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Monografía de Vigilar y Castigar de Michel FoucaultTRANSCRIPT
Felipe E. Sepúlveda RozasPedagogía en Historia y Geografía
Universidad del Biobío
Facultad de Educación y Humanidades
Departamento de Historia y Ciencias Sociales
Pedagogía en Historia y Geografía
MONOGRAFÍA
Michel Foucault“Vigilar y Castigar”
Cátedra: Teoría de la Historia
Profesor: Alejandro Bancalari Molina
Ayudante: Belén Beltrán Beltrán
Estudiante: Felipe Sepúlveda Rozas
Fecha: Martes 25 de junio de 2013
Felipe E. Sepúlveda RozasPedagogía en Historia y Geografía
Felipe E. Sepúlveda RozasPedagogía en Historia y Geografía
Introducción
En este trabajo, se pretende brevemente analizar una de las grandes obras del siglo
XX, Vigilar y Castigar de Michel Foucault. En esta gran obra, Michel Foucault deja al
desnudo la sociedad moderna, que es desde su perspectiva, una constante relación entre
vigilantes y vigilados. Esta dinámica está dada por las relaciones de poder, donde los
sujetos están siempre vigilados, de forma deliberada o no, y están en esta constante
interacción para buscar una normalización generalizada.
Para llegar a este análisis, Michel Foucault hizo un profundo estudio del sistema
carcelario francés. Comenzando su libro con una descripción gráfica del suplicio de
Damiens, un regicida francés de mediados del siglo XVIII, contrastando este método de
castigo punitivo y físico con el empleado tan solo ochenta años después, donde también de
forma gráfica, describe la rutina de una cárcel de Paris. Este cambio radical en la forma de
castigo, se debe al cambio de sistema de gobierno y de las relaciones de poder. El suplicio
aplicado a Damiens, demuestra el carácter punitivo del castigo en periodo monárquico,
donde a través de la represión y castigo público en las plazas, se ejercía el poder sobre los
sujetos subalternos. En el sistema carcelario posterior, del periodo de la república, el
castigo pasa de ser punitivo a restitutivo, donde las penas aplicadas son la privación de la
libertad de acuerdo a la magnitud del delito. En este sistema, toman un rol preponderante
los profesionales, psicólogos, guardias, abogados, etc. que serán los que juzguen la
magnitud del castigo y el tiempo en que este será aplicado.
La importancia de analizar el sistema carcelario y la aplicación de los castigos, se
debe a que como lo plantea Michel Foucault, en las cárceles es donde se ve el poder al
desnudo, donde se ejerce en toda su magnitud sin ser ocultado. En la sociedad moderna,
este poder se ejerce pero de forma menos visible y/o oculta en diversos niveles, en todos los
ámbitos de la sociedad, como lo son la educación, la salud (sobre todo la salud mental), en
las instituciones policiales, instituciones judiciales, etc.
Es por esto que es de suma importancia valorizar la labor de Michel Foucault, al
aportar con un análisis completo y multidisciplinario sobre la sociedad moderna, a través de
la cual se puede utilizar como base para investigaciones sociales en diversos ámbitos.
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Biografía
Michel Foucault:
Nació un 15 de octubre de 1926 en Poitiers, Francia. Su
nombre de nacimiento fue Paul-Michel Foucault, al igual que su
padre, Paul Foucault, destacado médico cirujano que esperaba
que su hijo siguiera su mismo camino.
En su infancia, Michel Foucault no sería un destacado
estudiante, más bien sería un estudiante promedio, hasta que
asistió al colegio jesuita de Saint-Stanislaus donde se destacó
notablemente. Por esta época escolar de Michel Foucault,
estallaría la Segunda Guerra Mundial y Poitiers, perteneciente a la Francia de Vichy, sería
ocupada por las tropas alemanas en represalia a la traición de las tropas francesa de Vichy
que se unieron a los aliados en plena batalla en el norte de África.
Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, Michel Foucault continuaría sus estudios
e ingresaría a la histórica y prestigiosa École Normale Supérieure, lo cual significaba el
paso previo a estudiar carreras académicas en humanidades en Francia.
Durante sus estudios en la École Normale Supérieure, Michel Foucault se
enfrentaría a malos momentos personales, conviviendo con una depresión a causa de la
angustia y rechazo de sí mismo provocado por su homosexualidad. Esta depresión lo
llevaría a intentar suicidarse en diversas ocasiones, lo que motivó a que fuera derivado a un
psiquiatra. Es en esta época en la que se vería fascinado por la psicología, de la cual
obtendría una licenciatura, como también obtendría una licenciatura en filosofía en 1952.
Por esta época, sería invitado por su mentor Louis Althusser a formar parte del
Partido Comunista Francés, al cual pertenecería por un periodo de tres años (1950-1953)
pero se retiraría debido a sus diferencias con el ideario político y filosófico del partido.
Tras ejercer la docencia por un breve tiempo en la École Normale Supérieure,
enseñaría psicología entre 1953 y 1954 en la Université Lille Nord de Francia, año en el
que además publicaría su primer libro “Maladie mentale et personnalité” libro que más
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tarde el mismo desaprobaría. Después de 1954 emprendería un autoexilio, ocupando cargos
en universidades en Suecia, Polonia y Alemania. Regresando a Francia en 1960 para
finalizar su doctorado. Tras esto, ejercería un cargo de filosofía en la Universidad de
Clermont-Ferrand, donde conocería a quien sería su pareja por dos décadas, Daniel Defert
un joven estudiante de filosofía.
Cuando Daniel Defert fue llamado a su servicio militar en Túnez, Michel Foucault
conseguiría un puesto en la Universidad de Túnez en 1965. Es en esta Universidad, en 1966
que publicaría una de sus grandes obras, “Las Palabras y las Cosas”, obra que refleja su
interés en el estructuralismo, corriente de la cual se quiso desligar al ser clasificado como
estructuralista. Se desligaría también de las etiquetas de post-estructuralista y post-
moderno.
Tras los movimientos estudiantiles durante mayo de 1968 en Francia, Michel
Foucault vuelve a Francia atraído por estos movimientos y comienza su activismo político.
El Gobierno francés creó la Universidad experimental Paris VIII en Vincennes, donde es
llamado a dirigir el Departamento de Filosofía. Participa activamente junto con los
estudiantes, tanto en marchas, tomas y enfrentamientos con la policía. Permanece poco
tiempo en Vincennes ya que es llamado por el grupo de académicos más importantes de
Francia, y por lo tanto pasa a formar parte del Collège de France donde se ocupa de la
cátedra de “Historia de los sistemas de pensamiento”. En esta ayuda a fundar un grupo de
información de reos, donde publicaban las reclamaciones de los reos carcelarios. Esto fue
motivado por su giro hacia los estudios de los sistemas carcelarios y disciplinarios, lo cual
se vería reflejado en una de sus más grandes obras, “Vigilar y Castigar”.
Posteriormente, con el decaimiento de los movimientos sociales en Francia,
comenzaría a pasar más tiempo en EE.UU., siendo parte de la Univerisdad de Bufalo y en
la Universidad de California en Berkeley.
Michel Foucault en sus últimos años se dedicó a escribir “La Historia de la
Sexualidad” pensada en 6 volúmenes, de los cuales solo alcanzó a publicar tres.
Michel Foucault falleció a consecuencia del SIDA el 25 de Junio de 1984, en París,
a la edad de 57 años, dejando un gran legado multidisciplinario en las ciencias sociales.
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Análisis de “Vigilar y Castigar”
Capítulo 1: Suplicio
1.-El Cuerpo de los Condenados.
El castigo ha sido la forma más antigua que han tenido las sociedades humanas para
corregir las conductas no aceptadas socialmente. Los métodos empleados para el castigo
son los que han variado con el avanzar del tiempo, siendo el castigo corporal el más antiguo
y el que por siglos se usó en las diversas sociedades humanas (siendo usado aún en algunas
culturas).
Es así como la tortura fue un método efectivo de castigo para las sociedades
antiguas, como lo fue el mundo medieval. En la Edad media la institución religiosa utilizó
el castigo punitivo mediante torturas como método de corregir las malas conductas, ya
fueran delitos factuales como también delitos valóricos, como el pecado. El empleo de las
torturas fue evolucionando en tecnologías, donde cada vez más las torturas se extendían en
tiempo y en dolor, creando una verdadera ingeniería del dolor humano.
Estas torturas que iban evolucionando a medida que la inquisición se expandía,
llegaron a un punto culmine en Francia, en 1757, que tras fallar en su intento de regicidio,
Robert Damiens fue condenado a muerte previo suplicio en la plaza pública. Sintetizando la
descripción detallada y gráfica que hace Michel Foucault de este suplicio, a Damiens se le
infringieron heridas a las cuales se le vertía aceite hirviendo, azufre y diversos líquidos
ardientes que aumentaban su dolor. Tras cuatro horas de torturas frente a la expectante
población, se le dio fin a su vida intentando primeramente descuartizarlo tirando de sus
extremidades con caballos en direcciones opuestas. Este método no funcionó, por lo cual
sus verdugos cortaron los ligamentos de las extremidades para que se desmembraran con
mayor facilidad cuando los caballos tiraran, una vez logrado el objetivo de descuartizarlo,
fue lanzado a la hoguera.
Este episodio trágico y cruel, caló hondo en la opinión pública e institucional de
Francia y llevó a una reformulación de los castigos. La reforma influenciada por un carácter
de humanización de las penas. Atrás se dejaba el carácter punitivo de las penas, con
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carácter teatral y de intimidación para la población. La nueva formulación abogaba por un
castigo más oculto y humano, con penas restitutivas de libertad y en casos extremos de
pena de muerte, pero de una forma más rápida y sin dolor. Es entonces que se crea la
Guillotina.
Junto con el cambio de la forma de castigar, se cambia también el enfoque del
objeto a castigar. Toma preponderancia la veracidad del delito y la pena, jugando un rol
importante el conjunto de profesionales en torno a la investigación y juicio del imputado. El
castigo entonces pasa a ser correctivo más que una aplicación de suplicio.
Con este nuevo sistema el castigo abandona el cuerpo, pero se centra en el alma, en
la psicología de la persona. El sistema penitenciario se torna más científico, buscando la
forma correcta de aplicar las penas en los que cometen delitos y buscar la forma de
corregirlos.
Este nuevo sistema crea una relación de poder entre quien castiga y quien es
castigado. En otras palabras, quien tiene el conocimiento tiene más poder y quien tiene
menos conocimiento estará más propenso a ser parte de los condenados, es así como los
jueces tienen todas las facultades de dirimir en los asuntos penitenciarios. Los castigados
entonces ven coartadas sus libertades y los lujos de la vida cotidiana. Ya no es el cuerpo el
castigado, pero si el alma, que se atormenta al ver restringidas sus libertades y lujos, lo cual
hace más prolongado el sufrimiento. Si bien el sufrimiento ya no es corporal como en el
sistema anterior, pasa a ser mental.
2.- La Resonancia de los Suplicios.
Por otra parte, además de las penas restricción de libertad, existían también otras
penas menores o leves, las cuales eran satisfacción del ofendido, censura, prohibición de
visitar determinados lugares, cobro de multas y confiscación de bienes. Aun así se conserva
cierto vestigio de dolor en las penas, reflejadas en las suplicas de los condenados, que
terminan por ser arte cuantitativa del dolor.
Los jueces por su parte, donde se ve en ellos la relación directa de conocimiento-
poder, tienen las facultades para analizar los casos, resolver las denuncias penales y
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determinar las penas. Para esto los jueces se valían ante todo de las pruebas del delito, que
si bien podían ser documentadas, también podrían ser mediante confesión. En esto último
hay una clara diferencia con el sistema antiguo, donde la confesión se lograba mediante
torturas, sino que solamente a un análisis de profesionales que estudiarían la veracidad de la
confesión. Ante esto, son las pruebas del delito las que determinan la culpabilidad y la
magnitud del castigo, por lo tanto las pruebas ejecutan el proceso del juicio y sin estas, no
continua la intervención judicial.
Respecto al siglo anterior, siglo XVIII, el poder judicial ejercía el suplicio como
método ritualista donde la hegemonía del rey se hacía sentir a sus súbditos mediante la
ridiculización del castigado o la tortura pública como método de intimidación. Ante las
torturas o la puesta en ridículo del imputado, este terminaba confesando su culpabilidad. De
esta forma el ritual político era una demostración de poder en totalidad.
Para la reforma al sistema penal 80 años después del suplicio de Damiens, el ritual
político cambió de forma y expresaba su poder a través de los juicios. El sistema judicial ya
no quería mancharse las manos con un crimen mayor al que estaban imputando, por lo cual
la venganza sobre el imputado se hacía mediante la exigencia de su arrepentimiento, a Dios
y a la humanidad, de esta forma se ampliaba el arrepentimiento. Así el imputado ya no tenía
un sufrimiento físico – en parte- sino que un castigo psicológico y con resultado de una
posible rehabilitación.
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Capítulo 2: Castigo.
1.-El Castigo Generalizado.
Ahora la justicia criminal ya no debe ser una venganza, sino que un castigo. El
suplicio se debe suprimir en totalidad, por una necesidad humana de valorización por la
vida, hasta el peor de los asesinos merece un respeto a su humanidad.
El poder judicial para este nuevo sistema penitenciario, debía dejar los vicios del
antiguo régimen, donde los jueces eran comprados, heredados y corruptos. El poder judicial
se debía separar del ejecutivo, los delitos debían ser enmarcados bajo leyes generales, los
delitos y sus penas ya no debían ser resultado del criterio del juez. Por lo tanto fue
imperativo crear un cuerpo legal, un derecho penal donde todos los ciudadanos estuvieran
en conocimiento del castigo de acuerdo a las penas, que infracciones eran menos graves y
cuales eran motivo de pena de cárcel o muerte.
Con un cuerpo legal tipificando cada delito, se espera que no existan lagunas legales
que permitan la impunidad o la arbitrariedad de los jueces. El inculpado de delito además
toma un carácter de inocente hasta que las pruebas le demuestren lo contrario en caso de ser
culpable.
2.- La Benignidad de las Penas.
En este apartado del capítulo dos, Foucault siguiendo con los argumentos de
Peletier, cuando afirma que debe existir una relación más exactas entre la naturaleza del
delito y la naturaleza del castigo. De esta forma los castigos deben ser proporcionales al
delito cometido. El delito de vagancia se debe castigar con trabajo, el delito de robo y
asesinato se debe pagar con penas duras y re-educación para rehabilitar la conducta
desviada. De esta forma se buscaba erradicar de raíz las malas conductas de los
delincuentes, además de abrir una esperanza para el reo que podía creer en una
rehabilitación.
Por su parte además, la sociedad también podía tener una nueva visión sobre los
castigos por delitos, ya que se aplicaban penas de trabajo público para el Estado, como
mejoras en las carreteras, quitar la hierba de los caminos, etc. De esta manera además se
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financia el sistema carcelario y se prepara a los reos para que cuando salgan en libertad,
tengan algún conocimiento sobre oficios y se dediquen al trabajo para que no reincidan.
La cárcel además ejerce un control en todos los aspectos de la vida del reo, con
rutinas marcadas por horarios para dormir, comer, recrearse, trabajar, etc. de esta forma el
reo se ve privado de su libertad en todo ámbito, no pudiendo decidir siquiera que actividad
quiere realizar voluntariamente.
Capítulo 3: Disciplina
1.-Los Cuerpos Dóciles.
Para ejemplificar como el cuerpo se transforma en un instrumento del poder y el
reflejo de la disciplina, Foucault señala que en el siglo XVII y antes, los soldados eran
hombres de gran valentía, con habilidades de combate, vigorosos y con el ideal de héroe.
En contradicción a esto, ya en el siglo XVIII, los soldados eran hombres fabricados, que se
les adoctrinaba en conductas, disciplinas, vocabulario, hábitos y pensamiento que era
puesto a prueba ante las ordenes de sus superiores, las cuales debían acatar sin quejas. De
esta forma el cuerpo es un instrumento del poder, una máquina trabajable.
Esta utilización del cuerpo como instrumento del poder, refleja el carácter
disciplinario de quienes gobiernan, que teniendo como blanco el cuerpo dócil, lo adoctrinan
para que sea un cuerpo obediente, manejable en sus conductas y políticas. Esta forma de
utilización del cuerpo y adoctrinamiento disciplinario no solo se refleja en cárceles e
instituciones militares, donde este carácter es obvio y visible, sino que también en
instituciones que en apariencia cumplen otro rol, pero que en realidad están cumpliendo la
misma función mecanicista de ver al cuerpo dócil como un instrumento a manejar, estas
instituciones son las escuelas, las universidades, los hospitales, los talleres industriales y el
mundo laboral en general.
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1 i.- El Arte de las Distribuciones.
En este apartado, se exponen las técnicas de división de los individuos en el espacio,
en cuatro formas. La primera de estas es la clausura, el encierro obligatorio para controlar y
mantener el orden de las personas en las instituciones donde se desarrollan, colegios,
talleres, etc. En segundo término está la localización o división en zonas, provocando que
cada sujeto se maneje en sus respectivos lugares, provocando la dispersión y distribución de
los grupos, eliminando las colectividades e individualizando al sujeto. En tercera instancia
están los emplazamientos funcionales, que son lugares que responden a la necesidad de
vigilar por parte del poder, además que evita y corta las comunicaciones peligrosas entre
los individuos y crea espacios productivos. En último lugar, está el rango individualizador
de los cuerpos por una localización distribuyéndolos y circulando en un sistema de
relaciones, donde se distribuyen según sus valores, méritos y especialidades, jerarquizando
el saber o la capacidad.
1 ii.- El Control de la Actividad
El control de la actividad es de suma importancia para el poder, la creación de
rutinas con horarios marcados hace que los sujetos no tengan tiempo para el ocio, y todo el
tiempo sea utilizado de manera efectiva para la productividad. De esta forma además se
mantiene un mejor control sobre ellos y se les tiene trabajando como máquinas donde cada
vez se vela más por la eficacia del tiempo, acelerando los tiempos de productividad y de
manejo de los sujetos en sus labores productivas.
1 iii.- La Organización de la Génesis
La organización del tiempo también se ve en controlar las actividades en cuatro
formas. La primera es dividir la duración en segmentos, sucesivos o paralelos. La segunda
es la organización de los segmentos de acuerdo a un esquema analítico. La tercera busca
finalizar dichos segmentos temporales fijando una finalización o una prueba que indique si
el sujeto ha alcanzado el nivel esperado en su segmento y de esta forma garantizar el
aprendizaje y las dotes de cada individuo. La cuarta consiste en disponer series de series, lo
que significa entregar a cada serie según su nivel, su antigüedad o grado generando así una
ramificación de series que se entregan cada vez que un sujeto termine su segmento.
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En síntesis, esto se ve reflejado en el sistema escolar, donde los sujetos deben pasar
por una serie de cursos, con tiempos limitados, cumplimiento de horarios y con
aprendizajes esperados para cada nivel, que son medidos mediante pruebas estandarizadas.
De esta forma se ejerce un control sobre los sujetos en sus horarios, sus conocimientos y su
aprobación si estos son los esperados.
1 iv.- La Composición de Fuerzas.
Para este apartado, es necesario resumirlo en las palabras del mismo Foucault “En
resumen, puede decirse que la disciplina fabrica a partir de los cuerpos que controla
cuatro tipos de individualidad, o más bien una individualidad que está dotada de cuatro
características: es celular (por el juego de la distribución espacial), es orgánica (por el
cifrado de las actividades), es genética (por la acumulación del tiempo), es combinatoria
(por la composición de fuerzas)”. (Pág. 172)
De esta forma se expone un sistema preciso de mando para las combinaciones en
donde la actividad del cuerpo está calculada por órdenes breves y claras.
2.- Los Medios del Buen Encauzamiento.
De los métodos efectivos de orientación y vigilancia de los individuos, se encuentra
el método de inspección jerárquica. Los sujetos están constantemente supervisados en sus
actividades por diversos tipos de inspectores que lo mantienen vigilado – de forma visible u
oculta- en sus labores. De esta forma el poder se ejerce en forma de vigilancia de las
actividades individuales, encauzándolas en caso de que estas se desvíen de lo permitido.
Para esto incluso se cambió la arquitectura de los lugares siguiendo el modelo militar y
carcelario de constante vigilancia, como las puertas de los baños donde se pueden ver las
cabezas y los pies de quienes estén dentro. Con este constante sistema de vigilancia todo
aspecto de la vida cotidiana se ve alienado, por la constante inspección, que premia o
castiga las conductas de los sujetos. Así el poder se ejerce en su totalidad en los individuos.
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De igual forma, los exámenes estandarizados son un mecanismo de inspección
constante de las actividades, como una inspección de saberes. De esta forma al sujeto se le
individualiza para convertirlo en cuantificable y cualificable. Así se mantiene un constante
control sobre los sujetos sin recurrir a la fuerza, ni siquiera haciendo visible dicho control.
Esto ocurre desde las edades más tiernas en el colegio hasta la adultez.
3.-El Panoptismo
El panóptico es un sistema diseñado por Bentham, donde en una construcción de
domo todas las celdas estuvieran vigiladas por un solo individuo en una torre central que lo
puede ver todo sin que él sea visto. Este modelo arquitectónico no se llevó a la práctica en
la realidad, salvo algunos intentos de acercamiento, sin embargo este sistema panóptico se
puede aplicar a la realidad social, donde se espera una constante vigilancia sin que los
sujetos se sientan vigilados.
Es así como el Estado también ejerce su poder político, administrando justicia y
medios de castigo. Esto también se aplica a las instituciones educacionales, de salud e
incluso la familia. En todos estos aspectos, la disciplina mantiene un control de vigilantes y
vigilados. De esta forma se puede controlar la conducta de los sujetos a un ideal esperado.
Capítulo 4: Prisiones
1.-Unas Instituciones Completas y Austeras.
La forma de la constitución de las prisiones está ligada a lo dicho anteriormente
respecto al cambio en las penas de los imputados, que están en relación al tipo de delito y
su castigo en proporción a este. De esta forma al igual que las penas no son las mismas para
todos y van de acuerdo a la magnitud del delito, los lugares de reclusión no pueden ser para
todos iguales. Un reo por delito menor, no puede compartir el mismo espacio con un reo
por homicidio. De esta forma se mejora el diseño de los recintos penitenciarios y se les da
división por magnitud de delitos. Así además se agregan las celdas solitarias, concibiendo
el aislamiento como un método de rehabilitación, pero además de un castigo de privación
total de libertad. Pero esto también debía ser contrarrestado por un tiempo de espacio con
los demás reos en el patio, con actividades físicas y laborales. Todo este control sobre los
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reclusos en sus actividades diarias, era esencial para modificar sus pensamientos generando
un efecto de dominó y jerarquización que les serviría para adaptarse a la sociedad. Es por
eso que Michel Foucault recalca la figura del sistema penitenciario como un ejemplo donde
el poder y control de la sociedad se revelan al desnudo.
2.- Ilegalismos y Delincuencia.
En este apartado, Foucault resalta la visión sobre la ilegalidad y la delincuencia. Los
reos que eran paseados con sus cadenas por el recinto penitenciario eran abullados y
aclamados por la población penal, de esta forma algunos reos veían sus delitos como
hazañas, se tatuaban cuchillos y guillotinas en su cuerpo. Así el sistema carcelario deja
entrever su fracaso al no rehabilitar a todos los reos, sino que crear una institución delictual,
donde entre reos se agrupan y aprueban sus fechorías. De esta forma la prisión más que
suprimir la delincuencia, en muchos casos reproduce la delincuencia.
3.- Lo Carcelario.
Las prisiones no son instrumentos represivos ni buscan tan solo privar de su
intrínseco derecho de libertad al ser humano, deben ser herramientas que contengan todo
tipo de disciplina (reflexión, trabajo, educación, etc.) que sirva para la transformación de
los presidarios en individuos correctos que no reincidan en sus faltas. Foucault afirma que
se ha visto que la prisión transformaba, en la justicia penal, el proceso punitivo en una
técnica penitenciaria, pero recurre al ejemplo especial de la colonia penal de Mettray que
transporta esa técnica de “institución penal” al cuerpo social entero. Con varios efectos,
dentro de los cuales los principales son:
En primer lugar, lo carcelario, junto con sus distintas herramientas, da pie a un
reclutamiento de grandes delincuentes y organiza “carreras disciplinarias” en las que se da
un trabajo completo de elaboración. Todo esto dada la presencia de exclusiones y rechazos.
En segundo lugar, es efecto del sistema carcelario y de los más importantes, el volver
natural y legítimo el poder de sancionar, es decir, que instituciones penitenciarias tienen
reglamentos que reproducen leyes, sanciones que imitan veredictos y penas.
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Por último, el sistema carcelario se consolida como el instrumento de castigo que va
más acorde con la “nueva economía del poder”. Su funcionamiento panóptico, ha sido
durante años la herramienta más simple pero más necesaria que desarrolla la actividad de
examen, la cual ha objetivado el comportamiento humano.
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Conclusión
Para concluir con este análisis, es necesario recalcar la gran obra de Michel Foucault
reflejada en Vigilar y Castigar. El carácter multidisciplinario de su investigación, siendo el
considerado un Historiador, Filosofo, Sociologo y Psicologo (aunque rechazaba que fuera
tachado de esa forma) deja entrever la importancia de las ciencias auxiliares en la Historia,
donde abordando de forma holística un tema, se puede desprender muchas conclusiones.
Al analizar el sistema carcelario francés, desde el periodo monárquico a su paso al
sistema republicano, Michel Foucault mostró los métodos ocultos de control social ejercido
por quienes ostentan el poder hacia sus subalternos. El sistema carcelario deja al desnudo
todos los elementos de control mediante el poder y como este pretende tener un control en
todos los aspectos de la vida.
Las instituciones que en apariencia cumplen roles educativos, de salud, productivos,
en el fondo también ejercen el poder de vigilancia a los sujetos mediante diversas técnicas
como lo son el panóptico, de esta forma los sujetos están desde temprana edad aclimatados
en un mundo de horarios, rutinas, disciplina y supresión total de sus actividades
individuales voluntarias. Esto sin embargo se hace de forma mayoritariamente oculta y los
individuos participan activamente de este sistema de forma consciente pero
mayoritariamente de forma inconsciente.
Esta radiografía de la sociedad moderna hecha por Foucault, hace que la obra de
este autor sea valorada por todo el mundo académico y no por casualidad, Michel Foucault
ha sido catalogado como el autor más citado en la última década en investigaciones de
ciencias sociales.
Según las palabras del mismo Foucault, su obra no pretende ser una explicación
total de las cosas, sino que ser una caja de herramientas, de la cual los académicos e
intelectuales puedan sacar los elementos que consideren necesarios para sus
investigaciones. De esta forma Vigilar y Castigar, ha sido la caja de herramientas para
todos aquellos quienes se interesan por estudiar las relaciones de poder en la sociedad, tanto
la sociedad moderna como la antigua.
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Bibliografía
Para la biografía de Michel Foucault:
http://www.infoamerica.org/teoria/foucault1.htm
Foucault, Michel. “Vigilar y Castigar”. Editorial siglo XXI. Argentina, 2002.