nadando contra la corriente-magdalena leon
TRANSCRIPT
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7/21/2019 Nadando Contra La Corriente-Magdalena Leon
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FL CSO
t ibUo\eca
adando contra l corriente
Mujeres y cuotas polticas
n
los Pases Andinos
Magdalena Len
Editora
-
7/21/2019 Nadando Contra La Corriente-Magdalena Leon
2/225
ISBN 95R-33-7339-7
:" Magdalena Len
Editora
Gatos Gemelos Comunicaciones
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Panamericana Formas e Impresos S.A.
Impresin
a , oo"'.'
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o
.
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.
Portada. foto central
. l
Marccla Ortiz
Tomada de:
Iniciativas presupuestares sensibles al genero en LAC. UNIFEM.
UNIFEM
Amazonas
2 89 y
La GrJnja Edificio Naciones Unidas
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Quito- Ecuador
UNFPA
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No. 10 - 62 Piso 3
Bogot - Colombia
UNIVERSIDAD
NACIONAL
Escuela de Estudios de Gnero
Carrera 50 No. 27-70UnidadCamilo Torres Bloque B5 y 6
Bogot - Colombia
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Instituto de Estudios Peruanos
Horacio Urteaga 694.Jess Maria
Lima - Per
CIDEM
Centrode Informacin
y
Desarrollo de la
Mujer
C. Boquern 598 A esquina C. Almirante Grau,
Edificio El Carmen2 Mezanine, zona San Pedro
La Paz - Bolivia
FLACSOECUADOR
Calle La Pradera
y
Diego dc Almagro Esq,
Quito
- Ecuador
B I B L I O T ~ C ~
F A C ~ O
mailto:[email protected]:[email protected] -
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Prefacio 11
Presentacin 15
emocracia e
inclusin
poltica:
a regin andina en perspectiva
comparada
Mala Htun
La cuota sola
no
basta:
41
El caso de Colombia
Magdalena Len y [imena Holgun
Abriendo puertas: 91
cuotas y participacin poltica
de rnuj r s en
el Per
Lourdes
Hurtado
Cunto
hemos
avanzado las mujeres
con
las cuotas?
4
El caso Boliviano
Lisa
aldez y
Patricia raez
La cuota electoral en Ecuador:
69
Nadando a contra corriente en un horizonte esperanzador
Silvia
Vega
Las cuotas de mujeres en el rea andina: 2 7
Inferencias de una comparacin
Mara Emma WiIls
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N adando contra la corriente.
Mujeres y cuotas polticas en los Pases Andinos
utoras
Presentacin
Democracia
e
inclusin
poltica:
La regin
andina
en
perspectiva comparada
Mala Htun.
Mala Htun. Ph.D. en Ciencia Poltica de la Universidad de Harvard y B.A
en Relaciones Internacionales de la Universidad de Stanford. Profesora de
Ciencia Poltica del Graduate Faculty of Political and Social Science, New
School University (NY, USA). Autora del libro Sex and the State:
Abortion,
Divorce and
the
Family under Latin
American
Dictatorships
and
Democracies
(New York:
Cambridge
University Press, 2003). Ha
publicado numerosos art-
culos en revistas internacionales.
Entre
sus publicaciones ms recientes se
encuentran:
ls
Gender Like Ethnicity?
The
Political
Representation of
Identity Groups. (2004), Learning from Gender Quotas (2004), Women
and
Democracy
(2003),
Women
in Political Power in Latin
America
(2002),
y Engendering
the Right
to Participare in Decisiorunaking: Electoral
Quotas
and Women's
Leadershipinl.arirtArnerica, (2002).
La cuota sola no basta
el caso de Colombia
Magdalena Len
y
[imena Holgun
Magdalena Len.
Sociloga. Profesora
Titular
de la Facultad de
Ciencias
Humanas de la Universidad
Nacional
de Colombia en Bogot. En el ao
2000 recibi el Premio
Nacional
al Mrito Cientfico en la categora de
Investigador de
Excelencia
de la
Asociacin
para el Avance de la
Ciencia
en
Colombia. Fue
directora
de las investigaciones que dieron origen a los libros
La mujer y el desarrollo en
Colombia
(1977) y Mujer y capitalismo agrario
(1980). Ha editado los libros: Debate sobre la
mujer
en Amrica Latina y el
Caribe(1982), Poder
y Empoderamiento de las mujeres (1997), Participacin
poltica
de las mujeres: Avances y desafios (1997), coeditado Gnero e
Identidad:
Ensayos
sobre
lo
femenino
y lo
masculino
(1995), Ruptura de la
inequidad?
Propiedad y
gnero
en la
Amrica
Latina del siglo XIX (2005).
Con Carmen
Diana
Deere
es
coautora
de
Gnero,
Propiedad y
Empoderamieuto: Tierra,
Estado y
Mercado
en
Amrica
Latina (2002),
que
7
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recibi el premio LASA y de numerosos artculos y coeditoras de La mujer
y la poltica agraria en Amrica Latina (1986).
Jimena Holgun. Magster en Ciencia Poltica de la Universidad de los
Andes, Bogot y profesora de la misma universidad. Investigadora asistente del
Departamento de Investigaciones de la Universidad Central. Ha trabajado
temas de representacin poltica y sistemas electorales. Autora de La reforma
poltica en Colombia: un anlisis de las modificaciones a la naturaleza de la
representacin poltica introducidas en el Acto Legislativo 01 de 2003
(2004). Coautora, con Magdalena Len, de Accin Afirmativa: Hacia
Democracias Inclusivas: Colombia, (2005) La accin afirmativa en la
Universidad de los Andes: el caso del Programa Oportunidades para Talentos
Nacionales (2005). Acciones afirmativas en Colombia: el caso de la
Universidad Industrial de Santander (2004).
briendo
puertas:
cuotas y participacin politica
de mujeres en el Per
ourcles
Hurtado
Lourdes Hurtado. Antroploga y candidata a Magster en antropologa en
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Investigadora del Instituto de
Estudios Peruanos (IEP). Ha sido Becaria del Social Science Research
Council (2001), la Fundacin Rockefeller y
SUR
(2003) Y del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales (2004). Ha publicado Cul tura, repre-
sentacin
y
otredad. Reflexiones sobre el colectivo militar
peruano
(IDL,2002) as como otros artculos relacionados con Gnero y
poder
pol-
tico, y Fuerzas Armadas en
el
Per. Coautora con Magdalena Len, de
Accin Afirmativa: Hacia Democracias Inclusivas: Per (2005).
Cunto hemos avanzado las
mujeres
con las cuotas?
El caso Boliviano
Lisa Baldezy Patricia Braez
Lisa
Baldez,
Politloga de la Universidad de California, San Diego.
Profesora asociada, Dartmourh College en
New Hampshire,
Trabaja los temas
de gobierno y Amrica Latina, y estudios latinoamericanos y del Caribe.
Autora del libro
Why
Women Protest: Women's Movements in Chiribe
(2002) y de numerosos artculos publicados en revistas acadmicas. De igual
manera se desempea como coeditora, de Politics Gender, una nueva revis-
ta que ser publicada
por
Cambridge University Press en 2005.
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Patricia Braez. Sociloga de
l
Universidad
Mayor
de San Andrs.
Maestra en Estudios de
gnero CIDES
- UMSA (tesis en curso sobre vio
lencia de gnero). En
l
actualidad se desempea como coordinadora de
Proyectos en el Centro de Informacin
y Desarrollo
para
l
Mujer,
(CIDEM).
Integrante
activa de la Plataforma de la
Mujer
en Bolivia.
Integrante
de la
Coordinacin Nacional
de la Mesa de Vigilancia de los
Derechos
Sexuales y Reproductivos. Entre sus publicaciones se
encuentran
Indicadores
de Participacin Poltica de las
Mujeres ,
elaborado para la
Comisin Econmica
para Amrica Latina y el Caribe, CEPAL;
y Mujeres
Rurales al Timn en Bolivia (2003).
La
cuota
electoral
en
Ecuador:
Nadando a
contra-corriente en
un
horizonte
esperanzador
Silvia
Vega
Ugalde
Silvia Vega Ugalde. Doctorado en Sociologa de la Universidad de
Cuenca, Ecuador.
Maestra en
Historia Andina
en
l
Facultad
Latino
americana
de
Ciencias
Sociales (FLACSO-Quito). Actualmente es
Docente de la Escuela de Sociologa de
l
Universidad Central del
Ecuador
(Quito)
y Profesora invitada de la
FLACSo.
Ha
dedicado
su vida a
l
inves
tigacin social y sobre las mujeres, combinndola
con
una activa militancia
en el movimiento de mujeres
ecuatoriano.
Ha
publicado numerosos
libros
y artculos; entre los ms recientes se
cuentan:
La cuota electoral de las
mujeres. Elementos para un balance (2004), Acciones municipales
por
tadoras de equidad entre mujeres y hombres (2003),
La
ciudadana
incompleta de los movimientos de mujeres (2000).
Las
cuotas
de
mujeres
en
el area andina:
Inferencias de una comparacin
Mara Emma Wills
Mara
Emma
Wills.
Doctorado, Instituto
de Estudios Latinoamericanos,
Universidad de Texas en Austin,
EEUU;
Investigadora y profesora del
Instituto de Estudios Polticos y Relaciones Internacionales (IEPR.I) y
docente ocasional de la Escuela de Gnero de la Universidad Nacional de
Colombia sede Bogot; Miembro del
Observatorio
Mujeres y Participacin
Poltica. Autora de numerosos artculos y libros entre ellos: Las trayectorias
femeninas y feministas hacia lo
pblico
en
Colombia
(1970-2000) Inclusin
sin representacin? Disertacin presentada para
obtener
el ttulo de Ph.D.,
prxima
a publicarse; Wills, Mara Ell a y Anglica Bernal:
Mujeres
y
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Poltica: en qu
punto
estamos? , (2003); El gobierno
Uribe
la equidad
de
gnero ,
(2003);
Nuevas
y viejas ciudadanas: la apuesta
por
una nueva
democracia , (2002); Mujeres y Poltica en
Colombia
(1970-2000): los
caminos (insospechados) hacia una gradual apertura , (2002); Colombia
siglo
XXI.
Feminismos: Movimientos anacrnicos? , (2000).
1
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refacio
Hace un poco mas de una dcada, cuando la segunda ola del feminismo
haba trasegado las dcadas del setenta y del ochenta en la regin, edit la com-
pilacin Mujeres y participacin poltica:
Avanccs }
dcstifos
Amrica
Latina La
publicacin resalt los diferentes temas que en el momento eran bsicos para
el movimiento de mujeres de la regin! Entre ellos se destacan el cuestionamien
to por parte de las mujeres organizadas de los vicios de formalidad y exclusin
de los regmenes polticos, su participacin en la recalificacin de
la
democracia
para extender su sentido a las prcticas de la vida cotidiana y el avance en defi
nir que la autonoma no era un derecho exclusivo.
El tema de mayor inters ya se planteaba en aquel
momento que
reco
gemos para esta nueva publicacin- tena que ver con dos interrogantes:
"por qu lo pblico a nivel decisorio y la formulacin de propuestas de
polticas han permanecido bsicamente inflexibles en manos masculinas? y
por qu las mujeres no entran a los espacios de liderazgo y presentan un
bajo ejercicio del poder en la esfera pblica?". La controversia y la movili
zacin referentes a esta exclusin fueron las que abrieron paso al tema de las
acciones afirmativas para las mujeres y con ello a la promocin de las leyes
de cuotas en la arena de lo poltico pblico.
Pasados diez aos de esa publicacin, hoy hay consenso a nivel regional,
nacional y local acerca de que el movimiento de mujeres y en particular el
movimiento feminista construyeron mediante diferentes canales la agenda de
las mujeres y la pusieron en la arena pblica durante el perodo conocido
como
preBejing. No sin dificultades, esta agenda fue construida con gran
compromiso y esmerado esfuerzo. En este proceso, los temas de la organiza
cin y participacin de las mujeres en la esfera pblica fueron considerados
prioritarios. La necesidad de eliminar las condiciones de discriminacin que
afectaban a las mujeres fue enfatizada, al igual que la prioridad de buscar
igualdad y equidad. Fue un perodo dinmico de construccin y organiza
cin de redes de diferentes niveles. El resultado es una Plataforma de Accin
para las Mujeres (EPAN), producto de la Conferencia de Bejing. En este
marco o carta de navegacin de poltica pblica, la necesidad y urgencia de
Magdalena Len (comp.) Mujeres y participacin poltica: Avances y desafos en Amrica Latina.
Bogora.Terccr
Mundo Editores. 1994.
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la participacron poltica de las mujeres ha
adquirido
una importancia
no
alcanzada antes en la
regin.
La EPAM establece medidas que han de adoptar los gobiernos, los partidos
polticos y otras organizaciones e instancias institucionales para garantizar a las
mujeres la igualdad de acceso y la plena participacin en las estructuras de poder,
con miras a lograr el ejercicio de la plena ciudadana en trminos de sus dere
chos polticos. Para ello, se insta a promover acciones afirmativas para el logro del
equilibro entre hombres y mujeres en las instancias gubernamentales, y a impul
sar cambios en los sistemas electorales
que
alienten a los partidos polticos para
que las mujeres ingresen en los cargos pblicos -sean stos de eleccin o no- en
proporcin igual que los varones. Las cuotas
como
mecanismo de accin afir
mativa estn encaminadas a la inclusin de las mujeres en las instancias de toma
de decisiones (niveles ejecutivos, congresos, asambleas), a travs del estableci
miento de un porcentaje mnimo de cupos para ser ocupados
por
ellas.
El concepto de accin afirmativa tiene su dinmica propia y su uso en la
regin. Corre en
buena
parte paralelo con
el
inters del movimiento de muje
res de cuestionar la participacin poltica discriminatoria y
promover
los
pro
yectos de ley de cuotas para las mujeres. El rastreo del origen del
concepto
lo
sita en
l
dcada de los aos cincuenta del siglo pasado,
cuando
en Estados
Unidos se levanta
el
movimiento contra la discriminacin racial que culmin
con
la Ley de Derechos Civiles. A partir de estas luchas se desprenden
pro
gramas de acciones afirmativas. Posteriormente, estas iniciativas no slo van a
tener referencia a lo tnico, sino
que
se amplan a diversos grupos de la socie
dad que han sido hisrr-icamcnre discriminados,
especialmente
en lo laboral, en
cuanto
a la igualdad de opor tunidades de
empleo
en Estados
Unidos
y Europa.
A finales del milenio pasado y lo que va corrido del siglo XXI, las iniciativas de
accin afirmativa promovidas en el
primer
mundo, especialmente en Estados
Unidos, han sufrido el embate de las fuerzas fimdamcntalisras conservadoras,
que pregonan el
imperio
del libre juego de las fuerzas del mercado y quieren
sacar al Estado de programas encaminados a avanzar en
la equidad
social. En esta
coyuntura, la oficina de la Fundacin Ford en Santiago de
Chile
formul el
Proyecto de Investigacin sobre Accin Afirmativa en la Regin Andina y el
Cono Sur , con el objetivo de dar cuenta sobre qu haba pasado y qu estaba
pasando en cuanto al debate del concepto de la accin afirmativa y a su aplica
cin en Amrica Latina. Me cupo la responsabilidad de dirigir este proyecto
para los casos de
Colombia
y
Per.
2 Lo, resultados para Colombia pueden consultarse en: Len. Magdalena
y
Holgun, jimena, Accin
Afirmativa: Hacia Democracia, Incusivas. Colombia, En: Diaz Pamela (cd.), Santiago: Fundacin
Equiras, 2005. Para Per consltese
Len, Magdalena
y
Hurtado. Lourdes, Accin Afirmativa: Hacia
Democracias Inclusiva. Per. En: Daz Pamela (ed.). Santiago: Fundacin Equiras, 2005.
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En el curso de esta investigacin,
que
rastre el debate
normativo
sobre
el tema y elabor
un
catastro sobre las medidas afirmativas existentes y su
cumplimiento en cada pas, aprend que en Colombia y Per el concepto
de accin afirmativa, tanto en su discusin normativa
como
en su aplicacin,
estaba estrechamenteligado a la formulacin y cumplimiento de las medidas
de cuotas polticas para las mujeres. A partir de lo estudiado en esta prime-
ra aproximacin al tema de las acciones afirmativas naci
el
inters de traba-
jar
con mayor rigor y profundidad sobre las leyes de cuotas para las mujeres.
Se me hizo evidente la falta de trabajos
que
dieran
cuenta
de los procesos de
configuracin, aprobacin y aplicacin de los proyectos de cuotas y su signi-
ficado para la participacin poltica de las mujeres y para los sistemas de
gnero. Vislumbr el inters estratgico del tema, y
con
esta
inquietud entre
pecho y espalda formul la necesidad de conocer y divulgar el tema a Ana
Fal,
entonces
directora del
Fondo
de Desarrollo de las
Naciones
Unidas
UNIFEM) para la
Regin
Andina, quien se interes en financiar la parte
editorial de una publicacin sobre
el
tema.
Nona
Kaidbey representante del
Fondo
de Poblacin de Naciones Unidas UNFPA) en Colombia tambin
apoyo la iniciativa. A ellas y sus insti tuciones mis agradecimientos.
En este
texto
presentamos artculos para
Colombia,
Per, Ecuador y
Bolivia: .
En Colombia
la Ley de
Cuotas
fue aprobada en
el
ao 2000
y en
Per, Ecuador y Bolivia la aprobacin de la respectiva ley se dio en 1997. Los
dos primeros artculos de esta publicacin son
una
reelaboracin de l
infor-
macin y los anlisis presentados en
el
trabajo de accin afirmativa antes
mencionado.
Quiero agradecer a jirnena
Holgun
y a Lourdes
Hurtado,
quienes
me acompaaron en esta labor. El artculo de
Ecuador
qued a cargo
de Silvia Vega y el de Bolivia de Lisa Baldez y Patricia Braez, Para las tres
mis
agradecimientos por
su colaboracin.
Con
el propsito de hacer ms amplia la divulgacin de esta publicacin,
con
UNIFEM invitamos a participar como coeditores en cada uno de los pa-
ses comprometidos a una institucin destacada en los estudios de mujer. En
Colombia nos acompaa la Escuela de Estudios de Gnero de la Universidad
Nacional de Colombia, en Per
el
Instituto de Estudios Peruanos (IEP), en
Ecuador
la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y en
Bolivia el Centro de Informacin y Desarrollo de la
Mujer
CIDEM).
En este trabajo no se incluye el caso de Venczuel
a,
En la Lcy Orgnica de Sugragio y Participacin
Poltica, del 26 de mayo de 1998. fueron aprobadas las cuotas polticas para las mujeres. Posteriormente
las cuotas fueron revocadas.
3
3
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Mala
tun
y Maria Emma WiIls
politlogas
que
han
hecho
flexiones sus-
tantivas sobre el tema aceptaron apoyar esta publicacin como presentadora de
su contenido la primera y
como
autora de las conclusiones en un artculo
com-
parativo la segunda. Sus trabajos permiten dimensionar la importancia del tema
y de la labor realizada por las autoras y preparan a las lectoras y lectores para
dimensionar el sentido avances y proyeccin de las cuotas polticas
como
accin
afirmativa para las mujeres en la regin. A ellas tambin mis agradecimientos
En especial para el
movimiento
de mujeres y en particular para el movi-
miento
feminista el material que entregamos es de suma importancia para
apuntalar sus luchas y
apuntar
a objetivos cada vez mas estratgicos para el
logro de la participacin poltica de las mujeres. Sin lugar a dudas es un
camino
para avanzar en procesos democrticos con justicia de gnero en la
regin
Andina. Invito pues a las y los interesados en este
texto
a
hacer
una
lectura cuidadosa y entusiasta.
Magdalena Len
Bogot
marzo
de 2005.
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Democracia e
inclusin poltica:
a regin andina en perspectiva comparada
Mala Htun
Durante la ltima dcada hemos sido testigos de la fragilidad de
la demo-
cracia en Amrica Latina,
y
en
la
regin andina en particular. De hecho,
Ecuador
experiment
en el ao 2000 un golpe militar, situacin que no
ocurra en la regin desde la dcada de los aos sesenta. Adicionalmente, en
un lapso de siete
aos
este pas cambi de presidente en seis ocasiones. En
Per, por su parte, el presidente Alberto Fujimori lleg en el
o
2000 a su
tercer periodo presidencial (considerado inconstitucional) y posteriormente
huy del pas. Su sucesor, Alejandro Toledo, no ha tenido
mejor
suerte, pues-
to que sus ndices de popularidad se han mantenido en el rango de un digi-
t En Bolivia, las protestas populares hicieron que el presidente Gonzalo
Snchez
de Lozada, elegido democrticamente, tuviera que dimitir. Lo suce-
di en el poder Carlos Mesa, quien ha luchado
por
mantener unido a un pas
que
cada vez ms est dividido por el separatismo regional y tnico. En el
caso colombiano se presenta una mayor estabilidad en los niveles altos, pero
la existencia continua de la guerra civil ha llevado a la devastacin de reas
rurales, lo que ha generado, en consecuencia, que los habitantes de todos los
rincones del pas vivan bajo una amenaza constante de violencia.
Los ciudadanos ~ x p r ~ s continuamente
en
los
sondeos
de opmlon
pblica una creciente desconfianza hacia los partidos polticos,
el
congreso y
el sistema democrtico en general. Cada vez con ms frecuencia, los latino-
americanos manifiestan su descontento a travs de huelgas y protestas, situa-
cin que no es sorprendente ya que se ha hecho evidente la incapacidad de
Estado para hacer cumplir las leyes y para prestar los servicios sociales bsi-
cos. Por otra parte, la economa se ha contrado: tanto Bolivia como Ecuador
y Per experimentaron un crecimiento neg tivo en el PIB p r c pit entre los
aos 1980 y 2000, lo cual se ha traducido en altos ndices de pobreza. Los
porcentajes de poblacin pobre alcanzan en la actualidad e 62% en Bolivia,
e 55% en Colombia, el 60% en Ecuador y e 49% en Per (Mainwaring,
Bejarano, y Pizarro, prximo a publicarse). Estas tendencias presentan un
panorama
poco
optimista para
el
futuro de la democracia en la regin.
I Traduccin de jimcna Holgmn, revisada por Patricia Prieto.
5
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Sin embargo, otros hechos apuntan en la direccin contraria. En efecto,
hemos sido testigos de una ampliacin de la democracia a travs de la inclu
sin en
l
poder
de grupos que en el pasado se encontraban excluidos.
Simultneamente a las crisis experimentadas en distintas reas, los cuatro pa
ses analizados en este libro adoptaron el sistema de cuotas polticas para las
mujeres con el fin de fomentar su mayor liderazgo. Bolivia, Ecuador y Per
introdujeron cuotas para las candidaturas de los partidos polticos; Colombia
adopt este sistema para ser aplicado en los cargos directivos de la adminis
tracin pblica del
poder
ejecutivo. En este pas tambin se crearon curules
en el Congreso para las poblaciones indgenas y los representantes de las
comunidades afro-colombianas, y algo similar ocurri en Per, en
donde
se
estableci en las elecciones regionales una pequea cuota en las candidatu
ras de los partidos para los indgenas amaznicos. Por su parte, los cambios
en las leyes electorales en Bolivia y Ecuador estimularon el crecimiento de
los partidos polticos indgenas, los cuales han sido cada vez ms exitosos.
De
hecho, en el ao 2002, los dos partidos tnicos ms importantes de Bolivia
ganaron un tercio de las curules en el Congreso. Lo
anterior
demuestra que
tras siglos de dominacin impuesta por los blancos hispanohablantes, la cre
ciente diversidad del liderazgo poltico marca un avance en la justicia social.
En estos aspectos los pases de Amrica Latina y de la regin andina estn
asumiendo el liderazgo en las tendencias mundiales. Con la llegada de nuevo
siglo, varios pases en e
mundo
han luchado por incorporar a rangos de lide
razgo a diversos sectores de la poblacin. El gnero, la raza, la etnia, la religin
y otros atributos relacionados con la identidad social estn condicionando las
experiencias de los individuos as como sus oportunidades polticas y
econ-
micas. Estos aspectos se han convertido en criterios relevantes para evaluar e
grado de representatividad de los gobernantes, a tal punto que si estos grupos
no estn presentes en e poder y sus perspectivas no son escuchadas, la polti
ca no es considerada como
equitativa y sus decisiones carecen de legitimidad.
Estas consideraciones han motivado a cerca de cincuenta pases a promover el
acceso al poder poltico a travs de estrategias de inclusin que tienen como
criterios e gnero, la etnia, o ambas
Htun
2004).
Este libro analiza la experiencia de cuatro pases del rea andina en lo refe
rente a las cuotas polticas para las mujeres. En cada artculo se analiza la adop
cin e implementacin de las cuotas y se explora su significado en la lucha por
la consolidacin de la democracia en la regin. En esta introduccin, se sitan
estos hechos dentro de contexto de las tendencias globales y regionales.
Asimismo, se ofrece una gua inicial sobre aquellos factores que influyen en e
xito de las cuotas polticas en un pas en particular. Finalmente, presento
algunas reflexiones con respecto a la paradoja planteada al inicio de esta intro
6
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duccin es simple coincidencia que las democracias en la regin andina estn
buscando una mayor inclusin de las mujeres y de otros
grupos
marginados, a
la vez
que
sus sistemas de partidos y sus economas estn en crisis? o es
que
los dos fenmenos tienen una relacin causal? En otras palabras, se debe a la
crisis que
la
poltica se este volviendo mas incluyente?, ha contribuido a l
cri-
sis esta tendencia incluyente?
Las cuotas polticas para las mujeres
una
tendenci
global
En un gran
nmero
de pases se han adoptado las cuotas polticas para las
mujeres en las candidaturas de los partidos polticos o en las curules en los
con-
gresos. En 1991 Argentina inici
la
era actual de las cuotas,
con
excepcin de
Taiwn
donde
como nico
caso anterior al argentino, se reservaba un
poco
ms del 10% de las curules para las mujeres en el Yuan legislativo. En los aos
siguientes a 1991, algunos pases de Amrica Latina, Europa, Asia y frica, e
incluso del Medio
Oriente,
comenzaron a adoptar esta poltica de inclusin de
las mujeres hasta llegar a
la
situacin actual en la cual al menos 35 pases tie-
nen alguna medida para garantizar la presencia femenina en la arena politica .
La adopcin de las cuotas polticas suele explicarse
como el resultado de
la convergencia de varios factores,
dentro
de los cuales se destaca el
surgi-
miento
de las normas internacionales
que
relacionan la igualdad de gnero
con la democracia. Los ejemplos ms relevantes en este sentido han sido la
Convencin
sobre la Eliminacin de todas las Formas de Discriminacin
contra la Mujer
(CEDAW) y
l
Plataforma de Accin aprobada en
l Cuarta
Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995). Dentro de este proce-
so, los
gobernantes,
tanto
hombres
como
mujeres, buscaron la forma de
cum-
plir
con
la norrnatividad internacional, buscando presentarse
como
polticos
modernos y progresistas. La difusin transnacional del
principio
de paridad
en los procesos de toma de decisiones, y la forma de
obtener
esta paridad (a
travs de las cuotas polticas), fue otro factor
determinante
para la adopcin
de dicho sistema, en especial a nivel regional
Htun
y Jones 2002;
Dahlerup
2002; Towns 2003).
Las mujeres en ejercicio de cargos de poder asociadas
con
las activistas
de los
movimientos
feministas, se movilizaron para redactar proyectos de ley
:
Estas
garantas
se obtienen a t v ~ del cumplimiento de leyes nacionales. No incluyen cuota, que
hayan sido adoptadas voluntariamente por los partidos polticos. Para obtener una lista de los partidos
polticos con cuotas polticas. ver la base de datos de cuotas polticas de IDEA Inrcrnacional en:
wwwquoraprojecr.org
7
-
7/21/2019 Nadando Contra La Corriente-Magdalena Leon
15/225
sobre
las cuotas para las mujeres. Los argumentos presentados en esta movi-
lizacin se basaban en la
norrnatividad internacional
y en las
experiencias
de
otros
pases.
Dentro
de este proceso, las
promotoras
de las cuotas polticas
presentes en los
mbitos
del
poder
se
dedicaron
a
plantear
discursos y a hacer
cabildeo con
sus colegas,
cuyo
resultado fue la
conformacin
de alianzas
mulripartidistas
extraordinariamente
efectivas para asegurar un
gran
apoyo a
las nuevas medidas
que
se estaban
configurando. No puede desconocerse
que algunos
de los polticos
que
apoyaron estas nuevas medidas
pudieron
haber
tenido
motivaciones
distintas para apoyar las cuotas. En efecto, Baldez
2004), seala que las lites de los
partidos
que se
sienten
amenazadas por
las
elecciones internas pueden adoptar
cuotas polticas para las mujeres
como
una forma
de mostrarse
como
sectores ms
democrticos
y a la vez
mantener
el
control
sobre la
nominacin
al
interior
de los partidos.
CUADRO : CUOTAS PARA LAS MUJERES CUPOS RESERVADOS EN EL MUNDO
Pas
Niveles nacional y local
Argentina
Armenia
Bangladesh
Blgica
Bolivia
Bosnia-Herzegovina
Brasil
Colombia
Costa Rica
Djibouti
Repblica Dominicana
Ecuador
Francia
Guyana
lordania
Kosovo
Macedonia
Mxico
Marruecos
Nepal
orma
30 cuota de candidatas en los partidos polticos
5
cuota
de
candidatas en los partidos
polticos
en
elecciones de represen
tacin proporcional
45 de 345 curules reservadas para las mujeres en
el
parlamento unicame
ral;
algunas
curules estn
reservadas
en
el
nivel local
33 cuota de
candidatas
en los partidos polticos
30
cuota de
candidatas
en los
partidos
polticos
para
Cmara; 25
para
Senado ]0010 para los concejos municipales
33 cuota de candidatas en los partidos polticos
30 cuota de candidatas
en
los
partidos
polticos
33
de
los
cargos directivos
en
la
rama
ejecutiva
40
cuota
de candidatas en los partidos
polticos
1
de
65 curules
reservadas
en
el
parlamento
33 cuota de candidatas en los partidos polticos
35 cuota de
candidatas
en los partidos polticos
50
cuota
de candidatas en los partidos polticos
33
cuota
de candidatas en los partidos polticos
6 de 11 curules reservadas en la Cmara de Representantes
33 cuota de candidatas en los partidos polticos
30 cuota
de
candidatas
en los
partidos
polticos
30 cuota de candidatas en los partidos polticos
30 de 325 curules reservadas en
el
parlamento
5 cuota de
candidatas en
los
partidos
polticos
para la
cmara;
3
de 60
curules reservadas
la cmara alta;
20 de
las curules
locales reservadas
8
-
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16/225
Pas
Corea
del
Norte
Pakistn
Panam
Paraguay
Per
Filipinas
Ruanda
Serbia
y
ttontenegro
Sudn
Taiwn
Tanzania
Uganda
Slo
en el
nivel local
Grecia
India
Namibia
orma
20 de 687 curules
reservadas
en el parlamento
11 de las
curules
se
reservan
en
la
asamblea nacional (60
de
342)
y
en
el Senado (11
de
100);
B%
en el nivel
local
30
cuota de candidatas en los partidos
polticos
20
cuota de candidatas
en los
partidos
polticos
30 cuota de candidatas en los partidos
2 de 5
curules
de
listas de
representacin
proporcional
reservadas de
un
total de 220 en el parlamento,
se
reserva I
curul
en cada concejo
local
y
provincial
24 de
80 curules
reservadas en la
Cmara
de Diputados
30
cuota
de
candidatas
en
los
partidos
polticos en Serbia
35 de 360
curules
reservadas en la asamblea nacional
Aproximadamente
el
10
de las
curules
son
reservadas
en el
Yun
Legislativo;
25
en el nivel local
48
de
295 (16 )
de
las curules parlamentarias
reservadas;
25 os canee
jos locales
56 de 214 curules
reservadas en el parlamento; 33
de
los
concejos
locales
B% cuota de
candidatas en
los
partidos polticos
B% de
las curules
reservadas
B%
cuota de candidatas en los partidos polticos
Fuentes:
IDE Internacional 2003;
Htun
yJones 2002; Eleaionworld 2003; Replibliea de Rwanda 2003; BBC News 2004.
omo
se seal anteriormente, las normas dirigidas a aumentar la presen-
cia femenina en los mbitos del poder, incluyen cuotas en las candidaturas de
los partidos polticos y cupos reservados en los congresos (cuadro \). A pesar
de las diferencias entre estas medidas, generalmente no se les diferencia, lo cual
es fundamental ya que estas dos formas de inclusin conducen a dos tipos de
accin distintos. Por un lado, las cuotas en las candidaturas de los partidos
implican que cierto porcentaje de los candidatos presentados en las listas elec-
torales, debe pertenecer a un determinado grupo de la poblacin. Es el caso
de las mujeres, es comn que la cuota exija cerca de un tercio de los puestos
en las listas de los partidos para las mujeres, y que stas alternen con los hom-
bres en el orden de las listas.
No
obstante, una vez conformadas las listas con
la cuota para las mujeres, stas se presentan a las contiendas electorales en cir-
cunstancias normales , lo cual no garantiza necesariamente su eleccin. Los
cupos reservados, en contraste, crean un nmero fijo de curules para ser ocu-
pados por los miembros de cierto grupo poblacional. Estas curules pueden ser
asignadas a travs de elecciones en distritos especiales, a travs de cambios en
9
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las reglas de conteo, o por medio de designaciones hechas por los partidos
polticos. Es importante tener en cuenta que en este caso para acceder a los
cupos reservados, no es necesario que el
grupo
de la poblacin, que se va a
beneficiar de dichos cupos, pertenezca a un partido poltico Htun, 2004).
En la mayora de las democracias electorales se utilizan las cuotas en las can-
didaturas de los partidos polticos
como
una forma de mejorar la representacin
de las mujeres. Las curules reservadas en los congresos son utilizadas, por su
parte, como un mecanismo para promover la representacin de los grupos tni-
cos cmo se explica esta situacin? El sistema de cuotas funciona bsicamente
a travs de los partidos polticos con el objetivo de lograr que los miembros del
grupo
excluido, tradicionalmente ubicados en los ltimos lugares de las listas
electorales, pasen a ocupar los primeros puestos en estas listas.As, el mecanis-
mo de las cuotas opera dentro de la dinmica interna de los partidos polticos,
lo cual no ocurre con los cupos reservados, ya que las personas que acceden a
estas curules no necesitan participar en las elecciones internas de los partidos
para la conformacin de las listas,sino que lo pueden hacer a travs de su
pro-
pio partido o simplemente a travs de una nominacin. Adicionalmente, se
debe tener en cuenta que la presencia femenina atraviesa las divisiones partidis-
tas, es decir, las mujeres tienen presencia en todos los partidos polticos. La
tnia,
por
el contrrio, tiende a corresponder con un partido especfico. De hecho,los
grupos tnicos minoritarios con frecuencia pertenecen a un partido, o a un
grupo
de partidos, o simplemente no hacen parte de ninguna agrupacin pol-
tica. Esto explica el hecho de que las mujeres, que estn presentes en todos los
partidos polticos, demanden y obtengan el mecanismo de las cuotas como
forma de inclusin, mientras que los grupos tnicos prefieren las curules reser-
vadas para mas detalles,
vese Htun
2004).
La adopcin del sistema de cuotas
por
Ley,as
como
los cupos reservados,
deja entrever patrones regionales bien definidos. Despus de que Argentina
fuera pionera con la Ley de Cupos de 1991, Y especialmente despus de la
Conferencia de Beijing, celebrada en 1995, la medida de las cuotas polticas
para las mujeres en los partidos polticos cre un efecto de bola de nieve en
toda Amrica Latina.
Once
pases introdujeron leyes de cuotas nacionales, y
l1l1
ms, Colombia, adopt las cuotas polticas en los cargos directivos del eje-
cutivo. A pesar de estos progresos, Venezuela revoc su Ley.
Si bien los pases escandinavos fueron los pioneros en materia de cuotas
en los partidos polticos, las cuales fueron adoptadas voluntariamente, los pa-
ses europeos han tenido una
menor
inclinacin a aprobar leyes nacionales
sobre cuotas, lo que se refleja en l hecho de que tan slo Blgica y Francia
tengan este tipo de legislacin.
20
-
7/21/2019 Nadando Contra La Corriente-Magdalena Leon
18/225
La mayora de los nuevos estados que surgieron a partir de la antigua
Yugoslavia tienen cuotas para las mujeres gracias a la influencia de las Naciones
Unidas, la Organizacin para la Seguridad y Cooperacin en Europa y el
Pacto de Estabilidad para Europa Central y del Sur. Estas organizaciones inter
nacionales apoyaron las iniciativas existentes para aumentar la presencia de las
mujeres en el mbito poltico, y luego utilizaron sus propios criterios para
introducir disposiciones relacionadas con las cuotas en las nuevas leyes electo
rales de Bosnia-Herzegovina, Macedonia y Kosovo.
De igual manera, el
sur
de Asia y frica oriental son regiones
muy
acti
vas en este tema. En estas regiones, los pases no adoptaron el sistema de
cuo-
tas en forma de candidaturas en los partidos polticos, sino
que
lo hicieron a
travs de cupos reservados para las mujeres en el Congreso. La norrnatividad
vigente en la India establece
que
se debe reservar un tercio de las curules
en los concejos locales para las mujeres, basndose en los mecanismos utili
zados para garantizar la representacin de las castas ms bajas y las tribus
indgenas. Bangladesh, Nepal y
Pakistn
siguieron su ejemplo
con
cupos
reservados que
operan
de manera similar en el nivel local aunque se debe
sealar
que
estos pases
tienen
reservado un menor
nmero
de curules para
las mujeres en los parlamentos nacionales.
Los pases de frica Oriental, Ruanda; Uganda, Tanzania, Djibouti y Sudn
utilizan de igual forma los cupos reservados para las mujeres. En los dos
prime-
ros casos este sistema ha tenido
xito
ya que las mujeres no slo han logrado lle
gar al parlamento a travs de los cupos reservados, sino que tambin lo han hecho
a travs de las elecciones regulares. De hecho, Ruanda tiene el porcentaje de pre
sencia femenina en el Congreso ms alto de todo
el
mundo, con un 49 de
mujeres en esta instancia legislativa.En este pas estn reservadas 24 cundes para
las mujeres, y stas ocupan cerca de 39, de un total de 80, en
la
cmara baja del
Congreso. De igual manera, Uganda reserva para las mujeres 56 curules del
Congreso, de un total de 304, y 75 de ellas son ocupadas por mujeres.
Las regiones, y particularmente las sub-regiones, se constituyen as en labo
ratorios privilegiados para investigar las razones
que
existen detrs de las
cuo-
tas polticas y los factores
que
influyen en una implementacin exitosa. Esto
gracias a la proximidad cultural geogrfica, la cual facilita
la
difusin de los
modelos y de las estrategias polticas, as como el aprendizaje social (Weyland,
2004; Mainwaring y
Prez-Lian,
n.d.). Estos elementos hacen que la
adop-
cin de cuotas para las mujeres en la regin andina comparta algunas caracte
rsticas comunes. Sin embargo,
como
se mostrar en algunos de los artculos de
este libro, tambin existen diferencias importantes, especialmente cuando se
trata de su implementacin.
2
-
7/21/2019 Nadando Contra La Corriente-Magdalena Leon
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La prob cin
de
las cuotas:
El papel de las
co liciones
multipartidistas
Durante dcadas, los estudiosos del gnero se han preguntado si las
muje
res tienen intereses y experiencias comunes. Por un lado, las estructuras socia
les y los valores culturales en relacin con el gnero crean condiciones simi
lares que son compartidas
por
las mujeres. Es el caso de la divisin sexual del
trabajo, en
donde
se relaciona a las mujeres con la labor de crianza y con el
mantenimiento del hogar, lo cual alimenta a su vez los estereotipos y las
expectativas hacia muchas mujeres quienes, ya sea por voluntad propia o por
cuestiones del azar, no realizan ninguna de estas labores. Por otro lado, las
mujeres,
como
individuos, estn profundamente divididas
por
las diferencias
de clase, raza, cultura, geografa, educacin e ideologa. Esto adicionalmente a
la conciencia de gnero que tiene cada una de ellas y a la manera en que se
relacionan con algn movimiento de mujeres socialmente organizado. Estas
diferencias conllevan a
que
sea problemtico asumir que las mujeres actan
como un grupo , ya que esto significara la existencia de una conciencia
colectiva y de una identidad comn. Algunos estudiosos del tema han reco
mendado que utilicemos otras metforas tales como serialidad , colectivi
dad bivalente , categora , etc. (Young 1994,2001: Fraser 2003).
No obstante, en ciertas circunstancias, las mujeres han actuado colectiva
mente
como un grupo, se han movilizado
como
mujeres , basndose en su
identidad de gnero, y han reclamado sus derechos en nombre de esta colec
tividad. Algunos ejemplos que pueden ilustrar esta movilizacin colectiva son
los
movimientos feministas en favor
del
derecho
al
voto,
la lucha
contra
las
dictaduras militares, y, ms recientemente, las movilizaciones en favor de la
adopcin de las cuotas polticas para las mujeres. Qu tienen estas experien
cias en comn? Estas movilizaciones colectivas de las mujeres se caracterizan
por compartir
un factor
que
las incita: la exclusin basada en el sexo. En
efecto, la negacin de los derechos, o de las oportunidades, a raz de la
per
tenencia a un determinado sexo, bien sea de manera explcita
-como
en el
caso del
voto-
o de manera implcita -a travs del sexismo en los partidos
polticos-, lleva a que las mujeres se organicen y exijan colectivamente su
inclusin en diversos mbitos de la sociedad (Baldez, 2002). De esta forma,
la exclusin categrica obliga a las mujeres a reconocer cules son sus inte
reses comunes.
Estos intereses comunes de las mujeres encaminados a superar la exclu
sin poltica basada en el sexo, se encuentran presentes a lo largo del espec
tro partidista De hecho, en los cuatro pases analizados en este libro, las
mujeres pertenecientes a diferentes partidos polticos,
que
fueron excluidas
22
-
7/21/2019 Nadando Contra La Corriente-Magdalena Leon
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de alguna manera, sufrieron de esta prctica discriminatoria
no
por sus
ide
ologas o prcticas partidistas especficas, sino debido a que eran mujeres. Esta
experiencia compartida en el mbito poltico, llev a las mujeres a unirse en
coaliciones en favor de las cuotas, a pesar de las diferencias sociales y, sobre
todo, a pesar de las diferencias ideolgicas y de las preferencias partidistas. Al
mismo tiempo, la evolucin de las normas internacionales les dio un argu
mento
adicional para plantear que este tipo de discriminacin era incompa
tible con las aspiraciones de sus pases para convertirse en estados
modernos
y democrticos. Igualmente, la experiencia de otros pases -particularmente
Argentina- no slo les ofreci a las mujeres una pauta a seguir para su
orga
nizacin, sino que les dio argumentos de persuasin en favor de las cuotas.
As, las mujeres de la regin andina pudieron mirar ms all de sus fronteras
nacionales para encontrar
la
solucin a sus problemas de discriminacin.
Sin embrago, en gran parte de los casos, los objetivos de las coaliciones
de las mujeres en el poder estaban encaminados exclusivamente a lograr la
amplia participacin poltica que prometan las cuotas. Este
grupo
de muje
res en el poder no promovan una agenda adicional que tratara otros temas
de importancia, tales
como
penas
por
acoso sexual, licencias de maternidad,
igualdad en los salarios, o mayores derechos reproductivos. As, tanto la exis
tencia de prcticas discriminatorias basadas en el sexo para la seleccin de
candidatos al interior de los partidos,
como
el deseo de obtener una cuota
poltica,
mantuvo
la
unin
de la coalicin de mujeres. Esto no sucedi con
una
plataforma ms amplia de intereses compartidos sobre temas concer
nientes al gnero. La explicacin puede atribuirse a
que
los partidos pol
ticos
le han apostado a distintas posiciones en
los
temas referentes al
grie
ro, y las mujeres en la poltica,
como
otras, tienden a amoldarse a la disci
plina del partido. Por ende, para aquellas mujeres que aspiraban a asumir un
cargo poltico, las coaliciones para la aprobacin de las cuotas se constituye
ron en un elemento fundamental para lograr su efectiva implementacin,
pero una vez, pero luego esta la tendencia empez a disolverse.
Htun
2004 .
Todo esto
gener
malestar entre muchas de las activistas feministas que se
movilizaron en favor de las cuotas en la sociedad civil. Estas activistas argu
mentaban que las mujeres compartan intereses no slo en lo referente al
acceso al poder poltico, sino tambin, y de una manera ms amplia, en
torno
a la igualdad de gnero. As, las activistas sentan que las mujeres en el
poder
tenan la responsabilidad de actuar en favor de distintas iniciativas encamina
das a lograr la equidad de gnero.
Como
se discutir ms adelante en esta
introduccin, la brecha entre presencia y representacin pone al movimiento
feminista en una situacin incierta.
23
-
7/21/2019 Nadando Contra La Corriente-Magdalena Leon
21/225
Los cuatro artculos de este libro describen en detalle cmo se incluy
el proyecto de cuotas para las mujeres dentro de las agendas polticas nacio-
nales, los argumentos presentados
por
sus defensores, el cabildeo realizado
por
las redes de mujeres que se encontraban en el poder, y las acciones des-
arrolladas
por
las activistas y
por
las oficinas de las mujeres existentes en los
gobiernos. Sin embargo, se debe tener en cuenta que cada
uno
de estos fac-
tores tuvo un peso relativo y vari en cada
uno
de los cuatro pases. En
Colombia
y Per, el elemento sorpresa, as
como
las decisiones del ejecuti-
vo.jugaron un papel determinante.
Como
lo sealan Len y Holgun, el
pro-
yecto de Ley para las cuotas en Colombia fue votado durante la ltima sesin
del perodo legislativo del Congreso,
donde
se analizaron docenas de proyec-
tos de
Ley
a los cuales se referan
por
su
nmero
y no
por
su
nombre
com-
pleto. Cuando se aprob el proyecto de las cuotas polticas, las mujeres
que
estaban en el recinto del Congreso aplaudieron, lo
que
llev a los hombres
a mirarse entre s y preguntarse: qu hemos hecho? En Per,
por
su parte,
la intervencin del Presidente Fujimori favoreci a las cuotas polticas. El
artculo de
Hurtado
plantea la hiptesis de
que
si Fujimori no hubiera dado
instrucciones a su coalicin mayoritaria para que votara en favor de las
cuo-
tas para las mujeres, el proyecto de Ley se hubiera empantanado durante
muchos periodos legislativos.
Hurtado
concluye
que
la aprobacin de la ley
fue ms un caso de accin poltica que de voluntad democrtica.
En Bolivia, la disminucin de la presencia de las mujeres en las asamble-
as municipales tras la implementacin de la Ley de Participacin Popular
(LPP) en 1994,
cataliz
el activismo de este sector de la poblacin.
Como
afirman Baldez y Braez la descentralizacin poltica y
fiscal
increment la
importancia de los cargos municipales, y
por
ende la competencia para acce-
der
a ellos. En las elecciones municipales de 1995, el porcentaje de curules
locales obtenidas
por
las mujeres pas de ser del 27% en 1993, al 8% en ese
ao De esta forma, las mujeres redoblaron sus esfuerzos para hacer lobby en
pro de las cuotas polticas con el objetivo de prevenir un retroceso similar en
las elecciones de 1997. Por otra parte en el caso ecuatoriano, las cuotas para
las mujeres en las listas de los partidos fueron introducidas de tal forma
que
pudieran ser aplicadas de manera gradual, a diferencia de la aplicacin de las
cuotas en otros pases, ya que en Ecuador, las cuotas fueron proyectadas para
lograr un
aumento
progresivo de las presencia femenina en los mbitos del
poder. En este caso, las cuotas tuvieron su origen en un paquete de leyes
laborales aprobado en 1997 y se fijaron en un 20%.
Como
resultado, las
reformas a la ley electoral hechas en el o 2000 elevaron
la
cuota a un 30%
y se estableci que este porcentaje ira incrementndose en cinco puntos
durante cada eleccin hasta alcanzar el 50%.
24
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7/21/2019 Nadando Contra La Corriente-Magdalena Leon
22/225
Sin
embargo,
lograr la
aprobacin
de las cuotas en los congresos fue sola-
mente la
primera
contienda de una larga batalla.
Como
se ver a continuacin,
la siguiente lucha
en
el
camino
hacia la
implementacin
de las cuotas
tuvo
lugar en las altas cortes de estos pases. La Ley de cuotas en Colombia, por
ejemplo
no
estara
vigente
si la Corte Constitucional no
hubiera
dado un fallo
favorable.
Por
su lado las cortes ecuatorianas se
mostraron renuentes
a modi-
ficar
una
parte de la Ley electoral en la que se debilitaba el
impacto
de las
cuo-
tas polticas. En Bolivia las listas de los partidos que
no
acataban las leyes
fue-
ron cuestionadas legalmente.
a
luch
en las
cortes
El activismo en favor de las cuotas no se limit a los congresos de los cuatro
pases ya
que
las cortes tambin
jugaron
un papel fundamental en el proceso de
aprobacin e implementacin de la norrnatividad relacionada
con
este tema. En
efecto en
el
balance de poderes
que
caracteriza a cualquier sistema democrtico
la rama judicial es la encargada de interpretar las leyes y de hacerlas cumplir En los
pases ac analizados ambas funciones fueron relevantes para la lucha en
pro
de
las cuotas para las mujeres sobre todo
porque
all se apel a las cortes para
inter-
pretar la constitucionalidad de las normas. En este proceso las cortes tuvieron una
doble funcionalidad.
Por
un lado se encargaron de escuchar los argumentos en
favor y en contra de dichas leyes; y por
el
otro fueron utilizadas en algunos casos
para obligar a los partidos a los gobernantes y funcionarios tradicionales a
imple-
mentar
las cuotas. Se
debe
sealar sin embargo
que
estos ltimos
no
siempre res-
pondieron de l manera como las mujeres hubieran
esperado.
En el caso
colombiano,
las cortes ayudaron
no
slo a delimitar el alcance
de la Ley de cuotas
sino tambin
a asegurar su
cumplimiento.
En la
medida
en que la Ley de cuotas
colombiana tuvo
su origen en uno de los artculos de
la Constitucin Poltica esta Ley deba ser revisada y aprobada por la Corte
Constitucional.
Len y Holgun describen
el
dramtico fallo
dictado
por la
Corte,
el cual buscaba educar al pblico en estos temas y as legitimar los prin-
cipios de la
accin
afirmativa. La Corte
defendi
la mayora de los artculos de
la Ley de cuotas
incluyendo el
que exige que las mujeres
ocupen como mni-
mo el
30
de los cargos directivos en la rama ejecutiva. No obstante la Corte
Constitucional
declar inexequible uno de los artculos de la Ley en el que se
estableca la
cuota
para las mujeres
en
las candidaturas de los partidos polticos
ya que el texto
original
de la Constitucin
Nacional
prohibe que el Estado
interfiera en la organizacin
interna
de los partidos. Este
principio constitu-
cional se
hubiera
violado con la
aprobacin
de las cuotas en las candidaturas
de los partidos.
5
-
7/21/2019 Nadando Contra La Corriente-Magdalena Leon
23/225
En los
a110S
siguientes a la
aprobacin
de la Ley de
cuotas
en Colombia,
las mujeres activistas entablaron
demandas contra
el
Estado
contra los gobier-
nos
locales
que
no
estaban
cumpliendo con
lo establecido en la Ley. En la
mayora de los casos, la
suma
total de mujeres en la rama ejecutiva igualaba o
exceda el 30%, pero al desagregar las cifras por
cargo
no se
cumpla
con la
cuota en el nivel directivo. La
Corte
haba
dejado
en claro
que
el porcentaje
de mujeres deba calcularse, no globalmente, sino
dentro e
cada
no de
los
nive-
les Esto quiere decir
que la cuota deba aplicarse a cada instancia del poder eje-
cutivo
(para ministros, viceministros, superintendentes, etc.)
y
no a la compo-
sicin del
ejecutivo
como un
todo.
La
Red
Nacional de
Mujeres perdi una
demanda entablada contra el gobierno de Andrs Pastrana,
pero gan
otra
con-
tra el
gobierno
departamental
de San
Andrs
y Providencia.
L lucha en las cortes ha sido particularmente fuerte en Ecuador, en gran
parte debido a que la redaccin de la ley electoral no es
muy
favorable para las
cuotas polticas. Apesar de ser un sistema en el cual se utiliza el voto preferente,
la ley de cuotas requiere que las listas de los partidos alternen en su
orden
hom-
bres y mujeres, para evitar as que las mujeres ocupen lugares puramente deco-
rativos . Pero la Ley electoral se muestra dbil frente a este
requerimiento
ya
que
permite a los partidos que efectivamente agrupen a las mujeres en los ltimos
puestos de las listas. El Tribunal Superior Electoral se neg a responder la peticin
de las mujeres, pero la
Corte
Constitucional s lo hizo. Sin embargo, ms que obe-
decer
a la autoridad, la
Corte
Electoral decidi dejar la aplicacin de las cuotas a
discrecin de cada partido poltico, o como Vega Ugalde seala en su artculo, a
sus lderes masculinos . Con el tiempo, las mujeres activistas propusieron deman-
dar a los jueces
debido
a su constante negativa a aplicar las cuotas polticas.
Las mujeres bolivianas tambin trataron de utilizar las
cortes
como aliadas
para
hacer cumplir
las cuotas.
Esto
ocurri
en el
momento
en
que
estaba en
disputa la nominacin de las mujeres
como
candidatas en las listas partidistas
provinciales (cmo se ver ms adelante, la ley de cuotas se aplica a estas listas
de representacin proporcional
que
eligen a la
mitad
de la cmara baja del
Congreso, pero
no se aplica en las elecciones en los distritos
uninominales
que
eligen a la otra
mitad
de la Cmara). Los partidos en Bolivia
tendan
a mini-
mamente cumplir con las cuotas: contando los
escaos
de
arriba
hacia abajo y
colocando una
mujer en cada
tercer
rengln.
Por
su parte, las organizaciones
feministas proponan que los puestos en las listas se
contaran
horizontalmente
(de lado a lado de las listas, desde el titular hasta el suplente) para que as el ter-
cer escao
correspondiera
al
segundo puesto
titular (vr el
artculo
de Baldez
y
Braez
en este libro). Las mujeres lograron convencer a tres de los siete jue-
ces del Tribunal Supremo Electoral para que apoyaran su propuesta,
pero
la
mayora se aferr a la
interpretacin
minimalista de la Ley.
26
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24/225
La
importancia
de
los
Sistemas lectorales
Incluso si las cortes obligan a los partidos a cumplir con las cuotas para las
candidaturas de las mujeres, subsiste la pregunta de si estas acciones garantizan
su eleccin. Las cuotas en los partidos polticos establecen un nivel
mnimo
para la participacin de las mujeres en las elecciones, pero a diferencia de los
cupos reservados, no garantizan su presencia en los parlamentos. La traduccin
de candidaturas en cargos obtenidos por eleccin depende de las reglas que
rigen el sistema electoral de cada pas. La manera en que los electores eligen a
sus congresistas -ya sea en distritos pequeos o grandes, usando algn sistema
de representacin proporcional o reglas mayoritarias, votando por individuos
o
por
bloques de los partidos- ejerce una profunda influencia en los resultados
de las cuotas. Por ello, es necesario explorar los sistemas electorales con el fin
de entender cmo funcionan las cuotas polticas.
Todos los sistemas electorales de Amrica Latina utilizan sistemas de repre
sentacin proporcional (RP). A diferencia de los sistemas mayoritarios de los
Estados Unidos y del
Reino
Unido, en donde el partido que gane ms votos es
el que obtiene la curul, los sistemas de RP distribuyen las curules entre los par
tidos de acuerdo con la proporcin del total de votos que reciban. En general,
las mujeres candidatas tienden a obtener mejores resultados en los sistemas de
RP. Los datos de 182 pases (del ao 2000) muestran que las mujeres conforman
un promedio del 15 de los miembros del Congreso en sistemas de ~ 11 en
sistemas mixtos (en los que parte de la legislatura es elegida usando ~ y otra
parte en distritos
uninorninales),
y 9 en sistemas mayoritarios (Norris 2004).
CU DRO 2: SISTEM S ELECTOR LES EN AMRICA
LATINA PARA
L CM R B J DEL CONGRESO
O EL
CONGRESO
UNICAMERAL)
Sistema electoral Pas
Lista
RP:
Lista
cerrada Argentina. Costa Rica, El Salvador. Guatemala, Honduras.
Nicaragua, Paraguay
Lista RP Lista cerrada de facciones Uruguay
Lista RP: Lista personal Colombia (hasta 2006)
Lista RP
Lista
biert
Brasil.
Chile. Repblica
Dominicana, Ecuador*. Per
Sistema
mixto (Lista
RP
ms
distritos
uninominales)
Bolivia,
Mxico,
Panam,
Venezuela
*Adems. 15
de los diputados en
Ecuador son elegidos
por
una nica
liSIa cerrada
nacional.
27
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25/225
No
obstante, existen variaciones importantes dentro del sistema de RP
que se hacen evidentes en Amrica Latina y en la Regin Andina (ver cua
dro 2). Cuatro pases poseen sistemas mixtos en los que se combinan listas
cerradas de RP y distritos uninominales, uno de los cuales es Bolivia. Siete
pases utilizan las listas cerradas, y cinco, incluidos Ecuador y Per, tienen lis
tas abiertas. Colombia ha utilizado un sistema de lista personalizada , en el
que los partidos lanzan muchas listas y no tienen control sobre quin utiliza
el aval del partido. Este sistema es considerado personalista puesto que, del
gran nmero de listas,slo un candidato sale electo y los votos no son incor
porados en el nivel de los partidos. Sin embargo, la reciente reforma al siste
ma poltico colombiano establece que para las elecciones del ao 2006, los
partidos deben presentar una nica lista en donde los electores podrn
emi-
tir su voto preferente
por
candidatos individuales.
De esta forma, la evidencia comparativa sugiere que las cuotas polticas
funcionan mejor en los sistemas con listas cerradas de
RP
en
donde
exista
una ley que estipule la inclusin de las mujeres en dichas listas. (Htun y Jones
2002). Estos mandatos deben exigir a los partidos que siten a las mujeres en
los primeros renglones de las listas y que no sean colocadas en espacios deco-
rativos en los que no tienen oportunidad alguna de ser elegidas. Las cuotas
polticas tambin suelen funcionar mejor en los distritos plurinominales
amplios. En los distritos con pocos miembros, slo los candidatos que ocu-
pan los primeros renglones de las listas -generalmente hombres- tienden a
ser elegidos. uando la magnitud del distrito es mayor, ms candidatos de un
partido, incluidos aquellos de las posiciones ms bajas en las listas, tienen la
posibilidad de obtener curules. Estos factores cuentan para el extraordinario
xito de las cuotas polticas en Argentina y Costa Rica (ambos con sistemas
de listas cerradas de
RP
con mandatos de posicionamiento). De hecho, en
Argentina, la presencia de las mujeres en el Congreso
aument
del 6 al 34%
con la Ley de cupos y en Costa Rica, el aumento fue del 14 al 35% (Htun
2005).
Por otra parte, las cuotas tienden a ser menos exitosas en los sistemas
mixtos y en los sistemas de listas abiertas. En un sistema mixto
como
el boli
viano, ms de la mitad del Congreso es elegido
por
distritos uninominales
en los que generalmente las cuotas polticas no aplican. Lo que explica esta
situacin es que en estos casos los partidos postulan slo un candidato por
distrito, haciendo imposible que se apliquen las cuotas polticas a ese nivel.
La cuota en este caso slo podra ser aplicada a la suma total de los distritos,
lo cual en la prctica requerira que algunos distritos se designaran como
solamente para hombres o solamente para mujeres, generando, de mane
ra previsible, batallas intrapartidistas, as
como
problemas logsticos.
28
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En los sistemas de listas abiertas, como los implantados en Ecuador Per y
Colombia :1 partir de las elecciones del ao
2006),
los electores tienden a emi-
tir su
voto
preferencial
por
candidatos individuales. Los votos
son
distribuidos
entre los partidos y cada partido obtiene curules en relacin proporcional con el
total de votos recibidos. Los partidos reparten las cundes
entre
sus propios can-
didatos de acuerdo con las preferencias electorales de los votantes,
generando
as
una
competencia
intrapartidista entre los candidatos
con
el fin de
que
los elec-
tores
voten
por ellos de manera preferencial. En este contexto los candidatos
que
estn recin llegados a la contienda electoral, y por tanto no poseen redes esta-
blecidas, ni acceso a apoyo financiero, tienden a no ser elegidos. En
consecuen-
cia,
aunque
las cuotas polticas en los sistemas de listas abiertas ayudan a que las
mujeres
puedan
postularse,
no
les ayudan realmente a
que
sean elegidas.
La mayora de las leyes de cuotas no slo se aplican en el nivel nacional sino
que tambin lo
hacen
en las elecciones locales y municipales, en
donde
las reglas
electorales
pueden
ser diferentes. En un mismo pas,
podemos
ver diferencias
considerables en los efectos de las cuotas en los distintos niveles del gobierno.
Tomemos
el ejemplo de Francia, en donde la Ley de partidos exige
que
las
mujeres conformen hasta el
50
de las candidaturas para los cargos legislativos.
Por un lado, en el nivel nacional, donde los diputados
son
elegidos en distritos
uninominales, la presencia de las mujeres apenas creci de
62
a
71,
de
un
total
de
576 (12 ).
Por su parte, la situacin en los concejos municipales, en donde
se eligen sobre una base semiproporcional con listas cerradas, file increblemen-
te distinta: la presencia de las mujeres aument al
48
del total (Bird
2004).
Como se observa a continuacin algo similar ocurri en la
regin
andina, espe-
cialmente
en
Per.
as cuotas polticas y la ele in
de
las mujeres
en la
regin
andina
Como lo muestran en detalle los artculos de este libro, la presencia de las
mujeres en el
poder aument
en estos pases gracias a la aplicacin de las cuotas
en las candidaturas de los partidos
aunque
este
aumento
no file tan grande como
el que se
dio
en Argentina o Costa Rica.
De
hecho, en Bolivia, las mujeres
con-
formaban el
10
de la cmara de diputados antes de
que
la Ley fuera aprobada;
despus de las elecciones del o
2002,
esa cifra se elev al
19 .
En
Ecuador, por
su parte, la presencia de las mujeres en el
Congreso
unicameral, pas del 6, en
1996,
al
17
despus de las elecciones de
2002.
En el caso peruano, las mujeres, antes de
que
fuera aprobada la Ley de cuotas, conformaban el 1
1
del Congreso. Despus
de las primeras elecciones, luego de su aprobacin, esa cifra aument al
20
y en
el ao
2001
descendi al
18 .
En ningn pas la participacin de la mujer alcanz
el nivel del
30
de las cuotas.
Cmo podemos
explicar estos resultados?
29
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CUADRO
3 SISTEM S ELEaORALES
NACIONALES CUOT S POLTICAS P R L S MUJERES EN BOLIVIA,
ECUADOR, YPER
No de
diputados
Bolivia:
no
Sistema Mixto
Ecuador: 121
Lista Abierta
Per:
120
Lista
Abierta
Forma en que son elegidos
68
diputados
62
diputados
elegidos
son
elegidos
en
distritos
por
listas
uninominales. cerradas
locales
de los partidos;
varan
en
tamao de
entre
2 y 15.
Los votos para
los diputados
de la
lista
se
fusionan con
los votos de
una
lista
del
Senado
y para
Presidente.
101 diputados son 20
diputados
son
elegidos a
travs
elegidos a
travs
de
listas
abiertas de una sola lista
en
distritos pluri- cerrada nacional
nominales, los
cuales
conforman
las
diferentes
pro
vincias
120
diputados
son
elegidos a
travs
de
listas
partidistas abier
tas en
25 disni
tos electorales
plurinominales: los
electores pueden
emitir dos
votos
preferencjales
Cuotas para Observaciones
las mujeres
30 de las cuo- La
cuota
se
tas para
los
can- aplica
a
la elec
didatos se
aplican
cin
de
slo
la
a
la
composicin
mitad
de los
de
las listas loca- diputados
les de los partidos
30
de los
can- El sistema
de
didatos
de
las
lista abierta
listas de los
par-
reduciri la efec
tidos
deben ser tividad de las
mujeres cuotas polticas.
30 por
ciento de Igual que
en
los candidatos de
Ecuador,
pero
las
listas
de
los
debido
a
la
partidos
deben
posibilidad
de
ser
mujeres que
los electo
res puedan
emitir dos
votos preferen
cjales.
podra
ayudar
a las
mujeres
30
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En
el nivel nacional, los sistemas electorales de Bolivia, Ecuador y Per
no pareceran ser muy favorables para la implementacin de las cuotas pol-
ticas (ver
cuadro
3). Para
comenzar,
Bolivia elige a la
mitad
de sus
legislado-
res
en
distritos uninorninales,
en
los que las cuotas no se aplican, la
otra
mitad es elegida a travs de las listas de los partidos en las que si aplican las
cuotas. No es de sorprender que sea
mayor
el nmero de mujeres elegidas a
travs de las listas de los partidos en comparacin con las
que
son elegidas a
travs de distritos uninorninales. Baldez y
Braez encontraron
que
en
las
elecciones de 1997 en este pas, las mujeres conformaban el 18 de los
representantes elegidos a travs de listas partidistas, y slo el 3 lo
hicieron
a travs de los distritos uninominales (para un total de 10 ). En las
eleccio-
nes de
2002,
el
xito
de las
mujeres
aument
en
los dos sistemas ya
que
obtu-
vieron un 26 eurules a travs de las listas de los partidos y un 13 en los
distritos
uninominales
(para
un
total de 19 ).
Ecuador y Per utilizan listas abiertas
con
voto preferente. Esto significa, entre
otras cosas, que si bien las mujeres pueden participar en las elecciones, esto no
garantiza que necesariamente vayan a ser elegidas ya que su eleccin depende del
criterio de los electores'. Al respecto
Hurtado
ilustra en su artculo
que
en las
elecciones nacionales de Per del ao 2001, las mujeres conformaban el 36 de
las candidaturas, pero tan slo el 18 de ellas fueron elegidas. En este caso se pre-
sent una tendencia de concentracin geogrfica, en
donde
la mitad de las
muje-
res elegidas provenan de la ciudad de Lima. Quince de un total de 25 distritos
no lograron elegir a una mujer,
1
que demuestra que la fuerza de las mujeres can-
didatas vara enormemente de regin en regin.
CU DRO
4. RESULT DOS DE lAS CUOT S
EN EL
NIVEL
MUNICIP L
Antes de la ley de cuotas Despus de la ley de cuotas
Bolivia 8
(1995)
32 (1999)
Ecuador
8
(1996)
30 (2000)
22 (2002)
Per
8 (1995) 26 (1998) 26 (2002)
Por otra
parte , las
cuotas
presentan mejores resultados
en
el nivel muni-
cipal (ver cuadro 4). En Bolivia, las mujeres conformaban slo el 8 de los
concejos municipales en 1995, pero, tras las elecciones de 1999, este porcen-
taje se
elev
al 32 , lo cual se
considera
un
incremento
espectacular. El
art-
culo de Vega Ugalde muestra
que
en Ecuador, la presencia de las mujeres en
En Ecuador, sin embargo, 20 legisladores (de un total de 121) son elegidos por lista cerrada nacional
del partido. En teora. las cuotas deben funcionar mejor para este tipo de contienda.
3
3
-
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los concejos municipales se elev notoriamente de un 8 , en 1996, al 30
en el ao 2000, y luego descendi al 22 en 2002. En estas dos ltimas elec-
ciones las cuotas ya se estaban implementado, y el porcentaje candidaturas de
las mujeres alcanz el 40 .
En Per, las elecciones municipales se diferencian de las elecciones
nacionales de manera significativa. En su artculo, Hurtado seala que los
concejales en lugar de ser elegidos a travs de listas abiertas, lo hacen por
medio
de listas cerradas encabezadas por el candidato a la alcalda. La lista
que
obtenga la mayora de votos obtiene la alcalda y la mitad de las curules
en el
Concejo
la otra mitad se distribuye entre los partidos perdedores, de
acuerdo
con
su porcentaje de votos. En este esquema, al igual que en cual-
quier
sistema de listas cerradas, la posicin en las listas es un factor
que
deter-
mina las posibilidades de ser elegido o no. En este pas, la representacin de
las mujeres en los concejos locales creci de un 8 , antes de la
implementa-
cin de la ley de cuotas, a un 26 en 1998, y un 26 en 2002.
En resumen, las variaciones en las reglas electorales ayudan a explicar los
diferentes resultados de las cuotas polticas, no slo entre los distintos pases,
sino dentro de cada
uno
de ellos.
valuando el xito de l s cuotas polticas
p r l s mujeres
El xito de las cuotas para las mujeres puede ser analizado, al
menos
de
dos maneras diferentes. La primera es a travs del anlisis de los resultados
numricos: cuntas mujeres fueron elegidas bajo la nueva norma?
Como
se
vio
anteriormente
la respuesta est dada
por
la naturaleza del sistema elec-
toral y por la implementacin y cumplimiento de las cuotas polticas. Sin
embargo, existe una preocupacin casi generalizada por el segundo tipo de
resultado, el cual se refiere a la representacin sustantiva de los intereses de
las mujeres en los mbitos del poder. En efecto, muchas de las mujeres acti-
vistas defendieron las cuotas porque consideraban que una mayor' presencia
femenina mejorara la representacin de los asuntos de gnero e incremen-
tara las opciones de
que
se llevaran a cabo cambios en las polticas directa-
mente relacionadas con los intereses de las mujeres.
Hacia qu tipo de resultados debe estar enfocada nuestra evaluacin sobre
las cuotas para las mujeres? Es su xito simplemente cuestin de que lleguen
ms mujeres al poder; o implica ms apoyo a las iniciativas encaminadas hacia
los intereses de las mujeres? En su artculo, Len y Holgun diferencian los tr-
32
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FL CSO Biblioteca
minos inclusin y representacin, entendiendo el primer concepto
como
el
nmero de mujeres que ejercen la actividad poltica. La representacin,
por
su
parte se relaciona en este caso con las actividades legislativas -elaboracin y
promocin de proyectos de ley, reformas constitucionales, cabildeo, votacin,
generacin de conciencia sobre la importancia del tema, entre otras, desarro
lladas por las mujeres que se encuentra en el poder con el objetivo de promo-
ver la igualdad de gnero. As las cosas, la presencia femenina es un signo de
inclusin, pero la inclusin no garantiza el comportamiento sustantivo que
implica la representacin.
Esta distincin corresponde a las dos dimensiones del concepto de repre
sentacin descrito
por
Hannah Pitkin en su estudio clsico,
The Concept
if
Rcprcsentation
1967). Por un lado, la representacin puede ser entendida como
standing jor en aleman, darste/hmg ), en donde la presencia es lo importan
te desde un sentido descriptivo o simblico. Los legisladores representan des
criptivamente a sus electores cuando tienen rasgos fsicos similares, comparten
sus experiencias, y sirven como smbolos que evocan ciertas emociones y acti
tudes. Por otro lado, la representacin es actuar en favor de, o en trminos de
Pitkin actingfor , que supone que los legisladores deben ejercer su funcin
representativa al promover activamente los intereses de los ciudadanos que los
eligieron. Segn esta idea, las elecciones tienen la funcin de elegir represen
tantes que acten en nombre de los electores autorizacin), y luego los ciu
dadanos responsabilizan a los representantes por su buen o mal comportamien
to rendicin de cuentas).
uando las cuotas polticas generan un aumento en los resultados
num-
ricos, se est mejorando la representacin de las mujeres en el sentido descrip
tivo. Lo que no est muy claro es si las cuotas modifican la representacin
como
una accin representativa en el sentido de actuar en favor de los inte
reses de las mujeres. De hecho, muchos observadores se han visto contraria
dos por
el
hecho de que las mujeres, una vez llegan al poder, no se dedican a
defender los asuntos relacionados con la igualdad de gnero. Tal contrariedad
es entendible si se tiene en cuenta la continua existencia de un sexismo esta
tal a lo largo de la historia. Por otro lado, no es razonable esperar que un
grupo
de mujeres, que estn recin incursionando en la arena poltica, pue-
dan modificar rpidamente la lgica del mercado en esta rea, ya que una cosa
es lograr que las mujeres lleguen al poder y otra muy distinta es transformar
l
forma en que se comportan los polticos.
En cuanto a los legisladores, se debe tener en cuenta que stos son actores
racionales que buscan ser elegidos y reelegidos, lo que significa que centrarn
sus campaas en los asuntos que son importantes para los electores, y, una vez
33
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elegidos, orientarn las acciones de sus mandatos hacia dichos asuntos. En la
regin andina, los electores, tanto mujeres como hombres, se preocupan
por
sus ingresos,
por
la paz, l crimen, la educacin, el precio del gas, la disponibi-
lidad de agua, las consecuencias perversas de la erradicacin de los cultivos de
coca y la calidad de los servicios pblicos. A pesar e que las encuestas mues-
tran que la opinin pblica considera que tanto hombres como mujeres deben
ser tratados por igual, la igualdad de gnero raramente se posiciona como un
tema importante en las campaas electorales. Adicionalmente, es ms probable
que los lazos que unen a los electores con los polticos surjan a partir de las
redes clienrelistas, ms que las opiniones compartidas sobre la poltica nacio-
nal, ya que muchos de los polticos se aprovechan de la pobreza de los electo-
res para intercambiar bienes y servicios a cambio de apoyo poltico.
De esta forma,
l
abandono estatal y el clientelismo no permiten que la
igualdad de gnero se convierta en un tema de importancia nacional al cual
los polticos le apuesten en sus carreras polticas. Por otro lado, si los ciudada-
nos demostraran que la postura que asume un poltico frente a la igualdad de
los derechos para las mujeres es lo que va a marcar la diferencia a la hora de
emitir su voto, los polticos podran responder a esta preferencia de los ciuda-
danos. An ms, si las posturas progresistas sobre temas relacionados con el
gnero comenzaran a ejercer influencia sobre las elecciones, los partidos podr-
an comenzar a competir entre ellos
por plataformas de igualdad de gnero. El
punto es que los legisladores y los partidos responden a incentivos electorales,
lo que implica que para que los partidos polticos presten atencin a los dere-
chos de las mujeres, los electores deben demostrar que estos temas son electo-
ralmente rentables.
Conclusin
l
inclusin
poltic l s crisis poltic s
A lo largo de su historia como naciones independientes, los pases de la
regin andina se han caracterizado
por
excluir de la participacin poltica a
amplios sectores de la poblacin. De hecho, las mujeres obtuvieron el dere-
cho al voto en 1929 en Ecuador aunque el voto pleno se dio en 1946), en
1952 en Bolivia, en 1954 en Colombia, y en 1955 en Per Deere y Len
2001: 47). Adicionalmente, el requisito de saber leer y escribir en espaol para
poder
votar hizo que muchos pueblos indgenas no pudieran ejercer este
derecho. Tal situacin se prolong hasta el ltimo tercio del Siglo cuan-
do estas normas fueron eliminadas en las reformas constitucionales. De esta
manera, tan slo a partir de las dos ltimas dcadas del siglo veinte, las demo-
cracias de Amrica Latina comenzaron realmente a funcionar sobre la base del
sufragio universal genuino.
34
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Posteriormeure, las organizaciones internacionales y las redes nacionales de
mujeres, los grupos de derechos humanos, y los activistas
que
representaban a las
minoras tnicas y a los
grupos
raciales,
comenzaron
a reconceptualizar el signi-
ficado de la equidad poltica. Este derecho poltico fundamental implicaba no
slo la participacin a travs del
voto
y de la postulacin, sino tambin el
dere-
cho
a e