parròquia de sant eugeni i santa agnés

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Parròquia de sant Eugeni i santa Agnés València Tel. 963795306 / [email protected] www.parroquiasaneugenioysantaines.es 24 de novembre de 2019 Cantos para la celebración: Entrada: Victoria, tú reinarás… 223 Ofertorio: Señor, te ofrecemos… Comunión: Cristo nos da la libertad… 54 Final: Christus vincit, Christus regnat, Christus, Christus imperat. Laudate Dominum omnes gentes, laudate eum omnes populi. Oración colecta : Oremos (pausa) Todo lo que sabemos de ti, Señor Dios nuestro, es únicamente lo que Jesús, con su vida nos ha hecho ver, sentir y conocer anunciando tu Reino. Que sea Él únicamente el Rey de nuestra vida, de nuestro corazón y del corazón de nuestro mundo. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Primera lectura y Evangelio . El nombre de "Cristo" significaba originariamente el ungido con aceite, y así se consagraba a los reyes, como en el caso de David. Jesús fue ungido por el Espíritu en el bautismo, y fue proclamado Rey en la consumación de su vida pública en la cruz, tanto por el título de su condena como por la invocación del crucificado junto a él: "Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino." Segundo libro de Samuel 5,1-3 Salmo 121: Vamos alegres a la casa del Señor Segunda lectura . Los redimidos por Cristo han de ser trasladado a su reino eterno, del que es primer ciudadano y soberano a partir de la Resurrección. El himno de san Pablo acumula título sobre título para exaltar la indecible grandeza de nuestro Señor. Carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1,12-20 Evangelio según san Lucas 23,35-43 En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido». Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo». Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos». Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le dijo: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso». Oración poscomunión : Oremos (pausa) Al concluir hoy nuestra celebración te damos gracias, Padre nuestro, por Jesús, Rey del Universo. Por Él apostamos nuestra vida a pesar de nuestras debilidades y fracasos. Que los valores del Evangelio fecunden de humanidad esta sociedad y este nuestro mundo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. CARGAR CON LA CRUZ / José A. Pagola El relato de la crucifixión, proclamado en la fiesta de Cristo Rey, nos recuerda a los seguidores de Jesús que su reino no es un reino de gloria y de poder, sino de servicio, amor y entrega total para rescatar al ser humano del mal, el pecado y la muerte. Habituados a proclamar la "victoria de la Cruz", corremos el riesgo de olvidar que el Crucificado nada tiene que ver con un falso triunfalismo que vacía de contenido el gesto más sublime de servicio humilde de Dios hacia sus criaturas. La Cruz no es una especie de trofeo que mostramos a otros con orgullo, sino el símbolo del Amor crucificado de Dios que nos invita a seguir su ejemplo. Cantamos, adoramos y besamos la Cruz de Cristo porque en lo más hondo de nuestro ser sentimos la necesidad de dar gracias a Dios por su amor insondable, pero sin olvidar que lo primero que nos pide Jesús de manera insistente no es besar la Cruz sino cargar con ella. Y esto consiste sencillamente en seguir sus pasos de

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Page 1: Parròquia de sant Eugeni i santa Agnés

Parròquia de sant Eugeni i santa Agnés València

Tel. 963795306 / [email protected]

www.parroquiasaneugenioysantaines.es

24 de novembre de 2019

Cantos para la celebración:

Entrada: Victoria, tú reinarás… 223

Ofertorio: Señor, te ofrecemos…

Comunión: Cristo nos da la libertad… 54

Final: Christus vincit, Christus regnat,

Christus, Christus imperat.

Laudate Dominum omnes gentes, laudate eum

omnes populi.

Oración colecta: Oremos (pausa) Todo lo que sabemos de ti, Señor Dios nuestro, es únicamente lo que Jesús, con su vida nos ha hecho ver, sentir y conocer anunciando tu Reino. Que sea Él únicamente el Rey de nuestra vida, de nuestro corazón y del corazón de nuestro mundo. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Primera lectura y Evangelio. El nombre de "Cristo" significaba originariamente el ungido con aceite, y así se consagraba a los reyes, como en el caso de David. Jesús fue ungido por el Espíritu en el bautismo, y fue proclamado Rey en la consumación de su vida pública en la cruz, tanto por el título de su condena como por la invocación del crucificado junto a él: "Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino."

◊ Segundo libro de Samuel 5,1-3

Salmo 121:

Vamos alegres a la casa del Señor

Segunda lectura. Los redimidos por Cristo han de ser trasladado a su reino eterno, del que es primer ciudadano y soberano a partir de la Resurrección. El himno de san Pablo acumula título sobre título para exaltar la indecible grandeza de nuestro Señor.

◊ Carta del apóstol san Pablo a los Colosenses

1,12-20

◊ Evangelio según san Lucas 23,35-43

En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido». Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».

Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos». Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le dijo: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

Oración poscomunión: Oremos (pausa) Al concluir hoy nuestra celebración te damos gracias, Padre nuestro, por Jesús, Rey del Universo. Por Él apostamos nuestra vida a pesar de nuestras debilidades y fracasos. Que los valores del Evangelio fecunden de humanidad esta sociedad y este nuestro mundo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

CARGAR CON LA CRUZ / José A. Pagola

El relato de la crucifixión, proclamado en la fiesta de Cristo Rey, nos recuerda a los seguidores de Jesús que su reino no es un reino de gloria y de poder, sino de servicio, amor y entrega total para rescatar al ser humano del mal, el pecado y la muerte.

Habituados a proclamar la "victoria de la Cruz", corremos el riesgo de olvidar que el Crucificado nada tiene que ver con un falso triunfalismo que vacía de contenido el gesto más sublime de servicio humilde de Dios hacia sus criaturas. La Cruz no es una especie de trofeo que mostramos a otros con orgullo, sino el símbolo del Amor crucificado de Dios que nos invita a seguir su ejemplo.

Cantamos, adoramos y besamos la Cruz de Cristo porque en lo más hondo de nuestro ser sentimos la necesidad de dar gracias a Dios por su amor insondable, pero sin olvidar que lo primero que nos pide Jesús de manera insistente no es besar la Cruz sino cargar con ella. Y esto consiste sencillamente en seguir sus pasos de

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manera responsable y comprometida, sabiendo que ese camino nos llevará tarde o temprano a compartir su destino doloroso.

No nos está permitido acercarnos al misterio de la Cruz de manera pasiva, sin intención alguna de cargar con ella. Por eso, hemos de cuidar mucho ciertas celebraciones que pueden crear en torno a la Cruz una atmósfera atractiva pero peligrosa, si nos distraen del seguimiento fiel al Crucificado haciéndonos vivir la ilusión de un cristianismo sin Cruz. Es precisamente al besar la

Cruz cuando hemos de escuchar la llamada de Jesús: «Si alguno viene detrás de mí... que cargue con su cruz y me siga».

Para los seguidores de Jesús, reivindicar la Cruz es acercarse servicialmente a los crucificados; introducir justicia donde se abusa de los indefensos; reclamar compasión donde sólo hay indiferencia ante los que sufren. Esto nos traerá conflictos, rechazo y sufrimiento. Será nuestra manera humilde de cargar con la Cruz de Cristo.

El teólogo católico Johann Baptist Metz viene insistiendo en el peligro de que la imagen del Crucificado nos esté ocultando el rostro de quienes viven hoy crucificados. En el cristianismo de los países del bienestar

está ocurriendo, según él, un fenómeno muy grave: "La Cruz ya no intranquiliza a nadie, no tiene ningún aguijón; ha perdido la tensión del seguimiento a Jesús, no llama a ninguna responsabilidad, sino que descarga de ella".

¿No hemos de revisar todos cuál es nuestra verdadera actitud ante el Crucificado? ¿No hemos de acercarnos a él de manera más responsable y comprometida?

Origen y sentido de la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo

Con la celebración de Cristo, Rey del universo,

termina el año litúrgico. En ella se profesa que Cristo es

el centro de toda la historia humana, el principio y el fin,

el Alfa y la Omega. Jesús vino al mundo a anunciar el

Reino de Dios, un Reino que no es de este mundo pero

que se empieza a vivir aquí, en la tierra. Cristo reina en

nosotros, su realeza procede de sus méritos, virtudes,

servicio y amor. Su Reino es universal, es decir para

siempre y para todos los que permanezcan unidos a Él.

La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el

Papa Pío XI en 1925. El Papa quería animar a los

católicos a reconocer en público su fe, y que quien

manda y gobierna en la Iglesia es Cristo. La fijó en el

domingo anterior a la solemnidad de todos los santos.

En 1970 el Papa Pablo VI dio a la fiesta su actual título

completo: «Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo

Rey del Universo» y la trasladó al último domingo del

año litúrgico, destacando más el carácter cósmico y

escatológico del reinado de Cristo, apuntando el tiempo

de Adviento que anuncia la venida gloriosa del Señor.

Se le daba también un sentido nuevo. Al

terminar con esta fiesta

se resaltaba la

importancia de Cristo

como centro de toda la

historia universal. Es el

alfa y el omega, el

principio y el fin. Por

eso esta fiesta tiene ante

todo un sentido

escatológico, ya que

celebramos a Cristo

como Rey de todo el universo.

Pero sobre todo, Cristo quiere reinar en el

corazón de cada uno de nosotros. Para eso tenemos

que dejarle entrar. Si se lo permitimos, el Reino de Dios

puede hacerse presente en nuestra vida. De tal manera

que vamos instaurando el Reino de Cristo en nosotros

mismos y después en nuestros hogares, trabajo,

amistades y ambiente.

La Iglesia tiene el encargo de predicar y extender

el reinado de Jesucristo entre los hombres. Para lograr

que Jesús reine en nuestra vida, primero tenemos que

conocer a Cristo. Para ello es clave la lectura del

Evangelio, la oración personal y los sacramentos. Se

trata de conocer a Cristo de una manera experiencial en

nuestra vida y no sólo de forma teológica.

El próximo jueves, a las 18 horas: celebración del

Jueves Eucarístico

INTENCIONES DE LAS EUCARISTÍAS

Miércoles día 27. En sufragio de los difuntos de la familia Domínguez-Carbonell.

Viernes día 29. En sufragio de Vicente y Antonia (matrimonio).

Sábado día 30. En sufragio de Antonio Balastegui.

Domingo día 1. A las 10 h: en sufragio de Narciso Moratalla.