onésimo redondo ortega. vida, obra y pensamiento de un...

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0 UNIVERSIDAD DE VALLADOLID Facultad de Filosofía y Letras Departamento de Historia Moderna, Contemporánea y de América, Periodismo y Comunicación Audiovisual y Publicidad TESIS DOCTORAL Onésimo Redondo Ortega. Vida, obra y pensamiento de un sindicalista nacional (1905-1936) Presentada por: MATTEO TOMASONI Para optar al grado de Doctor con Mención Internacional por la Universidad de Valladolid Dirigida por: Dr. Ricardo Manuel Martín de la Guardia Valladolid, 2014

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    UNIVERSIDAD DE VALLADOLID

    Facultad de Filosofa y Letras

    Departamento de Historia Moderna, Contempornea y de Amrica,

    Periodismo y Comunicacin Audiovisual y Publicidad

    TESIS DOCTORAL

    Onsimo Redondo Ortega.

    Vida, obra y pensamiento de un sindicalista

    nacional (1905-1936)

    Presentada por:

    MATTEO TOMASONI

    Para optar al grado de

    Doctor con Mencin Internacional

    por la Universidad de Valladolid

    Dirigida por:

    Dr. Ricardo Manuel Martn de la Guardia

    Valladolid, 2014

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    Facultad de Filosofa y Letras

    Departamento de Historia Moderna, Contempornea y de Amrica,

    Periodismo y Comunicacin Audiovisual y Publicidad

    TESIS DOCTORAL:

    Onsimo Redondo Ortega.

    Vida, obra y pensamiento de un sindicalista nacional

    (1905-1936)

    Presentada por

    MATTEO TOMASONI

    Para optar al grado de

    Doctor con Mencin Internacional

    por la Universidad de Valladolid

    Dirigida por:

    Dr. Ricardo Manuel Martn de la Guardia

    Valladolid, 2014

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    Alla mia famiglia

    y a t, Ana.

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    ndice

    Introduccin p.15

    Breve contextualizacin histrico-social. La ciudad de Valladolid entre los siglos

    XIX y XX; poltica, economa y sociedad. p.43

    1) HACIA UNA BIOGRAFA DE ONSIMO REDONDO ORTEGA

    I PARTE

    1) Una formacin al servicio del culto y del Estado.

    1.1 El primer contacto con el mundo: del espacio rural al espacio urbano

    (Quintanilla, Valladolid y los Hermanos de las Escuelas Cristianas (1905-1921) p.55

    1.2 La oposicin para auxiliar de Hacienda: el primer trabajo (1921-1923) p.63

    2) La etapa universitaria y la experiencia en Alemania.

    2.1 Aos de formacin (I): universidad, lecturas y el primer acercamiento

    a la poltica (1923-1927) p.68

    2.2 Aos de formacin (II): el lectorado en Mannheim y el acercamiento

    a la cultura alemana (1927-1928) p.78

    3) De abogado a sindicalista agrario.

    3.1 Aos de formacin (III): entre la profesin jurdica y el inters para el mtodo

    sindical (1928-1930) p.98

    3.2 El adelanto poltico: entre el Sindicato Remolachero y el partido de los agricultores.

    Hacia un primer ncleo doctrinal (1930-1931) p.103

    II PARTE

    4) La primera etapa poltica.

    4.1 Onsimo, activista poltico y periodista autodidacta (I):

    Accin Nacional, el semanario Libertad y la fundacin de las JCAH (1931) p.114

    4.1.1. En la espiral poltica de Accin Nacional p.114

    4.1.2. Los orgenes del jonsismo castellano: la creacin de Libertad

    y las Juntas Castellanas de Actuacin Hispnica (JCAH) p.120

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    4.2 Onsimo, activista poltico y periodista autodidacta (II): el acercamiento

    a Ramiro Ledesma Ramos y la fundacin de las JONS (1931-1932) p.136

    4.2.1 La actitud del jonsismo entre 1931 y 1932 p.136

    4.2.2. La utopa del frente nico y la accin inmediata

    como nica solucin: hacia el golpe de Sanjurjo p.151

    5) El exilio portugus y la segunda etapa poltica.

    5.1 El exilio portugus como nueva fase de formacin poltica:

    el nacimiento de Igualdad (1932-1933) p.164

    5.1.1. Reorganizacin y coordinacin desde el destierro p.164

    5.1.2. La creacin de Igualdad, nuevo rgano de las JONS p.170

    5.1.3. Nuevo ao, nuevos retos. La lucha poltica desde el exilio p.180

    5.2 La vuelta a Espaa: de candidato del pueblo al acercamiento a Jos

    Antonio Primo de Rivera; el nacimiento de FE de las JONS (1933-1934) p.207

    5.2.1. Onsimo Redondo ante su candidatura: las elecciones

    de noviembre de 1933 p.207

    5.2.2. El comienzo de una nueva etapa: confrontacin, debate y

    el acercamiento entre los fascistas espaoles p.213

    5.2.3. Hacia la unificacin: de la ilusin a la fascistizacin

    y el fin del jonsismo p.222

    5.2.4. La presentacin del partido en Valladolid: el mitin

    del Teatro Caldern y sus consecuencias p.229

    5.3 El partido de masas que no pudo ser: la aportacin de Onsimo

    a Falange (1934-1935) p.238

    5.3.1. Un partido, diferentes estrategias p.238

    5.3.2. La prueba del fuego: el I Consejo Nacional

    de Falange y el Octubre Rojo p.245

    5.3.3. El fin de un ciclo: desde la escisin de Ledesma

    a la incondicionalidad falangista p.251

    6) La tercera y ltima etapa poltica; la muerte.

    6.1 Entre la radicalizacin poltica y la accin directa: la aportacin del grupo

    vallisoletano a FE de las JONS (1935-1936) p.258

    6.1.1. Jos Antonio, el nuevo Csar p.258

    6.1.2. De revolucionarios a subversivos p.266

    6.1.3. El fracaso electoral derrumba al partido. El difcil 1936 p.275

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    6.2 El ltimo Caudillo: de la crcel a la muerte (1936) p.283

    6.2.1. Unos meses como detenido:

    la vida del jefe y de sus aclitos en la crcel p.283

    6.2.2. Los cinco das del Caudillo de Castilla.

    Del auge a la muerte: 19-24 julio de 1936 p.302

    2) BASES PARA UN PENSAMIENTO POLTICO

    I PARTE La aleacin entre tradicionalismo y modernismo.

    1. El espacio tradicional de la comunidad castellana: agrarismo y caciquismo p.313

    2. Pensando Espaa a travs de Castilla: la idea de nacin y la lucha contra el separatismo

    2.1. Una idea de nacin p.324

    2.2. El separatismo, mal endmico de Espaa p.339

    3. El dogma catlico como estilo de vida y de accin poltica p.352

    4. Disciplina y violencia: nuevos mtodos para nuevos tiempos

    4.1. Estudio y justificacin de la violencia p.376

    4.2. Instrumentalizando la violencia: disciplina y accin poltica p.382

    II PARTE La confrontacin con otros modelos.

    5. Ms all de las fronteras: Iberia e Iberismo

    5.1. La recuperacin del concepto peninsularista p.393

    5.2. Entre peninsularismo e iberismo: Hacia dnde va Portugal? p.400

    6. El mtodo fascista: Italia y la revolucin carismtica de Mussolini

    6.1 El fascismo como alternativa poltica europea:

    squadrismo, accin directa y patria p.409

    6.2. Hacia qu fascismo? La universalidad italiana, el caso espaol y

    la interpretacin de Onsimo Redondo p.415

    6.3. El fascismo trasversal: aportaciones y omisiones entre Italia y Espaa p.428

    7. La ortodoxia nacionalsocialista: Alemania al alcance de la perfeccin hitleriana

    7.1. El espejismo de la Alemania de Weimar: la derrota del sistema democrtico p.435

    7.2. El nacionalsocialismo: un sistema ejemplar, pero imperfecto p.443

    7.3. Percepciones de Alemania: Hitler al poder p.448

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    3) UN NUEVO MODELO IDEOLGICO: ENTRE JONSISMO Y

    FALANGISMO

    I PARTE La aportacin doctrinal de Onsimo Redondo Ortega.

    1. La base terica: la revolucin del nacionalsindicalismo

    1.1. Origen del nacionalismo sindical de las JONS p.457

    1.2. Entre lo revolucionario y lo reaccionario;

    la ptica nacionalsindicalista de Onsimo p.463

    1.3. La clasificacin del Estado nacionalsindicalista p.466

    2. La base social: poltica juvenil e universitaria

    2.1. La juventud nacional al servicio de la patria p.475

    2.2. El gran valor de la nueva revolucin: la juventud nacional

    entre la actuacin poltica y la formacin universitaria p.479

    3. La base cultural: principios patriticos y exaltacin hispnica

    3.1. El patriotismo como agente de desarrollo p.491

    3.2. Un porvenir al amparo de la hispanidad p.503

    4. La base prctica: la esttica propagandstica y el papel de las masas

    4.1. La propaganda como fin metodolgico p.512

    4.2. y unas masas para la conquista del poder p.520

    5. La base econmica: productividad, reforma agraria y corporativismo

    5.1. En bsqueda de la competitividad del agrarismo espaol p.528

    5.2. Los efectos de la Reforma Agraria

    y la ruptura con el mtodo agrarista republicano p.535

    5.3. Todo conduce al Estado nacional corporativo p.543

    II PARTE La singularidad de un pensamiento.

    1. Claves del antisemitismo de Redondo

    1.1. Un antisemitismo de origen catlico? p.552

    1.2. La cuestin juda en Redondo: idiosincrasia de un credo generalizado p.559

    2. Los Protocolos de los Sabios de Sin y el complot judeomasnico

    2.1. Destapando el mito: Los Protocolos llegan a Espaa p.573

    2.2. Alimentando el complot: evolucin de la judeomasonera

    y su arraigo en las percepciones doctrinales de Onsimo Redondo p.583

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    III PARTE Los obstculos para la revolucin nacional.

    3. El marxismo: un mal endmico y un enemigo declarado

    3.1. La presencia de ncleos socialistas y comunistas en Valladolid p.598

    3.2. La lucha antimarxista en Onsimo Redondo p.603

    3.3. De la lucha callejera a la guerra total: crecimiento del mito antimarxista p.620

    4. Un sistema poltico en la ruina: la Repblica como problema

    4.1. Al amparo de qu nacin? p.627

    4.2. La solucin a la decadencia: el Estado nacional(sindicalista) p.633

    4) EL IDEAL IMPERFECTO

    Breve valoracin de una ideologa inacabada.

    1. La doctrina que no pudo ser: Onsimo y el fascismo espaol

    1.1. Diferentes modelos para un solo partido p.643

    1.2. Un pensamiento autnomo? p.656

    2. Onsimo en la posteridad: el retrato de un visionario p.667

    Conclusioni p.684

    Apndice p.704

    Fuentes p.714

    Bibliografa p.716

    Riassunto p.740

    Indice (en italiano) p.746

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    Mi miedo es mi sustancia, y probablemente lo

    mejor de m mismo.

    (Franz Kafka)

    Una meta si proponeva Siddharta: diventare vuoto, vuoto di sete, vuoto di

    desideri, vuoto di sogni, vuoto di gioia e di dolore. [...] Quando ogni residuo

    dellIo fosse superato ed estinto, quando ogni brama e ogni impulso tacesse

    nel cuore, allora doveva destarsi lultimo fondo delle cose, lo strato pi

    profondo dellessere, quello che non pi Io: il grande mistero.

    (Hermann Hesse, Siddharta, Milano, Adelphi, 2012, p. 46.)

    Alle haben recht niemand ist gerecht: Tutti hanno ragione nessuno ha la

    ragione. Poich non v effetto senza causa, ogni cosa nel mondo ha ragione

    davvenire; a ogni causa giusto il suo effetto, a ogni bisogno giusta la su

    affermazione ma nessuno giusto: nessuno ch in ci appunto che chiede

    laffermazione giusta alle sue cause, ai suoi bisogni, prende la persona di questi: e

    non pu avere la persona della giustizia.

    (Carlo Michelstaedter La persuasione e la rettorica, Milano, Adelphi, 2005, p. 77.)

    Lidea di poter fare qualcosa di pi che agire per e nel presente (Lidea cio di poter

    fare il futuro) implica due errori fondamentali: che io conosca il fine, e che possa

    quindi decidere liberamente sui mezzi, e che io sappia che cosa sto facendo quando

    agisco, non diversamente da come so che cosa sto facendo quando fabbrico delle cose.

    La prima cosa impossibile perch sono mortale; non conoscer mai il fine della

    storia perch non ne vedr mai la fine. La seconda sbagliata perch lazione umana

    per definizione imprevedibile nelle sue conseguenze ultime. La grande tradizione

    del pensiero politico occidentale lo ha sempre saputo e lo ha interpretato come un

    impedimento. Questo il motivo per cui la politica in quanto attivit umana stata

    ritenuta (sin da Platone e Aristotele) qualitativamente inferiore ad altre forme di

    attivit umana. La politica stata giustificata dalla tradizione non in termini politici,

    ma come mezzo necessario per un genere di vita superiore: il bios theoretikos, o la

    concentrazione assoluta sulla salvezza della propria anima.

    (Hannah Arendt, Antologia, Milano, Feltrinelli, 2006, p. 190)

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    Introduccin

    El hispanista tiene dos caras (y hasta tres). Es

    historiador a secas, cuando acta en un congreso

    o publica un trabajo suyo en Espaa. Es

    hispanista cuando acta o publica en su propio

    pas o en mbito internacional. Puede ser (si le

    apetece y le da la gana) un intermediador

    historiogrfico tambin, al introducir la historia y

    la historiografa de su propio pas en Espaa, y

    en su propio pas la historia y la historiografa

    espaola1.

    En efecto, hace mucho que nuestros grandes

    antepasados, un Michelet, un Fustel de

    Coulanges, nos ensearon a reconocerlo: el

    objeto de la historia es el hombre. Mejor dicho:

    los hombres2.

    Cronistas del poder y de la fuerza (llama

    [Menndez Pelayo] a los historiadores)3.

    Recuerdo muy bien la primera vez que escuch el nombre de Onsimo Redondo. Fue

    durante el ltimo curso en la Universidad de Bolonia, cuando asist no sin poca

    curiosidad a unas clases que imparta el Profesor Luciano Casali sobre historia

    contempornea de Espaa. Me apasion a tal punto que luego me pareci indispensable

    hacer algo ms al respecto y la ocasin se present a travs del trabajo final de carrera.

    En un breve coloquio mantenido en el despacho del profesor, surgieron dos elementos

    fundamentales que determinaron mi aproximacin a la figura de este poco conocido

    personaje: por un lado la referencia a la ciudad de Valladolid, que conoca por haber

    pasado all un periodo de estudios; mientras por el otro la alusin a un semanario

    Igualdad publicado por Redondo durante el bienio 1932/1933 y aparentemente

    1 BOTTI, Alfonso, Qu es y dnde va el hispanismo historiogrfico?, en BARRIENTOS LVAREZ,

    Joaqun, Memoria de hispanismo, Madrid (Tres Cantos), Siglo XXI, 2011, p. 155. 2 BLOCH Marc, Apologa para la Historia o el oficio de Historiador, Mxico, Fondo de cultura

    econmica, 2001, pp. 56-57. 3 Sin ttulo, APMR, cuadernos_A, n8(0). Anotacin personal de Onsimo Redondo en referencia a la

    obra de Menndez Pelayo, Historia de los heterodoxos espaoles.

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    desaparecido de cualquier hemeroteca espaola. La aventura merece la pena

    llamarla as empez por lo tanto con la bsqueda de este inalcanzable rgano de

    prensa, que sin embargo no apareci en aquel momento. Sera slo algunos aos

    despus, cuando ante mis ojos reconoc el inconfundible titular cuadriforme de

    Igualdad4; y lo curioso es que siempre haba estado all, encerrado en un armario que

    slo esperaba ser abierto

    Aunque este descubrimiento lleg ms tarde de lo esperado, el tiempo utilizado para las

    investigaciones luego reanudadas durante el doctorado me ha permitido enfocar con

    ms atencin no slo la vida y la obra de este controvertido personaje, sino tambin su

    aislado pensamiento. Onsimo Redondo fue un indudable protagonista de su tiempo,

    precursor y luego idelogo del nacionalsindicalismo adems de ser un destacado

    sindicalista agrario y abogado. Su ascendencia castellana y su aficin por el espacio

    rural fueron elementos tan esenciales en su formacin, que su acercamiento a la poltica

    no pudo desvincularse de aquel tradicionalismo conservador tan patente en este entorno.

    En efecto, si analizamos con atencin su biografa, percibimos a un Onsimo educado a

    travs de slidas bases polticas, sobre las cuales se plantearon los derechos de la clase

    labradora y de las peticiones del sector juvenil revolucionario; un ideario que, en suma,

    fue el smbolo especialmente en su grupo de Valladolid de un movimiento que

    intent hacerse un hueco entre las grandes corrientes ideolgicas de la poca, sin

    todava perder unos matices, como decamos, tpicamente castellanos.

    Conviene aclarar desde un principio que Redondo, a pesar de haber alcanzado una

    tmida notoriedad en su entorno ms cercano, no slo fracas en el intento de aglutinar a

    las masas conservadoras, sino que tampoco pudo distinguirse entre otros jvenes

    revolucionarios que al igual que l miraban hacia el porvenir de Espaa con la

    ilusin de cumplir con una revolucin verdaderamente nacional5. Esta situacin

    provoc una situacin en la cual el vallisoletano se encontr, paradjicamente, a

    rivalizar con unos aliados a menudo ms y mejor preparados que l: se sabe que no

    4 Hasta 2011 tan slo se conocan dos nmeros de Igualdad encontrados en dos distintas carpetas del

    Archivo Histrico Provincial de Valladolid y correspondientes a una acusacin por injurias contra la

    redaccin de la revista (Injurias a la autoridad en el semanario Igualdad. Contra: Francisco Javier

    Martnez de Bedoya, AHPVA, Juzgado de 1 Instancia e Instruccin n 2, caja 580, sub. 36; Injurias a la

    Autoridad por Juan Misol Matilla, AHPVA, Juzgado 1 Instancia e Instruccin n 2, caja 582, sub. 12). A

    finales de 2012 ha sido el profesor y director de esta tesis, Ricardo Martn de la Guardia, quin logr

    algunas otras copias del semanario. Es sin embargo de 2013 el hallazgo de la coleccin completa

    conservada en el archivo familiar [Coleccin completa del semanario Igualdad, APMR(FMTR), caja 2];

    las citas a los artculos publicados en Igualdad en estas tesis hacen referencia a esta ltima coleccin. 5 Qu pasar?, Igualdad, n 53, 13 de noviembre de 1933.

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    pudo alcanzar el nivel formativo de Ramiro Ledesma Ramos, ni supo expresarse a

    travs de una retrica tan aclamada como la de Jos Antonio Primo de Rivera. Por lo

    visto, Onsimo se senta consciente de esta situacin pero no por ello, y a diferencia de

    a lo imaginado, trabaj con menos entusiasmo o desilusin; al fin y al cabo, por como lo

    entenda este peculiar vallisoletano, el nacionalsindicalismo tena que ser el resultado de

    una poltica unitaria que tuviese pese a las evidentes diferencias doctrinales existentes

    entre sus integrantes una clara y armnica identidad social. Rodeado por los que

    seran sus incondicionales, Onsimo se consagr as en la realizacin de un concepto de

    nacin ms amplio y elaborado, sin todava perder por ello una estrategia poltica que

    mirase reunir bajo su doctrina a un pblico selecto y afn a sus ideas. Por un lado esta

    situacin acab por poner en evidencia algunos rasgos ideolgicos que le diferenciaron

    considerablemente de sus homlogos, aunque por el otro su aportacin contribuy a

    crear un substrato doctrinal considerado tambin vlido por un nacionalsindicalismo del

    que, tiempo despus, se le reconoci cierta paternidad.

    Con la intencin de adentrarnos ms en su pensamiento, observaremos como Redondo

    construy su base doctrinal a travs de cuatro pilares tericos que le acompaaran

    durante todo su recurrido poltico: una cosmovisin espiritual de la vida entendida y

    practicada trmite el dogma (catlico), la defensa de la nacin a travs de los espacios

    tradicionales (Castilla), la exaltacin del patriotismo histrico (Hispanidad) y, por

    ltimo, el elogio a la economa rural (agrarismo) considerada el motor econmico del

    pas. Sin duda alguna, stas fueron las principales lneas de desarrollo de una teora que,

    amparndose en una percepcin conservadora del sistema, pretenda examinar con

    atencin las causas del derrumbamiento del viejo orden poltico y de su decadencia. Una

    opinin que evidentemente busc el apoyo intelectual de respetados autores cuales

    Marcelino Menndez Pelayo, Jaime Balmes, Juan Donoso Corts o Jos Ortega y

    Gasset entre otros quienes Onsimo consider ser los mximos interpretes y al

    mismo tiempo los promotores del nuevo sistema socio-poltico del pas y garantes de

    una nueva estabilidad tico-social6. Y sera precisamente ante la necesidad de alcanzar

    6 Intelectuales a los que se sumaron los integrantes de la Generacin de 98 que, como comenta Alfonso

    Botti, tuvieron un papel fundamental a la hora de reflexionar sobre los problemas de la nacin en su crisis

    finisecular. Por lo visto todos estn predispuestos hacia el problema de Espaa antes de que ocurra el

    desastre militar. Polticamente, aunque sera ms correcto decir moralmente, el grupo se configura por la

    oposicin y crtica despiadada [] de la sociedad espaola de la regencia y, ms en general, de los lustros

    comprendidos entre 1895 y 1910. En esta posicin se expresa la toma de conciencia de una parte de la

    pequea y mediana burguesa, que no est conforme con el protagonismo obrero y socialista,

    consecuencia de la industrializacin, ni se integra en l. Cfr., BOTTI, Alfonso, Espaa y la crisis

  • 18

    un cambio radical demandado por el nacionalsindicalismo incipiente en la

    organizacin poltica del pas, cuando Onsimo empez a preguntarse cules iban a ser

    las directrices que se precisaban aclarar: Cmo realizarlo? A travs de qu

    instrumentos? O, con que medios? Y si se consideraba viable su desarrollo, cul sera

    el resultado de la intervencin del nacionalsindicalismo en la sociedad espaola?

    Cules los efectos provocados por la revolucin nacional? Y finalmente, cmo y de

    qu forma se estructurara el nuevo Estado?

    Es evidente que durante este trabajo intentaremos analizar cada uno de estos

    interrogantes, aunque cabe decir que tanto Onsimo como los otros dirigentes

    aparentemente se preocuparon ms por los resultados inmediatos de su intervencin,

    que no por tomar en consideracin eventuales resultados a largo plazo. Esta condicin

    favoreci sin duda alguna la difusin de una idea que precisaba acabar cuanto antes con

    el sistema poltico vigente, sin tomar siquiera en consideracin posibles alternativas o

    cambios jurdico-administrativos. Segn los fundadores del nacionalsindicalismo se

    trataba simplemente de aniquilar el orden establecido (la Repblica), que tan slo

    favoreca peligrosos intereses (institucionales, sociales, econmicos, etc.) y una

    determinada casta poltica. La cuestin que se prioriz dentro del movimiento no fue

    por tanto el favorecer una nueva organizacin sistemtica de la sociedad, sino intervenir

    en la denuncia colectiva contra este sistema considerado perjudicial para los espaoles.

    Bajo este pretexto se organiz la milicia falangista y muy pronto desde la amenaza

    verbal se pas a una ms sistemtica accin violenta, dando lugar a un vrtice de

    acusaciones que acabaran por desestabilizar el mismo rgimen republicano. Deca

    Redondo que slo la juventud nacional poda acabar con este clima de terror, ya que

    lo que estaba en juego no era la sola sobrevivencia de Espaa, sino la de todos los

    espaoles. sta, mucho ms que otras, fue la gran persuasin que condicion al caudillo

    castellano en su etapa poltica y que le convenci incluso justificando la accin

    violenta a luchar para la realizacin de un nuevo y ms funcional rgimen nacional. Al

    fin y al cabo, Onsimo lo tena claro desde sus inicios y no tard a decir que:

    La poltica no la Repblica ni la Monarqua acabar con la Nacin si una fuerte

    conmocin espiritual del instinto de conservacin hispnico no pone coto a las

    criminales orgas de libertad que darn con el pueblo en la servidumbre moral y en

    modernista. Cultura, sociedad civil y religiosa entre los siglos XIX y XX, Cuenca, Ediciones de la

    Universidad de Castilla-La Mancha, 2012, pp. 78-79.

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    la miseria econmica. [] Lo que importa es purificar radical e histricamente el

    estadio poltico con un gesto de honradez hispana, llegando a extirpar

    cruentamente, si hace falta, a los eternos moderadores de la farsa trgica,

    profesionales del negocio de la Libertad, que imposibilitan con sus interesadas

    mentiras la convivencia patritica de todos los espaoles7.

    1. Por qu estudiar a Onsimo Redondo?

    He ledo en muchas ocasiones que el estudio del pensamiento poltico es una de las

    tareas ms complicadas dentro de la investigacin histrica. Nada ms cierto si adems

    de este problema, tenemos en consideracin que otra gran dificultad en mi opinin

    muy frecuente que afronta el historiador es la de arriesgarse a ver disminuida una

    objetividad que nunca debe faltar ni ser desaprovechada en labores de esta tipologa8.

    No es casual que hasta la actualidad la figura de Onsimo Redondo haya interesado

    sobre todo a un conjunto de autores, en su mayora ex colaboradores y conocidos, que

    en distintas ocasiones se han esforzado ms que analizar en recordar o incluso

    celebrar su personalidad. Al respecto si por algunos el vallisoletano haba sido tal y

    cmo l se autoproclam un simple hijo del campo9, para otros su legado se

    transform pronto en el ejemplo de quin le recordara como el mrtir de Espaa y

    Caudillo de Castilla10

    . Con el paso del tiempo, ya durante el franquismo, la imagen de

    Redondo fue sin embargo mitificada y su pensamiento acab por ser instrumentalizado

    por un rgimen necesitado de mrtires polticos. Fue una especie de metamorfosis en la

    que sin alterarse del todo la aportacin doctrinal quedando esta ltima ms o menos

    intacta se actu con el objetivo de cimentar las bases de un sistema que pretenda

    hacer del nacionalsindicalismo su propio espacio de ensayo, adems de ser el portavoz

    de la causa nacional. Con cierta confianza, podemos decir que Onsimo qued por lo

    tanto relegado durante algunas dcadas bajo la indiscutible universalidad de un

    joseantonianismo que a partir de la inmediata posguerra se consider s el promotor de

    una nueva Espaa nacional; pero de una Espaa redimida con el sudor y el patrocinio de

    7 El dolor de Espaa, Libertad, n 7, 27 de julio de 1931.

    8 CASALI, Luciano, Societ di massa, giovani, rivoluzione. Il fascismo di Ramiro Ledesma Ramos,

    Bologna, Clueb, 2002, p. 9. 9 MARTNEZ DE BEDOYA, Javier, Memorias desde mi aldea, Valladolid, mbito, 1996, pp. 30-31.

    10 GARCA SNCHEZ, Narciso, Onsimo Redondo, Madrid, Publicaciones Espaolas Temas

    Espaoles, n 39, 1953, p. 30.

  • 20

    Franco y sus incondicionales. Un factor que evidentemente pes y no poco en las

    sucesivas cuatro dcadas, en las que se ensalz cada vez ms la figura del Generalsimo

    detrs del cual los tericos del falangismo figuraron como simples comparsas.

    Sera slo a partir de pocas ms recientes cuando las aportaciones de cada uno de los

    fundadores del nacionalsindicalismo empezaron a reaparecer con fuerza. Si bien Primo

    de Rivera mantena prcticamente intacto su protagonismo ideolgico ejercido hasta

    entonces, otros como Ledesma Ramos fueron rehabilitados en un imaginario colectivo

    que durante mucho tiempo les haba excluido, mientras que en el caso de Onsimo

    Redondo se pas a la simple reformulacin de su percepcin doctrinal an as

    destacando su vinculacin a los primeros dos. No obstante, se puede decir que con el

    paso del tiempo ste ltimo fue recortando un pequeo espacio dentro del conjunto

    nacionalsindicalista, precisamente por reconocerse cierta autonoma de su aportacin

    doctrinal; Onsimo pas as de ser aquel simple hijo del campo o, como se le haba

    llamado hasta entonces, Caudillo de Castilla, a configurarse como un imprescindible

    integrante del movimiento lo destacara Francisco Martinell Gifre11

    o incluso, el

    precursor sindicalista tal y cmo le apod, ms tarde, Jos Luis Mnguez Goyanes12

    .

    El redescubrimiento de este peculiar vallisoletano no fue sin embargo el resultado de

    una necesaria reconsideracin de su aportacin doctrinal, sino ms bien fue la voluntad

    de situar en su justa medida la figura de Redondo dentro de la poca que le toc

    vivir13

    . A partir de esta primera revisin historiogrfica el nombre de Onsimo ha

    reaparecido en la mayora de los escritos dedicados a la historia del falangismo y su

    aportacin se ha convertido en uno de los pilares an as poco estudiados del

    nacionalsindicalismo. Pero pese a ello, ha de considerarse que hasta la actualidad ha

    faltado un anlisis crtico que haya recorrido con precisin y objetividad su vida y su

    pensamiento. Hoy conocemos muchos detalles de su biografa y hasta hemos podido

    reconstruir importantes elementos de su aportacin poltica de la que todava poco se

    conoca. Posiblemente tambin gracias a esta investigacin, aprenderemos a observar el

    legado de Redondo (y su personalidad) desde una nueva perspectiva; Onsimo no nos

    parecer as un simple personaje secundario o un propagandista ms del movimiento,

    sino un importante actor que contribuy con su teora y su prctica a la realizacin de la

    11

    MARTINELL GIFRE, Francisco, La poltica con alas. Jos Antonio, Ramiro y Onsimo desde una

    perspectiva actual, Madrid, Ediciones del Movimiento, 1974. 12

    MNGUEZ GOYANES, Jos Luis, Onsimo Redondo, precursor sindicalista (1905-1936), Madrid, S.

    Martn, 1990. 13

    Ibdem, p. 6.

  • 21

    ideologa nacionalsindicalista. Una especie me atrevera a decir de pensador

    independiente que con perseverancia y mucha disciplina, altern su papel de dirigente

    poltico con el de idelogo, estableciendo las bases de un pensamiento que hasta pudo

    tener cierta correlacin con sus homlogos.

    Las investigaciones que se han llevado a cabo en los ltimos aos marcan, o eso es lo

    que pretenden hacer, precisamente esta cuestin. Y gracias a numerosos inditos

    documentales (de los que explicaremos ms adelante su origen), se ha podido ampliar

    notablemente el estudio de este personaje. Un Redondo que, como veremos, fue

    profundamente activo en determinadas etapas de su vida desde la formativa hasta la

    poltico-jonsista adems de verse implicado en la creacin de una teora

    supuestamente original y diferente a la de otros pensadores. Los aos universitarios en

    Salamanca (1923-27), el lectorado en Alemania (1927-28) o el destierro en Portugal

    (1932-33) fueron slo algunas de las pocas que si hasta la actualidad se han

    considerado unos transcursos secundarios, asumen en este trabajo una importancia

    fundamental; todos ellos acabaron por convertirse en periodos de profunda reflexin

    doctrinal en la que Redondo fij las pautas y los fundamentos de su ideal.

    All surgieron la mayora de las nociones que caracterizaron su esquema doctrinal e

    incluso se regularizaron unos principios pensemos por ejemplo a su obsesin por el

    contubernio judaico-masnico-bolchevique que le diferenciaron considerablemente

    respecto a la ptica de los otros dirigentes. Tras este primer anlisis observaremos por lo

    tanto a un Onsimo poco conocido, despojado de sus vnculos polticos y libre de

    imposiciones doctrinales; slo entonces estaremos contemplando a un personaje nuevo,

    algo desconocido y sin duda punto central de un estudio que pueda distinguirle de los

    otros intrpretes del conservadurismo radical. A travs de este prisma y gracias a la

    nueva documentacin, encontraremos por fin al protagonista de este trabajo quin, ya

    no detrs sino al lado de Jos Antonio o de Ramiro, nos ofrecer alguna una nueva

    perspectiva sobre la intricada historia del fascismo espaol.

  • 22

    2. Puntualizacin primera: (re)descubriendo a Onsimo Redondo.

    A finales de 1932 lejos de Valladolid y aislado de su ncleo poltico, Onsimo Redondo

    daba comienzo a una trascendental fase de reflexin ideolgica que mucho habra de

    caracterizar su porvenir poltico. Fue una poca en la que el vallisoletano intent

    profundizar mltiples aspectos tericos de su interpretacin doctrinal acercndose a

    algunos de los postulados de los grandes movimientos revolucionarios de aquel periodo,

    sin todava perder de vista su lugar de origen (Castilla) considerado el epicentro de una

    dimensin poltica mucho ms amplia. Sus orgenes castellanos le haban proporcionado

    una formacin muy tradicional, respetuosa de los valores catlicos y particularmente

    atenta a las necesidades de las clases sociales que consideraba menos afortunadas. No

    cabe duda de que tal reflexin se caracteriz tambin por la voluntad de aproximarse

    hacia nuevas frmulas polticas que lejos de representar una mera emulacin de

    doctrinas establecidas pretendan convertirse en una alternativa ideolgica vlida para

    emprender un camino poltico que siempre consider diferente a los dems.

    A lo largo de su militancia en FE de las JONS experiment, ms o menos en

    profundidad y con distintos matices, una aproximacin hacia los principales exponentes

    del conservadurismo radical espaol: pas desde el inters por las ideas provenientes del

    fascismo esttico de Ernesto Gimnez Caballero, a la teora nacional-revolucionaria de

    Ramiro Ledesma Ramos, observ con atencin la apuesta patritica de Albiana y

    finalmente se persuadi con la propuesta falangista de Jos Antonio Primo de Rivera.

    Su paso por la poltica fue un intricado camino en el que se vio proyectado cada vez

    con ms consecuencias directas al lado de otros dirigentes que, en la mayora de los

    casos, ms que coordinar a un conjunto poltico homogneo se distinguieron por aspirar

    a imponer ms o menos visiblemente su propia filosofa. Pese al ser uno de los

    fundadores del movimiento, Onsimo se convirti en una especie de actor secundario

    preocupado ms por la necesidad de recuperar cierta armona poltica antes que pensar

    en el problema del liderazgo. Tal vez podra ser excesivo hacer referencia a Redondo

    contemplndole como a un lder sin movimiento, aunque esta podra aparecer una

    definicin apropiada si consideramos que jams logr establecer aquel partido de masas

    tan contemplado en sus escritos14

    ; ni tampoco pudo librarse de una sumisin poltica

    14

    Comentara en uno de sus primeros artculos: la revolucin social es una necesidad y un grito de

    justicia, hay que defender ese movimiento sano y juvenil de las corrupciones traidoras que proceden de la

    democracia judaizante superburguesa, como de las mquinas internacionales con sello marxista, que

  • 23

    que pese a otorgarle una cierta libertad doctrinal acabara con sus aspiraciones de la

    poca juvenil.

    Las dos unificaciones que protagoniz, la primera surgida por las necesidades del otoo

    1931 y la segunda impuesta en el tardo inverno de 1934, no hicieron otra cosa que

    mover el baricentro del control poltico desde sus manos a las de los otros dirigentes,

    alejndole gradualmente del liderazgo. Pero Onsimo no fue considerado una simple

    pieza del juego. Como coment Ledesma tiempo despus de lo ocurrido:

    Este camarada [Onsimo] ha sido realmente quien dio a la seccin de Valladolid

    todo su carcter, y quien logr hacer pronto de ella un ncleo de entusiasmo y

    actividad. Pero esa primera etapa jonsista de Valladolid est llena de desviaciones

    con relacin al sentido verdadero de las J.O.N.S., desviaciones obligadas, si se

    tiene en cuenta que Onsimo tuvo por primeros colaboradores a muchachos todos

    ellos luises, y l mismo estaba formado en la escuela de ngel Herrera, y en la

    poltica sana y razonable que ste y El Debate representan. No hay ms que ver el

    tono y el espritu propio de las J.O.N.S. para darse cuenta que si con algo son stas

    incompatibles, es tanto casi como con el marxismo y los sectores francamente

    antinacionales, con ese existir antiheroico, ese burocratismo algodonoso y esa

    indiferencia ante la angustia espaola que constituyen los ingredientes de toda la

    edificacin Herrera-Gil Robles-Debate15

    .

    Aparentemente fueron las supuestas desviaciones que Ledesma reproch al

    vallisoletano, las que certificaron de alguna forma el fracaso poltico de Onsimo y su

    incapacidad de mantenerse al frente del sindicalismo jonsista, aparentemente controlado

    por Ramiro. Pero diferentemente a lo imaginado, fue ste ltimo quin acab por ser

    desplazado an ms en el seno del partido. La ruptura con Primo de Rivera (1935)

    marc un momento fundamental para el futuro del nacionalsindicalismo que de alguna

    forma, acab por desorientar a un Redondo que se dej arrastrar por las necesidades del

    momento mantenindose fiel al nuevo y nico lder. Esto le involucr an ms en la

    edificacin de un fascismo que probablemente no entendi del todo, debido a su

    descaracterizan la genuina revolucin hispnica. Cfr., La revolucin social, Libertad, n 2, 20 de junio

    de 1931. 15

    El caso Valladolid I, La Patria Libre, n 6, 23 de marzo de 1935.

  • 24

    dependencia lo afirman Ferran Gallego y Francisco Morente a esquemas ajustados y

    soluciones asentadas bajo la dicotoma de la doctrina y prctica poltica16

    .

    A pesar de esta cuestin, no se puede decir que las ideas de Redondo fueron una especie

    de pensamiento fugaz en el medio de los enrevesados aos de la II Repblica. El

    vallisoletano fue entre los primeros en rebelarse contra la tediosa presencia caciquil,

    adems de ser un firme opositor contrario a una oligarqua por lo menos en Valladolid

    que bien conoca. Sin contar con muchos recursos y con cierta improvisacin

    lider a un reducido grupo que, desde sus inicios, se entreg a la lucha poltica a travs

    de las pginas de un pequeo medio de comunicacin. Este paso fue necesario para

    conformar una agrupacin que se estructur bajo un plan de actuacin basado en la

    propaganda directa, crtica con el sistema y opuesta a todo tipo de autoritarismo

    gubernamental. Desde los primeros nmeros qued evidente que la suya se

    caracterizaba por ser una voz aislada, pero firme en cuanto a propsitos; no slo se

    intentaba convertir a las masas para que actuaran contra la supuesta imposicin social,

    sino se peda el fin del poder oligrquico-caciquil todava presente tras el falso mito

    surgido alrededor de la proclamacin republicana17

    . Fue precisamente durante aquel

    periodo cuando Libertad se convirti en un instrumento de mltiples usos: rgano que

    animaba a la lucha ideolgica, diario de propaganda poltica y semanario de accin

    directa. Una publicacin que, en suma, pese a crear las bases del futuro temperamento

    nacionalsindicalista, apost incluso antes que otros por una solucin rpida y sin

    duda agresiva contra cualquier enemigo declarado: autoridades gubernamentales,

    marxistas, republicanos, etc. Ante la voluntad de homogeneizar a un conjunto radical

    marcadamente conservador, cabe preguntarse sin embargo hacia que ejemplos se inspir

    Onsimo para configurar su crtica al sistema; cules iban a ser los mtodos ms all

    16

    Me refiero aqu a la anticipacin de la prctica doctrinal a la accin poltica, segn los principios

    evolutivos del fascismo italiano. Sin embargo, el caso espaol presenta algunas desemejanzas, por

    elaborar un proceso que algunos autores han definido como inverso. La corriente joseantoniana y la

    ledesmista dieron lugar al desarrollo de la prctica poltica como premisa, respecto a la difusin

    doctrinal; un proceso inverso a cuanto haba ocurrido en Italia o, tiempo despus, en Alemania. Redondo

    contribuy activamente a la irradiacin de este formulismo, pese a que en su subordinacin jerrquica

    ejerci como un mero mandatario asistiendo, adems, a la definitiva exclusin de sus aportaciones

    doctrinales. Cfr., GALLEGO, Ferran y MORENTE, Francisco, Fascismo en Espaa, Barcelona, El Viejo

    Topo, 2005, p. 70. 17

    Escriba en el editorial del primer nmero: En este periodo en el que todo est por constituir, poltica y

    socialmente, he aqu que la prensa ejerce y monopoliza un supremo magisterio, sobre la nica realidad

    que podemos llamar constituida, sobre lo nico con fuerza eficiente para dejar or su voz en los mbitos

    del gobierno: el pblico []. A la nacin le conviene estar alerta ante todo contra esta invasin de la

    barbarie forjada en las rotativas []. No pedimos ms sino que la moral presida eficazmente el derecho

    de escribir. Cfr., Nuestro saludo a la prensa, Libertad, n 1, 13 de junio de 1931.

  • 25

    de la denuncia periodstica a utilizar? Cules los objetivos? Y tambin qu

    resultados se alcanzaran a corto plazo?

    Es evidente que antes a su entrada en la poltica, Redondo fue un atento observador de

    los profundos cambios que marcaron el continente europeo en las primeras dcadas del

    siglo XX. Su educacin profusamente tradicional, fue ampliada con la lectura de obras

    capitales ya hemos mencionado algn autor de la poca, que mucho influyeron en su

    educacin espiritual y cvica. Incluso, se impregn del ms puro neocatolicismo

    espaol, para despus iniciarse en la poltica bajo la direccin de los Propagandistas de

    ngel Herrera Oria, del que Onsimo fue en los aos universitarios un ferviente

    colaborador. Sin embargo, a partir de 1927, algunos cambios produjeron un viraje en la

    actitud de este joven vallisoletano acercndole a posturas ms radicales y ms cercanas

    a la solucin violenta.

    Por aquella poca Redondo tuvo la oportunidad de disfrutar de nuevos aprendizajes que

    condicionaran no cabe la menor duda su posterior desarrollo poltico y social. Esto

    ocurri, por ejemplo, cuando el joven empez una estancia en la Alemania de Weimar,

    en la que tuvo la oportunidad de ampliar su formacin a travs de las ideas provenientes

    de la Kultur alemana, por entonces en plena ebullicin tambin a causa es importante

    recordarlo de los efectos provocados por la Gran Guerra de 1914-1918. Aunque

    algunos escritos sostienen que durante esta etapa Onsimo se acerc a un antisemitismo

    de origen nazi, no se puede considerar del todo cierta esta afirmacin; ni por ello se le

    puede vincular al haber sido un simple imitador de Hitler. Ms bien poco tuvo que ver

    con l no slo por una cuestin de fechas (Onsimo fue a Alemania entre 1927 y 1928,

    antes de la llegada del nazismo al poder), sino porque Mannheim la ciudad que le

    hosped durante su estancia en Alemania tena poca representacin nazi en aquel

    periodo. Pese a ello, en tiempos ms recientes he podido comprobar que si algo influy

    en la experiencia de Redondo esto fue la complicada situacin poltica de la Alemania

    de finales de los aos veinte. No se trataba slo de los numerosos enfrentamientos

    muchos de ellos alimentados por las frecuentes campaas electorales que

    caracterizaron el choque entre los partidos ms radicales, sino por la evolucin de un

    clima de violencia que no pudo dejar del todo indiferente al joven espaol. Una

  • 26

    intranquilidad que afect su estancia y que le ense posiblemente por primera vez

    la imposible coexistencia de ideologas polticamente enfrentadas18

    .

    Aunque en el peridico Libertad (y luego en Igualdad) se hizo referencia al partido nazi

    coincidiendo con su acercamiento al poder, al respecto no se han encontrado otras

    referencias directas en los escritos de Redondo. Es posible que la simpata por Hitler

    fuera el reflejo de una ingenua curiosidad hacia su persona, aunque resulta evidente que

    cierta ascendencia por el lder nazi se manifest a travs de una ejemplar disciplina

    poltica (muy importante, como veremos, tambin en Onsimo) que supo crear las

    condiciones al igual que el fascismo italiano para lograr el sometimiento de las

    masas nacionales bajo el inters del partido19

    . Basndonos en este aspecto no podemos

    por lo tanto sintetizar el problema del complot judeo-masnico-bolchevique que tanto

    afecta a Redondo, apelndonos simplemente a la influencia del partido nazi y su

    antisemitismo; sera ste un grave error a la hora de valorar este personaje y sin duda un

    elemento que provocara cierta confusin interpretativa. A diferencia del partido de

    Hitler que promovi desde sus inicios un antisemitismo de carcter racial, en el caso del

    vallisoletano se intentar demostrar que sus orgenes fueron algo distintas. Por lo visto

    Onsimo no lleg a cuestionar el problema judo slo en el caso espaol, sino se esforz

    para dibujar un antisemitismo mucho ms amplio, vinculado afirmara al control

    econmico mundial. Fue una tesis que como veremos ms adelante, tuvo mucho que ver

    con sus erradicadas bases cristianas y con un cambio gubernamental que en su opinin

    haba favorecido el progresivo acercamiento de las entidades financieras en su

    mayora bajo control de banqueros y filntropos judos hacia el poder poltico20

    . Ser

    este un tema transcendental en la comprensin de un pensamiento que, lejos de

    acomodarse a esquemas preestablecidos, opt por ser una alternativa que no se present

    en ningn otro caso del fascismo espaol.

    18

    Sobre la experiencia de Redondo en Alemania vase mi reciente publicacin: TOMASONI, Matteo,

    El conservadurismo como molde identitario: una reflexin sobre la experiencia alemana de Onsimo

    Redondo Ortega, en AA.VV., Claves del Mundo Contempornea. Debate e investigacin, Granada,

    Comares, 2013, [suporte CD], p. 6. 19

    Respecto al pas teutnico y el ascenso del partido de Hitler coment: Alemania sujeta su hinchada

    social-democracia a la humillante colaboracin dictatorial y capitalista, con la mano de hierro de un

    general y de un canciller catlico, y sus socialistas se ven obligados a aguantar en silencio el ostracismo

    para no despertar vertiginosamente al pas, mientras el nacionalsocialismo de Hitler conquista a las

    masas; cfr., Mirando a Europa, Libertad, n 21, 2 de noviembre de 1931. 20

    No es casual que Redondo se convirtiera en uno de los ms apasionados propagandista de la clebre

    obra Los Protocolos de los Sabios de Sion, de la que propuso una edicin que l mismo tradujo y

    public en su semanario. En 1934 su editorial, Afrodisio Aguado, public un compendio que recuperaba

    y fusionaba en un nico tomo los artculos publicados dos aos antes; vase: ANNIMO [Onsimo

    Redondo], Protocolos de los Sabios de Sion, Palencia, Afrodisio Aguado, 1934.

  • 27

    Sin duda menos problemtica fue la adhesin de Onsimo a la causa

    nacionalsindicalista en cuanto afn a su ascendencia poltica; al respecto, el vallisoletano

    trabaj para la implantacin doctrinal del sindicalismo nacional y comparti sin demora

    lo enunciado por Ledesma en el manifiesto fundacional del movimiento jonsista21

    . No

    obstante, es inevitable considerar que su aproximacin al fascismo fue causada ms por

    sus mtodos que por una clara afinidad ideolgica22

    . Semejante actitud no cambi ni

    siquiera tras la unificacin con los falangistas de Primo de Rivera, ya que por entonces

    Onsimo segua considerando a la doctrina fascista como una corriente poltica extica

    y por lo tanto no aplicable al caso espaol. La percepcin de Redondo sigue en parte la

    interpretacin de Manfred Bcker, quin afirma que pese a manifestarse el falangismo

    como una doctrina fascistizante, ninguno de sus dirigentes permiti que el movimiento

    se ligara abiertamente a un modelo poltico extranjero. Por eso, los fascistas en la

    Espaa de la Segunda Repblica intentaban evitar la etiqueta de fascista y se

    esforzaban en subrayar su propia autenticidad nacional frente al fascismo italiano o al

    modelo alemn23

    . Y en el caso de Redondo este aspecto fue sin duda emblemtico:

    concentr sus esfuerzos favoreciendo el ascenso poltico del movimiento

    nacionalsindicalista y aunque esto conllevara defender valores cercanos al fascismo

    opt por silenciar ulteriores polmicas, adoptando una estrategia de disciplina y

    fidelidad al partido, bajo cualquier pretexto. Con esta actitud qued sin duda lejos de ser

    uno de los portavoces del fascismo espaol aunque, gracias a ella, pudo mantener

    radicadas sus ideas en el seno del partido. Fue, en suma, una situacin de compromiso

    que le permiti mantener viva la ilusin de alcanzar el objetivo ms esperado desde sus

    tmidos inicios en la poltica: llevar a cabo una misin en la que habra luchado hasta el

    final por un ideal en el que crea firmemente. Daba igual ser techado de fascista; al fin y

    al cabo lo que contaba realmente era la nacin, y por ella todo sacrificio era considerado

    indispensable.

    21

    Las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista nacen precisamente en virtud de esa sospecha nuestra de

    que no existe en el panorama poltico fuerza alguna que garantice la defensa heroica de los ideales

    hispnicos. No nos resignamos a que perezcan sin lucha los alientos de Espaa, ni a que se adueen de los

    mandos nacionales hombres y grupos educados en el derrotismo y en la negacin. Cfr., Las Juntas de

    Ofensiva Nacional-Sindicalista, La Conquista del Estado, n 21, 10 de octubre de 1931. 22

    Lo enunci claramente a comienzos de 1932: El fascismo se asienta en un propsito nacional de

    construccin y sirve una idea espiritual y tica: el engrandecimiento nacional y el respeto a las libertades

    y derechos fundamentales de la vida privada propiedad, familia, religin [] es un recurso de fuerza

    para salvar a la civilizacin. Cfr., Dictadura fascista y dictadura parlamentaria, Libertad, n 33, 25 de

    enero de 1932. 23

    BCKER, Manfred, Nacionalsindicalismo o fascismo? El fascismo espaol de la Segunda Repblica

    y su relacin con los movimientos fascistas en el extranjero, en MECHTHILD, Albert (ed.), Vencer no

    es convencer, Frankfurt am Main, Vervuert, 1998, p. 16.

  • 28

    3. Puntualizacin segunda: (re)ubicando al caudillo castellano

    En las ltimas dcadas la historiografa ha emprendido un complicado y agotador

    trabajo de investigacin que pretende hacer luz sobre los eventos, los protagonistas, las

    voces y los pensamientos que marcaron una de las etapas ms prolficas y asimismo

    turbulentas de la historia reciente de Espaa. En este proceso han entrado, poco a poco,

    todos aquellos personajes que aportaron con determinacin un mensaje poltico que de

    alguna forma contribuy a configurar el desarrollo de un pas tal y cmo hoy lo

    conocemos. Redondo fue indudablemente uno de estos actores; asumi por ello la

    responsabilidad de una directriz moral, eligi un firme camino para desarrollarla y no

    desperdici la posibilidad de crear una unidad doctrinal aunque esto significara el perder

    cierta autoridad dentro del movimiento. Al respecto, acus la cercana con los otros

    dirigentes y acab por asimilar unas ideas entre las cuales elementos como la accin

    violenta o el proselitismo juvenil fueron las principales armas de imposicin ideolgica.

    En la documentacin privada, especialmente en la correspondencia, en ms de una

    ocasin observaremos como Onsimo sufri en silencio esta obligacin aunque jams se

    atrevi con el dar un paso atrs permaneciendo fiel a una honrada disciplina.

    Con el paso del tiempo esta investigacin ha apuntado hacia el anlisis de la proyeccin

    de una imagen la de Redondo que se ha demostrado no exenta de incgnitas y

    perplejidades, resultando as ser muy difcil encajar su aportacin en el entramado

    socio-poltico del nacionalsindicalismo. En ms de una ocasin me he preguntado qu

    habra sido del falangismo sin Onsimo Redondo pero cada vez que he intentado dar

    una respuesta a este interrogante, he terminado por reformular la pregunta con un matiz

    distinto y tal vez ms apropiado. Creo que el problema no supone cuestionar su

    participacin en ello, sino entender cmo l le percibi o, dicho de otra forma, que

    signific realmente este movimiento al que Onsimo se consagr durante su corta pero

    intensa vida poltica. La respuesta a este interrogante no es fcil y comporta alguna

    reflexin preliminar que vamos a analizar muy brevemente.

    El reparto de su pensamiento entre una primera fase vinculada al jonsismo (y por lo

    tanto a Ledesma Ramos) y una segunda ms enfocada hacia el falangismo (Primo de

    Rivera), implica la comprensin de su cosmovisin global en la que an no se ha

    percibido hasta donde lleg el modelo jonsista y desde que punto empez el

  • 29

    acatamiento al falangismo en Redondo. Durante el anlisis de su pensamiento, la

    sensacin es aquella de observar a un pensador perdido en una especie de limbo

    doctrinal, en el que su personalidad no dej de relacionarse con el virtuosismo del

    eterno amigo y cofundador de la agrupacin (Ramiro) por un lado, y el oportunismo del

    nuevo protagonista de la derecha radical (Jos Antonio) por el otro. Entre los dos, el jefe

    vallisoletano pareci asumir ms el calificativo de agente mediador ante que el de

    simple colaborador, debido a su capacidad de establecer un sutil equilibrio ideolgico y

    existencial dentro del sistema nacionalsindicalista, sin todava perder su particular

    aportacin terica. Por lo menos hasta la escisin de 1935, Redondo se entreg por

    completo en la defensa de una trayectoria unitaria que busc con moderacin y

    responsabilidad crear una firme armona entre las dos corrientes enemistadas.

    Aunque su esfuerzo para la difusin del ideal nacionalsindicalista se desarroll bajo

    distintas directrices, supo dar espacio tambin a un precepto que consider fundamental:

    alimentar con un esfuerzo comn la realizacin de un frente (nacional) compacto con el

    objetivo de aglutinar donde fuera necesario tanto las necesidades de unos como de

    otros. Sin embargo, sabemos que los resultados no alcanzaron los efectos esperados. El

    falangismo no lleg a ser aquel movimiento de masas tan preconizado por sus

    dirigentes, ni pudo escaquearse de las acusaciones que sus antagonistas le imputaron por

    equipararle a ser una mera imitacin del fascismo. Frente a las amenazas sociales y una

    violencia cada vez ms explcita, smbolo de la lucha doctrinal en Espaa, Redondo se

    apel una vez ms a su disciplina para mantener el orden sin todava renunciar al trabajo

    realizado durante los aos de militancia; as como no rehus de su dependencia y

    dedicacin hacia el partido. Al contrario, se implic an ms en la lucha y anim a

    cumplir la revolucin nacional, bajo cualquier pretexto; y as, por ejemplo, lo sintetiz

    en una de sus ltimas alocuciones pblicas:

    Se trata, ni ms ni menos, que de una nueva Guerra de la Independencia [] en

    su moderna marcha hacia la libertad. La libertad: santo concepto. Con este grito, a

    diario falsificado, debe empezar tambin nuestro movimiento como empezaron

    todos los revolucionarios24

    .

    Irona de la vida, fue slo al final de su efmera carrera poltica cuando Onsimo se

    convenci de estar realizando esta sagrada misin. A finales de julio de 1936 y

    24

    De la nueva poltica. Reconquista, Libertad, n 133, 6 de mayo de 1935.

  • 30

    durante apenas cuatro das, por circunstancias casuales el vallisoletano se encontr de la

    noche a la maana a liderar un movimiento que otra cosa no era, en su opinin, que la

    expresin de aquel despertar de Espaa; tras apoderarse de su legitimo puesto de jefe,

    intent cautivar hacia su persona a todos los que le haban seguidos desde sus

    comienzos, dando vida a una cruzada de redencin nacional que tena en Castilla su

    primer e histrico ncleo. Sin embargo no pudo hacer mucho ms que sealar a los

    falangistas el camino hacia la batalla, pues el destino quiso que no hubiese tiempo para

    nada ms. Tal y cmo el joven caudillo haba aparecido en la sociedad, envuelto en el

    fermento poltico de la primavera de 1931, de la misma forma desapareci en los

    revueltos comienzos de una guerra civil que arrastr al pueblo espaol hacia un largo

    periodo de dolor, muerte y venganza. Atrs de todo ello quedaron tan slo imgenes

    distorsionadas de un pasado que segn se analice fue al mismo tiempo mitificado y

    olvidado, en el que tambin la imagen de Onsimo encontr con dificultad un lugar

    donde ubicarse.

    Hoy no se trata de recuperar la imagen de Redondo con fines polticos o existenciales,

    ni muchos menos rescatar su aportacin as como algunos nostlgicos han intentado

    hacer en tiempos muy recientes25

    . Ms bien se trata de proponer un estudio que a travs

    del proceso metodolgico, sea capaz de imponer una atenta revisin historiogrfica y

    documental que tenga como principal objetivo la (re)ubicacin de este olvidado

    personaje; slo entonces y a travs de esta ptica, se le podr as colocar en el lugar que

    le corresponde. Considero importante insistir en este aspecto, precisamente porque hasta

    la actualidad el acercamiento a Onsimo Redondo se ha hecho a travs de bibliografa

    en su mayora de carcter ideolgico o incluso propagandstico. Hecho que le diferencia

    enormemente de los otros dos padres fundacionales del nacionalsindicalismo Ledesma

    Ramos y Primo de Rivera quienes desde algn tiempo, han sido objeto de un estudio

    ms especfico y sobre todo crtico de su aportacin. Una condicin por la cual, a estas

    alturas, se ha considerado indispensable actuar tambin en el caso de Redondo haciendo

    un esfuerzo anlogo en cuanto a la investigacin. Enfocando con ms detenimiento los

    rasgos ms caractersticos de su pensamiento, las aportaciones tericas y tambin su

    particular percepcin de la sociedad, se ha desarrollado un mtodo que nos permite

    esto es por lo menos lo que se ha intentado entrar ms a fondo en su particular

    25

    Slo citar dos publicaciones que se han publicado hace poco tiempo: VILLEGAS, Luis Miguel,

    Onsimo Redondo. Los albores de Falange, Madrid, Barbarroja, 2011; y JERZ DE RIESCO, Jos Luis,

    Escritos sobre Onsimo Redondo, Barcelona, ENR, 2013.

  • 31

    cosmovisin poltica. Esto nos ha permitido redescubrir e incluso reubicar a un

    personaje que hasta la actualidad se limitaba a ser una mera comparsa entre los escritos

    dedicados al nacionalsindicalismo, crendose las bases para un estudio que ponga por

    fin en su lugar a este controvertido terico.

    Por lo tanto, tngase en consideracin que esta es la causa y la metodologa de esta

    investigacin y ninguna otra ha de ser ni puede entenderse la finalidad de dicho trabajo.

    Otra cosa ser la opinin del lector quin mejor que nadie sabr confrontar sus

    conclusiones con las expuestas aqu, en el intento de situar a este personaje ante el

    mismo juicio que le impone la historia.

    4. Onsimo Redondo, aquel desconocido: un breve repaso historiogrfico.

    Dejando de un lado la formacin de su pensamiento, cabe decir que uno de los aspectos

    menos conocidos de su personalidad ha sido indudablemente su propia vida. Lo curioso

    es que tambin durante el franquismo Redondo permaneci anclado en una especie de

    complementariedad, tal y cmo lo demuestran los escritos de aquella poca; y en efecto,

    raras fueron las ocasiones en las que su nombre apareci desligado del falangismo de un

    Primo de Rivera o de un Ledesma Ramos. Siguiendo este esquema, Onsimo aparece

    por lo tanto en las obras tericas de Francisco Bravo Martnez, en las memorias de Jos

    Mara de Areilza y Javier Martnez de Bedoya o incluso en los apuntes de un Jos

    Antonio Girn de Velasco que siempre defendi su paternidad en el seno del

    movimiento26

    .

    No obstante, se puede decir que un renovado protagonismo se le reconoci tambin por

    algunos autores que aunque llegaron a conocerle de forma indirecta (no haban

    coincidido nunca con l), sintieron la necesidad de dar cierto espacio tambin a su

    aportacin; los escritos tan distintos entre ellos de Jos Luis de Arrese, Pedro Lan

    Entralgo o Dionisio Ridruejo, entre otros, fueron el resultado de un anlisis que

    consider oportuno tomarle en consideracin su aportacin, sin por ello relegarle a ser

    26

    BRAVO MARTNEZ, Francisco, Historia de Falange Espaola de las JONS, Madrid, Ed. Nacional,

    1940; DE AREILZA, Jos Mara, As lo he visto, Madrid, Planeta, 1974; MARTNEZ de BEDOYA,

    Javier, Memorias desde mi aldea, Valladolid, mbito, 1996; GIRN DE VELASCO, Jos Antonio,

    Escritos y Discursos, Madrid, Vicesecretara de Educacin Popular, 1943.

  • 32

    una mera comparsa propagandstica27

    . Fue sin embargo a la altura de 1953 cuando

    Narciso Garca Snchez, un viejo colaborador de Libertad y de las JONS, decidi al fin

    publicar una obra que pretenda reconstruir con atencin la vida del fundador del

    jonsismo vallisoletano. Sin pecar de originalidad en el ttulo denominando la

    publicacin simplemente Onsimo Redondo28

    este texto resuma en pocas pginas

    las hazaas del que haba sido antiguo jefe e ntimo amigo del autor, aportando tan slo

    algn nuevo dato personal vinculado ms a la experiencia de aquellos das que a

    informaciones sobre su personalidad y pensamiento. Adems de las vivencias

    experimentadas al lado de Onsimo, es evidente que Garca Snchez se inspir en la

    redaccin de este texto a travs de dos otras obras publicadas poco tiempo antes a su

    relato: por un lado la primersima semblanza biogrfica de la que tenemos

    conocimiento, un escrito propagandstico annimo con ttulo Onsimo Redondo. Vida,

    Pensamiento, Obra de 1941; mientras por el otro, una publicacin poco conocida de

    Javier Martnez de Bedoya que reuna una serie de escritos ordenados cronolgicamente

    y relacionados con la etapa periodstica de Redondo como director de Libertad29

    .

    El ensayo de Garca Snchez fue sin embargo una premisa a la obra que este mismo

    autor public entre los aos 1954 y 1955 cuando por fin dio a la luz con la

    participacin del entonces Ministro de Trabajo, Girn de Velasco la que iba a

    convertirse en la obra ms importante sobre el jefe castellano: las Obras Completas de

    Onsimo Redondo30

    . Este conjunto doctrinal fue dividido en dos tomos que tenan el

    objetivo de recompilar todo lo que Onsimo haba publicado durante los aos de

    actividad, desde los inicios en las Juntas castellanas hasta el periodo falangista. Un

    trabajo de recopilacin, que adems de rescatar buena parte de los artculos publicados

    en Libertad e Igualdad, propona tambin importantes inditos de discursos y proclamas

    pronunciados en los locales del jonsismo vallisoletano hasta la unificacin de 193431

    .

    27

    Vase las obras: DE ARRESE, Jos Luis, La revolucin social del nacional-sindicalismo, Madrid, Ed.

    Nacional, 1940 y del mismo autor: Escritos y discursos, Madrid, Vicesecretara de Educacin Popular,

    1943; LAN ENTRALGO, Pedro, Los valores morales del nacionalsindicalismo, Madrid, Ed. Nacional,

    1941; RIDRUEJO, Dionisio, Casi unas memorias, Barcelona, Planeta, 1976. 28

    GARCA SNCHEZ, Narciso, Onsimo Redondo, Madrid, Publicaciones Espaolas Temas

    Espaoles, n 39, 1953. 29

    ANNIMO, Onsimo Redondo. Vida, Pensamiento, Obra, Valladolid, Jefatura de Propaganda

    Afrodisio Aguado, 1941; ANNIMO [Javier Martnez de Bedoya], Onsimo Redondo, Caudillo de

    Castilla, Valladolid, Ed. Libertad, 1937. 30

    REDONDO, Onsimo, Obras Completas de Onsimo Redondo, Madrid, Publicaciones Espaolas, Vol.

    I II, 1954-55. 31

    Curiosamente Garca Snchez decidi no aadir aunque se trata de una aportacin mucho ms

    reducida tambin el conjunto de escritos publicados tras el marzo de 1934. No he podido averiguar

    cules fueron las causas de esta omisin, aunque lo nico que se me ocurre es pensar que Garca Snchez

  • 33

    Con la sola excepcin del nmero especial de Libertad de julio 1961 desde la

    posguerra resurgido como diario de la prensa franquista dedicado al vigesimoquinto

    aniversario de la muerte de su fundador32

    , podemos decir que Onsimo decay durante

    algunos aos en el ms puro ostracismo. En contradiccin con la continuidad de los

    escritos dedicados a Primo de Rivera o Ledesma Ramos, slo en los ltimos aos del

    rgimen franquista el pensamiento de Redondo volvi a recobrar vida a travs de la

    peculiar reflexin de Francisco Martinell Gifre. Este autor fue quien, en la vspera del

    comienzo del proceso de democratizacin del pas, se apresur por redactar una obra

    que fuera capaz de reunir sin ocultar cierta nostalgia por los viejos lderes los

    pensamientos de los que llam padres fundadores del fascismo espaol33

    ; una labor

    (al final de este trabajo se analizar ms en profundidad) que pese a las aspiraciones, fue

    incapaz de mejorar la posicin del conjunto falangista y que no logr rehabilitar

    eficazmente a una doctrina algo obsoleta en su proceso de anteposicin a los grandes

    cambios que iban a caracterizar la transicin democrtica espaola.

    Nuevamente, el jefe castellano cay en un periodo de olvido que se interrumpi slo en

    1984 cuando un entonces joven investigador, Jos Lus Mnguez Goyanes, public el

    que se considera el primer ensayo crtico sobre su vida34

    . Este trabajo fue sin embargo la

    antesala de un proyecto ms amplio, que en 1990 llev a la publicacin de una biografa

    ms completa con ttulo: Onsimo Redondo. Precursor sindicalista (1905-1936)35

    .

    Este texto, el ms exhaustivo sobre la vida de Redondo hasta la actualidad, fue el

    resultado de unos aos de investigacin en los que este autor sac a la luz algunos

    (pocos) documentos familiares inditos, adems de una importante coleccin de

    entrevistas realizadas entre 1980 y 1985, correspondiente al testimonio de amigos y

    conocidos de Onsimo. Pese a ello, cabe decir que este trabajo no pudo convertirse en

    un texto de referencia por tener algunas carencias en cuanto a su elaboracin y

    estructura, por lo que se estima que esta investigacin fue sin duda una labor exhaustiva

    pero tambin hay que decirlo algo incompleta. El relevo pasa por lo tanto a este

    trabajo de tesis doctoral que pretende ampliar con ms rigor cientfico y ms

    quiso limpiar a Onsimo de posteriores influencias falangistas o, ms bien, joseantonianas, para mantener

    vivo el recuerdo del jefe castellano como smbolo de la lucha jonsista. 32

    XXV Aniversario de la muerte de Onsimo Redondo, Libertad, nm. Extraordinario dedicado a

    nuestro fundador, 25 de julio de 1961. 33

    Vase la ltima parte del prlogo de MARTINELL GIFRE, Francisco, La poltica con alas, ob. cit., pp.

    13-15 34

    MNGUEZ GOYANES, Jos Luis, Onsimo Redondo, Vallisoletanos: coleccin de semblanzas

    biogrficas, n 40 (1984). 35

    MNGUEZ GOYANES, Jos Luis, Onsimo Redondo, precursor sindicalista, ob. cit.

  • 34

    documentacin no slo la semblanza biogrfica, sino todo el corolario doctrinal que

    caracteriz la apuesta de Onsimo Redondo por la poltica. Todo un reto ante el cual

    ser imposible alcanzar un anlisis completo, pero sin duda consistente y novedoso en

    cuanto al material y las tcnicas de investigacin aplicadas.

    4. Las fuentes

    Tal y cmo se ha manifestado en el anterior apartado, hemos podido comprobar que las

    obras dedicadas a Onsimo Redondo son pocas y en muchos casos limitadas a su

    biografa. Incluso todo aquel corolario de textos, reflexiones, memorias, etc. que de una

    forma u otra llaman en causa al jefe castellano, a menudo hacen referencia a Onsimo

    de forma indirecta, esbozando apenas la que fue su aportacin ideolgica y siempre o

    casi siempre sometindola a la imposicin doctrinal de sus homlogos. A todo ello

    debe adems aadirse aquel conjunto de escritos, publicados en tiempos ms recientes,

    que en mi opinin no han sabido adentrarse con ms determinacin en el estudio de este

    fundamental personaje; pues, como hemos visto, an sigue faltando un anlisis

    realmente crtico y en grado de establecer cules fueron las particularidades de la

    interpretacin de Redondo en el entramado nacionalsindicalista y cmo ste ltimo

    intent diferenciarse de los otros dirigentes.

    A la hora de emprender este estudio, se considera por lo tanto insuficiente abarcar tan

    slo la produccin bibliogrfica presente. Algunas de las aportaciones ms importantes

    de esta tesis provienen del trabajo realizado en los distintos archivos consultados

    durante los ltimos aos; desde los archivos propios del entorno local de Valladolid,

    entre los cuales destaca sin duda el Archivo Histrico Provincial (AHPVA), a las

    importantes colecciones judicial-administrativas conservadas en el Archivo Histrico

    Nacional (AHN) o en el Archivo General de Hacienda (AGH). Otros detalles

    documentales han surgido tambin gracias al hallazgo de importante material en los

    archivos universitarios de Valladolid y Salamanca, adems del Archivo Universitario de

    Mannheim (Alemania) y en muchas de las bibliotecas y hemerotecas tanto del rea

    castellana, de Madrid y de Alemania e Italia respectivamente.

    Lo que sin embargo puede considerarse como el principal avance documental de esta

    tesis, ha sido sin duda alguna el hallazgo de un importantsimo fondo documental

    privado que proviene de una coleccin de propiedad de los familiares de Redondo. El

  • 35

    material al que me refiero, corresponde a un amplsimo conjunto documentario del todo

    indito (aproximadamente ms de tres mil folios) al que no slo se me ha permitido el

    acceso, sino sobre el cual he podido canalizar mi estudio alargndolo en un periodo de

    anlisis y clasificacin de los documentos all encontrados y luego catalogados. Aunque

    en el apndice de este trabajo presentar un detallado esquema que ayude al lector a

    comprender la enorme extensin de esta documentacin, adelanto aqu un breve

    esquema sinptico de la subdivisin realizada36

    :

    CAJA 1

    Cuadernos_A

    Cuadernos_B

    (En la subdivisin se ha respectado

    la numeracin original, aunque

    falten algunos ejemplares)

    Se trata de un conjunto de 23

    cuadernos, divididos por temas,

    en los que han sido anotados

    apuntes de diferente ndole (en su

    mayora de carcter poltico de la

    poca), adems de reflexiones,

    transcripciones, referencias

    literario-filosficas y hasta

    recortes de peridicos y

    traducciones.

    CAJA 2

    1) Cartas desde la crcel (1936)

    2) Correspondencia (1924-1936)

    3) Asuntos Sindicato Remolachero y Abogado

    4) Fotos

    Prevalece aqu la correspondencia

    de la poca del lectorado de

    Mannheim con familiares y

    amigos, de la poca del exilio

    portugus y de asuntos internos de

    las JONS, adems de las cartas

    enviadas a Mercedes Sanz;

    encontramos tambin material del

    sindicato y algunas fotos.

    CAJA 3

    1) Textos (anteriores a la tapa poltica, 1924-

    1931)

    2) Textos (polticos 1931-1936)

    3) Escuela y Universidad (1919-1925)

    Textos y borradores de carcter

    poltico, redactados desde la

    poca juvenil (ACNdP-AN) y

    despus del nacimiento de los

    movimientos jonsista y falangista;

    se conservan tambin cuadernos

    escolares y apuntes universitarios.

    36

    Vase el apndice al final de este trabajo. El periodo de investigacin se ha prolongado a lo largo de los

    aos 2012 y 2013.

  • 36

    CAJA 4

    1) Hacia una nueva poltica

    2) Teora constitucional

    Borradores completos de los

    artculos aparecidos en Igualdad y

    en la publicacin El Estado

    Nacional (1939).

    FONDO

    (FMTR)

    Caja 1 (5 subdivisiones; 1929-1936)

    Se trata de un fondo menor,

    incluido posteriormente entre la

    documentacin; se compone sobre

    todo de avisos y comunicaciones

    de las pocas jonsista y falangista.

    Esta primera ojeada a la documentacin, nos permite entender el trascendental valor de

    este material que corresponde a momentos clave de la formacin poltico-ideolgica y

    de la vida privada de Onsimo Redondo; un excepcional conjunto de apuntes,

    borradores, cuartillas, cuadernos, cartas, actas judiciales, etc., que fueron escritos por su

    propio puo y que han visto la luz tras una minuciosa y detallada investigacin. Una

    labor que, ha de esperarse, sea capaz de proponer una definitiva revisin historiogrfica,

    a travs de una implantacin metodolgica que no mire slo a la vida de Redondo, sino

    tambin resalte su particularidad doctrinal y propagandstica; en definitiva, un reflexin

    que no busque ensalzar su pensamiento con el objetivo de sacarle de su inevitable

    complementariedad entre los idelogos del falangismo, sino ms bien aporte nuevas

    prospectivas de anlisis y conocimientos sobre el que se proclam o por lo menos lo

    intent ser un libre pensador.

    5. Estructura del trabajo

    Como es normal en cualquier tesis doctoral, tambin este trabajo ha sido subdividido y

    organizado en distintas partes que tienen el objetivo de facilitar la lectura y la reflexin

    de la misma. Con el fin de simplificar el anlisis, se ha decidido hacer una reparticin en

    dos grandes bloques temticos: por un lado una parte biogrfica ampliada y mejorada de

    las anteriores, mientras por el otro se ha dado espacio al anlisis de la parte dedicada al

    pensamiento poltico que hoy se presenta como una novedad. La primera de ellas est

  • 37

    repartida en distintos captulos que espacian desde los aos juveniles, al periodo

    formativo y luego sindical, hasta su introduccin en el mundo poltico y su directa

    participacin en la creacin del movimiento nacionalsindicalista.

    El segundo gran bloque que ocupa aproximadamente las tres cuartas partes de la tesis

    pretende ser una profunda reflexin sobre las grandes temticas que caracterizaron el

    pensamiento de Redondo. Se empezar este recurrido abarcando el anlisis ms

    personal de su ptica poltica aclarando, donde sea posible, cules fueron las bases

    tericas desde la que Onsimo empez su reflexin; all se hablar de su iniciacin en el

    espacio tradicional llamando en causa el entorno castellano para despus observar

    cuales fueron los elementos externos que ms influenciaron su teora doctrinal y como

    lograron penetrar en su pensamiento. Despus de una breve confrontacin con otros

    modelos ideolgicos (que ms o menos directamente influirn en su pensamiento), se

    optar por un anlisis ms recndito de su teora poltica con el objetivo de rescatar o

    por lo menos caracterizar todos aquellos elementos ms intrnsecos de su corpus

    doctrinal; ser esta la ocasin para concretar las bases de su percepcin poltica y

    descubrir cules fueron los mtodos utilizados en la difusin del ideal

    nacionalsindicalista. Finalmente, a raz de este ltimo aspecto, se procurar dedicar

    cierto espacio tambin a los rasgos ms representativos de su teora, con el fin de ajustar

    el estudio hacia una comprensin sin duda ms completa de la actual de los

    elementos ms especficos de su reflexin. Lo que en definitiva, pretende ser un

    complicado proceso de reflexin en grado de aportar nuevas consideraciones quizs

    sea este el objetivo ms importante de esta tesis que favorezcan el redescubrimiento

    de un actor que ms all de ser un respaldo para los dirigentes nacionalsindicalistas (esta

    es por lo menos la percepcin que se ha retransmitido hasta la actualidad), sea tambin

    aquel interprete del proceso ideolgico que supo defender su autonoma y solidez

    doctrinal.

    Este segundo gran bloque dedicado al estudio del pensamiento es el que realmente

    impone las pautas estructurales de la tesis, ya que la importancia de esta parte es

    fundamental para entender la aportacin de este peculiar terico. La necesidad de

    desvincularle de otras teoras polticas como las abordadas por Ledesma o Primo de

    Rivera, ha sido determinante a la hora de realizar este trabajo. Y por ello, dos han sido

    los aspectos que ms relevancia han tenido en su elaboracin, convirtindose en

    elementos fundamentales dentro de la investigacin. Por un lado el hallazgo de la

    documentacin privada que nos ha permitido trazar un anlisis ms ntimo y al mismo

  • 38

    tiempo ms preciso de su aportacin doctrinal; por el otro, dar por fin espacio a una

    reflexin ms completa que abarque no slo el conjunto biogrfico fundamental para

    entender las distintas fases de su desarrollo poltico , sino tambin doctrinal que aqu

    ha sido presentado por primera vez en toda su amplitud. Un esfuerzo que, pese a su

    prolongada fase de estudio y organizacin, ha merecido la pena y que apunta hacia una

    nueva y aadira novedosa en algunos aspectos percepcin de este terico del

    fascismo espaol.

    En conclusin, podemos decir que la finalidad de esta tesis se considera por lo tanto

    doblemente trascendental. En primer lugar se ha intentado rescatar desde el ostracismo a

    su protagonista, Onsimo Redondo, perdido en una aparente evanescencia temporal y

    sometido a una contencin poltica desde sus mismos inicios; mientras que en un

    segundo momento se ha pretendido demostrar la frgil independencia de un

    pensamiento que con esfuerzo y disciplina logr hacerse un hueco dentro del

    movimiento. Un esfuerzo que sin embargo, como tendremos ocasin de observar, fue

    finalmente reducido y marginado por considerarse imperfecto ante los esquemas

    impuestos por los otros idelogos del nacionalsindicalismo.

    ***

  • 39

    En cuanto a los agradecimientos necesarios despus de una labor de esta magnitud,

    puedo decir que muchas han sido las personas que han contribuido con su aportacin a

    la realizacin de este trabajo. En primer lugar considero fundamental agradecer a la

    familia Redondo y especialmente a Doa Mara de las Mercedes Redondo Sanz-

    Bachiller quin acept en su momento atender mis peticiones, autorizndome a realizar

    una exhaustiva investigacin en los fondos documentales privados de la familia que

    corresponden, en su mayora, al que fue su padre, Onsimo Redondo Ortega.

    Asimismo toda esta labor no podra haberse realizado sin la competencia, la atencin y

    la dedicacin del director de esta tesis, el Dr. Ricardo Martn de la Guardia (Universidad

    de Valladolid), quin me ha coordinado no sin pasar por algunos apuros y no pocas

    dificultades desde el primer trabajo de investigacin en los archivos, al anlisis de la

    documentacin hallada y la elaboracin del conjunto final de esta tesis doctoral. Junto a

    l, deseo recordar tambin al Dr. Luciano Casali (Universit di Bologna) quin fue, en

    su momento, el primero en acercarme a la figura de Onsimo Redondo: l ms que

    nadie, me anim a seguir adelante con mis investigaciones de las que naci

    precisamente la idea de este trabajo. Fundamentales han sido las ayudas que me han

    proporcionado tambin muchos compaeros del oficio, entre los cuales destacan sin

    duda los colegas del doctorado de historia y del entorno de la Facultad de Filosofa y

    Letras de la Universidad de Valladolid: Rodrigo Gonzlez, Esteban Elena, Iris Pascual,

    Carlos Lozano, Daniel Galvn, Daro Dez, Constantino Gonzalo, Rubn Domnguez y

    el gegrafo Carlos Hugo Soria. Deseo asimismo agradecer tambin a algunos tcnicos

    de archivos y concretamente a Simone Tibelius (Universtt Mannheim) y Petra

    Castellaneta (Stadtarchiv Mannheim) para su colaboracin que me fue fundamental en

    mi estancia en Alemania; y a la Freelance-Translator Monica Grasso quin me ha

    auxiliado en algunas importantes traducciones del alemn. Un enorme reconocimiento

    va tambin a los compaeros de la revista Diacronie Studi di Storia Contemporanea y

    a todos los amigos que en una sola pgina no cabran que con sus consejos me han

    animado y transmitido su incondicional apoyo para la realizacin de la tesis. Slo

    quiero destacar la ayuda moral y la profunda amistad que me vincula a Francesco

    Pezcoller y a Pier Giorgio Raponi quienes ms que nadie, han sabido apreciar y animar

    mi labor durante estos ltimos aos. Otro signo de gratitud no puede faltar a los

    historiadores Marco Abram, Steven Forti, Csar Rina, Carlos Hernndez, Carlos

    Hudson, Enrico Acciai y Edoardo Grassia por su amistad profesional (y tambin

    personal); a Don Ramn Zarauza, eterno amigo y maestro de vida y los S.res Fernando

  • 40

    del Olmo, Pedro del Olmo, Alejandro Hermosa, Vctor Rodrguez y Jess Mate por

    haber estado siempre presentes cuando ms los necesitaba. Por ende, pero no menos

    importantes, mi incondicional gratitud a Ana Areizaga, Armando Areizaga, Rosa Mara

    Esteva, Rodrigo Gonzlez y Juan Lpez por su ayuda en la monumental obra de

    revisin de los captulos de esta tesis; y a mi familia, Ermanno, Luisa, Barbara,

    Germano y Gabriele: a voi pi di tutti dedicata questa tesi.

    A todos vosotros, gracias, con la esperanza de haber cumplido de alguna forma

    tambin con vuestras expectativas.

    Valladolid, junio de 2014

  • 41

  • 42

  • 43

    Breve contextualizacin histrico-social. La ciudad de Valladolid entre

    los siglos XIX y XX; poltica, economa y sociedad.

    A lo largo del siglo XIX buena parte del continente europeo empez a experimentar una

    fase de tmido crecimiento econmico favorecido, no cabe duda, por los efectos de una

    revolucin industrial que mucho tuvo que ver con la modernizacin del sistema

    productivo. Aunque con cierto retraso, tambin en una Espaa esencialmente agraria y

    econmicamente estancada, empez a cuajar esta mentalidad proporcionando nuevos

    estmulos que al afectar el sistema econmico y social del pas, se irradiaron desde los

    grandes centros urbanos Madrid y Barcelona para llegar tambin a las pequeas

    capitales de provincia como Valladolid. Fue a partir de mediados del siglo XIX cuando

    a lo largo de las riberas del Duero y del Pisuerga, se establecieron las primeras fbricas

    destinadas a la transformacin de los cereales siendo la produccin harinera la ms

    habitual. Castilla contempl al igual que otras regiones espaolas, el nacimiento de una

    nueva clase media que, bajo el apelativo de burguesa harinera, no tard en hacerse con

    el control poltico local; por lo visto, al igual que el color del trigo sugiere Celso

    Almuia podramos hablar de una edad dorada para la burguesa local, entre la

    cual pronto se distinguieron personalidades como el alcalde por excelencia de

    Valladolid, es decir Miguel scar. Todo un smbolo representativo de una poca37

    .

    La administracin de Miguel scar (1877-1880) fue sin duda entre las ms carismticas

    y transcendentales de finales del siglo XIX; no slo por qu este condecorado alcalde

    logr transformar la ciudad a travs de un imponente proyecto de modernizacin de las

    infraestructuras, sino que tambin por su fundamental obra de consolidacin del papel

    de la burguesa local38

    . Entre las muchas obras que se impulsaron durante el periodo

    37

    ALMUIA FERNANDZ, Celso (ed.), De la vieja sociedad estamental al triunfo de la burguesa

    harinera, en Valladolid en el siglo XIX, vol. VI, Valladolid, Ateneo de Valladolid, 1985, p. 218. 38

    Miguel scar Jarez ocup el cargo por espacio de apenas tres aos y medio entre marzo de 1877 y

    noviembre de 1880 , pero qued en la memoria colectiva de esta ciudad. [] Honrado y trabajador, fue

    un hombre de hechos. El Valladolid que recibi a Jos Gardoqui su antecesor en la alcalda , era un

    ciudad en transformacin que haba introducido el agua del Pisuerga en la vida ciudadana, iniciando el

    encauzamiento del ro Esgueva en el tramo comprendido entre el Campillo de San Andrs y el Hospital

    de la Resurrecin. Lo que dej a su muerte, acaecida mientras negociaba en Madrid asuntos del

    Ayuntamiento el 8 de noviembre de 1880, haba terminado de cubrir el ramal interior o sur del Esgueva

    [], lo que permiti transformar este ltimo paraje viejo y sucio lugar , en una amplia y moderna

    avenida que adoptara el nombre de Miguel scar tras su muerte. Tambin haba acometido un importante

    labor de ensanche, alineacin e incluso prolongacin de algunas calles. Cfr. MARCOS DEL OLMO,

    Mara Concepcin, El Valladolid contemporneo, en BURRIEZA SNCHEZ, Javier (coord.), Una

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    dominado por este regidor, sin duda alguna tuvo mucha importancia el potenciamiento

    de la importante lnea del ferrocarril finalizada pocos aos antes y que sera, por lo

    menos hasta comienzos del siglo XX, la principal industria local. Esto fue posible

    gracias al inters del Credit Mobilir (la empresa que financiaba la recin creada

    Compaa del Norte y la realizacin de uno de los ferrocarriles ms importantes del

    pas, la lnea Madrid-Irn), que vio en Valladolid un lugar adecuado para instalar uno de

    sus ms amplios y productivos talleres ferroviarios. La ciudad acab por convertirse en

    poco tiempo en uno de los ms importante nudos ferroviarios del norte de Espaa (por

    aqu pasaba tambin un tramo secundario de la MZA, conectando Ariza con la cuenca

    del Duero39

    ), albergando en las proximidades de la estacin un enorme taller (ms d