paciencia y penas 50 aniversario

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Editorial

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En pocos días culminarán los actos que han servido para conmemorar, que hace cincuen-ta años, un grupo de cofrades, de amigos, se juntaron para dar vida a nuestra Hermandad, gracias a su amor a nuestros titulares, hoy estamos aquí. Nuestro reto debe de ser engran-decer la historia y el amor a nuestra fe, para ambas cosas es imprescindible algo de lo que muchas veces nos olvidamos: el compromiso, ese que nos debe llamar al día a día de nuestra Hermandad, a la participación en la vida de la misma, a ser Hermandad y a construir por y para la Hermandad, lo demás es ampararse en la comodidad y en el egoísmo.

Llegar hasta aquí no ha sido fácil, muchos han dedicado gran parte de su tiempo a llevar-nos hasta donde hoy nos encontramos, pero, ¿ donde nos encontramos? Desde estas páginas queremos hacer ver, que comienza un camino más enriquecedor que el que dejamos atrás, ese no es otro que el que seguir escribiendo las páginas de la historia de nuestra Hermandad, páginas que quedaran guardadas en la memoria y en el alma de cada uno de nosotros.

Dejamos atrás un año plagado de actos, con los cuales hemos conmemorado el L aniver-sario de la fundación de nuestra Hermandad, actos llenos de trabajo y cargados de historia, desde exposiciones, hasta conciertos, pasando por charlas y triduos conmemorativos, muchos han sido los momentos para vivir la historia que queda atrás y para comenzar a forjar el futuro, esos actos se verán concluidos en unos días, con la Salida Extraordinaria de María Santísima de las Penas por las calles del barrio del Realejo. Para anunciar esta salida la Hermandad en-cargó a Rafael Reina González la realización de una pintura que conmemorase dicha salida, en este número podréis descubrir la grandeza de un artista enamorado de su trabajo.

Atrás quedarán imágenes inéditas como ver a Nuestro Padre Jesús de la Paciencia pre-

sidiendo el Quinario y posterior Función Principal desde el altar mayor de la Basílica de San Juan de Dios, o la imposición de medallas a los nuevos Hermanos a los pies de los pasos de nuestros sagrados titulares ya montados, tampoco pasará inadvertido el exorno floral que lució el paso del Señor, para algunos fue una imagen inédita.

Extraordinaria será la ocasión para disfrutar de María Santísima por lugares pocos o nada habituales en su recorrido de cada Miércoles Santo, como extraordinaria debe de ser la participación de todos los Hermanos en esa salida, debemos de arropar a nuestra titular y debemos de hacerlo participando en el cortejo, siendo parte de él, sintiéndonos Hermandad y realizando todos juntos la estación de gloria que se llevará a cabo a los pies del Señor de los Favores.

Nuevamente agradecer a todos los que han hecho posible que Paciencia y Penas hoy esté en tus manos, sin ellos esto sería solo un sueño, por eso os agradecemos vuestro es-fuerzo y vuestra colaboración, por hacer que el sueño se haga realidad.

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Sumario

Edita: Imperial y Venerable Hermandad Sacramental del Apóstol San Matías e Ilustre y Fervorosa Cofradía de Peniten-cia de Nuestro Padre Jesús de la Paciencia y Maria Santísima de las Penas. Hermano Mayor: Jose Luís Pérez-Serrabona González. Dirección y Redacción: David Morente Rivas, Raúl Morente Rivas. Colaboraciones: Aurora Vadillo Quintero, Francisco Rivera Verdejo, Fernando García García,

Juan García Montero, Emilio Caro Rodríguez, Miguel Luis López- Guadalupe Muñoz, José Cecilio Cabello Velasco, José

Luis Pérez Serrabona y Juan Spizley Vílchez Foto Portada: José Velasco Fotografía contraportada interior: Rebeca

Collado Pérez. Colaboraciones gráficas: Fernando García García, José Velasco, Angel J. de la Higuera Barrales, Fer-

nando Daniel Fernández Alvarez, Sergio Aguayo, Emilio Caro Rodríguez, David Morente Rivas y Rebeca Collado Pérez

Diseño y maquetación: ñ-Creativa. C/Buensuceso 1 - Granada Telf.: 958 26 67 92.Depósito Legal: GR-123-83. Correo electrónico: [email protected].

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EditorialCarta del Hermano Mayor

Alrededor de San Matías

Conociendo a nuestros hermanos

Especial 50 aniversario

44 El cartel y el cartelista

Medio siglo en la ciudad de Granada

Tertuliando con...la familia Sabador Manzano

Investigación CofradeLa Iglesia Imperial de San Matías

75 Cofrades de a pie

21 Miercoles Santo 2010

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La Tribuna de los Pobres

A.L.M

56 Cofrades y cofradías

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Carta del Hermano Mayor

Querido Hermano:

He de escribir la Carta del Hermano Ma-yor para este número de Paciencia y Penas, que se edita en el Cincuenta Aniversario Fundacional de la Cofradía. Necesariamen-te me viene a la memoria –y a la patente realidad porque eso tienen las publicacio-nes- aquel número 8 del año III de Paciencia y Penas, de la Semana Santa del año 1985, el año en que se conmemoraba el Veinticin-co Aniversario. Tuve ocasión de escribir en él, porque sus responsables y el Hermano Mayor me invitaron a hacerlo y en uno de sus artículos se reflexiona sobre el sentido de la Cofradía como Hermandad Sacra-mental (constituida ésta, parece, en 1584 y reorganizada en 1614). También en ese número –y con un título que no responde, efectivamente, al contenido del artículo-, firmé un texto en el que recordaba los Ar-zobispos bajo cuyo mandato la Hermandad había desarrollado su tarea (que eran tres en aquel momento –García y García de Cas-tro, Benavent Escuín y Méndez Asensio- a los que habrá que añadir, desde entonces a Don Antonio Cañizares y al actual Don Ja-vier Martínez), los Párrocos y Consiliarios (Don Julio Aneas, Don Nicolás Rodríguez y Don Aureliano García Tello, y ahora ci-tar con gratitud a los que llegaron después: Don Luis Ávila y Don Francisco Lechuga, q.e.p.d., y Don Antonio Alonso y Don Ma-nuel Carrillo, que desde hace cinco años es titular de San Matías), a los Hermanos Mayores (Don Luis García Alix, Don Sera-fín López-Cuervo y el siempre recordado y querido Don Francisco Gómez Montalvo, que presidía la Hermandad en aquella con-memoración y que hoy, tristemente, ya no está con nosotros como tampoco sus pre-decesores), a la Camarera Mayor y a quien

le ayudaba callada y eficazmente, en su misión y tarea y que hoy nos mantiene el recuerdo vivo de aquellos años.

En aquel artículo recordé a los seis pre-goneros que había tenido la Hermandad, a los cuatro Hermanos Mayores Honorarios y a los Hermanos de Honor, a los Mayor-domos Sacramentales, a las Hermandades y Cofradías hermanadas con la nuestra y algunas otras efemérides como el hecho de que la nuestra fuera la primera Hermandad (junto a la Cofradía de la Concha) en tener costaleros propios (hermanos), en organi-zar un Via Crucis en Cuaresma, en tener un Pregón… y, como homenaje a cada uno de ellos, cité el nombre de quienes eran los miembros de la Junta de Gobierno en aquel año; de ellos, cinco aún pertenecen a la Jun-ta. Decía entonces: “”No se escriben aquí para presentarlos a los lectores inmediatos de Paciencia y Penas, sino para lectores de dentro de XXV años, cuando ojalá celebre-mos las Bodas de Oro”.

Ahora lo estamos haciendo, ahora releo el artículo y veo que el tiempo ha corri-do muy deprisa y que la Hermandad, sin perder la ilusión, se ha hecho mayor, se ha consolidado, ha adquirido su carácter, propio y diferente, que hace también, en su sencillez, singulares a sus miembros. Hoy no se puede citar la relación de Pregone-ros porque hemos superado la treintena de ellos, como ocurre con los Mayordomos Sacramentales, con los Hermanos Oficia-les, con los costaleros, con otros tantos da-tos que ya son historia de la Cofradía y de la Semana Santa de Granada. Sería dema-siado largo enumerar los nombres propios de todos aquellos que han trabajado por la Hermandad en estos años, en estos últimos

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F.D.F

Carta del Hermano Mayor

años sobre todo y que nos demuestran que la Cofradía es una realidad colectiva, de grupo, en la que no cabe más que la aporta-ción de cada uno a algo común, que es por lo que nos movemos.

Quizás la Carta del Hermano Mayor de este número debiera ser de homenaje y re-conocimiento a quienes han trabajado por la Hermandad en estos cincuenta años; qui-zás una relación de realidades que fueron ilusiones en su día; tal vez un compromiso o un estímulo para acometer nuevas inicia-tivas. Pero no es esa su intención porque, aunque justas, son cuestiones que habrán de llevarse a cabo en otro momento (una publicación con la relación de hermanos, de oficiales, de mayordomos, de prego-neros… se está preparando; un inventario gráfico también junto a otras ideas de las que se trató en nuestro último Cabildo). Con nuestra tarea cotidiana y constante es-tamos rindiendo homenaje de afecto y re-conocimiento a todos los que nos han pre-cedido y a quienes, aún formando parte de la Hermandad, trabajan cada día por ella.

La Carta del Hermano Mayor que feliz-mente puede aparecer en Paciencia y Penas, que al existir demuestra por el esfuerzo de algunos que ha de ser de todos, por el gran esfuerzo y dedicación de algunos, que hay que conservar y mejorar todo lo que tene-mos, no es una simple carta de felicitación ni de recuerdo –emocionado muchas veces- sino una carta de convocatoria, de exigen-cia. Con los actos de septiembre no acaba nada, ni siquiera la conmemoración de un Aniversario; empieza algo, como cada día: nuestro compromiso con la Hermandad. Sus cultos, sus actos, las posibilidades de formación que nos ofrece, así como la de compartir mediante el ejercicio de la cari-

dad, nos convocan, nos llaman y nos exigen cada día (no sólo los primeros de mes, la Cuaresma o en alguna efeméride especial). Ser Cofrade es un modo de vivir, libremen-te elegido. Ser Cofrade permite ser obser-vado y, por ello, debe darse ejemplo diario. No hay que relajarse nunca.

Concluyen los actos y las celebraciones, que nos son más que un paréntesis, aunque gozoso, en la vida de la Cofradía, llevada a cabo por Cofrades que han de responder a las llamadas que se le hacen. Felicidades sí, desde luego, pero sobre todo y más que nada, no olvidemos qué significa ser cris-tiano y cofrade –qué exige ser cofrade, que no es una condición que uno amolda a su manera de ser o de vivir-, al inicio de esta nueva etapa que comienza mañana mismo.

José Luis Pérez Serrabona

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Noticias

Alrededor de San Matías

Recuerdo de la Familia León: :

J.A.F.

J.A.F.

Barbacoa de Hermandad:

Nuevos Hábitos:

En la Semana de Pasión, los Hermanos León Guerra, Joa-quín y Antonio, se acercaron hasta la Parroquia de San Ma-tías para hacer entrega a la Hermandad de un recuerdo por su L aniversario. Se trataba de un broche, que representaba la imagen de un León bañado en oro, de unos 10cm de tamaño. La Hermandad los acogió con los brazos abiertos, como no podía ser de otro modo, y por supuesto, el Miércoles Santo, la Virgen de las Penas lució en su fajín tan valorado recuerdo El acto fue sencillo y al mismo tiempo entrañable.

El pasado 3 de Julio se celebró en el patio del Colegio Mayor San Bartolomé y Santiago una cena de Hermandad. En este caso consistió en una barbacoa. Se vivieron escenas muy familiares y todo resultó un éxito, agradecer desde es-tas líneas el esfuerzo de los que posibilitaron el buen rato que pudimos disfrutar.

Se sigue trabajando en la confección de los nuevos hábitos que la Hermandad estrenará en la próxima Estación de Penitencia. Para ello se necesita el esfuerzo de todos. Todos aquellos que estén inte-resados en la adquisición de un hábito en propiedad deben ponerse en contacto con Ana García (958.27.98.50)

Hermandad de las Maravillas:

En los últimos días de Junio y coincidiendo con la exposi-ción de tesoros de la Virgen, la Hermandad recibió la visita de algunos miembros de la Junta de Gobierno de la Herman-dad de las Maravillas, los obsequiaron a nuestra Hermandad con un regalo, como detalle por la efeméride que estamos celebrando. Lo importante no es el valor material del obse-quio, sino el detalle.

Alrededor de San Matías

Rosario de la Aurora:

Representación Corporativa:

El pasado 2 de Mayo se llevó a cabo el tradicional Rosario de la Aurora con la imagen de María Santísima de las Penas. Como viene siendo habitual muchos fueron los hermanos y fieles que quisieron acompañar a nuestra titular mariana. La Virgen lucía la saya que un hermano donó y que fue traída des-de la India, tocado dorado y diadema. El transito por las calles del barrio dejó estampas inéditas. A la conclusión del mismo se ofreció un desayuno de Hermandad.

Como viene siendo habitual, el pasado mes de Junio, la Herman-dad participó en forma de representación en la procesión del Cor-pus, que se llevó a cabo por las céntricas calles de nuestra ciudad. La Hermandad cumplió así con su carácter Sacramental. Este año, como novedad, también se acompaño al Santísimo por las calles del Realejo, en la procesión que organiza la Hermandad de los Favores.

Pregón de la Hermandad:

El Sábado de Pasión se celebró la XXXI edición del pregón de nuestra Hermandad, en esta ocasión corrió a cargo del Vicario General de la Curia, D.Manuel Reyes. Fue un pregón cargado de Teología, de cristianismo, de fe. Un pregón excelentemente pronunciado, de un orador que sin tener ninguna experiencia a nivel pregonero, dejó un pregón de un sacerdote, dicho desde el interior de su Fe. Minutos antes de la realización del Pregón, la agrupación musical Virgen de la Estrella nos regalo a todos la interpretación de cinco marchas, la última de ellas, “Caminando va Jesús” dedicada a la cuadrilla del Señor de la Paciencia.

Besapié a Nuestro Padre Jesús de la Paciencia:

El pasado 14 de Marzo, se celebró el tradicional besapié a la ima-gen del Señor de la Paciencia, El Señor se encontraba presidiendo el altar mayor, escoltado de dos jarras, las cuales encontramos exor-nadas con rosas rojas. Muchos fueros los hermanos y fieles que se acercaron a ver la impresionante talla de Pablo de Rojas.

Alrededor de San Matías

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Hace pocos días, lejos de aquí, a muchos kilómetros, un hermano de nuestra Her-mandad, vivió un día muy importante para él y para toda su familia. La historia sucede entre los anchos muros del Monasterio Cis-terciense de Santa María de Huerta, en la provincia de Soria.

Quince de Agosto, festividad de la Asun-ción de la Virgen, un día hermoso y grande el escogido por nuestro hermano Paco Ri-vera Sánchez, para llevar a cabo su Profe-sión Monástica Temporal.

Hace tres años que este hermano nues-tro dejó su casa y su familia, para comen-zar una nueva vida y se marchó a tierras castellanas (tierra de Antonio Machado), siguiendo así la llamada de Dios, para cum-plir sus mandatos y ayudar a los hermanos que lo necesitan, pero no por ello dejó nues-tra Hermandad, a la cual pertenece desde su infancia (ha sido monaguillo, penitente y mayordomo), y sigue perteneciendo pa-gando su cuota, su tarjeta de sitio y asis-tiendo a todos los actos que se organizan, bien si ahora no está presente físicamente, si lo está espiritualmente, es un hermano de Paciencia y Penas, uno de los nuestros, que ora por su Hermandad, por su consi-

liario, por su Hermano Mayor y por todos y cada uno de sus hermanos cofrades, para que Nuestro Padre Jesús de la Paciencia y María Santísima de las Penas, sigan prote-giéndonos a nosotros y a nuestras familias.

Ese día lo vimos feliz y contento, sin im-portarle la dureza del trabajo a realizar, ni las pocas horas de sueño de que disfruta, pues su fe y su amor a los hermanos, le ayu-da a superar las dificultades de su día a día.

Allí nos desplazamos toda su familia, sus amigos y también alguien muy espe-cial para él y cuya visita le emocionó de forma especial, nuestro Hermano Mayor, José Luís Pérez- Serrabona; pudimos com-probar como se realizan los trabajos de la Comunidad, sus oraciones y como hacen de sus vidas una acción de gracias, que hace que quien los conoce, veamos las cosas que nos rodean de otra forma distinta a como la veíamos antes, de cómo son sus formas de vivir, su sencillez, lo poco que necesitan, su cariño y su entrega al prójimo.

La eucaristía fue concelebrada por el Pa-dre Abad Isidoro Anguita Fontecha y los demás sacerdotes y monjes de la Comuni-dad, una vez concluida la proclamación del Evangelio comienza el rito, el profesando,

La vocación de un hermano: el camino de Dios Francisco Rivera Verdejo

Alrededor de San Matías

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en ese momento, nuestro hermano Paco, acompañado del Maestro de Novicios, se presenta ante el Padre Abad:

- Padre Abad: ¿Que pides?- Paco responde: Padre, te pido hu-

mildemente, entregarme a Dios y a su Rei-no, haciendo la profesión de esta comuni-dad de Santa María de Huerta, de la Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia.

En ese momento al Padre Abad se arrodilla y con la ayuda del Maestro de Novicios lo vis-ten con el hábito propio de la Orden.

Uno de los mo-mentos mas emo-tivos fue cuando nosotros, sus her-

manos y su sobrino Luís, llevamos las ofrendas al Altar, posteriormente en las pe-

ticiones de los fieles, y sin nosotros saber de ello, se pidió por nuestra Hermandad y por todos los miembros de la misma, en ese momento no pudimos evitar emocionarnos.

Yo como su padre que soy, estoy orgullo-so de él, y le pido que miro la vida sin odio ni rencor y que no se olvide de nosotros, de su familia y de sus hermanos de Paciencia y Penas.

Que el Señor lo bendiga y que siga pi-diendo por nuestra Hermandad, para que en los próximos cincuenta años sigamos sien-do humildes y solidarios.

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Alrededor de San Matías

In Memorian…….A José Luís Clements Sánchez

El pasado mes de Julio se recordará por muchas cosas, en lo cofrade, por el fallecimiento de algunas personas muy queridas para los que formamos este mundillo, Pedro López Muñoz, Antonio Molina, Charo López Pino o el sacerdote escolapio Padre Iniesta, fueron algunos de los que nos dejaron.

Pero sin lugar a duda, el fallecimiento que más hemos sentido en Paciencia y Pe-nas, ha sido el de José Luís Cléments Sán-chez. Nos dejó el pasado 26 de Julio en la provincia de Jaén. José Luís pregonó a la ciudad de Granada en el año 2006, lo hizo de una forma íntima y memorable.En ese pregón hablaba así de nuestra Hermandad: “La brisa por las calles invita a meditar. Pa-rece como si el sol se hubiese querido atar, con su última luz, para iluminar su cuerpo maltratado y magullado, al atardecer de su salida. En un tendedero de nubes, se asoma mi hermano Paco, nuestro amigo Gómez Montalvo, esperando impaciente junto a la luna, que se tiña de tonos morados toda la calle San Matías….”. Y es que José Luís era un amigo de nuestra Hermandad y espe-cialmente sentía devoción por la imagen del Señor de la Paciencia, tal y como dejó ver en su sincero pregón, “que nadie se distraiga viendo pasar nazarenos, que todos estén pendientes de ver los moratones de su espalda y de su cuerpo. No dejéis de mirar los azotes de un Rey que quiso hacerse pobre, los azotes de un Cristo de la Pacien-cia, que mas que Dios, el Miérco-les Santo, quiso ser hombre….”.

José Luís amaba lo sencillo, lo clásico y lo silente, era un hombre

cercano y amaba la Semana Santa y todo lo que la rodeaba. Cada Miércoles Santo podíamos verlo en la calle Varela, viendo el transitar de nuestra Imperial Hermandad, tal y como a el le gustaba llamarla, allí, donde la Hermandad se hace recogimiento y silencio, donde siempre suena “la madru-gá”…..donde siempre recordaremos a un cofrade ejemplar.

José Luis participó varios años en el cor-tejo de nuestra Hermandad, fue en la primera Hermandad donde se vistió de nazareno y en la primera que tiene recuerdos de vivencia cofrades, tal y como nos contó en el primer número de Paciencia y Penas. Pregonó a la Hermandad en el año 2004, justo cuando el pregón cumplía 25 ediciones.

Tú me diste consejos para esta nueva época de Paciencia y Penas, tu colaboraste con nosotros cuando ya eras victima del dolor, tu confiaste en mi….Por eso hoy desde aquí, donde quiera que estés, me acuerdo de ti. Esta Hermandad y yo, que el pasado 26 de Julio perdió a un hermano, perdimos a un amigo.

Descansa en paz

David Morente

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Conociendo a nuestros hermanos

Nuestra Hermandad es una Hermandad donde la mujer juega un papel muy importan-te. En pocos días el paso de palio de María Santísima de las Penas saldrá a la calle para realizar su salida extraordinaria y poner así fin a los actos del L Aniversario. Ese día será de gozo para todos los hermanos, pero especialmente para sus mantillas. Por este motivo traemos hasta las páginas de Paciencia y Penas a dos de ellas. MªAngelez López Jiménez y Mª José Mateo Cabello. Ellas nos van a hablar de su día a día, de la Hermandad, de sus vivencias y de sus sentimientos.

1.- ¿Como y cuando llegáis a la Hermandad?

- Mª José: Llego a la Hermandad en Noviembre de 1983. En esa fecha mi familia se traslada a Granada, exactamente a la calle Coches de San Matías, junto al bar de la Casa de Hermandad, el ambiente que yo allí veía me encantó.

- Mª Angeles: Yo llego a la Hermandad a raiz del bautizo de mi hijo, en el año 1979. Su tía Chelo, su madrina nos trajo a todos.

2.- ¿Cómo recordáis la Hermandad en aquellos años?¿Cuantos años lleváis partici-pando en el cortejo?¿Siempre como mantillas?

- M.A: Recuerdo que reinaba un ambiente muy bonito, muy familiar, donde eran los costaleros los que daban vida a ese ambiente. Hace 31 años que participo en la Herman-dad, menos en el año 1981, que me encontraba embarazada de mi segundo hijo. Años después decido salir de Nazareno, para vivir esa experiencia.

- M.J: Yo era una niña y recuerdo el ambiente de juventud que existía, tanto por parte de los costaleros, como por parte de las mantillas. Comienzo a salir con diecisiete años. No siempre lo hago de mantilla, en el año 1992, por mi embarazo, salgo detrás del paso de palio y un par de años antes, como era secretaria de la Junta de Gobierno, decidí ocupar mi lugar en el cortejo, y llevé el Libro de Reglas.

3.- Mª Angeles, ¿Cómo recuerdas la llegada a la Hermandad de María José?

Pues la recuerdo como si fuera ayer, apareció por la casa de Hermandad con sus padres, era una joven muy despierta y pronto nos transmitió esa energía a todos. Hoy es mi amiga y eso se lo debo a la Hermandad.

4.- María José, ¿Qué recuerdas de MªAngeles?

Tengo muchos recuerdos, pero quizás el más per-sonal lo vivimos hace muchos años. Yo por un acci-dente pierdo la vista de forma temporal, ese año no

Mª Angeles López Jiménez y Mª José Mateo Cabello: “Somos hermanas de la Herman-dad, ir de mantillas es algo circunstancial, el puesto que ocupamos en el cortejo”

Conociendo a nuestros hermanos

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pueda realizar la Estación de Penitencia y ella se transforma en mis ojos, hasta tal punto que en una cena de homenaje al pregonero, después de un pregón de Hermandad, ella me da de comer y me avisa de quien se acerca a saludarme. Ese año pensé que no veía a la Virgen, pero no fue así. Días antes, Jorge me subió al paso para verla de cerca, alos pocos días recuperé la visión.

5.- Ocupáis un puesto privilegiado en el cortejo cada Miércoles Santo, sois parte de la Presidencia que precede al paso de Palio ¿Cómo valoráis ese privilegio?

M.J: Mi privilegio es salir cada miércoles Santo acompañando a Maria Santísima de las PenasM.A: Yo soy hermana de la Hermandad y eso espara mi el privilegio, lo otro es un lugar

que ocupo.

6.- Toda vuestra familia pertenece a nuestra Hermandad, ¿entenderíais la vida sin nuestra Hermandad?

M.A: Sinceramente no, esta Hermandad es mi familia, mis amigos y todo eso se ex-tiende al día a día.

M.J: Yo si la entendería, es decir si por alguna circunstancia me tuviera que alejar de ella, la echaría mucho de menos, ya que mi día a día es la Hermandad.

7.- En pocos días, la Hermandad pondrá el broche de oro al cincuentenario, con la salida extraordinaria de María Santísima de las Penas, ¿como afrontáis una fecha tan importante?

M.A: Con muchísima ilusión y mirando hacia adelante.M.J: Pues bien y espero la participación de todos los hermanos, va a ser un día muy

importante y estoy segura que siempre lo recordaremos.

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Conociendo a nuestros hermanos

8.- Pertenecéis al cuerpo de mantillas, ¿Cómo es el cuerpo de mantillas de la Virgen de las Penas?

M.A: Es un grupo de Hermanas muy amplio, que colaboramos en todo lo que podemos. Nos reunimos durante todo el año. Son muchos los recuerdos de nuestras vivencias.

M.J: De hecho trabajamos mucho por y para la Hermandad, hemos sufragado el pasado a bordado del estandarte de las camareras y le hemos regalado la mantilla que luce cada Miércoles Santo. Hemos cosido mucho para la Hermandad, de hecho en alguna ocasión nos hemos quedado sin asistir al pregón de la Hermandad, por encontrarnos cosiendo las bellotas de las caídas del Palio, en ese momento nuestro Hermano Mayor nos llevó el postre del pregón. De todos no nos consideramos mantillas, nos consideramos hermanas de la Hermandad, que por circunstancias ocupamos ese lugar en el cortejo.

9.- ¿Cuál es el mejor y el peor recuerdo que guardas desde que llegaste a Paciencia y Penas?

M.J: Pues para mi el peor momento es cuando me entero que es posible que la Her-mandad pierda la talla original del señor de la Paciencia y el mejor pues cuando nos lo cedieron

M.A: En realidad de lo peor no te acuerdas, porque hay tantas satisfacciones que te hacen olvidar lo malo que puedas pasar.

Conociendo a nuestros hermanos

10.- ¿Qué aporta la Hermandad a vuestro día a día y que le aportáis vosotras a la Hermandad?

(Coinciden en la respuesta entre risas): Pues es todo y aportamos ilusión y trabajo. Somos una gran familia

11.- Pertenecemos a una Hermandad muy particular, ¿Qué cambiaríais de la misma?

M.A: Para mi la Hermandad no es particular, creo que somos una Hermandad donde prevalece la amistad y eso nos hace estar muy unidos. Tal vez desde fuera, se de una sen-sación equivocada de nuestra Hermandad.

M.J: Somos una Hermandad muy especial, para lo bueno y para lo malo, la vida de Her-mandad es lo que nos hace estar aquí, y yo no cambiaría nada, porque sino no seriamos esta Hermandad, seriamos otra totalmente diferente.

12.- Somos una Hermandad de mantillas, la mujer cobra cada vez mas valor en nues-tras Hermandades, ¿Cómo veis a la mujer en nuestras Hermandades?

M.A: Nuestra Hermandad fue la primera en aportar una mujer a una Junta de Gobierno, y creo que es una figura imprescindible en nuestra Hermandad y en nuestra Semana Santa

M.J: Creo que en la actualidad no se distingue entre hombres y mujeres, es una Semana Santa plural, donde cabemos todos y todos somos necesarios y prescindibles

13.- Sabemos de vuestro trabajo por María Santísima, ¿llevará algún regalo de sus mantillas el próximo 18 de Septiembre?

Se verá el 18 de Septiembre, pero es muy probable que si…..

Formación

La Eucaristía es la consagración del pan en el Cuerpo de Cristo y del vino en su Sangre que renueva mística y sacramental-mente el sacrificio de Jesucristo en la Cruz. La Eucaristía es Jesús real y personalmente presente en el pan y el vino que el sacerdo-te consagra. Por la fe creemos que la pre-sencia de Jesús en la Hostia y el vino no es sólo simbólica sino real; esto se llama el misterio de la transubstanciación ya que lo que cambia es la sustancia del pan y del vino; los accidentes (forma, color, sabor…) permanecen iguales.

La institución de la Eucaristía, tuvo lugar durante la última cena pascual que celebró con sus discípulos y los cuatro relatos evan-gélicos coinciden en lo esencial: en todos ellos la consagración del pan precede a la del cáliz. Sin embargo, debemos recordar, que en la realidad histórica, la celebración de la Eucaristía (Fracción del Pan) comen-zó en la Iglesia primitiva antes de la redac-ción de los Evangelios.

Los signos esenciales del sacramento eucarístico son pan de trigo y vino de vid, sobre los cuales es invocada la bendición del Espíritu Santo y el presbítero pronuncia las palabras de la consagración dichas por Jesús en la última Cena: "Esto es mi Cuer-po entregado por vosotros... Este es el cáliz de mi Sangre...".

Necesariamente el encuentro con Cristo Eucaristía es una expe-

riencia personal

e íntima, y que supone el encuentro pleno de dos que se aman. Es por tanto imposi-ble generalizar acerca de ellos. Porque sólo Dios conoce los corazones de los hombres. Sin embargo sí debemos traslucir en nues-tra vida, la trascendencia del encuentro ín-timo con el Amor. Resulta lógico pensar que quien recibe esta Gracia, está en mayor capacidad de amar y de servir al hermano y que además alimentado con el Pan de Vida debe estar más fortalecido para enfrentar las pruebas, para encarar el sufrimiento, para contagiar su fe y su esperanza. En fin, para llevar a feliz término la misión, la vo-cación, que el Señor le otorgue.

Jesús quiso dejar a la Iglesia un sacra-mento que perpetuase el sacrificio de su muerte en la cruz. Por esto, antes de comen-zar su pasión, reunido con sus apóstoles en la última cena, instituyó el sacramento de la Eucaristía, convirtiendo pan y vino en su mismo cuerpo vivo, y se lo dio a comer; hizo participes de su sacerdocio a los após-toles y les mandó que hicieran lo mismo en memoria suya.

Así, la Santa Misa es la renovación del sacrificio del Señor Jesús en la Cruz, pero sin derramamiento de sangre, pues ahora Jesucristo se encuentra en es-tado glorio- so. Además de ser una obliga- ción

a s i s t i r a la Santa

Misa los domingos

Unidos por la Eucaristía Juan Spitzley Vilchez

Formación

y días de precepto -a menos que se esté im-pedido por una causa grave-, es también un acto de amor que debe brotar naturalmente de cada cristiano, como respuesta agrade-cida ante el inmenso don que significa que Dios se haga presente en la Eucaristía.

La Eucaristía es también banquete sagra-do, en el que recibimos a Jesucristo como alimento de nuestras almas. Al comulgar, entra en nosotros mismos Jesucristo vivo, verdadero Dios y verdadero hombre, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad.

La Eucaristía es la fuente y cumbre de la vida de la iglesia, y también lo es de nues-tra vida en Dios. La Iglesia manda comul-gar al menos una vez al año, en estado de gracia; recomienda vivamente la comunión frecuente y, si es posible, siempre que se asista a la Santa Misa, para que la participa-ción en el sacrificio de Jesús sea completa.

Es muy importante recibir la Primera Comunión cuando se llega al uso de ra-zón (siempre con la debida preparación y

habiendo recibido el sacra-mento de la penitencia),

puesto que recibiremos al mismo Jesucristo pre-sente en la Eucaristía. Debemos ser muy

conscientes de que Jesu-cristo está en la Eucaristía

verdadera, real y sustancial-mente presente, todo entero, vivo

y glorioso, con su cuerpo, sangre,

alma y divinidad, bajo cada una de las es-pecies y bajo cualquier parte de ellas. La Hostia consagrada es una Persona Divina, es Jesús vivo y verdadero.

Solamente los sacerdotes pueden cele-brar la Santa Misa, pues solo ellos pueden actuar personificando a Cristo, cabeza de la Iglesia.

Puede comulgar todo aquel cristiano que esté en gracia de Dios, que guarde el ayuno eucarístico y que sepa a quién va a recibir.

El ayuno eucarístico consiste en abste-nerse de tomar cualquier alimento o bebida, al menos desde una hora antes de la Sagra-da Comunión, a excepción del agua y de las medicinas. Los enfermos y sus asisten-tes pueden comulgar aunque hayan tomado algo en la hora inmediatamente anterior.

El que desea comulgar y se encuen-tra en pecado mortal no pue-de recibir la Comunión sin haber acudido antes al sacramento de la Peniten-cia, pues para comulgar no basta el acto de contrición. El que comulga en pecado mortal comete un grave pecado lla-mado sacrilegio.

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Miércoles Santo 2010

Radiante amaneció el Miércoles Santo. Desde primera hora de podía apreciar mo-vimiento y nerviosismo en los miembros de nuestra Hermandad que allí se encontraban. La colocación de la rampa en la puesta de sa-lida, los últimos retoques en los pasos, visitas oficiales del Ayuntamiento y de Federación, con su presidente, D. Gerardo Sabador a la cabeza, y entrega de ramos de flores de per-sonas anónimas que cumplían así con el ritual de todos los años.

A las 13:30 daba comienzo la misa de acción de gracias, que se llevaba a cabo delante de los pasos, completamente terminados, en ese acto se llevó a cabo la imposición de medallas a nuevos hermanos, cabe destacar la excesiva duración del acto, estaría bien para próximos años no exceder la duración del mismo.

A partir de la 18:00 horas, la algarabía al-rededor de San Matías era notable, nazare-nos que llegaban al templo, perfectamente cubiertos, mantillas que lucían sus mejores galas, para un día tan esperado y costaleros que aprovechaban esos minutos para fajarse y escuchar atentos las indicaciones de sus res-pectivos capataces.

Todo estaba preparado para que las puer-tas de la Imperial se abrieran puntualmente, aunque no pudo ser, hasta unos minutos mas tarde, cuando la Hermandad pusiera su cruz de guía en la calle, debido al ya habitual re-traso que arrastra el palio de la Hermandad de los Gitanos. Destacar como dato importante, que este año el número de hermanos en filas, se vió incrementado notablemente destacan-do por encima de todos, la gran cantidad de monaguillos que acompañaban el cortejo, sin lugar a dudas, una semilla que debemos cui-dar y motivar día a día.

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Miércoles Santo 2010

Los tramos fueros saliendo hasta alcanzar la escalinata que preside nuestra sede canó-nica, la multitud abarrotaba las calles y apa-reció el barroco paso de Nuestro Padre Jesús de la Paciencia que en esta ocasión aparecía adornado en su calvario de iris morado, co-locados de forma primorosa por la querida familia Vedia, los sones de la Agrupación Musical Virgen de la Estrella encadenaron sin pausa varias marchas, que fueros prece-didas, como siempre, por la interpretación de la marcha Saeta, cuando aún se encontraba el paso del primer titular, en el interior de la Pa-rroquia. El coqueto paso se fue perdiendo por la calle San Matías hasta llegar a Navas.

Otro año mas se volvió a obrar el mi-lagro y el palio de María Santísima de las Penas, exquisitamente adornado de orquí-deas, superó la puerta de la Imperial de San Matías, haciendo posible lo imposible, la Hermandad de dirigía un año mas a realizar Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral Metropolitana.

Como estaba previsto, la Hermandad llegó a las puertas de la Santa Iglesia Cate-dral para realizar la Estación de Penitencia, dirigiendo la oración, el Sr. Arzobispo de Granada, D. Francisco Javier Martínez, La Cofradía iniciaba el camino de regreso a su templo, el cual deparó instantes de belleza y recogimiento, destacando el paso de la Her-mandad por calles abarrotadas de público, como es el caso de la Gran Vía y de la ya clásica calle Varela.

Puntualmente llegaba la cruz de guía a las puertas el la Parroquia de San Matías, ochen-ta minutos después lo hacia el paso de palio, dato este que en próximos años de debería intentar mejorar, ya que la Hermandad pone

Miércoles Santo 2010

muchos niños en la calle los cuales se desesperan esperando la llegada de la Virgen a la Iglesia.

El rezo de las preces y las palabras de agradecimiento y de aliento de nuestro Hermano Mayor, pusieron el broche a una nueva Estación de Penitencia.

Un año mas la Hermandad disfrutó de un inolvidable Miércoles Santo.

Especial 50 aniversario

Un año de celebración: Memoria de Actos

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Día 14: Reunión con hermanos Fundadores y miembros de las Juntas de Gobierno de estos cincuenta años, para presentar actividades y constituir-los en Comisión Asesora del Cincuentenario. Presentación de la Revista Paciencia y Penas en su nueva época.

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9 Día 18: Una comisión de la Hermandad visita al Exmo. Alcalde de Grana-da, D. José Torres Hurtado y al concejal de Relaciones Institucionales, con el fin de comentarle los actos a celebrar durante los próximos meses.

Día 25: Presentación de la web de la Hermandad, www.pacienciaypenas.es

Nov

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Día 19, 20 y 21: Triduo de preparación al Adviento con motivo del L Ani-versario Fundacional

Día 27: Misa-Funeral por el alma de los Difuntos de la Hermandad en estos L Años

Día 6, 7 y 8: Triduo y Función en honor de María Santísima de las Penas, en la festividad de la Inmaculada.

Día 8: Besamanos extraordinario en honor de María Santísima de las Pe-nas, con Rezo del Rosario

Día 27: Comida de Hermandad. La recaudación de la misma fue totalmente destinada a un comedor social.

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Especial 50 aniversario

Día 22: Tertulia “Pregones Cofrades”; contó con la participación de contrastados pregoneros de nuestra ciudad, como D. José Antonio Lacárcel(pregonero oficial del año 2010, D. Juan García Montero, D. Abe-lardo Mora Guijosa y D. Miguel Luís López Guadalupe

Día 24: Una representación de la Cofradía visitó al Sr. Vicario General Moderador.

Día 23-29: Exposición “Granada, Semana Santa singular” Exposición de enseres de las distintas Hermandades y Cofradías de Semana Santa, en ho-menaje a todas ellas, con motivo de nuestro L Aniversario (Febrero). Visi-tada por el Presidente de la Real Federación, Concejales de Cultura y Tu-rismo, Hermanos Mayores y miembros de las Juntas de Gobierno y cientos de personas. Se entregó un separa libros conmemorativo.

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Días 12, 13 y 14: VI Muestra de Marchas Procesionales Granadinas, du-rante los días. 11 Agrupaciones. En una sesión se interpretaron las Marchas compuestas en honor a María Santísima de las Penas.

Día 15-19: Extraordinario y Solemne Quinario en honor de Nuestro Padre Jesús de la Paciencia, en la Basílica de la Inmaculada y San Juan de Dios, predicando el Rector de la misma, Fray Juan José Hernández. La Sagrada Imagen estuvo en el Retablo del Altar Mayor ante la urna con los restos del Santo. (Traslado privado de la Imagen desde San Matías a San Juan de Dios a pié)

Día 21: Acto en homenaje a los hermanos oficiales (que han formado parte de la Junta de Gobierno), con entrega de cordón de oficial; y de nom-bramiento de Hermano de Honor a Don Francisco Fernández Santoyo y a Doña Carmen Quesada Martín

Día 25: Presentación de las nuevas andas para cultos y Vía Crucis. Fueron donadas por un hermano.

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Día 16: Representación de la obra “Historia de un robo bobo”, por parte de la compañía de teatro de la Hermandad, los beneficios de la obra fueron destinados a la elaboración de las nuevas túnicas.

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Memoria de actos

Día 26: Solemne Via Crucis desde el Hospital de San Juan de Dios –don-de recibió culto la Imagen durante más de treinta años- , partiendo des-de la Basílica, hasta la Iglesia de San Matías, por el recorrido tradicional, ofreciendo las oraciones de las estaciones por diversas intenciones –por la Iglesia, ante el palacio Arzobispal y la Curia; por el Ayuntamiento –ante su sede-; por el Ejército, ante el MADOC; por los jóvenes, ante el Colegio San Bartolomé, etc.. Asistió el Alcalde de la Ciudad y el Teniente de Alcalde.

Día 30: Celebración Penitencial en la Iglesia de San Matías.Día 31: Estación de Penitencia. En la misa de preparación, se impuso de forma extraordinaria, la medalla de la Hermandad a todos aquellos herma-nos que lo solicitaron

Día 2: Rosario de la Aurora con la imagen de María Santísima de las Penas.

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Día 14: Concierto de Marchas Sacramentales, a cargo de la Banda Munici-pal de Música de Granada, dirigida por Sánchez Ruzafa

Día 20-2 de Julio: Exposición Ajuar de María Santísima de las Penas: Ex-posición con el Ajuar de Nuestra Sagrada Titular, en homenaje a los Fun-dadores y a todos los hermanos de la Cofradía.

Exposición Guiones de las Hermandades Sacramentales de Granada. Ex-posición de Guiones y Báculos Sacramentales y otros elementos eucarísti-cos, en homenaje a las Hermandades Sacramentales de Granada.

Semana del 13-18: Durante estos días la actividad en la Hermandad será frenética. Función extraordinaria en la Parroquia de San Matias, Pregón del L Aniversario, Presentación del Cartel conmemorativo de la Salida Ex-traordinaria, Presentación de estrenos.

Día 18: Salida Extraordinaria de María Santísima de las Penas

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El Cartely el Cartelista

“Es un honor haber pintado este cartel”

Especial 50 Aniversario

Varios son los bocetos que llegan hasta la Hermandad para presidir el cartel anun-ciador de la Salida Extraordinaria de María Santísima de las Penas, alguno de ellos in-cluso realizado por un hermano de la cor-poración, pero finalmente, como no podía ser de otro modo, la Hermandad, decidió que este valioso encargo fuera llevado a cabo por Rafael Reina.

Rafael Reina nace en Marchena el 1 de Agosto de 1958, pero rápidamente, a la pronta edad de 5 años, su familia se tras-lada a Sevilla, al sevillano y cofrade barrio de San Bernardo, es allí donde Rafael tiene su primera relación con el mundo de la Se-mana Santa, participando durante muchos años en el cortejo de la Hermandad del ba-rrio, cuyos titulares, el Cristo de la Salud y la Virgen del Refugio, ocupan un lugar importante en el corazón de este artista, el cual no duda en considerarse “cofrade y es-pecialmente virgencita”, por su amor a las advocaciones marianas.

Este bohemio del arte, se forja como co-frade y como artista, en la ciudad hispalen-se, pero por caprichos del destino, allá por el año 2003, llega a Granada. Conocedor de la escuela granadina, a la cual considera como “madre y maestra del arte andaluz”, no niega sentirse “atraído por las imágenes granadinas del S.XVII, especialmente por la Soledad de San Jerónimo”.

Nuestro cartelista se considera pintor, “aunque adoro la cerámica”, nos cuenta mientras nos muestra un azulejo presidido por el Cristo de la Misericordia, imagen a la que Rafael rinde culto y admiración desde que llega a Granada, de ahí que “me esta-blezca en la Parroquia de San José y co-mience a formar lazos de amistad y unión con los hermanos de la que posteriormente pasó a ser mi Hermandad y a la cual acom-paño cada madrugada del Jueves Santo”. Pero no fue la Hermandad del Silencio la primera en confiar en las manos de Rafael Reina, “fue la Hermandad de la Burriqui-

El Cartel y el cartelista David Morente

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El Cartel y el cartelista

lla la primera que requiere de mis servicios como pintor, y encantado y agradecido, les realice el cartel anunciador de su salida y la orla de cultos de ese mismo año”. Especia-les son las palabras de agradecimiento que Rafael Reina tiene para la familia León, “ellos me abrieron las puertas de su casa y confiaron en mi, dándome a conocer a la Granada cofrade, por ese motivo les estaré eternamente agradecido” Desde su llegada a nuestra ciudad muchas has sido las Her-mandades que han confiado a Rafael sus carteles, orlas y azulejos, “yo me conside-ro un pintor constumbrista y especialmente taurino, pero el día a día me ha llevado has-ta aquí, hasta lo cofrade……de ahí mi ale-gría diaria, por poder plasmar en papel o en cerámica lo que me gusta, lo que me llena”, y es que Rafael es un artista en mayúsculas, aunque el mismo se describa como “un cu-rrante del arte, un artista del día a día”

Aprieta el calor en Granada, cuando Rafael recibe el encargo de nuestra Her-

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Especial 50 Aniversario

mandad de realizar el cartel anunciador de la Salida Extraordinaria de María Santísima de las Penas, como colofón final a los actos de celebración del L Aniversario, él tímido y calculador acepta el reto, y reconoce que “agradezco la confianza de la Hermandad en mi trabajo y especialmente que me hayan dado total libertad para la realización del mis-mo”, al mismo tiempo recuerda que “cuando llegué a Granada, uno de mis primeros re-cuerdos cofrades, es la “recogía” del palio de María Santísima de las Penas. Andaba yo por la calle Varela esperando el paso de la Dolo-rosa y a lo lejos avisé la llegada del paso de palio, ante el cual quede impresionado y deci-dí acompañar a la Hermandad, en un discreto segundo plano, hasta su entrada en la Parro-quia de San Matías, desde ese día allí pueden encontrarme puntualmente”.

“Han sido diez días, dedicados íntegra-mente a la realización del cartel, el cual en su origen, pensé que resultaría clásico, pero finalmente el movimiento que le im-primen las letras y la intensidad de color del fondo, han dado como resultado un trabajo muy mío, muy personal y he de reconocer que es para mi un honor haber podido realizar este cartel y agradezco a la Hermandad su confianza ciega en mí, eso, y el haber descubierto en su totalidad la talla de María Santísima de las Penas, el haber indagado en cada detalle de tu rostro, de su talla, me ha hecho enamorar-me de ella”, tras esta afirmación, admite que “me he sentido artista pintando este cartel” Con estas palabras, Rafael descri-be su sentimiento hacia el cartel el cual por aquellos días aun estaba por terminar. Hoy preside los escaparates, los balcones y las paredes de las casa de todos los Her-manos de Paciencia y Penas.

Orgulloso y feliz se encuentra el artista delante de su obra y tras pensar un segun-do reconoce que “es mucho lo que le debo a Granada y a sus cofrades, ellos con su cari-ño, me han convertido en un granadino más”

La Hermandad pondrá fin a los actos del cincuentenario en pocos días, pero en la me-moria y en el corazón de todos los Herma-nos de Paciencia y Penas, quedará guardado este cartel, hecho por un enamorado del arte, de ahí, su amor en cada trazo del lienzo y su sencillez en la descripción de una cosa tal importante como cumplir Cincuenta años, ya en las portadas de números anteriores pudimos apreciar tu arte, ahora con la rea-lización del cartel descubrimos el amor a tu oficio, el de plasmar los sueños en papel.

*Gracias a Pedro por su Hospitalidad en la realización de este reportaje.

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Actos destacados

Exposición: “Granada, Semana Santa singular”

Durante la última semana de Febrero, se llevó a cabo, enmarcado dentro del calendario de actos de cincuentenario, una exposición dedicada a las Hermandades de nuestra Se-mana Santa. Durante esos días se pudieron ver algunos de los enseres más singulares e identificativos de las 32 Hermandades de nuestra ciudad.

Ordenadas por día de salida, mas de cuarenta piezas, relataban lo que ha sido la Semana Santa de Granada, en estos últimos cincuenta años, ilustrativa muestra de detalles, recuer-dos y curiosidades que difícilmente pueden advertirse durante nuestra Semana Mayor.

Desde la llave que abre la Semana Santa hasta las bocinas y campanillas que anuncian la Resurrección. Casi podría formarse con los objetos expuestos, un cortejo procesional. Entre los enseres expuestos pudimos ver una chía granadina, el Muñidor de San Agustín, cruz de guia, faroles, guiones, banderas, estandartes, SPQR, y elementos de los propios pasos, como llamadores, cartelas e incluso figuras secundarias (Longinos de la Herman-dad de la Lanzada). Evidentemente no había ninguna imagen de culto, pero si enseres muy cercanos, como podía ser el remate de una cruz, el tonelete de un crucificado, los gemelos de la camisa de un Nazareno, la saya de una Virgen, su puñal, sus joyas, sus rosarios; y algunas otras de especial significado. Como la pequeña cruz que luce en su mano el niño Jesús que procesiona en los entrañables Facundillos, o el Guión de la Real Federación de Hermandades y Cofradías de Granada. También la música estaba representada en forma de tambor, corneta y partituras.

La exposición de completaba con una exposición de fotografías de todas y cada una de las Hermandades, en ella colaboraron algunos de los fotógrafos cofrades de nuestra ciudad.

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Traslado de Nuestro Padre Jesús de la Paciencia a la Basílica San Juan de Dios

La mañana del domingo 14 de Marzo quedará grabada en la memoria de los privilegia-dos que acompañaron las andas, que portaban la portentosa imagen que tallará en el Siglo XVII Pablo de Rojas.

Fue algo íntimo y rápido. Estaba amaneciendo y la luz jugaba con los moratones en el dorso de la imagen del Señor de la Paciencia. El grupo de hermanos era amplio, encabe-zados por nuestro consiliario, se traslado a la imagen a la Basílica de San Juan de Dios, donde nos recibió el Rector de la Basílica y reciente pregonero de nuestra Hermandad, Fray Juan José Hernández.

El recorrido fue breve, pero dejó estampas irrepetibles e inolvidables.

Al llegar a la basílica, la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Paciencia quedo colocada en el Altar Mayor, presidiendo la Basílica y ante el camarín del Santo, un lugar reservado para momentos e imágenes especiales.

Especial 50 Aniversario

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Actos destacados

Quinario Extraordinario y Vía Crucis

Del 16 al 21 de Marzo de desarrollo el Quinario en honor a Nuestro Padre Jesús de la Paciencia, que en esta ocasión y con motivo de la celebración del L Aniversario se llevó a cabo en la Basílica de San Juan de Dios. El día 22 se celebró la Función Principal de Instituto, en el transcurso de la misma se leyó la Pública Protestación de Fe por parte de los hermanos de la Hermandad, a través del Secretario General, jurando sobre el Sagrado Texto el Hermano Mayor, en representación del resto de hermanos.

Días después, el 26 de Marzo, la imagen del Señor de la Paciencia volvió a San Matías, en esta ocasión lo hizo de forma multitudinaria, en un Vía Crucis que siguió el mismo itinerario que recorría, cuando hace años, se realizaba este acto, para trasladar al Señor desde el Hospital de San Juan de Dios, hasta su sede canónica.

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Especial 50 aniversario

Exposición: “Ajuar de María Santísima de las Penas”:

Durante los primeros días del mes de Julio, se llevó a cabo la Exposición sobre el Ajuar de Nuestra Sagrada Titular, en homenaje a los Fundadores y a todos los hermanos de la Cofradía. En ella se expuso todo el ajuar de María Santísima. Allí pudieron observarse todos sus mantos, tanto de salida como de capilla, destacando el primer manto con el que procesionó la dolorosa en el año 1960, también pudieron contemplarse joyas, tocas de sobre manto y sayas, incluyendo su saya de salida, bordada por Fernández y Enriquez. En el centro de la sala se encontraba el palio de María Santísima y su corona de salida. La exposición fue muy visitada por cofrades y por granadinos en general.

Exposición: “Guiones de las Hermandades Sacramentales de Granada.”

Coincidiendo con la exposición del Ajuar de María Santísima de las Penas, de llevó a cabo una exposición de Guiones y Báculos Sacramentales y otros elementos eucarísticos, en homenaje a las Hermandades Sacramentales de Granada. Se podía contemplar en el interior de la Capilla del Colegio Mayor San Bartolomé y Santiago.

Todas las Hermandades de carácter sacramental de Granada, aportaron su Guión y Bá-culos sacramentales, incluyendo el de la Hermandad del Sagrario.

Desde estas páginas queremos agradecer a todas las personas que con su esfuerzo, han hecho posible todos estos actos. A todas las Hermandades que han colaborado ce-diendo sus enseres. A todo el público en general que nos ha acompañado en todos los actos. Y especialmente a todos los Hermanos que durante 50 años han formado parte de esta Hermandad, sin todos y cada uno de ellos todo esto no hubiera tenido sentido.

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Felicitaciones

Arzobispo de Granada: D. Javier Martínez Fernández:

Es un honor para mi poder felicitar a esta corporación y todos los miembros de la misma. Que sigáis promoviendo la fe de Cristo y la pasión de su Madre, la Virgen María. Que cada día seáis ejemplo de cristianismo y de devoción. En estos tiempos que nos ha tocado vivir, reina el egoismo y el altruismo, de ahí vuestra valía y vuestro valor.

Que disfrutéis de vuestra efeméride y que cumpláis con vuestras reglas, esas que hace cincuenta años se redactaron y que os han ayudado a llegar hasta hoy. Muchas felicidades hermanos y que Dios os bendiga.

Alcalde de Granada: D. José Torres Hurtado:

Para la ciudad de Granada, para mi equipo de Gobierno y para mi, es un privilegio poder celebrar vuestro L Aniversario. Sois una Hermandad querida y seguida, por ese motivo se que estáis llenos de gozo y felicidad por llegar hasta aquí. Os deseo lo mejor y os quiero transmitir todo el ánimo necesario para seguir escribiendo las páginas de vuestra Hermandad y por extensión de nuestra Semana Mayor, que ya es de interés turístico internacional.

Presidente de la Real Federación de Hermandades y Cofradías: D.Antonio Martín Sánchez:

Hace un año, justamente el 14 de septiembre de 2009, esta revista renacía con su presentación en premeditada coincidencia con el día que se cumplía el cincuentenario de la Hermandad Sacramental de Ntro. P. Jesús de la Paciencia y María Stma. de las Penas. Un año más tarde, este número de vuestra revista Paciencia y Penas, en su Nueva

Época, viene a ser el heraldo que anuncia el cierre de ese 50 Aniversario Fundacional.

Por eso me complace de modo especial poder responder a la invitación que desde ella se me hace para felicitar, como Presidente de la Real Federación y en nombre de todos los cofrades granadinos, a sus hermanos cofrades por este año de celebraciones. Ha sido un año colmado por las bendiciones de vuestros Sagrados Titulares y que hacéis extensivas a todos los granadinos con la Salida Extraordinaria de María Stma. de las Penas.

Confío en que en este tramo final de vuestro cincuentenario se hayan cumplido con creces las expectativas que poníais en él; y, sobre todo, que el balance de estos 365 días de celebraciones confirme lo que vuestro Hermano Mayor, Don José Luis Pérez-Serrabona, os pedía en su carta que abría el primer número de Paciencia y Penas en su Nueva Época:

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Especial 50 aniversario

que este año, y esta nueva revista, fuesen motivo para el compromiso, para una “nueva época” de la Hermandad. Viviendo —como él decía— unas convicciones y unas actitudes que nos ayuden a una mejora personal sin exclusiones, no solo vuestra Hermandad podrá celebrar, siempre rejuvenecida, 50 años más, sino que seguirá enriqueciendo la Semana Santa de nuestra ciudad, como lleva haciendo desde 1959.

Ése es mi deseo, porque es el vuestro, y no debemos tener otro.

Mis más sinceras felicitaciones.

Director de la web Pasión en Granada: D. Fernando Argüelles:

Cincuenta años, en toda una historia, puede parecer poco tiem-po… pero es mucho si hablamos de la Semana Santa de Granada tal y como la conocemos hoy en día. Por ello debe ser motivo de alegría para todos los cofrades el celebrar junto a la hermandad de “Paciencia y Penas” este aniversario tan especial. En éstas cinco dé-cadas nuestra Semana Santa ha crecido mucho, y en parte se debe a vosotros y a cofrades que se han formado junto a vosotros. Quedan

muchos Miércoles Santos por delante, mucha historia por escribir, mucha vida por vivir en hermandad… Felicidades”.

D. Rafael Reina, pintor: Quiero felicitar, a esta ya por mí, querida Hermandad, por hacer

durante 50 años que “Jesús de la Paciencia , esté en medio de no-sotros", acompañado de su bendita Madre, " la que también sabe asumir nuestras Penas, y así ayudarnos a vivir el momento presente, según la Voluntad de Dios."

¡¡ Quién pudiera volver a pintar con tanto cariño, el cartel del Centenario!!

Ex Presidente de la Real Federación de Hermandades y Cofradías:D. Gerardo Sabador:

Yo os deseo lo mejor, por varios motivos, pero especialmente por mi cercanía a todos vosotros. Sois un ejemplo a seguir por mantener viva vuestra identidad, esa que os ha hecho llegar hasta aquí. Que sigáis por el camino trazado por vuestros fundadores y que celebréis esta efeméride con el mayor de los gozos.

Felicitaciones

Capataz del paso de Nuestro Padre Jesús de la PacienciaGerardo Sabador Manzano

Es un honor para mi pertenecer a esta Hermandad, en este momento tan especial. Un momento cargado de compromiso, ya que tenemos ante nosotros el reto de seguir trazando el camino de los próximos cincuenta años. Yo y la cuadrilla del paso de Cristo celebraremos esta fecha debajo del paso de María Santísima de las Penas, siendo parte de ella en su salida extraordinaria.

Felicidades a todos y cada uno de los que formamos nuestra Hermandad

Agrupación Musical Virgen de la Estrella:

Vosotros sois parte de nuestra historia y esperamos que así sea durante muchos años más. Esta agrupación os siente muy cerca y por ese motivo os deseamos lo mejor para los próximos cincuenta años, ya que estos que ahora celebráis, han servido para marcar vuestra personalidad. Gracias por hacernos sentir parte de vuestra historia.

Juan de Dios Larios NavarroCelador Mayor y Secretario General de la Hermandad:

En este 50 aniversario, que no es una meta para nosotros, sino un momento importante para nuestra Hermandad, con la satisfacción del deber cumplido, con todas nuestras ilusiones renovadas para el futuro, que cada día y con el esfuerzo de todos ha de ser mejor; deseo felicitar a nuestro Consiliario, Hermano Mayor, Junta de Gobierno y a todos los hermanos de Paciencia y Penas, por su buen hacer, y por el ejemplo

que día a día dan del concepto que se ha de tener de lo que es una Hermandad.

Agradecer y felicitar a todos aquellos que nos precedieron, al saber inculcarnos y ense-ñarnos el camino, con su trabajo, sus sueños, y el amor a nuestra Cofradía, logrando que entráramos en esa dinámica y estemos orgullosos de pertenecer a una Hermandad siempre viva, fiel a sus tradiciones, humilde en la formas y muy rica en el fondo.

A todos y a cada uno de aquellos que ayer y hoy han contribuido, gracias. ¡¡Feliz 50 aniversario!!.

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Especial 50 aniversario

Era yo un niño cuando llegaste a mi vida. Tu eras solamente una adolescente. Llegué a ti por mis mayores y como había sitio, me quedé. Me recibiste con los brazos abiertos, sin preguntarme de donde venía, de todos modos, si me hubieras preguntado, no sa-bría que responderte. Yo solo era un niño que soñaba con ser mayor y no sabía que significaba ser parte de ti. Jugábamos a mi-rarnos, sin decirnos nada. La diferencia de edad apenas se notaba, tú siempre has teni-do un aspecto que te hace parecer menor. Recién llegado conocí a tu gente, y ellos hi-cieron, que definitivamente, fuera siempre parte de ti….

Los recuerdos de aquellos primeros años, traen a mi mente el protagonismo de tu gente, pasábamos días enteros a tu alrededor. Yo deseaba volver a verte, era como ese amor correspondido que se lleva en silencio, porque tu eras mayor y yo solo

un niño que llevaba poco tiempo conocién-dote. Eran días de correr por tu casa, por tu alrededores, eran días de inocencia, de juventud, de teatros y de juegos, eran días de historias de amor, eran días de acompa-ñarte al salir a la calle…recuerdo como ese día mi madre me vestía con la delicadeza que se viste a un bebé. Ese día le gritaba a la gente que eras mía, que eras parte de mí, ese día te vestías de cofradía y paseabas por las calles de una ciudad, que te hacía ser aun más señorial.

Uno de esos días que me acerqué a verte

a tu casa, te hablé de mi, de inquietudes, de anhelos y de sueños, tu, como esa madre que intenta guiar a sus hijos por el buen ca-mino, me cogiste de la mano y me llevaste hasta El. Por el camino me hablaste de tra-diciones, de singularidad y de una forma de ser, que te hacía ser diferente, esa que te ha-bían impregnado los que a ti pertenecieron,

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esos que te habían hecho crecer, hasta lle-varte hasta aquí. Llegamos a un Hospital, al fondo una vieja capilla y allí estabas tu, paciente, sereno y esperándome, sabías que llegaría a ti. Yo, ya adolescente, no pude evitar acariciar tu talla, mis manos recorrie-ron tus piernas, tus manos, y mis ojos se clavaron en los tuyos, desde ese día, cuando pienso en ti, lo hago a través de El.

Desde ese día, siempre te imagino con su cara, siem-pre te busco en sus manos, siempre te encuentro en sus ojos…..ahora cada vez que sales a la calle, te acom-paño muy cerca de El, desde ese sitio presumo de ser de ti, desde ese sitio me siento de ti, desde ese sitio vuelvo a la inocencia del día que te co-nocí, desde ese sitio quiero di-rigirme siempre a ti, tal y como lo hago cuando salgo a pasearte.

Pasaron los años y fui-

mos creciendo juntos, yo conocí otras gentes que me llevaron a conocer otras co-sas, no eran ni mejores ni peores que tu, eran distintas. Pero yo siem-pre vuelvo a ti, yo soy de ti, contigo crecí y en ti quiero seguir, aunque a veces te cuide mal, aunque a veces me olvidé de que tu eres así, tal y como yo te conocí.

Tu eres especial, tu has marcado mi día a día y me has llevado hasta a El,. Ahora, te veo desde la intimidad, desde tus entrañas y me doy cuenta que tenemos que cuidar-

te y disfrutarte, porque los años pasan y tu sigues igual, nosotros sin embargo, nos va-mos haciendo mayores y acudimos a ti mas de vez en cuando, siempre que nuestro día a día así nos lo permite, pero tu nos recibes con tu mejor sonrisa y El, desde una triste capilla sabe de súplicas y de gracias, sabe de dolor y agradecimiento, sabe de amor y

egoísmo….Tu eres refugio de tu gen-te, en ti nos sentimos como en nues-tra casa, no en vano, te conocemos desde siempre y hemos crecido a tu amparo.

Ahora cumples medio siglo y te observo desde el último banco de

tu casa, ¿Cuánta gente ha pa-sado por ti…..? Muchos han sido los que no se han queda-do, ellos no se han molestado

en conocerte, se han quedado en lo material, no han sabido

enamorarse de ti, de tus historias, de las manos de Ella y de los ojos de El, ellos han buscado protago-nismo y se han ido de vacío, aquí

siguen los tuyos, los que les dueles y te respetan….aunque a veces ju-

guemos a cofradías utilizando tu nombre.

Espero seguir a tu lado mu-cho tiempo, tu seguirás y yo me quedaré junto a El, pero en ti seguirán los míos, esos que ahora comienzan a conocerte y te miran con vergüenza….pero saben que eres el amor de su padre. Yo sueño con que un día se emocionen como yo cuando te vean salir a la calle, vestida con tu terno morado y paseando tu belleza imperial.

Felicidades y que cumplas muchos más.

Saeta en San Matías

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La Imperial y Venerable Hermandad Sacramentaldel Apóstol San Matías e Ilustre y Fervorosa Cofradía de

Nuestro Padre Jesús de la Paciencia y Maria Santísima de las Penas

Con motivo de la celebración de su cincuentenario fundacional 1959-2009

Saldrá en solemne

PROCESIÓN EXTRAORDINARIA

Mª Stma. de la PenasEl día 18 de Septiembre de 2010 a las 19:30

Desde su sede canónica la Imperial Parroquia de San Matías

Con el siguiente recorrido:San Matías, Pavaneras, Santa Escolástica Fortuni, Molinos,

Misericordia Coronada, Campo del principe, Realejo, Fortuni, Carnicería, Santo Domingo, Jesús y María, Varela,

Cuesta del progreso, San Matías

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“Mamá, Papá, este año me voy a pasar la Semana Santa a Granada, que Quique sale de costalero el Miércoles Santo en su hermandad, Paciencia y Penas creo que se llama, y quiero verla.”Seis años hace ya de esa conversación con mis padres.

Llegué el Lunes Santo, y Juande y Mª Ángeles me recogieron en la estación de autobuses con los brazos abiertos, como siempre han hecho. Me llevaron a ver todas las Hermandades que salían esa tarde.

“Mira Aurora, esta es Mª José, Ana, Encarni, Julia, Amparo, Ana (otra Ana), Juan, Jorge, José Luis, David, Miguel,… El primo de…, la novia de…, la her-mana de…” Y así una infi-nidad de nombres y más nombres y caras y más caras. Por supuesto, el Martes Santo ya no re-cordaba ninguno. Pero bueno, poco a poco.

“Mamá, aquí todas las mujeres que salen delante de la Virgen van con man-tillas, a las recogidas de las Hermandades les llaman encie-rros…he estado en la “tribuna de los pobres” viendo pasos, y Mº Ángeles me ha presentado hasta al primo de Quique que no es su primo…Esto es un lío, pero te encan-taría, los pasos, las calles tan estrechas, el Albaicín…”

Y llegó el Martes Santo, la primera vez que ayudaba con las flores de un Paso de Semana Santa. Todos colaboraban, los ni-ños (ahora no tan niños), los mayores… Unos abrían claveles, otros hacían ramitos de pitiminí, otros les daban el último reto-que a los pasos...

Mi primer Miércoles Santo en Granada fue una locura (y aún siguen siéndolo). A eso de las 17:00 comenzaron a llegar muje-res con mantillas: “dame un alfiler, toma una horquilla, ¿está torcida?, ¿voy bien?, ¿dónde están mis calcetines? Anda Aurora, vete al Corte Inglés y compra un par…y cuando to-dos estaban listos, corriendo a la Iglesia.

Yo me quedé en la puerta con Juande, para verlo bien: – Ya está ahí el Cristo de la Paciencia, y ¡mira, lleva “mis flores”! ¿Y ese martillo qué es?...Empiezan a sa-lir las mantillas, y por fin sale la Virgen,

van de rodillas, y Quique está debajo. No pensaba que me

impresionaría tanto.

“Mamá, Papá, tenéis que venir a verlo, todo el recorrido es espec-tacular, pero la salida y recogida son increí-bles, muy difíciles. Os gustaría mucho”.

Seis años después, ya no es la “Hermandad de

Quique”, ahora es “nuestra Hermandad”, ya no hay caras

y nombres, ahora hay amigos, amigas, familia y muchos buenos ra-

tos juntos. La Hermandad me ha aportado muchas cosas, pero quizás una de las más gratificantes ha sido la posibilidad de poder formar parte de un grupo de amigos a los que llaman grupo de teatro, con sus ensa-yos (y las tapillas de después), sus actua-ciones, sus viajes, la complicidad, el com-pañerismo y muchas más cualidades que nos convierte en una familia dentro de la Familia de Paciencia y Penas.

“Papá, ahora sí que me siento como en casa”.

Como en mi casa Aurora Vadillo Quintero

Especial 50 aniversario

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Celebramos en estas fechas los primeros cincuenta años de vida de nuestra querida Hermandad. Yo no tuve la suerte de vivir los primeros momentos de ese proyecto co-mún pero, sin duda, han sido años de lucha sin tregua, de esfuerzos, de injustos sinsa-bores, de tropiezos, de caídas,...y también de nuevos logros e impulsos. Creo que en estos momentos de conmemoración, nos debemos parar a preguntarnos ¿para qué sirvió crear esta Hermandad? ¿vivimos como auténticos cristianos? ¿damos testi-monio de nuestra fe en la difícil sociedad en la que nos encontramos? ¿amamos y ayudamos a nuestro prójimo? ¿disfrutamos de una vida interna y espiritual en el seno de nuestra hermandad? ¿O, por el contrario, únicamente nos quedamos con lo estético de sacar unos maravillosos pasos a la ca-lle? ¿celebramos los cultos como un mero acto social o como el medio para acercar-nos más a nuestros Sagrados Titulares? Dar una respuesta a todas esas preguntas sería, en mi opinión, una magnifica celebración personal de este aniversario. No debemos olvidar que lo que verdaderamente estamos celebrando son cincuenta años de fe en Cristo resucitado, cincuenta años de amor a una Madre angustiada por sus penas.

Una hermandad, que se define como una asociación de fieles con el único objetivo de dar culto público a Nuestras Sagradas Imágenes y con el único fin de anunciar a Dios, no es otra cosa que Iglesia, somos la Iglesia de Cristo. Hoy en día vivimos en una sociedad en la que es difícil pertenecer a cualquier tipo de asociación o grupo que tenga que ver con la Iglesia, puesto que los valores que nos rodean no son los necesa-rios para poder formar parte de una organi-zación de esta índole. Por esto, nosotros de-bemos fundar cada día nuestra hermandad, al igual que hace cincuenta años hicieron por primera vez quienes nos precedieron.

Debemos fundarla asistiendo a la vida diaria a la que la Herman-dad nos convoca (cultos, reunio-nes...), debemos aceptar las responsabili-dades que nos encargan y llevarlas a cabo con la mayor humildad posible, debemos abrir las puertas a quienes llegan por vez primera y tratarlos como si llevasen con nosotros los cincuenta años que tiene de vida la Hermandad, debemos animar a quienes nos rodean a que nos conozcan, debemos prestar un especial interés a las nuevas generaciones, que tan importan-te somos – yo me incluyo – en todos los ámbitos, en definitiva, debemos de estar siempre prestando nuestro trabajo volun-tario y desinteresado, necesario para la marcha diaria de una institución como es la Hermandad.

De esta manera podremos dar una res-puesta satisfactoria a las cuestiones que se nos planteaban al principio. Pienso que si realmente se busca una autenticidad y el ser consecuente con lo que cristiana-mente significa la Hermandad, y para lo que hace ahora cincuenta años se fundó, ésta debe de ser una Comunidad, es decir, unas personas unidas por una misma fe, que vivamos teniendo presente el Evan-gelio, sintiéndonos hermanos entre noso-tros y dando testimonio de nuestro amor y fe a los demás.

Para estos segundos cincuenta años de vida que ahora comenzamos debemos tener presente el compromiso de crear una verda-dera comunidad cristiana acogiendo a las personas como verdaderos hermanos y vi-viendo una fe que llene nuestras vidas y nos de una esperanza en esta época que vivimos. Tenemos que ser un faro de atracción para la juventud, porque nos va en ello el futuro.

Cincuenta años de fé Fernando García García

Qué piensan los hermanos

El sofocante calor de este mas de Agosto nos da un respiro, y una de esas noches, en las que apetece pasear por las calles de nuestra desierta ciudad, nos citamos con el hasta hace pocas fechas, Presidente de la Real Federación de Hermandades y Cofradías de Granada, Gerardo Sabador Medina y sus dos hijos, Gerardo y José Angel Sabador Manzano.Con ellos hablamos de todo, de nuestra Hermandad, del mandato de Gerardo, de la Semana Santa de nuestra ciudad, en definitiva, un entrañable rato de conversación.

Son una familia que ama nuestra Semana Santa. En su día a día siempre aparece en algún momento alguna conversación relacionada con el mundo cofrade, al cual llegan de diferentes maneras: el hasta ahora presidente de Federación llega a la Semana Santa hace 57 años, y “lo hago de casualidad, de la mano de mi hermano Angel Luis y unos amigos, llegamos a la Hermandad del Vía Crucis, que recuerdo nos entraron los hábitos en un antiguo almacén de distribución de vinos y alambique de anís, que había cerca de la Gran Vía, de ahí que cada vez que visto el habito de mi Hermandad, me venga a la mente el olor a matalauva”, sus hijos, si embargo lo hacen a través de las trabajaderas, llegan a la Hermandad en el año 1993, por una llamada de su primo Angel Luís, “nos comenta que están faltos de costaleros y nosotros, sin dudarlos, acudimos a echar una mano. Ese mismo año decidimos hacernos hermanos”.

Gerardo Sabador es hermano de las Her-mandades del Resucitado y de María san-tísima de la Alhambra. A la Hermandad de Paciencia y Penas “le tengo un cariño muy especial, ya que además de ser la Herman-dad de mis hijos, es una Hermandad donde siempre que he ido, me han recibido con mu-cha atención”. Gerardo se crió cerca de la Plaza de Mariana Pineda, donde vivía una tía suya, con la cual guardaba una especial relación, “recuerdo ver a la Hermandad de las Penas hace cincuenta años, bajando por la calle San Matías, me llamaron la atención unos hábitos que no tienen nada que ver con los actuales, eran de un color oro antiguo, y tenían un sabor especial. Yo siempre iba a casa de mi tía a ver las cofradías y recuer-do que por aquellos años, veíamos pasar a la Hermandad del Rosario, que por aquella época, procesionaba aún con el rosario de plata y detrás, ya que salia mas tarde que ahora, pasaba la Hermandad de las Penas”. Los recuerdos de sus hijos son mas recientes

Tertuliando con...

La familia Sabador Manzano.

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Tertuliando con...

y los dos coinciden al recordar que “cuando llegamos a la Hermandad, el ambiente en la cuadrilla era distinto al de nuestra otra Hermandad, el Resucitado de Regina Mundi, nosotros veníamos de una cuadrilla de niños y allí nos encontramos con una cuadrilla de hombres, algunos de los cuales aún continúan en ella, ese año el ambiente estaba enrare-cido, por algún problema del año anterior, pero recuerdo que se habló, y al tercer ensayo todo estaba solucionado. Era una cuadrilla muy singular. De la Hermandad recuerdo su personal carácter, ese que aún perdura en la actualidad, y que en mi opinión, (afirma Ge-rardo hijo) jamás debería perderse”.

Gerardo Sabador Medina deja atrás un periodo de ocho años al frente de la Real Fede-ración de Hermandades y Cofradías de Granada, del cual hace “un balance positivo y muy satisfactorio, aunque me hubiera gustado conseguir una reforma parcial de los estatutos y haber llevado a cabo la realización de un régimen interno, que creo que es muy necesario”, afirma pensativo y tras pensarlo brevemente continua afirmando que “no me arrepiento de nada ya que he actuado siempre por el bien de las Hermandades y por el de la Semana Santa, aún arriesgándome en ocasiones a no ser entendido”. Como es normal recordará por siempre su mandato y no duda en reconocer que si volvería a desarrollar esa misión si “volviera a nacer, ahora no, ya que mi mandato está acabado y solamente una hecatombe me hubiera hecho aceptar una prorroga, y además desde el nacimiento de mi nieta Marina, cada vez me costaba mas acudir a los sitios, aunque finalmente siempre lo hiciera”, en ese mismo sentido Jose Angel tiene claro que jamas ocuparia el cargo que acaba de dejar su padre, sin embargo, su hermano Gerardo afirma que “si llegado el momento fuera necesario, y mis responsabili-dades familiares y laborales me lo permitieran, no dudaría en hacerlo”.

En la historia de nuestra Semana Santa se recordará siempre la Passio Granatenssis, que para Gerardo es el mejor momento que ha tenido su mandato, ese y “poder conocer las interioridades de las Hermandades y a sus gentes, solo así, ahora entiendo cosas que antes no alcanzaba a comprender”. Por lo contrario, reconoce que vivió su peor momento en el incidente de la extinguida Hermandad Universitaria, “en todo momento me sentí arropado por los cofrades granadinos, pero lo nuestro no era un brindis al sol, estábamos dispuestos a llegar hasta el final”.

Hace cuatro años, la Junta de Gobierno de la Hermandad decidió confiar en Gerardo pana hacerse cargo de la cuadrilla de Nuestro Padre Jesús de la Paciencia, “lo pensé du-rante un día, lo hablé con mi familia y con mi hermano y al contar con su apoyo, decidí aceptar el reto, el cual había soñado desde que era pequeño, aun que yo siempre seré cos-talero, prueba de ello es, que tanto yo, como mi hermano, cada Miércoles Santo, llevamos debajo del traje la camiseta de la cuadrilla”.

El primer año que el paso del Señor de la Paciencia pasó por Tribuna a las órdenes de Gerardo y José Angel, su padre los recibió con “emoción”. Ellos lo buscaron con la mira-da, para “comunicarle que todo estaba bien”, sin embargo este año, al paso de la Herman-

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...la familia Sabador Manzano

dad por ese emblemático punto, “los dos nos acercamos a darle la mano a nuestro padre, como señal de felicitación por sus ocho años de mandato al frente de la Federación”.

Cuando los hermanos Sabador Manzano llegan al cargo, “la cuadrilla se encontraba con tan solo dieciséis componentes, ese año pidiendo favores, conseguimos que el paso salga completo a la calle. En la actualidad, la cuadrilla está formada por cuarenta costaleros y el ambiente es de absoluto compromiso, somos una piña, un verdadero grupo de hermanos”.

Aunque es poco el tiempo que llevan al frente de la cuadrilla, ambos coinciden en afirmar que “el mejor momento fue el regreso de la Passio Granatensis, cuando el paso llegó al la plaza del abside de San Matías, era imposible dar un orden, era tal la cantidad de gente que rodeaba el paso, que tuvimos que pedirle a los relevos que se pusieran alrededor del mismo para avisarnos de escalones y de otros posibles riesgos. Fue un de las mejores experiencias cofrades que hemos vivido”, aunque saben de la responsabilidad que supone ser los ojos de cuarenta costaleros, no cambiarían el lugar que ocupan en la actualidad por nada del mundo.

En pocos días ambos formarán parte de la cuadrilla de costaleros de María Santísima de las Penas, para realizar la salida extraordinaria que pondrá fin a los actos del L Aniver-sario, hecho este que les hace enorme ilusión.

Para esa fecha Gerardo padre, ya será un cofrade mas y disfrutará de la Semana Santa de una forma que lleva sin hacerlo muchos años, de hecho “este año utilizaré mi palco, que llevo sin hacerlo dieciocho años, y la verdad es que me apetece mucho, ver las Her-mandades en compañía de los míos, especialmente de mis dos nietas”

Para siempre guardará Gerardo en su mente la sonrisa anónima de los niños de Granada

en una fría noche del cinco de enero, esa en la que tuvo la suerte de ser el Rey Baltasar. Ahora, tal y como dijo en el acto de clausura del curso 2010, podremos encontrarlo cui-dando de dos angelitos que son los que le roban su tiempo.

Gracias a los tres por compartir con “Paciencia y Penas” vuestras vivencias, experien-cias y sin sabores. Que el ambiente cofrade que reina en vuestras casas, sepáis transmitirlo a vuestros hijos, tal y como vuestro padre, ha sabido hacerlo con vosotros.

La tribuna de los pobres

Medio Siglo en la ciudad de GranadaLos aniversarios nos llaman la atención muchas veces sobre cuestiones

excepcionales que por cotidianas nos pasan inadvertidas. Más allá de la cifra o de la conmemoración, es el toque de campana lo que me parece más importante. Quiero decir, que no es el momento, sino los cincuenta años de una labor destacadísima lo que se viene celebrando a lo largo de todo éste. Es la Hermandad de las Penas, una Hermandad absolutamente singular y por su singularidad es del todo justo reconocer los méritos y aportaciones a

una Semana Santa de Granada, que no sería la misma sin el aliento de la Imperial de San Matías.

Desde su fundación, fue esta una Cofradía singular. No se eligió un momento espe-cialmente rico desde el punto de vista fundacional, sino todo lo contrario, el mayor de los desiertos y quizás alguno de los peores instantes en la historia de la Semana Santa de nuestra ciudad. Sin duda, la presencia de la Cofradía de la Penas, supuso un aliciente en una Semana Mayor un tanto alicaída y necesitada de un impulso joven y comprometido que dio sus frutos inmediatamente.

Muchas son las aportaciones que año tras año se han ido sumando y ofreciendo al resto de las Hermandades granadinas. Es reconocida por todos la solemnidad del Vía Crucis anual para el traslado de la imagen de Jesús de la Paciencia desde el Hospital de San Juan de Dios a la Iglesia de San Matías. Igualmente, es reconocida por todos la puesta en marcha del pregón anual de Semana Santa, pregón que hasta ese momento estaba so-lamente reservado para la Federación de Cofradías y que sirvió de espejo para el resto de Hermandades.

Una casa de Hermandad es algo necesario para crear un clima apropiado y cultivar las relaciones personales. Es justo reconocer la labor que en este sentido ha llevado a cabo esta Hermandad cincuentenaria en sus locales de la calle de los coches, donde todos han podido disfrutar de una dependen-cias de categoría y abiertas al mundo cofrade de la ciudad. Creo que es importante mantener los lazos de unión entre las cofradías y los barrios donde están ubicadas y no hace falta decir que en esto, nuevamente se ha trabajado de forma ejem-plar.

La revista que tiene usted en sus manos es un eslabón en una larga cadena de páginas que han mantenido despierta la comunicación entre cofrades, durante años en los que inter-net no existía y la información cofrade en la prensa local no vendía periódicos o recordaba a otros tiempos. Paciencia y Penas es un trabajo callado de un capillita ejemplar de esta

Juan García Montero

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La Tribuna de los pobres

Cofradía y un documento ya histórico de muchos años de esta corporación nazarena que es escuela de buenos cofrades y también hay que decirlo, a veces un trampolín obli-gado.

La creación de la primera cuadrilla de Her-manos costaleros en Granada es un mérito que nadie puede usurpar y que por derecho propio le corresponde a aquellos jóvenes co-frades que se la jugaron literalmente para po-ner una pica en Flandes y abonar el terreno con la semilla más prodigiosa que jamás se ha plantado en nuestra ciudad cofrade. La historia se puede escribir de muchas maneras, pero la verdad no admite interpretaciones ni posturas. Por ello, siempre tendrá esta Her-mandad el orgullo de ser maestra de capataces y costaleros.

Quizás, sea el cariz comprometido, lo que más marque la personalidad de la Herman-dad. Pocas han sido las que han defendido con tanto ímpetu el dogma de la Inmacula-da Concepción en años de ataque frontal a la fiesta. Pocas han defendido el derecho a hacer Estación de Penitencia en la santa Iglesia Ca-tedral y ninguna que yo sepa, salvo esta, in-corporaron un martillo para dejar patente esta aspiración, al cabo de los años conseguida. El compromiso con la tradición y las costumbres también es un rasgo que está apestillado y que se autodefine como una esencia local.

Se podría escribir mucho de esta querida Hermandad de las Penas, pero sin duda, son los recuerdos, la infancia y las personas, las que se han grabado a fuego durante cincuenta años de actividad. Por eso, a tantas personas que han hecho posible esta realidad, gracias de cora-zón. Si me lo permiten, quisiera personalizar este agradecimiento en dos personas que son la cabeza y el corazón de medio siglo de historia.

Francisco Gómez Montalvo, al que todos recordamos y queremos de forma sincera y que desde el cielo está siendo testigo privilegiado de este toque de campanas. A José Luis Pérez Serrabona, catedrático en la amistad y cofrade comprometido en tiempos difíciles.

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Cofrades y cofradías

Es frecuente, sobre todo en los últimos tiempos, que los miembros de las Her-mandades y Cofradías quieran vincular el recibir los Sacramentos con su propia Her-mandad y con la Iglesia en que ésta tiene su sede. Obviamente el de la Eucaristía y el de la Penitencia, se asocian fácilmente a nuestras sedes: los cultos mensuales y especiales, las celebraciones litúrgicas y la propia devoción a los Sagrados Titulares nos llevan a nuestra Iglesia con cierta fre-cuencia –frecuencia que debe acrecentarse- y, por ello, podemos participar de las ce-lebraciones penitenciales que se organizan con carácter cofrade, tanto por cada Cofra-día como por la Federación. E igual sucede con la eucarísticas, que nos acercan al altar a recibir la Sagrada Comunión. Pero estoy pensando en otros.

Gusta a los hermanos, me limitaré ahora a pensar en los de nuestra Hermandad pero puede decirse de todos los Cofrades y de todas las Cofradías, elegir la sede canóni-ca de su Hermandad, para casarse, cuando la sede lo permite, sobre todo cuando se trata de una Parroquia. Ya no se busca el marco (dicho sea con todo el respeto) sino de una cuestión más íntima, más interior: los cofrades quieren hacerlo muchas ve-ces ante una determinada imagen, la de su devoción, la de sus mayores. Y, por ello, Cofrades, devotos y simpatizantes de una Cofradía, quieren celebrar su Boda en una Iglesia concreta; por ellos son muchos los que buscan la Iglesia de San Matías para celebrar su matrimonio o para bautizar a sus hijos que, después, son puestos bajo la protección del manto de María Santísima de las Penas y en muchas ocasiones ofre-cidos a Ella que los recoge amorosamente en sus brazos. Es una práctica reiterada que

aplaudimos porque acerca a nuestra Parro-quia y porque de este modo, nos une más a la misma y a la propia Cofradía y porque nuestra vida de fe –eso son los Sacramen-tos- la vivimos en comunidad.

Un grandísimo número de monagui-llos, ante las Imágenes de Jesús de la Pa-ciencia y de María Santísima de las Penas, nos acompañan cada año en la Estación de Penitencia y son garantía de continuidad y de futuro. Algunos fueron bautizados en nuestro Templo, aunque ellos lógicamente no se enteraran en su momento y son sus mayores quienes se lo cuentan. Muchos, en breve, se van a acercar por vez primera a la Comunión; se prepararán para ello y un día de mayo, feliz e importante en sus vidas, harán la Primera Comunión, recibirán –de una forma ya personalmente consciente- un Sacramento. En estos tiempos se habla de variar la edad para ello y de adelantarla (como pasaba hace años). También podría-mos plantearnos en este momento, la posi-bilidad de que un grupo de nuestros hijos, pudieran recibir la primera Comunión en su Iglesia, ante su Sagrario, ante sus Titulares, en su Cofradía. Mayo sería más completo para nosotros, para ellos, para la Parroquia, para todos.

Aunque se hace en grupo en la mayor parte de los casos, recibir la Comunión es un acto personal, propio, particular, que se engrandece sin duda cuando se hace en co-munidad. Los compañeros de la clase, son ciertamente un grupo o los del Colegio (con los que uno acaba poniéndose de acuerdo para no coincidir en las celebraciones -¡-) pero también es un grupo natural el de los Cofrades. Tras una preparación en la Parro-quia (en la Cofradía), tras una catequesis

A propósito de los Sacramentos y de la vida de Hermandad J.L. Pérez-Serrabona

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Cofrades y cofradías

adecuada –y hasta específica podría de-cir- los hijos y amigos de los hijos de los hermanos de Paciencia y Penas, deberían reunirse cada año en mayo para recibir su primera Comunión en San Matías. Es una convocatoria abierta, lógicamente, a Cofra-des y a próximos.

Invito, a quienes tienen hijos, sobrinos, amigos… a que piensen en esta posibilidad, que nos haría vincular a los más pequeños, a nuestra misión y a nuestra tarea. Estoy se-guro de que contamos con la ayuda de la Parroquia y del Párroco. Todo depende de nosotros.

Hoy es el bautismo y el matrimonio, lo que nos llevan a San Matías. Junto a ellos, la penitencia y a la Eucaristía lógicamente y, esa es nuestra propuesta, la primera vez que se reciban estos Sacramentos podría hacerse, debería hacerse, en el seno de la comunidad cristiana en la que estamos o queremos integrarnos. Ese sería el primer paso para pasar luego a prepararse para la

confirmación. Os propongo que vuestros hijos y sus amigos, que eligen porque sus padres y sus familias así se lo aconsejan, recibir la Primera Comunión, lo hagan en la Cofradía. De nosotros depende.

Investigación cofrade

Cuando los responsables de esta publica-ción para conmemorar el 50 aniversario de la fundación de la Hermandad de Jesús de la Paciencia y María Santísima de las Penas me propusieron que escribiera una colabo-ración sobre la iglesia parroquial de San Matías, sede canónica de la cofradía, me pareció justo reconocimiento a un templo que, pese a sus singularidades, frecuente-mente pasa desapercibido. Recientemente, apenas unas semanas antes de que recibiera este encargo, se reparaba de alguna manera este olvido al inscribir la Junta de Andalu-cía la Iglesia de San Matías en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural, con la tipo-logía de Monumento.

Estas líneas sólo pretenden ser útiles para el que quiera acercarse al templo con otra mirada, se trata de una puesta al día biblio-gráfica que recoge numerosas opiniones, unas más autorizadas que otras, que una vez organizadas, nos dan buena cuenta del inte-rés artístico e histórico de esta iglesia.

ORIGEN DEL TEMPLO

El 15 de octubre de 1501 se erigen las parroquiales granadinas, un total de veinti-cuatro. La de San Matías se instaló en una pequeña mezquita conocida como “gima Abrahem”. A esta parroquia se le dotó con dos ministros, un beneficiado y un sacris-tán, y bajo su jurisdicción quedaban el Convento de San Francisco Casa Grande, el de Carmelitas Descalzas de San José, la antigua ermita de las santas mártires Úr-sula y Susana, que se convertiría andando el tiempo en parroquia de las Angustias y, según Barrios Rozúa, con posterioridad también se adscribió a esta parroquia una

pequeña capilla que se construyó en 1619 sobre el arco de la desaparecida puerta de Bibataubín que daba nombre al cerca-no acuertelamiento. Esta capillita que fue construida para dar servicio a la milicia, se puso bajo la advocación de Nuestra Señora de los Remedios –del Buen Suceso según Gómez-Moreno–, y fue derruida en 1807 por su estado ruinoso, años antes de que las autoridades josefinas derribaran definitiva-mente la puerta.

Poco sabemos del primitivo templo, nada más que estaba situado en la calle Navas – en el actual número 19–, y que su fábrica era bastante pobre. Gómez-Moreno anota la posibilidad de que esta mezquita antes de 1501, ya hubiera sido consagra-da bajo la advocación de San Pedro “el Viejo”. La instalación de iglesias en las mezquitas era algo habitual, sobre todo a partir de la conversión general de moriscos protagonizada por el cardenal Cisneros en 1501, cuando todas las mezquitas fueron bendecidas como iglesias y se dotaron de ministros, creando un nuevo entramado re-ligioso y social que venía a solaparse con el del mundo andalusí preexistente. Pese a ello los cristianos viejos no se sentían có-

La Iglesia Imperial de San Matías. Emilio Caro

Detalle de la llamada Plataforma de Vico de finales del siglo XVI, en la que aparece la iglesia de San Matías con la letra N, y el Castillo de Bibataubín junto a la puerta del mismo nombre.

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Investigación cofrade

modos celebrando el culto católico en estos espacios, y a los moriscos les resultaban demasiado familiares como para olvidar de repente sus antiguas creencias. Esta situa-ción provocó, a partir de la década de los 20 del quinientos, una paulatina renovación arquitectónica, que supuso el derribo de la mayoría de las mezquitas y la construcción de nuevos templos en estilo mudéjar por toda la provincia.

De las parroquiales erigidas en la capi-tal hay unas cuantas dedicadas a Apósto-les, algo lógico si tenemos en cuenta que se trata de una de las diócesis fundadas por los Varones Apostólicos, y que ahora vol-vía a renacer sobre los cimientos apostóli-cos. Se trata de las parroquias de Santiago, San Andrés, San Bartolomé, San Pedro, y las anexas desaparecidas de San Ma-teo y Santo Tomás, y ésta de San Matías, aunque en sentido estricto San Matías no fuera Apóstol, ya que no fue llamado por Jesús entre los doce, sino que fue elegido para cubrir la baja de Judas Iscariote. La versión evangélica narrada en los Hechos de los Apóstoles (Hch. 1,15-26), sostiene que fue elegido por sorteo por los demás –origen según San Agustín de la palabra clero, derivada del griego klêros=sortear–, otra versión dice que fue elegido porque en Pentecostés fue señalado por un rayo milagroso. A él se le atribuye el último artículo del Credo: “ET VITAM ÆTER-

NAM”, que se convierte en un atributo más del santo, que suele identificarse por un hacha, aunque también puede aparecer con una lanza, una alabarda o una espa-da. En el arte medieval aparece con una cuerda al cuello o en las manos piedras o dos grandes clavos ya que fue lapidado y luego decapitado con un hacha delante del templo de Jerusalén. Tradicionalmente ha sido poco representado porque en su lugar habitualmente los artistas para completar el Apostolado incorporaron la figura de San Pablo.

CONSTRUCCIÓN

La parroquia de San Matías todavía ocu-paba la vieja mezquita cuando en 1526 el Emperador Carlos V, de viaje de novios en Granada –celebró sus esponsales con Isa-bel de Portugal en Sevilla, trasladándose después a la Alhambra donde permaneció entre junio y diciembre de 1526–, duran-te un paseo a pie el 8 de junio, entró en el templo dedicado a San Matías, al que tenía gran devoción, ya que el día en que nació el año 1500 era la festividad de este santo y el mismo día 25 años más tarde, las tropas francesas de Francisco I eran derrotadas en la batalla de Pavía por los ejércitos impe-riales. Tradicionalmente la festividad del Apóstol San Matías se venía celebrando el 24 de febrero, sin embargo tras la reforma del santoral del Concilio Vaticano II, la fes-tividad pasó a celebrase el 14 de mayo.

A Carlos V el templo le pareció pobre e indigno del santo, por lo que ordenó la construcción de un nuevo templo, que reci-bió el singular título de “iglesia imperial de San Matías”, como evidencian los nume-rosos recuerdos al Emperador que iremos

Detalle del lienzo de San Matías del Museo de Bellas Artes de Gra-nada. Se aprecian sus atributos habituales y la escena del martirio.

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Investigación cofrade

describiendo. En esta ocasión no ocupó el solar de la antigua mezquita, sino que se trasladó unos metros más arriba en la calle llamada entonces del Duque, en honor al Gran Capitán, Duque de Sessa, por encon-trarse su residencia al principio de la calle, por el mismo motivo que la actual calle Du-quesa fue bautizada así en honor a la viuda del Gran Capitán. La pendiente de la calle obligó a nivelar el terreno con una grada de gruesos sillares, construyéndose el templo por encima del nivel de la calle.

La edificación de este templo “corres-ponde a este el arranque constructivo de las iglesias mudéjares granadinas: las de San José, San Cecilio, San Matías y San Luis, y parte de las de San Nicolás, Santiago y San Miguel”, escribe Gómez-Moreno Ca-lera. Este templo, como la mayoría de los citados, consta de una nave única rectangu-lar, con arcos diafragma siempre apuntados que descargan armaduras a doble vertiente. Estos arcos arrancan de medias columnas adosadas al muro con capiteles corintios,

algo poco habitual en este momento. Tiene ocho capillas laterales entre los contrafuer-tes que soportan los arcos diafragma, y la capilla mayor está diferenciada, no sólo en altura –ya que está sobre una grada con siete escalones-, sino también con una es-tructura propia y cu-bierta con armadura poligonal. Por cierto en el arco que da ac-ceso a la capilla ma-

yor se conservan los escudos de Carlos V y del Arzobispo Gaspar de Ávalos en cuyo gobierno se comenzó el templo. A este mo-delo temprano de iglesias mudéjares al que pertenece San Matías, el arquitecto Torres Balbás lo denominó “gótico mudéjar le-vantino”, por proceder de aquella zona el modelo arquitectónico.

Las iglesias que se construyeron a partir de 1520 van a seguir este modelo de iglesia, impuesto por el veedor mayor de las iglesias de la diócesis Rodrigo Hernández, que con-trolará hasta 1537 todo este proceso comple-jo y costoso. Precisamente esta de San Ma-tías fue trazada por este maestro aunque se desconoce los nombres de sus constructores.

En estos templos mudéjares se mezclan las técnicas de construcción hispano mu-sulmanas, especialmente en cuanto se refie-re al uso de los materiales como el ladrillo en la fábrica, las cubiertas de madera y al-gunas decoraciones con cerámica vidriada, que se mezclan con tipologías de edificios netamente castellanos y con decoración igualmente castellana restringida normal-mente a las portadas, labradas en piedra y con motivos propios del estilo con el que conviven cronológicamente y que en la ma-yoría de los casos será el Renacimiento. El mudéjar se impuso como solución por su economía constructiva y por su versatilidad y la rapidez con la que se podían construir estos templos, al servirse de materiales muy abundantes y baratos.

Entre los templos mudéjares de la capital sólo San Nicolás y San Matías tienen tres puertas, dos de ellas en los laterales y una a los pies. En San Matías las dos laterales de-bieron ser inutilizadas probablemente du-Planta de la iglesia de San Matías.

rante el siglo XVIII para la construcción de retablos. La lateral que da a la calle San Ra-fael es una delicada portada de ladrillo cor-tado que se enmarca en la mejor de las tra-diciones del mudéjar granadino. Destacar su elegante y a la vez sencilla composición y el trabajo del ladrillo, aunque su estado de conservación es precario. En este mis-mo muro del templo, bajo un guardapolvo, se encuentra un pequeño retablo de diseño neoclásico con un cuadro de la Virgen con el Niño, por la cronología del retablo bien podría ser la titular de la capilla de la puer-ta de Bibataubín, que se hubiera reubicado aquí una vez que la puerta se derribó.

De las dos portadas en piedra realizadas siguiendo el estilo impuesto por Diego Si-loe, la primera en realizarse, en 1535, es la que da a la plaza Ábside de San Matías. Gómez-Moreno da la noticia que fue rea-lizada por el cantero Vicente Fernández, y la escultura de la Virgen con el Niño que la preside fue esculpida por José de Luque. Reproduce el esquema habitual siloesco con un arco de medio punto enmarcado por dobles pilastras cajeadas a las que se ado-

san medias colum-nas toscanas y que da paso a un en-tablamento sobre el que vuela una cornisa, sobre la que se reproduce el mismo esquema aunque reducido y rematado con un tímpano, y que alberga la hornaci-

na con venera que acoge la figura de la Virgen. Todo el repertorio decorativo el plenamente plateresco con bichas, más-caras, putti o cabezas de ángeles aladas, candelieri y fundamentalmente grutes-cos. Además conserva restos importantes de pintura lo que evidencia que en su día estuvo decorada al completo.

La principal fue realizada años más tarde, en 1543, y su diseño corresponde a Sebastián de Alcántara, seguidor de Si-loe, y autor entre otras de las trazas de la portada de la iglesia de Santa Ana o de la de la Casa de Castril. La realización la llevó a cabo el cantero Juan Ruiz, que contó con la colaboración escultórica de José Luque para la figura del santo titular, por cierto en un precario estado de con-servación al igual que el resto de la por-tada que ya se ha perdido parcialmente. Con un diseño más elaborado incorpora los escudos de Fernando Niño de Gueva-ra, ya que la portada se construye siendo él Arzobispo de Granada, y la leyenda “STE. MA/THYA-ORA PR. /NOBIS”, junto a unos medallones en las enjutas con figuras siloescas.

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Portada lateral de la iglesia de San Matías obra de Vicente Fernández y José de Luque.

Hornacina de la portada principal con la figura de San Matías obra de José Luque

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La configuración de la fachada principal destaca sin embargo por la integración de la torre en la propia línea de fachada, alzándose en cinco alturas y mostrando su decoración a la fachada lateral, donde sobre ventanas geminadas –partida en dos por una colum-na–, se alterna la decoración con ladrillo y la cerámica vidriada en las albanegas del se-gundo piso y del campanario y que también aparece en la claraboya que hay sobre la por-tada principal y que ilumina el coro.

PRINCIPALES TRANSFORMACIONES Las transformaciones más importantes

que se producen en el templo una vez con-cluida la obra hacia 1550, serán los cambios de retablo, ya que el primitivo construido por Esteban Sánchez, Pedro Machuca y su hijo Luis, fue sustituido en 1726 por uno costeado por la Hermandad Sacramental, y a su vez éste fue sustituido por el actual de Blas Moreno de hacia 1750-52.

Durante todo el siglo XVIII se emprende un proceso de renovación de la ornamenta-ción del templo lo que naturalmente incluía la renovación de la mayoría de los retablos, que datan de esta época al igual que la ima-ginería. Desde luego todos los cambios realizados entre 1750 y 1770 modificaron de tal manera la imagen del templo que se ocultó por completo su identidad mudéjar, mudándola a un aspecto gótico que se con-fundía con la presencia de la decoración tardo barroca.

Sin duda la intervención que más cambió la imagen del templo fue la de Juan de Cas-tellanos que en 1775, taparía las techum-bres mudéjares de la nave principal y de las capillas con falsas bóvedas de yeso imitan-

do lunetos y nervaduras góticas. Algo simi-lar a lo que sucedió en la Iglesia de Santa Ana o en el Convento de la Concepción, escribe Martínez Medina, adaptando así la imagen de los templos al gusto de la épo-ca. El aspecto de este templo sería similar al que ofrece la albaicinera iglesia de San José, o la de San Cecilio, aunque ésta últi-ma reconstruida tras el incendio de 1969. Probablemente el coro se construyó en el mismo momento y su configuración nos da una idea de cómo pueden ser esas techum-bres, que se pueden entrever al asomarse a la capilla que ocupan los titulares de la Hermandad, donde ha cedido el cañizo por efecto del agua.

En la segunda mitad del siglo XVIII el organero Jorge Bosch o su discípulo Fran-cisco Rodríguez realizaron un órgano de caja barroca que se sitúa sobre el coro a los pies del templo, y hoy día sostenido por dos estilizadas columnas de piedra de Sierra El-vira, que vendría a sustituir a las originales probablemente sustituidas al incorporar el órgano. A su conclusión se debió construir el cancel de madera que da entrada al tem-plo que data de 1762.

Las diferentes desamortizaciones, ex-claustraciones y movimientos anticlerica-les del XIX, no afectaron al templo, a lo sumo recibió algunas obras de arte en de-pósito hacia 1831, procedentes del vecino convento de San Francisco Casa Grande, y que antes de 1853 ya se habían dispersado por diferentes conventos granadinos como los de Santa Isabel la Real, el Santo Án-gel, Santa Paula, o iglesias como la de las Angustias, San Gregorio o San Pedro. En San Matías tan sólo se conservan una talla Cristo Resucitado, un San Roque, y de la

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serie de 11 cuadros de temas franciscanos de la que queda una Aparición del Niño a San Antonio.

Con posterioridad la imagen del templo ha variado poco, si acaso las sucesivas pintu-ras, especialmente las que con carácter orna-mental decoran los muros, o las de la capilla mayor que representan la Fe, así como unos interesantes “trompe l'oeil” que simulan lienzos de la Inmaculada y un Crucificado parcialmente cubierto por un cortinaje. Las de Nicolás Prados del bautismo de Cristo en la primera capilla del lado del Evangelio (iz-quierda) son de mediados del siglo XX.

Sobre la imagen del exterior poco podemos comen-tar, más que en un principio los muros debieron ser de la-drillo visto, como se puede ver en la acuarela conser-vada en el Museo de Bellas Artes de Granada pintada por el viajero in-glés John Frederick Lewis hacia 1835.

El cierre de las puertas laterales, especialmente el de la puerta de ladrillo, debió producirse durante el siglo XVIII, con la construcción de los retablos. Finalmente y gracias a una foto-grafía captada por Ayola en torno a 1880, podemos observar como la torre se encon-traba decorada con una especie de sillares simulados en las esquinas, muy distinta de la imagen que hoy tenemos de ella.

La cartografía histórica revela una evo-lución del entorno del templo que históri-camente ha estado adosado a numerosas edificaciones, entre ellas la casa rectoral. En la actualidad tan sólo se encuentran ado-sados el citado inmueble y uno particular a los pies del templo, en la intersección de las calles San Rafael y San Matías. Tam-bién se sabe que tuvo ce-menterio pro-pio delimitado por una cerca, aunque debió ser cancelado durante el si-glo XIX.

OBRAS DESTACADAS

Son ocho las capillas entre los contra-fuertes, en sentido de la agujas del reloj comenzando desde los pies del templo en el lado del Evangelio (izquierda), son las siguientes: capilla de Nuestra Señora de los Favores (hoy presidida por un San Antonio), capilla de la Virgen de la Mise-ricordia, capilla del Cristo de las Ánimas, y capilla del Sagrado Corazón, continua-mos con la primera del lado de la Epístola (derecha), retablo de Nuestra Señor de la Consolación, capilla de San José, capilla de la Hermandad y finalmente la capilla bau-tismal, todas ellas cerradas con interesantes rejas barrocas excepto la primera del lado del Evangelio que es neoclásica.

Hacer una mención exhaustiva nos pa-rece exagerado para esta publicación, le remitimos a la extensa bibliografía que in-

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Detalle de la Predicación de los frailes capu-chinos, del Museo de Bellas Artes de Grana-da, realizada por J.F. Lewis hacia 1835 y en la que se aprecia la torre de San Matías con el característico ladrillo visto.

Detalle de la fotografía de Ayola fechada hacia 1880-90, en la que aparece la torre con decoraciones de sillares simulados.

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corporamos al final de este artículo, donde podrán encontrar descripciones más deta-lladas. Nosotros nos vamos a fijar en las obras más interesantes que se conservan en esta iglesia siguiendo un criterio cronológi-co para este recorrido.

Antes conviene señalar que la primera des-cripción rigurosa y más menos completa del templo la hace Manuel Gómez-Moreno en su Guía de Granada de 1892, ya que con ante-rioridad se habían escrito anotaciones parcia-les como la de Ceán Bermúdez de 1800 de-dicada a Jaime Folch. Posteriormente todos los historiadores seguirán las atribuciones de Don Manuel, y naturalmente nosotros nos basamos en la mayoría de ellas que aún hoy siguen siendo referencias ineludibles.

Destacamos en primer lugar la tabla conservada en la capilla de la Herman-dad, tradicionalmente considerada como La conversión de San Pablo, Martínez Medina acertadamente la identifica como La conversión del emperador Constanti-no en la batalla de Puente Milvio. Narra la escena acaecida en el 312, cuando el emperador Constantino venció a Majencio en una batalla que se produjo en las in-mediaciones de este puente romano. Obra renacentista de la primera mitad del siglo XVI, probablemente proceda del primiti-vo retablo, señala Martínez Medina, y la pone en relación con Carlos V “al recordar al Emperador Constantino, el primer Cé-sar cristiano, que procuró la unidad de la fe como base de la unidad de los pueblos de su vasto Imperio, ideal que imitó Car-los V, el Emperador cristiano de la Edad Moderna, que hizo de la paz cristiana base del sentimiento de unidad entre los pue-blos del occidente europeo”.

Al escultor alcalaíno Pablo de Rojas se le atribuyen dos tallas en este templo, sobre la primera de ellas no abundaremos, ya que ha sido objeto de estudio detallado en nú-meros anteriores de este boletín, se trata del Cristo de la Paciencia, obra realizada para el desaparecido Hospital de San Lázaro, y trasladada a este templo desde la capilla del Hospital de San Juan de Dios donde fue de-positada. Se le atribuye además la talla de un San Ildefonso. A su círculo se atribuyen varios Crucificados, de diferentes tamaños, que se conservan en diversas dependencias del templo.

Del pintor granadino Pedro Atanasio Bocanegra son las cuatro pinturas de los Doctores de la Iglesia de los laterales de la capilla mayor. A este artista seguidor de Cano, se le atribuye igualmente la pintura del Crucificado de la capilla del Sagrado Corazón, aunque muestra una debilidad en el dibujo impropia del granadino.

El retablo principal, lo diseña y ejecuta el retablista Blas Moreno en torno a 1750, y viene a sustituir a uno anterior, también del XVIII, que a su vez sustituía al primitivo del XVI. Este artista es el autor de reta-blos tan señalados como el del oratorio de canónigos de la sacristía de la Cate-dral de Granada, o el de la Virgen del Rosario de la Iglesia de Santo Domingo. Por su diseño tam-bién se le pueden Fotografía del retablo principal obra de Blas Moreno de 1750.

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atribuir los retablos barrocos de este templo como el de la Nuestra Señora de los Favo-res, hoy de San Antonio o el de la Virgen de la Misericordia.

Martínez Medina lo describe de la si-guiente manera: ”Dividido en tres calles separadas por estípites, se adapta a la for-ma poligonal de la cabecera mediante un diseño cóncavo, que orienta la mirada del que lo contempla a la calle principal donde se inicia un programa iconográfico centra-do en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía y en la exposición de la misma para adorarla, temas preferentes de la es-piritualidad postridentina, a la vez que ob-jeto principal de culto de la Hermandad de esclavitud que participó activamente en el encargo y gestión del retablo, ocupando su anagrama un lugar preferente en el frontal del altar mayor. Sobre él se sitúa el sagrario que sirve de base al tabernáculo manifesta-dor de colmena, –hoy ocupado por la Inma-culada de Alonso de Mena– en torno al cual se sitúan imágenes que hacen referencia a la revelación bíblica, las pequeñas escul-turas barrocas de los cuatro evangelistas, y la tradición apostólica representada por las pinturas sobre tablas del XVI de San Pe-dro y San Pablo, junto al sagrario, y por la gran escultura policromada de San Matías, obra también del quinientos que ocupa la hornacina central: la una y, la otra revelan y transmiten la Eucaristía. En las calles la-terales las imágenes de San Juan de Dios y de Santa Teresa, magníficas esculturas de José de Risueño, símbolos de la misericor-dia y de la sabiduría de Dios de las que la Eucaristía es manifestación. El conjunto se remata en el piso superior con un Calvario en el centro, y San Blas y San Francisco en los laterales”.

En el frontal de altar, se colocaron en re-lieve en piedra de ágata, las figuras orantes del Emperador Carlos V y del arzobispo Gaspar de Ávalos, junto al escudo imperial –que se repite en los laterales de las gradas de la capilla mayor–.

La talla de la Inmaculada, y las de los cuatro evangelistas son atribuidas a Alonso de Mena, y se reaprovecharon de retablos anteriores, ya que Mena fallece en 1646. A su hijo Pedro se le atribuye como obra temprana una escultura de San Francisco de Asís situado en el retablo de la Virgen de la Misericordia.

También en el retablo principal se en-cuentran dos obras de José Risueño, son el San Juan de Dios y la Santa Teresa, tallas realizadas según Sánchez Mesa entre 1712 y 1732. Es lógico pensar que ambas tam-bién fueran reutilizadas procedentes del retablo preexistente realizado a costa de la Sacramental en 1726, ya que Risueño falle-ce en 1732 y el retablo actual de San Matías no se realiza hasta 1750.

El San Juan de Dios se enmarca en una tradición escultórica granadina que ha deparado grandes obras de arte como la Cabeza de San Juan de Dios de Cano conservada en el Museo de Bellas Artes -perteneciente con casi toda probabilidad a una talla de cuerpo entero que estaría en el Convento de la Victoria, primer ente-

rramiento de este San-to-, o las esculturas de Diego de Mora con-servadas en la Iglesia

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Fotografía de la Comisión de Mo-numentos de finales del XIX, de la escultura de San Juan de Dios del retablo obra de José Risueño

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de Santa Ana y en el propio Hospital de San Juan de Dios, o la de Bernardo de Mora de la Basílica del Santo.

Menos frecuente es la presencia de Santa Teresa, aunque se trata de una excepcional escultura réplica de la realizada por José de Mora para la sacristía de la Mezquita–Ca-tedral de Córdoba. El mismo Risueño rea-liza para el crucero de la iglesia jesuita de San Pablo, actual parroquia de los Santos Justo y Pastor, una escultura similar.

De José Risueño también es la pintura del Niño Jesús Eucarístico, en una puerta de sa-grario, procedente del retablo principal, con-servada en la sacristía, una vez que se susti-tuyó por la actual de orfebrería. Del escultor Torcuato Ruiz del Peral se conservan varias tallas, cuya autoría no está confirmada docu-mentalmente, pero que se acercan a las ma-neras escultóricas del artista de Exfiliana. Se trata de una Dolorosa de medio cuerpo que

se encuentra a los pies del Crucificado de Folch, una talla de San Miguel Arcángel en el retablo de Nuestra Señora de la Consolación y con casi toda probabilidad las fi-guras de Ángeles lampa-darios, de la capilla ma-yor, muy del estilo de los que este mismo artista realizó para la Catedral de Guadix.

Singular también resulta el púlpito, obra barroca del siglo XVIII, con imaginería y que aún conserva el tornavoz.

Destacamos también una pintura conser-

vada en dependencias anexas a la sacristía, no tanto por su calidad artística – de hecho está considerada como obra anónima –, si no por lo anecdótico, ya que representa el sepelio del llamado Cura Santo de San Matías. Francisco Velasco, nacido en Baza en 1577, de familia posicionada –escribe Cristina Viñes– estudia Humanidades en la Alcalá de Henares, después se alista en la Armada Invencible y a su vuelta se ordena sacerdote, siendo llamado por el entonces obispo de Granada Don Pedro Vaca de Cas-tro para desempeñar el cargo de rector del Hospital de San Juan de Dios, y posterior-mente el de párroco de San Justo y Pastor, y finalmente de San Matías.

En esta parroquia escucha en confesión a una mujer casi moribunda que le trastorna profundamente, hasta el punto que encarga un cuadro con su propio sepelio que aún hoy le acompaña en su enterramiento sobre la sacristía de la parroquia. Desde entonces y hasta su muerte en 1662, tuvo una vida ejemplar de recogimiento y de desprendi-miento, lo que hizo que su fama creciera como la del Cura Santo de San Matías.

Una vez que se abandona el estilo Ba-rroco, se impone el Neoclasicismo del que en Granada, pese a haber poco ejemplos, posee obras de excepcional calidad, espe-cialmente las realizadas por Juan Adán y los Verdiguier para la Catedral de Granada. Para la parroquia de San Matías colabo-ran tres artistas academicistas en el diseño y realización del retablo del Cristo de las Ánimas. Con diseño del arquitecto Domin-go Torres Aguado –Gómez-Moreno y Juan Jesús López-Guadalupe atribuyen el diseño al también arquitecto neoclásico Domingo Thomás–, la realización con toda seguridad

Puerta del sagrario con el Niño Jesús Eucarístico obra de José Risueño.

corresponde a Francisco Vallejo y la ima-ginería al catalán Jaime Folch, quien fuera director de Escultura de la Escuela de Be-llas Artes de Granada, y autor del retablo de San José entre otros. A él se debe la talla del Crucificado, realizada en 1794, y otra escultura de San José, realizada aproxima-damente en la misma época, para otro reta-blo del templo.

Para finalizar, ya en pleno siglo XX, con-viene señalar las pinturas de la capilla bau-tismal obra de Nicolás Prados, y la talla de María Santísima de las Penas, obra de José Jiménez Mesa, en la que no nos detendre-mos ya que en números anteriores de este mismo boletín J. Cecilio Cabello publicó una interesantísima investigación sobre la talla y el artista.

COFRADÍAS RADICADAS EN ESTE TEMPLO

Para completar esta visión histórico ar-tística del templo queremos al menos men-cionar las hermandades que históricamente han tenido su sede en esta parroquia, y que no fueron muchas ya que la cercanía de los conventos de San Francisco Casa Gran-de y Santa Cruz la Real, patrocinados por Franciscanos la primera y por Dominicos la segunda, concentraron la fundación de este tipo de asociaciones piadosas que buscaban el amparo ofrecido por grandes órdenes re-ligiosas a imitación de los nobles de la zona que fundaron sus capillas y enterramientos en ellas. En estos conventos se instalaron especialmente cofradías de penitencia entre los siglos XVI y XVIII, como las de la Vera Cruz, Jesús de las Tres Caídas o Nuestra Señora de la Consolación en el convento franciscano, y el Santo Crucifijo y Ánimas

en el de dominicos al que habría que sumar la conocida Hermandad de la Virgen del Rosario aunque no sea penitencial.

Centrándonos ya en nuestra parroquia, la Hermandad Sacramental de Esclavitud del Apóstol San Matías fue fundada el 28 de mayo de 1566, época de la que debe ser la imagen titular del templo, que hoy preside el retablo que fue costeado por la Herman-dad, que también sufragó la renovación del templo y la mayoría de las actuaciones que en él se iban produciendo, como demuestra la omnipresencia de la “S” atravesada por un clavo –que se lee “es-clavo”–. Ésta se fusio-nó después de muchos años de inactividad con la de penitencia de Jesús de la Paciencia y María Santísima de las Penas en 1980. De-bió alcanzar notoriedad, dado que la feligre-sía gozaba de una alto estatus durante toda la Edad Moderna, como demuestran la mul-titud de obras que llevaron a cabo, pudiendo establecerse su periodo de mayor auge a me-diados del siglo XVIII. De hecho según las Respuestas Generales del Catastro del Mar-qués de la Ensenada, de los 2.126 habitantes de la parroquia en 1749, 31 eran artesanos, la mayoría de ellos plateros.

Ya hemos comentado que sobre la puerta de Bibataubín se construyó una capilla. Allí tuvo sede canónica una hermandad creada para velar por esta capilla, que debió estar bajo la advocación de la titular, Nuestra Señora de los Remedios. Escribe Barrios Rozúa que llegó a gozar de buenos medios, pero en 1788 llegó su declive al descubrirse que algunos hermanos utilizaban recursos de la hermandad en beneficio propio.

Ya en el siglo XX, citar como curiosidad que la Cofradía del Cristo del Consuelo – Gi-

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PARA SABER MÁS

Decreto 305/2010, de 1 de junio, por el que se inscribe en el Catálogo General del Patrimonio Histórico An-daluz como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Monumento, la iglesia imperial de San Matías, en Granada. Boletín Oficial de la Junta de Andalucía número 122 de 23/06/2010, pp. 81- 89.

ÁLVAREZ DE MORALES, José Miguel. Granada en tus manos. El Realejo. Vol. 1. Granada: Corporación de Medios de Andalucía, 2006, pp. 187-191.BARRIOS ROZÚA, Juan Manuel. Reforma urbana y destrucción del patrimonio histórico en Granada. Ciu-dad y Desamortización. Granada: Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1998, p. 552.GALLEGO y BURIN, Antonio. Granada. Guía artística e histórica de la ciudad [11ª ed.]. Granada: Comares, 1996, pp. 186-187.GILA MEDINA, Lázaro; LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, Miguel Luis; LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, Juan Jesús. Los conventos de la Merced y San Francisco, Casa Grande, de Granada: aproximación histórico-artística. Granada: Universidad de Granada, 2002, pp. 138-147.GÓMEZ- MORENO CALERA, José Manuel. “El Mudéjar granadino”. En. El Mudéjar Iberoamericano, del Islam al Nuevo Mundo. Barcelona: Lunwerg Editores, 1995, pp. 43-54.GÓMEZ- MORENO GÓNZALEZ, Manuel. Guía de Granada. Granada: Imprenta de Indalecio Ventura, 1892, pp. 205-208.HENARES CUÉLLAR, Ignacio; LÓPEZ GUZMÁN, Rafael. Arquitectura mudéjar granadina. Granada: Caja General de Ahorros y Monte de Piedad, 1989, pp. 87-92.LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, Miguel Luis; LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, Juan Jesús. La Semana Santa de Granada: apuntes de historia y arte sobre una tradición secular. Granada: Ayuntamiento y Caja Ge-neral de Ahorros, 1997. LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, Miguel Luis; LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, Juan Jesús. Historia viva de la Semana Santa de Granada: arte y devoción. Granada: Editorial Universidad de Granada, 2002. LÓPEZ GUZMÁN, Rafael (coord.). Guía artística de Granada y su provincia. Sevilla: Fundación José Ma-nuel Lara, 2006, 193-194. MARTÍNEZ MEDINA, Francisco Javier. Cultura religiosa en la Granada renacentista y barroca. Estudio iconológico. Granada: Universidad de Granada, 1989.RÉAU, Louis. “Iconografía de los santos: de la G a la O” [T.2, vol.4]. En: Iconografía del arte cristiano. Barcelona: Ediciones del Serbal, 1997, pp. 377-378. VIÑES MILLET, Cristina. Figuras granadinas. Granada: Sierra Nevada 95, 1995, pp. 131-133.VORÁGINE, Jacobo de. La leyenda dorada [T. I]. Madrid: Alianza Editorial, 1996, pp. 180-185.

tanos–, inició su desfile procesional desde este templo en varias ocasiones. Finalmente en 1959 acaecía la fundación de la Herman-dad de Jesús de la Paciencia y María Santísi-

ma de las Penas cuyo cincuentenario conme-moramos con esta publicación, deseándole una fructífera andadura basada en su ejemplar trayectoria durante estos 50 años.

CREDITOS DE FOTOGRAFIASComisión de Monumentos, David Morente, Emilio Caro, Javier Algarra, Portal de Museos de Andalucía, Vicente del Amo.

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Las Procesiones Jose Cecilio Cabello Velasco

Dentro del amplio, variado y sobrio a la par que exquisito programa de actos lleva-do a cabo por la Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús de la Paciencia y María Santísima de las Penas con motivo de su 50 Aniversario fundacional, no será, en modo alguno, el menor la salida procesional ex-traordinaria de la Dolorosa de San Matías, de cuya hechura, bendición y exposición al culto se ha cumplido en este año de 2010 medio siglo. Se celebrará esta procesión conmemorativa (D.m.) en la tarde-noche del sábado 18 de septiembre, mes mariano por excelencia. Pero, ¿por qué y para qué una procesión? ¿Cuál es su origen y cuál su significado? Permítaseme tratar de respon-der sucintamente a estas cuestiones.

El ser humano es alguien que no puede permanecer quieto, que permanentemente está en camino; necesita metas que le ha-gan ejercitar todas sus capacidades y que le atraigan a realizarse plenamente. De ahí su constante insatisfacción, su inconformis-mo, su búsqueda impulsiva, en definitiva, de la felicidad.

Esta aventura de la vida, este camino, sólo es posible y llevadero si caminamos con los demás. En el fondo, todos busca-mos lo mismo. Nuestra suerte está vincula-da a la de los otros. Y esto es así desde que el hombre existe sobre la faz de la tierra. También en lo relativo a la dimensión tras-cendente o religiosa. Por eso, la fiesta y la procesión son un fuerte correctivo al indi-vidualismo insolidario.

La procesión como rito religioso y como manifestación de culto público al ser trascen-dente, se encuentra desde siempre en todos los pueblos y religiones. En el Antiguo Tes-tamento de la Sagrada Biblia se describen no pocas procesiones solemnes, con cantos de salmos y gran júbilo del pueblo. La Iglesia

ha adaptado e incorporado esa tradición reli-giosa natural y espontánea al culto cristiano, depurándola y reservándola para ocasiones especiales.

Bajo la denominación de sagradas pro-cesiones se da a entender las solemnes ro-gativas que hace el pueblo fiel, conducido por el clero, yendo ordenadamente de un lugar sagrado a otro, para promover la de-voción de los fieles, para conmemorar los beneficios de Dios y darle gracias por ello, o para implorar el auxilio divino.

Los primeros cristianos, aun en tiempo de persecución, llevaban en procesión los cuerpos de los mártires hasta el lugar de su sepulcro. Con el paso del tiempo (hacia el siglo III) comenzaron las peregrinacio-nes a Tierra Santa, a los sepulcros de los Apóstoles Pedro y Pablo y otros mártires en Roma, y a un sinfín de lugares más. Tras la Paz Constantiniana surgen otras formas procesionales. En la Ciudad Eterna las pro-cesiones de las “Estaciones” donde el Papa celebraba la liturgia en las grandes solem-nidades. En Jerusalén, la monja peregri-na Egeria, a finales del siglo IV, describe cómo los cristianos marchaban de uno a otro de los Santos Lugares (Calvario, Mon-te de Getsemaní, etc.) para conmemorar los acontecimientos de la salvación y celebrar después la Eucaristía.

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En la Edad Media continúa la práctica procesional pública, que será muy cues-tionada por la Reforma protestante, hasta que el contrarreformista Concilio de Tren-to (1545-1564) las potencia nuevamente, muy señaladamente las de carácter sacra-mental, mariano y penitencial. Con ellas “se instruye y confirma el pueblo en el re-cuerdo y culto constante de los artículos de la fe; aparte de que de todas las sagradas imágenes se percibe grande fruto, no sólo porque recuerdan al pueblo los beneficios y dones que le han sido concedidos por Cristo, sino también porque se ponen ante los ojos de los fieles los milagros que obra Dios por los santos y sus saludables ejemplos…”. Después de Trento, los Concilio y los Papas han optado por mantener estas ma-nifestaciones de culto público, si bien los obis-pos dan una serie de re-comendaciones sobre la innecesaria vana osten-tación a la que siempre habrá que anteponer las necesidades humanas.

En esta época que nos ha tocado vivir, tan secularizada, las fiestas de origen y ca-rácter religioso siguen gozando de bastante buena salud. Y dentro de ellas, las proce-siones. No hay fiesta popular que se precie sin su correspondiente procesión. Tan es así que hasta las celebraciones denomina-das civiles no se conciben sin su desfile o procesión cívica.

La gente acude masivamente a las fiestas y a las procesiones porque hay en ellas un rito que cumplir, es decir, un ges-

to, acto o fórmula que posee una eficacia de orden simbólico o real, hay un camino que recorrer, una música que disfrutar, una belleza que admirar, y, por lo general, -no olvidemos que el Cristianismo es una reli-gión icónica- una imagen sagrada, signo y símbolo de las realidades celestiales, que sostiene la oración y la devoción de los fie-les implorantes, una memoria que acoger, una identidad que reconocer, un futuro que labrar…

Cada fiesta y cada procesión religiosa en el seno de nuestra comuni-dad eclesial es como una respuesta a la pregun-ta del salmista: “Señor, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él?”

“Salir en procesión supone ponerse en ca-mino. El camino es una experiencia espiritual, es una apertura a lo nuevo, a lo desconocido. Es un desinstalarse. Es el aban-dono de lo que se tiene para encontrar algo que se valora más”. Caminar procesionalmente debe

ser una experiencia enriquecedora para la fe y afianzadora de la conversión al Evange-lio.Quienes observan nuestras procesiones desde fuera, pueden preguntarse para qué sirve mover una imagen de un sitio a otro o recorrer con ella las calles. Convendrá, pues, explicar un poco el significado de la palabra “procesión”.

La palabra “procesión” viene del verbo latino “procederé”, que significa marchar, ir hacia adelante. Cuando esta marcha se realiza con otros, en grupo, suele manifes-

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tar el deseo de ir hacia un mismo lugar, la misma meta, alcanzar el mismo objeti-vo. Crea en el grupo lazos de unión y se convierte en un lenguaje común de mu-cha expresividad: manifestaciones, mar-chas de protesta o reivindicativas, desfiles festivos, peregrinaciones, procesiones de penitencia o gloria, etc.

En cuanto al sentido y valor de las procesiones hay que tener en cuenta que la Iglesia en la tierra es un pueblo inmen-so que avanza en procesión hacia la Ciu-dad Celestial, la Jerusalén del cielo. Las procesiones tienen el alto significado de anticipar simbólicamente el misterio último de la Iglesia, que es la constan-te peregrinación hacia el cielo. Además de esto, son un acto de culto externo de carácter universal que conlleva la pro-clamación y manifestación pública de la fe. En la procesión la piedad y la liturgia establecen una relación muy peculiar. Es por eso que si se hacen con verdaderas motivaciones espirituales tendrán un profundo sentido cristiano y un alto va-lor catequético.

Pero no es sino la Eucaristía la que arroja una luz potente sobre el sentido de la procesión: toda procesión parte y al mismo tiempo nos conduce al encuentro de Cristo Salvador, salvación que se hace real y eficaz en la celebración eucarística. Los obispos andaluces advierten y orien-tan: se “deben recuperar las celebraciones

litúrgicas que primitivamente precedían a las salidas procesionales”.

De hecho, dentro de la celebración de la Misa o Eucaristía tienen lugar una serie de procesiones que son necesarias para el desarrollo de la misma: la procesión de entrada del ministro y los celebrantes; la procesión hacia el ambón para proclamar el Evangelio; la procesión para presentar las ofrendas; la procesión de la comunión.

La liturgia “es la cumbre a la cual tien-

de toda la actividad de la Iglesia y, al mis-mo tiempo, la fuente de donde mana toda fuerza”. En este espíritu tenemos que co-ordinar las celebraciones litúrgicas y las salidas procesionales.No se olvide, pues, que de la Eucaristía parten todas las proce-siones y hacia ella tienen que dirigirse. La procesión tiene su culmen en la Eucaristía.

Toda vida de un cristiano se inicia cuando es llevado procesionalmente des-de la pila bautismal hasta el altar, signo de que esa vida que ha comenzado en el Bautismo ha de ser alimentada en la Eu-caristía y en la que encontrará su plenitud. Luego, todos los demás sacramentos que le sean administrados lo serán igualmen-te en un contexto de camino-procesión al encuentro del Señor. Así, hasta el cortejo procesional del sepelio.

La piedad popular amplió con el tiempo el número de procesiones, tanto

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para honrar a la Santísima Virgen y a los santos como para meditar los aspectos de la pasión de Nuestro Señor Jesucris-to. Pero las procesiones pueden conllevar también, si no se cuidan, ciertos riesgos tales como que estas manifestaciones re-ligiosas prevalezcan sobre los sacramen-tos. O considerar la procesión como el acto principal de la fiesta. Convertirla en un acto folclórico, cultural o en un mero espectáculo. O, tal vez, en una manifes-tación de lujo y ostentación. A la vista de estas posibles desviaciones, se hace ne-cesaria una catequesis adecuada sobre su sentido sagrado.

La procesión no es un deambular sin rumbo. Nos convoca, a través de una ima-gen, alguien que nos conecta con algo que hemos oído, leído o celebrado en la euca-ristía. Ese alguien vive, no es una imagen sin vida. Por eso, algo tan simple como el respeto a la misma imagen y lo que repre-senta, los adornos florales, la vestimenta y las joyas que porta, la devoción y el sa-ber estar en el recorrido, la dignidad en el vestir y en las expresiones, la música o los cantos que suenan, la forma de portar y los movimientos…tienen que ser acordes con el misterio de Dios, de su Santísima Madre o de los santos a los que se recuer-dan, y a la dignidad de la persona que lo porta o lo acompaña.

Pero, además, hemos de tener en cuen-

ta: el carácter evangelizador de las pro-

cesiones. Que sus recorridos han de ser relativamente cortos, concretos y fijos. Que deben ser autorizadas por el Obispo diocesano, a quien corresponde dar las normas mediante las cuales se provea a la participación en ellas y a su decoro. y contar, así mismo, con la colaboración de la autoridad municipal correspondiente. Y, sobre todo, que nuestra desacralizada sociedad actual tal vez necesite de estas manifestaciones como señal y signo de una trascendencia que, poco a poco, ha sido arrojada de la vida cotidiana. Claro que también habrá quienes piensen que tal vez sea necesario un cambio profun-do en la manera de expresar la fe, de leer los signos de los tiempos, de vivir el amor cristiano a través de un mayor compro-miso en el futuro de tantos pobres que conviven con nosotros. Acaso no sean dos posturas antagónicas, sino más bien complementarias. Para discernir, saque-mos luz de la Eucaristía y de la escucha y meditación de la Palabra de Dios.

Que la próxima salida procesional ex-traordinaria de la Santísima Virgen de las Penas sea una auténtica liturgia de acción de gracias por los abundantísimos benefi-cios espirituales que Dios ha repartido por las manos de su Madre entre sus cofrades en estos cincuenta años, y de súplica since-ra para que no se canse de mostrarse siem-pre misericordioso con todos. Que junto a Ella experimentemos la ternura cercana de su maternidad espiritual e intercesora.

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Nacida, en 1959, casi sin esperarla, cuando ya mostraba algunas ramas alicaídas aquel frondoso árbol de las fundaciones cofrades de la posguerra, cuando aún no se podía ni imaginar la eclosión cofrade que arrancó a finales de los setenta, la Cofradía de Paciencia y Penas ha cumplido sus cincuenta años de vida. Y su vida es fiel testimonio de las inquie-tudes cofrades de Granada en el último medio siglo.

Sabemos los pormenores de la fundación de esta entrañable hermandad del Miércoles Santo, siempre fiel a este día central de nuestra Semana Mayor. Un 14 de septiembre, festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, recibió la aprobación canónica de manos del prelado D. Rafael García y García de Castro; conocemos también los veinte integrantes de su primera junta de gobierno, presidida por D. Luis García-Alix, contando con la estrecha colaboración del párroco D. Julio Aneas Martín, a quien cupo el honor de bendecir la ima-gen de la Titular Mariana el Domingo de Ramos de 1960. Las hermandades denunciaban sus estrecheces por entonces; aún así, aquel año 1959 conoció el estreno de una joya del bordado de nuestra Semana Santa, el manto de María Santísima del Mayor Dolor, obra de las Adoratrices, las mismas que al año siguiente bordaban el escudo imperial de Carlos V en el guión de la cofradía recién fundada.

Pero los detalles históricos nos saben a poco. Al menos, si no buceamos en el espíritu que animaba a aquellos cofrades. Lo que sí nos dice algo la perspectiva de los años es la circunstancia de una Iglesia en trance de cambio, de una ciudad que se recuperaba de los traumas del pasado, de una Semana Santa que, en medio ya de dificultades económicas, buscaba redefinirse a sí misma.

Última expresión de la segunda oleada fundacional, de la que ya se distanciaba en el tiempo y en el espíritu, eslabón –no “perdido” sino ganado- hacia el futuro cofrade de brillantes perspectivas, el que hemos conocido hasta nuestros días, aunque hoy bien atem-perado el afán fundacional. La Cofradía de Paciencia y Penas tuvo que encontrar su sitio, la hermandad número 20 de cuantas componían la Semana Santa. Y no sólo encontrarlo, sino proyectarse a todo el mundo cofrade con una generosidad sin igual.

Desde 1963 Francisco de Asís Gómez Montalvo rigió sus destinos (al sustituir a D. Serafín López-Cuervo); desde 1987 lo hace José Luis Pérez-Serrabona González. Am-bos constituyen acabados ejemplo de entrega a su hermandad y de servicio a la Semana Santa de Granada. Sus puertas siempre han estado abiertas a quienes llamaban a ellas. Ambos fueron insignes pregoneros de nuestra Semana Santa; ambos se implicaron en el órgano federativo, representante del mundo cofrade granadino en distintos momentos: Paco como presidente (el decimoquinto en la historia de la Federación), José Luis como vicepresidente. Gómez Montalvo, sin embargo, no ha podido vivir entre nosotros estos momentos de conmemoración, cincuenta años después de la fundación en la que él mismo participó. Pero ¿cómo olvidar su vocación de servicio, como dejar a un lado su labor al

PACIENCIA Y PENAS:50 AÑOS “PARA” LA SEMANA SANTA DE GRANADA

Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz

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frente de la Semana Santa de Granada, entre 1975 y 1983, y su estímulo a un mundo que salía de la frustración para elevarse hasta un inusitado esplendor?

Siempre me ha llamado la atención la capacidad de ilusionar de esta hermandad, la respuesta a las nuevas demandas, la firmeza de su compromiso cofrade y cristiano. No dudó, cuando llegó la ocasión, de asumir el pasado cofrade de su Parroquia de San Matías agregando a su corporación nazarena el timbre y la veneración al Santísimo Sacramento. Ni vaciló en hacer de la necesidad virtud las relaciones con el clero parroquial, acentuan-do la vida espiritual y el servicio a la parroquia. Desde 1980 es, ciertamente, hermandad sacramental, recogiendo el fervor eucarístico de más de cuatrocientos años de tradición cofrade y parroquial.

Pionera entre las cofradías granadinas en aspectos hoy tan esenciales como la aper-tura de una Casa de Hermandad o la constitución de cuadrillas de hermanos costaleros. Adelantada en la introducción de vía crucis cofrades, en la organización de la bolsa de caridad –seña de identidad hoy en día de la solidaridad confraternal- y en la recupera-ción del entrañable juramento inmaculista. Abanderada de las publicaciones cofrades granadinas, con su emblemática revista “Paciencia y Penas” (que en gran medida fue el germen de la revista oficial “Gólgota”), hoy felizmente recuperada, y en la organización de pregones, contando ya el suyo con un sello de calidad incuestionable, después de treinta años de existencia.

Acercarse en Semana Santa a la escalinata de San Matías es como destapar el tarro de las esencias cofrades, embriagándose paso a paso, escalón a escalón. Visitar los pasos allí expuestos, en su templo imperial, antes y después del Miércoles Santo, adorar al Santísimo Sacramento y participar en los Oficios, observar la ebullición de sus cofrades ante el tránsito de todas y cada una de las numerosas cofradías de penitencia que tienen como punto de paso obligado este lugar. Cortesía cofrade que inunda aquel rincón donde la baranda se hace popular tribuna y una recoleta plaza deviene en claustro parroquial que sabe de ensayos y de enseres procesionales.

Generosa, pionera, abierta… y reivindicativa. Bien pueden blasonar de esto los co-frades de Paciencia y Penas, bien pueden contar sus gestas a las futuras generaciones cofrades con orgullo y seriedad, revestidos del peregrinar nazareno, como hacían los an-cianos de Israel en la noche de la Pascua para que no se perdiera un ápice de la memoria salvadora del Señor. Bien pueden pregonar la firmeza de un compromiso cofrade vivido con intensidad.

Ciertamente, convienen que sepan que cuando en 1988 peligró en España la festividad de nuestra Patrona, la Inmaculada Concepción, por esos absurdos de la política mal en-tendida, la cofradía de San Matías estuvo a la altura de su decisión y obró hasta el final en consecuencia. Se me antoja que aquella estación de penitencia “interior”, sin pisar la calle, reforzó aún más su identidad mariana y mostró a todos, frente a la ligereza con que obró en este tema el órgano federativo, que nuestro compromiso cristiano va mucho más allá de nuestro aspecto más festivo y folclórico. Sólo Paciencia y Penas, y su cofradía hermana de los “Gitanos”, mantuvieron sin vacilar su postura y su ausencia de las calles fue su más firme testimonio de fe.

Y debe saber también que hubo un tiempo –décadas y décadas, a decir verdad- en que las cofradías penitenciales granadinas soñaron con culminar su estación de penitencia en el interior de la Catedral, adorando en su altar mayor a Jesús en la Custodia; precisamente por ello, desde 1977, las estaciones de penitencia encontraron su punto culminante ante la puerta, incomprensiblemente cerrada, de la Santa Iglesia Catedral. Un sueño convertido en lucha sin éxito, hasta fecha muy reciente. Y para que no se pierda en la memoria este tesón cofrade, conserva la hermandad de Paciencia y Penas aquel martillo con anillos de plata, uno por cada año en que se golpeó la reja catedralicia con la pretensión de entrar en la casa madre de todos los cristianos de Granada.

La Semana Santa de Granada ha crecido en los últi-mos cincuenta años y con ella ha crecido la herman-dad de Paciencia y Penas, en ocasiones actuando de

locomotora, de referente, de acicate de esperanza, en un mundo turbulento, en un túnel cuyo extremo lumino-

so tardaba mucho en alcanzarse.

En los años sesenta la Semana Santa de Gra-nada estaba ya consolidada. Había apos-

tado por algo “diferente”: el encanto sin parangón de su pai-saje, su meditada

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fuerza y sobriedad interior, la calidad excepcional de su escuela de imaginería. De esto último dio un extraordinario ejemplo la cofradía del Miércoles Santo. ¡Qué ahínco por asentar en la Semana Santa de Granada una obra cumbre de Pablo de Rojas, el padre de la imaginería barroca andaluza, al que deben por igual las escuelas sevillana y granadina!

Costó mucho, ciertamente, pero se logró. Hubo que prescindir de la imagen durante una laboriosa restauración (desde 1972) a cargo de la Diputación Provincial, hubo que vene-rarlo en la distancia –eso sí, propiciando esa distancia uno de los traslados más bellos de cuantos existen en nuestra ciudad, desde el Hospital de S. Juan de Dios hasta la Imperial de S. Matías-, hubo que negociar con denuedo su ubicación y titularidad. Y los demás lo hizo la divina Providencia. Lo cierto es que ahí lo tenemos –tras siglos dulcificando la vida de los enfermos del hospital de S. Lázaro-, espléndido en la belleza del dolor y en la ternura del sufrimiento. Ahí lo tenemos, sí, en la iglesia de San Matías.

Y, como fiel complemento, una Dolorosa de vestir, granadina, un testimonio de que hace cincuenta años aún conservaba Granada un puñado de excelentes imagineros y talleres de escultura. La acertada elección de la hermandad añadió a perpetuidad el nombre de José Jiménez Mesa a la increíble nómina de imagineros de la Semana Santa de Granada.

Parecía un milagro: fundar una cofradía en tiempos recios. Ya apuntaban las dificulta-des, que luego se harían evidentes. Salir a la calle, el miso día y desde el mismo templo, que el Cristo de los “Gitanos”. Apostar por lo sencillo –así era entonces la Semana Santa-, por ese manto de raso y por el adorno de flor de pato, que nos han legado las postales de la época. Ubicarse un barrio del centro, con sabor realejeño sin Realejo, heredero del triste legado de la desaparecida Manigua, con sus calles marginales, con sus turbios negocios, con sus vecinos que también se merecían una Semana Santa.

El barrio de San Matías, acostumbrado siempre a ver pasar a todas las cofradías de Granada, concretó su de-voción penitencial. Lo hizo con finura, rescatando ad-vocaciones antiguas (los clásicos Cristos de Humildad y Paciencia; el título de Penas en imágenes pasionistas de Cristo y de María), y con cercanía, al presentarlos en la calle en medio de un barrio depauperado, y hoy gracias a Dios acertadamente rehabilitado. La peculiar “Semana Santa” de un vecindario que se sabe centro sin dejar de ser barrio se hizo realidad un Miércoles Santo, 13 de abril, de 1960. Los pasos accedieron a la calle por la portada lateral del templo.

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Manuel Ocón nos brinda el itinerario de aquellos primeros años: plaza de San Matías, Sacristía de San Matías, San Rafael, San Matías, plaza de Mariana Pineda, Ángel Ganivet, Puerta Real, Reyes Católicos, Gran Vía, Cetti Meriem, Elvira, Colcha, plaza de las Des-calzas, San Matías, San Rafael y regreso al templo por las mismas calles que en la salida.

Años más tarde haría el recorrido de ida por la calle San Matías hacia arriba y aún ha-bría que esperar a ver descender primero y ascender después los pasos por la “imperial” escalinata de acceso a la iglesia parroquial. Aquella procesión era una invitación, como la

mirada del Señor de la Paciencia, que rastrea las aceras y las esquinas con sus ojos dulces. Ese Cristo, eternamente abrazado a la colum-na del castigo, que mira, que nos mira, que te mira… Esta extraordinaria imagen, ya con su columna alta y dorada, estrenó un paso de or-febrería en 1979, tan granadino como que lleva el sello de los hermanos Moreno Romero, justo cuando comenzaba la tímida recuperación de la Semana Santa de Granada. Y es que el bache había sido profundo, muy profundo.

Su primera década y media de vida había transcurrido casi sin sobresaltos, pero la crisis

de los años 70 mostró la peor de sus caras en 1975. En aquella Semana Santa, algunas co-fradías optaron por no hacer su estación de penitencia. Paciencia y Penas, siempre lucha-dora y reivindicativa, fue una de ellas; un aldabonazo para la ciudad, que con frecuencia ha dado la espalda a su Semana Mayor. Pasada la mutilada Semana Santa de ese año, el Hermano Mayor de Paciencia y Penas se hacía cargo de la presidencia de la Federación de Cofradías; curiosamente estaba al frente de la más reciente de las cofradías federadas, una bocanada de aire fresco para el ente representativo del mundo cofrade, un revulsivo cuyo mensaje es que ser cofrade seguía y sigue mereciendo la pena.

Tras la tempestad vino la calma; ¿cómo la calma?, los vientos favorables. La cofradía de Paciencia y Penas supo aprovecharlos como ninguna. Desde entonces los escalones de la portada principal de S. Matías son para propios y extraños tan cautivadores como el Arco de Elvira, la Carrera del Darro o la Puerta de la Justicia. Un singular pretorio donde se muestran la prendas de nuestra redención –el sacrificio del Hombre-Dios y la corre-dención de la Madre- a golpe de corazón costalero. Pues bajo la trabajadora granadina, por supuesto, sufren hombros y cinturas, pies y rodillas, que sólo responden al estímulo del corazón.

Manuel Ocón nos brinda en su libro los nombres de aquellos veintiún bravos cireneos, servidores de su hermandad, tal vez sin saber aún que hacían historia. También sus odi-

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seas para ensayar, desde finales de febrero, dentro de la misma iglesia. Pero es mejor reproducir las palabras de este veterano cofrade y costalero: “habían conseguido lo imposible y ahí estaba la nueva cuadrilla, una vez sorteada la empinada escalinata de acceso al templo, empezando a caminar y, con ellos, una nueva era en la Semana Santa de Granada”. Primero, costaleros del Señor de la Paciencia, después de la Virgen de las Penas. Eduardo García Ro-mán y Jorge Mario Martín Guerrero logra-ron mantener durante décadas dos cuadri-llas bien conformadas, sólidas y veteranas, que colaboraron con otras cofradías cuan-do fue necesario. El Apóstol San Matías –suya era la Hermandad Sacramental- se asoma al título de la hermandad en 1980 y los cofrades lo exteriorizan en la calle con su cera roja. Y no sólo eso: la Virgen de las Penas estrenó saya, manto y palio en aquel año. Arrancaban, sí y con vigor, los nuevos tiempos. “Paciencia y Penas” era ya una realidad editorial en 1983.

Cuando despuntaba la Semana Santa en el Zaidín, la cofradía de S. Matías restauraba la imagen de la Dolorosa, con el buen hacer del también granadino Antonio Barbero. Y ya para entonces, porque las cofradías buscan siempre reconocimiento y calor, contaba en su nómina de hermanos mayores honorarios con las principales instituciones de la ciudad, ubicadas en las cercanías de su iglesia-sede, como la Capitanía General, el Excmo. Ayun-tamiento y la Diputación Provincial, así como la Hermandad de Alféreces Provisionales. Y en 1985 abrió las puertas su casa de hermandad, en las proximidades del templo.

Tres años después, el Miércoles Santo en San Matías se convirtió en Campo del Triunfo. Y si la Virgen de las Penas no fue a Granada, Granada vino a ver esa imponente columna de devoción sobre la que simbólicamente la alzaron sus cofrades. Más que nunca resonó en el templo la repetida jaculatoria “Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar y la Virgen concebida sin pecado original”. Valiente compromiso que hoy cierra un templo y mañana golpea en las puertas de la catedral. ¿Se puede pedir más concienciación cofrade?

¡Y qué mejor homenaje filial pueden hacer los cofrades que enriquecer su paso de palio! La pintura de Ortuño, la orfebrería de Moreno y de Manuel de los Ríos, la toca

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de García y Poo… Y lo mejor de las flores de nuestra tierra, y aún de la lejana Holanda, suavizaban el dolor de la Madre, como sólo en Andalucía sabe hacerse. Largas filas de nazarenos eran habituales, de túnica morada y capillo de color dorado en origen, aunque hoy ya sustituido por el mismo color morado.

En 1997 la Sagrada Eucaristía visitó a los enfermos e impedidos en la feligresía de San Matías. La cofradía rescató sabiamente una entrañable estampa salida de tiempos pasa-dos, pero ¿es que acaso pasa de moda el poder de Jesús Sacramentado? Mientras tanto las primorosas manos de Bárbara Hasbach nos devolvían un Jesús de la Paciencia más dulce si cabe y, sobre todo, más del barrio y de la hermandad, al entronizarse definitivamente en la parroquia de S. Matías.

Y a la vez seguía su avance el paso de palio. Candelería de Hijos de Juan Fernández, palio y manto primorosamente bordados en oro en los talleres de Fernández y Enríquez de Brenes. Esto ya entrado el nuevo siglo. Encarando el futuro, con decisión una vez más. Cofradía abierta a todos cuantos tienen pasión por la Semana Santa. Así lo pregonan en los últimos tiempos las tertulias y exposiciones en la que puede considerarse sede social de la cofradía, el Real Colegio Mayor de San Bartolomé y Santiago. El pasado mes de abril tuve el honor de hacer un balance narrativo de nuestra Semana Santa de 2010, el Pregón “Ahí queó”. Entonces reviví ese momento mágico en que la noche del Miércoles Santo comienza a hacerse madrugada: “1 de abril, 00,10 horas. Calle Varela, en su con-fluencia con la Cuesta del Progreso. ¿Qué tiene la música de palio que nos reconforta y nos lleva hasta mundos inusitados? ¿Qué tiene, que nos hace mover involuntariamente los pies al compás de las bambalinas de un palio y del fulgor de oro de sus bordados? ¿Qué tiene esta Madre de las Penas, que llevan bendiciendo las calles de Granada medio siglo?

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Ahora entiendo la fiesta de tus cofrades, el abrazo de tres generaciones de hermanos y hermanas que se funden en el mismo cortejo, con el roquete de acólito, con la faja costa-lera y con el hábito de la penitencia. Por eso, en esta ocasión “Callejuela de la O” me ha sonado de una manera especial. Porque me trae a la memoria mi primera colaboración en

“Paciencia y Penas”, hace casi veinticinco años, dedicada a la Virgen de las Angustias, porque me devuelve el recuerdo de cofrades entregados… permitidme que recuerde tan sólo al querido y llorado Francisco Gómez Montalvo.

Cincuenta años de vida de hermandad se me han representado en esta variación de lujo, donde la coquetería de Varela se hace modernidad en la Cuesta del Progreso. Oigo lejanos lo ecos de una banda que acompaña a Cristo flagelado, como Hostia alzada, por la escali-nata de San Matías, pero de momento me he quedado como clavado junto a Ella, en este enclave archicofrade, a fuerza de transitarlo las hermandades del Realejo y San Matías, y de forma especial en este Miércoles Santo en el que hasta tu llegada lo han bendecido ya con su paso Cristo en su caída, Jesús el Nazareno y el Señor de la Paciencia y ¡cómo no! la Reina del Rosario y la Novicia de la Merced… Y espero ver de nuevo la gloria de tus Penas en una próxima salida extraordinaria”.

Cincuenta años dan muchas alegrías y sinsabores. Mas nos quedamos con las primeras. Cientos de veces, por cada hermano y hermana, daremos gracias: por esas tres genera-ciones de cofrades entregados, por los activos y los más omisos, por los vivos y por los difuntos, por los mayores y por los niños, por los hombres y las mujeres que han regalado y siguen regalando al mundo cofrade granadino esta bendita hermandad que llamamos Paciencia y Penas.

Gracias.

Cofrades de a pie

Tus manos fueron cuna para un rey pobre de mirada dulce, y ahora, dan cobi-jo a los sueños de los que en ti buscan piedad. Tus manos abrazan los suspiros de los que hasta ti llegan perdidos. Tus manos moldean la vida de los que no la tienen. Eres ejemplo eterno de amor verdadero. Eres la madre de nuestras almas y la guía de los que nacen para disfrutar de tu gozo. Que nunca nos falte tu mano, ni el sonido de tus rosarios, ni el brillo de tus ojos, que nunca nos faltes Tú, para llevarnos de tu mano.

David Morente Rivas