movimientos sociales y medios

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Movimientos sociales, comunicación masiva y comunicación alternativa. Reflexiones para el análisis Guiomar Rovira Sancho La comunicación es una de las actividades definitorias de cualquier movimiento social. El uso de formas de expresión de todo tipo hace que cualquier proceso de acción colectiva se convierta en un laboratorio mismo de discursos y soportes, de tecnologías y formas, que precisan como tales de procesos de difusión y visibilidad para tener éxito. Los medios de comunicación masiva siguen siendo hoy las plataformas donde los movimientos sociales buscan presentarse ante públicos amplios para dar a conocer sus demandas. Sin embargo, la extensión del uso de Internet y las redes sociales electrónicas han roto el poder mediático de silenciar o tergiversar el sentido de las protestas sociales al permitir generar esferas de comunicación alternativa donde los activistas pueden presentarse en sus propios términos y generar contrapúblicos sensibles a sus demandas. Snow y Benford señalan que “los movimientos intentan, de forma muy activa, generar significados para participantes, antagonistas y observadores (…). Definen o asignan significados, interpretan los eventos relevantes y las condiciones dadas de modo que se acaben movilizando miembros potenciales, se consiga un mayor apoyo externo al propio movimiento y pierdan fuerza sus oponentes” (1988: 198). Es decir, los actores hacen esfuerzos estratégicos para dotar de sentido su movilización y exponer sus agravios. La comunicación es entonces una de las actividades principales de toda acción colectiva contenciosa (1) . Todo movimiento social busca llegar a sensibilizar a una amplia opinión pública que considere sus protestas no como acontecimientos aislados, sino como parte de una exigencia razonable (de tener razón) de justicia. Para ello, la dependencia de los medios de difusión de masas sigue siendo clave, pues conforman la visión hegemónica del público (2) sobre lo que sucede. Sin embargo, el periodismo ciudadano, los blogs, las redes sociales le han quitado la última palabra a los medios masivos y se han convertido en instrumentos competidores para generar contrapúblicos que potencian las movilizaciones sociales y sus posibilidades de éxito. Nancy Fraser habla de “contrapúblicos subalternos” para referirse a “espacios discursivos paralelos donde los miembros de los grupos sociales subordinados inventan y hacen circular contra-discursos, lo que a su vez les permite formular interpretaciones opuestas de sus identidades, intereses y necesidades”. Para esta autora, “en las sociedades estratificadas, los contrapúblicos subalternos tienen un doble carácter. Por un lado, funcionan como espacios de retiro y reagrupamiento; por el otro funcionan también como bases y campos de entrenamiento para actividades de agitación dirigidas a públicos más amplios. Es precisamente en la dialéctica entre estas dos funciones donde reside su potencial emancipatorio” (1997: 115-117). El sentido de la comunicación alternativa que implementan los movimientos sociales tiene que ver con construir estos espacios de opinión favorables que contrarrestan la omisión mediática o que compiten con la representación tendenciosa o simplificada de las protestas en los medios masivos. Es un hecho que los medios de difusión masiva conforman representaciones, imágenes y discursos sobre los movimientos sociales, incluso para los mismos activistas de los

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Psicología de la comunicación, psicología social, sociedad contemporánea

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  • Movimientos sociales, comunicacin masiva y comunicacin alternativa.

    Reflexiones para el anlisis

    Guiomar Rovira Sancho

    La comunicacin es una de las actividades definitorias de cualquier movimiento social. El uso de formas de expresin de todo tipo hace que cualquier proceso de accin colectiva se convierta en un laboratorio mismo de discursos y soportes, de tecnologas y formas, que precisan como tales de procesos de difusin y visibilidad para tener xito. Los medios de comunicacin masiva siguen siendo hoy las plataformas donde los movimientos sociales buscan presentarse ante pblicos amplios para dar a conocer sus demandas. Sin embargo, la extensin del uso de Internet y las redes sociales electrnicas han roto el poder meditico de silenciar o tergiversar el sentido de las protestas sociales al permitir generar esferas de comunicacin alternativa donde los activistas pueden presentarse en sus propios trminos y generar contrapblicos sensibles a sus demandas. Snow y Benford sealan que los movimientos intentan, de forma muy activa, generar significados para participantes, antagonistas y observadores (). Definen o asignan significados, interpretan los eventos relevantes y las condiciones dadas de modo que se acaben movilizando miembros potenciales, se consiga un mayor apoyo externo al propio movimiento y pierdan fuerza sus oponentes (1988: 198). Es decir, los actores hacen esfuerzos estratgicos para dotar de sentido su movilizacin y exponer sus agravios. La comunicacin es entonces una de las actividades principales de toda accin colectiva contenciosa (1) . Todo movimiento social busca llegar a sensibilizar a una amplia opinin pblica que considere sus protestas no como acontecimientos aislados, sino como parte de una exigencia razonable (de tener razn) de justicia. Para ello, la dependencia de los medios de difusin de masas sigue siendo clave, pues conforman la visin hegemnica del pblico (2) sobre lo que sucede. Sin embargo, el periodismo ciudadano, los blogs, las redes sociales le han quitado la ltima palabra a los medios masivos y se han convertido en instrumentos competidores para generar contrapblicos que potencian las movilizaciones sociales y sus posibilidades de xito. Nancy Fraser habla de contrapblicos subalternos para referirse a espacios discursivos paralelos donde los miembros de los grupos sociales subordinados inventan y hacen circular contra-discursos, lo que a su vez les permite formular interpretaciones opuestas de sus identidades, intereses y necesidades. Para esta autora, en las sociedades estratificadas, los contrapblicos subalternos tienen un doble carcter. Por un lado, funcionan como espacios de retiro y reagrupamiento; por el otro funcionan tambin como bases y campos de entrenamiento para actividades de agitacin dirigidas a pblicos ms amplios. Es precisamente en la dialctica entre estas dos funciones donde reside su potencial emancipatorio (1997: 115-117). El sentido de la comunicacin alternativa que implementan los movimientos sociales tiene que ver con construir estos espacios de opinin favorables que contrarrestan la omisin meditica o que compiten con la representacin tendenciosa o simplificada de las protestas en los medios masivos.

    Es un hecho que los medios de difusin masiva conforman representaciones, imgenes y discursos sobre los movimientos sociales, incluso para los mismos activistas de los

  • movimientos. Saber que las actividades de la protesta pueden ser retransmitidas, configura ya una disposicin de la accin colectiva. La idea segn la cual una audiencia de masas acta como observadora de los movimientos refuerza la visin dramatrgica de estos. El componente teatral constituye un procedimiento fundamental para la difusin de los nuevos significados de los que son portadores los movimientos. (Gusfield, 1994: 112). Desde el momento en que los activistas son concientes de la presencia de cmaras de la televisin, su aparicin pblica es concebida como una representacin en beneficio de terceras partes. Es lo que Giltin (1980) llama el sndrome todo el mundo est mirando (3). Pero los movimientos sociales no controlan su propia imagen: aunque planean cmo van a manifestarse, dependen de la voluntad y las decisiones de agenda de los grandes medios, principalmente la televisin, que muchsimas veces ignora estos acontecimientos o que los tergiversa. La dependencia que se establece entonces entre medios y movimientos sociales es conflictiva. En este sentido, es mejor que se hable mal a que no se hable de un movimiento en televisin? Maricela Portillo (2000) seala:

    Esto es peligroso, pues ya no es slo la idea apuntada por Lippman acerca de que lo que no ocurri en los medios, no ocurri nunca, sino que adems, no consigue ser legitimado. De ah que, por ejemplo, los medios se conviertan en muchos casos en gestores e intermediarios entre la sociedad civil y el gobierno, y en muchos otros casos, en paladines mismos de la justicia. Cuando los medios se convierten en el nico patrn de legitimidad, adquieren gran influencia sobre la gente y por tanto sobre cmo interpretan las protestas de los movimientos sociales. Thompson define el poder simblico de los medios, recurriendo a Bourdieu, como la capacidad de intervenir en el curso de eventos, influenciar acciones de otros y crear acontecimientos mediante la produccin y transmisin de formas simblicas (1998: 16). La visibilidad mediada o nueva visibilidad es una forma de poder simblico pues configura la percepcin de realidad para la gente, mientras que lo invisible ser tratado como no existente y por tanto tendr poca influencia. Este poder meditico pueden decantarse por silenciar la protesta social omitiendo su existencia, en alianza tcita con el poder poltico. Si los movimientos no existen para la opinin pblica, las autoridades pueden hacer odos sordos a sus demandas sin mayores consecuencias. Cualquier actividad sobre la que no se informe a la sociedad est condenada a no trascender socialmente y a permanecer solo en el recuerdo de sus protagonistas, pronostican Len, Burch y Tamayo (2005:80): La estrategia de la ocultacin es ms acentuada en la televisin, la cual, por su alcance y grado de penetracin, se ha convertido en el espacio privilegiado para dar visibilidad social o no a los diversos actores. Los grandes medios masivos definen qu se puede ver y qu no. A su vez, indican cmo interpretarlo. Internet, con sus posibilidades de comunicacin de muchos a muchos, cambia el escenario monopolizado por el poder meditico unidireccional (de uno a muchos), sin embargo para la mayora de la poblacin todava hoy son los medios masivos la fuente primaria para entender el mundo (Talbot, 2007). Ocurre entonces que el mbito de lo poltico se confunde con esa escena meditica, en la cual la transmisin de la informacin pretende tomar el paso sobre el conocimiento directo de la realidad: la conexin se erige en

  • experiencia ltima y global de la realidad del mundo poltico (Gonzlez Broquen, 2011: 51). Cuando los medios ignoran a un movimiento social, ste puede reaccionar de muy distintas maneras. Segn Rucht (2004), lo hace de cuatro maneras posibles, lo que este autor denomina la cuadruple A: abstencin, ataque, adaptacin, alternativas. Vamos a analizar estas cuatro posiciones, que nunca se dan de modo puro. La abstencin ocurre cuando tras la falta de resonancia meditica, el movimiento deja de intentar incidir en los medios. El ataque tiene que ver con una reaccin airada y activa por parte del movimiento en contra de los medios, como escribir cartas o denunciar su silencio, hacer una crtica explcita o incluso un ataque violento -un ejemplo paradigmtico que seala este autor es cuando ACT UP denunci a los medios por presentar el Sida como una enfermedad de homosexuales y los acus de contribuir al aumento de muertes. La aceptacin se refiere a una decisin consciente del movimiento de explotar las reglas del propio medio y de sus criterios para lograr aparecer ms y tener una cobertura positiva; en algunos casos, puede implicar la contratacin de periodistas o la implementacin de un gabinete de relaciones pblicas que sabe cmo jugar el juego con los medios importantes Greenpeace es un ejemplo reconocido por su trabajo meditico. La ltima opcin es crear medios alternativos para compensar el sesgo o la ignorancia meditica. __ (3) Los movimientos sociales tienen presente que van a aparecer en televisin, es la conciencia de lo que Todd Giltin seala en el ttulo de su libro sobre la relacin entre medios de comunicacin y los movimientos estudiantiles de la dcada de los sesenta: Todo el mundo est mirando (1980).

    Los movimientos sociales se dedican a buscar y crear medios alternativos, los que Downing llama nanomedios: medios en escala pequea, tpicamente funcionando con un presupuesto mnimo o inexistente (2010). Tales medios de comunicacin se han denominado de varias maneras: medios alternativos, medios ciudadanos, medios tcticos, medios independientes, medios de contrainformacin, medios de participacin, medios de la economa social. Dowing apuesta por llamarlos simplemente medios de movimientos sociales para referirse a estas experiencias que suelen ser fluctuantes y transitorias como la misma accin colectiva que les da vida. Este tipo de nanomedios no pueden ser analizados desde perspectivas tericas rgidas, mucho menos con los criterios analticos de los medios masivos, sino que requieren enfoques basados en los procesos de accin colectiva que los generan. Los nanomedios aparecen muchas veces en el continuo flujo del activismo cotidiano de grupos, colectivos y comunidades, y van sembrando sentidos culturales que facilitan el enmarcamiento favorable de las movilizaciones y de sus demandas. Buscan construir, sin conseguirlo siempre, lo que Nancy Fraser (1997) denomina contrapblicos, esferas alternativas de opinin pblica no hegemnica. En oposicin a la mayora de los medios masivos, no son empresas privadas, sino que se crean como iniciativas colectivas sin nimo de lucro (ms bien con problemas de recursos) y que

  • se transforman en el tiempo: no nacen hechos ni permanecen tal cual, oscilan y varan, crecen o disminuyen, a veces quedan en experiencias truncas, tienen momentos lgidos y largos periodos de latencia. La potencia de estos medios se multiplica en momentos de auge de la movilizacin y de la protesta. Gracias a la digitalizacin y al Internet, los medios alternativos o nanomedios pasan a ser nodos de especial influencia en redes activista mucho ms amplias que les permiten una retroalimentacin, difunden informacin de ida y vuelta, unos a otros, con toda la redundancia propia de las redes. Las nuevas plataformas de los denominados Medios Libres, Indymedia, o iniciativas como la Asociacin Mundial de Radios Comunitarias (AMARC), aumentan las posibilidades de actuar concertadamente, compartir contenidos, promover la publicacin abierta, hacer posible el periodismo ciudadano, las redes sociales digitales, la redundancia ante cualquier agresin. En un mundo cada vez ms interconectado, los movimientos se animan unos a otros y se aconsejan, aprenden de experiencias exitosas y extienden marcos de accin concretos, algunos vinculados a la informacin. La novedad que permite Internet y el auge de las redes sociales electrnicas es que aunque el poder puede reprimir y acallar un medio, no puede detener el flujo de la informacin: sta busca otras vas para encontrar su camino y difundirse. Es la lgica de la red de matriz distribuida. A la vez, hoy en da podemos hablar de los activistas comunicativos (media activists) como una forma de participacin individual en diversos movimientos y causas pero siempre centrada en informar, tomar fotos, video, reportar, redireccionar y difundir mensajes, ya sea a travs de blogs propios, pginas de organizaciones o a travs de redes sociales. De alguna manera, el activista comunicativo se convierte en un medio que interviene en varios medios. Sin embargo, el activismo informativo y los medios alternativos topan con graves limitaciones, que van desde la dificultad de acceso marcada por la falta tanto de recursos como por la carencia de alfabetizacin tecnolgica, hasta la no siempre exitosa habilidad para idear contenidos atractivos, que sean vehculos de propuestas novedosas para sus audiencias. Romper la marginalidad autoreferencial de los circuitos activistas representa un reto mayor para quienes pretenden a travs de la comunicacin facilitar o propiciar procesos de transformacin social. Contrarrestar la influencia de los medios masivos, poderosos, con recursos, con enorme difusin, es todava una utopa. Es necesario reconocer la primaca del rol que lo meditico juega en la produccin simblica, y como tal poltica, de la sociedad (Gonzlez Broquen, 2011:62) para poder combatirlo. Aunque no es el nico mbito de produccin simblica, el poder de los medios masivos debe ser analizado y cuestionado, para enfrentarlo y exigir su transformacin democrtica.

  • BIBLIOGRAFA

    Downing, John (2010), Nanomedios de comunicacin: Medios de comunicacin comunitarios? O de red? O de movimientos sociales, texto para la conferencia Medios comunitarios, movimientos sociales y redes, Ctedra UNESCO de Comunicacin InCom-UAB y Fundacin CIDOB, Barcelona: Fundacin CIDOB, 15/03/2010. Downing, John (2001), Radical Media: rebellious Communications and social movements, Thousand Oaks, CA: Sage Publications Inc. Fraser, Nancy (1997), Iustitia interrupta. Reflexiones crticas desde la posicin postsocialista, Santaf de Bogot: Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes y Siglo del Hombre Editores. Giltin, Ted (1980), The World is Watching: Mass Media in the Making and Unmaking of the New Left, Berkley: University of California Press. Gonzlez Broquen, Ximena (2011), Hacia una categorizacin del poder meditico: poder representativo, meta-poder y anti-poder en Mediaciones Sociales. Revista de Ciencias Sociales y de la Comunicacin, no 8, Espaa, pp. 47-68. Gusfield, Joseph (1994), La reflexividad de los movimientos sociales: revisin de las teoras de la sociedad de masas y el comportamiento colectivo en Laraa, Enrique y Gusfield, J. (eds.) Los nuevos movimientos sociales. De la ideologa a la identidad, Madrid: CIS, pp. 93-118. Len, Osvaldo, Rally Burch y Eduardo Tamayo (2005), Movimientos sociales y comunicacin, Ecuador, Agencia Latinoamericana de Informacin (ALAI). Portillo, Maricela (2000), Opinin pblica y democracia. Dos miradas: El modelo normativo de Habermas y el modelo psicosocial de Noelle-Neumann en Razon y Palabra, nm. 18. Link [10 de agosto de 2010]. Rucht, Dieter (2004), The quadruple A. Media strategies of protest movements since the 1960s, en Wim van de Donk, Brian D Loader, Paul G Nixon, Dieter Rucht (Ed.), Cyberprotest. New Media, Citizens and Social Movements, Routledge: London. Snow, David; Benford, Robert (1988), Ideology, frame resonance and participant mobilization, International Social Movemente Research #1, Greenwich, CT: JAI Press, pp.197-217. Talbot, Mary (2007), Media Discourse: Representation and Interaction, Edinburgh: Edinburgh University Press. Tarrow, Sidney (2004), El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la accin colectiva y poltica, Madrid: Alianza Editorial. Thompson, John B. (1998), Los media y la modernidad, Barcelona: Paids.

    FUENTE: http://www.portalcomunicacion.com/monograficos_txt.asp?id=190&txt=161