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OFICIOS TRADICIONALESDE ARNEDO

HOGAR DE PERSONAS MAYORES

ARNEDO (LA RIOJA)

OFICIOS TRADICIONALESDE ARNEDO

HOGAR DE PERSONAS MAYORES

ARNEDO (LA RIOJA)

2008

Mª EVA ABAD MARTÍNEZ-LOSA

© Mª Eva Abad Martínez-Losa (Textos y coordinación)

© Fotografías: Equipo técnico del Hogar de Arnedo

© Gobierno de La Rioja, 2008Consejería de Servicios SocialesVara de Rey, 41 bis, 7º26071 Logroño. La RiojaT. 941 29 11 00F. 941 29 18 90www.larioja.org

Producción Gráfica: Reproestudio, S. A.

Depósito Legal: LR-343-2008

Impreso en España - Printed in Spain

Ninguna parte de esta publicación, incluyendo el diseño general y el de la cubierta, puede ser copiado,reproducido, almacenado o transmitido de ninguna manera ni por ningún medio, tanto si es eléctrico,como químico, mecánico, óptico, de grabación, de fotocopia, o por otros métodos, sin la autorizaciónprevia por escrito de los titulares del copyright.

Oficios tradicionales de Arnedo / [coordinación el] Hogar de PersonasMayores de Arnedo. - - Logroño : Consejería de Servicios Sociales, 2008

310 p. : graf. ; 24 cm. - - (Servicios Sociales)

Depósito Legal: LR-343-2008

Oficios-ArnedoLa Rioja. Consejería de Servicios Sociales

331.54(460.21 Arnedo)

ÍNDICE

PRESENTACIÓN. Sagrario Loza Sierra. Consejera de Servicios Sociales ......... 9

PRESENTACIÓN. Mª Dolores Domínguez Castillo. Directora del Hogar deArnedo ...................................................................................................... 11

PRESENTACIÓN. Mª Eva Abad Martínez-Losa. Coordinadora de la obra ..... 15

1. EL PROYECTO Y EL TRABAJO EN GRUPO ....................................................... 19

1.1. Presentación ...................................................................................... 191.2. Objetivos ........................................................................................... 211.3. Metodología ...................................................................................... 22

1.3.1. Consideraciones sobre el estudio etnográfico ..................... 221.3.2. Consideraciones sobre nuestro estudio ................................ 231.3.3. Modelo de encuesta ............................................................... 27

2. LOS OFICIOS ............................................................................................... 31

2.1. Aspectos generales ........................................................................... 312.2. Oficios de Arnedo ............................................................................ 32

– El Agricultor y su caballería ......................................................... 37– El Aguador ..................................................................................... 57– El Albardero .................................................................................. 67– El Alpargatero ................................................................................ 77– El Barbero-Practicante .................................................................. 91– El Bastonero .................................................................................. 99– El Botero y Pellejero ..................................................................... 111– El Campanero ................................................................................ 119– El Cestero ...................................................................................... 133– El Colchonero ................................................................................ 143– El Encañizador .............................................................................. 151– El Esquilador ................................................................................. 161– El Guarnicionero ........................................................................... 171– El Herrero ...................................................................................... 185– El Herrador .................................................................................... 193– El Hojalatero .................................................................................. 199– Labores de mujer .......................................................................... 209– El Matarife ..................................................................................... 221

7

– El Picador de cuevas .................................................................... 231– El Pregonero .................................................................................. 245– El Seronero .................................................................................... 255– El Ulaguero .................................................................................... 265

3. CONCLUSIONES ............................................................................................ 273

4. VOCABULARIO ............................................................................................. 277

5. RELACIÓN DE COLABORADORES .................................................................... 289

5.1. Informantes orales ............................................................................ 2895.2. Participantes en el DVD y exposiciones ........................................ 2905.3. Grupo de trabajo .............................................................................. 293

6. BIBLIOGRAFÍA Y OTRAS FUENTES .................................................................. 295

7. ÍNDICE DE LÁMINAS ..................................................................................... 301

8

OFICIOS DE ARNEDO

PRESENTACIÓN

Sagrario Loza SierraConsejera de Servicios Sociales

Si alguien nos hablara en estos tiempos del ulaguero, el albardero o la ur-

didora muchos de nosotros no sabríamos a ciencia cierta de qué se trata. Quizá

a los arnedanos les resulte más familiar este vocabulario, porque es allí donde

se ha inspirado el trabajo de recuperación de los oficios tradicionales plasma-

dos en este libro. Sus autores son los socios del Hogar de Personas Mayores

de Arnedo.

Oficios tradicionales de Arnedo ofrece información escrita y gráfica sobre

los oficios tradicionales de la zona en la primera mitad del siglo XX. El traba-

jo de investigación y compilación reflejado va mucho más allá de estas pági-

nas y es digno de admiración. Se remonta a 1999, cuando los socios del Hogar

de Personas Mayores decidieron recuperar la cultura relacionada con los ofi-

cios tradicionales, incluidos los sonidos, romances o canciones propias de las

tareas del hogar y del campo.

Un proyecto que comenzó muy tímidamente y ya ha pasado a la posteri-

dad no sólo a través de este libro, sino gracias al trabajo documental en forma

de grabaciones de vídeo, audio y en fotografía de años anteriores.

Y ahora ve la luz este libro en el mejor momento, justo cuando el Hogar

de Personas Mayores de Arnedo celebra su XXV aniversario.

El material resultado de la investigación constituye un auténtico legado

que refleja parte de la riqueza cultural de Arnedo y La Rioja y servirá como ma-

terial de estudio y análisis a investigadores e instituciones culturales. De hecho,

será remitido a bibliotecas, archivos, colegios…y se utilizará en programas de

fomento de relaciones intergeneracionales, transmisión de valores y conoci-

mientos tradicionales a los jóvenes.

Como responsable de la política de nuestros mayores en La Rioja no puedo

evitar enorgullecerme por contar con personas con sus cualidades. Quizá ellos,

9

sólo trataban de rememorar los conocimientos, experiencias, lugares, fiestas…

del momento histórico que les tocó vivir; pero con su dinamismo e iniciativa

nos han dejado a todos los riojanos un documento exhaustivo de gran valor cul-

tural y documental, en resumen, un documento único.

Realmente no me queda más que transmitir mis felicitaciones por el es-

fuerzo impresionante de varios años que han realizado socios, monitores, co-

laboradores y la dirección del Hogar, con el apoyo y la colaboración de

familiares y de toda la ciudad de Arnedo.

Espero que a todos ustedes sirva de satisfacción contar con esta publica-

ción, disfrutarla y con ello devolverles a los mayores del hogar de Arnedo una

pequeña muestra de nuestro reconocimiento y cariño y la prueba de que va-

loramos sus experiencias, vivencias y conocimientos. Personas como ellas, ge-

nerosas, vitalistas, ilusionadas, nos ayudan a sumar y a construir nuestra

querida Rioja. Les deseo todo el éxito para su último trabajo Oficios tradicio-

nales de Arnedo.

10

OFICIOS DE ARNEDO

PRESENTACIÓN

Mª Dolores Domínguez CastilloDirectora del Hogar de Arnedo

El programa de Oficios tradicionales de Arnedo se presenta en un mo-

mento importante para el Hogar de Personas Mayores de nuestra ciudad por

la conmemoración de su XXV aniversario.

Este trabajo es un claro ejemplo de participación social y desarrollo de cul-

tura tradicional. Un trabajo de dedicación, esfuerzo e implicación social.

Escribiendo estas líneas, recuerdo cómo en una reunión de la Junta de Go-

bierno, siendo presidente Dámaso Garrido González, un 30 de noviembre de

1998, se decidió que, con el presupuesto destinado a los Hogares para activida-

des innovadoras recogido en el convenio entre la Consejería de Salud, Consumo

y Bienestar Social del Gobierno de La Rioja y la Fundación La Caixa, se iniciase

un trabajo de recuperación antropológica, concretamente sobre los oficios tradi-

cionales de Arnedo; oficios que, con los procesos de industrialización, habían

ido desapareciendo en las últimas décadas, pero seguían permaneciendo en la

memoria de los mayores, concretamente en los socios del Hogar de Arnedo.

Nadie entre los que allí estábamos podíamos imaginar que las reuniones

de la Junta, en las que recordamos y enumeramos los oficios, fueran la semi-

lla del trabajo realizado posteriormente, unido a que casi todos los miembros

de dicha Junta éramos de Arnedo y así como la trabajadora social, Rosario Las

Heras, a su vez antropóloga social, fue el principal motor del grupo.

La función de los vocales de la Junta era la de localizar a las personas que

tenían experiencia en los diferentes oficios, contactar con ellos y promover las

entrevistas con las profesionales del centro. En éstas se daba a conocer la fi-

nalidad del proyecto y se recogía la información sobre el proceso de cada ofi-

cio, los materiales y herramientas necesarias, así como otros datos relacionados

con los lugares de venta, precios, festividades del gremio, etc.

11

Recogida la información de todos los oficios que se podrían representar,

se solicitó la colaboración del Servicio de Audiovisuales del Gobierno de La

Rioja, a través de la Dirección General de Recursos de Servicios Sociales y con-

cretamente a nivel particular, de Luis Bros y María Orive, quienes aceptaron

con ilusión participar con nosotros. Sin ellos no hubieran podido hacerse los

documentales Oficios para el recuerdo.

Con los socios, a su vez, representantes de cada oficio, se preparaba y

programaba su filmación. Para ello, se buscaba el lugar más idóneo de cada

oficio e incluso de cada proceso y según la estación del año y la luz solar dis-

ponible, el horario más adecuado, valorando estas necesidades por encima de

los horarios establecidos en la jornada laboral de las profesionales.

Se subió, bajo un sol espléndido, al cerro del Gromo, así como a la Peña

Logroño; entramos en unas cuevas, hoy corrales, del monte Castillo. Se visita-

ron las torres de las iglesias de Santo Tomás y San Cosme y San Damián. Se

bajó a la vega del Río Cidacos y a recoger esparto al término de la Maja. Se re-

corrieron diferentes fincas de Arnedo, propiedad de colaboradores del centro

en los términos de Renocal, Orenzana, Francos y Tobés.

Las escenas se acomodaron en los patios del Conde, Santa Eulalia, Vía

Crucis y Peña Logroño así como en lonjas y viviendas particulares de socias e

incluso una herrería de Herce.

La realización del proyecto de cada oficio precisaba de materiales y he-

rramientas diferentes. La peculiaridad de cada uno y los largos periodos de

tiempo que exigía su proceso, facilitaba la incorporación de nuevos socios, vo-

cales de Junta y personal.

Así, un 27 de marzo de 2004, se presentaron en el teatro Cervantes de Ar-

nedo, junto a la muestra fotográfica, los documentales de once oficios de Ar-

nedo; concretamente, los de albardero, agricultor y su caballería, alpargatero,

campanero, cestero, encañizador, herrador, hojalatero, seronero, ulaguero y

todos aquellos relacionados con las labores de la mujer, recogidos en formato

DVD. La divulgación se realizó a nivel local, autonómico, nacional e interna-

cional; con una tirada importante de ejemplares con cargo a los presupuestos

de la Consejería de Juventud, Familia y Servicios Sociales.

12

OFICIOS DE ARNEDO

A partir de esa fecha y con los resultados obtenidos, se detectaba que que-

daban por reflejar otros oficios arnedanos, tan importantes como los recogidos

en el documental, pero con dificultades para su representación, aunque no

para su publicación.

Por ello y valorando la importancia de englobarlos todos, la Junta del Hogar

decidió recopilar el mayor número posible de los oficios más característicos de

Arnedo en la primera mitad del siglo XX y publicar un libro con ellos.

En 2005 comenzó la segunda etapa y se pidió la colaboración del primer

grupo de socios que participó en los cursos de informática organizados por

Fundación La Caixa, que aceptó el reto bajo las directrices de la monitora y co-

ordinadora Eva Abad. Su objetivo era recopilar e investigar otros oficios para,

posteriormente, con los anteriormente recogidos, aglutinarlos y publicarlos.

Con la documentación facilitada por el centro, los miembros de este grupo

fueron los encargados de seleccionar el resto de oficios existentes en Arnedo,

realizar las entrevistas, recoger documentación como las fotografías, escanear

imágenes anteriores y por último reelaborar la información obtenida. Se pro-

cedió bajo la dirección de la coordinadora a una labor delicada, de reunifica-

ción de todos los datos recopilados y su plasmación en este libro que hoy se

presenta Oficios tradicionales de Arnedo.

Por todo lo expuesto, el trabajo que aquí se presenta es el resultado de

dos procesos diferentes, pero unidos entre sí por un mismo objetivo: Dejar

constancia en Arnedo de algo tan importante como es la labor de sus gentes.

Los que hemos tenido la suerte de conocer, en parte, la forma de vida an-

terior a la época actual y de vivir los cambios sociales e históricos producidos

en las últimas décadas, podemos apreciar y reconocer el trabajo de nuestros

antepasados, una labor ya desconocida por las generaciones más jóvenes.

Y ahora es el momento de dejar constancia de ello, porque de lo contra-

rio, con el transcurso del tiempo, desaparecerán.

Con la publicación de Oficios tradicionales de Arnedo acaba el trabajo de

nueve años de dedicación de casi un centenar de personas que, con entusias-

mo, cariño, esfuerzo y compromiso, se han implicado incondicionalmente para

conseguirlo.

PRESENTACIÓN

13

Por eso considero que es importante valorar el trabajo realizado. Queda,

pues, mi reconocimiento y agradecimiento a las representantes de la Conseje-

ría de Servicios Sociales y Dirección General de Atención a la Dependencia , y

a Fundación La Caixa, por el apoyo prestado. Al personal de Servicios Audio-

visuales del Gobierno de la Rioja, a los trabajadores del centro, por el interés

mostrado y el trabajo realizado, así como a las personas particulares de Arne-

do que han colaborado. Y en especial a todos los socios protagonistas y cola-

boradores. Sin ellos, este proyecto de implicación multitudinaria no hubiera

sido una realidad.

A través de estas líneas transmito en nombre de todos ellos y en el mío

propio, el deseo de que Oficios tradicionales de Arnedo quede a perpetuidad

como seña de nuestra identidad arnedana.

14

OFICIOS DE ARNEDO

PRESENTACIÓN

Mª Eva Abad Martínez-LosaCoordinadora de la obra

El título de esta publicación, Oficios tradicionales de Arnedo, explica por

sí solo la finalidad de este estudio. Si recordar es traer algo a la memoria, no-

sotros, desde el Hogar, hemos sentido la necesidad de hacerlo públicamente,

es decir, contar en este libro no sólo la información que hemos podido reca-

bar sino transmitir el sentir y la experiencia de una generación de arnedanos.

Alcanzar este objetivo contribuirá a mantener viva toda la tradición de aque-

llos oficios o actividades artesanales, que formaron parte de la sociedad arne-

dana del siglo pasado y, que creímos necesario recopilar, antes de que se

perdieran definitivamente o fueran olvidados con el paso del tiempo.

Realmente, la iniciativa de este libro se debe a los miembros y directivos

del Hogar de Personas Mayores de Arnedo que, habiendo colaborado ante-

riormente en la parte audiovisual, decidieron apostar por la continuidad de

este proyecto. Para ello buscaron el apoyo de las instituciones, Fundación La

Caixa y el Gobierno de La Rioja, a las que agradecemos sinceramente el in-

terés que han demostrado por estudios como el nuestro, y la ocasión que nos

han brindado al poder difundirlo de una forma seria. Una vez aprobado el

proyecto, buscaron una coordinadora y se pusieron en contacto conmigo. El

tema resultaba tremendamente atractivo y, aunque al principio sentí cierto

vértigo, por la responsabilidad que entrañaba escribir un libro en equipo, fi-

nalmente acepté. Este trabajo ha supuesto para mí un enriquecimiento per-

sonal y también, un importante reto a nivel profesional por la experiencia de

trabajar con adultos, en este caso, con personas mayores.

Comenzó así mi andadura en el Hogar de Personas Mayores de Arnedo,

donde, puedo confesar, que me he sentido siempre como en casa. Formar el

grupo y comenzar a trabajar fue todo uno. Puedo destacar el buen desarrollo

de las dinámicas de grupo pero, sobre todo, el entusiasmo que todos sus

miembros, así como yo misma, hemos experimentado en todo momento.

15

Ahondar en nuestras tradiciones formaba parte de nuestros objetivos pero, en

definitiva, lo que ha supuesto para nosotros es un reconocimiento constante

de nuestra propia identidad.

Este libro es el resultado de un verdadero trabajo en equipo, un trabajo

que comenzó con la elaboración del DVD Oficios para el recuerdo y que pro-

siguió con la búsqueda y recopilación de toda la información recogida por es-

crito en las encuestas. La consecuencia de todo este esfuerzo es la obra que

hoy vemos aquí, concebida en un tono divulgativo, que no científico. Adverti-

mos que esta obra no ha pretendido descubrir nada nuevo acerca de oficios

milenarios, que han existido desde siempre en nuestra cultura y en nuestro ám-

bito geográfico; sin embargo, creemos haber desentrañado algunos secretos o

detalles curiosos, solamente recordados por personas de una generación que

convivió día a día con lo artesano.

Elegir entre unos u otros oficios no ha sido tarea fácil. Todos ofrecen algu-

na faceta interesante: unos son sorprendentes; otros, sólo típicos, pero todos los

que han merecido nuestro interés fueron elegidos por su proximidad o familia-

ridad con la cultura arnedana. Sabemos que muchos de ellos tienen su repre-

sentación en otras zonas geográficas; ejemplos como el herrero, el guarnicionero

o el agricultor, están presentes en otras sociedades pero hemos intentado ahon-

dar en los aspectos que lo hacen peculiar en Arnedo. Otros muchos como el ula-

guero, el encañizador o el bastonero, han llamado nuestra atención por la

finalidad de los mismos y porque entroncan directamente con la idiosincrasia ar-

nedana. En definitiva, todos ellos nos hablan de tiempos difíciles, tiempos de

grandes necesidades donde el hombre, sin embargo, vivía en equilibrio con la

naturaleza y aprovechaba plenamente sus recursos. Con ello, hemos querido

rendir un doble homenaje: primero, a todos los nobles oficios, importantes en

su tiempo, que ya son recuerdo y que fueron desalojados por la modernidad; y

segundo, a los hombres, artesanos que siendo pioneros en el oficio, merecen el

mejor de los reconocimientos. Sin todos ellos, hoy no podríamos estar aquí, ni

tener esta sociedad del bienestar de la que disfrutamos.

Durante las sesiones de trabajo, el punto de vista de los más jóvenes se ha

enriquecido siempre con la mirada lejana, pero no distante, de los mayores.

Éstos han ido descubriendo poco a poco recuerdos impolutos de su infancia,

adolescencia o juventud y, en este sentido, han sido muchos los momentos en

16

OFICIOS DE ARNEDO

los que hemos disfrutado describiendo instantes y desgranando multitud de

anécdotas que, algunos conocían, y otros, recordaban vagamente. Por todos

estos momentos vividos, y por lo que esta experiencia me ha aportado a nivel

personal, quisiera dar las gracias a cada una de las personas que han integra-

do este grupo porque, sin pretenderlo, han conseguido hacerme disfrutar.

Gracias a Carmelo Fernández, Joaquín Fernández, Jesús Garrido, Francis-

co Hernández, Eduardo Marco, Ángel Pérez, José Mª Rodríguez y Francisco

Sota por dar lo mejor de sí mismos. Mi admiración hacia todos ellos por el in-

terés que han demostrado, por su colaboración desinteresada y por ayudarme

a llevar a buen puerto este trabajo.

Gracias a la directora del centro, Mª Dolores Domínguez, por su firme em-

peño en este proyecto y por la colaboración que me ha ofrecido, en todo mo-

mento, en la búsqueda de información y del material fotográfico; a la

trabajadora social, Charo Las Heras, por el impulso que me ha dado siempre.

Quiero agradecer a ambas, la confianza que han depositado en mí desde el

principio y, por supuesto, a todo el personal del Hogar, por las facilidades que

me han prestado a la hora de desempeñar mi trabajo.

Quiero hacer una mención especial a Mª Ángeles Herrero, que en tantas

ocasiones ha contribuido a desvelar mis dudas sobre ciertos aspectos de la cul-

tura arnedana; a Minerva Sáenz, por sus consejos en la organización del libro;

a Pedro Ruiz de la Cuesta, por su ayuda inestimable al facilitarnos la consulta

del material audiovisual y bibliográfico de la biblioteca de Arnedo y, por últi-

mo, a mi familia, que me inculcó desde niña el amor por las tradiciones, y que

han demostrado, con su apoyo por mi trabajo en este libro.

Finalmente, no quisiera olvidar el agradecimiento a todas las personas

que han sido mencionadas en el libro y que, han formado o aún forman parte,

de la historia de Arnedo; a aquellas personas que han cedido su imagen para

los reportajes fotográficos o audiovisuales y especialmente a los informantes,

fueran artesanos o no. A todos ellos, gracias de nuevo por su desinteresada

colaboración.

PRESENTACIÓN

17

1. EL PROYECTO Y EL TRABAJO EN

GRUPO

1.1. PRESENTACIÓN

En la actualidad, existe un convenio entre la Consejería de Servicios So-

ciales de La Rioja y Fundación La Caixa para la realización de actividades in-

novadoras en los Hogares de Personas Mayores del ámbito riojano. Dentro de

este convenio, es la Junta de Gobierno del Hogar, quien designa qué activi-

dad desarrollar y, en el caso de Arnedo, eligió entre otras la de Oficios tradi-

cionales de Arnedo.

Dicha actividad aparece formando parte de un amplio proyecto, que se ha

desarrollado en varias fases como detallamos a continuación:

• En el año 1999, la Junta de Gobierno del Hogar de Arnedo elaboró una

relación de oficios artesanos de nuestra ciudad y seleccionó, entre ellos,

aquellos que podrían recuperarse para su reconstrucción presencial en

formato audiovisual o fotográfico. Para hacerlo realidad se formó un

equipo de trabajo que, durante seis años 1999-2004, aunó los conoci-

mientos y la entregada disposición de las personas mayores, con la co-

ordinación y el apoyo técnico de los profesionales del Hogar de Arnedo

y de la Unidad de Audiovisuales del Gobierno de La Rioja, con el obje-

tivo de recuperar los oficios tradicionales de Arnedo. De éstos, se hicie-

ron reconstrucciones presenciales y se elaboraron once vídeos

documentales recogidos en el DVD Oficios para el recuerdo.

• A partir de la presentación del DVD y de la documentación recopilada

(tradiciones orales, documentos sonoros, escritos, fotográficos y audio-

visuales), desde el Hogar de Arnedo y hasta el momento, se ha llevado

a cabo una importante labor de difusión de los temas elegidos, a través

de la realización de varias exposiciones fotográficas, reconstrucciones,

proyecciones y actos homenaje para los participantes.

19

• Por último, y siguiendo en la línea de divulgación ya iniciada, se ha rea-

lizado en el Hogar de Arnedo un trabajo escrito que recoge y amplía

todas las experiencias anteriores, y que ha dado lugar a la publicación

que ahora presentamos. En definitiva, se trata de un trabajo centrado en

la puesta en valor de la memoria histórica a través de la reconstrucción

vivencial de diversos aspectos de la vida cotidiana de nuestros mayores.

La elaboración de este libro y la responsabilidad que ello entrañaba, ha

tenido una excelente acogida por parte de los usuarios del centro y de

sus representantes (Junta de Gobierno), que han prestado su colabora-

ción incondicional dentro de un contexto de trabajo intergeneracional e

interdisciplinar.

El Hogar de Personas Mayores (HPM) en el que trabajamos se encuentra

ubicado en Arnedo, localidad de La Rioja Baja, en el curso medio del río Cida-

cos, en donde los procesos de modernización social, impulsados por la indus-

trialización a partir de los años cuarenta, supusieron importantes cambios en las

pautas de vida de esta ciudad. La estructura ocupacional se ha diversificado, es-

pecializado y tecnificado progresivamente, encontrándonos actualmente en una

sociedad postindustrial en la que las ocupaciones tradicionales no tienen cabi-

da; porque las necesidades y procesos de elaboración y producción se han mo-

dificado en este tránsito de una sociedad tradicional a otra moderna.

Hasta 1940 Arnedo contaba con 5.923 habitantes, y al igual que muchas

otras poblaciones de España, vivía en una economía de subsistencia. Se dedi-

caban en su mayoría a la agricultura mediterránea (huerta, cereal, vid, olivo,

almendros, etc.) o desempeñaban actividades artesanales vinculadas a la pro-

ducción de servicios y utensilios agrícolas-ganaderos o del hogar, y comenza-

ban a incorporarse a una incipiente producción industrial en el sector del

calzado. Actualmente cuenta con 14.213 habitantes que trabajan casi en su to-

talidad (90%) en la industria del calzado y auxiliares de la misma; no obstante

mantiene una agricultura de huerta, típica de la zona de la ribera del Ebro, con

gran variedad de productos y sustentada básicamente por el trabajo de las per-

sonas mayores.

El HPM aglutina a un elevado número de personas que han sido protago-

nistas de estas transformaciones socioeconómicas y que poseen conocimientos

de costumbres, tradiciones, fiestas, etc. Son por tanto una generación bisagra

20

OFICIOS DE ARNEDO

entre lo tradicional (agrícola/pueblo) y la modernidad (industria/ciudad), que

une e integra en su biografía estos dos aspectos.

1.2. OBJETIVOS

La elaboración de once vídeos documentales, numerosas exposiciones et-

nográficas (con objetos, fotografías e información sobre cada oficio) y por úl-

timo, la publicación de este libro han supuesto la culminación de un trabajo

desarrollado en varios años donde lo más destacable ha sido la gran partici-

pación de los mayores.

El proyecto ha conseguido que el colectivo de mayores de Arnedo, a través

de la Junta de Gobierno del Hogar, se implique activamente en rememorar los

conocimientos y experiencias de las diferentes ocupaciones profesionales que les

ha tocado vivir, y que en la actualidad han sido desplazadas, o sustituidas, por

los procesos de industrialización y mecanización. Estos hombres y mujeres per-

tenecen a una generación de transición, que han vivido y experimentado el paso

de una sociedad tradicional a una sociedad más moderna, a la que han tenido

que incorporarse con toda rapidez. Ellos han sido los verdaderos protagonistas

en el desarrollo del libro ya que han trabajado en la búsqueda de información a

través de las encuestas; pero, sin duda, han aportado también sus propias vi-

vencias y experiencias, recordando las formas de vida de su juventud y reme-

morando, incluso, aquello que les contaban sus mayores.

Los objetivos propuestos para el desarrollo de la actividad fueron los si-

guientes:

• Trabajar sistemáticamente en la recogida de información acerca de los úl-

timos artesanos, oficios y formas de vida tradicionales que hoy están en

desuso.

• Ser partícipes en el aporte de conocimientos sobre el patrimonio cultural

tradicional de Arnedo y no meros agentes informantes pasivos.

• Transmitir de forma sencilla y comprensible, a otras generaciones, una

parte de la historia colectiva reciente de Arnedo.

• Posibilitar a las personas mayores la ocupación de parte de su tiempo de

ocio en actividades que repercutan positivamente en toda la población.

EL PROYECTO Y EL TRABAJO EN GRUPO

21

• Potenciar la autovaloración personal y colectiva de las personas mayo-

res y su interrelación, mediante actividades que les motiven y que se pre-

senten asequibles para ellos.

En conclusión, este proyecto pretendía conseguir la revalorización de

nuestra cultura popular pero, al mismo tiempo, ha supuesto tanto una afirma-

ción individual del mayor, con la puesta en valor e integración de su pasado,

como del colectivo; demostrando que en tanto que categoría social de mayo-

res, en el presente tienen mucho que ofrecer a la comunidad.

1.3. METODOLOGÍA

1.3.1. CONSIDERACIONES SOBRE EL ESTUDIO ETNOGRÁFICO

El trabajo etnográfico, como cualquier otro trabajo de investigación, re-

quiere una elaboración teórica y un análisis de conceptos que ayuden a com-

prender la realidad; requiere igualmente un proyecto o diseño de investigación

que consiga una visión de conjunto, así como métodos y técnicas que ofrez-

can riqueza y variedad en los datos y que van, desde la observación hasta las

entrevistas formales e informales.

La investigación comienza con el planteamiento de las inquietudes del

propio investigador o de los miembros del grupo que se estudia. Estas prime-

ras impresiones, planteadas en forma de preguntas, se van convirtiendo en hi-

pótesis o categorías de análisis, que pueden ser centro de la búsqueda de

nuevas informaciones; de esta forma se estrecha el foco de interés y nos reo-

rientamos en el trabajo.

Cada vez que se concluye una observación o una entrevista, se requiere

de una trascripción de lo sucedido para enriquecerlo con el recuerdo, y aña-

dir todo aquello que pueda ayudar en el análisis posterior. Si las entrevistas se

graban, deben ser transcritas inmediatamente, y hacer énfasis en la trascripción

de los tonos y gestos utilizados por los informantes.

Debemos ser fieles a la realidad que observamos, a las palabras que es-

cuchamos, a los tonos que se utilizan; conservar los hechos y los documen-

tos que se presenten, por lo que es fundamental el registro de la observación

y de las entrevistas, para tratar de ofrecer una ambientación de la realidad.

22

OFICIOS DE ARNEDO

Los resultados se deducen de los análisis posteriores de cada observación o

entrevista y de la comparación entre uno y otro análisis, o entre análisis y

datos.

Además de la observación y la entrevista, se pueden comparar los resul-

tados con otras fuentes como la revisión de documentos normativos o meto-

dológicos, la recogida de materiales biográficos y otros. De este modo, el

análisis sistemático de todo el conjunto nos irá llevando poco a poco hacia

las conclusiones finales. La investigación cualitativa o etnográfica requiere de

tiempo, de agudeza en la observación y de revisiones continuas, que nos

ayuden a descubrir la esencia, a “documentar, lo que no está documentado

de la realidad”.

1.3.2. CONSIDERACIONES SOBRE NUESTRO ESTUDIO

Basándose en las consideraciones anteriormente expuestas, el equipo de

trabajo del Hogar diseñó un método propio, adaptado a sus posibilidades téc-

nicas y de formación.

CÓMO SE FORMÓ EL GRUPO DE TRABAJO

• La Junta de Gobierno del Centro, junto con su Directora y teniendo en

cuenta el presupuesto de Fundación La Caixa concedido en el año 2005

para la realización de acciones innovadoras en los Hogares de Personas

Mayores, aprobaron una actividad que siguiera la línea comenzada con

el DVD Oficios para el recuerdo y que culminara en la publicación de

un libro sobre oficios arnedanos, que incluyera información y material

fotográfico de la reconstrucción vivencial de los mismos.

• Para ello, se pidió la colaboración al primer grupo de socios que había

asistido a los cursos de informática, impartidos en el Centro, con finan-

ciación de La Caixa. Aceptaron la nueva actividad con entusiasmo y desde

el principio, se contó con la firme disposición de ocho personas, todos

socios del Hogar de Arnedo y con edades comprendidas entre 60 y 80

años (nacidos entre 1925 y 1944): Joaquín Fernández Morón, Carmelo

Fernández Pérez, Jesús Garrido Santo, Francisco Hernández Pérez, Eduar-

do Marco Martínez, Ángel Pérez Merino, José Mª Rodríguez Fernández y

Francisco Sota Sota.

EL PROYECTO Y EL TRABAJO EN GRUPO

23

• A continuación, una persona debía coordinar el grupo y se contó con la

colaboración de una arnedana, Mª Eva Abad Martínez-Losa, nacida en

1965, licenciada en Historia del Arte y con experiencia docente, no sólo

en la educación reglada con jóvenes sino también en educación de adul-

tos. Creemos que la diferencia generacional entre el grupo y la coordi-

nadora sirvió de aliciente para enriquecer, de alguna manera, los

diferentes puntos de vista de los temas tratados.

• El personal del Centro colaboró en todo momento con el grupo, facili-

tándonos toda la documentación disponible, material fotográfico y vídeos

referidos a los oficios, así como el acceso al aula de informática, donde

se celebraban las reuniones.

• Para organizar el trabajo, se establecieron dos sesiones semanales, con

una duración de dos horas, en las que se realizaba la planificación, re-

visión y puesta en común del trabajo realizado en cada momento. Aun-

que la disposición de tiempo de los miembros del grupo ha variado

según las situaciones personales y familiares, todos ellos se tomaron muy

en serio las sesiones de trabajo y, podemos decir, que han dado lo mejor

de sí mismos.

EN QUÉ CONSISTIÓ EL TRABAJO

• En primer lugar, a partir del listado de oficios que la Junta de Gobierno

y la Directora del Centro habían marcado, se eligieron aquellas activida-

des artesanales más representativas de Arnedo y que, al mismo tiempo,

ofrecieran la posibilidad de recuperar datos. Se tuvieron especialmente

en cuenta, aquellos oficios reflejados en el DVD Oficios para el recuer-

do, cuyos textos fueron elaborados por la trabajadora social Rosario Las

Heras.

• Una vez seleccionados los oficios, fue el grupo quien marcó las directri-

ces del trabajo y cómo llevarlo a efecto. Se decidió entonces contactar

con las personas más representativas de cada oficio para conseguir in-

formación de primera mano. Para ello se elaboró una encuesta, que ad-

juntamos en el siguiente apartado, y que nos permitió comenzar a dar

un paso hacia adelante. Con la mediación de la Junta de Gobierno y de

24

OFICIOS DE ARNEDO

la Dirección del Centro, se contactó con los informantes que, en su gran

mayoría eran los propios artesanos pero, en ocasiones, si éstos habían

fallecido, se llamaba a algún familiar o allegado.

• Estas encuestas se realizaron por escrito o mediante una grabación; para

ello, se formaron cuatro parejas dentro del grupo, que trabajaron en esta

fase independientemente. Hemos de tener en cuenta que dicha encues-

ta fue el vehículo básico para nuestro trabajo pero, no siempre nos pro-

porcionó toda la información requerida ya que, en ocasiones, algunos

datos no eran recordados por los informantes o se transmitieron de una

manera confusa.

• El siguiente paso fue la puesta en común de las encuestas realizadas y

la revisión, por parte del grupo, de sus propias vivencias relacionadas

con el tema. Quizá ésta fue la parte más interesante del trabajo, sobre

todo, por el enriquecimiento humano y cultural que supuso para los

miembros del grupo y su coordinadora, el intercambio de experiencias

y recuerdos acerca de los oficios tratados. A partir de ahí vendrían la bús-

queda de nuevos datos y la consulta de otras fuentes bibliográficas, que

indicamos al final del libro.

• Con todo ello, durante las reuniones semanales del grupo, se comen-

zó la elaboración de los textos. Éstos debían recoger las conclusiones

extraídas y para ello, se trabajó a nivel individual pero también en

equipo, surgiendo auténticos debates que, con educación y respeto,

terminaron siempre en un mutuo acuerdo. En este apartado, resultó es-

pecialmente necesaria la labor de la coordinadora, que realizó la revi-

sión de todos los apartados del libro para conseguir una visión de

conjunto.

• Por último, el material fotográfico que aparece en el libro ha sido pro-

porcionado, en su mayor parte, por el propio Hogar de Arnedo aun-

que también aparecen ilustraciones recogidas en otros medios. En todo

caso, la labor del grupo consistió en seleccionar las fotografías que de-

finían mejor cada oficio y escanearlas en el ordenador. De este modo,

se creó un pequeño archivo fotográfico que serviría para ilustrar el

libro.

EL PROYECTO Y EL TRABAJO EN GRUPO

25

El resultado final de todo este proceso ha sido la publicación de este libro,

cuyo título fue elegido siguiendo la línea del vídeo anterior. En su momento,

asumimos el reto de elaborar un trabajo que recogiera las tareas, labores y ofi-

cios que se desarrollaron en Arnedo, La Rioja, hasta la década de los años se-

senta y que como consecuencia de los procesos de industrialización se

extinguieron, pero no es menos cierto que, al enfrentarnos a él, nos encontra-

mos con algunas barreras o impedimentos que pasamos a detallar:

• La falta de representantes de algunos de los oficios, bien porque estas

personas ya habían fallecido y sólo conocimos a sus descendientes; o

bien, porque no han podido ser localizadas.

• La ausencia de documentación referida a los oficios antiguos. Aunque se

han revisado algunos documentos del Archivo Municipal de Arnedo, son

muy pocas las referencias que encontramos. En el libro hemos tenido es-

pecialmente en cuenta, algunas citas recogidas por Mª Ángeles Herrero

que hacen referencia a los artesanos de aquella primera mitad del siglo

XX y, fundamentalmente, a los encargos que éstos recibían, licencias,

nombramientos y otros asuntos vecinales.

• La falta de rigor cronológico y la incertidumbre, en múltiples ocasiones,

de la datación de los hechos analizados. Es obvio que los orígenes de

algunos oficios se remontan hasta la Antigüedad y resulta imposible de-

terminar fechas concretas para su inicio, pero también es difícil concre-

tar su final. En nuestro libro, hablamos de situaciones y circunstancias

sociales que abarcan no años sino décadas, lo que puede dar lugar a

errores o equivocaciones de las que no hemos sido realmente conscien-

tes. Pedimos disculpas de antemano a aquellas personas que hayamos

podido ofender con nuestros posibles errores; creemos que sabrán dis-

culpar nuestra buena fe.

• Las limitaciones en la redacción de los textos, fruto de nuestra falta de

experiencia en este campo. Realmente ha sido muy laborioso coordinar

diferentes visiones y diferentes formas de redactar dentro del grupo; lle-

gar a un punto de equilibrio entre el contenido y la forma, entre lo que

queríamos decir y la forma que debía presentar. Por otro lado, el estu-

dio del vocabulario nos ha permitido descubrir la versatilidad de algu-

nos términos o palabras que, por su complejidad, nos hemos visto

26

OFICIOS DE ARNEDO

obligados a definir utilizando diferentes diccionarios. En muchas ocasio-

nes, los tecnicismos aplicados a cada oficio, han sido utilizados según la

creencia y costumbre de aquellos que han formado este equipo.

A pesar de las lagunas documentales y de otros posibles inconvenientes

que nos han surgido, de lo que estamos absolutamente seguros es de que

esta experiencia ha significado para todos nosotros, un verdadero descubri-

miento sobre la capacidad que tiene el ser humano de ahondar en la me-

moria histórica. Consideramos este trabajo como muestra, a las generaciones

presentes y futuras, de una forma de vida y de un patrimonio cultural de in-

dudable valor, cargado de connotaciones emocionales. De este modo, nues-

tras raíces están presentes en cada plano, conversación, refrán y dichos

recogidos, provocando en nuestra memoria, sonidos, olores y gestos que cre-

íamos perdidos.

1.3.3. MODELO DE ENCUESTA

Siguiendo las pautas generales del estudio etnográfico, los miembros del

equipo de este trabajo diseñaron un borrador de encuesta muy sencillo que

fue perfeccionándose, poco a poco, hasta adoptar la forma definitiva. Deci-

dimos cuáles debían ser las preguntas hechas a los receptores de la encues-

ta, necesarias por otro lado para seguir un orden; sin embargo, dejamos un

espacio abierto para la anotación de aquellas impresiones y detalles que una

pregunta no puede recoger. Este modelo de encuesta quizá no responda a

unos cánones muy científicos, pero se convirtió en la herramienta básica de

trabajo para el grupo.

ENCUESTA SOBRE OFICIOS ANTIGUOS Fecha ____/____/____

FICHA PERSONAL DEL INFORMANTE

NOMBRE:

APELLIDOS:

APODO:

EDAD:

LUGAR DE NACIMIENTO:

EL PROYECTO Y EL TRABAJO EN GRUPO

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ORÍGENES FAMILIARES (comentar la posible tradición familiar del oficio y per-

sonas que se dedicaban a ello):————————————————————

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EN QUÉ AÑO COMENZÓ LA ACTIVIDAD:

DURANTE CUÁNTOS AÑOS DESARROLLÓ LA ACTIVIDAD:

CUÁNDO Y POR QUÉ LA FINALIZÓ:——————————————————

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DISPONIBILIDAD PARA LA PUBLICACIÓN DE LOS DATOS: SI NO

DATOS REFERIDOS AL OFICIO

LUGAR EN QUE SE REALIZA EL OFICIO (se precisaba de un local fijo o se rea-

lizaba mediante un recorrido por las calles): ——————————————

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MATERIALES QUE SE UTILIZAN (Herramientas, utensilios y materias primas):

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28

OFICIOS DE ARNEDO

¿CUÁLES SON Y EN QUÉ CONSISTÍAN LAS PRINCIPALES LABORES DEL OFI-

CIO? (Como ejemplo se podría describir el proceso de elaboración de alguno

de los útiles más representativos de dicho oficio) ————————————

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¿A QUÉ PERSONAS O SECTORES IBAN DESTINADOS ESOS UTENSILIOS O

SERVICIOS? ¿PARA QUÉ SERVÍAN?

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¿SE TRATA DE UN OFICIO ESTABLE O DE TEMPORADA?

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FESTIVIDAD O PATRÓN DE ESE OFICIO (Qué actividades realizaban para la

conmemoración)

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EL PROYECTO Y EL TRABAJO EN GRUPO

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¿CONOCÍA A OTROS PROFESIONALES DEL MISMO OFICIO QUE TRABAJA-

RAN EN LA MISMA ÉPOCA?

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OTRAS OBSERVACIONES MÁS PERSONALES.

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30

OFICIOS DE ARNEDO

2. LOS OFICIOS

2.1. ASPECTOS GENERALES

El patrimonio de una comunidad está constituido por todos aquellos bie-

nes tangibles e intangibles relacionados con el pasado de sus habitantes, desde

las épocas prehistóricas hasta nuestros días. El reconocimiento y la valoración

del patrimonio heredado de nuestros antepasados es un compromiso que cada

generación adquiere con las futuras generaciones.

Ciertamente, el patrimonio de una región está compuesto por los bienes cul-

turales y de la naturaleza, materiales o no, que la comunidad considera un bien

común a conservar. El patrimonio cultural intangible, formado por tradiciones,

costumbres y formas de vida, tiene un gran poder de comunicación debido a su

vinculación directa con la realidad cotidiana. De este modo, el estudio y conoci-

miento de los bienes patrimoniales nos permiten comprender mejor las bases so-

ciales, culturales, políticas, económicas y religiosas que nos antecedieron; pero,

además, nos ayudan a conocer el pasado proyectándonos hacia el futuro.

Los oficios, objeto de nuestro estudio, son un buen elemento de análisis

para conocer el pasado de nuestra sociedad. Para los antiguos, el artifex era el

hombre que ejercía un arte o un oficio indistintamente; sin embargo, con la lle-

gada de la modernidad, se establecerá la distinción entre las artes y los oficios,

o bien entre el artista y el artesano. No vamos a entrar en polémicas sobre estos

conceptos pero trataremos de definir el término oficio desde un punto de vista

práctico y, sobre todo, entendido en el contexto socio-económico y cultural de

la ciudad de Arnedo, en un período de años que abarca toda la primera mitad

del siglo XX.

La palabra oficio se relaciona con lo artesanal (aquello hecho a mano)

donde no interviene el factor industrial. Entendemos por artesanía, en esta pu-

blicación, la confección o fabricación de objetos, útiles o decorativos, hechos

con intervención de la mano humana y que ofrezcan un contenido de valor ar-

tístico. Además, tradicionalmente los oficios se caracterizan por ser transmiti-

dos oralmente de generación en generación, por observación directa y en

talleres especializados, generalmente al margen de la educación formal.

31

Desde el punto de vista histórico, el origen y desarrollo de los oficios ar-

tesanos en España tuvo su auge en la Europa Medieval, donde el desarrollo de

los burgos o primeras ciudades favoreció la aparición de agrupaciones de mer-

caderes y artesanos. Estas agrupaciones llamadas gremios crecieron al amparo

de los municipios y, por tradición islámica, fueron estableciendo cada gremio

en una calle. Nuestra región presenta la artesanía propia del ámbito geográfi-

co europeo; pero además, el fenómeno del Camino de Santiago, potenció el

establecimiento de artesanos de todos los sectores y contribuyó a la difusión

de las modas en los estilos creativos a lo largo de todo su recorrido, desde La

Rioja hasta Galicia. En esta línea podemos encontrar algunos vestigios de aque-

lla época como, por ejemplo, los nombres de las calles –Tenerías, Boterías, He-

rrerías, etc.– que abundan en las ciudades castellanas y que nos hablan de

antiguos oficios artesanos. También podemos hacer referencia al habla popu-

lar, en la que perduran refranes, dichos y coplas que nombran o explican el

buen hacer de los artesanos y sus oficios.

Más tarde, ya en el siglo XVIII, con la llegada de la Revolución Industrial,

comienza para el artesano un período de cambio y adaptación a las nuevas for-

mas de trabajo. La máquina sustituyó al hombre y se impuso el trabajo en serie;

con ello, el imprescindible trabajo manual, fue quedando relegado a un se-

gundo plano dentro de la actividad económica del país.

El progreso tecnológico continuó durante los siglos XIX y XX pero, entra-

do ya el siglo XXI, estas formas de producción han llegado a un extremo cuyos

límites han hecho pensar a algunos sectores de la sociedad en la conveniencia

de frenar este ritmo. Detenernos a valorar las posibilidades que ofrece nuestro

entorno es motivo de reflexión, y nos lleva a recordar otras épocas donde el

entendimiento y respeto con el medio eran un principio básico para la socie-

dad. Mirando hacia el pasado es como descubrimos la importancia de algunos

oficios que siguieron este principio.

2.2. OFICIOS DE ARNEDO

Las especialidades artesanas que están o han estado presentes en la ciudad

de Arnedo revisten cierta complejidad aunque, siguiendo unas pautas generales,

la artesanía arnedana ha estado ligada siempre a las actividades económicas del

sector primario. En algunos casos, la artesanía ha ayudado a la realización de los

32

OFICIOS DE ARNEDO

trabajos agrícolas o ganaderos; en otros, ha supuesto una derivación de los mis-

mos, reportando una ganancia suplementaria.

Durante el estudio de este conglomerado de tareas que conformaban el

modus vivendi de las gentes de Arnedo en la primera mitad del siglo XX, se

planteó la necesidad de agruparlos:

• En relación con la agricultura y ganadería.

• En relación con las artes decorativas y funcionales.

• En relación con la vida social, folklore y costumbres.

Estos apartados se relacionan directamente con los actuales sectores de

la economía: el sector primario, que se corresponde con el trabajo en la agri-

cultura, ganadería y minería; el sector secundario, que incluye todo lo rela-

cionado con la elaboración de productos (artesanía e industria); y por último,

el sector terciario, que recoge todas las actividades relacionadas con los ser-

vicios al ciudadano (transporte, turismo, educación, ocio...). Sin embargo,

existe una diferencia básica entre la actualidad, donde los sectores están per-

fectamente definidos y separados, y el pasado reciente, donde las actividades

se interrelacionaban por pura necesidad y donde los artesanos, en muchas

ocasiones, desempeñaban varios oficios a un mismo tiempo. Es el caso de

oficios como el peluquero-barbero-practicante, o el herrero-herrador, que de-

sempeñaban labores conjuntas. Podemos referirnos también a esa doble fun-

ción que tuvieron que desempeñar nuestros mayores para sacar adelante a

sus familias; así, los escasos recursos que producían algunos de estos oficios

se complementaban con las labores agrícolas que, todos o casi todos los

hombres de aquella generación conocían, y que les proporcionaba el sus-

tento diario.

Todas las profesiones que han sido objeto de nuestro estudio tuvieron su

mayor esplendor en las primeras décadas del siglo XX. Después fueron so-

breviviendo a medida que la ciudad de Arnedo se incorporaba al proceso de

industrialización, que terminaría por definir su economía. Nos referimos a la

industria del calzado, que acabó dominando a los demás sectores, y a la que

finalmente, hacia la mitad del siglo, tuvieron que incorporarse muchos de

estos artesanos.

LOS OFICIOS

33

Buena parte de estos oficios supieron adaptarse a las nuevas circunstan-

cias: introdujeron en el proceso de fabricación, maquinaria que facilitara la

labor más pesada; ampliaron las materias primas, o transformaron de algún

modo el producto final para adaptarlo a las exigencias del mercado (éste po-

dría ser el caso del botero, que trabaja cierta cantidad de su producción a má-

quina y en serie). Sin embargo, otros muchos desaparecieron de la escena

cotidiana porque se convirtieron en innecesarios; es el caso por ejemplo, del

albardero o el seronero, que vieron decaer su actividad a medida que el tra-

bajo agrícola disminuía y se abandonaba el uso de las caballerías.

De cualquier manera, todas aquellas actividades artesanales que, por unas

circunstancias u otras se vieron abocadas a desaparecer, merecen nuestro res-

peto porque dejaron en la sociedad la huella impresa del buen hacer de las

manos expertas. Todavía contamos en la actualidad con la presencia viva de al-

gunos artesanos aunque, casi todos, con un denominador común: su avanzada

edad. A todos ellos va dedicado este libro y también, a las futuras generacio-

nes, para que sepan reconocer la labor funcional y creativa que desempeñaron

en su tiempo estos profesionales.

* * *

Con estas aclaraciones, damos paso al estudio pormenorizado de los oficios

cuya aparición en el libro se ha hecho por orden alfabético para facilitar su con-

sulta y, para evitar así, posibles confusiones al incluirlos en uno u otro sector

económico. Son los siguientes:

– El agricultor y su caballería.*

– El aguador.

– El albardero.*

– El alpargatero.*

– El barbero-practicante.

– El bastonero.

– El botero y pellejero.

– El campanero.*

– El cestero.*

34

OFICIOS DE ARNEDO

– El colchonero.

– El encañizador.*

– El esquilador.

– El guarcicionero.

– El herrero.

– El herrador.*

– El hojalatero.*

– Labores de mujer.*

– El matarife.

– El picador de cuevas.

– El pregonero.

– El seronero.*

– El ulaguero.*

* Los oficios indicados con el asterisco corresponden a aquellos que ya fueron

reconstruidos en el DVD Oficios para el recuerdo, pero vuelven a incluirse en el

libro para dejar constancia por escrito de aquello que pudieran aportar.

LOS OFICIOS

35

EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA

En el siglo I antes de Cristo, el filósofo Cicerón afirmaba: “La agricultura

es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo, y la ocupación

más digna para todo hombre libre”. Esta referencia al agricultor como un sabio

nos indica la importancia de este oficio; quizá la sabiduría a la que se refiere,

sean el conocimiento y la armonía que el hombre ha de tener con la naturale-

za para conseguir de la tierra los mejores frutos. Resulta evidente que el traba-

jo agrícola supone una de las actividades principales del hombre, y de las pocas

verdaderamente esenciales para la vida.

Si acudimos al estudio de la palabra agricultura, ésta surge de la unión de

dos términos latinos: ager, que significa campo, y cultura, que significa culti-

vo. De hecho, podemos definir agricultura como el arte de cultivar, beneficiar

y hacer productiva la tierra ya que en ella se desarrollan y crecen los vegeta-

les. Desde tiempos muy pretéritos, la cultura del “agro” ha sido la base de la

alimentación humana; pero, el modo en que el hombre fue descubriendo las

numerosas variedades de productos que obtiene de la tierra, lo hemos de ad-

judicar a la gran capacidad de intuición del ser humano, a su capacidad de ob-

servación y en algunos casos a la imperiosa necesidad de subsistir.

* * *

Podríamos hablar del agricultor en tiempo presente porque este oficio,

aunque han cambiado mucho los modos de producción, todavía no ha desa-

parecido; sin embargo, nosotros nos vamos a referir a él en pasado, a aquel

agricultor de mediados del siglo XX que dedicaba todo su tiempo a una eco-

nomía de autoconsumo y que fue abandonando esta profesión a medida que

llegaba la industrialización a las ciudades. A principios del pasado siglo, la gran

mayoría de la población activa de Arnedo se dedicaba al sector agrícola. Una

vez que se habían cubierto las necesidades familiares, los excedentes agrícolas

eran su única fuente de ingresos; de esta manera, el trabajo diario, para los que

no se dedicaban a la artesanía ni a los servicios, era exclusivamente agrícola o

ganadero. Más adelante, superada la mitad del siglo, se produjo el fenómeno

contrario, por el cual la mayor parte de estos agricultores se incorporaron al

39

sector industrial mientras dejaban

para los ratos de ocio, el cultivo de la

tierra. En la actualidad, existe un nú-

mero muy reducido de personas en

nuestra ciudad que se dedican exclu-

sivamente a la agricultura.

El trabajo de un agricultor se pro-

longaba durante todo el año porque

debía atender las diferentes facetas

que el cuidado del campo implicaba:

labrar o arar, sembrar, regar, podar,

recolectar... Además, era “muy escla-

vo” y especialmente duro porque

había que realizar las tareas “a su

tiempo”, antes de que la climatología

adversa arruinase la cosecha de toda

una temporada. El agricultor y los cui-

dados que proporcionaba a cada

cultivo, estaban limitados por las esta-

ciones del año, la pluviosidad, las fases

lunares, etc.; en conclusión, la vida de los hombres del campo estaba condi-

cionada absolutamente por “el astro”, término popular que hacía referencia a

las condiciones climáticas en un día y lugar concretos.

Todos los conocimientos agronómicos1 se adquirían por observación y a

través de la propia experiencia pero, al mismo tiempo, eran transmitidos de

padres a hijos como si de un secreto se tratara. La transmisión oral y la fuer-

za de la costumbre, han hecho posible que estos conocimientos hayan pasa-

do de generación en generación, hasta llegar a nuestros días. Sin embargo,

estamos seguros de encontrarnos frente a la última generación de agriculto-

res que, sin serlo a nivel profesional, conocieron de cerca el trabajo en el

campo y dedicaron, o aún dedican, muchas horas a esta actividad. Ellos son

los que nos han descrito con detalle las principales tareas del trabajo agríco-

la y nos han desvelado algunos aspectos que desconocíamos.

40

OFICIOS DE ARNEDO

1. Agronomía es el conjunto de conocimientos aplicables al cultivo de la tierra.

Lám. 1. Arando la tierra (Pedro Martínez-Losa. Hogar de Arnedo).

El agricultor conocía muy bien los ciclos naturales que experimentaba el

campo y que permitían que, anualmente, se repitieran una serie de procesos:

• De junio a octubre, se realizaban las cosechas del cereal y el regadío.

• En torno a las Fiestas Patronales de septiembre, la “vendema” o vendi-

mia2 y la recogida de la almendra.

• En Todos los Santos, el 1 de noviembre, la recogida de las olivas para

aceitunas y con la entrada del invierno las destinadas a aceite.

• Durante el resto del año se realizaban las labores de poda o limpia de

árboles, el arado, el sembrado, el escardado, etc, así como el cuidado

permanente de los cultivos que proporcionaba el regadío.

En época de recolección, cuando la naturaleza no podía hacerse esperar,

resultaba muy necesaria la ayuda familiar. Todos los miembros de la familia so-

lían colaborar, incluso los niños, que abandonaban la escuela en edad muy

temprana para ayudar en trabajos reservados para ellos exclusivamente.

En cuanto a las herramientas utilizadas, parece ser que eran eficaces pero

algo rudimentarias. Todavía se usaban los arados romanos de madera y casi

todas las tareas se hacían a mano, o ayudados por las caballerías. Tanto es así,

que en Arnedo y su comarca, existe una medida de superficie a la que se co-

noce como “peonada” que equivale al número de cepas que un peón cavaba

con la azada, en un solo día, y que era de unas doscientas. Por otro lado, cuan-

do todavía no habían llegado los abonos químicos, lo que se utilizaba para en-

riquecer la tierra era el estiércol3, más conocido como fiemo o “ciemo”4.

Debemos tener presente que todo paisaje agrario puede explicarse no sólo

por su suelo, su relieve o su climatología, sino también por su devenir históri-

co, su poblamiento y la utilización de la tierra. En este sentido, Arnedo ofrece

algunas peculiaridades: por un lado, la estructura de propiedad de la tierra en

minifundio favorecía que la gran mayoría de las familias de antaño tuvieran

una “pieza” o pequeño huerto en el regadío, que proporcionaba el sustento

LOS OFICIOS - EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA

41

2. Vendema se llama en Arnedo a la vendimia o recolección y cosecha de la uva.3. Estiércol: materia orgánica en descomposición, principalmente excrementos animales,

que se destina al abono de las tierras.4. Ciemo es una palabra utilizada en Arnedo que surge del cruce entre cieno y fiemo, ambas

sinónimos de estiércol.

principal para su alimentación. Por otro, la situación geográfica y las caracte-

rísticas climáticas de Arnedo han posibilitado el cultivo de gran variedad de

productos de secano como el cereal, almendros, viña y olivos; pero también,

la agricultura intensiva de regadío con verduras, hortalizas y frutales, que aún

hoy sigue manteniéndose gracias a nuestros mayores. La complejidad y varie-

dad de estos cultivos y de los usos agrícolas de la zona de Arnedo nos obligan

a explicar por separado sus peculiaridades.

EL CULTIVO DEL CEREAL

Existen numerosas especies de cereal pero las más cultivadas en la zona

de Arnedo fueron el trigo, la cebada, la avena y el centeno. Todas ellas se cul-

tivaban en grandes extensiones de terreno que rodean la ciudad y que, toda-

vía hoy, se conocen de forma genérica como “Campo”. Entre ellos destacan:

Los Melgares, Los Planos, La Gonzalera, Yasa Livillos, La Maja o Majeco.

Su siembra se realizaba en el otoño. El sembrador portaba una bolsa de

simiente que se sujetaba al hombro, y hacía un recorrido de ida y vuelta hasta

42

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 2. El agricultor Pedro Martínez-Losa “el Artillero” labra la tierra con el arado de reja.Éste se utilizó mientras hubo caballerías (Hogar de Arnedo).

esparcir la simiente por toda la superficie de la finca. Posteriormente, se la-

braba la tierra para facilitar la germinación del grano. Además, el agua de llu-

via era determinante para el crecimiento del cereal, aunque algunas especies

como la cebada, son más resistentes a la escasez de precipitaciones.

Una de las técnicas más utilizadas en el cultivo del cereal era el barbecho.

Consistía en la división de la finca en dos partes llamadas “hojas”, de modo

que: una, se sembraba con cereal, y la otra, se dejaba sin cultivar durante una

campaña para que la tierra pudiera descansar y enriquecerse, alternándolas.

Una vez que el cereal ya había crecido y madurado, llegaba la hora de la

siega o recolección, en la que se utilizaba la hoz5 o la “dalla” (especie de gua-

daña6 para segar) que servía para cortar el cereal desde la raíz. Durante la pri-

LOS OFICIOS - EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA

43

Lám. 3. Un agricultor trillando en la era a la antigua usanza. (Foto cedida por Fermín de Blas).

5. Hoz: instrumento que sirve para segar mieses y hierbas. Compuesto de una hoja acera-da curva, con dientes muy agudos y cortantes o con filo por la parte cóncava y sujeta a un mangode madera.

6. Guadaña: instrumento para segar que se maneja con ambas manos; está formada por unahoja larga, curvilínea y puntiaguda por un lado, que se sujeta por el otro a un mango largo que

mera mitad del siglo XX, la gran mayoría de los agricultores realizaban la siega

a mano pero, cuando en los años cincuenta llegó la mecanización, sólo unos

pocos se decidieron a hacer uso de la segadora y trilladora modernas.

En cualquiera de los casos, el acarreo o transporte del cereal se hacía me-

diante un carro tirado por caballería o directamente sobre los animales. Con

ellos, se llegaba hasta las eras, espacio de tierra limpia y firme, algunas veces

empedrado, donde se trillaba la mies. Una vez allí, se extendía el cereal por el

suelo y la caballería tiraba de los trillos7 que, describiendo círculos por toda la

superficie de la era, desmenuzaban las espigas con sus cuchillas. Por último,

mediante el “alviendo” o aviento8 se lanzaba el trigo al aire para separar el

grano de la paja y se cernía en la criba9 o cedazo, eliminando los últimos res-

tos de paja; de este modo, la cosecha quedaba lista para su almacenamiento.

Buena parte del cereal, especialmente el trigo, se molía para conseguir harina

y para ello se acudía a los molinos10.

La importancia del cereal en la dieta alimenticia de los arnedanos convir-

tió en una necesidad la existencia de estos molinos que, en algunos casos, lle-

vaban aparejada la función de trujales. Así, entre los siglos XIX y XX, existieron

en Arnedo al menos cuatro molinos:

– El Molino de la ciudad que era sólo molino harinero, sin trujal, y cuya

conservación correspondía al Ayuntamiento; se situaba en el camino de

San Blas y Entreviñas y fue derribado en los años noventa del siglo XX.

– El del Cabildo Eclesiástico, que tenía trujal y era conocido también por

Molino del Moabad o Mabad, situado sobre el río de su mismo nombre,

en el denominado Huerto del Cuende.

44

OFICIOS DE ARNEDO

forma ángulo con el plano de la hoja y lleva dos manijas, una en el extremo y otra en el segundotercio del mango.

7. Trillo: instrumento para trillar, que comúnmente consiste en un tablón con pedazos depedernal o cuchillas de acero encajadas en una de sus caras.

8. Aviento: instrumento para beldar o aventar, compuesto de un palo largo, de otro de unos30 cm. de longitud, atravesado en uno de los extremos de aquel, y de cuatro o más fijos en eltransversal, en forma de dientes. En Arnedo se conoce como “Alviendo”.

9. Criba: cuero ordenadamente agujereado y fijo en un aro de madera, que sirve para cri-bar. También se fabrica de plancha metálica con agujeros, o con red de malla de alambre.

10. Molino: casa o edificio en que hay un molino. Éste es un artilugio o máquina para moler,compuesta de una muela, una solera y los mecanismos necesarios para transmitir y regularizarel movimiento producido por una fuerza motriz, como el agua, el viento, el vapor u otro agen-te mecánico.

– El conocido por Molino del Cubo que también tenía trujal y se situaba

sobre el río Noceda en la calleja del Cubo (en lo que hoy es la esquina

de las calles República Argentina y San Blas) donde se conservó hasta

la construcción, en su solar, del antiguo Centro de Salud.

– En el siglo XX, existió el Molino de la Baronesa de Benasque, que tam-

bién era trujal y se situaba sobre el río Noceda que discurre tras la Huer-

ta de la Baronesa.

EL CULTIVO DEL OLIVO

En nuestra localidad, existen grandes extensiones de olivos distribuidos en

pequeñas fincas o explotaciones familiares. Los orígenes de este cultivo en Ar-

nedo son muy antiguos y podrían remontarse hasta los siglos de la dominación

musulmana. Los árabes aprovecharon las fértiles tierras del valle del Cidacos

para cultivar un extenso olivar que plantaron no sólo en terrazas de barrancos

de abrigo sino en extensas y despejadas solanas del entorno arnedano.

El olivo es un árbol de altura media, de tronco corto y grueso, irregular,

retorcido y de gran longevidad. En general, no necesita muchos cuidados; sólo

tenía que labrarse dos o tres veces al año, podarse preferentemente al co-

mienzo de la primavera, y ser protegido frente a epidemias. Sin embargo, la re-

colección de la oliva se convertía en una tarea muy compleja que requería

mucha mano de obra. Para la recolección de la oliva se emplearon básicamente

dos métodos: el “ordeño” y el “vareo”. El “ordeño” consistía en extraer las oli-

vas directamente de las ramas a mano; es más costoso pero contribuía a no

golpear el fruto o el olivo. Ambos métodos se combinaban, pero el más utili-

zado, sin duda, fue el “vareo”: los hombres procedían al vareado de los árbo-

les y así, las olivas iban cayendo sobre unas mantas que previamente se habían

extendido bajo el árbol, cubriendo toda la superficie que ocupaba el olivo.

Entre todos, hombres y mujeres, trasladaban las mantas de un árbol a otro

hasta recorrer toda la finca. A medida que el peso de las mantas aumentaba,

se trasladaban peor y por ello, cada ciertos tramos, se vaciaban en unos sacos

o cestos. De esta manera, se transportaba toda la mercancía hasta un lugar lim-

pio y seco, en el que se dejaban amontonadas las olivas.

LOS OFICIOS - EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA

45

Después, y habitualmente en las casas, se realizaba el “zarandeo”. Este

proceso consistía en pasar las olivas por la zaranda11 para separar las hojas y

ramas que habían caído junto con las olivas durante la cosecha.

Se acudía entonces al trujal12, lugar donde se producía el exquisito aceite.

Allí las olivas se trituraban en un molino que tenía forma de cono truncado y la

masa resultante, dispuesta en capachas13, se llevaba a una prensa que conseguía

separar el aceite del cisco14 o material de desecho. Este líquido denso y enri-

46

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 4. Imagen del trujal cooperativo de Arnedo. (Foto cedida por Fermín de Blas).

11. Zaranda: cedazo rectangular con fondo de red de tamiza y muy largo, que se colocabaen pendiente respecto al suelo y que se empleaba para separar las ramas y las hojas de las oli-vas. Es un término de origen árabe.

12. Trujal: prensa donde se exprime la aceituna. Por extensión, también se llama así al localdonde se elaboran los productos derivados.

13. Capacha: esportilla de fibra vegetal, casi plana, que sirve para transportar frutas y otrascosas menudas; en este caso, las olivas molidas.

14. Cisco o también “huesillo”. Ambos términos se utilizan en Arnedo para referirnos a lamateria desechable que queda de la producción de aceite.

quecido se iba recogiendo en una pila donde se añadían calderos de agua hir-

viendo para proceder al escaldado. Finalmente, cuando el aceite ya había repo-

sado y se había enfriado, se llenaban los pellejos o bidones en los que se

guardaba hasta su distribución.

Este producto típico de la agricultura arnedana necesitaba de los trujales

para prensar la oliva y obtener aceite pero, como veremos, éstos solían formar

parte de los molinos harineros. Durante el siglo XVIII hubo al menos dos tru-

jales ya nombrados en su función de molino, el Molino de Moabad y el Moli-

no del Cubo.

Más tarde, en el siglo XX, se conoce la existencia de al menos tres truja-

les: el de la Baronesa de Benasque, citado antes como molino; el de Urbano

Ruiz de la Torre Solana, que funcionaba en los años treinta y se situaba en el

comienzo de la calle Constitución; por último, el Trujal Cooperativo situado en

la calle Santiago Ruiz de la Torre, que nació como cooperativa a finales de los

LOS OFICIOS - EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA

47

Lám. 5. Recogiendo olivas mediante la técnica del “ordeño” (Carmelo Alfonso y Pedro Herrero.Foto José Amatriaín).

años cuarenta y que fue sustituido en los años noventa por el actual Cinco Va-

lles. Todos ellos fueron abandonando su actividad, a excepción del último

nombrado, que empezó a molturar15 con su actual nombre en la campaña de

1995-1996. Hoy en día, sólo este trujal sigue en funcionamiento.

EL CULTIVO DEL ALMENDRO

El almendro es un árbol de la familia de las Rosáceas, de raíz profunda,

tronco de siete a ocho metros de altura, madera dura, hojas oblongas y ase-

rradas, flores blancas o rosadas, y cuyo fruto es la almendra. Florece muy tem-

prano y su corteza destila una goma parecida a la arábiga.

La plantación de almendros no necesitaba de muchos cuidados y su re-

colección era similar a la de la oliva, sin embargo, el proceso posterior resul-

taba más incómodo. Se trata de la limpieza de los “almendrucos”16, que

consistía en quitar el “cocón”17 o cubierta a la almendra. Este proceso, que lla-

mamos “escocar”, se realizaba a mano hasta que aparecieron las máquinas

“escocadoras” que agilizaron mucho este trabajo.

La mayoría de las familias arnedanas conservan pequeñas fincas con al-

mendros, generalmente heredadas de su familia, y todavía hoy pueden verse

en tiempo de cosecha, cuadrillas que acuden a recolectar los “almendrucos”.

Después, las almendras se destinan al uso familiar para la elaboración de dul-

ces18, o se llevan a los almacenes que las distribuyen fuera de Arnedo.

EL CULTIVO DE LA VID

En Arnedo siempre se han cultivado viñas aunque, generalmente, para el

consumo familiar. Este cultivo es más delicado que los anteriores y necesita de

muchos cuidados para que las vides se mantengan sanas y las uvas alcancen

48

OFICIOS DE ARNEDO

15. Molturar: moler granos o frutos.16. Almendruco es un arnedanismo, por el que se conoce a la almendra en su momento

de recolección.17. Cocón: envoltura coriácea de la nuez y, por extensión, del almendruco. En la medicina

rural se emplea como desinfectante por lo menos, ya que a un pastor vi curar la herida de unaoveja poniéndole cocón verde machacado (Fernando Fernández de Bobadilla).

18. En Arnedo son muchos los dulces en los que se utiliza la almendra, por ejemplo: ga-rrapiñadas y saladillas, magdalenas, mantecados y almendrados así como los típicos fardelejoscuyo origen es árabe.

el grado óptimo para la elaboración del vino. A lo largo del año, la viña nece-

sitaba que se podara en otoño o invierno, que se escardara19 en primavera y

que se labrara la tierra a menudo.

Cuando llegaba la época de la recolección, a partir de septiembre, se ne-

cesitaba mucha mano de obra para recoger la uva. Toda la familia e incluso

amigos se dedicaban a ello durante varios días, dependiendo siempre de la ex-

tensión de las fincas a recolectar y del número de cepas.

Este trabajo era muy duro porque tenía que realizarse casi agachado, ha-

ciéndose hueco entre el ramaje de las cepas y cortando los racimos uno a

uno. Normalmente, cada trabajador portaba una cesta o canasto y una herra-

mienta para cortar, ya fuesen las tijeras o el corquete20. Cuando la cesta esta-

ba llena de racimos, se llevaba hasta el “cuévano”21 de mimbre o las

comportas de madera. Allí se vaciaba, y una vez llenos todos los cuévanos,

se transportaban en carro o en las caballerías hasta el lagar, donde se obte-

nía el vino.

Hoy en día, los arnedanos que disponen de viñas suelen acudir a la Coo-

perativa Nª Sª Virgen de Vico con la uva recolectada. La importancia que ha al-

canzado este producto tras la denominación de Origen Rioja, obliga a los

agricultores a cumplir unas normas muy estrictas que van desde la plantación y

los cuidados, hasta la recolección. Pues bien, en la primera mitad del siglo pa-

sado, período en el que nosotros nos hemos centrado, este cultivo, como tan-

tos otros, no estaba regulado y eran los propios agricultores los que elaboraban

el vino en los lagares de las bodegas. Básicamente, el proceso comenzaba con

el pisado de las uvas, del cual se extraía lo que se conoce como vino claro o

LOS OFICIOS - EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA

49

19. Escardar significa arrancar y sacar los cardos y las malas hierbas de los sembrados. Enel caso de la viña, se trata de arrancar los pámpanos o ramas que crecen fuera de los pulgareso nudos de la cepa, con el fin de sanear y potenciar el crecimiento de la vid.

20. Corquete parece ser la acepción correcta de otras como “colquete” o “cortete”.– 1. Herramienta cortante y de punta curvada, que unas veces se ajusta a un mango fuerte

y se emplea para cortar palos gruesos, y otras a una vara de varios metros de largura, y se usapara cortar desde el suelo las ramas altas de los árboles.

– 2. Herramienta de la misma forma que las anteriores, pero de menores dimensiones, quees usada por los vendimiadores para cortar los racimos. Marcos Marquete, vendimiador sin cor-quete, frase que indica que por San Marcos suele helar, perdiéndose la cosecha de la uva (Fer-nando Fernández de Bobadilla).

21. Cuévano: cesto grande y hondo, poco más ancho de arriba que de abajo, tejido de mim-bres, usado especialmente para llevar la uva en el tiempo de la vendimia.

clarete. Éste iba a parar a una cuba22; después se volvía a pisar y el líquido ob-

tenido se dejaba fermentar en otra cuba, de donde saldría lo que llamamos el

vino tinto. Por último, nos han contado los que vivieron esa época, cómo del

resto de los orujos23 pisados y exprimidos en la prensa, surgía la vinaza24, pasta

o pulpa que se transportaba hasta las alcoholeras para hacer alcohol.

LOS CULTIVOS DE REGADÍO

Los cultivos que llamamos de regadío, tanto las hortalizas como verduras

y frutas, proporcionaban el sustento principal de las familias. La gran mayoría

de ellas poseían una “pieza” o pequeño huerto en la zona de regadío, cerca

del río. La producción de hortalizas y verduras era muy variada y abundante:

ajos, cebollas, patatas, tomates, pimientos, alubias o judías verdes, cardos, le-

chugas, berzas... pero también se cultivaban árboles frutales que daban sa-

brosos frutos como los higos, ciruelas, melocotones, peras... Estas últimas

alcanzaron gran renombre a principios del siglo XX, siendo muy solicitadas en

los mercados de la comarca.

El agricultor plantaba, cuidaba y recogía dichos frutos siguiendo unos ci-

clos naturales que conocía gracias a la transmisión oral de padres a hijos y a

la propia experiencia. En general, estos productos iban destinados al consumo

inmediato de las familias pero algunos de ellos se consumían durante todo el

año, gracias a los métodos de conservación del secado y el embotado. Todos

estos productos formaban parte de la llamada “dieta mediterránea” y, en oca-

siones, han dado lugar a platos y costumbres típicamente arnedanas, por ejem-

plo los ajos y cebollas asadas.

Cuando el trabajo se acumulaba en épocas concretas, lo habitual en la re-

colección era que ayudara toda la familia e incluso que algunos vecinos echa-

ran una mano. Todos juntos acudían a los campos para que el trabajo resultase

menos pesado.

50

OFICIOS DE ARNEDO

22. Cuba: recipiente de madera, que sirve para contener agua, vino, aceite u otros líquidos.Se compone de duelas unidas y aseguradas con aros de hierro, madera, etc., y los extremos secierran con tablas. También se hace modernamente de chapa metálica.

23. Orujo: hollejo de la uva, después de exprimida y sacada toda la sustancia.24. Vinaza: especie de vino que se extrae al final, de los posos y las heces.

LOS OFICIOS - EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA

51

Lám. 6. El llamado regadío es el cultivo de todo tipo de hortalizas y verduras; en este caso setrata de un típico producto arnedano, los ajos. (Dámaso Garrido. Hogar de Arnedo).

52

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 7. El agricultor coloca la albarda con tarrea sobre la caballería para disponer la carga.(Hogar de Arnedo).

Lám. 8. La carga de sarmientos se reparte a ambos lados del animal, para equilibrar el peso yfacilitar su transporte. (Hogar de Arnedo).

LOS OFICIOS - EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA

53

En las faenas del campo, la ayuda de un animal era imprescindible para

desarrollar las labores de tiro, carga y transporte.

En este sentido, hemos analizado el uso de las caballerías con la informa-

ción transmitida por Pedro Martínez-Losa “el Artillero”, hombre del campo por

los cuatro costados, que se ha dedicado toda la vida a este oficio. Sabemos que

en otras regiones de España se han utilizado animales de otras especies para

el trabajo en el campo; sin embargo, los animales elegidos en Arnedo perte-

necieron siempre al género equino, entre ellos:

• El burro25, es el animal más duro, con más fuerza y el mejor para la

carga; sin embargo son algo rebeldes.

• El caballo o yegua, son voluntariosos, airosos y dóciles pero más deli-

cados para algunos trabajos. Se preferían dos razas: el percherón o per-

Lám. 9. Cuando el animal arrastra el carro, necesita más aparejos y protecciones.(Hogar de Arnedo).

25. El diccionario identifica burro con asno y lo define de la siguiente manera: animal solí-pedo, como de metro y medio de altura, de color, por lo común, ceniciento, con las orejas lar-gas y la extremidad de la cola poblada de cerdas. Es muy sufrido y se le emplea como caballeríay como bestia de carga y a veces también de tiro.

cherona26, que son los más apropiados para el tiro, y el montañés, que

se adapta mejor a estas tierras.

• El macho o la mula, son un híbrido o cruce entre caballo y burro. Se co-

nocen dos clases, el muleto27 y el burreño28.

El ganado se compraba directamente a los tratantes de ganado que reco-

rrían los pueblos, o en las ferias de ganado que se celebraban por toda la co-

marca. Normalmente estaban sin domar y era el propietario quien tenía que

enseñar al animal las labores del campo y adaptarlo a llevar los aperos. Para

el buen desarrollo del trabajo, se hacía necesaria la perfecta compenetración

entre el dueño y el animal; esto se conseguía con un lenguaje verbal muy bá-

sico y el contacto físico a través de palmadas y caricias. Los términos más co-

nocidos para ordenar y guiar a los animales por estas tierras eran los siguientes:

– “Soo”, el animal entiende que tiene que parar.

– “Arre” o “arre burro”, para arrancar o iniciar la marcha.

– “Arrima al surco” o “entra al surco”, cuando el animal está labrando y

se despista o se desvía de la hendidura que marca el arado.

– “Sube”, si se va por el lleco29 al labrar.

– “Buesque”, cuando se va con el carro, para que gire hacia la izquierda.

– “Bollao”, para que gire hacia la derecha.

Según la tarea que se iba a realizar, el agricultor utilizaba unos u otros apa-

rejos para aviar30 al animal. Se le colocaban diferentes guarniciones: en el

paseo, en labores de carga, en la labranza o enganchado al carro pero todas

ellas eran confeccionadas con cuero y telas fuertes en los talleres del guarni-

cionero y del albardero. Un repaso por todos los útiles y piezas que servían

para aparejar a la caballería, señala éstas como las más importantes:

54

OFICIOS DE ARNEDO

26. Percherón o percherona: caballo o yegua de raza francesa que, por su fuerza y corpu-lencia, es muy adecuada para arrastrar grandes pesos.

27. Muleto es un cruce de caballo con burra o de yegua con burro.28. Burreño: surge también de un cruce entre burra y caballo. Era muy apreciado ya que,

aunque era pequeño, era muy duro.29. Lleco: tierra o campo sin roturar, sin labrar.30. Aviar: en el lenguaje coloquial se utiliza como arregalr o componer; en este caso, ves-

tir adecuadamente al animal.

• Las “antojeras” o anteojeras, piezas de cuero que se colocan en los ojos

del animal para que no vean por los lados sino de frente.

• El bozal, especie de talega o saquete, comúnmente de esparto, que se

cuelga de la cabeza del animal y le tapa la boca para que no se deten-

ga a comer mientras está labrando.

• El “collarón” o collera, aparejo que se asemeja a un collar de cuero o lona

relleno de paja o lana y abierto por la parte superior donde se ataba. Su

misión es evitar el sufrimiento del animal cuando haga esfuerzos.

• La manga, apero que se cuelga del cuello del animal. Está abierto por

el pecho y sirve para proteger y enganchar el tiro del arado.

• La albarda, sirve de montura a las caballerías de carga. Está compuesta

por dos superficies rellenas de paja, unidas por la parte que cae sobre

el lomo del animal y a la que se une la “tarria” o tarrea. Esta última es

una cincha de algodón o cuero que permite la sujeción de la albarda en

los muslos del animal para que no se mueva.

• Las sufras, correas por donde se meten las varas del carro, a un lado y

a otro, para que éste no se desplace.

• La barriguera, también es una correa de cuero y algodón que se pasa

por debajo de la barriga del animal para sujetar el carro o la carga.

• La retranca, es una correa de cuero que se coloca en la parte trasera del

animal con el fin de frenar y evitar que, en las “cuestas abajo”, el carro

le dañe sus ancas.

El uso de estos aperos y de las caballerías sufrió un gran retroceso a par-

tir de la década de los años 50, con el abandono de la agricultura como acti-

vidad principal en la economía arnedana. La incorporación de la población

activa al sector industrial, motivó la reducción de todas las tareas agrícolas des-

critas en este capítulo. No obstante, todavía quedan algunas personas que man-

tienen vivas las costumbres y tradiciones de aquella época aunque el relevo

generacional cada vez se vuelve más difícil.

LOS OFICIOS - EL AGRICULTOR Y SU CABALLERÍA

55

EL AGUADOR

Oficio desconocido, quizá por su sencillez. El aguador realizaba un ser-

vicio pero no fabricaba ningún objeto ni producía útiles de uso cotidiano. Su

labor consistía básicamente en distribuir agua por las casas, lo cual no le resta

importancia porque cumplía una función muy práctica en el servicio al ciu-

dadano.

El reparto de agua es una actividad que hoy resulta innecesaria pero hubo

épocas en las que era absolutamente imprescindible para el desarrollo de las

villas importantes y las ciudades. Estos repartidores del bien tan preciado, tu-

vieron su máximo esplendor en fechas anteriores al siglo XX, así como un

mayor desarrollo en el ámbito urbano que en el rural.

Al comienzo de la historia de cualquier asentamiento bastaba un pozo pró-

ximo con el que abastecer de agua a sus moradores. Con el transcurso del

tiempo, estos asentamientos crecieron tanto que se hizo necesario excavar ga-

lerías con el fin de traer aguas del subsuelo y distribuirlas entre las distintas

fuentes de las ciudades. Hasta mediados del siglo XVIII, el abastecimiento de

agua hasta los domicilios particulares corría a cargo de los propios vecinos o

de sus servidores; sólo algunos palacios y conventos tenían fuentes propias o

pozos en sus recintos. Al crecer las necesidades de la población urbana, sur-

gió el oficio de aguador cuya labor consistía en abastecer de agua a las vi-

viendas, a cambio de un precio estipulado; resulta obvio decir que sólo

algunos pocos, los más pudientes, disfrutarían de este servicio.

Si atendemos al ejemplo de una gran ciudad como Madrid, vemos cómo a

finales del siglo XIX, siendo reina Isabel II, tuvo lugar la inauguración oficial

de la llegada de las aguas a la villa. Se ejecutaron trabajos para derivar las aguas

del río Lozoya (afluente del Jarama, que a su vez es afluente del Tajo) hasta el

nuevo “Canal de Isabel II” y con ello, se fue desarrollando una compleja in-

fraestructura para la canalización de toda la ciudad. Este hecho, que se repeti-

ría con el transcurrir del tiempo en todos los núcleos urbanos de la península

ibérica a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX, acabaría por hacer desa-

parecer lentamente el oficio de aguador.

59

En la actualidad, no podría concebirse una vivienda sin agua corriente

pero, hasta hace relativamente poco tiempo, este servicio era absolutamente

inexistente y suponía casi un lujo. Arnedo no fue diferente en este sentido ya

que, la ausencia de canalización hasta el primer tercio del siglo XX, obligaba a

sus vecinos a buscar el agua necesaria fuera de los domicilios. La obligación y

el esfuerzo que suponían transportarla desde el exterior de la vivienda, influí-

an en el empleo que de ella se hacía; siempre destinada a usos concretos de la

casa y, utilizada sin derroches.

Para el consumo humano, la mayoría de la población se abastecía de fuen-

tes naturales y manantiales así como de fuentes públicas; entre ellas, la más po-

pular se encontraba próxima a la plaza del pueblo, en lo que hoy es Glorieta

de Celso Díaz. Esta fuente fue conocida siempre como la del Tío Patitas aun-

que, más avanzado el siglo XX, la conoceríamos como Fuente de La Plaza por

su proximidad con la propia Plaza Nª Sª de Vico. Una imagen clásica en los

primeros años del siglo pasado, era el trasiego de las mozas que iban con el

cántaro a la “fuente la Plaza” para coger agua, siempre entre quiebros y corte-

jos con los muchachos del pueblo. Ésta era una forma de relacionarse, admiti-

da y reconocida por todos, en una sociedad que apenas contaba con puntos

de encuentro y donde eran escasos los momentos destinados al ocio. A pro-

pósito de esta costumbre, resulta anecdótico pero significativo, el hecho de que

en aquella época se realizaran carreras de cántaros. Como aparece en un do-

cumento del Archivo Municipal de Arnedo, esta carreras formaban parte de la

programación de las Fiestas de la Victoria, celebradas el 18 y 19 de Mayo de

1939 (sig. 776/1). El texto dice lo siguiente:

˝… TARDE.

A las 5.- Carreras de Cántaros llenos de agua sobre la cabeza con el si-

guiente recorrido: salida, de la Glorieta de Celso Díaz (Fuente) hasta la

fonda del Comercio y regreso al mismo lugar, con los siguientes premios.

1º : 6 pts.- 2º: 5 pts.- 3º: 2 pts.- 4º: una peseta.-

Nota.- En esta carrera podrán formar parte quienes lo deseen…˝

También otras fuentes abastecieron de agua a muchos vecinos de Arnedo,

entre ellas: la Fuente de Santiago, manantial situado en las inmediaciones del

Calvario, que debe su nombre a una ermita que hubo en las cercanías con esta

60

OFICIOS DE ARNEDO

advocación y que en la actualidad suministra, además, agua potable; y la Fuen-

te de Santa Marina, que también es un manantial situado al final de esta misma

calle y cuyo nombre procede, muy posiblemente, de otra antigua ermita.

Cabe señalar que para otros usos domésticos se empleaba el agua de los

ríos que atravesaban o rodeaban el casco urbano. En primer lugar, nos encon-

tramos con el río Cidacos, popularmente conocido como el río Mayor31 y que

todavía hoy abastece las huertas arnedanas. En segundo lugar, existen en Ar-

nedo otros ríos como el Noceda, el Orenzana y el Mabad, que son afluentes

del primero y abastecían de agua diferentes zonas del casco urbano. Muchos

arnedanos desconocen su trazado porque en algunos de sus tramos aparecen

ocultos pero podemos señalar básicamente el recorrido de cada uno de ellos.

LOS OFICIOS - EL AGUADOR

61

31. También hemos oído llamarle río “Maor” o “Maol”, en el habla popular.

Lám. 10. La mujer que está detrás del borriquillo, está metiendo o sacando una de las vasijas delarmazón de mimbre que las sujeta, podría tratarse de Caya, la aguadora. Por la vestimenta delas mujeres y la niña, probablemente sea una foto de los años 40. (CD Cien años de historia.A.V. Casco Antiguo).

62

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 11. El lavadero del río de Los Caños,junto a la iglesia de Santo Tomás, en losaños cuarenta. (CD Cien años de historia.A.V. Casco Antiguo).

Lám. 12. Vista general en la que puede verse a los pies de la iglesia de Santo Tomás, ellavadero de Los Caños. Esta fotografía correspondería a una época anterior en la que la calleVirrey Lizana sólo tenía huertas a su alrededor. (Archivo Municipal de Arnedo).

El río Noceda, conocido también como “río Cienta” porque riega este pa-

raje entre otros, nace, como acequia de riego, próximo al monasterio de

Vico, atraviesa todo el casco urbano, entra en la ciudad a la altura de la guar-

dería infantil, baja por la calle Carrera, atraviesa el centro de la población por

debajo de lo que fuera la “huerta de Sopranis”, la glorieta Celso Díaz y sale

de la misma a la altura de Socastillo (paraje situado bajo el cerro del casti-

llo). Iba al descubierto hasta bien entrado el siglo XX, de hecho, a su paso

por debajo de la iglesia de Santo Tomás (en lo que hoy es el final de la es-

calera que conduce al templo), hubo un lavadero en el tramo conocido

como “río de los Caños”; con sus aguas funcionaron los trujales de la Baro-

nesa y del Cubo.

También el río Orenzana corría al descubierto por la parte alta de la ciu-

dad (calle Sol y Cuevas de Santiago), después de atravesar por galerías subte-

rráneas el cerro del Calvario, para salir de la misma por la calle de la Yasa y

llegar a la mina32 de la Plaza Nª Sª de Vico.

El río Mabad siempre ha tenido su cauce extramuros, y con sus aguas se

movían los molinos conocidos como del Cabildo, situado en las proximidades

del I.E.S. Virgen de Vico, y el de la Ciudad, que era sólo molino harinero, sin

trujal, y cuya conservación correspondía al Ayuntamiento, y que estaba situa-

do en el camino de San Blas.

* * *

Ya hemos dicho que la mayoría de las familias se proveían ellas mismas

de agua pero, queremos dejar constancia en Arnedo de la figura del aguador.

Este oficio existió en nuestra ciudad para distribuir y vender agua entre las fa-

milias más pudientes ya que sólo unos pocos se podían permitir el lujo de

pagar este servicio.

Únicamente se tienen noticias de dos hermanos, Caya y Amalio, que se de-

dicaron al reparto de agua en torno a los años cuarenta del siglo pasado. El

modo de trabajar de estos repartidores era muy simple y semejante, con toda

seguridad, al que ofrecían otras zonas de la península. El aguador necesitaba

LOS OFICIOS - EL AGUADOR

63

32. En Arnedo se conoce como “la mina” a un sumidero situado frente a la casa de Sopra-nis, que recoge las aguas de lluvia de las diferentes calles que confluyen allí.

un medio de transporte y, normalmente, se servía de un borriquillo al cual le

colocaba una estructura conocida con el nombre de artolas. Este artilugio era

habitualmente de madera, con forma de V al revés, y se colocaba sobre el lomo

del animal; tenía unos salientes de hierro donde se sujetaban las tablas con

agujeros que servían para colocar los cántaros33. Este sistema permitía colocar

bien sujetos, uno o dos cántaros a cada lado del animal, manteniendo así el

equilibrio para no derramar el líquido.

Este sistema no debía ser el único en Arnedo porque también nos han ha-

blado de las famosas aguaderas, si bien es cierto, que éstas debieron usarse no

64

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 13. Conmemoración de la llegada de las aguas a la ciudad de Arnedo en 1929, siendoalcalde D. Manuel Juan Fernández Martínez de León. (CD Cien años de historia. A.V. CascoAntiguo).

33. Cántaro: vasija grande de barro o metal, angosta de boca, ancha por la barriga y estre-cha por el pie y por lo común con una o dos asas.

sólo para transportar agua sino para otros productos. Se trata de un armazón

en madera, mimbre o esparto, con divisiones, que se colocaba sobre las caba-

llerías para llevar cántaros o barriles con agua u otras cosas.

Los aguadores recogían el agua en las fuentes públicas y recorrían la ciu-

dad repartiendo el agua por las casas donde les pagaban el servicio. Poco a

poco, a partir de la construcción del alcantarillado y la llegada del agua a los

domicilios, fue desapareciendo este oficio tan minoritario.

Sabemos que el 4 de septiembre de 1927 se colocaba la primera piedra

para la construcción del alcantarillado en Arnedo, gracias a la figura de D. Ma-

nuel Juan Fernández Martínez de León, alcalde de Arnedo, que pasó a la pe-

queña historia local por ser “el que llevó el agua a las casas”. Este hecho, que

supondría un cambio fundamental en las costumbres de los ciudadanos fue lle-

gando lentamente; pero, en definitiva, la instalación de agua potable en las

casas y la red de alcantarillado fueron dos importantes mejoras a comienzos

del siglo XX.

Al principio el agua sólo llegaba hasta las fuentes públicas pero, lenta y

progresivamente, los distintos domicilios arnedanos fueron incorporándose a

la red. Según documentos consultados en el Archivo Municipal de Arnedo, a

finales de 1954, era habitual solicitar licencias para realizar acometidas de agua

potable en los domicilios, ya que no sería hasta varios años más tarde, cuan-

do esto se hizo obligatorio. Es obvio pensar que la actividad del aguador cayó

en desuso y dejó de existir como tal; sin embargo, se le asemejan, en el fondo

pero no en las formas, los repartidores de bebidas, que hoy en día trabajan con

transporte motorizado.

LOS OFICIOS - EL AGUADOR

65

EL ALBARDERO

A partir de la domesticación del ganado, especialmente las especies del

mundo equino como caballos, mulos y asnos, el hombre ha tenido la necesi-

dad de crear los complementos necesarios para enganchar, sujetar y proteger

a estos animales destinados fundamentalmente al trabajo. De aquí surge el ofi-

cio al que nos referimos, el llamado bastero o albardero, que el diccionario de-

fine como fabricante o vendedor de bastos o albardas respectivamente, y que

de alguna forma podría ser considerado como un sastre para las caballerías.

La denominación de albardero no reduce el alcance de la profesión a la clá-

sica albarda 34, pieza principal del aparejo de carga; sin embargo, es evidente que

ésta es el producto estrella del citado profesional. El labrador demandaba otros

aparejos, tales como colleras35, lomillos36 y mangas37, que servirían para vestir al

animal según la actividad que fuese a desempeñar; las mangas y colleras se usa-

ban para labrar mientras que, la albarda y el lomillo, eran imprescindibles para

montar a las bestias. Cada équido presenta un tamaño, altura o corpulencia di-

ferentes, por ello, el albardero le tomaba medidas y adaptaba el apero a sus ca-

racterísticas morfológicas, sobre todo, en el cuello y en el lomo.

La fabricación de una albarda exigía entre 6 y 7 horas de trabajo y su ela-

boración suponía una labor llena de destreza, que convertía este oficio en una

verdadera vocación. Los materiales con los que se confeccionaban, no se ca-

racterizan por su riqueza pero sí por su variedad: madera o hierro para la es-

tructura, paja de centeno para el relleno y una pieza textil, que podía ser de

lino, algodón o cáñamo, llamada terliz o “aterliz” 38, que se tomaba como base

69

34. Albarda: pieza principal del aparejo de las caballerías de carga, que se compone de dospartes a modo de almohadas rellenas, generalmente de paja de centeno, unidas por la secciónque cae sobre el lomo del animal.

35. Collera: collar de cuero o lona, relleno de borra o paja, que se pone al cuello a las ca-ballerías o a los bueyes para que no les haga daño el horcate.

36. Lomillo: parte superior de la albarda, en la cual por el interior queda un hueco pro-porcionado al lomo de la caballería.

37. Mangas: aunque no aparecen definidas como tal, se trataría de unas piezas que prote-gían las patas delanteras y, o traseras del animal.

38. Terliz parece la denominación correcta aunque en Arnedo, se conoce también como ater-liz. Es una tela fuerte de lino o algodón, por lo común de rayas o cuadros, y tejida con tres lizos.

70

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 14. Albarda prácticamente terminada en la que aparecen los cuatro elementos básicospara confeccionarla: la tela o aterliz, la paja de centeno, el mazo y por último, las agujas,fina y rollera. (Hogar de Arnedo).

de la albarda. El trabajo requería de herramientas muy variadas que se dife-

renciaban por su finalidad. Podemos establecer varios grupos:

• Los utensilios de corte como cuchillos, hoz 39, serrucho40 y tijeras.

• Los de medición como el compás y el metro.

• Los de percusión que servían para golpear la paja; destacan el mazo41,

la maza42 y el martillo.

• Los de costura, entre los que se encuentran las agujas, corta y larga o

rollera43, la zapatilla44 y el cañote 45.

A continuación, y con la ayuda de artesanos expertos que todavía viven

en nuestra ciudad de Arnedo, hemos recogido y reconstruido para este libro,

el proceso que conlleva la elaboración de una albarda. En trabajos anteriores

como el DVD Oficios para el recuerdo, se eligió este proceso en relación al al-

bardero; ahora, trataremos de describirlo paso a paso con palabras:

✓ Primero, se efectúa el corte de la tela o terliz en función de las medidas

del animal.

✓ Después, se confecciona la base textil de la albarda dándole forma de

saco. Este debe quedar abierto por los laterales creando una especie de

compartimentos que, después, se rellenarán de paja.

✓ El proceso de relleno se hace, generalmente, con paja de centeno. Los

manojos de paja se introducen primero en una dirección y más tarde en

la contraria, con el fin de dar una mayor consistencia al mullido. Se corta

la paja sobrante con una media hoz y, al resto que sobresale, se le dan

golpes hacia el centro para que quede compacta y bien apretada.

39. Hoz: instrumento que sirve para segar mieses y hierbas, compuesto de una hoja acera-da, curva, con dientes muy agudos y cortantes o con filo por la parte cóncava, afianzada en unmango de madera.

40. Serrucho: sierra de hoja ancha y regularmente con un solo mango.41. Mazo: martillo grande de madera.42. Maza: instrumento de madera dura, parecido a la maza antigua de combate, que sirve

para machacar el esparto y el lino, y para otros usos.43. Existen muchos tipos de agujas pero la específica de los albarderos es la conocida en

Arnedo como rollera, más larga, para introducir la paja en la estructura de la albarda.44. La zapatilla es una pieza metálica pequeña, redonda y plana, que el artesano se coloca

en la palma de la mano para protegerse de la presión que hace con las agujas. También la utili-zaban los alpargateros.

45. Cañote: es una especie de funda rígida que sirve para guardar las agujas y solía ser demadera.

LOS OFICIOS - EL ALBARDERO

71

72

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 15. El albardero Julio Pérez“el Gildos”, prepara el manojo depaja para rellenar la albarda.(Hogar de Arnedo).

Lám. 16. Con la paja de centeno serellena primero la parte central de la

albarda y después recorta con una hozla paja sobrante. (Hogar de Arnedo).

✓ A continuación, se efectúa un primer cosido, sólo en las partes centra-

les de la albarda, para que la paja no se mueva. Algunos artesanos con-

seguían dar un toque personalizado a sus piezas, efectuando unas

puntadas grandes en forma de cuadrícula que servían a su vez para fijar

la paja a la tela. El gusto y la destreza del albardero tenían mucho que

ver en esta fase del cosido ya que, en ello residía no sólo la consisten-

cia del trabajo sino también su belleza.

✓ Una vez terminada la parte central, se coloca en los extremos anterior y

posterior una estructura, que bien puede ser de madera o de hierro, en

forma de V invertida y forrada con la misma tela de cáñamo. Este arma-

zón, que dará la forma definitiva a la albarda, se hace con una abertura

de unos 45 ó 50 grados para que se adapte al animal, y sirve de refuerzo

para que no se deforme con el uso. A su vez, los huecos que deja la tela

con que se cubren las partes rígidas, se rellenan también de paja, consi-

guiendo dar una forma más saliente y abultada a los extremos. Por su-

puesto, estas partes se cosen minuciosamente como las demás.

LOS OFICIOS - EL ALBARDERO

73

Lám. 17. El albarderorellena los extremos de la

albarda con paja, una vezque ha colocado ya,

la estructura metálica ode madera que darigidez a la pieza.

(Hogar de Arnedo).

✓ Elaboración del sudadero 46. Éste es una manta pequeña que se pone a

las cabalgaduras debajo de la silla o aparejo, es decir, en la zona de con-

tacto con el lomo del animal. De este modo, en la parte interior de la

albarda, se cose una pieza de tela, que se rellena de lana, para evitar

que el animal sufra con los roces.

✓ El último remate es la colocación de la “tarria”, tarrea o ataharre, pieza

o banda larga de cuero, cáñamo o esparto, que rodea las ancas de la

caballería para impedir que la montura se desplace hacia adelante. A

esta pieza, se le pasa una cuerda resistente por dos agujeros situados en

sus extremos, que sirve para amarrarla firmemente a la silla o albarda.

* * *

Los artesanos arnedanos que trabajaron en este sector mantuvieron siem-

pre un taller fijo pero, una vez al año, generalmente en primavera, acudían a

74

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 18. Cuando todos los extremos de la albarda se han cosido, se añade la pieza conocidacomo “tarria” o tarrea. Se trata de una pieza, normalmente de cuero, que rodea las ancas dela caballería para impedir que la albarda se desplace hacia adelante. (Hogar de Arnedo).

46. Sudadero: manta pequeña que se pone a las cabalgaduras debajo de la silla o aparejo.

los pueblos de la comarca con el fin de poner a punto todos los aparejos para

la siega. Cada labrador contrataba directamente con el albardero, el pedido de

nuevas pieza o el mantenimiento de las que ya poseía. En el precio de sus ser-

vicios, quedaba incluido el alojamiento y la manutención durante dos o tres

días en casa de quien hacía el encargo; esto facilitaba relaciones personales

muy estrechas que se fortalecían año tras año. Puntualmente el albardero tra-

bajaba también al por mayor para pequeños comercios como la Guarnicione-

ría Orío de Arnedo, o para otros sectores como la minería, por ejemplo, para

vestir a los burros de los mineros de Salas de los Infantes.

Anualmente, este profesional podía confeccionar un promedio de seis-

cientas albardas a las que habría que añadir, el resto de aperos además de los

arreglos. Dentro de este gremio, uno de los artesanos más conocidos fue Elías

Garrido “el Tocino”, que tenía el taller o albardería en el portal de su vivienda

en la calleja de Los Candiles. Igualmente importante fue la labor de Hermene-

gildo Pérez y de su hijo Julio Pérez Muro, ambos conocidos con el sobrenom-

bre de “el Gildos”. Este último heredó de su padre tanto la profesión como el

apodo y se dedicó a estas labores hasta su práctica desaparición, cerca de los

años ochenta. Fue el último albardero que hubo en Arnedo, y como le ocurrió

a otros muchos, ya en la década de los setenta, hubo de compaginar esta labor

con otra actividad para prosperar económicamente.

Santa Lucía representaba el día grande para todos “los de la aguja”, por

eso el grupo de albarderos se unía con sastres,“modistillas” y otros gremios

para conmemorar a su patrona. Iban a misa y a la procesión donde portaban

la imagen de la Santa y el pendón de la cofradía; se repartían bollos bendeci-

dos47, tomaban vermú y comían en cuadrilla en las bodegas. Durante la víspe-

ra, estos artesanos iban a visitar las hogueras donde disfrutaban de las típicas

castañas y patatas asadas. Actualmente, todos los días 12 de diciembre, coinci-

diendo con la víspera de la festividad de Santa Lucía, se intenta mantener viva

esta antigua tradición de las hogueras y, en algunos barrios, pueden verse to-

davía reuniones de vecinos al calor de la lumbre.

LOS OFICIOS - EL ALBARDERO

75

47. Existe la costumbre, muy arraigada entre las cofradías arnedanas, de hacer un presenteen la iglesia, con bollos especiales que son bendecidos por un sacerdote. Este dulce en formade bollo con picos, tiene sabor a anís y está hecho totalmente a mano. Normalmente, los encar-gan las propias cofradías a una panadería (tradicionalmente viene haciéndose en panadería LaFelisa), se llevan a misa y, cuando ya han sido bendecidos, son repartidos entre los cofrades.

EL ALPARGATERO

El hombre, a lo largo del tiempo, ha sentido la necesidad de cubrir sus

pies para defenderse y protegerse de la climatología, de la agresividad del

suelo y de las piedras, espinas o mordeduras de animales. Desde entonces, el

devenir de algunos pueblos aparece unido a la evolución del complemento

que le proporcionaría esta defensa: el calzado.

Un repaso por el mismo pone de manifiesto la evolución de la humanidad

y nos hace recordar los acontecimientos más importantes. El ejemplo de calza-

do más antiguo conocido, es un par de sandalias fabricadas con paja trenzada

que provienen de Egipto. En nuestro país, poseemos unas sandalias de esparto,

muy parecidas a las egipcias y que han sido localizadas en las Cuevas de los Mur-

ciélagos en Granada. Después llegaron otros modelos surgidos en Grecia o en

Roma como la abarca, el borceguí, el calceus, la cáliga o el coturno. Más tarde,

ya en el siglo IX en plena Edad Media, los campesinos galos usaban un calzado

parecido a la alpargata, con empeine de piel o tela gruesa y perneras de piel o

lana. Algunos hechos curiosos en la historia del calzado son: que los primeros

zapatos vistos en la Europa moderna fueron utilizados en las cortes francesas

entre los siglos XIII y XIV, que el tacón hizo su aparición en el siglo XVI o que

las primeras zapatillas de goma fueron sacadas a la venta en 1971.

Como vemos, el calzado y los materiales que lo forman, han evoluciona-

do adquiriendo otras finalidades que distan de la simple protección del pie que

tuvieron en origen, para responder a cuestiones de índole estética y social. De

este modo, a lo largo de la historia, se han empleado materiales muy diversos,

desde las hojas de palmera, fibras vegetales, madera de diferentes tipos, meta-

les, pieles, sedas, bordados... Todos ellos conseguían un acabado muy distin-

to que, unido al diseño, definieron cada época.

* * *

La alpargata es uno de esos modelos de calzado con personalidad propia,

que ha perdurado hasta la actualidad, aunque haya sufrido algunas transfor-

maciones muy básicas que afectan sobre todo al diseño pero no al proceso de

elaboración. La alpargata de esparto se relaciona con La Rioja y más concreta-

79

mente con Cervera del Río Alhama, población de pasado árabe y morisco, cuyo

trazado urbano es similar a los zocos marroquíes. Igualmente podemos hablar

del trabajo alpargatero en la ciudad de Arnedo donde, durante muchas déca-

das, supuso una actividad importante y el sustento de numerosas familias ar-

nedanas. En este sentido, la llegada de la industrialización y de la fabricación

en serie influyeron en la industria alpargatera pero, se tuvieron en cuenta los

antiguos métodos de fabricación haciendo posible que los sistemas y costum-

bres artesanas hayan perdurado hasta nuestros días.

La confección de una alpargata es un hecho simple y elemental pero que, al

mismo tiempo, engloba una serie de fases que la hacen más compleja. En primer

lugar, antes de llegar a la elaboración propiamente dicha, se procedía a la prepa-

ración de la fibra o materia prima con la que se iba a trabajar, principalmente la

suela; después venían otros procesos como el urdido, el cosido y el remontado.

80

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 19. Alpargateros trabajando en la calle, en el patio de la iglesia de San Cosme, en tornoa los años cuarenta. Podemos apreciar el hermoso empedrado que daba acceso a la iglesia deSan Cosme y que, lamentablemente, se perdió en obras posteriores. (CD Cien años de historia.A.V. Casco Antiguo).

El urdido y el remontado eran habitualmente trabajos realizados por mu-

jeres mientras que el cosido de la suela, quizá por la necesidad de aplicar más

fuerza, era tarea de hombres. De todo ello, resulta un hecho curioso ya que la

profesión de alpargatero, sólo se atribuía al género masculino a pesar de que

la mujer intervenía en algunas fases del producto.

LA PREPARACIÓN DE LA FIBRA

Existen algunas variantes de la materia prima básica. Si las definimos, ve-

remos las diferencias entre ellas:

• El cáñamo es una planta anual, de la familia de las Cannabáceas, de

unos dos metros de altura, con tallo erguido, ramoso, áspero, hueco y

velloso, hojas lanceoladas y opuestas, y flores verdosas.

• El yute es la materia textil que se obtiene de la corteza interior de una

planta de la familia de las Tiliáceas.

• El esparto es una planta de la familia de las Gramíneas, con las cañas de

unos 70 cm. de altura, tan arrolladas sobre sí y a lo largo, que aparecen

como filiformes, duras y tenacísimas; las hojas en el tallo son más pe-

queñas. Tiene flores en panoja espigada de 30 cm. de largo, y semillas

muy menudas.

Cada una de estas especies han servido tradicionalmente para la elabora-

ción de alpargatas. Parece ser que en Arnedo, las primeras alpargatas se hací-

an de yute, después con esparto y por último, a éste se le “arrebozaba”48 de

cáñamo; pero, sin duda, el más utilizado ha sido siempre el esparto.

En este proceso, las primeras herramientas que se necesitaban para segar

a mano estas plantas, eran las cuchillas y los corquetes o “cortetes”, como ha-

bitualmente se conocen en Arnedo. Dichas plantas eran cortadas y tratadas de

la siguiente forma:

✓ La primera operación era el machacado, que consistía en separar la

fibra de la planta triturando su tallo. Se hacía sobre una superficie plana

de madera y con una cuchilla no cortante.

LOS OFICIOS - EL ALPARGATERO

81

48. Arrebozar se utiliza en el sentido de ocultar o encubrir algo mañosamente.

✓ Seguidamente se realizaba el macerado 49 de la fibra en la espadilla50 con

el fin de ablandarla. Este utensilio también se conocía por el nombre de

tranquilla, solía ser de madera de carrasca y medía, aproximadamente,

65 cm. de largo por unos 25 de ancho.

✓ Una vez macerada la fibra, se la sometía al cardado o peinado. Esto

consistía en pasar los manojos sobre un banco de púas metálicas, repi-

tiendo el proceso en múltiples ocasiones hasta igualar la fibra y dejarla

más suave, libre de impurezas.

✓ Por último, con el manojo de fibra o moña entre las piernas, el artesa-

no iba confeccionando un hilo o cuerda que enroscaba en una rueda

de gran diámetro. También las mujeres colaboraban en esta labor y, con

sus propias manos, frotaban la fibra enérgicamente para formar los lla-

mados cabos de hilo. Si deseaban cabos de mayor grosor, trabajaban

sobre sus piernas uniendo varias hebras.

✓ Con el hilo, tiras o cuerdas obtenidas, se elaboraba la trenza, que servía

para confeccionar la suela de la alpargata. Los hilos podían ser dobles o

sencillos pero el operario los dividía en tiras y las trenzaba, uniéndolas

según era necesario. Dado que la trenza no resultaba uniforme, se pren-

saba en una máquina de rodillos para conseguir aplanarla.

La complejidad de esta labor resulta evidente y quizá por este motivo, a

partir de una fecha que no podemos determinar, los alpargateros arnedanos

adquirían la trenza ya elaborada. Existían proveedores fuera de Arnedo que se

dedicaban exclusivamente a preparar la fibra y distribuirla por los puntos al-

pargateros.

EL URDIDO

El trabajo consistía en elaborar la suela o base de la alpargata con trenza

de esparto. Solían realizarlo las mujeres de la casa y necesitaban, básicamente,

la mesa de trabajo, la tabla de urdir, un punzón, un metro de modista y tijeras.

82

OFICIOS DE ARNEDO

49. Macerar: ablandar algo estrujándolo o golpeándolo, pero previamente humedecido.50. Espadilla: instrumento de madera, a modo de machete, que se usa para macerar y que-

brantar el lino o el cáñamo, para poderlo hilar.

LOS OFICIOS - EL ALPARGATERO

83

Lám. 20. El trabajo de urdir consistía en elaborar la suela o base de la alpargata con trenzade esparto. Necesitaban, básicamente, la mesa de trabajo, la tabla de urdir, un punzón, metrode modista y tijeras. (Hogar de Arnedo).

Lám. 21. Felisa Domínguezenroscando la trenza. Ésta se

enroscaba alrededor de las marcasque tenía la tabla de urdir y que

señalaban, según la distancia queles separaba, el número de pie.

(Hogar de Arnedo).

La mesa de la urdidora tiene un eje en el que se coloca y gira la tabla de

urdir. Ésta es una plancha de madera, plana y ovalada, que tiene en el centro

una barra de hierro. En esta barra hay unas señales que indican las distintas

medidas de la suelas; de este modo, una fila de orificios alineados a poca dis-

tancia (aproximadamente 1 cm.) marcan la puntera mientras que, en el extre-

mo opuesto, una doble fila de orificios marcan el talón. Sirviéndose de este

artilugio, los artesanos conseguían la medida deseada de la suela, colocando

marcas en una u otra fila de orificios.

El trabajo se iniciaba rodeando con trenza de esparto las marcas de la pun-

tera y después las del talón hasta dar, aproximadamente, tres vueltas o las que

fueran necesarias, para conseguir la forma de la suela. Con el fin de que ésta

quedara bien sujeta, y con la ayuda del punzón, se introducía la trenza sobre

sí misma en la parte del talón.

Según la largura elegida desde el talón a la puntera, se clasificaban las al-

pargatas por su medida en centímetros; para mujer 24 cm., para hombre de 27

cm. en adelante y se usaba una expresión muy peculiar para números inter-

medios: de entre-mujer 22 y 23 cm., y de entre-hombre 26 cm. (Además, en la

confección de las suelas no se distinguía pie derecho de izquierdo, sino que

podían usarse indistintamente en ambos pies).

EL COSIDO

Estas suelas, se entregaban al alpargatero, habitualmente hombre, en pa-

quetes bien atados y ordenados según las medidas.

En esta fase eran especialmente importantes las herramientas, entre ellas,

el banco de alpargatero y la lezna. Normalmente, el cosido de las suelas se

realizaba sobre el banco de alpargatero que era una mesa de trabajo con asien-

to incorporado. Este utensilio era generalmente de madera de roble y, la parte

que hace de mesa, es de una sola pieza, muy alisada, para evitar los engan-

ches del material. Dicho banco disponía de una hendidura que servía para de-

positar el aceite o sebo en el que se untaba la lezna, y de una horquilla en

forma de U, la estaquilla51, donde se apoyaba la suela que se iba a coser. Otra

pieza imprescindible para coser las suelas era la lezna, especie de aguja larga

84

OFICIOS DE ARNEDO

51. Estaquilla: espiga de madera o caña que sirve para clavar, y que se utiliza para envirar,para asegurar los tacones del calzado, etc.

LOS OFICIOS - EL ALPARGATERO

85

Lám. 22. El alpargatero tomaba la suela, previamente urdida y la cosía transversalmente conla lezna, desde el talón hasta la puntera. (Hogar de Arnedo).

Lám. 23. Ángel Martínez-Losa, con lapunta de la lezna, hace el rayado de la

suela por cada línea de cosido.(Hogar de Arnedo).

con punta muy fina, mango de madera y un agujero en su extremo, que per-

mitía enhebrar el hilo con el que se había de coser. Este utensilio era utilizado

no solo por los alpargateros sino también por otros artesanos para agujerear,

coser y pespuntear. Para estas acciones, se utilizaban hilos en diferentes mate-

riales como el abacal o el yute, y también de diferentes grosores pero todos

ellos se conocían en su conjunto como las “cosederas”.

Comenzaba la labor cuando el alpargatero se sentaba en el “sentil”52 y co-

locaba las herramientas en la “casilla”53 del banco para tener acceso a ellas có-

modamente. Tomaba la suela (previamente urdida) y la cosía con la lezna,

transversalmente o al contra, desde el talón hasta la puntera. Al acabado del

cosido en la puntera, se le denominaba “hacer las hijuelas”54, y era muy im-

portante para dar consistencia a la pieza. Para terminar, las suelas se aplana-

ban con una maza o una piedra, y se hacía el rayado con la punta de la lezna,

dibujando por cada línea de cosido.

EL REMONTE

Nuevamente serían las mujeres quienes desempeñaron esta tarea. Entre los

años 30 y 40, no pocas arnedanas trabajaron como “remontadoras” en alguna

ocasión, quizá como complemento económico adicional a la maltrecha econo-

mía familiar.

El remontado consistía en coser una tela de lona a la suela de esparto con

hilo grueso de algodón. Necesitaban varios utensilios, entre ellos, el banquete, la

zapatilla, los hilos y la aguja de “capellar”55. Llamamos remontado a la técnica de

cosido que utilizaba la remontadora y que daba el aspecto definitivo de la alpar-

gata. Esta manera de coser se hacía por dentro, con puntadas finas, y por fuera,

marcando un remate o remonte alrededor de la suela. De esta forma, se distin-

86

OFICIOS DE ARNEDO

52. Sentil no aparece como tal en el Diccionario aunque podría tratarse de una deforma-ción de asiento.

53. Casilla: cada uno de los compartimentos que se hacen en algunas cajas, estanterías y envarios recipientes.

54. Entre sus múltiples acepciones, la hijuela podría definirse como pieza aneja o tira detela que se pone en una prenda de vestir para ensancharla.

55. Capellar significa coser la tela a la suela de la alpargata. Sólo hemos encontrado un sig-nificado para capellar que se refiere a una especie de manto o capa a la morisca que se usó enEspaña hace mucho tiempo. Podría entenderse este verbo como el poner una capa o manto a lasuela de la alpargata.

guían tres trabajos en uno, ya que primero se cosía la parte delantera o empeña,

después la parte trasera o talón y, por último, la puntera o morro de la alpargata.

✓ Cosido de la empeña56 o tela delantera. Se comenzaba la labor sujetando,

mediante una puntada, la pieza de tela delantera a la suela de esparto; se-

guidamente se le hacía un dobladillo hacia adentro y se colocaba en el

banquete para coserla cómodamente. Este banco o caballete de madera

con forma triangular tenía su vértice superior abierto, lo que hacía de

pinza para sujetar la alpargata y facilitaba la posición de manos libres para

el cosido. La remontadora comenzaba a coser, por el lateral interior, a

modo de un festón57 muy abierto. Al requerirse bastante fuerza para pasar

la aguja por el esparto, las mujeres se protegían las manos con la ayuda

de un protector de mano llamado zapatilla58. También solían colocarse un

dedil59 en el dedo índice derecho para evitar que la beta del hilo, cuando

se enredaba, hiciera un corte.

✓ Cosido del talón. Al igual que el empeine o delantera, la segunda pieza

o trasera, se sujetaba con una puntada en el centro y se cosía a la suela.

Los laterales del talón se cosían verticalmente a la empeña con un pes-

punte60 de puntadas largas.

✓ Cosido de la puntera o morro. Se finalizaba el cosido realizando tres

vueltas de festón concéntrico que hacían de la puntera, la parte más de-

corativa además de la más fuerte y resistente. Así la alpargata ya estaba

lista para su uso.

* * *

Hemos visto cómo el oficio de alpargatero llevaba aparejadas otras activi-

dades que recibían su propio nombre, nos referimos al urdidor/a y al remon-

LOS OFICIOS - EL ALPARGATERO

87

56. Empeña: trozo de tela con forma triangular, habitualmente de algodón o loneta, que ser-virá de parte delantera una vez cosida a la suela de la alpargata.

57. Festón: bordado, dibujo o recorte en forma de ondas o puntas, que adorna la orilla oborde de algo.

58. Zapatilla: pieza metálica pequeña, redonda y plana, que el artesano se coloca en lapalma de la mano para protegerse de la presión que hace con las agujas; en los extremos, tieneunos agujeros por los que se pasa una hebra de hilo para sujetarla a la mano. La utilizaban losalbarderos, alpargateros, y otros profesionales.

59. Dedil: cada una de las fundas de cuero o de otra materia, que se ponen en los dedospara que no se lastimen o manchen.

60. Pespunte: labor de costura, con puntadas unidas, que se hacen volviendo la aguja haciaatrás después de cada punto, para meter la hebra en el mismo sitio por donde pasó antes.

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OFICIOS DE ARNEDO

tador/a. Todos ellos existieron en Arnedo formando un gremio de cierta im-

portancia, tanto por el número como por la calidad de su trabajo. Algunos de

ellos nos han contado, que entre los años 30 y 40, trabajaban en sus casas

aproximadamente unos cien profesionales que desempeñaban su labor para

pequeñas empresas. Destacan los nombres de algunos patronos que trabajaron

seriamente en este sector de la alpargatería: “los Trancas”, “el Ucha”, “los Pi-

chos”, Julián y Benito Eguizábal, Timoteo Ruiz, etc.

También recordamos, sin perjuicio de olvidarnos de otros muchos, a Ángel

Martínez-Losa Herce “el Alpargatero” que pertenece a una gran familia de ar-

tesanos donde su abuelo, Teodoro “el Cojo”, ya desempeñaba el oficio en el

siglo XIX; a Felisa Domínguez de Blas, hija del “Tranca, el alpargatero” (urdi-

dora) y a Josefa Pérez Cordón “la Coneja” e Isabel Escalona Zábalo “la Manja-

rresa”, ambas remontadoras. Muchos profesionales del esparto tenían

aprendices para avanzar y ganar más pero solían contar con ayuda de la fami-

Lám. 24. Josefa Pérez e Isabel Escalonaen la última fase de la alpargata, elremontado. Consistía en coser una telade lona a la suela de esparto con hilogrueso de algodón.(Hogar de Arnedo).

Lám. 26. El cosido finalizaba cosiendo la puntera o el morro de la alpargata; se daban tresvueltas de festón, que hacían de esta parte la más fuerte y resistente. (Hogar de Arnedo).

LOS OFICIOS - EL ALPARGATERO

89

Lám. 25. Primero se cosía la “empeña”o parte delantera y después el talón

pero siempre se hacía sobre estebanquete en forma de pinza que

permitía coser mejor las piezas. Lasremontadoras necesitaban otrosutensilios como la zapatilla, los

hilos y la aguja de “capellar”.(Hogar de Arnedo).

90

OFICIOS DE ARNEDO

lia, especialmente de la mujer e hijos; ésta es la razón de la continua presen-

cia de la mujer en el desarrollo de este oficio, como ya hemos explicado.

La época del año con más trabajo para el alpargatero era a partir de abril,

de ahí el dicho popular: “En diciembre y enero, se come el caudal el alparga-

tero y, en abril, empieza a relucir”. Normalmente, los alpargateros que vivían

cerca, se juntaban para trabajar y, en torno a éstos, los viandantes se paraban

formando corrillos en los que se charlaba, se bromeaba o “se echaba un can-

tar”. Cuando llegaba su fiesta, el 13 de diciembre con Santa Lucía, cada corri-

llo celebraba su fiesta asistiendo a misa mayor y reuniéndose en una comida

de hermandad.

Lám. 27. Un grupo de alpargateros trabajando en plena calle mientras son observados por lasautoridades. Arnedo en torno a los años cincuenta. (CD Cien años de historia. A.V. CascoAntiguo).

EL BARBERO-PRACTICANTE

93

La descripción de este oficio debería comenzar con la pregunta que el tí-

tulo nos sugiere: ¿por qué nombramos dos oficios, aparentemente distintos,

como uno solo? Pues bien, sabemos que a lo largo de varios siglos, estas dos

profesiones se desarrollaron de una forma tan estrecha que resulta difícil es-

tablecer la separación entre ambas. No siempre pero, en numerosas ocasio-

nes, estas profesiones fueron desempeñadas por la misma persona. De este

modo, aquel que desempeñaba la función de barbero-peluquero, solía ser

también practicante, entendiendo como tal a la persona que, con unos co-

nocimientos mínimos, desempeñaba la función de auxiliar de enfermería. In-

cluso señalan algunas fuentes que, en el siglo XIX, a esas dos profesiones se

unía normalmente la labor de dentista, que sin duda debía ser un simple “sa-

camuelas”.

En la primera mitad del siglo XX, todos los peluqueros de Arnedo confor-

maban un gremio que fue creciendo en número y que, socialmente, estaba

bien considerado. Todos ellos eran peluqueros, pero también barberos, ya que

una de las principales labores de su trabajo consistía en el afeitado de los hom-

bres adultos.

Este profesional contaba con un local propio –a veces la propia vivienda–

donde encontrábamos: los sillones giratorios y reclinables para los hombres;

una silla alta para cortar el pelo a los niños y un banco para la espera de los

clientes, que con frecuencia se sacaba a la calle con la intención de pasar mejor

el rato. Para ejecutar el oficio precisaban de una máquina “corta pelo” manual,

tijeras, peines, navajas, bacías, jabón de afeitar para “bañar”61 al cliente, colo-

nias, lociones y otros potingues. Es evidente que necesitarían también ropa de

trabajo, abundantes toallas y agua caliente.

Las tareas del peluquero consistían básicamente en el corte de pelo, el pei-

nado con pequeño recorte para los caballeros y, sobre todo, el afeitado. La so-

ciedad agrícola en la que vivían los hombres arnedanos imponía una

61. Se denominaba “bañar” al hecho de untar con jabón de afeitar, la barba de los clientes.

94

OFICIOS DE ARNEDO

costumbre obligada ya que, al parecer, nadie se afeitaba en casa y, sobre todo,

sólo se hacía una vez a la semana. Los sábados y, excepcionalmente los do-

mingos, eran días de muchísimo trabajo para las peluquerías o barberías por-

que todos los hombres, terminadas las labores del campo, acudían a ellas para

afeitarse y arreglarse, y así acudir a los bailes públicos. Cuentan los que lo vi-

vieron, que la demanda era de tal magnitud que recuerdan haber visto las pe-

luquerías abiertas hasta bien llegada la noche. Está claro que las peluquerías

de hombre eran más abundantes por el hecho de ser barberías pero a medida

que avanza el siglo, se fueron abriendo algunas, regentadas y destinadas a las

mujeres. Entre las más conocidas están Marcela y Julia Herrero “las Churros”,

Carmen Pellejero “la Gitana”y “la Peque”; también Consuelo Gil de Muro, Tere

Jurico y Paca Muro.

A riesgo de equivocarnos, señalaremos los nombres y lugares de trabajo

de los barberos más conocidos en nuestra ciudad, pero pedimos disculpas de

antemano por los errores que podamos cometer. Nombraremos en primer

lugar al Tío Rufino “el Barbero”, que trabajó en un local próximo a la plaza de

Lám. 28. Cepillo, máquina cortapelo, navaja de afeitar y brocha eran los útiles específicos delbarbero. (Hogar de Arnedo).

LOS OFICIOS - EL BARBERO-PRACTICANTE

95

la Leña y que fue especialmente conocido por sus bromas y demostraciones

de ingenio. También su aprendiz, Jacinto Gómez, fue peluquero62.

Otro barbero muy conocido se llamaba Remigio Beltrán y tenía la peluque-

ría al comienzo de la calle Preciados; al parecer trabajaron en ella él mismo, sus

hijos e incluso algunos peones que contrataba para los días de más trabajo. Al

siguiente le apodaban “el Cierzo” pero se llamaba Teófilo Escalona, y tenía un

local en la misma plaza Nª Sª de Vico, cerca del Ayuntamiento. El cuarto barbe-

ro, que ejerció de practicante en la empresa Sevillas, se llamaba Domingo Gil ,y

el quinto era Juan Muro; ambos tenían la peluquería en la Glorieta de Celso Díaz.

Recordamos también a Fortunato Domínguez, cuya familia facilitó los datos re-

feridos al oficio y a su persona: aprendió esta profesión en Madrid y pasó el ser-

vicio militar en el norte de África, ejerciendo de peluquero. Ingresó en la

Facultad de Medicina de Madrid y obtuvo el título de Practicante. De vuelta a Ar-

nedo, aproximadamente en el año 1928, abrió una peluquería en la calle Santa

Clara con el rótulo “Peluquería Domínguez”, que perduró hasta 1940, fecha en

la que se trasladó a otro local en la calle General Mola (actual Juan Carlos I),

muy cerca del famoso y, ya desaparecido, Bar España.

62. La referencia al Tío Rufino “el Barbero” se ha tomado de un artículo de Porfirio Her-nández aparecido en Arnedo fiestas 2000, Liber Grafic, Calahorra, septiembre 2000, p. 125.

Lám. 29. Título depracticante de

FortunatoDomínguez, uno de

los barberos-practicantes más

conocido de Arnedo.Fue expedido en

1926, en época deAlfonso XIII.

(Título cedido por lafamilia de Fortunato

Domínguez. Hogarde Arnedo).

96

OFICIOS DE ARNEDO

Al parecer, todos los peluqueros nombrados hasta el momento y especial-

mente este último, ejercieron también como practicantes. El porqué de este

hecho se comprende si recordamos que hasta la segunda mitad del siglo XX no

había en Arnedo ningún centro de salud63 y los vecinos de Arnedo sólo conta-

ban con los servicios médicos de estos profesionales. La importancia de su tra-

bajo queda bien reflejada en un texto de 1953, encontrado en el Archivo

Municipal de Arnedo, en el que se nombra a dos conocidos barberos-practi-

cantes y la necesidad de su relevo para no dejar a la ciudad sin servico. Dice

lo siguiente:

63. Recuerdan los mayores y algunos más jóvenes, que el primer centro médico que fun-cionó en Arnedo estaba situado en un edificio de la calle Constitución a la altura de la Puerta Mu-nillo; era un ambulatorio y se conocía popularmente con el nombre de dispensario médico. Comotal funcionó durante varias décadas hasta su traslado, en torno a los años 70, a su nueva ubica-ción entre las calles de San Blas y República Argentina. A partir de ahí funcionó hasta septiembredel 2007, cuando se produjo la reciente inauguración del centro de salud “Puerta de Arnedo”.

Lám. 30. Instrumental utilizado por los barberos-practicantes; útiles relacionados con lasprimeras curas, cirugía menor u obstetricia. (Instrumental facilitado por la familia deFortunato Domínguez. Hogar de Arnedo).

LOS OFICIOS - EL BARBERO-PRACTICANTE

97

˝…Visto el escrito presentado por D. Remigio Beltrán Alfonso, Practi-

cante de A.P. II solicitando permiso para ausentarse de esta localidad

durante un mes, la Comisión hace constar que no existe por parte del

Ayuntamiento inconveniente en acceder a lo solicitado, toda vez que el

servicio de Practicante ha de quedar debidamente atendido al dejar sus

sustitución al Practicante supernumerario D. Fortunato Domínguez

Hernández-Carbonera; si bien deberá cumplir el solicitante; previa-

mente lo preceptuado en el Reglamento del Cuerpo de Practicantes de

A.P. II˝.64

En la España de posguerra, años cuarenta y cincuenta, la sanidad no se en-

tendía todavía como un servicio público y por ello, los profesionales que traba-

jaron en aquella época, desempeñaban su labor en sus propias casas o acudían

a los domicilios de los pacientes para sanarlos. Este sistema era propio del gre-

mio de los médicos pero también de los llamados practicantes, que “practicaban”

a los enfermos primeras curas y otros remedios como las famosas sangrías65 y las

temidas inyecciones. También solían poner vacunas, especialmente a los niños.

Esta terapia inyectada era frecuente por aquel entonces y prueba de ello es un

bando municipal de principios del siglo XX, en el que se menciona este hecho,

así como la colaboración entre algunos de los barberos practicantes más co-

nocidos de la ciudad. El texto es como sigue:

“Igualmente se hace saber; que en la tarde de hoy de tres y media a cua-

tro hay bacuna de niños en casa de Don Rufino Hernández en unión

con sus compañeros Don Eusebio Escalona y Don Remigio Beltrán.

Lo que se hace público para conocimiento del Vecindario.

Arnedo, 16 de Abril de 1909”.66

En esta terapia, el maestro practicante realizaba todo un ritual para poner la

inyección al enfermo, esterilizando las jeringuillas en agua hervida para evitar

64. Archivo Municipal de Arnedo (AMA). Libro de Actas del Ayuntamiento, Pleno Sesión del2 de diciembre de 1953, fol. 188 vº. Sig. 468/2.

65. Hacer sangrías consistía en abrir o punzar una vena y dejar salir determinada cantidadde sangre.

66. Archivo Municipal de Arnedo. Bando Municipal de 1909.

posibles infecciones. Hoy en día todavía se emplea esta técnica sanitaria, aun-

que ha ido cediendo terreno a otro tipo de tratamientos.

A medida que fue avanzando el siglo XX, algunos de aquellos barberos-

practicantes pasaron a ejercer su profesión en el primer “Dispensario Médico”

creado en Arnedo; este es el caso del propio Fortunato Domínguez. Sin em-

bargo, encontramos otros profesionales que trabajaron ya exclusivamente como

peluqueros: por un lado, Santos Martínez, que debió conocer el oficio junto a

Fortunato Domínguez, ejerció el mismo trabajo hasta la jubilación y dejó el re-

levo a sus hijos; por otro, un peluquero que conocemos solamente por el señor

Pellejero y cuya mujer, la señora Catalina, fue comadrona y “practicanta”.

Resulta curiosa la presencia de mujeres en este gremio pero, en efecto, a

partir de los años sesenta con la llegada de la industrialización, la sociedad ar-

nedana experimentó numerosos cambios. No es menos cierto que a partir de

esta fecha, esta doble profesión de barbero-practicante comenzó a separarse

entre sí y llegaría, en muy poco tiempo, a una mayor especialización de ambas.

98

OFICIOS DE ARNEDO

EL BASTONERO

Como todos podríamos pensar, la palabra bastonero nos sugiere artesanía

y elaboración de bastones. Efectivamente, siempre han existido estos profesio-

nales que se dedican a elaborar bastones, cachavas, muletas y otros útiles al

servicio del ser humano; sin embargo, nosotros nos vamos a referir a otro ofi-

cio muy distinto, a un profesional que desempeñó su actividad en las prime-

ras décadas del siglo XX y cuya labor se desarrollaba en los ratos de ocio de

los ciudadanos. El bastonero del que nosotros hablamos tenía una única, pero

importante función: era el encargado de vigilar y garantizar el orden en los bai-

les públicos. Según nos cuentan los mayores, esta figura tan curiosa existió en

Arnedo y por ello la mencionamos en este libro, aunque no sabemos de su

presencia en otras ciudades ni tan siquiera en las más cercanas. No obstante,

nos gustaría añadir que la Real Academia de la Lengua recoge este oficio como:

hombre que, en ciertos bailes, designa el lugar que deben ocupar las parejas

y el orden en que han de bailar. También aparece como: mujer que dirigía cier-

tos bailes; por lo que cabe suponer que en otros períodos de nuestra historia

fue habitual esta profesión y la desempeñaban personas de ambos sexos.

Para entender mejor el significado y la importancia del bastonero, hemos

intentado recrear el contexto en el que vivieron su juventud los hombres y mu-

jeres del Arnedo de la primera mitad del siglo XX. En primer lugar, el concep-

to de ocio actual no existía, ya que el duro trabajo del campo requería muchas

horas y sólo dejaba cabida a un descanso semanal, que coincidía siempre con

el domingo o, en su caso, con fiestas importantes.

* * *

En el Arnedo de entonces no existían paseos ni parques ni otros lugares

de distracción, aunque bien es verdad, los arnedanos sabían disfrutar al máxi-

mo de sus fiestas y celebraciones. El carácter religioso de la mayoría de ellas

(en numerosas ocasiones se vestía con tintes profanos, es el caso de las rome-

rías) y el respeto a la tradición de aquellas gentes, contribuyeron en buena ma-

nera a que algunas fiestas hayan perdurado intactas hasta nuestros días. Entre

ellas, destacan sobremanera las fiestas en honor de San Cosme y San Damián,

101

102

OFICIOS DE ARNEDO

celebradas entre el 26 y 29 de septiembre, que comenzaron a ser consideradas

con su carácter patronal a partir del siglo XIX67.

Existían muchas otras fiestas que recorrían el año desde enero hasta diciem-

bre, así: Año Nuevo y Los Reyes en enero; día de San José en marzo; Viernes

Santo, Pascua y Domingo de Rebeldes en abril; día de Santo Domingo y de la

Ascensión en mayo; el Corpus Christi en junio; día de Santa Isabel y de Santiago

en julio; la Virgen de Vico y los Santos Patronos en septiembre; domingo de Nª

Sª del Rosario en octubre; día de Todos los Santos en noviembre y por último,

en diciembre, la Virgen y el día primero de Pascua. Todas ellas contaban con la

intervención musical de la Banda Municipal cuyos conciertos eran esperados con

interés y suponían uno de los mayores motivos de disfrute en nuestra localidad.

Como vemos, algunas de estas celebraciones permanecen vigentes en la

actualidad aunque otras hayan perdido su carácter popular quedando reduci-

das sólo a la manifestación religiosa, escasa por otra parte. Pues bien, hasta la

primera mitad del siglo pasado, estas fiestas eran consideradas sagradas. Su-

ponían el abandono del trabajo y la asistencia casi obligatoria a los actos cele-

brados; de hecho, eran conocidas como “fiestas de guardar” que, según nos

explican los informantes, solían ser respetadas por la gran mayoría de los ciu-

dadanos. En estos días, los arnedanos asistían por la mañana a los actos reli-

giosos y por la tarde, acudían a los bailes, teatros y cafés en busca de

divertimento. Por iniciativa de las autoridades municipales, se intentaba que

durante las noches de fiestas hubiera espectáculos gratuitos en la plaza, al aire

libre, para que sirvieran de recreo a todos los vecinos. Igualmente, se propu-

so la construcción de un quiosco para las sesiones de música municipal.

Detallamos a continuación algunas referencias aparecidas en las actas mu-

nicipales y en otros estudios, acerca de los numerosos locales de diversión que

había en Arnedo entre la década de los veinte y los cuarenta68. del siglo XX.

67. Tradicionalmente, Arnedo dedicaba sus días grandes a La Visitación o día de Santa Isa-bel, celebrado el 2 de julio pero, poco a poco, las celebraciones en torno a los Santos fueron to-mando auge hasta que aparecen citados como patrones de la ciudad por primera vez, en 1828;en un documento del Archivo Parroquial de Arnedo citado por Mª Ángeles Gil de Muro en “Na-cimiento de unas fiestas patronales”, Folclore y ritos en torno a San Cosme y San Damián de Ar-nedo (La Rioja). “Col. Nuestros pueblos”, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, Gobierno deLa Rioja, 2007, p. 75.

68. Información aportada por HERRERO GIL DE MURO, Mª Ángeles, en “100 años de his-toria en Arnedo, I Período 1900-1923”. Arnedo fiestas 2000, Liber Grafic, Calahorra, septiembre2000, pp. 61 y 65; y en FERNÁNDEZ DE BOBADILLA, Fernando, Pinceladas de Sociología.

LOS OFICIOS - EL BASTONERO

103

CINES Y TEATROS

El teatro más antiguo del que se conocen datos es el Liceo de Arnedo que,

probablemente, se construyó a principios del siglo XX. Contaba con un patio

de butacas, escenario, camerinos y un piano, ya que los espectáculos de moda

de aquellos años solían tener una parte musical.

Otro teatro, el llamado Celso Díaz (que muchos recordarán, ya que desa-

pareció a comienzo de la década de los ochenta del pasado siglo), recibiría el

nombre de un joven músico arnedano que por entonces triunfaba en París, y

comenzaría a funcionar hacia 1913 en una planta baja de la Puerta Munillo.

Entre los espectáculos que solían ofrecerse estaban las funciones de comedia,

varietés, zarzuelas, operetas y el cinematógrafo.

Más tarde, por iniciativa privada y proyecto realizado por D. Francisco

Cervantes Jimeno, la Sociedad Anónima Teatro Cervantes daba los primeros

pasos para edificar el teatro que llevaría su nombre. Fue inaugurado el 26 de

septiembre de 1923, la víspera de las fiestas patronales, con la actuación de

la compañía del barítono Federico Caballé, que consiguió llenar casi todas las

localidades.

A pesar del teatro, el cine, que había iniciado su despegue a partir del in-

vento de los hermanos Lumière en Francia en torno a 1895, fue ganando auge

a medida que avanzaba el siglo. El ilustre arnedano Fernando Fernández Bo-

badilla señala, en sus Pinceladas de sociología, que existió un cine en un al-

macén situado frente a la escuela de D. Santiago Milla. También menciona un

centro recreativo, el Círculo Católico, donde se proyectaba cine en el año

1910. Cada vez era mayor el número de locales donde se podían hacer pases

de películas: los propios teatros69 ya mencionados; los cines construidos ori-

ginalmente con ese fin, el Nuevo Cinema y, mucho más tarde, el famoso cine

infantil Don Eliseo Lerena e incluso, algunos salones70 de baile que cubrían va-

rias funciones.

69. “…En el Teatro Celso Díaz, tendrá lugar una gran sesión cinematográfica a beneficio delos soldados hijos de Arnedo que se hallan en Marruecos”: HERRERO, Mª Ángeles, op. cit., p. 68.

70. “...se dará una función de cinematógrafo por una compañía belgicana. La función seráde seis partes con dramas de guerra. Precios: entrada general, 15 céntimos y a 10 los chicos, a las7 en el salón de baile de D. Roberto Ruiz de la Torre, en la carretera.”: HERRERO, Mª Ángeles,op. cit., p. 68.

104

OFICIOS DE ARNEDO

CAFÉS Y SALONES DE BAILE

En 1908 ya se menciona en las Actas Municipales, un local en la calle del

Royo, en casa de Amós Martínez-Portillo, destinado a baile, aunque si la oca-

sión lo requería, funcionaba como salón de reuniones de interés público. Tam-

bién se nombra en varias ocasiones el café La Habana, que debió ser un lugar

de moda en los años veinte por su variado programa: conjuntos de guitarras,

“cantaores”, “bailaores”, ilusionistas y malabaristas famosos.

Todavía recuerdan algunos que existía un gran salón, el casino La Amis-

tad que estaba situado en el cruce de Paseo Constitución con calle Santo Do-

mingo, aunque años más tarde se abriría el Nuevo Casino (a través de la

sociedad limitada “Lites”), justo al lado del Nuevo Cinema.

Entre los salones de baile más conocidos, había uno que se llamaba La

Perlesía situado en la calle Juan Carlos I; otro, el salón “Tres Orejas” en la

calle Antonio Machado (conocido durante mucho tiempo como el local del

Club Isasa); el del tío “Bienvenido” en el Paseo Constitución (donde se ubica

el Banco de Vitoria) y por último, llegó a funcionar otro salón en el Café

Brillante, propiedad de Juan Garrido “el Pelele”, situado en la Glorieta de

Celso Díaz.

Por aquellos años se creó una orquestina conocida como Orquesta Cali-

fornia, que trabajó primero en el Bar del “Pelele” y, más tarde, pasaría a for-

mar parte de los espectáculos de otro local emblemático para muchas

generaciones arnedanas, el Bar España. Dicha orquesta dio sesiones de baile

los fines de semana y fiestas de guardar hasta 1969, fecha en que dejaron de

ser los protagonistas de los bailes del Bar España. La Orquesta California fun-

cionó durante uno o dos años más hasta su completa disolución71.

Además de estos locales urbanos, se conocían otros lugares de reunión al

aire libre. A la salida hacia Cervera, pasado el puente del río Cidacos, hubo un

lugar de recreo llamado La Fuente Casino que era una especie de terraza pró-

xima al río donde se celebraban verbenas o bailes los fines de semana y que

contaba con una gran aceptación popular.

71. Información aportada por Domingo Martínez “el Boliche”.

LOS OFICIOS - EL BASTONERO

105

Lám. 31. Algunos camareros posan junto a la clientela del Bar España en 1948. En lafachada se anunciaban los espectáculos y orquestas que amenizaban las noches de fiesta.(Foto cedida por Fermín de Blas).

Lám. 32. La orquesta California amenizó durante años los bailes arnedanos. (Foto cedida porFermín de Blas).

106

OFICIOS DE ARNEDO

Igualmente es muy amplia la documentación que recoge datos sobre las se-

siones de baile que se celebraban en la Plaza para festejar todo tipo de aconte-

cimientos. Eran bailes populares en los que solían actuar las bandas de música,

especialmente la banda municipal. En el Archivo Municipal de Arnedo, entre la

documentación referida a festejos, aparece el programa de actos de las “Fiestas

de la Victoria” que se celebraban en nuestra ciudad en los días 18 y 19 de Mayo

de 1939. En él se refleja la importancia de los actos musicales en la ciudad:

“A las 8.- Diana, por la Banda de Música, recorriendo las principales ca-

lles y plazas de la población…

A las 12.- Gran Concierto en la Plaza de Nta. Sra. de Vico, amenizado por

la Banda de Música…

A las 4.- Carreras de sacos, … con los siguientes premios…

A continuación Gran Función de Cine y grandiosas Sesiones de baile cn el

Local de la Unión amenizado por una escogida orquesta…

A las 10.- Concierto y hoguera…

Lám. 33. Banda de música en la plaza Nuestra Señora de Vico a comienzos del siglo XX.(CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo).

LOS OFICIOS - EL BASTONERO

107

Durante los días 18 y 19, recorrerán las calles de la población la Banda de

Música dando realce y animación a las fiestas” 72.

Una vez nombrados los lugares de reunión más conocidos, es hora de ha-

blar del oficio de bastonero y del contexto social que lo hizo posible.

En la rutina semanal de los días de labor, era muy común ver cómo los

hombres a su regreso del campo y una vez recogidos los aperos y animales,

se reunían en las bodegas para charlar sobre las cosas de la vida. En esas mis-

mas bodegas se bebían sus vasos de vino hasta que llegaron las cantinas, que

se convirtieron en los nuevos centros de reunión. Poco después empezaron a

llegar los bares, aunque la mayor parte de ellos ya están desaparecidos. Estos

locales eran terreno exclusivo de los hombres y vetado a las mujeres, sin em-

bargo, éstas acudían asiduamente, aunque siempre en día de fiesta, al cine o a

los salones de baile.

Lám. 34. Comida celebrada en el salón del “Tres Orejas”, conocido así por el apodo de dos desus dueños. Este era uno de los salones de baile arnedanos donde desempeñaba su labor elmítico bastonero. (CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo).

72. Archivo Municipal de Arnedo. Sig. 776/1.

108

OFICIOS DE ARNEDO

Los salones de baile eran los más frecuentados por la juventud, ya que cons-

tituían el único punto de encuentro donde entablar relaciones entre chicos y chi-

cas. En aquellos tiempos difíciles de la posguerra, aquel divertimento al final de

la monotonía semanal, les “sabía a gloria”. Al parecer, los mozos y las mozas de

Arnedo eran muy bailones o así es como ellos lo recuerdan. Los más jóvenes

acudían a los bailes públicos: al “Baile de arriba”, que anteriormente nombramos

como el del tío “Bienvenido” en el Paseo Constitución; al “Baile de abajo” o de

“Tres Orejas”, que se situaba en la calle Antonio Machado. Este último pertene-

cía a tres dueños a los que les unía su afición y dedicación a la música: Donato

Pérez, “el Cortete” hojalatero y músico; Federico Gil de Muro, carpintero y violi-

nista, y Antonio Gil de Muro, carpintero, director de banda y organista de la pa-

rroquia entre otras cosas; hermanos los dos y apodados “los Tres Orejas”.

En estos locales dedicados al baile había siempre un lugar especial o es-

cenario destinado a los músicos, que solía estar en alto. Se trataba de música

en vivo efectuada por un grupo muy reducido de músicos, unos cuatro, que

deleitaban al público con las piezas musicales más tradicionales pero también

con las novedades de aquellos años. También contaban con un “andibú” o am-

bigú, término de origen francés que hace referencia a un pequeño mostrador

a modo de barra que se usaba para servir bebidas a los clientes y, por su-

puesto, con un guardarropa al frente en el que un encargado ordenaba y guar-

daba las prendas de abrigo.

En los bailes imperaban ciertas reglas no escritas ni anunciadas pero sí de

obligado cumplimiento, que servían en unos casos para mantener el orden, y

en otros, eran causa de litigios, generalmente entre los mozos. En este am-

biente que hemos descrito es donde ubicamos la figura del bastonero, el ofi-

cial encargado de poner orden en el transcurso de las sesiones de baile. Parece

ser que, en ocasiones, las discusiones o enfrentamientos entre los clientes eran

de envergadura y era en ese momento cuando debía intervenir el bastonero

para apaciguar los ánimos. Además le competían otras cuestiones como las si-

guientes: era el encargado de supervisar la edad de los asistentes ya que exis-

tía la prohibición de acceder al baile a los menores de 18 años; de vez en

cuando, la Guardia Civil hacía la ronda para controlar esto y el bastonero tenía

que colaborar con ellos. Otro tema muy distinto pero que hoy nos llena de

pudor y de sorpresa es el tratamiento que se daba a las mujeres en el baile;

habitualmente las chicas eran invitadas a bailar por un chico pero, si en algún

caso no deseaban hacerlo, automáticamente se les podía echar del baile o bien

pagarían su propia entrada.

Estas situaciones, y otras muchas, eran asuntos que tenía que lidiar el bas-

tonero en las sesiones dominicales y en las dobles sesiones de los días festivos

cuando la asistencia era todavía mayor. Muchas veces desempeñaban este ofi-

cio los propios dueños del local ya que les interesaba mantener el orden para

que su negocio prosperara. Recordamos a Bienvenido Martínez, hombre de ca-

rácter, que regentaba el local conocido como “Baile de arriba” y a Cruz “el

Blanco”, mencionado en los textos sólo como bastonero.

Este tipo de salones perduraron hasta bien entrados los años 50 y, poco a

poco, con la llegada de los cambios y el aperturismo que fue impregnando a

España a partir de los años 60, se fueron abandonando para dar paso a formas

de diversión más actuales. Los que entonces eran jóvenes no han vuelto a en-

contrar en Arnedo unos salones donde bailar a su estilo, es decir el “agarra-

do”73; sólo en las verbenas o bailes populares, para el disfrute de algunos,

podemos ver cómo los mayores demuestran la técnica y control necesarios

para el baile en pareja.

LOS OFICIOS - EL BASTONERO

109

73. Significa bailar juntos, generalmente bailes de salón muy conocidos como por ejemploel pasodoble.

EL BOTERO Y PELLEJERO

113

El botero y pellejero presenta esta doble denominación, que se deduce de

los útiles que fabricaba: la bota y el pellejo. Ambas son las piezas principales de

su producción; sin embargo, no son las únicas, ya que también abastecía de una

amplia gama de enseres y ropas, a agricultores y ganaderos.

En una sociedad rural y agrícola, como era el Arnedo de la primera mitad

del siglo XX, los productos que hemos mencionado resultaban casi imprescin-

dibles para el transporte de líquidos; no existían los envases modernos y el

cristal tenía un uso muy restringido. Por tanto, el cuero animal se convertía en

la materia más maleable y fácil de conseguir. El pellejo era un cuero extraído

entero, generalmente de cabra, que cosido por todas partes menos por la co-

rrespondiente al cuello del animal, se utilizaba para el transporte de vino, acei-

te y, opcionalmente, otros líquidos. Estos artículos eran utilizados por las

almazaras o trujales para servir el aceite a los domicilios particulares; una vez

allí, se vaciaba el contenido sobre una vasija de hojalata o cerámica llamada

zafra74 o tinaja. A diferencia del anterior, la bota era una pieza también de cuero

pero de menor tamaño, que se usaba exclusivamente para beber vino, y cuyo

uso se volvió imprescindible en todas las casas dedicadas a la labor agrícola.

Otros productos elaborados por el botero eran destinados al uso personal y

servían como abrigo o protección frente a los duros inviernos. Ejemplos existen

muchos y muy variados, sobre todo por las distintas denominaciones que reci-

ben en cada zona geográfica. En nuestra comarca se trabajaban piezas como la

zamarra, prenda de abrigo muy rústica, hecha de piel con su lana o pelo, que

cubre la parte superior del cuerpo; o el conocido zurrón, bolsa grande de pe-

llejo, que podía colgarse a modo de bolso y que, regularmente, usan los pasto-

res para guardar y llevar su comida. Otros menos conocidos son los zagones o

zahones 75 y los culeros, que servían de protección, como su propio nombre in-

dica, para las piernas y partes traseras del cuerpo respectivamente.

74. Zafra: vasija grande de metal en que se guarda aceite.75. Zagón, zajón o zahón es una palabra de origen árabe referida a una especie de man-

dil, principalmente de cuero, atado a la cintura, con perneras abiertas por detrás que se atan ala pierna, usado por cazadores, vaqueros y gente de campo para resguardar el traje.

114

OFICIOS DE ARNEDO

El trabajo de las diferentes piezas implicaba el conocimiento de técnicas

distintas, por lo que resultaba muy complicado recogerlo en este trabajo.

Hemos seleccionado la bota principalmente por dos motivos: uno, por lo que

supone como ejemplo característico del trabajo del cuero en La Rioja y, otro,

por la sorpresa que para muchos de nosotros ha supuesto conocer los secre-

tos de su elaboración.

ELABORACIÓN DE UNA BOTA

Tradicionalmente se ha venido utilizando la piel de cabra para realizar este

artículo pero, previamente, había que realizar todo el proceso de curtición. El

curtido era un proceso largo y laborioso que consistía fundamentalmente en

pelar la piel del animal por su cara interior, arrastrando todos los restos de

carne e impurezas que hubieran quedado adheridas. A continuación, se im-

pregnaba bien de sal para cerrar los poros y se enroscaba, dejándola reposar

un tiempo. Se volvía a pelar minuciosamente y se alisaba hasta que quedaba

dispuesta para su manipulación.

Además de la materia prima esencial, se necesitaban también otros mate-

riales como hilo de varios cabos76 para coser, la trenza77 para el cordón que

adornaba el producto terminado, las presillas 78 y la canilla o brocal 79. En cuan-

to a las herramientas, en el taller del botero, siempre podían encontrarse uten-

silios como las imprescindibles agujas, la lezna80, las tijeras, la tabla para coser

y un hueso de cordero que servía solamente para tensar las cuerdas. Por últi-

mo, era imprescindible dar la suficiente consistencia al cuero por su cara inte-

rior y para ello se utilizaba la pez 81.

76. Se utilizaban hilos de diferentes grosores.77. Trenza: conjunto de tres o más ramales que se entretejen, cruzándolos alternativamente.78. Presilla: cordón pequeño con forma de anilla que se cose al borde de una prenda para

pasar por él un botón, un corchete, un broche, etc.79. Brocal es la palabra que se define como cerco de madera o de cuerno que se pone a

la boca de la bota para llenarla con facilidad y beber por él; en Arnedo también se le llama ca-nilla, que hace referencia a grifo.

80. Lezna: Instrumento que se compone de un hierro con punta muy fina y un mango demadera, que usan los zapateros y otros artesanos para agujerear, coser y pespuntar.

81. Pez: sustancia resinosa, sólida, lustrosa, quebradiza y de color pardo amarillento, que seobtiene echando en agua fría el residuo que deja la trementina al acabar de sacarle el aguarrás.

LOS OFICIOS - EL BOTERO Y PELLEJERO

115

En la actualidad, los procesos de elaboración de una bota han cambiado

mucho atendiendo a la fabricación en serie; sin embargo, algunos profesionales

que conocen bien el oficio, nos han permitido recoger los pasos y los pequeños

detalles que hacen de esta labor, todo un ejemplo de la mejor artesanía riojana:

✓ Para empezar se recortaba la piel mediante un patrón ajustado al perfil

de la bota. De esta forma, se dibujaban dos mitades de igual tamaño

que se hilvanaban antes del cosido como si de una prenda de confec-

ción se tratase.

✓ Teniendo en cuenta que el cuero ofrece dos caras, una lisa y otra con

el pelo del animal, era esta última la que quedaba en el interior y con-

tenía el vino; por tanto, esta superficie había de prepararse haciéndola

impermeable. Para ello se llevaba a cabo el esquileo del pelo con pe-

queños cortes en forma de escalera, lo que permitiría, que al rellenar el

recipiente con la pez, ésta se agarrase bien y se consiguiera una super-

ficie firme y consistente.

Lám. 35. El botero de Quel en su taller.(Foto cedida por Fermín de Blas).

116

OFICIOS DE ARNEDO

✓ La pieza hilvanada se colocaba sobre la tabla de coser para completar

el cosido que, habitualmente, era realizado con hilo de cáñamo de va-

rios cabos.

✓ Cuando se había cosido por todos sus extremos, excepto por uno, se

le daba la vuelta a la bota utilizando una barra de hierro larga; ésta

ayudaba a ensanchar y estirar la piel para conseguir la forma más ade-

cuada.

✓ Después se colocaba el cordel o trenza. Éste rodeaba la bota a modo

de adorno aunque también servía de asa para colgarla, ya fuese enci-

ma de la caballería o en algún lugar de la casa. El cordel se pasaba

por unas presillas que se cosían en los extremos y, al mismo tiempo,

se tapaban las ataduras y los remates para que el trabajo quedara lo

más fino posible.

✓ Finalmente, se colocaba el brocal: éste quedaba sujeto firmemente a la

piel mediante unos hilos que se cosían y se cubrían con una cinta. El

brocal culminaba en un pequeño “pichorro” o pitorro que daría paso a

la salida del vino y que se cerraba a su vez con un tapón; ambos tér-

minos que parecen muy arnedanos, parecen derivarse o se relacionan

con la primitiva palabra pitón82. Saber orientar o dirigir el chorro de vino

hasta la boca depende de la salida del vino, de la manera en que se pre-

siona la bota y del ángulo de inclinación con que se mantenga en alto;

y es que beber en bota podría parecer un hecho muy simple pero puede

convertirse en algo imposible para quien no la ha utilizado nunca.

✓ Una vez terminada la bota, se rellenaba con la pez para conseguir una

mayor consistencia. Esta brea o sustancia resinosa, se aplicaba bien ca-

liente para que agarrase y cubriera las “escaleras” del pelo recortado;

más tarde, se ponía a escurrir boca abajo, añadiendo un poco de acei-

te de oliva para facilitar su vaciado. Con esta labor se conseguía que la

piel de la bota adoptase su forma rígida y permaneciese intacta duran-

te mucho tiempo.

82. Pitón: tubo recto o curvo pero siempre cónico, que arranca de la parte inferior del cue-llo en los botijos, pisteros y porrones, y sirve para moderar la salida del líquido que en ellos secontiene.

LOS OFICIOS - EL BOTERO Y PELLEJERO

117

Este procedimiento era utilizado también en la fabricación de pellejos aun-

que éstos, no debían ser impregnados con la pez en su parte interna, ya que

sólo se utilizaban para el transporte de aceite y agua. Otra diferencia con res-

pecto a “su hermana pequeña” era el tamaño, ya que el pellejo tenía unas di-

mensiones mucho mayores.

* * *

Hacia mediados del s. XX, sólo conocemos en Arnedo dos familias relacio-

nadas con la fabricación de botas y pellejos; una era la de Agapito Rivero83 que

tenía un local en la plaza Nª Sª de Vico y otra, la familia de Fe, que atendía su

negocio bajo los soportales del antiguo Ayuntamiento. Su trabajo fue relativa-

mente próspero y recibían numerosos encargos, procedentes de los pequeños

comercios y de particulares.

Lám. 36. Fachada del Ayuntamiento de Arnedo en los años cincuenta. En ella puede verseel cartel anunciador de una botería, la de Agapito Rivero. (Foto cedida por Mª DoloresDomínguez).

83. En algunos documentos consultados, se alude a esta persona como “el Tío Agapitazo”.

118

OFICIOS DE ARNEDO

El oficio de botero, que en el siglo pasado fue una ocupación estable, en

la actualidad se ha convertido en una actividad artesanal minoritaria y reduci-

da a unos pocos talleres repartidos por toda la península. Los negocios han

evolucionado siguiendo el ritmo de nuestra sociedad actual; algunos produc-

tos ya no se fabrican y otros, como la tradicional bota que todo labrador por-

taba en sus alforjas, ha pasado a ser hija de la fabricación en serie.

Con la llegada de los plásticos, prácticamente ha desaparecido el uso de

estos recipientes. Se han convertido en objetos de artesanía popular que son

utilizados en contadas ocasiones, por ejemplo, en la fiesta taurina; o bien, han

pasado a ser un símbolo decorativo en locales y bodegas que conservan el

gusto por la tradición popular. No obstante, en los últimos años se ha intenta-

do recuperar parte de nuestras tradiciones, y cada vez más, vuelven a verse

botas de vino entre cuadrillas de cazadores, durante la época de la recolección

o en celebraciones diversas.

Dentro de ese pequeño grupo de artesanos que siguen realizando con

métodos tradicionales estos objetos, conocemos muy cerca de Arnedo, en la

villa de Quel, el taller de Juan José Barbero Herce pertenece a una 2ª gene-

ración de boteros, que han sabido mantener viva la esencia de aquellos tra-

bajos del pasado.

EL CAMPANERO

121

A lo largo de la historia, la Iglesia como institución, ha impregnado el es-

pacio y el tiempo de la vida individual y social de las personas a través de sím-

bolos, sonidos, festividades, ritos, edificios... Una de las maneras de reorganizar

e interiorizar los valores cristianos se conseguía especialmente a través del so-

nido, con los toques de campana. La costumbre de anunciar al pueblo las no-

ticias, a través de las campanas, la heredó la Iglesia de los concejos municipales

a partir del siglo XVI. Durante la Edad Media, el campanille84 era propiedad del

Concejo85, que cedería esta función a la torre de la iglesia parroquial. En la ac-

tualidad se conservan pocos ejemplares de torres concejiles, y los que quedan,

se utilizaron después para disponer el reloj que marcara el horario oficial del

pueblo; esta función a su vez fue heredada por las torres eclesiales.

Dos oficios casi extinguidos aparecen ligados a las campanas: por un lado,

el profesional que las fabricaba y, por otro, la persona que las tocaba los 365

días del año. Ambos reciben el nombre de campanero y así se contempla en

el Diccionario de la Real Academia Española: una primera acepción lo define

como artífice que vacía y funde las campanas; una segunda, como hombre que

tiene por oficio tocarlas. Nosotros, sólo haremos referencia a este último ya que

es la figura del campanero-sacristán la que atrae nuestra atención.

El campanero, personaje popular que a veces coincidía con el de sacristán,

se convirtió en la “gacetilla”86 que, a través de las voces de las campanas, hacía

llegar a los cuatro puntos cardinales de un lugar mensajes de importancia. Más

adelante hablaremos del campanero como tal pero aquí destacamos algunas de

las tareas que desempeñaba como sacristán: preparación de los ornamentos o

vestiduras del sacerdote para las misas; mantenimiento y orden de los manteles

de los altares, velas, vinajeras y todo tipo de piezas que servían para las cele-

braciones; organización de los turnos de trabajo de los monaguillos87 y reparto

84. Campanille: es el nombre con el que se conocía en Italia la torre de las campanas.85. Concejo es la denominación medieval aplicada a un municipio o ayuntamiento.86. Gacetilla: podría tratarse de un derivado de gaceta, nombre que tuvo, durante muchos

años en España, el diario oficial del Gobierno.87. Monaguillo: niño o muchacho joven que ayuda al sacerdote durante la celebración de la

misa.

de las propinas; coordinación con las diferentes cofradías pertenecientes a cada

iglesia para la celebración de su festividad y los ritos que le correspondieran

(misas, adorno de imágenes, procesiones...).

* * *

Arnedo es una ciudad que ha contado siempre con muy buenos repre-

sentantes de este oficio. En la actualidad existen dos parroquias, la de los San-

tos Cosme y Damián y la de Santo Tomás Apóstol, que funcionan como una

sola, atendidas por un mismo equipo de presbíteros. Sin embargo, se conser-

va otra iglesia, la de Santa Eulalia, que fue parroquia hasta los años veinte del

siglo pasado y a partir de entonces se redujo el culto en ese templo. En resu-

men, los dos primeros han desarrollado, al menos en el siglo XX, una mayor

actividad litúrgica y es por ello que siempre han contado con la figura de un

campanero o sacristán en dedicación exclusiva.

Cada una de estas iglesias presenta una torre campanario que ha sido, du-

rante muchos años, un lugar emblemático no sólo por su belleza artística sino

por su utilidad social. Para centrar el tema, hablaremos primero de las propias

campanas, de los toques que emitían y por último, de los campaneros de Ar-

nedo como protagonistas directos de los mensajes que se transmitían por toda

la ciudad.

LAS CAMPANAS

IGLESIA DE SANTO TOMÁS, APÓSTOL

La torre de la iglesia de Santo Tomás se remonta al siglo XVI. Menos es-

pectacular que la de San Cosme, se yergue al norte de la cabecera del templo y

consta de dos plantas cuadradas, la última de ladrillo. Tiene cuatro campanas,

dos grandes y dos pequeñas, que presentan la siguiente disposición: de las pri-

meras, una está situada al norte y se llama DON; la otra, que se llama DAN está

orientada al sur y es la de mayor tamaño. Por su lado, las más pequeñas, DIN y

DEN, tienen un diámetro más pequeño y están orientadas al este.

IGLESIA DE LOS SANTOS COSME Y DAMIÁN

El campanario de la torre de esta iglesia es de forma octogonal sobre un

cuerpo cuadrado. Contiene cuatro campanas: DEN, DAN, DIN y DON. Las

122

OFICIOS DE ARNEDO

LOS OFICIOS - EL CAMPANERO

123

principales y de mayor tamaño son la DAN situada al sur y la DON al suroes-

te. Las campanas pequeñas son utilizadas para tocar “a Ánimas” el día de Todos

los Santos, entre otros toques.

La campana grande de vuelta es la de DAN, está frente a la calle Precia-

dos y para el volteo es la primera que se pone en movimiento. Fue restau-

rada en 1969 y en ella se puede leer “Se refundió en 1969 siendo párroco

D. Eliseo Lerena Torrecilla y alcalde D. Domingo Sobrón Bravo”. La campana

de DON está situada sobre la puerta del Padre Eterno, fue restaurada en

1951, y en ella se lee: “Siendo párroco D. José María Delgado y alcalde D. Isi-

doro Garrido Muro, año 1957”. En el centro de la campana hay una imagen

de la Virgen Inmaculada88.

Lám. 37. Deberio Gil Ruiz de Gordejuela, campanero y sacristán de la iglesia de Santo Tomás,demostrando su maestría. (Hogar de Arnedo).

88. HERRERO GIL DE MURO, Mª Ángeles; SÁENZ RODRÍGUEZ, Minerva; SALAS FRANCO,Mª Pilar (coordinadoras), Folclore y ritos en torno a San Cosme y San Damián de Arnedo (LaRioja). “Col. Nuestros pueblo”, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, Gobierno de La Rioja,2007, p. 60.

124

OFICIOS DE ARNEDO

LOS TOQUES

Los toques de campana comunicaban mensajes a través de un lenguaje

convencional para los vecinos, quienes en todo momento estaban al día del

acontecer de los hechos importantes de su comunidad. Tradicionalmente,

las campanas han servido para llamar a los fieles a todos los actos litúrgicos,

entre ellos: misas, procesiones, unción de enfermos, entierros, etc.; para

marcar la hora rutinariamente, por ejemplo al mediodía; y para anunciar otra

clase de eventos como los días de fiesta grande o “fiesta de guardar”89,

un incendio, o la amenaza de una devastadora tormenta. Ocasionalmente,

se conocían noticias de alcance nacional o internacional, como la muerte

de un obispo o del Papa; el nacimiento de un príncipe o la boda y la muer-

te del rey.

Lám. 38. Julio Solana Sota, apodado“el Campanero” o “el Charlo”, fuecampanero de la iglesia de San Cosmey San Damián hasta el año 2000.(Hogar de Arnedo).

89. La “fiesta de guardar” suponía la obligación de oír misa y no trabajar ese día.

LOS OFICIOS - EL CAMPANERO

125

Cada mensaje tenía su tañer característico que respondía a unas normas

concretas conocidas sólo por el campanero. Entre los toques más conocidos,

había aquellos de uso común en todos los templos, en cambio, otros muchos

eran específicos de las diferentes cofradías y sus festividades. Además, los to-

ques de campana pueden agruparse por su finalidad en los de índole religio-

sa y los de carácter profano90.

TOQUES RELIGIOSOS

A Solemnidad. Se anunciaba a las doce del mediodía en las tres torres e

indicaba que al día siguiente era una gran fiesta como la Ascensión, Jueves

Santo o la Asunción. Dos personas eran necesarias para interpretarlo.

A Dolón. Anunciaba las primeras misas de los domingos y las celebracio-

nes de las cofradías.

Al Ángelus. Indicaba el mediodía recordando a los fieles la hora del rezo del

ángelus, al mismo tiempo que orientaba a los trabajadores del campo. Al ser un

toque diario exigía una dedicación continua y por ello, los tres campaneros lo te-

nían distribuido cuatrimestralmente. De Enero a Abril se tocaba en San Cosme, de

Mayo a Agosto en Santo Tomás y de Septiembre a Diciembre en Santa Eulalia.

A Oraciones. Este toque no tenía hora fija pero sonaba al anochecer en

Santa Eulalia. Se hacía en memoria de lo sucedido al término de la construc-

ción de esta Iglesia; sus muros crujieron y se tambalearon con el asentamien-

to de la obra por lo que los albañiles huyeron sin cobrar.

Al Sermón y Miserere. En Viernes de Cuaresma, el sonido de las campanas

indicaba la celebración litúrgica del sermón y posterior canto del Salmo Peni-

tencial, “Miserere”, en la capilla de la Vera Cruz.

Al Viático. Anunciaba la salida de los Santos Sacramentos91 a la casa de una

persona muy enferma y los fieles que salían a acompañarlos. La comitiva iba pre-

cedida de un monaguillo que iba tocando la campanilla. Durante el trayecto y el

tiempo que el sacerdote estaba con el enfermo, los seguidores rezaban el rosario.

90. Información facilitada por Deberio Gil, sacristán jubilado de la iglesia de Santo Tomásde Arnedo.

91. Impartir los Santos Sacramentos se refiere al sacramento de la Extrema Unción a los en-fermos; el sacerdote acudía a casa del enfermo para perdonar sus pecados antes de morir.

126

OFICIOS DE ARNEDO

A Salve Solemne. Se tocaba en vísperas de la Virgen de Vico y de la del

Carmen, haciendo saber la celebración de salve polifónica con acompaña-

miento de orquesta.

A la Salve. Se anunciaba todos los sábados y también cuando alguien la

encargaba por la salud de algún enfermo o en acción de gracias.

Al Rosario Cantado. Recordaba a los fieles, que estaban en el mes de la

Virgen del Rosario. Se tocaba los domingos de octubre para llamar a la oración

del rosario; en la iglesia se rezaban los tres primeros misterios, y los restantes

y la letanía eran cantados en procesión.

A Difuntos. Informaba de los fallecimientos que ocurrían en el pueblo

pero se diferenciaba según género y edad:

– Para los hombres adultos, tres toques.

– Para las mujeres adultas, dos toques.

– Para los “mortichuelos”92, niños y niñas que no habían hecho la prime-

ra comunión, se tocaba de la misma manera pero con las campanas pe-

queñas mientras la DAN servía para dar el ritmo.

A Dindilindanga. Se tocaba los días de labor a las ocho y media de la ma-

ñana para anunciar la misa de nueve. Este toque nos recuerda a una cancion-

cilla infantil que decía así:

“Dinlín dilanga, la Virgen te llama,

que subas al cielo por un caramelo,

a hacerle la cama al Niño Jesús,

que viene cansado de llevar la Cruz”.

A Ánimas. Sonaba en las tres torres el día 1 de noviembre, festividad de

Todos los Santos, también el día anterior y el posterior. Este toque ha sido uno

de los que más tiempo ha perdurado. En la actualidad es tocado por José An-

tonio Abad Martínez Burbana y Orlando Muro, el día de Todos los Santos.

A Misa de S. José. Se tocaba con la campana DAN cada vez que se cele-

braba una misa en su honor, encargada por algún fiel.

92. Mortichuelo era la forma con que se denominaba tradicionalmente en Arnedo, el cuer-po de un niño pequeño antes de ser enterrado.

LOS OFICIOS - EL CAMPANERO

127

A Misa de la Virgen. Cuando ésta se celebraba en la capilla de la Virgen

de Vico, encargada por algún fiel.

A Rogativas. Se tocaba durante los tres días que preceden a la festividad

de la Ascensión. Anunciaba la bendición de los campos. Cada día se salía en

procesión cantando las letanías mayores de los santos a diferentes lugares: las

eras, el puente del Cidacos y el patio de Sta Eulalia.

A Solemnidad, a la Procesión y al Sermón. Se tocaba en los días de fiesta de

primer orden para comunicar a los fieles que en la misa mayor había sermón y

procesión. Normalmente en estos días la cofradía o la parroquia solía traer un

predicador de fuera, que contara con cierto prestigio entre la población.

Aragón bien va. Es el toque más característico de Arnedo. Sonaba siempre

que hubiera fiesta mayor y, en la actualidad, se mantiene en las celebraciones

más importantes. Las campanas de San Cosme y San Damián suenan, tocando

el “Aragón bien va”, en las siguientes ocasiones: en la noche del Sábado de

Gloria; el Domingo de Resurrección a misa de 12; el último sábado de mayo,

Lám. 39. Antonio Fernández Cibiauri, “Trinostras”, volteando las campanas de la iglesia deSan Cosme y San Damián. (Foto cedida por Fermín de Blas).

128

OFICIOS DE ARNEDO

en la Procesión de las Antorchas; durante la Procesión del Corpus Christi; en

las novenas de la Virgen de Vico; durante la Procesión de la Virgen de Vico;

en las novenas de San Cosme y San Damián, se voltean de forma simultánea

al lanzamiento del cohete anunciador de fiestas; durante la Procesión de Los

Santos; la noche de Navidad a las 12; el día de Navidad a misa mayor; cuando

hay visita pastoral del Obispo.

Las campanas son tocadas en la actualidad por dos equipos compuestos

por: José Antonio Abad Martínez Burbana, Ricardo Cordón “Caito”, Antonio

Fernández Gil de Muro y Orlando Muro. Antonio y Orlando son los encarga-

dos de tocar la campana grande o DAN (la de la izquierda) y Ricardo y José

Antonio tocan la campana pequeña o DON (la de la derecha).

Antes de comenzar a tocar el Aragón bien va, las campanas son prepara-

das de forma que una campana, la de la derecha, debe tener la copa mirando

al cielo y la de la izquierda, ha de tener la copa mirando al suelo, es decir, en

posición normal. Cuando la primera campana es volteada, el badajo93 pega pro-

duciendo el sonido, y al bajar también. La otra campana hace lo mismo en el

intervalo de la primera. Cada campana es tocada por una persona, que la vol-

tea con impulsos regulares, a la copa y al yugo, y los campaneros que están

tocando deben compaginarse muy bien para seguir el mismo ritmo94.

En definitiva, la originalidad de este toque reside en el volteo coordinado

de las campanas; la técnica utilizada parte del doble volteo de la campana DAN

y de la campana DON que parecen emitir la siguiente canción:

“Aragón bien va

S. Cosme y S. Damián

a coger olivitas van

el uno con una talega

y el otro con el costal”

93. Badajo: pieza metálica, generalmente en forma de pera, que pende en el interior de lascampanas, y con la cual se golpean éstas para hacerlas sonar.

94. HERRERO GIL DE MURO, Mª Ángeles; SÁENZ RODRÍGUEZ, Minerva; SALAS FRANCO,Mª Pilar (coordinadoras), Folclore y ritos en torno a San Cosme y San Damián de Arnedo (LaRioja). “Col. Nuestros pueblo”, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, Gobierno de La Rioja,2007, p. 126.

LOS OFICIOS - EL CAMPANERO

129

TOQUES PROFANOS O CIVILES

Arrebato. Toque de la campana del Ayuntamiento que informaba que se

había producido un fuego o algún suceso grave y convocaba la presencia de

los ciudadanos.

A veredas. Toque de la campana del Ayuntamiento para avisar y citar a los

ciudadanos a la hora de salida para realizar trabajos comunitarios. Todos los

vecinos estaban obligados a realizar trabajos de interés general, por ejemplo el

mantenimiento de caminos o veredas y de las acequias entre otros. Los más

pudientes lo eludían pagando jornales.

Toque de queda. Este toque de campana se refiere al establecimiento de una

cierta hora del día, en algunas ciudades y por diversos motivos, a partir de la cual

se prohibía a sus ciudadanos la libre circulación por las vías públicas. En un

bando municipal sobre los carnavales, aparece la siguiente anotación: “...Las mú-

sicas y rondallas serán permitidas siempre que lleven el sello del orden y la mode-

Lám. 40. Los nuevos campaneros de la iglesia de San Cosme y San Damián, Orlando Muroy José Antonio Abad, preparan las campanas antes de iniciar el “Aragón bien va”.(Hogar de Arnedo).

130

OFICIOS DE ARNEDO

ración, pero solo hasta un cuarto de hora después del toque de campana...”. Con

frecuencia, ésta fue una medida gubernativa, aplicada durante el franquismo, que

prohibía la permanencia en las calles generalmente durante las horas nocturnas.

LOS CAMPANEROS

IGLESIA DE SANTO TOMÁS, APÓSTOL

A lo largo del siglo XX sólo conocemos la presencia de dos campaneros

con oficio de sacristán en la iglesia de Santo Tomás: el primero, que desem-

peñó su labor en los comienzos del siglo, y del que apenas sabemos poco más

que su nombre: Cándido; el segundo, Deberio Gil Ruiz de Gordejuela, que sus-

tituyó al anterior y trabajó durante los años sucesivos del mismo siglo. Éste, na-

cido en 1925, comenzó su actividad en los años cuarenta. Compaginó el oficio

de campanero y sacristán con sus actuaciones como percusionista de la or-

questa Isasa, “haciendo bolos”95 en las verbenas de los pueblos de los alrede-

95. “Hacer bolos” es un tecnicismo utilizado entre los músicos para designar las actuacio-nes que realizan las orquestas cuando van recorriendo diferentes lugares.

Lám. 41. Deberio Gil Ruiz de Gordejuela, hombre con iniciativa y amante del mantenimientoy difusión de las costumbres arnedanas. (Hogar de Arnedo).

LOS OFICIOS - EL CAMPANERO

131

dores y en los salones o bailes públicos de Arnedo. Como los ingresos no eran

muy altos (su primer sueldo como sacristán fue de una peseta al mes), se de-

dicó a otras actividades como el cobro de recibos y el reparto de correspon-

dencia. Hombre con iniciativa y amante del mantenimiento y difusión de las

costumbres arnedanas, consiguió ser campeón nacional en el Concurso de re-

piques de campana 96 organizado por la parroquia de Yabar (Navarra) en 1967.

Más tarde, en el año 1995, presentó en Arnedo la Antología de toques con un

objeto de cocina. Como campanero, era el primero en llegar a la iglesia para

anunciar y comunicar a los fieles, a través del sonido de las campanas, el acon-

tecer de la vida diaria. Su dedicación a la parroquia sigue siendo hoy, a pesar

de su jubilación, parte de su vida.

IGLESIA DE LOS SANTOS COSME Y DAMIÁN

En los primeros años del siglo XX, conocemos la presencia de un campa-

nero llamado Isaac que debió enseñar su técnica a otro campanero emblemáti-

Lám. 42. Dos generaciones de campaneros en el volteo de las campanas. (Hogar de Arnedo).

96. Repique procede de repicar, es decir, tañer o sonar repetidamente y con cierto compásen señal de fiesta o regocijo.

132

OFICIOS DE ARNEDO

co, Julio Solana Sota, conocido por el apodo de “el Campanero” o “el Charlo”.

Este último nació en 1924 y desde bien pequeño acudía a la torre para ver y oír

más de cerca el volteo que realizaban los viejos campaneros. Ejerció su trabajo

en las iglesias de San Cosme y, en ocasiones, de Santa Eulalia pero no trabajó

como sacristán (sabemos de la presencia de Alejandro Fernández para tal ocu-

pación) ya que compaginaba su afición por las campanas con su trabajo en la

fábrica de calzado. Julio tañía las campanas con todos los toques tradicionales

de Arnedo hasta la desaparición de los mismos, con la excepción de los toques

de “Difuntos”, “Ánimas” y “Aragón bien va” que se siguen tocando y de los que

se despidió como responsable, de forma definitiva, en el año 2000.

Recuerda que siendo monaguillo le entusiasmaba el sonido de las campa-

nas pero sentía predilección por el “Aragón bien va”, el toque más caracterís-

tico de Arnedo que anunciaba la llegada de la fiesta. No en vano, cuando en

los años 50 se dejó de interpretar este toque, Julio tomó la iniciativa y junto a

otros dos arnedanos –Antonio “el Trinostras” y José “el Churrupete”– se com-

prometieron definitivamente a mantener dicha tradición. Con el paso de los

años, este equipo supo buscar el relevo generacional en sus hijos o familiares,

entre ellos Ricardo Cordón y Antonio Fernández, así como en una nueva can-

tera de jóvenes representados por José Antonio Abad y Orlando Muro que es-

taban interesados en el aprendizaje. Julio ha sabido crear escuela y mantener

la tradición, gracias a estas personas que son los que hoy nos anuncian y de-

leitan en cada fiesta con el sonido de las campanas de nuestras iglesias.

EL CESTERO

La cestería, oficio artesano que como todos los relacionados con objetos

de uso cotidiano, es uno de los más antiguos de la humanidad. De forma cons-

tante, en todas las civilizaciones encontramos vasijas o recipientes construidos

manualmente con fibras vegetales. Esta labor se viene practicando ininterrum-

pidamente en toda la región de La Rioja pero, con más profusión en La Rioja

Baja, sobre todo desde que los árabes introdujeron en el siglo VIII sus nuevos

métodos de explotación agrícola.

La cestería no ha cambiado mucho desde sus orígenes; así, podemos dis-

tinguir tres variantes en nuestra comarca riojana:

• La cestería con paja a la que nos referimos, es una variedad cuyo pro-

ducto estrella es el escriño97, que se confecciona con paja de centeno.

No conocemos su uso en la ciudad de Arnedo, pero sí en otras zonas

de La Rioja con dedicación ganadera. Está a punto de extinguirse.

• En cuanto a la cestería con cañas, se trabaja fabricando diferentes artículos:

canastos, fundas para garrafones y sobre todo cañizos98. Se recurre al cañi-

zo a la hora de secar al sol, las ciruelas, los higos, los tomates, es decir, los

orejones99; además de otros elementos utilizados de distintas maneras en la

construcción. En nuestra ciudad es especialmente importante este trabajo

ya que existió siempre y, hasta hace bien poco, la figura del encañizador.

• Por último, la cestería con mimbre es la variante que ocupa este capítulo.

Centraremos la atención en dos aspectos: por un lado, en el tratamiento

de la materia prima, la mimbre, y por otro, en la variedad de vasijas que

confeccionaba este artesano. Como veremos, resulta difícil separar el ofi-

cio de cestero del de encañizador ya que, en múltiples ocasiones, estu-

135

97. Escriño es una canasta o cesta fabricada de paja, que se usa para recoger el salvado ylas granzas de los granos, o para dar de comer a los bueyes cuando van de camino.

98. Llamamos cañizo al tejido de cañas que sirve para la exposición de alimentos al sol, ocomo sostén del yeso de los techos. En otras regiones también se usan como camas en la críade gusanos de seda, etc.

99. Entendemos por orejones, los pedazos de melocotón o de otras frutas, secados al airey al sol.

vieron representados por la misma persona. Ambas profesiones se con-

funden o, al menos, aparecen estrechamente ligadas.

En algunas regiones de España, el cestero es conocido también como el

mimbrero pero, en todo caso, hablamos de un maestro tejedor que sabe en-

trecruzar las varas de mimbre, a modo de hilos, hasta componer una pieza

compacta. Para conseguir la resistencia y simetría que para ella se pretende,

este artesano debe contar con dos factores a su favor; de un lado, ha de co-

nocer y tratar correctamente la materia prima que emplea; de otro, ha de tener

mucha habilidad para evitar las fracturas durante la manipulación de la misma.

Las varas de mimbre utilizadas por el cestero pertenecen a un arbusto, el

mimbrero, procedente de la familia de las Salicáceas, cuyo tronco, de dos a tres

metros de altura, se puebla desde el suelo de ramillas largas y delgadas, flexi-

bles, de corteza agrisada que se quita con facilidad, y madera blanca. Tiene las

hojas enteras, lanceoladas y muy estrechas, y es común en toda España. Este tipo

de arbusto crece a orillas de ríos y acequias, y necesita de una limpieza o poda

para que siga creciendo porque, el corte anual de sus ramas, le hace fortalecer-

se y rebrotar. De este modo, el mantenimiento de algunos oficios tradicionales

favorecía la biodiversidad de la flora autóctona y mantenía el equilibrio con el

ecosistema; sin embargo, podemos decir que, con su desaparición y el abando-

no de ciertas tareas, apenas quedan mimbreras en el entorno arnedano.

En cuanto a las herramientas que el cestero necesitaba eran muy simples,

sólo precisaba de útiles que le sirvieran para cortar y manipular las ramas, por

ejemplo, unas tijeras, un corquete o “cortete”, una navaja, un punzón y un

abridor de varas o rajador; el resto se conseguía con la técnica y la creatividad

del artesano. Ciertamente, el proceso era sencillo pero incluía dos fases bien

diferenciadas; por un lado, la recogida de la materia prima y por otro, la ela-

boración propiamente dicha.

RECOGIDA DE LA MATERIA PRIMA

Durante los meses que transcurren entre diciembre y febrero, el artesano

cestero se trasladaba a las mimbreras100 para recoger el material necesario; en Ar-

136

OFICIOS DE ARNEDO

100. Mimbreras se utiliza para denominar todo un conjunto de mimbreros o arbustos de lamimbre.

nedo los parajes conocidos como Cienta y La Maja eran los más prolíficos en

estos matorrales. Cuentan los expertos que, entre el cestero y el propietario de

la finca, solía llegarse a un acuerdo mediante el cual realizaban un trueque101

entre la mimbre recogida y los trabajos de cestería que el artesano elaboraba.

Por lo visto, el corte de las ramas debía hacerse en el ciclo menguante de

la luna para evitar su fermentación y apolillamiento y, una vez cortadas, se al-

macenaban preferiblemente de pie para favorecer su enderezamiento, airea-

ción y buen secado.

ELABORACIÓN DE UNA PIEZA DE CESTERÍA

La flexibilidad de la mimbre recién cogida la hace ideal para su manipula-

ción. Sin embargo, cuando se utilizaba la que había estado almacenada, debía

“ponerse a remojo” en agua, aproximadamente durante veinte minutos, con el fin

de ablandarla. En algunas regiones de España, las ramas primero se cocían, se

pelaban y después se tendían para que fueran tomando color; incluso se barni-

zaban y, finalmente, se secaban aunque también se ponían a remojo para traba-

jar con ellas. En Arnedo no nos consta que se llevara a cabo este último proceso.

Las labores de cestería requerían de un procedimiento lento y laborioso,

de una gran habilidad y coordinación para el entrelazado de las piezas. De este

modo, la técnica consistía básicamente en confeccionar el fondo de la pieza;

después, se “subían o crecían” las paredes y, por último, se remataba con una

especie de trenza.

Tal como se pudo ver en el DVD Oficios para el recuerdo, el maestro ces-

tero, en esta ocasión, nos ayudó a describir paso a paso, el proceso de elabo-

ración de una de las piezas de cestería que él solía confeccionar en el pasado.

Consistía en lo siguiente:

✓ El cestero colocaba ocho varas de mimbre en el suelo, usando cuatro

de ellas para hacer un aspa y, otras cuatro, para crear la segunda, que

superponía encima sin que coincidieran sus brazos. La figura resultan-

te, que era una estrella de ocho puntas, configuraba la base de la pieza.

LOS OFICIOS - EL CESTERO

137

101. Trueque: intercambio directo de bienes y servicios, sin mediar la intervención de dinero.

138

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 43. El maestro cestero comienza la base de la pieza confeccionando, con las varas demimbre, una estrella de ocho puntas. (Hogar de Arnedo).

Lám. 44. El maestro cestero, CándidoLavega, compone la estructura básica delrecipiente atando las ramas de mimbre ala altura deseada. (Hogar de Arnedo).

✓ El artesano se colocaba encima de esta estructura y la pisaba. Con su

propio peso, sujetaba el entramado mientras enlazaba varas más largas

y finas, que conseguían dar una mayor consistencia a la base de la

pieza. Son estas últimas las que, unidas por su extremo superior, deter-

minaban la forma y altura definitivas de la vasija.

✓ A partir de este momento, el cestero sujetaba la pieza entre sus piernas

y la iba girando a medida que entretejía los laterales con ramitas más

finas. Con mucha paciencia y ajustando las ramas para que no queda-

sen huecos, iba rellenando las paredes hasta la parte más alta.

✓ Cuando llegaba a la boca de la vasija, elaboraba una especie de cordón

o trenza, que se conseguía retorciendo algunas varas, y que, a modo de

remate, dejarían la pieza perfectamente ajustada, terminada.

LOS OFICIOS - EL CESTERO

139

Lám. 45. Cándido Lavega enplena elaboración de una cesta.Va entretejiendo con sus propias

manos las tiras de mimbremientras sujeta la pieza entre sus

piernas. (Hogar de Arnedo).

Las piezas realizadas con la técnica de la cestería respondían a las necesi-

dades de un mundo agrícola y doméstico que requería de un alto grado de fun-

cionalidad pero que, paralelamente, dejaba paso a la creatividad del artesano.

Al parecer, la mimbre puede ser blanca o negra, es decir, pelada o sin pelar.

La primera se destinaba a útiles sencillos como costureros o canastillas de pan,

y la mimbre oscura, sin pelar, al ser más resistente, se utilizaba generalmente

en objetos para las labores agropecuarias.

Según el uso que se daba al recipiente, recibía diferentes nombres: cesta,

cesto, capazo, canasto, terrero o espuerta. El hecho de que existan distintas de-

nominaciones de un mismo objeto, entre las fuentes consultadas, es muy

común, y creemos que supone un símbolo de la riqueza idiomática de nuestra

lengua. A pesar de que ofrecen cierta confusión para los profanos en el tema

como nosotros, trataremos de señalar aquí los útiles o vasijas más utilizadas en

la zona de Arnedo. Destacan entre ellos algunos que eran de uso habitual:

• Cesta: recipiente tejido con mimbres, juncos, cañas, varillas de sauce u

otra madera flexible, que servía para recoger o llevar ropas, frutas y

otros objetos de menor tamaño y para usos domésticos.

• Cesto: cesta grande y más alta que ancha, empleada en la recolección de

oliva y otros usos de la casa.

• Cuévano: cesto grande y hondo, un poco más ancho de arriba que de

abajo, tejido de mimbres, que se usaba especialmente para llevar la uva

en el tiempo de la vendimia.

• Vendimiadera: cesto más pequeño con el que el vendimiador transpor-

taba la uva hasta el cuévano. En Arnedo se conoce por “vendemadera

o vendemaera”.

• Terrera: cesto que sirve fundamentalmente para transportar tierra y

ciemo102 de un lugar a otro. Se conoce como “terrerón”, si la cantidad

que transporta es mayor.

140

OFICIOS DE ARNEDO

102. Ciemo surge del cruce entre las palabras cieno y fiemo pero se define como fimo oestiércol.

• Cunacho: cesta grande y más alta que ancha, formada a veces con mim-

bres, tiras de caña o varas de sauce sin pulir, que servía para transpor-

tar materiales diversos.

• Angarillas o anganillas: recipiente utilizado para el transporte del agua

u objetos delicados; normalmente van en pareja.

• Protector de garrafones: protege las garragas o garrafones103 de los gol-

pes y mantiene la temperatura de los líquidos que contienen.

• Caracolera: recipiente para conservar caracoles104.

Los profesionales que han colaborado para facilitarnos esta información

recuerdan que, hacia los años cuarenta del siglo pasado, se cobraba por la

LOS OFICIOS - EL CESTERO

141

Lám. 46. El cestero rodeado de otros útiles como el cuévano, el protector de garrafón y cestosde diferentes tamaños. En primer plano se observa la base de una pieza en forma de aspa.(Hogar de Arnedo).

103. Garrafa: vasija esférica, que remata en un cuello largo y estrecho y sirve para enfriarlas bebidas, rodeándolas de hielo. Garrafón debe ser el aumentativo de garrafa.

104. Es una costumbre muy extendida en nuestra zona la de coger caracoles en el campo,especialmente en los días de lluvia, y guardarlos en las caracoleras. Se dejan sumir o mermarhasta que se limpia el caracol ya que puede estar un tiempo sin comer y, cuando se consideraoportuno, se guisan a la manera típica riojana, con lomo, o solos con cebolla.

venta de cuévanos unas cinco o seis pesetas la pareja; por las cestas para re-

coger oliva una peseta; cuatro por los protectores de garrafón y dos por las ca-

racoleras. Es evidente que el precio de venta oscilaba en función del tiempo

empleado y en la dificultad que entrañara la elaboración de la pieza.

* * *

Este oficio fue considerado muy necesario y siempre estable en el entor-

no arnedano, aunque sus representantes solían compaginarlo con otras labo-

res, casi siempre de tipo agrícola. Quizá por este motivo se sabe que

celebraban como festividad de los cesteros a San Isidro Labrador, patrón de los

agricultores.

Uno de los mejores exponentes vivos de este oficio es Cándido Lavega San

Miguel, que aprendió el oficio de un tío suyo cuando, en 1942, con veintiséis

años, se trasladó a vivir a Rincón de Soto. Conoció también la técnica de los

cañizos y regresó a Arnedo donde se ganó el apodo de “el Encañizador”. Aquí

compaginó esta bonita profesión con otras actividades hasta su jubilación.

En la actualidad, este oficio como otros muchos, ha sufrido el impacto de

la era de los plásticos. El mercado está saturado de gran diversidad de utensi-

lios como vasijas, cubos, canastas, bolsas, bolsos, carteras, etc., que han pro-

ducido, en definitiva, un barrido casi absoluto de las labores de la cestería

vegetal. Ésta se ha transformado en objeto de moda y soporte de otras aplica-

ciones artísticas, que han generado a su vez otras nuevas modalidades artesa-

nales. Ahora, la cestería se dedica más a elaborar objetos decorativos que a

fabricar útiles adecuados al trabajo agrícola.

142

OFICIOS DE ARNEDO

EL COLCHONERO

Desde los montes de Ezcaray hasta Enciso, la sierra riojana ha tenido siem-

pre un gran desarrollo ganadero. Su economía se basaba en la explotación de

rebaños de ovejas merinas, cuya lana proporcionó a sus habitantes un mayor

progreso económico. Derivada de ella nació una industria de paños en la prác-

tica totalidad de las localidades serranas (Ezcaray, Torrecilla, Munilla, Enciso,

etc.). Estos centros fabriles se ubicaban estratégicamente cerca de los ríos, en

los diferentes valles de La Rioja, por ejemplo: Ezcaray en el valle del Oja, An-

guiano en el Najerilla, Torrecilla en el Iregua y Enciso en el Cidacos. Todos

ellos se convirtieron en auténticos pilares de la industria textil riojana, prove-

yendo de artículos complementarios a los pueblos de su entorno.

El momento de mayor apogeo de esta industria correspondió a los siglos

XVI y XVII, tanto en lo que a número de telares se refiere, como a la produc-

ción de paños. Sin embargo, pronto llegaría la crisis de este sector ya que todos

los estudios realizados hasta el momento, señalan el siglo XVIII como el inicio

del retroceso, que culminará más tarde, en el siglo XIX, debido a la ausencia

de una mecanización más moderna. De aquella fuerte industria textil en la que

se basó el desarrollo económico de la provincia, hoy sólo queda el recuerdo y

algunas huellas aisladas de los edificios en que se desarrrolló.

La población arnedana fue una activa receptora de estas producciones fa-

briles y para ello, fue determinante su proximidad con los centros de Enciso y

Munilla. En el primer tercio del siglo XX, comenzaría a gestarse en Arnedo una

incipiente industria del calzado; pues bien, aunque los artículos utilizados en

dicha industria eran derivados del algodón, del lino o del cuero, cabe destacar

que en Arnedo existió una famosa empresa, Sevillas S.A., que trabajó la lana

en todo su proceso, desde el lavado, cardado e hilado, hasta el tintado y teji-

do. Según nuestras informaciones, el hecho de que, en aquellos años, una em-

presa llevara a cabo todo el proceso, no dejaba de ser novedoso y, de alguna

manera, pionero dentro del ámbito nacional.

* * *

En este contexto fabril que acabamos de describir, cabe señalar que otra

parte de la producción de lana, iba destinada directamente al servicio domés-

145

tico. Es entonces cuando podemos hablar del colchonero como de aquel arte-

sano encargado de la elaboración y reparación de colchones de lana.

Durante la primera mitad del siglo XX, hasta la aparición de la goma-espu-

ma o los colchones de muelles, la gran mayoría de las personas dormían sobre

colchones de lana fabricados por estos artesanos. Su labor consistía no sólo en

la elaboración del colchón, generalmente de lana de oveja, sino también en su

mantenimiento. De este modo, cuando la lana se apelmazaba, la “mullían”105 de

nuevo desarmando el colchón y cardando106 la lana, hasta dejarlo como nuevo.

El colchonero sólo trabajaba la lana, pero cabe mencionar la existencia de

otros colchones de calidad muy inferior, elaborados con la “borra”107 o parte

desechable de la lana e incluso, con hojas de maíz. Estos tipos de relleno nos

146

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 47. Cama hecha con el típico colchón de lana, bien mullido. (Mª Cruz García. Hogar deArnedo).

105. Mullir es esponjar algo para que esté blando y suave.106. Cardar significa en origen, peinar o cepillar el pelo desde la punta hasta la raíz a fin

de que, al alisar ligeramente su superficie, quede hueco. En el caso de la lana, se trataría de va-rear con el mismo fin.

107. Borra: parte más grosera o corta de la lana.

hablan por sí solos de las dificultades económicas que existían en algunas

capas sociales y de cómo despertar el ingenio, sabiendo aprovechar los recur-

sos que la naturaleza les ofrecía.

Ser colchonero era un oficio popular, imprescindible y requerido en todos

los pueblos y ciudades de España. No en vano, podemos asegurar que la ciu-

dad de Arnedo contó siempre con la presencia de estos artesanos, que traba-

jaron muchísimo no sólo en Arnedo sino por toda la comarca. En primer lugar

recordamos a Julián Domínguez y más tarde, a la conocida familia de “los Pe-

rrillas”, que desarrollaron su actividad hasta la década de los 70.

Su trabajo lo realizaban siempre al aire libre, en las estaciones de prima-

vera y verano en busca del buen tiempo. Los colchoneros solían ir en parejas

y ser mozos fornidos que voceaban su oficio por las calles; se organizaban la

labor por distintas zonas de la ciudad para concentrar a la clientela. Habitual-

mente cobraban la labor en metálico y, esporádicamente, en especie.

Cuando las mujeres les llamaban y concertaban un precio, los colchone-

ros extendían unas mantas cuarteleras sobre el suelo, y en ellas colocaban uno

a uno los colchones. Cogían un colchón, lo descosían, tendían la lana y la va-

reaban con largas varas hasta que se mullía y ahuecaba. Parece ser que la pro-

cedencia de estas varas108 era un factor determinante en el buen hacer del

colchonero; las usaban de avellano, cerezo o fresno, dependiendo de la zona

geográfica donde nos encontrásemos, pero una característica de todas estas va-

riedades debía ser su flexibilidad. El colchonero golpeaba y esponjaba cons-

tantemente la lana con la vara, produciendo un sonido muy peculiar, semejante

al silbido del viento o a un zumbido. Este sonido adquiría un ritmo muy inte-

resante cuando se combinaba con la vara de un segundo colchonero, y alter-

naban los golpes de uno y otro a la perfección.

Una vez terminada la labor de vareo109 y saneamiento de la lana, el col-

chonero la trasladaba en puñados a otra tela limpia que sería la funda del

nuevo colchón. En esta parte del trabajo, el colchonero cosía la funda, aunque

LOS OFICIOS - EL COLCHONERO

147

108. Vara: palo largo y delgado.109. Vareo: acción de varear o dar golpes con una vara o palo. Este término también se uti-

liza para referirnos a la acción de derribar con los golpes y movimientos de la vara los frutos dealgunos árboles.

a menudo esta tarea era realizada por mujeres. Normalmente, las fundas de los

colchones presentaban unos ojetes110, conocidos en Arnedo como herretes o

“arretes”, que servían para fijar la lana evitando así su desplazamiento. Por

estos agujeros intercalados en toda la superficie del colchón, el operario utili-

zando unas agujas muy largas, atravesaba de lado a lado del colchón unas cin-

tas de algodón que ayudaban a mantener más sujeta la lana. Con el tiempo,

esta técnica se fue perfeccionando con la incorporación de lazos u otros tipos

de remates que embellecían la pieza.

Los recuerdos de infancia nos hablan de este profesional como un hom-

bre limpio y meticuloso, de cuya maña dependía la duración de los colchones.

La vida media de un colchón de lana podía rondar entre los dos y los cinco

años, según la calidad original de la materia prima así como del uso recibido.

148

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 48. Mujeres haciendo colchones junto al cementerio. (Foto cedida por Mª Ángeles Herrero).

110. Ojete: abertura pequeña y redonda, ordinariamente reforzada en su contorno con cor-doncillo o con anillos de metal, para meter por ella un cordón o cualquier otra cosa que afiance.

En una época en la que los enseres y ropas de la casa se aprovechaban al má-

ximo, habían de poner un especial esmero en este producto, la lana, que podía

ser reciclada.

El futuro llegó con nuevos materiales como la espuma o el látex y aque-

llas camas con colchones de lana, que se adaptaban al cuerpo creando un

hueco acogedor, pasaron a ser sólo un recuerdo. La misma suerte que los col-

chones corrió el oficio, que iría desapareciendo paulatinamente, a medida que

en los hogares iban incorporándose otros tipos de colchones. En la actualidad,

los colchones se compran ya elaborados y con unas prestaciones que asegu-

ran su duración. A diferencia del pasado, en la sociedad actual, cuando los col-

chones se estropean, se tiran y se cambian por otro.

LOS OFICIOS - EL COLCHONERO

149

EL ENCAÑIZADOR

La definición de “encañizador” bien podría ser la de maestro en la elabo-

ración de cañizos, sin embargo, esta palabra no aparece recogida como tal en

el Diccionario de la Lengua Española. Tampoco aparece, aunque se utiliza

como sinónimo del anterior, el término de “cañicero”, forma abreviada y de ca-

rácter más popular utilizada en la zona de Arnedo. A diferencia de los ante-

riores, cañizo aparece definido ampliamente como: tejido de cañas y bramante

o tomiza que sirve para camas en la cría de gusanos de seda, armazón en los

toldos de los carros, sostén del yeso en los cielos rasos, etc.

Dicha definición de carácter general, nos remite a los diferentes usos que

tradicionalmente se le han dado a esta estructura conocida como cañizo. La uti-

lidad que esta pieza ha tenido en Arnedo gira en torno a dos mundos, el agrí-

cola y el de la construcción. De este modo, los trabajos o encargos que recibían

los “encañizadores” se podrían clasificar así:

• Los cañizos de exterior, que se utilizaban, bien para secar fruta y horta-

lizas, especialmente ciruelas, pasas, orejones, tomates... o bien, en las

huertas, como valla de protección contra el viento y los animales.

• Los cañizos de interior, elaborados como soporte para aplicar el yeso en

los techos de las casas así como en los tejados. Se trabajaba mano a

mano con los albañiles, urdiendo las cañas en la propia obra hasta for-

mar un entramado, que después cubría el llamado “cielo raso”, técnica

de construcción muy interesante que explicaremos más adelante.

Sea cual fuere el destino final de los cañizos, la labor de este artesano in-

cluía dos fases muy diferenciadas, primero había que recolectar la caña y des-

pués elaborar el artículo.

RECOLECCIÓN DE LA CAÑA

La materia prima de la que se abastecían los “cañiceros” es un producto

básico y natural, la caña. Ésta procede de una planta gramínea, indígena de

Europa meridional, con tallo leñoso, hueco, flexible y de tres a cuatro metros

153

de altura; sus hojas son anchas, un tanto ásperas, y tiene flores en panojas

muy ramosas. Se cría en los parajes húmedos, por eso, en nuestra zona, crece

en las “yasas”111 o “poyos”112 que el terreno ofrece y que conservan cierto

grado de humedad.

Estos profesionales conocían extensos cañares o cañaverales113 donde, año

tras año, recogían la materia prima necesaria. Las cañas se recolectaban con el

permiso de sus dueños y previo acuerdo de palabra, ya que solían encontrar-

se, dentro o muy cerca, de fincas particulares.

154

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 49. El encañizador, José Mª Salcedo, acude a los cañares o cañaverales más cercanospara recolectar cañas; al cortarlas usa la “chuela” o hacha pequeña. (Hogar de Arnedo).

111. La palabra yasa, resulta muy familiar en nuestra comarca, sin embargo, no aparece enel Diccionario. Podríamos definirla como una quiebra profunda, producida en la tierra por lascorrientes de las aguas o por otras causas, que a lo largo del tiempo, han formado cauces deagua estables en épocas de lluvia o deshielos.

112. Poyo se utiliza para designar un banco de piedra, yeso u otra materia, que ordinaria-mente se fabrica arrimado a las paredes, junto a las puertas de las casas de campo, en los za-guanes y otras partes; sin embargo, la acepción a la que nosotros nos referimos tiene más quever con un levantamiento natural que ofrece el terreno en los márgenes de fincas, ríos o yasas.

113. Cañaveral es sinónimo de cañar e indica un sitio poblado de cañas o cañaveras.

De diciembre a febrero, momento en que la caña está en su mejor momen-

to, es decir, bien curada, los trabajadores de este oficio se trasladaban a los ca-

ñares para cortarla; además, procuraban realizar esta labor siguiendo la tradición

y el respeto a los ciclos naturales, es decir, lo hacían en luna menguante. Este

hecho, al parecer, prolongaba la vida de las cañas y evitaban su degradación.

Una vez en el tajo114, se cortaban los tallos desde abajo, con tijera o con la

“chuela” (abreviatura muy utilizada en Arnedo, de hachuela o hacha pequeña).

Después procedían a limpiar o pelar las hojas y los nudos del tronco con el

corquete o “cortete”115.

LOS OFICIOS - EL ENCAÑIZADOR

155

Lám. 50. Este artesano usa el rajador para partir las cañas en tiras. (Hogar de Arnedo).

114. Tajo: lugar en el que se trabaja o desempeña una tarea.115. Corquete parece la acepción correcta de otras como “colquete” o “cortete”.–1. Herramienta cortante y de punta curvada, que unas veces se ajusta a un mango fuerte

y se emplea para cortar palos gruesos, y otras a una vara de varios metros de largura, y se usapara cortar desde el suelo las ramas altas de los árboles.

–2. Herramienta de la misma forma que las anteriores, pero de menores dimensiones, quees usada por los vendimiadores para cortar los racimos. Marcos Marquete, vendimiador sin cor-quete, frase que indica que por San Marcos suele helar, perdiéndose la cosecha de la uva (Fer-nando Fernández de Bobadilla).

Finalmente, apilaban todas las cañas para hacer los fajos116 o “atados”.

Éstos solían agruparse “en cientos o medios cientos”, es decir, en grupos de

unas cien o cincuenta cañas respectivamente, con la finalidad de transportar-

las mejor. A continuación, los fardos se transportaban al hombro o en carros

hasta el lugar donde debían ser almacenados.

ELABORACIÓN DEL CAÑIZO

El primer paso de este proceso consiste en partir la caña con los “rajado-

res”117, herramienta de madera con bordes cortantes por los que se hace pasar

la caña para conseguir partirla en varias tiras. Habitualmente se pueden extraer

tres o cuatro tiras, dependiendo siempre del grosor de la caña.

Los cañizos se confeccionan con diferentes medidas según las necesidades

pero el más frecuente, tiene aproximadamente dos metros de longitud por un

metro de ancho. Se elabora a partir de una estructura fija de nueve cañas en-

teras, distribuidas de tres en tres en los extremos y la parte central, a modo de

pilares. Entre ellos, se van entretejiendo las tiras de caña partidas, en sentido

transversal. Por último, se intercalan cada cierto tramo, cañas enteras que darán

más firmeza y resistencia a la pieza.

Esta estructura, denominada al comienzo de nuestro trabajo, cañizo de ex-

terior, era utilizado en las casas y huertas para secar los frutos y hortalizas que,

una vez deshidratados, podían ser conservados y, más tarde, utilizados en los

fogones para cocinar. También se han utilizado desde siempre, como vallas o

cercas de protección en las fincas agrícolas, para delimitar una propiedad o

marcar zonas diferenciadas dentro de la misma.

Como ya hemos dicho anteriormente, existía una variante dentro de este

oficio relacionada con el mundo de la construcción y cuya finalidad era muy

distinta. Es el llamado “encañizado”, que consistía en la cubrición de las ma-

deras del techo. El cañizo de interior se elaboraba en los propios techos de las

casas durante la construcción y quedaba allí instalado para siempre; ésta era la

principal diferencia con respecto al cañizo de exterior que, al ser una estruc-

tura compacta y aislada, podía trasladarse de un lugar a otro.

156

OFICIOS DE ARNEDO

116. Fajo y atado son sinónimos de haz, porción atada de mieses, lino, hierbas, leña u otrascosas semejantes.

117. El diccionario define rajador como el hombre que raja madera o leña, sin embargo,creemos que por extensión se aplica también a la herramienta empleada por ellos mismos.

LOS OFICIOS - EL ENCAÑIZADOR

157

Lám. 51. Con algunas cañas sinpartir, el encañizador crea una

estructura a modo de pilares, queservirán para dar consistencia al

cañizo. (Hogar de Arnedo).

Lám. 52. José Mª Salcedo vaentretejiendo el resto de las cañaspartidas como si se tratase de unapieza cosida. (Hogar de Arnedo).

Con mucha paciencia y habilidad, el artesano iba atravesando las cañas de

un lado a otro entrelazándolas hasta crear una superficie plana. Las cañas se

sujetaban a las vigas de madera mediante clavos que, según el saber popular,

debían ser frotados con ajo o aceite para evitar su oxidación. Una vez que el

techo quedaba totalmente cubierto, se cubría este entramado con una o varias

capas de yeso y se daba por concluida la labor, la cual era conocida popular-

mente como “construir el cielo raso”.

Este sistema constructivo se utilizó en Arnedo hasta bien entrada la se-

gunda mitad del siglo XX, por falta de otros materiales, por su bajo coste y

como fruto también de ciertas modas. Lentamente fue cayendo en desuso con

la llegada de nuevas técnicas y materias primas más resistentes. Hoy sólo

queda la constancia de aquellos techos en algunas casas del casco antiguo ar-

nedano; un paseo por sus calles nos permite apreciar estos techos al descu-

bierto en las casas derruidas.

* * *

En época de austeridad como fue la posguerra española (años 40 y 50 del

siglo XX), en la que todos los sectores económicos sufrieron la escasez de ma-

terias primas, se buscaran soluciones prácticas y de bajo coste para desarrollar

diferentes actividades económicas. De este modo, el oficio de encañizador

contó desde siempre con un alto grado de reconocimiento social ya que se

hacía necesario, sobre todo, en la construcción de viviendas. La figura de este

artesano era solicitada continuamente en la elaboración y reparación de te-

chumbres pero igualmente importante fue la demanda en la confección de ca-

ñizos para la agricultura.

Ejemplos de estos encargos han quedado recogidos en algunos documen-

tos del Archivo Municipal de Arnedo y aprovechamos la ocasión para darlos a

conocer. El primero de ellos es del año 1884 y se trata de una solicitud para la

colocación de un cañizo. Dice así:

“…Se presenta a la Corporación una solicitud suscrita por Prudencio de

los Santos para hacer una pared de cañizos en el huerto del Hospital…”118.

158

OFICIOS DE ARNEDO

118. Archivo Municipal de Arnedo. Libro de actas 1884. Sesión del 10 de octubre de 1884.Sig. 472/1.

Él segundo documento, fechado en 1946, nos habla de un pago realizado

desde el Ayuntamiento por la elaboración de cañizos para lo que se supone es

el frontón municipal:

“…Examinadas con detenimiento, la Gestora acuerda aprobar y satis-

facer las cuentas siguientes: … otra de Félix Salcedo de cañizos para el

frontón…” 119

Y por último, en una Sesión de Pleno del 23 de enero de 1952, se recoge

la siguiente anotación:

LOS OFICIOS - EL ENCAÑIZADOR

159

119. Archivo Municipal de Arnedo. Libro de Actas de Sesiones del Ayuntamiento Pleno.Del 30-4-1946 al 29-11-1947. Sesión del 31 de octubre de 1946. Sig. 473/1.

Lám. 53. El cañizo aparece yaprácticamente terminado.

(Hogar de Arnedo).

“… se acuerda satisfacer las cuentas siguientes: una de Félix Salcedo de

20 m2 de cañizo para las obras del hospital; importante 130 pts…”

A tenor de estas anotaciones, comprobamos la permanencia de este oficio

en el tiempo, probablemente durante centurias. Podríamos decir que se trata-

ba de un oficio muy reconocido por lo necesario; pero además, de carácter au-

tónomo, ya que desarrollaba su labor en todas las escalas sociales y sin sufrir

la temporalidad de otros muchos.

En Arnedo existieron numerosos profesionales que formaron auténticas

sagas familiares. Algunos de ellos eran conocidos con el sobrenombre de “los

Cañiceros”, apodo o sobrenombre, que hoy todavía se conserva. También otros

como Félix y José Mª Salcedo trabajaron con maestría en esta actividad duran-

te muchos años, aunque la desaparición del oficio les fue llevando a otros cam-

pos profesionales. Hoy, lamentablemente, sólo unas pocas personas como

ellos, conservan en su memoria el complicado arte de confeccionar cañizos

pero, han dejado para nosotros el testimonio vivo de lo que fue su oficio.

160

OFICIOS DE ARNEDO

120. Archivo Municipal de Arnedo. Libro de Actas de Sesiones del Ayuntamiento Pleno. Se-sión del 23 de enero de 1952. Sig. 468/2.

EL ESQUILADOR

Las ovejas, variedad doméstica del género ovino, así como los caballos,

mulos y asnos, utilizados en las labores agrícolas, han sido siempre suscepti-

bles del esquilado o corte de su pelambre, principalmente las primeras. Todos

estos animales se integraban en las economías familiares del medio rural con-

virtiéndose en imprescindibles para la supervivencia; así, dada su importancia

y necesidad, la actividad del esquilador se volvió absolutamente indispensable

en las sociedades rurales del siglo pasado.

Históricamente, este trabajo aparece ligado a un fenómeno que se conoce

como trashumancia121 y que, a lo largo de los siglos, ha tenido en España una

presencia determinante en el paisaje y en la estructura social, e incluso ideo-

lógica, de los hombres. A partir de la Edad Media pero sobre todo, en la Edad

Moderna, el desarrollo de la trashumancia sufrió un gran incremento. Su motor

fue la demanda de lana desde el extranjero, ya que nuestros vellones122 eran

apreciados en toda Europa por su calidad. Comerciantes holandeses, franceses

e italianos acudían a nuestras sierras a comprar lana a los ganaderos, muchas

veces por adelantado. Puertos como el de Laredo, Bilbao, Valencia o Alicante

centralizaban las exportaciones, y cuando en el siglo XIX la demanda cesó, au-

tomáticamente entraron en crisis muchas de las economías pastoriles de nues-

tro país. La trashumancia no es únicamente un fenómeno histórico que hoy

sigue vivo en muchas comarcas serranas, sino que conlleva otras manifesta-

ciones sociales y, sobre todo, el desarrollo de este oficio.

El esquilador es un maestro o profesional que realiza el “esquileo”, enten-

diendo como tal la acción de cortar el pelo, vellón o lana de los ganados y

otros animales. Al mismo tiempo, esta palabra hace referencia al local o de-

pendencias donde se esquilaba el ganado lanar pero también, al período de

tiempo en el que se realizaba dicha labor. Todo ello nos habla de la repercu-

sión que esta actividad tuvo, tanto a nivel social como económico, en la so-

ciedad del siglo XX.

163

121. Trashumancia: pasar el ganado con sus conductores, desde las dehesas de invierno alas de verano, y viceversa.

122. Vellón: conjunto de la lana de un carnero u oveja que se esquila.

Cuando pensamos en la figura del esquilador de ovejas, lo hacemos en

plural, ya que sólo se entiende su trabajo si es realizado en grupo, en las lla-

madas “cuadrillas”. Llamamos así al grupo de hombres que se juntaban para

ir a esquilar; éstos se trasladaban desde su lugar de origen a otras regiones

con tradición ganadera y abundancia de rebaños, en el caso de Arnedo, hacia

Aragón, La Mancha e incluso Andalucía. Este hecho, que se repetía de nuevo

cada año, tenía grandes especialistas en nuestra ciudad; así podemos consta-

tar la existencia de una familia conocida precisamente con el apodo de “los

Esquiladores”. Al parecer la dedicación a este oficio de dicha familia comen-

zó hacia 1909 y, aunque tuvieran que compaginarla con otros trabajos, algu-

nos de sus miembros continuaron hasta su jubilación. Es el caso de Teófilo

Sáenz Argáiz, que continuó en esta labor hasta los años setenta, y de su hijo,

Jesús Sáenz Fernández, que según él mismo nos ha contado, todavía acude

en la temporada primaveral, a los pueblos cercanos como Préjano o Berga-

sa, para esquilar cada año varios rebaños de ovejas.

También podemos nombrar en el ámbito de este oficio a dos hermanos,

que procedentes de la provincia de Soria, llegaron a nuestra ciudad en torno

a los años setenta. Se trata de Benito y Félix Pérez Zalabardo, que desempe-

ñaron otras profesiones en Arnedo, pero supieron mantener de forma esporá-

dica el oficio de esquilador itinerante. Ellos son, con toda seguridad, la última

saga o estirpe de aquellos esquiladores que emigraban cada año a otras tierras

en busca de aquella labor exclusiva de unos pocos.

EL ESQUILEO DE LAS OVEJAS

La temporada del esquileo comenzaba en primavera, hacia mediados de

abril, y duraba hasta final de junio, cuando el grupo de esquiladores era re-

querido por los ganaderos para realizar la esquila de las ovejas en el menor

tiempo posible. Esta labor, que ocurría solamente una vez al año, dependía

de un buen trabajo en grupo que era coordinado por un jefe de cuadrilla.

Ésta solía estar formada aproximadamente por unas 15 personas, y todos

ellos se trasladaban juntos hasta el lugar de trabajo, unas veces a pie, otras

en carro, autobús o tren pero siempre con la maquinaria al hombro y la ropa

en las alforjas.

164

OFICIOS DE ARNEDO

Una vez allí, se instalaban en los pajares u otros locales que les dejaban

en el pueblo y se distribuían las labores, encargándose algunos de la cocina

y otros, de afilar y engrasar las herramientas para que estuvieran a punto en

el trabajo. Se empezaba la jornada sobre las seis de la mañana y duraba hasta

la caída del sol. Era un trabajo muy duro en el que se tenía que estar aga-

chado durante muchas horas y además, no se descansaba ningún día de la

temporada.

Al principio, la herramienta básica del esquilador fue únicamente la tije-

ra, de hojas estrechas y muy largas; pero, a partir de los años treinta, se co-

menzó a esquilar con máquinas que incorporaron un manil o manivela para

agilizar el trabajo. Estas máquinas constaban un pie fijo con manivela y de

un brazo extensible que terminaba en el “peine de esquilar”; por eso, se ne-

cesitaban dos personas, una movía la manivela para aplicar la fuerza y la otra,

manejaba el peine. Más tarde aparecerían las máquinas eléctricas con motor,

con las que se esquila más rápido y sin aplicar tanta fuerza.

LOS OFICIOS - EL ESQUILADOR

165

Lám. 54. El esquilador en plenafaena, aparece sujetando la oveja

entre las piernas y haciendo uso del“peine de esquilar”, mientras otro

compañero hace girar la manivela.Se trata de Benito Pérez Zalabardo,

que fue esquilador hasta los añossetenta, aunque esta foto podríaser de 1957. (Foto cedida por la

familia de Benito Pérez).

El proceso del esquileo era el siguiente:

✓ Previamente al trabajo, las ovejas eran encerradas en el bache123 o corral,

y los esquiladores se disponían con sus máquinas en un recinto conti-

guo. Cada miembro de la cuadrilla se encargaba de una función: los más

jóvenes le daban al “manil”124 de la máquina y, los mayores, se encarga-

ban de sacar los cabos o remates125 y de esquilar el resto de la lana.

✓ Se cogía a la oveja de una de las patas de atrás y se tumbaba en el suelo;

se le ataban juntas las dos patas delanteras y luego las de atrás. El tra-

bajo se realizaba en cadena: primero actuaban los “caberos”, sacando los

cabos o partes finales del cuerpo del animal; después, los esquiladores

cortaban la lana de las ovejas, mojando de vez en cuando el peine en un

caldero con agua para facilitar el afeitado. Tanto los unos como los otros

se ponían las ovejas entre las piernas para poder manejarlas mejor.

✓ Los propios ganaderos o sus pastores se encargaban de recoger la lana

y de marcar al ganado. La lana se recogía a medida que se iban esqui-

lando las ovejas y se almacenaba en vellones que luego serían vendi-

dos. También se reservaba una parte de la mejor lana para la casa126.

Para terminar, las ovejas eran marcadas con pez hirviendo y cada gana-

dero, como es habitual en el mundo de la ganadería, tenía su propio

grabado de hierro con el que identificar a sus animales.

Normalmente se esquilaban una media de 50 ovejas diarias y se cobraba

aproximadamente a 15 céntimos por oveja. Actualmente, la forma de esquilar

y de trabar, así como el marcado, siguen realizándose igual pero se trabaja a

un ritmo mayor. Según los profesionales, se puede llegar a 190 ovejas por día

y por esquila, puesto que se utiliza maquinaria más moderna.

El oficio de esquilador de ovejas, considerado uno de los más duros, to-

davía existe en la actualidad pero se han producido algunas modificaciones

que lo hacen más llevadero: las cuadrillas son mucho más reducidas y se tras-

ladan con su propio vehículo, las máquinas de esquilar son muy parecidas a

166

OFICIOS DE ARNEDO

123. Bache: lugar donde se encierra el ganado para que sude antes de esquilarlo.124. El manil es una manivela o manubrio que impulsa la fuerza a la tijera en la máquina

de esquilar y sirve para agilizar el trabajo.125. Hacer los cabos significa esquilar el cuello, el rabo y las dos patas de atrás con las tijeras.126. Una vez que estaba bien lavada, se dejaba secar y se esmotaba para elaborar los col-

chones tradicionales de los que hablamos sobradamente en el capítulo del colchonero.

las de antes pero eléctricas, y se trabaja con más rapidez. Aunque parezca una

contradicción, podemos afirmar que la trashumancia todavía hoy no ha desa-

parecido ya que, cada año en el cambio de temporada, miles de cabezas de

ganado bajan a pie desde las sierras en busca de otras zonas de pasto, reco-

rriendo las antiguas cañadas127 reales y otras menos conocidas, que existen a lo

largo de nuestro país. Esta costumbre recoge una herencia de setecientos años,

y forma parte de un patrimonio natural histórico y cultural que tenemos obli-

gación de conservar, proteger y potenciar. A pesar de todo, el oficio del es-

quileo desaparece paulatinamente debido a los tiempos modernos y los

descendientes de aquellos profesionales se han ido incorporando a otros sec-

tores de la economía mientras el ganado desciende vertiginosamente.

LOS OFICIOS - EL ESQUILADOR

167

127. Cañada: vía para los ganados trashumantes que debía tener noventa varas de ancho.

Lám. 55. Un grupode esquiladoreshaciendo una

demostración de sutrabajo en plena

calle; habitualmenteéstos trabajaban en

cuadrillas. (Fotocedida por la familia

de Benito Pérez).

Cabe señalar que este oficio presenta dos variantes muy distintas: la pri-

mera, que acabamos de ver, está relacionada con el ganado ovino y convertía

al esquilador en un oficio de temporada; en cambio, la segunda se dedicaba al

esquileo del ganado caballar o caballerías, en un local fijo y trabajando duran-

te todo el año de forma estable. Ambos procesos son muy parecidos; sin em-

bargo, se pueden establecer algunos matices que tienen que ver, con el tamaño

del animal, la finalidad y periodicidad del esquileo así como con las herra-

mientas requeridas.

Lo primero a tener en cuenta es que la acción de cortar o esquilar a un ani-

mal supone algo, en principio, antinatural ya que el pelo del animal nace y crece

con la función de salvaguardar al individuo de las inclemencias del tiempo. A

pesar de ello, existen razones que justifican la necesidad de esta labor: desde un

punto de vista práctico, porque el animal bien esquilado trabajará más cómodo

sin el pesado pelaje; desde el punto de vista de la higiene, porque se evitará así

la proliferación de parásitos y el riesgo de posibles infecciones.

EL ESQUILEO DE LAS CABALLERÍAS

En la primera mitad del siglo pasado, en una ciudad agrícola como Arne-

do, los animales de tiro y de labor eran absolutamente necesarios en su eco-

nomía, para sacar adelante el trabajo. Caballos, mulos o burros componían lo

que se llamaba “la caballería” y, ocupaban un lugar ciertamente importante en

los hogares arnedanos; tanto es así que, las viviendas solían tener en su plan-

ta baja un local destinado especialmente a los animales, eran las llamadas cua-

dras. Las bestias merecían un cuidado por parte de sus dueños, que comenzaba

por mantenerlos limpios y bien esquilados. De este modo, el esquilador tenía

trabajo durante todo el año, lo que le permitía mantenerse económicamente de

una forma digna.

Las herramientas que utilizaba eran básicamente las mismas que el esqui-

lador de ovejas aunque con algunas variantes derivadas del tipo de animal. He

aquí las que consideramos imprescindibles:

• Tijeras a mano, que combinaban una hoja plana con otra vertical a di-

ferencia de las del ganado ovino donde eran totalmente planas.

• Máquina peine, a dos manos, de tipo manual.

168

OFICIOS DE ARNEDO

• Piedras de afilar las tijeras y otros útiles. Existían dos tipos: la de mano

y la de agua.

• Utensilios complementarios como el cepillo, la soga, el acial (palabra en

desuso que se relaciona con “aciar”, vocablo procedente del árabe. Se

trata de un instrumento que sirve para oprimir la parte superior del hoci-

co, o una oreja de las bestias, así se las hace permanecer quietas mientras

las hierran, curan o esquilan) y el “moreno” (técnicamente se trata del mo-

renillo, masa de carbón molido y vinagre, con aspecto de hollín, que se

aplicaba sobre las cortaduras o heridas del animal a modo de cataplasma).

Antes de comenzar el proceso del esquileo era fundamental la limpieza del

pelo del animal, un cepillado fuerte y a contra pelo, para arrancar todas las im-

purezas que pudiera llevar adheridas. La tierra ayudaba a esta labor cuando el

animal se restregaba por el suelo.

El esquilador marcaba con las tijeras, unas líneas o “rayas guía” por el cuer-

po del animal, para facilitar y ordenar el paso de la máquina. Las partes a es-

quilar eran fundamentalmente el cuello, costillas y nalgas pero también se

cortaba en algunos casos el pelo de las patas o “cuartillas”. Ocasionalmente, se

recortaba la crin y la cola haciendo algunos dibujos, signos o adornos. En ello

radicaba la creatividad y originalidad del profesional que se entretenía en crear

signos de distinción o signos de identidad para cada animal. El pelo de la crin

y de la cola se recogían para la venta, ya que eran muy apreciados por su ca-

lidad en la fabricación de brochas y cepillos.

Por último, para comprender mejor la actividad de este profesional, hemos

de señalar su vinculación directa con otro oficio que también cuidaba de los

caballos, burros y otras especies. Nos referimos al herrador, que en principio

se dedicaba a cambiar las herraduras a estos animales pero que, actuaba oca-

sionalmente de esquilador. Sendos oficios fueron cayendo en desuso con el

discurrir del siglo XX y así, los pocos profesionales que todavía quedan, se

mueven en ámbitos muy distintos al agrícola, por ejemplo, los relacionados

con el mundo de la equitación y el deporte.

LOS OFICIOS - EL ESQUILADOR

169

EL GUARNICIONERO

Desde muy antiguo, la guarnicionería128 ha sido sinónimo de arreos o ata-

víos129 para los animales de caballería y, sus orígenes se remontan, al momen-

to en que los caballos fueron domesticados. Será a partir de la Edad Media,

especialmente con la llegada de los árabes a la Península Ibérica y la intro-

ducción de nuevas técnicas de trabajar el cuero, cuando esta actividad adquiera

un mayor desarrollo. Durante el reinado de los Reyes Católicos, se ordenó y

regularizó el sistema de gremios130 mediante pragmáticas y proclamas131 que

afectarían también al grupo de maestros guarnicioneros. Siguiendo esta pista,

hemos encontrado un documento muy interesante, fechado más tarde, en

plena Edad Moderna (1647) y que nos puede servir de ejemplo para entender

la importancia de este oficio. En él se establecían normas muy estrictas para el

desarrollo de este trabajo y dice lo siguiente:

“...Confirmación de las ordenanzas del gremio de guarnicioneros y co-

rrieres de Madrid...

...Que primero que los dichos oficiales hayan de poner tienda en esta

corte y que primero que puedan ser examinados, hayan de traer probado

que han usado el dicho oficio de guarnicionero cuatro años con oficiales

aprobados y examinados, y esto hecho, los puedan examinar y sean re-

queridos al dicho examen de cómo es dado por hábil y suficiente para

poder usar y ejercer el dicho oficio y se le den su carta de examen firmada

de los tales examinadores...” 132

173

128. Guarnicionería: taller en que se hacen guarniciones para caballerías. Señalamos que eltérmino guarnición hace referencia al conjunto de correajes y demás efectos que se ponen a lascaballerías para que tiren de los carruajes o para montarlas o cargarlas.

129. Arreos aparece en el diccionario como sinónimo de atavíos. Este último, se definecomo prenda o conjunto de prendas con que se cubre el cuerpo, mientras que el primero, se re-fiere a las guarniciones o jaeces que llevan las caballerías de montar o de tiro.

130. Gremio: corporación formada por los maestros, oficiales y aprendices de una mismaprofesión u oficio, regida por ordenanzas o estatutos especiales.

131. Una pragmática es una ley emanada de competente autoridad, que se diferenciaba delos reales decretos y órdenes generales en las fórmulas de su publicación. La proclama es la no-tificación pública de alguna ley. Ambas servían para advertir y comunicar a los artesanos de losgremios, las normas por las cuales debían regirse.

132. Traslado de la confirmación de las ordenanzas de guarnicioneros y corrieres de Ma-drid de 1618.

Un rápido recorrido por la historia de España nos ha permitido comprobar

que el trabajo del guarnicionero es un oficio ancestral y de suma importancia en

nuestra península. En La Rioja también lo fue, pero tradicionalmente, se combi-

naba la guarnicionería con la albardería, sobre todo en los núcleos rurales. El al-

bardero conocido en algunos pueblos riojanos como bastero, es un artesano

especializado sólo en la confección de las albardas133 mientras que el guarnicio-

nero tiene un alcance mayor porque trabaja con el cuero objetos muy diversos.

Además conocemos otra denominación, la de talabartero como guarni-

cionero que hace talabartes y otros correajes. Si atendemos al significado de

talabarte como pretina o cinturón, ordinariamente de cuero, que lleva pen-

dientes los tiros de que cuelga la espada o el sable, podríamos pensar que

el talabartero supone una rama especializada dentro del oficio del guarni-

cionero.

En realidad no sabríamos establecer diferencias muy claras entre las dis-

tintas denominaciones que nos han aparecido; quizá sean variantes que sur-

gieron en el medio rural a partir de unas necesidades agrícolas muy concretas,

o quizá dependiera de los animales utilizados, que marcaron la moda de los

diferentes arreos.

Para centrar el tema, mencionaremos la definición que sobre el guarnicio-

nero aparece en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua. El término

presenta dos acepciones: la primera dice expresamente que un guarnicionero

es el operario que trabaja o hace objetos de cuero, como maletas, bolsos, co-

rreas, etc.; la segunda, dice ser un fabricante o vendedor de guarniciones, sien-

do estos el conjunto de correajes y demás avíos que se ponen a los équidos

para que tiren de los carruajes o para montarlos o cargarlos.

Ambas definiciones ilustran la figura de este artesano y su finalidad, pero

hemos podido comprobar que se trata de una actividad muy compleja. El ofi-

cio de guarnicionero abarcaba, desde la manipulación del cuero y el almoha-

dillado de algunos aparejos, hasta el enriquecimiento de las aplicaciones con

adornos: cuero recortado, tachuelas, bordados, trenzados y flequillos. Además,

174

OFICIOS DE ARNEDO

133. Albarda: pieza principal del aparejo de las caballerías de carga, que se compone dedos partes a modo de almohadas rellenas, generalmente de paja de centeno, unidas por la sec-ción que cae sobre el lomo del animal.

presenta numerosas variantes en otras regiones de España; por eso, nosotros,

trataremos de destacar los rasgos característicos del guarnicionero arnedano.

* * *

La labor de estos artesanos consistía fundamentalmente en “vestir a las ca-

ballerías” con todo tipo de prendas. Si entendemos por caballería el animal

cuadrúpedo que utiliza el hombre para cabalgar o trabajar en el campo, el más

conocido es el caballo pero, en Arnedo, se utilizaron también otras especies

equinas como el burro134 o el mulo135.

Según el trabajo realizado por el animal, los arreos eran diferentes; así se

usaban piezas específicas para las bestias de tiro, para montar y para las labo-

LOS OFICIOS - EL GUARNICIONERO

175

Lám. 56. Decoración de un cabestro o cabezada para los días de fiesta. Al fondo pueden versecolgadas dos piezas más sencillas en lo que, suponemos, podría ser una guarnicioneríaarnedana. (CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo).

134. Burro aparece en el diccionario como sinónimo de asno o animal solípedo, como demetro y medio de altura, de color, por lo común, ceniciento, con las orejas largas y la extremidadde la cola poblada de cerdas. Es muy sufrido y se le emplea como caballería y como bestia decarga y a veces también de tiro.

135. El mulo es quizá la especie equina que más abundaba en Arnedo. Se trata de un des-cendiente de caballo y burra o de asno y yegua, casi siempre estéril.

res del campo. Los cuidados que recibían las monturas decían mucho de la po-

sición social del propietario, de ahí que pusieran gran empeño en su cuidado,

y distinguieran entre los ornamentos de diario y de fiesta. Estos aparejos o im-

plementos que vestían al animal, cubrían diferentes partes del cuerpo y pre-

sentaban muchas variantes. Aquí nombramos algunos de los más conocidos

dentro de la cultura arnedana como: anteojeras o “antojeras”, cabestro o cabe-

zada, bozal, collera o “collarón”, manga, albarda con tarrea o “tarria”, ba-

rriguera, retranca y sufra. Todos ellos se describen con más detalle en el

capítulo de este libro “El agricultor y su caballería”.

La materia prima imprescindible para la confección de estos productos fue

desde siempre el cuero pero, antes de ser utilizado, debía someterse a deter-

minados procesos. Aunque éstos varían mucho de unas regiones a otras, el cu-

rado136, el curtido137 y el acabado, eran pasos imprescindibles que había de

sufrir la piel. Hoy los procesos y las técnicas han cambiado, pero nosotros que-

remos hacer mención de algunos usos de carácter general.

176

OFICIOS DE ARNEDO

136. Curar la piel se define con dos acepciones: 1. Curtir y preparar una piel para usos in-dustriales. 2. Secar o preparar convenientemente algo para su conservación.

137. Curtir: adobar o aderezar las pieles.

Lám. 57. Elguarnicionero seprepara para elcosido mientrassujeta la piezacon la “machota”.Se trata de JoséCastillo,descendiente deuna gran familiade guarnicionerosarnedanos. En sumesa de trabajoaparecen cinchas,cabestros ocollarones, piezastípicas de lasantiguasguarnicionerías.(Hogar deArnedo).

EL TRATAMIENTO DE LA PIEL

Las pieles en bruto se curan, bien mediante salazón húmeda o

bien con salmuera. Hay algunas diferencias entre ellas: la primera

consiste en apilar las pieles en un montón y salarlas abundantemen-

te, después se dejan en reposo unos 30 días para que la sal penetre

en ellas y expulsen los elementos de desecho; la segunda, el curado

con salmuera se basa en introducir las pieles durante veinticuatro

horas aproximadamente en grandes cubas que contienen un desin-

fectante y una disolución de sal muy alta.

Pues bien, una vez han sido curadas las pieles, se remojan con

agua fresca para eliminar los restos de sangre y sal. Después debe eli-

minarse el pelo de la cara externa mediante un depilado y, por últi-

mo se raspa, normalmente con una cuchilla, para que la superficie

quede totalmente limpia.

A continuación se procede a la labor de curtido, para el que

existen innumerables procesos que dependen del uso al que esté

destinada la materia prima. Los más conocidos son el curtido mine-

ral o curtido al cromo, y el curtido vegetal. El primero se realiza en

un día, hace encoger las pieles produciendo un cuero más durade-

ro y resistente al fuego; el segundo, da como resultado una pieza

más flexible y resistente al agua pero su elaboración dura varias se-

manas o meses.

Después de este último paso, todas las variedades resultantes

sufren un proceso de teñido que terminará con el secado de la

pieza. Se deben controlar la temperatura y la humedad a la que es

sometida; pero además, para conseguir mayor suavidad y flexibili-

dad de la piel, se puede aplicar algún producto de acabado como

ceras o lacas.

LOS OFICIOS - EL GUARNICIONERO

177

La piel o el cuero ya tratado es el que llegaba, en su día, a los talleres de

los guarnicioneros arnedanos. Se tienen noticias de un proveedor de Barcelo-

na, Pablo Lecina que, a comienzos del siglo XX, abastecía de pieles a la mayo-

ría de los talleres arnedanos. No obstante, en épocas anteriores, debieron existir

en nuestra ciudad algunos talleres donde se curtían y trabajaban las pieles; estos

lugares eran conocidos en Arnedo como curtidurías, tenerías o “tanerías”138. La

referencia más antigua que hemos encontrado acerca de estas factorías nos

vuelve a aparecer en el Archivo Municipal139; se trata de una solicitud de la li-

cencia de apertura para montar una de ellas donde nos sorprende especial-

mente el ordenamiento para el oficio y el lenguaje utilizado. Dice así:

“Eulogio Quiñones vecino desta ciudad a… dice: que teniendo intenta-

do construir una fábrica de tenería en esta jurisdicción para curtir pieles

del consumo en su oficio y no teniendo en sus propiedades para poderlo ve-

rificar, ha reconocido los sitios propios de la ciudad donde no perjudicar

a ningún vecino, y habiendo visto un sitio cómodo por la proximidad de

las aguas debajo del castillo… cuyo sitio a mi parecer no perjudica a nadie

por ser un terrón de ninguna utilidad para el pueblo.

…suplico se sirva reconocido dicho sitio… para dar principio a cons-

truir dicha tenería, señalándose al efecto catorce varas de longitud y las

que se puedan proporcionar de latitud, sin perjudicar a los caminos ni sus

linderos en cosa alguna, favor que espera de la bondad de… de quien

siempre vivirá agradecido.

Arnedo, 24 de agosto de 1841”

También sabemos que en la calle Tenerías, junto a la Huerta de la Barone-

sa, existió otro de estos talleres que ha sido derruido recientemente. Además,

hasta los años cincuenta del siglo pasado tenemos constancia de que todavía

funcionaba una curtiduría en la calle Carrera, propiedad de la familia Rivero.140

178

OFICIOS DE ARNEDO

138. Tanería es el nombre que recibe en Arnedo, una curtiduría o tenería. Ambos términos,aparecen en el Diccionario como sinónimos, haciendo referencia al sitio o taller donde se cur-ten y trabajan las pieles.

139. Archivo Municipal de Arnedo. Solicitudes, 1841. Sig. 624/8.140. Parece ser que trataban exclusivamente pieles de oveja y, una vez retirada la lana que

vendían a fabricantes de colchones, la piel era curtida para fabricar badanas. Información apor-tada por Carlos Rivero.

Al parecer los guarnicioneros arnedanos conocían diversos tipos de piel,

pero se trabajaba especialmente con tres: el cromo, de color rojo y blanco,

que servía para las cinchas; el sillero, que se usaba para cabestros, “antoje-

ras” y “collarones”; y por último, el becerro, piel que venía engrasada y se

destinaba a la parte interna de los aparejos que rozaban al animal.

Asimismo, se necesitaban cuerdas de distintos grosores y larguras, que

procedían de un taller especializado, el de Marcelo Zaragoza, muy conoci-

do en la zona norte; también lonas141, liza142, y paja de centeno sin trillar,

que servía para el relleno de algunas piezas. Por último, para la ornamen-

tación de los diversos enseres, se precisaba de adornos metálicos como las

anillas, hebillas y tachuelas143, y adornos de piel como los flecos, trenzas y

bordados.

Respecto a las herramientas, el taller del guarnicionero era uno de los más

completos por su variedad ya que trabajaba, como hemos visto, con diferentes

materiales y calidades. Cabe destacar las siguientes:

• La cuchilla, el rajador y la media luna144, que servían para cortar y re-

bajar el cuero.

• La lezna, instrumento que se compone de un hierro con punta muy fina

y un mango de madera, usado por los zapateros y otros artesanos para

agujerear, coser y pespuntar.

• Todo tipo de agujas, rectas y curvas, para coser.

• El cabo o cuerda para coser, que solía impregnarse de cera de abeja para

que diera consistencia y suavidad a los hilos que lo formaban.

• El sacabocados, instrumento de hierro o acero, que sirve para taladrar o

hacer agujeros en la piel. Los hay en forma de punzón, de tenaza, etc.

• La machota o tabla de guarnicionero, es una de las herramientas más ca-

racterísticas de este artesano. Está formada por dos tablas de madera, rec-

LOS OFICIOS - EL GUARNICIONERO

179

141. Lona: tela fuerte de algodón o cáñamo, para velas de navío, toldos, tiendas de cam-paña y otros usos.

142. Liza: hilo grueso de cáñamo.143. Tachuela: clavo corto y de cabeza grande.144. Media luna o medialuna, es un utensilio en forma de media luna que sirve para raspar

el cuero.

tangulares y estrechas, en forma de Y o de pinza, que el guarnicionero

utilizaba para sujetar el cuero mientras realizaba el cosido de la pieza.

Estas herramientas servían al guarnicionero en la elaboración de todos sus

productos; desde los aparejos para vestir al animal como antojeras, cabestros,

bozales, colleras, mangas, tarreas, barrigueras, retrancas y sufras, hasta otros ar-

tículos de uso cotidiano como bolsos, carteras o cinturones. Aunque todos

ellos presentan diferentes formas y funciones, el proceso de confección, bási-

camente, era el mismo:

✓ Sobre el cuero, se dibujaban las diferentes piezas que componían un ar-

tículo.

✓ A continuación, se recortaban con la cuchilla, el rajador y las tijeras. Si

era necesario, se rebajaba la piel con la media luna.

✓ Para realizar el cosido, se utilizaba la machota o tabla de guarnicione-

ro. Esta herramienta se colocaba entre las piernas y se sujetaba la pieza

en la pinza, lo que le permitía al artesano tener las manos libres para

el trabajo.

180

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 58. Herramientas características de un guarnicionero, entre otras: el rajador, la medialuna, el sacabocados y la machota o tabla de guarnicionero. (Foto de F. Ángel Pérez Merino).

LOS OFICIOS - EL GUARNICIONERO

181

Lám. 60. El artesanorebaja la piel con la

media luna, herramientaimprescindible en el

taller del guarnicionero.(Hogar de Arnedo).

Lám. 59. Elguarnicionero sujeta lapieza que ha de coser conla pinza para dejar lasmanos más libres.Previamente enhebra laaguja, dando tres vueltasal mismo hilo conel fin de tensarlo más.(Hogar de Arnedo).

✓ El cosido se hacía tanto con la lezna como con las agujas. Éstas se en-

hebraban dando tres vueltas al mismo hilo con el fin de que no se des-

lizara en el cosido y quedara bien tensado.

✓ Para terminar la pieza, se hacían los grabados, remaches o agujeros con

punzones de diferente grosor, tenazas o “sacabocados”. Por último, se

añadían cordones, hebillas y todo tipo de adornos.

* * *

La amplia gama de productos que trabajaba el guarnicionero arnedano iba

destinada en su mayor parte al ámbito rural. De este modo, en la sociedad agrí-

cola de principios y mitad de siglo, donde el número de animales de montura

o de carga era muy abundante, esta actividad se convirtió en imprescindible y

adquirió un carácter estable a lo largo del año.

Fueron muchos los que se dedicaron a este oficio y, como ocurría con

otros oficios arnedanos relacionados con la aguja y el cosido, los guarnicione-

ros celebraban su fiesta bajo el patronazgo de Santa Lucía reuniéndose en

torno a las hogueras todos los meses de diciembre. Nadie recuerda mucho más

sobre estas fiestas salvo que los jóvenes se divertían saltando cerca de la ho-

guera e intentando “robar” las patatas que se asaban en el fuego.

Los protagonistas de estas anécdotas formaron parte durante mucho tiem-

po de un emblemático grupo de artesanos entre los que recordamos a Silvio y

Olimpio González, o a otros como Félix Orío y Carmelo Castillo. Éstos fueron,

sin duda, los últimos guarnicioneros de Arnedo ya que prolongaron su activi-

dad hasta la década de los setenta e incluso de los ochenta.

Con la incorporación de la población arnedana al desarrollo industrial, el

trabajo agrícola pasó a un segundo plano y se redujo estrepitosamente el nú-

mero de caballerías, lo que terminaría por afectar a todos los oficios que de-

pendían de ellas. Finalmente, la mayoría de estos profesionales terminaron por

incorporarse a las fábricas de calzado, aunque algunos se adaptaron a los nue-

vos tiempos orientando su producción a la fabricación de toldos, la tapicería o

artículos de uso cotidiano como bolsos, cinturones, carteras, monederos, etc.

En la actualidad no se hacen “collarones”, ramales o cinchas para la caba-

llería tal y como se han hecho tradicionalmente en los pueblos. Hoy las albar-

das, bastos, ataharres y lomillos han empezado a ser piezas de museo

182

OFICIOS DE ARNEDO

etnográfico, no obstante, todavía hay quien realiza este trabajo. En algunas re-

giones de España, especialmente La Mancha, siguen existiendo talleres espe-

cializados que se dedican a la fabricación de artículos destinados al ocio en

actividades de caza, pesca, equitación o rejoneo.

LOS OFICIOS - EL GUARNICIONERO

183

EL HERRERO

No hay duda que la orfebrería fue una de las primeras manifestaciones ar-

tesanales del hombre. Ya en la Antigüedad clásica, el poeta griego Homero nos

ofrece en La Odisea, una de las primeras referencias sobre la soldadura, y

sobre el efecto y bondad del fuego para templar el hierro. Y es que, desde

antes de Cristo, en la llamada Edad de los Metales, el hombre viene trabajan-

do los distintos materiales que le ofrece la naturaleza para la construcción de

herramientas, útiles para la caza de animales o para la propia defensa. Hasta

ese momento, el ser humano había construido sus propias armas y enseres con

otros elementos como la madera, el sílex o el hueso, pero la dureza y resis-

tencia que consiguieron con los nuevos materiales, no eran comparables con

nada anterior. El manejo de metales, solos o en aleación, tales como el cobre,

el bronce y especialmente el hierro, se volvió imprescindible para la mayoría

de las culturas. Sus aplicaciones se extendieron a otros campos de la vida co-

tidiana en los que, modelar recipientes que les resultaran eficaces, supuso toda

una innovación que no dejaría de evolucionar hasta nuestros días.

En la zona de Arnedo y su comarca, los herreros se dedicaban principal-

mente a fabricar herramientas para la agricultura, pequeñas máquinas y utensi-

lios para la industria, así como complementos para la construcción: balcones,

verjas, puertas y toda suerte de objetos ornamentales. Este hecho nos indica que

este oficio seguía siendo, en la primera mitad del siglo XX necesario, incluso im-

prescindible, para la sociedad y economía arnedanas. Se recuerda entre otros a

Álvarez “el Chato”, Juanito “el Herrero”, Aparicio “el de la Renfe”, Buenaventu-

ra, y Luis Ibáñez “el herrero de Herce”. No conocemos mucho sobre ellos pero

sabemos que algunos trabajaron en el ferrocarril y después montaron su propia

herrería. Ellos mismos nos han contado que todos los herreros de la comarca se

conocían entre sí e incluso, siempre que podían, se hacían favores.

Estos profesionales de la forja desempeñaban su trabajo necesariamente en

un local fijo –la fragua– donde acudían los hombres a reparar sus herramien-

tas, pero en la que siempre había tiempo para la tertulia y para los comenta-

rios sobre las cosas que ocurrían en el pueblo. El término fragua procede del

latín fabrica y significa: fogón en el que se caldean los metales para forjarlos,

187

avivando el fuego mediante una corriente horizontal de aire producida por un

fuelle o por otro aparato análogo. Sin embargo, este concepto se aplica tam-

bién al taller donde el operario hace su trabajo.

Tres eran los grupos de herramientas fundamentales para trabajar el hierro:

• Por un lado, la fragua o fogón ya nombrada, donde se calientan las pie-

zas, y que cuenta con otros elementos para su funcionamiento como el

fuelle145, los atizadores146 y la campana147.

• Por otro, el yunque, prisma de hierro acerado, de sección cuadrada, a

veces con punta en uno de los lados, encajado en un tajo de madera

fuerte, que sirve para trabajar en él los metales a golpe de martillo.

188

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 61. Luis Ibáñez, el herrero de Herce, trabajando en la fragua de su herrería.(Hogar de Arnedo).

145. Fuelle: instrumento para recoger aire y lanzarlo con una dirección determinada, queesencialmente se reduce a una caja con tapa y fondo de madera, costados de piel flexible, unaválvula por donde entra el aire y un cañón por donde sale cuando, plegándose los costados, sereduce el volumen del aparato.

146. Atizador: utensilio con forma de barra, normalmente de hierro, que se utiliza para re-mover el fuego y que arda más.

147. Nos referimos a la campana extractora que debía tener la fragua para aspirar y extraerel humo que originaba el fuego.

• Además, un taller contaba con una gran variedad de herramientas de

mano como el mallo148, punzón149, tenaza150, limas151, cortafríos152, y la pie-

dra para afilarlos o la pasta para hacer empalmes, etc.

En su rústico taller, el herrero con habilidad y la fuerza de sus brazos, mol-

deaba, producía y reparaba las herramientas y útiles necesarios para la vida dia-

ria. Su labor era imprescindible para el desarrollo de la agricultura, los

transportes, complementos y hasta la construcción; de este modo, forjaba arados

romanos, rejas, picos, barras, clavos, cuñas, herrajes para los animales de labor,

LOS OFICIOS - EL HERRERO

189

Lám. 62. El herrero en su taller hace funcionar el fuelle de gran tamaño que alienta el fuego.Además del fogón, pueden verse los atizadores, la campana y otras piezas. (Hogar de Arnedo).

148. Mallo: instrumento para desgranar a golpes la mies. En el diccionario no aparece rela-cionado con nuestro contexto, por eso, podríamos definirlo como un martillo de brazo muy largoy cuya superficie para golpear es de un material más blando.

149. Punzón: instrumento de hierro o de otro material rematado en punta, que sirve paraabrir ojetes y para otros usos.

150. Tenaza: instrumento de metal, compuesto de dos brazos paralelos enlazados en unode sus extremos por un muelle semicircular y que por el otro tienen forma propia para coger laleña o el carbón de las chimeneas u otras cosas.

151. Lima: instrumento de acero templado, con la superficie finamente estriada en uno oen dos sentidos, para desgastar y alisar los metales y otras materias duras.

152. Cortafrío: cincel fuerte para cortar hierro frío a golpes de martillo.

así como, cerraduras, llaves, elementos para la construcción y todo aquello que

sus habilidades podían alcanzar.

Era una profesión estable y regular durante todo el año ya que dedicaba

muchas horas a la fabricación pero también al mantenimiento de los aperos

agrícolas, que siempre debían estar a punto para las tareas del campo; así, arre-

glaba azadas153 –que en el lenguaje popular se conocía como “echar la boca

nueva a la azada”–, afilaba y empalmaba hachas, o aguzaba154 la reja del arado.

Era también el encargado del herraje de las caballerías y, en ocasiones, el que

fabricaba las propias herraduras. Es en este punto donde aparece relacionado

con otro profesional, el herrador, que en algunas ocasiones, trabajó de forma

independiente al herrero, pero en otras, se concentraban ambas actividades en

una misma persona.

En uno y otro caso, su labor era dura y no exenta de riesgo. El hierro es

el metal más difícil de trabajar debido a su dureza, ya que se funde a más de

1.500 grados. Esa transformación de un material duro en maleable, que some-

tido al fuego va cambiando su color y su forma, es todo un espectáculo. Una

vez encendido el fuego que se alimentaba con carbón, se introducía la pieza

de metal hasta que se ponía al rojo vivo. Entonces el herrero la esculpía, dando

golpes sobre el yunque con el martillo hasta conseguir la forma adecuada. Por

último, la introducía en un pilón155 lleno de agua para “darle el temple” y en-

friarla. Conseguir el temple adecuado consistía en buscar o establecer el equi-

librio entre el color (desde rojo vivo hasta amarillo pálido, dependiendo de la

temperatura que se necesitase) y el estado del hierro, enfriando bruscamente

la pieza en agua o aceite a temperatura ambiente. Se obtenía distinto resulta-

do según se utilizase un líquido u otro; pero es indudable, que esta operación

requería de mucha habilidad y pericia para conseguir el punto adecuado de

190

OFICIOS DE ARNEDO

153. Azada: instrumento que consiste en una lámina o pala cuadrangular de hierro, ordi-nariamente de 20 a 25 cm. de lado, cortante uno de estos y provisto el opuesto de un anillodonde encaja y se sujeta el ástil o mango, formando con la pala un ángulo un tanto agudo. Sirvepara cavar tierras roturadas o blandas, remover el estiércol, amasar la cal para mortero, etc.

154. Aguzar es sacar punta a un arma u otra cosa, o adelgazar la que ya tienen, es decir,en nuestro caso a la reja del arado. Éste es un instrumento de agricultura que, movido por fuer-za animal o mecánica, sirve para labrar la tierra abriendo surcos en ella; la reja es una parte deél, hecha en hierro y con forma de punta, que sirve para romper y revolver la tierra.

155. Pilón: receptáculo de piedra que se construye en las fuentes para que, cayendo el aguaen él, sirva de abrevadero, de lavadero o para otros usos.

dureza y resistencia de la pieza fabricada. Algunas veces, los herreros más ex-

pertos tiraban al suelo la pieza terminada para cerciorarse, con el sonido que

emitía, de que se había conseguido la calidad deseada.

Muy pronto llegó el progreso industrial, en detrimento de lo manual pero,

a pesar de ello, hay quien conserva las técnicas y el secreto que permiten acari-

ciar y modelar el hierro para darle forma. Afortunadamente, existe en la actuali-

dad un auge de la forja en su vertiente artística, que trabaja desde el mobiliario

(mesas, sillas, camas, consolas, percheros...), hasta complementos (lámparas, fa-

roles, utensilios de chimeneas...), cerramientos y objetos para la decoración de

casas y emplazamientos rurales. Para los profesionales que se dedican a ello, éste

es el mejor campo de expresión en el que desarrollar su imaginación y creativi-

dad individual. Se trata de un oficio artesano en el que intervienen creatividad,

corazón y técnica; pero dada la rudeza del trabajo, que requiere de gran destre-

za y esfuerzo físico, no hay muchos interesados en aprenderlo.

LOS OFICIOS - EL HERRERO

191

Lám. 63. Con la pieza al rojo vivo,el herrero daba golpes de martillo

sobre el yunque hasta conseguir laforma adecuada; se trataba de

“dar el temple”. (Hogar de Arnedo).

EL HERRADOR

No hay duda de que la técnica de la forja es la misma, tanto para el he-

rrero como para el herrador. Sin embargo, como ya apuntamos antes, había

casos en los que el herrero unía a sus tareas las propias del herrador; pero

había otros en los que el herrador era un profesional autónomo, dedicado ex-

clusivamente al herraje de las caballerías donde, o bien elaboraba él mismo las

herraduras, o bien las adquiría en el taller del herrero.

En Arnedo existió con toda seguridad el oficio de herrador como actividad

exclusiva ya que, hubo una época, en la que eran cientos los animales a los

que había que colocar herraduras. Los cambios de herraje se producían según

el desgaste de las herraduras, pero las que se colocaban en las extremidades

delanteras del animal eran las que más se desgastaban porque con ellas hacía

más fuerza. También es cierto que, la falta de disponibilidad económica, limi-

taba el cambio simultáneo de las cuatro herraduras, por eso, lo habitual era

cambiar una o dos en el mismo día.

En cuanto a las herramientas, el herrador debía incorporar a su lugar de

trabajo algunas piezas que le servían para tratar al animal; por ejemplo:

• Una tenaza pequeña que le servía para quitar la herradura vieja y, cuan-

do era necesario, para cortar o limpiar el casco156.

• El pujavante es una pieza metálica alargada, a modo de lima con punta

plana, que utilizaba el herrador para alisar el casco antes de colocar la

herradura nueva.

• Cuchillas, limas, martillos pero, sobre todo, herraduras variadas y cla-

vos especiales.

Si el herrador elaboraba sus propias herraduras, o si las adquiría del taller

de un herrero, es algo que no podemos determinar porque ambas situaciones

existieron. Sin embargo, podemos decir que, aunque se tenían en cuenta las di-

195

156. En las bestias caballares, uña del pie o de la mano, que se corta y alisa para sentar laherradura.

196

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 64. Las herradurasse trabajan sobre el

yunque con herramientascomo éstas.

(Hogar de Arnedo).

Lám. 65. El herradorsujeta la herradura,todavía caliente, conuna tenaza mientrasla moldea a golpe demartillo. (Hogarde Arnedo).

ferencias en la anatomía de animales como asnos, mulos, machos o yeguas, el

proceso seguido para el cambio de herraduras era siempre el mismo.

El proceso comenzaba quitando la herradura vieja con la tenaza; después,

se cortaba el casco crecido de la pezuña y por último, se alisaba este mismo

con el pujavante. En realidad, esta limpieza que se hacía de las uñas del ani-

mal era muy necesaria y saludable, porque el crecimiento inadecuado de las

mismas, podía producir infecciones. El herrador, entonces, escogía entre las he-

rraduras, la más adecuada para el tamaño del animal; la ajustaba al casco e in-

troducía los clavos, uno a uno, por los agujeros de la herradura para sujetarla.

Realmente, estos clavos son puntas con una forma especial, que penetraban en

la pezuña dura del animal, y que encajaban perfectamente con la forma que

ofrecían los huecos de la herradura. Según los expertos, se introducían un

poco inclinados y, si sobresalían del casco, se remachaban o golpeaban con

un martillo. Todo esto servía para que no se desprendiera la herradura y para

evitarle un daño al animal.

Otra forma de reducir el casco o pezuña de la caballería era “herrar a

fuego”, que consistía en calentar la herradura en el fuego y seguir el procedi-

miento anterior. Ambos procesos eran dolorosos; por eso, algunos animales no

se dejaban herrar, daban coces y se revolvían. Para relajar al animal se usaba

el “aciar” o acial157, un artilugio que servía para pretarle el morro y así, cen-

trándose en el dolor que esto le producía, se olvidaba del de sus patas. Está

formado por dos palos de 30 ó 35 cm., unidos en uno de sus extremos, y en

el otro, una vez presionado el morro, se unen con una cuerda para evitar po-

sibles mordeduras del animal. También se solía atar una cuerda desde la pata

hasta la cola para inmovilizarlo y poder realizar el trabajo sin peligro.

Muchos herradores vieron desaparecer su oficio poco a poco, progresiva-

mente, a medida que se iba reduciendo el número de caballerías en nuestra

ciudad. A partir de los años 50, con la llegada de la industrialización, algunos

cambiaron de profesión, otros siguieron dedicándose al mundo de la forja en

las herrerías. Un ejemplo de ello lo tenemos muy cerca de aquí, en el pueblo

de Herce, donde Luis Ibáñez, herrador profesional que viajaba por toda la co-

LOS OFICIOS - EL HERRADOR

197

157. Acial: instrumento con que oprimiendo un labio, la parte superior del hocico, o unaoreja de las bestias, se las hace estar quietas mientras las hierran, curan o esquilan.

marca herrando caballerías, transmitió la técnica del oficio a sus hijos, quienes

en la actualidad trabajan la forja pero a nivel más industrial. Ellos nos han con-

tado que mantienen intacta la fragua donde su padre trabajaba y que, a pesar

de no vivir de ello, siguen herrando a las escasas caballerías que hay por el

valle del Cidacos. Éstas se redujeron de forma estrepitosa, como queda refle-

jado en los siguientes datos: en los años 40 y 50 se trabajaba para cientos de

caballerías de todo el valle pero, a medida que se fue abandonando el trabajo

agrícola, el número de las mismas se ha reducido en la actualidad, a tres o cua-

tro en la zona de Arnedo.

198

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 66. El herrero LuisIbáñez, quien también fueherrador, nos muestraorgulloso la herraduraterminada. (Hogar deArnedo).

EL HOJALATERO

La hojalata es el material básico con el que trabajaba un hojalatero. La

hoja de lata, de donde procede su nombre, es una delgada lámina de hierro

o acero recubierta en sus dos caras por una microscópica capa de estaño;

de este modo, dichos materiales se unen entre sí mediante un proceso elec-

trolítico con el fin de preservar las piezas de la corrosión. Utilizar sólo el es-

taño resultaba demasiado caro y frágil, sin embargo, mezclándolo con el

acero, ambos ganaban en dureza y resistencia a la oxidación. Si bien la ho-

jalata ya era conocida por los antiguos griegos, la práctica de recubrir el

acero con estaño se desarrolló con mayor profusión a lo largo del siglo XIV

en Bohemia, región de Alemania y principal productora de este material en

la Edad Media.

El gran impulso de esta industria surgió más adelante, al iniciarse la pro-

ducción de alimentos enlatados a principios del siglo XIX. Desde entonces la

hojalata ha sido un material repetidamente utilizado para la producción de en-

vases y objetos, siendo mejorados día a día con la incorporación de nuevos

procesos tecnológicos.

Otros materiales con los que se trabajaba eran el cinc158 y el estaño159. Este

último resultaba imprescindible en la soldadura de las piezas y solía adoptar

la forma de una barrita muy fina que se derretía fácilmente al contacto con

el calor. Además de los metales que empleaba como materia prima, el taller

de un hojalatero contenía una gran variedad de herramientas, algunas espe-

cíficas de este oficio, que le obligaban a tener un local fijo donde trabajar.

Eran las siguientes:

201

158. Cinc: metal abundante en la corteza terrestre. De color blanco, brillante y blando, seusa desde antiguo en la fabricación de pilas eléctricas, para formar aleaciones como el latón, ypara galvanizar el hierro y el acero.

159. Estaño: metal escaso en la corteza terrestre. De color y brillo como la plata, es duro,dúctil y maleable. Se emplea para recubrir y proteger otros metales y en el envasado de ali-mentos; aleado con el cobre forma el bronce, y con otros metales, se aplica en soldaduras yen odontología.

• Necesitaba en primer lugar un banco de trabajo donde apoyar las pie-

zas, un yunque160, una “hornilla”161 y una bigornia162.

• Escuadra, compás y tijeras para dibujar y recortar.

• Para manipular la hojalata precisaba de otro tipo de herramientas como

martillos, mazos, alicates, limas, trancha163 y mordaza.

202

OFICIOS DE ARNEDO

160. Yunque: prisma de hierro acerado, de sección cuadrada, a veces con punta en uno delos lados, encajado en un tajo de madera fuerte, y a propósito para trabajar en él a martillo losmetales.

161. Hornilla creemos que hace referencia a un pequeño horno donde calentar las piezaspero su definición concreta es la siguiente: hueco hecho en el macizo de los hogares, con unarejuela horizontal en medio de la altura para sostener la lumbre y dejar caer la ceniza, y un res-piradero inferior para dar entrada al aire. También existe separada del hogar.

162. Bigornia: yunque con dos puntas opuestas.163. Trancha: hierro con canto boto o romo que, clavado en un borriquete, sirve a los ho-

jalateros para rebordear sobre él con el mazo los cantos de la hojalata.

Lám. 67. El hojalatero, Ángel Muro,aparece junto a las herramientas ymateriales con los que trabaja:chapa y moldes de hojalata, lacandileja, la mordaza y todo tipode rodillos, mazos y martillospara dar forma a las piezas.(Hogar de Arnedo).

• Por último, la candileja164 y los soldadores, como fuentes de calor para

unir las piezas.

Con la hojalata y el cinc, el hojalatero creaba un sinfín de objetos y reci-

pientes, todos ellos necesarios, tanto para el hogar como para el agricultor o

el ganadero. Estos útiles, confeccionados artesanalmente, iban destinados a

particulares o a pequeños comerciantes, que los ponían a la venta a modo de

las ferreterías actuales; sin embargo, este artesano no sólo elaboraba produc-

tos nuevos sino que se ocupaba de reparar, con su técnica, los ya usados. Entre

ellos cabe destacar piezas tan comunes como:

• La cántara y la cantarilla, diferentes en el tamaño. Grande la primera y

más pequeña la segunda; se trata de una vasija de barro o metal, an-

gosta de boca, ancha por la barriga y estrecha por el pie; por lo común,

con una o dos asas. La cántara fue muy utilizada en otros tiempos, tanto

es así que se convirtió en una unidad o medida para los líquidos, con-

tándose en aproximadamente unos 16 litros. La cantarilla también con-

tenía líquidos pero una cantidad mucho menor.

• La zafra, vasija de metal ancha y poco profunda, en que se guarda aceite.

• El candil y el farol de aceite, ambos para alumbrar. Dotado, en el caso

del primero, de un recipiente de aceite con mecha y una varilla con gan-

cho para colgarlo.

• La azufradora, aparato utilizado por el agricultor con el que se azufran165

las vides u otras plantas.

• Toda una variada gama de útiles de cocina como aceiteras, lecheras, em-

budos, moldes, churreras, latas de asar, etc.

En su momento, el oficio de hojalatero precisó siempre de un local fijo

donde realizar sus creaciones y, si bien es cierto que fue una actividad estable

con encargos en cualquier época del año, durante el período en que se realiza-

ban la cosecha y la conserva, aumentaban los pedidos de una forma considera-

ble. Se le acumulaba el trabajo porque eran muchas las amas de casa que le

requerían para la reparación de los botes de conserva del año anterior; éstos eran

LOS OFICIOS - EL HOJALATERO

203

164. Candileja: vaso pequeño en que se pone aceite u otra materia combustible para queardan una o más mechas.

165. Azufrar es echar azufre a las plantas para controlar las plagas, especialmente el oídio.

reutilizados de nuevo y se cerraban herméticamente con la ayuda del hojalatero

y sus utensilios. Así mismo, el invierno era el tiempo en el que aumentaba la de-

manda de algunos recipientes, especialmente, zafras de distintos tamaños que

servían para almacenar y mantener mejor la cosecha de aceite. Como en la ma-

yoría de los oficios antiguos, la labor se realizaba básicamente por encargo, y re-

cibía sus honorarios, esporádicamente en metálico, y normalmente, en especie

con productos del campo (el aceite y las almendras eran los más preciados).

El proceso de elaboración era muy similar para todos los útiles. Requería de

minuciosidad y precisión, y comprendía desde el diseño de las plantillas hasta la

realización del corte, moldeado, acople y soldadura de las diferentes piezas que

formaban el objeto. Para ilustrar la labor del hojalatero, describiremos los pasos

en la elaboración de uno de los objetos más utilizados en los hogares del siglo

pasado; se trata de la cantarilla, pieza de gran parecido con la cántara pero de

menor tamaño, que resultaba idónea para guardar líquidos. Según la definición

que hemos encontrado, una cantarilla es una vasija de barro, sin baño, del ta-

maño y forma de una jarra ordinaria y boca redonda; sin embargo, la versión que

nosotros conocemos se realizaba en hojalata y se parecía más a una cántara.

ELABORACIÓN DE UNA CANTARILLA

El artesano, antes de conseguir la forma definitiva, había de preparar con

esmero cada una de las piezas, verdaderos cuerpos geométricos, en que se

descomponía la cantarilla. Necesitaba dos troncos de cono para el cuerpo prin-

cipal, un pequeño cilindro para el cuello, dos círculos para la tapa y la base,

y pequeños rectángulos para las asas. Los pasos eran los siguientes:

✓ El artesano comenzaba dibujando, con precisión geométrica, las dife-

rentes piezas que conformaban la cantarilla, utilizando para ello el com-

pás y diferentes plantillas.

✓ A continuación, recortaba cada fragmento y lo moldeaba. Por ejemplo, a

las superficies que formaban el cuerpo principal, las hacía girar sobre una

superficie rígida con el fin de conseguir que se curvaran; en cambio,

aplastaba las superficies destinadas para la base y la tapa. A todas ellas les

alisaba y remataba los bordes para que no cortaran, se les daba forma con

la bigornia e incluso se les hacía una pestaña, que al ser doblada, conse-

guía un mayor grosor, por ejemplo para la boca o la tapa del recipiente.

204

OFICIOS DE ARNEDO

LOS OFICIOS - EL HOJALATERO

205

Lám. 68. En esta imagen, el hojalatero dibuja y recorta las piezas en la plancha de hojalata.(Hogar de Arnedo).

Lám. 69. El maestro hojalatero moldea y da forma a las distintas piezas geométricas quecomponen una cantarilla. (Hogar de Arnedo).

206

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 71. Las piezas, realizadas por separado, se unen y se sueldan para conseguir la formadefinitiva. (Hogar de Arnedo).

Lám. 70. En algunas piezas de la cantarillacomo la boca o la tapa del recipiente se haceuna pestaña que, al ser doblada, consiguemayor grosor. (Hogar de Arnedo).

✓ Una vez preparadas las piezas como si de un puzle se tratase, el hoja-

latero realizaba la soldadura. Era un proceso muy importante que con-

sistía en la unión de las diferentes partes mediante una fuente de calor

y el estaño. Normalmente, utilizaba la candileja y un soldador de cobre,

que untaba en una piedra de salamoniaco166 y mezclaba con las barritas

de estaño o cinc. Este metal se derretía con el calor y consiguía unir las

superficies de las distintas piezas. Dicen los expertos, que también debe

añadirse aguafuerte para que el exterior quede lo más alisado posible.

✓ Cuando todos los fragmentos habían sido dispuestos en su sitio, y uni-

dos entre sí, el artesano repasaba las juntas y los bordes para conseguir

un buen acabado del objeto.

* * *

Todos los hojalateros de Arnedo se conocían. Celebraban a su patrona, la

Virgen de la Candelaria, el diez de diciembre, con una misa y una cena de

hermandad organizada para todos los del gremio. Sabemos de algunos de

ellos, auténticos profesionales, que mantuvieron abiertos sus talleres hasta los

años sesenta del siglo pasado, momento en que la demanda social de sus pro-

ductos fue en detrimento con la aparición de otros materiales y del trabajo

mecanizado.

Entre otros podemos recordar a Donato Pérez y sus hijos, Teodoro y Por-

firio, que trabajaban en la calle General Ruiz o calle La Yasa; los hermanos

“Campanillas”, en la calle Preciados; Aurelio Morón, en la calle Santa Clara y,

Ángel Muro, en la calle Palacio. Aunque es bien sabido que esta profesión

como tal ha desaparecido en nuestra ciudad, todavía contamos con exposicio-

nes como “Oficios para el recuerdo” o encuentros como el “Mercado medieval

del Can de Vico”, donde podemos apreciar la originalidad y creatividad del tra-

bajo bien hecho de estos artesanos.

LOS OFICIOS - EL HOJALATERO

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166. La piedra de salamoniaco es una pieza compacta de ambos materiales, sal y amonia-co, que el hojalatero usaba para mezclar mejor el estaño.

LABORES DE MUJER

En las sociedades agrícolas tradicionales, la división del trabajo entre hom-

bres y mujeres era una constante. Este fenómeno se producía también en Ar-

nedo hasta bien entrado el siglo XX, al menos así lo recuerdan aquellas

mujeres que trabajaron para recopilar esta información. Nosotros hablamos de

un contexto histórico en el que las mujeres se dedicaban casi exclusivamente

a las tareas vinculadas al ámbito del hogar. Su dedicación englobaba todos los

trabajos relacionados con la atención, educación y cuidado de los miembros

de la familia; la limpieza y el mantenimiento de la casa, la alimentación, y la

conservación de productos hortofrutícolas destinados al almacenaje.

El ámbito en el que se movían ambos sexos estaba absolutamente definido

y era admitido por todos, según la costumbre: por un lado, el hombre trabaja-

ba en el campo, atendía un oficio o, en ocasiones, ambas cosas; sin embargo,

la mujer, no solía desempeñar una profesión sino que su actividad se reducía a

las labores cotidianas del hogar. A todas ellas va dedicado este capítulo dentro

de un libro que habla de oficios para el recuerdo porque, verdaderamente, ellas

fueron los artífices anónimos de la cultura del bienestar en la que vivimos. Afor-

tunadamente para la mujer, su función en la sociedad actual ha cambiado, sobre

todo a partir de su incorporación al mercado de trabajo.

* * *

Las duras condiciones de vida y la infraestructura del momento influían

continuamente en el esfuerzo físico que las mujeres debían desempeñar en sus

tareas cotidianas. Por otro lado, no existían las comodidades con las que hoy

contamos, ni tan siquiera alguno de los complejos electrodomésticos que agi-

lizan los quehaceres diarios como el lavado de la ropa o la cocción de los ali-

mentos; por ello, parece obvio pensar que, el número de horas dedicadas al

trabajo de la casa debía ser mucho mayor que en la actualidad.

La rutina diaria comenzaba para las mujeres cuando, una vez levantadas y

aseadas, se dedicaban a encender el fogón o la llamada “cocina económica”167.

211

167. Cocina económica es el nombre que recibía la cocina de leña y carbón.

Disponer de ulagas y sarmientos para el encendido, así como leña de cepa,

almendro u olivo para el mantenimiento del fuego, era algo imprescindi-

ble168. Esta era la única fuente de calor que había en la casa y, con su fuego,

se guisaban los alimentos a la vez que se mantenía el espacio caliente. El

calor producido por irradiación se aprovechaba para caldear las habitacio-

nes más próximas pero el resto de habitaciones y alcobas se calentaban con

la ayuda del brasero169 colocado bajo la mesa camilla o en el suelo, sobre un

armazón de madera. También era habitual poner recipientes con “alcohol de

quemar”, que contribuían a caldear el dormitorio. Al acostarse pasaban el

“calentador” por todas las camas consiguiendo una acogida más cálida y

agradable; éste era un utensilio de cobre con forma redondeada, tapa y

212

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 72. La “cocina económica” era la única fuente de calor que había en la casa y, con sufuego, se guisaban los alimentos a la vez que se mantenía el espacio caliente. Las brasas delfogón se utilizaban para calentar la plancha. (Josefa Pérez. Hogar de Arnedo).

168. En el capítulo del ulaguero se hace referencia a las ulagas como combustible.169. Brasero: pieza de metal, honda, ordinariamente circular, con borde, y en la cual se

echa o se hace lumbre para calentarse. Solía ponerse sobre una tarima, caja o pie de madera ometal, y fue muy utilizado en el siglo pasado hasta la aparición de las calefacciones actuales.

mango de madera en cuyo interior se introducían brasas para quitar la frial-

dad de las sábanas.

En el desayuno lo más habitual era el “café de malta” o la achicoria y, los

que tenían o podían conseguirla, lo acompañaban con leche. La malta se ex-

traía de la cebada una vez tostada en el horno de la cocina y molida. En los tiem-

pos de mayor escasez, para preparar la malta, se utilizaba el agua de cocer la

remolacha dulce y así, ahorraban en azúcar, producto caro y muy escaso por

aquel entonces. Los trozos cocidos y una vez enfriados eran consumidos como

ensalada.

Las tareas de mantenimiento de la higiene del hogar o, dicho de otra ma-

nera, “el aviar la casa”, eran las mismas que se realizan actualmente pero re-

querían de un mayor esfuerzo físico por la falta de aparatos eléctricos. Entre

dichas tareas, era fundamental el barrido de los suelos de las habitaciones que

se hacía con escobas de alpiste, mientras que el portal y los corrales se barrían

con escobas de tomaza170. Finalmente, se jabonaban los suelos con estropajo,

trapos viejos o saco de talega pero siempre de rodillas porque todavía no exis-

tía la fregona, al menos en el medio rural. De vez en cuando, a las baldosas

de barro les daban cera roja para su mantenimiento y, blanqueaban con lejía

los suelos y los “atoques”171 de las escaleras.

Los colchones eran normalmente de lana, muy confortables aunque de-

bían ahuecarse diariamente para ventilarlos y darles la forma idónea. Las

amas de casa más exigentes pasaban el palo de la escoba por encima de la

cama para alisarla. En la mayoría de los hogares se utilizaban sábanas de lien-

zo y algodón pero en algunas de familias más pudientes se usaron también

el lino y el hilo.

Anualmente, con el buen tiempo, se deshacían los colchones y se lavaban

sus fundas; los colchoneros se encargaban de varear la lana para oxigenarla y

evitar la polilla volviendo a dejar el colchón como nuevo. Este oficio especia-

lizado se efectuaba en las calles y entradas de las casas172.

LOS OFICIOS - LABORES DE MUJER

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170. La tomaza era una planta semejante al tomillo, pero menos olorosa.171. Atoque: remate, generalmente de madera, de los peldaños de las escaleras de una casa.172. En el capítulo del colchonero se explica cómo se renovaban los colchones.

Más allá de las tareas relacionadas con el arreglo de la casa, el acarreo de

cántaros y botijos de agua se había convertido en una actividad imprescindible,

sobre todo, si tenemos en cuenta que durante buena parte del siglo pasado no

existía el agua corriente en la mayoría de las viviendas. Evidentemente, el agua

era necesaria para cocinar y limpiar, pero también para el consumo humano y el

aseo personal; por eso, cada día, las mujeres o los niños de la familia se trasla-

daban hasta la fuente más cercana para llenar su cántaro o su botijo y transpor-

tarlo de nuevo a casa. El salero y equilibrio de las mozas para llevar los cántaros

y las tinas, tanto en la cabeza como en la cintura, eran motivo de comentarios

entre los viandantes y vecinos. Como ya hicimos referencia en el capítulo del

aguador, existían varias fuentes en Arnedo pero la más solicitada era la llamada

Fuente del pueblo, situada en la actual Glorieta Celso Díaz. Este era un lugar muy

concurrido, y uno de los mejores puntos de encuentro, porque además de reco-

gerse el agua, se “mensajeaba”173, chafardeaba o cortejaba y en muchos casos se

cerraban tratos y se iniciaban o mantenían relaciones sentimentales.

Otra actividad que también se hacía fuera de casa era el lavado de la

ropa. Ésta es, con toda seguridad, la tarea más dura que desarrollaban aque-

llas mujeres y la que más cambios ha sufrido desde la llegada a las casas del

agua corriente y más tarde, de la lavadora. En aquella época, hiciera frío o

calor, las mujeres tenían que desplazarse hasta los ríos o lavaderos más pró-

ximos para efectuar la colada174. Normalmente, esta tarea se realizaba los

lunes ya que los domingos era habitual “mudarse” o cambiarse de ropa. En

esos días, los ríos y lavaderos públicos se llenaban de mujeres que pasaban

buena parte del tiempo lavando la ropa. Durante el invierno, en su mayoría,

iban al río de los Caños175, un lavadero cubierto que estaba ubicado debajo

del patio de la iglesia de Santo Tomás, o al lavadero de Orenzana, a las afue-

ras de la ciudad. La ropa se llevaba en tinas, generalmente en la cabeza, pro-

tegida por un trapo enrollado en forma de rosca o rodete176, y en el regazo

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OFICIOS DE ARNEDO

173. Mensajear o mensajiar es curiosear, fisgonear. A los que lo practican se les llama men-sajeros. También se utiliza como equivalente de “ir a dar una vuelta”.

174. De hecho, el término colada toma su nombre de la mezcla de cenizas que desde laantigüedad se ha usado para blanquear las prendas de cama principalmente, y que “colaban”antes de ser utilizada.

175. Nombre con el que era conocido el río Noceda a su paso por la iglesia de Santo Tomás.176. Rodete: rosca de lienzo, paño u otra materia que se pone en la cabeza para cargar y

llevar sobre ella un peso.

LOS OFICIOS - LABORES DE MUJER

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Lám. 73. Tablas, tinas, jabón y cepillos, todo lo necesario para la colada. (Hogar de Arnedo).

Lám. 74. Mujeres lavando en el ríoCidacos, cerca del puente. ( Josefa

Pérez, Mª Luisa Solana, Mª CruzGarcía, Lucía Yustes, Antonia Royo

y Felisa Eguizábal. Foto de MªDolores Domínguez Castillo).

Lám. 75. Mujeres lavando en el lavandero público de Orenzana, en el río Noceda, durante losaños cuarenta. (CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo).

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OFICIOS DE ARNEDO

otros utensilios como el caldero, jabón y tabla de lavar. En ausencia de esta

última, usaban piedras lisas del río donde las mujeres frotaban y restregaban

la ropa para esclarecerla. El “pan de jabón”177 con el que se lavaba la ropa se

hacía en casa, guardando sebos y aceites de desecho, que combinándolos

adecuadamente con sosa cáustica, sal y agua, conseguían el preciado deter-

gente. Para conseguir el efecto blanqueador de la lejía tendían la ropa “jabo-

nada”178 al sol, e incluso, recuerdan nuestras informantes, que sus madres y

abuelas usaban agua con ceniza.

Una vez que la ropa estaba seca, se planchaba (con planchas de hierro que

se calentaban en la “cocina económica”, o bien, se rellenaban con brasas), se do-

177. Pan de jabón: nombre que se da a los trozos resultantes de la fabricación casera de jabón.178. Enjabonada.

RECETA PARA HACER JABÓN

El jabón es el resultado de mezclar unácido, como son las grasas animales o vegeta-les, con un álcali cáustico (sosa o lejía). Cuandoel álcali es disuelto en agua y se añade un ácido,se produce la reacción de saponización por laque se produce el jabón. Se conocen dos for-mas de hacer jabón, en crudo o cocido, y apesar de que son dos variantes muy parecidasnos parece necesario recogerlas en este capítu-lo para quien pueda interesar.

COCIDO

Materiales: Trébede179, caldero, caja, palo pararemover, espumadera y cuchillo.Ingredientes: 4 l. de aceite reutilizado o de de-secho; 1 Kg. de sosa cáustica; agua y un puña-do de sal.

En un caldero grande de metal, es decir,de los que sirven para cocer, se añaden todoslos ingredientes: el aceite, la sosa, la sal y porúltimo el agua cuya cantidad se echa a ojo,según la necesidad. Se remueve continuamenteel contenido hasta su disolución y se deja en re-poso. Al día siguiente, se pone al fuego sin dejarde mover el contenido. Cuando la disoluciónhierve se crean dos capas; la primera menosdensa y más solidificada que será el jabón y enla parte inferior del recipiente, el líquido sobran-te. Con la ayuda de una espumadera, se separael jabón y se va depositando en una caja quehará la función de molde. Una vez seco todo elbloque, se trocea según el tamaño deseado.

EN CRUDO

Ingredientes: 3 l. de aceite; 3 l. de agua; 1 kg. desosa y un puñado de harina.

La principal diferencia radica en que esteproceso no recibe ninguna fuente de calor, sehace en frío. De este modo, en un recipientese mezclan todos los ingredientes y se batenbien. Se añade un puñado de sal y se deja ac-tuar hasta que la reacción con la sosa se enfríe.Seguidamente se pasa al molde y se corta conel tamaño deseado.

179. Trébede: aro o triángulo de hierro con tres pies, que sirve para poner al fuego sartenes,peroles, etc.

LOS OFICIOS - LABORES DE MUJER

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Lám. 76. El “pan de jabón” con el quese lavaba la ropa, se hacía en casaguardando sebos y aceites de desecho,que combinándolos adecuadamente consosa cáustica, sal y agua, conseguían elpreciado detergente. La forma máshabitual era en cocido. (Gregoria Jiménez.Hogar de Arnedo).

Lám. 77. La mezcla del jabón sedepositaba en un molde para enfriarlo yluego, se troceaba según el gusto.(Hogar de Arnedo).

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OFICIOS DE ARNEDO

blaba y se guardaba pero antes, la repasaban para remendarla si era preciso. Nor-

malmente, todos los miembros de la familia disponían de la ropa de labor para

los días de trabajo y la “ropa de mudar”, reservada exclusivamente a los domin-

gos o fiestas de guardar, únicos días en los que se acudía por la mañana a misa

y, por las tardes, a los bailes y cafés. En general, todas las prendas se aprove-

chaban al máximo y se reutilizaban hasta sus últimas posibilidades; era habitual

encontrar calcetines, ropa de faena o sábanas con abundantes remiendos. La ropa

de diario era confeccionada prácticamente en su totalidad por las mujeres, que de

“mozas habían ido al corte”180. En algunos hogares con los restos de prendas de-

sechadas, se hacían “almazuelas” utilizadas para colchas o cubiertas de baúles.

* * *

La precariedad económica daba lugar al aprovechamiento de toda la pro-

ducción agrícola, bien como alimentos frescos o destinados a la conserva. De

los huertos y fincas de los vecinos de Arnedo, se recogían diferentes frutos

que, además de consumirlos a diario o cambiarlos con sus conocidos, se al-

macenaban para pasar el invierno mediante el secado o el embotado; de este

modo, la mayoría de las frutas y hortalizas sobrantes: ciruelas, higos, uvas, to-

mates, pimientos, etc... se secaban al sol en los típicos “cañizos”, consiguien-

do una textura y un sabor distinto al del alimento fresco. Las diferentes

especies de pimientos implicaban distintos tratamientos, por ejemplo: los pi-

mientos llamados del pincho, se asaban en las brasas muy lentamente, después

se pelaban y se dejaban secar (hoy en día hay quien todavía lleva a cabo este

proceso tan laborioso, aunque en la actualidad es más habitual congelarlos).

Estos solían utilizarse para la elaboración de guisos de carne o bacalao. Con

otra variedad, los pimientos conocidos como “del cristal”, las mujeres solían

hacer ristras, hiladas o tiradas muy largas que se colgaban en las alacenas o en

los balcones de las casas, para su secado y conservación. Este tipo de pimien-

tos eran usados, generalmente, para enriquecer las “sopas de ajo” o las patatas

cocidas. Solía ser habitual que, por el mes de junio, las mujeres se sentaran en

banquetes, silletas o directamente en el suelo, a la puerta de sus viviendas y

realizaran las tradicionales horcas de ajos y de cebollas181. Todos estos produc-

180. De este modo se conocía en Arnedo la asistencia a cursos de confección de prendasde ropa.

181. Ristra o soga de los tallos de los ajos, o de cebollas, que se hace en dos ramales quese juntan por un lado.

LOS OFICIOS - LABORES DE MUJER

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Lám. 78. Limpian los ajos y formanmanojos. Después, se elaboran las ristras enel caballete. (Francisco Martínez y MiguelaMartínez. Hogar de Arnedo).

Lám. 79. Las mujeres elaboran las típicashorcas de ajos en las puertas de las casas.

(Miguela Martínez y Juana Calvo.Hogar de Arnedo).

tos que hemos nombrado son ingredientes fundamentales en los guisos de la

tradicional cocina riojana y, con estos sistemas de conservación, podían ser uti-

lizados durante el resto del año.

Otra forma de preservación de los alimentos era la conserva dulce en

forma de almíbar, mermeladas o confituras. Pero también se “embotaban”182

otros productos como tomates (generalmente en botella de cristal y con con-

servantes en polvo) y espárragos, en botes de hojalata. Estos últimos eran reu-

tilizados en varias ocasiones y para ello, se llevaban al hojalatero que los

cerraba con una tapa nueva. Posteriormente, se generalizó la esterilización de

la conserva en bote de cristal con tapa hermética; en la actualidad, son pocas

las familias que conservan sus productos así, porque la oferta y variedad que

ofrecen los supermercados ha superado con mucho a los usos tradicionales.

182. Embotar es poner algo dentro de un bote para su conservación.

Entre finales de septiembre y octubre, tiempo de la recogida de la almen-

dra, toda la familia se trasladaba a las fincas acompañados por el animal de

carga, fuera burro, caballo o mula. Los hombres vareaban183 los árboles, las mu-

jeres ayudaban a mover las mantas que se echaban al suelo para recoger los

“almendrucos”184 y, los niños, rebuscaban aquellos frutos que pudiesen quedar

en el suelo. En algunas ocasiones, sólo los varones acudían al campo y las mu-

jeres “escocaban” los frutos recogidos; esta labor consistía en retirar el “cocón”

o piel que protege al fruto del almendro. Otra tarea, que desempeñaban con

paciencia los mayores de la casa, era la de cascar los “almendrucos” uno a uno

para extraer la “pipa”185 o almendra. Este sabroso fruto serviría para elaborar

diversos postres que alegraban las fiestas y celebraciones; entre ellos, los más

conocidos son los “fardelejos”186, magdalenas, mantecados, almendrados, “sala-

dillas”187 y garrapiñadas y, en Navidad, turrón de guirlache.

En definitiva podemos afirmar que, en una sociedad en la que los ingre-

sos no siempre eran suficientes, la labor de la mujer en el hogar, contribuía en

gran manera a la prosperidad de la familia, su capacidad para el reaprovecha-

miento y reciclaje de ropas, alimentos y todos los elementos que configuraban

la vida diaria, era el empuje definitivo para “salir adelante” a costa de gran es-

fuerzo físico y una inagotable capacidad práctica.

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OFICIOS DE ARNEDO

183. Varear: acción de golpear los almendros u otros árboles con una vara, con el fin deque los frutos caigan en unas lonas colocadas bajo el árbol para recogerlos.

184. Almendruco: en Arnedo, fruto del almendro.185. Pipa: nombre que recibe en nuestra localidad la almendra ya pelada.186. Fardelejo: dulce de origen islámico típico de Arnedo.187. Saladillas: almendras tostadas con abundante sal, en el horno.

EL MATARIFE

Desde la Antigüedad el consumo de carne en la dieta humana, viene sien-

do habitual en todos los pueblos de la cuenca mediterránea. La carne de ter-

nera, cordero, cerdo, cabra y caza, generalmente asada, y las aves en general,

como palomos, pollos, patos, ocas y pavos, han estado siempre presentes en

los fogones y despensas de nuestra cultura.

En las civilizaciones más antiguas como la griega o romana, las reses des-

tinadas al consumo humano se sacrificaban en los templos, bien por un sacer-

dote o por un matarife autorizado, y nadie podía ingerir carne de otra

procedencia. Éste practicaba un orificio en la vena yugular del animal, por

donde se desangraba y luego, se “espelletaba” o “despelletaba”188. Antes de

abrirlo en canal se untaba ligeramente todo el cuerpo con un paño de lino mo-

jado en natrón (carbonato de sodio). La carne se ingería cocida o asada, pero

la sangre y las vísceras se desdeñaban para evitar posibles enfermedades.

Como veremos, buena parte del ritual se trasmitió enteramente al mundo

occidental aunque lentamente fue perdiendo su carácter sagrado. Excepcio-

nalmente, hoy en día, encontramos culturas como la de los judíos e islamistas,

que no comen carne de res si no ha sido sacrificada por persona autorizada y

bajo determinadas normas, que guardan cierta similitud con el ritual antiguo.

* * *

El matarife es una persona que se dedica profesionalmente a matar y des-

cuartizar reses. El término se amplía con otras denominaciones como jifero,

que proviene de la palabra de origen árabe, jifa189 o matachín190; pero todas ellas

son en el fondo lo mismo. Aunque en la actualidad esta profesión práctica-

mente ha desaparecido, en otras épocas era un personaje imprescindible en el

aprovisionamiento de los pueblos. De este modo, en cada localidad de nues-

223

188. Espelletar o despelletar se usa en Arnedo como despellejar o acción de quitar el pellejoa un animal.

189. Jifa: desperdicios que se tiran en el matadero durante el descuartizamiento del animal.190. Matachín: oficial que mata y descuartiza las reses. Los matachines practicaban un baile

que simulaba una especie de lucha con espadas de palo y vejigas llenas de aire.

tro país no había uno, sino varios profesionales, que acudían a las granjas o a

las casas donde les llamaban para realizar la tradicional matanza.

Arnedo no fue distinto a otras zonas, y también contó con un buen núme-

ro de matarifes que, o bien trabajaban de forma autónoma o, cuando eran a la

vez carniceros, realizaban la matanza para el suministro de su propia tienda.

Entre estos profesionales destacan Frutos Domínguez, Julio “el Molondra” o la

familia conocida con el apodo de “los Manolitos”. Éstos se dedicaron exclusiva-

mente a comerciar con el ganado y a realizar las matanzas; sin embargo, exis-

tieron grandes sagas familiares de carniceros que conocían y practicaban a la

perfección este oficio. En este sentido, sorprende el gran número de carnicerías

que hemos podido constatar en torno a los años cincuenta. Todas ellas se dis-

tribuirán en el casco antiguo de la ciudad, en torno a diferentes calles:

• En la calle Santa Clara encontramos a Felipe Rivero; Aniceto “el Pichín”;

“el Roña” y Jesús “el Vados”.

• En la calle Mayor, a Nicasio; Luchi y “el Chato”.

• En la plaza Nª Sª de Vico, a Fortunato Domínguez.

• En la calle Preciados, a Antonio Rubio y Víctor Domínguez.

• En la calle Royo, a “Sinfi”.

• En la calle Santiago Milla, a Modesto Pascual.

• En la calle Pintor, a Frutos Domínguez.

• En la calle Yasa, a Basilio y Juanito “el Gordo”.

• En la calle Escuelas, a “el Pecoso”.

• En la calle Palacios y otras, a Leonardo Domínguez, Faustino Rivero y “el

Catalán”.

Además de estos carniceros que conocían el oficio de matarife, había algu-

nos particulares que realizaban la matanza en su propia casa hasta que, por exi-

gencias sanitarias, estas prácticas fueron confiadas a establecimientos autorizados.

El acto de la matanza suponía todo un acontecimiento para aquellos ho-

gares afortunados que podían realizarla. Es presumible que sólo aquellas fa-

milias poseedoras de bienes agrícolas y ganaderos, además de quienes

disponían de algún corral y su correspondiente pocilga, eran quienes cada año

se permitían sacrificar el tradicional cerdo. Es cierto que el matarife también sa-

224

OFICIOS DE ARNEDO

crificaba otros animales; sin embargo, cuando hablamos de “la matanza”, ha-

cemos referencia al sacrificio del cochino, animal que proporcionaba a las fa-

milias, productos y materias grasas responsables de buena parte de la

alimentación de sus miembros, a lo largo del año. Sin ninguna duda, el cerdo

es uno de los animales más completos a nivel gastronómico que ofrece la na-

turaleza, otorgando para nuestro disfrute desde el lomo, el tocino o las costi-

llas, hasta toda clase de embutidos y el exquisito jamón.

De especial interés para nosotros ha sido rememorar paso a paso el pro-

ceso de la matanza, tradición que viene realizándose desde hace siglos y que

implicaba la preparación de las carnes para todo el año, en una sociedad

donde no existían los medios de conservación y refrigeración de hoy en día.

LA MATANZA

El ritual de la matanza comenzaba meses antes con la crianza y el engor-

de del porcino. Este animal comía de todo y, su exagerado apetito, permitía

aumentar su peso hasta considerarlo óptimo para el sacrificio.

Era una especie de ceremonia, que duraba aproximadamente tres días, y

que se realizaba entre los meses de diciembre y marzo, es decir, siempre en

invierno, preferiblemente cuando la luna estuviera en fase menguante191. La

matanza se realizaba en el propio corral y, eventualmente en la calle, frente a

la puerta del mismo o de la vivienda. Este hecho nos da una idea de la im-

portancia social de esta costumbre en la cual los vecinos de un barrio o calle

aceptaban el hecho de que se manchara la vía pública o que se molestara ex-

cesivamente con los fuertes gruñidos del cerdo.

En cualquier caso, el matarife no actuaba solo sino que se rodeaba de un

grupo de ayudantes que le facilitaban el manejo del animal. La salida del co-

rral era un espectáculo porque el animal, asustado, se resistía con fuerza. En-

tonces, el matachín le clavaba un gancho afilado en la papada y, con la ayuda

de los demás, lo arrastraban hasta la mesa de sacrificio en medio de ensor-

decedores gruñidos. Así, sujetándole una pata con la otra punta del gancho y

LOS OFICIOS - EL MATARIFE

225

191. Se trata sólo de una superstición muy extendida en la que se creía que el momento idó-neo para realizar un buen sacrificio era la fase menguante de la luna pero además, debía hacerseen viernes porque “la luna ni crece ni mengua”.

clavándole un cuchillo en el cuello, se daba muerte al cerdo. La sangría del

animal podía durar unos diez minutos y, mientras la sangre iba cayendo, era

recogida en un recipiente donde una persona la removía con la mano para

evitar su coagulación; esta materia prima se utilizaba en la elaboración de las

sabrosas morcillas.

Muerto el animal, se procedía a su limpieza mediante la quema de las cer-

das o del pelo recio del animal. Éste era apoyado en el suelo, se cubría con paja

de centeno y se le prendía fuego. De esta manera se quemaba la pelambre de

todo su cuerpo, acto seguido se quitaba la capa de piel socarrada y después se

lavaba, con un cepillo de púas duras o con piedra pómez, y abundante agua.

Una vez limpio, se rajaba al animal en canal, desde la cajilla hasta el hueso

sacro y, a continuación, se le colgaba boca abajo en el portal del corral o de la

propia vivienda. El matarife extraía todas las vísceras con sumo cuidado y toma-

226

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 80. Foto de la matanza. En primer término, sujetando el lechón, Juanito “el Gordo” y sushijos: José y Emilio “el Chichano”; detrás Lázaro Garrido, Paquito “el Nuvilas” y la “tía Elisa”.A la derecha, algunos chavales del barrio que se unían a la fiesta. (Foto cedida por Emilio Gilde Gómez, “el Chichano”).

ba algunas muestras que servían al veterinario para analizar el estado físico del

lechón. El segundo día, cuando ya se conocía el resultado de la inspección ve-

terinaria, el experto matachín procedía a descuartizar, minuciosamente y con

destreza, las partes o bocados más sustanciosos del cochino. Siempre hemos

oído decir que el cerdo es un animal muy completo y, de hecho, hay un refrán

que dice así: “Del cerdo me gustan hasta los andares”, dando a entender que se

aprovecha en su totalidad. Tanto es así que su carne se clasificaba en diferentes

calidades y además, se preparaban una gran variedad de productos elaborados

como el chorizo, el jamón y las “gordillas”192.

Durante el transcurso de la matanza, se agolpaban multitud de vecinos

que, al final de la labor, disfrutaban de un improvisado almuerzo como sím-

bolo de agradecimiento a su colaboración. También existía otra tradición, la del

“reparto del rabo”, que una vez “chumarriado”193, se repartía entre toda la chi-

quillería del barrio. Muchos de los informantes, que en los años treinta y cua-

renta eran niños, lo recuerdan como un hecho emocionante y muy gratificante

en medio de aquella época de absoluta escasez.

LOS PRODUCTOS DERIVADOS

La rica carne del cerdo y todos sus derivados, eran muy apreciados por-

que llenaban las despensas y se convertían en el alimento básico del resto del

año. De esta forma, la cocina se llenaba de luces con tanta abundancia, y la

familia se aseguraba el sustento durante bastante tiempo.

Normalmente las “cintas de lomo”194 se fileteaban, se freían y se conserva-

ban en aceite, para más tarde, comerlas dosificadamente ya que tenían que

proporcionar “tajadas” cuanto más tiempo mejor. También eran preparados los

jamones (por gente especializada que tenía a su disposición las instalaciones y

prensas necesarias para su desangrado y posterior salado) y dispuestos para su

secado junto a los embutidos: chorizo y salchichón, que las amas de casa cui-

daban con esmero, durante este proceso “para que no se perdiesen”195.

LOS OFICIOS - EL MATARIFE

227

192. Gordilla: alimento embuchado con las tripas de animales comestibles. “Me chupo losdedos de lo buenas que están las gordillas” (Felipe Abad León). Diccionario de arnedanismos.

193. Chumarriado significa bien asado.194. Cada una de las dos piezas de carne de cerdo o de vacuno que están junto al espina-

zo y las costillas.195. Para que no se estropease la carne.

Las costillas, los “pellejos”196 o panceta, el tocino, las orejas, patas y todo

aquello que no se consumía inmediatamente, eran adobados con una mezcla

de pimentón, ajo, sal, y un poco de agua para darle la consistencia adecuada,

con la finalidad de preservarlos de los insectos y favorecer su curación; servi-

rían después para enriquecer los pucheros de legumbres o de patatas.

Las “tripas”197 del cerdo se utilizaban para elaborar alimentos muy variados,

desde las clásicas morcillas hasta los sabrosos chorizos. En ambos casos, los in-

gredientes son distintos pero, el proceso de embutido es el mismo: se limpiaban

escrupulosamente las tripas y en ellas, como si de una funda se tratase, se em-

butía la mezcla ya preparada. En el caso de los chorizos, esta carne era picada

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OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 81. El matadero municipal estuvo ubicado en el centro de la ciudad, en la confluenciade la calle República Argentina y Eliseo Lerena, hasta bien entrados los años ochenta.(CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo).

196. En Arnedo, se denomina popularmente pellejo a la panceta, parte del tocino entre-mezclada con magro.

197. Tripas es sinónimo de intestinos.

finamente y mezclada con tocino, pimentón, ajo majado “sin corazón” y sal, y al

embutirlo había que tener buen cuidado de que quedase la carne bien prieta y

sin aire dentro, por lo que se pinchaba con una aguja para que éste saliera. Por

un lado, los chorizos eran clasificados, según su carne, en “buenos” o de 1ª, y

en “sabadeños” o de 2ª, chorizos de calidad inferior reservados para los cocidos.

Por otra parte, las riquísimas morcillas, que en nuestra zona siempre se han

hecho dulces, se elaboraban con con la sangre extraída del cerdo, miga de pan,

arroz cocido, “chinchorras”198, canela, azúcar y un chorrito de anís.

Los chorizos ya embutidos se dejaban al oreo, mientras las morcillas tenían

que “cuajarse” en agua caliente pero sin llegar a hervir, para su conservación;

más tarde, durante el invierno, se consumirían generalmente asadas.

* * *

En la actualidad, esta riqueza gastronómica no ha cambiado mucho. Los

productos derivados del cerdo siguen haciéndose igual, aunque los métodos

hayan cambiado, y la elaboración casera haya desaparecido a medida que fue

abandonándose la costumbre de hacer la matanza en las casas. A partir de los

años setenta, quizá por exigencias sanitarias, fueron decayendo estas prácticas

de particulares y pasaron a realizarse únicamente en los mataderos municipa-

les, mediante un control más exhaustivo. En Arnedo, el matadero municipal es-

tuvo ubicado en el centro de la ciudad, entre las calles República Argentina y

Eliseo Lerena, hasta los años ochenta, fecha en que se demolió.

Tradicionalmente, el trabajo del matarife ha aparecido estrechamente liga-

do a la matanza del cerdo, aunque su actividad se hace extensible a otros ani-

males. Hoy en día, este profesional trabaja en edificios dotados de una

moderna maquinaria y bajo unas normas muy estrictas de seguridad e higiene.

Estos mataderos se clasifican por categorías que dependen de las especies, por

ejemplo, bovinos, caprinos, porcinos... y del número de reses que pueda lle-

gar a sacrificar dependiendo de los habitantes de cada lugar.

LOS OFICIOS - EL MATARIFE

229

198. Chinchorras: porciones crujientes que quedan tras la extracción de la manteca de de-terminadas partes del cerdo.

EL PICADOR DE CUEVAS

La palabra cueva deriva del latín clásico cava, que significa hueco. Con

este nombre se designan cavernas, grutas y concavidades del subsuelo, que a

veces se prolongan hacia el interior con gran variedad de formas. Desde el

punto de vista morfológico, hay que distinguir entre cuevas naturales, forma-

das exclusivamente por fenómenos geológicos, y cuevas artificiales, cuando

estas cavidades han sido excavadas por la mano del hombre.

Cronológicamente, las cuevas artificiales son más modernas, pero su valor

arqueológico e histórico, es paralelo al de las cuevas naturales y nos demues-

tran la pervivencia de la tradición humana por ocupar las cavidades del sub-

suelo. De hecho, podemos hablar de una arquitectura rupestre empleada en la

construcción de viviendas, enterramientos y templos, que tiene amplios expo-

nentes en diferentes partes del planeta.

Los paisajes con clima mediterráneo han proporcionado, desde siempre,

cuevas y cavidades como espacios de habitación, ocupación y producción. Así,

las cuevas artificiales predominan en todo el Mediterráneo, desde Capadocia,

Frigia y Armenia hasta Malta, Cerdeña, Baleares, Italia y España, aunque su uti-

lización, no es exclusiva de una determinada cultura, época o región.

España, por sus condiciones orográficas y la abundancia de formaciones

calizas, es un país privilegiado en cuevas naturales y artificiales. Presenta nu-

merosos ejemplos de arquitectura rupestre como los de Guadix en Andalucía

o los de la provincia de Murcia pero, destacaremos entre ellos, el conjunto de

cuevas que se encuentran en el valle medio del Cidacos, en el que se engloba

la ciudad de Arnedo.

Esta zona, que comprende los municipios de Autol, Quel, Arnedo, Herce y

Santa Eulalia en muy pocos kilómetros de longitud, presenta una orografía con

una serie de escarpes casi cortados verticalmente, muy adecuados por sus blan-

dos materiales (aresniscas, conglomerados, arcillas, yesos y calizas) para ser ex-

cavados y abrir en ellos esas largas galerías. A partir de Arnedillo, el curso del

río se vuelve más salvaje y encajonado, y desaparecen estas cuevas artificiales

de gran valor histórico, que forman parte del característico paisaje de la zona.

233

Si atendemos a las distintas tipologías de las cuevas en el valle medio del

Cidacos, observamos una gran variedad en función de los usos. Ésta es la cla-

sificación que para nosotros recoge, de una forma más completa, el panorama

rupestre de la zona199; sin embargo, sólo podremos relacionar al picador de

cuevas, con las cuevas de explotación económica y con las cuevas vivienda en

las que trabajó sin duda en la primera mitad del siglo XX, ya que las de tipo

religioso tienen una mayor antigüedad.

CUEVAS DE TIPO RELIGIOSO

Son las llamadas cuevas iglesia o columbarios, cuya finalidad se relaciona

con ciertas corrientes monásticas de la Alta Edad Media (en torno al siglo V)

en la que, eremitas y anacoretas, buscaban estos refugios como lugares de so-

ledad, meditación y acercamiento a Dios. Las salas que componen cada cueva,

están comunicadas entre sí mediante túneles, generando así grandes comple-

jos rupestres cuyos huecos al exterior aparecen como pequeñas ventanas. En

su interior, la arquitectura se reduce al máximo, pero destacan por su traza: es-

caleras, bancales, nichos y pilares con toscos capiteles. Todas las cuevas pre-

sentan la decoración de series continuadas de nichos o alveolos excavados en

la roca, lo que ha dado lugar a que se conocieran como palomares tanto por

su forma, como por el uso que, en tiempos más recientes, en pleno siglo XX,

se le dio a algunas de estas cuevas. El origen de estos nichos es muy discuti-

do, aunque algunos investigadores señalan que podría tratarse de hornacinas

en las que se depositaban los huesos y calaveras de los monjes difuntos, en-

troncando con la tradición de los antiguos columbarios romanos200. Ejemplos

de estas cuevas hay muchos, pero algunas de las más conocidas son la Cueva

de los Cien pilares, enclavada en el cerro de San Miguel, justo debajo del Monte

Calvario, o la llamada Cueva del Patio de los curas, en un conjunto rupestre si-

tuado al noroeste de la iglesia de San Cosme y San Damián. El efecto óptico

que producen estos conjuntos de paredes de roca excavadas, quizá pase de-

234

OFICIOS DE ARNEDO

199. Panorama rupestre en el valle medio del Cidacos. “4. Programa Regional de AccionesInnovadoras. Tierra”. Obra colectiva realizada por la Asociación de Amigos de la Historia y el Pa-trimonio Cultural de Arnedo, Logroño, Fundación Caja Rioja, 2004.

200. Columbario: en los cementerios de los antiguos romanos, el conjunto de nichos dondecolocaban las urnas cinerarias.

sapercibido para quienes lo han visto desde siempre, pero no deja de ser sor-

prendente para muchos de los viajeros que nos visitan.

CUEVAS DE EXPLOTACIÓN ECONÓMICA

Este grupo engloba toda una serie de cuevas destinadas a los usos agríco-

las y ganaderos propios de una economía de subsistencia:

– Palomares, cuya distribución interior es irregular y en las paredes se

construyeron nichos para los nidos de las palomas, en tres o más hile-

ras al estilo trebolillo201. Suelen tener una puerta tosca y un acceso difí-

cil. Son numerosísimos en el escarpe rocoso desde Arnedo hasta Herce.

– Bodegas, cuya finalidad era la elaboración del vino. Las cuevas se ex-

cavaban adquiriendo una forma alargada pero con tendencia triangular.

Tenían un agujero abierto en el techo que servía para eliminar los gases

de la fermentación del vino, y para renovar el aire de la bodega. En su

tiempo hubo más de cuatrocientas bodegas pero, como la costumbre de

hacer el vino en casa fue desapareciendo, muchas de estas bodegas se

han convertido en lugares de ocio y esparcimiento. Todavía pueden vi-

sitarse algunas en el casco antiguo, en una zona conocida como la “Ren-

cle bodegas”.

– Corrales o pajares, abejeras y leñeras son otros tipos de cuevas, defini-

dos por el uso que se les ha dado. Suelen estar en zonas alejadas.

CUEVAS VIVIENDA O CASAS CUEVA

Dentro del valle del Cidacos, fundamentalmente en Arnedo, existe un gran

número de cuevas destinadas a vivienda que fueron habitadas por el ser hu-

mano hasta los años sesenta. En un estudio publicado por Justiniano García

Prado en 1949 se estima que, en la década de los cincuenta, se encuentran un

total de 211 cuevas-vivienda, hallándose otras muchas todavía en construcción.

En esos años se podían distinguir ya, aparte del largo centenar de bodegas, pa-

jares y palomares, auténticos barrios202 de cuevas-vivienda.

LOS OFICIOS - EL PICADOR DE CUEVAS

235

201. Al estilo trebolillo significa en filas paralelas, de modo que las de cada fila correspon-dan al medio de los huecos de la fila inmediata, de suerte que formen triángulos equiláteros.

202. GARCÍA PRADO, Justiniano: “Las cuevas habitadas de Arnedo”. Berceo, núm. 12, Lo-groño, Instituto de Estudios Riojanos, 1949; pp. 341-363.

El primero está situado en el cerro de San Miguel o del Calvario donde se

abre un amplio barranco que da el nombre al “barrio de Santiago”. A lo largo

de sus dos vertientes y, en diferentes pisos, han sido excavadas a golpe de pico

numerosas cuevas; algunas de ellas son gemelas pero de plano inverso, es

decir, coinciden los huecos de la una con los macizos de la otra.

En la vertiente opuesta, encontramos el “barrio de la Carrera” y el de

“Santa Marina”, donde algunas cuevas han atravesado el cerro a fin de abrir

ventanas al sur, dando lugar a verdaderos miradores. Esta zona presenta dife-

rentes niveles en los que, las cuevas del nivel superior son “palomares” y tie-

nen su entrada por la parte alta del cerro, mientras que a las del nivel inferior

se accede por la parte más baja (en la propia calle Carrera). La importancia de

los barrios de “La Carrera” y de “Santiago” parece estar relacionada con la cer-

canía del agua, tanto del río como de las fuentes.

Por último, en la zona de la ciudad que crece en torno al Castillo, se ubica

un grupo de cuevas cuyo aspecto no difiere de las demás y presenta tres filas o

236

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 82. Vista general del Castillo de Arnedo donde se ubica un grupo de cuevas viviendaexcavadas en la roca; se disponen en distintas hileras o niveles, marcados por los caminos quelas recorren. (CD Cien años de historia).

niveles con los correspondientes caminos que las recorren. Todas tienen los tres

elementos básicos de la fachada: puerta, ventana y chimenea. En la parte de la

iglesia de San Cosme y San Damián, en el lugar denominado “Peña Logroño”, se

excavaron sobre todo cuevas destinadas a pajares, corrales o palomares.

* * *

Este tipo de viviendas era utilizado por personas que no disponían de los

recursos necesarios para comprar o construir una vivienda de obra. En muchas

ocasiones, el Ayuntamiento donaba el terreno de la cueva y un pequeño patio

a su entrada, a aquellas familias que lo solicitaban. Así, en los años treinta y

cuarenta, todavía era habitual solicitar permiso para picar una cueva como

consta en algunos documentos del Archivo Municipal de Arnedo (Libro de Se-

siones de la Comisión Permanente del 10 de febrero de 1934). Dice así:

[...] Dada cuenta de una instancia de Don ..., solicitando pican en una

peña del barrio de Santiago para construir una cueva, se acuerda pase

a informe de la Comisión de Policía Urbana. (Se aprueba su construc-

ción en sesión del 24-2-1934).

Cuando se trataba de una obra nueva, se acudía a picadores especialistas

que conocían bien la roca y cómo tratarla. Aunque los consejos de este profe-

sional eran fundamentales para saber por dónde picar, la familia tenía que de-

finir las dependencias que necesitaba para su confort. De este modo, partiendo

al menos de dos habitaciones y una cocina, se podían excavar muchos más

huecos dependiendo de las posibilidades del terreno. Normalmente, el picador

profesional trabajaba en solitario, pero solía ayudarle algún miembro de la fa-

milia que le había contratado.

Por otro lado, el picador profesional también realizaba arreglos o ampliacio-

nes en las cuevas ya excavadas aunque lo habitual era que lo hicieran las pro-

pias familias, muchas veces con ayuda de algún vecino. El pago por estos trabajos

se acordaba entre el picador y el dueño; así, solía establecerse un precio fijo por

la obra completa, o un precio por horas que dependería del tiempo empleado.

Excavar una cueva se convertía en una verdadera aventura ya que, en

aquellos tiempos, no existían los medios de análisis y prospección del terreno

que hay en la actualidad; la sorpresa de lo que el terreno ofrecía, constituía

unos riesgos que el picador o en su caso, el dueño de la cueva, asumían e in-

tentaban solventar.

LOS OFICIOS - EL PICADOR DE CUEVAS

237

Tanto en el exterior como en el interior, se utilizaban las herramientas para

abrirse paso en la roca pero su uso venía determinado por la composición y

dureza de los terrenos que iban encontrando a su paso. Según los expertos,

los materiales condicionaban su trabajo:

• Por un lado, la arcilla colorada, blanda, húmeda, era muy fácil de picar

aunque podían aparecer grietas.

• Por otro, la arcilla podía estar más seca y dura, con lo que se despren-

día muy bien la arena.

• A veces, en el trazado de la cueva, aparecía lo que los profesionales co-

nocen como el maslo203. Es la peña o parte más dura de la roca y la res-

ponsable de que aparezcan “tripas” o abultamientos en paredes y techos.

Se requería mucho esfuerzo, tiempo y paciencia para deshacer el maslo;

se utilizaban los punteros y el mazo para tratar de dejar toda la superficie

al mismo nivel.

• También encontraban, de vez en cuando, “vechigas” o piedras de pe-

queño tamaño que debían retirar inmediatamente porque podían des-

prenderse. Aparecían solas o en vetas.

238

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 83. Uno de los barrios de cuevas vivienda de Arnedo. La estructura en la fachada de lascuevas se repite con puerta, ventana y chimenea. (CD Cien años de historia).

203. Maslo se define como astil o tallo de una planta pero, por extensión, en el argot delos picadores hace referencia a la parte más dura de la roca.

Dos factores condicionaban el trabajo de un buen picador de cuevas: por

un lado, como ya hemos visto, se necesitaba intuición y experiencia para saber

el lugar idóneo donde excavar; por otro, era recomendable una buena y com-

pleta caja de herramientas para que la excavación resultara eficaz y segura.

Cada trabajo y cada zona de la cueva requieren de un tratamiento diferente,

por eso se necesitaban muchas y variadas. Destacamos primero, un grupo de

útiles que se consideran herramientas de cantero y de albañil; arrancan la tie-

rra y consiguen dar forma a la cueva:

• El pico, de 40 ó 50 cm., se compone de dos piezas, un mango largo de

madera y una pieza acerada con dos puntas opuestas aguzadas, que

sirve principalmente para desbastar la piedra.

• El picachón, se parece al pico pero mayor tamaño, unos 60 cm., y con uno

de sus extremos plano. Sirve para avanzar más rápido en la construcción.

• La piqueta, que mide 30 cm. aproximadamente, sirve para hacer reto-

ques y darle gracia a las paredes y al techo. Tiene mango de madera y

dos bocas opuestas, una plana como de martillo, y otra aguzada como

de pico. Su tamaño permite que se utilice con una sola mano.

• Los punteros, son barras de acero terminadas en punta, a modo de pun-

zón, con el cual labran los canteros a golpe de martillo las piedras más

duras. Son de distintas larguras y grosores.

• Las barrenas, barras largas de hierro con uno o los dos extremos cor-

tantes, que sirven para agujerear o taladrar peñascos y sondear el terre-

no. Estas piezas les servían al picador para asegurarse de que la zona a

excavar era firme y así evitar los desprendimientos.

• El mazo, es una especie de martillo grande, de madera y con las caras

de golpeo planas. Podían tener distinto peso, entre 5 Kg. y 10 Kg., de-

pendiendo de la zona a martillar ya que, a medida que aumentaba el ta-

maño del mazo, se aplicaba más potencia. La mazarra es una variante

del mazo que, aunque no se contempla en el diccionario, lo entende-

mos como un término aumentativo de los mazos.

Nos han contado los que picaron cuevas, que estas herramientas, especial-

mente los picos, se llevaban todos los días a la fragua de un herrero para agu-

LOS OFICIOS - EL PICADOR DE CUEVAS

239

zar sus puntas, ya que siempre se “embotaban”204 como resultado del trabajo. Allí

las afilaban y dejaban listas para continuar su labor al día siguiente.

A medida que la labor de picar en la roca avanzaba, era necesario extraer

poco a poco la tierra que se iba excavando y para ello, se hacían imprescin-

dibles otros útiles:

• Una pala con la que recoger la arena extraída.

• Una carretilla, por aquel entonces, con ruedas de madera, y cestos o ca-

pazos pequeños para transportar la arena hasta el exterior.

• Una criba o cedazo205, que les servía para cribar la tierra separando las

partes menudas de las gruesas, es decir, la fina arena de las piedras.

240

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 84. Algunas de las herramientas utilizadas por el picador de cuevas: mazo, pala,escobilla, punteros y cubeta. (Foto de F. Ángel Pérez Merino).

204. Se utiliza la expresión “embotar” para referirse al deterioro que sufren las herramien-tas por el trabajo continuado.

205. Criba: es un cuero agujereado y fijo en un aro de madera, que sirve para cribar. Así seconoce en general, pero en nuestra comarca se fabrica de plancha metálica con agujeros, o con

• Un candil, que habitualmente solía ser de carburo, y servía para dar ilu-

minación a la cueva mientras se estaba realizando la excavación. Se trata

de un recipiente de chapa con un asa, tapa y boquilla; en su interior, se

mezclaba carburo de calcio con agua y se tapaba, produciendo gas ace-

tileno que se regulaba al salir por la boquilla dependiendo de la ilumi-

nación deseada.

Todas las cuevas se excavan en laderas o cortados, estudiando meticulo-

samente su situación respecto a la orientación solar, la dirección de las vetas206

que tiene el terreno y sobre todo, en qué situación quedaba la calva207 o parte

exterior por encima de la cueva.

Una vez decidida la ubicación de la cueva, generalmente orientada hacia

el sur para que estuviera más soleada, se comienza a picar en la ladera ha-

ciendo un desmonte vertical que hará de fachada. A medida que el picador iba

profundizando en la cueva, podían aparecer grietas que se tapaban con yeso

para igualar la superficie. Estas grietas pueden surgir de manera horizontal o

vertical con respecto al eje principal o “caño” de la cueva. Si son verticales no

ofrecen peligro pero, si son horizontales, antes o después, incluso en años, se

hundirá la cueva si no se refuerza con obra de albañilería. Debía cubrirse ar-

queando desde la base toda la zona agrietada.

Todas ellas presentan unas características en común que trataremos de ex-

poner:

– La situación de estas cuevas se ve determinada por la existencia de

capas gruesas de arenisca en lugares de fácil acceso. Buscan los lugares

de mayor número de horas de sol y se protegen de los vientos fríos por

la irregularidad del terreno. Las cuevas son frescas en verano y templa-

das en invierno.

– La iluminación y la ventilación llegan habitualmente a través de la puer-

ta y la ventana de la cocina, pero gozan de una gran salubridad.

LOS OFICIOS - EL PICADOR DE CUEVAS

241

red de malla de alambre. El cedazo es una variante menos conocida, compuesto de un aro y deuna tela, por lo común de cerdas, que sirve para cribar materias más finas como la harina, etc.

206. Veta: faja de tierra o piedra, que por su calidad o su color se distingue de la masa enque se halla interpuesta.

207. Calva: dicho de un terreno, sin vegetación alguna.

242

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 85. Cueva vivienda con pequeño patio en la entrada.(CD Cien años de historia.Asociación de vecinos Casco Antiguo).

Lám. 86. Plano de una cueva vivienda donde se aprecia la típica distribución en planta de losespacios: entrada, cocina , pasillo central y a ambos lados, las alcobas o dormitorios.(Panorama rupestre en el valle medio del Cidacos. Asociación de Amigos de la Historia y elPatrimonio Cultural de Arnedo).

COCINA HABITACIÓN HABITACIÓN

HABITACIÓNPASO

CUARTO DE ESTAR

– El aspecto exterior de las cuevas habitadas difiere muy poco de unas a

otras: El tipo general es el de una abertura en forma de puerta arque-

ada, cerrada por un portón de madera que suele estar partido para me-

jorar la ventilación de la vivienda. A un lado de la boca de la cueva,

se talla el pequeño hueco de la ventana y a su lado, y en la parte su-

perior, la chimenea, con mampostería de ladrillo o adobe y en forma

de tronco-pirámide. Es frecuente dotar a la entrada de una doble hile-

ra de tejas a modo de tejado, el cual se apoya en la pared rocosa y es

de una sola vertiente.

– En cuanto al interior, y coincidiendo con la puerta principal, existe

una galería o pasillo central de una anchura de 3 a 4 pasos y aproxi-

madamente dos metros de altura, con techo en forma de bóveda ar-

queada. Podría decirse que a mayor importancia de la cueva,

corresponde mayor profundidad siendo la media unos 30 o 40 pasos.

A ambos lados del pasillo, se disponen las alcobas y dormitorios que

tienen forma cuadrangular o rectangular (entre 9 y 20 metros cuadra-

dos) y carecen de puerta. La sala más próxima a la entrada es siempre

la cocina en la que suele haber un anejo que hace de despensa, leñe-

ra y cuarto de enseres. En ocasiones, el suelo es la propia roca, recu-

briéndose otras con una capa de cemento. Las paredes y techos están

encaladas, operación que se repite con frecuencia para conseguir la

desinfección de la cueva y sujetar el grano que despide la roca. Las pa-

redes se tallan con pequeños nichos y armarios; el ajuar es muy hu-

milde y se compone de pequeñas mesas, camas y sillas de madera,

cofres, arcas y cómodas, etc.

Algunas cuevas no han sido alteradas y se mantienen en perfecto estado

de conservación pero, la gran mayoría, han sido reutilizadas o modificadas

para usarlas como palomares, corrales o perreras, pues generalmente son de

propiedad privada. Hasta los años sesenta, hemos visto que se contaba en

Arnedo con varios barrios de cuevas-vivienda, aparte del largo centenar de

bodegas, pajares y palomares. Sin embargo, con la llegada del progreso eco-

nómico, se ha ido olvidando poco a poco este importante patrimonio etno-

gráfico que nos rodea.

LOS OFICIOS - EL PICADOR DE CUEVAS

243

La profesión de picador cayó en desuso a medida que se fueron aban-

donando estas viviendas pero conocemos los nombres de algunos de ellos:

Paco Laguna, los hermanos Víctor y Antonio Ruiz de la Torre, y Antolín Mar-

tínez “el Tolín”, que nos ayudó en la recopilación de datos. Ahora, sólo

queda plantearse la necesidad de conservar este patrimonio, o lo más repre-

sentativo del mismo. Ya que con los últimos picadores desapareció el oficio,

al menos podríamos conservar su obra, que son las cuevas.

244

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 87. AntolínMartínez, queaparece con elpico, excavónumerosas cuevasvivienda enArnedo. Erahabitual colocarseun pañuelo en lacabeza paraprotegerse de latierra que sedesprendía alpicar. (Foto deF. Ángel Pérez).

EL PREGONERO

Pregonero es una palabra y un oficio que existe desde época romana. Prae-

co se llamaba en Roma al pregonero, pero también recibían este nombre, el al-

guacil, el rey de armas o el predicador. Este hecho nos hace pensar que entre

los romanos, como en nuestra sociedad actual, pregonar no significaba mera-

mente informar sino que implicaba la ponderación o exaltación de la persona

o producto que se deseaba anunciar.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, el término pregón

procede directamente del vocablo latino praeconium, que significa promulga-

ción o publicación que en voz alta se hace en los sitios públicos de algo que

conviene que todos sepan. El origen de la palabra surge de la contracción de

dos términos, la partícula prae y el verbo cantare, que significa: ir delante can-

tando, sonar, dejarse oír pero también, encantar, predecir o recitar una fórmu-

la de encantamiento.

Si atendemos a una definición antigua de pregonero, se enuncia éste como

el que va delante de alguien o de algo cantando, anunciando sus excelencias

con una entonación adecuada. No en vano, el oficio de pregonero es el mé-

todo más antiguo de publicidad conocido. En la actualidad, los medios de co-

municación tales como la prensa, radio, TV, equipos móviles, buzoneo, etc.,

son los instrumentos utilizados como propaganda de cualquier producto. Sin

embargo, en tiempos pasados, a falta de las tecnologías actuales, el único

medio de promoción de un producto o servicio era el pregón emitido por la

voz humana.

A lo largo de la Edad Media se contempla esta actividad como un cargo

público, que no oficio, con distintas denominaciones, entre ellas la de sayón,

como aquella persona encargada de notificar a los vecinos las órdenes del Con-

cejo (primera célula de los poderes locales antes de la llegada de los moder-

nos ayuntamientos). Vista la importancia de este cargo dentro del municipio,

conviene aclarar, que a aquellas personas que aspiraban a desempeñarlo, se

les exigía para su nombramiento que supieran leer y escribir. Esto es así ya que

en numerosas ocasiones el pregón tenía tal extensión que era imposible re-

cordarlo todo, por lo que era imprescindible leerlo; al parecer, no se pedían

247

grandes titulaciones, pero sí que leyesen y escribiesen con soltura. En algunos

casos eran los propios pregoneros quienes redactaban el pregón.

Todas las modalidades que podamos analizar tienen un denominador

común, así es que todo lo que se pregonaba era de “interés general”. De este

modo, la labor desempeñada por los pregoneros partía desde la convicción de

que prestaban un servicio público necesario, tanto si anunciaban que había lle-

gado el vendedor de pescado como si promulgaban edictos de la autoridad. Es

importante señalar que las diferentes formas de divulgación han evolucionado,

a tenor de los cambios sociales producidos con la llegada de las nuevas tec-

nologías y hoy, es difícil encontrar el espíritu que impulsaba las formas más

antiguas de la publicidad.

* * *

Este anunciante, anunciador o notificador de avisos era muy popular en

todos los pueblos de España hasta la mitad del siglo XX, pero a partir de ahí

desapareció y muchos, los menores de 40 años, ni siquiera habrán oído hablar

de él. Aquellos que lo conocieron, pueden imaginarle recorriendo las calles de

la ciudad, cantando los famosos bandos por todas las esquinas del pueblo, y

llamando la atención del vecindario por medio de su trompetilla.

La llegada del pregonero o “voz pública”, como se le denominaba en los

Libros de Actas del Ayuntamiento de Arnedo, se anunciaba siempre con un

toque de instrumento. Parece ser que el tambor es el instrumento conocido

más antiguo usado para estos menesteres. Su uso se remonta hasta el siglo XIX

y era utilizado, especialmente, para los avisos de carácter oficial. Así, tenemos

noticia de que en mayo de 1904, en el Ayuntamiento de Arnedo, se acuerda

en sesión plenaria comprarle un tambor a la “voz pública”208. Por el contrario,

durante la primera mitad del siglo XX fueron más utilizados los llamados ae-

rófonos, conjunto de instrumentos que producen el sonido debido a la vibra-

ción de una columna de aire. Entre ellos, la trompeta o turuta de pregonero y

la famosa chifla, también llamada chifleta, que era una especie de silbato. Ésta

248

OFICIOS DE ARNEDO

208. Archivo Municipal de Arnedo. Libros de Actas del Ayuntamiento Pleno 1903-1904. Se-sión del 7-mayo-1904, fol. 35 vº. Sig. 471/6.

emitía un sonido inconfundible, que hacía salir a la gente a las puertas de las

casas para oír el contenido del pregón.

El pregonero leía o recitaba en voz alta la información para ponerla en co-

nocimiento de todos. Sin embargo, el arte del pregón no sólo residía en el

canto, en cuanto a la potencia de voz y la entonación, sino también en el en-

cantamiento del mismo ya que el contenido del pregón tenía que ser seductor

para captar la atención del público.

Los pregones podían ser de dos tipos, oficiales y extraoficiales, según el

contenido del mensaje publicado. Normalmente, todos los bandos se prego-

naban por la mañana a excepción de algunos extraoficiales y extraordinarios

LOS OFICIOS - EL PREGONERO

249

Lám. 88. Francisco Zabalo“el Pregonero”, conocido en

Arnedo por su buen hacer enel oficio. (Foto cedida

por Javier Zabalo).

que debían hacerse por la tarde; éste era el caso de la llegada de vendedores

ambulantes o titiriteros. Además, sabemos que las gentes del pueblo los dife-

renciaban por el número de toques de la chifla.

BANDOS OFICIALES

Procedían del Ayuntamiento y su objeto era llamar la atención de los ve-

cinos en asuntos de impuestos u otras cargas fiscales. Comenzaban siempre

con dos toques anunciadores de chifla y terminaban con un solo toque. Un

ejemplo:

• Tuuuuuuu, Tuuuuuuu “Por orden del señor alcalde se hace saber que a

partir del día 25 del presente se cobran los arbitrios municipales”.

Tuuuuuuu.

BANDOS EXTRAOFICIALES

Comenzaban con un toque de chifla e, inmediatamente, se recitaba el

bando que se concluía sin más toques. Comprendían a su vez otros dos gru-

pos marcados por su distinta finalidad:

PARTICULARES

Servían para comunicar la pérdida de objetos, la celebración de misas de

Veracruz (misas en nombre de un difunto) u otros asuntos de índole personal.

Algunos ejemplos:

• Tuuuuuuu “Fieles cristianos, hijos de Jesucristo, encomendad a Dios por

el alma de D... Se celebra misa de la Santa Veracruz a las nueve”. Pare-

ce ser que, en este último caso, no se utilizaba la chifla sino una cam-

panilla con un sonido más suave.

• Tuuuuuu “La persona que haya extraviado tres llavines puede pasar a

recogerlos al fielato”.

COMERCIALES

En este caso, se anunciaban todo tipo de asuntos relacionados con la venta

de alimentos y actividades lúdico-festivas, que acontecían de vez en cuando.

250

OFICIOS DE ARNEDO

Algunos comercios contrataban la iguala209 con la seguridad de que el anuncio

de sus productos les saliera más rentable. Para el cliente sin iguala, el precio

por bando oscilaba entre cinco y siete pesetas, en torno a los años cincuenta.

Conocemos abundantes ejemplos de este tipo:

• Tuuuuuuu “En las pescaderías de la Felisa, Aurelia, Vitoria y Elena ven-

den pesca variada”.

• Tuuuuuuu “Esta noche, función de comedias en la plaza a las diez”.

• Tuuuuuuu “En la pescadería del Ganaduros ha venido camión con an-

choas, tres kilos un duro”.

• Tuuuuuuu “A las seis de la tarde, habrá en la Hermandad, junta de la-

bradores para limpieza de reguerios”.

También sabemos que el pregonero tenía un recorrido preestablecido por

toda la ciudad. Éste se organizaba para llevar sus anuncios al mayor número de

calles posibles y, cada día, cantaba el pregón en determinados puntos del casco

urbano. Estos lugares estratégicos eran los llamados cantones210, y quienes escu-

charon a menudo al pregonero, recuerdan que había aproximadamente unos

cincuenta y dos. Algunas paradas de este recorrido, que comenzaba en la Plaza

Nuesta Señora de Vico, eran las que detallamos a continuación:

calle Picota, plaza San José, calle Terradillos y patio Carreto; calles Santa

Eulalia, Mayor y Preciados e iglesia de San Cosme y San Damián. El

pregonero hacía otras paradas en “Puerta del Royo”, “Hilo Pita”, “anti-

gua cárcel” o actual Casa de Cultura, “plaza de la Leña”, “patio Mani-

lla”, “cuesta de los Seroneros” y “barrio de Santiago”, “Rencle Bodegas”,

e iglesia de Santo Tomás. Por último, en la parte más moderna de la

ciudad, leía sus pregones en las calles Carrera, Santa Marina y General

Franco (actual paseo de La Constitución), terminando el itinerario de

nuevo en la plaza Nuestra Señora de Vico. En el caso de las calles de

mayor trayecto, como Carrera y General Franco, se tocaba un mayor

número de veces, tres en la primera y cinco en la segunda. (El itinera-

rio aproximado puede apreciarse en el mapa de la lám. nº 89).

LOS OFICIOS - EL PREGONERO

251

209. Iguala: convenio o trato entre pregonero y cliente por el que aquél prestaba a éste susservicios mediante una cantidad fija anual en metálico o en especie. Este sistema se practicó enotros oficios o trabajos.

210. Cantón significa, entre otras cosas, esquina.

La ciudad de Arnedo, según las informaciones obtenidas, contó siempre

con la presencia de un pregonero aunque, al parecer, éste desempeñaba tam-

bién otras funciones que las de pregonar. Entre ellas destaca sobremanera la

de vigilante en el “filato” o fielato211 aunque, debemos advertir, que no siempre

esta figura coincidió con la del pregonero de la ciudad. En definitiva, la dedi-

cación a todas estas funciones de índole municipal, convertían al pregonero en

un verdadero oficial o alguacil del Ayuntamiento. De este modo, celebraban su

festividad o día grande junto con otros cuerpos como el de la policía pero no

podemos determinar en qué fecha. Acudían a misa mayor, que solía celebrar-

se en la iglesia de Santa Eulalia, con uniforme de gala; después una comida de

hermandad.

252

OFICIOS DE ARNEDO

211. Filato o fielato era una oficina de recaudación, que solía situarse a la entrada de laspoblaciones. En nuestra ciudad, al menos durante el siglo veinte, se encontraba ubicada, apro-ximadamente, en el lugar donde hoy se sitúa la Policía Municipal, y en este establecimiento losvecinos de Arnedo pagaban los derechos de consumo sobre los productos alimenticios como lacarne y las frutas, así como el pago de los arbitrios o impuestos municipales, especialmente losque tuvieran que ver con el servicio de agua.

Lám. 89. Mapa del trazado urbanístico de Arnedo. En él se señalan, un posible itinerario yalgunos puntos de interés, que coinciden con los antiguos cantones en los que el pregonerocomunicaba sus mensajes a los ciudadanos. (Ayuntamiento de Arnedo).

LOS OFICIOS - EL PREGONERO

253

Lám. 90. “El Pregonero” aparece en esta fotografía rodeado de su familia y con el típicoatuendo de su oficio; de su traje pende una cuerda que sujeta la “chifla” o trompetilla con laque anunciaba sus pregones. (Foto cedida por Javier Zabalo).

Algunas fuentes nombran como pregoneros, al “tío Alguacilillo”212 que

anunciaba su presencia con un tambor, o a Isidoro Morón; pero, quien será

considerado como el último pregonero de Arnedo, se llamaba Francisco Zaba-

lo Tomás, “el Colorino” o “el Pregonero”. Francisco fue quien introdujo la no-

vedad de pregonar con la “chifla” y, como indica un documento del Archivo

Municipal de Arnedo, debió ser nombrado pregonero en 1951:

“…se dio cuenta de la propuesta que el Tribunal Examinador hace al

Ayuntamiento para cubrir las vacantes de empleados y subalternos y

que es como sigue: para voz pública Don Francisco Zabalo Tomás…

propuesta que fue aprobada por esta comisión…” 213

Dejaría de serlo entre 1966 y 1967 aunque, ya en los últimos años, sus hijos

Ramón y Javier ayudaron al padre en este oficio.

Aquella labor terminó con los nuevos tiempos y, en nuestros días, los pre-

goneros que cada año son convocados en nuestra ciudad para recitar el “Pre-

gón de las Fiestas Patronales de San Cosme y San Damián”, suponen el último

resquicio de lo que fue el antiguo oficio de pregonero. Este acto que, a lo largo

de su historia, ha recibido diferentes nombres como “Los Juegos Florales”,

“Exaltación de los valores arnedanos” o sencillamente “El Pregón”, supone

cada año un reconocimiento de nuestra propia personalidad como ciudad y,

los pregoneros, son los encargados de pregonar los atractivos de las Fiestas, la

historia que las avala, o las diferentes experiencias que a lo largo de su vida

han desarrollado al amparo de unas costumbres entrañables, que constituyen,

de alguna manera, retazos de la historia de Arnedo. Esta es, en última instan-

cia, aquello que pregonan.

254

OFICIOS DE ARNEDO

212. En los pueblos pequeños, especialmente en zonas rurales, se usaba la denominaciónde “tío” para llamar a las personas mayores sin que ello tuviera algo que ver con un parentescofamiliar; era más bien un signo de respeto hacia las personas de cierta edad.

213. Archivo Municipal de Arnedo. Libro de Actas del Ayuntamiento Pleno. Sesión del 21de noviembre de 1951, fol. 135 vº. Sig. 468/2.

EL SERONERO

La palabra con la designamos este oficio tiene muy claro su origen ya que

deriva directamente de otra más sencilla, el serón. Aunque es cierto que los se-

roneros confeccionaban, fundamentalmente artículos para el transporte con las

caballerías como los serones, hacían también: alforjas, esteras para cubrir los

suelos, y protectores de botellas y garrafones, todo de color natural excepto las

esteras que se teñían de varios colores. Como otros muchos oficios, el del se-

ronero giraba en torno a una sociedad agrícola donde las gentes demandaban

mano de obra especializada en fabricar utensilios específicos para el campo.

Es cierto que, habitualmente, los artesanos de un mismo oficio se concen-

traban en determinados lugares de los pueblos o ciudades, al modo de los an-

tiguos gremios medievales. En Arnedo resulta difícil comprobar este hecho

para otros oficios; sin embargo, en el caso de los seroneros, hemos podido

constatar la presencia de este colectivo en un punto determinado de nuestra

ciudad. Parece ser que la mayoría de las familias residían y trabajaban en torno

a una zona concreta que se iniciaba en el Patio Boteja (actual plaza de San

Pedro) situado al final de la calle la Yasa, proseguía su trazado por la calle Cue-

vas de Santiago y terminaba en la calle del Sol (zona de las Eras). Toda esta

zona era conocida popularmente como la “Cuesta de los Seroneros”.

El origen de este grupo artesanal se remonta en el tiempo hasta el siglo

XIX, cuando sabemos de algunas familias que trabajaban ya en esta actividad.

Por aquella época, se iniciaron en este oficio las familias de Elías Arpón y María

Eguizabal; de Luis Herrero y Carmen Arpón; de Antonio de Blas y Valentina

Iñiguez. Todos ellos crearon auténticas sagas familiares cuyos descendientes

aprendieron y continuaron la labor de los seroneros.

Este fue siempre un gremio muy numeroso en el que destacaron, entre

otros: Juan Herrero “el Tiempla”; Martín “el Seronero”; los hermanos “Malo”;

Julio Pérez “el Gallito”; Cosme “el Mangarrota”; Teodoro y Ángel “los Chipuli-

cas” y Teodoro Martínez.

Cada artesano atendía el negocio con su respectiva familia, es decir, tam-

bién las mujeres y niños de la casa echaban una mano.

257

En este sentido, los mayores de cada familia siempre procuraron transmi-

tir a sus hijos los saberes del oficio, hasta que los profundos cambios econó-

micos y sociales ocurridos en nuestra sociedad, hicieron insostenible la

dedicación exclusiva a esta actividad. Como en tantos otros, la extinción de

este trabajo vino aparejada con la llegada de las máquinas al mundo rural, y la

desaparición casi absoluta de las caballerías. Unos y otros, se desvanecieron

con la dignidad que otorga el haber cumplido una misión imprescindible du-

rante décadas.

* * *

La década de los cuarenta y cincuenta fueron años de intenso trabajo para

los seroneros, ya que el mundo de la agricultura demandaba numerosos artícu-

los. Estos artesanos trabajaban una amplia gama de útiles, en diferentes tamaños

y con distintas utilidades; pero , el producto estrella era el serón. Si acudimos al

diccionario, serón aparece definido como una sera más larga que ancha, que

sirve regularmente para carga de una caballería. Hasta aquí todo es correcto

258

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 91. Grupo de seroneros. Descendientes directos de los primeros seroneros en la carrozadel Hogar: Josefa Arpón, Juana de Blas, Antonia Herrero, Aurelia Malo, María Malo, JosefaPérez, Julián Quiñones y Teodoro Martínez. (26 de septiembre de 1992. Hogar de Arnedo).

pero, la curiosidad nos lleva a buscar el término sera, por otra parte, totalmente

nuevo para nosotros; comprobamos que su origen es árabe y significa espuerta

grande, regularmente sin asas. Por último y para terminar, recogemos la defini-

ción de espuerta como especie de cesta de esparto, palma u otra materia, con

dos asas, que sirve para llevar de una parte a otra escombros, tierra u otras cosas

semejantes. En definitiva, estos conceptos clarifican la idea que tenemos de un

serón como saco o cesta grande de esparto que sirve para transportar a lomos

de la caballería, materias como la tierra o el ciemo214.

El trabajo del seronero era muy complejo porque abarcaba desde la reco-

gida del esparto o albardín hasta la confección del serón y su venta. Vemos a

continuación en qué consiste:

RECOGIDA Y PREPARACIÓN DE LA MATERIA PRIMA

Cada año, desde finales de julio y durante todo el mes de agosto, había

que recolectar el albardín215, conocido comúnmente como esparto. Éste proce-

de de una planta de la familia de las Gramíneas, con las cañas de unos 70 cm.

de altura, hojas radicales de unos 60 cm. de longitud; tiene flores en panoja es-

pigada de 30 cm. de largo, y semillas muy menudas.

Estos profesionales, llamados también esparteros por su trabajo con el es-

parto, conocían bien todo el entorno y sabían que los parajes más abundantes

en esta materia prima eran La Maja, Salobral, Yasa Livillo, Pozos de Santa Ana

y El Estrecho, terrenos abiertos y secos, todos ellos ubicados en la zona cono-

cida genéricamente como “El Campo”, (triángulo comprendido entre la carre-

tera de Logroño y la margen izquierda de la carretera hacia Calahorra). En

ocasiones, y ante la elevada competencia a la hora de la recolección, el gre-

mio de seroneros propuso una parcelación de estos terrenos baldíos, que se

distribuía por sorteo, y aseguraba el trabajo para todos. Además, el escaso tiem-

po que permitía la cosecha y las largas distancias hasta los lugares de recogi-

da, obligaban a veces a pernoctar en el campo.

LOS OFICIOS - EL SERONERO

259

214. Ciemo: fimo, estiércol.215. Albardín: mata de la familia de las Gramíneas, propia de las estepas españolas, muy

parecida al esparto y con las mismas aplicaciones que éste.

260

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 92. El seronero aplasta la planta del esparto, con la ayuda de un mazo y sobre unasuperficie plana y rígida. Después, extrae la fibra vegetal que le servirá para confeccionar elserón. (Ángel Arpón. Hogar de Arnedo).

La primera acción consistía en arrancar la planta, siempre a mano, abra-

zando la mata y tirando de ella con extrema habilidad. A continuación, se pro-

cedía al secado de la misma, siempre al aire libre y en zonas soleadas. Por

último, llegaban al majado216 o machacado, que consistía en aplastar la planta,

con la ayuda de un mazo y sobre una superficie plana y rígida. Esta tarea ser-

vía para extraer la fibra vegetal que había de servir en la elaboración del serón

y se realizaba, por la necesidad de ventilación, siempre en la calle.

ELABORACIÓN DE LA TRENZA

El trenzado o retorcido de la fibra era una labor desarrollada por las mu-

jeres, siempre a mano, y que se efectuaba indistintamente en las casas o en la

calle, dependiendo del tiempo.

216. Majar es golpear en la era el trigo, el centeno, el lino, los garbanzos, etc., con el manalo mayal, para separar el grano de la paja.

LOS OFICIOS - EL SERONERO

261

Lám. 93. Las mujeres frotaban la fibra con sus manos y elaboraban la cuerda o trenza. Enesta fotografía de los años cuarenta, Felisa Domínguez aparece realizando esta labor en plenacalle. (Foto cedida por Felisa Eguizábal).

262

OFICIOS DE ARNEDO

Antes de nada, para manejar el esparto mejor, había que humedecer los

manojos que se obtenían al machacarlo. Las mujeres después, sentadas en el

quicio de la puerta, iban trabajando con los hilos de fibra vegetal humedecida

hasta darle forma de trenza217. Los útiles confeccionados por el seronero servían

para transportar materias que se desprenden como la tierra o el ciemo, por

tanto, el trabajo debía ser minucioso para que las trenzas o cuerdas quedasen

prietas y consistentes. Normalmente se elaboraban tres grosores de cuerda: una

más gruesa para el serón, otra mediana para esteras y garrafones y se reserva-

ba la más fina para coser todas las piezas.

CONFECCIÓN DE UN SERÓN

La realización de un serón requería muchas horas de trabajo, desde 16 horas

el pequeño hasta 28 horas para el grande. El precio del serón oscilaba entre las

217. Trenza: conjunto de tres o más ramales que se entretejen, cruzándolos alternativamente.

Lám. 94. Estructura trapezoidal o marcodonde el seronero, Ángel Arpón “elChipulica”, va enroscando la trenzamás gruesa para dar forma al serón.(Hogar de Arnedo).

ochenta y noventa pesetas (cincuenta céntimos de euro) en 1948 y las últimas

cinco mil pesetas (aproximadamente treinta euros) de los años ochenta. Éste

sería el proceso:

Para confeccionar un serón, se utilizaba un marco de madera con forma

trapezoidal, que permitía sujetar la labor y determinaba su tamaño. En torno a

esta estructura, el artesano rodeaba minuciosamente la trenza adaptándola

hasta conseguir la forma adecuada. Se comenzaba enroscando por la base

menor, y se concluía por el lado mayor, que quedaba abierto sin coser para in-

troducir la carga. La forma definitiva era la de un gran sobre que, colocado

sobre los lomos del animal de carga, formaba un par de cogujones218 o bolsas

que, una vez llenas, quedaban perfectamente equilibradas. El propio peso de

la carga era la única sujeción del serón a la caballería.

Lám. 95. Sentado en el suelo, el artesanorealiza el cosido de la trenza con una agujamuy larga mientras va dando forma alserón. (Hogar de Arnedo).

Lám. 96. En esta imagense aprecia la minuciosidad

del cosido. (Hogar deArnedo).

LOS OFICIOS - EL SERONERO

263

218. Cogujón: cada una de las puntas que forman los colchones, almohadas, serones, etc.

264

OFICIOS DE ARNEDO

Terminada la estructura básica, se procedía a coser y asegurar las trenzas

entre sí para dar consistencia a la pieza. Para ello se utilizaba trenza más fina

y una aguja de grandes dimensiones, con punta curvada; además, se necesita-

ban mucha maña y fuerza para atravesar y unir este material que cada vez era

más resistente.

Finalmente, para dar un acabado más fino a la cara externa del serón, con

una pequeña llama se realizaba el chamuscado o socarrado de las hilachas de

fibra sobrantes. Quedaba entonces una superficie uniforme, limpia y compacta.

VENTA DEL PRODUCTO

De septiembre a marzo era el mejor momento del año para acudir a los mer-

cados con este producto que podía presentar variantes, sobre todo, en cuanto a

su tamaño. La mayoría de los seroneros se desplazaban a los pueblos cercanos

como Igea, Cornago, Grávalos, Préjano, Herce... e incluso a pueblos de provincias

limítrofes donde vendían y arreglaban serones. Tres o cuatro días permanecía el

seronero en cada localidad, e incluso era anunciada su labor por el pregonero.

La importancia y la necesidad de esta profesión fue en detrimento a lo

largo del siglo pasado y, en la actualidad, apenas se conocen ya profesionales

de este tipo. Tal vez puedan encontrarse, en los medios muy rurales de co-

marcas poco desarrolladas, trabajos hechos artesanalmente cuya finalidad es la

venta de “souvenirs” o las exposiciones etnográficas.

Lám. 97. El serón es uno de los productos estrella de losseroneros. Aquí vemos uno apoyado en un muro; se haconseguido así el efecto de dos grandes bolsas que seabren cuando se echa la carga sobre la caballería.(Hogar de Arnedo).

EL ULAGUERO

El oficio de “ulaguero” es quizá uno de los menos conocidos entre los ele-

gidos para esta publicación. Su actividad consistía básicamente en la recolec-

ción de “ulagas” por el monte, su traslado hasta el almacén y la venta a negocios

o a particulares. Esta planta, que en Arnedo y su comarca llamamos “ulaga”219,

es conocida como aulaga o ailaga. Se trata de una planta leguminosa y espino-

sa con flores amarillas, que suele desarrollarse en terrenos áridos, secos y pe-

dregosos. Sus flores son visitadas por las abejas, pero la miel que producen es

de peor calidad que las de tomillo, espliego o romero; sus ramas pinchan

mucho pero dan cobijo a conejos, perdices y liebres. La “ulaga” fue, durante las

primeras décadas del siglo XX, el combustible básico para el encendido del

fuego en hornos y cocinas; así, la actividad de ulaguero se convirtió en im-

prescindible hasta la llegada de otros recursos energéticos como el carbón

Los que se dedicaron a esta labor, conocían muy bien el entorno natural de

esta comarca y supieron aprovechar las utilidades de una planta que crece sil-

vestre en el monte. Los ulagueros trabajaban durante todo el año recorriendo los

parajes de Arnedo conocidos como Los Planos, Prailas, El Raposal, El Romeral e

incluso las laderas de los montes cercanos. De hecho, estos recolectores conoci-

dos también como plagueros, sobrevivían a través de un sistema integrado y co-

lectivo, que pertenecía al derecho consuetudinario; es decir, una especie de

acuerdo no escrito y admitido por todos, en virtud del cual, ellos limpiaban las

laderas del monte de espinosas ulagas mientras los rebaños de los pastores po-

dían pastar cómodamente, enriqueciendo a su vez los parajes con el abono que

los animales producían. Su labor contribuía también al cuidado del monte, elimi-

nando materiales altamente inflamables y reduciendo así el riesgo de incendios.

La azada recia o “azarrecia”220 era la herramienta básica con la que el ulaguero

entresacaba las ulagas de la tierra y, solamente contaba para ello, con su fuerza

y alguna protección en las manos con la que evitar los pinchazos de las plantas.

267

219. Ulaga, aulaga o ailaga es una planta relacionada con otra especie más conocida quees la genista o retama.

220. Azarrecia es una fusión de azada recia, que designa a una azada más grande. Azada:instrumento que consiste en una lámina o pala cuadrangular de hierro, ordinariamente de 20 a25 cm. de lado, cortante uno de estos y provisto el opuesto de un anillo donde encaja y se su-jeta el astil o mango, formando con la pala un ángulo un tanto agudo. Sirve para cavar tierrasroturadas o blandas, remover el estiércol, amasar la cal para mortero, etc.

La materia prima, una vez recogida, se amontonaba para formar fajos221

que facilitaran su transporte; se procedía entonces a la colocación en semicír-

culo de varias ulagas que se superponían, con las matas hacia fuera y las raí-

ces hacia dentro para no pincharse. A continuación, estos manojos222 eran

atados con vencejos223 de centeno, mimbre o juncos mojados constituyendo así

un fajo o atado; así mismo, la agrupación de un buen número de fajos consti-

tuía una “carga”. Lo que influía en el volumen de la misma era, más que un

número exacto de matas, el tamaño de las ulagas; de este modo con los fajos

integrados por plantas grandes, se hacía una carga de tres pero, si las ulagas

eran pequeñas, una carga podía contar hasta ocho o diez manojos.

268

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 98. Antes de preparar lacarga, había que arrancar lasulagas con la azada recia o“azarrecia”. (Pedro Herrero.Hogar de Arnedo).

221. Fajo es sinónimo de haz o atado.222. Manojo: haz pequeño de cosas que se puede coger con la mano.223. Vencejo: lazo o ligadura con que se ata algo, especialmente los haces de las mieses.

La rudeza de este oficio residía, sobre todo, en que el desplazamiento

hasta el monte para recoger las ulagas y el regreso se hacían andando, pero

también había quien disponía de caballerías. En el caso, muy habitual por otra

parte, del traslado a pie y para protegerse de pinchazos en la espalda, el ula-

guero se confeccionaba una especie de corona con matojos224 de tomillo o ro-

mero que se ponía en la cabeza para hacer de mullido y de la que pendía una

manta que protegería la espalda. Después se colocaba el fardo sobre la espal-

da y comenzaba así el camino hacia el pueblo.

El destino de las cargas de ulagas variaba dependiendo de su tamaño. De

este modo, los fajos pequeños se destinaban a particulares para el encendido

de los fogones, mientras que las cargas grandes se llevaban directamente a los

hornos de las panaderías, donde se utilizaban como combustible básico; no

LOS OFICIOS - EL ULAGUERO

269

Lám. 99. Martín Llanos, el ulaguero, formaba una carga con varios fajos de ulagas, los atabay disponía con las matas hacia fuera y las raíces hacia adentro, para no pincharse. (Hogar deArnedo).

224. Matojo: planta de monte muy poblada y espesa.

obstante, solían almacenarse durante algún tiempo para favorecer su secado.

Parece ser que existía un punto de encuentro, en la llamada Plaza de la Leña

(pequeña plaza situada en la confluencia de las calles La Yasa y Escuelas), al

que acudían todos los ulagueros de la comarca para hacer su mercadillo par-

ticular. Según recuerdan algunas de las personas mayores, el precio por una

carga de ulagas pequeñas, de entre cuarenta y cinco y cincuenta y cinco fajos,

rondaba la peseta en la década de los cuarenta. Conocemos un testimonio muy

curioso, recogido por Felipe Abad León, en el que uno de estos profesionales

hacía las siguientes declaraciones: “…Fui “ulaguero” por mi conveniencia y

puse 300 almendros en las Navas, 60 olivos y viña, “to” en terreno comunero.

Me daban medio duro por carga de ulagas. Las traía de la Fuente la Bacaliza

y me costaba siete horas…225”.

270

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 100. Para protegerse depinchazos en la espalda, elulaguero se confeccionaba unaespecie de corona con matojos detomillo o romero que se ponía enla cabeza para hacer de mullidoy de la que pendía una mantaque protegía la espalda. (Hogarde Arnedo).

225. ABAD LEÓN, Felipe, “Al tío Clemente “el Jalica””, Arnedo Fiestas 1971, Gráficas Isasa,Arnedo, septiembre, 1971, s/p.

Hemos comentado la utilización de estas plantas espinosas para el prendi-

do del fuego en hornos y domicilios particulares, pero también se hacían encar-

gos a nivel municipal en eventos de importancia. Hasta bien entrado el siglo XX,

señalaremos dos actos importantes en los que el Ayuntamiento organizaba el en-

cendido de hogueras para disfrute de los vecinos: en primer lugar, la feria de ga-

nado que se celebraba todos los años por el mes de mayo (durante el primer

tercio del siglo pasado); en segundo lugar, la tradicional fiesta en honor de nues-

tros Santos, San Cosme y San Damián, en septiembre. Ambos acontecimientos

incluían entre los actos previstos, las acostumbradas hogueras, para las que se

hacía necesario encargar un buen número de ulagas con las que alimentar el

fuego. Así se conocen documentos que hacían referencia a ello de forma clara y

expresa: “…Se encargan fuegos artificiales para dos noches a un pirotécnico de

El Villar de Arnedo, por un importe de 125 pts. Habrá hogueras las dos noches de

los fuegos, quemándose en cada una de ellas ocho cargas de aliagas. Se ilumi-

nará la plaza con focos eléctricos, de manera especial...”226

En otro documento se dice: “…Como de costumbre en anteriores años a

este festejo precederá la tradicional hoguera de los Santos y ambos actos serán

amenizados por la banda de música...” 227

Más adelante, en un fragmento de la sesión plenaria del 2 de octubre de

1942, se aprueba el pago de una “cuenta… de Juan Hernández y tres más de

nueve cargas de aliagas para la hoguera...” 228

Todo ello apunta a señalar la importancia del fuego en las celebraciones

populares y la importancia de los recolectores de ulagas dentro de una cultu-

ra que, no sólo por necesidad, sabía aprovechar lo que el entorno le ofrecía.

El dos de febrero, por la Candelaria, se celebraba la fiesta de este oficio

de recolectores, responsables directos del fuego en los hogares. Esta fiesta, im-

portante en otras partes de España como Canarias, se celebraba en nuestra ciu-

dad con una ceremonia religiosa en la que los fieles acudían a misa con velas

que eran bendecidas solemnemente por el sacerdote. No en vano, esta fiesta

LOS OFICIOS - EL ULAGUERO

271

226. HERRERO GIL DE MURO, Mª Ángeles. “100 años en la historia de Arnedo. I período1900-1923”. Arnedo fiestas 2000. Liber Grafic, Calahorra, septiembre, 2000, p. 59.

227. A.M.A. Programa de fiestas de 1940.228. A.M.A. Libro de Actas de Sesiones del Ayuntamiento Pleno. Del 8-1-1938 al 15-4-1946.

Sesión del 2 de octubre de 1943, p. 69.

recibe ese nombre porque en ella se bendicen las candelas de todo el año para

que nunca falte luz, tanto física como espiritual, en las casas. Después de esta

celebración, se hacía una comida con baile popular. Según nos han contado,

existía una danza en la que los ulagueros se ataban manojos de ulagas para

bailar, bien sujetos a la cintura, y con los que se restregaban contra las mozas

entre saltos y brincos.

Aquellos que conocieron la figura del ulaguero recuerdan especialmen-

te a Martín Llanos, un arnedano que dedicó gran parte de su vida a esta ac-

tividad. Destacamos por encima de todo, la rudeza y resistencia de estos

hombres que recorrían los montes en busca de ulagas para dar un servicio a

la ciudad. Hoy en día, esta profesión ha desaparecido radicalmente por pura

necesidad ya que las ulagas dejaron de ser combustible con la llegada de

nuevas calefacciones, primero de carbón y leña; más tarde, de gas y otros de-

rivados del petróleo.

272

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 101. El desplazamiento hasta el monte para recoger las ulagas y el regreso, se hacíannormalmente andando. (Hogar de Arnedo).

3. CONCLUSIONES

El oficio, trabajo... que desempeñamos las personas a lo largo de nuestra

vida es uno de los aspectos más esenciales, pues además de ser un instrumento

de supervivencia (salario en especie o en metálico), nos configura dándonos

identidad social. “La actividad laboral que desarrollamos continúa siendo la

principal fuente de estatus social. Incluso para los jubilados su identidad ac-

tual proviene de forma diferida de lo que fueron, es decir su estatus de pensio-

nistas deriva de los derechos adquiridos durante su vida laboral. (Schnapper,

1989)” 229.

Una parte importante del colectivo de personas mayores que acude a los

Hogares, ha desarrollado actividades artesanales230 que tuvieron que compati-

bilizar o abandonar paulatinamente para ir incorporándose, adaptándose e in-

tegrándose en otros trabajos industriales de mayor rentabilidad. Los oficios que

perduraron hasta los años 60, fechas en las que se extiende de forma mayori-

taria la mecanización agroganadera, y por consiguiente la paulatina desapari-

ción de los oficios desarrollados simultáneamente para su desempeño; fueron

producto de una tierra, de un paisaje, de un medio humano de antigua histo-

ria que se proyecta hasta lo que hoy somos. No se trata de conocimientos, ex-

periencias y objetos arqueológicos lejanos o muertos, sino de algo vivo en

nuestros mayores, pues la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido.

El colectivo de personas mayores posee la experiencia y conocimientos re-

lativos a un mundo que ha dejado de existir por el proceso de modernización.

En la nueva sociedad las formas de vida tradicionales han perdido casi todo su

valor; sin embargo, nuestros mayores mantienen una relación ambivalente con

273

229. Schnapper, D. 1989. “Rapport à l´emploi, protection sociales et status sociaux”. Revuefrancaise de sociologie, xxx: 3-29.

230. Por artesanía entendemos cualquier labor que sea realizada de forma manual, indivi-dual y tradicional. Es decir, obras en cuya realización no han intervenido diversos especialistasen sus diferentes fases de elaboración, siendo una misma persona quien las ejecuta del princi-pio al fin. Incluyendo las más de las veces desde la recogida de los materias necesarias hasta lapropia comercialización directa del producto. Supone una producción integral y, además, si-guiendo las técnicas, los modos y modelos de antaño, conservados con muy pocas variantes alo largo de generaciones.

ese mundo pasado. Por un lado, concuerdan con el dicho de que “todo tiem-

po pasado fue mejor”, sobre todo si ese pasado fue su juventud; por otro, no

olvidan las penurias y dureza de las condiciones de vida tradicionales y por lo

tanto no las desean para su descendencia.

“El cambio social ha modificado profundamente los procesos de socializa-

ción para el trabajo, que actualmente se efectúa en el sistema educativo, de tal

manera que los mayores, en las sociedades modernas, ya no son agentes de so-

cialización” (Guillemard, 1986)231. Tradicionalmente, tanto el trabajo social, la

antropología como la etnología tratan al otro como sujetos pasivos o como in-

formantes dedicándose a recopilar el repertorio de saberes, objetos, procesos

etc., de ese otro para su posterior análisis por el experto. Sin embargo, en este

caso, los mayores han sido los protagonistas, pues los otros son ellos mismos

y han tenido que abordar de alguna manera un proceso de autoanálisis perso-

nal y social.

Este proyecto ha permitido a los mayores reconciliarse con su trayectoria

vital, particularmente su pasado laboral que en muchos casos ha sido minus-

valorado y vivido de forma traumática, pasando por momentos de idealización

de lo arcaico. Lo innovador de este proyecto ha sido la metodología y pers-

pectiva utilizadas.

Al ser un proyecto participativo, en el que han tenido que desempeñar y

representar su propio papel como miembros de la sociedad tradicional, han

conseguido integrar en su biografía ese pasado laboral dotándolo de un nuevo

sentido. Esta actualización revalorizada por el hecho de ser recogida por los

medios más modernos y con apoyo y respaldo institucional, les ha producido

la sorpresa y satisfacción de que pueden ofrecer algo valioso e importante a

los demás y de que, trabajando colectivamente, pueden conseguir mejores y

mayores resultados.

La participación en el proyecto ha posibilitado a las personas mayores un

ajuste y aceptación serena y digna de su trayectoria vital, incidiendo en la cul-

tura del trabajo. El resultado material ha sido el siguiente:

274

OFICIOS DE ARNEDO

231. Guillemard, A.M. 1986. “Le déclin du social: formation et crise des politiques de la viei-llesse”. Ire éd. Edition, Paris: Presses universitaires de France.

• Once documentales en vídeo de los oficios: El agricultor y su caballería,

el albardero, el campanero, el cestero, el encañizador, el herrador, el ho-

jalatero, labores de mujer, el seronero y el ulaguero.

• Una exposición compuesta de doce reportajes fotográficos con sus res-

pectivos relatos explicativos. En este caso, a los anteriores oficios se aña-

dió el reportaje del pregonero.

• La publicación de este libro, que ha intentado recopilar, sintetizar y am-

pliar todos los datos referidos a los oficios presentados hasta ahora; pero

además, incluyendo otros nuevos como: al aguador, el barbero-practi-

cante, el bastonero, el botello y pellejero, el colchonero, el esquilador,

el guarnicionero, el herrero, el matarife, el picador de cuevas y el pre-

gonero.

Como conclusión es destacable que, además del trabajo presentado, en el

que queda gráficamente reflejada parte de la riqueza cultural arnedana, se ha

recuperado el papel socializador de los mayores hacia los jóvenes, quienes po-

drán encontrar, de este modo, una mayor perspectiva y espíritu crítico de la so-

ciedad que vamos construyendo.

Todos los trabajadores y artesanos que aparecen en esta muestra forman

parte de un linaje que ha dado a Arnedo, todos los materiales básicos y refi-

nados para su trabajo en la tierra como serones, albardas, herraduras; o en la

casa como cántaros, cañizos, cestas... y los sonidos, ritmos y cantares que los

acompañaban. Cada uno de estos objetos es el resultado de una sorprendente

sensibilidad y riguroso trabajo; además, han sido recuperados gracias a la me-

moria de nuestros mayores. Éstos han sabido dejarnos un legado de conoci-

mientos que debemos cuidar y no olvidar, haciendo memoria de un arte que

es la artesanía.

A través de este trabajo se puede desprender una visión de la sociedad de

la que siguen quedando vestigios en nuestros mayores; éstos nos estimulan y

ofrecen a generaciones más jóvenes una reflexión crítica sobre las condiciones

laborales y de vida de nuestro pasado reciente.

CONCLUSIONES

275

4. VOCABULARIO

Este apartado ha sido quizá uno de los más laboriosos del libro pero, al

mismo tiempo, uno de los más interesantes por el conocimiento que nos ha

aportado sobre el léxico. Nos referimos, por un lado, a aquellos términos que

nos parece importante recoger porque son específicos de las profesiones que

se han descrito (aunque algunos hayan caído en desuso) y, por otro, los lla-

mados arnedanismos, palabras o expresiones utilizadas exclusivamente en Ar-

nedo (muchas de ellas corrupciones o deformaciones de otras de uso general).

A pesar de lo numeroso que pueda parecer este vocabulario, queremos acla-

rar, que no recoge todos aquellos términos relacionados con los oficios que

aquí se han detallado; ya que muchos de éstos ya han sido definidos a lo largo

del propio texto.

Por último, señalar que para su elaboración se han tomado como referen-

cia algunos diccionarios reconocidos, tales como: Diccionario de la Real Aca-

demia Española; Vocabulario Riojano de Cesáreo Goicoechea y el Diccionario

de Arnedanismos, recogido en la página web del Ayuntamiento de Arnedo.

Todos ellos ofrecen muchas variantes sobre el mismo término, aunque otros

no aparecen mencionados; no obstante, nosotros hemos tratado de contrastar-

los y definirlos con la mayor claridad posible.

* * *

Acial o aciar. Instrumento con que oprimiendo un labio, la parte superior del

hocico, o una oreja de las bestias, se las hace estar quietas mientras las hie-

rran, curan o esquilan.

Aguja rollera. Existen muchos tipos de agujas pero la específica de los albar-

deros es la conocida en Arnedo como rollera, más larga, para introducir la

paja en la estructura de la albarda.

Aguzar. Sacar punta a un arma u otra cosa, o adelgazar la que ya tienen, es

decir, en nuestro caso a la reja del arado. Éste es un instrumento de agri-

cultura que, movido por fuerza animal o mecánica, sirve para labrar la tie-

277

rra abriendo surcos en ella; la reja es una parte de él, hecha en hierro y

con forma de punta, que sirve para romper y revolver la tierra.

Albarda. Pieza principal del aparejo de las caballerías de carga, que se com-

pone de dos partes a modo de almohadas rellenas, generalmente de paja

de centeno, unidas por la sección que cae sobre el lomo del animal.

Albardín. Mata de la familia de las Gramíneas, propia de las estepas españo-

las, muy parecida al esparto y con las mismas aplicaciones que éste.

Almendruco. Fruto del almendro. Es un arnedanismo por el que se conoce a

la almendra en su momento de recolección.

Arrebozar. Se utiliza en el sentido de ocultar o encubrir algo mañosamente.

Arreos. Aparece en el diccionario como sinónimo de atavíos. Este último, se

define como prenda o conjunto de prendas con que se cubre el cuerpo,

mientras que el primero, se refiere a las guarniciones o jaeces que llevan

las caballerías de montar o de tiro.

Atizador. Utensilio con forma de barra, normalmente de hierro, que se utiliza

para remover el fuego y que arda más.

Atoque. Remate de madera de los peldaños de las escaleras de una casa.

Aviento. Instrumento para beldar o aventar, compuesto de un palo largo, de

otro de unos 30 cm. de longitud, atravesado en uno de los extremos de

aquel, y de cuatro o más fijos en el transversal, en forma de dientes.

Azada. Instrumento que consiste en una lámina o pala cuadrangular de hierro,

ordinariamente de 20 a 25 cm. de lado, cortante uno de estos y provisto

el opuesto de un anillo donde encaja y se sujeta el ástil o mango, for-

mando con la pala un ángulo un tanto agudo. Sirve para cavar tierras ro-

turadas o blandas, remover el estiércol, amasar la cal para mortero, etc.

Azarrecia. Fusión de azada recia, que designa a una azada más grande.

Azufrar. Echar azufre a las plantas para controlar las plagas, especialmente el

oídio.

Bache. Lugar donde se encierra el ganado para que sude antes de esquilarlo.

Badajo. Pieza metálica, generalmente en forma de pera, que pende en el in-

terior de las campanas, y con la cual se golpean éstas para hacerlas sonar.

Bigornia. Yunque con dos puntas opuestas.

Borra. Parte más grosera o corta de la lana.

278

OFICIOS DE ARNEDO

Brasero. Pieza de metal, honda, ordinariamente circular, con borde, y en la

cual se echa o se hace lumbre para calentarse. Solía ponerse sobre una ta-

rima, caja o pie de madera o metal, y fue muy utilizado en el siglo pasa-

do hasta la aparición de las calefacciones actuales.

Brocal. Cerco de madera o de cuerno que se pone en la boca de la bota para

llenarla con facilidad y beber por él. En Arnedo también se le llama “ca-

nilla”, que hace referencia a grifo.

Burreño. Surge también de un cruce entre burra y caballo. Era muy aprecia-

do ya que, aunque era pequeño, era muy duro.

Calva. Dicho de un terreno, sin vegetación alguna.

Candileja. Vaso pequeño en que se pone aceite u otra materia combustible

para que ardan una o más mechas.

Cántaro. Vasija grande de barro o metal, angosta de boca, ancha por la barri-

ga y estrecha por el pie y por lo común con una o dos asas.

Cantón. Significa, entre otras cosas, esquina.

Cañaveral. Sinónimo de cañar e indica un sitio poblado de cañas o cañaveras.

Cañizo. Tejido de cañas que sirve para la exposición de alimentos al sol, o

como sostén del yeso de los techos. En otras regiones también se usan

como camas en la cría de gusanos de seda.

Cañote. Especie de funda rígida que sirve para guardar las agujas y solía ser

de madera.

Capellar. Coser la tela a la suela de la alpargata. Sólo hemos encontrado un sig-

nificado para capellar que se refiere a una especie de manto o capa a la mo-

risca que se usó en España hace mucho tiempo. Podría entenderse este

verbo como el poner una capa o manto a la suela de la alpargata.

Cardar. Peinar o cepillar el pelo desde la punta hasta la raíz a fin de que, al

alisar ligeramente su superficie, quede hueco. En el caso de la lana, se tra-

taría de varear con el mismo fin.

Casilla. Cada uno de los compartimentos que se hacen en algunas cajas, es-

tanterías y en varios recipientes.

Chinchorras. Porciones crujientes que quedan tras la extracción de la mante-

ca de determinadas partes del cerdo.

Chumarriado. Bien asado.

VOCABULARIO

279

Ciemo. Palabra utilizada en Arnedo, que surge del cruce entre cieno y fiemo,

ambas sinónimos de estiércol.

Cocina económica. Nombre que recibía la cocina de leña y carbón.

Cocón. Envoltura coriácea de la nuez y, por extensión, del almendruco.

Cogujón. Cada una de las puntas que forman los colchones, almohadas, se-

rones, etc.

Collera. Collar de cuero o lona, relleno de borra o paja, que se pone al cue-

llo a las caballerías o a los bueyes para que no les haga daño el horcate.

Columbario. En los cementerios de los antiguos romanos, el conjunto de ni-

chos donde colocaban las urnas cinerarias.

Cortafrío. Cincel fuerte para cortar hierro frío a golpes de martillo.

Cortete, corquete o colquete. -1. Herramienta cortante y de punta curvada,

que unas veces se ajusta a un mango fuerte y se emplea para cortar palos

gruesos, y otras a una vara de varios metros de largura, y se usa para cor-

tar desde el suelo las ramas altas de los árboles, y más comúnmente de los

álamos. –2. Herramienta de la misma forma que las anteriores, pero de me-

nores dimensiones, que es usada por los vendimiadores para cortar los ra-

cimos. Marcos Marquete, vendimiador sin corquete, frase que indica que

por San Marcos suele helar, perdiéndose la cosecha de la uva (Fernando

Fernández de Bobadilla).

Criba. Cuero agujereado y fijo en un aro de madera, que sirve para cribar. Así

se conoce en general, pero en nuestra comarca se fabrica de plancha metá-

lica con agujeros, o con red de malla de alambre. El cedazo es una varian-

te menos conocida, compuesto de un aro y de una tela, por lo común de

cerdas, que sirve para cribar materias más finas como la harina, etc.

Cuba. Recipiente de madera, que sirve para contener agua, vino, aceite u otros

líquidos. Se compone de duelas unidas y aseguradas con aros de hierro,

madera, etc., y los extremos se cierran con tablas. También se hace mo-

dernamente de chapa metálica.

Cuévano. Cesto grande y hondo, poco más ancho de arriba que de abajo, te-

jido de mimbres, usado especialmente para llevar la uva en el tiempo de

la vendimia.

280

OFICIOS DE ARNEDO

Dedil. Cada una de las fundas de cuero o de otra materia, que se ponen en

los dedos para que no se lastimen o manchen.

Embotar. Poner algo dentro de un bote para su conservación.

Empeña. Trozo de tela con forma triangular, habitualmente de algodón o lone-

ta, que servirá de parte delantera una vez cosida a la suela de la alpargata.

Escriño. Canasta o cesta fabricada de paja, que se usa para recoger el salva-

do y las granzas de los granos, o para dar de comer a los bueyes cuando

van de camino.

Espadilla. Instrumento de madera, a modo de machete, que se usa para ma-

cerar y quebrantar el lino o el cáñamo, para poderlo hilar.

Espelletar o despelletar. Se usa en Arnedo como despellejar o acción de qui-

tar el pellejo a un animal.

Estaquilla. Espiga de madera o caña que sirve para clavar, y que se utiliza para

envirar, para asegurar los tacones del calzado, etc.

Fajo. Tanto fajo como atado son sinónimos de haz; porción atada de mieses,

lino, hierbas, leña u otras cosas semejantes.

Fardelejo. Dulce de origen islámico típico de Arnedo.

Festón. Bordado, dibujo o recorte en forma de ondas o puntas, que adorna la

orilla o borde de algo.

Filato o fielato. Oficina de recaudación, que solía situarse a la entrada de las

poblaciones, donde se pagaban los derechos de consumo sobre los pro-

ductos alimenticios como la carne y las frutas, así como el pago de los ar-

bitrios o impuestos municipales, especialmente los que tuvieran que ver

con el servicio de agua.

Fuelle. Instrumento para recoger aire y lanzarlo con una dirección determina-

da, que esencialmente se reduce a una caja con tapa y fondo de madera,

costados de piel flexible, una válvula por donde entra el aire y un cañón

por donde sale cuando, plegándose los costados, se reduce el volumen del

aparato.

Garrafa. Vasija esférica, que remata en un cuello largo y estrecho y sirve para

enfriar las bebidas, rodeándolas de hielo. Garrafón debe ser el aumentati-

vo de garrafa.

VOCABULARIO

281

Gordilla. Alimento embuchado con las tripas de animales comestibles. “Me

chupo los dedos de lo buenas que están las gordillas” (Felipe Abad León).

Diccionario de arnedanismos.

Guadaña. Instrumento para segar, que se maneja con ambas manos, formado

por una hoja larga y curvilínea, puntiaguda por un lado y sujeta por el otro,

más ancho, a un mango largo que forma ángulo con el plano de la hoja y

lleva dos manijas, una en el extremo y otra en el segundo tercio del mango.

Guarnicionería. Taller en que se hacen guarniciones para caballerías. Seña-

lamos que el término guarnición hace referencia al conjunto de correajes

y demás efectos que se ponen a las caballerías para que tiren de los ca-

rruajes o para montarlas o cargarlas.

Hijuela. Podría definirse como el acabado del cosido de la suela de una alpar-

gata. Hacer las hijuelas es una de las fases en la elaboración de la alpargata.

Hornilla. Creemos que hace referencia a un pequeño horno donde calentar

las piezas pero su definición concreta es la siguiente: hueco hecho en el

macizo de los hogares, con una rejuela horizontal en medio de la altura

para sostener la lumbre y dejar caer la ceniza, y un respiradero inferior

para dar entrada al aire. También existe separada del hogar.

Hoz. Instrumento que sirve para segar mieses y hierbas, compuesto de una

hoja acerada, curva, con dientes muy agudos y cortantes o con filo por la

parte cóncava, afianzada en un mango de madera.

Iguala. Convenio o trato entre pregonero y cliente por el que aquél prestaba a

éste sus servicios mediante una cantidad fija anual en metálico o en espe-

cie. Este sistema se practicó en otros oficios o trabajos.

Jifa. Desperdicios que se tiran en el matadero durante el descuartizamiento del

animal.

Lezna. Instrumento que se compone de un hierro con punta muy fina y un

mango de madera, que usan los zapateros y otros artesanos para agujerear,

coser y pespuntar.

Lima. Instrumento de acero templado, con la superficie finamente estriada en

uno o en dos sentidos, para desgastar y alisar los metales y otras materias

duras.

Liza. Hilo grueso de cáñamo.

282

OFICIOS DE ARNEDO

Lleco. Tierra o campo sin roturar, sin labrar.

Lomillo. Parte superior de la albarda, en la cual por el interior queda un hueco

proporcionado al lomo de la caballería.

Lona. Tela fuerte de algodón o cáñamo, para velas de navío, toldos, tiendas

de campaña y otros usos.

Majar. Golpear en la era el trigo, el centeno, el lino, los garbanzos, etc., con

el manal o mayal, para separar el grano de la paja.

Mallo. Instrumento para desgranar a golpes la mies. En el diccionario no apa-

rece relacionado con nuestro contexto, por eso, podríamos definirlo como

un martillo de brazo muy largo y cuya superficie para golpear es de un

material más blando.

Mangas. Aunque no aparecen definidas como tal, se trataría de unas piezas

que protegían las patas delanteras y, o traseras del animal.

Manil. Manivela o manubrio que impulsa la fuerza a la tijera en la máquina de

esquilar y sirve para agilizar el trabajo.

Manojo. Haz pequeño de cosas que se puede coger con la mano.

Maslo. Ástil o tallo de una planta pero, por extensión, en el argot de los pica-

dores hace referencia a la parte más dura de la roca.

Matojo. Planta de monte muy poblada y espesa.

Maza. Instrumento de madera dura, parecido a la maza antigua de combate,

que sirve para machacar el esparto y el lino, y para otros usos.

Mazo. Martillo grande de madera.

Media luna o medialuna. Utensilio en forma de media luna que sirve para

raspar el cuero.

Mensajear o mensajiar. Curiosear, fisgonear. A los que lo practican se les

llama mensajeros. También se utiliza como equivalente de “ir a dar una

vuelta”.

Mimbreras. Se utiliza para denominar todo un conjunto de mimbreros o ar-

bustos de la mimbre.

Molturar. Moler granos o frutos.

Mortichuelo. Forma con que se denominaba, tradicionalmente en Arnedo, el

cuerpo de un niño pequeño antes de ser enterrado.

VOCABULARIO

283

Muleto. Cruce de caballo con burra o de yegua con burro.

Mulo. Quizá la especie equina que más abundaba en Arnedo. Se trata de un

descendiente de caballo y burra o de asno y yegua, casi siempre estéril.

Ojete. Abertura pequeña y redonda, ordinariamente reforzada en su contorno

con cordoncillo o con anillos de metal, para meter por ella un cordón o

cualquier otra cosa que afiance.

Orejones. Pedazos de melocotón o de otras frutas, secados al aire y al sol.

Orujo. Hollejo de la uva, después de exprimida y sacada toda la sustancia.

Pan de jabón. Nombre que se da a los trozos resultantes de la fabricación ca-

sera de jabón.

Pellejo. En Arnedo, se denomina popularmente pellejo a la panceta, parte del

tocino entremezclada con magro.

Percherón o percherona. Caballo o yegua de raza francesa que, por su fuer-

za y corpulencia, es muy adecuada para arrastrar grandes pesos.

Pez. Sustancia resinosa, sólida, lustrosa, quebradiza y de color pardo amari-

llento, que se obtiene echando en agua fría el residuo que deja la tre-

mentina al acabar de sacarle el aguarrás.

Pilón. Receptáculo de piedra que se construye en las fuentes para que, ca-

yendo el agua en él, sirva de abrevadero, de lavadero o para otros usos.

Pipa. Nombre que recibe en nuestra localidad la almendra ya pelada.

Pitón. Tubo recto o curvo pero siempre cónico, que arranca de la parte infe-

rior del cuello en los botijos, pisteros y porrones, y sirve para moderar la

salida del líquido que en ellos se contiene.

Poyo. Banco de piedra, yeso u otra materia, que ordinariamente se fabrica arri-

mado a las paredes, junto a las puertas de las casas de campo, en los za-

guanes y otras partes; sin embargo, la acepción a la que nosotros nos

referimos tiene más que ver con un levantamiento natural que ofrece el te-

rreno en los márgenes de fincas, ríos o yasas.

Presilla. Cordón pequeño con forma de anilla que se cose al borde de una

prenda para pasar por él un botón, un corchete, un broche, etc.

Rajador. Es definido en el diccionario como el hombre que raja madera o leña,

sin embargo, creemos que por extensión se aplica también a la herra-

284

OFICIOS DE ARNEDO

mienta empleada por ellos mismos. Lo utilizaban sobre todo los encañiza-

dores y los cesteros.

Repique. Procede de repicar, es decir, tañer o sonar repetidamente y con cier-

to compás en señal de fiesta o regocijo.

Ristra. Soga de los tallos de los ajos, o de cebollas, que se hace en dos rama-

les que se juntan por un lado.

Rodete. Rosca de lienzo, paño u otra materia que se pone en la cabeza para

cargar y llevar sobre ella un peso.

Salamoniaco. Pieza compacta de ambos materiales, sal y amoniaco, que el

hojalatero usaba para mezclar mejor el estaño.

Sentil. No aparece como tal en el Diccionario aunque podría tratarse de una

deformación de asiento.

Sudadero. Manta pequeña que se pone a las cabalgaduras debajo de la silla o

aparejo.

Tachuela. Clavo corto y de cabeza grande.

Tajo. Lugar en el que se trabaja o desempeña una tarea.

Tanería. Nombre que recibe en Arnedo una curtiduría o tenería. Ambos tér-

minos, aparecen en el Diccionario como sinónimos, haciendo referencia al

sitio o taller donde se curten y trabajan las pieles.

Terliz. Parece la denominación correcta aunque en Arnedo, se conoce también

como aterliz. Es una tela fuerte de lino o algodón, por lo común de rayas

o cuadros, y tejida con tres lizos.

Trancha. Hierro con canto boto o romo que, clavado en un borriquete, sirve

a los hojalateros para rebordear sobre él con el mazo los cantos de la ho-

jalata.

Trébede. Aro o triángulo de hierro con tres pies, que sirve para poner al fuego

sartenes, peroles, etc.

Trenza. Conjunto de tres o más ramales que se entretejen, cruzándolos alter-

nativamente. En el argot de los seroneros y de los alpargateros, se deno-

mina así a la cuerda resultante de trenzar los hilos de fibra vegetal como

el esparto, y que les servirá para confeccionar sus productos.

VOCABULARIO

285

Trillo. Instrumento para trillar o separar el grano de la paja, que comúnmen-

te consiste en un tablón con pedazos de pedernal o cuchillas de acero en-

cajadas en una de sus caras.

Trueque. Intercambio directo de bienes y servicios, sin mediar la intervención

de dinero.

Trujal. Prensa donde se estrujan las uvas o se exprime la aceituna. Por ex-

tensión, también se llama así al local donde se elaboran los productos de-

rivados.

Ulaga, aulaga o ailaga. Planta relacionada con otra especie más conocida que

es la genista o retama. Se trata de una planta de la familia de las Papilioná-

ceas, como de un metro de altura, espinosa, con hojas lisas terminadas en

púas y flores amarillas muy perfumadas, que suele desarrollarse en terrenos

áridos, secos y pedregosos. Fue el combustible básico para el encendido del

fuego en hornos y cocinas durante la primera mitad del siglo pasado.

Vareo. Acción de varear o dar golpes con una vara o palo. Este término tam-

bién se utiliza para referirnos a la acción de derribar con los golpes y mo-

vimientos de la vara los frutos de algunos árboles.

Vellón. Conjunto de la lana de un carnero u oveja que se esquila.

Vencejo. Lazo o ligadura con que se ata algo, especialmente los haces de las

mieses.

Vendema. En Arnedo, vendimia o recolección y cosecha de la uva.

Vinaza. Especie de vino que se extrae al final, de los posos y las heces.

Yasa. Esta palabra resulta muy familiar en nuestra comarca, sin embargo, no

aparece en el Diccionario. Podríamos definirla como una quiebra profun-

da, producida en la tierra por las corrientes de las aguas o por otras cau-

sas, que a lo largo del tiempo, han formado cauces de agua estables en

épocas de lluvia o deshielos.

Yunque. Prisma de hierro acerado, de sección cuadrada, a veces con punta en

uno de los lados, encajado en un tajo de madera fuerte, y a propósito para

trabajar en él a martillo los metales.

Zafra. Vasija grande de metal en que se guarda aceite.

Zagón, zajón o zahón. Palabra de origen árabe referida a una especie de

mandil, principalmente de cuero, atado a la cintura, con perneras abiertas

286

OFICIOS DE ARNEDO

por detrás que se atan a la pierna, usado por cazadores, vaqueros y gente

de campo para resguardar el traje.

Zapatilla. Pieza metálica pequeña, redonda y plana, que el artesano se colo-

ca en la palma de la mano para protegerse de la presión que hace con las

agujas; en los extremos, tiene unos agujeros por los que se pasa una hebra

de hilo para sujetarla a la mano. La utilizaban los albarderos, alpargateros,

y otros profesionales.

VOCABULARIO

287

5. RELACIÓN DE COLABORADORES

Todas las personas aquí nombradas han participado de alguna manera en

la búsqueda de información para la elaboración de este libro. A todas ellas, y

a las que hayamos podido olvidar, mostramos nuestro más sincero agradeci-

miento, ya que este estudio no hubiera sido posible sin su dedicación e impli-

cación.

5.1. INFORMANTES ORALES

Aparecen nombrados: por un lado, aquellos profesionales o familiares de

los mismos, que fueron objeto de una entrevista personal y, gracias a los cua-

les, obtuvimos la gran mayoría de los datos; por otro, algunas personas que,

desde su condición de arnedanos interesados por su cultura, nos ayudaron a

descubrir tradiciones y costumbres de Arnedo ya olvidadas. Nuestro agradeci-

miento a:

José Antonio Abad Pérez-Medrano

Pedro Abad Pérez-Medrano

Jerónimo Abad Cibiauri

Ángel Arpón Abad

Juan José Barbero Herce

Jonás Beriaín Domínguez

Ángel Cagidos

José Castillo Ibáñez

Fermín De Blas Qiñones

Mª Dolores Domínguez Castillo

Felisa Domínguez de Blas

Isabel Domínguez Martínez-Losa

Mª Carmen Domínguez Mangado

Mª Josefa Domínguez Mangado

Isabel Escalona Zabalo

Joaquín Fernández Morón

Carmelo Fernández Pérez

289

Dámaso Garrido González

Jesús Garrido Santo

Deberio Gil Ruiz de Gordejuela

Francisco Hernández Pérez

MªÁngeles Herrero Gil de Muro

Hijos de Cándido Álvarez

Jesús Ibáñez Martínez

Luis Ibáñez Ortigosa

Rosario Las Heras Pérez

Cándido Lavega San Miguel

Martín Llanos Arpón

Eduardo Marco Martínez

Antolín Martínez Reinares

Ángel Martínez-Losa Herce

Pedro Martínez-Losa Pérez

Petra Martínez-Losa Rodríguez

Ángel Muro Calvo

Josefa Pérez Cordón

Julio Pérez Muro

Fermín Ángel Pérez Merino

José Mª Rodríguez Fernández

Anuncio Sáenz Argaiz

José Mª Salcedo Fernández

Julio Solana Sota

Francisco Sota Sota

Javier Zabalo Hernández

Frutos Domínguez Pérez-Aradros

5.2. PARTICIPANTES EN EL DVD Y EXPOSICIONES

Hemos de mencionar aquí, a aquellos hombres y mujeres que participaron

en otras fases del proyecto anteriores a la elaboración del libro. Nos referimos a

la grabación del DVD Oficios para el recuerdo, y a cuantas exposiciones y re-

portajes fotográficos se han realizado desde el año 2002 hasta la actualidad.

Nuestra gratitud porque, directa o indirectamente, todos ellos enriquecieron

nuestro trabajo con sus conocimientos y experiencias.

290

OFICIOS DE ARNEDO

PROTAGONISTAS DVD

José Antonio Abad Martínez-Burbana

Ángel Arpón Abad

Laura Bergasa Domínguez

Jonás Beriaín Domínguez

Juana Calvo Rodríguez

Ricardo Cordón Fernández

Luis Mª Cuevas Arnedo

Felisa Domínguez de Blas

Felisa Eguizábal de Blas

Isabel Escalona Zabalo

Nora Fernández-Velilla Tomás

Mª Cruz García Pascual

Dámaso Garrido González

Deberio Gil Ruiz de Gordejuela

Miguel Hernández Martínez

Pedro Herrero Moreno

Ángel Herrero Pérez-Aradros

Jesús Ibáñez Martínez

Miguel Ibáñez Martínez

Luis Ibáñez Ortigosa

Gregoria Jiménez Quiñónez

Cándido Lavega San Miguel

Martín Llanos Arpón

Aurelia Malo Arpón

Julio Malo Arpón

María Malo Arpón

Francisco Martínez Castillo

Miguela Martínez López

Anunciación Martínez-Aldama Sáenz

Pedro Martínez-Aldama Sáenz

Ángel Martínez-Losa Herce

Pedro Martínez-Losa Pérez

RELACIÓN DE COLABORADORES

291

Ignacio Martínez-Losa Zapata

Ángel Muro Calvo

Orlando Muro Rubio

Josefa Pérez Cordón

Julio Pérez Muro

Benito Pérez Zalabardo

Tomás Ramírez Pascual

Antonio Rodríguez Pérez

Antonia Royo Pérez-Medrano

José Ruiz Pérez-Aradros

José Mª Salcedo Fernández

José Solana de Blas

Mª Luisa Solana García

Julio Solana Sota

Lucía Yustes Herce

REALIZACIÓN DE LOS DOCUMENTALES

Dirección: Mª Dolores Domínguez

Producción: Rosario Las Heras

Guión: Mª Dolores Domínguez

Rosario Las Heras

Coordinación: Unidad de Audiovisuales

(Consejería de Presidencia y Acción Exterior)

Realización y edición: Luis Brox

María Oribe

2º Operador: Sonia Tercero

Sonido: Clara Larrea

Tema musical: Alfredo Rodríguez

Cantoblanco

Grupo de Canto del Hogar

Foto fija: Mª Dolores Domínguez

Rosario Las Heras

Jesús Manuel Soria

292

OFICIOS DE ARNEDO

5.3. GRUPO DE TRABAJO

SOCIOS DEL HOGAR DE ARNEDO

Carmelo Fernández Pérez

Joaquín Fernández Morón

Jesús Garrido Santo

Francisco Hernández Pérez

Eduardo Marco Martínez

Fermín Ángel Pérez Merino

José Mª Rodríguez Fernández

Francisco Sota Sota

DIRECTORA DEL HOGAR DE ARNEDO

Mª Dolores Domínguez Castillo

TRABAJADORA SOCIAL DEL HOGAR DE ARNEDO

Rosario Las Heras Pérez

COLABORADORA Y COORDINADORA DEL GRUPO

Mª Eva Abad Martínez-Losa

RELACIÓN DE COLABORADORES

293

6. BIBLIOGRAFÍA Y OTRAS FUENTES

LIBROS CONSULTADOS

AAVV, Geografía de La Rioja. Las comarcas, vol. III, Logroño, Caja de Ahorros

de La Rioja, 1994.

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ABAD LEÓN, Felipe, A la sombra de su viejo castillo. 25 temas de Arnedo. Lo-

groño, Ochoa, 2005.

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“Última matanza en mi pueblo”. Revista Piedra de Rayo. Nº 3, Logroño, Abril,

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El Cortejo. Nº 5, Arnedo, Septiembre, 2000, pp. 12-13.

FUENTES DOCUMENTALES

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Libros de Actas del Ayuntamiento Pleno 1903-1904.-Sesión del 7 de mayo de

1904, fol. 35 vº. Sig. 471/6.

Bando municipal de 16 de abril de 1909.

Programa de fiestas Día de la Victoria de 1939. Sig. 776/1.

Programa de fiestas de 1940.

Libro de Actas de Sesiones del Ayuntamiento Pleno del 8-1-1938 al 15-4-1946.

Sesión del 2 de octubre de 1943, p. 69.

Libro de Actas de Sesiones del Ayuntamiento Pleno del 30-4-1946 al 29-11-

1947.- Sesión del 31 de octubre de 1946. Sig. 473/1.

Libro de Actas del Ayuntamiento Pleno, sig. 468/2.

– Sesión del 21 de noviembre de 1951, fol 135 vº.

– Sesión del 23 de enero de 1952.

– Sesión del 2 de diciembre de 1953, fol. 188 vº.

298

OFICIOS DE ARNEDO

MATERIAL AUDIOVISUAL

CD-ROM 100 años de historia. Asociación de Vecinos del Casco Antiguo de Ar-

nedo, Ayuntamiento de Arnedo, Comunidad Autónoma de La Rioja, 2000.

DVD Oficios para el recuerdo. Hogar de Personas mayores. Arnedo. La Rioja,

2004.

DVD Oficios tradicionales en Aragón. Eugenio Monesme.

Diccionario de la lengua española. Real Academia Española.

Diccionario de arnedanismos de la página web del Ayuntamiento de Arnedo.

Enciclopedia Universal Multimedia Micronet S.A.. 1995-2005

Páginas consultadas en Internet:

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http://iesalbar.educa.aragon.es/publicaciones/divulgaci%f3n/Centroetra.pdf

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cis_xori.pdf

BIBLIOGRAFÍA Y OTRAS FUENTES

299

7. ÍNDICE DE LÁMINAS

EL AGRICULTOR

Lám. 1. Arando la tierra. (Pedro Martínez-Losa. Hogar de Arnedo)........ 40

Lám. 2. El agricultor Pedro Martínez-Losa “el Artillero” labra la tierra con

el arado de reja. Éste se utilizó mientras hubo caballerías. (Hogar

de Arnedo)................................................................................................ 42

Lám. 3. Un agricultor trillando en la era a la antigua usanza. (Foto cedi-

da por Fermín de Blas)........................................................................ 43

Lám. 4. Imagen del trujal cooperativo de Arnedo. (Foto cedida por Fer-

mín de Blas) ......................................................................................... 46

Lám. 5. Recogiendo olivas mediante la técnica del “ordeño”. (Carmelo

Alfonso y Pedro Herrero. Foto José Amatriaín) ................................. 47

Lám. 6. El llamado regadío es el cultivo de todo tipo de hortalizas y

verduras; en este caso, se trata de un típico producto arnedano,

los ajos. (Dámaso Garrido. Hogar de Arnedo) .................................. 51

Lám. 7. El agricultor coloca la albarda con tarrea sobre la caballería pa-

ra disponer la carga. (Hogar de Arnedo) ........................................... 52

Lám. 8. La carga de sarmientos se reparte a ambos lados del animal, pa-

ra equilibrar el peso y facilitar su transporte. (Hogar de Arnedo)... 52

Lám. 9. Cuando el animal arrastra el carro, necesita más aparejos y pro-

tecciones. (Hogar de Arnedo) ............................................................. 53

EL AGUADOR

Lám. 10. La mujer que está detrás del borriquillo, está metiendo o sacan-

do una de las vasijas del armazón de mimbre que las sujeta; podría

tratarse de Caya, la aguadora. Por la vestimenta de las mujeres y la

niña, podría tratarse de una foto de los años 40. (CD Cien años de

historia. A.V. Casco Antiguo)............................................................... 61

Lám. 11. El lavadero del río de Los Caños, junto a la iglesia de Santo

Tomás, en los años cuarenta. (CD Cien años de historia. A.V. Cas-

co Antiguo) ........................................................................................... 62

301

Lám. 12. Vista general en la que puede verse a los pies de la iglesia deSanto Tomás, el lavadero de Los Caños. Esta fotografía correspon-dería a una época anterior en la que la calle Virrey Lizana sólo te-nía huertas a su alrededor. (Archivo Municipal de Arnedo)............. 62

Lám. 12. Conmemoración de la llegada de las aguas a la ciudad de Ar-nedo en 1929, siendo alcalde D. Manuel Juan Fernández Martínezde León. (CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo)................ 64

EL ALBARDERO

Lám. 14. Albarda prácticamente terminada en la que aparecen los cua-tro elementos básicos para confeccionarla: la tela o aterliz, la pajade centeno, el mazo y por último, las agujas, fina y rollera. (Hogarde Arnedo)............................................................................................ 70

Lám. 15. El albardero, Julio Pérez “el Gildos”, prepara el manojo de pajapara rellenar la albarda. (Hogar de Arnedo)....................................... 72

Lám. 16. Con la paja de centeno se rellena primero la parte central de laalbarda y después recorta con una hoz la paja sobrante. (Hogar deArnedo) ..................................................................................................... 72

Lám. 17. El albardero rellena los extremos de la albarda con paja, unavez que ha colocado ya, la estructura metálica o de madera que darigidez a la pieza. (Hogar de Arnedo)................................................ 73

Lám. 18. Cuando todos los extremos de la albarda se han cosido, se aña-de la pieza conocida como “tarria” o tarrea. Se trata de una pieza,normalmente de cuero, que rodea las ancas de la caballería paraimpedir que la albarda se desplace hacia adelante. (Hogar de Ar-nedo) ..................................................................................................... 74

EL ALPARGATERO

Lám. 19. Alpargateros trabajando en la calle, en el patio de la iglesia deSan Cosme, en torno a los años cuarenta. Podemos apreciar el her-moso empedrado que daba acceso a la iglesia de San Cosme y que,lamentablemente, se perdió en obras posteriores. (CD Cien años dehistoria. A.V. Casco Antiguo)............................................................... 80

Lám. 20. El trabajo de urdir consistía en elaborar la suela o base de laalpargata con trenza de esparto. Necesitaban, básicamente, la me-sa de trabajo, la tabla de urdir, un punzón, metro de modista y ti-jeras. (Hogar de Arnedo) ..................................................................... 83

302

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 21. Felisa Domínguez enroscando la trenza. Ésta se enroscaba al-

rededor de las marcas que tenía la tabla de urdir y que señalaban,

según la distancia que les separaba, el número de pie. (Hogar de

Arnedo) ................................................................................................. 83

Lám. 22. El alpargatero tomaba la suela, previamente urdida, y la cosía

transversalmente con la lezna, desde el talón hasta la puntera. (Ho-

gar de Arnedo) ..................................................................................... 85

Lám. 23. Ángel Martínez-Losa, con la punta de la lezna, hace el rayado

de la suela por cada línea de cosido. (Hogar de Arnedo) ............... 85

Lám. 24. Josefa Pérez e Isabel Escalona en la última fase de la alparga-

ta, el remontado. Consistía en coser una tela de lona a la suela de

esparto con hilo grueso de algodón. (Hogar de Arnedo)................. 88

Lám. 25. Primero se cosía la “empeña” o parte delantera y después el ta-

lón pero siempre se hacía sobre este banquete en forma de pinza

que permitía coser mejor las piezas. Las remontadoras necesitaban

otros utensilios como la zapatilla, los hilos y la aguja de “capellar”.

(Hogar de Arnedo)................................................................................... 89

Lám. 26. El cosido finalizaba cosiendo la puntera o el morro de la alpar-

gata; se daban tres vueltas de festón, que hacían de esta parte la

más fuerte y resistente. (Hogar de Arnedo)....................................... 89

Lám. 27. Un grupo de alpargateros trabajando en plena calle mientras

son observados por las autoridades. Arnedo en torno a los años cin-

cuenta. (CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo) .................. 90

EL BARBERO-PRACTICANTE

Lám. 28. Cepillo, máquina cortapelo, navaja de afeitar y brocha eran los

útiles específicos del barbero. (Hogar de Arnedo)............................ 94

Lám. 29. Título de practicante de Fortunato Domínguez, uno de los bar-

beros-practicantes más conocido de Arnedo. Fue expedido en 1926,

en época de Alfonso XIII. (Título cedido por la familia de Fortunato

Domínguez. Hogar de Arnedo) ........................................................... 95

Lám. 30. Instrumental utilizado por los barberos-practicantes; útiles re-

lacionados con las primeras curas, cirugía menor u obstetricia. (Ins-

trumental facilitado por la familia de Fortunato Domínguez. Hogar

de Arnedo)............................................................................................ 96

ÍNDICE DE LÁMINAS

303

EL BASTONERO

Lám. 31. Algunos camareros posan junto a la clientela del Bar España

en 1948. En la fachada se anunciaban los espectáculos y orquestas

que amenizaban las noches de fiesta. (Foto cedida por Fermín de

Blas) ...................................................................................................... 105

Lám. 32. La orquesta California amenizó durante años los bailes arneda-

nos. (Foto cedida por Fermín de Blas) .............................................. 105

Lám. 33. Banda de música en la plaza Nuestra Señora de Vico a comien-

zos del siglo XX. (CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo) ... 106

Lám. 34. Comida celebrada en el salón del “Tres Orejas”, conocido así

por el apodo de dos de sus dueños. Este era uno de los salones

de baile arnedanos donde desempeñaba su labor el mítico basto-

nero (CD Cien años de historia. A.V. Casco Antiguo) ...................... 107

EL BOTERO Y PELLEJERO

Lám. 35. El botero de Quel en su taller. (Foto cedida por Fermín de

Blas) ...................................................................................................... 115

Lám. 36. Fachada del Ayuntamiento de Arnedo en los años cincuenta.

En ella puede verse el cartel anunciador de una botería, la de Aga-

pito Rivero. (Foto cedida por Mª Dolores Domínguez) .................... 117

EL CAMPANERO

Lám. 37. Deberio Gil Ruiz de Gordejuela, campanero y sacristán de la

iglesia de Santo Tomás, demostrando su maestría. (Hogar de Arne-

do) ......................................................................................................... 123

Lám. 38. Julio Solana Sota, apodado “el Campanero” o “el Charlo”, fue

campanero de la Iglesia de San Cosme y San Damián hasta el año

2000. (Hogar de Arnedo)..................................................................... 124

Lám. 39. Antonio Fernández Cibiauri, “Trinostras”, volteando las campa-

nas de la iglesia de San Cosme y San Damián. (Foto cedida por

Fermín de Blas) .................................................................................... 127

Lám. 40. Los nuevos campaneros de la iglesia de San Cosme y San Da-

mián, Orlando Muro y José Antonio Abad, preparan las campanas

antes de iniciar el “Aragón bien va”. (Hogar de Arnedo)................. 129

304

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 41. Deberio Gil Ruiz de Gordejuela, hombre con iniciativa y aman-

te del mantenimiento y difusión de las costumbres arnedanas. (Ho-

gar de Arnedo)......................................................................................... 130

Lám. 42. Dos generaciones de campaneros en el volteo de las campanas.

(Hogar de Arnedo)............................................................................... 131

EL CESTERO

Lám. 43. El maestro cestero comienza la base de la pieza confeccionan-

do, con las varas de mimbre, una estrella de ocho puntas. (Hogar

de Arnedo)............................................................................................ 138

Lám. 44. El maestro cestero, Cándido Lavega, compone la estructura bá-

sica del recipiente, atando las ramas de mimbre a la altura deseada.

(Hogar de Arnedo)............................................................................... 138

Lám. 45. Cándido Lavega en plena elaboración de una cesta. Va entre-

tejiendo con sus propias manos las tiras de mimbre mientras sujeta

la pieza entre sus piernas. (Hogar de Arnedo).................................. 139

Lám. 46. El cestero rodeado de otros útiles como el cuévano, el protector

de garrafón y cestos de diferentes tamaños. En primer plano se ob-

serva la base de una pieza en forma de aspa. (Hogar de Arnedo).... 141

EL COLCHONERO

Lám. 47. Cama hecha con el típico colchón de lana, bien mullido. (Mª

Cruz García. Hogar de Arnedo) .......................................................... 146

Lám. 48. Mujeres haciendo colchones junto al cementerio. (Foto cedida

por Mª Ángeles Herrero) ..................................................................... 148

EL ENCAÑIZADOR

Lám. 49. El encañizador, José Mª Salcedo, acudía a los cañares o caña-

verales más cercanos para recolectar cañas; al cortarlas usaba la

“chuela” o hacha pequeña. (Hogar de Arnedo) ................................ 154

Lám. 50. Este artesano usa el rajador para partir las cañas en tiras. (Ho-

gar de Arnedo) ..................................................................................... 155

Lám. 51. Con algunas cañas sin partir, el encañizador crea una estructura

a modo de pilares, que servirán para dar consistencia al cañizo.

(Hogar de Arnedo) .................................................................................. 157

ÍNDICE DE LÁMINAS

305

Lám. 52. José Mª Salcedo va entretejiendo el resto de las cañas partidas

como si se tratase de una pieza cosida. (Hogar de Arnedo)............ 157

Lám. 53. El cañizo aparece ya prácticamente terminado. (Hogar de Ar-

nedo) ..................................................................................................... 159

EL ESQUILADOR

Lám. 54. El esquilador en plena faena, aparece sujetando la oveja entre

las piernas y haciendo uso del “peine de esquilar”, mientras otro

compañero hace girar la manivela. Se trata de Benito Pérez Zala-

bardo, que fue esquilador hasta los años setenta, aunque esta foto

podría ser de 1957. (Foto cedida por la familia de Benito Pérez) ... 165

Lám. 55. Un grupo de esquiladores haciendo una demostración de su

trabajo en plena calle; habitualmente éstos trabajaban en cuadrillas.

(Foto cedida por la familia de Benito Pérez)..................................... 167

EL GUARNICIONERO

Lám. 56. Decoración de un cabestro o cabezada para los días de fiesta.

Al fondo pueden verse colgadas dos piezas más sencillas en lo que,

suponemos, podría ser una guarnicionería arnedana. (CD Cien años

de historia. A.V. Casco Antiguo) ......................................................... 175

Lám. 57. El guarnicionero se prepara para el cosido mientras sujeta la pie-

za con la “machota”. Se trata de José Castillo, descendiente de una

gran familia de guarnicioneros arnedanos. (Hogar de Arnedo) ....... 176

Lám. 58. Herramientas características de un guarnicionero, entre otras: el

rajador, la media luna, el sacabocados y la machota o tabla de guar-

nicionero. (Foto de F. Ángel Pérez Merino) ......................................... 180

Lám. 59. El guarnicionero sujeta la pieza que ha de coser con la pinza

para dejar las manos más libres. Previamente enhebra la aguja, dan-

do tres vueltas al mismo hilo con el fin de tensarlo más (Hogar de

Arnedo) ................................................................................................. 181

Lám. 60. El artesano rebaja la piel con la media luna, herramienta im-

prescindible en el taller del guarnicionero (Hogar de Arnedo) ......... 181

EL HERRERO

Lám. 61. Luis Ibáñez, el herrero de Herce, trabajando en la fragua de su

herrería. (Hogar de Arnedo)................................................................ 188

306

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 62. El herrero en su taller hace funcionar el fuelle de gran tamaño

que alienta el fuego. Además del fogón, pueden verse los atizado-

res, la campana y otras piezas. (Hogar de Arnedo) .......................... 189

Lám. 63. Con la pieza al rojo vivo, el herrero daba golpes de martillo so-

bre el yunque hasta conseguir la forma adecuada; se trataba de “dar

el temple”. (Hogar de Arnedo)............................................................... 191

EL HERRADOR

Lám. 64. Las herraduras se trabajan sobre el yunque con herramientas

como éstas. (Hogar de Arnedo).......................................................... 196

Lám. 65. El herrador sujeta la herradura, todavía caliente, con una tena-

za mientras la moldea a golpe de martillo. (Hogar de Arnedo) ...... 196

Lám. 66. El herrero Luis Ibáñez, quien también fue herrador, nos mues-

tra orgulloso la herradura terminada. (Hogar de Arnedo) ................ 198

EL HOJALATERO

Lám. 67. El hojalatero, Ángel Muro, aparece junto a las herramientas y

materiales con los que trabaja: chapa y moldes de hojalata, la can-

dileja, la mordaza y todo tipo de rodillos, mazos y martillos para

dar forma a las piezas. (Hogar de Arnedo) ....................................... 202

Lám. 68. En esta imagen, el hojalatero dibuja y recorta las piezas en la

plancha de hojalata. (Hogar de Arnedo)............................................ 205

Lám. 69. El maestro hojalatero moldea y da forma a las distintas piezas

geométricas que componen una cantarilla. (Hogar de Arnedo) ...... 205

Lám. 70. En algunas piezas de la cantarilla como la boca o la tapa del

recipiente se hace una pestaña que, al ser doblada, consigue ma-

yor grosor. (Hogar de Arnedo) ........................................................... 206

Lám. 71. Las piezas, realizadas por separado, se unen y se sueldan para

conseguir la forma definitiva. (Hogar de Arnedo)............................. 206

LABORES DE MUJER

Lám. 72. La “cocina económica” era la única fuente de calor que había

en la casa y, con su fuego, se guisaban los alimentos a la vez que

se mantenía el espacio caliente. Las brasas del fogón se utilizaban

para calentar la plancha. (Josefa Pérez. Hogar de Arnedo).............. 212

ÍNDICE DE LÁMINAS

307

Lám. 73. Tablas, tinas, jabón y cepillos, todo lo necesario para la colada.(Hogar de Arnedo)............................................................................... 215

Lám. 74. Mujeres lavando en el río Cidacos, cerca del puente. (Josefa Pé-rez, Mª Luisa Solana, Mª Cruz García, Lucía Yustes, Antonia Royo yFelisa Eguizábal. Foto de Mª Dolores Domínguez Castillo).............. 215

Lám. 75. Mujeres lavando en el lavandero público de Orenzana, en el ríoNoceda, durante los años cuarenta. (CD Cien años de historia. A.V.Casco Antiguo) ..................................................................................... 216

Lám. 76. El “pan de jabón” con el que se lavaba la ropa, se hacía en ca-sa guardando sebos y aceites de desecho, que combinándolos ade-cuadamente con sosa cáustica, sal y agua, conseguían el preciadodetergente. La forma más habitual era en cocido. (Gregoria Jiménez.Hogar de Arnedo) ................................................................................ 217

Lám. 77. La mezcla del jabón se depositaba en un molde para enfriarloy luego, se troceaba según el gusto. (Hogar de Arnedo) ................. 217

Lám. 78. Limpian los ajos y forman manojos. Después, se elaboran lasristras en el caballete. (Francisco Martínez y Miguela Martínez. Ho-gar de Arnedo) ..................................................................................... 219

Lám. 79. Las mujeres elaboran las típicas horcas de ajos en las puertasde las casas. (Miguela Martínez y Juana Calvo. Hogar de Arnedo).... 219

EL MATARIFE

Lám. 80. Foto de la matanza. En primer término, sujetando el lechón,Juanito “el Gordo” y sus hijos: José y Emilio “el Chichano”; detrásLázaro Garrido, Paquito “el Nuvilas” y la “tía Elisa”. A la derecha,algunos chavales del barrio que se unían a la fiesta. (Foto cedidapor Emilio Gil de Gómez “el Chichano”)........................................... 226

Lám. 81. El matadero municipal estuvo ubicado en el centro de la ciu-dad, en la confluencia de la calle República Argentina y Eliseo Le-rena, hasta bien entrados los años ochenta. (CD Cien años de his-toria. A.V. Casco Antiguo) ................................................................... 228

EL PICADOR DE CUEVAS

Lám. 82. Vista general del Castillo de Arnedo donde se ubica un grupode cuevas vivienda excavadas en la roca; se disponen en distintashileras o niveles, marcados por los caminos que las recorren. (CDCien años de historia) .......................................................................... 236

308

OFICIOS DE ARNEDO

Lám. 83. Uno de los barrios de cuevas vivienda de Arnedo. La estructu-

ra en la fachada de las cuevas se repite con puerta, ventana y chi-

menea. (CD Cien años de historia)..................................................... 238

Lám. 84. Algunas de las herramientas utilizadas por el picador de cue-

vas: mazo, pala, escobilla, punteros y cubeta. (Foto de F. Ángel Pé-

rez Merino) ........................................................................................... 240

Lám. 85. Cueva vivienda con pequeño patio en la entrada. (CD Cien

años de historia. A.V. Casco Antiguo) ................................................ 242

Lám. 86. Plano de una cueva vivienda donde se aprecia la típica distri-

bución en planta de los espacios: entrada, cocina, pasillo central

y a ambos lados, las alcobas o dormitorios. (Panorama rupestre en

el valle medio del Cidacos. Asociación de Amigos de la Historia y

el Patrimonio Cultural de Arnedo)...................................................... 242

Lám. 87. Antolín Martínez, que aparece con el pico, excavó numerosas

cuevas vivienda en Arnedo. Era habitual colocarse un pañuelo en

la cabeza para protegerse de la tierra que se desprendía al picar.

(Foto de F. Ángel Pérez)...................................................................... 244

EL PREGONERO

Lám. 88. Francisco Zabalo “el Pregonero”, conocido en Arnedo por su

buen hacer en el oficio. (Foto cedida por Javier Zabalo)................. 249

Lám. 89. Mapa del trazado urbanístico de Arnedo. En él se señalan al-

gunas calles y otros puntos de interés, que coinciden con los anti-

guos cantones en los que el pregonero comunicaba sus mensajes

a los ciudadanos. (Ayuntamiento de Arnedo).................................... 252

Lám. 90. “El Pregonero” aparece en esta fotografía rodeado de su fami-

lia y con el típico atuendo de su oficio; de su traje pende una

cuerda que sujeta la “chifla” o trompetilla con la que anunciaba sus

pregones. (Foto cedida por Javier Zabalo)......................................... 253

EL SERONERO

Lám. 91. Grupo de seroneros. Descendientes di.rectos de los primeros

seroneros en la carroza del Hogar: Josefa Arpón, Juana de Blas, An-

tonia Herrero, Aurelia Malo, María Malo, Josefa Pérez, Julián Qui-

ñones y Teodoro Martínez. (26 de septiembre de 1992. Hogar de

Arnedo) ................................................................................................. 258

ÍNDICE DE LÁMINAS

309

Lám. 92. El seronero aplasta la planta de esparto, con la ayuda de un

mazo y sobre una superficie plana y rígida. Después, extrae la fi-

bra vegetal que le servirá para confeccionar el serón. (Hogar de

Arnedo) ................................................................................................. 260

Lám. 93. Las mujeres frotaban la fibra con las manos y elaboraban la

cuerda o trenza. En esta fotografía de los años cuarenta, Felisa Do-

mínguez aparece realizando esta labor en plena calle. (Foto cedida

por Felisa Eguizábal)............................................................................ 261

Lám. 94. Estructura trapezoidal o marco donde el seronero, Ángel Ar-

pón “el Chipulica”, va enroscando la trenza más gruesa para dar

forma al serón. (Hogar de Arnedo).................................................... 262

Lám. 95. Sentado en el suelo, el artesano realiza el cosido de la trenza

con una aguja muy larga mientras va dando forma al serón. (Ho-

gar de Arnedo) ..................................................................................... 263

Lám. 96. En esta imagen se aprecia la minuciosidad del cosido. (Hogar

de Arnedo)............................................................................................ 263

Lám. 97. El serón es uno de los productos estrella de los seroneros. Aquí

vemos uno, apoyado en un muro; se ha conseguido así el efecto

de dos grandes bolsas que se abren cuando se echa la carga sobre

la caballería. (Hogar de Arnedo)......................................................... 264

EL ULAGUERO

Lám. 98. Antes de preparar la carga, había que arrancar las ulagas con

la azada recia o “azarrecia”. (Pedro Herrero. Hogar de Arnedo)..... 268

Lám. 99. Martín Llanos, el ulaguero, formaba una carga con varios fajos

de ulagas, los ataba y disponía con las matas hacia fuera y las raí-

ces hacia adentro, para no pincharse. (Hogar de Arnedo)............... 269

Lám. 100. Para protegerse de pinchazos en la espalda, el ulaguero se con-

feccionaba una especie de corona con matojos de tomillo o romero

que se ponía en la cabeza para hacer de mullido y de la que pen-

día una manta que protegía la espalda. (Hogar de Arnedo) .............. 270

Lám. 101. El desplazamiento hasta el monte para recoger las ulagas y el

regreso, se hacían normalmente andando. (Hogar de Arnedo)......... 272

310

OFICIOS DE ARNEDO