montale ungaretti quasimodo - novecento
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Montale ungaretti quasimodo - novecento - en la libreria de arquitraveTRANSCRIPT
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3Arquitrave
Seleccin, ensayos y traducciones de Tedulo Lpez Melndez.Con la corresponsabilidad de Daniela Baldassari en las traduc-
ciones de Quasimodo y Ungaretti.
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4 Novecento Eugenio Montale, Giuseppe Ungaretti, Salvatore Quasimodo, Tedulo Lpez Melndez Arquitrave Editoreswww.arararararquitravequitravequitravequitravequitrave.comEdicin y diseo Harold Alvarado Tenorio y Hctor Hernn GmezImpreso en Colombia - Printed in Colombia
Todos los derechos reservados. Esta publicacin no puede ser reproducida, ni entodo ni en parte, ni registrada en o transmitida por, un sistema de recuperacin deinformacin, en ninguna forma ni por ningn medio, sea mecnico, fotoqumico,electrnico, magntico, electroptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permisoprevio por escrito de la editorial.
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5Eugenio Montale
Eugenio Montale naci en Gnova el 12 de octubre de 1896. Elpadre era un rico comerciante. Un psimo estado de salud le haceinterrumpir los estudios a corta edad y slo la ayuda de su hermanaMariana, una especie de ngel guardin que lo acompaar parte desu vida, lo logra reinsertar en la vida normal. Eugenio quiere ser can-tante lrico y as, paralelamente a sus estudios normales, recibe clasesde canto. Esta aficin a la msica la encontraremos como una no des-preciable influencia en sus primeros poemas. Prcticamente solo apren-de ingls, espaol y francs.
Es un lector empedernido, devora a Rousseau, Constant,Baudelaire, Mallarm, Valry, Cervantes, Manzoni y filsofos comoCroce y Bergson. Llega a su primer libro, Ossi di seppia, de mano dela lectura de sus contemporneos de la dcada precedente, Pascoli,Gozzano, Saba, Palazzeschi, Marinetti, Ungaretti, Campana. Apare-ce, pues, el primer libro de quien ser llamado por Pietro Pancrazi (Scrittori doggi. Laterza, 1946) un poeta fsico y metafsico. Unensayo publicado por el mismo Montale en estos aos nos da la clave.Dice que el estilo, el famoso estilo total creado por los poetas de lailustre ltima triada (se refiere a los tres ms populares del momento)est enfermo de furores jacobinos, de superhombrismo, mesianismo yotras enfermedades. En tiempos que parecen contraseados por lainmediata utilizacin de la cultura, de la polmica y de la diatriba,Montale piensa que el estilo no puede venir de otra parte sino de losbuenos hbitos. Veinte aos despus, hablando del primer libro, agre-gar que su propsito era que su palabra fuese ms adherente que la delos otros poetas. Pero, ms adherente a qu?
Montale confiesa que le pareca vivir dentro de una campana devidrio, aunque, al mismo tiempo, se senta vecino a cualquier cosa deesencial; un velo sutil era todo lo que le separaba de ello. La expresin
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6absoluta buscada sera, entonces, la ruptura de ese velo, una explosinque pusiera fin al engao del mundo como representacin. An as,vea este objetivo como inalcanzable, al tiempo que senta esta volun-tad de adhesin como musical y no pragmtica. En suma, Montale loque quera era tomar por el cuello la elocuencia de la vieja lengua ulica,tal vez con el riesgo de una contraelocuencia. No hay duda que lo me-jor de Ossi di seppia est en la sequedad lapidaria de algunas senten-cias y en una subjetividad que rompe todo esquema realista. Con Leoccasioni desarrollar una sugestin csmica, una objetivacin pro-funda mediante la aproximacin a un tiempo histrico amenazante y,claro est, una bsqueda desesperada de la salvacin. La figuraemblemtica, aquel t, ms los animales que aparecen en abundan-cia, sern capaces de salvarlo.
Finisterre es publicado en Suiza, no poda serlo en Italia dada laantipata de Montale por el fascismo. Este folleto se convertir des-pus en la primera parte de La bufera e altro. La tensin poticaadquiere aqu niveles altsimos. La desesperacin de la guerra se com-bate en nombre de la criatura amada que lo salva. De la oscuridademergen figuras que vuelan teniendo como fondo el conflicto. Montalerecoge sus ensayos publicados por aos en Il Corriere della Sera endos libros, Farfalla di Dinard y Auto da fe. All podemos encontrarsus escritos polticos, su tormentosa relacin con el fascismo, con laliteratura, su inmensa soledad y una muy interesante reflexin sobre lacultura en la sociedad tecnolgica: sobretodo, se nos presenta a pleni-tud el escritor en absoluta armona con su propio tiempo y con el mun-do en general, el Montale que no entiende la oferta de crdito de lamayor parte de sus compatriotas al rgimen y, en fin, que hace de estadesarmona una propia condicin existencial.
Los numerosos viajes los recoge en Fuori di casa. Ya en la famael Presidente Saragat lo designa Senador Vitalicio, lo que pone freno asus permanentes angustias econmicas, le permite dedicarse ms a la
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7poesa y reducir sus colaboraciones periodsticas. En 1963 muereMosca, su inseparable compaera. Cinco meses despus Montale es-cribe el poema Xenia, despus convertida en una serie en memoria dela mujer muerta. Los primeros 14 son recogidos en un libro, otros 14vendrn despus bajo el ttulo Altri Xenia, poemas todos que van aparar a Satura, un Montale nuevo y diverso, como coincide toda lacrtica. Textos cortos en un dilogo de ultratumba, corrosivos, dondepulveriza los objetos simblicos tan apreciados en sus libros anterio-res. Diario del 71 e del 72, que bien puede definirse como la ltimaestacin montaliana, es un hurgar en un universo en continua modifi-cacin.
En 1975 le otorgan el premio Nobel. Salen de las prensasQuaderno di traduzioni y en revistas algunos poemas inditos.Montale cont en vida, y no se diga desde el momento de su desapari-cin fsica, con un gran xito en el exterior. Sus poemas han sido tra-ducidos al francs, alemn, espaol, sueco, griego, ingls, rumano,hngaro, serbocroata, turco y otros. La crtica se ha ocupado, igual-mente, de su obra en manera abundante. Entre los italianos cabe men-cionar a Sergio Antonielli, Giorgio Barberi, Piero Bigongiani, Rober-to Canturi, Carlos Bo, Arnaldo Bocelli, Pietro Bonfiglioli, UmbertoCarpi, Gianfranco Contini, Giuseppe De Robertis, Giansiro Ferrata,Marco Furti, Claudio Marabini, Mario Forti, Pier Paolo Pasolini,Edoardo Sanguineti, Elio Vittorini y Giacomo Zazzarella, entre mu-chos otros. Fuera de su patria merece ser destacado el crtico hindR.S. Ahluwalia. Montale tradujo a Steimbeck, Cervantes, Melville,Dorothy Parker, Fitzgerald, ONeill, Hawthorne, Shakespeare, Pound,Nicols Guilln, Eliot y otros. Al entrar al anlisis de sus libros esimprescindible referirse al discurso que pronunci con motivo de laentrega del premio Nobel. All resalta la vinculacin de la poesa con lamsica y al sonido como la verdadera materia de la poesa. La poesa sehace lentamente visual, explica, porque pinta imgenes, pero an as
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8sigue siendo musical, reune dos artes en una sola. Reflexiona sobre latecnologa y revela la existencia de dos poesas, una de consumo inme-diato que se muere apenas se expresa y otra que tranquila dormir susaos para despertar un da, si es que tiene la fuerza para hacerlo. Elarte es siempre para todos y para ninguno. La poesa sobrevivir - afir-ma - al mundo tecnolgico.
En nuestra antologa hemos escogido poemas de cada uno de suslibros. En Ossi di seppia vemos como una rida desolacin caminalos poemas y la naturaleza toma colores encendidos y encantados. Unacansada sensualidad se internaliza en el nimo. El poema se tornaescabroso, triste, produciendo la sensacin de que el poeta ha demoli-do la materia. Hay una profunda reflexin que se mueve como una olaque se empina en las palabras escabrosas y se distiende despus en unapincelada.
La bufera e altro nos ofrece un mundo instantneo de esperan-za, una ambigedad que algunos crticos han llamado realismoexistencial. En un mundo sin futuro, los hombres no son ms aut-nomos que las sombras; los muertos, depositarios del pasado, repre-sentan la plenitud de la vida. Satura est caracterizado por un cambiode trasfondo y objetos, por lo tanto de lenguaje. Hay un cambio enrelacin con las cosas vivientes, seres humanos y animales (no olvide-mos la pasin del poeta por estos ltimos). Se trata casi de un diariopotico, aunque la expresin sea polmica. No olvidemos que en Sa-tura estn incluidos los poemas de Xenia, dedicados a la esposa muer-ta y escritos entre 1964 y 1967.
Un cambio se vea claro, surga una tendencia a narrar, tal veza la manera de Farfalla di Dinard. La crtica italiana, no obstante, hapreferido siempre hablar de diario para referirse a estos textosmontalianos. El propio poeta hizo notar que entre los tres primeroslibros y ste haban pasado algunos aos dedicados al periodismo.Montale asegur, al momento de la aparicin del libro, que esta poesa
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9tenda a la prosa al mismo tiempo que la rechazaba. Xenia est escritoen un permanente t, en un yo hacia un t, perdidos ambos enel vaco universal. Satura tiene una estructura musical; los motivosentran en diversas claves, se desarrollan y se abrazan. Por momentos,es cierto, aflora el periodista, pero uno que participa tambin de lamsica. Los antiguos temas asoman la cara en algn recoveco del poe-ma. En este libro hay menos uniformidad temtica, o como lo dijo elpropio Montale, una dimensin musical diversa. En Diario del 71y del 72 Montale da la impresin inicial de desorganizacin, de unsimple ordenamiento cronolgico, pero poco a poco se descubre que laorganizacin subyace a la manera montaliana. Estos poemas estn pla-gados de expresiones de la conversacin comn. Est aqu el lenguajecontemporneo, annimo, presente con todas sus banalidades fami-liares pero tambin con floraciones cultas. Muchas veces el lenguaje deMontale es un metalenguaje, un discurso sobre la lengua.
En Quaderno di quattro anni la aproximacin a la prosa esms fuerte, tampoco la poesa de Montale haba alcanzado antes talgrado de libertad frente a los juegos fnicos o a las exquisitecesestilsticas. Alfredo Guilcani (En Autunno del Novecento, Feltrinelli,1984) encuentra un violento elogio de la locura y un cortejar a lacrueldad. Cree, al mismo tiempo, que hay en este libro extraas vibra-ciones que apuntan a lo oscuro. Si Ossi di seppia es un viaje a travsde los modelos ms vlidos de la tradicin potica italiana (Carducci,Pascoli, DAnnunzio), Le occasioni es el perfeccionamiento de losinstrumentos tcnicos; La bufera e altro marca la irrupcin violentade la realidad histrica; ese mal de vivir que la crtica ha sealado enMontale desde sus primeros poemas, toma cuerpo en la historia, reali-zndose. Los ltimos libros, como hemos dicho, se caracterizan por latendencia al diario. En los poemas aqu seleccionados aparecerntemas como el papel salvador del fantasma femenino, como en Lenuove stanze.
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En I limoni se canta a los limones por contraste con los poetasque slo hablan de plantas de nombres raros; un evidente rechazo a lapoesa acadmica, pero el poema sigue cargado de matafsica. En unelemento comn se deposita una gran ansia de descubrir una respues-ta al deseo de vivir. La tendencia a la narracin est ya en el primerpoema del primer libro. Al mismo tiempo que manifiesta rechazo,Montale recupera elementos estilsticos de la tradicin; ese esccha-me conque se abre, dirigido a un mudo interlocutor, ser recurrenteen toda su poesa. Del mismo Ossi di seppia hemos incluido Nonchiederci la parola, una autntica definicin existencial de toda unageneracin, como lo observa Marchese. En la negatividad, hoy slopodemos decirte/aquello que no somos/aquello que no queremos, seresume la tesis montaliana de que no se pueden dar ms mensajes,frmulas, seguridad o certezas, sino slabas que expresan una convic-cin, la de la cada de toda posibilidad de consuelo. El mensaje est enversos que declaran la imposibilidad de mensaje. Ossi di seppia es elprincipio tico de toda una generacin, el refutar todo optimismoconsolatorio, el revelar la conciencia del mal de vivir que en muchosse traducir en un antifascismo militante.
Algunos poemas de Le occasioni muestran nuevassobreimpresiones en la memoria; el poeta se pregunta si en realidadlos sucesos fueron como los relata y se declara imposibilitado de recu-perar el pasado. Letra a letra, poema a poema, se constata la erosindel tiempo sobre los sentimientos y sobre la memoria. No hay maneraefectiva de defender los recuerdos, una especie de neblina oculta losrostros y los hechos del pasado. En Dora Markus se funden en unretrato de mujer todas las tendencias montalianas, el silencio, la indi-ferencia, la inquietud. En la segunda parte del poema hay una referen-cia histrica: la vecindad de las tinieblas sobre Europa. Dora es, prc-ticamente, inevitabilidad e impotencia, .pero es tarde, siempre mstarde. En los poemas de La bufera e altro hay una evidente referen-
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cia histrico-poltica, pero vinculada a la trgica condicin existencialdel hombre y el mal histrico es presentado como una epifana. Lospoemas son casi un balance de la conducta del poeta, una verificacinde los principios que lo han guiado, ahora dirigindose a una mujer a laque ratifica el sentido desencantado del vivir.
En Satura reflexiona sobre el sentido de la historia y sobre ellenguaje. Est all Xenia, poemas discursivos y coloquiales que leenla realidad y nos dejan un sabor de sabidura. El ltimo Montale esreflexivo, el poeta que pide a los amigos hacer una gran hoguera contodos sus libros, el que pide olvido proclamando que la tranquilidad delos poetas slo es perturbada por el recuerdo.
Para finalizar es necesario hacer referencia al Montale prosista.Dos libros famosos, Farfalla di Dinard (artculos en Il Corriere dellaSera) y Corriere dinformazione. En ambos libros hay numerososelementos autobiogrficos donde se puede seguir a Montale desde lainfancia, sus estudios de canto y su fructfera y dramtica pasanta porFlorencia. El poeta no es muy dado a las confidencias, pero, an as,podemos ver en la tela de la nostalgia algunos duros juicios sobre lospueblos de la infancia y la adolescencia, las mujeres aparecen agresivasy soportadas con estoicismo, casi como si la idealizacin en la poesafuese un contrapeso al fastidio por la feminidad terrenal. El poeta haceautnticos estudios de la tipologa humana, camina el sendero del he-donismo y hasta nos muestra sus aficiones gastronmicas. Cesare Segreha hecho un estudio comparativo entre la poesa y la prosa, remarcandocada lugar y cada motivacin. Otro texto destacable es Fuori di casa,un libro de viajes lleno de juicios literarios y artsticos. Tambin hayque mencionar Auto da fe, Nel nostro tempo, Sulla poesia y suintercambio de cartas con Italo Svevo y Salvatore Quasimodo.
Finalmente, Diario postumo, los textos entregados amorosamen-te en sobres cerrados a la poeta Annalisa Cima y editados en su totali-dad en 1996.
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Los limones
Escchame, los poetas laureadosse mueven solamente entre las plantasde nombres poco usados: bojes ligustres o acantos.Yo, para m, amo los caminos que van a parara los herbosos fosos donde en charcosmedio secos los muchachos agarrancualquier flaca anguilla:los senderos que atraviesan los cerrosdescienden entre los copetes de las caasy se meten en los huertos, entre los limoneros. Mejor si las algazaras de los pjarostragadas por el azul se apagan:ms claro se escucha el susurrode las ramas amigas en el aire que casi no se mueve,y los sentidos de este olorque no sabe desprenderse de la tierray en el pecho llueve una dulzura inquieta.Aqu, de las divertidas pasionesde milagro calla la guerra,aqu toca tambin a nosotros los pobresnuestra parte de riquezay es el olor de los limones.Mira, en estos silencios en los cuales las cosasse abandonan y parecen vecinasa traicionar su ltimo secreto,a veces esperamosdescubrir un error de la Naturalezael punto muerto del mundo, el anillo que no guarda,el hilo para desembrollar que finalmente nos pongaen medio de una verdad.
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La mirada escuadria el entornola mente indaga reconcilia desuneen el perfume que inundacuando el da ms languidece.Son los silencios en los que se veen cada sombra humana que se alejaalguna disturbada Divinidad. Pero falta la ilusin y el tiempo nos remitea las ciudades rumorosas donde el azul se muestraslamente a pedazos, en lo alto, entre las cimas.La lluvia cansa la tierra, de despus; se adensael tedio del invierno sobre las casas,la luz se hace avara - amarga el alma.Cuando un da desde un portn malcerradoentre los rboles de un patiose nos muestran los amarillos de los limones;y el hielo del corazn se deshacey en el pecho nos hiervensus cancioneslas trompetas de oro de la solidaridad.
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Cuerno ingles
El viento que esta tarde toca atento-recuerda un fuerte batir de espadas-los instrumentos de los espesos rboles y barreel horizonte de cobredonde tiras de luz se extiendencomo aquilones al cielo que retumba(Nubes en viaje, clarosreinos de all arriba! De altos Eldoradospuertas mal cerradas!)Y el mar que escama a escama,lvido, cambia de color,lanza a tierra una trombade espumas deformadas;el viento que nace y muereen la hora que lenta se ennegrecete tocase a t tambin esta nochedesafinado instrumento,corazn.
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No nos pidan
No nos pidan la palabra que de cada lado escudrienuestro nimo informe, y con letras de fuegolo declare y lo haga resplandecer como un azafrnperdido en medio de un prado polvoroso. Ah, el hombre que se va seguro,a los otros y as mi mismo amigo,y su sombra no cuida ms que la canculafija sobre un desconchado muro! No nos pregunten la frmula que mundos pueda abrirte,si cualquier torcida slaba est seca como una rama.Hoy slo sto podemos decirte,aqullo que no somos, aqullo que no queremos.
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Arsenio
Los torbellinos levantan el polvosobre los techos, en remolinos, y sobre los descampadosdesiertos, donde los caballos encapuchadoshusmean la tierra, detenidos delantede los critales relucientes de las posadas.Por la avenida, de cara al mar,t desciendes en este daora lluvioso, ora encendido,en el que disparos parecen transformar las horasiguales, apretadas en trama,un retornelo de castauelas. Es el signo de otra rbita: sguelo.Desciende en el horizonte que dominauna tromba de plomo, alta sobre los remolinos,vagabunda ms que ellos: salobre turbinondulante, soplado por el rebeldeelemento a las nubes; haz que el pasosobre el cascajo te cruja y te tropiecela maraa de las algas: aquel instantees, tal vez, tan esperado, que te permitaterminar tu viaje, anillo de unacadena, inmvil andar, Oh! demasiado conocidodelirio, Arsenio, de inmovilidad... Escucha entre las palmeras el brote trmulode los violines, apagado cuando ruedael trueno con un bramar de espadadetonada; la tempestad es dulce cuandobrota blanca la estrella de la Canculaen el cielo azul y lejana parece la tardeque es prxima: si el rayo la incide
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ramifica como un rbol preciosodentro de la luz que se enrojece: y el tmpanode los gitanos es el retumbo silencioso. Desciende en medio de la oscuridad que precipitay cambia el medioda en una nochede globos encendidos, bamboleantes en la orilla,y fuera, donde una sombra sola tienemar y cielo, en las barcas dispersas palpitael acetileno- hasta que gotea temerosoel cielo, humea el suelo que se abreva,todo de lado te enjuaga, golpeanlos blandos toldos, un rumor inmenso roela tierra, abajo se debilitan chirriandolas linternas de papel sobre las calles. As, perdido entre los mimbres y las esterasgoteantes, junco t que las racesconsigo arrastran, viscosas, ya nogiles, tiemblas de vida y te extiendesen un vaco resonante de lamentossofocados, la red te absorbede la onda antigua que te envuelve; y todavatodo te recoge, calle prticomuros espejos te fija en una solahelada multitud de muertos,y si un gesto te roza, una palabracae a tu lado, aquello es tal vez, Arsenio,en la hora que se disuelve, la seal de unavida ahogada surgida para t, y el vientola porta con la ceniza de los astros.
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Moradas
Busco en vanoel punto donde se movila sangre que te nutre,infinito rechazarse de los crculos,ms all del espaciobreve de los das humanos,que te hice presenteen una congoja de agonas que no sabes,viva en un ptridopantano de astro abismado; y ahoraes linfa que dibuja tus manos,te late en los pulsos inadvertida y el rostrote inflama o descolora. Tambin la red minuta de tus nerviosrecuerda un poco este su viajey si los ojos te descubro all se consumaun fervor cubierto de un pasoborrascoso de espumaque ora se espesa ora se rompe,y t lo sientes en los zumbidosde las sienes desvanecer en tu vidacomo se rompe a veces en el silenciode una plaza amodorradaun vuelo estrepitoso de palomas. En t converge, ignara,una aureola de hilos,y cierto, alguno de ellosse parecan a los otros;y hubo quien estremeci la tarde
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recorrido por una cndida ala en fuga,y hubo quien vi larvas vagabundasdonde otros faltantes chiquillas en enjambres,o separaciones, cul relmpago que derramas,en el sereno una arruga y el choque de laspalancas del mundo salidas de un desgarrndel azul la envolvi, lamentoso. En t me aparece una ltima coronade ceniza ligera que no durapero desflecada se precipita. Querida,desquerida, es as tu naturaleza.Tocas el signo, tramontas. Oh, el zumbidodel arco que es disparado, el surco que arala oleada y se encierra! Y ahora subela ltima burbuja. La condenaes tal vez esta desvariante amargaoscuridad que desciende sobre quien queda.
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Noticias de la amiata
Los fuegos artificiales del mal tiemposern murmullos de colmenas al atardecer.El cuarto tiene vigasapolilladas y un olor de melonespenetra del entablado.Las humaredas mrbidasque remontan un vallede elfos y de hongoshasta el cono difanode la cima me enturbian los vidrios,y te escribo de quien,desde esta mesa remota,desde la clula de mielde una esfera lanzada en el espacioy las jaulas cubiertas,el hogar donde los marrones explotan,las venas de salitrey de moho son el cuadrodonde dentro de poco rompers.La vida que te fabulaes todava demasiado brevesi te contiene!Abre tu cono el fondo luminosoAfuera llueve.
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Dora Marcus
1Fue donde el puente de maderapone a Puerto Corsini en alta mary raros hombres, casi inmotos,hunden y hacen zarpar las redes.Con un signode la mano indicabasla otra orilla invisibletu verdadera patria.
Despus seguimos el canal hasta la drsenade la ciudad, brillante de hollnen la basura donde se hundauna primavera inerte, sin memoria. Y aqu, donde una antigua vidasi abigarra en una dulceansiedad del Oriente,tus palabras irisbano como las escamasdel salmonete moribundo. Tu inquietud me hace pensaren los pjaros de paso que chocan con los farosen las noches tempestuosas:es tambin una tempestad tu dulzura,remolinea y no aparece,y sus reposos son tambin muy raros. No s como extenuada t resistesen este lago
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de indiferencia que es tu corazn; tal vezte salva un amuleto que tienescerca del lpiz de los labios,al edredn, a la lima: un ratn blanco,de marfil; y as existes!
2Ahora en tu Carintiade mirtos floridos y de esteros,inclinada sobre el borde vigilasla carpa que tmida abocay sigue sobre los filamentos, entre los hirsutospinculos las ascensionesdel atardecer y en las aguas una llamade toldos de muelles y pensiones. La tarde que se extiendesobre la hmeda cuenca no llevacon las palpitaciones de los motoresotro que gemidos de ganzos y un internode nveas maylicas diceal espejo ennegrecido que te vidistinta una historia de horroresimperturbados y la incidedonde la esponja no arriba. Tu leyenda, Dora,est escrita ya en aquellas miradasde hombres que tienen patillasalteradas y dbiles en grandesretratos de oro y retorna
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a cada acuerdo que expresala armnica rota en la horaque oscurece, siempre ms tarde.
Est escrita all. El siempre verdelaurel para la cocinaresiste, la voz no muta,Ravenna est lejos, destilaveneno una fe feroz.Que quiere de t? No se transfierevoz, leyenda o destino...Pero es tarde, siempre ms tarde.
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T seguiste
Y t seguiste las frgiles arquitecturasinundadas por el tiempo y el carbn,los patios cuadrados que tienen en el medioel pozo profundsimo; t seguisteel vuelo desaliado de los pjarosnocturnos y en el fondo del barranco el destellode la galaxia, la franja de cada tormento.Pero el paso que resuena tanto en el oscuroes de quin va solitario y otro no veque este caer de arcos, de sombras y de pliegues.Las estrellas tienen pespuntes demasiado sutiles,el ojo del campanario est detenido a las dos,las trepadoras, tambin ellas, son una ascensinde tinieblas y su perfume duele amargo.Regresa maana ms fro, viento del norte,deshoja las antiguas manos de la arenisca,trastorna los libros de horas en el desvn,y todo sea lente tranquilo, dominio, prisindel sentido que no desespera !Regresa ms fuerteviento de septentrin que haces deseableslas cadenas y sigilas las esporas de lo posible!Son demasiado estrechas las calles, los asnos negrosque zapatean en fila producen chispas,del pico escondido responden llamaradas de magnesio.Oh, el goteo que desciende poco a pocode las casuchas oscuras, el tiempo hecho agua,el largo coloquio con los pobres muertos, la ceniza, el viento,el viento que tarda, la muerte, la muerte que vive!
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La ventisca
Les princes nont point dyeux pour voir ces grands merveilles.Leurs mains neservent plus qu nous perscuter... Agrippa DAubign, Dieu
La ventisca que escamonda sobre las hojasduras de la magnolia los largos truenosmarzalinos y el granizo, (los sonidos de cristal en tu nidonocturno te sorprenden, del oroque se ha apagado sobre los caobos, sobre el cortede los libros religados, quema todavaun granil de azcar en la cscarade tus prpados) el relmpago que blanquearboles y muros y los sorprende en aquellaeternidad de instante - mrmol dichay destruccin - que dentro te esculpepuertos para tu condena y que te atams que el amor a m, extraa hermana,y despus la dura quiebra, los sitros, el temblarde los tamborcillos sobre la fosa ladrona,el zapatear del fandango, y arribacualquier gesto que devana...Como cuandote volviste y con la mano, desocupadala frente de la nube de los cabellos,me saludaste - para entrar en la oscuridad.
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Malecn
El soplo crece, la oscuridad est rota en pedazos,y la sombra que t mandas sobre la frgilempalizada se riza Demasiado tarde si quieres ser t misma! De la palmacae el topo, el relmpago est sobre la mecha,sobre las largusimas pestaas de tu mirada.
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El arca
La tempestad de primavera ha trastornadoel sombrero del sauce, Sial torbellino de abrilse ha enredado, en el huerto, el vellocino de oroque esconde mis muertos,mis perros confiados, mis viejassiervas - cuntos de entonces(cuando el sauce era rubio y yo truncabalos anhelos con la fonda) han cadovivos, en la trampa. La tempestadciertamente los reunir bajo aquel techode antes, pero lejos, muy lejosde esta tierra fulgurada dondehierven cal y sangre en la improntadel pie humano. Humea el cazoen la cocina, un redondo suyo de reflejosacenta los rostros huesudos, los hocicos aguzadosy los protege en el fondo la magnoliasi un soplo os la bota. La tempestadprimaveral sacude con un ladridode fidelidad mi arca, oh perdidos.
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Luz de invierno
Cuando descend del cielo de Palmirasobre palmas enanas y propileos confitadosy una uada en la garganta me advirtique me habras raptado,cuando descend del cielo de la Acrpolisy encontr, a kilmetros, cestasde pulpos y murenas(la sierra de aquellos dientessobre el corazn entumecido!),cuando dej las cimas de las aurorasdeshumanas por el helado museode momias y escarabajos (t estabas mal,nica vida) y confront la piedra pmezy el diaspro, la arena y el sol, el fangoy la arcilla divina-en la centellaque se alz fu nuevo e incinerado.
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La historia
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La historia no se desatacomo una cadenade anillos ininterrumpida.En todo casomuchos anillos no detienen.La historia no contieneel antes y el despus,nada que en ella rezonguea fuego lento.La historia no es productode quien la piensa y tampocode quien la ignora. La historiano se hace camino, se obstina,detesta el poco a poco,no procede ni desiste,cambia de rielesy su direccinno est en los horarios.La historia no justificay no deplora,la historia no es intrnsecaporque est fuerala historia no suministracaricias o golpes de fusta.La historia no es maestrade nada que nos ataa.Apercibirse no sirvepara hacerla ms verdadera y ms justa.
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La historia no es, pues,la desvastante escarbadura que se dice.Deja tneles, criptas, huecosy escondites. Hay quien sobrevive.La historia es tambin benvola: destruyecunto ms puede: si exagerase, seguramentesera mejor, pero la historia es cortade noticias, no cumple todas sus venganzas. La historia raspa el fondocomo una red de arrastrecon cualquier desgarradura y ms de un pez escapa.Cualquier ocasin se encuentra el ectoplasmade un salvado y no parece particularmente feliz.Ignora estar afuera, ninguno se lo ha dicho.Los otros, en el saco, se creenms libres que l.
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Xenia
I,13Tu hermano muri joven; t erasla nia desgreada que me miraen pose en el oval de un retrato.Escrib msicas inditas, inauditas,hoy sepultas en un bal o botadasen la alberca. Tal vez las reinventaalguien ignorante, si lo que est escrito est escrito.Lo amaba sin haberlo conocido.Aparte de t nadie lo recordaba.No he hecho investigaciones: ahora es intil.despus de t qued el nicopara quien l existi. Pero es posible,lo sabes, amar una sombra, sombras nosotros mismos.
II,5He descendido, dndote el brazo,por lo menos un milln de (escaleras)y ahora que no ests hay un vaco en cada escaln.Tambin as fue breve nuestro largo viaje.El mo dura todava, ni siquiera me sucedenlas coincidencias, las reservaciones,las trampas, las afrentas de quien creeque la realidad sea aquella que se ve.He descendido millones de escaleras dndote el brazono ya porque con cuatro ojos tal vez se ve ms.Contigo las he descendido porqu saba que de nosotros doslas solas verdaderas pupilas, aunque tan ofuscadas,eran las tuyas.
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El arte pobre
La pinturade caballete cuesta sacrificiosa quien la hace y es siempre un excesopara quien la compra y no sabe donde colgarla.Durante algn ao he pintado slo redescon pjaros ensacados,sobre papel azul de azcar o pulpa de embalar.Vino y caf, trazas de dentrficosi en el fondo haba un mar adornable,stas las tintas.Compuse tambin con cenizas y con fondosde capuchinos en Sainte-Adresse all donde Jongkindencontr sus heladas lucesy el paquete fue protegido con celofny alcanfor (con escaso xito).Es la parte de m que consigue sobrevivirde la nada que haba en m,del todo que eras, t, inconsciente.
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A.C.
Intentamos un da encontrar un modusmoriendi que no fuese el suicidioni la sobrevivencia. Otros tomaronla iniciativa por nosotros: y ahora es tardepara relanzarse del escollo.Qu una alma dainafuese la vida misma en su diapasnno lo creistes nunca: las horas acosaban,a t bast el orgullo, a m el nichodel apuntador.
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La forma del mundo
Si el mundo tiene la estructura del lenguajey el lenguaje tiene la forma de la mentela mente con sus llenos y sus vacoses nada o casi y no nos tranquiliza. As habl Papirio. Estaba ya oscuroy llova. Pongmonos al segurodijo y apur el paso sin darse cuentaque el suyo era el lenguaje del delirio.
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Para terminar
Recomiendo a mis herederos(si los hubiere) en materia literaria,lo que es improbable, que haganuna hermosa hoguera con todo lo que se refierea mi vida, a mis hechos y a mis omisiones.No soy un Leopardi, dejo poco para quemary ya es demasiado vivir en porcentaje.Viv al cinco por ciento, no aumenteisla dosis. Demasiadas veces, por el contrario, lluevesobre mojado.
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El vaco
Ha desaparecido tambin el vacodonde, en un tiempo, se poda encontrar refugio.Ahora sabemos que tambin el airees una materia que gravita sobre nosotros.Una materia inmaterial, lo peorque poda tocarnos.No est bastante lleno porque debemospoblarlo de hechos, de movimientospara poder decir que le pertenecemosy nunca le huiremos aunque muramos.Atestar de objetos aquello que esel solo Objeto por definicinsin que a l le importe nada, Oh torpecomedia. y con que celo la recitamos!
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Un mundo
Existe un solo mundo habitadopor los hombresy esto es ms que ciertoun solo mundo,un globo en el cual la cacera al hombrees el deporte en el que todos estn de acuerdo.No puede ser un puroacto de maldado el deseo impelenteque por fin el sol se apague.Habr otro, habr un porqupero sobre sto los dioses estn en desacuerdo.Slo por esto han inventado el tiempo,el tiempo y un puado de vivientes.Tienen necesidad de pensar sobreel porqu si hubiese un acuerdode su crepsculo no se hablara msy entoncespobres hombres sin dioses ni demonios,la ltima, la peor de las infamias.
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Juego de palabras
Se resuelve bien pococon la metralla y con la fuerza.La hiptesis que todo seaun juego de palabras,un intercambio de slabas,es la mas atendible.No por nada al principio era el Verbo.
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Poetas difuntos
Los poetas difuntosduermen tranquilosbajo sus epitafiosy slo tienen un sobresalto de indignacincuando un intil escriba recuerda sus nombres.As sucede tambin a las flores botadas en la basurasi acaso por ventura alguno las rescata.Estaban viajando hacia su madreahora hacia ninguno o hacia un mazoligado con un cordn o con un papel plateadoy la cestica de cerca sin, ni siquiera, la alegrade un nio o de un loco.
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Duermevela
El sueo tarda en llegardespues me alcanzar sin preaviso.Afuera debe suceder cualquier cosapara demostrarme que el mundo existe y quelos sedicentes vivos no estn todos muertos.Los aculturados, los poetas, los locoslas mquinas los negocios las opinionescomo nauseabunda olla podrida!Y yo all dentro incrustrado hasta los cabellos!Esta vez la piedad vence a la risa.
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Exabrupto
Un espacio de aos nos separa,pero rpido un gesto tuyoanula la distancia.Emerge un libritodel bolsillo de una gran cartera,y lmpido resuena un versoque debo juzgar.Es el saberte igualen un tiempo diverso que tal vezme duele. Una leve brisaentre brotes de luces levantanubes de arena y espuma. Ylo que sale a flote exabruptoes que yo soy la musa y t el cantor.Noticia alegre, sentirse al mismo tiempomaestro e inspirador.
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Giuseppe Ungaretti
Giuseppe Ungaretti nace el 10 de febrero de 1888 en Alejandra,Egipto. Sus padres haban emigrado de Lucca; en la ciudad sin for-ma definitiva sobrevivirn de los ingresos provenientes de una pana-dera. Era apenas un nio nuestro poeta cuando el padre muere du-rante la construccin del canal de Suez.
Alejandra est en el desierto, donde no hay permanencia en eltiempo, donde no se alza un monumento y donde todo cambia ince-santemente. Permanecer all hasta los 24 aos asistiendo al espec-tculo que su amigo Pea permite en la Baracca Rossa, punto deconfluencia de jvenes anarquistas y socialistas del mundo entero.Siente nostalgia por la lejana Italia, tema de sobremesa de la madreviuda, y por un eventual pas adoptivo, Francia.
Estudia en los mejores colegios y descubre los mejores escritores,Leopardi, Baudelaire, Mallarm, Racine y Nietzsche; Mallarm lomarcar y Nietzsche lo har descubrir inslitas perspectivas. En 1912viaja a Pars. Lleva la ventaja de no tener referencia alguna de aquelloque podra influir sobre algn joven poeta italiano que por aquellapoca estuviese radicado en Italia.
En la mente lleva, eso s, los sonidos de la noche, los cantos ra-bes, los gritos de los animales del desierto y todos reaparecern en supoesa. Durante este viaje ve por vez primera a Italia y se pone encontacto con los grandes artistas de la poca. En 1915 es alistado yva a la guerra como simple soldado; resulta aplazado en un curso deformacin de oficiales por evidente incapacidad para el comando;terminar escribiendo poemas en las trincheras. Cuando en 1921 vaa Roma ya ha publicado sus primeros versos.
Asiste a un Congreso del PEN Club en Buenos Aires y recibe unainvitacin para hacerse cargo de la Ctedra de Lengua y Literatura
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Italiana en la Universidad de So Paulo. En Brasil estar hasta 1942.Aquella larga permanencia lo marcar, tambin por razones ajenas ala literatura: all entierra a su joven hijo. Traduce al italiano a nume-rosos poetas brasileos. En 1942 regresa a Italia donde, por chiarafama, le es conferida la Ctedra de Literatura Italiana Contempor-nea en la Universidad de Roma. Muere en Miln en 1970. El naci-miento de Ungaretti en Egipto le permite, ya lo hemos dicho, care-cer de las referencias de cualquier otro poeta joven italiano; est,pues, libre de monstruos como DAnnunzio o Pascoli.
Si bien no escribe poemas hasta los 26 aos bien puede decirseque su poesa nace en el desierto. A pesar de ser Mallarm una in-fluencia determinante en sus inicios no puede decirse que Ungarettisea un poeta de formacin francesa. En realidad su mrito es haberpropuesto una lengua potica del siglo XX que procurara no pare-cerse a ninguna otra, popular lo suficiente como para resistir el tiem-po y oscura, como msica del desierto. En este poeta se entremez-clan esa msica, las lecturas, el delirio barroco del Brasil, el paisaje alfin conquistado. Escribe como si de un diario se tratara, marcandode manera tajante la relacin entre recuerdo y poesa. Durante supermanencia en Pars haba escuchado a Bergson impartiendo lec-ciones en La Sorbona y haba quedado marcado, admitiendo poste-riormente que el filsofo, a quien catalog como el ms grande delsiglo, haba tenido una influencia determinante en su poesa.
Quizs esta influencia donde se note mejor sea en la tendencia deUngaretti a la ausencia, es decir, a basarse en las implicacionesanagramticas que cada palabra tiene. De Leopardi admira la agude-za con que aquel ve la relacin entre forma e inspiracin. Los trmi-nos inseparables de la poesa de Leopardi son memoria e inocencia.Es obvio que Ungaretti no es un poeta romntico -en cualquier casole molestaban las etiquetas- pero tiene algunas cosas del romanticis-mo, como ese entremezclarse del conocimiento y la religiosidad. Para
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Leopardi la memoria es sufrimiento corporal. La concepcin queUngaretti tiene de memoria es bastante parecida, con el aditivo deBergson. No olvidemos, finalmente, que Leopardi ambicionaba eltono ntimo de Petrarca.
Cada vez que Ungaretti escribe prosa encontramos el anlisis dePetrarca, a Leopardi, a Pascal, en fin, una bsqueda permanente de larelacin memoria-sueo. En LAllegria estn recogidos los poemasdel frente y los recuerdos del desierto. Est formado por publicacio-nes de diferentes pocas, como Il Porto Sepolto (1919), propia-mente las experiencias de las trincheras, folleto editado en 80 ejem-plares y que provoc un artculo de Papini, el primero que jams seescribiera sobre Ungaretti. Tambin incluye, por ejemplo, Naufragi(1919) donde aparecen algunos textos de la poca milanesa. El ttulomismo es irnico, aunque puede tambin implicar el reconocimientoy aceptacin del camino humano, el camino comn a todos los hom-bres.
Pueden encontrarse numerosos versculos quebrados al mximo.Los primeros poemas de este volumen estn influenciados porLaforgue y Mallarm. La expresin es dictada por la guerra, realidadque acaba todo con su presencia trgica. La naturaleza es representa-da cruelmente y el lenguaje es lacnico.
Il sentimento del tempo es un canto a la edad apenas madura, alamor y al paisaje y muestra ya una inquietud religiosa que no se opo-ne, sin embargo, a la explosin de los sentimientos. Es elaclimatamiento a la vida en un nuevo paisaje, en una nueva edad yexperiencia. El paisaje es el del Lazio -sustituto de aquel egipcio- elmito que vive alrededor de Roma. Con LAllegria Ungaretti diceque buscaba una perfecta coincidencia entre la tensin rtmica delvocablo y su calidad expresiva..., lo que lo portara hacia posterioresy ms complejos intentos de unidad verbal. Quera que el verso re-conquistara el ritmo tal como haba sido marcado en el odo italiano
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por la naturaleza fnica de la lengua y por la tradicin sintctica yarmnica que a travs de los siglos haba sido trasmitida a las formas.Sealaba como suprema aspiracin de la poesa la de cumplir el mi-lagro, en palabras, de un mundo resucitado en su pureza originaria.
El objetivo perseguido no era otro que reaccionar contra la hin-chazn florida del dannunzianismo, contra la palabrera futurista yel empequeecimiento de la supuesta poesa de vanguardia. Volver allevar la palabra, ese austero signo de la dignidad humana, a su esen-cialidad, es decir, a su escabrosa importancia y autoridad. Il sentimentodel tempo est marcado por el arribo a Roma, ciudad barroca.Ungaretti siempre insistir en que fue Miguel Angel quien le revel elmisterio del barroco.
Explica que no es sta la afirmacin que pueda definirse con pro-posiciones lgicas, siendo ms bien un asunto de vida interior. Ilsentimento se escribe observando a Roma bajo los cambios de lasestaciones. Quien alguna vez haya visto la campia romana podrayudarse a entender al poeta nacido en Alejandra.
La primera parte de este poemario describe precisamente paisajesdel verano, estacin del barroco. Al otoo pertenece, con mayor pro-piedad, La terra promessa. En todo caso hay que destacar que en estemomento del diario ungarettiano Petrarca y Leopardi siguen firmesen el cielo. De Leopardi destaca el sentimiento de la decadencia, delfin de la civilizacin a la cual estuvo ligado. De manera que este librotiene dos momentos: la toma de posesin de Roma, de una ciudadque estaba impelido a hacer suya ya que haba nacido en una extran-jera, y del Lazio, ya que podemos encontrar numerosas referencias ala mitologa de esta regin, y un segundo, que todava conserva aRoma en el centro, que es el de la experiencia religiosa. Roma trans-piraba el sentimiento de lo eterno.
Libro de sol, de verano, estacin de violencia. El hombre est in-merso en su fragilidad. Y, como siempre, el sueo de inocencia
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preadnica, aquella del Universo antes del hombre. Aqu a la natura-leza se le da un valor histrico, aunque, al mismo tiempo, un valormtico. Tambin aparece el deseo, el regreso del estado ednico, laaurora, no de perfecta felicidad y en cualquier modo contaminadapor la historia; adems, la muerte, la nada.
En La terra promessa, especialmente en Le Canzoni, que abreel poemario, surge el conocerse, pascalianamente, ser de la nada.Puede decirse que este poema pasa de una inspiracin en la realidadde los sentidos a una en la realidad intelectual. La terra promessa esescrito con mucha lentitud, haba una tragedia en el mundo y unatragedia personal en el poeta. Aqu la naturaleza, conservando uncarcter mtico, intenta transformarse en un motivo de reflexinmetafsica sobre las condiciones del hombre en el universo. Aqu estla poesa del hombre que deja la juventud y entra en la madurez.Ungaretti haba concebido este libro como la tercera estacin de sucanto, pero suceden hechos dramticos en su vida que dan origen a Ildolore. El viaje a Brasil y la muerte de su hijo de nueve aos lo mar-carn, produciendo, fundamentalmente, los poemas que hemos se-leccionado del ltimo libro mencionado.
En Un grido e Paesaggi recoge textos que dej fuera de Il dolorepor considerar entonces que deban permanecer privados. En IlTaccuino del vecchio aparece, entre otros, un recuerdo para su es-posa recientemente fallecida. Apocalissi, Proverbi, Dialogo, suspoemas en francs (Derniers jours), todos, incluyendo los anterior-mente mencionados, aparecern en Vita dun uomo, la antologatotal de su obra potica. Cuando apareci el volumen, Ungaretti dijoque aquello era simplemente un diario, el desarrollo de su vida. Tenarazn. Todo en esta obra suya es una relacin entre poesa y expe-riencia biogrfica, un recproco condicionarse entre empeo huma-no y experimentacin formal.
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El primero en escribir sobre Ungaretti fue Giovanni Papini, en1917. Dej dicho: Hay aqu una calidad de visin que es toda italia-na, y un dejarse andar a la deriva de la propia imaginacin que es casioriental y una movible electricidad de recuerdos y disonancias que esfrancesa moderna... Carlo Bo, en 1938, se manifest de acuerdocon Ungaretti en llamar diarios a sus libros de poesa y destac comouna necesidad entender que son el perodo esencial de las formasesenciales de la poesa. Crticas sobre Ungaretti que merecen desta-carse son las de Giuseppe de Robertis (1945) y el ensayo de CarlosOssola, de 1974. Inclusive existe una Antologa de la crtica, la reco-pilada por Giuseppe Taso bajo el ttulo La crtica a Ungaretti (Cappeli,1977). As mismo son recomendables Materiale per uno studio suGiuseppe Ungaretti (Academie e Biblioteche dItalia, 1977), deRenzo Frattarolo y Atti del Convegno Internazionale su GiuseppeUngaretti (Edizioni Avanti, 1981) de Carlos Bo, M.Petrucciani yotros. En materia de biografas destaca la de Leone Piccioni, Vita diun poeta (Rizzoli, 1970).
Una frase muy apropiada es pronunciada por Pietro Citati, en1970, ante la muerte del poeta: Todos aquellos en estos aos loencontraban y lo frecuentaban, todos aquellos que hablaban con estehombre agudo, preciso e inteligente por detrs de apariencias em-briagadas, cavernosas y ligeramente demonacas, haban aprendidode l que cosa eran la adolescencia, la juventud, la madurez y la vejezde la poesa... Haban conocido y amado en sus versos, como en losde Apolinaire, y en los cuadros cubistas, la adolescencia de nuestrosiglo. Como traductor Ungaretti dej excelentes versiones de SaintJohn Perse, Willian Blake, Gngora, Mallarm, Homero, Pound,Racine y Shakespeare. Igualmente de los poetas brasileos DrumondDe Andrade, Bandeira y Vinicius de Moraes, entre otros. El mismoha sido traducido a numerosos idiomas.
Como prosista, Ungaretti dej numerosos ensayos, por ejemplo,
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sobre Virgilio, sobre La Divina Comedia y sobre Leopardi. Tiene undiscurso sobre Don Quijote, anlisis de los sonetos de Shakespea-re, sobre Gngora y sobre varios poetas brasileos. Tambin se ocu-p de Ginsberg. Por supuesto hay que mencionar las reflexiones so-bre sus obras recogidas en Razones de una poesa, texto reelaboradoen numerosas ocasiones. Ungaretti, uno de los primeros poetas her-mticos, se inicia en una revuelta contra las formas poticas tradicio-nales y termina reconquistando, renovando, el endecaslabo, formade siempre de la poesa italiana. Ungaretti constata la soledad y eldolor del hombre y termina con la fe y el convencimiento de haberrecorrido simplemente el camino humano. Dentro de los mdulostradicionales introduce el rescate del valor de la palabra. Constatadolo humano, comprueba que el acto potico es un acto de liberacin...no se tiene la nocin de libertad sino por el acto potico que nos da lanocin de Dios. Buenas respuestas a s mismo.
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Aburrimiento
Tambin esta noche pasar.Esta soledad de rondatitubeante sombrade los cables tranviariossobre el hmedo asfalto Miro a los conductoresmedio dormidoscabecear.
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Tal vez nace
Hay una neblina que nos borra. Tal vez aqu arriba nace un ro. Oigo el canto de las sirenasdel lago donde estaba la ciudad.
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El puerto sepulto
(Mariano, 29 de junio de 1916) El poeta arriba ally luego vuelve a la luzcon sus cantosy los dispersa. De esta poesame quedaaquella nadade inagotable secreto.
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Nostalgia
(Locvizza, 28 de septiembre de 1916) Cuandola noche est desfalleciendopoco antes de primaveray rara vezalguno pasa. Sobre Pars se adensaun oscuro colorde llanto. En un ngulode puentecontemploel ilimitado silenciode una muchachatenue. Nuestrasenfermedadesse funden. Y como transportadosse permanece.
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Maana
(Santa Mara La Longa, 26 de enero de 1917) Me iluminode inmenso
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Inicio de tarde
(Versa, 15 de febrero de 1917) La vida se vacaen difana ascensinde nubes llenaspespunteadas de sol
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Junio
(Campolongo, 5 de julio de 1917) Cuando se me mueraesta nochey como otropueda mirarlay me adormezcaal rumor de las olasque terminande enrollarsea la cinta de acaciasde mi casa Cuando me despierteen tu cuerpoque se modulacomo la voz del ruiseor Se extena como el colorreluciente del grano maduro En la transparenciadel agua el oro de sedade tu pielse encarnecer de moreno Libradade las lajassonorasdel aire serscomo un pantera
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A los cortes mvilesde la sombrate deshojars Rugiendo mudaen aqul polvome sofocars Despus entornarslos prpados Veremos nuestro amorreclinarse como tarde Despus verserenadoen el horizonte de alquitrnde tus iris morirme las pupilas Ahora el sereno est cerradocomo a esta horaen mi pas de fricalos jazmines. He perdido el sueooscilo a orillas de un caminocomo una lucirnaga Se me moriresta noche?
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Vanidad
(Vallone, 19 de agosto de 1917) De improvisoest, alto,sobre las ruinasel lmpidoestuporde la inmensidad. Y el hombreencorvadosobre el aguasorprendidapor el solse descubreuna sombra. Mecida ydespaciorota.
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Desde el camino del valle
(Pieve Santo stefano, 31 de agosto de 1917) Limpiedumbre de montaareascendidaen el globodel tiempoamansado
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Vagabundo
(Campo di Maily, mayo de 1918) En ningn lugarde la tierrame puedoaposentar. A cadanuevoclimaque encuentrocompruebolanguidecienteque alguna vezya me le habaavezado. Y me aparto siempreextranjero. Naciendode vuelta de pocas demasiadovividas. Gozar un solominuto de vidainicial. Busco un pasinocente.
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Soldados
(Bosco di Courton, julio de 1918) Se est comode otoosobre los rboleslas hojas.
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Salvatore Quasimodo
Salvatore Quasimodo naci en Mdica, Sicilia, el 20 de agosto de1901. Es as como se comienza una biografa: lugar de nacimiento,fecha y quizs color de los ojos, como si se tratase de una resea parala oficina de Registro Civil. Sin embargo, este poeta siciliano, comotodos los poetas, no tiene biografa, su vida es simple, con algunasfechas destacables: un viaje, un encuentro importante. La biografade un poeta es su obra, dej dicho, con verdad, Octavio Paz. Es puesall donde debemos ir- a los poemas, prosa y traducciones- en procu-ra de pginas donde informar.
No obstante, algunas cosas es necesario decir, para entenderlo.De su pobreza, por ejemplo. El padre era Jefe de Estacin de losFerrocarriles y as el nio Salvatore va de estacin en estacin, vi-viendo algn tiempo en un viejo vagn abandonado. A los 18 aosdeja Sicilia, fsicamente se entiende, pues l ser siempre el poeta deaquella isla maravillosa donde se juntaron tantas civilizaciones, espe-cialmente la griega, de la cual reivindicar un origen en verdad vago yslo adquirido con el estudio y las traducciones de los poetas.
Quasimodo estudia en el Politcnico de Roma y, por su cuenta,latn y griego. Para procurarse el sustento hizo un poco de todo: dibu-jante tcnico, empleado en una ferretera, gemetra en ReggioCalabria, Liguria, Sondrio y Miln. En esta ltima ciudad establecebases definitivas; all le conceden, per chiara fama, la Ctedra deLiteratura Italiana en el Conservatorio de Msica Giuseppe Verdi,donde ejercer como profesor hasta cuatro meses antes de su muerteocurrida en 1968. Quasimodo altera sus datos biogrficos y nada leimportan las demostraciones que los adversarios hacen de la falsedadde aquellas indicaciones. Son inocentes mentiras necesarias a lamscara que pretende de griego siciliano. Por esta razn se procla-
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ma nacido en Siracusa y a su abuela como una verdadera griega,buscando as un parentesco, o una relacin de origen, con las fuentesclsicas, mientras los adversarios comprueban que la vieja nonnaera slo una humilde descendiente de prfugos.
Tal vez Quasimodo era, propiamente, un producto de las dosSicilias, con todo lo que ello implica. En todo caso, sus traduccionesdel griego son verdaderas recreaciones en medida tal que EdoardoSanguineti lo representa exclusivamente con ellas en su antologa dela poesa italiana del 900. Quasimodo es un poeta de isla que llega aconvertir aquella tierra en el paraso perdido del hombre; comotodo poeta que se precie, universaliza la pequea casa, con todaslas cosas que sus ojos vieron, desde las viviendas destruidas y los ca-dveres y los soldados que fusilan saqueadores ante su sorpresa denio refugiado en un vagn en una va muerta, hasta las lecturas yrecreacin de la poesa griega y de los clsicos latinos. Hay una amis-tad importante, la de Giorgio La Pira, compaero de escuela que seconvertir en el famoso Alcalde de Florencia. En 1917 funda conl, y otros, una revista literaria. Un importante perodo, entre 1929y 1930, lo pasa en Florencia, donde se introduce en el ambiente deSolaria, revista de notable importancia en la historia de la literatu-ra italiana; all comienza a conocer personalmente figuras relevantesde la literatura, lo que le servir de mucho en su ubicacin definitivaen Miln.
Traduce a los clsicos. Se inscribe en el Partido Comunista delcual se alejar casi inmediatamente, aunque siempre se proclamarcomo un hombre de izquierda. En 1959 gana el Premio Nobel enmedio de una dura polmica sobre la calidad de su poesa y de algnartculo mordaz que lo llena de tristeza. Su obra potica se puedecatalogar en ocho libros, aunque algunas de sus partes fueron edita-das separadamente y otros corregidos y aumentados con poemasnuevos, lo que hace un poco engorrosa la enumeracin total, prefi-
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riendo, repito, remitirme a esos ocho libros tal como los presentMondadori. Hay que destacar que de esta poca solariana sale conalguna influencia dannunziana y pascoliana, fcilmente detectableen sus primeros poemas, pero tambin con un lenguaje elptico queser suyo por largo tiempo, y con los signos primeros del hermetis-mo. Hace traducciones muy importantes de Catulo, Virgilio, Esqui-lo, Shakespeare, Cummings, Neruda, Ovidio y Molire, entre otros.Tambin discurre, mereciendo mencin su trabajo sobre El poeta yel poltico y sus Discursos sobre la poesa. El inicio del siglo XXde la poesa italiana est marcado por el futurismo, de Marinetti s,pero tambin de los compaeros de movimiento, entre los cualesGian Pietro Lucini, considerado por algunos como el mejor poetadel grupo.
Como es obvio, esta centuria no se puede separar drsticamentede la anterior, en cuyos albores existieron poetas de notable influen-cia sobre la poesa inicial de sta, como Novaro, Maestri, Negri, Gaetay el propio DAnnunzio. Si una nota dominante se puede mencionaren la poesa italiana del siglo XX es el intimismo, sin olvidar el alu-vin realista ocasionado por la II Guerra Mundial, en el cual cabedestacar a Pasolini y Sanguineti. Los poetas trascendentes de estacenturia son muchos y diversos, como Campana- corrosivo-,Ungaretti - ejemplar por muchas razones, en especial por su trabajosobre la palabra -, Montale - de gran complejidad-, Pavese - autor dela apertura de un ciclo que cierra con Pasolini y Sanguineti-, el pri-mero caracterizado por una poesa llana y coloquial, y el segundo porla corrosin y lo grotesco, anunciador del ocaso de la vanguardia.Entre ellos, Quasimodo, un poeta importante por muchas razones,como veremos, donde se entremezcla la herencia clsica, la guerra,una profunda religiosidad y el bagaje potico de todo lo que ha sido laisla siciliana en la historia del Mediterrneo.
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Quasimodo comienza la aventura en su poca de gemetra enReggio Calabria. Louis Aragon advierte, en 1959, en Les lettresfrancaises, que el realismo de este poeta es distinto del neo-realis-mo, como de cualquier forma de naturalismo, an de aquellos en-mascarados bajo la etiqueta socialista. Los poemas escritos entre1917 y 1929 estn recogidos en Acque e terre, libro que sera so-metido posteriormente a una profunda revisin por el autor. All es-tn las lneas maestras de la poesa de Quasimodo. 1930, ao de laedicin, bien puede considerarse una fecha clave para el hermetis-mo. La polmica se inicia apenas el volumen aparece y se acentuardos aos despus con la edicin de Oboe sommerso; se dice quenuestro poeta est influenciado por modelos estilsticos tpicamenteungarettianos y por la negacin de Montale. Hay que recordar queQuasimodo se encuentra con el hermetismo en Florencia, aunquelas tendencias hermticas no sean exclusivamente florentinas, sloque en aquellos momentos es la maravillosa ciudad toscana la queimpone tono y medida a esta tendencia; adems, all se registran laspropuestas tardo-decadentistas y neo-simbolistas y giran las inclina-ciones europizantes, especialmente de origen francs (Apollinaire,Valry, Eluard).
Es en Florencia donde se pone en evidencia el nacimiento de unanueva crtica y se desarrolla lo que Oreste Macr llama, en prlogo aQuasimodo, la potica de la palabra. En ambos libros pueden en-contrarse naturales errores de sintaxis, pero tambin la esencialidady la pureza que sern caractersticas a este poeta. Sicilia es ya unpas inocente, en la concepcin que de tal tena Ungaretti. Quasi-modo convierte la infancia en una edad mtica y a la isla en unaprospectiva encantada. Tambin est la religiosidad, alcanzando al-guno de estos poemas tono de oracin. Quasimodo escribe inmersoen los mitos sicilianos, especialmente aquellos de proveniencia grie-ga y llora por una naturaleza que tal vez slo sirve para colorear un
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poco las ilusiones. Es permanente la identificacin que hace Quasi-modo entre naturaleza y bsqueda interior. Algunos crticos encuen-tran, en estos dos primeros libros, la presencia de DAnnunzio y deldecadentismo. Algunos poemas de Acque e terre, especialmente aque-llos de la poca ms juvenil, haban sido publicados en revistas y pe-ridicos, moviendo a la crtica a sealar la presencia, adems deDAnnunzio, de Pascoli.
Es normal que en todo libro primerizo se encuentre inseguridaden el lenguaje, y ste no es una excepcin. Aqu cohabitan formaslibres y mtrica tradicional. Entre los primeros poemas y aquellosfinales, se puede encontrar a Pascoli como responsable del retardode Quasimodo en descubrir a Montale y Ungaretti. Oboe sommerso,editado como hemos dicho en 1932, recoge algunas poesas ya publi-cadas en Solaria y nos revela la presencia de un lxico extrao.Gianfranco Contini (Letteratura dellItalia unita, Sansoni, Firenze,1968) hace notar que el deseo de eterno se muestra en una infalibleseal luminosa: sustantivos no `actualizados o, en cualquier caso,no determinados por artculos. En este libro danzan voces astrales,no humanas, el viento y la muerte, en un retorno al caos originaldonde todas las cosas se reencuentran. Erato e Apllion, el libroms representado en nuestra labor de traduccin, representa enQuasimodo la cumbre del hermetismo. Es un bello libro, lleno demisticismo y fuerza, donde pienso que se recogen los mejores poe-mas escritos por el siciliano.
Es en Nuove poesie (1936-1942) donde se puede sealar ya unaaproximacin definitiva, una casi identidad, entre Quasimodo y lastraducciones-recreaciones que hace del griego. Aqu el paisaje se hu-maniza. Por lo dems, el propio poeta declar que no estaba en suintencin restituir a la poesa griega ritmos y formas originales, y srevestir el canto de los antiguos de formas gratas a su concepcinpotica. Ya hemos dicho que Edoardo Sanguineti (Poesia del
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novecento, Torino, 1969) representa a Quasimodo slo con sus tra-ducciones, en un modo de hacer, a mis ojos, exagerado e injusto,aunque comparto la explicacin del antologista en cuanto seala esastraducciones como uno de los documentos ms significativos del her-metismo. Tambin tiene razn Giacinto Spagnoletti (La letteraturaitaliana del nostro secolo, Mondadori, Milano, 1985) cuando sea-la que en los versos finales de este libro Quasimodo muestra ya ma-yor disposicin al dilogo consigo mismo y con los dems.
En 1942 es publicada una antologa bajo el ttulo Ed subitosera (incluye Acque e terre, boe sommerso, Erato e Apllion,Nuove poesie), donde la visin de conjunto permite detectar la pre-valencia del endecaslabo, verso tradicional de la lrica italiana, aun-que se encuentran tambin medidas diversas. Constituye una repre-sentacin del neoclsico, como en el poema Ride la gazza, nera sugliaranci, donde encontramos muchachos que danzan a la luz de laluna. Giorno dopo giorno, de 1947, es para el crtico Carlos Bo unode los libros ms discursivos de Quasimodo, sin lo que se pudierallamar correcciones al mundo inicial, pero s con la presencia de unmodo de resistir en la propia verdad contra las sugestiones del tiem-po. Aqu aparece ya la experiencia traumatizante de la guerra y, conella, un deseo de mayor participacin en el destino comn.
Con Il falso e vero verde, de 1954, vuelve a la temtica de la isla,esta vez con profundas marcas surrealistas, en suma, la reaparicinde viejos mdulos adaptados a la evolucin ms reciente.
En La terra impareggiabile, de 1958, manifiesta, en cambio,una sostenida voluntad de experimentacin que lo lleva hacia la mul-tiplicidad de motivos as como a estilos desiguales. En este libro seencuentra desde lo elegaco-meditativo hasta el dato biogrfico, tododentro de una seria reflexin tica.
Dare e avere, de 1966, recoge los ltimos aos del poeta, connatural predominio del sentimiento de la muerte y de una aceptacincalma de este final comn a todos los hombres.
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Eugenio Montale fue uno de los primeros en escribir sobre Qua-simodo. En la revista Pegaso (No.3, Firenze, marzo de 1931), co-ment el entonces recin aparecido Aque e terre, sealando un saltode la habilidad a la poesa en el siciliano, de quien, evidentemente,conoca poemas sueltos publicados en revistas y peridicos. InsistaMontale en que Quasimodo haba pasado del artificio a la verdaderaexpresin y que, para l, haba en el libro la dignidad de una bsquedaque bien mereca reconocimiento.
El segundo libro de nuestro poeta, Oboe sommerso, hizo decir aElio Vittorini (Il lavoro, Genova, 15 de septiembre de 1932) queencontraba una poesa por eliminacin, que se realizaba aligerndosey separndose de algo que la aprisionaba. Oreste Macr (en Prlogo,Milano, 1958) asevera que en Quasimodo se cumple la ltima crisisdel simbolismo. S.F.Romano (Poesia e poetica di S.Q-Poeticadellermetismo, Sansoni, Firenze, 1942), habla de un sentimientode bienes perdidos, de dolores solitarios y pnicos vividos en un cli-ma de mitos eternos, todo en figuras poticas de belleza helenstica.As, Giancarlo Vigorelli encuentra en nuestro poeta un estallido delocura griega. Carlos Bo recuerda que Quasimodo tiene necesidad deprobarse a cada momento entre la verdad de ayer y los datos proba-bles de hoy.
Giorgio Barberi Squarotti (Quasimodo entre mito y realidad,Udine, 6 de noviembre de 1958) explica como nuestro poeta quedaen el lmite de la oposicin de dos esquemas, el dato y el mito, resal-tando el lenguaje con diccin desnuda de los hechos y como creacinde ejemplaridad universal, todo bajo la presencia del demonio de unclasicismo alimentado del mito de la grecit sicula. Francesco Flo-ra habla de una metfora de los elementos primordiales y GianfrancoContini de un sueo de sensaciones y sentimientos declaradamenteligados a los mitos mediterrneos trasladados a un lenguaje incorrup-tible, lapidario y lcido. Algunos crticos limitan el anlisis de Quasi-
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modo al hermetismo, considerando ste como un extraarse detodo contacto con la realidad, como un cerrarse a las ansias humanasde un tiempo. Esta crtica peca de desvinculacin total con el contex-to histrico. A la hora de los juicios no podemos olvidar la situacinde Europa en los aos 30 y 40, aquella de Hitler y Mussolini. Elhermetismo no es otra cosa que una reaccin dolorosa deencerramiento en s mismo, un planteamiento de rescate de los valo-res morales y la exigencia de una relacin ms profunda- en lo posi-ble- entre arte y vida. Como muy bien lo seala G.Zagurrio (Quasi-modo, la nueva Italia, Firenze, 1964), era sta la nica forma posi-ble de herosmo para la literatura en aquellos tiempos oscuros. Eranatural un escape a la identificacin con aquella negra realidad, deItalia en particular, y del hombre contemporneo en general. El her-metismo procuraba reducir la vinculacin del yo con los sucesos his-tricos para tratar de conquistar una libertad interior metahistrica.Cuando la guerra termina, Quasimodo canta la terrible experiencia yentonces los mismos crticos se lanzan contra l por, supuestamente,haber abandonado el hermetismo.
Como qued dicho, Quasimodo encuentra esta tendencia enFlorencia y se siente a gusto, procura adecuarla a sus necesidadespoticas y a su angustia de siciliano en fuga. En el hermetismo en-cuentra la libertad, ms all de la mscara autoimpuesta. No es en ladivisin entre una poca hermtica y otra supuestamente anti-her-mtica donde la crtica puede aproximarse con justicia a este poeta.El mismo dej dicho que no buscaba otra cosa que disonancias, algoms que la perfeccin. Friedrich (La struttura della lirica moderna,Garzanti, Milano, 1971) dej dicho que las tensiones de disonanciasson una caracterstica de la poesa moderna. Disonancia implicarechazo en los rdenes espacial, temporal, objetivo y espiritual y deaquellas distinciones que son necesarias a un orden normal (vecino ylejano, luz y sombra, dolor y alegra). Quasimodo parte- y por all
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contina- con la ruptura entre la imagen de la adolescencia y la dehombre. Quasimodo public tambin importantes trabajos en prosa,siendo el primero de ellos Petrarca y el sentimiento de la realidad.Merece tambin destacarse Scritti sul teatro, de 1960, donde recogela correspondencia mantenida con los lectores a travs del semana-rio Tempo.
Un ensayo interesante es Leonida di Taranto, un escrito sobreeste poeta griego considerado por muchos un autorretrato, una espe-cie de testamento espiritual. En 1969 fueron publicadas Las cartasde amor (dirigidas a la Cumani). Mencin aparte merece El poeta yel poltico (y otros ensayos), donde estn incluidos sus conocidosDiscursos sobre la poesa; en stos se encuentra una referenciaconstante a T.S.Eliot, cuyos ensayos sobre Virgilio y Dante llamanespecialmente la atencin del siciliano, as como la potica, en gene-ral, del celebrado autor. Como hemos visto, la labor de traductor estan importante en Quasimodo que es considerada como parte esen-cial de su obra de creacin. Sin duda, la ms importante es la referidaa los Lirici greci, de 1940. Tambin tradujo a Virgilio y a Catulo,El Evangelio segn San Juan (1945), La Odisea (el mismo ao), aShakespeare y Neruda (1952), a E.E.Cummings(1958), aOvidio(1959), a Conrad Aiken( 1963), a Tudor Arghezi (1966), LaIlada (1968) y a Paul Eluard (1970). Escribi tambin libretos paramsica. Para esta versin en espaol hemos seleccionado entre lospoemas de Quasimodo que ms nos gustan personalmente; comosiempre sucede, legtimamente, en estos casos; hemos procurado, s,representarlo en todas sus etapas, dos si se quiere, y en las diferentesmodalidades adoptadas por su poesa.
Abrimos con Ed subito sera, un poema de difcil traduccin apesar de su brevedad; era, originalmente, apenas la parte final de unlargo poema titulado Soledad, y reducido por el poeta a estas tresexpresivas lneas, a esta fulguracin, a un viaje instantneo y fulmi-
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nante de la luz a la sombra, de la alegra a la desesperacin, de la vidaa la muerte. De este brevsimo poema se han hecho centenares detraducciones no del todo satisfactorias; ensayamos la nuestra, con laproteccin de las deidades griegas que pululan por el cielo de Sicilia.En Antico inverno salimos de un interior oscuro a un mundo exte-rior leve y areo. Rifugio di uccelli notturni es una recurrenciaquasimodiana: la relacin yo-rbol, siempre ste uno torcido que es-cucha las voces del abismo. Lautunno tiene la virtud de soldar,aunque provisionalmente, pasado y presente, permitiendo la pose-sin total del yo, mediante el alivio del abismo quasimodiano entre elpasado adolescente y la realidad del hombre. Como hemos dicho,Erato y Apllion representa el clima del hermetismo en Quasimodo;en los poemas seleccionados orfismo y cristianismo medieval se danla mano. Apllion, feroz dios del ascetismo medieval, amado des-tructor, premia a sus fieles seguidores con atroces martirios. El temafundamental es el de la muerte, que cumple una funcin de perma-nencia, sustrayendo al tiempo los rostros de las personas amadas ydotando, as, a los sentimientos, de un carcter permanente. En estelibro queda proclamado que slo la muerte plena, el lmite del dolor,permite superar la no-vida, la aridez, y alcanzar la purificacin de unespritu liberado de la materia, criatura- como ha sido sealado-queretorna angelicalmente al Edn. Este poema, Airone morto, es unesfuerzo por interiorizar la realidad externa. La garza muerta es sm-bolo de la maceracin de un dolor que el poeta hace suyo. En A tuolume naufrago encontramos una permanente antinomiaquasimodiana, aquella entre la noche y el nacimiento (en este poemaen medio de un dulce paisaje) que no autoriza la superacin de lapena, pero s una agudizacin de la conciencia de desterrado a la cualse agrega la maldicin-don de la poesa (Tu donacin/de palabras,Seor, descuento asiduamente). El destierro interior es un temafrecuente en Quasimodo, pero tambin en toda la poesa italiana del
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800 y del 900; sta imposibilidad de dar un centro a la propia vidapodemos encontrarla en Ungaretti y Montale, por ejemplo. Los de-ms tienen un rol asignado en la sociedad, mientras el poeta deambula,aislado en la soledad.
En Isola di Ulisse se habla de Sicilia, no de Itaca, en tiempo deabejas, esto es, de imperceptible viaje de una estacin a otra. La urra-ca es una presencia hostil que bien puede disolver el encanto de lamemoria, aquella de los muchachos que juegan en el prado, como enla poesa griega. Este poema, Ride la gazza, nera sugli aranci, es uncanto ritual dentro de la mejor tradicin clsica. Strada diAgrigentum nos muestra caballos al galope, hace sentir un espaciointerior inmenso y desolado. La dolce collina es una suma de lapoesa quasimodiana, una combinacin de viento, noche y lluvia, cru-zados por pjaros, un recuerdo que fija imgenes en posibilidad demutacin. En fin, Le morte chitarre, como ejemplo de Il falso evero verde, delirio de sonidos y colores. Hemos incluido, por supues-to, los poemas representativos de la poca de postguerra. SalvatoreQuasimodo, un poeta que encontramos y amamos y que hemos tra-ducido por la insatisfaccin de las versiones conocidas en nuestralengua. El lenguaje de Quasimodo, cruzado de expresiones sicilianasy de otras casi slo suyas, as como su hermetismo, nos han exigidoun sostenido esfuerzo. Es nuestra esperanza que esta nuestra versinlo haga ms autntico para los lectores del espaol. Conocerlo hastala intimidad, amanecer con l en busca de una palabra adecuada quenos permitiese hacerlo asequible con justicia, ha sido un aprendizajey una muy bella aventura potica.
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Y de repente la noche
Cada uno est solosobre el corazn de la tierratraspasado por un rayo de sol:y de repente la noche.
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Invierno antiguo
Deseo de tus manos clarasen la penumbra de la llama:saban a roble y a rosas;a muerte. Invierno antiguo. Buscaban el mijo los pjarosy de repente eran de nieve;tal las palabras.Un poco de sol, una aureola de ngel,y despus la niebla; y los rboles,y nosotros hechos de aire en la maana.
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Refugio de pajaros nocturnos
En lo alto est un pino torcido;est atento y escucha al abismocon el tronco doblado cual ballesta. Refugio de pjaros nocturnos,en la hora ms alta resuenadesde un veloz batir de alas. Tiene pues un nido mi coraznsuspendido en la oscuridad, una voz;est tambin, a la escucha, la noche.
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Oboe sumergido
Avara pena, tarda tu donen esta mi horade suspirados abandonos. Un oboe glido resilabeaalegra de hojas perennes,no mas, y se desmemoria; en m anochece:el agua tramontasobre mis manos herbosas. Alas oscilan en dbil cielo,lbiles: el corazn trasmigray yo soy, yermo, y los das un escombro.
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Otoo
Otoo manso, yo me poseoe inclino a tus aguas por beber el cielo,fuga suave de rboles y abismos. Aspera pena de nacerme encuentra a t unido;y en t me desgarro y resano pobre cosa cadaque la tierra recoge.
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En la antigua luz de las mareas
Ciudad de islasumergida en mi corazn,desciendo en la antigua luzde las mareas, cerca de sepulcrosa la orilla de aguasque una alegra desatade rboles soados. Me llamo: se espejaun sonido en amoroso eco,y el secreto se endulza, el estremecerseen amplios desprendimientos de aire. Un cansancio de precoces renacimientosse abandona en m,la habitual pena de ser moen una hora ms all del tiempo. Y tus muertos sientoen los celosos latidosde venas vegetaleshacerse menos hondos: un respirar absorto de narices.
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Apolin
Los montes en oscuro sueosupinos yacen abatidos. La hora nacede la muerte plena, Apllion;soy an lerdo de miembrosy el corazn pesa desmemoriado. Te alargo mis manosde llagas olvidadas,amado destructor.
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Garza muerta
En el pantano caliente, clavada en el limo,querida por los insectos, me dueleuna garza muerta. Yo me devoro en luz y sonido;derrotado, en ecos esculidos,de tiempo en tiempo gime un soploolvidado. Piedad, no sea yo,sin voces y figura,en la memoria un da.
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A tu lumbre naufrago
Nazco a tu lumbre nafrago,tarde de aguas lmpidas. De serenas hojasarde el aire consolado. Erradicado de entre los vivos,corazn provisorio,soy lmite vano. Tu ddiva tremendade palabras, Seor,descuento asiduamente. Despirtame de entre los muertos:cada uno ha agarrado su tierray su mujer. T me has mirado adentroen la oscuridad de las vsceras:nadie tiene mi desesperanzaen el corazn. Soy un hombre solo,un slo infierno.
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A menudo una ribera
A menudo una riberairradia de astros solennes,colmenas de azufre sobre mi cabezabambolean. Tiempo de abejas: y la mielest en mi gargantafresca de sonido todava.Un cuervo, al medioda, girasobre areniscas grises. Aires dilectos: quietud de solensea muerte, y nochepalabras de arena, de patria perdida.
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Isla de Ulises
Detenida est la antigua voz.Oigo resonancias efmeras,olvido de noche llenaen el agua estrellada. Del fuego celestenace la isla de Ulises.Lentos ros llevan rboles y cielosen el estruendo de orillas lunares. Las abejas, amada, nos aportan el oro:tiempo de las mutaciones, secreto.
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En el sentido de muerte
Cerleos rbolesdonde el ms dulce sonido emigray nace gusto por las lluvias nuevas. En una frasca, dcilla luz oscilaal casarse con el aire; en el sentido de muerte,heme aqu, asustado de amor.
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Rie la urraca, negra sobre los naranjos
Rie la urraca, negra sobre los naranjosTal vez es un signo verdadero de la vida:en torno a m muchachos con ligerosmovimientos de cabeza danzan en un juegode cadencias y de voces a lo largo del pradode la iglesia. Piedad del ocaso, sombras,reencendidas sobre la hierba tan verde,bellsimas al fuego de la luna.Memoria os concede breve sueo;ahora, despertaos. He aqu que cruje el pozocon la primera marea. Esta es la hora:no ms ma, abrazados, remotos simulacros.Y t, viento del sur, fuerte de azahares,empuja la luna adonde desnudos duermenmuchachos, fuerza al potro sobre los camposhmedos de pisadas de yeguas, abreel mar, levanta las nubes de los rboles:ya la garza se adelanta hacia el aguay husmea lenta el barro entre las espinas,re la urraca, negra sobre los naranjos.
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Camino de Agrigentum
All persiste un viento que recuerdo encendidoen las crines de los caballos oblicuosque corren a lo largo de las llanuras, vientoque mancha y roe la arenisca y el coraznde los telamones lgubres, supinossobre la hierba. Alma antigua, grisde rencores, tornas a aquel viento, olfateasel delicado musgo que revistea los gigantes arrojados del cielo.Cun sola al espacio que te queda!Y ms te afliges si oyes an el sonidoque se aleja amplio hacia el mardonde Venus ya serpentea matutino:el birimbao tristemente vibraen la garganta del carretero que reasciendeel cerro ntido de luna, lentoentre el murmurio de olivos sarracenos.
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La dulce colina
Lejanos pjaros abiertos al atardecertiemblan sobre el ro. Y la lluvia insistey el silbido de los lamos iluminadospor el viento. Como toda cosa remotaretornas a la mente. El verde levede tu vestido est aqu entre las plantasabrasadas por los rayos donde se levantala dulce colina de Ardenno y se oyeel azor sobre los abanicos de sorgo. Tal vez en aquel vuelo de espirales cerradasse confiaba mi deludido regreso,la aspereza, la vencida piedad cristiana,y esta pena desnuda de dolor.Tienes una flor de coral en los cabellos.Pero tu rostro es una sombra que no cambia;(tal la muerte). Desde las oscuras casasde tu aldea escucho el Adda y la lluvia,o quizs un rechinar de pasos humanos,entre las tiernas caas de las orillas.
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Ya vuela la magra flor
No sabr nada de mi vida,oscura montona sangre. No sabr a quien amaba, a quien amo,ahora que aqu limitado, reducido a mis miembros,en el corrompido viento de marzoenumero los males de los das descifrados. Ya vuela la magra flordesde las ramas. Y yo esperola paciencia de su vuelo irrevocable.
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Escrito quizas sobre una tumba
Aqu, lejanos de todos, el sol daen tus cabellos y los reenciende en miel,y a nosotros los vivos, desde su arbusto,nos recuerda ya la ltima cigarra del verano,y la sirena que ulula profundala alarma sobre la llanura lombarda.Oh, voces abrasadas por el aire. Que quereis?Todava sube aburrimiento de la tierra.
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AA menudo una ribera 81A tu lumbre naufrago 80A.C. 33Aburrimiento 49Apolin 78Arsenio 16
CCamino de Agrigentum 85Cuerno ingles 14
DDesde el camino del valle 58Dora Marcus 21Duermevela 40
EEl arca 27El arte pobre 32El puerto sepulto 51El vaco 36En el sentido de muerte 83En la antigua luz de las mareas 77Escrito quizas sobre una tumba 88Eugenio Montale 5Exabrupto 41
GGarza muerta 79Giuseppe Ungaretti 42
Indice
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IInicio de tarde 54Invierno antiguo 73Isla de Ulises 82
JJuego de palabras 38Junio 55
LLa dulce colina 86La forma del mundo 34La historia 29La ventisca 25Los limones 12Luz de invierno 28
MMalecn 26Maana 53Moradas 18
NNo nos pidan 15Nostalgia 52Noticias de la amiata 20
OOboe sumergido 75Otoo 76
PPara terminar 35Poetas difuntos 39
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RRefugio de pajaros nocturnos 74Rie la urraca, negra sobre los naranjos 84
SSalvatore Quasimodo 61Soldados 60
TTal vez nace 50T seguiste 24UUn mundo 37
VVagabundo 59Vanidad 57
XXenia 31
YY de repente la noche 72Ya vuela la magra flor 87
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Novecento, Montale, Ungaretti, Quasimodose termino de imprimir el 15 de enero de 2005
en los talleres de Arquitrave Editoresy fue empastado a mano por Ricardo Aguirre Pieros
INDICEAA menudo una ribera A tu lumbre naufrago A.C. Aburrimiento Apolin Arsenio
CCamino de Agrigentum Cuerno ingles
DDesde el camino del valle Dora Marcus Duermevela
EEl arca El arte pobre El puerto sepulto El vaco En el sentido de muerte En la antigua luz de las mareas Escrito quizas sobre una tumba Eugenio Montale Exabrupto
GGarza muerta Giuseppe Ungaretti
IInicio de tarde Invierno antiguo Isla de Ulises
JJuego de palabras Junio
LLa dulce colina La forma del mundo La historia La ventisca Los limones Luz de invierno
MMalecn Maana Moradas
NNo nos pidan Nostalgia Noticias de la amiata
OOboe sumergido Otoo
PPara terminar Poetas difuntos
RRefugio de pajaros nocturnos Rie la urraca, negra sobre los naranjos
SSalvatore Quasimodo Soldados
TTal vez nace T seguiste
UUn mundo
VVagabundo Vanidad
XXenia
YY de repente la noche Ya vuela la magra flor