulo Betancourt para

solicitarle su ayuda para

formar un equipo de

béisbol AA. Escuchada la

propuesta, dos días más

tarde, el patón recibió una llamada del Ministro

de Comunicaciones para anunciarle que su

solicitud había sido aprobada.

Page 35: Mis memorias de  juego de la pelota

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El equipo “Vigilantes de Tránsito B.B.C.” con el

apoyo del Ministerio de Comunicaciones y bajo

la dirección de Alfonzo Carrasquel, debutó en

el parque de la Ciudad Universitaria el 19 de

marzo de 1960, perdiendo con pizarra de 3 por

0 ante el equipo de la UCV.

Durante 25 años, el equipo Vigilantes actuará en

la máxima categoría del béisbol aficionado,

coincidiendo prácticamente con la primera

mitad de mi vida, por lo tanto no es de extrañar

la gran presencia que tuvo el equipo en mi hoga.

Se hizo costumbre pasar los fines de semana en

el estadio universitario o en el Chato Candela,

para ver por parte de los adultos el juego, y jugar

pelota de parte de nosotros, los hijos.

A pesar de que fueron pocos los torneos

ganados, ya que los grandes eran “El Urbanos” y

el “INOS”, la calidad del equipo era muy alta, y

dejaron huella en la mente de cientos de

fanáticos. Por ejemplo, en el estadio Chato

Candela, cuatro peloteros establecieron una

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marca que todavía no ha sido superada (que yo

sepa) al batear cuatro (4) cuadrangulares

Placa conmemorativa del record de cuadrangulares. Foto cortesía de Víctor Obelmejias (hijo)

consecutivos. Los bateadores fueron: Víctor

Obelmejías, Pedro Reynoso, Francisco López y

Euclides Brito.

Siempre se respiró un ambiente de Camaradería

en los vestidores., que ganaba en intensidad

después de cada triunfo, !claro!, con la respectiva

fría que siempre estaba puntual en los vestidores

al terminar el juego, ganara o perdieran. Ahora

se que es la recompensa que se daban una serie

de hombres que trabajaban de lunes a viernes,

Page 37: Mis memorias de  juego de la pelota

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amantes de un deporte, que para le fecha, su

versión profesional, no pagaba los sueldos de

ahora ni daban las oportunidades que tienen los

actuales prospectos.. Muchos de los peloteros

que conocí tenían la calidad de sobra para llegar,

pero no lo quisieron por razones personales. El

más evidente para mi, fue el de “Monotes”

(Víctor Obelmejías) el receptor del equipo. Era

el poder en bruto del equipo. Un bate poderoso

y oportuno ¿Cuántas veces no envió la pelota

para las gradas el Universitario?. Un tremendo

amigo de mi papá,

Otros peloteros que recuerdo gratamente son:

-José González (bikini), de quien escuché del

periodista deportivo “Chiquitin Ettdegui”,

referirse a él, como el mejor jardinero del

beisbol aficionado.

Page 38: Mis memorias de  juego de la pelota

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El flaco Navarro y Fco, Gorrín

-Francisco Gorrín, gran amigo de la familia, con

unas buenas manos para la segunda base.

-El flaco Luis Navarro, lanzador. Quien tiene

una marca en otro deporte que me encanta, el

baloncesto, al marcar 100 puntos en un partido.

El gimnasio de los Téques lleva su nombre.

-El zurdo. Alfredo Díaz, jardinero buen bate y

rápido en las bases. Su hijo era mi compañero

habitual en las caimaneras que se armaban en el

estacionamiento del Universitario.

-Omar Lozada, tercera base y Médico de

profesión.

Page 39: Mis memorias de  juego de la pelota

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-José Gregorio Flores (El Negro Flores),

primera base un bateador temible, para mi, el

pelotero más completo que tenía el AA.

- Elías Lugo, lanzador, uno

que se hizo profesional y lo

hizo muy bien.

- El periodista Rubén Rojas,

lanzador.

- El zurdo Jesús Otamendi.

lanzador de gran velocidad.

-El morocho moreno, cuyo hermano jugaba

para la Guaira. De muy buen humor siempre

alegraba los juegos.

- El viejito Oliveros, un pitcher de esos llamados

basureros. Aunque su velocidad no era mucha,

la bola se le movía de tal forma, que dejaba mal

parado a cualquier bateador.

- Gustavo Serrano, el manager y otro de los

padrinos de mi hermano.

Page 40: Mis memorias de  juego de la pelota

40

. Rafael “El Toro” Lugo. El keynesiólogo del

equipo. Aunque en sus ratos libres hacía de

arbitro de boxeo (o será al revés) y más tarde

trabajó como fotógrafo oficial del equipo.

Y muchos otros jugadores que no recuerdo, ya

sea porque los conocí muy joven o porque el

tiempo sin verlos se han alejado de mi memoria.

Les pido disculpas.

Si este era el “Vigilantes”, que logró dos (2)

campeonatos, imagínense la platilla de los

demás equipos. Por ese motivo es que muchos

aficionados de la época le gustaba más el beisbol

“AA” que el profesional, y que conste que esto

lo escuché de muchos aficionados no me lo

contaron.

Page 41: Mis memorias de  juego de la pelota

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El equipo vigilantes de Tránsito BBC

Page 42: Mis memorias de  juego de la pelota

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Page 43: Mis memorias de  juego de la pelota

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Page 44: Mis memorias de  juego de la pelota

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LAS ESPOSAS DEL BEISBOL

Dedicado a mi mamá

Viéndolo a la distancia una mujer tiene que

querer mucho a un hombre o estar apasionada

por el béisbol para estar alrededor de 8 horas

metida en un estadio. Pero resulta que

justamente eso eran lo que hacían muchas

esposas de los peloteros, comenzando con mi

mamá, quien semana tras semana. A menos que

se sintiera mal la podían encontrar sentada en la

tribuna viendo jugar al equipo Vigilantes.

Mi primer juego de béisbol serio, con uniforme

y todo, fue un domingo en el Chato Candela,

para celebrar el día de las madres. Es apropiado

comentar que por una temporada, mi mamá no

pudo acompañar a mi papá a los juegos, ya que

tenía que acompañarme a los míos en la liga

infantil y es que definitivamente hijo gana a

padre en el corazón de la madre.

Page 45: Mis memorias de  juego de la pelota

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Si uno entraba al estadio por la tribuna central y

giraba la cabeza hacia la izquierda podía

observar a un grupo muy entretenido de

mujeres, hablando en voz alta y echando broma

de la buena.

No tengo idea del costo de la vida de entonces,

pero debió de salirles bien caro a los peloteros

que sus esposas fueran al estadio. Esas mujeres

se instalaban, pedían y pedían, y por supuesto

que la cuenta se la pasaran a sus maridos, novios

o amigos. Esas mujeres bebían cervezas como

las buenas, cajas y cajas de Polar se vaciaban por

arte de magia en los labios de esas mujeres. No

hacía falta palabras, los vendedores estaban

entrenados para que nunca faltara una cerveza

bien fría como le gustan a mi tía Jesusita.

Entre las más activas, estaban: Para ser sincero

ese grupo de mujeres creaban un ambiente muy

especial y estoy seguro que por ellas muchos se

hicieron asiduos espectadores y fanáticos del

béisbol AA.

Page 46: Mis memorias de  juego de la pelota

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Mi papa, el novato

Page 47: Mis memorias de  juego de la pelota

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RESORTES EN EL

UNIVERSITARIO

En el año 1973, cuando yo tenía 12 años, se

presentó la oportunidad de que jugara

formalmente en “La Escuela de Beisbol Alfonzo

Chico Carrasquel con sede en el estadio “Chato

Candela” ubicado en la zona F, del 23 de Enero.

Estaban formando un equipo infantil para

participar en la Liga Distrital de Beisbol menor y

mi papá me inscribió en el.

Los juegos se realizaban en el estadio de la

Planicie, frente al museo militar, en la cañada y

en el polideportivo de Coche. El uniforme

estaba confeccionado en lanilla amarilla, con

letras, gorra y medias azul celeste. Me quedaba

grande pero yo lo lucía con orgullo, sin

embargo, no puedo negar .que sentía algo de

envidia ver los uniformes del equipo

Page 48: Mis memorias de  juego de la pelota

48

Hipódromo y del Ministerio de Fomento, muy

modernos, tipo mono.

Un día, al terminar mi juego me fui al

universitario, donde jugaba el Vigilantes, equipo

AA donde jugaba mi papa. No me quite el

uniforme porque mi intención era ser el Batboy

(recogebate) ese día. Apenas pisé el terreno se

armo la guachafita. “Llegó el pelotero

fenómeno” anunció uno de los jugadores, en

clara alusión a una película mejicana

protagonizada por “Resortes”, famoso

comediante de la época, en la cual interpretaba a

un lanzador, cuya destreza provenía de un

pelotero ya fallecido que se posesionaba de su

cuerpo y que el uniforme, al igual que el mío, le

quedaba grande. La risa y la burla duraron todo

el juego. No me acuerdo si ganaron ese día, pero

de que la pasaron bien, no hay lugar a dudas.

Regresando a mi carrera peloteril en el primer

juego que participé fue desastroso, me pusieron

a batear como emergente en el séptimo inning

Page 49: Mis memorias de  juego de la pelota

49

(el último) y me ponché abanicando tres veces

consecutivas al aire. Gracias a Dios pude superar

este percance y a medida que avanzaba el

campeonato me pude consolidar como el mejor

bateador del equipo. Me recuerdo de un doble

juego en el estadio de Pinto Salinas, cercano a la

Hermandad Gallega, conecté de ocho, ocho. Mi

primo Luis Augusto Izquierdo puede dar fe de

este acontecimiento.

Durante toda la temporada jugué la primera

base, aunque ya en los últimos juegos me

utilizaron como lanzador, en una de esas

ocasiones lancé en forma perfecta en un relevo

de cinco entradas. En ese primer año, la escuela

pudo clasificar por encima de equipos más

poderosos, nos ganamos el respeto de todos. Da

la casualidad que mi último turno en infantil fue

de bateador emergente en la última entrada. A

diferencia del primero, esta vez conecte un

batazo contra la pared para empatar el juego.

Page 50: Mis memorias de  juego de la pelota

50

El siguiente año, ya en la categoría “junior” solo

participé en un juego realizado en estadio de la

Cañada en la parroquia 23 de enero contra un

equipo formado por pregoneros. Perdimos, pero

en lo personal me fue bien al bate de 5, 4

incluyendo un doble. Esa fue mi última

actuación como pelotero, problemas visuales y

el hecho de que no practicaba me convencieron

de cambiar de deporte.

Page 51: Mis memorias de  juego de la pelota

51

Mi hermano Juan Carlos con Oswaldo “Ozzi “ GuilIén

Page 52: Mis memorias de  juego de la pelota

52

Mi papá, Andrés Galarraga y mi Hno.

Mi Hno., C. Baerga; D. Martínez y mi papá

Page 53: Mis memorias de  juego de la pelota

53

CLAVOS Y TEIPE PARA JUGAR

Una de las grandes ventajas que puede tener

cualquier niño que tiene un padre pelotero es la

de disponer de bate y pelotas con que jugar y

causar algo de envidia entre sus amigos.

Ocasionalmente se rompía algún bate. Si la

totura no era de consideración mi papá lo

reparaba para los entrenamientos, pero si no, yo

los agarraba y con unos clavos y teipe negro, los

reparaba y a jugar se ha dicho.

De igual forma las pelotas después de cada

juego, ya que en el mismo solamente se utilizan

pelotas nuevas, se seleccionaban, las mejores

para el entrenamiento y las peores bueno ya

saben quien se las quedaba.

Cuando estaban muy deterioradas, aplicábamos

la terapia del teipe, la forrábamos y a jugar. De

esta forma nunca faltaban equipos para armar

tremendas caimaneras

Page 54: Mis memorias de  juego de la pelota

54

LOS ESTADIOS

Mi infancia y juventud transcurrieron en un ir y

venir entre los estadios Universitario, Chato

Candela, Polideportivo Alejandro Carrasquel de

Coche, la Planicie y la Cañada. De la Iglesia.

Por supuesto el más importante de todos es el

estadio de la Ciudad Universitaria de Caracas,

construido en la década de los 50’s. Siempre que

el “Vigilantes” tenía un juego un día domingo,

recuero que

éramos de los

primeros en

llegar, alrededor

de las 8:00 am

(normalmente

se jugaba a la 11:00 am), y nos retirábamos a

finales de la tarde.

Page 55: Mis memorias de  juego de la pelota

55

Me conocía todo el estadio, sus entrañas. Jugué

pelota de goma en todos sus espacios e inclusive

una vez hasta subí a la vieja pizarra.

Recuerdo que una vez hasta tuve que visitar la

enfermería (nombre pomposo para una camilla

ubicada en un pequeño cuarto a lado del

dogaout. Resulta que una vez, jugando pelota de

goma, en el estacionamiento, por los lados de la

tercera base, quise atrapar un elevado o fly, solo

miraba la pelota y no me fije por donde iba (por

ese detalle es que los campos de beisbol, la zona

de seguridad no tienen grama, para que el

jugador sienta la diferencia de terreno y en la

actualidad, adicionalmente se coloca una pared

de goma) cuando la atrape y di la vuelta, choque

con uno de los tubos que se encuentran a la

entrada de las tribunas. Resultado, una cicatriz

en la ceja izquierda, que aún conservo. Recuerdo

muy gratamente como en algunos juegos,

sentado en la cabina principal, me permitían

manejar los controles de las luces de la pizarra.

Una caja negra llena de clavijas de esas que para

Page 56: Mis memorias de  juego de la pelota

56

un lado encendían las luces y para el otro la

apagaban, con sus respectivos on y off, tres

verdes para las bolas, dos, amarillas para los

estrikes y dos rojas para los outs. El anunciador

de los bateadores se llamaba Rafael

Dupatrocinio (o algo así).

En el caso del Chato Candela, que se encuentra

en la zona F del 23 de Enero. Lleva el nombre

de un reconocido periodista deportivo,

Candelario Rivero “Chato Candela”. Presencié

su remodelación.

De ser un terreno

con una pequeña

tribuna detrás del

Home. Ahora que

lo pienso, tenía el diseño de tantos campos de

beisbol que se encuentran en el interior del país.

Pasó a ser un moderno campo, algo modesto,

pero funcional. Aquí fue que me puse mi primer

uniforme de beisbol, un día de las madres, con la

Escuela de beisbol “Chico Carrasquel” que tenía

su sede en ese lugar. Igualmente fue el lugar de

Page 57: Mis memorias de  juego de la pelota

57

la primera, gracias a Dios, de las pocas peleas

que tuve, creo que la gané. También recuerdo

acompañar a mi papá a uno que otra reunión de

la Liga de Beisbol Aficionado del Departamento

Libertador (LIBADELI).

El “Vigilantes AA”, entrenaba una vez a la

semana al mediodía (recordemos que todos los

jugadores trabajaban en otros lugares, es decir

no vivían del juego de la pelota) en el

polideportivo Alejandro Carrasquel de Coche.

Este polideportivo está constituido (todavía

existe y está casi igual que cuando fui por

primera vez) por un campo de beisbol menor,

un campo de futbol rodeado de una pista de

atletismo y un campo de beisbol mayor. ¡vaya si

tuve buenos juegos en el campo de beisbol

menor! En donde me enfrente al equipo de casa,

“El Hipódromo”, quienes parecían lo sifrinos de

la época con un uniforme tipo mono (se

comenzaban a utilizar) verde y blanco. Recuerdo

Page 58: Mis memorias de  juego de la pelota

58

que en un juego, en el primer turno al bate

escucho cuando el manager le dice al lanzador

que tuviera cuidado que yo era el mejor bateador

del equipo !que orgullo! Pero me duro poco ya

que me ponchó, al igual que en el segundo

turno, pero como dicen que a la tercera va la

vencida, en mi tercer turno al bate, me desquité

y se la pegue a la pared del jardín izquierdo. Jaja,

¡que buen recuerdo!. En cuanto al de mayores,

mis recuerdos son los normales, la de ver un

equipo entrenar. Punto a destacar eran los

batazos que daba el “loco Torres”, maestro del

“Fongo”. (bate muy delgado en su mago), la

ponía en donde quería.

De mi breve paso por el beisbol organizado

tengo gratos recuerdos del estadio de la planicie

y el de la cañada, ambos del 23 de enero.

Donde jugué la mayoría de los juegos.

Page 59: Mis memorias de  juego de la pelota

59

Otros campos: el del hatillo donde mi papá jugó

con el actor y aficionado al beisbol Carlos

Cámara. Y donde después me iba al cine del

pueblo a ver películas mejicanas. Recuerdo que

vi el Santo contra los zombis; el campo del

Cuartel Urdaneta, el de la Zona 10 del MOP y

de una forma u otra conocí todos los campos de

beisbol de Caracas para a época.

Page 60: Mis memorias de  juego de la pelota

60

Con mi hijo

Page 61: Mis memorias de  juego de la pelota

61

¿POR QUE SOY MAGALLANERO

CUANDO MI PAPA ES

CARAQUISTA?

y para rematar me enamoré de una

fanática de los Leones

Dedicado a mi cuñadita Bellanira López

Mucha gente se extraña de que siendo mi papá

caraquista, sus hijos resultaron magallaneros (mi

hermano, Juan Carlos, también es fanático de la

nave turca).

No es ningún misterio.

Mi papá, aunque es un eterno enamorado del

beisbol, nunca influyó sobre nosotros para que

tomáramos parte de ese hermoso deporte. En la

época no existía la maquinaria promocional que

existe ahora, mi gorra siempre tenía una “V” o

una “T” por “Vigilantes de Tránsito”, de tal

Page 62: Mis memorias de  juego de la pelota

62

forma que no había una solidaridad hereditaria

con el equipo de la capital.

Adicionalmente, es bien conocido que a nadie le

gusta perder y gran parte de mi infancia y

adolescencia coincidió con una gran época

vivida por los Navegantes del Magallanes. A

comienzos de los setenta surge El Poder Negro

con Clarence Gaston, Pat Kelly, Ivan Murrel,

Jim Holt, Harold King y Dave Parker, donde

participan en la Serie del Caribe de 1970, donde

el escenario fue el Estadio Universitario de

Caracas. Magallanes se apoya en el pitcheo y

obtiene el primer título del Caribe para un

equipo venezolano, venciendo a los

representantes de República Dominicana y

Puerto Rico.

Creo que no hay nada mejor para mantener la

alegría en una familia venezolana, que en ella

Page 63: Mis memorias de  juego de la pelota

63

existan fanáticos de los dos grandes rivales,

Magallanes y Caracas, gane quien gane, siempre

habrá alguien contento y echando broma de la

buena, estos son unos momentos master card, se

los aseguro.

Pero como todo en la vida tiene un precio , me

enamoré de una caraquista. Una de las primeras

citas que tuvimos, fue ir al Estadio Universitario

a ver un juego entre los dos equipos. La

chaperona, resulto mi cuñada, una mujer de un

ánimo ligeramente inferior a su fanatismo por

los Leones del Caracas. TODO EL MUNDO se

enteró de que yo era fanático del Magallanes

¡claro! Estábamos sentados en la preferencia de

tercera base, para mi, Territorio hostil.

Esa fue la noche perfecta para mi cuñada.

Ganaron y la guachafita que armó, bueno en

verdad todavía no la ha terminado, ganen o

pierdan, no deja de echarme broma. Eso es lo

Page 64: Mis memorias de  juego de la pelota

64

grande de este deporte y de esta maravillosa

rivalidad.

Page 65: Mis memorias de  juego de la pelota

65

¿QUIEN ANOTA LA PRIMERA

CARRERA?

Parece, si solo parece, que al venezolano le

gustan las apuestas. En el beisbol no era

diferente la cuestión. La apuesta legal la hacía un

señor, por mucho que lo he pensado y

preguntado, no me recuerdo el nombre, que

vendía unos papelitos sellados, de dos colores,

uno para el equipo visitante y otro para el de

casa, Esto era lo único que uno podía escoger.

Al abrir la papeleta, esta tenía escrito una

posición, por ejemplo, primera base. En qué

consistía el juego, que si el jugador que usted

tenía, anotaba la primera carrera del encuentro

(en nuestro caso sería el primera base del equipo

visitante) usted ganaba parte de la apuesta. Si el

encuentro lo permitía se realizaba otra apuesta

como en el quinto o sexto ining.

Page 66: Mis memorias de  juego de la pelota

66

¡Cláro! Este era la única apuesta permitida para

un menor, siempre y cuando nos las compara un

adulto. Para los mayores que querían emociones

más altas, acompañados de grandes debates

sobre el juego. Se sentaba por los últimos

asientos de la tribuna de tercera, pegados a la

preferencia. Era el lugar escogido por los

apostadores. ¡5 a que batea hacia adelanta! ¡10

hacia atrás! Escuché en más de una ocasión.

Pero el colmo de los colmos fue cuando una vez

vi que en el entreining (ese momento en que

cambian los equipos y el que estaba bateando

entraba al terreno) sacaban una ruleta de juguete

y hacía sus apuestas ¡5 al rojo! ¡10 al negro!.

Gracias a Dios que nunca me llamó la atención

de esta parte negra del beisbol, enfermedad que

manchó al más grande bateador del beisbol

moderno, Pete Rose.

Page 67: Mis memorias de  juego de la pelota

67

Page 68: Mis memorias de  juego de la pelota

68

CONOCIENDO A VENEZUELA

Uno de los grandes recuerdos que tengo de mi

infancia son los viajes por el país. El igre, San

Cristobal, de Oriente a Occidente.

Siempre la pretemporada se iniciaba con juegos

amistosos, momentos que aprovechaban mi

papá y el manager del equipo, Gustavo Serrano

para chequear las condiciones de algún

prospecto.

Tenues recuerdos tengo de nuestra visita al tigre,

ciudad petrolera ubicado en el oriente del país.

Nos quedamos en un campamento petrolero,

sin embargo, recuerdo muy nítido en que

apareemos los niños, recogimos una pequeña

fruta, que al almacenarla y macerarla con alguna

bebida, de esas llamadas espirituosas, forman el

criollo ponsigue. En este caso mi papá enterró

un botellón muy grande en el patio de mi abuela,

para ser desenterrados 5 años más tarde.

Escuche muy buenos comentarios de mis tíos

sobre la calidad y poder de la bebida.

Page 69: Mis memorias de  juego de la pelota

69

San Cristóbal, en el Estado Táchira es otro lugar

que recuerdo, El Vigilantes fue invitado para

una serie de 3 juegos. Por la cantidad de juegos,

se otorgaba un trofeo al que ganara dos de ellos.

Nos hospedamos en el cuartel de tránsito

terrestre. A la par de los encuentros, acudimos a

una fábrica de bates. Fue la primera vez que vi a

un torno darle la forma ya conocida a un buen

trozo de madera. Me regalaron un pequeño bate,

pintado de negro que siempre conserve con

cariño. También realicé mi primer viaje al

exterior, es decir, Cúcuta en el país hermano de

Colombia. Lugar obligatorio para los

venezolanos para realizar algunas compras, en

especial muebles y ropa de cuero ya que nos

favorecía el tipo de cambio. Posterior he

acudido 2 veces más a la capital tachirense: para

acudir a un matrimonio de un amigo y a la

celebración de nos juegos nacionales de los

economistas. A Cúcuta fui solamente una vez

más El tipo de cambio nos seguía favoreciendo

(20 pesos por bolívar), Les relato que me sentí

Page 70: Mis memorias de  juego de la pelota

70

muy incómodo, fue la primera vez que pagué un

jugo con billetes, hecho habitual hoy en día.

Pero los viajes que disfrutábamos eran los viajes

a Higuerote: después del juego, nos bañábamos

en la playa y posteriormente nos tomábamos el

respectivo sancocho

Cuando mi papá viajaba al exterior, aunque mi

hermano y yo no podíamos ir, lo disfrutaba

viendo las fotos los regalos que nos traía. Por

ejemplo, en la ciudad de México se celebró un

campeonato mundial de beisbol, categoría

juvenil. El manager designado para dirigir a la

novena nacional fue Alfonso Carrasquel. Mi

papá fue contratado como parte del personal

técnico junto a figuras como le Graciano Ravelo.

El día que mi papá llego de México, fue un día

de fiesta en mi casa, abriendo los regalos

precedentes del reino Azteca.

Page 71: Mis memorias de  juego de la pelota

71

LOS SABORES DEL BEISBOL

Hasta el momento que pude tomar mis

decisiones sobre como pasar mis fines de

semana, los sábados y domingos

transcurrían en un campo de béisbol por

lo que generalmente comía algunas cosas

en el estadio y almorzábamos ya a finales

de la tarde después de que mi papá

cumplía con todos sus deberes

beisbolísticos. El tenía por costumbre ser

uno de los que primero llegaban al

estadio y por lo general el último en irse,

Así que era muy fácil que llegáramos

entre ocho y media y nueve de la mañana

hasta las cinco o seis de la tarde. De tal

forma que eran muchas horas y había que

comer. Producto de estas largas jornadas

algunas comidas me quedaron asociadas

al béisbol.

Page 72: Mis memorias de  juego de la pelota

72

En primer lugar estaban los pinchos, los

cuales actualmente no me atrevo a probar

pero que en mi infancia comí hasta

hartarme. No tengo idea cual era la

combinación de carnes con la cual se

armaba el pincho, pero era una época en

la cual si me daban piedras, piedras

comía.

De manera especial, si no habíamos

desayunado, la dieta peloteril incluía unos

huevos sancochados que eran paseados

en su cartón y se comían polvoreados

con una mezcla de sal y pimienta. No se

por qué pero eran deliciosos.

Page 73: Mis memorias de  juego de la pelota

73

Para calmar la sed chupábamos todo el

día naranjas peladas. Algunos se comían

la piel blanca que le quedaba, yo solo me

bebía el jugo. Cuando era muy pequeño,

la máquina de pelar naranjas era para mi

algo mágico, pedía que me compraran

una naranja solo pare el disfrute de ver la

máquina funcionando. ¡Y que les digo de

las tiras de concha de naranja que salían

como una cinta sin fin! fueron uno de

mis juguetes favoritos.

Por supuesto el rey es el perro caliente,

con todo, el tradicional: cebolla picada,

repollo rallado, salsa de tomate,

mayonesa y mostaza. En el año 1997

mientras asistía a un curso del Fondo

Monetario Internacional en la ciudad de

Washington D. C. fui a la ciudad de

Boltimore, a una hora en autobús, para

Page 74: Mis memorias de  juego de la pelota

74

ver un juego entre los Orioles y el Kansas

City. Apenas entré al Oriol Pak, me dirigí

al primer puesto de comida y dándomela

de sobrado, cuando llego al mostrador, le

dije al primero que me puso atención:

Please one hot dog. Por un módico

precio de 4 dólares, que era equivalente a

1.920 bolívares de esa época (nada de

módico ¡que caro!) me entregaron una

pequeña bolsa plateada que contenía un

pan de perro caliente con su respectiva

salchicha ¡Y MAS NADA!. Me indicaron

que en el mesón que se encontraba

enfrente estaban las bolsitas herméticas

de las salsas. No me quedo más remedio

sino cantar: lo nuestro es lo mejor, lo

nuestro es lo mejor.

Page 75: Mis memorias de  juego de la pelota

75

Era muy común que los poderosos

equipos de la capital visitaran a los

humildes equipos del interior del país,

ocasiones que mi papá aprovechaba para

hacer su trabajo de scout. Los más gratos

recuerdos los tengo de las zonas de la

costa, sobre todo Barlovento. Una vez

concluido el juego, alrededor de las 2:00

pm. (era costumbre que los juegos

iniciaran a las 11:00 am, actitud

masoquista de jugar cuando el sol calienta

a su máxima potencia) el equipo anfitrión

agasajaba al visitante en el club. Entre

Cervezas y juegos de bolas criollas, la

comida era el sancocho, pero no

cualquier sancocho, sino uno cocinado en

un barril de petróleo y servido en

totumas. No se si era por el hambre, pero

una totuma de sancocho espesado por la

Page 76: Mis memorias de  juego de la pelota

76

yuca deshecha no tenía comparación y es

para mi el sabor de pelota AA.

Como comenté era muy común que

abandonáramos muy tarde el estadio. Si

salíamos del Chato Candela, mi papá

manejaba hasta la calle 10 de Propatria a

visitar a la vieja María, mi adorada abuela

paterna, quien siempre tenía pollo o si mi

papá tenía suerte podíamos saborear su

plato preferido, el asopado. Mi abuela

cocinaba muy bien al igual que mi mamá,

mi papá siempre dice que no la ha botado

por lo bien que cocina, aunque en el

fondo sabe que no sabría que hacer sin

ella (llevan 54 años juntos). Si no estaba

programada una jornada de Bingo, el

juego que apasionaba a María

Page 77: Mis memorias de  juego de la pelota

77

Guaramato, regresábamos a casa

haciendo escala en Lídice, para visitar a

Carmen, mi abuela materna.

Si el juego se había llevado a cabo en el

Universitario, lo normal era que

enfiláramos directo a San José, a casa,

haciendo escala en la Casa del Espagueti

en la Avenida Baralt, baratos y muy

sabrosos.

Resumiendo: los pinchos, los huevos

sancochados, la naranja pelada, el perro

caliente, el sancocho, el asopado de María

y los espguetis me saben a béisbol.

¿o será a la inversa?

Page 78: Mis memorias de  juego de la pelota

78

EL PRIMER GUARAMATO EN

LAS GRANDES LIGAS

Dedicado a mi Hno. Pedro Rosas Alvarado

Siguiendo una nueva costumbre, la de publicar

un recuerdo al inicio de la temporada del beisbol

nacional o el de grandes ligas. He querido (con

cierto atraso) relatar la historia del primer

Guaramato en las Grandes Ligas.

Hace ya muchos años, al inicio del mes de abril

del año 1997 en Washington D.C. Estaba

tomando un curso sobre “Programación

Financiera” en el Instituto del Fondo Monetario

Internacional. Era la última semana, ya

estábamos en primavera y por mucho que lo

intenté, no pude asistir a ningún juego de la

NBA. Todos los juegos eran en horario

nocturno y quedaba muy lejos (posteriormente

Page 79: Mis memorias de  juego de la pelota

79

fue inaugurado el nuevo gimnasio en la ciudad,

cerca del barrio chino y con una estación del

metro).

Cuando ya estaba resignado que la situación se

repitiera con el beisbol, ya que apenas la

temporada había dado sus inicios, el parque más

cercano era el Oriole Park y solo faltaban dos

días para regresarme a mi adorado país. Una

mañana mientras me dirigía a clases, el otro

venezolano que participaba en el curso, me pego

un grito desde la acera de enfrente:

“GUARAMATO, QUIERES IR AL JUEGO

DE HOY” ¡CLARO! Le respondí con otro

grito.

El asunto es que en un centro comercial que se

encontraba detrás del FMI, funcionaba un

puesto de reventa de boletos de todo tipo

(juegos, teatro conciertos, etc.). Mi amigo

Page 80: Mis memorias de  juego de la pelota

80

compró 2 boletos a US$ 35 c/u. Como el juego

comenzaba a las 7:45 pm (sean consendientes

con la exactitud de los datos, ya ha pasado algún

tiempo y estoy desafiando abiertamente mi

memoria) una vez terminada la última jornada

estudiantil, nos dirigimos al terminal de

autobuses, no me recuerdo el nombre de la línea

pero es la que hemos visto en innumerables

películas (la que tiene la silueta de un galgo) y

que estaba ubicado en la calle 1 cercano a la

Estación Central.

El viaje hasta Baltimore duró una hora. De un

viaje anterior conocía el estadio por su parte

externa, pero no estaba preparado para la belleza

que iba a visitar, una mezcla de modernidad

mezclado con la nostalgia del beisbol antiguo.

La primera sorpresa resultó que como llovió el

día anterior, cuando estaba previsto el juego

inaugural y el mismo fue suspendido, por lo que

en términos reales asistí al primer juego de la

temporada de 1997.

Page 81: Mis memorias de  juego de la pelota

81

Como indique anteriormente el Oriole Park es

muy hermoso. Logramos ubicar fácilmente la

entrada. La segunda sorpresa fue la ubicación de

los asientos, como a 10 filas de la tercera base,

cómodamente sentado y con una vista

inmejorable para ver el juego. Orioles Vs Kansas

City.

Otra sorpresa, fue cuando ya en pleno juego,

volteo a ver una pizarra y leo la asistencia de

45.000 personas ¿en qué momento entraron? Si

solo tardamos 5 minutos en entrar y como 8 en

salir? Ya que me referí a la pizarra, en realidad

debería decir, el conjunto de pizarras que

suministran toda la información requerida. La

reina es la central, donde una gran pantalla daba

una repetición de todas las jugadas, uniendo de

esta forma la comodidad de ver el juego por TV,

con la emoción y alegría del estadio. Otra más

pequeña nos indicaba el tipo lanzamiento

Page 82: Mis memorias de  juego de la pelota

82

realizado por el pitcher y su velocidad. Otra nos

daba las condiciones ambientales, es decir,

estábamos totalmente informados.

Si me preguntan ¿qué fue lo mejor de esa noche?

Les diría que ver a jugar a Carl Ripken Jr. Sólo

comparable a el día que vi jugar a Clemente en el

estadio universitario. ¿lo peor? el perro caliente

que me comí, por 4 dólares, me dieron un pan

con una salchicha, en una bolsa plateada, las

salsa estaban en una mesa, si, las de sobre

(nunca como los de Vzla.) y no se imaginan lo

terrible que es explicarle el juego a un uruguayo,

como tuve que hacerlo al días siguiente. Pero en

términos generales, fue una gran noche. Lo

fundamental y más importante, como me lo

comentó posteriormente un amigo mío, es que

¡POR FIN LLEGO UN GUARAMATO A

LAS GRANDES LIGAS!

Page 83: Mis memorias de  juego de la pelota

83

Tres generaciones

Page 84: Mis memorias de  juego de la pelota

84

CONTENIDO

PAG.

1. Mis recuerdos del juego de la pelota ……. 10

2. El gran “Narciguara” …………………. 16

3. Los Guaramato y el Beisbol ………….. 20

4. Los Carrasquel ………………………… 25

5. Vigilantes de Tránsito BBC ……………. 34

6. Las Esposas del Beisbol ………………. 44

7. Resortes en el Universitario …………… 47

8. Clavos y teipe para jugar ………………. 53

9. Los Estadios …………………………… 54

10. ¿Por qué soy Magallanero cuando mi papá

Es Caraquista? y para rematar me enamoré

de una fanática de los Leones …………… 61

11. ¿Quién anota la primer carrera? ………….. 65

Page 85: Mis memorias de  juego de la pelota

85

12. Conociendo a Venezuela ……………….. 68

13. Los sabores del beisbol ………………….. 71

14. El Primer Guaramato en las

Grandes Ligas …………………………… 78

Page 86: Mis memorias de  juego de la pelota

86