Queridas hermanas y Hermanos, nuevamente deseo compartir con Uds., desde este espacio del Boletín Congregacional, cómo continúa mi caminar por el Barrio Juan XXIII, La Bombilla, junto a la comunidad Niño Jesús de Praga.

Aún me resuena lo que compartía en el boletín N°31: “En esta escuela bajo la advocación del Niño Jesús de Praga encontré una gran comunión con el carisma de Elmina ya que, al decir del P. Pablo, “la figura del Niño Jesús nos invita a Honrar a la infancia”, devoción y tarea exquisita de Nuestra Madre. Es así que desde este espacio de “cuidado a la infancia, y de honrarla en todas sus necesidades” intentamos ayudar a que los niños, niñas y preadolescentes que asisten allí puedan “levantarse de su postración, y ver con más esperanza el futuro". Dicho relato comenzaba con “unos versos de” la canción “Ojos de Cielo” de Víctor Heredia, ya que ella describe muy bien “lo que encontré en los niños y niñas con quienes comparto mi vida actualmente. Son ellos quienes, con esa profunda mirada tucumana, hacen borrar los infiernos que ellos mismos padecen y algunas veces llegamos a conocer...” Es con ellos con quienes conviví la Semana Santa 2013.

Esta propuesta surgió durante el retiro Institucional de principio de año en Belén (casa de retiro de Tucumán), donde participamos docentes y coordinadores responsables del Comedor Francisco Palau, Jardín de Infantes Ángel de la Guarda, Escuela y Capilla Niño Jesús de Praga; siendo parte del Equipo Animador del retiro la Hna. Victoria. En el mismo, continuando con la línea inspiradora que decidimos profundizar el año pasado Cuando me miras, ¿quién dices que soy? y acompañados con la película “Los Coristas” (desde el fondo del estanque) ahondamos en el encuentro “del Viviente que me ve” (Cfr. Gn 16 y 21,1-19).

… Habiendo visto el fondo del estanque desde el espacio de la Capilla, Lidia y yo, redescubrimos los dones que tenemos y al pensar cómo ponerlos al servicio, surgió la propuesta de una Misión en Semana Santa. Así convocamos a los Catequistas y Adultos Mayores que prestan servicios en la Capilla, a los que se sumaron el Padre Pedro, Ricardo Gramajo (Voluntario de San Pedro de Guasayán) y los niños de la animación litúrgica. Nuestra primera acción fue amasar el pan para la Cena del Señor, y desde el proceso de hacer el pan fuimos reflexionando juntos lo que cada ingrediente significa y el proceso necesario que lleva hacerse PAN, según los relatos del Evangelio.

. Así comprendimos un poco más el misterio de la Eucaristía y lo pudimos compartir en la celebración litúrgica de la noche, junto al lavatorio de los pies y la enseñanza de Jesús del MAYOR AMOR…

A la mañana siguiente, el viernes Santo, recibimos a toda la comunidad parroquial que se convocó en la Capilla para iniciar el Viacrucis Viviente por las calles de la jurisdicción parroquial, como ya es costumbre desde hace varios años.

Por la tarde, la propuesta fue visitar al Cristo sufriente en algunos hermanos o hermanas que necesitaban de un modo especial nuestra compañía. Nos dividimos en cuatro grupo integrado por dos o tres misioneros adultos y visitamos sus casas, compartimos nuestras vidas y rezamos bendiciendo las diversas situaciones de dolor por las que estaban atravesando. Al regresar a la capilla, a la luz del ícono del regreso de los 72 discípulos concluimos nuestra jornada del Viernes Santo (ver Lc. 10 y Mt. 11,25-28), dejando alguna visita para el sábado a la mañana. Durante la misma, el grupo de los niños misioneros se abocó a buscar los elementos que nos ayudarían a preparar la Vigilia Pascual, cuyo armado concluimos grupalmente la tarde del sábado:

Y… la noche tan esperada llegó, la experiencia de la luz que vence a las tinieblas fue más significativa que otras veces, encendimos el Fuego Santo con la leña que los niños juntaron por la mañana, cada ramita que echábamos simbolizaba a nuestro hombre viejo, en ella iba nuestro deseo de ser nuevos en el Resucitado.

Y ya en la capilla resonó nuestro ALELUYA con gran voz, sumado al gran deseo de ser esa LUZ de CRISTO que compartimos, reflexionamos y rezamos durante estos días en la pequeña comunidad misionera del Niño Jesús de Praga.

Hna. Carolina Inés Sánchez

COMUNIDAD CASA MADRE

Compartiendo el almuerzo

Comenzando a amasar, los ingredientes, sus significados…

El proceso que implica

Y comprendimos que el Jesús es Pan que se parte y reparte

como alimento de la comunidad

Algunos

Misioneros

y misioneritas

en el patio parroquial

después del

Viacrucis por las calles de la Parroquia.