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Lashuellasdemispasos PEDRORIVERA COLECCIÓN RICARDOMIRÓ PREMIOCUENT 1993

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Las huellas de mis pasosPEDRO RIVERA

COLECCIÓN RICARDO MIRÓ • PREMIO CUENT 1993

edro ivera

oeta, escritor y cineastapanameño . ació en 1939 . Hapublicado los siguientes libros depoemas : anamá: incendio desollozos : ayo en el tiempo; Lasvoces del dolor que trajo el alba :Despedida del hombre ; Los pájarosregresan de la nieblas; Libro de lasparábolas : ara hacer el amor conla ventana abierta . ambién loslibros de cuentos eccata minuta yecuentos (con Dimas Lidio itty) .ecientemente publicó el libro odo

sucedió mañana, compilación deeditoriales del plegable emas denuestra América y de oste depapel . Ha ganado el ConcursoLiterario icardo iró en tresocasiones : en poesía y cuento en1969 y en cuento en 1993, con Lashuellas de mis pasos. Actualmentees el director del Grupo Experimentalde Cine niversitario (GEC ), de laniversidad de anamá .

ortada :Concertista en la playa con caballoerótico, óleo/tela de Adonai iveraDegracia, remio acional deintura-I AC, 1982 .

Fotografía: Carlos Samudio

Las huellas demis pasos

Instituto acional de CulturaDirección acional de Extensión Cultural

Departamento de Letras

edro ivera

Las huellas demis pasos

C LECCIÓ ICA D I Ó • E I C E 1993

Las huellas de mis pasos® edro ivera® rimera edición, mayo de 1994

Editorial ariano Arosemenadel Instituto acional de CulturaApartado postal 662, anamá 1, anamá

iraje: 2,000 ejemplaresImpreso en la Impresora de La ación

Derechos reservados conforme a la Ley .

I

LAS H ELLAS DE IS AS S

Ya no guardas las huellas de mis pasosya no eres mío idolatrado Ancón . . .

Ameba Denis de Icaza

I CASA DE EL CH ILL

esde que nací hasta los seis años viví enEl Chorrillo, en una casa de madera, al flnal de la Calle26, en un cuarto del piso superior. Antes de regresaralguna vez, acicateado por impulsos territoriales demenor cuantía que la memoria guarda en la memoriacuando se niega a desaparecer del todo, tenía la impre-sión de que era la madre de las casas, la casona .ecordaba amplios espacios, enormes distancias. e

veía a mí mismo en los recuerdos ascendiendo por unalarga escalera, jugando en unos enormes balcones,correteando con otros niños de mi edad en un patioinmenso y siempre, sobre nuestras cabezas, la ropacolgando al sol. Allí también nacieron, de más de veinteque somos, mis primeros hermanos : artín, Edith, Blan-ca. i padre que era muy ingenioso y emprendedor(además de prolífico) hizo, dentro del cuarto un segundopiso, tabanco que llaman, al que se subía por unaescalerilla de modera que se ponía y quitaba a discre-ción. Así pudimos acomodar nuestras vidas entre tabu-

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retes, sillas y cajones durante los años de postguerra .Entonces, éramos felices. El día que, ya adulto, quisereconocer la casa, descubrí, y casi no podía creerlo, quetodo era absurdamente pequeño . La gran escalera de lacasa, con salida al patio, no tenía más de veinte esca-lones. El mismo patio interior, a todo lo largo y ancho,se atravesaba con media docena de zancadas . El

sumidero por donde escapaba el agua turbia y espumantede los lavaderos, y que yo veía desde el balcón como laentrada a una cueva de presagios por donde podríallegar en mi moto de "Spymasher" al centro de la tierra,era un miserable hoyo en la losa. Ese día descubrí quela dimensión de los objetos no es la misma cuando semira con ojos de niño . ampoco la dimensión de lapobreza.

lo

I AD E SE LLA A J A

Su voz era la de los roncos gritosperdidos en la noche de los raptos

ablo eruda(La tierra se llama Juan)

reo que a papá, que se llamaba Juan,no llegué a conocerlo bien . tal vez sea mejor decir quenunca se dejó conocer a fondo . que lo más probablesea, por aquello de la genética y demás, que un hijo separezca tanto a su padre y viceversa que nunca lleguena conocerse como Dios manda, por un simple actoreflejo de negación y reafirmación de la propia identi-dad . n hijo siempre se mira en su padre como frentea un espejo, para aceptarlo o rechazarlo . n padremira el espejo que el hijo es para garantizar la continui-dad de su propia esencia . Eso crea una paradojaelemental y una calamidad: cuanto más se reconocen,se conocen menos .

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La mejor manera de describirlo seria compararlocon ese tipo que llega sin anunciarse, sin que se sepade dónde, y que a los pocos días es tan consustancialal paisaje que nadie puede recordar que antes noestuviera allí o que algún día pudiera no estar .

rabajaba como energúmeno y tenía variedad deinclinaciones y destrezas : electricista, carpintero, al-bañil, pintor de brocha gorda, ferroviario, leñador,tabaquero, panadero, marino, apicultor. arte de loque es la historia humana pasó ante los ojos de mipadre como pasa una película . De la carreta de bueyes,que bien conoció, al automóvil, al avión, al jet, a lasnaves espaciales. De la lámpara de querosín a laelectricidad, a la radio, al cine, a la televisión. Vivió deniño la independencia de Cuba, y luego la revoluciónmexicana, la revolución soviética, el ascenso y ocaso deHitler, dos guerras mundiales, la cagadera perniciosaque casi lo mata y que se curó con Cocacola. Dios,según quiso explicarme alguna vez, era la sustancia delniverso y no una entidad antropomorfa . ero era

espiritista. Allán Kardec era su mentor espiritual . Y,según me dijo, Leocadia, mi abuela, curaba por media-ción de los espíritus . al vez por creer en lo que creíaconsideraba a los curas como una calamidad .

apá era el único tipo en la casa de El Chorrillo, alfinal de la calle 26, que se afeitaba sin espejos, en plenaoscuridad, con una navaja barbera en vez de guilletecomo todos los demás . Estaba orgulloso de su propianariz grande y encorvada, de su estatura media yjibosa, de la espesa vellosidad que le cubría pecho y

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espalda, pero jamás superó el trauma de la calvicie .enía la cabeza monda y lironda como mingo de billar .

( al vez por eso era tan esquivo al espejo .) saba unsombrero de fieltro oscuro, un adams de corte clásico,que no se quitaba ni para ir al baño . o tener pelo enla cabeza era, para mi padre, la calamidad de lascalamidades .

apá no fumaba, no tomaba bebidas alcohólicas,no bailaba. Dejó de ir al cine cuando inventaron labanda sonora y el jazz sustituyó los tortazos, la per-secución en autos que dejaban la tendalada, las caídasde los rascacielos sobre las toldas, los escasos primerosplanos de la heroína dejando escurrir una lágrima porlas mejillas incoloras . Eso era cine . o lo soportó aCharlie Chaplin con voz. El sonido agregado a laspelículas fue una de las grandes calamidades de suvida .

tra de sus calamidades fueron las mujeres . apá,en cuestión de hembras, siempre iba de paso . Ámalasy déjalas, tal era su sino . Como un Quijote al revés,lanza en ristre, desfacía las urgencias del sexo enatropellada embestida y, a la manera de esos héroesinventados por Dumas, para evitar suspicacias y equí-vocos, hacia el amor a caballo, de prisa y con elsombrero puesto. Así son los hombres atraídos por elmar y por los espacios oceánicos . Gustan de lasrelaciones efimeras, de los encuentros y desencuentros,de las promesas que no cumplirán. Las mujeres, a lasque acosó como santo y rufián, eran apremioyobstáculoen su vida .

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A los cuarenta y tantos años de su vida, cuandollegó a la calle 26 de El Chorrillo, tenía una vida vividay empezaba otra de regreso. Venía de recorrer países,oficios y mujeres . Era autor de un libro : Cien pre-guntas y respuestas sobre los ferrocarriles, quepretendía ser un manual, una especie de todo lo queusted quiere saber sobre locomotoras y nunca seatrevió a preguntar, para uso de aspirantes a maqui-nistas . Quemó cañaverales en tiempos de enocal .Escupía con cara de asco cuando hablaba de achado .En Colombia reparó el mecanismo eléctrico de unsanto que sudaba aceite . ambién había plantado unbosque . Y atrás, sin volver la vista para no convertirseen estatua, dejó por lo menos a tres hijos creciendo ala intemperie . Los hijos, para su sed de horizontes,eran una calamidad . or eso debió sentir que el mundose abría bajo sus pies el día que mi madre le dijo : "Estoyembarazada" .

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E CEDES ES Á E BA AZADA

: amá ercedes no vino a la ciudada cambiar de aire . ás bien vino a quedarse parasiempre . Allá, en el campo, el tiempo era otrotiempo . La vida no transcurría, se quedaba comocolgada de un anzuelo, pasmada como una postal .Allá, en el campo, se es como una cosa más en elpaisaje de vacas macilentas, perros y gallinas yranas y grillos y pájaros . aisaje de sobrevivenciaelemental: levantarse en las mañanas con el cantode los gallos, dar de comer a las gallinas, encenderla leña del fogón, colar café, ordeñar la vaca ; irsehasta el pozo abierto junto a la quebrada paraachicarlo, limpiarlo de la esperma espumosa de lossapos, luego cargar el agua en latas con un rodetesobre la cabeza, lavar los trastes, bajar hasta el ríocon los baldes y estrujar por horas la ropa contra laspiedras, Los domingos ir a misa, a dar una vueltapor el parque, a ver a la gente, a comadrear . uy

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bonito, pero monótono . El campo no tenía ningunagracia . Bueno para quien quiera morir de nomorirse, no para quien tenga una vida que vivir . Enla ciudad, más acá del ferry, estaban las tiendas, loscinematógrafos, el tranvía, los automóviles, la retreta,el carnaval, los 3 de noviembre, los restaurantes,Las Bóvedas, la gente, los novios, la vida .

amá ercedes llegó a la ciudad con su historialgenético a flor de piel . as bien flaca, de lento andary mirada filosófica . i negra negra, ni india india,dejaba presentir por algún lado al bisabuelo chino y,por el otro, a la bisabuela blanca . ¿Qué cómo se enredócon mi padre? ¿En qué recodo del camino se toparoncara a cara? ¡Lo sabrá Dios! ¿La conocería en unrestaurante, en el bus, en casa de una amiga, en unatienda de zapatos? ¿Acaso importa? El la miró, legustó la negra, le echó los perros, le tiró la caballería,le dijo me llamo Juan, le bajó con toda la experiencia,le contó un millón de aquellos cuentos, le dijo de todo,le habló de cuanta cosa se puede hablar con la libidoencendida, la envolvió con las ganas que tenía desobra. ¿Cómo iba a negársele? "¿ e acompaño,negrita?"

La primera vez caminaron desde el parque deSanta Ana hasta la Catedral y luego hasta Las Bóve-das. Después vieron una película en el Variedades,una en la que Sabú dirigía una manada de elefantes .Se tomaron las manos y un "raspao" en la cafetería delteatro . ' e espero mañana" . Ella, seguro, dijo un noque era un sí aun antes de que preguntara . Después,

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con el tiempo, se aclararían las cosas de parte y parte ." ero sin compromiso", diría él, "porque tengo unafamilia allá, sabes" . "Dónde" . "En mi país, allá lejos".Ella no decía nada. Sus planes eran otros . Corrió acontarle a Clemencia, la prima: "¡Qué tipo el que se meha presentado, encha!" iene una labia y está solo,pobrecito. Venía de otro mundo . ingún otro preten-diente le llegaba a la suela de los zapatos . odos,comparados con este hombre de pelo en pecho y calvareciente, eran bien "chichipatis" . ' en cuidado", le dijola tía encha. ero como nadie experimenta concabeza ajena, de nada le valió el consejo. Y él le habíaadvertido . ingún compromiso . engo familia allá, enmi país, me esperan mis hijos, oíste . amá ercedestodavía recuerda la cara de mal rayo me parta que pusoel día que, tomaditos de la mano en una banca delparque de Santa Ana, le dijo : "Estoy embarazada" .

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¡Q É LEJ S ES ABA L LEJ S!

D e niño era muy niño . " o paraba pie encasa", decía mi madre . or un lado salía papá rumboal trabajo, con su lonchera negra y su sombrero Adamsde fieltro desgastado, y por el otro yo, en cueros . Sí, encueros, desnudo, sin ropas, como Dios me trajo almundo. o había forma de retenerme entre las cuatroparedes del cuarto. Eran los años de la gran guerra ypostguerra, los años 40, en aquellos tiempos no habíatelevisión y mi madre, para evitar mis andanzas por elbarrio, me dejaba en pelotas. Ella, ilusa, creía que porpurísimo pudor iba a retenerme en casa. uvo, enocasiones, que amarrarme a la pata de la cama parapoder terminar los oficios o darle de mamar a Blanca .¿Dirá usted que era un acto de salvaje desamor? ¿Y quéiba a hacer mi madre? enía que limpiar, lavar,cocinar, cuidar a los más chicos, que ya éramos cuatro,y evitar que una "chiva", esas que decían "Hospital,

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Chorrillo, Calle 16", me arrollara uno de esos días . Almenor descuido de ella, y de los vecinos que gritabanconfabulados para verme furioso : " erce, se va Juan-

cito", me escurría por las largas escaleras de la casa eiba a trotar por las calles de este mundo . A veces subíahasta el sector de las cantinas que quedaban en elLímite, en la Avenida B, y curioseaba por debajo de laspuertas gemelas, de persianas y bisagras de dobletensión, parecidas a las de las películas de vaqueros(esas que se abren y cierran automáticamente cuandoentra un pistolero o sale el "bandido" después de haberrecibido un puñetazo) . ero mi lugar preferido era elmalecón . Allí el aire tenía otro olor, muy distinto al delas jabonerías, desagües y cagadas de murciélagos quese sentía en los cuartos . Y, también, porque allá lejos,en donde la vista se perdía, se juntaban el arriba con elabajo . A merced de un sol abrasador y un cielo azulintenso, solía curiosear entre pescadores que decíanmalas palabras, tejían mallas y trasmallos, y despelle-jaban pargos . arado en el muro de piedras veía zarparlos botes. Esperaba horas y horas hasta verlos regre-sar, casi siempre al caer la tarde, con las canastasatiborradas de peces y las bocas repletas de sonrisas .Les tenía una envidia muy grande: conocían los secre-tos del horizonte .

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EL E DE ABAJ

E n El Chorrillo las paredes de las casastenían oídos . Y también ojos . Casi no había secreto niintimidad entre los vecinos . La vida del prójimo seconocía al dedillo . odo el mundo sabía el sitio endonde etra tenía el lunar de pelos. Se olían hasta lospedos del vecino.

-¿Qué comiste udecindo? ¿ e llevo una cucha-rada de Laxol?

-¡Vete a la mierda!¿Qué se le iba a hacer? La vieja madera, recalada

de humedad y tostada por el sol, se caía a pedazos .¡Qué pino de regón ni que ocho cuartos! oda la casaestaba llena de agujeros . Los vecinos se la pasabanrellenándolos con papel periódico para poner a buenrecaudo su intimidad . Los más melindrosos empape-laban la pared con fotos de revista, láminas de Laasión alumbradas con velas y retratos de Gloria

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Swanson . De nada valía. Las paredes escuchaban . ndía se oían voces airadas, gritos destemplados, golpes .Al otro día, gemidos indescifrables, como si alguiendesde el otro lado del mundo se ahogara . o se podíaevitar. Entonces se destapaba la hendija, la rajadura,la grieta, el agujero que dejó un viejo clavo en la pared .Y el ojo se asomaba como aun microscopio . , mejor,como a un cinematógrafo . A través de una hendiduraen la pared la vida era más nítida, se veía con muchaclaridad la naturaleza humana, las sofocaciones irre-mediables de la actividad reproductiva . Aclaradas lascosas se dormía mejor .

n día murió el vecino del cuarto de abajo de micuarto . Era un señor muy viejo, de ojos grandes comociruelas "micoyas" y cachetes hundidos . o recuerdosu nombre, pero sí sus enormes pestañas y las largasy ennegrecidas uñas de sus manos . ercedes, mimadre, bajó a la rezadera. Entonces, corrí el linóleo conmucho cuidado (casi todos los cuartos tenían uno) y através de una hendija del piso pude ver la ceremonia develación. El cadáver no parecía cadáver . eposaba enun cajón cuan largo era, sin ninguna expresión en elrostro, exactamente bajo mis ojos, como si hiciera lasiesta rodeado de mirones . En su entorno, entre cirios,flores y viejas rigurosamente vestidas de negro, habíancolocado baldes con trozos de hielo y abanicos . Losdeudos rezaban. Yo escuchaba y miraba con muchosusto, no por el muerto sino porque mamá podía entraren cualquier momento y agarrarme con los ojos en lahendija. Ya, a esa edad, se nos había explicado que

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"rescabuchar" era una mala costumbre y se castigabacon el rejo . o sé cómo ni en qué momento ocurrió algoque podría parecer insólito . El muerto, al que obser-vaba fijamente en ese momento, abrió los ojos y se mequedó mirando. Ahogué un grito y brinqué hacia atrás .Era la primera vez que contemplaba frente a frente elrostro de la muerte .

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E LALIA SE BAÑA E SEC E

Bañarse, en la casa donde vivía, en ElChorrillo, era una calamidad . Había varias regaderasen el piso de arriba y en el piso de abajo, pero nomuchas . Las paredes de los baños estaban recubiertascon láminas agujereadas de zinc . El piso, ennegrecidopor la mugre, el moho, la espuma y la indolencia, erapeligrosamente resbaloso .- erce, ¿le baño a Juancito?adie en la casa de El Chorrillo era dueño de

algo . Los baños eran comunales, como quien dice detodos y de nadie, y se bañaba primero el que primerollegaba . or eso desde muy temprano los pescadoresy los que trabajaban en la Zona del Canal hacían lacola del baño . La madrugada era la hora de loshombres . Envueltos en toallas de la cintura paraabajo, enzuecados, llevando sus propias parrillas demadera para colocar en el piso del baño y asentade-ras para borde de excusados, con el cepillo entre losdientes (así como Johny Weismuller sostenía el

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puñal) conversaban en voz baja de la vida ajena, delas mujeres que habían levantado y de "el foquintanquipa* que no me deja la vida en paz, sabes" .Encendían luckys strikes y apestosos camels ; se afei-taban y apuraban a los que iban entrando "porque portu culpa voy a llegar tarde al trabajo, coño" .

- erce, ¿le baño a Juancito?Desde las cuatro de la mañana se iniciaba el desfile

hacia la batería de baños . Después de los que iban altrabajo venían los muchachos que estaban en la escuela,algunos acompañados de sus madres somnolientas yde mal humor. Después de las siete, cuando el solempezaba a calentar las paredes y del patio subía unligero vapor, enrareciendo el aire de los cuartos hastahacerlo irrespirable, salían las mujeres, en bata opeticotes, retorciendo largos bostezos y con las toallas,a manera de turbante, enrolladas en la, cabeza .- erce, ¿le baño a Juancito?amá no tenía que llamarme para que bajara con

Eulalia al baño. Yo no sé por qué, pero siempre estabalisto cuando Eulalia, con su bata amarilla y sus piesdescalzos, como quien no quiere la cosa y va de paso .llegaba a la puerta de mi casa. A mamá, la ayuda le caíadel cielo . Bastante tenía la vieja (que en esa época nolo era tanto) con artín, Edith y Blanca, y Saúl que yacrecía en su vientre .

- erce, ¿le baño a Juancito?

* " anquipa", deformación de las voces sajonas tiene keeper, como se llamabaal que controlaba el tiempo de labor de los obreros en la Zona del Canal .

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Eulalia, era una adolescente oronda y dispuesta .Debía tener entre 13 y 15 años, y había adquirido lacostumbre de bañarme todos los días . Bajo la duchase apretaba contra mi cuerpecito como si yo fuera elmismísimo Douglas Fairbank, me cubría de jabón delos pies a la cabeza, me atosigaba de besos y, colocán-dome en una saliente del muro del baño para ponermea la altura de su vientre, restregaba su sexo velludocontra mi pequeño, pero erecto miembro viril . A mí meencantaba ver cómo la espuma crecía entre los doscuerpos y caía como copos de algodón al piso del baño .

o entendía bien nada de lo que pasaba, ni quédiablos sentía, pero me gustaba . Sé que me gustaba .e gustaba muchísimo . or eso me dio mucha rabia

el día que la oí decir :- erce, ¿le baño a artín?

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A A A ILE A

aria Elena o Sé Qué era la putamás linda del barrio. Había otras, pero ninguna comoella. Vivía sola, y si no fuera porque todos ya sabíannadie hubiera sabido . rabajaba en el Happyland, uncentro nocturno de mucho "caché" que quedaba por lalaza 5 de mayo, al lado de otro que se llamaba El itz,

cerca, cerquita del Hotel ívoli. Dormía toda la mañana .A eso de las tres de la tarde de todos los días selevantaba, iba al baño, se ponía bonita, bien bonita, yya, cuando el sol se ocultaba, con la cara llena de todoslos colores bajaba las escaleras encaramada en suszapatos de tacones puntiagudos: tac, tac, tac, tac .ambién era la puta más buena del barrio . Se llevaba

bien con todo el mundo y se ganaba la voluntad de lagente . Los niños, sobre todo, la queríamos mucho . osregalaba cosas. Casi todas las mañanas, desde muytemprano, esperábamos que llegara de la calle . osreuníamos en el callejón principal de la casa, abajo, ycuando doblaba por la Avenida A, siempre a la misma

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hora, dábamos la voz de alerta : "Viene arilena, mu-chachos". odos íbamos corriendo a su encuentro .Entonces, ella sacaba de su cartera chiclets, "chingon-

gos", chocolates y nos los daba a raudales. "Llévale a

artincito", me decía. A las mamás le traía latas de"porcambins", sopas cambels, leche klim, rinso y co- conuts, y galletas del comí que eran más ricas que las

que se vendían en las tiendas de anamá . ero, no erapor eso que la queríamos. Si no nos hubiese regaladonada, la hubiéramos querido igual por su manera tanquerendona de ser . unca tenía cara de emputamientoy siempre sonreía . adie la veía con "manes" . Las otrasputas del barrio metían hombres en la casa y, muchasveces, esos tipos que nadie conocía, medio en fuego,buscaban pelea con los vecinos . na vez uno de ellosse agarró a puñetes con ataderrayo, el hijo de Juana"Chancletas", que era más bravo que el carajo y quefumaba canyak. Al hospital fueron a parar los dos, ydespués a la corregiduría, y tuvieron que pagar unamulta.

El 25 de diciembre de 1945, sin que ninguno de losniños de la casa se pusiera de acuerdo, por puroegoísmo, con la esperanza de ser los únicos en presen-tarse a la cita y así acaparar los regalos, nos reunimosen la calle a esperar a arilena. Algunos bajamos connuestros revólveres de papelillo, carritos de cuerda,trompos y cometas; las niñas con sus juegos de té y susmuñecas de trapo . Estrenábamos los juguetes que eliño Dios nos había traído esa madrugada, muy de

madrugada .

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A las ocho de la mañana y con el sol bien biencaliente arilena no llegaba . ¡Qué raro! A las nuevetampoco . ¿ or qué tardaba tanto? ¿Le habría pasadoalgo? odos empezábamos a intranquilizarnos . e diomucho miedo porque en la casa siempre se estabahablando de la guerra y en la guerra la gente sale y noregresa. En el cine pasaba así . adie, sin embargo, semovía de su sitio . Era cuestión de esperar . odía llegaren cualquier momento . De pronto el alboroto fuecreciendo. Al estallido de la pólvora de los revólveres depapelillo se fueron sumando voces adultas, llanto deniños, carajazos disparados desde los balcones . De lascasas vecinas y de las otras calles empezaron a llegarmadres con sus niños a rastras. La noticia se habíaregado por todo el vecindario . "En la 26 van a repartirjuguetes", se decía . El bulo, que nadie sabe quiénempezó, dio vuelta a la manzana . ero arilena nollegó esa mañana por primera vez desde que vivía en lacasa de calle 26 . Después todo se aclaró . Yo lo supeprimero que todos porque Eulalia, la muchacha que mebañaba todos los días, se me acercó por detrás, me halóde los huevitos y me dijo en son de burla : " i la esperena la aría Elena, esa ya no viene más, ayer se casó conun gringo" . odos, esa navidad, nos sentimos traicio-nados .

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L S J EG S DEL A

n la navidad de 1946 fuimos felices .apá me trajo un revólver de papelillo, con cartuchera

y todo, y Eva y yo hicimos cosita . A ella, sus padres leregalaron un juego de té y, también, una muñecagrande, de celuloide, de esas que cierran los ojoscuando las acuestan boca arriba . " ira lo que me trajoiño diós", me dijo muy oronda . Yo se la arrebaté de lasmanos con delicadeza y quise adivinar cómo funcionabael mecanismo que hacía que abriera y cerrara los ojos .Se la devolví y le dije que la muñeca era bonita y siquería jugar conmigo . Entró al cuarto y desparramósobre el linóleo las tazas y la tetera, Se acomodó lamuñeca contra su pecho, a la manera de las mamás, yempezó a arrullarla .

Duérmase mi niñaque tengo que hacerlavarle los pañalesy ponerme a coser .

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"Se durmió ya", dijo. Luego la acomodó cuidado-samente junto a la pata de la cama . Encendió entoncesuna estufa imaginaria para hacer café . Ffffff, hizo elagua hirviendo con su boca . Sirvió las tazas y dijo :"está bien caliente" . Yo bebí. "Está bueno", chasquiéla lengua contra el paladar como hacía papá todas lasmañanas cuando tomaba café, pan y mantequilla. Esedía ningún adulto estaba en casa . apá en el trabajo,mamá en el comí con artín . Edith y Blanca eranbebés de cuna y berreaban que era un contento en elcorralito . Entonces le pregunté a Eva si quería hacercosita conmigo y me dijo que sí . os metimos debajode la cama y yo me acosté encima de ella un rato,Cuando me aburrí me eché a un lado, chasquié lalengua contra el paladar, como hacía papá, y dije "estábueno mi amor" . Ella se puso la muñeca sobre elestómago y permaneció un rato bocarriba, como pu-jando . Luego la echó a un lado y dijo "ya nació

aruquel". Se escurrió de debajo de la cama . ecogiósu juego de té y dijo que iba a visitar a la comadreGraciela que vivía en uno de los cuartos de abajo .Chasquié la lengua, como hacía papá, y le dije : " egresapronto, negra"

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A ADE AY

uy poca gente sabe porqué a Jaime,el hijo de Francisco " ronera" y Juana "Chancletas", ledecían " ataderrayo" en el barrio de El Chorrillo . o es,como imagina la gente, porque era delantero del equipode futbol de Barraza o porque pateara la bola comoburro "escarmentao" . na cosa no tenía nada que vercon la otra. Jaime, además de futbolista, era canya-cero. Así le decían a los que fumaban canyac, una

hierba que volvía loca o pendeja a la gente, y quetambién se llamaba marihuana, quenque, hierba santa,verdolaga y quién sabe de cuántas otras maneras .

odo el mundo sabía cuando Jaime estaba "traba-do" porque echaba candela por los ojos y la lengua sele ponía pesada. "¿Qué pasó, manito", decía con vozestropajosa cuando atravesaba el balcón moviendo elcuerpo, desnudo de la cintura para arriba, como nave

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al garete . ero, con todo y su canyac, no era un tipomalo y siempre trataba con respeto a la gente mayor dela casa .

En aquellos tiempos no era como ahora . El canyacera como el pan diario de cada día, costaba poco ycirculaba libremente por el barrio. Había tipos que lacultivaban en su casa, en potes, y nadie se metía conellos. Los canyaceros, por otra parte y como ahora, notenían buena reputación . La gente les tenía miedo, lasmamás los odiaban y siempre nos aconsejaban que nonos acercáramos a ellos . "Esos no son hombres", decíapapá. "Los hombres no necesitan canyac para serhombres" . Era toda una campaña .

ero eso tampoco viene al caso . La verdad es queJaime, el día de la pelea estaba de lo más fresco,sacándose mocos de la nariz, mordiéndolos y escupién-dolos, mientras hacía turno para ocupar el baño . Eramuy temprano y todavía no le había metido al quenque .enía, como casi siempre, la mirada de los que nada

tienen que hacer y ciertamente miraba sin mirar aFelicia, la puta mala. del barrio, que en ese momentohacía su "show" rambulero en la puerta. de su cuarto .Estaba allí con un tipo de mala facha, un fulano quellegó con ella a la hora en que los hombres que iban atrabajar hacían la cola del baño . Al poco rato de entrarcasi a rastras a su cuarto, más borracha que unalambique, empezó a dar quejidos estremecedores .ero la gente del vecindario ni se inmutó porque estaba

acostumbrada al "show" y, al parecer, a ella le placía loque le estaban haciendo . Y por lo visto no era que la

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estuvieran matando. "Dale más duro mi papi, másduro", gritaba la muy .

Estaba allí, en el marco de la puerta de su cuarto,en arrumacos con el mentado " i papi", como para quetodo el mundo la envidiara . ingún vecino, que bienla conocían, le prestaba atención . ero ese día, apre-tando una sonrisa entre el camel y los labios le dijo aJaime :- ajizo .El aludido se levantó sin ninguna prisa y avanzó en

dirección a Felicia. El mentado " i papi" sacó a Feliciadel medio con un cariñoso "apártate" y de un puñetazolanzó a Jaime contra las rejas del balcón . " elea,pelea", grité eufórico . Casi enseguida la gente salió desus cuartos en pijamas, batas y calzoncillos . Jaimevolvió ala carga y recibió gancho de izquierda al hígado,combinado con upercout en la barbilla. "Sepárenlos" ."Déjalos, qué se quiten las ganas" . La mamá de Jaime,en camisón y chancletas, daba gritos histéricos ygolpeaba inútilmente el cuerpo de " i papi" con unaescoba .

El círculo de vecinos se cerró alrededor de lareyerta. "Dale, Jaime, dale". " o te dejes", Jaime ."Amárralo, amarralo" . Jaime masculló una palabrota,escupió sangre y volvió a atacar . El rival, con destreza,esquivaba sus manotazos y colocaba sin ningunadificultad jabs de izquierda sobre su cara enrojecida ."Ese 'buay' es boxeador, es una canallada lo que estáhaciendo", susurró alguien: "Llamen a la policía,`hombe` . odo el mundo daba por hecho la debacle .

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Iban a convertir en puré de ñame al peleador de la casa .De pronto, algo pasó. El mentado " i papi" cayó sobresus rodillas, agarrándose los testículos, dando alaridosy diciendo palabrotas que harían enrojecer de envidiaa todos los diablos del infierno juntos . "¿Qué pasó, quepasó?"

A los pocos minutos llegó la policía con su "vamosvamos todo el mundo se me retira de aquí" y se llevó alos dos peleadores para la corregiduría . Se fueronseguidos de Felicia, que decía : "Yo no conozco a eseman, por mi parte y la del cura que lo manden a Coiba" .ambién iban Juana "Chancletas", " quei", que era

policía y vivía en la casa, y una turba de testigos adeclarar a favor de quien defendiera como varón loscolores de la casa, para que respeten . Casi nadie sehabía dado cuenta de cómo culminó lo que la historiaconsagró como la batalla de la semana en esa casa dela calle 26 de El Chorrillo . ¿Cómo pudo ganar el queestaba a punto de cantar el manicero, ah? Después lascosas se aclararon . "Lo que pasa es que Jaime pateóallí donde tú sabes ." " ero yo estaba ahí y no lo vi' . "Esque lo hizo muy rápido" "¡Jo, pata de rayo!", dijoalguien con admiración . Es así como lo llamaron,desde ese día, en el barrio de El Chorrillo : Jaimeataderrayo.

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AL DE J

veces mamá ercedes amanecía envueltaen trapos como una momia egipcia. Desde muy chicome acostumbré a verla emerger de las sombras con lacabeza cubierta con algo muy parecido al turbante quellevaba Conrad Veidt en El ladrón de Bagdad . "Elsereno es pésimo para los huesos", comentaba con lasvecinas que, por lo general, compartían los mismoscriterios de salud y también practicaban iguales cere-monias curativas de emplastos y brebajes . Yo las oíay me quedaba pensando cómo se podía tener un"viento" clavado en la cadera o tratando de descifrar ese"no salgas a la calle después de planchar, mija, porquete pasmas" .

amá era melindrosa hasta la pared de enfrente .Siempre, y no de ahora, se quejó de cuanto dolor pudodoler sobre la tierra . "Aquí me duele", decía. "¿Dónde?""Aquí', y señalaba un lugar que era en ninguna parte .

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(Ya adultos sospechamos, siempre con terror de equi-vocarnos, que ni ella misma sabe con exactitud en quéparte del cuerpo duele el dolor .) Entonces, comoahora, se adhería parches de caraña hedionda detrásde las orejas, ungüento algecida en las coyunturas ytragaba amargos brebajes de raíz de calaguala, hoja decola de caballo y barbas de maíz que preparaba, sinazúcar, en agua hirviendo . Era de las que cuando unode nosotros ( artín, Edith, Blanca o yo) se resfriaba, envez de ventilar el cuarto, cerraba puertas, ventanas yhendidas para que el aire de la noche no entumecieranuestros cuerpos . os embatumaba de cebo de cuba,hervía una tisana y nos las hacía beber a sorbos conuna aspirina bayer . Luego, como si todo eso fuera poco,nos arropaba de pies a cabeza para que sudáramos lafiebre . Se preocupaba tanto por sus hijos que, de losdoce que nacimos, no murió ninguno, contraviniendolas estadísticas de entonces .

na vez me dio una calentura que no se me quitabani con mentolato chino . na vecina a la que le decíanJuana "Chancletas", por su manía de arrastrarlas, seme quedó mirando y dijo : " iene mal de ojo, erce, estáojeao" . Las mujeres del vecindario hicieron una "juntamédica" (que más bien parecía un aquelarre) paraaplicar un remedio expedito porque mija el mal de ojono lo curan los médicos de ahora, quevá .

-Eso se cura con meada de señorita -dijo una delas "brujas" más viejas .

i modo, trajeron a Graciela, la hija de Eufemia,que por esos días tuvo su primera menstruación ade-

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lantada y la hicieron orinar en una bacinilla detrás dela puerta . amá ercedes entonces me colocó sobresus rodillas, con la cabeza colgando sobre un platón, ydejó caer el chorro tibio sobre mi frente . res días consus noches se estuvo mamá empapando mi cabeza conla orina reciente que la precoz Gracielita le procuraba,solidaria y solícita, sin que cediera la calentura . Al cabode ese tiempo escuché a mamá desencantada y rabiosadecir como para sí misma :

-Viste, yo sabía que esa muchacha no eraseñorita .

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Q EI

L a patrulla de la policía militar del ejércitode Estados nidos daba vueltas en redondo por elparque de Santa Ana cuando se encendió la señal de laradio . "Atention, atention, one four two, unit go toCharlie's bar, in K Strett. A soldier cause conmotion" .

quei, el policía panameño que servía como laza-rillo de los militares estadounidenses en sus recorridospor bares y prostíbulos de la ciudad, aguzó el oído : " nfoquing gringo está haciendo la foquing cagada en lafoquing cantina del griego", tradujo mentalmente conun humor de los mil demonios . Cada vez que algo comoeso pasaba perdía horas de sueño . enía que quedarsehasta el amanecer esperando que los foquing "empí"dieran su foquing informe para que él, precisamente él,el más pendejo de todos los pendejos, no llegaratemprano a su foquing cama . Entonces los gringosllegaban a la olice Station de Balboa, con el amaneceren su apogeo, daban su informe mientras él, encogido

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sobre las asentaderas, trataba de descabezar un sueñoen el asiento posterior de la patrulla . unca nadie ledijo en la polis esteichon señor García cómo está usted .Era un cero a la izquierda .

Iba de bar en bar, viendo putas y borrachos,bebiendo café sin azúcar de un termo más viejo que lamamá de atusalén . odo lo que hacía era indicar alos policías gringos las calles por donde debía avanzarla patrulla para llegar más rápido : "tu di rai", "tu di lef',"estop gier", esas huevadas . Ellos se limitaban apreguntarle con gentileza, casi con burla, cada mediahora: "How are you, mister García" solo para oírlecontestar en mitad del bostezo: " quei saryent, ebritinoquei". Y cuando lo dejaban en una esquina para quetomara la chiva de El Chorrillo y le decían : I see youtomorrow, contestaba "oquei" y se iba para el carajo .

Él mismo decía que de tanto andar con la mierdaalgo se le pega a uno, aunque sea el olor . Con eso queríadecir que de tanto andar con gringos para arriba y paraabajo ya hasta machucaba su poco de inglés . ' ei-quirisi', les decía a las muchachas del barrio apuntán-dolas con el índice y una sonrisa de oreja a oreja . uypocos en El Chorrillo debieron conocer su verdaderonombre . Era quei y punto . El nombre se le fueadhiriendo de a poco, naturalmente, como la saliva a lalengua, porque vivía y moría con la palabra "oquei" enla boca. ¿Cómo estás? " quei", contestaba. e invitoa un trago : " quei". Los aliados desembarcaron enDunkerke : " quei" . La chiva está en el monte y loschivitos se perdieron : " quei".

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adelante como quedó después de haber pasado el cursopor correspondencia de tensión dinámica de CharlesAtlas, ese que convertía a cualquier alfeñique en hombrede verdad .

-El tipo se volvió loco . De repente empezó a tirarsillas, vasos y botellas contra toda la gente -explicó yamás calmado el hombre bajito en medio del murmullode la gente y el escándalo de las vitrolas . queiensayaba la traducción : "Di soldier creise, das ol" .

El policía militar desenvainó el largo tolete, empujóla puerta de tijeras con la mano izquierda y metió lacabeza cuidadosamente . "Son of a bich", gritó altiempo que daba un brinco hacia atrás para evitar lajohny walker que como un relámpago se hizo añicoscontra la puerta al cerrarse . na y otra vez los dos ,esgrimiendo los largos toletes blancos como bates debeisbol, trataron de entrar a la cantina que resultó,botella va botella viene, inexpugnable . El loco noatendía razones y daba gritos espeluznantes . "Come,soldier. Go home whith me . . .", le susurraban a gritos,por turno, los dos policías militares .

-I can tu pulout al sanamabiche ese -musitóquei fastidiado .

-Go it -dijo el sargento con cara de qué se hacreído éste .

- quei -dijo quei desenfundando el pequeñotolete y de un salto, empujando la puerta con el hombroizquierdo, quedó adentro de la cantina . La botella pasósobre su cabeza y se hizo añicos en la calle . Elestropicio que se armó adentro de la cantina todavía lo

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EL I DE G ACIA

ra te llino (que traducido a lenguajede adulto quiere decir "ahora te orino") fue lo que le dije aataderrayo, el hijo de ancho ronera y Juana Chancle-

tas el día que, manipulando el dedo del corazón como undiminuto látigo, me "quiñó" el lóbulo de la oreja . odavíatengo memoria del dolor de aquel día, pero sobre todo delsentimiento de desencanto que dejó en mi joven corazón .Hasta ese día yo creía que ataderrayo era mi mejor amigoporque a veces bajaba con él hasta el rompeolas deBarraza para verlo zambullirse en el mar, permanecerdebajo del agua segundos que parecían eternos y salir conla dientera pelada por donde menos uno se lo esperaba.Fue, además, mi primer maestro de boxeo . e enseñó a'Japear" con el puño cerrado, a jugarle la pacheca a losganchos de izquierda con un movimiento de cintura, asaltar en la punta de los pies. El día que lo vi fajarse agolpes con uno de los bravucones que la Felicia metía de

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noche en la casa de El Chorrillo fue cuando le dije que meenseñara a boxear . Y me dijo que sí . ambién me enseñópalabras sucias : pipí, picha, mota, tontón, micha, garrote,caobo, morcilla, ñinga, pupú, esas cosas .

A la gente de la casa de El Chorrillo le gustaba vermebravo . Dicen que cuando me enojaba contraía las man-díbulas de una manera tan graciosa que nadie resistía latentación de provocarme. Adulto que pasaba a mi ladoadulto que me daba con los nudillos en la cabeza, mehalaba el cabello o me decía barbaridades . Casi siemprelograban su propósito : sacarme de quicio, oírme decirpalabras de grueso calibre que ellos mismos me enseñabany que harían palidecer de envidia a José o Sé Cuánto, esepárroco español, amigo de papá, que daba misa losdomingos en la iglesia de Santa Ana. Entre paréntesis :(con ese cura aprendí como sopotocientas maneras dis-tintas de mentar la madre al prójimo) .

Casi me quedé mudo cuando ataderrayo le sacóchispas a mi oreja. Apenas alcancé a decirle ora te llano .Él siguió tan alegre y campante como si nada ; y yo, desdeese momento, no lo perdí de vista . Entró a su cuarto y nosé qué le dijo a Juana Chancletas, pero debió ser algo muyfeo porque salió como bala por tronera. apenas unossegundos antes de que lo alcanzara una chancleta vola-dora. ecogió la chancleta y se la devolvió a su madre másfresco que una lechuga . iró de la soga del tendedero queiba por carruchas de un balcón a otro y descolgó un parde calcetines que todavía estaban humedos . Se quitó elzapato del pie derecho y haciendo equilibrio sobre lapierna izquierda se puso el calcetín . Hizo lo mismo con el

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pie izquierdo equilibrándose sobre la pierna derecha.Entró y salió del excusado dos veces . Al pasar frente alcuarto de Felicia trató de ver a través de las persianas .Después bajó las escaleras y, justo debajo de donde yoestaba, encendió un camel . Entonces me abrí el pantalóny lo oriné. Gritó tan fuerte el nombre feo de esa cosa quelas mujeres tienen debajo del ombligo que todos losvecinos se asomaron al mismo tiempo . Era como paratomar una fotografia. Abajo, ataderrayo sacudiéndose,secándose con un pañuelo la cabeza, gritando pelao demierda me las vas a pagar . La casa se quería venir abajode las carcajadas de los vecinos . El mismo ataderrayoalzó la cabeza con dignidad, sonrió y con el índice me dijoque estaba bien, que algún día se las cobraría . Arriba, yoseguía apuntándolo con mi disparador de orines .

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S CES DE DÍA D I G

D esde que le vino la primera menstrua-ción, cuando apenas acababa de cumplir los onceaños, la gente, que era muy chusca en El Chorrillo,decía que en el hogar de los González se cumplía la reglade Graciela y se acataban las reglas de Venancio . Y unade esas reglas era que la señorita prematura, a la quetodos bajo cuerda llamaban la adelantada del mar delsur, no anduviera sola por las calles de este undoporque "como están las cosas una no puede confiar nien ariasantísima" . Las reglas eran la reglas . or esocuando el viejo Venancio decía no, era no. ero resultaque ese día Eufemia, la madre, sufría un dolor decabeza tan fuerte tan fuerte que le traqueaban loshuesos de todas las coyunturas (aunque una cosa notuviera nada que ver con la otra) y lloraba como la aríaagdalena. Y, para colmo, Venancio no estaba . Sus

otros hermanos, que eran un montón, pero menores, yque no tenían problemas con la menstruación, sehabían ido quién sabe a dónde .

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`vaya corriendo a la farmacia, mija, y tráigame unaaspirina, que me muero pues" . A Graciela (de sóloimaginar que tenía que atravesar tres calles, que lafarmacia estaba rodeada de cantinas y bodegas, quetenía mucho miedo a los hombres esos que le decíancosas como "murrunguita" bonita ahora que empeza-ban a brotarle los corocitos del pecho) el corazón leempezó a saltar como sapo viejo en una pecera decemento. Iba a decirle a Eufemia que no porquedespués papá me regaña mamá . ero los lagrimonesque corrían por las mejillas de su madre le congelaronel no en la garganta . Apretó el real y bajó corriendo lasescaleras .

Antes de doblar la esquina de la Avenida A, esacalle larga y silenciosa que llegaba hasta el mar, estiróel cuello y miró cuidadosamente . o vio a nadie, a noser por un montón de perros pulgosos que se disputabanpedazos de huesos o quién sabe qué alrededor de unatinaquera . Cruzó la calle . Era domingo. El amanecerse empinaba detrás de las casas de madera con unajuma de los mil demonios . Las tijeretas jugaban a seraviones en los aleros más altos . Así era ese día . nvientecillo de verano, marinero y juguetón, rescabu- chaba la ropa de los tendederos.

Y ese día nadie, aparte de mí, se dio cuenta de cómopasó lo que pasó . La cosa pudo ser de lo más cómicasi Graciela hubiese sido otra, si su padre no fuera elmismísimo Venancio, si a los once años recién acabadosde cumplir no le hubiese venido la menstruación. eroGraciela era Graciela y eso nadie lo iba a cambiar . El

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gringo, que no tenía más de dieciocho años, salió de lacantina, en compañía de unos diez más, y como quienva de paso, pasó la manota muy suavemente por losapretados glúteos de Graciela que, del mismísimosusto, no pudo decir esta boca es mía .

El muchachote no la tocó con brusquedad . La tocócomo una mariposa a una flor, sin dañarla, haciéndosemás bien el gracioso con sus amigotes que, a pocadistancia, no dejaron de reír por un solo instante . Loque ocurrió ocurrió en unos cuantos segundos. Losgringos siguieron su camino y Graciela echó a correrhacia su casa, con rabia de señorita recién estrenada,temblando como una hoja de papel . Aquel muchachoy sus amigos olvidarían el incidente diez minutosdespués, estoy seguro . Graciela no lo olvidó jamás . iyo .

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EL IE

L a noche del primer día que llegué a casa dela abuela, el 15 de febrero de 1946, atraído por laavasalladora grilla, y también por un inédito croar deranas invisibles, me asomé boquiabierto al undo . Eltío Alejandro, que apenas era un año mayor que yo,encendió una lámpara de querosín para evitar quetropezara con taburetes, bebederos de gallinas, palan-ganas, sillas de montar a caballo, tinajas y chécheresesparcidos por el portal . o era necesario . El niñitode la ciudad era un gato con botas, tío, y no le tienemiedo a la oscuridad . o había luna, pero las estrellasestaban por todas partes . illones de puntos lumino-sos brillaban sobre mi cabeza, más allá de lo quedebería ser el horizonte, y todavía más allá y más allá .unca antes había visto el cielo de esa manera . unca

lo volvería a ver igual . e acosté bocarriba en lapradera tapizada de florecillas silvestres . Los cocuyosse encendían y apagaban como pequeños faroles sobre

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la hierba. El soplo de la brisa era fresco y limpio comodebía ser el aliento de los ángeles . Sentí que la tierrase movía bajo mis espaldas. Y de veras se movía . otuve, a esa hora, conciencia de alimañas, fantasmas,brujas, madre rezongona . En algún momento, sindejar de mirar a las estrellas y de calcular las distan-cias, debí preguntarme quién dónde y cómo sería eseDios del que tanto hablaba mi madre. Floté en aquellainocua neblina que se forma en el instante en que latemperatura del aire desciende y rodea como unacaricia la superficie caliente del suelo, que no se la vepero que se la siente como una especie de rocíotemprano, y me estremecí de cuerpo entero . Estaba, dealguna manera, solo .

Y sentí el tiempo .Era yo y el universo . Esa noche, en Bejuco, en la

tierra de mis abuelos, me arrebujé en la hierba con miprimera sensación de infinito .

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LA ÍA A LA

C ómo se llama ese pájaro que cantaen la rama?

-Bimbín - contestó la tía aula .-¿ or qué cantan los pájaros, tía?- orque sí -contestó .-Y. . . ¿qué comen?-¿Quiénes?-Los pájaros .-Comida, pues .- La tía aula apartó la hoja de

zinc que cubría la boca del agujero en la tierra y, derodillas, empezó a sacar el agua empozada con unatotuma.- Aquí está el pozo dijo .

-¿Qué es eso? -pregunté señalando la espuma,que parecía de jabón, que flotaba en el agua .

-Baba de sapo -me contestó sin dejar de hacer loque estaba haciendo . o le creí mucho y esperé un ratocon la esperanza de que me explicara mejor . La tíaaula hablaba poco . Había que sacarle las palabras

con tirabuzón .

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-¿Qué hace, tía? -le pregunté .-Achico el pozo -me contestó fastidiada . -¿ o

ves?El hoyo estaba junto al río . De boca ancha y

paredes de una arcilla roja, veteada de blanco, tan pocoprofundo que no cubriría mi estatura .

-¿ ara qué achica el pozo, tía -insistí a ver siaveriguaba qué era lo que estaba pasando .

- ara encontrar agua limpia -me dijo .-¿La ayudo?-Bueno .¿Cuántos años podría tener la tía aula? o

menos de diez, no más de doce . Casi me doblaba laedad . Era, en términos relativos, una vieja si se lacomparaba conmigo . Debería saberlo todo . e diola totuma y la ayudé como pude . ientras tratabade secarlo por completo vi cómo el agua cristalinamanaba de la tierra a borbotones . ¿De dónde vieneal agua, tía? e dijo que era un manantial y yopensé que salía del centro de la tierra .

Estaba impresionado . Esto era una verdaderanovedad . El campo se parecía muy poco a la ciudad .En mi casa, en El Chorrillo, no tenía que hacer tantoesfuerzo para conseguir agua . o había río . adamás se abría una llave y salía el chorro . ocabas unbotón y la luz se encendía. ara lavar no eranecesario ir hasta el río y, tampoco, golpear la ropacontra las piedras . ambién estaba el mar. El marera más bien silencioso . El río, en cambio, tenía voz,bramaba como un toro viejo en su lecho de piedras .

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i tía llenó la lata casi hasta el tope, hizo unrodillo con un trapo y lo acomodó entre la lata y lacabeza. Juntos hicimos el camino de regreso a casa dela abuela. A veces con una y otras veces con las dosmanos apoyadas en la cintura, la tía avanzaba entrezarzas, cagajones, ortigas y dormideras, haciendoequilibrios con la lata y sin derramar una gota . o dejéde hacerle preguntas durante todo el tiempo que duróla jornada . ada era ajeno a mi curiosidad : los sonidosinéditos de la selva, el colorido plumaje de los azulejos,sangres de toro, talingos y bimbines; el ganado pastan-do en breñas y pajonales, los pavos arrastrando suspellejudas estirpes, los barbados capullos de maíz ; lospromontorios piramidales, como casas de arrieras, quese veían humear por todos lados quemando manglepara el carbón, el pilón de donde sacaban el arroz agolpe de mazo, la hilera de huevos de iguana tostadosal sol . . .

La tía aula gruñía respuestas que me dejaban enBabia .

Ya cerca de la casa le hice la pregunta que quisehacerle a alguien desde aquella noche en la que,acostado sobre la hierba húmeda frente al portal de lacasa de la abuela, contemplé a mis anchas el cieloestrellado:

- ía, ¿cómo es Dios?Debió ser la manera como hice la pregunta . La tía

me miró como si hubiese visto al Diablo y trató depersignarse . Ave aría urísima dijo con tan malasuerte que la lata se le resbaló de la cabeza, dando

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contra el suelo. Entonces, mientras la tía armaba suberrinche, vi el charco fugaz y cómo poco a poco el aguaregresaba al centro de la tierra .

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EL FICI DE I Í

E l Bejuco de mi infancia es una pequeñapoblación a orillas de la carretera Interamericana, esaque atraviesa el territorio de anamá de este a oeste yque, pretenciosamente une, si acaso nos diera porhablar de vías terrestres, a las dos masas continentalesdel Hemisferio ccidental conocidas como orte y Sur.

Bejuco es un sitio apacible . Visto desde arribadebe parecer un entretejido acuático . íos, riachuelos,arroyos, manantiales y quebradas que bajan de laslomas cercanas se precipitan al acífico para formar unestuario de aguas apacibles . ierra de llanos : abun-dan los pastizales, los potreros, las tierras de labranza,los manglares .

na que otra vaquita para la leche no hizo ganade-ros a mis tíos. Aunque sembraban el maíz, la yuca y eltomate que se comían, tampoco eran labradores . Detarde en tarde, en pangas de holgadas plataformas, se

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echaban a la mar y con trasmallos que tejían lashembras ocasionales que llegaban a la casa paracompartir sus progenituras, pescaban jureles, pargos,agujas y corvinas . ero, no por eso eran pescadores . Ala mesa traían paticuervos, iguanas, armadillos, tor-tugas, conejos pintados, zainos y, de cuando en vez,venados que cazaban con ingeniosas trampas y conuna vieja escopeta calibre 12 en los bosques cercanos .ero, tampoco eran cazadores .

A mis tíos la vida los hizo carboneros .Si mal no recuerdo una de las actividades más

importantes del lugar era y sigue siendo producircarbón de madera. Y mis tíos, que quién sabe por víade qué ancestros le vino la vocación, producían el mejorcarbón de leña de Bejuco . Gente sencilla, sin ambicionesdesproporcionadas, trabajaban de sol a sol, pero sinmatarse. En el verano iban por el mangle que crece enlugares húmedos y pantanosos . ude comprobar másde una vez que el mangle es una madera resistente, quecrece recta, y que se usa, fundamentalmente, en laconstrucción de las viviendas rurales : lo mejor que haypara sostener la penca de los ranchos, decía Sixto, elhermano mayor de mamá. "El mangle tiene muchosusos", decía. "Es la mejor madera para fabricar carbón,quema bien y da poco cisco" .

is tíos sacaban el mangle de la costa, lo transpor-taban en unos caballos rengos y roñosos que pastabancasi todo el día frente a la casa de la abuela . Allí sequedaba un tiempo la madera, aromando los campos,albergando alimañas, sirviendo de cagadero a las ga

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llanas . Después, poco a poco, bebiendo y cantando,mis tíos la descortezaban con unos machetes romos,recortados casi hasta las cachas . or último, para queescurriera toda el agua con ayuda del viento y el sol,entrecruzaban las varas como las tibias de las calaverasque traen las botellas de veneno impresas en lasetiquetas .

Llegada la hora, con el mangle seco, partido enpedazos, tejían las armazones en forma de pirámide, ledaban candela y la cubrían con varias capas de tierra .ara qué son esos huecos, tío, preguntaba curioso . "La

llama necesita oxigeno", contestaba el tío Sixto . ellamaban la atención unos pequeños agujeros en labase del cono que, como después pude entender,servían de respiradero a la madera encendida . Era unatécnica sencilla . "Es para que la madera no se quemedel todo, para que la leña quede con hambre", decía eltío Sixto con ánimo de que entendiera, "en el carbóndebe quedar atrapado el espíritu del fuego" .

Ese verano los vi afanarse mucho, ir de un lado aotro, acariciar las pirámides para conjurar vaya uno asaber qué maleficios, calarles el calor con el dorso de lamano como a los enfermos, respirar la densidad delhumo que salía por el agujero superior, poner el oídopara sentir el traquido de la madera, abrir y cerraragujeros, calcular el tiempo para que no escapara elespíritu del fuego . Algunas de las tardes de aquelverano vi un miedo que no conocía en la cara de mi tíocuando opacos nubarrones, atraídos por los vientos delnorte, aparecían por los lados de las lomas . El miedo

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era justificado . udo ocurrir, como otras veces, queuna lluvia repentina y torrencial malograra el esfuerzode todo el año . La zafra de carbón ese año fue más bienbuena y sólo muchos años más tarde, cuando el tíoSixto, agonizaba en un hospital con los pulmonespodridos pude entender la cara que puso el día que ledije que yo quería ser carbonero :

-Este es un oficio de negros, muchacho -medijo .

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LA GALLI A E A A

L a Enana vino a mí con pasitos nerviosos .Veía que yo la veía. Y presentí que ella presentía, porla manera como me miraba de soslayo, que aquelcamino de maíz pilado y afrechos que tracé desde elpalo de mango hasta la cocina, atravesando el portal dela casa de la abuela, era la más inicua y perversa de lastrampas que un niño de seis años, llegado de la capital,pudo jamás concebir. Había que ser muy "buchiplumano más" para no darse cuenta . Y ella, en ese momento,era una pobre gallina y yo Sandokan el tigre de laalasia .

o es fácil entrampar gallinas . Lo primero que hayque hacer, antes, es estudiarlas bien bien . Darse unocuenta de lo que comen, en qué rama de qué paloduermen, qué gallo las pisa, cosas así . En muy pocosdías supe que lo primero que hacía la Enana cuando sebajaba de la segunda rama del mango hilacho que dabasombra a la casa de la abuela, por los lados de la cocina,

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era correr hasta los bebederos junto al asadero depepitas, antes de que el mentado Kikirikí, el gallo másquisquilloso del gallinero, y papá de todos los hijos dela muy, se le encaramara encima y, más erizado que uncepillo, diera su grito de guerra . Después de queKikirikí la pisaba, comía : caracoleaba junto a otrasgallinas, pavos y patos, pica que pica los cagajonesrecientes, las cucarachas escurridizas, que en vanobuscaban refugio debajo de las hojas secas . Daba cazaa los grillos aletargados por el rocío y escarbaba"churúes" entre el polvo y la tusa que el viento matutinorevolvía cerca del "pilón" de las tías .

ara quien había nacido y vivido toda la vida vividaen un barrio urbano de los meros mero, Bejuco, rural,tosco, sin acueducto ni alumbrado eléctrico, al que sellegaba por una carretera larga entre praderas y apretadavegetación, era, literalmente hablando, otro mundo . Elespacio, allí, se explayaba. El aire, cuando no soplabala brisa levantando polvaredas, blasonaba transpa-rencias y no olía, como en El Chorrillo, a gas de cañería .ambién el cielo parecía un poco más azul y las noches

más oscuras. La algazara de grillos, ranas, loros,pericos, perros, pájaros y de las manadas de titíes quede cuando en vez merodeaban en las ramas altas de losárboles que daban sombra a la casa de la abuela,originaban una forma perniciosa de silencio porque,pasado cierto tiempo, se escuchaba pero no se oía .

Aprendí a trepar árboles, armar trampas paracazar palomas, a salcochar en racimos los huevos quelas tías sacaban de los vientres vivos de las iguanas, a

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apuntar con el biombo calculando con anticipación latrayectoria de los pájaros en vuelo, a asar pepitas demarañón, a decir malas palabras (tan malas como lasque aprendí del padre José o Se Qué en El Chorrillo) .ambién aprendí a ponerle el bozal y la enjalma a los

caballos, espolearlos, dirigirlos hacia la izquierda ohacia la derecha, y detenerlos en seco con un soocaballo soo. Escudriñé la técnica de los gallos paraatraer a las gallinas y, luego, pisarlas; a los caballos,que después de olfateos, arrumacos y patadas, pene-traban a las yeguas con sus enormes sexos ; a los toroslevantar sus pesados cuerpos sobre las patas traseraspara cubrir a la vaca en celo ; a los cerdos trenzados enpavorosos berridos de placer. Escudriñé los nidales delas gallinas cluecas . Vi salir a los pollitos del cascarón,alas perras expulsar sus vástagos, a la bruja del pueblocurar a la ía etra con menjunjes, rezos, y un vaso deagua que todas las noches la abuela dejaba debajo dela cama para que atrapara el daño que le puso unavecina celosa .

¿A qué se debía mi obsesión por atrapar a laEnana? ¿ al vez porque un día aprovechó un descuidomío para picotear el arroz que me estaba comiendo? Depronto, sin que nadie se apercibiera, saltó de un bancoa la mesa y metió el pico en el plato las tres veces quequiso. "Ia de puta" le grité sin atinarle con la cucharaque le arrojé sin pensarlo dos veces .

-¿Quién le enseñó a decir esa palabrota tan fea?-vociferó la muy beata tía aula, retorciéndome laoreja .

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A esa edad no se sabe lo que se hace ni lo que sedice -saltó mi abuela al rescate .

Hasta ese día sólo había escuchado decir lindurasde la Enana . Que si era la madre más madre de los másberracos gallos de pelea de la bolita del mundo amén,que si empolló a más de cuarenta campeones en losúltimos años, que si los tíos casi se quedan con toda laplata que corrió como riada en la galleras de Bejuco,Chame y alrededores durante las fiestas de San José yaría Auxiliadora, los santos patronos de Chame y

Bejuco .La verdad es que la casa de la abuela, de quincha

y tejas, más bien parecía un gallinero a cielo abierto .Los animales se tenían como de la familia y a todos seles llamaba por su nombre . Gallinas ( elona, Carata,ulivieja) ; gatos (Sombra, andrake, Feoconganas) ;

perros (Satanás, León, Chombo) estaban por todoslados, sin encierro, metidos hasta en las recámaras dela casa. Las tías se la pasaban todo el día dandoescobazos, ufas, soos, zapes y recogiendo por doquierlas cagadas de unos y otros .

En la casa de la abuela había gallinas más hermo-sas y también más feas, pero la Enana era diferente .Además de su ridículo tamaño, tenía la mala costumbrede meter las patas y el pico en el arroz ajeno . or esono fue difícil atraparla . al y como lo había imaginado,siguió el rastro de maíz pilado hasta el rincón de la casaen donde Sandokan (que era yo) agazapado detrás deun baúl la esperaba, y zas .

-¿La mato, abuelita?

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Estoy seguro de que cuando dijo "sí" con su sonrisade abuela consentidora, cómplice irremediable de suprimer nieto, no imaginó la destreza calculada con laque procedería, antes de que descubriera mi anticipa-da determinación de retorcerle el cuello a la Enana conrápidos y despiadados movimientos giratorios, aprove-chando el peso de su propio cuerpo . La Enana cayó alsuelo sacudida por los estertores y la abuela casiescupe la chapa del susto. A mis tíos, a punto de.abalanzarse sobre mí, apenas si pudo detenerlos con elcaracterístico gesto conspirador de las abuelas quetienen la soberana obligación de demostrarle al mundoque un niño de seis años está exento de toda culpa y decastigo porque no sabe lo que hace . Y yo de lo máscontento porque pude explorar con mis propias manosel tránsito de un estado de vida a un estado de muerte,en bichos que no fueran simplemente hormigas, cara-coles, moscas, cucarachas o mariposas. Y porquesabía que, llegado ese momento, podía contar con laabuela .

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II

LAS H ELLAS I ICIALES

EL AL I A EDE L S E S

J oder, el infortunio es mi sino! La intrigacortesana rige los destinos de la gente bien nacida. Hesido despojado de todos mis honores y títulos . De unplumazo dejé de ser Almirante, Virrey y GobernadorGeneral destas islas, destas tierras, destos maresdescubiertos y ganados para Vuestras ajestades . Hedado con mis huesos en la cárcel en pago de misservicios a Dios y a la Corona Española. Se meatribuyen y perdonan pecados que no cometí y ahora,por fin, he vuelto a la mar, a las Indias, en busca delestrecho natural que llevará a nuestras naves a Cipan-

go viajando de este a oeste. Bastidas, el escribano,merodeó, antes que yo, las tierras del poniente, con tanbuena estrella que hoy gasta la fortuna de sus rescatesen líos judiciales con el comendador, Francisco deBobadilla, mismo que envióme encadenado a España .¿A qué deidad debo atribuir mi mala suerte, la que me

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acompaña como una segunda sombra desde que salíde Cádiz? ¿A quién culpar de mis fracasos? ¿Cómojustificar tal descalabro ante mi Señora eina? Deboargumentar cautelosa y convincentemente para evitarque caiga sobre mí la tanta maledicencia de quienesaspiran a desplazarme, ocupar mi lugar y heredar lasgrandes ganancias que esta empresa de las indiassupone. ¡ or los cuernos de Saturno, lo proclamaré alos cuatro vientos : no son los humanos destas tierras,tan primitivos y sin curialidad, los gestores de mistantos fracasos sino los elementos! De mi puño y letrase sabrá, y no de oídas, que esta zona de la mar es dedura navegación y causa de mis desdichas .

Sí, catorce días con sus noches soporto tormento-sos vientos refugiado en Bastimentos . Salgo de allí conmis ciento cincuenta hombres cuando aún el mar noaplaca su ira . o avanzo mucho porque, ¡hostias!, elviento y el gran oleaje vuelven a exturbar nuestrosnaves, obligándonos a volver y encontrar, por fin,refugio en el puerto del etrete . Quince días estamosen este sitio soportando las crueldades del tiempo, todaclase de alimañas y el malhumor de la tripulación queno cesa de maldecir, de cagarse en Dios yen su capitán,que tal soy yo . Al reiniciar viaje, unas pocas leguasadelante, se vuelve la tormenta con tanta o igual furiaque al principio, acelerando mis fatigas y mis males . Lallaga de la pierna se me irrita tanto que parece que vaa reventar como un odre viejo . Fea la veo . odos meconsejan . i hermano Bartolomé opina que no deboalejarme de la costa hasta que la tormenta se apacigüe .

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i hijo Fernando, que es ya todo un hombre, no seaparta de mi lado y se aferra a los mástiles cual grumetecampeador. Las olas son altas y el viento sopla en todasdirecciones . unca en mi vida de navegante vide cosatal, odisea digna de lises. Los truenos exuberan. Losrelámpagos iluminan la noche y el agua parece herviren una gran caldera. odos creemos que las tablas ymástiles van a ser sacados de sus sitios y que de estanadie nos salva . Del cielo cae tanta agua que es comopara llenar otro tanto de mar como éste, en el quenavegamos a la buena de Dios y del Diablo . Latripulación sigue cagándose en todos los dioses delcielo y de la tierra, y en el capitán, que soy yo, mientrasel señor sacerdote en su litera, rodeado de chupalám-

paras, chorreado, más pálido que una churra, rezapadrenuestros desaforadamente . Casi sin poder regre-so a uerto Gordo para reparar las naves, y vuelta aponernos en camino . Enfilo rumbo a Veragua, acontraviento, pujando en contra de la corriente que nocesa. ero ya yo y los demás estamos hasta las naricesde tanto avasallamiento de los elementos naturales .or eso, cuando veo que la tormenta vuelve a cobrar

fuerza, rápidamente ordeno arrimar los navíos a lacosta y esperamos . Estoy en puerto por los días deavidad, harto de todo, comiendo morondanga, pesca-

dos, carnes de cacería de tierra adentro y extrañasraíces pasadas por agua caliente de la que se alimentala gente de estos lugares. Después de año nuevo meecho a la mar con los carcamanes que aún tengo y llegoa Veragua, como bien recuerdo, el Día de eyes. Atraco

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a la salida de un río apacible, de aguas transparentes,de poca hondura y de confiable cariz . Hago prepararuna tisana, de la que bebo con satisfacción, y pongoungüentos a la llaga de mi pierna que, gracias a Dios,pierde poco a poco la coloración rosada y tiene costrasaludable .

ucho llueve, que al parecer en esta tierra nuncahay estación seca, impidiéndome a mí y a los hombresque me acompañan incursionar, como quiero y es mideber, el territorio . engo tiempo, cuando a vecesescampa, de ver las maravillas del paisaje . unca videtanta variedad de verdes ni tanta coloración en elplumaje de las aves . La selva, también aquí, se aprietacomo un puño, como diciendo «no entrarás en misdominios bellaco», y de ella, por la noche, salen extra-ños cantos y rugidos de fieras, y también vense ojosbrillantes ir de un lado a otro, como lampadóferos,observándonos. Los indios se ríen del temor de los deCastilla y Aragón . n día traen de la playa unosinsectos que irradian su propia luz y los enseñan congran contentura dellos y asombro de todos . os hablande ciudades muy ricas, muy pobladas, y muy cerca, ytodos estamos llenos de ilusiones y con apuro deencontrar el estrecho para llegar a Cipango, a la India,a la tierra de las especies . «Juro que a diez jornadas deaquí debe desembocar el Ganges», le digo a Fernandopara devolverme la confianza más a mí que a nadie enmedio destos desastres . n mes entero pasa antes deque, a tanta insistencia, permita a Bartolomé salir conuna patrulla de sesenta hombres a explorar el territorio

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y, ¡rediez!, que es buena idea : a unas pocas leguasencuentran minas de oro . Desde un punto alto exami-nan la región. Y los indios que los acompañan les vanindicando en donde, lejos, hacia el poniente, hay oro enabundancia tal que puede dejar boquiabierto al máscodicioso de los hombres, hasta el mismísimo ey deEspaña. ¡Joder, que todo resulta una farsa! ElQuibián, el señor de estas tierras, con el propósito deecharme tierra en los ojos y alejarme dellas, instruye alos guías para que me den pistas falsas y emigre a sitiosmás alejados de estos contornos . Ellos mismos, gana-dos por el vino, que buenos bebedores son los bellacos,por los regalos y por las muestras de amistad que lesdispenso, como hijosdalgo del mismísimo Balaam, medicen la verdad . oda. En estas tierras hay tanto oroy de tan buena calidad que no vale la pena, por elmomento, avanzar hacia el poniente . Eso puede espe-rar. emonto río arribay trabo amistad con el Quibián,que resulta ser más resbaloso que un gitanillo en feriade cristianos. El muy canalla no desdeña mis regalos .Hasta bebe de mi vino el muy redomado patán . Decido,de todas maneras, quedarme . Esto aquí se llamaráSanta aría de Belén, digo a la soldadesca y bebemosvino y celebramos . La sola idea de volver a las tormen-tas y encallar en algún sitio remoto me pone la piel degallina. Construimos una empalizada y viviendas paramorar por buen tiempo. La amistad dura poco . Hayroce entre mis hombres y la gente del lugar . A los míosles da, como buenos castellanos, por folgarse a lasmujeres de por aquí, que flojas de culo son, comerse las

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aves y animales de corral, arrebatar de mala manera eloro a los indios . Entonces el tal Quibián decide quemarnuestras barracas y matarnos a todos . Bartolomé, quees hombre de acción, y que tiene espías entre los indios,se le adelanta, lo toma preso . ambién captura a todassus mujeres, hijos y criados . ero, el muy bribón searroja de la lancha en que se le lleva y, más raudo queun pez en pos de una lombriz, escapa. Logramos, sinembargo retener a sus hijos y darlos a un maestro denavío para que le sirviese en las carenaduras .

o nos da respiro el mentado Quibián . Quemanuestras viviendas, nos ataca sin piedad en los bajeles .Algunos de los que logramos capturar y encerrar en lasbodegas de los navíos se suicidan . Es algo a lo que nole encuentro explicación. ¿ or qué ese desdén tanextraño por la muerte? La hostilidad es tal que decidosalir de estos parajes cuanto antes . o puedo. Seforman bancos de arena y la boca del río se cierra . Losnavíos no flotan, están todos bromados, agusanados,los clavos oxidados se desprenden de la madera, loscascos filtran agua. Logro sacar tres dellos sin ningunamercancía adentro, desfogonados, y cuando regresanpor agua y sal, la mar se agita, crece, cierra aún más laentrada del río y no los deja salir. Quedan atrapados .El tal Quibián, señor de estos parajes, saca ventajas deesta adversidad . Desencadena ataques arteros . Sushombres llegan de todas partes, con tales aullidos,insultándonos en su lengua materna, clavando susdardos y lanzas a los nuestros, haciendo carnicería talque casi nadie queda para contar el cuento . Allí muere

so

Bartolomé, mi querido hermano, y otros que habíadejado en el pueblo de Belén al cuidado de los haberesde Sus ajestades. Yo, atrapado en la playa, fatigadoy con fiebre, la llaga de la pierna supurando, y sinungüento a mano, sin vino, sin viandas, cagándome enDios y en todos los santos por tan grande infortunio, sinhermano, sin navíos, no puedo socorrerlos y me veo alborde de la tumba. Gracias a Diego éndez, mi leal ycorajudo amigo, pude salvar a muchos de los quehabían quedado atrapados, sacándolos en pequeñosgrupos . ¿ or qué Dios se ensaña conmigo? ¿ or quésomete a tan humilde mortal a pruebas tan amargas?o hago otra cosa que serviros, a Él y a Vuestrasajestades, extendiendo sus dominios, llevando su

palabra, cristianizando herejes . ¿ or qué, entonces?Este Quibián, tan ignorante persona, que apenas cu-bre sus partes íntimas con poco tejido, a quien propon-go amistad, a quien colmo de halagos e invito a mimesa, con quien comparto el vino, nunca pudo disimularsu arrogancia y resentimiento . ¿ or qué ese odiorepentino? ¿ or qué nos ataca con tanta saña? Desdeel primer día que lo veo, como Jesús, pienso : «esteindio, antes del primer canto del gallo me traicionará» .La mala intención se cuela por sus ojillos rasgados ; sedesfoga en sus movimientos elásticos, en la maneracomo ordena a sus súbditos con sólo mirarlos . Cuandoescupe al suelo (siempre escupe) siento el salivazo enmi cara.

ada puede ya borrar mi desencanto y tristeza .asados los nueve días de la matanza y de la irremedia-

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ble pérdida de mi hermano, la aturaleza atempera susexabruptos, mas no mi llanto . euno a la gente que,como puede, llega a la playa . uchos deben andar enextravío o amancebados como animales con las herejesde esta tierra de hontanares . o los culpo. Hembrascon tetas tan grandes, tan desprovistas de pudor, noencontrarán en otra parte del orbe . orirán, sin duda,en pecado mortal y en gracia del Diablo . Los abandono,pues, y me hago a la mar con mis naves destartaladas,cogiendo agua por las junturas, zozobrando a cadagolpe de ola, apesadumbrado por las riquezas aban-donadas en Belén y por el ánima de mi hermanoinsepulto y sin comunión que vagará por esa selvashasta el día del Juicio Final . as, ¿qué otra cosa puedohacer? Vuestras Altezas ignoran mi paradero . Seríainútil aguardar un rescate de quienes pululan porestos vastos territorios sin cartas de navegación, sinmapas, orientados sólo por sus instintos y ambicióndescomedida. Llego a Belpuerto y hago otro tanto :abandono parte de las pocas cosas que todavía trans-porto. Sin barcas, sin bastimentos, lleno de pesarespor tantas vidas idas, llagado, enfebrecido, arribo a

ago y luego me dirijo directo a la Española. tra vezme alcanza el infortunio . La mar vuelve a encresparsey busco refugio en una isla de las tantas que abundanpor aquí . La azotina es tan grande que pierdo tresanclas, se rompen las amarras de otro navío que esarrojado contra el mío, casi matándome el bauprés quedio contra el ojo de buey . Viene la bonanza a los seisdías, cuando la pérdida es total, los navíos llenos de

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huecos y la gente, ya convencida de que he dado debruces con una tierra de maldición, cagándose demiedo. odo esto lo sabrá i eina a su debido tiempo,de mi puño y letra ¿De mí que pueden decir losintrigantes allá, en las cortes, o en los sitios ya aman-sados de las islas, todos a buen recaudo, con nuevasservidumbres, administrando minas, afanados en losenriquecimientos fáciles, viviendo del sacrificio y de lagloria de los que arriesgan su vida en pos de nuevasrutas y nuevos descubrimientos? ¡ al rayo parta a donFrancisco de Bobadilla si nuevamente osa llenarme decadenas e indispone a ojos de mi Señora eina. Llego,pues, a otro sitio más seguro de la misma isla y, al cabode ocho días, vergas en alto, lárgome a Jamaica . Sientoque cuanto más me acerco a Castilla más me alejo delinfierno .

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EL SEÑ DE VE AG A

na pequeña cascada ahoga la bullangay parloteo de los titíes, loros y guacamayas. Algo, másallá de donde sopla el viento, más allá del último cerro,más allá de las gruesas nubes que arrastran las ganasde llover hacia el sur, cancela el juego de dos niños quejuegan a jugar debajo de la sombra de un cortos . ¿Quées? ¿Dos garzas emergen del horizonte de las aguas?o están seguros de saber de que se trata. unca han

visto algo semejante . rracá, el señor de Veragua, saleal escuchar la gritería . Sobre sus ojos cae un velo detristeza. Sabe. o tiene que preguntar . Son ellos .Llegó la hora. Corre bordeando el cauce de piedras delriachuelo hasta la cima del cerro, al miradero . Latierra, bajo sus pies, está pelada, compacta, apisona-da, agrietada, polvorienta, envejecida de tanto esperar .Desde allí percibe todos los días, desde que era niño, elmar de los caribes . Encaramado en los hombros de supadre, en ese mismo sitio, vio atracar a la naves,

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remontar el río y permanecer más de un inviernoexplorando la comarca y destripando a la gente deQuibián. Los mensajeros trajeron las noticias : "bus-can oro, saquean, matan" . Alguna vez los imaginó ensus sueños de niño como dioses que bajaban del cielovomitando fuego por los ojos . n día, también, los viopartir. Su padre, antes de morir, le dijo "ellos volverán" .Allí los espera desde entonces . Ahora, por fin, regre-san. bserva a los navíos empujados por el viento . oson naves tripuladas por dioses, como imaginó hacedieciocho inviernos, la gente de la costa . Conoce lahistoria . o bajaron del cielo . o vomitan fuego por losojos . Son hombres de carne y hueso y tienen costum-bres extrañas. Les gusta matar . Adoran a un Diosguerrero que tiene tres vidas . Es un viejo con barbasblancas . Es un hombre que agoniza en una cruz . Esuna paloma. Es padre e hijo al mismo tiempo, ytambién paloma que brilla como un sol . Es un Dios quemurió . res días estuvo muerto y volvió a la vida, estáen todas partes y nadie lo ve porque es invisible. Es unDios que se come . Lo encierran en un pan y lo dan decomer a los hombres. Es todo lo que sabe . Es un Diosdespiadado porque manda a matar a los que no loadoran o no le entregan oro y comida a sus soldados .Sabe también que de nada vale que a los extranjeros seles reciba con amistad, se les convide a comer, se lesden obsequios, porque cuando están hartos y satisfe-chos sacan sus espadas, matan a todos o se los llevana trabajar a sus minas y labranzas . Ha oído lashistorias . odas . Dieciocho inviernos lleva escuchan-

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do a los que llegan de las tierras bajas huyendo de lasespadas desbarrigadoras, de las bestias de cuatropatas que montan hombres vestidos de hierro, de losperros que comen carne humana . Allí, en su comarca,se quedan a vivir los que huyen . Les pregunta. idedetalles . ¿Cómo son los palos que arrojan fuego por laboca? ¿Atraviesan nuestras macanas sus camisas dehierro? ¿Duermen? ¿Sangran? ¿ ienen tripas? ¿A loscaballos se les puede matar? Desecha las especulacio-nes. Quiere saber. or eso sabe . or eso supo desdesiempre que algún día llegarían a su tierra . Hacedieciocho inviernos los espera .

rracá, el señor de Veragua, manda mensajes a loscaseríos vecinos . rganiza, en la sierra, la asamblea deseñores más grande de la que se tenga memoria hastaentonces . Los Libas vienen de las lomas y los llanos delnorte y del sur, del este y oeste. Las mujeres preparantamales, boniato y malanga a la brasa, carnes de cerdo,pavo, conejo, venado, peces de río . o habrá chichaesta vez. Sentados en semicírculo, atrás las mujeres ylos niños, el estruendo de la selva silenciosa: hasta lascigarras guardan un silencio respetuoso cuando rra-cá explica. lviden sus rencillas, les dice . ¿A qué vienedisputar por un miserable árbol de mamón si el que dela mar llega se quedará con vuestras vidas? enemosque pelear para defender la tierra . ¿Acaso permitiránque tomen a su hijos para matarlos de tristeza en lasminas? ¿Les vamos a entregar a nuestras mujeres?Algunos jefes miran el cercano porvenir, reflexionan,dudan. ¿Qué pretende este joven guerrero? ¿Y si de

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veras son hijos de los dioses? o quieren exponerse, Esuna decisión muy difícil . Con enemigo poderoso esmejor tener pacto de amistad, dice uno, al que llamanBaté . e traicionarán, responde rracá. Le damos loque vienen a buscar para que se vayan y nos dejen enpaz. o se irán, asegura rracá . os matarán a todos .Lo harán de todas maneras si no peleamos, insisterracá pateando la tierra bajo sus pies descalzos .

Durante tres días y dos noches los hombres discuten,trazan planes, asumen responsabilidades . Siemprehan vivido en comunidades dispersas, peleándose en-tre sí, disputando por cotos de caza, fuentes de agua,pesquerías . or primera vez están todos juntos, reco-nociéndose iguales, analizando el futuro de sus vidasahora que, por las laderas, a cinco días de camino, subela muerte en la mirada de esos hombres de piel pálida,peludos, olorosos a berrenchín . Las viandas se agotan .rracá da la orden a sus jóvenes guerreros para que

salgan a cazar y mantengan abastecida la despensa .Imposible prever cuánto puede durar la contienda : unasalida del sol, un invierno o todo lo que queda por vivir .adie debe irse antes de que la estrategia para la guerra

sea ventilada y cada uno sepa los deberes que tienenasignados. Diez son los dedos de las manos . Diez sonlas cosas que todos deben recordar . no: la comidadebe estar garantizada para los que van a la guerra .Dos : se debe evitar que los invasores tengan posibilidadde obtener abastos en las cercanías . ( cultar la comidao quemarla antes de entregarla al enemigo .) res : losviejos, las mujeres y los niños deben procurar sitios de

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labranza secretos, inaccesibles para los invasores y endonde puedan sanar los heridos . Cuatro: las mujeresy los niños no deben dejarse capturar para evitarchantajes . Cinco : las armas también deben fabricarsey esconderse en sitios secretos. Seis: hay que sacarveneno de ciertas hojas para envenenar la carne que searrojará a los perros . Siete : no se debe pelear en losllanos sino en terrenos quebrados para inutilizar a loscaballos; y en los ríos para que los extranjeros tenganque despojarse de sus camisas de hierro y los dardospuedan traspasarlos . cho : ellos tienen que buscar-nos . osotros los esperamos y escogemos el terrenopara la pelea . ueve : escapar a tiempo y fijar un puntopara reorganizar el contrataque . Diez: si peleamosganamos aunque perdamos . Si no peleamos no mere-cemos vivir. Es rracá el que habla . Es minucioso .Vigila cada detalle . ada deja al azar . or primera vezla mayoría de los tibas, hombres curtidos, que hansaboreado la derrota en las planicies, que fueronosados y cobardes a la vez, que escaparon de las minas,que llegaron del Darién o de ariba huyendo a lasespadas, las ballestas y los arcabuces, vislumbran laposibilidad de enfrentar con éxito a los extraños, handejado de lado viejos enconos de casta y disputasterritoriales, y al caer la tarde de ese día dan vivas aquien les habló con el corazón de cosas tan sencillascomo coraje, amistad, esperanza, victoria . odo estádispuesto . Alguien corre a avisar : los invasores estána tres días de camino. rracá, el señor de Veragua,hace dieciocho inviernos los espera .

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El licenciado Gaspar de Espinosa, cuyos berganti-nes han echado ancla en las costas del norte deVeragua, avanza afanosamente a través de la selva consu peonada. Los emboscados, ocultos en el follaje, nolos pierden de vista . o van los de España al frente delos invasores. Indios de la servidumbre, espías, carna-da, marchan adelante. La orden es aguardar hasta elúltimo minuto. La sorpresa cobra las primeras vícti-mas . na lluvia de dardos cae sorpresivamente sobrelos que vienen, sin saberlo, a su encuentro . elinchanlos cuadrúpedos, resbalan sobre las piedras húmedas,se enredan en los herbazales . Los de rracá aprove-chan el desconcierto, salen de la espesura con lanzasy macanas, exploran entre las grietas de las armadurasla densidad de la carne castellana. La sangre es roja,salpica, fluye, mancha, se coagula. Es bueno saberlo .¿De dónde le viene la tal furia a los emboscados?¿Algún rencor remoto los induce a tan violenta embes-tida? Hay varias bajas entre los invasores . ambiéncaen los primeros indios con las tripas afuera. Los derracá son más, pero las armas de los españoles, en

manos diestras, causan estragos irreparables . Estána punto de morir todos los de España, más por la talcantidad de hombres que sobre ellos cae que por laeficiencia de las armas, cuando, atraídos por la voceríade la batalla, acuden soldados de Hernando Soto,capitán de Francisco izarro que por aquellos parajesanda, a reforzar al licenciado Espinosa. El Dios que secome y que tiene tres vidas es poderoso, está en todaspartes, protege a los suyos, no hay duda . Los embos-

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cados, sorprendidos por el ataque inesperado a suretaguardia, se repliegan, buscan refugio en el monte,se reagrupan en las márgenes de un río de aguasmansas. Espinosa agradece a su señor Dios la bonda-des que sobre ellos derrama, sacándoles de aquelpercance, y aprovecha la noche para emprender laretirada . Es hombre de honor, siente la vergüenza dela derrota mientras se escabulle aterrado rumbo a lacosta, a la seguridad de los navíos . rracá sigue a losque huyen, los embosca en un desfiladero, mas ya nohay sorpresa y las armas de metal y las ballestas logranperforar el cerco de los guerreros desnudos . or cadaespañol que muere o cae herido, rracá ve morir aveinte de los suyos . as no pide clemencia ni sus ojosse mojan de lágrimas . Al contrario, ataca una y otravez. o les da un minuto de descanso, lluvia de flechas,arrojan sus hombres desde la espesura, y van losespañoles dando tumbos hasta la playa, que es terrenollano, y en donde se les deja en paz para que abordensus navíos . rracá, desde un cerro, los ve zarpar . Hacedieciocho inviernos esperaba este momento .

2Buenas razones tienen los de Castilla y Aragón

para tomarle tamaña ojeriza al señor de las sierras deVeragua. El colmo era que no había llegado Gaspar deEspinosa con sus hombres a atá y ya la noticia delfracaso de sus correrías por las tierras de rracá secomentaban en Darién y del otro lado del océano .Seguro que eran el hazmereir en Santo Domingo y en

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las cortes españolas, que troteros oficiosos en esta vidano faltan . o era justo que tan ignorantes cosas sedijeran en todas las tabernas de tierra firme, en con-ventos y conventillos, o que por lo bajo bajo se pensa-ran . ¿Acaso no sabían que saliendo de tierras derracá, recuperados de la fatiga y de los daños a la

carne, cayeron sobre la Isla de San atías y la comarcade Burica arrasando y quemando todo cuanto a supaso encontraron para satisfacer las condolencias delespíritu, reconciliarse con sus muertos y con su propiavergüenza y, de paso, tomarse un poco del oro que lesobra a los salvajes? Sin embargo, más que laderrota, porque pocos hombres eran los que iban enaquella expedición, al escribano Espinosa le preocupael mal ejemplo . ¿Cómo influirá en esas comarcas saberque un salvaje, que apenas cubre sus genitales coninsano retal, dióles tan contundente golpiza que ape-nas si pudieron llegar a la playa, desamarrar losesquilfes, saltar a los navíos, levar anclas, izar velas yecharse a la mar como ánima que se la lleva quien sela trajo?

En tierra de atá, donde después de la jornada sehan establecido, el licenciado Gaspar de Espinosaindaga por el señor que mora en las sierras . " rracá",dicen los viejos que se llama . ¿ or qué habita en laslomas y no cerca del mar? "Es un venado joven", lecontestan, ¿De dónde vino? "El es de maíz, no vino niva a ninguna parte, está, eso es todo", le responden losviejos sin parpadear . o pudo, en el fragor de la batalla,distinguirlo de los otros . Sin embargo, lo presintió .

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Ahora lo sabe y sabe que pudo matarlo. Lo vio, teníaque ser de todos el más espigado, el que desplazaba suesqueleto como un felino entre las espadas españolas,el que más bien parecía danzar rodeado de extrañosescuderos, de pechos desnudos, que formaban unabarrera a su alrededor durante todo el tiempo que duróla batalla. Estuvo tan cerca, coño, pero movíase comovértigo en mar respingado.

"En las tierras del señor rracá el oro sale de losmanantiales", dicen los viejos pensando que así aleja-rán a los extraños del lugar e irán con su música,mosquetes, arcabuces y ballestas a otra parte . asa loopuesto . El licenciado Gaspar de Espinosa, escribano,Alcalde ayor del Darién, decide permanecer en atá,poblar, hacendar, incorporar a todos los indios dellugar ya derrotados a la servidumbre de los españoles .endrá una base de operaciones en las faldas de la

sierra donde mora rracá: siervos, haciendas, abaste- cimietos, todo lo necesario para la guerra y el saqueo de

los territorios vecinos . Espinosa comunica a edra-rias su propósito : "porque el oro abunda en laslomas que da contento" . El viejo gobernador noquiere perderse por nada del mundo la fiesta y pidea Espinosa que marche en su busca a anamá.Francisco Compañón, un capitán del escribano, quedaal cuidado de campamento, en el caserío de atá,con cincuenta hombres bien pertrechados, molestoporque en vez de caballería de hidalga estampa ledejan, para su desconsuelo, dos yeguas pedorrerasy, en tiempos idos, paridoras .

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La diferencia está en las armas dice rracá, bajo lasombra del corotú . El rumor de la cascada y la griteríade los niños en el cercano caserío no perturba a losguerreros . na armadura, con todos sus arreos, esexaminada una y otra vez . La espada, capturada alenemigo, pasa de mano en mano, la examinan, tocansu filo, entremezclando los sentimientos de admiracióny repugnancia. En cambio la pistola, allí en el suelo, nose les parece a nada que antes hayan conocido . De losllanos les han avisado que Espinosa, con la mayoría desus soldados, marchó a anamá y que solamente unoscuántos quedan en las tierras de atá. Es una opor-tunidad que no están dispuestos a perder .

Bajan de las lomas y casi á medianoche sorpren-den a la guardia. Son tres . atan a uno . oman presoa otro . El tercero escapa y arma una gritería de padrey señor nuestro que ni las gallinas en varias leguas a laredonda pudieron seguir durmiendo. El mismo, en-valentonado por sus propios gritos y con el apoyo de losperros, alcanza a la patrulla intrusa, mata a más deuno y libera a su compañero que más pálido que yesoen agua tibia corre a su lado . "Deben ser muchos", ledicen a Compañón que, ni corto ni perezoso y pocoafanado en correr riesgos innecesarios, se atrincheraen el poblado y envía en sendas misiones á HernandoSoto y edro iguel para solicitar ayuda a edrarias . Elcerco que rracá va estrechando con gente que baja delas lomas y los alrededores está á punto de cerrarsesobre el campamento de Campañón, cuyos abasteci-mientos ya están agotados, cuándo atraca en la playa

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un navío que enviara edrarias, bajo el mando deHernán once, con una cantidad de hombres querracá no puede precisar y que lo obligan (viendo que

están en planicie, lo que favorece a los extraños) aordenar el repliegue a las montañas . edrarias, quellega en otro navío, ordena a Francisco izarro aseguirlo y, al otro día, personalmente encabeza unapatrulla. Cómo no va a encabezar el ataque quien tienela gloria de ser el vencedor de Granada y Africa, aunquetodos allí, secretamente, le llamen viejo decrépito,¿ah?, ¿ah?

En las estribaciones de la sierra, en tierras delseñor Esquegua, en un camino de difícil acceso, pedre-goso y quebrado, ubica rracá gran cantidad de lossuyos armados de arcos y flechas, macanas, hondas,piedras de río, tirabeques y las puras manos . uytarde se da cuenta edrarias que el terreno no le esfavorable, mas no puede volver ancas, y tiene queenfrentar el hostigamiento con no menor furia parasalvar la vida y sacar a los suyos del atolladero . Lapelea se prolonga durante todo el día y aunque losespañoles tienen mejores armas no pueden, como decostumbre, masacrar a quienes le salen hasta dedebajo de las raíces lanzando gritos espeluznantes ydardos a diestra y siniestra, parapetándose detrás deriscos y troncos a medio podrir en las hondonadas .Sólo al caer la tarde, cuando pueden establecer pru-dente distancia y disparar sus mosquetes, logran alejara sus atacantes . Esa noche, replegados en un círculoapretado, turnándose para dormir, algunos de los

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españoles tienen el presentimiento de que les ha llega-do la hora. Las ranas croan y la luna, fija sobre el cielodel oeste, redonda como un queso valenciano, proyectasombras infernales en las copas de los árboles . Donedro Arias de Ávila, El Decapitador, siente tal cansan-

cio que piensa que no no verá la luz del día . Semidormido,con dolor en todas las coyunturas. la cabeza en repososobre la montura del caballo, sueña esa noche con lacama de su casa de Segovia en donde hace más de milaños creyó desvirgar a Isabel de Bobadilla.

3Hace cuatro días (toma y daca que siempre se sabe

cuando empieza pero no cuando acaba) que la peonadade edrarias persigue por las lomas de Veragua a lagente de rracá . arde comprende aquél, a quienestodos llaman El Decapitador, que tales lomas no son debuen talante para quienes hacen la guerra enjalbega-dos, sin abastecimientos ni jornadas de descanso,salvo en las noches, sometidos a una tensión del mismoDiablo porque toda la selva, llena de ruidos, insectos ybicharacos parece conjurar en su contra . El salvajehace una guerra de escaramuzas, no convencional,dice a sus capitanes. o ataca de frente, no da la cara,lanza dardos y piedras desde la espesura, escapa, atraea los nuestros a sitios en donde pueda emboscarlos confacilidad y caer sobre ellos en montonera . izarro,Albítez, Compañón y Soto sugieren, con delicadeza,una retirada temporal, organizar la campaña con ayudade indios amistosos, cristianizados, "sin tanta impro-

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visación gobernador, porque se están perdiendo mu-chas vidas y los hombres están cansados" . Ya estamosaquí, dice El Decapitador, prendámosle .

rracá instruye a dos voluntarios para que, fin-giéndose extraviados, se dejen capturar por los espa-ñoles, los engañen y conduzcan a una celada. Lemolesta que tengan que caer hasta diez hombres de lossuyos para reventarle la crisma a un solo soldadoespañol . Es un intercambio desigual . Sin embargo,cada uno de ellos que muere es irremplazable, piensarracá. Y él, en cambio, puede mover a centenares de

hombres que siguen llegando de ambas costas de losmares, que traen sus armas, su comida, sus muchasganas de pelear . iene esa ventaja y la aprovecha :puede reemplazar en un abrir y cerrar de ojos amuertos y heridos, a los que se fatigan o abandonan lalucha. iensa que ha sabido conducir la guerra condiscreción y buen tino . o sacrifica hombres en vano,estimula a cada cacique para que tenga iniciativas y nose sienta en minusvalía frente a los demás, pidevoluntarios y examina personalmente los detalles decada misión . Antes de que los dos voluntarios seencaminen les da a beber un trago de chicha de maízfermentado a cada uno y con el resto les empapa la piel .Háganse los ebrios, les dice .

Los corredores capturan a dos indios que vagan sinrumbo, semipedos, por un extraviado camino de laselva. A rastras, amarrados por el cuello, aperreados,los conducen directamente a la choza en donde edrariastrata de recuperar las fuerzas tomando tisana de

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hisopo, masajándose los pies con el mejor ungüento dehierba callera traída de España . izarro se ocupa,rápidamente, de traer a los traductores . " rracá llevamucho oro en las talegas y tiene más bajo tierra, en laraíz de un árbol grande a orillas del río Atra" . ¿Dónde?"Allá" traducen los del llano y señalan con el índicehacia un lugar remoto de las montañas . Diego Albítez,en cuyos ojos se percibe la avaricia como un destelloazulado, al mando de cuarenta hombres con suspertrechos, sale empós del señor de Veragua, llevandocomo guía a los dos presos que, al parecer, . del espantohan extraviado la borrachera. Al llegar a un tollón, amedio día de camino, reciben la pedrea y el más grandesusto de sus vidas . Desenvainan sus espadas ydisparan los arcabuces, mas no ven a nadie y sóloescuchan pavorosos gritos en su entorno, inguno deellos atina a hacer otra cosa que no sea huir, pierdenalgunos hombres en el desorden de la retirada y nohubo uno solo, en aquella ocasión, al que no le fueserota por lo menos la canilla o la testa . ¿Cómo os habéisatrevido a regresar sin él, increpa edrarias a Albítezfuera de sí, tomad otros sesenta hombres y salid abuscadle . "Era una trampa", intenta explicar inútil-mente el capitán que, viendo velos de vesania en losojos de El Decapitador, no puede evitar que por sucabeza cruce, como un relámpago, la imagen desca-bezada de don Vasco úñez de Balboa en la plaza delmercado de Acla. Suben a estivón los de España empósde rracá y traban combate en la parte más angosta deun río. Allí, tal como lo sospechó Albítez, eran esperados

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y se les zampuza. Y aunque matan a varios y hieren amuchos no pueden sacarse de encima a los que le salende todas partes gritando, arrojando flechas con puntasde pedernal, piedras de río que más bien parecen piezasde artillería. Se afanan ambos bandos por sacar lamejor partida y luego, como puestos de acuerdo, másfatigados que otra cosa, se repliegan a sacar cuentas delas bajas, desacalorarse, reponer fuerzas y planear lospróximos asaltos . Así lo hacen una y otra vez durantedías hasta que (enterado el señor de Veragua queedrarias, harto de esperar por su cabeza envuelta en

hojas, lanza a todos sus capitanes y peonía a perseguirle)ordena el repliegue a las montañas . ás por venganzaque por otra cosa, los de España organizan desagui-sados, perrerías y asaltos a los poblados de toda lacomarca: roban, matan, apresan, violan a las mujeresy reducen a cenizas las chozas de los indios que, paraevitar ser capturados, escapan a la sierra despoblandolos llanos .

edrarias toma la decisión de poblar atá porquehay muy buenos sitios para labranza y ganadería . Elviento es cálido y seco, saludable, sin aromas miasmá- ticos y enfermos como los que se respiran enanamá.

Anchos ríos, de aguas claras y turbulentas, bajan delas lomas y fertilizan la pradera . El maíz crece sano yrobusto . uchos frutos da la naturaleza sin que nadietenga que andar cuidándolos . Y lo más importante, noson rumores y como queda establecido por la experienciade los despojos, hay mucho oro que arrebatar de losbolsicos de la indiada, de los ríos y de las minas . Hace,

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pues, edrarias los repartimientos y las encomiendas,de acuerdo con las normas del coloniaje y de la guerra .Los soldados, en pago de sus sacrificios, reciben lastierras, cuya mensura se toma (mientras no haya otradisposición) a partir de un punto fijo de vecindadpreviamente acordada hasta donde alcanzare la vista.En estos repartimientos se incluyen a los indios que enla tierra habitan, más los capturados y los que mani-fiesten voluntad de servidumbre por miedo a ser des-tripados, para que les sirvan como a caballeros, que deahora en adelante son . Los que moran en estoshaciendas deben servir a sus señores, obedecerles entodo, hacer labores de cultivo, de guerra si fuerenecesario y todo lo que por y para su bien se requiriese,como súbditos que son de Sus ajestades Imperiales .Los señores, en cambio, tienen el deber de velar por elalma de sus siervos . Su deber es bautizarles y cris-tianizarles, dándoles con ello, la salvación eterna y unlugar en el cielo cuando Dios, nuestro Señor, losreclame . Estas indicaciones da edrarias a DiegoAlbítez, quien queda a cargo del asentamiento deaproximadamente cincuenta vecinos españoles, losque no sólo hacen buenas las palabras del gobernadorde Castilla del ro sino que van mucho más alláexigiendo, como buenos advenedizos, más que respeto,adoración .

La guerra con rracá, el señor de Veragua, se hacemás intensa. Los españoles a menudo rastrean laslomas, siguen a los que escapan de la servidumbre,queman poblaciones, torturan sin misericordia a

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quienes caen en su poder . rracá, en reciprocidad, loshostiga con frecuencia, mátales a uno que otro soldado,requísale abastecimientos no para dar a los suyos sinopara provocar y castigar a quienes dan cautiverio ydespojan a otros de sus haberes .

asado cierto tiempo, y ya cuando Albítez, alcoho-lizado, aburrido y malmarriento, deja atá, llega areemplazarlo como jefe de plaza el capitán Compañón .Este, al darse cuenta de que no logrará pacificar lacomarca mediante la guerra, intenta ardides, busca lamanera de entablar negociaciones de paz por separadocon algunos allegados de rracá, uno de los cuales,mentado Baté, pica el anzuelo . Al llegar a atá, la delos caballeros, se lo apresa y más lleno de hierro queuna bala de cañón se lo destierra a ombre de Dios. " etraicionarán", recuerda el viejo guerrero que le dijorracá hace tiempo, antes de iniciar la guerra, allá en

las lomas .Al saber que su camarada había caído en manos

españolas, el señor de Veragua convoca a los Libas delas sierras y los llanos de ambas costas. Acuden adesgano, unos . tros se excusan . ota en los quellegan mucho agotamiento y desesperanza . De losbriosos guerreros que logró reunir unos inviernos atrásno queda ni la sombra. Están envejecidos . Siente quecasi todos, allí, siguen vivos, pero es como si estuvieranmuertos . La guerra era para ellos cuestión de unaalborada, no de la eternidad . Esta vez sí habrá chicha,no para celebrar (que nada hay que celebrar) sino paraconjurar el miedo y el desánimo . avor de no poder

'o'

convencer, rabia y tristeza, todo al mismo tiempo,disimula rracá cuando les habla . Quieren oro lesdamos oro. Quieren más oro . Les damos más oro .Quieren que muramos en las minas sacando oropara ellos . ara ellos todo el oro del mundo no seránunca suficiente . o es posible la paz con losespañoles, les dice . Es más fácil ponerse de acuerdocon una mapanare . os quitan el maíz, quemannuestras casas, se llevan a nuestras mujeres, dicenque esta tierra es de ellos y de unos libas que viven delotro lado del mundo, más allá de donde sopla el vientoy vienen las nubes . o podemos dejar de pelear. Sidejamos de pelear dejamos de ser. Estaremos muertosen vida. Estar muerto en vida no es vivir sino morirtodos los días . uramos con honor, peleando, y nolavando las bacinillas y los platos donde comen loscristianos . or esta vez rracá logra infundir ánimosa sus camaradas y, variando la táctica porque piensaque podrían atrapar a un pez gordo para cambiarlo porBaté, bajan a los llanos a combatir. Caen cobre loscentinelas, que son cinco, y no pueden dar aviso atiempo . or cientos entran a atá y los soldados deCompañón apenas si tienen tiempo de soltar a losperros y montar, los que pueden, a caballo . ueren,como de costumbre, menos españoles y sí muchosindios antes de que huyeren, como habían acordado, alos montes. La guerra sigue .

La guerra sigue durante varios inviernos . ueve,diez, once, rracá ha perdido la cuenta. El tiempo, enlas lomas y en los llanos se mide por cosechas . Hace

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tiempo que su gente no siembra como se debe . Losespañoles, a menudo, incendian las granjas . Se borrala cosecha y se borra el tiempo. Se pierde la comida yel tiempo es, entonces, como la ceniza . Él sabe quepara algunos la guerra acaba cuando mueren . araotros acaba cuando envejecidos, trastornados, aburri-dos de andar huyendo por montes y quebradas, enmedrosía, sin armas y sin comida terminan por rendirlas armas, negociar la paz, entrar a la servidumbre delos españoles y pasar del oficio de guerreros al desiervos, para seguir vivos en la muerte . o los culpa .Hay quienes prefieren morir todos los días, seguirmuriéndose que morir de una sola vez y para laeternidad . al vez el Dios de los cristianos, el que tienetres vidas y se come, les tenga reservados, como ellosdicen, un paraíso en el cielo . Sí. Y que toda esa avidezpor el oro y ese afán de poseer y poseer tenga unaexplicación lógica . al vez, allá, en ese paraíso les haráfalta . el Dios que agoniza en la cruz exija a los quellegan tributos y mesada . Él, en cambio, allá, en sumontaña, también siente que muere todos los días . Delos suyos quedan pocos. Ya no lo acosan como antes .ienen, por allí cerca, sus minas . ienen sus caseríos

y sus labranzas. llenen templos para invocar a su Diosguerrero . erdieron todo interés o ya saben que sisuben a buscarlo no saldrán vivos de sus tierras . Esun guerrero invicto . adie, jamás, lo venció . o-davía en las mañanas claras observa desde sumiradero el ir y venir de los bergantines en ambascostas, la humareda de los caseríos que los españoles

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dejan en cenizas, las iguanas escurrirse en los mato-rrales, los quetzales extender sus enormes alas multi-colores en las ramas altas de los árboles .

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B EVE HIS IADE LA CI DAD DE ES A

SEÑ A DE AS CIÓ DE A A ÁF DADA ED A IAS E 1519

1E sta que aquí véis, de levante a poniente,es la ciudad de uestra Señora de Asunción de anamá,fundada por el ilustre gobernador de Castilla del ro,don edro Arias de Ávila, el 15 de agosto de 1519, en lascostas del ar del Sur, en un terreno bajo y pantanoso,insalubre, entre árboles de mucha altura y espesofollaje .

En las mañanas el sol sale del mar como una bolade fuego, despeja la espesa neblina que gravita sobrelas aguas pantanosas, seca las gotas de rocío de lahierba cagada de perros y caballos, agita en las ramasaltas a centenares de monitos con la cara blanca, apericos y guacamayas, y saca de las camas, sudorosos,a quienes pretenden prolongar el sueño matutino .

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Durante la estación de lluvias, que es casi todo el año,el calor es insoportable. Durante la estación seca, encambio, el vientecillo norte que se filtra a través de lacordillera de bajo perfil que atraviesa el territorio, deeste a oeste, refresca las estancias bajo sombra. En laseca, un polvo fino, rojo, enrarece el aire cuando pasaun caballero al galope o una de las carretas del mercadoarrastrada por pencos, o cuando se desprende una levebrisa del poniente . Los olores de pudrición que soplande las aguas estancadas y las tufaradas de las letrinasde los conventos perturba el olfato de los recién llegados .« ada hiede más que la mierda de los curas, ya osacostumbraréis», dicen los sempiternos moradores dellugar, generalmente ensotanados, tullidos, charlata-nes, crápulas, desonrabuenos y pidienteros que sepasan el día caminando de un lado a otro, sin ton nison, negociando chucherías en el mercado, al frente dela Catedral, en muelles y tabernas, insolándose .

Inútil preguntar : nadie sabe a ciencia cierta porqué, habiendo tantos sitios mejores a pocas leguas,muchos dellos dignos de alabanza, se estableció asen-tamiento humano en esta parte del mundo que bienpuede considerarse como la antesala del averno . Sedice que en la arena de la playa se recogen por millaresunas almejas pequeñas que los de por aquí llamanchuchas . Y se dice que la ciudad se fundó aquí y no enotra parte porque los primeros españoles, al degustarlasen su propio jugo, con una poca de sal y perejil,tuvieron la certeza de que con tanta chucha en losarenales de hambre no se iban a morir .

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Hay moscas y mosquitos todo el año . odo objetode metal se oxida . La madera y los cueros se pudren,tal es la humedad. La herrumbre es como una polillaque da cuenta de espadas, armaduras, mosquetes,arcabuces y herramientas de labranza, si no se tiene elcuidado de ponerles grasa acusiosamente . La mismatablazón de los navíos se broma en menos de lo quecanta un gallo, por lo que las carenaduras, antes dezarpar, son de obligante necesidad . En ciertas épocas,un poco antes de los primeros aguaceros, aparecenmariposas emigrantes, vuelan en bandadas, comoempujadas por viento de popa, rumbo a ningún sitio,a morir en los pantanos . ampoco conoce silencio laciudad . De día los grillos, los pájaros, los monos, laperiquera, la cigarras ; de noche las ranas, las avesnocturnas, las fieras : una segunda atmósfera de ruidosenvuelve a todos los que, con la idea bienmorir en otraparte, habitan este paraje tan dejado de la mano deDios y tan cerca de otosí .

o quedan muchos de los viejos conquistadores .La mayoría ha muerto . uy pocos han regresado aEspaña a disfrutar, como eran sus propósitos, defortuna, bienestar y gloria . as bien están los quevienen de, paso, contratantes y comerciantes, con laidea fija de hacer fortuna y tomar las de villa Diegoantes de que la peste o el aire enfermo se les metadebajo de la piel y les seque hasta los huesos . o sonsiempre los mismos. El que amasó morrocotas ymaravedíes, oro y perlas, en cantidad suficiente paradotarse de una pensión o para establecerse en Cádiz o

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Sevilla, no lo piensa dos veces, se embarca de regresoen el primer navío . Y si no le es dable volver a Españao alistarse en una expedición, emigra a La Española otrata de asentarse en una de las islas del Caribe . Amuchos les parece que no verán las barbas de Dios,ni estarán a su diestra, si la muerte los sorprende enestos manglares pestilentes, aun cuando el mismí-simo mitrado de oma les haya dado la extremaun-ción.

Algunas cosas agradables tiene el asentamiento .o escasea el agua . Los pozos, a pocas varas de

profundidad, dan agua fresca y limpia . Los ríos yquebradas que bajan de la sierra forman un tejidoalrededor de las haciendas y las granjas . oda la tierraes fértil . anta es la fertilidad que a un borracho quese quedó dormido tres días en la laza de la Catedral leempezó a crecer hierba en la mugre de las uñas . DeEspaña se han trasplantado limonares, naranjos, hi-gueras, cidras . o se da ni la uva ni la manzana . Encambio, los frutos originarios de estos lugares se danen abundancia y tienen exquisito sabor . Guayabas,plátanos, piñas, caimitos, mangos, chirimoyas, agua-cates, mameyes, papayas y cocos de agua no faltan,según temporada, en las mesas castellanas . o seproduce cebada ni trigo, pero hay maíz en abundanciay la harina la traen de España y erú . En las tierrasllanas, que mucho abundan, hay buen pasto y excelentevaquería . eces de muchas variedades, tamaños,colores y sabores hay en los ríos y en la mar. A pesarde eso, con mucha frecuencia falta la comida . asa que

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todos los que por aquí llegan no tienen ninguna intenciónde cultivar granjas, y sólo algunos por placer y otros pornecesidad labran la tierra . as bien les gusta practicarel trueque y la compra venta de mercaderías . odo sevende, todo se compra, todo se cambia . Esta es, pues,una ciudad de mercaderes y de grande comercio .Enriquecidos y pobretones son trajineros y venderaches .odo el mundo tiene algo que comprar vender, o

intercambiar .Las grandes naves que exploran las costas de la

ar del Sur, cargadas de oro, plata, pieles, tejidos,cerámicas, harina, comerciantes, soldados y aventure-ros, generalmente anclan en un ancón próximo a lacosta, porque ni con la marea alta hay suficienteprofundidad para atracar . Cuando la marea sube y laplaya se hace navegable, llevan las mercaderías a tierrafirme en balsas, en botes de vela de poco calado y agolpe de remo. Y viceversa, de tierra firme se trasladanlas provisiones y municiones, ordenanzas, correspon-

dencia y tropas de refresco a los navíos que seguirán lasexploraciones de nuevos territorios, las guerras deconquista, el comercio con las colonias. Los navíosmás pequeños, en cambio, entran al fondeadero con lamarea alta y, en la menguante, se ladean como paja-rracos heridos en los arenales de la playa .

Es lugar de tránsito obligado de viajantes y merca- derias que vienen del Sur, deerú, con rumbo a

España. Y también de cuanto viene de España condestino opuesto, a las colonias, sobre todo a las pose-siones que se extienden a lo largo de las costas del ar

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del Sur. La travesía por tierra, en ambas direcciones,se hace a pie, sobre mulas y navegando el río Chagres,que es un río que nace muy cerca de las costas de la ardel Sur y desemboca en la ar del orte, teniendo comopuertos a la ciudad de ombre de Dios, allá, y a ésta,la muy celebérrima y augusta Ciudad de anamá, acá,distando entre ambas dieciocho leguas . Desta alChagres, que es un río de mucho calado y fuerteavenida, como hechura de Dios para el propósito, haycuatro leguas de planicie, con pocos cerros, y se puedetransportar la mercadura en carretas y carretones,Desde allí se hace la travesía de la carga en balsas ypinazas. El río desemboca a cinco leguas más o menosde la ciudad de ombre de Dios y muy cerca del puertode Bastimento .

A lo largo de esta ruta, no fácil de atravesar, sobretodo en la época de lluvias, se han establecido españolesde piel dura, hechos al clima, veteranos de la conquista,con sus mujeres indias y sus hijos mestizos . Viven delnegocio de la trajinería. Atienden fondas, tabernas yposadas ; alquilan mulas, alcahuetean con indias ymestizas, tiran las cartas, venden amuletos para labuena suerte, monos, serpientes, vino adulterado deZamora y Valladolid, fermento de maíz, agua de coco,guacamayas, pericos, fritangas ; curan resfriados, tor-ceduras del calcañal, dolores de muela, erisipelas ; dansobaduras para bajar la fiebre, reparan alpargatas,abarcas y almadreñas, narran sus aventuras caballe-rescas y enseñan las rayas, una por cada indio muerto,en la cachas de sus viejos arcabuces .

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2"Estaba más loco que una cabra y la boca le

hedía a mierda", dijo Clara el día que supo queedrarias había muerto . Dijo eso y ardió troya .

¿Como os atrevés pecatriz del purgatorio a abrir laboca para decir tamaña barbaridad? ¿La oyeron, ala india, la oyeron?

inguno de los que casi todas las tardes se reúnenpara beber vino y jugo fermentado de maíz en latabernucha de la india Clara, la que queda a la salidade la ciudad, antes de llegar al Fuente del ey, duda quea Don edro Arias de Ávila, mejor conocido como ElDecapitador, fundador de uestra Señora de la Asunciónde anamá, la boca le hedía, dicho esto con respeto, adefecación de procedencia humana . ero tampoconadie lo puede asegurar . adie, salvo Clara, que sirviócomo ayudante de cocina en casa de los Arias Dávila,pudo acercar tanto las narices a esa boca, que dichosea de paso, había perdido gran parte de los dientes ytenía, en sus postreras horas, el rictus de quien cargaracon un cólico miserere atravesado . Del susodichoseñor, cuyo espíritu dicen que vaga los Viernes Santospor los lados de ierdevidas, muy cerca de donde muerela calle de la ontezuela, se dicen muchas cosas, todasciertas hasta que no se demuestre lo contrario . AClara, hija de Vasco úñez de Balboa con una delDarién, según aseguran las lenguas viperinas, todo sele puede creer porque es, en aquella villa, el másapetecible, dispuesto y disputado platillo de la españo-leria desbocada .

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Vosotros debéis saber que, antes de salir de Valla-dolid, Don edrarias había decidido decapitar a donVasco úñez de Balboa por orden del ey de España.Y vos, ¿cómo lo sabéis? ues hombre, eso lo sabe todoel mundo. Cho, nada tuvo que ver Don Fernando conlas marrullerías del Gobernador . ues a vos digo quetraía ese nombre grabado en la frente, entre ceja y ceja,como que dos y dos son cuatro, hombre. Exageráis .Vos no podéis negar que era un desalmado nato. ¿Yqué?, todos los nobles lo son . Debéis considerar que novenía al edén y que tenía deberes . Vos lo justificáisporque estuvistéis a su servicio . A mucha honra, porsi os interesa . odéis aros al infierno vos y el difunto .irad, que no era un colector de espolios . Fue aje de

Juan II, el de Castilla, y caballero en la corte de EnriqueIV. ¿Y qué prueba eso? ero sigue siendo un vulgarmatador de hombres . Además, cuando salió de España,después de hacer la guerra en Granada y África, era uncarcamán de más de setenta años . Furor Domíni ledecían los mismos frailes que le sirvieron .

odos allí, en la taberna, son duchos en suertes,vidas y milagros del difunto gobernador, que Dios tengaen su santísima gloria, le haya absuelto de todos suspecados y que no lo deje salir de la tumba, no sea quedescabece a los que no descabezó antes . Cuatro añoshan pasado desde que llegó la noticia de su muerte, laque ocurrió en uevo León, y todavía las gentes deanamá sienten un escurrimiento de testículos cuan-

do su imagen se les atraviesa en la memoria . Sepersignan y hasta se vuelven para mirar a sus espaldas

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porque presienten un aura de premoniciones cuandoalguien pronuncia su nombre . Los que tuvieron ladesdicha de conocerlo de cerca son sus más orgu-llosos detractores .

¡Se la pasó cincuenta años matando moros enEspaña y se vino a Las Indias a matar indios y espa-ñoles en el nombre de Dios, joder! Don Fernando, eley, estuvo a punto de no enviarlo a Castilla del ro,

pero resultó ser un recomendado del obispo de Burgos,Juan odrigo de Fonseca, un bribón de marca mayorque indispuso a Colón con la eina Isabel. Y vos no medigáis nada, pero yo me di gusto matando indios bajolas órdenes de don edrarias, pues no se viene a unsitio como este a soplar la gaita gallega . Aquí os dejáismatar o matáis . ejor os folgáis a las indias y sale másbarato . n brindis en su nombre, coño . o brindo portan despiadado cabrón. Yo, en cambio, si pagáis laronda, brindo . ¿Hecho? Hecho . Salud, brindo por elmás astuto, feroz y despiadado conquistador españolque haya pisado esta maldita tierra, coño, y tambiénpor el hacha con la que arrancaba las cabezas a susenemigos . ¿Sabéis?, la vieja Isabel de Bobadilla yeñalosa fue más mala que edrarias . o jodáis, coño,

esa vieja era una santa. ¿Santa? Dicen que estaba deverdugo en la nominilla de su marido, que se ponía unacapucha negra para que nadie la reconociera cuandodecapitaba cristianos . Y qué os digo : cobraba encastellanos de oro . De las damas no se habla mal enesta taberna, ¡desenvainad vuestra espada y vendedcara la vida, canalla! Isabel no era mujer, ¡maldita sea!,

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era el Diablo. Hasta edrarias le tenía miedo, que ya esmucho decir . o digáis barbaridades, hombre, quepodéis ir a la cárcel .

Vosotros debéis estar enterados de que don Vascoúñez iba a hacer una mala jugada, íbase con su gente

al Sur, desconociendo su autoridad de don edro . ojodáis, el gobernador estaba enterado, hasta le dotó, de200 hombres para tal empresa . o olvidéis, además,que aría, la hija de don edro, estaba desposada conVasco úñez . ¿ ero, qué decís? o hubo tal . Esa fueuna jugada del obispo fray Juan Cabedo para ver sihabía avenencia entre el gobernador y Vasco úñez . Ladicha dama, que debía ser tan fea y patituerta como supadre, vivía en Segovia y no conocía al presuntomarido. ¿Y qué?, es así como se hace en las cortes,como lo hace la gente decente . refiero hacerlo comolo hace la gente indecente . Brindo por el últimocruzado, por la reencarnación de orquemada. Salud .Salud.

Vosotros no los sabéis, pero a don edro muchagente se le acercaba para llevarle chismes y eso le hizocometer muchos disparates, pues santo no era . Losfrailes, por otro lado, le tenían inquina . stedes sabenque es lo que pasa cuando un fraile le toma ojeriza aalguien . asa que sus amigos le dan la espalda . ueses mejor que le den la espalda y no el cuello . Cuandose enteró de que don Lope de Sosa iba a reemplazarloen la gobernación de Castilla del ro, por orden de Su

ajestad, se le salió lo venático . adie oyó sus gritos,por supuesto . Se los tragó. Ah, pero a quién Satanás

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cobija la perra le pare lechón . El pobre Lope de Sosamurió apenas el barco en que vino atracó en Darién .¡Suerte la de edrarias! Sí, pero entonces decidióenterrarnos a todos en este paraíso de fuego . Alguiensopló al Consejo de que pretendía quedarse con lostesoros de Badajoz, mismos que nuestro ilustre capi-tán, Gaspar de Espinosa, recuperó de arís . Eraverdad . Sí, pero la avaricia era su pecado menor . uesése, acá, inventó otros pecados. Gonzalo Hernández deviedo, el correveidile del ey, tuvo que ver mucho con

la decisión del ey y su Consejo . ¡Coño y cómopretendéis que viedo le tuviese por amigo! ¿Sabéis loque ocurrió en cierta ocasión? Estaba viedo, en sucasa, sofocado de calor, quitóse la ropa como hace todoel mundo en esta región, sin malicia ni mala maña . Diola casualidad de que edrarias le vio in púribus y sinmás ni más mandó a asaetearle . ¿ o es de maníaco talobra? ¡A cuántos por menos no le arrancó la cabezal Sialguien meaba detrás de un convento le mandaba aazotar. ¿ o fue Francisco Hernández leal capitán de suguardia? ues, sin asco, matóle . Se divertía echandoa pelear indios con perros, como en el circo romano, nimás ni menos . odas estas noticias llegaron a oídos deley, a Dios gracias, y por eso se dispuso disminuirle

poder estableciendo que se gobernase tomando pare-ceres al cabildo del Darién . Eso, por supuesto, nocambiaba nada porque los miembros del cabildo erantan malos comó él, o peores, y sólo pretendían mayorparticipación de los despojos . Está probado: nadiebueno sale de España en busca de gloria y fortuna . Y

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si de allá salen buenos acá se descomponen . El poderse les salía de las manos a edrarias, hombre . Elcabildo empezó a tomar las decisiones . Los frailesempezaron a mandar. ¿Acaso no mandan ahora?¿Acaso no mandaron, pasando por encima de edra-rias, a Diego Albítez al puerto de ombre de Dios parafundar un asentamiento?

¿Imagináis ahora por qué edrarias fundó estaciudad de anamá en sitio tan insano? o . ues, depura maldad, para vengarse de nosotros . A ese señornada placía tanto como la muerte . La de los otros, queno la suya, por supuesto . Si orquemada hubiesetenido hijo, éste lo sería . al vez lo era . ada lo hubierahecho más feliz que matarnos a todos con sus propiasmanos. con las de Isabel . o digáis estupideces,hombre . o olvidéis que edradas era un guerrero, elúltimo cruzado de España. el restaurador de la fe. Serála fe tuya porque la mía está extraviada desde queembarranqué en esta villa de franciscanos y dominicos .Escucha hombre : la razón está a la vista . ingún sitiomejor que éste, en el que moráis, para evitar un ataquepor la mar . ¿ o véis que las naves enemigas no puedenacercarse a la costa sin encallar? Y si lo hicieren,cuando bajase la marea, quedarían fondeados, a mercedde nuestra cañonería . o en vano cumplió tanta edadhaciendo la guerra contra los moros . ues, nadie en susano juicio hubiese fundado una ciudad sobre esterosy pantanos nauseabundos, en una playa rodeada porarbustos tales que sorben agua de mar y amamantanalimañas . o encontró a nadie que le diera la razón en

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fundar tal asentamiento, mas él se lo propuso e impusocon artimañas. Amenazó con desenterrar y devolver aarís el oro que Espinosa había rescatado . Bien conoce

nuestra idiosincrasia. Bien sabía que ningún castellanosería capaz de devolver una pepita de oro, así le fueseen ello la vida. Advirtió que sería un asentamientotemporal y que, por tratarse de casas de paja, no seperdería nada cuando el lugar se abandonara . El muybribón, sabiéndose en desgracia, se hizo nombrarprocurador para convencer al ey de su lealtad y de losprovechosos servicios hechos al reino y solicitó, me-diante carta, el traslado de la ciudad de Darién aanamá, y también de la catedral . Hubo que aceptar,

pues, sus condiciones . Despoblamos Darién y aquíestamos malmarrientos, en una ciudad que se torrabajo un cielo ignífero, bebiendo vino, esperando quedel sur vengan los navíos con oro y que de España nostraigan las vituallas . ¡Joder!

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LA IE A DE L S I DI S

1edro Arias de Ávila, mejor conocido como

edrarias, pobló Acla, que en lengua de los aborígenesquiere decir osario, huesos de hombre o, lo que es lomismo, cementerio . La gente que por aquí andaba erapoca cuando llegamos los cristianos . al vez huyéronseal monte o entre dellos extermináronse . Estas sonpersonas de mucho atraso en sus costumbres, no vivenen honra de Dios sino en pecado mortal, se hacen laguerra, practican la promiscuidad, copulan a la vistade otros y viven sin practicar sus deberes para con elSeñor. Algunos castellanos sostienen que Dios no lesconcedió alma . Aquí, en Acla, los hombres no llevansus partes libidinosas al aire como en otros territorioscercanos . Las cubren con frágiles cortezas o tejidosrústicos de algodón y otras fibras vegetales, y tambiéncon caracoles y conchas vistosas que amarran conhilos a la cintura . ás bien son adornos para acentuarvirilidades que para cubrir impudicias . Las mujeres se

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cubren con túnicas de la cadera para abajo, tambiéndechas de algodón, teñidas con jugos de la tierra y delas plantas, dejándose, en cambio, los brazos y las tetasal aire. La poca población que por aquí queda tienebuen comportamiento con los de Castilla debido másbien a los escarmientos públicos ordenados por elgobernador de Su ajestad, don edrarias, que haprometido restablecer el orden, según las normascristianas, y cristianizar a estos salvajes para gloria deCastilla y de Dios, que viene a ser lo mismo, y desdichade Satán según se entiende . Se ven algunos niños depiel reblanquecida, lo que significa que ya se estándando cruces de sangre, que a causa del apetito de lacarne sucumben los de Castilla con mucha facilidad .

Hacia el este y oeste hay muchas tierras, con oro,que admirar y descubrir . o hay territorio deshabitado,aunque sí es notoria la mucha dispersión. Darién distade Acla unas buenas leguas al sur . Las gentes de esoslugares se agrupan en hordas y van de un sitio a otro,erran . unca, o casi nunca, presentan resistenciadigna de ser considerada peligrosa . Al contrario . osdejan hacer y deshacer . La más notable de su conductaes la indiferencia. Al oeste, más allá de Comogre, estierra plana, muy llena de gente, a distancia promediode una o dos leguas entre dellos, y con muchos señores,que por aquí llaman Libas . Los de esos lugares llamana esa provincia eruqueta y abarca ambos mares, elgolfo de San iguel, que ese fue el nombre que le diodon Vasco úñez de Balboa, y la Isla de las erlas, dela que regresó ha poco Gaspar de orales muy contento

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y agradecido por el hallazgo . ás allá se extiende unlugar, con gente muy vestida a la manera de los de poraquí, pero sin grandes señores, mentado Cueva .Después sigue la provincia de Adechame y luego Coiba .or el norte de estos lugares, en las tierras del señorocorosa, anduvo muy descomedido un capitán que

mientan eneses. El sitio que pobló, llamado SantaCruz, fue atacado por los pobladores . A todos loscristianos los fueron matando de a poco . Fue como lapeste . o quedó nadie, salvo los que contaron el cuentoa su manera .

o hay por aquí grandes ciudades. Los pueblosson de, a lo sumo, tres o cuatro casas, con sus tibas,atendiendo sus labranzas, crías y crianzas, y disputandosiempre con los demás por las pesquerías y los cotos decaza. Casi no existen los linajes . El reconocimiento nose hereda, se gana en la guerra . Se puede llegar a señorprincipal, o sea piraraylos, a los puros pescozones .ambién, si se es herido en batalla, se privilegia al

guerrero como cabra que nada tiene que ver con animalcon nombre similar que por estos lares no existe . Eltaba imparte la ley y la justicia . Su criterio es inapelabley tiene fundamento en leyes muy simples, muy pare-cidas a las que aparecen en el Viejo estamento . Así,por ejemplo, el que mata debe morir de la mismamanera. El robo también es castigado con severidad .Los súbditos no pagan diezmos ni nada que se leparezca a los señores . o existe esa costumbre . Seentiende eso sí que hay códigos de lealtad y que, de serrequeridos, éstos, los súbditos, deben servir al señor en

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labores de pesca y cacería, en la guerra y en laconstrucción de viviendas . Los tíbas, a cambio, festejana quienes le donan tales servicios . Les dan de beber yde comer . Cuando eso ocurre se emborrachan con vinode maíz o con el jugo fermentado de una palmadesmochada cerca de la raíz, de la que beben con unapanoja apartando los gusanos, hasta perder la gracia,el juicio y el contento . La mujeres también liban deestas sustancias y semejan bacantes poco discretascuando ejecutan sus danzas acompañadas por lamúsica monótona de una zampoña .

Esas fiestas de beber y comer también se hacencuando los de por aquí toman mujer en matrimonio .Los parientes de la desposada organizan el convite y lospadres entregan la hija al señor que será marido . Loshijos de ésta, y no de otra, heredan señorío y fortuna .A cambio, al señor le está dado tomar a otras mujeres,las que comparten la misma vivienda. En ningún casola mujer tomada en matrimonio tiene celos ni trata malal resto de las concubinas, a las que manda y las quebien obedecen . A la muerte del padre, los bastardos(aunque aquí no se les intrata) no son herederos auncuando sigan viviendo por costumbre en la mismacasa .

Son gente de gran gusto por las lides, diestros enel uso de la macana, que también les sirve para abrircaminos y en las faenas de la labranza . san lastiraderas para la caza y la guerra . De todo hay endemasía: venados, puercos, pescadería, pavas, faisa-nes, tórtolas, águilas, leones, tigres, gatos, zorras,

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lagartos, serpientes, arañas, langostas, cangrejos, tor-tugas, grajos, monos, grullas, sapos, arañas, lameli-cornios, zarigüeyas, moscas, mosquitos, avispas, abejas,gusanos, animales y sabandijas de los que se puedencomer, y son bocados apetitosos, y de los que también,en reciprocidad, se comen a los cristianos y herejes porigual. Aventurarse a través de la selva y los pantanos,sin compañía, sin espada y sin arcabuz es una teme-ridad que se paga con la vida . De no ser cazado por ungato gigante puédese morir de una pedrada artera, dela macana de un indio celoso porque su bacante copulócon uno de Castilla, cosa que ocurre con muchafrecuencia . Ahora, si el ánima no se acostumbra a loinsólito, se puede morir del puro susto o de morriña .

2Estos han sido, pues, años de grande exploración .

or estos rumbos débese encontrar la faja más estre-cha para comunicar el ar del orte con el ar del Sur .Desde estas tierras salen los capitanes de España aexplorar ese camino, a extender la Fe y los dominios deSus Ilustrísimas ajestades . uchas Españas cabenen las tierras que estánse por explorar y conquistar .anta riqueza, que la imaginación no osa calcular,

avizora la existencia del imperio más grande que en latierra haya existido, exista o existirá . La oma de losCésares será una villa comparada con los dominios quela providencia, Dios, parece habernos otorgado . Detodas partes nos traen noticias de las grandes exten-siones y las grandes riquezas al norte y sur destos

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parajes . al parece que se abre, para nos, la cornuco-pia del orbe . El estrecho, cuando se hallare, nos llevarámucho más lejos todavía . or eso hay contentura enAcla cuando llega del poniente, uno de los que estascosas cuenta, Licenciado Gaspar de Espinosa y sussoldados, con buenas nuevas . Viene de Burica, en lacosta de icaragua, y trae noticias del golfo de Sanlúcary de la provincia de Huasca. Lagos como mares, ríosrugientes bajando de las montañas, volcanes vivos,echando llamas, ceniza y humo por el pico, árboles tananchos que tres hombres haciendo círculo con lasmanos no logran abrazarlos, tan altos los dichos árbolesque sus copas se pierden en las nubes . ambiénmucha gente, de diversa lengua y costumbre : artesa-nos, ceramistas, labradores, pescadores, cazadores yguerreros . En algunos lugares las mujeres apenas setapan la ingle con un braguero. En cambio los hombresno cubren sus desvergüenzas ni con un gesto . Hallantierra fértil y de abundante pesca . uchos maizales .Los puercos silvestres están por doquiera y la gente dellugar los caza con maña . ejen grandes redes dehenequén, que es como un cáñamo más rústico, paraarmar las trampas . Conducen a los animales para queden con la malla, metan su cabeza y queden atrapadosy allí, berreosos como niños, sean rematados a lanzadas .ambién exploran al norte, tierra adentro, la provincia

que se dice obre y otra, en donde el paisaje es distintopor la altura y por el frío . En esos parajes inhóspitosencuentran encinas, matorrales, tierra despellejada ytambién indios belicosos, acostumbrados a la guerra,

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que fortifican sus poblados con cavas y palenquesentretejidos de ramas aguzadas y espinas . o por esodejan de apresarlos y traerlos como esclavos a Acla. Deobre y otra, bajando a la planicie y muy cerca del mar,llegan a la provincia de atá para pasar el invierno, contan grande suerte que ven mucha tierra cultivada yhospitalaria población. Se quedan con todo el maíz ylos cultivos, y a pesar de que los dejan sin comida porel resto del año, no hacen la guerra sino más bien seacercan con humildad al eal para mendigar . El señordestos parajes es belicoso y sus guerreros pintarrajeadoshostigan a los labradores, mas no osan atacar porqueson 150 castellanos bien pertrechados y tienen doscaballos que, para ellos, son como cosas del Demonio .A Acla han traído mucha de la gente apresada en esosparajes .

Las tierras de Escoria, a quien toman preso, estánjunto a un grande río a pocas leguas de eta. Allí el marentra, se empoza, y en verano cuajan las más hermosassalinas que ojos humanos haya visto . ás cerca deanamá se encuentran las tierra del señor de Chirú .

Allí la gente es parecida en todo y viste igual a la gentede atá y Escoria, pero hablan otra lengua. Escoria esenemigo de arís, señor valeroso que tiene dominiosobre las provincias de Quema, Chicacotra, Sangana yGuararé, y en donde abundan las vacas, los conejos ylos venados . Visten con ropas de tintas vistosas . Encambio hay entre los de Escoria gente muy mayor ycaballerosa, aunque también presumen de valientes .Son altos, de buen andar, musculosos y de ancha

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espaldas . Se han hecho labrar en el pecho y en laespalda símbolos como de cadenas y lazos . Ambos sehan enfrentado con encono. Ha poco los de Escoria sellegaron hasta los dominios de arís y lucharon duranteocho días sin dar ni pedir cuartel . Hubo muchosmuertos de ambos lados . ero los de arís llevaron lade ganar porque peleaban en su propia tierra, podíanaprovisionarse y conocían mejor el territorio . Siempretenían tropas de refresco porque mientras unos esta-ban en lide otros descansaban . ¡Cuánto hubieraplacido a los de Castilla ser testigos de batalla tanmemorable! Cuando las armas se agotaron el combatese hizo cuerpo a cuerpo, con las manos, las patas y losdientes . La falta de armas hizo que la contienda cesara .antos murieron y tantas fosas hubo que, con ojos que

se han de comer los gusanos, se vio una calle empedradacon huesos y, al final de la calle, una torre de calaverastan alta, tan alta, que un caballero a caballo nada veríaque hubiese al otro lado . Este señor, arís, ha hechola guerra a los cristianos, matando a muchos y man-teniéndose invicto . A Don Gonzalo de Badajoz dióleuna paliza y quitóle grande fortuna . Deber era buscarlepara que pagara su osadía y devolviera lo robado . Alprincipio no rehuyó el combate . Hizo la guerra en unllano con más valor y ferocidad del que se hubieraimaginado . Se estuvo en la lide desde muy de mañanahasta una hora antes de que el sol se ocultara . De partede los castellanos hubo algunos heridos, mas juran aDios que poco hueso debió quedar sano entre los dearís. Esa noche se recogieron allí, acampando, y al

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otro día, temprano, salieron en su busca. o loencontraron . onto no es el cabrón . Huyóse con sugente y dejó el pueblo, donde vivía, ¡mal rayo lo parta!,en cenizas . ás adelante encontraron a uno de susvasallos, un mentado bsagano, a quien despojaron degran cantidad de maíz . En ese sitio establecieron ealpara seguir la guerra a arís . Estuvieron hostigándolotodo el tiempo y él huyendo, evitando el enfrentamien-to, yendo de un poblado a otro, protegiéndose en tierrade sus vasallos y de los señores que por esos lares leguardan lealtad . Como se vio perdido y como seconvenciera de la intención de los de Castilla de no irsecon las manos vacías y en deshonra, se valió de unardid para devolver el oro y no pasar por cobarde a losojos de los suyos. De carnada instruyó a dos de susleales para que se dejasen tomar presos y éstos,simulando cagarse de miedo, dijesen en donde estabael oro que habían arrebatado a Badajoz . Así se encontróla tal riqueza en una casa que hizo el rufián con muchodisimulo en un sitio no muy alejado del pueblo quequemó. De esta manera todos salieron ganando: los deCastilla seguimos camino, que ya muchos días sellevaba en esta jornada, y él conservó el alma, si es quela tiene, prendida a su miserable cuerpo hasta que elinfierno la reclame .

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CI A ES

E l Lucumí, con un raro brillo en los ojos,se coloca la argolla al cuello . Se inclina como en actode reverencia y recibe la caja más pequeña y menospesada que un indio y un mulato, en la Casa deGenoveses, acomodan sobre su espalda . Es insoporta-ble, a esa hora, la peste que empuja el viento sur de laEnsenada de ío Gallinero . " os vamos", grita desdesu caballo con un chasquido de látigo el jefe de carga-dores . La marcha, lentamente, se inicia sobre elempedrado de la calle de Calafates, detrás del Conven-to de Santo Domingo, con dirección al uente del ey.

o son tantas (a lo sumo dieciocho) las leguas quetienen que cubrir, de sur a norte, en línea casi recta .Con suerte harán la travesía en ocho días a través deun camino en extremo accidentado, lleno de peligrosnaturales, recovecos, salteadores de caminos y premo-niciones, desde esta ciudad de anamá hasta la nomenos noble e insalubre ciudad de ombre de Dios . oes cuestión de gusto sino de necesidad . Dígase lo quese diga el Camino eal es la ruta más corta entre los

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mares hasta ahora descubierta y todo el que preten-da ir y venir de una costa a otra, sin remedio, por aquíha de pasar. Este camino es, como la muerte, inevitable .

Las lomas, por el lado sur, no son muy altas . HastaVenta de Chagres es terreno plano . Hace poco seempedraron algunos tramos, lo que lo haría transitabletodo el año si no fuera por las lluvias . En tiempo deaguaceros, que son no menos de nueve meses al año,es menester optar por el Camino de Cruces. Se camina,entonces, en dirección noreste, se llega al ío Chagresy, desde allí, se sigue en botes y balsas hasta el ar delorte . Luego de hacer el transbordo de la carga a los

bergantines, se navega hacia el noroeste, bordeando lacosta, hasta ombre de Dios . utina. Desde que seinició la conquista del erú y la exploración de losterritorios en las costas del ar del Sur, esta es lanorma. Cañones, pólvora, aceites, telas, libros, tallasde santos, crucifijos, vitrales y todo cuanto produceEspaña sale de Cádiz o de Sanlúcar de Barrameda engaleones, desembarca en ombre de Dios y, desde allí,se distribuye por las colonias . Los bergantines, en elmar de los caribes y los mosquitos, llegan de lascolonias del sur de ierra Firme a aprovisionarse ytambién a despachar mercancías a España . ro,pieles, piedras preciosas, artesanías salen del erú,llegan a anamá, de allí por tierra a ombre de Dios, yluego a España . o poca fortuna amasan quienescomercian en esta zona .

Cuando las naves atracan en ambos puertos, todose trastoca, es el pandemonium, se arma la de San

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artín . Se practica el trueque, el esto por aquello, eldame que te doy, la compra venta, el te vendo un burroy me lo paga Inés, el bovaje . Son pocas las restriccionesque se aplican para ejercer el comercio . odo o casitodo es permisible en la ruta del comercio que tienecuatro centros principales : anamá, Venta de Chagres,Venta de Cruces, ombre de Dios . odo lo que sevenda, compre, cambie o intercambie pasa por estazona . En este camino el viajero encuentra todo lo queapetezca o no necesite : barberos improvisados, sas-tres, zapateros remendones, curanderos, amansamo-

nos, loros parlanchines, carne en palito, fritangueras,y hasta quienes por unas cuantas monedas son capacesde ofrecerle "la mejor hembra de ierra Firme para lasartes del amor, acabada de llegar del África excelencia"o "una espada diestra para protegerlo de los cimarro-nes que asolan los caminos de vuestra mercé" .

Si bien, a lo largo de la ruta, la espesa selva evitaque los rayos del sol caigan con lujurioso desenfrenosobre la piel de los que viajan, otra cosa muy distintaes cuando se lleva sobre los hombros un barril depólvora o de sal, un cañón, obuses, una caja demercadería, espadas y arcabuces, troncos de maderapreciosa, el baúl de una distinguida dama de la corteespañola con cristalería fina y delicados encajes, sacosde trigo, cal o piedras preciosas y, además, se caminaatado de pies y manos . Entonces, una legua no es unalegua sino el infierno después de pasar por el purgatorio .

Cuando llueve, la marcha es más soportable . Escierto, los charcos y las piedras resbaladizas del cami-

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no, sobre todo cuando se sube o se baja una pendiente,dificultan la marcha, pero el calor sofoca menos y loscollares de hierro, en reposo sobre las clavículas, noescaldan la piel y se respira mejor . ero pasa que hoy,5 de enero de 1539, es verano, no lloverá, y treintahombres avanzan a la manera de zompos, uno trasotro, arrastrando una pesada cadena, asegurada a lostobillos, sollando, al ritmo de la canción de sus ancestros .

Alma que mi pecho inflamano tengo miedo a perderteno nos espera la muertela vida es la que nos llama

Á ambos lados, a pie, a caballo, otros hombres,látigo en mano, les azuzan y amenazan para que nopierdan el ritmo y apuren el paso . resienten los de acaballo que algo está por ocurrir por el tono de lacanción que tatarean los de a pie en lengua africana yporque ninguno de ellos protestó del latigazo dado alúltimo de la fila de cargadores por adelantar el pieizquierdo a destiempo .

Los rayos perpendiculares del sol, aunque nopenetran con facilidad a través de la espesura, calien-tan el aire lo suficiente como para perlar la frente de lossoldados que, a diferencia de los cargueros, no llevanmás peso que sus látigos, arcabuces, espadas y ganasde acampar. El olor de hojas podridas y los vapores dela tierra, semejante a morriña de acantilado, enrareceel oxigeno . El cargamento que transportan hace pocollegó del erú y, según documentos de aduana, debenembarcar a España . o hay apuro, pues.

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Esa noche acampan a la vera del camino, en lascercanías de Venta de Chagres . Los españoles repartenel rancho y dan de beber agua de una bota a losesclavos . Encienden una fogata para que el humoahuyente los mosquitos, las víboras, el miedo, losmalos pensamientos . ambién hay vino para acom-pañar los recuerdos . Es la norma . Sin embargo, esanoche, un poco antes de la madrugada, cuando losguardias dormitan amodorridos junto a sus espadas, yla luna en menguante se inclina como los cuernos deuna vaca sobre el perfil de la sierra, el Lucumí, quemarcha adelante, da un ligero templón ala cadena . Esla señal que todos esperan con el alma en vilo . Lostreinta encadenados, todos a una, empiezan a moverse :un, dos, tres, alto, con ritmo, como si aún tararearande memoria la canción de sus ancestros . Les hatomado algún tiempo preparar el plan y luego esperarel mejor momento para ponerlo en marcha . Esamañana, cuando el Lucumí, a la cabeza de la fila, secolocó la argolla en el cuello, supieron que habíallegado la hora . Hubo zozobra y pánico al principio .ero, ¿qué se podía perder? ¿La vida? ¿Acaso era vida

lo que vivían? ¿Acaso no es más prometedora lamuerte? Los hombres sabios de sus aldeas, en África,les hablaban de la otra vida y les decían que si moríanpeleando serían premiados por los dioses y que podríanreencarnar en pez, águila, serpiente, hombre, de acuerdocon sus méritos .

Alma que mi pecho inflamano tengo miedo a la muerte .

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La canción de sus ancestros, que cantan durantela marcha, les devuelve el valor y la confianza . erotambién porque han escuchado, entremezclados con elcri cri de los grillos, lo que parece un silbo de talingos,señal de que de varios de los suyos, cimarrones, sin servistos, les siguen a poca distancia para protegerlos,para dar cuenta de los soldados españoles que hacenguardia y guiarlos, cuando escapen, a un lugar seguroen la selva. Sosteniendo las cadenas en tensión parasilenciar el choque de los eslabones, templando lasargollas de sus cuellos hasta sangrar, como un soloorganismo, como un gusano, los encadenados se es-curren en la noche . En el acampado, junto a la cenizahumeante queda la mercadería y los cadáveres de dospeones de Extremadura que serán encontrados y llo-rados al salir el sol, que reencarnarán, en velocescaballos, perros, gusanos o más bien, si los dioses lesson propicios, en negros .

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Í DICE

I

Las huellas de mis pasos

i casa de El Chorrillo 9i padre se llama Juan 11

ercedes está embarazada 15

¡Qué lejos estaba lo lejos! 19El muerto de abajo 21

Eulalia se baña en secreto 25or amor a arilena 29Los juegos del amor 33

ataderrayo 35al de ojo 39

quei 43El tiro de gracia 49

Suceso de día domingo 53El tiempo 57

La tía aula 59El oficio de mi tío 63La gallina enana 67

II

Las huellas iniciales

El almirante de los tormentos 75El Señor de Veragua 85

Breve historia de la ciudad de uestraSeñora de Asunción de anamáfundada por edrarias en 1519 105

La tierra de los indios 119Cimarrones 129

I S I ACI ALDE C L A

Dr. Alberto sorio sorioDI EC GE E AL

Lic. Jorge Harding AndreveS B DI EC GE E AL

Sr. Jorge HornoDI EC ACI AL DEEX E SIÓ C L AL

rof. eymundo Gurdián GuerraJEFE DEL DE A A E

DE LE AS

Lic . arido Fábrega de árquezDI EC A ACI AL DEBLICACIÓ Y C ICACIÓ

rof. amón QuieroJEFE DE LA EDI IALA IA A SE E A

Srta. Vanessa ontenegro G.JEFA DEL DE A A E DE

DISEÑ G ÁFIC

rof. Héctor odríguez e.JEFE DE LA I ES A

DE LA ACIÓ

Sr. Carlos SamudioJEFE DEL DE A A EDE DIF SIÓ C L AL

osotros, los integrantes del juradode Cuento del certamen icardo iró,versión 1993, hemos decidido otorgar porunanimidad el remio único al libro decuentos Las huellas de mis pasos, firmadocon el seudónimo aimón de iraval. Losrelatos de este libro se distinguen por suutilización precisa, segura y madura dellenguaje; incluso por el Intento bien logradode mimetlzar formas históricas de laexpresión lingüística como recurso paraambientar los relatos .

El autor indaga en el pasado Individual ycolectivo, próximo y remoto de anamá parapresentarnos una visión íntima de suhistoria e lntrahistoria. La narración fluyeágilmente con un ritmo constante . Algunostextos se acercan a la viñeta, la vivencia ylos fragmentos de memoria, aprovechando laflexibilidad del género; otros se estructurandentro de la concepción clásica del cuento,siempre vigente .

Los elementos antes mencionados dieronpie para destacar esta obra dentro delconjunto de 19 libros de cuentos sometidospara concurso .

J AD DE LA SECCIÓ C E 1993

Lionel éndez D'AvilaCarmen de erigaultamón Luis Acevedo

I AC