poder o no poder

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Poder o no poder… esa es la cuestion – TEXTO Así comienza la escena I del tercer acto de Hamlet. En realidad el príncipe clama “ser o no ser…”, que significa ¿actúo o me inhibo? ¿tomo venganza y asesino a mi tío o…? Hamlet era un individuo muy dubitativo, puede que procrastinador… Eso sucedía por 1.603. Pues bien, más de cuatro siglos después todavía escuchamos la frase que da título a este artículo a la gran mayoría de los trabajadores de la Sociedad del Conocimiento, es decir, a los que trabajan “en oficinas”. El reto al que se enfrentan estos directivos, jefes y empleados – usaré sus expresiones – es el de gestionar efectivamente el tiempo; hacer más con menos; minimizar mi agobio, desbordamiento y estrés; gestionar mi dispersión y falta de foco; equilibrar mi vida laboral y personal; etc. Este reto constituye entre el 25% (estudio global ICF) y el 33% (EMCE, Encuesta de Mercado de Coaching Ejecutivo en España) de los objetivos que los coachees traen directamente a sus procesos de coaching. En la práctica del coaching ejecutivo el % es, en la práctica, superior al dato anterior porque “este problema” aparece con frecuencia, indirectamente, cuando el coachee explora los obstáculos a los se enfrenta cuando trabaja en su objetivo declarado. “No tengo tiempo” es la excusa nº 1 que las personas utilizan para intentar justificar por qué no cumplieron sus compromisos y objetivos. No puedes resolver un problema con la misma mentalidad que lo has creado Ese es uno de los más conocidos mensajes de Einstein. Las personas que experimentan o viven el reto desde expresiones o descripciones como las que aparecen en el párrafo anterior comparten una mentalidad orientada a la Actividad . Confunden Productividad con Actividad. Trabajan muchas horas y procuran no tomar descansos, es decir, están en modo Hacer. Para ellos el tiempo es el elemento de referencia principal para medir los resultados que obtienen: “me quedé hasta la ocho y media” o “yo estoy disponible 24/7 en mi móvil o email”. Con frecuencia estos individuos apenas obtienen satisfacción con su trabajo por el enorme peso de su mochila, cargada de montones de proyectos y tareas pendientes por hacer. Su vida personal menguante tampoco encuentra compensación por el malestar continuo que genera su incapacidad para reducir su lista de tareas pendientes. Su foco se dirige a lo que aún tienen “pendiente por hacer”. Muchos se consideran desorganizados, improductivos o que su jefe les sobrecarga con demasiadas tareas y responsabilidades. Tus creencias determinan y limitan tus comportamientos Aunque ya lo sabes viene bien que lo recuerdes: tus creencias determinan el espectro de comportamientos y actitudes que puedes ejercer… ni uno más ni uno menos. La mala noticia es que mantienes determinadas creencias limitadoras que limitan severamente tu poder para conseguir o lograr lo que quieres. Como Hamlet los individuos procrastinan su decisión y ejecución. No aceptan pagar el precio que supone el cambio y eligen seguir echando la culpa a los demás: la cultura empresarial, mi jefe, la crisis, Felipe González (bueno… pronto le tocará a Rajoy). A veces llegan a culparse a sí mismos: “yo soy así… y eso no se puede evitar”, como dando a entender que tiene que ver con su herencia genética…. Como han adoptado una posición victimista no se sienten responsables de su situación. Y eso genera un sufrimiento adicional: se trata de una injusticia que los demás y el mundo les hacen…

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poder

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Page 1: Poder o No Poder

Poder o no poder… esa es la cuestion – TEXTO

Así comienza la escena I del tercer acto de Hamlet. En realidad el príncipe clama “ser o no ser…”, que

significa ¿actúo o me inhibo? ¿tomo venganza y asesino a mi tío o…? Hamlet era un individuo muy

dubitativo, puede que procrastinador…

Eso sucedía por 1.603. Pues bien, más de cuatro siglos después todavía escuchamos la frase que da título

a este artículo a la gran mayoría de los trabajadores de la Sociedad del Conocimiento, es decir, a los que

trabajan “en oficinas”.

El reto al que se enfrentan estos directivos, jefes y empleados – usaré sus expresiones – es el de gestionar

efectivamente el tiempo; hacer más con menos; minimizar mi agobio, desbordamiento y estrés; gestionar

mi dispersión y falta de foco; equilibrar mi vida laboral y personal; etc.

Este reto constituye entre el 25% (estudio global ICF) y el 33% (EMCE, Encuesta de Mercado de Coaching

Ejecutivo en España) de los objetivos que los coachees traen directamente a sus procesos de coaching. En

la práctica del coaching ejecutivo el % es, en la práctica, superior al dato anterior porque “este problema”

aparece con frecuencia, indirectamente, cuando el coachee explora los obstáculos a los se enfrenta

cuando trabaja en su objetivo declarado. “No tengo tiempo” es la excusa nº 1 que las personas utilizan

para intentar justificar por qué no cumplieron sus compromisos y objetivos.

No puedes resolver un problema con la misma mentalidad que lo has creado

Ese es uno de los más conocidos mensajes de Einstein. Las personas que experimentan o viven el reto

desde expresiones o descripciones como las que aparecen en el párrafo anterior comparten una

mentalidad orientada a la Actividad. Confunden Productividad con Actividad. Trabajan muchas horas y

procuran no tomar descansos, es decir, están en modo Hacer. Para ellos el tiempo es el elemento de

referencia principal para medir los resultados que obtienen: “me quedé hasta la ocho y media” o “yo estoy

disponible 24/7 en mi móvil o email”.

Con frecuencia estos individuos apenas obtienen satisfacción con su trabajo por el enorme peso de su

mochila, cargada de montones de proyectos y tareas pendientes por hacer. Su vida personal menguante

tampoco encuentra compensación por el malestar continuo que genera su incapacidad para reducir su lista

de tareas pendientes. Su foco se dirige a lo que aún tienen “pendiente por hacer”. Muchos se consideran

desorganizados, improductivos o que su jefe les sobrecarga con demasiadas tareas y responsabilidades.

Tus creencias determinan y limitan tus comportamientos

Aunque ya lo sabes viene bien que lo recuerdes: tus creencias determinan el espectro de comportamientos

y actitudes que puedes ejercer… ni uno más ni uno menos.

La mala noticia es que mantienes determinadas creencias limitadoras que limitan severamente tu poder

para conseguir o lograr lo que quieres.

Como Hamlet los individuos procrastinan su decisión y ejecución. No aceptan pagar el precio que supone el

cambio y eligen seguir echando la culpa a los demás: la cultura empresarial, mi jefe, la crisis, Felipe

González (bueno… pronto le tocará a Rajoy). A veces llegan a culparse a sí mismos: “yo soy así… y eso no

se puede evitar”, como dando a entender que tiene que ver con su herencia genética….

Como han adoptado una posición victimista no se sienten responsables de su situación. Y eso genera un

sufrimiento adicional: se trata de una injusticia que los demás y el mundo les hacen…

“Tengo razón y no es una manía, porque a casi todo el mundo en mi empresa y en todas las empresas – de

España, me permito precisar – les pasa lo mismo”. El argumento de la “mayoría” o “universalidad” parece

conferir validez y rango de certeza.

No puedo hacer todo lo que quiero hacer

Page 2: Poder o No Poder

La muy buena noticia es que si esas creencias – “es posible gestionar el tiempo”, por ejemplo – no te están

sirviendo para vivir la vida que quieres, conseguir los resultados que deseas y sentir bienestar y

satisfacción con tu trabajo, lo único que necesitas es cambiarlas. Sí, cambiarlas.

Se trata de una solución muy simple de diseñar y, simultáneamente, difícil de poner en práctica. Por eso no

te atreves a implantarla o has desistido al enfrentarte con el primer obstáculo.

Para empezar te pido por favor que pronuncies en voz alta esta frase o creencia poderosa: NO PUEDO

hacer todo lo que quiero hacer. Decirla en voz alta causa un impacto mayor que sólo leerla.

Tu primera sensación al oírla podría parecerte lamentable o deprimente. Cualquier frase que empiece con

un “no puedo…” puede conectarte con emociones negativas de algún tipo. Pero al cabo de un momento de

reflexión tal vez llegues a la conclusión de que es realista y cierta. Y justo en ese momento reconocerás el

enorme poder liberador de esta frase-creencia.

Sí, se trata de una creencia poderosa, porque libera tu poder de conseguir y disfrutar con ello. Acepta que

jamás llegará el día en que puedas decir “no tengo nada pendiente de hacer, son las doce de la mañana,

así que me voy a mi casa…”. Por cierto, eso no te ha sucedido nunca antes tampoco.

Las características de la sociedad del conocimiento y la herramienta principal con la que trabajas – tu

cerebro – generan, felizmente, un contexto laboral en el que siempre habrá muchas más posibilidades de

acción (tareas, proyectos, etc.) que las que puedes realizar. Las empresa bien organizadas y gestionadas

ya se ocupan de que eso sea así y esa es una razón por la que obtienen beneficios.

No me pagan para venir a trabajar, sino para venir a conseguir

Esta es la segunda frase – creencia poderosa. Te pido que la pronuncies en voz alta, también. Igualmente

puede resultarte un poco extraña porque no la usas en tu lenguaje diario; siempre dices me voy a trabajar,

estoy trabajando, mañana iré a trabajar, he estando trabajando mucho o Julián es muy trabajador…

Para muchas personas el verbo trabajar tiene connotaciones y genera sentimientos negativos, en parte por

el influjo católico aún presente en nuestra cultura que presenta el trabajo como un castigo divino (Adán y

Eva al ser expulsados del Paraíso), frente a otras culturas (protestantes…) que lo presentan justo al revés,

como vía para alcanzar el cielo.

Ir a trabajar se relaciona con ir a Hacer cosas (tareas). El foco está en la Actividad y por eso quieres hacer

muchas y más rápido. Observa como la mayoría elige tareas “pequeñas” o cortas en duración (¡otra vez el

tiempo!) para alimentar su sensación de haber hecho mucho trabajo.

Sin embargo cuando vas (a la empresa) a Conseguir el foco está en el resultado y la tarea (Hacer) es sólo

el medio para conseguirlo. Cuando te enfocas en conseguir (resultados) no te dedicas a Hacer compulsiva

y automáticamente, sino a Elegir (conscientemente) qué es lo que quieres hacer, utilizando el criterio de

Contribución: ¿cuál es la tarea o actividad que Elijo hacer ahora – entre la enorme variedad de posibles –

que más Contribuye a la cuenta de explotación de mi empresa, departamento o mi puesto de trabajo?

El foco está, continuamente, en Elegir la que aporta más valor y, entonces, ejecutarla hasta completarla

sin permitir distracciones e interrupciones, porque en este momento es la que aporta más valor; no hay

ninguna otra que aporte tanto como ella. Y cuando la termine repetiré el mismo proceso.

Los individuos que se han entrenado a comportarse de esta forma no experimentan agobio,

desbordamiento o estrés. No se dispersan o desenfocan. No se sienten desorganizados. Sí se sienten

satisfechos, disfrutan con cada tarea que realizan, se sienten autoeficaces porque, continuamente, son

conscientes de los micrologros que están consiguiendo. Eso dispara su automotivación y esta su

autoestima, que cierra el círculo virtuoso, generando mayor autoeficacia…

Epílogo, bajada del telón y saludo de despedida

La cuenta de explotación de tu empresa sólo registra Resultados, no la Actividad desplegada para

conseguirlos.

Page 3: Poder o No Poder

Productividad se refiere al cociente, o ratio, entre resultados y actividad. Desgraciadamente todavía

muchos no se han enterado y siguen creyendo que los resultados son proporcionales a la actividad

(trabajo, es decir, tiempo)… se han olvidado de incluir el resultado.

¿Dónde estoy yo en esta función? ¿Dónde mis colaboradores (si soy jefe)? ¿Qué he hecho, concretamente,

para elevar mi productividad durante el día de ayer? Si no hice nada ¿para qué elegí no hacer nada? Si tu

respuesta es “no lo elegí, estaba en “piloto automático” la pregunta es ¿qué vas a hacer, ahora mismo,

para garantizar que mañana tu respuesta será distinta?

Ser productivo es una elección… y significa aprender a gestionar tu atención y tu energía – ¡no el tiempo!

– para incrementar notablemente tus resultados mientras, simultáneamente, incrementas tu satisfacción,

bienestar y equilibras tu vida laboral y personal.

Si Hamlet hubiera sido escrita hoy y en lugar de un príncipe fuera un trabajador de la sociedad del

conocimiento exclamaría:

Poder o no poder, esa es la cuestión. ¿Actúo ahora para cambiar o me inhibo para continuar

“sobreviviendo”?

Jaime Bacás para Senderos de Productividad

Que dificil es trabajar en mi empresa – TEXTO

 

Con frecuencia creciente escucho relatos parecidos a éste: “en mi empresa no hay forma de escapar a las

interrupciones… el teléfono fijo y el móvil no paran de sonar y aunque no conteste todas las llamadas

tengo que comprobar quienes llaman para decidir cuáles atiendo. Estoy pendiente del “ding” que me avisa

de la llegada de nuevo correo-e porque [...]

se espera que conteste inmediatamente y aunque todos los mensajes no son ni importantes ni urgentes,

necesito verlos para decidirlo, además si no contesto a determinadas personas de inmediato recibiré su

llamada o visita para preguntarme por qué no he contestado aún. La situación se ha complicado aún más

desde que la empresa ha implantado un sistema de mensajería instantánea  o chat. Y luego están las

Page 4: Poder o No Poder

visitas inesperadas del tipo ¿tienes un minuto?. El tema de las reuniones también es de pecado, montones

de reuniones en las que no pinto nada y que sólo servirían para perder el tiempo si no fuera porque las

aprovecho para quitarme de encima algunos correos-e…”.

¿Te resuena algo este relato? ¿Tu día a día se parece a esta carrera de obstáculos en la que tratas

de hacer tu trabajo?

Aproximadamente un tercio de los procesos de coaching que realizo tienen que ver directa o

indirectamente con situaciones parecidas a ésta. Se trata de jefes y,  también, algunos directivos que

llevan años tolerando, soportando y sobreviviendo a esa forma tan improductiva e insana de trabajar.

En bastantes casos la situación se complica cuando añaden que esa es la cultura aceptada y bendecida

por la dirección. Eso explica que “cuando necesito hacer alguna tarea medianamente compleja o

larga necesito esconderme. Sí, literalmente me escondo en alguna sala vacía. Otras alternativas son

venir muy temprano o quedarme hasta muy tarde. También llevarme trabajo a casa los fines de

semana…”.

La mayoría de estos individuos reconocen que han desarrollado conductas adictivas con su móvil y

ordenador. Los más jóvenes – los que han crecido con ellos – lo sufren un poco menos porque lo

consideran natural, aunque reconocen el perjuicio que representa para su productividad y equilibrio laboral

y personal.

Agobio, descontrol, ansiedad, desbordamiento y estrés son las palabras que cualifican el relato. Como

también desesperanza y falta de confianza en encontrar soluciones viables. Comparten un sino fatalista:

“el mundo es así; no es posible el cambio”.

“No tengo tiempo para hacerlo todo” y “la enorme cantidad de cosas pendientes me pesa como una losa y,

lo que es aún pero, cada vez es mayor”.

Algunos llegan con algún autodiagnóstico: “mi problema es la falta de priorización”, “no se planificar

eficazmente”, “planifico y priorizo pero al final del día no he realizado ni la mitad de lo que me había

propuesto… y eso me desanima mucho”, “trabajo sin parar once horas y no doy abasto, lo he intentado

todo y ya no se qué puedo probar”, “llego a casa tarde y cansado, mi vida familiar se está resintiendo, me

propuse llegar a las siete y media y no lo he conseguido”, “creo que procrastino este tipo de tareas y

decisiones”, “he intentado incluir en mi agenda el ejercicio físico, citas con mis amigos y aficiones y sólo

funcionó una semana”, “parece que lo mío es workaholismo”, “necesito fortalecer mi resiliencia”…

Las buenas noticias

No cabe duda que las necesidades del trabajo colaborativo han aumentado notablemente y de ahí las

necesidades de compartir información y construirla conjuntamente. El desarrollo de las herramientas de

comunicación que hemos reseñado y de las que llegarán en los próximos años nos ayuda notablemente si

sabemos utilizarlas estratégicamente.

El principal desafío al que nos enfrentamos es, precisamente, que hemos recibido las herramientas pero no

el entrenamiento en su utilización estratégica. Sabemos cómo funcionan (son muy sencillas) pero no

hemos aprendido el “para qué”, el “cuándo” o el “dónde” usarlas.

El problema no es de las reuniones o del correo-e. Es el uso que les das lo que te genera el problema.

El problema no es la cantidad de tareas que quieres (o tienes que) hacer. Tu problema es que no posees

una definición de lo que es productividad para ti… y en el infrecuente caso de que dispongas de una,

posiblemente no te sea útil y necesites otra. ¿Por qué no haces la prueba de preguntar a diez personas de

tu empresa su definición de productividad? (anótalas y sorpréndete)

De la misma forma en la que algunas empresas ya han instaurado la costumbre de vestir informalmente

los viernes, podrían plantearse, por ejemplo, que los jueves por la mañana estuviesen prohibidas las

interrupciones entre empleados. ¿Te imaginas cómo sería una mañana sin interrupciones?

Page 5: Poder o No Poder

Pero mientras llega la noticia de que alguna empresa se ha atrevido y nos explica las consecuencias de

esa experiencia en su productividad, nos centraremos en lo que puedes hacer tu ahora.

Busca y encuentra un coach especializado en productividad. Ya empieza a haberlos.

Mientras lo encuentras aligera el peso de tu mochila. Empieza a trabajar tus creencias limitadoras sobre lo

que para ti es productividad. Eso te dará bastante claridad para entender qué te ha conducido a tu

situación actual. Y por qué los paradigmas que tenían sentido hace unos años ahora ya no te sirven y

necesitas cambiarlos.

Lo que crees que te sucede no es más que la interpretación que le das a lo que, realmente, está

sucediendo y que desconoces. Por tanto, la solución que encontrarás se refiere a reinterpretar lo que

sucede. Para hacer ese clic, a veces, necesitas un coach.

El trayecto a recorrer para cubrir la brecha desde donde estás ahora y donde quieres llegar, podrás

realizarlo de forma más eficaz, segura y rápida con el apoyo de tu coach que, además, te facilitará la

construcción de un sistema integral para que incluyas todas tus tareas y actividades y entrenes las

habilidades que necesitas para ser eficaz y eficiente.

 

“No ruegues por una vida más fácil. Ruega por ser una persona más fuerte”. – John F. Kennedy

 

Jaime Bacás para Senderos de Productividad

Las 12 creencias limitadoras mas frecuentes en productividad personal y como evitarlas. Cap 13: lo hare mas tarde (procrastinacion) – TEXTO

 

Bienvenido al capítulo 13, el último de la serie “Las 12 creencias limitadoras más frecuentes en

productividad personal y cómo evitarlas”.

En este capítulo aprenderás cómo evitar una de las dos creencias limitadoras más extendidas e

inefectivas, que posees tú…o, tal vez, alguien a quién ahora podrás ayudar.

La creencia se expresa como “no me preocupo, puedo hacerlo más tarde”.

 

Las personas con esta creencia expresan su convencimiento de que pueden posponer la realización de una

tarea planificada y que la ejecutarán después o mañana, cuando la realidad es que la tarea es retrasada

repetidamente [...]

Cuando existe una fecha límite concreta es frecuente que este individuo casi la agote y ejecute la acción

en el último momento, deprisa y corriendo, lo que suele originar equivocaciones y baja calidad. En muchas

ocasiones la fecha límite es incumplida. En ambos casos este comportamiento genera conflictos.

Como habrás adivinado estoy hablando de procrastinación, que proviene del latín procrastinare. “Pro”

significa adelante y “Crastinare” mañana, es decir, “lo dejo para mañana”.

Page 6: Poder o No Poder

Digamos rápidamente que desde el principio de los tiempos, aproximadamente un 90% de la población

procrastinamos de alguna forma. Existen distintos tipos de procrastinación con intensidades distintas,

algunas se tratan desde el ámbito de la psiquiatría.

Uso la definición de Knaus, procrastinar es posponer o evitar, innecesariamente, la realización de

una actividad relevante hasta otro momento posterior, sustituyéndola siempre con otra

actividad alternativa (menos relevante). No confundir, pues, con vagancia, que es no hacer nada.

También ayuda la definición de Fiore “procrastinación es un mecanismo para tratar con la ansiedad

asociada al inicio o realización de una acción o decisión”.

Si miras a tu alrededor y hacia ti verás procrastinación por todas partes. Es muy fácil de detectar.

Procrastinas cuando, por ejemplo, te escuchas decir “debo de o tengo que… pero no quiero”.

Perfeccionismo, adicción al trabajo, miedo al fracaso o miedo al éxito, son sólo algunos tipos de

procrastinación que todos observamos.

Pero las malas noticias son que esta creencia genera en el procrastinador, entre otras, ansiedad, miedos,

estrés y autodesconfianza.

Por tanto la creencia es limitadora, porque tapona tu productividad y, además, te infiere daños.

Esto te coloca en la fase tres del proceso de cambio de creencia que vimos en el capítulo 1.

Definir una nueva que sustituya a la limitadora actual.

La nueva creencia poderosa podría ser formulada tomando como base el concepto de autoeficacia de

Albert Bandura y expresarse como “poseo el poder de organizar, gestionar y dirigir mis acciones

eficazmente”. Con elevado nivel de autoeficacia procrastinarás menos.

La fase siguiente es diseñar y ejecutar las acciones que conforman y desarrollan esa nueva creencia,

evaluarlas y ajustarlas, sin olvidar celebrar todos y cada uno de los microéxitos correspondientes a los

micrologros alcanzados.

Existen herramientas genéricas y otras muy específicas para los distintos tipos de procrastinación, que te

permitirán definir y ejecutar las acciones precisas.

Aquí termina esta serie en la que he compartido contigo y descrito, brevemente, las 12 creencias

limitadoras más frecuentes en productividad personal que he encontrado en mi práctica profesional y el

método de seis pasos que utilizo para ayudar a erradicarlas y sustituirlas por otras poderosas y efectivas.

Recuerda que la efectividad de la implantación de los procesos o técnicas que aprendes a lo largo de tu

vida, depende de la asunción de las creencias poderosas precisas.

Tu productividad, es decir, tus resultados dependen de ellas.

Y como despedida una reflexión de Mark Twain sobre la procrastinación: “Nunca pospongas hasta mañana,

lo que puedas hacer pasado mañana”

 

Jaime Bacás para Senderos de Productividad… y te deseo un día sin procrastinación

Las 12 creencias limitadoras mas frecuentes en productividad personal y como evitarlas. Cap 12: Solo yo puedo hacerlo como hace falta – TEXTO

 

Bienvenido al capítulo 12 de la serie “Las 12 creencias limitadoras más frecuentes en productividad

personal y cómo evitarlas”.

En este capítulo aprenderás cómo evitar una de las creencias limitadoras más extendidas e inefectivas,

que posees tú…o, tal vez, alguien a quién ahora podrás ayudar.

La creencia se expresa de como “sólo yo puedo hacerlo como hace falta”.

Page 7: Poder o No Poder

Las personas con esta creencia expresan su convencimiento de que ellas son las únicas capaces de

ejecutar una tarea que han decidido debe ser hecha [...]

Veamos algunos de los apoyos de esta creencia.

Uno es tu dificultad en confiar en otras personas. Posiblemente has crecido en un entorno que no favorecía

esa interdependencia.

Otro es tu miedo a aparecer como dispensable. Te sientes amenazado al considerar que otros puedan

hacer tu trabajo, porque podrías ser remplazado.

Otro es que te sentirías culpable por encargar a otro una tarea que consideras un tostón por aburrida o un

“marrón” por sus implicaciones ulteriores. Tu opinión no tiene por qué ser compartida por los demás.

Otro más es el conocido “no tengo tiempo para delegarlo, la acabo yo antes”.

En cualquiera de esos casos la creencia limita tu capacidad de delegar, una de las herramientas más

potentes para incrementar tu productividad personal y, simultáneamente, desarrollar y aumentar el poder

personal de tus colaboradores.

Cada vez que delegas una tarea  o proyecto estás creando la oportunidad de poder dedicarte a otra

actividad en la que tu contribución sea mayor. Recuerda que como jefe o directivo tu responsabilidad

consiste en elegir ejecutar las acciones que aporten mayor contribución a tu organización, es decir, un

R.O.I. superior.

Simultáneamente, al autorizar a un colaborador a que realice una tarea o proyecto que sólo tú hacías,

estás regalándole una oportunidad de desarrollo y de incrementar su poder personal.  Te sorprenderá

comprobar la enorme potencia creativa que liberas en los miembros de tu equipo cuando delegas

sistemáticamente.

Tu responsabilidad es transmitir la misión, establecer objetivos y fijar las expectativas. La de tus

colaboradores es ejecutar las tareas y proyectos con libertad, a su modo, sintiéndose “autores” y

contribuidores. 

Esto te coloca en la fase tres del proceso de cambio de creencia que vimos en el capítulo 1. Definir una

nueva que sustituya a la limitadora actual. La nueva creencia poderosa podría expresarse como

“me pagan para desarrollar a mis colaboradores, es decir, para transmitir la misión, establecer

objetivos y fijar las expectativas”.

La fase siguiente es diseñar y ejecutar las acciones que conforman y desarrollan esa nueva creencia,

evaluarlas y ajustarlas, sin olvidar celebrar todos y cada uno de los microéxitos correspondientes a los

micrologros alcanzados. Puedes ayudarte con la herramienta disponible.

 

Recuerda que la delegación es una herramienta muy potente de desarrollo y poder personal. Y tu

productividad como jefe o directivo, es decir, tus resultados dependen de ella. 

Cuando crees y piensas “yo puedo”… – TEXTO

Domingo 7 de febrero de 2010, llueve. Me quedé dormido después de la comida.

Me he despertado muy alegre e impresionado por el sueño que he tenido. Lo recuerdo muy bien.

Soñé que soñaba que una directora de RRHH se convertía en agente activo del cambio en su empresa. Se

llamaba Julia y, sorprendentemente, eligió empezar por un cambio muy pequeño y sutil pero que, como

enseguida verás, resultó ser crítico porque disparó una serie de acontecimientos que  cambiaron la faz de

este país y afectaron a los de nuestro entorno.

Todo empezó a mediados de febrero cuando lanzó en su empresa un programa que denominó: En XYZ (el

nombre de su empresa) hemos eliminado de nuestro lenguaje los “tengoqués” [...]

Page 8: Poder o No Poder

Los resultados del programa fueron espectaculares. Se dispararon los índices de motivación, involucración,

empatía y colaboración, por citar unos pocos, hasta niveles cercanos al 90 %. La alegría, el optimismo y la

confianza de los empleados eran corrientes que circulaban por los pasillos arrastrando a los que se habían

mostrado más remisos en participar.

La dirección no podía salir de su asombro al comprobar cómo todos los indicadores de negocio se

disparaban a cotas impensables y en tan poco tiempo.

El éxito sin precedentes en XYZ corrió como la espuma, aventado por sus protagonistas, los empleados de

la empresa, que trasladaron sus cambios actitudinales, sus comportamientos y, finalmente, sus resultados,

al resto de sus ámbitos vitales. Sus relaciones familiares, amistades, etc., fueron primero testigos

asombrados y enseguida cautivados y seducidos, convirtiéndose en nuevos abanderados del cambio.

El contagio fue tan rápido porque el programa fue clonado e implantado ágilmente por la mayoría de las

organizaciones del país  y, también, porque los medios de comunicación se hicieron eco a primeros de

mayo de los cambios que se estaban operando en todos los ámbitos de las relaciones humanas, no sólo en

el ámbito organizacional.

A finales de mayo distintas encuestas sociológicas habían recogido unos resultados difícilmente

explicables, por falta de precedentes de esas magnitudes, referidos a los cambios actitudinales y

conductuales que habían tenido lugar en tan corto espacio de tiempo y, también, mostraban datos de los

resultados extraordinarios que la población ya estaba consiguiendo. Todas las encuestas mostraron índices

de confianza en el entorno del 90 %, niveles desconocidos en todas las series de este país y en los de su

entorno.

Los medios internacionales se hicieron eco, de igual forma, del suceso y España se convirtió en un país

mirado y admirado. Los principales expertos mundiales en todas las disciplinas relacionadas con el

comportamiento humano llegaron para estudiar in situ lo que estaba sucediendo. Los directores de RRHH

de distintas compañías y representantes de sus asociaciones profesionales fueron entrevistados y

encuestados y los hallazgos produjeron estupefacción y sorpresa. ¿Qué había sucedido?

Los resultados de sus investigaciones parecían tan simples que no fueron aceptados en un primer

momento y, en su lugar, probaron con otras metodologías más avanzadas y sofisticadas para, finalmente,

confirmar los resultados iniciales.

Sí, era muy simple. Sólo encontraron dos claves: 1) los directores de RRHH habían asumido su rol de

agentes del cambio actitudinal en sus organizaciones y 2) lo hicieron al mismo tiempo, entre marzo y abril

de 2010.

¿Pero qué es lo que hicieron, exactamente?

Cada director de RRHH organizó e implantó en su organización la campaña “en XYZ (nombre de su

empresa) hemos eliminado de nuestro lenguaje los tengoqués”. Con algunas variaciones, en función de la

cultura y tamaño organizacional, descubrieron que la campaña se apoyaba en los siguientes elementos:

a. Difundieron información (tres páginas) relacionada con ese tópico para lectura y reflexión, a todos los

miembros de la organización, desde la Dirección General hasta el personal en prácticas o becarios. Unos

utilizaron la intranet, otros la circularon por correo-e. Algunos la apoyaron con carteles y tarjetones de

colores que colocaron en tablones de anuncios y como coletilla en los correo-e internos y en tarjetones

sobre sus despachos.

b. A los tres días les hicieron llegar una herramienta sencilla para que pudiesen capturar sus reflexiones,

observaciones y descubrimientos. La circular incluía la invitación a participar en un microtaller en el que

compartir todo lo anterior.

c. Los microtalleres con capacidad para un máximo de diez participantes, tendrían una duración de 1 ½

horas y serían facilitados por personal del departamento de RRHH. Los tres objetivos de los talleres eran:

1) tomar consciencia de que utilizamos esa expresión, cuándo la utilizamos y cuántas veces, 2) qué

Page 9: Poder o No Poder

consecuencias crees que tiene en tus actitudes, comportamientos, relaciones y, finalmente, en los

resultados que estás consiguiendo y 3) elegir comprometerse a eliminar esa frase de su vocabulario,

incluyendo las acciones que vas a tomar para asegurar el éxito.

d. Establecieron una herramienta sencilla para recoger el progreso y disolver bloqueos y obstáculos que

pudieran aparecer, como por ejemplo un foro ad hoc, etc.

e. Se marcaron el plazo de tres semanas para hacer balance del programa y celebrar los posibles logros.

A la mitad del programa ya se anticipaba la magnitud del resultado que, finalmente, se avecinó.

 

¿Cuáles fueron los cambios que tuvieron lugar en todos y cada uno de los individuos? ¿Son posibles esos

cambios? ¿Este sueño, que fue soñado, puede hacerse realidad? ¿Qué hace falta para ello? ¿Qué puedes

hacer tú, ahora mismo? ¿Quieres hacerlo?

 

“Cuando crees y piensas “yo puedo”, activas tu motivación, compromiso, confianza, concentración y

excitación – todo lo cual te conduce directamente al logro”. – Dr. Jerry Lynch

Pildoras de Productividad Personal PPPs. Falta de claridad e imprecisión en el lenguaje – TEXTO

Todas las canciones tienen su estribillo. Sí, ese mensaje que se repite varias veces. En esta serie de PPP de

Lenguaje y Productividad, el estribillo es que el lenguaje no es inocente.

Cualquier cosa dicha es dicha por alguien y, siempre, con una intención. El que la intención pueda ser

inconsciente no resta validez ni trascendencia a ese estribillo.

A veces utilizas un lenguaje impreciso y poco claro, como cuando dices “bueno sí, parece como si…”, “es

un poco importante…” o “una especie de…”. La utilización de expresiones como éstas, no son sólo

imprecisas y ambiguas, reflejo de una mejorable habilidad en el manejo del lenguaje, sino que en

bastantes ocasiones son sintomáticas en personas que asumen pocas responsabilidades…Es, también, una

forma de rebajar las expectativas  que puedes crear. Pretendes limitar tu nivel de compromiso. En

definitiva, minimizar tu responsabilidad.

Cuando hables de cosas que importan, por ejemplo de objetivos, elige utilizar un lenguaje directo,

sencillo y poderoso. No es lo mismo decir, y escuchar, un “podríamos hacer una especie de campaña

promocional…”, que un “haré una campaña promocional basada en tres ejes…”  

Soy Jaime Bacás y esto es Senderos de Productividad. Te deseo un día productivo.

Ejecucion, ejecucion, ejecucion – TEXTO

 

La principal razón por la que tantas y tantas personas – directivos, jefes y contribuidores individuales – no

consiguen sus objetivos es porque no saben distinguir entre Actividad y Productividad.

Se trata de una distinción nuclear porque impacta directamente en la cuenta de resultados de la

organización, es decir, en la viabilidad y éxito de la misma [...]

¿Cómo es posible que tantas personas en todos los niveles jerárquicos de la empresa, que demuestran su

inteligencia, valía y contribución en muchas de las funciones que desarrollan, muestren esta “ceguera” en

un asunto tan relevante como es optimizar su propia Ejecución o la de sus colaboradores – en el caso de

que sean jefes o directivos?

Empecemos por clarificar los tres conceptos anteriores

Page 10: Poder o No Poder

Actividad es hacer cosas. La mayoría de las personas cuando piensan en su empresa y acuden a ella lo

hacen con la actitud devoy a trabajar, es decir voy a realizar acciones. Algunas hacen muchas acciones.

Incluso, una pequeña proporción, son hiperactivas… hacen muchísimas cosas y se quedan hasta tarde y

trabajan los fines de semana y en vacaciones (workaholismo).

Sus jefes y compañeros, invariablemente, les denominan con etiquetas como “Julián es muy trabajador” o

“muestra un alto grado de compromiso con la empresa” o “es un ejemplo a seguir”. Resulta evidente que

esas etiquetas son coherentes con la creencia prevalente – en la gran mayoría de las empresas de nuestro

país – de que la productividad es directamente proporcional al número de acciones realizadas… de ahí que

el elemento tiempo sea la referencia principal para medir la productividad y que para incrementar ésta lo

que hay que hacer es trabajar más horas (alargar la jornada o dedicar los fines de semana).

La creencia subyacente es: “La productividad es función del tiempo trabajado”. El énfasis reside en

controlar el tiempo, llegar puntuales y salir lo más tarde posible”. España lidera el grupo de países (OCDE)

que más horas trabaja (¡aunque está a la cola en productividad!).

Productividad es el cociente entre el valor aportado (producto o resultado entregado) y la acción

realizada (el coste de esa acción). La diferencia con Actividad es sustancial. La productividad incluye los

conceptos de ingresos y costes asociados – y constitutivos – de las acciones que realizamos. Tomar

consciencia de ellos es lo que diferencia a las personas que acuden a su empresa con la actitud de voy a

conseguir (determinados, y elegidos, resultados), en lugar de voy a trabajar, es decir a hacer cosas, incluso

muchas cosas.

Ejecución, desde esta perspectiva de productividad personal, es lacompletitud de las acciones precisas.

Completitud se refiere a completar la acción o tarea iniciada ¿Cuántas acciones inicias y dejas incompletas

o retrasas su completitud porque te involucras en otras distintas? ¿Te das cuenta de que hasta que no las

terminas no consigues el producto, es decir, el resultado y el ingreso en la cuenta de explotación?

Acciones precisas son las que generan, directa o principalmente, los resultados de los que eres

responsable. Todas las acciones que haces durante la jornada no aportan el mismo valor o ingreso en la

cuenta de explotación. Sólo las acciones precisas son las que aportan el máximo valor. Las buenas

noticias son que la mayoría de los trabajadores de la empresa conocen cuáles son esas acciones. Las

malas noticias son que la gran mayoría no prioriza la ejecución de esas acciones, que relegan –

procrastinan – por la realización de otras que aportan mucho menos valor.

La pregunta es ¿lo hacen adrede? La respuesta es un NO rotundo.

Aprende a desarrollar tu habilidad de Ejecución

Lo primero que necesitas para conseguir algo es tomar consciencia de lo que quieres. Cuando  aceptes

que Ejecución (en los términos definidos anteriormente) es una habilidad nuclear para tu desempeño y

para tu productividad personal, es decir, para los resultados que te has comprometido a entregar,

entonces te plantearás la necesidad de desarrollarla. Y eso significa conocer el nivel actual y el deseado.

Cuando conoces la brecha ya estás preparado para hacer algo al respecto.

Al explorar y reflexionar sobre tu nivel actual de Ejecución te das cuenta de que éste se ve impactado por

experiencias o actitudes poco efectivas. Veamos un par de ejemplos frecuentes:

“He desarrollado, inconscientemente, el hábito de realizar un gran número de acciones que aportan poco

valor”.

La explicación (excusa) es que como tengo que hacer tantísimas cosas y no tengo tiempo para todas me

dedico a realizar el mayor número de ellas. Observa como esta actitud es congruente con una mentalidad

orientada a la Actividad. Mides tus resultados, principalmente, por el número de acciones realizadas y por

tu dedicación de tiempo (“no he parado en todo el día”, “he salido a las tantas”, “aquí estoy el fin de

semana quitándome correo-e de encima”… ).

Page 11: Poder o No Poder

Operas en modo reactivo: reaccionas ante las emergencias que aparecen en tu radar y, la consecuencia

(inevitable) es que procrastinas las acciones precisas, las que aportan más valor, que quedan para el final

de la jornada en el mejor de los casos o para un “mañana impreciso” en muchas más ocasiones.

La percepción de impotencia o imposibilidad de elección, asociada al “tengo que” que (siempre) acompaña

a las acciones de poco valor que realizas, funciona como eximente de tu responsabilidad. Aunque te

sientes agobiado, superado o, incluso, estresado por tu descontrol sobre los acontecimientos (lo que añade

sufrimiento y éste retroalimenta el círculo vicioso de baja productividad), te refugias en una posición de

“victima” del mundo (tal vez tu jefe, tu empresa, la competencia, la crisis… ). Sin duda es un refugio,

porque te protege de la inclemencia inmediata de esos agentes tan “poderosos”. Pero, en el fondo, es un

refugio sufriente, porque en tus momentos de lucidez eres consciente de tu “debilidad”, que no es más

que tu falta de “respons(h)abilidad”, entendida como habilidad para responder a las situaciones que se

presentan delante de ti.

“No me atrevo”. Es un eufemismo de “tengo miedo”.

Los miedos tienen que ver con inseguridades y éstas con la falta de confianza en uno mismo. La lista es

larga: “yo no valgo para eso (o soy así)”, “no lo voy a conseguir”, “es imposible (o muy difícil)”, “necesito

tenerlo todo perfectamente planeado (perfeccionismo)”…

Los miedos o inseguridades de conseguir el resultado, esperado o deseado, disparan un mecanismo de

defensa: la procrastinación.

Observa como las acciones precisas (las que aportan más valor) suelen ser las más largas, difíciles,

complejas o aburridas, que las que aportan menos valor, que suelen ser más cortas, fáciles, simples y

divertidas. El prototipo de estas últimas, en nuestros días, son los mensajes de correo-e, las llamadas

telefónicas o el surfeo por internet. No es de extrañar, por tanto, la adictividad creciente que observamos,

toleramos y padecemos.

La adictividad se genera cada vez que recibimos y disfrutamos el premio del “logro” (“me he quitado un

correo-e de encima”, “he respondido una llamada”, etc.) a cambio de una inversión – de esfuerzo y tiempo

-  muy pequeña (posiblemente en unos pocos segundos o minutos).

Frente a la gran inversión de esfuerzo/tiempo que requieren las acciones precisas, como por ejemplo,

visitar a un cliente o proveedor, preparar una propuesta o informe, tomar una decisión relevante (que

requiere aporte de documentación, consultas con otros, análisis, evaluación de opciones, etc.)… y el

consiguiente retardo en la consecución de la gratificación correspondiente.

El nivel deseado

El desarrollo de tu habilidad de Ejecución es función directa de tu capacidad para mantener, durante una

gran parte de tu jornada, el foco de tu consciencia en esta simple pregunta: ¿Cuál es la acción (precisa)

que puedo hacer en este (preciso) momento y que aporte más valor?

Y cuando completes esa acción volver a hacerte la misma pregunta.

Como ves el proceso no puede ser más simple, sin embargo ¡qué difícil resulta cambiar un hábito!

Una forma efectiva de comenzar a desarrollar tu habilidad de Ejecución es la que te propone Brian Tracy:

¡Cómete un sapo al comenzar la jornada!

Termino con una anécdota de Fritz Kreisler: Una mujer se acercó al famoso violinista Fritz Kreisler y le

gritó, “¡daría mi vida por tocar tan maravillosamente como usted!”. Kreisler contestó, “yo la he dado”.

Jaime Bacás para Senderos de Productividad

Page 12: Poder o No Poder

Los 7 pecados capitales en productividad – TEXTO

Los resultados que estás consiguiendo están determinados por las acciones que ejecutas y, no te

sorprendas, aproximadamente un 60-80% de lo que haces cada día son rutinas o hábitos – conductas

automatizadas (poco o nada conscientes) que generan esas acciones y decisiones.

Es decir, una parte notable de tus resultados dependen de esos hábitos que estableciste en algún

momento y que, entonces, eran efectivos. Pero ¿lo son todavía hoy? [...]

Parece saludable que te los replantees periódicamente para decidir si todavía te resultan útiles o, por el

contrario, necesitas modificarlos.

Tu productividad, es decir, tus resultados dependen del establecimiento y actualización de hábitos

efectivos – eficaces y eficientes. Esa es tu responsabilidad si eres un contribuidor individual a los

resultados de tu empresa – empleado en primera línea de acción.

Y si eres jefe o directivo tu responsabilidad es doble. Además de revisar e incrementar la tuya personal,

también eres responsable de alinear y apoyar el desarrollo de la productividad de tus colaboradores.

 

Las malas noticias…

Uno de los principios fundamentales que gobierna el funcionamiento de tu cerebro es el de economía

energética. Es decir, prima notablemente el mantenimiento de las rutinas o hábitos ya establecidos (por

eso es tan difícil cambiarlos).

 

… y las buenas noticias

Otro principio fundamental que gobierna el funcionamiento del cerebro es el de su “plasticidad” o facilidad

para modificarse. Es decir, puedes cambiar tus hábitos cuando lo desees. Sólo necesitas hacer lo mismo

que hiciste cuando estableciste el hábito que ahora quieres cambiar: repetir unas cuantas veces el nuevo

comportamiento. La clave es: repetir.

Esa repetición generará nuevas conexiones neuronales y, simultáneamente, las anteriores responsables

del hábito que quieres abandonar empezarán a debilitarse y, finalmente, a desaparecer.

 

¿Cuáles son los hábitos principales que quiero revisar?

Explora y revisa aquellos que mayor influencia producen en tu productividad.

Identifícalos y reflexiona detenidamente en los comportamientos que mantienes y su relación con los

resultados que estás obteniendo.

Si necesitas ayuda en esta tarea tal vez quieras conocer cuáles sonlos 7   pecados capitales   en

productividad.

Si eres jefe o directivo, también puedes querer hacer la misma exploración para cada uno de tus

colaboradores o reenviarles esta píldora para que ellos mismos “se lo miren”.

 

La semana próxima te invitaré a convertirte en un agente activodel cambio para participar en

la Revolución Productiva, que persigue que incrementes tu productividad personal y, así, contribuyas al

incremento de productividad de tu equipo, departamento, empresa y, finalmente, de tu país.

 

“Siempre quise ser alguien, pero debería haber sido más específico.” – Lily Tomlin

 

Page 13: Poder o No Poder

Jaime Bacás para Senderos de ProductividadMovilcracia y productividad – TEXTO

 

La movilcracia aumentará en las empresas debido a la creciente influencia que ejercerán las conductas y

preferencias de los moviltrabajadores (MTs) y teletrabajadores (TTs) en las decisiones de los directores de

IT, según iPass Inc.

Se entiende por movilcracia la creciente y poderosa clase de trabajadores que dependen y confían en los

dispositivos móviles para incrementar su productividad.

Se define MT como cualquier trabajador que utiliza un dispositivo móvil (ordenador portátil, Netbook,

tableta, teléfono inteligente o móvil) y que accede a redes (incluyendo otras distintas de la de su empresa)

con propósitos laborales.

Las cinco tendencias más notables de 2010

En su informe de final de 2010 señala las siguientes:

Una. Existe desequilibrio entre la seguridad, el coste y la productividad personal.

El 66% de los MTs que no poseen un teléfono inteligente de empresa, utilizan el suyo propio para asuntos

laborales. Las pérdidas y robos de estos dispositivos representan uno de los mayores riesgos de seguridad

empresarial.

Por otra parte, prohibir el uso de esos teléfonos personales significaría una pérdida de productividad,

considerando que el MT trabaja de promedio una hora más al día (9,8 h.) que el trabajador medio (8,8 h.).

Dos. La fuerza laboral está cada vez más hiperconectada.

El 88% de los MTs consultan sus teléfonos inteligentes en sus ratos de descanso; el 55% con frecuencia y

el 6% de forma obsesiva. Incluso durante las vacaciones, sólo el 6% de los empleados admiten estar

desconectados completamente, mientras el 36% están siempre conectados, y la mayoría de los MTs que

se conectan en vacaciones lo hacen para trabajar.

Este estilo de vida móvil afecta al equilibrio personal/laboral. Sólo el 11% consideran la tecnología móvil un

impedimento para ese equilibrio, mientras que el 35% lo consideran positivo y el 44%situacional (a veces

ayuda y otras no).

Tres. La era pos-PC ya está aquí.

El ordenador portátil remplaza al ordenador de sobremesa y el teléfono inteligente y la tableta remplazan

al ordenador portátil. Casi la mitad (43%) dejan sus portátiles en la oficina (al menos ocasionalmente). Un

sorprendente 37% de trabajadores opinan que otro dispositivo ocupará el rol del portátil muy pronto, y el

27% creen que será el iPad u otra tableta.

Cuatro. La sima técnica es multigeneracional y global.

En el ámbito de los medios sociales, la edad media del usuario Facebook es 38 años y e de Twitter es 39.

Aunque existen diferentes estilos de trabajo en función de las generaciones, la edad media del MT está

alrededor de los 46 años y no existen diferencias geográficas significativas.

Cinco. Se incrementa el trabajador multimóvil.

Casi el 97% de los MTs lleva encima dos o más dispositivos móviles – son multimóviles – y casi el 50%

transportan tres o más. El más popular es el ordenador portátil, seguido del teléfono inteligente y el móvil.

Si sólo lleva uno el más usual es el móvil o el teléfono inteligente (80%).

 

Las cinco predicciones principales para 2011 y en adelante

Los cambios que ya están teniendo lugar y los que se avecinan promoverán el incremento de la

productividad, el descenso de los costes de oficina, menor absentismo y rotación laboral.

Predicción nº 1. Crecerá la movilcracia.

Page 14: Poder o No Poder

Los MTs jugarán un papel cada vez más importante en las decisiones tecnológicas móviles de sus

empresas en detrimento del departamento IT.

Predicción nº 2. Las empresas adoptarán la política de “trae tu propio dispositivo móvil”.

Los próximos años verán un desplazamiento en la responsabilidad sobre los dispositivos móviles,

consintiendo el uso de los dispositivos propios. Según IDC en 2013 más del 56% serán propios. No para los

ordenadores pero sí para los teléfonos inteligentes y tabletas de los trabajadores de los niveles inferiores

en la pirámide organizacional.

Predicción nº 3. Con la tendencia anterior la seguridad de la empresa necesitará cambiar.

El modelo presente basado en la seguridad perimetral de empleados y activos empresariales, se

desplazará rápidamente a la seguridad de los datos, la mayoría de los cuales residirán ennubes públicas y

privadas.

Predicción nº 4. Se incrementará la trivialización del lugar de trabajo.

La oficina se ha convertido un lugar en el que cada vez es más difícil trabajar. Las interrupciones y

reuniones incesantes dificultan la efectividad de los individuos. Trabajar en remoto suele reducir esas

distracciones y ayuda a incrementar la productividad.

Trabajo es algo que hace la gente, ya no es un lugar en el queestar. Una fuerza laboral que trabaja en

cualquier lugar y en cualquier momento comienza a considerarse un factor competitivo en las empresas,

que además reducen sus costes de oficina.

Predicción nº 5. Tendrá lugar una redefinición de las fronteras sociales.

Se espera que durante los próximos años los MTs desarrollen estrategias para compensar su

hiperconectividad y las demandas abusivas de su atención. La mayoría encontrará la forma de redefinir

sus límites sociales entre sus ámbitos laborales y personales, aunque algunos habrán pagado elevados

costes en su salud, familia y bienestar.

 

Resumen

Prácticamente todos los trabajadores podrán considerarse MTs, aunque no todos reciban el mismo trato de

sus empresas. Algunos dispondrán de dispositivos móviles de su empresa y otros utilizarán los suyos

propios y recibirán el servicio seguro de acceso a los datos de la empresa.

Las compañías adaptarán su modelo organizativo, políticas y lugares de trabajo de forma que satisfagan

las necesidades de esta fuerza laboral emergente y más capacitada. Así podrán aprovechar el incremento

de productividad generado.

Los MTs incrementarán su poder de decisión en este aspecto que afecta a sus vidas y también estarán más

dispuestos a la información, políticas y formación que apoyen a que su movilidad sea más segura y su

coste más efectivo.

 

“Yo no sé quien fue mi abuelo; me importa mucho más saber quién será su nieto”. – Abraham Lincoln

 

Jaime Bacás para Senderos de Productividad

Satisfaccion y productividad – TEXTO

 

Existen muchos estudios que demuestran que las personas que obtienen satisfacción con su trabajo,

son más felices, se sienten más involucradas y son más productivas.

Lo contrario también es cierto. Las personas insatisfechas son infelices, se sienten poco o nada

involucradas con su trabajo y empresa, y su productividad es bastante inferior.

Page 15: Poder o No Poder

Para nosotros este elemento (satisfacción) es tan determinante que está incluido como una de las dos

condiciones claves de sostenibilidad en nuestra definición de productividad personal:

“Completo las Acciones que conforman mis Objetivos, mientrasdisfruto con ellas y equilibro mi vida

laboral y personal” [...]

Disfrutar con lo que hago – mis Acciones – significa, precisamente, obtener satisfacción diariamente.

Todos los días, todas las personas consiguen algunos micro-logros correspondientes a algunos

micro-objetivos. Sin embargo, la mayoría no son conscientes de ello, principalmente porque no operan con

el modelo de Gestión Eficaz de Acciones, sino con el obsoleto de Gestión Eficaz del Tiempo.

Cuando el elemento de referencia para medir tu productividad es la completitud de tus Acciones

agendadas, y dedicas un instante al final del día a comprobar las Acciones ejecutadas frente a las

planificadas, te estás dando la oportunidad de inventariar tus micro-logros diarios y, también, a celebrarlos

y darte el reconocimiento que te mereces.

Tomar consciencia de tu auto-eficacia te facilita construir tu ciclo virtuoso de productividad   (pág. 3).

Hasta aquí se trata de una conducta y una reflexión individual. ¿Qué sucedería si pudiera compartirla con

mis compañeros de trabajo y ellos conmigo? ¿Qué utilidad tendría esa información para nuestros jefes y

directivos? ¿Qué beneficio podríamos generar?

 

Herramienta innovadora de medición de satisfacción

La herramienta desarrollada por NixonMcInnes que te propongo es aún un prototipo (versión 1.0), aunque

ya ha generado modificaciones notables en las pruebas realizadas.

La tecnología que hace posible esta innovadora herramienta se compone de dos cubos y una cesta con

pelotitas. Un cubo tiene una etiqueta con una S (Satisfecho) y el otro una I (Insatisfecho).

Funcionamiento: a) cada día, cuando el empleado termina de trabajar y abandona la oficina, toma una

pelotita del cesto y la echa en el cubo que mejor refleje su nivel de satisfacción y b) cada día una persona

se encarga de contar las pelotitas en cada cubo y anota los resultados en una hoja, que estará visible para

todos. Finalmente, vacía los cubos en el cesto para permitir una nueva medición al día siguiente.

 

¿Qué crees que sucede?

Como habrás comprendido se trata de una herramienta de utilización muy simple y rápida, que además

suministra datos casi en tiempo real (diarios) y de forma continua (día tras día, semanas, meses…) lo que

facilita analizar las variaciones en el tiempo.

La consecuencia más inmediata es que estimula a cada empleado a realizar una breve reflexión sobre

su satisfacción con su trabajo, lo que sin duda es una práctica efectiva.

A veces resulta obvia para todo el colectivo la razón por la que los resultados de un día son S o I, pero

otras veces no es tan evidente. Esta herramienta sirve como una alerta y, desde luego, es un detonante

de conversaciones sobre el particular.

Conviene tener en cuenta que cuando los empleados son consultados, generalmente esperan que se haga

algo con la información que han facilitado. Por tanto, esta es una herramienta útil para las empresas o

departamentos con mentalidad “abierta” a la participación y a la mejora continua. Esas organizaciones

consideran bienvenidas las pelotitas en el cubo I. Todo lo contrario de las empresas con mentalidad

“cerrada”, que no desean enfrentarse a esas conversaciones y adoptan la estrategia del avestruz.

Algunos consideran como una amenaza la posibilidad de que sus compañeros o su jefe les vea echando la

pelotita en el cubo I. Una solución sería habilitar la herramienta en un lugar que permita cierta privacidad.

Otra lectura del mismo hecho sería ¿qué revela mi miedo a ser sincero a la vista de mi jefe? ¿Queremos,

Page 16: Poder o No Poder

ambos, mantener esa situación indefinidamente? ¿Somos, ambos, conscientes del coste que en nuestra

productividad tiene esa relación?

¿Cuál puede ser tu reacción si ves a un compañero echar una pelotita en el cubo I, cuando tú la echas en el

S? Generalmente puede que te intereses por sus razones (se dispara la conversación) con ánimo de

ayudarle. Aumenta la intención de comprender y apoyar, una movilización de energías positivas y

cohesionadoras en el equipo y en la empresa.

Son muchas y variadas las consecuencias que dispara esta simple y económica herramienta.

 

¿Crees que esta herramienta sería de utilidad en tu empresa o departamento?

Si tu respuesta es NO, evidentemente no será por la inversión a realizar, ni por su complejidad tecnológica

o de implantación.

Si tu respuesta es NO seguramente hayas identificado una razón muy poderosa… en la que, tal vez,

convendría que comenzaras a trabajar ya mismo.

Recuerda que promover tu satisfacción personal significa incrementar tu productividad, es decir,

incrementar tus resultados.

 

“Toda la humanidad se divide en tres clases: los inamovibles, los movibles y los que se mueven”. –

Proverbio árabe

Por cierto… ¿en qué grupo estás tú?

Ejecucion vs Procrastinacion – TEXTO

 

Desde la perspectiva de la productividad personal, ejecución es una habilidad clave, al asegurar el logro

(resultado) a través de la completitud de las acciones precisas.

La definición anterior incluye dos elementos que conviene clarificar.

Completitud significa [...]

[...] iniciar y terminar (completar) una acción. Resulta una clarificación útil si consideramos que es

bastante frecuente el inicio de tareas que no se terminan o que, después de iniciadas, se interrumpen para

completarse con retraso y, en ocasiones, con niveles de calidad deficientes.

Acciones precisas son sólo aquellas que conforman nuestros Objetivos. Distinguir estas acciones nos

permite discernir entretrabajar y conseguir. Se acepta que, aproximadamente, un (sorprendente) 20-30%

de las acciones que realizamos no están relacionadas directamente con nuestros Objetivos. Es decir,

durante el 20-30% de la jornada laboral nuestra atención y esfuerzo están desenfocados y ocupados en la

realización de acciones que no contribuyen a la consecución de nuestros Objetivos.

Las personas productivas se diferencian de las que son solamente trabajadoras por el desarrollo y

utilización de las tres habilidades clave en productividad personal: foco, concentración y

compromiso o coherencia.

El foco te permite distinguir y elegir las acciones precisas entre la gran colección de acciones que,

insistentemente, bombardean ydemandan tu atención.

La concentración te facilita mantener la atención en el foco elegido, para progresar en la ejecución y

completar la acción.

Finalmente, el compromiso o coherencia te asegura, a ti y a los demás, que lo que has dicho que vas a

ejecutar es, realmente, ejecutado; una habilidad indispensable en los entornos actuales, cada vez más

colaborativos y en los que la coordinación de acciones resulta fundamental para la consecución de

resultados.

Page 17: Poder o No Poder

 

¿Cuál es el principal obstáculo en ejecución?

Una vez que has decidido cuál es la acción (precisa) que quieres o “tienes que” ejecutar te dispones a

iniciarla y… no la haces. ¡Hola Procrastinación!

Junto con Interrupciones es el principal obstáculo que te puedes encontrar en Ejecución.

Procrastinación es (según Knaus) posponer o evitar, innecesariamente, la realización de una actividad

relevante hasta otro momento posterior, sustituyéndola siempre con otra actividad alternativa menos

relevante, y (según Fiore) es un mecanismo para tratar con la ansiedad asociada al inicio o realización de

una acción o decisión.

La Procrastinación es extremadamente prevalente. Casi todos (95%) procrastinamos alguna vez en

algunos ámbitos de nuestra vida. En los entornos académicos es endémica, afectando al 80-95% de los

estudiantes; un 75% se consideran ellos mismos procrastinadores y casi un 50% procrastinan de forma

continua y problemática. Entre la población general también se encuentra muy extendida, afectando

crónicamente a un 15-20% de los adultos. El 95% de los procrastinadores declaran su deseo de reducir sus

conductas procrastinantes.

Es decir, es muy probable que 1 de cada 5 personas de tu organización procrastina de forma significativa,

lo que genera una pérdida notable de productividad, aparte de distintos trastornos en el bienestar de esos

individuos.

La Procrastinación no está correlacionada con la inteligencia ni con las funciones. Los procrastinadores se

encuentran en todos los niveles jerárquicos y funcionales de la organización. Por ejemplo, incluso

un workahólico puede ser procrastinador. Los hombres procrastinan ligeramente más que las mujeres. La

Procrastinación decrece con la edad.

La Procrastinación es tan antigua como la Humanidad. Se han encontrado referencias escritas por Hesiodo

(800 A.C. aprox.) uno de los poetas griegos más conocidos, en La Bhagavad Gita (500 A.C. aprox.) el texto

más influyente en el Hinduismo, Tucídides (350 A.C. aprox.) o Cicerón (45 D.C).

Se ha observado su incremento notable desde la aparición de la Sociedad Industrial (mitad del XVIII) que

enfatiza la productividad y las fechas límite.

Las causas y los orígenes de la Procrastinación son muy complejos y variados. Confluyen no sólo

elementos individuales (conductuales, emocionales y psicológicos), sino también culturales, sociales,

dinámicas tecnológicas, y, más recientemente se han descubierto predisposiciones biológicas y

neurológicas.

No se trata, evidentemente, de un problema de “gestión del tiempo” como todavía se sigue considerando

en muchos de los cursos actuales, sino de un asunto psicológico complejo. En esencia es un problema de

relación con uno mismo, que refleja una sensación de baja autoestima.

Entre la amplia gama de predictores de Procrastinación destacan por su intensidad y amplitud los

siguientes: reacción a la tarea, escasa confianza en el éxito, impulsividad y elevado nivel de distracción, y

sensación de metas y recompensas lejanas.

Los avances tecnológicos nos están facilitando la posibilidad de trabajar en 24/7, pero al mismo tiempo nos

“tientan” para procrastinar 24/7. Por ejemplo, el auge de internet, que nos facilita el acceso a cualquier

tipo de información, constituye un enorme riesgo cuando no se maneja con mesura. Provoca en muchos

individuos parálisis procrastinadora.

 

¿Cómo saber si estoy procrastinando?

Page 18: Poder o No Poder

La diferencia entre procrastinar y simplemente posponer porque “no tienes tiempo” para hacer la tarea

reside en que lo encuentres problemático.

Es decir, en las consecuencias, que pueden ser internas y externas.

Las internas se refieren a sentimientos que pueden abarcar desde la irritación y el lamento hasta una

intensa auto-condena y desesperación. Para un observador externo, muchas de estas personas parecen

funcionar bien, pareciendo notablemente exitosas.

Las externas generan consecuencias visibles o públicas de importancia variada,  como sería la pérdida del

puesto de trabajo o recibir una multa por retraso de un pago.

En mi práctica profesional he detectado bastantes casos de procrastinadores. En todos ellos el

procrastinador desconocía la génesis de su problema. Entonces entienden por qué no les han resultado de

utilidad los cursos convencionales que han realizado en el pasado.

Aunque las razones por las que las personas procrastinan son muy variadas, muchas de ellas pueden

englobarse en algunas de las siguientes categorías: miedo al fracaso, miedo al éxito, perfeccionismo,

sensibilidad a sentirse controlado (autonomía), miedo a sentirse aislado, miedo a la intimidad, perspectiva

confusa del tiempo (tiempo subjetivo desfasado del tiempo objetivo o de reloj), asunción de personalidades

(el trabajador milagroso, el renacentista…), etc.

 

La solución

Afortunadamente hoy disponemos de conocimientos para identificar esta condición y técnicas y

herramientas para minimizarla y, eventualmente, erradicarla.

El proceso de cambio se desarrolla mediante una relación mixta de facilitación y coaching con el

procrastinador para:

1. Identificación de orígenes y causas

2. Toma de consciencia (conductas y emociones)

3. Reconocimiento de excusas

4. Establecimiento de objetivos y planes de acción

5. Técnicas específicas de Ejecución antiprocrastinadoras

6. Seguimiento, feedback y ajuste de Ejecución

 

Resumen

Procrastinación es el retraso voluntario de un pretendido curso de acción a pesar de esperar empeorar por

el retraso.

Casi todos (95%) procrastinamos alguna vez en algunos de los ámbitos de nuestra vida. La Procrastinación

parece ser un rasgo arquetípico humano.

El 15-20% de la población general adulta procrastina de forma crónica.

Sus orígenes y causas son enormemente complejos y variados.

En el ámbito laboral la procrastinación afecta al rendimiento total del procrastinador, generando pérdida

de productividad personal y afectando su bienestar. Este problema no tiene ninguna correlación con la

inteligencia ni con la posición jerárquica o funcional. Algunas personas aparentemente exitosas la

padecen.

Todavía hoy la gran mayoría de la población continúa adscribiendo esta condición a “un problema de

gestión del tiempo”. Evidentemente ese enfoque posee una  eficacia nula. 

La solución efectiva se consigue mediante un enfoque de cambio que tiene la forma de proceso con etapas

bien definidas, que necesitan ser respetadas. Existen técnicas anti-proscrastinadoras específicas de alta

eficacia, que facilitan su reducción notable o eliminación.

Page 19: Poder o No Poder

La principal dificultad a la que se enfrenta la Procrastinación es laignorancia. Todavía hoy son pocas las

personas que saben lo que es, cómo funciona, cómo puede identificarse, qué costes económicos y

emocionales conlleva, y cuáles son las soluciones efectivas disponibles para reducirla o eliminarla.

Éste artículo pretende aportar un poco de luz a este problema que (también) afecta a tu productividad

personal.

 

“A menudo el día más ocupado de la semana es mañana”. – Anónimo

 

Este contenido original de Jaime Bacás ha sido publicado por RRHHMagazine en marzo 2010 

Como influye en tu procrastinacion la forma en que hablas contigo – TEXTO

 

Tengo que escribir este artículo. Debería adelgazar. Tengo que ir al dentista. Debería de pasar más tiempo

con mi familia y amigos ¿Te escuchas hablándote con expresiones que empiezan de esa forma?

“No es la disciplina, la voluntad o la presión de otros lo que facilita la adhesión a un curso de acción

desafiante. Más bien, es la libertad de escoger entre alternativas, el compromiso personal con la misión y

la voluntad de hacernos responsables de las consecuencias de nuestras decisiones, lo que arma de valor la

voluntad y envalentona el espíritu”. – Neil Fiore en “Camino de regreso a la salud”

¿Sabías que la forma en la que te hablas representa las actitudes y creencias que determinan cómo te

sientes, piensas y actúas? Sí.Tu productividad, es decir, tus resultados, dependen de la forma en la

que te hablas [...]

Si tu mundo está coloreado, mayoritariamente, por el primer renglón de esa reflexión es muy probable que

te escuches hablándote frecuentemente con los “tengo que” y “debo de”. Una forma de estimular y

reforzar tus sentimientos de victimismo, pesar y resistencia a las figuras que representan a la autoridad

(padres, maestros, jefes…).

Esos sentimientos son creados por tu lenguaje y, además, generan procrastinación.

Procrastinar, posponer o postergar es retrasar sin necesidad la ejecución de una actividad o decisión

relevante, sustituyéndola por otra menos relevante. La procrastinación es una de las causas principales

que impactan negativamente en tu productividad.

Esa respuesta procrastinadora es una forma de asertividad inefectiva o rebelión ante una presión que

consideras inapropiada.

 

Conversaciones internas contra-productivas

Cuando te hablas con esa voz autoritaria, significa que sientes presión para hacer algo determinado. Una

parte de ti presiona para hacer algo mientras otra parte no quiere hacerlo. Las expresiones del tipo

“”tengo que hacerlo” o “debo de hacerlo” comunican a tu mente “no quiero hacerlo, pero tengo que

obligarme a mí mismo a hacerlo para ellos”, y conducen a un conflicto interior y a procrastinación.

Con estos mensajes presionantes intentas motivarte a la acción con amenazas, que muestran que la tarea

requerida te parece incómoda y que te gustaría evitarla. Son mensajes que evocan ansiedad y provocan

una reacción negativa hacia esa tarea o decisión por tratarse de  algo que no elegirías hacer si fueras libre.

Cambiar la forma en la que hablas contigo es una herramienta poderosa para desembarazarte de los

patrones de procrastinación, preocupación e indecisión. Mediante un lenguaje de elección y

compromiso aprenderás a dirigir tu energía hacia una meta, sintiendo que dispones de poder en lugar de

sentirte victimizado.

Page 20: Poder o No Poder

 

Los “tengo que”

Son mensajes estresantes que utilizas cuando te sientes atrapado porque, por ejemplo, necesitas visitar al

dentista, realizar algún trabajo que no deseas, pagar impuestos o enfrentarte a tu jefe.

Son expresiones que confirman tu creencia de que otros te obligan a hacer algo contra tu voluntad. El

efecto que consigues es la creación de una imagen de ti mismo en la que apareces derrotado por los

pequeños asuntos de la vida. La repetición de estos mensajes comunica a tu mente subconsciente:

  – No quiero hacerlo

  – Ellos me obligan a hacerlo contra mi voluntad

  – Tengo que hacerlo o si no… (algo malo o terrible sucederá)

  – Es una situación pierdo-pierdo: si no lo hago seré castigado y si lo hago es contra mi deseo.  ¡Me

desprecio!

Estos mensajes crean fuertes sentimientos de presión externa y de sentirte una víctima indefensa –

condiciones que disparan la utilización defensiva de tu procrastinación.

 

Los “debo de”

Son mensajes que evocan depresión. Equivalen a un “estoy triste y decepcionado por cómo me van las

cosas (es decir, diferentes a como pienso que deberían ser), y me voy a quejar y sentirme mal”.

Cuando te hablas con los “debo de” creas comparaciones negativas y auto-críticas:

  – “Debería ser diferente”, comparas un estado ideal imaginario con una realidad actual negativa

  – “Debería hacerse”, comparas el punto final con un punto de arranque malo o negativo

  – “Debería ser como él/ella”, comparas una persona que envidias o admiras con un yo inadecuado o malo

  – “Debería haber llegado a”, comparas un futuro maravilloso imaginario con tu situación actual

La repetición de los mensajes “debería de” programan tu mente con mensajes subliminales

negativos del tipo: “Soy malo. Donde estoy es malo. Mi vida es mala. Mi nivel de progreso es malo. Nada

sucede en la forma que debería”.

 

Puedes elegir hablarte de otra forma

Tanto los “tengo que” como los “debería de” no comunican a tu mente y a tu cuerpo una imagen clara de:

  – Qué eliges hacer

  - Cuándo eliges hacerlo

  – Dónde eliges empezarlo

  – Cómo eliges hacerlo

Cuando comiences a hablarte en un lenguaje que se enfoque en elresultado más que en la culpa, en la

elección más que en el tengo que, en lo que es más que en lo que debería ser, descubrirás que tu mente y

tu cuerpo cooperan suministrando un nivel de energía positiva exenta de luchas innecesarias del pasado y

comparaciones negativas con el futuro.

Para llegar a ser más productivo y eficiente, querrás comunicar con claridad a ti mismo qué  eliges hacer,

y cuándo y dónde iniciarás tu compromiso.

Te invito a que elijas comprometerte, ahora mismo, a hablar contigo utilizando “elijo”, “quiero”, “voy a” o

“puedo”, y elimines los “tengo que” y “debo de”.

Si lo haces observa qué cambios tan poderosos eres capaz de generar en tu relación contigo y con los

demás ¿Eres ahora más productivo?

 

Page 21: Poder o No Poder

Artículo de Jaime Bacás publicado en Polivalencia 

(revista de la Asoc. de Antiguos Alumnos de la Univ. Politécnica de Valencia) en julio 2010

Procrastinacion en tus relaciones -TEXTO

 

Quieres averiguar qué tienen en común estas tres escenas comunes?

Escena nº1. Pascual, tu jefe, quiere que le entregues un informe actualizado y detallado de la situación en

que se encuentra el lanzamiento del producto XYZ. Lo necesita antes del lunes próximo a las 9 h. porque

tiene una reunión con Baranda, el director general, para informarle de este y otros proyectos ese mismo

día a las 15 h. y desea poder estudiarlo y pedirte más aclaraciones si lo considera necesario.

El lunes a las 10 h. te llama para reclamarlo y le contestas que no das abasto y que podrías terminarlo a

las 12 h.

Escena nº2. Julia, tu compañera responsable de RRHH en la zona sur te pide que le envíes, esta mañana,

toda la documentación del programa de Gestión Eficaz de Acciones que hiciste en la zona norte hace seis

meses, la inversión económica y tu evaluación de los resultados del mismo, porque su jefe está

considerando hacer uno similar en su zona. Calculas que reunir toda esa información te llevará más de

media hora.

Ya casi es la hora de comer. Te llama para recordarte que no lo ha recibido. Le dices que no has tenido

tiempo…”¡No sabes qué mañanita llevo, Julia!”

Escena nº3. Margarita, tu compañera, tiene la costumbre de pedirte, continuamente, favores laborales.

Para evitar esa situación tratas de no encontrarte con ella y esquivarla siempre que puedes. Muchas veces

te localiza por teléfono o por correo-e. Cuando te reclama respuesta casi siempre te escapas con un “se

me había olvidado”.

Escenas como estas son el pan nuestro de cada día en tu empresa y, también, en los demás ámbitos de tu

vida: familia, amistades, etc.

 

Procrastinación social

Algunos autores clasifican los más veinte tipos de procrastinación en dos grandes grupos. La

procrastinación personal, cuando sus consecuencias sólo te afectan a ti y la procrastinación social, cuando

las consecuencias, además de personales, afectan a otras personas.

Las escenas anteriores describen tres tipos de esta última y pertenecen a los tipos de  procrastinaciones

de control, enojo y miedo.

Un observador que no sepa lo que es procrastinación diagnosticará estas situaciones de forma diferente (e

inefectiva), como por ejemplo: son unos desorganizados, no saben decir NO, lo hacen adrede para

fastidiar, no saben gestionar su tiempo o sus prioridades, etc.

Cualquiera de esas “etiquetas” puede tener algo de verosimilitud pero son, muy probablemente, inexactas

e inefectivas si los comportamientos de esos tres individuos no son aislados y, en su lugar, responden a un

patrón de conducta.

Revisemos con algo de detalle.

 

Page 22: Poder o No Poder

Escena nº1

Utilizas la procrastinación para controlar la realización de la tarea asignada.

No te gusta que te digan qué es lo que tienes que hacer, cuándo y cómo hacerlo. Pero te incomoda

denunciarlo.

Tienes miedo a enfrentarte con tu jefe y complicar vuestra relación. Tampoco quieres reconocer que

procrastinas adrede.

Realmente no te molesta la tarea (forma parte de tus funciones y responsabilidades). Lo que te molesta es

quién te la pide (Pascual) o cómo lo hace (“me vas a preparar un informe…”).

En tu mente puedes escucharte diciendo algo como “No soporto que me digas lo que tengo que hacer”.

 

Escena nº2

Te resistes a actuar cuando otros quieren que actúes.

Te molesta o te ofenden las peticiones de otros (o sólo de Julia). Crees que no tienen derecho a pedirte

favores.

No quieres discutir. Ni expresar el enojo que sientes y que podría acarrearte problemas.

No te apetece hacer lo que te piden, pero crees que no estás en posición de decir NO.

En tu mente escuchas algo como “No tienes derecho a pedirme eso”

 

Escena nº3

Evitas relacionarte con las personas que pueden pedirte favores.

Esa evitación te protege de tener que tratar con personas difícileso decirles NO.

No quieres que esas personas tengan una mala opinión de ti.

Tienes miedo a decir lo que piensas. Harás lo que te piden sólo por evitar malos rollos.

Aparentemente parece que estás muy ocupado y no puedes ni hablar con ellos pero, en realidad, tienes

miedo.

En tu mente escuchas algo como “me gustaría que te olvidaras de mi”.

 

Procrastinar es una estrategia escapista

Estos tres tipos de procrastinación representan una forma –poco eficaz – de comunicar tus sentimientos a

otras personas.

Hay personas que definen sus relaciones con otros generando dependencia. Procrastinan la realización de

tareas para forzarles a que las hagan por ellos (que les salven) y así generan dependencia. Los niños –y los

que se siguen comportando como tales – aprenden muy pronto esta estrategia con sus padres: “Pascualito,

recoge tu cuarto (o apaga la luz)”. Ni caso. Papá o mamá termina recogiendo o apagando.

Estos tipos de procrastinación provocan, frecuentemente, el enfado o la frustración del otro, pero tienen

la ventaja de que te permitenllevar la iniciativa en la relación.

Cuando no te atreves a decir NO a las peticiones de otros, usas la procrastinación para evitar esa

confrontación que temes y, al mismo tiempo, mantener tu posición de que no harás lo que no quieres

hacer o, en el peor de los casos, retrasarás la ejecución causándole inconvenientes al otro, lo que

interpretas como una victoria.

Usas la procrastinación para contraatacar a aquellos que están enfadados contigo y, también, para

protegerte contra el exceso de peticiones que provocan que te sientas agobiado y sobrecargado de

trabajo.

 

¿Qué puedes elegir hacer en lugar de seguir procrastinando?

Page 23: Poder o No Poder

Lo primero es ser consciente de que estás procrastinando y que no se trata de otra cosa. Después

reconocer cómo y para qué procrastinas. Tercero decidir si quieres dejar de hacerlo. Finalmente elegir una

estrategia o solución eficaz.

En esos tres casos hay varias soluciones eficaces. Una de ellas es usar la asertividad.

Cuando seas capaz de comunicar tus sentimientos directamente, no necesitarás utilizar una vía indirecta

como la procrastinación.

Sin embargo será muy probable que no tengas suficientemente desarrollada esta habilidad, por lo que

puedes necesitar desarrollarla. Pide ayuda.

Pronto comprobarás cómo mejoran tus relaciones y tu propio bienestar.

 

“Señor, ayúdame a priorizar lo que hoy debería hacer primero, segundo y tercero, en lugar de intentar

hacerlo todo a la vez y no terminar nada. Concédeme la sabiduría para delegar lo que puedo y para

ordenar lo que no puedo delegar, para decir NO cuando lo necesite y el sentido de saber cuándo volver a

casa” – Marion Wright Edelman

 

Jaime Bacás para Senderos de Productividad

Procrastinacion y pereza – TEXTO

 

Escena nº1. Hace unos años, cuando eras estudiante. Se acerca la fecha del examen, necesitas empezar a 

estudiar matemáticas (o lengua) y ya llevas retraso. Dices  que las odias, que son difíciles, que te aburren. 

No lo puedes soportar. Así que te enchufas unas horitas en el facebook.

Diagnóstico de tus padres: “Esta chica es una perezosa”.

Escena nº2. Crees que tu jefe te mete presión. Además de todo lo que aún tienes pendiente te acaba de

mandar preparar un informe de análisis de las ofertas rechazadas en los últimos tres meses. Lo necesita

urgentemente – mañana, antes de las seis. “¡Otra vez el “marrón” para mí! Sabes que lo vas a tener muy

justo, así que mejor empezar ya. Sin saber ni cómo ni por qué te pones a ordenar tu mesa y tus cajones

(que llevan dos años en estado caótico).

Diagnóstico del jefe: “Este individuo es un perezoso”. Diagnóstico de otro jefe: “Lo hace adrede para

fastidiarme (¡se va a enterar!)”.

 

El teatro de tu vida

A lo largo de tu vida, posiblemente ayer, alguien (o tu mismo) te ha dicho que eres un perezoso. O tú se lo

has dicho a otro. O has oído una conversación sobre este tema.

La pereza es una conversación bastante frecuente en el ámbito laboral y, también, en el familiar,

especialmente con los hijos y su contribución en las tareas domésticas o en sus estudios.

Aunque decir que hay conversaciones puede resultar un eufemismo. Cuando el tema es la pereza hay, más

bien, reproches, que suelen conducir a discusiones con finales ineficaces y, a veces, dolorosos.

Para muchos una de las características más odiosas de la pereza es su repetición. Te frustras y

desesperas por discutir siempre lo mismo y obtener, siempre, el mismo resultado: ninguno.

 

¿Qué es la pereza?

Pereza es la apatía para realizar una actividad. Implica una falta de voluntad para realizar un esfuerzo o

emplear tu energía.

Page 24: Poder o No Poder

Mira a tu alrededor, y a ti mismo, y pregúntate: ¿Cómo valoraría mi efectividad en la gestión de la pereza

(mía o de mis hijos o colaboradores) en una escala de 1-10?, o ¿qué logros concretos he conseguido en mi

larga lucha contra la pereza?

Probablemente tu respuesta se encuentre en el rango bajo (suspenso).

La etiqueta de perezoso, al igual que las de holgazán, indolente o despreocupado, son etiquetas

pertenecientes a una cultura deculpa. Por tanto, no suelen generar cambios de conducta, sino respuestas

defensivas orientadas a guardar las apariencias y, con frecuencia, culpando al acusador o al mundo.

Cuando alguien se siente atacado, instintivamente, utiliza su energía en defenderse. Se enfoca en eludir la

etiqueta, más que en arreglar el problema. 

 

¿Pereza y procrastinación es lo mismo?

No. Son dos conceptos diferentes.

El grave problema es que llamamos pereza a una gran mayoría de hábitos que son procrastinadores.

Es, por tanto, un problema de identificación y de definición. Hay muchísima menos pereza y muchísima

más procrastinación.

Una forma sencilla de identificarlas es mediante la existencia, o ausencia, de una actividad sustitutiva. Si

me tumbo en el sofá y no hago nada es pereza. Si me meto en el facebook u ordeno los cajones es

procrastinación.

El hábito de la procrastinación es, típicamente, un proceso activo en el que diriges la energía,

equivocadamente, hacia actividades sustitutivas menos relevantes. Por el contrario, la pereza en un hábito

apático o pasivo, nada energético.

 

El hábito procrastinador y tu cerebro

¿Recuerdas cómo funcionan los hábitos?

Los hábitos procrastinadores parece que se inician en nuestros primeros años de vida. Cada vez que

experimentas un pensamiento, sentimiento o realizas una acción procrastinadora, tu cerebro responde

adaptándose a ellos. Tu cerebro se modifica generando nuevas conexiones, que mediante su repetición

crean circuitos poderosos y “eficientes”. Como todos los hábitos, tu procrastinación “mejora” con la

práctica.

Cada vez que te enfrentas a una situación que puede evocar incomodidad, amenaza o miedo,  se dispara

el proceso (hábito) procrastinador. Tu cerebro activa el circuito, que te conduce de forma “automática” a

través de una serie de respuestas previamente aprendidas y muy bien entrenadas.

El gran alivio que experimentas cuando te conectas al facebook (ejemplo de actividad sustitutiva) es la

recompensa que mitiga la evitación de la tarea que quieres (o tienes) que hacer y que te incomoda

(empezar a estudiar o hacer el informe). Previamente te has dicho que “empezaré a estudiar más tarde”,

“todavía quedan muchos días para el examen”, “ahora no tengo humor para hacer ese informe”…

Puede que te resulte útil conocer que es en tu cerebro donde se originan y disparan estos procesos.

Por tanto, parece conveniente que encuentres formas de modificar esos circuitos cerebrales. Más

concretamente, que crees y practiques nuevos circuitos (más efectivos) que sustituyan a los inefectivos

actuales que retrasan la ejecución de la tarea “relevante”. Eso requiere el aprendizaje y la práctica

(repetición) de nuevas habilidades, técnicas y procesos, que generarán nuevos patrones efectivos.

La actitud de seguir culpándote (o culpando a otro) por la forma en la que funciona tu cerebro cuando

estás en “modo procrastinador”, no es una actitud positiva ni efectiva. Se comprende tu frustración ante la

repetición del hábito procrastinador, pero no sirve para nada bueno tu queja e inculpación. Un hábito

funciona así y no es suficiente decirle al otro, o a ti mismo, que tienes que cambiarlo.

Page 25: Poder o No Poder

Más efectiva parece la actitud de preguntarte qué vas a hacer, concretamente, para cambiar de forma

eficaz tus hábitos procrastinadores.

 

“Las personas con éxito construyen hábitos para hacer lo que las personas que fracasan no les gusta

hacer. Les satisfacen los resultados que consiguen cuando hacen lo que no les gusta”. – Earl Nightingale

 

Jaime Bacás para Senderos de Productividad

Por que la procrastinacion es invisible – TEXTO

 

En coaching decimos que si no tienes una distinción eres ciego para esa distinción. La procrastinación es

invisible para muchos porque es transparente.

Utilizo el término transparencia para significar su universalidad y ubicuidad, porque la procrastinación

existe desde siempre, en todos nosotros y la encontramos en todos los ámbitos de nuestra vida. ¿Es un

rasgo arquetípico de los humanos?

A lo largo de la historia encontramos abundantes referencias, algunas tan antiguas como las que aparecen

en algunas de las leyes promulgadas durante el reinado babilónico de Hammurabi(1.760 A.C.)

También es transparente porque la mayoría todavía la confunde con la pereza, la despreocupación o la

holgazanería.

Cualquiera de esas tres etiquetas las asociamos a “rasgos de carácter” y, de esa forma, cerramos la puerta

de su solución. Si el estudiante o el empleado pospone, posterga o retrasa el comienzo de su estudio o la

ejecución de una tarea o decisión, probablemente diremos que “es perezoso o despreocupado” y

estaremos convencidos de que apenas podremos hacer algo para ayudarle, excepto decirle que si no

empieza pronto le va a pillar el toro de los exámenes o de la fecha límite.

No hace falta decir que ese aviso, aunque bienintencionado, no sólo es completamente inefectivo, sino

además bastante negativo porque ahonda el sentimiento de incapacidad y culpa del procrastinador.

¿Cuántos individuos conoces que hayan buscado solución o pedido ayuda para reducir o erradicar su

hábito procrastinador?

Si eres consultor, formador o coach ¿cuántos clientes te han pedido consejo o ayuda  para esto?

En mi práctica como coach ejecutivo estoy teniendo la oportunidad de “identificar” bastantes casos de

procrastinación de muy variados tipos, porque (ahora) ya tengo esa distinción y… no es difícil observar lo

que eres capaz de identificar.

Reconozco que hasta hace unos cuatro años no tenía una idea clara de lo que era y, mucho menos, de las

herramientas eficientes que ofrecer al coachee para resolverla.

 

Un proceso. Dos etapas 

La procrastinación es un proceso que se compone de dos etapas, claramente diferenciadas por sus

características.

La primera etapa la inicias mediante un impulso dilatorio, que es generado por una circunstancia (que

juzgas) negativa. Es una etapa activa porque te involucras en una actitud de “evitación”, mediante la que

evitas la ejecución de la tarea o actividad relevante objeto de procrastinación.

Page 26: Poder o No Poder

La segunda, sucede de forma inmediata y tiene carácter pasivo. Te dices “es mejor hacerlo más tarde”.

Acompañas esa decisión con alguna “justificación” (excusas) para acallar la inconveniencia de tu decisión.

El resultado es que “sustituyes” su ejecución con otra tarea menos relevante.

 

El coste

Procrastinar no es gratuito. De hecho es muy caro. Un acto o un patrón conductual procrastinador tiene

siempre dos costes.

Uno es el retraso en la ejecución de la tarea o actividad, lo que en el ámbito laboral afecta, directamente, a

tu rendimiento, es decir, a tus resultados. O sea,  a la cuenta de explotación.

El otro coste se relaciona con tu bienestar. La procrastinación genera una disminución directa de tu

autoeficacia (Bandura) y ésta reduce tu autoestima. Son muchos los sentimientos negativos que

experimentan los procrastinadores. Uno de los más comunes es el de culpa.

Un hábito procrastinador genera pérdida de oportunidades de desarrollo, que disparan sentimientos de

fracaso en bastantes personas.

Paradójicamente también son frecuentes los retrasos y postergaciones en actividades que te producen

placer y así me encuentro con procrastinadores que se duelen de estar perdiendo el contacto con amigos y

aficiones. Situaciones que achacan, como siempre, a la excusa más vulgar y frecuente: la “falta de

tiempo”.

 

Un problema (muy) complejo

La abusiva extensión de este hábito aprendido se explica por su amplia variedad de causas y orígenes.

Las circunstancias negativas (según tu juicio) que disparan los impulsos procrastinadores cuando te

enfrentas a determinada actividad o tarea pueden ser tu propia duda sobre tu capacidad o idoneidad, o

una sensación de incomodidad al suponer, o anticipar, que esa tarea es difícil, compleja, aburrida,

problemática o espantosa. Otras veces, es el miedo. El miedo al fracaso y, también, al éxito.

El perfeccionismo es otra forma de expresión de la procrastinación. También la encontramos en bastantes

de las personas “super-atareadas”.

Procrastinan aquellos que se “rebelan” contra lo que estiman un intento de control excesivo por parte de

otros – generalmente sus jefes.

También tu miedo al riesgo y tu sentimiento de vulnerabilidad.

La ansiedad y la depresión son otros disparadores frecuentes de procrastinación.

Y la lista es aún más larga.

 

Una solución simple aunque difícil

Afortunadamente ahora sabemos que es un hábito aprendido con la estructura simple y común descrita

anteriormente:

impulso dilatorio  →  decisión de evitación →  estrategia escapista.

Como cualquier hábito inefectivo sabemos que podemos reducirlo o, incluso, eliminarlo, sin más que

sustituirlo por otro que sea más efectivo. Aunque en el caso concreto de la procrastinación existe un

elemento que dificulta mucho ese proceso de sustitución y que no es otro que el fuerte alivio (recompensa)

que recibimos al procrastinar. El alivio que sentimos es proporcional a la incomodidad, a veces miedo, que

provoca la tarea que procrastinamos.

Existen muchas herramientas genéricas y específicas que ayudan a paliar o resolver tus problemas de

procrastinación o el de las personas que te rodean. Yo las utilizo trabajando desde un entorno de coaching

porque me parece que su eficacia se incrementa notablemente.

Page 27: Poder o No Poder

 

“Esperar es una trampa. Siempre habrá razones para esperar. Lo cierto es que hay sólo dos cosas en la

vida, razones y resultados, y las razones simplemente no cuentan”. – Robert Anthony

 

Jaime Bacás para Senderos de Productividad

Procrastinacion o la ilusion del mañana – TEXTO

La procrastinación no es un problema de gestión del tiempo, como tantas veces hemos escuchado en ese

tipo de cursos, sino un asunto psicológico bastante complejo.

Qué es

Básicamente es un problema de relación con uno mismo, que provoca una disminución de tu productividad

y, simultáneamente, reduce tu sensación de auto-estima.

Procrastinas cuando sustituyes la realización de la tarea más importante o relevante que quieres o tienes

que hacer por otra tarea menos relevante o importante y te dices “ya la haré mañana”. Y ese “mañana” se

alarga a otros “mañanas” [...]

Una distinción sutil pero clarificadora 

La distinción “sustituir” es una de las claves para identificar la procrastinación y distinguirla de etiquetas

muy comunes e inefectivas como,  por ejemplo, perezoso, despreocupado, indolente u holgazán.

A quién afecta

La investigación de este “hábito aprendido” no tiene más de treinta años. Me ha llamado,

extraordinariamente, la atención el retraso en su abordaje. Afortunadamente, el ritmo en su conocimiento

se ha acelerado de forma notable en lo que va de siglo, apoyado en el imparable desarrollo de las

neurociencias.

La procrastinación es un problema que afecta al 90% de la población, aunque de forma crónica sólo (!) la

padece un 25% de la población general adulta.

Un estudio realizado en EEUU (2007) muestra que el 75% de los universitarios la padecen y que hasta un

50% reconocen que procrastinan de forma continua y la consideran un problema.

Un 95% de los procrastinadores declaran que les gustaría reducir este hábito (pag. 9 y 10), por las

consecuencias que padecen en su productividad y bienestar.

Los estudios realizados también muestran que la procrastinación no está relacionada con la inteligencia, el

tipo de ocupación, ni el sexo y que (afortunadamente) disminuye con la edad.

También resulta paradójico cómo algunos evidentes y notables progresos tecnológicos, como el correo-e o

internet, están contribuyendo al incremento de este hábito. Dicho de otra forma, herramientas capaces de

incrementar exponencialmente tu productividad, son las causantes de la merma notable de la misma,

debido a su uso incorrecto.

Un hábito con orígenes complejos

Page 28: Poder o No Poder

La complejidad de la procrastinación se debe a la enorme variedad de los elementos que la generan.

Además de los individuales (conductuales, emocionales y psicológicos), también influyen los sociales,

culturales, los originados en los avances tecnológicos y determinadas predisposiciones biológicas y

neurológicas.

Y, como no podría ser de otra forma, uno de los principales inconvenientes para abordar su reducción es su

reconocimiento e identificación. Muy pocas personas son conscientes que procrastinan y muchas de las

que lo son desconocen que tiene solución.

La procrastinación es un gran problema invisible

Es grande porque afecta a una gran parte de la población y de manera crónica a uno de cada cuatro

adultos – y ¡siete de cada diez universitarios! – y provoca cuantiosos daños económicos (mermas de

productividad y retrasos de desarrollo) y de bienestar (autoestima, culpa, estrés, etc.).

Es invisible porque aparece como trasparente a la percepción de las personas. La transparencia se

refuerza al desconocer que puede ser solucionada o reducida.

También contribuye a su “devaluada significación” el alivio que genera su utilización. No olvidemos que la

procrastinación es una estrategia escapista. Cuando procrastinas “evitas” la realización de una tarea que

temes o te incomoda de alguna forma. La recompensa que recibes al evitarla (fuerte sensación de alivio)

te compensa momentáneamente, además de la (falsa) ilusión que generas cuando te dices que “no

importa, ya lo haré mañana”.

Existen actos (aislados) y patrones (conductas) procrastinadores. También la procrastinación puede ser

personal (las consecuencias sólo te afectan a ti) y social (cuando las consecuencias también afectan a

otros).

Procrastinación junto con interrupciones son, en mi opinión, los dos elementos individuales principales que

lastran la productividad y el bienestar de las personas y, por tanto, de sus organizaciones. 

 

“Voy a dejar de posponer desde mañana”. – Sam Levenson

 

Voy A Conseguir Mis Objetivos 2010. Paso 21: inicio la Ejecucion de mi Plan de Accion – TEXTO

 

Ayer celebraste el final exitoso de la fase de Diseño de tu VACMO10.

Confío que hayas disfrutado y compartido tu satisfacción con tu RA y con todas las otras personas que te

han apoyado en este viaje.

La persona que ha llegado al punto en que te encuentras no es la misma que empezó el viaje. Has crecido:

aprendido y conseguido. Hoy te conoces bastante mejor que hace –sólo- veinte días.

¿Te imaginas cómo serás cuando consigas tu VACMO10? [...]

 

¿Qué equipaje necesito para el viaje al logro?

El viaje que hoy –ahora mismo – inicias es la segunda fase y se llama Ejecución.

El paisaje que te vas a encontrar es diferente y requiere que utilices un juego diferente de habilidades.

En la fase de Diseño has trabajado la creatividad, visión, planificación, priorización, reflexión, análisis, toma

de decisiones, etc.

Generalmente, la parte del viaje que ahora inicias es más larga. Dependiendo de cuál sea tu Objetivo

probablemente dure varios meses. Las habilidades principales que necesitas, ahora, son las que poseen las

personas altamente productivas: foco, concentración y compromiso/coherencia.

 

Page 29: Poder o No Poder

¿Qué dificultades puedo encontrarme?

Las derivadas de la brecha que existe entre el “quiero conseguir este Objetivo” y tu “capacidad de

conseguir”.

Las muy buenas noticias son que dispones de un plan sólido, poderoso y sin grietas. Está alineado con tu

Misión y desglosado en detalle. Es tan potente que  puedes estar seguro de que posees un 85% de

probabilidades de conseguirlo. Pero tú quieres trabajar con un porcentaje del 100% o casi.

¿Qué factores necesitas considerar?

Las personas que no han realizado el proceso VACMO10 se encontrarán con bastantes. Sin embargo tú ya

has desactivado la mayoría.

Te quedan muy pocos, y vamos a apuntar el principal: procrastinación.

 

Procrastinación: tu amenaza principal para ejecutar tu PA

Procrastinación es la evitación en la ejecución de una Acción relevante y su sustitución por otra menos

relevante.

Es decir, tienes muy claro que quieres ejecutar – ahora – una Acción determinada y, sin embargo, no la

haces, la pospones y en su lugar realizas otra distinta, generalmente menos relevante. Observa cómo la

Procrastinación te impide cerrar la brecha anterior: quieres pero… “no puedes”.

Casi todos nosotros procrastinamos alguna vez en determinados ámbitos de nuestra vida. Es casi seguro

que tú has tenido esta experiencia.

¿Por qué sucede eso? El proceso de procrastinación es muy complejo y, además, existen muchos tipos y

con diferentes intensidades. Por tanto no hay recetas simples. Pero sí conviene que sepas que la

procrastinación es gestionable. Puedesreducirla significativamente.

Como es un factor que afecta a la productividad de las personas, le vamos a prestar atención en los

próximos meses. Así que si deseas mantenerte informado sobre éste y otros factores que afectan a los

resultados que quieres conseguir, asegúrate desuscribirte al Boletín de Noticias de SP.

La procrastinación se origina cuando te enfrentas a una Acción o Tarea que consideras demasiado

grande, difícil o aburrida. También se presenta en las personas que no poseen un grado suficiente de auto-

confianza y sienten miedo al fracaso o al éxito. Igualmente los perfeccionistas, que siempre encuentran

nuevas Acciones para “perfeccionar” su proyecto y así consiguen posponer su entrega o lanzamiento.

Otros experimentan diferentes perspectivas entre su “tiempo psicológico” (interior) y el tiempo de reloj

(exterior). Personas que se hablan así mismas con los tan frecuentes “tengoqués” y “debodés”; los que no

han aprendido a decir NO y los que “creen” que les “falta tiempo”. Y la lista continúa…

Procrastinación no es solamente un factor que reduce tu productividad. El procrastinador sufre.

Revisaremos, también, este efecto secundario y sus consecuencias.

 

¿Qué es lo que no quiero olvidar en mi viaje de Ejecución?

La sugerencia más efectiva y simple que se me ocurre es: “Hazlo ahora”.

Sí. El conocido “Do it now”. Es simple pero enormemente poderoso.

Aplicado a tu Plan de Acción sería: “Ejecuta un Paso cada día”.

Un Paso es una Acción. Las tienes agendadas en tu Calendario.

Elige ejecutar tu Acción al principio de tu día. Si tu Objetivo es lo más importante, ejecuta primero lo más

importante. Construyeese hábito. Determina hacerlo así durante los primeros días y verás cómo lo

conviertes pronto en una rutina productiva.

Utiliza tus IEs para medir tu progreso.

Apóyate en toda tu RA: Espejo, Modelos, Público, etc.

Page 30: Poder o No Poder

Celebra tus micro-éxitos. Disfruta. Recuerda que es un viaje de placer. Fortalece tu auto-confianza y tu

círculo virtuoso de productividad.

Comparte tus logros con tu RA y las personas que amas. Tienes a tu disposición SP para compartirlos con

los que están haciendo un viaje similar y, también, con los que se van animando cada día.

Ha sido un placer real acompañarte en esta primera parte de tu viaje. Sé que has tenido dificultades y

que las has disuelto. Sé que estás excelentemente preparado para esta segunda parte. Sé que vas a

conseguirlo. Sé que vas a formar parte del selecto grupo del 5% de la población que “decide lo que

quiere, lo planifica, lo ejecuta y lo consigue”.

Hoy la despedida es de Jaime Bacás:

“Te doy las gracias por haberme permitido sentir la satisfacción de acompañarte”.

Nota para nuevos visitantes: Si has accedido por vez primera a este Paso, tal vez quieras unirte a todas

las personas que están siguiendo este proceso de 21 Pasos para conseguir sus Objetivos 2010.

Este programa es gratuito y flexible. Aunque se publica diariamente puedes seguirlo a tu propio ritmo. Si

deseas comenzar pulsa aquí.

Good enough vs. perfect – TEXTO

Crees que el trabajo realizado excelentemente, o lo más cercano a la perfección, es a lo que se debe

aspirar?

Seguro que por tu experiencia, en muchos casos la respuesta puede ser “no”, debido a que el día a día nos

ha demostrado que no es posible hacer todo perfecto. Pero por dentro, a nivel emocional, y a nivel

inconsciente incluso, puedes seguir teniendo la poderosa tendencia al perfeccionismo.

¿Y cuál podría ser una definición de perfeccionismo para que nos entendamos? [...]

Por ejemplo, “la necesidad que siento de hacer todo lo que hago, o por lo menos aquello que considero

importante, en una gama del 1 al 10, de 10”.

El mundo está lleno de perfeccionistas, yo he sido uno de ellos. En el ámbito de la empresa, y a nivel

directivo, es muy frecuente que los líderes aspiren a la excelencia, entendida como el rozar la perfección.

Ahora bien, la pregunta que debemos hacernos sería: ¿Es necesario y beneficioso el perfeccionismo en el

mundo de nuestra empresa hoy?

Y la respuesta, en la mayoría de los casos, suele ser un rotundo “NO”.

¿Y por qué no? Vamos a dar varios argumentos sobre los que reflexionar:

- El perfeccionismo es un criterio personal. Quiere decir que hago lo que considero mejor para mi criterio.

Con lo que los criterios de otros no influyen, aunque trabaje para ellos. Esto significa por ejemplo, con

respecto a los clientes, que no tengo en cuenta su nivel de exigencia, sino el mío.

- Consecuencia de tener en cuenta mi criterio de exigencia: posiblemente trabaje más de la cuenta, gaste

más energía, más dinero, por logros que en general no van a ser apreciados por el cliente, al menos en

contraste con los precios pagados para alcanzarlos

- Dificultad extrema para delegar: nadie lo va a hacer mejor que yo, con lo que asumiré mucha más carga

de trabajo de la que debo, realizando funciones que no me competen. ¡Como si me sobrara el tiempo!

- Desconfianza hacia los colaboradores: si tiendo al perfeccionismo, sentiré una potente necesidad de

controlar y supervisar el trabajo realizado, que me va a llevar tiempo, y sobre todo, una percepción por

parte de mi equipo de que no cuentan con mi confianza, con las tremendas repercusiones que ello tiene

para la productividad y el clima laboral

- El efecto extremadamente negativo que tiene en el estado anímico el hecho de que casi nunca las cosas

estén “bien” hechas, entendiendo ese “bien” como cercanas a la perfección, que es a lo que aspiro. Esto

genera un estado recurrente de insatisfacción que pasa factura tarde o temprano

Page 31: Poder o No Poder

- La incapacidad de reconocerme y reconocer a otros logros, pues “nunca es suficiente”. De aquí deviene

el que no sepa premiarme por logros cotidianos, y no sepa premiar a otros. Y cuando la acción sale como

debía, posiblemente me diga: “era mi trabajo”, y punto.

- El posponer acciones que debo realizar, porque necesito el tiempo y las circunstancias necesarias para

poder hacerlo “perfecto”.

 

La lista podría seguir y seguir, pero estas consecuencias que hemos plasmado deberían ser suficientes

para replantearnos algunas cosas.

Porque ¿en una empresa del siglo XXI podemos permitirnos esto? NO. La profesionalización del directivo, lo

que va en su sueldo, pasa por determinar las necesidades de sus clientes, tanto externos como internos

(equipo y colaboradores), y ceñirse a lo necesario, no a lo deseable para uno mismo (podemos dar siempre

algo más de lo esperado, para potenciar la satisfacción final de dicho cliente, pero solo “algo más”, que no

nos implique más trabajo y esfuerzo de el aprecio de ese logro por parte del cliente final).

Se trata de trabajar centrándonos en las necesidades de los otros, no en las mías. En pocas palabras, se

pasa de trabajar bajo el paradigma “perfect”, al paradigma “good enough”.

En castellano tenemos una frase que resume muy bien este concepto: “lo mejor es enemigo de lo bueno”.

En un mundo empresarial donde la velocidad en atender las necesidades de los clientes es un factor

estratégico, el perfeccionismo, el hacer las cosas “lo mejor que se puede” desde mi criterio, se convierte

en un craso error, e impide satisfacer lo que el cliente realmente quiere. Porque si le preguntáramos…

¿qué preferiría, que se lo entregue en plazo, o que haya quedado perfecto pero una semana más tarde?

Posiblemente, la opción A.

Así que es una exigencia imperiosa en el siglo XXI, como directivos de empresa, que sepamos evaluar la

expectativa de nuestros clientes, y ceñirnos a ella. Si el cliente quiere nuestros productos o servicios, y es

suficiente para él un 7 sobre 10, le podremos dar un 8. Pero trabajar por un 9 o un 10 será una completa

pérdida de tiempo, dinero, energía… y sobre todo, de ineficiencia: irá en contra de nuestra productividad.

Y nos pagan para ser productivos…

Este concepto del “good Enough” entra en contradicción sobre la extendida creencia de que hay que

buscar la excelencia, entendida como un trabajo perfecto. Hoy no es posible, en el mercado en el que nos

movemos. Y el día a día nos da la clave: ¿Cuál es el factor que más nos influye negativamente y genera el

estrés y en muchos casos el síndrome del burn out, en el ámbito directivo? La sensación de que no domino

la situación, pues tengo cosas que hacer que exceden con mucho el tiempo del que dispongo. Vamos: que

jamás, jamás, las cosas van a salir tan perfectas como querría.

Y una vez que se asume esta realidad, podemos centrarnos en “como usar el tiempo de que dispongo de la

manera más eficiente posible”. Y para ello, te propongo un par de recursos, si crees que el perfeccionismo

es para ti un problema:

1. Céntrate en hacer una cosa cada vez, y cuando la estés haciendo, ten tu mente en eso, sólo en eso, y en

nada más. Asígnate un tiempo determinado para hacerlo, que sea menos del que crees necesitarías para

realizarlo perfecto, y en ese rato que le vas a dedicar, hazlo lo mejor posible, pero luego acepta como ha

quedado, y no lo retoques

2. Utilizar la técnica del borrador: Date permiso para hacer “un borrador” de la tarea que debes hacer. No

tiene que salirte perfecta: dale poco tiempo, porque es un “borrador”, y luego ya lo trabajarás más

tranquilamente. Trabajando de esta manera, te quitas la presión de que te quede “perfecto”, y puedes

ponerte a hacer algo en 5 minutos que de otra manera podrías estar posponiendo y posponiendo.

Yo he utilizado la técnica del borrador para escribir este artículo. Lo curioso es que en la mayoría de los

casos, luego, al haberme dejado fluir sin presiones, tengo que corregir prácticamente nada.

 

Page 32: Poder o No Poder

Ya Al Trout y Jack Ries anticiparon que las empresas que se posicionan como nº 1 en la mente del cliente

son las que se llevan el gato al agua (pues ese cliente presupone que además, son las nº 1 porque son las

mejores, y esto, por supuesto, no tiene por qué ser así).

Te invito a que revises tu manera de trabajar, y cuando detectes “necesidad de perfeccionismo”, te hagas

la siguiente pregunta: ¿es lo que debo hacer? Y en función de tu respuesta, procede.

 

José Pedro García, coach y socio director de Excellence Research Institute