notas periodísticas sobre gro policial

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  • 8/2/2019 notas periodsticas sobre gro policial

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    Pgina 12, domingo 22 de mayo de 2011

    ALFAJORES A BALA

    Una experiencia original, audaz y que parece haber nacido para seguir acaba de tenerlugar en la ciudad de Mar del Plata. Hace una semana se llev a cabo el Primer Festi-

    val Azabache, centrado en lo negro y policial en la literatura. Hubo mesas redondas,

    presentaciones de libros, debates e infaltables polmicas entre policial negro y blanco,

    deductivo o duro, y muchsimo pblico. Aqu se publica una crnica sobre el evento y

    una sntesis sobre los principales ejes de la convocatoria: vctimas, inocentes, pistas,culpables, enigmas y crmenes.

    Por Angel Berlanga

    Cuando el caso se cerr, siete das atrs, luego de tres jornadas de mesas redondas, pelculas,exposiciones fotogrficas, msica y talleres, hubo un brindis alegre y festejn: la sangre no

    haba llegado al mar en el Primer Festival Azabache, lo negro y policial en Literatura que se

    hizo el fin de semana pasado en Mar del Plata, en el que participaron escritores, periodistas,

    editores, acadmicos y, segn estimacin de los organizadores, unos diez mil asistentes. Ex-

    pectativas superadas en varios sentidos, paisaje de continuidad para aos venideros y debates

    varios, de mesa a mesa, sin vctimas fatales. Ni siquiera violencia fsica.

    Amabilidad en los hechos concretos, ah; pero en fin, las historias, los casos, los de ficcin y

    los reales, concentran muerte. Un extremo, pongamos, Gustavo Nielsen, que cont que tras

    una pesquisa supo que el cuerpo de una vctima adulta, exprimida con profesionalismo, cabe

    en un balde y medio, dos a lo sumo. Guillermo Martnez desarroll cmo la lgica puede

    aplicarse a tratar de disimular un asesinato entre otros en Crmenes imperceptibles, Claudia

    Pieiro diferenci entre su enfoque de los cadveres en la pileta de Las viudas de los jueves

    y el que eligi Marcelo Pieiro al adaptar la historia al cine y ambos, junto al uruguayo Hugo

    Burel, desgranaron sus experiencias en los caminos que llevan del libro a la pelcula. El pe-

    riodista Rodolfo Palacios record que Robledo Puch, tras las entrevistas para el libro El n-

    gel negro, le mand unas cartas en las que le propone instalarse en su casa tras salir de la

    crcel; otro periodista, Javier Sinay, reuni una serie de asesinatos clebres de los ltimos

    aos para sealar un patrn de responsabilidad policial: Bru, Bulacio, masacre de Ramallo,

    siguen las vctimas. Los cordobeses Lucio Yudicello y Fernando Lpez presentaron Tinta

    roja, una serie de novelas de autores latinoamericanos editada por la Universidad de Villa

    Mara. Gabriela Cabezn Cmara se pregunt si sera posible una literatura sin crimen; Pablo

    De Santis puso la lupa en el gran Columbo y observ los puntos de contacto en la lectura del

    fantstico y del policial; Guillermo Orsi todava no entiende cmo, vistas tantas aberraciones

    y oscuridades a cargo del ser humano, alguien como Claudio Mara Domnguez puede seguir

    diciendo que somos seres de luz.

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    Tres fueron los organizadores y anfitriones: los escritores y periodistas Carlos Balmaceda,

    Javier Chiabrando y Fernando Del Ro. Qu despliegue de hospitalidad, los tipos: hombres-

    orquesta, wines que tiran centros y cabecean. Fueron con la propuesta al intendente marpla-

    tense, Gustavo Pulti, que se entusiasm y dio apoyo. Alternativamente, el tro se encarg

    tambin de moderar las mesas redondas, articuladas en torno de palabras-clave disparadoras:

    crimen, vctima, pista, culpable. En torno de esta columna vertebral, lo multidisciplinariodistribuido entre las tres sedes en las que se despleg el Azabache, que tambin incluy co-

    mics, la publicacin de una antologa de relatos de alumnos secundarios, el Ensamble I. M.

    C. tocando jazz en Plaza del Agua, una muestra en paneles de cmo la noticia periodstica

    transita a lo literario, una charla para presentar a Carlos Salem, escritor argentino radicado en

    Madrid, autor de policiales cargados de humor, radicado en Madrid, que prometi por carta

    no faltar a la edicin del ao que viene, que da por descontada.

    Tras una primera mesa en la que una lectura posible conclua en la expansin de rasgos de lo

    policial a buena parte de la narrativa actual (el editor Mariano Valerio, por ejemplo, seal

    que la novela negra lo abarc todo), sobrevino una segunda en la que Vicente Battista seplant: Todo sera policial, entonces? No, el gnero tiene sus particularidades, dijo, y pa-s a describirlas, contrastndolas de paso con las tradicionales novelas de enigma. Hubo

    despus varios pronunciamientos que, tal vez, discutan con lo planteado por Battista y, tal

    vez tambin, se entrelean en los apuntes de las charlas que se reproducen en las pginas si-

    guientes. Tanto tal vez, tal vez, tiene que ver con una impronta que quiere ser predominante:

    a unos das de distancia se fortalece la sensacin de que estuvo brbaro el Azabache. El me-

    xicano Fritz Glockner Corte, que junto a Paco Ignacio Taibo II es uno de los grandes promo-

    tores de la Semana Negra de Gijn, abri su intervencin con un apunte: De pronto me pa-rece curioso que en un encuentro de novela policaca se debata si es gnero, subgnero, ge-

    nerito, generote o generalotedijo. Tal es uno de los ms importantes que aqu estn uste-

    des sentados, cagndose de fro como todos, atentos a estas peroratas, en la ltima mesa del

    festival.

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    Inocente

    (Claudia Pieiro, Lucio Yudicello, Vicente Battista)

    Salvo los prvulos no hay inocentes, plante Vicente Battista y consign que en el campo especfico de la na-

    rrativa policial, el inocente es una figura forzosa que tiene que estar para que exista el culpable. Me gustan las

    novelas en las que en general no hay inocentes, ms all de si cometieron o no un crimendijo Claudia Pieiro,

    a su turno. Un personaje sin claroscuros no es interesante para una ficcin. En el policial ni siquiera son inocen-

    tes el narrador o el lector; es ms, el lector del policial acaso sea el menos inocente de todos, porque va a tratar

    de descubrir dnde est la falla, por dnde se le entra a la trama. Lucio Yudicello, a su vez, encuadr el tema a

    partir de un recorrido por Crimen y castigo, El tnel y El jardn de los senderos que se bifurcan para terminar

    detenindose en un punto que le interesa particularmente, la imputabilidad moral, el sitio en el que un tipo, por

    ms primitivo que sea, sabe que est obrando mal y sigue adelante.

    Y enseguida Battista, que se sala de la vaina, quiso aclarar una serie de cosas que fue escuchando, por el

    bien de este festival, dijo. Para m, y para Dostoievski, Crimen y castigoes una gran novela, pero no es policial

    sigui. Porque si empezamos a pensar que en toda novela donde haya un crimen hay literatura policial, toda la

    literatura escrita hasta la fecha lo sera. Edipo y Hamlet, por ejemplo. No. Est el policial ingls y el norteameri-

    cano, con su diferencia esencial; recordarn las novelas de Agatha Christie o los cuentos de Sherlock Holmes,

    donde ya hemos desechado al mayordomo, el detective rene a los participantes y empieza a explicar quin

    pudo ser el culpable, que al ser descubierto agacha la cabeza y se deja llevar por la polica. Ya est: una novela

    falsa en una sociedad falsa, porque ni la polica ni los jueces son tan perfectos como nos quieren hacer creer. Enel policial negro no hay enigmas, se est contando un crimen que tiene que ver con una sociedad corrupta:

    Hammett y Chandler nos dicen las cosas tal cual son. Y ahora, por fortuna, tenemos por ejemplo autores que

    vienen de Suecia (Mankell, Larsson) que replantean el gnero y saben que estn denunciando a su propia so-

    ciedad, tan corruptas como otras.

    Creo que a vos te inquiet esto del gnero o no gnero de l a novela negra retom Pieiro. Me parece que

    parte del problema lo generaron los mismos autores, unas veces por inseguridad y otras por pedantera. Porque

    nos dicen lo tuyo es una novela negra y empezamos a decir no, no, lo mo es... pasa como cuando a las mujeres

    nos preguntan si existe la literatura femenina. Creo que son reacciones ante lo que uno supone que es una pre-

    gunta peyorativa, porque tanto la literatura femenina como la policial siempre estn vistas como gnero menor, y

    entonces est lleno de escritores que cuando les preguntan la quieren desencuadrar. Me parece que hay un

    prejuicio, ah, en el que yo misma alguna vez he cado.

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    Enigma

    (Guillermo Martnez, Fernando Lpez, Rodolfo Palacios)

    Una pequea defensa de la novela de enigma, propuso Guillermo Martnez, ante el anlisis clsico de que

    sera un gnero burgus, del statu quo, mientras que el policial negro se encuentra con el barro de la sociedad,

    la marginalidad, y mostrara los mecanismos del capitalismo en sus peores aspectos. Yo creo que sta es una

    teora de esas que convencen ms por su poder de seduccin esttica que por la verdad que contienen y por lo

    agradable que suena la dicotoma dijo. Pero no necesariamente, cuando uno se pone a mirar de cerca, las

    cosas son tan as. En las novelas ms tradicionales del enigma, las de Agatha Christie, seal, hay clusulas

    tcitas que marcan que los criminales no pertenecen a la servidumbre ni son extranjeros, o fanticos religiosos o

    campesinos rurales: los asesinos, ms bien, pertenecen a las clases acomodadas y el mvil principal sola ser el

    dinero, muchas veces vinculado con la herencia. Un tipo de conflicto que complacera bastante a Marx

    asever. Otro aspecto subversivo de este tipo de novelas es que al ser todos los personajes sospechosos, va

    revelndose la naturaleza humana, lo oculto, la potencialidad de matar, las pequeas bajezas. No es que tras la

    resolucin todo vuelve al estado anterior: se sabe el nombre del asesino y, a la vez, todo ha quedado dado vuel-

    ta.

    Luego de que Fernando Lpez evocara idas y vueltas en su vida entre la literatura y el derechoadems de ser

    autor de varios libros ha sido juez en Crdoba y de que leyera un tramo de un relato, Rodolfo Palacios se pre-

    gunt por el enigma en torno de los autores de varios crmenes resonantes: los de Cecilia Giubileo, Nora Dal-

    masso y las vctimas de ese imaginario asesino serial, el loco de la ruta. Y no s si esos enigmas subsisten pormrito de quien mata o simplemente por la torpeza de investigadores torpes que, a diferencia de lo que ocurre en

    la ficcin, en la realidad no son sagaces ni razonan para develar un misterio. Si una de las reglas, en la ficcin,

    es no culpar al mayordomo, podemos fijarnos lo que pas en la investigacin por Dalmasso: se acus a un alba-

    il, se habl de un sicario extranjero. Slo falt incluir alguna explicacin sobrenatural.

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    Vctima

    (Gustavo Nielsen, Hugo Burel, Mariano Valerio)

    Soy lector de policiales, aunque no escritor arranc Gustavo Nielsen, pero me interesa mucho el modo en el

    que los policiales aportan a tramas que no lo son. Tras sealar a Patricia Highsmith como su favorita en el gn e-

    ro y destacar de ella el modo en el que consigue narrar cmo cualquier persona, por comn que sea, en circuns-

    tancias particulares puede convertirse en un asesino, Nielsen detall que en sus propios libros hay dos vctimas,

    noms, pero qu manera de ensaarse con sus cuerpos: el tipo que espicha a manos de su hermano en El cora-

    zn de Doli, por ejemplo, es cortado, molido, picado y licuado. El cadver, que es la molestia del asesinato,

    qu se hace con eso? inquiri. Esa pregunta, que est muy presente en Highsmith, cmo se esconde, cmo

    se lo reduce, me interesa mucho.

    No hay duda de que Gustavo se ensaa con las vctimas apreci Hugo Burel. Creo que la vctima, parte del

    tringulo que se forma junto al investigador y el asesino, es la menos profesional, es amateur. Tengo simpata

    por la vctima, que es el elemento que justifica todo lo que pasa: sin ella no hay nada. Alguien tiene que perder.

    Burel, que tambin admira a Highsmith, dijo que el gnero goza de muy buena salud: Tenemos detectives de

    Suecia, de Finlandia; ahora estoy leyendo El caso Mao, donde el detective inspector es chino. Decir novela, hoy,

    es decir novela negra y criminal, al punto de analizar el estado del mundo. Si la realidad es negra, nada mejor

    que la novela negra para interpretarla, y hace rato que venimos con aos de realidad negra, coincidi Mariano

    Valerio, que luego refiri a su trabajo como editor con autores como Ernesto Mallo y a la dupla Hamilton-

    Marinelli, que vienen desarrollando sagas protagonizadas por investigadores, e inscribi tambin all al ltimolibro de Gabriel Roln, que va para el lado de Stieg Larsson. En realidad, muchas veces, al sentarme a traba-

    jar, veo al detective como vctima explic. Suele ser un desclasado, un paria, que la pasa mal, que tuvo una

    pena de amor, que le fue mal en la vida. La vctima ya se muri, ya est; el que peor la lleva, me da la sensacin,

    es el detective.

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    Crimen

    (Gabriela Cabezn Cmara, Fritz Glockner Corte, Javier Sinay, Guillermo Orsi)

    Hoy por hoy, el nico que puede cometer un crimen prefecto, por accin u omisin, es un polica: en eso conclu-

    y el periodista Sinay tras enumerar una serie de casos con agentes involucrados ms o menos directamente.

    Ayer De Santis deca que los detectives de la novela negra no tenan una ventaja intelectual, sino moral sigui

    Creo que nuestros detectives de la realidad son inmorales y me parecera interesante que estuvieran planteados

    as en nuestra literatura. Sera un desafo escribir un libro con uno que sea un verdadero hijo de puta, donde el

    equilibrio del universo nunca se soluciona. Nunca le algo as; creo que sera angustiante y no s si tendra senti-

    do. La potencia narrativa de la palabra crimen: eso fue lo primero en que pens, dijo Gabriela Cabezn Cm a-

    ra, y recorri una serie en textos significativos desde los orgenes de los tiempos: Cronos comindose a sus hi-

    jos, Can y Abel, el comienzo del comunismo, El Matadero de Echeverra. Me pregunto cmo sera una literatura

    sin crimen, si podra haberlasigui. Estn las novelas utpicas, pero son una denuncia del crimen por parodia,

    o sea que tambin hablan de eso.

    Guillermo Orsi contrast luego la mirada para otro lado ante el crimen social y masivo y la concentracin de la

    atencin en el crimen individual: la mquina en constante perfeccionamiento de los medios dominantes. Uno ve

    crmenes cotidianos, cargados de dramatismo soez, de baja calidad, que slo contribuyen al regodeo en el sufri-

    miento ajeno explic. Me impresion profundamente la muerte circunstancial de Osama bin Laden y ver a

    Obama y a Hillary mirando, en directo, cmo el cuerpo de elite de los marines lo mataba. Y hay una imagen de

    Hillary tapndose el rostro, espantada: qu esperabas ver? Hay una enorme hipocresa respecto del crimencomo herramienta de poder. A veces nos preguntan, a los escritores de gnero, por qu no podemos contar una

    historia sin violencia: es que no hay historia sin violencia. Creo que el pecado original es se, la violencia del ser

    humano. Algo antes, el mexicano Fritz Glockner Corte haba dicho que le interesaba particularmente el crimen

    de Estado, tema al que se dedica desde hace 28 aos. Es que en Mxico, explic, ya hubo desaparecidos por

    razones polticas desde agosto de 1969 y vuelos de la muerte dos aos antes que aqu. A lo largo de esa dcada

    hubo en su pas, entre muertos y desaparecidos, 10.000 vctimas: historias que, sin embargo, no circulaban,

    aunque no estuvieran viviendo en dictadura. No faltan hoy crmenes en Mxico, como es notorio: Glockner Corte

    aludi a la tambin notoria corrupcin poltica y policial. La literatura, no me queda la me nor duda, es el mejor

    reflejo y reflexin de nuestra actualidad dijo. En mi caso, como narrador, ante este bombardeo de realidad

    trato de equilibrar fuerzas, para que la ficcin no subordine a la realidad y para que, tampoco, la realidad subor-

    dine a la ficcin.

  • 8/2/2019 notas periodsticas sobre gro policial

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    Pistas

    (Juan Terranova, Sebastin Chilano)

    Luego de empalmar que as como el detective lee pistas, el crtico lee libros, Juan Terranova se larg desde un

    encargo que la Iglesia le hizo a Galileo all por 1587 para dictaminar sobre la forma, la ubicacin y el tamao del

    infierno Sptimo Crculo en el que confluyen Dante, Borges, Bioy Casares y desemboc en el mentado asunto

    de la dicotoma: Apolo & Dionisio, paraso & averno, aburrido & atractivo, blanco & negro (ya ac, el policial).

    Guillermo Martnez, por ejemplo, no escribe un policial blanco, que es lo primero que podra decirse dijo Terra-

    nova; no, sera de enigma, claro, con una prosa pedaggica y cristalina, heredero de otros que han practicado

    ese policial, que no sera tan malo, si se dedica a estos paseos por la luz. Sin embargo, hay otros escritores

    sigui que citan todo el tiempo la tradicin del policial negro y producen uno blanco. En una generacin sta es

    una constante. Hammett, Chandler, todo el tiempo: novelas que se escribieron hace 70 aos y siguen insistiendo

    con esto. En esas pocas eran negras, pero hoy son tomadas por estos novelistas y las hacen palidecer.

    Sebastin Chilano, a su vez, encar las pistas a partir de las armas utilizadas para matar y se centr en los ve-

    nenos. Ms propios de los policiales blancos que de los negros (ya fuera de la relatividad que plante Terrano-

    va). Que los hay agudos y espectaculares y que los hay sutiles e interesantes, plante Chilano (porteo, 35 aos,

    radicado en Mar del Plata, cuentista y novelista), y detall nombres, efectos, dosis. Un saber muy til para el que

    busque deshacerse de pariente, colega o periodista indeseable. Dentro de la ficcin, preferentemente.

  • 8/2/2019 notas periodsticas sobre gro policial

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    Culpable

    (De Santis, Leonardo Oyola)

    Los finales en las novelas policiales tiene una importancia fundamental, y no slo porque se desenmascara al

    asesino: ah es que se conoce la verdadera historia que se est contando, empez Pablo De Santis. En el relato

    hay, explic, un juego entre el pasado y el presente: un detective que entra en escena cuando aparece el cad-

    ver, el misterio, y desarrolla en el presente la investigacin, por un lado, y por otro una historia anterior, enterra-

    da, de la que queremos saber el acertijo, que emerge al final con toda su fuerza y su claridad. Y sobre ese final,

    el reconocimiento del asesino, podemos pensar que esa escena, la del reconocimiento, no es algo exclusivo de

    la novela policial: es algo que acompa siempre a la literatura, razon, y se enfoc, para cotejar, en rasgos ya

    presentes en los griegos. Siempre me llam la atencin la serie Columbo sigui porque era un policial que

    violaba todas las reglas: el asesino aparece siempre en la primera escena. Qu mecanismo, entonces, hace

    que uno se interese? Porque, claro, el policial trabaja con la connivencia del inocente y el culpable en el mismo

    personaje.

    Cuando ocurri aquel asalto al Banco Ro not que la gente deca bien! evoc Leonardo Oyola. El tipo co-

    mn, al vivir en la rutina, tena una empata. Y esta gente, es buena o mala? Todos somos por momentos bue-

    nos y por momentos malos, as actuamos. Hace poco vea en un video a unas personas que desde arriba de un

    puente seguan cmo un tiburn iba derecho, derechito a un kayak. A ltimo momento, cuando el tiburn lo es-

    quiv, se oy un grito de decepcin. Es culpable, uno, por sentir eso? Algo ms adelante seal que, aunque

    entiende la necesidad de las etiquetas, le molesta cuando dicen que el policial es un gnero menor. Alguien, enconcordancia, desde el pblico, se pregunt qu sera un gnero mayor.

    Hace veinticinco aos que vengo escuchando cmo aluden a la historieta como gnero menor, as que imagina-

    tecontest De Santis.