peronismo y democracia
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En esta ocasión, LA CANALLA te trae una discusión tan actual como histórica: El Peronismo y la Democracia. ¿Es el peronismo un fenomeno democrático?, ¿de qué hablamos cuando decimos Democracia?, ¿Cuáles fueron las lecturas que hicieron los intelectuales sobre el peronismo?. Estas preguntas podrás encontrarlas a lo largo de las notas, y también te encontrarás con entrevistas a quiénes protagonizaron los hechos históricos como el caso de Octavo, o quiénes estudiaron e interpretaron al peronismo como Norberto Galasso. Un número de colección.TRANSCRIPT
LA CANALLA pg 1
somos LA CANALLADIRECTORSebastián Ávila
JEFA DE REDACCIÓNLaura Figueiredo
CONSEJO EDITORIALInes EscalanteJazmin Del CuetoClara Chevalier
DISEÑO EDITORIALBelén Quirós
ILUSTRACIÓNJulieta BeinBelen Quirós
IMPRESIÓNCooperativa Gráfica del Pueblo
1. Editorial. “ el 17 de octubre y la democracia profunda.”
2. Entrevista a Galasso. “Cuando dicen democra-cia, quieren decir oligarquía”
3. Batallas interpretativas
4. Entrevista a Octavo. “Un movimiento de masas es eso: una conciencia que se va abriendo paso”
5. Los días más felices
6. Diálogos y consejos
Sugerencias o comentarios, escribinos a [email protected]
LA CANALLA pg. 2 LA CANALLA pg 3
país comenzó a rediscutirse esta
cuestión, a la luz de la más grave
crisis de representación política de
nuestra historia. El “que se vayan
todos”, las asambleas populares y
el desprestigio de las estructuras
políticas tradicionales volvió a
patear el tablero de lo que hasta ese
momento entendíamos como democracia.
Una vez más, las masas desbordaban a
las instituciones, poniendo en crisis
todo el sistema de representación.
En el año 2003, una forma particular
de liderazgo despertó expectativas
en el pueblo: un nuevo presidente
casi desconocido y con un apellido
difícil de pronunciar, se dedicaba
a romper el protocolo en cada acto
de gobierno. Al mismo
tiempo, se fundía
físicamente con el
pueblo, metiéndose
allí donde
ningún otro
e d i t o r i a l
Para las minorías que concentraban la riqueza de nuestro país, el 17 de
octubre fue una expresión descontrolada, zoológica y anti democrática
de las masas populares, manejadas por un caudillo manipulador. A primera
vista, parece que esta visión sale de una cuestión de piel, de su odio de
clase hacia los “cabecitas negras”, del sentimiento de que “su” espacio
público era invadido por personas sin derecho. Sin embargo, una mirada más
profunda puede encontrarse con una cuestión de fondo: el concepto que se
tenía-y se tiene- de Democracia.
Hasta el 17 de octubre de 1945, el fraude -o la prohibición de cualquier tipo
de participación de las masas- era justificado con argumentos tales como que
la mayoría de la población no tenía una instrucción adecuada para “votar
bien”. Por eso, cuando las masas se expresaron desbordando las instituciones
que no los reconocían, fueron acusadas de antidemocráticas, manipuladas e
ignorantes. A pesar de las acusaciones, el resultado de la movilización fue
la convocatoria a elecciones libres, desempolvando las viejas urnas y la
expresión de la voluntad popular.
Las masas no desbordaron a las instituciones producto de una operación
manipuladora de Perón, sino que expresaron en ese movimiento la tremenda
crisis que conmovía a todo el país: la industrialización de una estructura
de base agrícola, la crisis intestina de partidos y sindicatos, la posición
dubitativa de las fuerzas armadas y la falta de representación de los sectores
populares. Todo esto hacía que las masas populares no encontraran expresión en
ningún lugar, más que en un líder. Esa síntesis histórica es la que convirtió
a Perón en el representante de un movimiento de base proletaria, mientras
el resto de las fuerzas políticas se
debatían en las mezquindades de las
clases dominantes.
Además del carácter no institucional
de la movilización-ni siquiera bajo
las banderas de los sindicatos-,
lo que asustó profundamente a las
clases poseedoras fue el mecanismo
plebiscitario en el que Perón fundó su
liderazgo. La participación popular
no solamente fue encauzada a través
de la reestructuración de todas
las instituciones liberales, sino
también en un tipo de participación
cotidiana, donde las masas opinaban y
dialogaban con su líder.
A partir del 17 de octubre, se inaugura
un nuevo concepto de Democracia: la
voluntad popular no aparecía sólo
en el sistema electoral-como lo
demostró el voto femenino- sino en
las decisiones del gobierno. De allí
que el peronismo haya significado un
tremendo golpe a los esquemas clásicos
de representación democrática,
donde las masas se expresan con
una periodicidad poco cotidiana a
través del voto. En este antiguo
esquema, las instituciones cumplían
el rol de “procesar” la voluntad
popular para contenerla y sostener
un sistema socialmente injusto. El
peronismo entiende a la democracia
como gobierno del pueblo, en el cual
las instituciones no sólo contienen
a las masas sino que expresan sus
intereses. La primera de las veinte
verdades peronistas sentencia: “la
verdadera democracia es aquella donde
el gobierno hace lo que el pueblo
quiere y defiende un solo interés, el
del pueblo”.
La visión de los sectores dominantes
no era exclusivamente producto de
su espanto de clase, sino que tenía
que ver con la historia profunda de
nuestro país: veían en los obreros
descamisados a las montoneras de
Ramírez, que alguna vez habían ocupado
la Plaza de Mayo. Esa mirada hacia
las masas como “cosa manipulable”,
como “masa de maniobra”, como eso
que denigra y quita calidad a la
democracia, persiste hoy en el
sentido común de gran parte de las
clases medias. Por dar un ejemplo, en
las últimas elecciones, escuchamos
a un candidato a presidente afirmando
que “las provincias más pobres no
se caracterizan por tener la mejor
calidad de voto”. Las masas populares
siguen siendo un problema para muchos
sectores que impugnan no sólo su
forma de organizarse-en sindicatos,
organizaciones sociales, etc.- sino
principalmente la “calidad” de su
participación en la vida democrática.
A partir del año 2001, en nuestro
el 17 de octubre y la democracia profunda
“Perón no es comunista/ Perón no es dictador/
Perón es hijo del pueblo/ y el pueblo está con Perón”
“la verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el Pueblo quiere y defiende un solo interés, el del Pueblo”
LA CANALLA pg. 4 LA CANALLA pg 5
L.C: Tomando en cuenta que en la historia argentina y latinoamericana los gobiernos
populares asumieron en base al voto popular y fueron derrocados por golpes militares,
¿Por qué los gobiernos populares como el de Perón son tildados de anti-democráticos?
N.G: A través de la historia argentina, lo normal fue el fraude. Un gobierno imponía
al otro, fue así durante mucho tiempo. Es decir, que la clase dominante apeló
generalmente a usurpar el poder y no dejar expresar a los sectores populares. Esto lo
hizo en el siglo XIX, fundamentalmente, a través de la violencia: la represión a las
expresiones de los caudillos y las montoneras; y en el siglo XX, a través del fraude.
Yo creo que la única forma de explicar la historia de la Argentina es a partir
del protagonismo popular: las mayorías son las que deciden. Los pueblos al elegir
“cuando dicen democracia quieren decir oligarquía” entrevista a norberto galassoNorberto Galasso, historiador y referente de la Corriente Política Enrique Santos Discepolo, nos cuenta su visión sobre el 17 de octubre y el peronismo.
dirigente se animaba, y llevando
a cabo políticas que habían sido
demandadas por la sociedad desde
mucho tiempo atrás. Este nuevo tipo
de liderazgo imprimió una dinámica
de avance popular desconocida hasta
entonces, donde las organizaciones
populares que cortaban rutas pidiendo
bolsones de comida, se
encontraron en secretarías
y ministerios discutiendo
la política pública.
Por las inmensas
diferencias de contexto
e historia, creemos que
no sirve de nada intentar
comparar la política del
primer peronismo con la
del gobierno actual.
Traer el 17 de octubre al
presente significa para
nosotros reavivar las
llamas del debate sobre la
democracia. En ese caso,
y si nos referimos a la
democracia en su expresión
más genuina como gobierno
del pueblo, podemos decir que el
debate avanzó en los últimos tiempos.
En primer lugar, no caben dudas que
el proceso político incluye y hace
partícipe a las masas como parte de
las decisiones de gobierno a través
del fortalecimiento y desarrollo
de las organizaciones libres del
pueblo. La profunda politización de
un movimiento que incluye sectores
muy disimiles entre sí, hacen que la
fuerza de síntesis de un liderazgo
político sea condición necesaria
para que un proyecto de país pueda
avanzar.
Por otra parte, la
democracia ya no es
solamente debatida en
términos de régimen
político sino que se
amplía hacia otras
áreas de la sociedad
civil hasta hace poco
“invulnerables”. Nos
referimos a la discusión
sobre el rol de los
medios de comunicación
y a la democratización
de la palabra, y su
importancia fundamental
para garantizar una
verdadera libertad de
expresión.
A pesar de este panorama alentador, es
importante tener en cuenta que a nivel
latinoamericano, las principales
amenazas a los gobiernos populares
provienen de las propias instituciones
liberales. Por ejemplo, las maniobras
de la Corte Suprema (Honduras),
o del parlamento (Paraguay). Como
si fueran un anticuerpo contra los
avances populares, las instituciones
liberales “clásicas” -dominadas por
los sectores más conservadores-
aprovechan hasta el último de sus
mecanismos para hacer inviables los
proyectos de liberación en nuestro
continente. Cuando no llegan a estos
casos extremos de derrocar gobiernos
populares, utilizan todos sus
recursos para frenar o retardar las
transformaciones más profundas.
Más allá de todo lo hasta aquí
nombrado, y por la propia naturaleza
del proceso, el rol protagónico de
las masas todavía no está asegurado
en las conclusiones del balance. La
estabilidad política y económica
conseguida en los últimos 10 años y
la crisis mundial actual, hacen que
muchos valoren más la “estabilidad”
que la apuesta a la profundización.
Sin embargo, la vitalidad del proceso
político reside en estar siempre un
paso adelante del movimiento de masas,
y por sobre todas las cosas, un paso
adelante del miedo a lo nuevo.
En esa profunda expectativa popular,
La Canalla invita a repensar el 17
de octubre a la luz de los nuevos
desafíos de la hora.
“es imPortante tener en cuenta que a nivel latinoamericano, las PrinciPales amenazas a los gobiernos PoPulares Provienen de las ProPias instituciones liberales. Por ejemPlo, las maniobras de la corte suPrema (honduras), o del Parlamento (Paraguay)”
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plantean derechos, exigen que se los tenga presentes,
exigen mejores condiciones de vida, leyes protectoras,
y terminan con los privilegios. Entonces, las minorías
aún cuando apelan a la bandera de la democracia, ejercen
una forma de gobierno que no es democrática. Eso que los
sociólogos a veces llaman democracia restringida, lo que
es una cosa medio hipócrita.
Cuando los gobiernos surgen de las expresiones populares,
se encuentran con que deben ejercitar sus programas
enfrentando dificultades muy grandes, porque el país está
organizado en base a los derechos económicos que tienen
las minorías. Eso obliga, sobre todo en los países semi-
coloniales como la Argentina, a enfrentar ese poder. Si las
sociedades fueran totalmente igualitarias, la democracia
funcionaría plenamente. Como no lo son, y hay sectores
que controlan los diarios, la televisión, las academias,
la educación, que influyen con sus ideas a gran
parte de la sociedad, en general, los gobiernos
populares deben adoptar medidas restrictivas
respecto de esa situación. Se dice por ejemplo
que Chavez en Venezuela no es democrático. Chavez
enfrentó 15 elecciones, perdió una, y aceptó
cuando perdió, y debe enfrentar la oposición
de los grandes medios de comunicación. Entonces
por ahí se producen medidas para contrapesar
esa fuerza. Por ejemplo, el gobierno popular
genera un canal oficial, genera algún programa
oficial, y si uno lo ve en términos abstractos,
sería una tergiversación de la democracia, pero
si lo ve en términos concretos, la única forma
de defender la democracia es enfrentando a las
minorías que defienden sus privilegios, y a las
cuales no se las puede tocar si no se apela a
medidas importantes y contundentes.
L.C.: En ese marco que describís, ¿cómo
interpretas el 17 de octubre?
N.G.: El 17 de octubre tiene características muy
particulares. El golpe militar del 4 de junio lo llevan a
cabo diversos sectores: hay militares liberales, hay pro-
nazis, otros que piensan que el pueblo debe expresarse.
Y entre esa fecha y octubre del 45, llega a ejercer una
acción muy importante en la Secretaria de Trabajo y
Previsión el Coronel Perón. Mientras va ascendiendo el
apoyo y la confianza de los trabajadores hacia Perón,
se va a producir una oposición muy fuerte, que llega a
los cuarteles, y que provoca el 8 y 9 de octubre una
intervención militar. Se obliga a Perón a renunciar a
los cargos que ocupa. Perón es detenido, llevado a la
isla Martín García para que pierda contacto con la gente.
Hasta que la situación se va tornando insostenible y el
15 de octubre, en Tucumán, la Federación de Obreros de
la Industria del Azúcar declara un
paro general por tiempo indeterminado
e insólitamente recibe el apoyo del
jefe de la comandancia que estaba
establecida en la provincia. Se
exige una reunión de Comité Central
Confederal, con los delegados de
todo el país. La reunión se hace
el 16 de octubre y allí declaran que
van a hacer un paro general el 18
de octubre. Pero la situación es tal
que empiezan a juntarse trabajadores
alrededor del Hospital Militar, donde
Perón es trasladado el 17. Llegan
manifestaciones desde La Plata,
Berisso, Avellaneda, Quilmes, entre
otros lugares, y conforman una gran
manifestación popular en Plaza de
Mayo. Frente a esto, hay militares
que proponen reprimir, otros que
están vacilantes. Los trabajadores
permanecen allí durante todo el
día, reclamando que se vuelva a la
situación inicial. En gran medida
espontáneamente, porque la huelga
era para el 18. En ese momento, la
situación se vuelve tan insostenible,
que los sectores más conservadores
representados en la Marina reconocen
la necesidad de dialogar con Perón para
ver de qué manera se puede lograr que
la gente se vaya a su casa. Finalmente
se impone la voluntad democrática de
que Perón vaya a elecciones.
L.C: ¿Cuáles fueron las
transformaciones más importantes de
la sociedad durante el peronismo?,
¿se modificaron las instituciones?
N.G.: Si vamos al aspecto económico,
anteriormente, los trabajadores
participaban en el ingreso nacional
en un treinta y pico por ciento, y
había cantidad de desocupados. En el
período que va del año 50 – 51, según
datos de la CEPAL, los trabajadores
alcanzaron a participar cerca del 55%.
Es decir, que se hace una política de
aumento de los salarios reales. Esto
se refleja en la elevación del número
de estudiantes. El aumento de la
matrícula estudiantil en el colegio
secundario y en la universidad es
porque los hijos de los trabajadores
empiezan a acceder a lugares que antes
eran inaccesibles. El sector de clase
media creció, pero sin embargo se
oponía al peronismo, por las formas y
no por el contenido.
Se acabaron una serie de privilegios,
y eso se expresaba en los partidos
de la oposición, incluso en los
llamados partidos de izquierda, que
se decían representantes de la clase
trabajadora, pero estaban nutridos de
sectores medios. Ese sector social
fue el sostén del radicalismo,
del socialismo que ya estaba muy
desteñido, y también del Partido
Comunista, que en ese momento estaba
muy ligado a las directivas que
venían de la Internacional. Entonces,
cuando los gobiernos surgen de las
expresiones populares, se encuentran con que deben ejercitar
sus programas enfrentando
dificultades muy grandes, porque el
país está organizado en base a los
derechos económicos que tienen las
minorías.
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como al peronismo se lo calificaba
de fascista, los grupos de izquierda
se vaciaron de los pocos obreros que
tenían y quedaron reducidos a grupos
minúsculos. Esto es lo que explica
que haya una fuerte oposición en la
prensa, en las universidades. Frente
a eso, Perón expropió diarios. Todo
esto está visto desde la perspectiva
de la lucha de clases. Si uno lo ve
desde la perspectiva de
que lo más importante
son las instituciones,
como diría la
doctora Carrió… Las
instituciones no son
permanentes, han sido
creadas por el hombre,
pero no por un acuerdo
entre todos los
hombres, sino por los
poderosos. Entonces
resulta que un tipo
que ha hecho miles
de negociados está
suelto, y que un pibe que se roba un
pollo, va a parar a un reformatorio.
Pasa a veces que un gobierno popular
adopta medidas que pueden tener
un tono autoritario. Además los
movimientos populares se expresan más
bien a través de líderes, a los que
se los califica de personalistas, de
populistas. A Perón lo derrocan en
el 55, lo tienen desterrado 18 años,
proscripto su partido, y cuando abren
las compuertas de las elecciones,
vuelve a ganar. Por algo es eso. Las
instituciones no funcionaron en todo
ese período, pero se hacía ver que sí.
Se hablaba de democracia, pero siempre
que no participara el peronismo. Era
una hipocresía. Es como lo que decía
Alberdi refiriéndose a Mitre, “Cuando
ustedes dicen democracia, quieren
decir oligarquía”.
L.C: Pasando a la lectura del
peronismo en las ciencias sociales, la
visión clásica de Gino Germani sobre
la manipulación de los trabajadores
nuevos fue reproducida en distintos
autores, ¿crees que había una masa de
obreros manipulables?
N.G: Yo estoy convencido que la
historia se ve desde la concepción que
uno tiene del mundo. La realidad es la
que en definitiva se impone, porque
si a un tipo se le cambia la vida,
empieza a tener aguinaldo, empieza
a tener vacaciones, obra social,
indemnización por despido, y todas
estas son cosas reales, adhiere al
gobierno que le ha dado a todo esto.
A lo mejor no leyó nunca un libro
de filosofía, pero su experiencia
vital lo lleva a eso. En el caso
del peronismo, la mayor
parte de los diarios
dijeron durante mucho
tiempo cosas contra
el peronismo, pero ese
sector social ni las
leía. Es decir, que las
condiciones materiales
influyen sobre el
pensamiento de la gente.
Esto no quiere decir que
la influencia ideológica
no pueda desarrollarse
sobre los sectores que
están en el medio. La
manipulación se ejerce sobre todo en
los sectores medios. En la carrera de
Historia de Facultad de Filosofía y
Letras no se conoce quién es García
Trelles, que hizo una biografía de
San Martin de 5 tomos. Como se opone
a la biografía que hizo Mitre, nadie
lo conoce. Los sectores populares no
conocen ni una cosa ni otra, pero
funciona su experiencia sobre las
cosas. Sabe que en los años 30, si
la clase trabajadora del ´45 toma una conciencia nacional. toma conciencia de que hay que defender el pleno empleo, los derechos de los trabajadores, el poder de los sindicatos.
protestaban venía la policía y les daba con todo, el patrón los echaba, sin indemnizarlos, y si iban al juez, le
daba la razón al patrón. Con el peronismo cambió todo esto, y esos hechos fueron tan fuertes, tan importantes,
decisivos.
Para cerrar, ¿Crees que el 17 de octubre marcó a una generación de militantes? Y, ¿Cómo se puede pensar el 17 de
octubre a la luz de los procesos actuales?
La clase trabajadora del 45 toma una conciencia nacional. No una conciencia socialista, pero sí una conciencia
nacional. Toma conciencia de que hay que defender el pleno empleo, los derechos de los trabajadores, el poder de
los sindicatos, que hay que ser latinoamericanistas. Esos trabajadores tienen un gran avance. Hay un salto en la
conciencia de los trabajadores.
Hoy aparecen cosas nuevas, como el sindicato de los docentes, hay gremios que expresan a su gente, que hacen
asambleas, que discuten. En la medida en que esto se siga desarrollando, la clase trabajadora adquirirá una
conciencia cada vez más clara de que sus aumentos de sueldo si hay inflación, en gran parte se diluyen, y que la
fábrica recuperada, las cooperativas, la propiedad social son otra cosa. Especialmente en un país donde la mayor
parte de la estructura económica está extranjerizada. Es una lucha y en medio de esa lucha estamos.
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BATALLAS INTERPRETATIVAS¿qué se dijo del 17 de octubre?Miles de trabajadores salieron de sus casas y lugares de trabajo y, caminando o en colectivo, entraron a esa plaza
que jamás los había querido recibir. Allí se encontraron, desbordando una ciudad que tampoco estaba habituada a
acogerlos. Era la irrupción del pueblo en la política argentina. Los que vivieron ese momento supieron que nada
volvería a ser igual. Cincuenta y siete años después, nos seguimos preguntando por sus significados. En esta nota
buscamos reseñar algunas de las interpretaciones que se hicieron de este hecho. ¿Fue espontáneo u organizado? ¿Los
obreros desbordaron a las cúpulas sindicales? ¿Fue un acontecimiento democrático o el comienzo de la manipulación
política en Argentina?
la versiÓn justicialistaLa efectividad del hecho histórico se da por las
interpretaciones que se le atribuyen, una vez pasado
el acontecimiento. En ocasiones, es más importante la
interpretación del hecho que el hecho en sí. El 17
de octubre fue primeramente interpretado por el propio
Perón al salir al balcón esa misma noche: “Muchas veces
he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he
sentido una enorme satisfacción: pero desde hoy, sentiré
un verdadero orgullo de argentino, porque interpreto
este movimiento colectivo como el renacimiento de una
conciencia de los trabajadores, que es lo único que puede
hacer grande e inmortal a la Patria”1
La versión oficial del justicialismo siguió construyéndose
1 Perón, Juan Domingo, 17 de octubre de 1945.
durante las dos primeras presidencias. En 1946, se
ubicaba al vínculo entre Perón y las masas en el centro
de la escena, como el liderazgo que sintetizaba la
voluntad popular y se plebiscitaba constantemente.
Se estaba fundando “El Día de la Lealtad”: “Quiero
preguntarles también si he defraudado las esperanzas
que ustedes pusieron en mí. Y, finalmente, si en este
17 de Octubre sigo siendo para ustedes el mismo Coronel
Perón de otros tiempos. Yo quiero decirle al pueblo
argentino que no deseo gobernarlo con otro vínculo,
entre él y yo, como no sea el de la unión que nace
de nuestros corazones. Yo no quiero mandar sobre los
hombres sino sobre sus corazones, porque el mío late al
unísono con el de cada «descamisado», al que interpreto
y amo por sobre todas las cosas”2
2 Perón, Juan Domingo, 17 de octubre de 1946.
la interPretaciÓn clÁsicaLas interpretaciones clásicas
surgieron inmediatamente después
del derrocamiento de Perón, en
1955. Desde la sociología, Gino
Germani sostuvo que el 17 de octubre
había sido protagonizado por una
nueva clase obrera formada por
los recientes migrantes internos.
Éstos, hacia 1930, habían tenido que
abandonar los campos en el interior
del país por la crisis del modelo
agroexportador y habían ido a parar
a las ciudades fabriles. Se trataba
de un obrero nuevo que, a diferencia
del que había venido de ultramar a
principios del siglo XX, no estaba
organizado ni tenía experiencia
política. No era ya el inmigrante
europeo anarquista o socialista,
sino el criollo con chiripá. Según
Germani, los sindicatos no podían
expresar a estos “nuevos obreros”
porque eran instituciones de la vieja
sociedad que desconocía sus derechos.
A su vez, estos obreros carecían de
cualquier experiencia política y
eran en su mayoría analfabetos. Esto
facilitó la manipulación de Perón,
porque no existía mediación entre el
líder y las masas. Por eso, según esta
visión clásica, fueron fácilmente
manipulados por un líder carismático
y paternalista.
revisiones de la interPretaciÓn clÁsicaAños más tarde, a fines de la década
del ́ 60, surgió otra lectura histórica
catalogada como revisionista de
aquella. Esta nueva interpretación,
liderada por Murmis y Portantiero,
planteó que no sólo los nuevos obreros
participaron del peronismo sino que
hubo una peronización de los que
podemos llamar obreros “clásicos”,
que habían llegado de Europa con su
experiencia política. Por eso, para
estos autores, los obreros peronistas
eran conscientes de los beneficios
obtenidos y esto los llevaba a apoyar
a Perón, integrando una alianza
policlasista que daría origen al
peronismo. En esta nueva postura,
se corrió el eje del protagonismo,
enfatizando el rol de los obreros
organizados por sobre el de Perón. No
eran solamente los “nuevos obreros”
peronistas, sino la vieja clase
obrera que se “peronizó”.
el Peronismo como bonaPartismoDe formación trotskista, Milcíades
Peña fue uno de los historiadores
que interpretó al peronismo como
bonapartismo. Este concepto tuvo sus
orígenes en el análisis histórico
que realizó Carlos Marx al describir
el gobierno de Luis Bonaparte en
Francia. Para este autor, el golpe
de estado orquestado por Napoleón
III modificó el modo de organización
política del Estado -eliminación del
parlamento y poder ejecutivo fuerte-,
generando una nueva -y precaria-
estabilidad política. Para lograr
eso, echó mano de nuevos actores-los
campesinos y el lumpen-proletariado-
que en el sistema anterior no tenían
participación.
El bonapartismo se posiciona como
representante de todas las clases,
pero no puede dar nada sin quitárselo
a otra. Peña utilizó el concepto
entendiendo que un gobierno como
el peronista, intentaba perpetuarse
en el poder, haciendo uso de las
rencillas entre clases. Pero a este
nuevo gobierno no le alcanzaban los
apoyos para dar la pelea contra “la
creciente presión conjunta de Estados
Unidos, de la burguesía y de activas
capas de la pequeña burguesía”3.
Por eso, buscó un nuevo actor para
sustentarse y “halló en los obreros
industriales y rurales, y a través de
ellos, en las masas trabajadoras y
pobres en general” una base de apoyo
y sustento.
El contexto en el que surge el
peronismo es caracterizado como
un momento de retroceso de los
sindicatos: alejadas de las masas,
3 Ídem, P. 23.
LA CANALLA pg. 14 LA CANALLA pg 15
las organizaciones priorizaban
posicionamientos internacionales.
Esta coyuntura permitió que “con
palmaditas en la espalda” los
trabajadores se conformaran en base
a concesiones que el coronel Perón
comenzó a efectuar desde la Secretaría
de Trabajo y Previsión.
Para Peña, las masas del 17 de
octubre fueron sacadas a las calles
por las fuerzas armadas, en contra
del imperialismo norteamericano y
para preservar el orden tradicional
de la Argentina, en defensa de los
intereses británicos.
el Peronismo como revoluciÓn PoPularOtro autor de origen trotskista, Jorge
Abelardo Ramos, fue el principal
discutidor de las tesis de Peña. Ramos
inició su análisis caracterizando a la
Argentina como un país semicolonial,
dominado por el imperialismo, con una
burguesía nacional mediocre y una
oligarquía vendepatria. Para Ramos,
en este contexto fue fundamental el
rol protagónico del Ejército, como el
“verdadero partido político”, que a
partir de la crisis del 30 buscó asumir
la representación del pueblo ante la
crisis de partidos e instituciones.
Dentro del propio ejército, se daba
la contradicción entre sectores que
todavía añoraban la “vieja sociedad
agraria” y pequeños núcleos como el
Grupo de Oficiales Unidos de
l que surgió el Coronel Perón.
Antes del 17 de octubre, Perón
“canalizó”, a través de su función en
la Secretaría de Trabajo y Previsión,
los combates de la clase obrera: “Al
levantar una estructura de leyes
sociales, mejorar los convenios,
establecer profundas modificaciones
en las condiciones de trabajo en el
interior de las fábricas y promover a
la acción sindical a miles de nuevos
dirigentes, el conjunto de la clase
obrera tomó las conquistas en sus
manos y se dispuso a defenderlas”4.
Para Ramos, no hubo manipulación de
Perón a la clase obrera, sino acción
recíproca en la que se expresaban las
luchas reales y la necesidad de un
liderazgo político. A diferencia de
Peña, para Ramos el “Bonapartismo”
de Perón fue positivo, ya que su
apoyo en el proletariado sirvió para
pelear contra el imperialismo yanqui
e inglés, mientras se modificaba la
estructura dependiente del país.
El 17 de Octubre ingresó a escena
el segundo actor de la “Revolución
Popular Argentina”: la clase obrera.
La gigantesca movilización popular
hizo que el Ejército entendiera la
4 Idem, p. 50.
magnitud del apoyo a Perón, lo que
terminó por solidificar la alianza
principal con la que el peronismo
surgía a la vida política nacional:
Pueblo y Ejército.
Pensar el Peronismo desde las tensionesCon posterioridad a estos trabajos,
distintos autores plantearon la
necesidad de repensar el 17 de octubre
desde la contradicción. En esta línea,
autores como Del Campo, James, Torre
-entre otros- replantearon el estudio
de este hecho y los orígenes del
peronismo. Estos historiadores tomaron
lo dicho por las teorías clásicas y
por las revisionistas e intentaron
plantear las tensiones de este proceso
político. Así, pusieron en discusión
diferentes ejes: la espontaneidad del
movimiento, el tipo de liderazgo,
la autonomía u heteronomía de la
clase obrera, la continuidad o
ruptura en la caracterización de los
trabajadores, la relación del hecho
con las instituciones y los símbolos
estatales.
Plotkin, por ejemplo, señaló el
carácter espontáneo y disruptivo de
la movilización, y lo opuso a las
intenciones de Perón –y de la CGT-
de apropiarse discursivamente del
hecho: “Las distintas manifestaciones
no parecieron haber respondido a un plan fijado de
antemano. Esto no excluye el hecho de que la maquinaria
sindical haya jugado un papel importante en la puesta
en marcha de las manifestaciones, pero la naturaleza
de las mismas indudablemente superó las maquinarias
sindicales”5. Otros, como James, plantearon ambas
posturas y dejaron la incógnita abierta: “Por un lado,
está la sublevación carnavalesca, el quebramiento de las
normas vigentes, (...) Por otro lado, la subordinación
a las autoridades del Estado. (...) En lugar de tratar
de resolver esta ambivalencia fundamental, propia de
la esencia del peronismo, en favor de uno u otro
de los términos opuestos que la componen, parecería
más productivo aceptarla y sondear su significado más
profundo”6
como arena entre las manosDentro y fuera de nuestro país, el peronismo sigue siendo
estudiado por especialistas de distintas áreas. A pesar
de contar con una amplia cantidad de análisis, este
“hecho maldito del país burgués”-como lo describiera
John William Cooke- no se deja atrapar fácilmente y se
escurre como arena entre las manos. Con este humilde
aporte, esperamos contribuir al conocimiento de las
interpretaciones que ayer, hoy y mañana, seguirán
intentando dar cuenta del más importante movimiento de
masas de nuestra historia.
5 Plotkin “Rituales políticos, imágenes y carisma: La
celebración del 17 de Octubre y el imaginario peronista 1945-
1951” en Juan Carlos Torre, El 17 de Octubre de 1945, Buenos
Aires, Ariel.
6 James, 17 y 18 de Octubre de 1945: El peronismo, la
protesta de masas y la clase obrera argentina en “El 17 de
Octubre de 1945”, Buenos Aires, Ariel, 1995.
LA CANALLA pg. 16 LA CANALLA pg 17
“un movimiento de masas es eso: una conciencia que se va abriendo paso”
L.C: ¿Dónde estabas el 17 de Octubre?
O: Estaba laburando, muy pendejito todavía. Pero ya estaba
en una fundición de bronce en Villa del Parque. En esa época
había un taller en cada barrio, había escuelas y talleres de
todo tipo, había una industrialización incipiente. También
había una burguesía nacional que comenzaba a afianzarse a
partir de una explotación vil, sobre todo a los menores y a
los cabecitas negras que venían de las provincias.
En la fundición, éramos entre 8 y 10 trabajadores, contando
al patrón que también laburaba como perro. Lo que no
disminuía el grado de explotación al que nos sometía. Esto
sería como una PYME en la actualidad. Y apareció desde muy
temprano la cuestión de que se venían los negros de las
provincias. Yo andaba por ahí escuchando la radio a ver
qué estaba pasando, con unas ganas locas de ir a la plaza,
pero las locuras no me las permitían, porque tenía que ir
a laburar.
No fui a la plaza el 17 de octubre; era realmente bastante
pendejo para saber lo que sucedía. Fue una época muy agitada,
era la alegría por las calles. Cualquiera, aunque no supiera
de política, se daba cuenta que aquí nacía un mundo nuevo,
con los negros lavándose las patas en la Plaza de Mayo.
Yo estaba en la Federación Juvenil Comunista, a la que
ingresé después de un acto relámpago donde fue preso un
amigo. Íbamos a un local muy grande sobre la calle Bahía
Blanca, en el que venía todos los sábados un dirigente para
explicar los editoriales del diario del partido, que había
comenzado a salir regularmente.
Ésta era mi situación concreta respecto del peronismo: un
hermano dentro del PC en la clandestinidad, la mayor parte
del barrio anti peronista a muerte, el patrón y los de la
fundición, antiperonistas.
L.C: ¿Ninguno de esos 10 trabajadores fue a la plaza?
O: No, eran esclavos del capitalismo porque tampoco tenían
opiniones políticas. No mucha gente se ocupaba de la política
en esa época. ¡Había que laburar! La más mínima cantidad
de gente se dio cuenta de lo que estaba pasando. Se abría
una nueva época, distinta de la que veníamos viviendo. La
oligarquía y las fuerzas de derecha olfatearon todo muy
rápidamente, muchísimo más rápido que las fuerzas populares
de ese momento, especialmente el PC.
entrevistamos a octavo del valle, testigo del 17 de octubre a sus 14 años. como trabajador en una fundición de bronce, participó de este hecho histórico desde la periferia de la ciudad, en el barrio de villa del Parque. el testimonio de un militante popular de toda la vida.
L.C: ¿Cómo se habían enterado que Perón
estaba preso?
O: Eso lo decía la radio, y
permanentemente en los diarios, sobre
todo en Crítica, que era de los Botana.
Yo creo que fue el momento en el que
más diarios se vendieron, se repartían
por los barrios, la gente estaba en la
puerta esperando el diario. Televisión
no había, y no todos tenían radio, que
además no iba a transmitir lo que estaba
pasando en la plaza. Pero Crítica te
informaba bastante de la situación,
dentro de los límites impuestos, ya
que no todo el mundo sabía que estaba
pasando. Todos sabíamos que el 18 de
Octubre iba a haber una huelga general
decretada por la CGT. Pero resulta que
la clase obrera no esperó el 18, y se
lanzó a la calle un día antes.
L.C: ¿Qué dijeron los medios de
comunicación sobre el 17 de octubre?
O: La prensa estaba en contra del
movimiento peronista. En esa época,
los diarios se vendían a los gritos
a la mañana por las calles, no había
tantos quiscos como ahora. El más
cercano estaba en Jonte y Nazca, y
después pusieron uno en Cuenca y Jonte.
En esa época existía el canillita, no
había mucho acceso a los medios, no
había televisión… ¿quién compraba el
diario? La clase obrera no, escuchaba
Perón no nació políticamente el 17 de octubre, nació antes como secretario de trabajo y Previsión. era el tipo que se encargaba de poner a la clase obrera en una instancia de respeto. de ahí que se haya ganado el odio de la oligarquía, y cuánto más odio, más firme la posición de la clase obrera y el pobrerío.
la radio que era antiperonista.
L.C: ¿Se puede decir que a vos te tomó por
sorpresa lo que pasó el 17 de octubre?
O: Por supuesto, a todos les tomó por sorpresa.
Si los dirigentes de la CGT llaman a un paro
general para el 18 de octubre y los obreros
no les dan pelota y le pasan por arriba de
la dirección del sindicato… ¿Eso qué quería
decir?...Que el sindicato ahí no tenía nada
que hacer…que había nacido la necesidad de
una posición política determinada, cosa que
no había entonces. La clase obrera que se
vino de Avellaneda, que cruzó el puente que
levantaron, fue todo una gran epopeya. Lo
insólito de todo esto es que los únicos que
la tenían clara eran los oligarcas, porque
enseguida se les echaron encima: eran los
cabecitas negras, los mugrientos que se
vienen a lavar las patas en Plaza de Mayo.
No se lavaban las patas, ¿vos sabes lo que
es venir caminando desde Avellaneda?...Las
fotos lo muestran bien: metían las patas para
refrescarse, venían en saco, en camisa, imagínate.
L.C: ¿Cómo pensas
que se gestó?, ¿Fue
algo espontaneo?
O: Esto es muy
subjetivo, es una
cuestión de clase.
A nadie se le
hubiera ocurrido
más que a los
obreros, rescatar
al que ellos
LA CANALLA pg 19
consideraban un tipo que defendía sus intereses. Perón no nació
políticamente el 17 de octubre, nació antes como secretario
de Trabajo y Previsión. Era el tipo que se encargaba de poner
a la clase obrera en una instancia de respeto. De ahí que se
haya ganado el odio de la oligarquía, y cuánto más odio, más
firme la posición de la clase obrera y el pobrerío. Salieron
espontáneamente, no les importó nada la CGT ni lo que dijeran
sus patrones; abandonaron todo. Pasó algo que nunca había
sucedido. Un movimiento de masas es eso: una conciencia que se
va abriendo paso, uno no sabe cómo. No hubo conducción política,
el movimiento es de
masas porque no tiene
todavía un jefe,
porque todavía no
llegó a un escalón
político. Es un
movimiento social
todavía. El hecho de
que hayan salido para
la libertad de Perón
significa que dieron un paso adelante en la toma de conciencia:
de un movimiento de masas a un movimiento político. Eso iba
a revertir todo el orden social que estaba instalado. El 17
de octubre fue un grito fenomenal que hizo temblar el país,
la más grande movilización de masas en busca de un dirigente.
L.C: ¿Qué fue lo primero que entendiste respecto del 17 de
octubre?, ¿Cómo lo entendió tu entorno, tu hermano comunista?
O: Para mi hermano eran unos negros de mierda. Los del PC
no sabían mucho, decían que los obreros que gritaban por
Perón no eran inteligentes. ¿De dónde salió el peronismo?
De las entrañas de la clase obrera que no sabía quiénes eran
los radicales, los comunistas, etc. No tenían una posición
política-ideológica. Eran explotados y sabían que eran
explotados, pero no tenían una ideología firme. Venían del
campo que estaba en crisis, vivían en una choza, ruinmente,
LA CANALLA pg. 18
con el hambre en las manos pero tenían laburo.
L.C: ¿Qué pensabas de la figura de Perón en ese momento?
O: Ideológicamente estaba influenciado por el marxismo, que
en alguna medida estaba representado por el PC. Fue tal la
conmoción que con un grupo de expulsados del Partido y de la
Juventud, formamos una organización que tuvo su influencia:
se llamó “Movimiento Pro-Congreso Extraordinario del Partido
Comunista”. Habíamos sido expulsados del partido, y yo
por mi edad de la Federación Juvenil. Nosotros exigíamos
un congreso extraordinario,
porque era uno por año según los
estatutos, y se venían postergando
indefinidamente. Lo que queríamos
era que se revirtiera la posición
del partido con respecto a su
anti peronismo. El PC no había
visto la importancia histórica
del peronismo. En ese sentido,
nos abrían las puertas los mejores
intelectuales que hacían críticas
fundadas respecto a la política
del partido, nos escuchaban,
y nosotros a ellos. En general muchos intelectuales de
izquierda se empiezan a acercar al peronismo, entre ellos
Jorge Abelardo Ramos que era troskysta, Arturo Jauretche y
Scalabrini Ortiz que venían de FORJA, o Rodolfo Puigross
y Juan José Real, que habían sido expulsados del PC. Este
último, cuando fue expulsado del partido, en el que ocupaba
nada menos que la secretaria de organización, no tenía para
comer y volvió a su antiguo oficio de linotipista.
L.C: ¿Tuviste una empatía con Perón? ¿Cuál era tu posición
personal?
O: Mi empatía estaba determinada por las decisiones concretas,
democráticas, amplias, en pro del mejoramiento de la clase
obrera que se estaban viendo. Yo no era antiperonista. Esta
posición está muy expuesta en una anécdota; la recuerdo y
me sonrió y me alegro: en los lugares de trabajo, yo era
delegado y les hablaba a los obreros y ellos me decían: “che
flaco, dejate de joder, hacete peronista”. Como queriendo
decir que lo que yo les decía, lo querían ellos también.
Ellos sabían que yo no era peronista, pero sabían también
que no era del partido, que era izquierdoso, pero que no
estaba adherido al PC. Eso funcionaba así dentro de la
clase obrera. Fuera de la clase obrera, Evita se tenía que
morir de cáncer y Perón era un viejo
degenerado.
L.C: ¿Qué cambios notaste a partir del
17 de octubre?
O: Los cambios fueron lentos, no fueron
de un día para el otro. Pero lo que
se puso en práctica fueron decretos y
concesiones a la clase obrera, como
por ejemplo el estatuto del peón.
L.C: ¿Qué te faltó para hacerte
peronista?
O: A mí me sobraba la necesidad de una
justicia verdadera, porque yo seguía laburando y me rompía
el culo, y todos los obreros seguían laburando y seguían
ahí. Era un tema ideológico, era comprender un proceso
histórico en grupo, porque éramos todos pensantes. Éramos
laburantes de todos los días, fíjate que cada vez que nos
reuníamos nos veíamos en la carpintería de uno de nosotros.
No hacía falta que fuésemos peronistas, porque estábamos en
la contra de todos aquellos que eran antiperonistas.
Nota: El entrevistado deja constancia que este tema necesitaría
varios tomos para ser tratado integralmente.
el 17 de octubre fue un grito fenomenal que hizo temblar el país, la más grande movilización de masas en busca de un dirigente.
en los lugares de trabajo, yo era delegado y les hablaba a los obreros y ellos me decían: “che flaco, dejate de joder, hacete peronista”. como queriendo decir que lo que yo les decía, lo querían ellos también.
LA CANALLA pg. 20 LA CANALLA pg 21
los
días
más
felic
es
El 17 de octubre de 1945 marcó el ingreso
de las clases trabajadoras en el escenario
político: su protagonismo en la vida
social y económica cobró efectividad en
la escena pública. Se trató de un hecho
bisagra en la historia nacional, de un
hito que fundó una nueva etapa.
La irrupción de las masas vino a enfrentarse
con un sistema de exclusión que había
dominado la política nacional desde 1930.
Luego del golpe a Yrigoyen, se impuso el
dominio de la elite conservadora mediante
un sistema de fraude y corrupción.
El
proceso
de
industrialización
que
comenzó a partir de 1930 no benefició
a los trabajadores: los salarios reales
cayeron; la legislación laboral era escasa
y su cumplimiento, prácticamente nulo. En
general, tampoco podían sindicalizarse
para defender sus derechos. Distintos
estudios dieron cuenta de que el período
anterior a 1943 fue para los trabajadores
una época en la que primaron la extrema
dureza en las condiciones de trabajo, el
imperio absoluto de los empleadores, y
salarios de hambre. Un censo realizado
en 1937 indicó que el 60% de las familias
de la clase obrera vivían en una sola
pieza.
A partir de 1943, los avances establecidos
desde la Secretaría de Trabajo y Previsión
empezaron a modificar este estado de
cosas. El encarcelamiento de Perón fue
un intento por volver a instaurar las
condiciones
anteriores
de
explotación
y exclusión, por detener el proceso de
democratización en marcha.
En ese contexto, el 17 de octubre puso
en evidencia el resquebrajamiento de una
matriz que se fundaba en una supuesta
universalidad: la incipiente inclusión
de derecho que la Ley Sáenz Peña había
generado, no se traducía en una inclusión
de hecho para la inmensa mayoría. De
esta forma, el ingreso al espacio común
de participación y discusión, es decir
la esfera pública, quedaba acaparado por
los sectores acomodados. La inclusión
de hecho y de derecho tuvo lugar recién
a partir del peronismo, y se efectivizó
en los planos político, económico y
social. Un ejemplo de esto fueron las
transformaciones en el plano educativo:
la tasa neta de escolarización primaria
en la década del 30 alcanzaba el 50%.
Respecto del nivel secundario, en las
primeras tres décadas del siglo XX tan
sólo unos 80 mil estudiantes accedieron
a la escuela media. En 1960, la cifra
de
escolarización
primaria
ascendía
al 85,6%, mientras a la secundaria se
sumaron unos 480 mil nuevos alumnos.
El 17 de octubre – y en general el
peronismo
–
va
a
transformar
las
condiciones
de
accesibilidad
a
la
esfera pública. Más bien, va a modificar
la
esfera
pública
misma.
Nada
más
figurativo que la “ocupación” de la
Plaza de Mayo, territorio anteriormente
vedado para las masas trabajadoras.
Aunque los defensores del statu-quo
elevaron los puentes y quisieron anegar
los caminos para impedir la llegada de
los trabajadores al centro de la ciudad,
éstos lo hicieron a pie, improvisando
precarias embarcaciones, entre otras
tácticas para lograr su cometido: el de
hacer oír su voz.
Los sujetos que hasta ese momento habían
el en
carcel
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to de
Peró
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LA CANALLA pg. 22 LA CANALLA pg 23
sido excluidos de casi todo van a denunciar y exponer su
exclusión, y en ese mismo acto, promover el estallido del
antiguo sistema de privilegios, sostenido por un Estado que
siempre les había dado la espalda.
La demanda democratizadora del 17 de octubre, que se condensaba
en la figura de Perón, clamaba por la desnaturalización de
ese “orden natural” que los dejaba sin ser parte; reclamaba
un lugar para los que no tenían lugar. La acción estatal
podía – y debía – garantizar el acceso de todos a esa
esfera pública. Sin esa intervención, sólo participaba
y decidía un selecto grupo. El encarcelamiento de Perón
significaba volver sobre los pasos que se habían avanzado
en una dirección democratizadora. La consagración de su
proyecto de gobierno implicó el desplazamiento de la lógica
puramente mercantil en la organización de las relaciones
sociales y la aparición del Estado como principal promotor-
impulsor de la justicia social.
El mensaje radial del futuro presidente causó disgusto no
sólo entre terratenientes: “Si el patrón de la estancia, como
han prometido algunos, le cierra la tranquera con candado,
rompa el candado o la tranquera o corte el alambrado y
pase a cumplir con la patria. Si el patrón quiere llevarlo
a votar, acepte y haga su voluntad en el cuarto oscuro”.
¿Acaso no anunciaba esta interpelación sencilla y directa a
los peones de campo el amanecer de una nueva era?
Hubo resistencias de todo tipo: algunos días antes de la
asunción de Perón, Ricardo Balbín propuso en la Cámara
de Diputados modificar el reglamento por única vez, con
el fin de debatir las “calidades constitucionales” del
presidente electo y eventualmente inhabilitarlo. En el
acto que formalizó su cargo, de los 49 miembros de la
oposición parlamentaria, sólo estuvo presente un radical
antipersonalista de Corrientes.
Sabemos que una vez victorioso, el gobierno peronista abrió
nuevos canales institucionales de participación y expresión
popular. El voto femenino, los trabajadores en cargos
legislativos, la sanción de leyes que ampliaban derechos, y
la Constitución de 1949 son algunos ejemplos de esto.
El Estado social naciente modificó y democratizó las
instituciones en un sentido amplio, y respondió a las demandas
de incorporación de las mayorías a partir de la promoción
y distribución del bienestar. Se ocupó de allanar caminos,
remover obstáculos y ampliar procesos para la configuración
de una sociedad más igualitaria.
La amplia participación de los sectores históricamente
marginados y su síntesis en un liderazgo que se plebiscitó
en forma permanente fueron consideradas formas anti-
democráticas desde una perspectiva republicana que defendía
instituciones bajo el dominio de la oligarquía. Mostrar
como incompatibles lo masivo y lo democrático fue (y es) una
estrategia de las minorías para perpetuar sus privilegios.
Desde una perspectiva que reconoce la voluntad popular como
fuente suprema de poder y legitimidad, y que aboga por
el acceso universal a los derechos políticos, económicos
y sociales, el proceso peronista puede entenderse como
el pasaje de una esfera pública restringida a una esfera
pública ampliada, mucho más inclusiva. En otras palabras:
la invención de la democracia contemporánea en la Argentina.
dialogo
s y
cons
ejos
Perón: Esto es pueblo. Esto es el pueblo sufriente que representa el dolor de la
tierra madre, al
que hemos de reivindicar. Y hemos...
Pueblo: Estallido popular en gritos y
vítores. ¡Perón! ¡Perón! ¡Es el pueblo
de Perón!
Perón: Es... Es el pueblo de la Patria.Pueblo: Estallido popular en gritos y
vítores. ¿Dónde estuvo? ¿Dónde estuvo?
¿Dónde estuvo?
Perón: Preguntan... Preguntan ustedes
dónde estuve.
Pueblo: ¡Sí! .
Perón: Estuve realizando un sacrificio que lo haría mil veces por ustedes.
Pueblo: Estallido popular en gritos y vítores. ¡Qué no se vaya! ¡Qué no se
vaya! ¡Qué no se
vaya!
Perón: No quiero… No quiero terminar sin lanzar mi recuerdo cariñoso y fraternal
a nuestros
hermanos del interior que se mueven
y palpitan al unísono con nuestros
corazones, desde todas
las extensiones de la patria.
Pueblo: Estallido popular en gritos y vítores.
Perón: A ellos... A ellos, que
representan el dolor de esta tierra,
vaya nuestro cariño, nuestro
recuerdo y nuestra promesa de que en
el futuro hemos de trabajar a sol y a
sombra por que
sean menos desgraciados y puedan
disfrutar mejor de la vida.
Pueblo: Estallido popular en gritos y
vítores. ¿Dónde estuvo? ¿Dónde estuvo?
¿Dónde estuvo?
. Murmullos cercanos al micrófono.
¿Dónde estuvo? ¿Dónde estuvo? ¿Dónde
estuvo? ¿Dónde estuvo? ¿Dónde estuvo? .
Perón: Y ahora... Y ahora, llega como siempre, para vuestro Secretario de
Trabajo y Previsión,
que fue y que seguirá luchando al lado
vuestro por ver coronada esta obra que
es la ambición
de mi vida, que todos los trabajadores
sean un poquito más felices.
Pueblo: Estallido popular en gritos y vítores.
Perón: Esta hora es la hora del consejo.
Pueblo: ¿Dónde estuvo? ¿Dónde estuvo?
el estado social naciente modificó y democratizó las instituciones en un sentido amplio, y respondió a las demandas de incorporación de las mayorías a partir de la promoción y distribución del bienestar.
LA CANALLA pg. 24
Perón: Que lo doy con mi corazón tan abierto como puede presentarse a una
cosa que uno tanto
ama: el pueblo.
Pueblo: Estallido popular en gritos y
vítores. ¿Dónde estuvo?
Perón: Ante tanta nueva insistencia les pido, les pido que no me pregunten ni
me recuerden
cuestiones que yo ya he olvidado.
Pueblo: Estallido popular en gritos y vítores.
Perón: Porque... porque los hombres que no son capaces de olvidar, no merecen
ser queridos y
respetados por sus semejantes
Pueblo: Estallido popular en gritos y vítores.
Perón: Y yo aspiro... Y yo aspiro a ser querido por ustedes…
Pueblo: ¡El pueblo con Perón!
Perón: Y no quiero empañar este acto con ningún mal recuerdo.
Pueblo: Estallido popular en gritos y vitores
Perón: dije que había llegado el momento del consejo...Recuerden trabajadores:
únanse! ; sean hoy más hermanos que
nunca. Sobre la hermandad de los que
trabajan ha de levantarse en esta
hermosa patria la unidad de todos los
argentinos.
Pueblo: Estallido popular en gritos y vitores