notas sobre la identidad profesional dle trabajador social

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LA IDENTIDAD PROFESIONAL FRENTE A LOS NUEVOS DATOS DE LO SOCIAL CLAUDIA SANDRA KRMPOTIC Es en los momentos de crisis, en que las fuentes tradicionales de sentido se encuentran cuestionadas y en proceso de integrarse a una nueva imagen del mundo, cuando emerge la identidad como problema. La mundialización como movimiento de expansión del que los países latinoamericanos formamos parte desde hace 500 años, enfrenta una nueva etapa en su trayectoria, y como siempre ha ocurrido, dejará sus huellas en las sociedades locales y en sus formas de enfrentamiento a los problemas emergentes. En los escenarios domésticos, las cosas han cambiado a partir de la realidad de la fractura social. El incremento de la desigualdad social invalida las estrategias: no hay herramientas para la gestión eficaz de los conflictos sociales, cuya combustión se aviva con la individualización y la fragmentación social. Asistimos a una desmaterialización de los derechos sociales y económicos, que apenas logran concretarse en la cuestionada política de ‘mínimos sociales’. ¿Cómo pensar entonces Trabajo Social inserto en una sociedad de estas características y frente a un Estado remercantilizador y gerencialista, al ‘workfare state’ que señala Alonso (2000)?, ¿en qué medida esto modifica las condiciones de producción del Trabajo Social?; si cambia el perfil de la población-usuaria, si se replantean sus objetivos y por lo tanto sus métodos, ¿es posible entonces reconocer algunos elementos invariantes?, ¿sea quizás su propia naturaleza la que defina un núcleo identitario desde el cual ponderar el futuro de nuestra profesión? Dra. en Servicio Social (PUC-SP); Magister en Ciencia Política (Instituto Universitario Patricios, Bs. Aires) y Lic. en Servicio Social (U.B.A). Docente e Investigadora en las Universidades Nacionales de Buenos Aires, del Centro de la Provincia de Bs. Aires y de La Matanza. Autora de textos y artículos en el campo de la historia de la protección social, el debate acerca de la asistencia social y el papel del Estado, las necesidades, los ciclos políticos y el bienestar. E-mail: [email protected] 1

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Paper de elaboración propia que reflexiona sobre los aspectos fundantes de la identidad del Trabajador Social

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Page 1: Notas sobre la identidad profesional dle Trabajador Social

LA IDENTIDAD PROFESIONAL FRENTE A LOS NUEVOS DATOS DE LO

SOCIAL

CLAUDIA SANDRA KRMPOTIC

Es en los momentos de crisis, en que las fuentes tradicionales de sentido se

encuentran cuestionadas y en proceso de integrarse a una nueva imagen del mundo,

cuando emerge la identidad como problema.

La mundialización como movimiento de expansión del que los países latinoamericanos

formamos parte desde hace 500 años, enfrenta una nueva etapa en su trayectoria, y

como siempre ha ocurrido, dejará sus huellas en las sociedades locales y en sus

formas de enfrentamiento a los problemas emergentes. En los escenarios domésticos,

las cosas han cambiado a partir de la realidad de la fractura social. El incremento de la

desigualdad social invalida las estrategias: no hay herramientas para la gestión eficaz

de los conflictos sociales, cuya combustión se aviva con la individualización y la

fragmentación social. Asistimos a una desmaterialización de los derechos sociales y

económicos, que apenas logran concretarse en la cuestionada política de ‘mínimos

sociales’. ¿Cómo pensar entonces Trabajo Social inserto en una sociedad de estas

características y frente a un Estado remercantilizador y gerencialista, al ‘workfare

state’ que señala Alonso (2000)?, ¿en qué medida esto modifica las condiciones de

producción del Trabajo Social?; si cambia el perfil de la población-usuaria, si se

replantean sus objetivos y por lo tanto sus métodos, ¿es posible entonces reconocer

algunos elementos invariantes?, ¿sea quizás su propia naturaleza la que defina un

núcleo identitario desde el cual ponderar el futuro de nuestra profesión?

En este contexto algunos observadores plantean inquietantes observaciones.

Donzelot y Roman (1998) encuentran que la crisis del modelo de protección social

welfearista refuerza el actual nivel de perturbación de los asistentes sociales. El

desempleo masivo y la nueva marginalidad interpela a una profesión consolidada

alrededor de la tarea de acercar a las personas al mundo del trabajo. Si bien ahora

como antes el profesional se encuentra ante problemas como la descomposición

familiar, el déficit en el campo de la vivienda, el endeudamiento, estos son en la

actualidad resultado de la pérdida de empleo. El acompañamiento social que antes

funcionaba ya no, pues la razón del malestar no encuentra solución posible. Algunos

sentirán la pérdida de credibilidad del accionar profesional, y por ello se corre el riesgo

Dra. en Servicio Social (PUC-SP); Magister en Ciencia Política (Instituto Universitario Patricios, Bs. Aires) y Lic. en Servicio Social (U.B.A). Docente e Investigadora en las Universidades Nacionales de Buenos Aires, del Centro de la Provincia de Bs. Aires y de La Matanza. Autora de textos y artículos en el campo de la historia de la protección social, el debate acerca de la asistencia social y el papel del Estado, las necesidades, los ciclos políticos y el bienestar.E-mail: [email protected]

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Page 2: Notas sobre la identidad profesional dle Trabajador Social

de perder el sentido de la autonomía profesional fundada en una expertez que

contribuía a un cierto monopolio de la acción social. La constatación de un conjunto de

nuevas ‘profesiones sociales’ que han aparecido en los últimos años, reflejan la

generación de saberes ‘mestizos’ en personas llamadas a ocupar funciones de

mediación1 entre los habitantes de zonas urbanas desfavorecidas (de las cuales

muchas de estas personas proceden) y las instituciones de integración (escuelas,

justicia, policía, programas de vivienda social, capacitación, etc.) en una práctica

aprendida de las múltiples negociaciones de las que participan.

En otro orden Sibeon (1990) encuentra problemático el estado del conocimiento

en la profesión, argumentando que el conocimiento teórico de las ciencias sociales

utilizado por el Trabajo Social, se mantiene en un nivel de indeterminación tal, que

debe ser permanentemente negociado entre los diversos actores profesionales y no-

profesionales que participan en el campo de la acción social, por lo que el

conocimiento pierde centralidad, constituyendo un factor significativo en el tránsito

hacia la des-profesionalización del Trabajo Social moderno.

Finalmente, la crisis de las instituciones de bienestar conlleva mutaciones e

incertidumbre, ya que constituyen para los Trabajadores Sociales fuente de

significados. El reconocimiento social de aquellas como espacios de ‘solución

permanente’ a problemas en una colectividad dada, implicó un proceso de

internalización de valores y su objetivación en productos esperados; y aún cuando

este desarrollo fuera conflictivo, se movía bajo ciertas reglas de juego, respondiendo a

las expectativas de sus actores. ¿Estaremos dispuestos a re-aprender nuevos

significados y a crear instituciones que ofrezcan las respuestas que hoy la sociedad

precisa?

Todos estos interrogantes nos obligan a repensar las bases de nuestra identidad

profesional, y es a esa reflexión que el presente artículo busca contribuir. En este

sentido creí necesario como primera tarea desocultar los componentes o factores que

puedan identificarse como estructurantes de la identidad profesional desde múltiples

determinaciones. El listado de proposiciones que sigue no es exhaustivo, y

seguramente algún colega podrá mejorarlo.

Si bien los elementos que se despliegan son parte -en algunos casos- de explicaciones

bastante usuales, creo que el sentido del esfuerzo está en construir una matriz

analítica que permita relacionar dichos elementos, a fin de reconocer las restricciones

más también las posibilidades de dichas articulaciones. Muchos de ellos nos

1 Algunos procedentes de los propios movimientos sociales (como es el caso del movimiento piquetero en la Argentina, las organizaciones de los ‘sin techo’, etc.), o promovidos por las instituciones y sus programas sociales (como los operadores sociales, las ‘manzaneras’, los promotores comunitarios o de salud, acompañantes sociales, gestores comunitarios, operadores de calle, etc.)

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Page 3: Notas sobre la identidad profesional dle Trabajador Social

permitirán hacer un balance del presente, mientras otros sólo nos abrirán nuevos

interrogantes.

1. Una usual aproximación al problema de la identidad profesional, es

aquella que encuentra determinación en los orígenes de la profesión.

Dos de las explicaciones más aceptadas son de base histórica, considerando clave la

ruptura creada por la Modernidad; una tercera asume un carácter que podríamos

considerar en un sentido evolucionista.

En el primer caso, una es la variante social-demócrata: en ella Trabajo Social es el

producto de los procesos de industrialización y urbanización que consolidaran el

desarrollo del mundo capitalista. La profesión emerge como resultado de la creciente

complejidad y diferenciación de la división social del trabajo, en momentos en que la

policía, la iglesia y la medicina, la familia y la comunidad ya no eran suficientes para

dar respuesta a las nuevas necesidades.

Otra es la variante radical que concibe a Trabajo Social como parte del aparato del

Estado capitalista. Este último tiene como principal objetivo sostener los intereses de

la clase dominante en la sociedad; así la profesión se halla inmersa en unas relaciones

de poder que la ubican en una posición esencialmente contradictoria. Por un lado,

trabaja con los grupos más desfavorecidos en el marco de una sociedad

intrínsecamente desigual e injusta, pero al mismo tiempo colabora en perpetuar ese

patrón societal contribuyendo a la internalización de la ideología dominante, y

cercenando la posibilidad de la emergencia de movimientos sociales alternativos.

En la tercera variante, Trabajo Social revista un proceso de tecnificación, de

profesionalización de una práctica muy antigua. Existiría un hilo conductor que es el

germen de las actividades que se denominan profesiones de ayuda (‘caring

professions’), conservando más allá de su aggiornamiento, los principios y valores

fundacionales. Como aspecto esencial a su núcleo identitario predomina el plano de

los valores en una dimensión teleológica y metafísica. Se podría afirmar que aquellos

se enraizan en los valores humanistas y judeo-cristianos, y en una firme convicción

vocacional, esto es, “donde prima el ser sobre el propio saber” (Yazbek, 1999).

2. Luego, su inclusión en los mecanismos de regulación estatal (con el

advenimiento del Estado social y benefactor) conforma un legado desde el

que se interpreta la especificidad profesional en los contornos del Estado.

El desarrollo del capitalismo, requería desde sus primeras etapas, de una institución

que pudiera regular los espacios sociales en torno a la libre contratación de la fuerza

de trabajo. No obstante, la liberalización del mercado de trabajo fue sólo una ilusión

del pensamiento liberal que duró muy corto tiempo en el mundo real, pues frente a la

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Page 4: Notas sobre la identidad profesional dle Trabajador Social

esperanza de la autorregulación social a través del mercado, emergió la necesidad de

un orden social que lo contenga; como señala Polanyi (1944): “...el orden económico

es sólo una función del orden social en el que se contiene... Los efectos sobre la vida

de la gente fueron terribles. En efecto, la sociedad humana habría sido aniquilada si

no hubiesen existido medidas contrarias, protectoras, que minaban la acción de este

mecanismo autodestructivo”. Por lo que se impuso la necesidad de autoconservación

de la sociedad, a través de estrategias de regulación de los procesos económicos y

sociales: es en esta finalidad que encontró razón de ser la tarea profesional.

Ya en el siglo XX, el intervencionismo estatal constituyó un factor determinante en la

profesionalización de la asistencia social, ampliando el campo de trabajo en función de

las nuevas instituciones creadas para el enfrentamiento de la cuestión social.

Finalmente, el Welfare State combinó exitosamente durante tres décadas una

ciudadanía política liberal con los derechos sociales y económicos, encontrando en el

pacto fordista-keynesiano una solución duradera al conflicto social. En ese marco los

trabajadores sociales sostuvieron una acción basada en la centralidad del trabajo y las

certidumbres derivadas del estado de consenso alcanzado.

3. Los mecanismos de regulación profesional cumplen funciones

específicas en la construcción y sostenimiento de un núcleo identitario.

En su trayectoria histórica, la profesión va conformando un acervo de conocimientos,

experiencias y principios valorativos, contando con instituciones cada vez más

especializadas, encargadas de producirlos, administrarlos y resguardarlos. Para quien

se incorpora al Trabajo Social, la profesión le ofrece esquemas de interpretación de los

problemas sociales, orientaciones para la acción y un sistema de valores.

Esta tarea de alcanzar una cierta convergencia e identificación con un modo de pensar

y de actuar profesional, resulta del trabajo de instancias institucionales de regulación

y de los mecanismos particulares con que cumplen -bien o mal- su función.

Corresponden a las organizaciones profesionales, las unidades académicas, los

centros de estudios e investigación; sean organizaciones más o menos formales, de

enseñanza superior, las que resultan de una agregación asociativa, o las que en virtud

de su legitimidad reconocida por el colectivo, procesan y aseguran por un lado la

permanencia de la profesión (tanto en lo que hace a su definición social como a los

procesos y espacios del ejercicio profesional), así como los contenidos teóricos,

ideológicos y políticos que son desplegados y articulados en los discursos. La literatura

aporta pautas para el análisis teórico (fundamentalmente escrito) que no siempre

consigue formularse en la práctica (en base a un relato generalmente hablado).

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Page 5: Notas sobre la identidad profesional dle Trabajador Social

4. La identidad es un proceso por el cual se internalizan un conjunto de

saberes, habilidades y principios, pero también se asumen y actúan en las

experiencias profesionales.

Si el peso de la determinación está puesto en los mecanismos colectivos de

regulación, entonces ¿cómo entender los distintos posicionamientos, reacciones,

resistencias que asumen los profesionales?, ¿cómo explicar lo distintivo entre colegas

si consideramos que han pasado por un similar proceso de socialización y son parte de

las mismas instancias de regulación profesional?

Sostengo que aquello atribuido o asignado será reformulado en la práctica por cada

sujeto singular y activo, en la respuesta a las preguntas ‘qué y cómo quiero ser’,

dependiendo en buena parte de su ‘voluntad’ para serlo. Las cualidades objetivas (de

género, de status, de clase) inciden en la medida que determinan un contexto de

desarrollo del sujeto y de sus oportunidades vitales, más su existencia no elimina el

ejercicio de la voluntad.

Asimismo, de todos los recursos que ofrece la comunidad profesional, cada uno de

nosotros realiza un proceso de selección sobre la base de parámetros de distinto tipo,

sea teórico, ideológico, ético, que se activa ante las contingencias que deparan las

coyunturas y circunstancias particulares. Dicho proceso selectivo se nos hace evidente

cuando hay problemas, es decir, cuando las situaciones presentes nos exigen nuevas

respuestas diferentes a las de rutina. Si observamos esos momentos, difícilmente

hallemos una manifestación ‘en bloque’ acerca de una determinada orientación a

seguir; por el contrario, los profesionales recogen fragmentos de diferentes discursos

y construcciones teórico-prácticas, y los articulan en función de las necesidades

prácticas y de manera básicamente instrumental. Los fragmentos seleccionados

pueden responder a esquemas conceptuales vigentes en las más diversas

concepciones que se mantienen en el Trabajo Social.

Si la situación de trabajo exige una respuesta urgente, en la inmediatez pueden

aparecer unos argumentos bastante desarticulados y muchas veces de baja calidad y

consistencia, toda vez que la investigación y producción intelectual divulgada

responde sólo a una parte de la realidad empírica que ha sido tematizada. Esta

reflexión nos remite a lo que reiteradamente se repite en las apreciaciones de los

colegas, como la ‘falta de articulación entre teoría y práctica’ y que dada su relevancia

y recurrencia se ha transformado en un problema de la disciplina.

5. La construcción de una identidad profesional es un problema de

predecesores como de sucesores.

La identidad se convierte en el hilo conductor de la historia de la profesión a través de

un ethos profesional profundamente centrado en el cliente-usuario, basado en el

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Page 6: Notas sobre la identidad profesional dle Trabajador Social

respeto por la individualidad, el no-juzgamiento y la autodeterminación. Estableció un

compromiso primario con el otro a partir de una relación de cuidado personalizado.

Las necesidades de aquel preceden cualquier decisión de intervención, cimentando

una profesión imbuida de una ideología de servicio hacia el otro (sea desde la idea de

vocación, de compromiso político, religioso, etc).

Este núcleo de principios y valores conforma un universo simbólico, cuya importancia

radica en que ordena la historia y ubica los acontecimientos colectivos dentro de una

unidad coherente que incluye el pasado, el presente y el futuro. Con respecto al

pasado, construye una memoria que comparten todos los individuos de la

colectividad, y con relación al futuro establece un marco de referencia común para la

proyección de las acciones individuales y colectivas. De esta manera, ese universo de

ideas y experiencias vincula a los sujetos con sus antecesores y sus sucesores en una

totalidad significativa: sólo así, todos los miembros pueden concebirse como

pertenecientes a una categoría social reconocida que ya existía antes que ellos

nacieran y que seguramente les sobrevivirá. Por lo tanto, la negación, el vacío de

etapas significativas en la historia del quehacer profesional ataca los fundamentos de

la identidad e inhibe la posibilidad de proyección hacia el futuro. Las generaciones

presentes suelen perder de vista a los antecesores y caen en la tentación de creer que

todo se encuentra bajo su control, sin reconocer lo complejo, lo confuso, lo impuro, lo

vago, del mundo tal cual es.

6. La identidad no se realiza armónicamente en su trayectoria histórica,

sino que en ella, desenvuelve conflictos de legitimidad, de control de las

divergencias y de renovación.

Contar con un universo simbólico compartido, presupone reflexión teórica por parte de

quienes en alguna circunstancia histórica consideraron que el orden social-

institucional exigía una transformación. El aceptar ese universo y compenetrarse en él

por parte de los miembros del grupo, ya implica un primer grado de aceptación y

legitimación. Ahora bien, dadas las tensiones inevitables en los procesos de

institucionalización, y por el hecho mismo de que todos los fenómenos sociales son

construcciones producidas históricamente a través del comportamiento humano, no

existe sociedad ni prácticas sociales que puedan concebirse como totalmente pre-

establecidas, de modo que siempre hay espacio para el cambio. La transmisión de un

universo simbólico de una generación a otra plantea los problemas que son inherentes

a los relacionados con la tradición en general, e implica el desarrollo de mecanismos

conceptuales construidos para resguardar el universo ‘oficial’ contra el desafío de los

grupos ‘divergentes’, en una dinámica inserta en el conjunto de las actividades de la

sociedad.

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Page 7: Notas sobre la identidad profesional dle Trabajador Social

El enfrentamiento entre universos simbólicos alternativos implica un problema de

poder: si dos grupos o visiones se enfrentan y cada una de ellas posee universos en

conflicto, ambas desarrollarán mecanismos conceptuales destinados a mantener sus

respectivos universos y posiblemente uno prevalezca, dependiendo de su grado de

poder o de la habilidad teórica de sus legitimadores. Además de las oposiciones,

existe un mecanismo de renovación de generación en generación que se realiza a

través de los llamados sistemas de iniciación a la profesión. En este caso, el flujo de

entradas puede ser controlado, así como la salida de ese circuito. Al respecto,

pertenecer a la categoría profesional implica alcanzar una certificación que sólo se

otorga a quienes hayan pasado con éxito determinadas etapas de formación (en la

actualidad, básicamente de rango universitario).

7. La autonomía profesional constituye un criterio básico de distinción en

el conjunto de prácticas sociales.

Esta proposición debe comprenderse a partir de la forma en que las profesiones

emergieron en las universidades medioevales, particularmente dos: el derecho y la

medicina. En este sentido, la autonomía se relaciona con la monopolización de una

forma particular de expertez, con la fijación de límites (incumbencias) para establecer

pautas de cualificación y carácter del entrenamiento de acuerdo a unos fines, y con

una ideología del servicio público y el altruísmo, que exigían de las profesiones el

compromiso para con los más altos objetivos, superando el mero interés económico

de los individuos. Las profesiones arquetípicas nos muestran una trayectoria exitosa,

sobre la base de un incremento constante de poder político en el mercado de trabajo

para sostener el status profesional y obtener cada vez mejores recompensas por los

servicios profesionales. Sin embargo, sólo basta con detenerse un poco, para

preguntarse porque Trabajo Social no alcanzó tales logros como profesión. Por un

lado, pareciera haberse dado una incorporación idealizada del ‘ser profesión’

oscureciendo aquellos aspectos vinculados a la conciencia de la estructura y dinámica

del poder. Por otro lado, el intrusismo profesional pone en evidencia la desarticulación

del saber especializado, fuente de autonomía y dominio del campo.

Por otra parte, la autonomía profesional entra en conflicto con el principio de respeto a

la autonomía del usuario, es decir, el respeto a las decisiones de este como fuente

absoluta de los deberes profesionales. Ello genera serios problemas, puesto que por

un lado se entiende que si una persona recurre al profesional es porque necesita

ayuda; entonces, ¿cuándo está justificado limitar (sobre la base de nuestra expertez)

las decisiones de aquella, aún por su propio bien?

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Page 8: Notas sobre la identidad profesional dle Trabajador Social

8. El carácter femenino de la profesión ha constituido también un

elemento clave a la hora de delinear un perfil profesional.

Lo femenino es utilizado para explicar cierto grado de subalternidad respecto de otras

profesiones, entendiendo que el problema de la ubicación y rol de las mujeres en la

sociedad se asocia al reconocimiento social y sus derivaciones (salario, ubicación en la

jerarquía social, niveles de sometimiento, prescindibilidad, etc.). No obstante esta

realidad, es conveniente advertir que ello no siempre ha sido así. Como he

demostrado en otro trabajo2, la historia del siglo XIX nos muestra la relación de la

participación femenina en asuntos sociales como camino alternativo de ascenso social

y de participación política.

Asimismo, la existencia de un débil reconocimiento no presenta necesariamente

consecuencias sobre el grado de autonomía profesional. En todo caso, la autonomía

puede verse erosionada cuando lo femenino se halla vinculado con la idea de una

práctica basada en un conocimiento que las mujeres naturalmente poseen, es decir,

cuando se refiere a una práctica que se reconoce como fundada en el sentido común y

que por lo tanto no permite el desarrollo de un cuerpo de conocimientos científicos.

De modo que, no siempre los efectos negativos son resultado de la identificación de la

profesión con lo femenino, puesto que en muchos casos ellos no derivan de la

profesión sino de la condición social de la mujer. No puede entonces afirmarse que el

ser mujer y asistente social potencie en todos los casos, las restricciones y los

déficits.

9. Siendo que la base de conocimiento es condición necesaria para definir

una especificidad profesional, sucede que no se domina la historia del propio

conocimiento ni se define con claridad el campo teórico de interés

profesional.

Sostengo en primer lugar, que la profesión se ha caracterizado por una adopción

mecánica de las referencias conceptuales, las que incluso se abandonan y ceden paso

a otras nuevas, sin un debate acerca de las razones por las que las antiguas fueron

desplazadas. Los impasses teóricos y las crisis paradigmáticas conducen -como en las

demás disciplinas- a un replanteo en las líneas de enseñanza, más desde una posición

pasiva, de expectativa frente a cada revisión que en general otros hacen. En segundo

lugar, se mantiene un alto nivel de imprecisión del dominio teórico que resulta de

interés profesional, de la materia teórica sustantiva, lo que redunda en indefiniciones

en cuanto a las habilidades profesionales y estrategias metodológicas, con relación al

campo en el que se habrá de actuar.

2 Con referencia a la Tesis Doctoral: “La protección social pre-mercantilizada. La experiencia argentina desde la sociedad colonial hasta la caída de Rosas (1515-1852)”. PUC-SP, 2002

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Page 9: Notas sobre la identidad profesional dle Trabajador Social

Una reflexión al respecto, deberá reconocer que el legado intelectual que ha dotado

de fundamentos la tarea de médicos, legistas, políticos y asistentes sociales a lo largo

del siglo XVIII y XIX, se corresponde con lo que podríamos agrupar en términos de una

narrativa humanitaria. Ello derivó en el registro, análisis y denuncia de diversas

cuestiones sociales, en orden a configurar un conjunto de acciones y prácticas

institucionales dedicadas a mitigar el sufrimiento humano. Asimismo, admitir que la

protección social ha sido una regularidad histórica de larga duración, que revela los

múltiples significados de la experiencia humana en orden a responder a los desafíos

de la convivencia y la tolerancia, en la empresa colectiva de satisfacción de

necesidades.

Referencia bibliográficas

-Abbot, P. & C. Wallace. 1990. The sociology of the caring professions. Londres:The

Falmer Press

-Alonso, Luis E. 2000. Trabajo y posmodernidad: el empleo débil. Madrid:

Fundamentos

-Donzelot, Jacques & Joel Roman. “¿A quoi sert le travail social?”, en Revista Esprit, N°

11, Marco-Abril 1998

-Krmpotic, C. (dir). “Cualificación y articulación de saberes en Trabajo Social”. Informe

Final de Investigación. Marzo de 2000

-Krmpotic, C.; Allen, I. y otros. 1997. La inserción actual de los Trabajadores Sociales

en el mercado de trabajo. Buenos Aires: Mimeográfica

-Salcedo Megales, D. “Autonomía y bienestar. La ética del Trabajo Social”. Versión

preliminar. Universidad de Granada. 1996

-Polanyi, K. 1944. La gran transformación. Los orígenes políticos y económicos de

nuestro tiempo. México: Fondo de Cultura Económica

-Yazbek, M. C. “A Politica Social brasileira nos anos 90: a refilantropizaçao da questão

social”, en Cuadernos ABONG, N° 3, 1995

RESUMEN

El artículo pretende contribuir a la tematización de la identidad profesional

frente a los actuales procesos de mundialización, desempleo masivo y nueva

marginalidad, la crisis del modelo welfearista de protección social y de sus

instituciones, y la desmaterialización de los derechos sociales y económicos en el

marco de una gestión ineficaz de los conflictos sociales. Asimismo, preocupa la

aparición de nuevas ‘profesiones sociales’ y saberes ‘mestizos’ que poco contribuyen

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Page 10: Notas sobre la identidad profesional dle Trabajador Social

a fortalecer una profesión que encuentra dificultades para determinar su materia

teórica sustantiva.

Se proponen un conjunto de componentes o factores que puedan identificarse

como estructurantes de la identidad profesional a los fines de construir una matriz

analítica que permita relacionar dichos elementos, a fin de reconocer las restricciones

más también las posibilidades de dichas articulaciones.

ABSTRACT

This article contributes to rethinking the professional identity forehead the

present processes of mundialization, masive unemployment and new marginality, the

crisis of the ‘welfare’ social protection model and its institutions, and a

desmaterialization of social and economic rights in a context of failure in managing

social conflicts. Also concerns on the emergency of new ‘social professions’ and

‘hibrid knowledge’ that contributes a little to encourage a profession that finds

difficulties to determine its substantive theory domain.

There are proposed a set of components or factors that might be identified as

structuring the professional identity, in order to recognize the limits as well as the

possibilities of those articulations.

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