mis primeras soledades

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tinco, nilton vilchez, peru, huancayo, poesia

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Nilthon Vílchez Bruno

MIS PRIMERAS

SOLEDADES

Universidad Nacional del Centro del Perú Fondo editorial 2009

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Mis primeras Soledades Nilthon Vílchez Bruno. Primera edición: Diciembre del 2009 1 000 ejemplares E-mail: [email protected] Teléfono: 064-255258 Teléf. celular: 964 275007 EDITOR: José Juan Crispín Ramos (Dientes de león) [email protected] PRESENCIA TINQUEÑA: + MILLER JUAN DE DIOS BASURTO Diseño de portada: Ana Arquia Responsable de edición; COMUNIDAD CAMPESINA DEL DISTRITO DE ALIS. Fondo Editorial de la Universidad Nacional del Centro del Perú Carretera Central Km. 5, Ciudad Universitaria, Huancayo Hecho el depósito legal en la biblioteca nacional del Perú nº 2010-15857. DISTRIBUCIÓN NACIONAL No se permite la reproducción total o parcial de este poemario, mediante algún sistema o método electrónico, mecánico, (incluyendo el fotocopiado, grabación o de cualquier sistema de recuperación y almacenamiento de información) sin consentimiento del autor. Impreso en Perú - Printed in Perú

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Índice

7/Prólogo

13/El zapatero

14/La llama de tus besos 16/TINCO

18/Tristeza

20/MADRE SOFÍA 21/Tus ojos

22/Moza 23/Desenfrenado

24/San Lorenzo de Alis

26/Adiós sin despedida 27/Universitaria

29/Tinta de mi sangre

30/Mujer 32/Todo y Nada

34/Noche campesina 35/El Círculo

36/Siete segundos

37/Pienso en ti

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Prólogo

“Estamos ebrios/ de dolor/ Usurpemos con

furor al conformismo/ Yo pondré metáforas desenvainadas/ y desempolvaré los bolsillos/ tan llenos/ tan llenos; de miseria y tristeza”. Estos

versos, que recuerdan a los tronantes de Luis Nieto y a los de Alejandro Romualdo, marcan la

cima del empuje espiritual de dolor e indignación, cual tormenta desencadenándose, de la voz poética de Nilthon Vílchez.

Él es un hombre preocupado por dotarse de imágenes, símbolos y metáforas para vivir y

comprender la realidad. No es que busque evadir lo real, sino que su mirada atrapa las vicisitudes humanas que el fango de la frivolidad pretende

esconder para no pensar en ellas. En sus versos, aun cuando el autor venga de una comunidad campesina como Tinco, asentada en Yauyos,

Región Lima, la posmodernidad es elocuente. Esto que parecía una cuestión cultural

puramente urbana ha trascendido al mundo rural. La soledad tejida por Vílchez no es la andina, la comunitaria, sino la personal:

“Desciende pronto, ¡Pronto!, para no irme a inundar tu casita/ Domingo noche y tu hijo te sigue esperando ¡bien peinadito!”.

El individuo que se reconoce como tal, otra característica de la posmodernidad, circula en

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este poemario en medio de dolor, tristeza y nostalgia. Por lo demás la posmodernidad no

crea sujetos alegres, llenos de éxtasis, plenos de vitalidad, como los sujetos poéticos de Walt Whitman, sino seres deprimidos, tristes,

confundidos y unidimensionales. En tales circunstancias la poesía, como al parecer

pretende el poeta, desnuda las interioridades en busca de verdades humanas. El dolor y la nostalgia lo llevan a querer a un ser humano

limpio, libre, puro, que está escondido en algún pliegue del alma.

“Mis impulsos aún te recuerdan”, “Nada, vociferar el paradisiaco mundo de Dios”, “Ensangrentado cogí, una pluma y marchamos”,

“El canto de los pajarillos es también un profundo silencio”, “Al compás de mi enfermo corazón”, “Cheqche y Huamanripa curan mis

penas amargas”, “Las gotas nocturnas de mi corazón”, “Segado, sordo y mudo, mejor sería mi

respiro”, “Yo le robo a mi corazón su felicidad”. Cada idea, cada verso, permite comprender el anidamiento del espíritu de lucha interna.

¿Contra qué?, ¿Contra quién? No parece haber respuesta. Mas si lo vemos en ese contexto que

se respira en el poemario: el Perú, podremos darnos cuenta que es una sociedad, un Estado, una concepción humana, el telón de la tragedia.

De una tragedia diríamos, porque Vílchez en el canto a su comunidad rescata lo que el posmodernismo quiere sepultar: la identidad.

Con ella enfrentar sus primeras soledades y para

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que no vuelva a serlo otra vez. “Cristalino el

Yauyos transmite paz y amor/ resistencia a la muerte, lealtad a la vida/ Jocosos florecen los

manantiales, dotados/ de fuerzas invencibles y delicado poder/ Yanapchacan, Condorcharana, Huaclacancha/ Piedra parada y Sunca,

Huacuypacha y Padre Maray/ Koriac y Machay, Paccha y Pucayacu/ Enseñadnos tu entrega,

enseñadnos tu identidad”. Leer un poemario es un intercambio de

subjetividades entre el lector y el autor, por lo

que los sentimientos necesitan juntarse para hacerse espiritualidad. Y eso espero hagan estos versos en cada uno de ustedes.

Lic. Alberto Chavarría Muñoz*

* Escritor y docente universitario en la Facultad de Educación, Escuela de Lenguas, Literatura y Comunicación de la Universidad Nacional del Centro del Perú. Dentro de sus múltiples escritos y artículos ha publicado a la fecha dos textos muy significativos para la literatura de la zona central, una de cuentos, “La lluvia y el río” (2008 - Edición del autor) y una novela corta “La ninfa del Jericó 941” (San Marcos - 2009).

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A Sofía, porque su eterno amor desde el paraíso celestial brilla aquí. Conmigo, para siempre.

A Edwin Vílchez Arauco, mi padre. Al pueblo de Tinco. Ejemplos

de constancia y entrega absolutas.

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Dejad que la poesía haga su magia…

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El zapatero Tin tin tin

tin tin, tin…

voy mirándoles reparándoles su tristeza al martillo amarillo poco le importa

de la clase social que vengan ellos si de izquierda o de derecha los aprecio y los sano en mi justicia

las clavaditas que les brindo, hilan el zapateo de mi rojo corazón

golpeando sus trágicas vergüenzas; cosiendo sus penosas rasgaduras voy parchándoles una alegría a sus desgracias;

soy su zapatero, sí, sólo su zapatero tin tin tin tin tin ,

tin … así le suena el amor a mis oídos

la melodía susurrante del martillo sigan juntitos por la vida; les dije con un beso de izquierda a derecha

a ellos, zapatos, ingenuos zapatitos.

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La llama de tus besos

Diez y veinte de la noche mis impulsos aún te recuerdan la llama que encendiste está intacta

me quema me sofocan me embriaga tu delirio envuelto en mis retorcidos brazos

tu locura yace fresca en mi memoria tu perfume vibrando en mis dedos amarillos en mis tolerantes oídos tu voz

respirando. La llama que encendiste está intacta me quema me sofoca me embriaga

tu mirar y tu sencillez de mujer son el tapiz de mis pensamientos

tú sigues en los números de mi móvil tú en lo más hondo de mis neuronas bajo esta negra noche de soledad

cierro los ojos y más te recuerdo estos labios que te besaron como la nostalgia de una viuda

como la timidez de un indio como la locura de un árbol

como nerviosas palomitas como rositas deshojadas queriéndome decir

dejad que la poesía haga su magia.

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Mientras tanto

mi corazón al filo de esta noche

ahogando mi locura por haberte amado ¡profundo!

profundo, sin piedad.

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TINCO

A ese pueblo que me vio nacer en junio de primavera.

Aquí respiro el perfume de llantén verde cerros angelicales aguardan mi descanso

semiredonda choza de esta puna lejana en ti reposa la gaviota andina enamorada

su esbelta catarata de espuma blanca su aguerrida lampa y valiente picota

coronada con su puente colgante; pregonando humildad y grandeza

es Santa Rosa de Tinco del Distrito de Alis

de la Provincia de Yauyos Región lima, República del Perú

sus tercas peñas de caritas arrugadas siempre de pie ante el cielo azul quebradas enseñoreadas por el quinhual

por el ichu silvestre y la ortiga colorada

el ganado danza la cumbre sin temor tinco tiene andenes, tinco tiene la vida los andenes; vuestra papa, mashua y cebada

la vida; a mi altivo pueblo milenario

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cheqche y huamanrripa curan mis penas

amargas quebradas profundas dan eco a mi canto

su queso pálido, yacuchupe y pushpo cancha y charqui seco, la esencia del tinqueño

cristalino el Yauyos transmite paz y amor resistencia a la muerte, lealtad a la vida

jocosos florecen los manantiales, dotados de fuerza invencible y glorioso poder

Yanapchacan, Condorcharana, Huaclacancha Piedra parada y Sunca, Huacuypacha y Padre maray

Koriac y Machay, Paccha y Pucayacu enseñadnos tu entrega, enseñadnos tu identidad.

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Tristeza

Miro la más profunda tristeza

/de mi pueblo bebo su llanto con estos mis labios

/llenos de sed beso la ladera verde /de su espalda

en este día donde no sé nada del amor abrazome muy profundamente el dolor hoy cuando al universitario al obrero al

campesino y a la puta solitaria

les es sofocante y molestoso meter los dedos al corazón de un mísero bolsillo miseria que habita entre nosotros

despiadadamente

¿la culpa la tiene nadie?, ¡o tal vez! el siempre desnudo de los octubres morados que nunca da la cara

dejad que lloren un amor las margaritas con faldas /es su tiempo

que suspiren de alegría los jilgueros amarillos

/del palacio que marquen las reglas y las horas convenidas esos gallos

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/traviesos

que nosotros, los de aquí, los de esta junta estamos ebrios de dolor

usurpemos con furor al conformismo yo pondré metáforas desenvainadas y desempolvaré los bolsillos

tan llenos, tan llenos; de miseria y tristeza.

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MADRE SOFÍA

Con el alma de un ángel con el corazón de poeta

más aún, con todo el amor de tu amado hijo.

Hoy, en el día de las madres, mi corazón ya no sonríe

el canto de los pajarillos es también un profundo silencio madre, es el segundo domingo de ese mayo que espero

yo aquí de pie; bien peinadito para entregarte mis florecitas

sigo sentado junto a las pálidas rositas que te compré; pensando en mis chocolates como en tus ojos marrones

recordando ese frágil cabello negro y tu dulce aroma

interrogando tu presencia y la sangre tuya que es mía

¡señora!, es domingo, es tu día y es medio día todavía quiero verte, besarte y cantarte, entregarte mi poesía mi soneto de amor en español directo al cielo de Dios

quiero que sonrojes a mis rositas, baja y tiéndeles tu mirada desciende pronto; ¡pronto!, para no irme a inundar tu casita Domingo noche y tu hijo te sigue esperando ¡bien peinadito!.

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Tus ojos

Tus ojos son dos rayos

de intenso amor que fulminaron mi corazón

hipnotizando mis ser

cuando la nube gris del cielo nuble el aroma de las flores

y veas una gota de rocío será porque mis ojos lloran por ti

imposible de olvidar; Dios pasa, te mira, te llama y no te olvida

incomparable amada paloma mía, nunca te olvidaré.

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Moza

A las mujeres del Perú, en cuyos brazos vibra

y salta el amor.

Sirva usted un plato lleno de poesía con abundante rima

y alguna sustancia ametrada de tu regazo cariñoso;

también un vaso de chicha color de tu sangre,

¡rojo! ¡rojo! rojo amor.

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Desenfrenado

Siento tus latidos desesperados

Acompañando el ritmo de mi pensamiento y Estas frente a mis luceros

Evoco en silencio toda tu belleza

En medio de todas estas flores Tranquila y bella te contemplo

En medio de todas estas flores Mis ojos se embelesan frente a ti

Si cogerte el corazón pudiera Mi amor lo implora incesante,

Mas sin manos se maldice Llora su dolor desenfrenado

Busco la luz de tus ojos negros

Dentro de mi corazón;

Encontrarla no he podido, mas sólo; Desenfrenando el pensamiento

Describirte más; no puedo Invadido de tus latidos desesperados

de luz clara y amorosa de tus negros ojos He quedado completamente desenfrenado.

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San Lorenzo de Alis

Por los caminos estrechos del Perú, una pincelada para el Distrito de Alis.

Comunidad campesina De hombres con la fuerza y la entrega del metal

He pensado en ti, he pensado en ti,

Pasando el corazón negro de un túnel como Ushco

Debí presentir el mortificante humo citadino en mis pulmones

Alis

Anduve lejos de aquel olor fresco y seco

De la muña, de un chamis dulce y consolador,

Pregonando en uno y otro cielo, un paisaje natural

Como la “cashauaita” de tus jóvenes en cosecha

Alis,

Las cabalgatas por el sendero de la vida que yo di

Fueron por el lomo de la tristeza y del olvido,

En las tardes desconsoladas y lloviznantes

Donde las ingratas magnolias se hacían historia

Como el cuaderno azul tiritaba olvidado, triste y descolorido

Por los andenes agrestes de Huacta y el silbido,

Como el polvo se esfuma con las gotas aguacerales de enero

Se irá tu pena alisina con el latente cariño de este provinciano

ALIS,

Tu Parachaca y Tapo en el trajín de su largo caminar

Sepultan el olvido y la tristeza del campo, del otoño

Y del valiente comunero de lampa y pico

De las venas blancas de tu río Yauyos florecen

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La hierba buena, el geranio, el upshupsha y el shucuruma

y los labios de una alisina;

La legendaria palla, el maizal y la legendaria vida del alisino.

Alis

La franja verde de los regocijantes sembríos de mayo El imponente, trajinante, pujante y batallador río profundo

Son la escuela de mi alma y el espíritu de mi canto con quena

Del abrigo y el amor caluroso de una manta

Labrada con colores robados del arco iris

Del tesoro de generacionales “mishipulsos” Una madre alisina, siempre, siempre estuvo allí

Alis

Me he sobado la espalda y el corazón

Con los alegres recuerdos sembrados en tus andenes ¡A pura tacclla!.

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Adiós sin despedida

serpentea tu alma en mi memoria cual estrella tímida en la oscuridad temblor humano lleno de tortura

rebasas mi hondo sentimiento herido

contemplados por el viento y la sombra inmolados como piedras anestesiadas, nos han visto el corazón carcomido

cual pajarillos de los nidos sepultados

te he visto y te he tocado nuevamente con el poder invisible de mi gran amor te he sentido y te he amado nuevamente

con la fuerza invisible de mi amor frívola despertabas ante mis suspiros

cual tiroteo de un amanecer invernal ausente; respondió ensordecida tu corazón

ausente; respondió la muerte a mi clamor danzaba la tristeza en nuestras vidas

tallaba nuestro llanto en su plenitud un adiós sin despedida inimaginable olvidar

perpetua será vuestra mirada final, amor .

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Universitaria

Transeúnte De esos luceros y oscura cabellera

Pendiente del marco negro de tus ojos Del lunar que en vano pretendes esconder,

Estupefacta

Olvidándome en cierta esquina Alcahueta de mil amores

Deslizándote cual sirena encantadora Al compás de mi tolerante corazón

Atolondrada y sonrojada Desquiciada con el viento marrón

Con la sonrisa de un cielo

Con la sombra del oscuro salón

Atónita, el alma delirante de tu mirar Simpleza de sumatoria tus pisadas

Así, toda tú

Universitaria sin remordimientos Ataviada y galardonada

Por el público varonil multicolor Te rindes a tu destino

Al amor de un hombre sin nombre.

Sumergiéndome

En la marea celeste de tu encanto

Mi palabra más valiente

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Tímida, asomará tus oídos para decirte,

¡¡¡Universitaria!!! Desde el hoyo

De mi encalambrada

Garganta, Este tácito

Adiós.

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Tinta de mi sangre

Ensangrentado cogí; una pluma y marchamos El camino largo cimentado de blancas nubes

Blando el sendero bajaba lento ante mi ensueño Letras ataviadas; erguidas conglomeraban mi verso

Cicatrizaste las heridas mías al verte yo nacer

Ágil; tan pronto retumbabas las aulas y la ciudad Incomprendida; lloraste tu dolor mi linda poesía

Tinta de mi sangre eran esas tus lágrimas muertas

Sin compasión; como flechas cargadas de furor Te vendrán a reprochar una y otra vez

Sin compasión; como flechas cargadas de furor Te lanzarán adjetivos una y otra vez

Miré sentaditas las tristes gotas de sangre

En el fondo melancólico de un tintero ¡Era real! incomprendida y olvidada mi poesía

Tinta de mi sangre eran esas tus lágrimas muertas

Vuélvete a mí; unámonos pronto como cabellos Vuélvete a mi; musa imaginaria, pluma enmudecida

Tintero, y con la tinta de mi sangre resucitada Inmortalizaremos el poema romántico más real.

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Mujer

Mujer, Estremeciendo

Mi pecho cálido

Mi pecho acalorado Mi pecho desorbitado,

La lluvia blanca de tus ojos De tus ojos mujer

Lluvia, lluvia, lluvia...

Las gotas nocturnas de mi corazón Blancas y minusválidas,

Lluvia de amor

Por ti Mujer…

Vestía de negro absoluto

El silencio de tu pensamiento

La melancolía de vuestros ojos El débil suspiro de tu aliento

Y el delirio de tu cuerpo

Despierto,

No encorves esas avizorantes Y amables pestañas

Mirarme “mujer” poema

Anduve llenando El estomago de penas

Padeciendo como loco

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Sobre la orilla de tu amor

Lejano día donde los luceros míos

Cimentaban de amor y de agua La árida pradera de tu espalda

Tatuaba la nostalgia Sobre tu pecho ardiente

Sobre tu pecho de mujer enamorada

Mujer, mi poema

Única belleza Del mediodía,

De mi atardecer,

De mi anochecer, De mi AMANECER

De mi nostalgia, de mi alegría Eterna, belleza Única

Única

Única Mujer.

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Todo y Nada

Amada

Todo, descifrar nerviosamente tu desdén

Nada, compararte con la amapola bella

Nada, el viento que sopla con decencia Todo, alardear tu mano ante la aurora

Nada, rezarle con letargo al padre invisible Todo, rezarle a tus labios un beso rosado

Amada

Todo, al lado de la incógnita humana

Nada, mi verso al verte radiar en tu posada

Tu amor, la razón absoluta

De un paraíso, de un sueño angelical Todo, todo eres tú, poesía tu nombre

Tu nombre, la vida y el amor

Amada

Nada, esta poesía desencadenada Todo, contar tu deshilachada cabellera

Nada, el despacio suspiro de un ángel

Todo, la esplendidez de tu suave caminar

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Nada, vociferar el paradisiaco mundo de Dios

Todo, cantar tu encanto de púrpura

Nada, vivir por tu amor fenecido Todo, morir al compás de tu olvido

¡Oh! Amada.

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Noche campesina

Conspirado por el Viento que lava mi rostro

Sentado sobre la polvorienta alfombra del pobre Las contemplé unidas; estrellas y luna serrana

Ensombrecida la noche lloró profundas sombras

Atormentado, negruzco y noble vuestro cielo Recalcitrante penetraba el dolor interminable Penas indescifrables ya no quiero connotar

Segado, sordo y mudo, mejor sería mi respiro

Hasta la irracional luz amarilla no pensante Consuela al campesino con sombra nocturna ¿Por qué?; "los de arriba" rebasados de orgullo

Como consuelo grietas de ignorancia sin medida

La indescriptible geografía inclinará sus brazos Al final de vuestras mañanas, tardes y madrugadas Cobijará nuestro cuerpo y yaceremos bajo el polvo

La esencia de tu ser, de tu existir y de tu morir

Tu legendario chuyo descolorido te es cómplice Amante de tu juventud pintoresca como arco iris

Chuyo andante que vas tras el ganado, fiel cómplice De tu vejez bajando esos hilitos blancos y plateados

¡Oh! campesino peruano lleno de fervor y amor

Tú que haces magia excelsa bajo tus pacientes ojotas A ti que grano y alforja te acompañan sin temor

Te juro, aquellos, temerarios, sólo ignoran tu valor.

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El Círculo

Y el maestro leía

suave muy suave el poema dentro muy dentro

el salón colportores

sobre una pluma abarrotados en fila;

sembrando en sus sienes

poesías; dolorosas poesías al amor

clavando el pico de sus azules pinceles

en el ojo de la poesía y el tino de poeta

latiendo latiendo incandescente. sobre el murmullo

de los académicos.

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Siete segundos

Siete segundos encierra toda su belleza Siete segundos son siete siglos, y

Siete siglos son siete segundos nada más

Siete segundos eternidad y hermosura Se hicieron los días en siete segundos Son siete segundos los días para amarte

Siete segundos pienso en ti; pienso en ti Siete siglos y siete segundos nada más

Te amé siete segundos de solitario amor

Trae tu ausencia siete segundos de dolor Tardaré siete segundos y te olvidaré Te escribo así en siete segundos de pasión.

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Pienso en ti

Pienso en ti; cuando El frío intenso del amanecer

Me invade sin temores y

Despoja el alma de mi cuerpo

Pienso en ti cuando

La luz divina del sol radiante Ilumina mi solitario pensamiento

"pienso en ti"

Pienso en ti cuando

El cielo me sonríe sin reservas, Pienso en ti evocando en silencio

Tu amor inquebrantable

En las horas de atención

Frente al blanco pizarrón Invisible dibujo tu rostro

Pensando solo en ti…

Paloma de ojos azules

Decidle a mi alma impaciente la actitud y su emoción

En los días de separación

Cuando la desdicha tormentosa

De este mundo social

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Hostiga este infinito sentimiento Yo, sigo pensando en ti

En los sueños de mi soñar En el ensueño de mis ojos

En la mixtura de mis sueños ¡Pienso en ti!

Sumergida en mi pensamiento

Palpitas dentro de este sentimiento

¡Aún muerto! en sueño profundo Pienso en ti, eternamente.

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Mis primeras soledades de NILTHON VÍLCHEZ BRUNO,

se terminó de imprimir el 8 de diciembre de 2009,

en los talleres gráficos de la Universidad Nacional del Centro del Perú.

Carretera central km. 5,

ciudad universitaria,

Huancayo – Perú

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