monumento histórico - artístico

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EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN ESPAÑA 47 La villa romana de la Torre Llauder de Mataró Monumento Histórico - Artístico Excavaciones financiadas por la Caja de Ahorros de Mataró, Excmo. Ayuntamiento de Mataró y Delegación local de Excavaciones de Mataró. Memoria redactada por Mariano Ribas Bertrán MINISTERIO DE EDUCACION NACIONAL. DIRECCION GENERAL DE BELLAS ARTES SERVICIO NACIONAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS

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E X C A V A C I O N E S A R Q U E O L O G I C A S E N E S P A Ñ A

47 La villa romana

de la Torre Llauder de Mataró Monumento Histórico - Artístico

Excavaciones financiadas por la Caja de Ahorros de Mataró, Excmo. Ayuntamiento de Mataró y Delegación local de Excavaciones de Mataró.

Memoria redactada por

Mariano Ribas Bertrán

MINISTERIO DE EDUCACION NACIONAL. DIRECCION GENERAL DE BELLAS ARTES

SERVICIO NACIONAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS

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RECIENTES PUBLICACIONES DE LA INSPECCION GENERAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS

EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN ESPAÑA

1. LANCIA, por FRANCISCO JORDÁ CERDA. 2. HERRERA DE PISUERGA, por A. GARCÍA Y BELLIDO, A. FERNÁNDEZ DE AVILES, ALBERTO

BALIL Y MARCELO VIGIL.

3. MEGALITOS DE EXTREMADURA, por MARTÍN ALMACRO BASCH. 4. MEGALITOS DE EXTREMADURA (II), por MARTÍN ALMACRO BASCH. 5. TOSSAL DEL MORO, por JUAN MALUQÜER DE MOTES. 6. AITZBITARTE, por JOSÉ MIGUEL DE BARANDIARÁN. 7. SANTIMAMIÑE, por JOSÉ MICUEL DE BARANDIARÁN. 8. LA ALCUDIA, por ALEJANDRO RAMOS FOLQUES. 9. AMPURIAS, por MARTÍN ALMAGRO BASCH.

10. TORRALBA, por F. C. HOWELL, W. BUTZER y E. ACUIRRE. 11. LAS NECROPOLIS DE MERIDA, por ANTONIO GARCÍA Y BELLIDO. 12. CERRO DEL REAL (GALERA), por MANUEL PELLICER y WILHELM SCHÜLE. 13. LAS FORTIFICACIONES DEL MONTGO, CERCA DE DENIA (ALICANTE), por HER-

MANFRID SCHUBART, DOMINGO FLETCHER VALLS Y JOSÉ OLIVER Y DE CÁRDENAS.

14. NECROPOLIS Y CUEVAS ARTIFICIALES DE S'ON SUNYER (PALMA DE MALLOR­CA), por GUILLERMO ROSSELLÓ BORDOY.

15. EXCAVACIONES EN "ES VINCLE VELL" (PALMA DE MALLORCA), por GUILLERMO ROSSELLÓ BORDOY.

16. ESTRATIGRAFIA PREHISTORICA DE LA CUEVA DE NERJA, por MANUEL PELLICER CATALÁN.

17. EXCAVACIONES EN LA NECROPOLIS PUNICA "LAURITA", DEL CERRO DE SAN CRISTOBAL (ALMUÑECAR, GRANADA), por MANUEL PELLICER CATALÁN.

18. INFORME PRELIMINAR SOBRE LOS TRABAJOS REALIZADOS EN CENTCELLES, por HELMUT SCHLUNK Y THEODOR HAUSCHILD.

19. LA VILLA Y EL MAUSOLEO ROMANOS DE SADABA, por ANTONIO GARCÍA y BELLIDO. 20. EXCAVACIONES EN SEPULCROS MEGALITICOS DE VALDOSERA (QUEROL, T A ­

RRAGONA), por JUAN MALUQUER DE MOTES, P. GIRÓ y J. M. MASACHS. 21. CUEVA DE LAS CHIMENEAS, por JOAQUÍN GONZÁLEZ ECHEGARAY. 22. EL CASTELLAR (VILLAJIMENA, PALENCIA), por M. A. GARCÍA GUINEA, P. JOAQUÍN

GONZÁLEZ ECHEGARAY y BENITO MADARIAGA DE LA CAMPA. 23. UNA CUEVA SEPULCRAL DEL BARRANCO DEL AGUA DE DIOS, EN TEGUESTE

(TENERIFE), por Luis DIECO CUSCOY. 24. LA NECROPOLIS DE "SON REAL" y la "ILLA DELS PORROS", por MIGUEL TARRADELL. 25. POBLADO IBERICO DE EL MACALON (ALBACETE), por M . A . GARCÍA GUINEA y

J. A. SAN MICUEL RUIZ. 26. CUEVA DE LA CHORA (SANTANDER), por P. J. GONZÁLEZ ECHECARAY, Dr. M. A. GAR­

CÍA GUINEA, A . BECINES RAMÍREZ (Estudio Arqueológico); y B . MADARIAGA DE LA CAMPA (Estudio Paleontológico).

27. EXCAVACIONES EN LA PALAIAPOLIS DE AMPURIAS, por MARTÍN ALMACRO. 28. POBLADO PRERROMANO DE SAN MIGUEL VALRROMANES (MONTORNES, BAR­

CELONA), por E . RIPOLL PERELLÓ, J. BARBERA FARRAS y L. MONREAL AGUSTÍ. 29. FUENTES TAMARICAS, VELILLA DEL RIO CARRION (PALENCIA), por ANTONIO GAR­

CÍA BELLIDO y AUGUSTO FERNÁNDEZ DE AVILES.

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La villa romana de la Torre Llauder de Mataró

Monumento Histórico - Artístico Excavaciones financiadas por la Caja de Ahorros de Mataró; Excmo. Ayuntamiento

de Mataró y la Delegación Local de Excavaciones de Mataró

Memoria redactada por

Mariano Ribas Bertrán

MINISTERIO DE EDUCACION ¡NACIONAL, DIRECCION GENERAL DE BELLAS ARTES SERVICIO NACIONAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS

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INSPECCION GENERAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS DELEGACION DE ZONA DEL DISTRITO UNIVERSITARIO DE BARCELONA

LA VILLA ROMANA DE LA TORRE LLAUDER DE MATARO

(Monumento Histórico-Artístico)

Autorizadas por Orden de 4-XI-1963.

Financiadas por la Caja de Ahorros de Mataró, Excmo. Ayuntamiento de Mataró y Delegación Local de Excavaciones.

DIRECTOR: M . RIBAS BERTRÁN

SUPERVISOR POR LA DELEGACIÓN DE ZONA: J . MALUQUER DE MONTES

COLABORADORES: D . JOSÉ LLOANSÍ; D . JAIME SOLER; D . SANTIACO AMBRÓS; D . RAFAEL ESTEVAN;

D . FRANCISCO BUSTOS; D . FRANCISCO MUYOR; D . JUAN BONAMUSA; D . JUAN PARERA; D . JAIME

TURA; D . JUAN TURA; D . JUAN BATLLE; D . JOSÉ GARRIDO.

El material se ha depositado en el Museo Arqueológico de Mataró.

Depósito legal: 1.402-1966.

Langa y Cía.—Tahona de las Descalzas, 6. MADRID.

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1. ANTECEDENTES

ILURO

Bajo el suelo donde se dibuja la fisonomía medieval y moderna de la ciudad de Mataró aparece por todas partes la presencia de vestigios que denotan la existencia de una ciudad más primitiva que le dio su origen.

Piedras labradas esparcidas sin orden, vasijas, restos escultóricos, lá­pidas, plantas de edificios, fragmentos de calles, alcantarillas, mosaicos y sepulturas permiten imaginar con más o menos exactitud lo que fue en la época romana aquella ciudad conocida con el nombre de lluro.

Los antiguos historiadores dan escasas noticias de ella; Plinio la cali­fica de «oppida civium romanorum» y Mela de «parva oppida», pero la arqueología ha sido más explícita, ofreciéndonos datos valiosos que nos proporcionan claros conocimientos sobre su vieja configuración, su des­arrollo y el paso destructor de invasiones cuando aún la ciudad era muy joven.

Tuvo una vida edílica particularmente activa. Se sobreponen dos con­juntos de edificaciones que corresponden a la época imperial en un mo­mento de la segunda mitad del siglo n i , sufriendo un asalto y destruc­ción por los francos. Vio en el siglo iv la entrada del cristianismo. Sufrió otra funesta destrucción en el siglo v. La invasión visigótica, que no dejó ninguna huella trascendental, detuviéndose ante la superioridad de la cultura latina.

Fue irresistible la invasión árabe, que la arrasó totalmente. La «paz romana» permitió épocas de gran tranquilidad entre sus moradores.

Su núcleo urbano fue algo reducido y compacto de edificaciones, pre­sidido por un templo donde un colegio de sexviros augustales consagra­ron aras a las divinidades.

Tuvo un territorio muy extenso ocupado por un numeroso conjunto de espléndidas villas esparcidas por los campos libres, hasta las monta­ñas, dedicadas casi todas ellas a las actividades agrícolas y a pequeñas industrias de carácter familiar. Las invasiones destructoras también deja­ron huella profunda en las villas.

Una red de caminos se extendía desde las zonas altas y las sierras montañosas, por toda la tierra llana hasta el mar; unos de ellos eran de

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interés puramente local, otros enlazaban con las cercanas poblaciones y los distritos rurales, otros seguían rutas especiales proyectadas por los propietarios de las villas para comunicarse las unas con las otras. Fue de extraordinario interés la Vía Augusta que seguía a lo largo de la costa, paralela al mar, pasando por el centro de lluro.

E l conjunto de villas hasta la actualidad localizadas, es muy numeroso, habiendo aparecido todas ellas parcialmente destruidas, pero un estudio de conjunto nos ofrece con más o menos exactitud una visión bastante completa.

Se caracterizan por la solidez de su construcción, con paredes de mampostería y un conjunto de habitaciones generalmente distribuidas en los contornos de un espacioso patio central descubierto.

Varias construcciones anejas agrupadas se extendían por sus proximi­dades y en los lados, llegando a ocupar grandes superficies de terreno, lo cual hace deducir que raras veces contarían con un piso superior.

Su carácter fue más bien rústico y la pobreza de sus materiales que­daba escondida bajo unos revoques adornados con estucos y pinturas de vistoso colorido.

Los cubiertos, almacenes, bodegas, corrales, lagares, instalaciones de prensas, silos, etc., manifiestan una vida agrícola muy activa.

Algunas villas gozaban de ciertas comodidades, disponiendo de depar­tamentos de baño, hipocaustos y otras instalaciones subterráneas de ca­lefacción.

Las excavaciones que actualmente practicamos en la antigua propie­dad denominada Torre Llauder, nos han permitido el descubrimiento de una villa excepcional, con una serie de instalaciones muy completas y un conjunto de suntuosas habitaciones que es superior en lujo y contrasta grandemente con las condiciones modestas de las demás villas.

Su descubrimiento no ha sido casual, pues existen antecedentes de hallazgos aislados y ciertas referencias escritas desde el siglo xvil i .

Tampoco ha sido fácil su localización por que tratamos de unos terre­nos de cultivo de gran extensión que lo constituyen cuatro espléndidas fincas, aludidas por los textos que nos declaran fueron vistos unos ricos mosaicos y construcciones diversas de reconocida importancia.

Prospecciones aisladas nos han confirmado su veracidad. Una excava­ción completa, supone hoy un trabajo muy costoso y de una envergadura tan grande que es superior a nuestros medios. E l acelerado crecimiento que actualmente se está experimentando por todas partes de la ciudad de Mataró, con sus conjuntos de urbanizaciones que se enlazan conforme a un plan de conjunto previsto y estudiado, ha situado una gran parte de los vestigios arqueológicos que aún se esconden bajo la tierra, en el grave peligro de perderse; peligro que suponemos inminente e inevitable.

NOTICIAS ANTERIORES A LA EXCAVACIÓN

En una memoria redactada no por Jaime Ferrer y Peramás, como se ha interpretado algunas veces por ser el autor de una última copia, sino por Baltasar Pi, ciudadano de Mataró, hecha en 1737, de la cual se con­serva otra copia original debida a Antonio Simón, de finales del siglo

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xvin o principios del xix, dice entre otras cosas: A distancia de un cuarto de hora de la ciudad de Mataró por el camino real que se dirige a Barce­lona, en el vecindario de las cuatro casas Tuñi, Maurí, Llauder y Boet (que después fue de Comas), se halla en la heredad Tuñí un acueducto o camino de gran extensión, pero interceptado por desprendimientos de paredes y tierra, hecho con un arte que se comprende que antiguamente pertenecía a unos baños, pues eran muy usados por los romanos.

En la Historia de Cataluña y de la Corona de Aragón, de Víctor Bala-guer, publicada en Barcelona el año 1800, se incluyen una serie de cartas bajo el título de «Mataró a trozos» de un autor anónimo que no es natu­ral de ella. Entre otras cosas, en la carta primera refiere una conducción romana en la Torre Llauder, de la cual existen algunos restos en las casas de campo y huertas de José Caldas, Jaime Tuñí, José Llauder y José Boet.

En la carta cuarta habla de la existencia de una lápida puesta por un tal Mario Emiliano que había ejercido varios cargos en Barcelona y dis­frutado de todos los honores, puso aquella memoria sagrada en cumpli­miento de un voto, sin que pueda saberse a cuál deidad por estar incom­pleta la inscripción.

En la carta séptima menciona la existencia de unos pedazos de mosai­cos, uno en casa de Lorenzo de Lentisclá, abogado, en la calle de la Palma y frente de la puerta de Las Espeñas, otro en la mencionada casa de cam­po de Jaime Tuñí. Pero, camino de Barcelona, existía otro hace poco tiem­po en la de José Llauder. En las huertas Llauder, Caldas, Tuñí, Boet y Maurí y vecinas, están amontonadas y existen abundantísimamente en el Llano de Boet. Hay pedazos de mármol, unos que por su delgadez se conoce servirían para enlosado y otros que siendo de un espesor bien considerable, denotan haber sido pedestal de estatua, o tal vez alguna inscripción.

E l padre J. Rius, escolapio, autor de varios estudios históricos, trata­dos con suma fidelidad, de cuyos datos, más tarde, se sirvieron otros historiadores, en su obra postuma que lleva el título «Memorias históricas de la ciudad de Mataró», impresa por José Abadal, en 1866, dice: Se halla un mosaico en la granja huerta de Miguel Tuñí. No tiene figuras este mosaico; se compone de piedrecitas blancas, y terraplenado el piso se ha malogrado. Detrás de la misma casa, en un viñedo, hay otro mosaico que se dice ser de mucha extensión y como está a mucha profundidad sólo se ha descubierto en los parajes en que ha sido preciso hacerse excava­ción. En otro capítulo de la misma obra dice, que en la Torre Llauder, con motivo de la construcción del estanque para un molino de agua, ya en otras ocasiones se hallaron grandes paredones de estructura anti­gua, vasos quebrados de hermoso barro rojo y blanquecino que llevaban impresa la letra o cifra de su artífice o del lugar de su construcción según costumbre romana y varios trozos de mármol, entre ellos la cabeza de una estatua de tamaño natural. Semejantes fragmentos se han encontra­do en la cercana huerta de casa Boet, donde se muestra un hermoso bajo-relieve de mármol; siendo frecuente, decía su antiguo posesor, hallar los labradores de los campos inmediatos trozos de ídolos, de paredones, de acueductos, etc. Las casas de Tuñí y de Maurí, contiguas a las dichas,

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presentan restos de antigüedad romana, a saber, piedrezuelas de mosaico en abundancia, monedas, trozos de barro, mármoles, paredones...

José María Pellicer y Pagés, en su obra monumental titulada «Estudios Histórico-arqueológicos sobre lluro», publicada en 1887, menciona los vestigios romanos de las propiedades del Llano de Boet, referidas ante­riormente, y añade que la línea de edificios en cuyo centro descuella la Torre del Molino Llauder, constituía una sola villa y, a juzgar por los ricos despojos que ha proporcionado, había de ser opulentísima. Adorná­banla esbeltas estatuas de mármol, tamaño natural, como lo comprueba una hermosa cabeza marmórea separada a martillazos del tronco, allí descubierta. E l tocado no ofrece atributo alguno de divinidad, antes es sencillísimo, aunque sobremanera elegante, dando esto pie a la conjetura de si representaba alguien de la familia del dueño de la villa. E l área que ésta ocupaba se halla aún cruzada por macizas paredes, y en diversas ocasiones se han exhumado bajo-relieves de estilo griego, molduras de mármol, lápidas, ánforas de todas capacidades, objetos de finísima cerá­mica y un singular horno para cocerla. Las estampillas L. HER. OP (du­plicada) y PANSCAVRI, otra consistente en una B en relieve aplicada en la parte lateral de un ánfora, las hemos allí recogido. De allí también procede una lápida y fragmentos de otra.

Tan notable como lo referido, es un mosaico en lo que hoy es granja huerta Tuñí, y otro que no hemos acertado a ver, sito en un viñedo detrás de la misma granja.

Posteriormente y con motivo de la construcción de una mina subte­rránea de agua, y de varias obras de reforma se efectuaron otros intere­santes hallazgos, perdiéndose y quedando olvidados sin haber dejado constancia de ellos. De estos son notabilísimos unos retratos escultóricos de tamaño natural, en mármol, y una pieza de pilastra adornada en las cuatro caras con bellos relieves.

De dichos retratos dio noticias Eugéne Albertini en su estudio «Sculp-tures antigües du Conventus Tarraconensis» (Anuari de l'Institut d'Estu-dis Catalans, 1912). Le fue proporcionada por el mataronés M . Vinardell y dice: «Tete conservée au Musée, recueillie en méme temps que la sui-vante, posterieurement au livre de Pellicer. Les deux tetes, enduites de chaux, servaient d'ornements á une cisterne dans la casa Comas, á Mataró. Le propiétaire les tenait de son grand-pére, qui possédait une terre prés la Torre Llauder; la Torre Llauder est un des points du terroir de Mataró qui sont le plus riches en vestiges romains; les deux tetes en proviennent vraisemblablement.-Marbre blanc. Hauteur 0. m 39.»

«Potrait d'homme; c'est probablement le reste d'un buste. Le nez est brisé. Les prunelles ne sont pas indiquées; la pomme d'Adam est tres saillante.»

«Tete conservée au Musée; voir le n.° précédent. Marbre blanc. Hau­teur 0. m 38.»

«Tete de femme; provient d'un buste ou d'une statue; la tete formait une piéce distincte. Cheveux divises par une raie médiane, releves en bourrelet des deux cotes; chignon sur la nuque. Prunelles non indiquées. Le revers de la tete n'est travaillé que sommairement.»

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Años más tarde se completaron los hallazgos y se ampliaron con nue­vas noticias y fotografías, en las obras «Forma Conventus Tarraconen-sis, I», por José de C. Serra Ráfols (Barcelona, 1928) y por el autor de la presente memoria en «Origen i fets histories de Mataró», publicado en 1934, en «Poblament d'Ilduro», 1952 y en «Els origens de Mataró», 1964.

Los datos publicados en estas obras describen todo cuanto tuvimos ocasión de presenciar y estudiar en el propio terreno cuando aún eran visibles diversos restos de edificaciones y piezas que habían sido con­servadas.

Lo sucedido, a partir de aquel entonces, es como sigue: En el año 1927, se iniciaron diversas obras de reforma del edificio de la Torre Llauder para adaptación de viviendas de varias familias, despojándose de su pri­mitivo carácter señorial y por añadidura, la torre de defensa medieval sufrió una desgraciada restauración; fue revocada, se dibujaron con ribe­tes de cal todas las piedras de las ventanas y de las almenas y fue subs­tituida la única puerta de entrada con montantes y dovelas de piedra por otra de piedra artificial de una rara composición de pilastras y mol­duras que presiden las iniciales de la propietaria.

Junto a la balsa, en aquel entonces, existían varios restos de paredes romanas y de una torre sepulcral de planta cuadrada que en el interior conservaba las señales de haber sido empotradas cuatro sepulturas y restos de su pavimento de hormigón. A los pocos metros de distancia, hacia el N. , había parte de un horno con paredes de considerable espesor, para la fabricación de cerámica.

Varios movimientos de tierras habían puesto al descubierto piezas de fabricaciones defectuosas, incluso ánforas que repetían la estampilla L. HER. OP.

Esta parte de la finca estaba particularmente destinada a jardín, con abundancia de árboles y plantas de flores, pues las condiciones del terre­no no eran a propósito para la huerta. Un banco de obra de albañilería estaba cubierto de fragmentos escultóricos, otros de mármol con moldu­ras y frisos, que habían sido empotrados con cemento a capricho de la propietaria.

Pequeños fragmentos de mosaicos, teselas sueltas, restos de estucos y cerámica en abundancia eran visibles por todas partes. La habitación del segundo piso de la torre circular medieval estaba destinada para al­macenar los hallazgos sueltos. Los de mayor interés eran, una caja de plomo con tapa que contenía los huesos de un esqueleto humano; dos cajas de tamaño más reducido, también de plomo, que conservaban va­rios huesos humanos; dos urnas cinerarias enteras y otras fragmentadas; más de una docena de ánforas, entre las cuales había las marcas de los alfareros PANSCAVRI una B en relieve dentro de un cuadro refundido y L. HER. OP repetidas veces; fragmentos de conducciones de plomo; lucernas de barro cocido, lisas y con relieves entre los cuales había una cara de hombre con barba muy poblada, una Victoria con alas, una cabe­za de jabalí y otra representando un guerrero con una espada que levan­taba con la mano derecha; losas de mármol blanco y de colores bien re­cuadradas; piezas de cornisas y molduras de mármol blanco; dos frag-

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mentos de lápidas también de mármol, uno con las letras GA y otro con GN.

Todo cuanto queda referido desapareció cuando se efectuaron las obras de reforma del edificio. Resultaron inútiles las gestiones efectua­das para salvar dicho material arqueológico, incluso ha sido imposible indagar el paradero del mismo.

Otras piezas de interés habían ingresado en colecciones particulares, como fue una figurita de barro cocido que representa una mujer acostada en actitud de reposo, piezas pequeñas de «térra sigillata» y fragmentos de otras de mayor tamaño con adornos, una lucerna y algunas monedas romanas pasaron a formar parte de la colección del señor Félix Clariana, actualmente desaparecida.

Los objetos que habían sido empotrados en el banco del jardín fueron adquiridos por un anticuario de Barcelona. E l señor Mariano Andreu conservó durante varios años, en su colección particular de París, un retrato escultórico de mármol que se supone como de Faustina Menor, hija de Antonino Pío y esposa de Marco Aurelio, que vivió del año 125 al 175 aproximadamente, y un capitel de pilastra con decoración corintia. Estas dos valiosas piezas han sido recientemente donadas por su propie­tario al Museo Municipal de Mataró.

En el mismo museo, a partir de fines del siglo pasado y hasta princi­pios del actual ingresaron algunos fragmentos de molduras de mármol blanco; un fragmento de pilar de mármol blanco, de sección cuadrángu­las adornado con hermosos relieves de motivos florales estilizados, dis­tintos en cada una de las cuatro caras; un fragmento de una gruesa mol­dura de mármol blanco primorosamente adornada y como piezas de mayor interés, dos retratos escultóricos (referidos por Albertini).

Una lápida que perteneció a la villa, procedente de la finca Tuñí, que hace pocos años figuraba empotrada en la fachada de dicha casa, actual­mente propiedad del señor Juan Lleonart, fue cedida por su posesor al Museo de Mataró. Conserva la inscripción:

. . . MARIVS II

. . . ANIENS

. . . EMILIANVS

. . . ARCINIMMVNS

. . . MNIRHONORIB AFVNCIV

EX QVINQVE

... srv ...

Las dificultades que ofrecía copiar esta inscripción durante los años que estuvo empotrada en la fachada de casa Lleonart, motivaron algunos errores de interpretación aparecidos en anteriores publicaciones que ahora se enmiendan.

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2. PRIMERA ETAPA DE LA EXCAVACION

HALLAZGO DE UNA PARTE NOBLE DE LA VILLA

Designamos con el nombre de Torre Llauder la villa romana por haber sido descubierta en unas parcelas de cultivo enclavadas dentro de esta antigua finca, actualmente dividida entre varios propietarios. E l edificio que perteneció a la noble familia Llauder preside la propiedad. En 1789 fue cuna del Teniente General, Marqués del Valle de Rivas, admi­rado por sus proezas en la Guerra de la Independencia y que mostró su don de gobierno como Virrey de Navarra y Capitán General de Cataluña e Inspector general de la Infantería. Adosada en este edificio se conserva una sólida torre de defensa, de planta circular, de construcción medieval, con ventanas de estilo gótico y rematada por un coronamiento de mata­canes y almenas.

La magnitud de los antecedentes referidos desvelaron nuestro deseo de localizar el exacto emplazamiento de los vestigios arqueológicos dentro de esta extensa zona ocupada por las fincas del Llano de Boet. Fue prime­ramente explorado superficialmente el terreno, comprobando en todas partes la presencia de abundantes fragmentos de cerámica romana de dis­tintas calidades, teselas de mosaicos esparcidas, piedras apiladas que con frecuencia dejan visibles superficies labradas y con molduras como tes­timonio de haber pertenecido a primitivas construcciones, restos de ánfo­ras, de «tegulae», escorias, etc., dando todo ello la idea de haber existido en esta zona un núcleo de edificaciones romanas de gran extensión.

La Delegación de Excavaciones Arqueológicas de Mataró, contando para ello con un buen equipo de colaboradores, se propuso efectuar unas prospecciones de tanteo. E l propietario de entonces, señor Valentín Ro-dón, dio su consentimiento favorable y toda clase de facilidades para llevar a término nuestro proyecto.

La primera prospección se efectuó en una parcela contigua a la casa, en la parte N. , que era ocupada por una extensa plantación de claveles, dando muy pronto la presencia romana en el lugar.

En esta ocasión apareció el ángulo de una habitación con un bello mo­saico marmóreo «Opus tessellatum» en blanco y negro que formaba un dibujo geométrico compuesto por círculos que se interfieren y superponen en segmentos curvos, con cruces y aspas en los centros; está enmarcado por una recia faja en blanco adornada con pequeños elementos clásicos, ordenadamente distribuidos.

Lo que fue en aquellos momentos una prospección de tanteo, fue considerada como punto de partida, permitiendo muy pronto poner al descubierto lo que fue el «atrium» de la suntuosa villa. Una primera estancia de 3,70 X 5,90 m. ostenta el mosaico reseñado. Las paredes con­servadas en escasa altura habían sino originariamente decoradas con pin­turas y estucos de vistosos colores y un zócalo de reducida altura formado por piezas de mármol de distintas clases y tamaños.

En el centro de la pared S. hay un portal de 2,40 m. con peldaño de piedra arenisca; en la pared E. un portal de 1,60 m. da acceso a otra habitación y por el lado N . fue continuada la excavación, descubriendo

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Plano de la primera etapa de excavación.

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dos pasillos laterales, uno de 1,20 m. de ancho y otro de 1,70 m., pavimen­tados con mosaico, a base de un elemento geométrico que se repite, enmarcado por una faja negra de gruesos desiguales.

En el centro, entre los dos pasillos hay un patio descubierto o «im-pluvium» de 2,05 m. de ancho por 2,85 m. de largo, con paredes en los cuatro lados, que pueden más bien considerarse como zócalo de 0,35 me­tros de altura, sobre el cual hay huellas de haber existido unos pilares de sección cuadrada, uno en cada ángulo y uno en el centro de cada pared lateral.

Tiene el pavimento construido con hormigón de cal y fragmentos de cerámica «Opus testaceum», con un ligero desnivel hacia un desagüe. Otro desagüe está en el centro del patio, que hace suponer que en esta parte existió un surtidor como adorno.

En el centro del primer pasillo se abre una puerta de 2,30 m. que aún no sabemos el lugar donde comunica, y del segundo pasillo parte perpen-dicularmente otro pasillo de 1,50 m. de ancho excavado hasta hoy en una longitud de 10 m., perdiéndose en la zona todavía no excavada. Está pavimentado con un mosaico que dibuja en blanco y negro una cuadrícu­la en diagonal con aspas y cruces en el centro de los cuadros; está enmar­cado por una faja lisa negra.

En el lado N . del «impluvium» y en comunicación con los dos prime­ros pasillos hay una segunda estancia de 2,95 m. por 5,90 m. con un mosaico de dibujo similar a la primera, pero las fajas que forman el marco son más estrechas y con menos cantidad de elementos decorativos. En un extremo hay una puerta de 1,30 m. que da acceso en el «tricli-nium» y en la parte central hay el marco de otra puerta de 2 m. con co­lumnas de obra empotradas en los lados, y peldaño de mármol blanco que da entrada luego a una amplia sala de 6 m. de ancho por 9 m. de largo, que por sus características suponemos debe tratarse del «tabli-num». Tiene un magnífico mosaico marmóreo, polícromo, presidido por un círculo central de 5,45 m. de diámetro, de complicados trazos geomé­tricos, dentro del cual se combinan los hexágonos, cuadrados, rombos y triángulos inscritos y separados entre sí por cenefas de trenzado y lacería. Dentro de los seis hexágonos que figuran en la composición hay una gran estrella adornada de anillos formados por triángulos, con distintas po­licromías.

Por sus dimensiones y por la perfección en la técnica y en el dibujo que lo compone constituye una pieza excepcional del arte provincial ro­mano y marca un proceso de la evolución de este arte paralela a los grandes períodos de Roma.

En cada una de las figuras geométricas se encierran motivos clásicos de la época y otros de carácter floral estilizados. Los dibujos de los cua­drados están ordenadamente distribuidos formando tres grupos y tienen distintos dibujos. En los triángulos y más particularmente en los rombos, los elementos que los decoran están concebidos con mayor libertad y con visibles variedades de dibujo y color.

Está ejecutado con teselas seleccionadas y tamaño reducido con pie­dras de distintas calidades y colorido, y para lograr una mayor variedad de matices y ciertos efectos de contrastes, en determinados momentos

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Plano del horno junto al «atrium».

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aparecen teselas formadas de pasta vitrea de intenso colorido, particu­larmente el verde y el azul. Las figuras geométricas de dibujo duplicado tienen la particularidad de ser distintas las unas de las otras por su co­lorido, algunas de ellas están incluso matizadas con una gama de medios tonos que pasan suavemente del claro hasta el oscuro.

E l hexágono del centro no se conserva, habiéndose comprobado que fue destruido en los últimos tiempos que tuvo de vida la villa; Hespués de ser arrancado, aquella parte del mosaico fue reparada con un grosero embaldosado con fragmentos de «tegulae» sin mortero, sobre una base de piedras sueltas.

La restante parte del mosaico de la habitación constituye el fondo del círculo, decorado uniformemente con una composición que se repite, del clásico pecta. Contrasta por ser de una técnica menos depurada con teselas de mayor tamaño en blanco y negro.

Otra sala que suponemos debió ser el «triclinium», de 6,90 X 8,55 me­tros, tiene el mosaico presidido por un cuadro en el centro, de 4 metros de lados, que encierra un círculo decorado por un octógono estrellado central inscrito en él, decorado con hojas y flores estilizadas de colorido variado y rodeado por radios de cubos en perspectiva aérea, alternando unos de color amarillo con otros azules en claro y oscuro, que a medida que se alejan del centro aumentan de tamaño y dan la impresión de adquirir un movimiento de rotación en torno del círculo. Los triángulos que aparecen en los ángulos del cuadrado están rellenados por una com­posición que aparentemente parece simétrica con motivos de adorno enlazados con otros florales estilizados tratados con cierta libertad y gran maestría. Se observa una rigurosa selección de teselas, lo mismo por su calidad con piedras escogidas de bellos coloridos particularmente en los azules limpios de los adornos que se combinan los verdes de las hojas en contraste con los rojos y verde oscuro de las flores.

La parte restante del mosaico es de un dibujo geométrico en blanco y gris azulado oscuro formando una cuadrícula dispuesta con paralelismo a las paredes y otra cuadrícula de igual tamaño superpuesta en sentido diagonal, rellenando alternativamente los triángulos que se dibujan y en los centros hay unas pequeñas cruces y cuadros en perfil.

Las habitaciones que llevamos reseñadas fueron sumamente suntuo­sas a deducir por los mosaicos y los escasos restos de revestimiento de paredes con zócalos de mármol aplicado y estucos de hermosos colores.

En el extremo N . de la excavación se halla otra estancia de 6 X 8,55 metros, de la cual solamente se han hallado unos pequeños fragmentos esparcidos de un mosaico que había sido destruido seguramente por estar muy superficial, casi en contacto con la capa de tierra de cultivo. En el centro de esta habitación y en un nivel de mayor profundidad exis­te una sólida pared perpendicular y adosada al «tablinum» y otra pared paralela de idénticas características sobre la cual fue construida una pared lateral del «triclinium», las cuales formaban parte de unas primi­tivas construcciones inutilizadas con las obras del siglo II.

En el extremo SE. se ha iniciado la excavación de una estancia que debió ser suntuosa. Está situada a escasa profundidad, por cuyo motivo

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Plano de la parte excavada de la vil la romana.

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aparece en su mayor parte destruida. Conserva parte de un mosaico que puede seguirse en una longitud de doce metros, destruido de un extremo por una pared medianera construida a principios de este siglo cuando la finca sufrió las primeras mutilaciones. La parte conservada del mosaico forma un dibujo geométrico en blanco y negro a base de una cuadrícula compuesta por líneas de pequeños cuadros que encierran en el centro un pequeño elemento decorativo enmarcado con una línea. E l marco del mosaico está formado por dos líneas paralelas, una de ellas con dien­tes de sierra.

Entre esta habitación y el «atrium» hay otra estancia de 6 X 8,55 me­tros, que conserva parte de un mosaico con un dibujo complicado en negro azulado sobre un fondo blanco, una combinación de líneas que al cruzarse forman la cruz gamada, distribuyendo una composición de rectángulos, unos perpendiculares a los otros, en el centro de los cuales hay un cuadro negro con otro blanco superpuesto saliendo de dos de sus puntas el clásico pecta; está enmarcado por unas líneas delgadas y otra de cuadros por punta.

Este compartimiento, en un tiempo más tardío de la villa, debió ser destinado a baño privado de agua temperada. Fue construida bajo el suelo una bañera de 2 X 1 m. en un ángulo, destruyendo parte del mosaico, y cerca de ésta, un recipiente cuadrangular de 0,80 X 0,60 m., posiblemen­te destinado a la limpieza de los pies. Tienen una base de hormigón de cal y cerámica y las paredes revocadas con mortero de cal y ceniza y una ligera capa de estuco de color rosado por una mezcla de cerámica molida.

Por la parte meridional se ha procedido a excavar un horno situado en un nivel de mayor profundidad —unos tres metros— que además debió servir de «caldarium», encontrándose el conjunto de tres habitaciones destinadas a recibir la calefacción mediante unos pasos laterales que se ensanchan por la parte superior y, además, por contacto con las paredes, debió calentar el agua del baño referido anteriormente. No conocemos otras utilidades de este horno, aunque estamos seguros que las debió tener.

Está formado por una cámara de 2,25 X 2,40 m., cubierta con una bóveda de medio punto y tres arcos adosados, muy acusados en el mismo sentido distribuidos a iguales distancias; una antecámara de 4 X 1,20 me­tros con bóveda rebajada y un arco adosado con ensanchamientos latera­les en la parte alta y una galería de entrada de 1,50 m. de ancho por una longitud que aún no se conoce, cubierta con bóveda. En el fondo conserva un espesor de unos treinta centímetros de ceniza sobre un pavimento de adobes. La totalidad de la construcción del horno es de gruesos adobes refractarios, de 0,30 X 0,30 X 0,08 m., conservando por un igual toda la superficie interior un revoque de gran espesor que aparece vitrificado de un color verde por el contacto directo del fuego. En la parte superior de la bóveda hay una serie de agujeros de unos ocho centímetros de diá­metro que dan al exterior.

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3. SEGUNDA ETAPA DE LA EXCAVACION

HALLAZGO DE UNAS TERMAS Y OTRAS DEPENDENCIAS ANEJAS

Ha sido sumamente favorable para asegurar la conservación de los vestigios arqueológicos «in situ», la adquisición del propio terreno por parte de la Caja de Ahoros y Monte de Piedad de Mataró. Por otra parte, la Delegación Local de Excavaciones Arqueológicas ha recibido una ayuda económica de dicha Institución que ha permitido continuar con mayor desahogo sus actividades y ampliar la excavación después de un corto período de inactividad.

La segunda etapa de excavación fue iniciada en 1963 hacia la parte norte, a continuación del «tablinum». Separada de éste por una pared de mampostería de 0,70 m. de espesor se descubrió una habitación de 6,60 X 5,10 m. con un mosaico compuesto por veintiuna hileras de losas cuadrangulares de pizarra negra. A excepción de las dos hileras de tres lados, están enmarcadas por un ribete de mármol blanco de unos tres centímetros.

Sobre este mosaico, y sin destruirlo, aparece una gruesa pared su­perpuesta de espesor desigual, variable entre 1,20 y 1,30 m., construida de mampostería de piedras y mortero de cal presentando la forma semi­circular. Exteriormente tenía un modesto contrafuerte adosado en el centro, añadido posteriormente, de mala construcción, hallado casi des­truido. De estas construcciones superpuestas se hablará más adelante por tratarse de una basílica cristiana de los últimos tiempos de la villa.

A continuación ha sido descubierta una piscina de 3,40 X 4,80 m., que se ensancha por un lado con un cuerpo semicircular de 1,18 m. de radio saliendo hacia afuera. Tiene una puerta de entrada de 2,20 m. conservando las paredes hasta una altura de 1,50 m. Tiene un sólido pavimento de hor­migón con un bordón saliente en los contornos para evitar las filtraciones de agua. Está situado en un nivel de un metro más hondo con relación a los mosaicos y para su acceso hay unos peldaños recubiertos de mármol añadidos en una reforma posterior.

Las paredes son muy sólidas, revocadas con mortero de cal y ceniza y enlucidas con una ligera capa de estuco de color rojo claro.

E l pavimento acusa un desnivel hacia una piedra cuadrada empotra­da donde hay la boca del desagüe en el centro, que fue descubierto con la punta de un ánfora aplicado como tapón. Continúa el desagüe atravesan­do por debajo de una pared lateral y se extiende en línea recta con un suave desnivel para desembocar en el torrente de «La Gatassa». Está construido con dos paredes paralelas sobre una hilera de «tegulae» for­mando un canal de 0,40 m. de ancho, cubierto con piedras sin mortero apoyadas sobre las paredes.

Después del hallazgo de la piscina ha seguido el descubrimiento, por el lado E. de una serie de compartimentos distintos, característicos de una instalación completa de termas.

Sabido es que las termas dentro de la vida social ocuparon un lugar importante, que además del baño eran lugar de reuniones y recreo en las horas libres. Las dependencias que se agrupaban como era el «apo-

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d y t e r i u m » lugar destinado a desnudarse, el « t e p i d a r i u m » para el b a ñ o templado, el « f r i g i d a r i u m » para el b a ñ o de agua fr ía , e l « l a c o n i u m » o h a b i t a c i ó n estufa p^ ra la t r a n s p i r a c i ó n , el « u n c t o r i u m » pa ra las fric­ciones con pomadas perfumadas, etc. Todo creemos existe dentro de la i n s t a l a c i ó n de nuestras termas.

Sistema de calefacción del hipocausto.

Hemos excavado en su to ta l idad dos hipocaustos que se comunican . E l p r imero , de 3,85 X 2,30 m. , conserva una parte de los pi lares de la­dr i l los de l a c á m a r a caliente infer ior . E n é s t e , pueden apreciarse algunas

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obras de re forma y u n destino de or igen muy dis t in to . L a m i t a d conser­va u n pavimento de h o r m i g ó n con los c imientos de l a pared de un lado que fue des t ru ida en las obras del h ipocausto . Los contornos del pavi­mento conservan el b o r d ó n para evitar las f i l t raciones de agua. Fue ado­sado en una pared la teral u n revest imiento de obra de l a d r i l l e r í a con «bésa le s» par t idos por la mi t ad , hasta una a l tura ap rox imada de medio metro . A s i m i s m o , fue tapiada una puer ta de 0,70 m . con arco de medio punto cons t ru ido con « t egu lae» dispuestas de fo rma rad ia l . Fue con­servado u n por ta l , que era de mayor a l tura con d in te l hor izon ta l , para comun ica r las c á m a r a s calientes de los dos hipocaustos .

E l segundo hipocausto es de fo rma cuadrangular , tiene 4,15 X 2,80 m. , reducido s i m é t r i c a m e n t e de u n extremo, hasta 2,25 m . Conserva la to­ta l idad de los pi lares , algunos de ellos hasta su total a l tu ra de 0,90 m . dis­puestos ordenadamente en seis hi leras paralelas, descansando sobre un pavimento de « b i p e d a l e s » .

Los pi lares e s t á n formados po r piezas de l ad r i l los cuadrados «bésa le s» de 0,20 X 0,20 X 0,05 m . unidos con ba r ro amasado.

3 0 cm.

Pieza de un friso en relieve.—Mármol verde.

(Tamaño 0,44 m. por 0,28 m.).

E n u n extremo existe el horno « fo rnax» de p lan ta rectangular , de 1,75 X 0,70 m . cubier to con b ó v e d a de medio punto de l a d r i l l e r í a y «te­g u l a e » dispuestos en sentido rad ia l , el cua l e s t á en contacto di recto con la c á m a r a por donde p e n e t r a r í a l a corr iente de aire caliente.

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Las habitaciones superiores completaban el sistema de calefacción, disponiendo de unas cámaras de aire caliente de siete centímetros de profundidad que se extendía por toda la superficie de las cuatro pare­des, reservada por un tabique, que estaba en contacto con el fuego me­diante unos tubos de cerámica que atravesaban el pavimento. Estos ta­biques estaban formados por ladrillos cuadrados que tienen un saliente en el centro de una de sus caras que indicaba la profundidad de la cá­mara y podía sujetarse con la pared.

Siguen a continuación otras habitaciones anejas a las termas, aun­que no podemos precisar cuál fue su destino. La primera, de 3,65 X 4,00 metros, con pavimento de hormigón y un portal de 1,60 m. y dos peldaños que bajando comunicaba directamente con el horno. Sorprende la con­sistencia de esta parte de construcción por el grueso de dos paredes la­terales que sobrepasan a un metro.

Un portal abierto en la pared del fondo, subiendo un peldaño co­munica con otra habitación de 3,60 X 6,65 m., también pavimentada de hormigón. Junto a una pared lateral sigue el desagüe de la piscina, asi­mismo sucede en la pared del fondo el paso de otro desagüe. En la parte meridional, desde el ábside de la basílica hasta unos 9,50 m. existe una estancia de 2,15 m. de ancho que conserva en un extremo, parte de un pavimento de hormigón en el mismo nivel de los mosaicos y en la parte restante, que es superior a un metro, hay un estrato de ceniza.

La instalación del sector de termas hasta ahora reseñado, correspon­de en un lugar que con anterioridad era ocupado por otras dependencias del origen de la villa. Algunas paredes fueron aprovechadas y otras des­truidas, dejando sin efecto los cimientos bajo la tierra, de modo que con frecuencia se puede apreciar la obra de dos construcciones dis­tintas que se enlazan y sobreponen. Lo mismo sucede con el aprovecha­miento parcial de pavimentos que originariamente habían ocupado una superficie superior.

OTRAS PROSPECCIONES Y NOTICIAS

Una prospección efectuada en el lado O. de la piscina, y a unos diez metros de distancia ha permitido localizar un tercer hipocausto, sola­mente descubierto en un cuadro de tres por tres metros. Esta parte está en perfecto estado de conservación con sus pilares distribuidos or­denadamente y sólidas paredes de manipostería que sobrepasan a un metro de altura. No fue posible de excavarlo en su totalidad por tra­tarse de estar situado en una parcela de tierra en pleno cultivo.

Otra prospección a unos veinte metros más distantes, en la misma dirección, ha coincidido con el cruce de dos sólidas paredes de manipos­tería, revocadas, con pavimento de hormigón en ambos lados que de­terminan la situación de nuevas habitaciones. Por idénticas razones no fue posible su excavación.

A partir de la piscina y del «tablinum» hasta unos cuatro metros de distancia, por el otro lado de la pared divisoria, se han puesto al des­cubierto algunas habitaciones construidas a un metro de mayor pro­fundidad. Han sido parcialmente excavadas y dos de ellas conservan el

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pavimento de hormigón con visibles huellas que dibujan hileras recua­dradas en toda la superficie, con mortero, que demuestran haber existi­do unos aplacados de losas de mármol empotradas de un mosaico que debió ser arrancado y utilizadas nuevamente las piedras para otras apli­caciones, cuando estas dependencias fueron inutilizadas.

La circunstancia de hallarse estas habitaciones, así como todo el sector descubierto de termas, en un nivel más hondo con relación a la parte más noble, debió favorecer después de la destrucción de la villa para ser rellenada con los escombros de la misma y dejar así todo el terreno en un mismo nivel, que años más tarde, después de un prolon­gado abandono, fue terraplenado con nuevas tierras y destinado como huerta de cultivo.

Otras prospecciones se han efectuado en todos sentidos hasta los cuarenta metros de distancia, apareciendo siempre paredes y pavimen­tos de habitaciones.

Todo nos viene a confirmar la magnitud del yacimiento, puesto que aún falta descubrir una serie de dependencias como son, los dormito­rios, cocinas, almacenes, bodega, otros patios, el peristilo, etc., incluso aún desconocemos la situación de las fachadas. Las noticias que tene­mos de hallazgos sueltos en las actuales fincas lindantes hacen suponer que se trata de una extensión de la villa más bien que de otras villas agrupadas.

Como noticias de interés histórico de nuestra villa, creemos oportuno en este lugar, incluir las siguientes:

Conocida la magnitud de esta parte excavada del yacimiento arqueo­lógico y considerado como uno de los de mayor importancia y en su género el primero de la provincia, por un decreto del Ministerio de Edu­cación Nacional de 23 de diciembre de 1964 fue declarada Monumento Histórico-Artístico la villa romana de la Torre Llauder.

Posteriormente, en Pleno Municipal del mes de marzo de 1965, la Corporación tomó el acuerdo de adquirir los terrenos de la Torre Llau­der donde está situada la villa romana a la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Mataró, dando cuenta del valor que representa para la ciu­dad cara al futuro.

4. CARACTERISTICAS DE LA CONSTRUCCION

PROCESO DE LAS OBRAS Y ELEMENTOS DE DECORACIÓN

Las construcciones más antiguas nos sitúan el origen de la villa en el principio del siglo I, y más concretamente en el tiempo de Augusto.

Del siglo siguiente son las obras más notables y su ampliación, con la cual se anularon paredes y otras por estar en un nivel de mayor pro­fundidad fueron aprovechadas como cimientos. Las habitaciones nobles así como los mosaicos corresponden al siglo II.

La vida de la villa, debió ser próspera hasta el siglo V que sufrió su destrucción por saqueo e incendio. Por todas partes permanece visible

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el rastro que d e j ó el incendio , con las cenizas, restos de maderas con­vert idas en c a r b ó n y materiales quemados uni formemente extendidos p o r enc ima de las superficies de los pavimentos y mosaicos y sobre és­tos u n m o n t ó n de í m b r i c e s y « t egu lae» de las cubiertas que se desploma­ron por un igual a l ser consumidas po r el fuego las vigas de madera . .

A fines del siglo I V v io la entrada del Cr i s t i an i smo y de este t iempo son algunas cbras , algo deficientes, que se sobreponen y al teran depen­dencias.

Las construcciones p r imi t ivas m á s bien han sido conservadas en la par te N . de l a superficie hasta ahora excavada. S o n de s ó l i d a s pare­des de m a n i p o s t e r í a , algunas de ellas sobrepasan a u n metro de espe­sor. A l ser re formada esta parte con mot ivo de las obras del siglo I I se de r r iba ron varias paredes, c o n s e r v á n d o s e parte de otras para servir de c imientos a las nuevas paredes, que fueron de 0,50 m . de espesor.

Pieza de barro rojo hecha con el torno y grafito con cursiva romana gravado poste­riormente.

(Grafito a 1/2 y vaso o 1/4 del natural.)

Las paredes del « t a b l i n u m » descansan sobre paredes de la v i l l a de or igen, las cuales e s t á n unidas con otras paredes perpendiculares que fueron inut i l izadas al ser cons t ru ida una h a b i t a c i ó n sobre el las.

Los hipocaustos fueron const ruidos a mayor p rofundidad dentro de unas habitaciones existentes, s in l legar a ocupar toda la superficie, lo cua l da mot ivo a ciertas i r regular idades y a r incones estrechos innece­sarios que en parte conservan su p r i m i t i v o pavimento de h o r m i g ó n en u n n ive l m á s elevado.

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E l primor con que fueron ejecutados los dibujos geométricos de los mosaicos obligó que las paredes de las nuevas construcciones mantuvie­ran un riguroso paralelismo. Son todas ellas de obra de mampostería de 0,50 m. de espesor. Fueron revocadas con mortero de cal y enlucidas con estuco, de la superficie interior para ser decoradas con diversidad de dibujos y pinturas.

La excavación ha proporcionado una notable variedad de restos de estas pinturas murales, que todo y tratarse solamente de reducidos frag­mentos son suficientemente elocuentes para manifestar el aspecto sun­tuoso ornamental.

La gama de colores es muy extensa, a base de tonos lisos sin mezcla de colores y pocas veces medias tonalidades, predominando los rojos, verdes claro y oscuro, ocre, siena, azul claro y oscuro y el morado, todos ellos de acusada intensidad. Abundan los fragmentos de negro con un salpicado de ocre y bermellón. Las composiciones murales con ador­nos del estilo llamado pompeyano debieron existir, habiendo hallado es­casos fragmentos de ellas, más frecuentes son los motivos florales tra­tados libremente, hechos con un patrón, cenefas combinando varias líneas rectas paralelas de distintos gruesos y colores, fragmentos de composiciones geométricas que se mezclan con elementos de carácter vegetal estilizados y palmas, cenefas que repiten un dibujo de líneas en espiral combinando los colores blanco, ocre y azul claro sobre un fon­do bermellón y por último, un fragmento que sobre un fondo negro hay una serie de líneas de color rojo formando espirales que se unen con unas hojas delgadas y flores sueltas, de color azul claro con unas pince­ladas blancas para producir el efecto de unos toques de luz y dar re­lieve.

Un detalle curioso se observa en el empleo de arena de riera, limpia y tamizada, mezclada con cal para el mortero de los revoques de pare­des interiores. Nunca fue utilizada la arena de mar para este uso, con todo y tenerla a los pocos metros de distancia. En contraposición, las molduras aplicadas como parte decorativa de las paredes, fueron cons­truidas solamente de yeso puro aplicadas sobre el revoque.

Hay molduras lisas con variedad de filetes, unas muy simples y otras complicadas, incluso decoradas con unas hojas clásicas y ovas modela­das con acusado relieve. Además fueron pintadas con distintos colores lo mismo que las paredes.

Han sido hallados varios restos de plafones rectangulares enmarca­dos con molduras y filetes en relieve dominando las superficies llanas y las escocias, que formaban parte de la decoración de paredes. Otro aspecto interesante es el de les techos de cielo raso, de los cuales se han hallado intresantes restos. Estaban enmarcados por molduras que se unían a las paredes. Los artesonados estaban construidos con abun­dancia de cal mezclada con arena de riera reforzados por una gran can­tidad de cañas dispuestas en una sola dirección. Las cañas fueron utili­zadas enteras, sin ser cortadas ni entrelazadas como se acostumbra ac­tualmente. Dentro de las molduras que formaban el marco también fi­guraban varias cañas enteras juntas.

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Grafitos en cerámica de uso común.—1. Barro color marrón con superficie gris oscuro. 2. Barro rojo y superficie exterior barnizada.—3. Barro negro con superficie exterior

pulimentada.—4, 5 y 6. Barro rojo.

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Los cielos rasos eran ricamente adornados de los mismos colores que las paredes. Se formaban composiciones más o menos grandes, simétri­cas, con molduras rectas en relieve que se cruzaban y otras curvas, que se combinaban para obtener un conjunto de figuras geométricas y gran­des estrellas.

Se deduce que paredes y techo formaban una unidad de idénticos valores, si bien en las paredes las composiciones eran ordenadas dentro de plafones en recuadro, cuadrangulares, obedeciendo unas reglas esta­blecidas, en los techos, donde no había aberturas que debieron sacrifi­car la distribución, eran tratados más libremente para rellenar todo el espacio con una sola composición.

En las paredes había un zócalo de piezas de mármol de escasa altura, a veces imitando piedras de color oscuro salpicado de otros colores. Las cenefas pintadas formaban parte del marco de las puertas y en sen­tido horizontal sobre el arrimadero.

BASÍLICA CRISTIANA Y FIN DE LA VILLA

La entrada del Cristianismo se manifestó a fines del siglo IV con unas modestas construcciones superpuestas.

Requiere particular atención la presencia de una basílica, adaptando para ella, lo que había sido el «tablinum» posiblemente escogida para este fin por sus condiciones de espacio y decoración de mayor magni­ficencia.

En la habitación contigua se construyó un sólido ábside semicircu­lar, sobre el mosaico y sin destruirlo. Este ábside por los extremos está adosado en las paredes del «tablinum» y construido de obra de mani­postería de piedras y mortero de cal.

De aquella época es el haber suprimido la piscina tapiando el portal de entrada con una pared, y con otra pared se aislaron las demás depen­dencias de las termas.

E l hexágono central del mosaico del «tablinum» fue arrancado, segu­ramente porque debió figurar en este lugar alguna representación pa­gana, reparando después esta parte destruida con un grosero pavimento de fragmento «tegulae» dispuestos horizontalmente.

Estas reformas nos manifiestan un cambio absoluto en la vida de la villa; pe ro aquella paz fue muy pronto truncada por la invasión gue­rrera de principios del siglo V que destruyó la ciudad romana de lluro y las villas de sus contornos.

Aquella invasión puso fin en la villa romana. Fue saqueada y destrui­da totalmente por un violento incendio que ha dejado su rastro en to­dos les lugares. La suerte de sus moradores debió ser trágica como lo manifiesta un macabro hallazgo. Arrinconados en el fondo de una ha­bitación descubrimos los esqueletos de dos personas. Una mujer de edad avanzada y un joven, hallaron la muerte en aquel lugar sin salida; esta­ban fuertemente abrazados confundiéndose los restos de los dos. Que­daron allí sepultados bajo la cubierta desplomada sobre ellos.

E l restablecimiento de la población y su territorio fue lento y dificul­toso. Por otra parte, los primitivos edificios religiosos que se habían le-

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Perfiles de «térra sigillata».

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vantado en modestas dependencias de algunas villas diseminadas de la parte más elevada nos hablan de la existencia de una población que se había dispersado y allí encontró refugio. En torno de tales construccio­nes se debieron formar ciertos núcleos que además de la protección que debieron hallar en ellos, nos manifiestan la cultura espiritual del país.

La villa romana de la Torre Llauder quedó para siempre abandona­da, y sus ruinas debilitadas lentamente iban desapareciendo para quedar reducidas, olvidadas y sepultadas bajo la tierra.

Unicamente fue reconstruida la basílica cristiana en donde debieron agruparse los escasos vecinos de aquellos contornos para la celebración de cultos.

Fue limpiado de los escombros lo que había sido el suntuoso «ta-blinum», se construyó una nueva cubierta y el ábside, con escasos des­trozos o agrietado, fue reforzado por un contrafuerte central en el ex­terior, de mala construcción de mampostería, improvisado sin cimientos, levantado directamente sobre el montón de escombros y cenizas.

Los restos de objetos, de lucernas y cerámica cristiana se han con­servado solamente en esta parte de la basílica que sobrevivió a la villa.

La duración de la basílica puede deducirse de los varios fragmentos de cerámica de época visigótica que se hallan mezclados con los de la época cristiana.

5. MATERIALES DE LA CONSTRUCCION

Lo mismo en la arquitectura como en el arte decorativo no se obser­va una clara expresión de la personalidad de nuestro país, más bien pue­den considerarse como una implantación del gusto común del Imperio sujeto a los tipos conocidos.

La totalidad de la construcción es de paredes de mampostería de piedras de tamaños distintos, sin trabajar, unidas con mortero de cal y una parte en obra de ladrillería aplicada que figura como comple­mento auxiliar.

La piedra utilizada fue generalmente la de nuestras canteras y sola­mente cuando había de ser labrada, en las molduras, cornisas, peldaños, zócalos, mosaicos, etc., se utilizó la piedra seleccionada de procedencias lejanas.

La excavación ha permitido agrupar varias piezas cuadrangulares de mármol de distintas calidades y colores procedentes de mosaicos des­aparecidos, piezas de aplacados, frisos recuadrados, uno de los cuales es de color verde que debía continuar con otras piezas similares, formando un dibujo en relieve compuesto por una combinación de hojas de acan­to, dos delfines y unas rosas dispuestos simétricamente.

Otras piezas escultóricas, fragmentadas, forman el ángulo de un gran plafón de mármol blanco con una decoración gravada que destaca de un fondo pintado de bermellón, que suponemos corresponde a la época cristiana, por ser hallado en el interior de la basílica y presentar ciertas analogías con otros de segura clasificación.

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H a n s ido hal lados fragmentos de grandes capiteles del orden com­puesto, de p iedra arenisca que conservan en l a superficie una prepara­c ión de yeso para ser decorados con p in tu ra . Parte de otro capi te l , en m á r m o l de co lor verde, de una p i las t ra , que d e b i ó ser adosada, com­puesto po r una d e c o r a c i ó n en fo rma de corona . U n a base de c o l u m n a de p iedra de unas c a r a c t e r í s t i c a s que en la é p o c a r o m á n i c a fueron co­rrientes, con una base cuadrada de 0,19 x 0,19 m . y u n a a l tu ra to ta l de 0,125 m .

C o m o piezas de l a d r i l l e r í a t ienen dist intas apl icaciones los bipeda-les, de 0,60 X 0,60 X 0,06 m. , t a m b i é n los pedales o pentadoron de 0,40 X 0,40 X 0,05 m. , que han sido hal lados repetidas veces como parte complementa r i a de algunas paredes y con m a y o r abundanc ia hay los b é s a l e s de 0,20 X 0,20 X 0,05 m. , par t icu la rmente u t i l izados para la

Estampillas en piezas de «térra sigillata». (Ampliadas una mitad del natural.)

c o n s t r u c c i ó n de los pi lares de los hipocaustos . Damos estas medidas que frecuentemente suelen presentar algunas insignificantes variaciones y son algo dist intas de las que dan los autores c l á s i c o s .

H a y l ad r i l los de t a m a ñ o s m á s reducidos que debieron ser u t i l izados para pavimentos; los rectangulares de 0,09 X 0,06 X 0,03 m. ; los de

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0,18 X 0,15 X 0,045 m.; los de 0,06 X 0,04 X 0,01 m. y otros romboidales de 0,13 X 0,08 X 0,05 m.

Han sido hallados bipedales sueltos que tienen en los ángulos unos dientes que corresponden a la «tegulae mammata» de Vitrubio que los atribuimos para revestir algunos muros dejando un hueco para la circulación, de aire caliente.

La «tegulae» es extraordinariamente abundante, pues fue utilizada para la construcción de las cubiertas, en los arcos, en la solera de los desagües, formando parte de pavimentos ordinarios y en ciertas refor­mas de paredes. Muchas de ellas presentan dibujos en sus caras, hechos rápidamente con los dedos, formando círculos, líneas onduladas, otras cruzadas, etc., que suponemos no tienen otro significado que distinguir los obreros sus propias producciones. Otras tienen estampillas; han sido halladas repetidas veces las L.HER.OP y MARI.

Los ímbrices por lo común fueron utilizados para las cubiertas en las uniones de las «tegulae», para formar canalizaciones de agua de esca­sa importancia, y para la conducción de aguas de las cubiertas había unas piezas similares que eran de un diámetro algo superior y de más pronunciada altura.

Otras conducciones de agua están formadas con piezas de barro co­cido hechas con molde, de sección cuadrada, descubiertas de la parte de arriba, con un ensanchamiento en un extremo a propósito para em­palmar las unas con las otras. Abundan las piezas de barro cocido for­mando un cuarto de círculo para la construcción de columnas. Las hay de 26, de 21 y de 15 cm. de radio, con un espesor de 7, de 5,5 y de 5 cm. de grueso, respectivamente. Las columnas construidas eran revocadas y decoradas con pinturas.

Otras piezas de barro cocido para la construcción son unos tubos de unos 15 cm. de largo con paredes muy gruesas que estaban sujetados en hilera en los lados de los pavimentos de los hipocaustos para la circula­ción del aire caliente de la cámara inferior con la cámara de las paredes de la habitación.

Consideramos como material de construcción, el vidrio plano, ha­llado abundantemente. Posiblemente fue utilizado en las ventanas y es­taban sujetados por unos clavos de hierro forjado con una ancha cabe­za allanada torcida. Los hierros han sido hallados muy destrozados y de difícil conservación. Abundan los clavos forjados de distintos tama­ños, pasamanes, anillos, y otros hierros de difícil clasificación.

6. OBJETOS VARIOS

En el interior de las habitaciones nobles, pavimentadas con mosai­cos, no se efectuó ningún hallazgo de objetos; solamente había esparci­dos unos escasos fragmentos de cerámica de escaso interés.

Fue fructífera la excavación de las primitivas dependencias y de las termas por estar construidas en un nivel de mayor profundidad. Hemos hablado de cómo después de la destrucción de la villa fueron rellenadas y

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nivelado e l terreno con escombros completamente mezclados, que m á s tarde quedaron o lv idados bajo l a t i e r ra que se d e s t i n ó para l a agr icul ­tu ra .

P o r este mo t ivo y otros que han s ido referidos en la presente memo­r i a , n o podemos hab la r de u n a e s t r a t i g r a f í a , y p o r l o tanto, t ampoco podemos establecer una c r o n o l o g í a sobre los objetos hal lados .

E n raras ocasiones hemos vis to u n n ive l in tacto y cuando é s t e ha s ido encontrado, desgraciadamente m u y pronto ha desaparecido.

Marcas de alfareros.—1 al 15. en ánforas.—13. Además se halla repetidas veces en «te-gulae».—16. Solamente en «tegulae».

(Tamaño natural.)

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Se ha presentado el caso de hallar fragmentos de piezas de cerámica campaniana al lado de otros de una época muy distinta. La campaniana es muy escasa y totalmente fragmentada.

LA CERÁMICA

Las piezas de cerámica abundan extraordinariamente formando un conjunto notabilísimo y variado que comprende toda la variedad de utensilios de uso común, persistiendo numerosas formas y técnicas que fueron corrientes en épocas anteriores. Asimismo, es notable por su can­tidad y variedad el conjunto de piezas considerado como vajilla de clase fina o sea de «térra sigillata».

Por el interés que ofrece la cerámica en toda excavación, creemos oportuno resumir las distintas variedades aparecidas empezando por los objetos de la clase común, generalmente utilizados para la cocina y ser­vicio de comedor. Las ollas de tamaños variados con borde inclinado hacia arriba, de un tipo que fue normal son muy abundantes. Las hay de barro rojo y gris y con menos cantidad hechas a mano con barro conteniendo arena; tienen las paredes curvadas y fondo plano algo re­ducido, quemadas y negras del exterior, por el contacto del fuego. Menos abundantes son las ollas de borde almendrado y dos asas, de barro rojo oscuro.

Cuencos con borde horizontal y otros inclinados hacia abajo; algu­nos de ellos sin borde; fondo cóncavo, generalmente de barro limpio de color rojo claro y rojo oscuro. Muchos tienen una pátina gris en el ex­terior. Hay los de fondo exterior estriado y también con estrías en las pa­redes interiores y fondo liso. Platos de todos los tamaños, de barro rojo sin arena. Algunos están estriados del interior, otros tienen las dos super­ficies bien pulimentadas, con bordes lisos de mayor espesor, de color gris, y con una ligera capa de barniz rojo claro semimate, algunos de esta clase adornados con líneas concéntricas pintadas de color marrón.

Han sido halladas algunas fuentes con paredes altas, ligeramente in­clinadas y fondo plano, de un barro color marrón oscuro con mucha mica, barnizadas abundantemente del interior, de un color rojo muy oscuro casi marrón. Algunas piezas están decoradas del interior con grupos de líneas concéntricas grabadas. La circunstancia de haber sido halladas algunas de estas piezas en un estrato, en parte intacto, nos permiten situarlos anteriores a las obras del siglo II. Esta clase de ce­rámica es la primera vez que aparece en las villas de lluro, se distin­gue por ser totalmente distinta a todas las demás hasta ahora conoci­das, y por algunos antecedentes que tenemos la atribuimos de proce­dencia italiana.

Son frecuentes los platos y fuentes de borde bífido de tamaños va­riados, seguramente utilizados para la cocina, según lo indica el rastro que ha dejado el fuego. Tienen el fondo plano, a veces divididos en dos partes con estrías muy acusadas. Son de barro limpio de impurezas, de color rojo claro y con frecuencia tienen una suave capa de barniz casi mate del mismo color.

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Copitas con u n p e q u e ñ o borde inc l inado hacia adentro que recuer­dan algunas piezas de « t é r r a s ig i l l a t a» de Dac, 27 y 33, fabricadas con ba r ro m u y l i m p i o y fuerte, co lor rosado, que suponemos fueron u t i l i za ­das para e l servicio de mesa.

Los vasos p e q u e ñ o s de formas diversas abundan en gran cant idad. H a y los cubiletes con bordes rectos vert icales, otros horizontales y cón­cavos. C o m ú n m e n t e t ienen las paredes algo curvadas y fondo p lano . Las paredes acos tumbran ser muy delgadas de u n ba r ro fuerte totalmente l i m p i o de impurezas , que osc i lan entre el ro jo c laro, oscuro hasta el

Grafitos en «térra sigillata».

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marrón y grises. Generalmente son lisos y pocas veces con decoración de motivos cortados incisos de espinas, puntillados, etc.

Son también frecuentes los vasitos y pequeños platos de un barro muy fino, sin arena, totalmente negros y superficie perfectamente puli­mentada. Piezas similares las hemos hallado en habitaciones prerroma­nas de las que fueron abandonadas pocos años después de la Romani­zación.

Entre los vasos de reducido tamaño incluimos unas piezas de cerá­mica color gris, resistente, que no llega a un milímetro de espesor. Des­graciadamente no ha sido posible reconstruir ninguna pieza de esta clase.

Los vasos de Acco, con decoración en barbutina y otros cuya decora­ción se caracteriza por presentar la superficie raspante por haber sido sumergidos en un recipiente de arena fina cuando la pieza era recién torneada.

También hay las tazas y los boles de paredes delgadas, de barro fuer­te, color rojo oscuro y marrón agrisado; los olpes con cuello largo y estrecho particularmente con un asa, de barro rojo claro y otros ama­rillo algo verdoso.

Las jarras se han presentado de formas y tamaños muy variados, al­gunas decoradas con líneas horizontales hechas al torno con pintura color marrón. Las hay de barro rojo y amarillo.

Las tapaderas generalmente son de reducido tamaño con un pivote en el centro, de barro grosero y paredes desiguales. Han sido halladas varias piezas en forma de botella piriforme de barro color amarillo a veces verdoso, con anchas estrías en el exterior y cuello delgado con un borde saliente hacia afuera. Se supone que fueron utilizadas como me­dida de líquidos y tapón de ánforas, por haber sido hallada una de ellas en el cuello de un ánfora en la villa romana de Saint-Cyr-sur Mer.

Los morteros se distinguen por sus paredes de grueso espesor; tienen un borde grande, saliente hacia afuera, con pico seguido de un reborde para verter. Uno de ellos conserva en la superficie interior una serie de círculos concéntricos formados por granos de sílice incrustados.

Las ánforas han sido halladas fragmentadas en todas partes de la excavación: hay unas similares a la forma de Dressel 1 B, 1 A, del tipo 3 y 20, y otras emparentadas con los números 6 y 9 de Dressel.

Merecen particular atención unos fragmentos de pequeños vasos de superficies dorados con mica, uno de los cuales está decorado exterior-mente con unas líneas horizontales grabadas.

Es notabilísimo el conjunto formado por piezas vidriadas de color verde, procedente de los talleres de la Galia. Hay un jarrón de vientre curvado, pie torneado, cuello alto, que tiene mayor diámetro en la parte más alta de donde parten dos asas que llegan hasta la mitad del vientre. Presenta la superficie exterior de color verde transparente sobre un fondo plateado. E l interior es vidriado melado.

Otros vasos son de forma esférica, boca ancha y pie torneado redu­cido. Tienen dos asas historiadas de una forma que imita algunas copas de plata del tiempo de Augusto. La superficie exterior está adornada con

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escamas en relieve d is t r ibu idas ordenadamente. E l in te r io r es v id r i ado melado .

H a y vasos l isos con borde hor i zon ta l saliente hac ia afuera; fragmen­tos de platos, y como pieza de m a y o r i n t e r é s una lucerna decorada con e s t r í a s c o n c é n t r i c a s . Conserva en el fondo unas letras i legibles de la m a r c a del alfarero.

L a m a y o r í a de estas piezas e s t á n exter iormente v idr iadas de co lor verde esmeralda, con frecuencia algo verdoso y suelen t ransparentar u n fondo plateado, e in ter iormente m a r r ó n , melado y amar i l l o , pocas veces las dos superficies son verdes.

E l ba r ro es l i m p i o de arena, de color ocre, algo agrisado. Algunas piezas de paredes m á s gruesas son de ba r ro color ro jo s in arena. E n este ú l t i m o caso presentan un b a ñ o de p r e p a r a c i ó n de engalba b lanca .

Marcas de alfareros en lucernas. (Tamaño natural.)

H a y escasos fragmentos de vasos de v id r i ado negro, ins inuando u n fino t ramado de puntos en relieve y otros de v id r i ado amar i l l o de las dos superficies. U n fragmento de vaso v id r i ado amar i l l o sobre u n fondo dorado e s t á adornado con anchas e s t r í a s inc l inadas hechas con u n p a l i l l o .

E l conjunto de c e r á m i c a de lujo es extenso, con piezas de « t é r r a s i­g i l l a t a» . A b u n d a par t icu larmente l a h ispana, menos abundante es l a pro­cedente de los talleres de l a G a l i a y menos frecuente l a aret ina y l a jas­peada de ro jo sobre a m a r i l l o a t r ibu ida de l a Granfesenque.

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La hispana es característica por su decoración y los círculos que encierran un motivo en relieve, comúnmente una liebre, un jabalí, una rosa, una flor estilizada de cuatro hojas, palmas, uno o varios círculos muy reducidos, etc. En esta clase de cerámica es frecuente la repetición de los elementos decorativos formando zonas ordenadas horizontalmen-te. La procedente de la Galia suele ser de buena fabricación, con barniz rojo intenso muy brillante, más variada de elementos, que a pesar de repetirse con frecuencia tienen mayor libertad dentro de un orden de conjunto. Entre los temas de adorno, mezclados con los de carácter ve­getal y floral aparecen figuras.

Las piezas lisas, sin decoración son numerosas, de distintos tamaños y formas; son de buena fabricación, conservando muchas de ellas la estampilla del taller de procedencia. La aretina se reduce a escasos frag­mentos de excelente calidad, sin adornos, que debieron formar parte de piezas muy notables.

Abundan las piezas de «térra sigillata» color rojo claro, con barniz semimate, de formas que se repiten con frecuencia. Generalmente no están decoradas y cuando ésta existe, se reduce a unas modestas inci­siones horizontales hechas al torno con rodillos dentados. Debe incluir­se en este grupo una cantimplora con un pequeño cuello y dos asas es­triadas y fragmentos de otras de la misma clase.

Dentro de la basílica cristiana y en las habitaciones contiguas de la parte N . ha sido exclusivamente hallada la cerámica de aquella época. Hay fragmentos de lucernas de un tipo característico que se considera procedente del norte de Africa. Un fragmento de plato litúrgico de no­table interés se conserva casi entero, estampillado dentro de un círculo, el emblema de una cruz decorada interiormente con puntos y de los brazos horizontales cuelga el alpha y la omega, considerado de fines del siglo IV. Es de barro rojo claro, sin arena, con barniz del mismo color. Fragmentos de otros platos de idéntica calidad decorados con una combinación de círculos, con palmas estilizadas y círculos estrellados estampados en el interior. Un fragmento de un vaso de barro color gris oscuro presenta grabada en el exterior un áncora como símbolo cris­tiano.

Del mismo recinto son varios fragmentos de objetos de época visi­gótica fabricados con barro color gris, sin arena, paredes más bien grue­sas, pulimentadas con espátula y decorados con la repetición de motivos decorativos estampillados; hay círculos de puntos, estrellas, palmas y otros temas característicos de una interpretación simple. Son similares a otros que habíamos hallado en la necrópolis cristiana excavada en los contornos del templo de lluro.

LUCERNAS

Han sido halladas con gran profusión y variedad de temas de ador­no y las hay de todos los tiempos que tuvo de vida la villa. Las formas son las características a excepción de una de dos picos y un asa en el extremo opuesto adornada con el relieve de una paloma sobre una rama de higuera y otra lisa que es de bronce.

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Piezas de un juego halladas agrupadas en el interior del desagüe de la piscina.—1. Dado de hueso.—2 al 11. Piezas de hueso.—5. Lleva un tinte verde.—12 al 16. Caliza blanca.

17. Pórfido.—18. Vidrio azul.—19 al 22. Vidrio color perla. (Tamaño natural.)

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La mayoría no tienen adornos; las que están decoradas presentan variedad de temas, desde los círculos concéntricos las más modestas, hasta las figuras de carácter mitológico. Hay unas con un círculo a modo de medallón, compuesto por la repetición de un elemento clásico que suele variar, hay las ovas, hojas, estrías en sentido radial, conchas, et­cétera. Otras están decoradas con elementos vegetales estilizados y na­turalistas, flores, palmas, ramas con hojas, etc., y también en forma de rosetón.

Son de indiscutible interés unas con una torre de varios pisos acom­pañada de dos cipreses y las figurativas con el Cupido representado de distintas formas, una cabeza de Bacus con una corona de hojas de parra y racimos de uva, un gladiador, Victoria, un niño desnudo que lleva en alto un cuerno de la abundancia, un león, una pantera, etc.

Es interesante hacer constar la repetición de algunos temas que he­mos visto en lucernas que han sido hallados con otros de excavaciones de distintas localidades.

Se da el caso de haber sido halladas lucernas duplicadas con estam­pillas de distintos talleres de fabricación, confirmando esto que los al­fareros no dudaban de copiar los moldes de otros talleres cuando la pieza tenía un cierto interés.

La diversidad de estampillas nos manifiesta una variedad de proce­dencias y la importancia de esta manufactura fabricada en serie.

OTRAS PIEZAS DE CERÁMICA

Hemos agrupado algunos discos de barro, de varios tamaños, con un agujero en el centro, cuya aplicación ignoramos, que los hemos atribuido como tapaderas.

Los pesos de telar han sido escasos así como las fusayolas. Hay unas piezas circulares, otras cilindricas y esféricas que las creemos como pesas de medida.

Es interesante una máscara femenina, moldeada con perfección, pre­sentando un peinado bien ordenado con simetría, en el centro del cual hay dos pequeños agujeros, seguramente para colocar una alhaja tal como era costumbre. Es de barro limpio, sin arena, de un color ocre algo rosado.

BRONCE

De bronce han sido hallados algunos objetos más o menos adornados y chapas recortadas de formas decorativas, que seguramente fueron apli­ques de muebles, botones, hebillas, una campanita, un cencerro, cerra­duras, clavos de cabeza abultada, anillos, cucharitas, punzones, agujas de varios tamaños, una muy delgada, de reducido tamaño, con cabeza esférica formada por el mismo alambre arrollado con perfección, frag­mentos de cadenas, una trenza hecha con hilos del mismo metal, que en un extremo tiene un anillo movible, piezas destinadas a cirugía, cerra­duras, etc. Además, una lucerna, referida anteriormente.

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U n a pieza de m a y o r i n t e r é s y ú n i c a en su g é n e r o en l l u r o , correspon­de al arte v i s igó t i co . E s u n dije compuesto de dos piezas movibles , l a super ior es un b o t ó n propiamente d icho, adornado con c í r c u l o s en relieve fo rmando u n punteado en el contorno; pende de él una pieza c i r cu la r de m a y o r t a m a ñ o en fo rma de « l ú n u l a » que l lega a unirse de­corada con incrustaciones de pasta v i t rea de co lor verde y unos puntos de p iedra b lanca .

NUMISMÁTICA

E n todo el curso de la e x c a v a c i ó n han sido hal ladas monedas s in de­te rminar en n i n g ú n momento u n n ive l concreto.

Las de cobre son de Domic i ano , C laud io , Vespaciano, H a d r i a n o , Gor ­diano P ío , J u l i a M a m m e a , Constancio Ga l lo , dos de Constant ino, dos de Gal ieno , Iuba de M a u r i t a n i a y una cartaginesa de M e n o r c a con el Cab i ro .

L a ú n i c a moneda de plata es de Dioc lec iano .

H a y una docena de piezas de cobre, l a m a y o r í a han s ido hal ladas en el i n t e r io r del d e s a g ü e de la p i sc ina , que debido a su m a l estado son de impos ib le c l a s i f i cac ión .

Las piezas de h ie r ro han s ido hal ladas casi todas destruidas p o r el ó x i d o . H a y herramientas que fueron destinadas pa ra l a agr icu l tura , como es el tr idente, p icos de doble corte, hoz, azada, etc. Restos de h ier ros que debieron fo rmar parte de la c o n s t r u c c i ó n , como los pasamanes y clavos

Dije de bronce con decoración de pas­ta vitrea color verde y piedras blancas.

(Tamaño natural.)

HIERRO

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de gran tamaño, y de diversas utilidades debieron ser los punzones, ani­llos, arandelas, restos de cadenas, clavijas, etc. En el interior de una habitación había una herradura de caballo. Fue frecuente el hallazgo de residuos de fundición y escorias.

HUESO

Los objetos de hueso forman un conjunto muy numeroso, particular­mente de agujas, alfileres y estiletes de distintas formqfs y tamaños. Las hay con cabeza abultada, esférica, unas con líneas grabadas, otras sin cabeza y con uno o varios agujeros para coser. Hay un estilete que pre­senta la forma original de terminar con una mano y tiene una serpiente en forma de espiral arrollada por el brazo. Figuran las espátulas de dis­tintas formas, botones, arandelas, huesos cortados en forma de tubo con un agujero transversal y unas líneas grabadas como adorno en los extremos. Otros presentan ciertas características que hacen suponer fueron apliques de muebles.

Un dado de hueso estaba acompañado de varias piezas o fichas de un juego. Son de forma circular, con grabados distintos a base de círcu­los, cruces superpuestas, dientes en el borde y líneas en formas inde­terminadas que debían indicar un valor. Hay diez fichas de hueso, cua­tro de piedra y cinco de vidrio. Las de piedra y vidrio son de distintos tamaños, sin líneas grabadas; las últimas tienen una cara convexa.

VIDRIO

Particularmente en el «atrium» se reunió una notable cantidad de vidrio plano, más o menos transparente, que seguramente formaba par­te de las ventanas de aquella dependencia y más propiamente creemos que en los últimos tiempos de la villa debió aislarse el «impluvium» con unas vidrieras dispuestas entre pilastra y pilastra.

En las demás estancias de la parte noble, esta clase de vidrio fue hallado en cantidad más reducida y desaparece en la demás parte de la excavación.

Este vidrio posiblemente fue fabricado en la propia villa, según de­ducimos por el hallazgo de vidrio fundido, residuos con escorias y can­tidades agrupadas de una arena de piedra blanca silícea algo azulada.

Se fabricaba en piezas cuadradas de tamaños distintos, más bien re­ducidas; las mayores que hemos visto, aunque muy fragmentadas se deduce que tendrían unos cuarenta centímetros en cuadro; tienen los bordes redondeados de fundición y los gruesos desiguales. Los objetos de vidrio para el uso de la villa han aparecido abundantemente, pero debido a su fragilidad han sido hallados muy fragmentados.

Abundan las botellas de forma cuadrada, altas, con un cuello más sólido de reducida altura y borde grueso saliente hacia afuera con dos asas y sin ellas. Hay un tipo de botellas que se distingue por la robustez del cuello y unas asas muy anchas que se adelgazan por el extremo opues­to, decoradas con unas estrías muy agudas y acusadas. Botellas de for-

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m a es fé r i ca y cuel lo muy alto de d i á m e t r o reducido, que se caracteri­zan po r l a delgadez de las paredes.

Vas i jas en fo rma de ca lder i ta con borde abul tado; ja r ros con asa y c a ñ o , vinajeras, j a r r i tos , copas de fo rma de cál iz , otras c ó n i c a s , las hay de fo rma esbelta con nudo y p e q u e ñ o s vasos l isos .

Ex i s t en las piezas decoradas en caliente por pasta y por h i l o , de los cuales hay ejemplares muy complejos y menos frecuente es el v i d r i o

Decoración de vidrios fabricados con molde.—El número 6 es cristal transparente. (Tamaño natural.)

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soplado. Generalmente todos ellos alcanzan una gran belleza dentro de una simplicidad y en otro aspecto por la irisación que ha producido su descomposición en la tierra.

La calidad del vidrio, por regla general, es de clase fina, hay el in­coloro, blanco opaco, lechoso, verde claro y azul oscuro. Unos frag­mentos corresponden a piezas de buena fabricación, lo mismo por la clase del vidrio como por su decoración con grabados y otros más esca­sos son decorados con esmaltes blanco y amarillo. Hay objetos deco­rados de molde; una botella de base cuadrada tiene una composición de palmas en relieve y las letras ...VS-PI; otra botella de forma circular está decorada con estrías verticales y una estrella de doce puntas graba­da en la base; un vaso de reducido tamaño conserva en el fondo, dentro de un círculo, una cruz en relieve ligeramente decorada, de brazos si­métricos que se ensanchan en los extremos; pequeños vasos semiesfé-ricos con estrías en relieve que parten del centro en forma de estrella y se engrandecen hasta el borde de la boca, y otros de forma similar presentan la superficie decorada con hexágonos y rombos grabados, uni­dos los unos con los otros.

OBJETOS DIVERSOS Y RESTOS DE COMIDAS

Un «phalus» de coral color rojo, de reducido tamaño (un centímetro y medio), trabajado como pieza de adorno, con un agujero en el centro para ser llevado como pinjante.

Molinos compuestos de dos piezas de lava en forma de plato que se ajustan, con un agujero en el centro, para ser movidos a mano.

Restos de tuberías de plomo formadas con chapas de plomo arrolla­do y remachado; hilos del mismo metal y varios residuos de fundición.

Piedras de forma esférica confeccionadas groseramente a golpes, que han sido consideradas como tapones de ánforas.

Un pequeño fragmento de lápida de mármol con las letras ...so-...DES... Los restos de comidas son muy abundantes. Hay multitud de hue­

sos de jabalí, cerdo, ternera, cordero, cabra, liebre, conejo y aves di­versas. Los mariscos también abundan con ostras, almejas, conchas di­versas, y variedad de caracoles de mar. Son notables unas grandes vér­tebras de mamíferos pisciformes marinos, dos de las cuales, por su gran tamaño, fueron alisadas de los extremos con una herramienta cor­tante para ser utilizadas como taburete. Estas vértebras han sido clasi­ficadas como de ballena, y hay otras de tamaño algo más pequeñas.

Entre las tierras que cubrían la villa han sido halladas dos típicas puntas de flecha, de sílex, con aletas; otras puntas no características y fragmentos de sílex de formas indeterminadas; un hacha de basalto y otra más pequeña, perfectamente conservada, de diorita negra. Estos hallazgos, de época eneolítica, seguramente proceden de los yacimien­tos de la parte montañosa donde vivía aquella primitiva población, ha­biendo sido arrastrados por las lluvias torrenciales que inundaban la tierra llana.

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Mosaico del «atrium».

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Centro del mosaico del «triclinium». Puede apreciarse una reparación hecha en la época romana.

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Círculo central del mosaico del «tablinum». (Dibujo completando las partes deterioradas.)

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Detalle del mosaico del «tablinum».

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Detalle del mosaico del «tablinum

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30. EL POBLADO IBERICO DE ILDURO, por MARIANO RIBAS BERTRÁN. 31. LAS GANDARAS DE BUDIÑO, PORRINO (PONTEVEDRA), por EMILIANO ACUIRRE. 32. EXCAVACIONES EN LA NECROPOLIS DE SAN JUAN DE BAÑOS (PALENCIA), por

PEDRO DE PALOL.

33. EXCAVACIONES EN LA VILLA ROMANA DEL "CERCADO DE SAN ISIDRO", DUEÑAS (PALENCIA), por el RVDO. D . RAMÓN REVILLA VIELVA, ILMO. SR. D . PEDRO DE

PALOL SALELLAS y D . ANTONIO CUADROS SALAS.

34. CAPARRA (CACERES), por J . M . BLÁZQUEZ. 35. EXCAVACIONES EN EL CONJUNTO TALAYOTICO DE SON OMS (Palma de Mallorca,

Isla de Mallorca), por GUILLERMO ROSSELLÓ BORDOY.

36. EL TESORO DE VILLENA, por JOSÉ MARÍA SOLER GARCÍA.

37. TRES CUEVAS SEPULCRALES GUANCHES (TENERIFE), por LUIS DIECO CUSCOY. 38. LA CANTERA DE LOS ESQUELETOS (TORTUERO, GUADALAJARA), por EMETERIO

CUADRADO, MICUEL FUSTE y RAMÓN JUSTE, S. J .

39. EL COMPLEJO ARQUEOLOGICO DE TAURO ALTO, EN MOGAN (ISLA DE GRAN CANARIA), por SEBASTIÁN JIMÉNEZ SÁNCHEZ.

40. POBLADO DE PUIG CASTELLAR (SAN VICENTE DELS HORTS, BARCELONA), por E . RIPOLL PERELLÓ, J . BARBERA FARRAS y M . LLONCUERAS.

41. LA NECROPOLIS CELTIBERICA DE LAS MADRIGUERAS (CARRASCOSA DEL CAMPO, CUENCA), por MARTÍN ALMAGRO GORBEA.

42. LA ERETA DEL PEDREGAL (NAVARRES-VALENCIA), por DOMINGO FLETCHER VALLS, ENRIQUE PLA BALLESTER y ENRIQUE LLOBRECAT CONESA.

43. EXCAVACIONES EN SEGOBRIGA, por HELENA LOSADA GÓMEZ y ROSA DONOSO GUERRERO.

44. MONTE BERNORIO, por JULIÁN SAN VALERO APARISI.

45. MERIDA: LA GRAN NECROPOLIS ROMANA DE LA SALIDA DEL PUENTE (Memoria segunda y última), por ANTONIO GARCÍA Y BELLIDO.

46. EL CERRO DE LA VIRGEN, por WILHELM SCHÜLE Y MANUEL PELLICER.

NOTICIARIO ARQUEOLOGICO HISPANO Tomo VIL Año 1963

Dirección:

INSPECCION GENERAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS Medinaceli, 4. Apartado 1.039, MADRID

Precio: 9 0 ptcts.