orígenes de la imprenta en el alto

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Orígenes de la Imprenta en el alto .I. Tarde llegó la imprenta a Bolivia, ya que en forma definitiva y permanente ella es contemporánea de la constitución de la República en 1825. Pero más tarde aún llegó a Santa Cruz de la Sierra, donde aparece en 1864 bajo el gobierno del General José María de Achá y la prefectura departamental del Dr. Tristán Roca, poeta y periodista fusilado en el Paraguay como una de las tantas víctimas del tirano López (*). En un raro y curioso folleto: Programa del impresor de Santa Cruz, publicado en dicha ciudad en 1871 por su autor y editor Cayetano R. Daza, éste afirma que fue ese año de 1864 cuando «se planteó por primera vez» la imprenta por cuenta del Estado, y que a él le cupo ser su primer administrador. En el número 3 de La Montaña, correspondiente al 25 de mayo de 1864, se publicó un comunicado suscrito por Manuel José Salvatierra en el cual afirma haberle dicho el Prefecto que la imprenta había sido costeada de su propio peculio; el prefecto era don Tristán Roca, conforme queda dicho ya. No es creíble este aserto, y sin duda se trata de alguna referencia del Prefecto Roca a los muchos esfuerzos, sacrificios y empeños que le costó la obtención de esa imprenta del Estado, referencia que ingenua o maliciosamente fue erradamente interpretada por su interlocutor y enemigo Manuel José Salvatierra. La afirmación expresa del administrador, la circunstancia de llamarse del «Estado», y el hecho de que siempre tuvieron intervención en ella las autoridades, demuestran plenamente que dicho establecimiento era en realidad oficial. .II.

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  • Orgenes de la Imprenta en el alto

    .I. Tarde lleg la imprenta a Bolivia, ya que en forma definitiva y permanente ella es contempornea de la constitucin de la Repblica en 1825. Pero ms tarde an lleg a Santa Cruz de la Sierra, donde aparece en 1864 bajo el gobierno del General Jos Mara de Ach y la prefectura departamental del Dr. Tristn Roca, poeta y periodista fusilado en el Paraguay como una de las tantas vctimas del tirano Lpez (*). En un raro y curioso folleto: Programa del impresor de Santa Cruz, publicado en dicha ciudad en 1871 por su autor y editor Cayetano R. Daza, ste afirma que fue ese ao de 1864 cuando se plante por primera vez la imprenta por cuenta del Estado, y que a l le cupo ser su primer administrador. En el nmero 3 de La Montaa, correspondiente al 25 de mayo de 1864, se public un comunicado suscrito por Manuel Jos Salvatierra en el cual afirma haberle dicho el Prefecto que la imprenta haba sido costeada de su propio peculio; el prefecto era don Tristn Roca, conforme queda dicho ya. No es creble este aserto, y sin duda se trata de alguna referencia del Prefecto Roca a los muchos esfuerzos, sacrificios y empeos que le cost la obtencin de esa imprenta del Estado, referencia que ingenua o maliciosamente fue erradamente interpretada por su interlocutor y enemigo Manuel Jos Salvatierra. La afirmacin expresa del administrador, la circunstancia de llamarse del Estado, y el hecho de que siempre tuvieron intervencin en ella las autoridades, demuestran plenamente que dicho establecimiento era en realidad oficial.

    .II.

  • La imprenta debi llegar a Santa Cruz a comienzos de 1864, ya que en los primeros meses de dicho ao la encontramos en pleno funcionamiento. Ese ao, Santa Cruz cont con tres peridicos: La Estrella del Oriente, La Montaa y El Independiente. Parece que el primero en aparecer fue La Estrella del Oriente, en el cual escriban don Tristn Roca, don Rafael Pea de Flores, don Aquino Rodrguez, etc. El autor de estos apuntes apenas ha conocido los nmeros 20 a 24, de 19 de agosto al 15 de octubre de 1864, y que se conservan en la seccin Ren-Moreno de la Biblioteca Nacional, en Sucre. Dicho peridico decase quincenal, lo que remontara su aparicin a comienzos de noviembre de 1863, lo que no es creble. Quiz su primer nmero sali en enero o febrero y fue semanal en un comienzo. La Estrella del Oriente era de tres columnas y de 375 x 232 mm. de formato. Se tienen en este momento a la vista y en regular estado de conservacin los seis primeros nmeros de La Montaa, correspondientes al 26 de marzo, 11 de abril, 25 de mayo, 8 de julio, 22 de octubre y 2 de diciembre de 1864. Adems hay un Alcance al Nro. 2, que parece ser del 19 de abril. El primer nmero consta de cinco pginas; el segundo de cuatro; el alcance de dos; el tercero de seis, el cuarto de cinco, el quinto y sexto de cuatro pginas. El formato era de 255 x 155 mm. a dos columnas. Era publicacin eventual y como editor responsable aparece Manuel Toms Saavedra Melgar, a pesar de que la casi totalidad de los escritos y artculos eran firmados. Desde el nmero segundo, en el frontispicio llev la indicacin siguiente: Suscripcin por 10 ejemplares, 8 reales. Ejemplar suelto 1 real. Suscripcin por 4 meses a un ejemplar por cada nmero y dos nmeros al mes importa un peso. Avisos a precios convencionales. Artculos sueltos 12 reales por columna.

  • Desde este nmero tambin el lema de Lammennais, Amos los unos a los otros y no temis a los Prncipes ni a los grandes y a los Reyes. El editorial del primer nmero lleva el ttulo de Prospecto, y est suscrito por Carlos Melquades Barbery, quien parece ser el director y autor de la mayora de los artculos que se publicaban. El nombre del peridico lo arranca del grupo extremista de ese nombre en el parlamento de la Revolucin Francesa, pero que ya hoy dice tener otra misin, etc., etc. Repetidas veces se ven tambin las firmas de Miguel Antonio Ruiz, diputado melgarejista al Congreso de 1868, Manuel Jos Salvatierra G., y otros. Los primeros suscriptores del peridico aparecen en el primer nmero y son: Dr. Manuel Jos Justiniano, Miguel Antonio Ruiz, Carlos Melquades Barbery, Manuel Jos Salvatierra, Comandante General Marcelino Gutirrez, Sr. Hiplito Rosales, Lorenzo Arano, Benigno Gutirrez, Juan Ignacio Heredia, Francisco Ramn Saldaa, Cura Juan de Dios Egez, Cnl. Antonio Vicente Pea, Cnl. Domingo Ardaya, Cura Pedro N. Villarroel, Sr. Miguel Chvez, Francisco Monasterio, Simen Alvarez, Mariano Zambrana, Pedro Salvatierra Bozo, Gabriel Jos Moreno, Mariano Vargas, Gregorio Palacio, Penitenciario Ramn Rodrguez, Sr. Francisco Antonio Montero, Ildefonso de Jordn, Dr. Juan de la Cruz Montero, Po Perdriel, Angel Justiniano, Juan Francisco Parada, Pbtro. Vidal Justiniano, Sr. Antonio Prez, Dr. Aquino Rodrguez, Cnl. Lucas Rodrguez, Jos Antonio Antelo, Jacinto Zambrana, Pedro Pablo Cullar, Tristn Hurtado, Carlos Santistevan, Cnl. Antonio Mara Velasco y Dr. Po Loza. Aunque ofrecase continuar la lista, no prosigui.

    .III.

  • El 30 de junio de ese ao anterior de 1863, habase creado la Corte Superior de Justicia de Santa Cruz, siendo sus magistrados en 1864 el Dr. Jos Len Justiniano como Presidente, los Drs. Fernando Roca, Rafael Pea y Manuel Eusebio de Velarde, vocales; Dr. Miguel Santos Rivero, fiscal; Dr. Ricardo Arias, secretario; Manuel Jess Justiniano Sovern y Braulio Mercado, plumarios; y Gregorio Roca, portero. Segn el derecho procesal de la poca, exista un tribunal de Partido, que corresponda ms o menos, en sus funciones y atribuciones a los jueces de igual denominacin en la actualidad. Este Tribunal de Partido en Santa Cruz ese ao estaba compuesto por Jos Manuel Justiniano como presidente, Miguel Antonio Ruiz y Carlos Melquades Barbery como vocales; Benigno Gutirrez como Fiscal; Nicanor Bravo como secretario; Manuel Toms Saavedra como secretario de comercio; Angel Justiniano e Isaac Gutirrez, plumarios, y Francisco Salvatierra, portero. Este Tribunal de Partido se hallaba en abierta y furente pugna con la Corte Superior, y el objeto casi exclusivo de La Montaa era atacar e insultar a la recin fundada Cmara de Apelaciones. La mayor parte, por no decir la totalidad de los artculos no responden a otro fin, llevando las firmas de Barbery, Ruiz y otros. La causa de tal discordia que degener en ataques personales de burda ndole, era la constante divergencia de criterio jurdico entre el Tribunal de Partido y la Corte Superior, divergencia que se manifestaba en las constantes revocatorias de los autos del Tribunal. A tanto lleg la cosa, que el 12 de mayo de 1864 renunciaron a sus cargos los seores Justiniano, Ruiz y Barbery, renuncia motivada en las sobredichas razones y llamando la atencin de que ellas no se producan cuando

  • dependan de la Corte de Cochabamba. Por Resolucin Suprema de 4 de junio, el Ministerio rechaz la dicha renuncia.

    .IV. El ms injuriado de todos a quienes atacaba La Montaa, fue el doctor Rafael Pea, que con los aos lleg a ser primer vice-presidente de la Repblica y hasta encargado interino del mando presidencial. Una disertacin acadmica que public fue tachada de plagio del tratadista Rossi y cuando en La Estrella del Oriente comenz a aparecer su Flora Crucea que slo en Sucre en 1901 habra de salir completa en volumen, se dijo que era plagio de una obra similar del Dr. Jos Mara Bozo, que mantenase y an se mantiene indita, dndose a entender que Pea habase apropiado de esa obra por una copia que tena don Esteban Rosas cuya viuda era su cuada, etc, etc. Como curiosidades en estos seis primeros nmeros de La Montaa, tenemos un artculo del conocido papelista cruceo don Victorino Rivero, titulado Congreso Americano y que apareci en el nmero 3. Es lo nico serio entre tanta diatriba y parece ser la iniciacin periodstica del autor a juzgar por sus propias palabras. Los nmeros 5 y 6 propician la candidatura presidencial del General Sebastin Agreda y para concejales en Santa Cruz a los seores Francisco Ibez, Manuel Jos Salvatierra, Pastor Baca, Urbano Franco Vargas y Jacinto Zambrana. El doctor en medicina y ciruga, Rafael Alvarez Toledo, en la casa de la seora Pastora Zarco de Rivero ofrece sus servicios de 9 a 10 de la maana aadiendo que asistir gratis a los pobres, y en hora de la noche se le encontrar dispuesto al socorro de los enfermos. En cuanto al peridico El Independiente no es posible dar mayores referencias por no conocerse sino los nmeros del 5

  • al 10 del 8 de octubre al 25 de diciembre de 1864. Segn Ren- Moreno era eventual de 375 x 230 mm. de formato a tres columnas. Todos estos peridicos, enemigos entre s, se editaban en la misma Imprenta del Estado administrada por Cayetano R. Daza.

    .V. En La Montaa se dice que con anterioridad a su aparicin circularon volantes sueltos con diferentes motivos; desgraciadamente esas hojas no han llegado hasta nosotros. En cuanto a libros y folletos, creemos que la pieza ms antigua de la bibliografa crucea es un folleto de 11 pginas titulado Defensa de la inmunidad eclesistica, del ao 1864, siendo su autor el presbtero Dr. Francisco Ramn Saldaa. Se reduce a quejarse de un auto del Provisor y Vicario Eclesistico de la sede vacante Jos Manuel Aguilera, auto en que se neg a plantear competencia ante la autoridad civil en defensa de Saldaa enjuiciado criminalmente por calumnias; el Vicario fund su negativa en el artculo quinto de la constitucin vigente que haba abolido los fueros. Se queja Saldaa de que se ha atentado contra la inmunidad eclesistica y que incluso ha sido llevado con fuerza armada a la crcel pblica y que an se encuentra detenido; Se halla fechado el 7 de mayo de 1864. Este Saldaa ocup despus situaciones elevadas en el coro catedralicio. La segunda pieza de la bibliografa crucea es la Exposicin que hace el cura propio de S. Miguel de Chiquitos Presbtero Juan de Dios Egez, sobre la escena de violencias y alboroto popular, ocurrido en este pueblo; contra el administrador principal don Augusto Ortega y el Corregidor D. Carlos A. Toledo el da 11 de junio del ao que corre. En esta portada dice que el alboroto tuvo lugar el 11, en la pgina primera que fue el 14 y el folleto est suscrito por Egez el 10, todo lo cual

  • demuestra como andaba la cabeza del autor. Con todo, parece que los hechos se realizaron el 14. El alboroto de referencia no fue otra cosa que una poblada contra el administrador Ortega y el Corregidor Toledo, poblada en defensa del cura Egez y a todas luces azuzada por ste. Se queja el seor cura de las persecuciones de que fue vctima de parte de los nombrados y que incluso Ortega lleg a apoderarse de una habitacin de la casa parroquial, cuyos corredores haba convertido en pesebrera forrajeando en ella una bestia coceadora a cuyos pies una noche de oscuridad por poco no qued finado dice textualmente. Conociendo las costumbres y moralidad de esos curas de provincia y an de la capital, ms bien cabe imaginarse que otra clase de mula, sera la bestia coceadora que casi mata al cura Egez, y as ms bien no sera algo parecida a doa Juana de Dios Pereira, que antes moraba en esa habitacin de la casa parroquial usurpada por Ortega y que sali de all por sospechosa y escandalosa, segn dice el corregidor Toledo en documento oficial.

    .VI. Todo marchaba muy bien cuando el 4 de febrero de 1865 se posesion de la prefectura en lugar de don Tristn Roca, la nueva autoridad melgarejista Cnl. Jos Martnez, alias el Colachueca, vallegrandino y recientemente rehabilitado en el servicio. El flamante prefecto que lo era por segunda vez en dicho departamento, expuls violentamente a Cayetano R. Daza de su cargo de administrador de la Imprenta del Estado, sin que le valiese el que sus servicios fueron tomados por contrato constante en instrumento pblico. El propio Daza en su ya citado folleto dice: Pobre y forastero me resign a sufrir tan escandaloso atentado. En esta crtica

  • situacin muchos vecinos patriotas condolidos de mi desgracia me proporcionaron algunos fondos para establecer otra imprenta pidiendo tipo del interior y trabajada la prensa por mi mismo. Luego dio a luz sus publicaciones y por gratitud la llam 'Imprenta del Pueblo'. Ya tenemos dos establecimientos tipogrficos en Santa Cruz; la Imprenta del Estado administrada por Eulogio Villegas, reemplazante de Daza y la Imprenta del Pueblo a cargo de este ltimo. Parece que la Imprenta del Estado fuera de las activas manos de Daza cay en completa decadencia, ya que publica muy poco y de all a los dos aos no se la oye nombrar ms. De 1865 slo se conoce el folleto del prebendado Francisco Ramn Saldaa titulado Reflexiones sobre la contra-renuncia del Sr. Presbtero Don Ramn Barba de la prebenda de Media Racin de este Coro, provista en mi persona por renuncia que hizo de ella el Sr. Cura Don Toribio Ignacio Vaca. Consta de 16 pginas y est datado el 8 de abril de 1865. Es el caso que nombrado prebendado el presbtero Ramn Barba, no acept, designndose entonces a Toribio Ignacio Vaca quien tambin renunci, siendo reemplazado ste por Francisco Ramn Saldaa; a los tres meses de haberse Saldaa posesionado y hallndose en pleno ejercicio, Ramn Barba declara nula su renuncia y reclama su prebenda. Se insertan documentos. En 1866 apareci en la misma imprenta el folleto titulado El Gobierno de Sancho Panza, de 12 pginas. Se reduce a publicar un edicto disciplinario del Vicario Ramn Rodrguez, y a comentarlo en forma agresiva. La pieza 3384 de la Biblioteca Boliviana de Ren-Moreno, se titula Tres palabras. Contra las reflexiones del titulado Prebendado Dr. D. Ramn Saldaa publicado con fecha 8 del corriente, sobre la contra renuncia del seor Prebendado Don Ramn Barba, por Manuel Flores, de 14 pginas, no es conocida del autor de estos apuntes y por su enunciado se ve que es rplica a la citada ms arriba, y esta

  • rplica sac a su vez una contra-rplica, que se detallar ms abajo. No se conoce ms publicaciones de la Imprenta del Estado arrendada por Eulogio Villegas.

    .VII. En cambio en la Imprenta del Pueblo menudean los folletos, pero no los peridicos. Conste que durante el gobierno Melgarejo de 1865 al 71, no sali ningn peridico en Santa Cruz. Slo en este ltimo ao y en la Imprenta de Daza, volvi a salir El Independiente. La Imprenta del Pueblo se llam as y despus de Cayetano R. Daza, sin otro apelativo. La pieza ms antigua que haya salido de la Imprenta del Pueblo, es el folleto de 16 pginas titulado Contestacin a las fanfarronadas de Manuel Flores por Fernando Arias. La simulacin y la hipocresa tienen dos caras. Grabado tosco de la cara de un sacerdote con bonete y una manecilla. Est suscrito el 4 de junio de 1865. Se refiere a la publicacin, sin duda del 31 de mayo, del ya citado Flores en defensa de Barba. Arias sostiene el punto de vista del prebendado Saldaa. La segunda pieza es de 28 pginas, 16 de texto y 12 de notas, titulada: La Verdad demostrada. Defensa de las santas leyes y disciplina de la Iglesia y de la legtima autoridad que inviste el Vicario Capitular de esta dicesis, Sr. Arcediano Dr. Jos Ramn Sures. Est suscrita el 20 de julio de 1866 por Jos Manuel Aguilera. Se refiere a una especie de cisma que se produjo en Santa Cruz por esos aos, y que tena como principal causa, intrigas, ambiciones y rencillas en el coro capitular de la sede vacante. Habla aqu cmo por orden del Vicario Saldaa, el cura Mariano Justiniano fue llevado a la crcel por la fuerza pblica y guardado con centinela de vista. Por lo visto los seores prebendados usaban y abusaban de la crcel.

  • Esta cuestin eclesistica de Santa Cruz hizo trabajar mucho a las dos imprentas que entonces existan y por s sola ocupa casi las dos terceras partes de las publicaciones de la poca. La iglesia crucea viva en plena anarqua y slo se calmaron las ambiciones y las prepotencias cuando en 1870 se posesion de la dicesis Francisco Xavier Rodrguez, nombrado obispo a fines del ao anterior.

    .VIII. De mejor calidad que las nombradas imprentas, tanto en la clase de tipo, como en la nitidez de la impresin, fue la tercera imprenta que lleg a Santa Cruz y que fue propiedad del seor Ricardo Chvez, administrada por Miguel Ignacio Melgar. De este establecimiento la ms antigua publicacin es de 1873 y se titula Refutacin a la Defensa ante la Opinin; consta de 10 pginas y est suscrita el 6 de julio, llevando en la portada fecha 10; su autor era el Dr. Rafael Pea. Su objeto es atacar a don Francisco Ibez con motivo del folleto que indica en el ttulo mismo. Preciso es dejar constancia que si bien la mayor parte, por no decir casi todas las primeras publicaciones de la imprenta crucea obedecieron a fines netamente personalistas, tambin se vio algn inters por lo cultural. As tenemos unas Anotaciones a la ley principal que regla el uso del papel sellado, de 1868; 8 pginas, editadas en la Imprenta del Pueblo; su autor Mariano Vargas; y sobre todo, el primer libro editado en Santa Cruz de la Sierra, pues todos los anteriores son folletos de reducido nmero de pginas; se trata del Derecho Natural o filosofa del Derecho de Jos Silva Santistevan; se edit en 1867 en la misma Imprenta del Pueblo y en 171 pginas en 4to.; es una reimpresin de la tercera edicin anotada del manual del tratadista peruano que haba

  • resumido las doctrinas del krausista Ahrens. Dada la calidad de la imprenta y dems elementos de que en ese entonces disponase en Santa Cruz, esas 171 pginas representan un esfuerzo editorial y tipogrfico plausible y que dice mucho y bien del inters cultural de la juventud estudiosa, inters perfectamente comprendido y alentado.

    .IX. Para terminar estos apuntes permtase al autor un recuerdo personal de su infancia. All por los aos 1915 1916, en el barrio de atrs de San Andrs, observaba una tarde con curiosidad la impresin rutinaria. y lenta de un peridico denominado El Lucero, asombrndose de lo primitivo de su sistema y sobre todo de su prensa. El obrero que haca el trabajo, djole entonces que sta era la primera prensa que haba llegado a Santa Cruz. Se ignora cual ser el actual paradero de ese artefacto que por su forma y manera de imprimir, significaba muy poco adelanto sobre las prensas de Gutemberg del siglo XV. Estos son los datos ms antiguos que se tiene sobre el origen de la imprenta en Santa Cruz de la Sierra. Ojal que los estudiosos llenen las tantas lagunas de este trabajo, hecho slo a base de los elementos que posee el coleccionista. Sobre todo, fechas exactas podran obtenerse en el diario minucioso que llevaba don Victorino Rivero, manuscrito indito actualmente en poder del escritor y magistrado Dr. Plcido Molina M. Mientras tanto, aqu va este grano de arena como una contribucin para la historia de este aspecto de la vida cultural (1). La Paz, septiembre de 1948. *-----------

  • (*) La Razn, 1948, oct. 3. Notas de (G.O.) (1) El manuscrito de don Victorino Rivero Egez fue publicado en 1978 por la Fundacin Cultural Ramn Daro Gutirrez en la Editorial Serrano de Cochabamba con el ttulo de: Historia de Santa Cruz durante la 2 mitad del siglo XIX, 189 p. con un prlogo de Flix Bascop Gonzlez. De mucho inters es el trabajo de Emilio Finot A propsito de un libro en Boletn de la Sociedad de Estudios Geogrficos e Histricos, Santa Cruz, 1906, t. III, N 10-12; 336-346. Emilio Finot adiciona en este meritotio estudio varios peridicos no registrados en Ren-Moreno, Gabriel. Ensayo de una bibliografa general de los peridicos de Bolivia (1825-1905), Santiago de Chile, 1905: 2da. ed., Buenos Aires, 1974. Es recomendable el Libro de Eduardo Ocampo Moscoso. Historia del periodismo boliviano, La Paz, Ed. Juventud, 1978; 714 + seis. Conocemos gracias la seor Antonio Paredes C. un importante y rarsimo libro de Manuel Rigoberto Paredes Datos para la historia del arte tipogrfico en La Paz, La Paz, Litografa Americana, 1898. El ejemplar que hemos visto no tiene la portada y lleva correcciones y adiciones manuscritas de M.R.Paredes. Lleva slo hasta la p. 112.

    La Paz.- A Antonio Jos de Sucre se le considera el militar ms completo y cabal de los prceres de la independencia americana. A l, que este 3 de febrero se recuerda 216 aos de su nacimiento, Bolivia le debe su existencia.

  • El Gran Mariscal de Ayacucho gobern al pas en los primeros aos de la fundacin de la Repblica y fue el organizador de las primeras instituciones de la nacin.

    La difusin de la informacin fue un pilar importante en el Gobierno de Antonio Jos de Sucre (diciembre de 1825 - abril de 1828).

    Durante la administracin del Mariscal de Ayacucho se public el que se considera el primer peridico boliviano.

    Bautizado como Cndor de Bolivia, el semanario fue para Sucre la expresin del respeto que senta por la confrontacin de ideas.

    La primera Ley de Imprenta dictada por el gobernante y promulgada por la Asamblea Constituyente el 7 de diciembre de 1826 fue, justamente, la reafirmacin de aquellos principios republicanos.

    Mediante la Ley de Imprenta, el Gobierno demostr que la libertad de opinin era uno de los beneficios que trajo consigo la nueva Repblica.

    Pero el Cndor, una gaceta ministerial donde el Mariscal difunda las propuestas gubernamentales y sus propias ideas, tomaba las calles en medio de las inmensas dificultades del nacimiento de la 'Repblica Bolvar'.

    En los 134 nmeros del semanario se aborda sobre todo aquellos temas que se refieren a la consolidacin nacional, la tensa situacin que provoc la separacin de las dos antiguas capitales virreinales, Lima y Buenos Aires, que reclamaban su derecho a territorios de lo que fue la Audiencia de Charcas, el debate de ideas liberales, la divulgacin de leyes, decretos y ordenanzas del Gobierno, que configuraban la organizacin del nuevo Estado, y partes de guerra.

  • Hasta finales de la guerra de la independencia, en los territorios de la Audiencia de Charcas, no existi la imprenta y, por lo tanto, tampoco pudo existir alguna forma de periodismo.

    Con el establecimiento del Cndor de Bolivia, Sucre inaugura el ejercicio del periodismo y crea con l un registro impreso de la historia del nuevo pas.

    La mquina donde se imprimi varias ediciones del semanario, de hecho, fue confiscada al ejrcito realista de Pedro Antonio de Olaeta.

    Con el propsito de facilitar la circulacin del peridico en todas las ciudades del pas, el Gobierno de Sucre dict el 25 de octubre de 1825 una orden de exencin para que la administracin de correos libere de pagos el envo de toda clase de impresos.

    Sucre es considerado pionero dentro del gnero periodstico, pues ya haba fundado en 1823 El Monitor, peridico republicano de Ecuador.

    En Bolivia encomend la direccin del Cndor, a uno de sus hombres de mayor confianza, el espaol Facundo Infante.

    Infante, quien defendi las ideas liberales del Gobierno, fue tambin Ministro del Interior y Relaciones Exteriores de Sucre.

    Como director del peridico, Infante fue autor de una gran cantidad de artculos, pero se cree tambin que otros tenan la inspirada pluma del vencedor de Ayacucho.

    Quiz, por eso mismo, el Cndor de Bolivia mantuvo confrontaciones con El Mercurio de Per, El Argos argentino,

  • el Fnix de Lima y el Bandera Blanca, peridico francs de la poca.

    Y es que en el complejo proceso de consolidacin de la Repblica, gravitaron factores externos e internos de gran trascendencia que repercutieron a largo plazo en la conformacin de la sociedad y el territorio.

    La consolidacin como Estado independiente signific para Bolivia, despus de los movimientos independentistas de 1809 en Sucre y La Paz que inflamaron al continente con aires de libertad, una larga y penosa etapa de conflictos con los pases vecinos y confrontaciones internas.

    A Sucre le toc un papel destacado en la fase de la edificacin institucional y en los cambios socio econmicos. La paz fue para l tan difcil como la guerra.

    Si una persona de menos talento e integridad hubiera recibido la misin que le dio Simn Bolvar a Sucre, quiz la Repblica no hubiera sobrevivido al caos del perodo formativo por el que pasaron todas las naciones de habla hispana de Amrica en la primera mitad del siglo XIX.

    Pero la Repblica sobrevivi, aunque en medio de inmensas dificultades.

    El Cndor no slo se limit a reflejar esas dificultades con la difusin de correspondencia oficial ?ya que no es frecuente que publique notas propias de redaccin? sino tambin destin importantes espacios a noticias del exterior, donde las procedentes de Espaa y Per tenan, por razones obvias, un sitial preferencial.

    Inmediatamente de instalada la Repblica y abiertas las puertas de la informacin, el Cndor public informacin

  • procedente de pases cuyo desarrollo, sobre todo poltico, era de mayor inters para Bolivia.

    Una considerable proporcin del material internacional consista en la transcripcin de noticias de peridicos de pases vecinos, cuyos contenidos, muchas veces, no necesariamente guardaban relacin con Bolivia.

    Al adquirir mayor experiencia, los editores del Cndor de Bolivia ofrecieron a sus lectores una mayor variedad de noticias en un intento por difundir informacin que ilustre al pueblo.

    De hecho, en el prospecto del peridico que circul el 29 de octubre de 1825, se establece que el objetivo del Cndor es "ilustrar al pueblo en sus verdaderos intereses, para hacerlo marchar por la senda de la libertad verdadera, para que sea feliz, para indicarle los escollos y peligros que la ambicin, las pasiones exaltadas, las miras inicuas y la intriga puedan presentarle".

    En la misma edicin, se explica que el peridico fue bautizado con el nombre del Cndor por "hallarse en esta ave, propia de nuestro suelo, el ms alto grado de facultades con que la naturaleza ha dotado a los seres de su especie. Su fuerza, su arrojo, su velocidad, la perspicacia y noble alimento con que se nutre, a diferencia de las dems aves de rapia que se sustentan de cadveres e inmundicias. Todas estas cualidades no carecen de analoga con los que deben caracterizar nuestro trabajo".

    El pequeo peridico, del tamao del papel oficio, intent incrustar en la conciencia del libre ciudadano boliviano a serlo realmente con el ejercicio de derechos y deberes, pero tambin con sacrificios y renunciacin.

  • Por eso mismo, en la agudamente empobrecida Bolivia de ese tiempo, uno de los motivos capitales para la circulacin del peridico era la necesidad de que se difundiese el pensamiento de la Constitucin escrita por Bolvar y las reformas institucionales que Sucre ejecut. (abi)

    Bolivia: Ley de Imprenta, 7 de diciembre de 1826

    El Congreso jeneral constituyente de Bolivia, deseando fijar,

    la libertad de imprenta la responsabilidad que previene el

    articulo 150 de la Constitucion, ha decretado y sanciona la

    siguiente ley.

    Captulo 1

    De la libertad y restricciones de la imprenta

    Artculo 1.- Todo habitante de Bolivia puede publicar por la prensa sus pensamientos conforme al artculo 150 de la Constitucin, siempre que no abuse de esta libertad.

    Artculo 2.- Se abusa de esta libertad: 1 Atacando de un modo directo las leyes fundamentales del Estado, con el objeto de inducir su inobservancia: 2 Publicando, escritos contrarios la moral decencia pblica: 3 Injuriando cualesquiera personas sobre las acciones de su vida privada.

    Captulo 2

    De las penas contra estos abusos

    Artculo 3.- Los que incurrieren en la prohibicin primera del artculo anterior, sufrirn la pena de seis meses un ao de destierro fuera del territorio de la Repblica, y perdern para siempre sus destinos, si fuesen empleados.

  • Artculo 4.- Los que abusen de la restriccin segunda, sern penados con doscientos pesos de multa.

    Artculo 5.- Los que vulneren el honor y la reputacin de algun individuo, pagarn una multa de ciento mil pesos.

    Artculo 6.- En el caso, de que se publique un papel infamatorio, no se eximir de la pena al autor, aun cuando pretenda probar los hechos; y ademas le quedar al ofenddo espedita su accin para reclamar ante juez competente.

    Artculo 7.- S algn escritor imputase delitos algn empleado pblico, corporacin, en el ejercicio de sus funciones, quedar libre el autor de toda pena, siempre que probase sus aserciones.

    Artculo 8.- La reincidencia en los delitos de que tratan los artculos anteriores, ser castigada con doble pena.

    Artculo 9.- Adems de las penas espresadas, se recojern todos los ejemplares que estn en venta.

    Captulo 3

    De los impresores

    Artculo 10.- Ningn individuo puede hacer uso de su imprenta, sin dar previo aviso la polica del nombre del que la administra, y del ttulo que hade llevar; asi como poner en sus papeles, el da y ao de su impresin.

    Artculo 11.- Los impresores estn obligados sigilar los nombres de los autores que publiquen sus papeles, cuando asi lo soliciten, hasta el momento en que se rena el segundo jurado. La infraccin de este artculo, ser castigada con la privacin de administrar imprenta alguna por diez aos.

  • Artculo 12.- No podrn imprimir escritos que no sean fechados y firmados por persona conocida.

    Artculo 13.- Los impresores que falten al Artculo anterior, sern responsables como autores del impreso.

    Artculo 14.- Sern tambin responsables, cuando ignorandose el domicilio del autor llamado juicio, no den razon ecsacta, o no presenten una persona abonada que responda de su conocimiento.

    Artculo 15.- Los impresores que vendan uno mas ejemplares del escrito mandado recojer, pagarn una multa de diez a quinientos pesos, segn la gravedad.

    Captulo 4

    Del modo de proceder en esos juicios

    Artculo 16.- Todo boliviano tiene derecho acusar los impresos que ataquen las leyes fundamentales, la moral decencia publica.

    Artculo 17.- Es de la obligacin de los fiscales, denunciar y seguir todas las causas sobre abusos de la libertad de imprenta; escepto las de injurias, en que solo podrn acusar las personas quienes las leyes conceden esta accin.

    Artculo 18.- Ningn papel podr ser denunciado, pisado un mes de su publicacin, sino es para recojerlo impedir su circulacin.

    Artculo 19.- En las causas de imprenta, se establece el juicio por jurados.

    Artculo 20.- El Congreso constituyente la primera vez, y la cmara de Censores en adelante, nombrarn en cada capital

  • de departamento, veinticinco jurados en propiedad, y cinco suplentes, para conocer en las causas de imprenta: estos se recibiran de sus cargos, prestando ante el juez de paz mas antiguo, juramento de cumplirlos segn su conciencia.

    Artculo 21.- El cargo del jurado ser consejil, y su duracin de un ao, mas los nombrados podrn ser reelejidos por otra.

    Artculo 22.- Para ser jurado se necesita: 1 ser ciudadano en ejercicio: 2 tener veinticinco aos.

    Artculo 23.- Las denuncias de todo escrito, se harn ante el juz de paz mas antiguo.

    Artculo 24.- ste reunir los jurados presentes en la capital, de entre los cuales se sacarn siete la suerte, quienes decidirn si h no lugar formacin de causa.

    Artculo 25.- Luego que el juez de paz haya presidido el acto del sorteo. Se retirara de la junta, dejando solo al jurado.

    Artculo 26.- Los juicios de imprenta se harn en lugar pblico y las juntas no podrn disolverse, antes de la declaracin de si ha o no lugar a la causa.

    Artculo 27.- Despus que se haya declarado haber lugar formacin de causa, se reunirn los demas jurados, para que de ellos escoja doce el acusado, los cuales calificarn el hecho, y el grado en que se haya faltado las restricciones de que habla el artculo 2 del capitulo 1

    Artculo 28.- Calificado el hcho, pasara al juez de primera instancia, para la aplicacin de las penas establecidas en esta ley.

    Artculo 29.- La ley no reconoce fuero alguno en estas causas.

  • Artculo 30.- Solo el autor podra interpretar sus espresiones y la esplicacion que ste diere, se tendr por su verdadero sentido, siempre que juicio de los jurados no fuere declarado violent.

    Artculo 31.- Cuando se reunan los jurados, para declarar si no lugar formacin de causa, cinco votos conformes harn sentencia, y ocho al calificarse el hecho.

    Artculo 32.- En sta clase de juicios, no habr mas que una instancia, y el fallo pronunciado se ejecutar sin otro recurso.

    Artculo 33.- Los jurados llevarn un libro, en el cual se redacten la acusacin, defensa y sentencia.

    Artculo 34.- El gasto que se haga en la formacin de los libros, y trabajo del redactor, se satisfar de cuatro pesos, que hade entregar al juez de paz el reo condenado.

    Comunquese al poder Ejecutivo para su publicacin y

    cumplimiento. Dada en la sala de sesiones en Chuquisaca 2

    de diciembre de 1826.--

    Jos Mara Prez de Urdininea, presdente.- Miguel Mara de

    Aguirre, diputado secretario.- Jos Mario Salinas, secretario --

    Palacio de gobierno en Chuquisaca 7 de diciembre de 1826

    - Ejecutese -

    ANTONIO JOSE DE SUCRE - EL MINISTRO DEL INTERIOR,

    Facundo Infante.

    Ley de Imprenta

    Juan Jos Toro Montoya

    Al revisar el archivo de esta columna encontr que uno de los temas recurrentes es el de la prensa.

  • Si los lectores malintencionados no fueran casuales, ellos tambin encontraran el detallito y me acusaran de no tener otros asuntos de los cuales ocuparme. Sin embargo, la verdad es muy distinta. Bolivia es tan extraordinaria y pintoresca que nunca faltan temas para un articulista as que no es su escasez la que me empuja a escribir sobre el periodismo sino los polticos. Tan importante es la prensa para la poltica que no hubo un solo presidente que no se ocupe del tema, as haya durado cinco das en el cargo. Mi investigacin sobre la historia del periodismo boliviano, aquella que mereci el primer premio de la Asociacin de Periodistas de La Paz, me permiti encontrar que lo primero que hace un presidente luego de posesionarse no es averiguar secretos de Estado sino cmo controlar a la prensa. La razn para ello es muy sencilla: si un gobierno tiene la prensa a su favor, podr con perdn de la redundancia gobernar con tranquilidad e incluso prolongar su mandato. En el otro frente, en el de la oposicin, tambin es importante el uso de la prensa para socavar la imagen del gobierno. La mejor prueba de ello nos la dieron nuestros polticos al comenzar esta semana, en la cumbre de partidos convocada por el presidente Evo Morales. Como el Gobierno utilizaba a su antojo los medios estatales, el Movimiento Sin Miedo pidi que la cumbre se transmita libremente, con total cobertura periodstica. Desde luego que al Jefe de Estado no le gust la idea as que la rechaz de plano. El resultado fue que la tal cumbre termin slo con los partidos chicos, aquellos que hacen bulto en la estructura de gobierno, y con el rtulo de fracaso, tal cual previ la oposicin al hacer la jugadita. Este jueves se cumplen los 87 aos de la promulgacin de la Ley de Imprenta. 87 aos!... cualquier estudiante de leyes sabe que el Derecho es dinmico, que cambia constantemente, al ritmo de las sociedades y, por tanto, ninguna ley puede permanecer inmutable en el tiempo.

  • En el caso de la Ley de Imprenta de Bolivia, hay que admitir que sta ya es anacrnica pues no ha sido modificada ni siquiera en una coma desde hace 87 aos. Se llama de imprenta porque en 1925, cuando se promulg, la radio apenas estaba asomndose como nuevo instrumento periodstico y los nicos medios conocidos eran los impresos. De entonces al presente, el periodismo ha cambiado conforme a los tiempos. Hoy en da no slo existen medios que usan el espacio radioelctrico, como la radio y la televisin, sino tambin el sideral, a travs del satlite. Con Internet surgi el periodismo digital, que se desarrolla en plataformas multimedia, y ahora no es suficiente conocer un formato sino que es preciso dominarlos todos. Sin embargo, la Ley de Imprenta no se toca. Y no se toca porque, al intentarlo, los polticos quieren ser los nicos en acometer esa tarea y, con toda la historia como argumento, es lgico que lo que buscarn ser la mejor manera de controlar a la prensa. Por tanto, si bien es cierto que la Ley de Imprenta necesita actualizarse hace falta una Ley General del Periodismo, tambin es evidente que los polticos no pueden encargarse de esa tarea. Como escrib alguna vez en esta misma columna, eso es tanto como darle a nuestro enemigo el revlver con el cual nos mate. Lo adecuado sera una comisin redactora integrada mayoritariamente por periodistas y con gente de otros sectores pero sin polticos. De otra manera, es mejor que la Ley de Imprenta se quede tal como est y se aplique por analoga a los medios diferentes al escrito.

    En memoria de Felipe Arvalo

    Ramn Rocha Monroy

    Cuando lleg Sucre con el Ejrcito Libertador a principios de 1825, trajo una imprenta y un impresor: Felipe Arvalo. La mquina era precaria y los tipos muy gastados, pero

  • Arvalo se dio modos para imprimir el peridico "El Cndor de Bolivia", que apoy la gestin de gobierno de Sucre con Facundo Infante, como redactor principal y con Toms Fras, el futuro Presidente, como el primer periodista republicano del pas. A Fras se debe haber rescatado una coleccin completa de esta publicacin valiosa que le envi de Pars a Gabriel Ren Moreno, residente en Santiago de Chile, y ste la remiti a Bolivia, donde actualmente se conserva en el Archivo Nacional. Una copia facsimilar ha sido editada por la Fundacin del Banco Central.

    Ramn Rocha Monroy

    Ojo de vidrio: Public las novelas: Qu solos se quedan los muertos!-Vida de Antonio Jos de Sucre (Ed. El Pas, 2006), Potos 1600 (Premio Alfaguara 2001), Ladies Night, La Casilla Vaca, Ando volando bajo (Premio Guttentag 1994), El run run de la calavera (Premio Guttentag 1983), All Lejos (Ed. Los Amigos del Libro, 1978). Inici su carrera literaria con Pedagoga de la Liberacin (Premio Franz Tamayo de Ensayo 1975). Tiene dos libros de crnica gastronmica: Crtica de la sazn pura, Todos los cominos conducen aroma y La importancia de vivir en Cochabamba. Es tambin guionista de cine. Blog clandestino

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    Quin era Felipe Arvalo? No lo sabemos. Era colombiano, como se deca genricamente a los habitantes de la Gran Colombia. Probablemente era venezolano de nacimiento, cosa que nos pondremos a averiguar. Pero lo que nos inquieta es que no haya, pero en ningn rincn de la

  • Repblica, ni siquiera un callejn meado con el nombre de Arvalo. Nadie se ha preocupado por preservar su memoria.

    Otro dato muy interesante dice que la primera imprenta lleg a Santo Domingo en 1600; la segunda, a Cuba en 1607; y la tercera, a Bolivia en 1610, antes que a los Estados Unidos, en 1639 o a Paraguay, en 1703 o a Colombia, en 1738. Quin trajo esa imprenta temprana a Bolivia? Sospecho que fueron los jesuitas, para uso del trabajo misional que emprendieron en Santa Cruz as como los territorios actuales de Paraguay, Uruguay y el norte de la Argentina.

    La imprenta fue inventada por Gutenberg en Maguncia, Alemania, en 1450. Destruida Maguncia durante una guerra, se expandi por Europa, y los impresores ms importantes fueron alemanes e italianos. El rey espaol Felipe IV fue un gilipollas enemigo de la imprenta, que proscribi y censur y grav hasta lo imposible esa tcnica naciente porque difunda un rebelde ms peligroso que el hereje ms relapso y contumaz: el libro. Pero Carlos III amaba la imprenta y propici su difusin. De este modo, Antonio de Mendoza, primer Virrey de Mxico, trajo a la Amrica a Juan Pablos, el primer impresor, natural de Brescia, Italia, y probablemente tatarabuelo de nuestro querido amigo Manolo Molina Pablos.

    Juan Pablos lleg en 1538; diez aos despus, Antonio Ricardo trajo la imprenta a Lima, donde edit el primer libro peruano en castellano, quechua y aymara. De all probablemente llevaron los jesuitas la primera imprenta que pis el futuro territorio boliviano, porque a Buenos Aires la trajo el Virrey Vrtiz, y la instal en la Casa de Expsitos en 1780, aunque en Crdoba ya haba imprenta en 1703, un siglo despus que en Bolivia!

    La historia de la imprenta es fascinante y la vamos a resumir en futuras entregas. Baste por hoy decir que los libros ms valiosos se llaman "incunables"; son aqullos que se imprimieron hasta el ao 1500 en Europa y hasta 1550 en

  • Amrica. En el Archivo Franciscano de Tarija hay valiosos incunables americanos.

    Esas cositas recordamos en el Taller CONSEJOS PARA ESCRIBIR (MS) MEJOR, que conduzco en el Pub Irlands NA CNNA, Av. Salamanca 577 casi Lanza, o por Internet escribiendo a [email protected].

    Casi como un ritual, en su aniversario, los periodistas invocamos la Ley de Imprenta para decirle a quien (no) quiera escucharnos, en especial a los gobiernos de turno, que esta sagrada norma nuestra abuela "no se toca". Est claro? No-se-to-ca. Y claro que no se toca porque, para empezar, ms all de sus principios, no se aplica. Entendi bien? No-se-a-pli-ca. De antiguo se sabe que la sola existencia de la ley, en estas materias, puede eximirla de su cumplimiento.

    "Patrimonio jurdico". En una memorable reunin realizada en la localidad pacea de Huatajata, hace ms de una dcada, los operadores mediticos all congregados asumieron, en lgica de trinchera, una posicin gremial sin precedentes: declararon la Ley de Imprenta como "patrimonio jurdico" del sector. E hicieron causa comn, una vez ms, sin discusin posible, de su defensa a ultranza.

    Ahora, siglo XXI cachivache, cuando la venerable norma cumple 87 eneros, dicha declaracin patrimonial aparece reformulada con triple falacia; a saber:

    1. La Ley de Imprenta es patrimonio no slo del gremio periodstico, que as la tiene en bandera, sino "de la democracia boliviana". Nada menos.

    2. Se trata del "nico instrumento legal regulatorio (sic) de la actividad periodstica" que ha sido incorporado en la nueva Constitucin Poltica.

  • 3. Cualquier "desacato" a la Ley de Imprenta, por definicin y principio, significa violar la Constitucin adoptada en las urnas.

    Se imagina el colofn de esta renovada proclama defensiva? Como de manual, en tanto consigna de cabecera, el guin es por dems conocido: sin "plena vigencia" de la Ley de Imprenta no hay libertades de expresin y de prensa, ergo, no hay democracia. O al revs: cualquier tentativa (movimientos sociales abstenerse) de siquiera debatir no hablemos de cambiar la aeja norma constituye "clara demostracin" de censura y autoritarismo.

    Veto al debate. De verdad no creo que la democracia boliviana expire sin atenuantes con la aprobacin, si acaso, de una nueva norma en reemplazo de la Ley de Imprenta (no nos vendieron ya tal simulacro, en los medios, con la Ley contra el Racismo y toda forma de Discriminacin?). Tampoco considero que la demodiversidad en construccin cercene su mpetu con el mantenimiento del statu quo normativo en este campo. Lo que preocupa es la tenaz negativa a la deliberacin pblica.

    El hecho de haber asumido, colegas, que la Ley de Imprenta es nuestro patrimonio de hierro niega la posibilidad/necesidad de discutir su alcance? La defensa radical de sus principios, sobre los que no habremos de ceder ni un milmetro, implica cegarnos ante las dificultades de su procedimiento? De qu "plena vigencia" de la Ley de Imprenta podemos hablar si en 87 aos que yo sepa se logr el pronunciamiento, cuestionado, de un Tribunal de Imprenta solamente una vez?

    Ms todava: cuando la Constitucin habla de "su ley" junto a las normas de tica y de autorregulacin, no se estar refiriendo a una todava inexistente, ms amplia, Ley de Comunicacin? Por qu tanta resistencia, corporativa, de privilegio, a normar/garantizar el ejercicio ciudadano de los

  • derechos a la comunicacin e informacin? Con parapeto/fuero meditico hay democracia? Nada sin nosotros / de nosotros, nada.

    Y es que mientras sigamos solazndonos en la autocontemplacin sin capacidad de autocrtica, colegas, la Ley de Imprenta seguir siendo una coraza bastante parecida a la inmunidad. O para decirlo en las autorizadas palabras (libres de sospecha) del maestro Beltrn: seguir siendo una norma "engorrosa en su procedimiento, carente de actualizacin, criticada por ineficaz, especialmente por los polticos, insuficientemente conocida por las autoridades judiciales e inclusive por los propios periodistas".

    Hacer? Qu hacer? En 1987, aos inaugurales de la democracia pactada esa promiscuidad, el senador Mario Roln Anaya present un proyecto de ley (aprobado en el Senado por la hegemnica mayora oficialista MNR-ADN), orientado a que los delitos previstos en la Ley de Imprenta sean tipificados de acuerdo al Cdigo Penal y que su trmite procesal se sujete a las previsiones del Cdigo de Procedimiento Penal. Qu tal. Un claro ejemplo de (proyecto de) "ley mordaza" que, por supuesto, qued en el camino.

    Tentaciones tales, tributarias del afn por controlar los medios, hubo y seguramente habr en los patios interiores. Y estoy seguro que, as planteadas, no pasarn! En ello no hay concesin posible. Pero tan autoritario como negar los principios de la Ley de Imprenta es bloquear el mandato constitucional de normar la comunicacin e informacin (no para privilegio de los operadores mediticos, sino como derechos de la ciudadana).

    Cules son los riesgos mayores? Identifico dos: que unos se monten en el desprecio (Ley de Imprenta a la basura) y los otros se congelen en la veneracin (ni una coma se mueve).

  • As, intransigentes, el debate ausente se convierte en muralla contra el desafo comn, ya impostergable, de democratizar la comunicacin, la informacin y el interconocimiento. Peor todava. Estamos ante el renovado despropsito, gremial, de que como bien advierte Andrs Gmez la Ley de Imprenta "no sea ms que la ley de la impunidad meditica". Suena terrible. Y lo es. Sobran silencios.

    El fantasma...Un fantasma asoma, mas todava no recorre, nuestra comarca. Es el fantasma, imperecedero, irrenunciable, de la democratizacin de la comunicacin. Ora como necesidad, ora como mandato/demanda (allende la Ley de Imprenta), nos plantea como sociedad oportunidades y retos tambin riesgos para la (auto)regulacin en contextos experimentales de cambio en democracia con difcil, todava incierta, refundacin del Estado.

    Est visto: la comunicacin pblica (su norma, su ejercicio) es un asunto demasiado importante como para dejarlo slo en manos de empresarios mediticos y periodistas.

    La Razn