mitologÍa y cosmovisiÓn azteca

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MITOLOGÍA Y COSMOVISIÓN AZTECA Mitología Azteca "Dice la leyenda que Huitzilopochtli sacrificó a su sobrino y arrojó su corazón al Lago Texcoco. El corazón se asentó sobre una isleta rocosa donde posteriormente sería construida Tenochtitlán". Los aztecas originalmente eran una de las tribus nahuas, y cuando llegaron al valle de México, traían sus propios dioses. El más importante era Huitzilopochtli, cuyo nombre, en traducción llana, significa, "el colibri izquierdo"; sin embargo, según Laurette Séjourné en el lenguaje esotérico náhuatl se puede traducir como "El alma del guerrero que viene del paraíso". Al llegar al valle de México, o valle del Anahuac, los aztecas trataron de incorporar la cultura y los dioses de las civilizaciones mas avanzadas que ya estaban establecidas y la de civilizaciones más antiguas como la Tolteca; así incluyeron a Tlaloc, Tezcatlipoca y a Quetzalcoatl. Sin embargo, algunos jefes aztecas como Tlacaelel modificaron la historia para poner a su dios tribal, Huitzilopochtli, al mismo nivel que los demás dioses nahuas. Conforme los aztecas comenzaron a conquistar a otros pueblos, fueron aceptando nuevos dioses y enlazando sus historias con las de los dioses que ya tenían. Estudiosos como Miguel León-Portilla sugieren que, en la época de la conquista, los aztecas estaban en un proceso de sincretización donde todos los dioses serían sólo expresiones de las potencias de una deidad principal, Ometeotl/Omecihuatl (algunos nombran a Tonacatecuhtli y su mujer Tonacacihuatl). Ésta es una antigua pareja de dioses; sus nombres literalmente siginifican "Señor dos, Señora dos", pero usualmente se traduce como "nuestro señor/señora de la dualidad", es decir, un dios con características femeninas y masculinas. Este dios es mucho más antiguo que la civilización nahua, y según algunas leyendas es el origen de todos los dioses. El pueblo difícilmente lo conocía, pero entre las clases superiores se le rendía una especie de culto. Otros nombres que recibía era, "El inventor de sí mismo", "El señor del cerca y junto" y Tonacatecuhtli (El señor de nuestra carne). Los aztecas sacrificaban jóvenes doncellas a los dioses en lo alto de sus pirámides, que dicen que también podrían estar relacionadas con la astrología, para aplacar su ira y obtener su favor. Estos dos dioses tuvieron dos hijos, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca. El primero, la serpiente emplumada, es el dios del agua y de la vida, en cambio el segundo es el dios de las cosas nefastas y de los conflictos. Entre los dos crearon el cielo y la tierra. Luego hay gran cantidad de dioses secundarios, como Tlaloc, dios de la lluvia y el rayo o Cineteotl dios del maíz. Xipe Totec es el dios de la fertilidad, y durante las fiestas en su honor, los hombres se vestían con pieles de humanos desollados, como signo de regeneración. Xopilli era el patrón de los artistas, mientras que Macuilxochitl lo era de los juegos y Xochiquetzal del amor facil y de las cosas no aptas en horario infantil. Habían dos dioses del fuego, uno era Huehueteotl y el otro, también vinculado al tiempo y a los gobernantes, Xiuhtecuhtli. El dios estelar Tlahuizcalpantecuhtli, era la personificación de la guerra, y era representado por el planeta Venus. El dios de la Vía Láctea era Mixcoatl y el dios sol era Tonatiuh, también relacionado con la guerra. Por último, cabe

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MITOLOGÍA Y COSMOVISIÓN AZTECAMitología Azteca"Dice la leyenda que Huitzilopochtli sacrificó a su sobrino y arrojó su corazón al Lago Texcoco. El corazón se asentó sobre una isleta rocosa donde posteriormente sería construida Tenochtitlán". Los aztecas originalmente eran una de las tribus nahuas, y cuando llegaron al valle de México, traían sus propios dioses. El más importante era Huitzilopochtli, cuyo nombre, en traducción llana, significa, "el colibri izquierdo"; sin embargo, según Laurette Séjourné en el lenguaje esotérico náhuatl se puede traducir como "El alma del guerrero que viene del paraíso". Al llegar al valle de México, o valle del Anahuac, los aztecas trataron de incorporar la cultura y los dioses de las civilizaciones mas avanzadas que ya estaban establecidas y la de civilizaciones más antiguas como la Tolteca; así incluyeron a Tlaloc, Tezcatlipoca y a Quetzalcoatl. Sin embargo, algunos jefes aztecas como Tlacaelel modificaron la historia para poner a su dios tribal, Huitzilopochtli, al mismo nivel que los demás dioses nahuas. Conforme los aztecas comenzaron a conquistar a otros pueblos, fueron aceptando nuevos dioses y enlazando sus historias con las de los dioses que ya tenían. Estudiosos como Miguel León-Portilla sugieren que, en la época de la conquista, los aztecas estaban en un proceso de sincretización donde todos los dioses serían sólo expresiones de las potencias de una deidad principal, Ometeotl/Omecihuatl (algunos nombran a Tonacatecuhtli y su mujer Tonacacihuatl). Ésta es una antigua pareja de dioses; sus nombres literalmente siginifican "Señor dos, Señora dos", pero usualmente se traduce como "nuestro señor/señora de la dualidad", es decir, un dios con características femeninas y masculinas. Este dios es mucho más antiguo que la civilización nahua, y según algunas leyendas es el origen de todos los dioses. El pueblo difícilmente lo conocía, pero entre las clases superiores se le rendía una especie de culto. Otros nombres que recibía era, "El inventor de sí mismo", "El señor del cerca y junto" y Tonacatecuhtli (El señor de nuestra carne). Los aztecas sacrificaban jóvenes doncellas a los dioses en lo alto de sus pirámides, que dicen que también podrían estar relacionadas con la astrología, para aplacar su ira y obtener su favor. Estos dos dioses tuvieron dos hijos, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca. El primero, la serpiente emplumada, es el dios del agua y de la vida, en cambio el segundo es el dios de las cosas nefastas y de los conflictos. Entre los dos crearon el cielo y la tierra. Luego hay gran cantidad de dioses secundarios, como Tlaloc, dios de la lluvia y el rayo o Cineteotl dios del maíz. Xipe Totec es el dios de la fertilidad, y durante las fiestas en su honor, los hombres se vestían con pieles de humanos desollados, como signo de regeneración. Xopilli era el patrón de los artistas, mientras que Macuilxochitl lo era de los juegos y Xochiquetzal del amor facil y de las cosas no aptas en horario infantil. Habían dos dioses del fuego, uno era Huehueteotl y el otro, también vinculado al tiempo y a los gobernantes, Xiuhtecuhtli. El dios estelar Tlahuizcalpantecuhtli, era la personificación de la guerra, y era representado por el planeta Venus. El dios de la Vía Láctea era Mixcoatl y el dios sol era Tonatiuh, también relacionado con la guerra. Por último, cabe destacar al dios del inframundo Mictlantecuhtli y su mujer Mictlancihuatl, que eran representados como esqueletos vestidos de papel.Cosmovisión AztecaLa cosmovisión es la idea que los distintos pueblos tienen del lugar que ocupan en el universo los dioses y los hombres, los astros y la Tierra, y de la manera en que se relacionan entre sí. A ello hay que agregar la explicación que dan acerca del origen de todo lo creado, lo cual nos lleva al terreno de los mitos. En el caso de Mesoamérica, antiguos mitos relatan cómo los dioses formaron la estructura universal. Si atendemos a lo que nos dice la Historia de los mexicanos por sus pinturas, un documento del siglo XVI, veremos que fue por la acción de una pareja primordial que todo se creó. Dice así el relato:Pasados seiscientos años del nacimiento de los cuatro dioses hermanos, hijos de Tonacatecuhtli, se juntaron todos y dijeron que era bien que ordenasen lo que habían de hacer, y la ley que habían de tener, y todos cometieron a Quetzalcóatl y Huitzilopochtli, que ellos dos lo ordenasen, y estos dos, por comisión y parecer de los otros dos, hicieron luego el fuego, y hecho, hicieron medio Sol, el cual por no ser entero no relumbraba mucho sino poco. Luego hicieron a un hombre y a una mujer: el hombre dijeron Oxomoco y a ella Cipactónal, y mandáronles que labrasen la tierra, y que ella hilase y tejiese, y que de ellos nacerían los macehuales, y que no holgasen sino que siempre trabajasen, y a ellos les dieron los dioses ciertos granos de maíz, para que con ellos ella curase y usase de adivinanzas y hechicerías, y así lo usan hoy día en hacer las mujeres. Luego hicieron los días y los partieron en meses, dando a cada mes veinte días, y así tenían diez y ocho, y trescientos y sesenta días en el año, como se dirá adelante. Hicieron luego a Mictlantecuhtli y a Mictecacíhuatl, marido y mujer, y éstos eran dioses del infierno, y los pusieron en él; y

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luego crearon los cielos, allende del treceno, y hicieron el agua, y en ella criaron a un peje grande que se dice Cipactli, que es como caimán, y deste peje hicieron la tierra…Nos interesa de manera particular la última parte del relato, en la que leemos cómo crearon el calendario de dieciocho meses de veinte días cada uno, lo que da un total de 360 días, a los que hay que agregar cinco días aciagos. El calendario se estructura a partir de la observación de la naturaleza; así, el cambio de una temporada de lluvias y otra de secas, el movimiento solar a lo largo del año, etcétera, van a dar pie para establecer los meses y los rituales dedicados a los dioses correspondientes.Por otra parte, en Mesoamérica se consideraba que habían existido cinco edades o soles. Cada uno de estos soles había sido destruido por la lucha entre los dioses, entre Tezcatlipoca y Quetzalcóatl, que trataban, en cada nuevo Sol y de manera alternada, de crear al género humano y de dotarlo de alimento; sin embargo, no lograban formar al hombre deseado y todo era destruido. Según la Leyenda de los Soles, manuscrito en nahua de 1558, el primer Sol fue el 4 Tigre, y los primeros seres fueron devorados por jaguares; el segundo Sol fue el 4 Viento, y este elemento los destruyó; el tercero fue 4 Lluvia y los seres fueron destruidos por lluvia de fuego; el cuarto fue 4 Agua y todos murieron ahogados. El quinto Sol surgió, finalmente, en Teotihuacan. Ahí se reunieron los dioses y crearon el Sol, que se movió gracias al sacrificio de los dioses. Correspondió a Quetzalcóatl crear al hombre y dotarlo de maíz como alimento, el cual robó del Tonacatépetl o cerro en donde se guardaban los mantenimientos.Lo anterior resulta importante porque nos da una idea del proceso evolutivo y de la acción creadora y beligerante de los dioses. Ahora bien, ¿cómo concebían los antiguos nahuas el universo? Imaginemos una esfera a la que le pasamos una línea horizontal que la atraviesa por la mitad; la esfera queda dividida en una parte superior y una inferior. Pues bien, la línea que divide ambas partes es la tierra, el nivel terrestre en donde habita el hombre. Si recordamos el mito, la tierra fue creada de una especie de pez-cocodrilo llamado Cipactli. La mitad superior de la esfera serán los niveles o escaños celestes, en tanto que la parte inferior será el inframundo. Los niveles celestes son trece y, de acuerdo con el Códice Vaticano A, se considera que en el primero de ellos se encuentran la Luna y las nubes; el segundo es el citlalco o lugar de las estrellas; el tercero es el lugar por donde pasa diariamente el Sol; en el cuarto nivel está Venus y, según otra versión, en él se localiza Uixtocíhuatl, deidad de las aguas salobres, hermana de los tlaloques. El quinto cielo es aquel por donde pasan los cometas o donde se encuentra el giro; los cielos sexto y séptimo se representaban con colores, mientras que el octavo sería el lugar donde se forman las tempestades o lugar que tiene esquinas de lajas de obsidiana; del noveno en adelante eran lugares de los dioses, y el treceavo era el Omeyocan, en donde habitaba la dualidad por excelencia.El inframundo se contaba a partir de la tierra hacia abajo y estaba constituido por nueve escaños. Tanto Sahagún como el Códice Vaticano A registran estos lugares. Para el franciscano, el primer paso era atravesar por dos cerros que chocan entre sí; después venía el lugar de la culebra que guarda el camino, el lugar de la lagartija verde; luego había que atravesar ocho páramos y ocho collados; pasar el viento frío de navajas; cruzar el río Chiconahuapan y, finalmente, llegar al Mictlan. Otra versión nos habla de la tierra, en donde se coloca el cadáver que será devorado por Tlaltecuhtli, señor de la tierra. De ahí hay que atravesar un río; el lugar de los cerros; cruzar el cerro de obsidiana; el sitio donde tremolan las banderas; el lugar donde se flecha a la gente; el lugar donde se comen los corazones; el lugar de la obsidiana de los muertos, y por último el lugar sin orificio para el humo, que es una de las versiones del Mictlan, el más profundo de los inframundos, en donde habita la pareja de Mictlantecuhtli y Mictlancíhuatl, señores del lugar de los muertos.De esta manera, la estructura del universo, en sentido vertical, estaba constituida por estos tres niveles: cielos, tierra e inframundo. A la vez, en sentido horizontal estaban los cuatro rumbos del universo, cada uno de ellos regido por un dios y asociado a un color (hay varias versiones de ellos), un glifo, un árbol y un ave. El Códice Fejérváry-Mayer nos muestra una lámina en la que vemos cómo el dios viejo, señor del fuego y del año, Xiuhtecuhtli, se encuentra en el centro. Con su sabiduría, este dios guarda el equilibrio universal ante la actitud beligerante de los dioses que ocupan los cuatro extremos del universo. El rumbo norte estaba regido por el Tezcatlipoca negro y su símbolo era el técpatl o

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cuchillo de sacrificios; este rumbo se conocía como Mictlampa, o lugar de los muertos y del frío, y se vinculaba a lo seco y a lo árido. En contraposición, al rumbo del sur lo regía el Tezcatlipoca azul, que algunos autores identifican con Huitzilopochtli. Su glifo era el conejo y se le consideraba como el lugar de la abundancia; se le denominaba Huitztlampa, o lugar del sacrificio con espinas. El oriente lo presidía el Tezcatlipoca rojo, identificado como Xipe Tótec, cuyo símbolo era la caña; se decía que este era el rumbo masculino del universo; por ahí salía el Sol diariamente para alumbrar el mundo de los hombres; iba acompañado por los guerreros muertos en combate o en sacrificio, a quienes se les deparaba seguir al Sol desde su nacimiento hasta el mediodía. El poniente estaba regido por Quetzalcóatl. Su color era el blanco y su glifo calli o casa; se asociaba a las mujeres y por ende era el rumbo femenino del universo, por lo que se le conocía como Cihuatlampa. A partir del mediodía hasta el atardecer, las mujeres muertas en el parto acompañaban al Sol, pues el trance de dar a luz se consideraba como un combate. A estas mujeres se les conocía con el nombre de mocihuaquetzque, o mujer valiente; también se les nombraba cihuateteo, o mujeres diosas. De esta manera, cada rumbo del universo formaba una dualidad con su contraparte: seco y árido-abundancia y masculino-femenino.Ahora bien, toda esta concepción universal estaba expresada, como se dijo, en el recinto sagrado de Tenochtitlan. En términos generales, el recinto guardaba una disposición oriente-poniente, obedeciendo al recorrido del Sol. En sus diferentes edificios se llevaban a cabo varias ceremonias, según la deidad a la que estuvieran dedicados. El calendario ritual abarcaba todo el año, y cronistas como Sahagún y Durán, entre otros, nos han dejado pormenores de las ceremonias que se celebraban mes a mes. No viene al caso referirnos a todas ellas, pero sí atenderemos aquello que se relacione con el Templo Mayor como centro fundamental del universo y lugar en donde quedaron expresados dos de los principales mitos aztecas.