pfister intertextualidad

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1 MUAÍL e- BAJTÍN Sexto Encuentro lntenwcional Mijaa Bajten Ciudad de México 5- 9dt Julio de 1993 EDICiÓN ESPECIAL DE CRITERIOS Gracias a la colaboración de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco de México, se publicó y lanzó en el Encuentro, que por primera vez tuvo lugar en nuestra América, un número especial de nuestra re- vista, enteramente dedicada al legado del gran sabio ruso y a sus grandes temas. He aquí su contenido: MIJAíL M. BAJTíN I PÁVEL N. MEDVEDEV (Ru.ia) la evaluación social, su papel, .1 enunciado concreto y la construcción poéllica MIJAiL L. GASPAROV (Ru.ia) M. M. Bojtin en la cultura rUla del siglo XX -TEFAN ZÓLKIEWSKI (Palania) Bajtín y .1 problema fundamental d. lo semiótica RENATE LACHMANN (Alemania) Dialogicidad y lenguaje poético WLAD GODZICH (Suiza) 0.1 Irane. gnos.ológico a lo praxis postrevolucionaria: Bojtín y los in- t.r<Jccione. ¡nlarculturales HEINRICH PLETT (Alemania) Intertextualidode. RYSZARD NYCZ (Palania) la intert.xtualidad y sus esf.ros: textos, géneros y mundos IURI M. LOTMAN (E.tania) El texto en .1 t.xto Acerca d. la semiosferQ VIACHESLAV V. IVANOV (Ru.ia) El filme en .1 filme PAVAO PAVLlCIC (Craacia) La intertextuolidod moderna y lo podmoderna LINDA HUTCHEON (Canadá) La pot¡tica de la porodio pO$moderna UNA RESTROSPECTIVA DE CRITERIOS; DE 1992 A 1972 CRrTER/OS, La Habana, N" 31, 1-6/1994 CONCEPCIONES DE LA INIERTEXTUALIDAD- MANFRED PFISTER (Alemania) INTERTEXTO UNIVERSAL VS. INTERTEXTUALlDAD ESPEcíFICA No podemos ni queremos escribir aquí ninguna historia cronológica- mente ordenada de las investigaciones Y la teoría, sino que tratare- mos de delimitar y coordinar las posiciones esenciales dentro de este debate, para de ahí poder entonces sacar consecuencias poro nues- tra propia conceptualización de la intertextualidad. Queremos, pues, a1 extraer las consecuencias de nuestro tema para nuestro propio discurso, relacionar entre sí dialógicamente los distintos puntos de vista sobre aspectos parciales de la intertextualidad Y no presentar simplemente breves caracterizaciones aisladas de los mós importan- tes teóricos de la intertextualidad dispuestas en sucesión histórico. Como esquema de ordenamiento utilizaremos una categorización de la Kristeva, que distingue entre una dimensión horízontal, en la que el texto es referido al sujeto del modo de escribir y a los destinata- rios, y uno dimensión vertical, en la que el texto se orienta al corpus literario precedente o sincrónico.! Al hacerlo, somos conscientes de que esto no puede ser más que un esquema muy provisional que es desconstruido por las implicaciones más radicales de la propia teoría de la intertextualidad. Dentro de esas dos dimensiones de autor/re- 1 Sémeiotiké: Recherches pour une sémanalyse, París, 1969, p. 145; en a'emán, en: -8achtin, das Wort, der Dialog und der Roman-, J. Ihwe, ed., literaturwissenschaft und linguistik, Frankfurt, 1972, 11I, p. 347. * Unidades 2 y 3 del artículo -Konzepte der Intertextualitat-, en: Intertextualitot. For· men, Funktionen, anglis1ische Fallstudien, Tubinga, Mox Niemeyer Verlag, 1985, pp. 11-30. ,,1

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    MUAL e-~ BAJTN

    Sexto Encuentro lntenwcional Mijaa Bajten Ciudad de Mxico 5- 9dt Julio de 1993

    EDICiN ESPECIAL DE CRITERIOS Gracias a la colaboracin de la

    Universidad Autnoma Metropolitana-Xochimilco de Mxico, se public y lanz en el Encuentro, que por primera vez tuvo lugar en nuestra Amrica, un nmero especial de nuestra re-vista, enteramente dedicada al legado del gran sabio ruso y a sus grandes temas. He aqu su contenido: MIJAL M. BAJTN I PVEL N. MEDVEDEV (Ru.ia)

    la evaluacin social, su papel, .1 enunciado concreto y la construccin pollica

    MIJAiL L. GASPAROV (Ru.ia) M. M. Bojtin en la cultura rUla del siglo XX

    -TEFAN ZLKIEWSKI (Palania) Bajtn y .1 problema fundamental d. lo semitica

    RENATE LACHMANN (Alemania) Dialogicidad y lenguaje potico

    WLAD GODZICH (Suiza) 0.1 Irane. gnos.olgico a lo praxis postrevolucionaria: Bojtn y los in-t.r

  • 86 Manfred Pfister

    ceptor y texto/pre-texto, partiremos en cada ocasin de las concep-ciones ms vastas y entonces les opondremos concepciones ms es-trechas y precisas.

    1. Texto y pre-texto

    la teora de la intertextualidad es la teora de las relaciones entre textos. Eso no se discute; se discute, sin embargo, qu tipos de re-laciones deben ser comprendidas en ella. Y segn cuntos se com-prendan en ella, la intertextualidad aparece coma una ~iedad de los textos en generala como una propiedad especfica de determi-nados textos o clases de textos.

    la concepcin ms amplia y ms radical en sus implicaciones pa-ra la teora del texto parte de que en la comunicacin no hay tabula rosa, de que el espacio en el que un texto individual se inscribe, siempre es yo un espacio escrito. Todo texto es reaccin a textos preceder.fes, y stos, a su vez, son reacciones a otros, y as sucesi-vamente en un regressus ad in{initum -todo texto, es decir, Ino slo el texto literario o el texto literario moderno o el texto "dialgico" en el sentido de Bajtn, sino tambin todo texto discursiva-crtica y todo enunciado del habla normal y cotidiana! Todo objeto al que un texto pueda referirse, siempre es ya un objeta del que se ha hablada a se ha escrito, y cada uno de sus elementos estructurales, desde las pa-labras, pasando por la sintaxis, hasta determinados modelos de especies de textos y propiedades generales del texto, na le pertene-ce solamente a l, sino que lo comparte con otros, en ms de un respecto con todos los otros textos. As, para Roland Barthes, todo texto es uno "cmara de ecos",2 y el mismo estado de cosas lo for-mulan otros crticos en una argumentacin apodctico desprovista de metforas: todo texto es, segn Michael Riflaterre, "un conjunto de presuposiciones de otros textos",3 y por eso, para l, "la idea misma de textualidad [es] inseparable de la intertextualidad y est basada . en ella".4 Janathan Culler parte de "la naturaleza intertextual de to- ,: da constructo verbal",s y tambin la lingstica del texto se ha adherido entretanto a este axioma, ha definido como intertextuali-2 Roland 8arthes par Roland 8arthes, Pars, 1975, p. 78 (N. del T.: Aqu y en adelan-

    te el autor cita d.~rectamente en la lengua del respectivo originaL); en alemn, en: Ro/and 8orthes: Uber mich selbst, trad. de J. Joch, Munich, 1978, p. 81.

    3 "la syllepse intertextuelle", Potique, nO 40, 1979, pp. 496.501, aqu: p. 496. 4 "Syllepsis", Criticollnquiry, n" 6, 1980, pp. 625638, aqu: p. 625. SThe PursuitofSigns, landres, 1981, p. 101.

    Concepciones de la intertextuaUdad 87

    dad las "dependencias entre produccin a recepcin de un texto da-da y las conocimientos de los participantes de la comunicacin sobre otras textos", y ha deducida del "concepto misma de la textualidad" el postulada de la "investigacin de la influencia de la intertextualidad como una inspeccin del proceder de las actividades comunicativas en su conjunto ll 6 Al condicionarse as mutuamente textualidad e in- tertextualidad, para el texto individual vale la siguiente: "No hay texto que no sea intertexta" (Charles Grivel), o en una formulacin an ms acentuada: "El texto no es un objeta autnomo o unificado, sino un conjunto de relaciones can otras textos. (...) Toda texto es intertexta" (Vincent B. l.eitch].? Esta concepcin del texto como inter-texto tiende a disolver el texto coma unidad e identidad cerrada: aunque est cerrada en el plano sintagmtica, en el plana paradig-mtica de la relacin con otros textos est liberada de su carcter limitado. la consecuencia de ello, la negacin de la existencia de las textos individuales, la extrae, par ejemplo, Harold Bloom, cuando es-tablece "que no hay textos, sino slo relaciones entre textos".8

    A esta idea de un intertexto universal corresponden, del lada de los otros textos que existen antes del texto, estructuras textuales, c-digos y sistemas de significacin, de modo que ya tampoco aqu se pueden aislar pre-textas individuales. "Yeso es realmente el inter-texto:", escribe Barthes en le plaisir du texte, "la impasibilidad de l vivir fuera del texto infinita -sea ste Proust, a el peridico, o la pantalla de televisin".9la eleccin de los ejemplos debe dejar claro que aqu ya no estn privilegiados las textos de la alta literatura, y ni siquiera los textos verbales, sino que tambin los textos multime-diales o no-verbales pueden ser igualmente pertinentes. l subraya eso tambin en su autopresentacin ficcionalizada, Ra/and Bar-thes par Ra/and Barthes, al sealar con nfasis la importancia de tex-tos na-poticos, y hasta textos triviales, para el juego intertextual: "El intertexto no abarca solamente textos escogidas can delicadeza, amados en secreto, libres, discretos, generosos, sino tambin textos comunes, triunfantes."10 Y este intertexto como espacio que el nuevo 6 R.-A. de B.augrand./W. U. Dreesler. finfhrung in die Textlinguistik, Tubinga,

    1981, pp. 188y215. 7 Ch. Grivel, "Theses prparatoires sur les intertextes", en: R. lachmann, ed., Dia/ogi-

    zitat, Munich, 1982, pp. 237-248, aqu: 240, y V. 8. leitch, Deconstrudive Criticism: An Advonced Introdudion, londres, 1983, p. 59.

    8 A Mop of Misreading, Nueva York, 1975, p. 3. 9 Le p/aisir du texte, Pars, 1973, p. 59; en alemn en: Die tust am Yext, trad. de T.

    Konig, frankfurt am Main, 1982, p. 53 Yss. 10 Ro/and Barlhes por Ro'ond Barlhes, p. 51; en alemn en: ber mich se/bst, p. 52.

  • 88 ManfredHister

    texto comporte con el ajeno y preexistente, de""ene uno especie de 'nube de sonido' que todo texto, al teer, emplea a manera cM un se-dudar canto de sirena, pues 'el intertexto no es necesariamente un campo de influencias; es ms bien una mOsica de figuras, de met-foras, de pensamientos-polabras; es .1 significante como sirena'. 11 Lo que en Barthes es evocado rapsdicamente, en otro. tericos suena tal vez ms fria, pero encierra lo mi.mo: en todo texto .e ins-criben las huellas --por muy vagas y borrosas que sean- del universo entero de los textos, del "texto general' en el que, para De-rrida, se ha disuelto la realidad, o, como dice Charles Grivel en una metfora que recuerda a Borges, 'la Biblioteca general'.12 As, pre-texto de todo texto individual es no slo el conjunto de todos los textos ren el m. amplio sentido), sino, adems, el conjunta de to-dos los cdigos y sistemas de sentido en que se basan esos textos.

    Esta concepcin global de un intertexto infInito se ve restringida all donde se la reclama ante todo para lo. textos Jiterorios o poti-cos y de esa manera se la define como lo espeCfico de la literariedad o la poeticidad. Precisamente en la obra de arte verbal .e condensara esa intertextualidad universal, yeso condensacin sera una cualidad diferencial del lenguaje hiperconformado estti-camente. Una definicin as de la obra literaria como constructo intertextual es la que ofrece, por ejemplo, Lourent Jenny:

    Fuera de la intertextualidod, la obra literaria sera llana y sim-plemente imperceptible, de la misma manera que la palabra de una lengua an desconocida. De hecho, slo aprehende-mos el sentido y la estructura de una obra literaria en su rela-cin con arquetipos, abstrados, a su vez, de largas series de textos de los que son en cierta manera la invariante. Esos ar-quetipos, nacidos de otros tantos "gestos literarios', codifican las formas de uso de ese 'lenguaje secundario' (lotman) que es la literatura. Con los modelos arquetpicos, la obra literaria entra siempre en una relacin de realizacin, de transforma-cin o de transgresin. Y, en gran medida, es esa relacin lo que la define. 13

    11 Ibdem, p. 148; en alemn, p. 158. 12 Ch. Grivel, '"Th,, p. 245. 13 -la stratgi. d. Ja forme-, P04f1qu., nO 27, 1976, pp. 257-281 aqu: p. 257.

    Concepciones de la intertextualidad 89 I

    Aqu no se habla ya en general de textos, sino expresamente de tex-tos literarios, y una restriccin o facalizacin semejante ha de ser '0-brentendida a menuda en otras definiciones del texto como intertexto. Eso es aplicable, por eemplo, a Harold Bloom, que por texto siempre entiende implcitamente el texto potico y en ms de una ocasin tambin subraya eso explcitamente:

    Pocas deas son ms difciles de disipar que la 'didada por el sentido comn" de que un texto potico es independiente, de que tiene un significado o significados averiguables sin refe-rencia a otros textos poticos. (oO.) Desgraciadamente, los poe-mas no son cosas, sino solamente palabras que se refieren a otras palabras, y aquellas palabras se refieren a otras pala-bras todava, y as sucesivamente en el mundo densamente superpoblado del lenguaje literario. Todo poema es un inter-poema, y toda lectura de un poema es una inter-lectura. 14

    En Bloom, el intertexto permanece, pues, en el dominio de la litera-tura y la poesa, tanto el texto como los pre-textos son textos poti-cos, y, aadir el conocedor de los trabajos de Bloom, no simplemente textos poticos, sino los grandes poemas canonizados de una tradicin, que se inscriben unoS en otras al tratar de desalo-jarse unos a otros. Esa misma restriccin a los intertextos literarios se halla en lo base de la mayorfa de los anlisis concretos existentes sobre la intertextualidad, sea simplemente en virtud de la eleccin del objeto, o sea por razones de principio en las que ms adelante entraremos. Mientras que en Jenny y Bloom todo texto literario tiene sus pre-textos a su vez literarios, Michael Rifaterre, por ejemplo, parte tambin, es cierto, de una intertextualidad general de las textos poticas, cuando escribe que "el poema est compuesto de textos, de fragmento. de textos, integrados, con o sin una conversin, en un nuevo sistemall , eero, pora l, los precedentes pre-textuales no estn restringidos atl.Qominia de la literatura y la poesa. Sus "hipo-gramas", a los que un texto se refiere, slo en casos excepcionoles san textos literarios; en la mayora de los caso...on presuposiciones textuales o clichs, y pueden ser 'potenciales, Ypor ende observ-ables en el lenguaje, o aduales, y par ende observables en un texto

    15 anteriorl 14 Poefry ond Repre.don, N.w Hav.n, 1976, p. 2 Yu. 15 Semiofics 01Poefry, Londr, 1978, pp. 16.. y 23 y u.

  • 90 Manfred Pfister

    Pero el concepto de la intertextualidad ser decididamente ms restringido o especificado all donde ya no designa un aspecto par-cial general, siempre dado, de la textualidad potica o literaria, sino una propiedad particular de determinados textos literarios o espe-cies de textos literarios. En este sentido, Renate Lachmann distingue, con referencia al concepto afn de dialogicidad, entre un aspecto de ontologa del texto y un aspecto de descripcin del texto, entre dia-logicidad como una "dimensin general de los textos en general (del texto como parte constitutiva de un 'universo' de textos que estn en correspondencia unos con otros, como acumulacin de ' experien-cia' textual), que podramos designar como la estructura implicativa de los mismos, como inmanencia textual cbcrccdorc", y dialogicidad "como forma especfica de la constitucin del sentido de los textos", como "el dilogo con textos ajenos (intertextualidad), el dilogo con diferentes'dialectos sociales' que compiten en un contexto cultural (pluralidad de discursos) o el dilogo con una posicin de sentido ajena, que est registrado en la 'palabra bivocal' que fundan dos instancias discursivas que se interfieren (dialogicidad en el sentido primario)". 16 y Wolfgang Preisendanz valora esta oposicin para los textos poticos en el sentido de "que la intertextuolidod no se moni-fiesta como principio universal de la literatura o de la recepcin esttica, sino como una posibilidad, una alternativa, un procedi-miento de la construccin del significado de la obra litererio".'? De esa manera la intertextualidad deviene concepto genrico para aquel procedimiento de una referencia ms o menos consciente, y tambin aprehensible concretamente de alguna manera en el texto mismo, a pre-textos individuales, grupos de pre-textos o cdigos y sistemas de sentido en que stos se basan, como hasta ahora ya los ha manejado la ciencia literaria bajo conceptos como fuentes e in-fluencia, cita y alusin, parodia y travesti, imitacin, traduccin y adaptacin, y como ahora deben ser definidos y categorizados de manera ms precisa y concluyente dentro del nuevo marco sistem-tico.

    se es el concepto de intertextualidad en que se basa la mayora de los estudios ms detallados sobre la misma -y hasta se puede decir que se volver dominante en la medida en que los distintos 160ia/ogizitat, p. 8. 17 "Zum Beitrag van R. lachmann 'Dialogizitat und poetische Sprcche", en: Oia/ogizi-

    tat, pp. 25-28, aqu: p. 26 y ss. Cf. tambin R. lachmann, "lntertextuclitct als ~jnnkonstitution. Andrej Belyis Petersburg und die 'fremden Texte". Poetico, nO 15, 1983. pp. 66-107.

    Concepciones de la interlextualidad 91

    tericos y crticos emprendan anlisis concretos de textos. Hasta crti-cos que, como Jenny, parten enrgicamente del axioma ontologicotextual de un intertexto global, estrechan su perspectiva tan pronto como se dedican a los anlisis concretos de la intertextuo-lidad. Esto tampoco sorprende, porque un concepto que es tan universal que ya no es concebible-ninguna alternativa a l ni, en ms de una ocasin, la negacin del mismo, es necesariamente de exiguo potencial heurstico para el anlisis y la interpretacin. Por eso es que da en el vaco, por ejemplo, la crtica de Jonathan Culler a la "te-nedura de libros por partida doble" de Jenny;'8 y tambin su alegato en favor de una perspectiva de anlisis lo ms amplio posi-ble, por ms convincente y teoricotextual que pueda ser, adolece de seguir siendo un llamado vaco y no puede ser trasladado a procedi-mientos de anlisis concretos y operacionalizados:

    La "intertextualidad" tiene, pues, un doble foco. Por una parte, llamo nuestra atencin sobre la importancia de los textos an-teriores, insistiendo en que la autonoma de los textos es una idea engaosa y en que una obra tiene el significado que tie-ne slo porque ciertas cosos han sido escritas anteriormente. Sin embargo, en la medida en que se concentro en la inteligi-bilidad, en el significado, la "intertextualidad" nos lleva a con-siderar los textos anteriores como contribuciones a un cdigo que hace posible los diversos efectos de significacin. As, la intertextualidad deviene no tanto un nombre para la relacin de una obra con textos anteriores particulares como una de-nominacin de la participacin de la misma en el espacio dis-cursivo de una cultura: la relacin entre un texto y los diversos lenquojes o prcticas significantes de una cultura y su relacin con aquellos textos que articulan para l las posibilidades de una cultura. As, el estudio de la intertextualidad no es la in-vestigacin de fuentes e influencias como se la ha concebido tradicionalmente; arroja su red con mayor amplitud para in-cluir las prcticas discursivos annimos, cdigos cuyos orge-nes estn perdidos, que hacen posible las prcticas significantes de textos posteriores. Barthes advierte que desde la perspectiva de la intertextualidad "las citas de que est he-cho un texto son annimas, de orgenes imposibles de hallar,

    1B "Presupposition and Intertextuality", en: J. Culler, The Pursuit of 51gn5, pp. 100-lOS, aqu: p. 104 y ss .

  • 92 ManfredPflster

    y, sin embargo, yo ledo"; funcionan _sto es lo decisi~ como "ya ledo'.19

    Lo de;a lu (Iaqu se ha de sobrentender el ensanchamiento del cen-cepto de 'lectura', caracterstico de 8arthesl), que en su totalidad global da el horizonte de la produccin y la recepcin del texto,'o se condensa precisamente en referencias ocentuadal \pointierten) o otros textos y sistemas de textos y slo en stas ha de ser atrapado analticamente. En todo caso, la propuesta propia de Culler, que presenta la estructura de implicaciones universal como un conjunto de presuposiciones lgicas y pragmticas, no resuelve ese dilema.

    El bosquejo ms ampliamente diferenciado hasta ahora de una teora de la ntertextualidad como conjunto de las diferentes formal de referencias acentuadas entre textos literarios, es Pa/impsestes: La lttrature au second degr de Grard Genette." En juega autairni-ca con un derroche francamente escolstico de nomenclatura, subdivide la abarcadora transtextualidad --que 61 define como la "trascendencia textual del texto", como "todo lo que lo pone en re/a-cin, manifiesta o secreta, con otros textos"22- en cinco subcategoras: en (1) la intertextualidad como la copresencia de dos o ms textos, lo presencio palpable de un texto en otro (cito, alu-sin, plagio, etc.); (2) la paratextualidad como las relaciones entre un texto y su ttulo, prlogo, ep~ogo, lema Yotros por el estilo; (3}la metatextualidad como la referencia comentadora y a menuda crtica de un texto a un pre-texto; (4) la hipertextualidad, en la que un tex-to tomo 01 otro como fondo (imitacin, adaptacin, continuacin, parodia, etc.), y, por ltimo, (5) lo architextualidad como las relacio-nes genricas de un texto. Esas cinco clases son, a su vez, subcategorizadas de una manera diferenciada, en ocasiones excesi-va --.m la cual la hipertextualidad resulta particularmente productiva-, y los distintas tipos y subtipos son ilustrados y ejempli-ficados entonces con una impresionante cantidad de textos de toda la literatura mundial. Aqu no tenemos tiempo para entrar a presen-191i>dem, p. 103. 20 Culler cita aqu O.l'oeuvr. au text.-, R.yue d'.rthfique, nO 24, 1971, pp. 225-

    232, aqu: 229. 21 Paria, 1982. la mel6fora del titulo convence slo a primera viata, porque, en con-

    traste ton la intertextualidad, en .1 palimpusto la r.lacin entre .1 texto bsico d.svanecido y.1 t.xto crito encima d1es puramente casual. Cf. al rpecto K. Slierlo, "Vt'e...k und Intertextualila", en: W. Schmid/W.D. Stempel, ed . , Oialog eJ.,reJde.Vieno, 1983, pp. 7-26, aqui: p. 26.

    22 PalImps."'" p. 7.

    Concepciones de lo intertextualidad 93

    tar y criticar de monera diferenciada eso red sutilmente urdida desde el punta de vista terminolgico. Para nuestra contexto de la argu-mentacin de una gradacin d. los conceptos de intertextualidad, la nico importante es que la intertextualidad por l llamada transtex-tuolidad permanece limitada a relaciones entre textos literarias;'3 que stas san relaciones especficas y precisos, Yque los preceden-tes inter- o transtextuales que han entrado en el texto, no est6n limitadas a pre-textos individuales, sino que tambin incluyen siste-mas de textos coma los de los gneros.

    Aqu, pues, en este ltimo punto, divergen de nuevo las epinio-nes. Mientras que te6ricos coma Genette abarcan baja el concepto de la inter-a transtextualidad tanta las referencias de un texto a pre-textos individuales como ias referencias o sistemas que abarcan textos, a modelos y cdigos en que se basan textos, otros distinguen entre intertextualidad, por una parte, y referencia al sistema, por otra. En esto el ms decidido es Klaus W. Hempfer, quien, en expl-cito contraste con la Kristeva, aplica "el concepto de intertextualidad solamente a relaciones entre textos individuales, es decir, entre ac .. tos de paraJe, los que han de ser distinguidas de las relaciones entre sistema y actualizaci6n"". Parecida mente restrictiva es la definici6n del concepto que propone Rolf Kloepfer:

    Ante toda, "intertextualidad" no debe coincidir con "c6digo", el sistema semitico virtual del que se nutre toda realizacin tex-tual y cuya forma de vida es la variada praxis textual. Despus se ha de separar I'intertexto" de "contexto', con el que se ha de designar la situacin comunicativa, en la medida en que se presenta textualmente. Se puede concebir el "contexto" de una manera ms estrecha: como las textos circundantes en un ciclo potico, como prlogo acompaante o hasta como los otros escritos contemporneos del autor (a stos se los podra llamar tambin el "ca-texto"), o se la puede concebir ms am-pliamente: como la obra del autor en su conjunto, los textos

    23 Abfi.ondo una perspectiva, entro tambin en las relaciones "hipereslticas" entre poemas y pinturas, piezas musicales y obras lilerarias, y as sucesivamente; d. Pe-Jimpsestes, p. 435. .

    24 "herlegvngen 2U .inem GltigkMhkriterium fr lnterprotationen", pp. 1418, aqu: p. 15; cf. del mismo autor, Poststrukturale r.Jdtneorie und narrativa Praxis, Munich, 1976, p. 54 y u. lo d"-'inc\n de Hompfer entre inlertoxlualidad Y referencia al sistema aparece en lo Janny como diferenciocin entre "tipos de lo int.rtextualidad, a saber, entre explicita e implcita", "lo stro'gie de lo fOfmo", p. 257 y ss.

  • 94 Manfred Pfister

    de sus amigos y enemigos directos o, por ltimo, la tradicin a partir de la cual l escribe. "Intertexto" sera, entonces, una forma especfica y ms estrecha de la referencia sintctica en el co- yel contexto, sea explcita, como en la cita, la alusin, la estilizacin o la parodia, sea ms bien implcito, como en mu-chos procedimientos que varan, procesan o des.gastan un mo-delo conocido por la historia literaria. 25

    Seguramente, no es ninguna casualidad que semejante restric-cin del concepto se halle ante todo en crticos alemanes y que todava le deben mucho al estructuralismo. A ellos les importa de manera especial, por una parte, extinguir gradualmente o, por lo menos, desactivar las radicales implicaciones que en materia de epistemologa, filosofia del lenguaje y teora del texto tiene lo concepcin postestructuralisto o desconstruccionisto de lo intertex-tualidad, y, por otra, limitar el concepto a una dimensin que posibilite o facilite su operacionalizocin en la prctica analtica y no ponga en peligro lo unidad del texto como obra de arte. 26

    En esto surgen, sin embargo, dificultades que no se deben pasar por alto. As, mediante esa dicotoma de intertextualidad y re-ferencia al sistema se separa a menudo en dos categoras lo que, segn la intuicin, forma una unidad. la parodia de un texto indivi-dual, por ejemplo, es cargada en la cuenta de la intertextualidad, mientras que la parodia de modelos genricos -como, por ejem-plo, en la mock-heroic- es asentada como referencia al sistema. En el caso concreto, sin embargo, lo que ocurre la mayora de las veces es que semejante parodia de todo un gnero se compone de un gran nmero de referencias pardicos o realizaciones individuales de ese modelo genrico. Adems, las transiciones entre texto indivi-dual, corpora textuales ms pequeos y ms estrechamente unidos por obra de densos homologas estructurales, y gneros definidos ms ampliamente, son fluidas, del mismo modo que, en general, la oposicin entre sistema y actualizacin del sistema es enteramente.

    25 "Grundlagen des 'dialogischen Prinzips' in dar literatur", en: Dialogiziff, pp. as-106, aqu: p. 92 y u Lo que cqu es excluido del intortexto come "ca-texto', l\Jeien Dellenbcch lo tomara en consideracin como "interlextualidod interna", d. "Intor-texte et cutctexte''. Poet,que n" 27,1976, pp. 282-296. Tambin la dilerenciccin conceptual de Klcepter entre "intertextvefidcd" e "intertexto" -"intertexlualidod" como principio e "intertexto" como una determinada relccion entre dos textO$" (p. 93)- no coincido con la reglamentacin hasta ahora v igente del uso del lengua-e; ante lodo, se desv a del concepto del "intertexto" en Barthes, quo fue quien lo acu.

    26 Cf. al respecte K. Stierte, "Werk und lntertextvclitat". pp 724.

    Concepciones de lo intertextualidad 95

    descanstruible. Un sistema, en general, slo es aprehensible a travs de sus actualizaciones, que se basan en l, y todo sistema es simvl-tneamente la actualizacin de un sisteme abslrocto, del mismo modo que la actualizacin misma tiene, a su vez, carcter de siste-ma. El propio texto literario individual tiene, pues, carcter de sistema y es, al mismo tiempo, la actualiz.acin de sistemas abarca-dores como, por ejemplo, el gnero, y el gnero es un sistema y, al mismo tiempo, la actualizacin de sistemas mes abstractos, como el del modo de escribir suprahistrica o el lenguaje.27 Y, par ltimo, precisamente una investigacin de la intertextualidad definida de manera tan estrecho est particularmente expuesto al peligro de de-generar en uno 'nvestigoci6n tradicional de sourn~s-ond~no/ogues [fuentes y anlogas], de estudiar bajo la etiqueta nueva Y de moda nexos entre textos individuales que siempre se estudiaron, Y de se-guir practicando eso tambin de la misma manera desde el punto de vista del mtodo. Desde luego, no debe ser as, porque tampoco aqu la investigacin de lo intertextua\idad debe significar simple-mente bsqueda de pistas, sino que la integracin de las diferentes referencias intertextuales de un texto, la accin coordinada de los diferentes procedimienlos inlertexluales y de las funciones de stos pueden ser eficaces como nuevo foco de anlisis.

    Al lado de esta reservacin del concepto de la intertextualidad para \0 referencia de un texto literario a pre-textos individuale!O, se hallan todava otras tentativas, en otros planos, de darie al concepto mayor precisin mediante una restriccin. La mayora de las veces conciernen a la dimensin horizontal de autor y receptor, a la que queremos dedicarnos a continuacin. Dos criterios se refieren, sin embargo, a lo relacin entre lexlo y pre-texto y por eso todava de-bemos anotarios aqu brevemente. Est, ante todo, la propuesta de hablar de intertextualidad slo cuando la relocin entre texto y pre-texto no es meramente puntual, sino que se basa en homologios estructurales entre texto y pre-texto. Por eso, pare eritreos como Lourent Jenny, las citas, alusiones o reminiscencias puntuales oco-sionales caen fuera del dominio centrol de la intertextuolldod Yson consideradas, a lo sumo, como forma "dbil" de lo intertextualidad, mientras que la intensidad de sta crece. cuanto ms altamente es tructuradas son las relaciones entre texto y pre_texto. 28 La segunda

    27 L. Jenny (.on~idorQ lo referencia a un codiga de genero cerno estructuralmente equivalente a la refereocia o un texto particular, porql.le en ose C0500 se tr otc de una referencia a un "erchitextc", d. "La stratge de la forme", P 264

    28 Ibdem, p. 262.

  • 9 Monfred Pfister

    restriccin concierne a la relacin semntica entre texto y pre-texto y ha sido repetidamente objeta de propaganda, ante todo por parte de Michael Riffaterre. Para l, la intertextualidad supone un conflicto entre texto y pre-texto, que ha de ser entendido como diferencia o divergencia semntico-ideolgica, yesos "incompatibilidades inter-textuales" se inscriben en el texto mismo como seal de intertextualidad, ya que las huellas del texto ajeno no se insertan sin costuras en el texto, sino que causan anomalas sintcticas y faltas gramaticales en el sentido ms amplio, que incluye tambin la sin-taxis del texto y la gramtica del texta. 29 Pero, puesta que la completa ausencia de conflicto, diferencia y divergencia es incon-cebible, porque -como demuestra sagazmente Jorge Luis Borges en el modelo ficcional de "Pierre Mnard, autor del Quijote"-, hasta en el coso en que se repite palabra por palabra un texto entero, el contexto distinto hace que surjan divergencias funcionales entre el pre-texto y su duplicada, tambin el intento de Riffaterre de restrin-gir el concepto de intertextualidad desemboca en un criterio para ordenarla en una escala que distingue intertextualidades ms fuer-tes o ms dbiles. Y ese criterio coincide en gran parte, sin que Riffaterre sea consciente de ello, con la definicin que dio Bajtn de la dialogicidad como conflicto de puntos de vista.

    2. Autor y receptor

    Las concepciones postestructuralistas de la intertextualidad parten, en esto en consonancia con la esttica de la recepcin, ms bien del lector que del autor.30 Pero, tambin para un semitica del texto co-mo Riffaterre, el lector es "el nico que hace las conexiones entre texto, interpretante e intertexto, el nico en cuya mente tiene lugar la transferencia semitica de signo a signo", y la propia intertextuali-dad es esencialmente "un modo de percepcin del texto" y"el meca-nismo propio de la lectura literaria".31 Y de manera an ms decidida Barthes hace al lector el lugar de clearing de las transac-29 Semiotics 0' Poetry, p. 130; d. tambin pp. 100 y 165. 30 El polo opueslo -humanista- lo ocupa en este respecto r. Schabert, Interauklorioli-

    Hit, DVs, nO 57, 1983, pp. 679.90l. 31 Semiotics of Poetry, p. 164; -la ,yUepse interteJttuell.-, p. 496. En Semiotics of

    Poetry, p. 136 y SS" Rifo'.rr. dcribe- con todo detall. esle mecanismo de la lectu-ro intertextual; d. al respecto el sigtJiente trabajo de W. D. S'ornpel, que pone de relieve positivamente la orientacin 01 loctor de Rifot.rre: /ntertextualitat und Re-zeptien", en: Oia109 der Texte, pp. 85-109, aqu: pp. 88-90.

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    Concepciones de lo interteKtvolidod 97

    ciones intertextuales. El texto es, para l, "un tejido de citas extradas de los innumerables centros de cultura"; pero, prosigue l,

    hay un lugar donde se concentra esta multiplicidad y ese lugar es el lector, y no, como se deca nasta ahara, el autor. El lec- tor es el espacio en el que se inscriben todas las citas que componen un escrito. (oo.) La unidad de un texto no reside en Su origen I sino en su destinacin. 32

    Sin embargo, para las postestructuralistas, ese sujeto del lector ya no es, en modo alguno, una identidad fija como en Riffaterre, sino que, como el texto de Bartnes, l mismo se na disuelto ya en una in- finita pluralidad de referencias intertextuales:

    yo no es un sujeto inocente, anterior al texto y que despus noria uso de l como de un objeto que se ha de desmontar o un lugar que se ha de cercar. Ese "yo" que se acerca al texto es ya, l mismo, una pluralidad de otros textos, de cdigos in-finitos, o ms exactamente, perdidos (cuyo origen se pierde).33

    Esta misma disolucin del sujeto en una "pluralidad de otros tex- tos, de cdigos inflnitosll , concierne, naturalmente, tambin al autor, sobre todo porque el autor siempre es, a la vez, un lector -el lector del '~exte gnra/" y el lector de su propio texto. Ambos, autor y lec- tor, en esta concepcin, en general slo son concebibles dentro del universo de los textos, aunque ese universo de textos tambin est matizado de modo diferente para cada autor individual y cada lector individual segn la respectiva perspectiva. El universo de los textos, en s mismo ya en continuo movimiento y transformacin, se le pre- senta, pues, a cada individuo de otro modo, y el individuo participa en l no slo cuando consciente y deliberadamente evoca a cita de- terminados textos individuales, topo; o cdigos, sino que lo tiene inscrito en estructuraciones inconscientes, reminiscencias serniente- rradas y toda reflexin de precedentes huellos de lenguas ajenas y pensamiento ajeno. As, tambin el autor es una "cmara de ecos", lleno de la resonancia y el murmullo de textos ajenos, Yel lector lee 32'moge, Mus;c, Text, Nueva York, 1977, pp. 146 Y 148. Cf. al respecto J. Culler, On

    Deconstruction: Theory ond Critism aftor Structurolism, Londres, 1983, p. 32 Yss. 33 S/Z, Pars, 1970, p. 16; en alemn en: S/Z, Fronkfurt om Moin, 1976, p. 14. Cf.

    sobre la deconstruetion of the setr V. 8. leitch, Deconstructiv. Criticism, p. 111 Y ...

  • 98 Manfred Pfister

    el texto en un "acto de intertextualizacin" "o travs de la Biblioteca (...). a travs de estantes enteros de la Bibliateca".34 En todas estas formulaciones llama la atencin que las mismas pueden definir en igual medida al autor, al texto y 01 lector, y que, por ende, en el marco de lo teora postestructuralista esa distincin elemental se vuelve caduca o es desconstruida conscientemente; los tres, autor, texto y lector, devienen "un campa infinito para el juego escritura,".35

    la ubicacin de los sujetos y los textos en el intertexto universal no resulta, segn lo teora postestructuralista, de un auto-estableci-miento o auto-colocacin conscientemente deseado, sino que es inevitable. Pero no carece de funcin; sin embargo, es vista ~mo funcionalmente ambivalente: por una parte, intertextualidod signifi-ca "compulsin a repetir, a hablar con la voz prefabricada, inautenticidad, uniformidad resultante de la avasalladora presin social dirigida a lograr la conformidad de la conducta individual con la de la colectividad", y por otra, es "10 respectivo diferencio con re-lacin a los otros textos, previamente dados, es confusin de las lenguas, es Babel y 'ruptura de todas las reglas' (Rimbaud)";36 por una parte, enreda al sujeto en las palabras, normas y verdades pre-viamente dadas, y, por otra, le ofrece la posibilidad de la desviacin, del juego distanciadar, del aprovechamiento de la rivalidad entre sistemas y puntas de vista divergentes y de la diffronce (Jacques Derrida) como un diferir y diferenciar que nunca cesa, que difiere una y otra vez la autoridad del origen y de una verdad ltima. Por' eso puede ser tanto el signo de una "literature of Exhaustion" [lite-ratura del agotamiento] alejandrina del periodo final de una poca, como el de una "literature of Replenishment" [literatura del rellena-miento] subversiva e innovedorc.V O, como escribe Vincent B. Leitch, resumiendo con precisin la posicin de Barthes:

    Para Barthes, pues, la intertextualidad muestra dos caras se presenta como una cripta histrica, es decir, como una forma-cin de ideologa cultural; y aparece como un procedimiento

    34 Ch. Grivel, Theses prparatoires", p. 240. 351. Perrone-Moiss, "l'intertextualit. critique", en: Potique, nO 27, 1976 pp 383 36 As lo plantea Rolph Kloepfer, resumiendo en atencin a su ambivalencia les les.~

    expuestos en Ccnstcrue por Grivel, en: "Grundlagen des 'dialogischen PrinZlps In der literatur", p. 91 Yss.

    37 Asi se titulan dos em.ayos de John Berth: "The Literature of Exhcusticn" (1967) en rile Novel roday: Contemporary Wr;ters on Modern Fidion, ed . M Bradbury (Lon-dres, 1977), pp. 70-83, Y "The Literature of Replenishment Pcstmcdem Fichon" rhe At/ontie, 245 (enero de 1980), pp. 65-71.

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    Concepciones de lo intertextuolidod 99

    tctica para la desconstruccin crtica, En el primer papel, pa-rece una prisin; en el segundo, una llave de escope.38

    Cierto es que esas dos funciones de sentido contrario, basadas en las relaciones de repeticin y diferencia, se dan siempre simultnea-mente, pera la dominancia de una u otra funcin constituye la espe-cificidad histrica de la intertextualidad en una determinada poca. En el clasicismo, por ejemplo, domina la funcin conservadora, efir-madora del cdigo y el sistema previamente dadas; en el modernis-mo, tambin altamente intertextual, domina, por el contrario, la funcin apuesta de la desestabilizacin y la innovccin.P?

    En el interior de tales abarcadores modelos funcionales para el intertexta universal, al que toda produccin y recepcin de textos es-tn incorporadas a travs de los cdigos comunes y las sistemas an ms abstractos y a travs del regressus ad infinitum de los tex-tos, las consideraciones sobre si un autor conoci un determinado texto y se refiere consciente e intencionalmente a l y si el receptor dispone del mismo repertorio de textos que el autor, no desempe-an papel alguno o slo un papel subalterno. las interrogantes sobre los conocimientos y las intenciones del autor, sobre la inten-cianalidad del texto y sobre las existencias de informacin en el receptor y lo conduccin de la recepcin por el texto mismo, que estn en la base de las actualizaciones concretas del potencial de referencia intertextual, quedan desprovistas de importancia en vista del descentra miento de las sujetos y de la supresin de las fronteras de los textos, y hasta representan una recada en mitos humanistas burgueses, Sin embargo, precisamente a tales preguntas regresan los approoches de orientacin estructura lista o hermenutica en el dominio de la teora y la investigacin de la intertextualidad.

    Intentos de semejante diferenciacin entre intertextualidad in-consciente y consciente, entre no-intencionada e intencionada y, por ende, entre intertextualidad como potencial de referencia o como actualizacin de ste, hallamos, desde luego, tambin en el interior de la teora postestructuralista, pero all ms bien en la forma de una diferenciacin subalterna o subordinada. As, Charles Grivel dis-tingue "entre las clases intencionales y las clases no intencionales de

    38 Deeonstrudive Criticism, p. 110. Cf. sob...e esa ambivalencia R. Lochmann, 'Ebe- nen dos Intertextualitatsbegriffs", en: K. Stierle/R. Warning, ede., 00$ Gesproch, Munich, 1984, pp. 133-138, aqu: p. 138.

    39 Cf. al respecto P. Zvmthor, "Le carrofout des rhtcriqueurs. Intertextualit et Rh- torique", Potique, nO 27,1976, pp. 317-337, aqu: p. 336.

  • 100 Monfred Pfister

    repeticiones y cuenta entre las primeras la cita, la parodia, la toma en prstamo de fuentes y (ya problemtica) la influencia; entre las segundas, el clich y el estereotipo.40 Ambas formas, sin embargo, son incluidas en la intertextualidad. El segundo tipa es el decisivo desde el punto de vista de la teora del texto, mientras que, a la in. versa, tentativas estructuralistas y hermenuticas desearan restringir el concepto de la intertextualidad precisamente a las pri-meras formas. Aqul se distingue, desde el punto de vista de la esttica de la produccin, entre reminiscencias del autor casuales y a menudo inconscientes, que, ciertamente, entran en el texto, pero cuyo descubrimiento no le concede al mismo ningn significado adi-cional o acentuado, y la alusin intertextual propiamente dicha, que el autor se propone y debe ser reconocida por el lector, si se ha de agotar el potencial de sentido del texto. Slo en el segundo caso es-tamos ante "sistemas contextuales verticales", como llama Claes Schaar a la intertextualidad; e "infracontextos, es decir, pre-textos, son slo aquellos a los que el autor alude consciente, intencional y acentuadamente y que l desearla que fueran reconocidos por el lector y explorados como planos adicionales de la constitucin del sentido. Semejante "arqueologa del texto se diferencia, entonces, de la investigacin de las fuentes y las influencias por el hecho de que no es ya una bsqueda de los orgenes desde el punto de vista de la gentica de la obra, sino un intento de ampliar y estratificar el significado.41

    En el sentido de Schaar, tambin Wolf Schmid distingue entre una arqueologia del texto metdicamente controlada (l emplea la misma imagen) y una libre asociacin de sentidos, que, respecto ti la intencin de la obra, tiene un carcter exclusivamente casual.42 Y hasta Michael Riffaterre, a pesar de su amplia concepcin de la in. tertextualidad, considera las referencias intertextuales no como un salvoconducto para cualquier asociacin del receptor, sino, por el contrario, como "un constreimiento ejercido sobre la lectura", como pilotaje de la recepcin por el texto mismo: los hipogramas que sir-ven de base al texto 40 "Th",e. prparatoir-, p. 241; d. tambin p. 246. .41 "Vertical Cont.xt Sra ms, en: H. Ringbohm y otros, eds., Styl. ancl rext, Estocol

    mo, 1975, pp. 145-157, aqu: p. 149. Cf. tambi'n del mismo autor, -Linear Sequenc., Spatial Strudur., Complex Sign, and Vertical Con'.xt System, Poefies, nO 7, 1978, pp. 377-388, Yrl1. Full-voje' Quire S.Iow; Vertical Contexf Systems in 'Pareclis. Lct', lund, 1982. '

    42 -Intertextualitat und Komposition in Puschkins Novell." De, Senuss und De, ponnalt.,., Poetice, nO 13, 1981, pp. 82132, aqu: p. 127.

    Concepciones de la intertextualidad 101

    siempre estn incompletos en el poema: o son sealados por signos textuales o son actualizados fragmentariamente. (oo.) la arquitectura original de esos "otros textos, su gramtica, la distribucin de su lxico, la secuencia de sus componentes, son, no obstante, obvias para el lector, puesto que son parte de su competencia lingstica; l e.t, por lo tanto, bajo una esrricte gua y control cuando est llenando las lagunas y re-solviendo el rompecabezas.43

    De manera anloga a esos tericos, tambin Karlheinz Stierle parte de que, ante todo, entre una obra, sus fuente. que slo sirven como estmulo y sus diferentes versiones, hay relaciones intertex-tuales relevantes exclusivamente desde el punto de vista de la esttica de lo produccin, del mismo modo que hay una intertextua-lidad propia exclusivamente de la e.ttica de la recepcin, porque por principio toda obra es correlacionable con toda otra obra. Con tales referencias intertextuales relevantes slo desde el punto de vista de la esttica de la produccin o desde el de la e.ttica de la recepcin, respectivamente, contrasta, sin embargo, la intertextucli-dad propiamente dicha, "la relacin privilegiada, puesto de relieve", que se caracteriza por

    el hecho de que el texto mismo indica una o ms relaciones intertextuales. El texto tiene la posibilidad de establecer un medio de reflexin en el que l se presenta como una diferen-ciadora toma de distancia respecte de uno o ms textos e ins-cribe esa toma de distancie en la constitucin concreta de la obra. 44

    Desde la perspectiva de ese concepto ms preciso de la intertextua-lidad, la "estructura de remisin potencialmente infinita", de la que parten la concepcin de la intertextuolidad de la Kristevo y lo idea, lanzado por Derrida, de un juego de la difFrance abierto hacia to-dos lados, slo es semitico y estticamente relevante si la unidad de la obra est rota conscientemente, es decir, como escribe Rainer Warning,

    a condicin de que se trate de ficciones que sean ellas mis-mas metfora. de la diferencia semitica. Pero eso condicin

    43 Syllepsis, p. 628; Semiotic$ of Poetry, p. 165. .... "Werk und IntertextualitiifM, p. 10.

  • 102 Manfred PrISte,

    slo lo cumple el Moderno, no puede ser generalizada normo-tivamente. Ms bien, desde el punto de vista de esta dialctica [de diffrance ntertextuol y unidad discursiva del hablo) se debe diferenciar histricamente el concepto general de inter-textualidad potica, si ste ha de conservar su valor operacio-nol.s

    El intertexto universal y su estructura de remisin del regressus ad in-finitum deviene en esto perspectiva un axioma histricamente espe-cifico de la potica del Moderno y el Postmodemo.

    GRADACiN DE LA INTERTEXTUALlDAD

    Nuestro sinopsis de la evolucin de la teora de la ntertextuolidad y el estado actual de la discusin ha mostrado que, en lo esencial, dos concepciones rivalizan entre s: el modelo global del postestructura-lismo, en el que todo texto aparece como porte de un intertexto uni-versal, que lo condiciona en todos sus aspectos, y modelos estructuralistas o hermenuticos ms precisos, en los cuales el con-cepto de la ntertextualidad es restringido a referencias conscientes, intencionadas y marcadas entre un texto y textos o grupos de textos pr..sentes. Ambos modelos tienen, lo hemos sealado, su respectivo potencial cognoscitivo propio y sus supuestos en materia de teora del lenguaje, teora del texto y teora del conocimiento, pero tam-bin son lastrados por sus respectivos problemas de mtodo. Para el anlisis y la interpretacin del texto, el modelo ms fructfero es, se-guramente, el ms estrecho y ms preciso, porque puede ser trasla-dado ms fcilmente a categoras y procedimientos analticos operacionolizados, mientras que el modelo ms amplio es de mayor alcance teoricoliterario, y ello aun cuando uno no quiera saber nada de sus implicaciones descontruccionistos radicales -reduccin del signo al significante, disolucin de texto y sujeto.

    Nos parece que una posible salida de este dilema se hallo en la tentativa de mediar entre ambos modelos. Esto nos parece posible ya por el hecho de que ambos modelos no se excluyen uno al otro, sino que, ms bien, los fenmenos que el ms estrecho quiere abar-

    "'5 -Imilafio und IntertextualitCit. lul' Geschicht. Iyrisch.r D.konstruktion de, Amor-theologi.: Dante, Petrarca, 8audelair., en: 'n'.'Prefationen: 00$ Paradigmael., europoischen Renaissance-Lt.ratur. Fest.chrift f, AlIr.d Noye,-Weiclner, .d. K. W. Hempf.r/G. kegn, Wie.boden, 1983, pp. 288-317, aqu: p. 300.

  • 104 Manfred Pfi.!er

    (1) Para el primer criterio partimos de la distincin lingistica en-tre use y mentian, o, tambin, refer tO. 47 Del mismo modo que podemos o meramente emplear una palabra o una estructura lin-gstica, a tambin llamar la atencin sobre ella, asimismo podemos servirnos simplemente de textos o tipos de discurso previamente da-dos, o referirnos a ellos. Por eso a este criterio lo llamamos referencio/idod y postulamos que uno relacin entre textos es tanto ms intensamente intertextual cuanto ms un texto tematiza al otro, "poniendo al desnudo" su peculiaridad -para adoptar una formula-cin de los formalistas rusos. Uno cita, por ejemplo, cuya funcin consiste slo en la adopcin de un giro ajeno que se incorpora sin costura al contexto propio, se sirve de ese giro y del texto del que se lo toma, y es, por eso, de poca intensidad intertextual, mientras que, por otra parte, en lo medida en que el carcter de cita sea realzado y puesto al desnudo y se llame osi la atencin sobre la cita y su con-texto originol, la intensidad de la referencia intertextucl aumenta. En esa medido, tambin el texto subsiguiente deviene el metatexto del pre-texto -metaf'exto aqu no meramente en el sentido cronolgico de "ms rorde", sino, adems, en el sentido semitico de "sobre", As la intertextualidad siempre hace que surja, en cierto grado, metotex-tualidad, una metatextualidad que comenta, pone en perspectiva e interpreta el pre-texto y osi tematiza el establecimiento de una liga-zn con l o la toma de distancia respecto de l. Mientras que en este criterio el texto mismo se hallo en el centro, el segundo incluye la pragmtica de autor y lector.

    2) Con el criterio de la comunicotividod ordenamos en una escala las referencias intertextuales con arreglo a su relevancia comunicati-va, es decir, segn el grado de la conciencia de la referencia intertextual en el autor y en el receptor, de la intencionalidad, y de la claridad del marcaje en el texto mismo. Los pre-textos o fondos textuales traidos al texto slo por la gentica de la obra o slo arbi-trariamente por los receptores, constituyen, conforme a este criterio, tan slo referencias intertextuales dbiles, mientras que aqu el n-cleo duro de mxima intensidad lo alcanzan los casos en que el autor es consciente de la referencia intertextual, parte de que el pre-texto le es familiar tambin al receptor y remite a l de "na ma-nera clara y unvoca mediante un marcaje consciente en el texto. Como pre-textos entran entonces en consideracin ante todo los textos canonizados de la literatura mundial o precisamente textos

    47 Cf., por ejemplo, J. lyons, Semantics, Cambridge, 1977, 1, pp. 5-10.

    " Concepciones de la interlextua/idod 105

    de actualidad, de amplia recepcin y ampliamente discutidos; los pre-textos esotricos, por el contrario, slo pueden devenir comuni-cativamente relevantes de manera directa para una coterie como pblico lector en el que se puso la mira. Un grado de intensidad ms alto o ms bajo segn este criterio no tiene que coincidir -y esto vale de manera general para todos nuestros criterios- con un grado ms alto o ms bajo segn los otros criterios. El plagio, por ejemplo, que, segn el criterio de la correspondencia estructural con el modelo que debemos definir ms adelante y por la precisin de la referencia a un texto individual, es intensamente intertextual, segn el criterio de la comunicatividad, osi como segn el de la referencialidad, es tan slo dbilmente intertextual, porque, cierta-mente, el autor es demasiado consciente de la dependencia de un modelo, pero no slo no se propone, sino que precisamente trata de impedir par todos los medios que esa dependencia se vuelva cons-ciente tambin para el receptor. Conforme a este criterio, tambin son de poca intensidad, en la mayoria de los casos, las referencias intertextuales que se asocian a conceptos como influencia y epigo-nismo: a menudo no son conscientes para el autor y son experimentadas por l no tanto intencionadamente como pasiva-mente.

    (3) El tercer criterio est estrechamente relacionado con los dos primeros; desearia llamarlo outorreflexividad. El grado de intensidad de la intertextualidad segn los dos primeros criterios todavia puede ser aumentado por el hecho de que el autor no slo ponga en un texto remisiones intertextuales conscientes y claramente marcadas, sino que tambin reflexione sobre el carcter condicionado y referi-do de su texto en ese mismo texto, es decir, de que no slo marque lo intertextualidad, sino que la tematice, justifique o problematice los supuestos y resultados de la misma. El grado de intertextualidad particularmente alto de las literaturas moderna y postmoderna, que hace que stas devengan una y otra vez paradigma de la intertex-tualidad en general, est dado, entre otras cosas, precisamente por la particular importancia de ese aspecto metacomunicativo en ellas, y su importancia crece an mes en el caso de los textos que fueron escritos ya en el horizonte de la teoria de la intertextualidod, como, por ejemplo, G/os de Derrida (1974) u otros textos de los descons-truccionistas que suprimen las fronteras entre textos tericos y textos poticos. El criterio de la autorreflexividad puede ser ulteriormente graduado con arreglo a cun explcita o implcitamente se realiza esa meta comunicacin sobre la intertextualidad.

  • 1O ManfredPfisfer

    (4) El cuarta criterio de la estrudunalidad concierne a la integra-cin sintagmtica de los pre-textos en el texto. Segn este criterio, el citar pre-textos de manera meramente puntual y ocasional da por resultado tan slo un exiguo grado de intensidad de la intertextuali-dad, mientras que nos acercamos al centra de mxima intensidad en la medida en que un pre-texto deviene fondo estructural de un texto entera. Conforme a eso, las principales obras del modernismo, que entretanto se volvi c1sico, como La tierna baldia de Eliot y el Vlises de Joyce, son en alto grado intertextuales y lo son tambin con arre-glo a otros criterios nuestros. Sin embargo, el fenmeno mismo no est limitado, en modo alguno, al Moderno, sino que se halla ya en la Antigedad (por ejemplo, en la relacin del epas de Virgilio con los poemas picas homricos) y en formas como la parodia, el tra-vesti y la contrafactura o la traduccin, la imitacin y lo adaptacin en todas los pocas literarios. Por doquier aparecen aqu los proce-dimientos puntuales de lo cita o la alusin dilatados poro formar modelos que, como fondos estructurales, integran partes del texto mayores o, 01 fin y al coba, el texto entero.

    (5) Con el quinto criterio queremos abarcar los diferentes grados en la precisin de la remisin intertextual. lo llamaremos se/edivi-dad, porque aqu se trata de cun acentuadamente un determinado elemento es escogido de un pre-texto como fondo de referencia y puesto de relieve y cun exclusiva o inclusivamente es aprehendido el pre-texto, es decir, en qu nivel de abstraccin ste se constituye. Aqur ya una cita textual, que aparece como partcula claramente de-limitada de un texto ajeno en el nuevo, tiene una mayor intensidad intertextual que una alusin, que se refiere globalmente a un pre-texto entero o, por lo menos, a un aspecto abarcador de ste. As, por ejemplo, la cita de un verso de Ham/et es una remisin ms pre-cisa, ms acentuada, al Ham/et de Shakespeore que la mencin o la caracterizacin perifrstica del hroe cuyo nombre le da ttulo a la obra. Y, de manera anloga, la remisin a un pre-texto individual es mils precisa Y, por eso, ms intensa que la referencia o las nor-mas y convenciones de un gnero, a determinados topoi y mitos, o a sistemas de constitucin de textos, definidos de una manera an ms abstracta.4s El ncleo duro lo seala aqu, pues, la cita textual 48 Conf!?rme a ello, la serie d. t.xtos que D. Schwanitz compone en -Intertextualitcit

    und Aquivalenzfunldionalismus: Vorschlage zu .inor vergleichenden Analityk von Geschichten, en: Oia/og eJ.r Text., pp. 27-51, es, en la mayora d. sus miembros, d. poca intensidad intertextual, porque ,. basa en una estructura profunda tan abstracta d. la historia, que su corpus es ampliable casi a voluntad. Tambin es d. poca intensidad intertextual segn los criterios 13.

    Concepciones de la intertextualidod 107

    procedente de un pre-texto individual, mientras que la relacin entre textos exclusivamente sobre la base de su textualidad representa un grado de desaparicin, perifrico, de la intertextualidad. Y cuanto ms selectiva y precisa es la remisin intertextual, tanto ms tiene la estructura y funcin de una sincdoque, del po,. pro tata: con el de-talle escogido de manera acentuada se evoca el contexto total del que surgi, con la cita breve se incluye el pre-texto entero en la nueva constitucin de sentido.

    (6) Nuestro ltimo criterio cualitativo conduce de regreso al pun-to de partida de la teora de la intertextualidad, a la dialogicidad de Bajtn. Este criterio dice que ---

  • 1OS Manfred Pfister

    textos (5), y, por ltimo, todo eso sirve 01 aprovechamiento de lo dife-rencio textual yola relotivizocin dialgico de las palabras, los textos y los sistemas de normas en que stas se basan (6).

    Este hoz de criterios cualitativos todava debe ser completado mediante criterios cuantitativos, si se quiere determinar la importan. cio de lo intertextuolidod en obras particulares, en autores particulares o hasta en pocas particulares. Aqu son de importancia ante todo dos factores: por uno porte, lo densidad y frecuencia de los referencias intertextuoles, y por lo otro, el nmero y espectro de los pre-textos puestos en juego. Y tambin en este respecto lo litera-tura modernista se evidencia como intertextual en un grado particularmente alto. Como ejemplo modelo remitimos o los ultimas nueve versos de Lo tierro baldo, que, en un macarrnico collaga de citas, yuxtaponen fragmentos de texto en cinco lenguas (ingls, pro-venzal, latn medio, francs y snscrito) y remiten a por lo menos ocho textos que representan lo literatura mundial desde lo Antige-dad hasta el siglo XIX. Lo poesa del clasicismo, por el contrario, es tambin altamente intertextuol en lo que concierne a la frecuencia de citos y alusiones; sin embargo, stos se refieren lo mayora de los veces a un corpus esencialmente ms homogneo de pre-textos.

    Las criterios aqu propuestos para la gradacin de la intertextua-lidad no aspiran, en el espritu de un positivismo ingenuo, a una "medicin" de la intensidad intertextual, sino que son entendidos co-mo constructas heursticos poro lo diferenciacin tipolgico de diversas referencias intertextuales. Slo cuando est elaborada una tipologa tal que tome en consideracin tanta la insercin estructural y marcaje de los pre-textas en el texto mismo como la relacin entre texto y pre-textos y las actividades comunicativas de autor y recep-tor, se pondr o nuestro alcance el proyecto de uno historio de la intertextualidod, de sus estructuras, estrategias y funciones.

    Traduccin del alemn: Desiderio Navarro

    CRITERIOS, Lo Habano, N 3 J, 1-6/ J994

    eL AUTOR Y EL MEROE EN LA ACTIVIDAD ESTETICA

    MIJAIL M. BAJTIN (Rusia)

    Entre los trabajos del destacado fillogo Mijo;1 Mijailovich Boj'n (1895-1975) publicados pstumamente en su libro Esttica de la creacin verbal (Mosc, '979),'" le corresponde un lugar central al gran trabojo -El autor y el hroe en la adividad estncc". Este trabajo fue escrito en la primero mi-tad de los aos 20 y no fue concluido; se lo imprimi con arreglo 01 manus-crito que se haba conservado (lamentablemente, no completo) en el archivo de M. Sai,n. [...] En el texto que de este trabajo se public en el li-bro Esttica de la creacin verbol no entr un fragmento que se haba con-servado del primer captulo, el cual encierra unos tesis preliminares generoles sobre el hombre como condicin de la visin esttica en la vida real y en el arte. Hemos incluido aqu este fragmento, dndole el mismo t-tulo que lleva todo el trabajo, -El autor y el hroe en la actividad esttica-o El texto del trabajo impreso en el libro Esttica de la creacin verbal va inme-diatamente despus de este fragmento. [...}

    Al leerlos, es preciso recordar que el propio autor no prepar esos me-nuscritos poro imprenta; de ah lo forma de tesis y de resumen que tiene por momentos la exposicin de algunas afirmaciones. Los manuscritos se han conservado en mol estado, distintos palabras quedaron en ellos sin descifror, algunas han sido ledas con lo ayuda de suposiciones (lo cual se ho sealado con un signo de interrogacin entre corchetes despus de lo palabra dudoso). El dificilsimo trabajo de lectura de los manuscritos y pre-paracin de los mismos para imprenta fue realizado por L. V. Deriuguina, S. M. A/exandrov y G. S. Bernstein.

    S. G. Bocharv * "K filosofii pcstvpkc". en: Fi/osofiio i sotsio/oguiio nauki i tejniki. Ezhegodnik

    J9841985, Mosc, Nouka, 1986, pp. 138-160. ** N. del T.: Hoy edicin en espaol, en traduccin directo del ruso por Tatiana Bb-

    nova, Esttico de fa creacin verbal, Mexico, Siglo XXI, 1982, 396 pgs.