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GRAMÁ TICA y FILOSOFíA 1 * P. F. Strawson Universidad de Oxford 1 QUIENHABLASULENGUAJEcon fluidez y corrección ha ad- quirido durante un período de tiempo el dominio del lenguaje que ahora tiene. Durante este período ha estado expuesto, sin duda, a muchas oraciones producidas por otros y a algu- nas correcciones de las oraciones que él mismo produjo. Pero su dominio del lenguaje no consiste meramente en su capa- cidad de reproducir las oraciones producidas por otros y, en sus formas corregidas, las oraciones anteriormente produci- das por él mismo. Consiste también en su capacidad de pro- ducir infinitamente muchas oraciones nuevas, conocer lo que significan, y en su capacidad de entender infinitamente mu- chas oraciones nuevas que son producidas para él. Consiste también en su capacidad de distinguir entre oraciones de su lenguaje que son oraciones "plenamente correctas" y literal- mente significantes -por muy elaboradas o estilísticamente inusuales que puedan ser- y oraciones que se desvían, en diversos modos o grados, de la plena "corrección" o significa- 1 Será obvio para cualquier oyente de las conferencias John Locke del profesor Chomsky, pronunciadas en Oxford en el verano de 1969 después de haber sido escrito el presente ensayo, que él se ha apar- tado de, o modificado, algunas de las posiciones que aquí se le atri- buyen sobre la base de sus publicaciones. No obstante, con ocasionales cualificaciones, he decidido mantener las atribuciones; la palabra es- crita, controlable, proporciona una base más firme para la discusión que la palabra hablada, incontrolable. - * El presente artículo apareció originalmente en los Proceedings 01 the Aristotelian Society, 1969-70 y es publicado aquí con el amable permiso del autor y de los editores. La presente versión castellana es de Alfonso García Suárez y ha sido revisada y corregida por el Profesor Strawson. 23 -- -- -- -

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  • GRAMÁTICA y FILOSOFíA 1 *

    P. F. StrawsonUniversidad de Oxford

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    QUIEN HABLASU LENGUAJEcon fluidez y corrección ha ad-quirido durante un período de tiempo el dominio del lenguajeque ahora tiene. Durante este período ha estado expuesto,sin duda, a muchas oraciones producidas por otros y a algu-nas correcciones de las oraciones que él mismo produjo. Perosu dominio del lenguaje no consiste meramente en su capa-cidad de reproducir las oraciones producidas por otros y, ensus formas corregidas, las oraciones anteriormente produci-das por él mismo. Consiste también en su capacidad de pro-ducir infinitamente muchas oraciones nuevas, conocer lo quesignifican, y en su capacidad de entender infinitamente mu-chas oraciones nuevas que son producidas para él. Consistetambién en su capacidad de distinguir entre oraciones de sulenguaje que son oraciones "plenamente correctas" y literal-mente significantes -por muy elaboradas o estilísticamenteinusuales que puedan ser- y oraciones que se desvían, endiversos modos o grados, de la plena "corrección" o significa-

    1 Será obvio para cualquier oyente de las conferencias John Lockedel profesor Chomsky, pronunciadas en Oxford en el verano de 1969después de haber sido escrito el presente ensayo, que él se ha apar-tado de, o modificado, algunas de las posiciones que aquí se le atri-buyen sobre la base de sus publicaciones. No obstante, con ocasionalescualificaciones, he decidido mantener las atribuciones; la palabra es-crita, controlable, proporciona una base más firme para la discusiónque la palabra hablada, incontrolable. -

    * El presente artículo apareció originalmente en los Proceedings01 the Aristotelian Society, 1969-70 y es publicado aquí con el amablepermiso del autor y de los editores. La presente versión castellana esde Alfonso García Suárez y ha sido revisada y corregida por elProfesor Strawson.

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    ción literal; y quizás en advertir cómo se desvían las oraCIO-nes que se desvían de la corrección.

    Parece enteramente razonable decir que la posesión, porparte del hablante fluido y correcto de un lenguaje, de estascapacidades de construir, interpretar y criticar oraciones im-plica la existencia de un conjunto o sistema de reglas que elhablante ha dominado, en algún sentido. Esto no implicaque construya o interprete conscientemente oraciones a laluz de tales reglas, ni que pueda incluso comenzar a formulartales reglas con cierta aproximación a la plena explicitud oal maximum de sistema. Esas reglas pueden "gobernar" elejercicio de sus capacidades de construcción e interpretaciónde oraciones, e incluso de crítica de oraciones, sin que seaproxime a la plena consciencia de tales reglas como gober-nando ese ejercicio. No debemos esperar del hablante fluidoy correcto de un lenguaje, precisamente porque lo es, quepueda formular la teoría de su práctica.

    No obstante la práctica está ahí. Y por ello debe ser posi-ble que quienes están preparados para hacerlo extraigan lateoría y la formulen con plena explicitud y el maximum desistema. Esta es la meta que los nuevos gramáticos, los expo-nentes de la gramática generativa transformacional, se ponena sí mismos. Una formulación plenamente explícita y máxi-mamente sistemática de las reglas que "gobiernan" el ejer-cicio, por parte del hablante fluido, de sus capacidades pro-porcionará la teoría del lenguaje de ese hablante. Tal teoríapuede llamarse, en un sentido extendido de la palabra, unagramática del lenguaje. Contendrá tres partes o componen-tes: una parte sintáctica; una parte semántica; y una partefonológica. Muy toscamente, y de modo más bien desorien-tador, estas partes puede decirse que tratan respectivamentede la estructura, del sentido y del sonido; de modo más biendesorientador, en la medida en que la estructura misma esen muy amplia medida determinante del sentido. Es, tomán-dolo todo en consideración, la parte sintáctica o estructuralla que ha recibido el mayor énfasis y originado el mayorinterés en la obra de los gramáticos transformacionales.

    Estamos familiarizados, por la gramática tradicional, conalgunos de los términos que se usan en la nueva gramática

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  • Gramática y Filosofía

    para expresar hechos sobre la estructura de. oraciones. Esdecir, estamos familiarizados con nombres-categoría o -clasegramaticales como los de nombre y frase nominal, verbo,preposición, adverbio y adjetivo; y con los nombres de rela-ciones gramaticales como las de sujeto de oración, sujeto deverbo, objeto de verbo, modificador de sujeto, modificadorde verbo, etc. Es bien obvio que en nuestra comprensión delas oraciones entra una captación de hechos referentes a laestructura, a las relaciones gramaticales de una oración. Apre-ciar la diferencia de sentido entre "Juan ama a María" y"María ama a Juan" o entre "El hombre viejo canta unacanción" y "El hombre canta una vieja canción" es captarlos hechos estructurales que se expresan en la terminologíade gramática diciendo que "Juan" es el sujeto y "María" elobjeto del verbo en la primera oración y viceversa en lasegunda o que el adjetivo "viejo(a)" está en - combinaciónatributiva con "hombre" en la tercera oración y con "can--ción" en la cuarta. En el tipo de análisis gramatical quehacemos (o hicimos) en la escuela, mostramos, en una formaprescrita, hechos de este tipo acerca de las relaciones grama-ticales que se dan dentro de las oraciones que analizamos.En esa medida mostramos su estructura. Naturalmente pode-mos ser ciertamente malos en este ejercicio aunque aprecie-mos perfectamente bien las diferencias de sentido entre talesoraciones; lo cual ilustra meramente la observación de quela captación de la estructura no es lo mismo que la capaci-dad de formular explícitamente lo captado.

    La estructura gramatical, pues, así como los sentidos delas palabras individuales, es determinante del sentido o inter-pretación semántica de oraciones. La tesis central de losgramáticos transformacionales, el peldaño que condiciona elcarácter total de sus teorías, es la insistencia en que cualquierteoría gramatical adecuada debe reconocer una distinciónentre la estructura sintáctica superficial de una oración y suestructura básica, entre su gramática profunda y su gramáticasuperficial. La motivación de esta distinción es pero quemuy profunda, como veremos en adelante. Pero podemosfácilmente ser inducidos a ver una razón para ella advirtien-do, por ejemplo, que dos oraciones pueden ser muy similares

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    en su estructura sintáctica superficial mientras que, por asídecido, la estructura de su sentido es muy diferente; que ennuestra comprensión de tales oraciones tomamos en consi-deración diferencias en -las relaciones gramaticales de sus .elementos que n9 están en absoluto marcadas en las oracio,..nes tal como ellas están. Chomsky da como un ejemplo deesto el par de oraciones "They persuaded John to leave" y"They expected John to leave". En nuestra comprensión deestas oraciones "John" tiene una relación sujetiforme con elverbo "leave" en ambas; pero mientras que también tieneuna relación objetiforme con el verbo principal ("persuaded")de la primera oración, no tiene tal relación con el verbo prin-cipal ("expected") de la segunda. Así entendemos los ele-mentos de las oraciones como relacionados de modo diferenteen los dos casos; pero no hay diferencia estructural mani-fiesta entre las oraciones tal como están, correspondientea esta diferencia entendida. Además, un modo quizá máspenetrante de hacer aceptable la distinción entre estructuraprofunda y superficial es señalar determinadas oraciones si~-tácticas o estructuralmetne ambiguas tales como -por ada~tar un viejo ejemplo- "La cosa más importante en su vidafue el amor de las mujeres". Aunque la ambigüedad bienpodría eliminarse por el contexto, la oración, como está,nos deja inseguros en cuanto a si es su amor a las mujeres oel amor de las mujeres hacia él lo que está en cuestión. Ahorabien, tanto las diferencias estructurales no manifiestas ejem-plificadas en el primer tipo de caso como las ambigüedadessintácticas ejemplificadas en el segundo deberían, se sostiene,exhibirse clara y sistemáticamente en la representación dela estructura profunda, como opuesta a la superficial, de lasoraciones. Pues toda relación estructural o sintáctica entre

    elementos oracionales habría de representarse con total ex-plicitud. Una gramática del tipo deseado asignará por tantoal menos dos diferentes estructuras profundas a una oraciónsintácticamente ambigua y asignará estructuras profundas pa-tentemente diferentes a oraciones que tienen una identidadde estructura meramente superficial.

    Mirando por un momento más allá de los confines de unsimple lenguaje, podemos vislumbrar un tipo distinto y más

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    viejo de motivación para tal distinción. Del mismo modoque la semejanza superficial puede ocultar una diferenciaprofunda, así la diferencia superficial puede ocultar una iden-tidad profunda. Dadas dos oraciones en diferentes lenguajes,correcta y adecuada traducción la una de la otra, podemosfácilmente encontrar construcciones gramaticales en una queestán ausentes en la otra. Pero ¿no podemos querer decirque son exactamente los mismos en ambas los parentescosestructurales fundamentales exhibidos de modo diferente enla superficie? La cuestión de hasta dónde estamos preparadospara insistir en este pensamiento incide en la cuestión de siestamos preparados a considerar y, en tal caso, cómo esta-mos preparados a usar, la noción de una gramática universal.Evidentemente tal pensamiento no puede carecer de interéspara los filósofos.

    Pero esto es anticipar. Volvamos ahora a la cuestión decómo los hechos referentes a la estructura son efectivamentepresentados por los gramáticos transformacionales. Cualquierrespuesta que yo pueda dar a esta cuestión en el presentecontexto debe ser necesariamente incompleta y claramentesimplificada; pero, espero, no tan desorientadora con relacióna las ulteriores cuestiones que deseo plantear.

    El componente sintáctico, pues, de una gramática o teoríade un lenguaje consiste en un sistema de reglas, permisivas uobligatorias, que operan, finalmente, sobre determinados ele-mentos. Estos materiales terminales han de pensarse comolas unidades de significado mínimo del lenguaje, los átomosa estructurar, por así decido, por la sintaxis del lenguaje.Chomsky llama a estos elementos formativos. No es posibleuna fácil identificación de los formativos con alguna ideafamiliar; pero no necesitamos ocuparnos aquí de su natura-leza exacta. Los formativos son de dos tipos, léxicos y no-léxicos. Podemos pensar en el primero como correspondiendoa los términos generales o nombres propios del lenguaje cuyosignificado no es de ninguna manera derivado sintácticamente-tales como los verbos "sing" o "love", el adjetivo "red",el nombre "Mary". Los últimos son un manojo más hetero-géneo e incluirán, por ejemplo, un formativo llamado Past,para Tiempo Pasado.

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    Las reglas que operan, finalmente, sobre estos materialesson tales que, para cualquier oración del lenguaje, hay unsendero a través de la aplicación de estas reglas y el seguireste sendero nos produCirá una exhibición completa tantode la estructura profunda como de la estructura superficial deesa oración. Esto no debe ser malentendido. No significa másque 10 que dice. No significa, por ejemplo, que la gramáticanos proporcione un procedimiento mecánico para hallar laestructura profunda de una oración dada antecedentementeo para producir una oración dada. 2 Significa solamente que,en una gramática completa del tipo en cuestión, hay unsendero a través de las reglas que producirá esos resultados.Por lo que ya ha sido dicho estará claro que las reglas sonellas mismas de dos tipos: las que producen estructuras pro-fundas y las que transforman éstas en estructuras superficia-les. No me ocuparé mucho de las reglas del último tipo. Perodebo decir algo más sobre las reglas de estructura profunda'o reglas de la base.

    Los términos en que el tipo fundamental de reglas bási-cas están estructuradas tienen una reconfortante familiaridad.Son los nombres de clases o categorías gramaticales, talescomo Oración, Frase Nominal, Frase Predicativa, Nombre,Verbo, Adjetivo, Auxiliar Verbal, Frase Preposicional, etc.Los resultados de aplicar las reglas pueden representarse másfácilmente mediante una especie de estructura arbórea inver-tida, en cuya producción partimos del símbolo básico S (deSentence) y que ramificamos en categorías gramaticales cons-tituyentes, luego en constituyentes de esos constituyentes yasí sucesivamente hasta que alcanzamos un punto en el quetodos los nombres de categorías terminales son tales que po-demos introducir formativos directamente bajo ellos. Lasreglas permiten la producción de diagramas muy simples deeste tipo -tales como el diagrama, pongamos por caso, de"Juan sonrió"- y, además, de diagramas de cualquier gradode complejidad. Pues permiten la reintroducción del símboloS bajo el encabezamiento de una estructura constituyenteapropiada, tal como frase nominal, en donde actúa, a su vez,como el encabezamiento de otro diagrama ramificado subor-

    2 Véase Chomsky, Aspects 01 the Theory 01 Syntax, p. 141.

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    dinado. El diagrama de estructura profunda o de base deuna oración efectiva del lenguaje se completa cuando, bajolos encabezamientos categoriales terminales se introducen for-mativos apropiados, constituyendo la cadena o secuencia re-sultante de formativos la secuencia terminal de la estructura.Así el formativo no-léxico Past puede introducirse bajo elencabezamiento categorial A uxiliar Verbal. Los formativosléxicos se alistan en un léxicon que los asigna a categoríasléxicas como Nombre, Verbo y Adjetivo.

    A partir de un diagrama completo de este tipo, que ponea la vista una secuencia terminal junto con el patrón de suderivación, podemos leer, con total explicitud, todos loshechos de estructura gramatical que inciden en la interpre-tación de la oración cuya estructura profunda representa.La razón por la cual podemos hacerlo así -y este es unpunto de importancia absolutamente central- es que todaslas relaciones sintácticas que, como ya sabemos, son tanampliamente determinantes del sentido (o interpretación se-mántica) de las oraciones se definen en términos de categoriaso clases y sus concatenaciones permitidas en los diagramasde estructura profunda. Chomsky ,es muy explícito sobreeste importante punto. Si ponemos aparte el léxicon, la fun-ción primaria de las reglas de la base hasta ahora descritases, dice, "la de definir las relaciones gramaticales que se ex-presan en la estructura profunda y que por tanto determinanla interpretación semántica de una oración". 3 Aquí, repito,tenemos un punto de importancia central. La mayoría de losdetalles de lo que he estado diciendo pueden olvidarse sinpeligro si se recuerda esto.

    El componente sintáctico de la teoría, pues, nos pro-porciona a la vez estructuras profundas y superficiales deoraciones. Sólo unas palabras -nada más- sobre sus rela-ciones con los restantes componentes, el semántico y el fono-lógico. Las reglas del componente fonológico de la teoríase aplican a estructuras superficiales para producir la ejecu-ción sonora efectiva de una oración. La información con-tenida en el componente semántico sobre los significados de

    3 Op. cit., p. 99. Véanse también pp. 69, 117, 120, 141.

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    elementos léxicos individuales se supone que se combina conla información estructural contenida en el diagrama de estruc-tura profunda para determinar la interpretación semánticacompleta de la oración. 4

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    Esto es todo como resumen del tipo de teoría de un len-guaje encarada por algunos gramático s transformacionales.Ahora bien, comencé este escrito resumiendo la' capacidadlingüística de un hablante, idealmente fluido y correcto, deun lenguaje como la capacidad de entender, producir y criti-car indefinidamente muchas oraciones nuevas de su len-guaje. Los teóricos de gramática transformacional, al menosen sus momentos más cautos, no pretenden que la posesiónde estas capacidades lingüísticas por un hablante.:oyente idea-lizado pueda explicarse completa y adecuadamente por sim-plemente creerle con un "dominio tácito" -ó incluso porcreerle con una "representación interna" - de un sistemade reglas tal como el que una teoría así proporcionaría. Con-ceden, o, mejor, insisten en que se requiere más para unaexplicación adecuada. Pospongamos, por el momento, la con-sideración de la cuestión de cómo los gramático s mismospiensan que la provisión de tal teoría necesita suplementarsepara cumplir la exigencia de una explicación adecuada; yconsideremos, en su lugar, una condición con respecto a lacual un crítico no especialista podría encontrar que tal teoríano está a la altura de su exigencia de comprensión. La llamaréla condición de perspicuidad.

    Aquí debemos volver una vez más a la consideración delas estructuras profundas de oraciones, tan decisivas, como

    4 Este es un importante punto sobre el que Chomsky ha modificadosus puntos de vista. Admite ahora que la estructura superficial tam-bién puede incidir en la interpretación semántica; de modo que dosoraciones que tengan exactamente el mismo diagrama de estructuraprofunda pueden sin embargo diferir en significado, apareciendo ladiferencia solamente al nivel de las transformaciones que producenla estructura superficial. No obstante, se adhiere a su postura originalcon respecto a los aspectos de interpretación semántica que dependende las relaciones gramaticales; y es de éstas de las que trata el pre-sente escrito.

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    Chomsky dice, para su interpretación semántica. Las estruc-turas profundas son generadas por las reglas de la base delcomponente sintáctico. Si dejamos a un lado la parte de labase (incluyendo el léxicon) que permite el acabado de las es-tructuras profundas con secuencias terminales, nos quedamosesencialmente con las reglas de ramificación que introducencategorías gramaticales (Frase Nominal, Verbo, Frase Prepo-sicional, etc.) en diversas concatenaciones permitidas. Comose ha observado, Chomsky dice que la importancia de estasreglas y de las categorías gramaticales que introducen consisteprimariamente en el hecho de que proporcionan la base parala definición de las relaciones gramaticales que, hasta dondelas consideraciones estructurales llegan, son de importanciadecisiva, aunque no exclusiva, para la interpretación semán-tica de oraciones. Esto es por ]0 que las categorías gramati-cales y las reglas construidas en términos de ellas son de im-portancia. Importan porque juntas proporcionan los términosen que las relaciones gramaticales (sujeto-de, predicado-de,modificador-de, etc.) pueden definirse para el lenguaje dado.y estas relaciones importan a causa de su decisiva inciden-cia en la interpretación semántica de oraciones. Pero hastaahora, si mantenemos el léxicon aparte, la gramática no nosda información sobre la significación de estas relaciones gra-maticales independientemente de su definición en términosde las categorías gramaticales. Los símbolos de las categoríasgramaticales y las reglas para construir diagramas estruc-tUrales que los contienen se dice que apuntan hacia adelantea las relaciones gramaticales, tan importantes para entenderoraciones; pero los nombres de las relaciones gramaticalesapuntan hacia atrás, por definición, a los símbolos de las cate-gorías gramaticales y su ordenación; y, puesto que la gramá-tica es una formulación plenamente explícita de reglas, nodebemos suponernos equiparados con ninguna comprensiónde ninguno de estos tipos de término excepto tal como esdado por las reglas explícitas de la gramática misma.

    Naturalmente la gramática, o teoría del lenguaje, comoun todo, proporciona una escapatoria de este círculo detérminos técnicos. Proporciona una escapatoria porque con-tiene un léxicon que, en su parte sintáctica, asigna formativos

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    léxicos a categorías gramaticales; y porque contiene un com-ponente semántico que podemos imaginar como conteniendotoda la información restante sobre elementos del lenguaje quedebe poseer cualquiera que entienda el lenguaje. Ahorabien, es cierto, como los críticos han insistido y los gramá-ticos reconocido, que no se ha dado aún una explicaciónteórica satisfactoria del componente semántico. Pero este pun-to, establecido con esa generalidad, no es el que deseodesarrollar. Supongamos simplemente que captar. las reglasde la teoría, incluyendo captar el componente semántico,llevara consigo una completa captación del sentido de todoslos formativos, tanto léxicos como no-léxicos. Entonces, pues-to que la gramática asigna formativos individuales a cate-gorías gramaticales, vemos que la gramática provee el esla-bonamiento inmediato de los sentidos de formativos concategorías gramaticales; y por ello provee, inmediatamente,el eslabonamiento de los sentidos de formativos con rela-ciones gramaticales posibles en la estructura profunda, lasrelaciones que ayudan a determinar el sentido de oraciones.Pero -y este es el punto en el que mis c~íticas inciden-de este aparentemente crucial conjunto de conexiones no hay,en la gramática, una teoría general en absoluto. Hay simple-mente la lista de elementos del léxicon sin ninguna explica-ción de los principios generales que determinan la asignaciónde esos elementos a categorías gramaticales. Sin embargo,es de este conjunto de conexiones más que de cualquier otracosa del que podríamos esperar una teoría general si confia-mos en que la gramática pueda satisfacer la condición deperspicuidad.

    Vale la pena considerar una vez más las razones porlas que podemos esperar esto. Hemos de recordar que laimportancia primaria de las categorías gramaticales y susordenaciones permitidas en las estructuras profundas de unlenguaje reside en el hecho de que proporcionan los términosen que las subyacentes funciones y relaciones gramaticalesde elementos de oraciones pueden definirse -para el len-guaje dado. Y estas funciones y relaciones son funciones yrelaciones que cualquier hablante ordinariod el lenguaje captaimplícitamente al entender las oraciones qeu oye y produce.

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  • -Gramática y Filosofía 33

    Las capta implícitamente, sin tener -podemos suponer- unentrenamiento explícito en la gramática. Ahora bien, ¿cómoestá conectada su captación implícita de estas funciones yrelaciones con su conocimiento del significado de los elemen-tos de su lenguaje? No debe suponerse que su conocimientodel significado de esos elementos es algo enteramente separadode su captación del poder de esos elementos de figurar enaquellas funciones gramaticales y en aquellas relaciones gra-maticales de las que debe tener una implícita captación a finde entender el sentido de las oraciones que oye y produce. Sucaptación de los significados de los elementos del. lenguaje,parece, debe incluir al menos cierta captación de sus rolespotenciales en las relaciones gramaticales de estructuras bá-sicas. Supongamos, entonces, que hay conexiones intrínsecasy generales entre tipos de significado de elementos y poten-cialidades de rol gramatical en la estructura profunda obásica. Al formular los principios de tal conexión, estaríamos,obviamente, eslabonando consideraciones semánticas y sintác-ticas. ¿No podríamos también estar estableciendo los funda-mentos, o una parte de los fundamentos, de una teoría generalde gramática? En cualquier caso, una gramática que se baseen, o incorpore, tales principios tendría más derecho a pre-tender satisfacer la condición de perspicuidad que una queno lo haga.

    III

    Así, al menos, podríamos razonar. Un poco más ade-lante tendré que refinar esta noción de perspicuidad. Prime-ro volvamos, brevemente, a Chomsky. Como ya he sugerido,él mismo es el primero en reconocer que lo que él llama unagramática generativa "descriptivamente adecuada" de un len-guaje -una teoría como la que he descrito, en apretado re-sumen, en la Sección 1 de este escrito- no satisfaría por símisma la condición de adecuación explicativa. Para satisfa-cer esta condición necesitaríamos, dice, una teoría de uni-versales lingüísticos característicos del lenguaje humano engeneral; y necesitaríamos mostrar que esta teoría se relacio-na de una cierta manera con nuestra gramática descriptiva-mente adecuada, seleccionándola, por así decido, de entre

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    otras posibles gramáticas consistentes con los "datos prima-rios lingüÍsticos". Ahora bien, con respecto a estos requisitospodemos' sentirnos inclinados a formular dos preguntas. Pri-mera, ¿su cumplimiento produciría finalmente una explicacióncompleta de la posesión por parte del hablante-oyente idea-lizado de sus capacidades lingüÍsticas -incluyendo, deberecordarse, su capacidad de entender las indefinidamente mu-chas oraciones del lenguaje? Y, segunda, ¿conllevaría sucumplimiento -junto con otras muchas cosas, sin duda- eleslabonamiento de consideraciones semánticas y sintácticasmás o menos en la forma a la que acabamos de aludir?

    No es enteramente clara la respuesta oficial 'a ningunade ambas preguntas. Pero, con respecto a la primera pre-gunta, podemos suponer que el cumplimiento de los requisi-tos formulados nos acercaría al menos a una completa ex-plicación de las capacidades del hablante-oyente~ 5 Y, en vistade esto, podemos quedar sorprendidos por el carácter de larespuesta de Chomsky a la segunda pregunta. Pues aunqueadmite que "no hay razón para excluir a priori" la posibilidadde que "caracterizaciones substantivas" de "el vocabulariouniversal con el que se construyen descripciones gramatica-les" pudieran últimamente tener que referirse "a conceptossemánticos de un tipo u otro", 6 sin embargo sus referenciasa tal posibilidad son marcadamente tibias. Así habla de "afir-maciones vagas e injustificadas sobre la 'base semántica dela sintaxis'" que "no hacen contribución alguna a la com-prensión de estas cuestiones". 7 Afirmaciones vagas e in-justificadas, naturalmente, no contribuyen demasiado a lacomprensión de nada. Pero si una dirección general de in-vestigación parece prometedora, si realmente uno no puedever ninguna alternativa a ella, debería seguramente buscar enesa dirección afirmaciones que no sean vagas y que pueda jus-tificar.

    Chomsky mismo observa que sería natural esperar queel entramado último para la caracterización de las categorías

    5 Dejando aún por hacer, debe suponerse, una cierta cantidad detrabajo a los psicólogos y a los fisiólogos.

    6 Op. cit., pp. 116-17.7 Op. cit., p. 78.

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    universales de gramática debería encontrarse en ciertos rasgosde la base. Él piensa en lo que llama rasgos formales de labase. Pero la base incluye el léxicon. L el léxicon incluye lis-tas de elementos susceptibles de ser introducidos directamentebajo encabezamientos categoriales léxicos en estructuras bási-cas. Estos elementos serán mucho menos numerosos que lasentradas de un diccionario ordinario del lenguaje. Por ejem-plo, no incluirán, en la categoría de nombres, formativoscorrespondientes a nuestros nombres abstractos ordinarios"sinceridad" y "destrucción"; "sinceridad" y "destrucción"aparecen en oraciones sólo como resultado de una transfor-mación nominalizante.8 ¿No parecería muy natural, entonces,examinar la lista restringida de elementos del léxicon con unadeterminada pregunta en mente, a saber: qué tipos semánti-:-cos de elementos han de encontrarse en el léxicon, tales quepuedan combinarse en oraciones cuya estructura profundarequiera un minimum de transformación para producir laestructura superficial? ¿Y qué correlaciones pueden encon-trarse entre los tipos semánticos de esos elementos y las cate-gorías gramaticales o sintácticas a las que ellos son asignadosallí? O consideremos una cuestión más específica. La categoríagramatical de Oración se divide básicamente, en los modelosde gramática transformacional propuestos por Chomsky, enFrase Nominal y Frase Predicativa, y esta división nos pro-duce, inmediatamente por definición, como estructuras bási-

    8 Parece por las conferencias John Locke que Chomsky ya nosostiene (o sostiene para todos los casos) que tales nombres abstractosaparezcan como el resultado de una transformación nominalizante.Más bien sostiene que hay elementos semánticos o léxicos subyacen-tes, que en sí mismos no son ni nominales ni, por ejemplo, verbaleso adjetivales, pero que son susceptibles de aparecer en estructuras pro-fundas en uno u otro rol. No obstante, parecería que hay fundamentospara atribuir algún tipo de primacía sintáctica en tales casos a losroles verbales, o adjetivales, sobre los nominales; y esa atribuciónservirá a mi presente propósito, sean cuales fueren los términos teóri-cos en que haya de entenderse últimamente. Mi opinión propia, sinpretender atribuirle garantía, está en línea con la posición última deChomsky, en la medida en que no veo ninguna razón por la que nodeberíamos, y sí muchas razones por las que deberíamos, tener unuso de una noción de nominalización que no dependa del de trans-formación.

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    cas, las relaciones de sujeto y predicado de una oración. Estepunto parece colocarnos al borde mismo de la pregunta: ¿Quétipos semánticos generales de expresión cualifican para losroles básicos de sujeto y .predicado en las oraciones más sim-pIes?, y ¿por qué? Parecería que una respuesta a esta pre-gunta podría muy bien ser al menos un punto de partida haciauna caracterización perspicua de esta relación gramatical queparece fundamental; que nos ayudaría, p. e., a entender suextensión, via nominalizaciones, a otros casos menos simples.Sin embargo no se hace ningún esfuerzo hacia la confronta-ción de estas cuestiones, ya sea en la forma más general o enuna más específica.

    IV

    He dicho que parecería bastante natural, dados sus últi-mos intereses teóricos, que los gramáticos transformacionalesdirigiesen sus esfuerzos en la dirección que he indicado. Noobstante, por otro lado, hay razones por las que es naturalque no lo hagan. Más que esto: hay razones por las cualeslas cuestiones que acabo de indicar como naturales, aunqueestán en el espíritu correcto, aún no están en la formacorrecta. Es probablemente cierto que, si han de proveersefundamentos genuinamente explicativos para la gramática,debe hacerse un intento de llenar la laguna explicativa exis-tente entre rasgos lógico-semánticos por una parte y relacionesy clasificaciones sintácticas por la otra. Es probablementefalso que este intento se asuma mejor planteando en primerlugar cuestiones directamente en términos de categorías yrelaciones sintácticas tradicionales, como las de nombrey verbo, objeto del verbo, etc. Trataré primeramente de ex-plicar la resistencia por parte de los gramáticas a asumir lainiciativa necesaria antes de explicar por qué la forma dela iniciativa no ha de entenderse tan simplemente. Los dospuntos están estrecha y sutilmente interconectados.

    En primer lugar, recordemos que así como, por un lado,los gramáticas transformacionaIes tienden a ser severos críti-cos de los filósofos del lenguaje ordinario por ser insuficien-temente sistemáticos, así, por el otro, no son críticos menosseveros de los filósofos del lenguaje que derivan su inspira-

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    ción de la lógica formal y practican, o abogan por, la cons-trucción de lenguajes ideales; y su crítica de estos últimos esque, aunque son realmente sistemáticos, son insuficientementeempíricos. 9 Pues aunque la postura de los gramáticos trans-formacionales es en un sentido altamente abstracta y teórica,en otro sentido es enteramente empírica. Son gramáticos,lingüistas empíricos -aunque en aspiración gramático sgeneralizadores- de lenguajes dados efectivamente, inclina-dos a desconfiar de nociones teóricas excepto en la medidaen que puedan usarse en la construcción de sistemas, omecanismos, de reglas que produzcan lo que se encuentraefectivamente en las oraciones aceptadas y que marquenregularmente las desviaciones en las aberrantes. Así, aunquees característico del gramático transformacional el que deseeconsiderar favorablemente la idea de una gramática univer-sal, de una teoría general del lenguaje, sin embargo preferiría-sugiere el ejemplo de Chomsky considerar los conceptosque entran en tal teoría como susceptibles de ser elucidadosenteramente en términos de la contribución que hacen a esosmecanismos de reglas en funcionamiento. Cualquier otra for-ma de consideradas corre el peligro de ser, desde el puntode vista de los gramáticos, demasiado vaga e intuitiva parasatisfacer su ideal de claridad empírica.

    Así el gramático tiende a inhibirse de adoptar una pos-tura que el filósofo puede estar más dispuesto a adoptar, yque quizá deba adoptarse si es que se han de proveerverdaderos fundamentos explicativos para la gramática. De-terminadas ideas fundamentales de los gramático s transfor-macionales -la distinción entre estructuras profundas ysuperficiales, la noción de relaciones transformacionales sis-temáticas entre ellas, la leve insinuación de que las formasbásicas de relación funcional deben encontrarse en las formasmás simples de estructuras profundas- producirán un acordede aprobación en el pecho de' cualquier filósofo que hayatratado de llegar a través de las semejanzas superficiales deforma gramatical a las diferencias lógico-semánticas que ya-cen tras ellas; es decir, en cualquier filósofo. Pero cuando la

    9 Véase, por ejemplo, sobre ambos puntos, Katz, Philosophy 01Language, Cap. 3.

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    cuestión de los fundamentos explicativos de la gramática seplantea ante este fondo de ideas compartidas, la respuestadel filósofo, me parece, .debería, al menos en un principio,hacer el máximo uso de su desacreditada exención de cons-tricciones empíricas. Así no necesita en absoluto tratar, almenos en primer lugar, de las ordenaciones formales efectivaspor medio de las cuales se representan efectivamente relacio-nes funcionales, ya sea en la base o en cualquier otro nivel,en un lenguaje particular. Tendrá, como tiene el gramático,una concepción de los elementos con significado (los átomosa estructurar) por una parte; y de los modos de combinaciónde ellos semánticamente relevantes (relaciones sintácticas) porla otra. Pero estará preparado desde el comienzo a usar unvocabulario que es abiertamente semántico o, en un sentidoamplio, lógico, para la clasificación de elementos, concebidosabstractamente; y este vocabulario estará desde el comienzoen conexión perspicua con su vocabulario de modos de com-binación o relaciones gramaticales. Dadas estas conexionesperspicuas, puede luego considerar posibles ordenaciones for-males por medio de las cuales podrían efectuarse las funcio-nes combinatorias; y puede finalmente relacionar estos mode-los teóricos del lenguaje con lo que se encuentra efectivamenteen los lenguajes empíricamente dados.

    Aquí, pues, hay un programa de investigación en lingüís-tica no-empírica, que puede quizás al final pagar dividendosempíricos. El procedimiento a seguir en la prosecución deese programa recordará en algunos aspectos el establecimien-to de lenguajes ideales por parte de los lógicos; pero elpropósito será menos restringido que el de los lógicos. Quinedice en algún lugar: no descubras más estructura que la quenecesitas descubrir. Pero el gramático no-empírico se ocuparáde todo punto en el que se necesita la estructura para con-tribuir al significado total. La estructura debe descubrirse entodo punto y entenderse en todo punto.

    Digamos ahora algo más sobre detalles de procedimiento.Hablando prácticamente es inevitable el que se parta demodelos relativamente simples de tipos de lenguaje y seavance progresivamente hacia otros más complejos. La distin-ción vital que debe de observarse en todo momento es la

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    existente entre la gramática esencial o intrínseca de un tipode lenguaje y las gramáticas variables o alternativas de esetipo de lenguaje. Un tipo de lenguaje se define especificando(1) el tipo semántico o lógico en sentido amplio de los ele-mentos con significado que contiene y (2) los tipos de com-binaciones relevantes en las que ellos pueden entrar paraformar oraciones. Estas especificaciones determinan a priorila gramática esencial del tipo de lenguaje, sobre el supuestode que cada oración, al menos en la base, debe admitir unalectura sintáctica no ambigua. Las reglas de gramática esen-cial requerirán que todas las combinaciones deban de unamanera u otra indicarse y, en caso de necesidad, diferenciarse;que si, por ejemplo, una oración contiene una serie de ele-mentos que podrían ser combinados significativamente endiferentes agrupamiento s atributivos, entonces debe de algunamanera indicarse cuáles elementos han de acompañarse concuáles otros; o, también, que en el caso de un. elemento queexpresa una relación no simétrica en combinación con ele-mentos o combinaciones que expresan sus términos, la orde-nación de los elementos o combinaciones que expresantérminos debe de algún modo indicarse. Estos son requisitosde gramática esencial. Pero la gramática esencial de un tipo delenguaje no estipula en modo alguno cómo han de cumplirseesos requisitos. Queda abierta la elección entre diferentesmodos de usar diversos mecanismos formales tales como losde, por ejemplo, posición de elementos, inflexión, afijación oel uso de marcadores sintácticos especiales. Al elegir uno en-tre los varios conjuntos posibles de ordenaciones formalesadecuadas a los requisitos de la gramática esencial, estaríamoseligiendo una de ~as posibles gramáticas variables o alternati-vas para el tipo de lenguaje en cuestión. Cuando se hace ycodifica tal elección, tenemos una gramática (o forma de gra-mática) completa y completamente perspicua de ese tipo delenguaje; a costa, naturalmente, de no tener la gramáticade un lenguaje efectivo en absoluto, sino sólo de un tipo delenguaje simplificado idealmente.

    Si forzamos estas investigaciones aún un poco más, en-contramos que necesitamos enteramente un vocabulario ela-borado, o conjunto de vocabularios interrelacionados, de

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    nociones teóricas. Así necesitamos, en primer lugar, 10 quepodría llamarse un vocabulario ontológico. Necesitamos, ensegundo lugar, un vocabulario semántico, o vocabulario paranombrar tipos semánticos de elementos e incluso para des-cribir elementos individuales (elementos que son en todomomento, como ya dije, concebidos de alguna manera abs-tractamente). En tercer lugar, necesitamos un vocabulariofuncional para nombrar los tipos de combinación o relaciónen que los elementos pueden entrar en oraciones y, los tiposde rol que los elementos o combinaciones de elementos pue-den desempeñar en oraciones. En cuarto lugar, y finalmente,necesitamos un vocabulario de mecanismos formales. Entre, ydentro de, los tres primeros vocabularios o baterías de no-ciones, hay estrechas interrelaciones y dependencias. El cuartovocabulario permanece de algún modo aparte de los demásya que necesitamos invocado sólo cuando pasamos de lagramática esencial a la variable. Ya he mencionado ejemplosde elementos pertenecientes al cuarto vocabulario al referirmea posición de elementos, inflexión, etc. Ejemplos de elemen-tos pertenecientes al vocabulario ontológico podrían incluirespacio, tiempo, persistente particular, situación, caráctergeneral o relación; y algunas subclasificaciones de estos últi-mos, como, quizás, de los caracteres generales en grupos,estados, acciones, propiedades, y de las relaciones en, almenos, simétricas y asimétricas. El estar preparados paraemplear algunas nociones como éstas es inseparable del usode los vocabularios funcional y semántico. Las nociones fun-cionales deben incluir las de eslabonamiento principal departes oracionales principales en oraciones y, para cualquiertipo de lenguaje que no sea de una simplicidad estúpida, lanoción de eslabonamientos secundarios de elementos en par-tes oracionales. Los eslabonamientos principal y secundariostendrán que ser de la misma manera diferenciados ulterior-mente en clases, como también lo serán los roles que loselementos o partes puedan desempeñar, y las diferentesrelaciones en que puedan estar entre sí, dentro de estas dife-rentes combinaciones. Las relaciones internas, los entrelaza-mientos y superposiciones del vocabulario funcional son máscomplejos y no intentaré ilustrados aquí. El vocabulario

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    semántico para un tipo de lenguaje moderadamente restrin-gido podría incluir tres principales clases de eleinentos: (1)nombres propios de particulares persistentes; (2) elementosque expresan caracteres generales y relaciones; y (3) elemen-tos deícticos. Al menos las clases segunda y tercera se subdi-vidirían para un tipo de lenguaje de cualquier riqueza, lasegunda según las líneas ya indicadas en el vocabulario onto-lógico, la tercera quizás en elementos de deixis temporal, dedeixis espacial, de deixis interlocutoria y de lo que podríallamarse deixis meramente contextual.

    Ahora se advertirá que al alistar estos ejemplos de ele-mentos de los vocabularios interrelacionados de gramáticaesencial no he hecho mención alguna de ninguna de lascategorías sintácticas tradicionales de nombre, verbo, adje-tivo, preposición, etc. Y esto no es un accidente de selecciónu omisión. Cuanto más complejo sea el tipo de lenguaje,más complejos, ciertamente, serán los vocabularios interrela-cionados necesarios para especificar el tipo y para formular,como consecuencia de la especificación, los requisitos. de sugramática esencial. Pero, por muy complejos que se vuelvanestos vocabularios, nunca, supuesto que nos quedemos alnivel de gramática esencial, incluirán las clasificaciones sin-tácticas tradicionales que he mencionado. Pues esas clasifica-ciones, tal como son entendidas por los gramáticos ,modernosconvencionales, envuelven una referencia esencial a las orde-naciones formales por medio de las cuales se representan lasrelaciones gramaticales en gramática variable. Cuanto másriguroso es el gramático, más se esfuerza por explicar cate-gorías como las de. nombre y' verbo en términos de criteriosformales: en términos de los tipos de inflexión que las ex-presiones pueden soportar y de su distribución en oraciones,de las posiciones que pueden ocupar de modo standard enoraciones con relación a expresiones de otras categorías. Laformulación de esos criterios puede que quizás nunca seaenteramente purgada de nociones semánticas; y debe cons-truirse con cierta laxitud si es que las categorías tradicionaleshan de aplicarse sobre una serie de lenguajes. Pero quedala cuestión de que las categorías convencionales reflejan lainteracción, en lenguajes efectivos, de factores funcionales y

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    semánticos con factores formales efectivamente declarados;y por tanto no tienen lugar en el estudio de las gramáticasesenciales. Esto no le i~pedirá al estudioso de gramáticaperspicua observar cuán natural es que determinados tiposde ordenación formal, y por ello quizás determinadas catego-rías sintácticas convencionales, entren al nivel de gramáticavariable. Pero será a este nivel como entrarán, y no antes. Ylo que vale para las categorías sintácticas convencionales val-drá también para las relaciones sintácticas convencionales en.la medida en que su caracterización es inseparable de la delas categorías sintácticas convencionales.

    Ahora, espero, estará claro el por qué antes advertí quela tarea de hallar fundamentos explicativos para la gramáticano se aborda mejor tratando de establecer eslabones directosentre nociones lógico-semánticas y categorías sintácticas tra-dicionales, o al menos denominadas tradicionalmente, comolas que los gramáticos transformacionales emplean al imaginarestructuras básicas. Si los nombres tienen algo de su significa-ción normal, debemos ir detrás de o bajo ellos, hasta lasclasificaciones y funciones esenciales; y si no lo tienen, seríamejor omitidos en favor de una nomenclatura más perspicua.Ciertas ventajas incidentales de emancipamos, como debe-mos, de estas categorías tradicionales son realmente obvias.Estaremos más preparados para el descubrimiento de queesas categorías no pueden aplicarse forzadamente sin dificultada ciertos lenguajes remotos (desde nuestro punto de vista); ycorrelativamente seremos menos proclive s a extraer de taldescubrimiento conclusiones románticas sobre diferencias pro-fundas entre los esquemas conceptuales de los hablantes detales lenguajes y el nuestro.

    Surgen muchas cuestiones en torno a un programa comoel que he resumido. La noción de gramática esencial es, evi-dentemente, una noción relativa: una gramática esencial esla gramática esencial de un tipo de lenguaje especificado.Podemos dejar a un lado el hecho obvio de que el único modopracticable de proceder es partir de especificaciones relativa-mente simples e ir construyendo otras más complejas, con-virtiéndose en más complejas en cada etapa las gramáticasalternativa y esencial mismas. Hay cuestiones más fundamen-

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    tales que deben encararse con respecto a las especificacionesde tipos de elemento y combinación relativamente básicos, ala selección de vocabularios funcional y lógico-semántico bá-sicos. Se admite que estas selecciones no pueden ser total-mente independientes entre sí, que todo tipo lógico-semánticolleva consigo una cierta potencialidad de función semántica.¿No debe temerse (suponerse) que cualquier selección de esetipo que el teórico de gramáticas perspicuas haga estará pro-bablemente condicionada por los rasgos de los lenguajes conlos que tiene más familiaridad?, ¿que, en el peor de los casos,la ontología que debía entrar en los fundamentos explicativosde la gramática no será sino el reflejo abstracto de la base dela gramática nativa y local del ontólogo? Y, en tal caso, ¿enqué relación está esto con la idea de una teoría general dellenguaje humano -nada menos que la que satisfará la plenaexigencia de eXplicación?

    A estas cuestiones sólo puedo dar respuestas dogmáticas.En primer lugar, aunque tales temores estén hasta ciertopunto justificados, de ninguna manera se infiere que nadahabría de ganarse siguiendo el camino sugerido. Lograr al-gunos modelos moderadamente ricos de gramática perspicuasería, creo, lograr muchísimo. Aunque no nos proporcionaradirectamente universales lingüístico s substantivos de una teo-ría general, nos ayudaría a buscados. No es nada nuevo eltrabajar en pro de una teoría exhaustiva por medio de teoríasque son menos que exhaustivas, el comenzar una explicaciónadecuada por el sistema de descartar explicaciones inadecua-das. Pero, en segundo lugar, me parece que esos temorestienden a exagerarse. Todos somos animales de la mismaespecie con organizaciones nerviosas y cerebrales semejantesy no hay por qué suponer que las categorías más generalespara la organización de la experiencia humana son amplia-mente diferentes ni que, correlativamente, los tipos lógico-semánticos básicos de elemento detectable en los lenguajeshumanos son por tanto muy ampliamente diferentes. (Esto noes decir que la detección sea fácil). La evidencia lingüísticapuede realmente parecer apuntar a algunas variaciones com-pletamente básicas; 10 y no puede decirse sencillamente, antes

    10 Puede parecer sugerir, por ejemplo, que en determinadas áreas

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    de un desarrollo mucho mayor de la teoría y la investigación,cuál será el mejor modo de encarar esos problemas aparentesde variación. Pero ningún. lenguaje podría siquiera plantear-nos un problema definido a no ser que sea entendido poralgún teórico de gramática; así pues difícilmente debe temer-se (o esperarse) que cualquiera que plantee un problemadefinido pueda siempre evitar el verse atrapado por una teo-ría unificada.

    Uno de los gramáticos transformacionales sugiere queuna teoría general del lenguaje, concebida como un estudioempírico-lingüístico enteramente autosuficiente, contendría lassoluciones a una gran cantidad de problemas filosóficos tra-dicionales.11 He estado sugiriendo que una teoría general dellenguaje no sólo recibiría ayuda de la filosofía sino que tam-bién se la ofrecería. Una de las cosas más chocantes conrespecto al acercamiento transformacional a la gramática esque apunta tan marcadamente en la dirección que he indica-do. Seguir esta dirección no parece ser un apartamiento delempirismo, concebido generosamente, aunque bien podríasostenerse que el título apropiado para tal empresa es, comosugerí anteriormente, Investigación en Lingüística No-Empí-rica. Naturalmente el valor de las construcciones del estudiosofilosófico de gramáticas perspicuas está sujeto finalmente alas pruebas de psicólogos y lingüistas, trabajando separada-mente y en combinación. Pero donde estos dos estudios biendiferentes se encuentran, el filósofo, al menos por un tiempo,puede también hallar un rol; y no el menos prometedor delos que en el presente están a su disposición. Y, finalmente,sea cual fuere el valor empírico último de sus construcciones,e incluso aunque no tengan ninguno, puede estar seguro deencontradas una fructífera fuente de una especie de preguntay respuesta que él venera característicamente.

    Versión castellana de A. G. SUÁREZ

    en que nosotros estamos inclinados a incluir los conceptos de clasesde objetos entre nuestros conceptos primarios, los conceptos primariosmás cercanamente correspondientes de los hablante s de otros lenguajespueden ser de una especie diferente y posiblemente más primitiva, noestando incluso determinados como conceptos de ciertas clases deobjetos o como conceptos de clases de actividades o situaciones enlas que tales objetos pueden estar típicamente implicados.

    11Véase Katz, loco cit.

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