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RELATO CORTO

HENRY JIMENEZ

En toda ficción, aun en la de la imaginación más libérrima, es posible rastrear un punto de partida, una semilla íntima, visceralmente ligado a una suma de vivencias de quien la fraguó.

MARIO VARGAS LLOSA

HENRY JIMENEZ

INDICE

1 ADELAIDA

2 PALABRAS AL VIENTO (monologo)

3 CORAZON CONSAGRADO A LA MUERTE.

4 EL CHAT

5 EL PRINCIPE MACACO

6 DECISIONES

7 MI PRIMER AMOR

8 COMO CORDERO QUE ES LLEVADO AL MATADERO

9 CREPÚSCULO

10 EL SECRETO

ADELAIDA

Adelaida no paseaba por las calles, prefería la soledad, observando desde su balcón transcurrír los días sin percatarse que en su rostro, se dibujaba el paso de los años perdidos.Desde el fallecimiento de su esposo don Aurelio tomó la firme decisión de aislarse del mundo. No asistió a reuniones sociales, onomásticas, fiestas de fin de año, ni admitió visitas. Se limitó a contemplar la vida en la comodidad de su casa. En ocasiones se le veía en compañía de Fustino su gato angora que era uno de los tantos recuerdos heredados de don Aurelio.Yo la contemplaba desde mi tienda de abarrotes al caer la tarde, reconozco que su sola presencia despertaba un sin fin de emociones. Jamás me pasó por la mente tener contacto con aquella mujer y menos que llegase a pisar el interior de su casa. Ocurrió cuando Matilde su empleada de servicio vino a solicitarme el favor de ayudarle con un imperfecto que se había presentado en el retrete. No pude abstenerme, el hecho de pensar que estaría frente a la mujer que robaba mi tranquilidad no hacía más que inquietarme. Tomé las herramientas, cerré con doble falleba el establecimiento y me dispuse a pasar la acera camino de su casa. Matilde abrió, me esperaba ansiosa. El caos era total., se percibía un olor rancio y las negras aguas amenazaban con inundar el primer piso, cosa que no me impresionó, el verdadero interés era contemplar la dama del balcón. El daño no era grave, apenas una rata muerta que obstruía el paso de agua, la retiré y el líquido empezó a fluir libremente. Adelaida irrumpió

lentamente por unas escaleras de caracol que su imagen ahora me parecía lucida, tranquila. No pronunció palabra, luego hace un gesto de aprobación clavando una mirada que penetró hasta los huesos. Medio balbuceando no se me ocurrió que decir “buenas” ella volvió a plantar su mirada, saluda y luego hace un gesto de agradecimiento que me hizo sentir algo cómodo. Partí del lugar con el corazón palpitante y el recuerdo de su imagen ahora más vívido que nunca.

En los días siguientes aconteció como de costumbre yo continuaba observándola desde mi tienda de abarrotes, mientras ella se ceñía a ignorarme. No hizo ningún gesto, ningún ademán de interés por notarme ¡ahí! Cada día. Decidí romper con mi silencio y al no tener manera de entrar en contacto con ella ni contar con la complicidad de Matilde, se me ocurrió enviar avioncitos de papel a su balcón, escribiendo en ellos pequeñas notas y pintándolos de colores. Algunos lograban su objetivo, aterrizaban callada y tímidamente, otros se quedaban a la mitad del camino empotrados entre los rosales. Por fortuna una mañana noté que en las esquinas del balcón se pronunciaban picos de papel que relacioné con las más de tres docenas de avioncitos que hasta la fecha había enviado. Me abatía no poder constatar si mis mensajes despertaban algún interés, ¿acaso los leería? ¿Se sentiría conmovida? ¿Se preguntaría al menos por el autor de aquellas palabras? No había forma de saberlo.

Un día cualquiera, Matilde ingresó en la tienda, traía en sus manos una carta sellada que dejó sobre el mostrador, para luego salir huyendo. Quedé frió, pensando no sé qué cosas, no sabía si leer su contenido ¿Qué noticias traería? ¿Sería la

respuesta que había estado aguardando por años? ¿Contendría un rotundo no, déjenme en paz? ¿O la fortuna tocaba a mi puerta? Abrí la carta sin demora y en ella unas palabras poco legibles.

Bogotá DCMarzo 03/1955Estimado señor:

He sido testiga todos estos largos años de sus detalles sin recibir a cambio un solo gesto de amabilidad por parte de la mujer por la cual usted se desvive. ¡Déjeme decirle que ha sido tan conmovedor verle, recoger del rosal sus avioncitos concebidos de una dulzura inapreciable ante la espera de una dicha jamás concedida! Los guardo como un tesoro. Los leo en mis noches de insomnio, se han convertido en mi compañía, son mis consejeros. Sus palabras resuenan como una tonada que es posible escuchar a la distancia. Hablaré de manera honesta y franca; Me siento enamorada.

Suya por siempre:

MATILDE BUENAVENTURA

Salí del establecimiento confuso, con la carta aun en mis manos, pensando en la fragilidad de las emociones. Mis avioncitos habían cumplido su tarea, pero no con la depositaria de mis anhelos. Caminé por horas sin rumbo. Una lluvia torrencial y fría me detuvo frente un prostíbulo, quise sentir el calor de un cuerpo extraño, pero

una mano suave se posa sobre mi hombro !Era ella portando un pañolón que cubría su rostro y una tenue sonrisa en sus labios! No pronunció palabra, se confinó a mirarme. Echamos a correr por entre las calles y entramos a un café. La soledad del lugar era notoria, no cruzamos palabra, una que otra mirada mientras la lluvia sacudida por el viento se bamboleaba de un lado a otro cadenciosamente. Por momentos me sentí tentado a decir algo pero ella haciendo un gesto de satisfacción sugería ¡no hace falta! dejamos pasar el tiempo contemplando la tormenta detrás de los cristales, hasta que un mesero nos anuncia que cerrarían en minutos. Salimos sin prisa la acompañé hasta la entrada de su casa, me despedí y luego tomé un taxi que se alejó lentamente. Al entrar a mi residencia me deje tumbar en el sofá meditando, leí nuevamente la carta una otra vez hasta que el cansancio doblegó mis fuerzas y quedé dormido.

FIN

PALABRAS AL VIENTOMONOLOGO

En cuatro movimientos

Primer movimientoAllegro

Personajes, dos hombres.En el escenario: un hombre sentado al frente de una mesa y parasol escribiendo de continuo con su máquina de escribir antigua, en patrones rítmicos de cuatro compases cada uno.Hace su ingreso un personaje con una máscara en el rostro, vestido con traje deportivo, camiseta de Millonarios, cachucha y morral, porta en sus manos una madeja de pita para elevar cometa, la cual deja en el suelo.

Hombre elevando cometa-. Chino venga hágame una fa. Sostenga esta cometa, la suelta cuando yo le diga, se puede ganar un heladito. Vale. (Humedece su dedo índice derecho, lo levanta hacia el cielo y hace un gesto de aprobación) Bien, aléjese en esa dirección, cuando le dé la orden la suelta……. Más lejos, mas, más lejos, ahí, ahí, (grita) ¡que ahí! Listo, cuando yo le diga (mira en todas las direcciones) ya (Pausa) Qué ya, suéltela ya, qué la suelte, ¡qué la suelte chino hijueputa! (hace ademanes como quien empieza a elevar una cometa, sonríe satisfecho. (Con voz fuerte) ¿qué dice chino?....... ¡Nada pelado, nada! que las frutas, que las frutas, gracias. (Sosteniendo el hilo con su mano izquierda, mientras con su derecha saca un papelito, de la pantaloneta)

La verdad no sé si sirva de algo enviar deseos al cielo, pero nada pierdo con hacerlo y es probable que la fortuna me sonría ¿pero, por cual empezar? todos son tan importantes. Dicen que los deseos hay que describirlos con todo detalle (piensa y lee el contenido del papel)AMOR. Cosa verraca que es el amor, yo mejor pido sexo, ¡sí, sexo desaforado sin predisposiciones! Hacerlo en la cocina, en la bañera, en el ascensor, en la escalera, en el auto bus, a tiempo y a destiempo. Practicar todas las combinaciones numéricas del Kamasutra, la mejor de todas, el vuelo del águila, esa posición sí que es alucinante, una total locura, ¡uy sí, la falta que me hace! (se mira la palma de la mano derecha) esta mano ya no soporta mas tanto ejercicio en solitario, hasta callosidades tiene la pobre. ¿El dilema es con quién? (pausa) ¿con Rosa Linda? ¡no! para que perder tiempo, esa mujer es solo tilín tilín y nada de paletas, además se gasta un golpe de ala que para quitarle su franela tendría que tener los brazos extensibles del inspector Gaget (mira sus partes íntimas) y un pipi algo similar, no, no, no, descartada, descartada. ¡Uy ya sé!, con Maribel, esa mujer es todo un paladar dulce para mi boca. Esas te……..ese cu…….erpazo y esos ojos azules que embelesan, sí, sí (sonríe) ¿pero si los comentarios que dicen de ella resultan ser ciertos, que en lugar de aquello que es tan propio de una mujer, tiene es una enorme antena? ¡Uy no! (pausa) (se toma la cabeza, coloca su mano derecha en su trasero mirando para todos los lados. luego recoge pita para estabilizar el vuelo de la cometa. El hombre que escribe en la maquina se estremece de dolor, golpea la mesa con el puño tres veces, hace un torniquete en su brazo derecho, se aplica

una inyección y empieza a sentirse aliviado lentamente. Continúa escribiendo) Bueno, para que pedir solo sexo teniendo la posibilidad de tener todo el paquete completo. Mejor me pido una mujer que me quiera a mí y solo a mí, que sea solidaria con las necesidades ajenas, de buen humor, bella, pero no en extremo para no tener que estar espantando mal paridos, que este con uno en los buenos y en los malos ratos, que sea mi amiga, mi amante niña, mi compañera. Listo.

¡Oh! deseo incontenible, entrañable que por los poderes del cielo y de la tierra esta ilusión se haga realidad.

(Toma el papel lo fija en el hilo y se queda observando como asciende hasta llegar donde se encuentra suspendida la cometa. El personaje de la máquina de escribir retira la hoja en la que escribe y la lanza al aire, toma otra hoja que ubica en su máquina y continúa escribiendo).(Suena una pieza corta para chelo en RM y escrita en cuatro 4/4)

Segundo movimientoAdagio

Personajes los mismos.

Hombre elevando cometa- (apretando las piernas, mirando en rededor, baja su pantaloneta y orina. hace un gesto de descanso. saca otro papelito del bolsillo de la pantaloneta)

TRABAJO. ¿Que pedir? a mis años no me emplean en ninguna parte, además lo único que se hacer es escribir documentos ajenos para gente ajena. ¡Amo tanto mi caballito de acero! me ha acompañado durante veinte largos años, ha sido fiel conmigo, de ella he usufructuado el sustento, objeto predilecto. Si algo cambiaria de mi oficio es dejar de escribir palabras al viento. Escribiría, sí, pero lo incontado, no me desgastaría escribiendo documentos insulsos, sin sentido, me dejaría llevar por la fantasía. Abrazaría con gusto las historias que me han relatado mis clientes, las haría mías, para hacerlas visibles, para que pierdan su calidad de anónimas. Publicaría una por cada día de la semana en cada poste, en cada esquina, en cada puerta, para que fuesen leídas, contadas, reinventadas, de suerte que con el paso de los años cada una de ellas adquiriera su vida propia, y si por casualidad alguien en tiempos lejanos quisiera indagar por su fuente, solo le quedara por defecto admitir que le pertenecen a: Juan, Marcos, Matilde, Lucia, Álvaro, Sofía, Lucho, Claudio, Gertrudis, Mauricio, Diego, Isabel, Esperanza, Lucy, Clara, Sandra, Antonio y por los que han caído en el olvidado.

¡Oh! deseo incontenible, entrañable que por los poderes del cielo y de la tierra esta ilusión: que mi bonita máquina de escribir con su tinta, no dejen nunca de repicar.

(Toma el papel lo fija en el hilo y se queda observando como asciende hasta llegar donde se encuentra suspendida la cometa. El personaje de la máquina de escribir retira la hoja en la que escribe y la lanza al aire, luego toma un álbum de

fotografías, las observa con nostalgia……pasado un tiempo ubica otra hoja en su máquina y continua escribiendo)(Suena una pieza corta para chelo en Bm escrita en 6/8)

Tercer movimientoAlegro

Personajes los mismos

Hombre elevando cometa-. (Saca del morral una botella de agua y bebe, la deja luego en el suelo. toma otro papelito, lo lee)

FUTBOL. Mi tema favorito (se frota las manos) Esta es por ti mi viejo, para ver cumplido el sueño de nuestro glorioso equipo Millonarios coronarse campeón de la copa Libertadores de América, ¡ja, millos es tu papá güevones! Si algo tengo que agradecerte viejo, es que me hayas heredado la pasión por el futbol, por el toque toque, por la gambeta, la paradita de pecho, los goles de chilenita, ¿o es que no te acuerdas cuando quedamos campeones del torneo interbarrial con mi equipo del alma? el DEPORTIVO CHICHA------RRON…… bueno nos tocó ponerle ese nombre porque quien nos patrocinaba las camisetas era doña Petrona la dueña de la fritangueria. Ese día fue el más maravilloso y a la vez tormentoso de mi vida por los acontecimientos que se desencadenaron. ¿Recuerdas viejo como metí ese golazo, faltando apenas unos minutos para terminar el partido?...... ¡hei! mono, aquí, aquí, al pechito, este man va, se pega que zapatazo, que yo no pude hacer menos que estirarme como una garza, la paro con este pechito,

como los grandes, que digo, como los dioses, sin dejarla caer pego ese riflazo con el empeine, el balón hace una comba y GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL, campeones por primera vez de la copa. Después vinieron las celebraciones, cuatro petacas de cerveza más Jasbleidy con esos ojos de buitre queriendo devorar a su presa. Durante todo el partido la mujer no hacía más que correr como hámster enjaulado gritando a viva voz ¡a la bio, a la bao, a bin bom bao CHICHARRÓN, CAMPEÓN ra, ra, ra! ¡Qué maricada! claro que después de quince cervezas en la cabeza todo se ve distinto, los colores son más intensos, la música es más audible y las mujeres más bellas. Ese día perdí mi virginidad con la Jasbleidy, nos metimos en el Studebaker del tío Alberto, yo sacudía la cabeza… ¡claro que la cabeza viejo, no seas mal pensado! No sabía que me pasaba, pero todo era extraño, veía a aquella mujer con sus ojos saltones y dos enormes cubiertos del tamaño de su cuerpo dispuesta a tragarme enterito. Empezó por mis pies, los cortó y se los comió, continuo deslizándose por mi entrepierna, lenta, muy, muy lentamente, ya estaba a punto de coronar el premio mayor cuando ¡marica! el papá de esta vieja y sus dos hermanos observándonos por una de las ventanas. Ella empieza a gritar como loca, estos manes la emprenden contra el carro, dando de patadas, lanzaron un ladrillo a la ventana que por fortuna no se rompió del todo, Jasbleidy por su parte seguía gritando desesperada sin dejar de soltarme, ¡lo van a matar, lo van a matar, lo van a matar! La única alternativa que tuve, fue darle un mueco a la pobre, del golpe se quedó profundamente dormida, mientras yo me las arreglaba para llegar al puesto delantero, tomar las llaves, prender el carro y salir como pepa de guama del

lugar. ¡Si viejo, esa fue mi primera vez! no te lo había contado. Para todo siempre hay una ocasión.Por nuestro equipo papá.

¡Oh! deseo incontenible, entrañable que por los poderes del cielo y de la tierra, esta ilusión. Millonarios campeón.

(Toma el papel lo fija en el hilo y se queda observando como asciende hasta llegar donde se encuentra suspendida la cometa. El personaje de la máquina de escribir retira la hoja en la que escribe y la lanza al aire. Entra en una fatiga profunda, permanente, provocada por la mala función metabólica, el debilitamiento muscular y la mala respiración, le cuesta trabajo mover sus extremidades, se ahoga poco a poco, se irrita golpeando la mesa repetidas veces, siente que la vida se acaba sin poder moverse. Hace el torniquete en su brazo derecho y se aplica otra inyección, se ve aliviado por unos momentos. Continúa escribiendo con su máquina)(Suena una pieza corta para piano y chelo en FM, con improvisaciones melódicas en círculo de cuartas. compas 2/2)

Cuarto movimientoAdagio

Personajes los mismos(Toma otro papelito de la pantaloneta, lo lee)

SALUD. Que vaina, nunca pensé que los achaques de la vejes y la enfermedad tocaran a mi puerta. Los humanos somos demasiado complejos, cuando gozamos de ella no hacemos más que menospreciarla, pero nos sobreviene

una molestia y empezamos a añorar que irrumpa como ladrón en la noche para librarnos de todos nuestros pesares. Maravilloso seria, no enfermar nunca, no sufrir desventuras, tener una poción mágica, algo así como el elixir de la vida. Pero tanta maravilla no puede ser permitida en un mundo falaz, pero aun y así, siendo posible, es de reconocer ¡sería demasiado aburrida, monótona! como todo lo que aspira a la perfección, no hay como, lo inconcluso, la belleza radica esencialmente en eso que le hace falta para ser admirable. Lo cierto es que no me queda mucho tiempo, las cosas viejas pasaron he aquí todas son nuevas, no es hora de sentarse a llorar sobre la leche derramada, los médicos han dictado su veredicto, contundente, irrevocable, en cualquier momento me sobreviene el deceso y listo, ¡Se acabó quien te quería loco! tarjeta roja al mandril, así me dicen mis amigos porque me la he pasado brincando de un lado al otro. No más goles de chilenita, ni pelanga, ni cerveza, ni Jasbleidy con sus ojos saltones queriéndome devorar a pedacitos, no más remontar los aires en mi caballito de acero para entrar galopante en esos mundos de ensueño donde todo vale. No jugar más al piquis, yermis, las escondidas, en fin, no va más, ¿Qué puedo pedir acaso? presenciar por última vez en el estadio a nuestro equipo del alma mi viejo, alzar la voz, morderme la lengua de desesperación, gritar desde las graderías, arbitro y juez, mal nacido, estallar en alegría cuando por fin se escucha en toda la tribuna GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL de GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL, DE Millos.

Viejo, un favor, hazme un lugar en tu morada donde pueda dormir tranquilo, recostarme en tu regazo y roncar profusamente.

¡Oh! deseo incontenible, entrañable que por los poderes del cielo y de la tierra esta ilusión se haga realidad.

(La cometa pierde vuelo, el hombre se esfuerza para evitar que caiga a tierra. sale del escenario. El hombre sentado en el escritorio toma la hoja, la lanza al aire, luego se levanta lentamente, se dirige al centro del escenario con mucho esfuerzo, cae de rodillas, se desgonza y muere. Un par de paramédicos llegan a la escena, toman sus signos vitales y determinan que ha fallecido, lo cubren con una sábana blanca, lo posan sobre una camilla y salen. Una radio en voz of pronuncia las palabras, “SEÑORAS Y SEÑORES EL MILAGRO ESPERADO POR LARGOS AÑOS……MILLOS CAMPEÓN, MILLOS CAMPEÓN, se escuchan gritos de la tribuna, pitos, sirenas, etc.) (Suena una pieza corta para chelo en RM y escrita en cuatro 4/4)

FIN

UN CORAZÓN CONSAGRADO A LA MUERTE - Confiésame padre porque he pecado.- Dime hija mía.- No me diga hija por favor, dígame María simplemente.- Como quieras María, confiesa tus pecados.- No sé cómo empezar padre.- Libera lo que te acongoja, soy todo oídos.- Es lo que siento por mi marido. Usted lo conoce, ese diminuto y repugnante hombre es el que ha hecho de mi vida miserable.- ¿Porqué lo dices?- En los veinte años que llevo viviendo con el enano no he tenido un solo día de tranquilidad. Sentir su respiración en mi espalda, sus ronquidos que aumentan en intensidad, su olor a aceite quemado y sobre todo su mirada, esa mirada extraviada.- ¿María no serán imaginaciones tuyas?- No estoy loca, padre, lo que me sucede es muy real. Su mirada me provoca terribles jaquecas, al paso del tiempo han desencadenado un estado de nervios que agudizan mis sentidos, escucho el crujir de dientes y veo claramente las llamas del infierno.- ¿No estás exagerando?-. –Dime-. ¿Nacho ha sido un mal marido, te golpea acaso, hay algo más que provoque ese tipo de sentimientos repulsivos?

- La verdad padre, no. Nacho siempre ha tenido un trato afable conmigo, me trata con dulzura, puedo asegurarle que me ama, justamente eso es lo chocante, no entiendo porque ese desprecio incontrolable, pienso en su mirada. Hay en él un ojo que me ignora, no me conoce, no me determina.Cuando tenemos relaciones me observa como si yo fuera un objeto el cual se utiliza para luego botar a la basura y entonces padre; lo aparto de mi, con rabia, con violencia, que el pobre hombrecito se queda petrificado observándome con esa mirada difusa. Salgo del cuarto huyendo, empapada en sudor, con mis oídos agudizados, escuchándolo todo, todo, todo, que podría describir con precisión la altura del tatir de su corazón. ¡Si, Sí no estoy mal creo que late en si bemol!- María insisto, considero que es mejor buscar ayuda profesional y pedirle a Dios su perdone.- Yo no quiero su maldito perdón, solo deseo que me escuche. ¡Discúlpeme, discúlpeme por favor! (eleva una plegaria) "Dios te salve María llena eres de gracia el señor es contigo bendita tu eres entre tosas las mujeres y bendito el fruto en tu vientre Jesús....."»Preste atención padre. Usted me toma por loca, pero los locos no saben nada, pero resuelta a terminar de una vez con mi tormento anide una idea que me acosó noche y día. Si usted hubiera podido verme, con qué habilidad procedí, las precauciones que tome, con qué disimulo la ejecute, que en mis cavilaciones la consideraba una pieza de arte total, algo así como Tristán e Isolda de Wagner. Nunca fui más amable

con mi marido como los últimos siete días antes del final de mi obra, como añorando el éxtasis del público en su catarsis para romper en una eufórica lluvia de aplausos».- ¿Pero de que me hablas María, que tiene que ver Wagner, con tus continuos dolores de cabeza y esa repulsión inusual a su mirada?- Probablemente nada, lo cierto es que una vez anidada, no di tregua ni lugar hasta verla realizada, con una fineza en sus detalles que nadie podría darse cuenta, ni siquiera usted padre.- No entiendo nada, créeme que me confundes y no sé a dónde quieres llegar.- Descuide, cuando termine con mi confesión todo le quedara muy claro.- Continúa, no te detengas.- Durante siete días, siete noches me dedique hacerle creer a mi marido que era la mujer perfecta y aquella repulsión que él intuía había desaparecido. Me porte delicada y tierna. Todas las mañanas le saludaba amablemente con una taza de café en mis manos, haciendo un gran esfuerzo para no detenerme en su mirada, para no sentirme ignorada por ese ojo suyo. Por las noches padre, me deslizaba hasta su cuarto, pues hace un mes que dormimos en cuartos separados. Con linterna en mano esperaba a que se quedara dormido y empezara su sinfonía de ronquidos, para hacer girar el picaporte de su puerta. La abría ¡oh, tan suavemente! Y cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la

cabeza, levantaba la linterna de manera que la luz no me pusiera en evidencia, ¡Oh, usted se hubiera reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente... muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del enano. Entonces él se sobresaltaba, se quedaba sentado en su cama con la respiración entrecortada sin notar mi presencia, mientras yo me deleitaba escuchando el palpitar de su corazón.- ¿Para qué tomarse tantas molestias María, qué pretendías?- Porque para lograr que una obra de arte sea lo que es, se requiere de una precisión minuciosa. Durante los siete días y siete noches siguientes mis procedimientos fueron los mismos. El octavo día procedí con mayor cautela, era el acto culminante de mi obra. Me vestí con el traje de bodas -Aquel traje heredado de mi madre que a pesar de los años aun lucia como nuevo-. Estuve por unos instantes contenplandome frente al espejo y, ¡Me vi padre y por vez primera en estos largos y tediosos años me sentí bella, más bella que nunca con una sensación de triunfo! Jamás antes de aquella noche, había sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Durante los siete días, Nacho ni siquiera se dio por enterado de mis secretas intenciones, y debo confesarle, me reí entre dientes y llegue a sentir algo de lástima por el pobre hombre. Siempre tan atento, tan cordial, con su sonrisa habitual de oreja a oreja, y esa mirada….esa mirada, sí padre esa mirada, ese latir de su corazón… ¿O es que no lo oye? Escuche como resuena en

toda la iglesia, escuche bien, lo podrá oír, lo que usted toma erradamente por locura es sólo una excesiva agudeza de los sentidos, escuche con detenimiento, se dará cuenta, se produce en un exacto si bemol. ¡Sí padre, escuche el latido viene de lo profundo de la tierra!-… - ¿Por qué se ríe, le parezco graciosa? ¿Sigue pensando que estoy loca? ¿No percibe su resonar silencioso y ligero? ¿No es posible que usted no lo escuche?, es tan real, tan real, es cada vez más alto, mas alto ¡Santo Dios! (grita) ¡No, no! Claro que lo oye y que intuye lo que hice... Se está burlando de mi horror. Cualquier cosa es más tolerable a presenciar su burla. No soporto su sonrisa hipócrita, lo confieso, yo lo mate. Esa noche me abalancé sobre él y a su odiosa mirada, lo apretuje entre mis tetas hasta ahogar su último aliento, hasta dejar de escuchar el latido de su corazón. Yo lo hice padre, yo lo hice, aquí está la prueba. - ¡Dios mío que has hecho María! - Se da cuenta padrecito que el maldito ojo persiste en seguir IGNORÁNDOME.

FIN

EL CHAT

Sentado al frente de su ordenador, sudando gotas de frió, toda vez que se conectara y estuviera ahí, para escucharla; era su fascinación. Ella no podía notar su actual estado de nervios, el temblor subiendo por su entrepierna y menos, el salivar de su boca, cuando en un gesto de generosidad, le enviaba fotos, vistiendo una prenda color rojo escarlata. El resto lo imaginaba. Imaginar que fue él quien la despojó de su ropa lentamente, dejando al desnudo su piel dorada, respirando el aire de su perfume, ese perfume embriagante capas enloquecer a cualquiera. Por las noches entraba al chat con la ilusión de encontrar un detalle, un regalito de sus afectos o alguna carita feliz que ratificara, qué ella continuaba allí, esperándolo. Los días pasaban como una ráfaga fugas fusilando el deseo de poseerla. Las distancias eran irreconciliables, no solo en tiempo y lugar; él era un hombre felizmente casado, ella con su novio que adoraba hasta la locura, ¿pero, porqué no precisar de una fuerza mayor que los hábitos de la costumbre no teje?

Un domingo tomó la decisión irrevocable de enfrentar su vida con la mujer que se hallaba allí, al otro lado del mundo. Prendió su ordenador, activo su cámara web, las prendas iban quedando regadas en la habitación, regadas en el suelo, en cualquier parte, esparció su perfume favorito en todos los rincones para que su experiencia fuera lo más vívida posible, y se sentó a esperar pacientemente. Las horas pasaron sin que nadie se percatara de su presencia, ni su amigo con el que acostumbra platicar de sus escritores favoritos llegó y así aguardo por mesen sin obtener respuesta. Enfrascado, con los pensamientos bullendo en su estomago, tomó lo único que conservaba de

valor, su cupe convertible. Con el dinero obtenido por su venta compró un tiquete rumbo a Montreal. Allí con seguridad la encontraría y podría escuchar a viva voz, porqué dejó de a hablarle, porqué lo abandono así, de repente. Al llegar tomó un taxi en el aeropuerto, le indicó al taxista la dirección, insistiendo que no se tomara precaución ninguna, quería llegar lo más pronto posible. El taxi se internó por entre las calles y avenidas. Hacia una tarde soleada, el corazón le palpitaba con más fuerza, sus piernas flaqueaban como cuando ella le hablaba atreves del chat. Un sudor espeso y frio se apodera de su cuerpo produciendo una comezón incesante. El taxista se detiene en frente de un cementerio olvidado, esos donde no se lloran muertos ni se les recuerda, especificando a su pasajero que ésa era la dirección indicada. -¿Está seguro? Le insistía-. –Tan seguro como saber que me llamo Morgan. El hombre se apeó del taxi, entrega unos billetes húmedos y se queda contemplando cómo se levanta el polvo en la carretera. Absorto y con la mirada puesta en el cielo siente una mano suave posarse sobre su hombro izquierdo, creyó que era una ficción, pero no, era ella, la contempla con euforia, la estrecha en sus brazos y en un instante sublime la hace suya, ahí, a la orilla de las tumbas con las viejas lapidas cubiertas de musgo de testigo, rezando, “EL CHAT HA MUERTO”.

FIN

EL PRINCIPE MACACO

Príncipe macaco te vienen a consultar si por fin vas a permitir que se realice el festival de la tómbola tómbola. -¡Qué tómbola ni que mierda!, diles que no hay plata pa´ esos festines, que si quieren festejar se traguen el platanal.- ¡Pero mi príncipe los mandriles se van a embejucar!-Que se embejuquen a mi me va. Vete de una buena vez-.

Mientras tanto en la asamblea de los mandriles, quien la presidia.

-El príncipe Macaco se gasta la comida en fiestas y banquetes con toitica su familia, que por cierto es bien numerosa y el derroche es tal, que el sobrante alcanzaría para alimentar cien vacas y un arrabal. ¡Hay que hacer algo urgente antes que nos mate de hambre!-¿Que se te ocurre?-. -Se me ocurre que lo convidemos a un paseo de olla, y cuando se encuentre ahíto de la tragantina esperamos que se eche hacer la siesta a la orillita del rió como es su costumbre, le damos con un mazo en su testa y una vez atontado lo lanzamos al agua pa` que la corriente se lo trague. -¡Parece un buen plan, pero silencio, ahí llega su emisario! -El príncipe os manda decir que no hay plata pa´ el festival que si queréis festejar se traguen el platanal. -¿De cual platanal habla? él y su distinguida familia no sabido dejar ni el rastrojo. -Yo no lo sé, solo cumplo ordenes. -No se preocupe, vaya y dígale al príncipe que el festival se pospone y que esta cordialmente invitado a un paseo de olla,

lo organiza la asamblea éste domingo al caer la tarde, que no falte. Sale el emisario.

-Se dan cuenta; el príncipe dice que no hay plata pa`el festival pero ésta noche con toitica seguridad el desfile de carrozas no se hará de esperar a la entrada de su palacio, comerán y se emborracharan. Compadres el plan hay que ejecutar. En palacio del príncipe.

-¿Que dijeron esos matachines? -Mi príncipe, los mandriles dicen que el festival se pospone y que esta cordialmente invitado al paseo de olla este domingo, que no falte. -¿Paseo de olla, éste domingo? ¡Que chirriades! Anda, dile al mesonero que se vaya alistando, cien gallinas, cuatro cerdos, quince cubetas de huevos, veinte quilos de hogaza de pan, mas un tonel del vino de la cava, esta noche celebramos que este domingo hay paseo de olla. ¿Qué mira pedazo caca? corra, corra que el tiempo apremia.

La reina irrumpe en la recamara del príncipe dándole lenguetazos a una colombina del tamaño de la luna.

-Mijito cuantas veces te he dicho que no te andes sacando los mocos-.

-Madre este domingo hay paseo de olla-.-¿Y eso, quien lo organiza?

-La asamblea de mandriles-. -¿Los mandriles? esos no tienen ni en que caerse muertos seguro pretenden de tus favores y les proveas de todo lo necesario-. -Pues están miando fuera del tiesto si piensan que les voy a colaborar en algo-. -Mijito pensándolo mejor; podríamos aprovechar la ocasión y deshacernos de la asamblea, para siempre-. -¿Y como que se te ocurre madre?-. -Se me ocurre que a esos majaderos les encanta emborrachase a punta e chicha, a su menjurje le zampamos una buena cantidad de jarabe para la tos, eso les producirá unas ganas de cagar horribles, cuando se encuentren en la letrina, vulnerables, con los calzones abajo, les damos con un mazo en la cabeza y tendremos carne fresca para la olla. La plebe se emborrachará, comerá y se divertía de lindo. ¡Nadie nos podrá culpar, creerán que el rió se los tragó por andar de borrachos!

Los preparativos para el festejo de olla no se hicieron esperar: las carnes se adobaron con deliciosas especias, los bizcochuelos no pararon de hornearse durante toda la noche, los juegos de pólvora se alistaron a la orilla del rió, hasta una tarima improvisada con palos de junco se alzaba a la vista empotrada entre dos enormes piedras donde los bañistas se lanzaban al agua sin prejuicio de romperse la nuca, las bandas de músicos formada por la compañía de ratones se apresuraba en sus ensayos, con partitura en mano, corriendo de aquí, para allá. Nada en la villa mandrilesca se escapó de aquel jolgorio.

DECISIONES

Los chismes iban y venían, así que un día cansado de tanto rumor Tomé la avenida Malivu, di vuelta en la esquina por una bocacalle que conducía a su casa. Me detuve en frente y esperé pacientemente. Ella salió acompañada de un hombre alto y corpulento, se notaba por su trato afectuoso que se conocían de tiempo atrás, luego lo tomó del brazo amigablemente y caminaron desprevenidos sin notar mi presencia. Hacía una noche clara y tranquila, tan solo interrumpida en ocasiones por el ladrar de un perro que se hallaba enjaulado en un coche aparcado al lado de la avenida. Presioné el acelerador, ¡avance muy, muy lentamente! ella volteó a mirar en dirección mía. Entonces apreté el paso, lo hundí hasta el fondo qué el auto se trepó en el anden produciendo un chillido mortal y envistiendo-los sin compasión.

Hoy en la cárcel cumpliendo una condena por homicidio agravado, cada vez que recuerdo el fatal episodio, me remuerde la conciencia; de haber sabido que el hombre alto y corpulento era su querido hermano, jamás habría hecho lo que hice.

FIN

MI PRIMER AMOR

Ella me trataba con dulzura, podría decir que sus sentimientos por mí no eran infundados. Yo la traía a punta de piedra al salir de la escuela. Su colérica madre venia todos los santos días a quejarse con mi padre y éste la despedia en el acto de un portazo. Luego con rejo en mano procedía a pintoretear mis posaderas no sin antes prometer con cierta severidad, -“vuelvo a ver esa mujer en mi puerta y te estampo un Picasso en el culo pa`el resto de tus días”. Por mi parte, mis sentimientos por la gorda se vieron perturbados; cuando una mañana a la hora del descanso dos pesados la emprenden conmigo y sin más me clavan un lápiz en el cuello. La gordis como yo la llamaba cariñosamente, con su sentido práctico habitual, pensó ante todo en mi bienestar: me condujo al baño, me despojó del suéter, la camisa, enjuagó mis heridas con agua y jabon y con sus tiernas manos sebosas me vistió nuevamente. Al salir de clases camino a su casa, me observa con sus ojos saltones y esa sonrisa dulzona que la caracteriza, mientras yo me desgasto seleccionando las piedras.

FIN

LA SERPIENTE

Su caminar es desgarbado, algo torpe, sin gracia, pero aun así tiene la facultad de conquistar cualquier desprevenido que se le atraviese en el camino, basta clavar una mirada a su víctima, para que ésta caiga rendida a sus pies.Por alguna extraña razón, Marcos se siente atraído por la mujer que pasa todos los días en frente de su casa, dejando a su paso una estela de tierra seca. Jamás se atreve mirarla a los ojos, sabe de ante mano, que hacerlo es caer preso de ese singular encanto que pierde a los hombres. Por las mañanas aguarda en la entrada pacientemente verla pasar; con escoba en mano, tijeras para podar el pasto, y un termo lleno de café. Si algo contribuye a su suerte, para no caer como todos, en sus encantamientos, es su corta visión. Usa por lo general unos anteojos de tan grueso que se aemejan al culo de una botella. No solo le permiten ver con cierta limitación sino que ocultan muy bien su rostro. Ustedes se preguntaran: ¿Cómo es posible que un hombre, que a duras penas logra divisar la punta de su nariz, puede enamorarse de una mujer a quien ve borrosamente? Yo no lo sé, pregúntenle a Marcos, vive sobre la avenida, en frente de la panadería Santa Claus, a dos cuadras del supermercado y a cuadra y media de la estación de policía. Habitualmente porta unas pantuflas de conejo y viste un pijama blanco. A su lado siempre permanece un dálmata, flaco, viejo, y ciego como él. Para más señas, nunca sale de casa, sufre de agorafobia, le teme a estar en espacios que no considera seguros, siente pánico de los centros comerciales, por eso evita a toda costa salir de su

de su residencia y suele matar el tiempo podando las matas del jardín.De ella podría decirse que Marcos le interesa poco. Nunca ha intentado cruzar miradas con el hombre que la observa babeante pasar todas las mañanas. Creo que la conmueve por la expresión de su rostro, cuando pasa en frente suyo, mirando de reojo, como se levanta el polvo de la escoba que bate su dueño. Y no se piense que soy un gran mentiroso, que ando inventando historias solo para complacer la curiosidad ajena, pues aunque a las mujeres se les suele comparar con las rosas, ellas al igual que las rosas son rosas y son espinas. Pues bien; en el barrio la conocen como las tres cabezas, ustedes se imaginarán. Regularmente viste trajes oscuros, lleva zapatos de tacón alto, y un bolso color marón que bambolea con cierta elegancia. Su piel es de un blanco lechoso y sus cabellos se le escurren por el dorso en una fuga desordenada y quebradiza. La gente que ha tenido contacto con la mujer, dicen que es fría, no solo en su carácter, todo en ella es frio, hasta su mirada. Argumentan que algunos hombres presos de sus ojos embriagadores, han desaparecido sin dejar rastro alguno, jamás se les ha vuelto a ver por los contornos del barrio, y creo saber por qué. La vi una mañana detenerse justo en frente a la casa de Marcos, éste de costumbre se encontraba podando las matas de su jardín. Ella se acerca a pasos lentos, retira los anteojos del rostro de su víctima, el hombre se queda lelo, petrificado, sin musitar palabra, mientras ella abre su enorme bocota y comienza a engullirlo lentamente, hasta solo verse el chapotear de sus pies en las fauces de la mujer, que echando su cuello hacia atrás, saca unas pantuflas de conejo del interior de su boca y las deja sobre un bote de basura, para

luego alejarse pesadamente, dejando a su paso, un hilito de tierra seca.

FIN

COMO CORDERO QUE ES LLEVADO ALMATADERO

-¡Qué no lo voy hacer ya te lo he dicho miles de veces! Repetía hasta el cansancio al escuchar la incesante petición de su amante pidiendo por caridad lo ayudara a suicidarse. No valía la pena permanecer sosteniendo una vida con un cáncer que lo consumía día tras día. Cansado de soportar los reclamos de Floro quien no perdía oportunidad para insistir en la conveniencia de su suicidio y dominado por la compasión, accedió en la mañana de un Domingo De Ramos.

Pasaron horas enteras meditando sobre cuál sería la mejor manera de morir; que fuese una muerte digna, una muerte perfecta. Ahorcarse resultaba ser harto patética. De una puñalada corría el riego que la cortada no fuera lo suficientemente certera prolongando así su agonía. Un veneno no servía de mucho, Floro siempre se había ufanado de poseer un estomago de letrina, al punto que un día, por error, tragó una canica enorme, esta al salir expulsada después de una rigurosa digestión, se había convertido en una masa informe color opalina. De un disparo seria traicionar su lucha constante durante años

en contra del armamentismo. No había más opción: el arma homicida seria el sable de su abuelo, quien había se desempeñado como coronel en las tropas del excelentísimo general Buen Día y que a pesar de los años sus hojas conservaban un filo tan delgado y tan fino que cortaban una hoja de papel en dos con tan solo dejarla caer sobre uno de sus lados.Se dieron el último abrazo sin cruzar miradas. Floro se arrodilló, inclinó el rostro levemente fijando su mirada en el suelo, ese suelo que vio crecer las flores de su jardín y que él mismo cultivó con esmero a lo largo de su vida. Amarró una venda negra en sus ojos y con una resolución casi absoluta se dispuso a recibir el golpe de gracia como un cordero que es llevado al matadero. Su verdugo, que para el caso es verdugo y es amante, desenfunda el sable mesuradamente. – ¡Puedes acabar de una buena vez! -¡Usted si que no cambia, hasta pa` morirse es de una impaciencia! -contestó su verdugo-. Giró sobre sí mismo como el mejor se los bailarines y con la punta del arma en direccion al cielo lo descargó con todo su peso sobre el desnudo cuello de Floro.

CREPÚSCULO

Bajo un cielo azul crepuscular me veo rodeado de furtivos caminantes, todos me observan, pero eso a mí poco o nada me importa, no creo que sospechen lo que acabo de hacer, sin embargo me miran con sus caras idiotizadas y me cago de la risa ¡si supieran que en un arranque de ira estrangulé su luna!

FIN

EL SECRETO

Hace algunos años paseando por la ciudad, tuve la certeza de no saber quien era. Inicie un camino de incertidumbres en busca de no sé qué, quería encontrar algo que satisficiera mis expectativas, no me agradaba la idea ser uno mas del montón. En mi infancia siempre estuve rodeado de fieles creyentes, no los conocía bien, pero aquella práctica dominical no me era extraña; intuía de algún modo, que un secreto se hallaba escondido y no quise perderme el privilegio. Mi madre nos llevaba a la iglesia todos los domingos; ¡Posee un carácter!, -Resulta imposible decirle no, a

nada-. De muy niño aprendí que leer el texto sagrado no es un asunto trivial, para ello se precisa contar con los suficientes cojones para no caer en desgracia y mejor si acompañaba mis lecturas con música. Los adultos me hablaban de ser santo, así reza el texto, “Sed santos como yo lo soy” -¡Que disyuntiva! ¿Cómo serlo cuando toda mi experiencia de vida es de carne y hueso?-. No me dejé intimidar, persistí hasta el final de la historia, el secreto habría de develarse ante mis ojos para ser creíble, no me dejaría convencer de ningún fantoche, él debía irrumpir como ladrón en la noche, hablarme cara a cara, ¿no fuimos creados acaso de su misma sustancia? Fue entonces cuando lo descubrí, reclinado en su hamaca favorita, hojeando un periódico matutino, pasando hoja tras hoja, sin decir palabra. Me confine a contemplarlo, su expresión no era casual, tenía el gesto liado, su imagen me parecía irrisible, porque no sabía si reír o llorar, descompuesto como una maquina vieja, volvió los ojos, me mira largamente y dice: -¿Vos crees que existo?-. Con todo el temor del mundo increado, -Le dije sí-. ¿Por qué?, no sé-. El tiempo pasa fugas, de haber sabido que te hallabas leyendo el periódico jamás te habría interrumpido-.

HENRY JIMENEZ