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Por María Cristina Melo de [email protected]: @macristinameloFotos e ilustraciones Archivo VIVE!Todos los derechos reservados

Estamos terminando el Adviento, ese tiempo de esperanza en el que contamos los días que nos

acercan al Nacimiento de Jesús, -la Se-gunda Persona de la Santísima Trinidad- que asumió nuestra naturaleza humana sin dejar de ser Dios, para devolvernos el regalo maravilloso de vivir su vida divina, de ser sus hijos.

La Navidad es un tiempo de mucha alegría y hay que saberlo vivir para no perdernos en el bullicio y el alboroto, para ser capaces de considerar lo que pasó antes de la venida de Jesús y para vivir sus enseñanzas durante el tiempo de nuestro caminar por la tierra.

La Iglesia nos recuerda que Jesús es nuestro Salvador, pero, ¿por qué Salva-dor?, ¿de qué nos ha salvado?, ¿lo sigue haciendo?, ¿cómo lo hizo?, ¿por qué así?

Por un lado está la debilidad del hom-bre, de todos los hombres, también de los buenos. Y, por otro lado, está la debilidad de Dios, que es su amor por cada uno de nosotros. Él va a demostrarnos su amor, viniendo al mundo y dando su vida por nosotros.

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ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Buenísimo Dios, de infinito Amor, que nos amaste hasta entregarnos a tu Hijo, para que hecho hombre en las entrañas de la Virgen nazca en un pe-sebre para alcanzarnos el cielo.

Yo, en nombre de todas las personas, te doy gracias por el regalo de ser tus hijos, y te ofrezco por medio de Jesús, por la incomodidad en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que aceptes nuestros corazo-nes con amor encendido, con total des-prendimiento de todas las cosas, para que mi Jesús -recién nacido- tenga en ellos su cuna y se quede eternamente. Amén.

Que la Virgen María, su esposo San José y nuestros ángeles de la guarda, nos ayuden a vivir de cerca la llegada del Niño Dios.

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DÍA PRIMERO16 de diciembre

LOS REGALOS DE DIOS

Sabemos que luego de la creación del mundo, Dios creó a nuestros

primeros padres, Adán y Eva. Los crea al final de todo para entregarles un lugar digno donde vivir, para que ellos sean los dueños de la tierra, para que vayan perfeccionando el mundo con su alegría y su ciencia, pero sobre todo

con su libertad. Esta libertad fue dise-ñada para elegir no solo entre el bien y el mal, sino para elegir de entre todos los bienes, el mejor. Y lo mejor para las personas es dirigirlo todo a Dios… eso es dar gloria a Dios: que sea Él lo pri-mero en nuestras vidas. A Adán y Eva los llenó de dones o re-galos: no sufrían, trabajaban sin can-sarse, tenían perfecto dominio de sus pasiones, conocían y daban nombre

a todas las cosas y no estaban some-tidos a la muerte. Pero el regalo más grande e importante que les dio fue el ser sus hijos, participar de su intimi-dad, el hacer posible que vivan una vida divina. Es decir, les dio todo para ser felices eternamente. Dios, en su infinita bondad quiso, desde el primer momento, que estos regalos los re-cibiéramos como herencia todas las personas que vendrían de la primera familia en la tierra.

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DÍA SEGUNDO17 diciembre

LOS ÁNGELES

Dios también creó a unas criaturas espirituales para que le ayuden a llevar el mundo al cielo y para alabarle eternamente. Estas criaturas

son los ángeles. Los ángeles tendrían distintos encargos y por contar con una naturaleza más perfecta que la de los hombres, su capacidad de de-cisión también lo era. Ellos, tenían que amar a Dios y su voluntad de modo similar a nosotros: libremente. Pero con una libertad perfecta y definitiva: un sí o un no para siempre. Sabemos por la Biblia y la tradición, que los ángeles se sometieron a una prueba que podría haber sido -entre otras cosas- el reconocer al verbo encarnado como verdadero Dios y adorarlo también como perfecto hombre. Muchos dijeron sí a Dios y a su plan re-dentor de la humanidad, y otros, en mal uso de su libertad, le dijeron que No le servirían de esta manera. Estos ángeles ya no podrían amar más a Dios y buscarán que las personas a las que Dios eligió como a sus hijos, tampoco le amen.

Cuando Dios nos crea, nos da por compañero a un ángel, que nos cuida y nos ayuda a estar cerca de Dios y cumplir su voluntad. Este ángel lo conocemos como el ángel de la guarda o ángel custodio. Los ángeles, aunque tienen una inteligencia superior a la nuestra, no adivinan nuestro pensamiento y necesitan que les contemos nuestras cosas y que les pi-damos su ayuda.

Propósito: Pedir ayuda a nuestro ángel custodio para portarnos como hijas o hijos de Dios en todo momento. Rezar la oración al ángel de la guarda en la mañana al levantarnos y en la noche antes de acostarnos.

Para terminar:• Se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria.• Se repite tres veces: “Jesús, José y María, les doy el corazón y el alma mía”.• Villancicos (Pág.14)

Propósito: Ser capaces de escoger y hacer siempre lo que a Dios le pone contento.

Para terminar:• Se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria.• Se repite tres veces: “Jesús, José y María, les doy el corazón y el alma mía”.• Villancicos (Pág.14)

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DÍA TERCERO18 de diciembre

EL PLAN DE DIOSDios había dicho a Adán y Eva -sus hijos queridísimos- que podían comer de todos los frutos de los árboles de la crea-ción, excepto del árbol de la ciencia del bien y del mal.

Es así como Eva se ve tentada por la serpiente -que es el demonio, el ángel caído-, e invita a Adán a que juntos no solo quieran conocer el bien, sino también conocer el mal. El mo-mento en que Adán y Eva desobedecen a Dios y se dejan en-gañar por ese ángel que no quiso amar a Dios, se introduce el verdadero mal en el mundo, que es el vivir de espaldas al amor de nuestro Padre Dios. Se cierran entonces las puertas del Paraíso y de esa vida de intimidad con Dios para Adán, Eva y para todos sus descendientes.

Entonces Dios, en su infinito Amor, crea el plan más mara-villoso que jamás se haya visto: la posibilidad de devolver a todos, mujeres y hombres, su dignidad de hijos de Dios. Recorrer la distancia que hay entre Él y los suyos para estar cerca otra vez. Evitar que corran el peligro de no vivir a su lado. Este plan se llama la salvación o redención, que incluye también el devolver al universo el orden original en el que fue creado.

Dios, que es infinito, y al que con nuestra inteligencia pode-mos llegar a conocer, pero con nuestras solas fuerzas no po-demos amar, decide redimirnos Él mismo y viene al mundo a derrochar infinitamente Su Amor.

Como Dios es justo y generoso, las mujeres y hombres de todos los tiempos íbamos a heredar de Adán y Eva todos los privilegios del paraíso, especialmente el don de la gra-cia, que nos hace “hijos de Dios y herederos del cielo”. Y así mismo, como íbamos a heredar todo lo bueno, con la primera desobediencia a la Voluntad de Dios heredamos también la pérdida de estos regalos, ya que nuestra naturaleza humana quedó herida. Pero como Dios también es un Padre amo-roso, no se quedó de brazos cruzados y quiso entregarnos nuevamente su amistad. Él nos enseña con su promesa de salvación que lo verdaderamente importante no son las co-sas materiales sino vivir la vida de los hijos de Dios.

Aunque su solo deseo bastaba para conseguirnos la salva-ción, quiere contar con nosotros y hacerse uno de nosotros, como parte de su plan. Decide entonces, el Dios del cielo, ve-nir a la tierra para enseñarnos con su vida, el modo de agra-darle: la entrega. En Él, la entrega se tradujo en dar la vida, su vida, en el más estricto sentido de la palabra: se entregó hasta el extremo de la muerte de cruz.

Propósito: Estar dispuestos a perderlo todo con tal de no perder a Dios. Podemos decir a Jesús: “Aparta de mí lo que me aparte de Ti”

Para terminar:• Se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria.• Se repite tres veces: “Jesús, José y María, les doy el cora-zón y el alma mía”.• Villancicos (Pág.14)

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DÍA CUARTO19 de diciembre

UN ÁNGEL ANUNCIA A MARÍA QUE VA A SER LA MADRE DE DIOSPara hacerse uno de nosotros, tuvo que venir como todos los mortales: de una mamá y de un papá y nacer dentro del calor de un hogar. La diferencia está en que sería de un modo milagroso. El papá sería Dios Padre, y -por obra del Espíritu Santo- fue concebido en las entrañas purísimas de la Virgen María y puesto en la tierra bajo el cuidado amoroso y custodia de su padre legal San José.

María, hija de Santa Ana y San Joaquín, vivía con sus pa-pás en su casa de Nazaret. Ella provenía de la familia del rey David al igual que José, de donde tendría que nacer el hijo de Dios. Ana y Joaquín educaron a su hija para que sea una buena hija de Dios, le enseñaron las Escrituras y sobre todo a luchar por hacer siempre Su voluntad. Ellos, no sa-bían que en un futuro no muy lejano se convertirían en los

abuelitos de Jesús. Pero sí se daban cuenta de que cada persona tiene un encargo en el mundo, una tarea que Dios ha querido para cada uno de sus hijos, una misión única e irrepetible. Es por esto que, desde pequeña, la Virgen, con la ayuda de sus papás aprendió a rezar y a dirigirse a Dios como su Padre. Joaquín y Ana que no conocían que María había nacido sin pecado original, fueron educando -como cualquier mamá o papá- el corazón y la inteligencia de su hija para que supiera elegir en la vida lo que le conviene y no se alejara nunca de la voluntad de Dios.

También le habrían enseñado a preguntar lo que no en-tiende y a obedecer con alegría. Por esto, un día, cuando la Virgen -muy jovencita- estaba orando, se le apareció el Arcángel San Gabriel y le anunció que iba a ser la Madre del Salvador. Ella, que era muy buena y en su corazón había decidido entregarse enteramente a Dios, preguntó cómo sería su maternidad y el ángel le respondió que por un milagro del cielo ella concebiría al Hijo de Dios. La Vir-gen, aunque no comprendió del todo este modo de obrar de Dios, se fió de las palabras de Gabriel y dijo: ¡Sí! que se haga en mi vida lo que Dios quiere de mí.

Dios ya había hecho sus planes y se valió de Santa Ana y San Joaquín para traer al mundo a la Madre del Salvador.

Propósito: Todos los días tratar de hacer un ratito de ora-ción para hablar con Jesús y contarle nuestras cosas y así ir conociendo lo que Él nos dice y tiene planeado para no-sotros en la vida.


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Fabricio Valverde. San José Obrero.

DÍA QUINTO20 de diciembre

EL JOVEN JOSÉSan José, al igual que María, era descendiente de la casa de Da-vid y estaba comprometido con María para casarse. Ella habría rezado mucho ante la evidente novedad de su embarazo ya que el bebé que esperaba era nada menos que el mismo Hijo de Dios. José, que en un prin-cipio no entendía los designios de Dios, como era un hombre muy bueno y siempre pensaba bien de los demás -sobre todo de María-, decidió hacerse a un lado para no obstaculizar el plan que Dios tenía trazado. Una no-che se le apareció a él también un ángel y le dijo que no tema recibir a María como su esposa, ya que el Hijo que Ella esperaba era el Salvador de la humanidad, y que él tenía la difícil, pero a la vez feliz tarea, de cuidar a la Virgen y al Niño Jesús, cola-borando de ese modo con el plan redentor de Dios.

Así lo hizo José y cuidó como cualquier esposo y padre de su mujer y su hijo. Trabajó para llevar una vida austera pero digna y fue quien enseñó a Jesús su oficio de carpintero, las costum-bres y tradiciones de su pueblo, la alegría de vivir en familia. Lo habría acompañado en sus primeros pasos y lo sanaría si se caía al jugar. José fue, luego de la Virgen, quien más de cerca y mejor trató a Jesús. Por eso es padre de la vida interior.

Propósito: Pedir a San José que nos ayude a conversar con Jesús y que todos los papás del mundo sepan sonreír a sus hijos como lo hizo José.


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DíA SEXTO21 de diciembre

MARÍA VISITA A SU PRIMA ISABELLa Virgen María estaba feliz por partida doble. Porque llevaba en su vientre a su hijo, que era el Hijo de Dios y porque su prima Isabel -que ya era mayor también- estaba esperando a Juan, él sería más adelante quien prepare el camino para el paso de Jesús entre los habitantes de la tierra. María, que habrá sentido mucho cansancio y las molestias propias del embarazo, no se detiene a pensar en sí misma y en sus co-sas y sale –a pie o en burro- no solo a visitar, sino a atender a su prima que está a punto de dar a luz y se queda con ella hasta el nacimiento de Juan.

Cuando la Virgen llega a la casa de su prima, Isabel le dice: “Bendita tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vien-tre”. En ese momento, María entonó un cántico de alabanza a Dios, regalándonos la oración del Magníficat. Ella, que fue escogida por Dios como Madre Suya, acepta con humildad y sencillez las palabras de Isabel, sin pretender alabanzas personales. Enseguida dirigió su corazón y su mirada a Dios y se puso a atender a Isabel. María estaría pendiente de los demás, no envió a una amiga o conocida a que cuidara de su prima. Fue ella misma para darse a quien en ese momento le necesitaba. Ella sale al encuentro de los demás. María está siempre pendiente de todos nosotros que somos sus hijos. Viene a visitarnos pero quiere que al igual que Isabel, le abra-mos las puertas de nuestra vida y nos dejemos ayudar como se lo permitió su prima.

Propósito: Crecer en espíritu de servicio. Ayudar y tratar bien a los demás aunque estemos cansados o no tenga-mos ganas de hacer un favor. Rezar con cuidado el Ave María hasta ser capaces de recitar muchos rosarios a lo largo de nuestra vida.


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DíA SÉPTIMO22 de diciembre

MARÍA Y JOSÉ SALEN DE NAZARETEl emperador César Augusto, quería saber el número de ha-bitantes de sus dominios y ordenó que todas las personas se empadronaran en el pueblo o ciudad de origen. María y José, como buenos ciudadanos y obedientes a la ley, salieron de Nazaret hacia Belén. María iba en un burrito y José a pie. El viaje duró casi cuatro días y tenían que buscar un lugar donde pasar la noche. José quería que la Virgen descansara y no encontraban ni una casa ni una posada libre. Recurrió a parientes y amigos y no le ayudaron. El único sitio que había para ellos cerca de Belén, fue un establo en ruinas que más bien parecía una cueva.

A todos nos pasa que en el cumplimiento de nuestro deber encontramos dificultades, no nos salen las cosas como quisiéramos, a veces la gente no es amable con nosotros, pasamos incomodidades, no tenemos todo lo que quisiéra-mos; incluso podría faltarnos lo necesario. Pensamos cómo afrontaron las contrariedades María y José sin una queja. Tal vez, incluso hasta hayan estado agradecidos de haber en-contrado esa cueva para protegerse del frío.

Es bueno acostumbrarnos a llevar una vida sobria, austera,

sin crearnos falsas necesidades. Pensar que lo que para no-sotros puede ser necesarísimo, para la mayoría de la gente puede ser un lujo. Los papás estamos llamados a enseñar a los hijos el verdadero valor de las cosas, a no vivir del capricho y de la comodidad creyendo que los demás están para nuestro servicio. Entendamos, como lo hicieron María y José, que las cosas materiales son medios y debemos usarlas bien. Incluso debemos entrenarnos en el ejercicio de desprendernos de algunas cositas que nos gustan mucho, pero que no nos permiten ver lo que está a nuestro alrededor por estar demasiado apegados a ellas. Aprendamos a estar alegres con lo que buenamente tenemos y con lo que somos; sepamos entregar a los demás lo mejor de nosotros. Aunque esto signifique olvidarnos un poquito de nuestro “yo” para acordarnos más al de los otros y sus necesidades, no solo materiales, sino también de su interior.

Propósito: Esforzarnos por cumplir con nuestro deber aun-que nos cueste y no quejarnos cuando las cosas no salen como esperábamos.


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DíA OCTAVO23 de diciembre

COMPARTIR CON LOS DEMÁS LA ESTRELLAA todos nos ha pasado que mientras más cerca estamos del Señor, más contentos nos encontramos. Los reyes Magos, al enterarse del nacimiento del Mesías, se pusieron en camino para ir a verlo y le llevaban algunos regalos, sobre todo le llevaban su cariño y el esfuerzo alegre de un viaje largo. Los Magos vieron una estrella en el cielo, y al llegar al pesebre vieron que la Estrella era Jesús.

Cuando estamos junto a Jesús, nos alegra todo lo que a Él le agrada. Nos esforzamos por cumplir Sus Mandamientos, que, por deseo de Dios, no solo fueron entregados a Moisés en el monte Sinaí sino que están impresos en el corazón y las inteligencias de las personas para que sepamos hacer el bien y evitar el mal. ¡Qué bueno es Dios! Porque además de haber puesto un orden interior en nosotros, nos dio a conocer y nos entregó por escrito en el Sinaí cuál era Su Voluntad. Él nos pide que vivamos estos Mandamientos: ¡del uno al diez! y que frecuentemos también los sacramentos. Uno de los sacramentos que más le gusta es el de la confesión. Las personas, a partir de los siete años, o incluso antes, diferen-

ciamos muy bien lo que está bien de lo que está mal, no en todas las cosas, pero sí en las más importantes. Luego, mien-tras crecemos tenemos la obligación de ir formando nuestra conciencia para saber descubrir lo que nos acerca a Dios y también lo que nos aleja de Él. La Estrella, es decir, Jesús mismo, estará siempre junto a nosotros. Si nos salimos del camino, nos perdona y nos ayuda a reemprenderlo.

Todos tenemos el deber de compartir esa Estrella y ayudar a los que tenemos más cerca y a las personas que pasan a nuestro lado para que se contagien de la alegría de ir por los caminos de Jesús. Cada uno según sus circunstancias y su modo de ser, pero dentro de las reglas de Dios que la Iglesia -nuestro Sinaí-, se ha encargado de guardarlas y entregár-noslas para que seamos felices.

Propósito: Llevar la estrella de la Navidad a esa persona que sabemos le cuesta entender que Dios es bueno y nos ama.


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DÍA NOVENO24 de diciembre

DIOS ESTÁ AQUÍ¡Al fin llegó el gran día! San José y la Virgen, a pesar de la incomodidad y de la mala noche, sin perder la alegría y la paz, prepararon, lo mejor que pudieron, aquel pesebre para recibir al Rey del universo, a Cristo Niño. Cualquier contratiempo -por grande que hubiera parecido-, era poco en comparación con el nacimiento de Jesús.

José habría limpiado el lugar, la Virgen tendría listos los paña-litos y alguna colchita tejida por Ella para abrigar al bebé. Sa-

bemos que la cunita fue un montoncito de paja acomodada para recostar al Niño Dios. Llegó el momento del parto, María nos trae al Hijo de Dios de un modo milagroso. Su grandeza no está en el aspecto exterior de las cosas, aunque en medio de sus posibili-dades habrán arreglado el lugar de una ma-nera digna. La rectitud de corazón de José y María, la sencillez de los pastorcitos y de la gente de los alrededores, nos tienen que llevar a reconocer la pequeñez nuestra y la inmensidad de Dios. Ese Dios que nos tomó por hijos, quiere que sigamos siendo niños por dentro y que nos dejemos llevar de su mano, y que nos sintamos seguros porque somos sus hijos. Jesús, además nos entre-ga a María como Madre. ¿Qué más quisié-ramos? Luego del pecado original, Dios nos devuelve la gracia y se queda para siempre con nosotros. No lo vemos como los prime-ros discípulos, pero lo recibimos si estamos con el alma dispuesta todas las veces que

queramos en la Eucaristía. Fue un milagro el del pesebre, pero más milagro y mayor humildad, el que se quede en los Sagrarios del mundo mientras haya hombres sobre la tierra.

Propósito: Hacer todo lo posible por mantener limpio nuestro corazón para que Jesús esté a gusto en él, esta Navidad y siempre.


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Villancicos

YA VIENE EL NIÑITOYa viene el Niñitojugando entre flores,y los pajaritosle cantan amores.

Ya se despertaronlos pobres pastoresy les van llevandopajitas y flores.

La paja está fría,la cama está dura,la Virgen Maríallora con ternura.

No es mucho si caen todas las estrellasa los pies del Niñomás blanco que ellas.

Yo te voy a hacer una casa y techohuye de Belény vente a mi pecho.

Niñito bonito¡manojo de flores!llora pobrecitopor los pecadores.

DUÉRMETE NIÑO CHIQUITODuérmete, Niño chiquito,que la noche viene ya,cierra pronto tus ojitos,que el viento te arrullará.

Y ANtóN tiruli ruliruY ANtóN tiruli rulá.Y ANtóN tiruli ruliruY ANtóN tiruli rulá

JeSúS Al PeSeBre VAMoS A AdorArJeSúS Al PeSeBre VAMoS A AdorAr

Duérmete, Niño chiquito,que tu madre velarácierra pronto tus ojitos,porque la entristecerás.

CANTO DE LAS POSADAST: Les pido posada por amor de Dios. (2v)Mi esposa está encinta: somos ella y yo. (2v)F: No los conocemos y es tarde, señor. (2v)¡Siga su camino, busque otro mesón! (2v)T: Yo soy carpintero y me llamo José. (2v)Mi esposa es María y vamos a Belén. (2v)F: La casa es pequeña, no hay habitación. (2v)Y en la medianoche ya no hay atención. (2v)T: Mi esposa no puede dar un paso más. (2v)Está tan cansada que quiere llorar. (2v)F: ¿Quién es la señora que pide el favor? (2v)¡No tenemos sitio, no insista, por Dios! (2v)T: Ella es una reina de un reino de amor. (2v)Es Madre del Verbo, el Hijo de Dios. (2v)F: Si Ella fuera reina, en carruaje vendría. (2v)¿Cómo es que va en burro y en noche tan fría? (2v)T: Ábranos la puerta, denos un rincón. (2v)¿No sabe que lleva mi esposa al Señor? (2v)F: ¿Por qué no lo dijo cuando nos llamó? (2v)¡Pasen, caminantes, que aquí sobra amor! (2v)

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VAMOS, PASTORES, VAMOSVAMOS, PASTORES, VAMOSVAMOS A BELÉNA VER EN AQUEL NIÑO LAS GLORIAS DEL EDÉN.

Este precioso Niñoyo me muero por Él,sus ojitos me encantan su boquita también.

El padre le acaricia,la madre mira en Él,y los dos extasiadoscontemplan aquel Ser.

Un establo es su cuna,su casa es un portaly sobre duras pajaspor nuestro amor está.

Allí duerme el Niñito,Cabe un mulo y un bueyy bien cobijaditocon un blanco pañal.

DULCE JESÚS MÍODulce Jesús míomi Niño adorado,ven a nuestras almas Niñito,ven no tardes tanto.

Del seno del Padre,bajaste humanadodeja ya el materno Niñito,porque te veamos.

De montes y vallesven ¡oh deseado!

Rompe ya los cielos NiñitoBrota flor del campo.

Raíz de José , Adonai sagrado.Sapiencia del Padre, Niñito,De su lumbre, rayo.

Llave de David,legislador sabio.Guía de los pueblos, Niñito,y rey soberano.

CAMPANASCampana sobre campanay sobre campana una,asómate a la ventana,verás al Niño en la cuna.

BeléN, cAMPANAS de BeléN,que loS áNGeleS tocAN¿qué NueVAS Me trAéiS?

Recogido tu rebaño¿a dónde vas pastorcito?Voy a llevar al portalrequesón, manteca y vino.BeléN…

Campana sobre campana y sobre campana dos.Asómate a la ventanay verás al Niño Dios.BeléN…

Caminando a medianoche,¿a dónde caminas pastor?Le llevo al Niño que nacecomo a Dios mi corazón.BeléN…

Campana sobre campanay sobre campana tres.Asómate a la ventanay verás al Niño nacer.BeléN…

Si las estrellas alumbranpastor, ¿a dónde quieres ir?Voy al portal por si el Niñocon El me deja morir.BeléN…

TUTAÍNAtutAiNA tuturuMá tutAiNA tuturuMAiNA tutAiNA tuturuMá turuMátutAiNA tuturuMAiNA

Los pastores de Belénvienen a adorar al Niñola Virgen y San José los reciben con cariño.

Tres reyes vienen tambiéncon incienso, mirra y oro,a ofrendar a Dios su biencomo el más grande tesoro.

Vamos todos a cantarcon amor y alegríaporque acaba de llegarde los cielos el Mesías.

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