notas de una vida

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A 336546 CONDE DE ROMANONES NOTAS DE UNA VIDA Marcial Pons HISTORIA Madrid 1999 Barcelona

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Page 1: NOTAS DE UNA VIDA

A 336546

CONDE DE ROMANONES

NOTAS DE UNA VIDA

Marcial PonsHISTORIA

Madrid 1999 Barcelona

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ÍNDICE

Pág.

LAS MEMORIAS DE UN VIEJO LIBERALJavier MORENO LUZÓN XXI

NOTAS DE UNA VIDAI

(1868-1901)

AL LECTOR .

CAPÍTULO I.—Mi vocación.—La pintura.—Madrid, lugar de mi nacimien-to.—En el colegio.—Lucho por el primer puesto de la clase.—Soy vencidoy huyo del colegio.—Renuncio a ser pintor.—Creo que nací para polí-tico.—Los aficionados en la política.—El interés en la política.—Por quéfui siempre liberal.—Mis primeros recuerdos: Prim, Concha y la guerracarlista.—«Trik», mi perro leal.—Claudicante.—A la Universidad.—De-recho, Filosofía y Letras.—Por qué abandoné esta última Facultad.—Loque aprendí en la Universidad.—El conocimiento de la vida.—La vidadel estudiante: ayer y hoy.—Los deportes y la política.—Me pego conLinares Rivas.—Mi brutal agresión a otro estudiante.—Mis amistades enla Universidad.—Mis maestros.—Echado de clase.—El silencio y la dis-creción.—Al fin, «abogado».—La abogacía, mi padre y mi mala letra.—«ElHeraldo Escolar», mi primer periódico.—Sus redactores.—También autordramático.—También rejoneador 5

CAPÍTULO EL—Al salir para Italia.—Camino de Bolonia.—La Instituciónalbornociana.—La «Laurea in Giurisprudenza».—Falsa acusación en elCongreso.—Un libro de Minghetti.—El alma política italiana.—El premio«Vittorio Emanuele».—Josué Carducci, el maestro y el poeta.—¿Román-tico?—Leopardi y Stechetti.—Un buen poeta amigo del colegio.—Me afi-ciono al Derecho penal.—Enrico Ferri.—Salgo de Bolonia.—El bagajecientífico, la política y el talento de los demás.—Mis compañeros de cole-gio.—Pedro Dorado.—El rector Irazoqui.—El sepulcro del Cardenal enToledo.—La sociedad de Bolonia y los colegiales.—Los Duques de Mont-pensier.—La Duquesa de Galüera.—En Venecia.—Almuerzo con DonCarlos.—Unos días en Roma 21

CAPÍTULO DI.—En el ejercicio de la profesión.—Abogado de pobres.—Pri-mera minuta cobrada.—Defensa de Hillairaud.—Desaliento que me pro-duce su condena.—La causa de la Guindalera: mi defendido, criminalnato; detalles repugnantes.—Estrena el patíbulo de la Cárcel Mode-lo.—Renuncio al ejercicio de la profesión.—La última minuta cobra-da.—En el Ateneo.—Secretaría de la Sección de Ciencias Morales y Poli-

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Vin ÍNDICE

ticas.—El ambiente espiritual del Ateneo.—Cánovas y Martos, presiden-tes.—Ateneístas ilustres.—Otros menos ilustres, pero muy interesan-tes.—El Rey Don Alfonso XTT y el Ateneo.—La biblioteca del Ateneo 37

CAPÍTULO IV.—Al Congreso.—Intento fracasado.—Guadalajara, solución sal-vadora.—Juventud inoportuna.—Cómo salvé el escollo.—Mi primer dis-curso.—Primer disgusto al Gobierno.—Contra su voluntad, formo partede la Comisión del Sufragio Universal.—Consecuencia de mi éxito.—Lacrisis.—El «cristineo».—El bastón de estoque.—Alonso Martínez, presi-dente del Congreso.—Sagasta y sus lugartenientes.—La «crisis de la cora-zonada» 45

CAPÍTULO V.—Muerte de don Manuel Alonso Martínez.—Las elecciones del91.—La lucha fratricida.—El apoyo de mi abuela.—Intervención de Sagas-ta.—La libertad de la prensa y la lucha electoral.—Del arte electoral.—Tác-tica y estrategia.—El hombre de las barricadas.—Los debates municipalesen el Congreso y en el Senado.—Incidente personal con don AlbertoBosch.—En el terreno del honor.—La única víctima.—El olvido de lasofensas.—Dañosa influencia de la prensa sobre mi espíritu.—Algunas figu-ras dé aquella época 55

CAPÍTULO VI.—El Ayuntamiento.—Elección de concejal y de teniente dealcalde.—Abascal y Mellado.—Los Consumos.—El matute.—Pepe «elHuevero».—La celada de la calle de Hortaleza.—Augusto Figueroa.—De-bate de escándalo en el Congreso.—El Conde de San Bernardo y donSantiago Ángulo, alcaldes.—Al fin, lo soy yo.—Mi alegría.—Hostilidad conque soy recibido por los ediles.—Mi labor en la Alcaldía.—La batalla delos Consumos.—Monto a caballo.—El presupuesto municipal.—Madridprogresa.—Mis principales iniciativas.—Los «Romanones».—La GranVía.—El Español, para María Guerrero.—El microcosmos ediücio.—Mihoja de servicios.—Me ocupo de las elecciones.—Don Trinitario Ruiz deCapdepón.—Contestación en el Congreso a Sol y Ortega.—Cómo des-pachaba yo los expedientes.—Malas noticias de la guerra.—Despedida delas tropas.—España, insensible 69

CAPÍTULO VQ.—Sagasta y la crisis.—La lucha de oposición del 96.—Reor-ganización de los Comités.—Los últimos progresistas.—El labrador y elcazador madrileños, tipos desaparecidos.—«El Correo» y Ferreras.—Ad-quiero la propiedad de «El Globo».—Francos Rodríguez, director.—Laredacción: sus principales componentes.—La juventud en la política.—Losriñoneros.—Moret.—El discurso de Zaragoza.—El mío en un banque-te.—Desafío con Valdeiglesias 81

CAPÍTULO VIH.—La guerra de Cuba y Cánovas.—No se disuelven las Cortesliberales.—La mayoría prestada.—Elecciones del 96.—Cosgayón, ministrode la Gobernación.—Elecciones de Madrid.—Derrota de Cabriña-

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ÍNDICE LX

Pág.

na.—Discusión de las actas.—Mi intervención.—La situación de Cáno-vas.—Manifestación organizada contra Bosch.—El ocaso de Cánovas.—Suúltima crisis.—Asesinato de Cánovas.—Su apoteosis.—Cómo conocí lanoticia de su muerte.—Caída la más gloriosa.—Cánovas no tiene posiblesucesor 89

CAPÍTULO LX.—Azcárraga forma Gobierno.—Carácter del fideicomiso.—To-ma gusto al cargo.—Impaciencia de los liberales.—La conducta de Sagas-ta.—:Sagasta y la Reina.—Sagasta, Poder.—Lo que faltaba al Ministe-rio.—Las nuevas Cortes.—Mi acta es la primera presentada.—El problemacubano.—Grave dilema.—El despertar de la raza.—El rompimiento conel Gobierno americano.—Almuerzo en casa de Sagasta.—Colonización ycivilización.—Desaparición de los imperios coloniales.—Difícil situacióndel Tesoro.—La suscripción nacional.—Doscientas cincuenta mil pesetaspor un palco.—La insurrección de Filipinas.—El desastre de Cavi te .—Ataques de los partidos extremos al Gobierno.—Planteamiento de la cri-sis.—Actitud de Moret.—Formación del nuevo Gobierno.—Entrada deGamazo.—El armisticio.—La fatalidad.—Las responsabilidades de Sagas-ta.—Se inician nuevos partidos.—El general Polavieja.—El manifies-to.—Sagasta recobra la salud, pero deja el Poder al poco tiempo 97

CAPÍTULO X.—Muerte de mi padre.—Su silueta.—Su afición al latín y supoca afición a los pergaminos.—Sus condiciones físicas.—Sus principalesaficiones.—El Cantón de Cartagena y la destrucción de sus fábricas.—En-cuentro con la partida carlista de Lozano.—Lozano, condenado a muer-te.—En plena nieve.—Cuando tenía veinticinco años.—Su despreocupa-ción por la muerte.—La duquesa Ángela de Medinaceli.—Las comidasde la Duquesa.—Sus principales contertulios.—Cómo era la Duquesa.—Eldesayuno de Las Navas.—Otras figuras aristocráticas: el Marqués de Sar-doal, el Conde de Xiquena y el Duque de Tamames 109

CAPÍTULO XI.—Silvela forma Gobierno: sus condiciones y sus defectos.—Sil-vela y Sagasta.—El hogar de Silvela.—Su ingenio y sus frases.—Las cartasde sor María de Agreda.—Unas seudomemorias de Silvela.—Origen ycomienzo de la campaña anticlerical.—Las elecciones generales.—Me con-sidero ministrable.—Mis esfuerzos por ser ministro.—No tenía yo miedoa hacer uso de la palabra; pero mucho no siendo en el Congreso.—Principalcontenido del programa del Gob ie rno .—Deba te promovido porMoret.—Mi intervención en él.—Las vacaciones.—Vuelvo a la car-ga.—Discusión del presupuesto del Ministerio de Marina 119

CAPÍTULO XH.—El nuevo siglo.—Los cómputos para medir el tiempo.—Cuálde los dos siglos será mejor.—La obra de Villaverde.—Oposición a susproyectos.—Villaverde, cazador.—La Unión Nacional.—Viaje de Moreta Sevilla.—Algunos tipos sevillanos.—Resurgimiento del problema cleri-cal.—La boda de la Princesa de Asturias.—El discurso de Canalejas.—El

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X ÍNDICE

padre Montaña.—Debate en el Congreso.—Discurso de Sagasta.—LaElectra, de Galdós, y el caso de la señorita Ubáu.—Almuerzo del Marquésde Santa Marta.—Agitaciones callejeras.—La crisis total se avecina.—Suplanteamiento.—Las consultas.—Villaverde, encargado de formar Gobier-no.—Se aumenta nuestra impaciencia.—Sagasta, Poder.—Al fin, ¡minis-tro! 127

NOTAS DE UNA VIDAII

(1901-1912)

AL LECTOR 143

CAPÍTULO I (1901-1902).—El juramento.—Silueta de la Reina.—El informede ministro.—Mi subsecretario de Instrucción Pública.—Despachando conla Reina.—Un decreto sin firmar.—Las elecciones generales.—El mensajede la Corona.—Su discusión.—Contesto a Romero Robledo.—La muertede mi hermano Irueste en Granada.—Las Órdenes religiosas.—Propósitosdel Gobierno.—La salud de Sagasta.—El partido liberal comienza a des-componerse.—Canalejas y el problema religioso.—El nuncio, monseñorRinaldini.—Mi viaje a Valencia y su discusión en el Congreso.—Huelgageneral en Barcelona.—Los proyectos de Urzáiz.—Su intransigencia y sali-da del Ministerio.—El Gobierno, en crisis.—Intento de un Gobierno decoalición.—La solución: Moret y Canalejas, ministros.—El Rey asiste alos últimos Consejos como espectador.—Un discurso de Sagasta.—Des-pedida de la Reina como Regente 145

CAPÍTULO II (Mayo-Diciembre, 1902).—El juramento del Rey ante las Cor-tes.—Tedeum en San Francisco.— Sagasta resigna los poderes recibidosde la Reina.—El Rey le otorga su confianza.—Nuevo juramento delGobierno.—El primer Consejo de ministros.—Su importancia.—Manualque pudiera escribirse.—Dimisión de Canalejas.—Presido el entierro deVerdaguer, en Barcelona.—Viaje a Zamora.—El Congreso católico de San-tiago y moción de prelados.—Viaje del Rey a Asturias, Galicia yNavarra.—Nueva crisis.—Sagasta busca colaboradores fuera del parti-do.—La agonía parlamentaria de Sagasta.—Su último discurso.—La caí-da.—Reunión de ex ministros.—Muerte de Sagasta 159

CAPÍTULO LTI.—Mi pasión favorita.—La caza de las codornices.—Las vegasde Sigüenza.—Mis perros.—Estadística verdad.—Mis compañeros decaza.—Las cacerías reales.—La primera escopeta de España, el Rey.—Po-líticos cazadores 169

CAPÍTULO IV (1901-1902).—En defensa propia.—Mi labor en el Ministeriode Instrucción Pública.—Los primeros pasos.—Circular sobre la libertad

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ÍNDICE XI

P¿g.

de la cátedra.—Enseñanza de la religión en los Institutos.—Decreto sobreexámenes: la prueba escrita.—Necesidad de proteger la enseñanza ofi-cial.—Las órdenes religiosas se defienden.—Discusión de las refor-mas.—El cardenal Spínolá.—Privilegios abolidos.—Las pensiones en elextranjero.—La redención del Magisterio de primera enseñanza.—Decretode 6 de octubre de 1901.—La mayor satisfacción de mi vida.—Intentomodificar la orientación de la segunda enseñanza: la enseñanza técni-ca.—Debate sobre mis reformas en el Congreso y en el Senado 177

CAPÍTULO V (Diciembre 1902-Julio 1905).—Silvela, en el Poder.—Reorga-nización del partido liberal.—La lucha por la jefatura.—Elecciones gene-rales.—Conducta de Maura.—Dimisión de Villaverde por la concesión decréditos.—Censuras a Maura por el resultado de las elecciones.—Can-sancio de Silvela: su dimisión y su retirada.—Villaverde, en el Gobier-no.—Situación de los liberales.—Gestiones para su unión.—Parte quetomé en ellas.—Preponderancia de Maura.—Crisis total.—Maura, presi-dente del Consejo de ministros.—Su labor en el Gobierno.—Debate Noza-leda.—Los suplicatorios.—Crisis extraña.—Azcárraga cubre la responsa-bilidad del Rey.—Su breve Gobierno.—Vuelta de Villaverde a la Presi-dencia del Consejo.—Las Cortes permanecen cerradas.—Viaje del Reya París y Londres.—Atentado de la calle Rohán.—Escisión de las fuerzasconservadoras.—Maura es aclamado por los conservadores en el Congre-so.—Al presentar Villaverde el Gobierno, planteó, por medio de una pre-gunta, una cuestión que inicia la crisis total 189

CAPÍTULO VI (Junio 1905).—Los liberales, en el Poder.—Composición delnuevo Gobierno.—Soy ministro de Fomento.—El grave problema de lasequía en la región andaluza.—Las cosechas, perdidas, y millares de obre-ros hambrientos y sin trabajo.—Necesidad de poner remedio.—Peticiónde un crédito extraordinario.—Resistencia del ministro de Hacien-da.—Montero Ríos me sostiene.—Salida de Urzáiz del Ministerio.—Echegaray le sustituye y se conceden los créditos.—Mi viaje a Andalu-cía.—Conferencia ferroviaria.—Mis proyectos de obras públicas.—Laselecciones generales.—Negociaciones para modificar el tratado francoes-pañol sobre Marruecos.—Viaje del Presidente de la República Francesaa Madrid.—El Gobierno, en crisis, y su solución.—El presupuesto para1906.—Echegaray sostiene la necesidad de mantener el equilibrio del pre-supuesto.—Manifestaciones del separatismo en Barcelona.—Las provoca-ciones del Cu-Cut.—Protesta del elemento militar.—Grave situación delGobierno.—Suspensión de las garantías en Cataluña.—La defensa delPoder civil.—El Ejército y el Rey.—Actitud amenazadora de la guarniciónde Madrid.—Visitas a los cuarteles.—Crisis total 201

CAPÍTULO VII (1905-1906).—Moret, presidente del Consejo; yo, ministro dela Gobernación.—Programa del nuevo Gobierno.—La ley de Jurisdiccio-nes.—Su discusión en las Cortes.—Exigencias del Ejército.—Actitud del

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XII ÍNDICE

Pág.

ministro de la Guerra.—Un desafío de dos jóvenes.—Escándalos parla-mentarios al discutirse la ley.—Crisis abortada.—Viaje del Rey a Cana-rias.—Lo acompaño.—La infanta María Teresa.—Algunos episodios delviaje.—La Conferencia de Algeciras.—Se acentúa el malestar en Cata-luña.—Por acuerdo del Consejo, voy a Barcelona.—Hacia la Solidari-dad.—Importancia del movimiento.—Los republicanos colaboran enél.—Muerte de Romero Robledo.—La boda del Rey.—Preparativos parala ceremonia.—La Policía de entonces.—Su organización y presupues-to.—El atentado de la calle Mayor.—Ferrer y Morral.—La responsabilidadque me corresponde la liquido con Moret.—Horas de angustias.—Suicidiode Morral.—Salgo del Gobierno.—Moret pide el decreto de disolu-ción.—No lo obtiene.—Algunos antecedentes sobre este decreto.—Con-sejo de ministros con el Rey.—Crisis total 213

CAPÍTULO VIII (Julio-Noviembre 1906).—López Domínguez, presiden-te.—Propuesto yo para ministro de Marina, voy a Gracia y Justicia.—Pro-grama ultraliberal del Gobierno.—Real orden sobre el matrimoniocivil.—Nota del Nuncio y contestación mía.—Se inicia una discusión vio-lenta.—La campaña de los prelados.—Distingüese por su iracundia el deTúy, y propongo su procesamiento.—Negociase con Roma la retractacióndel obispo.—Procesamiento de los canónigos de Córdoba.—Nuevo pro-yecto, de ley de Asociaciones.—Competencia de liberalismo.—Opinionesde Clémenceau sobre la pobtica religiosa de España.—Canalejas y la leyde Asociaciones.—Los grupos bberales, en desacuerdo.—La campaña anti-clerical del Gobierno disgusta a la Corona.—La ley de Asociaciones, enel Congreso.—Actitud de Moret. Su carta al Rey.—Moret, encargado deformar Gobierno.—Crisis a espaldas del Parlamento.—Severa lección dadapor éste.—Gobierno relámpago.—Moret me ofrece la cartera de Graciay Justicia, y declino el ofrecimiento.—La opinión pública, en la calle.—Ac-titud del Senado.—Voto de censura al Gobierno.—Crisis total 227

CAPÍTULO LX (1906-1907).—Vega de Armijo, presidente del Consejo.—Lasatisfacción de un anciano.—Sesenta años de vida política.—Cómo formóel Ministerio.—Me confía la cartera de Gobernación.—El programa deGobierno.—Otra vez el proyecto de ley de Asociaciones.—Canalejas yCobián.—El terrorismo en Barcelona.—Aprobación de los presupues-tos.—Situación de debilidad del Gobierno.—La reforma del Código penaly los delitos terroristas.—Vega de Armijo presenta un nuevo proyecto deley de Asociaciones.—Los ministros apoderados consultan con sus

• jefes.—Vega de Armijo, en el limbo.—El volante del Rey.—Arrecian lasprotestas contra la ley de Asociaciones.—Graves manifestaciones enMadrid por el encarecimiento de las subsistencias.—Banquete en Pala-cio.—Consejo en casa del presidente.—Crisis total 237

CAPÍTULO X (1907-1908).—Maura, en el Poder.—Rápidamente formaGobierno.—-Impresión producida.—Situación del partido bberal.—Se pro-

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ÍNDICE XLII

clama la jefatura de Moret.—Cierva, ministro de la Gobernación.—Nom-bramiento de alcalde.—Derogación de la real orden mía sobre matrimoniocivil.—Visita de los Reyes de Inglaterra a Cartagena: su importancia enel orden internacional.—Las elecciones generales.—El ministro de laGobernación me cierra el paso.—Una predicción no cumplida.—Luchasin cuartel.—Elecciones verdad.—Grave accidente de automóvil.—Mitriunfo.—Tres actas.—El sacrificio de un amigo, o el acta de BermilloSayago.—El partido liberal se retrae en las elecciones de senadores y delParlamento.—Sol y Ortega, senador por Guadalajara.—Proyecto de refor-ma electoral.—La pobtica internacional en el mensaje de la Corona.—De-bate en el Congreso sobre los atentados terroristas.—Los sucesos de Casa-blanca y el problema de Marruecos.—La desgravación de los vinos y laactitud del alcalde de Madrid.—Mi interpelación al Gobierno.—Dimisiónde Sánchez de Toca 245

CAPÍTULO XI (1908-1909).—La guerra en el Rif y sus primeros episo-dios.—Sucesos de Casablanca.—La pobtica de Francia.—España envíarefuerzos mibtares.—La opinión, contraria a la guerra.—Llamamiento delos reservistas.—Embarque de las tropas en Barcelona.—Jornadas desas-trosas en los alrededores de Melilla.—La opinión púbh'ca se conmue-ve.—La «semana sangrienta» en Barcelona.—Agitación en toda Catalu-ña.—Procesamiento de Ferrer.—Es condenado a muerte.—Emoción queproduce en Europa, y sus causas.—Difícil situación del Gobierno.—Eltirón de fuera.—Él Gobierno ante las Cortes.—Actitud del partido libe-ral.—Debate empeñadísimo.—Habla Moret.—Los desplantes de La Cier-va.—Gran escándalo parlamentario.—La minoría liberal rompe sus rela-ciones con el Gobierno.—Maura declina el Poder 261

CAPÍTULOXII (1909-1910).—El Ministerio Moret.—No formo parte deél.—Me ofrece la Embajada en Roma.—Maura dimite la jefatura del par-tido conservador y declara su «implacable hostüidad» al Gobierno.—Sue-ños de Moret de organizar un nuevo partido liberal.—Se me concedela grandeza de España y la gran cruz de Carlos ELI.—Las elecciones muni-cipales.—Propósitos de Moret de atraer republicanos a la Monar-quía.—Fracaso del intento.—Los elementos liberales, excluidos delGobierno, comienzan a inquietarse.—Se inicia el ataque contraMoret.—Los repubbcanos, en el Ayuntamiento de Madrid.—Preparativospara las elecciones generales.—Actitud de los comités.—El miércoles deCeniza.—La crisis total: sus causas.—Mi intervención en ella 267

CAPÍTULO XLTI (1910-1911).—La crisis de Moret y la opinión.—Una panede ésta me es adversa.—Canalejas, presidente. Cómo constituyó su Minis-terio.—Vacilo en formar parte de él.—Actitud airada de Moret.—Los repu-blicanos, contra Canalejas.—Canalejas, en sus relaciones con el Rey.—Via-je de la infanta Isabel a la Argentina.—Mi labor en el Ministerio de Ins-trucción Pública.—Apertura de las Cortes.—El discurso de la Coro-

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XIV ÍNDICE

na.—Soy elegido presidente del Congreso.—La campaña anticlerical.—In-fluencia de las órdenes religiosas.—Mi afecto por las monjas.—Canalejasy el mundo aristocrático.—La discusión del mensaje me proporciona malosratos.—La «ley del candado».—La sesión permanente.—Actitud de la con-junción republicanosociabsta.—Proclamación de la República en Portu-gal.—El centenario de las Cortes de Cádiz.—Supresión del impuesto deConsumos.—Las veleidades de Canalejas, motivo de una crisis.—La guerracivil entre los repubbcanos.—Desagradables debates.—Urzáiz, contra elministro de Hacienda.—El Congreso Eucarístico 275

CAPÍTULO XTV (1911-19^12).—El problema de Marruecos y Canalejas.—Ocupación de Alcázar y Larache.—La pena de muerte y los sucesos dela Nwnancia y de Cullera.—Una crisis abortada.—Banquete por el triunfode la candidatura liberal de Madrid.—Una frase de Canalejas y otramía.—Las huelgas y la suspensión de garantías.—Canalejas, defensor delorden.—Un gesto mortificante de Maura.—Las pretensiones de los regio-nabstas y el proyecto de ley de Mancomunidades.—Canalejas en la inti-midad: las comidas en el Nuevo Club.—Nuevas huelgas: importancia dela ferroviaria.—Cómo la venció Canalejas.—La ley de reclutamiento y elbrazal.—Discusión de los presupuestos.—Normalidad y esperanzas.—Elasesinato.—Mañana seré presidente del Consejo 291

NOTAS DE UNA VIDAffl

(1912-1931)

PRÓLOGO 303

CAPÍTULO I.—Los primeros pasos (1912-1913).—Situación de los partidos poh-ticos al desaparecer Canalejas.—El partido bberal después de la muertede Sagasta.—El Rey y la rotación de los grandes partidos.—Sus conse-cuencias.—El Rey ante el cadáver de Canalejas.—Cómo recibí la noticiadel asesinato.—Mi discurso desde el sitial de la presidencia al dar cuentadel asesinato del presidente del Consejo.—Consejo presidido por el Reyen el Ministerio de la Gobernación.—El Rey, en mi despacho de la Pre-sidencia del Congreso.—Decido mi actitud.—Palabras de uno de los minis-tros de Canalejas.—La prensa, desorientada. Ningún periódico me dacomo candidato probable a la Presidencia.—El Rey llama a consultas.—Loque García Prieto dijo al Rey.—El Rey me ofrece una confianza amedias.—Reúno los ministros del Gabinete Canalejas.—La solución dadaes considerada como interina.—Decreto admitiendo la dimisión de pre-sidente del Consejo a García Prieto.—Trascendencia de este decreto.—Mipresentación ante las Cortes 307

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ÍNDICE XV

CAPÍTULO II.—En el banco azul.—Todos descuentan mi rápido paso por laPresidencia del Consejo.—El problema de Cataluña, como herencia deCanalejas.—El Rey y el problema de Cataluña.-—Moret, en la presidenciadel Congreso.—Mi primera actuación en el banco azul.—Aprobación del-"̂

'tratado francoespañol sobre Marruecos.^—Detalles de la negociación.—LaPascua de Navidad y la aprobación de las leyes.—Leo el decreto de sus-pensión de las sesiones.—Al castillo de Múdela.—De qué modo se mecombate.—Las fotografías «camufladas».—El castillo de Múdela, su due-ño y las cacerías.—Detalles de éstas.—El último ojeo.—Preludio de lasolución de la crisis.—He ganado la partida.—Reunión en mi casa de losex ministros.—Recibo la confianza de todos.—El Rey me confirma la suyay formo Gobierno definitivo.—Moret y Montero Ríos.—Por qué se resolvióla crisis sin consulta.—Composición del nuevo Gobierno.—Actitud deMaura 313

CAPÍTULO Ln.—La toma de Tetuán (1913).—Mi primer Gobierno.—Los demás cuidado, Navarro Reverter, Villanueva y Alba.—Airada actitud deMaura como resultado de la crisis.—Figura preeminente del republica-nismo, en Palacio.—Importancia de la visita de Azcárate.—Mi derrota enel Ateneo.—La política de España en Marruecos.—Antecedentes.—Miconstante preocupación.—Mis iniciativas.—La toma pacífica deTetuán.—Impopularidad del problema de Marruecos en España 323

CAPÍTULO IV.—España y la Santa Sede. Muerte de Moret. —Las relaciones diplo-máticas con la Santa Sede.—Nombramiento de don Fermín Calbetón paraembajador cerca del Vaticano.—La enseñanza del Catecismo.—El espíritude intolerancia se mostró fiero contra mí.—La manifestación de lasdamas.—Reunión en mi casa.—Las elecciones provinciales.—Los repu-blicanos, vencidos.—Un accidente del Rey jugando al polo.—El nuevonuncio Ragonessi.—Atentado de Sancho Alegre contra el Rey.—Banquetede los diputados provinciales.—La muerte de Moret.—Mi última visitaala gran personalidad que desaparecía.—Trotsky, en Madrid 339

CAPÍTULO V.—En París: Poincaré. En Madrid y Cartagena.—Viaje del Rey a IParís.—El Rey me designa para acompañarle.—Preparativos del viaje ytemores ante él.—El paso de la frontera.—Llegada a París.—Recibimien-to.—Poincaré.—Su silueta.—Barthou.—Amistad nacida desde el primermomento.—El Gobierno francés teme un atentado contra el Rey.—Au-mentan las medidas para evitarlo.—Desde la residencia regia al Palaciodel Elíseo.—El gran banquete.—Discursos.—Impresión que produce lapersona del Rey.—Después de la comida.—Necesidad de salir precipi-tadamente del Elíseo.—La revista militar y la fiesta de aviación.—El Reyy su comitiva, a Madrid.—El Rey, recibido con entusiasmo en la fron-tera.—Villanueva, en la presidencia del Congreso.—Una mala herenciaque recogí de Canalejas.—El proyecto de Mancomunidades.—MonteroRíos, su enemigo irreducible.—Maura y la sucesión bberal.—Dimisión del

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XVI ÍNDICE

Gobierno.—Se me ratifica la confianza.—Montero Ríos dimite por la leyde Mancomunidades.—Acepto la dimisión de Montero Ríos.—Verano agi-tado.—Se agrava la campaña de Marruecos.—Cumplimiento de varias sen-tencias de muerte.—Indulto de la de Sancho Alegre.—Esperando el viajede Poincaré a Madrid.—Poincaré, en la Corte.—La despedida en Car-tagena.—Notas y discursos cruzados.—Una mala noche en el tren.—Medefiendo del asedio.—En Cartagena se confirma la misma política inter-nacional trazada en las propias aguas por Maura en ocasión de la visitade Eduardo VIL—Al regresar a Madrid, planteo la crisis total 347

CAPÍTULO VI.—Una crisis trascendental. La neutralidad de España(1914-1915).—Soy derrotado en el Senado y presento la dimisión.—ElPoder, a Dato.—Grave disgusto de los mauristas.—Explicación de la cri-sis.—Mi apoyo resuelto a Dato.—Dato, bien recibido por la opi-nión.—Teodoro Roosevelt en Madrid.—Activa campaña de propagandapor provincias.—Mi viaje a Marruecos y Argelia.—Detalles.—Importanteconversación con Lyautey.—Retorno muy satisfecho.—El estalbdo de laGran Guerra.—En Sigüenza escribo el artículo Neutralidades quematan.—Estrépito que produce.—El Rey me llama a Madrid.—Larga con-versación.—El Rey, aliadófilo.—Mis amigos, disconformes conmigo.—Unatorpeza de Bergamín en el Congreso.—Las elecciones provinciales me danun triunfo completo.—Los problemas catalanes y Dato.—Viaje a Balearesen abril de 1913.—Recorro todo el archipiélago.—Un discurso importante

_ en Mallorca.—Otros de Maura y de Mella en el teatro de la Zarzuela.—Es-~J -+(̂ paña acentúa su germanofilia.—La unión de los Uberales.—En San Sebas-

tián mantengo una conversación interesante con el Rey acerca del problemamilitar.—El desgaste de Dato en el Gobierno.—Feliz iniciativa del Reycreando la oficina para ayudar a los prisioneros de la guerra.—El proyectode reorganización del Ejército presentado por el ministro de laGuerra.—Yo, contrario.—Pronuncio en el Congreso un violento discur-so.—La opinión descuenta mi inmediata llamada.—Dato dimite.—Soy lla-mado al Poder 369

CAPÍTULO VEt.—Horas difíciles de mi martirio (1916).—El nuevo Ministe-rio.—Silueta de algunos ministros.—Urzáiz, Alba, Miranda.—Urzáiz saleal poco tiempo de formar parte del Gobierno.—Paso por el duro trancede desmontarlo.—La carestía de las subsistencias.—Ayer y hoy.—Las nue-vas elecciones.—Triunfo completo del Gobierno y buena minoría paraDato.—Ruiz Jiménez, ministro.—La huelga general de ferroviarios.—Se

• solventó teniendo que acudir al brazal.—Recrudecimiento de la acción \I de los submarinos alemanes contra nuestra flota mercante.—Ochenta mil 'i toneladas al fondo del mar.—Grave daño para las exportaciones e impor-

*.taciones.—Un submarino alemán en el puerto de Cartagena.—Conferen-cias en San Sebastián, muy reservadas, de dos altas personabdades fran-cesas.—Campaña contra mí de la prensa subvencionada por Alema- Irúa.—La prensa y la opinión.—En el coto de Doñana.—En esta campaña

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ÍNDICE XVII

no participan personalidades políticas adversarias mías.—Interesante con-versación con Maura y el Rey en Santander.—Nota explicativa de la con-ducta del Gobierno en el orden internacional, en relación con la campañade submarinos de Alemania.—Mi viaje desde Santander a Madrid.—Laley de Imprenta de entonces no amparaba la honra de los gobernan-tes.—Ante la imposibilidad de defenderme, presento la crisis total en enerode 1917.—En las consultas, todos opinan por mi continuación.—El Reyme obliga a continuar.—Vuelvo a presentar crisis en abril, con carácterirrevocable.—Me sucede García Prieto.—Permanece al frente del Gobier-no dos meses.—Actitud de Aguilera, ministro de la Guerra.—Tras de unacrisis laboriosa, el Rey otorga su confianza a Dato 389

APÉNDICES 399

CAPÍTULO Vm.—Las Juntas de Defensa.—Dificultades que encontré al encar-garme del Poder en el año 16.—Las Juntas Militares.—Su trascendenciaen la pob'tica española.—Cómo conocí su existencia.—El Rey me da deta-lles.—Las Juntas y el general Luque.—Las Juntas de Infantería.—El minis-tro de la Guerra y el capitán general de Cataluña.—Este se comprometea su disolución.—El nuevo Gobierno que me sucede y las Juntas.—Informedel general Luque sobre esto.—Aguilera, ministro de la Guerra, se mostróacérrimo enemigo de ellas.—Aguilera y Alfáu.—Manifiesto de la Junta deDefensa de Barcelona.—Su importancia.—Actitud de las Juntas frente alGobierno.—El Gobierno se ve obh'gado a ceder.—Las Juntas y elRey.—Las Juntas y La Cierva, ministro de la Guerra 411

CAPÍTULO LX.—Descomposición de los partidos monárquicos (1917-1918).—Da-to, en el Poder.—El movimiento revolucionario de agosto es dominadopor la fuerza, y sus jefes, condenados, sufren condena en el presidio deCartagena.—El movimiento de agosto, preludio de la revolución del31.—Las Juntas Mibtares y el Rey.—Las Juntas exigen el relevo de Dato.—ElRey accede.—Crisis muy laboriosa.—Se resuelve con un Gobierno de con-centración, presidido por García Prieto.—La herencia que dejó Dato.—Laconcentración se redujo a una agrupación de ministros autónomos.—La Cier-va se impone.—Se hace insostenible la situación de García Prieto.—La gra-vedad aumenta por horas.—La amenaza de un golpe de Estado.—El 19de marzo de 1918.—Ante lo desesperado del caso, el Rey me llama a Pala-cio.—De cómo recibí su citación.—Por primera vez veo al Rey preocupa-do.—Le propongo un camino de salvación.—Acepta en absoluto cuanto lepropongo.—Reunión en Palacio aquella noche.—En la forma especial deconvocar radicaba el secreto del éxito.—Los convocados.—Invitación del Reya la concordia y formación del Ministerio nacional.—Cómo se formó la bstadel Gobierno.—El Rey hace las veces de secretario.—Satisfecho por el éxitoalcanzado.—Madrid entero lo comparte.—Mantengo con Maura una inte-resante conversación en La Magdalena 419

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XVIII ÍNDICE

CAPÍTULO X.—El Gobierno nacional. La hora del desquite.—El Gobiernonacional.—Cambó, Alba y Dato.—Sigue la campaña submarina.—Actitudde nuestro embajador en Berb'n.—Consejo de ministros en Madrid enel mes de agosto.—Discusiones sobre política internacional.—Mi carta dedimisión a Maura.—Maura me convence de que no debo dejar el Gobier-no.—Alba y Cambó frente a frente.—SaÜda de Alba.—Paso yo a la carterade Instrucción Pública.—Falto de cohesión el Gobierno, Maura presentala dimisión en noviembre.—Coincidiendo la salida de Maura con el triunfode los aliados, no había otro presidente que yo.—El Rey me ofrece elPoder.—Resisto a aceptarlo y es nombrado García Prieto.—García Prietono puede continuar, y yo soy nombrado, sin condiciones, presidente delConsejo.—Invitación a Wilson para que toque en un puerto español.—Elembajador de los Estados Unidos me invita, en nombre de Wilson, a ira París para saludarle.—Detalles de mi conferencia con Wilson.—Con-versación con Clémenceau.—Mi regreso triunfante de París.—La huelgageneral de Barcelona.—La jornada de ocho horas.—Las autoridades müi-tares niegan el concurso al Gobierno.—Por ellas son deportados a MadridMontañés y Doval, y por ellas, en reabdad, soy yo destituido.—Crisistotal.—Entrada de Maura 427

CAPITULO XI.—Camino de perdición.—Maura acepta el Poder con desga-na.—Exige una confianza completa y el decreto de disolución.—Las elec-ciones del 1.° de junio.—Su resultado no favorece al Gobierno.—Primerasesión de las Cortes, borrascosa.—Una proposición accidental mía.—Lasfuerzas mauristas, derrotadas en las elecciones provinciales.—Maura dimi-te.—Dato no acepta su dimisión.—Sánchez de Toca no puede formarGobierno.—El Rey pretende lo forme el general Miranda.—El generalMiranda, en «Miralcampo».—Fracasa el intento.—Sánchez Guerra, pre-sidente del Congreso.—Sánchez de Toca forma Ministerio.—Situaciónamenazadora en Barcelona.—Huelga general.—Actitud de Miláns delBosch.—La guerra de Marruecos.—Nuevas elecciones.—Martínez Ani-do.—La muerte de Dato.—Vuelven a actuar las Juntas de Defensa y danen tierra con el Gobierno.—Allendesalazar forma uno de concentra-ción.—Mi viaje a Londres 449

CAPÍTULO XII.—Fernández Silvestre. Unamuno visita al Rey.—Continúa lalucha entre civiles y militares.—La opinión exige responsabilidades.—ElRey pronuncia un discurso en Córdoba.—Deja malparado al Gobierno,pero le aplauden las gentes.—El Rey, satisfecho.—Yo guardo silen-cio.—Fernández Silvestre.—Su silueta.—Se derrumba la Comandancia deMelilla.—Annual y Monte Arruit.—En Annual se quedó el Gobierno deAllendesalazar.—Maura forma Gobierno.—Un amigo mío en él.—¡Res-p o n s a b i l i d a d e s ! — A c c i ó n l a t e n t e de las J u n t a s Mi l i t a -res.—Abd-el-Krim.—Maura llama a Berenguer a Pizarra.—La opinión exi-ge con más fuerza responsabilidades.—Me encuentro en situación difí-cil.—Escribo a Maura una carta.—Sánchez Guerra sustituye a Mau-

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ÍNDICE XIX

ra.—Sánchez Guerra, Maura y yo.—El Rey recibe en Palacio a Unamu-no.—Con una hora de retraso llega éste a Palacio y tocado con una boi-na.—Mi inquietud ante los giros de la conversación.—Me atacan en elAteneo.—Inicio un viaje por Suiza, Austria y Hungría.—En Berna conversocon Motta.—Personalidad de Motta.—En Viena.—En Budapest soy reci-bido por el jefe del Gobierno, Conde de Bethlen.—Los periodistas seequivocaron.—Sánchez Guerra, empeñado en llevar al Congreso el expe-diente Picasso.—Reunión en Hendaya.—Pronuncio un discurso en el Cír-culo Liberal.—Epígrafes de mi oración.—Sánchez Guerra y la supresiónde las Juntas Militares.—Escándalo en el Congreso.—Sánchez Guerraentrega al Rey sus poderes 457

CAPÍTULO XHL—Los liberales, en el Poder. Aguilera y Sánchez Guerra. —Losliberales, en el Poder.—Los liberales cometieron máxima torpeza.—ElGobierno, presidido por García Prieto.—Las Cámaras, presididas por donMelquíades Alvarez y por el que estas líneas escribe.—El Gobierno, malacogido por la opinión.—Mi paso por Gracia y Justicia antes de ser nom-brado presidente del Senado.—Alba sueña con la presidencia del Con-sejo.—La conspiración militar, en marcha.—Futuros candidatos a la Dic-tadura: el general Aguilera y el general Primo de Rivera.—Una conver-sación mía con Primo de Rivera.—Se denuncia en el Congreso el movi-miento sedicioso que se preparaba.—El derrumbamiento de la Coman-dancia de Melilla, discutido en la Alta Cámara.—Actitud de Sánchez deToca.—Grave incidente entre el general Aguilera y Sánchez de Toca.—Seencona la lucha entre el elemento civil y el mibtar.—El papel Aguilera,en auge.—Una escena en mi despacho entre el general Aguilera y SánchezGuerra cambia el curso de los sucesos.—Enconado debate con el pre-sidente del Consejo.—El Gobierno quedó satisfecho, sin darse cuenta quela conspiración mibtar continuaba.—La Corte, en San Sebastián.—Comoministro de jornada, Alba.—García Prieto plantea la crisis por haber disen-tido los ministros acerca de la pobtica seguida en Marruecos.—El Reyle ratifica la confianza.—Primo de Rivera proclama la Dictadura enBarcelona.—Acusaciones contra Alba.—El Rey, en Madrid.—Me hallabaen Royat al conocer la noticia de Barcelona y marché rápidamente a Madrid. 467

CAPÍTULO XTV.—La Dictadura.—La Dictadura de Primo de Rivera.—Su silue-ta.—El manifiesto de Barcelona.—El juramento de Primo de Rivera.—Lossocialistas y la Iglesia se muestran a su lado.—La disolución de las Cor-tes.—La protesta ante el Rey de los presidentes del Senado y del Con-greso.—La entrevista con Don Alfonso en Palacio.—Recibo una carta delRey.—Mis palabras en la Sociedad El Sitio, de Bilbao.—Mi viaje aNiza.—Después a Roma.—En Roma.—Visita a Su Santidad a Mussoh-ni.—Un día en mi antiguo Colegio de Bolonia.—Primo de Rivera y Marrue-cos.—Su acierto para conseguir el acuerdo con los franceses.—Mi bbroLas responsabilidades del antiguo régimen.—Comienza a declinar la estrellade Primo de Rivera.—El Cuerpo de Artillería, su mayor enemi-

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XX ÍNDICE

go.—La sedición de Ciudad Real y la Sanjuanada.—La multa que se meimpuso.—El final de la Dictadura se acercaba.—El Rey despide a Primode Rivera.—La muerte de Primo de Rivera.—Los ataques de Blasco Ibáñezal Rey.—Tan injustos como brutales.—El Rey se defiende en París dehaber sido un cómpbce de Primo de Rivera 479

CAPÍTULO XV.—La revolución, triunfante.—El Gabinete Berenguer.—Su com-posición.—Por qué fue designado presidente Berenguer.—Discurso deSánchez Guerra en la Zarzuela.—A la sabda.—Arrecia la campaña contrael Rey.—Agitación de los intelectuales.—Importancia del pacto de SanSebastián.—La revolución, en marcha.—Actitud del Gobierno frente aella.—Pronunciamiento de la guarnición de Jaca.—En la Cárcel Modelo,los principales conspiradores.—El intento de Cuatro Vientos.—Convoca-toria de elecciones generales.—Anulada al poco tiempo.—Se prefiere seanprecedidas por las elecciones municipales.—Crisis total.—La reunión enel palacio de Buenavista.—Berenguer, enfermo.—Antes, el Rey recurrea Sánchez Guerra para que formase Gobierno, y luego a Alba.—El Gobier-no Aznar.—Las elecciones municipales del 12 de abril 491

CAPÍTULO XVI.—De la Monarquía a la República.—1. Las últimas horas deuna Monarquía.—2. Historia de cuatro días 497

CAPÍTULO XVLI.—De cómo se condena a un Rey (1931).—El Rey ante las Cor-tes.—Mi resolución de pedir la palabra para defenderle.—La única con-dición que impuse.—Don Alfonso quería ser condenado sin ser defen-dido.—Por qué desoí su deseo.—En el Congreso.—Fuera y dentro.—Lastribunas.—Aspecto del salón de sesiones.—Aspectos de los congrega-dos.—El banco azul.—El comienzo de mi discurso.—Algunas interrup-ciones de sociabstas y catalanes.—El contenido del acta de acusación.—Eldiscurso de Alcalá Zamora.—El mejor narcótico, el deber cumpbdo.—Car-tas de Su Majestad el Rey y de Su Alteza Real el Príncipe de Asturias 525

ÍNDICE ONOMÁSTICO 545