· no podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse...

17
www.puntodelectura.com

Upload: others

Post on 03-Apr-2020

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 5 08/07/11 14:21

www.puntodelectura.com

Page 2:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

© 1999, Rafael Azcona © De esta edición:2011, Santillana Ediciones Generales, S.L.Torrelaguna, 60. 28043 Madrid (España)Teléfono 91 744 90 60www.puntodelectura.com

ISBN: 978-84-663-2505-9Depósito legal: B-27.596-2011Impreso en España – Printed in Spain

© Imagen de cubierta: cartel de la película Los muertos no se tocan, nene © Ilustración de cubierta: Antonio Mingote

Primera edición: septiembre 2011

Impreso por

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 6 08/07/11 14:21

Page 3:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

I

El óbito

Cardos y penas llevo por corona,cardos y penas siembran sus leopardosy no me dejan bueno hueso alguno.No podrá con la pena mi persona,rodeada de penas y de cardos;¡cuánto penar para morirse uno!

MIGUEL HERNÁNDEZ

1

Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencidode que morirse en primavera era un despropósi-to: el mundo ofrecía épocas más adecuadas paraabandonarlo y sólo a un bohemio o a un anar-quista se les podía ocurrir fallecer cuando todoen la tierra empezaba a renacer; de tan asocialessujetos cabía esperar cualquier cosa, incluso quearrastrados por su perversidad fallecieran en se-ñalados días de fiesta, el colmo, pues los días defiesta estaban en los calendarios para celebrarlos

9

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 9 08/07/11 14:21

Page 4:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

con la misa mayor, el concierto de la banda mu-nicipal, el arroz con pollo comido en familia y lacorrida de toros, de haberla, y no para enlutarloscon un cadáver.

¡Qué dislate, morirse cuando al otro lado de la ven-tana la primavera encendía en los hombres de bien elansia de vivir! El ideal sería apagarse en otoño, y aser posible el primero de noviembre; de morir en tanseñalada fecha incluso un pelafustán puede esperar queen los aniversarios de su óbito el mundanal ruido seacalle un poco, y si el pelafustán es optimista hasta con-fiar en que alguien, aunque sea por error, deje unasflores y una oración sobre su tumba!

Eso es lo que pensaba el señor Bígaro Perlé.Sin embargo, y muy a su pesar, el caballero se es-taba muriendo en pleno mes de abril: sus noventay nueve años eran otras tantas razones para mo-rir en primavera y hasta en Pascua de Resurrec-ción. En realidad debía haberse muerto hacía yames y medio cuando don Fortunio, médico de ca-becera de la familia, lo despachó lavándose las ma-nos en una palangana: «Llamad al cura, que aquíla ciencia médica se confiesa impotente», sen-tenció aquella lumbrera; si don Fabián seguía res-pirando se debía no tanto al afán de llegar a cen-tenario —bueno, sí, la proeza le tentó los primerosdías de su agonía, pero ya había renunciado a tanestúpida vanidad— sino a su convicción de que

10

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 10 08/07/11 14:21

Page 5:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

una persona como él estaba obligada a despedir-se de la vida con una frase imperecedera:

El campesinado, el peonaje, el servicio doméstico yel quídam en general se pueden morir sin decir nadao, en el mejor de los casos, soltando una jeremiada cual-quiera con el último suspiro, «¡Ay, que me muero!»,por ejemplo, pero un Jefe de Administración Munici-pal, Medalla al Mérito Agrícola, Hermano Mayor dela Cofradía del Santo Madero y Presidente de Honordel Club Taurino como yo, no debe abandonar el mun-do así como así.

Cierto que la postración y la debilidad de suestado le impidieron pronunciar las dichosas úl-timas palabras en las contadas ocasiones en quetuvo a sus deudos al alcance de la voz, pero tam-bién era verdad que ellos no demostraban mayorinterés en escucharlas, pues los descastados, ape-nas el R. P. Amelgo le administró los Santos Sa-cramentos, empezaron a espaciar y acortar sus vi-sitas; aquella misma mañana iban a dar las once yel único ser vivo que había entrado en la alcobaera Abelarda, la criada, y sólo para pasarle el plu-mero a los muebles.

A don Fabián Bígaro Perlé le dolía horroresreconocer que los miembros de su familia se es-taban portando como cocheros, pues para él laFamilia —ciertas palabras las pronunciaba siem-pre con mayúsculas— era sagrada, y vituperarla

11

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 11 08/07/11 14:21

Page 6:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

aunque sólo fuera con el pensamiento se le anto-jaba tan criminal como renegar de la Religión ode la Patria e incluso de la Fiesta Nacional. Pero¿qué otra cosa podía pensar, si aquellos desgra-ciados no tenían perdón de Dios? Mariano, supropio hijo, ya septuagenario, se acercaba a lacama oliendo a alfalfa seca, pues era almacenistade piensos y forrajes, lo miraba de hito en hitodurante un par de minutos, y en sus ojos se podíanleer perfectamente cosas como: «Desahuciadopor la ciencia y a bien con Dios, ¿a qué viene estaresistencia a morir, papá?». Una delicada alusiónsi se comparaba con la desconsideración de Pa-blo, el marido de su nieta Luisa, un brigada de laRemonta todo tripa y mantecas, que habituado altrato con los semovientes le gruñía a su mujer:«¡Terco como una mula hasta para morir!». Tor-tas y pan pintado al lado de la irreverencia deFabianito, el primogénito de la pareja, quien alvolver del colegio voceaba desde el vestíbulo, to-mando a chacota la afición del bisabuelo a la Fies-ta Nacional: «¿Qué, dobla o no dobla?». Pero laszurrapas de las heces de tan amargo cáliz las be-bía el anciano moribundo cada vez que Lolín,hermana menor de Fabianito, se plantaba ante sucama para espetarle, con la inconsciente cruel-dad de la infancia: «¡Tonto, más que tonto, quepareces tonto! Como no te mueras no voy a poder

12

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 12 08/07/11 14:21

Page 7:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

hacer este año la primera comunión, con el trajetan bonito que me han hecho, que parezco unaprincesa».

2

—Nada, seguimos lo mismo —rezongó donPablo tras tomarle el pulso a su abuelo político.Y siguió—: Y yo me pregunto: ¿por qué no lla-mamos de una vez al doctor Salamoya?

—Tiene razón Pablo —chirrió la hija del al-macenista de piensos y forrajes con aquel chirri-do que tenía por voz, un chirrido que a su propioesposo le recordaba el del torno de los dentis-tas—. El día de la Ascensión está como quien dicea la vuelta de la esquina y si la nena no comulgaeste año, el vestido se le quedará pequeño para elque viene.

El chirrido sacó de un profundo sopor a donFabián:

Y ahora, ¿qué quieren? Algo deben de estar tra-mando, nunca se habían presentado así, en manada.A ver si aprovecho la ocasión, cualquiera sabe cuándovolverán a congregarse aquí estos miserables.

—Pero la nena, ¿no puede hacer la primeracomunión otro día? No sé, el del Corpus, sin irmás lejos —objetó tímidamente don Mariano. Y

13

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 13 08/07/11 14:21

Page 8:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

profetizó—: Porque mi padre no llega al Corpus,eso seguro.

Reunidas sus escasísimas fuerzas don Fabiánmovía el bigote, parpadeaba y torcía la cara, todocon la intención de llamar la atención del trío.

—Es que mi hermano, mi cuñada y mi tío elcanónigo ya han sacado los billetes del tren, aver si me comprende —razonó el brigada, sol-tando una de sus muletillas exasperantes. Queeran dos: una la citada y otra «a ver si me en-tiende».

—Imagínate, papá: venirse desde Murcia paranada, con el empeño que tiene el canónigo en serél quien le dé a Lolín la primera comunión.

—Capaz es de excomulgarla, con el genio quese gasta —acudió en apoyo de Luisa su marido.

Visto que nadie reparaba en sus visajes, don Fa-bián hizo lo posible por emitir un gemido con elaliento que tenía reservado para legar sus últimaspalabras a la Humanidad; en sus oídos el gemidosonó como un pitido lacerante, pero la verdad esque fuera de su cráneo resultó inaudible.

—Además, la niña está ahora muy bien pre-parada, que hasta dice que quiere ser santa, y se-ría una pena que perdiera la ilusión; el mismopadre Amelgo nos lo ha advertido.

—Bueno, y el doctor ese que decís, ¿qué va ahacer, si mi padre ya no tiene remedio?

14

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 14 08/07/11 14:21

Page 9:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

Don Fabián los hubiera ahogado con sus pro-pias manos. ¡Infames! ¡Ah, si los pudiera deshe-redar!

—El doctor Salamoya es una eminencia —dijodon Pablo, envuelto en el humo del caliqueño queacababa de encender.

—Ya puede —ponderó doña Luisa—. ¡Con loque cobra!

—Salamoya, Salamoya... —repetía entre dien-tes don Mariano, a quien con la edad empezabaa fallarle la cabeza—. Pero ¿no es ese a quien lla-man especialista en certificados de defunción?

—Habladurías, papá, eso son habladurías —lecortó su hija—. Que venga y que sea lo que Diosquiera.

Hacía ya rato que don Fabián, agotado, habíadejado de gemir, o sea, de pitar: Muy bien: que sealo que Dios quiera y si lo que Dios quiere es que yo nopronuncie mis últimas palabras, que me permita ircuanto antes a hacerle compañía a mi pobre Rosarito,que lleva tantos años en el panteón familiar —y comoel hombre estaba ya más en el otro mundo se per-mitió el lujo de llamar asesino a su hijo—: ¡Se-tenta y uno exactamente, los que tiene ese adoquín deMariano, que la mató al nacer!

15

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 15 08/07/11 14:21

Page 10:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

3

Nada recordaba en el doctor Salamoya a esosmediquitos modernos ataviados con trajes de to-nos claros, lazo de pajarita, zapatos de suela decrepé y cartera de negocios con cremallera, ca-paces de entrar en casa de los enfermos tarareandoun alegre pasacalles; el fúnebre facultativo vestíade riguroso luto, negro el sombrero, negra la bar-ba, negro el traje, negra la corbata, negro el male-tín de fuelles, negro el bastón y negras las botas,y el cavernoso gorgoteo que salía de su gargantasonaba a salmo penitencial:

—El enfermo, rápido, ¿dónde está el enfermo?Lo preguntó como si temiera encontrarlo ya

exánime —en cuyo caso no podría cobrar la visi-ta, claro— y sin prestar atención a las explicacio-nes que sobre el caso intentaban darle don Ma-riano, don Pablo y doña Luisa, se internó en lacasa husmeando como una hiena hasta localizarla habitación que gracias a su ciencia iba a ser enbrevísimo plazo cámara mortuoria.

¡Qué distintas sus maneras de las de don For-tunio, amigo antes que galeno, quien en el tran-ce de visitar a un enfermo, y fuera cual fuera lagravedad del caso, se interesaba primero y en de-talle por la salud de los demás miembros de la fa-milia, como si la del encamado no tuviera la menor

16

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 16 08/07/11 14:21

Page 11:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

importancia, y luego, ya cara a cara con el pa-ciente, empezaba por afearle su conducta: «¿Quéhaces ahí, podrigorio? —don Fortunio llamabaasí a sus clientes, pero con cariño—. ¿No sabesque la cama come más que la enfermedad? ¡Arri-ba, caballo moro! —y entre tanto le ponía las bo-tas—. Ahora mismo nos vamos tú y yo a Casa Bal-domero a comernos un conejo con una botella devino, que eso entona el cuerpo mejor que ningu-na medicina». Todo era una farsa, naturalmente,pero el tratamiento animaba tanto al enfermo que,de no estar en coma irreversible, intentaba alzar-se de la cama; se decía que el bondadoso doctorhabía puesto en pie a clientes con fracturas de am-bas piernas, pelvis y base del cráneo, lo que sinduda era una exageración. Pero, en cualquier caso,lo cierto era que una vez tomado el pulso del po-drigorio le examinaba el epitelio volviéndole delrevés un párpado, le bajaba la lengua con la cu-chara aportada por la criada de la casa, y una vezvisto el aspecto que presentaban sus amígdalas—las del podrigorio en cuestión, no las de la do-méstica, aunque si la pechuga de la chica lo me-recía, a la pechuga se le iba la cuchara a don For-tunio, que lo docto no quitaba lo galante— y enmenos que se dice un credo prescribía un con-somé con la yema de un huevo, una rodajita de mer-luza cocida y dos dedos de vino —el vino siempre

17

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 17 08/07/11 14:21

Page 12:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

que fuera bueno, precisaba severo—, porque se-gún don Fortunio el organismo de un enfermosabía más de su mal que el propio médico, quiendebía limitarse a no precipitar el deceso con suintervención: «Quien caga duro, pee fuerte y meaclaro no ha menester médico ni cirujano», esa erasu divisa. Otra cosa era la cirugía: «Ahí —se ren-día— cortar por lo sano y sin duelo».

Absolutamente despreocupado de la admira-ción que su técnica provocaba en los presentes,el doctor Salamoya, que ya estaba a lo suyo, fuedescoyuntando las articulaciones del moribundocon el fin de colocarlo en las posiciones más con-venientes para golpearle las rodillas, los codos yel colodrillo con un martillito metálico, y una vezconsumados el dislocamiento total y la percusióngeneral de su víctima la abandonó en decúbito su-pino, y con voz ominosa previno a los presentes:

—Resignación. No le doy más de cuatro mi-nutos.

Dicho esto devolvió el martillito al maletín,sacó del bolsillo del chaleco un reloj, tomó con laotra mano la muñeca del ya efectivo moribundo,y empezó a contar:

—Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis...Obnubilado por el dolor —y por su afición a

la Fiesta Nacional, todo hay que decirlo— don Fa-bián tuvo la sensación de haber sido destroncado

18

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 18 08/07/11 14:21

Page 13:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

por una faena de castigo. Y en consecuencia emi-tió lo que parecía un mugido:

—Muuuu...El brigada, que por algo estaba destinado en

la Remonta, lo confirmó:—Parece que muge.—Un poco de respeto, puñeta —protestó don

Mariano en voz queda—. Deben de ser los es-tertores.

El doctor Salamoya estaba a punto de rebasarel primer minuto, pero interrumpió la cuenta paraconfirmar:

—Exactamente —y siguió—: ... Cincuenta yocho, cincuenta y nueve, sesenta... Un minuto.Uno, dos, tres, cuatro...

Don Fabián apretó los puños y los esfínterestodo lo que pudo, no mucho pero si lo suficien-te para desorbitar los ojos y boquear como un be-sugo fuera del agua, y en esta ocasión, gracias aDios, don Mariano lo advirtió y dedujo que supadre quería decirle algo:

—Espere, espere —intentó interrumpir la cuen-ta del doctor Salamoya. Y pegó la oreja a la bocapaterna—: Dime, papá, dime.

El agonizante recuperó instantáneamente sufe en la Familia con mayúscula: Mariano, su úni-co hijo, aquel mentecato que por su incapacidadpara el estudio se había quedado en almacenista

19

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 19 08/07/11 14:21

Page 14:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

de piensos y forrajes, allí estaba a la hora de laverdad, pendiente de sus labios, dispuesto a re-cibir el precioso legado de aquella frase que ibaa pasar a las enciclopedias; eso si no la grababanen mármol o la fundían en bronce. Que todo po-dría ser.

—Dime, dime, papá —insistía don Mariano,solícito.

—... Cuarenta y tres, cuarenta y cuatro, cua-renta y cinco… —seguía el doctor Salamoya.

Don Fabián aspiró todo el aire que le permi-tió su maltrecho aparato respiratorio, lo expelióconvencido de que con él echaba fuera las famo-sas últimas palabras y ya, aliviado, se dispuso amorir como Dios manda.

—Cosa más rara.El perplejo era don Mariano, que en el gor-

goteo brotado de la boca de su padre creyó haberentendido la palabra «patatas». Y por duplicado.

—¿Qué ha dicho? —preguntó doña Luisa.—Ha dicho: «Patatas, patatas» —informó don

Mariano—. Dos veces: «Patatas, patatas».La estupidez de aquel unigénito en quien aca-

baba de poner todas sus complacencias interrum-pió el viaje de don Fabián a la eternidad.

—Será que tiene hambre —dedujo don Pablo.—Ah, pues si quiere patatas, yo le doy pata-

tas —proclamó su cónyuge.

20

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 20 08/07/11 14:21

Page 15:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

—... Cincuenta y nueve y... —el desalmadodoctor interrumpió la cuenta para prohibir—: Depatatas, nada.

¡Eso, eso, patatas, no, patatas, no!El moribundo lo gemía mentalmente, sin alien-

to ya ni para empañar un espejo.—¿Cómo las quieres? —le preguntaba su nie-

ta—. ¿Asadas? ¿Fritas? ¿Suflés? ¿Cocidas? ¿A lopobre? ¿En salsa verde? ¿Con chorizo?

—Insisto, la fécula queda terminantementeprohibida... —vetaba el doctor Salamoya, antesde pasar a la cuenta del tercer minuto—. Uno,dos, tres, cuatro, cinco, seis...

Jamás en su larga vida ensució una palabra mal-sonante la boca del señor Bígaro Perlé, y ahora, jus-to antes de morir, a punto estuvo de condenarse alas penas del infierno por toda una eternidad profi-riendo —siempre con la imaginación, claro— unahorrorosa blasfemia; aterrado por el riesgo que aca-baba de correr su alma, don Fabián se dejó de vana-glorias: Hágase la voluntad de Dios; me iré de este mun-do diciendo «patatas, patatas». Y ahí me las den todas.

—¿No me oyes, abuelo?—... Veintiuno, veintidós, veintitrés...—Deliraba, es lo normal.Lo que en otro tiempo fue jefe de administra-

ción municipal ya no les escuchaba: constituidoen espectador de esa película en la que los humanos

21

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 21 08/07/11 14:21

Page 16:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

—según dicen— revivimos nuestras vidas, repasa-ba algunos momentos de la suya... Allí estaba, connueve añitos, en el trance de cumplir una buenaacción cruzando a un ciego de acera y recibiendolos furiosos bastonazos del invidente, hastiado deque los niños ejemplares lo trajeran y llevaran cons-tantemente de un lado a otro de la calzada... Laproyección pegó un salto y lo devolvió a la ado-lescencia, a aquella tarde de verano en que sor-prendió a su adorable prima Asunción masturbandoen un pajar al tonto del pueblo, que la animaba:«Déle, déle, señorita Asun... que luego se lo con-fiesa... y como si nada...». Otro paso adelante delapresurado film le hizo cumplir de nuevo los trein-ta y cinco años: su padre, considerándolo ya hom-bre hecho y derecho, le entregaba la llave del por-tal y le autorizaba no sólo a fumar y a dejarse elbigote, sino también a casarse con María del Ro-sario, el ángel con el que llevaba doce años de re-laciones... El corazón se le alborotó al volver a lanoche de bodas: aterrada ante la perspectiva de per-der su doncellez, celosamente conservada duran-te tanto tiempo, Rosarito se encerró en un arma-rio y hubo que acudir a un padre capuchino paraque la devolviera a la cama: «Sal, hija, sal —le su-plicaba aquel santo varón—. Sal y vuelve al tálamonupcial, en el que puedes perder la virginidad im-punemente...».

22

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 22 08/07/11 14:21

Page 17:  · No podrá con la pena mi persona, rodeada de penas y de cardos; ¡cuánto penar para morirse uno! MIGUEL HERNÁNDEZ 1 Don Fabián Bígaro Perlé estaba convencido de que morirse

—... Y sesenta —el doctor Salamoya, tras sol-tar la muñeca del cadáver y devolver el reloj a suchaleco, se condolió—: Señores: mi más sentidopésame.

—¡Papá! —don Mariano, asumiendo trágica-mente su orfandad, se abrazó a su padre.

Doña Luisa, en cambio, no acababa de creér-selo:

—Cómo se va a morir, si estaba hace un mo-mento pidiendo patatas.

—Cuatro minutos. Ni un segundo más ni unomenos —se pavoneó el letal facultativo, mientrasaprestaba la estilográfica y el bloc de certificadosde defunción:

—¡Pobre don Fabián, con lo bueno que era!—sollozaba Abelarda, santiguándose con la cu-chara que el doctor Salamoya había rechazado.

—Ha doblado —le susurró Fabianito a su her-mana Lolín, de regreso los dos de sus colegios.

—Entonces, ¿ya puedo hacer la primera co-munión? —corrió alborozada la pequeña hacia sumadre.

—Fabianito, tú a estudiar a tu cuarto —donPablo, que no en vano pertenecía al ejército, en-cadenó las órdenes—. Lolín, sube a jugar con losniños del quinto. Abelarda, a llorar a la cocina.Luisa, dale una copa de cazalla a tu padre. Doc-tor, muy agradecido, ¿qué se le debe?

23

LosMuertosNoSeTocanNene.indd 23 08/07/11 14:21