páginas interiores la via sanadora

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Page 1: Páginas interiores La via Sanadora

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

1

¡¡¡

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

1

¡¡¡

Page 2: Páginas interiores La via Sanadora

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Page 4: Páginas interiores La via Sanadora

LAS VÍAS SANADORAS DE LAS MANOS© Fundación Neijing

Autor© José Luis Padilla Corral

Diseño y diagramación Fundación Neijing

Primera edición, 2008 ISBN: 978-958-8405-38-4

Impresión EDITORIAL UNIvERSIDAD NACIONAL DE COLOmBIA [email protected] Bogotá, D.C. , Colombia

LAS VÍAS SANADORAS DE LAS MANOS© Fundación Neijing

Autor© José Luis Padilla Corral

Diseño y diagramación Fundación Neijing

Primera edición, 2008 ISBN: 978-958-8405-38-4

Impresión EDITORIAL UNIvERSIDAD NACIONAL DE COLOmBIA [email protected] Bogotá, D.C. , Colombia

Page 5: Páginas interiores La via Sanadora

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

5

Estas páginas son fruto de la recopilación de las enseñanzas impartidas por el Doctor José Luís Padilla Corral –Ba Hang Shen-, durante cinco días, en Tian –Centro de Estudios, Investigación y Desarrollo de la Medicina Tradicional, de la

Escuela Neijing-, que giraron en torno a la acción sanadora de las manos.

Las transcriptoras hemos mantenido, básicamente, el lenguaje surgido de la transmisión oral, porque consideramos que es el más adecuado para que el lector pueda recrear las vivencias, el sentir, la intención sanadora y el humor enamorado que, con infinita ternura, derrama el Maestro en su verbo, en cada instante.

Gracias, Maestro

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Estas páginas son fruto de la recopilación de las enseñanzas impartidas por el Doctor José Luís Padilla Corral –Ba Hang Shen-, durante cinco días, en Tian –Centro de Estudios, Investigación y Desarrollo de la Medicina Tradicional, de la

Escuela Neijing-, que giraron en torno a la acción sanadora de las manos.

Las transcriptoras hemos mantenido, básicamente, el lenguaje surgido de la transmisión oral, porque consideramos que es el más adecuado para que el lector pueda recrear las vivencias, el sentir, la intención sanadora y el humor enamorado que, con infinita ternura, derrama el Maestro en su verbo, en cada instante.

Gracias, Maestro

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

7

ienvenidos a este encuentro mágico con Las Vías Sanadoras de las Manos. Nos acompaña una mú-sica muy especial, con todos los versos del Tao Te King, recitados en chi-no. El chino es bello cuando se sabe cantar bien y cuando tiene una or-questa adecuada. El primer poema nos recuerda que el hombre tiene que ser como el agua, y adaptarse a todas las cosas.

El hecho de que nos acompañe la música del Tao Te King en esta circunstancia, es porque vamos a hablar de algo especialmente mágico: el arte de sanar a través de las manos.

¿Qué extraños, misteriosos y mágicos avatares se encuentran en las manos, para que, cuando se aproximan a los cuerpos dolidos, resentidos, enfermizos, o a punto de enfermar, puedan calmar sus pesares, sus queja-res y sus daños?

Tenemos, indudablemente, que motivar a nuestras manos. Pero pa-ra ello tenemos que pensar claramente, sentir muy… muy intensamente, y decidirnos de manera inteligente, a mover nuestras manos y nuestros de-dos para tocar en el sitio preciso –ni más arriba ni más abajo-; para tocar en el lado adecuado; para golpetear, si es necesario; para suavizar, si es preciso...

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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ienvenidos a este encuentro mágico con Las Vías Sanadoras de las Manos. Nos acompaña una mú-sica muy especial, con todos los versos del Tao Te King, recitados en chi-no. El chino es bello cuando se sabe cantar bien y cuando tiene una or-questa adecuada. El primer poema nos recuerda que el hombre tiene que ser como el agua, y adaptarse a todas las cosas.

El hecho de que nos acompañe la música del Tao Te King en esta circunstancia, es porque vamos a hablar de algo especialmente mágico: el arte de sanar a través de las manos.

¿Qué extraños, misteriosos y mágicos avatares se encuentran en las manos, para que, cuando se aproximan a los cuerpos dolidos, resentidos, enfermizos, o a punto de enfermar, puedan calmar sus pesares, sus queja-res y sus daños?

Tenemos, indudablemente, que motivar a nuestras manos. Pero pa-ra ello tenemos que pensar claramente, sentir muy… muy intensamente, y decidirnos de manera inteligente, a mover nuestras manos y nuestros de-dos para tocar en el sitio preciso –ni más arriba ni más abajo-; para tocar en el lado adecuado; para golpetear, si es necesario; para suavizar, si es preciso...

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Se ha perdido la habilidad de tocar los resonadores, los canales de energía, etc. Ni siquiera en la propia China se siguen practicando los ma-sajes de los canales. No; van a la masa, al sitio donde duele...

En cualquier caso, es necesario reseñar que, en la actualidad, el ma-saje ha quedado relegado a un arte inferior, un arte menor, de: “Tócame aquí, que me duele”, “tócame allá, que me voy”, “tócame aquí, que me quedo”...

El masaje ha pasado, a lo largo de la historia, como algo que final-mente es “frotar y tocar donde duele”, sin más. Así, ha perdido toda la ritualidad mágica y todo el criterio grandioso que supone ese encuentro del cuerpo con la mano.

Una de las pocas cosas que el hombre sabía y recordaba de sus do-lores, sus penares y sus quejares, era que podía recurrir a sus manos para aliviar los síntomas que encontraba en sus semejantes. Sabía que, con las manos, se podía hacer algo más que dar palmas.

Hay que recordar que el Nei Jing lo considera como una terapia im-portante. Es decir: cualquier acupuntor necesita conocer muy bien “El Ar-te Creativo de las Manos”. Si sólo se es experto en la aplicación de la agu-ja o de la moxa, no es suficiente. El saber actuar a través de las manos es muy importante.

L A C A S A D E M E L Q U I S E D E C

Cuando nos aproximamos al masaje, es como si nos acercáramos a la casa de Melquisedec.

Melquisedec fue un mago, un personaje mítico que aparece en el Antiguo Testamento –la Toráh-, que recibía a una serie de personas... y hacía unas magias extrañas...

La acción sanadora a través de las manos tiene tal importancia, que debe ser considerada como un ARTE: un arte, sin duda, mágico; un arte conocido por la sabiduría de nuestros antepasados –como el caso del mago Melquisedec-.

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Se ha perdido la habilidad de tocar los resonadores, los canales de energía, etc. Ni siquiera en la propia China se siguen practicando los ma-sajes de los canales. No; van a la masa, al sitio donde duele...

En cualquier caso, es necesario reseñar que, en la actualidad, el ma-saje ha quedado relegado a un arte inferior, un arte menor, de: “Tócame aquí, que me duele”, “tócame allá, que me voy”, “tócame aquí, que me quedo”...

El masaje ha pasado, a lo largo de la historia, como algo que final-mente es “frotar y tocar donde duele”, sin más. Así, ha perdido toda la ritualidad mágica y todo el criterio grandioso que supone ese encuentro del cuerpo con la mano.

Una de las pocas cosas que el hombre sabía y recordaba de sus do-lores, sus penares y sus quejares, era que podía recurrir a sus manos para aliviar los síntomas que encontraba en sus semejantes. Sabía que, con las manos, se podía hacer algo más que dar palmas.

Hay que recordar que el Nei Jing lo considera como una terapia im-portante. Es decir: cualquier acupuntor necesita conocer muy bien “El Ar-te Creativo de las Manos”. Si sólo se es experto en la aplicación de la agu-ja o de la moxa, no es suficiente. El saber actuar a través de las manos es muy importante.

L A C A S A D E M E L Q U I S E D E C

Cuando nos aproximamos al masaje, es como si nos acercáramos a la casa de Melquisedec.

Melquisedec fue un mago, un personaje mítico que aparece en el Antiguo Testamento –la Toráh-, que recibía a una serie de personas... y hacía unas magias extrañas...

La acción sanadora a través de las manos tiene tal importancia, que debe ser considerada como un ARTE: un arte, sin duda, mágico; un arte conocido por la sabiduría de nuestros antepasados –como el caso del mago Melquisedec-.

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“UN ARTE SUPERIOR”.

El masaje no es un arte menor. Al revés:

“EL MASAJE ES UN ARTE MAYOR”.

Lo que conocemos como “masaje”, nosotros preferimos llamarlo “Las Vías Sanadoras de las Manos”.

No pretendemos sustituir una palabra por otra, puesto que esta-mos ante dos actividades distintas.

Creemos que la palabra “masaje”, cuando se tiene el sustrato de la estructura energética del ser –como es el que nos proporciona la Medicina Tradicional Oriental-, se queda corta. Se queda como un amasijo de mús-culos y tendones. Y creemos que el moverse en torno al Soplo Vital del hombre, es algo más sutil.

Por eso pensamos que “las vías sanadoras de las manos” es la ex-presión más correcta, en cuanto a que brinda muchas más posibilidades a la hora de aliviar al ser.

En el camino que les vamos a ir proponiendo, veremos una serie de acciones que posibilitan regular el cuerpo energético del ser, y nos permi-ten ser elementos intermediaros útiles y válidos para mitigar el dolor, el sufrimiento y el malestar del hombre de esta cultura.

Cuando empezamos a aproximarnos a este hombre perturbado, conturbado, dolido, tenemos que seguir una pequeña sistemática, que no es rígida, pero sí nos queremos permitir la licencia de expresarles cómo podría ser. Luego, ustedes harán las variables que crean convenientes.

En ese sentido, es muy importante que, cuando acuda a nosotros ese hombre, ese ser humano afligido que pide nuestra ayuda, tengamos la curiosidad –al menos- de preguntarle: “¿Qué le ocurre?... ¿Por qué cree que le ocurre?”. Hacer una pequeña historia acerca de sus padecimientos. Que no seamos unos simples abordadores de dolores o de pesares, sin an-tes haber escuchado el lamento del corazón.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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“UN ARTE SUPERIOR”.

El masaje no es un arte menor. Al revés:

“EL MASAJE ES UN ARTE MAYOR”.

Lo que conocemos como “masaje”, nosotros preferimos llamarlo “Las Vías Sanadoras de las Manos”.

No pretendemos sustituir una palabra por otra, puesto que esta-mos ante dos actividades distintas.

Creemos que la palabra “masaje”, cuando se tiene el sustrato de la estructura energética del ser –como es el que nos proporciona la Medicina Tradicional Oriental-, se queda corta. Se queda como un amasijo de mús-culos y tendones. Y creemos que el moverse en torno al Soplo Vital del hombre, es algo más sutil.

Por eso pensamos que “las vías sanadoras de las manos” es la ex-presión más correcta, en cuanto a que brinda muchas más posibilidades a la hora de aliviar al ser.

En el camino que les vamos a ir proponiendo, veremos una serie de acciones que posibilitan regular el cuerpo energético del ser, y nos permi-ten ser elementos intermediaros útiles y válidos para mitigar el dolor, el sufrimiento y el malestar del hombre de esta cultura.

Cuando empezamos a aproximarnos a este hombre perturbado, conturbado, dolido, tenemos que seguir una pequeña sistemática, que no es rígida, pero sí nos queremos permitir la licencia de expresarles cómo podría ser. Luego, ustedes harán las variables que crean convenientes.

En ese sentido, es muy importante que, cuando acuda a nosotros ese hombre, ese ser humano afligido que pide nuestra ayuda, tengamos la curiosidad –al menos- de preguntarle: “¿Qué le ocurre?... ¿Por qué cree que le ocurre?”. Hacer una pequeña historia acerca de sus padecimientos. Que no seamos unos simples abordadores de dolores o de pesares, sin an-tes haber escuchado el lamento del corazón.

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Quizás ésa sea la vía de salud que el alma tiene hacia el alma, y, así, poder sentir:

“¡Escucharte... doliente!

¡Escucharte... sufriente!

¡Escucharte... quejumbroso!

Y, en la medida en que te escucho,

¡mi corazón está en tu pecho!

Y, en esa medida, puedo entender tu sufrimiento.

Y así, puedo discernir con más facilidad

cuáles son las vías en las que debo actuar

para que tu ser quede satisfecho.

¡Sí, te hablo a ti!

A ti, sanador... y a ti, enfermo...

para que sepas que, a través de las manos,

el ser ha descubierto que tiene la capacidad de situar

ese dolor, esa pena,

en un espacio justo para disfrutar de la existencia.

¡Para ser testimonios vivos de la Creación!”

Después de hacer –al menos- una breve historia, hay que acercarse con cuidado, con prudencia, con respeto, a aquella parte que duele –si se tratara de un dolor- o a aquella parte del cuerpo que fuera su equivalente energético, para calmar esa pena, ese sufrimiento afectivo tan propio de nuestra era, y que difícil solución encuentra en la Medicina Moderna. A veces, una pequeña escucha o una pequeña acción es suficiente para hacer retomar otra vez el impulso.

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Quizás ésa sea la vía de salud que el alma tiene hacia el alma, y, así, poder sentir:

“¡Escucharte... doliente!

¡Escucharte... sufriente!

¡Escucharte... quejumbroso!

Y, en la medida en que te escucho,

¡mi corazón está en tu pecho!

Y, en esa medida, puedo entender tu sufrimiento.

Y así, puedo discernir con más facilidad

cuáles son las vías en las que debo actuar

para que tu ser quede satisfecho.

¡Sí, te hablo a ti!

A ti, sanador... y a ti, enfermo...

para que sepas que, a través de las manos,

el ser ha descubierto que tiene la capacidad de situar

ese dolor, esa pena,

en un espacio justo para disfrutar de la existencia.

¡Para ser testimonios vivos de la Creación!”

Después de hacer –al menos- una breve historia, hay que acercarse con cuidado, con prudencia, con respeto, a aquella parte que duele –si se tratara de un dolor- o a aquella parte del cuerpo que fuera su equivalente energético, para calmar esa pena, ese sufrimiento afectivo tan propio de nuestra era, y que difícil solución encuentra en la Medicina Moderna. A veces, una pequeña escucha o una pequeña acción es suficiente para hacer retomar otra vez el impulso.

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I N I C I A N D O L A A C C I Ó N

Tenemos que reconocer la zona que vamos a tocar; hacernos con ella. Es como el que toca una tierra, y trata de ver en qué medida es pe-dregosa, rugosa, suave, dura... Hacernos con ella, para después decidir cómo vamos a actuar con nuestras manos.

Es importante que no haya apuro. Tiene que haber un mínimo de buena relación, y que la persona esté tranquila. Entonces, se pide un poco de silencio.

El tratamiento puede ser en una camilla o en el suelo –pero con un aislante-.

Una vez que tenemos ese proceso preparado, tenemos que procurar, siempre, que el cuerpo que vamos a tocar esté caliente. El calor es la ex-presión característica de un cuerpo vivo.

Tenemos que conservar ese calor, ese Yang, esa expresión de movi-miento. Para ello, la sala, el lugar donde se va a realizar la acción sanado-ra, tiene que estar cálido. Pero eso no es suficiente, porque la estancia puede estar caliente, pero el cuerpo se queda frío. Hay reacciones de ín-dole desconocida que, a veces, enfrían el cuerpo; o se enfría, simplemente, por el hecho de estar acostado. Y, si bien es cierto que la ropa estorba, no siempre es fácil para el paciente quitarse la ropa –por razones morales o por razones convivenciales-. Tenemos que procurar tapar ese cuerpo, para que conserve esa unidad de vida que es el calor. Una manta o algún otro elemento que nos sirva de cobertor, nos pueden ser suficientes.

Quizás el paciente nos diga que tiene mucho calor. No importa. Más vale que sude. El caso es que no pierda energía. Aunque la persona diga: “No; si estoy muy bien, Doctor”. Está muy bien, pero vamos a mover energía; y claro, al mover energía, puede haber una descompensación de calor. Y el cuerpo debe estar caliente. El del sanador, también. Al decir “caliente”, quiero decir que las manos tienen que tener una temperatura más o menos respetable. O sea, no heladas. Y si están frías, pues para eso están los calentadores… el agua caliente... Se trata de calentarse las ma-nos previamente.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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I N I C I A N D O L A A C C I Ó N

Tenemos que reconocer la zona que vamos a tocar; hacernos con ella. Es como el que toca una tierra, y trata de ver en qué medida es pe-dregosa, rugosa, suave, dura... Hacernos con ella, para después decidir cómo vamos a actuar con nuestras manos.

Es importante que no haya apuro. Tiene que haber un mínimo de buena relación, y que la persona esté tranquila. Entonces, se pide un poco de silencio.

El tratamiento puede ser en una camilla o en el suelo –pero con un aislante-.

Una vez que tenemos ese proceso preparado, tenemos que procurar, siempre, que el cuerpo que vamos a tocar esté caliente. El calor es la ex-presión característica de un cuerpo vivo.

Tenemos que conservar ese calor, ese Yang, esa expresión de movi-miento. Para ello, la sala, el lugar donde se va a realizar la acción sanado-ra, tiene que estar cálido. Pero eso no es suficiente, porque la estancia puede estar caliente, pero el cuerpo se queda frío. Hay reacciones de ín-dole desconocida que, a veces, enfrían el cuerpo; o se enfría, simplemente, por el hecho de estar acostado. Y, si bien es cierto que la ropa estorba, no siempre es fácil para el paciente quitarse la ropa –por razones morales o por razones convivenciales-. Tenemos que procurar tapar ese cuerpo, para que conserve esa unidad de vida que es el calor. Una manta o algún otro elemento que nos sirva de cobertor, nos pueden ser suficientes.

Quizás el paciente nos diga que tiene mucho calor. No importa. Más vale que sude. El caso es que no pierda energía. Aunque la persona diga: “No; si estoy muy bien, Doctor”. Está muy bien, pero vamos a mover energía; y claro, al mover energía, puede haber una descompensación de calor. Y el cuerpo debe estar caliente. El del sanador, también. Al decir “caliente”, quiero decir que las manos tienen que tener una temperatura más o menos respetable. O sea, no heladas. Y si están frías, pues para eso están los calentadores… el agua caliente... Se trata de calentarse las ma-nos previamente.

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Otra característica que debemos tener en cuenta –y que no es cos-tosa- es el detalle de disponer de una estancia amplia, ventilada, sin mu-chos estímulos, para que, precisamente, los sentidos estén relajados y la persona no tenga más preocupación que el motivo que le ha hecho con-sultar.

Una buena música y una iluminación adecuada pueden ser suficien-tes. O, a veces, si es posible, el mismo silencio –cuando lo haya, ¡porque cada vez es más difícil!-.

A partir de estos elementos básicos podemos empezar a pensar en que tenemos una opción de calmar, mejorar, aliviar, curar o sanar, el mo-tivo por el cual nos consulta.

Debemos ser respetuosos, en el sentido de que no somos sustitutos de ninguna terapia. No somos tampoco ninguna alternativa. ¡No! Somos un servicio; unos servidores útiles.

En consecuencia, debemos evitar cualquier planteamiento del tipo de “si debe seguir tomando un determinado medicamento, o si debe se-guir acudiendo a su ginecólogo o a su urólogo”. Está claro que la persona necesita de muchos elementos para sintonizarse en esta sociedad. No es nuestra función servirles de conciencia a los pacientes, acerca de lo que tienen o no tienen que hacer. Nosotros prestamos nuestros servicios, y, en esa medida, la persona tiene la libertad de hacer lo que crea más conve-niente.

Por supuesto, tenemos nuestra opinión; y, si nos la piden, la dare-mos. Pero sin que esa opinión implique: "¡Ah, no! Usted no puede seguir tomando esto. ¡Ah, no! Si usted hace esto o aquello...”. ¡No! No pode-mos ni debemos competir. Ni somos ningún sustituto, ni somos ninguna alternativa.

SOMOS SERVIDORES DE EL ETERNO...

…HACIA EL HOMBRE.

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Otra característica que debemos tener en cuenta –y que no es cos-tosa- es el detalle de disponer de una estancia amplia, ventilada, sin mu-chos estímulos, para que, precisamente, los sentidos estén relajados y la persona no tenga más preocupación que el motivo que le ha hecho con-sultar.

Una buena música y una iluminación adecuada pueden ser suficien-tes. O, a veces, si es posible, el mismo silencio –cuando lo haya, ¡porque cada vez es más difícil!-.

A partir de estos elementos básicos podemos empezar a pensar en que tenemos una opción de calmar, mejorar, aliviar, curar o sanar, el mo-tivo por el cual nos consulta.

Debemos ser respetuosos, en el sentido de que no somos sustitutos de ninguna terapia. No somos tampoco ninguna alternativa. ¡No! Somos un servicio; unos servidores útiles.

En consecuencia, debemos evitar cualquier planteamiento del tipo de “si debe seguir tomando un determinado medicamento, o si debe se-guir acudiendo a su ginecólogo o a su urólogo”. Está claro que la persona necesita de muchos elementos para sintonizarse en esta sociedad. No es nuestra función servirles de conciencia a los pacientes, acerca de lo que tienen o no tienen que hacer. Nosotros prestamos nuestros servicios, y, en esa medida, la persona tiene la libertad de hacer lo que crea más conve-niente.

Por supuesto, tenemos nuestra opinión; y, si nos la piden, la dare-mos. Pero sin que esa opinión implique: "¡Ah, no! Usted no puede seguir tomando esto. ¡Ah, no! Si usted hace esto o aquello...”. ¡No! No pode-mos ni debemos competir. Ni somos ningún sustituto, ni somos ninguna alternativa.

SOMOS SERVIDORES DE EL ETERNO...

…HACIA EL HOMBRE.

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Y, bajo esa premisa, estamos en condiciones de respetar cualquier actitud terapéutica que asuma o que adopte nuestro paciente. Eso sí, conviene que ustedes –sanadores, terapeutas... o como quieran llamarse-, estén bien preparados, para que sepan en cada momento en qué medida es compatible, esa vía sanadora de las manos, con la afección que se les presenta; y que sepan, además, qué tipo de efecto producen los trata-mientos modernos, sobre la estructura del ser. Así podrán determinar si hay que fortalecer, drenar, mover, cambiar o mutar, el Soplo de ese órga-no o de esa entraña. No es tarea fácil, sin duda. Pero si ustedes tienen en cuenta –además de una preparación continuada permanente- una actitud de intermediario útil, servidor, paciente y comprensivo, estarán en la vía de ser colaboradores eficaces en la recuperación del ARTE DE VIVIR, en es-te hombre que busca, desesperadamente, sentirse vivo.

Estamos seguros de que sabrán incorporar a este tratamiento las va-riables que ustedes consideren oportunas. Estos no son capítulos cerrados; son capítulos abiertos. Son sugerencias creativas para ayudar al hombre. Bienvenidas sean cualquier tipo de variaciones que quieran incorporar. Eso sí: fundaméntenlas. Nosotros les daremos un fundamento; les dare-mos una directriz, una referencia... A partir de ella, introduzcan variables, o incluso introduzcan nuevas referencias. Pero no actúen carentes de in-tención, de motivación o de certeza -“certeza”, en cuanto a saber por qué toman una determinada decisión-.

Bienvenidos a todos a lo que se ha dado en llamar “masaje”, y que para nosotros es: LAS VÍAS SANADORAS DE LAS MANOS.

Siempre a la disposición de ustedes,

con el permiso previo del Cielo.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Y, bajo esa premisa, estamos en condiciones de respetar cualquier actitud terapéutica que asuma o que adopte nuestro paciente. Eso sí, conviene que ustedes –sanadores, terapeutas... o como quieran llamarse-, estén bien preparados, para que sepan en cada momento en qué medida es compatible, esa vía sanadora de las manos, con la afección que se les presenta; y que sepan, además, qué tipo de efecto producen los trata-mientos modernos, sobre la estructura del ser. Así podrán determinar si hay que fortalecer, drenar, mover, cambiar o mutar, el Soplo de ese órga-no o de esa entraña. No es tarea fácil, sin duda. Pero si ustedes tienen en cuenta –además de una preparación continuada permanente- una actitud de intermediario útil, servidor, paciente y comprensivo, estarán en la vía de ser colaboradores eficaces en la recuperación del ARTE DE VIVIR, en es-te hombre que busca, desesperadamente, sentirse vivo.

Estamos seguros de que sabrán incorporar a este tratamiento las va-riables que ustedes consideren oportunas. Estos no son capítulos cerrados; son capítulos abiertos. Son sugerencias creativas para ayudar al hombre. Bienvenidas sean cualquier tipo de variaciones que quieran incorporar. Eso sí: fundaméntenlas. Nosotros les daremos un fundamento; les dare-mos una directriz, una referencia... A partir de ella, introduzcan variables, o incluso introduzcan nuevas referencias. Pero no actúen carentes de in-tención, de motivación o de certeza -“certeza”, en cuanto a saber por qué toman una determinada decisión-.

Bienvenidos a todos a lo que se ha dado en llamar “masaje”, y que para nosotros es: LAS VÍAS SANADORAS DE LAS MANOS.

Siempre a la disposición de ustedes,

con el permiso previo del Cielo.

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LA

TERAPIA

DEL

CENTRO

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LA

TERAPIA

DEL

CENTRO

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ay que saber que en el Nei Jing-So Wen, cuando el médico de la corte, Qi Bo, describe las terapias al Em-perador Amarillo, especifica que hay diferentes formas de abordar una enfermedad.

En “el país del CENTRO”, lo más propio para abordar la enfermedad es el masaje.

En “los países del SUR”, la acupuntura.

En “los países del NORTE”, la moxibustión.

En “los países del ESTE”, las técnicas de Qi Gong.

Y en “los países del OESTE”, las plantas medicinales.

Según el Nei Jing-So Wen, el arte de sanar a través de las manos se corresponde con la terapia del Centro. Por ello se considera un “arte superior” o un “arte mayor”, ya que de la terapia del Centro es de donde derivan el resto de las terapias.

En cada acción contemplamos la forma, la no-forma, la intención, etc., sintonizando al enfermo con todas sus realidades.

Y, lo que es más importante, “China”, en chino, se dice “ZHONG KUO”.

ZHONG KUO significa “El país del Centro”.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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ay que saber que en el Nei Jing-So Wen, cuando el médico de la corte, Qi Bo, describe las terapias al Em-perador Amarillo, especifica que hay diferentes formas de abordar una enfermedad.

En “el país del CENTRO”, lo más propio para abordar la enfermedad es el masaje.

En “los países del SUR”, la acupuntura.

En “los países del NORTE”, la moxibustión.

En “los países del ESTE”, las técnicas de Qi Gong.

Y en “los países del OESTE”, las plantas medicinales.

Según el Nei Jing-So Wen, el arte de sanar a través de las manos se corresponde con la terapia del Centro. Por ello se considera un “arte superior” o un “arte mayor”, ya que de la terapia del Centro es de donde derivan el resto de las terapias.

En cada acción contemplamos la forma, la no-forma, la intención, etc., sintonizando al enfermo con todas sus realidades.

Y, lo que es más importante, “China”, en chino, se dice “ZHONG KUO”.

ZHONG KUO significa “El país del Centro”.

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El Centro tiene una función preponderante en cualquier tipo de terapia. Por tanto, si tuviéramos que elegir una terapia que recoja al resto de las terapias, elegiríamos el arte de sanar a través de las manos.

Es muy importante quitarse los prejuicios de que punturar o moxar es mejor. No. Si voy a hacer un masaje, es lo mejor. Tengo que saber hacerlo bien y confiar plenamente; porque, bien hecho, su efecto será el que tenga que producirse. Puede ser que, dependiendo de la afección, haya que trabajar con más frecuencia que si se hace acupuntura o moxi-bustión. Puede ser que sí, o puede ser que no. Depende.

Eso sí, lleva más trabajo físico, y una actitud más comprometida a través de las manos –más que otras terapias-; porque en la acupuntura, apenas tocas con el dedo el punto, y pones la aguja.

Como terapia del Centro –Zhong-, va a posibilitar recoger todo el significado del ideograma ZHONG. Y representa:

“La encarnación

de la animosidad

de la materia”.

Está formado por cuatro trazos

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El Centro tiene una función preponderante en cualquier tipo de terapia. Por tanto, si tuviéramos que elegir una terapia que recoja al resto de las terapias, elegiríamos el arte de sanar a través de las manos.

Es muy importante quitarse los prejuicios de que punturar o moxar es mejor. No. Si voy a hacer un masaje, es lo mejor. Tengo que saber hacerlo bien y confiar plenamente; porque, bien hecho, su efecto será el que tenga que producirse. Puede ser que, dependiendo de la afección, haya que trabajar con más frecuencia que si se hace acupuntura o moxi-bustión. Puede ser que sí, o puede ser que no. Depende.

Eso sí, lleva más trabajo físico, y una actitud más comprometida a través de las manos –más que otras terapias-; porque en la acupuntura, apenas tocas con el dedo el punto, y pones la aguja.

Como terapia del Centro –Zhong-, va a posibilitar recoger todo el significado del ideograma ZHONG. Y representa:

“La encarnación

de la animosidad

de la materia”.

Está formado por cuatro trazos

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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“La materia” es el cuadrado, que significa “BOCA” –constituido por los tres primeros trazos-. Y el trazo que lo atraviesa es el Soplo que le da la vida.

En ese sentido, el Centro vuelve a ser un lugar muy especial. Y de hecho, hay resonadores “Centro” que constituyen una terapia en sí mis-mos.

En definitiva, las vías sanadoras de las manos están especialmente indicadas para centrar a la persona. Es la acción que mejor recoge y cen-traliza todo.

Si después, alguien sabe punturar y quiere poner el punto ZULiNQi –o cualquier otro punto indicado para el paciente en concreto-, me pare-ce muy bien, si sabe manejarlo. Pero las manos están más a nuestro al-cance –en cuanto a que todos las pueden utilizar- y comprometen más. La aguja, quiérase o no, es “introducir” algo. En realidad, lo que hacemos con la aguja es simplemente capturar el Qi, pero en definitiva, “profana-mos” –entre comillas- un poco la estructura. Con las manos, tocamos. Ése es otro elemento importante: hay un contacto, más o menos intenso, del sanador con la persona.

L O S M I C R O S I S T E M A S

Vamos a trabajar con los pies, que tienen cinco dedos “normalmen-te” –a veces tienen menos o a veces tienen más-.

Tanto el pie como la mano, como los ojos, como la nariz, como la boca, como las orejas, son “microsistemas”.

LA BOCA

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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“La materia” es el cuadrado, que significa “BOCA” –constituido por los tres primeros trazos-. Y el trazo que lo atraviesa es el Soplo que le da la vida.

En ese sentido, el Centro vuelve a ser un lugar muy especial. Y de hecho, hay resonadores “Centro” que constituyen una terapia en sí mis-mos.

En definitiva, las vías sanadoras de las manos están especialmente indicadas para centrar a la persona. Es la acción que mejor recoge y cen-traliza todo.

Si después, alguien sabe punturar y quiere poner el punto ZULiNQi –o cualquier otro punto indicado para el paciente en concreto-, me pare-ce muy bien, si sabe manejarlo. Pero las manos están más a nuestro al-cance –en cuanto a que todos las pueden utilizar- y comprometen más. La aguja, quiérase o no, es “introducir” algo. En realidad, lo que hacemos con la aguja es simplemente capturar el Qi, pero en definitiva, “profana-mos” –entre comillas- un poco la estructura. Con las manos, tocamos. Ése es otro elemento importante: hay un contacto, más o menos intenso, del sanador con la persona.

L O S M I C R O S I S T E M A S

Vamos a trabajar con los pies, que tienen cinco dedos “normalmen-te” –a veces tienen menos o a veces tienen más-.

Tanto el pie como la mano, como los ojos, como la nariz, como la boca, como las orejas, son “microsistemas”.

LA BOCA

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Es decir, que en ellos está contenido todo el cuerpo. Todo el cuerpo está en la oreja, todo el cuerpo está en el ojo, todo el cuerpo está en la nariz…

Todos los Canales están en la nariz, y todos están en los labios. Se puede trabajar en ellos también.

Todo el cuerpo está en la mano y todo el cuerpo está en el pie.

Y, por supuesto, todo el cuerpo está en la espalda: en todas las vías de la Vejiga y en toda la columna vertebral. La espalda, en general, es re-presentante de un microsistema especial donde podemos acceder a regu-lar, por ejemplo, el psiquismo.

No estamos hablando de “reflexoterapia”; simplemente, de proyec-ción energética.

E L P I E

Ahora estamos en el pie. ¿Por qué en el pie?

El pie es el que va a contar nuestras historias, nuestras andanzas. Tus pies nos dirán cuáles son tus fracasos, cuáles son tus éxitos, cómo dormiste ayer, cómo te irá la vida mañana... Porque en los pies llevamos la huella de lo que vamos haciendo en la vida. Entonces, claro, cuando llegamos a un pie –sea cual sea-, primero, lo vemos: “¡Ah, hola!... ¡Un pie!”

V I S U A L I Z A C I Ó N

Vemos si hay cicatrices, cómo son los dedos, si hay deformidades de un dedo que trastornen al resto, si los pies están descompensados... Ob-servamos si hay inicios de artrosis, si hay dolores… ¡Todos los detalles son importantes!

Debemos poner atención en si se corresponde, el estado en el que están los pies, con la edad del paciente. Pueden estar muy maltratados por alguna enfermedad, por alguna mala posición, por algún accidente.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Es decir, que en ellos está contenido todo el cuerpo. Todo el cuerpo está en la oreja, todo el cuerpo está en el ojo, todo el cuerpo está en la nariz…

Todos los Canales están en la nariz, y todos están en los labios. Se puede trabajar en ellos también.

Todo el cuerpo está en la mano y todo el cuerpo está en el pie.

Y, por supuesto, todo el cuerpo está en la espalda: en todas las vías de la Vejiga y en toda la columna vertebral. La espalda, en general, es re-presentante de un microsistema especial donde podemos acceder a regu-lar, por ejemplo, el psiquismo.

No estamos hablando de “reflexoterapia”; simplemente, de proyec-ción energética.

E L P I E

Ahora estamos en el pie. ¿Por qué en el pie?

El pie es el que va a contar nuestras historias, nuestras andanzas. Tus pies nos dirán cuáles son tus fracasos, cuáles son tus éxitos, cómo dormiste ayer, cómo te irá la vida mañana... Porque en los pies llevamos la huella de lo que vamos haciendo en la vida. Entonces, claro, cuando llegamos a un pie –sea cual sea-, primero, lo vemos: “¡Ah, hola!... ¡Un pie!”

V I S U A L I Z A C I Ó N

Vemos si hay cicatrices, cómo son los dedos, si hay deformidades de un dedo que trastornen al resto, si los pies están descompensados... Ob-servamos si hay inicios de artrosis, si hay dolores… ¡Todos los detalles son importantes!

Debemos poner atención en si se corresponde, el estado en el que están los pies, con la edad del paciente. Pueden estar muy maltratados por alguna enfermedad, por alguna mala posición, por algún accidente.

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Observamos si hay una concavidad buena en la zona del puente. Vemos si hay hinchazón o no. Si podemos ver el tendón de Aquiles, los maléolos, los huesos, no hay hinchazón.

La visualización nos dice “cómo pisa” el paciente. Por tanto, lo pri-mero, visualización; y luego, empezamos a tocar.

Si tiene callos o durezas es porque pisa mal. Determinadas zonas del pie se vuelven duras, porque el punto de apoyo es muy dispar –y todo debería ser como un acolchamiento uniforme-. Claro, de vez en cuando dolerán los pies. Quizás ahora no tenga problemas articulares, pero si no se REPARAN, sí los va a padecer. Si hay callosidades, por mucho que se li-men y se quiten, mientras no se arregle el posible problema en los dedos –por ejemplo-, seguirán formándose. Las durezas tienen que producirse para defenderse de la mala pisada. Si un pie está descompensado, el otro no puede estar bien. Si un pie está descompensado, el otro tiende a des-compensarse de una forma muy parecida.

Cada dedo debe tener su sitio de apoyo. Los unos no deben invadir a los otros. Si es así, se producen callosidades. Luego, ya preguntaremos: “Oye, ¿esto es algo congénito? ¿Tu papá o tu mamá lo han tenido?”. O: “¿Te has caído? ¿Has tenido alguna caída?”. Pero, lo primero, es ver el es-tado de conservación general de los pies y la disposición de sus dedos. Cualquier alteración en los pies puede causar angustia, sordera... ¡De to-do! Y dices: “¡Ah! Por tus pies ya te conozco. Conozco por dónde vas”.

Primero: VISUALIZACIÓN.

Segundo: una vez hecha la inspección, hay que acostumbrarse a ver qué tipo de pie tenemos. Tengo que identificarlo; codificar el pie en mis manos.

I D E N T I F I C A C I Ó N . . . T O C A R

Una vez que hemos visto el pie, enseguida hay que familiarizarse con la zona en la que vamos a hacer el masaje. Las manos del sanador tienen que familiarizarse: tocar.

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Observamos si hay una concavidad buena en la zona del puente. Vemos si hay hinchazón o no. Si podemos ver el tendón de Aquiles, los maléolos, los huesos, no hay hinchazón.

La visualización nos dice “cómo pisa” el paciente. Por tanto, lo pri-mero, visualización; y luego, empezamos a tocar.

Si tiene callos o durezas es porque pisa mal. Determinadas zonas del pie se vuelven duras, porque el punto de apoyo es muy dispar –y todo debería ser como un acolchamiento uniforme-. Claro, de vez en cuando dolerán los pies. Quizás ahora no tenga problemas articulares, pero si no se REPARAN, sí los va a padecer. Si hay callosidades, por mucho que se li-men y se quiten, mientras no se arregle el posible problema en los dedos –por ejemplo-, seguirán formándose. Las durezas tienen que producirse para defenderse de la mala pisada. Si un pie está descompensado, el otro no puede estar bien. Si un pie está descompensado, el otro tiende a des-compensarse de una forma muy parecida.

Cada dedo debe tener su sitio de apoyo. Los unos no deben invadir a los otros. Si es así, se producen callosidades. Luego, ya preguntaremos: “Oye, ¿esto es algo congénito? ¿Tu papá o tu mamá lo han tenido?”. O: “¿Te has caído? ¿Has tenido alguna caída?”. Pero, lo primero, es ver el es-tado de conservación general de los pies y la disposición de sus dedos. Cualquier alteración en los pies puede causar angustia, sordera... ¡De to-do! Y dices: “¡Ah! Por tus pies ya te conozco. Conozco por dónde vas”.

Primero: VISUALIZACIÓN.

Segundo: una vez hecha la inspección, hay que acostumbrarse a ver qué tipo de pie tenemos. Tengo que identificarlo; codificar el pie en mis manos.

I D E N T I F I C A C I Ó N . . . T O C A R

Una vez que hemos visto el pie, enseguida hay que familiarizarse con la zona en la que vamos a hacer el masaje. Las manos del sanador tienen que familiarizarse: tocar.

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Primero tocar para ver con qué pie estoy: si es grande, si es pequeño, si tiene asperezas, si tiene futuros reumatismos, si hay edemas o no hay edemas –es decir, si hay líquido acumulado o no-. Así, también nos da-mos cuenta de qué tipo de cuidado tiene la persona con su cuerpo.

Habitualmente, en occidente, se descuidan mucho los pies –se llevan con durezas, porque es una parte oculta-. En China, en cambio, se le daba y se le da mucha importancia a los pies. Aunque sea una parte del cuerpo, oculta, tiene que ir cuidada. Las uñas, aparte del objeto ecológicamente decorativo, tienen que estar limpias.

Tomamos el pie del paciente. Lo vamos tocando. Tocamos... Nos familiarizamos con la forma. Y, enseguida, vemos lo siguiente que nos llama la atención: el pie es, desde el punto de vista articular, muy compli-cado, muy complejo.

L A S A R T I C U L A C I O N E S

En el pie se dan cita articulaciones de diversos tipos y tamaños. Te-nemos el tobillo –una articulación muy compleja-, el tarso, el metatarso, y las falanges. Necesita estar muy bien articulado para poder, no solamente pisar bien, sino llevarnos hasta donde tengamos que ir.

Las articulaciones son los lugares donde se representa la unión del hombre con la Creación. En definitiva, la articulación es la forma que tiene, el cuerpo, de representar cómo estamos unidos al Universo. Eso es una articulación: una forma de mostrarnos que estamos per-manentemente “articulados” con la Creación. Pero no de forma directa; estamos en contacto a través de intermediarios: músculos, tendones, si-novias, cápsulas, etc. Así nos articulamos. Y, gracias a ellos, nos podemos mover con una cierta facilidad.

La articulación representa la unión del hombre con la Creación, y su relación con ella. CADA ARTICULACIÓN ES, EN SÍ MISMA, UN LUGAR DE

ENCUENTRO CON DIOS. Eso es una articulación: el lugar donde me encuen-tro “con”...

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Primero tocar para ver con qué pie estoy: si es grande, si es pequeño, si tiene asperezas, si tiene futuros reumatismos, si hay edemas o no hay edemas –es decir, si hay líquido acumulado o no-. Así, también nos da-mos cuenta de qué tipo de cuidado tiene la persona con su cuerpo.

Habitualmente, en occidente, se descuidan mucho los pies –se llevan con durezas, porque es una parte oculta-. En China, en cambio, se le daba y se le da mucha importancia a los pies. Aunque sea una parte del cuerpo, oculta, tiene que ir cuidada. Las uñas, aparte del objeto ecológicamente decorativo, tienen que estar limpias.

Tomamos el pie del paciente. Lo vamos tocando. Tocamos... Nos familiarizamos con la forma. Y, enseguida, vemos lo siguiente que nos llama la atención: el pie es, desde el punto de vista articular, muy compli-cado, muy complejo.

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En el pie se dan cita articulaciones de diversos tipos y tamaños. Te-nemos el tobillo –una articulación muy compleja-, el tarso, el metatarso, y las falanges. Necesita estar muy bien articulado para poder, no solamente pisar bien, sino llevarnos hasta donde tengamos que ir.

Las articulaciones son los lugares donde se representa la unión del hombre con la Creación. En definitiva, la articulación es la forma que tiene, el cuerpo, de representar cómo estamos unidos al Universo. Eso es una articulación: una forma de mostrarnos que estamos per-manentemente “articulados” con la Creación. Pero no de forma directa; estamos en contacto a través de intermediarios: músculos, tendones, si-novias, cápsulas, etc. Así nos articulamos. Y, gracias a ellos, nos podemos mover con una cierta facilidad.

La articulación representa la unión del hombre con la Creación, y su relación con ella. CADA ARTICULACIÓN ES, EN SÍ MISMA, UN LUGAR DE

ENCUENTRO CON DIOS. Eso es una articulación: el lugar donde me encuen-tro “con”...

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Cuando ese encuentro no es bueno por alguna razón, es señal de que, probablemente, no haya una conexión adecuada. Esto no es algo bueno o malo en sí mismo, sólo quiere decir que ahí está ocurriendo algo. Una articulación es una estructura delicadísima; ¡pero que muy delicada! Cualquier pequeña variación que haya –de líquido, de presión, de tempe-ratura, de dilatación-, enseguida, ¡PUM!, da un síntoma. Y ya: “¡Ay! Me duele el dedito”... “¡Ay! Tengo no sé qué”... Una pequeña fisura que apenas se ve, ya te amarga la vida. Y dices: “¡Pero bueno! Parece una co-sa...”. Pero, a la vez, como tiene tanta flexibilidad, tanto pleomorfismo, resiste una cantidad de variables, enorme.

Una articulación es muy fuerte, pero a la vez es muy frágil. Es curio-so. Es como el diamante: es muy fuerte –lo usamos para cortar cualquier cosa- pero es muy frágil. “¡TAN!”… Le das, y te cargaste el diamante. “¡No puede ser! ¡Te has cargado un diamante de catorce quilates!”. Bue-no, a la articulación le pasa un poco lo mismo, pero tiene tanta capacidad de movimiento, que se adapta.

Por tanto, las articulaciones son lugares que nos permiten el movimiento. Sin ellas no podríamos movernos. Significan esa forma de articular, de comunicar, de comunicarme con la Creación. Me comunico con ella de una forma o de otra, y eso me permite moverme.

Si se fijan, los huesos, en las articulaciones, nunca se juntan. Los huesos están separados entre sí, pero se mantienen unidos –por así decir-lo- por las fascias, las aponeurosis, los músculos, los tendones… Pero no se juntan. Cuando se juntan y se tocan –como sucede en las artrosis-, pueden doler y producir una serie de problemas.

Lo importante es que todo ser articulado está desarrollando una capacidad de comunicación con “algo”. Y, de hecho, si un hueso se ar-ticula con otro es para comunicar una capacidad de movimiento.

Igual que pasa en el carpo –ese montón de huesecillos de la mano-, hay un montón de huesecillos en el tarso del pie, que comunican el tobillo con los metatarsianos –que a su vez se comunican con los dedos-, y que van a permitir la articulación y el andar del sujeto. Si no tuviéramos estas articulaciones, andaríamos muy mal. Bueno, no podríamos andar.

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Cuando ese encuentro no es bueno por alguna razón, es señal de que, probablemente, no haya una conexión adecuada. Esto no es algo bueno o malo en sí mismo, sólo quiere decir que ahí está ocurriendo algo. Una articulación es una estructura delicadísima; ¡pero que muy delicada! Cualquier pequeña variación que haya –de líquido, de presión, de tempe-ratura, de dilatación-, enseguida, ¡PUM!, da un síntoma. Y ya: “¡Ay! Me duele el dedito”... “¡Ay! Tengo no sé qué”... Una pequeña fisura que apenas se ve, ya te amarga la vida. Y dices: “¡Pero bueno! Parece una co-sa...”. Pero, a la vez, como tiene tanta flexibilidad, tanto pleomorfismo, resiste una cantidad de variables, enorme.

Una articulación es muy fuerte, pero a la vez es muy frágil. Es curio-so. Es como el diamante: es muy fuerte –lo usamos para cortar cualquier cosa- pero es muy frágil. “¡TAN!”… Le das, y te cargaste el diamante. “¡No puede ser! ¡Te has cargado un diamante de catorce quilates!”. Bue-no, a la articulación le pasa un poco lo mismo, pero tiene tanta capacidad de movimiento, que se adapta.

Por tanto, las articulaciones son lugares que nos permiten el movimiento. Sin ellas no podríamos movernos. Significan esa forma de articular, de comunicar, de comunicarme con la Creación. Me comunico con ella de una forma o de otra, y eso me permite moverme.

Si se fijan, los huesos, en las articulaciones, nunca se juntan. Los huesos están separados entre sí, pero se mantienen unidos –por así decir-lo- por las fascias, las aponeurosis, los músculos, los tendones… Pero no se juntan. Cuando se juntan y se tocan –como sucede en las artrosis-, pueden doler y producir una serie de problemas.

Lo importante es que todo ser articulado está desarrollando una capacidad de comunicación con “algo”. Y, de hecho, si un hueso se ar-ticula con otro es para comunicar una capacidad de movimiento.

Igual que pasa en el carpo –ese montón de huesecillos de la mano-, hay un montón de huesecillos en el tarso del pie, que comunican el tobillo con los metatarsianos –que a su vez se comunican con los dedos-, y que van a permitir la articulación y el andar del sujeto. Si no tuviéramos estas articulaciones, andaríamos muy mal. Bueno, no podríamos andar.

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Es decir, si sólo tuviéramos rodilla y cadera, no podríamos andar, porque arrastraríamos toda la pierna y, finalmente, acabaríamos con el pie. Pero, gracias a que tenemos esta articulación, podemos caminar.

Ahora vamos a ver cómo está la articulación. En principio, salvo que el paciente nos lo diga, suponemos que no tiene problemas articulares.

Lo primero que vamos a hacer, siempre que estemos en una zona de “masaje articular”, es mover o desbloquear las articulaciones que haya. Entonces, los movimientos naturales que hace la articulación, los hacemos nosotros para desbloquear. El pie del paciente debe estar relajado.

Primero, tomamos el pie y lo estiramos (tomando los pies por los tobillos,

estiramos suave pero intensamente hacia nosotros; los dos pies al mismo tiempo). ¿Por qué lo estiramos? Muy fácil: porque eso nos permite, a la vez que traba-jamos en el pie –en su articulación-, estirar la articulación de la rodilla y estirar la articulación de la cadera. Eso es gratificante para cualquier per-sona, porque la estiramos. Y como siempre vamos un poco contraídos, hay que buscar una relajación.

Luego, vamos a los maléolos: articulación de tibia y peroné con el pie. Forzamos un poquito la articulación, y exploramos de paso cómo es-tán las otras articulaciones. Obviamente, hacemos la fuerza que podamos hacer con cada persona. Siempre hay que forzar un poquitín, pero con cuidado. Hacemos hiperflexión e hiperextensión del tobillo; luego, movi-mientos hacia los lados; y finalmente, giros.

A continuación, pasamos a la articulación de los dedos con el metatarso. Estiramos los dedos. Casi siempre suenan, porque uno va an-dando y, sin querer, los dedos se van engarrotando; están bloqueados. Estiramos y descontracturamos cada dedo. El pie se queda suave y, en-tonces, la energía circula.

Esos sonidos –el crujir de huesos- son contracciones y retracciones de energía que está bloqueada ahí, y tiene al músculo y al tendón, sujetos.

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Es decir, si sólo tuviéramos rodilla y cadera, no podríamos andar, porque arrastraríamos toda la pierna y, finalmente, acabaríamos con el pie. Pero, gracias a que tenemos esta articulación, podemos caminar.

Ahora vamos a ver cómo está la articulación. En principio, salvo que el paciente nos lo diga, suponemos que no tiene problemas articulares.

Lo primero que vamos a hacer, siempre que estemos en una zona de “masaje articular”, es mover o desbloquear las articulaciones que haya. Entonces, los movimientos naturales que hace la articulación, los hacemos nosotros para desbloquear. El pie del paciente debe estar relajado.

Primero, tomamos el pie y lo estiramos (tomando los pies por los tobillos,

estiramos suave pero intensamente hacia nosotros; los dos pies al mismo tiempo). ¿Por qué lo estiramos? Muy fácil: porque eso nos permite, a la vez que traba-jamos en el pie –en su articulación-, estirar la articulación de la rodilla y estirar la articulación de la cadera. Eso es gratificante para cualquier per-sona, porque la estiramos. Y como siempre vamos un poco contraídos, hay que buscar una relajación.

Luego, vamos a los maléolos: articulación de tibia y peroné con el pie. Forzamos un poquito la articulación, y exploramos de paso cómo es-tán las otras articulaciones. Obviamente, hacemos la fuerza que podamos hacer con cada persona. Siempre hay que forzar un poquitín, pero con cuidado. Hacemos hiperflexión e hiperextensión del tobillo; luego, movi-mientos hacia los lados; y finalmente, giros.

A continuación, pasamos a la articulación de los dedos con el metatarso. Estiramos los dedos. Casi siempre suenan, porque uno va an-dando y, sin querer, los dedos se van engarrotando; están bloqueados. Estiramos y descontracturamos cada dedo. El pie se queda suave y, en-tonces, la energía circula.

Esos sonidos –el crujir de huesos- son contracciones y retracciones de energía que está bloqueada ahí, y tiene al músculo y al tendón, sujetos.

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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A lo largo del día vamos pisando, vamos pisando… y, en la medida en que no estamos suficientemente relajados, se van creando nudos de energía en los lugares donde a ésta le cuesta más trabajo circular. Se ge-neran pequeños estancamientos, ya que cualquier estímulo –externo o in-terno- nos hace adoptar una actitud articular: contraes el pie, o la mano, o la espalda –por ejemplo, que es lo más frecuente-.

Al masajear la columna, suena todo aquello como “las campanas de Bell”. ¿Por qué? Porque se han ido acumulando ahí posiciones caractero-lógicas, posiciones ante el estímulo externo..., y se han ido acomodando en distintos lugares. A veces, son pequeñas y no duelen; otras veces son grandes y duelen; y otras, son pequeñas y no duelen espontáneamente, pero duelen al tocar.

Es importante ver que, en definitiva, la energía tiene unos caminos establecidos, pero en las articulaciones es donde se suele bloquear y es-tancar. Por eso, para facilitar el movimiento de la energía, es necesaria esa maniobra de descontracturación.

A R T R O S I S , U N E S T I L O D E V I D A

Si nos fijamos, la artrosis –el gran problema articular de nuestra cul-tura- se da específicamente en los países desarrollados. Son los que –teóricamente- más y mejor comen, los que mejor beben, los que mejor duermen. Pero, claro, son los que más estrés tienen.

¿Qué pasa? Se producen numerosas contracturas interarticulares, que reducen cada vez más los espacios ínteróseos y aproximan las carillas óseas, y entonces, los huesos rozan.

En cambio, en los países –o civilizaciones o culturas- que no tienen este desarrollo, la incidencia de artrosis desciende enormemente. Esto in-dica que, en la generación de la artrosis, tiene mucho que ver el estilo de vida. Un estilo de vida con estrés, con tensión, crea micro-fuerzas de con-tracción que aproximan las carillas articulares, provocan su roce y, por tanto, favorecen el desarrollo de la artrosis.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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A lo largo del día vamos pisando, vamos pisando… y, en la medida en que no estamos suficientemente relajados, se van creando nudos de energía en los lugares donde a ésta le cuesta más trabajo circular. Se ge-neran pequeños estancamientos, ya que cualquier estímulo –externo o in-terno- nos hace adoptar una actitud articular: contraes el pie, o la mano, o la espalda –por ejemplo, que es lo más frecuente-.

Al masajear la columna, suena todo aquello como “las campanas de Bell”. ¿Por qué? Porque se han ido acumulando ahí posiciones caractero-lógicas, posiciones ante el estímulo externo..., y se han ido acomodando en distintos lugares. A veces, son pequeñas y no duelen; otras veces son grandes y duelen; y otras, son pequeñas y no duelen espontáneamente, pero duelen al tocar.

Es importante ver que, en definitiva, la energía tiene unos caminos establecidos, pero en las articulaciones es donde se suele bloquear y es-tancar. Por eso, para facilitar el movimiento de la energía, es necesaria esa maniobra de descontracturación.

A R T R O S I S , U N E S T I L O D E V I D A

Si nos fijamos, la artrosis –el gran problema articular de nuestra cul-tura- se da específicamente en los países desarrollados. Son los que –teóricamente- más y mejor comen, los que mejor beben, los que mejor duermen. Pero, claro, son los que más estrés tienen.

¿Qué pasa? Se producen numerosas contracturas interarticulares, que reducen cada vez más los espacios ínteróseos y aproximan las carillas óseas, y entonces, los huesos rozan.

En cambio, en los países –o civilizaciones o culturas- que no tienen este desarrollo, la incidencia de artrosis desciende enormemente. Esto in-dica que, en la generación de la artrosis, tiene mucho que ver el estilo de vida. Un estilo de vida con estrés, con tensión, crea micro-fuerzas de con-tracción que aproximan las carillas articulares, provocan su roce y, por tanto, favorecen el desarrollo de la artrosis.

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Todavía hoy, encontramos muchas personas mayores que no tienen artrosis. En cambio, entre las personas de cuarenta y tantos años, cin-cuenta, sesenta incluso –el grueso de una consulta-, predominan las ar-tropatías. Entre los de más edad, no. Hoy, los mayores enferman de Alz-heimer. Curiosamente, hoy, en ese grupo de edad, ha aumentado la inci-dencia de las perturbaciones mentales en proporción a la incidencia de ar-tropatías.

Se puede ver claramente cómo, personas relativamente longevas, conservan las articulaciones en buen estado. Y cuando vemos las radio-grafías, no podemos explicarnos cómo están tan bien. En cambio, a lo mejor vemos una placa de un joven de treinta años, y encontramos unos picos de loro… una ligera osteoporosis... Claro, influye –por supuesto- también, la alimentación. Antes se comía poco –más bien escaso-, y lo que hubiese.

Por tanto: “Coma menos, por lo que pueda ocurrir”.

L A M E M O R I A C E R E B R A L D E L P I E

¡Lo que tiene que soportar el pie en una persona que viva ochenta años! ¡Lo que ha tenido que andar en su vida! ¡Qué horror! ¡La cantidad de gravedad que han tenido que soportar esos pies! ¡La cantidad de ca-breos que llevan esos pies!

¡Si hablaran los pies!... –¡qué las piedras!, ¡los pies!-. ¡A lo que han sido sometidos!... ¡A lo que han sido relegados!... ¡Lo poco que se les ha capacitado a los deditos, que se les ha considerado torpes!... ¡Con lo mu-cho que saben!

En los pies está toda la experiencia de muchos vinos, de muchas tascas, de muchos aperitivos... Porque a los sitios se suele ir andando. En-tonces, le preguntamos: “Pie querido, dime, ¿cómo te han tratado?”...

Y dice: “¡Fatal!”...

Los pies tienen toda una memoria histórica que, desgraciadamente, se usa muy poco. Es la memoria cerebral del pie.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Todavía hoy, encontramos muchas personas mayores que no tienen artrosis. En cambio, entre las personas de cuarenta y tantos años, cin-cuenta, sesenta incluso –el grueso de una consulta-, predominan las ar-tropatías. Entre los de más edad, no. Hoy, los mayores enferman de Alz-heimer. Curiosamente, hoy, en ese grupo de edad, ha aumentado la inci-dencia de las perturbaciones mentales en proporción a la incidencia de ar-tropatías.

Se puede ver claramente cómo, personas relativamente longevas, conservan las articulaciones en buen estado. Y cuando vemos las radio-grafías, no podemos explicarnos cómo están tan bien. En cambio, a lo mejor vemos una placa de un joven de treinta años, y encontramos unos picos de loro… una ligera osteoporosis... Claro, influye –por supuesto- también, la alimentación. Antes se comía poco –más bien escaso-, y lo que hubiese.

Por tanto: “Coma menos, por lo que pueda ocurrir”.

L A M E M O R I A C E R E B R A L D E L P I E

¡Lo que tiene que soportar el pie en una persona que viva ochenta años! ¡Lo que ha tenido que andar en su vida! ¡Qué horror! ¡La cantidad de gravedad que han tenido que soportar esos pies! ¡La cantidad de ca-breos que llevan esos pies!

¡Si hablaran los pies!... –¡qué las piedras!, ¡los pies!-. ¡A lo que han sido sometidos!... ¡A lo que han sido relegados!... ¡Lo poco que se les ha capacitado a los deditos, que se les ha considerado torpes!... ¡Con lo mu-cho que saben!

En los pies está toda la experiencia de muchos vinos, de muchas tascas, de muchos aperitivos... Porque a los sitios se suele ir andando. En-tonces, le preguntamos: “Pie querido, dime, ¿cómo te han tratado?”...

Y dice: “¡Fatal!”...

Los pies tienen toda una memoria histórica que, desgraciadamente, se usa muy poco. Es la memoria cerebral del pie.

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En los pies aflora la energía que sustenta la actividad del cerebro, que se corresponde con EL REINO MUTANTE DEL AGUA. Por eso, el masaje de los pies nos permite despertar la actividad cerebral.

¿Ustedes creían que el cerebro sólo estaba en la cabeza?...

“El movimiento de energía remueve las aguas tranquilas y pesadas de la siniestralidad del sueño, y... al moverlas... ‘¡Uy! ¿Qué ha pasado? ¡Qué despierto estoy!’”

En el pie tiene que haber alguna memoria de por dónde y cómo ha transcurrido tu vida: si ha sido dura o no… ajetreada o no… fácil o difí-cil… Cuando vas tocando las durezas, dices: “¡Mira! Una dureza, otra du-reza, otra dureza... ¿Y esto? ¿Y esto por qué?”. Y tú vas viendo cómo hay toda una historia en el pie.

En los pies hay un cerebro. Los pies son un cerebro: “el cerebro an-dante”.

El pie es una cosa enrollada, que se desenrolla para cumplir la bipe-destación. Cuando el hombre se pone recto, ya tiene que andar. Y ahí empiezan los problemas. Es decir que, todo lo que vaya a ocurrir allá aba-jo, es como un cerebro que da información al cerebro de arriba. El cere-bro de arriba almacena la información, y envía descargas de estímulos pa-ra andar de una determinada forma.

Si modificamos el caminar, también modificamos la información que llega a nuestro cerebro. Si modificamos la forma de abajo, “el cere-bro de abajo”, puesto que ahí está la “Fuente Emergente del Agua” de donde va a desarrollarse el cerebro, vamos a mandar informaciones o mi-croinformaciones muy precisas al “cerebro de arriba”, para que se modifi-que “el estar” de allí abajo.

Por eso los pies suelen estar tan desmejorados: porque, habitual-mente, los pies van por un lado y la mente va por otro.

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En los pies aflora la energía que sustenta la actividad del cerebro, que se corresponde con EL REINO MUTANTE DEL AGUA. Por eso, el masaje de los pies nos permite despertar la actividad cerebral.

¿Ustedes creían que el cerebro sólo estaba en la cabeza?...

“El movimiento de energía remueve las aguas tranquilas y pesadas de la siniestralidad del sueño, y... al moverlas... ‘¡Uy! ¿Qué ha pasado? ¡Qué despierto estoy!’”

En el pie tiene que haber alguna memoria de por dónde y cómo ha transcurrido tu vida: si ha sido dura o no… ajetreada o no… fácil o difí-cil… Cuando vas tocando las durezas, dices: “¡Mira! Una dureza, otra du-reza, otra dureza... ¿Y esto? ¿Y esto por qué?”. Y tú vas viendo cómo hay toda una historia en el pie.

En los pies hay un cerebro. Los pies son un cerebro: “el cerebro an-dante”.

El pie es una cosa enrollada, que se desenrolla para cumplir la bipe-destación. Cuando el hombre se pone recto, ya tiene que andar. Y ahí empiezan los problemas. Es decir que, todo lo que vaya a ocurrir allá aba-jo, es como un cerebro que da información al cerebro de arriba. El cere-bro de arriba almacena la información, y envía descargas de estímulos pa-ra andar de una determinada forma.

Si modificamos el caminar, también modificamos la información que llega a nuestro cerebro. Si modificamos la forma de abajo, “el cere-bro de abajo”, puesto que ahí está la “Fuente Emergente del Agua” de donde va a desarrollarse el cerebro, vamos a mandar informaciones o mi-croinformaciones muy precisas al “cerebro de arriba”, para que se modifi-que “el estar” de allí abajo.

Por eso los pies suelen estar tan desmejorados: porque, habitual-mente, los pies van por un lado y la mente va por otro.

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S I N G U L A R I D A D D E C A D A P I E

No hay que confiar nunca en que un pie sea igual que el otro. No.

Cada pie es diferente. Es decir, que puedo tener la sensación de cómo es-tá un pie, pero, al observar el otro, descubro que es distinto.

En este caso está peor (se refiere al alumno sobre el que se está realizando la

práctica): tiene más asperezas… más durezas… se ve que se inclina mucho hacia la izquierda, porque pisa más con ese lado... Es decir, notas que el pie izquierdo está mucho más cargado. Es otro pie completamente distin-to al anterior, aunque pertenece a la misma persona. Es un pie como más grande, ha sufrido más, tiene más responsabilidad... Se carga mucho más hacia el lado izquierdo. Eso nos indicaría, si fuera una mujer, que es lábil: “lábil vegetativa-emocional”.

En principio, lo que vas descubriendo te lo callas. Luego, ya en la in-timidad, le puedes decir:

-Tú, ¿qué pasa? Que te afectan mucho las cosas, ¿verdad?

-¡Ah!, sí, sí...

-Pues bueno... Tienes que procurar cargarte un poquito más hacia la derecha, a la hora de andar... Hay que rectificar las andaduras... Tienes que cuidarte más.

Entonces, cuando acuda a la siguiente sesión, vamos a trabajar mu-cho más ese pie que el otro. Si, por el contrario, se cargara más en el lado derecho, diríamos:

-Mucho carácter, ¿eh? Mandando mucho, ¿eh? En casa manda us-ted, ¿verdad?

-¡De toda la vida!, Doctor.

Los pies nos dicen muchas cosas de la persona.

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S I N G U L A R I D A D D E C A D A P I E

No hay que confiar nunca en que un pie sea igual que el otro. No.

Cada pie es diferente. Es decir, que puedo tener la sensación de cómo es-tá un pie, pero, al observar el otro, descubro que es distinto.

En este caso está peor (se refiere al alumno sobre el que se está realizando la

práctica): tiene más asperezas… más durezas… se ve que se inclina mucho hacia la izquierda, porque pisa más con ese lado... Es decir, notas que el pie izquierdo está mucho más cargado. Es otro pie completamente distin-to al anterior, aunque pertenece a la misma persona. Es un pie como más grande, ha sufrido más, tiene más responsabilidad... Se carga mucho más hacia el lado izquierdo. Eso nos indicaría, si fuera una mujer, que es lábil: “lábil vegetativa-emocional”.

En principio, lo que vas descubriendo te lo callas. Luego, ya en la in-timidad, le puedes decir:

-Tú, ¿qué pasa? Que te afectan mucho las cosas, ¿verdad?

-¡Ah!, sí, sí...

-Pues bueno... Tienes que procurar cargarte un poquito más hacia la derecha, a la hora de andar... Hay que rectificar las andaduras... Tienes que cuidarte más.

Entonces, cuando acuda a la siguiente sesión, vamos a trabajar mu-cho más ese pie que el otro. Si, por el contrario, se cargara más en el lado derecho, diríamos:

-Mucho carácter, ¿eh? Mandando mucho, ¿eh? En casa manda us-ted, ¿verdad?

-¡De toda la vida!, Doctor.

Los pies nos dicen muchas cosas de la persona.

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¿ B Á L S A M O S ? ¿ A C E I T E S ?

Si ustedes están convencidos de lo que están haciendo, no necesitan ningún bálsamo entre las manos y la piel. En realidad, no hacen falta. Ahora bien, a veces ocurre que el paciente dice: “Me resultan ásperas las manos del doctor. Me resultan duras”. O a veces se deslizan mal. Enton-ces, el terapeuta va preparado: saca su pomadita, echa su cosita, su “pol-vo mágico”...

Las cremas y los aceites están bien, pero ustedes tienen que pensar que, la propia secreción de las manos del sanador, y la propia secreción de la piel de la persona, son suficientes para un deslizamiento adecuado.

A veces, si la piel está muy seca, sí pueden usarse algunas cremas o aceites para masaje.

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¿ B Á L S A M O S ? ¿ A C E I T E S ?

Si ustedes están convencidos de lo que están haciendo, no necesitan ningún bálsamo entre las manos y la piel. En realidad, no hacen falta. Ahora bien, a veces ocurre que el paciente dice: “Me resultan ásperas las manos del doctor. Me resultan duras”. O a veces se deslizan mal. Enton-ces, el terapeuta va preparado: saca su pomadita, echa su cosita, su “pol-vo mágico”...

Las cremas y los aceites están bien, pero ustedes tienen que pensar que, la propia secreción de las manos del sanador, y la propia secreción de la piel de la persona, son suficientes para un deslizamiento adecuado.

A veces, si la piel está muy seca, sí pueden usarse algunas cremas o aceites para masaje.

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REPARAR

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REPARAR

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eparar. La primera acción sa-nadora es REPARAR. Y lo hacemos a través de GONG SUN: “La Ofrenda Universal”, 4 B .

El cuerpo desarreglado se puede arreglar.

¿Dónde? En GONG SUN. Haciendo del hombre... una “Ofrenda Uni-versal”.

¿Cómo? Convirtiendo el gusano retorcido –del que sólo se saca se-da-, en un gusano capaz de transformarse en crisálida.

Porque su ideografía habla de gusanos. ¡De gusanos!

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eparar. La primera acción sa-nadora es REPARAR. Y lo hacemos a través de GONG SUN: “La Ofrenda Universal”, 4 B .

El cuerpo desarreglado se puede arreglar.

¿Dónde? En GONG SUN. Haciendo del hombre... una “Ofrenda Uni-versal”.

¿Cómo? Convirtiendo el gusano retorcido –del que sólo se saca se-da-, en un gusano capaz de transformarse en crisálida.

Porque su ideografía habla de gusanos. ¡De gusanos!

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GONG SUN

Porque su ideograma habla de gusanos. ¡De gusanos!

El hombre, en realidad, tiene dos posibilidades: ser un gusano que transita por la tierra, y mantenerse como un gusano –“Gusano eres y en gusano te has de convertir”-..., o bien, vivir primero como gusano, y llegar a darse cuenta de que puede ser una crisálida.

Antes de que te saquen el jugo y te conviertan en un hilo de seda para sustentar cualquier jersey, más vale convertirte en crisálida e irte a Saturno, o a Júpiter, o a Venus, o a Neptuno, o a Urano, o a Plutón, o a Transplutón.

Ésa es la vida del ser: eres un gusano. ¡Un perro asqueroso gusano! ¡Pero!... ¡pero!, puedes hacer tu ovillo. Que no significa comprarse un apartamento en Nueva York, no. No significa eso.

“Hacerte tu ovillo” es hacer, de ti, un instrumento de Creación, y desarrollar una capacitación suficiente para tener un ideal muy claro.

Mientras tanto, ¡te quedas quieto!... y meditas y meditas y meditas... y te conviertes en “todo un proyecto”: LA ETAPA DE CRISÁLIDA.

¿Y después...? ¡Ay, después! Después, te proteges bien con el halo azul de lo inmaterial, para que no lleguen y te metan en agua hirviendo, y de ahí saquen el hilo de seda.

¡Porque así sale la seda de los gusanos! Es decir, hay que sacrificar-los en época de crisálida. Y siempre puede llegar alguien que te sacrifique. ¿Cómo que no? ¡Hombre!... El bienestar, el placer, la venta, la compra, el confort, el consumo, ¿qué son, en definitiva? Hay tantas formas de ven-derse y convertirse en hilo de seda, que finalmente la crisálida desaparece.

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GONG SUN

Porque su ideograma habla de gusanos. ¡De gusanos!

El hombre, en realidad, tiene dos posibilidades: ser un gusano que transita por la tierra, y mantenerse como un gusano –“Gusano eres y en gusano te has de convertir”-..., o bien, vivir primero como gusano, y llegar a darse cuenta de que puede ser una crisálida.

Antes de que te saquen el jugo y te conviertan en un hilo de seda para sustentar cualquier jersey, más vale convertirte en crisálida e irte a Saturno, o a Júpiter, o a Venus, o a Neptuno, o a Urano, o a Plutón, o a Transplutón.

Ésa es la vida del ser: eres un gusano. ¡Un perro asqueroso gusano! ¡Pero!... ¡pero!, puedes hacer tu ovillo. Que no significa comprarse un apartamento en Nueva York, no. No significa eso.

“Hacerte tu ovillo” es hacer, de ti, un instrumento de Creación, y desarrollar una capacitación suficiente para tener un ideal muy claro.

Mientras tanto, ¡te quedas quieto!... y meditas y meditas y meditas... y te conviertes en “todo un proyecto”: LA ETAPA DE CRISÁLIDA.

¿Y después...? ¡Ay, después! Después, te proteges bien con el halo azul de lo inmaterial, para que no lleguen y te metan en agua hirviendo, y de ahí saquen el hilo de seda.

¡Porque así sale la seda de los gusanos! Es decir, hay que sacrificar-los en época de crisálida. Y siempre puede llegar alguien que te sacrifique. ¿Cómo que no? ¡Hombre!... El bienestar, el placer, la venta, la compra, el confort, el consumo, ¿qué son, en definitiva? Hay tantas formas de ven-derse y convertirse en hilo de seda, que finalmente la crisálida desaparece.

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Pero, si andas protegido y lo tienes muy claro, pues llegará un momento en que el ovillo se abra, y ya hayan crecido las alas de la mariposa. Y entonces, aparezca el inmortal.

Eso es lo que encierra, en realidad, GONG SUN, Ofrenda Universal, 4 B : la posibilidad que tiene el ser de convertirse en gusano y nutrir los cementerios –y acabar con toda la madera de las pompas fúnebres-, o vo-lar por ahí como los inmortales.

Los inmortales no se suelen ver mucho porque son muy tímidos. Pe-ro, en cualquier caso, ustedes tengan en cuenta que, en GONG SUN, van a encontrar un resonador que representa toda esa posibilidad.

¡Acuérdense de los gusanos! Cuando les duela algo, piensen que se pueden convertir en gusanos en cualquier momento.

¡No!, no se permitan convertirse en gusanos. ¡Es una ofensa para los gusanos! Claro, los gusanos humanos son malévolos, maléficos, pútri-dos. Es más, se comen a los gusanos naturales. ¡Aghh, qué asco!... Los gusanos humanos no son de buena calidad; son mala gente. Y se han convertido en gusanos porque no han cumplido sus deberes.

Potencialmente somos gusanos. Y potencialmente somos mari-posas. Y todo el mundo sabe, en su actividad personal diaria, cuándo se está comportando como un gusano, cuándo tiene a su lado un gusano, o cuándo tiene a su lado a una mariposa –una “butterfly”-, o cuándo está al lado de un crisálido o de una crisálida.

Acuérdense de los gusanos de seda, para que no lleven una vida mortal de “gusanos corruptos” que conviertan a los otros gusanos en ma-lévolos.

El gusano de moda para los que se dedican a la genética, es el “Vermix Elegantis”. Investigan el “Elegantis”. Es un gusano al que le lla-man el “Elegantis” –“elegantis”, de elegante-. Y está de moda, pero es un gusano de verdad. Quiero decir que, los gusanos humanos, no son nada elegantes. Son... ¡feos! ¡Feos, feos! ¡Claro! Sobre todo porque no es su destino ser gusanos. Son gusanos porque no se han portado bien.

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Pero, si andas protegido y lo tienes muy claro, pues llegará un momento en que el ovillo se abra, y ya hayan crecido las alas de la mariposa. Y entonces, aparezca el inmortal.

Eso es lo que encierra, en realidad, GONG SUN, Ofrenda Universal, 4 B : la posibilidad que tiene el ser de convertirse en gusano y nutrir los cementerios –y acabar con toda la madera de las pompas fúnebres-, o vo-lar por ahí como los inmortales.

Los inmortales no se suelen ver mucho porque son muy tímidos. Pe-ro, en cualquier caso, ustedes tengan en cuenta que, en GONG SUN, van a encontrar un resonador que representa toda esa posibilidad.

¡Acuérdense de los gusanos! Cuando les duela algo, piensen que se pueden convertir en gusanos en cualquier momento.

¡No!, no se permitan convertirse en gusanos. ¡Es una ofensa para los gusanos! Claro, los gusanos humanos son malévolos, maléficos, pútri-dos. Es más, se comen a los gusanos naturales. ¡Aghh, qué asco!... Los gusanos humanos no son de buena calidad; son mala gente. Y se han convertido en gusanos porque no han cumplido sus deberes.

Potencialmente somos gusanos. Y potencialmente somos mari-posas. Y todo el mundo sabe, en su actividad personal diaria, cuándo se está comportando como un gusano, cuándo tiene a su lado un gusano, o cuándo tiene a su lado a una mariposa –una “butterfly”-, o cuándo está al lado de un crisálido o de una crisálida.

Acuérdense de los gusanos de seda, para que no lleven una vida mortal de “gusanos corruptos” que conviertan a los otros gusanos en ma-lévolos.

El gusano de moda para los que se dedican a la genética, es el “Vermix Elegantis”. Investigan el “Elegantis”. Es un gusano al que le lla-man el “Elegantis” –“elegantis”, de elegante-. Y está de moda, pero es un gusano de verdad. Quiero decir que, los gusanos humanos, no son nada elegantes. Son... ¡feos! ¡Feos, feos! ¡Claro! Sobre todo porque no es su destino ser gusanos. Son gusanos porque no se han portado bien.

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Aclarado este punto, ustedes ya saben que, cada vez que vayan a GONG SUN, dicen:

Gusano puedo ser,

pero en gusano no me he de convertir.

Mi vida será un camino hacia una crisálida,

en la cual viviré plácidamente

para recoger los Misterios Celestes.

Cuando los haya capturado,

desarrollaré mis alas.

Mientras tanto,

cuidaré de que ningún ser intempestivo

altere mi paz.

Porque no soy de consumo.

No soy consumible

y no me voy a consumir.

Y no permitiré

que nadie me venda ni me compre.

Y, en esa medida, cuando llegue la primavera,

abriré el cascarón de mi cuerpo y despegaré mis alas…

Y volaré por los campos...

Qué bonito, ¿verdad? ¡Qué bonito! Es que la vida está hecha de co-sas bonitas, lo que pasa es que el hombre se empeña en hacerlas feas. Si nos acordamos de las cosas bonitas, entonces nos acordaremos siempre de GONG SUN.

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Aclarado este punto, ustedes ya saben que, cada vez que vayan a GONG SUN, dicen:

Gusano puedo ser,

pero en gusano no me he de convertir.

Mi vida será un camino hacia una crisálida,

en la cual viviré plácidamente

para recoger los Misterios Celestes.

Cuando los haya capturado,

desarrollaré mis alas.

Mientras tanto,

cuidaré de que ningún ser intempestivo

altere mi paz.

Porque no soy de consumo.

No soy consumible

y no me voy a consumir.

Y no permitiré

que nadie me venda ni me compre.

Y, en esa medida, cuando llegue la primavera,

abriré el cascarón de mi cuerpo y despegaré mis alas…

Y volaré por los campos...

Qué bonito, ¿verdad? ¡Qué bonito! Es que la vida está hecha de co-sas bonitas, lo que pasa es que el hombre se empeña en hacerlas feas. Si nos acordamos de las cosas bonitas, entonces nos acordaremos siempre de GONG SUN.

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Si no creamos imágenes –que son las que crean los ideogramas: las ideas llevadas a la grafía- es muy difícil acordarse de cuál es la verdadera utilidad de ese resonador.

GONG SUN va a permitir, como resonador de apertura de “El Mar de Todos los Canales” –CHONG MAI-, que toda la actividad energética del sujeto se dinamice. Es un resonador que, como decíamos, sirve para REPARAR.

¿Qué es lo que está perturbado? Yo no sé qué es, pero algo no anda bien. Podemos arreglarlo.

De hecho, cuando se arregla, uno se siente mucho mejor. ¡Pero mu-chísimo mejor! En ese sentido, es muy importante que ustedes pierdan el concepto de que el masaje es un “arte menor”, y ganen en la idea de que es un “arte superior”; tan superior como cualquier otro arte. Es más, in-cluye la delicadeza creativa de las manos –cosa que no incluyen otras terapias-. Y esas manos no tienen que ser suaves, ni gruesas, ni anchas, ni estrechas; tienen que ser, simplemente, creativas; moverse de forma crea-tiva. Porque si se mueven bien, crean. Si se mueven torpemente, es por-que no hay ideas; porque no saben cómo se mueve un gusano. Si sabes cómo se mueve un gusano, actúas... y todo va bien. Si no sabes nada de gusanos, te conviertes en un reptil. Porque ése es otro destino fatal: que el gusano, luego, se convierta en reptil. ¡Pero reptiles de esos feos, malos! ¡Nada de cocodrilos ni serpientes, no! Ésos son reptiles dignos.

Entonces, queda muy claro lo de la mano. Queda muy claro lo del arte superior. Y queda muy claro que vamos a La Ofrenda Universal. En-tonces, GONG SUN valdría para arreglar cualquier entuerto.

¿Cómo actuar en GONG SUN?

Se abordará dicho resonador con la presión del pulgar. A la vez, el resto de la mano va a actuar en giros descendentes sobre las Vías de Luz de naturaleza Yang que descienden por el dorso del pie –Estómago, Vesí-cula Biliar y Vejiga-.

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Si no creamos imágenes –que son las que crean los ideogramas: las ideas llevadas a la grafía- es muy difícil acordarse de cuál es la verdadera utilidad de ese resonador.

GONG SUN va a permitir, como resonador de apertura de “El Mar de Todos los Canales” –CHONG MAI-, que toda la actividad energética del sujeto se dinamice. Es un resonador que, como decíamos, sirve para REPARAR.

¿Qué es lo que está perturbado? Yo no sé qué es, pero algo no anda bien. Podemos arreglarlo.

De hecho, cuando se arregla, uno se siente mucho mejor. ¡Pero mu-chísimo mejor! En ese sentido, es muy importante que ustedes pierdan el concepto de que el masaje es un “arte menor”, y ganen en la idea de que es un “arte superior”; tan superior como cualquier otro arte. Es más, in-cluye la delicadeza creativa de las manos –cosa que no incluyen otras terapias-. Y esas manos no tienen que ser suaves, ni gruesas, ni anchas, ni estrechas; tienen que ser, simplemente, creativas; moverse de forma crea-tiva. Porque si se mueven bien, crean. Si se mueven torpemente, es por-que no hay ideas; porque no saben cómo se mueve un gusano. Si sabes cómo se mueve un gusano, actúas... y todo va bien. Si no sabes nada de gusanos, te conviertes en un reptil. Porque ése es otro destino fatal: que el gusano, luego, se convierta en reptil. ¡Pero reptiles de esos feos, malos! ¡Nada de cocodrilos ni serpientes, no! Ésos son reptiles dignos.

Entonces, queda muy claro lo de la mano. Queda muy claro lo del arte superior. Y queda muy claro que vamos a La Ofrenda Universal. En-tonces, GONG SUN valdría para arreglar cualquier entuerto.

¿Cómo actuar en GONG SUN?

Se abordará dicho resonador con la presión del pulgar. A la vez, el resto de la mano va a actuar en giros descendentes sobre las Vías de Luz de naturaleza Yang que descienden por el dorso del pie –Estómago, Vesí-cula Biliar y Vejiga-.

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Es decir, la palma de la mano cae sobre el dorso del pie, por donde descienden los canales Yang, mientras el pulgar va a GONG SUN.

Al mismo tiempo que presionamos con intensidad y profundidad en Gong Sun, el resto de la mano hace giros suaves en sentido horario. Así, toda la mano se mueve en sincronía.

GONG SUN está justo a mitad de camino entre la articulación del de-do gordo con el metatarso, y la articulación del metatarso con los huesos propios del pie, ligeramente por debajo del reborde óseo, y justo en la lí-nea de demarcación que hay entre la parte plantar y la parte lateral inter-na del pie –donde la piel cambia de color-.

El movimiento de las manos se realiza simultáneamente sobre los dos pies. Es muy completo, porque al mismo tiempo que presionamos sobre el resonador GONG SUN con el pulgar, el resto de los dedos hace un ligero movimiento de roce sobre el dorso del pie, estimulando los canales Yang. La presión se realiza de tal manera que haya una incidencia fuerte, la cual se va a desplazar hacia “La Fuente Floreciente de la Tierra”, el 1 R . Es decir, de GONG SUN iremos a YONG QUAN. Volvemos a buscar GONG SUN, presionamos, y vamos hacia YONG QUAN, donde también hacemos presión con el pulgar. Lo repetiremos varias veces –tres o cinco; las que el sanador considere o sienta que ha de realizar-.

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Es decir, la palma de la mano cae sobre el dorso del pie, por donde descienden los canales Yang, mientras el pulgar va a GONG SUN.

Al mismo tiempo que presionamos con intensidad y profundidad en Gong Sun, el resto de la mano hace giros suaves en sentido horario. Así, toda la mano se mueve en sincronía.

GONG SUN está justo a mitad de camino entre la articulación del de-do gordo con el metatarso, y la articulación del metatarso con los huesos propios del pie, ligeramente por debajo del reborde óseo, y justo en la lí-nea de demarcación que hay entre la parte plantar y la parte lateral inter-na del pie –donde la piel cambia de color-.

El movimiento de las manos se realiza simultáneamente sobre los dos pies. Es muy completo, porque al mismo tiempo que presionamos sobre el resonador GONG SUN con el pulgar, el resto de los dedos hace un ligero movimiento de roce sobre el dorso del pie, estimulando los canales Yang. La presión se realiza de tal manera que haya una incidencia fuerte, la cual se va a desplazar hacia “La Fuente Floreciente de la Tierra”, el 1 R . Es decir, de GONG SUN iremos a YONG QUAN. Volvemos a buscar GONG SUN, presionamos, y vamos hacia YONG QUAN, donde también hacemos presión con el pulgar. Lo repetiremos varias veces –tres o cinco; las que el sanador considere o sienta que ha de realizar-.

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¿Por qué GONG SUN conlleva la reparación?

GONG SUN es el resonador de “comunicación con lo Celeste” o reso-nador “de apertura” del Canal Extraordinario CHONG MAI –“El Mar de todos los Canales”-, donde se promueve el centro y, en consecuencia, a donde va a llegar toda la información del organismo y desde donde van a salir los impulsos y las órdenes para REPARAR.

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¿Por qué GONG SUN conlleva la reparación?

GONG SUN es el resonador de “comunicación con lo Celeste” o reso-nador “de apertura” del Canal Extraordinario CHONG MAI –“El Mar de todos los Canales”-, donde se promueve el centro y, en consecuencia, a donde va a llegar toda la información del organismo y desde donde van a salir los impulsos y las órdenes para REPARAR.

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La reparación es un proceso que tiene todo organismo viviente para poder perseverar en sus funciones. GONG SUN repara cualquier daño, cualquier perturbación. Con esa intención, se irá manejando

GONG SUN con precisión y con firmeza.

Una forma intencionada y culminante de “hacer”, es la de “Ofrecer-Ofrendar” al Cielo, todo el trabajo que se ha hecho, recogiendo el sentido alkímico trascendente de este resonador: Ofrenda Universal.

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La reparación es un proceso que tiene todo organismo viviente para poder perseverar en sus funciones. GONG SUN repara cualquier daño, cualquier perturbación. Con esa intención, se irá manejando

GONG SUN con precisión y con firmeza.

Una forma intencionada y culminante de “hacer”, es la de “Ofrecer-Ofrendar” al Cielo, todo el trabajo que se ha hecho, recogiendo el sentido alkímico trascendente de este resonador: Ofrenda Universal.

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LA iDENTiFiCACiÓN Definir el sí de la persona

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M E D I T A C I Ó N

Sitúense en una posición de quietud y guarden silencio.

Dispónganse con las manos abiertas, de tal manera que la derecha esté encima de la izquierda, y junten los extremos de ambos pulgares.

Respiren despacio, y tomen como referencia “La Fusión con el So-plo”, “La Puerta del Palacio de las Emociones”.

A propósito de la “Dispensa”, meditamos en torno al:

S I N O , S I G N O , S Í Y N O .

El SINO, como tal, es casi una expresión popular que implica un po-co lo que le ha tocado, así, por sorteo –sic-, a cada uno. “Es tu sino”.

El SIGNO se refiere más bien a aquella actitud con la que lleva uno el sino.

Y el SÍ, o el NO, es el pequeño margen de... ¿confianza?

¿Confianza? ¿Y por qué hay que confiar? ¿En quién? ¿Por cuánto tiempo?...

¡Bah!... Volvamos otra vez...

SiNO:

-¡Ah! ¿Cuál es tu sino?

-¿Mi sino? Pues... llegar a ser gato alguna vez... –es que a los gatos se les suele llamar algunas veces “misinos”-.

Pero, en cualquier caso, parece ser que hay un cierto –“predestinatio ocurrentis de Deu”-…, una predestinación ocurrente, por parte de Dios, en torno a cada individuo; que el hombre luego interpreta como “el azar genético de las hebras beatificantes del genoma”. Bueno, ¡pues vale!

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M E D I T A C I Ó N

Sitúense en una posición de quietud y guarden silencio.

Dispónganse con las manos abiertas, de tal manera que la derecha esté encima de la izquierda, y junten los extremos de ambos pulgares.

Respiren despacio, y tomen como referencia “La Fusión con el So-plo”, “La Puerta del Palacio de las Emociones”.

A propósito de la “Dispensa”, meditamos en torno al:

S I N O , S I G N O , S Í Y N O .

El SINO, como tal, es casi una expresión popular que implica un po-co lo que le ha tocado, así, por sorteo –sic-, a cada uno. “Es tu sino”.

El SIGNO se refiere más bien a aquella actitud con la que lleva uno el sino.

Y el SÍ, o el NO, es el pequeño margen de... ¿confianza?

¿Confianza? ¿Y por qué hay que confiar? ¿En quién? ¿Por cuánto tiempo?...

¡Bah!... Volvamos otra vez...

SiNO:

-¡Ah! ¿Cuál es tu sino?

-¿Mi sino? Pues... llegar a ser gato alguna vez... –es que a los gatos se les suele llamar algunas veces “misinos”-.

Pero, en cualquier caso, parece ser que hay un cierto –“predestinatio ocurrentis de Deu”-…, una predestinación ocurrente, por parte de Dios, en torno a cada individuo; que el hombre luego interpreta como “el azar genético de las hebras beatificantes del genoma”. Bueno, ¡pues vale!

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¿Y el SiGNO?

Es como la firma de cada uno, aparte ya de los signos celestes, te-rrestres, humanos, infrahumanos, suprahumanos, extrahumanos, extrate-rrestres... Cada uno se los puede apropiar según le convenga.

¿Que eres Piscis y estás pasando por la Casa IV, y la Luna está en la posición que no tiene que estar porque el Sol está fijo y entonces nada...? Pues ya sabes: “Tendrás fortuna en amores y todo te irá bien. Y el martes será un día excelente”.

–Ya saben los Piscis que lo tienen muy bien para hoy-.

En cambio, los Escorpiones no van a poder picar a nadie. No. Lo tie-nen muy feo... Los Leos se van a poder exhibir como les gusta, así, “pavo-nosamente”, y van a rugir por todo lo alto. Y las Cabras, como de cos-tumbre, van a tirar al monte. Los Aries... ¡Ah, los Aries!... Los Aries... No es su día hoy, no. No es su día hoy, porque la Casa XIV no se ha puesto de acuerdo con la Casa IV, y entonces ahí va a pasar algo.

Por ejemplo, se les va a perder un vestido o un compact disk, que es de ésos que vas a abrir, y crees que está el compact disk y no está el com-pact disk; está sólo la carcasa. Eso y otras calamidades parecidas les pue-den ocurrir hoy a ellos.

Por lo que respecta a Virgos, bueno, su virginidad se va a ver modi-ficada por alternancias y propuestas indecentes. Tauro sigue el camino de los cornúpetas y, bueno, hay que llevarlo como mejor se pueda. Los Pis-cis... ¡Ay, los Piscis! Los Piscis tienen que cuidar sus riñones, no vaya a ser que tengan arenillas y tengan cólico.

¿Ven? Con un poco de imaginación, un poco de intuición, y mucha cara –¡hombre!, esto es parte de los signos, ¿no?-, pues uno puede... puede ejercer de mayorista. Luego, cada uno –claro- tiene que aplicárselo. ¡Son signos... y es tu sino!

Ahora bien, ¿SÍ o NO?

Bueno, para algunas cosas, SÍ, ¿verdad?; para otras cosas, NO.

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¿Y el SiGNO?

Es como la firma de cada uno, aparte ya de los signos celestes, te-rrestres, humanos, infrahumanos, suprahumanos, extrahumanos, extrate-rrestres... Cada uno se los puede apropiar según le convenga.

¿Que eres Piscis y estás pasando por la Casa IV, y la Luna está en la posición que no tiene que estar porque el Sol está fijo y entonces nada...? Pues ya sabes: “Tendrás fortuna en amores y todo te irá bien. Y el martes será un día excelente”.

–Ya saben los Piscis que lo tienen muy bien para hoy-.

En cambio, los Escorpiones no van a poder picar a nadie. No. Lo tie-nen muy feo... Los Leos se van a poder exhibir como les gusta, así, “pavo-nosamente”, y van a rugir por todo lo alto. Y las Cabras, como de cos-tumbre, van a tirar al monte. Los Aries... ¡Ah, los Aries!... Los Aries... No es su día hoy, no. No es su día hoy, porque la Casa XIV no se ha puesto de acuerdo con la Casa IV, y entonces ahí va a pasar algo.

Por ejemplo, se les va a perder un vestido o un compact disk, que es de ésos que vas a abrir, y crees que está el compact disk y no está el com-pact disk; está sólo la carcasa. Eso y otras calamidades parecidas les pue-den ocurrir hoy a ellos.

Por lo que respecta a Virgos, bueno, su virginidad se va a ver modi-ficada por alternancias y propuestas indecentes. Tauro sigue el camino de los cornúpetas y, bueno, hay que llevarlo como mejor se pueda. Los Pis-cis... ¡Ay, los Piscis! Los Piscis tienen que cuidar sus riñones, no vaya a ser que tengan arenillas y tengan cólico.

¿Ven? Con un poco de imaginación, un poco de intuición, y mucha cara –¡hombre!, esto es parte de los signos, ¿no?-, pues uno puede... puede ejercer de mayorista. Luego, cada uno –claro- tiene que aplicárselo. ¡Son signos... y es tu sino!

Ahora bien, ¿SÍ o NO?

Bueno, para algunas cosas, SÍ, ¿verdad?; para otras cosas, NO.

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“LA DiSPENSA”. Pues como 1ustedes viven en un espacio de dispen-sa...

Sí; porque cualquiera –por ejemplo- de los adultos que hay aquí, si viviera en un apartamento, tendría que pagar el agua, la luz, el alquiler –suponiendo que no sea propio-. Tendría que ocuparse de la limpieza, de la comida, de la ropa, del autobús, del metro... Bueno, de “lo normal”: del parking del coche... del recambio...

Pero ustedes están dispensados –en la mayoría de los casos- de todo ese asunto. Por supuesto, hay que incluir a Hacienda –la declaración de la renta-, vecinos, persecutores, obsesos sexuales, atracos... ¡Bueno, las co-sas habituales!, ¿no? En cambio, están dispensados –por el estilo de vida que llevamos- de un montón de esas cosas. Participan un poco en la lim-pieza. Unos poquitos, en la cocina. Pero el resto está “a mantel puesto”: no tienen que preocuparse de qué van a comprar –si hay lechugas, si hay escarolas... si están caras, si están baratas-... ¡Bueno, alguna ventaja ten-dría que tener vivir de una determinada manera! ¿Sí o no? ¡Pues sí!

Entonces ya, la dispensa, en realidad es una disculpa que estamos empleando para que dispensen y se suspendan –“se leviten”- en torno a otros fundamentos que están incluidos en este estilo de vivir, en esta ma-nera de ser, pero que no deberían estarlo.

Me explico: a nuevos parámetros de convivencia, existencia, etc., se incorporan los viejos parámetros que servían para vivir en el apartamento, con el parking, con la luz, con el agua, con el teléfono...

¡Ah, el teléfono también! ¡Se me había olvidado! Sobre todo cuan-do llega la factura. ¡Dieu! ¡Madre! ¡Padre! ¡Hijo! ¡Bufff!

Por supuesto, a esa forma habitual habría que añadir... qué mínimo que ocho o diez horas de trabajo.

¡Trabajo! ¿Suena eso?

1 Se refiere a las personas que viven en Tian.

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“LA DiSPENSA”. Pues como 1ustedes viven en un espacio de dispen-sa...

Sí; porque cualquiera –por ejemplo- de los adultos que hay aquí, si viviera en un apartamento, tendría que pagar el agua, la luz, el alquiler –suponiendo que no sea propio-. Tendría que ocuparse de la limpieza, de la comida, de la ropa, del autobús, del metro... Bueno, de “lo normal”: del parking del coche... del recambio...

Pero ustedes están dispensados –en la mayoría de los casos- de todo ese asunto. Por supuesto, hay que incluir a Hacienda –la declaración de la renta-, vecinos, persecutores, obsesos sexuales, atracos... ¡Bueno, las co-sas habituales!, ¿no? En cambio, están dispensados –por el estilo de vida que llevamos- de un montón de esas cosas. Participan un poco en la lim-pieza. Unos poquitos, en la cocina. Pero el resto está “a mantel puesto”: no tienen que preocuparse de qué van a comprar –si hay lechugas, si hay escarolas... si están caras, si están baratas-... ¡Bueno, alguna ventaja ten-dría que tener vivir de una determinada manera! ¿Sí o no? ¡Pues sí!

Entonces ya, la dispensa, en realidad es una disculpa que estamos empleando para que dispensen y se suspendan –“se leviten”- en torno a otros fundamentos que están incluidos en este estilo de vivir, en esta ma-nera de ser, pero que no deberían estarlo.

Me explico: a nuevos parámetros de convivencia, existencia, etc., se incorporan los viejos parámetros que servían para vivir en el apartamento, con el parking, con la luz, con el agua, con el teléfono...

¡Ah, el teléfono también! ¡Se me había olvidado! Sobre todo cuan-do llega la factura. ¡Dieu! ¡Madre! ¡Padre! ¡Hijo! ¡Bufff!

Por supuesto, a esa forma habitual habría que añadir... qué mínimo que ocho o diez horas de trabajo.

¡Trabajo! ¿Suena eso?

1 Se refiere a las personas que viven en Tian.

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“Trabajo”: dícese de aquella actividad esclavista, servil e insegura, según la cual, un individuo es mandado, ordenado, exigido y “productivi-zado”, para conseguir unos beneficios que le permitan, a quien le ha al-quilado y a él mismo, poder sobrevivir para pagar su propia existencia.

-¿Y eso tampoco se hace aquí?

-Tampoco.

-¡Ah! Pues oye, ¡diu! ¡Estáis muy exentos, ¿eh?! O todos sois mi-nusválidos y estáis exentos de un montón de cosas, o sois unos privilegia-dos. ¡Qué bien os lo habéis montado!

-Sí. Es que somos de la Policía Montada del Canadá.

Ya saben. Esa policía así… con ese uniforme tan rígido –feo, por cierto, donde los haya-. Parece que han nacido con el caballo puesto. ¡Con lo bonito que es el territorio canadiense, qué sosos son ellos! ¡Más sosos!... ¡Más sosos!...

En cambio, los españoles son muy alegres. Tienen un sentido del humor... una alegría en el cuerpo... un don… un no sé qué... un no sé a dónde y no sé por qué, ¿verdad?, que... que no se puede aguantar. ¡Una cosa!... O sea, es que se les nota en cuanto aparecen, ¿no?: “¡Mira! Ése es español”. Por esa gracia, ese... ese ritmo al caminar, esa manera de mirar, esa forma de escupir...

¡Son únicos! ¡De verdad! ¡Ah!, de gargajos andan ¡sobraos! Siem-pre... con esa tos tropical, ¿no? Esa tos así… de hombre hecho, de mujer deshecha, así... o sea... una tos bien, muy... muy flemática. Son medite-rráneos, pasionales... ¡Le ponen una fuerza a todo lo que hacen!... ¡Le ponen una pasión!... Da gusto decirles cualquier cosa, porque enseguida... “¡A ver! ¡Voluntarios!”. Y antes de que termines de decir la palabra “vo-luntarios”, hay doscientos ya en fila: “¡Aquí! ¿Qué... qué es lo que hay que hacer... ¡mi capitán, mi sargento, mi cabo, mi teniente!?”

Además, ¡creativos donde los haya! O sea, ¡es una cosa arrolladora! Todos los días, de diez a… ¡setenta ideas nuevas!

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“Trabajo”: dícese de aquella actividad esclavista, servil e insegura, según la cual, un individuo es mandado, ordenado, exigido y “productivi-zado”, para conseguir unos beneficios que le permitan, a quien le ha al-quilado y a él mismo, poder sobrevivir para pagar su propia existencia.

-¿Y eso tampoco se hace aquí?

-Tampoco.

-¡Ah! Pues oye, ¡diu! ¡Estáis muy exentos, ¿eh?! O todos sois mi-nusválidos y estáis exentos de un montón de cosas, o sois unos privilegia-dos. ¡Qué bien os lo habéis montado!

-Sí. Es que somos de la Policía Montada del Canadá.

Ya saben. Esa policía así… con ese uniforme tan rígido –feo, por cierto, donde los haya-. Parece que han nacido con el caballo puesto. ¡Con lo bonito que es el territorio canadiense, qué sosos son ellos! ¡Más sosos!... ¡Más sosos!...

En cambio, los españoles son muy alegres. Tienen un sentido del humor... una alegría en el cuerpo... un don… un no sé qué... un no sé a dónde y no sé por qué, ¿verdad?, que... que no se puede aguantar. ¡Una cosa!... O sea, es que se les nota en cuanto aparecen, ¿no?: “¡Mira! Ése es español”. Por esa gracia, ese... ese ritmo al caminar, esa manera de mirar, esa forma de escupir...

¡Son únicos! ¡De verdad! ¡Ah!, de gargajos andan ¡sobraos! Siem-pre... con esa tos tropical, ¿no? Esa tos así… de hombre hecho, de mujer deshecha, así... o sea... una tos bien, muy... muy flemática. Son medite-rráneos, pasionales... ¡Le ponen una fuerza a todo lo que hacen!... ¡Le ponen una pasión!... Da gusto decirles cualquier cosa, porque enseguida... “¡A ver! ¡Voluntarios!”. Y antes de que termines de decir la palabra “vo-luntarios”, hay doscientos ya en fila: “¡Aquí! ¿Qué... qué es lo que hay que hacer... ¡mi capitán, mi sargento, mi cabo, mi teniente!?”

Además, ¡creativos donde los haya! O sea, ¡es una cosa arrolladora! Todos los días, de diez a… ¡setenta ideas nuevas!

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¡Ah! ¡Ponga un español en la ciencia!, y verá usted… eso: cómo se hace la química, cómo se hace... ¡Si es que faltan palabras! ¡Nunca se ha visto tanto interés por saber, por conocer!... ¡En cuanto encuentras un español..., es una excepción!, ¡es un eximente!, ¡es un exigente! ¡Ponga un español en su mesa!

¡Bueno! ¡Pues sí! ¡Pues habrá que ponerlo! Ya, con tantos datos, con tantas virtudes... Podrían llamarse, ellos, “Virtuoso”, y ellas, “Virtu-des”.

-¡Virtuoso, majo!... ¡Virtuosa, chata!

-¿Por qué lo de “chato”?

-¡Porque es que hay una cantidad de narices... que vamos! ¡De ver-dad, casi parece un punto de apoyo, más que un sitio para respirar! Eso sí, te caes y... como si tuvieras un pico.

¿Y el “NO”?

-¿El No?... ¿No? ¡¿No?!

-¡Ah, no, no, no! ¡No, por supuesto que no, claro que no! ¡No, no, no, no!

-¡No me diga!

-¡Te lo acabo de decir!

-¡No puede ser!

-¡Sí puede ser!

¿Hacia dónde tiende el hombre –aparte de los españoles-? ¿Hacia el “SÍ” o hacia el “NO”? ¿O continuamente está oscilando entre “SÍ” y “NO”? ¿Ése es su sino, o es un signo de los tiempos el “hoy te digo que sí, pero en el fondo pienso que no, o te digo que no pero siento que sí”?

Ya saben que en algunas comunidades extrañas –digo “extrañas”, por lo poco frecuentes- no existe en sus lenguajes el significado de “NO”.

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¡Ah! ¡Ponga un español en la ciencia!, y verá usted… eso: cómo se hace la química, cómo se hace... ¡Si es que faltan palabras! ¡Nunca se ha visto tanto interés por saber, por conocer!... ¡En cuanto encuentras un español..., es una excepción!, ¡es un eximente!, ¡es un exigente! ¡Ponga un español en su mesa!

¡Bueno! ¡Pues sí! ¡Pues habrá que ponerlo! Ya, con tantos datos, con tantas virtudes... Podrían llamarse, ellos, “Virtuoso”, y ellas, “Virtu-des”.

-¡Virtuoso, majo!... ¡Virtuosa, chata!

-¿Por qué lo de “chato”?

-¡Porque es que hay una cantidad de narices... que vamos! ¡De ver-dad, casi parece un punto de apoyo, más que un sitio para respirar! Eso sí, te caes y... como si tuvieras un pico.

¿Y el “NO”?

-¿El No?... ¿No? ¡¿No?!

-¡Ah, no, no, no! ¡No, por supuesto que no, claro que no! ¡No, no, no, no!

-¡No me diga!

-¡Te lo acabo de decir!

-¡No puede ser!

-¡Sí puede ser!

¿Hacia dónde tiende el hombre –aparte de los españoles-? ¿Hacia el “SÍ” o hacia el “NO”? ¿O continuamente está oscilando entre “SÍ” y “NO”? ¿Ése es su sino, o es un signo de los tiempos el “hoy te digo que sí, pero en el fondo pienso que no, o te digo que no pero siento que sí”?

Ya saben que en algunas comunidades extrañas –digo “extrañas”, por lo poco frecuentes- no existe en sus lenguajes el significado de “NO”.

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No existe. Todo es “SÍ”. Y “NO”, viene a ser como una adquisición... ¿inevitable? ¡Hombre! Evitable pero necesaria.

Probablemente, “NO”, es un acontecimiento necesario ante el dete-rioro del “SÍ”. Y, en consecuencia, “NO” aparece de forma inmediata, con una fuerza casi voraz. Pero “NO” tendría su origen en los guardianes. Sí, los que guardan que el “SÍ” pueda ser vehículo de expansión.

“NO” impediría que aparecieran vehículos de contracción. Dicho de otra manera: mientras existe el “SÍ” –que se perfila siempre como un de-cidido hacer hacia la vida, hacia el estar, hacia el convivir, hacia el gozar-, no hace falta “NO”. Pero cuando el “SÍ” empieza a ser manipula-dor, chantajista, inductor de intereses, “recoveador”..., es ahí cuando ne-cesita el ser, la especie, la posición del “NO”.

“SÍ” implica expandirse en el sentido correcto, y “NO” implica evitar aquellos desvíos, desvaríos, desajustes, descensos de calidad del “SÍ”. Así que, “NO”, siempre debe ir acompañado de una explicación:

“NO”, porque esto me desvía de mi “SÍ”. Y si mi “SÍ” es estar en sintonía con mi credo, con mi idea, con mi proyecto, con mi sino, con los signos que aparecen en mi vida, no puedo decir que “SÍ” a lo que me aparte de ello. Por eso digo “NO” a la propuesta habitual que me hace el entorno.

Es extremadamente importante que entiendan este concepto y lo apliquen: el darse cuenta de que el proceso vital sólo se expresa en el “SÍ”, y que, debido al deterioro de su ejercicio, tiene que aparecer el “NO” para evitar –como guardián- que los factores deteriorantes puedan hacer fracasar el “SÍ” radiante.

Y el “NO” tiene que estar cargado de fundamento. El “SÍ”, tam-bién; pero es más instintivo, fenomenal, fenoménico, expansivo, ex-peditivo, vocacional, amoroso, enamorado. “SÍ” necesita menos ex-plicaciones.

Ustedes mismos han de meditar en torno a sus propios “SÍES”, por-que muchos de ellos no son reales. Son comprometidos, compromisos, composturas.

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No existe. Todo es “SÍ”. Y “NO”, viene a ser como una adquisición... ¿inevitable? ¡Hombre! Evitable pero necesaria.

Probablemente, “NO”, es un acontecimiento necesario ante el dete-rioro del “SÍ”. Y, en consecuencia, “NO” aparece de forma inmediata, con una fuerza casi voraz. Pero “NO” tendría su origen en los guardianes. Sí, los que guardan que el “SÍ” pueda ser vehículo de expansión.

“NO” impediría que aparecieran vehículos de contracción. Dicho de otra manera: mientras existe el “SÍ” –que se perfila siempre como un de-cidido hacer hacia la vida, hacia el estar, hacia el convivir, hacia el gozar-, no hace falta “NO”. Pero cuando el “SÍ” empieza a ser manipula-dor, chantajista, inductor de intereses, “recoveador”..., es ahí cuando ne-cesita el ser, la especie, la posición del “NO”.

“SÍ” implica expandirse en el sentido correcto, y “NO” implica evitar aquellos desvíos, desvaríos, desajustes, descensos de calidad del “SÍ”. Así que, “NO”, siempre debe ir acompañado de una explicación:

“NO”, porque esto me desvía de mi “SÍ”. Y si mi “SÍ” es estar en sintonía con mi credo, con mi idea, con mi proyecto, con mi sino, con los signos que aparecen en mi vida, no puedo decir que “SÍ” a lo que me aparte de ello. Por eso digo “NO” a la propuesta habitual que me hace el entorno.

Es extremadamente importante que entiendan este concepto y lo apliquen: el darse cuenta de que el proceso vital sólo se expresa en el “SÍ”, y que, debido al deterioro de su ejercicio, tiene que aparecer el “NO” para evitar –como guardián- que los factores deteriorantes puedan hacer fracasar el “SÍ” radiante.

Y el “NO” tiene que estar cargado de fundamento. El “SÍ”, tam-bién; pero es más instintivo, fenomenal, fenoménico, expansivo, ex-peditivo, vocacional, amoroso, enamorado. “SÍ” necesita menos ex-plicaciones.

Ustedes mismos han de meditar en torno a sus propios “SÍES”, por-que muchos de ellos no son reales. Son comprometidos, compromisos, composturas.

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No están vigorosos. No son vocacionales. Y, en esa medida, claro, se debilitan. Y hoy son más fuertes… mañana son más débiles… al otro son inseguros... Así van.

Ayer preguntábamos: “¿Y cómo reparar un cuerpo?... Pues nos va-mos a los pies, y allí les hacemos un remiendo. ¡Y vaya que si repara-mos!”

Yo espero que todo el mundo sepa qué es GONG SUN, dónde está, por qué está, y para qué sirve. Para arreglar, ¿no? Y hoy, ¿qué vamos a hacer? ¡Pues eso: mejorar el “SÍ”, hombre! ¡Darle vigor, para tener que usar lo menos posible el “NO”! Porque, si lo tenemos que usar, es que es-tamos rodeados de bichos.

Ciertamente, si el “SÍ” se hace vigoroso, pues... ¿qué debilidad pue-de tener? Está sano. Está vigoroso. Está fuerte. El “NO”, no tiene que ac-tuar; actúa cuando el “SÍ” se hace detritus, cuando el “SÍ” es: “Sí, pero... Sí, pero...”

-Sí, pero... ¿qué es un “sí, pero...”?

-Pues una persona indecisa, dudosa, insegura, intranquila, impre-sentable... Algo así, ¿verdad?

-¿Y cómo podremos... cómo podremos llegar a un punto nada más, para que “El SÍ de las niñas”2 sea eficaz? ¿Cómo vigorizar el “SÍ”?

-Bueno, no es muy difícil darse cuenta, ¿verdad? No es muy difícil darse cuenta, ¿verdad? No es muy difícil darse cue...

-¡Cambia el rollo!

-¡Ah! ¡Esperen! ¡Es que a veces se acaba la tinta, y no sale el pa-pel!... No es muy difícil darse cuenta, ¿verdad? No es muy difícil darse cuenta, ¿verdad?...

Bueno, el caso es que… ¡Vamos a ver! Si el agua...

2 Título de la obra teatral de Leandro Fernández de Moratín.

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No están vigorosos. No son vocacionales. Y, en esa medida, claro, se debilitan. Y hoy son más fuertes… mañana son más débiles… al otro son inseguros... Así van.

Ayer preguntábamos: “¿Y cómo reparar un cuerpo?... Pues nos va-mos a los pies, y allí les hacemos un remiendo. ¡Y vaya que si repara-mos!”

Yo espero que todo el mundo sepa qué es GONG SUN, dónde está, por qué está, y para qué sirve. Para arreglar, ¿no? Y hoy, ¿qué vamos a hacer? ¡Pues eso: mejorar el “SÍ”, hombre! ¡Darle vigor, para tener que usar lo menos posible el “NO”! Porque, si lo tenemos que usar, es que es-tamos rodeados de bichos.

Ciertamente, si el “SÍ” se hace vigoroso, pues... ¿qué debilidad pue-de tener? Está sano. Está vigoroso. Está fuerte. El “NO”, no tiene que ac-tuar; actúa cuando el “SÍ” se hace detritus, cuando el “SÍ” es: “Sí, pero... Sí, pero...”

-Sí, pero... ¿qué es un “sí, pero...”?

-Pues una persona indecisa, dudosa, insegura, intranquila, impre-sentable... Algo así, ¿verdad?

-¿Y cómo podremos... cómo podremos llegar a un punto nada más, para que “El SÍ de las niñas”2 sea eficaz? ¿Cómo vigorizar el “SÍ”?

-Bueno, no es muy difícil darse cuenta, ¿verdad? No es muy difícil darse cuenta, ¿verdad? No es muy difícil darse cue...

-¡Cambia el rollo!

-¡Ah! ¡Esperen! ¡Es que a veces se acaba la tinta, y no sale el pa-pel!... No es muy difícil darse cuenta, ¿verdad? No es muy difícil darse cuenta, ¿verdad?...

Bueno, el caso es que… ¡Vamos a ver! Si el agua...

2 Título de la obra teatral de Leandro Fernández de Moratín.

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¿A que necesitan agua todos los días? Para ducharse –cuando to-que-, para preparar la comida, para regar, para beber... “¡Dame de beber, mujer, del agua de tu vida, que son tus besos y no tus agonías!”

¡Bueno! Por ejemplo, ¡algo así! –por poner alguna nota cursi a la cosa; o poética, o como quieran llamarlo-.

¡Bueno! Pues... como del pie se trata, y antes de que se les ocurra pensar en las manos, nos vamos a los pies.

Para que el “SÍ” sea vigoroso, pues hay que recorrer el río, ¿no? ¡Pues claro, hombre, claro! Evitar que el agua se estanque. Que el agua se renueve; se mueva. Y que el “SÍ” sea esplendoroso, majestuoso... Y cuan-do tenga que decir que “NO”, pues lo vea muy claro. Porque el “SÍ” sabe de su posición, y apuesta por los “NOS” necesarios –cuando aparecen-. Incluso –como decíamos hace un momento-, cuando el “SÍ” es vigoroso, las propuestas, las sugerencias internas o externas del Emperador Verde, Azul o Blanco... no se producen.

Como probablemente todos sepan, el agua emergente, insurgente –a nivel de expresión en el pie-, surge en el dedo meñique y se con-centra en la planta, y, de ahí, ya asciende y hace un extraño recorrido; un extraño recorrido que tiene una especial fijación en el maléolo interno o “hueso popular del tobillo”. Pues, en el tobillo, en la parte que da para adentro, ahí, hay un manantial de una actividad francamente impresio-nante.

Dedíquenle especial interés al dedo meñique del pie e, inmediata-mente, pasen a la planta. Y de ahí sigan precipitadamente... y salgan cer-quita de GONG SUN. Y de ahí, rápidamente hagan la curva del “circuito de Montsant”, como si fuera una carrera..., hasta llegar al SINO.

¿Cuál es el SINO? Pues eso, “La Recepción del Invitado”, o ZHU BIN –para que quede más bonito-. ¡ZHU-BIN! ¡Y hasta ahí! ¡Ahí! Y ya, suave-mente, dejan que fluya “El Gran Torrente”. Eso, ¡de verdad que es algo buenísimo!

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¿A que necesitan agua todos los días? Para ducharse –cuando to-que-, para preparar la comida, para regar, para beber... “¡Dame de beber, mujer, del agua de tu vida, que son tus besos y no tus agonías!”

¡Bueno! Por ejemplo, ¡algo así! –por poner alguna nota cursi a la cosa; o poética, o como quieran llamarlo-.

¡Bueno! Pues... como del pie se trata, y antes de que se les ocurra pensar en las manos, nos vamos a los pies.

Para que el “SÍ” sea vigoroso, pues hay que recorrer el río, ¿no? ¡Pues claro, hombre, claro! Evitar que el agua se estanque. Que el agua se renueve; se mueva. Y que el “SÍ” sea esplendoroso, majestuoso... Y cuan-do tenga que decir que “NO”, pues lo vea muy claro. Porque el “SÍ” sabe de su posición, y apuesta por los “NOS” necesarios –cuando aparecen-. Incluso –como decíamos hace un momento-, cuando el “SÍ” es vigoroso, las propuestas, las sugerencias internas o externas del Emperador Verde, Azul o Blanco... no se producen.

Como probablemente todos sepan, el agua emergente, insurgente –a nivel de expresión en el pie-, surge en el dedo meñique y se con-centra en la planta, y, de ahí, ya asciende y hace un extraño recorrido; un extraño recorrido que tiene una especial fijación en el maléolo interno o “hueso popular del tobillo”. Pues, en el tobillo, en la parte que da para adentro, ahí, hay un manantial de una actividad francamente impresio-nante.

Dedíquenle especial interés al dedo meñique del pie e, inmediata-mente, pasen a la planta. Y de ahí sigan precipitadamente... y salgan cer-quita de GONG SUN. Y de ahí, rápidamente hagan la curva del “circuito de Montsant”, como si fuera una carrera..., hasta llegar al SINO.

¿Cuál es el SINO? Pues eso, “La Recepción del Invitado”, o ZHU BIN –para que quede más bonito-. ¡ZHU-BIN! ¡Y hasta ahí! ¡Ahí! Y ya, suave-mente, dejan que fluya “El Gran Torrente”. Eso, ¡de verdad que es algo buenísimo!

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Lo que están aprendiendo es doctrina secreta, ¿eh? Empléenlo bien. Apréndalo bien. Y si ya han reparado al señor o a la señorita, pues ahora tienen que ponerle en un “SÍ” vigoroso, para que no ande dando tumbos y no haya que operarle de algo. Para que aprenda a decir “NO”, como una necesidad urgente; para procurar que su “SÍ” sea gallardo, dul-ce...

Dos posturas. Dos posiciones.

Si deciden incidir con más insistencia, aparte de actuar con las ma-nos, apliquen calor. En esta segunda opción de un “SÍ”, las punturas pueden ser indicadas, pero requieren de una especial habilidad y rapidez, porque se trata de nueve resonadores –que son bastantes-.

Así que vamos a ser consecuentes. Y como este año tenemos el le-ma de que todos ustedes –¡todos!-, cada uno en su medida y nivel, ten-gan la capacidad de saber atender una demanda de sufrimiento, una de-manda de dolor, una demanda de enfermedad, aparte de todo lo que han estudiado, van a encontrar puntos así, muy mágicos –como el que escu-charon ayer y como el que acaban de escuchar hoy-, para que tengan en sus manos la disposición cierta, ¡sí!, de saber cómo –al menos- ser bálsa-mo. Cómo –al menos- dar la mínima calma con el máximo de recursos.

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Lo que están aprendiendo es doctrina secreta, ¿eh? Empléenlo bien. Apréndalo bien. Y si ya han reparado al señor o a la señorita, pues ahora tienen que ponerle en un “SÍ” vigoroso, para que no ande dando tumbos y no haya que operarle de algo. Para que aprenda a decir “NO”, como una necesidad urgente; para procurar que su “SÍ” sea gallardo, dul-ce...

Dos posturas. Dos posiciones.

Si deciden incidir con más insistencia, aparte de actuar con las ma-nos, apliquen calor. En esta segunda opción de un “SÍ”, las punturas pueden ser indicadas, pero requieren de una especial habilidad y rapidez, porque se trata de nueve resonadores –que son bastantes-.

Así que vamos a ser consecuentes. Y como este año tenemos el le-ma de que todos ustedes –¡todos!-, cada uno en su medida y nivel, ten-gan la capacidad de saber atender una demanda de sufrimiento, una de-manda de dolor, una demanda de enfermedad, aparte de todo lo que han estudiado, van a encontrar puntos así, muy mágicos –como el que escu-charon ayer y como el que acaban de escuchar hoy-, para que tengan en sus manos la disposición cierta, ¡sí!, de saber cómo –al menos- ser bálsa-mo. Cómo –al menos- dar la mínima calma con el máximo de recursos.

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DEFiNiR

EL SÍ

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DEFiNiR

EL SÍ

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enemos que darle a la persona una contextualización; un proyecto. Es lo que llamamos “Definir a la persona en el SÍ”.

En la medida en que somos “SÍ”, somos “SÍ”, somos “SÍ”…, somos capaces de poder crear el “NO” suficiente o necesario como para que el “SÍ” sea fuerte.

Como decíamos en la meditación, el “NO” surge como consecuen-cia de una debilidad del “SÍ”; y para que soportemos el “SÍ” adecuada-mente. Para conseguir esa identificación de la persona, vamos a centrar-nos en los resonadores de la vía del Agua, del Riñón. Así que seguimos en los pies.

Comenzamos colocando el dedo meñique de la mano del sanador, en el dedo pequeño del pie del paciente.

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enemos que darle a la persona una contextualización; un proyecto. Es lo que llamamos “Definir a la persona en el SÍ”.

En la medida en que somos “SÍ”, somos “SÍ”, somos “SÍ”…, somos capaces de poder crear el “NO” suficiente o necesario como para que el “SÍ” sea fuerte.

Como decíamos en la meditación, el “NO” surge como consecuen-cia de una debilidad del “SÍ”; y para que soportemos el “SÍ” adecuada-mente. Para conseguir esa identificación de la persona, vamos a centrar-nos en los resonadores de la vía del Agua, del Riñón. Así que seguimos en los pies.

Comenzamos colocando el dedo meñique de la mano del sanador, en el dedo pequeño del pie del paciente.

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Nos vamos hacia el 1 R , YONG QUAN, “Fuente Floreciente de la Tierra”, y seguimos hasta el 2 R , RAN GU, “Valle de la Aprobación”, o LONG YUAN, “Dragón del Agua Profunda”. Este recorrido lo hacemos con el dedo meñique.

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Nos vamos hacia el 1 R , YONG QUAN, “Fuente Floreciente de la Tierra”, y seguimos hasta el 2 R , RAN GU, “Valle de la Aprobación”, o LONG YUAN, “Dragón del Agua Profunda”. Este recorrido lo hacemos con el dedo meñique.

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Después nos vamos, con el dedo anular, hacia el 3 R , TAI XI, “To-rrente Supremo” y hacia el 4 R , DA ZHONG, “Gran Campana”.

Luego, con el dedo medio, hacia el 5 R , SHUI QUAN, “Origen del Agua“.

A continuación, con el dedo índice, al 6 R , ZHAO HAI, “Mar Lumi-noso”, y al 7 R , FU LIU, “Renovar lo Retenido”, “Retornar”, o WAI

MING, “El Destino Exterior”.

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Después nos vamos, con el dedo anular, hacia el 3 R , TAI XI, “To-rrente Supremo” y hacia el 4 R , DA ZHONG, “Gran Campana”.

Luego, con el dedo medio, hacia el 5 R , SHUI QUAN, “Origen del Agua“.

A continuación, con el dedo índice, al 6 R , ZHAO HAI, “Mar Lumi-noso”, y al 7 R , FU LIU, “Renovar lo Retenido”, “Retornar”, o WAI

MING, “El Destino Exterior”.

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Ya, con el dedo pulgar, al 8 R , JIAO XIN, “Confianza Mutua”. Y, de forma culminante, al 9 R , ZHU BIN, “Preparar la Estancia del Invita-do“, “Homenaje a los Esposos”.

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Ya, con el dedo pulgar, al 8 R , JIAO XIN, “Confianza Mutua”. Y, de forma culminante, al 9 R , ZHU BIN, “Preparar la Estancia del Invita-do“, “Homenaje a los Esposos”.

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En ZHU BIN damos una especie de impulso con el pulgar, como lan-zando la energía en la dirección del canal.

Así culminamos la acción sanadora de identificación.

Repetimos este recorrido tres veces, haciendo presión sobre cada uno de los resonadores durante unos segundos.

Otra forma de realizarlo sería utilizando sólo el dedo meñique. ¿Por qué? Porque el canal de Riñón, junto con el canal de Corazón, constituyen el Canal Unitario “Shao Yin”, que culmina en el dedo meñique. Además, el canal del Agua acoplado al Riñón, la Vejiga, forma, junto con el canal de Intestino Delgado, el Canal Unitario “Tae Yang”, que emerge también en el dedo meñique.

En consecuencia, en las correspondencias de cada dedo de la mano con cada reino mutante, el meñique se corresponde con el Reino Mutan-te del Agua, cuyas vías de luz nos ayudan a la identificación.

Por razones similares, el anular se corresponde con el Reino Mutante de la Madera; el medio, con el Reino Mutante del Fuego; el índice, con el Reino Mutante de Metal; y el pulgar, con el Reino Mutante de la Tierra.

Siempre que sea posible, realizaremos el tratamiento en los dos pies a la vez. De esta manera completamos todo el proceso de identificación: ¡el “SÍ” al proceso vital, ideológico y existencial que se tenga previsto para cada ser!

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En ZHU BIN damos una especie de impulso con el pulgar, como lan-zando la energía en la dirección del canal.

Así culminamos la acción sanadora de identificación.

Repetimos este recorrido tres veces, haciendo presión sobre cada uno de los resonadores durante unos segundos.

Otra forma de realizarlo sería utilizando sólo el dedo meñique. ¿Por qué? Porque el canal de Riñón, junto con el canal de Corazón, constituyen el Canal Unitario “Shao Yin”, que culmina en el dedo meñique. Además, el canal del Agua acoplado al Riñón, la Vejiga, forma, junto con el canal de Intestino Delgado, el Canal Unitario “Tae Yang”, que emerge también en el dedo meñique.

En consecuencia, en las correspondencias de cada dedo de la mano con cada reino mutante, el meñique se corresponde con el Reino Mutan-te del Agua, cuyas vías de luz nos ayudan a la identificación.

Por razones similares, el anular se corresponde con el Reino Mutante de la Madera; el medio, con el Reino Mutante del Fuego; el índice, con el Reino Mutante de Metal; y el pulgar, con el Reino Mutante de la Tierra.

Siempre que sea posible, realizaremos el tratamiento en los dos pies a la vez. De esta manera completamos todo el proceso de identificación: ¡el “SÍ” al proceso vital, ideológico y existencial que se tenga previsto para cada ser!

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CAPACiTACiÓN

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CAPACiTACiÓN

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M E D I T A C I Ó N

Sitúense en una posición de quietud, y guarden silencio.

Dispónganse con las manos abiertas, de tal manera que la derecha está encima de la izquierda, y junten los extremos de ambos pulgares.

Respiren despacio, y tomen como referencia La Fusión con el Soplo, La Puerta del Palacio de las Emociones.

Meditamos en torno a LA CAPACiDAD.

¿Capacidad? Una capacidad es una capacidad, o sea, una capa que es capaz de cubrir una superficie X de un bulto A.

También “capa-ci-dad”, es una forma de “dar” –con una cierta habilidad- con la capa, ¿mm?...

También, dícese de “capacidad”, aquel volumen que ocupa una es-tructura o masa.

También, dícese de “capacidad”, aquella organización biológica que tiene recursos para realizar una serie de funciones, ya sean vitales, ya sean artísticas, ya sean entretenedoras...

“Capacidad”: dícese también del vacío que tiene un recipiente, el cual puede ser llenado de diversas fragancias.

La capacidad, en definitiva, es la habilidad y los recursos de que dis-pone un ser vivo para ser viable. ¡Viable! Se puede ser viable de forma torpe, burda, asquerosa, repugnante… Pero eso no es ser viable. Claro, eso no es ser viable, porque es una viabilidad de marcha estrecha, de culo ceñido y rodillas torpes.

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M E D I T A C I Ó N

Sitúense en una posición de quietud, y guarden silencio.

Dispónganse con las manos abiertas, de tal manera que la derecha está encima de la izquierda, y junten los extremos de ambos pulgares.

Respiren despacio, y tomen como referencia La Fusión con el Soplo, La Puerta del Palacio de las Emociones.

Meditamos en torno a LA CAPACiDAD.

¿Capacidad? Una capacidad es una capacidad, o sea, una capa que es capaz de cubrir una superficie X de un bulto A.

También “capa-ci-dad”, es una forma de “dar” –con una cierta habilidad- con la capa, ¿mm?...

También, dícese de “capacidad”, aquel volumen que ocupa una es-tructura o masa.

También, dícese de “capacidad”, aquella organización biológica que tiene recursos para realizar una serie de funciones, ya sean vitales, ya sean artísticas, ya sean entretenedoras...

“Capacidad”: dícese también del vacío que tiene un recipiente, el cual puede ser llenado de diversas fragancias.

La capacidad, en definitiva, es la habilidad y los recursos de que dis-pone un ser vivo para ser viable. ¡Viable! Se puede ser viable de forma torpe, burda, asquerosa, repugnante… Pero eso no es ser viable. Claro, eso no es ser viable, porque es una viabilidad de marcha estrecha, de culo ceñido y rodillas torpes.

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Veamos: “Capacidad” es... Pues no es que tengan todos por igual, no; cada uno está dotado de unas capacidades diferentes. Pero... but..., ciertamente, algunos creen que la capacidad se resume en apretar un “bóton”, de “off” a “on”, o a veces de “on” a “off”. Pero parece ser que, para que un ser sea medianamente viable, necesita saber algo más.

La capacidad es todo un recurso del que dispone la estructura viva para oír, ver y callar, y encima aprender. Oír, ver, callar... –en definitiva, una forma de contemplar-, y encima aprender. ¡Y!... recordar. Porque cla-ro, si lo que aprendes se te olvida...

Entonces... se necesita, sí… “Se necesita…–como dicen los anun-cios- chico con buena presencia, con capacidad, con recursos...”

-¿Con capacidad, ha dicho?

-Eso: con capacidad, con recursos...

Capacidad... para aprender, para almacenar, para responder ante una eventualidad, ¡para generar recursos! –¡cursos!, ¡re-cursos!- y no ser un re-cluso.

Pero, evidentemente, la capacidad no solamente está ligada con... con el robar manzanas, destripar terrones, o comprarse un aguacate o ir-se a Nueva York; no solamente está con eso, sino que la capacidad tam-bién tiene mucho que ver, mucho que ver, mucho que ver –¡pero muchí-simo que ver!-, con la capacidad de ser capaz de alcanzar una posición que permita hacer alusiones interpretativas en torno a la Creación.

En consecuencia, la capacidad no puede renunciar nunca, ¡nunca! –porque ahí reside la capacidad-, a aprender, a idear, a imaginar, a pen-sar… Y, en definitiva, a “artistificar” –“ar-tis-tificar”: dar testimonio de ar-te-. Eso permitirá hacer una llave inglesa. ¿O qué creen? ¿Que las llaves inglesas se hicieron solas? ¿Que las hizo un práctico un día que estaba aburrido? ¿O más bien fue un señor que, en un momento de estado re-torcido de su pensamiento, vio una rosca, y un movimiento, y un giro, y un desplazamiento?, ¿mm?...

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Veamos: “Capacidad” es... Pues no es que tengan todos por igual, no; cada uno está dotado de unas capacidades diferentes. Pero... but..., ciertamente, algunos creen que la capacidad se resume en apretar un “bóton”, de “off” a “on”, o a veces de “on” a “off”. Pero parece ser que, para que un ser sea medianamente viable, necesita saber algo más.

La capacidad es todo un recurso del que dispone la estructura viva para oír, ver y callar, y encima aprender. Oír, ver, callar... –en definitiva, una forma de contemplar-, y encima aprender. ¡Y!... recordar. Porque cla-ro, si lo que aprendes se te olvida...

Entonces... se necesita, sí… “Se necesita…–como dicen los anun-cios- chico con buena presencia, con capacidad, con recursos...”

-¿Con capacidad, ha dicho?

-Eso: con capacidad, con recursos...

Capacidad... para aprender, para almacenar, para responder ante una eventualidad, ¡para generar recursos! –¡cursos!, ¡re-cursos!- y no ser un re-cluso.

Pero, evidentemente, la capacidad no solamente está ligada con... con el robar manzanas, destripar terrones, o comprarse un aguacate o ir-se a Nueva York; no solamente está con eso, sino que la capacidad tam-bién tiene mucho que ver, mucho que ver, mucho que ver –¡pero muchí-simo que ver!-, con la capacidad de ser capaz de alcanzar una posición que permita hacer alusiones interpretativas en torno a la Creación.

En consecuencia, la capacidad no puede renunciar nunca, ¡nunca! –porque ahí reside la capacidad-, a aprender, a idear, a imaginar, a pen-sar… Y, en definitiva, a “artistificar” –“ar-tis-tificar”: dar testimonio de ar-te-. Eso permitirá hacer una llave inglesa. ¿O qué creen? ¿Que las llaves inglesas se hicieron solas? ¿Que las hizo un práctico un día que estaba aburrido? ¿O más bien fue un señor que, en un momento de estado re-torcido de su pensamiento, vio una rosca, y un movimiento, y un giro, y un desplazamiento?, ¿mm?...

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CAPACIDAD. Si no... si no hay capacidad –como bien dice la palabra-, termina capado. “Capado”. ¿Por qué? Porque no ha generado suficiente sustancia cerebral. Después de eso, se pone gordo y le sale la voz aflauta-da.

Todos los seres necesitan desarrollar –si quieren ser viables para sí mismos, para los demás, para la sociedad, para su grupo- la capacidad de generar recursos e idear proyectos, y manifestar, de una forma o de otra, una idea, un piropo, un verso. No se trata de que todos sean Robert Red-ford o Silvana Mangano –como no se acuerda nadie de quién es ella, po-demos citarla-, pero sí... pero sí una suficiente capacidad. Entre otras co-sas, para eso están aquí. Y hemos dicho muchas veces que, entre otras cosas, esta Escuela es una Escuela de Arte.

CAPACIDAD. Evidentemente, la capacidad hay que desarrollarla. Claro. Hay que desarrollarla en base a ejercicios, disciplina, disciplina, ¡o discipli-na! Además de los ejercicios, un poco de disciplina, ¿no? Y… –o si quiere- obediencia interior –que es como disciplina-. Pero sin grandes... Tampoco hay que hacer grandes... grandes hazañas, no.

Lo importante de la capacitación es “la Constancia”: es una chica estupenda. Tiene gafas y dentadura postiza. Tiene un ojo de cristal y una cadera de polivinilo. Pero, aunque tiene un estómago artificial, es capaz de sobrevivir a base de paja.

“¡Madre mía! ¡Eso es un monstruo!”

Sí. Parece ser que la constancia ha sido un monstruo, o es un mons-truo. Pero fíjense. Fíjense en una cosa: cualquier proceso que tenga espe-cial significancia o relevancia –todos lo tienen, desde luego, pero así, que nos llame la atención- es constante.

Fíjense en cómo llueve: es constante. Gracias a la constancia de la lluvia, pues... podemos tener un ciclo vital prolongado, rítmico, capaz.

Y si se fijan un poco más, ya en la obra del hombre, ¿cuántas obras, cuántos descubrimientos, cuántos elementos de los que nos aprovecha-mos –incluida la llave inglesa-, han surgido así, de repente?...

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CAPACIDAD. Si no... si no hay capacidad –como bien dice la palabra-, termina capado. “Capado”. ¿Por qué? Porque no ha generado suficiente sustancia cerebral. Después de eso, se pone gordo y le sale la voz aflauta-da.

Todos los seres necesitan desarrollar –si quieren ser viables para sí mismos, para los demás, para la sociedad, para su grupo- la capacidad de generar recursos e idear proyectos, y manifestar, de una forma o de otra, una idea, un piropo, un verso. No se trata de que todos sean Robert Red-ford o Silvana Mangano –como no se acuerda nadie de quién es ella, po-demos citarla-, pero sí... pero sí una suficiente capacidad. Entre otras co-sas, para eso están aquí. Y hemos dicho muchas veces que, entre otras cosas, esta Escuela es una Escuela de Arte.

CAPACIDAD. Evidentemente, la capacidad hay que desarrollarla. Claro. Hay que desarrollarla en base a ejercicios, disciplina, disciplina, ¡o discipli-na! Además de los ejercicios, un poco de disciplina, ¿no? Y… –o si quiere- obediencia interior –que es como disciplina-. Pero sin grandes... Tampoco hay que hacer grandes... grandes hazañas, no.

Lo importante de la capacitación es “la Constancia”: es una chica estupenda. Tiene gafas y dentadura postiza. Tiene un ojo de cristal y una cadera de polivinilo. Pero, aunque tiene un estómago artificial, es capaz de sobrevivir a base de paja.

“¡Madre mía! ¡Eso es un monstruo!”

Sí. Parece ser que la constancia ha sido un monstruo, o es un mons-truo. Pero fíjense. Fíjense en una cosa: cualquier proceso que tenga espe-cial significancia o relevancia –todos lo tienen, desde luego, pero así, que nos llame la atención- es constante.

Fíjense en cómo llueve: es constante. Gracias a la constancia de la lluvia, pues... podemos tener un ciclo vital prolongado, rítmico, capaz.

Y si se fijan un poco más, ya en la obra del hombre, ¿cuántas obras, cuántos descubrimientos, cuántos elementos de los que nos aprovecha-mos –incluida la llave inglesa-, han surgido así, de repente?...

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¿De repente? ¡No! ¡Repetitivamente! ¡Insistentemente! ¡Disciplina-damente!

¿Qué se creen? ¿Que la penicilina surgió así, de repente, como les han contado? ¿El honguito y… Fleming… con flema? ¡Qué va!

Sí. Parece que, en principio, fue una observación casual. ¡Pero hasta que salió la penicilina... pasaron tiempos!, ¿eh? Fue tachado de brujo y de farsante. Tuvieron que venir otros para reafirmar lo que decía. Pero hubo que seguir muchas experiencias y muchos ejercicios de malabarismo ca-pacitador.

¿Qué creen? ¿Que Velázquez se sentó, cogió el pincel, y –triquitri, tiquitriquitri, tacatacatra- se trajinó a las Meninas, o qué? ¡No! ¡Es que ése pintaba hasta dormido, con los pies, y con un pincel en el ombligo! ¡Claro! Y a fuerza de disciplina y practicar –¿verdad?-, pues llegó a “so-nar”. Y, en este caso, a pintar casi como los ángeles.

¿Y Einstein? Estaba todo el día observando –era el mirón de turno- y todo el día imaginando; y practicando, y ejercitando, y dándole vueltas a la maraca.

¿No pasó Jesucristo cuarenta días y cuarenta noches en el desierto, para que la idea fructificara un poco?

¿Y del Buda, qué me dicen? ¡Que era más bruto!... No sé cuántos años allí sentado… ¿Qué es eso? ¿No es disciplina?

¿Qué pasa con Leonardo da Vinci? ¿Así salían todos los inventos y todas las cosas?

¿O qué pasa? ¿Que Julio Verne se sentó un ratito, un momentito, y escribió dos cosas, y ya el resto lo mandó al editor para que...? ¡No!

Bueno, podemos seguir así indefinidamente.

Entonces, a poco que quieran capacitarse en algo –“a poco que quieran capacitarse en algo”-, necesitan una disciplina, una constancia, y –lo siento- una obediencia también, hasta que ustedes creen su propio sistema.

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¿De repente? ¡No! ¡Repetitivamente! ¡Insistentemente! ¡Disciplina-damente!

¿Qué se creen? ¿Que la penicilina surgió así, de repente, como les han contado? ¿El honguito y… Fleming… con flema? ¡Qué va!

Sí. Parece que, en principio, fue una observación casual. ¡Pero hasta que salió la penicilina... pasaron tiempos!, ¿eh? Fue tachado de brujo y de farsante. Tuvieron que venir otros para reafirmar lo que decía. Pero hubo que seguir muchas experiencias y muchos ejercicios de malabarismo ca-pacitador.

¿Qué creen? ¿Que Velázquez se sentó, cogió el pincel, y –triquitri, tiquitriquitri, tacatacatra- se trajinó a las Meninas, o qué? ¡No! ¡Es que ése pintaba hasta dormido, con los pies, y con un pincel en el ombligo! ¡Claro! Y a fuerza de disciplina y practicar –¿verdad?-, pues llegó a “so-nar”. Y, en este caso, a pintar casi como los ángeles.

¿Y Einstein? Estaba todo el día observando –era el mirón de turno- y todo el día imaginando; y practicando, y ejercitando, y dándole vueltas a la maraca.

¿No pasó Jesucristo cuarenta días y cuarenta noches en el desierto, para que la idea fructificara un poco?

¿Y del Buda, qué me dicen? ¡Que era más bruto!... No sé cuántos años allí sentado… ¿Qué es eso? ¿No es disciplina?

¿Qué pasa con Leonardo da Vinci? ¿Así salían todos los inventos y todas las cosas?

¿O qué pasa? ¿Que Julio Verne se sentó un ratito, un momentito, y escribió dos cosas, y ya el resto lo mandó al editor para que...? ¡No!

Bueno, podemos seguir así indefinidamente.

Entonces, a poco que quieran capacitarse en algo –“a poco que quieran capacitarse en algo”-, necesitan una disciplina, una constancia, y –lo siento- una obediencia también, hasta que ustedes creen su propio sistema.

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Yo sé que la obediencia es lo peor que hay. Es una plaga asquerosa; repugnante. Pero... hasta que se invente algo mejor –¿verdad?-, hay que obedecer al que sabe algo más –”algo”; “algo más”, nada más-.

Pero sólo por la razón de sobrevivir y capacitarse. No tiene que ver nada con maestros, con gurús, con guías, con profesores… No, no, no. Simplemente por razones económicas: “¿Éste sabe más? ¡Pues tendré que obedecerle! Y así sabré yo, igual o más que él”.

Es pura razón digestiva. No se planteen más cosas. ¿Para qué, si luego lo estropean? Pero, al menos –“al menos”-, que lo instintivamente biológico funcione.

¡Si hasta las bacterias, hasta los virus, aprenden de sus predecesores si obedecen mínimamente!... ¡y ensayan!, ¡y repiten!, ¡y tienen disciplina inevitable para capacitarse, para cazar, para esperar, para ver, para obser-var!..., ¡hombre!, ¡qué menos que...!

¡Fíjense en la disciplina que tiene el carbón para poderse convertir –algún que otro carboncillo-, en diamante! ¡La constancia! ¡Los años!

Bueno, eso es una comparación exagerada, pero...

Cuando la estructura se arregla, y, después de arreglarse, se de-fine en un proyecto y se asienta en una idea, después de ello, lógi-camente tiene que desarrollar unas capacidades para poder ser viable, viable, viable, viable. Viable en... en el entorno, en la vida que le toca vivir; sin complejos, sin comparaciones.

Es como aquél que empieza a cantar y... “No. Yo no sé cantar. Yo no puedo cantar... porque yo no canto como Sinatra”.

¡Será asquerosamente repugnante y soberbio? ¡Hombre!, ¿qué se creen? ¿Que a Sinatra también le regalaron la voz, o qué? Sinatra cantaba fatal al principio, pero poco a poco se lo trabajó, a base de mucho pecto-ral, a base de mucha mafia, a base de mucho cuello, ¿eh? Y claro, mucho profe, mucho repite, mucho triquitrí...

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Yo sé que la obediencia es lo peor que hay. Es una plaga asquerosa; repugnante. Pero... hasta que se invente algo mejor –¿verdad?-, hay que obedecer al que sabe algo más –”algo”; “algo más”, nada más-.

Pero sólo por la razón de sobrevivir y capacitarse. No tiene que ver nada con maestros, con gurús, con guías, con profesores… No, no, no. Simplemente por razones económicas: “¿Éste sabe más? ¡Pues tendré que obedecerle! Y así sabré yo, igual o más que él”.

Es pura razón digestiva. No se planteen más cosas. ¿Para qué, si luego lo estropean? Pero, al menos –“al menos”-, que lo instintivamente biológico funcione.

¡Si hasta las bacterias, hasta los virus, aprenden de sus predecesores si obedecen mínimamente!... ¡y ensayan!, ¡y repiten!, ¡y tienen disciplina inevitable para capacitarse, para cazar, para esperar, para ver, para obser-var!..., ¡hombre!, ¡qué menos que...!

¡Fíjense en la disciplina que tiene el carbón para poderse convertir –algún que otro carboncillo-, en diamante! ¡La constancia! ¡Los años!

Bueno, eso es una comparación exagerada, pero...

Cuando la estructura se arregla, y, después de arreglarse, se de-fine en un proyecto y se asienta en una idea, después de ello, lógi-camente tiene que desarrollar unas capacidades para poder ser viable, viable, viable, viable. Viable en... en el entorno, en la vida que le toca vivir; sin complejos, sin comparaciones.

Es como aquél que empieza a cantar y... “No. Yo no sé cantar. Yo no puedo cantar... porque yo no canto como Sinatra”.

¡Será asquerosamente repugnante y soberbio? ¡Hombre!, ¿qué se creen? ¿Que a Sinatra también le regalaron la voz, o qué? Sinatra cantaba fatal al principio, pero poco a poco se lo trabajó, a base de mucho pecto-ral, a base de mucha mafia, a base de mucho cuello, ¿eh? Y claro, mucho profe, mucho repite, mucho triquitrí...

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Esa capacitación, que necesita disciplina, que necesita obediencia, y que necesita constancia, no es –en contra de lo que se podría pensar- pesado, duro, difícil. ¡No, no, no, no, no! Eso no está exento de una dosis constante y permanente de creatividad. Pero lo que no puede ser –como en el ejemplo anterior que decíamos del canto, y quien dice el canto dice cualquier otra cosa-, es que a la primera: “¡Ah, no! ¡No puedo! ¡No pue-do!” “¡Ah, no, no! ¡Yo no sé, yo no sé, yo no sé!...”

¡No, no, no! ¡Al revés! Hay que capacitarse cada vez más. La capa-cidad de un ser es ilimitada. Están escuchando bien: “ilimitada”. Lo que ocurre es que tiene que ajustarse a un ritmo… a una frecuencia… a unos aspectos... Pero es ilimitada.

Creo que todos –“todos”- han tenido la experiencia, alguna vez, de estar verdaderamente dedicados a una cosa, y ver cómo ese día han hecho miles de cosas. Y otro día, por el contrario, haber estado “apollar-dáo” –que se dice en Granada, una provincia española; es una expresión, ¿verdad?-, y entonces “no dar ni pie con bola”, ni la bola tocar el pie. Y dice: “Bueno, ¿y qué he hecho durante el día?” Dice: “Nada”.

“Nada”. ¡Es que ni siquiera has aumentado la Nada! Es decir, has vagado en la universalidad de la estupidez. ¡Je! ¿No te da vergüenza? ¿A cuánta gente habrás decapitado con esa actitud? ¡Montones! No te ente-rarás. Pero no te preocupes, que ya te lo harán saber –también es verdad-.

¡Bueno! ¡Bueno! ¿Y cómo...? ¿Cómo, en nuestro tercer día de “sé-palo todo en una semana”...?

Claro, esto es “sépalo todo en una semana; repárelo, defínalo, y ahora capacítelo”. ¡Jah! ¿Cómo?

-¿Cómo? ¿Cómo?

-Bueno... tampoco hay que ponerse así... tan dramático. Hay que arañar un poco.

-¿Arañar?

-Sí, pero con “j’arte”.

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Esa capacitación, que necesita disciplina, que necesita obediencia, y que necesita constancia, no es –en contra de lo que se podría pensar- pesado, duro, difícil. ¡No, no, no, no, no! Eso no está exento de una dosis constante y permanente de creatividad. Pero lo que no puede ser –como en el ejemplo anterior que decíamos del canto, y quien dice el canto dice cualquier otra cosa-, es que a la primera: “¡Ah, no! ¡No puedo! ¡No pue-do!” “¡Ah, no, no! ¡Yo no sé, yo no sé, yo no sé!...”

¡No, no, no! ¡Al revés! Hay que capacitarse cada vez más. La capa-cidad de un ser es ilimitada. Están escuchando bien: “ilimitada”. Lo que ocurre es que tiene que ajustarse a un ritmo… a una frecuencia… a unos aspectos... Pero es ilimitada.

Creo que todos –“todos”- han tenido la experiencia, alguna vez, de estar verdaderamente dedicados a una cosa, y ver cómo ese día han hecho miles de cosas. Y otro día, por el contrario, haber estado “apollar-dáo” –que se dice en Granada, una provincia española; es una expresión, ¿verdad?-, y entonces “no dar ni pie con bola”, ni la bola tocar el pie. Y dice: “Bueno, ¿y qué he hecho durante el día?” Dice: “Nada”.

“Nada”. ¡Es que ni siquiera has aumentado la Nada! Es decir, has vagado en la universalidad de la estupidez. ¡Je! ¿No te da vergüenza? ¿A cuánta gente habrás decapitado con esa actitud? ¡Montones! No te ente-rarás. Pero no te preocupes, que ya te lo harán saber –también es verdad-.

¡Bueno! ¡Bueno! ¿Y cómo...? ¿Cómo, en nuestro tercer día de “sé-palo todo en una semana”...?

Claro, esto es “sépalo todo en una semana; repárelo, defínalo, y ahora capacítelo”. ¡Jah! ¿Cómo?

-¿Cómo? ¿Cómo?

-Bueno... tampoco hay que ponerse así... tan dramático. Hay que arañar un poco.

-¿Arañar?

-Sí, pero con “j’arte”.

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Puesto que estamos en el pie, vamos a seguir ahí. Siempre hay que estar “al pie del Señor”. Siempre. La mano es ya para los acontecimientos honorables. ¡Uhhh, hasta que se llega a la mano!

En el pie, es posible seguir “la ruta del agua” y mover el agua de la Vejiga, de la Vesícula Biliar y del Estómago. Entonces, para realizar esta acción, es necesario mover la energía hacia las puntas de los dedos. In-mediatamente después, se contacta con la energía Yin del Riñón, Bazo e Hígado, y se mueve el agua en sentido ascendente.

Es un movimiento muy interesante y muy bello.

Pero recuerden, si necesitan favorecer la capacidad de la estructura humana, es necesario mover la energía hacia lo más profundo de la tierra, y recoger esta energía –después de su transformación en la tierra- y mo-verla en el sentido ascendente.

De esta manera, en el pie, es posible activar el movimiento de toda la energía.

Bien. Creo que más o menos ha quedado claro, ¿verdad?

Todo consiste en bajar y subir, ¿verdad? Bajar y subir por el pie. Lo único que hay que saber es bajar por el canal de Vejiga, por el de Vesícula Biliar y por el de Estómago, y saber subir por el canal de Hígado, el de Ba-zo y el de Riñón –Eso lo explicaremos en la clase práctica-.

De esta manera, habremos estado actuando “capacitadoramente”, en los Canales Unitarios; porque todos se van a unir arriba, con lo de arri-ba, pero de momento, con la humildad de hacerlo en el pie.

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Puesto que estamos en el pie, vamos a seguir ahí. Siempre hay que estar “al pie del Señor”. Siempre. La mano es ya para los acontecimientos honorables. ¡Uhhh, hasta que se llega a la mano!

En el pie, es posible seguir “la ruta del agua” y mover el agua de la Vejiga, de la Vesícula Biliar y del Estómago. Entonces, para realizar esta acción, es necesario mover la energía hacia las puntas de los dedos. In-mediatamente después, se contacta con la energía Yin del Riñón, Bazo e Hígado, y se mueve el agua en sentido ascendente.

Es un movimiento muy interesante y muy bello.

Pero recuerden, si necesitan favorecer la capacidad de la estructura humana, es necesario mover la energía hacia lo más profundo de la tierra, y recoger esta energía –después de su transformación en la tierra- y mo-verla en el sentido ascendente.

De esta manera, en el pie, es posible activar el movimiento de toda la energía.

Bien. Creo que más o menos ha quedado claro, ¿verdad?

Todo consiste en bajar y subir, ¿verdad? Bajar y subir por el pie. Lo único que hay que saber es bajar por el canal de Vejiga, por el de Vesícula Biliar y por el de Estómago, y saber subir por el canal de Hígado, el de Ba-zo y el de Riñón –Eso lo explicaremos en la clase práctica-.

De esta manera, habremos estado actuando “capacitadoramente”, en los Canales Unitarios; porque todos se van a unir arriba, con lo de arri-ba, pero de momento, con la humildad de hacerlo en el pie.

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os pasos que hemos venido dando permiten que el paciente “se afirme” en su proyecto vital. Ahora tiene que desarrollar al máximo sus capacidades. De entrada, estos tres elementos que tenemos –reparación, identificación y capacitación- ya nos pueden servir para cualquier afección. Porque cualquier afección ne-cesita que el cuerpo se capacite… –para fabricar más glóbulos blancos, por ejemplo, si se trata de una infección-.

Existe la capacitación física, la capacitación mental... la capacitación del tipo que sea. Cualquier organismo necesita, en su psiquismo, saber cuál es su “SÍ”; a qué tiene que decir “SÍ”. Y cualquier organismo tiene siempre algo estropeado.

ESTAMOS PLANEANDO UN PROGRAMA PREVENTIVO

QUE, A LA VEZ, ES CURATIVO.

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os pasos que hemos venido dando permiten que el paciente “se afirme” en su proyecto vital. Ahora tiene que desarrollar al máximo sus capacidades. De entrada, estos tres elementos que tenemos –reparación, identificación y capacitación- ya nos pueden servir para cualquier afección. Porque cualquier afección ne-cesita que el cuerpo se capacite… –para fabricar más glóbulos blancos, por ejemplo, si se trata de una infección-.

Existe la capacitación física, la capacitación mental... la capacitación del tipo que sea. Cualquier organismo necesita, en su psiquismo, saber cuál es su “SÍ”; a qué tiene que decir “SÍ”. Y cualquier organismo tiene siempre algo estropeado.

ESTAMOS PLANEANDO UN PROGRAMA PREVENTIVO

QUE, A LA VEZ, ES CURATIVO.

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Vamos ahora con nuestra tercera acción sanadora: Capacitar al ser para que genere recursos suficientes para realizar su proyecto vital.

Para ello, vamos a facilitar el descenso del Yang y, después, el as-censo del Yin.

La capacitación, la vamos a realizar en los pies, de una sola vez; to-da seguida; sin interrupciones.

E L P I E : E L A N C L A J E D E L S E R

¿Por qué en los pies, si se puede hacer también en las manos?

Porque los pies son el equivalente del hombre encarnado. En ese sentido, a ellos llegan todos los canales Yang de la pierna que emergen en la cabeza –Vesícula Biliar, Vejiga y Estómago-, y salen todos los canales Yin de la pierna –Hígado, Bazo y Riñón-, que ascienden... y se van a unir con los canales Yin del brazo.

En el pie podemos captar los Canales Unitarios: los Yang, que des-cienden del Cielo para concretarse en la Tierra, y los Yin, que ascienden desde la Tierra para ir hacia el Cielo.

Evidentemente, se puede hacer lo mismo en las manos: podemos tomar los tres canales Yang o los tres canales Yin.

En principio, lo más adecuado es hacerlo en el pie. ¿Por qué? Por-que –como decíamos en la meditación- toda la energía de la cabeza la re-cogemos en el pie, porque desde ella descienden Vesícula Biliar, Estóma-go y Vejiga. Desde lo más alto, la energía llega a lo más bajo. Es como la encarnación de la materia, aquí. Y obtiene de la Tierra –véase “Tierra”, planeta y condiciones meteorológicas y telúricas- la energía para susten-tarse y mantenerse aquí, e irse “allá”.

En ese sentido, el lugar de anclaje del ser es el pie, más que cual-quier otra cosa. Si fuéramos cuadrúpedos –como es el niño al principio-, el anclaje serían las manos y los pies.

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Vamos ahora con nuestra tercera acción sanadora: Capacitar al ser para que genere recursos suficientes para realizar su proyecto vital.

Para ello, vamos a facilitar el descenso del Yang y, después, el as-censo del Yin.

La capacitación, la vamos a realizar en los pies, de una sola vez; to-da seguida; sin interrupciones.

E L P I E : E L A N C L A J E D E L S E R

¿Por qué en los pies, si se puede hacer también en las manos?

Porque los pies son el equivalente del hombre encarnado. En ese sentido, a ellos llegan todos los canales Yang de la pierna que emergen en la cabeza –Vesícula Biliar, Vejiga y Estómago-, y salen todos los canales Yin de la pierna –Hígado, Bazo y Riñón-, que ascienden... y se van a unir con los canales Yin del brazo.

En el pie podemos captar los Canales Unitarios: los Yang, que des-cienden del Cielo para concretarse en la Tierra, y los Yin, que ascienden desde la Tierra para ir hacia el Cielo.

Evidentemente, se puede hacer lo mismo en las manos: podemos tomar los tres canales Yang o los tres canales Yin.

En principio, lo más adecuado es hacerlo en el pie. ¿Por qué? Por-que –como decíamos en la meditación- toda la energía de la cabeza la re-cogemos en el pie, porque desde ella descienden Vesícula Biliar, Estóma-go y Vejiga. Desde lo más alto, la energía llega a lo más bajo. Es como la encarnación de la materia, aquí. Y obtiene de la Tierra –véase “Tierra”, planeta y condiciones meteorológicas y telúricas- la energía para susten-tarse y mantenerse aquí, e irse “allá”.

En ese sentido, el lugar de anclaje del ser es el pie, más que cual-quier otra cosa. Si fuéramos cuadrúpedos –como es el niño al principio-, el anclaje serían las manos y los pies.

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Pero, realmente, si quieres actuar sobre todos los canales Unitarios, aquí, para un sujeto de aquí –es decir, que vive aquí, en este planeta-, es mejor trabajar en los pies. Y después, si acaso, pasar a las manos, para que su existencia aquí adquiera todo su sentido.

Es decir, desciende una energía del Cielo, que es la que permite que el ser se encarne… –¡PLAF!-... y se quede ahí, encarnado en la Tierra. Y después, la Tierra conserva y mantiene lo que se ha encarnado. Pero a su vez, eso que lo conserva y mantiene encarnado, también le posibilita que siga sus sucesivas vidas en otros planos.

Por lo tanto, el lugar donde mejor podemos recoger toda la energía del ser –en principio, y desde este punto de vista- es en los pies, para ac-tuar globalmente en todos los sitios.

Eso, sin duda, es un descubrimiento. Porque no es que le dé priori-dad a los pies con respecto a las manos, sino que le da más una caracte-rística de centro: ZHONG. Es el lugar donde estamos aposentados. Nuestro sitio habitual no es ni el mar ni el viento; es la Tierra. Estamos conforma-dos para vivir en la Tierra. Evidentemente, aspiramos a vivir en otros luga-res, pero para eso hay que capacitarse bien en la Tierra.

“Capacitarse bien en la Tierra”. Y en la medida en que te capacitas, un día te ves volando sin ton ni son, y dices: “¡Anda! ¡A ver si me voy a caer!”. Justo en ese momento se te olvida, y te caes.

E L i N S T R U M E N T O D E L M A S A J E

A la hora de desarrollar “el arte de sanar a través de las manos”, hay que contar con que el sanador tiene dos manos. Parece una bobada pero, normalmente, el señor es diestro o es zurdo; tiende a usar preferen-temente una mano –y la otra parece que está tonta-. ¡Y no! Es un trabajo que –salvo que se tenga sólo una mano, por razones traumáticas- requie-re el actuar con las dos manos. Punto importante.

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Pero, realmente, si quieres actuar sobre todos los canales Unitarios, aquí, para un sujeto de aquí –es decir, que vive aquí, en este planeta-, es mejor trabajar en los pies. Y después, si acaso, pasar a las manos, para que su existencia aquí adquiera todo su sentido.

Es decir, desciende una energía del Cielo, que es la que permite que el ser se encarne… –¡PLAF!-... y se quede ahí, encarnado en la Tierra. Y después, la Tierra conserva y mantiene lo que se ha encarnado. Pero a su vez, eso que lo conserva y mantiene encarnado, también le posibilita que siga sus sucesivas vidas en otros planos.

Por lo tanto, el lugar donde mejor podemos recoger toda la energía del ser –en principio, y desde este punto de vista- es en los pies, para ac-tuar globalmente en todos los sitios.

Eso, sin duda, es un descubrimiento. Porque no es que le dé priori-dad a los pies con respecto a las manos, sino que le da más una caracte-rística de centro: ZHONG. Es el lugar donde estamos aposentados. Nuestro sitio habitual no es ni el mar ni el viento; es la Tierra. Estamos conforma-dos para vivir en la Tierra. Evidentemente, aspiramos a vivir en otros luga-res, pero para eso hay que capacitarse bien en la Tierra.

“Capacitarse bien en la Tierra”. Y en la medida en que te capacitas, un día te ves volando sin ton ni son, y dices: “¡Anda! ¡A ver si me voy a caer!”. Justo en ese momento se te olvida, y te caes.

E L i N S T R U M E N T O D E L M A S A J E

A la hora de desarrollar “el arte de sanar a través de las manos”, hay que contar con que el sanador tiene dos manos. Parece una bobada pero, normalmente, el señor es diestro o es zurdo; tiende a usar preferen-temente una mano –y la otra parece que está tonta-. ¡Y no! Es un trabajo que –salvo que se tenga sólo una mano, por razones traumáticas- requie-re el actuar con las dos manos. Punto importante.

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Otro punto importante es que, con las manos, podemos adoptar numerosas posturas. Es decir, hay numerosas estructuras en la mano –como los nudillos, como el filo de la mano, como los diferentes dedos-, que evidentemente proporcionan diferentes habilidades. Y necesitamos capacitar la mano entera para que cada parte haga lo que tenga que hacer.

También observamos que, considerando todos los dedos, ¡qué cu-rioso que todos sean tan diferentes! Porque realmente son muy diferentes. Fíjense en el pulgar: parece una “morcilla implantada”. La masa del pulgar, en relación con la de cualquiera de los otros dedos, tiene una gran dife-rencia. Se ve que el pulgar, evidentemente, tiene la capacidad de contac-tar con todos, cosa que a los demás les cuesta. Los demás son más torpes. Están como al servicio del pulgar. De hecho, “la pinza anatómica” –que así la llaman- es el movimiento más esencial, porque es el que nos permi-te coger, nos permite aprehender, atrapar, tomar... Es uno de los movi-mientos más importantes, por su precisión, de todos los que realiza el ser humano –que tiene como fundamento sobre todo al pulgar, por la posi-ción que ocupa y por la fuerza que tiene-.

La maniobra de tomar, de pellizcar, es extremadamente importante; no por el pellizco en sí sino por la habilidad de la mano. No hay que olvi-darlo nunca. Nos va a permitir una maniobra que representa el movimien-to de “punturar sin agujas”. En la vacuidad, en la Nada, se puede hacer eso: punturar sin agujas. Estimulamos el punto de la misma forma, pero claro, ahí, el toque sobre la piel es muy leve, muy suave.

Ahora vamos a abordar un movimiento de energía más así... más ostentoso. O –¿cómo se diría?-… “bastantón”.

“Bastantón”, porque el objetivo es trabajar en el pie –otra vez en es-te microsistema- toda la energía del organismo. Claro, si tomamos los tres Yang que descienden y los tres Yin que ascienden, inmediatamente se co-nectan. Y todo lo hacemos en el pie. Con lo cual, hemos trabajado en to-da la energía. Y eso es muy importante.

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Otro punto importante es que, con las manos, podemos adoptar numerosas posturas. Es decir, hay numerosas estructuras en la mano –como los nudillos, como el filo de la mano, como los diferentes dedos-, que evidentemente proporcionan diferentes habilidades. Y necesitamos capacitar la mano entera para que cada parte haga lo que tenga que hacer.

También observamos que, considerando todos los dedos, ¡qué cu-rioso que todos sean tan diferentes! Porque realmente son muy diferentes. Fíjense en el pulgar: parece una “morcilla implantada”. La masa del pulgar, en relación con la de cualquiera de los otros dedos, tiene una gran dife-rencia. Se ve que el pulgar, evidentemente, tiene la capacidad de contac-tar con todos, cosa que a los demás les cuesta. Los demás son más torpes. Están como al servicio del pulgar. De hecho, “la pinza anatómica” –que así la llaman- es el movimiento más esencial, porque es el que nos permi-te coger, nos permite aprehender, atrapar, tomar... Es uno de los movi-mientos más importantes, por su precisión, de todos los que realiza el ser humano –que tiene como fundamento sobre todo al pulgar, por la posi-ción que ocupa y por la fuerza que tiene-.

La maniobra de tomar, de pellizcar, es extremadamente importante; no por el pellizco en sí sino por la habilidad de la mano. No hay que olvi-darlo nunca. Nos va a permitir una maniobra que representa el movimien-to de “punturar sin agujas”. En la vacuidad, en la Nada, se puede hacer eso: punturar sin agujas. Estimulamos el punto de la misma forma, pero claro, ahí, el toque sobre la piel es muy leve, muy suave.

Ahora vamos a abordar un movimiento de energía más así... más ostentoso. O –¿cómo se diría?-… “bastantón”.

“Bastantón”, porque el objetivo es trabajar en el pie –otra vez en es-te microsistema- toda la energía del organismo. Claro, si tomamos los tres Yang que descienden y los tres Yin que ascienden, inmediatamente se co-nectan. Y todo lo hacemos en el pie. Con lo cual, hemos trabajado en to-da la energía. Y eso es muy importante.

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Para ello, la mano Yin del terapeuta –la derecha- va a ir, en el primer movimiento, a los canales Yang del pie izquierdo del paciente. Luego, en un segundo movimiento, va a ir a los canales Yin del pie derecho. La ma-no Yang del terapeuta –la izquierda- va primero a los canales Yang del pie derecho, y, en un segundo movimiento, a los Yin del pie izquierdo. Po-dríamos cambiarnos de lado, y así haríamos coincidir cada mano –Yin o Yang- con sus correspondientes canales del pie. Pero vamos a quedarnos situados a los pies del paciente. Es decir, que en un sitio vamos a hacerlo coincidir, y en el otro, no.

¿Y por qué vamos a hacerlo “descoincidir”?

L A U N I D A D Z H O N G

No me voy a mover porque, como terapeuta, soy el centro; el paciente es el centro; y estamos practicando la terapia del Centro.

Si no se mueve ninguno de los dos, ambos se hacen una unidad ZHONG. Ahora somos una unidad; somos una sola persona. Y se crea un desequilibrio. ¡Claro! ¡Es que la vida es un desequilibrio! Si no hay des-equilibrio, no hay vida. Tiene que haber un desequilibrio para que la ba-lanza se mueva. Es lo que crea el movimiento. ¿Qué tipo de desequilibrio favorezco en mi unión? Pues que el Yin y el Yang se activen.

La vida es un desequilibrio organizado. Si no hay desequilibrio... Si yo no te necesito, tú no acudes a mí. Mi desequilibrio me hace necesitarte, y tu desequilibrio te hace acudir. O sea, los dos estamos desequilibrados y, justo cuando nos encontramos, nos equilibramos. Hasta que ya es sufi-ciente. “Vale. Pues tú vas para allá y yo voy para acá”. Y otra vez vuelve a surgir otro desequilibrio.

Entiéndase por “desequilibrio”, necesidades y servicios. Necesito, y tú me sirves. Luego, tú necesitas y yo te sirvo. Y así estamos en la huma-nidad, en la vida: Hay un equilibrio en base a un desequilibrio.

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Para ello, la mano Yin del terapeuta –la derecha- va a ir, en el primer movimiento, a los canales Yang del pie izquierdo del paciente. Luego, en un segundo movimiento, va a ir a los canales Yin del pie derecho. La ma-no Yang del terapeuta –la izquierda- va primero a los canales Yang del pie derecho, y, en un segundo movimiento, a los Yin del pie izquierdo. Po-dríamos cambiarnos de lado, y así haríamos coincidir cada mano –Yin o Yang- con sus correspondientes canales del pie. Pero vamos a quedarnos situados a los pies del paciente. Es decir, que en un sitio vamos a hacerlo coincidir, y en el otro, no.

¿Y por qué vamos a hacerlo “descoincidir”?

L A U N I D A D Z H O N G

No me voy a mover porque, como terapeuta, soy el centro; el paciente es el centro; y estamos practicando la terapia del Centro.

Si no se mueve ninguno de los dos, ambos se hacen una unidad ZHONG. Ahora somos una unidad; somos una sola persona. Y se crea un desequilibrio. ¡Claro! ¡Es que la vida es un desequilibrio! Si no hay des-equilibrio, no hay vida. Tiene que haber un desequilibrio para que la ba-lanza se mueva. Es lo que crea el movimiento. ¿Qué tipo de desequilibrio favorezco en mi unión? Pues que el Yin y el Yang se activen.

La vida es un desequilibrio organizado. Si no hay desequilibrio... Si yo no te necesito, tú no acudes a mí. Mi desequilibrio me hace necesitarte, y tu desequilibrio te hace acudir. O sea, los dos estamos desequilibrados y, justo cuando nos encontramos, nos equilibramos. Hasta que ya es sufi-ciente. “Vale. Pues tú vas para allá y yo voy para acá”. Y otra vez vuelve a surgir otro desequilibrio.

Entiéndase por “desequilibrio”, necesidades y servicios. Necesito, y tú me sirves. Luego, tú necesitas y yo te sirvo. Y así estamos en la huma-nidad, en la vida: Hay un equilibrio en base a un desequilibrio.

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¿Cómo realizaremos el masaje?

Primero, ayudamos o inducimos al descenso de la energía Yang por los canales de Vejiga, Vesícula Biliar y Estómago. Para ello, comenzando por encima del maléolo externo, vamos recorriendo los tres trayectos si-multáneamente en las dos piernas, haciendo presión y, al llegar a la punta de los dedos, un ligero pellizco o arañazo.

El dedo que va a seguir la vía de luz de la Vejiga, siguiendo el tra-yecto hasta el dedo pequeño del pie, podría ser el meñique.

¿Por qué? Porque la Vejiga forma, con el Intestino Delgado, el Canal Unitario “Tae Yang”, y el canal de Intestino Delgado emerge en el dedo meñique de la mano.

El anular, para hacer el sentido unitario “Shao Yang”, de Vesícula Biliar-San Jiao.

Y el índice hará la conexión unitaria “Yang Ming”, Estómago-Intestino Grueso.

El dedo medio y el pulgar quedan libres; no actúan. Los unimos por sus extremos para formar una oquedad.

V - ID

E - IG

VB - SJ

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¿Cómo realizaremos el masaje?

Primero, ayudamos o inducimos al descenso de la energía Yang por los canales de Vejiga, Vesícula Biliar y Estómago. Para ello, comenzando por encima del maléolo externo, vamos recorriendo los tres trayectos si-multáneamente en las dos piernas, haciendo presión y, al llegar a la punta de los dedos, un ligero pellizco o arañazo.

El dedo que va a seguir la vía de luz de la Vejiga, siguiendo el tra-yecto hasta el dedo pequeño del pie, podría ser el meñique.

¿Por qué? Porque la Vejiga forma, con el Intestino Delgado, el Canal Unitario “Tae Yang”, y el canal de Intestino Delgado emerge en el dedo meñique de la mano.

El anular, para hacer el sentido unitario “Shao Yang”, de Vesícula Biliar-San Jiao.

Y el índice hará la conexión unitaria “Yang Ming”, Estómago-Intestino Grueso.

El dedo medio y el pulgar quedan libres; no actúan. Los unimos por sus extremos para formar una oquedad.

V - ID

E - IG

VB - SJ

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Esto, en cuanto a los tres Yang. El movimiento no tiene que ser muy rápido, pues, como se hacen cada vez más Yin, abajo se van lentificando.

Al llegar a la punta de los dedos, recuerden que hacemos un movi-miento como de arañazo, saliéndonos del pie.

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Esto, en cuanto a los tres Yang. El movimiento no tiene que ser muy rápido, pues, como se hacen cada vez más Yin, abajo se van lentificando.

Al llegar a la punta de los dedos, recuerden que hacemos un movi-miento como de arañazo, saliéndonos del pie.

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Realizaremos esta acción en las dos piernas a la vez, repitiéndolo el número de veces que el sanador considere, al igual que lo hacíamos en el caso de la reparación y de la identificación. Sugerimos, como referencia, realizarlo tres veces.

Ya hemos ayudado al movimiento de esas energías que descienden del Cielo para concretarse en la Tierra.

Y ahora vamos con el Yin.

En el Yin nos vamos a plantear lo mismo. Es decir, que disponemos del dedo pulgar para actuar en Bazo-Pulmón; del dedo medio, para ac-tuar en Hígado-Maestro de Corazón; y del dedo meñique, para actuar en Corazón-Riñón.

Por tanto, la posición de la mano será: dedo pulgar, medio y me-ñique extendidos, y anular e índice flexionados. El meñique encaja per-fectamente en el territorio del riñón, el medio sigue el territorio de Hígado, y el pulgar sirve de guía recorriendo el territorio de Bazo.

Los que no actúan son el anular y el índice.

¿Que puede ser que resulte difícil poner las manos así? Al principio cuesta un poco de esfuerzo. Pero, mientras nos vamos acostumbrando, lo vamos haciendo poco a poco: “¡Ah! Éste es el dedo pulgar: Bazo. Éste es el dedo medio: Hígado. Éste es el dedo meñique: Riñón“.

H R

B

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Realizaremos esta acción en las dos piernas a la vez, repitiéndolo el número de veces que el sanador considere, al igual que lo hacíamos en el caso de la reparación y de la identificación. Sugerimos, como referencia, realizarlo tres veces.

Ya hemos ayudado al movimiento de esas energías que descienden del Cielo para concretarse en la Tierra.

Y ahora vamos con el Yin.

En el Yin nos vamos a plantear lo mismo. Es decir, que disponemos del dedo pulgar para actuar en Bazo-Pulmón; del dedo medio, para ac-tuar en Hígado-Maestro de Corazón; y del dedo meñique, para actuar en Corazón-Riñón.

Por tanto, la posición de la mano será: dedo pulgar, medio y me-ñique extendidos, y anular e índice flexionados. El meñique encaja per-fectamente en el territorio del riñón, el medio sigue el territorio de Hígado, y el pulgar sirve de guía recorriendo el territorio de Bazo.

Los que no actúan son el anular y el índice.

¿Que puede ser que resulte difícil poner las manos así? Al principio cuesta un poco de esfuerzo. Pero, mientras nos vamos acostumbrando, lo vamos haciendo poco a poco: “¡Ah! Éste es el dedo pulgar: Bazo. Éste es el dedo medio: Hígado. Éste es el dedo meñique: Riñón“.

H R

B

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Y finalmente nos vamos adaptando, y ya colocamos los dedos de forma automática sobre los canales correspondientes. A veces nos parece que no, que no hay manera de poner la mano. Que somos torpes.

Entonces, para los torpes, no hay ningún problema tampoco. Hay otra posibilidad: uno a uno. Al principio con un solo dedo, y sobre su ca-nal. Por ejemplo, primero actuamos sobre el canal de Bazo, con el pulgar; a continuación actuamos sobre el canal de Hígado, con el medio; y final-mente actuamos sobre el canal de Riñón, con el meñique. Uno a uno. Pe-ro eso sí, hay que hacerlo con un poquito de elegancia y, a ser posible, ir practicándolo en la forma indicada inicialmente –los tres a la vez y con ambas manos-.

Como vemos, la posición de los dedos va a tener que buscar la ma-nera de actuar. Lo práctico va a ser un cambio de polaridad a la hora de actuar sobre los canales Yin, de tal forma que nuestra mano derecha irá al pie derecho del paciente, y nuestra mano izquierda, al pie izquierdo.

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Y finalmente nos vamos adaptando, y ya colocamos los dedos de forma automática sobre los canales correspondientes. A veces nos parece que no, que no hay manera de poner la mano. Que somos torpes.

Entonces, para los torpes, no hay ningún problema tampoco. Hay otra posibilidad: uno a uno. Al principio con un solo dedo, y sobre su ca-nal. Por ejemplo, primero actuamos sobre el canal de Bazo, con el pulgar; a continuación actuamos sobre el canal de Hígado, con el medio; y final-mente actuamos sobre el canal de Riñón, con el meñique. Uno a uno. Pe-ro eso sí, hay que hacerlo con un poquito de elegancia y, a ser posible, ir practicándolo en la forma indicada inicialmente –los tres a la vez y con ambas manos-.

Como vemos, la posición de los dedos va a tener que buscar la ma-nera de actuar. Lo práctico va a ser un cambio de polaridad a la hora de actuar sobre los canales Yin, de tal forma que nuestra mano derecha irá al pie derecho del paciente, y nuestra mano izquierda, al pie izquierdo.

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Luego, para culminar, lo que hacemos es recoger todo el territorio Yang –primero- y Yin –después-. Con la palma de la mano correspondien-te –como se ha realizado anteriormente-, abarcamos la zona Yang de cada pierna, realizando un movimiento hacia abajo; y, a continuación, abarcamos la zona Yin de cada pierna, y realizamos un movimiento as-cendente. Participa toda la palma de la mano, y el pulgar va a ser el co-modín que delimita los territorios Yang y Ying en cada movimiento. Re-presenta el “dedo Tierra”, el “dedo Centro”, a través del cual podemos contactar con todo. Así unificamos suavemente ese descenso y ascenso de energía.

Porque siempre, como culminación de un masaje concreto e inten-cionado como el que hemos realizado, hacemos una “suavización”, un “apapachito”3, para que vuelva otra vez; para que no sea la única vez. Y que se cuide los pies; que se cuide un poco.

No conviene, al acabar el tratamiento, que el paciente se levante en-seguida, sino que es mejor que esté un ratito acostado –cuatro o cinco minutos-. Lo que solemos hacer es decir: “Bueno, permanezca así un rati-to, y cuando sienta que ya...”. Y, normalmente, la persona así lo hace. Se levanta y se va. A veces se queda dormida; pues uno deja su tiempo pru-dencial, y lo despierta suavemente.

F R E C U E N C I A D E T R A T A M I E N T O

Si queremos completar una serie de cinco actividades –que son las que vamos a describir a lo largo de este texto-, lo mejor sería citar a la persona cinco días seguidos, para realizar las cinco actividades –cada día las cinco-. Dejarla descansar quince o veinte días. Luego, pasar a una se-sión por semana; y, en cada sesión, se le hacen las cinco actividades.

Si puede ser, este ritmo sería el ideal. Es una sugerencia, pero siem-pre hay que adaptarse al ritmo del paciente.

3 “Apapachar” sinónimo de “acariciar”. (Méjico y Honduras).

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Luego, para culminar, lo que hacemos es recoger todo el territorio Yang –primero- y Yin –después-. Con la palma de la mano correspondien-te –como se ha realizado anteriormente-, abarcamos la zona Yang de cada pierna, realizando un movimiento hacia abajo; y, a continuación, abarcamos la zona Yin de cada pierna, y realizamos un movimiento as-cendente. Participa toda la palma de la mano, y el pulgar va a ser el co-modín que delimita los territorios Yang y Ying en cada movimiento. Re-presenta el “dedo Tierra”, el “dedo Centro”, a través del cual podemos contactar con todo. Así unificamos suavemente ese descenso y ascenso de energía.

Porque siempre, como culminación de un masaje concreto e inten-cionado como el que hemos realizado, hacemos una “suavización”, un “apapachito”3, para que vuelva otra vez; para que no sea la única vez. Y que se cuide los pies; que se cuide un poco.

No conviene, al acabar el tratamiento, que el paciente se levante en-seguida, sino que es mejor que esté un ratito acostado –cuatro o cinco minutos-. Lo que solemos hacer es decir: “Bueno, permanezca así un rati-to, y cuando sienta que ya...”. Y, normalmente, la persona así lo hace. Se levanta y se va. A veces se queda dormida; pues uno deja su tiempo pru-dencial, y lo despierta suavemente.

F R E C U E N C I A D E T R A T A M I E N T O

Si queremos completar una serie de cinco actividades –que son las que vamos a describir a lo largo de este texto-, lo mejor sería citar a la persona cinco días seguidos, para realizar las cinco actividades –cada día las cinco-. Dejarla descansar quince o veinte días. Luego, pasar a una se-sión por semana; y, en cada sesión, se le hacen las cinco actividades.

Si puede ser, este ritmo sería el ideal. Es una sugerencia, pero siem-pre hay que adaptarse al ritmo del paciente.

3 “Apapachar” sinónimo de “acariciar”. (Méjico y Honduras).

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Después, hay que ir viendo cómo está la persona y cómo va evolu-cionando. A lo mejor, en vez de una sesión semanal, necesita dos. Pero lo ideal sería hacer las cinco actividades, cinco días seguidos, empezando en lunes. ¿Que no se puede? Bueno, pues hay que adaptarse; por ejemplo, hacerlo dos días, descansar uno o dos...

Pero hay que procurar que los cinco primeros días sí sean seguidos, o lo más seguidos posible. Y luego ya, dejar descansar unos días, y pasar a hacerlo una vez o dos a la semana.

En este caso hemos hecho todo un proceso preventivo. Podemos hacerle una historia clínica, o no; o simplemente partimos de la base de que es una persona sana, llena de problemas –que eso es lo normal: per-sona sana llena de problemas-. Eso es lo corriente, lo normal. Y entonces, en base a eso, empezamos a... ¿hacer qué?

Primero: REPARAR LO QUE ESTÁ DESARREGLADO, evitando conversacio-nes incómodas.

Segundo: REAFIRMARLE EN SU PROYECTO, sea el que sea. Obviamos si estamos de acuerdo o no estamos de acuerdo.

Y tercero: AUMENTAR SU CAPACIDAD, para que la persona sea capaz de hacer lo que tenga que hacer.

Y luego, en todo caso, le preguntamos:

-¿Qué tal se siente?

-Bien.

Y cuando pase una semana:

-¿Qué tal?

-¡Mejor!

“Bien”, no sabemos de qué. No importa. Puede ser que llegue a la consulta y diga: “Doctor, es que me pasa esta cosa”... o “Me está ocu-rriendo tal situación”…

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Después, hay que ir viendo cómo está la persona y cómo va evolu-cionando. A lo mejor, en vez de una sesión semanal, necesita dos. Pero lo ideal sería hacer las cinco actividades, cinco días seguidos, empezando en lunes. ¿Que no se puede? Bueno, pues hay que adaptarse; por ejemplo, hacerlo dos días, descansar uno o dos...

Pero hay que procurar que los cinco primeros días sí sean seguidos, o lo más seguidos posible. Y luego ya, dejar descansar unos días, y pasar a hacerlo una vez o dos a la semana.

En este caso hemos hecho todo un proceso preventivo. Podemos hacerle una historia clínica, o no; o simplemente partimos de la base de que es una persona sana, llena de problemas –que eso es lo normal: per-sona sana llena de problemas-. Eso es lo corriente, lo normal. Y entonces, en base a eso, empezamos a... ¿hacer qué?

Primero: REPARAR LO QUE ESTÁ DESARREGLADO, evitando conversacio-nes incómodas.

Segundo: REAFIRMARLE EN SU PROYECTO, sea el que sea. Obviamos si estamos de acuerdo o no estamos de acuerdo.

Y tercero: AUMENTAR SU CAPACIDAD, para que la persona sea capaz de hacer lo que tenga que hacer.

Y luego, en todo caso, le preguntamos:

-¿Qué tal se siente?

-Bien.

Y cuando pase una semana:

-¿Qué tal?

-¡Mejor!

“Bien”, no sabemos de qué. No importa. Puede ser que llegue a la consulta y diga: “Doctor, es que me pasa esta cosa”... o “Me está ocu-rriendo tal situación”…

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Pues ustedes, con estas tres cosas que saben, pueden hacer mucho para determinados problemas. Y pueden elegir el canal de Bazo... o eligen el de Riñón... o eligen el descenso del Yang y el ascenso del Yin… Y como ven, es bastante sencillo. (Es decir, se pueden realizar las cinco actividades o escoger

una de ellas. O incluso hacer las tres primeras solas, o únicamente la armonización del psi-quismo, o solo la permanencia).

Evidentemente, adquirir agilidad con las manos... parece difícil; pero bueno, nadie nace “aprendío”. Queremos decir, es cuestión de ir poco a poco, con cuidado, con mimo, despacito, sabiendo dónde tenemos que tocar, dónde tenemos que apretar... Y poco a poco se va adiestrando el tacto.

Es decir, el masaje en sí no es especialmente difícil. Sí es especial-mente difícil poner las posturas y los dedos como los hemos puesto. Pero como ven, no hemos hecho mucho hincapié, porque sabemos que, en principio, resulta complicado, y que esa habilidad se irá desarrollando po-co a poco con la práctica. Pero también, como hemos dicho, se puede hacer con cada dedo. Lo importante es que sepan manejar cada dedo, y sepan que cada uno vale preferentemente para una cosa o para otra. Y... NO OLVIDEN LA INTENCIÓN, que en este caso es la de:

CAPACITAR AL SER

PARA QUE DESARROLLE ESOS RECURSOS

QUE LE HAN SIDO DADOS POR EL CIELO

PARA REALIZAR SU PROYECTO VITAL AQUÍ:

EN LA TIERRA.

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Pues ustedes, con estas tres cosas que saben, pueden hacer mucho para determinados problemas. Y pueden elegir el canal de Bazo... o eligen el de Riñón... o eligen el descenso del Yang y el ascenso del Yin… Y como ven, es bastante sencillo. (Es decir, se pueden realizar las cinco actividades o escoger

una de ellas. O incluso hacer las tres primeras solas, o únicamente la armonización del psi-quismo, o solo la permanencia).

Evidentemente, adquirir agilidad con las manos... parece difícil; pero bueno, nadie nace “aprendío”. Queremos decir, es cuestión de ir poco a poco, con cuidado, con mimo, despacito, sabiendo dónde tenemos que tocar, dónde tenemos que apretar... Y poco a poco se va adiestrando el tacto.

Es decir, el masaje en sí no es especialmente difícil. Sí es especial-mente difícil poner las posturas y los dedos como los hemos puesto. Pero como ven, no hemos hecho mucho hincapié, porque sabemos que, en principio, resulta complicado, y que esa habilidad se irá desarrollando po-co a poco con la práctica. Pero también, como hemos dicho, se puede hacer con cada dedo. Lo importante es que sepan manejar cada dedo, y sepan que cada uno vale preferentemente para una cosa o para otra. Y... NO OLVIDEN LA INTENCIÓN, que en este caso es la de:

CAPACITAR AL SER

PARA QUE DESARROLLE ESOS RECURSOS

QUE LE HAN SIDO DADOS POR EL CIELO

PARA REALIZAR SU PROYECTO VITAL AQUÍ:

EN LA TIERRA.

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ARMONiZAR...

E L P S I Q U I S M O ,

E M O C I O N E S ,

A F E C T O S . . .

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ARMONiZAR...

E L P S I Q U I S M O ,

E M O C I O N E S ,

A F E C T O S . . .

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E S P I R I T U A L I D A D , E M O C I O N E S Y A F E C T O S

Sin duda –“sin duda”-, el hombre necesita tener un tipo, una clase, una forma, una manera de expresar una serie de reacciones que le permi-tan una comunicación con el medio, y que podemos llamar “emociones”, “afectos”... Todo esto desde el punto de vista muy “biocibernético-tecnológico-científico”. Pero es parte de la naturaleza del ser –quizás to-davía imperfecta en ese sentido, puesto que los resultados no han sido muy buenos-, el que tenga esa actitud de afecto, emoción... Que luego lo complica con cariño, amorcito, enamoramiento... –en fin, toda esa serie de ungüentos-, que en unas culturas está desarrollado de una manera, y en otras, de otra.

Además, el estatus espiritual que habitualmente era ocupado por el “Consejo General de las Religiones” –por ponerles un nombre a todas-, ha dejado un espacio vacío por su mala administración y mala gestión –aunque todavía tratan de ejercer-. Ha dejado un espacio vacío vocacional, y éste lo ha ocupado la tecnocracia, la técnica, la ciencia... Y esto facilita el mundo del consumo, del confort, del bienestar, del estado de las liber-tades, etc.

Y la pregunta que nos hacemos al ver “eso” –que, como les acabo de decir, quizás sea un defecto que tenga que depurar la especie-, es si “eso” quizá tenga que desaparecer.

Pero es importante ver que, en el mundo que manda, como que ya se empieza a pasar de esos problemas. Es como si la especie estuviera cansada de amarse tan mal. Es como si la especie estuviera cansada de amar tan mal. Y entonces, aburridamente, se va a una esquina y... ¡y bue-no!, empieza a fabular... a ver cómo sería... o se compra una flauta...

Sí, sí. Es muy importante ver que la especie ya está aburrida de amar mal; de ver cómo sus amores, sus afectos, lo único que hacen es estropear “la paella”. Porque en teoría, todo lo haces “por ella”, todo lo haces “por él”.

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E S P I R I T U A L I D A D , E M O C I O N E S Y A F E C T O S

Sin duda –“sin duda”-, el hombre necesita tener un tipo, una clase, una forma, una manera de expresar una serie de reacciones que le permi-tan una comunicación con el medio, y que podemos llamar “emociones”, “afectos”... Todo esto desde el punto de vista muy “biocibernético-tecnológico-científico”. Pero es parte de la naturaleza del ser –quizás to-davía imperfecta en ese sentido, puesto que los resultados no han sido muy buenos-, el que tenga esa actitud de afecto, emoción... Que luego lo complica con cariño, amorcito, enamoramiento... –en fin, toda esa serie de ungüentos-, que en unas culturas está desarrollado de una manera, y en otras, de otra.

Además, el estatus espiritual que habitualmente era ocupado por el “Consejo General de las Religiones” –por ponerles un nombre a todas-, ha dejado un espacio vacío por su mala administración y mala gestión –aunque todavía tratan de ejercer-. Ha dejado un espacio vacío vocacional, y éste lo ha ocupado la tecnocracia, la técnica, la ciencia... Y esto facilita el mundo del consumo, del confort, del bienestar, del estado de las liber-tades, etc.

Y la pregunta que nos hacemos al ver “eso” –que, como les acabo de decir, quizás sea un defecto que tenga que depurar la especie-, es si “eso” quizá tenga que desaparecer.

Pero es importante ver que, en el mundo que manda, como que ya se empieza a pasar de esos problemas. Es como si la especie estuviera cansada de amarse tan mal. Es como si la especie estuviera cansada de amar tan mal. Y entonces, aburridamente, se va a una esquina y... ¡y bue-no!, empieza a fabular... a ver cómo sería... o se compra una flauta...

Sí, sí. Es muy importante ver que la especie ya está aburrida de amar mal; de ver cómo sus amores, sus afectos, lo único que hacen es estropear “la paella”. Porque en teoría, todo lo haces “por ella”, todo lo haces “por él”.

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“Yo lo que quiero es verte feliz, cariño”. Y el otro: “Yo lo que quiero es verte feliz, tesorito mío”.

Y el caso es que todo el mundo jode la vida. Entonces, es mentira... ¡¡Mentira, mentira, mentira, mentira, mentira!!

Y la especie, como especie, ya empieza a estar harta, ¿no?

Eso influye enormemente en el comportamiento político, económico y social de un país. ¡Qué duda cabe!

Si, económicamente, trato de mejorar el bienestar del ocio –por ejemplo-, pues tengo que saber los gustos emocionales psico-afectivo-sexuales del sujeto.

Si ya la especie decide no reproducirse –por ejemplo-, pues entonces nos podemos ahorrar un montón de dinero en maternidad; un montón de dinero en “dodotis”, porque ya no hacen falta pañales. Por ejemplo.

Pero lo que sí es importante, es que el lastre del aburrimiento afectivo-emocional debe ser depurado. Porque, en esa medida, el com-portamiento político y social de la casta humana se va a ver beneficiado.

Ahora bien, ¿en qué consiste? En anular todos los afectos y emo-ciones, y sus consiguientes chantajes y presiones. Y, por supuesto, prohibir todas esas expresiones de: “Yo quiero lo mejor para ti”, y expre-siones similares. ¡Eso es mentira! ¡Eso es falso, de entrada!

“Quiero lo mejor para ti. ¡Conmigo!, ¡por supuesto! Si no, ¡pues fíjate cómo me dejas!... ¡Destrozada! ¡Los mejores años de mi vida que te di, y mira cómo me has dejado!... ¡Tirada en la esquina... en la carretera!”

Y claro, hay que acabar con todo ese lenguaje, para que la especie evolucione y deje de ser una tarántula.

Habría que seleccionar los afectos y las emociones más primarias, pero solidarias. Es decir:

“Mira. Yo no sé si te quiero o no te quiero, pero no te voy a uti-lizar. ¡No te voy a utilizar!

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“Yo lo que quiero es verte feliz, cariño”. Y el otro: “Yo lo que quiero es verte feliz, tesorito mío”.

Y el caso es que todo el mundo jode la vida. Entonces, es mentira... ¡¡Mentira, mentira, mentira, mentira, mentira!!

Y la especie, como especie, ya empieza a estar harta, ¿no?

Eso influye enormemente en el comportamiento político, económico y social de un país. ¡Qué duda cabe!

Si, económicamente, trato de mejorar el bienestar del ocio –por ejemplo-, pues tengo que saber los gustos emocionales psico-afectivo-sexuales del sujeto.

Si ya la especie decide no reproducirse –por ejemplo-, pues entonces nos podemos ahorrar un montón de dinero en maternidad; un montón de dinero en “dodotis”, porque ya no hacen falta pañales. Por ejemplo.

Pero lo que sí es importante, es que el lastre del aburrimiento afectivo-emocional debe ser depurado. Porque, en esa medida, el com-portamiento político y social de la casta humana se va a ver beneficiado.

Ahora bien, ¿en qué consiste? En anular todos los afectos y emo-ciones, y sus consiguientes chantajes y presiones. Y, por supuesto, prohibir todas esas expresiones de: “Yo quiero lo mejor para ti”, y expre-siones similares. ¡Eso es mentira! ¡Eso es falso, de entrada!

“Quiero lo mejor para ti. ¡Conmigo!, ¡por supuesto! Si no, ¡pues fíjate cómo me dejas!... ¡Destrozada! ¡Los mejores años de mi vida que te di, y mira cómo me has dejado!... ¡Tirada en la esquina... en la carretera!”

Y claro, hay que acabar con todo ese lenguaje, para que la especie evolucione y deje de ser una tarántula.

Habría que seleccionar los afectos y las emociones más primarias, pero solidarias. Es decir:

“Mira. Yo no sé si te quiero o no te quiero, pero no te voy a uti-lizar. ¡No te voy a utilizar!

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Yo no sé si te quiero o no te quiero, y me importa un bledo, pe-ro me siento afectivamente a gusto contigo. Pero... no te voy a utili-zar”.

Es decir que podría haber un “screening”… según el cual, el modelo afectivo y emocional estuviera exento, estuviera dispensado, de la mani-pulación, de la imposición y del chantaje. En ese sentido, el egoísmo per-sonal podría ser incluido en algún momento, al igual que las exigencias.

El afecto y el amor basados en el egoísmo, en las exigencias, en la manipulación y en el chantaje, tienen como final... el cementerio. ¡Sí! Ahí mueren todos los amores: se divorcian, se revuelcan, se endemonian… Hay que tirarlos a la pira para que se quemen, para que ardan.

El panorama de la existencia humana deja mucho que desear en su vertiente político-económica y social, gracias a los conflictos afectivos y emocionales que padece la especie: al estar llenos de egoísmo, de mani-pulación, de utilización, de renta y de beneficio.

Indudablemente, por lo que acabamos de decir, en el momento en que las emociones psico-afectivas cambien su orientación y se vean listas y libres de ese lastre optativo, exigente, manipulador, etc., que existe, en cuanto eso ocurra –que puede tardar miles de millones de años, por su-puesto, ¡pero hay que empezar alguna vez!, ¿no?-, y en la medida en que vaya renaciendo, naciendo o apareciendo el nuevo espíritu de “Inspiración Femenina”, probablemente, muchos de estos problemas –si no ahora , dent ro de tres mil quinientos años- se solucionarán.

Fíjense ustedes por dónde, de qué manera tan tonta, los afectos y las emociones, que parece que son lo más bello del mundo –y no discuti-mos que lo sean, siempre y cuando sean de verdad-, curiosamente, son lo que más hace sufrir.

¿Y cómo es posible? Si es lo más bonito y lo más bello del mundo, ¿por qué se sufre? Porque se pierde. Cuando se gana, no se sufre.

¿Y por qué se pierde? Porque se posee. El que no posee, ¡no pierde!

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Yo no sé si te quiero o no te quiero, y me importa un bledo, pe-ro me siento afectivamente a gusto contigo. Pero... no te voy a utili-zar”.

Es decir que podría haber un “screening”… según el cual, el modelo afectivo y emocional estuviera exento, estuviera dispensado, de la mani-pulación, de la imposición y del chantaje. En ese sentido, el egoísmo per-sonal podría ser incluido en algún momento, al igual que las exigencias.

El afecto y el amor basados en el egoísmo, en las exigencias, en la manipulación y en el chantaje, tienen como final... el cementerio. ¡Sí! Ahí mueren todos los amores: se divorcian, se revuelcan, se endemonian… Hay que tirarlos a la pira para que se quemen, para que ardan.

El panorama de la existencia humana deja mucho que desear en su vertiente político-económica y social, gracias a los conflictos afectivos y emocionales que padece la especie: al estar llenos de egoísmo, de mani-pulación, de utilización, de renta y de beneficio.

Indudablemente, por lo que acabamos de decir, en el momento en que las emociones psico-afectivas cambien su orientación y se vean listas y libres de ese lastre optativo, exigente, manipulador, etc., que existe, en cuanto eso ocurra –que puede tardar miles de millones de años, por su-puesto, ¡pero hay que empezar alguna vez!, ¿no?-, y en la medida en que vaya renaciendo, naciendo o apareciendo el nuevo espíritu de “Inspiración Femenina”, probablemente, muchos de estos problemas –si no ahora , dent ro de tres mil quinientos años- se solucionarán.

Fíjense ustedes por dónde, de qué manera tan tonta, los afectos y las emociones, que parece que son lo más bello del mundo –y no discuti-mos que lo sean, siempre y cuando sean de verdad-, curiosamente, son lo que más hace sufrir.

¿Y cómo es posible? Si es lo más bonito y lo más bello del mundo, ¿por qué se sufre? Porque se pierde. Cuando se gana, no se sufre.

¿Y por qué se pierde? Porque se posee. El que no posee, ¡no pierde!

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Aprendan eso. Es decir, si esto es muy bueno, esto es estupendo, y cuando no lo tengo me entristezco y me quedo hecho polvo, es porque lo he sentido mío.

Cuando se instauró –alguna vez- la propiedad privada y la posesión de pertenencias, ahí se incluyó también la carne humana.

Cualquier actitud o actividad posesiva de unos sobre otros, debe ser considerada un agravio grave a la especie.

Cada uno tiene que pasar por un estado de reciclamiento capaz de poder eliminar todos los residuos de los sentimientos. Y el principal resi-duo de los sentimientos es la práctica sistemática de la posesión y de la manipulación. ¡Y no vale buscar culpables! El principal culpable es el que busca culpables.

Y es responsabilidad del hombre, como ser inteligente, que de-muestre alguna vez su inteligencia con respecto a las emociones y los afectos, porque eso es un destilado de Dios.

¡Y ese destilado de Dios merece ser tratado con el tacto adecuado! Y no puede ser presa o pánico de ninguna histeria o de ninguna próstata. ¡En ningún caso! Y si así lo fuera, deberá hacerse el sujeto una reconver-sión para alcanzar una disposición, al menos, presentable.

Ahora bien, lo que tenemos que ponerle es un poco de humor para soportarlo.

¡No busquen soluciones racionales! ¡No existen! La razón no es el territorio para la emoción. ¡¡Busquen soluciones inteligentes!! –que son diferentes- capaces de poner en evidencia una situación y capaces de actuar sobre esa situación para crear un clima inteligente, ¡LiBRE! No con-fundan “razón” con “inteligencia”. La razón es un aspecto de la inteligen-cia, muy parcial, que no debe ser llevado –en ningún caso- al mundo de las emociones.

Aquél que queda esclavizado por sus emociones, sus afectos y sus pasiones, ¡ha hecho un mal uso del destilado de Dios, que se le ha dado para que viva en el gozo!

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Aprendan eso. Es decir, si esto es muy bueno, esto es estupendo, y cuando no lo tengo me entristezco y me quedo hecho polvo, es porque lo he sentido mío.

Cuando se instauró –alguna vez- la propiedad privada y la posesión de pertenencias, ahí se incluyó también la carne humana.

Cualquier actitud o actividad posesiva de unos sobre otros, debe ser considerada un agravio grave a la especie.

Cada uno tiene que pasar por un estado de reciclamiento capaz de poder eliminar todos los residuos de los sentimientos. Y el principal resi-duo de los sentimientos es la práctica sistemática de la posesión y de la manipulación. ¡Y no vale buscar culpables! El principal culpable es el que busca culpables.

Y es responsabilidad del hombre, como ser inteligente, que de-muestre alguna vez su inteligencia con respecto a las emociones y los afectos, porque eso es un destilado de Dios.

¡Y ese destilado de Dios merece ser tratado con el tacto adecuado! Y no puede ser presa o pánico de ninguna histeria o de ninguna próstata. ¡En ningún caso! Y si así lo fuera, deberá hacerse el sujeto una reconver-sión para alcanzar una disposición, al menos, presentable.

Ahora bien, lo que tenemos que ponerle es un poco de humor para soportarlo.

¡No busquen soluciones racionales! ¡No existen! La razón no es el territorio para la emoción. ¡¡Busquen soluciones inteligentes!! –que son diferentes- capaces de poner en evidencia una situación y capaces de actuar sobre esa situación para crear un clima inteligente, ¡LiBRE! No con-fundan “razón” con “inteligencia”. La razón es un aspecto de la inteligen-cia, muy parcial, que no debe ser llevado –en ningún caso- al mundo de las emociones.

Aquél que queda esclavizado por sus emociones, sus afectos y sus pasiones, ¡ha hecho un mal uso del destilado de Dios, que se le ha dado para que viva en el gozo!

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La especie ha de demostrar su habilidad inteligente para saber coordinar, ¡con elegancia y con arte!, el destilado del amor que la Crea-ción derrama cada día. ¡Y NINGÚN SER HUMANO, BAJO NINGUNA PERS-PECTiVA, PUEDE ARROGARSE EL DERECHO DE PODER DESTRUIR ESA MATERIA PRIMA, PORQUE, EN LA MEDIDA EN QUE UNO SOLO LA DESTRUYE, AFECTA AL RESTO!

La utilización sistemática, continuada –y mantenida durante siglos- de los seres humanos entre sí, por la esclavitud del amor, es un grave de-sarrollo y defecto histórico de la especie.

¡Y HAY QUE DARSE CUENTA DE ELLO!, PARA QUE ESE DESTILADO AFECTIVO DE LA CREACIÓN SEA TRATADO COMO TAL VÍNCULO ¡DE LIBERACIÓN!

¡Y, EN CONSECUENCIA, NO ADMITE NORMAS, LEYES, HORARIOS O IMPOSICIONES DE NINGÚN TIPO!

Eso es parte del atrapamiento vital que tienen los seres hacia sí mismos y, obviamente, hacia los demás.

¡NINGÚN HOMBRE NI NINGUNA MUJER PUEDE ESTAR ESCLAVIZADO A NADA DE OTRO! ¡DIOS NOS HA CREADO BAJO EL SIGNO DE LA LIBERACIÓN! ¡Y USTEDES, COMO SERES VIVOS Y SANADORES, DEBEN EXIGIRSELO!

Dentro del proyecto sanador que llevamos viviendo esta semana, es-te punto es, sin duda, muy importante, y el que mayor lastre y residuo de-ja. ¡Qué curioso, siendo el más puro!

Hemos laborado sobre la recomposición: REPARAR, reestructurar. Hemos trabajado sobre esa IDENTIDAD del “SÍ”, dándonos cuenta de que el “NO” es un recurso, porque hay un “SÍ” debilitado. Hemos trabajado en esa fusión de ascenso y descenso de lo Creativo, para que el hombre al-cance una posición de CAPACiTACIÓN.

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La especie ha de demostrar su habilidad inteligente para saber coordinar, ¡con elegancia y con arte!, el destilado del amor que la Crea-ción derrama cada día. ¡Y NINGÚN SER HUMANO, BAJO NINGUNA PERS-PECTiVA, PUEDE ARROGARSE EL DERECHO DE PODER DESTRUIR ESA MATERIA PRIMA, PORQUE, EN LA MEDIDA EN QUE UNO SOLO LA DESTRUYE, AFECTA AL RESTO!

La utilización sistemática, continuada –y mantenida durante siglos- de los seres humanos entre sí, por la esclavitud del amor, es un grave de-sarrollo y defecto histórico de la especie.

¡Y HAY QUE DARSE CUENTA DE ELLO!, PARA QUE ESE DESTILADO AFECTIVO DE LA CREACIÓN SEA TRATADO COMO TAL VÍNCULO ¡DE LIBERACIÓN!

¡Y, EN CONSECUENCIA, NO ADMITE NORMAS, LEYES, HORARIOS O IMPOSICIONES DE NINGÚN TIPO!

Eso es parte del atrapamiento vital que tienen los seres hacia sí mismos y, obviamente, hacia los demás.

¡NINGÚN HOMBRE NI NINGUNA MUJER PUEDE ESTAR ESCLAVIZADO A NADA DE OTRO! ¡DIOS NOS HA CREADO BAJO EL SIGNO DE LA LIBERACIÓN! ¡Y USTEDES, COMO SERES VIVOS Y SANADORES, DEBEN EXIGIRSELO!

Dentro del proyecto sanador que llevamos viviendo esta semana, es-te punto es, sin duda, muy importante, y el que mayor lastre y residuo de-ja. ¡Qué curioso, siendo el más puro!

Hemos laborado sobre la recomposición: REPARAR, reestructurar. Hemos trabajado sobre esa IDENTIDAD del “SÍ”, dándonos cuenta de que el “NO” es un recurso, porque hay un “SÍ” debilitado. Hemos trabajado en esa fusión de ascenso y descenso de lo Creativo, para que el hombre al-cance una posición de CAPACiTACIÓN.

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Y después de esos tres recorridos, nos queda ahora afanarnos en co-locar, a ese ser, bajo una guía espiritual capaz de sintonizarlo con ese des-tilado de amor que hace original a esta especie.

Todo eso está focalizado en esa columna vertebral. Sí. En todo ese recorrido vital que alberga el fino hilo de Shakti-Kundalini –como dirían los hindúes- que, a través del líquido precioso, asciende misteriosamente para alcanzar el “amor sin traba”, chakra por chackra, peldaño tras pel-daño, vértebra tras vértebra.

Quizás ahí haya que poner un empeño especial, un afán por actuar con ahínco, con precisión, con intención, con afecto, en la recuperación de ese Amor del Eterno que nos hace bellos en la Creación, que nos hace útiles, que nos hace libres, a través de esa “Energía Original” que circula

por TOU MAi.

Vamos a descubrir cómo hay un lugar donde se puede realizar y ma-terializar esa recomposición, esa reestructuración de lo que debe ser la marcha y la guía del ser, y no su esclavitud.

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Y después de esos tres recorridos, nos queda ahora afanarnos en co-locar, a ese ser, bajo una guía espiritual capaz de sintonizarlo con ese des-tilado de amor que hace original a esta especie.

Todo eso está focalizado en esa columna vertebral. Sí. En todo ese recorrido vital que alberga el fino hilo de Shakti-Kundalini –como dirían los hindúes- que, a través del líquido precioso, asciende misteriosamente para alcanzar el “amor sin traba”, chakra por chackra, peldaño tras pel-daño, vértebra tras vértebra.

Quizás ahí haya que poner un empeño especial, un afán por actuar con ahínco, con precisión, con intención, con afecto, en la recuperación de ese Amor del Eterno que nos hace bellos en la Creación, que nos hace útiles, que nos hace libres, a través de esa “Energía Original” que circula

por TOU MAi.

Vamos a descubrir cómo hay un lugar donde se puede realizar y ma-terializar esa recomposición, esa reestructuración de lo que debe ser la marcha y la guía del ser, y no su esclavitud.

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os hindúes consideran que,

en todo este mágico trayecto del TOU MAi, hay una serie de estancias que

se corresponden con los chakras, que son como diferentes peldaños que conducen a diferentes estados de conciencia. En definitiva, a diferentes estados de amor.

La vida del ser humano está en relación con las diferentes es-tancias del amor. Cada tiempo es una estancia de amor diferente.

Eso, cada uno lo puede comprobar. Cuando uno es pequeño, uno piensa que el papá o la mamá es lo más bello del mundo... Pero, cuando crece, ve que “el chico” es más guapo que el papá. Entonces, cambia pa-pá por chico. Al papá no le gusta, normalmente. Claro, porque su hija es guapa.

Son diferentes niveles de amor, que van desde el amor más arraiga-do en el chakra inferior –Muladhara-, al chakra superior –Sahasrara-, que es la contemplación de lo Divino.

Normalmente, la persona, en el estado habitual de consciencia, está oscilando casi siempre en las estancias entre el ombligo y la zona genital. Ése es el estado habitual de consciencia: sus anclajes, sus conceptos, sus ideas, su dinero, su casa, su coche, sus acciones, su bolsa, su familia... To-do eso es infraumbilical. Todas esas raíces potentes, amarrantes –sexo, deseo, amor, drogas, rock and roll-... todo eso, está en esa cuarta.

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os hindúes consideran que,

en todo este mágico trayecto del TOU MAi, hay una serie de estancias que

se corresponden con los chakras, que son como diferentes peldaños que conducen a diferentes estados de conciencia. En definitiva, a diferentes estados de amor.

La vida del ser humano está en relación con las diferentes es-tancias del amor. Cada tiempo es una estancia de amor diferente.

Eso, cada uno lo puede comprobar. Cuando uno es pequeño, uno piensa que el papá o la mamá es lo más bello del mundo... Pero, cuando crece, ve que “el chico” es más guapo que el papá. Entonces, cambia pa-pá por chico. Al papá no le gusta, normalmente. Claro, porque su hija es guapa.

Son diferentes niveles de amor, que van desde el amor más arraiga-do en el chakra inferior –Muladhara-, al chakra superior –Sahasrara-, que es la contemplación de lo Divino.

Normalmente, la persona, en el estado habitual de consciencia, está oscilando casi siempre en las estancias entre el ombligo y la zona genital. Ése es el estado habitual de consciencia: sus anclajes, sus conceptos, sus ideas, su dinero, su casa, su coche, sus acciones, su bolsa, su familia... To-do eso es infraumbilical. Todas esas raíces potentes, amarrantes –sexo, deseo, amor, drogas, rock and roll-... todo eso, está en esa cuarta.

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Es el mundo del amor profundo; subterráneo. No “malo”, sino “no evolucionado”; involucionado.

La idea del amor, en la India, a través de la ascensión de la Kundalini, es la ascensión por diferentes zonas o niveles, hasta llegar arriba, donde está “el gran Gurú que contempla a Dios”.

L A C O L U M N A V E R T E B R A L : U N A S E R I E D E

P E L D A Ñ O S

El camino que lleva la columna vertebral, consiste en una serie de peldaños que nos conducen al amor más grande -ésa sería la traducción a nuestro lenguaje-; en definitiva, los peldaños por los que tiene que ir as-cendiendo cada “adepto” para acceder a contemplar el amor a lo Divino.

Desde la zona genital, al ombligo, se localizaría el amor más fí-sico, más de posesión, más de pertenencia, más de propiedad.

El ombligo es como un embudo en el que, si se llega a él, se traga todo lo anterior. Y aparecen otras nuevas posesiones: es la siguiente cuarta, que va desde el ombligo hasta la punta del esternón, en la que se da una posesión ya más de uso, de largo futuro.

La siguiente cuarta –entre la punta y el mango del esternón- ya son las imaginerías, enamoramientos, platonismos, etc.

La siguiente –entre mango del esternón y la boca-, es la antesa-la de lo Divino.

Y la otra –desde el entrecejo hasta el vértex de la cabeza-, es la Contemplación.

El mundo se mueve por cuartas. Una cuarta, dos cuartas, tres cuar-tas, cuatro cuartas y cinco cuartas. Como si la vida, o las experiencias del amor, fueran un recorrido de cinco cuartas a través de la columna verte-bral.

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Es el mundo del amor profundo; subterráneo. No “malo”, sino “no evolucionado”; involucionado.

La idea del amor, en la India, a través de la ascensión de la Kundalini, es la ascensión por diferentes zonas o niveles, hasta llegar arriba, donde está “el gran Gurú que contempla a Dios”.

L A C O L U M N A V E R T E B R A L : U N A S E R I E D E

P E L D A Ñ O S

El camino que lleva la columna vertebral, consiste en una serie de peldaños que nos conducen al amor más grande -ésa sería la traducción a nuestro lenguaje-; en definitiva, los peldaños por los que tiene que ir as-cendiendo cada “adepto” para acceder a contemplar el amor a lo Divino.

Desde la zona genital, al ombligo, se localizaría el amor más fí-sico, más de posesión, más de pertenencia, más de propiedad.

El ombligo es como un embudo en el que, si se llega a él, se traga todo lo anterior. Y aparecen otras nuevas posesiones: es la siguiente cuarta, que va desde el ombligo hasta la punta del esternón, en la que se da una posesión ya más de uso, de largo futuro.

La siguiente cuarta –entre la punta y el mango del esternón- ya son las imaginerías, enamoramientos, platonismos, etc.

La siguiente –entre mango del esternón y la boca-, es la antesa-la de lo Divino.

Y la otra –desde el entrecejo hasta el vértex de la cabeza-, es la Contemplación.

El mundo se mueve por cuartas. Una cuarta, dos cuartas, tres cuar-tas, cuatro cuartas y cinco cuartas. Como si la vida, o las experiencias del amor, fueran un recorrido de cinco cuartas a través de la columna verte-bral.

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Lo hemos medido por el vientre para entendernos mejor, porque lo vemos. Por detrás, está en relación con el sacro, con las vértebras –con las lumbares, con las dorsales, con las cervicales- y los huesos del cráneo.

Es muy importante que contemplen que –como hemos dicho antes- la columna va a ser el lugar o el receptáculo donde se van a almacenar todos esos fantasmas y todos esos demonios de posesiones, de disarmo-nías, mala relación, mal estar, angustia, ansiedad... Todo eso va a ir, como pequeños demonios, a concretarse a lo largo de la columna vertebral.

E L H O M O E R E C T U S

Ahora hemos dado un salto y nos hemos ido del pie, a la columna. ¿Por qué hemos dado ese salto? Hemos dado ese salto porque –como ex-plicación energética- en un determinado momento, el hombre se hace “Homo erectus”, adquiriendo el desarrollo de sensaciones, de sentimien-tos, de emociones, de afectos. Entonces, cambia su posición en el espacio –dentro de esta configuración de la vida- y, para ello, se vale de la colum-na vertebral.

La columna vertebral es como una escalera que nos ha hecho po-nernos de pie para que ascendamos a otro nivel de consciencia y de con-templación. Es el eje por el cual nosotros vamos desarrollando, evolutiva-mente, nuestras experiencias fenoménicas a otro nivel –atracción, ternura, imaginación-… pero, sobre todo, la esfera de la unión; la esfera de irse quitando el velo de la ignorancia, para adquirir –como dicen los hindúes- una visión enamorada de la vida.

Son peldaños que van ascendiendo, y es importante que se los con-ceptualice así porque, en esa medida, cuando se vaya a hacer el masaje, cuando se vaya a mover esa energía, se sabrá que se están moviendo esos peldaños de amor que están obstruidos, bloqueados, agarrados por las entrañas del muslo, del entremuslo, de la cartilla de ahorros, de la “Visa”, de la “American Express”, del coche...

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Lo hemos medido por el vientre para entendernos mejor, porque lo vemos. Por detrás, está en relación con el sacro, con las vértebras –con las lumbares, con las dorsales, con las cervicales- y los huesos del cráneo.

Es muy importante que contemplen que –como hemos dicho antes- la columna va a ser el lugar o el receptáculo donde se van a almacenar todos esos fantasmas y todos esos demonios de posesiones, de disarmo-nías, mala relación, mal estar, angustia, ansiedad... Todo eso va a ir, como pequeños demonios, a concretarse a lo largo de la columna vertebral.

E L H O M O E R E C T U S

Ahora hemos dado un salto y nos hemos ido del pie, a la columna. ¿Por qué hemos dado ese salto? Hemos dado ese salto porque –como ex-plicación energética- en un determinado momento, el hombre se hace “Homo erectus”, adquiriendo el desarrollo de sensaciones, de sentimien-tos, de emociones, de afectos. Entonces, cambia su posición en el espacio –dentro de esta configuración de la vida- y, para ello, se vale de la colum-na vertebral.

La columna vertebral es como una escalera que nos ha hecho po-nernos de pie para que ascendamos a otro nivel de consciencia y de con-templación. Es el eje por el cual nosotros vamos desarrollando, evolutiva-mente, nuestras experiencias fenoménicas a otro nivel –atracción, ternura, imaginación-… pero, sobre todo, la esfera de la unión; la esfera de irse quitando el velo de la ignorancia, para adquirir –como dicen los hindúes- una visión enamorada de la vida.

Son peldaños que van ascendiendo, y es importante que se los con-ceptualice así porque, en esa medida, cuando se vaya a hacer el masaje, cuando se vaya a mover esa energía, se sabrá que se están moviendo esos peldaños de amor que están obstruidos, bloqueados, agarrados por las entrañas del muslo, del entremuslo, de la cartilla de ahorros, de la “Visa”, de la “American Express”, del coche...

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Todo eso va a ir a la columna vertebral. Sí, sí, sí. Sí. “¡Toma! La “Vi-sa”. Te la he sacado de la columna. Toma.” “¡Toma! El amor carnal. To-ma”.

Y ves que todo eso queda atrapado a lo largo de la espalda. Y claro, nos mortifica mucho la “life”, porque hace que estemos mal, que no es-temos a gusto, que no estemos felices, que no disfrutemos de la existen-cia. Y estamos aquí para eso: para disfrutar.

Dios no creó a sus criaturas para que sufrieran. Dios las creó pa-ra que dieran gloria de Él.

D A R T E S T I M O N I O

Dios creó a sus criaturas para que dieran muestras de Dios. No creó a ninguno para que diera muestras del cabreo que tiene Dios. ¡No, hom-bre! ¡No, no, no, no, no, no, no! Todos los seres creados, ¡todos!, han si-do creados por ÉL. ¡De verdad! Y uno dice: “Oye, pues en el caso de éste, me cuesta trabajo creerlo. ¿No habrá sido algún fallo, y no se habrá dado cuenta Dios?”...

Los ha creado para que sean felices, sí. Y para que disfruten. Y, en su disfrute, uno vea la cara de Dios. Y si viene un extraterrestre... dirá: “¡Ah, mira! Éstos también conocen a Dios”.

Pero claro, si llega un extraterrestre al planeta Tierra, y ve a la gente, dirá: “Éstos todavía no conocen a Dios. Porque no están dando muestras, testimonio, de la Gloria de Dios”.

Dios ha creado a los seres para que disfruten de este lugar paradi-síaco –como planeta-, porque hay con qué. El hombre, evidentemente, lo ha estropeado –eso está claro-. Pero, en la medida en que lo ha estropea-do, también quiere arreglarlo.

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Todo eso va a ir a la columna vertebral. Sí, sí, sí. Sí. “¡Toma! La “Vi-sa”. Te la he sacado de la columna. Toma.” “¡Toma! El amor carnal. To-ma”.

Y ves que todo eso queda atrapado a lo largo de la espalda. Y claro, nos mortifica mucho la “life”, porque hace que estemos mal, que no es-temos a gusto, que no estemos felices, que no disfrutemos de la existen-cia. Y estamos aquí para eso: para disfrutar.

Dios no creó a sus criaturas para que sufrieran. Dios las creó pa-ra que dieran gloria de Él.

D A R T E S T I M O N I O

Dios creó a sus criaturas para que dieran muestras de Dios. No creó a ninguno para que diera muestras del cabreo que tiene Dios. ¡No, hom-bre! ¡No, no, no, no, no, no, no! Todos los seres creados, ¡todos!, han si-do creados por ÉL. ¡De verdad! Y uno dice: “Oye, pues en el caso de éste, me cuesta trabajo creerlo. ¿No habrá sido algún fallo, y no se habrá dado cuenta Dios?”...

Los ha creado para que sean felices, sí. Y para que disfruten. Y, en su disfrute, uno vea la cara de Dios. Y si viene un extraterrestre... dirá: “¡Ah, mira! Éstos también conocen a Dios”.

Pero claro, si llega un extraterrestre al planeta Tierra, y ve a la gente, dirá: “Éstos todavía no conocen a Dios. Porque no están dando muestras, testimonio, de la Gloria de Dios”.

Dios ha creado a los seres para que disfruten de este lugar paradi-síaco –como planeta-, porque hay con qué. El hombre, evidentemente, lo ha estropeado –eso está claro-. Pero, en la medida en que lo ha estropea-do, también quiere arreglarlo.

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Si soy un ser creado para dar Gloria de la Creación –si no lo quieren llamar “Dios”, llámenlo “Creación”-, para dar Gloria de la magnificencia de la existencia, tengo que estar todo el día, “cañón”; siempre bien.

Claro, tú te paras a pensar... te paras a pensar... pensar, pensar, pensar, y te das cuenta –como dicen los hindúes- de que, bueno, ¿qué es lo que te puede pasar, tan malo, tan malo, tan malo, para que dejes de dar Gloria a Dios, testimonio de gozo? ¿Qué es lo peor que te puede pa-sar? Pues yo no encuentro nada.

El occidental dirá: “¡Hombre! Lo peor que te puede pasar... Imagí-nate que se te muere tu padre o tu madre”.

Y el hindú contestaría: “¡Pero es que tienen que morirse! Pero si es bueno que se mueran, para que renueven la tierra, para que renueven la existencia, para que se purifiquen. ¡Eso no es malo!”.

-¿Eso no es malo? Bueno, imagínate que no tienes qué comer.

-¡Uuy!... ¡Si llevo yo años sin comer!... ¡Vaya ejemplo que me has ido a poner!

-¿Y el frío?

-¿El frío? ¡Aquí hace un frío cuando llega el invierno...! Y no tengo ni ponchito. Tengo un trapito para taparme. Y el agua del Ganges está muy fría. Todo el año, además. Bueno, en Varanassi está caldosilla, de tanta gente que se mete. ¡Pero vamos!... ¡Eso mata todos los microbios! Ningún microbio quiere vivir allí.

Entonces, claro, no le puedes amenazar con nada.

-Imagínate que tu mujer te abandona...

-¡Uuy! ¡Ojalá! ¡Ojalá! ¡Dios mío!, ¡lo que daría yo por ello! ¿La quie-res?

O sea, no hay por dónde entrarles.

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Si soy un ser creado para dar Gloria de la Creación –si no lo quieren llamar “Dios”, llámenlo “Creación”-, para dar Gloria de la magnificencia de la existencia, tengo que estar todo el día, “cañón”; siempre bien.

Claro, tú te paras a pensar... te paras a pensar... pensar, pensar, pensar, y te das cuenta –como dicen los hindúes- de que, bueno, ¿qué es lo que te puede pasar, tan malo, tan malo, tan malo, para que dejes de dar Gloria a Dios, testimonio de gozo? ¿Qué es lo peor que te puede pa-sar? Pues yo no encuentro nada.

El occidental dirá: “¡Hombre! Lo peor que te puede pasar... Imagí-nate que se te muere tu padre o tu madre”.

Y el hindú contestaría: “¡Pero es que tienen que morirse! Pero si es bueno que se mueran, para que renueven la tierra, para que renueven la existencia, para que se purifiquen. ¡Eso no es malo!”.

-¿Eso no es malo? Bueno, imagínate que no tienes qué comer.

-¡Uuy!... ¡Si llevo yo años sin comer!... ¡Vaya ejemplo que me has ido a poner!

-¿Y el frío?

-¿El frío? ¡Aquí hace un frío cuando llega el invierno...! Y no tengo ni ponchito. Tengo un trapito para taparme. Y el agua del Ganges está muy fría. Todo el año, además. Bueno, en Varanassi está caldosilla, de tanta gente que se mete. ¡Pero vamos!... ¡Eso mata todos los microbios! Ningún microbio quiere vivir allí.

Entonces, claro, no le puedes amenazar con nada.

-Imagínate que tu mujer te abandona...

-¡Uuy! ¡Ojalá! ¡Ojalá! ¡Dios mío!, ¡lo que daría yo por ello! ¿La quie-res?

O sea, no hay por dónde entrarles.

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-Así que yo soy feliz porque existo, y me doy cuenta de que existe Dios. Me doy cuenta de que existe Dios, y eso es la maravilla más grande que puedo tener en mi ser. He sido elegido por Dios pa-ra ser consciente de que Él existe, y dar testimonio de Él. Y ninguna de las cosas que dicen que son malas, son malas. Es mentira. Se dice que son malas porque se ven bajo la óptica del hombre. Pero cuando se ven bajo la óptica de Dios, son buenísimas. Entonces... ¡no! ¿Que estoy en ayuno? Así lo siento más. ¿Que tengo frío? Así le pido más. ¡Pues qué bien!

¡Pues no! La comodidad y todas esas cosas son malísimas para el cuerpo. Ustedes están equivocados, todos los occidentales. Yo voy ascen-diendo... ascendiendo por la cripta de cada una de mis vértebras, por ca-da uno de mis chakras, y me voy emocionando y me voy purificando. Y cada vez necesito menos y menos y menos, y ya no hay nada en el mundo que me haga sufrir. Ahora sí que estoy dando testimonio de Dios: cuando no haya nada en el mundo capaz de conturbarme y capaz de hacerme su-frir; cuando siempre estoy sonriente, agradable, dispuesto, correcto, res-petuoso. Sí, porque es que no hay nada... no hay nada que me pueda... ¿Qué puede pasar? ¿Un terremoto? ¡Pues nada! Eso es que las piedras se acomodan de otra manera. Bueno, pues habrá que reacomodarlas. Es que, cuando ya ni te asusta la propia muerte –ni la de otros ni la tuya-, ¡pues ya! Ya estás fuera del enganche del sufrimiento.

-¿Qué te puede hacer sufrir?

-Nada. Nada.

-Bueno, pero imagínate que un amigo tuyo se queda cojo...

-Pues le haré una muleta. Será un motivo estupendo para que le pueda yo regalar algo útil. Me paso un mes haciéndole una muleta. ¡Qué suerte! Dios, qué bueno es. Ha hecho una cojera a mi amigo para que yo dé testimonio de Él y le regale una muleta...

No hay forma de atraparlos. Y eso es maravilloso; ¡fantástico! Ésa es la mejor aportación que puede hacer el pensamiento mágico hindú a la especie: que no haya nada que te conturbe. ¡Tú disfrutas con todo!

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-Así que yo soy feliz porque existo, y me doy cuenta de que existe Dios. Me doy cuenta de que existe Dios, y eso es la maravilla más grande que puedo tener en mi ser. He sido elegido por Dios pa-ra ser consciente de que Él existe, y dar testimonio de Él. Y ninguna de las cosas que dicen que son malas, son malas. Es mentira. Se dice que son malas porque se ven bajo la óptica del hombre. Pero cuando se ven bajo la óptica de Dios, son buenísimas. Entonces... ¡no! ¿Que estoy en ayuno? Así lo siento más. ¿Que tengo frío? Así le pido más. ¡Pues qué bien!

¡Pues no! La comodidad y todas esas cosas son malísimas para el cuerpo. Ustedes están equivocados, todos los occidentales. Yo voy ascen-diendo... ascendiendo por la cripta de cada una de mis vértebras, por ca-da uno de mis chakras, y me voy emocionando y me voy purificando. Y cada vez necesito menos y menos y menos, y ya no hay nada en el mundo que me haga sufrir. Ahora sí que estoy dando testimonio de Dios: cuando no haya nada en el mundo capaz de conturbarme y capaz de hacerme su-frir; cuando siempre estoy sonriente, agradable, dispuesto, correcto, res-petuoso. Sí, porque es que no hay nada... no hay nada que me pueda... ¿Qué puede pasar? ¿Un terremoto? ¡Pues nada! Eso es que las piedras se acomodan de otra manera. Bueno, pues habrá que reacomodarlas. Es que, cuando ya ni te asusta la propia muerte –ni la de otros ni la tuya-, ¡pues ya! Ya estás fuera del enganche del sufrimiento.

-¿Qué te puede hacer sufrir?

-Nada. Nada.

-Bueno, pero imagínate que un amigo tuyo se queda cojo...

-Pues le haré una muleta. Será un motivo estupendo para que le pueda yo regalar algo útil. Me paso un mes haciéndole una muleta. ¡Qué suerte! Dios, qué bueno es. Ha hecho una cojera a mi amigo para que yo dé testimonio de Él y le regale una muleta...

No hay forma de atraparlos. Y eso es maravilloso; ¡fantástico! Ésa es la mejor aportación que puede hacer el pensamiento mágico hindú a la especie: que no haya nada que te conturbe. ¡Tú disfrutas con todo!

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“¡Ah! Voy al entierro de un amigo mío. ¡Por fin se ha liberado de todas las deudas! ¡Los acreedores ya no van a cobrar!” Y allá que te vas, con un trozo de madera que has cogido para la quema. Le pones la pira allí, para que se queme y arda bien. “¡Qué bueno! ¡Se ha liberado de to-dos los problemas!” Y eso siempre es enternecedor: el ver que, efectiva-mente, todo depende de con qué visión se contemple la existencia, para que sea una existencia fracasada, dura, difícil, insoportable... o sea una existencia grata, alegre y, como dice el refrán, “al mal tiempo buena cara”. O el otro: “No hay mal que por bien no venga”.

Siempre que pase algo teóricamente malo, es que es necesario para vivir algo bueno. Pero tenemos que dejar que pasen las cosas. No impedirlas. Dejar que pasen.

C U R V A R S E C O M O U N A S E R P I E N T E :

L A F U E R Z A D E L T O U M A I

Una vez que hemos hecho esta larga introducción, nos encontramos con una secuencia de acontecimientos que se corresponden con el área de ascensión de lo espiritual. Eso supone viajar a través de la propia acti-vidad evolutiva de mi estructura, que está –digamos- “salvaguardada” en la columna vertebral.

La columna vertebral necesita mucha energía para poder estar erec-ta. De hecho, en cuanto tenemos la más mínima oportunidad, nos senta-mos o acostamos. O sea que mantenerse de pie siempre es un esfuerzo, desde el punto de vista físico. Ahora mismo tendemos a sentarnos o a acostarnos. Es lo más fácil. Hay como una lucha contra la gravedad. Y pa-ra ponernos “erectus” necesitamos del concurso de una fuerza especial que mantenga la columna vertebral recta.

Eso explica cómo el canal de TOU MAi tiene una cantidad de varia-bles, de ramas, que se saltan a la torera su topografía Yang. Le da lo mismo. El caso es que él tiene que mantener el cilindro del tronco, recto.

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“¡Ah! Voy al entierro de un amigo mío. ¡Por fin se ha liberado de todas las deudas! ¡Los acreedores ya no van a cobrar!” Y allá que te vas, con un trozo de madera que has cogido para la quema. Le pones la pira allí, para que se queme y arda bien. “¡Qué bueno! ¡Se ha liberado de to-dos los problemas!” Y eso siempre es enternecedor: el ver que, efectiva-mente, todo depende de con qué visión se contemple la existencia, para que sea una existencia fracasada, dura, difícil, insoportable... o sea una existencia grata, alegre y, como dice el refrán, “al mal tiempo buena cara”. O el otro: “No hay mal que por bien no venga”.

Siempre que pase algo teóricamente malo, es que es necesario para vivir algo bueno. Pero tenemos que dejar que pasen las cosas. No impedirlas. Dejar que pasen.

C U R V A R S E C O M O U N A S E R P I E N T E :

L A F U E R Z A D E L T O U M A I

Una vez que hemos hecho esta larga introducción, nos encontramos con una secuencia de acontecimientos que se corresponden con el área de ascensión de lo espiritual. Eso supone viajar a través de la propia acti-vidad evolutiva de mi estructura, que está –digamos- “salvaguardada” en la columna vertebral.

La columna vertebral necesita mucha energía para poder estar erec-ta. De hecho, en cuanto tenemos la más mínima oportunidad, nos senta-mos o acostamos. O sea que mantenerse de pie siempre es un esfuerzo, desde el punto de vista físico. Ahora mismo tendemos a sentarnos o a acostarnos. Es lo más fácil. Hay como una lucha contra la gravedad. Y pa-ra ponernos “erectus” necesitamos del concurso de una fuerza especial que mantenga la columna vertebral recta.

Eso explica cómo el canal de TOU MAi tiene una cantidad de varia-bles, de ramas, que se saltan a la torera su topografía Yang. Le da lo mismo. El caso es que él tiene que mantener el cilindro del tronco, recto.

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Recto, en apariencia, porque por dentro es curvo. La columna, como vemos en el esqueleto, es curva. Necesita curvarse como una serpiente. Las serpientes no se ponen totalmente rectas. La cobra hace una curva para poder mantener una altura...

De hecho, los edificios, en general, están mal hechos. Los edificios deberían hacerse como la columna vertebral –es decir, curvos-, para com-pensar una concavidad con otra. En cambio, se hacen rectos. Claro, tienes que desafiar una serie de elementos, y necesitas unos cimientos enormes. Y siempre son frágiles. Siempre. Gaudí, sí, intentó hacer sus curvas y sus cosas... Lo que pasa es que es más trabajoso, claro, y requiere un cálculo mucho más minucioso.

A lo largo del tiempo, normalmente, los seres se encorvan y se acor-tan porque los discos intervertebrales se desecan. Cada año te haces más chiquitito, de cinco a seis milímetros. Los que son bajitos no tienen esos problemas. Si esperan un poco, los demás quedan más pequeños que ellos.

En cualquier caso, el canal de TOU MAi emplea mucha energía para poder mantener –que ésa es una de sus funciones-, al ser humano, recto, desde el punto de vista biológico, físico. La posición bípeda de rectitud se debe a la actividad de la columna vertebral. Y ésta, a su vez, se alimenta

fundamentalmente de la fuerza del TOU MAi: de la energía Original, que es la que nos hace mantenernos rectos.

U N A P E R C E P C I Ó N E S P E C I A L D E L A

R E A L I D A D

Eso nos posibilita, no solamente una posición biológica o fisiológica o estructural recta, sino que, además, eso conlleva unos cambios en nues-tro cerebro, porque nos permite una percepción especial de la realidad, según la cual, nosotros desarrollamos una serie de preferencias, de valo-res, de referencias, que otros seres no tienen.

La adquisición de experiencias mucho más elevadas la da, sin duda, el hecho conjunto de una biología estructural que facilite ese desarrollo.

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Recto, en apariencia, porque por dentro es curvo. La columna, como vemos en el esqueleto, es curva. Necesita curvarse como una serpiente. Las serpientes no se ponen totalmente rectas. La cobra hace una curva para poder mantener una altura...

De hecho, los edificios, en general, están mal hechos. Los edificios deberían hacerse como la columna vertebral –es decir, curvos-, para com-pensar una concavidad con otra. En cambio, se hacen rectos. Claro, tienes que desafiar una serie de elementos, y necesitas unos cimientos enormes. Y siempre son frágiles. Siempre. Gaudí, sí, intentó hacer sus curvas y sus cosas... Lo que pasa es que es más trabajoso, claro, y requiere un cálculo mucho más minucioso.

A lo largo del tiempo, normalmente, los seres se encorvan y se acor-tan porque los discos intervertebrales se desecan. Cada año te haces más chiquitito, de cinco a seis milímetros. Los que son bajitos no tienen esos problemas. Si esperan un poco, los demás quedan más pequeños que ellos.

En cualquier caso, el canal de TOU MAi emplea mucha energía para poder mantener –que ésa es una de sus funciones-, al ser humano, recto, desde el punto de vista biológico, físico. La posición bípeda de rectitud se debe a la actividad de la columna vertebral. Y ésta, a su vez, se alimenta

fundamentalmente de la fuerza del TOU MAi: de la energía Original, que es la que nos hace mantenernos rectos.

U N A P E R C E P C I Ó N E S P E C I A L D E L A

R E A L I D A D

Eso nos posibilita, no solamente una posición biológica o fisiológica o estructural recta, sino que, además, eso conlleva unos cambios en nues-tro cerebro, porque nos permite una percepción especial de la realidad, según la cual, nosotros desarrollamos una serie de preferencias, de valo-res, de referencias, que otros seres no tienen.

La adquisición de experiencias mucho más elevadas la da, sin duda, el hecho conjunto de una biología estructural que facilite ese desarrollo.

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Como en cualquier otro ser, nuestra biología está en concordancia con las posibilidades de relación de nuestro cerebro y de nuestro pensa-miento.

En este caso, la capacidad que desarrolla el ser humano es la de vivir experiencias y consciencias de relación, fuera de su propio cuerpo. Es de-cir, que somos capaces de entusiasmarnos con África… o de amar el océano sin nunca haber buceado... y cosas muy raras... Al decir “muy ra-ras”, queremos decir que, nuestro sistema nervioso central y toda nuestra estructura, tienen capacidad de abordar procesos o ideas o proyectos que ya ni siquiera tienen que ver con nosotros mismos, en cuanto a que nos salimos del entorno supervivencial. Ése es el gran salto que hay en la evolución.

Todos los seres, menos los seres humanos, emplean toda su energía para sobrevivir; para vivir y cumplir un cometido. Nosotros, no. Nosotros empleamos una parte para eso. Pero, ¿y el resto? Con el resto hacemos poesía, cantamos... hacemos una cantidad de tonterías, enorme. Eso es de un cerebro superior. De un cerebro superior, sí, porque es capaz de re-crearse en lo inútil. Eso es parecido a como actúa Dios, que hace ochenta mil mundos para que uno le salga bien. El resto está ahí de adorno. Es como una casa, en la que tú entras en una habitación, y dices: “Bueno, ésta es para dormir”. Pero no llegas y te acuestas, sino que pones unas cortinitas... y aquí la foto de los niños... y aquí la de la señora... y aquí el equipo de música... O sea, una cantidad de cosas, que dices: “Bueno, ¿todo esto hace falta para estar en la casa?” Realmente no hace falta.

Los cerebros evolucionados se valen de lo superfluo para dar sentido a su vida. Si no, no tiene sentido. Si te limitas sólo a comer, a dormir y a reproducirte, ¡ni gusto tienes! Es lo superfluo –el camisón, el pespunte, la puntilla, el perfume, el habla, la vela, la música-… lo que te hace ir a la cama con alguien; no la instintualidad.

Somos seres superfluos que nos recreamos en lo inútil, porque a ese nivel nos salimos de la escala biológica. En niveles inferiores, los seres que vemos tienen que organizarse para sobrevivir y cumplir su ciclo biológico. Nada más.

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Como en cualquier otro ser, nuestra biología está en concordancia con las posibilidades de relación de nuestro cerebro y de nuestro pensa-miento.

En este caso, la capacidad que desarrolla el ser humano es la de vivir experiencias y consciencias de relación, fuera de su propio cuerpo. Es de-cir, que somos capaces de entusiasmarnos con África… o de amar el océano sin nunca haber buceado... y cosas muy raras... Al decir “muy ra-ras”, queremos decir que, nuestro sistema nervioso central y toda nuestra estructura, tienen capacidad de abordar procesos o ideas o proyectos que ya ni siquiera tienen que ver con nosotros mismos, en cuanto a que nos salimos del entorno supervivencial. Ése es el gran salto que hay en la evolución.

Todos los seres, menos los seres humanos, emplean toda su energía para sobrevivir; para vivir y cumplir un cometido. Nosotros, no. Nosotros empleamos una parte para eso. Pero, ¿y el resto? Con el resto hacemos poesía, cantamos... hacemos una cantidad de tonterías, enorme. Eso es de un cerebro superior. De un cerebro superior, sí, porque es capaz de re-crearse en lo inútil. Eso es parecido a como actúa Dios, que hace ochenta mil mundos para que uno le salga bien. El resto está ahí de adorno. Es como una casa, en la que tú entras en una habitación, y dices: “Bueno, ésta es para dormir”. Pero no llegas y te acuestas, sino que pones unas cortinitas... y aquí la foto de los niños... y aquí la de la señora... y aquí el equipo de música... O sea, una cantidad de cosas, que dices: “Bueno, ¿todo esto hace falta para estar en la casa?” Realmente no hace falta.

Los cerebros evolucionados se valen de lo superfluo para dar sentido a su vida. Si no, no tiene sentido. Si te limitas sólo a comer, a dormir y a reproducirte, ¡ni gusto tienes! Es lo superfluo –el camisón, el pespunte, la puntilla, el perfume, el habla, la vela, la música-… lo que te hace ir a la cama con alguien; no la instintualidad.

Somos seres superfluos que nos recreamos en lo inútil, porque a ese nivel nos salimos de la escala biológica. En niveles inferiores, los seres que vemos tienen que organizarse para sobrevivir y cumplir su ciclo biológico. Nada más.

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Nosotros, la supervivencia y el ciclo biológico lo cumplimos de sobra, muy rápidamente. Tardamos biológicamente, es verdad, pero enseguida aparece una cantidad de cosas que realmente no necesitamos.

Nuestro nivel de existencia es diferente. Eso que estamos llamando “accesorio”, “superfluo”, es lo que constituye la esencia diferencial del hombre con respecto al resto de los seres. Eso es lo que nos diferencia: que somos capaces de crear una idea, imaginarnos un viaje, soñar y hacer una poesía, a la vez que estamos clavando clavos o arando un campo.

En cambio, el animal, el buey, va tirando... va tirando y, mientras tanto, no hace ni una miserable poesía. ¡Claro!, porque su “cuadrupeci-dad” y su sistema evolutivo no se lo permiten. Él tiene bastante con so-brevivir y, bueno, de vez en cuando, reaccionar si el amo lo trata mal. Pe-ro eso es parte de su supervivencia.

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Nosotros, la supervivencia y el ciclo biológico lo cumplimos de sobra, muy rápidamente. Tardamos biológicamente, es verdad, pero enseguida aparece una cantidad de cosas que realmente no necesitamos.

Nuestro nivel de existencia es diferente. Eso que estamos llamando “accesorio”, “superfluo”, es lo que constituye la esencia diferencial del hombre con respecto al resto de los seres. Eso es lo que nos diferencia: que somos capaces de crear una idea, imaginarnos un viaje, soñar y hacer una poesía, a la vez que estamos clavando clavos o arando un campo.

En cambio, el animal, el buey, va tirando... va tirando y, mientras tanto, no hace ni una miserable poesía. ¡Claro!, porque su “cuadrupeci-dad” y su sistema evolutivo no se lo permiten. Él tiene bastante con so-brevivir y, bueno, de vez en cuando, reaccionar si el amo lo trata mal. Pe-ro eso es parte de su supervivencia.

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E L G E N O M A “ B A S U R A ”

La diferencia entre el hombre y el resto de los seres vivos está, sobre todo, en el genoma “basura”. Cuando comparamos biológicamente el genoma de un ser con el de otro, la diferencia fundamental reside allí. En el caso del ratón, el 99% de su genoma es idéntico al nuestro, pero noso-tros tenemos mucho genoma “basura”. Le llaman “basura” o “egoísta” o “superfluo”, porque no se sabe qué hace ahí. No codifica proteínas. Ése es el asunto.

Pero, ¿qué otra cosa codifica?... ¡Ah! Probablemente, ése es el que se encarga del pensamiento abstracto, de la idea, de la magia, de los nuevos presupuestos o proyectos, del sortilegio, del hechizo y del embrujo. Probablemente esté en esa onda. Y eso nos da la capacidad de dar el adorno vital a las cosas. En ese sentido, es como un toque de dis-tinción con respecto a la actividad de otros seres –como las plantas, como los animales, como los minerales-... que tienen otro ciclo evolutivo.

T O U M A I . . . E S E L S H A K T I

En todo ese proyecto que acabamos de describir intervienen todas

las energías del organismo pero, en concreto, TOU MAi. Por eso lo hemos elegido. Es el que tiene una participación especialmente significativa, so-bre todo en la vida de afinidad afectiva, amorosa, de atracción...

Como dirían los hindúes, es el “Shakti” sutil que nos permite aden-trarnos en la escalera de los Chakras, para llegar a la contemplación de Dios. Todo eso se realiza a través del amor, a través del Tantra, a través de lo que nosotros llamamos “Soplo Espiritual Sensible”, ¡como una de las vías! Pero también se realiza a través de los cantos devocionales, a través de los ritos... O sea, que hay miles de formas.

En cualquier caso, se está en lo superfluo, en lo que no necesito pa-ra vivir como ser “biológico”.

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E L G E N O M A “ B A S U R A ”

La diferencia entre el hombre y el resto de los seres vivos está, sobre todo, en el genoma “basura”. Cuando comparamos biológicamente el genoma de un ser con el de otro, la diferencia fundamental reside allí. En el caso del ratón, el 99% de su genoma es idéntico al nuestro, pero noso-tros tenemos mucho genoma “basura”. Le llaman “basura” o “egoísta” o “superfluo”, porque no se sabe qué hace ahí. No codifica proteínas. Ése es el asunto.

Pero, ¿qué otra cosa codifica?... ¡Ah! Probablemente, ése es el que se encarga del pensamiento abstracto, de la idea, de la magia, de los nuevos presupuestos o proyectos, del sortilegio, del hechizo y del embrujo. Probablemente esté en esa onda. Y eso nos da la capacidad de dar el adorno vital a las cosas. En ese sentido, es como un toque de dis-tinción con respecto a la actividad de otros seres –como las plantas, como los animales, como los minerales-... que tienen otro ciclo evolutivo.

T O U M A I . . . E S E L S H A K T I

En todo ese proyecto que acabamos de describir intervienen todas

las energías del organismo pero, en concreto, TOU MAi. Por eso lo hemos elegido. Es el que tiene una participación especialmente significativa, so-bre todo en la vida de afinidad afectiva, amorosa, de atracción...

Como dirían los hindúes, es el “Shakti” sutil que nos permite aden-trarnos en la escalera de los Chakras, para llegar a la contemplación de Dios. Todo eso se realiza a través del amor, a través del Tantra, a través de lo que nosotros llamamos “Soplo Espiritual Sensible”, ¡como una de las vías! Pero también se realiza a través de los cantos devocionales, a través de los ritos... O sea, que hay miles de formas.

En cualquier caso, se está en lo superfluo, en lo que no necesito pa-ra vivir como ser “biológico”.

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Ya después, claro, me voy acostumbrando a vivir de esencias y, en-tonces, ya no necesito biológicamente mucha comida.

Y, de hecho, necesito poco. Justo cuando voy perdiendo los valores de Shakti, de la adoración de lo Supremo, es cuando quiero comer y co-mer, y beber. Me ligo a la forma, y tengo gordura o tengo anorexia... Y tengo adipocitos de ésos –de la celulitis y todas esas cosas-. ¿Por qué? Porque estás ahí, enganchado un poco más a lo estructuradamente mate-rial. Si no, cada vez te alimentas más de otras cosas. O sea que, eso que llamamos “superfluo”, constituye un alimento esencial, lo que pasa es que hay que saberlo combinar con un buen vino para que no te encierren y te llamen “loco”.

E L O B S T Á C U L O D E L D E S A M O R

Ahora lo que nos interesa es ver cómo, en ese ser, encontramos un capítulo importantísimo en el que hay un obstáculo, un stop en su evolu-ción. Porque su vía de ascensión hacia el amor por la Creación, y en lo Creado y en el Creador, se ve obstaculizada por las dificultades que tiene de amar, en el plano que le toca de su especie. Como tiene dificultades, se enreda los cuernos –como el toro en una alambrada-, y no sabe por dónde metió el cuerno derecho... Y cuando se da cuenta, pues ya ha me-tido el cuerno izquierdo, y ya está enreda’o... está enreda’o... enreda’o... Y no se desenreda. Como no vayas y le cortes tú el alambre, no se desen-reda.

Ése es motivo de consulta permanente: la ansiedad, la angustia, el desespero... En definitiva, el desamor. El no dar las hiladas o los pespun-tes precisos al amor, para que evolucione; para que se gratifique; para que pierda ese lastre de manipulación, de control, de esclavitud. Porque el amor es un acontecimiento liberador, no esclavizante. Si nos esclaviza... es que no es amor. Es otra historia.

En la medida en que nosotros lo identificamos y lo definimos con palabras, la palabra nos puede ayudar mucho. Digo: “Esto es esclavitud. Estamos esclavizados en la carne, ¿vale?”

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Ya después, claro, me voy acostumbrando a vivir de esencias y, en-tonces, ya no necesito biológicamente mucha comida.

Y, de hecho, necesito poco. Justo cuando voy perdiendo los valores de Shakti, de la adoración de lo Supremo, es cuando quiero comer y co-mer, y beber. Me ligo a la forma, y tengo gordura o tengo anorexia... Y tengo adipocitos de ésos –de la celulitis y todas esas cosas-. ¿Por qué? Porque estás ahí, enganchado un poco más a lo estructuradamente mate-rial. Si no, cada vez te alimentas más de otras cosas. O sea que, eso que llamamos “superfluo”, constituye un alimento esencial, lo que pasa es que hay que saberlo combinar con un buen vino para que no te encierren y te llamen “loco”.

E L O B S T Á C U L O D E L D E S A M O R

Ahora lo que nos interesa es ver cómo, en ese ser, encontramos un capítulo importantísimo en el que hay un obstáculo, un stop en su evolu-ción. Porque su vía de ascensión hacia el amor por la Creación, y en lo Creado y en el Creador, se ve obstaculizada por las dificultades que tiene de amar, en el plano que le toca de su especie. Como tiene dificultades, se enreda los cuernos –como el toro en una alambrada-, y no sabe por dónde metió el cuerno derecho... Y cuando se da cuenta, pues ya ha me-tido el cuerno izquierdo, y ya está enreda’o... está enreda’o... enreda’o... Y no se desenreda. Como no vayas y le cortes tú el alambre, no se desen-reda.

Ése es motivo de consulta permanente: la ansiedad, la angustia, el desespero... En definitiva, el desamor. El no dar las hiladas o los pespun-tes precisos al amor, para que evolucione; para que se gratifique; para que pierda ese lastre de manipulación, de control, de esclavitud. Porque el amor es un acontecimiento liberador, no esclavizante. Si nos esclaviza... es que no es amor. Es otra historia.

En la medida en que nosotros lo identificamos y lo definimos con palabras, la palabra nos puede ayudar mucho. Digo: “Esto es esclavitud. Estamos esclavizados en la carne, ¿vale?”

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No nos hemos engañado diciéndonos que nos amamos mucho y que tal... No, no, no. Eso reservémoslo para cuando tengamos capacidad de no atraparnos mutuamente, de no esclavizarnos y de no llorarnos.

Entonces, empleemos esa palabra. Mientras tanto, no. Empleemos cualquier palabra cuadrúpeda.

La definición exacta de las cosas nos puede llevar a una relación exacta de las cosas. Si sigues siendo “mi hijo” y sigues siendo “mi madre”, entonces yo nunca me voy a desenganchar de esa madre, ni nunca me voy a desenganchar de ese hijo. ¡Claro!, porque es “mi” hijo y porque es “mi” madre. Y siempre vamos a estar ahí. Y dices: “Bueno, ¿y cuándo se va a acabar esto? ¡Pero, hombre!... ¡Dios no me ha podido hacer tan es-clavo que siempre tenga que estar enganchado a mi madre o siempre tenga que estar enganchado a mi hijo!”

Eso es otro de los amores “bonitos”, que es pura esclavitud: Llega el niño, y el niño tiene treinta años, y todavía está “chupando” de la teta de la madre. ¡Hombreeeee! ¿Y para cuándo vas a dejar la teta para algo más divino? ¡Por favor, por favor! Y quien dice la madre, dice el padre. Pero la madre, más. Y llega el niño, y tiene sesenta años, y todavía está con la madre...

Yo tengo pacientes que vienen con su madre de noventa o cien años. Y ellos tienen setenta, ochenta años. Y dices: Bueno, pues com-prendo que pueda haber circunstancias extraordinarias. Pero lo normal es que ese vínculo, una vez que se corta el cordón, pues se vaya deshaciendo, deshaciendo… Y, de repente, veas una señora por la calle, y digas:

-Oye, tú te pareces... Oye, ¡tú no serás mi madre!, ¿no?

-¿Tú no eres Antonio?

-¡Sí!

-¡Es verdad! ¡Tú eres mi hijo! ¿Cómo te va la vida, compadre? ¡Eh, Avemaría! ¡Cuántos años sin vernos...!

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No nos hemos engañado diciéndonos que nos amamos mucho y que tal... No, no, no. Eso reservémoslo para cuando tengamos capacidad de no atraparnos mutuamente, de no esclavizarnos y de no llorarnos.

Entonces, empleemos esa palabra. Mientras tanto, no. Empleemos cualquier palabra cuadrúpeda.

La definición exacta de las cosas nos puede llevar a una relación exacta de las cosas. Si sigues siendo “mi hijo” y sigues siendo “mi madre”, entonces yo nunca me voy a desenganchar de esa madre, ni nunca me voy a desenganchar de ese hijo. ¡Claro!, porque es “mi” hijo y porque es “mi” madre. Y siempre vamos a estar ahí. Y dices: “Bueno, ¿y cuándo se va a acabar esto? ¡Pero, hombre!... ¡Dios no me ha podido hacer tan es-clavo que siempre tenga que estar enganchado a mi madre o siempre tenga que estar enganchado a mi hijo!”

Eso es otro de los amores “bonitos”, que es pura esclavitud: Llega el niño, y el niño tiene treinta años, y todavía está “chupando” de la teta de la madre. ¡Hombreeeee! ¿Y para cuándo vas a dejar la teta para algo más divino? ¡Por favor, por favor! Y quien dice la madre, dice el padre. Pero la madre, más. Y llega el niño, y tiene sesenta años, y todavía está con la madre...

Yo tengo pacientes que vienen con su madre de noventa o cien años. Y ellos tienen setenta, ochenta años. Y dices: Bueno, pues com-prendo que pueda haber circunstancias extraordinarias. Pero lo normal es que ese vínculo, una vez que se corta el cordón, pues se vaya deshaciendo, deshaciendo… Y, de repente, veas una señora por la calle, y digas:

-Oye, tú te pareces... Oye, ¡tú no serás mi madre!, ¿no?

-¿Tú no eres Antonio?

-¡Sí!

-¡Es verdad! ¡Tú eres mi hijo! ¿Cómo te va la vida, compadre? ¡Eh, Avemaría! ¡Cuántos años sin vernos...!

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Algo… un poco más... libertino, ¿no? Y no que estés controlado a los siete, a los catorce, a los treinta, a los cuarenta, a los cincuenta. ¡No, no, no, no! Eso es una cosa terrible, ¿no? Pero terrible de verdad.

Con mi padre y mi madre, ahora que están en oto plano, me llevo estupendamente. Les llamo cuando quiero, me llaman cuando quieren…

No tengo problema. Y tú los recuerdas... “Ahora voy a recordarlos un poco. Hasta el año que viene no quiero saber nada de ellos”.

Pero, en la fase encarnada, pues es un amor muy pegajoso –salvo excepciones, que las hay-. Pero, en general, pegajoso, pringoso. Y tú ves cómo se va labrando desde chiquititos. Claro, luego, ¿cómo cortas eso? Casi imposible. Es esa esclavitud...

Luego, tienes un perro, y ya te esclavizas con el perro. Tienes que ir a todos los sitios con el perro. Luego, tienes una novia: esclavizado con la novia. Luego, tienes un hijo... Pues ahora tienes el hijo, el perro, la mujer y la madre. ¡Cuatro! Luego, encima, tienes que trabajar para mantenerlos. Cinco. Entonces, ¿qué clase de ser evolucionado eres tú? ¿Qué clase de

TOU MAi tienes tú? ¡Tú no tienes ni TOU MAi ni nada! ¡Tú eres un cua-drúpedo!

¡Hombre!, puede ser que se tarde de tres mil a cuatro mil años en disolver estos nudos, pero, mientras tanto, vamos a hacerlos un poco lle-vaderos, ¿no? Por lo menos, vamos a definirlos, a colocarlos en la posi-ción adecuada para que no haya errores. Y no que, claro, finalmente, el amor se convierte en una de las principales causas de enfermedad. ¡Eso no puede ser! Esos son “los grilletes”, “la esclavitud”. Eso no es amor. Eso es ESCLAViTUD. Eso es malo. Hay que cortarlo, deshacerlo y hacerlo otra vez, nuevo; como el jabón cuando se corta.

Algp que, en teoría, si es verdadero, es liberador… que se convierta en un martirio... Y dices: “Algo pasa aquí”. Eso no es lo que hemos dicho, porque, si lo fuera, tiene que ser liberador, alegre, festivo... No sé. Es que estoy fuera de onda. Estoy asustado. Asustado, porque creo que estoy manejando algo valioso, y, realmente, no lo estoy manejando. Estoy ma-nejando otra cosa. Otra cosa, de las múltiples cosas-basura que tenemos.

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Algo… un poco más... libertino, ¿no? Y no que estés controlado a los siete, a los catorce, a los treinta, a los cuarenta, a los cincuenta. ¡No, no, no, no! Eso es una cosa terrible, ¿no? Pero terrible de verdad.

Con mi padre y mi madre, ahora que están en oto plano, me llevo estupendamente. Les llamo cuando quiero, me llaman cuando quieren…

No tengo problema. Y tú los recuerdas... “Ahora voy a recordarlos un poco. Hasta el año que viene no quiero saber nada de ellos”.

Pero, en la fase encarnada, pues es un amor muy pegajoso –salvo excepciones, que las hay-. Pero, en general, pegajoso, pringoso. Y tú ves cómo se va labrando desde chiquititos. Claro, luego, ¿cómo cortas eso? Casi imposible. Es esa esclavitud...

Luego, tienes un perro, y ya te esclavizas con el perro. Tienes que ir a todos los sitios con el perro. Luego, tienes una novia: esclavizado con la novia. Luego, tienes un hijo... Pues ahora tienes el hijo, el perro, la mujer y la madre. ¡Cuatro! Luego, encima, tienes que trabajar para mantenerlos. Cinco. Entonces, ¿qué clase de ser evolucionado eres tú? ¿Qué clase de

TOU MAi tienes tú? ¡Tú no tienes ni TOU MAi ni nada! ¡Tú eres un cua-drúpedo!

¡Hombre!, puede ser que se tarde de tres mil a cuatro mil años en disolver estos nudos, pero, mientras tanto, vamos a hacerlos un poco lle-vaderos, ¿no? Por lo menos, vamos a definirlos, a colocarlos en la posi-ción adecuada para que no haya errores. Y no que, claro, finalmente, el amor se convierte en una de las principales causas de enfermedad. ¡Eso no puede ser! Esos son “los grilletes”, “la esclavitud”. Eso no es amor. Eso es ESCLAViTUD. Eso es malo. Hay que cortarlo, deshacerlo y hacerlo otra vez, nuevo; como el jabón cuando se corta.

Algp que, en teoría, si es verdadero, es liberador… que se convierta en un martirio... Y dices: “Algo pasa aquí”. Eso no es lo que hemos dicho, porque, si lo fuera, tiene que ser liberador, alegre, festivo... No sé. Es que estoy fuera de onda. Estoy asustado. Asustado, porque creo que estoy manejando algo valioso, y, realmente, no lo estoy manejando. Estoy ma-nejando otra cosa. Otra cosa, de las múltiples cosas-basura que tenemos.

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Un negocio de carnes, de gestos y de voces, pero que no llega a culminar en una verdadera atracción amorosa. Porque, cuando la hay…

Los que conocen y aman Nueva York no necesitan estar en Nueva York. A veces están y a veces no están. Con su recuerdo es suficiente.

¡Claro! Yo, para amar a mi madre y a mi padre, no necesito que es-tén pegados a mí. Ellos están en otro plano, desencarnados, y los sigo queriendo mucho.

Es que si no, claro, vamos enlatando lazos y uniones que se vuelven patológicos. Es una pena; ¡pero una penita pena! Por eso, de vez en cuando, vienen bien los viajes de turismo afectivo...

-¿Qué estás?

-De turismo afectivo. No, es que ya llevaba yo mucho tiempo con esta mujer, con este hombre, y ya me estaba atando esta relación, ¿sabes? Me ponía siempre el mismo “Martini”. ¡No cambiaba “ni p’a tres”! Así que me he venido aquí, a la isla de Paramaribo, para ver otras experien-cias y para descongelarme. ¡Estoy de aireo!...

No se trata de buscar nuevas aventuras; simplemente, de des-congestionar la vía de la esclavitud.

Entonces, tú, cuando ves que ya te han puesto un cuarto y medio de grillete –por chantaje, por lloro, por desespero, ¡por lo que sea!... ¡yo qué sé!-, y ves que te tienen atrapado, y que todo el día estás pensando en lo mismo… ¡Ay! ¡Malo, malo, malo, malo!... Claro, hay que hacer algo. Sí. Porque es que si no, se agota el afecto. Eso, que puede ser tan rico... se agota. Se agota porque lo agotan, lo agotan, lo agotan.

Y entonces, de ser esos novios que van así, tan agarrados de la ma-nita, tan pringosones, al cabo de dos o tres años –o menos-, cuando se vayan a dar la mano: “Déjame, que estoy...”. Ya no apetece tanto la mani-ta. Mala cosa. Claro, el organismo es sabio. No le gusta la esclavitud. Lle-ga un momento en que...

-No me toques, no me toques, no me toques.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Un negocio de carnes, de gestos y de voces, pero que no llega a culminar en una verdadera atracción amorosa. Porque, cuando la hay…

Los que conocen y aman Nueva York no necesitan estar en Nueva York. A veces están y a veces no están. Con su recuerdo es suficiente.

¡Claro! Yo, para amar a mi madre y a mi padre, no necesito que es-tén pegados a mí. Ellos están en otro plano, desencarnados, y los sigo queriendo mucho.

Es que si no, claro, vamos enlatando lazos y uniones que se vuelven patológicos. Es una pena; ¡pero una penita pena! Por eso, de vez en cuando, vienen bien los viajes de turismo afectivo...

-¿Qué estás?

-De turismo afectivo. No, es que ya llevaba yo mucho tiempo con esta mujer, con este hombre, y ya me estaba atando esta relación, ¿sabes? Me ponía siempre el mismo “Martini”. ¡No cambiaba “ni p’a tres”! Así que me he venido aquí, a la isla de Paramaribo, para ver otras experien-cias y para descongelarme. ¡Estoy de aireo!...

No se trata de buscar nuevas aventuras; simplemente, de des-congestionar la vía de la esclavitud.

Entonces, tú, cuando ves que ya te han puesto un cuarto y medio de grillete –por chantaje, por lloro, por desespero, ¡por lo que sea!... ¡yo qué sé!-, y ves que te tienen atrapado, y que todo el día estás pensando en lo mismo… ¡Ay! ¡Malo, malo, malo, malo!... Claro, hay que hacer algo. Sí. Porque es que si no, se agota el afecto. Eso, que puede ser tan rico... se agota. Se agota porque lo agotan, lo agotan, lo agotan.

Y entonces, de ser esos novios que van así, tan agarrados de la ma-nita, tan pringosones, al cabo de dos o tres años –o menos-, cuando se vayan a dar la mano: “Déjame, que estoy...”. Ya no apetece tanto la mani-ta. Mala cosa. Claro, el organismo es sabio. No le gusta la esclavitud. Lle-ga un momento en que...

-No me toques, no me toques, no me toques.

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-Pero antes... ¡Si antes estábamos todo el día amasándonos como el pan!

¡Claro! Esclavos del pan. Pero llega un momento en que tú te das cuenta y dices:

“No, no, ché, que me voy a quedar sin levadura. Quita, quita... Quieto, quieto, quieto. Vamos a separarnos un poco, de tanto pringue y tanta cosa”.

Claro, de ser pan ácimo, a tener levadura, hay diferencia. Entonces, el ácimo se deja para los momentos así, intimistas, espiritualistas; y la le-vadura, para otros. Pero claro, si gastas toda la levadura, te quedas en ácimo.

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-Pero antes... ¡Si antes estábamos todo el día amasándonos como el pan!

¡Claro! Esclavos del pan. Pero llega un momento en que tú te das cuenta y dices:

“No, no, ché, que me voy a quedar sin levadura. Quita, quita... Quieto, quieto, quieto. Vamos a separarnos un poco, de tanto pringue y tanta cosa”.

Claro, de ser pan ácimo, a tener levadura, hay diferencia. Entonces, el ácimo se deja para los momentos así, intimistas, espiritualistas; y la le-vadura, para otros. Pero claro, si gastas toda la levadura, te quedas en ácimo.

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U N A C O L U M N A C O N G R I L L E T E S

Vamos a trabajar en la columna vertebral, como representante físico

del TOU MAi.

TOU MAi nos va a liberar de ciertos aspectos esclavizantes del amor. El amor es un acontecimiento liberador, en todas sus formas; no es escla-vizador. Cuando se esclaviza, cuando se materializa al amor, se forman en la columna vertebral esos grilletes que enganchan y que nos hacen escla-vos. Ahí es donde nosotros vamos a ir a parar con nuestras manos, para desobstruir esas esclavitudes y sacar la bola que va encadenada al grillete, que pesa, y tú no la puedes levantar. Pero cuando te desobstruyen la es-palda, coges la bola y... “¡BAAM!”, la lanzas lejos. Ahí se concentra ese amor esclavo. Y va a ser parte de la rutina diaria que, como sanadores, van a tener en su consulta, o en su trabajo, o en la calle:

“Mira. Estoy muy preocupado. Es que mi padre tiene Alzheimer, y llevo cuidándolo un montón de años. Y es que no me acabo de acostum-brar a verlo así. Es que no sabe vestirse, dice chocheces... ¡Si yo he ido con mi padre a las carreras!... ¡Yo he ido...! Y ahora estoy recordando cómo era mi padre, ¿y verle así? El caso es que estoy deprimido porque no soporto ver a mi padre así. Y además, no quiero ingresarle en ningún sitio. Quiero tenerlo... bueno, hasta que pueda, ¿no? Pero estoy hecho polvo”.

Esa persona está esclavizada por el afecto. No sabe cómo llevar ese asunto. Y eso puede durar siete años, diez años, doce años, veinte años... Entonces, a ver cómo le podemos ayudar. Puede seguir existiendo un vín-culo de amor sin que tú te quedes esclavizado. Y podemos decirle: “Bue-no, vamos a ver cómo se organiza usted. Búsquese alguien que le eche una manita. Usted también va, de vez en cuando, pero usted no pierda su ritmo y su candombe. No deje de ir a bailar una vez por semana con su viejita...”

O bien: “Oye, tú sigue con tu ritmo. ¡Hombre, tendrás que acomo-darlo! Si sois más hermanos, os distribuís; o si no, buscad una persona de las que hay, que se dedican a atender a estas personas y a cuidarlas.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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U N A C O L U M N A C O N G R I L L E T E S

Vamos a trabajar en la columna vertebral, como representante físico

del TOU MAi.

TOU MAi nos va a liberar de ciertos aspectos esclavizantes del amor. El amor es un acontecimiento liberador, en todas sus formas; no es escla-vizador. Cuando se esclaviza, cuando se materializa al amor, se forman en la columna vertebral esos grilletes que enganchan y que nos hacen escla-vos. Ahí es donde nosotros vamos a ir a parar con nuestras manos, para desobstruir esas esclavitudes y sacar la bola que va encadenada al grillete, que pesa, y tú no la puedes levantar. Pero cuando te desobstruyen la es-palda, coges la bola y... “¡BAAM!”, la lanzas lejos. Ahí se concentra ese amor esclavo. Y va a ser parte de la rutina diaria que, como sanadores, van a tener en su consulta, o en su trabajo, o en la calle:

“Mira. Estoy muy preocupado. Es que mi padre tiene Alzheimer, y llevo cuidándolo un montón de años. Y es que no me acabo de acostum-brar a verlo así. Es que no sabe vestirse, dice chocheces... ¡Si yo he ido con mi padre a las carreras!... ¡Yo he ido...! Y ahora estoy recordando cómo era mi padre, ¿y verle así? El caso es que estoy deprimido porque no soporto ver a mi padre así. Y además, no quiero ingresarle en ningún sitio. Quiero tenerlo... bueno, hasta que pueda, ¿no? Pero estoy hecho polvo”.

Esa persona está esclavizada por el afecto. No sabe cómo llevar ese asunto. Y eso puede durar siete años, diez años, doce años, veinte años... Entonces, a ver cómo le podemos ayudar. Puede seguir existiendo un vín-culo de amor sin que tú te quedes esclavizado. Y podemos decirle: “Bue-no, vamos a ver cómo se organiza usted. Búsquese alguien que le eche una manita. Usted también va, de vez en cuando, pero usted no pierda su ritmo y su candombe. No deje de ir a bailar una vez por semana con su viejita...”

O bien: “Oye, tú sigue con tu ritmo. ¡Hombre, tendrás que acomo-darlo! Si sois más hermanos, os distribuís; o si no, buscad una persona de las que hay, que se dedican a atender a estas personas y a cuidarlas.

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Bueno, o si no, pues para eso están también los centros de recogida en ese sentido”.

La especie humana se tiene que acomodar. Lo que no se puede hacer es esclavizarse en un determinado momento de la vida, así, sin más. A no ser que sea absolutamente perentorio, claro: “Bueno, es que no hay otra persona... Es que yo no tengo recursos para llevar a mi padre a una residencia”...

El enfermo, por su parte, está en un estado mental en el que le da igual “residencia” que “Hollywood”. Lo que no se puede hacer es, por un mimetismo caritativista, esclavizar otros afectos que se tienen, y dejarlos. ¿Cuándo se van a coger? ¿Cuando se tengan cincuenta años?

¿Cuántas mujeres no han consumido su vida en este planeta –y la siguen consumiendo-, para cuidar al padre o a la madre, de viejos? En los países pobres no hay recursos. Entonces, ¿quién se queda a cuidarlos? La mujer. ¿Y qué etapa coge, de la mujer? Justo la más interesante: entre treinta y cincuenta años. Hasta los treinta, criando a sus hijos, y después, cuidando a sus padres. ¡Pues vaya vida!, ¿eh? Todo, por el afecto. Todo, por la forma perversa de enfocar el amor. Porque si fuera biológico, tú no te tienes que ocupar. Tú has parido, ya se ha ido el niño y... “¡A hacer pu-ñetas! Ya no me acuerdo de ellos. Y mi padre, ni sé quién es, ni sé dónde existe”. Pero como no es sólo biológico sino que está ese impulso afectivo, la historia natural de la mujer, en los países que todavía no han alcanzado otros recursos, es ésta:

“Encontrar al señor. Esclavizarse al señor. Que el señor no le pegue y no la maltrate demasiado. Parir, tener hijos... Estar pendiente e histérica de sus hijos... Si tiene suerte, ir a algún curso nocturno de gimnasia rítmi-ca o de yoga... Echarse un amante –en el mejor de los casos- que tenga un buen futuro, al menos ergonómico... Y nada, esperar a que los padres empiecen a entrar en Alzheimer para ir a cuidarlos. Entre medias –mientras el abuelo entra en Alzheimer o no-, cuidar los nietos... Luego, muere el padre, y el marido es el que entra en chochez. Entonces toca cuidar del marido. Y finalmente ya, de asco, se muere...”

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Bueno, o si no, pues para eso están también los centros de recogida en ese sentido”.

La especie humana se tiene que acomodar. Lo que no se puede hacer es esclavizarse en un determinado momento de la vida, así, sin más. A no ser que sea absolutamente perentorio, claro: “Bueno, es que no hay otra persona... Es que yo no tengo recursos para llevar a mi padre a una residencia”...

El enfermo, por su parte, está en un estado mental en el que le da igual “residencia” que “Hollywood”. Lo que no se puede hacer es, por un mimetismo caritativista, esclavizar otros afectos que se tienen, y dejarlos. ¿Cuándo se van a coger? ¿Cuando se tengan cincuenta años?

¿Cuántas mujeres no han consumido su vida en este planeta –y la siguen consumiendo-, para cuidar al padre o a la madre, de viejos? En los países pobres no hay recursos. Entonces, ¿quién se queda a cuidarlos? La mujer. ¿Y qué etapa coge, de la mujer? Justo la más interesante: entre treinta y cincuenta años. Hasta los treinta, criando a sus hijos, y después, cuidando a sus padres. ¡Pues vaya vida!, ¿eh? Todo, por el afecto. Todo, por la forma perversa de enfocar el amor. Porque si fuera biológico, tú no te tienes que ocupar. Tú has parido, ya se ha ido el niño y... “¡A hacer pu-ñetas! Ya no me acuerdo de ellos. Y mi padre, ni sé quién es, ni sé dónde existe”. Pero como no es sólo biológico sino que está ese impulso afectivo, la historia natural de la mujer, en los países que todavía no han alcanzado otros recursos, es ésta:

“Encontrar al señor. Esclavizarse al señor. Que el señor no le pegue y no la maltrate demasiado. Parir, tener hijos... Estar pendiente e histérica de sus hijos... Si tiene suerte, ir a algún curso nocturno de gimnasia rítmi-ca o de yoga... Echarse un amante –en el mejor de los casos- que tenga un buen futuro, al menos ergonómico... Y nada, esperar a que los padres empiecen a entrar en Alzheimer para ir a cuidarlos. Entre medias –mientras el abuelo entra en Alzheimer o no-, cuidar los nietos... Luego, muere el padre, y el marido es el que entra en chochez. Entonces toca cuidar del marido. Y finalmente ya, de asco, se muere...”

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Ésa es la historia natural. Ése es el ciclo natural desolador de la mu-jer, hoy, en la mayoría de los países.

-¡Cómo? ¡Que yo voy a vivir para esto? ¿Y cuántos ratos buenos voy a pasar?

-Pues en tu caso, tal y como eres y con el tiempo que tienes, como mucho, tres ratos. No más.

-¿Tres?... ¿Cuántos años voy a vivir?

-Pues, unos noventa.

-¿Noventa años, pa’ tres ratos? ¿Y malos?

-4¡Así! ¡Así de “malos” vas a pasar!

Si es macho, a lo mejor va a pasar mejores ratos. Por lo menos, aho-ra. Estamos hablando de ahora. Y todo eso está producido por ese jodido vínculo: “Es que mi hija... Es que mis nietos... ¡Cómo no voy a cuidar yo a mis nietos para que mi hija se libere...! ¡Si es que tiene que pagar el pi-so!”

-¡Cómo voy a dejar yo a mi marido, si está chocho y tonto!...

-¡Por eso lo dejas! ¡Porque ya no vale!, chica. Enciérralo por ahí, en algún sitio en que le dé buena vida alguien.

El caso es que, con todo esto, lo que descubrimos es que el TOU

MAi lo tenemos destrozado. Entonces, ¿qué ocurre con las sociedades un poquito más elevadas, o sea, la clase media, dentro de las sociedades desarrolladas? Pues que las espaldas de esas personas, la columna de esas personas, está francamente mal. Mal. Y ésa es una de las causas habitua-les de patología. Además de la patología afectivo-emocional-psicológico-existencial-genital-emocional –que es diaria, diaria, diaria, diaria; no falla-, encima, la columna duele. Claro, en el fondo te duele toda esa esclavitud en la que te has metido.

4 “Así”, se refiere al gesto de la mano que indica “abundancia”.

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Ésa es la historia natural. Ése es el ciclo natural desolador de la mu-jer, hoy, en la mayoría de los países.

-¡Cómo? ¡Que yo voy a vivir para esto? ¿Y cuántos ratos buenos voy a pasar?

-Pues en tu caso, tal y como eres y con el tiempo que tienes, como mucho, tres ratos. No más.

-¿Tres?... ¿Cuántos años voy a vivir?

-Pues, unos noventa.

-¿Noventa años, pa’ tres ratos? ¿Y malos?

-4¡Así! ¡Así de “malos” vas a pasar!

Si es macho, a lo mejor va a pasar mejores ratos. Por lo menos, aho-ra. Estamos hablando de ahora. Y todo eso está producido por ese jodido vínculo: “Es que mi hija... Es que mis nietos... ¡Cómo no voy a cuidar yo a mis nietos para que mi hija se libere...! ¡Si es que tiene que pagar el pi-so!”

-¡Cómo voy a dejar yo a mi marido, si está chocho y tonto!...

-¡Por eso lo dejas! ¡Porque ya no vale!, chica. Enciérralo por ahí, en algún sitio en que le dé buena vida alguien.

El caso es que, con todo esto, lo que descubrimos es que el TOU

MAi lo tenemos destrozado. Entonces, ¿qué ocurre con las sociedades un poquito más elevadas, o sea, la clase media, dentro de las sociedades desarrolladas? Pues que las espaldas de esas personas, la columna de esas personas, está francamente mal. Mal. Y ésa es una de las causas habitua-les de patología. Además de la patología afectivo-emocional-psicológico-existencial-genital-emocional –que es diaria, diaria, diaria, diaria; no falla-, encima, la columna duele. Claro, en el fondo te duele toda esa esclavitud en la que te has metido.

4 “Así”, se refiere al gesto de la mano que indica “abundancia”.

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Entonces, tienes toda una cantidad de amores “engrillados” –nunca mejor dicho-, en forma de grilletes, que te tiran, que te atan, que te in-movilizan...

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Entonces, tienes toda una cantidad de amores “engrillados” –nunca mejor dicho-, en forma de grilletes, que te tiran, que te atan, que te in-movilizan...

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E N E L F O N D O S O M O S T R O N C O S

Todo eso se va a ver reflejado en la columna vertebral.

Si nosotros sabemos trabajar adecuadamente con las manos, sere-mos capaces de disolver conflictos… aliviar asperezas… generar más con-descendencia… actuar con más flexibilidad en las emociones y en los sen-timientos… hacer que éstos sean más volátiles… Vamos a viajar con el viento; con las nubes. No vamos a viajar en tren. Ni con maletas. Eso es horrible. Eso es de mal gusto. Hay que viajar con el pensamiento, con el verso, con la canción, con la música...

En la medida en que nosotros dejamos fluir esa energía del TOU MAi, a través de resonadores muy específicos –por una parte- y a través de to-do su camino –por otra-, con toda esa monumental cobertura que da el

TOU MAi a todos los órganos y a todas las entrañas, se hace posible que

te digan: “¡Tronco! ¿Cómo vas, tío?”.

“Tronco”, porque TOU MAi controla todo el tronco y toda la cabeza. Todo eso lo tiene controlado. “Las manos y las piernas da igual que te las corten”. El caso es que tú mantengas el tronco y la cabeza. Sin piernas y sin brazos puedes vivir. Ahora, sin tronco o sin cabeza...

Acuérdense de la película “Johnny cogió su fusil”. Aquel hombre no tenía ni brazos ni piernas, sólo tenía tronco y cabeza. Y, gracias a eso, la enfermera se enamoró de él. Es difícil, pero ahí estaba la belleza de la pe-lícula: el ver que, en el fondo, somos troncos. Los brazos y las piernas son un lujo. Poder andar y poder hacer cosas con las manos, ya es una maravi-lla.

El caso es que en el TOU MAi podemos encontrar el alivio para más cosas de las que parece. Trabajando adecuadamente, la persona puede sobrellevar mejor –en el peor de los casos- su esclavitud.

“¿Sabe, doctor, que, después de hablar y de recibir el tratamiento, por fin he conseguido ir a la piscina veinte minutos a la semana? Y eso es para mí, ¡la vida!”

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E N E L F O N D O S O M O S T R O N C O S

Todo eso se va a ver reflejado en la columna vertebral.

Si nosotros sabemos trabajar adecuadamente con las manos, sere-mos capaces de disolver conflictos… aliviar asperezas… generar más con-descendencia… actuar con más flexibilidad en las emociones y en los sen-timientos… hacer que éstos sean más volátiles… Vamos a viajar con el viento; con las nubes. No vamos a viajar en tren. Ni con maletas. Eso es horrible. Eso es de mal gusto. Hay que viajar con el pensamiento, con el verso, con la canción, con la música...

En la medida en que nosotros dejamos fluir esa energía del TOU MAi, a través de resonadores muy específicos –por una parte- y a través de to-do su camino –por otra-, con toda esa monumental cobertura que da el

TOU MAi a todos los órganos y a todas las entrañas, se hace posible que

te digan: “¡Tronco! ¿Cómo vas, tío?”.

“Tronco”, porque TOU MAi controla todo el tronco y toda la cabeza. Todo eso lo tiene controlado. “Las manos y las piernas da igual que te las corten”. El caso es que tú mantengas el tronco y la cabeza. Sin piernas y sin brazos puedes vivir. Ahora, sin tronco o sin cabeza...

Acuérdense de la película “Johnny cogió su fusil”. Aquel hombre no tenía ni brazos ni piernas, sólo tenía tronco y cabeza. Y, gracias a eso, la enfermera se enamoró de él. Es difícil, pero ahí estaba la belleza de la pe-lícula: el ver que, en el fondo, somos troncos. Los brazos y las piernas son un lujo. Poder andar y poder hacer cosas con las manos, ya es una maravi-lla.

El caso es que en el TOU MAi podemos encontrar el alivio para más cosas de las que parece. Trabajando adecuadamente, la persona puede sobrellevar mejor –en el peor de los casos- su esclavitud.

“¿Sabe, doctor, que, después de hablar y de recibir el tratamiento, por fin he conseguido ir a la piscina veinte minutos a la semana? Y eso es para mí, ¡la vida!”

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El hombre llevaba años queriendo ir a una piscina, porque le senta-ba muy bien nadar, y no lo había conseguido. Hasta que un día empiezas a pincharle la espalda por una hernia de disco, y dice: “Oiga, ¿tendrá que ver algo la acupuntura con que yo me haya ido a la piscina?”

Pues sí, porque desobstruimos una serie de obstáculos. Entonces, el paciente encontró ese hueco. Pero es que siempre ha existido ese hueco. Es cuestión de darle preferencia y desligarte de una serie de cosas: “¡De-legue usted en personas, hombre! Sí. ¡Si no lo van a hacer peor que usted! ¿Por qué? Lo harán mucho más mal, pero gracias a eso, cuando llegue us-ted, pues va a ser como Moctezuma, el Rey del Cairo...”

Es conveniente darse cuenta de que, en TOU MAi, vamos a poder manejar todo ese fluido vital que nos ha hecho alcanzar una posición vertical y desarrollar todo un sistema de valores afectivo-emocionales que nos distinguen del resto de las especies.

D E J A R F L U I R E L A G U A

Como vemos, por la descripción minuciosa del canal, todo está liga-do a la vía del Agua; al fluir natural del agua. Por tanto, si dejamos fluir el agua de forma alegre y bullanguera, y, a la vez, profunda y misteriosa –porque no todo es grito y exabrupto sino que también hay profundidad, silencio e intimidad-, entonces, esas aguas se van a manifiestar de diver-sas formas –como fuente, como río, como pozo, como manantial, como arroyo, como mar-, y cada agua nos sabe de diferente forma.

Pues el amor es igual. El curso natural del agua es ser libre. La fuen-te no guarda nada para sí; ni el pozo, ni el riachuelo, ni la cascada, ni... No. No guardan nada para sí, sino que van a fundirse con el mar. Y el mar tampoco guarda nada para sí. Se bambolea para darnos la imagen de cambio, de variedad, de diversidad.

La misma ruta general del agua nos muestra cómo debe ser nuestra vinculación con la vida; nuestra presencia en el ánimo del Amor.

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El hombre llevaba años queriendo ir a una piscina, porque le senta-ba muy bien nadar, y no lo había conseguido. Hasta que un día empiezas a pincharle la espalda por una hernia de disco, y dice: “Oiga, ¿tendrá que ver algo la acupuntura con que yo me haya ido a la piscina?”

Pues sí, porque desobstruimos una serie de obstáculos. Entonces, el paciente encontró ese hueco. Pero es que siempre ha existido ese hueco. Es cuestión de darle preferencia y desligarte de una serie de cosas: “¡De-legue usted en personas, hombre! Sí. ¡Si no lo van a hacer peor que usted! ¿Por qué? Lo harán mucho más mal, pero gracias a eso, cuando llegue us-ted, pues va a ser como Moctezuma, el Rey del Cairo...”

Es conveniente darse cuenta de que, en TOU MAi, vamos a poder manejar todo ese fluido vital que nos ha hecho alcanzar una posición vertical y desarrollar todo un sistema de valores afectivo-emocionales que nos distinguen del resto de las especies.

D E J A R F L U I R E L A G U A

Como vemos, por la descripción minuciosa del canal, todo está liga-do a la vía del Agua; al fluir natural del agua. Por tanto, si dejamos fluir el agua de forma alegre y bullanguera, y, a la vez, profunda y misteriosa –porque no todo es grito y exabrupto sino que también hay profundidad, silencio e intimidad-, entonces, esas aguas se van a manifiestar de diver-sas formas –como fuente, como río, como pozo, como manantial, como arroyo, como mar-, y cada agua nos sabe de diferente forma.

Pues el amor es igual. El curso natural del agua es ser libre. La fuen-te no guarda nada para sí; ni el pozo, ni el riachuelo, ni la cascada, ni... No. No guardan nada para sí, sino que van a fundirse con el mar. Y el mar tampoco guarda nada para sí. Se bambolea para darnos la imagen de cambio, de variedad, de diversidad.

La misma ruta general del agua nos muestra cómo debe ser nuestra vinculación con la vida; nuestra presencia en el ánimo del Amor.

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Somos fieles a la naturaleza del agua y, en esa medida, somos fieles a la naturaleza del Amor de la Creación. No nos estancamos. Cuando las aguas se estancan, se pudren. No es bueno que se estanquen.

Igualmente, cuando el hombre las estanca –cuando hace las presas, por ejemplo-, siempre es con una fuerza descomunal. En cuanto llueva un poquito más, se acabó la presa y se acabó todo. Eso se desborda y, final-mente, se rompe. Es como querer ponerle un parapeto al mar. Espera a que un día haya marea, y ya verás tú lo que te va durar el parapeto. ¡Una fuerza!... “desbestiada”, ¿no? “Desbestiada” es más que bestia... ¿La fuerza del agua? Es una cosa bestial. Te coge… te zarandea… te lanza pa-ra un lado, para otro... Y así va terminando con todo lo que encuentra. ¡Pero con todo! Claro, es que fuera de su sitio es tenebrosa. Y en su sitio, va como tiene que ir.

E L T O U M A I Y E L L Í Q U I D O

C E F A L O R R A Q U Í D E O

En ese sentido, este canal se desarrolla en el cuerpo bajo esa in-fluencia del AGUA, y va por delante... por detrás... aunque tiene un cami-nito. Llama mucho la atención la rama principal, o la que llamamos “prin-cipal”. ¿Por qué? Porque acompaña a toda la columna. Y claro, sabemos que toda esa columna tiene en su interior una vía de agua, que es el Lí-quido Cefalorraquídeo –LCR-; un agua muy especial que se forma arriba, en las cisternas del cerebro, en los cuerpos aracnoideos, y también –parece ser- en otras zonas del canal raquídeo. El líquido cefalorraquídeo se renueva continua y constantemente. Y está super-protegido por las vértebras. Protegen... ¿por qué? Porque el agua, en su emanación más pura, crea el cerebro, y después lo tiene que cuidar con las membranas que envuelven el cerebro. Y lo alimenta por dentro.

O sea, el cerebro alberga una oquedad. Es como una peluca. Cuan-do piensas, te pones la peluca.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Somos fieles a la naturaleza del agua y, en esa medida, somos fieles a la naturaleza del Amor de la Creación. No nos estancamos. Cuando las aguas se estancan, se pudren. No es bueno que se estanquen.

Igualmente, cuando el hombre las estanca –cuando hace las presas, por ejemplo-, siempre es con una fuerza descomunal. En cuanto llueva un poquito más, se acabó la presa y se acabó todo. Eso se desborda y, final-mente, se rompe. Es como querer ponerle un parapeto al mar. Espera a que un día haya marea, y ya verás tú lo que te va durar el parapeto. ¡Una fuerza!... “desbestiada”, ¿no? “Desbestiada” es más que bestia... ¿La fuerza del agua? Es una cosa bestial. Te coge… te zarandea… te lanza pa-ra un lado, para otro... Y así va terminando con todo lo que encuentra. ¡Pero con todo! Claro, es que fuera de su sitio es tenebrosa. Y en su sitio, va como tiene que ir.

E L T O U M A I Y E L L Í Q U I D O

C E F A L O R R A Q U Í D E O

En ese sentido, este canal se desarrolla en el cuerpo bajo esa in-fluencia del AGUA, y va por delante... por detrás... aunque tiene un cami-nito. Llama mucho la atención la rama principal, o la que llamamos “prin-cipal”. ¿Por qué? Porque acompaña a toda la columna. Y claro, sabemos que toda esa columna tiene en su interior una vía de agua, que es el Lí-quido Cefalorraquídeo –LCR-; un agua muy especial que se forma arriba, en las cisternas del cerebro, en los cuerpos aracnoideos, y también –parece ser- en otras zonas del canal raquídeo. El líquido cefalorraquídeo se renueva continua y constantemente. Y está super-protegido por las vértebras. Protegen... ¿por qué? Porque el agua, en su emanación más pura, crea el cerebro, y después lo tiene que cuidar con las membranas que envuelven el cerebro. Y lo alimenta por dentro.

O sea, el cerebro alberga una oquedad. Es como una peluca. Cuan-do piensas, te pones la peluca.

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¿No piensas? Te quitas la peluca. Porque en su interior hay un vacío -están los ventrículos cerebrales, cuya oquedad la llena el agua-.

Los espacios meníngeos delimitados por las llamadas “meninges”, están ocupados por un líquido. Un líquido muy especial, que tiene mucho que ver con la vitalidad del sujeto.

El canal de TOU MAi, no es que vaya por fuera de las apófisis espi-nosas, sino que su energía, como tal, es toda la energía del agua del lí-quido cefalorraquídeo. Por ahí va el canal, lo que pasa es que para noso-tros aflora en la superficie. De hecho, cada resonador está entre apófisis espinosa y apófisis espinosa, en el espacio que dejan unas y otras. La energía, por tanto, está inmiscuída, imbricada, en el líquido cefalorraquí-

deo. Ahí está la energía del TOU MAi, realmente. Y ahí es donde tenemos que actuar. En este caso seguimos refiriéndonos a las manos, pero po-dríamos actuar con las agujas.

Ese fluido es capaz de ascender y descender y, por tanto, en su mo-vimiento de ascenso y de descenso es semejante al agua del planeta. Se mueve. Es semejante al viaje del salmón para aparearse y desovar, que as-ciende contracorriente. Lo curioso de esta agua es que desciende y as-ciende, como todas las aguas de un ser bípedo. Es decir, que la sangre y los líquidos tienen que bajar, pero también tienen que subir; por tanto, necesitan de un bombeo especial.

¿Y cuál es el bombeo especial del líquido cefalorraquídeo? Se mueve por diferentes presiones y, por supuesto, por la propia columna vertebral que, en su movimiento, lo impulsa. En realidad, cada vértebra es un escu-do protector para llevar adelante ese líquido.

Y, si nos fijamos, la apariencia externa de las apófisis espinosas se asemeja a un puerco espín. Es decir, por la espalda somos como un puer-co espín: tenemos pinchos, para evitar que se pueda dañar; para defender, como sea, eso tan preciado, pues ahí va la médula espinal y todas las raí-ces del árbol del cerebro. Claro, queda espacio entre vértebra y vértebra; y ésos son los puntos vulnerables. Pero, de entrada, somos espinosos.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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¿No piensas? Te quitas la peluca. Porque en su interior hay un vacío -están los ventrículos cerebrales, cuya oquedad la llena el agua-.

Los espacios meníngeos delimitados por las llamadas “meninges”, están ocupados por un líquido. Un líquido muy especial, que tiene mucho que ver con la vitalidad del sujeto.

El canal de TOU MAi, no es que vaya por fuera de las apófisis espi-nosas, sino que su energía, como tal, es toda la energía del agua del lí-quido cefalorraquídeo. Por ahí va el canal, lo que pasa es que para noso-tros aflora en la superficie. De hecho, cada resonador está entre apófisis espinosa y apófisis espinosa, en el espacio que dejan unas y otras. La energía, por tanto, está inmiscuída, imbricada, en el líquido cefalorraquí-

deo. Ahí está la energía del TOU MAi, realmente. Y ahí es donde tenemos que actuar. En este caso seguimos refiriéndonos a las manos, pero po-dríamos actuar con las agujas.

Ese fluido es capaz de ascender y descender y, por tanto, en su mo-vimiento de ascenso y de descenso es semejante al agua del planeta. Se mueve. Es semejante al viaje del salmón para aparearse y desovar, que as-ciende contracorriente. Lo curioso de esta agua es que desciende y as-ciende, como todas las aguas de un ser bípedo. Es decir, que la sangre y los líquidos tienen que bajar, pero también tienen que subir; por tanto, necesitan de un bombeo especial.

¿Y cuál es el bombeo especial del líquido cefalorraquídeo? Se mueve por diferentes presiones y, por supuesto, por la propia columna vertebral que, en su movimiento, lo impulsa. En realidad, cada vértebra es un escu-do protector para llevar adelante ese líquido.

Y, si nos fijamos, la apariencia externa de las apófisis espinosas se asemeja a un puerco espín. Es decir, por la espalda somos como un puer-co espín: tenemos pinchos, para evitar que se pueda dañar; para defender, como sea, eso tan preciado, pues ahí va la médula espinal y todas las raí-ces del árbol del cerebro. Claro, queda espacio entre vértebra y vértebra; y ésos son los puntos vulnerables. Pero, de entrada, somos espinosos.

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La columna vertebral es como un tubo de espinas que guarda en su interior lo más preciado, para poder dar constancia de los sentimientos en todo su recorrido.

En el canal se ve cómo hay numerosas ramas que van a ambos lados. Esas ramas serían como pequeños riachuelos de ese mismo líquido –cargado de afectos y emociones-, que van a contactar con la Vejiga, en los resonadores BEN SHEN y en los HUATO –que se localizan entre las apó-fisis transversas-.

L A A C C I Ó N S O B R E T O U M A I

Evidentemente, tenemos que hacer el recorrido desde las zonas más instintuales –abajo, desde el Muladhara, por hacer otra vez referencia a los chakras-, desde el cóccix y el sacro, hasta que ya se oculta en el sopor-te del cerebro: en el Atlas y el Axis. Y luego seguir, por la línea media de cráneo y cara, hasta llegar a la gíngiva.

Es todo un trayecto y unas propuestas que van a tener unas estan-cias muy definidas en los resonadores. Y que luego, cuando trabajemos con ellas, vamos a parar, específicamente, en determinados sitios.

Siempre vamos a tener las pequeñas dificultades propias de las per-sonas muy obesas, pero en este caso, recomendamos que se acuesten de costado, en posición fetal, pues así tenemos más fácil acceso. Claro, hay que apretar mucho más, porque tienen mucho panículo adiposo. En ese caso, un rodillo puede reemplazar la presión de las manos.

Decíamos que íbamos a hacer un recorrido a lo largo del Canal, con

objeto y fin de trabajar en todas las áreas de ese canal de TOU MAi, que nos va a permitir desbloquear, desobstruir, esos acontecimientos antiguos, nuevos, viejos, etc., que se van acumulando ahí, por todo el proceso que ya hemos hablado.

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La columna vertebral es como un tubo de espinas que guarda en su interior lo más preciado, para poder dar constancia de los sentimientos en todo su recorrido.

En el canal se ve cómo hay numerosas ramas que van a ambos lados. Esas ramas serían como pequeños riachuelos de ese mismo líquido –cargado de afectos y emociones-, que van a contactar con la Vejiga, en los resonadores BEN SHEN y en los HUATO –que se localizan entre las apó-fisis transversas-.

L A A C C I Ó N S O B R E T O U M A I

Evidentemente, tenemos que hacer el recorrido desde las zonas más instintuales –abajo, desde el Muladhara, por hacer otra vez referencia a los chakras-, desde el cóccix y el sacro, hasta que ya se oculta en el sopor-te del cerebro: en el Atlas y el Axis. Y luego seguir, por la línea media de cráneo y cara, hasta llegar a la gíngiva.

Es todo un trayecto y unas propuestas que van a tener unas estan-cias muy definidas en los resonadores. Y que luego, cuando trabajemos con ellas, vamos a parar, específicamente, en determinados sitios.

Siempre vamos a tener las pequeñas dificultades propias de las per-sonas muy obesas, pero en este caso, recomendamos que se acuesten de costado, en posición fetal, pues así tenemos más fácil acceso. Claro, hay que apretar mucho más, porque tienen mucho panículo adiposo. En ese caso, un rodillo puede reemplazar la presión de las manos.

Decíamos que íbamos a hacer un recorrido a lo largo del Canal, con

objeto y fin de trabajar en todas las áreas de ese canal de TOU MAi, que nos va a permitir desbloquear, desobstruir, esos acontecimientos antiguos, nuevos, viejos, etc., que se van acumulando ahí, por todo el proceso que ya hemos hablado.

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V I S U A L I Z A C I Ó N

A la hora de abordar la columna y el TOU MAi, lo primero –como

siempre- es ver.

Entonces, uno ve y ve y ve, y dice: “¡Ah, mira!... El hemitórax iz-quierdo está más prominente” –por ejemplo-. O: “El hemitórax derecho está más deprimido. En consecuencia, la paletilla derecha está más pro-minente”. Como hay que tenerlo en cuenta, le preguntamos si hay alguna explicación. “Tengo la clavícula derecha rota. No la ligaron bien y el hueso se acortó”.

Ésa es una posible causa de la irregularidad torácica que apreciamos.

Vemos entonces, de una forma clara, cómo se ha desarrollado más una parte del cuerpo que otra. Quizás haya necesitado años. Y el proceso seguirá, seguramente, lo que pasa es que, ya, muy lentamente. Podríamos hacer algo para recuperar esa musculatura. El problema sería que, por fal-ta de musculatura, no pudiera mover la parrilla costal y tuviera dificulta-des de llenado del pulmón. Pero, en realidad, como la llenura depende fundamentalmente del diafragma, no es una alteración, en principio, lla-mativa.

En este caso, la presión que tenemos que hacer en el lado derecho tiene que ser diferente a la presión en el lado izquierdo. Tenemos que te-ner en cuenta que, en el lado afectado, la sensibilidad no es la misma, porque tiene menos musculatura. No es cuestión de que haya más dolor o menos dolor, sino que, a la hora de explorarlo, tenemos que hacerlo de forma diferente.

La inspección ocular nunca hay que perderla de vista –nunca mejor dicho-, para poder detectar alguna alteración en la columna antes de en-trar en contacto con ella. Por ejemplo, tenemos que observar si hay algu-na desviación –aunque no llegue a ser una escoliosis, que sería evidente-, para asegurarnos de que respira de forma adecuada. Si la respiración cos-tal es escasa, está respirando abdominalmente.

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V I S U A L I Z A C I Ó N

A la hora de abordar la columna y el TOU MAi, lo primero –como

siempre- es ver.

Entonces, uno ve y ve y ve, y dice: “¡Ah, mira!... El hemitórax iz-quierdo está más prominente” –por ejemplo-. O: “El hemitórax derecho está más deprimido. En consecuencia, la paletilla derecha está más pro-minente”. Como hay que tenerlo en cuenta, le preguntamos si hay alguna explicación. “Tengo la clavícula derecha rota. No la ligaron bien y el hueso se acortó”.

Ésa es una posible causa de la irregularidad torácica que apreciamos.

Vemos entonces, de una forma clara, cómo se ha desarrollado más una parte del cuerpo que otra. Quizás haya necesitado años. Y el proceso seguirá, seguramente, lo que pasa es que, ya, muy lentamente. Podríamos hacer algo para recuperar esa musculatura. El problema sería que, por fal-ta de musculatura, no pudiera mover la parrilla costal y tuviera dificulta-des de llenado del pulmón. Pero, en realidad, como la llenura depende fundamentalmente del diafragma, no es una alteración, en principio, lla-mativa.

En este caso, la presión que tenemos que hacer en el lado derecho tiene que ser diferente a la presión en el lado izquierdo. Tenemos que te-ner en cuenta que, en el lado afectado, la sensibilidad no es la misma, porque tiene menos musculatura. No es cuestión de que haya más dolor o menos dolor, sino que, a la hora de explorarlo, tenemos que hacerlo de forma diferente.

La inspección ocular nunca hay que perderla de vista –nunca mejor dicho-, para poder detectar alguna alteración en la columna antes de en-trar en contacto con ella. Por ejemplo, tenemos que observar si hay algu-na desviación –aunque no llegue a ser una escoliosis, que sería evidente-, para asegurarnos de que respira de forma adecuada. Si la respiración cos-tal es escasa, está respirando abdominalmente.

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Pero si de repente viéramos que está respirando mucho con la zona costal, es que hay algún problema serio, y no sería adecuada ni aconseja-ble la acción sanadora que nos disponemos a realizar.

L A P I E L

Es otro aspecto que debemos explorar. Si hay manchas, verrugas... Las que pudieran tener más significado son las verrugas que estén en al-gún sitio concreto.

La espalda es un sitio donde habitualmente hay manchas y pecas. Indican estancamientos de energía. Pero no tiene por qué estar toda la espalda llena de pecas, y en el pecho no haber nada, por ejemplo. La es-palda tiene que estar más o menos limpia, como el tórax. En ese sentido, las pequeñas alteraciones en la coloración siempre se corresponden con pequeños bloqueos que el organismo compensa. No tienen mayor impor-tancia.

C O N T A C T O C O N TOU MAi

Recordemos que es conveniente que el paciente no hable. Lo ideal es que haya un tiempo de silencio.

Normalmente, se debe empezar por la zona del cóccix, es decir, jus-to al comienzo del pliegue interglúteo. Podemos empezar más abajo, pe-ro no lo hacemos, por ser un poco incómodo para la persona; salvo que venga con algún problema específico, como es una coccigodinia –o sea, dolor en la punta del cóccix-.

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Pero si de repente viéramos que está respirando mucho con la zona costal, es que hay algún problema serio, y no sería adecuada ni aconseja-ble la acción sanadora que nos disponemos a realizar.

L A P I E L

Es otro aspecto que debemos explorar. Si hay manchas, verrugas... Las que pudieran tener más significado son las verrugas que estén en al-gún sitio concreto.

La espalda es un sitio donde habitualmente hay manchas y pecas. Indican estancamientos de energía. Pero no tiene por qué estar toda la espalda llena de pecas, y en el pecho no haber nada, por ejemplo. La es-palda tiene que estar más o menos limpia, como el tórax. En ese sentido, las pequeñas alteraciones en la coloración siempre se corresponden con pequeños bloqueos que el organismo compensa. No tienen mayor impor-tancia.

C O N T A C T O C O N TOU MAi

Recordemos que es conveniente que el paciente no hable. Lo ideal es que haya un tiempo de silencio.

Normalmente, se debe empezar por la zona del cóccix, es decir, jus-to al comienzo del pliegue interglúteo. Podemos empezar más abajo, pe-ro no lo hacemos, por ser un poco incómodo para la persona; salvo que venga con algún problema específico, como es una coccigodinia –o sea, dolor en la punta del cóccix-.

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Lo primero que hacemos es, con la mano derecha o con la mano iz-quierda, un recorrido por toda la columna para familiarizarnos con ella, llegando hasta la séptima cervical. Siempre hay que llegar hasta la sépti-ma cervical.

El movimiento que realizamos consiste en seguir la columna con el dedo pulgar, haciendo paradas entre las vértebras. La fricción del pulgar sobre la columna va marcando una línea más enrojecida, que nos va a mostrar si la columna está derecha o un poco desviada.

Hemos hecho una presión ligera. Y si notamos, en alguno de los puntos que hemos tocado, una pequeña reacción por parte de la persona, señal de molestia –aunque no nos haya dicho nada-, ahí vamos a insistir un poquito.

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Lo primero que hacemos es, con la mano derecha o con la mano iz-quierda, un recorrido por toda la columna para familiarizarnos con ella, llegando hasta la séptima cervical. Siempre hay que llegar hasta la sépti-ma cervical.

El movimiento que realizamos consiste en seguir la columna con el dedo pulgar, haciendo paradas entre las vértebras. La fricción del pulgar sobre la columna va marcando una línea más enrojecida, que nos va a mostrar si la columna está derecha o un poco desviada.

Hemos hecho una presión ligera. Y si notamos, en alguno de los puntos que hemos tocado, una pequeña reacción por parte de la persona, señal de molestia –aunque no nos haya dicho nada-, ahí vamos a insistir un poquito.

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Z O N A S A B I E R T A S Y Z O N A S C O N T R A Í D A S

Una vez que reconocemos el trayecto, vamos mucho más despacio, tocando los espacios entre las apófisis espinosas. Podemos encontrarnos, en algunos sitios, una apertura mayor. Cuando esto suceda, podemos marcarlo haciendo una cruz con la uña del pulgar.

Las zonas que hemos marcado tienen una distancia mayor de lo aconsejable entre dos apófisis espinosas. Eso significa que la musculatura, por los impactos, por las preocupaciones –por lo que sea-, ha ido sopor-tando toda esa serie de evoluciones emocionales, y se ha ido compensan-do: se abre más en un sitio, se cierra más en otro… Seguramente, cuando presionemos más, esos espacios van a molestar –es bueno hacerlo, aun-que duela-. Pero no suele ser muy doloroso presionar en la separación que hay entre vértebras. Se presiona sin mayor problema.

Lo primero que tenemos que hacer, siempre, es ir a los espacios demasiado abiertos –a esos huecos que nos llaman la atención- para que recuperen su tono. Los espacios que estén contraídos también nos intere-san. Para ello vamos, a apretar un poquito para ver si hay algún lugar que esté más contracturado que los otros. Pero puede haber soldadura –sin más- de apófisis. Y eso puede que lleve ahí un montón de tiempo y no pasa nada. Luego, ya preguntaremos o mandaremos mover, para ver si es una contractura momentánea o no.

Éstos son los... los peldaños de Dios.

En contra de lo que se podría pensar, antes de ir a los sitios más contracturados –que, en definitiva, están ahí como estancados y bloquea-dos-, vamos a los sitios que han quedado desprotegidos. Si hay demasia-da separación, es señal de que la musculatura está tirando por otro lado. Es decir, como la columna vertebral es una serie de anillos uno detrás de otro, si alguien tira de un lado, se descompensa del otro.

Lo que debemos hacer es fortalecer ese espacio que está vacío, porque si no, tenemos un espacio vulnerable.

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Z O N A S A B I E R T A S Y Z O N A S C O N T R A Í D A S

Una vez que reconocemos el trayecto, vamos mucho más despacio, tocando los espacios entre las apófisis espinosas. Podemos encontrarnos, en algunos sitios, una apertura mayor. Cuando esto suceda, podemos marcarlo haciendo una cruz con la uña del pulgar.

Las zonas que hemos marcado tienen una distancia mayor de lo aconsejable entre dos apófisis espinosas. Eso significa que la musculatura, por los impactos, por las preocupaciones –por lo que sea-, ha ido sopor-tando toda esa serie de evoluciones emocionales, y se ha ido compensan-do: se abre más en un sitio, se cierra más en otro… Seguramente, cuando presionemos más, esos espacios van a molestar –es bueno hacerlo, aun-que duela-. Pero no suele ser muy doloroso presionar en la separación que hay entre vértebras. Se presiona sin mayor problema.

Lo primero que tenemos que hacer, siempre, es ir a los espacios demasiado abiertos –a esos huecos que nos llaman la atención- para que recuperen su tono. Los espacios que estén contraídos también nos intere-san. Para ello vamos, a apretar un poquito para ver si hay algún lugar que esté más contracturado que los otros. Pero puede haber soldadura –sin más- de apófisis. Y eso puede que lleve ahí un montón de tiempo y no pasa nada. Luego, ya preguntaremos o mandaremos mover, para ver si es una contractura momentánea o no.

Éstos son los... los peldaños de Dios.

En contra de lo que se podría pensar, antes de ir a los sitios más contracturados –que, en definitiva, están ahí como estancados y bloquea-dos-, vamos a los sitios que han quedado desprotegidos. Si hay demasia-da separación, es señal de que la musculatura está tirando por otro lado. Es decir, como la columna vertebral es una serie de anillos uno detrás de otro, si alguien tira de un lado, se descompensa del otro.

Lo que debemos hacer es fortalecer ese espacio que está vacío, porque si no, tenemos un espacio vulnerable.

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Para ello, junto la yema del pulgar con la del índice, y cojo un pelliz-co del espacio entre una vértebra y otra. Será mayor o menor, dependien-do de la columna que tenga. Haciéndolo de esta forma, también abarca-mos los HUATO.

M A S A J E D E L T M :

Una vez realizada la inspección y revisión de la columna vertebral,

pasamos al masaje sobre el canal del TOU MAi propiamente dicho. Empe-zaremos el recorrido desde el pliegue ínterglúteo, zona sacra, y recorre-remos a saltos, con el pulgar, esos peldaños que constituyen la columna vertebral, presionando entre las vértebras.

Al llegar a la séptima cervical, la presión se hace suavemente hasta culminar el canal. Nos iremos deteniendo en resonadores específicos a lo largo del trayecto.

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Para ello, junto la yema del pulgar con la del índice, y cojo un pelliz-co del espacio entre una vértebra y otra. Será mayor o menor, dependien-do de la columna que tenga. Haciéndolo de esta forma, también abarca-mos los HUATO.

M A S A J E D E L T M :

Una vez realizada la inspección y revisión de la columna vertebral,

pasamos al masaje sobre el canal del TOU MAi propiamente dicho. Empe-zaremos el recorrido desde el pliegue ínterglúteo, zona sacra, y recorre-remos a saltos, con el pulgar, esos peldaños que constituyen la columna vertebral, presionando entre las vértebras.

Al llegar a la séptima cervical, la presión se hace suavemente hasta culminar el canal. Nos iremos deteniendo en resonadores específicos a lo largo del trayecto.

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C U A T R O R E S O N A D O R E S B Á S I C O S

Haremos especial hincapié en determinados resonadores de la

vía de luz del TOU MAi, que nos interesan particularmente por su nombre alkímico y porque tienen una información muy precisa –aunque todos podrían valer-. Estos son:

MING MEN, La Puerta del Destino, entre la segunda y la tercera lumbar, por debajo de las últimas costillas. Aquí empezamos a usar un poco las uñas para fortalecer esa zona, preguntando siempre si molesta.

¿Qué tenemos entre la sexta y la séptima dorsal? LiNG TAi, Terraza del Espíritu.

SHEN DAO, Ruta o camino del Shen, ¿dónde está situado? Entre la quinta y la sexta dorsal.

Y TAO DAO, La Vía de la Mutación, entre la primera y la segunda vértebra dorsal.

Repetimos: MiNG MEN, LiNG TAi, SHEN DAO y TAO DAO: Puerta del Destino, Terraza del Espíritu, Ruta o Camino del Shen, Vía de la Muta-ción.

Así, vamos ascendiendo con el pulgar entre las vértebras, pre-sionando en todos los espacios intervertebrales, pero deteniéndonos con especial intención en estos resonadores. Y pondremos especial atención en la zona cervical.

L A Z O N A C E R V I C A L

Para la Medicina Tradicional China es una zona muy delicada, una zona límite de tránsito. Esto significa que se va a explorar y se va a traba-jar de otra manera. Hay que hacerlo muy despacio, muy suave. Vamos a recorrer la zona cervical –que es la zona de transferencia, de comunica-

ción- y la zona de las suturas óseas del cráneo –por donde pasa TOU MAi-, hasta llegar a REN ZHONG, El Centro del Hombre, 2 6 T M .

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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C U A T R O R E S O N A D O R E S B Á S I C O S

Haremos especial hincapié en determinados resonadores de la

vía de luz del TOU MAi, que nos interesan particularmente por su nombre alkímico y porque tienen una información muy precisa –aunque todos podrían valer-. Estos son:

MING MEN, La Puerta del Destino, entre la segunda y la tercera lumbar, por debajo de las últimas costillas. Aquí empezamos a usar un poco las uñas para fortalecer esa zona, preguntando siempre si molesta.

¿Qué tenemos entre la sexta y la séptima dorsal? LiNG TAi, Terraza del Espíritu.

SHEN DAO, Ruta o camino del Shen, ¿dónde está situado? Entre la quinta y la sexta dorsal.

Y TAO DAO, La Vía de la Mutación, entre la primera y la segunda vértebra dorsal.

Repetimos: MiNG MEN, LiNG TAi, SHEN DAO y TAO DAO: Puerta del Destino, Terraza del Espíritu, Ruta o Camino del Shen, Vía de la Muta-ción.

Así, vamos ascendiendo con el pulgar entre las vértebras, pre-sionando en todos los espacios intervertebrales, pero deteniéndonos con especial intención en estos resonadores. Y pondremos especial atención en la zona cervical.

L A Z O N A C E R V I C A L

Para la Medicina Tradicional China es una zona muy delicada, una zona límite de tránsito. Esto significa que se va a explorar y se va a traba-jar de otra manera. Hay que hacerlo muy despacio, muy suave. Vamos a recorrer la zona cervical –que es la zona de transferencia, de comunica-

ción- y la zona de las suturas óseas del cráneo –por donde pasa TOU MAi-, hasta llegar a REN ZHONG, El Centro del Hombre, 2 6 T M .

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En casos excepcionales, para trabajar en la columna cervical, pode-mos hacerlo con el paciente sentado o acostado de lado. En ese caso, va-mos a ponerle una silla para que apoye los pies. Hay que proporcionarle una cierta comodidad, por lo menos durante el tratamiento. En suma, debe estar cómodo, tapado, caliente, y con los pies apoyados. Si tiene los pies colgando hay una descompensación.

En la mayoría de los casos lo haremos con el paciente acostado, si acaso girando un poco la cabeza, o elevándola, cuando accedamos a la frente, nariz y parte superior de la boca.

Para actuar en la columna cervical le pedimos que baje la cabeza. Vamos a pasar por el cuello muy suavemente, hasta el occipital. Lo reco-rreremos con los dedos “medio”, “índice” y “anular”, de tal forma que el

dedo medio se acopla a la línea del TOU MAi por cuello y cabeza, y los dedos índice y anular quedan a ambos lados. En principio, aparentemente, estamos haciendo lo mismo que en el resto de la columna, pero ahora, casi sin presionar. Hacemos una especial incidencia en la séptima cervical, y entre la séptima y la primera dorsal. Marcaremos la línea de energía de

la Vejiga, pues es el soporte que emplea el TOU MAi.

Continuamos hasta SHEN TING, Palacio Divino, 2 4 T M , que está en el límite de los cabellos. Nos detenemos en YIN TANG... y seguimos ba-jando. Con el dedo corazón –el dedo del Maestro de Corazón-, damos unos golpecitos en el 2 6 T M , REN ZHONG o SHUI GOU, El Centro del Hombre o La Ruta del Agua, para recordarle lo “dura” que es la vida, pe-ro lo buena que puede ser tam-bién.

Ya hemos hecho todo el

recorrido del TOU MAi.

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En casos excepcionales, para trabajar en la columna cervical, pode-mos hacerlo con el paciente sentado o acostado de lado. En ese caso, va-mos a ponerle una silla para que apoye los pies. Hay que proporcionarle una cierta comodidad, por lo menos durante el tratamiento. En suma, debe estar cómodo, tapado, caliente, y con los pies apoyados. Si tiene los pies colgando hay una descompensación.

En la mayoría de los casos lo haremos con el paciente acostado, si acaso girando un poco la cabeza, o elevándola, cuando accedamos a la frente, nariz y parte superior de la boca.

Para actuar en la columna cervical le pedimos que baje la cabeza. Vamos a pasar por el cuello muy suavemente, hasta el occipital. Lo reco-rreremos con los dedos “medio”, “índice” y “anular”, de tal forma que el

dedo medio se acopla a la línea del TOU MAi por cuello y cabeza, y los dedos índice y anular quedan a ambos lados. En principio, aparentemente, estamos haciendo lo mismo que en el resto de la columna, pero ahora, casi sin presionar. Hacemos una especial incidencia en la séptima cervical, y entre la séptima y la primera dorsal. Marcaremos la línea de energía de

la Vejiga, pues es el soporte que emplea el TOU MAi.

Continuamos hasta SHEN TING, Palacio Divino, 2 4 T M , que está en el límite de los cabellos. Nos detenemos en YIN TANG... y seguimos ba-jando. Con el dedo corazón –el dedo del Maestro de Corazón-, damos unos golpecitos en el 2 6 T M , REN ZHONG o SHUI GOU, El Centro del Hombre o La Ruta del Agua, para recordarle lo “dura” que es la vida, pe-ro lo buena que puede ser tam-bién.

Ya hemos hecho todo el

recorrido del TOU MAi.

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R E G U L A C I Ó N G E N E R A L

M A S A J E D E L O S H U A T O :

Haremos ahora una maniobra de regulación general, con los nudi-llos, para todos los resonadores que están en la zona de los HUATO. Es decir, nos hemos encontrado una pequeña descompensación, y le hemos estimulado el vacío. Y ahora, como la columna es un todo, vamos a com-pensarla entera. Y lo vamos a hacer con los dos nudillos de los dedos ín-dice y medio.

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R E G U L A C I Ó N G E N E R A L

M A S A J E D E L O S H U A T O :

Haremos ahora una maniobra de regulación general, con los nudi-llos, para todos los resonadores que están en la zona de los HUATO. Es decir, nos hemos encontrado una pequeña descompensación, y le hemos estimulado el vacío. Y ahora, como la columna es un todo, vamos a com-pensarla entera. Y lo vamos a hacer con los dos nudillos de los dedos ín-dice y medio.

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Cada vez que compensemos determinados resonadores –los que sean-, inmediatamente después hay que recorrer toda la columna para hacer una regulación general.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Cada vez que compensemos determinados resonadores –los que sean-, inmediatamente después hay que recorrer toda la columna para hacer una regulación general.

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E L T R E N O . . . E L R I E L

Ahora vamos a hacer lo que nosotros llamamos “el tren” o “el riel”. La columna es un riel. Y las apófisis vertebrales van a quedar entre medias de los dedos índice y medio, flexionados. La maniobra es de “ascenso con roce”, y ambos nudillos corren sobre el riel formado por las apófisis espi-nosas.

La columna va en medio de los nudillos de esos dos dedos, de tal forma que las apófisis espinosas me sirven de riel. No es que se apriete mucho. Es parecido al anterior, pero la diferencia es que en el movimiento anterior –el de regulación general- no tocábamos las apófisis espinosas; quedaban en la oquedad. Ahora, damos vuelta a la mano y las tocamos, y en lugar de ascender como quien pone un sello –a saltos-, en este caso vamos rozando de abajo a arriba y de forma continua. Y se va marcando la columna. Y a la vez estamos estimulando los resonadores HUATO JiA Ji.

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E L T R E N O . . . E L R I E L

Ahora vamos a hacer lo que nosotros llamamos “el tren” o “el riel”. La columna es un riel. Y las apófisis vertebrales van a quedar entre medias de los dedos índice y medio, flexionados. La maniobra es de “ascenso con roce”, y ambos nudillos corren sobre el riel formado por las apófisis espi-nosas.

La columna va en medio de los nudillos de esos dos dedos, de tal forma que las apófisis espinosas me sirven de riel. No es que se apriete mucho. Es parecido al anterior, pero la diferencia es que en el movimiento anterior –el de regulación general- no tocábamos las apófisis espinosas; quedaban en la oquedad. Ahora, damos vuelta a la mano y las tocamos, y en lugar de ascender como quien pone un sello –a saltos-, en este caso vamos rozando de abajo a arriba y de forma continua. Y se va marcando la columna. Y a la vez estamos estimulando los resonadores HUATO JiA Ji.

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R E C A P I T U L A M O S :

C o n d i c i o n e s g e n e r a l e s d e l m a s a j e :

Primero: Inspección visual.

Segundo: Respetar la intimidad del paciente.

Alguna pregunta –si procede- por alguna cosa que nos llame la atención. Nosotros no tenemos porqué preguntar nada. Porque la perso-na, a lo mejor nos cuenta un cuento chino o nos habla de Marilyn Monroe. ¡Para qué vamos a preguntar! El caso es situarle bien. Que se sienta en su esfera. Preguntar lo menos posible.

El paciente ya nos ha dicho que, bueno, quiere que le pongamos psíquicamente bien, porque anda él así, con sus montajes y tal, que no están... que no le encajan... Pues vamos, ¿para qué chismorrear? ¿Que él quiere hablar y tal y cual...? O antes, o después del tratamiento. “Duran-te”, no. “Durante”, que esté callado. Y el terapeuta también.

Hablar durante el masaje no es conveniente. Hay que crear un clímax. Un pequeño clímax de un poquito de música o un canturreo per-sonal del sanador; algo que favorezca la acción.

Es importante que no se pregunte nada específicamente. O sea, sí, ya sabemos que “estás hecho polvo”... ¡Y no queremos saber más! Tam-poco al paciente le apetece mucho que le saquen su intimidad.

De entrada, no es necesario hacer una gran historia clínica específica sobre su estado emocional. Partimos de la base de que la persona ha ve-nido a vernos porque tiene angustia, tiene ansiedad, está mal y quiere que le echemos una mano. Bien. No se pongan en plan inspector: “Bueno, ¿y qué te pasa? Y, cuando eras niña, ¿te violó tu padre, o no?”

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R E C A P I T U L A M O S :

C o n d i c i o n e s g e n e r a l e s d e l m a s a j e :

Primero: Inspección visual.

Segundo: Respetar la intimidad del paciente.

Alguna pregunta –si procede- por alguna cosa que nos llame la atención. Nosotros no tenemos porqué preguntar nada. Porque la perso-na, a lo mejor nos cuenta un cuento chino o nos habla de Marilyn Monroe. ¡Para qué vamos a preguntar! El caso es situarle bien. Que se sienta en su esfera. Preguntar lo menos posible.

El paciente ya nos ha dicho que, bueno, quiere que le pongamos psíquicamente bien, porque anda él así, con sus montajes y tal, que no están... que no le encajan... Pues vamos, ¿para qué chismorrear? ¿Que él quiere hablar y tal y cual...? O antes, o después del tratamiento. “Duran-te”, no. “Durante”, que esté callado. Y el terapeuta también.

Hablar durante el masaje no es conveniente. Hay que crear un clímax. Un pequeño clímax de un poquito de música o un canturreo per-sonal del sanador; algo que favorezca la acción.

Es importante que no se pregunte nada específicamente. O sea, sí, ya sabemos que “estás hecho polvo”... ¡Y no queremos saber más! Tam-poco al paciente le apetece mucho que le saquen su intimidad.

De entrada, no es necesario hacer una gran historia clínica específica sobre su estado emocional. Partimos de la base de que la persona ha ve-nido a vernos porque tiene angustia, tiene ansiedad, está mal y quiere que le echemos una mano. Bien. No se pongan en plan inspector: “Bueno, ¿y qué te pasa? Y, cuando eras niña, ¿te violó tu padre, o no?”

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¡Sí! ¡Todo eso está en la espalda! Ya lo sabemos. Vamos a deshacer-lo para que eso no sea un obstáculo. ¿Que luego la persona –después del masaje- quiere hablar... o tiene una pequeña catarsis y llora, y quiere co-mentarlo? ¡Ah! Estupendo. Pero para el trabajo que vamos a hacer, no necesito que me cuente nada. Tengo que cerciorarme, eso sí, de que físi-camente no tenga ningún problema por el que yo pueda causarle daño al hacer el masaje. Por eso hay que mirar primero, tocar, ver cómo está el terreno –como hacíamos con sus pies-, y después... “¡Ah!, bien. Puedo trabajar. Perfecto”.

Voy a desobstruir eso, a desestructurar, teniendo en la mente y en la cabeza que esa columna es todo un recuerdo de ascensión en la expe-riencia de amor que tiene el sujeto.

Todo eso que hemos hablado antes tenemos que tenerlo en cuenta antes de dar el masaje; o mientras lo damos.

Eso es muy importante.

Y en esa medida, nuestra intención va a actuar sobre la persona. En esa medida va a notar que determinadas cosas empiezan a fluir; determi-nadas preocupaciones empiezan a ser menos intensas; empieza a dormir mejor; tiene menos ansiedad por las cosas; tiene menos angustia... ¡Es así! O sea, que hemos de respetar un poco la intimidad.

El trabajo sobre TOU MAi se proyecta sobre la energía original, en cuyo caso, hay todo un proyecto de vida que tiene el Universo para esa persona, y nosotros tenemos que ser muy respetuosos con ello. Bueno, podemos hablar un poquito:

-Bueno, ¿qué te pasa?, ¿qué te ocurre?

-No, es que tengo problemas en casa.

Si nos dice que tiene problemas en casa, pues podemos suponer qué tipo de problemas. Y no comenzar: “¿Y qué tipo de problemas? A ver, ¿cuántas veces?, ¿cómo es?, ¿te pega o no te pega?”... Desgraciadamen-te, eso es muy frecuente entre los médicos: “el pregunteo”.

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¡Sí! ¡Todo eso está en la espalda! Ya lo sabemos. Vamos a deshacer-lo para que eso no sea un obstáculo. ¿Que luego la persona –después del masaje- quiere hablar... o tiene una pequeña catarsis y llora, y quiere co-mentarlo? ¡Ah! Estupendo. Pero para el trabajo que vamos a hacer, no necesito que me cuente nada. Tengo que cerciorarme, eso sí, de que físi-camente no tenga ningún problema por el que yo pueda causarle daño al hacer el masaje. Por eso hay que mirar primero, tocar, ver cómo está el terreno –como hacíamos con sus pies-, y después... “¡Ah!, bien. Puedo trabajar. Perfecto”.

Voy a desobstruir eso, a desestructurar, teniendo en la mente y en la cabeza que esa columna es todo un recuerdo de ascensión en la expe-riencia de amor que tiene el sujeto.

Todo eso que hemos hablado antes tenemos que tenerlo en cuenta antes de dar el masaje; o mientras lo damos.

Eso es muy importante.

Y en esa medida, nuestra intención va a actuar sobre la persona. En esa medida va a notar que determinadas cosas empiezan a fluir; determi-nadas preocupaciones empiezan a ser menos intensas; empieza a dormir mejor; tiene menos ansiedad por las cosas; tiene menos angustia... ¡Es así! O sea, que hemos de respetar un poco la intimidad.

El trabajo sobre TOU MAi se proyecta sobre la energía original, en cuyo caso, hay todo un proyecto de vida que tiene el Universo para esa persona, y nosotros tenemos que ser muy respetuosos con ello. Bueno, podemos hablar un poquito:

-Bueno, ¿qué te pasa?, ¿qué te ocurre?

-No, es que tengo problemas en casa.

Si nos dice que tiene problemas en casa, pues podemos suponer qué tipo de problemas. Y no comenzar: “¿Y qué tipo de problemas? A ver, ¿cuántas veces?, ¿cómo es?, ¿te pega o no te pega?”... Desgraciadamen-te, eso es muy frecuente entre los médicos: “el pregunteo”.

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Que el paciente diga lo que quiera. Para que él se sienta a gusto y podamos realizar el masaje a gusto, tenemos que preguntar poco.

El ambiente general tiene que ser un ambiente cálido, agradable; que no haga frío. Siempre hay que procurar ir tapándole para que tenga calor.

El masaje puede ser realizado sobre el suelo o en una camilla. Pue-de haber un poquito de música, pero que no interfiera con el silencio. La música tenemos que seleccionarla muy bien. Hay algo ahí, de fondo, que se está oyendo. En las películas americanas te dan el masaje y, mientras tanto, los gángsteres acuerdan a quién van a matar y a quién van a robar; pero aquí, no. Aquí tiene que ser en silencio. Si queremos poner un po-quito de música…. Pero no es necesario poner música.

Si es de día, pues es de día; que entre la luz. Y si es de tarde-noche, pues que haya un poco de penumbra para que la persona se relaje.

Siempre, después de una actividad energética, conviene dejar unos minutos de reposo.

Tercero: Ocuparse de los espacios intervertebrales vacíos. No se empeñen sistemáticamente en disolver un nudo de energía. No. Estimulen el sitio donde no hay energía, para que él tire fisiológicamente de ese nu-do. A veces, disolver un nudo cuesta mucho, hace mucho daño, lo pasas fatal, y no consigues disolverlo.

Si hay dolor, se va poquito a poco, poquito a poco, poquito a poco... Si vemos que es muy doloroso, pues vamos despacio... despacio... El dolor es un mecanismo de alerta que tiene el organismo; no es para que le hagan más daño. Como decía “El Juramento Hipocrático”: Lo primero que hay que saber como sanador es que no hay que hacer daño. Hoy, eso ya no funciona. Ya, por sistema, te dicen que se te va a caer el pelo... te van a hacer radioterapia... luego te van a hacer un transplante de médula... lo vas a pasar fatal... y, si hay suerte –en el 20% de los casos- te pondrás bien. Y si no, ¡oye!, ¡pues así es la vida!

En cualquier caso, siempre tener la cautela de que... “¿Aquí duele? Bueno, espere. Espere, a ver si yo puedo calmar este dolor”.

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Que el paciente diga lo que quiera. Para que él se sienta a gusto y podamos realizar el masaje a gusto, tenemos que preguntar poco.

El ambiente general tiene que ser un ambiente cálido, agradable; que no haga frío. Siempre hay que procurar ir tapándole para que tenga calor.

El masaje puede ser realizado sobre el suelo o en una camilla. Pue-de haber un poquito de música, pero que no interfiera con el silencio. La música tenemos que seleccionarla muy bien. Hay algo ahí, de fondo, que se está oyendo. En las películas americanas te dan el masaje y, mientras tanto, los gángsteres acuerdan a quién van a matar y a quién van a robar; pero aquí, no. Aquí tiene que ser en silencio. Si queremos poner un po-quito de música…. Pero no es necesario poner música.

Si es de día, pues es de día; que entre la luz. Y si es de tarde-noche, pues que haya un poco de penumbra para que la persona se relaje.

Siempre, después de una actividad energética, conviene dejar unos minutos de reposo.

Tercero: Ocuparse de los espacios intervertebrales vacíos. No se empeñen sistemáticamente en disolver un nudo de energía. No. Estimulen el sitio donde no hay energía, para que él tire fisiológicamente de ese nu-do. A veces, disolver un nudo cuesta mucho, hace mucho daño, lo pasas fatal, y no consigues disolverlo.

Si hay dolor, se va poquito a poco, poquito a poco, poquito a poco... Si vemos que es muy doloroso, pues vamos despacio... despacio... El dolor es un mecanismo de alerta que tiene el organismo; no es para que le hagan más daño. Como decía “El Juramento Hipocrático”: Lo primero que hay que saber como sanador es que no hay que hacer daño. Hoy, eso ya no funciona. Ya, por sistema, te dicen que se te va a caer el pelo... te van a hacer radioterapia... luego te van a hacer un transplante de médula... lo vas a pasar fatal... y, si hay suerte –en el 20% de los casos- te pondrás bien. Y si no, ¡oye!, ¡pues así es la vida!

En cualquier caso, siempre tener la cautela de que... “¿Aquí duele? Bueno, espere. Espere, a ver si yo puedo calmar este dolor”.

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Pero no con otro dolor, en principio. A lo mejor sí, porque, por ejemplo, te has luxado un brazo y te duele. Pues hay que estirar, y darle la vuelta y colocarlo. Ahí, sí. Ahí es una cosa necesaria. No queda más reme-dio. Pero si no, en el caso del que estamos hablando ahora, de la espalda, no hay por qué provocar dolor. “¿Ahí duele?” Pues bueno, poco a poco, despacito, poco a poco... y el dolor se va mitigando, se va anestesiando –por así decirlo-, se va desbloqueando... ¿Que tardas, en vez de una se-sión, cinco? ¡Pues cinco! ¡Qué le vas a hacer! Pero, ¿por qué tienes que desbloquearlo en una, y dejar al tío cojo? O sea, poco a poco, poco a po-co...

Es que la vida es así. Quiero decir, la vida se hace poco a poco y, gracias a eso, dura mucho. Si fuera muy deprisa –como la viven algunos- se agotaría muy pronto.

En el espacio dilatado entre vértebra y vértebra –lo que llamamos los espacios vacíos- la energía se ha dispersado. No hay energía, porque hay otro sitio que tira de ella. Es como un enganche. Si tira de un sitio y tira de otro, se abre. Lo primero que tengo que hacer es estimular el vacío, antes que dispersar la concentración –que, habitualmente, es dolorosa-.

Otras veces la dilatación es dolorosa, porque ha pillado alguna raici-lla nerviosa o algún canal de energía. Ante el dolor, siempre hay que tener cuidado de no producir más dolor.

Cuarto: El masaje del canal TOU MAi, propiamente dicho, con el pulgar, parando en los resonadores indicados.

Quinto: Masaje de los HUATO con el dedo índice y el dedo medio flexionados, y moviéndose de abajo a arriba entre las vértebras, con cierta presión –como el movimiento de un sello-.

Sexto: Masaje de los HUATO y de las apófisis espinosas. Dando la vuelta a la mano, hacemos el tren o el riel.

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Pero no con otro dolor, en principio. A lo mejor sí, porque, por ejemplo, te has luxado un brazo y te duele. Pues hay que estirar, y darle la vuelta y colocarlo. Ahí, sí. Ahí es una cosa necesaria. No queda más reme-dio. Pero si no, en el caso del que estamos hablando ahora, de la espalda, no hay por qué provocar dolor. “¿Ahí duele?” Pues bueno, poco a poco, despacito, poco a poco... y el dolor se va mitigando, se va anestesiando –por así decirlo-, se va desbloqueando... ¿Que tardas, en vez de una se-sión, cinco? ¡Pues cinco! ¡Qué le vas a hacer! Pero, ¿por qué tienes que desbloquearlo en una, y dejar al tío cojo? O sea, poco a poco, poco a po-co...

Es que la vida es así. Quiero decir, la vida se hace poco a poco y, gracias a eso, dura mucho. Si fuera muy deprisa –como la viven algunos- se agotaría muy pronto.

En el espacio dilatado entre vértebra y vértebra –lo que llamamos los espacios vacíos- la energía se ha dispersado. No hay energía, porque hay otro sitio que tira de ella. Es como un enganche. Si tira de un sitio y tira de otro, se abre. Lo primero que tengo que hacer es estimular el vacío, antes que dispersar la concentración –que, habitualmente, es dolorosa-.

Otras veces la dilatación es dolorosa, porque ha pillado alguna raici-lla nerviosa o algún canal de energía. Ante el dolor, siempre hay que tener cuidado de no producir más dolor.

Cuarto: El masaje del canal TOU MAi, propiamente dicho, con el pulgar, parando en los resonadores indicados.

Quinto: Masaje de los HUATO con el dedo índice y el dedo medio flexionados, y moviéndose de abajo a arriba entre las vértebras, con cierta presión –como el movimiento de un sello-.

Sexto: Masaje de los HUATO y de las apófisis espinosas. Dando la vuelta a la mano, hacemos el tren o el riel.

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M A S A J E D E L O S I U D E L A E S P A L D A :

Volvemos a dar la vuelta a la mano, y de nuevo pasamos con el de-do índice y el medio a ambos lados de la columna –como el movimiento de un sello, de abajo a arriba-, pero abriendo más los dos dedos, de for-ma que vayan en la línea de los resonadores IU de la espalda.

En el caso de que no nos dé la apertura de los dedos para la línea de los resonadores IU, podríamos hacer el recorrido de abajo a arriba con el pulgar. Seguimos esa línea de vejiga, en “lanzadera”, con el pulgar, pero

lo hacemos de abajo a arriba. El sentido es el apoyo a la energía del TOU

MAi, que es el canal protagonista en este masaje, ya que sostiene toda la espalda y las vivencias emocionales del ser –como hemos comentado an-tes-

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M A S A J E D E L O S I U D E L A E S P A L D A :

Volvemos a dar la vuelta a la mano, y de nuevo pasamos con el de-do índice y el medio a ambos lados de la columna –como el movimiento de un sello, de abajo a arriba-, pero abriendo más los dos dedos, de for-ma que vayan en la línea de los resonadores IU de la espalda.

En el caso de que no nos dé la apertura de los dedos para la línea de los resonadores IU, podríamos hacer el recorrido de abajo a arriba con el pulgar. Seguimos esa línea de vejiga, en “lanzadera”, con el pulgar, pero

lo hacemos de abajo a arriba. El sentido es el apoyo a la energía del TOU

MAi, que es el canal protagonista en este masaje, ya que sostiene toda la espalda y las vivencias emocionales del ser –como hemos comentado an-tes-

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L O S B E N S H E N

Después de haber hecho todo el recorrido por TOU MAi, y por la lí-nea de los HUATO –con el riel o el tren-, el siguiente paso es actuar sobre la rama secundaria del canal de Vejiga. Dicha rama, que va a ser irrigada

por el TOU MAi, se corresponde con la tercera línea de Vejiga, donde asientan los resonadores BEN SHEN. Se localiza a tres distancias –tres cun-, lateralmente a la columna vertebral.

Aquí, con las manos juntas, una al lado de la otra, y propulsando todos los dedos a modo de golpeteo, ascendiendo y descendiendo longi-tudinalmente varias veces sobre la línea de los BEN SHEN, hacemos un movimiento de masajeo intenso, al que llamamos humorísticamente “la silla eléctrica”. Se le quedarán marcadas perfectamente unas líneas rojas en la piel. Así iremos observando cómo se van caracterizando los BEN

SHEN. Y podemos encontrar que, por ejemplo, las marcas son más inten-sas en la parte superior –áreas del psiquismo del corazón y del pulmón- y menos intensas en la parte inferior. También podemos encontrarlas más intensas en el lado derecho que en el izquierdo...

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L O S B E N S H E N

Después de haber hecho todo el recorrido por TOU MAi, y por la lí-nea de los HUATO –con el riel o el tren-, el siguiente paso es actuar sobre la rama secundaria del canal de Vejiga. Dicha rama, que va a ser irrigada

por el TOU MAi, se corresponde con la tercera línea de Vejiga, donde asientan los resonadores BEN SHEN. Se localiza a tres distancias –tres cun-, lateralmente a la columna vertebral.

Aquí, con las manos juntas, una al lado de la otra, y propulsando todos los dedos a modo de golpeteo, ascendiendo y descendiendo longi-tudinalmente varias veces sobre la línea de los BEN SHEN, hacemos un movimiento de masajeo intenso, al que llamamos humorísticamente “la silla eléctrica”. Se le quedarán marcadas perfectamente unas líneas rojas en la piel. Así iremos observando cómo se van caracterizando los BEN

SHEN. Y podemos encontrar que, por ejemplo, las marcas son más inten-sas en la parte superior –áreas del psiquismo del corazón y del pulmón- y menos intensas en la parte inferior. También podemos encontrarlas más intensas en el lado derecho que en el izquierdo...

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De esta forma hemos atendido a toda la esfera de su psiquismo,

pensando sobre todo en las posibilidades que aporta el TOU MAi. Puesto

que hay ramas del TOU MAi –secundaria dorsal ascendente y vasos secun-darios- que van a conectar con todo esto.

E S P A N T A N D O F A N T A S M A S

Y ahora hay que espantar lo que se llaman “los fantasmas.” Hay que pillarlos por sorpresa siempre.

Tenemos que favorecer que la energía circule bien. Para ello hace-mos palmoteos en toda la espalda con las palmas de las manos, subiendo y bajando. Es como muy ‘tucutucutu’... pero no hacemos daño. El masaje tiene que coger por sorpresa al paciente. Claro, no hay que decirlo, para que todas las ramitas secundarias se desbloqueen. Todas esas pequeñas ideas tontas que nos vienen, que se nos pasan por la cabeza... todo eso, con unos cuantos golpes, se diluye. Y el paciente, que estaba con el re-concome –reco-rreco-rreco...-: “Pues yo aquí no vuelvo, ni le pago... No lo soporto”. Por lo menos piensa: “¡Ah! Pues al salir me voy a tomar un café y me voy a fumar un cigarro”. ¡Nada más! ¡Qué cosa más tonta! Sí, pero se te ha quitado la idea –por ejemplo- que tenías prevista.

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De esta forma hemos atendido a toda la esfera de su psiquismo,

pensando sobre todo en las posibilidades que aporta el TOU MAi. Puesto

que hay ramas del TOU MAi –secundaria dorsal ascendente y vasos secun-darios- que van a conectar con todo esto.

E S P A N T A N D O F A N T A S M A S

Y ahora hay que espantar lo que se llaman “los fantasmas.” Hay que pillarlos por sorpresa siempre.

Tenemos que favorecer que la energía circule bien. Para ello hace-mos palmoteos en toda la espalda con las palmas de las manos, subiendo y bajando. Es como muy ‘tucutucutu’... pero no hacemos daño. El masaje tiene que coger por sorpresa al paciente. Claro, no hay que decirlo, para que todas las ramitas secundarias se desbloqueen. Todas esas pequeñas ideas tontas que nos vienen, que se nos pasan por la cabeza... todo eso, con unos cuantos golpes, se diluye. Y el paciente, que estaba con el re-concome –reco-rreco-rreco...-: “Pues yo aquí no vuelvo, ni le pago... No lo soporto”. Por lo menos piensa: “¡Ah! Pues al salir me voy a tomar un café y me voy a fumar un cigarro”. ¡Nada más! ¡Qué cosa más tonta! Sí, pero se te ha quitado la idea –por ejemplo- que tenías prevista.

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Después del palmoteo vendría otra actuación, que podríamos llamar “amasamiento”.

Luego, vamos a presionar un poquito más a lo largo de toda la co-lumna, pero muy suave. Es decir, como ya hemos explorado antes la co-lumna, el peso que tenemos que echar, lo tenemos que calcular de acuer-do con la estructura de la persona. Con ambas manos, una encima de la otra, sobre la columna y la espalda, dejamos caer el peso de nuestro cuerpo. En cada sitio hacemos una pequeña fuerza así, momentánea. Pe-ro insisto, no especialmente fuerte.

D E S P E G A R L A S A L A S

Y ahora, el desbloqueo de las escápulas. En el caso de que haya una escápula diferente o afectada –por ejemplo, por una antigua fractura-, hay que tener cuidado, porque el paciente ya tiene una postura anti-álgica. En ese caso, habría que trabajar más con la escápula sana.

Los brazos deben quedar extendidos a lo largo del cuerpo, para que sea natural. Hay que coger la escápula bien, de forma que queden marca-das las uñas. Se necesita fuerza en las manos.

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Después del palmoteo vendría otra actuación, que podríamos llamar “amasamiento”.

Luego, vamos a presionar un poquito más a lo largo de toda la co-lumna, pero muy suave. Es decir, como ya hemos explorado antes la co-lumna, el peso que tenemos que echar, lo tenemos que calcular de acuer-do con la estructura de la persona. Con ambas manos, una encima de la otra, sobre la columna y la espalda, dejamos caer el peso de nuestro cuerpo. En cada sitio hacemos una pequeña fuerza así, momentánea. Pe-ro insisto, no especialmente fuerte.

D E S P E G A R L A S A L A S

Y ahora, el desbloqueo de las escápulas. En el caso de que haya una escápula diferente o afectada –por ejemplo, por una antigua fractura-, hay que tener cuidado, porque el paciente ya tiene una postura anti-álgica. En ese caso, habría que trabajar más con la escápula sana.

Los brazos deben quedar extendidos a lo largo del cuerpo, para que sea natural. Hay que coger la escápula bien, de forma que queden marca-das las uñas. Se necesita fuerza en las manos.

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¡A despegarlas! Con la mano, vamos buscando el hueco que hay en la escápula, y vamos introduciendo los dedos, despegando la escápula poco a poco, hasta que logramos tenerla toda en la mano. A veces es ne-cesario ayudarse con la otra mano para realizar esta maniobra. El paciente tiene la sensación de que se la van sacar. Esto es buenísimo, porque aquí se van a acumular muchos conflictos. Muchas ideas y problemas se van a estancar allí. Ésta suele ser una zona atascada.

Nos colocamos al otro lado del paciente, y hacemos lo mismo con la otra escápula. Despegamos las alas… ¡y a volar!

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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¡A despegarlas! Con la mano, vamos buscando el hueco que hay en la escápula, y vamos introduciendo los dedos, despegando la escápula poco a poco, hasta que logramos tenerla toda en la mano. A veces es ne-cesario ayudarse con la otra mano para realizar esta maniobra. El paciente tiene la sensación de que se la van sacar. Esto es buenísimo, porque aquí se van a acumular muchos conflictos. Muchas ideas y problemas se van a estancar allí. Ésta suele ser una zona atascada.

Nos colocamos al otro lado del paciente, y hacemos lo mismo con la otra escápula. Despegamos las alas… ¡y a volar!

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¡A L A S B i S A G R A S !

Primer movimiento

El siguiente paso es ver cómo están las bisagras.

Con el paciente sentado, se le pide que flexione el tronco lo más que pueda. El terapeuta va empujando para colaborar un poco más a la flexión. Le pedimos que levante y baje el tronco. “Baja bisagra... baja bi-sagra...” A ver hasta dónde puede bajar. Lo ideal es que él pueda tocar con la cabeza la camilla o el suelo –si estamos en el suelo-. Es bueno insis-tir, porque flexibiliza todo al máximo. Si le falta un poquito para tocar, cargamos el peso de nuestro tronco sobre su espalda para ayudarle –sin romper nada, a ser posible-.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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¡A L A S B i S A G R A S !

Primer movimiento

El siguiente paso es ver cómo están las bisagras.

Con el paciente sentado, se le pide que flexione el tronco lo más que pueda. El terapeuta va empujando para colaborar un poco más a la flexión. Le pedimos que levante y baje el tronco. “Baja bisagra... baja bi-sagra...” A ver hasta dónde puede bajar. Lo ideal es que él pueda tocar con la cabeza la camilla o el suelo –si estamos en el suelo-. Es bueno insis-tir, porque flexibiliza todo al máximo. Si le falta un poquito para tocar, cargamos el peso de nuestro tronco sobre su espalda para ayudarle –sin romper nada, a ser posible-.

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Segundo movimiento

Sujetando los pies del paciente a la altura de los tobillos, le pedimos que gire a la derecha todo el tronco. Todo lo que pueda, y sin mover la cadera. Ahora, a la izquierda... Otra vez a la derecha... Otra vez a la iz-quierda… Otra vez... Otra vez...

Hemos movilizado las dos bisagras del tronco, haciéndolo girar. Este movimiento es importante.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Segundo movimiento

Sujetando los pies del paciente a la altura de los tobillos, le pedimos que gire a la derecha todo el tronco. Todo lo que pueda, y sin mover la cadera. Ahora, a la izquierda... Otra vez a la derecha... Otra vez a la iz-quierda… Otra vez... Otra vez...

Hemos movilizado las dos bisagras del tronco, haciéndolo girar. Este movimiento es importante.

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Tercer movimiento

Ahora, sentamos y giramos nosotros al paciente. Con una mano se coge un hombro, y con la otra mano se empuja el hombro contrario de forma prudencial. Llegamos hasta un extremo y forzamos un poquito, pe-ro poco. Hacemos lo mismo hacia el otro lado, sujetando el otro hombro.

Después, finalmente, le pedimos que se acueste de nuevo, pero aho-ra mirando hacia arriba. Procedemos a hacer unas maniobras generales para estirar. Tiramos de los pies hacia nosotros... y de la cabeza hacia arriba:

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Tercer movimiento

Ahora, sentamos y giramos nosotros al paciente. Con una mano se coge un hombro, y con la otra mano se empuja el hombro contrario de forma prudencial. Llegamos hasta un extremo y forzamos un poquito, pe-ro poco. Hacemos lo mismo hacia el otro lado, sujetando el otro hombro.

Después, finalmente, le pedimos que se acueste de nuevo, pero aho-ra mirando hacia arriba. Procedemos a hacer unas maniobras generales para estirar. Tiramos de los pies hacia nosotros... y de la cabeza hacia arriba:

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De la cabeza no podemos tirar tanto como de los pies; lo voy a hacer más suave. El estiramiento cervical es, simplemente, coger la cabeza de atrás, de la nuca, sin girar. Se va tirando un poquito... un poquito... y ya. Si molestara o incomodara no continuamos. Para la persona ha de re-sultar grato, como si le hubieran despegado algo.

“En el estiramiento, la persona ha crecido un centímetro”, ¡seguro!

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De la cabeza no podemos tirar tanto como de los pies; lo voy a hacer más suave. El estiramiento cervical es, simplemente, coger la cabeza de atrás, de la nuca, sin girar. Se va tirando un poquito... un poquito... y ya. Si molestara o incomodara no continuamos. Para la persona ha de re-sultar grato, como si le hubieran despegado algo.

“En el estiramiento, la persona ha crecido un centímetro”, ¡seguro!

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Ahora sujetamos la cabeza por los lados, sosteniéndola con las ma-nos sobre las orejas.

Cuando hacemos este ejercicio nos damos cuenta de la fragilidad de la vida. Vemos cuán frágil es esta zona del cuello. Con razón están aquí los puntos “Ventana del Cielo”, porque “de aquí, al Cielo”. Con un mal movimiento, subes directamente.

Giramos la cabeza a un lado y a otro, ¡con mucho cuidado!, y hacia adelante y hacia atrás.

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Ahora sujetamos la cabeza por los lados, sosteniéndola con las ma-nos sobre las orejas.

Cuando hacemos este ejercicio nos damos cuenta de la fragilidad de la vida. Vemos cuán frágil es esta zona del cuello. Con razón están aquí los puntos “Ventana del Cielo”, porque “de aquí, al Cielo”. Con un mal movimiento, subes directamente.

Giramos la cabeza a un lado y a otro, ¡con mucho cuidado!, y hacia adelante y hacia atrás.

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E N S U M A

Esto es lo básico para realizar todos los movimientos –los más senci-llos- que puede hacer la columna vertebral. Hemos ido, efectivamente, a aspectos muy concretos, y hemos destacado resonadores muy específicos que nos interesaban por el psiquismo. Pero también hay que desbloquear las articulaciones, por eso realizamos esos grandes movimientos de flexión y extensión… de rotación sobre el eje... Y después, el estiramiento.

Estas maniobras que hemos hecho son las maniobras básicas que hay que hacer sobre la columna vertebral para restablecer y des-bloquear toda esa serie de estancamientos que pueda tener la perso-na.

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E N S U M A

Esto es lo básico para realizar todos los movimientos –los más senci-llos- que puede hacer la columna vertebral. Hemos ido, efectivamente, a aspectos muy concretos, y hemos destacado resonadores muy específicos que nos interesaban por el psiquismo. Pero también hay que desbloquear las articulaciones, por eso realizamos esos grandes movimientos de flexión y extensión… de rotación sobre el eje... Y después, el estiramiento.

Estas maniobras que hemos hecho son las maniobras básicas que hay que hacer sobre la columna vertebral para restablecer y des-bloquear toda esa serie de estancamientos que pueda tener la perso-na.

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LA PERMANENCiA

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LA PERMANENCiA

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M E D I T A C I Ó N

Sitúense en una posición de quietud, y guarden silencio.

Dispónganse con las manos abiertas, de tal forma que la derecha es-tá encima de la izquierda, y junten los extremos de ambos pulgares.

Respiren despacio, y tomen como referencia “la Fusión con el So-plo”, “la Puerta del Palacio de las Emociones”.

Y DENTRO DEL PERIODO ORANTE DE LA “EXCEDENCIA”,

MEDITAMOS EN TORNO A:

L A P E R M A N E N C I A

Porque, el que es “excedente” –aquél con el que se hace una excep-ción- no desaparece, sino que, por el contrario, se le busca… y se le per-mite esa excepción; esa excedencia. Se le… “dispensa”… de una serie de obligaciones o… o fundamentos –en este caso- para que adquiera otra posición, y para que pueda –dadas sus circunstancias- adquirir otra “per-fomance”, es decir, otro “charme”, es decir, otra “voie”. “Voie, ¡voie!, ¡voie!”, o sea, otra vía, otra... “voiture”, otro vehículo, otra... ¡otra! Es de-cir, que ha de permanecer, pero de otra forma.

Es como cuando una persona se convierte en fantasma, por ejemplo, ¿verdad? Que no es igual que cuando desaparece en Argentina o en Pa-raguay. No. Es distinto. Quizás los ejemplos que hemos puesto no sean del todo muy aclaradores, porque tienen pocos familiares y amigos que se han convertido en fantasmas, ¿no? En cambio, tienen muchos familiares que se han ido a Paraguay o a Argentina –de oídas, al menos-. Pero antes, cuando uno quería desaparecer, o permanecer de otra manera, se iba a

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M E D I T A C I Ó N

Sitúense en una posición de quietud, y guarden silencio.

Dispónganse con las manos abiertas, de tal forma que la derecha es-tá encima de la izquierda, y junten los extremos de ambos pulgares.

Respiren despacio, y tomen como referencia “la Fusión con el So-plo”, “la Puerta del Palacio de las Emociones”.

Y DENTRO DEL PERIODO ORANTE DE LA “EXCEDENCIA”,

MEDITAMOS EN TORNO A:

L A P E R M A N E N C I A

Porque, el que es “excedente” –aquél con el que se hace una excep-ción- no desaparece, sino que, por el contrario, se le busca… y se le per-mite esa excepción; esa excedencia. Se le… “dispensa”… de una serie de obligaciones o… o fundamentos –en este caso- para que adquiera otra posición, y para que pueda –dadas sus circunstancias- adquirir otra “per-fomance”, es decir, otro “charme”, es decir, otra “voie”. “Voie, ¡voie!, ¡voie!”, o sea, otra vía, otra... “voiture”, otro vehículo, otra... ¡otra! Es de-cir, que ha de permanecer, pero de otra forma.

Es como cuando una persona se convierte en fantasma, por ejemplo, ¿verdad? Que no es igual que cuando desaparece en Argentina o en Pa-raguay. No. Es distinto. Quizás los ejemplos que hemos puesto no sean del todo muy aclaradores, porque tienen pocos familiares y amigos que se han convertido en fantasmas, ¿no? En cambio, tienen muchos familiares que se han ido a Paraguay o a Argentina –de oídas, al menos-. Pero antes, cuando uno quería desaparecer, o permanecer de otra manera, se iba a

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Argentina o a Paraguay... ¡Bueno!, a América. Era un lugar muy socorrido para desaparecer.

PERMANECER.

Sí. Los seres permanecen –¿verdad?- a lo largo de la historia, para hacer historia. ¡Qué asco! ¡Qué asco! ¡Qué Ascot!

“Ascot” es un hipódromo inglés, en donde corren los caballos. No corren los jinetes. ¡Qué pena! Porque si corrieran los jinetes, así, chiquiti-llos todos, ¡cha... cha... cha... chahchahah...!, otro gallo cantaría. Sería muy divertido. Y los caballos detrás, ¡tacratán, tacratán, tacratán...! ¡Un espectáculo! Un espectáculo.

Entonces, a lo largo de la “life”, ¿verdad?, la permanencia…

Por eso digo “¡qué asco!”, porque... porque hace historia. Me expli-co. Me explico. Sí. La historia surge como consecuencia de que la perma-nencia del sujeto culmina con la desaparición.

¡Aaaahhh! ¡Porca miseria! “Porca miseria” es: “puerca miseria”. No porque los puercos sean miserables, no, sino porque para el hombre en sí, no es su hábitat habitual una porqueriza, ¿no? Aunque la gente está muy equivocada, cree que al cerdo le gusta estar hecho un guarro, hecho un asqueroso.

No, no. No es verdad. Al cerdo le gusta la limpieza, como a cual-quiera. Además, con lo parecido que es a nosotros... ¡Porca miseria! En-tonces, el “trastueque”… Quiero decir:

¡La historia es consecuencia de una permanencia fallida en este bello planeta!

¿A qué llamamos “fallido”? A que a la gente le da por morirse. Bue-no, a la gente, o a la biología, o a la ciencia, o a quien sea. Y... y... en cualquier caso, cambian de residencia y no comunican dónde están. Te-nemos una residencia virtual –virtual, ¿eh?– en los cementerios-que, para el caso, poco sirven-.

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Argentina o a Paraguay... ¡Bueno!, a América. Era un lugar muy socorrido para desaparecer.

PERMANECER.

Sí. Los seres permanecen –¿verdad?- a lo largo de la historia, para hacer historia. ¡Qué asco! ¡Qué asco! ¡Qué Ascot!

“Ascot” es un hipódromo inglés, en donde corren los caballos. No corren los jinetes. ¡Qué pena! Porque si corrieran los jinetes, así, chiquiti-llos todos, ¡cha... cha... cha... chahchahah...!, otro gallo cantaría. Sería muy divertido. Y los caballos detrás, ¡tacratán, tacratán, tacratán...! ¡Un espectáculo! Un espectáculo.

Entonces, a lo largo de la “life”, ¿verdad?, la permanencia…

Por eso digo “¡qué asco!”, porque... porque hace historia. Me expli-co. Me explico. Sí. La historia surge como consecuencia de que la perma-nencia del sujeto culmina con la desaparición.

¡Aaaahhh! ¡Porca miseria! “Porca miseria” es: “puerca miseria”. No porque los puercos sean miserables, no, sino porque para el hombre en sí, no es su hábitat habitual una porqueriza, ¿no? Aunque la gente está muy equivocada, cree que al cerdo le gusta estar hecho un guarro, hecho un asqueroso.

No, no. No es verdad. Al cerdo le gusta la limpieza, como a cual-quiera. Además, con lo parecido que es a nosotros... ¡Porca miseria! En-tonces, el “trastueque”… Quiero decir:

¡La historia es consecuencia de una permanencia fallida en este bello planeta!

¿A qué llamamos “fallido”? A que a la gente le da por morirse. Bue-no, a la gente, o a la biología, o a la ciencia, o a quien sea. Y... y... en cualquier caso, cambian de residencia y no comunican dónde están. Te-nemos una residencia virtual –virtual, ¿eh?– en los cementerios-que, para el caso, poco sirven-.

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Entonces, fíjense bien. Si la permanencia se hace resurreccional, se hace inmortal, se hace cambiante, se hace transfigurante…, en-tonces no hay historia que contar, ¿eh? Se queda la historia como las que malamente quedaban:

-Se fue a la América... Se fue a la Argentina...

-¿Y qué se sabe de él?

-¡Ah! ¡Desaparecido! ¡Missing! ¡Está desaparecido! ¡Ha desapareci-do!

-Entonces, lo damos por desaparecido.

-¡Pues dale por donde quieras! Total, no se va a enterar, ¿eh? Si te quedas a gusto, coge una foto y machácala.

¡Ah! ¡Qué interesante! Y entonces... ¿no tendríamos que estudiar historia?

No, ¿p’a qué? ¿P’a qué, si todo... todo está ahí? Habría, en todo ca-so, periódicos; más periódicos. “Diario de la Mañana”, de los transfigura-dos; “Diario del Mediodía”, de los resucitados; “Diario de la Noche”, de los inmortales; “Diario de la Madrugada”, de los indefinidos. ¡Así! O sea, tendríamos diarios. Diríamos:

-¿Qué ha pasado hoy?

-Hemos hecho dos mundos, un cuarto y mitad de océano, y un edi-ficio torcido de treinta y seis plantas.

-¡Hala! ¡Te habrás quedado a gusto!, ¿no?

-Sí, muy a gusto.

¡Ah! ¡Fíjense además! La permanencia garantiza... garantiza –c’est très important pour la vie...- garantiza… –y esto es très... es muy impor-tante para la vida- garantiza el pleomorfismo, la “pleomorfosis” existen-cial. Es decir, ahora tengo canas, mañana no; hoy tengo media barriga… pasado tengo un cuarto y mitad más de culo… otro día tengo más pie… otro día...

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Entonces, fíjense bien. Si la permanencia se hace resurreccional, se hace inmortal, se hace cambiante, se hace transfigurante…, en-tonces no hay historia que contar, ¿eh? Se queda la historia como las que malamente quedaban:

-Se fue a la América... Se fue a la Argentina...

-¿Y qué se sabe de él?

-¡Ah! ¡Desaparecido! ¡Missing! ¡Está desaparecido! ¡Ha desapareci-do!

-Entonces, lo damos por desaparecido.

-¡Pues dale por donde quieras! Total, no se va a enterar, ¿eh? Si te quedas a gusto, coge una foto y machácala.

¡Ah! ¡Qué interesante! Y entonces... ¿no tendríamos que estudiar historia?

No, ¿p’a qué? ¿P’a qué, si todo... todo está ahí? Habría, en todo ca-so, periódicos; más periódicos. “Diario de la Mañana”, de los transfigura-dos; “Diario del Mediodía”, de los resucitados; “Diario de la Noche”, de los inmortales; “Diario de la Madrugada”, de los indefinidos. ¡Así! O sea, tendríamos diarios. Diríamos:

-¿Qué ha pasado hoy?

-Hemos hecho dos mundos, un cuarto y mitad de océano, y un edi-ficio torcido de treinta y seis plantas.

-¡Hala! ¡Te habrás quedado a gusto!, ¿no?

-Sí, muy a gusto.

¡Ah! ¡Fíjense además! La permanencia garantiza... garantiza –c’est très important pour la vie...- garantiza… –y esto es très... es muy impor-tante para la vida- garantiza el pleomorfismo, la “pleomorfosis” existen-cial. Es decir, ahora tengo canas, mañana no; hoy tengo media barriga… pasado tengo un cuarto y mitad más de culo… otro día tengo más pie… otro día...

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¡Hombre!, es más caro –¿verdad?- porque tienes que comprar la ro-pa, o te la tienen que arreglar, ¿no? Todo menos seguir el modelo exis-tencial de, bueno, de los tenis a las babuchas, ¿no? ¡Qué horror!

¡Qué historia! ¡Qué historia! ¡Si es que la historia es malísima! ¡Ma-lísima! ¡Malísima!

Y, es más, es más, es más. Fíjense si será mala la historia, ¿verdad?, que... que... –esto es como las autopsias- si será mala que, encima, se hacen las nuevas historias en base a las historias, es decir, a lo que ya no existe. ¡Malísimo! ¡Malísimo! Es decir, pues eso: las conclusiones de un cadáver... llevarlas a uno vivo. ¡Pero si es que éste está vivo!

“No importa. Muerto eres, y en muerto te has de convertir” –dice la historia-. Y dice la historia natural de la vida que: “Se nace, se crece, se desarrolla y se muere. Es ley de vida”...

Y uno dice, cuando ya entra en la locura: “Y esa ley, ¿quién la ha puesto? ¿Y esa ley de dónde sale? ¿Y esa ley de dónde viene? ¡Yo no leo las esquelas de todos! ¿Qué pasa? ¿Dónde está el resto?... Bueno, no im-porta. Se pierden en los océanos. Vale”.

Pero lo que nos interesa es cómo aprovechar la excedencia, cómo aprovechar la licencia, cómo aprovechar la situación orante de esta sema-na, ¿verdad?, como la hemos estado aprovechando cada día con una es-tancia meditativa, que empezó por REPARAR –¿recuerdan?-. Luego siguió con el “SÍ”: SÍ A LA EXISTENCIA PROPIA, al idealismo programático de cada uno. Siguió con LA CAPACITACIÓN: o sea, aumentar las capacidades, darles diversidad. Continuó, en su cuarta estancia, con esa columna que nos lle-vaba a las diferentes estancias de amores, y nos situaba el “coqui" de los afectos en el sitio perfecto. Y hoy, quinto, va a culminar con LA

PERMANENCIA.

¡Bueno! ¡Más bonito no podía quedar! ¡Si lo llegamos a pensar, no nos sale así!

Claro, imagínense. Si dominan todo lo que acabamos de decir, pues... ¡pues ya está! El resto, floritura. Pero es necesaria la floritura, ¿eh?

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¡Hombre!, es más caro –¿verdad?- porque tienes que comprar la ro-pa, o te la tienen que arreglar, ¿no? Todo menos seguir el modelo exis-tencial de, bueno, de los tenis a las babuchas, ¿no? ¡Qué horror!

¡Qué historia! ¡Qué historia! ¡Si es que la historia es malísima! ¡Ma-lísima! ¡Malísima!

Y, es más, es más, es más. Fíjense si será mala la historia, ¿verdad?, que... que... –esto es como las autopsias- si será mala que, encima, se hacen las nuevas historias en base a las historias, es decir, a lo que ya no existe. ¡Malísimo! ¡Malísimo! Es decir, pues eso: las conclusiones de un cadáver... llevarlas a uno vivo. ¡Pero si es que éste está vivo!

“No importa. Muerto eres, y en muerto te has de convertir” –dice la historia-. Y dice la historia natural de la vida que: “Se nace, se crece, se desarrolla y se muere. Es ley de vida”...

Y uno dice, cuando ya entra en la locura: “Y esa ley, ¿quién la ha puesto? ¿Y esa ley de dónde sale? ¿Y esa ley de dónde viene? ¡Yo no leo las esquelas de todos! ¿Qué pasa? ¿Dónde está el resto?... Bueno, no im-porta. Se pierden en los océanos. Vale”.

Pero lo que nos interesa es cómo aprovechar la excedencia, cómo aprovechar la licencia, cómo aprovechar la situación orante de esta sema-na, ¿verdad?, como la hemos estado aprovechando cada día con una es-tancia meditativa, que empezó por REPARAR –¿recuerdan?-. Luego siguió con el “SÍ”: SÍ A LA EXISTENCIA PROPIA, al idealismo programático de cada uno. Siguió con LA CAPACITACIÓN: o sea, aumentar las capacidades, darles diversidad. Continuó, en su cuarta estancia, con esa columna que nos lle-vaba a las diferentes estancias de amores, y nos situaba el “coqui" de los afectos en el sitio perfecto. Y hoy, quinto, va a culminar con LA

PERMANENCIA.

¡Bueno! ¡Más bonito no podía quedar! ¡Si lo llegamos a pensar, no nos sale así!

Claro, imagínense. Si dominan todo lo que acabamos de decir, pues... ¡pues ya está! El resto, floritura. Pero es necesaria la floritura, ¿eh?

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¡Ah! ¡La PERMANENCiA!

-Pero... pero... pero... pero bueno... ¿y entonces...? Bien. Eso está muy bien, pero a ver... a ver... a ver... ¿cómo te diría yo? ¿Cómo vamos a permanecer si...? ¡Si es que es ley de vida!

-¡Otra vez con la ley de vida! Mira, Boby, mira chati, verás... ¿cómo te diría yo? La ley es una coartada represiva.

Entonces, LA PERMANENCIA es muy importante. Y de “ley de life”, nada, ¿verdad? Eso son cosas de abogados, de juristas, que tienen que ordenar el mundo a su gusto: de forma capitalista, de forma comunista, de forma socialista, de forma de democracia cristiana, de forma republi-cana, de forma “reyista”... –digo: monárquica-, de forma parlamentaria... ¡Bueno, todas esas variables de bollos, bollitos y bolletes!, ¿eh?

Ya les he dicho que puede permanecer el sujeto de varias formas, ¿mm?... O bien se transfigura, se transforma –¡transfigurarse!-, o bien re-sucita, o bien se inmortaliza.

Como ven, hemos añadido, sutilmente, lo transfigurado, como una forma de existencia sin historia. Y volvemos a insistir en que la historia surge como consecuencia de una concepción “permanicista terminal”.

Y todos los periódicos que se precien tienen ya montada la esquela de determinados personajes que, bueno, ya llevan un tiempito largo por aquí. Lo cual no deja de ser triste, ¿no?, que vayas al periódico y resulte que ya está escrita tu esquela y tu reportaje bibliográfico.

PERMANENCiA. Y... ¿Y eso... y eso... y eso para qué? Pues para mu-chas cosas. Sobre todo, sobre todo, sobre todo para una situación double, o doble. Double, doble. ¡Eso! Y es para una situación de carácter “intuiti-vo preventivo materno filial” –intuitivo-preventivo-materno-filial-. Y es, bueno, ¡para estar en forma!, ¿eh? Como la Jane Fonda, ¡pero mejor! ¡Fí-jate que estaba buena esa señora hace tiempo!, ¿eh? Ya no, ya... Digo “buena”, porque protestaba contra la guerra de Vietnam y todo eso; no por otra cosa, ¿eh? ¡Vayan a pensar aquí que...! ¿Que uno es un vitíligo andante, o qué?

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¡Ah! ¡La PERMANENCiA!

-Pero... pero... pero... pero bueno... ¿y entonces...? Bien. Eso está muy bien, pero a ver... a ver... a ver... ¿cómo te diría yo? ¿Cómo vamos a permanecer si...? ¡Si es que es ley de vida!

-¡Otra vez con la ley de vida! Mira, Boby, mira chati, verás... ¿cómo te diría yo? La ley es una coartada represiva.

Entonces, LA PERMANENCIA es muy importante. Y de “ley de life”, nada, ¿verdad? Eso son cosas de abogados, de juristas, que tienen que ordenar el mundo a su gusto: de forma capitalista, de forma comunista, de forma socialista, de forma de democracia cristiana, de forma republi-cana, de forma “reyista”... –digo: monárquica-, de forma parlamentaria... ¡Bueno, todas esas variables de bollos, bollitos y bolletes!, ¿eh?

Ya les he dicho que puede permanecer el sujeto de varias formas, ¿mm?... O bien se transfigura, se transforma –¡transfigurarse!-, o bien re-sucita, o bien se inmortaliza.

Como ven, hemos añadido, sutilmente, lo transfigurado, como una forma de existencia sin historia. Y volvemos a insistir en que la historia surge como consecuencia de una concepción “permanicista terminal”.

Y todos los periódicos que se precien tienen ya montada la esquela de determinados personajes que, bueno, ya llevan un tiempito largo por aquí. Lo cual no deja de ser triste, ¿no?, que vayas al periódico y resulte que ya está escrita tu esquela y tu reportaje bibliográfico.

PERMANENCiA. Y... ¿Y eso... y eso... y eso para qué? Pues para mu-chas cosas. Sobre todo, sobre todo, sobre todo para una situación double, o doble. Double, doble. ¡Eso! Y es para una situación de carácter “intuiti-vo preventivo materno filial” –intuitivo-preventivo-materno-filial-. Y es, bueno, ¡para estar en forma!, ¿eh? Como la Jane Fonda, ¡pero mejor! ¡Fí-jate que estaba buena esa señora hace tiempo!, ¿eh? Ya no, ya... Digo “buena”, porque protestaba contra la guerra de Vietnam y todo eso; no por otra cosa, ¿eh? ¡Vayan a pensar aquí que...! ¿Que uno es un vitíligo andante, o qué?

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Eso por una parte. Y por otra, aparte de la prevención, tenemos la situación de la... –¿cómo diríamos?- de “la tercera e interesante edad”.

-Tercera edad. ¡Aaahhh! A partir de los treinta, ¿no?

-Sí, ¡je, je, je! Eso quisieran los de ochenta. Sí, más o menos, sí, pero un poco más, ¿vale? Es decir, toda la trouppe de ancianos –o en vías de ancianidad- que son... y empiezan a constituir la mayoría de los habitan-tes de los habitáculos más desarrollados.

Es decir, la gente no quiere multiplicarse. En la medida en que el de-sarrollo del ser se hace mayor, la replicación se hace menor.

“¡Ah! Quizás se multiplican de otra manera”.

Puede ser. Pero de momento, de momento, es la invasión de la ter-cera edad, a la que –en principio, en teoría, manejando el mundo tal y como se conceptualiza- están abocados la mayoría de los seres. Y verán ustedes cómo se les presentan, por supuesto, una serie de afecciones, al-teraciones, etc., que llaman “propias de la edad” –que es mentira-. Es mentira. No es que haya afecciones propias de una edad. Eso no es cierto. Lo que ocurre es que... –vamos a hablar con propiedad- lo que ocurre es que, en determinados espacios de tiempo, de permanencia, de carácter histórico, son más frecuentes determinadas alteraciones. Nada más. Es decir, un anciano no tiene por qué ser artrósico. No. Y, de hecho, hay an-cianos que no son artrósicos y, en cambio, hay jóvenes que son artrósicos.

-No es lo más propio.

-No. También hay jóvenes que se vuelven locos, y ancianos que no, y ancianos que sí, y jóvenes que no.

Es decir, que sí hay una prevalencia. O preocupación, ¿verdad?

Pasa como con los tumores. Los tumores, en la teoría y en la prácti-ca, en número, son más frecuentes a partir de edades maduras. Sí, claro. Lo cual es una contradicción, ¿verdad? Si se está envejeciendo el cuerpo y ya apenas se reproducen las células, y tal, ¿por qué, encima, va a tener un tumor? Quizás… ¿no será que entra en una etapa transfigurante, y el tu-mor es un equivalente de una reproducción o de una replicación exangüe

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Eso por una parte. Y por otra, aparte de la prevención, tenemos la situación de la... –¿cómo diríamos?- de “la tercera e interesante edad”.

-Tercera edad. ¡Aaahhh! A partir de los treinta, ¿no?

-Sí, ¡je, je, je! Eso quisieran los de ochenta. Sí, más o menos, sí, pero un poco más, ¿vale? Es decir, toda la trouppe de ancianos –o en vías de ancianidad- que son... y empiezan a constituir la mayoría de los habitan-tes de los habitáculos más desarrollados.

Es decir, la gente no quiere multiplicarse. En la medida en que el de-sarrollo del ser se hace mayor, la replicación se hace menor.

“¡Ah! Quizás se multiplican de otra manera”.

Puede ser. Pero de momento, de momento, es la invasión de la ter-cera edad, a la que –en principio, en teoría, manejando el mundo tal y como se conceptualiza- están abocados la mayoría de los seres. Y verán ustedes cómo se les presentan, por supuesto, una serie de afecciones, al-teraciones, etc., que llaman “propias de la edad” –que es mentira-. Es mentira. No es que haya afecciones propias de una edad. Eso no es cierto. Lo que ocurre es que... –vamos a hablar con propiedad- lo que ocurre es que, en determinados espacios de tiempo, de permanencia, de carácter histórico, son más frecuentes determinadas alteraciones. Nada más. Es decir, un anciano no tiene por qué ser artrósico. No. Y, de hecho, hay an-cianos que no son artrósicos y, en cambio, hay jóvenes que son artrósicos.

-No es lo más propio.

-No. También hay jóvenes que se vuelven locos, y ancianos que no, y ancianos que sí, y jóvenes que no.

Es decir, que sí hay una prevalencia. O preocupación, ¿verdad?

Pasa como con los tumores. Los tumores, en la teoría y en la prácti-ca, en número, son más frecuentes a partir de edades maduras. Sí, claro. Lo cual es una contradicción, ¿verdad? Si se está envejeciendo el cuerpo y ya apenas se reproducen las células, y tal, ¿por qué, encima, va a tener un tumor? Quizás… ¿no será que entra en una etapa transfigurante, y el tu-mor es un equivalente de una reproducción o de una replicación exangüe

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para otros niveles, pero que aún no se ha concretizado en una realidad evidente?

Pero también, evidentemente, existen tumores en los jóvenes.

O sea que las enfermedades “propias de la vejez”, pues no son, co-mo tales, propias. Serían propias, en la medida en que no aparecieran. Pe-ro sí, hay una afección, que ahora es la reina de los mares, o el rey de los mares, que es –como saben- la enfermedad de ése que trae locas a todas las chicas y los chicos... El muchacho ése, ¿cómo se llama...? ¡Alzheimer!

Bueno, ahora todo es Alzheimer. Todo. En cualquier caso, ¿verdad?, la falta de proyección de permanencia hace mucho a la hora de encontrar a los hombres –masculinos y femeninos- en un estado deteriorante, pues-to que, no ya la erosión del tiempo que en teoría se produce, sino la acti-tud pensante, la posición de disponerse... Me explico de otra forma. Es decir que, esas edades y esas condiciones, más que edades, son la conse-cuencia de la aceptación de la vida bajo un criterio legalista, según el cual, a partir de cierta edad pasa esto y esto y esto... Y es que eso no es cierto. La preponderancia de que pasen ciertas cosas con más fre-cuencia, no significa que las cosas sean así en todos.

Dicho de otra forma: si tu “mentalismo vital” –procuremos acordar-nos de esta palabra-, si tu “mentalismo vital” te desconecta, te desembro-lla de la serie de acontecimientos establecidos según la ley de la pubertad, la juventud, la infancia, la niñez, el adulto, el anciano, el jubilado y el ka-put... Es decir, si te quitas esa visión, si dejas de ejercitarte en vida bajo esas perspectivas, probablemente tu evolución sea diferente... Vamos a dejarlo en “probablemente” porque no tenemos que entrar en conflicto con la historia, esa cosa que surge del legalismo de la vida. La vida no es ninguna ley.

Esa manía que tienen los seres humanos de ser todos abogados… –sobre todo jueces- ¡les encanta!... Entonces, claro, pues llevan todo eso a la ley, ¿no?, porque eso les hace sentirse dioses. O sea, la forma más fácil de ser dios es hacer Derecho. Y puede ser dios o diosa, ¿no? Y dis-tribuir la ley: “El peso de la ley caerá sobre tus iniquidades y sobre tus fal-sedades, porque vendrá el Juicio Final...”.

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para otros niveles, pero que aún no se ha concretizado en una realidad evidente?

Pero también, evidentemente, existen tumores en los jóvenes.

O sea que las enfermedades “propias de la vejez”, pues no son, co-mo tales, propias. Serían propias, en la medida en que no aparecieran. Pe-ro sí, hay una afección, que ahora es la reina de los mares, o el rey de los mares, que es –como saben- la enfermedad de ése que trae locas a todas las chicas y los chicos... El muchacho ése, ¿cómo se llama...? ¡Alzheimer!

Bueno, ahora todo es Alzheimer. Todo. En cualquier caso, ¿verdad?, la falta de proyección de permanencia hace mucho a la hora de encontrar a los hombres –masculinos y femeninos- en un estado deteriorante, pues-to que, no ya la erosión del tiempo que en teoría se produce, sino la acti-tud pensante, la posición de disponerse... Me explico de otra forma. Es decir que, esas edades y esas condiciones, más que edades, son la conse-cuencia de la aceptación de la vida bajo un criterio legalista, según el cual, a partir de cierta edad pasa esto y esto y esto... Y es que eso no es cierto. La preponderancia de que pasen ciertas cosas con más fre-cuencia, no significa que las cosas sean así en todos.

Dicho de otra forma: si tu “mentalismo vital” –procuremos acordar-nos de esta palabra-, si tu “mentalismo vital” te desconecta, te desembro-lla de la serie de acontecimientos establecidos según la ley de la pubertad, la juventud, la infancia, la niñez, el adulto, el anciano, el jubilado y el ka-put... Es decir, si te quitas esa visión, si dejas de ejercitarte en vida bajo esas perspectivas, probablemente tu evolución sea diferente... Vamos a dejarlo en “probablemente” porque no tenemos que entrar en conflicto con la historia, esa cosa que surge del legalismo de la vida. La vida no es ninguna ley.

Esa manía que tienen los seres humanos de ser todos abogados… –sobre todo jueces- ¡les encanta!... Entonces, claro, pues llevan todo eso a la ley, ¿no?, porque eso les hace sentirse dioses. O sea, la forma más fácil de ser dios es hacer Derecho. Y puede ser dios o diosa, ¿no? Y dis-tribuir la ley: “El peso de la ley caerá sobre tus iniquidades y sobre tus fal-sedades, porque vendrá el Juicio Final...”.

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¡Eso...! ¡Tiene... tiene... tiene imposición esto!, ¿verdad? ¡El Juicio Final! Todo el mundo con el Juicio para arriba y el Juicio para abajo.

¿Y quién va a ser mi abogado defensor? ¿Me van a poner uno de oficio, o qué? ¡Y el fiscal, claro, será el Hijo, el Espíritu Santo... alguien con influencia, seguro! ¡Y el Juez, Dios Padre, allí, dando zapatazos y mar-tillazos a todo el mundo! Y el otro, con la hoz, ¡cortando la cabeza! ¡Buahhh!

Podríamos escribir pues: “La Historia interminable”, o “Sidney Poi-tier en el Caballo Blanco de Santiago”, o... o eso... “El Señor de los Vini-llos”. “Vinillos” pueden ser dos chatos de vino, o dos anillos chiquitillos engarzados. “Señor de los Vinillos”, una producción de Pepe Padilla y su grupo. ¡Ja, ja, ja! ¡No vendría nadie al cine! ¡Aaahhh! ¡Ah!, pero si le po-nemos “The Man of the Bay”, producido por Smarklek Wakintong, enton-ces ya la gente se “despirria”. ¡Uuuhhh! ¡Bueno!

Entonces, en esa permanencia –¿verdad?- acuérdense de la trans-figuración. Ése es un detallito importante sobre el cual hay que estar, ahora, un poquito pendiente, porque ése es el que da… –ese detallito- es el que da el touche. El touche para la resucitación, si es necesario; y el touche para la inmortalidad, si fuera preciso; o el touche para la desapari-ción... pero de otra forma. ¡Pero de otra forma!

Ahora bien, no se olviden de lo que acabamos de decir: quítense la toga, es decir, dejen de ser abogados. Que Dios no es un jurista que está allí con el cepillo, dale que te pego al mazo: “¡Guarden silencio, guarden silencio! ¡Desalojaré la sala!”. Han visto muchas películas americanas. Tie-nen que ver más cine checoslovaco, ¡je, je!

¡Ajáh! O sea, si le quito jurisprudencia a la vida, si le quito “Derecho Natural”... ¡Fíjense qué palabra: “Derecho Natural”! O sea, como si la Na-turaleza fuera derecha. ¡Es que es para cabrearse! Derecho Natural... De-recho Consustancial... Derecho Canónico... –¡tiene... tiene guasa!, ¿no?, los curas-frailes ¡cómo se meten!–... Derecho Romano... –¡Deja en paz a los romanos, tío!, ponles una foto, o un periódico y un Internet, que se vayan a bañar a... al Tigris-. Entonces, ¿verdad?, una vez que se haya di-suelto el Derecho Civil, el Derecho Penal...

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¡Eso...! ¡Tiene... tiene... tiene imposición esto!, ¿verdad? ¡El Juicio Final! Todo el mundo con el Juicio para arriba y el Juicio para abajo.

¿Y quién va a ser mi abogado defensor? ¿Me van a poner uno de oficio, o qué? ¡Y el fiscal, claro, será el Hijo, el Espíritu Santo... alguien con influencia, seguro! ¡Y el Juez, Dios Padre, allí, dando zapatazos y mar-tillazos a todo el mundo! Y el otro, con la hoz, ¡cortando la cabeza! ¡Buahhh!

Podríamos escribir pues: “La Historia interminable”, o “Sidney Poi-tier en el Caballo Blanco de Santiago”, o... o eso... “El Señor de los Vini-llos”. “Vinillos” pueden ser dos chatos de vino, o dos anillos chiquitillos engarzados. “Señor de los Vinillos”, una producción de Pepe Padilla y su grupo. ¡Ja, ja, ja! ¡No vendría nadie al cine! ¡Aaahhh! ¡Ah!, pero si le po-nemos “The Man of the Bay”, producido por Smarklek Wakintong, enton-ces ya la gente se “despirria”. ¡Uuuhhh! ¡Bueno!

Entonces, en esa permanencia –¿verdad?- acuérdense de la trans-figuración. Ése es un detallito importante sobre el cual hay que estar, ahora, un poquito pendiente, porque ése es el que da… –ese detallito- es el que da el touche. El touche para la resucitación, si es necesario; y el touche para la inmortalidad, si fuera preciso; o el touche para la desapari-ción... pero de otra forma. ¡Pero de otra forma!

Ahora bien, no se olviden de lo que acabamos de decir: quítense la toga, es decir, dejen de ser abogados. Que Dios no es un jurista que está allí con el cepillo, dale que te pego al mazo: “¡Guarden silencio, guarden silencio! ¡Desalojaré la sala!”. Han visto muchas películas americanas. Tie-nen que ver más cine checoslovaco, ¡je, je!

¡Ajáh! O sea, si le quito jurisprudencia a la vida, si le quito “Derecho Natural”... ¡Fíjense qué palabra: “Derecho Natural”! O sea, como si la Na-turaleza fuera derecha. ¡Es que es para cabrearse! Derecho Natural... De-recho Consustancial... Derecho Canónico... –¡tiene... tiene guasa!, ¿no?, los curas-frailes ¡cómo se meten!–... Derecho Romano... –¡Deja en paz a los romanos, tío!, ponles una foto, o un periódico y un Internet, que se vayan a bañar a... al Tigris-. Entonces, ¿verdad?, una vez que se haya di-suelto el Derecho Civil, el Derecho Penal...

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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¡Ay, qué pena, qué pena, qué pena! ¡Con la cantidad de gente va-liosa que hay en la cárcel, y con la cantidad de mandarrias que hay sueltos!

“¿Y por qué... y por qué... –dirán ustedes- y por qué... y por qué no dejamos el mundo como está?”

¡No, no, no! ¡Tranquilos! ¡Si lo vamos a dejar como está! ¡Oh, sí, sí, sí, sí, sí! ¡Sí, sí! La mayoría, el 99%, va a estar como está y va a seguir igual. Lo importante es que algún porcentaje extraño, raro, siga otro camino. Nosotros somos un porcentaje extraño, raro. Intentamos serlo. Pero sí, sí, sí, sí, el mundo lo vamos a dejar como está. Es inmejorable: es una mierda con carácter evolutivo y cíclico, ¿no? O sea, es un potaje, ¡puaf! ¡Una bosta puesta, y ya! Eso... eso no tiene solución. Nada de creerse, bueno, que van a participar en la salvación del mundo y tal. ¡No, no, no, no! El mundo ya está “listo”… para sentencia. Nunca mejor dicho –y otra vez aparece el Derecho- para sentencia. Y ya está. No le den más vueltas. Si va a haber guerra, si no va a haber guerra... si el mes que vie-ne... si la semana que viene... si el viernes que viene... o al otro viernes... Porque, claro, el otro viernes el Consejo de Seguridad dirá... Porque cada viernes... ¡Eso está ya acabado! Harán muchas más cárceles, muchos más cementerios... La humanidad, como tal, de... de corpus brutus, está... it’s finísh. ¡Se ha acabado! Lo que pasa es que iremos contemplándolo poco a poco.

Se trata de que algún germen virtuoso, que podría ser de por aquí, geste y genere nuevos fundamentos capaces –aprovechando por ejemplo esta dispensa-, y establezca nuevos parámetros de fundamentos, insisto, que permitan que el hombre se mueva en otras coordenadas, como es la resurrección; como es la desaparición; como es la inmortalidad; y como es la transfiguración. ¡Oohhh!

Evidentemente, todos esos acontecimientos son producto de unos pocos. ¡Muy pocos! El resto del mundo ya está prescrito; previsto. Ya tie-ne su código, su número y su ensaladera. Sí, sí, sí. Nosotros no vamos a alterar nada de eso. ¡Imposible! Ahora bien –ahora bien-, aparte del pro-yecto propio, ese proyecto propio hay que ofrecerlo y mostrarlo en alguna manera.

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¡Ay, qué pena, qué pena, qué pena! ¡Con la cantidad de gente va-liosa que hay en la cárcel, y con la cantidad de mandarrias que hay sueltos!

“¿Y por qué... y por qué... –dirán ustedes- y por qué... y por qué no dejamos el mundo como está?”

¡No, no, no! ¡Tranquilos! ¡Si lo vamos a dejar como está! ¡Oh, sí, sí, sí, sí, sí! ¡Sí, sí! La mayoría, el 99%, va a estar como está y va a seguir igual. Lo importante es que algún porcentaje extraño, raro, siga otro camino. Nosotros somos un porcentaje extraño, raro. Intentamos serlo. Pero sí, sí, sí, sí, el mundo lo vamos a dejar como está. Es inmejorable: es una mierda con carácter evolutivo y cíclico, ¿no? O sea, es un potaje, ¡puaf! ¡Una bosta puesta, y ya! Eso... eso no tiene solución. Nada de creerse, bueno, que van a participar en la salvación del mundo y tal. ¡No, no, no, no! El mundo ya está “listo”… para sentencia. Nunca mejor dicho –y otra vez aparece el Derecho- para sentencia. Y ya está. No le den más vueltas. Si va a haber guerra, si no va a haber guerra... si el mes que vie-ne... si la semana que viene... si el viernes que viene... o al otro viernes... Porque, claro, el otro viernes el Consejo de Seguridad dirá... Porque cada viernes... ¡Eso está ya acabado! Harán muchas más cárceles, muchos más cementerios... La humanidad, como tal, de... de corpus brutus, está... it’s finísh. ¡Se ha acabado! Lo que pasa es que iremos contemplándolo poco a poco.

Se trata de que algún germen virtuoso, que podría ser de por aquí, geste y genere nuevos fundamentos capaces –aprovechando por ejemplo esta dispensa-, y establezca nuevos parámetros de fundamentos, insisto, que permitan que el hombre se mueva en otras coordenadas, como es la resurrección; como es la desaparición; como es la inmortalidad; y como es la transfiguración. ¡Oohhh!

Evidentemente, todos esos acontecimientos son producto de unos pocos. ¡Muy pocos! El resto del mundo ya está prescrito; previsto. Ya tie-ne su código, su número y su ensaladera. Sí, sí, sí. Nosotros no vamos a alterar nada de eso. ¡Imposible! Ahora bien –ahora bien-, aparte del pro-yecto propio, ese proyecto propio hay que ofrecerlo y mostrarlo en alguna manera.

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Obviando ciertas cosas –como es lógico- porque todavía no hay su-ficiente credibilidad como para defenderlas. No hay suficiente fe. No hay suficiente convicción.

Entonces, hay que obviar ciertas cosas, para que no las destroce cualquier jurista de toga, minifalda o corbata. Entonces, eso que quede claro.

Pero tenemos que ofrecernos a la comunidad de seres que acuden a nosotros. Tenemos que ponernos a su servicio para que, en principio –como decíamos antes-, sea preventiva nuestra actuación, ante los es-quemas fundamentales con los que la persona llegue. Aprovechando la venia –es decir, aprovechando la dispensa-, pues claro, es un momento ideal para que podamos ayudar, apoyar, etc., a “the people, before arri-ving to old ages” –viejas edades o viejos años-.

Bueno, en cualquier caso, ¿dónde? ¿En dónde permanecemos? ¿Por qué permanecemos? ¿Por qué, por qué, por qué? “¿Por qué, por qué, por qué... por qué..., dime amor, por qué lo nuestro no termina...? Y va pa-sando el tiempo, y cada vez más pasión, cada vez más lujuria, cada vez más...”.

¡Eso es bueno! ¡Pero raro!, ¿eh? ¡Bastante raro! Lo normal histórico es al revés. Lo normal histórico es que, cuanto más tiempo pasa, más lejos nos encontramos. ¡Bueno! Pero estamos escribiendo otra referencia, otro diario; no otra historia.

Esta meditación es más importante de lo que parece, ¿eh? Yo siem-pre les amenazo con estas cosas, pero es que no tengo otro recurso. Siempre digo: “Esto es muy importante. Esto es muy fácil. Mírenlo, miren, miren, miren... Esto es muy importante”. Sí. Pero yo creo que esto todavía es más importante que importante. ¡De verdad!, ¿eh? ¡Pero, en fin, no me creen!... ¡Qué le vamos a hacer!

El caso es que, ¿por qué permanecemos más o menos tiempo? Por-que... porque las manos actúan.

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Obviando ciertas cosas –como es lógico- porque todavía no hay su-ficiente credibilidad como para defenderlas. No hay suficiente fe. No hay suficiente convicción.

Entonces, hay que obviar ciertas cosas, para que no las destroce cualquier jurista de toga, minifalda o corbata. Entonces, eso que quede claro.

Pero tenemos que ofrecernos a la comunidad de seres que acuden a nosotros. Tenemos que ponernos a su servicio para que, en principio –como decíamos antes-, sea preventiva nuestra actuación, ante los es-quemas fundamentales con los que la persona llegue. Aprovechando la venia –es decir, aprovechando la dispensa-, pues claro, es un momento ideal para que podamos ayudar, apoyar, etc., a “the people, before arri-ving to old ages” –viejas edades o viejos años-.

Bueno, en cualquier caso, ¿dónde? ¿En dónde permanecemos? ¿Por qué permanecemos? ¿Por qué, por qué, por qué? “¿Por qué, por qué, por qué... por qué..., dime amor, por qué lo nuestro no termina...? Y va pa-sando el tiempo, y cada vez más pasión, cada vez más lujuria, cada vez más...”.

¡Eso es bueno! ¡Pero raro!, ¿eh? ¡Bastante raro! Lo normal histórico es al revés. Lo normal histórico es que, cuanto más tiempo pasa, más lejos nos encontramos. ¡Bueno! Pero estamos escribiendo otra referencia, otro diario; no otra historia.

Esta meditación es más importante de lo que parece, ¿eh? Yo siem-pre les amenazo con estas cosas, pero es que no tengo otro recurso. Siempre digo: “Esto es muy importante. Esto es muy fácil. Mírenlo, miren, miren, miren... Esto es muy importante”. Sí. Pero yo creo que esto todavía es más importante que importante. ¡De verdad!, ¿eh? ¡Pero, en fin, no me creen!... ¡Qué le vamos a hacer!

El caso es que, ¿por qué permanecemos más o menos tiempo? Por-que... porque las manos actúan.

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Ah! That is the question! In the hands we have the key of perma-nence, of transfiguration, of disappearance, of immortality and of resur-rection. Ah, good, good, good, God, God!

¡Bien, bien, bien, Dios, Dios! ¡Eso es!

Entonces, vamos a actuar con esa magia del masaje –con la que hemos estado durante toda la semana-, ¡en las manos! ¡Para permanecer!

El hombre permanece

y hace su historia

a través de sus manos.

¡Sí! Ésas son las que le hacen bueno... etc. etc. etc. Bien, el caso es que ya está situada la cosa, ¿no? Nos reuniremos luego para hacer la quinta estancia a través del masaje sobre las manos. Eso culminará nues-tro recorrido, que empezó en los pies, siguió en la columna vertebral y va a culminar en las manos.

Sin duda, una hermosa trinidad, que no pretende entrar en extraños misterios ni extrañas conceptualizaciones metafísicas, sino que pretende dar un toque de distinción a la actitud que, como arte, debe desarro-llar un ser que aspire a la fusión con Dios.

Que tengan un buen día.

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Ah! That is the question! In the hands we have the key of perma-nence, of transfiguration, of disappearance, of immortality and of resur-rection. Ah, good, good, good, God, God!

¡Bien, bien, bien, Dios, Dios! ¡Eso es!

Entonces, vamos a actuar con esa magia del masaje –con la que hemos estado durante toda la semana-, ¡en las manos! ¡Para permanecer!

El hombre permanece

y hace su historia

a través de sus manos.

¡Sí! Ésas son las que le hacen bueno... etc. etc. etc. Bien, el caso es que ya está situada la cosa, ¿no? Nos reuniremos luego para hacer la quinta estancia a través del masaje sobre las manos. Eso culminará nues-tro recorrido, que empezó en los pies, siguió en la columna vertebral y va a culminar en las manos.

Sin duda, una hermosa trinidad, que no pretende entrar en extraños misterios ni extrañas conceptualizaciones metafísicas, sino que pretende dar un toque de distinción a la actitud que, como arte, debe desarro-llar un ser que aspire a la fusión con Dios.

Que tengan un buen día.

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U N R E P A S O G E N E R A L

Vamos a culminar la secuencia de “Recuperación de la Tradición, para Torpes” o “Manual de Urgencia ante un Exterminio Generaliza-do” –que hemos hecho a lo largo de esta semana- o... “Cómo aprender lo indispensable y lo imprescindible para que, cuando se acabe el mundo, pueda hacer algo útil para que, los que queden, tengan ‘chance’ de sobrevivir”.

Hay que estar preparados para todo. De repente te quitan una mue-la, y tú ibas simplemente a que te vieran la boca, por ejemplo.

Entonces, hay que tener recursos: “¿Y ahora qué hago sin la muela, cuando empiece a comer y note un hueco afectivo ahí?”

Todo esto ha sido salpicado de mucho humor; pero, en el fondo, hemos profundizado con bastante insistencia en los “remedios” –vamos a llamarlos así- que hemos rescatado del cuerpo energético, para ser utili-zados con facilidad por cualquier persona que tenga un poquito de for-mación.

R E P A R A R

O . . . L A D E S O R G A N I Z A C I Ó N C O M P E N S A T O R I A

El primer día hablábamos de cómo REPARAR. Ésa era la palabra clave del primer masaje: Cómo REPARAR un cuerpo que está mal. “Cuerpo bueno”, en general, hay poco; seamos sinceros. El caso es que siempre hay alguna avería. Es más, el cuerpo tiene una serie de recursos para arre-glar averías. ¡Al menos, eso creemos! ¡Que a lo mejor no están para eso! Pero, por nuestra interpretación de los hechos, decimos: “Los leucocitos están hechos para...” ¡A lo mejor no! ¡Claro! ¡Porque todo depende des-de qué óptica lo veamos!

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U N R E P A S O G E N E R A L

Vamos a culminar la secuencia de “Recuperación de la Tradición, para Torpes” o “Manual de Urgencia ante un Exterminio Generaliza-do” –que hemos hecho a lo largo de esta semana- o... “Cómo aprender lo indispensable y lo imprescindible para que, cuando se acabe el mundo, pueda hacer algo útil para que, los que queden, tengan ‘chance’ de sobrevivir”.

Hay que estar preparados para todo. De repente te quitan una mue-la, y tú ibas simplemente a que te vieran la boca, por ejemplo.

Entonces, hay que tener recursos: “¿Y ahora qué hago sin la muela, cuando empiece a comer y note un hueco afectivo ahí?”

Todo esto ha sido salpicado de mucho humor; pero, en el fondo, hemos profundizado con bastante insistencia en los “remedios” –vamos a llamarlos así- que hemos rescatado del cuerpo energético, para ser utili-zados con facilidad por cualquier persona que tenga un poquito de for-mación.

R E P A R A R

O . . . L A D E S O R G A N I Z A C I Ó N C O M P E N S A T O R I A

El primer día hablábamos de cómo REPARAR. Ésa era la palabra clave del primer masaje: Cómo REPARAR un cuerpo que está mal. “Cuerpo bueno”, en general, hay poco; seamos sinceros. El caso es que siempre hay alguna avería. Es más, el cuerpo tiene una serie de recursos para arre-glar averías. ¡Al menos, eso creemos! ¡Que a lo mejor no están para eso! Pero, por nuestra interpretación de los hechos, decimos: “Los leucocitos están hechos para...” ¡A lo mejor no! ¡Claro! ¡Porque todo depende des-de qué óptica lo veamos!

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Pero bueno, no alcemos el tono de voz –dejémoslo otra vez bajito, ¿verdad?- y pensemos que, en cualquier caso, el cuerpo está diseñado pa-ra estar reparando, todos los días, cosas.

Entonces, se nos antoja que un organismo vivo que esté todo el día pendiente de arreglar cosas... ¡como que no! Que eso no puede ser así. Que algo estamos viviendo mal.

Dentro de la organización que llamamos “VIDA” –sea cual sea el ser vivo-, hay algo que nos llama la atención, y es que tenga unos mecanis-mos para estar continuamente reparando y arreglando. Llama la atención porque, si está vivo, pues está vivo. Ya no debería haber nada que arre-glar. El problema sería arreglar todo para conseguir la vida: “Vamos a ver cómo arreglamos todas las cosas y colocamos esta proteína aquí y este aminoácido aquí, para que, finalmente, funcione”.

Pero cuando vemos al organismo desde la óptica que lo contem-plamos, descubrimos que hay continuos mecanismos de arreglo, de repa-ración. Probablemente sea porque, con la óptica con que lo miramos, “nos parece” que se está arreglando todos los días algo. A lo mejor no se está arreglando nada. Lo que probablemente ocurra, es que se esté cam-biando todos los días, pero no arreglando. O sea, que no se estropea nada. Eso sí nos parece más coherente, bajo otro punto de vista: que veamos una determinada actividad –de los leucocitos, de los hematíes, de los macrófagos... de lo que sea-, y la interpretemos como: “¡Ah, mira! Se está arreglando porque se ha estropeado... porque ha llegado un virus... porque... Se está reparando ese tejido porque se ha vuelto viejo...”

¿Es eso lo que está pasando o, más bien, es que está cambiando?

Cambiar de Barcelona –una ciudad perfecta-, a una ciudad imper-fecta como Madrid –que se nota muchísimo, aunque seas ciego, ¿ver-dad?-, es muy diferente a decir: “No. Vamos a arreglar Madrid”, y hacer Madrid como Barcelona.

¡Qué horror! ¡Imposible! O sea, ¡quedaría fatal! ¡Barcelona es para los catalanes y para los visitantes!

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Pero bueno, no alcemos el tono de voz –dejémoslo otra vez bajito, ¿verdad?- y pensemos que, en cualquier caso, el cuerpo está diseñado pa-ra estar reparando, todos los días, cosas.

Entonces, se nos antoja que un organismo vivo que esté todo el día pendiente de arreglar cosas... ¡como que no! Que eso no puede ser así. Que algo estamos viviendo mal.

Dentro de la organización que llamamos “VIDA” –sea cual sea el ser vivo-, hay algo que nos llama la atención, y es que tenga unos mecanis-mos para estar continuamente reparando y arreglando. Llama la atención porque, si está vivo, pues está vivo. Ya no debería haber nada que arre-glar. El problema sería arreglar todo para conseguir la vida: “Vamos a ver cómo arreglamos todas las cosas y colocamos esta proteína aquí y este aminoácido aquí, para que, finalmente, funcione”.

Pero cuando vemos al organismo desde la óptica que lo contem-plamos, descubrimos que hay continuos mecanismos de arreglo, de repa-ración. Probablemente sea porque, con la óptica con que lo miramos, “nos parece” que se está arreglando todos los días algo. A lo mejor no se está arreglando nada. Lo que probablemente ocurra, es que se esté cam-biando todos los días, pero no arreglando. O sea, que no se estropea nada. Eso sí nos parece más coherente, bajo otro punto de vista: que veamos una determinada actividad –de los leucocitos, de los hematíes, de los macrófagos... de lo que sea-, y la interpretemos como: “¡Ah, mira! Se está arreglando porque se ha estropeado... porque ha llegado un virus... porque... Se está reparando ese tejido porque se ha vuelto viejo...”

¿Es eso lo que está pasando o, más bien, es que está cambiando?

Cambiar de Barcelona –una ciudad perfecta-, a una ciudad imper-fecta como Madrid –que se nota muchísimo, aunque seas ciego, ¿ver-dad?-, es muy diferente a decir: “No. Vamos a arreglar Madrid”, y hacer Madrid como Barcelona.

¡Qué horror! ¡Imposible! O sea, ¡quedaría fatal! ¡Barcelona es para los catalanes y para los visitantes!

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160

Esto es importante porque les va a facilitar a ustedes un mecanismo de compensación muy grato, muy gratificante, muy chévere. ¿Por qué? Porque cada vez que sientan alguna dolencia, alguna incomodidad, es que están evolucionando; están cambiando.

“Si no te pasa nada, Boby. ¡Tranquilo!”

Los mecanismos de reparación no reparan nada, simplemente están cambiando. Cambian, cambian, cambian.

Es importante que, por lo menos, nos planteemos esa posibilidad; porque va un poco en contra del principio general de la vida, el que un organismo vivo esté continuamente reparándose y reparándose y repa-rándose y reparándose... Y dices: “Bueno, ¿pero qué clase de cacharro soy? ¡Todo el día arreglándome!... Y que ahora se ha estropeado esta proteína, ahora hay que reciclarla otra vez... hay que arreglarla de nuevo... ¡Pero bueno! ¿Hasta cuándo vamos a estar así?”

Ya han pasado miles de millones de años, suficiente tiempo para que la maquinaria sea perfecta y funcione perfectamente; quiero decir, impecablemente. Y, en cambio, resulta que cada vez funciona peor, ¿no? En general. Entonces, algo falla. Y, probablemente, lo que falle sea nues-tra percepción. Las cosas –como dice el refrán- son según con el color y con la visual y con la óptica mental que yo las mire. Si lo vemos bajo una perspectiva, nos da la sensación de que se está arreglando continuamente. Si lo vemos bajo otra perspectiva, lo que vemos es que se está acomo-dando continuamente; se está adaptando; se está flexibilizando; está bus-cando nuevos recursos.

Se está adaptando. Está evolucionando. Pero no se está reparando; no se está arreglando. Se entiende la diferencia, ¿verdad? Porque claro, si yo tengo la idea de que siempre me tengo que estar reparando porque soy un cacharro viejo, pues siempre tendré que estar tomando minerales, oligo-elementos, vitaminas...

Es muy importante esta conclusión para este primer tratamiento. Nosotros hablábamos del mecanismo de “REPARAR” como el mecanismo más simple. Pero querríamos matizar esa palabra.

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Esto es importante porque les va a facilitar a ustedes un mecanismo de compensación muy grato, muy gratificante, muy chévere. ¿Por qué? Porque cada vez que sientan alguna dolencia, alguna incomodidad, es que están evolucionando; están cambiando.

“Si no te pasa nada, Boby. ¡Tranquilo!”

Los mecanismos de reparación no reparan nada, simplemente están cambiando. Cambian, cambian, cambian.

Es importante que, por lo menos, nos planteemos esa posibilidad; porque va un poco en contra del principio general de la vida, el que un organismo vivo esté continuamente reparándose y reparándose y repa-rándose y reparándose... Y dices: “Bueno, ¿pero qué clase de cacharro soy? ¡Todo el día arreglándome!... Y que ahora se ha estropeado esta proteína, ahora hay que reciclarla otra vez... hay que arreglarla de nuevo... ¡Pero bueno! ¿Hasta cuándo vamos a estar así?”

Ya han pasado miles de millones de años, suficiente tiempo para que la maquinaria sea perfecta y funcione perfectamente; quiero decir, impecablemente. Y, en cambio, resulta que cada vez funciona peor, ¿no? En general. Entonces, algo falla. Y, probablemente, lo que falle sea nues-tra percepción. Las cosas –como dice el refrán- son según con el color y con la visual y con la óptica mental que yo las mire. Si lo vemos bajo una perspectiva, nos da la sensación de que se está arreglando continuamente. Si lo vemos bajo otra perspectiva, lo que vemos es que se está acomo-dando continuamente; se está adaptando; se está flexibilizando; está bus-cando nuevos recursos.

Se está adaptando. Está evolucionando. Pero no se está reparando; no se está arreglando. Se entiende la diferencia, ¿verdad? Porque claro, si yo tengo la idea de que siempre me tengo que estar reparando porque soy un cacharro viejo, pues siempre tendré que estar tomando minerales, oligo-elementos, vitaminas...

Es muy importante esta conclusión para este primer tratamiento. Nosotros hablábamos del mecanismo de “REPARAR” como el mecanismo más simple. Pero querríamos matizar esa palabra.

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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La palabra “REPARAR” nos ha servido para arreglar, en el período de dispensa. “Arreglar”, en el sentido de acomodar, flexibilizar, adaptar, evolucionar. No en el sentido de que hay algo estropeado y voy a arre-glarlo. No.

Es importante que ustedes conceptualicen, en alguna medida, un cambio de perspectiva hacia el “bicho vivo”. Porque el “bicho vivo” tiene que tener recursos para estar vivo, vivo. No puede estar continuamente empleando una cantidad de energía enorme para mantener su organiza-ción. Pero, ¿qué es esto? ¿Pero qué fracaso es éste, entonces? Si a nada que te descuides estás desorganizado...

En cambio, “la desorganización compensatoria”, ésa sí sería la evolución y ésa sí sería la adaptación.

“La desorganización compensatoria”… nos permitiría un movi-miento, nos permitiría una adaptabilidad, una flexibilidad al medio... Eso sí suena mejor, porque no hay nada que arreglar. Habrá momentos en que sí haya algo que arreglar. Pero, insisto, la visión que nos da cualquier cuerpo, o cualquier ser vivo, es que siempre está estropeado, que siempre le pasa algo. El día que no es la tiroides, es la paratiroides; el día que no es la paratiroides, el callo; el día que no es el callo, es el estómago; el día que no es...

Es rarísimo encontrar un ser vivo de mediana edad, que goce de ex-celente estado de salud después de soportar un examen médico. Casi im-posible. Porque a lo mejor él se siente bien, pero le hacen el análisis, y tiene colesterol. Ya no está bien. Ya es un ignorante; porque en cualquier momento le puede dar algo. Ya está.

Esto lo digo en base, no solamente a una intuición personal, sino también en base a recoger los datos que nos da la moderna genética, que nos dice:

“Este gen, que es el responsable de crear una anemia, permite, sí, que se desarrolle esa anemia. Pero los sujetos que tienen esa anemia, no padecen ‘artrosis de lengua’” –por ejemplo-.

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La palabra “REPARAR” nos ha servido para arreglar, en el período de dispensa. “Arreglar”, en el sentido de acomodar, flexibilizar, adaptar, evolucionar. No en el sentido de que hay algo estropeado y voy a arre-glarlo. No.

Es importante que ustedes conceptualicen, en alguna medida, un cambio de perspectiva hacia el “bicho vivo”. Porque el “bicho vivo” tiene que tener recursos para estar vivo, vivo. No puede estar continuamente empleando una cantidad de energía enorme para mantener su organiza-ción. Pero, ¿qué es esto? ¿Pero qué fracaso es éste, entonces? Si a nada que te descuides estás desorganizado...

En cambio, “la desorganización compensatoria”, ésa sí sería la evolución y ésa sí sería la adaptación.

“La desorganización compensatoria”… nos permitiría un movi-miento, nos permitiría una adaptabilidad, una flexibilidad al medio... Eso sí suena mejor, porque no hay nada que arreglar. Habrá momentos en que sí haya algo que arreglar. Pero, insisto, la visión que nos da cualquier cuerpo, o cualquier ser vivo, es que siempre está estropeado, que siempre le pasa algo. El día que no es la tiroides, es la paratiroides; el día que no es la paratiroides, el callo; el día que no es el callo, es el estómago; el día que no es...

Es rarísimo encontrar un ser vivo de mediana edad, que goce de ex-celente estado de salud después de soportar un examen médico. Casi im-posible. Porque a lo mejor él se siente bien, pero le hacen el análisis, y tiene colesterol. Ya no está bien. Ya es un ignorante; porque en cualquier momento le puede dar algo. Ya está.

Esto lo digo en base, no solamente a una intuición personal, sino también en base a recoger los datos que nos da la moderna genética, que nos dice:

“Este gen, que es el responsable de crear una anemia, permite, sí, que se desarrolle esa anemia. Pero los sujetos que tienen esa anemia, no padecen ‘artrosis de lengua’” –por ejemplo-.

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Entonces, todos los genes se han puesto de acuerdo, porque 5“ar-trosis de lengua” hay poquísimas.

Si nos fijamos en esos ejemplos –en los que lo que permite una en-fermedad evita otra-, vemos que entonces sí cuadraría un poquito con esa “descompensación saludable” de la que hemos hablado antes, o con ese principio de que “no se está reparando sino que se está compen-sando, se está evolucionando, se está cambiando a otra proporción”. Pero no se está arreglando nada. Si no, el ser humano parece siempre un cacharro roto que tiene que arreglarse y tiene que defenderse en un sitio y en otro.

Creo que hemos amplificado bastante la palabra “REPARAR”, que era el primer tratamiento que dimos. Y viene al caso porque, cuando dijimos cómo arreglar el cuerpo, lo decíamos en términos genéricos de cómo tra-tar cualquier mal que tuviéramos. O, sin tener nada, simplemente arreglar el cuerpo para ponerse mejor; para que se organice mejor. Porque uno no sabe lo malo que está hasta que se pone bueno. Claro, porque como siempre te ha dolido la cabeza… Hasta que un día se te quita el dolor de cabeza. Siempre te dormías en clase y en meditación, hasta que un día dejas de dormirte. Y dices: “¡Pero si esto es otra calidad de vida! ¡Por Dios!”

Cuando eras miope, pues tú creías que todo era borroso, hasta que te acercabas y... “¡Ah, perdón!”. Y claro, llega un día alguien y te pone gafas, y dices: “¡Dios mío! Pero, ¿cuál es el mundo? ¡Qué mundo!”. Pues esto es igual. O sea, uno cree que está bien hasta que descubre que pue-de estar mejor. Por ejemplo, esas mañanas que a lo mejor ustedes se le-vantan... ¡y se despiertan! Porque, normalmente, se levantan pero no es-tán despiertos. En cambio, la experiencia de levantarse y, además, estar despierto... ¡Eso es maravilloso!...

¿O... despertarte después de haber dormido? Eso es... ¡fantástico! Pero claro, para eso te tienes que dar cuenta de lo que significa no dormir.

5 Con ironía

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Entonces, todos los genes se han puesto de acuerdo, porque 5“ar-trosis de lengua” hay poquísimas.

Si nos fijamos en esos ejemplos –en los que lo que permite una en-fermedad evita otra-, vemos que entonces sí cuadraría un poquito con esa “descompensación saludable” de la que hemos hablado antes, o con ese principio de que “no se está reparando sino que se está compen-sando, se está evolucionando, se está cambiando a otra proporción”. Pero no se está arreglando nada. Si no, el ser humano parece siempre un cacharro roto que tiene que arreglarse y tiene que defenderse en un sitio y en otro.

Creo que hemos amplificado bastante la palabra “REPARAR”, que era el primer tratamiento que dimos. Y viene al caso porque, cuando dijimos cómo arreglar el cuerpo, lo decíamos en términos genéricos de cómo tra-tar cualquier mal que tuviéramos. O, sin tener nada, simplemente arreglar el cuerpo para ponerse mejor; para que se organice mejor. Porque uno no sabe lo malo que está hasta que se pone bueno. Claro, porque como siempre te ha dolido la cabeza… Hasta que un día se te quita el dolor de cabeza. Siempre te dormías en clase y en meditación, hasta que un día dejas de dormirte. Y dices: “¡Pero si esto es otra calidad de vida! ¡Por Dios!”

Cuando eras miope, pues tú creías que todo era borroso, hasta que te acercabas y... “¡Ah, perdón!”. Y claro, llega un día alguien y te pone gafas, y dices: “¡Dios mío! Pero, ¿cuál es el mundo? ¡Qué mundo!”. Pues esto es igual. O sea, uno cree que está bien hasta que descubre que pue-de estar mejor. Por ejemplo, esas mañanas que a lo mejor ustedes se le-vantan... ¡y se despiertan! Porque, normalmente, se levantan pero no es-tán despiertos. En cambio, la experiencia de levantarse y, además, estar despierto... ¡Eso es maravilloso!...

¿O... despertarte después de haber dormido? Eso es... ¡fantástico! Pero claro, para eso te tienes que dar cuenta de lo que significa no dormir.

5 Con ironía

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“No dormir”. Y crees que es así, hasta que un día duermes, y te des-piertas y dices: “¡O sea, que estaba malísimo!”

Igual que cuando una persona lleva una vida cotidianamente vulgar, sin sentido; una vida de gusano deforme, “vulgaris”, ni siquiera “gusanus elegantis”.

Cuando se lleva una vida de gusano asqueroso, que no llega a ser ni crisálida ni nada de nada, pues a uno le parece que la vida es así. La per-sona no se da cuenta, y entonces existe, o vive y razona y se desarrolla, en un determinado nivel; hasta que, de repente, ve otro nivel: “Esto es otro... esto es otro índice de calidad”.

Realmente, cuando esa persona sale de esa situación y ve algo boni-to, se emociona con el viento o con una puesta de sol, con una sonrisa, con una comida... Se pone elegante, o guapo o guapa, y se ve como… “¡Qué bien! ¡Qué color!”... y le dicen un piropo... y tal y cual... Dice: “¡Qué calidad!, ¿no? ¡Qué cambio!”

Es importante saber que, CUANDO ESTÁS BIEN, ES QUE PUEDES ESTAR

MEJOR.

Eso depende ya de la exigencia personal de cada uno, y de buscar esas nuevas coordenadas, esas nuevas dimensiones; nuevas perspectivas del arte y de todas sus manifestaciones.

El caso es que, en el cuerpo, pues pasa igual. Cuando queremos hacer que ese organismo se arregle en el sentido en que estamos hablan-do –es decir, se flexibilice, evolucione, se adapte y ¡aspire!... a nuevos horizontes; deje de ser un gusano deforme y asqueroso y repugnante, y pase a ser un gusano elegante, de crisálida y de mariposa-, para eso, ne-cesitamos potenciar el organismo.

Y es ahí donde recalamos y caemos en “La Ofrenda Universal”, GONG SUN.

En GONG SUN vamos a encontrar la posibilidad de abrir todos los orificios, abrir todos los canales. Que se abra “El Mar de todos los Cana-les”.

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“No dormir”. Y crees que es así, hasta que un día duermes, y te des-piertas y dices: “¡O sea, que estaba malísimo!”

Igual que cuando una persona lleva una vida cotidianamente vulgar, sin sentido; una vida de gusano deforme, “vulgaris”, ni siquiera “gusanus elegantis”.

Cuando se lleva una vida de gusano asqueroso, que no llega a ser ni crisálida ni nada de nada, pues a uno le parece que la vida es así. La per-sona no se da cuenta, y entonces existe, o vive y razona y se desarrolla, en un determinado nivel; hasta que, de repente, ve otro nivel: “Esto es otro... esto es otro índice de calidad”.

Realmente, cuando esa persona sale de esa situación y ve algo boni-to, se emociona con el viento o con una puesta de sol, con una sonrisa, con una comida... Se pone elegante, o guapo o guapa, y se ve como… “¡Qué bien! ¡Qué color!”... y le dicen un piropo... y tal y cual... Dice: “¡Qué calidad!, ¿no? ¡Qué cambio!”

Es importante saber que, CUANDO ESTÁS BIEN, ES QUE PUEDES ESTAR

MEJOR.

Eso depende ya de la exigencia personal de cada uno, y de buscar esas nuevas coordenadas, esas nuevas dimensiones; nuevas perspectivas del arte y de todas sus manifestaciones.

El caso es que, en el cuerpo, pues pasa igual. Cuando queremos hacer que ese organismo se arregle en el sentido en que estamos hablan-do –es decir, se flexibilice, evolucione, se adapte y ¡aspire!... a nuevos horizontes; deje de ser un gusano deforme y asqueroso y repugnante, y pase a ser un gusano elegante, de crisálida y de mariposa-, para eso, ne-cesitamos potenciar el organismo.

Y es ahí donde recalamos y caemos en “La Ofrenda Universal”, GONG SUN.

En GONG SUN vamos a encontrar la posibilidad de abrir todos los orificios, abrir todos los canales. Que se abra “El Mar de todos los Cana-les”.

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Porque el SO WEN nos dice que GONG SUN abre “El Mar de todos los Canales”. Y, aunque no lo entiendan, lo ha dicho el SO WEN. ¡Eso es “Palabra de Dios”! Porque sin ser un libro sagrado, de momento lo con-templamos así. ¿Por qué? Porque es legado de los Emperadores Celestes.

Es “El Mar de todos los Canales”.

Si se abre CHONG MAI, ¡se abre la luz!, ¡se abren los orificios!, ¡se abren los conductos que estaban cerrados!... Entonces, descubres otra nueva realidad... No así, de repente, ¡chas! No. Pero vas descubriendo... ¡flash!, ¡chas!, ¡chas!, ¡flash!, ¡chas!, ¡pas!... O ¡flash!, ¡pas!, ¡chas!

Abre nuevas perspectivas, porque es “El Mar de Todos los Canales”, CHONG MAi.

CHONG MAi también se corresponde con la línea partida-partida-partida en el Octograma de FU SHI. Es decir, “La Receptividad de la Tierra”; es decir, “El principio femenino”.

Partida–partida–partida, “La Receptividad de la Tierra”. Ahí está GONG SUN, 4 B .

GONG SUN es el punto de culminación del Octograma de FU SHI; o... el punto de partida. Depende de si parten de “La Creatividad del Cielo” y llegan a “La Receptividad de la Tierra”, o parten de “La Receptividad de la Tierra” y llegan a “La Creatividad del Cielo”.

Cuando vimos la ideografía de GONG SUN, vimos que hacía referen-cia a “la vida secreta de los gusanos”. Hay una “Vida secreta de los gusa-nos del cementerio de Dusseldorf”, de la que ya hablamos en una ocasión, y que no viene al caso.

Pero, el tipo de gusanos que producen los seres humanos, son gu-sanos estériles, que contagian severamente a los verdaderos gusanos. La peor plaga que puede haber es la de un gusano humano, porque, ése, ni hace crisálida… ni hace seda... Sacar seda de los gusanos humanos es un desastre. No hay forma de sacar nada. Lo único que sacas es pus. ¡Agghh!

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Porque el SO WEN nos dice que GONG SUN abre “El Mar de todos los Canales”. Y, aunque no lo entiendan, lo ha dicho el SO WEN. ¡Eso es “Palabra de Dios”! Porque sin ser un libro sagrado, de momento lo con-templamos así. ¿Por qué? Porque es legado de los Emperadores Celestes.

Es “El Mar de todos los Canales”.

Si se abre CHONG MAI, ¡se abre la luz!, ¡se abren los orificios!, ¡se abren los conductos que estaban cerrados!... Entonces, descubres otra nueva realidad... No así, de repente, ¡chas! No. Pero vas descubriendo... ¡flash!, ¡chas!, ¡chas!, ¡flash!, ¡chas!, ¡pas!... O ¡flash!, ¡pas!, ¡chas!

Abre nuevas perspectivas, porque es “El Mar de Todos los Canales”, CHONG MAi.

CHONG MAi también se corresponde con la línea partida-partida-partida en el Octograma de FU SHI. Es decir, “La Receptividad de la Tierra”; es decir, “El principio femenino”.

Partida–partida–partida, “La Receptividad de la Tierra”. Ahí está GONG SUN, 4 B .

GONG SUN es el punto de culminación del Octograma de FU SHI; o... el punto de partida. Depende de si parten de “La Creatividad del Cielo” y llegan a “La Receptividad de la Tierra”, o parten de “La Receptividad de la Tierra” y llegan a “La Creatividad del Cielo”.

Cuando vimos la ideografía de GONG SUN, vimos que hacía referen-cia a “la vida secreta de los gusanos”. Hay una “Vida secreta de los gusa-nos del cementerio de Dusseldorf”, de la que ya hablamos en una ocasión, y que no viene al caso.

Pero, el tipo de gusanos que producen los seres humanos, son gu-sanos estériles, que contagian severamente a los verdaderos gusanos. La peor plaga que puede haber es la de un gusano humano, porque, ése, ni hace crisálida… ni hace seda... Sacar seda de los gusanos humanos es un desastre. No hay forma de sacar nada. Lo único que sacas es pus. ¡Agghh!

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Los ideogramas de GONG SUN hacen referencia a la vida secreta de los gusanos, pero más bien, a ese cambio, a esa posición privilegiada de los gusanos, de ser crisálidas. Los hombres cogen los gusanos de seda jus-to en ese momento; tiran del hilo y hacen la seda.

Nosotros, a la hora de analizar el ideograma, lo veíamos desde el punto de vista alkímico, y por eso le hemos puesto el nombre de “Ofren-da Universal”. “La Ofrenda Universal”, evidentemente, consiste en asu-mir que, por ejemplo, un animal que repta, puede tener la posibilidad de llegar a ser un animal que vuela. Es una maravilla. O sea, es toda una cienciología del gusano.

Es como recordarle al hombre todas las capacidades que tiene. Que, de ser un bicho vulgar, asqueroso, repugnante, y que repta por cualquier sitio, por cualquier esquina o por cualquier barriada, puede llegar a ser un tipo que hace una exposición de colores o una disertación sobre poemas, y hace llorar a todo el mundo; o hace una levitación estereoscópica; o hace un lanzamiento de varios cuchillos, en el aire, que dan a siete man-zanas imaginarias... ¡Yo qué sé! O sea, se puede, desde la zona más rep-tante, llegar hasta la zona más exuberante. Ése es el mensaje que tiene el 4 B , GONG SUN.

Entonces, ahí es donde nosotros podemos capturar la energía del Bazo. Porque además, casualmente, el resonador pertenece al canal de Bazo, y sabemos que éste se corresponde con la Tierra. Eso indica que el resonador, en concreto, tiene la capacidad para reparar situaciones de aquí. De aquí. Es decir, de la adaptación a la vida aquí en la Tierra.

El Bazo –o la Tierra- como Centro de la vida del hombre, posibilita, a través de este resonador, que el hombre tenga una relación simbiótica vá-lida, positiva, sin defensa, sin ataque, adaptándose adecuadamente al medio.

Lo que va a facilitar, el 4 B , es esa adaptación complaciente, esa evolución creativa y ese “arreglo” –entre comillas- que va a implicar flexibilidad, novedad. Y, si quieren ceñirse a la palabra “reparar”, pues a “reparar”, a “arreglar”. Por esa razón hemos elegido GONG SUN.

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Los ideogramas de GONG SUN hacen referencia a la vida secreta de los gusanos, pero más bien, a ese cambio, a esa posición privilegiada de los gusanos, de ser crisálidas. Los hombres cogen los gusanos de seda jus-to en ese momento; tiran del hilo y hacen la seda.

Nosotros, a la hora de analizar el ideograma, lo veíamos desde el punto de vista alkímico, y por eso le hemos puesto el nombre de “Ofren-da Universal”. “La Ofrenda Universal”, evidentemente, consiste en asu-mir que, por ejemplo, un animal que repta, puede tener la posibilidad de llegar a ser un animal que vuela. Es una maravilla. O sea, es toda una cienciología del gusano.

Es como recordarle al hombre todas las capacidades que tiene. Que, de ser un bicho vulgar, asqueroso, repugnante, y que repta por cualquier sitio, por cualquier esquina o por cualquier barriada, puede llegar a ser un tipo que hace una exposición de colores o una disertación sobre poemas, y hace llorar a todo el mundo; o hace una levitación estereoscópica; o hace un lanzamiento de varios cuchillos, en el aire, que dan a siete man-zanas imaginarias... ¡Yo qué sé! O sea, se puede, desde la zona más rep-tante, llegar hasta la zona más exuberante. Ése es el mensaje que tiene el 4 B , GONG SUN.

Entonces, ahí es donde nosotros podemos capturar la energía del Bazo. Porque además, casualmente, el resonador pertenece al canal de Bazo, y sabemos que éste se corresponde con la Tierra. Eso indica que el resonador, en concreto, tiene la capacidad para reparar situaciones de aquí. De aquí. Es decir, de la adaptación a la vida aquí en la Tierra.

El Bazo –o la Tierra- como Centro de la vida del hombre, posibilita, a través de este resonador, que el hombre tenga una relación simbiótica vá-lida, positiva, sin defensa, sin ataque, adaptándose adecuadamente al medio.

Lo que va a facilitar, el 4 B , es esa adaptación complaciente, esa evolución creativa y ese “arreglo” –entre comillas- que va a implicar flexibilidad, novedad. Y, si quieren ceñirse a la palabra “reparar”, pues a “reparar”, a “arreglar”. Por esa razón hemos elegido GONG SUN.

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Recordamos que, localizar GONG SUN, era muy fácil: inmediatamen-te después de la articulación metatarso-falángica, se llegaba a la articula-ción tarso-astragalina, y allí, en la mitad, está el resonador.

Nos va a servir para cualquier “desarreglo” –entre comillas- o cual-quier modelo preventivo. Es decir que, si alguien nos dice:

“Doctor, yo estoy muy bien, pero quiero estar mejor. Sí, estoy bien, pero no sé... como que a veces se me olvidan cosas... otras veces me sien-to demasiado cansado... No me pasa nada en concreto. Me acaban de hacer un chequeo en la empresa y mi abogado ha dicho que no les debo nada, que estoy estupendo. Me acabo de divorciar… mis hijos son feli-ces... pero no sé... como que me falta un puntito. No acabo yo de disfru-tar de la vida”.

Bueno, van con ese: “Hágame algo”. Y tú ves ahí que no se trata de hablar ni de regalarle un viaje a Palma de Mallorca. Algo hay que hacerle por dentro; algo hay que acomodarle por dentro.

Ése puede ser un paciente excelente. O ese otro que uno conoce, y le dice: “Pepe, que te noto yo así... un poco... un poco retraído. ¿Te pasa algo últimamente?”

-No. Estoy bien, estoy bien, estoy bien, estoy bien.

-Pero, ¿estás bien?

-Sí, sí, sí. Yo estoy muy bien, estoy muy bien, estoy muy bien.

-Bueno, pero podrías estar mejor...

-Noooooo. Déjalo, déjalo, déjalo...

Tú ves que necesita un puntito para el asalto definitivo. Entonces, tú: “¡Déjame el pie un poco, hombre! Verás tú qué bien te va a ir la vida. Me-jor te va a ir”. Él está bien, pero puede estar mucho mejor. Efectivamente, todos podemos tener ese “puntito” –nunca mejor dicho, como resonador- en el que nos podemos poner mejor; o sea, notar esa calidad, esa cuali-dad. Y decir:

-Oye, ¿qué tal día has pasado?

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Recordamos que, localizar GONG SUN, era muy fácil: inmediatamen-te después de la articulación metatarso-falángica, se llegaba a la articula-ción tarso-astragalina, y allí, en la mitad, está el resonador.

Nos va a servir para cualquier “desarreglo” –entre comillas- o cual-quier modelo preventivo. Es decir que, si alguien nos dice:

“Doctor, yo estoy muy bien, pero quiero estar mejor. Sí, estoy bien, pero no sé... como que a veces se me olvidan cosas... otras veces me sien-to demasiado cansado... No me pasa nada en concreto. Me acaban de hacer un chequeo en la empresa y mi abogado ha dicho que no les debo nada, que estoy estupendo. Me acabo de divorciar… mis hijos son feli-ces... pero no sé... como que me falta un puntito. No acabo yo de disfru-tar de la vida”.

Bueno, van con ese: “Hágame algo”. Y tú ves ahí que no se trata de hablar ni de regalarle un viaje a Palma de Mallorca. Algo hay que hacerle por dentro; algo hay que acomodarle por dentro.

Ése puede ser un paciente excelente. O ese otro que uno conoce, y le dice: “Pepe, que te noto yo así... un poco... un poco retraído. ¿Te pasa algo últimamente?”

-No. Estoy bien, estoy bien, estoy bien, estoy bien.

-Pero, ¿estás bien?

-Sí, sí, sí. Yo estoy muy bien, estoy muy bien, estoy muy bien.

-Bueno, pero podrías estar mejor...

-Noooooo. Déjalo, déjalo, déjalo...

Tú ves que necesita un puntito para el asalto definitivo. Entonces, tú: “¡Déjame el pie un poco, hombre! Verás tú qué bien te va a ir la vida. Me-jor te va a ir”. Él está bien, pero puede estar mucho mejor. Efectivamente, todos podemos tener ese “puntito” –nunca mejor dicho, como resonador- en el que nos podemos poner mejor; o sea, notar esa calidad, esa cuali-dad. Y decir:

-Oye, ¿qué tal día has pasado?

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-Mmm… No te lo puedo precisar.

-Ah, ¿no? Malo. Día malo.

-No. Como siempre...

O sea, ¡peor todavía! Si dice “como siempre”, es peor. Porque si te dice “pues no sé...”, bueno, a lo mejor encuentra algo en su vida. Ahora, si te dice “como siempre”, es horrible. Es decir, estás rodeado de mons-truos.

Si has pasado el día “como siempre”, la gente que te rodea es monstruosa, porque es un chicle pegajoso, asqueroso y repugnante, que es igual todos los días. ¡Aggghhh!... Y tú no has sido capaz de acabar con él. En todo caso puede decir: “¡Hombre! Hoy, el día... no sé... como no acabe pronto, voy a estallar. Porque es que llevo un día que...”

Lo normal es que el día haya transcurrido, y hayan sucedido una cantidad de cosas de ésas que dices: “Bueno, yo no te puedo contar todo lo que me ha pasado hoy porque se necesitaría un día entero, y mañana tengo otro compromiso con la vida. Tengo otro día. Y yo no sé por dónde me va a salir el camarón: si me va a picar en la nariz o en el esterno-cleido-mastoideo”...

G O N G S U N P A R A N I Ñ O S

Les recomiendo que siempre que encuentren a alguien desnutrido, “espiritual, psíquica, física o mente”, vayan a GONG SUN; siempre que en-cuentren a alguien así, desarreglado.

A veces los niños están desarreglados. Por la mañana están ahí... y les dices:

-¿Qué te pasa?

-Me duele la cabeza, mamá.

-¿La cabeza?

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-Mmm… No te lo puedo precisar.

-Ah, ¿no? Malo. Día malo.

-No. Como siempre...

O sea, ¡peor todavía! Si dice “como siempre”, es peor. Porque si te dice “pues no sé...”, bueno, a lo mejor encuentra algo en su vida. Ahora, si te dice “como siempre”, es horrible. Es decir, estás rodeado de mons-truos.

Si has pasado el día “como siempre”, la gente que te rodea es monstruosa, porque es un chicle pegajoso, asqueroso y repugnante, que es igual todos los días. ¡Aggghhh!... Y tú no has sido capaz de acabar con él. En todo caso puede decir: “¡Hombre! Hoy, el día... no sé... como no acabe pronto, voy a estallar. Porque es que llevo un día que...”

Lo normal es que el día haya transcurrido, y hayan sucedido una cantidad de cosas de ésas que dices: “Bueno, yo no te puedo contar todo lo que me ha pasado hoy porque se necesitaría un día entero, y mañana tengo otro compromiso con la vida. Tengo otro día. Y yo no sé por dónde me va a salir el camarón: si me va a picar en la nariz o en el esterno-cleido-mastoideo”...

G O N G S U N P A R A N I Ñ O S

Les recomiendo que siempre que encuentren a alguien desnutrido, “espiritual, psíquica, física o mente”, vayan a GONG SUN; siempre que en-cuentren a alguien así, desarreglado.

A veces los niños están desarreglados. Por la mañana están ahí... y les dices:

-¿Qué te pasa?

-Me duele la cabeza, mamá.

-¿La cabeza?

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-¡Ah, no! La tripa.

O sea, están “atontados”. ¿Por qué? Porque, entre otras cosas, no quieren ir a la cárcel... digo, al colegio.

“Ven aquí. Déjame el piececito”.

Se puede empezar por la mañana dándole el masaje al nene en el 4 B , y se despiertan... “No me toques más, mamá, que estoy deseando aprender física, química y matemáticas... e incluso inglés”.

Entonces, también hay que saber dar el golpe en los sitios precisos, porque si no, pues pierdes una cantidad de energía... Y luego la academia te sale muy cara.

G O N G S U N E N L A M U J E R

Es extremadamente importante que nos demos cuenta de la tras-cendencia que tiene este resonador, en la mujer. GONG SUN nos va a re-gular prácticamente toda la vida sanguínea, consanguínea, sangrada, consagrada, sagrada y ensangrentada, de la mujer.

El hombre –el varón- es un ser bilioso, porque tiene que tomar deci-siones: que si la empresa... que si el jefe de estado... porque se reúne en Texas... “Bilioso”. Pura bilis. Aunque después, padecen poco de vesícula biliar. Pero, ¿por qué? Porque están todo el día vomitando bilis. En cam-bio, la mujer se la tiene que tragar, y es la que más padece de vesícula bi-liar.

La mujer mantiene la sangre. Es sanguínea.

El hombre es bilioso.

Eso es para que se les quede claro. De que la mujer es sanguínea es fácil acordarse, por sus ciclos menstruales: “Parirás con dolor”... y todas esas cosas. Es sangre. ¿Y qué es la sangre, realmente? La sangre es el flui-do vital por excelencia. La sangre es todo un acontecimiento en la vida sentimental de la mujer.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

168

-¡Ah, no! La tripa.

O sea, están “atontados”. ¿Por qué? Porque, entre otras cosas, no quieren ir a la cárcel... digo, al colegio.

“Ven aquí. Déjame el piececito”.

Se puede empezar por la mañana dándole el masaje al nene en el 4 B , y se despiertan... “No me toques más, mamá, que estoy deseando aprender física, química y matemáticas... e incluso inglés”.

Entonces, también hay que saber dar el golpe en los sitios precisos, porque si no, pues pierdes una cantidad de energía... Y luego la academia te sale muy cara.

G O N G S U N E N L A M U J E R

Es extremadamente importante que nos demos cuenta de la tras-cendencia que tiene este resonador, en la mujer. GONG SUN nos va a re-gular prácticamente toda la vida sanguínea, consanguínea, sangrada, consagrada, sagrada y ensangrentada, de la mujer.

El hombre –el varón- es un ser bilioso, porque tiene que tomar deci-siones: que si la empresa... que si el jefe de estado... porque se reúne en Texas... “Bilioso”. Pura bilis. Aunque después, padecen poco de vesícula biliar. Pero, ¿por qué? Porque están todo el día vomitando bilis. En cam-bio, la mujer se la tiene que tragar, y es la que más padece de vesícula bi-liar.

La mujer mantiene la sangre. Es sanguínea.

El hombre es bilioso.

Eso es para que se les quede claro. De que la mujer es sanguínea es fácil acordarse, por sus ciclos menstruales: “Parirás con dolor”... y todas esas cosas. Es sangre. ¿Y qué es la sangre, realmente? La sangre es el flui-do vital por excelencia. La sangre es todo un acontecimiento en la vida sentimental de la mujer.

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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¿Por qué? Porque todo va a depender mucho de esos ritmos san-guíneos. Pero, ¿para qué necesita la regla? Porque Yahvé no dijo nada de eso. No dijo: “Y pagarás en cómodas cuotas mensuales con tu sangre”. No.

¿Por qué, la menstruación? Es normal hacerse esa pregunta. “¿Por qué?”

Hay muchos animales que entran en la ovulación, y no tienen regla. Entonces, ¿por qué ese despilfarro de sangre? ¿Por qué esa renovación continuada de sangre? Cada regla, a la que más o a la que menos, le cuesta un cuarto o medio “litrejo” de sangre. ¿Sí o no? Y hay que fabri-carlo rápidamente. Entonces, parece como un defecto. Consideramos que no es un defecto sino que, al revés, es una virtud, ya que permite un mo-vimiento renovador.

Pero ahora lo importante es darse cuenta de que lo cierto es que, la mujer, durante un período –su período reproductor- necesita tener una hemorragia del líquido más precioso que nos da la vitalidad: la sangre. Y a su vez tiene que reponerla.

Si a cualquier varón le quitamos la cantidad de sangre que pierde una mujer al mes, y no le hacemos una transfusión, al cabo de cuatro años nos lo hemos cargado. Cargadísimo. O sea, ¡cargadísimo! ¡Que se ha muerto, vamos! ¡Seguro! Le entra una depresión medular, una tristeza existencial, y se muere. Bueno, eso es un suponer. Lo cierto es que uno se pregunta: “¿Por qué eso?” –la sangre-.

La respuesta es muy sencilla, muy fácil: se elige la sangre, entre otras cosas, porque es roja. Aparentemente se pierde, pero se regenera. Esto facilita una renovación indispensable, porque si no, la mujer moriría de hemorragia –porque el sangrado es cada mes-. Por tanto, el objetivo de que aparezca ese acontecimiento, es porque se le da a la sangre un va-lor ceremonial.

Me explico. Cada vez que la mujer no queda fecundada –que, ob-viamente, pasan varios meses sin que quede fecundada-, cada vez que su sangre se expulsa al exterior, ocurre un acontecimiento ceremonial.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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¿Por qué? Porque todo va a depender mucho de esos ritmos san-guíneos. Pero, ¿para qué necesita la regla? Porque Yahvé no dijo nada de eso. No dijo: “Y pagarás en cómodas cuotas mensuales con tu sangre”. No.

¿Por qué, la menstruación? Es normal hacerse esa pregunta. “¿Por qué?”

Hay muchos animales que entran en la ovulación, y no tienen regla. Entonces, ¿por qué ese despilfarro de sangre? ¿Por qué esa renovación continuada de sangre? Cada regla, a la que más o a la que menos, le cuesta un cuarto o medio “litrejo” de sangre. ¿Sí o no? Y hay que fabri-carlo rápidamente. Entonces, parece como un defecto. Consideramos que no es un defecto sino que, al revés, es una virtud, ya que permite un mo-vimiento renovador.

Pero ahora lo importante es darse cuenta de que lo cierto es que, la mujer, durante un período –su período reproductor- necesita tener una hemorragia del líquido más precioso que nos da la vitalidad: la sangre. Y a su vez tiene que reponerla.

Si a cualquier varón le quitamos la cantidad de sangre que pierde una mujer al mes, y no le hacemos una transfusión, al cabo de cuatro años nos lo hemos cargado. Cargadísimo. O sea, ¡cargadísimo! ¡Que se ha muerto, vamos! ¡Seguro! Le entra una depresión medular, una tristeza existencial, y se muere. Bueno, eso es un suponer. Lo cierto es que uno se pregunta: “¿Por qué eso?” –la sangre-.

La respuesta es muy sencilla, muy fácil: se elige la sangre, entre otras cosas, porque es roja. Aparentemente se pierde, pero se regenera. Esto facilita una renovación indispensable, porque si no, la mujer moriría de hemorragia –porque el sangrado es cada mes-. Por tanto, el objetivo de que aparezca ese acontecimiento, es porque se le da a la sangre un va-lor ceremonial.

Me explico. Cada vez que la mujer no queda fecundada –que, ob-viamente, pasan varios meses sin que quede fecundada-, cada vez que su sangre se expulsa al exterior, ocurre un acontecimiento ceremonial.

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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El cuerpo está preparado para desarrollar una ceremonia o una ofrenda. La sangre menstrual se constituye así en una ofrenda. Y enton-ces, entramos de lleno en “La Ofrenda Universal”, GONG SUN.

Como bien saben ustedes, cuando una mujer está embarazada, no tiene la regla. Como bien saben ustedes, cuando una mujer está dando de mamar, no tiene la regla –en condiciones normales-.

Y cuando una mujer deja de dar de mamar, en condiciones norma-les, puede volver a quedarse embarazada.

O sea que, fíjense bien: en condiciones normales, probablemente, una mujer dejada a su libre albedrío sexual, con una pareja estable y boni-ta, tendría muy pocas reglas a lo largo de su vida. Muy pocas. Estaría –eso sí- con mucha frecuencia, embarazada. Con mucha frecuencia. Cada año y medio o cada dos años, tendría un niño. Así, hasta que se le retirara la re-gla. O sea, hasta que se acabaran sus óvulos.

Antes era así. Antes, la mujer –nuestras abuelas-, pues tenían ocho, diez, quince hijos... Era lo normal. Entonces, realmente tenían pocas re-glas, porque, además, había que dar de mamar al niño, porque no había ni leche en polvo ni ninguna tontería de ésas.

No obstante, el mecanismo de la sangre seguía estando ahí, presto y dispuesto para hacer como... dos ofrendas: LA OFRENDA DE SANGRE

DISPUESTA PARA LA FECUNDACIÓN, Y LA OFRENDA DE SANGRE OFRECIDA, ASÍ, AL

MUNDO. Que, habitualmente, se pierde en una compresa. ¡Qué tremendo!, ¿no? ¡Qué destino más terrible!, ¿verdad? Porque nos parece un destino terrible, tratándose de una ofrenda.

De ahí que ese resonador es especialmente importante para las mu-jeres. Eso es lo que queríamos resaltar.

G O N G S U N Y L A P R Ó S T A T A

Los hombres no tenemos esa distinción. Nosotros, con nuestra prós-tata, hacemos lo que podemos –más bien poco-.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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El cuerpo está preparado para desarrollar una ceremonia o una ofrenda. La sangre menstrual se constituye así en una ofrenda. Y enton-ces, entramos de lleno en “La Ofrenda Universal”, GONG SUN.

Como bien saben ustedes, cuando una mujer está embarazada, no tiene la regla. Como bien saben ustedes, cuando una mujer está dando de mamar, no tiene la regla –en condiciones normales-.

Y cuando una mujer deja de dar de mamar, en condiciones norma-les, puede volver a quedarse embarazada.

O sea que, fíjense bien: en condiciones normales, probablemente, una mujer dejada a su libre albedrío sexual, con una pareja estable y boni-ta, tendría muy pocas reglas a lo largo de su vida. Muy pocas. Estaría –eso sí- con mucha frecuencia, embarazada. Con mucha frecuencia. Cada año y medio o cada dos años, tendría un niño. Así, hasta que se le retirara la re-gla. O sea, hasta que se acabaran sus óvulos.

Antes era así. Antes, la mujer –nuestras abuelas-, pues tenían ocho, diez, quince hijos... Era lo normal. Entonces, realmente tenían pocas re-glas, porque, además, había que dar de mamar al niño, porque no había ni leche en polvo ni ninguna tontería de ésas.

No obstante, el mecanismo de la sangre seguía estando ahí, presto y dispuesto para hacer como... dos ofrendas: LA OFRENDA DE SANGRE

DISPUESTA PARA LA FECUNDACIÓN, Y LA OFRENDA DE SANGRE OFRECIDA, ASÍ, AL

MUNDO. Que, habitualmente, se pierde en una compresa. ¡Qué tremendo!, ¿no? ¡Qué destino más terrible!, ¿verdad? Porque nos parece un destino terrible, tratándose de una ofrenda.

De ahí que ese resonador es especialmente importante para las mu-jeres. Eso es lo que queríamos resaltar.

G O N G S U N Y L A P R Ó S T A T A

Los hombres no tenemos esa distinción. Nosotros, con nuestra prós-tata, hacemos lo que podemos –más bien poco-.

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Es la próstata la que se encarga de funcionar bien. Hay que tener cuidado con la bicicleta, el caballo... Todo lo que sea percusión percutá-nea en la zona perineal, es incómodo para la próstata.

Y bueno, hay que tomar mucho tomate, mucho tomate, mucho to-mate, que es buenísimo para la próstata. Además del tomate, pueden re-currir a otras plantas solanáceas, como el Beleño negro –“Hyoscyamus Ni-ger”- y la Belladona, manejadas con extrema precaución.

Cuando tengan que hacer prevención de problemas de próstata, pues entre el tomate y la Belladona... Pero hay que prevenir. Tenemos que ir a cosas naturales, cosas idílicas, cosas fáciles.

E N S U M A …

GONG SUN lo hemos relacionado, especialmente, con la mujer, para que tenga todos sus ritmos y sus ciclos adecuadamente decorosos; y también, para que viva ese acontecimiento menstrual –que no es lo habi-tual ahora-, con una solvencia física y psíquica aceptable. Lo cual no es poco.

En el caso del hombre, el 4 B está indicado para la próstata.

Claro, los que son muy jóvenes, no piensan en su próstata. Pero cuando se vean sorprendidos –una vez superada la barrera del tiempo- por los problemas prostáticos, o vean que empiezan a tener “visión pros-tática”6, ¡malo, malo! Eso es malísimo.

Además, están aumentando las afecciones prostáticas, especialmen-te el adenocarcinoma de próstata. Representa la segunda localización más frecuente de la enfermedad tumoral, globalmente hablando. Y eso no pa-saba antes.

6 Se refiere a la “presbicia”, que obliga a alejar el texto para poder leer.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Es la próstata la que se encarga de funcionar bien. Hay que tener cuidado con la bicicleta, el caballo... Todo lo que sea percusión percutá-nea en la zona perineal, es incómodo para la próstata.

Y bueno, hay que tomar mucho tomate, mucho tomate, mucho to-mate, que es buenísimo para la próstata. Además del tomate, pueden re-currir a otras plantas solanáceas, como el Beleño negro –“Hyoscyamus Ni-ger”- y la Belladona, manejadas con extrema precaución.

Cuando tengan que hacer prevención de problemas de próstata, pues entre el tomate y la Belladona... Pero hay que prevenir. Tenemos que ir a cosas naturales, cosas idílicas, cosas fáciles.

E N S U M A …

GONG SUN lo hemos relacionado, especialmente, con la mujer, para que tenga todos sus ritmos y sus ciclos adecuadamente decorosos; y también, para que viva ese acontecimiento menstrual –que no es lo habi-tual ahora-, con una solvencia física y psíquica aceptable. Lo cual no es poco.

En el caso del hombre, el 4 B está indicado para la próstata.

Claro, los que son muy jóvenes, no piensan en su próstata. Pero cuando se vean sorprendidos –una vez superada la barrera del tiempo- por los problemas prostáticos, o vean que empiezan a tener “visión pros-tática”6, ¡malo, malo! Eso es malísimo.

Además, están aumentando las afecciones prostáticas, especialmen-te el adenocarcinoma de próstata. Representa la segunda localización más frecuente de la enfermedad tumoral, globalmente hablando. Y eso no pa-saba antes.

6 Se refiere a la “presbicia”, que obliga a alejar el texto para poder leer.

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Eso es señal de que, los jóvenes y los no jóvenes, no cuidan ese ór-gano que, siendo importante, se olvida. Y se acuerdan de él cuando em-pieza a dar síntomas: dolor, escozor... En fin, los síntomas conocidos.

Hoy hemos tocado GONG SUN más ampliamente, y lo hemos visto bajo otro concepto.

G O N G S U N Y L A S M A T E M Á T I C A S

Quisiéramos añadir que, GONG SUN, también nos va a proporcionar grandes satisfacciones para centrar al sujeto. Por ejemplo, cuando tene-mos el caso de un niño que tiene dificultad para aprender matemáticas, si se le masajea diariamente el 4 B , podemos asegurar que, en dos o tres meses, el niño entiende perfectamente las matemáticas. La comprensión matemática depende de una serie de conexiones neuronales. Y se ha comprobado, desde hace muchos años, que el canal de Bazo, y en espe-cial el 4 B , tiene una incidencia clara para la comprensión del número y de las matemáticas.

R E A F I R M A R E L “ S Í ”

El segundo día hablábamos específicamente del “SÍ”. Decíamos que, en general, el organismo vivo dice “SÍ” a una serie de procesos, y que el “NO” es una consecuencia de la debilidad del “SÍ”. Cuando el “SÍ” se de-bilita en lo que tiene que hacer, cuando el sujeto se debilita en sus pro-yectos y en sus acciones, tiene que crear el “NO” para combatir esas debi-lidades.

“NO” a esas debilidades, para que mi “SÍ” se mantenga.

En base a eso, decíamos que trabajábamos en el Riñón. Y decíamos que, para reconfirmar la naturaleza del “SÍ”, recuperábamos la esencia natural del Agua. La esencia natural del Agua radica fundamentalmente en el Riñón.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Eso es señal de que, los jóvenes y los no jóvenes, no cuidan ese ór-gano que, siendo importante, se olvida. Y se acuerdan de él cuando em-pieza a dar síntomas: dolor, escozor... En fin, los síntomas conocidos.

Hoy hemos tocado GONG SUN más ampliamente, y lo hemos visto bajo otro concepto.

G O N G S U N Y L A S M A T E M Á T I C A S

Quisiéramos añadir que, GONG SUN, también nos va a proporcionar grandes satisfacciones para centrar al sujeto. Por ejemplo, cuando tene-mos el caso de un niño que tiene dificultad para aprender matemáticas, si se le masajea diariamente el 4 B , podemos asegurar que, en dos o tres meses, el niño entiende perfectamente las matemáticas. La comprensión matemática depende de una serie de conexiones neuronales. Y se ha comprobado, desde hace muchos años, que el canal de Bazo, y en espe-cial el 4 B , tiene una incidencia clara para la comprensión del número y de las matemáticas.

R E A F I R M A R E L “ S Í ”

El segundo día hablábamos específicamente del “SÍ”. Decíamos que, en general, el organismo vivo dice “SÍ” a una serie de procesos, y que el “NO” es una consecuencia de la debilidad del “SÍ”. Cuando el “SÍ” se de-bilita en lo que tiene que hacer, cuando el sujeto se debilita en sus pro-yectos y en sus acciones, tiene que crear el “NO” para combatir esas debi-lidades.

“NO” a esas debilidades, para que mi “SÍ” se mantenga.

En base a eso, decíamos que trabajábamos en el Riñón. Y decíamos que, para reconfirmar la naturaleza del “SÍ”, recuperábamos la esencia natural del Agua. La esencia natural del Agua radica fundamentalmente en el Riñón.

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Como saben ustedes, el canal emerge en el dedo pequeño, y se va a concretar específicamente, en la planta del pie, en “La Fuente Floreciente de la Tierra” –donde terminábamos la acción sanadora sobre GONG SUN-. De ahí sube al 2R, pasa al 3, al 4, al 5, al 6, al 7, al 8, y llegábamos hasta el 9R. Eso nos permitía reforzar el “SÍ” que tenemos con nuestro com-promiso. ¡El que sea!: compromiso de actitud, compromiso de referencia, responsabilidad ante las cosas... Un “SÍ” vigoroso, a un pacto o a una alianza o a cualquier otra cosa.

Es decir, las cosas se van realizando en base al “SÍ” que, evidente-mente, a veces es débil. Entonces, necesita de ese “NO” para evitar la car-coma. Como el “SÍ” ha ido perdiendo identidad, para recuperarla, necesi-ta decir “NO” a una serie de cosas.

“¡Ah, no! Mira, esto es más cómodo. ¿Por qué no te apoyas en la pared? ¡Si es mucho mejor escuchar la clase pegado a la pared!, porque así la pared no se cae. ¡Si es mucho más cómodo!... ¿Para qué quieres...?”

La comodidad te llama: “Ven. Ven. Ponte un cojincito en el culito. Ponte algo que te soporte. ¡Anda!, tómate otro cafecito –el quinto café del día- para estar despiertito. ¿Por qué no te tomas otra cañita y otro trocito?...” Y así: “¡Ven!... La comodidad te llama al bienestar; al consumo. ¡Ven, ven!... Llevas ocho horas, o llevas cuatro horas sin beber nada. Tó-mate algo. ¿Por qué no te tomas algo?” Y, cada dos horas: “¿Por qué no nos tomamos algo?...”

¡Déjame tranquilo! ¡Déjame vivir! Que el agua, si no, no se mueve. Y déjame moverme.

En el tratamiento, recorríamos el canal de Riñón. Se empezaba con el dedo meñique, luego se seguía con el dedo anular, luego con el dedo medio, luego con el dedo índice y, finalmente, se terminaba con el pulgar. Vamos a trabajar en los dos pies simultáneamente.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Como saben ustedes, el canal emerge en el dedo pequeño, y se va a concretar específicamente, en la planta del pie, en “La Fuente Floreciente de la Tierra” –donde terminábamos la acción sanadora sobre GONG SUN-. De ahí sube al 2R, pasa al 3, al 4, al 5, al 6, al 7, al 8, y llegábamos hasta el 9R. Eso nos permitía reforzar el “SÍ” que tenemos con nuestro com-promiso. ¡El que sea!: compromiso de actitud, compromiso de referencia, responsabilidad ante las cosas... Un “SÍ” vigoroso, a un pacto o a una alianza o a cualquier otra cosa.

Es decir, las cosas se van realizando en base al “SÍ” que, evidente-mente, a veces es débil. Entonces, necesita de ese “NO” para evitar la car-coma. Como el “SÍ” ha ido perdiendo identidad, para recuperarla, necesi-ta decir “NO” a una serie de cosas.

“¡Ah, no! Mira, esto es más cómodo. ¿Por qué no te apoyas en la pared? ¡Si es mucho mejor escuchar la clase pegado a la pared!, porque así la pared no se cae. ¡Si es mucho más cómodo!... ¿Para qué quieres...?”

La comodidad te llama: “Ven. Ven. Ponte un cojincito en el culito. Ponte algo que te soporte. ¡Anda!, tómate otro cafecito –el quinto café del día- para estar despiertito. ¿Por qué no te tomas otra cañita y otro trocito?...” Y así: “¡Ven!... La comodidad te llama al bienestar; al consumo. ¡Ven, ven!... Llevas ocho horas, o llevas cuatro horas sin beber nada. Tó-mate algo. ¿Por qué no te tomas algo?” Y, cada dos horas: “¿Por qué no nos tomamos algo?...”

¡Déjame tranquilo! ¡Déjame vivir! Que el agua, si no, no se mueve. Y déjame moverme.

En el tratamiento, recorríamos el canal de Riñón. Se empezaba con el dedo meñique, luego se seguía con el dedo anular, luego con el dedo medio, luego con el dedo índice y, finalmente, se terminaba con el pulgar. Vamos a trabajar en los dos pies simultáneamente.

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Empezábamos con el dedo meñique, que se conectaba con el dedo pequeño del pie, y llegábamos al 1 R , “Fuente Floreciente de la Tierra”, y al 2 R ; cambiábamos al anular, que iba al 3 R y al 4 R ; dedo medio, al 5 R ; el índice, al 6 R y al 7 R ; y el pulgar, al 8 R y al 9 R .

Si quieren introducir una variable, pueden hacerlo. Los puntos no se quejan. Pero, en general: 1 R - 2 R , meñique. 3 R - 4 R , anular. 5 R , me-dio. 6R-7R, índice. 8R-9R, pulgar. Y salto.

Bien. Eso era para mantener esa identidad del “SÍ”.

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Empezábamos con el dedo meñique, que se conectaba con el dedo pequeño del pie, y llegábamos al 1 R , “Fuente Floreciente de la Tierra”, y al 2 R ; cambiábamos al anular, que iba al 3 R y al 4 R ; dedo medio, al 5 R ; el índice, al 6 R y al 7 R ; y el pulgar, al 8 R y al 9 R .

Si quieren introducir una variable, pueden hacerlo. Los puntos no se quejan. Pero, en general: 1 R - 2 R , meñique. 3 R - 4 R , anular. 5 R , me-dio. 6R-7R, índice. 8R-9R, pulgar. Y salto.

Bien. Eso era para mantener esa identidad del “SÍ”.

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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C A P A C I T A C I Ó N

El tercer día decíamos: “Bueno, esto hay que capacitarlo”.

El organismo, primero, se recompone; se compone. Como Dios, va componiendo los elementos –ésa es otra acepción de la palabra “compo-ner” o “recomponer”-. Luego, les da un sentido. “Bueno, tú vas a ser un sapo eléctrico y, entonces, vas a saltar para allá”. Un sentido.

Después hay que CAPACITARLO; aumentar su capacidad. Ése fue el tercer lugar: la CAPACIDAD.

La Capacidad de un ser vivo es infinita. Hemos sido creados para Gloria de Dios. Para eso hemos sido creados. Lo dijimos el otro día: somos seres creados para dar testimonio de la Gloria de Dios, no para dar testi-monio de estar todo el día quejándose... “¡Ay! ¡Ay!, ¡qué desgraciado soy!” “¡Ay!, ¡qué desgraciada soy!”...

¡Anda por ahí!...

T O D O S P O D E M O S C A P A C I T A R N O S

“¿Y usted cree que yo tengo capacidad para...?”

Evidentemente, hay personas que tienen más capacidad para unas cosas que para otras, pero es muy importante saber que nosotros pode-mos capacitarnos. Sí, aunque parezca mentira. Cuando nosotros trabaja-mos en esa capacitación, estamos en las condiciones de amplificar nuestra capacidad para hacer cosas. Lo cual, no deja de ser una cosa importante.

Puedo mejorar, puedo capacitarme para hablar mejor. Es muy im-portante mejorar la dicción. Me puedo capacitar para pronunciar mejor, para aclararme mejor, para ver si me entiendo yo mismo, primero. Si me entiendo, es probable que el otro me entienda. Si no me entiendo, no me pueden entender. ¡Hombre! A no ser que ocurra un milagro o haya al-guien especial por ahí.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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C A P A C I T A C I Ó N

El tercer día decíamos: “Bueno, esto hay que capacitarlo”.

El organismo, primero, se recompone; se compone. Como Dios, va componiendo los elementos –ésa es otra acepción de la palabra “compo-ner” o “recomponer”-. Luego, les da un sentido. “Bueno, tú vas a ser un sapo eléctrico y, entonces, vas a saltar para allá”. Un sentido.

Después hay que CAPACITARLO; aumentar su capacidad. Ése fue el tercer lugar: la CAPACIDAD.

La Capacidad de un ser vivo es infinita. Hemos sido creados para Gloria de Dios. Para eso hemos sido creados. Lo dijimos el otro día: somos seres creados para dar testimonio de la Gloria de Dios, no para dar testi-monio de estar todo el día quejándose... “¡Ay! ¡Ay!, ¡qué desgraciado soy!” “¡Ay!, ¡qué desgraciada soy!”...

¡Anda por ahí!...

T O D O S P O D E M O S C A P A C I T A R N O S

“¿Y usted cree que yo tengo capacidad para...?”

Evidentemente, hay personas que tienen más capacidad para unas cosas que para otras, pero es muy importante saber que nosotros pode-mos capacitarnos. Sí, aunque parezca mentira. Cuando nosotros trabaja-mos en esa capacitación, estamos en las condiciones de amplificar nuestra capacidad para hacer cosas. Lo cual, no deja de ser una cosa importante.

Puedo mejorar, puedo capacitarme para hablar mejor. Es muy im-portante mejorar la dicción. Me puedo capacitar para pronunciar mejor, para aclararme mejor, para ver si me entiendo yo mismo, primero. Si me entiendo, es probable que el otro me entienda. Si no me entiendo, no me pueden entender. ¡Hombre! A no ser que ocurra un milagro o haya al-guien especial por ahí.

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Lo importante es darse cuenta de que nuestro organismo está dise-ñado para capacitarse continuamente, en cualquier rama, en cualquier cosa; y tiene capacidad para cualquier situación. Evidentemente, unos se capacitan más para unas cosas que para otras, pero no podemos negar-nos a ninguna cosa, ni siquiera a aprender inglés.

Saber que soy un organismo capacitado permanentemente para cualquier cosa, me sitúa ante unas perspectivas muy atractivas para cual-quier situación. Puedo aprender, puedo descubrir, puedo memorizar, puedo “habilitarme para”... “capacitarme para”...

Porque estamos diseñados para capacitarnos. Es más, si no nos ca-pacitamos, si no aumentamos nuestra capacidad, nuestra “memoria RAM” –o lo que sea-, pues nos quedamos atrás, ¿no? Y se destroza el vientre, el tronco y la cabeza. Entonces, tenemos que capacitarnos conti-nuamente.

El tratamiento de la capacitación residía en equilibrar y armoni-zar los tres Yang y los tres Yin del pie. O sea, que seguimos en el pie...

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Lo importante es darse cuenta de que nuestro organismo está dise-ñado para capacitarse continuamente, en cualquier rama, en cualquier cosa; y tiene capacidad para cualquier situación. Evidentemente, unos se capacitan más para unas cosas que para otras, pero no podemos negar-nos a ninguna cosa, ni siquiera a aprender inglés.

Saber que soy un organismo capacitado permanentemente para cualquier cosa, me sitúa ante unas perspectivas muy atractivas para cual-quier situación. Puedo aprender, puedo descubrir, puedo memorizar, puedo “habilitarme para”... “capacitarme para”...

Porque estamos diseñados para capacitarnos. Es más, si no nos ca-pacitamos, si no aumentamos nuestra capacidad, nuestra “memoria RAM” –o lo que sea-, pues nos quedamos atrás, ¿no? Y se destroza el vientre, el tronco y la cabeza. Entonces, tenemos que capacitarnos conti-nuamente.

El tratamiento de la capacitación residía en equilibrar y armoni-zar los tres Yang y los tres Yin del pie. O sea, que seguimos en el pie...

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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E - IG

L O S Y I N Y Y A N G D E L P I E

¿Cómo capacitábamos los tres Yang del pie? Cogiendo los canales de Vesícula Biliar, Estómago y Vejiga –por encima del maléolo externo-, con tres dedos –meñique, anular e índice-, y descendiendo despacio hasta la punta de los dedos de los pies, arañando al final en sus extremos.

Para el canal de Vejiga usamos el dedo meñique, porque es el que se acopla con el Intestino Delgado.

Para el de Vesícula Biliar usamos el dedo anular, donde comienza San Jiao.

Y para el de Estómago usamos el dedo que corresponde al canal de Intestino Grueso, es decir, el índice.

Si se sienten torpes para manejar la mano de esta manera, se puede empezar trabajándolos de uno en uno, por este orden: Vejiga, Vesícula Biliar y Estómago. Se va bajando hasta llegar a los Ting, y ahí se araña.

V - ID VB - SJ

Los canales YANG

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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E - IG

L O S Y I N Y Y A N G D E L P I E

¿Cómo capacitábamos los tres Yang del pie? Cogiendo los canales de Vesícula Biliar, Estómago y Vejiga –por encima del maléolo externo-, con tres dedos –meñique, anular e índice-, y descendiendo despacio hasta la punta de los dedos de los pies, arañando al final en sus extremos.

Para el canal de Vejiga usamos el dedo meñique, porque es el que se acopla con el Intestino Delgado.

Para el de Vesícula Biliar usamos el dedo anular, donde comienza San Jiao.

Y para el de Estómago usamos el dedo que corresponde al canal de Intestino Grueso, es decir, el índice.

Si se sienten torpes para manejar la mano de esta manera, se puede empezar trabajándolos de uno en uno, por este orden: Vejiga, Vesícula Biliar y Estómago. Se va bajando hasta llegar a los Ting, y ahí se araña.

V - ID VB - SJ

Los canales YANG

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Ahora, los Yin. ¿Qué canales ascienden? Los canales de Bazo, Híga-do y Riñón.

Sobre el canal de Bazo ponemos el dedo pulgar –que se correspon-de con el canal de Pulmón, su canal unitario-.

Sobre el canal de Hígado ponemos el dedo medio –que se corres-ponde con el canal de Maestro de Corazón, su canal unitario-.

Sobre el canal de Riñón, el dedo meñique –que se corresponde con el canal de Corazón, su canal unitario-.

El mudra, digamos, es éste: unitario con Bazo, unitario con Hígado y unitario con Riñón. Y voy desplazando la mano, hasta por encima del ma-léolo interno, con los tres dedos.

H-MC

R-C

B

Los canales YiN

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

178

Ahora, los Yin. ¿Qué canales ascienden? Los canales de Bazo, Híga-do y Riñón.

Sobre el canal de Bazo ponemos el dedo pulgar –que se correspon-de con el canal de Pulmón, su canal unitario-.

Sobre el canal de Hígado ponemos el dedo medio –que se corres-ponde con el canal de Maestro de Corazón, su canal unitario-.

Sobre el canal de Riñón, el dedo meñique –que se corresponde con el canal de Corazón, su canal unitario-.

El mudra, digamos, es éste: unitario con Bazo, unitario con Hígado y unitario con Riñón. Y voy desplazando la mano, hasta por encima del ma-léolo interno, con los tres dedos.

H-MC

R-C

B

Los canales YiN

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¿Que no puedo, al principio? ¿Me cuesta trabajo? Pues empiezo con el Bazo: dedo pulgar. Luego sigo con el dedo medio, para el Hígado –por encima, hasta la articulación del tobillo-, y después el meñique, para el Riñón. Lo ideal es hacerlo con los tres dedos, y recorriéndolos despacito. Van solos.

Primero haremos los Yang y luego los Yin. Eso permite la capacita-ción.

¿Por qué? ¿Por qué eso permite una capacitación, y no otra cosa?

Muy fácil:

El hombre se concreta en la Tierra gracias a que la energía Yang del Cielo desciende... desciende... desciende... y, ¡plaf!, se encuentra con el pedrusco, y ahí se queda la semilla de la Creación. Una casua-lidad. Por azar.

Claro, una vez que está allí el hombre, la Tierra se da por enterada. Y, como es parte de la génesis del universo, genera energía y lo mantiene y lo entretiene. Emana de la tierra esa energía, para ser ofrenda de la pro-pia Creación; lo atraviesa a él, y se va fuera.

Es decir, que la función del Yang Celeste es descender.

Y la función del Yin Terrestre es ascender.

¿Por qué se llama así: “CAPACITACIÓN”? Porque, normalmente, esas energías que descienden y esas energías que ascienden, se bloquean, se

quedan estancadas –en el TOU MAi, fundamentalmente-; y eso va a dar problemas en la esfera de la sexualidad, dismenorreas... y una serie de pa-tologías de la zona abdominal, en general. Va a dar problemas –por su-puesto- de columna… dolores de cabeza... etc., etc., porque las energías no están fluyendo libremente.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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¿Que no puedo, al principio? ¿Me cuesta trabajo? Pues empiezo con el Bazo: dedo pulgar. Luego sigo con el dedo medio, para el Hígado –por encima, hasta la articulación del tobillo-, y después el meñique, para el Riñón. Lo ideal es hacerlo con los tres dedos, y recorriéndolos despacito. Van solos.

Primero haremos los Yang y luego los Yin. Eso permite la capacita-ción.

¿Por qué? ¿Por qué eso permite una capacitación, y no otra cosa?

Muy fácil:

El hombre se concreta en la Tierra gracias a que la energía Yang del Cielo desciende... desciende... desciende... y, ¡plaf!, se encuentra con el pedrusco, y ahí se queda la semilla de la Creación. Una casua-lidad. Por azar.

Claro, una vez que está allí el hombre, la Tierra se da por enterada. Y, como es parte de la génesis del universo, genera energía y lo mantiene y lo entretiene. Emana de la tierra esa energía, para ser ofrenda de la pro-pia Creación; lo atraviesa a él, y se va fuera.

Es decir, que la función del Yang Celeste es descender.

Y la función del Yin Terrestre es ascender.

¿Por qué se llama así: “CAPACITACIÓN”? Porque, normalmente, esas energías que descienden y esas energías que ascienden, se bloquean, se

quedan estancadas –en el TOU MAi, fundamentalmente-; y eso va a dar problemas en la esfera de la sexualidad, dismenorreas... y una serie de pa-tologías de la zona abdominal, en general. Va a dar problemas –por su-puesto- de columna… dolores de cabeza... etc., etc., porque las energías no están fluyendo libremente.

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Lo normal es que la Energía Celeste descienda y se difumine por la Tierra, y la Tierra realice una labor de alkimia y la devuelva al hom-bre. Se va yanguinizando... yanguinizando..., sale de nosotros, y si-gue.

Es como “la teoría de las cuerdas del universo”. Somos como muñecos, y hay cuerdas abajo y cuerdas arriba que transmiten fluidos; como si al muñeco lo estuvieran manejando de abajo y de arriba. Algo así.

Bueno, pero lo más importante es: ¿Por qué esos fluidos capacitan?

Lo capacitan, porque permiten que todas las potencialidades del Cielo desciendan, y todas las posibilidades de la Tierra asciendan. Y se va-yan transformando; y además, se vayan juntando e interaccionando. En esa medida, si permeabilizamos esas vías y dejamos que las energías as-ciendan y desciendan, y se intercambien, evidentemente vamos a conse-guir que el sujeto se capacite de acuerdo con las Fuerzas Celestes y de acuerdo con las Fuerzas Terrestres.

R E G U L A C I Ó N P S I C O - A F E C T I V A O E S P I R I T U A L :

T O U M A I , O C Ó M O D E S D R A M A T I Z A R L A

E X I S T E N C I A

Pasamos al cuarto estadío: La torpeza “psico-afectiva-emocional”, sexual y sensual, del ser humano.

A lo largo de la historia, las meteduras de pata de todas las civiliza-ciones han sido manifiestas; o sea, una cosa descomunal. Están sucedien-do dos acontecimientos muy, muy importantes en el área espiritual del hombre. Al decir “área espiritual” incluimos lo Divino, lo emocional, lo afectivo, los quereres... Todo. Para no discriminar tanto: área espiritual.

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Lo normal es que la Energía Celeste descienda y se difumine por la Tierra, y la Tierra realice una labor de alkimia y la devuelva al hom-bre. Se va yanguinizando... yanguinizando..., sale de nosotros, y si-gue.

Es como “la teoría de las cuerdas del universo”. Somos como muñecos, y hay cuerdas abajo y cuerdas arriba que transmiten fluidos; como si al muñeco lo estuvieran manejando de abajo y de arriba. Algo así.

Bueno, pero lo más importante es: ¿Por qué esos fluidos capacitan?

Lo capacitan, porque permiten que todas las potencialidades del Cielo desciendan, y todas las posibilidades de la Tierra asciendan. Y se va-yan transformando; y además, se vayan juntando e interaccionando. En esa medida, si permeabilizamos esas vías y dejamos que las energías as-ciendan y desciendan, y se intercambien, evidentemente vamos a conse-guir que el sujeto se capacite de acuerdo con las Fuerzas Celestes y de acuerdo con las Fuerzas Terrestres.

R E G U L A C I Ó N P S I C O - A F E C T I V A O E S P I R I T U A L :

T O U M A I , O C Ó M O D E S D R A M A T I Z A R L A

E X I S T E N C I A

Pasamos al cuarto estadío: La torpeza “psico-afectiva-emocional”, sexual y sensual, del ser humano.

A lo largo de la historia, las meteduras de pata de todas las civiliza-ciones han sido manifiestas; o sea, una cosa descomunal. Están sucedien-do dos acontecimientos muy, muy importantes en el área espiritual del hombre. Al decir “área espiritual” incluimos lo Divino, lo emocional, lo afectivo, los quereres... Todo. Para no discriminar tanto: área espiritual.

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Están ocurriendo ahora, en la humanidad, dos dramas que nos pa-recen muy importantes, espiritualmente hablando:

۞ El primero es una falta de recursos, en el sentido de UNA

DISCAPACIDAD –O FALTA DE CAPACITACIÓN AFECTIVA- AFECTIVA.

La gente sigue con las mismas dificultades, problemas, obstáculos e inconvenientes que hace cincuenta, cien, doscientos años. Como en la época de las cruzadas; igual. Cambia un poco el perro, pero es el mismo collar. En ese sentido, es muy dramático ver que no se ha evolucionado.

Eso que, en definitiva, es el verdadero alimento del ser, y que debe-ría estar muy etéreo, muy vaporizante, muy en la onda de dar Testimonio de la Gloria de Dios, y no en la onda de ver si Ambrosio José me quiere... me ha llamado hoy o no... O si Luciana Berta María por fin se decide a sa-lir conmigo a tomar café esta noche, o no... De verdad, que ese mundo es terrible, ¿no? Que dependa de esa apatía, de esa falta de evolución afec-tiva y emocional por parte del hombre... ¡Y de la falta de recursos...! En-tonces, hay que capacitarlos.

Eso por una parte.

۞ El segundo es LA EVOLUCIÓN BICÉFALA DE LO ESPIRITUAL.

¿A qué llamamos “evolución bicéfala de lo espiritual”? Pues a dos cosas:

•UNA, EL DETERIORO DE LO QUE YA EXISTÍA –que acabo de mencionarlo-,

que no se mueve. Y eso se deteriora todavía más, y llegamos a las abe-rraciones de cualquier tipo, bajo el signo de cualquier cultura.

• OTRA ES LA INCAPACIDAD PARA CREAR NUEVOS MODELOS.

O sea, que tenemos en total tres aspectos:

Uno: El quedarse igual que hace ciento cincuenta años, y no evolu-cionar para nada, y seguir con las mismas complejidades –y más- de las teorías de las relaciones humanas.

Dos: El deterioro de ese estado.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Están ocurriendo ahora, en la humanidad, dos dramas que nos pa-recen muy importantes, espiritualmente hablando:

۞ El primero es una falta de recursos, en el sentido de UNA

DISCAPACIDAD –O FALTA DE CAPACITACIÓN AFECTIVA- AFECTIVA.

La gente sigue con las mismas dificultades, problemas, obstáculos e inconvenientes que hace cincuenta, cien, doscientos años. Como en la época de las cruzadas; igual. Cambia un poco el perro, pero es el mismo collar. En ese sentido, es muy dramático ver que no se ha evolucionado.

Eso que, en definitiva, es el verdadero alimento del ser, y que debe-ría estar muy etéreo, muy vaporizante, muy en la onda de dar Testimonio de la Gloria de Dios, y no en la onda de ver si Ambrosio José me quiere... me ha llamado hoy o no... O si Luciana Berta María por fin se decide a sa-lir conmigo a tomar café esta noche, o no... De verdad, que ese mundo es terrible, ¿no? Que dependa de esa apatía, de esa falta de evolución afec-tiva y emocional por parte del hombre... ¡Y de la falta de recursos...! En-tonces, hay que capacitarlos.

Eso por una parte.

۞ El segundo es LA EVOLUCIÓN BICÉFALA DE LO ESPIRITUAL.

¿A qué llamamos “evolución bicéfala de lo espiritual”? Pues a dos cosas:

•UNA, EL DETERIORO DE LO QUE YA EXISTÍA –que acabo de mencionarlo-,

que no se mueve. Y eso se deteriora todavía más, y llegamos a las abe-rraciones de cualquier tipo, bajo el signo de cualquier cultura.

• OTRA ES LA INCAPACIDAD PARA CREAR NUEVOS MODELOS.

O sea, que tenemos en total tres aspectos:

Uno: El quedarse igual que hace ciento cincuenta años, y no evolu-cionar para nada, y seguir con las mismas complejidades –y más- de las teorías de las relaciones humanas.

Dos: El deterioro de ese estado.

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

182

Tres: La incapacidad para crear nuevos modelos.

Estamos hablando de tres modelos habituales:

Uno, que no cambia; que le parece bien todo; que “la vida es así”.

Otro, el hecho de que “ese” modelo lo deteriora.

Y el tercero, que es incapaz de crear otro modelo. Incapacidad.

En el primer caso, es el que acepta ese modelo como bueno, como válido.

En el último caso, no le gusta, pero está incapacitado para crear nuevos modelos. Él sabe que el modelo que vive es malo, pero no tiene capacidades para crear otro nuevo.

Y en el segundo, intenta salir a través del deterioro. Y encuentra vías, pero deteriorantes.

Esa situación nos parece muy dramática porque, claro, si el hombre se alimenta espiritualmente de su vida emotiva, esa discapacidad, esa incapacidad para trasladar su sentido del amor a una evidencia evo-lutiva, le coloca en una posición en la que se queda sin ideas. No hay ideas. Entonces, si no hay ideas, es porque la espiritualidad está muy, muy deteriorada.

Hoy podemos ver cómo –y por eso lo hemos cifrado solamente en ciento cincuenta años, por poner un poco la perspectiva que podemos ver y constatar más o menos claramente-, en el espacio de ciento cincuenta años, se han dado los tres fenómenos de una forma radical.

Ahora se vuelve a insistir con rabia en el núcleo familiar. Ahora todo el mundo quiere tener una familia, todo el mundo quiere tener hijos, in-cluso los “gay”. ¡Pero bueno! ¡Pero si ya se ha demostrado que es un modelo equivocado, que necesita otro tipo de respuestas!...

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Tres: La incapacidad para crear nuevos modelos.

Estamos hablando de tres modelos habituales:

Uno, que no cambia; que le parece bien todo; que “la vida es así”.

Otro, el hecho de que “ese” modelo lo deteriora.

Y el tercero, que es incapaz de crear otro modelo. Incapacidad.

En el primer caso, es el que acepta ese modelo como bueno, como válido.

En el último caso, no le gusta, pero está incapacitado para crear nuevos modelos. Él sabe que el modelo que vive es malo, pero no tiene capacidades para crear otro nuevo.

Y en el segundo, intenta salir a través del deterioro. Y encuentra vías, pero deteriorantes.

Esa situación nos parece muy dramática porque, claro, si el hombre se alimenta espiritualmente de su vida emotiva, esa discapacidad, esa incapacidad para trasladar su sentido del amor a una evidencia evo-lutiva, le coloca en una posición en la que se queda sin ideas. No hay ideas. Entonces, si no hay ideas, es porque la espiritualidad está muy, muy deteriorada.

Hoy podemos ver cómo –y por eso lo hemos cifrado solamente en ciento cincuenta años, por poner un poco la perspectiva que podemos ver y constatar más o menos claramente-, en el espacio de ciento cincuenta años, se han dado los tres fenómenos de una forma radical.

Ahora se vuelve a insistir con rabia en el núcleo familiar. Ahora todo el mundo quiere tener una familia, todo el mundo quiere tener hijos, in-cluso los “gay”. ¡Pero bueno! ¡Pero si ya se ha demostrado que es un modelo equivocado, que necesita otro tipo de respuestas!...

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Hoy vemos, igualmente, que la persona se va deteriorando en sus relaciones, y no encuentra más satisfacción que “el probar por el probar y el placer por el placer”, hasta que finalmente se rompe.

Y, por otra parte, encontramos un grupo de población que, bueno, que sabe que no está en el sitio adecuado, en el camino correcto, pero no tiene ideas; o tiene, pero no se atreve. En cualquier caso, es como si no las tuviera.

Por supuesto, éste es el panorama general. Hay las consiguientes ex-cepciones, pero nosotros tenemos que ver el panorama general, porque parte de él nos toca. Y a veces nos comportamos dentro del marco de ese panorama general, o bien nos deterioramos en las relaciones afectivas y montamos esos números que se suelen montar con cierta frecuencia entre las personas: deterioro, alguna mala relación, falta de respeto… el histe-rismo, el prostatismo... O sea, horrible, ¿no? Da una impresión muy fea, muy fea, muy fea. Muy mal servicio.

¡Pero es que a veces se pierden esas composturas!, ¿no?

Y después, el ver cómo, de vez en cuando, se plantea un problema o se plantea una dificultad, y se ve cómo se desechan opciones, se desechan posibilidades, o ni siquiera aparecen. “Bueno, ¿qué solución le damos a esto? Ésta, o ésta, o ésta...” Por lo menos, tener siete u ocho propuestas. Por eso hay que posibilitar, capacitar al ser para que se desarrolle.

Lo cierto es que, en las consultas, antes... –estoy hablando de hace cincuenta años-, antes, las gentes, pues a lo mejor te contaban algo de lo que les pasaba en su vida afectiva y emocional. Ahora, todos, todos te cuentan algún problema psíquico, afectivo o emocional; sobre todo en los países desarrollados:

-¡Ay, Doctor! Pero yo también tengo una angustia...

-¿Y no tiene un poquito de ansiedad?

-También. Doctor, ¡qué ojo tiene usted!

-¿Y duerme mal?

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Hoy vemos, igualmente, que la persona se va deteriorando en sus relaciones, y no encuentra más satisfacción que “el probar por el probar y el placer por el placer”, hasta que finalmente se rompe.

Y, por otra parte, encontramos un grupo de población que, bueno, que sabe que no está en el sitio adecuado, en el camino correcto, pero no tiene ideas; o tiene, pero no se atreve. En cualquier caso, es como si no las tuviera.

Por supuesto, éste es el panorama general. Hay las consiguientes ex-cepciones, pero nosotros tenemos que ver el panorama general, porque parte de él nos toca. Y a veces nos comportamos dentro del marco de ese panorama general, o bien nos deterioramos en las relaciones afectivas y montamos esos números que se suelen montar con cierta frecuencia entre las personas: deterioro, alguna mala relación, falta de respeto… el histe-rismo, el prostatismo... O sea, horrible, ¿no? Da una impresión muy fea, muy fea, muy fea. Muy mal servicio.

¡Pero es que a veces se pierden esas composturas!, ¿no?

Y después, el ver cómo, de vez en cuando, se plantea un problema o se plantea una dificultad, y se ve cómo se desechan opciones, se desechan posibilidades, o ni siquiera aparecen. “Bueno, ¿qué solución le damos a esto? Ésta, o ésta, o ésta...” Por lo menos, tener siete u ocho propuestas. Por eso hay que posibilitar, capacitar al ser para que se desarrolle.

Lo cierto es que, en las consultas, antes... –estoy hablando de hace cincuenta años-, antes, las gentes, pues a lo mejor te contaban algo de lo que les pasaba en su vida afectiva y emocional. Ahora, todos, todos te cuentan algún problema psíquico, afectivo o emocional; sobre todo en los países desarrollados:

-¡Ay, Doctor! Pero yo también tengo una angustia...

-¿Y no tiene un poquito de ansiedad?

-También. Doctor, ¡qué ojo tiene usted!

-¿Y duerme mal?

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-Pues sí, duermo fatal, Doctor.

-Y le duele la espalda.

-¡Ay, Doctor! Es usted Dios. ¿Cómo puede saber tanto?

Sí, realmente asistimos a la situación mundial de que, cada cuarenta segundos, hay un suicidio. Indudablemente, esas personas que llegan a ese estado, es porque su vida espiritual es insoportable. Lituania está en el primer lugar, con cuarenta y siete suicidios por cada cien mil habitantes. Luego sigue Rusia, luego sigue Bielorrusia, luego sigue Letonia... En todos los países del “telón de acero” –del antiguo “telón de acero”-, los índices de suicidio son altísimos. España está en dieciséis suicidios por cada cien mil habitantes. Ése es un dato que nos estremece.

Para que un ser vivo tome esa decisión, pues tienen que pasarle mu-chas cosas. Tiene que haber tenido angustia, ansiedad, desesperación, bu-limia, nicturia, poliuria... O sea, tienen que haberle pasado un montón de cosas. Pero muchas, muchas. Para que un organismo llegue a ese crack, han pasado muchas cosas.

Y es señal de que sus mecanismos naturales de relación –que es co-mo nos relacionamos: por el psiquismo, por el habla, por la mirada, por los gestos, por el comportamiento, por el respeto, por las costumbres... por todo eso- han fracasado. El modelo, para el sujeto, ya no tiene reme-dio y, entonces, se recurre a esa situación tan drástica, ¿no? Y que, insisto, va en aumento y es mucho más frecuente en las mujeres que en los hom-bres.

Esto nos debe hacer recapacitar y nos debe hacer tomar, enseguida, cartas en el asunto.

Porque pareciera como si el hombre no encontrara recursos para asumir esas situaciones. Pero no solamente las dramáticas del suicidio, si-no las cotidianas. “Todos los días te veo de mal humor. Todos los días es-tás incómodo. ¿Qué te pasa, Boby? ¿Qué te pasa?... ¡Hombre! ¡Pero no puede ser que la vida te trate tan mal! Algo bueno te habrá pasado hoy, ¿no? ¡Algo bueno te habrá ocurrido! ¡Algún pensamiento bueno has te-nido! ¿O no?...”

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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-Pues sí, duermo fatal, Doctor.

-Y le duele la espalda.

-¡Ay, Doctor! Es usted Dios. ¿Cómo puede saber tanto?

Sí, realmente asistimos a la situación mundial de que, cada cuarenta segundos, hay un suicidio. Indudablemente, esas personas que llegan a ese estado, es porque su vida espiritual es insoportable. Lituania está en el primer lugar, con cuarenta y siete suicidios por cada cien mil habitantes. Luego sigue Rusia, luego sigue Bielorrusia, luego sigue Letonia... En todos los países del “telón de acero” –del antiguo “telón de acero”-, los índices de suicidio son altísimos. España está en dieciséis suicidios por cada cien mil habitantes. Ése es un dato que nos estremece.

Para que un ser vivo tome esa decisión, pues tienen que pasarle mu-chas cosas. Tiene que haber tenido angustia, ansiedad, desesperación, bu-limia, nicturia, poliuria... O sea, tienen que haberle pasado un montón de cosas. Pero muchas, muchas. Para que un organismo llegue a ese crack, han pasado muchas cosas.

Y es señal de que sus mecanismos naturales de relación –que es co-mo nos relacionamos: por el psiquismo, por el habla, por la mirada, por los gestos, por el comportamiento, por el respeto, por las costumbres... por todo eso- han fracasado. El modelo, para el sujeto, ya no tiene reme-dio y, entonces, se recurre a esa situación tan drástica, ¿no? Y que, insisto, va en aumento y es mucho más frecuente en las mujeres que en los hom-bres.

Esto nos debe hacer recapacitar y nos debe hacer tomar, enseguida, cartas en el asunto.

Porque pareciera como si el hombre no encontrara recursos para asumir esas situaciones. Pero no solamente las dramáticas del suicidio, si-no las cotidianas. “Todos los días te veo de mal humor. Todos los días es-tás incómodo. ¿Qué te pasa, Boby? ¿Qué te pasa?... ¡Hombre! ¡Pero no puede ser que la vida te trate tan mal! Algo bueno te habrá pasado hoy, ¿no? ¡Algo bueno te habrá ocurrido! ¡Algún pensamiento bueno has te-nido! ¿O no?...”

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TODOS ESOS ASPECTOS ESTÁN LIGADOS CON LA ASCENSIÓN DE LA VÍA DEL AMOR.

El hombre –que era “cuadrúpedo”- se hizo bípedo. Y, para hacerse bípedo, tuvo que ascender a lo largo de su columna vertebral, gracias a las instancias amorosas que –a través de la “Kundalini” y de los “Chakras”, hablando en términos tántricos- lo van colocando en esa posición.

Entonces, su energía va ascendiendo por los diferentes peldaños del amor, que transcurren a través de la columna vertebral. Éstos son los res-ponsables de almacenar los conflictos psico-afectivos y emocionales. Y es

ahí –en el Canal TOU MAi y todas sus derivaciones- donde vamos a actuar para desbloquear todos esos estancamientos, todos esos malos rollos, to-dos esos malos pensamientos que tienen las gentes en sus emociones, en sus afectos... En definitiva, en su vida espiritual.

Vamos a actuar ahí, con el dedo pulgar, desde la zona del cóccix –desde el pliegue interglúteo, decíamos- hasta la séptima cervical. Y va-

mos a ascender por todo el TOU MAi, haciendo especial hincapié en MING

MEN, en LING TAI, en SHEN DAO y en TAO DAO.

Pasámos por el cuello con suavidad, y, después, en la cabeza, hace-mos hincapié en BAI HUI. Continuamos el recorrido, y, finalmente, damos unos golpecitos con el dedo medio en YIN TANG y en REN ZHONG o SHUI

GOU.

Ése es el recorrido que hacíamos también con anterioridad. Pero re-corríamos toda la columna –hasta la séptima cervical-, de forma que ac-tuaban como riel las apófisis espinosas, y trabajábamos sobre los HUATO. Después, le dábamos la vuelta a la mano y actuábamos sobre los puntos IU de toda la columna. Después hacíamos “la silla eléctrica” y, con las puntas de los dedos, actuábamos sobre los BEN SHEN, la tercera línea de Vejiga.

Entonces:

Un masaje muy suave por el TOU MAi, haciendo presión con el pul-gar.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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TODOS ESOS ASPECTOS ESTÁN LIGADOS CON LA ASCENSIÓN DE LA VÍA DEL AMOR.

El hombre –que era “cuadrúpedo”- se hizo bípedo. Y, para hacerse bípedo, tuvo que ascender a lo largo de su columna vertebral, gracias a las instancias amorosas que –a través de la “Kundalini” y de los “Chakras”, hablando en términos tántricos- lo van colocando en esa posición.

Entonces, su energía va ascendiendo por los diferentes peldaños del amor, que transcurren a través de la columna vertebral. Éstos son los res-ponsables de almacenar los conflictos psico-afectivos y emocionales. Y es

ahí –en el Canal TOU MAi y todas sus derivaciones- donde vamos a actuar para desbloquear todos esos estancamientos, todos esos malos rollos, to-dos esos malos pensamientos que tienen las gentes en sus emociones, en sus afectos... En definitiva, en su vida espiritual.

Vamos a actuar ahí, con el dedo pulgar, desde la zona del cóccix –desde el pliegue interglúteo, decíamos- hasta la séptima cervical. Y va-

mos a ascender por todo el TOU MAi, haciendo especial hincapié en MING

MEN, en LING TAI, en SHEN DAO y en TAO DAO.

Pasámos por el cuello con suavidad, y, después, en la cabeza, hace-mos hincapié en BAI HUI. Continuamos el recorrido, y, finalmente, damos unos golpecitos con el dedo medio en YIN TANG y en REN ZHONG o SHUI

GOU.

Ése es el recorrido que hacíamos también con anterioridad. Pero re-corríamos toda la columna –hasta la séptima cervical-, de forma que ac-tuaban como riel las apófisis espinosas, y trabajábamos sobre los HUATO. Después, le dábamos la vuelta a la mano y actuábamos sobre los puntos IU de toda la columna. Después hacíamos “la silla eléctrica” y, con las puntas de los dedos, actuábamos sobre los BEN SHEN, la tercera línea de Vejiga.

Entonces:

Un masaje muy suave por el TOU MAi, haciendo presión con el pul-gar.

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186

Veíamos que el canal de TOU MAi se amplificaba por toda la espalda y por todo el vientre –conviene repasar el recorrido del canal-.

BAI HUI... Ligeros golpeteos en el YIN TANG y después en REN ZHONG.

MASAJE EN LOS HUATO, EN LOS IU Y EN LOS BEN SHEN.

ÉSE SERÍA EL TRATAMIENTO PARA DESDRAMATIZAR, PARA... DES…

“DESCARAJARSE”. Y, SOBRE TODO, DES –DE “DAR”, “DARSE”-.”DES” OTRA

RESPUESTA; “DES” OTROS ARGUMENTOS; “DES” OTRAS POSIBILIDADES.

D E S P E G A N D O L A S A L A S

Entonces, veíamos que muchos de los demonios o de los “Kueis” 7 psico-afectivos-espirituales, se metían en el ala del omóplato. Por tanto, había que sujetarlo y despegarlo. Cogerlo y -¡rrarrrrraaaa!-… separarlo de su posición natural.

La persona nota como que se queda sin brazos. Porque todos los pequeños “Kueis” o conflictos que están ahí almacenados, buscan ese re-coveco. Es justo la zona del omóplato.

Toda esa zona es el lugar donde las ramas secundarias de TOU MAi van almacenando los conflictos emocionales. Entonces, eso es “desobs-truir”, porque la persona va acumulando tensiones.

7 “Demonio” en chino.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Veíamos que el canal de TOU MAi se amplificaba por toda la espalda y por todo el vientre –conviene repasar el recorrido del canal-.

BAI HUI... Ligeros golpeteos en el YIN TANG y después en REN ZHONG.

MASAJE EN LOS HUATO, EN LOS IU Y EN LOS BEN SHEN.

ÉSE SERÍA EL TRATAMIENTO PARA DESDRAMATIZAR, PARA... DES…

“DESCARAJARSE”. Y, SOBRE TODO, DES –DE “DAR”, “DARSE”-.”DES” OTRA

RESPUESTA; “DES” OTROS ARGUMENTOS; “DES” OTRAS POSIBILIDADES.

D E S P E G A N D O L A S A L A S

Entonces, veíamos que muchos de los demonios o de los “Kueis” 7 psico-afectivos-espirituales, se metían en el ala del omóplato. Por tanto, había que sujetarlo y despegarlo. Cogerlo y -¡rrarrrrraaaa!-… separarlo de su posición natural.

La persona nota como que se queda sin brazos. Porque todos los pequeños “Kueis” o conflictos que están ahí almacenados, buscan ese re-coveco. Es justo la zona del omóplato.

Toda esa zona es el lugar donde las ramas secundarias de TOU MAi van almacenando los conflictos emocionales. Entonces, eso es “desobs-truir”, porque la persona va acumulando tensiones.

7 “Demonio” en chino.

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187

Lo otro que hacíamos era espantar fantasmas: palmoteos en toda la espalda con las dos manos a la vez, y la mano en forma de cuenco, para no dañar.

Hasta aquí las cuatro estancias que hemos desarrollado.

Ya nos queda solamente la quinta, intencionada hacia LA

PERMANENCIA.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

187

Lo otro que hacíamos era espantar fantasmas: palmoteos en toda la espalda con las dos manos a la vez, y la mano en forma de cuenco, para no dañar.

Hasta aquí las cuatro estancias que hemos desarrollado.

Ya nos queda solamente la quinta, intencionada hacia LA

PERMANENCIA.

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LA PERMANENCiA

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amos a trabajar en las manos, porque es el lugar donde vamos a recuperar esa vitalidad, esa prevención, esa permanencia.

PERMANECER; pero permanecer de manera digna, clara. Que no ten-ga que venir nadie a rehacerte, sino que tú tengas capacidad –hasta don-de Dios quiera- de permanecer, pero en unas condiciones adecuadas. Es prevención y también es tratamiento.

“El hombre permanece y hace su historia... a través de las ma-nos”.

Así completamos cinco tratamientos diferentes en uno solo: Los pies, con tres tratamientos; con la columna, el cuarto; y el quinto, con las manos.

La mano es otro microsistema. En las manos –como pasaba con los pies- tenemos tres canales Yin y tres canales Yang que nos van a permitir hablar de esa PERMANENCIA.

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amos a trabajar en las manos, porque es el lugar donde vamos a recuperar esa vitalidad, esa prevención, esa permanencia.

PERMANECER; pero permanecer de manera digna, clara. Que no ten-ga que venir nadie a rehacerte, sino que tú tengas capacidad –hasta don-de Dios quiera- de permanecer, pero en unas condiciones adecuadas. Es prevención y también es tratamiento.

“El hombre permanece y hace su historia... a través de las ma-nos”.

Así completamos cinco tratamientos diferentes en uno solo: Los pies, con tres tratamientos; con la columna, el cuarto; y el quinto, con las manos.

La mano es otro microsistema. En las manos –como pasaba con los pies- tenemos tres canales Yin y tres canales Yang que nos van a permitir hablar de esa PERMANENCIA.

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La pregunta es:

¿Qué canales, realmente, mantienen nuestra permanencia?

A la hora de preguntarnos quién va a mantener nuestra permanen-cia, nos damos cuenta de que, evidentemente, lo que hace que nosotros permanezcamos son:

SAN JIAO Y XIN BAO

¿Por qué? Porque son lo que ligan la estructura más material de los Cinco Reinos Mutantes, con las estructuras más inmateriales de los Cana-les Extraordinarios.

Ésos son los dos aspectos que vamos a tocar.

Dentro de SAN JIAO y dentro de XIN BAO, ¿en qué lugar de la mano vamos a poder actuar?

En LAO GONG, El Palacio de las Fatigas, 8 M C .

Se coge y se aprieta bien, con el pulgar, como si fuéramos a atrave-sar la mano de un sitio a otro.

LAO GONG es el primer resonador sobre el que vamos a incidir. Ac-tuamos en ambas manos a la vez.

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La pregunta es:

¿Qué canales, realmente, mantienen nuestra permanencia?

A la hora de preguntarnos quién va a mantener nuestra permanen-cia, nos damos cuenta de que, evidentemente, lo que hace que nosotros permanezcamos son:

SAN JIAO Y XIN BAO

¿Por qué? Porque son lo que ligan la estructura más material de los Cinco Reinos Mutantes, con las estructuras más inmateriales de los Cana-les Extraordinarios.

Ésos son los dos aspectos que vamos a tocar.

Dentro de SAN JIAO y dentro de XIN BAO, ¿en qué lugar de la mano vamos a poder actuar?

En LAO GONG, El Palacio de las Fatigas, 8 M C .

Se coge y se aprieta bien, con el pulgar, como si fuéramos a atrave-sar la mano de un sitio a otro.

LAO GONG es el primer resonador sobre el que vamos a incidir. Ac-tuamos en ambas manos a la vez.

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Y después de la presión en LAO GONG, arrastramos nuestro pulgar y dedo corazón hasta el anular del paciente –el dedo de SAN JIAO-, esti-rándolo, y culminando con un pequeño pellizco al final, en los Ting.

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Y después de la presión en LAO GONG, arrastramos nuestro pulgar y dedo corazón hasta el anular del paciente –el dedo de SAN JIAO-, esti-rándolo, y culminando con un pequeño pellizco al final, en los Ting.

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A continuación, mandamos cerrar la mano y, con el dedo medio, golpeamos inmediatamente después del segundo metacarpiano. Se co-rresponde con el resonador que tonifica el SAN JIAO: ZHONG ZHU, “Islote Central”, 3 S J . Y después de eso, recorremos el canal hasta “salir de du-das”. O sea, recorremos el canal hasta el 7 S J , HUI ZONG, “Encuentro con los Antepasados”.

Fíjense bien en lo que hemos hecho. Hemos estirado, primero, para ir a los puntos Ting. Hemos mandado cerrar la mano, hemos tonificado, y luego hemos seguido todo el canal hasta el 7 de SAN JIAO. Pero hemos seguido una línea recta. No hemos recorrido exactamente el zigzag que hace el canal.

Ahora vamos a introducir una variable que nos va a permitir una permanencia todavía mayor. Y es el trabajo con el Maestro de Corazón –no solamente en LAO GONG, que ya lo hemos hecho-, sino en NEI GUAN, “Barrera Interna”, 6 M C , y DA LING, “Gran Meseta”, 7 M C . Estos dos resonadores, en ese orden.

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A continuación, mandamos cerrar la mano y, con el dedo medio, golpeamos inmediatamente después del segundo metacarpiano. Se co-rresponde con el resonador que tonifica el SAN JIAO: ZHONG ZHU, “Islote Central”, 3 S J . Y después de eso, recorremos el canal hasta “salir de du-das”. O sea, recorremos el canal hasta el 7 S J , HUI ZONG, “Encuentro con los Antepasados”.

Fíjense bien en lo que hemos hecho. Hemos estirado, primero, para ir a los puntos Ting. Hemos mandado cerrar la mano, hemos tonificado, y luego hemos seguido todo el canal hasta el 7 de SAN JIAO. Pero hemos seguido una línea recta. No hemos recorrido exactamente el zigzag que hace el canal.

Ahora vamos a introducir una variable que nos va a permitir una permanencia todavía mayor. Y es el trabajo con el Maestro de Corazón –no solamente en LAO GONG, que ya lo hemos hecho-, sino en NEI GUAN, “Barrera Interna”, 6 M C , y DA LING, “Gran Meseta”, 7 M C . Estos dos resonadores, en ese orden.

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¿Por qué? Porque hoy sabemos que los telómeros –esa parte final del DNA- tienen un código establecido, preciso: TTAGGG. Para que no se les olvide nunca es: “Teta, je, je, je”. Ése es el código que tienen todos lo telómeros.

Los telómeros son los extremos de los cromosomas, que se van des-gastando en el transcurso de los ciclos celulares. Y están relacionados con la capacidad de reproducción de la célula. Se van gastando, y cuando se han gastado, ya no hay más reproducción, y te empiezas a hacer viejo, gordo, fondón y feo.

Entonces, como sabemos que son esas dos tripletas, nos vamos al “Ajedrez Oracular” y descubrimos casualmente que:

TTA se corresponde con el 6 de MC.

GGG se corresponde con el 7 de MC.

Y es más, eso nos indica que uno se corresponde con “La Humil-dad”, y el otro se corresponde con “La Creatividad del Cielo”.

Moraleja: Si quieres vivir más allá de las viejas, sé humilde con la Fuerza Creadora.

Por si acaso se quieren masajear, pues tengan en cuenta esa actitud. ¿Cómo hacerlo? Muy fácil.

Colocan el pulgar sobre el canal de Maestro de Corazón, en “La Barrera Interna”, NEI GUAN, donde presionamos. Continuamos con el pulgar hasta llegar a DA LING, y lanzamos el dedo en la dirección del canal, como si diera un salto desde “La Gran Meseta”. Siempre procurando ac-tuar en las dos manos a la vez.

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¿Por qué? Porque hoy sabemos que los telómeros –esa parte final del DNA- tienen un código establecido, preciso: TTAGGG. Para que no se les olvide nunca es: “Teta, je, je, je”. Ése es el código que tienen todos lo telómeros.

Los telómeros son los extremos de los cromosomas, que se van des-gastando en el transcurso de los ciclos celulares. Y están relacionados con la capacidad de reproducción de la célula. Se van gastando, y cuando se han gastado, ya no hay más reproducción, y te empiezas a hacer viejo, gordo, fondón y feo.

Entonces, como sabemos que son esas dos tripletas, nos vamos al “Ajedrez Oracular” y descubrimos casualmente que:

TTA se corresponde con el 6 de MC.

GGG se corresponde con el 7 de MC.

Y es más, eso nos indica que uno se corresponde con “La Humil-dad”, y el otro se corresponde con “La Creatividad del Cielo”.

Moraleja: Si quieres vivir más allá de las viejas, sé humilde con la Fuerza Creadora.

Por si acaso se quieren masajear, pues tengan en cuenta esa actitud. ¿Cómo hacerlo? Muy fácil.

Colocan el pulgar sobre el canal de Maestro de Corazón, en “La Barrera Interna”, NEI GUAN, donde presionamos. Continuamos con el pulgar hasta llegar a DA LING, y lanzamos el dedo en la dirección del canal, como si diera un salto desde “La Gran Meseta”. Siempre procurando ac-tuar en las dos manos a la vez.

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Ése sería el trabajo fundamental que habría que hacer para LA

PERMANENCIA.

Primero: empezaríamos por LAO GONG, “Palacio de las Fatigas”, para que el sujeto se adapte lo mejor posible al medio, hostil o no hostil. En cualquier caso, para que tenga una mejor capacidad de adaptación.

Segundo: seguiríamos con el Ting de SAN JIAO, GUAN CHONG, “Asalto de la Barrera”, en el dedo anular.

Tercero: continuaríamos con la tonificación específica –con el dedo medio- del punto de tonificación de San Jiao, 3 S J , ZHONG ZHU, “Islote Central”.

Cuarto: seguir la trayectoria hasta el 7 S J , HUI ZONG, “Encuentro con los antepasados”.

Quinto: volver al Maestro de Corazón para actuar sobre el genoma del ser, en base al conocimiento del telómero, en un código que vemos que está representado en el tablero del “Ajedrez Oracular”, y que se co-rresponde casualmente con esos resonadores.

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Ése sería el trabajo fundamental que habría que hacer para LA

PERMANENCIA.

Primero: empezaríamos por LAO GONG, “Palacio de las Fatigas”, para que el sujeto se adapte lo mejor posible al medio, hostil o no hostil. En cualquier caso, para que tenga una mejor capacidad de adaptación.

Segundo: seguiríamos con el Ting de SAN JIAO, GUAN CHONG, “Asalto de la Barrera”, en el dedo anular.

Tercero: continuaríamos con la tonificación específica –con el dedo medio- del punto de tonificación de San Jiao, 3 S J , ZHONG ZHU, “Islote Central”.

Cuarto: seguir la trayectoria hasta el 7 S J , HUI ZONG, “Encuentro con los antepasados”.

Quinto: volver al Maestro de Corazón para actuar sobre el genoma del ser, en base al conocimiento del telómero, en un código que vemos que está representado en el tablero del “Ajedrez Oracular”, y que se co-rresponde casualmente con esos resonadores.

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Hay más resonadores en las cuadrículas de esos escaques, pero hemos elegido esos dos, en este caso, para La Permanencia.

No lo olviden: Se actúa en ambas manos a la vez.

Y con ello, culminamos la propuesta que habíamos hecho durante toda la semana, y que cada día nos ha ocupado en un aspecto. Lo impor-tante es que todo este tratamiento se le puede hacer a una persona en una sola sesión.

Con lo cual, estamos trabajando, en primer lugar, en REPARAR, se-gún el concepto que hemos manejado.

En segundo lugar, estamos IDENTIFICANDO a esa persona consigo misma.

En tercer lugar, la estamos CAPACITANDO.

En cuarto lugar, la estamos REGULANDO PSICO-AFECTIVAMENTE, O

ESPIRITUALMENTE.

En quinto lugar, la estamos preparando para ese sentido que de-cíamos esta mañana de, o bien ir hacia lo “Transfigurado” o hacia la “Desaparición”, o bien ir hacia la “Resurrección” o hacia la “Inmortalidad”. Y eso lo vamos a llevar a cabo en las manos. Una forma de hacerlo es la que hemos explicado:

LAO GONG, para que las fatigas de este mundo sepamos conver-tirlas en enseñanzas de Dios.

El Ting de San Jiao, GUAN CHONG.

El punto de tonificación, ZHONG ZHU.

Y el recorrido hacia “El Encuentro con los Antepasados”.

Y finalmente, a los telómeros; que, en el fondo, es superar las “Barreras Internas” que nosotros tenemos, para alcanzar una actitud humilde ante la Creación –que sería el Maestro de Corazón-.

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Hay más resonadores en las cuadrículas de esos escaques, pero hemos elegido esos dos, en este caso, para La Permanencia.

No lo olviden: Se actúa en ambas manos a la vez.

Y con ello, culminamos la propuesta que habíamos hecho durante toda la semana, y que cada día nos ha ocupado en un aspecto. Lo impor-tante es que todo este tratamiento se le puede hacer a una persona en una sola sesión.

Con lo cual, estamos trabajando, en primer lugar, en REPARAR, se-gún el concepto que hemos manejado.

En segundo lugar, estamos IDENTIFICANDO a esa persona consigo misma.

En tercer lugar, la estamos CAPACITANDO.

En cuarto lugar, la estamos REGULANDO PSICO-AFECTIVAMENTE, O

ESPIRITUALMENTE.

En quinto lugar, la estamos preparando para ese sentido que de-cíamos esta mañana de, o bien ir hacia lo “Transfigurado” o hacia la “Desaparición”, o bien ir hacia la “Resurrección” o hacia la “Inmortalidad”. Y eso lo vamos a llevar a cabo en las manos. Una forma de hacerlo es la que hemos explicado:

LAO GONG, para que las fatigas de este mundo sepamos conver-tirlas en enseñanzas de Dios.

El Ting de San Jiao, GUAN CHONG.

El punto de tonificación, ZHONG ZHU.

Y el recorrido hacia “El Encuentro con los Antepasados”.

Y finalmente, a los telómeros; que, en el fondo, es superar las “Barreras Internas” que nosotros tenemos, para alcanzar una actitud humilde ante la Creación –que sería el Maestro de Corazón-.

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¿Que después lo queramos hacer coincidir con los telómeros? Pues bien está, porque tiene un fundamento.

Es muy importante que el discurso interno esté muy claro, y saber que…

A TRAVÉS DE NUESTRAS MANOS, HEMOS RECUPERADO LA IDEA ESENCIAL POR

LA CUAL EL HOMBRE PUEDE PERMANECER, PUEDE SUBSISTIR COMO IDEA, PUEDE

CONVIVIR COMO ESTADO DE AMOR, PUEDE CAPACITARSE Y AMPLIFICAR SUS

RECURSOS, Y PUEDE REPARARSE CONTINUAMENTE.

Creo que, más, no se le puede pedir a las manos. Al decir “más” queremos decir que prácticamente hemos abarcado todas las esferas.

Evidentemente, podemos hacer todo lo que hemos dicho esta se-mana, en una persona; pero, evidentemente, también podemos elegir uno solo de estos aspectos. Es decir que, cada tratamiento, en sí mismo, tiene su utilidad. No necesariamente hay que aplicarlos todos. Pero a ve-ces sí. A veces vemos que el trabajo queda completado sólo si hacemos los cinco abordajes.

L O M Á G I C O D E L T R A T A M I E N T O

Realizando estos cinco pasos tenemos cubierta toda la economía energética. Fíjense cómo hemos distribuido la energía:

Hemos trabajado en el plano de los Cinco Reinos Mutantes –sobre todos los órganos y entrañas- a través de los canales UNiTA-RiOS, en los pies.

Hemos trabajado en el plano de los Vasos Maravillosos, actuan-

do sobre el Canal Extraordinario TOU MAi.

Hemos trabajado sobre XiN BAO y SAN JiAO, los dos intermedia-rios del ideograma Tian.

¡Fíjense de qué forma tan mágica ha quedado configurado todo el tratamiento!

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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¿Que después lo queramos hacer coincidir con los telómeros? Pues bien está, porque tiene un fundamento.

Es muy importante que el discurso interno esté muy claro, y saber que…

A TRAVÉS DE NUESTRAS MANOS, HEMOS RECUPERADO LA IDEA ESENCIAL POR

LA CUAL EL HOMBRE PUEDE PERMANECER, PUEDE SUBSISTIR COMO IDEA, PUEDE

CONVIVIR COMO ESTADO DE AMOR, PUEDE CAPACITARSE Y AMPLIFICAR SUS

RECURSOS, Y PUEDE REPARARSE CONTINUAMENTE.

Creo que, más, no se le puede pedir a las manos. Al decir “más” queremos decir que prácticamente hemos abarcado todas las esferas.

Evidentemente, podemos hacer todo lo que hemos dicho esta se-mana, en una persona; pero, evidentemente, también podemos elegir uno solo de estos aspectos. Es decir que, cada tratamiento, en sí mismo, tiene su utilidad. No necesariamente hay que aplicarlos todos. Pero a ve-ces sí. A veces vemos que el trabajo queda completado sólo si hacemos los cinco abordajes.

L O M Á G I C O D E L T R A T A M I E N T O

Realizando estos cinco pasos tenemos cubierta toda la economía energética. Fíjense cómo hemos distribuido la energía:

Hemos trabajado en el plano de los Cinco Reinos Mutantes –sobre todos los órganos y entrañas- a través de los canales UNiTA-RiOS, en los pies.

Hemos trabajado en el plano de los Vasos Maravillosos, actuan-

do sobre el Canal Extraordinario TOU MAi.

Hemos trabajado sobre XiN BAO y SAN JiAO, los dos intermedia-rios del ideograma Tian.

¡Fíjense de qué forma tan mágica ha quedado configurado todo el tratamiento!

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۞ L o s órganos, que tienen configuración física, los hemos

trabajado todos en los pies. Porque podríamos haber trabajado, también en los pies, YIN KEO, YANG OE... Pero no. En los pies hemos actuado sobre el descenso del Yang y el ascenso del Yin: sobre los canales de Hígado, Ri-ñón, Bazo, Vesícula Biliar, Vejiga y Estómago. Y a través de éstos, gracias a la existencia del concepto de “Canal Unitario”, hemos actuado también sobre los del miembro superior. Es decir, que los órganos están en la Tie-rra, aquí.

۞ L u e g o hemos actuado sobre los Vasos Maravillosos, como el

lugar de partida que nos sustenta; el Origen.

۞ Y culminando, hemos actuado en la vía que une y desune –por

así decirlo-, lo mágico de la Creación, con lo concreto de lo Terrestre.

La secuencia que hemos seguido es:

Primero, lo Terrestre: los órganos y entrañas.

Después hemos ido a lo más Celeste: TOU MAi.

Y luego hemos ido a los canales que unen lo Celeste con lo Te-rrestre: SAN JIAO y XIN BAO.

Es una secuencia muy mágica y un poco “descolocante”. Hemos empezamos por lo más concreto, y luego nos hemos ido a lo más elevado. Y después hemos tratado de unir las dos cosas.

Todo lo de abajo abarca a órganos y entrañas. Hemos abordado los tres Yang y los tres Yin de abajo, que se unen con los tres Yang y los tres Yin de arriba. Y ya están todos los que tienen materialidad. Hemos empe-zado por la materia.

Luego hemos ido a lo más inmaterial: el TOU MAi.

Y después hemos ido a lo que une lo material con lo inmaterial: SAN

JIAO y XIN BAO.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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۞ L o s órganos, que tienen configuración física, los hemos

trabajado todos en los pies. Porque podríamos haber trabajado, también en los pies, YIN KEO, YANG OE... Pero no. En los pies hemos actuado sobre el descenso del Yang y el ascenso del Yin: sobre los canales de Hígado, Ri-ñón, Bazo, Vesícula Biliar, Vejiga y Estómago. Y a través de éstos, gracias a la existencia del concepto de “Canal Unitario”, hemos actuado también sobre los del miembro superior. Es decir, que los órganos están en la Tie-rra, aquí.

۞ L u e g o hemos actuado sobre los Vasos Maravillosos, como el

lugar de partida que nos sustenta; el Origen.

۞ Y culminando, hemos actuado en la vía que une y desune –por

así decirlo-, lo mágico de la Creación, con lo concreto de lo Terrestre.

La secuencia que hemos seguido es:

Primero, lo Terrestre: los órganos y entrañas.

Después hemos ido a lo más Celeste: TOU MAi.

Y luego hemos ido a los canales que unen lo Celeste con lo Te-rrestre: SAN JIAO y XIN BAO.

Es una secuencia muy mágica y un poco “descolocante”. Hemos empezamos por lo más concreto, y luego nos hemos ido a lo más elevado. Y después hemos tratado de unir las dos cosas.

Todo lo de abajo abarca a órganos y entrañas. Hemos abordado los tres Yang y los tres Yin de abajo, que se unen con los tres Yang y los tres Yin de arriba. Y ya están todos los que tienen materialidad. Hemos empe-zado por la materia.

Luego hemos ido a lo más inmaterial: el TOU MAi.

Y después hemos ido a lo que une lo material con lo inmaterial: SAN

JIAO y XIN BAO.

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Realmente, hemos comenzado con el 4 B, GONG SUN; que, si lo contemplamos como punto de apertura del Vaso Maravilloso CHONG MAi, resulta que hemos recogido aquella energía de la Tierra que está tanto en el Cielo Anterior como en el Cielo Posterior –y nos sirve, por tanto, de in-termediación-, y que equiparamos con el Soplo Espiritual Sensible.

Si lo vemos, entonces, desde este punto de vista, hemos empezado por la sexualidad. CHONG MAi es el canal que vehiculiza fundamental-mente la energía JING QI –energía sexual-, que está tanto en el Cielo Ante-rior como en el Cielo Posterior. O sea que, bajo ese punto de vista, hemos comenzado bien, porque lo hemos hecho a través de la energía que nos permite la procreación.

De esta forma disponemos de un núcleo central básico en el que todos –los que saben mucho y los que saben poco- tengan un recurso completo para abordar a un ser que está en un momento sufriente.

A partir de estos cinco núcleos podemos añadir muchas más cosas, por supuesto, porque el proyecto del ser vivo y del ser humano no es un proyecto cerrado. Es un proyecto abierto. Lo que hemos hecho es estable-cer cinco fundamentos sobre los cuales se puede edificar cualquier cosa.

Hemos desarrollado una serie de acciones con las que, a través de los movimientos intencionados en los canales y colaterales de la constitu-ción energética del ser, podamos conseguir que toda la estructura tenga una serie de respuestas para permanecer de manera saludable. Para ello hemos seguido cinco estancias fundamentales:

La primera es el tratamiento para recuperar la capacidad de repara-ción que todo organismo tiene para situarse en una identidad adecuada con el medio: “REPARACIÓN”.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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Realmente, hemos comenzado con el 4 B, GONG SUN; que, si lo contemplamos como punto de apertura del Vaso Maravilloso CHONG MAi, resulta que hemos recogido aquella energía de la Tierra que está tanto en el Cielo Anterior como en el Cielo Posterior –y nos sirve, por tanto, de in-termediación-, y que equiparamos con el Soplo Espiritual Sensible.

Si lo vemos, entonces, desde este punto de vista, hemos empezado por la sexualidad. CHONG MAi es el canal que vehiculiza fundamental-mente la energía JING QI –energía sexual-, que está tanto en el Cielo Ante-rior como en el Cielo Posterior. O sea que, bajo ese punto de vista, hemos comenzado bien, porque lo hemos hecho a través de la energía que nos permite la procreación.

De esta forma disponemos de un núcleo central básico en el que todos –los que saben mucho y los que saben poco- tengan un recurso completo para abordar a un ser que está en un momento sufriente.

A partir de estos cinco núcleos podemos añadir muchas más cosas, por supuesto, porque el proyecto del ser vivo y del ser humano no es un proyecto cerrado. Es un proyecto abierto. Lo que hemos hecho es estable-cer cinco fundamentos sobre los cuales se puede edificar cualquier cosa.

Hemos desarrollado una serie de acciones con las que, a través de los movimientos intencionados en los canales y colaterales de la constitu-ción energética del ser, podamos conseguir que toda la estructura tenga una serie de respuestas para permanecer de manera saludable. Para ello hemos seguido cinco estancias fundamentales:

La primera es el tratamiento para recuperar la capacidad de repara-ción que todo organismo tiene para situarse en una identidad adecuada con el medio: “REPARACIÓN”.

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El segundo acto se ciñe a la “IDENTIFICACIÓN”, es decir, a promover el proyecto vital que cada cual tenga que desarrollar en el seno de su en-torno.

El tercer movimiento consiste en promover todos los actos de “CAPACITACIÓN”; capacitar al ser para que obtenga, de su posición, todos los recursos necesarios para evolucionar de forma progresiva.

El cuarto momento reside en “ARMONIZAR”, equilibrar y situar en un plano de armonía lo que se viene llamando “psiquismo”, “emocio-nes”, “afectos”… En definitiva, el área espiritual, el área amorosa, el área de los quereres; es decir, el área de la consciencia de Existir.

Y, de manera culminante, el quinto paso promueve “LA

PERMANENCIA”. Toda forma de vida trata de permanecer de manera inde-finida. No busca su final. Si bien en los estadíos en los que evoluciona tiende frecuentemente a finalizar, la permanencia es algo en lo que la es-pecie ha estado divagando, pensando, especulando, confabulando… Los movimientos de transfiguración, desaparición, resurrección e inmortalidad, quizás constituyan los móviles más frecuentes por los que el hombre ha tratado de permanecer.

Hemos planteado estas cinco estancias a fin de que ustedes dis-pongan de recursos válidos, eficaces, sencillos –no por ello simples-, para ser capaces de ser un auxilio permanente a una humanidad que, entre enfermedad, auto-castigo y conflictos, nos muestra que peligra en su existencia.

Gracias.

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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El segundo acto se ciñe a la “IDENTIFICACIÓN”, es decir, a promover el proyecto vital que cada cual tenga que desarrollar en el seno de su en-torno.

El tercer movimiento consiste en promover todos los actos de “CAPACITACIÓN”; capacitar al ser para que obtenga, de su posición, todos los recursos necesarios para evolucionar de forma progresiva.

El cuarto momento reside en “ARMONIZAR”, equilibrar y situar en un plano de armonía lo que se viene llamando “psiquismo”, “emocio-nes”, “afectos”… En definitiva, el área espiritual, el área amorosa, el área de los quereres; es decir, el área de la consciencia de Existir.

Y, de manera culminante, el quinto paso promueve “LA

PERMANENCIA”. Toda forma de vida trata de permanecer de manera inde-finida. No busca su final. Si bien en los estadíos en los que evoluciona tiende frecuentemente a finalizar, la permanencia es algo en lo que la es-pecie ha estado divagando, pensando, especulando, confabulando… Los movimientos de transfiguración, desaparición, resurrección e inmortalidad, quizás constituyan los móviles más frecuentes por los que el hombre ha tratado de permanecer.

Hemos planteado estas cinco estancias a fin de que ustedes dis-pongan de recursos válidos, eficaces, sencillos –no por ello simples-, para ser capaces de ser un auxilio permanente a una humanidad que, entre enfermedad, auto-castigo y conflictos, nos muestra que peligra en su existencia.

Gracias.

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Índice

La casa de Melquisedec ............................................................................ 8

Iniciando la acción.................................................................................. 11

LA TERAPIA DEL CENTRO............................................................................. 15

Los Microsistemas................................................................................... 19

El Pie ...................................................................................................... 20

Las Articulaciones ................................................................................... 22

Artrosis, un estilo de vida ....................................................................... 25

La memoria cerebral del pie.................................................................... 26

Singularidad de cada pie ........................................................................ 28

¿Bálsamos? ¿Aceites? ............................................................................. 29

R E P A R A R ......................................................................................... 31

LA IDENTIFICACIÓN...................................................................................... 41

Meditación: SiNO, SiGNO, Sí y NO .......................................................... 43

DEFiNiR EL “SÍ” ....................................................................................... 53

CAPACITACIÓN ........................................................................................... 61

Meditación: “La capacitación” ................................................................ 63

El Pie: el anclaje del ser ........................................................................... 72

El instrumento del Masaje ...................................................................... 73

La unidad Zhong .................................................................................... 75

ARMONIZAR EL PSIQUISMO, EMOCIONES, AFECTOS... ...................................... 83

Espiritualidad, emociones y afectos ........................................................ 85

La Columna vertebral: una serie de peldaños.......................................... 92

El Homo erectus ..................................................................................... 93

Dar testimonio........................................................................................ 94

Curvarse como una serpiente: La Fuerza del TOU MAi ............................ 97

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

202

Índice

La casa de Melquisedec ............................................................................ 8

Iniciando la acción.................................................................................. 11

LA TERAPIA DEL CENTRO............................................................................. 15

Los Microsistemas................................................................................... 19

El Pie ...................................................................................................... 20

Las Articulaciones ................................................................................... 22

Artrosis, un estilo de vida ....................................................................... 25

La memoria cerebral del pie.................................................................... 26

Singularidad de cada pie ........................................................................ 28

¿Bálsamos? ¿Aceites? ............................................................................. 29

R E P A R A R ......................................................................................... 31

LA IDENTIFICACIÓN...................................................................................... 41

Meditación: SiNO, SiGNO, Sí y NO .......................................................... 43

DEFiNiR EL “SÍ” ....................................................................................... 53

CAPACITACIÓN ........................................................................................... 61

Meditación: “La capacitación” ................................................................ 63

El Pie: el anclaje del ser ........................................................................... 72

El instrumento del Masaje ...................................................................... 73

La unidad Zhong .................................................................................... 75

ARMONIZAR EL PSIQUISMO, EMOCIONES, AFECTOS... ...................................... 83

Espiritualidad, emociones y afectos ........................................................ 85

La Columna vertebral: una serie de peldaños.......................................... 92

El Homo erectus ..................................................................................... 93

Dar testimonio........................................................................................ 94

Curvarse como una serpiente: La Fuerza del TOU MAi ............................ 97

Page 203: Páginas interiores La via Sanadora

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

203

Una percepción especial de la realidad ................................................... 98

El genoma “basura” ............................................................................. 101

TOU MAi... es el Shakti ......................................................................... 101

El obstáculo del desamor...................................................................... 102

Una columna con grilletes .................................................................... 107

En el fondo somos “troncos”................................................................ 111

Dejar fluir el agua ................................................................................. 112

EL TOU MAI y el líquido cefalorraquídeo............................................... 113

La acción sobre Tou Mai ....................................................................... 115

La Piel ................................................................................................... 117

Zonas abiertas y zonas contraídas ........................................................ 120

MASAJE DEL TM: .................................................................................. 121

Cuatro resonadores básicos .................................................................. 122

La zona cervical .................................................................................... 122

Regulación general: Masaje de los Huato: ............................................ 124

El Tren o... el Riel .................................................................................. 126

RECAPITULAMOS: Condiciones generales del masaje: ........................... 127

MASAJE DE LOS IU DE LA ESPALDA: ................................................... 1311

Los Ben Shen ........................................................................................ 133

Espantando fantasmas ......................................................................... 134

Despegar las alas .................................................................................. 135

¡A las bisagras! …………………………………………………………. 137

En suma ............................................................................................... 142

LA PERMANENCIA .................................................................................... 145

Meditación: "La Permanencia” .............................................................. 147

Un repaso general ................................................................................ 158

Reparar o... La desorganización compensatoria .................................... 158

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

203

Una percepción especial de la realidad ................................................... 98

El genoma “basura” ............................................................................. 101

TOU MAi... es el Shakti ......................................................................... 101

El obstáculo del desamor...................................................................... 102

Una columna con grilletes .................................................................... 107

En el fondo somos “troncos”................................................................ 111

Dejar fluir el agua ................................................................................. 112

EL TOU MAI y el líquido cefalorraquídeo............................................... 113

La acción sobre Tou Mai ....................................................................... 115

La Piel ................................................................................................... 117

Zonas abiertas y zonas contraídas ........................................................ 120

MASAJE DEL TM: .................................................................................. 121

Cuatro resonadores básicos .................................................................. 122

La zona cervical .................................................................................... 122

Regulación general: Masaje de los Huato: ............................................ 124

El Tren o... el Riel .................................................................................. 126

RECAPITULAMOS: Condiciones generales del masaje: ........................... 127

MASAJE DE LOS IU DE LA ESPALDA: ................................................... 1311

Los Ben Shen ........................................................................................ 133

Espantando fantasmas ......................................................................... 134

Despegar las alas .................................................................................. 135

¡A las bisagras! …………………………………………………………. 137

En suma ............................................................................................... 142

LA PERMANENCIA .................................................................................... 145

Meditación: "La Permanencia” .............................................................. 147

Un repaso general ................................................................................ 158

Reparar o... La desorganización compensatoria .................................... 158

Page 204: Páginas interiores La via Sanadora

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

204

Gong Sun para niños............................................................................ 167

Gong Sun en la mujer........................................................................... 168

Gong Sun y la próstata ......................................................................... 170

En Suma…............................................................................................ 171

Gong Sun y las matemáticas................................................................. 172

Reafirmar el “Sí” ................................................................................... 172

Capacitación......................................................................................... 175

Los Yin y Yang del pie........................................................................... 177

Regulación psico-afectiva o espiritual: .................................................. 180

Despegando las alas ............................................................................. 186

La Permanencia .................................................................................... 189

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

204

Gong Sun para niños............................................................................ 167

Gong Sun en la mujer........................................................................... 168

Gong Sun y la próstata ......................................................................... 170

En Suma…............................................................................................ 171

Gong Sun y las matemáticas................................................................. 172

Reafirmar el “Sí” ................................................................................... 172

Capacitación......................................................................................... 175

Los Yin y Yang del pie........................................................................... 177

Regulación psico-afectiva o espiritual: .................................................. 180

Despegando las alas ............................................................................. 186

La Permanencia .................................................................................... 189

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L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

205

L a s V í a s S a n a d o r a s d e l a s M a n o s

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