nombres vulgares plantas peninsula iberica

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID-FACULTAD DE CIENCIAS-SECCIÓN BIOLÓGICAS-DEPARTAMENTO DE BIOLOGÍA-UNIDAD DE BOTÁNICA NOMBRES VULGARES DE LAS PLANTAS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA E ISLAS BALEARES Tesis doctoral Beatriz Teresa Álvarez Arias Madrid 2006

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  • UNIVERSIDAD AUTNOMA DE MADRID-FACULTAD DE CIENCIAS-SECCIN BIOLGICAS-DEPARTAMENTO DE BIOLOGA-UNIDAD DE BOTNICA

    NOMBRES VULGARES DE LAS PLANTAS EN LA PENNSULA IBRICA E ISLAS BALEARES

    Tesis doctoral

    Beatriz Teresa lvarez Arias

    Madrid 2006

  • Portada: Luis Melndez, Bodegn con limas, caja de jalea, mariposa y recipientes, Museo del Prado, Madrid. Contraportada: Luis Melndez, Bodegn con naranjas, melero, cajas de dulces y sandas, Museo del Prado, Madrid.

  • UNIVERSIDAD AUTNOMA DE MADRID-FACULTAD DE CIENCIAS-SECCIN BIOLGICAS-DEPARTAMENTO DE BIOLOGA-UNIDAD DE BOTNICA

    NOMBRES VULGARES DE LAS PLANTAS EN LA PENNSULA IBRICA E ISLAS BALEARES

    Tesis doctoral

    Beatriz Teresa lvarez Arias

    Director: Dr. Ramn Morales Valverde Tutora: Dra. Margarita Acn Remacha

    Madrid 2006

  • A todos aquellos cuya muerte ha supuesto la desaparicin de parte de ese saber que los etnobotnicos tanto nos preocupamos por recuperar y conservar.

  • Todo lo que queda de la rosa cuando muere es el nombre.

    BERNARD de MORLAIS

    Yo s los nombres extraos de las yerbas y las flores, y de mortales engaos, y de sublimes dolores.

    JOS MART

    Yo soy un hombre sincero . . .

  • AGRADECIMIENTOS

    Es mi deber expresar mi ms sincero agradecimiento:

    - Al Dr. Ramn Morales, Caballero del Fragante Tomillo, por todo aquello que hacen los directores de tesis esforzados. A saber: trasmitir sus conocimientos, orientar y socorrer al doctorando menesteroso, vive Dios!.

    - A la Dra. Margarita Acn, mi tutora, con la que comparto el amor por la Historia, por sus sabios consejos, su gran amabilidad y sobre todo, por la confianza que en todo momento ha depositado en m.

    - Al Dr. Santiago Castroviejo, director del Proyecto Anthos, que financi esta recopilacin bibliogrfica.

    - A Manuel Pardo de Santayana, docto en los arcanos del jardn de Asclepios, que, adems de disear la base de datos Nombres vulgares III, de ayudar a revisar el catlogo y de proporcionarme informacin bibliogrfica, ha acudido presto y solcito en nuestra ayuda siempre que mi Maestro y yo nos hemos acordado de la pobre madre de Bill Gates.

    - A los Drs. Elena Dorda, Antonio Garca Villaraco y Manuel Maca, vulgo Manolito, que me proporcion el trabajo de EYNDEN & al. (2004). Pues justo es reconocer que, como coautores de Nombres vulgares II, han sido, junto con el Dr. Morales, mis antecesores en la recopilacin de denominaciones vernculas.

    - A todos aquellos que, adems de apoyarme incondicionalmente, me han proporcionado informacin. Es decir:

    1. A la Dra. Paloma Blanco, que, adems de aportarme interesantes datos sobre Salix, tuvo la paciencia de leerse parte de los captulos de esta tesis, hacindome valiosas sugerencias. 2. Al Dr. Andrea Costa, del Real Jardn Botnico, CSIC, taxon alctono aunque naturalizado en territorio espaol. 3. A la Dra. Ana Carvalho, acogedora donde las haya. 4. Al Dr. Francisco de Diego Calonge, por su sabidura micolgica. 5. A Pedro Escobar, Coletini malvaceus V.Rodr. para la comunidad cientfica internacional. 6. Al Dr. Omar Fiz, talibn de la parsimonia. 7. A Gema Garca Blzquez. No slo por la interesante informacin que me proporcion sino tambin, por las magistrales fotografas que tom en el Prado. Y ya puestos, al Museo. Por prestarnos sus geniales obras y por esas inolvidables tardes de domingo que Gemita y yo hemos pasado gracias a l. 8. Al Dr. Rafael Gonzlez, vulgo Fali. Tanto por sus valiosos datos sobre Phlomis como por conseguirme la publicacin de SOUSA & GARCA-MURILLO (2001). 9. A Jorge Martnez, por haber compartido conmigo sus extensos conocimientos sobre Iris. 10. A la Dra. Sara Nisa, que, para regocijo de las plantas y los animalitos que pueblan tales lugares, trabaja como monitora de educacin ambiental y gua de la naturaleza en los Parques de Sintra-Monte de Lua. 11. A la Dra. Roco Prez Barrales, experta en el ms egocntrico de los gneros botnicos. S, en ese mismo: en Narcissus. 12. A la Fungi Girl Elena Prez Iniesta. 13. A Rosala Pieiro, que al igual que el Dr. Costa est vinculada al Botnico, por sus inestimables servicios como traductora.

  • Nombres vulgares en la Pennsula y Baleares

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    - A Mar Rey, doctora en Farmacia, especialista en la conexin entre magia, supersticin y teraputica en la Edad Moderna, por su informacin bibliogrfica sobre Passiflora.

    - A Javier Reyes, experto en informtica, por pasar a texto Nombres vulgares III. - A Rubn Garca, diestro cartgrafo, por sus magnficos mapas y su apoyo. Suso: ya

    puedes cuidar a tu chico, porque vale su peso en oro. Y s, Bolo, s: de San Vicente, al Cielo. - Al personal no investigador del Real Jardn Botnico, CSIC. Especialmente, a los chicos

    de la biblioteca (o sea, a Graciano Garca, M Jos Martnez, Reme Martnez, Loli Navas, Piedad Rodrguez-Piero y Elena Velayos) por haberme proporcionado diligentemente parte de los trabajos que me he visto obligada a consultar para escribir esta memoria. Y por supuesto, muchas gracias tambin al personal de biblioteca del Centro de Humanidades del CSIC, de la Real Academia de Ciencias Exactas, Fsicas y Naturales y de la Biblioteca Nacional de Espaa.

    - A Ana Meco, por socorrerme con sus conocimientos informticos. - A mi familia, por su apoyo y su paciencia. - A Rosa Cobas. Porque hace falta tener mucho valor para aguantarme cuando estoy en

    horas bajas. - A todos los animales que me han acompaado durante el tiempo de preparacin de esta

    tesis. Especialmente, a Pavipollo, Turismundo (R.I.P), Gundemaro, Pica y, sobre todo, a mi querido Can, prueba viviente e irrefutable de que el perro es el mejor amigo del hombre.

    - A Maribel Aterido y Juan Castillo, insigne dibujante botnico. Tambin, a Isabel Ballesteros, Paco Cabezas, Graciela Calabrese, Emilio Cano, Katia Cezn, Tania Delgado, Manuel de la Estrella, Paty Feria, Ral Gonzalo, Beln Gutirrez, Bea Guzmn, Rafita Hernndez, Alberto Herrero, Suso Muoz, Julita Navarro (y aqu incluyo, desde luego, a Jos Antonio Molina), Alejandro Quintanar, Carlos Rodrguez, Mara Romeralo, Rafa Rubio y, otra vez, a Andrea, Pedro, Omar, Gema, Rubn, Manolito, Jorge, Elena y Rosala. En definitiva, a mis bravos camaradas en estas lides de la investigacin. Porque vosotros, queridos compaeros y sin embargo amigos (perdona, Alberto, que te robe tu ya celebrrima expresin), me habis apoyado incondicionalmente, dando posada a esta peregrina de la ciencia y, sobre todo, compartiendo conmigo esas memorables comidas y sobremesas que tanto contribuyeron a que me relajara cuando, siendo una mujer al borde del ataque de nervios, no cesaba de repetir: qu he hecho yo para merecer sto? (como ves, Alberto, no puedo dejar de pensar en t). Ah!. Y otra cosa. Por si tu madre pregunta, Suso: no seora, no. No me van a pagar nada por haber escrito esta tesis.

    - A los Nios de la Btica. Es decir, a Marcial Escudero, Pedro Jimnez y Santi Martn, que me trajeron con ellos a Madrid la sal y la gracia de su tierra.

    - A Conchita Gonzlez y Elena Prez, aguerridas adalides de la divulgacin cientfica, por animarme cuando atravesaba momentos difciles.

    - A Jos M Druet y Carmen Garca, que me honran con su amistad desde nuestra ya lejana poca universitaria, por su apoyo. Ah!. Y por supuesto, a Beln Guilln y a la fauna del ecosistema Estudio de Pintura Arsenio Robleda. Por lo mismo.

    - A Laura Aceituno, Pastor Arenas, Santos Cirujano, Marta Chirino, distinguida artista, Beln Estbanez, Susana Gonzlez, Miriam Moreno, Mara Molina, Flix Muoz, Carmen Navarro, Javier Tardo e Higinio Pascual, vulgo Tito Higinio, por haberse mostrado interesados por mi trabajo.

    - A mis alumnos de doctorado, que me han demostrado que la enseanza de la etnobotnica vale la pena, por su amabilidad.

    - A Alba, Alfonso X, Hildegard von Bingen, La Capella Reial de Catalunya, Le Concert des Nations, Franois Couperin, Luis Delgado, Montserrat Figueras, Gothic Voices, Hesperion XX, Jean-Baptiste Lully, Marin Marais, Omar Metioui, Aurora Moreno, Oxford Camerata, Eduardo Paniagua, Jorge Rozemblum, Sainte Colombe, Jordi Savall, Sequentia, El Arab Serghini, Viceversa y, por supuesto, al sin par Joaqun Sabina, que canta con chulera las ms hermosas canciones. A todos ellos, muchas gracias. Porque con su msica han contribudo a hacerme ms llevaderas las largas horas de trabajo. Por cierto, ya que estamos: no te parece, Joaquinito, que va

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    siendo hora de que dejes de tequilear con las chamaconas?. Mira, mi quatacho, que ya no ests t para esos trotes y tus seguidores del Botnico todava esperamos mucho de ti, golfo.

    - Por ltimo, y no por ser menos importantes, a todos aquellos que veneran el pragmatismo (o, mejor dicho, lo que ellos entienden por pragmatismo), despreciando sistemticamente las humanidades y considerando a la etnobotnica una paraciencia. Porque, aunque ellos no lo sepan, han tenido mucho que ver en el hecho de que yo me dedique a lo que me dedico y, por supuesto, en mi decisin de iniciar este estudio. Y con sto, espero no dejarme a nadie en el tintero. A todos, otra vez, muchas, muchsimas gracias.

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  • NDICE

    1. Introduccin

    1. 1. Presentacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .15 1. 2. Justificacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .17 1. 3. Antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 1. 4. Los principales dialectos y lenguas de la Pennsula Ibrica e Islas Baleares: una breve visin de conjunto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

    2. Objetivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35

    3. Metodologa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .39

    4. Resultados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53

    5. Discusin

    5. 1. Procedimientos para la formacin de fitnimos vulgares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .57 5. 2. Formacin de fitnimos vulgares y caracteres diagnsticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .59 5. 3. Fitnimos vulgares y animales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 5. 4. Fitnimos vulgares y creencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .123 5. 5. Fitnimos vulgares y gnero de las plantas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .165 5. 6. Estructura semntica de los nombres vulgares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167 5. 7. Nomenclatura popular y etnotaxonoma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .168 5. 8. La fitonimia popular y los nombres de las partes de las plantas . . . . . . . . . . . . . . . . .181 5. 9. Anlisis numrico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187

    6. Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191

    7. Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197

    8. Apndices

    8. 1. Catlogo

    8. 1. 1. Nombres cientficos-denominaciones vulgares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .217 8. 1. 2. Denominaciones vernculas-denominaciones cientficas . . . . . . . . . . . . . .536

    8. 2. Sinfitnimos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 859 8. 3. Fitoantropnimos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .863 8. 4. Fitotopnimos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 865 8. 5. Vocablos y expresiones relacionados con los vegetales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 871 8. 6. Folclore . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 873 8. 7. Advocaciones de la Virgen relacionadas con el mundo de la vegetacin . . . . . . . . . .891

  • 1. INTRODUCCIN

  • 1. INTRODUCCIN

    1. 1. PRESENTACIN

    Dependiendo de la poca y del autor, la etnobotnica, disciplina que recoge y analiza los usos, conocimientos, costumbres, ritos y creencias que tienen origen en las interacciones hombre-plantas, ha sido definida y enfocada de distintas formas. As, Harshberger, el primero en utilizar este trmino, se refiri a ella como al estudio de los vegetales empleados por los pueblos con escaso desarrollo tecnolgico (HARSHBERGER, 1896). En este perodo, los trabajos etnobotnicos consistan en catlogos de plantas en los que se especificaban los usos que cada una de ellas reciba por parte de la comunidad indgena observada (PARDO de SANTAYANA, 2003a).

    Con posterioridad, el objeto de estudio de la etnobotnica se fue extendiendo a la totalidad de las relaciones ser humano-mundo vegetal, incluyendo no slo los aspectos utilitarios sino tambin, los cognitivos y simblicos (ALEXIADES, 1996). Es decir, que en su concepcin ms amplia esta disciplina analiza el lugar de las plantas en la cultura (FORD, 1978). Sin limitarse, por otro lado, a ningn tipo de sociedad. De ah que PORTRES (1961) definiera la etnobotnica como la trama vegetal de la humanidad.

    Al igual que sucede con el resto de los estudios que llevan el prefijo etno-, los trabajos etnobotnicos deben enmarcarse siempre dentro de un contexto cultural muy concreto (PARDO de SANTAYANA, 2003a). Por eso SCARPA (2000) habla de la etnobotnica como del anlisis detallado de lo que una sociedad conoce, denomina, utiliza, cree, clasifica y piensa acerca de la vegetacin que la rodea. En otro orden de cosas, este enfoque es precisamente lo que distingue a la etnobotnica de la botnica aplicada y de la botnica econmica, ciencia esta ltima con la que frecuentemente se la confunde (PARDO de SANTAYANA, 2003a).

    Aunque las plantas constituyen un elemento clave para cualquier cultura (no hay que olvidar que son fuente de alimentos, de remedios curativos, de materias primas textiles, para la construccin, para la fabricacin de papel, . . . ), por lo general los estudios etnobotnicos se centran en aquellos grupos humanos que se relacionan de una manera ms estrecha con el medio. Es decir, en las poblaciones con escaso desarrollo tecnolgico y en las sociedades rurales.

    La etnobotnica se ha desarrollado principalmente en los Estados Unidos, pas en el que se han llevado a cabo un gran nmero de trabajos acerca de poblaciones indgenas del Centro y Sur de Amrica. Pionero en este tipo de estudios fue Schultes, que durante la II Guerra Mundial viaj a Sudamrica para obtener datos sobre ciertos vegetales de importancia econmica, vegetales entre los que se contaba el caucho (BALICK & COX, 1996). Este investigador residi en la Amazonia durante 14 aos, integrndose en la vida de las tribus locales y reuniendo informacin sobre cientos de txones medicinales y alucingenos. Informacin que fue recogida en SCHULTES & RAFFAUF (1990). A partir de entonces, la cantidad de trabajos etnobotnicos ha ido aumentando de forma continuada hasta hoy (COTTON, 1996).

    Resulta innegable que en Europa la cultura campesina, que es la que custodia los conocimientos sobre plantas, se ha visto erosionada por un proceso que se inici, con la Revolucin Industrial, en la segunda mitad del siglo XIX y que avanz rpidamente a lo largo del XX, culminando con la llegada de la Revolucin Verde (1950-1970) (PREZ, 1994). Por sto nuestro continente ha recibido mucha menos atencin que otras zonas del mundo desde el punto de vista de

  • Nombres vulgares en la Pennsula y Baleares

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    los estudios etnobotnicos. Lo cual debera ser justo al revs, ya que es precisamente en Europa donde estn desapareciendo con mayor velocidad los conocimientos ligados a las sociedades rurales. Algo en lo que tienen mucho que ver los procesos de aculturacin y globalizacin que comenzaron, al finalizar la II Guerra Mundial, a travs de instituciones tales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, organismos que asumieron la tarea de imponer una mal llamada modernizacin (SEVILLA & ALONSO, 1995).

    Aunque en la Pennsula Ibrica la etnobotnica es una disciplina todava joven, existen ya suficientes trabajos como para que haya quedado ms que demostrada la riqueza de su patrimonio etnobotnico. Lo cual no debe extraar, ya que:

    1. A causa de condicionantes biogeogrficos, nuestro territorio destaca entre los europeos por su abundancia florstica (SAINZ & HERNNDEZ-BERMEJO, 1981). 2. La Pennsula constituye un autntico crisol cultural. Algo en lo que han tenido mucho que ver los numerosos pueblos (iberos, celtas, fenicios, griegos, romanos, brbaros, judos, rabes, etc.) que a lo largo de la historia se han asentado en estas tierras. Pueblos entre los que hay que destacar a los romanos y a los rabes, ya que, adems de introducir una serie de plantas tiles, dieron a conocer eficaces tcnicas de cultivo (MESA, 1996). 3. El estrecho contacto existente entre Espaa y Amrica posibilit la llegada de nuevos vegetales a la Pennsula Ibrica antes de que lo hicieran al resto de Europa.

    Segn BERLIN (1992), dentro de la etnobotnica pueden distinguirse dos corrientes

    principales: la utilitaria y la cognitiva. La primera estudia cmo usan los hombres las plantas. La segunda, cmo las perciben.

    El pragmatismo imperante, tan caracterstico de la mentalidad anglosajona, es el culpable de que en la actualidad se d prioridad a los aspectos prcticos de la etnobotnica. sto explica, por ejemplo, la gran cantidad de trabajos de orientacin fitofarmacolgica que han aparecido en los ltimos aos. Obviamente, la faceta utilitarista de esta disciplina tiene un valor indiscutible, lo cual no es razn para que se ignore puerilmente la enorme importancia de otros aspectos (cognitivos, simblicos, etc.) de las relaciones del ser humano con el mundo vegetal. Y es que, como muy bien dice PARDO de SANTAYANA (2003a), no debemos tener una mirada reduccionista y mecanicista del ser humano, que nos impida ver la complejidad de todos los fenmenos en los que tomamos parte. Por otro lado, y puestos a ser prcticos, no debe olvidarse que la etnobotnica puede emplearse como una til herramienta tanto para potenciar determinados vegetales usados tradicionalmente, como para elaborar estrategias de conservacin de los recursos fitogenticos de cualquier territorio, para identificar nuevos recursos promisorios alimenticios, farmacolgicos e industriales o para promover el desarrollo de zonas deprimidas.

    La complejidad de las interacciones hombre-plantas slo se entiende desde una perspectiva interdisciplinar. nicamente as es posible llegar a la comprensin profunda de estas relaciones. Por otra parte, esta interdisciplinaridad es precisamente la responsable de la gran diversidad de enfoques que se le pueden dar a las investigaciones etnobotnicas. As, existen estudios orientados desde un punto de vista ecolgico, bromatolgico, farmacolgico, toxicolgico, agronmico, etnolgico o, como ocurre con el presente trabajo, fitonmico.

    Esta tesis consiste en una recopilacin bibliogrfica de nombres vulgares de plantas (tanto ibricas y balericas como alctonas, pero muy conocidas en estos territorios), con sus correspondientes nombres cientficos, en los principales dialectos y lenguas de la Pennsula Ibrica e Islas Baleares. Esta recopilacin va seguida de un anlisis, aproximativo y no enfocado desde el punto de vista lingstico, del catlogo obtenido.

  • B. lvarez

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    1. 2. JUSTIFICACIN

    La fitonimia popular o etnofitonimia es la disciplina que estudia los nombres populares, tambin llamados vulgares o vernculos, de las plantas. Estos nombres tienen una gran importancia, sobre todo porque son mucho ms usados que los cientficos. Por otro lado, las denominaciones populares y las cientficas se complementan.

    Para poder conocer y utilizar los recursos que a lo largo de los siglos le ha ido ofreciendo su entorno, el hombre ha necesitado nombrarlos. sto no slo quiere decir que la nomenclatura popular botnica existe debido a razones de tipo prctico. Tambin, que gracias a los estudios etnofitonmicos es posible llegar a conocer cuales son las plantas ms importantes para una cultura.

    Las denominaciones vernculas pueden ofrecer gran cantidad de datos sobre las caractersticas externas, el tacto, el olor, el sabor, el sonido, el hbitat, la fenologa, el origen, la corologa, los usos y otros caracteres de los vegetales a los que designan. De ah que merezcan ser analizadas con especial detenimiento. Y es que, el estudio de estos nombres podra servir, por ejemplo, para promover la explotacin y potenciacin de determinadas plantas (ver Captulo 5. 2.).

    Los trabajos etnofitonmicos tienen un gran inters antropolgico y cultural, ya que no slo pueden aportar abundante informacin sobre costumbres, creencias, . . . Tambin permiten conocer la medida en la que stas han marcado la cultura popular de un lugar.

    Gracias a las investigaciones etnofitonmicas no slo es posible descubrir las denominaciones vernculas de aquellos txones cuyos nombres vulgares todava no han sido registrados. Tambin se pueden dar a conocer las verdaderas denominaciones populares de las plantas cuando los nombres vernculos recogidos hasta el momento son cultismos, adaptaciones de nombres cientficos o extranjerismos muy poco utilizados (ver Captulo 5. 1.).

    Los mapas de distribucin de nombres, que permiten conocer como se relaciona el espacio geogrfico con la forma de denominar a los vegetales, tienen una gran importancia. Sin embargo, dado que en el rea de estudio de esta tesis se hablan varias lenguas y dialectos y que, al ser ste un trabajo bibliogrfico, la toma de datos ha sido muy irregular, no se ha credo oportuno llevar a cabo ningn estudio de este tipo. No obstante, no hay que olvidar que los mapas de distribucin de nombres constituyen una til herramienta ya que:

    1. Ayudan a entender mejor el entorno en el que se originaron los nombres y por lo tanto, a la correcta interpretacin de stos (PARDO de SANTAYANA, 2003a). 2. Tal como han demostrado MARTNEZ & al. (1997), PARDO de SANTAYANA (2003a) y SAN MIGUEL (2004), los anlisis de distribucin de nombres permiten estudiar como el contacto con las regiones vecinas y los movimientos poblacionales debidos a matrimonios, a trabajos eventuales, a la transhumancia, al comercio, a las repoblaciones que tuvieron lugar durante la Reconquista, . . . han influido en la fitonimia de una zona. As, los mapas de distribucin de TORRES (2000) han servido de ayuda a la hora de trazar la isoglosa o lnea que separa el rea de influencia lxica oriental (murciana, valenciana, catalana y aragonesa) del resto de la Pennsula Ibrica e Islas Baleares (ver Figuras 1-6). 3. Los estudios de distribucin de nombres permiten elaborar, en parte, los denominados atlas lingsticos. stos consisten en colecciones de mapas de distribucin de nombres en los territorios de las distintas lenguas (PARADA & al., 2002; VALLS, 1996).

  • Nombres vulgares en la Pennsula y Baleares

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    El anlisis de la nomenclatura popular botnica de una zona, de su riqueza y de su diversidad, tiene gran importancia ya que, no slo proporciona informacin sobre su nivel de aislamiento sino que, adems, permite conocer la vitalidad lingstica y, sobre todo, el grado de vinculacin existente entre la poblacin y el mundo vegetal en dicha zona. La razn de sto estriba en que el hombre da nombres a aquellas plantas que bien porque las usa, bien porque conoce sus propiedades (sobre todo, si stas son perjudiciales), bien porque abundan o bien porque son llamativas le resultan ms familiares. Con lo cual debe tenerse bien presente que si determinados txones pierden sus denominaciones en una zona es porque hace ya mucho tiempo que dejaron de ser importantes para la poblacin de ese lugar.

    La etnotaxonoma botnica o clasificacin popular de las plantas es tan antigua como la nomenclatura botnica popular y, al igual que sta, surgi por razones de tipo prctico. Por todo sto su estudio tiene tanto inters como el de la nomenclatura botnica popular.

    Las denominaciones vernculas de las plantas y sus correspondientes colectivos o sinfitnimos (RUIZ de la TORRE, 1988; VALLS, 1996) no slo han dado lugar a un gran nmero de nombres propios y apellidos (fitoantropnimos). Tambin han sido el origen de fitotopnimos o nombres de lugares. Unos y otros sirven para evaluar el grado de conexin entre el hombre y los vegetales en un territorio. En cuanto a los ltimos, stos pueden aportar, adems, datos sobre la antigua distribucin de las poblaciones de plantas en la zona en cuestin. Por otro lado, gracias a los fitotopnimos es posible deducir las condiciones ecolgicas de un lugar. Y tambin, donde ir a recoger determinado vegetal considerado til.

    La relacin entre el mundo vegetal y las sociedades humanas tambin se manifiesta en los campos del lenguaje coloquial, del folclore y de la religin. De ah el inters de su anlisis, que junto con el de los sinfitnimos, los fitoantropnimos y los fitotopnimos, constituye un objetivo secundario de esta tesis, ya que cada uno de estos temas podra ser objeto de estudios monogrficos ms extensos.

    Al igual que sucede con el resto del rico patrimonio etnobotnico ibrico, todo lo relacionado con la fitonimia popular se halla en situacin crtica. Y es que, dejando a un lado la gran influencia ejercida por los medios de comunicacin sobre la cultura tradicional, que ha ido rompiendo la cadena de transmisin oral (VILLAR, 2003), no hay que olvidar que estos conocimientos han llegado hasta nosotros gracias a nuestros ancianos. Por eso estamos obligados a recopilar, analizar y divulgar cuanto antes. Slo as se evitar que, con la muerte de stos, desaparezcan para siempre.

    Por ltimo, y de manera anloga a como ocurre en Argentina (ARENAS, 2003), la lamentable incultura reinante, las modas absurdas y la enfermiza obsesin por publicar en las llamadas revistas de impacto son, en gran parte, las causantes de que hoy en da los estudios etnobotnicos sean los grandes olvidados de las altas instancias cientficas espaolas. Especialmente, si estos trabajos estn enfocados desde un punto de vista aparentemente no pragmtico. Por desgracia, ese es el caso de las investigaciones etnofitonmicas. Y es que, en un mundo en el que el ingls es el idioma oficial, se infravaloran nuestras propias publicaciones y se desprecian sistemticamente las humanidades parece no haber lugar para la fitonimia popular. Todo sto, lejos de desalentarnos, nos anim an ms a la hora de iniciar este estudio.

    1. 3. ANTECEDENTES

    Numerosos autores (ARGELLO, 2003; BLANCO, 1996, 1998, 2002; BLANCO &

  • Figura 1.- En azul, distribucin de los nombres vernculos de origen oriental (alcibara, alzabara, zbila y variantes) de Agave americana en la Pennsula Ibrica e Islas Baleares. [Mapa de Garca Mateo adaptado de TORRES (2000)].

    Figura 2.- En azul, distribucin de los nombres vernculos de origen oriental (baladre y variantes) de Nerium oleander en la Pennsula Ibrica e Islas Baleares. [Mapa de Garca Mateo adaptado de TORRES (2000)].

  • Figura 3.- En azul, distribucin de los nombres vernculos de origen oriental (matapollo y variantes) de Daphne gnidium en la Pennsula Ibrica e Islas Baleares. [Mapa de Garca Mateo adaptado de TORRES (2000)].

    Figura 4.- En azul, distribucin de los nombres vernculos de origen oriental (mojigato, mojino y variantes) de Anacyclus clavatus en la Pennsula Ibrica e Islas Baleares. [Mapa de Garca Mateo adaptado de TORRES (2000)].

  • Figura 5.- En azul, distribucin de los nombres vernculos de origen oriental (rabogato y variantes) de Sideritis spp. en la Pennsula Ibrica e Islas Baleares. [Mapa de Garca Mateo adaptado de TORRES (2000)].

    Figura 6.- En azul, distribucin de los nombres vernculos de origen oriental (matapanera, tapanera, tpena y variantes) de Capparis spinosa en la Pennsula Ibrica e Islas Baleares. [Mapa de Garca Mateo adaptado de TORRES (2000)].

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    CUADRADO, 2000; BONET, 1991, 1993, 2001; CARVALHO, 2002; CLIMENT, 1990; COLMEIRO, 1871; FAJARDO & al., 2000; FEIJO, 1960, 1961, 1963; FERNNDEZ-OCAA, 2000; FONT QUER, 1992; GRANZOW (Ed.), 1993; GUZMN, 1997; LPEZ SEZ & MARTN, 1999; MARTNEZ & al., 1997; MESA, 1996; MOLINA, 2001; MORALES, 2000; MUNTAN, 1991; ORTIZ & LASTRA, 2002; PARADA & al., 2002; PARDO de SANTAYANA, 2003a; PARDO de SANTAYANA & MORALES, 2004; PARDO de SANTAYANA & al., 2005; RABAL & al., 2000; RIBEIRO & al., 2000; RODRIGUES, 2001; SAN MIGUEL, 2003, 2004; TORRES, 1994, 2000; VERDE & al., 1998, 2000; VILLAR, 2003) han abordado el anlisis de la nomenclatura y de la taxonoma populares en la Pennsula Ibrica como parte de sus trabajos etnobotnicos. Sin embargo, los estudios enfocados exclusivamente desde un punto de vista etnofitonmico y etnotaxonmico ya no son tan frecuentes. Por otro lado, dentro de estos estudios hay que distinguir entre:

    1. Aquellos que son de tipo generalista (BALDINGER, 1989; COLMEIRO, 1891) o metodolgico (VALLS, 1996). 2. Los regionales (AIZPURA & ETXAIDE, 1984; ARANZADI, 1929; CALERO, 1989; CLIMENT, 1993; ESGUEVA, 2001; ESGUEVA & LLAMAS, 2005; FERNNDEZ-OCAA & al., 1994; GARCA PELEZ, s. f; IRIGARAY, 1976; LASTRA & al., 2000; LOSADA & al., 1992; MALAGARRIGA & PERERA, 1982; MASCLANS, 1981; PARDO, 1930; PARDO de SANTAYANA, 2003b; VIDALLER, 1989). 3. Las recopilaciones bibliogrficas de nombres populares de plantas en los principales dialectos y lenguas peninsulares [CEBALLOS (1986), COLMEIRO (1885, 1886, 1887, 1888, 1889) y MORALES & al. (1996), que incluye las denominaciones recogidas en MORALES (1992)]. 4. Trabajos que estudian nombres concretos (VZQUEZ & PERAL, 2003). 5. Aquellos que tratan algn aspecto concreto de la etnofitonimia, como los nombres relacionados con la Virgen (MASCLANS, 1948) o con la brujera (GMEZ, 1999).

    En cualquier caso, debe remarcarse que, hasta el momento en el que iniciamos nuestras

    investigaciones, no existan trabajos tan completos como ste. De hecho, sta fue una de las razones que nos animaron a la hora de comenzar la presente tesis.

    Los sinfitnimos han sido estudiados por FONT QUER (1954) y RUIZ de la TORRE (1988); los fitoantropnimos, por MORALES (1996a); los fitotopnimos, por MARTN & CLIMENT (1990) y SOUSA & GARCA-MURILLO (2001); el mundo de los vegetales en el adivinancero popular espaol por GRFER & FERNNDEZ (1987) y las advocaciones de la Virgen relacionadas con las plantas, por MORALES & VILLAR (2003).

    Por ltimo, y aunque hay que dejar bien claro que este trabajo no est enfocado desde un punto de vista lingstico, no podemos terminar el presente apartado sin citar el estudio de CIFUENTES (1998) sobre el origen latino de la fitonimia espaola, los de Gili sobre etimologas populares en nombres de plantas (GILI, 1919, 1928), el de SGUY (1953) sobre los nombres vulgares de las plantas en los Pirineos Centrales, el de BASTARDAS (1994) sobre la formacin de los colectivos botnicos en la toponimia catalana, el de LPEZ-MENDIZBAL (1958) sobre etimologas de apellidos vascos, el de BADIA (1951) sobre los aspectos metodolgicos de la contribucin de la botnica a la toponimia y el de VZQUEZ (1989) sobre fitotopnimos aragoneses.

    1. 4. LOS PRINCIPALES DIALECTOS Y LENGUAS DE LA PENNSULA IBRICA E ISLAS BALEARES

  • Nombres vulgares en la Pennsula y Baleares

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    UNA BREVE VISIN DE CONJUNTO

    Tanto las lenguas como los dialectos se encuentran asociados a algn tipo de organizacin

    social y poseen un centro geogrfico de irradiacin. Sin embargo, stos ltimos se caracterizan adems porque se hallan en relacin de evidente dependencia respecto de algn gran centro lingstico.

    La importancia de las lenguas depende de la riqueza de ideas y del grado de extensin. De esta forma:

    . . . , pese a estar confinada a una parte de la Pennsula Helnica y a ciertas islas, la lengua de Atenas en la poca de Eurpides y Platn, enriquecida con el pensamiento y el ritmo de Homero, de los lricos, de los trgicos y de los historiadores, fue tal vez la ms rica y bella de cuantas haban existido antes y existiran despus; . . . La lengua del imperio romano, cargada con una menor experiencia cultural, adquiri una gran influencia en su tiempo, y contina ejercindola hoy en un rea territorial inmensa (ENTWISTLE, 1980).

    Por otro lado, y a pesar de lo que acaba de verse, las lenguas culturalmente ricas suelen hablarse en zonas extensas y viceversa. Es decir, la amplia extensin de una lengua generalmente le confiere hondura de pensamiento. sto es lo que sucede, por ejemplo, con el ingls.

    El objetivo de este captulo es proporcionar una breve visin de conjunto de los principales dialectos y lenguas de la Pennsula Ibrica e Islas Baleares. Visin que no est enfocada desde un punto de vista fontico, morfolgico, etimolgico o gramatical, sino que, dado el tema de la presente tesis, es de tipo geogrfico (dentro de lo posible, ya que muchas veces no se pueden establecer lneas fronterizas claras entre las lenguas) e histrico.

    1. El castellano.

    El castellano, que es la lengua ibrica ms hablada, naci en el norte de la Pennsula Ibrica, en la antigua Cantabria, regin que, situada en las proximidades del territorio vasco, abarcaba las montaas cercanas a Santander. Este rea, Campoo y el extremo norte de la actual provincia de Burgos constituan la primitiva Castilla o Castilla-La Vieja.

    Apoyado por el intenso sentimiento nacionalista de Castilla-La Vieja y por el creciente poder de sus ambiciosos condes, el castellano, lengua que destac por sus innovaciones y que evolucion y se individualiz muy rpidamente, comenz a difundirse, siguiendo los avatares de la Reconquista, hasta terminar alcanzando la hegemona lingstica en la Pennsula.

    La ocupacin de Burgos llevada a cabo por Alfonso III en el 884 asegur a la larga la supremaca del castellano. Burgos se convertira en un nuevo centro de difusin de esta lengua, que se extendera a la Meseta y al Alto Duero.

    A partir del siglo XII, la Reconquista progres rpidamente. As, Alfonso VIII de Castilla gan definitivamente Cuenca en 1177. Por otro lado, el ao 1140 constituy un hito en la historia de la lengua castellana. La razn de sto estriba en que, en la centuria posterior a 1140, y pese a seguir compitiendo con el leons y el aragons, dentro de los dialectos espaoles, y con el portugus y el cataln, en lo que a lenguas peninsulares se refiere, el castellano dej de ser un dialecto impuesto en el centro y el oeste de la Pennsula Ibrica para convertirse en el espaol por excelencia. Ni el portugus ni el cataln pudieron sustraerse a su influencia. De hecho, en la actualidad los castellanismos son muy frecuentes en este ltimo idioma, habiendo penetrado en el mismo en

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    fechas tan tempranas que algunos de ellos aparecen ya en las crnicas de Jaime I el Conquistador (1208-1276). Por otro lado, el castellano, que lleg a ocupar los alrededores de Len y Salamanca, no slo descendi hacia Andaluca, cerrando al leons y al aragons el paso hacia el sur. Tambin ejerci una fuerte presin en direccin este, acabando por eliminar al aragons de la llanura del Ebro y relegndolo a valles y montaas. La Pennsula qued entonces repartida en cinco franjas lingsticas que se extendan de norte a sur. La central, que corresponda al castellano, se ensanchaba por Toledo, Plasencia, Cuenca, Andaluca y Murcia. La cua castellana segn la certera expresin de Menndez Pidal- rompi la originaria continuidad geogrfica de las lenguas y los dialectos peninsulares, reduciendo las reas de los dialectos leons y aragons (Figuras 7 y 8).

    Durante el reinado de Alfonso VI, en la segunda mitad del siglo XI, empezaron a actuar una serie de factores que contribuyeron a que, durante siglos, castellano y espaol fuesen sinnimos. La conquista de Toledo, en el ao 1085, capital visigoda y smbolo de la unidad de Espaa, result clave en este sentido ya que, aunque cay en manos de un rey de tendencias leonesas, esta ciudad pas a depender de Castilla. Con el paso del tiempo, el castellano terminara por imponerse en el Reino de Toledo, pero tras una lenta asimilacin. Por otro lado, a partir de la conquista de Toledo el castellano comenzara a extenderse, en abanico y en direccin sur-suroeste, por un amplio territorio, siendo los condados de Libana, Saldaa y Carrin, que combatieron junto con los condes castellanos contra la autoridad de los monarcas de Len, las zonas ms tempranamente castellanizadas.

    Los aos comprendidos entre 1500 y 1550 asistieron a la transformacin del castellano en una lengua madura, que se convirti en instrumento de comunicacin vlido para todos los espaoles. En relacin con sto deca Juan de Valds en 1535:

    La lengua castellana se habla no solamente en toda Castilla, pero en el reino de Aragn, en el de Murcia con toda el Andaluza y en Galizia, Asturias y Navarra.

    Afirmacin sta que responda a un hecho innegable: en la primera mitad del siglo XVI el castellano se haba convertido en el idioma nacional.

    La crisis poltica atravesada por Espaa a partir del siglo XVIII no rest vitalidad al castellano. Fuera de la Pennsula Ibrica, donde ha influido sin interrupcin sobre los otros idiomas y dialectos, es hablado en parte del suroeste de Estados Unidos, todo Mjico, la mayor parte de Amrica Central y Meridional, Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico, siendo la lengua materna de millones personas. Sin olvidar, por supuesto, a la minora castellanoparlante de Filipinas.

    2. El bable y el aragons.

    El leons y el aragons son los principales dialectos espaoles con los que el castellano tuvo que competir a la hora de difundirse. Durante los primeros siglos de la Reconquista se desarrollaron en Len los dialectos astur-leoneses, que nunca llegaron a alcanzar la unificacin y que representaron, en muchos aspectos, la transicin entre el galaico-portugus y el castellano. En cuanto al aragons, ste era hablado en una franja territorial que iba desde el Alto Ebro hasta los lmites de Catalua, abarcando La Rioja, Navarra, Aragn propiamente dicho (Teruel fue conquistado por Alfonso II de Aragn en 1170) y Ribagorza. El rea de distribucin de los dialectos astur-leoneses y del aragons se ha visto alterada desde la Edad Media por la tendencia expansiva del castellano, que en su difusin hacia el sur se interpuso

  • Nombres vulgares en la Pennsula y Baleares

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    entre el leons y el aragons. Con el tiempo, estos dialectos se replegaron a las tierras altas, a lugares donde las comunicaciones son difciles y las sociedades tradicionales. En la actualidad, el leons se halla limitado a la zona de las montaas de Len, el dialecto asturiano o bable se habla en los valles situados en la lnea cantbrica y los restos del aragons, que lleg a colonizar las tierras altas de las provincias de Castelln y Valencia, en los valles pirenaicos (Figura 7). Concretamente, en Ans, Hecho, Arags, Lanuza, Biescas, Sobrarbe y Ribagorza y, ms al sur, hacia la Sierra de Guara. Por otra parte, al este del Cinca se extiende la frontera lingstica que separa el aragons del cataln, muy imprecisa desde el Pirineo hasta Binfar y Tamarite.

    3. El cataln y sus principales dialectos: el valenciano y el mallorqun.

    La primitiva sede del cataln se halla limitada a las tierras pirenaicas.

    Aunque los condes de Barcelona fueron independizndose poco a poco del imperio franco, durante siglos siguieron siendo considerados como tales tanto por los moros como por el resto de los cristianos espaoles. Una frontera contra Hispaniam se estableci tempranamente en la zona del Llobregat, al sur de Barcelona, concretamente en la comarca del Peneds, una de cuyas poblaciones, Sant Vicen de Calders, era puesto fronterizo en el siglo XI. Esta frontera separaba la antigua de la nueva Catalua. Sin embargo, la actual lnea fronteriza entre el cataln oriental y el occidental est algo menos avanzada. As, mientras el cataln oriental tiene por capitales a Vic, Gerona y Barcelona, los principales centros occidentales son Lrida y Tarragona. Por otro lado, en Reus los rasgos occidentales son muy acusados.

    Al sur de Castelln de la Plana, ms exactamente en Burriana, se estableci una importante frontera militar. Desde all Jaime I el Conquistador iniciara la conquista definitiva de Valencia, que tuvo lugar en el ao 1238. El avance cataln sigui sobre Alicante y entre 1263 y 1266 el rey Jaime se adue de toda Murcia, que sin embargo acabara por ceder a Castilla. En lo que respecta a Alicante, Elche, Orihuela, la ciudad de Murcia y Cartagena, Muntaner (1265-1336) afirma que sus habitantes eran autnticos catalanes y que hablaban cataln a la perfeccin. Pese a ello, esta lengua terminara por replegarse. Por otra parte, el tipo de cataln que se import a Castelln, Valencia y Alicante fue el occidental, que en estos territorios sufrira una serie de modificaciones que daran lugar al valenciano. En cuanto al cataln oriental, ste lleg a las Baleares en 1229, con la conquista de la Islas por Jaime I, originando con el tiempo el mallorqun.

    Con la unin de las coronas de Aragn y Castilla el cataln se hizo cada vez ms local, siendo eclipsado por el castellano en el siglo XVI. Durante el XVIII y buena parte del XIX continu, agravada, su decadencia. El cataln logr sobrevivir en las poblaciones rurales y, curiosamente, fueron los clrigos, al respetar la norma de predicar siempre en la lengua verncula de los feligreses, los que ms lo emplearon. En las ciudades surgi una poblacin bilinge, con el cataln como lengua materna y el castellano como idioma literario y administrativo. Fuera de la conversacin familiar y la predicacin, las nicas manifestaciones del cataln eran las coplas callejeras. De esta forma, el castellano pas a ejercer una notable influencia sobre la lengua local.

    La reconstruccin del cataln fue una tarea que, llevada a cabo en el siglo XIX, const de varias etapas e implic el descubrimiento de lo que realmente era esta lengua. As, Marian Aguil recorri Catalua en busca de canciones populares, registr su vocabulario y reuni numerosas expresiones de su Mallorca natal. Finalmente, el proceso de recatalanizacin se complet en 1880.

    4. El gallego y el portugus.

    Durante los primeros siglos de la Reconquista, Galicia, que era a los ojos de los rabes el enemigo ms poderoso, dio nacimiento al galaico-portugus.

  • Figura 7.- La expansin del castellano en la Pennsula Ibrica e Islas Baleares. Arriba, en azul, territorio castellanoparlante hacia 1200. Abajo, tambin en azul, zona castellanohablante en torno a 1300. [Mapa de Garca Mateo adaptado de ENTWISTLE (1980)].

    Figura 8.- El dominio lingstico asturiano en el siglo XIII. [Mapa de Garca Mateo adaptado de ALA (1995)].

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    Gracias principalmente a la rpida evolucin del castellano, el galaico-portugus se

    convirti en una lengua independiente a comienzos del siglo XI. Por otro lado, los acontecimientos polticos que tuvieron lugar en esa poca reafirmaron esta independencia. As, Alfonso VI puso la primera piedra al regionalismo gallego y a la independencia de Portugal nombrando condes de dichos territorios a sus yernos: los hermanos Raimundo y Enrique de Borgoa. De estos dos feudos, Portugal era el menos prometedor ya que se trataba de una zona especialmente expuesta a las invasiones rabes. Sin embargo, quiz fuera este mismo peligro potencial el responsable de que aspirara ms firmemente a su independencia. Independencia que logr en 1147, cuando Alfonso Henriques fue coronado rey despus de haber conquistado Lisboa (vora y Beja fueron incorporadas a Portugal en 1166). Tras ese triunfo, el centro de gravitacin del poder portugus se desplaz hacia el sur, alejndose de Galicia. De esta forma, el Mio se consolida cada vez ms como una verdadera frontera. Por ltimo, el auge econmico que alcanz Lisboa durante los reinados de los ltimos monarcas de la casa de Borgoa se reflej en el plano lingstico. De esta forma, hacia mediados del siglo XIV el gallego y el portugus se separaron. En cuanto a este ltimo idioma, que en la actualidad es el segundo ms hablado en la Pennsula Ibrica y uno de los ms hablados en el mundo, los aos comprendidos entre 1500 y 1550 asistieron a su transformacin en una lengua madura.

    A partir de la escisin del galaico-portugus, el gallego sigui su evolucin por separado. De 1350 a 1500 aproximadamente, este idioma conserv sus rasgos ms importantes, si bien estuvo expuesto cada vez ms a la influencia del castellano. Hasta tal punto sto fue as, que el gallego acab por ser reducido a la condicin de mero dialecto y fue necesario esperar hasta el siglo XVIII para que se iniciara su renacimiento. Algo a lo que ayud el glosario que, confeccionado por el padre Sarmiento, recogi una serie de palabras usadas en la provincia de Pontevedra.

    5. El euskera.

    El euskera o vasco, que dentro de las lenguas peninsulares destaca por su tenacidad, es el idioma ibrico con menor nmero de hablantes.

    Los estudios toponmicos han puesto de manifiesto que la primitiva frontera del euskera, que en la actualidad irrumpe abruptamente dentro del territorio castellanoparlante, comenzaba al sur de Estella y Tafalla y que a partir de aqu giraba bruscamente hacia el norte. Al este de la lnea as establecida, en los alrededores de Navascus y Lumbier, hay una comarca conocida como el Romanzado. Pues bien, en la zona que se extiende desde el este del Romanzado hasta la frontera con Catalua se encuentran numerosos topnimos de origen vasco. Ejemplos: Javier, Lumbier, Lascuarre, Aquilu. Con lo cual, se llega a la conclusin de que la antigua lnea fronteriza del euskera comenzaba en Tafalla, comprenda el norte de Huesca, Barbastro y Graus y, finalmente, descenda en direccin nordeste hacia Tremp. Lo cual quiere decir, por tanto, que la primitiva rea del vasco ha sufrido una drstica reduccin y, tambin, que a lo largo de los siglos el euskera ha ido perdiendo un gran nmero de hablantes. Por otro lado, no slo sabemos que en el siglo XII la frontera del vasco se situaba sin duda al norte del Ebro. Tambin, que en el siglo X el euskera era bsicamente como ahora.

    6. El castellano, el portugus y el Nuevo Mundo.

    Tanto el castellano como el portugus sirvieron como vas de introduccin en Europa de una serie de trminos procedentes de Amrica y referentes a plantas.

    Los primeros prstamos americanos, que son los ms arraigados en el castellano, fueron aportados por los tanos, pueblos establecidos en La Espaola y tambin en Cuba y Puerto Rico

  • Nombres vulgares en la Pennsula y Baleares

    32

    cuando se produjo el descubrimiento de Amrica. Ejemplo: maz, man (ver Captulo 5. 1.). Sin embargo, la temprana desaparicin de los tanos impidi que su lengua ejerciera tanta influencia como el nahua o el quechua sobre el castellano. Por otro lado, la extensin de estas palabras fue gradual. As, Las Casas nos dice que el tano aj (Ver Captulo 5. 1.) era desconocido en Espaa en 1512.

    La conquista de Mjico tuvo lugar cuando el vocabulario de las islas ya haba arraigado en el castellano. Sin embargo, se necesitaban nuevas palabras para designar a los vegetales desconocidos hasta el momento. Ejemplos: aguacate (del nahua ahuacatl), cacahuete (del nahua cacahuatl), cacao (del nahua cacahuatl), camote (del nahua camotli), hule (del nahua ulli), nopal (del nahua nopalli), tomate (del mejicano tomatl) (ver Captulo 5. 1.).

    El quechua sirvi para dar nombre a las novedades ms importantes de la flora sudamericana. Ejemplo: mate. Por ltimo, la lengua guaran se us para designar a las plantas de Brasil. Ejemplos: abat, mandioca y tapioca (ver Captulo 5. 1.).

  • 2. OBJETIVOS

  • 2. OBJETIVOS

    La presente tesis tiene como objetivos:

    1. Objetivos principales:

    1. a. Conseguir la mayor recopilacin bibliogrfica efectuada hasta el momento de denominaciones vernculas de plantas (tanto ibricas y balericas como alctonas, pero muy conocidas en estos territorios), con sus correspondientes nombres cientficos, en los principales dialectos y lenguas de la Pennsula Ibrica e Islas Baleares.

    1. b. Llevar a cabo un anlisis, aproximativo y no enfocado desde el punto de vista lingstico, del catlogo obtenido. Para ello:

    - Se estudiarn los procedimientos por los que se forman los fitnimos vulgares. - Se analizarn los caracteres diagnsticos ms importantes que se toman como referencia a la hora de dar nombres a las plantas. - Se estudiarn, con especial detenimiento y dentro de lo posible, las denominaciones vernculas relacionadas con los animales y con las creencias (religiosas y brujeriles) tanto para descubrir la informacin que stas pueden aportarnos sobre las plantas a las que designan como para conocer la forma en la que estos mundos han marcado la cultura popular en los territorios estudiados. - Se analizarn las cualidades que se tienen en cuenta para que, a nivel popular, la nomenclatura distinga entre vegetales masculinos y vegetales femeninos. - Se estudiar la estructura semntica de los nombres vulgares. - Se analizar la etnotaxonoma botnica popular. - Se estudiar el fenmeno por el que determinados rganos de ciertas plantas tienen denominaciones vernculas especficas. - Se efectuar un anlisis numrico de este catlogo.

    2. Objetivos secundarios:

    - Reunir ejemplos de sinfitnimos, fitoantropnimos y fitotopnimos. - Recopilar vocablos y expresiones relacionados con los vegetales. - Analizar la presencia de las plantas en el folclore. - Reunir datos sobre las advocaciones de la Virgen que hacen referencia al mundo de la vegetacin.

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  • 3. METODOLOGA

  • 3. METODOLOGA

    El mtodo seguido para la elaboracin del presente trabajo de investigacin fue el siguiente:

    1. Obtencin del catlogo.

    Los nombres vulgares de plantas fueron recopilados de las siguientes publicaciones (sus correspondientes identificaciones bibliogrficas se indican entre corchetes):

    - [1]. AIZPURA, M. & M. ETXAIDE (1984). Landare eta animalien izenak. Biologa 1. - [2]. ALCARAZ, F., M. T. LOZANO & X. LLIMONA (1981). Flora y vegetacin de los

    arrozales prximos a Calasparra. - [3]. ALCARAZ, F., P. SNCHEZ & E. CORREAL (1989). Catlogo de las plantas

    aromticas, condimentarias y medicinales de la regin de Murcia. - [4]. APARICIO, A. & S. SILVESTRE (1987). Flora del Parque Natural de la Sierra de

    Grazalema. - [5]. ARGELLO, J. (2003). Estudio etnobotnico de la Serra do Aor (Portugal). - [6]. ASEGINOLAZA, C. (1984). Catlogo florstico de lava, Vizcaya y Guipzcoa. - [7]. ASSO, I. J. de (1779). Synopsis stirpium indigenarum Aragoniae. - [8]. BARRIOS, J. C., M. T. FUENTES & J. P. RUIZ (1992). El saber ecolgico de los

    ganaderos de la Sierra de Madrid. - [9]. BLANCA, G. & C. MORALES (1991). Flora del Parque Natural de la Sierra de

    Baza. - [10]. BLANCO, E. (1996). El Caurel, las plantas y sus habitantes. Estudio etnobotnico

    de la Sierra de El Caurel (Lugo). La importancia de las plantas para nuestros antepasados.

    - [11]. BLANCO, E. (1998). Diccionario de etnobotnica segoviana. Pervivencia del conocimiento sobre las plantas.

    - [12]. BLANCO, E. (2002). Etnobotnica en los Montes de Toledo. Un trabajo etnobotnico de campo.

    - [13]. BLANCO, E. & C. CUADRADO (2000). Etnobotnica en Extremadura. Estudio de La Calabria y La Siberia extremeas.

    - [14]. BOISSIER, E. (1839-1845). Voyage botanique dans le Midi de l'Espagne pendant lanne 1837.

    - [15]. BOLS, O. de & J. VIGO (1984, 1990). Flora dels Pasos Catalans. Vol. I: Introducci. Licopodicies-Capparcies. Vol. II: Crucferes-Amarantcies.

    - [16]. BOLS, O. de, J. VIGO, R. M. MASALLES & J. M. NINOT (1990). Flora manual dels Pasos Catalans.

    - [17]. BONAF, F. (1977-1980). Flora de Mallorca. Vols. I-IV. - [18]. BONET, M. . (1991). Estudis etnobotnics a la Vall del Tenes (Valls Oriental). - [19]. BONET, M. . (2001). Estudi etnobotnic del Montseny. - [20]. CALERO, J. L. (1989). Nombres vernculos de la flora conquense. - [21]. CARVALHO, A. (2002). Etnobotnica de Moimenta da Raia. Las plantas en una

    aldea transmontana. - [22]. CASANA, E. (1993). Patrimonio etnobotnico de la provincia de Crdoba:

    Subbtica, Campia y Vega del Guadalquivir. - [23]. CEBALLOS, A., J. FERNNDEZ CASAS & F. MUOZ (1980). Plantas silvestres

    de la Pennsula Ibrica.

  • Nombres vulgares en la Pennsula y Baleares

    40

    - [24]. CLIMENT, D. (1990). Les nostres plantes. Una aproximaci multidisciplinar al mn vegetal de les nostres terres.

    - [25]. CLIMENT, D. (1993). Els noms populars de les plantes a la comarca de lAlacant. - [26]. COLMEIRO, M. (1885). Enumeracin y revisin de las plantas de la Pennsula

    Hispano-lusitana Islas Baleares, con la distribucin geogrfica de las especies, y sus nombres vulgares, tanto nacionales como provinciales. Tomo I (Preliminares y Talamifloras).

    - [27]. COLMEIRO, M. (1886). Enumeracin y revisin de las plantas de la Pennsula Hispano-lusitana Islas Baleares, con la distribucin geogrfica de las especies, y sus nombres vulgares, tanto nacionales como provinciales. Tomo II (Calicifloras: Seccin 1).

    - [28]. COLMEIRO, M. (1887). Enumeracin y revisin de las plantas de la Pennsula Hispano-lusitana Islas Baleares, con la distribucin geogrfica de las especies, y sus nombres vulgares, tanto nacionales como provinciales. Tomo III (Calicifloras: Seccin 2).

    - [29]. COLMEIRO, M. (1888). Enumeracin y revisin de las plantas de la Pennsula Hispano-lusitana Islas Baleares, con la distribucin geogrfica de las especies, y sus nombres vulgares, tanto nacionales como provinciales. Tomo IV (Corolifloras y Monoclamideas).

    - [30]. COLMEIRO, M. (1889). Enumeracin y revisin de las plantas de la Pennsula Hispano-lusitana Islas Baleares, con la distribucin geogrfica de las especies, y sus nombres vulgares, tanto nacionales como provinciales. Tomo V (Monocotiledneas y Criptgamas).

    - [31]. COUTINHO, A. X. (1939). A flora de Portugal (plantas vasculares), disposta em chaves dicotomicas.

    - [32]. ESGUEVA, M. A. (2001). Las plantas silvestres en Len: estudio de dialectologa lingstica.

    - [33]. ESTESO, F. (1992). Vegetacin y flora del Campo de Montiel. Inters farmacutico. - [34]. FAJARDO, J., A. VERDE, D. RIVERA & C. OBN (2000). Las plantas en la

    cultura popular de la provincia de Albacete. - [35]. FEIJO, R. (1960, 1961, 1963). Elucidrio fitolgico. Plantas vulgares de Portugal

    continental, insular e ultramarino. Classificao, nomes vernculos e aplicaes. Volume I (A-H). Volume II (I-O). Volume III (P-Z).

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    De las 112 publicaciones consultadas, 61 son las obras de referencia de Nombres vulgares

    II. Estas publicaciones se corresponden con las combinaciones bibliogrficas 1, 2, 3, 4, 6, 7, 8, 9, 14, 15, 16, 17, 18, 20, 23, 33, 35, 36, 38, 39, 41, 44, 45, 49, 50, 51, 53, 54, 55, 56, 57, 62, 64, 65, 66, 69, 70, 71, 74, 75, 76, 77, 78, 81, 85, 86, 87, 90, 91, 92, 94, 95, 96, 97, 99, 101, 105, 107, 110, 111 y 112. Las 51 restantes fueron revisadas por la autora de esta tesis a lo largo de un perodo de tiempo que se inici a comienzos del ao 2001, gracias a la financiacin del Proyecto Anthos (http://www.programanthos.org), y termin a finales del 2003.

    Aunque citadas en Antecedentes, no se consultaron las obras de ARANZADI (1929), ESGUEVA & LLAMAS (2005), PARDO (1930), PARDO de SANTAYANA & al. (2005), TORRES (1994) y VZQUEZ & PERAL (2003) porque no fue posible disponer de ellas durante el perodo de recogida. Por otro lado, tampoco se revisaron las publicaciones de CEBALLOS (1986), COLMEIRO (1871), FERNNDEZ-OCAA & al. (1994), MALAGARRIGA & PERERA (1982), PARDO de SANTAYANA (2003b) y TORRES (2000). Y es que, tras un breve examen preliminar, se lleg a la conclusin de que el nmero de denominaciones nuevas que podan aportar estas obras era ms bien escaso en relacin al tiempo que se hubiera necesitado para llevar a cabo su consulta completa. En cuanto a MORALES (1992), esta publicacin no se revis porque los nombres recopilados en ella estn includos en MORALES & al. (1996), obra que a su vez recoge las denominaciones que se introdujeron en la base de datos Nombres vulgares II.

    Tal como apuntan CLIMENT (1993) y VALLS (1996), la informacin sobre nombres vulgares de plantas puede hallarse dispersa en multitud de fuentes de muy distinto tipo. De ah que esta recopilacin bibliogrfica se caracterice por su relativa asistematicidad. As, entre las publicaciones consultadas hay:

    - Estudios enfocados exclusivamente desde un punto de vista etnofitonmico (AIZPURA & ETXAIDE, 1984; CALERO, 1989; CLIMENT, 1993; COLMEIRO, 1885, 1886, 1887, 1888, 1889; ESGUEVA, 2001; GARCA PELEZ, s. f.; IRIGARAY, 1976; LASTRA & al., 2000; LOSADA & al., 1992; MASCLANS, 1981; VIDALLER, 1989).

    - Trabajos que abordan otros aspectos de la etnobotnica [ALCARAZ & al., 1989; ARGELLO, 2003; BLANCO, 1996, 1998, 2002; BLANCO & CUADRADO, 2000; BONET, 1991, 2001; CARVALHO, 2002; CASANA, 1993; CLIMENT, 1990; ESTESO, 1992; FAJARDO & al., 2000; FERNNDEZ-OCAA, 2000; FERRNDEZ & SANZ, 1993; FONT QUER, 1992; FUENTE, 1999; GALN, 1993; GIL, 1995; GONZLEZ-TEJERO, 1990; GRANZOW (Ed.), 1993;

  • Nombres vulgares en la Pennsula y Baleares

    44

    GUZMN, 1997; LAGASCA, 1817; LASTRA & BACHILLER, 1997; LPEZ de GUEREU, 1984; LPEZ SEZ & MARTN, 1999; MARTN FERRERO, 1983; MARTNEZ & al., 1997; MESA, 1996; MOLINA, 2001; MULET, 1991; MUNTAN, 1991; OBN & RIVERA, 1991; ORTIZ & LASTRA, 2002; PARADA & al., 2002; PARDO de SANTAYANA, 2003a; PERIS & al., 1991; PUERTA, 1876; RABAL & al., 2000; RIBEIRO & al., 2000; RIVERA & OBN, 1991; RODRIGUES, 2001; SAN MIGUEL, 2004; TARDO & al., 2002; VERDE & al., 1998; VERDE & al., 2000; VILLAR & al., 1987].

    - Monografas botnicas (VICIOSO, 1953a, 1953b, 1962). - Floras (ALCARAZ & al., 1981; APARICIO & SILVESTRE, 1987; ASEGINOLAZA,

    1984; ASSO, 1779; BLANCA & MORALES, 1991; BOISSIER, 1839-1845; BOLS & VIGO, 1984, 1990; BOLS & al., 1990; BONAF, 1977-1980; CEBALLOS & al., 1980; COUTINHO, 1939; FERNNDEZ CASAS & CEBALLOS, 1982; FIGUEROLA & al., 1988; FRANCO & AFONSO, 1982; GARCA, 1991; GARCA GUARDIA, 1988; GARCA RO & al., 2002; GUINEA, 1980; HERNNDEZ, 1981; IZCO, 1984; LANGE, 1860-1865; LOSCOS, 1876-1886; LOSCOS & PARDO, 1866-1867; MATEO, 1990, 1992; MATEO & FIGUEROLA, 1987; MORO, 1988; MOTA & VALLE, 1987; ORIA & al., 1996; PACHECO & VILLARRUBIA, 1991; POLUNIN & SMYTHIES, 1977; RIGUAL, 1984; RIVAS, 1964; RODRGUEZ, 1904; RUIZ de la TORRE, 1979; SAGREDO, 1987; SALVO, 1990; STRAKA, 1987; VALLE & al., 1989; VILLAR & al., 1997, 2001; WILLKOMM, 1893; WILLKOMM & LANGE, 1870, 1870, 1880).

    - Publicaciones botnicas de otros tipos (FEIJO, 1960, 1961, 1963; LOSA & al., 1970). - Estudios sobre ecologa humana (BARRIOS & al., 1992). - Trabajos etnolgicos (PANERO, 2000).

    Las denominaciones recogidas por la autora se introdujeron en una base de datos que,

    diseada por Pardo de Santayana con el programa Microsoft Access, incluye los nombres recopilados en MORALES & al. (1996). El formulario o ficha central de esta base (ver Figura 9), que se ha llamado Nombres vulgares III, presenta la siguiente informacin:

    - Taxon. Las denominaciones cientficas han sido actualizadas siguiendo los criterios de Flora iberica [CASTROVIEJO (Coord.) (1986, 1990, 1993a, 1993b, 1997a, 1997b, 1998, 1999, 2000, 2001, 2003] o de Flora europaea [TUTIN & al. (Publs.), 1964, 1968, 1972, 1976, 1980], en la mayor parte de los casos, y los nombres de los autores se han puesto correctamente. - Denominacin verncula. - Datos bibliogrficos. - Idioma/dialecto (c=castellano, cat=cataln, g=gallego, p=portugus, e=euskera, ar=aragons, b=bable, v=valenciano, m=mallorqun). - Zona. Slo cuando la fuente lo haya especificado. - Observaciones. Por ejemplo: si esa denominacin corresponde a una variedad de cultivo, parte/s de la planta que recibe/n ese nombre, . . .

    Las denominaciones se registraron tal y como aparecan en las fuentes. Solamente en el caso

    de las portuguesas, y debido al acuerdo luso-brasileo, fue necesario uniformar la nomenclatura uniendo mediante guiones las distintas palabras que forman la designacin compuesta; y en tal caso poniendo todas las palabras que la forman con minsculas como en luvas-de-nossa-senhora (guantes de Nuestra Seora o Aquilegia vulgaris) (FONT QUER, 1992).

    La base de datos Nombres vulgares III pasada a texto es recogida en Resultados. Este apartado est estructurado as:

  • Fig.

    9.-

    Form

    ular

    io o

    fich

    a ce

    ntra

    l de

    la b

    ase

    de d

    atos

    .

  • Nombres vulgares en la Pennsula y Baleares

    46

  • B. lvarez

    47

    - En su primera parte, a cada nombre cientfico le sigue/n la/s denominacin/es vulgar/es equivalente/s. Los nmeros entre parntesis indican la publicacin de la que ha sido tomado cada nombre y las letras delante de los nmeros, el idioma/dialecto correspondiente. - En la segunda, aparecen ordenadas alfabticamente las denominaciones vernculas con su/s nombre/s cientfico/s equivalente/s.

    2. Anlisis del catlogo.

    Aunque la revisin bibliogrfica necesaria para llevarlo a cabo comenz al mismo tiempo

    que la recopilacin de nombres, este anlisis no empez a tomar su forma definitiva hasta que se finaliz el catlogo. O sea, hasta principios del ao 2004. Para analizar los procedimientos por los que se forman los fitnimos vulgares se han tomado ejemplos. Parte de estos ejemplos se han elegido, bien por haber sido indicados en las fuentes, bien por habernos llamado la atencin, durante la recopilacin de los nombres. El resto, consultando la base de datos. Para ello ha sido necesario escoger palabras clave. Ejemplos: terniflora, latifolia. Tarea sta que se llev a cabo consultando los diccionarios de Flora iberica (LIAO & MUOZ, 1986, 1990; MUOZ & al., 1993a, 1993b, 1997a, 1997b, 1998, 1999, 2000, 2001, 2003). Por otro lado, los extranjerismos han sido estudiados gracias al Diccionario de la lengua espaola (RAE, 1992a, 1992b).

    Para estudiar los caracteres diagnsticos y el gnero en la etnofitonimia y analizar las denominaciones vernculas relacionadas con los animales y las creencias, la estructura semntica de los nombres vulgares, la etnotaxonoma y las denominaciones de los rganos de las plantas tambin se han tomado ejemplos. Y para ello se han seguido las mismas directrices que en el caso anterior. Por otro lado, para traducir las palabras clave (ejemplos: rojo, perro, Dios, bruja, macho, rnica, flor) a los principales idiomas de la Pennsula Ibrica se consultaron los siguientes diccionarios:

    - Diccionari esencial castellano-cataln/catal-castell (ANNIMO, 2002). - Diccionario Akal de usos castellano-gallego (FREIXEDO & LVAREZ, 1985). - Diccionario de espaol-portugus/portugus-espanhol (LEXUS, 1998). - Hiztegi handia castellano-euskara/euskara-gaztelania [AKORDAGOIKOETXEA (Dtor.), 2002].

    El significado de las palabras espaolas desconocidas se busc en el Diccionario de la

    lengua espaola y los fitnimos ingleses y franceses se tradujeron gracias al Oxford espaol-ingls/ingls espaol [GALIMBERTI & RUSSELL (Dtors.), 2001] y al Diccionario francs-espaol y espaol-francs (REYES, 1961), respectivamente. Costa tradujo las denominaciones italianas de plantas y Pieiro, parte de las francesas.

    Los nombres cientficos de aquellos txones alctonos que no aparecen ni en Flora iberica ni en Flora europaea se han actualizado siguiendo los criterios del Internacional Plant Names Index (http://www.ipni.org). Criterios que tambin se han tenido en cuenta a la hora de poner correctamente los nombres de los autores.

    Las descripciones de las plantas se han tomado de RIVERA & OBN (1991). Por ltimo, esta parte del anlisis se ha completado revisando los trabajos sobre etnofitonimia, etnotaxonoma, etnobotnica, florstica, historia de la botnica, zoologa, historia de las religiones, mitologa, iconografa religiosa, brujera, medicina, farmacologa, toxicologa, alucingenos y etnologa citados en Bibliografa. Tambin, gracias a los datos proporcionados por diversos especialistas (ver Tabla 1). Por otro lado, algunas de estas publicaciones, junto con otras sobre lingstica (ALA, 1995; ALVAR, s. f.; DUARTE, 2002; ENTWISTLE, 1980; GARCA ARIAS, 1995a, 1995b;

  • Nombres vulgares en la Pennsula y Baleares

    48

    GORROCHATEGUI, 2002; HEREDIA, 1983; LAPESA, 1980; REIJEN, 1985-1986; SALVADOR, 2002) e historia(GARCA CRCEL, 2005) y el Diccionario de la lengua espaola, han sido consultadas tambin para escribir la Introduccin.

    Antes de efectuar el anlisis numrico del catlogo, ste fue revisado con la ayuda de Pardo de Santayana. Por otro lado, a la hora de llevar a cabo el recuento hemos considerado como diferentes todas las variantes de gnero [fresna (b)/fresnu (b) (Fraxinus excelsior)], de nmero [malva (c)/malvas (c) (Malva sylvestris)] y de pronunciacin [agrimnia (cat)/gremnia (cat) (Agrimonia eupatoria); farigola (cat)/frigola (cat) (Thymus vulgaris); organo (b)/origanu (b) (Origanum vulgare)] de los nombres. Por ltimo, se han tomado como aportaciones nuevas aquellas denominaciones vernculas que o no aparecen recogidas en MORALES & al. (1996) o que, segn esta publicacin, se aplican a otros txones.

    3. Objetivos secundarios.

    Aunque la revisin bibliogrfica necesaria para lograrlos se inici al mismo tiempo que la recopilacin de nombres, tanto la recopilacin de sinfitnimos, antropnimos, fitotopnimos y advocaciones de la Virgen relacionadas con los vegetales como el anlisis de la presencia de las plantas en el lenguaje coloquial y el folclore no comenz a concretarse hasta que se termin el catlogo. Es decir, hasta principios del 2004.

    Pese a haber sido citadas en Antecedentes, no se consultaron las obras de FONT QUER (1954) y MARTN & CLIMENT (1990) porque no fue posible disponer de ellas durante el perodo de recogida. Por otro lado, tampoco se revisaron las publicaciones de BADIA (1951), BASTARDAS (1994) y VZQUEZ (1989) porque estas obras estn enfocadas desde un punto de vista lingstico. Por ltimo, tambin se recogieron datos de los trabajos sobre etnofitonimia, etnobotnica y lingstica que aparecen citados en Bibliografa, algunos de los cuales han sido consultados tambin para escribir la Introduccin.

    En los apartados sobre sinfitnimos, antropnimos, fitotopnimos y advocaciones marianas los ejemplos, con los nombres cientficos relacionados, aparecen ordenados alfabticamente. En el caso de los sinfitnimos se indica, adems, el idioma/dialecto correspondiente; en el de los fitotopnimos, la provincia en la que se localizan y en el de las advocaciones, las fechas de celebracin (si se conocen) y los lugares donde se veneran. En cuanto a los vocablos y expresiones, stos tambin se han colocado por orden alfabtico. Por ltimo, los datos recogidos en el apartado dedicado al folclore se han agrupado en adivinanzas, canciones, conjuros, cuentos, dichos, oraciones, poesas y trabalenguas.

  • B. lvarez

    49

    Especialista Centro de investigacin/docencia

    Vinculacin Lnea/s de investigacin

    Paloma Blanco

    Real Jardn Botnico, CSIC

    Conservadora de herbarios

    Taxonoma de Salix; colecciones histricas del herbario

    Ana Carvalho Escola Superior Agrria (Bragana)

    Plantilla Etnobotnica

    Francisco de Diego Calonge

    Real Jardn Botnico, CSIC

    Profesor de investigacin

    Ascomicetes; Gasteromicetes; hongos hipgeos

    Pedro Escobar Real Jardn Botnico, CSIC

    Becario predoctoral FPU

    Cantidades de ADN, filogenia y evolucin en malvceas del Mediterrneo Occidental

    Omar Fiz Real Jardn Botnico, CSIC

    Investigador Sistemtica; Geraniaceae; Bellis

    Gema Garca Blzquez

    Real Jardn Botnico, CSIC

    Becaria predoctoral FPI

    Peronosporales

    Rafael Gonzlez Universidad de Sevilla Contrato BBVA Hibridacin homoploide en plantas mediterrneas (Phlomis); consecuencias genticas de la fragmentacin en especies del matorral mediterrneo en el sur de Espaa

    Jorge Martnez Real Jardn Botnico, CSIC

    Becario predoctoral FPI

    Iris

    Sara Nisa Parques de Sintra-Monte da Lua

    Monitora de educacin ambiental y gua de la naturaleza

    Estudio de la flora y vegetacin de la Sierra de Sintra; educacin ambiental

    Roco Prez Barrales

    Universidad de Sevilla Becaria predoctoral FPU

    Polimorfismos y evolucin florales; interacciones planta-polinizador; biologa y ecologa de poblaciones vegetales

    Elena Prez Iniesta Real Jardn Botnico, CSIC

    Investigadora Saprolegniales

    Tabla 1.- Especialistas.

  • Nombres vulgares en la Pennsula y Baleares

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  • 4. RESULTADOS

  • 4. RESULTADOS

    Dada la gran cantidad de nombres vernculos recopilados, el catlogo obtenido se recoge en el Apndice 8. 1. para evitar interrumpir la lectura del trabajo.

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  • 5. DISCUSIN

  • 5. DISCUSIN

    5. 1. PROCEDIMIENTOS PARA LA FORMACIN DE LOS FITNIMOS VULGARES

    El hombre ha dado nombres a las plantas mediante diferentes mtodos:

    1. Elaboracin intelectual.

    ste es el procedimiento primario. Despus de observarlos directamente, el pueblo toma como referencia algunas de las caractersticas (ver Captulo 5. 2.) de los vegetales. A continuacin, y tras un complejo proceso en el que puede, por ejemplo, establecer relaciones de semejanza entre stos y cosas o evocar propiedades, costumbres, creencias (ver Captulo 5. 7.), les da nombres. Estos nombres se transmitirn oralmente de generacin en generacin.

    2. Procedimientos secundarios.

    Las denominaciones populares no slo son aquellas que surgen del pueblo como resultado de la elaboracin intelectual. Si son muy utilizados (cosa sta que depende del contexto espacial y temporal y que ocurre, por ejemplo, cuando designan a vegetales introducidos) tambin es posible considerar nombres vulgares a:

    2. a. Los cultismos.

    Los cultismos proceden directamente de las denominaciones cientficas de las especies, las cuales estn latinizadas. Ejemplos:

    - Al.liria (cat) (Alliaria petiolata). Del nombre genrico Alliaria. - Albada terniflora (cat) (Anthyllis terniflora). Del nombre especfico terniflora. - Albellatge distaqui (cat) (Andropogon dystachios). Del nombre especfico dystachios. - Allassa triquetra (cat) (Allium triquetrum). Del nombre especfico triquetrum. - Anyol talictrifoli (cat) (Conopodium thalictrifolium). Del nombre especfico thalictrifolium. - Biscutel.la (cat) (Biscutella sp.). Del nombre genrico Biscutella. - Bleda macrocarpa (cat) (Beta macrocarpa). Del nombre especfico macrocarpa. - Blenera sinuada (cat) (Verbascum sinuatum). Del nombre especfico sinuatum. - Blet polisperm (cat) (Chenopodium polyspermum). Del nombre especfico polyspermum. - Bufalaga calicina (cat) (Thymelaea calycina). Del nombre especfico calycina. - Bufalaga dioica (cat) (Thymelaea dioica); dioica (g) (Silene dioica). Del nombre especfico dioica. - Bufalaga hirsuta (cat) (Thymelaea hirsuta); malrub hirsut (cat) (Ballota hirsuta). Del nombre especfico hirsuta. - Bufassa corimbosa (cat) (Onopordum corymbosum). Del nombre especfico corymbosum. - Calcida acaule (cat) (Cirsium acaule). Del nombre especfico acaule. - Cargola laciniada (cat) (Erodium laciniatum). Del nombre especfico laciniatum. - Cominassa hirsuta (cat) (Chaerophyllum hirsutum); crespinell hirsut (cat) (Sedum hirsutum). Del nombre especfico hirsutum. - Crespinell alpestre (cat) (Sedum alpestre). Del nombre especfico alpestre. - Crespinell brevifoli (cat) (Sedum brevifolium). Del nombre especfico brevifolium. - Espgol multfid (cat) (Lavandula multifida). Del nombre especfico multifida. - Estepa ladanfera (cat) (Cistus ladanifer). Del nombre especfico ladanifer. - Esteperola umbel.lada (cat) (Halimium umbellatum). Del nombre especfico umbellatum. - Evnimo (c), evnim (cat) (Euonymus europaeus). Del nombre genrico Euonymus (FONT QUER, 1992). - Fens ciliat (cat) (Melica ciliata). Del nombre especfico ciliata. - Fens pinnat (cat) (Brachypodium pinnatum). Del nombre especfico pinnatum.

  • Nombres vulgares en la Pennsula Ibrica y Baleares

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    - Fleo (ar) (Phleum pratense subsp. bertolonii); fleo (c), fleo (g) (Phleum pratense). Del nombre genrico Phleum. - Ginesta liniflia (cat) (Teline linifolia). Del nombre especfico linifolia. - Ginesta patent (cat) (Cytisus patens). Del nombre especfico patens. - Ginestell doricnifoli (cat) (Genista dorycnifolia). Del nombre especfico dorycnifolia. - Herba presseguera lapatiflia (cat) (Polygonum lapathifolium). Del nombre especfico lapathifolium. - Jonc alp (cat) (Juncus alpinus). Del nombre especfico alpinus. - Juna diforme (cat) (Cyperus difformis). Del nombre especfico difformis. - Licopodi (cat), licopodio (ar), licopodio (c), licopdio (p), licopdio-da-estrela (p) (Lycopodium clavatum); licopodi (cat), licopdio (p) (Lycopodium sp.). Del nombre genrico Lycopodium. - Llets oleraci (cat) (Sonchus oleraceus). Del nombre especfico oleraceus. - Llets resedifoli (cat) (Launaea resedifolia). Del nombre especfico resedifolia. - Lligabosc biflor (cat), xuclamel biflor (cat) (Lonicera biflora). Del nombre especfico biflora. - Llonguera integriflia (cat) (Andryala integrifolia). Del nombre especfico integrifolia. - Lluqueta nudicaule (cat) (Globularia nudicaulis). Del nombre especfico nudicaulis. - Lot (cat) (Lotus sp.); loto (c), loto (g), loto (p) (Lotus corniculatus). Del nombre genrico Lotus. - Lot ornitopodioide (cat) (Lotus ornithopodioides). Del nombre cientfico Lotus ornithopodioides. - Matablat pinnat (cat) (Iberis pinnata). Del nombre especfico pinnata. - Melcoratge toments (cat) (Mercurialis tomentosa). Del nombre especfico tomentosa. - Mesembriantem nodiflor (cat) (Mesembryanthemum nodiflorum). Del nombre especfico nodiflorum. - Minurtia (cat) (Minuartia sp.). Del nombre genrico Minuartia. - Morritort ruderal (cat) (Lepidium ruderale). Del nombre especfico ruderale. - Morritort subulat (cat) (Lepidium subulatum). Del nombre especfico subulatum. - Nabinera uliginosa (cat) (Vaccinium uliginosum). Del nombre especfico uliginosum. - Paradella obtusiflia (cat) (Rumex obtusifolius). Del nombre especfico obtusifolius. - Parnasia (ar), parnasia (c), parnasia (g) (Parnassia palustris). Del nombre genrico Parnassia. - Plantatge monosperm (cat) (Plantago monosperma). Del nombre especfico monosperma. - Suassana rotundiflia (cat) (Geranium rotundifolium); unflabou rotundifoli (cat) (Bupleurum rotundifolium). Del nombre especfico rotundifolium. - Tresflorina tomentosa (cat) (Hypericum tomentosum). Del nombre especfico tomentosum. - Xuclamel alpigen (cat) (Lonicera alpigena). Del nombre especfico alpigena.

    2. b. Adaptacin de nombres cientficos.

    Las adaptaciones de las denominaciones cientficas de las plantas consisten en sus

    traducciones. Ejemplos:

    - Espgol de fulla ampla (cat) (Lavandula latifolia). Del nombre especfico latifolia. (latiflius, -a, -um bot. latifolius, -a, -um = que tiene las hojas anchas). - Espunyidella de fulla rodona (cat) (Galium rotundifolium). Del nombre especfico rotundifolium. (rotundiflius, -a, -um bot. rotundifolius, -a, -um = que tiene hojas redondas). - Fragassa de flor petita (cat) (Potentilla micrantha); gavarrera de flor petita (cat) (Rosa micrantha). Del nombre especfico micrantha. (micrnthus, -a, -um bot. micranthus, -a, -um = de flores pequeas). - Herba mariallusa (v), hierba luisa (b), hierba luisa (c), hierbaluisa (c), luisa (b), luisa (c), maria llusa (v), maria luisa (ar), mariallusa (v), yerba luisa (ar), yerba luisa (c) (Aloysia citriodora). Originaria de Amrica del Sur, esta planta fue descrita en el siglo XVIII por Palau. ste le dio el nombre de Aloysia citriodora en honor a Mara Luisa (Aloysia, en latn) de Parma, que por aquel entonces era Princesa de Asturias. Una denominacin que l mismo se encargara de adaptar. - Laranjeira-da-China (p), naranjo de la China (c) (Citrus sinensis). Del nombre especfico sinensis. (sinnsis, -e bot. sinensis, -e = de China). - Lluqueta de tija nua (cat) (Globularia nudicaulis). Del nombre especfico nudicaulis. (nudiculis, -e bot. nudicaulis, -e = de tallo sin hojas). - Palmera de Canries (cat) (Phoenix canariensis). Del nombre especfico canariensis. (canarinsis, bot. canariensis, -e = de las Canarias). - Tim de flor llarga (cat) (Thymus longiflorus). Del nombre especfico longiflorus. (longiflrus, -a, -um bot. longiflorus, -a, -um = de flores largas). - Tuixos de fulla ampla (cat) (Laserpitium latifolium). Del nombre especfico latifolium. (latiflius, -a, -um bot. latifolius, -a, -um = que tiene las hojas anchas).

    2. c. Adopcin de extranjerismos.

  • B. lvarez

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    Los extranjerismos son denominaciones que un idioma toma de otro extranjero. Ejemplos:

    - Aguacate (c), ahuakat (e), ahuakatondo (e) (Persea americana). Del nahua ahuacatl. - Aj (c) (Capsicum frutescens). De origen tano. - Anans (p), anans (cat) (Ananas comosus). Del guaran nan. - rbol del caucho (c), higuera del caucho (c), kautxu-landare (e) (Ficus elastica). Voz americana. - Batata (c), batata (cat) (Ipomoea batatas). Voz americana. - Boniato (c) (Ipomoea batatas). Voz caribe. - Cacahu (c), cacahuet (c), cacahuete (c), cacauet (cat), cacauet (m), kakahuete (e) (Arachis hypogaea). Del nahua cacahuatl. - Cada (c) (Juniperus oxycedrus). Del francs cade. - Camote (c) (Ipomoea batatas). Del nahua camotli. - Chil (ar), chil (c), chile (c), chilli del pico (c) (Capsicum annuum). Del nahua chilli. - Chirimoyo (c), txirimoiondo (e), xirimoier (cat) (Annona cherimola). Nombre de origen americano. - Epazote (c), pazote (c) (Chenopodium ambrosioides); pazote (c) (Jasonia glutinosa). Del nahua epazotl. - Higuera tuna (c), tuna (c) (Opuntia maxima); higuera tuna (c), tuna (c), tunal (c) (Opuntia vulgaris); tuna (c) (Opuntia dillenii). Del tano tuna. - Iuca (cat), yuca (c) (Yucca gloriosa); iuca (m), iuca (p), yuca (b), yuca (c) (Yucca aloifolia). De origen haitiano. - La maz (b), maz (b), maz (c), maz cabeza de clavo (c), maz calado (c), maz comn (c), maz cuarentn (b), maz saltador (variedad de cultivo) (c), maz terciado (c), maizera (ar), mazos (b) (Zea mays). Del tano mahs. - Maguey (c) (Agave americana). Voz antillana. - Mandioca (c) (Manihot esculenta). Del guaran mandiog. - Man (c) (Arachis hypogaea). Voz tana. - Nopal (c) (Opuntia cochinillifera); nopal (c), nopal (g), nopalera (c) (Opuntia vulgaris); nopal (c), nopal (p), nopalera (c) (Opuntia maxima); nopal (p) (Opuntia dillenii). Del nahua nopalli. - Omb (c) (Phytolacca dioica). Del guaran umb. - Papa (c) (Helianthus tuberosus); papa (c) (Solanum tuberosum). Del quechua papa. - Sapote (c) (Phytolacca dioica). Del nahua tzapotl. - Tomaquera (cat), tomate (b), tomate (c),