oficios arnedo
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OFICIOS TRADICIONALESDE ARNEDO
HOGAR DE PERSONAS MAYORES
ARNEDO (LA RIOJA)
2008
Mª EVA ABAD MARTÍNEZ-LOSA
© Mª Eva Abad Martínez-Losa (Textos y coordinación)
© Fotografías: Equipo técnico del Hogar de Arnedo
© Gobierno de La Rioja, 2008Consejería de Servicios SocialesVara de Rey, 41 bis, 7º26071 Logroño. La RiojaT. 941 29 11 00F. 941 29 18 90www.larioja.org
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Oficios tradicionales de Arnedo / [coordinación el] Hogar de PersonasMayores de Arnedo. - - Logroño : Consejería de Servicios Sociales, 2008
310 p. : graf. ; 24 cm. - - (Servicios Sociales)
Depósito Legal: LR-343-2008
Oficios-ArnedoLa Rioja. Consejería de Servicios Sociales
331.54(460.21 Arnedo)
ÍNDICE
PRESENTACIÓN. Sagrario Loza Sierra. Consejera de Servicios Sociales ......... 9
PRESENTACIÓN. Mª Dolores Domínguez Castillo. Directora del Hogar deArnedo ...................................................................................................... 11
PRESENTACIÓN. Mª Eva Abad Martínez-Losa. Coordinadora de la obra ..... 15
1. EL PROYECTO Y EL TRABAJO EN GRUPO ....................................................... 19
1.1. Presentación ...................................................................................... 191.2. Objetivos ........................................................................................... 211.3. Metodología ...................................................................................... 22
1.3.1. Consideraciones sobre el estudio etnográfico ..................... 221.3.2. Consideraciones sobre nuestro estudio ................................ 231.3.3. Modelo de encuesta ............................................................... 27
2. LOS OFICIOS ............................................................................................... 31
2.1. Aspectos generales ........................................................................... 312.2. Oficios de Arnedo ............................................................................ 32
– El Agricultor y su caballería ......................................................... 37– El Aguador ..................................................................................... 57– El Albardero .................................................................................. 67– El Alpargatero ................................................................................ 77– El Barbero-Practicante .................................................................. 91– El Bastonero .................................................................................. 99– El Botero y Pellejero ..................................................................... 111– El Campanero ................................................................................ 119– El Cestero ...................................................................................... 133– El Colchonero ................................................................................ 143– El Encañizador .............................................................................. 151– El Esquilador ................................................................................. 161– El Guarnicionero ........................................................................... 171– El Herrero ...................................................................................... 185– El Herrador .................................................................................... 193– El Hojalatero .................................................................................. 199– Labores de mujer .......................................................................... 209– El Matarife ..................................................................................... 221
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– El Picador de cuevas .................................................................... 231– El Pregonero .................................................................................. 245– El Seronero .................................................................................... 255– El Ulaguero .................................................................................... 265
3. CONCLUSIONES ............................................................................................ 273
4. VOCABULARIO ............................................................................................. 277
5. RELACIÓN DE COLABORADORES .................................................................... 289
5.1. Informantes orales ............................................................................ 2895.2. Participantes en el DVD y exposiciones ........................................ 2905.3. Grupo de trabajo .............................................................................. 293
6. BIBLIOGRAFÍA Y OTRAS FUENTES .................................................................. 295
7. ÍNDICE DE LÁMINAS ..................................................................................... 301
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OFICIOS DE ARNEDO
PRESENTACIÓN
Sagrario Loza SierraConsejera de Servicios Sociales
Si alguien nos hablara en estos tiempos del ulaguero, el albardero o la ur-
didora muchos de nosotros no sabríamos a ciencia cierta de qué se trata. Quizá
a los arnedanos les resulte más familiar este vocabulario, porque es allí donde
se ha inspirado el trabajo de recuperación de los oficios tradicionales plasma-
dos en este libro. Sus autores son los socios del Hogar de Personas Mayores
de Arnedo.
Oficios tradicionales de Arnedo ofrece información escrita y gráfica sobre
los oficios tradicionales de la zona en la primera mitad del siglo XX. El traba-
jo de investigación y compilación reflejado va mucho más allá de estas pági-
nas y es digno de admiración. Se remonta a 1999, cuando los socios del Hogar
de Personas Mayores decidieron recuperar la cultura relacionada con los ofi-
cios tradicionales, incluidos los sonidos, romances o canciones propias de las
tareas del hogar y del campo.
Un proyecto que comenzó muy tímidamente y ya ha pasado a la posteri-
dad no sólo a través de este libro, sino gracias al trabajo documental en forma
de grabaciones de vídeo, audio y en fotografía de años anteriores.
Y ahora ve la luz este libro en el mejor momento, justo cuando el Hogar
de Personas Mayores de Arnedo celebra su XXV aniversario.
El material resultado de la investigación constituye un auténtico legado
que refleja parte de la riqueza cultural de Arnedo y La Rioja y servirá como ma-
terial de estudio y análisis a investigadores e instituciones culturales. De hecho,
será remitido a bibliotecas, archivos, colegios…y se utilizará en programas de
fomento de relaciones intergeneracionales, transmisión de valores y conoci-
mientos tradicionales a los jóvenes.
Como responsable de la política de nuestros mayores en La Rioja no puedo
evitar enorgullecerme por contar con personas con sus cualidades. Quizá ellos,
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sólo trataban de rememorar los conocimientos, experiencias, lugares, fiestas…
del momento histórico que les tocó vivir; pero con su dinamismo e iniciativa
nos han dejado a todos los riojanos un documento exhaustivo de gran valor cul-
tural y documental, en resumen, un documento único.
Realmente no me queda más que transmitir mis felicitaciones por el es-
fuerzo impresionante de varios años que han realizado socios, monitores, co-
laboradores y la dirección del Hogar, con el apoyo y la colaboración de
familiares y de toda la ciudad de Arnedo.
Espero que a todos ustedes sirva de satisfacción contar con esta publica-
ción, disfrutarla y con ello devolverles a los mayores del hogar de Arnedo una
pequeña muestra de nuestro reconocimiento y cariño y la prueba de que va-
loramos sus experiencias, vivencias y conocimientos. Personas como ellas, ge-
nerosas, vitalistas, ilusionadas, nos ayudan a sumar y a construir nuestra
querida Rioja. Les deseo todo el éxito para su último trabajo Oficios tradicio-
nales de Arnedo.
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OFICIOS DE ARNEDO
PRESENTACIÓN
Mª Dolores Domínguez CastilloDirectora del Hogar de Arnedo
El programa de Oficios tradicionales de Arnedo se presenta en un mo-
mento importante para el Hogar de Personas Mayores de nuestra ciudad por
la conmemoración de su XXV aniversario.
Este trabajo es un claro ejemplo de participación social y desarrollo de cul-
tura tradicional. Un trabajo de dedicación, esfuerzo e implicación social.
Escribiendo estas líneas, recuerdo cómo en una reunión de la Junta de Go-
bierno, siendo presidente Dámaso Garrido González, un 30 de noviembre de
1998, se decidió que, con el presupuesto destinado a los Hogares para activida-
des innovadoras recogido en el convenio entre la Consejería de Salud, Consumo
y Bienestar Social del Gobierno de La Rioja y la Fundación La Caixa, se iniciase
un trabajo de recuperación antropológica, concretamente sobre los oficios tradi-
cionales de Arnedo; oficios que, con los procesos de industrialización, habían
ido desapareciendo en las últimas décadas, pero seguían permaneciendo en la
memoria de los mayores, concretamente en los socios del Hogar de Arnedo.
Nadie entre los que allí estábamos podíamos imaginar que las reuniones
de la Junta, en las que recordamos y enumeramos los oficios, fueran la semi-
lla del trabajo realizado posteriormente, unido a que casi todos los miembros
de dicha Junta éramos de Arnedo y así como la trabajadora social, Rosario Las
Heras, a su vez antropóloga social, fue el principal motor del grupo.
La función de los vocales de la Junta era la de localizar a las personas que
tenían experiencia en los diferentes oficios, contactar con ellos y promover las
entrevistas con las profesionales del centro. En éstas se daba a conocer la fi-
nalidad del proyecto y se recogía la información sobre el proceso de cada ofi-
cio, los materiales y herramientas necesarias, así como otros datos relacionados
con los lugares de venta, precios, festividades del gremio, etc.
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Recogida la información de todos los oficios que se podrían representar,
se solicitó la colaboración del Servicio de Audiovisuales del Gobierno de La
Rioja, a través de la Dirección General de Recursos de Servicios Sociales y con-
cretamente a nivel particular, de Luis Bros y María Orive, quienes aceptaron
con ilusión participar con nosotros. Sin ellos no hubieran podido hacerse los
documentales Oficios para el recuerdo.
Con los socios, a su vez, representantes de cada oficio, se preparaba y
programaba su filmación. Para ello, se buscaba el lugar más idóneo de cada
oficio e incluso de cada proceso y según la estación del año y la luz solar dis-
ponible, el horario más adecuado, valorando estas necesidades por encima de
los horarios establecidos en la jornada laboral de las profesionales.
Se subió, bajo un sol espléndido, al cerro del Gromo, así como a la Peña
Logroño; entramos en unas cuevas, hoy corrales, del monte Castillo. Se visita-
ron las torres de las iglesias de Santo Tomás y San Cosme y San Damián. Se
bajó a la vega del Río Cidacos y a recoger esparto al término de la Maja. Se re-
corrieron diferentes fincas de Arnedo, propiedad de colaboradores del centro
en los términos de Renocal, Orenzana, Francos y Tobés.
Las escenas se acomodaron en los patios del Conde, Santa Eulalia, Vía
Crucis y Peña Logroño así como en lonjas y viviendas particulares de socias e
incluso una herrería de Herce.
La realización del proyecto de cada oficio precisaba de materiales y he-
rramientas diferentes. La peculiaridad de cada uno y los largos periodos de
tiempo que exigía su proceso, facilitaba la incorporación de nuevos socios, vo-
cales de Junta y personal.
Así, un 27 de marzo de 2004, se presentaron en el teatro Cervantes de Ar-
nedo, junto a la muestra fotográfica, los documentales de once oficios de Ar-
nedo; concretamente, los de albardero, agricultor y su caballería, alpargatero,
campanero, cestero, encañizador, herrador, hojalatero, seronero, ulaguero y
todos aquellos relacionados con las labores de la mujer, recogidos en formato
DVD. La divulgación se realizó a nivel local, autonómico, nacional e interna-
cional; con una tirada importante de ejemplares con cargo a los presupuestos
de la Consejería de Juventud, Familia y Servicios Sociales.
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OFICIOS DE ARNEDO
A partir de esa fecha y con los resultados obtenidos, se detectaba que que-
daban por reflejar otros oficios arnedanos, tan importantes como los recogidos
en el documental, pero con dificultades para su representación, aunque no
para su publicación.
Por ello y valorando la importancia de englobarlos todos, la Junta del Hogar
decidió recopilar el mayor número posible de los oficios más característicos de
Arnedo en la primera mitad del siglo XX y publicar un libro con ellos.
En 2005 comenzó la segunda etapa y se pidió la colaboración del primer
grupo de socios que participó en los cursos de informática organizados por
Fundación La Caixa, que aceptó el reto bajo las directrices de la monitora y co-
ordinadora Eva Abad. Su objetivo era recopilar e investigar otros oficios para,
posteriormente, con los anteriormente recogidos, aglutinarlos y publicarlos.
Con la documentación facilitada por el centro, los miembros de este grupo
fueron los encargados de seleccionar el resto de oficios existentes en Arnedo,
realizar las entrevistas, recoger documentación como las fotografías, escanear
imágenes anteriores y por último reelaborar la información obtenida. Se pro-
cedió bajo la dirección de la coordinadora a una labor delicada, de reunifica-
ción de todos los datos recopilados y su plasmación en este libro que hoy se
presenta Oficios tradicionales de Arnedo.
Por todo lo expuesto, el trabajo que aquí se presenta es el resultado de
dos procesos diferentes, pero unidos entre sí por un mismo objetivo: Dejar
constancia en Arnedo de algo tan importante como es la labor de sus gentes.
Los que hemos tenido la suerte de conocer, en parte, la forma de vida an-
terior a la época actual y de vivir los cambios sociales e históricos producidos
en las últimas décadas, podemos apreciar y reconocer el trabajo de nuestros
antepasados, una labor ya desconocida por las generaciones más jóvenes.
Y ahora es el momento de dejar constancia de ello, porque de lo contra-
rio, con el transcurso del tiempo, desaparecerán.
Con la publicación de Oficios tradicionales de Arnedo acaba el trabajo de
nueve años de dedicación de casi un centenar de personas que, con entusias-
mo, cariño, esfuerzo y compromiso, se han implicado incondicionalmente para
conseguirlo.
PRESENTACIÓN
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Por eso considero que es importante valorar el trabajo realizado. Queda,
pues, mi reconocimiento y agradecimiento a las representantes de la Conseje-
ría de Servicios Sociales y Dirección General de Atención a la Dependencia , y
a Fundación La Caixa, por el apoyo prestado. Al personal de Servicios Audio-
visuales del Gobierno de la Rioja, a los trabajadores del centro, por el interés
mostrado y el trabajo realizado, así como a las personas particulares de Arne-
do que han colaborado. Y en especial a todos los socios protagonistas y cola-
boradores. Sin ellos, este proyecto de implicación multitudinaria no hubiera
sido una realidad.
A través de estas líneas transmito en nombre de todos ellos y en el mío
propio, el deseo de que Oficios tradicionales de Arnedo quede a perpetuidad
como seña de nuestra identidad arnedana.
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OFICIOS DE ARNEDO
PRESENTACIÓN
Mª Eva Abad Martínez-LosaCoordinadora de la obra
El título de esta publicación, Oficios tradicionales de Arnedo, explica por
sí solo la finalidad de este estudio. Si recordar es traer algo a la memoria, no-
sotros, desde el Hogar, hemos sentido la necesidad de hacerlo públicamente,
es decir, contar en este libro no sólo la información que hemos podido reca-
bar sino transmitir el sentir y la experiencia de una generación de arnedanos.
Alcanzar este objetivo contribuirá a mantener viva toda la tradición de aque-
llos oficios o actividades artesanales, que formaron parte de la sociedad arne-
dana del siglo pasado y, que creímos necesario recopilar, antes de que se
perdieran definitivamente o fueran olvidados con el paso del tiempo.
Realmente, la iniciativa de este libro se debe a los miembros y directivos
del Hogar de Personas Mayores de Arnedo que, habiendo colaborado ante-
riormente en la parte audiovisual, decidieron apostar por la continuidad de
este proyecto. Para ello buscaron el apoyo de las instituciones, Fundación La
Caixa y el Gobierno de La Rioja, a las que agradecemos sinceramente el in-
terés que han demostrado por estudios como el nuestro, y la ocasión que nos
han brindado al poder difundirlo de una forma seria. Una vez aprobado el
proyecto, buscaron una coordinadora y se pusieron en contacto conmigo. El
tema resultaba tremendamente atractivo y, aunque al principio sentí cierto
vértigo, por la responsabilidad que entrañaba escribir un libro en equipo, fi-
nalmente acepté. Este trabajo ha supuesto para mí un enriquecimiento per-
sonal y también, un importante reto a nivel profesional por la experiencia de
trabajar con adultos, en este caso, con personas mayores.
Comenzó así mi andadura en el Hogar de Personas Mayores de Arnedo,
donde, puedo confesar, que me he sentido siempre como en casa. Formar el
grupo y comenzar a trabajar fue todo uno. Puedo destacar el buen desarrollo
de las dinámicas de grupo pero, sobre todo, el entusiasmo que todos sus
miembros, así como yo misma, hemos experimentado en todo momento.
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Ahondar en nuestras tradiciones formaba parte de nuestros objetivos pero, en
definitiva, lo que ha supuesto para nosotros es un reconocimiento constante
de nuestra propia identidad.
Este libro es el resultado de un verdadero trabajo en equipo, un trabajo
que comenzó con la elaboración del DVD Oficios para el recuerdo y que pro-
siguió con la búsqueda y recopilación de toda la información recogida por es-
crito en las encuestas. La consecuencia de todo este esfuerzo es la obra que
hoy vemos aquí, concebida en un tono divulgativo, que no científico. Adverti-
mos que esta obra no ha pretendido descubrir nada nuevo acerca de oficios
milenarios, que han existido desde siempre en nuestra cultura y en nuestro ám-
bito geográfico; sin embargo, creemos haber desentrañado algunos secretos o
detalles curiosos, solamente recordados por personas de una generación que
convivió día a día con lo artesano.
Elegir entre unos u otros oficios no ha sido tarea fácil. Todos ofrecen algu-
na faceta interesante: unos son sorprendentes; otros, sólo típicos, pero todos los
que han merecido nuestro interés fueron elegidos por su proximidad o familia-
ridad con la cultura arnedana. Sabemos que muchos de ellos tienen su repre-
sentación en otras zonas geográficas; ejemplos como el herrero, el guarnicionero
o el agricultor, están presentes en otras sociedades pero hemos intentado ahon-
dar en los aspectos que lo hacen peculiar en Arnedo. Otros muchos como el ula-
guero, el encañizador o el bastonero, han llamado nuestra atención por la
finalidad de los mismos y porque entroncan directamente con la idiosincrasia ar-
nedana. En definitiva, todos ellos nos hablan de tiempos difíciles, tiempos de
grandes necesidades donde el hombre, sin embargo, vivía en equilibrio con la
naturaleza y aprovechaba plenamente sus recursos. Con ello, hemos querido
rendir un doble homenaje: primero, a todos los nobles oficios, importantes en
su tiempo, que ya son recuerdo y que fueron desalojados por la modernidad; y
segundo, a los hombres, artesanos que siendo pioneros en el oficio, merecen el
mejor de los reconocimientos. Sin todos ellos, hoy no podríamos estar aquí, ni
tener esta sociedad del bienestar de la que disfrutamos.
Durante las sesiones de trabajo, el punto de vista de los más jóvenes se ha
enriquecido siempre con la mirada lejana, pero no distante, de los mayores.
Éstos han ido descubriendo poco a poco recuerdos impolutos de su infancia,
adolescencia o juventud y, en este sentido, han sido muchos los momentos en
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OFICIOS DE ARNEDO
los que hemos disfrutado describiendo instantes y desgranando multitud de
anécdotas que, algunos conocían, y otros, recordaban vagamente. Por todos
estos momentos vividos, y por lo que esta experiencia me ha aportado a nivel
personal, quisiera dar las gracias a cada una de las personas que han integra-
do este grupo porque, sin pretenderlo, han conseguido hacerme disfrutar.
Gracias a Carmelo Fernández, Joaquín Fernández, Jesús Garrido, Francis-
co Hernández, Eduardo Marco, Ángel Pérez, José Mª Rodríguez y Francisco
Sota por dar lo mejor de sí mismos. Mi admiración hacia todos ellos por el in-
terés que han demostrado, por su colaboración desinteresada y por ayudarme
a llevar a buen puerto este trabajo.
Gracias a la directora del centro, Mª Dolores Domínguez, por su firme em-
peño en este proyecto y por la colaboración que me ha ofrecido, en todo mo-
mento, en la búsqueda de información y del material fotográfico; a la
trabajadora social, Charo Las Heras, por el impulso que me ha dado siempre.
Quiero agradecer a ambas, la confianza que han depositado en mí desde el
principio y, por supuesto, a todo el personal del Hogar, por las facilidades que
me han prestado a la hora de desempeñar mi trabajo.
Quiero hacer una mención especial a Mª Ángeles Herrero, que en tantas
ocasiones ha contribuido a desvelar mis dudas sobre ciertos aspectos de la cul-
tura arnedana; a Minerva Sáenz, por sus consejos en la organización del libro;
a Pedro Ruiz de la Cuesta, por su ayuda inestimable al facilitarnos la consulta
del material audiovisual y bibliográfico de la biblioteca de Arnedo y, por últi-
mo, a mi familia, que me inculcó desde niña el amor por las tradiciones, y que
han demostrado, con su apoyo por mi trabajo en este libro.
Finalmente, no quisiera olvidar el agradecimiento a todas las personas
que han sido mencionadas en el libro y que, han formado o aún forman parte,
de la historia de Arnedo; a aquellas personas que han cedido su imagen para
los reportajes fotográficos o audiovisuales y especialmente a los informantes,
fueran artesanos o no. A todos ellos, gracias de nuevo por su desinteresada
colaboración.
PRESENTACIÓN
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1. EL PROYECTO Y EL TRABAJO EN
GRUPO
1.1. PRESENTACIÓN
En la actualidad, existe un convenio entre la Consejería de Servicios So-
ciales de La Rioja y Fundación La Caixa para la realización de actividades in-
novadoras en los Hogares de Personas Mayores del ámbito riojano. Dentro de
este convenio, es la Junta de Gobierno del Hogar, quien designa qué activi-
dad desarrollar y, en el caso de Arnedo, eligió entre otras la de Oficios tradi-
cionales de Arnedo.
Dicha actividad aparece formando parte de un amplio proyecto, que se ha
desarrollado en varias fases como detallamos a continuación:
• En el año 1999, la Junta de Gobierno del Hogar de Arnedo elaboró una
relación de oficios artesanos de nuestra ciudad y seleccionó, entre ellos,
aquellos que podrían recuperarse para su reconstrucción presencial en
formato audiovisual o fotográfico. Para hacerlo realidad se formó un
equipo de trabajo que, durante seis años 1999-2004, aunó los conoci-
mientos y la entregada disposición de las personas mayores, con la co-
ordinación y el apoyo técnico de los profesionales del Hogar de Arnedo
y de la Unidad de Audiovisuales del Gobierno de La Rioja, con el obje-
tivo de recuperar los oficios tradicionales de Arnedo. De éstos, se hicie-
ron reconstrucciones presenciales y se elaboraron once vídeos
documentales recogidos en el DVD Oficios para el recuerdo.
• A partir de la presentación del DVD y de la documentación recopilada
(tradiciones orales, documentos sonoros, escritos, fotográficos y audio-
visuales), desde el Hogar de Arnedo y hasta el momento, se ha llevado
a cabo una importante labor de difusión de los temas elegidos, a través
de la realización de varias exposiciones fotográficas, reconstrucciones,
proyecciones y actos homenaje para los participantes.
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• Por último, y siguiendo en la línea de divulgación ya iniciada, se ha rea-
lizado en el Hogar de Arnedo un trabajo escrito que recoge y amplía
todas las experiencias anteriores, y que ha dado lugar a la publicación
que ahora presentamos. En definitiva, se trata de un trabajo centrado en
la puesta en valor de la memoria histórica a través de la reconstrucción
vivencial de diversos aspectos de la vida cotidiana de nuestros mayores.
La elaboración de este libro y la responsabilidad que ello entrañaba, ha
tenido una excelente acogida por parte de los usuarios del centro y de
sus representantes (Junta de Gobierno), que han prestado su colabora-
ción incondicional dentro de un contexto de trabajo intergeneracional e
interdisciplinar.
El Hogar de Personas Mayores (HPM) en el que trabajamos se encuentra
ubicado en Arnedo, localidad de La Rioja Baja, en el curso medio del río Cida-
cos, en donde los procesos de modernización social, impulsados por la indus-
trialización a partir de los años cuarenta, supusieron importantes cambios en las
pautas de vida de esta ciudad. La estructura ocupacional se ha diversificado, es-
pecializado y tecnificado progresivamente, encontrándonos actualmente en una
sociedad postindustrial en la que las ocupaciones tradicionales no tienen cabi-
da; porque las necesidades y procesos de elaboración y producción se han mo-
dificado en este tránsito de una sociedad tradicional a otra moderna.
Hasta 1940 Arnedo contaba con 5.923 habitantes, y al igual que muchas
otras poblaciones de España, vivía en una economía de subsistencia. Se dedi-
caban en su mayoría a la agricultura mediterránea (huerta, cereal, vid, olivo,
almendros, etc.) o desempeñaban actividades artesanales vinculadas a la pro-
ducción de servicios y utensilios agrícolas-ganaderos o del hogar, y comenza-
ban a incorporarse a una incipiente producción industrial en el sector del
calzado. Actualmente cuenta con 14.213 habitantes que trabajan casi en su to-
talidad (90%) en la industria del calzado y auxiliares de la misma; no obstante
mantiene una agricultura de huerta, típica de la zona de la ribera del Ebro, con
gran variedad de productos y sustentada básicamente por el trabajo de las per-
sonas mayores.
El HPM aglutina a un elevado número de personas que han sido protago-
nistas de estas transformaciones socioeconómicas y que poseen conocimientos
de costumbres, tradiciones, fiestas, etc. Son por tanto una generación bisagra
20
OFICIOS DE ARNEDO
entre lo tradicional (agrícola/pueblo) y la modernidad (industria/ciudad), que
une e integra en su biografía estos dos aspectos.
1.2. OBJETIVOS
La elaboración de once vídeos documentales, numerosas exposiciones et-
nográficas (con objetos, fotografías e información sobre cada oficio) y por úl-
timo, la publicación de este libro han supuesto la culminación de un trabajo
desarrollado en varios años donde lo más destacable ha sido la gran partici-
pación de los mayores.
El proyecto ha conseguido que el colectivo de mayores de Arnedo, a través
de la Junta de Gobierno del Hogar, se implique activamente en rememorar los
conocimientos y experiencias de las diferentes ocupaciones profesionales que les
ha tocado vivir, y que en la actualidad han sido desplazadas, o sustituidas, por
los procesos de industrialización y mecanización. Estos hombres y mujeres per-
tenecen a una generación de transición, que han vivido y experimentado el paso
de una sociedad tradicional a una sociedad más moderna, a la que han tenido
que incorporarse con toda rapidez. Ellos han sido los verdaderos protagonistas
en el desarrollo del libro ya que han trabajado en la búsqueda de información a
través de las encuestas; pero, sin duda, han aportado también sus propias vi-
vencias y experiencias, recordando las formas de vida de su juventud y reme-
morando, incluso, aquello que les contaban sus mayores.
Los objetivos propuestos para el desarrollo de la actividad fueron los si-
guientes:
• Trabajar sistemáticamente en la recogida de información acerca de los úl-
timos artesanos, oficios y formas de vida tradicionales que hoy están en
desuso.
• Ser partícipes en el aporte de conocimientos sobre el patrimonio cultural
tradicional de Arnedo y no meros agentes informantes pasivos.
• Transmitir de forma sencilla y comprensible, a otras generaciones, una
parte de la historia colectiva reciente de Arnedo.
• Posibilitar a las personas mayores la ocupación de parte de su tiempo de
ocio en actividades que repercutan positivamente en toda la población.
EL PROYECTO Y EL TRABAJO EN GRUPO
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• Potenciar la autovaloración personal y colectiva de las personas mayo-
res y su interrelación, mediante actividades que les motiven y que se pre-
senten asequibles para ellos.
En conclusión, este proyecto pretendía conseguir la revalorización de
nuestra cultura popular pero, al mismo tiempo, ha supuesto tanto una afirma-
ción individual del mayor, con la puesta en valor e integración de su pasado,
como del colectivo; demostrando que en tanto que categoría social de mayo-
res, en el presente tienen mucho que ofrecer a la comunidad.
1.3. METODOLOGÍA
1.3.1. CONSIDERACIONES SOBRE EL ESTUDIO ETNOGRÁFICO
El trabajo etnográfico, como cualquier otro trabajo de investigación, re-
quiere una elaboración teórica y un análisis de conceptos que ayuden a com-
prender la realidad; requiere igualmente un proyecto o diseño de investigación
que consiga una visión de conjunto, así como métodos y técnicas que ofrez-
can riqueza y variedad en los datos y que van, desde la observación hasta las
entrevistas formales e informales.
La investigación comienza con el planteamiento de las inquietudes del
propio investigador o de los miembros del grupo que se estudia. Estas prime-
ras impresiones, planteadas en forma de preguntas, se van convirtiendo en hi-
pótesis o categorías de análisis, que pueden ser centro de la búsqueda de
nuevas informaciones; de esta forma se estrecha el foco de interés y nos reo-
rientamos en el trabajo.
Cada vez que se concluye una observación o una entrevista, se requiere
de una trascripción de lo sucedido para enriquecerlo con el recuerdo, y aña-
dir todo aquello que pueda ayudar en el análisis posterior. Si las entrevistas se
graban, deben ser transcritas inmediatamente, y hacer énfasis en la trascripción
de los tonos y gestos utilizados por los informantes.
Debemos ser fieles a la realidad que observamos, a las palabras que es-
cuchamos, a los tonos que se utilizan; conservar los hechos y los documen-
tos que se presenten, por lo que es fundamental el registro de la observación
y de las entrevistas, para tratar de ofrecer una ambientación de la realidad.
22
OFICIOS DE ARNEDO
Los resultados se deducen de los análisis posteriores de cada observación o
entrevista y de la comparación entre uno y otro análisis, o entre análisis y
datos.
Además de la observación y la entrevista, se pueden comparar los resul-
tados con otras fuentes como la revisión de documentos normativos o meto-
dológicos, la recogida de materiales biográficos y otros. De este modo, el
análisis sistemático de todo el conjunto nos irá llevando poco a poco hacia
las conclusiones finales. La investigación cualitativa o etnográfica requiere de
tiempo, de agudeza en la observación y de revisiones continuas, que nos
ayuden a descubrir la esencia, a “documentar, lo que no está documentado
de la realidad”.
1.3.2. CONSIDERACIONES SOBRE NUESTRO ESTUDIO
Basándose en las consideraciones anteriormente expuestas, el equipo de
trabajo del Hogar diseñó un método propio, adaptado a sus posibilidades téc-
nicas y de formación.
CÓMO SE FORMÓ EL GRUPO DE TRABAJO
• La Junta de Gobierno del Centro, junto con su Directora y teniendo en
cuenta el presupuesto de Fundación La Caixa concedido en el año 2005
para la realización de acciones innovadoras en los Hogares de Personas
Mayores, aprobaron una actividad que siguiera la línea comenzada con
el DVD Oficios para el recuerdo y que culminara en la publicación de
un libro sobre oficios arnedanos, que incluyera información y material
fotográfico de la reconstrucción vivencial de los mismos.
• Para ello, se pidió la colaboración al primer grupo de socios que había
asistido a los cursos de informática, impartidos en el Centro, con finan-
ciación de La Caixa. Aceptaron la nueva actividad con entusiasmo y desde
el principio, se contó con la firme disposición de ocho personas, todos
socios del Hogar de Arnedo y con edades comprendidas entre 60 y 80
años (nacidos entre 1925 y 1944): Joaquín Fernández Morón, Carmelo
Fernández Pérez, Jesús Garrido Santo, Francisco Hernández Pérez, Eduar-
do Marco Martínez, Ángel Pérez Merino, José Mª Rodríguez Fernández y
Francisco Sota Sota.
EL PROYECTO Y EL TRABAJO EN GRUPO
23
• A continuación, una persona debía coordinar el grupo y se contó con la
colaboración de una arnedana, Mª Eva Abad Martínez-Losa, nacida en
1965, licenciada en Historia del Arte y con experiencia docente, no sólo
en la educación reglada con jóvenes sino también en educación de adul-
tos. Creemos que la diferencia generacional entre el grupo y la coordi-
nadora sirvió de aliciente para enriquecer, de alguna manera, los
diferentes puntos de vista de los temas tratados.
• El personal del Centro colaboró en todo momento con el grupo, facili-
tándonos toda la documentación disponible, material fotográfico y vídeos
referidos a los oficios, así como el acceso al aula de informática, donde
se celebraban las reuniones.
• Para organizar el trabajo, se establecieron dos sesiones semanales, con
una duración de dos horas, en las que se realizaba la planificación, re-
visión y puesta en común del trabajo realizado en cada momento. Aun-
que la disposición de tiempo de los miembros del grupo ha variado
según las situaciones personales y familiares, todos ellos se tomaron muy
en serio las sesiones de trabajo y, podemos decir, que han dado lo mejor
de sí mismos.
EN QUÉ CONSISTIÓ EL TRABAJO
• En primer lugar, a partir del listado de oficios que la Junta de Gobierno
y la Directora del Centro habían marcado, se eligieron aquellas activida-
des artesanales más representativas de Arnedo y que, al mismo tiempo,
ofrecieran la posibilidad de recuperar datos. Se tuvieron especialmente
en cuenta, aquellos oficios reflejados en el DVD Oficios para el recuer-
do, cuyos textos fueron elaborados por la trabajadora social Rosario Las
Heras.
• Una vez seleccionados los oficios, fue el grupo quien marcó las directri-
ces del trabajo y cómo llevarlo a efecto. Se decidió entonces contactar
con las personas más representativas de cada oficio para conseguir in-
formación de primera mano. Para ello se elaboró una encuesta, que ad-
juntamos en el siguiente apartado, y que nos permitió comenzar a dar
un paso hacia adelante. Con la mediación de la Junta de Gobierno y de
24
OFICIOS DE ARNEDO
la Dirección del Centro, se contactó con los informantes que, en su gran
mayoría eran los propios artesanos pero, en ocasiones, si éstos habían
fallecido, se llamaba a algún familiar o allegado.
• Estas encuestas se realizaron por escrito o mediante una grabación; para
ello, se formaron cuatro parejas dentro del grupo, que trabajaron en esta
fase independientemente. Hemos de tener en cuenta que dicha encues-
ta fue el vehículo básico para nuestro trabajo pero, no siempre nos pro-
porcionó toda la información requerida ya que, en ocasiones, algunos
datos no eran recordados por los informantes o se transmitieron de una
manera confusa.
• El siguiente paso fue la puesta en común de las encuestas realizadas y
la revisión, por parte del grupo, de sus propias vivencias relacionadas
con el tema. Quizá ésta fue la parte más interesante del trabajo, sobre
todo, por el enriquecimiento humano y cultural que supuso para los
miembros del grupo y su coordinadora, el intercambio de experiencias
y recuerdos acerca de los oficios tratados. A partir de ahí vendrían la bús-
queda de nuevos datos y la consulta de otras fuentes bibliográficas, que
indicamos al final del libro.
• Con todo ello, durante las reuniones semanales del grupo, se comen-
zó la elaboración de los textos. Éstos debían recoger las conclusiones
extraídas y para ello, se trabajó a nivel individual pero también en
equipo, surgiendo auténticos debates que, con educación y respeto,
terminaron siempre en un mutuo acuerdo. En este apartado, resultó es-
pecialmente necesaria la labor de la coordinadora, que realizó la revi-
sión de todos los apartados del libro para conseguir una visión de
conjunto.
• Por último, el material fotográfico que aparece en el libro ha sido pro-
porcionado, en su mayor parte, por el propio Hogar de Arnedo aun-
que también aparecen ilustraciones recogidas en otros medios. En todo
caso, la labor del grupo consistió en seleccionar las fotografías que de-
finían mejor cada oficio y escanearlas en el ordenador. De este modo,
se creó un pequeño archivo fotográfico que serviría para ilustrar el
libro.
EL PROYECTO Y EL TRABAJO EN GRUPO
25
El resultado final de todo este proceso ha sido la publicación de este libro,
cuyo título fue elegido siguiendo la línea del vídeo anterior. En su momento,
asumimos el reto de elaborar un trabajo que recogiera las tareas, labores y ofi-
cios que se desarrollaron en Arnedo, La Rioja, hasta la década de los años se-
senta y que como consecuencia de los procesos de industrialización se
extinguieron, pero no es menos cierto que, al enfrentarnos a él, nos encontra-
mos con algunas barreras o impedimentos que pasamos a detallar:
• La falta de representantes de algunos de los oficios, bien porque estas
personas ya habían fallecido y sólo conocimos a sus descendientes; o
bien, porque no han podido ser localizadas.
• La ausencia de documentación referida a los oficios antiguos. Aunque se
han revisado algunos documentos del Archivo Municipal de Arnedo, son
muy pocas las referencias que encontramos. En el libro hemos tenido es-
pecialmente en cuenta, algunas citas recogidas por Mª Ángeles Herrero
que hacen referencia a los artesanos de aquella primera mitad del siglo
XX y, fundamentalmente, a los encargos que éstos recibían, licencias,
nombramientos y otros asuntos vecinales.
• La falta de rigor cronológico y la incertidumbre, en múltiples ocasiones,
de la datación de los hechos analizados. Es obvio que los orígenes de
algunos oficios se remontan hasta la Antigüedad y resulta imposible de-
terminar fechas concretas para su inicio, pero también es difícil concre-
tar su final. En nuestro libro, hablamos de situaciones y circunstancias
sociales que abarcan no años sino décadas, lo que puede dar lugar a
errores o equivocaciones de las que no hemos sido realmente conscien-
tes. Pedimos disculpas de antemano a aquellas personas que hayamos
podido ofender con nuestros posibles errores; creemos que sabrán dis-
culpar nuestra buena fe.
• Las limitaciones en la redacción de los textos, fruto de nuestra falta de
experiencia en este campo. Realmente ha sido muy laborioso coordinar
diferentes visiones y diferentes formas de redactar dentro del grupo; lle-
gar a un punto de equilibrio entre el contenido y la forma, entre lo que
queríamos decir y la forma que debía presentar. Por otro lado, el estu-
dio del vocabulario nos ha permitido descubrir la versatilidad de algu-
nos términos o palabras que, por su complejidad, nos hemos visto
26
OFICIOS DE ARNEDO
obligados a definir utilizando diferentes diccionarios. En muchas ocasio-
nes, los tecnicismos aplicados a cada oficio, han sido utilizados según la
creencia y costumbre de aquellos que han formado este equipo.
A pesar de las lagunas documentales y de otros posibles inconvenientes
que nos han surgido, de lo que estamos absolutamente seguros es de que
esta experiencia ha significado para todos nosotros, un verdadero descubri-
miento sobre la capacidad que tiene el ser humano de ahondar en la me-
moria histórica. Consideramos este trabajo como muestra, a las generaciones
presentes y futuras, de una forma de vida y de un patrimonio cultural de in-
dudable valor, cargado de connotaciones emocionales. De este modo, nues-
tras raíces están presentes en cada plano, conversación, refrán y dichos
recogidos, provocando en nuestra memoria, sonidos, olores y gestos que cre-
íamos perdidos.
1.3.3. MODELO DE ENCUESTA
Siguiendo las pautas generales del estudio etnográfico, los miembros del
equipo de este trabajo diseñaron un borrador de encuesta muy sencillo que
fue perfeccionándose, poco a poco, hasta adoptar la forma definitiva. Deci-
dimos cuáles debían ser las preguntas hechas a los receptores de la encues-
ta, necesarias por otro lado para seguir un orden; sin embargo, dejamos un
espacio abierto para la anotación de aquellas impresiones y detalles que una
pregunta no puede recoger. Este modelo de encuesta quizá no responda a
unos cánones muy científicos, pero se convirtió en la herramienta básica de
trabajo para el grupo.
ENCUESTA SOBRE OFICIOS ANTIGUOS Fecha ____/____/____
FICHA PERSONAL DEL INFORMANTE
NOMBRE:
APELLIDOS:
APODO:
EDAD:
LUGAR DE NACIMIENTO:
EL PROYECTO Y EL TRABAJO EN GRUPO
27
ORÍGENES FAMILIARES (comentar la posible tradición familiar del oficio y per-
sonas que se dedicaban a ello):————————————————————
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EN QUÉ AÑO COMENZÓ LA ACTIVIDAD:
DURANTE CUÁNTOS AÑOS DESARROLLÓ LA ACTIVIDAD:
CUÁNDO Y POR QUÉ LA FINALIZÓ:——————————————————
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DISPONIBILIDAD PARA LA PUBLICACIÓN DE LOS DATOS: SI NO
DATOS REFERIDOS AL OFICIO
LUGAR EN QUE SE REALIZA EL OFICIO (se precisaba de un local fijo o se rea-
lizaba mediante un recorrido por las calles): ——————————————
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MATERIALES QUE SE UTILIZAN (Herramientas, utensilios y materias primas):
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28
OFICIOS DE ARNEDO
¿CUÁLES SON Y EN QUÉ CONSISTÍAN LAS PRINCIPALES LABORES DEL OFI-
CIO? (Como ejemplo se podría describir el proceso de elaboración de alguno
de los útiles más representativos de dicho oficio) ————————————
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¿A QUÉ PERSONAS O SECTORES IBAN DESTINADOS ESOS UTENSILIOS O
SERVICIOS? ¿PARA QUÉ SERVÍAN?
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¿SE TRATA DE UN OFICIO ESTABLE O DE TEMPORADA?
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FESTIVIDAD O PATRÓN DE ESE OFICIO (Qué actividades realizaban para la
conmemoración)
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EL PROYECTO Y EL TRABAJO EN GRUPO
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¿CONOCÍA A OTROS PROFESIONALES DEL MISMO OFICIO QUE TRABAJA-
RAN EN LA MISMA ÉPOCA?
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OTRAS OBSERVACIONES MÁS PERSONALES.
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30
OFICIOS DE ARNEDO
2. LOS OFICIOS
2.1. ASPECTOS GENERALES
El patrimonio de una comunidad está constituido por todos aquellos bie-
nes tangibles e intangibles relacionados con el pasado de sus habitantes, desde
las épocas prehistóricas hasta nuestros días. El reconocimiento y la valoración
del patrimonio heredado de nuestros antepasados es un compromiso que cada
generación adquiere con las futuras generaciones.
Ciertamente, el patrimonio de una región está compuesto por los bienes cul-
turales y de la naturaleza, materiales o no, que la comunidad considera un bien
común a conservar. El patrimonio cultural intangible, formado por tradiciones,
costumbres y formas de vida, tiene un gran poder de comunicación debido a su
vinculación directa con la realidad cotidiana. De este modo, el estudio y conoci-
miento de los bienes patrimoniales nos permiten comprender mejor las bases so-
ciales, culturales, políticas, económicas y religiosas que nos antecedieron; pero,
además, nos ayudan a conocer el pasado proyectándonos hacia el futuro.
Los oficios, objeto de nuestro estudio, son un buen elemento de análisis
para conocer el pasado de nuestra sociedad. Para los antiguos, el artifex era el
hombre que ejercía un arte o un oficio indistintamente; sin embargo, con la lle-
gada de la modernidad, se establecerá la distinción entre las artes y los oficios,
o bien entre el artista y el artesano. No vamos a entrar en polémicas sobre estos
conceptos pero trataremos de definir el término oficio desde un punto de vista
práctico y, sobre todo, entendido en el contexto socio-económico y cultural de
la ciudad de Arnedo, en un período de años que abarca toda la primera mitad
del siglo XX.
La palabra oficio se relaciona con lo artesanal (aquello hecho a mano)
donde no interviene el factor industrial. Entendemos por artesanía, en esta pu-
blicación, la confección o fabricación de objetos, útiles o decorativos, hechos
con intervención de la mano humana y que ofrezcan un contenido de valor ar-
tístico. Además, tradicionalmente los oficios se caracterizan por ser transmiti-
dos oralmente de generación en generación, por observación directa y en
talleres especializados, generalmente al margen de la educación formal.
31
Desde el punto de vista histórico, el origen y desarrollo de los oficios ar-
tesanos en España tuvo su auge en la Europa Medieval, donde el desarrollo de
los burgos o primeras ciudades favoreció la aparición de agrupaciones de mer-
caderes y artesanos. Estas agrupaciones llamadas gremios crecieron al amparo
de los municipios y, por tradición islámica, fueron estableciendo cada gremio
en una calle. Nuestra región presenta la artesanía propia del ámbito geográfi-
co europeo; pero además, el fenómeno del Camino de Santiago, potenció el
establecimiento de artesanos de todos los sectores y contribuyó a la difusión
de las modas en los estilos creativos a lo largo de todo su recorrido, desde La
Rioja hasta Galicia. En esta línea podemos encontrar algunos vestigios de aque-
lla época como, por ejemplo, los nombres de las calles –Tenerías, Boterías, He-
rrerías, etc.– que abundan en las ciudades castellanas y que nos hablan de
antiguos oficios artesanos. También podemos hacer referencia al habla popu-
lar, en la que perduran refranes, dichos y coplas que nombran o explican el
buen hacer de los artesanos y sus oficios.
Más tarde, ya en el siglo XVIII, con la llegada de la Revolución Industrial,
comienza para el artesano un período de cambio y adaptación a las nuevas for-
mas de trabajo. La máquina sustituyó al hombre y se impuso el trabajo en serie;
con ello, el imprescindible trabajo manual, fue quedando relegado a un se-
gundo plano dentro de la actividad económica del país.
El progreso tecnológico continuó durante los siglos XIX y XX pero, entra-
do ya el siglo XXI, estas formas de producción han llegado a un extremo cuyos
límites han hecho pensar a algunos sectores de la sociedad en la conveniencia
de frenar este ritmo. Detenernos a valorar las posibilidades que ofrece nuestro
entorno es motivo de reflexión, y nos lleva a recordar otras épocas donde el
entendimiento y respeto con el medio eran un principio básico para la socie-
dad. Mirando hacia el pasado es como descubrimos la importancia de algunos
oficios que siguieron este principio.
2.2. OFICIOS DE ARNEDO
Las especialidades artesanas que están o han estado presentes en la ciudad
de Arnedo revisten cierta complejidad aunque, siguiendo unas pautas generales,
la artesanía arnedana ha estado ligada siempre a las actividades económicas del
sector primario. En algunos casos, la artesanía ha ayudado a la realización de los
32
OFICIOS DE ARNEDO
trabajos agrícolas o ganaderos; en otros, ha supuesto una derivación de los mis-
mos, reportando una ganancia suplementaria.
Durante el estudio de este conglomerado de tareas que conformaban el
modus vivendi de las gentes de Arnedo en la primera mitad del siglo XX, se
planteó la necesidad de agruparlos:
• En relación con la agricultura y ganadería.
• En relación con las artes decorativas y funcionales.
• En relación con la vida social, folklore y costumbres.
Estos apartados se relacionan directamente con los actuales sectores de
la economía: el sector primario, que se corresponde con el trabajo en la agri-
cultura, ganadería y minería; el sector secundario, que incluye todo lo rela-
cionado con la elaboración de productos (artesanía e industria); y por último,
el sector terciario, que recoge todas las actividades relacionadas con los ser-
vicios al ciudadano (transporte, turismo, educación, ocio...). Sin embargo,
existe una diferencia básica entre la actualidad, donde los sectores están per-
fectamente definidos y separados, y el pasado reciente, donde las actividades
se interrelacionaban por pura necesidad y donde los artesanos, en muchas
ocasiones, desempeñaban varios oficios a un mismo tiempo. Es el caso de
oficios como el peluquero-barbero-practicante, o el herrero-herrador, que de-
sempeñaban labores conjuntas. Podemos referirnos también a esa doble fun-
ción que tuvieron que desempeñar nuestros mayores para sacar adelante a
sus familias; así, los escasos recursos que producían algunos de estos oficios
se complementaban con las labores agrícolas que, todos o casi todos los
hombres de aquella generación conocían, y que les proporcionaba el sus-
tento diario.
Todas las profesiones que han sido objeto de nuestro estudio tuvieron su
mayor esplendor en las primeras décadas del siglo XX. Después fueron so-
breviviendo a medida que la ciudad de Arnedo se incorporaba al proceso de
industrialización, que terminaría por definir su economía. Nos referimos a la
industria del calzado, que acabó dominando a los demás sectores, y a la que
finalmente, hacia la mitad del siglo, tuvieron que incorporarse muchos de
estos artesanos.
LOS OFICIOS
33
Buena parte de estos oficios supieron adaptarse a las nuevas circunstan-
cias: introdujeron en el proceso de fabricación, maquinaria que facilitara la
labor más pesada; ampliaron las materias primas, o transformaron de algún
modo el producto final para adaptarlo a las exigencias del mercado (éste po-
dría ser el caso del botero, que trabaja cierta cantidad de su producción a má-
quina y en serie). Sin embargo, otros muchos desaparecieron de la escena
cotidiana porque se convirtieron en innecesarios; es el caso por ejemplo, del
albardero o el seronero, que vieron decaer su actividad a medida que el tra-
bajo agrícola disminuía y se abandonaba el uso de las caballerías.
De cualquier manera, todas aquellas actividades artesanales que, por unas
circunstancias u otras se vieron abocadas a desaparecer, merecen nuestro res-
peto porque dejaron en la sociedad la huella impresa del buen hacer de las
manos expertas. Todavía contamos en la actualidad con la presencia viva de al-
gunos artesanos aunque, casi todos, con un denominador común: su avanzada
edad. A todos ellos va dedicado este libro y también, a las futuras generacio-
nes, para que sepan reconocer la labor funcional y creativa que desempeñaron
en su tiempo estos profesionales.
* * *
Con estas aclaraciones, damos paso al estudio pormenorizado de los oficios
cuya aparición en el libro se ha hecho por orden alfabético para facilitar su con-
sulta y, para evitar así, posibles confusiones al incluirlos en uno u otro sector
económico. Son los siguientes:
– El agricultor y su caballería.*
– El aguador.
– El albardero.*
– El alpargatero.*
– El barbero-practicante.
– El bastonero.
– El botero y pellejero.
– El campanero.*
– El cestero.*
34
OFICIOS DE ARNEDO
– El colchonero.
– El encañizador.*
– El esquilador.
– El guarcicionero.
– El herrero.
– El herrador.*
– El hojalatero.*
– Labores de mujer.*
– El matarife.
– El picador de cuevas.
– El pregonero.
– El seronero.*
– El ulaguero.*
* Los oficios indicados con el asterisco corresponden a aquellos que ya fueron
reconstruidos en el DVD Oficios para el recuerdo, pero vuelven a incluirse en el
libro para dejar constancia por escrito de aquello que pudieran aportar.
LOS OFICIOS
35
En el siglo I antes de Cristo, el filósofo Cicerón afirmaba: “La agricultura
es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo, y la ocupación
más digna para todo hombre libre”. Esta referencia al agricultor como un sabio
nos indica la importancia de este oficio; quizá la sabiduría a la que se refiere,
sean el conocimiento y la armonía que el hombre ha de tener con la naturale-
za para conseguir de la tierra los mejores frutos. Resulta evidente que el traba-
jo agrícola supone una de las actividades principales del hombre, y de las pocas
verdaderamente esenciales para la vida.
Si acudimos al estudio de la palabra agricultura, ésta surge de la unión de
dos términos latinos: ager, que significa campo, y cultura, que significa culti-
vo. De hecho, podemos definir agricultura como el arte de cultivar, beneficiar
y hacer productiva la tierra ya que en ella se desarrollan y crecen los vegeta-
les. Desde tiempos muy pretéritos, la cultura del “agro” ha sido la base de la
alimentación humana; pero, el modo en que el hombre fue descubriendo las
numerosas variedades de productos que obtiene de la tierra, lo hemos de ad-
judicar a la gran capacidad de intuición del ser humano, a su capacidad de ob-
servación y en algunos casos a la imperiosa necesidad de subsistir.
* * *
Podríamos hablar del agricultor en tiempo presente porque este oficio,
aunque han cambiado mucho los modos de producción, todavía no ha desa-
parecido; sin embargo, nosotros nos vamos a referir a él en pasado, a aquel
agricultor de mediados del siglo XX que dedicaba todo su tiempo a una eco-
nomía de autoconsumo y que fue abandonando esta profesión a medida que
llegaba la industrialización a las ciudades. A principios del pasado siglo, la gran
mayoría de la población activa de Arnedo se dedicaba al sector agrícola. Una
vez que se habían cubierto las necesidades familiares, los excedentes agrícolas
eran su única fuente de ingresos; de esta manera, el trabajo diario, para los que
no se dedicaban a la artesanía ni a los servicios, era exclusivamente agrícola o
ganadero. Más adelante, superada la mitad del siglo, se produjo el fenómeno
contrario, por el cual la mayor parte de estos agricultores se incorporaron al
39
sector industrial mientras dejaban
para los ratos de ocio, el cultivo de la
tierra. En la actualidad, existe un nú-
mero muy reducido de personas en
nuestra ciudad que se dedican exclu-
sivamente a la agricultura.
El trabajo de un agricultor se pro-
longaba durante todo el año porque
debía atender las diferentes facetas
que el cuidado del campo implicaba:
labrar o arar, sembrar, regar, podar,
recolectar... Además, era “muy escla-
vo” y especialmente duro porque
había que realizar las tareas “a su
tiempo”, antes de que la climatología
adversa arruinase la cosecha de toda
una temporada. El agricultor y los cui-
dados que proporcionaba a cada
cultivo, estaban limitados por las esta-
ciones del año, la pluviosidad, las fases
lunares, etc.; en conclusión, la vida de los hombres del campo estaba condi-
cionada absolutamente por “el astro”, término popular que hacía referencia a
las condiciones climáticas en un día y lugar concretos.
Todos los conocimientos agronómicos1 se adquirían por observación y a
través de la propia experiencia pero, al mismo tiempo, eran transmitidos de
padres a hijos como si de un secreto se tratara. La transmisión oral y la fuer-
za de la costumbre, han hecho posible que estos conocimientos hayan pasa-
do de generación en generación, hasta llegar a nuestros días. Sin embargo,
estamos seguros de encontrarnos frente a la última generación de agriculto-
res que, sin serlo a nivel profesional, conocieron de cerca el trabajo en el
campo y dedicaron, o aún dedican, muchas horas a esta actividad. Ellos son
los que nos han descrito con detalle las principales tareas del trabajo agríco-
la y nos han desvelado algunos aspectos que desconocíamos.
40
OFICIOS DE ARNEDO
1. Agronomía es el conjunto de conocimientos aplicables al cultivo de la tierra.
Lám. 1. Arando la tierra (Pedro Martínez-Losa. Hogar de Arnedo).
El agricultor conocía muy bien los ciclos naturales que experimentaba el
campo y que permitían que, anualmente, se repitieran una serie de procesos:
• De junio a octubre, se realizaban las cosechas del cereal y el regadío.
• En torno a las Fiestas Patronales de septiembre, la “vendema” o vendi-
mia2 y la recogida de la almendra.
• En Todos los Santos, el 1 de noviembre, la recogida de las olivas para
aceitunas y con la entrada del invierno las destinadas a aceite.
• Durante el resto del año se realizaban las labores de poda o limpia de
árboles, el arado, el sembrado, el escardado, etc, así como el cuidado
permanente de los cultivos que proporcionaba el regadío.
En época de recolección, cuando la naturaleza no podía hacerse esperar,
resultaba muy necesaria la ayuda familiar. Todos los miembros de la familia so-
lían colaborar, incluso los niños, que abandonaban la escuela en edad muy
temprana para ayudar en trabajos reservados para ellos exclusivamente.
En cuanto a las herramientas utilizadas, parece ser que eran eficaces pero
algo rudimentarias. Todavía se usaban los arados romanos de madera y casi
todas las tareas se hacían a mano, o ayudados por las caballerías. Tanto es así,
que en Arnedo y su comarca, existe una medida de superficie a la que se co-
noce como “peonada” que equivale al número de cepas que un peón cavaba
con la azada, en un solo día, y que era de unas doscientas. Por otro lado, cuan-
do todavía no habían llegado los abonos químicos, lo que se utilizaba para en-
riquecer la tierra era el estiércol3, más conocido como fiemo o “ciemo”4.
Debemos tener presente que todo paisaje agrario puede explicarse no sólo
por su suelo, su relieve o su climatología, sino también por su devenir históri-
co, su poblamiento y la utilización de la tierra. En este sentido, Arnedo ofrece
algunas peculiaridades: por un lado, la estructura de propiedad de la tierra en
minifundio favorecía que la gran mayoría de las familias de antaño tuvieran
una “pieza” o pequeño huerto en el regadío, que proporcionaba el sustento
LOS OFICIOS - EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA
41
2. Vendema se llama en Arnedo a la vendimia o recolección y cosecha de la uva.3. Estiércol: materia orgánica en descomposición, principalmente excrementos animales,
que se destina al abono de las tierras.4. Ciemo es una palabra utilizada en Arnedo que surge del cruce entre cieno y fiemo, ambas
sinónimos de estiércol.
principal para su alimentación. Por otro, la situación geográfica y las caracte-
rísticas climáticas de Arnedo han posibilitado el cultivo de gran variedad de
productos de secano como el cereal, almendros, viña y olivos; pero también,
la agricultura intensiva de regadío con verduras, hortalizas y frutales, que aún
hoy sigue manteniéndose gracias a nuestros mayores. La complejidad y varie-
dad de estos cultivos y de los usos agrícolas de la zona de Arnedo nos obligan
a explicar por separado sus peculiaridades.
EL CULTIVO DEL CEREAL
Existen numerosas especies de cereal pero las más cultivadas en la zona
de Arnedo fueron el trigo, la cebada, la avena y el centeno. Todas ellas se cul-
tivaban en grandes extensiones de terreno que rodean la ciudad y que, toda-
vía hoy, se conocen de forma genérica como “Campo”. Entre ellos destacan:
Los Melgares, Los Planos, La Gonzalera, Yasa Livillos, La Maja o Majeco.
Su siembra se realizaba en el otoño. El sembrador portaba una bolsa de
simiente que se sujetaba al hombro, y hacía un recorrido de ida y vuelta hasta
42
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 2. El agricultor Pedro Martínez-Losa “el Artillero” labra la tierra con el arado de reja.Éste se utilizó mientras hubo caballerías (Hogar de Arnedo).
esparcir la simiente por toda la superficie de la finca. Posteriormente, se la-
braba la tierra para facilitar la germinación del grano. Además, el agua de llu-
via era determinante para el crecimiento del cereal, aunque algunas especies
como la cebada, son más resistentes a la escasez de precipitaciones.
Una de las técnicas más utilizadas en el cultivo del cereal era el barbecho.
Consistía en la división de la finca en dos partes llamadas “hojas”, de modo
que: una, se sembraba con cereal, y la otra, se dejaba sin cultivar durante una
campaña para que la tierra pudiera descansar y enriquecerse, alternándolas.
Una vez que el cereal ya había crecido y madurado, llegaba la hora de la
siega o recolección, en la que se utilizaba la hoz5 o la “dalla” (especie de gua-
daña6 para segar) que servía para cortar el cereal desde la raíz. Durante la pri-
LOS OFICIOS - EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA
43
Lám. 3. Un agricultor trillando en la era a la antigua usanza. (Foto cedida por Fermín de Blas).
5. Hoz: instrumento que sirve para segar mieses y hierbas. Compuesto de una hoja acera-da curva, con dientes muy agudos y cortantes o con filo por la parte cóncava y sujeta a un mangode madera.
6. Guadaña: instrumento para segar que se maneja con ambas manos; está formada por unahoja larga, curvilínea y puntiaguda por un lado, que se sujeta por el otro a un mango largo que
mera mitad del siglo XX, la gran mayoría de los agricultores realizaban la siega
a mano pero, cuando en los años cincuenta llegó la mecanización, sólo unos
pocos se decidieron a hacer uso de la segadora y trilladora modernas.
En cualquiera de los casos, el acarreo o transporte del cereal se hacía me-
diante un carro tirado por caballería o directamente sobre los animales. Con
ellos, se llegaba hasta las eras, espacio de tierra limpia y firme, algunas veces
empedrado, donde se trillaba la mies. Una vez allí, se extendía el cereal por el
suelo y la caballería tiraba de los trillos7 que, describiendo círculos por toda la
superficie de la era, desmenuzaban las espigas con sus cuchillas. Por último,
mediante el “alviendo” o aviento8 se lanzaba el trigo al aire para separar el
grano de la paja y se cernía en la criba9 o cedazo, eliminando los últimos res-
tos de paja; de este modo, la cosecha quedaba lista para su almacenamiento.
Buena parte del cereal, especialmente el trigo, se molía para conseguir harina
y para ello se acudía a los molinos10.
La importancia del cereal en la dieta alimenticia de los arnedanos convir-
tió en una necesidad la existencia de estos molinos que, en algunos casos, lle-
vaban aparejada la función de trujales. Así, entre los siglos XIX y XX, existieron
en Arnedo al menos cuatro molinos:
– El Molino de la ciudad que era sólo molino harinero, sin trujal, y cuya
conservación correspondía al Ayuntamiento; se situaba en el camino de
San Blas y Entreviñas y fue derribado en los años noventa del siglo XX.
– El del Cabildo Eclesiástico, que tenía trujal y era conocido también por
Molino del Moabad o Mabad, situado sobre el río de su mismo nombre,
en el denominado Huerto del Cuende.
44
OFICIOS DE ARNEDO
forma ángulo con el plano de la hoja y lleva dos manijas, una en el extremo y otra en el segundotercio del mango.
7. Trillo: instrumento para trillar, que comúnmente consiste en un tablón con pedazos depedernal o cuchillas de acero encajadas en una de sus caras.
8. Aviento: instrumento para beldar o aventar, compuesto de un palo largo, de otro de unos30 cm. de longitud, atravesado en uno de los extremos de aquel, y de cuatro o más fijos en eltransversal, en forma de dientes. En Arnedo se conoce como “Alviendo”.
9. Criba: cuero ordenadamente agujereado y fijo en un aro de madera, que sirve para cri-bar. También se fabrica de plancha metálica con agujeros, o con red de malla de alambre.
10. Molino: casa o edificio en que hay un molino. Éste es un artilugio o máquina para moler,compuesta de una muela, una solera y los mecanismos necesarios para transmitir y regularizarel movimiento producido por una fuerza motriz, como el agua, el viento, el vapor u otro agen-te mecánico.
– El conocido por Molino del Cubo que también tenía trujal y se situaba
sobre el río Noceda en la calleja del Cubo (en lo que hoy es la esquina
de las calles República Argentina y San Blas) donde se conservó hasta
la construcción, en su solar, del antiguo Centro de Salud.
– En el siglo XX, existió el Molino de la Baronesa de Benasque, que tam-
bién era trujal y se situaba sobre el río Noceda que discurre tras la Huer-
ta de la Baronesa.
EL CULTIVO DEL OLIVO
En nuestra localidad, existen grandes extensiones de olivos distribuidos en
pequeñas fincas o explotaciones familiares. Los orígenes de este cultivo en Ar-
nedo son muy antiguos y podrían remontarse hasta los siglos de la dominación
musulmana. Los árabes aprovecharon las fértiles tierras del valle del Cidacos
para cultivar un extenso olivar que plantaron no sólo en terrazas de barrancos
de abrigo sino en extensas y despejadas solanas del entorno arnedano.
El olivo es un árbol de altura media, de tronco corto y grueso, irregular,
retorcido y de gran longevidad. En general, no necesita muchos cuidados; sólo
tenía que labrarse dos o tres veces al año, podarse preferentemente al co-
mienzo de la primavera, y ser protegido frente a epidemias. Sin embargo, la re-
colección de la oliva se convertía en una tarea muy compleja que requería
mucha mano de obra. Para la recolección de la oliva se emplearon básicamente
dos métodos: el “ordeño” y el “vareo”. El “ordeño” consistía en extraer las oli-
vas directamente de las ramas a mano; es más costoso pero contribuía a no
golpear el fruto o el olivo. Ambos métodos se combinaban, pero el más utili-
zado, sin duda, fue el “vareo”: los hombres procedían al vareado de los árbo-
les y así, las olivas iban cayendo sobre unas mantas que previamente se habían
extendido bajo el árbol, cubriendo toda la superficie que ocupaba el olivo.
Entre todos, hombres y mujeres, trasladaban las mantas de un árbol a otro
hasta recorrer toda la finca. A medida que el peso de las mantas aumentaba,
se trasladaban peor y por ello, cada ciertos tramos, se vaciaban en unos sacos
o cestos. De esta manera, se transportaba toda la mercancía hasta un lugar lim-
pio y seco, en el que se dejaban amontonadas las olivas.
LOS OFICIOS - EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA
45
Después, y habitualmente en las casas, se realizaba el “zarandeo”. Este
proceso consistía en pasar las olivas por la zaranda11 para separar las hojas y
ramas que habían caído junto con las olivas durante la cosecha.
Se acudía entonces al trujal12, lugar donde se producía el exquisito aceite.
Allí las olivas se trituraban en un molino que tenía forma de cono truncado y la
masa resultante, dispuesta en capachas13, se llevaba a una prensa que conseguía
separar el aceite del cisco14 o material de desecho. Este líquido denso y enri-
46
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 4. Imagen del trujal cooperativo de Arnedo. (Foto cedida por Fermín de Blas).
11. Zaranda: cedazo rectangular con fondo de red de tamiza y muy largo, que se colocabaen pendiente respecto al suelo y que se empleaba para separar las ramas y las hojas de las oli-vas. Es un término de origen árabe.
12. Trujal: prensa donde se exprime la aceituna. Por extensión, también se llama así al localdonde se elaboran los productos derivados.
13. Capacha: esportilla de fibra vegetal, casi plana, que sirve para transportar frutas y otrascosas menudas; en este caso, las olivas molidas.
14. Cisco o también “huesillo”. Ambos términos se utilizan en Arnedo para referirnos a lamateria desechable que queda de la producción de aceite.
quecido se iba recogiendo en una pila donde se añadían calderos de agua hir-
viendo para proceder al escaldado. Finalmente, cuando el aceite ya había repo-
sado y se había enfriado, se llenaban los pellejos o bidones en los que se
guardaba hasta su distribución.
Este producto típico de la agricultura arnedana necesitaba de los trujales
para prensar la oliva y obtener aceite pero, como veremos, éstos solían formar
parte de los molinos harineros. Durante el siglo XVIII hubo al menos dos tru-
jales ya nombrados en su función de molino, el Molino de Moabad y el Moli-
no del Cubo.
Más tarde, en el siglo XX, se conoce la existencia de al menos tres truja-
les: el de la Baronesa de Benasque, citado antes como molino; el de Urbano
Ruiz de la Torre Solana, que funcionaba en los años treinta y se situaba en el
comienzo de la calle Constitución; por último, el Trujal Cooperativo situado en
la calle Santiago Ruiz de la Torre, que nació como cooperativa a finales de los
LOS OFICIOS - EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA
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Lám. 5. Recogiendo olivas mediante la técnica del “ordeño” (Carmelo Alfonso y Pedro Herrero.Foto José Amatriaín).
años cuarenta y que fue sustituido en los años noventa por el actual Cinco Va-
lles. Todos ellos fueron abandonando su actividad, a excepción del último
nombrado, que empezó a molturar15 con su actual nombre en la campaña de
1995-1996. Hoy en día, sólo este trujal sigue en funcionamiento.
EL CULTIVO DEL ALMENDRO
El almendro es un árbol de la familia de las Rosáceas, de raíz profunda,
tronco de siete a ocho metros de altura, madera dura, hojas oblongas y ase-
rradas, flores blancas o rosadas, y cuyo fruto es la almendra. Florece muy tem-
prano y su corteza destila una goma parecida a la arábiga.
La plantación de almendros no necesitaba de muchos cuidados y su re-
colección era similar a la de la oliva, sin embargo, el proceso posterior resul-
taba más incómodo. Se trata de la limpieza de los “almendrucos”16, que
consistía en quitar el “cocón”17 o cubierta a la almendra. Este proceso, que lla-
mamos “escocar”, se realizaba a mano hasta que aparecieron las máquinas
“escocadoras” que agilizaron mucho este trabajo.
La mayoría de las familias arnedanas conservan pequeñas fincas con al-
mendros, generalmente heredadas de su familia, y todavía hoy pueden verse
en tiempo de cosecha, cuadrillas que acuden a recolectar los “almendrucos”.
Después, las almendras se destinan al uso familiar para la elaboración de dul-
ces18, o se llevan a los almacenes que las distribuyen fuera de Arnedo.
EL CULTIVO DE LA VID
En Arnedo siempre se han cultivado viñas aunque, generalmente, para el
consumo familiar. Este cultivo es más delicado que los anteriores y necesita de
muchos cuidados para que las vides se mantengan sanas y las uvas alcancen
48
OFICIOS DE ARNEDO
15. Molturar: moler granos o frutos.16. Almendruco es un arnedanismo, por el que se conoce a la almendra en su momento
de recolección.17. Cocón: envoltura coriácea de la nuez y, por extensión, del almendruco. En la medicina
rural se emplea como desinfectante por lo menos, ya que a un pastor vi curar la herida de unaoveja poniéndole cocón verde machacado (Fernando Fernández de Bobadilla).
18. En Arnedo son muchos los dulces en los que se utiliza la almendra, por ejemplo: ga-rrapiñadas y saladillas, magdalenas, mantecados y almendrados así como los típicos fardelejoscuyo origen es árabe.
el grado óptimo para la elaboración del vino. A lo largo del año, la viña nece-
sitaba que se podara en otoño o invierno, que se escardara19 en primavera y
que se labrara la tierra a menudo.
Cuando llegaba la época de la recolección, a partir de septiembre, se ne-
cesitaba mucha mano de obra para recoger la uva. Toda la familia e incluso
amigos se dedicaban a ello durante varios días, dependiendo siempre de la ex-
tensión de las fincas a recolectar y del número de cepas.
Este trabajo era muy duro porque tenía que realizarse casi agachado, ha-
ciéndose hueco entre el ramaje de las cepas y cortando los racimos uno a
uno. Normalmente, cada trabajador portaba una cesta o canasto y una herra-
mienta para cortar, ya fuesen las tijeras o el corquete20. Cuando la cesta esta-
ba llena de racimos, se llevaba hasta el “cuévano”21 de mimbre o las
comportas de madera. Allí se vaciaba, y una vez llenos todos los cuévanos,
se transportaban en carro o en las caballerías hasta el lagar, donde se obte-
nía el vino.
Hoy en día, los arnedanos que disponen de viñas suelen acudir a la Coo-
perativa Nª Sª Virgen de Vico con la uva recolectada. La importancia que ha al-
canzado este producto tras la denominación de Origen Rioja, obliga a los
agricultores a cumplir unas normas muy estrictas que van desde la plantación y
los cuidados, hasta la recolección. Pues bien, en la primera mitad del siglo pa-
sado, período en el que nosotros nos hemos centrado, este cultivo, como tan-
tos otros, no estaba regulado y eran los propios agricultores los que elaboraban
el vino en los lagares de las bodegas. Básicamente, el proceso comenzaba con
el pisado de las uvas, del cual se extraía lo que se conoce como vino claro o
LOS OFICIOS - EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA
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19. Escardar significa arrancar y sacar los cardos y las malas hierbas de los sembrados. Enel caso de la viña, se trata de arrancar los pámpanos o ramas que crecen fuera de los pulgareso nudos de la cepa, con el fin de sanear y potenciar el crecimiento de la vid.
20. Corquete parece ser la acepción correcta de otras como “colquete” o “cortete”.– 1. Herramienta cortante y de punta curvada, que unas veces se ajusta a un mango fuerte
y se emplea para cortar palos gruesos, y otras a una vara de varios metros de largura, y se usapara cortar desde el suelo las ramas altas de los árboles.
– 2. Herramienta de la misma forma que las anteriores, pero de menores dimensiones, quees usada por los vendimiadores para cortar los racimos. Marcos Marquete, vendimiador sin cor-quete, frase que indica que por San Marcos suele helar, perdiéndose la cosecha de la uva (Fer-nando Fernández de Bobadilla).
21. Cuévano: cesto grande y hondo, poco más ancho de arriba que de abajo, tejido de mim-bres, usado especialmente para llevar la uva en el tiempo de la vendimia.
clarete. Éste iba a parar a una cuba22; después se volvía a pisar y el líquido ob-
tenido se dejaba fermentar en otra cuba, de donde saldría lo que llamamos el
vino tinto. Por último, nos han contado los que vivieron esa época, cómo del
resto de los orujos23 pisados y exprimidos en la prensa, surgía la vinaza24, pasta
o pulpa que se transportaba hasta las alcoholeras para hacer alcohol.
LOS CULTIVOS DE REGADÍO
Los cultivos que llamamos de regadío, tanto las hortalizas como verduras
y frutas, proporcionaban el sustento principal de las familias. La gran mayoría
de ellas poseían una “pieza” o pequeño huerto en la zona de regadío, cerca
del río. La producción de hortalizas y verduras era muy variada y abundante:
ajos, cebollas, patatas, tomates, pimientos, alubias o judías verdes, cardos, le-
chugas, berzas... pero también se cultivaban árboles frutales que daban sa-
brosos frutos como los higos, ciruelas, melocotones, peras... Estas últimas
alcanzaron gran renombre a principios del siglo XX, siendo muy solicitadas en
los mercados de la comarca.
El agricultor plantaba, cuidaba y recogía dichos frutos siguiendo unos ci-
clos naturales que conocía gracias a la transmisión oral de padres a hijos y a
la propia experiencia. En general, estos productos iban destinados al consumo
inmediato de las familias pero algunos de ellos se consumían durante todo el
año, gracias a los métodos de conservación del secado y el embotado. Todos
estos productos formaban parte de la llamada “dieta mediterránea” y, en oca-
siones, han dado lugar a platos y costumbres típicamente arnedanas, por ejem-
plo los ajos y cebollas asadas.
Cuando el trabajo se acumulaba en épocas concretas, lo habitual en la re-
colección era que ayudara toda la familia e incluso que algunos vecinos echa-
ran una mano. Todos juntos acudían a los campos para que el trabajo resultase
menos pesado.
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OFICIOS DE ARNEDO
22. Cuba: recipiente de madera, que sirve para contener agua, vino, aceite u otros líquidos.Se compone de duelas unidas y aseguradas con aros de hierro, madera, etc., y los extremos secierran con tablas. También se hace modernamente de chapa metálica.
23. Orujo: hollejo de la uva, después de exprimida y sacada toda la sustancia.24. Vinaza: especie de vino que se extrae al final, de los posos y las heces.
LOS OFICIOS - EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA
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Lám. 6. El llamado regadío es el cultivo de todo tipo de hortalizas y verduras; en este caso setrata de un típico producto arnedano, los ajos. (Dámaso Garrido. Hogar de Arnedo).
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OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 7. El agricultor coloca la albarda con tarrea sobre la caballería para disponer la carga.(Hogar de Arnedo).
Lám. 8. La carga de sarmientos se reparte a ambos lados del animal, para equilibrar el peso yfacilitar su transporte. (Hogar de Arnedo).
LOS OFICIOS - EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA
53
En las faenas del campo, la ayuda de un animal era imprescindible para
desarrollar las labores de tiro, carga y transporte.
En este sentido, hemos analizado el uso de las caballerías con la informa-
ción transmitida por Pedro Martínez-Losa “el Artillero”, hombre del campo por
los cuatro costados, que se ha dedicado toda la vida a este oficio. Sabemos que
en otras regiones de España se han utilizado animales de otras especies para
el trabajo en el campo; sin embargo, los animales elegidos en Arnedo perte-
necieron siempre al género equino, entre ellos:
• El burro25, es el animal más duro, con más fuerza y el mejor para la
carga; sin embargo son algo rebeldes.
• El caballo o yegua, son voluntariosos, airosos y dóciles pero más deli-
cados para algunos trabajos. Se preferían dos razas: el percherón o per-
Lám. 9. Cuando el animal arrastra el carro, necesita más aparejos y protecciones.(Hogar de Arnedo).
25. El diccionario identifica burro con asno y lo define de la siguiente manera: animal solí-pedo, como de metro y medio de altura, de color, por lo común, ceniciento, con las orejas lar-gas y la extremidad de la cola poblada de cerdas. Es muy sufrido y se le emplea como caballeríay como bestia de carga y a veces también de tiro.
cherona26, que son los más apropiados para el tiro, y el montañés, que
se adapta mejor a estas tierras.
• El macho o la mula, son un híbrido o cruce entre caballo y burro. Se co-
nocen dos clases, el muleto27 y el burreño28.
El ganado se compraba directamente a los tratantes de ganado que reco-
rrían los pueblos, o en las ferias de ganado que se celebraban por toda la co-
marca. Normalmente estaban sin domar y era el propietario quien tenía que
enseñar al animal las labores del campo y adaptarlo a llevar los aperos. Para
el buen desarrollo del trabajo, se hacía necesaria la perfecta compenetración
entre el dueño y el animal; esto se conseguía con un lenguaje verbal muy bá-
sico y el contacto físico a través de palmadas y caricias. Los términos más co-
nocidos para ordenar y guiar a los animales por estas tierras eran los siguientes:
– “Soo”, el animal entiende que tiene que parar.
– “Arre” o “arre burro”, para arrancar o iniciar la marcha.
– “Arrima al surco” o “entra al surco”, cuando el animal está labrando y
se despista o se desvía de la hendidura que marca el arado.
– “Sube”, si se va por el lleco29 al labrar.
– “Buesque”, cuando se va con el carro, para que gire hacia la izquierda.
– “Bollao”, para que gire hacia la derecha.
Según la tarea que se iba a realizar, el agricultor utilizaba unos u otros apa-
rejos para aviar30 al animal. Se le colocaban diferentes guarniciones: en el
paseo, en labores de carga, en la labranza o enganchado al carro pero todas
ellas eran confeccionadas con cuero y telas fuertes en los talleres del guarni-
cionero y del albardero. Un repaso por todos los útiles y piezas que servían
para aparejar a la caballería, señala éstas como las más importantes:
54
OFICIOS DE ARNEDO
26. Percherón o percherona: caballo o yegua de raza francesa que, por su fuerza y corpu-lencia, es muy adecuada para arrastrar grandes pesos.
27. Muleto es un cruce de caballo con burra o de yegua con burro.28. Burreño: surge también de un cruce entre burra y caballo. Era muy apreciado ya que,
aunque era pequeño, era muy duro.29. Lleco: tierra o campo sin roturar, sin labrar.30. Aviar: en el lenguaje coloquial se utiliza como arregalr o componer; en este caso, ves-
tir adecuadamente al animal.
• Las “antojeras” o anteojeras, piezas de cuero que se colocan en los ojos
del animal para que no vean por los lados sino de frente.
• El bozal, especie de talega o saquete, comúnmente de esparto, que se
cuelga de la cabeza del animal y le tapa la boca para que no se deten-
ga a comer mientras está labrando.
• El “collarón” o collera, aparejo que se asemeja a un collar de cuero o lona
relleno de paja o lana y abierto por la parte superior donde se ataba. Su
misión es evitar el sufrimiento del animal cuando haga esfuerzos.
• La manga, apero que se cuelga del cuello del animal. Está abierto por
el pecho y sirve para proteger y enganchar el tiro del arado.
• La albarda, sirve de montura a las caballerías de carga. Está compuesta
por dos superficies rellenas de paja, unidas por la parte que cae sobre
el lomo del animal y a la que se une la “tarria” o tarrea. Esta última es
una cincha de algodón o cuero que permite la sujeción de la albarda en
los muslos del animal para que no se mueva.
• Las sufras, correas por donde se meten las varas del carro, a un lado y
a otro, para que éste no se desplace.
• La barriguera, también es una correa de cuero y algodón que se pasa
por debajo de la barriga del animal para sujetar el carro o la carga.
• La retranca, es una correa de cuero que se coloca en la parte trasera del
animal con el fin de frenar y evitar que, en las “cuestas abajo”, el carro
le dañe sus ancas.
El uso de estos aperos y de las caballerías sufrió un gran retroceso a par-
tir de la década de los años 50, con el abandono de la agricultura como acti-
vidad principal en la economía arnedana. La incorporación de la población
activa al sector industrial, motivó la reducción de todas las tareas agrícolas des-
critas en este capítulo. No obstante, todavía quedan algunas personas que man-
tienen vivas las costumbres y tradiciones de aquella época aunque el relevo
generacional cada vez se vuelve más difícil.
LOS OFICIOS - EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA
55
Oficio desconocido, quizá por su sencillez. El aguador realizaba un ser-
vicio pero no fabricaba ningún objeto ni producía útiles de uso cotidiano. Su
labor consistía básicamente en distribuir agua por las casas, lo cual no le resta
importancia porque cumplía una función muy práctica en el servicio al ciu-
dadano.
El reparto de agua es una actividad que hoy resulta innecesaria pero hubo
épocas en las que era absolutamente imprescindible para el desarrollo de las
villas importantes y las ciudades. Estos repartidores del bien tan preciado, tu-
vieron su máximo esplendor en fechas anteriores al siglo XX, así como un
mayor desarrollo en el ámbito urbano que en el rural.
Al comienzo de la historia de cualquier asentamiento bastaba un pozo pró-
ximo con el que abastecer de agua a sus moradores. Con el transcurso del
tiempo, estos asentamientos crecieron tanto que se hizo necesario excavar ga-
lerías con el fin de traer aguas del subsuelo y distribuirlas entre las distintas
fuentes de las ciudades. Hasta mediados del siglo XVIII, el abastecimiento de
agua hasta los domicilios particulares corría a cargo de los propios vecinos o
de sus servidores; sólo algunos palacios y conventos tenían fuentes propias o
pozos en sus recintos. Al crecer las necesidades de la población urbana, sur-
gió el oficio de aguador cuya labor consistía en abastecer de agua a las vi-
viendas, a cambio de un precio estipulado; resulta obvio decir que sólo
algunos pocos, los más pudientes, disfrutarían de este servicio.
Si atendemos al ejemplo de una gran ciudad como Madrid, vemos cómo a
finales del siglo XIX, siendo reina Isabel II, tuvo lugar la inauguración oficial
de la llegada de las aguas a la villa. Se ejecutaron trabajos para derivar las aguas
del río Lozoya (afluente del Jarama, que a su vez es afluente del Tajo) hasta el
nuevo “Canal de Isabel II” y con ello, se fue desarrollando una compleja in-
fraestructura para la canalización de toda la ciudad. Este hecho, que se repeti-
ría con el transcurrir del tiempo en todos los núcleos urbanos de la península
ibérica a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX, acabaría por hacer desa-
parecer lentamente el oficio de aguador.
59
En la actualidad, no podría concebirse una vivienda sin agua corriente
pero, hasta hace relativamente poco tiempo, este servicio era absolutamente
inexistente y suponía casi un lujo. Arnedo no fue diferente en este sentido ya
que, la ausencia de canalización hasta el primer tercio del siglo XX, obligaba a
sus vecinos a buscar el agua necesaria fuera de los domicilios. La obligación y
el esfuerzo que suponían transportarla desde el exterior de la vivienda, influí-
an en el empleo que de ella se hacía; siempre destinada a usos concretos de la
casa y, utilizada sin derroches.
Para el consumo humano, la mayoría de la población se abastecía de fuen-
tes naturales y manantiales así como de fuentes públicas; entre ellas, la más po-
pular se encontraba próxima a la plaza del pueblo, en lo que hoy es Glorieta
de Celso Díaz. Esta fuente fue conocida siempre como la del Tío Patitas aun-
que, más avanzado el siglo XX, la conoceríamos como Fuente de La Plaza por
su proximidad con la propia Plaza Nª Sª de Vico. Una imagen clásica en los
primeros años del siglo pasado, era el trasiego de las mozas que iban con el
cántaro a la “fuente la Plaza” para coger agua, siempre entre quiebros y corte-
jos con los muchachos del pueblo. Ésta era una forma de relacionarse, admiti-
da y reconocida por todos, en una sociedad que apenas contaba con puntos
de encuentro y donde eran escasos los momentos destinados al ocio. A pro-
pósito de esta costumbre, resulta anecdótico pero significativo, el hecho de que
en aquella época se realizaran carreras de cántaros. Como aparece en un do-
cumento del Archivo Municipal de Arnedo, esta carreras formaban parte de la
programación de las Fiestas de la Victoria, celebradas el 18 y 19 de Mayo de
1939 (sig. 776/1). El texto dice lo siguiente:
˝… TARDE.
A las 5.- Carreras de Cántaros llenos de agua sobre la cabeza con el si-
guiente recorrido: salida, de la Glorieta de Celso Díaz (Fuente) hasta la
fonda del Comercio y regreso al mismo lugar, con los siguientes premios.
1º : 6 pts.- 2º: 5 pts.- 3º: 2 pts.- 4º: una peseta.-
Nota.- En esta carrera podrán formar parte quienes lo deseen…˝
También otras fuentes abastecieron de agua a muchos vecinos de Arnedo,
entre ellas: la Fuente de Santiago, manantial situado en las inmediaciones del
Calvario, que debe su nombre a una ermita que hubo en las cercanías con esta
60
OFICIOS DE ARNEDO
advocación y que en la actualidad suministra, además, agua potable; y la Fuen-
te de Santa Marina, que también es un manantial situado al final de esta misma
calle y cuyo nombre procede, muy posiblemente, de otra antigua ermita.
Cabe señalar que para otros usos domésticos se empleaba el agua de los
ríos que atravesaban o rodeaban el casco urbano. En primer lugar, nos encon-
tramos con el río Cidacos, popularmente conocido como el río Mayor31 y que
todavía hoy abastece las huertas arnedanas. En segundo lugar, existen en Ar-
nedo otros ríos como el Noceda, el Orenzana y el Mabad, que son afluentes
del primero y abastecían de agua diferentes zonas del casco urbano. Muchos
arnedanos desconocen su trazado porque en algunos de sus tramos aparecen
ocultos pero podemos señalar básicamente el recorrido de cada uno de ellos.
LOS OFICIOS - EL AGUADOR
61
31. También hemos oído llamarle río “Maor” o “Maol”, en el habla popular.
Lám. 10. La mujer que está detrás del borriquillo, está metiendo o sacando una de las vasijas delarmazón de mimbre que las sujeta, podría tratarse de Caya, la aguadora. Por la vestimenta delas mujeres y la niña, probablemente sea una foto de los años 40. (CD Cien años de historia.A.V. Casco Antiguo).
62
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 11. El lavadero del río de Los Caños,junto a la iglesia de Santo Tomás, en losaños cuarenta. (CD Cien años de historia.A.V. Casco Antiguo).
Lám. 12. Vista general en la que puede verse a los pies de la iglesia de Santo Tomás, ellavadero de Los Caños. Esta fotografía correspondería a una época anterior en la que la calleVirrey Lizana sólo tenía huertas a su alrededor. (Archivo Municipal de Arnedo).
El río Noceda, conocido también como “río Cienta” porque riega este pa-
raje entre otros, nace, como acequia de riego, próximo al monasterio de
Vico, atraviesa todo el casco urbano, entra en la ciudad a la altura de la guar-
dería infantil, baja por la calle Carrera, atraviesa el centro de la población por
debajo de lo que fuera la “huerta de Sopranis”, la glorieta Celso Díaz y sale
de la misma a la altura de Socastillo (paraje situado bajo el cerro del casti-
llo). Iba al descubierto hasta bien entrado el siglo XX, de hecho, a su paso
por debajo de la iglesia de Santo Tomás (en lo que hoy es el final de la es-
calera que conduce al templo), hubo un lavadero en el tramo conocido
como “río de los Caños”; con sus aguas funcionaron los trujales de la Baro-
nesa y del Cubo.
También el río Orenzana corría al descubierto por la parte alta de la ciu-
dad (calle Sol y Cuevas de Santiago), después de atravesar por galerías subte-
rráneas el cerro del Calvario, para salir de la misma por la calle de la Yasa y
llegar a la mina32 de la Plaza Nª Sª de Vico.
El río Mabad siempre ha tenido su cauce extramuros, y con sus aguas se
movían los molinos conocidos como del Cabildo, situado en las proximidades
del I.E.S. Virgen de Vico, y el de la Ciudad, que era sólo molino harinero, sin
trujal, y cuya conservación correspondía al Ayuntamiento, y que estaba situa-
do en el camino de San Blas.
* * *
Ya hemos dicho que la mayoría de las familias se proveían ellas mismas
de agua pero, queremos dejar constancia en Arnedo de la figura del aguador.
Este oficio existió en nuestra ciudad para distribuir y vender agua entre las fa-
milias más pudientes ya que sólo unos pocos se podían permitir el lujo de
pagar este servicio.
Únicamente se tienen noticias de dos hermanos, Caya y Amalio, que se de-
dicaron al reparto de agua en torno a los años cuarenta del siglo pasado. El
modo de trabajar de estos repartidores era muy simple y semejante, con toda
seguridad, al que ofrecían otras zonas de la península. El aguador necesitaba
LOS OFICIOS - EL AGUADOR
63
32. En Arnedo se conoce como “la mina” a un sumidero situado frente a la casa de Sopra-nis, que recoge las aguas de lluvia de las diferentes calles que confluyen allí.
un medio de transporte y, normalmente, se servía de un borriquillo al cual le
colocaba una estructura conocida con el nombre de artolas. Este artilugio era
habitualmente de madera, con forma de V al revés, y se colocaba sobre el lomo
del animal; tenía unos salientes de hierro donde se sujetaban las tablas con
agujeros que servían para colocar los cántaros33. Este sistema permitía colocar
bien sujetos, uno o dos cántaros a cada lado del animal, manteniendo así el
equilibrio para no derramar el líquido.
Este sistema no debía ser el único en Arnedo porque también nos han ha-
blado de las famosas aguaderas, si bien es cierto, que éstas debieron usarse no
64
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 13. Conmemoración de la llegada de las aguas a la ciudad de Arnedo en 1929, siendoalcalde D. Manuel Juan Fernández Martínez de León. (CD Cien años de historia. A.V. CascoAntiguo).
33. Cántaro: vasija grande de barro o metal, angosta de boca, ancha por la barriga y estre-cha por el pie y por lo común con una o dos asas.
sólo para transportar agua sino para otros productos. Se trata de un armazón
en madera, mimbre o esparto, con divisiones, que se colocaba sobre las caba-
llerías para llevar cántaros o barriles con agua u otras cosas.
Los aguadores recogían el agua en las fuentes públicas y recorrían la ciu-
dad repartiendo el agua por las casas donde les pagaban el servicio. Poco a
poco, a partir de la construcción del alcantarillado y la llegada del agua a los
domicilios, fue desapareciendo este oficio tan minoritario.
Sabemos que el 4 de septiembre de 1927 se colocaba la primera piedra
para la construcción del alcantarillado en Arnedo, gracias a la figura de D. Ma-
nuel Juan Fernández Martínez de León, alcalde de Arnedo, que pasó a la pe-
queña historia local por ser “el que llevó el agua a las casas”. Este hecho, que
supondría un cambio fundamental en las costumbres de los ciudadanos fue lle-
gando lentamente; pero, en definitiva, la instalación de agua potable en las
casas y la red de alcantarillado fueron dos importantes mejoras a comienzos
del siglo XX.
Al principio el agua sólo llegaba hasta las fuentes públicas pero, lenta y
progresivamente, los distintos domicilios arnedanos fueron incorporándose a
la red. Según documentos consultados en el Archivo Municipal de Arnedo, a
finales de 1954, era habitual solicitar licencias para realizar acometidas de agua
potable en los domicilios, ya que no sería hasta varios años más tarde, cuan-
do esto se hizo obligatorio. Es obvio pensar que la actividad del aguador cayó
en desuso y dejó de existir como tal; sin embargo, se le asemejan, en el fondo
pero no en las formas, los repartidores de bebidas, que hoy en día trabajan con
transporte motorizado.
LOS OFICIOS - EL AGUADOR
65
A partir de la domesticación del ganado, especialmente las especies del
mundo equino como caballos, mulos y asnos, el hombre ha tenido la necesi-
dad de crear los complementos necesarios para enganchar, sujetar y proteger
a estos animales destinados fundamentalmente al trabajo. De aquí surge el ofi-
cio al que nos referimos, el llamado bastero o albardero, que el diccionario de-
fine como fabricante o vendedor de bastos o albardas respectivamente, y que
de alguna forma podría ser considerado como un sastre para las caballerías.
La denominación de albardero no reduce el alcance de la profesión a la clá-
sica albarda 34, pieza principal del aparejo de carga; sin embargo, es evidente que
ésta es el producto estrella del citado profesional. El labrador demandaba otros
aparejos, tales como colleras35, lomillos36 y mangas37, que servirían para vestir al
animal según la actividad que fuese a desempeñar; las mangas y colleras se usa-
ban para labrar mientras que, la albarda y el lomillo, eran imprescindibles para
montar a las bestias. Cada équido presenta un tamaño, altura o corpulencia di-
ferentes, por ello, el albardero le tomaba medidas y adaptaba el apero a sus ca-
racterísticas morfológicas, sobre todo, en el cuello y en el lomo.
La fabricación de una albarda exigía entre 6 y 7 horas de trabajo y su ela-
boración suponía una labor llena de destreza, que convertía este oficio en una
verdadera vocación. Los materiales con los que se confeccionaban, no se ca-
racterizan por su riqueza pero sí por su variedad: madera o hierro para la es-
tructura, paja de centeno para el relleno y una pieza textil, que podía ser de
lino, algodón o cáñamo, llamada terliz o “aterliz” 38, que se tomaba como base
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34. Albarda: pieza principal del aparejo de las caballerías de carga, que se compone de dospartes a modo de almohadas rellenas, generalmente de paja de centeno, unidas por la secciónque cae sobre el lomo del animal.
35. Collera: collar de cuero o lona, relleno de borra o paja, que se pone al cuello a las ca-ballerías o a los bueyes para que no les haga daño el horcate.
36. Lomillo: parte superior de la albarda, en la cual por el interior queda un hueco pro-porcionado al lomo de la caballería.
37. Mangas: aunque no aparecen definidas como tal, se trataría de unas piezas que prote-gían las patas delanteras y, o traseras del animal.
38. Terliz parece la denominación correcta aunque en Arnedo, se conoce también como ater-liz. Es una tela fuerte de lino o algodón, por lo común de rayas o cuadros, y tejida con tres lizos.
70
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 14. Albarda prácticamente terminada en la que aparecen los cuatro elementos básicospara confeccionarla: la tela o aterliz, la paja de centeno, el mazo y por último, las agujas,fina y rollera. (Hogar de Arnedo).
de la albarda. El trabajo requería de herramientas muy variadas que se dife-
renciaban por su finalidad. Podemos establecer varios grupos:
• Los utensilios de corte como cuchillos, hoz 39, serrucho40 y tijeras.
• Los de medición como el compás y el metro.
• Los de percusión que servían para golpear la paja; destacan el mazo41,
la maza42 y el martillo.
• Los de costura, entre los que se encuentran las agujas, corta y larga o
rollera43, la zapatilla44 y el cañote 45.
A continuación, y con la ayuda de artesanos expertos que todavía viven
en nuestra ciudad de Arnedo, hemos recogido y reconstruido para este libro,
el proceso que conlleva la elaboración de una albarda. En trabajos anteriores
como el DVD Oficios para el recuerdo, se eligió este proceso en relación al al-
bardero; ahora, trataremos de describirlo paso a paso con palabras:
✓ Primero, se efectúa el corte de la tela o terliz en función de las medidas
del animal.
✓ Después, se confecciona la base textil de la albarda dándole forma de
saco. Este debe quedar abierto por los laterales creando una especie de
compartimentos que, después, se rellenarán de paja.
✓ El proceso de relleno se hace, generalmente, con paja de centeno. Los
manojos de paja se introducen primero en una dirección y más tarde en
la contraria, con el fin de dar una mayor consistencia al mullido. Se corta
la paja sobrante con una media hoz y, al resto que sobresale, se le dan
golpes hacia el centro para que quede compacta y bien apretada.
39. Hoz: instrumento que sirve para segar mieses y hierbas, compuesto de una hoja acera-da, curva, con dientes muy agudos y cortantes o con filo por la parte cóncava, afianzada en unmango de madera.
40. Serrucho: sierra de hoja ancha y regularmente con un solo mango.41. Mazo: martillo grande de madera.42. Maza: instrumento de madera dura, parecido a la maza antigua de combate, que sirve
para machacar el esparto y el lino, y para otros usos.43. Existen muchos tipos de agujas pero la específica de los albarderos es la conocida en
Arnedo como rollera, más larga, para introducir la paja en la estructura de la albarda.44. La zapatilla es una pieza metálica pequeña, redonda y plana, que el artesano se coloca
en la palma de la mano para protegerse de la presión que hace con las agujas. También la utili-zaban los alpargateros.
45. Cañote: es una especie de funda rígida que sirve para guardar las agujas y solía ser demadera.
LOS OFICIOS - EL ALBARDERO
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72
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 15. El albardero Julio Pérez“el Gildos”, prepara el manojo depaja para rellenar la albarda.(Hogar de Arnedo).
Lám. 16. Con la paja de centeno serellena primero la parte central de la
albarda y después recorta con una hozla paja sobrante. (Hogar de Arnedo).
✓ A continuación, se efectúa un primer cosido, sólo en las partes centra-
les de la albarda, para que la paja no se mueva. Algunos artesanos con-
seguían dar un toque personalizado a sus piezas, efectuando unas
puntadas grandes en forma de cuadrícula que servían a su vez para fijar
la paja a la tela. El gusto y la destreza del albardero tenían mucho que
ver en esta fase del cosido ya que, en ello residía no sólo la consisten-
cia del trabajo sino también su belleza.
✓ Una vez terminada la parte central, se coloca en los extremos anterior y
posterior una estructura, que bien puede ser de madera o de hierro, en
forma de V invertida y forrada con la misma tela de cáñamo. Este arma-
zón, que dará la forma definitiva a la albarda, se hace con una abertura
de unos 45 ó 50 grados para que se adapte al animal, y sirve de refuerzo
para que no se deforme con el uso. A su vez, los huecos que deja la tela
con que se cubren las partes rígidas, se rellenan también de paja, consi-
guiendo dar una forma más saliente y abultada a los extremos. Por su-
puesto, estas partes se cosen minuciosamente como las demás.
LOS OFICIOS - EL ALBARDERO
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Lám. 17. El albarderorellena los extremos de la
albarda con paja, una vezque ha colocado ya,
la estructura metálica ode madera que darigidez a la pieza.
(Hogar de Arnedo).
✓ Elaboración del sudadero 46. Éste es una manta pequeña que se pone a
las cabalgaduras debajo de la silla o aparejo, es decir, en la zona de con-
tacto con el lomo del animal. De este modo, en la parte interior de la
albarda, se cose una pieza de tela, que se rellena de lana, para evitar
que el animal sufra con los roces.
✓ El último remate es la colocación de la “tarria”, tarrea o ataharre, pieza
o banda larga de cuero, cáñamo o esparto, que rodea las ancas de la
caballería para impedir que la montura se desplace hacia adelante. A
esta pieza, se le pasa una cuerda resistente por dos agujeros situados en
sus extremos, que sirve para amarrarla firmemente a la silla o albarda.
* * *
Los artesanos arnedanos que trabajaron en este sector mantuvieron siem-
pre un taller fijo pero, una vez al año, generalmente en primavera, acudían a
74
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 18. Cuando todos los extremos de la albarda se han cosido, se añade la pieza conocidacomo “tarria” o tarrea. Se trata de una pieza, normalmente de cuero, que rodea las ancas dela caballería para impedir que la albarda se desplace hacia adelante. (Hogar de Arnedo).
46. Sudadero: manta pequeña que se pone a las cabalgaduras debajo de la silla o aparejo.
los pueblos de la comarca con el fin de poner a punto todos los aparejos para
la siega. Cada labrador contrataba directamente con el albardero, el pedido de
nuevas pieza o el mantenimiento de las que ya poseía. En el precio de sus ser-
vicios, quedaba incluido el alojamiento y la manutención durante dos o tres
días en casa de quien hacía el encargo; esto facilitaba relaciones personales
muy estrechas que se fortalecían año tras año. Puntualmente el albardero tra-
bajaba también al por mayor para pequeños comercios como la Guarnicione-
ría Orío de Arnedo, o para otros sectores como la minería, por ejemplo, para
vestir a los burros de los mineros de Salas de los Infantes.
Anualmente, este profesional podía confeccionar un promedio de seis-
cientas albardas a las que habría que añadir, el resto de aperos además de los
arreglos. Dentro de este gremio, uno de los artesanos más conocidos fue Elías
Garrido “el Tocino”, que tenía el taller o albardería en el portal de su vivienda
en la calleja de Los Candiles. Igualmente importante fue la labor de Hermene-
gildo Pérez y de su hijo Julio Pérez Muro, ambos conocidos con el sobrenom-
bre de “el Gildos”. Este último heredó de su padre tanto la profesión como el
apodo y se dedicó a estas labores hasta su práctica desaparición, cerca de los
años ochenta. Fue el último albardero que hubo en Arnedo, y como le ocurrió
a otros muchos, ya en la década de los setenta, hubo de compaginar esta labor
con otra actividad para prosperar económicamente.
Santa Lucía representaba el día grande para todos “los de la aguja”, por
eso el grupo de albarderos se unía con sastres,“modistillas” y otros gremios
para conmemorar a su patrona. Iban a misa y a la procesión donde portaban
la imagen de la Santa y el pendón de la cofradía; se repartían bollos bendeci-
dos47, tomaban vermú y comían en cuadrilla en las bodegas. Durante la víspe-
ra, estos artesanos iban a visitar las hogueras donde disfrutaban de las típicas
castañas y patatas asadas. Actualmente, todos los días 12 de diciembre, coinci-
diendo con la víspera de la festividad de Santa Lucía, se intenta mantener viva
esta antigua tradición de las hogueras y, en algunos barrios, pueden verse to-
davía reuniones de vecinos al calor de la lumbre.
LOS OFICIOS - EL ALBARDERO
75
47. Existe la costumbre, muy arraigada entre las cofradías arnedanas, de hacer un presenteen la iglesia, con bollos especiales que son bendecidos por un sacerdote. Este dulce en formade bollo con picos, tiene sabor a anís y está hecho totalmente a mano. Normalmente, los encar-gan las propias cofradías a una panadería (tradicionalmente viene haciéndose en panadería LaFelisa), se llevan a misa y, cuando ya han sido bendecidos, son repartidos entre los cofrades.
El hombre, a lo largo del tiempo, ha sentido la necesidad de cubrir sus
pies para defenderse y protegerse de la climatología, de la agresividad del
suelo y de las piedras, espinas o mordeduras de animales. Desde entonces, el
devenir de algunos pueblos aparece unido a la evolución del complemento
que le proporcionaría esta defensa: el calzado.
Un repaso por el mismo pone de manifiesto la evolución de la humanidad
y nos hace recordar los acontecimientos más importantes. El ejemplo de calza-
do más antiguo conocido, es un par de sandalias fabricadas con paja trenzada
que provienen de Egipto. En nuestro país, poseemos unas sandalias de esparto,
muy parecidas a las egipcias y que han sido localizadas en las Cuevas de los Mur-
ciélagos en Granada. Después llegaron otros modelos surgidos en Grecia o en
Roma como la abarca, el borceguí, el calceus, la cáliga o el coturno. Más tarde,
ya en el siglo IX en plena Edad Media, los campesinos galos usaban un calzado
parecido a la alpargata, con empeine de piel o tela gruesa y perneras de piel o
lana. Algunos hechos curiosos en la historia del calzado son: que los primeros
zapatos vistos en la Europa moderna fueron utilizados en las cortes francesas
entre los siglos XIII y XIV, que el tacón hizo su aparición en el siglo XVI o que
las primeras zapatillas de goma fueron sacadas a la venta en 1971.
Como vemos, el calzado y los materiales que lo forman, han evoluciona-
do adquiriendo otras finalidades que distan de la simple protección del pie que
tuvieron en origen, para responder a cuestiones de índole estética y social. De
este modo, a lo largo de la historia, se han empleado materiales muy diversos,
desde las hojas de palmera, fibras vegetales, madera de diferentes tipos, meta-
les, pieles, sedas, bordados... Todos ellos conseguían un acabado muy distin-
to que, unido al diseño, definieron cada época.
* * *
La alpargata es uno de esos modelos de calzado con personalidad propia,
que ha perdurado hasta la actualidad, aunque haya sufrido algunas transfor-
maciones muy básicas que afectan sobre todo al diseño pero no al proceso de
elaboración. La alpargata de esparto se relaciona con La Rioja y más concreta-
79
mente con Cervera del Río Alhama, población de pasado árabe y morisco, cuyo
trazado urbano es similar a los zocos marroquíes. Igualmente podemos hablar
del trabajo alpargatero en la ciudad de Arnedo donde, durante muchas déca-
das, supuso una actividad importante y el sustento de numerosas familias ar-
nedanas. En este sentido, la llegada de la industrialización y de la fabricación
en serie influyeron en la industria alpargatera pero, se tuvieron en cuenta los
antiguos métodos de fabricación haciendo posible que los sistemas y costum-
bres artesanas hayan perdurado hasta nuestros días.
La confección de una alpargata es un hecho simple y elemental pero que, al
mismo tiempo, engloba una serie de fases que la hacen más compleja. En primer
lugar, antes de llegar a la elaboración propiamente dicha, se procedía a la prepa-
ración de la fibra o materia prima con la que se iba a trabajar, principalmente la
suela; después venían otros procesos como el urdido, el cosido y el remontado.
80
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 19. Alpargateros trabajando en la calle, en el patio de la iglesia de San Cosme, en tornoa los años cuarenta. Podemos apreciar el hermoso empedrado que daba acceso a la iglesia deSan Cosme y que, lamentablemente, se perdió en obras posteriores. (CD Cien años de historia.A.V. Casco Antiguo).
El urdido y el remontado eran habitualmente trabajos realizados por mu-
jeres mientras que el cosido de la suela, quizá por la necesidad de aplicar más
fuerza, era tarea de hombres. De todo ello, resulta un hecho curioso ya que la
profesión de alpargatero, sólo se atribuía al género masculino a pesar de que
la mujer intervenía en algunas fases del producto.
LA PREPARACIÓN DE LA FIBRA
Existen algunas variantes de la materia prima básica. Si las definimos, ve-
remos las diferencias entre ellas:
• El cáñamo es una planta anual, de la familia de las Cannabáceas, de
unos dos metros de altura, con tallo erguido, ramoso, áspero, hueco y
velloso, hojas lanceoladas y opuestas, y flores verdosas.
• El yute es la materia textil que se obtiene de la corteza interior de una
planta de la familia de las Tiliáceas.
• El esparto es una planta de la familia de las Gramíneas, con las cañas de
unos 70 cm. de altura, tan arrolladas sobre sí y a lo largo, que aparecen
como filiformes, duras y tenacísimas; las hojas en el tallo son más pe-
queñas. Tiene flores en panoja espigada de 30 cm. de largo, y semillas
muy menudas.
Cada una de estas especies han servido tradicionalmente para la elabora-
ción de alpargatas. Parece ser que en Arnedo, las primeras alpargatas se hací-
an de yute, después con esparto y por último, a éste se le “arrebozaba”48 de
cáñamo; pero, sin duda, el más utilizado ha sido siempre el esparto.
En este proceso, las primeras herramientas que se necesitaban para segar
a mano estas plantas, eran las cuchillas y los corquetes o “cortetes”, como ha-
bitualmente se conocen en Arnedo. Dichas plantas eran cortadas y tratadas de
la siguiente forma:
✓ La primera operación era el machacado, que consistía en separar la
fibra de la planta triturando su tallo. Se hacía sobre una superficie plana
de madera y con una cuchilla no cortante.
LOS OFICIOS - EL ALPARGATERO
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48. Arrebozar se utiliza en el sentido de ocultar o encubrir algo mañosamente.
✓ Seguidamente se realizaba el macerado 49 de la fibra en la espadilla50 con
el fin de ablandarla. Este utensilio también se conocía por el nombre de
tranquilla, solía ser de madera de carrasca y medía, aproximadamente,
65 cm. de largo por unos 25 de ancho.
✓ Una vez macerada la fibra, se la sometía al cardado o peinado. Esto
consistía en pasar los manojos sobre un banco de púas metálicas, repi-
tiendo el proceso en múltiples ocasiones hasta igualar la fibra y dejarla
más suave, libre de impurezas.
✓ Por último, con el manojo de fibra o moña entre las piernas, el artesa-
no iba confeccionando un hilo o cuerda que enroscaba en una rueda
de gran diámetro. También las mujeres colaboraban en esta labor y, con
sus propias manos, frotaban la fibra enérgicamente para formar los lla-
mados cabos de hilo. Si deseaban cabos de mayor grosor, trabajaban
sobre sus piernas uniendo varias hebras.
✓ Con el hilo, tiras o cuerdas obtenidas, se elaboraba la trenza, que servía
para confeccionar la suela de la alpargata. Los hilos podían ser dobles o
sencillos pero el operario los dividía en tiras y las trenzaba, uniéndolas
según era necesario. Dado que la trenza no resultaba uniforme, se pren-
saba en una máquina de rodillos para conseguir aplanarla.
La complejidad de esta labor resulta evidente y quizá por este motivo, a
partir de una fecha que no podemos determinar, los alpargateros arnedanos
adquirían la trenza ya elaborada. Existían proveedores fuera de Arnedo que se
dedicaban exclusivamente a preparar la fibra y distribuirla por los puntos al-
pargateros.
EL URDIDO
El trabajo consistía en elaborar la suela o base de la alpargata con trenza
de esparto. Solían realizarlo las mujeres de la casa y necesitaban, básicamente,
la mesa de trabajo, la tabla de urdir, un punzón, un metro de modista y tijeras.
82
OFICIOS DE ARNEDO
49. Macerar: ablandar algo estrujándolo o golpeándolo, pero previamente humedecido.50. Espadilla: instrumento de madera, a modo de machete, que se usa para macerar y que-
brantar el lino o el cáñamo, para poderlo hilar.
LOS OFICIOS - EL ALPARGATERO
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Lám. 20. El trabajo de urdir consistía en elaborar la suela o base de la alpargata con trenzade esparto. Necesitaban, básicamente, la mesa de trabajo, la tabla de urdir, un punzón, metrode modista y tijeras. (Hogar de Arnedo).
Lám. 21. Felisa Domínguezenroscando la trenza. Ésta se
enroscaba alrededor de las marcasque tenía la tabla de urdir y que
señalaban, según la distancia queles separaba, el número de pie.
(Hogar de Arnedo).
La mesa de la urdidora tiene un eje en el que se coloca y gira la tabla de
urdir. Ésta es una plancha de madera, plana y ovalada, que tiene en el centro
una barra de hierro. En esta barra hay unas señales que indican las distintas
medidas de la suelas; de este modo, una fila de orificios alineados a poca dis-
tancia (aproximadamente 1 cm.) marcan la puntera mientras que, en el extre-
mo opuesto, una doble fila de orificios marcan el talón. Sirviéndose de este
artilugio, los artesanos conseguían la medida deseada de la suela, colocando
marcas en una u otra fila de orificios.
El trabajo se iniciaba rodeando con trenza de esparto las marcas de la pun-
tera y después las del talón hasta dar, aproximadamente, tres vueltas o las que
fueran necesarias, para conseguir la forma de la suela. Con el fin de que ésta
quedara bien sujeta, y con la ayuda del punzón, se introducía la trenza sobre
sí misma en la parte del talón.
Según la largura elegida desde el talón a la puntera, se clasificaban las al-
pargatas por su medida en centímetros; para mujer 24 cm., para hombre de 27
cm. en adelante y se usaba una expresión muy peculiar para números inter-
medios: de entre-mujer 22 y 23 cm., y de entre-hombre 26 cm. (Además, en la
confección de las suelas no se distinguía pie derecho de izquierdo, sino que
podían usarse indistintamente en ambos pies).
EL COSIDO
Estas suelas, se entregaban al alpargatero, habitualmente hombre, en pa-
quetes bien atados y ordenados según las medidas.
En esta fase eran especialmente importantes las herramientas, entre ellas,
el banco de alpargatero y la lezna. Normalmente, el cosido de las suelas se
realizaba sobre el banco de alpargatero que era una mesa de trabajo con asien-
to incorporado. Este utensilio era generalmente de madera de roble y, la parte
que hace de mesa, es de una sola pieza, muy alisada, para evitar los engan-
ches del material. Dicho banco disponía de una hendidura que servía para de-
positar el aceite o sebo en el que se untaba la lezna, y de una horquilla en
forma de U, la estaquilla51, donde se apoyaba la suela que se iba a coser. Otra
pieza imprescindible para coser las suelas era la lezna, especie de aguja larga
84
OFICIOS DE ARNEDO
51. Estaquilla: espiga de madera o caña que sirve para clavar, y que se utiliza para envirar,para asegurar los tacones del calzado, etc.
LOS OFICIOS - EL ALPARGATERO
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Lám. 22. El alpargatero tomaba la suela, previamente urdida y la cosía transversalmente conla lezna, desde el talón hasta la puntera. (Hogar de Arnedo).
Lám. 23. Ángel Martínez-Losa, con lapunta de la lezna, hace el rayado de la
suela por cada línea de cosido.(Hogar de Arnedo).
con punta muy fina, mango de madera y un agujero en su extremo, que per-
mitía enhebrar el hilo con el que se había de coser. Este utensilio era utilizado
no solo por los alpargateros sino también por otros artesanos para agujerear,
coser y pespuntear. Para estas acciones, se utilizaban hilos en diferentes mate-
riales como el abacal o el yute, y también de diferentes grosores pero todos
ellos se conocían en su conjunto como las “cosederas”.
Comenzaba la labor cuando el alpargatero se sentaba en el “sentil”52 y co-
locaba las herramientas en la “casilla”53 del banco para tener acceso a ellas có-
modamente. Tomaba la suela (previamente urdida) y la cosía con la lezna,
transversalmente o al contra, desde el talón hasta la puntera. Al acabado del
cosido en la puntera, se le denominaba “hacer las hijuelas”54, y era muy im-
portante para dar consistencia a la pieza. Para terminar, las suelas se aplana-
ban con una maza o una piedra, y se hacía el rayado con la punta de la lezna,
dibujando por cada línea de cosido.
EL REMONTE
Nuevamente serían las mujeres quienes desempeñaron esta tarea. Entre los
años 30 y 40, no pocas arnedanas trabajaron como “remontadoras” en alguna
ocasión, quizá como complemento económico adicional a la maltrecha econo-
mía familiar.
El remontado consistía en coser una tela de lona a la suela de esparto con
hilo grueso de algodón. Necesitaban varios utensilios, entre ellos, el banquete, la
zapatilla, los hilos y la aguja de “capellar”55. Llamamos remontado a la técnica de
cosido que utilizaba la remontadora y que daba el aspecto definitivo de la alpar-
gata. Esta manera de coser se hacía por dentro, con puntadas finas, y por fuera,
marcando un remate o remonte alrededor de la suela. De esta forma, se distin-
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OFICIOS DE ARNEDO
52. Sentil no aparece como tal en el Diccionario aunque podría tratarse de una deforma-ción de asiento.
53. Casilla: cada uno de los compartimentos que se hacen en algunas cajas, estanterías y envarios recipientes.
54. Entre sus múltiples acepciones, la hijuela podría definirse como pieza aneja o tira detela que se pone en una prenda de vestir para ensancharla.
55. Capellar significa coser la tela a la suela de la alpargata. Sólo hemos encontrado un sig-nificado para capellar que se refiere a una especie de manto o capa a la morisca que se usó enEspaña hace mucho tiempo. Podría entenderse este verbo como el poner una capa o manto a lasuela de la alpargata.
guían tres trabajos en uno, ya que primero se cosía la parte delantera o empeña,
después la parte trasera o talón y, por último, la puntera o morro de la alpargata.
✓ Cosido de la empeña56 o tela delantera. Se comenzaba la labor sujetando,
mediante una puntada, la pieza de tela delantera a la suela de esparto; se-
guidamente se le hacía un dobladillo hacia adentro y se colocaba en el
banquete para coserla cómodamente. Este banco o caballete de madera
con forma triangular tenía su vértice superior abierto, lo que hacía de
pinza para sujetar la alpargata y facilitaba la posición de manos libres para
el cosido. La remontadora comenzaba a coser, por el lateral interior, a
modo de un festón57 muy abierto. Al requerirse bastante fuerza para pasar
la aguja por el esparto, las mujeres se protegían las manos con la ayuda
de un protector de mano llamado zapatilla58. También solían colocarse un
dedil59 en el dedo índice derecho para evitar que la beta del hilo, cuando
se enredaba, hiciera un corte.
✓ Cosido del talón. Al igual que el empeine o delantera, la segunda pieza
o trasera, se sujetaba con una puntada en el centro y se cosía a la suela.
Los laterales del talón se cosían verticalmente a la empeña con un pes-
punte60 de puntadas largas.
✓ Cosido de la puntera o morro. Se finalizaba el cosido realizando tres
vueltas de festón concéntrico que hacían de la puntera, la parte más de-
corativa además de la más fuerte y resistente. Así la alpargata ya estaba
lista para su uso.
* * *
Hemos visto cómo el oficio de alpargatero llevaba aparejadas otras activi-
dades que recibían su propio nombre, nos referimos al urdidor/a y al remon-
LOS OFICIOS - EL ALPARGATERO
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56. Empeña: trozo de tela con forma triangular, habitualmente de algodón o loneta, que ser-virá de parte delantera una vez cosida a la suela de la alpargata.
57. Festón: bordado, dibujo o recorte en forma de ondas o puntas, que adorna la orilla oborde de algo.
58. Zapatilla: pieza metálica pequeña, redonda y plana, que el artesano se coloca en lapalma de la mano para protegerse de la presión que hace con las agujas; en los extremos, tieneunos agujeros por los que se pasa una hebra de hilo para sujetarla a la mano. La utilizaban losalbarderos, alpargateros, y otros profesionales.
59. Dedil: cada una de las fundas de cuero o de otra materia, que se ponen en los dedospara que no se lastimen o manchen.
60. Pespunte: labor de costura, con puntadas unidas, que se hacen volviendo la aguja haciaatrás después de cada punto, para meter la hebra en el mismo sitio por donde pasó antes.
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OFICIOS DE ARNEDO
tador/a. Todos ellos existieron en Arnedo formando un gremio de cierta im-
portancia, tanto por el número como por la calidad de su trabajo. Algunos de
ellos nos han contado, que entre los años 30 y 40, trabajaban en sus casas
aproximadamente unos cien profesionales que desempeñaban su labor para
pequeñas empresas. Destacan los nombres de algunos patronos que trabajaron
seriamente en este sector de la alpargatería: “los Trancas”, “el Ucha”, “los Pi-
chos”, Julián y Benito Eguizábal, Timoteo Ruiz, etc.
También recordamos, sin perjuicio de olvidarnos de otros muchos, a Ángel
Martínez-Losa Herce “el Alpargatero” que pertenece a una gran familia de ar-
tesanos donde su abuelo, Teodoro “el Cojo”, ya desempeñaba el oficio en el
siglo XIX; a Felisa Domínguez de Blas, hija del “Tranca, el alpargatero” (urdi-
dora) y a Josefa Pérez Cordón “la Coneja” e Isabel Escalona Zábalo “la Manja-
rresa”, ambas remontadoras. Muchos profesionales del esparto tenían
aprendices para avanzar y ganar más pero solían contar con ayuda de la fami-
Lám. 24. Josefa Pérez e Isabel Escalonaen la última fase de la alpargata, elremontado. Consistía en coser una telade lona a la suela de esparto con hilogrueso de algodón.(Hogar de Arnedo).
Lám. 26. El cosido finalizaba cosiendo la puntera o el morro de la alpargata; se daban tresvueltas de festón, que hacían de esta parte la más fuerte y resistente. (Hogar de Arnedo).
LOS OFICIOS - EL ALPARGATERO
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Lám. 25. Primero se cosía la “empeña”o parte delantera y después el talón
pero siempre se hacía sobre estebanquete en forma de pinza que
permitía coser mejor las piezas. Lasremontadoras necesitaban otrosutensilios como la zapatilla, los
hilos y la aguja de “capellar”.(Hogar de Arnedo).
90
OFICIOS DE ARNEDO
lia, especialmente de la mujer e hijos; ésta es la razón de la continua presen-
cia de la mujer en el desarrollo de este oficio, como ya hemos explicado.
La época del año con más trabajo para el alpargatero era a partir de abril,
de ahí el dicho popular: “En diciembre y enero, se come el caudal el alparga-
tero y, en abril, empieza a relucir”. Normalmente, los alpargateros que vivían
cerca, se juntaban para trabajar y, en torno a éstos, los viandantes se paraban
formando corrillos en los que se charlaba, se bromeaba o “se echaba un can-
tar”. Cuando llegaba su fiesta, el 13 de diciembre con Santa Lucía, cada corri-
llo celebraba su fiesta asistiendo a misa mayor y reuniéndose en una comida
de hermandad.
Lám. 27. Un grupo de alpargateros trabajando en plena calle mientras son observados por lasautoridades. Arnedo en torno a los años cincuenta. (CD Cien años de historia. A.V. CascoAntiguo).
93
La descripción de este oficio debería comenzar con la pregunta que el tí-
tulo nos sugiere: ¿por qué nombramos dos oficios, aparentemente distintos,
como uno solo? Pues bien, sabemos que a lo largo de varios siglos, estas dos
profesiones se desarrollaron de una forma tan estrecha que resulta difícil es-
tablecer la separación entre ambas. No siempre pero, en numerosas ocasio-
nes, estas profesiones fueron desempeñadas por la misma persona. De este
modo, aquel que desempeñaba la función de barbero-peluquero, solía ser
también practicante, entendiendo como tal a la persona que, con unos co-
nocimientos mínimos, desempeñaba la función de auxiliar de enfermería. In-
cluso señalan algunas fuentes que, en el siglo XIX, a esas dos profesiones se
unía normalmente la labor de dentista, que sin duda debía ser un simple “sa-
camuelas”.
En la primera mitad del siglo XX, todos los peluqueros de Arnedo confor-
maban un gremio que fue creciendo en número y que, socialmente, estaba
bien considerado. Todos ellos eran peluqueros, pero también barberos, ya que
una de las principales labores de su trabajo consistía en el afeitado de los hom-
bres adultos.
Este profesional contaba con un local propio –a veces la propia vivienda–
donde encontrábamos: los sillones giratorios y reclinables para los hombres;
una silla alta para cortar el pelo a los niños y un banco para la espera de los
clientes, que con frecuencia se sacaba a la calle con la intención de pasar mejor
el rato. Para ejecutar el oficio precisaban de una máquina “corta pelo” manual,
tijeras, peines, navajas, bacías, jabón de afeitar para “bañar”61 al cliente, colo-
nias, lociones y otros potingues. Es evidente que necesitarían también ropa de
trabajo, abundantes toallas y agua caliente.
Las tareas del peluquero consistían básicamente en el corte de pelo, el pei-
nado con pequeño recorte para los caballeros y, sobre todo, el afeitado. La so-
ciedad agrícola en la que vivían los hombres arnedanos imponía una
61. Se denominaba “bañar” al hecho de untar con jabón de afeitar, la barba de los clientes.
94
OFICIOS DE ARNEDO
costumbre obligada ya que, al parecer, nadie se afeitaba en casa y, sobre todo,
sólo se hacía una vez a la semana. Los sábados y, excepcionalmente los do-
mingos, eran días de muchísimo trabajo para las peluquerías o barberías por-
que todos los hombres, terminadas las labores del campo, acudían a ellas para
afeitarse y arreglarse, y así acudir a los bailes públicos. Cuentan los que lo vi-
vieron, que la demanda era de tal magnitud que recuerdan haber visto las pe-
luquerías abiertas hasta bien llegada la noche. Está claro que las peluquerías
de hombre eran más abundantes por el hecho de ser barberías pero a medida
que avanza el siglo, se fueron abriendo algunas, regentadas y destinadas a las
mujeres. Entre las más conocidas están Marcela y Julia Herrero “las Churros”,
Carmen Pellejero “la Gitana”y “la Peque”; también Consuelo Gil de Muro, Tere
Jurico y Paca Muro.
A riesgo de equivocarnos, señalaremos los nombres y lugares de trabajo
de los barberos más conocidos en nuestra ciudad, pero pedimos disculpas de
antemano por los errores que podamos cometer. Nombraremos en primer
lugar al Tío Rufino “el Barbero”, que trabajó en un local próximo a la plaza de
Lám. 28. Cepillo, máquina cortapelo, navaja de afeitar y brocha eran los útiles específicos delbarbero. (Hogar de Arnedo).
LOS OFICIOS - EL BARBERO-PRACTICANTE
95
la Leña y que fue especialmente conocido por sus bromas y demostraciones
de ingenio. También su aprendiz, Jacinto Gómez, fue peluquero62.
Otro barbero muy conocido se llamaba Remigio Beltrán y tenía la peluque-
ría al comienzo de la calle Preciados; al parecer trabajaron en ella él mismo, sus
hijos e incluso algunos peones que contrataba para los días de más trabajo. Al
siguiente le apodaban “el Cierzo” pero se llamaba Teófilo Escalona, y tenía un
local en la misma plaza Nª Sª de Vico, cerca del Ayuntamiento. El cuarto barbe-
ro, que ejerció de practicante en la empresa Sevillas, se llamaba Domingo Gil ,y
el quinto era Juan Muro; ambos tenían la peluquería en la Glorieta de Celso Díaz.
Recordamos también a Fortunato Domínguez, cuya familia facilitó los datos re-
feridos al oficio y a su persona: aprendió esta profesión en Madrid y pasó el ser-
vicio militar en el norte de África, ejerciendo de peluquero. Ingresó en la
Facultad de Medicina de Madrid y obtuvo el título de Practicante. De vuelta a Ar-
nedo, aproximadamente en el año 1928, abrió una peluquería en la calle Santa
Clara con el rótulo “Peluquería Domínguez”, que perduró hasta 1940, fecha en
la que se trasladó a otro local en la calle General Mola (actual Juan Carlos I),
muy cerca del famoso y, ya desaparecido, Bar España.
62. La referencia al Tío Rufino “el Barbero” se ha tomado de un artículo de Porfirio Her-nández aparecido en Arnedo fiestas 2000, Liber Grafic, Calahorra, septiembre 2000, p. 125.
Lám. 29. Título depracticante de
FortunatoDomínguez, uno de
los barberos-practicantes más
conocido de Arnedo.Fue expedido en
1926, en época deAlfonso XIII.
(Título cedido por lafamilia de Fortunato
Domínguez. Hogarde Arnedo).
96
OFICIOS DE ARNEDO
Al parecer, todos los peluqueros nombrados hasta el momento y especial-
mente este último, ejercieron también como practicantes. El porqué de este
hecho se comprende si recordamos que hasta la segunda mitad del siglo XX no
había en Arnedo ningún centro de salud63 y los vecinos de Arnedo sólo conta-
ban con los servicios médicos de estos profesionales. La importancia de su tra-
bajo queda bien reflejada en un texto de 1953, encontrado en el Archivo
Municipal de Arnedo, en el que se nombra a dos conocidos barberos-practi-
cantes y la necesidad de su relevo para no dejar a la ciudad sin servico. Dice
lo siguiente:
63. Recuerdan los mayores y algunos más jóvenes, que el primer centro médico que fun-cionó en Arnedo estaba situado en un edificio de la calle Constitución a la altura de la Puerta Mu-nillo; era un ambulatorio y se conocía popularmente con el nombre de dispensario médico. Comotal funcionó durante varias décadas hasta su traslado, en torno a los años 70, a su nueva ubica-ción entre las calles de San Blas y República Argentina. A partir de ahí funcionó hasta septiembredel 2007, cuando se produjo la reciente inauguración del centro de salud “Puerta de Arnedo”.
Lám. 30. Instrumental utilizado por los barberos-practicantes; útiles relacionados con lasprimeras curas, cirugía menor u obstetricia. (Instrumental facilitado por la familia deFortunato Domínguez. Hogar de Arnedo).
LOS OFICIOS - EL BARBERO-PRACTICANTE
97
˝…Visto el escrito presentado por D. Remigio Beltrán Alfonso, Practi-
cante de A.P. II solicitando permiso para ausentarse de esta localidad
durante un mes, la Comisión hace constar que no existe por parte del
Ayuntamiento inconveniente en acceder a lo solicitado, toda vez que el
servicio de Practicante ha de quedar debidamente atendido al dejar sus
sustitución al Practicante supernumerario D. Fortunato Domínguez
Hernández-Carbonera; si bien deberá cumplir el solicitante; previa-
mente lo preceptuado en el Reglamento del Cuerpo de Practicantes de
A.P. II˝.64
En la España de posguerra, años cuarenta y cincuenta, la sanidad no se en-
tendía todavía como un servicio público y por ello, los profesionales que traba-
jaron en aquella época, desempeñaban su labor en sus propias casas o acudían
a los domicilios de los pacientes para sanarlos. Este sistema era propio del gre-
mio de los médicos pero también de los llamados practicantes, que “practicaban”
a los enfermos primeras curas y otros remedios como las famosas sangrías65 y las
temidas inyecciones. También solían poner vacunas, especialmente a los niños.
Esta terapia inyectada era frecuente por aquel entonces y prueba de ello es un
bando municipal de principios del siglo XX, en el que se menciona este hecho,
así como la colaboración entre algunos de los barberos practicantes más co-
nocidos de la ciudad. El texto es como sigue:
“Igualmente se hace saber; que en la tarde de hoy de tres y media a cua-
tro hay bacuna de niños en casa de Don Rufino Hernández en unión
con sus compañeros Don Eusebio Escalona y Don Remigio Beltrán.
Lo que se hace público para conocimiento del Vecindario.
Arnedo, 16 de Abril de 1909”.66
En esta terapia, el maestro practicante realizaba todo un ritual para poner la
inyección al enfermo, esterilizando las jeringuillas en agua hervida para evitar
64. Archivo Municipal de Arnedo (AMA). Libro de Actas del Ayuntamiento, Pleno Sesión del2 de diciembre de 1953, fol. 188 vº. Sig. 468/2.
65. Hacer sangrías consistía en abrir o punzar una vena y dejar salir determinada cantidadde sangre.
66. Archivo Municipal de Arnedo. Bando Municipal de 1909.
posibles infecciones. Hoy en día todavía se emplea esta técnica sanitaria, aun-
que ha ido cediendo terreno a otro tipo de tratamientos.
A medida que fue avanzando el siglo XX, algunos de aquellos barberos-
practicantes pasaron a ejercer su profesión en el primer “Dispensario Médico”
creado en Arnedo; este es el caso del propio Fortunato Domínguez. Sin em-
bargo, encontramos otros profesionales que trabajaron ya exclusivamente como
peluqueros: por un lado, Santos Martínez, que debió conocer el oficio junto a
Fortunato Domínguez, ejerció el mismo trabajo hasta la jubilación y dejó el re-
levo a sus hijos; por otro, un peluquero que conocemos solamente por el señor
Pellejero y cuya mujer, la señora Catalina, fue comadrona y “practicanta”.
Resulta curiosa la presencia de mujeres en este gremio pero, en efecto, a
partir de los años sesenta con la llegada de la industrialización, la sociedad ar-
nedana experimentó numerosos cambios. No es menos cierto que a partir de
esta fecha, esta doble profesión de barbero-practicante comenzó a separarse
entre sí y llegaría, en muy poco tiempo, a una mayor especialización de ambas.
98
OFICIOS DE ARNEDO
Como todos podríamos pensar, la palabra bastonero nos sugiere artesanía
y elaboración de bastones. Efectivamente, siempre han existido estos profesio-
nales que se dedican a elaborar bastones, cachavas, muletas y otros útiles al
servicio del ser humano; sin embargo, nosotros nos vamos a referir a otro ofi-
cio muy distinto, a un profesional que desempeñó su actividad en las prime-
ras décadas del siglo XX y cuya labor se desarrollaba en los ratos de ocio de
los ciudadanos. El bastonero del que nosotros hablamos tenía una única, pero
importante función: era el encargado de vigilar y garantizar el orden en los bai-
les públicos. Según nos cuentan los mayores, esta figura tan curiosa existió en
Arnedo y por ello la mencionamos en este libro, aunque no sabemos de su
presencia en otras ciudades ni tan siquiera en las más cercanas. No obstante,
nos gustaría añadir que la Real Academia de la Lengua recoge este oficio como:
hombre que, en ciertos bailes, designa el lugar que deben ocupar las parejas
y el orden en que han de bailar. También aparece como: mujer que dirigía cier-
tos bailes; por lo que cabe suponer que en otros períodos de nuestra historia
fue habitual esta profesión y la desempeñaban personas de ambos sexos.
Para entender mejor el significado y la importancia del bastonero, hemos
intentado recrear el contexto en el que vivieron su juventud los hombres y mu-
jeres del Arnedo de la primera mitad del siglo XX. En primer lugar, el concep-
to de ocio actual no existía, ya que el duro trabajo del campo requería muchas
horas y sólo dejaba cabida a un descanso semanal, que coincidía siempre con
el domingo o, en su caso, con fiestas importantes.
* * *
En el Arnedo de entonces no existían paseos ni parques ni otros lugares
de distracción, aunque bien es verdad, los arnedanos sabían disfrutar al máxi-
mo de sus fiestas y celebraciones. El carácter religioso de la mayoría de ellas
(en numerosas ocasiones se vestía con tintes profanos, es el caso de las rome-
rías) y el respeto a la tradición de aquellas gentes, contribuyeron en buena ma-
nera a que algunas fiestas hayan perdurado intactas hasta nuestros días. Entre
ellas, destacan sobremanera las fiestas en honor de San Cosme y San Damián,
101
102
OFICIOS DE ARNEDO
celebradas entre el 26 y 29 de septiembre, que comenzaron a ser consideradas
con su carácter patronal a partir del siglo XIX67.
Existían muchas otras fiestas que recorrían el año desde enero hasta diciem-
bre, así: Año Nuevo y Los Reyes en enero; día de San José en marzo; Viernes
Santo, Pascua y Domingo de Rebeldes en abril; día de Santo Domingo y de la
Ascensión en mayo; el Corpus Christi en junio; día de Santa Isabel y de Santiago
en julio; la Virgen de Vico y los Santos Patronos en septiembre; domingo de Nª
Sª del Rosario en octubre; día de Todos los Santos en noviembre y por último,
en diciembre, la Virgen y el día primero de Pascua. Todas ellas contaban con la
intervención musical de la Banda Municipal cuyos conciertos eran esperados con
interés y suponían uno de los mayores motivos de disfrute en nuestra localidad.
Como vemos, algunas de estas celebraciones permanecen vigentes en la
actualidad aunque otras hayan perdido su carácter popular quedando reduci-
das sólo a la manifestación religiosa, escasa por otra parte. Pues bien, hasta la
primera mitad del siglo pasado, estas fiestas eran consideradas sagradas. Su-
ponían el abandono del trabajo y la asistencia casi obligatoria a los actos cele-
brados; de hecho, eran conocidas como “fiestas de guardar” que, según nos
explican los informantes, solían ser respetadas por la gran mayoría de los ciu-
dadanos. En estos días, los arnedanos asistían por la mañana a los actos reli-
giosos y por la tarde, acudían a los bailes, teatros y cafés en busca de
divertimento. Por iniciativa de las autoridades municipales, se intentaba que
durante las noches de fiestas hubiera espectáculos gratuitos en la plaza, al aire
libre, para que sirvieran de recreo a todos los vecinos. Igualmente, se propu-
so la construcción de un quiosco para las sesiones de música municipal.
Detallamos a continuación algunas referencias aparecidas en las actas mu-
nicipales y en otros estudios, acerca de los numerosos locales de diversión que
había en Arnedo entre la década de los veinte y los cuarenta68. del siglo XX.
67. Tradicionalmente, Arnedo dedicaba sus días grandes a La Visitación o día de Santa Isa-bel, celebrado el 2 de julio pero, poco a poco, las celebraciones en torno a los Santos fueron to-mando auge hasta que aparecen citados como patrones de la ciudad por primera vez, en 1828;en un documento del Archivo Parroquial de Arnedo citado por Mª Ángeles Gil de Muro en “Na-cimiento de unas fiestas patronales”, Folclore y ritos en torno a San Cosme y San Damián de Ar-nedo (La Rioja). “Col. Nuestros pueblos”, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, Gobierno deLa Rioja, 2007, p. 75.
68. Información aportada por HERRERO GIL DE MURO, Mª Ángeles, en “100 años de his-toria en Arnedo, I Período 1900-1923”. Arnedo fiestas 2000, Liber Grafic, Calahorra, septiembre2000, pp. 61 y 65; y en FERNÁNDEZ DE BOBADILLA, Fernando, Pinceladas de Sociología.
LOS OFICIOS - EL BASTONERO
103
CINES Y TEATROS
El teatro más antiguo del que se conocen datos es el Liceo de Arnedo que,
probablemente, se construyó a principios del siglo XX. Contaba con un patio
de butacas, escenario, camerinos y un piano, ya que los espectáculos de moda
de aquellos años solían tener una parte musical.
Otro teatro, el llamado Celso Díaz (que muchos recordarán, ya que desa-
pareció a comienzo de la década de los ochenta del pasado siglo), recibiría el
nombre de un joven músico arnedano que por entonces triunfaba en París, y
comenzaría a funcionar hacia 1913 en una planta baja de la Puerta Munillo.
Entre los espectáculos que solían ofrecerse estaban las funciones de comedia,
varietés, zarzuelas, operetas y el cinematógrafo.
Más tarde, por iniciativa privada y proyecto realizado por D. Francisco
Cervantes Jimeno, la Sociedad Anónima Teatro Cervantes daba los primeros
pasos para edificar el teatro que llevaría su nombre. Fue inaugurado el 26 de
septiembre de 1923, la víspera de las fiestas patronales, con la actuación de
la compañía del barítono Federico Caballé, que consiguió llenar casi todas las
localidades.
A pesar del teatro, el cine, que había iniciado su despegue a partir del in-
vento de los hermanos Lumière en Francia en torno a 1895, fue ganando auge
a medida que avanzaba el siglo. El ilustre arnedano Fernando Fernández Bo-
badilla señala, en sus Pinceladas de sociología, que existió un cine en un al-
macén situado frente a la escuela de D. Santiago Milla. También menciona un
centro recreativo, el Círculo Católico, donde se proyectaba cine en el año
1910. Cada vez era mayor el número de locales donde se podían hacer pases
de películas: los propios teatros69 ya mencionados; los cines construidos ori-
ginalmente con ese fin, el Nuevo Cinema y, mucho más tarde, el famoso cine
infantil Don Eliseo Lerena e incluso, algunos salones70 de baile que cubrían va-
rias funciones.
69. “…En el Teatro Celso Díaz, tendrá lugar una gran sesión cinematográfica a beneficio delos soldados hijos de Arnedo que se hallan en Marruecos”: HERRERO, Mª Ángeles, op. cit., p. 68.
70. “...se dará una función de cinematógrafo por una compañía belgicana. La función seráde seis partes con dramas de guerra. Precios: entrada general, 15 céntimos y a 10 los chicos, a las7 en el salón de baile de D. Roberto Ruiz de la Torre, en la carretera.”: HERRERO, Mª Ángeles,op. cit., p. 68.
104
OFICIOS DE ARNEDO
CAFÉS Y SALONES DE BAILE
En 1908 ya se menciona en las Actas Municipales, un local en la calle del
Royo, en casa de Amós Martínez-Portillo, destinado a baile, aunque si la oca-
sión lo requería, funcionaba como salón de reuniones de interés público. Tam-
bién se nombra en varias ocasiones el café La Habana, que debió ser un lugar
de moda en los años veinte por su variado programa: conjuntos de guitarras,
“cantaores”, “bailaores”, ilusionistas y malabaristas famosos.
Todavía recuerdan algunos que existía un gran salón, el casino La Amis-
tad que estaba situado en el cruce de Paseo Constitución con calle Santo Do-
mingo, aunque años más tarde se abriría el Nuevo Casino (a través de la
sociedad limitada “Lites”), justo al lado del Nuevo Cinema.
Entre los salones de baile más conocidos, había uno que se llamaba La
Perlesía situado en la calle Juan Carlos I; otro, el salón “Tres Orejas” en la
calle Antonio Machado (conocido durante mucho tiempo como el local del
Club Isasa); el del tío “Bienvenido” en el Paseo Constitución (donde se ubica
el Banco de Vitoria) y por último, llegó a funcionar otro salón en el Café
Brillante, propiedad de Juan Garrido “el Pelele”, situado en la Glorieta de
Celso Díaz.
Por aquellos años se creó una orquestina conocida como Orquesta Cali-
fornia, que trabajó primero en el Bar del “Pelele” y, más tarde, pasaría a for-
mar parte de los espectáculos de otro local emblemático para muchas
generaciones arnedanas, el Bar España. Dicha orquesta dio sesiones de baile
los fines de semana y fiestas de guardar hasta 1969, fecha en que dejaron de
ser los protagonistas de los bailes del Bar España. La Orquesta California fun-
cionó durante uno o dos años más hasta su completa disolución71.
Además de estos locales urbanos, se conocían otros lugares de reunión al
aire libre. A la salida hacia Cervera, pasado el puente del río Cidacos, hubo un
lugar de recreo llamado La Fuente Casino que era una especie de terraza pró-
xima al río donde se celebraban verbenas o bailes los fines de semana y que
contaba con una gran aceptación popular.
71. Información aportada por Domingo Martínez “el Boliche”.
LOS OFICIOS - EL BASTONERO
105
Lám. 31. Algunos camareros posan junto a la clientela del Bar España en 1948. En lafachada se anunciaban los espectáculos y orquestas que amenizaban las noches de fiesta.(Foto cedida por Fermín de Blas).
Lám. 32. La orquesta California amenizó durante años los bailes arnedanos. (Foto cedida porFermín de Blas).
106
OFICIOS DE ARNEDO
Igualmente es muy amplia la documentación que recoge datos sobre las se-
siones de baile que se celebraban en la Plaza para festejar todo tipo de aconte-
cimientos. Eran bailes populares en los que solían actuar las bandas de música,
especialmente la banda municipal. En el Archivo Municipal de Arnedo, entre la
documentación referida a festejos, aparece el programa de actos de las “Fiestas
de la Victoria” que se celebraban en nuestra ciudad en los días 18 y 19 de Mayo
de 1939. En él se refleja la importancia de los actos musicales en la ciudad:
“A las 8.- Diana, por la Banda de Música, recorriendo las principales ca-
lles y plazas de la población…
A las 12.- Gran Concierto en la Plaza de Nta. Sra. de Vico, amenizado por
la Banda de Música…
A las 4.- Carreras de sacos, … con los siguientes premios…
A continuación Gran Función de Cine y grandiosas Sesiones de baile cn el
Local de la Unión amenizado por una escogida orquesta…
A las 10.- Concierto y hoguera…
Lám. 33. Banda de música en la plaza Nuestra Señora de Vico a comienzos del siglo XX.(CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo).
LOS OFICIOS - EL BASTONERO
107
Durante los días 18 y 19, recorrerán las calles de la población la Banda de
Música dando realce y animación a las fiestas” 72.
Una vez nombrados los lugares de reunión más conocidos, es hora de ha-
blar del oficio de bastonero y del contexto social que lo hizo posible.
En la rutina semanal de los días de labor, era muy común ver cómo los
hombres a su regreso del campo y una vez recogidos los aperos y animales,
se reunían en las bodegas para charlar sobre las cosas de la vida. En esas mis-
mas bodegas se bebían sus vasos de vino hasta que llegaron las cantinas, que
se convirtieron en los nuevos centros de reunión. Poco después empezaron a
llegar los bares, aunque la mayor parte de ellos ya están desaparecidos. Estos
locales eran terreno exclusivo de los hombres y vetado a las mujeres, sin em-
bargo, éstas acudían asiduamente, aunque siempre en día de fiesta, al cine o a
los salones de baile.
Lám. 34. Comida celebrada en el salón del “Tres Orejas”, conocido así por el apodo de dos desus dueños. Este era uno de los salones de baile arnedanos donde desempeñaba su labor elmítico bastonero. (CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo).
72. Archivo Municipal de Arnedo. Sig. 776/1.
108
OFICIOS DE ARNEDO
Los salones de baile eran los más frecuentados por la juventud, ya que cons-
tituían el único punto de encuentro donde entablar relaciones entre chicos y chi-
cas. En aquellos tiempos difíciles de la posguerra, aquel divertimento al final de
la monotonía semanal, les “sabía a gloria”. Al parecer, los mozos y las mozas de
Arnedo eran muy bailones o así es como ellos lo recuerdan. Los más jóvenes
acudían a los bailes públicos: al “Baile de arriba”, que anteriormente nombramos
como el del tío “Bienvenido” en el Paseo Constitución; al “Baile de abajo” o de
“Tres Orejas”, que se situaba en la calle Antonio Machado. Este último pertene-
cía a tres dueños a los que les unía su afición y dedicación a la música: Donato
Pérez, “el Cortete” hojalatero y músico; Federico Gil de Muro, carpintero y violi-
nista, y Antonio Gil de Muro, carpintero, director de banda y organista de la pa-
rroquia entre otras cosas; hermanos los dos y apodados “los Tres Orejas”.
En estos locales dedicados al baile había siempre un lugar especial o es-
cenario destinado a los músicos, que solía estar en alto. Se trataba de música
en vivo efectuada por un grupo muy reducido de músicos, unos cuatro, que
deleitaban al público con las piezas musicales más tradicionales pero también
con las novedades de aquellos años. También contaban con un “andibú” o am-
bigú, término de origen francés que hace referencia a un pequeño mostrador
a modo de barra que se usaba para servir bebidas a los clientes y, por su-
puesto, con un guardarropa al frente en el que un encargado ordenaba y guar-
daba las prendas de abrigo.
En los bailes imperaban ciertas reglas no escritas ni anunciadas pero sí de
obligado cumplimiento, que servían en unos casos para mantener el orden, y
en otros, eran causa de litigios, generalmente entre los mozos. En este am-
biente que hemos descrito es donde ubicamos la figura del bastonero, el ofi-
cial encargado de poner orden en el transcurso de las sesiones de baile. Parece
ser que, en ocasiones, las discusiones o enfrentamientos entre los clientes eran
de envergadura y era en ese momento cuando debía intervenir el bastonero
para apaciguar los ánimos. Además le competían otras cuestiones como las si-
guientes: era el encargado de supervisar la edad de los asistentes ya que exis-
tía la prohibición de acceder al baile a los menores de 18 años; de vez en
cuando, la Guardia Civil hacía la ronda para controlar esto y el bastonero tenía
que colaborar con ellos. Otro tema muy distinto pero que hoy nos llena de
pudor y de sorpresa es el tratamiento que se daba a las mujeres en el baile;
habitualmente las chicas eran invitadas a bailar por un chico pero, si en algún
caso no deseaban hacerlo, automáticamente se les podía echar del baile o bien
pagarían su propia entrada.
Estas situaciones, y otras muchas, eran asuntos que tenía que lidiar el bas-
tonero en las sesiones dominicales y en las dobles sesiones de los días festivos
cuando la asistencia era todavía mayor. Muchas veces desempeñaban este ofi-
cio los propios dueños del local ya que les interesaba mantener el orden para
que su negocio prosperara. Recordamos a Bienvenido Martínez, hombre de ca-
rácter, que regentaba el local conocido como “Baile de arriba” y a Cruz “el
Blanco”, mencionado en los textos sólo como bastonero.
Este tipo de salones perduraron hasta bien entrados los años 50 y, poco a
poco, con la llegada de los cambios y el aperturismo que fue impregnando a
España a partir de los años 60, se fueron abandonando para dar paso a formas
de diversión más actuales. Los que entonces eran jóvenes no han vuelto a en-
contrar en Arnedo unos salones donde bailar a su estilo, es decir el “agarra-
do”73; sólo en las verbenas o bailes populares, para el disfrute de algunos,
podemos ver cómo los mayores demuestran la técnica y control necesarios
para el baile en pareja.
LOS OFICIOS - EL BASTONERO
109
73. Significa bailar juntos, generalmente bailes de salón muy conocidos como por ejemploel pasodoble.
113
El botero y pellejero presenta esta doble denominación, que se deduce de
los útiles que fabricaba: la bota y el pellejo. Ambas son las piezas principales de
su producción; sin embargo, no son las únicas, ya que también abastecía de una
amplia gama de enseres y ropas, a agricultores y ganaderos.
En una sociedad rural y agrícola, como era el Arnedo de la primera mitad
del siglo XX, los productos que hemos mencionado resultaban casi imprescin-
dibles para el transporte de líquidos; no existían los envases modernos y el
cristal tenía un uso muy restringido. Por tanto, el cuero animal se convertía en
la materia más maleable y fácil de conseguir. El pellejo era un cuero extraído
entero, generalmente de cabra, que cosido por todas partes menos por la co-
rrespondiente al cuello del animal, se utilizaba para el transporte de vino, acei-
te y, opcionalmente, otros líquidos. Estos artículos eran utilizados por las
almazaras o trujales para servir el aceite a los domicilios particulares; una vez
allí, se vaciaba el contenido sobre una vasija de hojalata o cerámica llamada
zafra74 o tinaja. A diferencia del anterior, la bota era una pieza también de cuero
pero de menor tamaño, que se usaba exclusivamente para beber vino, y cuyo
uso se volvió imprescindible en todas las casas dedicadas a la labor agrícola.
Otros productos elaborados por el botero eran destinados al uso personal y
servían como abrigo o protección frente a los duros inviernos. Ejemplos existen
muchos y muy variados, sobre todo por las distintas denominaciones que reci-
ben en cada zona geográfica. En nuestra comarca se trabajaban piezas como la
zamarra, prenda de abrigo muy rústica, hecha de piel con su lana o pelo, que
cubre la parte superior del cuerpo; o el conocido zurrón, bolsa grande de pe-
llejo, que podía colgarse a modo de bolso y que, regularmente, usan los pasto-
res para guardar y llevar su comida. Otros menos conocidos son los zagones o
zahones 75 y los culeros, que servían de protección, como su propio nombre in-
dica, para las piernas y partes traseras del cuerpo respectivamente.
74. Zafra: vasija grande de metal en que se guarda aceite.75. Zagón, zajón o zahón es una palabra de origen árabe referida a una especie de man-
dil, principalmente de cuero, atado a la cintura, con perneras abiertas por detrás que se atan ala pierna, usado por cazadores, vaqueros y gente de campo para resguardar el traje.
114
OFICIOS DE ARNEDO
El trabajo de las diferentes piezas implicaba el conocimiento de técnicas
distintas, por lo que resultaba muy complicado recogerlo en este trabajo.
Hemos seleccionado la bota principalmente por dos motivos: uno, por lo que
supone como ejemplo característico del trabajo del cuero en La Rioja y, otro,
por la sorpresa que para muchos de nosotros ha supuesto conocer los secre-
tos de su elaboración.
ELABORACIÓN DE UNA BOTA
Tradicionalmente se ha venido utilizando la piel de cabra para realizar este
artículo pero, previamente, había que realizar todo el proceso de curtición. El
curtido era un proceso largo y laborioso que consistía fundamentalmente en
pelar la piel del animal por su cara interior, arrastrando todos los restos de
carne e impurezas que hubieran quedado adheridas. A continuación, se im-
pregnaba bien de sal para cerrar los poros y se enroscaba, dejándola reposar
un tiempo. Se volvía a pelar minuciosamente y se alisaba hasta que quedaba
dispuesta para su manipulación.
Además de la materia prima esencial, se necesitaban también otros mate-
riales como hilo de varios cabos76 para coser, la trenza77 para el cordón que
adornaba el producto terminado, las presillas 78 y la canilla o brocal 79. En cuan-
to a las herramientas, en el taller del botero, siempre podían encontrarse uten-
silios como las imprescindibles agujas, la lezna80, las tijeras, la tabla para coser
y un hueso de cordero que servía solamente para tensar las cuerdas. Por últi-
mo, era imprescindible dar la suficiente consistencia al cuero por su cara inte-
rior y para ello se utilizaba la pez 81.
76. Se utilizaban hilos de diferentes grosores.77. Trenza: conjunto de tres o más ramales que se entretejen, cruzándolos alternativamente.78. Presilla: cordón pequeño con forma de anilla que se cose al borde de una prenda para
pasar por él un botón, un corchete, un broche, etc.79. Brocal es la palabra que se define como cerco de madera o de cuerno que se pone a
la boca de la bota para llenarla con facilidad y beber por él; en Arnedo también se le llama ca-nilla, que hace referencia a grifo.
80. Lezna: Instrumento que se compone de un hierro con punta muy fina y un mango demadera, que usan los zapateros y otros artesanos para agujerear, coser y pespuntar.
81. Pez: sustancia resinosa, sólida, lustrosa, quebradiza y de color pardo amarillento, que seobtiene echando en agua fría el residuo que deja la trementina al acabar de sacarle el aguarrás.
LOS OFICIOS - EL BOTERO Y PELLEJERO
115
En la actualidad, los procesos de elaboración de una bota han cambiado
mucho atendiendo a la fabricación en serie; sin embargo, algunos profesionales
que conocen bien el oficio, nos han permitido recoger los pasos y los pequeños
detalles que hacen de esta labor, todo un ejemplo de la mejor artesanía riojana:
✓ Para empezar se recortaba la piel mediante un patrón ajustado al perfil
de la bota. De esta forma, se dibujaban dos mitades de igual tamaño
que se hilvanaban antes del cosido como si de una prenda de confec-
ción se tratase.
✓ Teniendo en cuenta que el cuero ofrece dos caras, una lisa y otra con
el pelo del animal, era esta última la que quedaba en el interior y con-
tenía el vino; por tanto, esta superficie había de prepararse haciéndola
impermeable. Para ello se llevaba a cabo el esquileo del pelo con pe-
queños cortes en forma de escalera, lo que permitiría, que al rellenar el
recipiente con la pez, ésta se agarrase bien y se consiguiera una super-
ficie firme y consistente.
Lám. 35. El botero de Quel en su taller.(Foto cedida por Fermín de Blas).
116
OFICIOS DE ARNEDO
✓ La pieza hilvanada se colocaba sobre la tabla de coser para completar
el cosido que, habitualmente, era realizado con hilo de cáñamo de va-
rios cabos.
✓ Cuando se había cosido por todos sus extremos, excepto por uno, se
le daba la vuelta a la bota utilizando una barra de hierro larga; ésta
ayudaba a ensanchar y estirar la piel para conseguir la forma más ade-
cuada.
✓ Después se colocaba el cordel o trenza. Éste rodeaba la bota a modo
de adorno aunque también servía de asa para colgarla, ya fuese enci-
ma de la caballería o en algún lugar de la casa. El cordel se pasaba
por unas presillas que se cosían en los extremos y, al mismo tiempo,
se tapaban las ataduras y los remates para que el trabajo quedara lo
más fino posible.
✓ Finalmente, se colocaba el brocal: éste quedaba sujeto firmemente a la
piel mediante unos hilos que se cosían y se cubrían con una cinta. El
brocal culminaba en un pequeño “pichorro” o pitorro que daría paso a
la salida del vino y que se cerraba a su vez con un tapón; ambos tér-
minos que parecen muy arnedanos, parecen derivarse o se relacionan
con la primitiva palabra pitón82. Saber orientar o dirigir el chorro de vino
hasta la boca depende de la salida del vino, de la manera en que se pre-
siona la bota y del ángulo de inclinación con que se mantenga en alto;
y es que beber en bota podría parecer un hecho muy simple pero puede
convertirse en algo imposible para quien no la ha utilizado nunca.
✓ Una vez terminada la bota, se rellenaba con la pez para conseguir una
mayor consistencia. Esta brea o sustancia resinosa, se aplicaba bien ca-
liente para que agarrase y cubriera las “escaleras” del pelo recortado;
más tarde, se ponía a escurrir boca abajo, añadiendo un poco de acei-
te de oliva para facilitar su vaciado. Con esta labor se conseguía que la
piel de la bota adoptase su forma rígida y permaneciese intacta duran-
te mucho tiempo.
82. Pitón: tubo recto o curvo pero siempre cónico, que arranca de la parte inferior del cue-llo en los botijos, pisteros y porrones, y sirve para moderar la salida del líquido que en ellos secontiene.
LOS OFICIOS - EL BOTERO Y PELLEJERO
117
Este procedimiento era utilizado también en la fabricación de pellejos aun-
que éstos, no debían ser impregnados con la pez en su parte interna, ya que
sólo se utilizaban para el transporte de aceite y agua. Otra diferencia con res-
pecto a “su hermana pequeña” era el tamaño, ya que el pellejo tenía unas di-
mensiones mucho mayores.
* * *
Hacia mediados del s. XX, sólo conocemos en Arnedo dos familias relacio-
nadas con la fabricación de botas y pellejos; una era la de Agapito Rivero83 que
tenía un local en la plaza Nª Sª de Vico y otra, la familia de Fe, que atendía su
negocio bajo los soportales del antiguo Ayuntamiento. Su trabajo fue relativa-
mente próspero y recibían numerosos encargos, procedentes de los pequeños
comercios y de particulares.
Lám. 36. Fachada del Ayuntamiento de Arnedo en los años cincuenta. En ella puede verseel cartel anunciador de una botería, la de Agapito Rivero. (Foto cedida por Mª DoloresDomínguez).
83. En algunos documentos consultados, se alude a esta persona como “el Tío Agapitazo”.
118
OFICIOS DE ARNEDO
El oficio de botero, que en el siglo pasado fue una ocupación estable, en
la actualidad se ha convertido en una actividad artesanal minoritaria y reduci-
da a unos pocos talleres repartidos por toda la península. Los negocios han
evolucionado siguiendo el ritmo de nuestra sociedad actual; algunos produc-
tos ya no se fabrican y otros, como la tradicional bota que todo labrador por-
taba en sus alforjas, ha pasado a ser hija de la fabricación en serie.
Con la llegada de los plásticos, prácticamente ha desaparecido el uso de
estos recipientes. Se han convertido en objetos de artesanía popular que son
utilizados en contadas ocasiones, por ejemplo, en la fiesta taurina; o bien, han
pasado a ser un símbolo decorativo en locales y bodegas que conservan el
gusto por la tradición popular. No obstante, en los últimos años se ha intenta-
do recuperar parte de nuestras tradiciones, y cada vez más, vuelven a verse
botas de vino entre cuadrillas de cazadores, durante la época de la recolección
o en celebraciones diversas.
Dentro de ese pequeño grupo de artesanos que siguen realizando con
métodos tradicionales estos objetos, conocemos muy cerca de Arnedo, en la
villa de Quel, el taller de Juan José Barbero Herce pertenece a una 2ª gene-
ración de boteros, que han sabido mantener viva la esencia de aquellos tra-
bajos del pasado.
121
A lo largo de la historia, la Iglesia como institución, ha impregnado el es-
pacio y el tiempo de la vida individual y social de las personas a través de sím-
bolos, sonidos, festividades, ritos, edificios... Una de las maneras de reorganizar
e interiorizar los valores cristianos se conseguía especialmente a través del so-
nido, con los toques de campana. La costumbre de anunciar al pueblo las no-
ticias, a través de las campanas, la heredó la Iglesia de los concejos municipales
a partir del siglo XVI. Durante la Edad Media, el campanille84 era propiedad del
Concejo85, que cedería esta función a la torre de la iglesia parroquial. En la ac-
tualidad se conservan pocos ejemplares de torres concejiles, y los que quedan,
se utilizaron después para disponer el reloj que marcara el horario oficial del
pueblo; esta función a su vez fue heredada por las torres eclesiales.
Dos oficios casi extinguidos aparecen ligados a las campanas: por un lado,
el profesional que las fabricaba y, por otro, la persona que las tocaba los 365
días del año. Ambos reciben el nombre de campanero y así se contempla en
el Diccionario de la Real Academia Española: una primera acepción lo define
como artífice que vacía y funde las campanas; una segunda, como hombre que
tiene por oficio tocarlas. Nosotros, sólo haremos referencia a este último ya que
es la figura del campanero-sacristán la que atrae nuestra atención.
El campanero, personaje popular que a veces coincidía con el de sacristán,
se convirtió en la “gacetilla”86 que, a través de las voces de las campanas, hacía
llegar a los cuatro puntos cardinales de un lugar mensajes de importancia. Más
adelante hablaremos del campanero como tal pero aquí destacamos algunas de
las tareas que desempeñaba como sacristán: preparación de los ornamentos o
vestiduras del sacerdote para las misas; mantenimiento y orden de los manteles
de los altares, velas, vinajeras y todo tipo de piezas que servían para las cele-
braciones; organización de los turnos de trabajo de los monaguillos87 y reparto
84. Campanille: es el nombre con el que se conocía en Italia la torre de las campanas.85. Concejo es la denominación medieval aplicada a un municipio o ayuntamiento.86. Gacetilla: podría tratarse de un derivado de gaceta, nombre que tuvo, durante muchos
años en España, el diario oficial del Gobierno.87. Monaguillo: niño o muchacho joven que ayuda al sacerdote durante la celebración de la
misa.
de las propinas; coordinación con las diferentes cofradías pertenecientes a cada
iglesia para la celebración de su festividad y los ritos que le correspondieran
(misas, adorno de imágenes, procesiones...).
* * *
Arnedo es una ciudad que ha contado siempre con muy buenos repre-
sentantes de este oficio. En la actualidad existen dos parroquias, la de los San-
tos Cosme y Damián y la de Santo Tomás Apóstol, que funcionan como una
sola, atendidas por un mismo equipo de presbíteros. Sin embargo, se conser-
va otra iglesia, la de Santa Eulalia, que fue parroquia hasta los años veinte del
siglo pasado y a partir de entonces se redujo el culto en ese templo. En resu-
men, los dos primeros han desarrollado, al menos en el siglo XX, una mayor
actividad litúrgica y es por ello que siempre han contado con la figura de un
campanero o sacristán en dedicación exclusiva.
Cada una de estas iglesias presenta una torre campanario que ha sido, du-
rante muchos años, un lugar emblemático no sólo por su belleza artística sino
por su utilidad social. Para centrar el tema, hablaremos primero de las propias
campanas, de los toques que emitían y por último, de los campaneros de Ar-
nedo como protagonistas directos de los mensajes que se transmitían por toda
la ciudad.
LAS CAMPANAS
IGLESIA DE SANTO TOMÁS, APÓSTOL
La torre de la iglesia de Santo Tomás se remonta al siglo XVI. Menos es-
pectacular que la de San Cosme, se yergue al norte de la cabecera del templo y
consta de dos plantas cuadradas, la última de ladrillo. Tiene cuatro campanas,
dos grandes y dos pequeñas, que presentan la siguiente disposición: de las pri-
meras, una está situada al norte y se llama DON; la otra, que se llama DAN está
orientada al sur y es la de mayor tamaño. Por su lado, las más pequeñas, DIN y
DEN, tienen un diámetro más pequeño y están orientadas al este.
IGLESIA DE LOS SANTOS COSME Y DAMIÁN
El campanario de la torre de esta iglesia es de forma octogonal sobre un
cuerpo cuadrado. Contiene cuatro campanas: DEN, DAN, DIN y DON. Las
122
OFICIOS DE ARNEDO
LOS OFICIOS - EL CAMPANERO
123
principales y de mayor tamaño son la DAN situada al sur y la DON al suroes-
te. Las campanas pequeñas son utilizadas para tocar “a Ánimas” el día de Todos
los Santos, entre otros toques.
La campana grande de vuelta es la de DAN, está frente a la calle Precia-
dos y para el volteo es la primera que se pone en movimiento. Fue restau-
rada en 1969 y en ella se puede leer “Se refundió en 1969 siendo párroco
D. Eliseo Lerena Torrecilla y alcalde D. Domingo Sobrón Bravo”. La campana
de DON está situada sobre la puerta del Padre Eterno, fue restaurada en
1951, y en ella se lee: “Siendo párroco D. José María Delgado y alcalde D. Isi-
doro Garrido Muro, año 1957”. En el centro de la campana hay una imagen
de la Virgen Inmaculada88.
Lám. 37. Deberio Gil Ruiz de Gordejuela, campanero y sacristán de la iglesia de Santo Tomás,demostrando su maestría. (Hogar de Arnedo).
88. HERRERO GIL DE MURO, Mª Ángeles; SÁENZ RODRÍGUEZ, Minerva; SALAS FRANCO,Mª Pilar (coordinadoras), Folclore y ritos en torno a San Cosme y San Damián de Arnedo (LaRioja). “Col. Nuestros pueblo”, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, Gobierno de La Rioja,2007, p. 60.
124
OFICIOS DE ARNEDO
LOS TOQUES
Los toques de campana comunicaban mensajes a través de un lenguaje
convencional para los vecinos, quienes en todo momento estaban al día del
acontecer de los hechos importantes de su comunidad. Tradicionalmente,
las campanas han servido para llamar a los fieles a todos los actos litúrgicos,
entre ellos: misas, procesiones, unción de enfermos, entierros, etc.; para
marcar la hora rutinariamente, por ejemplo al mediodía; y para anunciar otra
clase de eventos como los días de fiesta grande o “fiesta de guardar”89,
un incendio, o la amenaza de una devastadora tormenta. Ocasionalmente,
se conocían noticias de alcance nacional o internacional, como la muerte
de un obispo o del Papa; el nacimiento de un príncipe o la boda y la muer-
te del rey.
Lám. 38. Julio Solana Sota, apodado“el Campanero” o “el Charlo”, fuecampanero de la iglesia de San Cosmey San Damián hasta el año 2000.(Hogar de Arnedo).
89. La “fiesta de guardar” suponía la obligación de oír misa y no trabajar ese día.
LOS OFICIOS - EL CAMPANERO
125
Cada mensaje tenía su tañer característico que respondía a unas normas
concretas conocidas sólo por el campanero. Entre los toques más conocidos,
había aquellos de uso común en todos los templos, en cambio, otros muchos
eran específicos de las diferentes cofradías y sus festividades. Además, los to-
ques de campana pueden agruparse por su finalidad en los de índole religio-
sa y los de carácter profano90.
TOQUES RELIGIOSOS
A Solemnidad. Se anunciaba a las doce del mediodía en las tres torres e
indicaba que al día siguiente era una gran fiesta como la Ascensión, Jueves
Santo o la Asunción. Dos personas eran necesarias para interpretarlo.
A Dolón. Anunciaba las primeras misas de los domingos y las celebracio-
nes de las cofradías.
Al Ángelus. Indicaba el mediodía recordando a los fieles la hora del rezo del
ángelus, al mismo tiempo que orientaba a los trabajadores del campo. Al ser un
toque diario exigía una dedicación continua y por ello, los tres campaneros lo te-
nían distribuido cuatrimestralmente. De Enero a Abril se tocaba en San Cosme, de
Mayo a Agosto en Santo Tomás y de Septiembre a Diciembre en Santa Eulalia.
A Oraciones. Este toque no tenía hora fija pero sonaba al anochecer en
Santa Eulalia. Se hacía en memoria de lo sucedido al término de la construc-
ción de esta Iglesia; sus muros crujieron y se tambalearon con el asentamien-
to de la obra por lo que los albañiles huyeron sin cobrar.
Al Sermón y Miserere. En Viernes de Cuaresma, el sonido de las campanas
indicaba la celebración litúrgica del sermón y posterior canto del Salmo Peni-
tencial, “Miserere”, en la capilla de la Vera Cruz.
Al Viático. Anunciaba la salida de los Santos Sacramentos91 a la casa de una
persona muy enferma y los fieles que salían a acompañarlos. La comitiva iba pre-
cedida de un monaguillo que iba tocando la campanilla. Durante el trayecto y el
tiempo que el sacerdote estaba con el enfermo, los seguidores rezaban el rosario.
90. Información facilitada por Deberio Gil, sacristán jubilado de la iglesia de Santo Tomásde Arnedo.
91. Impartir los Santos Sacramentos se refiere al sacramento de la Extrema Unción a los en-fermos; el sacerdote acudía a casa del enfermo para perdonar sus pecados antes de morir.
126
OFICIOS DE ARNEDO
A Salve Solemne. Se tocaba en vísperas de la Virgen de Vico y de la del
Carmen, haciendo saber la celebración de salve polifónica con acompaña-
miento de orquesta.
A la Salve. Se anunciaba todos los sábados y también cuando alguien la
encargaba por la salud de algún enfermo o en acción de gracias.
Al Rosario Cantado. Recordaba a los fieles, que estaban en el mes de la
Virgen del Rosario. Se tocaba los domingos de octubre para llamar a la oración
del rosario; en la iglesia se rezaban los tres primeros misterios, y los restantes
y la letanía eran cantados en procesión.
A Difuntos. Informaba de los fallecimientos que ocurrían en el pueblo
pero se diferenciaba según género y edad:
– Para los hombres adultos, tres toques.
– Para las mujeres adultas, dos toques.
– Para los “mortichuelos”92, niños y niñas que no habían hecho la prime-
ra comunión, se tocaba de la misma manera pero con las campanas pe-
queñas mientras la DAN servía para dar el ritmo.
A Dindilindanga. Se tocaba los días de labor a las ocho y media de la ma-
ñana para anunciar la misa de nueve. Este toque nos recuerda a una cancion-
cilla infantil que decía así:
“Dinlín dilanga, la Virgen te llama,
que subas al cielo por un caramelo,
a hacerle la cama al Niño Jesús,
que viene cansado de llevar la Cruz”.
A Ánimas. Sonaba en las tres torres el día 1 de noviembre, festividad de
Todos los Santos, también el día anterior y el posterior. Este toque ha sido uno
de los que más tiempo ha perdurado. En la actualidad es tocado por José An-
tonio Abad Martínez Burbana y Orlando Muro, el día de Todos los Santos.
A Misa de S. José. Se tocaba con la campana DAN cada vez que se cele-
braba una misa en su honor, encargada por algún fiel.
92. Mortichuelo era la forma con que se denominaba tradicionalmente en Arnedo, el cuer-po de un niño pequeño antes de ser enterrado.
LOS OFICIOS - EL CAMPANERO
127
A Misa de la Virgen. Cuando ésta se celebraba en la capilla de la Virgen
de Vico, encargada por algún fiel.
A Rogativas. Se tocaba durante los tres días que preceden a la festividad
de la Ascensión. Anunciaba la bendición de los campos. Cada día se salía en
procesión cantando las letanías mayores de los santos a diferentes lugares: las
eras, el puente del Cidacos y el patio de Sta Eulalia.
A Solemnidad, a la Procesión y al Sermón. Se tocaba en los días de fiesta de
primer orden para comunicar a los fieles que en la misa mayor había sermón y
procesión. Normalmente en estos días la cofradía o la parroquia solía traer un
predicador de fuera, que contara con cierto prestigio entre la población.
Aragón bien va. Es el toque más característico de Arnedo. Sonaba siempre
que hubiera fiesta mayor y, en la actualidad, se mantiene en las celebraciones
más importantes. Las campanas de San Cosme y San Damián suenan, tocando
el “Aragón bien va”, en las siguientes ocasiones: en la noche del Sábado de
Gloria; el Domingo de Resurrección a misa de 12; el último sábado de mayo,
Lám. 39. Antonio Fernández Cibiauri, “Trinostras”, volteando las campanas de la iglesia deSan Cosme y San Damián. (Foto cedida por Fermín de Blas).
128
OFICIOS DE ARNEDO
en la Procesión de las Antorchas; durante la Procesión del Corpus Christi; en
las novenas de la Virgen de Vico; durante la Procesión de la Virgen de Vico;
en las novenas de San Cosme y San Damián, se voltean de forma simultánea
al lanzamiento del cohete anunciador de fiestas; durante la Procesión de Los
Santos; la noche de Navidad a las 12; el día de Navidad a misa mayor; cuando
hay visita pastoral del Obispo.
Las campanas son tocadas en la actualidad por dos equipos compuestos
por: José Antonio Abad Martínez Burbana, Ricardo Cordón “Caito”, Antonio
Fernández Gil de Muro y Orlando Muro. Antonio y Orlando son los encarga-
dos de tocar la campana grande o DAN (la de la izquierda) y Ricardo y José
Antonio tocan la campana pequeña o DON (la de la derecha).
Antes de comenzar a tocar el Aragón bien va, las campanas son prepara-
das de forma que una campana, la de la derecha, debe tener la copa mirando
al cielo y la de la izquierda, ha de tener la copa mirando al suelo, es decir, en
posición normal. Cuando la primera campana es volteada, el badajo93 pega pro-
duciendo el sonido, y al bajar también. La otra campana hace lo mismo en el
intervalo de la primera. Cada campana es tocada por una persona, que la vol-
tea con impulsos regulares, a la copa y al yugo, y los campaneros que están
tocando deben compaginarse muy bien para seguir el mismo ritmo94.
En definitiva, la originalidad de este toque reside en el volteo coordinado
de las campanas; la técnica utilizada parte del doble volteo de la campana DAN
y de la campana DON que parecen emitir la siguiente canción:
“Aragón bien va
S. Cosme y S. Damián
a coger olivitas van
el uno con una talega
y el otro con el costal”
93. Badajo: pieza metálica, generalmente en forma de pera, que pende en el interior de lascampanas, y con la cual se golpean éstas para hacerlas sonar.
94. HERRERO GIL DE MURO, Mª Ángeles; SÁENZ RODRÍGUEZ, Minerva; SALAS FRANCO,Mª Pilar (coordinadoras), Folclore y ritos en torno a San Cosme y San Damián de Arnedo (LaRioja). “Col. Nuestros pueblo”, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, Gobierno de La Rioja,2007, p. 126.
LOS OFICIOS - EL CAMPANERO
129
TOQUES PROFANOS O CIVILES
Arrebato. Toque de la campana del Ayuntamiento que informaba que se
había producido un fuego o algún suceso grave y convocaba la presencia de
los ciudadanos.
A veredas. Toque de la campana del Ayuntamiento para avisar y citar a los
ciudadanos a la hora de salida para realizar trabajos comunitarios. Todos los
vecinos estaban obligados a realizar trabajos de interés general, por ejemplo el
mantenimiento de caminos o veredas y de las acequias entre otros. Los más
pudientes lo eludían pagando jornales.
Toque de queda. Este toque de campana se refiere al establecimiento de una
cierta hora del día, en algunas ciudades y por diversos motivos, a partir de la cual
se prohibía a sus ciudadanos la libre circulación por las vías públicas. En un
bando municipal sobre los carnavales, aparece la siguiente anotación: “...Las mú-
sicas y rondallas serán permitidas siempre que lleven el sello del orden y la mode-
Lám. 40. Los nuevos campaneros de la iglesia de San Cosme y San Damián, Orlando Muroy José Antonio Abad, preparan las campanas antes de iniciar el “Aragón bien va”.(Hogar de Arnedo).
130
OFICIOS DE ARNEDO
ración, pero solo hasta un cuarto de hora después del toque de campana...”. Con
frecuencia, ésta fue una medida gubernativa, aplicada durante el franquismo, que
prohibía la permanencia en las calles generalmente durante las horas nocturnas.
LOS CAMPANEROS
IGLESIA DE SANTO TOMÁS, APÓSTOL
A lo largo del siglo XX sólo conocemos la presencia de dos campaneros
con oficio de sacristán en la iglesia de Santo Tomás: el primero, que desem-
peñó su labor en los comienzos del siglo, y del que apenas sabemos poco más
que su nombre: Cándido; el segundo, Deberio Gil Ruiz de Gordejuela, que sus-
tituyó al anterior y trabajó durante los años sucesivos del mismo siglo. Éste, na-
cido en 1925, comenzó su actividad en los años cuarenta. Compaginó el oficio
de campanero y sacristán con sus actuaciones como percusionista de la or-
questa Isasa, “haciendo bolos”95 en las verbenas de los pueblos de los alrede-
95. “Hacer bolos” es un tecnicismo utilizado entre los músicos para designar las actuacio-nes que realizan las orquestas cuando van recorriendo diferentes lugares.
Lám. 41. Deberio Gil Ruiz de Gordejuela, hombre con iniciativa y amante del mantenimientoy difusión de las costumbres arnedanas. (Hogar de Arnedo).
LOS OFICIOS - EL CAMPANERO
131
dores y en los salones o bailes públicos de Arnedo. Como los ingresos no eran
muy altos (su primer sueldo como sacristán fue de una peseta al mes), se de-
dicó a otras actividades como el cobro de recibos y el reparto de correspon-
dencia. Hombre con iniciativa y amante del mantenimiento y difusión de las
costumbres arnedanas, consiguió ser campeón nacional en el Concurso de re-
piques de campana 96 organizado por la parroquia de Yabar (Navarra) en 1967.
Más tarde, en el año 1995, presentó en Arnedo la Antología de toques con un
objeto de cocina. Como campanero, era el primero en llegar a la iglesia para
anunciar y comunicar a los fieles, a través del sonido de las campanas, el acon-
tecer de la vida diaria. Su dedicación a la parroquia sigue siendo hoy, a pesar
de su jubilación, parte de su vida.
IGLESIA DE LOS SANTOS COSME Y DAMIÁN
En los primeros años del siglo XX, conocemos la presencia de un campa-
nero llamado Isaac que debió enseñar su técnica a otro campanero emblemáti-
Lám. 42. Dos generaciones de campaneros en el volteo de las campanas. (Hogar de Arnedo).
96. Repique procede de repicar, es decir, tañer o sonar repetidamente y con cierto compásen señal de fiesta o regocijo.
132
OFICIOS DE ARNEDO
co, Julio Solana Sota, conocido por el apodo de “el Campanero” o “el Charlo”.
Este último nació en 1924 y desde bien pequeño acudía a la torre para ver y oír
más de cerca el volteo que realizaban los viejos campaneros. Ejerció su trabajo
en las iglesias de San Cosme y, en ocasiones, de Santa Eulalia pero no trabajó
como sacristán (sabemos de la presencia de Alejandro Fernández para tal ocu-
pación) ya que compaginaba su afición por las campanas con su trabajo en la
fábrica de calzado. Julio tañía las campanas con todos los toques tradicionales
de Arnedo hasta la desaparición de los mismos, con la excepción de los toques
de “Difuntos”, “Ánimas” y “Aragón bien va” que se siguen tocando y de los que
se despidió como responsable, de forma definitiva, en el año 2000.
Recuerda que siendo monaguillo le entusiasmaba el sonido de las campa-
nas pero sentía predilección por el “Aragón bien va”, el toque más caracterís-
tico de Arnedo que anunciaba la llegada de la fiesta. No en vano, cuando en
los años 50 se dejó de interpretar este toque, Julio tomó la iniciativa y junto a
otros dos arnedanos –Antonio “el Trinostras” y José “el Churrupete”– se com-
prometieron definitivamente a mantener dicha tradición. Con el paso de los
años, este equipo supo buscar el relevo generacional en sus hijos o familiares,
entre ellos Ricardo Cordón y Antonio Fernández, así como en una nueva can-
tera de jóvenes representados por José Antonio Abad y Orlando Muro que es-
taban interesados en el aprendizaje. Julio ha sabido crear escuela y mantener
la tradición, gracias a estas personas que son los que hoy nos anuncian y de-
leitan en cada fiesta con el sonido de las campanas de nuestras iglesias.
La cestería, oficio artesano que como todos los relacionados con objetos
de uso cotidiano, es uno de los más antiguos de la humanidad. De forma cons-
tante, en todas las civilizaciones encontramos vasijas o recipientes construidos
manualmente con fibras vegetales. Esta labor se viene practicando ininterrum-
pidamente en toda la región de La Rioja pero, con más profusión en La Rioja
Baja, sobre todo desde que los árabes introdujeron en el siglo VIII sus nuevos
métodos de explotación agrícola.
La cestería no ha cambiado mucho desde sus orígenes; así, podemos dis-
tinguir tres variantes en nuestra comarca riojana:
• La cestería con paja a la que nos referimos, es una variedad cuyo pro-
ducto estrella es el escriño97, que se confecciona con paja de centeno.
No conocemos su uso en la ciudad de Arnedo, pero sí en otras zonas
de La Rioja con dedicación ganadera. Está a punto de extinguirse.
• En cuanto a la cestería con cañas, se trabaja fabricando diferentes artículos:
canastos, fundas para garrafones y sobre todo cañizos98. Se recurre al cañi-
zo a la hora de secar al sol, las ciruelas, los higos, los tomates, es decir, los
orejones99; además de otros elementos utilizados de distintas maneras en la
construcción. En nuestra ciudad es especialmente importante este trabajo
ya que existió siempre y, hasta hace bien poco, la figura del encañizador.
• Por último, la cestería con mimbre es la variante que ocupa este capítulo.
Centraremos la atención en dos aspectos: por un lado, en el tratamiento
de la materia prima, la mimbre, y por otro, en la variedad de vasijas que
confeccionaba este artesano. Como veremos, resulta difícil separar el ofi-
cio de cestero del de encañizador ya que, en múltiples ocasiones, estu-
135
97. Escriño es una canasta o cesta fabricada de paja, que se usa para recoger el salvado ylas granzas de los granos, o para dar de comer a los bueyes cuando van de camino.
98. Llamamos cañizo al tejido de cañas que sirve para la exposición de alimentos al sol, ocomo sostén del yeso de los techos. En otras regiones también se usan como camas en la críade gusanos de seda, etc.
99. Entendemos por orejones, los pedazos de melocotón o de otras frutas, secados al airey al sol.
vieron representados por la misma persona. Ambas profesiones se con-
funden o, al menos, aparecen estrechamente ligadas.
En algunas regiones de España, el cestero es conocido también como el
mimbrero pero, en todo caso, hablamos de un maestro tejedor que sabe en-
trecruzar las varas de mimbre, a modo de hilos, hasta componer una pieza
compacta. Para conseguir la resistencia y simetría que para ella se pretende,
este artesano debe contar con dos factores a su favor; de un lado, ha de co-
nocer y tratar correctamente la materia prima que emplea; de otro, ha de tener
mucha habilidad para evitar las fracturas durante la manipulación de la misma.
Las varas de mimbre utilizadas por el cestero pertenecen a un arbusto, el
mimbrero, procedente de la familia de las Salicáceas, cuyo tronco, de dos a tres
metros de altura, se puebla desde el suelo de ramillas largas y delgadas, flexi-
bles, de corteza agrisada que se quita con facilidad, y madera blanca. Tiene las
hojas enteras, lanceoladas y muy estrechas, y es común en toda España. Este tipo
de arbusto crece a orillas de ríos y acequias, y necesita de una limpieza o poda
para que siga creciendo porque, el corte anual de sus ramas, le hace fortalecer-
se y rebrotar. De este modo, el mantenimiento de algunos oficios tradicionales
favorecía la biodiversidad de la flora autóctona y mantenía el equilibrio con el
ecosistema; sin embargo, podemos decir que, con su desaparición y el abando-
no de ciertas tareas, apenas quedan mimbreras en el entorno arnedano.
En cuanto a las herramientas que el cestero necesitaba eran muy simples,
sólo precisaba de útiles que le sirvieran para cortar y manipular las ramas, por
ejemplo, unas tijeras, un corquete o “cortete”, una navaja, un punzón y un
abridor de varas o rajador; el resto se conseguía con la técnica y la creatividad
del artesano. Ciertamente, el proceso era sencillo pero incluía dos fases bien
diferenciadas; por un lado, la recogida de la materia prima y por otro, la ela-
boración propiamente dicha.
RECOGIDA DE LA MATERIA PRIMA
Durante los meses que transcurren entre diciembre y febrero, el artesano
cestero se trasladaba a las mimbreras100 para recoger el material necesario; en Ar-
136
OFICIOS DE ARNEDO
100. Mimbreras se utiliza para denominar todo un conjunto de mimbreros o arbustos de lamimbre.
nedo los parajes conocidos como Cienta y La Maja eran los más prolíficos en
estos matorrales. Cuentan los expertos que, entre el cestero y el propietario de
la finca, solía llegarse a un acuerdo mediante el cual realizaban un trueque101
entre la mimbre recogida y los trabajos de cestería que el artesano elaboraba.
Por lo visto, el corte de las ramas debía hacerse en el ciclo menguante de
la luna para evitar su fermentación y apolillamiento y, una vez cortadas, se al-
macenaban preferiblemente de pie para favorecer su enderezamiento, airea-
ción y buen secado.
ELABORACIÓN DE UNA PIEZA DE CESTERÍA
La flexibilidad de la mimbre recién cogida la hace ideal para su manipula-
ción. Sin embargo, cuando se utilizaba la que había estado almacenada, debía
“ponerse a remojo” en agua, aproximadamente durante veinte minutos, con el fin
de ablandarla. En algunas regiones de España, las ramas primero se cocían, se
pelaban y después se tendían para que fueran tomando color; incluso se barni-
zaban y, finalmente, se secaban aunque también se ponían a remojo para traba-
jar con ellas. En Arnedo no nos consta que se llevara a cabo este último proceso.
Las labores de cestería requerían de un procedimiento lento y laborioso,
de una gran habilidad y coordinación para el entrelazado de las piezas. De este
modo, la técnica consistía básicamente en confeccionar el fondo de la pieza;
después, se “subían o crecían” las paredes y, por último, se remataba con una
especie de trenza.
Tal como se pudo ver en el DVD Oficios para el recuerdo, el maestro ces-
tero, en esta ocasión, nos ayudó a describir paso a paso, el proceso de elabo-
ración de una de las piezas de cestería que él solía confeccionar en el pasado.
Consistía en lo siguiente:
✓ El cestero colocaba ocho varas de mimbre en el suelo, usando cuatro
de ellas para hacer un aspa y, otras cuatro, para crear la segunda, que
superponía encima sin que coincidieran sus brazos. La figura resultan-
te, que era una estrella de ocho puntas, configuraba la base de la pieza.
LOS OFICIOS - EL CESTERO
137
101. Trueque: intercambio directo de bienes y servicios, sin mediar la intervención de dinero.
138
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 43. El maestro cestero comienza la base de la pieza confeccionando, con las varas demimbre, una estrella de ocho puntas. (Hogar de Arnedo).
Lám. 44. El maestro cestero, CándidoLavega, compone la estructura básica delrecipiente atando las ramas de mimbre ala altura deseada. (Hogar de Arnedo).
✓ El artesano se colocaba encima de esta estructura y la pisaba. Con su
propio peso, sujetaba el entramado mientras enlazaba varas más largas
y finas, que conseguían dar una mayor consistencia a la base de la
pieza. Son estas últimas las que, unidas por su extremo superior, deter-
minaban la forma y altura definitivas de la vasija.
✓ A partir de este momento, el cestero sujetaba la pieza entre sus piernas
y la iba girando a medida que entretejía los laterales con ramitas más
finas. Con mucha paciencia y ajustando las ramas para que no queda-
sen huecos, iba rellenando las paredes hasta la parte más alta.
✓ Cuando llegaba a la boca de la vasija, elaboraba una especie de cordón
o trenza, que se conseguía retorciendo algunas varas, y que, a modo de
remate, dejarían la pieza perfectamente ajustada, terminada.
LOS OFICIOS - EL CESTERO
139
Lám. 45. Cándido Lavega enplena elaboración de una cesta.Va entretejiendo con sus propias
manos las tiras de mimbremientras sujeta la pieza entre sus
piernas. (Hogar de Arnedo).
Las piezas realizadas con la técnica de la cestería respondían a las necesi-
dades de un mundo agrícola y doméstico que requería de un alto grado de fun-
cionalidad pero que, paralelamente, dejaba paso a la creatividad del artesano.
Al parecer, la mimbre puede ser blanca o negra, es decir, pelada o sin pelar.
La primera se destinaba a útiles sencillos como costureros o canastillas de pan,
y la mimbre oscura, sin pelar, al ser más resistente, se utilizaba generalmente
en objetos para las labores agropecuarias.
Según el uso que se daba al recipiente, recibía diferentes nombres: cesta,
cesto, capazo, canasto, terrero o espuerta. El hecho de que existan distintas de-
nominaciones de un mismo objeto, entre las fuentes consultadas, es muy
común, y creemos que supone un símbolo de la riqueza idiomática de nuestra
lengua. A pesar de que ofrecen cierta confusión para los profanos en el tema
como nosotros, trataremos de señalar aquí los útiles o vasijas más utilizadas en
la zona de Arnedo. Destacan entre ellos algunos que eran de uso habitual:
• Cesta: recipiente tejido con mimbres, juncos, cañas, varillas de sauce u
otra madera flexible, que servía para recoger o llevar ropas, frutas y
otros objetos de menor tamaño y para usos domésticos.
• Cesto: cesta grande y más alta que ancha, empleada en la recolección de
oliva y otros usos de la casa.
• Cuévano: cesto grande y hondo, un poco más ancho de arriba que de
abajo, tejido de mimbres, que se usaba especialmente para llevar la uva
en el tiempo de la vendimia.
• Vendimiadera: cesto más pequeño con el que el vendimiador transpor-
taba la uva hasta el cuévano. En Arnedo se conoce por “vendemadera
o vendemaera”.
• Terrera: cesto que sirve fundamentalmente para transportar tierra y
ciemo102 de un lugar a otro. Se conoce como “terrerón”, si la cantidad
que transporta es mayor.
140
OFICIOS DE ARNEDO
102. Ciemo surge del cruce entre las palabras cieno y fiemo pero se define como fimo oestiércol.
• Cunacho: cesta grande y más alta que ancha, formada a veces con mim-
bres, tiras de caña o varas de sauce sin pulir, que servía para transpor-
tar materiales diversos.
• Angarillas o anganillas: recipiente utilizado para el transporte del agua
u objetos delicados; normalmente van en pareja.
• Protector de garrafones: protege las garragas o garrafones103 de los gol-
pes y mantiene la temperatura de los líquidos que contienen.
• Caracolera: recipiente para conservar caracoles104.
Los profesionales que han colaborado para facilitarnos esta información
recuerdan que, hacia los años cuarenta del siglo pasado, se cobraba por la
LOS OFICIOS - EL CESTERO
141
Lám. 46. El cestero rodeado de otros útiles como el cuévano, el protector de garrafón y cestosde diferentes tamaños. En primer plano se observa la base de una pieza en forma de aspa.(Hogar de Arnedo).
103. Garrafa: vasija esférica, que remata en un cuello largo y estrecho y sirve para enfriarlas bebidas, rodeándolas de hielo. Garrafón debe ser el aumentativo de garrafa.
104. Es una costumbre muy extendida en nuestra zona la de coger caracoles en el campo,especialmente en los días de lluvia, y guardarlos en las caracoleras. Se dejan sumir o mermarhasta que se limpia el caracol ya que puede estar un tiempo sin comer y, cuando se consideraoportuno, se guisan a la manera típica riojana, con lomo, o solos con cebolla.
venta de cuévanos unas cinco o seis pesetas la pareja; por las cestas para re-
coger oliva una peseta; cuatro por los protectores de garrafón y dos por las ca-
racoleras. Es evidente que el precio de venta oscilaba en función del tiempo
empleado y en la dificultad que entrañara la elaboración de la pieza.
* * *
Este oficio fue considerado muy necesario y siempre estable en el entor-
no arnedano, aunque sus representantes solían compaginarlo con otras labo-
res, casi siempre de tipo agrícola. Quizá por este motivo se sabe que
celebraban como festividad de los cesteros a San Isidro Labrador, patrón de los
agricultores.
Uno de los mejores exponentes vivos de este oficio es Cándido Lavega San
Miguel, que aprendió el oficio de un tío suyo cuando, en 1942, con veintiséis
años, se trasladó a vivir a Rincón de Soto. Conoció también la técnica de los
cañizos y regresó a Arnedo donde se ganó el apodo de “el Encañizador”. Aquí
compaginó esta bonita profesión con otras actividades hasta su jubilación.
En la actualidad, este oficio como otros muchos, ha sufrido el impacto de
la era de los plásticos. El mercado está saturado de gran diversidad de utensi-
lios como vasijas, cubos, canastas, bolsas, bolsos, carteras, etc., que han pro-
ducido, en definitiva, un barrido casi absoluto de las labores de la cestería
vegetal. Ésta se ha transformado en objeto de moda y soporte de otras aplica-
ciones artísticas, que han generado a su vez otras nuevas modalidades artesa-
nales. Ahora, la cestería se dedica más a elaborar objetos decorativos que a
fabricar útiles adecuados al trabajo agrícola.
142
OFICIOS DE ARNEDO
Desde los montes de Ezcaray hasta Enciso, la sierra riojana ha tenido siem-
pre un gran desarrollo ganadero. Su economía se basaba en la explotación de
rebaños de ovejas merinas, cuya lana proporcionó a sus habitantes un mayor
progreso económico. Derivada de ella nació una industria de paños en la prác-
tica totalidad de las localidades serranas (Ezcaray, Torrecilla, Munilla, Enciso,
etc.). Estos centros fabriles se ubicaban estratégicamente cerca de los ríos, en
los diferentes valles de La Rioja, por ejemplo: Ezcaray en el valle del Oja, An-
guiano en el Najerilla, Torrecilla en el Iregua y Enciso en el Cidacos. Todos
ellos se convirtieron en auténticos pilares de la industria textil riojana, prove-
yendo de artículos complementarios a los pueblos de su entorno.
El momento de mayor apogeo de esta industria correspondió a los siglos
XVI y XVII, tanto en lo que a número de telares se refiere, como a la produc-
ción de paños. Sin embargo, pronto llegaría la crisis de este sector ya que todos
los estudios realizados hasta el momento, señalan el siglo XVIII como el inicio
del retroceso, que culminará más tarde, en el siglo XIX, debido a la ausencia
de una mecanización más moderna. De aquella fuerte industria textil en la que
se basó el desarrollo económico de la provincia, hoy sólo queda el recuerdo y
algunas huellas aisladas de los edificios en que se desarrrolló.
La población arnedana fue una activa receptora de estas producciones fa-
briles y para ello, fue determinante su proximidad con los centros de Enciso y
Munilla. En el primer tercio del siglo XX, comenzaría a gestarse en Arnedo una
incipiente industria del calzado; pues bien, aunque los artículos utilizados en
dicha industria eran derivados del algodón, del lino o del cuero, cabe destacar
que en Arnedo existió una famosa empresa, Sevillas S.A., que trabajó la lana
en todo su proceso, desde el lavado, cardado e hilado, hasta el tintado y teji-
do. Según nuestras informaciones, el hecho de que, en aquellos años, una em-
presa llevara a cabo todo el proceso, no dejaba de ser novedoso y, de alguna
manera, pionero dentro del ámbito nacional.
* * *
En este contexto fabril que acabamos de describir, cabe señalar que otra
parte de la producción de lana, iba destinada directamente al servicio domés-
145
tico. Es entonces cuando podemos hablar del colchonero como de aquel arte-
sano encargado de la elaboración y reparación de colchones de lana.
Durante la primera mitad del siglo XX, hasta la aparición de la goma-espu-
ma o los colchones de muelles, la gran mayoría de las personas dormían sobre
colchones de lana fabricados por estos artesanos. Su labor consistía no sólo en
la elaboración del colchón, generalmente de lana de oveja, sino también en su
mantenimiento. De este modo, cuando la lana se apelmazaba, la “mullían”105 de
nuevo desarmando el colchón y cardando106 la lana, hasta dejarlo como nuevo.
El colchonero sólo trabajaba la lana, pero cabe mencionar la existencia de
otros colchones de calidad muy inferior, elaborados con la “borra”107 o parte
desechable de la lana e incluso, con hojas de maíz. Estos tipos de relleno nos
146
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 47. Cama hecha con el típico colchón de lana, bien mullido. (Mª Cruz García. Hogar deArnedo).
105. Mullir es esponjar algo para que esté blando y suave.106. Cardar significa en origen, peinar o cepillar el pelo desde la punta hasta la raíz a fin
de que, al alisar ligeramente su superficie, quede hueco. En el caso de la lana, se trataría de va-rear con el mismo fin.
107. Borra: parte más grosera o corta de la lana.
hablan por sí solos de las dificultades económicas que existían en algunas
capas sociales y de cómo despertar el ingenio, sabiendo aprovechar los recur-
sos que la naturaleza les ofrecía.
Ser colchonero era un oficio popular, imprescindible y requerido en todos
los pueblos y ciudades de España. No en vano, podemos asegurar que la ciu-
dad de Arnedo contó siempre con la presencia de estos artesanos, que traba-
jaron muchísimo no sólo en Arnedo sino por toda la comarca. En primer lugar
recordamos a Julián Domínguez y más tarde, a la conocida familia de “los Pe-
rrillas”, que desarrollaron su actividad hasta la década de los 70.
Su trabajo lo realizaban siempre al aire libre, en las estaciones de prima-
vera y verano en busca del buen tiempo. Los colchoneros solían ir en parejas
y ser mozos fornidos que voceaban su oficio por las calles; se organizaban la
labor por distintas zonas de la ciudad para concentrar a la clientela. Habitual-
mente cobraban la labor en metálico y, esporádicamente, en especie.
Cuando las mujeres les llamaban y concertaban un precio, los colchone-
ros extendían unas mantas cuarteleras sobre el suelo, y en ellas colocaban uno
a uno los colchones. Cogían un colchón, lo descosían, tendían la lana y la va-
reaban con largas varas hasta que se mullía y ahuecaba. Parece ser que la pro-
cedencia de estas varas108 era un factor determinante en el buen hacer del
colchonero; las usaban de avellano, cerezo o fresno, dependiendo de la zona
geográfica donde nos encontrásemos, pero una característica de todas estas va-
riedades debía ser su flexibilidad. El colchonero golpeaba y esponjaba cons-
tantemente la lana con la vara, produciendo un sonido muy peculiar, semejante
al silbido del viento o a un zumbido. Este sonido adquiría un ritmo muy inte-
resante cuando se combinaba con la vara de un segundo colchonero, y alter-
naban los golpes de uno y otro a la perfección.
Una vez terminada la labor de vareo109 y saneamiento de la lana, el col-
chonero la trasladaba en puñados a otra tela limpia que sería la funda del
nuevo colchón. En esta parte del trabajo, el colchonero cosía la funda, aunque
LOS OFICIOS - EL COLCHONERO
147
108. Vara: palo largo y delgado.109. Vareo: acción de varear o dar golpes con una vara o palo. Este término también se uti-
liza para referirnos a la acción de derribar con los golpes y movimientos de la vara los frutos dealgunos árboles.
a menudo esta tarea era realizada por mujeres. Normalmente, las fundas de los
colchones presentaban unos ojetes110, conocidos en Arnedo como herretes o
“arretes”, que servían para fijar la lana evitando así su desplazamiento. Por
estos agujeros intercalados en toda la superficie del colchón, el operario utili-
zando unas agujas muy largas, atravesaba de lado a lado del colchón unas cin-
tas de algodón que ayudaban a mantener más sujeta la lana. Con el tiempo,
esta técnica se fue perfeccionando con la incorporación de lazos u otros tipos
de remates que embellecían la pieza.
Los recuerdos de infancia nos hablan de este profesional como un hom-
bre limpio y meticuloso, de cuya maña dependía la duración de los colchones.
La vida media de un colchón de lana podía rondar entre los dos y los cinco
años, según la calidad original de la materia prima así como del uso recibido.
148
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 48. Mujeres haciendo colchones junto al cementerio. (Foto cedida por Mª Ángeles Herrero).
110. Ojete: abertura pequeña y redonda, ordinariamente reforzada en su contorno con cor-doncillo o con anillos de metal, para meter por ella un cordón o cualquier otra cosa que afiance.
En una época en la que los enseres y ropas de la casa se aprovechaban al má-
ximo, habían de poner un especial esmero en este producto, la lana, que podía
ser reciclada.
El futuro llegó con nuevos materiales como la espuma o el látex y aque-
llas camas con colchones de lana, que se adaptaban al cuerpo creando un
hueco acogedor, pasaron a ser sólo un recuerdo. La misma suerte que los col-
chones corrió el oficio, que iría desapareciendo paulatinamente, a medida que
en los hogares iban incorporándose otros tipos de colchones. En la actualidad,
los colchones se compran ya elaborados y con unas prestaciones que asegu-
ran su duración. A diferencia del pasado, en la sociedad actual, cuando los col-
chones se estropean, se tiran y se cambian por otro.
LOS OFICIOS - EL COLCHONERO
149
La definición de “encañizador” bien podría ser la de maestro en la elabo-
ración de cañizos, sin embargo, esta palabra no aparece recogida como tal en
el Diccionario de la Lengua Española. Tampoco aparece, aunque se utiliza
como sinónimo del anterior, el término de “cañicero”, forma abreviada y de ca-
rácter más popular utilizada en la zona de Arnedo. A diferencia de los ante-
riores, cañizo aparece definido ampliamente como: tejido de cañas y bramante
o tomiza que sirve para camas en la cría de gusanos de seda, armazón en los
toldos de los carros, sostén del yeso en los cielos rasos, etc.
Dicha definición de carácter general, nos remite a los diferentes usos que
tradicionalmente se le han dado a esta estructura conocida como cañizo. La uti-
lidad que esta pieza ha tenido en Arnedo gira en torno a dos mundos, el agrí-
cola y el de la construcción. De este modo, los trabajos o encargos que recibían
los “encañizadores” se podrían clasificar así:
• Los cañizos de exterior, que se utilizaban, bien para secar fruta y horta-
lizas, especialmente ciruelas, pasas, orejones, tomates... o bien, en las
huertas, como valla de protección contra el viento y los animales.
• Los cañizos de interior, elaborados como soporte para aplicar el yeso en
los techos de las casas así como en los tejados. Se trabajaba mano a
mano con los albañiles, urdiendo las cañas en la propia obra hasta for-
mar un entramado, que después cubría el llamado “cielo raso”, técnica
de construcción muy interesante que explicaremos más adelante.
Sea cual fuere el destino final de los cañizos, la labor de este artesano in-
cluía dos fases muy diferenciadas, primero había que recolectar la caña y des-
pués elaborar el artículo.
RECOLECCIÓN DE LA CAÑA
La materia prima de la que se abastecían los “cañiceros” es un producto
básico y natural, la caña. Ésta procede de una planta gramínea, indígena de
Europa meridional, con tallo leñoso, hueco, flexible y de tres a cuatro metros
153
de altura; sus hojas son anchas, un tanto ásperas, y tiene flores en panojas
muy ramosas. Se cría en los parajes húmedos, por eso, en nuestra zona, crece
en las “yasas”111 o “poyos”112 que el terreno ofrece y que conservan cierto
grado de humedad.
Estos profesionales conocían extensos cañares o cañaverales113 donde, año
tras año, recogían la materia prima necesaria. Las cañas se recolectaban con el
permiso de sus dueños y previo acuerdo de palabra, ya que solían encontrar-
se, dentro o muy cerca, de fincas particulares.
154
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 49. El encañizador, José Mª Salcedo, acude a los cañares o cañaverales más cercanospara recolectar cañas; al cortarlas usa la “chuela” o hacha pequeña. (Hogar de Arnedo).
111. La palabra yasa, resulta muy familiar en nuestra comarca, sin embargo, no aparece enel Diccionario. Podríamos definirla como una quiebra profunda, producida en la tierra por lascorrientes de las aguas o por otras causas, que a lo largo del tiempo, han formado cauces deagua estables en épocas de lluvia o deshielos.
112. Poyo se utiliza para designar un banco de piedra, yeso u otra materia, que ordinaria-mente se fabrica arrimado a las paredes, junto a las puertas de las casas de campo, en los za-guanes y otras partes; sin embargo, la acepción a la que nosotros nos referimos tiene más quever con un levantamiento natural que ofrece el terreno en los márgenes de fincas, ríos o yasas.
113. Cañaveral es sinónimo de cañar e indica un sitio poblado de cañas o cañaveras.
De diciembre a febrero, momento en que la caña está en su mejor momen-
to, es decir, bien curada, los trabajadores de este oficio se trasladaban a los ca-
ñares para cortarla; además, procuraban realizar esta labor siguiendo la tradición
y el respeto a los ciclos naturales, es decir, lo hacían en luna menguante. Este
hecho, al parecer, prolongaba la vida de las cañas y evitaban su degradación.
Una vez en el tajo114, se cortaban los tallos desde abajo, con tijera o con la
“chuela” (abreviatura muy utilizada en Arnedo, de hachuela o hacha pequeña).
Después procedían a limpiar o pelar las hojas y los nudos del tronco con el
corquete o “cortete”115.
LOS OFICIOS - EL ENCAÑIZADOR
155
Lám. 50. Este artesano usa el rajador para partir las cañas en tiras. (Hogar de Arnedo).
114. Tajo: lugar en el que se trabaja o desempeña una tarea.115. Corquete parece la acepción correcta de otras como “colquete” o “cortete”.–1. Herramienta cortante y de punta curvada, que unas veces se ajusta a un mango fuerte
y se emplea para cortar palos gruesos, y otras a una vara de varios metros de largura, y se usapara cortar desde el suelo las ramas altas de los árboles.
–2. Herramienta de la misma forma que las anteriores, pero de menores dimensiones, quees usada por los vendimiadores para cortar los racimos. Marcos Marquete, vendimiador sin cor-quete, frase que indica que por San Marcos suele helar, perdiéndose la cosecha de la uva (Fer-nando Fernández de Bobadilla).
Finalmente, apilaban todas las cañas para hacer los fajos116 o “atados”.
Éstos solían agruparse “en cientos o medios cientos”, es decir, en grupos de
unas cien o cincuenta cañas respectivamente, con la finalidad de transportar-
las mejor. A continuación, los fardos se transportaban al hombro o en carros
hasta el lugar donde debían ser almacenados.
ELABORACIÓN DEL CAÑIZO
El primer paso de este proceso consiste en partir la caña con los “rajado-
res”117, herramienta de madera con bordes cortantes por los que se hace pasar
la caña para conseguir partirla en varias tiras. Habitualmente se pueden extraer
tres o cuatro tiras, dependiendo siempre del grosor de la caña.
Los cañizos se confeccionan con diferentes medidas según las necesidades
pero el más frecuente, tiene aproximadamente dos metros de longitud por un
metro de ancho. Se elabora a partir de una estructura fija de nueve cañas en-
teras, distribuidas de tres en tres en los extremos y la parte central, a modo de
pilares. Entre ellos, se van entretejiendo las tiras de caña partidas, en sentido
transversal. Por último, se intercalan cada cierto tramo, cañas enteras que darán
más firmeza y resistencia a la pieza.
Esta estructura, denominada al comienzo de nuestro trabajo, cañizo de ex-
terior, era utilizado en las casas y huertas para secar los frutos y hortalizas que,
una vez deshidratados, podían ser conservados y, más tarde, utilizados en los
fogones para cocinar. También se han utilizado desde siempre, como vallas o
cercas de protección en las fincas agrícolas, para delimitar una propiedad o
marcar zonas diferenciadas dentro de la misma.
Como ya hemos dicho anteriormente, existía una variante dentro de este
oficio relacionada con el mundo de la construcción y cuya finalidad era muy
distinta. Es el llamado “encañizado”, que consistía en la cubrición de las ma-
deras del techo. El cañizo de interior se elaboraba en los propios techos de las
casas durante la construcción y quedaba allí instalado para siempre; ésta era la
principal diferencia con respecto al cañizo de exterior que, al ser una estruc-
tura compacta y aislada, podía trasladarse de un lugar a otro.
156
OFICIOS DE ARNEDO
116. Fajo y atado son sinónimos de haz, porción atada de mieses, lino, hierbas, leña u otrascosas semejantes.
117. El diccionario define rajador como el hombre que raja madera o leña, sin embargo,creemos que por extensión se aplica también a la herramienta empleada por ellos mismos.
LOS OFICIOS - EL ENCAÑIZADOR
157
Lám. 51. Con algunas cañas sinpartir, el encañizador crea una
estructura a modo de pilares, queservirán para dar consistencia al
cañizo. (Hogar de Arnedo).
Lám. 52. José Mª Salcedo vaentretejiendo el resto de las cañaspartidas como si se tratase de unapieza cosida. (Hogar de Arnedo).
Con mucha paciencia y habilidad, el artesano iba atravesando las cañas de
un lado a otro entrelazándolas hasta crear una superficie plana. Las cañas se
sujetaban a las vigas de madera mediante clavos que, según el saber popular,
debían ser frotados con ajo o aceite para evitar su oxidación. Una vez que el
techo quedaba totalmente cubierto, se cubría este entramado con una o varias
capas de yeso y se daba por concluida la labor, la cual era conocida popular-
mente como “construir el cielo raso”.
Este sistema constructivo se utilizó en Arnedo hasta bien entrada la se-
gunda mitad del siglo XX, por falta de otros materiales, por su bajo coste y
como fruto también de ciertas modas. Lentamente fue cayendo en desuso con
la llegada de nuevas técnicas y materias primas más resistentes. Hoy sólo
queda la constancia de aquellos techos en algunas casas del casco antiguo ar-
nedano; un paseo por sus calles nos permite apreciar estos techos al descu-
bierto en las casas derruidas.
* * *
En época de austeridad como fue la posguerra española (años 40 y 50 del
siglo XX), en la que todos los sectores económicos sufrieron la escasez de ma-
terias primas, se buscaran soluciones prácticas y de bajo coste para desarrollar
diferentes actividades económicas. De este modo, el oficio de encañizador
contó desde siempre con un alto grado de reconocimiento social ya que se
hacía necesario, sobre todo, en la construcción de viviendas. La figura de este
artesano era solicitada continuamente en la elaboración y reparación de te-
chumbres pero igualmente importante fue la demanda en la confección de ca-
ñizos para la agricultura.
Ejemplos de estos encargos han quedado recogidos en algunos documen-
tos del Archivo Municipal de Arnedo y aprovechamos la ocasión para darlos a
conocer. El primero de ellos es del año 1884 y se trata de una solicitud para la
colocación de un cañizo. Dice así:
“…Se presenta a la Corporación una solicitud suscrita por Prudencio de
los Santos para hacer una pared de cañizos en el huerto del Hospital…”118.
158
OFICIOS DE ARNEDO
118. Archivo Municipal de Arnedo. Libro de actas 1884. Sesión del 10 de octubre de 1884.Sig. 472/1.
Él segundo documento, fechado en 1946, nos habla de un pago realizado
desde el Ayuntamiento por la elaboración de cañizos para lo que se supone es
el frontón municipal:
“…Examinadas con detenimiento, la Gestora acuerda aprobar y satis-
facer las cuentas siguientes: … otra de Félix Salcedo de cañizos para el
frontón…” 119
Y por último, en una Sesión de Pleno del 23 de enero de 1952, se recoge
la siguiente anotación:
LOS OFICIOS - EL ENCAÑIZADOR
159
119. Archivo Municipal de Arnedo. Libro de Actas de Sesiones del Ayuntamiento Pleno.Del 30-4-1946 al 29-11-1947. Sesión del 31 de octubre de 1946. Sig. 473/1.
Lám. 53. El cañizo aparece yaprácticamente terminado.
(Hogar de Arnedo).
“… se acuerda satisfacer las cuentas siguientes: una de Félix Salcedo de
20 m2 de cañizo para las obras del hospital; importante 130 pts…”
A tenor de estas anotaciones, comprobamos la permanencia de este oficio
en el tiempo, probablemente durante centurias. Podríamos decir que se trata-
ba de un oficio muy reconocido por lo necesario; pero además, de carácter au-
tónomo, ya que desarrollaba su labor en todas las escalas sociales y sin sufrir
la temporalidad de otros muchos.
En Arnedo existieron numerosos profesionales que formaron auténticas
sagas familiares. Algunos de ellos eran conocidos con el sobrenombre de “los
Cañiceros”, apodo o sobrenombre, que hoy todavía se conserva. También otros
como Félix y José Mª Salcedo trabajaron con maestría en esta actividad duran-
te muchos años, aunque la desaparición del oficio les fue llevando a otros cam-
pos profesionales. Hoy, lamentablemente, sólo unas pocas personas como
ellos, conservan en su memoria el complicado arte de confeccionar cañizos
pero, han dejado para nosotros el testimonio vivo de lo que fue su oficio.
160
OFICIOS DE ARNEDO
120. Archivo Municipal de Arnedo. Libro de Actas de Sesiones del Ayuntamiento Pleno. Se-sión del 23 de enero de 1952. Sig. 468/2.
Las ovejas, variedad doméstica del género ovino, así como los caballos,
mulos y asnos, utilizados en las labores agrícolas, han sido siempre suscepti-
bles del esquilado o corte de su pelambre, principalmente las primeras. Todos
estos animales se integraban en las economías familiares del medio rural con-
virtiéndose en imprescindibles para la supervivencia; así, dada su importancia
y necesidad, la actividad del esquilador se volvió absolutamente indispensable
en las sociedades rurales del siglo pasado.
Históricamente, este trabajo aparece ligado a un fenómeno que se conoce
como trashumancia121 y que, a lo largo de los siglos, ha tenido en España una
presencia determinante en el paisaje y en la estructura social, e incluso ideo-
lógica, de los hombres. A partir de la Edad Media pero sobre todo, en la Edad
Moderna, el desarrollo de la trashumancia sufrió un gran incremento. Su motor
fue la demanda de lana desde el extranjero, ya que nuestros vellones122 eran
apreciados en toda Europa por su calidad. Comerciantes holandeses, franceses
e italianos acudían a nuestras sierras a comprar lana a los ganaderos, muchas
veces por adelantado. Puertos como el de Laredo, Bilbao, Valencia o Alicante
centralizaban las exportaciones, y cuando en el siglo XIX la demanda cesó, au-
tomáticamente entraron en crisis muchas de las economías pastoriles de nues-
tro país. La trashumancia no es únicamente un fenómeno histórico que hoy
sigue vivo en muchas comarcas serranas, sino que conlleva otras manifesta-
ciones sociales y, sobre todo, el desarrollo de este oficio.
El esquilador es un maestro o profesional que realiza el “esquileo”, enten-
diendo como tal la acción de cortar el pelo, vellón o lana de los ganados y
otros animales. Al mismo tiempo, esta palabra hace referencia al local o de-
pendencias donde se esquilaba el ganado lanar pero también, al período de
tiempo en el que se realizaba dicha labor. Todo ello nos habla de la repercu-
sión que esta actividad tuvo, tanto a nivel social como económico, en la so-
ciedad del siglo XX.
163
121. Trashumancia: pasar el ganado con sus conductores, desde las dehesas de invierno alas de verano, y viceversa.
122. Vellón: conjunto de la lana de un carnero u oveja que se esquila.
Cuando pensamos en la figura del esquilador de ovejas, lo hacemos en
plural, ya que sólo se entiende su trabajo si es realizado en grupo, en las lla-
madas “cuadrillas”. Llamamos así al grupo de hombres que se juntaban para
ir a esquilar; éstos se trasladaban desde su lugar de origen a otras regiones
con tradición ganadera y abundancia de rebaños, en el caso de Arnedo, hacia
Aragón, La Mancha e incluso Andalucía. Este hecho, que se repetía de nuevo
cada año, tenía grandes especialistas en nuestra ciudad; así podemos consta-
tar la existencia de una familia conocida precisamente con el apodo de “los
Esquiladores”. Al parecer la dedicación a este oficio de dicha familia comen-
zó hacia 1909 y, aunque tuvieran que compaginarla con otros trabajos, algu-
nos de sus miembros continuaron hasta su jubilación. Es el caso de Teófilo
Sáenz Argáiz, que continuó en esta labor hasta los años setenta, y de su hijo,
Jesús Sáenz Fernández, que según él mismo nos ha contado, todavía acude
en la temporada primaveral, a los pueblos cercanos como Préjano o Berga-
sa, para esquilar cada año varios rebaños de ovejas.
También podemos nombrar en el ámbito de este oficio a dos hermanos,
que procedentes de la provincia de Soria, llegaron a nuestra ciudad en torno
a los años setenta. Se trata de Benito y Félix Pérez Zalabardo, que desempe-
ñaron otras profesiones en Arnedo, pero supieron mantener de forma esporá-
dica el oficio de esquilador itinerante. Ellos son, con toda seguridad, la última
saga o estirpe de aquellos esquiladores que emigraban cada año a otras tierras
en busca de aquella labor exclusiva de unos pocos.
EL ESQUILEO DE LAS OVEJAS
La temporada del esquileo comenzaba en primavera, hacia mediados de
abril, y duraba hasta final de junio, cuando el grupo de esquiladores era re-
querido por los ganaderos para realizar la esquila de las ovejas en el menor
tiempo posible. Esta labor, que ocurría solamente una vez al año, dependía
de un buen trabajo en grupo que era coordinado por un jefe de cuadrilla.
Ésta solía estar formada aproximadamente por unas 15 personas, y todos
ellos se trasladaban juntos hasta el lugar de trabajo, unas veces a pie, otras
en carro, autobús o tren pero siempre con la maquinaria al hombro y la ropa
en las alforjas.
164
OFICIOS DE ARNEDO
Una vez allí, se instalaban en los pajares u otros locales que les dejaban
en el pueblo y se distribuían las labores, encargándose algunos de la cocina
y otros, de afilar y engrasar las herramientas para que estuvieran a punto en
el trabajo. Se empezaba la jornada sobre las seis de la mañana y duraba hasta
la caída del sol. Era un trabajo muy duro en el que se tenía que estar aga-
chado durante muchas horas y además, no se descansaba ningún día de la
temporada.
Al principio, la herramienta básica del esquilador fue únicamente la tije-
ra, de hojas estrechas y muy largas; pero, a partir de los años treinta, se co-
menzó a esquilar con máquinas que incorporaron un manil o manivela para
agilizar el trabajo. Estas máquinas constaban un pie fijo con manivela y de
un brazo extensible que terminaba en el “peine de esquilar”; por eso, se ne-
cesitaban dos personas, una movía la manivela para aplicar la fuerza y la otra,
manejaba el peine. Más tarde aparecerían las máquinas eléctricas con motor,
con las que se esquila más rápido y sin aplicar tanta fuerza.
LOS OFICIOS - EL ESQUILADOR
165
Lám. 54. El esquilador en plenafaena, aparece sujetando la oveja
entre las piernas y haciendo uso del“peine de esquilar”, mientras otro
compañero hace girar la manivela.Se trata de Benito Pérez Zalabardo,
que fue esquilador hasta los añossetenta, aunque esta foto podríaser de 1957. (Foto cedida por la
familia de Benito Pérez).
El proceso del esquileo era el siguiente:
✓ Previamente al trabajo, las ovejas eran encerradas en el bache123 o corral,
y los esquiladores se disponían con sus máquinas en un recinto conti-
guo. Cada miembro de la cuadrilla se encargaba de una función: los más
jóvenes le daban al “manil”124 de la máquina y, los mayores, se encarga-
ban de sacar los cabos o remates125 y de esquilar el resto de la lana.
✓ Se cogía a la oveja de una de las patas de atrás y se tumbaba en el suelo;
se le ataban juntas las dos patas delanteras y luego las de atrás. El tra-
bajo se realizaba en cadena: primero actuaban los “caberos”, sacando los
cabos o partes finales del cuerpo del animal; después, los esquiladores
cortaban la lana de las ovejas, mojando de vez en cuando el peine en un
caldero con agua para facilitar el afeitado. Tanto los unos como los otros
se ponían las ovejas entre las piernas para poder manejarlas mejor.
✓ Los propios ganaderos o sus pastores se encargaban de recoger la lana
y de marcar al ganado. La lana se recogía a medida que se iban esqui-
lando las ovejas y se almacenaba en vellones que luego serían vendi-
dos. También se reservaba una parte de la mejor lana para la casa126.
Para terminar, las ovejas eran marcadas con pez hirviendo y cada gana-
dero, como es habitual en el mundo de la ganadería, tenía su propio
grabado de hierro con el que identificar a sus animales.
Normalmente se esquilaban una media de 50 ovejas diarias y se cobraba
aproximadamente a 15 céntimos por oveja. Actualmente, la forma de esquilar
y de trabar, así como el marcado, siguen realizándose igual pero se trabaja a
un ritmo mayor. Según los profesionales, se puede llegar a 190 ovejas por día
y por esquila, puesto que se utiliza maquinaria más moderna.
El oficio de esquilador de ovejas, considerado uno de los más duros, to-
davía existe en la actualidad pero se han producido algunas modificaciones
que lo hacen más llevadero: las cuadrillas son mucho más reducidas y se tras-
ladan con su propio vehículo, las máquinas de esquilar son muy parecidas a
166
OFICIOS DE ARNEDO
123. Bache: lugar donde se encierra el ganado para que sude antes de esquilarlo.124. El manil es una manivela o manubrio que impulsa la fuerza a la tijera en la máquina
de esquilar y sirve para agilizar el trabajo.125. Hacer los cabos significa esquilar el cuello, el rabo y las dos patas de atrás con las tijeras.126. Una vez que estaba bien lavada, se dejaba secar y se esmotaba para elaborar los col-
chones tradicionales de los que hablamos sobradamente en el capítulo del colchonero.
las de antes pero eléctricas, y se trabaja con más rapidez. Aunque parezca una
contradicción, podemos afirmar que la trashumancia todavía hoy no ha desa-
parecido ya que, cada año en el cambio de temporada, miles de cabezas de
ganado bajan a pie desde las sierras en busca de otras zonas de pasto, reco-
rriendo las antiguas cañadas127 reales y otras menos conocidas, que existen a lo
largo de nuestro país. Esta costumbre recoge una herencia de setecientos años,
y forma parte de un patrimonio natural histórico y cultural que tenemos obli-
gación de conservar, proteger y potenciar. A pesar de todo, el oficio del es-
quileo desaparece paulatinamente debido a los tiempos modernos y los
descendientes de aquellos profesionales se han ido incorporando a otros sec-
tores de la economía mientras el ganado desciende vertiginosamente.
LOS OFICIOS - EL ESQUILADOR
167
127. Cañada: vía para los ganados trashumantes que debía tener noventa varas de ancho.
Lám. 55. Un grupode esquiladoreshaciendo una
demostración de sutrabajo en plena
calle; habitualmenteéstos trabajaban en
cuadrillas. (Fotocedida por la familia
de Benito Pérez).
Cabe señalar que este oficio presenta dos variantes muy distintas: la pri-
mera, que acabamos de ver, está relacionada con el ganado ovino y convertía
al esquilador en un oficio de temporada; en cambio, la segunda se dedicaba al
esquileo del ganado caballar o caballerías, en un local fijo y trabajando duran-
te todo el año de forma estable. Ambos procesos son muy parecidos; sin em-
bargo, se pueden establecer algunos matices que tienen que ver, con el tamaño
del animal, la finalidad y periodicidad del esquileo así como con las herra-
mientas requeridas.
Lo primero a tener en cuenta es que la acción de cortar o esquilar a un ani-
mal supone algo, en principio, antinatural ya que el pelo del animal nace y crece
con la función de salvaguardar al individuo de las inclemencias del tiempo. A
pesar de ello, existen razones que justifican la necesidad de esta labor: desde un
punto de vista práctico, porque el animal bien esquilado trabajará más cómodo
sin el pesado pelaje; desde el punto de vista de la higiene, porque se evitará así
la proliferación de parásitos y el riesgo de posibles infecciones.
EL ESQUILEO DE LAS CABALLERÍAS
En la primera mitad del siglo pasado, en una ciudad agrícola como Arne-
do, los animales de tiro y de labor eran absolutamente necesarios en su eco-
nomía, para sacar adelante el trabajo. Caballos, mulos o burros componían lo
que se llamaba “la caballería” y, ocupaban un lugar ciertamente importante en
los hogares arnedanos; tanto es así que, las viviendas solían tener en su plan-
ta baja un local destinado especialmente a los animales, eran las llamadas cua-
dras. Las bestias merecían un cuidado por parte de sus dueños, que comenzaba
por mantenerlos limpios y bien esquilados. De este modo, el esquilador tenía
trabajo durante todo el año, lo que le permitía mantenerse económicamente de
una forma digna.
Las herramientas que utilizaba eran básicamente las mismas que el esqui-
lador de ovejas aunque con algunas variantes derivadas del tipo de animal. He
aquí las que consideramos imprescindibles:
• Tijeras a mano, que combinaban una hoja plana con otra vertical a di-
ferencia de las del ganado ovino donde eran totalmente planas.
• Máquina peine, a dos manos, de tipo manual.
168
OFICIOS DE ARNEDO
• Piedras de afilar las tijeras y otros útiles. Existían dos tipos: la de mano
y la de agua.
• Utensilios complementarios como el cepillo, la soga, el acial (palabra en
desuso que se relaciona con “aciar”, vocablo procedente del árabe. Se
trata de un instrumento que sirve para oprimir la parte superior del hoci-
co, o una oreja de las bestias, así se las hace permanecer quietas mientras
las hierran, curan o esquilan) y el “moreno” (técnicamente se trata del mo-
renillo, masa de carbón molido y vinagre, con aspecto de hollín, que se
aplicaba sobre las cortaduras o heridas del animal a modo de cataplasma).
Antes de comenzar el proceso del esquileo era fundamental la limpieza del
pelo del animal, un cepillado fuerte y a contra pelo, para arrancar todas las im-
purezas que pudiera llevar adheridas. La tierra ayudaba a esta labor cuando el
animal se restregaba por el suelo.
El esquilador marcaba con las tijeras, unas líneas o “rayas guía” por el cuer-
po del animal, para facilitar y ordenar el paso de la máquina. Las partes a es-
quilar eran fundamentalmente el cuello, costillas y nalgas pero también se
cortaba en algunos casos el pelo de las patas o “cuartillas”. Ocasionalmente, se
recortaba la crin y la cola haciendo algunos dibujos, signos o adornos. En ello
radicaba la creatividad y originalidad del profesional que se entretenía en crear
signos de distinción o signos de identidad para cada animal. El pelo de la crin
y de la cola se recogían para la venta, ya que eran muy apreciados por su ca-
lidad en la fabricación de brochas y cepillos.
Por último, para comprender mejor la actividad de este profesional, hemos
de señalar su vinculación directa con otro oficio que también cuidaba de los
caballos, burros y otras especies. Nos referimos al herrador, que en principio
se dedicaba a cambiar las herraduras a estos animales pero que, actuaba oca-
sionalmente de esquilador. Sendos oficios fueron cayendo en desuso con el
discurrir del siglo XX y así, los pocos profesionales que todavía quedan, se
mueven en ámbitos muy distintos al agrícola, por ejemplo, los relacionados
con el mundo de la equitación y el deporte.
LOS OFICIOS - EL ESQUILADOR
169
Desde muy antiguo, la guarnicionería128 ha sido sinónimo de arreos o ata-
víos129 para los animales de caballería y, sus orígenes se remontan, al momen-
to en que los caballos fueron domesticados. Será a partir de la Edad Media,
especialmente con la llegada de los árabes a la Península Ibérica y la intro-
ducción de nuevas técnicas de trabajar el cuero, cuando esta actividad adquiera
un mayor desarrollo. Durante el reinado de los Reyes Católicos, se ordenó y
regularizó el sistema de gremios130 mediante pragmáticas y proclamas131 que
afectarían también al grupo de maestros guarnicioneros. Siguiendo esta pista,
hemos encontrado un documento muy interesante, fechado más tarde, en
plena Edad Moderna (1647) y que nos puede servir de ejemplo para entender
la importancia de este oficio. En él se establecían normas muy estrictas para el
desarrollo de este trabajo y dice lo siguiente:
“...Confirmación de las ordenanzas del gremio de guarnicioneros y co-
rrieres de Madrid...
...Que primero que los dichos oficiales hayan de poner tienda en esta
corte y que primero que puedan ser examinados, hayan de traer probado
que han usado el dicho oficio de guarnicionero cuatro años con oficiales
aprobados y examinados, y esto hecho, los puedan examinar y sean re-
queridos al dicho examen de cómo es dado por hábil y suficiente para
poder usar y ejercer el dicho oficio y se le den su carta de examen firmada
de los tales examinadores...” 132
173
128. Guarnicionería: taller en que se hacen guarniciones para caballerías. Señalamos que eltérmino guarnición hace referencia al conjunto de correajes y demás efectos que se ponen a lascaballerías para que tiren de los carruajes o para montarlas o cargarlas.
129. Arreos aparece en el diccionario como sinónimo de atavíos. Este último, se definecomo prenda o conjunto de prendas con que se cubre el cuerpo, mientras que el primero, se re-fiere a las guarniciones o jaeces que llevan las caballerías de montar o de tiro.
130. Gremio: corporación formada por los maestros, oficiales y aprendices de una mismaprofesión u oficio, regida por ordenanzas o estatutos especiales.
131. Una pragmática es una ley emanada de competente autoridad, que se diferenciaba delos reales decretos y órdenes generales en las fórmulas de su publicación. La proclama es la no-tificación pública de alguna ley. Ambas servían para advertir y comunicar a los artesanos de losgremios, las normas por las cuales debían regirse.
132. Traslado de la confirmación de las ordenanzas de guarnicioneros y corrieres de Ma-drid de 1618.
Un rápido recorrido por la historia de España nos ha permitido comprobar
que el trabajo del guarnicionero es un oficio ancestral y de suma importancia en
nuestra península. En La Rioja también lo fue, pero tradicionalmente, se combi-
naba la guarnicionería con la albardería, sobre todo en los núcleos rurales. El al-
bardero conocido en algunos pueblos riojanos como bastero, es un artesano
especializado sólo en la confección de las albardas133 mientras que el guarnicio-
nero tiene un alcance mayor porque trabaja con el cuero objetos muy diversos.
Además conocemos otra denominación, la de talabartero como guarni-
cionero que hace talabartes y otros correajes. Si atendemos al significado de
talabarte como pretina o cinturón, ordinariamente de cuero, que lleva pen-
dientes los tiros de que cuelga la espada o el sable, podríamos pensar que
el talabartero supone una rama especializada dentro del oficio del guarni-
cionero.
En realidad no sabríamos establecer diferencias muy claras entre las dis-
tintas denominaciones que nos han aparecido; quizá sean variantes que sur-
gieron en el medio rural a partir de unas necesidades agrícolas muy concretas,
o quizá dependiera de los animales utilizados, que marcaron la moda de los
diferentes arreos.
Para centrar el tema, mencionaremos la definición que sobre el guarnicio-
nero aparece en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua. El término
presenta dos acepciones: la primera dice expresamente que un guarnicionero
es el operario que trabaja o hace objetos de cuero, como maletas, bolsos, co-
rreas, etc.; la segunda, dice ser un fabricante o vendedor de guarniciones, sien-
do estos el conjunto de correajes y demás avíos que se ponen a los équidos
para que tiren de los carruajes o para montarlos o cargarlos.
Ambas definiciones ilustran la figura de este artesano y su finalidad, pero
hemos podido comprobar que se trata de una actividad muy compleja. El ofi-
cio de guarnicionero abarcaba, desde la manipulación del cuero y el almoha-
dillado de algunos aparejos, hasta el enriquecimiento de las aplicaciones con
adornos: cuero recortado, tachuelas, bordados, trenzados y flequillos. Además,
174
OFICIOS DE ARNEDO
133. Albarda: pieza principal del aparejo de las caballerías de carga, que se compone dedos partes a modo de almohadas rellenas, generalmente de paja de centeno, unidas por la sec-ción que cae sobre el lomo del animal.
presenta numerosas variantes en otras regiones de España; por eso, nosotros,
trataremos de destacar los rasgos característicos del guarnicionero arnedano.
* * *
La labor de estos artesanos consistía fundamentalmente en “vestir a las ca-
ballerías” con todo tipo de prendas. Si entendemos por caballería el animal
cuadrúpedo que utiliza el hombre para cabalgar o trabajar en el campo, el más
conocido es el caballo pero, en Arnedo, se utilizaron también otras especies
equinas como el burro134 o el mulo135.
Según el trabajo realizado por el animal, los arreos eran diferentes; así se
usaban piezas específicas para las bestias de tiro, para montar y para las labo-
LOS OFICIOS - EL GUARNICIONERO
175
Lám. 56. Decoración de un cabestro o cabezada para los días de fiesta. Al fondo pueden versecolgadas dos piezas más sencillas en lo que, suponemos, podría ser una guarnicioneríaarnedana. (CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo).
134. Burro aparece en el diccionario como sinónimo de asno o animal solípedo, como demetro y medio de altura, de color, por lo común, ceniciento, con las orejas largas y la extremidadde la cola poblada de cerdas. Es muy sufrido y se le emplea como caballería y como bestia decarga y a veces también de tiro.
135. El mulo es quizá la especie equina que más abundaba en Arnedo. Se trata de un des-cendiente de caballo y burra o de asno y yegua, casi siempre estéril.
res del campo. Los cuidados que recibían las monturas decían mucho de la po-
sición social del propietario, de ahí que pusieran gran empeño en su cuidado,
y distinguieran entre los ornamentos de diario y de fiesta. Estos aparejos o im-
plementos que vestían al animal, cubrían diferentes partes del cuerpo y pre-
sentaban muchas variantes. Aquí nombramos algunos de los más conocidos
dentro de la cultura arnedana como: anteojeras o “antojeras”, cabestro o cabe-
zada, bozal, collera o “collarón”, manga, albarda con tarrea o “tarria”, ba-
rriguera, retranca y sufra. Todos ellos se describen con más detalle en el
capítulo de este libro “El agricultor y su caballería”.
La materia prima imprescindible para la confección de estos productos fue
desde siempre el cuero pero, antes de ser utilizado, debía someterse a deter-
minados procesos. Aunque éstos varían mucho de unas regiones a otras, el cu-
rado136, el curtido137 y el acabado, eran pasos imprescindibles que había de
sufrir la piel. Hoy los procesos y las técnicas han cambiado, pero nosotros que-
remos hacer mención de algunos usos de carácter general.
176
OFICIOS DE ARNEDO
136. Curar la piel se define con dos acepciones: 1. Curtir y preparar una piel para usos in-dustriales. 2. Secar o preparar convenientemente algo para su conservación.
137. Curtir: adobar o aderezar las pieles.
Lám. 57. Elguarnicionero seprepara para elcosido mientrassujeta la piezacon la “machota”.Se trata de JoséCastillo,descendiente deuna gran familiade guarnicionerosarnedanos. En sumesa de trabajoaparecen cinchas,cabestros ocollarones, piezastípicas de lasantiguasguarnicionerías.(Hogar deArnedo).
EL TRATAMIENTO DE LA PIEL
Las pieles en bruto se curan, bien mediante salazón húmeda o
bien con salmuera. Hay algunas diferencias entre ellas: la primera
consiste en apilar las pieles en un montón y salarlas abundantemen-
te, después se dejan en reposo unos 30 días para que la sal penetre
en ellas y expulsen los elementos de desecho; la segunda, el curado
con salmuera se basa en introducir las pieles durante veinticuatro
horas aproximadamente en grandes cubas que contienen un desin-
fectante y una disolución de sal muy alta.
Pues bien, una vez han sido curadas las pieles, se remojan con
agua fresca para eliminar los restos de sangre y sal. Después debe eli-
minarse el pelo de la cara externa mediante un depilado y, por últi-
mo se raspa, normalmente con una cuchilla, para que la superficie
quede totalmente limpia.
A continuación se procede a la labor de curtido, para el que
existen innumerables procesos que dependen del uso al que esté
destinada la materia prima. Los más conocidos son el curtido mine-
ral o curtido al cromo, y el curtido vegetal. El primero se realiza en
un día, hace encoger las pieles produciendo un cuero más durade-
ro y resistente al fuego; el segundo, da como resultado una pieza
más flexible y resistente al agua pero su elaboración dura varias se-
manas o meses.
Después de este último paso, todas las variedades resultantes
sufren un proceso de teñido que terminará con el secado de la
pieza. Se deben controlar la temperatura y la humedad a la que es
sometida; pero además, para conseguir mayor suavidad y flexibili-
dad de la piel, se puede aplicar algún producto de acabado como
ceras o lacas.
LOS OFICIOS - EL GUARNICIONERO
177
La piel o el cuero ya tratado es el que llegaba, en su día, a los talleres de
los guarnicioneros arnedanos. Se tienen noticias de un proveedor de Barcelo-
na, Pablo Lecina que, a comienzos del siglo XX, abastecía de pieles a la mayo-
ría de los talleres arnedanos. No obstante, en épocas anteriores, debieron existir
en nuestra ciudad algunos talleres donde se curtían y trabajaban las pieles; estos
lugares eran conocidos en Arnedo como curtidurías, tenerías o “tanerías”138. La
referencia más antigua que hemos encontrado acerca de estas factorías nos
vuelve a aparecer en el Archivo Municipal139; se trata de una solicitud de la li-
cencia de apertura para montar una de ellas donde nos sorprende especial-
mente el ordenamiento para el oficio y el lenguaje utilizado. Dice así:
“Eulogio Quiñones vecino desta ciudad a… dice: que teniendo intenta-
do construir una fábrica de tenería en esta jurisdicción para curtir pieles
del consumo en su oficio y no teniendo en sus propiedades para poderlo ve-
rificar, ha reconocido los sitios propios de la ciudad donde no perjudicar
a ningún vecino, y habiendo visto un sitio cómodo por la proximidad de
las aguas debajo del castillo… cuyo sitio a mi parecer no perjudica a nadie
por ser un terrón de ninguna utilidad para el pueblo.
…suplico se sirva reconocido dicho sitio… para dar principio a cons-
truir dicha tenería, señalándose al efecto catorce varas de longitud y las
que se puedan proporcionar de latitud, sin perjudicar a los caminos ni sus
linderos en cosa alguna, favor que espera de la bondad de… de quien
siempre vivirá agradecido.
Arnedo, 24 de agosto de 1841”
También sabemos que en la calle Tenerías, junto a la Huerta de la Barone-
sa, existió otro de estos talleres que ha sido derruido recientemente. Además,
hasta los años cincuenta del siglo pasado tenemos constancia de que todavía
funcionaba una curtiduría en la calle Carrera, propiedad de la familia Rivero.140
178
OFICIOS DE ARNEDO
138. Tanería es el nombre que recibe en Arnedo, una curtiduría o tenería. Ambos términos,aparecen en el Diccionario como sinónimos, haciendo referencia al sitio o taller donde se cur-ten y trabajan las pieles.
139. Archivo Municipal de Arnedo. Solicitudes, 1841. Sig. 624/8.140. Parece ser que trataban exclusivamente pieles de oveja y, una vez retirada la lana que
vendían a fabricantes de colchones, la piel era curtida para fabricar badanas. Información apor-tada por Carlos Rivero.
Al parecer los guarnicioneros arnedanos conocían diversos tipos de piel,
pero se trabajaba especialmente con tres: el cromo, de color rojo y blanco,
que servía para las cinchas; el sillero, que se usaba para cabestros, “antoje-
ras” y “collarones”; y por último, el becerro, piel que venía engrasada y se
destinaba a la parte interna de los aparejos que rozaban al animal.
Asimismo, se necesitaban cuerdas de distintos grosores y larguras, que
procedían de un taller especializado, el de Marcelo Zaragoza, muy conoci-
do en la zona norte; también lonas141, liza142, y paja de centeno sin trillar,
que servía para el relleno de algunas piezas. Por último, para la ornamen-
tación de los diversos enseres, se precisaba de adornos metálicos como las
anillas, hebillas y tachuelas143, y adornos de piel como los flecos, trenzas y
bordados.
Respecto a las herramientas, el taller del guarnicionero era uno de los más
completos por su variedad ya que trabajaba, como hemos visto, con diferentes
materiales y calidades. Cabe destacar las siguientes:
• La cuchilla, el rajador y la media luna144, que servían para cortar y re-
bajar el cuero.
• La lezna, instrumento que se compone de un hierro con punta muy fina
y un mango de madera, usado por los zapateros y otros artesanos para
agujerear, coser y pespuntar.
• Todo tipo de agujas, rectas y curvas, para coser.
• El cabo o cuerda para coser, que solía impregnarse de cera de abeja para
que diera consistencia y suavidad a los hilos que lo formaban.
• El sacabocados, instrumento de hierro o acero, que sirve para taladrar o
hacer agujeros en la piel. Los hay en forma de punzón, de tenaza, etc.
• La machota o tabla de guarnicionero, es una de las herramientas más ca-
racterísticas de este artesano. Está formada por dos tablas de madera, rec-
LOS OFICIOS - EL GUARNICIONERO
179
141. Lona: tela fuerte de algodón o cáñamo, para velas de navío, toldos, tiendas de cam-paña y otros usos.
142. Liza: hilo grueso de cáñamo.143. Tachuela: clavo corto y de cabeza grande.144. Media luna o medialuna, es un utensilio en forma de media luna que sirve para raspar
el cuero.
tangulares y estrechas, en forma de Y o de pinza, que el guarnicionero
utilizaba para sujetar el cuero mientras realizaba el cosido de la pieza.
Estas herramientas servían al guarnicionero en la elaboración de todos sus
productos; desde los aparejos para vestir al animal como antojeras, cabestros,
bozales, colleras, mangas, tarreas, barrigueras, retrancas y sufras, hasta otros ar-
tículos de uso cotidiano como bolsos, carteras o cinturones. Aunque todos
ellos presentan diferentes formas y funciones, el proceso de confección, bási-
camente, era el mismo:
✓ Sobre el cuero, se dibujaban las diferentes piezas que componían un ar-
tículo.
✓ A continuación, se recortaban con la cuchilla, el rajador y las tijeras. Si
era necesario, se rebajaba la piel con la media luna.
✓ Para realizar el cosido, se utilizaba la machota o tabla de guarnicione-
ro. Esta herramienta se colocaba entre las piernas y se sujetaba la pieza
en la pinza, lo que le permitía al artesano tener las manos libres para
el trabajo.
180
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 58. Herramientas características de un guarnicionero, entre otras: el rajador, la medialuna, el sacabocados y la machota o tabla de guarnicionero. (Foto de F. Ángel Pérez Merino).
LOS OFICIOS - EL GUARNICIONERO
181
Lám. 60. El artesanorebaja la piel con la
media luna, herramientaimprescindible en el
taller del guarnicionero.(Hogar de Arnedo).
Lám. 59. Elguarnicionero sujeta lapieza que ha de coser conla pinza para dejar lasmanos más libres.Previamente enhebra laaguja, dando tres vueltasal mismo hilo conel fin de tensarlo más.(Hogar de Arnedo).
✓ El cosido se hacía tanto con la lezna como con las agujas. Éstas se en-
hebraban dando tres vueltas al mismo hilo con el fin de que no se des-
lizara en el cosido y quedara bien tensado.
✓ Para terminar la pieza, se hacían los grabados, remaches o agujeros con
punzones de diferente grosor, tenazas o “sacabocados”. Por último, se
añadían cordones, hebillas y todo tipo de adornos.
* * *
La amplia gama de productos que trabajaba el guarnicionero arnedano iba
destinada en su mayor parte al ámbito rural. De este modo, en la sociedad agrí-
cola de principios y mitad de siglo, donde el número de animales de montura
o de carga era muy abundante, esta actividad se convirtió en imprescindible y
adquirió un carácter estable a lo largo del año.
Fueron muchos los que se dedicaron a este oficio y, como ocurría con
otros oficios arnedanos relacionados con la aguja y el cosido, los guarnicione-
ros celebraban su fiesta bajo el patronazgo de Santa Lucía reuniéndose en
torno a las hogueras todos los meses de diciembre. Nadie recuerda mucho más
sobre estas fiestas salvo que los jóvenes se divertían saltando cerca de la ho-
guera e intentando “robar” las patatas que se asaban en el fuego.
Los protagonistas de estas anécdotas formaron parte durante mucho tiem-
po de un emblemático grupo de artesanos entre los que recordamos a Silvio y
Olimpio González, o a otros como Félix Orío y Carmelo Castillo. Éstos fueron,
sin duda, los últimos guarnicioneros de Arnedo ya que prolongaron su activi-
dad hasta la década de los setenta e incluso de los ochenta.
Con la incorporación de la población arnedana al desarrollo industrial, el
trabajo agrícola pasó a un segundo plano y se redujo estrepitosamente el nú-
mero de caballerías, lo que terminaría por afectar a todos los oficios que de-
pendían de ellas. Finalmente, la mayoría de estos profesionales terminaron por
incorporarse a las fábricas de calzado, aunque algunos se adaptaron a los nue-
vos tiempos orientando su producción a la fabricación de toldos, la tapicería o
artículos de uso cotidiano como bolsos, cinturones, carteras, monederos, etc.
En la actualidad no se hacen “collarones”, ramales o cinchas para la caba-
llería tal y como se han hecho tradicionalmente en los pueblos. Hoy las albar-
das, bastos, ataharres y lomillos han empezado a ser piezas de museo
182
OFICIOS DE ARNEDO
etnográfico, no obstante, todavía hay quien realiza este trabajo. En algunas re-
giones de España, especialmente La Mancha, siguen existiendo talleres espe-
cializados que se dedican a la fabricación de artículos destinados al ocio en
actividades de caza, pesca, equitación o rejoneo.
LOS OFICIOS - EL GUARNICIONERO
183
No hay duda que la orfebrería fue una de las primeras manifestaciones ar-
tesanales del hombre. Ya en la Antigüedad clásica, el poeta griego Homero nos
ofrece en La Odisea, una de las primeras referencias sobre la soldadura, y
sobre el efecto y bondad del fuego para templar el hierro. Y es que, desde
antes de Cristo, en la llamada Edad de los Metales, el hombre viene trabajan-
do los distintos materiales que le ofrece la naturaleza para la construcción de
herramientas, útiles para la caza de animales o para la propia defensa. Hasta
ese momento, el ser humano había construido sus propias armas y enseres con
otros elementos como la madera, el sílex o el hueso, pero la dureza y resis-
tencia que consiguieron con los nuevos materiales, no eran comparables con
nada anterior. El manejo de metales, solos o en aleación, tales como el cobre,
el bronce y especialmente el hierro, se volvió imprescindible para la mayoría
de las culturas. Sus aplicaciones se extendieron a otros campos de la vida co-
tidiana en los que, modelar recipientes que les resultaran eficaces, supuso toda
una innovación que no dejaría de evolucionar hasta nuestros días.
En la zona de Arnedo y su comarca, los herreros se dedicaban principal-
mente a fabricar herramientas para la agricultura, pequeñas máquinas y utensi-
lios para la industria, así como complementos para la construcción: balcones,
verjas, puertas y toda suerte de objetos ornamentales. Este hecho nos indica que
este oficio seguía siendo, en la primera mitad del siglo XX necesario, incluso im-
prescindible, para la sociedad y economía arnedanas. Se recuerda entre otros a
Álvarez “el Chato”, Juanito “el Herrero”, Aparicio “el de la Renfe”, Buenaventu-
ra, y Luis Ibáñez “el herrero de Herce”. No conocemos mucho sobre ellos pero
sabemos que algunos trabajaron en el ferrocarril y después montaron su propia
herrería. Ellos mismos nos han contado que todos los herreros de la comarca se
conocían entre sí e incluso, siempre que podían, se hacían favores.
Estos profesionales de la forja desempeñaban su trabajo necesariamente en
un local fijo –la fragua– donde acudían los hombres a reparar sus herramien-
tas, pero en la que siempre había tiempo para la tertulia y para los comenta-
rios sobre las cosas que ocurrían en el pueblo. El término fragua procede del
latín fabrica y significa: fogón en el que se caldean los metales para forjarlos,
187
avivando el fuego mediante una corriente horizontal de aire producida por un
fuelle o por otro aparato análogo. Sin embargo, este concepto se aplica tam-
bién al taller donde el operario hace su trabajo.
Tres eran los grupos de herramientas fundamentales para trabajar el hierro:
• Por un lado, la fragua o fogón ya nombrada, donde se calientan las pie-
zas, y que cuenta con otros elementos para su funcionamiento como el
fuelle145, los atizadores146 y la campana147.
• Por otro, el yunque, prisma de hierro acerado, de sección cuadrada, a
veces con punta en uno de los lados, encajado en un tajo de madera
fuerte, que sirve para trabajar en él los metales a golpe de martillo.
188
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 61. Luis Ibáñez, el herrero de Herce, trabajando en la fragua de su herrería.(Hogar de Arnedo).
145. Fuelle: instrumento para recoger aire y lanzarlo con una dirección determinada, queesencialmente se reduce a una caja con tapa y fondo de madera, costados de piel flexible, unaválvula por donde entra el aire y un cañón por donde sale cuando, plegándose los costados, sereduce el volumen del aparato.
146. Atizador: utensilio con forma de barra, normalmente de hierro, que se utiliza para re-mover el fuego y que arda más.
147. Nos referimos a la campana extractora que debía tener la fragua para aspirar y extraerel humo que originaba el fuego.
• Además, un taller contaba con una gran variedad de herramientas de
mano como el mallo148, punzón149, tenaza150, limas151, cortafríos152, y la pie-
dra para afilarlos o la pasta para hacer empalmes, etc.
En su rústico taller, el herrero con habilidad y la fuerza de sus brazos, mol-
deaba, producía y reparaba las herramientas y útiles necesarios para la vida dia-
ria. Su labor era imprescindible para el desarrollo de la agricultura, los
transportes, complementos y hasta la construcción; de este modo, forjaba arados
romanos, rejas, picos, barras, clavos, cuñas, herrajes para los animales de labor,
LOS OFICIOS - EL HERRERO
189
Lám. 62. El herrero en su taller hace funcionar el fuelle de gran tamaño que alienta el fuego.Además del fogón, pueden verse los atizadores, la campana y otras piezas. (Hogar de Arnedo).
148. Mallo: instrumento para desgranar a golpes la mies. En el diccionario no aparece rela-cionado con nuestro contexto, por eso, podríamos definirlo como un martillo de brazo muy largoy cuya superficie para golpear es de un material más blando.
149. Punzón: instrumento de hierro o de otro material rematado en punta, que sirve paraabrir ojetes y para otros usos.
150. Tenaza: instrumento de metal, compuesto de dos brazos paralelos enlazados en unode sus extremos por un muelle semicircular y que por el otro tienen forma propia para coger laleña o el carbón de las chimeneas u otras cosas.
151. Lima: instrumento de acero templado, con la superficie finamente estriada en uno oen dos sentidos, para desgastar y alisar los metales y otras materias duras.
152. Cortafrío: cincel fuerte para cortar hierro frío a golpes de martillo.
así como, cerraduras, llaves, elementos para la construcción y todo aquello que
sus habilidades podían alcanzar.
Era una profesión estable y regular durante todo el año ya que dedicaba
muchas horas a la fabricación pero también al mantenimiento de los aperos
agrícolas, que siempre debían estar a punto para las tareas del campo; así, arre-
glaba azadas153 –que en el lenguaje popular se conocía como “echar la boca
nueva a la azada”–, afilaba y empalmaba hachas, o aguzaba154 la reja del arado.
Era también el encargado del herraje de las caballerías y, en ocasiones, el que
fabricaba las propias herraduras. Es en este punto donde aparece relacionado
con otro profesional, el herrador, que en algunas ocasiones, trabajó de forma
independiente al herrero, pero en otras, se concentraban ambas actividades en
una misma persona.
En uno y otro caso, su labor era dura y no exenta de riesgo. El hierro es
el metal más difícil de trabajar debido a su dureza, ya que se funde a más de
1.500 grados. Esa transformación de un material duro en maleable, que some-
tido al fuego va cambiando su color y su forma, es todo un espectáculo. Una
vez encendido el fuego que se alimentaba con carbón, se introducía la pieza
de metal hasta que se ponía al rojo vivo. Entonces el herrero la esculpía, dando
golpes sobre el yunque con el martillo hasta conseguir la forma adecuada. Por
último, la introducía en un pilón155 lleno de agua para “darle el temple” y en-
friarla. Conseguir el temple adecuado consistía en buscar o establecer el equi-
librio entre el color (desde rojo vivo hasta amarillo pálido, dependiendo de la
temperatura que se necesitase) y el estado del hierro, enfriando bruscamente
la pieza en agua o aceite a temperatura ambiente. Se obtenía distinto resulta-
do según se utilizase un líquido u otro; pero es indudable, que esta operación
requería de mucha habilidad y pericia para conseguir el punto adecuado de
190
OFICIOS DE ARNEDO
153. Azada: instrumento que consiste en una lámina o pala cuadrangular de hierro, ordi-nariamente de 20 a 25 cm. de lado, cortante uno de estos y provisto el opuesto de un anillodonde encaja y se sujeta el ástil o mango, formando con la pala un ángulo un tanto agudo. Sirvepara cavar tierras roturadas o blandas, remover el estiércol, amasar la cal para mortero, etc.
154. Aguzar es sacar punta a un arma u otra cosa, o adelgazar la que ya tienen, es decir,en nuestro caso a la reja del arado. Éste es un instrumento de agricultura que, movido por fuer-za animal o mecánica, sirve para labrar la tierra abriendo surcos en ella; la reja es una parte deél, hecha en hierro y con forma de punta, que sirve para romper y revolver la tierra.
155. Pilón: receptáculo de piedra que se construye en las fuentes para que, cayendo el aguaen él, sirva de abrevadero, de lavadero o para otros usos.
dureza y resistencia de la pieza fabricada. Algunas veces, los herreros más ex-
pertos tiraban al suelo la pieza terminada para cerciorarse, con el sonido que
emitía, de que se había conseguido la calidad deseada.
Muy pronto llegó el progreso industrial, en detrimento de lo manual pero,
a pesar de ello, hay quien conserva las técnicas y el secreto que permiten acari-
ciar y modelar el hierro para darle forma. Afortunadamente, existe en la actuali-
dad un auge de la forja en su vertiente artística, que trabaja desde el mobiliario
(mesas, sillas, camas, consolas, percheros...), hasta complementos (lámparas, fa-
roles, utensilios de chimeneas...), cerramientos y objetos para la decoración de
casas y emplazamientos rurales. Para los profesionales que se dedican a ello, éste
es el mejor campo de expresión en el que desarrollar su imaginación y creativi-
dad individual. Se trata de un oficio artesano en el que intervienen creatividad,
corazón y técnica; pero dada la rudeza del trabajo, que requiere de gran destre-
za y esfuerzo físico, no hay muchos interesados en aprenderlo.
LOS OFICIOS - EL HERRERO
191
Lám. 63. Con la pieza al rojo vivo,el herrero daba golpes de martillo
sobre el yunque hasta conseguir laforma adecuada; se trataba de
“dar el temple”. (Hogar de Arnedo).
No hay duda de que la técnica de la forja es la misma, tanto para el he-
rrero como para el herrador. Sin embargo, como ya apuntamos antes, había
casos en los que el herrero unía a sus tareas las propias del herrador; pero
había otros en los que el herrador era un profesional autónomo, dedicado ex-
clusivamente al herraje de las caballerías donde, o bien elaboraba él mismo las
herraduras, o bien las adquiría en el taller del herrero.
En Arnedo existió con toda seguridad el oficio de herrador como actividad
exclusiva ya que, hubo una época, en la que eran cientos los animales a los
que había que colocar herraduras. Los cambios de herraje se producían según
el desgaste de las herraduras, pero las que se colocaban en las extremidades
delanteras del animal eran las que más se desgastaban porque con ellas hacía
más fuerza. También es cierto que, la falta de disponibilidad económica, limi-
taba el cambio simultáneo de las cuatro herraduras, por eso, lo habitual era
cambiar una o dos en el mismo día.
En cuanto a las herramientas, el herrador debía incorporar a su lugar de
trabajo algunas piezas que le servían para tratar al animal; por ejemplo:
• Una tenaza pequeña que le servía para quitar la herradura vieja y, cuan-
do era necesario, para cortar o limpiar el casco156.
• El pujavante es una pieza metálica alargada, a modo de lima con punta
plana, que utilizaba el herrador para alisar el casco antes de colocar la
herradura nueva.
• Cuchillas, limas, martillos pero, sobre todo, herraduras variadas y cla-
vos especiales.
Si el herrador elaboraba sus propias herraduras, o si las adquiría del taller
de un herrero, es algo que no podemos determinar porque ambas situaciones
existieron. Sin embargo, podemos decir que, aunque se tenían en cuenta las di-
195
156. En las bestias caballares, uña del pie o de la mano, que se corta y alisa para sentar laherradura.
196
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 64. Las herradurasse trabajan sobre el
yunque con herramientascomo éstas.
(Hogar de Arnedo).
Lám. 65. El herradorsujeta la herradura,todavía caliente, conuna tenaza mientrasla moldea a golpe demartillo. (Hogarde Arnedo).
ferencias en la anatomía de animales como asnos, mulos, machos o yeguas, el
proceso seguido para el cambio de herraduras era siempre el mismo.
El proceso comenzaba quitando la herradura vieja con la tenaza; después,
se cortaba el casco crecido de la pezuña y por último, se alisaba este mismo
con el pujavante. En realidad, esta limpieza que se hacía de las uñas del ani-
mal era muy necesaria y saludable, porque el crecimiento inadecuado de las
mismas, podía producir infecciones. El herrador, entonces, escogía entre las he-
rraduras, la más adecuada para el tamaño del animal; la ajustaba al casco e in-
troducía los clavos, uno a uno, por los agujeros de la herradura para sujetarla.
Realmente, estos clavos son puntas con una forma especial, que penetraban en
la pezuña dura del animal, y que encajaban perfectamente con la forma que
ofrecían los huecos de la herradura. Según los expertos, se introducían un
poco inclinados y, si sobresalían del casco, se remachaban o golpeaban con
un martillo. Todo esto servía para que no se desprendiera la herradura y para
evitarle un daño al animal.
Otra forma de reducir el casco o pezuña de la caballería era “herrar a
fuego”, que consistía en calentar la herradura en el fuego y seguir el procedi-
miento anterior. Ambos procesos eran dolorosos; por eso, algunos animales no
se dejaban herrar, daban coces y se revolvían. Para relajar al animal se usaba
el “aciar” o acial157, un artilugio que servía para pretarle el morro y así, cen-
trándose en el dolor que esto le producía, se olvidaba del de sus patas. Está
formado por dos palos de 30 ó 35 cm., unidos en uno de sus extremos, y en
el otro, una vez presionado el morro, se unen con una cuerda para evitar po-
sibles mordeduras del animal. También se solía atar una cuerda desde la pata
hasta la cola para inmovilizarlo y poder realizar el trabajo sin peligro.
Muchos herradores vieron desaparecer su oficio poco a poco, progresiva-
mente, a medida que se iba reduciendo el número de caballerías en nuestra
ciudad. A partir de los años 50, con la llegada de la industrialización, algunos
cambiaron de profesión, otros siguieron dedicándose al mundo de la forja en
las herrerías. Un ejemplo de ello lo tenemos muy cerca de aquí, en el pueblo
de Herce, donde Luis Ibáñez, herrador profesional que viajaba por toda la co-
LOS OFICIOS - EL HERRADOR
197
157. Acial: instrumento con que oprimiendo un labio, la parte superior del hocico, o unaoreja de las bestias, se las hace estar quietas mientras las hierran, curan o esquilan.
marca herrando caballerías, transmitió la técnica del oficio a sus hijos, quienes
en la actualidad trabajan la forja pero a nivel más industrial. Ellos nos han con-
tado que mantienen intacta la fragua donde su padre trabajaba y que, a pesar
de no vivir de ello, siguen herrando a las escasas caballerías que hay por el
valle del Cidacos. Éstas se redujeron de forma estrepitosa, como queda refle-
jado en los siguientes datos: en los años 40 y 50 se trabajaba para cientos de
caballerías de todo el valle pero, a medida que se fue abandonando el trabajo
agrícola, el número de las mismas se ha reducido en la actualidad, a tres o cua-
tro en la zona de Arnedo.
198
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 66. El herrero LuisIbáñez, quien también fueherrador, nos muestraorgulloso la herraduraterminada. (Hogar deArnedo).
La hojalata es el material básico con el que trabajaba un hojalatero. La
hoja de lata, de donde procede su nombre, es una delgada lámina de hierro
o acero recubierta en sus dos caras por una microscópica capa de estaño;
de este modo, dichos materiales se unen entre sí mediante un proceso elec-
trolítico con el fin de preservar las piezas de la corrosión. Utilizar sólo el es-
taño resultaba demasiado caro y frágil, sin embargo, mezclándolo con el
acero, ambos ganaban en dureza y resistencia a la oxidación. Si bien la ho-
jalata ya era conocida por los antiguos griegos, la práctica de recubrir el
acero con estaño se desarrolló con mayor profusión a lo largo del siglo XIV
en Bohemia, región de Alemania y principal productora de este material en
la Edad Media.
El gran impulso de esta industria surgió más adelante, al iniciarse la pro-
ducción de alimentos enlatados a principios del siglo XIX. Desde entonces la
hojalata ha sido un material repetidamente utilizado para la producción de en-
vases y objetos, siendo mejorados día a día con la incorporación de nuevos
procesos tecnológicos.
Otros materiales con los que se trabajaba eran el cinc158 y el estaño159. Este
último resultaba imprescindible en la soldadura de las piezas y solía adoptar
la forma de una barrita muy fina que se derretía fácilmente al contacto con
el calor. Además de los metales que empleaba como materia prima, el taller
de un hojalatero contenía una gran variedad de herramientas, algunas espe-
cíficas de este oficio, que le obligaban a tener un local fijo donde trabajar.
Eran las siguientes:
201
158. Cinc: metal abundante en la corteza terrestre. De color blanco, brillante y blando, seusa desde antiguo en la fabricación de pilas eléctricas, para formar aleaciones como el latón, ypara galvanizar el hierro y el acero.
159. Estaño: metal escaso en la corteza terrestre. De color y brillo como la plata, es duro,dúctil y maleable. Se emplea para recubrir y proteger otros metales y en el envasado de ali-mentos; aleado con el cobre forma el bronce, y con otros metales, se aplica en soldaduras yen odontología.
• Necesitaba en primer lugar un banco de trabajo donde apoyar las pie-
zas, un yunque160, una “hornilla”161 y una bigornia162.
• Escuadra, compás y tijeras para dibujar y recortar.
• Para manipular la hojalata precisaba de otro tipo de herramientas como
martillos, mazos, alicates, limas, trancha163 y mordaza.
202
OFICIOS DE ARNEDO
160. Yunque: prisma de hierro acerado, de sección cuadrada, a veces con punta en uno delos lados, encajado en un tajo de madera fuerte, y a propósito para trabajar en él a martillo losmetales.
161. Hornilla creemos que hace referencia a un pequeño horno donde calentar las piezaspero su definición concreta es la siguiente: hueco hecho en el macizo de los hogares, con unarejuela horizontal en medio de la altura para sostener la lumbre y dejar caer la ceniza, y un res-piradero inferior para dar entrada al aire. También existe separada del hogar.
162. Bigornia: yunque con dos puntas opuestas.163. Trancha: hierro con canto boto o romo que, clavado en un borriquete, sirve a los ho-
jalateros para rebordear sobre él con el mazo los cantos de la hojalata.
Lám. 67. El hojalatero, Ángel Muro,aparece junto a las herramientas ymateriales con los que trabaja:chapa y moldes de hojalata, lacandileja, la mordaza y todo tipode rodillos, mazos y martillospara dar forma a las piezas.(Hogar de Arnedo).
• Por último, la candileja164 y los soldadores, como fuentes de calor para
unir las piezas.
Con la hojalata y el cinc, el hojalatero creaba un sinfín de objetos y reci-
pientes, todos ellos necesarios, tanto para el hogar como para el agricultor o
el ganadero. Estos útiles, confeccionados artesanalmente, iban destinados a
particulares o a pequeños comerciantes, que los ponían a la venta a modo de
las ferreterías actuales; sin embargo, este artesano no sólo elaboraba produc-
tos nuevos sino que se ocupaba de reparar, con su técnica, los ya usados. Entre
ellos cabe destacar piezas tan comunes como:
• La cántara y la cantarilla, diferentes en el tamaño. Grande la primera y
más pequeña la segunda; se trata de una vasija de barro o metal, an-
gosta de boca, ancha por la barriga y estrecha por el pie; por lo común,
con una o dos asas. La cántara fue muy utilizada en otros tiempos, tanto
es así que se convirtió en una unidad o medida para los líquidos, con-
tándose en aproximadamente unos 16 litros. La cantarilla también con-
tenía líquidos pero una cantidad mucho menor.
• La zafra, vasija de metal ancha y poco profunda, en que se guarda aceite.
• El candil y el farol de aceite, ambos para alumbrar. Dotado, en el caso
del primero, de un recipiente de aceite con mecha y una varilla con gan-
cho para colgarlo.
• La azufradora, aparato utilizado por el agricultor con el que se azufran165
las vides u otras plantas.
• Toda una variada gama de útiles de cocina como aceiteras, lecheras, em-
budos, moldes, churreras, latas de asar, etc.
En su momento, el oficio de hojalatero precisó siempre de un local fijo
donde realizar sus creaciones y, si bien es cierto que fue una actividad estable
con encargos en cualquier época del año, durante el período en que se realiza-
ban la cosecha y la conserva, aumentaban los pedidos de una forma considera-
ble. Se le acumulaba el trabajo porque eran muchas las amas de casa que le
requerían para la reparación de los botes de conserva del año anterior; éstos eran
LOS OFICIOS - EL HOJALATERO
203
164. Candileja: vaso pequeño en que se pone aceite u otra materia combustible para queardan una o más mechas.
165. Azufrar es echar azufre a las plantas para controlar las plagas, especialmente el oídio.
reutilizados de nuevo y se cerraban herméticamente con la ayuda del hojalatero
y sus utensilios. Así mismo, el invierno era el tiempo en el que aumentaba la de-
manda de algunos recipientes, especialmente, zafras de distintos tamaños que
servían para almacenar y mantener mejor la cosecha de aceite. Como en la ma-
yoría de los oficios antiguos, la labor se realizaba básicamente por encargo, y re-
cibía sus honorarios, esporádicamente en metálico, y normalmente, en especie
con productos del campo (el aceite y las almendras eran los más preciados).
El proceso de elaboración era muy similar para todos los útiles. Requería de
minuciosidad y precisión, y comprendía desde el diseño de las plantillas hasta la
realización del corte, moldeado, acople y soldadura de las diferentes piezas que
formaban el objeto. Para ilustrar la labor del hojalatero, describiremos los pasos
en la elaboración de uno de los objetos más utilizados en los hogares del siglo
pasado; se trata de la cantarilla, pieza de gran parecido con la cántara pero de
menor tamaño, que resultaba idónea para guardar líquidos. Según la definición
que hemos encontrado, una cantarilla es una vasija de barro, sin baño, del ta-
maño y forma de una jarra ordinaria y boca redonda; sin embargo, la versión que
nosotros conocemos se realizaba en hojalata y se parecía más a una cántara.
ELABORACIÓN DE UNA CANTARILLA
El artesano, antes de conseguir la forma definitiva, había de preparar con
esmero cada una de las piezas, verdaderos cuerpos geométricos, en que se
descomponía la cantarilla. Necesitaba dos troncos de cono para el cuerpo prin-
cipal, un pequeño cilindro para el cuello, dos círculos para la tapa y la base,
y pequeños rectángulos para las asas. Los pasos eran los siguientes:
✓ El artesano comenzaba dibujando, con precisión geométrica, las dife-
rentes piezas que conformaban la cantarilla, utilizando para ello el com-
pás y diferentes plantillas.
✓ A continuación, recortaba cada fragmento y lo moldeaba. Por ejemplo, a
las superficies que formaban el cuerpo principal, las hacía girar sobre una
superficie rígida con el fin de conseguir que se curvaran; en cambio,
aplastaba las superficies destinadas para la base y la tapa. A todas ellas les
alisaba y remataba los bordes para que no cortaran, se les daba forma con
la bigornia e incluso se les hacía una pestaña, que al ser doblada, conse-
guía un mayor grosor, por ejemplo para la boca o la tapa del recipiente.
204
OFICIOS DE ARNEDO
LOS OFICIOS - EL HOJALATERO
205
Lám. 68. En esta imagen, el hojalatero dibuja y recorta las piezas en la plancha de hojalata.(Hogar de Arnedo).
Lám. 69. El maestro hojalatero moldea y da forma a las distintas piezas geométricas quecomponen una cantarilla. (Hogar de Arnedo).
206
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 71. Las piezas, realizadas por separado, se unen y se sueldan para conseguir la formadefinitiva. (Hogar de Arnedo).
Lám. 70. En algunas piezas de la cantarillacomo la boca o la tapa del recipiente se haceuna pestaña que, al ser doblada, consiguemayor grosor. (Hogar de Arnedo).
✓ Una vez preparadas las piezas como si de un puzle se tratase, el hoja-
latero realizaba la soldadura. Era un proceso muy importante que con-
sistía en la unión de las diferentes partes mediante una fuente de calor
y el estaño. Normalmente, utilizaba la candileja y un soldador de cobre,
que untaba en una piedra de salamoniaco166 y mezclaba con las barritas
de estaño o cinc. Este metal se derretía con el calor y consiguía unir las
superficies de las distintas piezas. Dicen los expertos, que también debe
añadirse aguafuerte para que el exterior quede lo más alisado posible.
✓ Cuando todos los fragmentos habían sido dispuestos en su sitio, y uni-
dos entre sí, el artesano repasaba las juntas y los bordes para conseguir
un buen acabado del objeto.
* * *
Todos los hojalateros de Arnedo se conocían. Celebraban a su patrona, la
Virgen de la Candelaria, el diez de diciembre, con una misa y una cena de
hermandad organizada para todos los del gremio. Sabemos de algunos de
ellos, auténticos profesionales, que mantuvieron abiertos sus talleres hasta los
años sesenta del siglo pasado, momento en que la demanda social de sus pro-
ductos fue en detrimento con la aparición de otros materiales y del trabajo
mecanizado.
Entre otros podemos recordar a Donato Pérez y sus hijos, Teodoro y Por-
firio, que trabajaban en la calle General Ruiz o calle La Yasa; los hermanos
“Campanillas”, en la calle Preciados; Aurelio Morón, en la calle Santa Clara y,
Ángel Muro, en la calle Palacio. Aunque es bien sabido que esta profesión
como tal ha desaparecido en nuestra ciudad, todavía contamos con exposicio-
nes como “Oficios para el recuerdo” o encuentros como el “Mercado medieval
del Can de Vico”, donde podemos apreciar la originalidad y creatividad del tra-
bajo bien hecho de estos artesanos.
LOS OFICIOS - EL HOJALATERO
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166. La piedra de salamoniaco es una pieza compacta de ambos materiales, sal y amonia-co, que el hojalatero usaba para mezclar mejor el estaño.
En las sociedades agrícolas tradicionales, la división del trabajo entre hom-
bres y mujeres era una constante. Este fenómeno se producía también en Ar-
nedo hasta bien entrado el siglo XX, al menos así lo recuerdan aquellas
mujeres que trabajaron para recopilar esta información. Nosotros hablamos de
un contexto histórico en el que las mujeres se dedicaban casi exclusivamente
a las tareas vinculadas al ámbito del hogar. Su dedicación englobaba todos los
trabajos relacionados con la atención, educación y cuidado de los miembros
de la familia; la limpieza y el mantenimiento de la casa, la alimentación, y la
conservación de productos hortofrutícolas destinados al almacenaje.
El ámbito en el que se movían ambos sexos estaba absolutamente definido
y era admitido por todos, según la costumbre: por un lado, el hombre trabaja-
ba en el campo, atendía un oficio o, en ocasiones, ambas cosas; sin embargo,
la mujer, no solía desempeñar una profesión sino que su actividad se reducía a
las labores cotidianas del hogar. A todas ellas va dedicado este capítulo dentro
de un libro que habla de oficios para el recuerdo porque, verdaderamente, ellas
fueron los artífices anónimos de la cultura del bienestar en la que vivimos. Afor-
tunadamente para la mujer, su función en la sociedad actual ha cambiado, sobre
todo a partir de su incorporación al mercado de trabajo.
* * *
Las duras condiciones de vida y la infraestructura del momento influían
continuamente en el esfuerzo físico que las mujeres debían desempeñar en sus
tareas cotidianas. Por otro lado, no existían las comodidades con las que hoy
contamos, ni tan siquiera alguno de los complejos electrodomésticos que agi-
lizan los quehaceres diarios como el lavado de la ropa o la cocción de los ali-
mentos; por ello, parece obvio pensar que, el número de horas dedicadas al
trabajo de la casa debía ser mucho mayor que en la actualidad.
La rutina diaria comenzaba para las mujeres cuando, una vez levantadas y
aseadas, se dedicaban a encender el fogón o la llamada “cocina económica”167.
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167. Cocina económica es el nombre que recibía la cocina de leña y carbón.
Disponer de ulagas y sarmientos para el encendido, así como leña de cepa,
almendro u olivo para el mantenimiento del fuego, era algo imprescindi-
ble168. Esta era la única fuente de calor que había en la casa y, con su fuego,
se guisaban los alimentos a la vez que se mantenía el espacio caliente. El
calor producido por irradiación se aprovechaba para caldear las habitacio-
nes más próximas pero el resto de habitaciones y alcobas se calentaban con
la ayuda del brasero169 colocado bajo la mesa camilla o en el suelo, sobre un
armazón de madera. También era habitual poner recipientes con “alcohol de
quemar”, que contribuían a caldear el dormitorio. Al acostarse pasaban el
“calentador” por todas las camas consiguiendo una acogida más cálida y
agradable; éste era un utensilio de cobre con forma redondeada, tapa y
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OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 72. La “cocina económica” era la única fuente de calor que había en la casa y, con sufuego, se guisaban los alimentos a la vez que se mantenía el espacio caliente. Las brasas delfogón se utilizaban para calentar la plancha. (Josefa Pérez. Hogar de Arnedo).
168. En el capítulo del ulaguero se hace referencia a las ulagas como combustible.169. Brasero: pieza de metal, honda, ordinariamente circular, con borde, y en la cual se
echa o se hace lumbre para calentarse. Solía ponerse sobre una tarima, caja o pie de madera ometal, y fue muy utilizado en el siglo pasado hasta la aparición de las calefacciones actuales.
mango de madera en cuyo interior se introducían brasas para quitar la frial-
dad de las sábanas.
En el desayuno lo más habitual era el “café de malta” o la achicoria y, los
que tenían o podían conseguirla, lo acompañaban con leche. La malta se ex-
traía de la cebada una vez tostada en el horno de la cocina y molida. En los tiem-
pos de mayor escasez, para preparar la malta, se utilizaba el agua de cocer la
remolacha dulce y así, ahorraban en azúcar, producto caro y muy escaso por
aquel entonces. Los trozos cocidos y una vez enfriados eran consumidos como
ensalada.
Las tareas de mantenimiento de la higiene del hogar o, dicho de otra ma-
nera, “el aviar la casa”, eran las mismas que se realizan actualmente pero re-
querían de un mayor esfuerzo físico por la falta de aparatos eléctricos. Entre
dichas tareas, era fundamental el barrido de los suelos de las habitaciones que
se hacía con escobas de alpiste, mientras que el portal y los corrales se barrían
con escobas de tomaza170. Finalmente, se jabonaban los suelos con estropajo,
trapos viejos o saco de talega pero siempre de rodillas porque todavía no exis-
tía la fregona, al menos en el medio rural. De vez en cuando, a las baldosas
de barro les daban cera roja para su mantenimiento y, blanqueaban con lejía
los suelos y los “atoques”171 de las escaleras.
Los colchones eran normalmente de lana, muy confortables aunque de-
bían ahuecarse diariamente para ventilarlos y darles la forma idónea. Las
amas de casa más exigentes pasaban el palo de la escoba por encima de la
cama para alisarla. En la mayoría de los hogares se utilizaban sábanas de lien-
zo y algodón pero en algunas de familias más pudientes se usaron también
el lino y el hilo.
Anualmente, con el buen tiempo, se deshacían los colchones y se lavaban
sus fundas; los colchoneros se encargaban de varear la lana para oxigenarla y
evitar la polilla volviendo a dejar el colchón como nuevo. Este oficio especia-
lizado se efectuaba en las calles y entradas de las casas172.
LOS OFICIOS - LABORES DE MUJER
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170. La tomaza era una planta semejante al tomillo, pero menos olorosa.171. Atoque: remate, generalmente de madera, de los peldaños de las escaleras de una casa.172. En el capítulo del colchonero se explica cómo se renovaban los colchones.
Más allá de las tareas relacionadas con el arreglo de la casa, el acarreo de
cántaros y botijos de agua se había convertido en una actividad imprescindible,
sobre todo, si tenemos en cuenta que durante buena parte del siglo pasado no
existía el agua corriente en la mayoría de las viviendas. Evidentemente, el agua
era necesaria para cocinar y limpiar, pero también para el consumo humano y el
aseo personal; por eso, cada día, las mujeres o los niños de la familia se trasla-
daban hasta la fuente más cercana para llenar su cántaro o su botijo y transpor-
tarlo de nuevo a casa. El salero y equilibrio de las mozas para llevar los cántaros
y las tinas, tanto en la cabeza como en la cintura, eran motivo de comentarios
entre los viandantes y vecinos. Como ya hicimos referencia en el capítulo del
aguador, existían varias fuentes en Arnedo pero la más solicitada era la llamada
Fuente del pueblo, situada en la actual Glorieta Celso Díaz. Este era un lugar muy
concurrido, y uno de los mejores puntos de encuentro, porque además de reco-
gerse el agua, se “mensajeaba”173, chafardeaba o cortejaba y en muchos casos se
cerraban tratos y se iniciaban o mantenían relaciones sentimentales.
Otra actividad que también se hacía fuera de casa era el lavado de la
ropa. Ésta es, con toda seguridad, la tarea más dura que desarrollaban aque-
llas mujeres y la que más cambios ha sufrido desde la llegada a las casas del
agua corriente y más tarde, de la lavadora. En aquella época, hiciera frío o
calor, las mujeres tenían que desplazarse hasta los ríos o lavaderos más pró-
ximos para efectuar la colada174. Normalmente, esta tarea se realizaba los
lunes ya que los domingos era habitual “mudarse” o cambiarse de ropa. En
esos días, los ríos y lavaderos públicos se llenaban de mujeres que pasaban
buena parte del tiempo lavando la ropa. Durante el invierno, en su mayoría,
iban al río de los Caños175, un lavadero cubierto que estaba ubicado debajo
del patio de la iglesia de Santo Tomás, o al lavadero de Orenzana, a las afue-
ras de la ciudad. La ropa se llevaba en tinas, generalmente en la cabeza, pro-
tegida por un trapo enrollado en forma de rosca o rodete176, y en el regazo
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OFICIOS DE ARNEDO
173. Mensajear o mensajiar es curiosear, fisgonear. A los que lo practican se les llama men-sajeros. También se utiliza como equivalente de “ir a dar una vuelta”.
174. De hecho, el término colada toma su nombre de la mezcla de cenizas que desde laantigüedad se ha usado para blanquear las prendas de cama principalmente, y que “colaban”antes de ser utilizada.
175. Nombre con el que era conocido el río Noceda a su paso por la iglesia de Santo Tomás.176. Rodete: rosca de lienzo, paño u otra materia que se pone en la cabeza para cargar y
llevar sobre ella un peso.
LOS OFICIOS - LABORES DE MUJER
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Lám. 73. Tablas, tinas, jabón y cepillos, todo lo necesario para la colada. (Hogar de Arnedo).
Lám. 74. Mujeres lavando en el ríoCidacos, cerca del puente. ( Josefa
Pérez, Mª Luisa Solana, Mª CruzGarcía, Lucía Yustes, Antonia Royo
y Felisa Eguizábal. Foto de MªDolores Domínguez Castillo).
Lám. 75. Mujeres lavando en el lavandero público de Orenzana, en el río Noceda, durante losaños cuarenta. (CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo).
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OFICIOS DE ARNEDO
otros utensilios como el caldero, jabón y tabla de lavar. En ausencia de esta
última, usaban piedras lisas del río donde las mujeres frotaban y restregaban
la ropa para esclarecerla. El “pan de jabón”177 con el que se lavaba la ropa se
hacía en casa, guardando sebos y aceites de desecho, que combinándolos
adecuadamente con sosa cáustica, sal y agua, conseguían el preciado deter-
gente. Para conseguir el efecto blanqueador de la lejía tendían la ropa “jabo-
nada”178 al sol, e incluso, recuerdan nuestras informantes, que sus madres y
abuelas usaban agua con ceniza.
Una vez que la ropa estaba seca, se planchaba (con planchas de hierro que
se calentaban en la “cocina económica”, o bien, se rellenaban con brasas), se do-
177. Pan de jabón: nombre que se da a los trozos resultantes de la fabricación casera de jabón.178. Enjabonada.
RECETA PARA HACER JABÓN
El jabón es el resultado de mezclar unácido, como son las grasas animales o vegeta-les, con un álcali cáustico (sosa o lejía). Cuandoel álcali es disuelto en agua y se añade un ácido,se produce la reacción de saponización por laque se produce el jabón. Se conocen dos for-mas de hacer jabón, en crudo o cocido, y apesar de que son dos variantes muy parecidasnos parece necesario recogerlas en este capítu-lo para quien pueda interesar.
COCIDO
Materiales: Trébede179, caldero, caja, palo pararemover, espumadera y cuchillo.Ingredientes: 4 l. de aceite reutilizado o de de-secho; 1 Kg. de sosa cáustica; agua y un puña-do de sal.
En un caldero grande de metal, es decir,de los que sirven para cocer, se añaden todoslos ingredientes: el aceite, la sosa, la sal y porúltimo el agua cuya cantidad se echa a ojo,según la necesidad. Se remueve continuamenteel contenido hasta su disolución y se deja en re-poso. Al día siguiente, se pone al fuego sin dejarde mover el contenido. Cuando la disoluciónhierve se crean dos capas; la primera menosdensa y más solidificada que será el jabón y enla parte inferior del recipiente, el líquido sobran-te. Con la ayuda de una espumadera, se separael jabón y se va depositando en una caja quehará la función de molde. Una vez seco todo elbloque, se trocea según el tamaño deseado.
EN CRUDO
Ingredientes: 3 l. de aceite; 3 l. de agua; 1 kg. desosa y un puñado de harina.
La principal diferencia radica en que esteproceso no recibe ninguna fuente de calor, sehace en frío. De este modo, en un recipientese mezclan todos los ingredientes y se batenbien. Se añade un puñado de sal y se deja ac-tuar hasta que la reacción con la sosa se enfríe.Seguidamente se pasa al molde y se corta conel tamaño deseado.
179. Trébede: aro o triángulo de hierro con tres pies, que sirve para poner al fuego sartenes,peroles, etc.
LOS OFICIOS - LABORES DE MUJER
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Lám. 76. El “pan de jabón” con el quese lavaba la ropa, se hacía en casaguardando sebos y aceites de desecho,que combinándolos adecuadamente consosa cáustica, sal y agua, conseguían elpreciado detergente. La forma máshabitual era en cocido. (Gregoria Jiménez.Hogar de Arnedo).
Lám. 77. La mezcla del jabón sedepositaba en un molde para enfriarlo yluego, se troceaba según el gusto.(Hogar de Arnedo).
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OFICIOS DE ARNEDO
blaba y se guardaba pero antes, la repasaban para remendarla si era preciso. Nor-
malmente, todos los miembros de la familia disponían de la ropa de labor para
los días de trabajo y la “ropa de mudar”, reservada exclusivamente a los domin-
gos o fiestas de guardar, únicos días en los que se acudía por la mañana a misa
y, por las tardes, a los bailes y cafés. En general, todas las prendas se aprove-
chaban al máximo y se reutilizaban hasta sus últimas posibilidades; era habitual
encontrar calcetines, ropa de faena o sábanas con abundantes remiendos. La ropa
de diario era confeccionada prácticamente en su totalidad por las mujeres, que de
“mozas habían ido al corte”180. En algunos hogares con los restos de prendas de-
sechadas, se hacían “almazuelas” utilizadas para colchas o cubiertas de baúles.
* * *
La precariedad económica daba lugar al aprovechamiento de toda la pro-
ducción agrícola, bien como alimentos frescos o destinados a la conserva. De
los huertos y fincas de los vecinos de Arnedo, se recogían diferentes frutos
que, además de consumirlos a diario o cambiarlos con sus conocidos, se al-
macenaban para pasar el invierno mediante el secado o el embotado; de este
modo, la mayoría de las frutas y hortalizas sobrantes: ciruelas, higos, uvas, to-
mates, pimientos, etc... se secaban al sol en los típicos “cañizos”, consiguien-
do una textura y un sabor distinto al del alimento fresco. Las diferentes
especies de pimientos implicaban distintos tratamientos, por ejemplo: los pi-
mientos llamados del pincho, se asaban en las brasas muy lentamente, después
se pelaban y se dejaban secar (hoy en día hay quien todavía lleva a cabo este
proceso tan laborioso, aunque en la actualidad es más habitual congelarlos).
Estos solían utilizarse para la elaboración de guisos de carne o bacalao. Con
otra variedad, los pimientos conocidos como “del cristal”, las mujeres solían
hacer ristras, hiladas o tiradas muy largas que se colgaban en las alacenas o en
los balcones de las casas, para su secado y conservación. Este tipo de pimien-
tos eran usados, generalmente, para enriquecer las “sopas de ajo” o las patatas
cocidas. Solía ser habitual que, por el mes de junio, las mujeres se sentaran en
banquetes, silletas o directamente en el suelo, a la puerta de sus viviendas y
realizaran las tradicionales horcas de ajos y de cebollas181. Todos estos produc-
180. De este modo se conocía en Arnedo la asistencia a cursos de confección de prendasde ropa.
181. Ristra o soga de los tallos de los ajos, o de cebollas, que se hace en dos ramales quese juntan por un lado.
LOS OFICIOS - LABORES DE MUJER
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Lám. 78. Limpian los ajos y formanmanojos. Después, se elaboran las ristras enel caballete. (Francisco Martínez y MiguelaMartínez. Hogar de Arnedo).
Lám. 79. Las mujeres elaboran las típicashorcas de ajos en las puertas de las casas.
(Miguela Martínez y Juana Calvo.Hogar de Arnedo).
tos que hemos nombrado son ingredientes fundamentales en los guisos de la
tradicional cocina riojana y, con estos sistemas de conservación, podían ser uti-
lizados durante el resto del año.
Otra forma de preservación de los alimentos era la conserva dulce en
forma de almíbar, mermeladas o confituras. Pero también se “embotaban”182
otros productos como tomates (generalmente en botella de cristal y con con-
servantes en polvo) y espárragos, en botes de hojalata. Estos últimos eran reu-
tilizados en varias ocasiones y para ello, se llevaban al hojalatero que los
cerraba con una tapa nueva. Posteriormente, se generalizó la esterilización de
la conserva en bote de cristal con tapa hermética; en la actualidad, son pocas
las familias que conservan sus productos así, porque la oferta y variedad que
ofrecen los supermercados ha superado con mucho a los usos tradicionales.
182. Embotar es poner algo dentro de un bote para su conservación.
Entre finales de septiembre y octubre, tiempo de la recogida de la almen-
dra, toda la familia se trasladaba a las fincas acompañados por el animal de
carga, fuera burro, caballo o mula. Los hombres vareaban183 los árboles, las mu-
jeres ayudaban a mover las mantas que se echaban al suelo para recoger los
“almendrucos”184 y, los niños, rebuscaban aquellos frutos que pudiesen quedar
en el suelo. En algunas ocasiones, sólo los varones acudían al campo y las mu-
jeres “escocaban” los frutos recogidos; esta labor consistía en retirar el “cocón”
o piel que protege al fruto del almendro. Otra tarea, que desempeñaban con
paciencia los mayores de la casa, era la de cascar los “almendrucos” uno a uno
para extraer la “pipa”185 o almendra. Este sabroso fruto serviría para elaborar
diversos postres que alegraban las fiestas y celebraciones; entre ellos, los más
conocidos son los “fardelejos”186, magdalenas, mantecados, almendrados, “sala-
dillas”187 y garrapiñadas y, en Navidad, turrón de guirlache.
En definitiva podemos afirmar que, en una sociedad en la que los ingre-
sos no siempre eran suficientes, la labor de la mujer en el hogar, contribuía en
gran manera a la prosperidad de la familia, su capacidad para el reaprovecha-
miento y reciclaje de ropas, alimentos y todos los elementos que configuraban
la vida diaria, era el empuje definitivo para “salir adelante” a costa de gran es-
fuerzo físico y una inagotable capacidad práctica.
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OFICIOS DE ARNEDO
183. Varear: acción de golpear los almendros u otros árboles con una vara, con el fin deque los frutos caigan en unas lonas colocadas bajo el árbol para recogerlos.
184. Almendruco: en Arnedo, fruto del almendro.185. Pipa: nombre que recibe en nuestra localidad la almendra ya pelada.186. Fardelejo: dulce de origen islámico típico de Arnedo.187. Saladillas: almendras tostadas con abundante sal, en el horno.
Desde la Antigüedad el consumo de carne en la dieta humana, viene sien-
do habitual en todos los pueblos de la cuenca mediterránea. La carne de ter-
nera, cordero, cerdo, cabra y caza, generalmente asada, y las aves en general,
como palomos, pollos, patos, ocas y pavos, han estado siempre presentes en
los fogones y despensas de nuestra cultura.
En las civilizaciones más antiguas como la griega o romana, las reses des-
tinadas al consumo humano se sacrificaban en los templos, bien por un sacer-
dote o por un matarife autorizado, y nadie podía ingerir carne de otra
procedencia. Éste practicaba un orificio en la vena yugular del animal, por
donde se desangraba y luego, se “espelletaba” o “despelletaba”188. Antes de
abrirlo en canal se untaba ligeramente todo el cuerpo con un paño de lino mo-
jado en natrón (carbonato de sodio). La carne se ingería cocida o asada, pero
la sangre y las vísceras se desdeñaban para evitar posibles enfermedades.
Como veremos, buena parte del ritual se trasmitió enteramente al mundo
occidental aunque lentamente fue perdiendo su carácter sagrado. Excepcio-
nalmente, hoy en día, encontramos culturas como la de los judíos e islamistas,
que no comen carne de res si no ha sido sacrificada por persona autorizada y
bajo determinadas normas, que guardan cierta similitud con el ritual antiguo.
* * *
El matarife es una persona que se dedica profesionalmente a matar y des-
cuartizar reses. El término se amplía con otras denominaciones como jifero,
que proviene de la palabra de origen árabe, jifa189 o matachín190; pero todas ellas
son en el fondo lo mismo. Aunque en la actualidad esta profesión práctica-
mente ha desaparecido, en otras épocas era un personaje imprescindible en el
aprovisionamiento de los pueblos. De este modo, en cada localidad de nues-
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188. Espelletar o despelletar se usa en Arnedo como despellejar o acción de quitar el pellejoa un animal.
189. Jifa: desperdicios que se tiran en el matadero durante el descuartizamiento del animal.190. Matachín: oficial que mata y descuartiza las reses. Los matachines practicaban un baile
que simulaba una especie de lucha con espadas de palo y vejigas llenas de aire.
tro país no había uno, sino varios profesionales, que acudían a las granjas o a
las casas donde les llamaban para realizar la tradicional matanza.
Arnedo no fue distinto a otras zonas, y también contó con un buen núme-
ro de matarifes que, o bien trabajaban de forma autónoma o, cuando eran a la
vez carniceros, realizaban la matanza para el suministro de su propia tienda.
Entre estos profesionales destacan Frutos Domínguez, Julio “el Molondra” o la
familia conocida con el apodo de “los Manolitos”. Éstos se dedicaron exclusiva-
mente a comerciar con el ganado y a realizar las matanzas; sin embargo, exis-
tieron grandes sagas familiares de carniceros que conocían y practicaban a la
perfección este oficio. En este sentido, sorprende el gran número de carnicerías
que hemos podido constatar en torno a los años cincuenta. Todas ellas se dis-
tribuirán en el casco antiguo de la ciudad, en torno a diferentes calles:
• En la calle Santa Clara encontramos a Felipe Rivero; Aniceto “el Pichín”;
“el Roña” y Jesús “el Vados”.
• En la calle Mayor, a Nicasio; Luchi y “el Chato”.
• En la plaza Nª Sª de Vico, a Fortunato Domínguez.
• En la calle Preciados, a Antonio Rubio y Víctor Domínguez.
• En la calle Royo, a “Sinfi”.
• En la calle Santiago Milla, a Modesto Pascual.
• En la calle Pintor, a Frutos Domínguez.
• En la calle Yasa, a Basilio y Juanito “el Gordo”.
• En la calle Escuelas, a “el Pecoso”.
• En la calle Palacios y otras, a Leonardo Domínguez, Faustino Rivero y “el
Catalán”.
Además de estos carniceros que conocían el oficio de matarife, había algu-
nos particulares que realizaban la matanza en su propia casa hasta que, por exi-
gencias sanitarias, estas prácticas fueron confiadas a establecimientos autorizados.
El acto de la matanza suponía todo un acontecimiento para aquellos ho-
gares afortunados que podían realizarla. Es presumible que sólo aquellas fa-
milias poseedoras de bienes agrícolas y ganaderos, además de quienes
disponían de algún corral y su correspondiente pocilga, eran quienes cada año
se permitían sacrificar el tradicional cerdo. Es cierto que el matarife también sa-
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OFICIOS DE ARNEDO
crificaba otros animales; sin embargo, cuando hablamos de “la matanza”, ha-
cemos referencia al sacrificio del cochino, animal que proporcionaba a las fa-
milias, productos y materias grasas responsables de buena parte de la
alimentación de sus miembros, a lo largo del año. Sin ninguna duda, el cerdo
es uno de los animales más completos a nivel gastronómico que ofrece la na-
turaleza, otorgando para nuestro disfrute desde el lomo, el tocino o las costi-
llas, hasta toda clase de embutidos y el exquisito jamón.
De especial interés para nosotros ha sido rememorar paso a paso el pro-
ceso de la matanza, tradición que viene realizándose desde hace siglos y que
implicaba la preparación de las carnes para todo el año, en una sociedad
donde no existían los medios de conservación y refrigeración de hoy en día.
LA MATANZA
El ritual de la matanza comenzaba meses antes con la crianza y el engor-
de del porcino. Este animal comía de todo y, su exagerado apetito, permitía
aumentar su peso hasta considerarlo óptimo para el sacrificio.
Era una especie de ceremonia, que duraba aproximadamente tres días, y
que se realizaba entre los meses de diciembre y marzo, es decir, siempre en
invierno, preferiblemente cuando la luna estuviera en fase menguante191. La
matanza se realizaba en el propio corral y, eventualmente en la calle, frente a
la puerta del mismo o de la vivienda. Este hecho nos da una idea de la im-
portancia social de esta costumbre en la cual los vecinos de un barrio o calle
aceptaban el hecho de que se manchara la vía pública o que se molestara ex-
cesivamente con los fuertes gruñidos del cerdo.
En cualquier caso, el matarife no actuaba solo sino que se rodeaba de un
grupo de ayudantes que le facilitaban el manejo del animal. La salida del co-
rral era un espectáculo porque el animal, asustado, se resistía con fuerza. En-
tonces, el matachín le clavaba un gancho afilado en la papada y, con la ayuda
de los demás, lo arrastraban hasta la mesa de sacrificio en medio de ensor-
decedores gruñidos. Así, sujetándole una pata con la otra punta del gancho y
LOS OFICIOS - EL MATARIFE
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191. Se trata sólo de una superstición muy extendida en la que se creía que el momento idó-neo para realizar un buen sacrificio era la fase menguante de la luna pero además, debía hacerseen viernes porque “la luna ni crece ni mengua”.
clavándole un cuchillo en el cuello, se daba muerte al cerdo. La sangría del
animal podía durar unos diez minutos y, mientras la sangre iba cayendo, era
recogida en un recipiente donde una persona la removía con la mano para
evitar su coagulación; esta materia prima se utilizaba en la elaboración de las
sabrosas morcillas.
Muerto el animal, se procedía a su limpieza mediante la quema de las cer-
das o del pelo recio del animal. Éste era apoyado en el suelo, se cubría con paja
de centeno y se le prendía fuego. De esta manera se quemaba la pelambre de
todo su cuerpo, acto seguido se quitaba la capa de piel socarrada y después se
lavaba, con un cepillo de púas duras o con piedra pómez, y abundante agua.
Una vez limpio, se rajaba al animal en canal, desde la cajilla hasta el hueso
sacro y, a continuación, se le colgaba boca abajo en el portal del corral o de la
propia vivienda. El matarife extraía todas las vísceras con sumo cuidado y toma-
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OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 80. Foto de la matanza. En primer término, sujetando el lechón, Juanito “el Gordo” y sushijos: José y Emilio “el Chichano”; detrás Lázaro Garrido, Paquito “el Nuvilas” y la “tía Elisa”.A la derecha, algunos chavales del barrio que se unían a la fiesta. (Foto cedida por Emilio Gilde Gómez, “el Chichano”).
ba algunas muestras que servían al veterinario para analizar el estado físico del
lechón. El segundo día, cuando ya se conocía el resultado de la inspección ve-
terinaria, el experto matachín procedía a descuartizar, minuciosamente y con
destreza, las partes o bocados más sustanciosos del cochino. Siempre hemos
oído decir que el cerdo es un animal muy completo y, de hecho, hay un refrán
que dice así: “Del cerdo me gustan hasta los andares”, dando a entender que se
aprovecha en su totalidad. Tanto es así que su carne se clasificaba en diferentes
calidades y además, se preparaban una gran variedad de productos elaborados
como el chorizo, el jamón y las “gordillas”192.
Durante el transcurso de la matanza, se agolpaban multitud de vecinos
que, al final de la labor, disfrutaban de un improvisado almuerzo como sím-
bolo de agradecimiento a su colaboración. También existía otra tradición, la del
“reparto del rabo”, que una vez “chumarriado”193, se repartía entre toda la chi-
quillería del barrio. Muchos de los informantes, que en los años treinta y cua-
renta eran niños, lo recuerdan como un hecho emocionante y muy gratificante
en medio de aquella época de absoluta escasez.
LOS PRODUCTOS DERIVADOS
La rica carne del cerdo y todos sus derivados, eran muy apreciados por-
que llenaban las despensas y se convertían en el alimento básico del resto del
año. De esta forma, la cocina se llenaba de luces con tanta abundancia, y la
familia se aseguraba el sustento durante bastante tiempo.
Normalmente las “cintas de lomo”194 se fileteaban, se freían y se conserva-
ban en aceite, para más tarde, comerlas dosificadamente ya que tenían que
proporcionar “tajadas” cuanto más tiempo mejor. También eran preparados los
jamones (por gente especializada que tenía a su disposición las instalaciones y
prensas necesarias para su desangrado y posterior salado) y dispuestos para su
secado junto a los embutidos: chorizo y salchichón, que las amas de casa cui-
daban con esmero, durante este proceso “para que no se perdiesen”195.
LOS OFICIOS - EL MATARIFE
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192. Gordilla: alimento embuchado con las tripas de animales comestibles. “Me chupo losdedos de lo buenas que están las gordillas” (Felipe Abad León). Diccionario de arnedanismos.
193. Chumarriado significa bien asado.194. Cada una de las dos piezas de carne de cerdo o de vacuno que están junto al espina-
zo y las costillas.195. Para que no se estropease la carne.
Las costillas, los “pellejos”196 o panceta, el tocino, las orejas, patas y todo
aquello que no se consumía inmediatamente, eran adobados con una mezcla
de pimentón, ajo, sal, y un poco de agua para darle la consistencia adecuada,
con la finalidad de preservarlos de los insectos y favorecer su curación; servi-
rían después para enriquecer los pucheros de legumbres o de patatas.
Las “tripas”197 del cerdo se utilizaban para elaborar alimentos muy variados,
desde las clásicas morcillas hasta los sabrosos chorizos. En ambos casos, los in-
gredientes son distintos pero, el proceso de embutido es el mismo: se limpiaban
escrupulosamente las tripas y en ellas, como si de una funda se tratase, se em-
butía la mezcla ya preparada. En el caso de los chorizos, esta carne era picada
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OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 81. El matadero municipal estuvo ubicado en el centro de la ciudad, en la confluenciade la calle República Argentina y Eliseo Lerena, hasta bien entrados los años ochenta.(CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo).
196. En Arnedo, se denomina popularmente pellejo a la panceta, parte del tocino entre-mezclada con magro.
197. Tripas es sinónimo de intestinos.
finamente y mezclada con tocino, pimentón, ajo majado “sin corazón” y sal, y al
embutirlo había que tener buen cuidado de que quedase la carne bien prieta y
sin aire dentro, por lo que se pinchaba con una aguja para que éste saliera. Por
un lado, los chorizos eran clasificados, según su carne, en “buenos” o de 1ª, y
en “sabadeños” o de 2ª, chorizos de calidad inferior reservados para los cocidos.
Por otra parte, las riquísimas morcillas, que en nuestra zona siempre se han
hecho dulces, se elaboraban con con la sangre extraída del cerdo, miga de pan,
arroz cocido, “chinchorras”198, canela, azúcar y un chorrito de anís.
Los chorizos ya embutidos se dejaban al oreo, mientras las morcillas tenían
que “cuajarse” en agua caliente pero sin llegar a hervir, para su conservación;
más tarde, durante el invierno, se consumirían generalmente asadas.
* * *
En la actualidad, esta riqueza gastronómica no ha cambiado mucho. Los
productos derivados del cerdo siguen haciéndose igual, aunque los métodos
hayan cambiado, y la elaboración casera haya desaparecido a medida que fue
abandonándose la costumbre de hacer la matanza en las casas. A partir de los
años setenta, quizá por exigencias sanitarias, fueron decayendo estas prácticas
de particulares y pasaron a realizarse únicamente en los mataderos municipa-
les, mediante un control más exhaustivo. En Arnedo, el matadero municipal es-
tuvo ubicado en el centro de la ciudad, entre las calles República Argentina y
Eliseo Lerena, hasta los años ochenta, fecha en que se demolió.
Tradicionalmente, el trabajo del matarife ha aparecido estrechamente liga-
do a la matanza del cerdo, aunque su actividad se hace extensible a otros ani-
males. Hoy en día, este profesional trabaja en edificios dotados de una
moderna maquinaria y bajo unas normas muy estrictas de seguridad e higiene.
Estos mataderos se clasifican por categorías que dependen de las especies, por
ejemplo, bovinos, caprinos, porcinos... y del número de reses que pueda lle-
gar a sacrificar dependiendo de los habitantes de cada lugar.
LOS OFICIOS - EL MATARIFE
229
198. Chinchorras: porciones crujientes que quedan tras la extracción de la manteca de de-terminadas partes del cerdo.
La palabra cueva deriva del latín clásico cava, que significa hueco. Con
este nombre se designan cavernas, grutas y concavidades del subsuelo, que a
veces se prolongan hacia el interior con gran variedad de formas. Desde el
punto de vista morfológico, hay que distinguir entre cuevas naturales, forma-
das exclusivamente por fenómenos geológicos, y cuevas artificiales, cuando
estas cavidades han sido excavadas por la mano del hombre.
Cronológicamente, las cuevas artificiales son más modernas, pero su valor
arqueológico e histórico, es paralelo al de las cuevas naturales y nos demues-
tran la pervivencia de la tradición humana por ocupar las cavidades del sub-
suelo. De hecho, podemos hablar de una arquitectura rupestre empleada en la
construcción de viviendas, enterramientos y templos, que tiene amplios expo-
nentes en diferentes partes del planeta.
Los paisajes con clima mediterráneo han proporcionado, desde siempre,
cuevas y cavidades como espacios de habitación, ocupación y producción. Así,
las cuevas artificiales predominan en todo el Mediterráneo, desde Capadocia,
Frigia y Armenia hasta Malta, Cerdeña, Baleares, Italia y España, aunque su uti-
lización, no es exclusiva de una determinada cultura, época o región.
España, por sus condiciones orográficas y la abundancia de formaciones
calizas, es un país privilegiado en cuevas naturales y artificiales. Presenta nu-
merosos ejemplos de arquitectura rupestre como los de Guadix en Andalucía
o los de la provincia de Murcia pero, destacaremos entre ellos, el conjunto de
cuevas que se encuentran en el valle medio del Cidacos, en el que se engloba
la ciudad de Arnedo.
Esta zona, que comprende los municipios de Autol, Quel, Arnedo, Herce y
Santa Eulalia en muy pocos kilómetros de longitud, presenta una orografía con
una serie de escarpes casi cortados verticalmente, muy adecuados por sus blan-
dos materiales (aresniscas, conglomerados, arcillas, yesos y calizas) para ser ex-
cavados y abrir en ellos esas largas galerías. A partir de Arnedillo, el curso del
río se vuelve más salvaje y encajonado, y desaparecen estas cuevas artificiales
de gran valor histórico, que forman parte del característico paisaje de la zona.
233
Si atendemos a las distintas tipologías de las cuevas en el valle medio del
Cidacos, observamos una gran variedad en función de los usos. Ésta es la cla-
sificación que para nosotros recoge, de una forma más completa, el panorama
rupestre de la zona199; sin embargo, sólo podremos relacionar al picador de
cuevas, con las cuevas de explotación económica y con las cuevas vivienda en
las que trabajó sin duda en la primera mitad del siglo XX, ya que las de tipo
religioso tienen una mayor antigüedad.
CUEVAS DE TIPO RELIGIOSO
Son las llamadas cuevas iglesia o columbarios, cuya finalidad se relaciona
con ciertas corrientes monásticas de la Alta Edad Media (en torno al siglo V)
en la que, eremitas y anacoretas, buscaban estos refugios como lugares de so-
ledad, meditación y acercamiento a Dios. Las salas que componen cada cueva,
están comunicadas entre sí mediante túneles, generando así grandes comple-
jos rupestres cuyos huecos al exterior aparecen como pequeñas ventanas. En
su interior, la arquitectura se reduce al máximo, pero destacan por su traza: es-
caleras, bancales, nichos y pilares con toscos capiteles. Todas las cuevas pre-
sentan la decoración de series continuadas de nichos o alveolos excavados en
la roca, lo que ha dado lugar a que se conocieran como palomares tanto por
su forma, como por el uso que, en tiempos más recientes, en pleno siglo XX,
se le dio a algunas de estas cuevas. El origen de estos nichos es muy discuti-
do, aunque algunos investigadores señalan que podría tratarse de hornacinas
en las que se depositaban los huesos y calaveras de los monjes difuntos, en-
troncando con la tradición de los antiguos columbarios romanos200. Ejemplos
de estas cuevas hay muchos, pero algunas de las más conocidas son la Cueva
de los Cien pilares, enclavada en el cerro de San Miguel, justo debajo del Monte
Calvario, o la llamada Cueva del Patio de los curas, en un conjunto rupestre si-
tuado al noroeste de la iglesia de San Cosme y San Damián. El efecto óptico
que producen estos conjuntos de paredes de roca excavadas, quizá pase de-
234
OFICIOS DE ARNEDO
199. Panorama rupestre en el valle medio del Cidacos. “4. Programa Regional de AccionesInnovadoras. Tierra”. Obra colectiva realizada por la Asociación de Amigos de la Historia y el Pa-trimonio Cultural de Arnedo, Logroño, Fundación Caja Rioja, 2004.
200. Columbario: en los cementerios de los antiguos romanos, el conjunto de nichos dondecolocaban las urnas cinerarias.
sapercibido para quienes lo han visto desde siempre, pero no deja de ser sor-
prendente para muchos de los viajeros que nos visitan.
CUEVAS DE EXPLOTACIÓN ECONÓMICA
Este grupo engloba toda una serie de cuevas destinadas a los usos agríco-
las y ganaderos propios de una economía de subsistencia:
– Palomares, cuya distribución interior es irregular y en las paredes se
construyeron nichos para los nidos de las palomas, en tres o más hile-
ras al estilo trebolillo201. Suelen tener una puerta tosca y un acceso difí-
cil. Son numerosísimos en el escarpe rocoso desde Arnedo hasta Herce.
– Bodegas, cuya finalidad era la elaboración del vino. Las cuevas se ex-
cavaban adquiriendo una forma alargada pero con tendencia triangular.
Tenían un agujero abierto en el techo que servía para eliminar los gases
de la fermentación del vino, y para renovar el aire de la bodega. En su
tiempo hubo más de cuatrocientas bodegas pero, como la costumbre de
hacer el vino en casa fue desapareciendo, muchas de estas bodegas se
han convertido en lugares de ocio y esparcimiento. Todavía pueden vi-
sitarse algunas en el casco antiguo, en una zona conocida como la “Ren-
cle bodegas”.
– Corrales o pajares, abejeras y leñeras son otros tipos de cuevas, defini-
dos por el uso que se les ha dado. Suelen estar en zonas alejadas.
CUEVAS VIVIENDA O CASAS CUEVA
Dentro del valle del Cidacos, fundamentalmente en Arnedo, existe un gran
número de cuevas destinadas a vivienda que fueron habitadas por el ser hu-
mano hasta los años sesenta. En un estudio publicado por Justiniano García
Prado en 1949 se estima que, en la década de los cincuenta, se encuentran un
total de 211 cuevas-vivienda, hallándose otras muchas todavía en construcción.
En esos años se podían distinguir ya, aparte del largo centenar de bodegas, pa-
jares y palomares, auténticos barrios202 de cuevas-vivienda.
LOS OFICIOS - EL PICADOR DE CUEVAS
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201. Al estilo trebolillo significa en filas paralelas, de modo que las de cada fila correspon-dan al medio de los huecos de la fila inmediata, de suerte que formen triángulos equiláteros.
202. GARCÍA PRADO, Justiniano: “Las cuevas habitadas de Arnedo”. Berceo, núm. 12, Lo-groño, Instituto de Estudios Riojanos, 1949; pp. 341-363.
El primero está situado en el cerro de San Miguel o del Calvario donde se
abre un amplio barranco que da el nombre al “barrio de Santiago”. A lo largo
de sus dos vertientes y, en diferentes pisos, han sido excavadas a golpe de pico
numerosas cuevas; algunas de ellas son gemelas pero de plano inverso, es
decir, coinciden los huecos de la una con los macizos de la otra.
En la vertiente opuesta, encontramos el “barrio de la Carrera” y el de
“Santa Marina”, donde algunas cuevas han atravesado el cerro a fin de abrir
ventanas al sur, dando lugar a verdaderos miradores. Esta zona presenta dife-
rentes niveles en los que, las cuevas del nivel superior son “palomares” y tie-
nen su entrada por la parte alta del cerro, mientras que a las del nivel inferior
se accede por la parte más baja (en la propia calle Carrera). La importancia de
los barrios de “La Carrera” y de “Santiago” parece estar relacionada con la cer-
canía del agua, tanto del río como de las fuentes.
Por último, en la zona de la ciudad que crece en torno al Castillo, se ubica
un grupo de cuevas cuyo aspecto no difiere de las demás y presenta tres filas o
236
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 82. Vista general del Castillo de Arnedo donde se ubica un grupo de cuevas viviendaexcavadas en la roca; se disponen en distintas hileras o niveles, marcados por los caminos quelas recorren. (CD Cien años de historia).
niveles con los correspondientes caminos que las recorren. Todas tienen los tres
elementos básicos de la fachada: puerta, ventana y chimenea. En la parte de la
iglesia de San Cosme y San Damián, en el lugar denominado “Peña Logroño”, se
excavaron sobre todo cuevas destinadas a pajares, corrales o palomares.
* * *
Este tipo de viviendas era utilizado por personas que no disponían de los
recursos necesarios para comprar o construir una vivienda de obra. En muchas
ocasiones, el Ayuntamiento donaba el terreno de la cueva y un pequeño patio
a su entrada, a aquellas familias que lo solicitaban. Así, en los años treinta y
cuarenta, todavía era habitual solicitar permiso para picar una cueva como
consta en algunos documentos del Archivo Municipal de Arnedo (Libro de Se-
siones de la Comisión Permanente del 10 de febrero de 1934). Dice así:
[...] Dada cuenta de una instancia de Don ..., solicitando pican en una
peña del barrio de Santiago para construir una cueva, se acuerda pase
a informe de la Comisión de Policía Urbana. (Se aprueba su construc-
ción en sesión del 24-2-1934).
Cuando se trataba de una obra nueva, se acudía a picadores especialistas
que conocían bien la roca y cómo tratarla. Aunque los consejos de este profe-
sional eran fundamentales para saber por dónde picar, la familia tenía que de-
finir las dependencias que necesitaba para su confort. De este modo, partiendo
al menos de dos habitaciones y una cocina, se podían excavar muchos más
huecos dependiendo de las posibilidades del terreno. Normalmente, el picador
profesional trabajaba en solitario, pero solía ayudarle algún miembro de la fa-
milia que le había contratado.
Por otro lado, el picador profesional también realizaba arreglos o ampliacio-
nes en las cuevas ya excavadas aunque lo habitual era que lo hicieran las pro-
pias familias, muchas veces con ayuda de algún vecino. El pago por estos trabajos
se acordaba entre el picador y el dueño; así, solía establecerse un precio fijo por
la obra completa, o un precio por horas que dependería del tiempo empleado.
Excavar una cueva se convertía en una verdadera aventura ya que, en
aquellos tiempos, no existían los medios de análisis y prospección del terreno
que hay en la actualidad; la sorpresa de lo que el terreno ofrecía, constituía
unos riesgos que el picador o en su caso, el dueño de la cueva, asumían e in-
tentaban solventar.
LOS OFICIOS - EL PICADOR DE CUEVAS
237
Tanto en el exterior como en el interior, se utilizaban las herramientas para
abrirse paso en la roca pero su uso venía determinado por la composición y
dureza de los terrenos que iban encontrando a su paso. Según los expertos,
los materiales condicionaban su trabajo:
• Por un lado, la arcilla colorada, blanda, húmeda, era muy fácil de picar
aunque podían aparecer grietas.
• Por otro, la arcilla podía estar más seca y dura, con lo que se despren-
día muy bien la arena.
• A veces, en el trazado de la cueva, aparecía lo que los profesionales co-
nocen como el maslo203. Es la peña o parte más dura de la roca y la res-
ponsable de que aparezcan “tripas” o abultamientos en paredes y techos.
Se requería mucho esfuerzo, tiempo y paciencia para deshacer el maslo;
se utilizaban los punteros y el mazo para tratar de dejar toda la superficie
al mismo nivel.
• También encontraban, de vez en cuando, “vechigas” o piedras de pe-
queño tamaño que debían retirar inmediatamente porque podían des-
prenderse. Aparecían solas o en vetas.
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OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 83. Uno de los barrios de cuevas vivienda de Arnedo. La estructura en la fachada de lascuevas se repite con puerta, ventana y chimenea. (CD Cien años de historia).
203. Maslo se define como astil o tallo de una planta pero, por extensión, en el argot delos picadores hace referencia a la parte más dura de la roca.
Dos factores condicionaban el trabajo de un buen picador de cuevas: por
un lado, como ya hemos visto, se necesitaba intuición y experiencia para saber
el lugar idóneo donde excavar; por otro, era recomendable una buena y com-
pleta caja de herramientas para que la excavación resultara eficaz y segura.
Cada trabajo y cada zona de la cueva requieren de un tratamiento diferente,
por eso se necesitaban muchas y variadas. Destacamos primero, un grupo de
útiles que se consideran herramientas de cantero y de albañil; arrancan la tie-
rra y consiguen dar forma a la cueva:
• El pico, de 40 ó 50 cm., se compone de dos piezas, un mango largo de
madera y una pieza acerada con dos puntas opuestas aguzadas, que
sirve principalmente para desbastar la piedra.
• El picachón, se parece al pico pero mayor tamaño, unos 60 cm., y con uno
de sus extremos plano. Sirve para avanzar más rápido en la construcción.
• La piqueta, que mide 30 cm. aproximadamente, sirve para hacer reto-
ques y darle gracia a las paredes y al techo. Tiene mango de madera y
dos bocas opuestas, una plana como de martillo, y otra aguzada como
de pico. Su tamaño permite que se utilice con una sola mano.
• Los punteros, son barras de acero terminadas en punta, a modo de pun-
zón, con el cual labran los canteros a golpe de martillo las piedras más
duras. Son de distintas larguras y grosores.
• Las barrenas, barras largas de hierro con uno o los dos extremos cor-
tantes, que sirven para agujerear o taladrar peñascos y sondear el terre-
no. Estas piezas les servían al picador para asegurarse de que la zona a
excavar era firme y así evitar los desprendimientos.
• El mazo, es una especie de martillo grande, de madera y con las caras
de golpeo planas. Podían tener distinto peso, entre 5 Kg. y 10 Kg., de-
pendiendo de la zona a martillar ya que, a medida que aumentaba el ta-
maño del mazo, se aplicaba más potencia. La mazarra es una variante
del mazo que, aunque no se contempla en el diccionario, lo entende-
mos como un término aumentativo de los mazos.
Nos han contado los que picaron cuevas, que estas herramientas, especial-
mente los picos, se llevaban todos los días a la fragua de un herrero para agu-
LOS OFICIOS - EL PICADOR DE CUEVAS
239
zar sus puntas, ya que siempre se “embotaban”204 como resultado del trabajo. Allí
las afilaban y dejaban listas para continuar su labor al día siguiente.
A medida que la labor de picar en la roca avanzaba, era necesario extraer
poco a poco la tierra que se iba excavando y para ello, se hacían imprescin-
dibles otros útiles:
• Una pala con la que recoger la arena extraída.
• Una carretilla, por aquel entonces, con ruedas de madera, y cestos o ca-
pazos pequeños para transportar la arena hasta el exterior.
• Una criba o cedazo205, que les servía para cribar la tierra separando las
partes menudas de las gruesas, es decir, la fina arena de las piedras.
240
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 84. Algunas de las herramientas utilizadas por el picador de cuevas: mazo, pala,escobilla, punteros y cubeta. (Foto de F. Ángel Pérez Merino).
204. Se utiliza la expresión “embotar” para referirse al deterioro que sufren las herramien-tas por el trabajo continuado.
205. Criba: es un cuero agujereado y fijo en un aro de madera, que sirve para cribar. Así seconoce en general, pero en nuestra comarca se fabrica de plancha metálica con agujeros, o con
• Un candil, que habitualmente solía ser de carburo, y servía para dar ilu-
minación a la cueva mientras se estaba realizando la excavación. Se trata
de un recipiente de chapa con un asa, tapa y boquilla; en su interior, se
mezclaba carburo de calcio con agua y se tapaba, produciendo gas ace-
tileno que se regulaba al salir por la boquilla dependiendo de la ilumi-
nación deseada.
Todas las cuevas se excavan en laderas o cortados, estudiando meticulo-
samente su situación respecto a la orientación solar, la dirección de las vetas206
que tiene el terreno y sobre todo, en qué situación quedaba la calva207 o parte
exterior por encima de la cueva.
Una vez decidida la ubicación de la cueva, generalmente orientada hacia
el sur para que estuviera más soleada, se comienza a picar en la ladera ha-
ciendo un desmonte vertical que hará de fachada. A medida que el picador iba
profundizando en la cueva, podían aparecer grietas que se tapaban con yeso
para igualar la superficie. Estas grietas pueden surgir de manera horizontal o
vertical con respecto al eje principal o “caño” de la cueva. Si son verticales no
ofrecen peligro pero, si son horizontales, antes o después, incluso en años, se
hundirá la cueva si no se refuerza con obra de albañilería. Debía cubrirse ar-
queando desde la base toda la zona agrietada.
Todas ellas presentan unas características en común que trataremos de ex-
poner:
– La situación de estas cuevas se ve determinada por la existencia de
capas gruesas de arenisca en lugares de fácil acceso. Buscan los lugares
de mayor número de horas de sol y se protegen de los vientos fríos por
la irregularidad del terreno. Las cuevas son frescas en verano y templa-
das en invierno.
– La iluminación y la ventilación llegan habitualmente a través de la puer-
ta y la ventana de la cocina, pero gozan de una gran salubridad.
LOS OFICIOS - EL PICADOR DE CUEVAS
241
red de malla de alambre. El cedazo es una variante menos conocida, compuesto de un aro y deuna tela, por lo común de cerdas, que sirve para cribar materias más finas como la harina, etc.
206. Veta: faja de tierra o piedra, que por su calidad o su color se distingue de la masa enque se halla interpuesta.
207. Calva: dicho de un terreno, sin vegetación alguna.
242
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 85. Cueva vivienda con pequeño patio en la entrada.(CD Cien años de historia.Asociación de vecinos Casco Antiguo).
Lám. 86. Plano de una cueva vivienda donde se aprecia la típica distribución en planta de losespacios: entrada, cocina , pasillo central y a ambos lados, las alcobas o dormitorios.(Panorama rupestre en el valle medio del Cidacos. Asociación de Amigos de la Historia y elPatrimonio Cultural de Arnedo).
COCINA HABITACIÓN HABITACIÓN
HABITACIÓNPASO
CUARTO DE ESTAR
– El aspecto exterior de las cuevas habitadas difiere muy poco de unas a
otras: El tipo general es el de una abertura en forma de puerta arque-
ada, cerrada por un portón de madera que suele estar partido para me-
jorar la ventilación de la vivienda. A un lado de la boca de la cueva,
se talla el pequeño hueco de la ventana y a su lado, y en la parte su-
perior, la chimenea, con mampostería de ladrillo o adobe y en forma
de tronco-pirámide. Es frecuente dotar a la entrada de una doble hile-
ra de tejas a modo de tejado, el cual se apoya en la pared rocosa y es
de una sola vertiente.
– En cuanto al interior, y coincidiendo con la puerta principal, existe
una galería o pasillo central de una anchura de 3 a 4 pasos y aproxi-
madamente dos metros de altura, con techo en forma de bóveda ar-
queada. Podría decirse que a mayor importancia de la cueva,
corresponde mayor profundidad siendo la media unos 30 o 40 pasos.
A ambos lados del pasillo, se disponen las alcobas y dormitorios que
tienen forma cuadrangular o rectangular (entre 9 y 20 metros cuadra-
dos) y carecen de puerta. La sala más próxima a la entrada es siempre
la cocina en la que suele haber un anejo que hace de despensa, leñe-
ra y cuarto de enseres. En ocasiones, el suelo es la propia roca, recu-
briéndose otras con una capa de cemento. Las paredes y techos están
encaladas, operación que se repite con frecuencia para conseguir la
desinfección de la cueva y sujetar el grano que despide la roca. Las pa-
redes se tallan con pequeños nichos y armarios; el ajuar es muy hu-
milde y se compone de pequeñas mesas, camas y sillas de madera,
cofres, arcas y cómodas, etc.
Algunas cuevas no han sido alteradas y se mantienen en perfecto estado
de conservación pero, la gran mayoría, han sido reutilizadas o modificadas
para usarlas como palomares, corrales o perreras, pues generalmente son de
propiedad privada. Hasta los años sesenta, hemos visto que se contaba en
Arnedo con varios barrios de cuevas-vivienda, aparte del largo centenar de
bodegas, pajares y palomares. Sin embargo, con la llegada del progreso eco-
nómico, se ha ido olvidando poco a poco este importante patrimonio etno-
gráfico que nos rodea.
LOS OFICIOS - EL PICADOR DE CUEVAS
243
La profesión de picador cayó en desuso a medida que se fueron aban-
donando estas viviendas pero conocemos los nombres de algunos de ellos:
Paco Laguna, los hermanos Víctor y Antonio Ruiz de la Torre, y Antolín Mar-
tínez “el Tolín”, que nos ayudó en la recopilación de datos. Ahora, sólo
queda plantearse la necesidad de conservar este patrimonio, o lo más repre-
sentativo del mismo. Ya que con los últimos picadores desapareció el oficio,
al menos podríamos conservar su obra, que son las cuevas.
244
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 87. AntolínMartínez, queaparece con elpico, excavónumerosas cuevasvivienda enArnedo. Erahabitual colocarseun pañuelo en lacabeza paraprotegerse de latierra que sedesprendía alpicar. (Foto deF. Ángel Pérez).
Pregonero es una palabra y un oficio que existe desde época romana. Prae-
co se llamaba en Roma al pregonero, pero también recibían este nombre, el al-
guacil, el rey de armas o el predicador. Este hecho nos hace pensar que entre
los romanos, como en nuestra sociedad actual, pregonar no significaba mera-
mente informar sino que implicaba la ponderación o exaltación de la persona
o producto que se deseaba anunciar.
Según el Diccionario de la Real Academia Española, el término pregón
procede directamente del vocablo latino praeconium, que significa promulga-
ción o publicación que en voz alta se hace en los sitios públicos de algo que
conviene que todos sepan. El origen de la palabra surge de la contracción de
dos términos, la partícula prae y el verbo cantare, que significa: ir delante can-
tando, sonar, dejarse oír pero también, encantar, predecir o recitar una fórmu-
la de encantamiento.
Si atendemos a una definición antigua de pregonero, se enuncia éste como
el que va delante de alguien o de algo cantando, anunciando sus excelencias
con una entonación adecuada. No en vano, el oficio de pregonero es el mé-
todo más antiguo de publicidad conocido. En la actualidad, los medios de co-
municación tales como la prensa, radio, TV, equipos móviles, buzoneo, etc.,
son los instrumentos utilizados como propaganda de cualquier producto. Sin
embargo, en tiempos pasados, a falta de las tecnologías actuales, el único
medio de promoción de un producto o servicio era el pregón emitido por la
voz humana.
A lo largo de la Edad Media se contempla esta actividad como un cargo
público, que no oficio, con distintas denominaciones, entre ellas la de sayón,
como aquella persona encargada de notificar a los vecinos las órdenes del Con-
cejo (primera célula de los poderes locales antes de la llegada de los moder-
nos ayuntamientos). Vista la importancia de este cargo dentro del municipio,
conviene aclarar, que a aquellas personas que aspiraban a desempeñarlo, se
les exigía para su nombramiento que supieran leer y escribir. Esto es así ya que
en numerosas ocasiones el pregón tenía tal extensión que era imposible re-
cordarlo todo, por lo que era imprescindible leerlo; al parecer, no se pedían
247
grandes titulaciones, pero sí que leyesen y escribiesen con soltura. En algunos
casos eran los propios pregoneros quienes redactaban el pregón.
Todas las modalidades que podamos analizar tienen un denominador
común, así es que todo lo que se pregonaba era de “interés general”. De este
modo, la labor desempeñada por los pregoneros partía desde la convicción de
que prestaban un servicio público necesario, tanto si anunciaban que había lle-
gado el vendedor de pescado como si promulgaban edictos de la autoridad. Es
importante señalar que las diferentes formas de divulgación han evolucionado,
a tenor de los cambios sociales producidos con la llegada de las nuevas tec-
nologías y hoy, es difícil encontrar el espíritu que impulsaba las formas más
antiguas de la publicidad.
* * *
Este anunciante, anunciador o notificador de avisos era muy popular en
todos los pueblos de España hasta la mitad del siglo XX, pero a partir de ahí
desapareció y muchos, los menores de 40 años, ni siquiera habrán oído hablar
de él. Aquellos que lo conocieron, pueden imaginarle recorriendo las calles de
la ciudad, cantando los famosos bandos por todas las esquinas del pueblo, y
llamando la atención del vecindario por medio de su trompetilla.
La llegada del pregonero o “voz pública”, como se le denominaba en los
Libros de Actas del Ayuntamiento de Arnedo, se anunciaba siempre con un
toque de instrumento. Parece ser que el tambor es el instrumento conocido
más antiguo usado para estos menesteres. Su uso se remonta hasta el siglo XIX
y era utilizado, especialmente, para los avisos de carácter oficial. Así, tenemos
noticia de que en mayo de 1904, en el Ayuntamiento de Arnedo, se acuerda
en sesión plenaria comprarle un tambor a la “voz pública”208. Por el contrario,
durante la primera mitad del siglo XX fueron más utilizados los llamados ae-
rófonos, conjunto de instrumentos que producen el sonido debido a la vibra-
ción de una columna de aire. Entre ellos, la trompeta o turuta de pregonero y
la famosa chifla, también llamada chifleta, que era una especie de silbato. Ésta
248
OFICIOS DE ARNEDO
208. Archivo Municipal de Arnedo. Libros de Actas del Ayuntamiento Pleno 1903-1904. Se-sión del 7-mayo-1904, fol. 35 vº. Sig. 471/6.
emitía un sonido inconfundible, que hacía salir a la gente a las puertas de las
casas para oír el contenido del pregón.
El pregonero leía o recitaba en voz alta la información para ponerla en co-
nocimiento de todos. Sin embargo, el arte del pregón no sólo residía en el
canto, en cuanto a la potencia de voz y la entonación, sino también en el en-
cantamiento del mismo ya que el contenido del pregón tenía que ser seductor
para captar la atención del público.
Los pregones podían ser de dos tipos, oficiales y extraoficiales, según el
contenido del mensaje publicado. Normalmente, todos los bandos se prego-
naban por la mañana a excepción de algunos extraoficiales y extraordinarios
LOS OFICIOS - EL PREGONERO
249
Lám. 88. Francisco Zabalo“el Pregonero”, conocido en
Arnedo por su buen hacer enel oficio. (Foto cedida
por Javier Zabalo).
que debían hacerse por la tarde; éste era el caso de la llegada de vendedores
ambulantes o titiriteros. Además, sabemos que las gentes del pueblo los dife-
renciaban por el número de toques de la chifla.
BANDOS OFICIALES
Procedían del Ayuntamiento y su objeto era llamar la atención de los ve-
cinos en asuntos de impuestos u otras cargas fiscales. Comenzaban siempre
con dos toques anunciadores de chifla y terminaban con un solo toque. Un
ejemplo:
• Tuuuuuuu, Tuuuuuuu “Por orden del señor alcalde se hace saber que a
partir del día 25 del presente se cobran los arbitrios municipales”.
Tuuuuuuu.
BANDOS EXTRAOFICIALES
Comenzaban con un toque de chifla e, inmediatamente, se recitaba el
bando que se concluía sin más toques. Comprendían a su vez otros dos gru-
pos marcados por su distinta finalidad:
PARTICULARES
Servían para comunicar la pérdida de objetos, la celebración de misas de
Veracruz (misas en nombre de un difunto) u otros asuntos de índole personal.
Algunos ejemplos:
• Tuuuuuuu “Fieles cristianos, hijos de Jesucristo, encomendad a Dios por
el alma de D... Se celebra misa de la Santa Veracruz a las nueve”. Pare-
ce ser que, en este último caso, no se utilizaba la chifla sino una cam-
panilla con un sonido más suave.
• Tuuuuuu “La persona que haya extraviado tres llavines puede pasar a
recogerlos al fielato”.
COMERCIALES
En este caso, se anunciaban todo tipo de asuntos relacionados con la venta
de alimentos y actividades lúdico-festivas, que acontecían de vez en cuando.
250
OFICIOS DE ARNEDO
Algunos comercios contrataban la iguala209 con la seguridad de que el anuncio
de sus productos les saliera más rentable. Para el cliente sin iguala, el precio
por bando oscilaba entre cinco y siete pesetas, en torno a los años cincuenta.
Conocemos abundantes ejemplos de este tipo:
• Tuuuuuuu “En las pescaderías de la Felisa, Aurelia, Vitoria y Elena ven-
den pesca variada”.
• Tuuuuuuu “Esta noche, función de comedias en la plaza a las diez”.
• Tuuuuuuu “En la pescadería del Ganaduros ha venido camión con an-
choas, tres kilos un duro”.
• Tuuuuuuu “A las seis de la tarde, habrá en la Hermandad, junta de la-
bradores para limpieza de reguerios”.
También sabemos que el pregonero tenía un recorrido preestablecido por
toda la ciudad. Éste se organizaba para llevar sus anuncios al mayor número de
calles posibles y, cada día, cantaba el pregón en determinados puntos del casco
urbano. Estos lugares estratégicos eran los llamados cantones210, y quienes escu-
charon a menudo al pregonero, recuerdan que había aproximadamente unos
cincuenta y dos. Algunas paradas de este recorrido, que comenzaba en la Plaza
Nuesta Señora de Vico, eran las que detallamos a continuación:
calle Picota, plaza San José, calle Terradillos y patio Carreto; calles Santa
Eulalia, Mayor y Preciados e iglesia de San Cosme y San Damián. El
pregonero hacía otras paradas en “Puerta del Royo”, “Hilo Pita”, “anti-
gua cárcel” o actual Casa de Cultura, “plaza de la Leña”, “patio Mani-
lla”, “cuesta de los Seroneros” y “barrio de Santiago”, “Rencle Bodegas”,
e iglesia de Santo Tomás. Por último, en la parte más moderna de la
ciudad, leía sus pregones en las calles Carrera, Santa Marina y General
Franco (actual paseo de La Constitución), terminando el itinerario de
nuevo en la plaza Nuestra Señora de Vico. En el caso de las calles de
mayor trayecto, como Carrera y General Franco, se tocaba un mayor
número de veces, tres en la primera y cinco en la segunda. (El itinera-
rio aproximado puede apreciarse en el mapa de la lám. nº 89).
LOS OFICIOS - EL PREGONERO
251
209. Iguala: convenio o trato entre pregonero y cliente por el que aquél prestaba a éste susservicios mediante una cantidad fija anual en metálico o en especie. Este sistema se practicó enotros oficios o trabajos.
210. Cantón significa, entre otras cosas, esquina.
La ciudad de Arnedo, según las informaciones obtenidas, contó siempre
con la presencia de un pregonero aunque, al parecer, éste desempeñaba tam-
bién otras funciones que las de pregonar. Entre ellas destaca sobremanera la
de vigilante en el “filato” o fielato211 aunque, debemos advertir, que no siempre
esta figura coincidió con la del pregonero de la ciudad. En definitiva, la dedi-
cación a todas estas funciones de índole municipal, convertían al pregonero en
un verdadero oficial o alguacil del Ayuntamiento. De este modo, celebraban su
festividad o día grande junto con otros cuerpos como el de la policía pero no
podemos determinar en qué fecha. Acudían a misa mayor, que solía celebrar-
se en la iglesia de Santa Eulalia, con uniforme de gala; después una comida de
hermandad.
252
OFICIOS DE ARNEDO
211. Filato o fielato era una oficina de recaudación, que solía situarse a la entrada de laspoblaciones. En nuestra ciudad, al menos durante el siglo veinte, se encontraba ubicada, apro-ximadamente, en el lugar donde hoy se sitúa la Policía Municipal, y en este establecimiento losvecinos de Arnedo pagaban los derechos de consumo sobre los productos alimenticios como lacarne y las frutas, así como el pago de los arbitrios o impuestos municipales, especialmente losque tuvieran que ver con el servicio de agua.
Lám. 89. Mapa del trazado urbanístico de Arnedo. En él se señalan, un posible itinerario yalgunos puntos de interés, que coinciden con los antiguos cantones en los que el pregonerocomunicaba sus mensajes a los ciudadanos. (Ayuntamiento de Arnedo).
LOS OFICIOS - EL PREGONERO
253
Lám. 90. “El Pregonero” aparece en esta fotografía rodeado de su familia y con el típicoatuendo de su oficio; de su traje pende una cuerda que sujeta la “chifla” o trompetilla con laque anunciaba sus pregones. (Foto cedida por Javier Zabalo).
Algunas fuentes nombran como pregoneros, al “tío Alguacilillo”212 que
anunciaba su presencia con un tambor, o a Isidoro Morón; pero, quien será
considerado como el último pregonero de Arnedo, se llamaba Francisco Zaba-
lo Tomás, “el Colorino” o “el Pregonero”. Francisco fue quien introdujo la no-
vedad de pregonar con la “chifla” y, como indica un documento del Archivo
Municipal de Arnedo, debió ser nombrado pregonero en 1951:
“…se dio cuenta de la propuesta que el Tribunal Examinador hace al
Ayuntamiento para cubrir las vacantes de empleados y subalternos y
que es como sigue: para voz pública Don Francisco Zabalo Tomás…
propuesta que fue aprobada por esta comisión…” 213
Dejaría de serlo entre 1966 y 1967 aunque, ya en los últimos años, sus hijos
Ramón y Javier ayudaron al padre en este oficio.
Aquella labor terminó con los nuevos tiempos y, en nuestros días, los pre-
goneros que cada año son convocados en nuestra ciudad para recitar el “Pre-
gón de las Fiestas Patronales de San Cosme y San Damián”, suponen el último
resquicio de lo que fue el antiguo oficio de pregonero. Este acto que, a lo largo
de su historia, ha recibido diferentes nombres como “Los Juegos Florales”,
“Exaltación de los valores arnedanos” o sencillamente “El Pregón”, supone
cada año un reconocimiento de nuestra propia personalidad como ciudad y,
los pregoneros, son los encargados de pregonar los atractivos de las Fiestas, la
historia que las avala, o las diferentes experiencias que a lo largo de su vida
han desarrollado al amparo de unas costumbres entrañables, que constituyen,
de alguna manera, retazos de la historia de Arnedo. Esta es, en última instan-
cia, aquello que pregonan.
254
OFICIOS DE ARNEDO
212. En los pueblos pequeños, especialmente en zonas rurales, se usaba la denominaciónde “tío” para llamar a las personas mayores sin que ello tuviera algo que ver con un parentescofamiliar; era más bien un signo de respeto hacia las personas de cierta edad.
213. Archivo Municipal de Arnedo. Libro de Actas del Ayuntamiento Pleno. Sesión del 21de noviembre de 1951, fol. 135 vº. Sig. 468/2.
La palabra con la designamos este oficio tiene muy claro su origen ya que
deriva directamente de otra más sencilla, el serón. Aunque es cierto que los se-
roneros confeccionaban, fundamentalmente artículos para el transporte con las
caballerías como los serones, hacían también: alforjas, esteras para cubrir los
suelos, y protectores de botellas y garrafones, todo de color natural excepto las
esteras que se teñían de varios colores. Como otros muchos oficios, el del se-
ronero giraba en torno a una sociedad agrícola donde las gentes demandaban
mano de obra especializada en fabricar utensilios específicos para el campo.
Es cierto que, habitualmente, los artesanos de un mismo oficio se concen-
traban en determinados lugares de los pueblos o ciudades, al modo de los an-
tiguos gremios medievales. En Arnedo resulta difícil comprobar este hecho
para otros oficios; sin embargo, en el caso de los seroneros, hemos podido
constatar la presencia de este colectivo en un punto determinado de nuestra
ciudad. Parece ser que la mayoría de las familias residían y trabajaban en torno
a una zona concreta que se iniciaba en el Patio Boteja (actual plaza de San
Pedro) situado al final de la calle la Yasa, proseguía su trazado por la calle Cue-
vas de Santiago y terminaba en la calle del Sol (zona de las Eras). Toda esta
zona era conocida popularmente como la “Cuesta de los Seroneros”.
El origen de este grupo artesanal se remonta en el tiempo hasta el siglo
XIX, cuando sabemos de algunas familias que trabajaban ya en esta actividad.
Por aquella época, se iniciaron en este oficio las familias de Elías Arpón y María
Eguizabal; de Luis Herrero y Carmen Arpón; de Antonio de Blas y Valentina
Iñiguez. Todos ellos crearon auténticas sagas familiares cuyos descendientes
aprendieron y continuaron la labor de los seroneros.
Este fue siempre un gremio muy numeroso en el que destacaron, entre
otros: Juan Herrero “el Tiempla”; Martín “el Seronero”; los hermanos “Malo”;
Julio Pérez “el Gallito”; Cosme “el Mangarrota”; Teodoro y Ángel “los Chipuli-
cas” y Teodoro Martínez.
Cada artesano atendía el negocio con su respectiva familia, es decir, tam-
bién las mujeres y niños de la casa echaban una mano.
257
En este sentido, los mayores de cada familia siempre procuraron transmi-
tir a sus hijos los saberes del oficio, hasta que los profundos cambios econó-
micos y sociales ocurridos en nuestra sociedad, hicieron insostenible la
dedicación exclusiva a esta actividad. Como en tantos otros, la extinción de
este trabajo vino aparejada con la llegada de las máquinas al mundo rural, y la
desaparición casi absoluta de las caballerías. Unos y otros, se desvanecieron
con la dignidad que otorga el haber cumplido una misión imprescindible du-
rante décadas.
* * *
La década de los cuarenta y cincuenta fueron años de intenso trabajo para
los seroneros, ya que el mundo de la agricultura demandaba numerosos artícu-
los. Estos artesanos trabajaban una amplia gama de útiles, en diferentes tamaños
y con distintas utilidades; pero , el producto estrella era el serón. Si acudimos al
diccionario, serón aparece definido como una sera más larga que ancha, que
sirve regularmente para carga de una caballería. Hasta aquí todo es correcto
258
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 91. Grupo de seroneros. Descendientes directos de los primeros seroneros en la carrozadel Hogar: Josefa Arpón, Juana de Blas, Antonia Herrero, Aurelia Malo, María Malo, JosefaPérez, Julián Quiñones y Teodoro Martínez. (26 de septiembre de 1992. Hogar de Arnedo).
pero, la curiosidad nos lleva a buscar el término sera, por otra parte, totalmente
nuevo para nosotros; comprobamos que su origen es árabe y significa espuerta
grande, regularmente sin asas. Por último y para terminar, recogemos la defini-
ción de espuerta como especie de cesta de esparto, palma u otra materia, con
dos asas, que sirve para llevar de una parte a otra escombros, tierra u otras cosas
semejantes. En definitiva, estos conceptos clarifican la idea que tenemos de un
serón como saco o cesta grande de esparto que sirve para transportar a lomos
de la caballería, materias como la tierra o el ciemo214.
El trabajo del seronero era muy complejo porque abarcaba desde la reco-
gida del esparto o albardín hasta la confección del serón y su venta. Vemos a
continuación en qué consiste:
RECOGIDA Y PREPARACIÓN DE LA MATERIA PRIMA
Cada año, desde finales de julio y durante todo el mes de agosto, había
que recolectar el albardín215, conocido comúnmente como esparto. Éste proce-
de de una planta de la familia de las Gramíneas, con las cañas de unos 70 cm.
de altura, hojas radicales de unos 60 cm. de longitud; tiene flores en panoja es-
pigada de 30 cm. de largo, y semillas muy menudas.
Estos profesionales, llamados también esparteros por su trabajo con el es-
parto, conocían bien todo el entorno y sabían que los parajes más abundantes
en esta materia prima eran La Maja, Salobral, Yasa Livillo, Pozos de Santa Ana
y El Estrecho, terrenos abiertos y secos, todos ellos ubicados en la zona cono-
cida genéricamente como “El Campo”, (triángulo comprendido entre la carre-
tera de Logroño y la margen izquierda de la carretera hacia Calahorra). En
ocasiones, y ante la elevada competencia a la hora de la recolección, el gre-
mio de seroneros propuso una parcelación de estos terrenos baldíos, que se
distribuía por sorteo, y aseguraba el trabajo para todos. Además, el escaso tiem-
po que permitía la cosecha y las largas distancias hasta los lugares de recogi-
da, obligaban a veces a pernoctar en el campo.
LOS OFICIOS - EL SERONERO
259
214. Ciemo: fimo, estiércol.215. Albardín: mata de la familia de las Gramíneas, propia de las estepas españolas, muy
parecida al esparto y con las mismas aplicaciones que éste.
260
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 92. El seronero aplasta la planta del esparto, con la ayuda de un mazo y sobre unasuperficie plana y rígida. Después, extrae la fibra vegetal que le servirá para confeccionar elserón. (Ángel Arpón. Hogar de Arnedo).
La primera acción consistía en arrancar la planta, siempre a mano, abra-
zando la mata y tirando de ella con extrema habilidad. A continuación, se pro-
cedía al secado de la misma, siempre al aire libre y en zonas soleadas. Por
último, llegaban al majado216 o machacado, que consistía en aplastar la planta,
con la ayuda de un mazo y sobre una superficie plana y rígida. Esta tarea ser-
vía para extraer la fibra vegetal que había de servir en la elaboración del serón
y se realizaba, por la necesidad de ventilación, siempre en la calle.
ELABORACIÓN DE LA TRENZA
El trenzado o retorcido de la fibra era una labor desarrollada por las mu-
jeres, siempre a mano, y que se efectuaba indistintamente en las casas o en la
calle, dependiendo del tiempo.
216. Majar es golpear en la era el trigo, el centeno, el lino, los garbanzos, etc., con el manalo mayal, para separar el grano de la paja.
LOS OFICIOS - EL SERONERO
261
Lám. 93. Las mujeres frotaban la fibra con sus manos y elaboraban la cuerda o trenza. Enesta fotografía de los años cuarenta, Felisa Domínguez aparece realizando esta labor en plenacalle. (Foto cedida por Felisa Eguizábal).
262
OFICIOS DE ARNEDO
Antes de nada, para manejar el esparto mejor, había que humedecer los
manojos que se obtenían al machacarlo. Las mujeres después, sentadas en el
quicio de la puerta, iban trabajando con los hilos de fibra vegetal humedecida
hasta darle forma de trenza217. Los útiles confeccionados por el seronero servían
para transportar materias que se desprenden como la tierra o el ciemo, por
tanto, el trabajo debía ser minucioso para que las trenzas o cuerdas quedasen
prietas y consistentes. Normalmente se elaboraban tres grosores de cuerda: una
más gruesa para el serón, otra mediana para esteras y garrafones y se reserva-
ba la más fina para coser todas las piezas.
CONFECCIÓN DE UN SERÓN
La realización de un serón requería muchas horas de trabajo, desde 16 horas
el pequeño hasta 28 horas para el grande. El precio del serón oscilaba entre las
217. Trenza: conjunto de tres o más ramales que se entretejen, cruzándolos alternativamente.
Lám. 94. Estructura trapezoidal o marcodonde el seronero, Ángel Arpón “elChipulica”, va enroscando la trenzamás gruesa para dar forma al serón.(Hogar de Arnedo).
ochenta y noventa pesetas (cincuenta céntimos de euro) en 1948 y las últimas
cinco mil pesetas (aproximadamente treinta euros) de los años ochenta. Éste
sería el proceso:
Para confeccionar un serón, se utilizaba un marco de madera con forma
trapezoidal, que permitía sujetar la labor y determinaba su tamaño. En torno a
esta estructura, el artesano rodeaba minuciosamente la trenza adaptándola
hasta conseguir la forma adecuada. Se comenzaba enroscando por la base
menor, y se concluía por el lado mayor, que quedaba abierto sin coser para in-
troducir la carga. La forma definitiva era la de un gran sobre que, colocado
sobre los lomos del animal de carga, formaba un par de cogujones218 o bolsas
que, una vez llenas, quedaban perfectamente equilibradas. El propio peso de
la carga era la única sujeción del serón a la caballería.
Lám. 95. Sentado en el suelo, el artesanorealiza el cosido de la trenza con una agujamuy larga mientras va dando forma alserón. (Hogar de Arnedo).
Lám. 96. En esta imagense aprecia la minuciosidad
del cosido. (Hogar deArnedo).
LOS OFICIOS - EL SERONERO
263
218. Cogujón: cada una de las puntas que forman los colchones, almohadas, serones, etc.
264
OFICIOS DE ARNEDO
Terminada la estructura básica, se procedía a coser y asegurar las trenzas
entre sí para dar consistencia a la pieza. Para ello se utilizaba trenza más fina
y una aguja de grandes dimensiones, con punta curvada; además, se necesita-
ban mucha maña y fuerza para atravesar y unir este material que cada vez era
más resistente.
Finalmente, para dar un acabado más fino a la cara externa del serón, con
una pequeña llama se realizaba el chamuscado o socarrado de las hilachas de
fibra sobrantes. Quedaba entonces una superficie uniforme, limpia y compacta.
VENTA DEL PRODUCTO
De septiembre a marzo era el mejor momento del año para acudir a los mer-
cados con este producto que podía presentar variantes, sobre todo, en cuanto a
su tamaño. La mayoría de los seroneros se desplazaban a los pueblos cercanos
como Igea, Cornago, Grávalos, Préjano, Herce... e incluso a pueblos de provincias
limítrofes donde vendían y arreglaban serones. Tres o cuatro días permanecía el
seronero en cada localidad, e incluso era anunciada su labor por el pregonero.
La importancia y la necesidad de esta profesión fue en detrimento a lo
largo del siglo pasado y, en la actualidad, apenas se conocen ya profesionales
de este tipo. Tal vez puedan encontrarse, en los medios muy rurales de co-
marcas poco desarrolladas, trabajos hechos artesanalmente cuya finalidad es la
venta de “souvenirs” o las exposiciones etnográficas.
Lám. 97. El serón es uno de los productos estrella de losseroneros. Aquí vemos uno apoyado en un muro; se haconseguido así el efecto de dos grandes bolsas que seabren cuando se echa la carga sobre la caballería.(Hogar de Arnedo).
El oficio de “ulaguero” es quizá uno de los menos conocidos entre los ele-
gidos para esta publicación. Su actividad consistía básicamente en la recolec-
ción de “ulagas” por el monte, su traslado hasta el almacén y la venta a negocios
o a particulares. Esta planta, que en Arnedo y su comarca llamamos “ulaga”219,
es conocida como aulaga o ailaga. Se trata de una planta leguminosa y espino-
sa con flores amarillas, que suele desarrollarse en terrenos áridos, secos y pe-
dregosos. Sus flores son visitadas por las abejas, pero la miel que producen es
de peor calidad que las de tomillo, espliego o romero; sus ramas pinchan
mucho pero dan cobijo a conejos, perdices y liebres. La “ulaga” fue, durante las
primeras décadas del siglo XX, el combustible básico para el encendido del
fuego en hornos y cocinas; así, la actividad de ulaguero se convirtió en im-
prescindible hasta la llegada de otros recursos energéticos como el carbón
Los que se dedicaron a esta labor, conocían muy bien el entorno natural de
esta comarca y supieron aprovechar las utilidades de una planta que crece sil-
vestre en el monte. Los ulagueros trabajaban durante todo el año recorriendo los
parajes de Arnedo conocidos como Los Planos, Prailas, El Raposal, El Romeral e
incluso las laderas de los montes cercanos. De hecho, estos recolectores conoci-
dos también como plagueros, sobrevivían a través de un sistema integrado y co-
lectivo, que pertenecía al derecho consuetudinario; es decir, una especie de
acuerdo no escrito y admitido por todos, en virtud del cual, ellos limpiaban las
laderas del monte de espinosas ulagas mientras los rebaños de los pastores po-
dían pastar cómodamente, enriqueciendo a su vez los parajes con el abono que
los animales producían. Su labor contribuía también al cuidado del monte, elimi-
nando materiales altamente inflamables y reduciendo así el riesgo de incendios.
La azada recia o “azarrecia”220 era la herramienta básica con la que el ulaguero
entresacaba las ulagas de la tierra y, solamente contaba para ello, con su fuerza
y alguna protección en las manos con la que evitar los pinchazos de las plantas.
267
219. Ulaga, aulaga o ailaga es una planta relacionada con otra especie más conocida quees la genista o retama.
220. Azarrecia es una fusión de azada recia, que designa a una azada más grande. Azada:instrumento que consiste en una lámina o pala cuadrangular de hierro, ordinariamente de 20 a25 cm. de lado, cortante uno de estos y provisto el opuesto de un anillo donde encaja y se su-jeta el astil o mango, formando con la pala un ángulo un tanto agudo. Sirve para cavar tierrasroturadas o blandas, remover el estiércol, amasar la cal para mortero, etc.
La materia prima, una vez recogida, se amontonaba para formar fajos221
que facilitaran su transporte; se procedía entonces a la colocación en semicír-
culo de varias ulagas que se superponían, con las matas hacia fuera y las raí-
ces hacia dentro para no pincharse. A continuación, estos manojos222 eran
atados con vencejos223 de centeno, mimbre o juncos mojados constituyendo así
un fajo o atado; así mismo, la agrupación de un buen número de fajos consti-
tuía una “carga”. Lo que influía en el volumen de la misma era, más que un
número exacto de matas, el tamaño de las ulagas; de este modo con los fajos
integrados por plantas grandes, se hacía una carga de tres pero, si las ulagas
eran pequeñas, una carga podía contar hasta ocho o diez manojos.
268
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 98. Antes de preparar lacarga, había que arrancar lasulagas con la azada recia o“azarrecia”. (Pedro Herrero.Hogar de Arnedo).
221. Fajo es sinónimo de haz o atado.222. Manojo: haz pequeño de cosas que se puede coger con la mano.223. Vencejo: lazo o ligadura con que se ata algo, especialmente los haces de las mieses.
La rudeza de este oficio residía, sobre todo, en que el desplazamiento
hasta el monte para recoger las ulagas y el regreso se hacían andando, pero
también había quien disponía de caballerías. En el caso, muy habitual por otra
parte, del traslado a pie y para protegerse de pinchazos en la espalda, el ula-
guero se confeccionaba una especie de corona con matojos224 de tomillo o ro-
mero que se ponía en la cabeza para hacer de mullido y de la que pendía una
manta que protegería la espalda. Después se colocaba el fardo sobre la espal-
da y comenzaba así el camino hacia el pueblo.
El destino de las cargas de ulagas variaba dependiendo de su tamaño. De
este modo, los fajos pequeños se destinaban a particulares para el encendido
de los fogones, mientras que las cargas grandes se llevaban directamente a los
hornos de las panaderías, donde se utilizaban como combustible básico; no
LOS OFICIOS - EL ULAGUERO
269
Lám. 99. Martín Llanos, el ulaguero, formaba una carga con varios fajos de ulagas, los atabay disponía con las matas hacia fuera y las raíces hacia adentro, para no pincharse. (Hogar deArnedo).
224. Matojo: planta de monte muy poblada y espesa.
obstante, solían almacenarse durante algún tiempo para favorecer su secado.
Parece ser que existía un punto de encuentro, en la llamada Plaza de la Leña
(pequeña plaza situada en la confluencia de las calles La Yasa y Escuelas), al
que acudían todos los ulagueros de la comarca para hacer su mercadillo par-
ticular. Según recuerdan algunas de las personas mayores, el precio por una
carga de ulagas pequeñas, de entre cuarenta y cinco y cincuenta y cinco fajos,
rondaba la peseta en la década de los cuarenta. Conocemos un testimonio muy
curioso, recogido por Felipe Abad León, en el que uno de estos profesionales
hacía las siguientes declaraciones: “…Fui “ulaguero” por mi conveniencia y
puse 300 almendros en las Navas, 60 olivos y viña, “to” en terreno comunero.
Me daban medio duro por carga de ulagas. Las traía de la Fuente la Bacaliza
y me costaba siete horas…225”.
270
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 100. Para protegerse depinchazos en la espalda, elulaguero se confeccionaba unaespecie de corona con matojos detomillo o romero que se ponía enla cabeza para hacer de mullidoy de la que pendía una mantaque protegía la espalda. (Hogarde Arnedo).
225. ABAD LEÓN, Felipe, “Al tío Clemente “el Jalica””, Arnedo Fiestas 1971, Gráficas Isasa,Arnedo, septiembre, 1971, s/p.
Hemos comentado la utilización de estas plantas espinosas para el prendi-
do del fuego en hornos y domicilios particulares, pero también se hacían encar-
gos a nivel municipal en eventos de importancia. Hasta bien entrado el siglo XX,
señalaremos dos actos importantes en los que el Ayuntamiento organizaba el en-
cendido de hogueras para disfrute de los vecinos: en primer lugar, la feria de ga-
nado que se celebraba todos los años por el mes de mayo (durante el primer
tercio del siglo pasado); en segundo lugar, la tradicional fiesta en honor de nues-
tros Santos, San Cosme y San Damián, en septiembre. Ambos acontecimientos
incluían entre los actos previstos, las acostumbradas hogueras, para las que se
hacía necesario encargar un buen número de ulagas con las que alimentar el
fuego. Así se conocen documentos que hacían referencia a ello de forma clara y
expresa: “…Se encargan fuegos artificiales para dos noches a un pirotécnico de
El Villar de Arnedo, por un importe de 125 pts. Habrá hogueras las dos noches de
los fuegos, quemándose en cada una de ellas ocho cargas de aliagas. Se ilumi-
nará la plaza con focos eléctricos, de manera especial...”226
En otro documento se dice: “…Como de costumbre en anteriores años a
este festejo precederá la tradicional hoguera de los Santos y ambos actos serán
amenizados por la banda de música...” 227
Más adelante, en un fragmento de la sesión plenaria del 2 de octubre de
1942, se aprueba el pago de una “cuenta… de Juan Hernández y tres más de
nueve cargas de aliagas para la hoguera...” 228
Todo ello apunta a señalar la importancia del fuego en las celebraciones
populares y la importancia de los recolectores de ulagas dentro de una cultu-
ra que, no sólo por necesidad, sabía aprovechar lo que el entorno le ofrecía.
El dos de febrero, por la Candelaria, se celebraba la fiesta de este oficio
de recolectores, responsables directos del fuego en los hogares. Esta fiesta, im-
portante en otras partes de España como Canarias, se celebraba en nuestra ciu-
dad con una ceremonia religiosa en la que los fieles acudían a misa con velas
que eran bendecidas solemnemente por el sacerdote. No en vano, esta fiesta
LOS OFICIOS - EL ULAGUERO
271
226. HERRERO GIL DE MURO, Mª Ángeles. “100 años en la historia de Arnedo. I período1900-1923”. Arnedo fiestas 2000. Liber Grafic, Calahorra, septiembre, 2000, p. 59.
227. A.M.A. Programa de fiestas de 1940.228. A.M.A. Libro de Actas de Sesiones del Ayuntamiento Pleno. Del 8-1-1938 al 15-4-1946.
Sesión del 2 de octubre de 1943, p. 69.
recibe ese nombre porque en ella se bendicen las candelas de todo el año para
que nunca falte luz, tanto física como espiritual, en las casas. Después de esta
celebración, se hacía una comida con baile popular. Según nos han contado,
existía una danza en la que los ulagueros se ataban manojos de ulagas para
bailar, bien sujetos a la cintura, y con los que se restregaban contra las mozas
entre saltos y brincos.
Aquellos que conocieron la figura del ulaguero recuerdan especialmen-
te a Martín Llanos, un arnedano que dedicó gran parte de su vida a esta ac-
tividad. Destacamos por encima de todo, la rudeza y resistencia de estos
hombres que recorrían los montes en busca de ulagas para dar un servicio a
la ciudad. Hoy en día, esta profesión ha desaparecido radicalmente por pura
necesidad ya que las ulagas dejaron de ser combustible con la llegada de
nuevas calefacciones, primero de carbón y leña; más tarde, de gas y otros de-
rivados del petróleo.
272
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 101. El desplazamiento hasta el monte para recoger las ulagas y el regreso, se hacíannormalmente andando. (Hogar de Arnedo).
3. CONCLUSIONES
El oficio, trabajo... que desempeñamos las personas a lo largo de nuestra
vida es uno de los aspectos más esenciales, pues además de ser un instrumento
de supervivencia (salario en especie o en metálico), nos configura dándonos
identidad social. “La actividad laboral que desarrollamos continúa siendo la
principal fuente de estatus social. Incluso para los jubilados su identidad ac-
tual proviene de forma diferida de lo que fueron, es decir su estatus de pensio-
nistas deriva de los derechos adquiridos durante su vida laboral. (Schnapper,
1989)” 229.
Una parte importante del colectivo de personas mayores que acude a los
Hogares, ha desarrollado actividades artesanales230 que tuvieron que compati-
bilizar o abandonar paulatinamente para ir incorporándose, adaptándose e in-
tegrándose en otros trabajos industriales de mayor rentabilidad. Los oficios que
perduraron hasta los años 60, fechas en las que se extiende de forma mayori-
taria la mecanización agroganadera, y por consiguiente la paulatina desapari-
ción de los oficios desarrollados simultáneamente para su desempeño; fueron
producto de una tierra, de un paisaje, de un medio humano de antigua histo-
ria que se proyecta hasta lo que hoy somos. No se trata de conocimientos, ex-
periencias y objetos arqueológicos lejanos o muertos, sino de algo vivo en
nuestros mayores, pues la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido.
El colectivo de personas mayores posee la experiencia y conocimientos re-
lativos a un mundo que ha dejado de existir por el proceso de modernización.
En la nueva sociedad las formas de vida tradicionales han perdido casi todo su
valor; sin embargo, nuestros mayores mantienen una relación ambivalente con
273
229. Schnapper, D. 1989. “Rapport à l´emploi, protection sociales et status sociaux”. Revuefrancaise de sociologie, xxx: 3-29.
230. Por artesanía entendemos cualquier labor que sea realizada de forma manual, indivi-dual y tradicional. Es decir, obras en cuya realización no han intervenido diversos especialistasen sus diferentes fases de elaboración, siendo una misma persona quien las ejecuta del princi-pio al fin. Incluyendo las más de las veces desde la recogida de los materias necesarias hasta lapropia comercialización directa del producto. Supone una producción integral y, además, si-guiendo las técnicas, los modos y modelos de antaño, conservados con muy pocas variantes alo largo de generaciones.
ese mundo pasado. Por un lado, concuerdan con el dicho de que “todo tiem-
po pasado fue mejor”, sobre todo si ese pasado fue su juventud; por otro, no
olvidan las penurias y dureza de las condiciones de vida tradicionales y por lo
tanto no las desean para su descendencia.
“El cambio social ha modificado profundamente los procesos de socializa-
ción para el trabajo, que actualmente se efectúa en el sistema educativo, de tal
manera que los mayores, en las sociedades modernas, ya no son agentes de so-
cialización” (Guillemard, 1986)231. Tradicionalmente, tanto el trabajo social, la
antropología como la etnología tratan al otro como sujetos pasivos o como in-
formantes dedicándose a recopilar el repertorio de saberes, objetos, procesos
etc., de ese otro para su posterior análisis por el experto. Sin embargo, en este
caso, los mayores han sido los protagonistas, pues los otros son ellos mismos
y han tenido que abordar de alguna manera un proceso de autoanálisis perso-
nal y social.
Este proyecto ha permitido a los mayores reconciliarse con su trayectoria
vital, particularmente su pasado laboral que en muchos casos ha sido minus-
valorado y vivido de forma traumática, pasando por momentos de idealización
de lo arcaico. Lo innovador de este proyecto ha sido la metodología y pers-
pectiva utilizadas.
Al ser un proyecto participativo, en el que han tenido que desempeñar y
representar su propio papel como miembros de la sociedad tradicional, han
conseguido integrar en su biografía ese pasado laboral dotándolo de un nuevo
sentido. Esta actualización revalorizada por el hecho de ser recogida por los
medios más modernos y con apoyo y respaldo institucional, les ha producido
la sorpresa y satisfacción de que pueden ofrecer algo valioso e importante a
los demás y de que, trabajando colectivamente, pueden conseguir mejores y
mayores resultados.
La participación en el proyecto ha posibilitado a las personas mayores un
ajuste y aceptación serena y digna de su trayectoria vital, incidiendo en la cul-
tura del trabajo. El resultado material ha sido el siguiente:
274
OFICIOS DE ARNEDO
231. Guillemard, A.M. 1986. “Le déclin du social: formation et crise des politiques de la viei-llesse”. Ire éd. Edition, Paris: Presses universitaires de France.
• Once documentales en vídeo de los oficios: El agricultor y su caballería,
el albardero, el campanero, el cestero, el encañizador, el herrador, el ho-
jalatero, labores de mujer, el seronero y el ulaguero.
• Una exposición compuesta de doce reportajes fotográficos con sus res-
pectivos relatos explicativos. En este caso, a los anteriores oficios se aña-
dió el reportaje del pregonero.
• La publicación de este libro, que ha intentado recopilar, sintetizar y am-
pliar todos los datos referidos a los oficios presentados hasta ahora; pero
además, incluyendo otros nuevos como: al aguador, el barbero-practi-
cante, el bastonero, el botello y pellejero, el colchonero, el esquilador,
el guarnicionero, el herrero, el matarife, el picador de cuevas y el pre-
gonero.
Como conclusión es destacable que, además del trabajo presentado, en el
que queda gráficamente reflejada parte de la riqueza cultural arnedana, se ha
recuperado el papel socializador de los mayores hacia los jóvenes, quienes po-
drán encontrar, de este modo, una mayor perspectiva y espíritu crítico de la so-
ciedad que vamos construyendo.
Todos los trabajadores y artesanos que aparecen en esta muestra forman
parte de un linaje que ha dado a Arnedo, todos los materiales básicos y refi-
nados para su trabajo en la tierra como serones, albardas, herraduras; o en la
casa como cántaros, cañizos, cestas... y los sonidos, ritmos y cantares que los
acompañaban. Cada uno de estos objetos es el resultado de una sorprendente
sensibilidad y riguroso trabajo; además, han sido recuperados gracias a la me-
moria de nuestros mayores. Éstos han sabido dejarnos un legado de conoci-
mientos que debemos cuidar y no olvidar, haciendo memoria de un arte que
es la artesanía.
A través de este trabajo se puede desprender una visión de la sociedad de
la que siguen quedando vestigios en nuestros mayores; éstos nos estimulan y
ofrecen a generaciones más jóvenes una reflexión crítica sobre las condiciones
laborales y de vida de nuestro pasado reciente.
CONCLUSIONES
275
4. VOCABULARIO
Este apartado ha sido quizá uno de los más laboriosos del libro pero, al
mismo tiempo, uno de los más interesantes por el conocimiento que nos ha
aportado sobre el léxico. Nos referimos, por un lado, a aquellos términos que
nos parece importante recoger porque son específicos de las profesiones que
se han descrito (aunque algunos hayan caído en desuso) y, por otro, los lla-
mados arnedanismos, palabras o expresiones utilizadas exclusivamente en Ar-
nedo (muchas de ellas corrupciones o deformaciones de otras de uso general).
A pesar de lo numeroso que pueda parecer este vocabulario, queremos acla-
rar, que no recoge todos aquellos términos relacionados con los oficios que
aquí se han detallado; ya que muchos de éstos ya han sido definidos a lo largo
del propio texto.
Por último, señalar que para su elaboración se han tomado como referen-
cia algunos diccionarios reconocidos, tales como: Diccionario de la Real Aca-
demia Española; Vocabulario Riojano de Cesáreo Goicoechea y el Diccionario
de Arnedanismos, recogido en la página web del Ayuntamiento de Arnedo.
Todos ellos ofrecen muchas variantes sobre el mismo término, aunque otros
no aparecen mencionados; no obstante, nosotros hemos tratado de contrastar-
los y definirlos con la mayor claridad posible.
* * *
Acial o aciar. Instrumento con que oprimiendo un labio, la parte superior del
hocico, o una oreja de las bestias, se las hace estar quietas mientras las hie-
rran, curan o esquilan.
Aguja rollera. Existen muchos tipos de agujas pero la específica de los albar-
deros es la conocida en Arnedo como rollera, más larga, para introducir la
paja en la estructura de la albarda.
Aguzar. Sacar punta a un arma u otra cosa, o adelgazar la que ya tienen, es
decir, en nuestro caso a la reja del arado. Éste es un instrumento de agri-
cultura que, movido por fuerza animal o mecánica, sirve para labrar la tie-
277
rra abriendo surcos en ella; la reja es una parte de él, hecha en hierro y
con forma de punta, que sirve para romper y revolver la tierra.
Albarda. Pieza principal del aparejo de las caballerías de carga, que se com-
pone de dos partes a modo de almohadas rellenas, generalmente de paja
de centeno, unidas por la sección que cae sobre el lomo del animal.
Albardín. Mata de la familia de las Gramíneas, propia de las estepas españo-
las, muy parecida al esparto y con las mismas aplicaciones que éste.
Almendruco. Fruto del almendro. Es un arnedanismo por el que se conoce a
la almendra en su momento de recolección.
Arrebozar. Se utiliza en el sentido de ocultar o encubrir algo mañosamente.
Arreos. Aparece en el diccionario como sinónimo de atavíos. Este último, se
define como prenda o conjunto de prendas con que se cubre el cuerpo,
mientras que el primero, se refiere a las guarniciones o jaeces que llevan
las caballerías de montar o de tiro.
Atizador. Utensilio con forma de barra, normalmente de hierro, que se utiliza
para remover el fuego y que arda más.
Atoque. Remate de madera de los peldaños de las escaleras de una casa.
Aviento. Instrumento para beldar o aventar, compuesto de un palo largo, de
otro de unos 30 cm. de longitud, atravesado en uno de los extremos de
aquel, y de cuatro o más fijos en el transversal, en forma de dientes.
Azada. Instrumento que consiste en una lámina o pala cuadrangular de hierro,
ordinariamente de 20 a 25 cm. de lado, cortante uno de estos y provisto
el opuesto de un anillo donde encaja y se sujeta el ástil o mango, for-
mando con la pala un ángulo un tanto agudo. Sirve para cavar tierras ro-
turadas o blandas, remover el estiércol, amasar la cal para mortero, etc.
Azarrecia. Fusión de azada recia, que designa a una azada más grande.
Azufrar. Echar azufre a las plantas para controlar las plagas, especialmente el
oídio.
Bache. Lugar donde se encierra el ganado para que sude antes de esquilarlo.
Badajo. Pieza metálica, generalmente en forma de pera, que pende en el in-
terior de las campanas, y con la cual se golpean éstas para hacerlas sonar.
Bigornia. Yunque con dos puntas opuestas.
Borra. Parte más grosera o corta de la lana.
278
OFICIOS DE ARNEDO
Brasero. Pieza de metal, honda, ordinariamente circular, con borde, y en la
cual se echa o se hace lumbre para calentarse. Solía ponerse sobre una ta-
rima, caja o pie de madera o metal, y fue muy utilizado en el siglo pasa-
do hasta la aparición de las calefacciones actuales.
Brocal. Cerco de madera o de cuerno que se pone en la boca de la bota para
llenarla con facilidad y beber por él. En Arnedo también se le llama “ca-
nilla”, que hace referencia a grifo.
Burreño. Surge también de un cruce entre burra y caballo. Era muy aprecia-
do ya que, aunque era pequeño, era muy duro.
Calva. Dicho de un terreno, sin vegetación alguna.
Candileja. Vaso pequeño en que se pone aceite u otra materia combustible
para que ardan una o más mechas.
Cántaro. Vasija grande de barro o metal, angosta de boca, ancha por la barri-
ga y estrecha por el pie y por lo común con una o dos asas.
Cantón. Significa, entre otras cosas, esquina.
Cañaveral. Sinónimo de cañar e indica un sitio poblado de cañas o cañaveras.
Cañizo. Tejido de cañas que sirve para la exposición de alimentos al sol, o
como sostén del yeso de los techos. En otras regiones también se usan
como camas en la cría de gusanos de seda.
Cañote. Especie de funda rígida que sirve para guardar las agujas y solía ser
de madera.
Capellar. Coser la tela a la suela de la alpargata. Sólo hemos encontrado un sig-
nificado para capellar que se refiere a una especie de manto o capa a la mo-
risca que se usó en España hace mucho tiempo. Podría entenderse este
verbo como el poner una capa o manto a la suela de la alpargata.
Cardar. Peinar o cepillar el pelo desde la punta hasta la raíz a fin de que, al
alisar ligeramente su superficie, quede hueco. En el caso de la lana, se tra-
taría de varear con el mismo fin.
Casilla. Cada uno de los compartimentos que se hacen en algunas cajas, es-
tanterías y en varios recipientes.
Chinchorras. Porciones crujientes que quedan tras la extracción de la mante-
ca de determinadas partes del cerdo.
Chumarriado. Bien asado.
VOCABULARIO
279
Ciemo. Palabra utilizada en Arnedo, que surge del cruce entre cieno y fiemo,
ambas sinónimos de estiércol.
Cocina económica. Nombre que recibía la cocina de leña y carbón.
Cocón. Envoltura coriácea de la nuez y, por extensión, del almendruco.
Cogujón. Cada una de las puntas que forman los colchones, almohadas, se-
rones, etc.
Collera. Collar de cuero o lona, relleno de borra o paja, que se pone al cue-
llo a las caballerías o a los bueyes para que no les haga daño el horcate.
Columbario. En los cementerios de los antiguos romanos, el conjunto de ni-
chos donde colocaban las urnas cinerarias.
Cortafrío. Cincel fuerte para cortar hierro frío a golpes de martillo.
Cortete, corquete o colquete. -1. Herramienta cortante y de punta curvada,
que unas veces se ajusta a un mango fuerte y se emplea para cortar palos
gruesos, y otras a una vara de varios metros de largura, y se usa para cor-
tar desde el suelo las ramas altas de los árboles, y más comúnmente de los
álamos. –2. Herramienta de la misma forma que las anteriores, pero de me-
nores dimensiones, que es usada por los vendimiadores para cortar los ra-
cimos. Marcos Marquete, vendimiador sin corquete, frase que indica que
por San Marcos suele helar, perdiéndose la cosecha de la uva (Fernando
Fernández de Bobadilla).
Criba. Cuero agujereado y fijo en un aro de madera, que sirve para cribar. Así
se conoce en general, pero en nuestra comarca se fabrica de plancha metá-
lica con agujeros, o con red de malla de alambre. El cedazo es una varian-
te menos conocida, compuesto de un aro y de una tela, por lo común de
cerdas, que sirve para cribar materias más finas como la harina, etc.
Cuba. Recipiente de madera, que sirve para contener agua, vino, aceite u otros
líquidos. Se compone de duelas unidas y aseguradas con aros de hierro,
madera, etc., y los extremos se cierran con tablas. También se hace mo-
dernamente de chapa metálica.
Cuévano. Cesto grande y hondo, poco más ancho de arriba que de abajo, te-
jido de mimbres, usado especialmente para llevar la uva en el tiempo de
la vendimia.
280
OFICIOS DE ARNEDO
Dedil. Cada una de las fundas de cuero o de otra materia, que se ponen en
los dedos para que no se lastimen o manchen.
Embotar. Poner algo dentro de un bote para su conservación.
Empeña. Trozo de tela con forma triangular, habitualmente de algodón o lone-
ta, que servirá de parte delantera una vez cosida a la suela de la alpargata.
Escriño. Canasta o cesta fabricada de paja, que se usa para recoger el salva-
do y las granzas de los granos, o para dar de comer a los bueyes cuando
van de camino.
Espadilla. Instrumento de madera, a modo de machete, que se usa para ma-
cerar y quebrantar el lino o el cáñamo, para poderlo hilar.
Espelletar o despelletar. Se usa en Arnedo como despellejar o acción de qui-
tar el pellejo a un animal.
Estaquilla. Espiga de madera o caña que sirve para clavar, y que se utiliza para
envirar, para asegurar los tacones del calzado, etc.
Fajo. Tanto fajo como atado son sinónimos de haz; porción atada de mieses,
lino, hierbas, leña u otras cosas semejantes.
Fardelejo. Dulce de origen islámico típico de Arnedo.
Festón. Bordado, dibujo o recorte en forma de ondas o puntas, que adorna la
orilla o borde de algo.
Filato o fielato. Oficina de recaudación, que solía situarse a la entrada de las
poblaciones, donde se pagaban los derechos de consumo sobre los pro-
ductos alimenticios como la carne y las frutas, así como el pago de los ar-
bitrios o impuestos municipales, especialmente los que tuvieran que ver
con el servicio de agua.
Fuelle. Instrumento para recoger aire y lanzarlo con una dirección determina-
da, que esencialmente se reduce a una caja con tapa y fondo de madera,
costados de piel flexible, una válvula por donde entra el aire y un cañón
por donde sale cuando, plegándose los costados, se reduce el volumen del
aparato.
Garrafa. Vasija esférica, que remata en un cuello largo y estrecho y sirve para
enfriar las bebidas, rodeándolas de hielo. Garrafón debe ser el aumentati-
vo de garrafa.
VOCABULARIO
281
Gordilla. Alimento embuchado con las tripas de animales comestibles. “Me
chupo los dedos de lo buenas que están las gordillas” (Felipe Abad León).
Diccionario de arnedanismos.
Guadaña. Instrumento para segar, que se maneja con ambas manos, formado
por una hoja larga y curvilínea, puntiaguda por un lado y sujeta por el otro,
más ancho, a un mango largo que forma ángulo con el plano de la hoja y
lleva dos manijas, una en el extremo y otra en el segundo tercio del mango.
Guarnicionería. Taller en que se hacen guarniciones para caballerías. Seña-
lamos que el término guarnición hace referencia al conjunto de correajes
y demás efectos que se ponen a las caballerías para que tiren de los ca-
rruajes o para montarlas o cargarlas.
Hijuela. Podría definirse como el acabado del cosido de la suela de una alpar-
gata. Hacer las hijuelas es una de las fases en la elaboración de la alpargata.
Hornilla. Creemos que hace referencia a un pequeño horno donde calentar
las piezas pero su definición concreta es la siguiente: hueco hecho en el
macizo de los hogares, con una rejuela horizontal en medio de la altura
para sostener la lumbre y dejar caer la ceniza, y un respiradero inferior
para dar entrada al aire. También existe separada del hogar.
Hoz. Instrumento que sirve para segar mieses y hierbas, compuesto de una
hoja acerada, curva, con dientes muy agudos y cortantes o con filo por la
parte cóncava, afianzada en un mango de madera.
Iguala. Convenio o trato entre pregonero y cliente por el que aquél prestaba a
éste sus servicios mediante una cantidad fija anual en metálico o en espe-
cie. Este sistema se practicó en otros oficios o trabajos.
Jifa. Desperdicios que se tiran en el matadero durante el descuartizamiento del
animal.
Lezna. Instrumento que se compone de un hierro con punta muy fina y un
mango de madera, que usan los zapateros y otros artesanos para agujerear,
coser y pespuntar.
Lima. Instrumento de acero templado, con la superficie finamente estriada en
uno o en dos sentidos, para desgastar y alisar los metales y otras materias
duras.
Liza. Hilo grueso de cáñamo.
282
OFICIOS DE ARNEDO
Lleco. Tierra o campo sin roturar, sin labrar.
Lomillo. Parte superior de la albarda, en la cual por el interior queda un hueco
proporcionado al lomo de la caballería.
Lona. Tela fuerte de algodón o cáñamo, para velas de navío, toldos, tiendas
de campaña y otros usos.
Majar. Golpear en la era el trigo, el centeno, el lino, los garbanzos, etc., con
el manal o mayal, para separar el grano de la paja.
Mallo. Instrumento para desgranar a golpes la mies. En el diccionario no apa-
rece relacionado con nuestro contexto, por eso, podríamos definirlo como
un martillo de brazo muy largo y cuya superficie para golpear es de un
material más blando.
Mangas. Aunque no aparecen definidas como tal, se trataría de unas piezas
que protegían las patas delanteras y, o traseras del animal.
Manil. Manivela o manubrio que impulsa la fuerza a la tijera en la máquina de
esquilar y sirve para agilizar el trabajo.
Manojo. Haz pequeño de cosas que se puede coger con la mano.
Maslo. Ástil o tallo de una planta pero, por extensión, en el argot de los pica-
dores hace referencia a la parte más dura de la roca.
Matojo. Planta de monte muy poblada y espesa.
Maza. Instrumento de madera dura, parecido a la maza antigua de combate,
que sirve para machacar el esparto y el lino, y para otros usos.
Mazo. Martillo grande de madera.
Media luna o medialuna. Utensilio en forma de media luna que sirve para
raspar el cuero.
Mensajear o mensajiar. Curiosear, fisgonear. A los que lo practican se les
llama mensajeros. También se utiliza como equivalente de “ir a dar una
vuelta”.
Mimbreras. Se utiliza para denominar todo un conjunto de mimbreros o ar-
bustos de la mimbre.
Molturar. Moler granos o frutos.
Mortichuelo. Forma con que se denominaba, tradicionalmente en Arnedo, el
cuerpo de un niño pequeño antes de ser enterrado.
VOCABULARIO
283
Muleto. Cruce de caballo con burra o de yegua con burro.
Mulo. Quizá la especie equina que más abundaba en Arnedo. Se trata de un
descendiente de caballo y burra o de asno y yegua, casi siempre estéril.
Ojete. Abertura pequeña y redonda, ordinariamente reforzada en su contorno
con cordoncillo o con anillos de metal, para meter por ella un cordón o
cualquier otra cosa que afiance.
Orejones. Pedazos de melocotón o de otras frutas, secados al aire y al sol.
Orujo. Hollejo de la uva, después de exprimida y sacada toda la sustancia.
Pan de jabón. Nombre que se da a los trozos resultantes de la fabricación ca-
sera de jabón.
Pellejo. En Arnedo, se denomina popularmente pellejo a la panceta, parte del
tocino entremezclada con magro.
Percherón o percherona. Caballo o yegua de raza francesa que, por su fuer-
za y corpulencia, es muy adecuada para arrastrar grandes pesos.
Pez. Sustancia resinosa, sólida, lustrosa, quebradiza y de color pardo amari-
llento, que se obtiene echando en agua fría el residuo que deja la tre-
mentina al acabar de sacarle el aguarrás.
Pilón. Receptáculo de piedra que se construye en las fuentes para que, ca-
yendo el agua en él, sirva de abrevadero, de lavadero o para otros usos.
Pipa. Nombre que recibe en nuestra localidad la almendra ya pelada.
Pitón. Tubo recto o curvo pero siempre cónico, que arranca de la parte infe-
rior del cuello en los botijos, pisteros y porrones, y sirve para moderar la
salida del líquido que en ellos se contiene.
Poyo. Banco de piedra, yeso u otra materia, que ordinariamente se fabrica arri-
mado a las paredes, junto a las puertas de las casas de campo, en los za-
guanes y otras partes; sin embargo, la acepción a la que nosotros nos
referimos tiene más que ver con un levantamiento natural que ofrece el te-
rreno en los márgenes de fincas, ríos o yasas.
Presilla. Cordón pequeño con forma de anilla que se cose al borde de una
prenda para pasar por él un botón, un corchete, un broche, etc.
Rajador. Es definido en el diccionario como el hombre que raja madera o leña,
sin embargo, creemos que por extensión se aplica también a la herra-
284
OFICIOS DE ARNEDO
mienta empleada por ellos mismos. Lo utilizaban sobre todo los encañiza-
dores y los cesteros.
Repique. Procede de repicar, es decir, tañer o sonar repetidamente y con cier-
to compás en señal de fiesta o regocijo.
Ristra. Soga de los tallos de los ajos, o de cebollas, que se hace en dos rama-
les que se juntan por un lado.
Rodete. Rosca de lienzo, paño u otra materia que se pone en la cabeza para
cargar y llevar sobre ella un peso.
Salamoniaco. Pieza compacta de ambos materiales, sal y amoniaco, que el
hojalatero usaba para mezclar mejor el estaño.
Sentil. No aparece como tal en el Diccionario aunque podría tratarse de una
deformación de asiento.
Sudadero. Manta pequeña que se pone a las cabalgaduras debajo de la silla o
aparejo.
Tachuela. Clavo corto y de cabeza grande.
Tajo. Lugar en el que se trabaja o desempeña una tarea.
Tanería. Nombre que recibe en Arnedo una curtiduría o tenería. Ambos tér-
minos, aparecen en el Diccionario como sinónimos, haciendo referencia al
sitio o taller donde se curten y trabajan las pieles.
Terliz. Parece la denominación correcta aunque en Arnedo, se conoce también
como aterliz. Es una tela fuerte de lino o algodón, por lo común de rayas
o cuadros, y tejida con tres lizos.
Trancha. Hierro con canto boto o romo que, clavado en un borriquete, sirve
a los hojalateros para rebordear sobre él con el mazo los cantos de la ho-
jalata.
Trébede. Aro o triángulo de hierro con tres pies, que sirve para poner al fuego
sartenes, peroles, etc.
Trenza. Conjunto de tres o más ramales que se entretejen, cruzándolos alter-
nativamente. En el argot de los seroneros y de los alpargateros, se deno-
mina así a la cuerda resultante de trenzar los hilos de fibra vegetal como
el esparto, y que les servirá para confeccionar sus productos.
VOCABULARIO
285
Trillo. Instrumento para trillar o separar el grano de la paja, que comúnmen-
te consiste en un tablón con pedazos de pedernal o cuchillas de acero en-
cajadas en una de sus caras.
Trueque. Intercambio directo de bienes y servicios, sin mediar la intervención
de dinero.
Trujal. Prensa donde se estrujan las uvas o se exprime la aceituna. Por ex-
tensión, también se llama así al local donde se elaboran los productos de-
rivados.
Ulaga, aulaga o ailaga. Planta relacionada con otra especie más conocida que
es la genista o retama. Se trata de una planta de la familia de las Papilioná-
ceas, como de un metro de altura, espinosa, con hojas lisas terminadas en
púas y flores amarillas muy perfumadas, que suele desarrollarse en terrenos
áridos, secos y pedregosos. Fue el combustible básico para el encendido del
fuego en hornos y cocinas durante la primera mitad del siglo pasado.
Vareo. Acción de varear o dar golpes con una vara o palo. Este término tam-
bién se utiliza para referirnos a la acción de derribar con los golpes y mo-
vimientos de la vara los frutos de algunos árboles.
Vellón. Conjunto de la lana de un carnero u oveja que se esquila.
Vencejo. Lazo o ligadura con que se ata algo, especialmente los haces de las
mieses.
Vendema. En Arnedo, vendimia o recolección y cosecha de la uva.
Vinaza. Especie de vino que se extrae al final, de los posos y las heces.
Yasa. Esta palabra resulta muy familiar en nuestra comarca, sin embargo, no
aparece en el Diccionario. Podríamos definirla como una quiebra profun-
da, producida en la tierra por las corrientes de las aguas o por otras cau-
sas, que a lo largo del tiempo, han formado cauces de agua estables en
épocas de lluvia o deshielos.
Yunque. Prisma de hierro acerado, de sección cuadrada, a veces con punta en
uno de los lados, encajado en un tajo de madera fuerte, y a propósito para
trabajar en él a martillo los metales.
Zafra. Vasija grande de metal en que se guarda aceite.
Zagón, zajón o zahón. Palabra de origen árabe referida a una especie de
mandil, principalmente de cuero, atado a la cintura, con perneras abiertas
286
OFICIOS DE ARNEDO
por detrás que se atan a la pierna, usado por cazadores, vaqueros y gente
de campo para resguardar el traje.
Zapatilla. Pieza metálica pequeña, redonda y plana, que el artesano se colo-
ca en la palma de la mano para protegerse de la presión que hace con las
agujas; en los extremos, tiene unos agujeros por los que se pasa una hebra
de hilo para sujetarla a la mano. La utilizaban los albarderos, alpargateros,
y otros profesionales.
VOCABULARIO
287
5. RELACIÓN DE COLABORADORES
Todas las personas aquí nombradas han participado de alguna manera en
la búsqueda de información para la elaboración de este libro. A todas ellas, y
a las que hayamos podido olvidar, mostramos nuestro más sincero agradeci-
miento, ya que este estudio no hubiera sido posible sin su dedicación e impli-
cación.
5.1. INFORMANTES ORALES
Aparecen nombrados: por un lado, aquellos profesionales o familiares de
los mismos, que fueron objeto de una entrevista personal y, gracias a los cua-
les, obtuvimos la gran mayoría de los datos; por otro, algunas personas que,
desde su condición de arnedanos interesados por su cultura, nos ayudaron a
descubrir tradiciones y costumbres de Arnedo ya olvidadas. Nuestro agradeci-
miento a:
José Antonio Abad Pérez-Medrano
Pedro Abad Pérez-Medrano
Jerónimo Abad Cibiauri
Ángel Arpón Abad
Juan José Barbero Herce
Jonás Beriaín Domínguez
Ángel Cagidos
José Castillo Ibáñez
Fermín De Blas Qiñones
Mª Dolores Domínguez Castillo
Felisa Domínguez de Blas
Isabel Domínguez Martínez-Losa
Mª Carmen Domínguez Mangado
Mª Josefa Domínguez Mangado
Isabel Escalona Zabalo
Joaquín Fernández Morón
Carmelo Fernández Pérez
289
Dámaso Garrido González
Jesús Garrido Santo
Deberio Gil Ruiz de Gordejuela
Francisco Hernández Pérez
MªÁngeles Herrero Gil de Muro
Hijos de Cándido Álvarez
Jesús Ibáñez Martínez
Luis Ibáñez Ortigosa
Rosario Las Heras Pérez
Cándido Lavega San Miguel
Martín Llanos Arpón
Eduardo Marco Martínez
Antolín Martínez Reinares
Ángel Martínez-Losa Herce
Pedro Martínez-Losa Pérez
Petra Martínez-Losa Rodríguez
Ángel Muro Calvo
Josefa Pérez Cordón
Julio Pérez Muro
Fermín Ángel Pérez Merino
José Mª Rodríguez Fernández
Anuncio Sáenz Argaiz
José Mª Salcedo Fernández
Julio Solana Sota
Francisco Sota Sota
Javier Zabalo Hernández
Frutos Domínguez Pérez-Aradros
5.2. PARTICIPANTES EN EL DVD Y EXPOSICIONES
Hemos de mencionar aquí, a aquellos hombres y mujeres que participaron
en otras fases del proyecto anteriores a la elaboración del libro. Nos referimos a
la grabación del DVD Oficios para el recuerdo, y a cuantas exposiciones y re-
portajes fotográficos se han realizado desde el año 2002 hasta la actualidad.
Nuestra gratitud porque, directa o indirectamente, todos ellos enriquecieron
nuestro trabajo con sus conocimientos y experiencias.
290
OFICIOS DE ARNEDO
PROTAGONISTAS DVD
José Antonio Abad Martínez-Burbana
Ángel Arpón Abad
Laura Bergasa Domínguez
Jonás Beriaín Domínguez
Juana Calvo Rodríguez
Ricardo Cordón Fernández
Luis Mª Cuevas Arnedo
Felisa Domínguez de Blas
Felisa Eguizábal de Blas
Isabel Escalona Zabalo
Nora Fernández-Velilla Tomás
Mª Cruz García Pascual
Dámaso Garrido González
Deberio Gil Ruiz de Gordejuela
Miguel Hernández Martínez
Pedro Herrero Moreno
Ángel Herrero Pérez-Aradros
Jesús Ibáñez Martínez
Miguel Ibáñez Martínez
Luis Ibáñez Ortigosa
Gregoria Jiménez Quiñónez
Cándido Lavega San Miguel
Martín Llanos Arpón
Aurelia Malo Arpón
Julio Malo Arpón
María Malo Arpón
Francisco Martínez Castillo
Miguela Martínez López
Anunciación Martínez-Aldama Sáenz
Pedro Martínez-Aldama Sáenz
Ángel Martínez-Losa Herce
Pedro Martínez-Losa Pérez
RELACIÓN DE COLABORADORES
291
Ignacio Martínez-Losa Zapata
Ángel Muro Calvo
Orlando Muro Rubio
Josefa Pérez Cordón
Julio Pérez Muro
Benito Pérez Zalabardo
Tomás Ramírez Pascual
Antonio Rodríguez Pérez
Antonia Royo Pérez-Medrano
José Ruiz Pérez-Aradros
José Mª Salcedo Fernández
José Solana de Blas
Mª Luisa Solana García
Julio Solana Sota
Lucía Yustes Herce
REALIZACIÓN DE LOS DOCUMENTALES
Dirección: Mª Dolores Domínguez
Producción: Rosario Las Heras
Guión: Mª Dolores Domínguez
Rosario Las Heras
Coordinación: Unidad de Audiovisuales
(Consejería de Presidencia y Acción Exterior)
Realización y edición: Luis Brox
María Oribe
2º Operador: Sonia Tercero
Sonido: Clara Larrea
Tema musical: Alfredo Rodríguez
Cantoblanco
Grupo de Canto del Hogar
Foto fija: Mª Dolores Domínguez
Rosario Las Heras
Jesús Manuel Soria
292
OFICIOS DE ARNEDO
5.3. GRUPO DE TRABAJO
SOCIOS DEL HOGAR DE ARNEDO
Carmelo Fernández Pérez
Joaquín Fernández Morón
Jesús Garrido Santo
Francisco Hernández Pérez
Eduardo Marco Martínez
Fermín Ángel Pérez Merino
José Mª Rodríguez Fernández
Francisco Sota Sota
DIRECTORA DEL HOGAR DE ARNEDO
Mª Dolores Domínguez Castillo
TRABAJADORA SOCIAL DEL HOGAR DE ARNEDO
Rosario Las Heras Pérez
COLABORADORA Y COORDINADORA DEL GRUPO
Mª Eva Abad Martínez-Losa
RELACIÓN DE COLABORADORES
293
6. BIBLIOGRAFÍA Y OTRAS FUENTES
LIBROS CONSULTADOS
AAVV, Geografía de La Rioja. Las comarcas, vol. III, Logroño, Caja de Ahorros
de La Rioja, 1994.
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FUENTES DOCUMENTALES
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Libros de Actas del Ayuntamiento Pleno 1903-1904.-Sesión del 7 de mayo de
1904, fol. 35 vº. Sig. 471/6.
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Programa de fiestas Día de la Victoria de 1939. Sig. 776/1.
Programa de fiestas de 1940.
Libro de Actas de Sesiones del Ayuntamiento Pleno del 8-1-1938 al 15-4-1946.
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1947.- Sesión del 31 de octubre de 1946. Sig. 473/1.
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– Sesión del 21 de noviembre de 1951, fol 135 vº.
– Sesión del 23 de enero de 1952.
– Sesión del 2 de diciembre de 1953, fol. 188 vº.
298
OFICIOS DE ARNEDO
MATERIAL AUDIOVISUAL
CD-ROM 100 años de historia. Asociación de Vecinos del Casco Antiguo de Ar-
nedo, Ayuntamiento de Arnedo, Comunidad Autónoma de La Rioja, 2000.
DVD Oficios para el recuerdo. Hogar de Personas mayores. Arnedo. La Rioja,
2004.
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Diccionario de la lengua española. Real Academia Española.
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Enciclopedia Universal Multimedia Micronet S.A.. 1995-2005
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http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=4834&voz_id_ori-
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BIBLIOGRAFÍA Y OTRAS FUENTES
299
7. ÍNDICE DE LÁMINAS
EL AGRICULTOR
Lám. 1. Arando la tierra. (Pedro Martínez-Losa. Hogar de Arnedo)........ 40
Lám. 2. El agricultor Pedro Martínez-Losa “el Artillero” labra la tierra con
el arado de reja. Éste se utilizó mientras hubo caballerías. (Hogar
de Arnedo)................................................................................................ 42
Lám. 3. Un agricultor trillando en la era a la antigua usanza. (Foto cedi-
da por Fermín de Blas)........................................................................ 43
Lám. 4. Imagen del trujal cooperativo de Arnedo. (Foto cedida por Fer-
mín de Blas) ......................................................................................... 46
Lám. 5. Recogiendo olivas mediante la técnica del “ordeño”. (Carmelo
Alfonso y Pedro Herrero. Foto José Amatriaín) ................................. 47
Lám. 6. El llamado regadío es el cultivo de todo tipo de hortalizas y
verduras; en este caso, se trata de un típico producto arnedano,
los ajos. (Dámaso Garrido. Hogar de Arnedo) .................................. 51
Lám. 7. El agricultor coloca la albarda con tarrea sobre la caballería pa-
ra disponer la carga. (Hogar de Arnedo) ........................................... 52
Lám. 8. La carga de sarmientos se reparte a ambos lados del animal, pa-
ra equilibrar el peso y facilitar su transporte. (Hogar de Arnedo)... 52
Lám. 9. Cuando el animal arrastra el carro, necesita más aparejos y pro-
tecciones. (Hogar de Arnedo) ............................................................. 53
EL AGUADOR
Lám. 10. La mujer que está detrás del borriquillo, está metiendo o sacan-
do una de las vasijas del armazón de mimbre que las sujeta; podría
tratarse de Caya, la aguadora. Por la vestimenta de las mujeres y la
niña, podría tratarse de una foto de los años 40. (CD Cien años de
historia. A.V. Casco Antiguo)............................................................... 61
Lám. 11. El lavadero del río de Los Caños, junto a la iglesia de Santo
Tomás, en los años cuarenta. (CD Cien años de historia. A.V. Cas-
co Antiguo) ........................................................................................... 62
301
Lám. 12. Vista general en la que puede verse a los pies de la iglesia deSanto Tomás, el lavadero de Los Caños. Esta fotografía correspon-dería a una época anterior en la que la calle Virrey Lizana sólo te-nía huertas a su alrededor. (Archivo Municipal de Arnedo)............. 62
Lám. 12. Conmemoración de la llegada de las aguas a la ciudad de Ar-nedo en 1929, siendo alcalde D. Manuel Juan Fernández Martínezde León. (CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo)................ 64
EL ALBARDERO
Lám. 14. Albarda prácticamente terminada en la que aparecen los cua-tro elementos básicos para confeccionarla: la tela o aterliz, la pajade centeno, el mazo y por último, las agujas, fina y rollera. (Hogarde Arnedo)............................................................................................ 70
Lám. 15. El albardero, Julio Pérez “el Gildos”, prepara el manojo de pajapara rellenar la albarda. (Hogar de Arnedo)....................................... 72
Lám. 16. Con la paja de centeno se rellena primero la parte central de laalbarda y después recorta con una hoz la paja sobrante. (Hogar deArnedo) ..................................................................................................... 72
Lám. 17. El albardero rellena los extremos de la albarda con paja, unavez que ha colocado ya, la estructura metálica o de madera que darigidez a la pieza. (Hogar de Arnedo)................................................ 73
Lám. 18. Cuando todos los extremos de la albarda se han cosido, se aña-de la pieza conocida como “tarria” o tarrea. Se trata de una pieza,normalmente de cuero, que rodea las ancas de la caballería paraimpedir que la albarda se desplace hacia adelante. (Hogar de Ar-nedo) ..................................................................................................... 74
EL ALPARGATERO
Lám. 19. Alpargateros trabajando en la calle, en el patio de la iglesia deSan Cosme, en torno a los años cuarenta. Podemos apreciar el her-moso empedrado que daba acceso a la iglesia de San Cosme y que,lamentablemente, se perdió en obras posteriores. (CD Cien años dehistoria. A.V. Casco Antiguo)............................................................... 80
Lám. 20. El trabajo de urdir consistía en elaborar la suela o base de laalpargata con trenza de esparto. Necesitaban, básicamente, la me-sa de trabajo, la tabla de urdir, un punzón, metro de modista y ti-jeras. (Hogar de Arnedo) ..................................................................... 83
302
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 21. Felisa Domínguez enroscando la trenza. Ésta se enroscaba al-
rededor de las marcas que tenía la tabla de urdir y que señalaban,
según la distancia que les separaba, el número de pie. (Hogar de
Arnedo) ................................................................................................. 83
Lám. 22. El alpargatero tomaba la suela, previamente urdida, y la cosía
transversalmente con la lezna, desde el talón hasta la puntera. (Ho-
gar de Arnedo) ..................................................................................... 85
Lám. 23. Ángel Martínez-Losa, con la punta de la lezna, hace el rayado
de la suela por cada línea de cosido. (Hogar de Arnedo) ............... 85
Lám. 24. Josefa Pérez e Isabel Escalona en la última fase de la alparga-
ta, el remontado. Consistía en coser una tela de lona a la suela de
esparto con hilo grueso de algodón. (Hogar de Arnedo)................. 88
Lám. 25. Primero se cosía la “empeña” o parte delantera y después el ta-
lón pero siempre se hacía sobre este banquete en forma de pinza
que permitía coser mejor las piezas. Las remontadoras necesitaban
otros utensilios como la zapatilla, los hilos y la aguja de “capellar”.
(Hogar de Arnedo)................................................................................... 89
Lám. 26. El cosido finalizaba cosiendo la puntera o el morro de la alpar-
gata; se daban tres vueltas de festón, que hacían de esta parte la
más fuerte y resistente. (Hogar de Arnedo)....................................... 89
Lám. 27. Un grupo de alpargateros trabajando en plena calle mientras
son observados por las autoridades. Arnedo en torno a los años cin-
cuenta. (CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo) .................. 90
EL BARBERO-PRACTICANTE
Lám. 28. Cepillo, máquina cortapelo, navaja de afeitar y brocha eran los
útiles específicos del barbero. (Hogar de Arnedo)............................ 94
Lám. 29. Título de practicante de Fortunato Domínguez, uno de los bar-
beros-practicantes más conocido de Arnedo. Fue expedido en 1926,
en época de Alfonso XIII. (Título cedido por la familia de Fortunato
Domínguez. Hogar de Arnedo) ........................................................... 95
Lám. 30. Instrumental utilizado por los barberos-practicantes; útiles re-
lacionados con las primeras curas, cirugía menor u obstetricia. (Ins-
trumental facilitado por la familia de Fortunato Domínguez. Hogar
de Arnedo)............................................................................................ 96
ÍNDICE DE LÁMINAS
303
EL BASTONERO
Lám. 31. Algunos camareros posan junto a la clientela del Bar España
en 1948. En la fachada se anunciaban los espectáculos y orquestas
que amenizaban las noches de fiesta. (Foto cedida por Fermín de
Blas) ...................................................................................................... 105
Lám. 32. La orquesta California amenizó durante años los bailes arneda-
nos. (Foto cedida por Fermín de Blas) .............................................. 105
Lám. 33. Banda de música en la plaza Nuestra Señora de Vico a comien-
zos del siglo XX. (CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo) ... 106
Lám. 34. Comida celebrada en el salón del “Tres Orejas”, conocido así
por el apodo de dos de sus dueños. Este era uno de los salones
de baile arnedanos donde desempeñaba su labor el mítico basto-
nero (CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo) ...................... 107
EL BOTERO Y PELLEJERO
Lám. 35. El botero de Quel en su taller. (Foto cedida por Fermín de
Blas) ...................................................................................................... 115
Lám. 36. Fachada del Ayuntamiento de Arnedo en los años cincuenta.
En ella puede verse el cartel anunciador de una botería, la de Aga-
pito Rivero. (Foto cedida por Mª Dolores Domínguez) .................... 117
EL CAMPANERO
Lám. 37. Deberio Gil Ruiz de Gordejuela, campanero y sacristán de la
iglesia de Santo Tomás, demostrando su maestría. (Hogar de Arne-
do) ......................................................................................................... 123
Lám. 38. Julio Solana Sota, apodado “el Campanero” o “el Charlo”, fue
campanero de la Iglesia de San Cosme y San Damián hasta el año
2000. (Hogar de Arnedo)..................................................................... 124
Lám. 39. Antonio Fernández Cibiauri, “Trinostras”, volteando las campa-
nas de la iglesia de San Cosme y San Damián. (Foto cedida por
Fermín de Blas) .................................................................................... 127
Lám. 40. Los nuevos campaneros de la iglesia de San Cosme y San Da-
mián, Orlando Muro y José Antonio Abad, preparan las campanas
antes de iniciar el “Aragón bien va”. (Hogar de Arnedo)................. 129
304
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 41. Deberio Gil Ruiz de Gordejuela, hombre con iniciativa y aman-
te del mantenimiento y difusión de las costumbres arnedanas. (Ho-
gar de Arnedo)......................................................................................... 130
Lám. 42. Dos generaciones de campaneros en el volteo de las campanas.
(Hogar de Arnedo)............................................................................... 131
EL CESTERO
Lám. 43. El maestro cestero comienza la base de la pieza confeccionan-
do, con las varas de mimbre, una estrella de ocho puntas. (Hogar
de Arnedo)............................................................................................ 138
Lám. 44. El maestro cestero, Cándido Lavega, compone la estructura bá-
sica del recipiente, atando las ramas de mimbre a la altura deseada.
(Hogar de Arnedo)............................................................................... 138
Lám. 45. Cándido Lavega en plena elaboración de una cesta. Va entre-
tejiendo con sus propias manos las tiras de mimbre mientras sujeta
la pieza entre sus piernas. (Hogar de Arnedo).................................. 139
Lám. 46. El cestero rodeado de otros útiles como el cuévano, el protector
de garrafón y cestos de diferentes tamaños. En primer plano se ob-
serva la base de una pieza en forma de aspa. (Hogar de Arnedo).... 141
EL COLCHONERO
Lám. 47. Cama hecha con el típico colchón de lana, bien mullido. (Mª
Cruz García. Hogar de Arnedo) .......................................................... 146
Lám. 48. Mujeres haciendo colchones junto al cementerio. (Foto cedida
por Mª Ángeles Herrero) ..................................................................... 148
EL ENCAÑIZADOR
Lám. 49. El encañizador, José Mª Salcedo, acudía a los cañares o caña-
verales más cercanos para recolectar cañas; al cortarlas usaba la
“chuela” o hacha pequeña. (Hogar de Arnedo) ................................ 154
Lám. 50. Este artesano usa el rajador para partir las cañas en tiras. (Ho-
gar de Arnedo) ..................................................................................... 155
Lám. 51. Con algunas cañas sin partir, el encañizador crea una estructura
a modo de pilares, que servirán para dar consistencia al cañizo.
(Hogar de Arnedo) .................................................................................. 157
ÍNDICE DE LÁMINAS
305
Lám. 52. José Mª Salcedo va entretejiendo el resto de las cañas partidas
como si se tratase de una pieza cosida. (Hogar de Arnedo)............ 157
Lám. 53. El cañizo aparece ya prácticamente terminado. (Hogar de Ar-
nedo) ..................................................................................................... 159
EL ESQUILADOR
Lám. 54. El esquilador en plena faena, aparece sujetando la oveja entre
las piernas y haciendo uso del “peine de esquilar”, mientras otro
compañero hace girar la manivela. Se trata de Benito Pérez Zala-
bardo, que fue esquilador hasta los años setenta, aunque esta foto
podría ser de 1957. (Foto cedida por la familia de Benito Pérez) ... 165
Lám. 55. Un grupo de esquiladores haciendo una demostración de su
trabajo en plena calle; habitualmente éstos trabajaban en cuadrillas.
(Foto cedida por la familia de Benito Pérez)..................................... 167
EL GUARNICIONERO
Lám. 56. Decoración de un cabestro o cabezada para los días de fiesta.
Al fondo pueden verse colgadas dos piezas más sencillas en lo que,
suponemos, podría ser una guarnicionería arnedana. (CD Cien años
de historia. A.V. Casco Antiguo) ......................................................... 175
Lám. 57. El guarnicionero se prepara para el cosido mientras sujeta la pie-
za con la “machota”. Se trata de José Castillo, descendiente de una
gran familia de guarnicioneros arnedanos. (Hogar de Arnedo) ....... 176
Lám. 58. Herramientas características de un guarnicionero, entre otras: el
rajador, la media luna, el sacabocados y la machota o tabla de guar-
nicionero. (Foto de F. Ángel Pérez Merino) ......................................... 180
Lám. 59. El guarnicionero sujeta la pieza que ha de coser con la pinza
para dejar las manos más libres. Previamente enhebra la aguja, dan-
do tres vueltas al mismo hilo con el fin de tensarlo más (Hogar de
Arnedo) ................................................................................................. 181
Lám. 60. El artesano rebaja la piel con la media luna, herramienta im-
prescindible en el taller del guarnicionero (Hogar de Arnedo) ......... 181
EL HERRERO
Lám. 61. Luis Ibáñez, el herrero de Herce, trabajando en la fragua de su
herrería. (Hogar de Arnedo)................................................................ 188
306
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 62. El herrero en su taller hace funcionar el fuelle de gran tamaño
que alienta el fuego. Además del fogón, pueden verse los atizado-
res, la campana y otras piezas. (Hogar de Arnedo) .......................... 189
Lám. 63. Con la pieza al rojo vivo, el herrero daba golpes de martillo so-
bre el yunque hasta conseguir la forma adecuada; se trataba de “dar
el temple”. (Hogar de Arnedo)............................................................... 191
EL HERRADOR
Lám. 64. Las herraduras se trabajan sobre el yunque con herramientas
como éstas. (Hogar de Arnedo).......................................................... 196
Lám. 65. El herrador sujeta la herradura, todavía caliente, con una tena-
za mientras la moldea a golpe de martillo. (Hogar de Arnedo) ...... 196
Lám. 66. El herrero Luis Ibáñez, quien también fue herrador, nos mues-
tra orgulloso la herradura terminada. (Hogar de Arnedo) ................ 198
EL HOJALATERO
Lám. 67. El hojalatero, Ángel Muro, aparece junto a las herramientas y
materiales con los que trabaja: chapa y moldes de hojalata, la can-
dileja, la mordaza y todo tipo de rodillos, mazos y martillos para
dar forma a las piezas. (Hogar de Arnedo) ....................................... 202
Lám. 68. En esta imagen, el hojalatero dibuja y recorta las piezas en la
plancha de hojalata. (Hogar de Arnedo)............................................ 205
Lám. 69. El maestro hojalatero moldea y da forma a las distintas piezas
geométricas que componen una cantarilla. (Hogar de Arnedo) ...... 205
Lám. 70. En algunas piezas de la cantarilla como la boca o la tapa del
recipiente se hace una pestaña que, al ser doblada, consigue ma-
yor grosor. (Hogar de Arnedo) ........................................................... 206
Lám. 71. Las piezas, realizadas por separado, se unen y se sueldan para
conseguir la forma definitiva. (Hogar de Arnedo)............................. 206
LABORES DE MUJER
Lám. 72. La “cocina económica” era la única fuente de calor que había
en la casa y, con su fuego, se guisaban los alimentos a la vez que
se mantenía el espacio caliente. Las brasas del fogón se utilizaban
para calentar la plancha. (Josefa Pérez. Hogar de Arnedo).............. 212
ÍNDICE DE LÁMINAS
307
Lám. 73. Tablas, tinas, jabón y cepillos, todo lo necesario para la colada.(Hogar de Arnedo)............................................................................... 215
Lám. 74. Mujeres lavando en el río Cidacos, cerca del puente. (Josefa Pé-rez, Mª Luisa Solana, Mª Cruz García, Lucía Yustes, Antonia Royo yFelisa Eguizábal. Foto de Mª Dolores Domínguez Castillo).............. 215
Lám. 75. Mujeres lavando en el lavandero público de Orenzana, en el ríoNoceda, durante los años cuarenta. (CD Cien años de historia. A.V.Casco Antiguo) ..................................................................................... 216
Lám. 76. El “pan de jabón” con el que se lavaba la ropa, se hacía en ca-sa guardando sebos y aceites de desecho, que combinándolos ade-cuadamente con sosa cáustica, sal y agua, conseguían el preciadodetergente. La forma más habitual era en cocido. (Gregoria Jiménez.Hogar de Arnedo) ................................................................................ 217
Lám. 77. La mezcla del jabón se depositaba en un molde para enfriarloy luego, se troceaba según el gusto. (Hogar de Arnedo) ................. 217
Lám. 78. Limpian los ajos y forman manojos. Después, se elaboran lasristras en el caballete. (Francisco Martínez y Miguela Martínez. Ho-gar de Arnedo) ..................................................................................... 219
Lám. 79. Las mujeres elaboran las típicas horcas de ajos en las puertasde las casas. (Miguela Martínez y Juana Calvo. Hogar de Arnedo).... 219
EL MATARIFE
Lám. 80. Foto de la matanza. En primer término, sujetando el lechón,Juanito “el Gordo” y sus hijos: José y Emilio “el Chichano”; detrásLázaro Garrido, Paquito “el Nuvilas” y la “tía Elisa”. A la derecha,algunos chavales del barrio que se unían a la fiesta. (Foto cedidapor Emilio Gil de Gómez “el Chichano”)........................................... 226
Lám. 81. El matadero municipal estuvo ubicado en el centro de la ciu-dad, en la confluencia de la calle República Argentina y Eliseo Le-rena, hasta bien entrados los años ochenta. (CD Cien años de his-toria. A.V. Casco Antiguo) ................................................................... 228
EL PICADOR DE CUEVAS
Lám. 82. Vista general del Castillo de Arnedo donde se ubica un grupode cuevas vivienda excavadas en la roca; se disponen en distintashileras o niveles, marcados por los caminos que las recorren. (CDCien años de historia) .......................................................................... 236
308
OFICIOS DE ARNEDO
Lám. 83. Uno de los barrios de cuevas vivienda de Arnedo. La estructu-
ra en la fachada de las cuevas se repite con puerta, ventana y chi-
menea. (CD Cien años de historia)..................................................... 238
Lám. 84. Algunas de las herramientas utilizadas por el picador de cue-
vas: mazo, pala, escobilla, punteros y cubeta. (Foto de F. Ángel Pé-
rez Merino) ........................................................................................... 240
Lám. 85. Cueva vivienda con pequeño patio en la entrada. (CD Cien
años de historia. A.V. Casco Antiguo) ................................................ 242
Lám. 86. Plano de una cueva vivienda donde se aprecia la típica distri-
bución en planta de los espacios: entrada, cocina, pasillo central
y a ambos lados, las alcobas o dormitorios. (Panorama rupestre en
el valle medio del Cidacos. Asociación de Amigos de la Historia y
el Patrimonio Cultural de Arnedo)...................................................... 242
Lám. 87. Antolín Martínez, que aparece con el pico, excavó numerosas
cuevas vivienda en Arnedo. Era habitual colocarse un pañuelo en
la cabeza para protegerse de la tierra que se desprendía al picar.
(Foto de F. Ángel Pérez)...................................................................... 244
EL PREGONERO
Lám. 88. Francisco Zabalo “el Pregonero”, conocido en Arnedo por su
buen hacer en el oficio. (Foto cedida por Javier Zabalo)................. 249
Lám. 89. Mapa del trazado urbanístico de Arnedo. En él se señalan al-
gunas calles y otros puntos de interés, que coinciden con los anti-
guos cantones en los que el pregonero comunicaba sus mensajes
a los ciudadanos. (Ayuntamiento de Arnedo).................................... 252
Lám. 90. “El Pregonero” aparece en esta fotografía rodeado de su fami-
lia y con el típico atuendo de su oficio; de su traje pende una
cuerda que sujeta la “chifla” o trompetilla con la que anunciaba sus
pregones. (Foto cedida por Javier Zabalo)......................................... 253
EL SERONERO
Lám. 91. Grupo de seroneros. Descendientes di.rectos de los primeros
seroneros en la carroza del Hogar: Josefa Arpón, Juana de Blas, An-
tonia Herrero, Aurelia Malo, María Malo, Josefa Pérez, Julián Qui-
ñones y Teodoro Martínez. (26 de septiembre de 1992. Hogar de
Arnedo) ................................................................................................. 258
ÍNDICE DE LÁMINAS
309
Lám. 92. El seronero aplasta la planta de esparto, con la ayuda de un
mazo y sobre una superficie plana y rígida. Después, extrae la fi-
bra vegetal que le servirá para confeccionar el serón. (Hogar de
Arnedo) ................................................................................................. 260
Lám. 93. Las mujeres frotaban la fibra con las manos y elaboraban la
cuerda o trenza. En esta fotografía de los años cuarenta, Felisa Do-
mínguez aparece realizando esta labor en plena calle. (Foto cedida
por Felisa Eguizábal)............................................................................ 261
Lám. 94. Estructura trapezoidal o marco donde el seronero, Ángel Ar-
pón “el Chipulica”, va enroscando la trenza más gruesa para dar
forma al serón. (Hogar de Arnedo).................................................... 262
Lám. 95. Sentado en el suelo, el artesano realiza el cosido de la trenza
con una aguja muy larga mientras va dando forma al serón. (Ho-
gar de Arnedo) ..................................................................................... 263
Lám. 96. En esta imagen se aprecia la minuciosidad del cosido. (Hogar
de Arnedo)............................................................................................ 263
Lám. 97. El serón es uno de los productos estrella de los seroneros. Aquí
vemos uno, apoyado en un muro; se ha conseguido así el efecto
de dos grandes bolsas que se abren cuando se echa la carga sobre
la caballería. (Hogar de Arnedo)......................................................... 264
EL ULAGUERO
Lám. 98. Antes de preparar la carga, había que arrancar las ulagas con
la azada recia o “azarrecia”. (Pedro Herrero. Hogar de Arnedo)..... 268
Lám. 99. Martín Llanos, el ulaguero, formaba una carga con varios fajos
de ulagas, los ataba y disponía con las matas hacia fuera y las raí-
ces hacia adentro, para no pincharse. (Hogar de Arnedo)............... 269
Lám. 100. Para protegerse de pinchazos en la espalda, el ulaguero se con-
feccionaba una especie de corona con matojos de tomillo o romero
que se ponía en la cabeza para hacer de mullido y de la que pen-
día una manta que protegía la espalda. (Hogar de Arnedo) .............. 270
Lám. 101. El desplazamiento hasta el monte para recoger las ulagas y el
regreso, se hacían normalmente andando. (Hogar de Arnedo)......... 272
310
OFICIOS DE ARNEDO