mural de la iglesia de san juan bautista en el río...

44
Mural de la iglesia de San Juan Bautista en el río Jordán que muestra el nacimiento de Jesucrist de las Culturas del Mundo Vol. XI, número 107, 1º de mayo de 2012 Centro de Estudios sobre la Diversidad Cultural En este número: Adalberto Ríos Szalay, fotógrafo documentalista Wirikuta y la búsqueda colectiva de visiones Wirikuta, el derecho a lo sagrado Que vengan los griegos Arte maori en el Museo Nacional de las Culturas CORREO CORREO © Adalberto Ríos Szalay

Upload: duongthu

Post on 28-Sep-2018

222 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Mural de la iglesia de San Juan Bautista en el río Jordán que muestra el nacimiento de Jesucrist

d e l a s C u l t u r a s d e l M u n d o Vol. XI, número 107, 1º de mayo de 2012 Centro de Estudios sobre la Diversidad Cultural

En este número:

• Adalberto Ríos Szalay, fotógrafo documentalista• Wirikuta y la búsqueda colectiva de visiones• Wirikuta, el derecho a lo sagrado• Que vengan los griegos• Arte maori en el Museo Nacional de las Culturas

C

OR

RE

O

CO

RR

EO

© Adalberto Ríos Szalay

2

Correo de las Culturas del Mundo

DirectorLeonel Durán Solís

EditorMariano Flores Castro

[email protected]

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos

y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse

fraternalmente los unos con los otros”.

art.1º de la Declaración Universal de Derechos Humanos

3

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

Adalberto Ríos Szalay

http://www.adalberto.mx/enfoque/

© Adalberto Ríos Szalay

6

6

Cascada de Basaseachi, Chihuahua, México

7

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

Doña María de Jesús Mendez, Zacán, Michoacán, México

8

© Adalberto Ríos Szalay

9

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

9

Nazarenos sevillanos, España © Adalberto Ríos Szalay

10

© Adalberto Ríos Szalay

Maestro huichol decorando una pieza, Jalisco

11

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

A Ximena y Aldonza

os jicareros (xukuri’+akete). Año tras año los centros ceremoniales

huicholes envían grupos de jicareros (xukuri’+akete) a Wirikuta, el

semidesierto en el norte de San Luis Potosí.

Pero, ¿qué son los jicareros y por qué se les llama “portadores

de jíca- ras” o “personas jícara”? Se trata de personas que ocupan cargos

religiosos. Cada uno lleva una pequeña jícara que es un ancestro, susceptible

de transformarse en una deidad wixarika, y que al mismo tiempo convierte a

quien la lleva en ese ancestro. Por eso, mientras uno tiene el cargo, recibe el

mismo nombre que la deidad de su jícara: Tatewari (Nuestro Abuelo), Tayau

(Nuestro Padre). En el centro ceremonial, los jicareros usan los diferentes

templos como sus casas: el jicarero Tayau vive en el adoratorio de Tayau; el

jicarero Tamatsi vive en el templo de Tamatsi y así sucesivamente. Las dei-

dades huicholas son muchas. Un grupo de jicareros se compone de hasta 30

personas.

Juntos, los jicareros reviven los actos de la comunidad original, la de los

ancestros que fundaron el mundo en una primera peregrinación rumbo a

Wirikuta, el Desierto del Amanecer. Antes de realizar dicho viaje, los jicareros

todavía no son dioses. Para convertirse en deidades deben “nacer”, es

decir, salir de la jícara, que simboliza el vientre materno. Y esto se consigue

Wirikuta y la búsqueda colectiva de visiones

por Johannes Neurath

12

realizando el viaje a Wirikuta. Si todo va bien, los jicareros “nacen” como

ancestros después de este proceso. Y entonces efectivamente se convierten

en los dioses. Una de sus tareas en esta peregrinación es recoger peyote

(hikuri). Por eso se les conoce también como “peyoteros” (hikuritamete).

Pero solamente es correcto usar este término cuando ya están en el camino

de regreso, cuando ya se han transformado en peyote. Y es que esta cultura

sigue una lógica animista; es decir, entre ellos la transformación en animal

o planta es posible y relativamente fácil. De acuerdo con lo que se conoce

como ontología multinaturalista, todos los seres vivos son humanos y pueden

cambiar de apariencia, de piel, pero no de alma. De modo que en las prácticas

wixaritari, uno no come peyote, uno se transforma en hikuri.

La peregrinación se inicia cuando los jicareros salen del mundo oscuro,

ubicado abajo en el poniente, en busca del Amanecer. Encuentran la luz en

el desierto oriental, porque ahí logran transformarse en peyote, entre cuyos

efectos se cuentan el ver todo más luminoso.

Dentro del grupo de los jicareros hay cinco cazadores —el puma, el jaguar,

el lobo, el lince y otro felino— que persiguen al venado, el Hermano Mayor,

Foto: ©Zapdelight

13

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

quien, según la mitología, fue el primero en transformarse en peyote. Lo

logró porque se entregó a ellos. Antes de morir, les enseñó cómo celebrar

sus ritos. Por eso los huicholes consideran al venado como el fundador del

costumbre (yeiyari, palabra que significa el “caminar sobre las huellas” de los

ancestros), y ellos lo continúan al ingerirlo ya transformado en hikuli y trans-

formarse, ellos también, en venados y peyotes.

La peregrinación como rito de iniciación. La peregrinación que los jicareros

huicholes realizan hacia Wirikuta —el bajío al pie de la Sierra de Catorce y el

cerro Reu’unax+ (también conocido como Cerro Quemado o Paritek+a “Abajo

del Amanecer”)— es un rito de iniciación que conlleva una búsqueda de visio-

nes. Pero el término peregrinación debe tomarse con reservas; es decir, hay

que despojarlo de las concepciones derivadas de las prácticas cristianas. En el

viaje a Wirikuta efectivamente se visitan santuarios y, en el camino, los pere-

grinos buscan purificarse. Sin embargo, la peregrinación huichola es mucho

más compleja, pues implica aspectos que la óptica cristiana no abarca, por

ejemplo, transformarse en ancestros o en peyote.

En este rito de iniciación los jicareros adquieren un estatus social diferente

y jerárquicamente superior. Y es que, en la lógica wixarika, esta práctica no

solamente los acerca a lo sagrado, sino que los transforma en dioses, lo cual

tiene consecuencias que veremos más adelante.

El grupo de jicareros conforma una suerte de escuela de iniciación, pues

durante los años que dura el cargo, cada uno aprende las rutas de peregrina-

ción y conoce los lugares de culto, se enseña de mitología y cantos rituales, y

tendrá que transmitir estos conocimientos a los jicareros menos experimenta-

dos conforme tomen sus cargos.

¿Es posible llegar a Wirikuta? Como hemos dicho, Wirikuta es el lugar

donde el venado se entrega voluntariamente al cazador al transformarse en

el primer peyote. Por eso podemos considerarlo el mundo de la generosidad.

Los jicareros que peregrinan hacia allá vuelven a encontrar el país del

Amanecer, pero, de cierta manera, cada viaje a Wirikuta sucede por primera

14

vez. Encontrar el Amanecer es un acontecimiento único e irrepetible, en el

que la euforia se mezcla con sentimientos de melancolía: da lástima el venado

que se entrega y las lágrimas de los jicareros se convierten en la lluvia que

traerá los beneficios de la tierra a sus comunidades.

Wirikuta, como todos los universos rituales, encierra una serie de paradojas.

Tal vez la mayor es que en realidad no se puede llegar hasta allá mientras uno

no muera en una muerte sacrificial. Durante la vida uno sólo se acerca. Pero

los verdaderos dioses están muertos.

Los ritmos sincopados de la música wixarika probablemente tienen que ver

con esta paradoja ontológica. Estar en Wirikuta es estar en una situación de

ruptura. Wirikuta es una ruptura creativa de la cotidianidad mestiza. Wirikuta

está en el paisaje, pero también irrumpe en él, lo mismo como un escenario

inesperado que los peregrinos encuentran al final de su caminar, que como un

espacio imposible inducido por la experiencia visionaria. Tiene una existencia

doble y frágil. Es un mundo de formas e imágenes. Es una cuerda en tensión,

una síncopa musical. Es jazz.

Un rito colectivo. El viaje a Wirikuta es una búsqueda colectiva de visiones.

En el contexto de la etnografía amerindia el rito huichol es algo único, entre

otras razones, por ésta. Hay muchos grupos que realizan ritos de iniciación

que implican búsquedas de visiones. Los indios de las Grandes Llanuras de

América del Norte (Plains Indians), por ejemplo, se internan en un paraje soli-

tario, ayunan durante muchos días y esperan obtener una revelación onírica o

visionaria. Ritos similares se han reportado de Amazonía. En todos estos casos,

la experiencia visionaria es algo solitario e íntimo.

También hay casos en que, pese a que las iniciaciones y la búsqueda

de visiones son colectivas, al final de cuentas cada quien experimenta

las visiones de forma individual. Y, naturalmente, éstas se presentan en

diferentes momentos. Esto sucede, por ejemplo, en el sur de California,

donde existía una iniciación colectiva con datura (toloache), y entre los

tohono o’odam de Arizona, que realizaban una peregrinación a un sitio

15

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

en el Golfo de Cortés donde recogían sal. En el camino de regreso, algunos

experimentaban visiones.

En el caso de los huicholes es importante que la experiencia visionaria tam-

bién sea colectiva. La ingestión de peyote facilita que sea así. Desde luego,

hay muchas visiones individuales, pero también hay otras que son vividas

simultáneamente por todos los miembros del grupo. Juntos experimentan

el Amanecer, juntos sueñan con la lluvia del oriente que nace del polvo del

desierto y de las lágrimas de los peregrinos.

La luz del Amanecer se refleja en las caras de los peregrinos, en las bellas

pinturas faciales de color amarillo que usan los peyoteros. No todos se

pintan con el mismo diseño, porque, obviamente, la gente no experimenta

exactamente lo mismo, siempre es algo similar, aunque hay variedades en los

matices.

El aliento del mundo. Ir a Wirikuta implica un rito relativamente fácil, pero

el regreso es un proceso largo y complicado. La reintegración de los jicareros a

la comunidad es compleja porque ellos se han transformado en los ancestros,

los dioses, seres potencialmente peligrosos que, como veremos más adelante,

han sido creados por los huicholes.

Cuando los jicareros reaparecen en las comunidades de la sierra llevan som-

breros con plumas blancas que son flores de peyote (tutu). Al portarlos, las

personas-jícara son personas-peyote. En la danza del peyote, el último acto

ritual de los jicareros, la transformación continúa: se quitan las plumas de

los sombreros y elaboran trajes de danza con los que el grupo de peyoteros

se convierte en la serpiente de nubes (haiku). En la danza del peyote se ve

cómo ésta llega para lavar el mundo. Haiku es el iyari del mundo, el “alma” o

“aliento” del cosmos. Sin los peyoteros, el mundo no podría ser un ser vivo.

Nierika. Para obtener visiones el peyote es útil, pero sería un error inter-

pretar el rito wixarika enfocándose únicamente en su aspecto farmacológico.

Para los huicholes las visiones no son simplemente el efecto de una sustancia.

Explicar toda su religión como un “culto de peyote” es un reduccionismo. En

16

etnología se han documentado diferentes métodos para inducir este tipo de

experiencia: seclusión, ayuno, prácticas de mortificación (como el autosacrifi-

cio mesoamericano o la danza del Sol de los lakota y de otros grupos nativos

de Norteamérica) y abstención del sueño. En el caso huichol, los jicareros

deben dejar atrás dos cosas: sueño y sal del mar.

El “ayuno de sueño” es un aspecto tan importante como la ingestión de

peyote. No dormir durante días implica dormir despierto. En este estado, las

visiones de peyote son mucho más complejas que imágenes de colores y for-

mas psicodélicas. Como hemos visto, Wirikuta es el país de la luz que se opone

a la oscuridad del inframundo y del mar en el Poniente. No es un lugar para

dormir. Aquí es donde se levantan las “velas de la vida”, que los huicholes

llaman hauri, las antorchas de ocote que levantan el cielo luminoso, el techo

del mundo.

El mundo de la oscuridad siempre existirá y siempre ha existido, pero el

mundo de la luz, el techo del mundo, es creado o inventado en el ritual; es

una visión y, por eso, tiene una existencia efímera. La existencia de Wirikuta

no está dada. Solamente existe porque los jicareros la buscan, porque resisten

sin dormir y porque la sueñan despiertos en sus visiones. De la misma manera,

los dioses ancestrales viven porque loshuicholes han practicado los ritos que

les dan existencia. Sin el viaje a Wirikuta no hay dioses huicholes, así que

tanto Wirikuta, como los dioses, son creados por el hombre.

La poética y la estética de los wixaritari. En la cultura wixarika la invención

y la creación son altamente valoradas. Lo dado no es mejor que lo no dado.

Wirikuta es tan especial porque, como hemos visto, no es “natural”, sino

“artificial”. Cada vez que se visita, Wirikuta vuelve a encontrarse, se vuelve

a crear. Este tipo de poética cosmogónica no es exclusiva del pueblo huichol.

Ciertos autores del romanticismo europeo también han buscado recuperarla,

entre ellos Georg Friedrich Philipp Freiherr von Hardenberg, Novalis (1772-

1801). Como nos deja ver en su libro Heinrich von Ofterdingen, Novalis se

imaginaba poetas-chamanes: “De este modo, según nos cuentan viajeros que

17

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

todavía han oído estas leyendas de boca de la gente del pueblo, en tiempos

muy remotos, en las tierras que ocupa ahora el imperio griego, debió de

haber poetas, que, con el extraño son de maravillosos instrumentos, desper-

taban la secreta vida de los bosques y los espíritus que se escondían en las

ramas de los árboles; hacían revivir las simientes y convertían regiones yermas

y desérticas en frondosos jardines; (…) hasta llegaban a arrancar a las piedras

de su inmovilidad para hacerlas moverse al ritmo de sus cantos. (…) conocían

los secretos del futuro, las proporciones y la estructura natural de todas las

cosas, y hasta las fuerzas interiores y las virtudes curativas de los números, de

las plantas y de todas las criaturas. A partir de entonces la Naturaleza, que

hasta aquel momento había sido una selva en la que reinaban la confusión y

la discordia, se llenó de múltiples y variados sonidos y de extrañas simpatías

y proporciones”.

Los mara’akate huicholes son poetas en el sentido de Novalis y los jicareros

son colectivos de poetas primigenios que, con su canto, hacían germinar una

vida luminosa y ordenada, que se oponía al caos primordial de la “confusión

y la discordia”.

Los huicholes consideran que los mestizos son más antiguos que ellos. A

veces, se llaman a sí mismos los hermanos menores. Piensan que los huicholes

fueron los últimos en comenzar a peregrinar rumbo a Wirikuta. Y sin embar-

go, son los únicos que aún no se han perdido, que siguen caminando en busca

del Amanecer. Participar en estos ritos es más que aprender a ver el mundo

de otra manera. Se trata de percibir e inventar el mundo nierika, el mundo

de los ancestros. Si lo vinculamos con la tradición occidental, podríamos decir

que se trata de recuperar el concepto griego de aletheia.

Marcel Detienne ha encontrado que, entre los griegos arcaicos, el concepto

de “verdad” (aletheia) era de carácter poético, profético y chamánico. La

“verdad” no dependía de la existencia de una realidad objetiva autónoma,

sino que era producida por el poeta en contextos rituales. El opuesto de

aletheia, lethe, no significaba falsedad, ni mentira, sino olvido. Los poemas

18

no solamente “narraban” acontecimientos cosmogónicos; la enunciación

de los mitos en el contexto ritual implicaba el acontecer de la creación y la

renovación del mundo, de los dioses y de los héroes.

Ahora, si los jicareros tienen que crear el mundo en el contexto ritual, su

labor no sólo implica una poética como la que hemos visto, sino también una

estética. Su concepto de belleza se asocia al ámbito luminoso del desierto. Lo

bello es lo pequeño, lo tierno, lo brillante y lo traslúcido, como las gotas de

agua, las chaquiras, las plumas y los venados.

Pero también han desarrollado toda una “estética de la fealdad” para

representar a los seres “del mundo de abajo”, el de los no-indígenas, mestizos

o teiwarixi, el (infra)mundo que no es creado, a diferencia de Wirikuta, y que

siempre existirá. Es el territorio de los monstruos, de los “viejos de la danza” con

sus máscaras “feas” y barbudas. Es un espacio caótico, subdesarrollado y, como

explica el ecologista wixarika Pascual Pineda, “es un mundo no-sustentable”.

Hoy, ese Desierto del Amanecer que da sentido a la visión del mundo de un

pueblo entero se encuentra amenazado, pese a su importancia como reserva

natural y como espacio cultural. Protegerlo va más allá de salvaguardar la

religión de un pueblo, que en sí ya es un objetivo encomiable. La práctica

wixarika, como hemos visto, es arte, un arte creado por una comunidad de

chamanes-poetas que nos permite conocer horizontes estéticos insospecha-

dos y de una vitalidad sorprendente. Un arte honesto, enraizado en prácticas

ancestrales y que, sin embargo, puede considerarse más vigente que el que

se exhibe en muchos de los mejores museos del mundo. Un arte de gran

profundidad que nos invita a reflexionar sobre los alcances de la creatividad

humana y sobre la necesidad urgente de protegerlos del ímpetu demoledor

de la sociedad contemporánea.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2012/04/28/cam-wirikuta.html

19

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

El derecho a lo sagradopor Leonel Durán Solís

Palabras del Antrop. Leonel Durán Solís en el Foro “Wirikuta, el derecho a lo sagrado”,

el 18 de abril de 2012 en la sede del Senado de la República, México, D.F.

Me honra participar en el foro “WIRIKUTA, EL DERECHO A LO

SAGRADO”. Saludo en primer lugar a los representantes del

Consejo Regional Wixarica por la Defensa de Wirikuta y a los

representantes de las autoridades tradicionales del pueblo

Wixarica. Hago extensivo este saludo amistoso al reconocido

luchador social don Pablo Gómez, así como a las personas que colaboran en la

organización y buen desarrollo de este importante evento, entre ellos el señor

Iván Guzmán.

Quiero expresar algunos puntos de vista en un recinto que lleva el nombre

de un poeta que se distinguió por su universalismo y profundo interés en la

diversidad cultural del género humano. Y al invocar a Octavio Paz, creo que

nos acompaña su visión desprejuiciada y abierta a las aportaciones de culturas

lejanas pero no ajenas a quienes conocemos que dicha diversidad permea

todo el pensamiento contemporáneo sobre la Otredad. Como escribió el

gran periodista y escritor Riszard Kapuscinski para referirse a una doctrina de

desigualdades:

“Los mitos y las leyendas de muchos pueblos y tribus resuman la convicción

de que sólo nosotros, los miembros de nuestro clan, de nuestra comunidad,

20

somos seres humanos; todos los demás son, con mucho, infrahombres o

cualquier otra cosa menos personas.”

[…] “No pasemos por alto el hecho de que, por lo general, la noción del

otro se ha definido desde el punto de vista del blanco, del europeo”. Y así

ha sido históricamente. Tuvieron que pasar 500 años para que se formularan

otras tesis como la del antropólogo Malinowski, según la cual […] “no existen

culturas superiores e inferiores, sólo culturas diferentes”, tesis central de la

antropología contemporánea.

La otredad, el encuentro con el Otro, sí, ¿pero quién es el Otro? El nosotros

es lo que nos identifica, lo que nos une como mexicanos, sin diferencias

étnicas ni religiosas. Ahora bien, para ese nosotros los Otros han sido a

menudo los estadounidenses. Pero, internamente no es raro encontrar que

los otros son los grupos étnicos. ¿Por qué? Porque, como ha señalado Pablo

González Casanova, existe el colonialismo interno a que son sujetos en aras

de una economía ciega ante los valores materiales e intangibles de las culturas

que con frecuencia son subyugadas por las empresas voraces y expoliadoras.

Reconozco que los objetivos de este foro están claramente trazados y

abordan con acuciosidad los temas por demás tratados como argumentos

contra los designios de las empresas mineras y agroindustriales que atentan

contra su cultura y centro sagrado de Wirikuta.

¿Cómo abordar desde la antropología el tema para el que hemos sido

convocados? En este sentido es importante tener claridad en los conceptos

que empleemos para ese propósito: cultura, diversidad cultural, patrimonio y

política cultural.

A lo largo de muchos años la noción de cultura se ha ampliado, y de categoría

básica e instrumental de la antropología ha salido de los ámbitos académicos

para extenderse a las sociedades mismas y a muchas de sus organizaciones. Se

ha ampliado al punto que en la actualidad engloba a la noción de bellas artes,

y más aún, ha ido desplazando al concepto de civilización. También, de muy

diversas maneras, muestra su relación con el desarrollo social, el desarrollo

21

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

económico y la democracia, y es un instrumento riguroso en el orden jurídico

para la cooperación entre los pueblos y las naciones.

Cada cultura es producto de desarrollos biológicos comunes a todo ser

humano, que también es consecuencia de un conjunto de elementos: la

espiritualidad, el arte, sistemas de pensamiento complejos, habilidades

manuales, asentamientos, tecnologías para el dominio de la naturaleza y

para la comunicación entre semejantes y “diferentes”, mitos y religiones,

ritos funerarios y costumbres locales, ideologías, mentalidades, modos de

producción e intercambio, pautas de socialización, mantenimiento de las

memorias ancestrales, etc.

La idea es que la diversidad cultural sea entendida como un valor, como un

fenómeno deslumbrante, maravilloso y fascinante del género humano; un

fenómeno digno de ser explorado, documentado, disfrutado.

Y como bien se señala en el libro Nuestra diversidad creativa, documento

elaborado por la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo de la UNESCO

(1997):

“Un país no se identifica necesariamente con una sola

cultura. Muchos países, tal vez la mayoría, son multiculturales,

multinacionales y multiétnicos, y cuentan con una multiplicidad

de lenguas, religiones y estilos de vida. [...] Los gobiernos no

pueden determinar la cultura de un pueblo; en realidad, ellos están

parcialmente determinados por la cultura. Lo que sí pueden hacer

es influir positiva o negativamente sobre ella y, de esta manera,

marcar las pautas del desarrollo.”

El diálogo actual entre las culturas del mundo se aborda desde la comunidad

local hasta la complejidad de las relaciones interregionales y la nacional, sobre

la base de los universales de toda cultura. Por ejemplo, entre otros:

22

•Valores de la palabra: es decir, de los lenguajes: idiomas, escrituras, los

lenguajes simbólicos y estéticos de las artes y las literaturas.

•Valoresdelamemoria:elpensamientohistóricodetodapersonaygrupo

humano, la historia de las civilizaciones de la antigüedad y de diversas culturas

del mundo.

•Valores de los conocimientos acumulados a lo largo de la historia de la

humanidad, de las ciencias antiguas, las contemporáneas, las tecnologías y los

valores de los conocimientos tradicionales.

•Valoresdelosespaciosculturales:geográficos,sociales,políticos,simbólicos

y religiosos.

•Valoresdeladiversidadculturalydelabiodiversidad.

•Valoresdelasidentidadessociales,lasorganizacionessocialesypolíticas,de

las relaciones interculturales en una perspectiva internacional.

•Lasrelacionesdeintercambiosinterculturalesyotros.

La base principal de reproducción de las culturas se da en un territorio

heredado cuya biodiversidad hace posible la existencia de la cultura. El análisis

del patrimonio cultural se puede hacer desde varios enfoques o perspectivas:

23

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

el derecho y la legislación (nacional e internacional), las disciplinas de

investigaciones especializadas, lo que es una muestra de su complejidad.

Pero es la sociedad misma, a través de las clases sociales y el Estado, la que

otorga los significados diferentes al patrimonio, y que varían de acuerdo a los

contextos culturales específicos y épocas determinadas.

El estudio del patrimonio tiene, por lo tanto, como parámetros necesarios

la historia, la cultura, la sociedad, el Estado, los bienes que constituyen o

pueden constituirse en patrimonio cultural y natural, reconocidos jurídica,

social y políticamente, pues ellos son los datos o referentes necesarios que

delimitan el campo de la acción cultural emanada de la sociedad misma

en la que intervienen actores diversos: instituciones públicas, universidades,

organizaciones sociales, etc. Este campo es el escenario donde se lleva a cabo

toda política cultural, a la que la UNESCO define como “la manera en que se

reconoce y favorece, mediante un conjunto de medidas, la organización y el

desarrollo económico y social, el movimiento creador de cada miembro de la

sociedad y de la sociedad entera”.

De ello se deduce que la política cultural es asunto de todos, de cada

individuo, y de cada grupo.

Esta definición se relaciona con el derecho de todo ser humano a la

cultura como fundamento de la vida en sociedad, de la democracia política

y económica, y, asimismo, con los problemas de la identidad cultural de

individuos, grupos o comunidades: la defensa de sus tradiciones, historia,

valores morales, espirituales y étnicos, sin que esto signifique inmovilismo,

ni negar el movimiento de los cambios. En este sentido, la política cultural

es consecuencia de procesos sociales dinámicos y de la interacción de

instituciones, grupos y pueblos. De aquí que toda política cultural deba

desarrollarse con base en proyectos construidos socialmente a partir de los

cuales se desprendan y ordenen las acciones de diversa índole, porque su

realización necesita del compromiso del mayor número posible de miembros

de la sociedad.

24

Por ello se enfatiza que existe una relación necesaria entre la cultura, la

política cultural, el patrimonio y la democracia, tal como se afirma en la

Declaración de México, suscrita en 1982 en la Conferencia Mundial sobre

las Políticas Culturales de la UNESCO: “La preservación y el aprecio del

patrimonio cultural permite entonces a los pueblos defender su soberanía y,

por consiguiente, afirmar y promover su identidad cultural”.

Este acuerdo internacional sirve de marco de referencia para reflexionar

sobre las políticas públicas en materia del patrimonio natural y cultural: una

política que se sustenta en la recuperación del pasado, la valoración de su

importancia en el presente y los proyectos para el futuro, que reconozca los

valores creados, el idioma de cada grupo étnico, que recuperen los valores

de su memoria histórica, asuma la dimensión cultural de la naturaleza y su

biodiversidad; estime y resguarde los bienes patrimoniales heredados y los

construidos en el presente, tanto en la cultura material como en la espiritual.

Valorar la cultura wixarica

La cultura de los wixarica es como la de todos los grupos humanos y a la vez

única porque constituye un universo en sí misma. Está integrada por todos los

wixarica: cada hombre, mujer, el niño y la niña y sus familias, por un territorio,

su patrimonio natural y su patrimonio intangible. A partir de lo cual han

construido una identidad con historia inmemorial y en su diálogo constante

con el cosmos, el mundo material y el espiritual, con un idioma bello y eficaz

para nombrar, adquirir y acumular conocimientos y su religión, que incluye un

corpus de cantos, danzas, música, rituales, ceremonias que a menudo hallan

su expresión en creaciones estéticas de gran valor universal.

Todo ello conforma una parte sustantiva de su identidad, que no se opone

a la integridad nacional, sino que la enriquece. La defensa de dicha identidad

y su expresión patrimonial es un imperativo ético inseparable del respeto

25

de la dignidad de la persona humana, que está en correspondencia con la

Declaración Universal de los Derechos Humanos y la necesidad de respetarlos.

Es necesario apoyar la inscripción de la cultura Wixarica en la Convención

sobre el Patrimonio Cultural y Natural de la UNESCO. Sí, efectivamente. Pero

en mi opinión, el centro de este problema es que se vincula al de la soberanía

nacional frente a las compañías depredadoras extranjeras que tienen un

comportamiento de orden internacional, puesto que su centro está en los

capitales financieros que las apoyan. También es un problema de democracia

porque sólo en la medida en que esa democracia sea una práctica real de

relaciones entre los mexicanos, del Estado y sus instituciones todas, se podrán

26

ampliar los espacios de participación, para escuchar las demandas y, en

conjunto, construir las modalidades jurídicas –formales e informales–, más

todas aquellas actividades que es necesario tener en cuenta para que este

patrimonio sea protegido, no como una medida de conservación en una vitrina,

sino como un patrimonio único por sus características naturales y ecológicas,

que merece ser conservado y no devastado en aras de la avidez económica.

Al mismo tiempo, frente a esas corporaciones sería necesario ampliar el

conocimiento de la sociedad de y por los mexicanos. Pero éste es un problema

de largo plazo en cuya solución tiene que existir un proyecto compartido a

27

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

diferentes niveles, lo que podríamos llamar un proyecto de política nacional

y de la democracia. Esto requiere un tratamiento multifactorial: en diferentes

órdenes: ecología, biodiversidad, trabajo, empleo, y desarrollo, partidos

políticos, organizaciones sociales, etc., wixarika o no. Se debe ver como un

proyecto histórico, es decir de largo plazo, que parta del nivel de la educación

para que todas las generaciones conozcan la situación concreta, en este caso

la de los wixárika, la importancia de su entorno ecológico y por qué es un

sitio sagrado. Sabemos que los sitios sagrados existen en todas las culturas y

en todas las naciones del mundo entero y deben valorarse y respetarse.

No basta, por tanto, con inscribir la cultura wixarica y a wirikuta en un nuevo

acuerdo internacional. No basta que se enuncie en el ámbito legislativo esta

iniciativa, por necesaria que ésta sea. Para realmente alcanzar el objetivo

de que el “territorio sagrado de wirikuta sea respetado y efectivamente

reconocido, hay que anteponer los valores de la cultura a los valores del dinero

y la rapacidad que los precede. Primero los grupos humanos y su contexto

natural; después y sólo después los intereses económicos trasnacionales.

Para ello es indispensable contar con la voluntad política, a todos los niveles,

que dé impulso a acciones concretas y no sólo a una retórica demagógica

y expuesta a construir y mantener servidumbres que degradan la soberanía

bajosolapadasformasvigentesdecolonialismo.Véasesinolaairadareacción

de la ultraderecha española ante un acto de soberanía argentina, con su

lenguaje amenazante, asumiendo que España toda se asimila a una empresa

económica. Y cito a Argentina porque recientemente ese país hermano

detuvo las pretensiones de otra compañía canadiense depredadora que

intentaba expoliar sus metales.

Para ampliar la información, consulte

http://wixarika.mediapark.net/sp/index.html

28

29

30

Poesía Huichola

Nemutatsuaka

Nemutatsuaka ’ena tetetsie nehakaiti’ena netsuariya ’aixi ma’ane, ’aixi mitiutsuani,nehixite ri kwinie mitihatika.Tanaiti temuyetsuari hipati kwinie hipati yaki,ne hiki kwinie nemireutsuamiki ’aimieme ’ena nemakanetsuariyatsie ne’uyeniereti.Heiwa tsepa pemikareutsuamiki pemitatsuaritiarieni,tsi tsuariya mitatsikuweiyane tanuiwaritsie tamiiyatsie,Tuukari mikaxuawe tsuaritsie mieme xeikia.’Aimieme hiki nemutatsuaka mexi neyiwe,mexi nehamarike,mexi nehixite katiwawe.Tsuariya mikayutua,maiweti mi’ane, meiti’enietiyeika xeikia kemi’ane mitatsuaka,tsi ta’iyaritsiepaiti hatineikati mi’ane’aimieme xei ’ukai ’aixi retsuarieti ’aixi yeme kana’aneni.

Estoy llorando

Estoy llorando sentada aquí en esta piedra.El llorar aquí vale la pena, se llora bien:mis ojos ya están hinchados.Todos lloramos por algo; unos poco, otros mucho,hoy, lloro sin dejar de mirar a través de mis lágrimas.A veces no quieres llorar, pero te hacen llorar,el llanto nos persigue y morimos con él.No hay día especial para llorar.Por eso, hoy lloro, mientras puedo,mientras sé llorar,mientras mis ojos no se han secado.El llanto no se vende,el llanto es sagrado para aquel que lo llora,y una lágrima bien llorada merece respeto por aquel que no la llora.

31

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

Que vengan los griegospor Fernando Bouza

l traslado de diez mil familias originarias del Peloponeso durante

el reinado de Carlos II constituye uno de los capítulos más sor-

prendentesdelahistoriaespañoladelsigloXVII.Talposibilidad

fue discutida de manera oficial a lo largo del trienio 1676-1679

y la nueva población de espartanos terminó siendo efectivamente aprobada.

Aunque en la práctica no parece que fuesen muchos los que entonces con-

siguieron pasar de Grecia a España, este episodio de repoblación helénica es

mucho menos conocido que el que ordenó Carlos III en 1768 y que trajo a

nuevos pobladores griegos a Málaga y a Almería.

Casi un siglo antes de las nuevas poblaciones borbónicas, lo discutido de

1676 a 1679 debe enmarcarse en el movimiento migratorio general que cris-

tianos ortodoxos griegos impulsaron a lo largo de toda la centuria para libe-

rarse del dominio otomano. Conocidos bajo el nombre de mainotti, mainottes

o, en castellano, mainotes, los habitantes de Maina en Morea destacaron por

esa voluntad de escapar del poder de Estambul. Herederos de los antiguos

espartanos y precedidos de cierta fama de soldados temerarios que habían

resistido con éxito a los turcos, muchos mainotes se enrolaron, a semejanza

de los albaneses, como mercenarios al servicio de diferentes ejércitos de la

Europa cristiana de la época.

Junto a ellos, algunos grandes clanes locales, ante todo el de los Iatriani

y el de los Stephanopoli, optaron por una emigración colectiva y en su diás-

pora buscaron realizar conciertos para poder instalarse en varios territorios

del Mediterráneo occidental. Entre sus objetivos se encontraron Toscana, la

E

Historia

32

Córcega genovesa, Sicilia o Nápoles, pero a sus posibles destinos también

terminó por incorporarse la propia España.

Los Iatriani, que reivindicaban un parentesco ancestral con los Medici floren-

tinos, con los que decían compartir tanto el nombre –los médicos en griego

y en italiano– como el origen, fueron los que cifraron sus esperanzas en una

emigración comunitaria a tierras de la Monarquía Hispánica. A tal efecto,

entraron en contacto con los virreyes de Nápoles, primero con el Duque de

Medina de las Torres, a comienzos de la década de 1640, y más tarde con

elMarquésdelosVélez,yaentiemposdeCarlosII.Ademásdelasnegocia-

ciones en el virreinato napolitano, los Iatriani enviaron a Madrid a Anastasio

Marino de Médicis, quien empezó a actuar como agente de la Provincia de

Esparta en la corte española desde el año 1672.

La primera propuesta pasaba por con-

vertir a Carlos II en señor soberano de

los mainotes, quienes se mostrarían bien

dispuestos a ser sus vasallos griegos.

Esto hubiera significado la agregación

de un nuevo dominio a la ya extensa

Monarquía Hispánica, pero nada menos

que uno emplazado sobre la frontera

misma del Imperio Otomano. Dicha posibilidad fue rápidamente desechada y

la negociación se centró en que fueran los mainotes quienes se convirtieran

en vasallos del Rey Católico haciendo venir, valga la expresión, una parte de

la antigua Esparta al corazón de la Monarquía.

El asentamiento de mainotes sólo suponía una novedad relativa para el sur

de Italia, habitado desde antiguo por poblaciones de origen balcánico, ante

todo albaneses. De hecho, como se sabe, sus descendientes han conservado

viva hasta hoy una parte de sus tradiciones y su cultura. Mayores dificultades

representaba, sin embargo, la llegada a España de un grupo tan numeroso

de nuevos pobladores que, al profesar el credo ortodoxo, se consideraban

¿Es correcta la denominación “mainotes”? Porque la península o dedo central del Peloponeso es conocida actualmente como Mani y sus habitantes se llaman maniotes en griego. Comentario de: jose Likopoulos

33

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

cismáticos en materia de religión, hablaban una lengua totalmente distinta

y vivían de acuerdo a usos y costumbres que también eran particulares. Por

ello, la discusión de esta materia en el seno del Consejo de Castilla, el órgano

responsable de su consulta ante el rey, fue larga y compleja y no tardó en

llenarse de resonancias sobre la historia de la propia monarquía.

A favor de la admisión de los espartanos

hablaba, en primer lugar, la necesidad de

debilitar el poder otomano en la fron-

tera oriental de la monarquía hispánica,

es decir, la Italia española en su costa

adriática. Episodios de expansionismo

turcocomoelcercodeViena,de1683,

o el asedio de Buda, tres años más tarde,

tuvieron una indudable repercusión en la

España de Carlos II y son buenos ejem-

plos de por qué la Sublime Puerta podía

seguir siendo considerada un enemigo

de la Casa de Austria hispana.

En segundo lugar, como ha estudiado

Juan A. Sánchez Belén, el reinado de

Carlos II asistió al desarrollo de una interesante política repobladora en el

marco de los proyectos de renovación que se suelen poner al amparo del

espíritu de la Junta de Comercio creada en 1679. A este respecto, conviene

insistir en que Anastasio Marino de Médicis argumentaba que, además de

aguerridos soldados, los mainotes eran “de gran inventiva en todos géneros,

grandes trabajadores y prontos, así en lo militar como en la marinería y labranza

y demás ciencias y ejercicios”. Esto los haría, a su juicio, candidatos ideales

para la repoblación y la reactivación de la economía productiva.

Como cabía esperar, el recuerdo de los efectos de la expulsión de los moris-

cos aparece de inmediato en la documentación que recoge los distintos pasos

34

de la negociación mantenida

de 1676 a 1679. Las familias

de nuevos pobladores llega-

das del Peloponeso ayudarían

a superar el despoblamiento

que la salida forzosa de los

moriscos había provocado y

cuyos efectos sobre la situa-

ción de la Monarquía no eran

ignorados en modo alguno.

Pero, al mismo tiempo que se

reconocía la necesidad de lle-

nar el vacío que aquellos habían dejado, algunos consejeros se preguntaban si

la admisión de los mainotes no supondría, de un lado, reconocer oficialmente

que la expulsión decretada en 1609 había sido un error y, de otro, si los nue-

vos pobladores no terminarían convirtiéndose en los nuevos moriscos.

Para superar el obstáculo inicial de la condición cismática de los mainotes se

había consultado con Roma a través de Gaspar de Haro y Guzmán, Marqués

del Carpio. Una vez que, en 1677, el embajador hizo saber a Madrid que la

Santa Sede no se oponía a la admisión de los espartanos siempre que jura-

sen obediencia a la Iglesia Católica Griega, el punto del credo parecía poder

obviarse. Y, en efecto, las negociaciones para su establecimiento en distintos

lugares del virreinato napolitano avanzaron considerablemente. En cambio, la

situación no parecía tan favorable en cuanto a su traslado a España.

La argumentación contraria a la venida de las diez mil familias de cismáticos

pasaba por defender la reputación de la monarquía, que había sacrificado su

riqueza en aras de la defensa de la ortodoxia católica romana en 1492 y en

1609. Por ello, reconociendo la necesidad de atraer nuevos pobladores, en

el seno del Consejo se aseguraba que era preferible que para la repoblación

se contase con habitantes de Flandes o del Norte peninsular, de Navarra a

35

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

Galicia, de cuya fe nadie

podría dudar. Además,

los nuevos pobladores

se podrían convertir en

un foco de discordia

interna si continuaban

viviendo con sus usos

característicos, hablan-

do su lengua y mante-

niendo su propia orga-

nización comunitaria.

Pese al plácet romano,

por tanto, la memoria

de los moriscos se inter-

ponía en la aceptación

de los espartanos. Su

admición de la obedien-

cia católica podría ser

tan disimulada como,

afirman, lo había sido la

de los antiguos musul-

manes, practicando en secreto los preceptos de su anterior religión cismática.

Por si esto fuera poco y pese a la evidente incongruencia del argumento, no

dejó de agitarse la sospecha de que, como los moriscos, actuasen como una

suerte de quinta columna del poder otomano.

Únicamente la insistencia en la aceptación romana y la buena marcha de

los establecimientos de mainotes en distintos lugares de Italia parece haber

logrado vencer el rechazo inicial del Consejo de Castilla. En 1679, por fin, este

organismo consultaba a Carlos II de forma favorable sobre la admisión de las

diez mil familias de mainotes como nuevos vasallos del rey católico.

36

No obstante, la aceptación se hacía imponiendo una serie de condiciones en

las que salen a relucir los prejuicios antimoriscos y, a su manera, una suerte de

análisis de las razones de que la integración de la minoría de origen islámico

no hubiera podido realizarse pese a los intentos por conseguirlo. Según esto,

el establecimiento de los nuevos pobladores se haría siguiendo un modelo que

buscaba que se disgregasen por el territorio en zonas de escaso poblamiento

sin que pudieran constituir una mayoría relativa en ningún lugar.

La repoblación, por tanto, podía dar comienzo y empezaron a buscarse los

recursos hacendarios que permitieran llevarla a cabo. De hecho, a comienzos

de la década de 1680 una primera expedición de familias de mainotes partió

de Morea hacia la monarquía hispánica, siendo asaltados sus transportes por

corsarios berberiscos que condujeron a algunos de los nuevos pobladores a

Argel, donde esperaban a ser rescatados.

Entre los cautivos se encontraba la niña Antonia de Médicis que, por fin,

llegó a España y fue trasladada a la corte, entrando al servicio de la reina

Mariana de Austria. En ella y en sus compañeros rescatados del cautiverio

puede cifrarse el resultado final de una empresa que hizo que la Monarquía

hubiese podido helenizarse en parte gracias a la llegada de los herederos de

los antiguos espartanos y que, además, le sirvió para recordar, y a su manera

analizar, las razones que habían conducido a la expulsión forzosa de una parte

de su propia población.

Fernando Bouza es catedrático de Historia Moderna de la Universidad

Complutense de Madrid. Su último libro es Dásele licencia y privilegio. Don

Quijote y la aprobación de libros en el Siglo de Oro (Akal).

Fuente: http://blogs.elpais.com/papeles-perdidos

37

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

Arte maori en el Museo Nacional de las Culturas (México)

El ta moko es el arte maori de cortar la piel y después teñirla con un

pigmento oscuro, que ha sido practicado por este pueblo indígena de

Nueva Zelanda desde tiempos ancestrales. En el Museo Nacional de las

Culturas (MNC), como parte de la exposición E T Ake: Orgullo maori,

el público podrá acercarse a esta costumbre, que revela la whakapapa

(genealogía) de quien los porta, a través de una serie de activi-

dades complementarias, entre las que se incluye la realización de

tatuajes lavables.

Exposición

38

Para esta etnia de Oceanía, los grabados en la piel son representaciones

simbólicas que también dan cuenta de experiencias de vida y posición en la

iwi (tribu) del individuo; se obtienen a través del tiempo como reconocimiento

a las acciones realizadas y constituyen un indicador de identidad.

En un tríptico en forma de caja de embalaje, el público que asista a esta

exhibición, montada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia

(INAH-Conaculta), en el MNC, encontrará información sobre los instrumentos

ancestrales con que los maori marcan su piel: cinceles de metal y hueso pega-

dos a un mango de madera y un korere (embudo para alimentar), usado para

dar de comer a personas de alto rango, cuyas caras estaban hinchadas y les

dolían después de habérseles realizado el taā moko.

En la caja de embalaje se explica que el korere, ayudaba a proteger de algu-

na infección las heridas abiertas de la cara, causada por el roce con comida o

el toque humano.

Después del contacto con los europeos, los expertos en el taā moko, así

como los talladores, comenzaron a experimentar con utensilios de metal;

los artistas elaboraban sus propias agujas y usaban pinzas que necesitaban

limpiarse y esterilizarse. Ahora la mayoría de los artistas maori usan productos

desechables.

Para realizar el ta moko, los indígenas adaptaron la antigua técnica desarro-

llada por la gente del Pacífico Occidental, mediante la cual se marcaba la piel

con perforaciones y haciendo un canal ranurado similar al tallado en madera.

Los expertos primero dibujaban el diseño en la cara con carbón, se cortaban

ranuras profundas en la piel con un cincel golpeado por un mazo de madera,

entonces se aplicaba el pigmento a las ranuras con un buril dentado.

El pigmento manchaba las ranuras de color oscuro, dando una apariencia

dramática. El taāmoko adornaba todo el rostro de los hombres, mientras que

en las mujeres, los labios y el mentón.

Los orígenes del ta moko yacen en la historia de Mataora, un personaje cuyo

nombre significa “Cara viviente”. De acuerdo con la leyenda, él maltrató a su

39

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

esposa Niwareka y, cuando ella huyó a buscar a sus padres en el inframundo,

éste la siguió. Su padre, un experto en ta moko, miró con desdén la cara sin

marcas de Mataora y la marcó por la fuerza. Así, cuando Mataora regresó a

este mundo, trajo consigo el arte del ta moko.

Además del tríptico en forma de caja de embalaje, en el Museo Nacional de

las Culturas niños y adultos podrán jugar a tatuarse diseños elaborados por los

maori, pero sin dolor, a través de rodillos grabados —con símbolos de poder,

fuerza y florecimiento, entre otros—, en los que se aplica tinta lavable y que

podrán ponerse sobre la piel de quien lo solicite, a manera de sellos.

A lo anterior se suman las calcografías, una actividad en la que el público

puede realizar una calca de algún diseño de siete distintos grabados maori e

identificar con ellos las piezas en exhibición.

Los tatuajes y el modelo para armar se pueden solicitar sin costo en una

estación lúdica móvil, creada para introducir a los visitantes en la muestra E tu

Ake:Orgullomaorienuntemapococonocido;estaráabiertaalpúblicodel31

de marzo al 22 de julio en el horario del museo (martes a domingo de 10:00

a 17:00 horas).

En la estación lúdica también se obsequia la revista Murmullos de la historia,

en la que se explica el contexto de la isla de Nueva Zelanda, a fin de entender

cómo se conforma, a qué distancia está de México, y presenta algunos per-

sonajes neozelandeses destacados en el deporte y el arte, entre otros temas;

aborda además los atuendos, la importancia del jade y de la lengua maori, y

se reseñan películas y libros.

Asimismo, están a disposición del público dos libros museográficos de con-

sulta hechos específicamente para la exhibición, que reproducen fragmentos

de otros libros sobre el tema de la muestra —la historia, tradiciones e ideolo-

gía de este pueblo indígena—, con lecturas alternas que permite entenderla

desde distintas perspectivas.

Otro material educativo son dos mapas de tela que funcionan como cédulas

de mano y sirven para conocer la ubicación de Nueva Zelanda en el mundo y la

40

procedencia geográfica de las piezas destacadas

de la colección que se presenta en México,

compuesta por 169 objetos.

De igual manera, durante el recorrido por la

exposición, el público podrá consultar un glosario

maori-español, que facilita el entendimiento de los

términos usados en lengua indígena neozelandesa.

Adicionalmente, el Museo Nacional de las Culturas

ofrece una visita escenificada por la exposición, los

sábados y domingos a las 12:00 horas.

Los martes de junio, de 18:00 a 20:00 horas, se desarrollará un ciclo de

conferencias, a cargo de la especialista Raffaela Cedraschi, investigadora

del MNC.

La exposición E Tu Ake: Orgullo maori aborda la historia del pueblo indígena

neozelandés a partir de más de centenar y medio de piezas, entre esculturas,

adornos, objetos de uso cotidiano y sagrado, elementos arquitectónicos,

banderas, fotografías, gráfica contemporánea y documentos audiovisuales;

algunos objetos son ancestrales, toda vez que datan del año 1500, y forman

parte de la colección Taonga maori (tesoros culturales maori), una de las más

importantes del Museo de Nueva Zelanda “Te Papa Tongarewa”.

ElMuseoNacionaldelasCulturasseubicaenlacalleMoneda13,Centro

Histórico de la Ciudad de México. Horario: 9:00 a 17:00 horas. Entrada libre.

http://www.inah.gob.mx/index.php/boletines/248-museos/

41

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

42

La Universidad Autónoma de la Ciudad de México,a través del Plantel Centro Histórico, en colaboración

con la Facultad de Filosofía y Letras,de la Universidad Nacional

Autónoma de México, invitan al

IV Encuentro de EstudiosAfroamericanos

”África de Américay la nación”

7, 8 y 9 de mayo del 2012

Ideas

43

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

Ideas

Visite nuestra página web: http://correodelasculturas.wordpress.com

44

INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

DIRECTOR GENERALALFONSO DE MARIA Y CAMPOS CASTELLÓ

SECRETARIO TÉCNICOMIGUEL ÁNGEL ECHEGARAY

SECRETARIO ADMINISTRATIVOEUGENIO REZA SOSA

COORDINADOR NACIONAL DE MUSEOS Y EXPOSICIONESARTURO CORTÉS

DIRECTORA DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURASGABRIELA E. LÓPEZ TORRES

DIRECTOR DEL CORREO DE LAS CULTURAS DEL MUNDOLEONEL DURÁN SOLÍS

EDITORMARIANO FLORES CASTRO

[email protected]

ÉSTA ES UNA PUBLICACIÓN DELCENTRO DE ESTUDIOS SOBRE LA DIVERSIDAD CULTURAL (CEDICULT)

DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS

©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS POR LOS RESPECTIVOS AUTORES DE LOS ARTÍCULOS, NOTAS, GRÁFICOS Y FOTOGRAFÍAS.

MÉXICO, D.F., 1º DE MAYO DE 2012.

Directorio