pequeña ala

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Pequeña ala Roy Berocay 1 Sistema de clasificación Melvil Dewey DGMyME 808.068 B146 2003 Berocay, Roy Pequeña ala / Roy Berocay. México : SEP : Ediciones Era, 2003. 96 p. (Libros del Rincón) ISBN: 968-01-0079-0 SEP 1. Literatura juvenil. 2. Novela. I. t. II. Ser.

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  • Pequea ala Roy Berocay

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    Sistema de clasificacin Melvil Dewey DGMyME

    808.068 B146 2003 Berocay, Roy Pequea ala / Roy Berocay. Mxico : SEP : Ediciones Era, 2003. 96 p. (Libros del Rincn) ISBN: 968-01-0079-0 SEP 1. Literatura juvenil. 2. Novela. I. t. II. Ser.

  • Pequea ala Roy Berocay

    Para Demi, Nicols, Peti y Richard

    Cuando estoy triste /viene a m

    con mil sonrisas /ella me libera

    toma todo lo que quieras de m

    lo que quieras

    y sigue volando /pequea ala

    Jimi Hendrix

    HAY HISTORIAS SUPERIMPORTANTES. De esas que cambian la vida de las personas o los

    pases, de esas que pasan en los noticieros o salen en las tapas de los diarios. Bueno, la ma no es una

    de esas. Es apenas una historia chiquita acerca de cmo, en un mismo tiempo, logr comprender

    algunas de las cosas ms importantes de mi vida. Todo esto tiene que ver con la msica, el amor y los

    amigos, con alcanzar una meta y perder otra y con seguir para adelante. Una historia chiquita, que a lo

    mejor se parece a la de muchos otros. As que voy a contarla, slo porque s, porque tengo ganas de

    acordarme y de olvidar al mismo tiempo.

    ESTABA EN MI CUARTO. Sentado en la cama, tratando de aprender la escala pentatnica de

    La que mi profesor me haba dado unas horas antes. La practiqu una y otra y otra vez, hasta que los

    dedos me dolieron, pero siempre me trancaba en una parte. Conozco a muchos pibes que creen que

    esto es de lo ms fcil, que agarras una guitarra, tocs un poco y listo, te gans todas las minas y te

    hacs famoso. En ese momento yo estaba descubriendo que nada era tan sencillo y que si quera tocar,

    me tena que gustar de verdad, gustar ms que ninguna otra cosa en el mundo. Slo as alguien podra

    pasarse horas y horas encerrado intentando una y otra vez hacer la misma escala. Cuando los dedos

    me dolieron demasiado decid parar. Mi profesor -y mi viejo- siempre me decan que no me preocupara,

    que en algn momento se me iban a formar callos en las puntas y que entonces ya no me iban a doler.

    Pero bueno, ah estaba, con los dedos rojos y ganas de tirar la guitarra por la ventana, cuando escuch

    la voz de mi vieja:

    Sebastin, telfono!

    Era Nicols, un compaero de clase con el que hablbamos siempre de msica,

    intercambibamos casetes y sobamos con armar un grupo.

    Tengo una buena noticia -me dijo.

    El to le iba a prestar plata para comprarse un bajo, uno viejo y usado. La voz de Nico sonaba

    como si en realidad se fuera a comprar un yate o un auto cero quilmetro.

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  • Pequea ala Roy Berocay

    Podemos tocar! -repeta una y otra vez.

    S, claro -yo no estaba tan seguro, saba que necesitbamos un batero y que era difcil

    encontrar uno de nuestra edad. Los padres, al menos algunos, se bancan que uno toque la guitarra o el

    piano y hasta el bajo, pero un baterista es algo demasiado ruidoso. A m me pas. Cuando era muy

    chico, quera ser baterista. Romp tanto que mis viejos me compraron un redoblante. Pero despus era

    un problema, porque cuando quera tocar, ellos queran ver la tele y el ruido no los dejaba, o vena

    alguien de visita o se quejaba la vecina. Yo quera pegarle bien fuerte y ellos me decan que lo tapara

    con una manta para que sonara menos y eso no tena ninguna gracia. Yo quera que aquella cosa

    sonara. As que de a poco fui dejando de tocar, hasta que empec con la guitarra. Pero siempre me

    qued un poco con las ganas y a veces pienso que me gustara poder sentarme alguna vez detrs de

    los tambores y armar terrible desbarajuste.

    Despus de la llamada de Nico, decidimos buscar un batero y aprovechamos los recreos del

    liceo para preguntarle a todo el mundo si saban de alguno. Era intil, pareca que una misteriosa peste

    haba hecho desaparecer a todos los bateristas del universo. Pero un da, en que llova bastante y me

    haban mandado a la direccin por hacer chistes en la clase de historia, algo sucedi. Yo estaba ah, en

    el pasillo, esperando que la subdirectora me atendiera y me diera su famoso discurso de que yo era un

    inadaptado, que iba-por-el-mal-camino y todo eso, cuando vi venir a una chica. A ella tambin la haban

    mandado a la direccin. La conoca de vista, saba que se llamaba Eliana y estaba bastante bien, no

    as como para desmayarse, pero bien.

    Ella se qued ah y me sonri.

    Vos sos Sebastin, no?

    S.

    El que toca la guitarra.

    S.

    El asunto es que a ella la haban mandado a la direccin porque se haba puesto a hacer terrible

    batucada sobre el banco, justo cuando la profesora de matemtica trataba de explicar esas cosas llenas

    de ecuaciones y equis, y adivinen cul es el no-s-qu faltan te; todas esas cosas que nunca pude

    comprender.

    Y por qu hiciste eso? -le pregunt.

    Estaba repodrida -volvi a sonrer.

    No tuve tiempo de decirle que me pareca raro que una chica se pusiera a golpear un banco de

    esa manera, porque se asom Raquel, la adscripta y la hizo pasar primero. Le pusieron una sancin

    disciplinaria. Yo, como era reincidente, me ligu dos y una carta para mis padres.

    Ms tarde le pregunt a Nico si conoca a Eliana y l me dijo que s, que estaba en la misma

    clase de Diego y Equis y que, segn le haban contado ellos, era medio famosa. Parece que un mes

    antes, en un cumpleaos de quince, se le haba ido la mano con la cerveza y termin apretndose al

    hermano de la homenajeada delante de los padres, las tas, las abuelas y todo el viejero. AI parecer, al

    da siguiente ella no se acordaba de nada y cuando el flaco la llam por telfono para invitarla a salir, le

    pregunt quin era y lo mand a pasear.

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  • Pequea ala Roy Berocay

    Bueno, no s si todo eso es cierto, pero es lo que me contaron. En el liceo todos siempre andan

    diciendo cosas sobre este o aquel o aquella, aunque la mayora de las veces es todo mentira. Pero me

    gust imaginrmela armando todo ese lo. Al menos tena personalidad. No se pareca a esas otras que

    solo hablan de ropa y escuchan a esos cantantes meldicos que hacen chorrear dulce de leche por los

    parlantes. Igual me sigui pareciendo raro lo de la batucada, as que en el siguiente recreo fui y la

    encar. Ella estaba recostada contra una pared, sola. Pareca alejada de todo, como esas personas

    que estn siempre con la mente en otro lugar. Se sorprendi cuando me vio.

    Cmo te fue?

    Dos sanciones.

    Ella asinti en silencio.

    Una -dijo.

    Te gan!

    Al menos sonri. Entonces me di cuenta de que. por alguna razn desconocida, ella me pona

    nervioso. Bueno, no tena mucha experiencia con chicas y aunque ningn profesor del liceo lo hubiese

    credo jams, era bastante tmido. Me qued callado, pensando en qu decir y se me ocurri

    preguntarle qu tipo de msica le gustaba. Hablamos un poco de eso y descubrimos que nos gustaban

    las mismas cosas. Entonces le pregunt si conoca a alguien que tocara la batera.

    Por qu me pregunts?

    No s, me pareci raro lo de la batucada y pens que a lo mejor tens un hermano que toca o

    algo.

    Penss que las mujeres no pueden tocar la batera?

    Bueno, no, s claro que pueden tocar! aunque no conozco muchas... en realidad no conozco

    a ninguna. Supongo que es un tema de fuerza, no? Hay que tener fuerza para pegar y todo eso. Error. Ella me mir como si acabara de insultarla.

    Sos un imbcil, igual que todos los dems! -me grit y se fue.

    Iba a seguirla por el pasillo, explicarle que no haba querido decir nada malo. En realidad no

    estaba seguro de haber dicho algo tan terrible, pero justo son el timbre y tuve que volver a clase.

    Ms tarde, a la salida, la vi alejndose hacia la avenida y dud. Le haba contado a Nico sobre

    el incidente y l estaba de acuerdo en que no haba mujeres bateristas famosas. Pero igual me pasaba

    algo, capaz que me estaba empezando a gustar, no s. Corr hasta alcanzarla y me qued sin aire,

    porque soy asmtico y aunque no llova, la humedad me haca mal.

    Qu quers? -me pregunt.

    Un baterista. ya te dije, estoy tratando de formar una banda; tengo bajista, pero no consigo

    baterista y no me importa que sea hombre, mujer, blanco, negro o verde. Vos tocs?

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  • Pequea ala Roy Berocay

    Listo, se lo haba preguntado de una.

    Ella se detuvo, justo al borde de un gran charco. Se qued callada y con un gesto como de

    bronca, aunque no saba si era por m, por la pregunta o porque le dola algo.

    Yo toco -dijo bajito, con la voz cortada- pero no me dejan.

    Quin no te deja?

    Mi madre; ella dice que eso no es para mujeres y que los msicos son todos unos vagos

    inservibles, que tengo que estudiar computacin y ponerme a trabajar lo antes posible.

    Eliana se vea triste. Baj la cabeza para esconder las lgrimas. Sent que si para alguien la

    msica era tan importante, entonces esa era la persona que estaba buscando.

    Supongo que no tenes batera entonces.

    Claro que tengo! Tengo una batera usada que me regal mi padre antes de irse a Estados

    Unidos, pero ella dice que slo lo hizo para hacerla enojar ms y la tiene guardada con llave en un

    armario.

    No me anim a preguntar ms por el padre. Seguimos caminando en silencio. Cuando llegamos

    al semforo, yo ya tena una idea un poco loca.

    Mr -le dije-, si de verdad quers tocar, pods entrar a mi banda.

    Entonces algo sucedi. Su cara se ilumin durante unos segundos, los ojos le brillaron y me

    mir de una manera como nunca me haba mirado una chica. Fue solo un segundo, despus la cara se

    le apag de vuelta.

    Gracias, pero es imposible, no me va a dejar.

    Lo que quiero saber es si quers formar parte o no, lo dems lo podemos arreglar -insist-.

    Tengo un redoblante que no uso y con l podemos ensayar mientras buscamos alguna manera de

    convencer a tu vieja.

    Otra vez el brillo, esta vez acompaado de una sonrisa. Me dijo que lo iba a pensar y le di mi

    telfono, aunque por su cara, ya saba que iba a decir que s.

    EL PRIMER ENSAYO FUE UN DESASTRE. Estbamos los tres en mi cuarto; Eliana estaba sentada sobre mi cama. Esto parece la letra de una cancin, no? Eliana sentada sobre mi cama. Podra ser una cancin de amor, pero no, era solo porque ella no tena banquito y le quedaba bien sentarse ah para pegarle al redoblante. Por lo menos tena palos. Nicols, que es grandote, estaba parado, recostado a la pared; haba enchufado el bajo a un amplificador casero que tena, con un parlante que zumbaba todo el tiempo. Yo estaba de pe en el medio del cuarto, tratando de no pisar la ropa, los cuadernos, las revistas que adornaban el piso. Una vez ms era el privilegiado: tena la guitarra y tambin un cubo, uno de esos amplificadores chiquitos que ya vienen con parlante y todo, que haba sido de mi viejo.

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  • Pequea ala Roy Berocay

    Al principio les expliqu un tema que haca as y despus cambiaba y entonces cortaba y se

    pona ms fuerte. Le dimos un montn de veces y yo gritaba para tratar de cantar encima del barullo. En

    ese momento, justo cuando mi vieja golpeaba en el piso de mi cuarto con una escoba y se desgaitaba

    gritando baaaaaaaaaaajen el volumeeeeeen! descubrimos algo terrible: yo era un perro cantando.

    Nicols era igual o peor que yo y adems es redificil tocar el bajo y cantar al mismo tiempo.

    Yo no canto -dijo Eliana y se qued cruzada de brazos, mirndonos.

    Me di cuenta de que nuestra carrera a la fama estaba en peligro y entonces dije algo genial:

    Necesitamos un cantante.

    No hace falta decir que estuvieron de acuerdo, as que otra vez a buscar y preguntar. Todos

    decan lo mismo: Cantar? Ests loco? Hasta que, otra vez en el liceo, me cruc con un pibe que tena

    una remera de mi grupo favorito: se llamaba Ricardo y era macanudo: aunque haba un par de

    problemas. Primero: nunca en su vida haba cantado, salvo en la ducha y creo que eso no cuenta como

    antecedente profesional. Segundo: l tambin desafinaba.

    Pens que de ltima lo importante no era que el cantante afinara del todo, con tal de que se

    animara a pararse ah, solo, detrs de un micrfono. Siempre cre que el del cantante es uno de los

    trabajos ms difciles. Si el que canta toca un instrumento, se siente protegido por algo, tiene algo en

    que ocupar las manos. Ni qu hablar s el que canta es baterista, hasta puede esconderse detrs de los

    platos. Pero pararse ah, solo y cantar no es para cualquiera. Ricardo desafinaba, pero quera

    aprender. Adems era muy caradura, era alto, tena pinta -lo cual es bueno para los cantantes-, el pelo

    sper largo y una cosa importante: no se achicaba por nada.

    As que de vuelta a mi cuarto. El lugar ya estaba quedando chico. Para no tener problemas por

    el volumen, esperamos que fuera sbado. Mis padres siempre salan a dar una vuelta los sbados de

    tarde y tena toda la casa para m.

    Por supuesto que tambin fue un desastre, pero me pareci algo menos desastre que la vez

    anterior. Ricardo se esforzaba por gritar para hacerse or, Eliana le pegaba al redoblante y todos

    imaginbamos el sonido de los platillos y las otras partes que le faltaban, a la batera, no a Eliana, quien

    s tena todas las partes en su sitio y como que me estaba empezando a gustar cada vez ms.

    Resultado: a las tres horas de ensayo logramos tocar un tema de principio a fin. No s cmo

    explicarlo: me sent bien: ms que eso, me sent feliz. Fue ah que me di cuenta de que podamos

    hacerlo, de que realmente podamos hacerlo. No era el tema lo que yo escuchaba, sino cmo podra

    llegar a salir si tuviramos micrfono y batera, si el bajo no sonara como una vieja sin dientes soplando

    con los labios apretados. Linda imagen, no? Era lo que escuchaba en mi cabeza lo que importaba.

    Supongo que a todos les pareci lo mismo, porque cuando terminamos de tocarlo, la primera vez que

    sali entero, sin que nadie pifiara ni nada, esa vez, cuando Eliana peg el ltimo palazo, nos quedamos

    callados, mirndonos. Senta una cosa nueva, una rara alegra y pensaba que de verdad habamos

    creado algo. Que en el aire, en un lugar donde antes no haba nada, ahora haba existido una cancin.

    Me acordaba de algo que mi viejo siempre estaba dicindome, aunque nunca le haba dado pelota

    hasta ese momento: que un tema es como una escultura creada en el aire, una escultura de sonidos.

    Era impresionante, aunque es cierto que no era la Novena Sinfona ni nada de eso, sino una vulgar

    cancin de esas de tres acordes, verso-estribillo-verso-estribillo-solo-estribillo-final. Pero era nuestra.

    Aunque yo la haba compuesto, en ese momento senta que no era ma, sino de todos.

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  • Pequea ala Roy Berocay

    Bueno, no hace falta aburrir con los detalles de cada uno de los temas que fuimos aprendiendo.

    Ricardo logr convencer a su viejo de que le comprara un micrfono y Nicols consigui un platillo

    rajado no s dnde, as que al poco tiempo logramos sacar ms temas, ms o menos como a la octava

    queja de los vecinos que insistan con la estpida costumbre de dormir la siesta los sbados de tarde,

    justo cuando nosotros ensaybamos.

    Supongo que todo es siempre as cuando uno es adolescente. Nadie trata de ver las cosas

    desde nuestro punto de vista. Ellos, o sea los vecinos, crean que su derecho a dormir la siesta estaba

    por encima de nuestro derecho a hacer msica. Estara bueno que pudiera ser al revs, que uno

    pudiera ir a golpearle al vecino y decirle, seor, con qu derecho se pone a dormir un sbado de tarde,

    justo cuando necesito ensayar? De ltima, qu es ms importante? Que alguien pierda una hora de

    su vida durmiendo, cuando podra estar haciendo algo mejor o que alguien use ese tiempo para crear

    algo? No soy filsofo, es slo que en mi cuarto tengo un pster -otro regalo de mi viejo- que tiene una

    frase de un tipo llamado Bob Dylan, y de mucho pensar en esa frase me convenc de que lo que dice es

    muy cierto: Quien no se ocupa de nacer, se ocupa de morir. As que, si los vecinos estaban

    ocupndose de morir, ese era su problema. Yo estaba ocupndome de nacer. Y listo, basta de

    pensamientos importantes.

    Logramos armar unos cuantos temas y cuando lleg el momento en que comenzbamos a

    cansarnos de tocarlos una y otra vez, Nicols dijo lo que todos sabamos:

    Tenemos que tocar.

    l quera decir en pblico. Salir y enfrentarse a los perros y ver qu pasaba.

    Esa noche, la noche despus de ese ltimo gran ensayo, yo estaba tirado sobre el silln

    mirando la MTV. Estaban pasando a unos tipos horribles que, por alguna misteriosa votacin de no s

    qu misteriosos votantes, ocupaban el segundo lugar en el ranking de la semana. Los miraba y

    pensaba cmo cuernos haban logrado que les dieran tanta manija. Es cierto, haban filmado un video

    que sale una torta de guita, pero la cancin era muy chota, algo que cualquiera poda hacer, incluso

    nosotros. Pero ellos estaban ah, en la tele, siendo votados por la gente y nosotros ac, en el fondo del

    tarro, a punto de ser botados por los vecinos. Votados, botados. Mi profesora de idioma espaol se

    sentira orgullosa de m por ese inusual despliegue de conocimiento idiomtico.

    Claro, tambin pensaba en Eliana sentada sobre mi cama y en cmo me gustara que eso fuera

    una frase que no tuviera que ver con que no tena banquito. Pero mejor la dejo ah porque me da un

    poco de vergenza. La cosa es que ahora la vea todos los das; pero nunca a solas. En los recreos

    nos juntbamos los cuatro y andbamos por el pasillo con aire de banda de rock. Era algo invisible, que

    solo nosotros sentamos. Nadie iba a darse vuelta y decir: Miren, una banda de rock!! Pero nosotros lo

    sentamos.

    Tambin la vea en los ensayos. Cuando terminbamos, ella nos daba un beso a cada uno,

    deca chau y se iba apurada porque tena miedo de que se le armara lo con la madre. Obviamente no

    le haba contado que estaba en un grupo. En realidad le deca que iba a la casa de una amiga y tema

    que la madre hubiese llamado para preguntar por ella. Algo que efectivamente sucedi y no pudo salir

    de la casa, salvo para ir al liceo, durante dos semanas.

    Pero a veces, cuando la madre estaba trabajando, ella me llamaba por telfono.

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  • Pequea ala Roy Berocay

    No aguanto ms, me quiero ir con mi viejo!

    Y yo le deca que aguantara, que no se iba a ir del grupo justo ahora.

    Justo ahora qu?

    Bueno, capaz que podemos tocar, yo qu s.

    Me daba cuenta de que ella estaba mal y que tena que hacer algo para ayudarla. Tambin

    senta que me gustaba tanto que ya empezaba a doler, pero me bancaba para no complicar las cosas.

    S que suena raro, pero en ese momento para m, lo primero era el grupo y tena miedo. Qu pasara

    si encarbamos y despus nos pelebamos? Se iba a ir todo al cuerno. As que me senta atrapado en

    ese problema que no saba cmo resolver. Tambin me daba cuenta de que si no suceda algo pronto,

    los dems se iban a aburrir. Eliana quiz lograra que su padre se la llevara con l a Estados Unidos y

    yo tendra que empezar todo desde el principio.

    Por suerte para mi egosmo, en el liceo se arm flor de lo.

    UN DA ESTBAMOS EN CLASE y vinieron los del gremio a hablamos de no s qu proyecto

    que haba y de que tenamos que unimos e ir a la huelga. La mayora levantamos la mano a favor de la

    huelga: algunos porque se queran ir a las maquinitas, otros porque estaban convencidos. Yo, porque

    estaba aburrido, no quera quedar como un gil y adems porque pensaba que a lo mejor los del gremio

    tenan razn. O sea, yo formaba parte de los que ramos una mezcla de todas las opciones, un poco

    de aburrimiento y ganas de salir de clase, un poco de conviccin. Adems, ellos hablaron de que

    tambin era para apoyar la lucha de los indgenas mexicanos y aunque no saba nada sobre eso, me

    pareca bien. Me acord que varios de los grupos de rock que ms me gustaban les haban dedicado

    un disco y los de la MTV hasta haban hecho un programa especial sobre el asunto.

    Cuando salimos de clase, unos flacos dijeron que haba que organizar un festival de msica en

    la calle, frente al liceo, para protestar. Ni qu hablar que me arrim enseguida y les dije que yo tena

    una banda.

    Parecan impresionados y me anotaron en una libreta que tena uno de ellos. Despus me

    qued a escuchar porque hicieron una asamblea y hablaron sobre esto y aquello. Era medio aburrido

    porque cada uno que peda la palabra deca lo mismo que el anterior y al final todos votamos para

    seguir la huelga hasta que se terminara ese proyecto que no queramos. Confieso que aunque estaba

    de acuerdo, cont mentalmente las faltas que tena. Saba que un par ms me iban a acercar

    peligrosamente al lmite; como soy asmtico, me ataco seguido y tengo que faltar. Y adems ese ao

    era el primero en que tena que ir de maana, lo que significaba que tena que levantarme a las siete y

    que dos por tres me quedaba dormido. Eso tambin haba bajado mucho mi rendimiento en los

    estudios, porque de maana siempre estaba como abombado y no poda pensar. Una vez le un

    artculo en una revista que deca que los adolescentes necesitan dormir ms que las dems personas.

    Yo nunca lograba dormirme antes de medianoche, porque me quedaba mirando la tele o tocando la

    guitarra o leyendo revistas de msica, as que a veces cuando sonaba el despertador no lo escuchaba.

    Esos das creo que ni la alarma de un ataque nuclear podra sacarme de la cama.

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  • Pequea ala Roy Berocay

    Bueno, despus de la asamblea me encontr con Eliana. Ella iba caminando con un compaero

    de clase, un rubio que se la cree y siempre le anda contando a todos que tiene muchas minas. Un tipo

    detestable. Me peg mal verla ah, sonrindole a ese imbcil y decid intervenir. Me arrim y me hice el

    sorprendido.

    Qu hacs?, estabas en la asamblea?

    El rubio me mir con desconfianza.

    S, claro -contest ella, incmoda.

    Vamos a tocar en el festival! -anunci triunfalmente.

    Ese vamos se refera a ella y a m y claramente dejaba fuera al rubio galn.

    Qu festival? -pregunt l.

    Puse cara de sabelotodo.

    Cmo?, no te enteraste? Un festival de grupos y vamos a tocar.

    Otra vez el vamos" disparado como un misil.

    Eliana tena una expresin extraa. No saba si estaba contenta o qu.

    Y en qu voy a tocar? No puedo subir nada ms que con un redoblante y un plato roto.

    A partir de ese momento el rubio qued totalmente fuera del asunto. Estaba claro que tenamos

    que discutir algo Muy Importante. Eliana lo borr, aunque no de la manera en que me habra gustado.

    Despus te llamo -le dijo y el rubio se alej.

    Sals con ese?

    Se sorprendi y me mir a los ojos. Supongo que trataba de leer mi mente.

    Qu?, ests celoso?

    Yo?, celoso de qu? Es que... no s si lo conocs, dicen algunas cosas jodidas sobre l.

    Qu cosas?

    Nada, nada, no importa. Pero tens una batera, no?

    Y eso qu tiene que ver con l?

    Nada, estbamos hablando del festival.

    Ests celoso y si es eso te aviso que nadie me dice qu tengo que hacer, ni a quin tengo que

    ver ni nada! -sonaba enojada o como alguien que trata de parecer enojada, no poda darme cuenta de

    la diferencia.

    Yo quera hablar del festival noms. No me importa lo que hagas!

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  • Pequea ala Roy Berocay

    Cualquiera poda darse cuenta de que estaba mintiendo. Ella tambin, porque de pronto hizo un

    gesto especial, como cuando se mira a alguien al que no se le cree una palabra. Despus sonri y la

    bes. De una. No s qu pas, fue un impulso. No pens ahora voy a besarla", lo hice noms y slo

    me di cuenta cuando lo estaba haciendo. Me parece que a ella le pas lo mismo porque hubo un

    momento -no s cunto dur, debe haber sido unos segundos apenas, pero me pareci un tiempo muy

    largo, como en las pelculas de ciencia ficcin cuando entran en una brecha del tiempo y un segundo

    dura un ao -en que los dos nos dimos cuenta de lo que estbamos haciendo y nos separamos. Me

    debo haber puesto prpura. Ella se qued mirndome. No saba qu hacer, si besarla de nuevo o salir

    corriendo.

    Tens batera -afirm.

    Todo se mezclaba en mi cabeza: el festival, Eliana, el beso... Tena sabor a chicle de menta. No, ms fuerte, a mentol.

    Y eso qu tiene que ver?

    El mentol?

    Qu mentol?

    Nada, la batera -dije y tom aire-. Quiero decir que hay un festival y anot al grupo para tocar

    y vos tens una batera encerrada en el armario as que vamos hablamos con tu vieja le pedimos que te

    la deje usar y tocamos y listo asunto arreglado.

    Lo dije todo as, sin ninguna coma.

    Me besaste -dijo ella.

    Aquello pareca un dilogo de locos.

    S, vos tambin.

    No, vos me besaste a m!

    Bueno, yo empec, pero no saliste corriendo ni me diste un cachetazo, as que eso quiere

    decir que vos tambin.

    Me miraba confundida.

    Y cmo vamos a convencerla?

    A quin?

    A mi madre.

    De qu? -yo estaba ms confundido que ella.

    De la batera.

    Ah, la batera -contest-. Ni idea, pero ya se me va a ocurrir algo.

    Me gust -dijo ella y empez a caminar.

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  • Pequea ala Roy Berocay

    A esa altura, no saba si se refera a la idea del festival, la idea de rescatar su batera o el beso.

    Si fuera uno de esos escritos con opcin mltiple, que son fenmenos porque es ms fcil copiar

    cuando uno no sabe qu poner, marcara la ltima respuesta.

    Pero minutos despus, cuando caminaba hacia mi casa, solo, y mi corazn lata como el bombo

    de un metalero, sent algo, un pequeo mareo. Supuse que eso se senta cuando uno se enamora de

    alguien, pero mi vieja me dijo que estaba atacado de asma y me hizo usar el apara tito.

    Despus fui a mi cuarto y me tir en la cama. S, la misma en la que ella se sentaba a tocar el

    redoblante. Tena varios problemas por resolver: uno era las faltas por la huelga; capaz que las poda

    justificar con lo de mi asma, aunque eso no estara bien porque si uno hace algo lo tiene que hacer y

    chau. Otro asunto era que tenamos que ensayar ms veces y no podamos esperar al sbado.

    Dormiran la siesta todos los das los vecinos? Acaso nunca tenan nada mejor que hacer?

    Tercer asunto: cmo iba a convencer a la madre de Eliana que le prestara la batera para tocar

    en un festival en apoyo a una huelga?

    Cuarto asunto: bien, le gust, a m tambin. Eso qu significaba? Qu tena que hacer

    cuando la viera? Tena que besarla otra vez? Ms importante: todo esto significaba que habamos

    iniciado una especie de relacin, as, onda noviazgo?

    Eran demasiadas preguntas para un joven inexperto. Entonces hice lo nico que poda hacer en

    esas circunstancias: puse msica fuerte y trat de dormir un rato. A lo mejor los vecinos tenan razn y

    dormir la siesta era la respuesta para todo.

    Aunque cuando estaba casi dormido se me ocurri algo terrible: y si entrbamos en lo de

    Eliana y robbamos la batera? No de verdad, por supuesto, pero algo que pareciera de verdad.

    Despus me dorm y tuve un sueo brbaro: so con ella, pero ni bajo tortura contara los detalles,

    ESTBAMOS A MIERCOLES Y EL FESTIVAL se iba a hacer el sbado por la tarde. Haba

    como siete grupos anotados: nosotros, es decir. La Misma Basura, Guerra Nuclear, Los Perros

    Muertos, Vmito Pesado, Pescado Crudo, Los Lactantes y otro ms que no me acuerdo. La

    combinacin iba a ser un poco rara, porque algunos de los grupos eran punks, otros eran metaleros y

    estbamos nosotros que no s en qu categora podramos entrar. Segn mi breve experiencia, unos

    no solan llevarse muy bien con los otros, pero de ltima, lo que me pareca importante era tocar.

    Bueno, s tena un poco de miedo de que nos tiraran botellas, pero saba que si quera tocar tena que

    aguantar. Claro, tambin me preocupaba el asunto de ser algo bajo de estatura y bastante flaco. O

    sea, en una pelea, seguro me tiraban al primer golpe.

    Suficiente de alabanzas para mi fsico privilegiado. La cuestin era que estbamos a mircoles

    y si bien habamos logrado ensayar casi todos los das, gracias a una negociacin que mis viejos

    hicieron con los vecinos prometindoles que era solo por esta semana, todava no haba resuelto el

    asunto de la batera de Eliana.

    11

  • Pequea ala Roy Berocay

    Al da siguiente de nuestra actividad bucal, ella vino a casa para ensayar y claro, estaban Nico y

    Ricardo y no hablamos casi, salvo de los temas y del toque y todo eso. Despus, cuando terminamos,

    yo le dije que la acompaaba a la casa y Ricardo, que iba para ese lado, se nos col. As que

    caminamos un montn de cuadras sin decir nada, excepto Ricardo que estaba muy contento porque los

    temas le estaban empezando a salir mejor y no paraba de hablar del festival.

    En el segundo ensayo decid no correr ningn riesgo, aunque no quera contarles a Nico y

    Ricardo que Eliana me gustaba ni nada de eso. Pero por las dudas, les dije que despus iba a ir con

    ella hasta la casa para hablar con la madre a ver si nos prestaba la batera y que mejor iba solo porque

    si los vea a ellos, que eran mucho ms peludos que yo, por ah pensaba cosas raras. Funcion. As

    que salimos de mi casa y cuando bamos a unas dos cuadras, resolv preguntarle:

    Y?

    Y qu?

    Y bueno, ya sabs...

    Ah -dijo ella y sonri.

    Por qu son as las mujeres? Nunca lo sabr. Ella podra haberme dicho s, estuvo bien, me

    gusts mucho, algo. Pero no, simplemente dijo ah y sonri y yo tena que adivinar qu significaba eso.

    Bien, analicemos. Ella dijo ah y sonri. No dijo ah y puso mala cara, o sea que ah tena un punto a

    favor. As que insist:

    Si quers saber algo, por qu no pregunts directamente?

    Tena razn, pero me costaba.

    Bueno, ya sabs: qu se supone que somos ahora?

    Me mir, levant la mano y me acarici una mejilla.

    Veis qu quers que* sea?

    Y... no s.

    Bueno, cuando lo sepas me lo decs.

    La vida es complicada! En serlo. Qu tena que decir? Cul era la respuesta correcta? Al

    menos acababa de darme cuenta de que no era la que yo di. Qu tena que decirle? No estaba

    seguro tampoco de qu quera exactamente, as que la dej por esa y cuando llegamos a la esquina de

    su casa, dije chau, me di vuelta y volv.

    Eso fue lo que sucedi con relacin a ese tema. Al menos hasta ah, porque, claro, las cosas

    continuaron. Pero basta, lo otro que me preocupaba mucho era lo de la batera. Era mircoles y eso no

    estaba resuelto. Nico y Ricardo me haban preguntado corno me haba ido con la madre de Eliana y les

    haba tenido que mentir, dicindoles que no estaba. Pero ese da, cuando terminamos de ensayar, les

    propuse a todos que furamos con Eliana hasta la casa a encarar a la vieja.

    Estn locos! -protest ella-. Los va a sacar a patadas.

    12

  • Pequea ala Roy Berocay

    Al menos lo vamos a intentar -insist y aunque ella no estaba convencida, dijo que bueno, pero

    que despus no nos quejramos.

    As que fuimos hasta la casa. Esperamos hasta que Eliana abriera y entrara. Casi enseguida

    volvi a decimos que su madre no estaba.

    Entonces la esperamos -dije hacindome el lder.

    Nico y Ricardo estuvieron de acuerdo y Eliana decidi hacernos pasar.

    Total, el lo se va a armar igual.

    Nos sentamos en el sof. La casa era chica, pero linda. Quiero decir, no era uno de esos

    lugares llenos de adornos horribles y muebles recontra antiguos con olor a naftalina. Tena unos

    cuadros bastante locos, tipo surrealistas, y artesanas hippies colgadas en algunos lugares. Pocas

    cosas, las justas, nada ms. A las que voy es que el lugar no coincida con la idea que me haba hecho

    de la madre de Eliana. Para mejor, ella nos cont que los cuadros los haba pintado la madre, pero que

    despus de lo de su viejo, ya no haba hecho otros.

    Entonces al rato se me ocurri la idea. Ya la haba tenido antes, pero ahora de pronto me

    pareca posible.

    Dnde est la batera?

    Eliana seal un armario con candado.

    Yo les dije que a menos que la madre llevara la llave cot ella todo el tiempo cosa que me

    pareca poco probable seguro la tena en algn lado.

    Ests loco? Eliana no quera saber nada del asunto, pero la convenc. Solo bamos a abrir,

    sacar la batera, llevarla y despus ella podra decir que haban entrado ladrones o algo por el estilo.

    S que era una idea bastante estpida, pero solo faltaban dos das y medio para el festival que.

    en ese momento, era la cosa ms importante del universo para m.

    As que sin hacer mucho caso a las protestas de Eliana, busqu en los cajones por toda la casa,

    hasta que encontr unas llavecitas qu parecan de candado. La segunda llave abri y nos quedamos

    con la boca abierta. Era como cuando los expedicionarios descubren la momia del rey Pirucho IV en la

    pirmide secreta. Ah estaba, con los aros cromados, los parches casi nuevos, con platos, atriles, todo,

    todo, todo.

    Lanzamos exclamaciones varias y decidimos apuramos antes de que llegara la vieja. Sacamos

    el bombo, el redoblante, los atriles que se cayeron e hicieron un ruido brbaro. Juntamos todo; Nicols

    llevara algunas cosas, Ricardo otras y yo la menor cantidad posible, porque mi fuerza es muy limitada.

    Eliana estaba muy nerviosa, deca que nos iban a meter a todos en cana, (pie mejor la volviramos a

    guardar. Pero no quera escucharla.

    Entonces, justo en el momento en que nos encaminbamos hacia la victoria, escuchamos el

    sonido de llaves, vimos girar el pestillo y la puerta se abri.

    13

  • Pequea ala Roy Berocay

    Por las historias de Eliana, me haba imaginado a una mujer vieja, llena de arrugas y ojos

    malvados, una especie de bruja. La mujer que estaba ah, muy sorprendida, era bastante joven, bonita,

    vesta vaqueros y botas y si la hubiera cruzado en la calle, nunca, ni por un segundo, habra imaginado

    que ella era la mam de Eliana.

    Eliana!

    Fue lo primero que dijo, aunque no lo nico.

    Se puede saber quines son estos y qu estn haciendo?

    Les dije! se quej Eliana y corri a meterse en su cuarto, dejndonos solos frente al

    enemigo.

    Explcale dijo Nicols, gran amigo, mientras Ricardo asenta y miraba el techo.

    S -dijo la madre-, explcame.

    COMO UN PRISIONERO QUE INTENTA ZAFAR de la silla elctrica, habl hasta por las orejas.

    Trat de cambiar la situacin, de hacerle ver a la madre de Eliana que ella era la que estaba

    equivocada, de explicarle que la msica para la hija era lo ms importante del mundo, igual que para

    nosotros y que, por favor, nos perdonara, pero no nos haba dejado otra opcin. Hasta yo estaba impresionado.

    La madre, que se haba quedado en el mismo lugar desde que nos haba descubierto, me

    escuch en silencio. Despus puso su cartera encima de la mesa, las llaves a un costado y sigui as,

    pensando en quin sabe qu. No pareca enojada, sino triste. Baj la cabeza y el pelo le tap la cara.

    No saba si estaba llorando, pero estaba seguro de que nos habamos metido en un asunto medio

    pesado y que lo mejor era que nos furamos lo antes posible.

    Ella les dijo por qu no quiero que toque?

    Eh... no s, algo... ment.

    -Les dijo que el ao pasado casi queda repetidora porque se pasaba todo el tiempo tocando y

    no estudiaba, ni nada, y que le promet que si mejoraba las notas la iba a dejar?

    No supe qu decir. Cada historia tiene varias versiones y yo no iba a decirle lo que Eliana me

    haba dicho sobre su padre.

    Les cont que su padre era baterista?

    S, algo, pero no me acuerdo bien, sigue tocando?

    Ella me mir y sonri con tristeza, se encogi de hombros y despus avanz hacia m.

    14

  • Pequea ala Roy Berocay

    Sebastin? -pregunt, aunque por su tono pareca estar segura.

    S.

    As que vos sos... el famoso Sebastin.

    No saba qu quera decir con eso. Famoso seguro que no era, a menos que Eliana le hubiese

    contado lo de, bueno, eso. La madre pareci leerme la mente.

    Ella nunca me cuenta nada, pero se le da por escribir cosas y las deja por ah, en el bao,

    arriba de la mesa, al lado del telfono... estoy segura de que lo hace a propsito para que yo las lea. Es

    su manera de comunicarse.

    Ah -y mir a Nico y a Ricardo que no entendan absolutamente nada.

    Mucho gusto-dijo ella-. Me llamo Rosario, aunque tambin debo ser la bruja malvada, no?

    Es difcil hablar con una persona que parece tener todas las respuestas antes de que uno pueda

    abrir la boca, as que no dije nada.

    Entonces ella me mir a los ojos. Tena ojos sper claros, casi transparentes.

    Cudala -dijo bajito.

    No me anim a preguntar si se refera a Eliana o a la batera.

    Quiere que la guardemos? -pregunt como manera de averiguar de qu estbamos

    hablando.

    No, djenla ah que yo me ocupo contest, por lo que supe que ella quera que cuidara a

    Eliana y que, por lo tanto, saba que yo y la hija tenamos algo aunque yo todava no supiera qu.

    Salimos en silencio, ella cerr la puerta.

    El resto de la noche me pas en casa esperando que Eliana llamara. Qu te pasa? -me pregunt m madre que siempre se daba cuenta de mi estado de nimo.

    Nada -contest como de costumbre. El telfono segua sin sonar.

    Y sigui sin sonar todo el jueves, en el que fui al liceo slo para ver s ella haba ido. Pero

    estaba cerrado por el asunto de la huelga. Solo estaban los del gremio haciendo peajes v pintando

    carteles.

    Ese da suspendimos el ensayo. Esperamos horas para ver si Eliana venia. Ninguno se anim

    a llamar. Sentamos que habamos metido la pata a lo grande, que le habamos armado terrible lio con

    la madre y que a lo mejor hasta tena que dejar el grupo.

    Todo se vena abajo. Esa noche, cuando estaba cenando con mis padres, apenas si logr

    comer un poco.

    Ests nervioso por lo del sbado? -pregunt mi viejo.

    15

  • Pequea ala Roy Berocay

    Dije que s y l me larg uno de sus discursos acerca de cmo haba que encarar el asunto de

    tocar y lodo eso, mientras mi vieja me observaba callada. Ella saba -ella siempre sabe-, pero no es de

    hablar mucho.

    Entonces, el viernes sucedi lo inesperado. SON EL TELFONO. Era ella.

    Me dejo! -gritaba la voz de Eliana-. En serio, me dej!

    La batera?

    S!

    Eso s que era un cambio en la situacin.

    Pero, qu pas?

    Uf! Es toda una historia; anoche discutimos, despus lloramos y estuvimos hablando horas y

    horas, casi hasta el amanecer. Hoy de maana, antes de irse a trabajar, me dej una nota.

    Y que deca?

    Muchas cosas, ms bien era como una carta, pero no importa, el asunto es que puedo usarla.

    Yo quena saltar, darme la cabeza contra el techo. Eliana no dejara la banda y adems

    tendramos batera, una de verdad. Cuando nos despedimos, me imaginaba el festival, toda la gente

    ah y nosotros tocando por primera vez.

    Esa tarde ensayamos como nunca. Haba una cosa, no s, una energa especial que haca que

    todo pareciera mejor que nunca. Despus, cuando la acompa hasta la casa, nos quedamos un rato

    en una esquina. Ya estaba oscureciendo y estuvimos un rato juntos. El mundo volva a ser un lugar

    lleno de posibilidades increbles.

    SBADO, HORA DEL FESTIVAL, frente al liceo. Haba muchos pibes y otros no tanto que no

    s de dnde haban salido. Nosotros estbamos en la vereda, con los instrumentos y los equipos y

    por supuesto la batera. Habamos cargado todo a pie desde mi casa con la ayuda de algunos

    amigos, Diego, Equis y otros. Estbamos muertos de cansancio porque haban sido unas cuantas

    cuadras. La gente nos vea pasar y se quedaba mirndonos, todos esos peludos mugrientos as nos

    llamaban a veces y una chica, cargando instrumentos y equipos por la calle. Seguro que parecamos

    un desfile de carnaval, pero a m no me importaba nada.

    16

  • Pequea ala Roy Berocay

    Estbamos ah en la vereda y tenamos miedo, un miedo terrible. Y si todo sala mal? Si

    justo se rompa una cuerda? S nos tiraban cosas? Si nos equivocbamos en aquella parle que dos

    por tres nos sala mal?

    Tambin haba otros motivos de preocupacin. Con botellas de cerveza y cajas de vino estaban

    por un lado los punkies: parados a un costado, mirando a todo el mundo como con desprecio o

    aburrimiento o caras de estar deprimidos, porque los punkies generalmente parecen estar deprimidos.

    A veinte y tantos aos de los Sex Pistols, ah estaban, con los pantalones bien ajustados, las camisetas

    pintadas a mano con la A" de anarqua. Algunos seguro que no eran del liceo. A otros los conoca de

    los recreos y eran tipos bastante tranquilos y amables, pero ahora estaban ah. como muy lejos,

    formando parte de otro mundo.

    Tambin, un poco ms all, con el pelo bien largo, camisetas por encima de los buzos de manga

    larga, bolas, camperas de cuero y todo lo que iba con eso, estaban los metaleros. Ellos siempre tienen

    pinta de ser ms pesados y se mueven todos juntos, onda tribu, igual que los punkies. A m me caen

    bastante bien, es decir, no es que los punkies me caigan mal, pero los metaleros son tipos ms simples,

    ms... no s, de barrio y sin vueltas. Y sobre todo son muy leales, se defienden entre ellos, se ayudan,

    siguen a muerte a sus grupos.

    En medio se mezclaban aislados integrantes de otras tribus. Estaban los skaters, los surfistas,

    los hard-core, los hip hopers, los alternativos que son un poco una mezcla de todos los dems, con

    camperas de franela a cuadros, algunos con el pelo largo, otros ms corto, algunos con bermudas de

    tres cuartos y botas, otros con vaqueros todos rotos y as.

    Y claro, tambin estaban los dems, la masa a la que tanto le daba lo que fuera, con tal de

    pasarla bien por un rato.

    El festival se empez a demorar. Vi que haba una especie de reunin y un gordo petiso, de

    campera de cuero, andaba entre la gente llamando a los que integraran algn grupo.

    And vos, que nosotros cuidamos las cosas sugiri Nico.

    Fui. En ese momento unos punkies discutan con unos metaleros, mientras, en el medio, uno de

    los del gremio le echaba las culpas a alguien.

    Nosotros le dijimos que se ocupara, pero no lo hizo! gritaba.

    Me qued parado a dos metros. Aquello pareca ser un asunto de tipos ms grandes, pero el

    del gremio me vio y se acord de m.

    Ven, ven! Vos eras de la Basura, no?

    Asent y me acerqu despacio, con las manos en los bolsillos, un poco encorvado.

    Est todo mal, loco, todo mal! repeta el punkie flaquito.

    Nosotros les dijimos que eso tenan que conseguirlo ustedes! insista el del gremio y yo no

    tena ni idea de qu estaban hablando.

    17

  • Pequea ala Roy Berocay

    La cuestin era que alguien, no s quin, haba sido encargado de alquilar la consola, unas

    cajas y micrfonos. Ese alguien se haba olvidado de hacerlo. Ese alguien iba sufrir algunas

    lastimaduras si llegaba a aparecer.

    Podemos poner la guita de los peajes dijo el metalero, O hacer una colecta e ir ahora a

    buscar las cosas.

    Hubo acuerdo, el del gremio se fue v volvi unos minutos despus con la plata que haba que

    dejar de sea.

    Alguien puede conseguir un auto?

    Todos nos miramos. Ninguno poda. El punkie dijo que no Importaba, que alquilaran lo que

    pudieran cargar en un taxi, as que el del gremio le dio plata para eso tambin. Se ve que lo conoca y

    le tena confianza. Despus el metalero y el punkie se fueron juntos y yo volv a mi lugar con los

    dems.

    Hay problema con los equipos -les expliqu

    Ah le agarr una mano a Eliana. Nico y Ricardo sonrieron, pero no dijeron nada, supongo que

    ya se imaginaban.

    Pero claro, era sbado de tarde y cada vez haba ms pibes. Ahora toda la calle frente al liceo

    estaba ocupada, al punto de que algunos se haban puesto a desviar los autos. Las botellas seguan

    pasando de mano en mano y ah cerca se escuchaba una discusin que iba subiendo de tono.

    No s quin fue: si el director, que estaba dentro del local y cada tanto se asomaba a la puerta

    como un general de una vieja pelcula de cowboys que esperaba un ataque apache, algn vecino

    que pens que se iba a armar o algn automovilista indignado porque haba tenido que doblar. Pero

    alguien llam a la cana.

    Como media hora despus de la partida de la expedicin de los equipos, un patrullero apareci

    en la esquina.

    Tranquilos, tranquilos! gritaban los del gremio, mientras algunos pibes se alejaban por las

    dudas y otros se acercaban por la misma razn.

    Vi que los del gremio conversaban con uno de los policas que se haba bajado y nos miraba

    como un astronauta que descubre vida en Ganimedes. Quince minutos despus la conversacin se

    haba convertido en discusin. Eso pareca, porque el otro polica se haba bajado y un montn de

    pibes se amontonaban alrededor. Algunos empezaban a saltar y a cantar cosas poco amables contra

    los canas.

    Mejor corremos las cosas unos metros suger.

    La Misma Basura y amigos se alej unos cuantos metros del lugar de aquella negociacin entre

    los caraplidas y los indios. Cada vez haba ms gente amontonada, los cnticos se extendan a lo

    largo de la calle. De pronto hubo gritos y empujones. Algunos corrieron, otros pidieron calma, volaron

    botellas.

    18

  • Pequea ala Roy Berocay

    En medio de todo es lo, vi que por la esquina regresaban, sin nada, el metalero y el punkie.

    quienes inmediatamente fueron a meterse en el tumulto. Los policas subieron al patrullero y se

    alejaron rpidamente entre los gritos. Seguro que iban a volver y no precisamente solos.

    Me parece que se suspendi todo -coment.

    En ese momento no me sent mal. En realidad estaba asustado. Qu pasaba si se armaba lio

    con nosotros ah, con las guitarras, los equipos, todo eso? No podamos correr y dejar las cosas.

    Y si nos vamos? sugiri Eliana y todos estuvimos de acuerdo, as que avanzamos hacia

    el extremo ms alejado del gento y doblamos la esquina.

    Qu pasa, loco, se van? nos gritaron unos pibes que estaban sentados en el cordn de la

    vereda.

    No dijimos nada y seguimos caminando hasta llevar todo de vuelta a mi casa.

    Esa fue nuestra primera gran casi-actuacin. Al menos ahora sabamos que podamos cargar

    cosas durante muchas cuadras y que, si uno quiere tocar, lo mejor es asegurarse de que todo est bien

    organizado.

    Los amigos se fueron y los cuatro nos quedamos en mi cuarto, sentados, sintindonos el ltimo

    de los ltimos de los grupos de rock del mundo.

    Igual iba a ser un desastre dijo Ricardo, que casi no haba abierto la boca en toda la tarde.

    S, no daba intervino Nicols acariciando la funda de bajo que le haba hecho la madre con

    una lona vieja.

    Eliana miraba su batera.

    Siempre es igual dijo. Todo es igual, a nadie le importa.

    Bueno, a m me importaba, a nosotros nos importaba, ramos un grupo y esto era parle del

    asunto, estar juntos, unidos, incluso en cosas como las que habamos pasado. No nos haba sucedido

    nada. Podra haber sido peor. Por suerte, adems de nuestro orgullo, lo dems estaba todo intacto.

    Pongo un amigo que conoce a un tipo que tiene un boliche coment Ricardo al rato.

    Un boliche? Ests loco? Si ni siquiera dejan entrar a menores.

    Nadie habl hasta que Nicols tuvo una brillante idea.

    Conocen a alguien que est por cumplir quince? Alguna que vaya a hacer fiesta, quiero

    decir, capaz que podemos conseguir algo as.

    Por qu no se me haba ocurrido? Los cumpleaos de quince eran casi la nica actividad

    social que tenamos. Ninguno de nosotros Iba al cine. Recitales haba muy pocos y si los grupos que

    nos gustaban tocaban en boliches, no nos dejaban entrar. Tampoco podamos ir a bailar a lugares de

    verdad. Ir a las matines, esas discotecas para nios, en las que servan refrescos y las nias llegaban y

    se iban acompaadas de sus padres, era un asco. Qu otra cosa podamos hacer, sino ir a los

    cumpleaos de quince? A veces con invitacin. Otras a tratar de colamos. Si no, lo nico que quedaba

    era andar por ah, en la esquina, sin hacer nada. Menos mal que nosotros al menos tenamos el grupo.

    19

  • Pequea ala Roy Berocay

    Yo conozco a alguien que est por cumplir dijo Eliana.

    Su cara haba cambiado. Tena algo diferente, un brillo malvado en los ojos.

    Quin, una compaera? preguntamos.

    Ella neg con la cabeza.

    Yo.

    Nos quedamos mirndola llenos de admiracin. Eliana iba a cumplir quince. Claro, yo tambin,

    pero a los varones solo les hacen cumpleaos normales. A las mujeres, a algunas al menos, se lo

    festejan y a veces hasta con grupo y todo.

    No quise ilusionarme, la madre de Eliana no pareca ser de las que hacen fiestas de quince y

    aparte estaba lo de su situacin econmica, con lo del padre y todo eso.

    Pero Eliana estaba ah, sonriendo.

    ELIANA CUMPLA EXACTAMENTE veintitrs das despus de aquella memorable tarde en la

    que casi tocamos. Eso signific tener unos cuantos ensayos con lo que logramos mejorar un poco,

    aunque yo tena la maldita costumbre de romper muchas cuerdas y me tena que aguantar a mi viejo

    quejndose porque salan caras. En esos das Eliana llam por telfono al padre a Estados Unidos y le

    pidi si le poda mandar algo de plata para su cumpleaos. l le dijo que s, pero que no iba a ser

    mucho.

    Segn su plan, ella iba a hablar con un amigo de su padre que tena un garaje. Era un garaje

    bastante grande y quedaba cerca de lo de Eliana. Su idea no era hacer un cumpleaos de quince, sino

    un concierto. Usar la plata para comprar algo de comida, algo para tomar, alquilar unas cajas,

    micrfonos y una consola. Tambin invitaramos a un montn de amigos, incluso a algunos que saban

    tocar y haramos una fiesta de verdad, sin tas gordas, parientes insoportables, vestido de quince,

    cortejo ni vals.

    El plan era fantstico y yo estaba cada vez ms enamorado de Eliana. Cuando estaba con ella,

    a solas quiero decir, me senta de una manera muy especial. Pero no quiero referirme a eso.

    La cuestin es que la madre tena otros planes y de nuevo hubo terribles discusiones, hasta que

    las dos se pusieron de acuerdo.

    La madre quera invitar a los parientes. Deca que si no lo haca se Iban a ofender. Entonces el

    acuerdo fue que haran una pequea fiesta, algo para la familia y algunos pocos amigos, en la casa

    que quedaba exactamente a dos cuadras del garaje y despus nos iramos para el otro lado a tocar.

    No estaba mal. De esa manera todos se iban a quedar contentos.

    20

  • Pequea ala Roy Berocay

    El da del cumpleaos yo estaba tan ansioso que no me bancaba. Era sbado y estbamos en

    clase. Lo de la huelga haba fracasado a los pocos das. En mi banco, que por desgracia quedaba

    demasiado adelante, ya que nos sentaban por estatura, yo dibujaba una guitarra en mi cuaderno y

    pensaba en lo maravilloso que iba a ser nuestro debut. Pero cuando salimos al recreo, fui a buscar a

    Eliana y ella estaba rara.

    Qu te pasa? Ests nerviosa?

    Ella me mir.

    No pasa nada -asegur.

    No s porqu, pero no pude creerle. Haba algo en su voz, en su cara, algo nuevo y diferente y

    por un momento tuve una fea sensacin. Pero al rato estbamos conversando normalmente y todo

    pas.

    Esa noche, despus de discutir con mi madre porque dej el bao un poco desordenado

    aunque la medida del desorden vara segn la persona, para ella era un desorden terrible me puse

    mi mejor camiseta, agarr mi campera, la guitarra y sal. El equipo lo habamos llevado al garaje antes,

    junto con todo lo dems. Iba a estar buensimo, estar ah, todos Juntos, tocando frente a tres hileras de

    autos vacos.

    Eliana estaba en la casa, rodeada de familiares que le haban regalado decenas de cosas,

    algunas buenas como un walkman, otras inservibles, como un vestido rosado que no usara ni muerta.

    Los del grupo estuvimos un rato con ella y la madre fue de lo ms amable, invitndonos con refrescos y

    saladitos. Incluso Eliana, que se haba vestido para la ocasin con una cosa muy pero muy corta,

    medio hippie, que le haba regalado la madre, pareca muy contenta. Iba y vena, escuchaba con

    atencin a su ta abuela medio sorda, sonrea con los padrinos y los abuelos y hasta convers mucho

    rato con una chica, ms o menos de nuestra edad, que parcela vestida para un casamiento. Eliana la

    trajo hasta donde estbamos sentados y la presento. Era su prima Leticia del Interior, una flaca

    bastante linda y sonriente que nos miraba como a bichos raros pero a bichos raros que Ie

    gustaban sobre todo a m. Es que unos minutos despus, cuando se alejaron rumbo a la mesa, ella

    se dio vuelta y me mir. Not que Eliana se daba cuenta y pona esa cara que tienen los asesinos en

    las pelculas, as: fra, casi que parece amable y todo, justo antes de la bala en la nuca

    Yo no estaba para ninguna historia Eliana me gustaba tanto que ni supliera miraba a las otras,

    bueno, no demasiado al menos. Leticia se qued por ah, sentada junto a una mesa. Cada tanto,

    cuando yo miraba en esa direccin, me daba cuenta de que ella segua mirndome. Pens que a lo

    mejor Eliana le haba contado sobre m y que eso despertaba su curiosidad, aunque despus iba a

    descubrir que ella era algo ms que curiosa.

    Decidimos irnos al garaje para armar las cosas y hacer una prueba, aunque fuera sin Eliana.

    La acstica del lugar era terrible. Los acordes de la guitarra rebotaban en el lecho de chapa y el

    bajo se escuchaba como una enorme bola de sonido confuso. La voz de Ricardo, un poco ms afinada

    que antes, sonaba como el quejido de un gato. Pero ramos felices. Esa vez nada iba a impedir que

    tocramos, que les mostrramos a nuestros amigos que ramos capaces de hacer algo.

    21

  • Pequea ala Roy Berocay

    A la hora, ms o menos, comenzaron a caer los invitados, del liceo, del barrio; eran en su

    mayora varones y algunas chicas aqu y all. Pusimos msica y arrimamos unos mediotanques con

    hielo en los que haba bebida. Llegaron tambin otros amigos con guitarras y todos mirbamos el reloj

    de pared, esperando que llegara la homenajeada.

    A eso de la una y media se abri el portn y apareci Eliana. Se haba cambiado y ahora vesta

    como siempre, vaqueros y un buzo. Detrs suyo, todava con su traje de aspirante a miss primavera,

    entr Leticia. Algunos flacos le silbaron y le dijeron cosas (olvid mencionar que ella estaba bastante

    desarrollada y el vestido era algo amplio de panorama). Eliana sigui de largo y vino derecho a m,

    dejando a Leticia en medio de los lobos.

    Ests de vivo? -me larg.

    No saba de qu estaba hablando, pero lo imagine.

    Te cres que no me di cuenta? insisti.

    Yo... no... de qu ests hablando?

    Ah, claro, hacete el que no sabs!

    Es que no s dije y vi que Nico se acercaba, frenaba y se alejaba al darse cuenta de que

    estbamos discutiendo.

    Me vas a decir que no estuviste mirndola!

    A quin?

    Otra vez esa mirada asesina. Tena que responder, rpido.

    Ah! Vos lo decs por la ridcula de tu prima? Ests loca? La viste bien?

    S, justamente, y creo que vos tambin.

    Qu le iba a decir, que la prima estaba fuerte, pero que no me interesaba, que la haba mirado

    como cuando destilan esas minas en la tele en los programas de verano? Era una situacin complicada

    y me defend como pude.

    No saba que eras tan celosa, eso quiere decir que te importo.

    Imbcil! me grit y se alej hacia el improvisado escenario, se sent a la batera, agarr

    los palos y comenz a pegarle a los tambores con furia. Sonaba como una locomotora.

    En ese momento escuch una voz que deca mi nombre, una voz femenina. Me acord de esa

    ley que asegura que todo lo que puede salir mal sale mal. Antes de darme vuelta ya saba que era ella.

    Cundo vas a tocar? pregunt Leticia. Tena ese acento de algunas personas del Interior

    y eso le daba un aire ms extico. Los tambores de guerra sonaron ms fuertes. Tena que escapar,

    correr por mi vida. Ella no haba preguntado cundo bamos" a tocar, sino solo a m y me miraba de

    esa manera otra vez.

    22

  • Pequea ala Roy Berocay

    Creo que ahora dije y me alej en direccin de Nico y Ricardo mientras la msica del disco

    se mezclaba con los redobles y platillazos de Eliana.

    Agarr la guitarra y sub. Sub es un decir, ya que en realidad todo estaba armado en el piso,

    sobre una lona amarilla. Enchuf en el equipo, sub el volumen. Eliana segua tocando, hice un acorde

    y me acerqu a ella, me inclin y trate de darle un beso en un cachete pero ella me sac la cara. Volv

    a mi lugar, Ricardo ya estaba parado frente al micrfono y Nico atinaba el bajo.

    De pronto la msica ces y hubo un raro silencio, forillo, tenso. Despus los amigos empezaron

    a gritar: Basura, Basural tipo hinchada de ftbol y a saltar. Uno de ellos, Diego, que era bastante

    delirado y payaso, le sac el micrfono a Ricardo.

    Seoras v seoreeeceeces! grit a todo pulmn. En vivo y en directo desde el ltimo

    camin recolector, con usteeeeeeedes La Misma... Basuuuuuuuura!

    Diego peg un salto y sali corriendo hacia la gente y empuj a varios que casi se caen.

    Marc! le dije a Eliana. Ella me mir enojada.

    Marc! -insist.

    Un-dos-tres-cuatro. Ella marc y largamos. Todo el mundo empez a saltar y a empujarse y a

    chillar. No puedo explicar cmo me sent, era algo muy diferente a cuando ensaybamos, senta que

    los nervios me empujaban, pero a medida que el tema avanzaba y no suceda nada extrao, iba

    entrando en confianza y algo muy parecido a la felicidad me recorra el cuerpo. Estbamos tocando.

    Estbamos tocando de verdad!

    Mir a Nico que se mova de un lado a otro con el bajo y daba pequeos saltos, a Ricardo que

    se agarraba del micrfono como si fuera lo nico en el mundo, a Eliana, perdida entre los platos y los

    tambores, sus palos subiendo y bajando, cayendo contra los parches, lanzando explosiones cortas,

    pam. pam, pam! Rodendonos, los amigos seguan saltando, gritando, incluso Leticia que pareca uno

    de esos perros a los que sueltan muy de vez en cuando y andan corriendo por todos lados como locos.

    Ella se mova como si bailara por primera vez en su vida, saltaba sin importarle demasiado que su

    vestido no haba sido diseado para contener ese tipo de movimientos. Los lobos la rodeaban aullantes

    y yo trataba de no mirar, pero no poda.

    As fue. Un tema detrs de otro. Casi sin parar, porque, a sugerencia de mi anciano padre,

    habamos hecho una lista para cada uno, as no perdamos tiempo en decidir qu bamos a tocar.

    Dur como media hora noms, porque nuestros temas eran ms bien cortos y cuando

    terminamos tena ganas de saltar, de abrazar a todo el mundo. Es cierto que nos habamos equivocado

    unas cuantas veces. Y qu? Todo el mundo se equivoca a veces, hasta los ms capos. Pero

    mientras limpiaba las cuerdas y guardaba la guitarra en el estuche, tena esta cosa dentro. Me pare y

    ah estaba Nico, con una sonrisa enorme, esperando algo. Nos abrazamos y despus tambin con

    Ricardo. Eliana se haba quedado sentada, agotada, mirndonos. La mir, no saba qu esperar de

    ella. Entonces solt los palos, se par y nos abrazamos. No solo ella y yo, sino los cuatro, formamos

    un crculo. All atrs se escuch un aplauso, fuerte, largo. Era su madre, que casi enseguida volvi a

    irse. Nico y Ricardo se soltaron y yo me qued as, abrazado a Eliana una eternidad. Por fin todo

    pareca volver a la normalidad. Por encima del hombro de Eliana, vi que Leticia aceptaba una botella

    que alguien le arrimaba y pens que las cosas podan complicarse. 23

  • Pequea ala Roy Berocay

    Mientras tocaban nuestros amigos y Diego entre tema y tema contaba chistes y deca

    estupideces por el micrfono, yo segua abrazado a Eliana. Es decir, ella me sostena como si tuviera

    miedo de soltarme y a m no me importaba nada ms, era el tipo ms feliz del mundo.

    Estimados autos aqu reunidos gritaba Diego, No se sienten solos y desamparados, cada

    noche, encerrados ac, lejos de sus queridas camionetas? Y quin cuida de sus fititos cuando

    ustedes estn guardados ac, prisioneros, cumpliendo condena por una infraccin que no cometieron?

    Cllate, tarado! grit alguien.

    La vida es injusta! grit Diego y se rompi un vaso en la cabeza.

    Es que, bueno, el siempre haca cosas as, romper vasos o masticar cigarrillos y decir cosas sin

    sentirlo. Necesitaba llamar la atencin, pero era divertido, aunque algunos amigos decan que en

    realidad haba que internarlo.

    La msica sigui. Despus del ltimo grupo, alguien haba puesto un disco de heavy metal y el

    lugar era un desastre. Se haban roto muchas botellas y haba vidrios por todas partes. Yo pensaba

    que bamos a tener que pasar horas limpiando y esperaba que nadie se pusiera a saltar encima de los

    autos porque entonces s que bamos todos presos. Por suerte todo pareca ms o menos normal. En

    un rincn un pibe bastante bajito y que pareca de primero o segundo, vomitaba, mientras otros dos

    intentaban ayudarlo. Ms all, justo al costado de una camioneta pick up, vi a Leticia. Ella estaba con

    dos locos y aunque no poda ver muy bien, porque haba poca luz, me pareci que la cosa se estaba

    poniendo pesada. No saba cmo mencionar el asunto sin que Eliana se volviera a enojar. Pero decid

    arriesgarme.

    No le lo tomes a mal pero, qu edad tiene tu prima?

    Y eso por qu?

    Mir seal.

    Eliana solt un insulto y corri hasta la camioneta. Fui corriendo detrs.

    Leticia estaba bastante pasada. Los flacos vieron venir a Eliana y se abrieron. Eran de su clase

    y la conocan.

    Ests loca? la rezong Eliana.

    Primita! dijo ella mientras Eliana le acomodaba el vestido. Est bueno esto!

    De pronto, me vio:

    Y l tambin!

    Me hice el disimulado. Eliana la agarr de un brazo y la llev a un bao que haba en la parte

    de atrs.

    Qu vas a hacer?

    Ahogarla! respondi enojada, aunque no era cierto.

    24

  • Pequea ala Roy Berocay

    Leticia, mientras, cantaba algo, un tema de esos que se ponen de moda a cada rato.

    Mi vieja me va a matar si se entera!; me pidi que la cuidara me dijo Eliana cuando

    llegamos a la puerta del bao. Estaba trancada, as que tuvimos que insistir, hasta que unos minutos

    despus se abri y sali una pareja. En un momento, cuando Eliana solt a Leticia para abrir la canilla

    de la pileta, la prima volvi a verme. Estir un brazo y me agarr por la nuca. Tir con fuerza y trato de

    besarme, pero yo le puse una mano en el hombro y logr zafar. Eliana gir, tir de ella y le coloc la

    cabeza en la pileta, bajo un chorro de agua helada.

    No dije nada, no haca falta. Ella haba visto cmo yo haba salvado mi honor y mi vida si

    Leticia hubiese llegado al final, as que resolv salir del bao y dejarlas solas. Seguramente las

    primas tenan mucho de qu hablar.

    SI TUVIERA QUE HACER UN BALANCE del cumpleaos de Eliana, dira que por un lado fue

    fantstico y por otro un desastre. Fue increble por que finalmente tocamos por primera vez; s que

    nunca me voy a olvidar y que si un da me hago famoso y me preguntan, siempre voy a recordar cundo

    y dnde fue la primera vez. Claro que tambin fue un desasir porque gracias a las andanzas de

    Leticia, la prima del Interior que se agarr la primera borrachera de su vida, hubo una serie de

    complicaciones:

    a) Estuve peleado con Eliana como por tres das porque ella deca que si bien yo haba evitado

    que la prima me besara, en realidad quera que lo hiciera, lo cual es en parte verdad, pero no porque

    Leticia me gustara, sino por... por... no s porqu.

    b) Eliana estuvo castigada dos das por su madre, por no haber cuidado bien a su prima.

    c) Leticia fue llevada rpidamente de regreso al Interior, donde seguramente la internaran en un

    convento. Sus padres culparon de todo a la sociedad demasiado liberal de la capital y a todos esos

    jovencitos sin gua y seguramente sin padres que se ocuparan de ellos, por los desbarajustes

    ocasionados por su bien provista y escotada nia.

    O sea, fue una victoria artstica y nada ms. Aun as, Eliana dio muestras de ser toda una

    profesional, porque tuvimos un ensayo y ella vino, toc, opin lo que tena que opinar y se fue sin

    mirarme ni una sola vez.

    En esos das empec a pensar en que faltaba poco para mi propio cumpleaos. No, no haba

    ningn plan de tocar, ni de fiesta ni nada de eso. Mis viejos solo iban a hacer una torta y algo de

    comida para algunos familiares y mis compaeros del grupo. Pero pensar en mi cumpleaos me haca

    dar cuenta de que todava no tena la menor idea de lo que quera hacer, adems de tocar. Haba tenido

    con mi madre una charla de esas en la que ella habl y yo escuch, como eran todas nuestras charlas,

    y despus ella se quej de que yo no dijera nada. Bueno, ella me haba dicho que estaba muy contenta

    con lo de la msica y el grupo y que eso era mejor que estar por ah todo el da sin hacer nada, pero

    que, por un lado haba descuidado mucho los estudios y por otro ya era hora de que entrara a pensar

    para adelante.

    25

  • Pequea ala Roy Berocay

    No hay nada que te guste estudiar?

    No.

    Pero tiene que haber algo, yo qu s, computacin, diseo grfico, algo.

    Todo el mundo hace computacin.

    Y bueno, es que ahora es muy necesario.

    Pero ya s manejar la computadora de casa mejor que ustedes.

    Bueno, s, pero tens que pensaren algo, porque no creers que vas a poder vivir de la

    msica, no? Mir a tu padre, l tocaba para divertirse, como un hobby, pero nunca dej de estudiar y

    gracias a eso ahora tiene un buen empleo en el banco.

    Qu quieren que les diga? No me imaginaba trabajando en un banco. Ni manejando un taxi

    como el padre de Nico, ni repartiendo leche como el pap de Ricardo, ni yndome a Estados Unidos

    como el de Eliana. Saba que algn da me iba a tocar tener que laburar, como todos, pero eso me

    pareca algo terrible. Qu ocurrira si tuviera que pasarme la vida trabajando en cosas que no me

    gustaban para nada? Eso pareca el fin del mundo.

    Saba qu rosas no me gustaban, pero no saba qu hacer. Tena una idea de lo que le pasa a

    las personas cuando crecen. Mi viejo guardaba un montn de fotos de cuando era joven y tena el

    grupo. Entonces usaba el pelo largusimo, pantalones acampanados y unas camisas ridculas llenas de

    flores, pero pareca muy contento. Y los amigos tambin.

    Ahora, a veces, cuando viene alguno de ellos a casa, los escucho; se sientan y hablan todo el

    tiempo de esa poca, de cuando hicieron esto y aquello y de cuando fueron a tocar a tal lado y de la vez

    en que casi los contrataron para grabar un disco. Despus se quedan un rato en silencio, recordando, y

    cuando vuelven a hablar es como si les diera vergenza haber cambiado tanto, haber dejado atrs esos

    momentos tan buenos. Y yo me pregunto, por qu hay que dejar cuando uno crece? Por qu no se

    puede hacer algo que a uno le guste e igual tener una familia, si es lo que uno quiere? No lo s, no

    tengo respuestas. Pero esas eran las cosas en las que pensaba. Trataba de imaginarme el futuro. Me

    vea viviendo con Eliana y los dos tocbamos en el grupo y vivamos en una casa chica llena de

    guitarras y equipos y tambin un par de nios. Ese futuro estaba bueno, pero entonces surga la voz de

    mi madre dicindome que de la msica no se poda vivir y de pronto me imaginaba trabajando en una

    fbrica o, no s, en una oficina toda concheta, con alfombras y tipos pelados, de traje y corbata, que se

    pasaban todo el tiempo hablando por sus telfonos celulares. No, quera eso. Tampoco quera tener

    un auto, ni mucha plata. Pero no me animaba a decir nada, porque todo el mundo estaba como

    esperando que me decidiera por algo, que "saliera adelante".

    Todo esto tiene que ver con la historia, porque alguna vez, en esos das, coment el tema con

    Eliana.

    Yo no pienso tener hijos afirm muy serla.

    No me anim a preguntar por qu. En lo dems tampoco estbamos muy de acuerdo. Ella

    deca que le gustaba tocar la batera, pero que quera seguir una carrera para poder ser muy

    independiente, ganar bien y poder viajar por el mundo. Yo me senta un poco mal porque ninguna de

    sus respuestas coincida con lo que yo me imaginaba.

    26

  • Pequea ala Roy Berocay

    Sucedi uno de esos das, cuando me encontr con ella en el recreo. La vi venir por el pasillo,

    muy apurada, con un sobre en la mano. Mir! estir su mano y me dio el sobre.

    Qu es?

    Abrilo!

    Lo hice. Era una carta de su prima Leticia pidindole disculpas por todo, pero adems dicindole

    que muy pronto seria su fiesta de quince, all en San Benito, y que los viejos iban a hacer las cosas a lo

    grande, en el club social, con muchos invitados y adems...

    Nosotros? no lo poda creer. Nosotros? De verdad quiere que toquemos all? Y el

    padre qu dice?

    Cllate y lee.

    Segu leyendo. Pareca ser que la querida Leticia siempre consegua lo que quera y le haba

    hinchado al viejo para que nos contratara. S. con-tra-ta-ra, es decir, pagamos por tocar. Estaba

    dispuesto a bancar el flete y adems damos una guita por cabeza, que vena a ser bastante ms de lo

    que mis padres me dan en un mes.

    Esto es una broma! protest, la escribiste vos para engaarme.

    Pero Eliana me miraba y sonrea. No era una broma, de verdad alguien iba a pagamos por

    tocar.

    No era lo que queras?

    S, claro dije pero...

    Pero, qu?

    Y t prima? Quiero decir, est todo bien?

    S, me pidi perdn y adems yo le escrib otra carta, que todava no mand, le puse que

    aceptbamos ir, pero que si se haca la viva contigo, le iba a partir una silla en la cabeza. Creo que va a

    entender y no va a haber ninguna historia rara.

    No poda esperar para contarle a Nico y Ricardo, seguro que se paraban de cabeza cuando

    supieran. Me senta como un profesional. Es decir, bamos a viajar, a viajar! Uno siempre vea en la

    tele cuando los tipos se iban de gira, de un lugar a otro. Me pareca que eso era el paraso. Estar hoy

    en un lugar, maana en otro, tocando, durmiendo en hoteles, con el estuche de la viola lleno de

    etiquetas de pases. Bueno, est bien, San Benito no era Buenos Aires, ni Nueva York, pero el principio

    era el mismo, viajar a otro sitio, tocar y cobrar!

    Por alguna razn, el asunto de cobrar me pona nervioso y me haca sentir una responsabilidad

    ms grande. Una cosa era tocar en un garaje para los amigos y otra era llegar a un lugar lleno de

    extraos, sabiendo que alguien nos iba a pagar por lo que hiciramos. Era como que no podamos ir

    as como as y hacer cualquier cosa, todo tena que ser perfecto.

    27

  • Pequea ala Roy Berocay

    Tal como lo pens, Nico y Ricardo casi se desmayan, as que decidimos reunimos en mi casa

    esa misma tarde para planear el toque. No importaba que faltara casi un mes, no importaba que al otro

    da tuviera escrito de historia y que no supiera nada. Lo nico que vea era un escenario y nosotros ah

    tocando y... claro, tambin la vea a Leticia y entonces senta algo, en el estmago, que antes no estaba

    ah y eso me molestaba porque, bueno, no quera que nadie se ligara un sillazo en la cabeza, menos

    que menos yo.

    DURANTE UN PAR DE DAS no hablamos de otra cosa: que podamos hacer tal tema o tal otro,

    que estara bueno vestirnos de determinada manera. Ricardo haba visto una pelcula muy vieja y trajo

    la idea de que nos pintramos los ojos. No como las mujeres, sino slo un ojo cada uno, as con ese

    coso tipo lpiz que usan ellas y todo.

    Eso los va a poner locos deca. Te imaginas lo que pueden decir?

    La idea me gustaba porque saba que a la gente eso le iba a molestar. No s porqu, pero me

    encanta sentir que molesto. Es algo... no s, una sensacin, como cuando subimos al mnibus y las

    viejas nos miran el pelo, los pantalones rotos, los gorros de lana, el arito. Uno tiene la sensacin de que

    lo rechazan y lo juzgan, pero tambin eso te hace sentir diferente, como que uno es alguien, ni mejor ni

    peor, sino distinto. Definitivamente me gustaba la idea de pintarnos un ojo.

    Y yo podra vestirme de jugadora de ftbol, para compensar bromeaba Eliana o dejarme

    el bigote.

    S, o tocar desnuda agregaba Nico.

    Bueno, no te pases Eliana lo miraba seria y Nico se quedaba callado sin saber qu decir.

    Despus todos nos remos juntos.

    Una de esas noches, estbamos en la esquina, sentados en el cordn de la vereda, hablando

    de lo mismo, cuando de pronto vemos venir un patrullero. El auto haba doblado en la otra esquina y

    venia despacito. Yo lo vi y me puse nervioso. La cana siempre me pona nervioso, desde que era muy

    chico. Mi madre siempre contaba que cuando vea a un polica, sala corriendo, llorando a gritos, y

    nadie poda explicarse porqu. Yo tampoco, pero era algo que me suceda entonces y, en menor

    medida, me segua pasando.

    El patrullero avanz despacio y fren justo delante de nosotros. No estaba seguro de la hora,

    pero saba que no era muy tarde. Hicimos de cuenta que no lo habamos visto y seguimos

    conversando. Pero una puerta se abri y vi un par de zapatos, un poco viejos, de cuero, negros.

    Despus escuch una voz: Qu hacen ac?

    Todos miramos hacia arriba. El agente era un gordo con cara de bulldog. La gorra le quedaba

    un talle ms chico o tena la cabeza demasiado grande. Nada, conversando contest Ricardo.

    No se puede estar ac! dijo el gordo, con un tono medio sobrador.

    Podramos haber dicho: bueno, seor, est bien, levantarnos e irnos, pero nos quedamos ah.

    Y por qu no se puede? pregunt Eliana. No me falte el respeto! gru el bulldog.

    De qu est hablando? Solo le pregunte.

    28

  • Pequea ala Roy Berocay

    En ese momento se escuch la otra puerta. Un flaco alto, de bigotito, dio la vuelta por atrs del

    auto. Tena el palo en una mano.

    Qu pasa ac, eh? pregunt.

    Estos estn de vivos! le coment el gordo. Ah s? Bueno, a ver los documentos.

    Ricardo y Nico tenan la cdula. Eliana dijo que se haba olvidado. Los dos me miraron a m.

    Yo estaba paralizado. Creo que sudaba.

    Yo... yo... vivo ah logr decir al tiempo que sealaba la entrada de mi casa, a unos diez

    metros de distancia.

    No pregunt dnde vivas! dijo el flaco que mir a su compaero. Qu hacemos?

    Y... no s murmur el gordo. Hubo una denuncia.

    Denuncia? Qu denuncia? pregunt Ricardo que ya se haba parado. Estamos ac

    sentados, conversando, no estamos haciendo nada malo.

    El flaco lo empuj y Ricardo cay sentado encima de Nico.

    No te pregunt nada a vos, as que qudate tranquilo!

    Yo mir de reojo hacia mi casa, con la esperanza de que mis padres se asomaran. Me

    alcanzaba con que se asomara cualquier vecino. Tena la sensacin de que en cualquier momento nos

    Iban a pegar, sin ningn motivo. Solo necesitaban una excusa.

    Hubo una denuncia por ruidos molestos dijo el I gordo as que ustedes tres nos van a

    tener que acompaar seal a los varones. Y vos, nena, andate para tu casa que no es hora de

    andar en la calle.

    Vi la cara roja de Eliana; los ojos le brillaban con la luz del farol de la esquina. Ella me mir.

    Estaba por llorar, pero no de miedo, sino de furia, de impotencia. Le hice un gesto, tratando de que

    entendiera que era mejor no decir nada. Se par y comenz a caminar despacio hacia m casa.

    Entonces el flaco nos mir.

    Vamos a tener que llevarlos, as que vayan subiendo y al primero que hable lo curto a palos.

    Subimos atrs, cerraron la puerta y arrancaron a toda velocidad. Logr ver que Eliana tocaba el

    timbre de mi casa. Viajamos en silencio y cuando llegamos a un cruce, algunas personas nos miraron.

    Seguro que pensaban que ramos delincuentes juveniles y yo me senta horrible, tena ganas de

    vomitar. Es que algunos compaeros del liceo, un poco ms grandes, me haban contado que una vez

    los haban llevado a la salida de un baile y que a uno de ellos le haban pegado. Yo senta terror de que

    me fueran a pegar o algo y lo peor de todo era esa sensacin de que a nadie le importaba nada. Es

    decir, era probable que algn vecino hubiese visto un grupo de adolescentes en la esquina y entonces,

    la primera idea que debe haber tenido es que ramos chorros o algo por el estilo. Siempre era as. Si

    nos parbamos frente a una vidriera, el comerciante se arrimaba, como hacindose el disimulado, para

    vigilamos. Si nos sentbamos a conversar en la entrada de un edificio, el portero nos echaba. Si

    bamos a una plaza, enseguida decan que estbamos tomando o cosas peores. O sea, no podamos

    29

  • Pequea ala Roy Berocay

    escuchar msica fuerte ni tocar, porque entonces se quejaban los vecinos, no podamos mirar vidrieras

    sin convertimos en sospechosos, no podamos subir al mnibus sin que alguien pensara que ramos

    maricas, no podamos entrar a los bailes porque ramos menores, pero tampoco podamos sentamos

    en el cordn de la vereda de noche porque eso nos transformaba en una amenaza para la seguridad

    pblica. Senta eso, que nadie nos respetaba y que, de alguna manera, nos tenan miedo. Ah estaba

    la tele, con todas esas historias sobre los menores delincuentes, los diarios, las radios. Pareca que ser

    menor era una especie de delito y peor si uno era bastante menor, porque encima vena cualquiera,

    como el gordo y el flaco, y te basureaban.

    Finalmente llegamos a la seccional no s cunto, una casa antigua reciclada, con el escudo

    arriba de la puerta y un polica de guardia.

    Nos hicieron entrar y nos sentamos en un banco largo, de madera, que estaba al costado de un

    mostrador.

    Qudense ac! orden el flaco y despus l y el gordo se perdieron por una puerta.

    Atrs del mostrador haba un veterano, quien supongo que era medio capo porque tena una

    marca, de esas que no me acuerdo cmo se llaman, en una manga. Estaba muy ocupado escribiendo

    en un cuaderno enorme con tapas de cuero y ni siquiera nos mir.

    Estuvimos as como una hora, callados, mientras el tipo escriba. En ese tiempo llegaron otros

    policas: unos trajeron a un borracho, otros a un par de prostitutas, que en realidad eran travests. Uno

    de ellos, teido de rubio, con los labios pintados de prpura, lo mir a Nico y le dijo algo que no puedo

    reproducir. Los llevaron para adentro y omos insultos afeminados y algunas risas. Tambin

    escuchamos que en alguna parte de la comisaria haba problemas, porque hubo gritos, algunas corridas

    y el sonido de puertas de metal cerrndose con fuerza. Ni as se inmut el tipo del mostrador. Sigui

    escribiendo. Supongo que ya hara como dos horas que estbamos ah, cuando Ricardo que era el

    ms valiente de los tres se anim a hablar.

    Perdone, seor dijo en el tono ms respetuoso y formal del mundo, no tenemos

    derecho a hacer una llamada?

    El oficial dej de escribir y nos mir por primera vez. Sonri.

    Pibe, ests viendo mucha televisin dijo y si gui escribiendo.

    Finalmente cerr el cuaderno, nos mir, se puso de pie y despus entr en una oficina. Volvi

    enseguida.

    El subcomisario quiere hablar con ustedes y seal la puerta de la oficina.

    Caminamos en fila india y entramos. Era una oficina chica, con un escritorio, un retrato del

    prcer y una sola silla, la de l.

    As que armando relajo? pregunt o afirm, no supe cul de las dos cosas.

    Era un hombre veterano, con bigote negro grueso. Estaba de camisa celeste y corbata.

    No dijimos nada.

    30

  • Pequea ala Roy Berocay

    Los agentes me dicen que estaban haciendo lio en una esquina insisti.

    No, seor, mire, estbamos sentados conversando, nada ms dijo Ricardo.

    As que, segn vos, los policas son unos mentirosos?

    No... es que... Ricardo capt el peligro.

    El subcomisario se levant y camin delante de nosotros, inspeccionndonos.

    Seguro que nunca se baan afirm. Parecen atorrantes, unos pichis, no entiendo cmo

    hay padres que dejan que sus hijos anden as. Ustedes deben ser de esos roqueritos que se creen muy

    vivos, no?

    Ninguno contest.

    Lstima que sean menores, si no enseguida iban a aprender lo que es bueno.

    Mientras l hablaba escuch voces afuera, voces familiares: una era la de mi madre que deca

    algo acerca de menores y no s qu; la otra voz era la de mi padre, reclamando ver al comisario; la

    tercera voz era la del oficial, pidindoles calma.

    Tendra que pasarlos a la comisara de menores coment el subcomisario, pero en ese

    momento entr el oficial y le dijo algo al odo.

    Qudense ac y no se muevan! nos orden y sali.

    De nuevo escuch voces y poco despus volvi el subcomisario, sonriendo. De repente pareca

    el tipo ms amable del mundo.

    Bueno, muchachos, parece que hubo un error... Tambin, con la pinta de ustedes cualquiera

    podra confundirse dijo y baj la voz: un consejo, un consejito noms, crtense el pelo y no usen

    aritos, si no, los van a traer a cada rato.

    Despus pronunci la palabra mgica y salimos de la oficina casi corriendo. Mi vieja al verme

    se puso como loca y me abraz como si hubiese vuelto de la guerra. Mi viejo, tratando de hacerse el

    calmado, sugiri que nos furamos.

    Eliana nos cont todo, pero demoramos porque primero fuimos a la de menores y de ah nos

    hicieron venir para ac explic mi madre.

    Les pegaron? quiso saber mi padre, les hicieron algo?

    No contest Ricardo nos tuvieron sentados ah y nos dijeron que nos cortramos el pelo

    y nos baramos.

    Mi viejo suspir. Dijo que haba cosas que nunca iban a cambiar. Despus, mientras

    esperbamos el mnibus para volver al barrio, nos cont que una vez, cuando era adolescente, tambin

    se lo haban llevado.

    Me dijeron exactamente lo mismo, es como si el tiempo nunca pasara.

    31

  • Pequea ala Roy Berocay

    Cuando llegamos, Nico que no haba abierto la boca se fue apurado y Ricardo se qued

    un rato hablando con mi viejo. Yo corr al telfono para llamar a Eliana.

    Y LLEG MI CUMPLEAOS. En casa, con mis padres, mi ta, la abuela, algn primo y mis

    compaeros del grupo, estuvimos un rato discutiendo de msica y modas y cosas sin importancia. Mi

    viejo deca que la msica de antes era mejor que la de ahora. l se refera a la msica de su poca,

    claro. Y no poda entender la que escuchbamos nosotros.

    Es puro ruido deca y mi madre lo miraba divertida.

    Eso es lo que deca tu madre, aqu presente, de cuando tocabas en tu grupo.

    Bueno, pero era diferente, al menos se entendan las canciones, haba melodas y arreglos y

    todo eso.

    Yo no estaba de acuerdo, pero no me gustaba discutir. Hablar mucho me cansaba y saba que

    de todos modos no iba a convencerlo, pero Eliana andaba con ganas de dar su punto de vista.

    Lo que pasa es que no entienden, nadie entiende afirm.

    Ah s? Y qu es lo que hay que entender, si es lodo en ingls?

    Igual que antes le respondi Eliana. O los Beatles cantaban en espaol?

    Pero era distinto.

    A m me parece intervino mi madre, algo ms sabia, que cada poca tiene su sonido, no?

    Yo estaba de acuerdo, pero no lo dije, aquello me aburra; en realidad casi todo me aburra:

    estudiar, ir al liceo, estar en mi casa, a veces hasta estar con mis amigos sin hacer nada... todo era

    como una enorme bola de aburrimiento. Todo, menos tocar, estar con Eliana o ir a alguna fiesta.

    La discusin sigui un buen rato, hasta que Nico, quien tampoco era de hablar mucho,

    mencion a Hendrix y se acab, ah todos estuvieron de acuerdo. Yo incluso tena pegada su cara en

    mi guitarra y me haba aprendido la introduccin y el acompaamiento de Pequea ala que tambin era

    una de las canciones favoritas de Eliana.

    As que una hora despus me encontr tocando esa misma cancin, mientras mi viejo la

    destrua cantndola y Eliana me sonrea. A lo mejor me estoy poniendo medio sentimental, pero senta

    que ella era mi pequea ala, la que vena a m cuando las cosas andaban mal. Al menos nos haba

    salvado de la cana.

    Pero en esos das la notaba distante cuando estbamos juntos. Haba algo que estaba

    cambiando y yo no me daba cuenta de qu era. Ella estaba ausente, pensativa y cuando le preguntaba,

    me deca que no, que no pasaba nada.

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  • Pequea ala Roy Berocay

    Por supuesto que le