n°207 revista empresa
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N°207 de la Revista EMPRESA de ACDE - Primavera 2012TRANSCRIPT
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El dEsafío dE sEr como los dEmás nEcEsitEn
quE yo sEaEnrique Shaw
El EscEnario intErnacional y
El posicionamiEntodE américa latina
como mErcado rEgional
Enrique V. Iglesias
rEvalorar El aportE
dEl sEctor agropEcuarioErnesto A. O’Connor
207
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12
EMPRESAP r imave r a 2012
SUMARIOEMPRESA
Tarifa ReducidaConcesión Nº 1453
Franqueo PagadoConcesión Nº 1277
Número 207Septiembre / Octubre / Noviembre 2012
Publicación de ACDE Buenos AiresAsociación Cristiana de Dirigentes de Empresa
Afiliada a la Federación ACDEUNIAPAC de Argentina
directorEduardo Aceiro
consejo de redacciónEduardo R. Alsina
Celso Enrique ArabettiPablo Bevilacqua
Carlos GaraventaHéctor Mario Rodríguez
consejo EditorialAdolfo AbláticoLuis M. Bameule
Enrique Del CarrilHoracio Diez
Gabriel Mayor
EditorEduardo Otsubo
asistente de direcciónPatricia D’Agostino
ilustracionesLucas Meszaros
premio santa clara de asís 2002
Los artículos reflejan el punto de vista del autor y no necesariamente
el de ACDE
Registro Propiedad Intelectual 5.028.219
impresiónGráfica Pinter
Diógenes Taborda 48 (1437) CABA - Argentina
Precio del ejemplar: $12.- (S/envío postal)
suscripción por 4 números(cuatro números, incluye envío postal) Buenos Aires, Interior: $ 80.- Países Limítrofes: U$S 60.- Resto de América: U$S 70.- Europa: U$S 80.- Suscripción estudiantes: $ 50.- Suscripción donación: $ 200.-
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Bolívar 425 - (C1066AAI) Buenos Aires
República ArgentinaTel./Fax: (54 11) 4331-0251
E-mail: [email protected]
2 Editorial la santidad, misión del
empresario cristiano
6 Reportajes Enrique Shaw “El desafío de ser como los demás necesiten que yo sea”
14 Testimonio El testimonio de un hombre ejemplar Máximo Bunge
16 Testimonio Enrique shaw en la argentina de hoy Luis M. Bameule
18 Testimonio siervo de dios, a 50 años de su muerte Fernán de Elizalde
20 Internacional El escenario internacional y el posicionamiento
de américa latina como mercado regional Enrique V. Iglesias
26 Reflexiones El secreto de las siete vidas Marcelo Vázquez Avila
29 Reflexiones ¿son determinantes
los números fiscales? Alberto Benegas Lynch (h)
32 Economía revalorar el aporte del sector agropecuario Ernesto A. O’Connor
36 Empresa la vinculación público-privada en una visión
a largo plazo Roberto Murchison
40 Empresa la esencia del diálogo Tomás Donovan
42 Opinión la verdad se funda en la verdad Pablo A. Bevilacqua
45 Doctrina la manera de ver a dios y de vivir
en relación a él Pbro. Alejandro LLorente
48 Desde España El parásito Miguel Aranguren
50 Del archivo trabajadores y empresarios en la visión
de un sindicalista
56 Reflexiones aprender es una actitud Pilar Jericó
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la santidad, misión del empresario cristiano
“...el que quiere ser grande que se haga servidor de ustedes y el
que quiere ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el
mismo Hijo del Hombre no vino para ser servido sino para servir
y dar su vida en rescate por una multitud”.
Marcos 10, 43-45
Las palabras de Cristo ante el planteo de Juan y Santiago, los hijos de Ze-bedeo, quienes le pidieron el privilegio de sentarse junto a Él en el Reino, marcaron el nuevo paradigma que el cristianismo proponía al mundo de en-tonces y en particular a su dirigencia: Él, que era Dios y Rey, no había venido al mundo para ser servido sino para servir. Planteó así un programa de vida, un ideal, para todos los cristianos especialmente para los dirigentes que aspi-ramos a ser “grandes” y “primeros”. En lugar de ello, nos invita a que seamos santos, o sea, que busquemos con esmero conocer la voluntad de Dios para nosotros y luego actuemos en consecuencia “sirviendo antes que ser servi-dos”, “viviendo las virtudes cristianas” con “ejemplaridad” o, incluso de ser necesario, “heroicamente”.
Por eso ACDE percibe la necesidad de empresarios santos, proponiendo como modelo el ejemplo de la vida y obra del líder de su grupo fundador y primer Presidente, Enrique Shaw. Porque, justamente, el empresario es un hombre que al emprender no solo realiza una tarea como medio lícito para ganarse la vida y obtener un justo retorno para la inversión, sino que cuando actúa con espíritu de servicio, es feliz, se auto-realiza y produce indudables beneficios para quienes integran la empresa, sus stakeholders y la sociedad toda.
La pregunta que nos surge es si puede predicarse la santidad del em-presario en un mundo en donde prima lo material, lo efímero, lo relati-vo; y en un país donde se ha instaurado la cultura de la violación a la ley, de la corrupción instalada en todos los ámbitos y de un dirigismo estatal que coar ta y hasta elimina la liber tad económica de emprender (que in-cluye f ijar precios competitivos, comerciar, pagar impuestos no conf isca-torios por la inf lación no reconocida…) haciendo que las ganancias y la existencia misma de las empresas dependan del calor del Estado, émulo de la siniestra f igura del Gran Hermano descrita por George Orwell en su 1984.
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Justamente, si la santidad resalta una actitud de servicio, a veces incluso “heroica”, los tiempos difíciles son el crisol del cual pueden surgir los santos que necesita la Patria; y si las dificultades inciden directamente en la vida económica, el desarrollo y la distribución de la riqueza, con más razón, cons-tituyen un terreno fértil para que la santidad florezca entre los empresarios. El ejemplo de nuestro Enrique Shaw es una muestra clara de esa posibilidad pues también los tiempos que le tocó vivir fueron muy difíciles -en algunos aspectos hasta parecidos a los que ojalá no se avecinen ahora- plagados de amenazas personales y de enfrentamientos sectoriales.
El santo no es un hombre inactivo ni resignado, sino todo lo contrario, por-que su modelo es Cristo y se inspira en su actitud de servir con buen temple desde el liderazgo visionario, esforzado y firme. Tampoco es un “hombre perfecto” como suele creerse. El santo conoce sus imperfecciones, se sabe pecador, es consciente que muchas veces sus debilidades de hombre lo lle-van a claudicar frente a las presiones del mundo, a cansarse del combate y a dejarse llevar por la corriente y aquello que se predica como “políticamente correcto”. Los hijos de Zebedeo, en el pasaje evangélico que encabeza esta nota, son el mejor ejemplo de ello. Nada menos que Juan y Santiago preten-dían el poder por sobre sus amigos, y una figura principal de nuestro credo, como San Pedro, fue cobarde ante la prueba y confiando únicamente en sus propias fuerzas no supo defender a Jesús.
La santidad es un ejercicio constante porque, fundamentalmente, requie-re poner todo de sí pero confiando en la luz y fuerza que surgen en la ayuda del Señor. Solos no podemos cumplir con la voluntad de Dios y menos aún si somos llamados a vivir heroicamente las vir tudes cristianas en las empresas, donde nuestra responsabilidad fundamental es soste-nerlas y tratar de desarrollarlas en medio de la corrupción y el autorita-rismo. Parecería que, frente a ese imperativo, se imponen muchas clau-dicaciones. No todo el mundo sabe lo que signif ica “pagar la quincena” a nuestros trabajadores, abonar en tiempo a los proveedores y ofrecer bienes y servicios útiles a precios competitivos. Es fácil criticar actitudes cuando no se tienen esas responsabilidades para con la gente integrante o colaboradora de nuestras empresas. No obstante, el ejercicio de las vir tudes se nos impone como una necesidad si queremos cambiar nues-tro país y legar un mejor futuro a nuestros hijos y nietos.
Nuestra doctrina enumera esas virtudes: las teologales -Fe, Esperanza y Ca-ridad- denominadas así porque constituyen dones obtenidos de una directa relación con Dios, y las cardinales -Justicia, Prudencia, Templanza y Fortaleza- porque son el eje y tienen relación directa con nuestro prójimo, y su ejercicio nos perfecciona como personas. Todas nos hacen efectivos y contribuyen a nuestra auténtica felicidad. No es posible hacer en estas breves líneas un ca-tálogo de las actitudes que el empresario puede llevar a cabo para ejercerlas, pero es bueno marcar algunos aspectos de nuestra situación actual que mar-can la necesidad de su ejercicio.
Vivimos en un país donde la Justicia está ausente, como vir tud y también como sistema tendiente a imponerla en las relaciones sociales y políti-
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cas. La inseguridad, la inf lación descontrolada, la corrupción, prebendas a quienes son amigos del poder y la arbitrariedad en el ejercicio de una autoridad fuera de todo control legal, son realidades que golpean fuerte y alteran el equilibrio necesario en nuestras empresas donde se torna di-fícil dar a cada uno lo suyo, objeto de la vir tud de la Justicia. A pesar de ello, el imperativo de la hora es no callar frente a los abusos del poder y, a la vez, intentar mantener los principios de la justicia en nuestra relación con los demás, a pesar de ser víctimas de la arbitrariedad y hasta el abu-so por parte del Estado.
Pese a este panorama y la necesidad de luchar por la Justicia, la Prudencia nos pide un esfuerzo para conocer la realidad que nos circunda y obrar con mesura y objetividad, algo difícil de ejercer en una realidad cuya carac-terística principal es la agresividad y el enfrentamiento. La Prudencia nos pide que, sin caer en la cobardía o la pusilanimidad, sepamos encontrar la ocasión propicia para hablar o denunciar sin comprometer a nuestros cola-boradores y a nuestra familia. Se trata de la más importante de las virtudes porque gracias a ella podemos ordenar nuestros valores y adecuarlos a las circunstancias concretas de nuestra acción. Ella nos indica que la santidad no consiste en inmolarse, por la satisfacción interna de sentirnos héroes; que la santidad tiene su fundamento en el servicio a los demás y, por lo tanto, solo estaremos autorizados a inmolarnos cuando ya ninguna sana ac-ción es una opción posible.
Templanza es sinónimo de moderación de las pasiones. Una realidad política que constantemente lleva al enfrentamiento, a la visión maniquea que demoniza al que no piensa como uno, donde se predica la “militan-cia” y el “vamos por todo”, nos llama a dejar sueltas nuestras pasiones, especialmente la ira y el enojo, y a responder la agresión con la misma moneda, lo cual en def initiva es participar en la espiral del odio que divide a los argentinos, destruye el tejido social y roba a los jóvenes la esperanza. La templanza nos lleva a realizar un esfuerzo constante para mantener también el equilibrio en el juicio y responder a quienes dividen y estigmatizan con una actitud de fortaleza y moderación.
A su vez, según Josef Pipper (Las Virtudes Fundamentales), la Templanza tiene una relación directa con la humildad y la magnanimidad. La primera es una vir tud ausente en nuestro país. Las luchas por posiciones y per-sonalismos que prevalecen en nuestra vida pública, donde parece que todos quieren ser protagonistas principales, conspira contra la necesaria unidad en la lucha por la Justicia. Pero la humildad no es debilidad, solo implica conocer que somos limitados y necesitamos de los otros, pero en manera alguna lleva al menosprecio de si mismo y al abandono de la lucha por la verdad. Justamente la magnanimidad consiste en mantener la seguridad y la grandeza personal en nuestra condición de líderes de nuestras empresas y organizaciones.
La Fortaleza implica conocer nuestra vulnerabilidad, lo difícil que implica la lucha por el “el bien arduo”, aquello que sabemos lejano pero posible y que, por ello, nos pide un constante esfuerzo y una actitud paciente. Hoy la forta-
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leza nos pide superar la dinámica del enfrentamiento que nos predican desde sectores del gobierno y oponernos a la arbitrariedad con prudencia pero con firmeza. No callar ante la injusticia pero, a su vez, no inmolarnos inútilmente comprometiendo irresponsablemente el trabajo y la seguridad de quienes inte-gran nuestras empresas.
Dejamos para el final la mención de las tres virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad, que se llaman así porque están dirigidas fundamentalmente a nues-tra relación con Dios pero que, gracias a que Él se hizo Hombre, tienen una realización concreta en nuestra vida.
Frente a una Argentina decadente, hoy más que nunca la Esperanza se nos impone para luchar por superar esta triste situación. Por su parte, el Amor ejemplar de Dios; aquel que da todo de sí sin esperar respuestas o recompensas, es el mayor sacrif icio que nos pide la sociedad a los líderes empresarios frente al aumento de la pobreza y la amenaza concreta de la recesión y la desocupación.
ACDE está empeñada en que se conozca y reconozca la santidad de En-rique Shaw quien, en momentos complicados de nuestra historia y, aun con sus limitaciones y falencias humanas, fue un empresario exitoso que se empeñó en vivir plena y felizmente a pesar de un cáncer terminal por el que murió a los jóvenes 42 años. Heroicamente ejerció las vir tudes que referenciamos en esta nota. Por ello, ACDE considera que la santidad, incluso en su grado heroico, es posible en la vida empresaria, aunque a primera vista parecería que la función principal de la empresa se limita al necesario beneficio económico. Queremos dar testimonio que la ganancia no es incompatible con el ejercicio de las vir tudes; que perfectamente puede buscarse la ganancia para lograr la consolidación y crecimiento de la empresa en beneficio de la comunidad, y que la inversión es el verdadero aporte absolutamente necesario para superar la pobreza y lograr el desa-rrollo de nuestro país. Todo ello porque:
“Dios nos ha elegido en Él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia por el amor”. (San Pablo, “Carta a los Efe-sios” 1,4).
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Una pasantía en ACDE -hace muchos años- coincidió con la muerte del recordado pa-dre Manuel Moledo, primer asesor doctrinal de la asociación y uno de los pilares funda-cionales de la organización. En aquel mo-mento, dispusieron que realizara mi tarea en su propio escritorio. Para mi sorpresa, éste se encontraba intacto, tal cual como él lo había dejado.
En silencio y algo asombrado por el contac-to con sus elementos personales, durante los tiempos libres del almuerzo, empecé a leer sus últimas notas, acomodé recortes y algunas fotos…, y entre los papeles que contenía uno de los cajones, encontré el diario de su ordenación que cobijaba entre sus páginas una emotiva carta dirigida a su madre, trasmitiéndole sus sensaciones días antes de su entrega al sacerdocio. Esos me-ses de trabajo fueron un verdadero regalo, conviviendo con los recuerdos y los escritos de un hombre increíble.
Fue en ese tiempo cuando llegó a mis manos el primer libro escrito sobre Enri-que Shaw. Estaba ubicado en un lugar de privilegio en el anaquel que su gran amigo, el padre Moledo, guardaba en su oficina. Sin conocimiento previo comencé a leer acerca de la vida y obra del fundador y primer presidente de ACDE. No sabía mucho de él, pero a medida que avanzaba en sus páginas similares sensaciones a las sentidas hacia Moledo movilizaron mi espíritu.
Debo reconocer que de manera casi invo-luntaria pude vivenciar el testimonio de dos
hombres de fe que, desde distintos caminos y responsabilidades, fueron testigos de la presencia viva de Cristo.
De aquella primera lectura del libro pasaron muchos años, pero quedó marcado en mi recuerdo un texto que rememoraba el mo-mento en que los obreros de Rigolleau -la empresa que Enrique Shaw gerenciaba- de manera voluntaria y en gran número dona-ron sangre para que su “patrón”, como solía decirse en aquella época, pudiera sortear su grave enfermedad y volviera de nuevo a su fábrica. Ya moribundo, con serias dificultades para hablar, pidió verlos y agradeciéndoles su generosidad, les dijo con orgullo: “Puedo decirles que ahora casi toda la sangre que corre por mis venas es sangre obrera”. (Ver recuadro). ¡Qué más testimonio que el de aquél que, de manera apasionada, viven-ció en la entrega a los demás el amor del Padre!
¿Cuál ha sido el testimonio que nos deja Enrique Shaw? Moledo lo define muy bien: “El haber sido, hasta el último instante de su vida, un hombre enloquecido por crear en la hora actual de la historia, un mundo en el que Dios pueda habitar”. Un hombre que respondió al llamado, que vivía intensamen-te, de “ser como los demás necesitan que yo sea”.
Se cumplen los 50 años de su partida y revisando sus textos nos propusimos armar una entrevista virtual, que no tiene otro ob-jetivo que rescatar algunas de sus reflexio-nes, su mirada sobre el mundo de la empre-
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“El desafío de ser como los demás necesiten que yo sea”
Enrique shaw
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sa, el deber del dirigente, su misión como cristianos, la presencia de Dios, el valor de la familia… y, como bien dice Adolfo Critto, para que entrando de pie en su mundo interior, descubramos que la santidad es una aventura a la que Dios nos invita y que vale la pena vivirla.
Enrique, ¿cuál es el rol del dirigente de empresa?
Shaw: - Más que
nunca en los tiem-
pos actuales, y a
pesar de las dificul-
tades, los dirigentes
de empresa tene-
mos el deber, como
intelectuales y diri-
gentes, de aportar
un mensaje y la luz
de la fe al desarro-
llo de los espíritus;
de esforzarnos por
secundar, a la luz
de los principios
sociales cristianos,
la búsqueda de las soluciones adaptadas a
las realidades siempre mudables.
El dirigente de empresa debe ser revolucio-
nario: evitando rupturas, va a lo nuevo. Ve
la historia como una continuidad progresi-
va, pero siempre una continuidad.
¡Debemos crear trabajo... y cuanto más
eficiente sea nuestra labor, más recursos
tendrá la Providencia para repartir entre
pobres y necesitados!
Ser eficiente, todo un desafío
- Un hombre solo, o con apoyo de algunos
otros, toma la iniciativa de un negocio y
asume, en todo o en parte, el riesgo y la
dirección. Es el empresario en el sentido
económico de la palabra. Su rol es comple-
jo: obtiene la confianza de los capitalistas,
elige el personal, fija el objetivo, determina
los medios. Asegura la unidad, la prontitud
de las decisiones, la discreción, el crédito y
la autoridad necesaria para triunfar. Su rol
es difícil: conocer, inspirar confianza, elegir
y dirigir hombres.
El empresario pone su empresa: su tiem-
po, su dinero, su capacidad, su honor. Es
el agente más activo de la producción, es
el primero de los trabajadores, pues su
misión es hacer que la empresa sea capaz
de cumplir su amplio fin económico. Pode-
mos concluir que, desde un punto de vista
económico, nada es más necesario para la
prosperidad de un país que dejar un gran
campo libre a la libertad y a las iniciativas
de los hombres que tienen el coraje de asu-
mir grandes responsabilidades personales
y de poseer empresarios capaces, activos y
honrados.
¿La verdadera nobleza del hombre está en el trabajo?
- Ciertamente. Que será tanto más elevado
cuanto más exija el uso de las facultades
humanas.
Debemos identificarnos con nuestro traba-
jo. Nuestro trabajo es una parte o proyec-
ción de nosotros mismos. Un carpintero,
un constructor, un agricultor, no solo saben
dónde son necesarios, sino por qué son
necesarios y cómo son necesarios. Debe-
mos ser capaces de enlazarnos intelectual-
mente con nuestro ambiente, de penetrar
en él, de conocer los procesos dentro de los
cuales nos movemos y vivimos..., de saber
lo que todo ello significa... de tener un sen-
tido de causa...
Hoy seguimos subrayando el valor del tra-bajo en equipo
- Y los animo a insistir en lo del equipo. La
fuerza de la cadena está dada por el esla-
bón más débil. Se debe procurar que los
trabajadores tengan iniciativa, que piensen,
sugieran y actúen, que no esperen las ideas
de arriba. Así la gente trabaja más feliz. El
director es cabeza que debe vitalizar.
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Si alentamos el apego al mundo, hay
que mostrar también la importancia
del desapego. Debemos ser dueños
de nosotros mismos... Debemos creer
de veras que somos la luz del mundo:
seamos santos y la humanidad se salva.
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Y poner todo su esfuerzo para que nuestra organización sea el mejor lugar para trabajar
- El clima de la empresa debe ser tal que
contribuya a la ascensión del hombre y le
brinde por su trabajo, y en su trabajo, la
mejor de las oportunidades para su desa-
rrollo; el dirigente de empresa debe dar
toda la libertad posible para que cada uno
sea dueño de sus actos y pueda expresar su
personalidad.
En muchas de sus notas ha subrayado el valor de la caridad…
- Es verdad. Tenemos que reafirmar la cari-
dad económico-social de la empresa como
célula de reproducción económica y como
célula de integración social; armonizando
con sentido de solidaridad, de justicia y de
eficacia los intereses que la integran.
Implica también hacernos amables. Es
proponerme como dirigente ser amistoso,
bondadoso y suave. Mantener una “atención
sonriente” que haga aflorar las buenas cua-
lidades de la gente. En otras palabras, debo
ser como los demás necesitan que yo sea.
En la simpleza de nuestros actos y nuestra predisposición a los demás está el testimo-nio verdadero de ser personas…
- A largo de mi vida he listado algunas
pequeñas acciones y actitudes a cumplir
para quienes tenemos la responsabilidad
de gerenciar las empresas; no siempre lo
logré pero nunca dejé de intentarlo. Quiero
compartirlas una vez más:
• En mi profesión, debo ser menos rabioso,
más caritativo, tener mejores modales,
mejor trato, más benevolencia para los
que se equivocan.
• Que la gente se sienta cómoda en mi
presencia.
• No debo discutir sino explicar razona-
blemente y mansamente. Tengo que
practicar la benevolencia; tener un tono
amistoso. Debemos saber colaborar, tener
espíritu de equipo, ser accesibles.
• Tratar a cada uno como persona y no
como miembro de un grupo. Ser con-
siderado, cortés, aun con quienes me
aburren.
• Que todos asocien nuestro nombre con un
buen recuerdo.
• Quiero tener la cara alegre, simpática, cor-
dial, más aún, amistosa. Recordar lo im-
portante que es cuidar la sensibilidad y el
modo... No rezongar, saber reír y recordar
que “atento” viene de poner atención al
interlocutor. Debo ser accesible y facilitar
a los demás que me amen.
Tengo que escuchar más, estar atento, tener
un minuto de desapego a uno mismo, ha-
blar de lo que interesa a los demás.
Y dejo para el final una práctica necesaria:
hay que rezar constantemente para poder
practicar la caridad y tener tranquilidad
espiritual.
La gracia no nos priva de la libertad; por el
contrario, la perfecciona. Nunca somos más
libres que cuando estamos bajo el influjo de
la energía suave que nace de su luz.
r e p o r t a j e s
Shaw: “No nos preocupemos por la
magnitud de la tarea y las dificultades
que encontramos; la bienaventuranza no pone el énfasis en la magnitud
del éxito que logremos, sino en la magnitud del
amor con que procuramos llevar a cabo la porción que nos corresponde”.
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Estas pequeñas acciones y actitudes son, en definitiva, las que van formando verdaderos líderes
- El responsable no debe decir más que lo
que haga falta, a quien haga falta y cuando
haga falta. Nada realza tanto la autoridad
como el silencio. Puede mandar quien tiene
carácter, buen sentido y, sobre todo, quien
ha aprendido mucho. Sostengo que el que
manda deberá destacarse de los otros hom-
bres por su previsión, su prudencia y su
tenacidad para el trabajo. Teorías exactas,
basadas en principios verdaderos y corrobo-
rados por los hechos son, a mi entender, la
verdadera escuela del mando.
Pero atención: un hombre que no tenga
inquietudes espirituales no está en con-
diciones ciertas para mandar. Un corazón
valiente es una verdadera fortaleza. Bus-
quemos el despertar de la conciencia hacia
las responsabilidades que Dios ha puesto en
nuestras manos. Debemos santificarnos a
través de esa responsabilidad.
Un perfil de dirigente que debe alimentar día a día el contacto con su gente
- Sin duda alguna, y debemos
ganar su confianza. Que se
den cuenta de que no es la
preocupación única el ganar
plata, aunque sí el ser eficien-
tes para asegurarles el trabajo.
Es un deber hacer prosperar
la empresa, pero no única-
mente para ganar dinero. Hay
que pensar en los hombres
que trabajan, que sin duda
Dios aprecia mucho más a
los obreros. No ser vulgar con
los trabajadores. Hacer crecer
su dignidad. Un día se nos
preguntará: ¿Qué han hecho,
como empresarios cristianos,
para evitar la descristianiza-
ción de los trabajadores?
Nosotros debemos multiplicar
los bienes: somos agentes mul-
tiplicadores de bienes, agentes superadores
de diferencias sociales. Debemos unir a los
hombres. Esta es nuestra función.
Usted ha hablado muchas veces del deber del dirigente de humanizar la empresa…
- Debo ver en el prójimo a Jesucristo, sentir-
me unido por vínculos aun más fuertes que
los de la sangre. No basta con buenas inten-
ciones, se debe responder a las necesidades
de los demás. Ser como los demás necesitan
que seamos: amables. Estar atento a las ne-
cesidades de la gente con quien voy a estar
en contacto hoy. ¡Para juzgar a un obrero
hay que amarlo!
La grandeza de una persona se mide por su
poder de comunión. Tenemos que preparar-
nos para hacer posible que la caridad sea
más y más activa y dominante en nosotros.
Quiero dar limosna hasta el punto de tener
alguna privación.
El que se acerca a otro para tener más,
para sacarle algo, no sabrá nunca ayudarlo
a ser más, que es la manifestación más au-
téntica del amor. El cristiano ama la vida,
r e p o r t a j e s
Shaw: “El dirigente de empresa debe dar toda la libertad posible para
que cada uno sea dueño de sus actos y pueda
expresar su personalidad.”
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r e p o r t a j e s
no desdeña nada, no desprecia nada, pero
sabe ubicarlo, sabe distinguir qué es lo más
importante. Un ser con vida vale más que
todo el oro del Perú.
La empresa es más que un factor importan-te de la vida económica…
- Una empresa, aunque diera dividendos,
no sería perfecta si desconoce otros valores
que no son puramente económicos y que
son específicamente más humanos que es-
tos últimos. En otras palabras, es el ejercicio
pleno, elevado, cristiano, de nuestra empre-
sa, penetrados por sentimientos humanos
en la más amplia acepción de la palabra.
Esto nos lleva a pensar en el uso de nues-tros bienes materiales
- Un hombre dotado de sentido social ten-
drá facilidad en hallar el punto medio de
la comunicación de sus bienes sobrantes.
Un hombre con sentido social moderará su
espíritu de lucro, reconocerá el valor y la
dignidad del trabajo ajeno, lo tratará con
consideración y se esforzará para que llegue
el trabajo a la elevación económica y moral
“La sangre que corre por mis venas es sangre obrera”
con un cáncer generalizado, y ya en sus últimas horas de vida, postrado en la cama de su casa, se vive unos de los testimonios más emotivos en la vida de este hombre bueno. ambrosio romero carranza, en su libro Enrique shaw y sus circunstancias, lo describe con suma delicadeza:
El médico hematólogo, que recibe la sangre de quienes voluntariamente la dan para Enrique, visi-ta a Cecilia, y le pide conocer a su marido.
“Sabe usted, señora -le explica-, doscientas sesen-ta personas se han preocupado para dar sangre a su esposo. Por eso, deseo conocerlo, pues ha de ser una persona muy excepcional dado ese he-cho poco común que me llama la atención”.
La mayoría de esos dadores de sangre pertenecen a los obreros de la Cristalería Rigolleau, y hasta los obreros del Sindicato Comunista contribuyeron a ser donantes de sangre.
Un grupo de ellos se presenta en casa de Enrique para saludarlo en nombre de todos y desearle que se mejore y pueda volver a ser el Gerente General de la empresa. “Mucho lo queremos, señora, a su esposo –le dirá uno de los obreros a Cecilia-; él supo derrumbar el muro que nos se-paraba de los empresarios”.
Enrique ya ha entrado en el silencio precursor de la muerte; sin embargo, enterado de la presencia de ese grupo de obreros, dispone que se les haga
pasar a su dormitorio y al verlos a su lado, les dice: “Discúlpenme si les hablo con poca claridad por tener mi lengua endurecida como si fuera un prin-cipio de parálisis infantil. Pero no quiero dejar de agradecerles todo cuanto han hecho por mí al dar su sangre para las transfusiones que se me hacen. Puedo decirles que ahora casi toda la sangre que corre por mis venas es sangre obrera. Estoy así más identificado que nunca con ustedes a quienes siempre he querido y considerado, no como sim-ples ejecutores, sino también como ejecutivos”.
Enrique Shaw comulgando durante la misa celebrada en la empresa Rigolleau
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correspondiente a su dignidad. Conduce a
una manera de ser, a un estilo de vida. Que
se aplica de manera directa también en
nuestra vida familiar.
Me gustaría pudiera profundizar en este punto
- En una familia, cuando no hay dinero, hay
que suplir las estrecheces con un desbordar
de amor, afecto y comprensión. Si a la falta
de medios añadimos los malos tratos y las
incomprensiones, la familia se convierte en
un infierno.
Y no quiero perder la oportunidad de com-
partir un valor que también debe prender
con fuerza en nuestras familias: el de la
austeridad.
Es importante que
nuestros chicos
sean austeros, aun
para su felicidad
temporal. Que
sepan apreciar lo
bueno del mundo,
y usarlo y gozarlo,
pero con espíritu de
acción de gracias,
sin tomar nada por
descontado y con
modestia. La renun-
cia es una necesi-
dad aun en el plano natural.
Si alentamos el apego al mundo, hay que
mostrar también la importancia del desape-
go. Debemos ser dueños de nosotros mis-
mos... Debemos creer de veras que somos la
luz del mundo: seamos santos y la humani-
dad se salva.
Siempre ha insistido en dos palabras que significan mucho para nuestra vida de cris-tianos: el servicio y la entrega.
- El que oye el llamado de Dios ve que su
vida no tendría sentido si no se entrega a
los demás. Y aquí la palabra “entregarse”
tiene un sentido pleno: no quiere decir “dar
algo”, sino “darse”.
Uno no se da parcialmente; no se entrega
si no se ha entregado totalmente. Es por
eso que la respuesta al llamado aparece
como una renuncia total, porque dar-
se es no ser más dueño de sí mismo, es
renunciar a la libertad para no tener otra
voluntad que la de Dios sin saber cuál, es
renunciar a todo lo que pueda ser obstá-
culo para que se cumpla la voluntad de
Dios.
Asimismo, el hombre, al servirse correc-
tamente de las cosas, las eleva, pues las
pone al servicio del fin para el que han sido
creadas, que es del servir al hombre.
Paul Claudel decía: “¿Qué valor tiene la
vida, sino el de darla?”. Para sacrificarla y
multiplicarla en otras vidas, como el grano
de trigo que, para dar fruto, tiene que morir.
No hay responsabilidad sin espíritu de
sacrificio. No hay espíritu de sacrificio sin
mística. Es bueno embriagarse de la luz de
la revelación.
Lo único terrible que la muerte tiene para
el justo es que pone fin a la grandeza de su
trabajo, que detiene de golpe su vida en una
cifra dada.
Enrique, su muerte fue muy prematura…
- Pero el Cielo es también un lugar de ac-
tividad, de plenitud, de unidad, de inter-
cambio, o sea, de caridad. Para la mayoría
de los hombres que temen la muerte, Dios
es una abstracción. Para mí constituyó y
constituye una realidad más intensa que
todas las realidades terrestres y que me
dice: ¡Ven! Y yo le contesto: Habla, Señor, tu
siervo te escucha. A lo cual me manifiesta:
Te he llamado porque eres mío. Y entonces
todo desaparece y sólo quedamos Dios y
yo. Las luces fuertes enceguecen de tal
modo que resulta difícil explicarlas, pero
la explicación esencial es que Dios me
llama y que la vida cristiana es la Eterni-
La gracia no nos priva de la libertad;
por el contrario, la perfecciona.
Nunca somos más libres que cuando
estamos bajo el influjo de la energía
suave que nace de su luz.
r e p o r t a j e s
Primavera 2012 Página 13
dad comenzada en nuestra alma
sobre la tierra para llegar en el
Cielo a la unidad completa con
Dios.
¿Cómo alentarnos cuando el tratar de ser coherentes entre lo que decimos y vivimos se hace cuesta arriba?
- No nos preocupemos por la
magnitud de la tarea y las difi-
cultades que encontramos; la
bienaventuranza no pone el énfa-
sis en la magnitud del éxito que
logremos, sino en la magnitud del
amor con que procuramos llevar
a cabo la porción que nos corres-
ponde.
eduardo otsubo
r e p o r t a j e s
Talcahuano 736 piso 5ºC1013AAP - Buenos Aires
República Argentina
Tel/fax (54-11) 4373-5966Líneas rotativas
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Shaw: “La grandeza de una persona se mide por
su poder de comunión. Tenemos que prepararnos
para hacer posible que la caridad sea más y
más activa y dominante en nosotros. Quiero dar
limosna hasta el punto de tener alguna privación".
Página 14 EMPRESA Nº207
Testimonio
Tuve la suerte de trabajar
ocho años y un poco más
bajo su tutela. Soy del 1932
y él era de 1921. Si bien mi
padre era primo hermano de
Cecilia, su mujer, como mi
infancia transcurrió en Rio
Negro, no lo conocí hasta
que regresamos a Buenos
Aires a fines de 1942, cuando
con otros primos y herma-
nos fuimos a su casamiento
en la quinta de su suegro,
en Muñiz. Luego de la cere-
monia y la comida, salió con
varios de nosotros a dar una
vuelta por la zona, hacién-
donos dar volteretas y carreras, en las que
se “prendió” después de sacarse su chaque-
ta de Marino. Quedé en ese momento muy
impresionado por su espíritu jovial.
Terminado el bachillerato en el colegio
Salvador, y ya como estudiante de ingenie-
ría, necesitaba trabajar. Por consejo de mi
padre, lo llamé por teléfono para pedirle si
podía conseguirme algún trabajo. Me hizo
unas cuantas preguntas y terminó dicién-
dome: “Dejá, voy a ver”. Ocho meses des-
pués me llamó para que lo viera, que algo
tenía para mí, lo que me demostró que no
tomaba las cosas en vano. Era febrero de
1954.
Me contrató como control de calidad y de-
sarrollo mecánico en la fábrica Rigolleau
-sección tubos y artículos de laboratorio- de
Parque Patricios. Luego de una semana, hizo
una reunión con los jefes de fábrica y admi-
nistrativos en la que hice algunas preguntas
y di opiniones. Quedé impresionado cómo
escuchaba a todos, inclusive a mí, un novato
de escasos 22 años, demostrando esa gran
cualidad de “saber escuchar”, explicando
siempre con claridad porqué si o porqué no,
o exclamando: “¡qué buena idea!”.
Entre otros productos se empezaron a fa-
bricar tubos de vidrio para fluorescentes,
que compraban General Electric y Silvanya.
Como todo producto nuevo, existían algu-
nos problemas de ajuste, y recuerdo que
Enrique me llevaba junto al jefe de fábrica
a las reuniones con esos clientes y que en
el auto nos hacia rezar a Dios y la Virgen
para que nos inspiraran.
El se preocupaba permanentemente por el
buen rendimiento de la producción, por el
bienestar de todo el personal y por el buen
entendimiento con y entre el directorio.
Todo lo asumía en profundidad y con de-
dicación permanente a la religión católica.
Tenía una personalidad alegre y enérgica a
la vez.
Con el nuevo gobierno de 1955, colaboró en
la promulgación del salario familiar, lo que
finalmente se instituyó a nivel nacional.
Tuvo varias reuniones con Mons. Derisi
para la formación de la UCA, a las que lo
acompañé algunas veces como secretario.
A fines de 1958, me propuso el cargo de Jefe
de fundición de vidrio de todos los hornos
en Berazategui, lo que, por supuesto, acep-
té. Como ese cargo requería una atención
permanente, incluía la vivienda en una de
las cinco casas del parque de la fábrica, lo
Primavera 2012 Página 15
El testimonio de un hombre ejemplarque aceleró mi casamiento. Un mes antes
del mismo, me llamó para que lo acompañe
en su auto hasta la planta, para darme con-
sejos sobre el matrimonio, preferentemente
desde el punto de vista cristiano, consejos
que nunca olvidé. Luego, me mandó 15 días
a Cristalerías de Chile para que “me queme
las pestañas” y me desasne de todos los
vericuetos o cuestiones prácticas que no
podría preguntar una vez asumido el cargo,
que implicaba el manejo de unas 140 per-
sonas, muchas de ellas con muchos años de
antigüedad, que querrían hacerme “pisar el
palito”.
Ya trabajando en Berazategui, me llamó po-
derosamente la atención su preocupación
permanente por la gente. Estaba siempre al
tanto de los problemas de todos. (Eran cerca
de 3600 personas entre obreros, empleados
y dirigentes). Cuando recorría la planta,
muchos se le acercaban y él los reconocía
por su nombre. Si había algún enfermo
grave no dejaba de visitarlo. “Amaba al pró-
jimo”. Se preocupaba para que el personal
progrese, exigiéndole también dedicación
a la empresa. Pese a que hubo épocas muy
bravas, los sindicalistas lo respetaban y ad-
miraban. Siempre iba de frente y sin enga-
ños. No entendían como estaba tan metido
en todo “pudiendo darse la gran vida”. Lo
llamaban el Bocho.
Casi todos los días hacia pequeños almuer-
zos con algunos jefes para poder hablar
mano a mano, sentir sus opiniones y dar las
de él. Algunas veces venía a mi casa, siem-
pre bendecía el almuerzo, y si tenía que
ponderar o criticar algo lo hacia con total
franqueza, cosa que agradecíamos.
Así como tenía su preocupación perma-
nente por la gente, también la tenía por la
empresa. Se interesaba por todo lo técnico,
de cómo lograr mejores rendimientos, in-
clusive hasta en lo contable, a veces man-
dando empleados a los EE.UU. para distin-
tos temas. Viajé en 1961 a Corning Glass y a
Wheaton Glass y él mismo fue varias veces.
Respecto a su enfermedad, jamás dijo nada
ni se quejó. Recién en 1962 hizo una reu-
nión para casi todo el personal en el Club
del parque de Rigolleau, donde habló de
proyectos presentes y futuros, pero ya se
lo veía mal. El último encuentro fue en su
casa, para todos los que éramos jefes, ge-
rentes, etc. un mes antes de su fallecimien-
to, cuando nos habló también de cuestiones
de la fábrica y, finalizó agradeciendo las
donaciones de sangre recibidas.
Entre mis recuerdos tengo su primer librito:
Eucaristía y Vida Empresaria, que publicó en
1960 y me lo dedicó así:”A May, para que me
chinche si no cumplo con lo que digo. Con
gran cariño, Enrique”.
Considero a Enrique como el mejor hombre
que conocí. Profundo, capaz, sincero, enérgi-
co, alegre, trabajador incansable, dedicado a
Dios como nunca vi a nadie. ¡Que falta nos
haría para estos tiempos!
máximo bunge Colaborador de Enrique Shaw en Cristalerías Rigolleau
Página 16 EMPRESA Nº207
Testimonio
Enrique Shaw murió en
1962, a los 42 años. Trans-
currido medio siglo, podría-
mos preguntarnos cómo
viviría en la Argentina de
hoy, cómo actuaría en la
empresa que le tocaba di-
rigir, cómo se manejaría en
las distintas entidades en
las que participó.
No lo conocí personalmen-
te, pero he leído varios de
sus escritos, los libros sobre
su vida; he escuchado a
muchos de sus colegas y
amigos, entre ellos a mi
padre, al Padre Moledo, a Hernando Campos
Menéndez, Carlos García Díaz, Jorge Aceiro,
Juan Cavo; a Fernán Elizalde que tampoco lo
trató en persona, pero que lo ha conocido casi
íntimamente al seguir con enorme dedicación
la causa para su beatificación.
Respecto a la “circunstancia”, hay enormes
diferencias en cuanto a la interrelación de
países y personas, la globalización, internet,
el cambio tecnológico, los avances en la me-
dicina; todos cambios realmente estructura-
les entre la actualidad y los sesenta.
Otro cambio importante es el paso de un
mundo bipolar (Oriente-Occidente, liberalismo-
comunismo) a uno multipolar, donde ha crecido
enormemente el comercio y la circulación de
personas, progresaron países grandes y pobla-
dos, como China, India y Brasil; desapareció
el Muro de Berlín, que prácticamente partía el
mundo en dos. Hoy, las barreras son más peque-
ñas aunque numerosas, algunas comerciales
pero también religiosas e ideológicas. Sin dudas,
a nivel global, hubo progreso económico; la pro-
porción de pobres debe haber bajado, aumen-
tando la proporción de la clase media con los
correlativos cambios culturales que ello implica.
Sin embargo, en la Argentina estamos viviendo
una época con muchas similitudes en lo econó-
mico/empresarial y político como le tocó vivir a
Enrique entre 1946 y 1962. En efecto, al igual que
en la posguerra, soplan desde el exterior vientos
favorables para el país, valorizándose con fuerza
los productos en los que la Argentina tiene ven-
tajas comparativas y competitivas. Esta oportu-
nidad no la aprovechamos en todo su potencial,
ni en la posguerra ni en la actualidad.
Asimismo, gobiernos populistas lograron un
gran crecimiento del consumo doméstico
facilitando un agresivo accionar de los sin-
dicatos para obtener mejoras salariales y de
condiciones de empleo.
También vivimos ahora un fuerte intervencio-
nismo estatal que se verifica en controles de
precios, limitaciones para importar o exportar,
compra de divisas, etc., que frenan el entusias-
mo inversor y fomentan la fuga de capitales.
Para completar el cuadro, la creciente inflación
también caracterizó ambas épocas, castigando
más que a nadie a los asalariados. Peor aún, en
la actualidad, ya que se la niega oficialmente.
¿Qué haría Enrique Shaw en este contexto? A
continuación dejo volar mi imaginación intu-
yendo lo que él haría.
En primer lugar, tendría una actitud creati-
va e innovadora en cuanto a la posibilidad
de desarrollar productos que no quedasen
alcanzados por los controles oficiales, tarea
Primavera 2012 Página 17
Enrique Shaw en la Argentina de hoynada sencilla pero que permitiría trabajar con
menos quebrantos o generar rentabilidad pu-
diendo mantener así la actividad productiva y
por ende el empleo en la fábrica.
Si no lograse cumplir a pleno con el objetivo
de mantener la actividad con un mínimo de
rentabilidad, intensificaría su diálogo perma-
nente con los representantes sindicales y el
personal, explicando lo que sucede, por qué
sucede, conteniendo las inquietudes exacer-
badas desde la dirigencia política y soñando
siempre con nuevos desarrollos empresarios
que podrían generar más trabajo digno en un
país tan lleno de recursos inexplotados.
Seguramente, Enrique también debería explicar,
no sin dificultad, a los accionistas del exterior,
la realidad de las limitaciones para fijar precios
con libertad, importar o exportar y girar divi-
dendos. No sería nada fácil, pero buscaría man-
tener el entusiasmo de los inversores externos
e internos pidiendo incluso que aprovecharan
algunas oportunidades que podrían presentarse
para consolidar las filiales argentinas en mo-
mentos que otros competidores se retiran.
También participaría intensamente en la acti-
vidad gremial empresaria, consensuando con
sus colegas las formas de plantearle al gobier-
no y a la dirigencia política que no vamos por
el buen camino. Con prudencia, pero con fir-
meza, lo imagino liderando a otros empresarios
en una respetuosa pero sólida acción gremial.
Intuyo que también estaría muy ocupado
con ACDE, conteniendo a un grupo de empre-
sarios preocupados por la coyuntura y dialo-
gando con dirigentes de otras instituciones
empresarias, clericales y políticas para que
los empresarios puedan desarrollarse a ple-
no, como personas, en lo profesional y como
dirigentes sociales.
Obviamente, el sacrificio sería muy grande, por-
que para poder reclamar no puede haber flancos
vulnerables; hay que estar al día con impuestos,
aportes previsionales, vender en blanco, etc.
Sin dudas, la vida de Enrique en estos tiempos
no sería sencilla, como no lo fue hace casi se-
senta años. Imagino además que con una fami-
lia numerosa, trataría de no faltar a las reunio-
nes de padres, cumpleaños, etc., dedicando, a la
vuelta del intenso día de trabajo, alguna hora a
charlar, jugar, ver boletines de los chicos, tener
un rato de paz con su querida Cecilia quien, sin
dudas, estaría también “a full” siguiendo la edu-
cación y formación de los hijos.
Por último, imagino que dedicaría algún rato
a rezar y al silencio, pidiéndole al Señor que
lo ilumine, que inspire su accionar y le dé
fuerzas para seguir adelante.
Confieso que, a medida que escribo estas
líneas, más creo en la santidad de Enrique
que, además, se dio tiempo para escribir y di-
fundir sus reflexiones y pensamientos.
Sus últimos años los vivió, además, con una
enfermedad incurable (hoy, tal vez, podría
haber sanado o, al menos, haber tenido una
mejor calidad de vida). Seguramente el Señor,
en su infinita generosidad le habrá otorgado
la Gracia para acompañar su verdadero he-
roísmo y lo habrá premiado en la Eternidad.
Para nosotros, todo un ejemplo.
Luis m. bameule Presidente de ACDE (1987-1990)
Página 18 EMPRESA Nº207
Testimonio
El 27 de agosto de 1962, fallecía Enrique
Shaw, uno de los fundadores de ACDE y su
primer Presidente.
Muchos de los que lo conocieron decían que
“era un Santo”, pero durante 35 años nada se
hizo respecto de su posible santidad.
A pesar de que siempre se nos ha dicho que
todos, incluso los laicos, podemos ser Santos,
en los hechos, eso no había sido así pues se
verificaba que no había santos laicos y me-
nos imaginarse que un laico como Enrique,
de origen social alto, de fortuna, casado, pa-
dre de familia, marino y más aún empresario,
casi una mala palabra, pudiera serlo. Era im-
posible, y para que perder tiempo…
El tiempo y los cambios en las normas, mé-
rito especial del querido Beato Juan Pablo II,
mostraron que esto ya no era así y el actual
Cardenal Jorge Mejía fue quien nos desafió
vehementemente a presentar la posible
santidad de Enrique Shaw.
ACDE lo hizo; y quiero que rindamos nues-
tro merecido homenaje a los que iniciaron
el camino, con mucho desconocimiento al
principio, pero con una fuerza inquebran-
table.
¿En qué grado de de avance estamos hoy?
Nos encontramos al final de la etapa Dioce-
sana, prontos para la etapa en el Vaticano,
con una Causa muy fundamentada, muy
contundente en sus testimonios, y con mi
convencimiento total, como lo marca la
norma jurídica, de que estamos ante un
caso de santidad. Los tiempos y el Magiste-
Primavera 2012 Página 19
Siervo de Dios, a 50 años de su muerterio de la Iglesia y los milagros que debemos
buscar harán que esto sea así o no.
Quiero dejar firmemente aclarada mi
visión sobre Enrique Shaw por mi conoci-
miento y experiencia personal de muchos
años trabajando en empresas y, además
en su caso particular, por lo que perso-
nalmente pude investigar para validarlo.
Por ello afirmo que Enrique Shaw fue un
gran empresario, admitiendo que los que
opinan sin conocerlo, puedan decir que
su estilo de dirección quizás no era el
tradicional en el mundo de los negocios
donde solo se mide el éxito en función al
mejor resultado económico para la em-
presa. Pero ahí estaba su secreto…
Tuvo muchos logros reconocidos en los
41 años muy “aprovechados” de vida te-
rrenal, luego de una permanente y con-
sistente búsqueda por saber cuál era la
misión qué Dios tenía para él en su vida.
Las obras que nos dejó como ejemplo de
su fructífera vida así lo demuestran, to-
das ellas muy destacadas en lo humano,
con fama de santidad y viviendo las vir-
tudes de la Iglesia en forma heroica.
Por todo ello hoy en ACDE, estamos lle-
vando adelante la causa de su canoni-
zación, que sin duda no es ni será fácil;
pero estoy convencido que después de
varios años de una gran incertidumbre y
dificultades sobre su posibilidad, hoy está
sólidamente encaminada.
Recordamos algunas palabras del querido
Padre Moledo sobre Enrique Shaw al poco
tiempo de su muerte:
“Su muerte significó para ACDE la pérdida
de su mejor hombre.Tenía la virtud del hacer
permanentemente. No fue un hombre común,
tuvo todas las características del hombre
predestinado, del hombre elegido, del Santo,
usada esa palabra no en el modo corriente y
habitual con que la usamos para significar
una persona buena, sino usada en el sentido
en que se puede usar para señalar la presen-
cia de un ser excepcionalmente dotado por la
gracia sobrenatural”.
¿Cuál fue la lección que él fundamentalmen-
te nos deja? La de haber sido hasta el último
instante de su vida, el hombre enloquecido
por crear en la hora actual de la historia, un
mundo en el que Dios pueda habitar.
Finalmente, decía también Moledo, casi
como un mandato de Enrique Shaw: "Uste-
des tienen que tomar conciencia de que la hora
que nosotros estamos viviendo es una hora que
exige, requiere, pide, vocaciones heroicas”.
Enrique logró alcanzar la mejor combina-
ción en el paso por la vida, haber “conocido”
a Dios para hacer felices a los demás…
Los momentos actuales, muy parecidos a
los que se vivían en su época, demandan de
nuestra presencia y de nuestra actitud para
seguir dando testimonio que, debe ser creo,
el de Enrique Shaw y su legado.
Fernán de elizalde Responsable de la Comisión Enrique Shaw y
Vice Postulador de la Causa de Canonización
Página 20 EMPRESA Nº207
E m p r e s ainternacional
El escenario internacional y el posicionamiento de américa latina como mercado regional
Enrique v. iglesias
Si iniciamos esta reflexión con respecto a la
coyuntura mundial, podemos afirmar que se
ha terminado un período de estabilidad de
varias décadas, que fue totalmente excep-
cional, teniendo en cuenta que en la historia
del capitalismo la regla general ha sido la
inestabilidad. Lo cierto es que pasamos por
una etapa de previsibilidad y eso en cierto
modo generó la sensación de que habíamos
encontrado la tierra prometida. No, no la he-
mos encontrado. Pero los invito a reconocer
algunas luces y sombras que este período de
30 a 40 años de estabilidad nos ha dejado en
la economía internacional.
Las luces que deja el fin de un período excepcional de estabilidad
Entre las luces que pueden visualizarse, en-
contramos la expansión del sistema capita-
lista, junto a una revolución tecnológica que
aceptó esa expansión. Esto se hace más visi-
ble en el caso chino; donde se ha experimen-
tado la unión de tecnología e innovación apli-
cada al sistema. En cierta manera, China dio
un ejemplo de expansión basada en reglas
estrictamente capitalistas y con una enorme
fidelidad a las bases originales del sistema;
un caso por cierto difícil de reproducir en
otras partes. Cuando los países grandes tu-
vieron que apelar a la política de expansión,
apelaron al sistema capitalista: Rusia lo está
haciendo; India, a su modo, también.
Otro factor de este tiempo ha sido la glo-
balización, con un impacto muy grande en
los transportes, en las comunicaciones, en
todas las modalidades de la nueva empresa;
lo que ha llevado a una sociedad mucho
más informada, vinculada y creativa. Y
también con un gran efecto contagio; hoy
en día estamos todos vinculados a todo y es
muy difícil vivir en el aislamiento.
enrique iglesias es egresado de la la Facultad de ciencias económicas y administración (universidad de la república oriental del uruguay). ex presidente del banco interamericano del Desarrollo, ex presidente de la reunión del gaTT, que creó la organización mundial de comercio. secretario general de la comunidad iberoamericana con sede en madrid, españa. Versión periodística de la presentación realizada en el XV Encuentro Anual de ACDE (26 de junio de 2012).
Enrique Iglesias comparte su mirada acerca de la realidad mundial, poniendo el foco en la crisis coyuntural que vive Europa y subrayando las características del nuevo orden económico internacional, signado fundamentalmente por acomodar la gobernanza mundial a la transferencia del poder más grande que ha tenido la historia de la humanidad del Occidente al Oriente.
En este contexto, el ex presidente del BID analiza la presencia de América latina, con sus fortalezas y oportunidades como mercado regional, y nos invita a reflexionar acerca del papel del Estado en los años que vendrán.
Primavera 2012 Página 21
Asimismo, puede mencionarse como un hito
de este tiempo el vigor de la transformación
social; no solo hemos llegado, según Naciones
Unidas, a los siete billones de personas, sino
que hemos puesto en marcha mecanismos
para poder empezar a dominar el tema de la
pobreza; y, en virtud del aumento de la espe-
ranza de vida, nos enfrentamos a la problemá-
tica del envejecimiento como un tema central
en la transformación social.
Las sombras del proceso
Hablamos de los aspectos positivos de este
mundo, pero marquemos también las som-
bras importantes que evidencia. Una de
ellas es la desigualdad, que se aplica tanto
a la que ya conocemos en nuestros países
como en Estados Unidos o en la propia Chi-
na que, por definición, es quizá el país más
desigual de la tierra.
Otra sombra es la incapacidad del sistema
de generar empleos en las condiciones que
requieren las regiones. Esto es lo que esta-
mos viendo hoy en España, en Francia, en
Italia. Y no es solamente un problema de la
crisis puntual, sino que estamos frente a un
cambio estructural en el tema del empleo,
para lo que no tenemos una respuesta clara
todavía. Este proceso ha marcado también
la sobredimensión de un sistema financiero
no bancario que la comunidad internacio-
nal tendrá que evaluar.
En virtud de lo expuesto, hoy es tema de
debate si el sistema de Estado de Bienestar,
que tanto acarició Europa, y tanto seguimos
nosotros como modelo a imitar, es sosteni-
ble en las condiciones actuales.
crisis y miradas distintas
Hablamos de la crisis mundial, pero el mun-
do está creciendo un 2,5%. Lo que sucede es
que las turbulencias se están produciendo
dentro de los dos grandes actores del siste-
ma: Estados Unidos y Europa. Cabe consig-
nar que en este último caso la crisis no es
general; a modo de ser precisos, no la evi-
dencian ni Alemania, ni Suecia, ni Austria ni
los países nórdicos. Ergo, si bien es una crisis
muy asimétrica, sabemos que hay dos siste-
mas que están asumiendo importantes pro-
E m p r e s ainternacional
Iglesias: “Esta nueva economía - sociedad se da en el contexto de un nuevo orden económico internacional, signado fundamentalmente por acomodar la gobernanza mundial a la transferencia del poder más grande que ha tenido la historia de la humanidad del Occidente al Oriente. Lo que va a generar una nueva geografía económica mundial con nuevas fuerzas”.
Página 22 EMPRESA Nº207
blemas, como son
los Estados Unidos
y la Unión Europea,
que representan el
45% del producto
bruto mundial. En
la medida en que
estos dos grupos no
se estabilicen vamos
a tener riesgos que
podrán ir creciendo
a lo largo del tiempo.
En el caso de Euro-
pa, diría que la principal traba que encuen-
tra es su incapacidad de tomar decisiones,
y esta resultante viene de los orígenes de la
construcción de la Unión Europea.
Nos encontramos en el origen de la crea-
ción del euro con una ley monetaria basada
en un sistema de relaciones sin un Banco
Central plenamente capaz de intervenir, de
generar liquidez para asistir al sistema ban-
cario cuando está en problemas. Tampoco
ha existido un pacto fiscal, muy reclamado
hoy en día. Este sistema imperfecto por lo
cual se construyó el euro generó las grandes
burbujas; en algún caso de financiamiento
de déficit (Grecia); en otros casos de inmobi-
liarias (España).
En Europa conviven hoy dos visiones: quie-
nes entienden que hay que basar el ajuste
fundamentalmente a partir de la austeridad
y las reformas, y después el mercado hará
lo suyo (Alemania), y los que dicen: “No, esa
parte está bien, pero es necesaria una polí-
tica de estímulos (países del sur). ¿Qué va
a pasar? Tengo la impresión de que se está
apuntando fundamentalmente a aplicar
este último tipo de política.
el proceso de transferencia de poder hacia oriente
¿Hacia dónde vamos? Podemos enumerar
tres claras direcciones:
• Hacia una nueva economía en el mundo,
basada fundamentalmente en el conoci-
miento, la innovación y la competitividad.
• Hacia una nueva sociedad, que ya está en
marcha, signada por el crecimiento de las
clases medias.
• Esta nueva economía - sociedad se da en
el contexto de un nuevo orden económico
internacional, signado fundamentalmente
por acomodar la gobernanza mundial a la
transferencia del poder más grande que
ha tenido la historia de la humanidad del
Occidente al Oriente. Lo que va a generar
una nueva geografía económica mundial
con nuevas fuerzas.
américa Latina, realidad y tendencia
¿Cuál es el panorama en América Latina?
Podemos enumerar una serie de datos ge-
nerales positivos:
• Somos el continente del mundo con
mayor vigencia de principios democráti-
cos perfectibles (como todas las demo-
cracias) y esto no deja de ser un hecho
relevante.
• Hoy en día, aun a los gobiernos, que tie-
nen política más osadas y progresistas, les
preocupa la inflación.
• Hemos tomado conciencia del valor de la
estabilidad monetaria.
• Existe certeza de que el mercado regional
es compatible con la idea de que hay que
abrirse al resto del mundo.
• Hay aceptación con respecto a las inver-
siones extranjeras, con una nueva rela-
ción también entre el Estado y el mercado.
• En materia social le hemos ganado un
poco a la pobreza. En los años 90 tenía-
mos el 48% de la población en estado
de pobreza y hoy bajamos a un 30%. Las
E m p r e s ainternacional
En el mundo del futuro, las moléculas
de intereses compartidos -como somos
nosotros, en América Latina- van a tener
que vigorizarse para hacer mejores
actores, incluso en el plano internacional.
Primavera 2012 Página 23
mujeres ocupan el 40% de la
fuerza de trabajo y las clases
medias hoy se acercan al 50%.
• Finalmente, y contrariamente
a otras épocas, hemos podido
superar el contagio de la cri-
sis del 2008 porque tuvimos
principalmente una banca
más sólida sin grandes aven-
turas financieras. A ello se
sumó el extraordinario boom
de las materias primas. Hoy
América latina tiene hoy un
enorme poder en materia de
alimentos, de energéticos y en
materia de metales, que está
directamente vinculado con
la entrada al mercado de 2500
millones de personas que son
de la China y la India.
Ahora bien, cabe preguntarse si esta ten-
dencia va a continuar en América Latina. A
mi entender puede mantenerse si se produ-
cen dos condiciones. La primera es que el
mundo se porte bien: que no tengamos un
ajuste espectacular en China que provoque
una erosión fuerte en el precio de las ma-
terias primas y que Europa pueda superar
sus problemas, pues es un socio importante
para nosotros.
La segunda condición depende solo de no-
sotros, con dos certezas más que claras:
• Ningún problema de crisis a futuro se
puede arreglar si realmente no somos ca-
paces de mantener una sólida conducción
de la política macroeconómica y sobre
todo en las políticas fiscales.
• La revolución educativa debe ser la más
relevante en términos latinoamericanos.
Uruguay y Argentina han sido países pio-
neros en materia de educación y tienen
que dar el paso hacia la educación de ca-
lidad, si queremos realmente poder acce-
der a esa oportunidad que nos ofrece hoy
la coyuntura internacional.
Finalmente, sintetizo en tres conceptos los
nuevos desafíos: productividad, innovación
y políticas sociales inteligentes.
El pasaje hacia un Estado que tenga una
mayor presencia es un hecho que no cues-
tiona el sistema, pero sí la complejidad a
la que estamos ingresando en los sistemas
productivos tanto de nuestros países como
los sistemas mundiales. ¿Qué precisaríamos
para eso? Reglas claras a las cuales poder
referirse y poder contar con un fuerte con-
trol social público.
el papel del mercado regional
Uno de los desafíos que se nos presenta en
el continente es el de redescubrir el papel
del mercado regional. En el mundo del futu-
ro, las moléculas de intereses compartidos
-como somos nosotros, en América Lati-
na- van a tener que vigorizarse para hacer
mejores actores, incluso en el plano inter-
nacional.
América Latina ya es un gran mercado; eso
quiere decir que contamos con un poten-
cial que, además, está alimentado por una
existencia de materias primas, siempre
E m p r e s ainternacional
Hoy es tema de debate si el sistema de Estado de Bienestar, que tanto acarició Europa, y tanto seguimos nosotros como modelo a imitar, es sostenible en las condiciones actuales.(Imagen de la huelga convocada por organiza-ciones trabajadoras en La Coruña).
Página 24 EMPRESA Nº207
importante, y de un recurso humano que
está mejorando. Hoy las 500 empresas mul-
tilatinas funcionando son un recurso de pri-
mera mano para un proceso de integración.
Pero concentrarnos exclusivamente en la
formación de los esquemas de integración
convencional nos limita. Hay que repensar
el mercado regional a partir de algunas
experiencias que han ido creciendo autóno-
mamente.
Si queremos realmente aumentar la pro-
ductividad de las pymes en América latina,
un modo sería buscar asociaciones y, a par-
tir de las mismas, generar una mayor pro-
ductividad. Así como tenemos que repensar
el papel del Estado y las relaciones con el
sector privado como tema, también debe-
mos replantearnos cómo vigorizar la acción
regional en materia de cooperación.
en la construcción de una nueva gobernanza mundial
En un mundo más inestable, América Lati-
na tiene la capacidad de hacerse presente,
y no solamente comarcando, sino partici-
pando activamente en la construcción de
la nueva gobernanza mundial que no tiene
que quedar en manos de los países más de-
sarrollados.
Creo que la relación entre el Estado y el sec-
tor privado va a ser clave en esta materia,
y tenemos que redefinirla. Debemos buscar
una manera de usar con inteligencia el
mercado regional como trampolín para en-
trar a una mayor capacidad de generación
de riquezas hacia dentro y de expansión
hacia el resto del mundo.
Y más que nunca debemos reafirmar
nuestros valores y conciliarlos con los
de Oriente, lo cual nos va a llevar tiempo
y más de una concesión. El mundo que
viene va a requerir reafirmarse en ciertos
valores fundamentales que hacen a la
empresa en la sociedad o la presencia del
hombre en la sociedad. Estoy persuadido
de que si no somos capaces de ello, va-
mos a tener un mundo más infeliz que el
que nos gustaría.
E m p r e s ainternacional
Iglesias: “En un mundo más inestable, América Latina tiene la capacidad de hacerse presente y no solamente comarcando, sino participando activamente en la construcción de la nueva gobernanza mundial, que no tiene que quedar en manos de los países más desarrollados”.
Página 26 EMPRESA Nº207
Reflexiones
Dicen que los gatos tienen 7 vidas porque
sobreviven a muchas caídas desde los
tejados, por los que a menudo les gusta
pasear a la caza de algún pajarillo des-
pistado.
Esas caídas se producen a veces desde
alturas considerables, ¿Qué hace en reali-
dad el gato para sobrevivir? Si bien cae de
pie, eso no explica porqué no se rompe
las patas de forma irreparable ante seme-
jante golpe.
Lo que explica que el gato no se rompa las
patas es que durante su caída, relaja toda
su musculatura. Si sus músculos perma-
necieran tensos en el momento del im-
pacto contra el suelo, sus huesos tendrían
fracturas mucho más severas, pues la ten-
sión muscular los privaría de la capacidad
para absorber el golpe de forma más di-
námicamente elástica, más resiliente. Así
que el gato sobrevive al golpe básicamen-
te relajándose.
LiDerazgo posiTivo, ¿una quimera?
Hablar de Liderazgo Positivo en tiempos de
crisis puede parecer a algunos, cuando me-
nos, arriesgado. Muchas personas piensan
que en tiempos de crisis lo que corresponde
es preocuparse y sentirse mal; no permane-
cer relajado y sentirse bien.
Por otra parte, todos sabemos que, cuando
surge un problema, dependiendo de cómo
Marcelo Vázquez Avila
Prof. De Comportamiento Humano en la Organización Instituto
Internacional San Telmo, Sevilla, España
Primavera 2012 Página 27
El secreto de las siete vidas
uno lo encare, ese problema puede volverse
más o menos fácil de solucionar o, incluso,
dar paso a nuevos y numerosos problemas
adicionales.
Es decir, si mi reacción a un problema se
caracteriza por generar altos niveles de
estrés y emociones negativas, como ira,
cólera, frustración o miedo; todos sabe-
mos que ese estrés y esas emociones
van a provocar comportamientos muy
desadaptativos, caracterizados por con-
ductas impulsivas, agresivas, torpes o de
huida y aislamiento. Y, a su vez, esas con-
ductas van, muy probablemente, a gene-
rar nuevos problemas.
Parece importante el tipo de reacciones que
elegimos tener ante problemas que no ele-
gimos tener.
aprenDienDo a ser LíDer
Los líderes de organizaciones o equipos se
encuentran ahora con un dilema pareci-
do al del gato. Son tiempos donde nuestro
equilibrio financiero y comercial en nues-
tras organizaciones es más precario y don-
de resulta más fácil resbalar y caer. Esta es
la parte de la historia que algunos podrían
denominar como negativa.
Por otra parte, después de resbalar y caer,
lo único que importa es cómo vamos a
absorber el golpe: si el golpe contra el
suelo va a suponer un problema de enor-
me gravedad (romperse irreparablemente
las patas) o si simplemente va a ser un
problema menor (algunas contusiones),
del cual me puedo recuperar con relativa
rapidez y facilidad para seguir paseando
por los tejados, por donde, en tiempos de
crisis, es más fácil -e inherentemente más
arriesgado- cazar alguna víctima, habien-
do servido la caída además para aumen-
tar mi conocimiento y pericia a la hora de
evitar futuros resbalones, así como para
controlar mi respuesta de miedo una vez
que el resbalón ya se ha producido. En
definitiva, convertirme en un gato cazador
más listo, mejor preparado y con muchas
vidas por delante.
Al fin y al cabo, se trata de aumentar nues-
tro conocimiento sobre los riesgos que tene-
mos que asumir, y controlar el miedo a las
caídas cuando el riesgo se ha convertido en
un problema confirmado.
LiDerazgo posiTivo y mieDo
En cuanto a controlar nuestro miedo, hay
que empezar diciendo que el miedo puede
ser una emoción muy útil. Gracias al miedo
y su respuesta asociada de “Huida o Lucha”,
el hombre ha sido históricamente capaz
de sobrevivir a amenazas reales de vida o
muerte ante las que había que actuar deci-
siva e inminentemente, en cuestión de sólo
unas pocas centésimas de segundo o ape-
nas unos segundos.
En esas situaciones, no hay tiempo para
pensar; hay que actuar decisiva y rápida-
Página 28 EMPRESA Nº207
mente y el miedo se encarga justamente de
preparar nuestro organismo para centrarse
sólo en “Huir o Luchar”, inhibiendo todas
las demás respuestas, incluidas todas las
funciones superiores del pensamiento:
Atención, Percepción, Memoria, Toma de
Decisiones, etc.
Y tiene lógica. Si tengo frente a mí a un
tigre a punto de saltar con la intención de
decapitarme de un mordisco en los próxi-
mos dos segundos, esas funciones supe-
riores de pensamiento en realidad estor-
barían, más que ayudarían, y de hecho
aumentarían el riesgo de no reaccionar
-huyendo o peleando- a tiempo; riesgo
que pagaría con la vida.
enFrenTanDo una siTuación De crisis
Estamos así cableados para reaccionar
cuando lo que percibimos es una amena-
za de vida o muerte con riesgo real para
mi supervivencia durante las próximas
centésimas de segundo o, a lo sumo, ape-
nas unos segundos.
Ahora bien, en una situación problemá-
tica, donde lo que está en juego no es mi
vida ni mi supervivencia física y donde
además las consecuencias de esa situa-
ción tendrán que manejarse de la mejor
forma posible durante días, semanas o
meses, la respuesta de miedo es com-
pletamente inútil y altamente ineficaz y
destructiva.
en La búsqueDa De nuevas e ingeniosas iDeas
En esas situaciones no es “huir o luchar” lo
que me va a ayudar a solucionar o superar
el problema, que además requerirá que
aquellas funciones cerebrales superiores
sigan funcionando y sigan funcionando
bien. Continuando con la metáfora de la
caída del gato, y trasladándola a los pro-
blemas a los que nos enfrentamos en esta
crisis, habiendo resbalado, la caída -hasta
impactar con el suelo- puede durar bastan-
te (algunos años).
Durante esos años, probablemente, vamos a
necesitar buscar nuevas e ingeniosas ideas,
hacer uso de toda nuestra inteligencia y
vamos a tener que aprender a relajarnos,
por muy antagónico que nos pueda parecer
como reacción, ante una situación de crisis.
Exactamente como el gato.
Reflexiones
Primavera 2012 Página 29
¿son determinantes los números fiscales?
alberto Benegas lynch (h)
Se observa a diario que no solo las revistas
especializadas, sino los noticiosos televisi-
vos, los programas radiales, los periódicos
y hasta las conversaciones sociales giran
en torno a indicadores coyunturales: el
humor de los gobernantes, anécdotas y
trascendidos políticos de pasillo, la insegu-
ridad, los montos de las exportaciones, la
falta de justicia, la evolución del turismo,
manipulaciones en el tipo de cambio, el
volumen de los depósitos, la marcha de la
industria automotriz, los vericuetos de la
construcción, el gasto, la deuda y el déficit
públicos, el desempleo, la corrupción, des-
ajustes actuariales en sistemas estatales de
pensiones, la inflación, las operaciones en el
mercado inmobiliario, la venta de electro-
domésticos, las reservas netas de la banca
central, las proyecciones del producto bruto
y demás datos del momento, cifras, ratios
y evaluaciones que prácticamente ahogan
toda otra consideración sobre el fondo de
los problemas.
Tal vez convenga hacer un alto en el ca-
mino y mirar las cosas con otra perspecti-
va y preguntarnos si realmente la raíz del
problema son los antedichos guarismos o
estos son meras consecuencias y efectos
circunstanciales de algo de mucho mayor
calado.
el oxígeno vital de la libertad
Veamos el asunto despacio. Lo primero es
concluir que el ser humano necesita operar
sin cortapisas en base a sus potencialidades
en busca de sus personalísimos caminos,
respetando iguales posibilidades de otros. El
libre albedrío es lo que caracteriza al hom-
bre y lo diferencia del resto de las especies
conocidas. Rebajarlo a la condición de oveja
que obedientemente sigue los pasos de la
majada, bajo la dirección de un omnipoten-
te y omnisciente pastor lo degrada, humilla,
pervierte y empobrece en grado superlativo.
Entonces, si la vida misma y la definición
del ser humano estriban en su libertad y
consiguiente responsabilidad, las imposicio-
nes y el uso de la fuerza agresiva lo cosifi-
can y asfixian el eje central de su dignidad.
No es entonces una cuestión de contar
con pan y circo, aunque lo uno y lo otro se
vayan evaporando como resultado del auto-
ritarismo, se trata de algo de categoría más
elevada de lo cual depende lo demás. Libe-
rar las energías creativas permite mejores
niveles de vida, pero el punto de partida no
es lo crematístico sino el oxígeno vital de la
libertad. En múltiples ocasiones he citado
un pensamiento de Alexis de Tocqueville
tomado de su obra The Old Regime and the
alberto benegas Lynch (h) es Doctor en economía y Doctor en ciencias de Dirección. integra la academia nacional de ciencias y la de ciencias económicas.El presente artículo -que ha sido subtitulado- fue publicado en el Diario de América, New York (julio 12 de 2012).
E m p r e s aref lexiones
“No es cuestión de dejarse envolver en estadísticas y perder de vista la dirección hacia lo propiamente humano. Es muy necesario repasar el significado y la trascendencia de la libertad y no distraerse con fuegos de artificio, lo cual no solo es contraproducente,
sino que conlleva el riesgo de hacer perder el rumbo”, señala Benegas Lynch (h).
En el objetivo de fortalecer una sociedad abierta, nos anima en su reflexión a asumir el desafío de tomar distancia de la coyuntura, para poder distinguir lo principal de
lo accesorio y, de este modo, prestar mucha más atención a los fundamentos de la libertad, es decir, a la razón misma que caracteriza la existencia del ser humano.
Página 30 EMPRESA Nº207
French Revolution que ahora vuelvo a repro-
ducir debido a su notable sabiduría: “De
hecho, aquellos que valoran la libertad por
los beneficios materiales que ofrece nunca
la han mantenido por mucho tiempo […].
El hombre que le pide a la libertad más que
ella misma ha nacido para ser esclavo”.
Supongamos que fuera posible que un ré-
gimen totalitario pudiera hacer que todos
sus súbditos fueran millonarios, de que
sirve si nadie puede elegir los contenidos de
los colegios de sus hijos, si no hay justicia,
si se retiene el fruto de sus trabajos para
propósitos con los que no concuerdan, si se
destruye la moneda, si los medios de comu-
nicación están amenazados o en manos del
oficialismo, si no se puede ahorrar en los
activos que se desean, si el comercio exte-
rior está estatizado, si se obliga a subsidiar
actividades que no se estiman prioritarias,
si las cargas tributarias siempre son cre-
cientes; si no hay, en fin, seguridad para la
propiedad ni para las personas. ¿De qué sir-
ven los millones si lo esencial se ha perdi-
do? Más aún, como
se ha puntualizado,
a la postre, una y
otra vez se pone
en evidencia que,
además, la manía
planificadora y es-
tatista termina por
reducir los ingresos
de todos, menos los
de los megalómanos
en el poder que se
enriquecen a costa
de los gobernados.
más allá de la oferta y la demanda
No se trata de abandonar las referencias
estadísticas respecto a lo que sucede, se
trata más bien de no perder de vista lo vital
y crucial en nuestras vidas. Paradójica-
mente, se suele desdeñar y menospreciar
las referencias a la bendición de la libertad
estimándolas como disquisiciones “filosófi-
cas” en un sentido peyorativo, mientras que
las cifras del producto bruto y semejantes
serían manifestaciones de “practicidad”, con
lo que evidentemente se pretende poner el
carro delante de los caballos confundiéndo-
se causas con consecuencias.
Wilhelm Röpke ha escrito en su obra tradu-
cida al castellano con el título de Más allá
de la oferta y la demanda que: “La diferencia
entre una sociedad abierta y una sociedad
autoritaria no se basa en que en la prime-
ra haya más hamburguesas y heladeras.
Se trata de sistemas éticos-institucionales
opuestos. Si se pierde la brújula en el cam-
po de la ética, además, entre muchas otras
cosas, nos quedaremos sin hamburguesas y
sin heladeras”.
Anteriormente, he consignado que el hom-
bre no puede dejar de ser libre en el sentido
de que se ve impelido a tomar decisiones.
Si, así es, paradójicamente se ve forzado a
ser libre. No puede renunciar a su naturale-
za, no puede convertirse en un avión ni en
una lapicera; es un ser humano y como tal
debe decidir constantemente entre diversos
cursos de acción. Incluso cuando decide
quedarse quieto está eligiendo, prefiriendo
y optando. También cuando delega sus deci-
siones en otro, está revelando su libertad.
Los fundamentos de la libertad
En resumen, el ser humano es libre a pesar
suyo. Ahora bien, esa libertad puede ser
ancha como un campo abierto o puede con-
vertirse en un sendero estrecho, angosto y
oscuro en el que apenas se pasa de perfil. Lo
uno o lo otro dependen de que los hombres
entre sí no restrinjan la libertad del prójimo
por la fuerza. No dejamos de ser libres por-
que no podemos volar por nuestros propios
medios, ni dejamos de gozar de la libertad
porque no podemos dejar de sufrir las con-
secuencias al cometer actos estúpidos, ni
somos menos libres debido a que no pode-
mos desafiar las leyes de gravedad ni las in-
eludibles leyes biológicas. Solo tiene sentido
E m p r e s aref lexiones
La manía planificadora y estatista
termina por reducir los ingresos de
todos, menos los de los megalómanos
en el poder que se enriquecen a costa
de los gobernados.
Primavera 2012 Página 31
Benegas Lynh (h): “Todos estamos interesados en que se nos respete, por ende, todos tenemos la obligación de contribuir al estudio, la difusión, el sostenimiento y la manutención de la sociedad abierta”.
la libertad en el contexto de las relaciones
sociales y, como queda dicho, se disminuye
cuando otros hombres se interponen recu-
rriendo a la violencia.
Se necesita prestar mucha más atención a
los fundamentos de la libertad, es decir, a la
razón misma que caracteriza la existencia
del ser humano. No es cuestión de dejarse
envolver en estadísticas y perder de vista
la dirección hacia lo propiamente humano.
Es muy necesario repasar el significado y la
trascendencia de la libertad y no distraer-
se con fuegos de artificio, lo cual no solo
es contraproducente, sino que conlleva el
riesgo de hacer perder el rumbo. Y no es
cuestión de rendirle obligado, superficial y
desteñido tributo a la libertad mientras las
faenas cotidianas van en otro sentido. Muy
acertado está Anthony de Jasay cuando
escribe que: “Amamos la retórica y la pala-
brería de la libertad a la que damos rienda
suelta más allá de la sobriedad y el buen
gusto, pero está abierto a serias dudas si
realmente aceptamos el contenido sustanti-
vo de la libertad”.
el desafío de distinguir lo principal de lo accesorio
De tanto descuido de lo principal por lo
accesorio termina por olvidarse el motivo
esencial de lo que se hace, lo cual me re-
cuerda un cuento de Hans Christian Ander-
sen en el que un fulano concentrado en el
adorno de su casa abandonó la atención a
los cimientos por lo que a poco andar se le
desplomó la vivienda. Revisar los cimientos
en nuestro caso significa, por ejemplo, es-
tudiar, entender y difundir el significado de
la propiedad privada como institución vital
de una sociedad abierta. Estar atento a la
calidad de los cimientos es no dar nada por
sentado en cuanto a los fundamentos filo-
sóficos, éticos, jurídicos y económicos de la
convivencia civilizada.
El concepto que venimos elaborando en
cuanto a distinguir lo principal de lo acce-
sorio es lo que hace que el premio Nobel en
Economía, James M. Buchanan, se declare
alejado de la coyuntura y escriba en Freedom
in Constitutional Contract que: “Mi rol como
cientista social-cum-filósofo es abrirme
paso en la jungla que describe las percep-
ciones de la realidad para introducir orden
conceptual. Este esfuerzo tiene un propósito
dual de proveer un mejor entendimiento de
lo que observamos y dejar sentado algunas
bases para su mejoramiento. Tal como per-
sonalmente concibo este rol, la productivi-
dad social del análisis abstracto es alta”.
Todos estamos interesados en que se nos
respete, por ende, todos tenemos la obli-
gación de contribuir al estudio, la difusión,
el sostenimiento y la manutención de la
sociedad abierta. De lo contrario, será como
el soneto que escribió Albrecht Haushofer
en su prisión por reaccionar contra Hitler
cuando ya era demasiado tarde, después
de haber distraído con nimiedades y datos
inconducentes los crímenes nazis como
profesor de coyuntura histórica en el Insti-
tuto Alemán de Política: “Me acusa el cora-
zón de negligente/ por haberme dormido la
conciencia/ y engañarme a mí mismo y a la
gente/ por sentir la avalancha de inclemen-
cia/ y no dar voz de alarma claramente”.
Fue ejecutado de un tiro en el cuello por un
oficial de la SS.
E m p r e s aref lexiones
Página 32 EMPRESA Nº207
E m p r e s aE c o n o m í a
revalorar el aporte del sector agropecuario
Ernesto a. o’connor
El aporte del sector agropecuario y agroin-
dustrial a la economía y a la sociedad
argentina ha sido históricamente, y sigue
siendo, muy relevante. Su contribución no
se detiene en la producción de granos o de
carne pampeana, sino que se extiende a
una vasta red de producciones regionales.
Además, los encadenamientos que genera
hacia atrás y hacia adelante -innovación
y cambio tecnológico, comercialización,
transporte, puertos, servicios urbanos regio-
nales, construcción, comercio, consumo y
empleo local- son innumerables, siendo la
agroindustria uno de los ejes del crecimien-
to de la economía nacional.
Desde comienzos de la década del 2000,
tanto por factores externos (shock de de-
manda de China y precios récord de commo-
dities) como por factores endógenos (cambio
tecnológico, siembra directa, agricultura de
precisión, nuevas formas de organización
empresarial, entre otros), su aporte a la
economía y a la sociedad argentina ha sido
incremental.
En números, el sector agropecuario y las
cadenas agroindustriales aportan el 13%
del PIB, el 55.8% de las exportaciones de
bienes, el 35.6% del empleo directo e indi-
recto y el 18,8% de los impuestos (AFIP). A
partir de esto, el set de políticas públicas
debería estar alineado con estos aportes,
potenciándolos.
Las políticas sectoriales no son pro-competitividad
En los últimos diez años, la política eco-
nómica ha tenido un creciente sesgo des-
favorable para la competitividad de estas
cadenas. Se ha observado una continua
pérdida parcial de renta agropecuaria a
manos del sector público argentino y, de
manera derivada, por parte de algunos
tramos de la cadena agroindustrial, debi-
do a algunas políticas específicas de redis-
tribución de la renta.
Se destacan la reintroducción de los dere-
chos de exportación (2002) y el incremento
en el tiempo de sus alícuotas (hasta la crisis
de la 125 y el paro del campo); las restric-
ciones o prohibiciones de exportaciones y la
introducción de mecanismos de regulación
de los precios, como los ROE (Registros de
Operaciones de Exportación) y sus efectos
negativos sobre el precio interno de los gra-
nos; las restricciones a las exportaciones de
ernesto o'connor es Doctor en economía (uca). investigador y profesor de crecimiento y Desarrollo económico (uca).
El aporte del sector agropecuario y agroindustrial a la economía y a la sociedad argentina ha sido históricamente, y sigue siendo, muy relevante. Pero en los últimos diez años la política económica ha tenido un creciente sesgo desfavorable para la competitividad de estas cadenas.
Para el autor el resultado ha sido un crecimiento de la producción menor al potencial, hecho que es evidente en la comparación con Brasil. Para lograr una agro-industrialización de gran escala, O’Connor aboga acerca de la necesidad de un cambio en las políticas sectoriales.
Primavera 2012 Página 33
carnes y lácteos, llegando a la actual crisis
de las producciones regionales, originada en
un tipo de cambio atrasado y una elevada
suba de costos asociados a la alta inflación
observada desde hace cinco años.
Las justificaciones se han centrado en cues-
tiones de equidad redistributiva social y
seguridad alimentaria, si bien aquellos ins-
trumentos han sido útiles como financia-
miento del déficit fiscal. En este sentido, se
reiteran en la Argentina políticas adversas
al sector agropecuario, que suelen resultar,
como en cualquier economía, en una reduc-
ción de la oferta con consecuentes efectos
sobre el ciclo económico.
Otra novedad es el repentino incremento
de la presión impositiva sobre el sector
agropecuario sobre la base del revalúo
del impuesto inmobiliario rural, con altos
impactos en impuestos nacionales como
Bienes Personales y Ganancias, en las pro-
vincias de Buenos Aires y Entre Ríos, y con
proyecto en curso en la legislatura provin-
cial de Santa Fe.
Si bien las valuaciones fiscales se encontra-
ban atrasadas, el ajuste ha sido exponen-
cial. Una vez más, uno de los sectores más
dinámicos y competitivos de la economía
es fruto de la mayor presión tributaria,
derivada de un déficit fiscal creciente para
financiar un gasto público que equivale al
47% del PIB.
En este contexto, si bien los precios inter-
nacionales agropecuarios son récord, el
precio doméstico del trigo y del maíz sufre
las quitas de los DEX y los ROE. La cosecha
2011/12 sería de 83 millones de t frente a
un pronóstico original de 107 millones -con
su efecto de menor liquidez y por ende me-
nores inversiones-, con buena causa en una
nueva sequía en varias regiones.
El sector -como la industria y el resto de la
economía productiva- venderá desde ahora
a un dólar oficial con algunos costos valua-
dos al dólar paralelo. El resultado probable
es un estancamiento a mediano plazo en la
producción, por la menor liquidez y dispo-
nibilidad de fondos para invertir.
Hacia un proyecto de agro-industrialización de alta escala
Es interesante comparar los resultados de
esta política con la aplicada en Brasil, donde
no existen retenciones ni prohibiciones al
comercio de productos agropecuarios. Como
contrapartida, el Estado apoya al sector con
políticas horizontales de competitividad
(infraestructura, asistencia al comercio ex-
terior). Existe una visión de Agribusiness,
donde la integración entre la producción
primaria y la industrial es fuerte. Desde
2000 hasta 2012, la producción de granos
de Brasil pasó de 93 millones de t hasta una
estimación actual para la campaña 2011/12
de 162.6 millones de t. Es decir, un alza de
95%. En tanto, el stock vacuno creció desde
150 millones de cabezas hasta 182 millones
(21.3%).
En cambio, en la Argentina, la producción
total de granos pasó de 64 millones de t
a 83.4 millones en 2011/2012 (+30%). Si
se considera el promedio de las últimas
E m p r e s aE c o n o m í a
O’Connor: “La sociedad argentina y la política económica todavía no han resuelto positivamente la relación agro-economía y menos aún el desafío de una posible agro-industrialización a gran escala”.
Página 34 EMPRESA Nº207
cuatro cosechas, la cifra no varía, pues es
de 82.7 millones de t. En cuanto al stock
bovino, cayó desde 55 millones de cabezas
hasta casi 48 millones de cabezas (-13%).
Es decir, una performance muy distinta al
caso brasileño.
Para encarar un proyecto de agro-indus-
trialización de alta escala, donde el desa-
rrollo económico encuentre un motor en
el sector agropecuario y sus cadenas, la
Argentina debe resolver una relación no
terminada en torno al rol de los recursos
naturales.
La Argentina ha tenido, en las últimas
décadas, un debate inconcluso en torno
al rol del sector externo, su inserción
internacional y las políticas económicas
hacia el sector productor de bienes tran-
sables. Desde mediados del siglo XX hasta
la actualidad, con excepciones, la política
económica financió el crecimiento del
sector no transable de la economía con
transferencias desde el sector transable.
En qué medida esta situación ha derivado
en un desarrollo del país por debajo del
potencial es uno de los interrogantes de
larga data.
La sociedad argentina y la política económi-
ca todavía no han resuelto positivamente la
relación agro-economía y menos aún el de-
safío de una posible agro-industrialización
a gran escala. El paro del campo de 2008 ha
sido una de las manifestaciones más escla-
recedoras al respecto.
En este sentido, el futuro no parece tan
claro. El Plan Estratégico Agropecuario
y Agroindustrial para el año 2020 (PEA
2020), elaborado por el gobierno, establece
que la Argentina es un líder global en la
alimentación y la agricultura, y que la ri-
queza provendrá de la industrialización de
las zonas rurales. El Plan establece metas
cuantitativas para los distintos productos
agropecuarios y agroindustriales hacia
2020. En particular, el PEA 2020 establece
como meta de granos alcanzar, en dicho
año, 157,5 millones de toneladas, lo que
equivaldría a un alza de 54% con respecto
a 2011. Esto se lograría con 42 millones de
hectáreas sembradas (alza del de 27% des-
E m p r e s aE c o n o m í a
argenTina y brasiL: proDucción De granos y stock vacuno (2000-2012)
Fuente: UCA-PAC en base a IBGE y Minagri
Primavera 2012 Página 35
de 2010) frente a las 33 millones de 2012.
No ha habido mayores detalles acerca de
cómo lograr estos resultados.
Los antecedentes recientes indican que la
siembra y la producción de trigo y girasol
no han recuperado en el último lustro los
niveles de comienzos de los 2000, y que
la siembra y producción de maíz sí mues-
tran tendencia alcista en 2011/2012, pero
luego de dos años de caídas. En cambio,
la siembra de soja sigue presentando
indicadores alcistas. Todo esto bajo una
cosecha promedio en los últimos cuatro
años de 82 millones de t, sequías e in-
tervenciones mediante. Bajo estas pers-
pectivas, la actual rotación de cultivos
no colabora con la sustentabilidad del
sistema, y por ende sus impactos sobre
los rendimientos a mediano plazo no se-
rían neutrales, excepto notables cambios
tecnológicos.
Por el lado de la ganadería, la recompo-
sición del stock lleva años. Bajo un esce-
nario de precios internacionales estables
hacia 2020, la actual política hacia la
producción agropecuaria sugiere un path-
dependence, donde la producción tendría
dificultades para lograr las metas más
ambiciosas hacia 2020. En este sentido, el
ciclo económico 2013-2020 podría seguir a
un ciclo de producción agropecuaria me-
nos favorable que el acontecido en las dos
décadas precedentes.
Para lograr una agro-industrialización de
gran escala se necesita un cambio en las
políticas sectoriales. Las políticas públicas
también podrían ser consideradas desde
ángulos diferentes, y en función del logro
de objetivos distintos, que incluyan el creci-
miento, el desarrollo regional y la equidad,
con la generación de empleo agroindustrial,
que es elevada en las cadenas agroindus-
triales, reduciendo la pobreza rural. Esto
contribuiría de manera notable a la gene-
ración de un federalismo más sano en la
Argentina.
E m p r e s aE c o n o m í a
El sector -como la industria y el resto de la economía productiva- venderá desde ahora a un dólar oficial con algunos costos valuados al dólar paralelo. El resultado probable es un estancamiento a mediano plazo en la producción, por la menor liquidez y disponibilidad de fondos para invertir.
Página 36 EMPRESA Nº207
E m p r e s aE m p r e s a
la vinculación público-privada en una visión a largo plazo
roberto murchison
Como dirigente de empresa podría comentar
acerca de la cantidad de problemas que tie-
nen los Estados como entes eficientes de con-
trol. Pero previamente quiero compartir un
versículo que me ayudó a poner esta cuestión
en perspectiva y por lo tanto, modificar mi
punto de vista. La cita es del Evangelio, Lucas,
6:42:“¿Cómo puedes decir a tu hermano: Her-
mano, déjame sacar la astilla del ojo, cuando
tú mismo no miras la viga que está en tu pro-
pio ojo? Hipócrita, saca primero la viga de tu
propio ojo, y entonces verás bien para sacar la
astilla del ojo de tu hermano”.
Pensándolo en la relación con el Estado,
pensé: “Me voy a parar del lado del empre-
sariado y señalar las vigas que encontré en
mi ojo cuando traté de interactuar con los
gobiernos, principalmente municipales, pero
también provinciales y en algunos casos na-
cionales”. Hoy mi expectativa es compartir
solamente las falencias que tuve, que no
ayudaron en esa relación con los gobiernos.
Y las presento a manera de cinco lecciones.
ir a la Justicia y el agravio personal
En la cultura argentina, recurrir a la justicia
para dirimir un conflicto puede ser consi-
derado un agravio personal y una solución
objetiva a un conflicto.
Comento una anécdota que grafica esta pri-
mera lección o aprendizaje: Hace un par de
años, un municipio donde operamos decidió
poner una tasa de transporte y cobrar 2 li-
tros de gasoil a los camiones que entraban
al municipio. A nosotros, como puerto, nos
dijeron que teníamos que hacer de ente
recaudador. El problema es que muchos
transportistas, que son los importadores o
exportadores que contratan el transporte,
dijeron: “Esto es ilegal, no corresponde”. Y,
por otro lado, nuestros abogados nos decían
que nosotros no éramos ente recaudador
del municipio y, por lo tanto, tampoco nos
correspondía. Esto continuó casi dos años.
Entonces, empezamos a generar un pasivo,
porque si un día alguien decían que efec-
tivamente correspondía, tendríamos que
haber recaudado esos 2 litros por camión (y
créanme que pasan bastantes camiones).
Así que nos sentamos con el intendente
para proponerle: “Para nosotros lo más fácil
es ir a un juez y si él dice que corresponde
que seamos ente recaudador, recaudamos y
entregamos la plata” (porque, además, nos
parecía conveniente recaudar algo de plata
para mejorar los caminos). “Y si el juez dice
roberto murchison es ingeniero industrial (iTba). maestría en administración de empresas de la sloan school of management (miT- boston, estados unidos). Director ejecutivo del grupo murchison. anciano de la iglesia presbiteriana san andrés.Versión periodística de la presentación realizada en el XV Encuentro Anual de ACDE (26 de Junio de 2012).
Roberto Murshison nos propone una mirada distinta para profundizar en la relación entre lo público y lo privado. A partir de su experiencia profesional, señala de manera simple y clara, una serie de lecciones o aprendizajes que lo ayudaron a interactuar con los gobiernos y factores políticos.
Y pone especial énfasis en la responabilidad del dirigente de empresa para pensar y trabajar en una vinculación entre los sectores público y privado a más largo plazo que el período político, que es naturalmente más corto.
Primavera 2012 Página 37
que no, le ponemos fin al pasivo y no segui-
mos creciendo”. Nos pareció bastante lógi-
co. El intendente asintió y creímos que es-
taba de acuerdo. De ese modo, proseguimos
y fue una mala decisión. No voy a entrar en
detalles de lo que sucedió, pero entre otras
cosas no pudimos hacer más obras en el
municipio, no pudimos expandir la planta…
y un montón de temas más.
Con esto no estoy señalando que no hay que
recurrir a la justicia, porque creo que hay
cuestiones principistas que uno tiene que
defender. Pero considero que nos equivo-
camos al no considerar de este aspecto de
agravio personal que sintieron algunos por
el hecho de que hayamos ido a la justicia
para resolver el problema. Creo que cuando
se toma una decisión así, es una variable a
poner en la balanza; por eso la comparto, es
un aprendizaje: poner en la balanza cómo se
siente la otra parte cuando uno va a la justi-
cia para resolver un conflicto objetivamente.
Lógica lineal versus lógica política
A la segunda lección la he llamado “lógica
lineal versus lógica política”. Los empre-
sarios generalmente tenemos una lógica
lineal. Me gusta pensar que la mayoría de
las variables que manejamos son ecua-
ciones lineales: “la utilidad es precio por
volumen menos costo…”. La verdad es que
los políticos manejan otro tipo de variables.
En general, cuestiones que tienen que ver
con reacciones en cadena, no tienen la ur-
gencia de simplificar todo, pueden vivir con
la complejidad de la sociedad en que viven,
entonces no tienen esta necesidad de hacer
una regresión y poner una línea.
Para nosotros esto es complicado, muchas
veces los miramos y decimos: “Estos tipos
no tienen sentido común”. Y la verdad es
que es un error pensar así, y me he dado
cuenta de que su sentido común es distinto
al nuestro, no lineal, producto de que viven
en un mundo tal vez más complejo. En lo
personal, me llevó un tiempo aprender esto.
un intendente no es el municipio
Mi tercer aprendizaje fue entender que
un intendente no es el municipio. Muchas
veces los intendentes tienen todo un sis-
tema burocrático que depende de ellos: la
mayoría de los empleados que tienen ni
siquiera fueron puestos por su gestión, no
los pueden cambiar. El ámbito de trabajo es
bastante más politizado que el de una em-
presa, ni hablar si se trata de un gobierno
de coalición.
Los que manejamos empresas, vemos que
no siempre se hacen las cosas que deci-
mos, y no siempre ocurren las cosas que
queremos en nuestras empresas. Y a veces
pecamos en pensar que el municipio ac-
túa como piensa el intendente, y que si el
intendente dice A el municipio hace A. La
verdad es que en mi experiencia no ha sido
esa, y muchas veces me encontré con que, a
pesar de estar de acuerdo con el intendente,
los mandos medios esconden las cosas, las
aprobaciones. Es un organismo, como cual-
quier empresa, donde la forma de actuar no
es monolítica.
E m p r e s aE m p r e s a
Murchison: “Los políticos manejan otro tipo de variables…, no tienen la urgencia de simplificar todo, pueden vivir con la complejidad de la sociedad en que viven, entonces no tienen esta necesidad de hacer una regresión y poner una línea.
Página 38 EMPRESA Nº207
Los gremios, buenos embajadores del sector
Mi cuarta lección ha sido entender que los
gremios son buenos embajadores del sector.
En ciertas ocasiones, creo que los gremios
son mucho mejores que los empresarios
en hacerles entender a los gobiernos la im-
portancia de un sector. Debería hacer una
advertencia: ojo con tratar de usar a los
gremios, porque en general son buenos co-
bradores de su servicio, y lo digo en el buen
sentido de la palabra.
Tuve una experiencia hace unos años: En la
provincia de Buenos Aires, quisieron aplicar
Ingresos Brutos a los puertos, donde no solo
se cobraba una alícuota como se cobra la
facturación, sino que se ponía una alícuota
por tonelada. En nuestro caso, pagábamos
más de Ingresos Brutos que de Impuesto
a las Ganancias. Era un tema complicado.
También tengo que decir que la provincia
tuvo muy buena voluntad en escuchar el
problema. Hubo preocupación por parte del
ministro de Producción de ese momento.
Finalmente, tuve la sensación de que este
artículo de la Ley de Presupuesto de la Pro-
vincia se derogó por los gremios.
Sin ser convocados por el sector empresa-
rial, los gremios se dieron cuenta de la gra-
vedad del tema y de lo que podía generar en
términos de pérdida de puestos de trabajo.
Fueron ellos los que explicaron de un modo
muy crudo el impacto que esto iba a ge-
nerar en el sector portuario. De este modo
aprendí que los muchachos muchas veces
saben explicar mucho mejor que nosotros
la importancia de este sector para la econo-
mía de la provincia.
el egoísmo del cortoplacismo
Por último, creo que en la Argentina el pro-
blema es el cortoplacismo, donde nos im-
porta más el bien propio que el bien común.
De allí que nuestra responsabilidad como
dirigentes de empresa es pensar a más lar-
go plazo la vinculación público-privada que
solo por el período político, que es natural-
mente más corto.
Finalmente, y presentadas estas lecciones
de mi aprendizaje, querría compartir qué es
lo que espero de una relación con el gobier-
no. Lo resumiría en tres supuestos base:
E m p r e s aE m p r e s a
El paro y el trabajo a reglamento existen para una negociación gremial y están contemplados por la ley para equiparar un desbalance de poderes; pero cuando se usan como herramienta comercial, pasan a ser algo desleal.
Primavera 2012 Página 39
• Una visión integradora o de conjunto.
• La capacidad de coordinar sin tener que
controlar y centralizar, y aquí vale incor-
porar todo el trabajo de las redes informá-
ticas, cómo se administra y se la coordina,
teniendo en cuenta que cada parte es
independiente pero a la vez todas son in-
terdependientes.
• Que el Estado sea el que asegure que
cada actor cumpla su rol. En el ámbito
del sector portuario y naviero se da algo
extraño, tenemos gremialistas que se
han vuelto empresarios. Esto no es un
problema en sí mismo, porque hay todo
tipo de empresarios. El problema es que
utilizan el paro y el trabajo a reglamen-
to como una herramienta comercial. Y
esto sí es un problema, porque en rea-
lidad el paro y el trabajo a reglamento
existen para una
negociación gre-
mial y están con-
templados por
la ley para equi-
parar un desba-
lance de poderes;
pero cuando se
usan como he-
rramienta comer-
cial, pasan a ser
algo desleal.
Cierro esta reflexión con otro versículo
bíblico que me ha ayudado, y creo puede
ayudar a varios. Proverbios 29:25-26: “Temer
a los hombres resulta una trampa, pero el
que confía en el Señor sale bien liberado.
Muchos buscan el favor del gobernante,
pero la sentencia del hombre la dicta el Se-
ñor”.
E m p r e s aE m p r e s a
Creo que en la Argentina el problema
es el cortoplacismo, donde nos
importa más el bien propio que el
bien común.
Página 40 EMPRESA Nº207
E m p r e s aE m p r e s a
la esencia del diálogo
tomás donovan
Te propongo, estimado lector, que pienses en
una persona de carne y hueso a la que consi-
deres un referente o ejemplo como comunica-
dor. Intenta detectar cuáles son los atributos o
características que destacas en dicha persona
en tanto comunicador. Por favor, tomate unos
segundos antes de seguir leyendo.
La tendencia, ante esta invitación, es a asociar
el concepto de “buen comunicador”, con el
de Orador. La mayoría solemos pensar en un
personaje que nos cautiva y atrapa con la po-
tencia de un mensaje bien articulado y el ca-
risma de los que saben captar la atención de
los demás. El paradigma vigente, pues, suele
ser el de la comunicación en tanto transmisión
de información: hay alguien que elabora un
mensaje y lo transporta de manera magistral
al resto: claridad, concisión, precisión y elo-
cuencia son algunos de los condimentos más
vinculados con la noción de comunicación.
Un profesor con la retórica de un sofista, un
periodista con estilo y erudición, políticos
que improvisan discursos que movilizan
masas y ejecutivos que transmiten pasión
y confianza a sus equipos son ejemplos
que representan la concepción habitual del
“buen comunicador”.
Es curioso que, en general, nadie piense en
un buen comunicador como alguien que,
ante todo, sabe escuchar (discúlpame lector,
si pensaste en ello). En todo caso pensamos
en alguien que merece ser escuchado. El
modelo hegemónico ilustra un proceso li-
neal y unidireccional donde hay un emisor
heroico y un receptor pasivo.
Ahora bien, lo cierto es que en contextos
organizacionales en los que trabajamos con
otros para alcanzar nuestros objetivos, el pa-
radigma del orador pierde poder y consisten-
cia. En efecto, la clave para lograr acuerdos y
alianzas en contextos de trabajo signados por
la colisión de intereses y la "matricialidad" de
funciones no está en el arte de la persuasión,
sino más bien en la capacidad de contemplar
e involucrar con curiosidad y respeto los inte-
reses y puntos de vista de los demás.
La oratoria es indispensable para realizar
presentaciones efectivas, pero no necesaria-
mente para las negociaciones y conversa-
ciones difíciles del día a día.
Las personas adquirimos credibilidad y respe-
to cuando nos comunicamos abriéndonos al
mundo de otro, y animándonos a cuestionar la
propia visión del mundo. Un mensaje potente
es aquel que está impregnado de la realidad
de los demás. Dicen que el arte del ilusionismo
no radica en los poderes misteriosos del mago
ni en su carisma como showman u orador, sino
en una percepción híper desarrollada del otro.
David Bohm, célebre físico estadounidense,
proponía cambiar la definición de comuni-
cación, en tanto trasmisión de un mensaje
(unilateral y estática), hacia una idea de
comunicación como creación conjunta de algo
que no existe antes del encuentro entre dos
o más personas. Esa es la esencia del diá-
logo, la legitimación auténtica del otro en
tanto otro. Lo contrario es la yuxtaposición
egocéntrica y empalagosa de monólogos en-
cubiertos. El famoso “Sí, pero…” intermina-
ble. En cuanto al otro se siente observador,
la indiferencia y el aburrimiento emergen.
Martín Buber sostenía que el diálogo no es
algo que ocurre en el sujeto mismo, no es un
acontecimiento que va del yo al tú (transmi-
sión), ni tampoco algo que ocurre en el otro,
sino que es algo que ocurre entre ambos.
Comparaba la idea de diálogo con el ajedrez:
todo el encanto del juego está en que uno no
sabe cuál será la jugada de su compañero.
Tomás Donovan es consultor en ingouville, nelson & asoc. profesor de negociación, universidad Torcuato Di Tella.
Primavera 2012 Página 41
Me sorprendo por la jugada que hace, y ese
estar sorprendido es la base de todo el juego.
Para ilustrar este abordaje, te propongo,
lector, una nueva pregunta: ¿Qué suele pa-
sar cuando vas al cine a ver una película
basada en un libro que leíste y te encantó?
La sensación suele ser de desencanto y
desilusión. ¿Por qué sucede esto? En gran
medida, porque cuando leemos un libro,
somos coautores de la obra. Ésta se genera,
diría Buber, entre el autor y el lector. Somos
nosotros los que asignamos caras a los per-
sonajes, lugares a los paisajes y emociones
a los sentimientos. Frente a la película, en
cambio, somos espectadores, receptores pa-
sivos de un mensaje consumado.
En términos de comunicación y negociación,
la clave está en acercarnos al modelo del libro,
esto es, un escenario en el que el otro tiene
un protagonismo central. Y para ello, el rol de
la escucha resulta crucial. Cuando nos ani-
mamos a escuchar
genuinamente antes
de hablar obtene-
mos dos beneficios
esenciales: por un
lado nos damos
cuenta de que el
otro no pensaba
como suponíamos
que pensaba, y esto
nos permite adaptar
nuestro mensaje a
la realidad de esa
persona singular. Por
el otro, una vez que
escuchamos, el otro
está mucho más
predispuesto a escu-
charnos a nosotros, lo ayudamos a que sea cu-
rioso. Es como en el subte, para entrar, primero
hay que dejar que la gente salga. Si llegaste a
este punto, querido lector, es por haber sido
coautor de estas líneas.
E m p r e s aE m p r e s a
Página 42 EMPRESA Nº207
Opinión
He desarrollado una verdadera curiosidad
por la mitología griega, una reflexión per-
manente de los actos humanos. Dédalo,
gran arquitecto e inventor, asesina a su
sobrino y discípulo, Perdix, por temor a
verse opacado por su habilidad e ingenio.
Su propia comunidad lo condena con el
destierro; pero la condena real lo alcan-
zará años más tarde al perder a su propio
hijo cuando estaban huyendo de Minos, y
en uso de ese ingenio que tanto celaba.
La historia nos señala como aquellos
gobernantes, que alguna vez se vanaglo-
riaron con los éxitos mal habidos con la
mentira y el ansia de poder, terminan
siendo juzgados y condenados por la so-
ciedad. Los actos corruptos siguen a su
progenitor y lo alcanzan.
Como miembros de una sociedad, otorga-
mos la administración de los actos comu-
nes a supuestos idóneos. Les concedemos
la representación para el ejercicio del
gobierno. Ellos requieren de nosotros la
confianza, basada en la buena fe.
¿Qué sucede cuando a los neófitos se nos
pide entender cuestiones tan ajenas a
nuestros conocimientos? Cuestiones que
comprometen nuestro futuro.
Me reconozco neófito porque todos los
días debo ingresar a una nueva cuestión
de la que antes no era parte. Esta ausen-
cia de conocimientos me angustia, no solo
por sentirme ignorante donde otros tienen
sabiduría, sino también porque me obliga
Pablo A. Bevilacqua
Consultor en Sistemas de Gestión de Riesgos. Socio de BMYA Asesores SRL (Bróker de Seguros). Consultor
en CONICET. Socio de ACDE.
Primavera 2012 Página 43
La Verdad se funda en la verdad
dar respuestas que no sé si puedo dar.
Pero, ¿por qué dudo? ¿Por qué cuestiono
la confianza demandada a quien tiene la
responsabilidad de administrar el gobier-
no de la Nación? Tal vez, porque hay pe-
queños atisbos que me hacen dudar.
Se nos reclama compulsivamente nues-
tra confianza en sus razones; a través de
la identidad de la nacionalidad, se nos
increpa en busca de apoyo; se nos dan ex-
plicaciones por los actos fundados en opi-
niones como si fueran verdades eternas;
se nos informa que los, por ellos, castiga-
dos mienten.
¿Qué nos queda a nosotros, lejos de en-
tender los recovecos profundos, las intri-
gas fraguadas? Solo nos queda el camino
de los principios que iluminan todo: la
paciencia, la templanza, el respeto del
otro, la compasión, la devoción por cum-
plir las leyes, la serenidad, la consecución
de los actos, la responsabilidad en asumir
los errores y responder por los actos no
leales.
En los mega negocios y en el manejo de
fortunas no hay inocencias. Las intrigas
se abren paso como estrategias; el interés
particular se lo disfraza de interés co-
mún; los derechos esgrimidos omiten las
obligaciones contraídas; las promesas se
desvanecen tan rápidamente como nues-
tra atención viaja hacia otro destino.
Los neófitos podemos justipreciar los ac-
tos de los sabios y vislumbrar la verdad,
aun en ausencia de un conocimiento de-
finido del tema al que se nos introduce.
¿Cómo?, midiendo sus palabras y actos
desde la luz de la moral.
Pronto veremos como aquellos que nos
quisieron convertir en cómplices de sus
mentiras pierden en la mesa de la ruleta.
Porque es así, las mentiras viven del azar,
del juego compulsivo. Una apuesta gana-
dora lleva a otra y el tiempo de dejar la
mesa se aleja, y la prudencia es avasalla-
da por la arrogancia.
Cuanto antes vislumbremos la verdad,
menos doloroso será componer los actos
de la mentira. Pues la mentira es como
una escalera que se va construyendo,
escalón por escalón, falsedad sobre false-
dad, pero sin un piso al que arribar. En el
instante que todo se devela, solo queda
la caída. Así es como cuando los años se
convierten de quinquenios a decenios,
bajo nuestros pies se abre un abismo.
¿Cómo darnos cuenta? Negarán sus actos
pasados, que sean contrarios a sus actos
actuales; escribirán leyes contrarias a las
leyes vigentes; citarán la Constitución Na-
cional, solo cuando les sea favorable; todo
será urgente; no mediará el proceso justo;
jamás reconocerán errores; quien toma
otro camino o no opina igual, será un ene-
migo; buscarán exacerbar los sentimien-
tos nativos para justificar sus actos.
Como el humo nos oculta el paisaje, así
serán sus actos y palabras; pero, aunque
Página 44 EMPRESA Nº207
Opinión
nuestros ojos se cieguen, podremos sentir
su olor.
Juzgar no es tarea sencilla, más cuando
nos imponemos el juicio justo. El primer
paso está en nosotros, en reconocernos
como parte. Esta tarea requiere de un
primer aprendizaje, el que comienza al
justipreciarnos con la misma vara que
justipreciamos a los otros. También los
neófitos, en algún momento y de alguna
manera, seremos lideres que reclamare-
mos confianza, que pediremos apoyo por
nuestros actos y que nos justificaremos.
Allí incorporaremos la práctica de la com-
pasión, la templanza, la paciencia y la
confianza. Entenderemos cuál es el me-
canismo de la valoración del otro. Es muy
fácil ver los ojos ajenos, solo debemos
pararnos frente a ellos. Pero ver los pro-
pios requiere de la decisión de crear un
artilugio que nos refleje, y con la mayor
precisión. Y aun así, nos será difícil fijar
la vista.
Nadie es engañado si no esta dispuesto a
ser engañado. Reconocer la mentira y cas-
tigarla nos permite encontrar el camino
del bienestar y el desarrollo.
Nos cuesta reconocer que un bien nunca
nace de un mal. También nos cuesta en-
tender que toda decisión, por más santa
que sea, trae bienestar a algunos y perjui-
cio a otros. Pero esto no justifica la injus-
ticia y la mentira en el acto generador. Un
mal jamás da nacimiento a un bien.
Juzgar los actos de quien nos gobierna, de
aquel que ha aceptado nuestra represen-
tación, es una virtud. Es nuestra obliga-
ción como miembros de una comunidad.
El gobernante deberá responder, es su
obligación.
Las canas nos han enseñado que todo
líder tiene su Juicio Final, donde será
juzgado solo por sus actos. Y este juicio
no ocurre en el Final de los Tiempos,
sino cuando la sociedad lo reclame. En
ese juicio, también seremos parte, allí
nos mediremos por nuestras omisiones y
complicidades.
Tal vez, estemos hablando de estos temas
por nuestro propio mal endémico: “La
espera del Mesías Humano que lleve a
la Nación a su gran destino”. Como en la
Odisea, bajo la guía de Tetis, hija del Dios
Nereo, los argonautas y Jasón pudieron
cruzar el estrecho donde a sus orillas se
encontraban Escila y Caribdis, horribles
monstruos marinos.
Primavera 2012 Página 45
E m p r e s ad o c t r i n a
la manera de ver a dios y de vivir en
relación a él
pbro. alejandro llorente
Uno de los recientes documentos del Con-
sejo Pontificio “Justicia y Paz” habla de la re-
lación personal del empresario con Jesucris-
to1. En esta línea quisiera profundizar en la
manera de ver a Dios y de vivir en relación
con Él, que no está muy presente en nues-
tra espiritualidad.
En el evangelio de Juan, Jesús es quien, en el
Espíritu, conduce al Padre, que es la fuente
de todo don y de toda paternidad. Esto tiene
que ver con un deseo nuestro muy profun-
do. Ser padres, ser fecundos, engendrar,
dar vida. Aclaro que hablo del don de la
paternidad (maternidad) de modo genérico,
amplio. Hablar de paternidad es hablar del
misterio de la fecundidad, sea en el rol de
padres o madres, de dirigentes o dirigidos.
Ser fecundos es la capacidad de gestar con
sentido humano de una manera digna y per-
durable, que permanezca en la memoria hu-
mana y de este modo trascienda la muerte.
La paternidad en este sentido de gestar fe-
cundidad nos lleva a distinguir el ser proge-
nitor y el ser padre. No basta engendrar hijos
en la propia carne para ser padre. El hecho
de ser padres no tiene que ver ni solo ni
principalmente con el hecho de haber gesta-
do en el propio vientre al hijo. Tiene que ver,
ante todo, con la capacidad de asumir y dar
vida, sea de la forma que sea. Por eso, puede
haber padres que no son los progenitores de
sus hijos. Este deseo, que expreso tomando
la imagen de la familia, está de alguna ma-
nera en el origen de muchos fenómenos so-
ciales. No tanto de una manera pacífica sino
más bien conflictiva.
La imagen de Dios
Cuando leo los evangelios, encuentro una
imagen de Dios que resumo en cuatro ca-
racterísticas:
1) no es un Dios autoritario, es decir no
es un Dios que teme. El autoritarismo no
es sino el miedo disfrazado de otra cosa. El
autoritarismo puede ejercerse en nombre de
la defensa de los valores y de la verdad. Pero
siempre, detrás del autoritarismo hay miedo.
Los verbos en imperativo que aparecen, por
ejemplo, en el evangelio de Juan nada tienen
que ver con el autoritarismo. Cuando el
Señor dice a sus discípulos: “amen como yo
asesor Doctrinal de acDe. Versión periodística de la eposición realizada en el XV Encuentro Anual de ACDE (26 de junio de 2012).
“La experiencia de Cristo, la que Él hace de la paternidad de su Padre y la que nosotros hacemos por participar en su misma vida, es una experiencia hondamente transformadora de lo humano, por eso de lo social. Ese es el valor humanizante del
evangelio”, señala Llorente.
Para el Asesor Doctrinal de ACDE, las crisis sociales no expresan otra cosa que la dificultad para vivir de una manera fecunda y articulada sin temor a ser avasallados por otros. Esto,
que es fuente de angustia en nosotros, explica la violencia y la imposición autoritaria. “En última instancia, afirma, éstas son formas veladas de expresar el temor que nos da
‘perdernos’, disolver nuestra identidad en la nada del olvido y la irrelevancia”.
Página 46 EMPRESA Nº207
los he amado”, no
les está imponiendo
amar: El amor no
se puede mandar.
Se trata de lo que
llamo “imperativo
de urgencia”; es de-
cir, de aquello que
es necesario obrar
por la magnitud de
los bienes que se
siguen del hecho
mismo de hacerlo.
Por otra parte, el
imperativo va dirigi-
do a aquellos que,
teniendo disposi-
ción en su corazo-
nes, han compren-
dido la importancia
de amar como Jesús
amó.
2) es un padre integrador que hace salir
el sol sobre justos e injustos; sobre musul-
manes, judíos, católicos, agnósticos; sobre
abortistas y antiabortistas. Es decir, es un
Padre que acoge y contiene las diferencias,
lo diferente. Las contiene respetándolas,
amándolas y llamándolas a la verdad.
3) es un padre subsidiario porque gesta con
su gracia espacios de realización y de articu-
lación. Quiere hijos libres, no quiere escla-
vos; los quiere en comunión, no los quiere
divididos. Gestar espacios de realización para
sus hijos significa que este Dios “se retira”.
Los que han hecho experiencia espiritual
profunda -por ejemplo, Enrique Shaw- co-
nocen el dolor de la ausencia, los silencios y
del aparente desentenderse de Dios. ¿Dónde
estás? es la pregunta de muchos místicos.
El silencio es el espacio de oportunidad
para que ese hijo -sostenido y ayudado por
el Espíritu- pueda gestarse desde sí mis-
mo, desde sus propias capacidades. Es una
experiencia dura para ambos. El Padre sabe
que no puede substituir a sus hijos; sólo los
puede inspirar. Eso lo hace a través de su
Hijo como modelo y del Espíritu.
4) es un padre con identidad definida. Sabe
bien quién es: “Soy el que soy” (Yahvé); Abba
(padre). La comunicación, la experiencia y
la comunión con este Padre, se conecta con
un anhelo muy profundo que tiene que ver
con el gestar vida, con la capacidad de gestar
“hijos”, personas que sean libres, que sepan
ocupar su lugar, que tengan una identidad
definida y que sepan articularse con otros.
Para esto es necesario tener registro de
nosotros mismos, ya que nadie puede dar lo
que no tiene. Quien no tiene mínimamente
registrada su propia identidad va a transmitir
confusión; quien no es libre va a transmitir
imposición; quien no sabe articularse va a
transmitir división y, aunque no induzca
división, va a comunicar la incapacidad de
articular y de abrazar lo diferente.
Cuando nos preguntamos cómo nos vamos
a integrar con culturas tan distintas como
pueden ser las orientales, hay algo de lo que
no dudo: no creo que exista persona sobre
este planeta que habiendo experimentado
el valor de la libertad quiera vivir sometido
a otro. La cuestión de fondo es cómo esa
persona llega a valorar la libertad y toda la
riqueza que ella entraña. Es verdad que hay
diferencias culturales. No obstante, cuan-
do nos acercamos al fondo de las grandes
religiones, hinduismo, budismo, judaísmo,
cristianismo, etc., hay muchas más coinci-
dencias de las que imaginamos.
La necesidad de autoridad y la identidad
Es imposible vivir en sociedades que no están
reguladas y articuladas por una cierta autori-
dad. Dentro de este mismo principio se escon-
de implícitamente la certeza de que nadie es
origen de sí mismo, todos somos originados.
Por eso, el debate suele plantearse sobre lo
que legitima esa autoridad, eso que nos da
origen. Normalmente se recurre a las consti-
tuciones que vienen de más allá de nosotros,
de nuestro pasado, es decir que nos preceden.
La constitución suele concebirse como la Ley
fundamental -lo que funda una Nación- lega-
E m p r e s ad o c t r i n a
Llorente: “La necesidad de la autoridad es un principio que atraviesa toda la doctrina social de la Iglesia. El rol de la autoridad bien entendido es subsidiario, no impositivo. “Tanta libertad como sea posible, tanta autoridad como sea necesaria”.
Primavera 2012 Página 47
da por los “padres” de la Patria (que viene de
pater, padre)2.
La necesidad de la autoridad es un principio
que atraviesa toda la doctrina social de la
Iglesia3. El rol de la autoridad bien enten-
dido es subsidiario, no impositivo. “Tanta
libertad como sea posible, tanta autoridad
como sea necesaria”.
La identidad es la base del rol o función. Es
la que permite gestar a otros como otros, li-
bres y sanamente articulados. Esto es lo que
sabe gestar un padre en sus hijos; esto es lo
que sabe gestar un Estado subsidiario.
El progenitor es al padre lo que el crecimiento
es al desarrollo, lo que el gobierno es al Estado,
lo que la libertad cuantitativa (tener bienes a
disposición) es a la libertad cualitativa (saber
elegir los bienes a disposición). Toda la prime-
ra columna (progenitor, crecimiento, gobierno,
libertad cuantitativa) son condiciones necesa-
rias, pero no suficientes, para el normal fun-
cionamiento de una sociedad.
El problema aparece cuando los componentes
de la primera columna se convierten ade-
más en condiciones suficientes. Por ejemplo,
cuando los partidos políticos -a través del
gobierno de turno- se apoderan del Estado y lo
someten a los intereses partidarios que suelen
ser siempre “intereses de parte”. Cuando los
individuos nos apoderamos de las institucio-
nes y las subordinamos a nuestros propios
intereses. El interés general se convierte en el
interés particular, es decir de algunos que sue-
len ser unos pocos.
La crisis de paternidad
La articulación entre Estado y mercado, en-
tre Estado y ciudadano, hoy está atravesan-
do una crisis muy profunda que yo llamo
“crisis de paternidad”, que se puede traducir
como crisis de institucionalidad (empresa-
rialidad) y también como crisis espiritual.
Para muchos, esta crisis se originó en la
modernidad, cuando el hombre se desliga
de la paternidad de Dios y se hace padre
de sí mismo. Se concibe a sí mismo de una
manera huérfana, como auto-producción,
hijo de su propio pensamiento según aquél
conocido axioma de Descartes: “Pienso, lue-
go existo”4.
Esa desarticulación es, para mí, ante todo,
un problema profundamente espiritual y la
raíz oculta de muchos de los problemas de
identidad y articulación de las diferencias
en muchas sociedades contemporáneas.
Esto tiene que ver con saber ocupar el pro-
pio lugar y saber hacer espacio para que
otros puedan ocupar su lugar. Tiene que
ver con un descentramiento del ego para
dar lugar a otros “yo” emergentes. Es lo que
los padres hacen cuando nace un hijo. Los
centros de gravedad se desplazan para ha-
cer lugar al que ha llegado. Es el ejercicio
del principio de autolimitación. Es lo propio
de los padres. Por eso, es necesario que los
padres sepan correrse para que los hijos
crezcan. Se trata de ejercer una presencia
suave que no incomoda sino que habilita el
lugar del hijo, lo acompaña, lo ayuda para
que sea. Sería deseable que eso que se da
en el ámbito personal y familiar también
acontezca en el ámbito social.
La experiencia de Cristo, la que Él hace de
la paternidad de su Padre y la que nosotros
hacemos por participar en su misma vida, es
una experiencia hondamente transformadora
de lo humano, por eso de lo social. Ese es el
valor humanizante del evangelio. Las crisis so-
ciales no expresan otra cosa que la dificultad
para vivir de una manera fecunda y articula-
da sin temor a ser avasallados por otros. Esto,
que es fuente de angustia en nosotros, explica
la violencia y la imposición autoritaria. En
última instancia, éstas son formas veladas de
expresar el temor que nos da “perdernos”, di-
solver nuestra identidad en la nada del olvido
y la irrelevancia.
Sólo en Dios, fuente de todo don y paterni-
dad, podemos hallar nuestro ser más genui-
no y luminoso sin temor a ser avasallados.
Él es un Dios de hijos y no de esclavos.
E m p r e s ad o c t r i n a
1) PONTIFICAL COUN-CIL FOR JUSTICE AND PEACE, Vocation of the Business Leader: A Reflection, n. 28: “This Gospel is a mes-sage of love which is found not primarily in a theory or an ethic, but in a relation-ship with Christ”. Este Evangelio es un mensaje de amor que no está prima-riamente fundado en una teoría o en una ética sino en una relación con Cristo. La traducción es mía.2) Omnipresencia, autori-tarismo, favoritismo, gestión poco o nada transparente, son los rasgos que carac-terizan estas indebidas apropiaciones. La super-vivencia se concibe solo a expensas de la autoridad de la ley. Apropiarse de la ley y de las instituciones de la justicia es la reedita, la muerte del padre; es decir del origen que me trasciende y me iguala con los otros, los hermanos.3) Mater et magistra 92 subraya la necesidad de salvaguardar la autoridad y la necesaria eficacia de la unidad de dirección en la empresa.4) HUGO MUJICA, “La nueva era del viejo yo”, en AAVV, La ética del compro-miso. Los principios en tiempos de desvergüenza, Buenos Aires, GEA-Fundación OSDE, 2002, 118-119.
Página 48 EMPRESA Nº207
Desde España
Quisiera librarme de las garras del Estado. Y no es
posible, doy fe. Por más que lo intento, la Administra-
ción siempre encuentra algún subterfugio para seguir
enganchada a mi vida y continuar alimentándose de
mi cartera. Es como si lo público jugara el papel de ese
vecino gorrón que llama a la puerta y –con la excusa
de que necesita un poco de aceite o de leche– te re-
vuelve las cosas que hay sobre la mesa del recibidor y
después avanza, de cuarto en cuarto, para cambiarlo
todo de sitio y guardarse a escondidas algún objeto.
Aunque, si nos ponemos a comparar, al Estado lo des-
cribe a la perfección ese gusano repugnante al que
llaman tenia, el que, de modo inadvertido, se te pega a
las paredes del estómago dispuesto a alimentarse de
lo que engulles. El parásito crece y crece con el paso
de los días, al tiempo que su víctima se va quedando
en los huesos. Lo pude comprobar en un conocido que,
por lo visto, se infectó en un viaje a India. A su vuelta a
España nos maravillamos de su voracidad repentina.
¡Qué modo de comer! Creímos que el encuentro con
tanta pobreza le había activado el sentido del acopio,
pues se pasaba las horas masticando, venga a reservar
calorías, aunque mucho más admirable era que no en-
gordase. Claro que, sin saberlo, estaba comiendo para
dos. La preocupación vino cuando empezó a adelga-
zar a marchas forzadas. La voz de alarma le condujo
hasta el médico y, la verdad, prefiero no saber cómo le
sacaron la solitaria, aunque estaría encantado de que
alguien me informara acerca de la manera de hacer
desaparecer el aparato oficial que vive agazapado en-
tre las sombras de mi hogar, decidido a quitarme bue-
na parte de lo que gano con el sudor de mi frente.
Estoy convencido de que cuando hacemos inventario
de la manera en que nos tratan las Administraciones
Públicas, nos crece la desazón y comenzamos también
a adelgazar, pues en vez de que estas nos consideren
honrados ciudadanos dispuestos a poner de nuestra
parte lo que sea menester con tal de salvar al país
Miguel Aranguren
Escritor y artista plástico español. Colaborador para El Mundo, Telva,
el Correo y Alba, entre otros medios europeos. La hija del Ministro es su reciente y última novela publicada.
www.miguelaranguren.com.
Primavera 2012 Página 49
El parásito de la ruina, sospechan de usted y de mí como si
fuésemos delincuentes en potencia. Vivimos ato-
sigados por normativas, prohibiciones, decretos y
sanciones que sólo pretenden arrancarnos hasta la
hijuela. Vivimos enterrados en multas y más mul-
tas que, en su mayoría, carecen de razón de ser, ya
que el hecho denunciado apenas tiene entidad, no
como la seguridad económica de nuestra familia,
que sufre un daño irreversible.
Para los mileuristas y por voluntad de estos próce-
res posmodernos, la existencia se nos ha transmu-
tado en un enloquecido Juego de la Oca -de impues-
to a sanción, de sanción a impuesto y tiro porque
me toca- en el que las Administraciones manejan
constantemente el cubilete, prohibiéndonos el tur-
no para tirar los dados, querido amigo, que de pri-
meras tenemos todas las bazas de perder.
Con el panorama tan negro, ha llegado la hora de
decir a los cuatro vientos que no existe equilibrio
entre las sanciones que nos imponen y el hecho
denunciado. Que el castigo por haber dejado pasar
la hora del aparcamiento en zona verde o azul, por
ejemplo, nos genera serias dificultades en nuestra
pelea por la supervivencia. O que la subida de los
impuestos que gravan un bien de primera necesi-
dad como el carburante nos las hace pasar canu-
tas, lo que al gobernante parece traerle al pairo.
El ciudadano de a pie sale de casa con la fobia de
vivir perseguido. Las cámaras de nuestros admi-
nistradores nos filman desde los semáforos, desde
las farolas, como si detrás de ellas hubiese un gran
ojo -como el Sauron de El Señor de los Anillos- que
sigue nuestras huellas presto a tirarnos una foto-
grafía cuando pasemos una luz en ámbar, estacio-
nemos con una de las ruedas de nuestro vehículo
sobre el borde de una línea blanca, superemos la
velocidad permitida o detengamos la motocicleta
encima de la acera. El ojo y sus cámaras se ponen
las botas cada día, foto aquí, foto allá. También sus
brazos, esos agentes de movilidad que no tienen
otra función que la de punir a destajo; pobrecitos,
pues les ha caído la ingrata tarea de testificar los
males que horrorizan a los gobernantes del siglo
XXI, males tan inicuos como no disponer de unas
monedas en los bolsillos con las que imprimir el
papelito salvador de marras.
Conocidos los resultados (ese ir y venir incansable
de denuncias, resoluciones de recursos, cartas de
apremio, cartas de pago y órdenes de embargo),
tengo la impresión de que el Estado destina todos
sus medios a una vil función recaudatoria mientras
los delitos graves y el crimen organizado se le cuela
entre las piernas.
Y lo peor es que en esto de castigar por faltas co-
metidas en carretera o de sancionar según las nor-
mas caprichosas de un concejo, todos los partidos
vienen a ser el mismo. Fíjense que hasta los filote-
rroristas de Bildu, vestidos con pieles de cordero, le
han encontrado el gusto a la penalización contra
el contribuyente. Y aunque cuesta creerlo, ya no
les mueve sólo el odio, la aversión hacia los apelli-
dos de la meseta, la inquina independentista, sino
la forma con la que cada ciudadano organiza su
basura. Y si no fuera trágico, podríamos reírnos al
ver cómo tantos años de guerra encubierta contra
el resto de la Península acaba con un cuidadoso
análisis de los detritos de cada hogar. En muy poco
tiempo han aprendido que el papel de la Adminis-
tración no es otro que el de meter la nariz en unas
bolsas de colores, fórmula asombrosa con la que
poder multar a quien meta plásticos en la bolsa de
los envases de cristal, a quienes no separen con-
cienzudamente la materia orgánica.
E d i t o r i a l
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trabajadores y empresarios en la visión de un sindicalista
La sociedad argentina afrontaba un nuevo desafío de vivir en democracia, lo que dejaba por entendido que los distintos sectores debían ser protagonistas sinceros, para que su afianzamiento y crecimiento no repitiera situaciones ya vividas.
El 5 de julio de 1984, ACDE contó con la presencia -en calidad de expositor invitado- del dirigente sindical José Rodríguez, Secretario General de SMATA, quien expuso sobre el tema: “Trabajadores y empresarios en la visión de un sindicalista”.
La exposición fue publicada en el Nº 68 de EMPRESA, agosto-septiembre de 1984, de donde hoy la rescatamos.
Oportuno es ver que, hace 28 años, este dirigente sindical imaginaba no solo cómo debía ser la relación empresa-sindicato, sino también la necesidad de crecimiento que debía darse en la economía, única forma de crear riqueza y fuentes de trabajo; y que los consensos logrados en una verdadera acción política serían la mejor defensa de la democracia.
La situación político-sindical que hoy vive la Argentina difiere mucho de lo que este dirigente sindical imaginó. Se ha desvirtuado no sólo la participación gremial sino, lo que es más grave, la participación política.
Si hurgamos en la ciudadanía en general -para no solo castigar a la dirigencia- veremos cuán confuso es para cada uno el término "democracia", punto de partida para poder fortalecerla y, en muchos casos, resguardarla.
artículo seleccionado y prologado por celso enrique arabetti.
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Creo que los argentinos todavía no hemos entendido, en general, que el país vive realmente la crisis más grande de su historia. Esta no es una crisis exclusi-vamente económica, ni es solo una crisis política, como pudo ser anteriormen-te, en los últimos 30 años, sobre los que puedo hablar porque son los años de mi militancia sindical y política cuando se daban alternativamente gobiernos civiles y militares. Esto es mucho más profundo. Aquí no sólo está en crisis la política, sino la economía, la sociedad, la cultura, la organización sindical, la orga-nización empresarial, hasta los conceptos a aplicar.
Y esto es lo que los argentinos tenemos que lograr : vencer la crisis recorrien-do caminos que, en la mayoría de los casos, tienen que llevar a nuevas ideas. Si seguimos insistiendo con viejos elementos, que hemos usado en estos tiempos, la crisis se va a seguir profundizando.
sinDicaLisTas y empresarios Tienen que meDiTar sobre Las experiencias viviDas
Esto es tanto en el plano sindical como en el empresario. So-mos un sindicalismo que tiene una concepción de lo sindical que no es anti-empresa. Esto ha sido muy claro en la vida ar-gentina. Podemos tener disidencias con el sector empresario, podemos usar nuestros resor tes, nuestras huelgas, o lo que sea, en las discusiones y en la solución de nuestros problemas y en la defensa de los intereses del trabajador. Tenemos que ser conscientes de que detrás de esta burocracia sindical (que algu-nos vuelven a llamar así, y lo digo con énfasis porque si ser un dirigente sindical con este contenido es ser burócrata, yo acep-to que asi me digan, porque no es una ofensa, es un elogio) vie-ne toda la actitud de un sindicalismo que quiere cambiar, donde entonces la empresa pasa a ser ya un factor enemigo porque quiere llevar al sindicalismo a una actitud distinta.
Si los dirigentes sindicales no entendemos esto y buscamos nuevos medios en las organizaciones sindicales de cambio, vamos a termi-nar logrando que este movimiento sindical, que tuvo una persona-lidad perfectamente planteada, termine siendo también destruido por esta crisis.
Los dirigentes sindicales debemos meditar sobre la profundidad del cambio que hay que hacer en nuestras organizaciones sindicales, y esto también cabe para el sector empresario que debe aprender de la experiencia de todos estos años. En 1973 los trabajadores tenían fuerza y pisotearon a veces algunos derechos del sector empresario: eso está mal. Pero después de 1976, vino un gobierno que era más del sector empresario y le pisó la cabeza al trabajador, a la organización sindical: eso no puede ocurrir nunca más.
No somos enemigos de la empresa.
Queremos realmente que esa
comunidad de trabajo sea una
comunidad de beneficios para todos;
para el capital como forma de
producción y para el trabajador cuyo
único capital es su trabajo, por el cual
necesita recibir una renta importante
que no es solo su salario sino todo
lo que hace a su comunidad como
hombre de trabajo.
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Hay que buscar el justo equilibrio en las relaciones, donde el respeto de la orga-nización sindical a la empresa exista igual que el respeto de la empresa hacia la organización sindical y los intereses que ésta representa.
eL crecimienTo De La empresa Debe ser compaTibLe con eL DesarroLLo De sus TrabaJaDores
Hay que buscar los caminos para que el desarrollo y el crecimiento de la empresa no sea incompatibles con el crecimiento que debe tener el hom-bre que trabaja; que el crecimiento de la empresa, tanto económico como productivo, no sea resultado de que baje el sector del trabajo; al contrario, que crezca la empresa, su ganancia, su producción y, además, que crezca el bienestar del trabajador que está dentro de esa empresa. Y cuando hablo del trabajador, hablo de todos los que trabajan en ella. Vemos a la empresa con una mirada de comunidad integrada y si hay una comunidad que labora en esa empresa, es la comunidad en pleno la que se debe desarrollar. Hay empresarios que consideran que el crecimiento de la empresa está sola-mente en la ganancia que obtienen al final de un balance, y creo que eso es una anécdota, como también lo es pensar que el trabajador en una empresa persigue solo tener un salario.
Mi idea es que hay intereses distintos pero hay una acción común. Si logramos que la empresa y los trabajadores con sus distintos intereses, trabajen dentro de una comunidad cuyos beneficios sean comunes, vamos a ir avanzando. Si queremos ganar con la empresa y crecer en desmedro de la posibilidad económica de los trabajado-res, vamos a ir al choque. Entonces, estamos más cerca de la lucha de clases que de la concertación. La lucha de clases no sólo recono-ce factores de acción política que la imponen, sino también factores de justicia.
No podemos decir que siempre las luchas de clases vienen empu-jadas por actitudes marxistas internacionales; muchas veces también vienen enancadas en hechos injustos que son tomados como facto-res gravitantes de desarrollo de esas políticas.
Si nosotros logramos un equilibrio entre lo que es crecimiento, evo-lución de producción y la participación del trabajador dentro de esa comunidad empresaria, vamos a ir paliando la actitud de crisis que
vive el país y vamos a ir recorriendo un camino distinto.
Los convenios coLecTivos De TrabaJo son eL insTrumenTo FunDamenTaL para La gran concerTación
Hay elementos para hacerlo, y yo defiendo uno que para mí es sustancial. Mi militancia sindical me ha llevado a confrontar internacionalmente esta posibilidad y por eso soy un fanático defensor de los convenios colectivos
Hay empresarios que consideran que
el crecimiento de la empresa está
solamente en la ganancia que obtienen
al final de un balance, y creo que eso
es una anécdota, como también lo
es pensar que el trabajador en una
empresa persigue solo tener un salario.
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de trabajo. Creo que es el arma y el instrumento que tenemos realmente los sindicalistas y los empresarios para buscar ese camino de la gran con-cer tación, de esa gran comunidad de trabajo que deben formar la empresa y los trabajadores, donde los intereses están claramente defendidos, y ade-más con auténtica posibilidad de llegar a un acuerdo por vía del diálogo y de la confrontación de ideas.
En la Argentina, tenemos mal calificado al convenio colectivo de trabajo, porque algunos creen que es una fuente de conflictos para discutir un salario que luego se traslada a la inflación. Y no es eso, sino que es una participación amplia en todos los ángulos de lo que hoy es una empresa moderna y lo que es un sindi-calismo de participación.
Para los trabajadores es indispensable, además de los salarios, la se-guridad y la higiene en el trabajo. Esto ya lo ha analizado el mundo: el hombre no solo cobra salarios, tiene que vivir, y si trabaja en un lugar donde la vida se le acorta, el salario no le sirve. Esto se hace concertando, participando, a través de los convenios, a través de una acción conjunta.
Podemos participar hasta en la empresa. La co-gestión es una realidad. Defendemos la teoría de que debe aplicarse, ya sea la experiencia alemana o bien otra, o quizás también los argentinos podríamos llegar a crear una forma de co-gestión que pueda darse en la empresa.
Tiene que haber una producción planificada y, entre todos, gobier-no, sindicato, empresa, tenemos que tomar la responsabilidad de buscar los resortes necesarios para asegurar esa posibilidad de tra-bajo; caso contrario, nos quedaremos dentro de la crisis.
¿Por qué no participar en lo que la empresa planifica como producción? ¿Por qué si la empresa piensa hacer 10.000 piezas más este año, no participa de ese proyecto a los trabajadores, diciéndoles que no es para amontonar suministros ni para hacer ningún negocio raro o una bicicleta, sino realmente para incre-mentar la empresa, no sólo en su beneficio sino en lo que distribuye dentro de esa comunidad que es el trabajo? Es decir, hay muchos elementos que forman parte de la participación y que considero cuestiones de sentido común.
eL sinDicaLismo argenTino no es enemigo De La empresa
Pero vuelvo a lo que dije en primer lugar. Tenemos una concepción sindical que no es enemiga de la empresa, y esto lo hemos demostrado durante muchos años. Tenemos muy claro cuáles son los intereses que cada uno defiende. A ve-ces, esto no significa andar del brazo con un empresario o abrazarse en público, es defender la concepción de lo que cada uno tiene en sus manos, realmente con altura, dignidad y capacidad, para hacerlo mancomunar en una comunidad y ordenarlo. No es cuestión de usar a la empresa ni al dirigente, es cuestión de
Los dirigentes sindicales debemos
meditar sobre la profundidad del
cambio que hay que hacer en
nuestras organizaciones sindicales
y esto también cabe para el sector
empresario que debe aprender de la
experiencia de todos estos años.
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que concertemos la política que conviene a los intereses que estamos defen-diendo, tanto el sector empresario como el sindical.
Pensemos que hoy el sector sindical tiene también que cambiar su formulación, sus ideas, muchos de sus esquemas organizativos; lo que no tiene que cambiar es su responsabilidad y sus pensamientos fundamentales. De este modo, vamos a ayudar a esta posibilidad de salir de la crisis.
sin concerTación no Hay saLiDa en eL pLano nacionaL
En el plano nacional, si no hay concertación no hay salida. En esto debo ser ter-minante. Debemos defender ese planteo. Hemos estado seis meses discutiendo una ley sindical que fue un escándalo nacional; se retrasó seis meses la normali-zación de los gremios, después se entró a dialogar y se solucionó. No hay otro camino que el de la concertación. Concertar no quiere decir que estemos de acuerdo con todo, sino que en algún momento vamos a estar concretando el acuerdo que hemos logrado.
Si se hace una política económica del país, donde el sector em-presario y el sector sindical estén lógicamente representados para buscar el camino de la concertación, también habrá solución para la gran política.
Hay que creer que podemos salir de la crisis. Nadie logra resultados si no cree en lo que está defendiendo. Si somos conscientes de que la crisis existe y de que hay que buscar nuevos elementos para en-contrar posibles soluciones, se va a lograr salir. Lo que también de-bemos entender los argentinos, empresarios y trabajadores, es que las soluciones no se dan en un día, requieren también de un tiempo. El menor posible, porque somos ansiosos, y a un pueblo ansioso a veces no se le puede tratar como a otros pueblos del mundo que, con crisis mucho más difíciles que esta, han sido más pacientes.
Tenemos que tener en claro tres conceptos: la participación, la dis-cusión como medio, la democracia como factor ; de eso también tenemos que hablar porque el timbre en los cuarteles lo tocamos
todo. Entonces tomemos el compromiso de no buscar la salvación por un lado donde nunca la hubo, porque ahora somos conscientes de que esta crisis fue realmente por eso. Arreglemos los problemas entre todos, dentro la Ley, de la Constitución.
con un marco De reFerencia reaL, Las muLTinacionaLes respeTan Las regLas De Juego
Estos conceptos también tienen que ver con las empresas multinacionales, para las cuales, desde el punto de vista de la ejecución internacional, el marco de re-ferencia del país es fundamental. Cuando no hay respeto por la leyes dentro del
Tiene que haber una producción
planificada y, entre todos, gobierno,
sindicato, empresa, tenemos que
tomar la responsabilidad de buscar los
resortes necesarios para asegurar esa
posibilidad de trabajo; caso contrario,
nos quedaremos dentro de la crisis.
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propio país, las empresas multinacionales vienen y hacen lo que se les da la gana, aquí y en cualquier parte. Cuando hay un marco de referencia real, respetan las reglas de juego.
Los secTores empresarios Deben parTicipar en La acción poLíTica
En cuanto al empresario nacional, creo que durante mucho tiempo ha invertido más en militares que en política, porque gobernaban más los militares. Hay que cambiar eso también. La política debe ser una inversión de sectores empresarios que debe alentar a la acción política. Además deben comprometer-se. No se trata de que cuando haya una campaña electoral se pon-gan unos pesos por un candidato, o por los dos, por si acaso gana el otro, sino de una participación realmente política. Lo que estamos haciendo hoy es política y así nosotros también debemos llevar hombres del sector empresario a hablarles a nuestro compañeros, para que escuchen lo que piensan. Si nosotros entramos por este camino, creo que el beneficio va a ser recíproco.
La empresa Debe ser una comuniDaD que beneFicie a ToDos Los que en eLLa TrabaJan
Quiero una empresa vigorosa, rica, que gane porque quiero que eso se reproduzca en los trabajadores. Ese es mi concepto. En mi gremio he dado muestras de esto muchas veces, porque a veces peleaba al lado del sector empresario situaciones que indudable-mente afectaban a la empresa y a los trabajadores y otras veces nos hemos peleado con empresarios porque teníamos que hacerlo. Cuando se quiso cerrar la empresa a la cual pertenezco desde hace veinte años, me fui al extranjero a defender la fuente de producción, aunque era una empresa multinacional, pero fuente de producción al fin. Eso demuestra lo que los dirigentes sindicales pode-mos hacer si todos nos ponemos de acuerdo.
Insisto, nosotros no somos enemigos de la empresa. Queremos realmente que esa comunidad de trabajo sea una comunidad de beneficios para todos; para el capital como forma de producción y para el trabajador, cuyo único capital es su trabajo, por el cual necesita recibir una renta importante que no es solo su sala-rio sino todo lo que hace a su comunidad como hombre de trabajo.
Si se hace una política económica del
país, donde el sector empresario y
el sector sindical estén lógicamente
representados para buscar el camino
de la concertación, también habrá
solución para la gran política.
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E m p r e s aref lexiones
aprender es una actitud
pilar Jericó
Leer “es la cosa más importante que me ha
ocurrido en mi vida”, dijo Mario Vargas Llo-
sa en su discurso en la entrega del Premio
Nobel, ya que le ayudó convertir “el sueño
en vida y la vida en su sueño”.
Además de las palabras del gran escritor, la
lectura nos encamina hacia el aprendizaje
y el aprendizaje hacia la libertad del ser
humano. Por eso, ha sido considerada como
peligrosa a lo largo de la historia, y lo sigue
siendo para muchos regímenes actuales
que utilizan la censura. En la Edad Media
un libro costaba el equivalente a tres va-
cas preñadas, y estaba penalizado para el
pueblo llano (o más bien para aquel que no
fuera clero o noble), ya que le volvía “arro-
gante” frente a Dios.
A través de la ignorancia se manipula a
las personas -y se sigue haciendo-. En su
momento ocurrió con los eclipses y, en la
actualidad, la falta de conocimientos nos
crea un sinfín de prejuicios en la política, en
la economía o en las empresas. Y todo ello,
desgraciadamente, nos llena de miedo.
Estar abierto a aprender es una actitud
(y un flotador de salvación para nuestros
problemas). Y no solo ha de provenir de la
escritura, sino de todo cuanto hacemos en
nuestra vida.
El otro día conocí a un directivo que me dijo
que lo que más le sorprendía de sus colegas
estadounidenses era que cuando salían de
una conferencia, una reunión o un peque-
ño encuentro, le preguntaban: “¿Qué has
aprendido?”… Qué bueno si pudiéramos
hacerlo como un hábito en nuestras reu-
niones o en nuestras conversaciones priva-
das. Cualquier contacto con la realidad es
un aprendizaje y es nuestra actitud la que
permite tomarlo como tal o no. Y dicha acti-
tud, además, es la que diferencia a muchas
personas, más allá de la lectura de libros.
Quien se atreve a cuestionarse a sí mismo,
quien se pregunta el porqué de las cosas y
escucha a los otros está desarrollando la
actitud del aprendizaje.
En definitiva, la apertura mental nos hace
libres, nos lleva al respeto hacia los demás,
y nos aleja de los estereotipos, de los nacio-
nalismos de mil colores políticos o de las
creencias preestablecidas… Y no hay que
culpar al sistema, a Internet o a buscar ex-
cusas. Aprender es una pasión intelectual,
como diría el filósofo Polanyi, que depende
exclusivamente de cada uno de nosotros.
pilar Jericó es Doctora en organización de empresas y Licenciada en ciencias económicas y empresariales (universidad autónoma de madrid). socia-Directora de la consultora innopersonas. miembro de Top Ten spain.